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Casablan Quis Mo

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La transformación de la planta se orienta a CASARES, ALFREDO. Buenos Aires, 1918.

Ar- ya sea en la forma de una reelaboración es-


la “contracción” de la misma, que consiste en quitecto. Importante referente en el campo tilística aplicada generalmente al diseño de
eliminar de su organización toda traba que el de la enseñanza de la arquitectura. Ha sido viviendas unifamiliares en casi todo el país,
saber profesional puede ofrecer para producir maestro y formador de la segunda generación ya sea como una tendencia didáctica, expre-
masivamente la vivienda. Dentro del campo de arquitectos modernos argentinos. sada en talleres de proyecto, como los de
profesional se asume esta situación, pero a la A. Casares (v.), E. Ellis y H. Berretta en Bue-
vez se intenta proponer nuevos valores. En- Presidente de la Academia Nacional de Be- nos Aires, o de Casares u O. Moro en La Pla-
tre estos se cuentan la transparencia interior / llas Artes, en 1957 fue electo decano de la Fa- ta, que aseguraron una compleja y diversifi-
exterior con terrazas (como en el edificio de Li- cultad de Arquitectura de la UBA, hasta en- cada reproducción de las ideas fundantes.
bertador y Lafinur, de Sánchez, Lagos y De la tonces parte de la Facultad de Ciencias Exactas.
Torre); el perfeccionamiento técnico de los ser- Su gestión estuvo marcada por una apertura y La exposición fue promovida por Samuel
vicios; el cuidado en la calidad del diseño téc- transformación de la enseñanza en el marco Oliver, arquitecto y director del MAMBA, y fue
nico y en las terminaciones; el aumento en el de renovación que caracterizó a la UBA en los la primera de una serie dedicada a “La arqui-
confort; o el mejoramiento del asoleamiento años posteriores al gobierno de Perón. tectura argentina de hoy”. A la postre, fue la
(visible inclusive en trabajos de los “profesio- Como proyectista fue autor del nuevo edi- única muestra que se concretó de esa serie. Las
nalistas” De Lorenzi, Otaola y Rocca (v.), como ficio de la Curia Metropolitana en Plaza de Ma- casas expuestas —en lo que sería, si cabe, el
puede verse en Agüero 1549 (1936). yo, edificio anexo a la Catedral de Buenos Ai- corpus ortodoxo de este fenómeno— fueron
Sin embargo, más allá de una buena pro- res, y varios edificios de la UADE (Universidad las siguientes: Galtos (P. Amette, Dolores); Fer-
ducción media, Acosta (v.) cuestionó la casa de Argentina de la Empresa). Tuvo una tarea des- nández (Grupo Onda (v.): M. Asencio, C. Frac-
renta por la falta de posibilidades que ofrecía a tacada como docente en las universidades de chia, J. Garat, L. Gigli y R. Iglesia (v.), San Isi-
la experimentación y solo realizó un inmueble Buenos Aires y La Plata. dro); Demaría (Grupo Onda, San Fernando);
excepcional como el de Figueroa Alcorta y Ta- Caro (J. Ballester y H. Caro, Belgrano en Bue-
gle (1943). Vilar (v.), en cambio, abordó el edi- nos Aires); Lapacó ( O. Bidinost (v.), Martínez);
ficio de renta como posibilidad de aplicar la es- De la Canal (J. Bonomi, Monte Grande); Ur-
tandarización a la producción. Kalnay (v.) lo tizberea (C. Caveri y E. Ellis, San Isidro); Le-
estudió con relación a una deseable transfor- pre (J. Chute, Olivos); Camusso (Pelli (v.), y J.
mación de la trama a través de las tipologías de Di Boscio, Castelar); Lanfranco (C. Doratti y J.
tira, torre y patio, que estos edificios pueden C. Lanfranco, Mercedes); Wright (J. Erbin, M.
asumir y que él experimentó con su propia obra. Goldman y H. Ramos, Olivos); Soldati ( J. Mo-
Por su parte, Moyano Navarro (v.), desde la en- linos y SEPRA (v.), Martínez ); Requena (R. Re-
señanza teórica, sólo lo consideró como “una quena, Mar del Plata) y Ruiz (F. Ruiz Martínez
forma más de la inversión de dinero”. y R. Saucedo, San Isidro). Todas estas obras
En este período, las casas de renta apare- están sitas en la Provincia de Buenos Aires, ex-
cen reguladas en Buenos Aires por el Regla- cepto una en el barrio de Belgrano, en la Ca-
mento de Construcciones de 1928, que redu- u EDIFICIO DE LA CURIA METROPOLITANA EN BUENOS AIRES. pital: hay tres en ciudades del interior de la pro-
ce la permisividad en lo referente a superficies vincia –Mercedes, Dolores y Mar del Plata– y
mínimas de patios, alturas máximas, escalo- el resto se sitúa en los suburbios jardín des-
namientos, pero que no resuelve los proble- CASAS BLANCAS. f. pl. Corriente estética cuyo arrollados desde los años cincuenta, especial-
mas de habitabilidad. nombre procede del título de una exposición mente al norte del área metropolitana de Bue-
En ese momento, las discusiones sobre la llamada: “La arquitectura argentina de hoy: nos Aires.
ineficiencia de esta legislación se apoyan en 14 casas blancas”, inaugurada en el Museo La serie de la revista NA publicó solamen-
varios argumentos relacionados con la casa de de Arte Moderno de Buenos Aires el 7 de te las casas Demaría (403), Lepre (407) y Sol-
renta: ocupación del lote, ineficacia de los pa- agosto de 1964. Contemporáneamente, la dati (409). A tales referencias adicionó las ca-
tios de aire y luz, y necesidad de remplazar- revista porteña Nuestra Arquitectura (v.) des- sas en Altos del Talar ( E. Ellis, 404), en Ramos
los por un contrafrente libre, disminución de arrolló una serie de notas sobre el tema, en Mejía (H. Berretta, 408) y en Cerro Las Rosas,
la renta frente a la caída de los niveles de ha- las que se presentaron obras y textos referi- Córdoba (Arias & Taranto, 410 ), y las capi-
bitabilidad, riesgo de difusión de enfermeda- dos al fenómeno de las casas blancas, serie llas del Sagrado Corazón en el Barrio Gene-
des por la falta de asoleamiento, fealdad esté- de la que se encargó Rafael Iglesia, arqui- ral Paz ( Llauró & Urgell (v.), 405) y del Cole-
tica de las medianeras, imposibilidad de tecto, crítico e historiador, mentor principal gio Episcopal de San Isidro (H. Ezcurra, 406).
alcanzar la densidad tope que permite el Có- de este fenómeno. Esos episodios de difusión Parece claro que cierto inclusivismo presente
digo en toda la ciudad, etc. Vautier (v.), Bere- de la actividad teórico-práctica de Iglesia jun- en la muestra de Oliver difiere de un mayor ri-
terbide (v.), Morixe (v.), Kalnay y Della Paolera to a otros arquitectos como Claudio Caveri (v.), gor ideologista presente en la selección y, so-
(v.) son algunos de los protagonistas del deba- Eduardo Ellis (v.) y Horacio Berretta (v.), en- bre todo, en las fundamentaciones en las no-
te que lleva a la redacción del Código de Edifi- tre otros, dieron lugar al nacimiento de una tas de la revista NA, atribuibles a Iglesia, quien
cación de 1944 y que condiciona particular- suerte de movimiento o escuela de pensa- en su texto “Un resumen”, inserto en NA 411,
mente la edificación de Propiedad Horizontal miento proyectual que tuvo una considerable cierra aparentemente la serie y anuncia ex-
hasta 1977. E. G. fortuna en la década que va de 1965 a 1975, presiones concurrentes.

40 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


w Iglesia Nuestra Señora de Fátima cas cas

u INTERIOR DE LA IGLESIA DE FÁTIMA EN MARTÍNEZ, BS. AS. LAS RAJAS DE VIDRIO PRODUCEN LUCES RASANTES SOBRE LOS MUROS.

u LOS MUROS ENCALADOS

Y RÚSTICOS, LOS ALEROS Y


GOTERONES EN HORMIGÓN
Y VARIAS PIRÁMIDES ROJAS
DE DIVERSAS DIMENSIONES
DAN FUERTE IDENTIDAD A
ESTA OBRA.

u A LA IZQUIERDA: LA

PLANTA PRINCIPAL. EL ES-


PACIO ESTÁ DEFINIDO POR
MUROS BLANCOS DE GRAN
ESPESOR Y POR LOSAS DE
HORMIGÓN VISTO CON FOR-
MA DE PIRÁMIDE.

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 41


Estas serían editadas en una segunda serie Un segundo grupo, que podríamos tipifi- sición en el campo intelectual –el personalis-
de la revista NA que va del número 412 (mar- car como prorracionalista, en el que predomi- mo manierista– y en el mapa de la arquitec-
zo de 1964) al 429 (febrero de 1966), y que na –si bien comparte criterios lingüísticos del tura mundial de entonces, respecto del cual se
respectivamente serán las casas Somoza (On- grupo anterior– cierta búsqueda racional de distinguirá un segundo grupo menos ortodo-
da, 412); en Córdoba (Díaz & Yadarola, 413); plantas compactas o referencias al Corbusier xo —Berretta, Molinos, Chute, Arias, Taranto,
Caro (Ballester & Caro, 419); Wright (Erbin, más racionalista (casa Caro; las casas de Re- etc.—, de cuyas obras se efectúa una crítica de
Goldman y Ramos, 421); De la Canal ( Bono- quena y Chute, esta última alusiva de las vi- las divergencias a la precedente ortodoxia, in-
mi, 422); Camusso (Di Boscio & Pelli, 424); viendas corbusieranas hindúes). vitando a la exploración de ajustes que darían
Requena (Requena, 425); Moore (Caveri, 426); Un tercer grupo, denominable como neo- más homogeneidad a las experiencias, sin per-
Cuello (Rusiñol, Serra, Álvarez y D’Alesandro, rracionalista brutalista (v. Brutalismo), podría ilus- der de vista cierto pluralismo ideológico. Lo
428) y Galtos (Amette, 429). En esa serie se in- trarse con la casa Wright, la más cosmopolita que también explicaría la diversidad de la pa-
cluyeron además dos obras ligeramente di- del conjunto, que recibiría críticas cuando se noplia de compañeros de ruta, la mayoría ten-
vergentes del programa unifamiliar: la Unidad publicó en NA por sus heterodoxias tipológi- sados a confrontaciones que promovieron la
Vecinal en San Antonio de Areco (proyecto del cas y de lenguaje (casi enteramente carente de disolución de esta experiencia luego del golpe
Taller regenteado por E. Ellis, 416) y el pabe- rusticidad), y las casas de Molinos y Bidinost, militar de 1966, una clara divisoria de aguas.
llón de estudios en los fondos de una casa en cercanas a la obra brutalista doméstica cor- En el tercer conjunto de obras fuera de se-
Córdoba (Maldonado, Capelli y Bravo, 417). Es- busierana y de una factura tecnológica delibe- rie, además de cerrar las divergencias entre
ta serie complementaria termina por unificar radamente distante de la ortodoxia casablan- el primer grupo de obras editadas en NA y la
los dos corpus básicos generadores de la ex- quista basada en recursos artesanales, a exposición 14 casas blancas, presenta dos obras
presión casas blancas: la muestra del MAMBA menudo arcaizantes. nuevas: la casa Somoza, en Bernal (Onda: NA
de 1964 y las publicaciones de NA que corrie- 412, marzo 1964 ) y la casa Moore ( Caveri: NA
ron entre junio de 1963 y febrero de 1966. Des- 426, julio de 1965). Estas casas parecen abrir
pués de esta última fecha, NA siguió publi- dos cauces de desarrollos posibles, incluso por
cando obras asimilables, programática y la forma en que se presenta su publicación. La
estilísticamente, al fenómeno casablanquis- casa Somoza, con un texto anónimo que la co-
ta, acompañados con escuetos resúmenes de loca como un ejercicio no revolucionario en lo
descripción técnica. estético, una natural y tranquila respuesta a las
Analizando las dos series precedentes, de- necesidades de una familia de clase media en
be decirse que si la muestra de las 14 casas es un suburbio metropolitano —emblemática-
ecléctica y acogedora de varias posturas, la se- mente, no es el norte tradicional, sino el sur—
gunda, por su intención de desempeñar una , respondidas con la doble intención de adap-
función propagandística a modo de manifies- tación al tejido continuo circundante y de crear
to, es, a pesar de incluir dos edificios religio- un espacio interior trabajado con las tradicio-
sos, un tanto más homogénea. Tanto las obras nales plegaduras de las cubiertas o con inci-
como los artículos de la primera serie de NA, dentes de luz que tematizan una secuencia de
y parte de la segunda secuencia, intenta orga- espacios amables y una adaptación al lote su-
nizar la figura movimientística, como iba a que- u INTERIOR DE LA CASA ELLIS, EN PACHECO (1958). burbano angosto, retomando el tema de los pa-
dar más explícitamente enunciado en el artí- tios coloniales. A medio camino de la propuesta
culo de Iglesia para la revista italiana Zodiac, Un cuarto y último grupo, tipificable como más audaz de la casa Wright, comparte con es-
entonces subsidiada por el grupo Olivetti e im- propendiente a un contextualismo tipologista ta cierta discreción y adaptación a la forma ur-
buida del socialcristianismo de época. urbano o barrial, heterogéneo, incluiría las pro- bana, y reserva el interior para el desarrollo de
Desmenuzando la serie del MAMBA, po- puestas de Ruiz Martínez, Bonomi y Pelli: la ciertas innovaciones.
dría advertirse, dentro de su inclusivismo, cua- primera asimilada a las tipologías residen- Frente a la casa Somoza, la casa Moore,
tro grupos de expresiones: ciales de San Isidro; la segunda cercana a la acusada de flagrante arcaísmo en el artículo
Un primer grupo, que llamaríamos orto- suburbanidad propia del estereotipo del cha- con que la presenta Iglesia en NA, tiene ya
doxo, integrado por las obras de Onda, Cave- lé; la tercera ligada a la proposición de una ca- el provocador destino de desestabilización de
ri - Ellis, Amette y Lanfranco - Doratti, en un sa suburbana en tejidos compactos. En este las ortodoxias profesionalistas en que se en-
conjunto de 5 trabajos que exhiben algunas grupo de propuestas parece ser más relevan- cuentra definitivamente embarcado su autor,
ideas proyectuales recurrentes: cierta com- te el análisis de las preexistencias barriales an- Claudio Caveri.
plejidad de las plantas y las volumetrías, cier- tes que la utilización militante de gestos bru- Afín a los experimentos utópico-artesana-
ta deseconomía circulatoria, amparada en una talistas y artesanales. listas de la Comunidad Tierra –el asentamiento
exaltación de los recorridos complejos y los ac- Si analizamos ahora la primera serie de las imbuido de la filosofía cristiana primitiva que
cesos más o menos retorcidos, y una fuerte publicaciones de NA (números 402-410), se Caveri abre en el suburbio del oeste metro-
texturalidad en las superficies de muros — divide en un primer grupo que explora ejerci- politano de Moreno en 1958–, lo paradójico de
principalmente exteriores— y pisos (se suele cios canónicos –las obras de Onda y Ellis, y los la casa (hecha para Walter Moore, un ejecuti-
usar ladrillo o piezas cerámicas de factura rús- dos edificios religiosos– en los que se fijan cier- vo de la empresa metalúrgica Siam) es su in-
tica e irregular). tas categorías de estilo, planteando cierta po- sólita recurrencia a una especie de retiro co-

42 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cas cas
munitario, un bastión familiar turbadoramente Rivarola (v.), no solo abre el lenguaje de inspi- zaniga, y el casco de estancia mencionado—,
presentado en su emplazamiento semirrural ración neobrutalista a vigorosos exponentes de avanzan en la apropiación profesionalista de
como un desafiante e irrepetible o no genera- una modernidad cosmopolita y nada telúrica, las propuestas corbusieranas, buscando dife-
lizable gesto de huida de la ciudad y su urba- sino que también permite disponer esa estéti- renciarse sobre todo por la pulcritud cons-
nidad. La confrontación virtual de las casas So- ca no tanto para una crítica romántica a la vi- tructiva y de los acabados de las beligerantes
moza y Moore –o si se quiere, de las ideas da urbana, cuanto para su disponibilidad en posturas de la ortodoxia casablanquista: en cual-
subyacentes de Iglesia y Caveri– sirve para pre- programas más ligados con el ocio o el espar- quier caso, el interés de este tema reelaborado
sentar, al fin del período fundacional de esta cimiento, casi un preanuncio del auge del Ca- por parte de la vanguardia emergente (Bor-
experiencia, las vertientes con que algunos de sablanquismo o la evocación de mediterranei- thagaray, Solsona, Soto, Rivarola, etc.) no de-
sus protagonistas intentaban prefigurar el des- dad que se difundiría en la década del setenta ja de traslucir cierto éxito del posicionamien-
tino de sus proposiciones. en countries y boatings (por ejemplo, en pro- to proyectual instalado por los promotores
Por otra parte, publicaciones que comple- yectos de S. Flores o E. Kocourek, o en el con- iniciales de estas conductas (Iglesia, Caveri,
mentan el corpus de las antes anotadas, gene- junto Solana del Mar, de J. Solsona, este por Ellis, Berretta, etc.).
ralizan las propuestas de las CB, sobre todo en los dispositivos compositivos antes que por las Esta circunstancia se consagra en el trata-
su apropiación para realizar pequeñas vivien- referencias de material y color). El nuevo uso miento historiográfico dispensado por F. Bull-
das unifamiliares construidas con créditos pú- táctico del lenguaje neobrutalista, despojado rich (v.) al seleccionar como representativas de
blicos, como la casa Cuello –de apenas me- ya del aura ideológica socialcristiana de la or- las viviendas individuales de los años sesenta
dio centenar de metros cuadrados– o el todoxia casablanquista, queda elocuentemen- un conjunto que incluye las casas Demaría,
pabellón anexo a la casa cordobesa. Varias de te expresado por Borthagaray al comentar su Fernández y Ellis junto a La Peregrina, una ca-
las casas blancas mencionadas se inscribieron casa Pérez: “La casa deriva su fuerza estilísti- sa en Chapadmalal del propio Bullrich y la ca-
en operatorias crediticias habituales en los años sa Michel-Robirosa, de Testa. Es decir, un con-
sesenta: así se indica en las publicaciones de junto profesionalizado capaz de exhibir cierta
las casas Somoza, Fernández y Camusso, lo generalización de los rasgos del Casablan-
que induce a preguntarse cómo estos proyec- quismo dentro del cuerpo hegemónico de las
tos debieron resultar de las estipulaciones de vanguardias de esa época, en una misma bús-
estas operatorias o bien, en sentido contrario, queda de individualidad que no siempre es si-
en cuánto influyeron en el diseño de dichas nónimo de sobreelaboración o artificiosidad.
normativas. También ocurrió que este sistema Para Bullrich resulta sugestiva la predomi-
proyectual –si cabe la generalización– sirvió nancia del Neobrutalismo corbusierano que
no solo para desarrollar ampliaciones o agre- ejemplifica con la selección de casas del n.° 14
gados y/o remozamientos a construcciones de Summa de otras tres obras de más enver-
existentes, sino incluso para montar estrate- gadura: la Gobernación de La Pampa, la Es-
gias de decoración, como el caso de la enton- cuela Alem y la Iglesia de Fátima. Alinear es-
ces connotada discoteca Mau-Mau, en la calle tas experiencias como partes de un mismo
Arroyo, de Buenos Aires, en lo que venía a su- tronco referencial –la influencia del último Cor-
poner un reconocimiento sofisticado o elitista busier– supone la voluntad de presentarlas co-
del gusto suscitado por la estética casablan- u LA ESTÉTICA CASABLANQUISTA LLEGÓ A LAS DISCOTECAS mo oferta disponible y coyuntural dentro del
quista, que en un principio había perteneci- cambiante espectro de las transculturaciones.
do más bien a la austera franja socialcristiana. ca de dos fuentes fundamentales: una, la efi- En alguna medida, este aserto implica relati-
El debate acerca de la importancia de esta cacia secularmente comprobada de la tradición vizar el esfuerzo de diferencialidad implícito
producción, en tanto hegemónica del discur- mediterránea, con sus aportes de contunden- en el Casablanquismo ortodoxo, que prefe-
so profesionalista, y ligado a la apropiación del cia, claridad y alegría; la otra, el enriquecimiento ría, un tanto forzadamente, referenciar su es-
discurso neobrutalista, lo va a proponer un nú- constantemente recreado de una compleja am- tética proyectual en las capillas coloniales del
mero especial de la revista Summa (v.), enro- bivalencia manierista dado por el abandono de NOA argentino antes que en la influencia de
lada en otro segmento del campo intelectual, la búsqueda de una pureza clásica, en aras de la mediterraneidad que llegaba interpretada
aquel vinculado a la tradición laicista de iz- un eclecticismo contradictorio, oportunista, por Le Corbusier.
quierda liberal (si bien esta edición es relati- que quiere integrarse en la ca- suís tica de Aunque, según Bullrich, Fátima suponga,
vamente tardía respecto del fenómeno que ve- la vida”. El párrafo es interesante porque re- citando parcialmente a Ellis, uno de sus auto-
nimos analizando, la producción proyectual vela tanto el reconocimiento de la última y fi- res, una búsqueda neocolonial más que una
presentada es casi contemporánea). La publi- nal fase de la evolución proyectual corbusie- recreación del legado neobrutalista del maes-
cación, en dicho número, de la casa Pérez – J. rana cuanto el acogimiento del fin de rigorismo tro suizo, sin que ello la despojara de su enti-
M. Borthagaray (v.), Punta del Este–, dos pe- racionalista-clasicista y hasta ecos venturianos dad de ejercicio de investigación compleja: so-
queñas casas de veraneo en Santa Teresita, de y fenomenologistas. bre el lenguaje, sobre la tecnología, sobre la
J. Solsona (v. MSGSS) y, en Las Toninas, de S. Tanto esta obra, como otra publicada en relación arquitectura / ciudad, sobre la reela-
Oliver, el antes citado promotor de la muestra el mismo número de Summa —la casa Wain- boración de la relación forma / función y la re-
del MAMBA, y el casco de la estancia La Pere- berg, en el arrabal del barrio de Belgrano, he- creación del programa.
grina, en Entre Ríos, del grupo Soto, Traine y cha para el prestigioso historiador por A. Caz- Estas búsquedas de características extra o

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 43


suburbanas –como, por otra parte, ocurría con
el Empirismo aaltiano de Saynatsalo o el más
cercano episodio de la Hostería de San Javier,
en Misiones, del grupo Soto - Rivarola– esta-
ban marcando interesantes caminos de reela-
boración regionalista de las duras ortodoxias
racionalistas y funcionalistas, definiendo cier-
tos límites en la comprensión y operación de
problemáticas de corte metropolitano. Por eso
Caveri, en un registro arcaizante, tanto en su
desarrollo de la Comunidad Tierra cuanto en
su proyecto de la casa Moore o de su propia ca-
sa sin planos en Moreno, puede recaer en una
cierta incomprensión de la fenomenología ur-
bano-metropolitana, en su utopizante proyec- u CASASCO ESTUDIÓ CON MIES VAN DER ROHE. ESTA FORMACIÓN RESULTÓ DETERMINANTE EN SU OBRA.

to para el concurso de la Biblioteca Nacional,


una especie de conquista desesperada del cen- cas. Apuntes sobre una tentativa de arquitectura dentro de un sistema de organización suma-
tro urbano y de sus programas complejos me- nacional. Ficha 6, Instituto de Arte Americano e mente despojado.
diante el expediente de un diseño aditivo so- Investigaciones Estéticas “M. J. Buschiazzo”, Bs. As.: En 1947 proyecta para la Municipalidad de
bre la base de espacios abovedados. En cierto FADU-UBA, 1988; R. Fernández. La ilusión proyec- Buenos Aires una unidad vecinal con centro
modo, pareciera que el modo de producción tual. Una historia de la arquitectura argentina mo- comercial en San Justo. En 1948 trabaja en la
de los proyectos casablanquistas, basados en derna. 1950-1990. Mar del Plata: Edición de la FAUD oficina del Plan Regulador de la Ciudad de Bue-
una artesanía técnica, pero además en un tra- de la UNMdP, 1998. nos Aires y proyecta una vivienda en La Luci-
bajo extremadamente personalizado, estable- la. Esta refleja el modelo de la casa Citrohan,
ció los términos de una dificultad casi insal- tal como había sido desarrollado por Prebisch
vable para transferir estas propuestas a un CASASCO, JUAN ÁNGEL. Turín (Italia), s/d - An- (v.) en la vivienda de Vicente López (1937), pe-
alcance urbano-funcional mayor y también a napolis (Maryland, EEUU), 1989. Arquitecto. ro Casasco va más allá, dado que incorpora el
un modo de organización profesional que por Su obra está entre las más representativas del equipamiento fijo para realizar las divisiones
lo antedicho excedía la dimensión de la prác- vocabulario miesiano, introducido en la Ar- entre locales. Al igual que Prebisch y Acosta
tica artesanal, casi manufacturada. gentina durante la década del cincuenta. (v.), utiliza pragmáticamente el esqueleto de
Esta segunda cuestión resultaba dificulto- hormigón armado, sin recurrir al juego formal
sa en cuanto la tradición casablanquista debía Egresado en 1946 de la Escuela de Arqui- de la planta libre.
enfrentarse a la modalidad profesional típica tectura de la Universidad de Buenos Aires, per- En 1949 participa en el 7° Congreso CIAM,
de la época, los concursos de arquitectura. In- tenece a la última de las promociones forma- celebrado en Bérgamo, y en los años siguien-
cluso cuando protagonistas del movimiento das en el taller de René Karman (v.), dentro tes, 1950-1952, estudia en el Instituto Tecno-
CB ganaban concursos –por ejemplo, el Hotel de los lineamientos Beaux Arts que este había lógico de Illinois con Mies van der Rohe, Hil-
de Olavarría ganado por el grupo Ellis, Berretta, consolidado. berseimer y Peterhans (arquitectura,
Bustillo y Boullón, o el Hotel de Turismo de Antes de graduarse, colaboró con Mario planeamiento y filosofía, respectivamente). La
Mercedes, en Corrientes, del grupo Onda jun- Roberto Álvarez (v.) en el proyecto del Asilo de formación junto a Mies resulta crucial en el
to a Salas y Billoch–, los trabajos resultantes, Ancianos de Avellaneda y, en 1947, con Tulio desenvolvimiento de la carrera de Casasco. En
si bien mantenían cierta militancia antirra- Martini en un proyecto de vivienda en Hur- efecto, los trabajos que desarrolló en el curso
cionalista, ya tenían muy poco que ver con el lingham. En ambos casos se trata de obras muestran el manejo del vocabulario miesiano
modo habitual de proyecto típico de las casas donde el discurso técnico adquiere relevancia volcado a una composición similar a las vi-
blancas, y la necesaria economía proyectual del viendas con patio de Mies en la década del trein-
concepto de partida inhibía el paisajismo epi- ta, aunque también se advierten rasgos de la
sódico del fenomenologismo perceptualista articulación del espacio tal como fuera des-
implícito en los espacios domésticos fuerte- arrollado por Mies en la casa Farnsworth.
mente personalizados. R. F. Tras esta estadía en el IIT y habiendo tra-
bajado profesionalmente para firmas de arqui-
Bibliografía: Nuestra Arquitectura, n.° 403 (junio de tectura e ingeniería de Chicago, regresa a la Ar-
1963) al 411 (febrero de 1964); R. Iglesia. La reacción gentina en 1952. Ese mismo año es convocado
antirracionalista en Argentina. En: Zodiac 14, Mi- por el arquitecto Jorge Sabaté (v.), entonces in-
lán, abril de 1965; summa n.° 14, diciembre de 1968; tendente de Buenos Aires, para trabajar en la
F. Bullrich. Arquitectura argentina 1960-1970. En: Dirección General de Arquitectura de la Mu-
Summa n.° 19, octubre de 1969; R. Iglesia. La reac- nicipalidad. Esta le encomienda la planificación
ción antirracionalista de las casas blancas. Bs. As.: y el diseño de edificios para abastecimiento y
Espacio Editora, 1978; R. Fernández. Las Casas Blan- u UNA “FERIA INTERNADA”, DISEÑO DE CASASCO. control alimenticio. Sabaté impulsó durante su

44 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cbe cac
gestión (1952-1954), al igual que Siri, su ante- las estaciones del Automóvil Club Argentino también fue utilizado por Testa, Rossi (v.), Gai-
cesor, la introducción a nivel municipal de las o a los Correos, no obstante la rápida obso- do y Davinovic para la terminal de ómnibus de
prácticas arquitectónicas y urbanísticas mo- lescencia que sufrieron y de la que el autor fue La Pampa (1957-1962).
dernas (pueden citarse el Auditorio, el Merca- el principal crítico. Simultáneamente a estos trabajos, Casas-
do San Cristóbal, el Velódromo, el Teatro Ge- Las otras obras en gran escala que realizó co realizó algunas viviendas individuales, don-
neral San Martín o el Mercado del Plata). Casasco fueron dos barrios jardín, uno de ellos de la influencia de Mies no es siempre explí-
Sabaté creía necesario planificar el desarrollo para la empresa Mercedes Benz, ubicado jun- cita: casas en Villa Devoto, Don Torcuato,
del abastecimiento en la ciudad, y la experien- to a la planta fabril, proyectados a fines de la Acasusso, etc. Este conjunto de 6 obras mues-
cia de Casasco junto a Hilberseimer lo faculta- década del cincuenta. Ambos fueron encara- tra la preocupación de origen miesiano por el
ba para encararla. Bloqueado en la gestión po- dos a partir de la estandarización de elemen- refinamiento del diseño técnico-constructivo
lítica, Sabaté debió renunciar; esto no impidió tos que posibilitaran una repetición masiva y su expresión, sin descuidar otros tópicos in-
que Casasco realizara varias “ferias modelo” (en (unas 1.500 unidades en cada uno), constru- corporados, como la transparencia, la conti-
Constitución, Once, Belgrano, Liniers, Parque yendo un prototipo experimental y centrando nuidad espacial o la distribución interior.
Patricios, Plaza Lavalle, entre otras) y dos tipos la atención tanto en su diseño como en la or- En 1957 gana un concurso junto a Mauri-
de estaciones sanitarias para control de car- ganización de la producción. cio Repossini para los almacenes y talleres de
nes ubicadas en 6 puntos de acceso a la ciudad. Constituyen un ejemplo destacado de ra- la Flota Mercante en Puerto Nuevo, obra que
Las “ferias modelo”, como se las designó en- cionalización de la construcción tradicional, se emparenta con algunos trabajos de Mies re-
tonces, fueron concebidas como una serie ti- que permitió la repetición de viviendas indivi- alizados en hormigón armado como los Pro-
pológica, formada por un conjunto de bloques duales abaratando costos productivos sin des- montory apartments.
cubiertos, recintos descubiertos y galerías. La En la década del sesenta, consecuentemen-
organización de estas partes consta de un re- te con la reacción antimiesiana que opuso el
cinto con jardines en su interior, rodeado por Casablanquismo (v. Casas Blancas) junto a otras
los puestos con estructura fija. Uno de los la- actitudes neoexpresionistas presentes en el cam-
dos del recinto está limitado por un supermer- po disciplinar, se tiende a desdibujar la obra de
cado que forma el bloque cerrado. El conjun- Casasco. Una casa resuelta con medios niveles
to aparece abastecido en forma perimetral por y cubiertas quebradas (1963) muestra los re-
medio de una calle pasante, la cual da acceso sultados en su obra de esta etapa de transición.
a los servicios. Esta disposición se adaptó a los Paralelamente a su trabajo proyectual, ejer-
distintos lugares con notable flexibilidad. ce la docencia en la Facultad de Arquitectura
Casasco resolvió todas las alternativas a tra- y Urbanismo a partir de 1956 y actúa como con-
vés de la composición planivolumétrica que u VOCABULARIO MIESIANO EN UNA VIVIENDA DE CASASCO. sejero de redacción de Nuestra Arquitectura.
Mies había desarrollado en proyectos tales co- En 1964 se radica definitivamente en los
mo las casas Lange y Hubbe, antes que en los medro de la calidad técnica, que por el con- EE.UU donde trabaja como consultor en las
bloques cerrados y estereométricamente sim- trario se incrementó por las cualidades de Naciones Unidas, el Banco Mundial, la OEA y
ples de las obras proyectadas por Mies tras diseño agregadas. Dichas cualidades consis- el Departamento de Estado y Transporte, tras
su radicación en EE.UU. Esta elección crítica tieron en la provisión de todos los elementos obtener el Master en Planificación Regional y
del repertorio miesiano ya se había manifes- internos y externos en sus aspectos de pro- Urbana en Harvard. Asimismo, realiza tare-
tado en los comentarios de la obra de Mies que ducción, adquisición, montaje, uso y mante- as docentes en Washington y es profesor invi-
envió a Nuestra Arquitectura (v.), y constituye nimiento. tado en varias universidades. E. G.
una constante de su producción. Así pues, las Hay que señalar cierta confianza excesiva
Estaciones Sanitarias están concebidas como en el funcionamiento de las cubiertas planas
prismas simples de una planta con esqueleto de hormigón armado, desmesurada para las CASIRAGHI, CASSINA, FRANGELLA. (CASI-
de acero y cerramiento retranqueado de vidrio, condiciones técnicas de las aislaciones de la RAGHI, Félix: Alghero-Sassari, Italia, 1932;
y un volumen ciego para los servicios, de mo- época. También encaradas para su repetición CASSINA, Ricardo: Buenos Aires, 1940; FRAN-
do tal de permitir un control visual sin inter- —en este caso por parte de una empresa de GELLA, Roberto: Buenos Aires, 1942). Estu-
ferencias de las mercaderías que circulan. Por combustibles— fueron las estaciones de ser- dio de arquitectura activo entre 1970 y la dé-
oposición, las ferias presentan un cerramien- vicio. Estas se diseñaron a partir de un agru- cada de 1980. Su trayectoria se caracteriza
to murario que oculta parcialmente de la vi- pamiento de cuatro tetraedros invertidos de por una exitosa participación en concursos
sión urbana las actividades interiores. Jardines hormigón que trabajan estructuralmente co- nacionales, en los cuales obtuvo varios pri-
y murales fueron encomendados a C. Testa (v.), mo láminas plegadas tomadas de su vértice in- meros premios.
en una voluntad de incorporar las nuevas ten- ferior, bajo las cuales se disponen planos exen-
dencias en las Artes Visuales al paisaje ciuda- tos. Dichos planos se ubican sobre una grilla Formados dentro de una matriz corbusie-
dano, semejante a la de Álvarez en el Teatro modular en forma dinámica, a la manera de rana, los integrantes del estudio evolucionan
General San Martín. los planos del Pabellón de Barcelona. El pro- desde la ortodoxia moderna inicial hacia la adop-
Tanto las ferias como las estaciones sani- yecto lo emparenta al que contemporáneamente ción, a mediados de los setenta, de los linea-
tarias son una de las series tipológicas más in- realiza Amancio Williams (v.) para el mismo mientos de la llamada Arquitectura Sistémi-
teresantes producidas en la Argentina, junto a programa. Este principio estructural y espacial ca (v.). Posteriormente, de la misma manera

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 45


detalles, en un planteo que parte del respeto
del conjunto existente.
Esta serie de obras define el carácter de la
producción de la última etapa del estudio, que
tiende hacia una radicalización basada en la ne-
cesidad de construir una poética que refleje la
particularidad local. La atención a las tipologí-
as de la tradición argentina, a los factores cli-
máticos, a la atmósfera barrial, se refleja en la
serie de dibujos que Frangella publica en la re-
vista Trama (v.). Estas imágenes del mundo su-
burbano dan cuenta del clima en que se des-
arrolla la producción del grupo en los años en
que parece descubrirse un universo descono-
cido por el idealismo militante de la arquitec-
tura de los setenta, ahora fuertemente cuestio-
nado. Esta adscripción a la línea nacional y
u MAQUETA DEL PRIMER PREMIO PARA CONSTRUIR LA CIUDAD JUDICIAL EN EL BARRIO PORTEÑO DE PARQUE PATRICIOS. popular, que implica el cuestionamiento críti-
co de las premisas “modernas”, es acompaña-
que otros grupos de la generación intermedia, tudio se ve afectada por la crisis de los para- do por una fervorosa adhesión a la autocons-
adhieren a una arquitectura contextualista mar- digmas de la Arquitectura Moderna. Una nue- trucción y una reducción de la tarea del
cada por la búsqueda de un carácter nacional va etapa se abre con la reconsideración de las arquitecto a gestor o coordinador de la cons-
que tiene como fuente la edilicia popular. doctrinas del Neorracionalismo rossiano en trucción del hábitat popular. Tarea en la cual el
La primera obra del estudio, la escuela J. F. clave local. Ejemplo característico de este cam- profesional no pierde su condición de demiur-
Kennedy, es un ejercicio planteado desde los bio de modalidad estilística es otro de los con- go, ya que con su prédica revela a los usuarios
postulados del Le Corbusier brutalista. Esta cursos ganados por el estudio, el Teatro (v.) los elementos que permitirían generar una sín-
orientación evoluciona hacia un lenguaje de de Salta (1982), que tiene como antecedente tesis poética del suburbio. Un ejemplo de las
simplificación cada vez mayor de la idea de par- inmediato al anteproyecto para el concurso de realizaciones de CCF durante ese período es el
tida, que implica una marcada expresión de los la sede del Banco de Formosa (1979). Esta nue- conjunto de viviendas FONAVI en Corrientes
materiales y la tecnología, actitud propia de va manera se plantea abiertamente también en (1988), en el cual, sin abandonar criterios de
la Arquitectura de Sistemas (v.). En esa clave otros concursos como: el del Palacio Munici- racionalidad, se avanza hacia la definición de
pueden leerse el Hospital de la Matanza (1971), pal y Centro Cultural de Rufino (1982) y el un lenguaje que imita la espontaneidad del há-
uno de los pocos planteos de hospital (v.) ho- de los Tribunales de General Pico (1980), y se bitat popular.
rizontal, construido como resultado de los pro- manifiesta con claridad en una serie de casas Desde 1983 Frangella formó su propio es-
gramas de renovación del sistema de salud lan- que, sin perder la simplicidad funcional, en- tudio junto a Guillermo Dergarabedian (Bue-
zados en los inicios de la década del setenta, a fatiza la complejidad volumétrica: casa Mon- nos Aires, 1930) (FyD). A mediados de los años
lo que puede sumársele el Banco Central del tellano (1979), Pirotzky (1980) y Casiraghi noventa, el estudio ganó el primer premio del
Paraguay, otro concurso ganado en 1977. Co- (1982). El acercamiento a un código más con- concurso de la Ciudad Judicial en el barrio por-
mo productos de esta etapa también deben se- textual se prolonga en el edificio de Lotería, teño de Parque Patricios junto a los arquitectos
ñalarse: la iglesia y el centro comunitario de otro concurso ganado, donde el lenguaje de la V. del Puerto, G. Parodi, H. Sardín, A. Ferrari
San Pantaleón, en la Prov. de Buenos Aires torre de oficinas es leído en clave de la tradi- y R. Frangella. Como la obra más reciente de F
(1972), la escuela municipal de Maza y Salce- ción moderna de Buenos Aires y las relaciones yD, puede citarse la casa Zaharya en Bariloche,
do, en Capital Federal (1982), y una serie de posibles con el entorno. Otra importante obra en la que se destacan el uso de los materiales
casas realizadas a partir del uso de una simple de esta etapa es la ampliación de la Escuela Ar- vernáculos y la sensibilidad por el paisaje. F. A.
volumetría: casa Rodgers (1971), Frangella menia (1986), en la cual puede verse una sín-
(1974) y Anganuzzi (1976). tesis del período sistémico que se conjuga con Bibliografía: summa n.° 176, julio de 1982; “Diálogo con
A fines de los setenta, la producción del es- la preocupación por lo constructivo y por los Roberto Frangella”. En: Revista Trama n.° 7, 1983.

u EN 1971 EL ESTUDIO CASIRAGHI, CASSINA, FRANGELLA CONSTRUYE EL HOSPITAL DE LA MATANZA, UNO DE LOS POCOS PLANTEOS DE HOSPITAL HORIZONTAL REALIZADOS.

46 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cas cat
CATALANO, EDUARDO.

Buenos Aires, 1917. Arquitec-


to. Docente e investigador de
las formas estructurales, ha
desarrollado la mayor parte de
su labor en EE.UU. Su obra está marcada por
una permanente preocupación por la evolu-
ción de la ingeniería estructural y las posibili-
dades estéticas que de ella derivan. Sus ob-
jetivos se centran en la construcción de una
constante relación entre arte y geometría. Sus
trabajos no se limitan al objeto arquitectóni-
co, se orientan hacia la creación de nuevos
sistemas constructivos y nuevos materiales
que se vuelcan en la urbanística, y en la ar-
quitectura industrial y naval.

Graduado en 1940 en la UBA, gana una be-


ca de estudios del Institute of International
Education para las Universidades de Pennsyl-
vania y Harvard, donde, entre 1944 y 1945, con-
sigue dos lauros en arquitectura. De ese mo-
do se vinculó con el universo de ideas de W.
Gropius (v.), M. Breuer y K. Wacksmann, lo que
determina la preocupación por la organización
sistémica de la construcción y el proyecto. En
ese año retorna a la Argentina y en 1947 pro-
yecta para la Ciudad de Buenos Aires, junto a
un equipo interdisciplinario, un auditorio (v.)
para 20.000 espectadores, donde la investiga-
ción estructural y la necesidad de conformar
una solución totalizadora se transforman en
los elementos fundamentales del planteo. Tam-
bién colabora con M. Breuer en el curso que
este dicta en Buenos Aires ese mismo año. Du-
rante esa estadía Breuer proyecta, en sociedad
con Coire y Catalano, un pequeño restaurante
en Mar del Plata. A fines de la década es invi-
tado a formar parte del equipo del Instituto de
Arquitectura de la Universidad Nacional de Tu-
cumán. Realiza, junto a Caminos, Vivanco (v.)
y otros, el proyecto de ciudad universitaria (v.)
en el cerro San Javier.
A partir de 1951 enseña en la Architectural
Association de Londres. Al año siguiente, de
regreso en EE.UU., es nombrado profesor de
Arquitectura en la Escuela de Diseño de Ra-
leigh, en la Universidad de North Carolina.
Posteriormente es invitado a enseñar en la Es-
cuela de Arquitectura del Massachusetts Ins-
titute of Technology: allí enseñará en el pro-
grama de graduados hasta 1977, año en el cual
deja la carrera docente para dedicarse a la in-
vestigación y la actividad proyectual.
Sus proyectos realizados durante el primer
período pasado en los EE.UU. encuentran una

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 47


común sintonía con las investigaciones que, Gubernamental de North Carolina y el cen-
por esos años, intentan lograr una mayor ex- tro cívico de Springfield (1969). A partir de es-
presividad formal para la Arquitectura Mo- ta experiencia con H.° A.° realiza el diseño de
derna, y adopta los principios de la nueva in- un sistema rectilíneo de prefabricación para la
geniería estructural. Pero de la misma forma universidad del Estado de New York, en el que
que Nervi o Candela, y a diferencia de muchos aparece el interés por la generación de siste-
cultores de esta tendencia, los trabajos de Ca- mas estructurales modulares y estandarizados.
talano están marcados por el rigor y el estudio Esta preocupación había sido también des-
minucioso de las posibilidades de adaptación arrollada en la construcción de los pabello-
de estas nuevas geometrías estructurales a los nes de la inconclusa Ciudad Universitaria de
espacios habitables. Prueba límite de esta vo- Buenos Aires. Este proyecto, realizado junto
cación es su propia casa en North Carolina, lla- con H. Caminos y E. Sacriste (v.), repite los bo-
mada Raleigh House (1954), realizada a partir xes que los autores habían ensayado en Tu-
de un paraboloide de doble curvatura de 28 m u HORMIGÓN EN LOS PABELLONES DE LA CIUDAD. cumán, pero sin la tensión creativa del proyecto
de luz. También el estadio de Santa María, original. Posteriormente, entre 1971 y 1973,
de North Carolina, construido como una su- proyecta la embajada de EE.UU en Buenos Ai-
perficie cóncava prefabricada, apoyada en una res y el centro cívico de Portland.
sutil base que permite, además, sostener un En 1978 participa en el concurso para el Te-
techo liviano de doble curvatura. En conso- atro Argentino de La Plata. Su proyecto es se-
nancia con estas obras, Catalano plantea, en- leccionado para la segunda vuelta y finalmen-
tre 1952 y 1957, una serie de investigaciones te obtiene el tercer premio.
sobre las posibilidades formales de los para- En el año 2002 donó a la ciudad de Buenos
boloides hiperbólicos, tratando de generar una Aires la Floralis, una gigantesca escultura me-
amplia serie de formas que luego puedan ser tálica de su autoría que representa una flor y
utilizadas para diferentes necesidades proyec- que fue ubicada en la Av. Figueroa Alcorta. A
tuales. Estos estudios se vuelcan en un ensa- u LA PLANTA DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA, DE LA UBA. fines del 2003 fue nombrado profesor hono-
yo titulado: Structures of Warped Surfaces. rario de la UBA. F. A.
Una segunda etapa de su obra se abre en
los primeros años de 1960, a partir del traba- proyecto de Tucumán—, el centro de estu- Bibliografía: J. Gazzaneo y M. Scarone. Eduardo Cata-
jo con estructuras casetonadas de H.° A.° Ejem- diantes “Julius Statton” del MIT en Cambrid- lano. Bs. As.: IAA-UBA, 1956; C. Gubitosi y A. Izzo.
plo de ello son una serie de edificios relacio- ge (1962), una torre de treinta pisos para ese Eduardo Catalano. buildings and projects. Roma:
nados generalmente con la enseñanza terciaria: mismo instituto, la Escuela de Música Juillard Officina Ed., 1978; J. F. Liernur. Arquitectura de la
la ciudad universitaria de Buenos Aires —que en Nueva York, el Comedor Estudiantil del MIT Argentina del Siglo XX: la construcción de la Mo-
retoma algunas búsquedas planteadas en el y la Biblioteca Charlestown (1968), el centro dernidad. Bs. As.: Fondo Nacional de las Artes, 2001.

u LA CASA DE CATALANO EN NORTH CAROLINA, EE.UU., FUE CONSTRUIDA A PARTIR DE UN PARABOLOIDE DE DOBLE CURVATURA.

48 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cat cat
CATAMARCA, SAN FERNANDO DEL VALLE DE.
Ciudad capital de la Provincia de Catamarca,
ubicada en el valle del mismo nombre, junto
al río del Valle y al pie de la sierra de Amba-
to. En la margen este del río se encuentra un
conjunto de poblados agrícolas que confor-
man hoy un rico entorno urbano. Fundada a
fines del siglo XVI, alberga, sumando locali-
dades aledañas y según el censo de 2001,
171.447 habitantes. La voz catamarca signi-
fica en lengua indígena ‘pueblo de la falda’
(kata, ladera o falda, y marca, pueblo).

La fundación de la ciudad fue el corona-


miento de la ocupación efectiva del territorio
catamarqueño, iniciada un siglo antes de la cre-
ación de la capital. Previamente hubo una se-
rie de asentamientos fallidos, los más impor-
tantes fueron las ciudades Cañete y Londres.
Esta última fue erigida sin éxito en cinco opor-
tunidades. La última de estas fundaciones se
trasladó a la zona de Valle Viejo, donde existía
el santuario de la luego denominada “Virgen
del Valle”. Su existencia fue el argumento uti-
lizado ante el rey para que permitiese el des-
plazamiento, que fue efectivizado por Fernando
de Mendoza y Mate de Luna. En principio, la
población se estableció en el caserío de Valle u LA CASA DE GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE CATAMARCA, CONSTRUIDA ENTRE 1857 Y 1859 POR EL ITALIANO LUIS CARAVATTI.

Viejo; luego se trasladó a la explanada donde


hoy se encuentra. Sin embargo, diez años des- la ciudad con una paralización de su creci- catamarqueño”, quien condujo una política ur-
pués de fundada no existía en el lugar ningu- miento: las luchas intestinas de la élite, el exi- bana que intentó seguir, treinta años después,
na casa, y recién comenzó a poblarse en 1694. lio de los sostenedores del bando perdedor, los lineamientos planteados por el grupo libe-
En esa fecha se delineó la ciudad, un simple la ruina del comercio, la merma de la pobla- ral porteño de la década del veinte. Su accionar
cuadrado de 9 por 9 manzanas con una pla- ción permanentemente militarizada, fueron se caracterizó por la construcción de edificios
za central, se abrieron acequias y se fomentó las causas generales de esa retracción. Para el públicos —entre ellos la casa de gobierno (1857-
la edificación. Se construyeron en adobe (v.) año 1850 la ciudad todavía no había alcanzado 1859) del italiano Luis Caravatti (v.)—, la ins-
la iglesia matriz, el cabildo (v.), el convento y la los modestos límites propuestos por su fun- tauración de medidas de higiene urbana y sa-
iglesia de San Francisco. Pese a estas funda- dador y apenas estaba contenida en un rec- lubridad, la organización de un parque público
ciones y su impulso inicial, para 1721 la ciudad tángulo de 5 por 6 manzanas. (hoy paseo Navarro), la edificación del hospital
se caracterizaba por su aspecto suburbano, Debemos esperar al período posterior a Ca- de la Concepción, el traslado de los tres ce-
ya que la mayoría de la población se ubicaba seros para encontrar una firme reactivación ur- menterios existentes fuera de la ciudad y la cre-
en las chacras (v.) aledañas y no en la zona cen- bana. Entre 1856 y 1859 gobernó la provincia el ación del cargo de agrimensor público. A ello
tral. El problema de este lento poblamiento se Gral. Octaviano Navarro, llamado “el Rivadavia debemos sumar otras iniciativas como: la cre-
relaciona con la lejanía de la ciudad de las ru- ación del cuerpo de serenos, la organización de
tas comerciales que unían a Lima con Córdo- una nueva nomenclatura para las calles y el ini-
ba y Buenos Aires. No obstante, a fines del cio de la construcción de la iglesia catedral. La
siglo XVIII, se generó un circuito comercial al- obra fue continuada por su sucesor, Manuel
ternativo que unió a Catamarca con Salta, Cu- Molina, quien hizo trazar un plano de la ciu-
yo, Chile y Bolivia. dad. Luego de estos años de prosperidad, las lu-
Luego de la Independencia, los cambios chas entre la Confederación y Buenos Aires su-
edilicios fueron escasos, debido a las convul- mieron a la ciudad en un nuevo período de
siones políticas y bélicas que padeció la región. inestabilidad y estancamiento urbano. Solo a
Tal vez el único signo de cambio fue la cons- partir de 1869 puede hablarse de una reactiva-
trucción de una pirámide, rémora de la de Bue- ción que produce cambios en la estructura de
nos Aires, que el gobierno provincial mandó a la ciudad. Se transforma la antigua Plaza Ma-
erigir en conmemoración de la batalla de la Ta- u CASCO ORIGINAL Y CIUDAD ACTUAL. TENÍA 9 POR 9 MANZA- yor (hoy 25 de Mayo) en plaza verde con ilu-
blada. El período de las guerras civiles afectó a NAS EN SU FUNDACIÓN, EN EL SIGLO XVI. minación, se funda el Club Social, se inaugura

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 49


la vivienda y la ciudad desde una dimensión
histórica. Estas líneas de reflexión fueron reto-
madas y transformadas en Italia (Aldo Rossi (v.)
y Carlo Aymonino); en Francia (Christian De-
villers, Philippe Panerai, Henri Raymond) y en
España (Rafael Moneo), contribuyendo a con-
cebir la parcelaria y los catastros como objeto
de estudio urbanístico y arquitectónico.
Catastros en Buenos Aires. La confección
de planos catastrales, al igual que la elabora-
ción de planes urbanísticos, proyectos y regu-
laciones normativas, se produce cuando se po-
nen en marcha políticas de transformación de
la ciudad o procesos de racionalización admi-
nistrativa. Se movilizan los recursos para su
realización cuando necesidades impositivas y
requerimientos técnicos se unen con las es-
trategias políticas.
En Buenos Aires, ciudad a la que tomamos
como ejemplo para verificar la evolución del
u VISTA DE LA CIUDAD SAN FERNANDO DEL VALLE DE CATAMARCA. LA CAPITAL CONSERVA SU IMAGEN COLONIAL. sistema, el primer plano catastral urbano —si
soslayamos el plano de fundación y la carto-
la catedral, obra también del arquitecto Cara- madamente. Durante el siglo XX la ciudad con- grafía histórica del siglo XIX, que daba cuen-
vatti, quien para ese entonces se convierte en tinuó ampliándose y resulta notable en los úl- ta de la parcelaria y los propietarios— se ela-
el hacedor fundamental de las iniciativas pú- timos años el creciente desarrollo urbano, am- bora entre 1860 y 1870 (Catastro Beare). El
blicas, con un criterio de homogeneidad fo- parado en el crecimiento de la minería y la segundo documento es elaborado por la Ofi-
mentado por el uso casi exclusivo del Neorre- actividad industrial, favorecida por los regíme- cina de Ingenieros Municipal, en las vísperas
nacimiento italiano (v.), que caracteriza el nes de promoción del sector. La mancha urba- del Centenario, en tanto el Catastro Goyene-
desarrollo de la ciudad durante esta etapa. Es- na se ha desarrollado dentro de los límites que che, publicado en 1940, fue diseñado durante
ta acción progresista se continúa durante la go- permiten los ríos El Tala y del Valle. La regula- la intendencia de Mariano de Vedia y Mitre.
bernación de José Daza, quien prosigue con ridad de la cuadrícula original fue remplazada En 1992 se inician los trabajos de informati-
el equipamiento de la ciudad, finalizando las por una retícula que se ajusta a la topografía e zación del Catastro.
obras del hospital y auspiciando la construcción incorpora barrios de viviendas construidos por
del mercado y el teatro. Funda, además, el ba- el Estado y el amplio parque Adán Quiroga. EL CATASTRO BEARE (1860-1870).
rrio obrero Gobernador Cubas (1866) e inau- El Ministerio de Hacienda de la Provincia
gura la primera línea de tranvías. En esos años Bibliografía: AA.VV. Diccionario histórico argenti- encarga al agrimensor Pedro Beare (v.) la con-
continúa la construcción de edificios institu- no. Bs. As.: Ediciones Históricas Argentinas, 1953; fección de un catastro que registre la totalidad
cionales; Caravatti proyecta y construye la fa- P. Randle. Atlas del desarrollo territorial argen- del espacio de la ciudad, según los límites es-
chada del colegio Nuestra Señora del Huerto tino. Bs. As.: Oikos, 1981. tablecidos en 1857. El Consejo de Obras Pú-
(1870), el Departamento de Minería (1871), el blicas es el ente que fiscaliza los trabajos. En
Consejo Federal de Educación (1883), el semi- ese momento, había una experiencia técnica
nario Conciliar (1882-1890), a los que se suma CATASTRO. m. Plano parcelario que indica las acumulada, que se había iniciado con los De-
el Colegio Nacional (1889), obra del arquitecto fronteras de una propiedad urbana o rural. Su partamentos Técnicos de Rivadavia (v. Departa-
Domigo Offredi (v.), edificios que constituyen objetivo primordial es el relevamiento de las mento Topográfico).
un conjunto de instituciones educativas que situaciones existentes, con finalidades impo- Beare emplea métodos de relevamiento pre-
prestigiaron la ciudad a fines del siglo XIX. sitivas y de control del territorio. carios y el documento está imbuido de ras-
El otro acontecimiento que en esos años gos naturalistas que no condicen con el esta-
marca la historia física de Catamarca es la lle- El análisis de la parcelaria fue tradicional- do de las técnicas de ese momento, tal como
gada del ferrocarril (1889). Posteriormente, en mente patrimonio de los geógrafos, en tanto la lo manifiestan los técnicos en el seno de la So-
1897, se establece el alumbrado eléctrico y se historia social y económica lo recupera como ciedad Científica en 1878. Sin embargo, las pre-
ensancha el servicio de aguas corrientes. fuente documental complementaria. Su incor- siones y litigios de todo tipo que se suscitan
Hacia 1911 la ciudad se había ampliado al- poración a las investigaciones en arquitectura con el creciente valor del suelo urbano obliga-
rededor de un tercio con respecto a su tamaño urbana se debe en gran medida a las investi- ban a obtener con urgencia esa documenta-
inicial, generando un núcleo alrededor de una gaciones sobre Venecia, que efectúa Saverio ción, aun con errores. Era preciso deslindar la
nueva plaza. Para 1934 contaba con cuatro pla- Muratori durante la década de 1950, adjudi- propiedad pública de la privada, las privadas
zas y el rectángulo de la mancha urbana, ya mul- cándole a la parcelaria —reflejada en el catas- entre ellas y tener una base para planificar los
tiforme, abarcaba 12 por 14 manzanas aproxi- tro— un rol de mediación entre los sistemas de alineamientos y el tendido de las infraestruc-

50 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cat cat
turas y sobre todo, existía la necesidad de or- internos de las viviendas. En ese momento, el nes de poligonación, triangulación y nivelación
ganizar la percepción impositiva. Municipio ya cuenta con informaciones sobre de la ciudad permiten el relevamiento de sus
Pedro Beare trabaja en el relevamiento en- la obra privada. 12.000 manzanas y 300.000 parcelas. La trans-
tre 1860 y 1868, y el documento es finaliza- Las estadísticas, los censos, reglamentos cripción gráfica se acompaña de fichas deta-
do por el agrimensor Médici, nombrado por proscriptivos, etc., se incluyen en el rigor cien- lladas de las propiedades urbanas.
Pellegrini (v.). Una primera lectura de los pla- tífico, que será uno de los ingredientes del “es- En esa década se confecciona el Censo Mu-
nos ofrece la imagen de una ciudad ideal — píritu del Centenario” que describe José Luis nicipal de 1936, y se van elaborando las pau-
donde terrenos y baldíos se representan co- Romero. Con la introducción de las distintas tas para la edición del Código de la Edificación,
mo jardines a la francesa— en las manzanas disciplinas en la Administración, se inicia un que se aprueba definitivamente en 1944 (v. Có-
pintadas artísticamente a la acuarela. Pero a camino de racionalización que presiona por la digos). Los empréstitos para las obras públicas
pesar de la confusión que se plantea entre es- presencia del Estado como ente regulador. que emprende la Intendencia requieren tam-
pacios proyectados y espacios reales, en el do- El sector urbano catastrado aparece en el bién de una actualización impositiva.
cumento están presentes los elementos pro- Censo Municipal de 1904 y abarca toda el área
pios de un catastro. céntrica de la ciudad, pero su confección es EL CATASTRO INFORMÁTICO (1990- ).
Se indican las viviendas, comercios, in- El Catastro que edita la Intendencia de Go-
dustrias y edificios públicos. Los materiales uti- yeneche se utiliza hasta 1990 en las dependen-
lizados remiten a códigos cromáticos y son pre- cias municipales de Buenos Aires. Fichas y par-
cisadas particularmente las trazas de puertas celarias fueron actualizadas fragmentariamente
y ventanas destinadas a la valuación fiscal de a lo largo de 50 años. Los métodos informáticos
los inmuebles. En los cuadros complementa- recién son introducidos en 1990, en el contex-
rios, se inscriben los nombres de los propie- to de las políticas de privatización. Las empre-
tarios, las dimensiones del lote, la cantidad de sas concesionarias introducen transformacio-
habitaciones, su destino, el estado del espa- nes en la Administración de la Comuna, cuyos
cio público (iluminación, veredas, pavimenta- alcances no pueden ser aún evaluados. Sus ob-
ción) y su valuación en pesos. jetivos, además de articular datos gráficos con
Junto a la confección del relevamiento, se informaciones patrimoniales, tienden a actua-
elabora una primera serie de ordenanzas hi- lizar los valores impositivos de los terrenos e in-
giénicas, de comisiones parroquiales, de con- muebles en el contexto de la reactivación de la
trol sanitario, etc., paralelamente a la organi- dinámica del mercado inmobiliario.
zación de la Oficina de Ingenieros Municipales, Las políticas balbucientes del Estado de Bue-
que va adquiriendo autonomía respecto de la nos Aires, los intentos modernizadores del
provincia. En general, se trata de un control Centenario, la reorganización del treinta así
creciente en la producción del espacio público como las crisis recientes, son los escenarios
y privado (v. Reglamentos). u PLANCHETA REALIZADAS POR EL ING. PEDRO BEARE. donde se elaboran los catastros porteños. A. N.

EL CATASTRO DE FIN DE SIGLO (1892-1904). abandonada en 1906. Otro plano parcelario se Bibliografía: Anales de la Sociedad Científica Ar-
La velocidad de los cambios demográficos plantea entre los proyectos de la Oficina de In- gentina (1878,1898); Digestos Municipales (1872,
y espaciales de la ciudad, así como un instru- genieros en 1918 y es también requerido por 1884, 1890, 1893, 1898, 1904, 1918, 1923, 1929, 1938);
mental técnico renovado, quitaron vigencia tan- los integrantes de la Comisión de Urbanis- Colecciones de la Revista de Administración Mu-
to al de Beare como al resto de la cartografía ela- mo que participan en el Primer Congreso de nicipal; Revista La Ingeniería; C. Morales. “Algunos
borada con anterioridad a la capitalización. En la Habitación. Durante los años veinte, en el datos referidos al trazado General del Municipio”.
1891, la Dirección de Parques y Paseos —a car- contexto de las discusiones acerca del Plan Re- En: Congreso Científico de Montevideo, 1898; A.
go del parquista francés Charles Thays— (v.) so- gulador, se solicita un nuevo plano. Pero el Re- Novick. “Apuntes sobre los catastros de Buenos Ai-
licitaba el levantamiento de un nuevo plano, se- glamento de Construcciones de 1926, tributa- res”. En: Jornadas de Investigación de los Museos,
gún las reglas del “arte” al Departamento de rio del Plan del 25, no se acompaña por planos mayo de 1992; A. Novick, y R. Piccioni. “Della Pao-
Ingenieros. Este nuevo registro se confecciona catastrales (v. Plan). lera y la Oficina del Plan de Urbanización”. En: Sec-
en condiciones bien distintas al anterior. ción de Maestros de la Arquitectura y el Urbanis-
El Departamento de Ingenieros Municipa- EL CATASTRO GOYENECHE (1940). mo de la Revista del Consejo Profesional de
les, reglamentado desde 1890, cuenta con una En el contexto de la racionalización admi- Arquitectura y Urbanismo, n.° 1, año 1992;
sección específica para Delineaciones y Catas- nistrativa y de las grandes obras públicas em-
tro. Su director, Carlos María Morales (v.), pre- prendidas por la Intendencia de Mariano de
senta en el Congreso Científico de Montevi- Vedia y Mitre, se deciden los relevamientos aé- CATELÍN, PRÓSPERO. S/d - Buenos Aires,
deo, Uruguay, un informe técnico acerca del reos y terrestres que permiten confeccionar el 1870. Francés. Ingeniero y arquitecto. Cum-
método utilizado para el relevamiento y el pe- minucioso documento editado en 1940. plió relevantes tareas durante la administra-
dido de sanción de una Ley de Catastro. La El capitán de fragata Gregorio Portillo, Di- ción rivadaviana; fue en una de las figuras
legislación específica tendría como objetivo rector General del Catastro Municipal, delimita más importantes de la renovación arquitec-
obligar a los propietarios a relevar los espacios el parcelario del Municipio Federal. Operacio- tónica neoclásica en el Río de la Plata.

Diccionario de Arquitectura en la Argentina 51


Llegado al país en 1817, Catelín —cuyas ción estatal, una vez desaparecida la figura
procedencia y formación en su país de origen de Rivadavia del gobierno. F. A.
se desconocen— es nombrado por el gobier-
no de Martín Rodríguez, en 1821, arquitecto
ingeniero de la Ciudad, y nominado meses CAVALLO, F. S/d. Ingeniero. Autor de numero-
más tarde como jefe del departamento ho- sas obras en la ciudad de Paraná.
mónimo (v.). Su obra pública, realizada en un
corto pero intenso período, está centrada en Entre sus edificios más importantes pueden
la materialización de los dos edificios más sig- señalarse los de Rivadavia 656 y 662, San Mar-
nificativos de la época: La Sala de Represen- tín 661 y 692, y otros varios con el ingeniero
tantes y el Pórtico de la Catedral. El primero, Giandana, como el Palacio Barbagelata o los de
ejecutado en 1821, tiene especiales connota- 25 de Mayo y Belgrano, San Martín 614, etc.
ciones. Edificado en la Manzana de las Luces,
en el mismo sitio donde se hallaba antigua- Bibliografía: F. Ortiz, R. Gutiérrez, A. de Paula, G. Vi-
mente el llamado “calabozo de Oruro”, cons- ñuales y otros. La arquitectura del liberalismo en
tituye uno de los monumentos más intere- uPLANO DEL PÓRTICO DE LA CATEDRAL DE BS. AS. la Argentina. Bs. As.: Sudamericana, 1968.
santes de la Revolución, ya que a la simbólica
implantación debe sumársele que fue pro- Benoit (v.) y Bernardino Rivadavia. De todos mo-
yectado teniendo como referencia directa el dos, el pórtico dodecástilo, construido con un CAVERI, CLAUDIO VÍCTOR.
Tratado de las Asambleas Legislativas, de Ben- orden corintio gigante, cumplió con su posición
tham, por lo que representa uno de los ejem- programática de ruptura frente a la arquitectu- Buenos Aires, 1928. Arquitec-
plos más claros de la aspiración a una “for- ra precedente y necesitó para su materialización to. Principal representante de
malización espacial” de los nuevos ideales del auxilio de operarios italianos y materiales la corriente denominada de las
políticos que intentaba materializar la elite di- importados, en un contexto dificultado por la casas blancas. Autor de nu-
rigente. Desde el punto de vista estilístico, la rápida sucesión de diferentes administraciones merosos proyectos y escritos que proponen
obra, recluida dentro de construcciones exis- y la penuria económica, factores que entorpe- una concepción de la arquitectura contras-
tentes, constituye un antecedente del severo cieron y complicaron su finalización. tante con los resultados del proceso de mo-
Neoclasicismo que inspiró los trabajos públi- Más allá de estas obras paradigmáticas, Ca- dernización y el modo de vida metropolitano.
cos de las décadas siguientes. telín realizó, al frente del Departamento, im-
El segundo edificio, comenzado en 1821 y portantes tareas que tienen que ver con la ges- En el inicio profesional de Caveri influyen
terminado varias décadas más tarde, es sin du- tión y el diseño urbanos. Entre ellos cabe citar las ideas de Mies van der Rohe. Sus primeros
da su obra más famosa, aun cuando no se sabe en primer término el Mercado del Centro (1822- proyectos muestran un conocimiento acaba-
a ciencia cierta si se trató de una producción 1824) (v. Mercado), el primer trazado para el Ce- do de los elementos del lenguaje miesiano. Una
propia o si también intervinieron en ella Pierre menterio de la Recoleta (1822) y el paseo ad- obra característica de esta etapa es su propia ca-
junto a este (1826), además de innumerables sa en Beccar, realizada en 1951.
trabajos menores de reformas en propiedades Posteriormente, la adscripción a los grupos
del Estado y de realineaciones de la traza ur- católicos que durante la década del cincuenta
bana. Exonerado de su empleo durante el go- propugnan un cambio profundo del pensa-
bierno de Las Heras, retornó en 1826 como Je- miento religioso frente al mundo moderno, la
fe del Departamento Nacional de Ingenieros lectura de los escritos de Teilhard de Chardin
Arquitectos durante la corta presidencia de Ri- y la reinterpretación del Existencialismo sar-
vadavia. Posteriormente, si bien continuó tra- treano son las premisas que lo llevan a una re-
bajando en Buenos Aires dedicado a la activi- conversión radical de su poética inicial. Esta
dad privada —construyó entre otras la casa de evoluciona hacia el campo de lo que localmente
M. Gutiérrez (1834)—, no volvió a realizar obras fue denominado como Casablanquismo (v. Ca-
de relevancia. sas blancas). Esta nueva posición implica el re-
De la lectura de sus informes oficiales, se chazo de la vida metropolitana y una reacción
desprende la figura de un profesional de for- antirracionalista que sintetiza diversas direc-
mación académica con conocimientos acaba- trices arquitectónicas.
dos de las últimas innovaciones en la técnica La primera obra que marca esta transfor-
del proyecto. Su carácter polémico y su defen- mación es la casa Urtizberea (1954) de Caveri
sa a ultranza de la primacía del arquitecto so- y Eduardo Ellis (v.). Ambos proyectistas cons-
bre los otros roles en que la disciplina comen- truyen luego la iglesia de Fátima en Martínez
zaba a dividirse, le provocaron la antipatía del (1956), que se erige luego como paradigma de
Departamento Topográfico (v.), con el cual man- la nueva tendencia. La obra es una síntesis
tuvo una constante disputa de incumbencias de múltiples influencias: el Brutalismo cor-
u UN RELEVAMIENTO DE LA CATEDRAL DE BUENOS AIRES. que facilitó su alejamiento de la administra- busierano, la tradición de la sencilla edilicia co-

52 Diccionario de Arquitectura en la Argentina


cat cav
lonial, la espacialidad organicista y los nuevos
modos de entender el culto religioso de los gru-
pos renovadores del catolicismo. A partir de
esta polivalencia de significados, Fátima se
constituye rápidamente no solo en el referen-
te central dentro del programa de edificios
religiosos, sino en manifiesto abierto de las po-
sibilidades de esta nueva tendencia (v. Iglesia).
A fines de la década de los cincuenta, Ca-
veri funda la Cooperativa Tierra en Trujui, Mo-
reno, Prov. de Buenos Aires. Se trata de una re-
tirada de la vida urbana, con el propósito, no
exento de resonancias utópicas, de constituir
un mundo autónomo que pudiese producir lo
necesario para vivir de manera autosuficiente.
Una organización cooperativa aislada, que pro-
pone el gobierno colectivo de su destino. Sin
embargo, la Comunidad Tierra se fue modifi-
cando con el tiempo y evolucionó hacia un con-
tacto más directo con el entorno metropolita-
no, absorbiendo sus conflictos y politizándose
en el marco del movimiento peronista hasta ha-
cer confluir sus propósitos con la concepción
justicialista de “comunidad organizada”.
El planteo urbano arquitectónico de la pe-
queña comunidad tiende a romper la cuadrí-
cula tradicional e inserta viviendas y equipa-
miento cuya materialización parece alejarse
del Casablanquismo original para acercarse
a un Neoexpresionismo orgánico que se di-
suelve en los métodos de la autoconstrucción
y las posibilidades expresivas de la labor ar-
tesanal popular.
La automarginación pone límites concre-
tos a la experiencia de Caveri. En ese sentido,
su proyecto para el concurso de la Biblioteca
Nacional (1962), un cavernoso zigurat que con-
tinúa a escala monumental con las experien-
cias de Moreno, demuestra la imposibilidad de
retorno a los programas metropolitanos desde
la voluntaria domesticidad que se ha fijado co-
mo consigna el Casablanquismo.
Durante la década del ochenta, Caveri apa-
rece como referente de lo que ha sido denomi- u LUZ INTERIOR. EL LUCERNARIO DE LA CAPILLA NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA EN ESCOBAR.

nado línea “nacional y popular”. Su descon-


fianza en la razón y el progreso de la respuesta local a las modas internacionales, lo quitectura y propagar sus doctrinas cada vez
Arquitectura Moderna se ve plasmada en sus colocan en una deliberada posición extrema. más identificadas con el nacional populismo
escritos y obras con los que es profundamen- Esta voluntad militante encuentra en la corriente que, a partir de 1983, encuentra mayores cana-
te consecuente a lo largo de toda su carrera. de reivindicación de una arquitectura “apro- les de expresión en el campo cultural. En 1976
El alejamiento de la práctica profesional libe- piada” su tardío reconocimiento plasmado en publica Los sistemas sociales a través de la arqui-
ral, la dedicación a la Comunidad Tierra en Mo- el número de la revista Summa dedicada a las tectura y Organización popular y arquitectura la-
reno, la utilización de tecnologías artesanales casas blancas, en el cual se propone una revi- tinoamericana, en un mismo volumen. En 1986
en rechazo de la industrialización de la cons- sión de esta corriente en función de su carác- publica Ficción y Realismo Mágico en Arquitec-
trucción, el modo de construcción comunitario ter fundante de una tendencia nacional. tura. En todos ellos intenta construir un diag-
como respuesta a las relaciones de intercam- Desde mediados de los años setenta, la pré- nóstico que permita replantear la condición de
bio, corrientes de la producción urbana, la uti- dica de Caveri es acompañada por la publica- la arquitectura y el hábitat popular en Améri-
lización de un lenguaje blanco, surgido como ción de ensayos que intentan justificar su ar- ca Latina. Construido a partir de las metodolo-

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