Actividad Calificable Semana 4
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RESUMEN
Los trastornos del espectro autista (TEA) comprenden un gran grupo,
heterogéneo, tanto en su etiología como en la manera en la que se presenta su
clínica, los cuales inician en la infancia y perduran durante toda la vida. Estos
trastornos tienen en común la afectación en la comunicación social y en la
presencia de ciertos patrones que son repetitivos y restrictivos en cuanto a su
conducta. Según la American Psychiatric Association [CITATION DSM5 \l 9226 ], la
prevalencia del TEA es mayor en hombres, 23.6 por 1.000 que en mujeres, siendo
5.3 por 1.000 en la población de EE.UU. En Colombia, según el Ministerio de
Salud[ CITATION MinSalud13 \l 9226 ] aun no se cuenta con tasas oficiales que
establezcan la prevalencia en el país de este trastorno, por lo que se verá
agregado en próximas investigaciones. La detección precoz del TEA es
fundamental, ya que se encuentra íntimamente entrelazada con la evolución
clínica del menor. El rol de los profesionales es fundamental en la atención
primaria, ya que es donde se detectan signos precoces del TEA, mediante el
seguimiento del desarrollo del niño, conociendo los signos de alerta específicos.
No existe ninguna prueba biológica que diagnostique el TEA, el diagnóstico es
eminentemente clínico. La detección temprana del TEA y la instauración de un
programa de tratamiento temprano, en todos los entornos en los que vive un
menor, mejora el pronóstico de síntomas autistas, como también las habilidades
cognitivas y la adaptación funcional a su entorno.
Parte del diagnóstico del DSM5[ CITATION DSM5 \l 9226 ], donde se incluyen los
grados de severidad en 3, tanto para los síntomas de la comunicación social como
también de comportamientos restringidos y repetitivos:
Con el DSM5, la variabilidad fenotípica del cuadro queda reflejada debido a sus
especificadores y modificadores que acompañan al diagnóstico [ CITATION DSM5 \l
9226 ]. Los especificadores hacer referencia a si el trastorno está o no asociado a
una afección medica o genética (como sería el caso del X-frágil o trastorno de
Rett), o a un factor ambiental conocido a otro trastorno del desarrollo neurológico
(epilepsia por ejemplo), mental o del comportamiento. Los modificadores
describen factores relacionados con la mayor o menor gravedad del cuadro
clínico, en referencia a si el niño presenta o no: déficit intelectual, deterioro del
lenguaje, posibles trastornos concomitantes y, por último, la presencia de
catatonía.
Con la nueva clasificación del DSM5, los criterios de inclusión son mas específicos
y estrictos, incluyendo por ejemplo las alteraciones sensoriales (hipo o
hipersensibilidad) dentro de la dimensión de patrones de comportamiento,
intereses y actividades restringidas y repetitivas.
Epidemiología
Las primeras estimaciones de la prevalencia de TEA, que lo situaba y consideraba
como un trastorno raro que afectaba a 4-5/10.000, para pasar a estimaciones más
actuales, de 1 cada 68 niños de 8 años, según el “Centers for Disease Control and
Prevention” (CDC) en EE.UU. en su “Morbidity and Mortality Weekly Report
(MMWR)”, basadas en datos del 2012(2). Resultados más recientes del CDC en
EE.UU., encuentran que el TEA tiene una prevalencia del 2,24% en el 2014 (1/45),
otros trastornos del desarrollo (OTD) del 3,57% y discapacidad intelectual (DI) del
1,10%. En una encuesta del CDC anterior, en el 2011-2013, los datos eran: 1,25%
TEA, 4,84% OTD y 1,27% DI, respectivamente.
Otros datos sobre el estudio de prevalencia realizado por la CDC americano del
2012, nos muestra un incremento en la prevalencia de valoraciones anteriores,
presenta otros datos como una estimación significativamente mayor entre los
niños de 8 años (23,6 por 1.000) en comparación con las niñas de la misma edad
en años (5,3 por 1.000). La prevalencia de los TEA solía ser significativamente
mayor entre los blancos no-hispanos en comparación con los niños negros no-
hispanos y los hispanos. También se observaban diferencias de estimación según
la zona. El 82% de los chicos identificados con TEA presentaban diagnósticos o
adaptaciones educacionales con anterioridad, no encontrándose diferencias en
cuanto al sexo o color. Los resultados relacionados con el incremento de
prevalencia eran interpretados como una mejor detección y evaluación de los TEA
por el sistema, tanto educacional como de salud.
Más del 62% de la población con TEA tiene una capacidad intelectual dentro de la
normalidad, con un CI mayor o igual a 70, de los que un 38% tiene un CI mayor o
igual a 85. Es decir, el TEA ocurre mayormente en niños, que en la primera
infancia no presentan alteraciones evolutivas muy marcadas y que están
educados en educación ordinaria. La discapacidad intelectual asociada a TEA es
más prevalente proporcionalmente en chicas que en chicos.
Tratamiento
La intervención temprana.
La detección temprana y la consecuente implementación de un programa de
intervención precoz continúa siendo la opción por excelencia, al relacionarse con
una mejor evolución clínica del niño.
Bibliografía
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of
mental disorders. 5th ed. Washington, DC.
Hervás, A. (2012). Los trastornos del espectro autista. Los trastornos del espectro
autista. Pediatr Integral.
K, C. (2013). Decreased spontaneous attention to social scenes in 6 month old
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spontaneous attention to social scenes in 6 month old infants later
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Klin, J. W. (2013). Attention to eyes es present but indecline in 2-6month old
infants later diagnose with autism.
Ministerio de Salud Colombiano. (2013). MinSalud incluye en el estudio de salud
mental el autismo. Obtenido de https://www.minsalud.gov.co/Paginas/salud-
mental-el-autismo.aspx