Trabajo Cindinica
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Trabajo Cindinica
El riesgo cero es una utopía ya que toda actividad se comporta de una manera u
otro en cuanto a los riesgos y peligros. El riesgo ha estado y está presente en el
desarrollo de la Humanidad, desde la Edad de Piedra hasta hoy, pero ha sido a partir de
1987 cuando se produce de modo progresivo la irrupción de la CINDINICA que es el
estudio de las ciencias del peligro y es en ese instante cuando aparece la figura del
Gerente de Riesgos.
El origen del término riesgo es incierto; según Díez y otros lingüistas, se relaciona
con el castellano antiguo resegue (resecar, cortar), cuya acepción, muy usada en la Edad
Media, es sinónimo de lucha, contradicción y división. Por ello se piensa que
probablemente todo el grupo riesgo-risco procede del latín resecare, cortar, que tiene
doble acepción: por un lado división, discordia y por otro, lugar quebrado y fragoso.
Etimológicamente riesgo proviene de rísico o rischio (peligro). Se cree que puede tener
origen común con la palabra castellana ‘risco’: peñasco escarpado, escollo, promontorio,
antiguamente ‘riesco’, que se aplicaba también al peligro que corría el que transitaba por
escollos o promontorios escarpados (rhizicare).
Los riesgos implican un mayor grado de controversia científica que los peligros,
tanto respecto de sus causas como de sus consecuencias y probabilidades de ocurrencia.
La acepción más divulgada de riesgo es la de peligro que se corre. En líneas generales
coincidiría con la acepción dada en este trabajo a la palabra riesgo: riesgo: es la
probabilidad de ocurrencia de un peligro. El concepto incluye la probabilidad de ocurrencia
de un acontecimiento natural o antrópico y la valoración por parte del hombre en cuanto a
sus efectos nocivos (vulnerabilidad). La valoración cualitativa puede hacerse cuantitativa
por medición de pérdidas y probabilidad de ocurrencia. Cuando se cuenta con los datos
adecuados para realizar un cálculo de probabilidades se puede definir el riesgo. En
cambio, cuando no existe posibilidad de calcular probabilidades, sino que solo existe
intuición o criterio personal, se está frente a una incertidumbre.
También existen los peligros antrópicos o sociales, que son aquellos cuyo origen
está en las acciones de los hombres. Algunos prefieren llamarlos tecnológicos, por ser
estas actividades sus principales responsables. Pero este concepto se considera que no
es suficientemente amplio, pues existen otros peligros provocados por acciones humanas
que no tienen por causa actividades tecnológicas: como por ejemplo la pobreza, la
delincuencia, la drogadicción, las enfermedades.
Esta idea de peligro ambiental incluye peligros naturales agravados por acción del
hombre, peligros antrópicos agravados por la naturaleza, peligros antrópicos que afectan
a la naturaleza, etc.
En l978, Kates da una definición más amplia de peligro ambiental "...amenaza
potencial que enfrenta al hombre con la naturaleza por eventos que se originan en, o
son transmitidos por, el ambiente natural o artificial." (Kates en Smith, 1992, p.14). En
esta definición, se pueden incluir peligros tan variados como: las reemisiones, la
desertización o la polución atmosférica, que son deterioros ambientales de largo plazo;
junto con peligros sociales más inmediatos, como el crimen, la guerra, el terrorismo o la
droga. Smith, sostiene que "peligro es una amenaza potencial para los seres humanos y
su bienestar." (Smith, 1992, p.6). Más recientemente, el mismo autor ha definido los
peligros ambientales como "eventos geofísicos extremos y accidentes tecnológicos
mayores caracterizados por escapes concentrados de energía o materiales que
presentan una amenaza inesperada para la vida humana y puede causar daños
significativos al ambiente y propiedades." (Smith, 1992, p.16). Esta definición es más
restringida que la de Kates (1978) por cuanto sólo contempla como peligro ambiental los
peligros naturales o eventos geofísicos extremos y los peligros tecnológicos, dejando
fuera el concepto de peligros sociales o antrópicos.
Figura 1
Relaciones entre los conceptos de riesgo, peligro y desastre
Desde fines del siglo pasado, los estudios de las causas físicas de peligros
naturales estaban bastante avanzados, no así la respuesta de la gente a tales eventos. A
principios de 1900, un desastre de origen antrópico, impulsó este aspecto de la
investigación. El 6 de diciembre de 1917 un buque francés con municiones explotó en el
puerto de Halifax, Nueva Escocia. El saldo: "2.000 muertos, 6.000 heridos y 1.000
personas sin hogar",( O’Riordan en Burton, 1986, p.274) lo documentó Samuel Prince, un
sociólogo que se preocupó de describir los procesos socio-sicológicos observados en el
evento. Ello le permitió plantear ciertos principios básicos de conducta basados en el
rechazo y la minimización del riesgo. Dicho trabajo que puede considerarse pionero en el
tema, estimuló otros estudios sociológicos y la organización de instituciones de defensa
civil. Esta línea de investigación se concentró en ver la respuesta humana a los peligros
tanto antrópicos como naturales, ya que si bien los primeros trabajos sociológicos fueron
referidos a peligros humanos (explosiones, bombardeos, etc.) se vio que también podían
aplicarse a peligros naturales como tornados, huracanes o terremotos. Así, con el aporte
de otras disciplinas, se fueron sucediendo una serie de hitos que dieron lugar al
surgimiento de este nuevo cauce en la investigación geográfica.
En los años noventa, Faugère retoma el tema de los riesgos consagrando un cierto
número de publicaciones a la geografía de los riesgos y a las ciencias del peligro,
las Cindinicas. Esta propuesta de una nueva ciencia presentada por Georges Ives
Kervern y Patrick Rubise en L’archipel du danger. Introduction aux Cindyniques evidencia,
por una parte, que ha aumentado y tomado cuerpo en la sociedad la conciencia acerca de
la dimensión y diversidad de los peligros que se enfrenta la humanidad, y por otra, que el
estudio de los peligros y los riesgos ha llegado a un importante grado de maduración. El
surgimiento de esta ciencia de carácter transversal, necesita del apoyo de las
investigaciones de muchas ciencias pese a lo cual tiene sus propias herramientas y
metodología. Al componer la historia del peligro se puede develar cómo va emergiendo
el archipiélago del peligro como llaman los autores al conjunto de peligros de la vida
cotidiana, y el surgimiento de las ciencias del peligro o Cindyniques, como un intento del
hombre para prevenir, mitigar o evitar los peligros. Paralelamente desde el comienzo de la
década, la comunidad internacional se ha abocado a tratar la prevención de los peligros,
especialmente naturales.
La cindínica estudia las ocurrencias, los ritmos, las intensidades, los mecanismos
del azar y de los riesgos, la vulnerabilidad* de las sociedades en relación con esos
riesgos, la percepción de unos y otros, muy variable según los individuos, los grupos
sociales y las épocas. Intenta evaluar el costo de los riesgos potenciales y de las
catástrofes ocurridas (en particular en la demanda de seguros de las sociedades).
Profundiza también la gestión de las catástrofes y la gestión de los riesgos por medio de
las medidas de precaución, las zonificaciones, la información y la formación del público.
- Peligro o amenaza. Antes que todo debemos aclarar que el término fenómeno
natural no debe entenderse necesariamente como peligro o amenaza. El fenómeno
natural es “cotidiano” y regular, generalmente coexistimos con él pues es parte de
nuestro ambiente, de esa manera encontramos a las lluvias de temporada, días
calurosos, vientos y cambios climatológicos estacionales, también tenemos una
infinidad de pequeños sismos diarios que pasan inadvertidos y que no necesariamente
representan peligro. Sin embargo algunos fenómenos naturales por su tipo y magnitud
así como por lo sorpresivo de su ocurrencia y su efecto directo a un sistema
poblacional sea grande o pequeño, pueden representar verdaderamente un peligro.
En general se define al peligro como un evento raro o extremo en el ambiente natural
o humano, que afecta adversamente a la vida humana o sus actividades a tal grado de
causar un desastre. Encontramos que también se define a la amenaza como la
probabilidad de que ocurra un riesgo frente al cual una comunidad es vulnerable
(Wilches-Chaux, 1989). El peligro entonces, es considerado como una pre-condición
humana desafortunada que, como tal, se ubica en el nivel cognoscitivo, perceptivo o
pre-perceptivo; y además con atribuciones de anticipación o inevitabilidad respecto al
posible tránsito a su realización (Cupreder, 2000). Esta precondición puede
relacionarse con la existencia de fenómenos naturales que pueden devenir amenazas,
o bien con fenómenos antrópicos que igualmente devienen peligro, y cuyo origen (de
estos últimos) tiene que ver estrictamente con las actividades humanas que generan
amenaza. Es así que como sociedad desarrollamos actividades e interacciones con el
ambiente natural que pueden transformarse en peligros o amenazas.
Aunque hay una estrecha relación entre las nociones de peligro y riesgo, se
apunta una diferencia esencial: mientras el peligro es la probable existencia de una
precondición de daño o infortunio, el riesgo es la probabilidad de que sucedan diversos
efectos nocivos a una sociedad o parte de ella. En general se acepta como la probabilidad
de que algo malo suceda; Wilches-Chaux la define como “cualquier fenómeno de origen
natural o humano que signifique un cambio en el medio ambiente que ocupa una
comunidad determinada, que sea vulnerable a ese fenómeno”. Entonces podemos
establecer que peligro y vulnerabilidad, son dos variables que se afectan bi-
direccionalmente, es decir, que se amplifican o mitigan mutuamente. El riesgo existe
cuando es probable que ocurra un evento por motivo de que uno o más peligros se
manifiesten en un contexto vulnerable. Y este riesgo aumenta proporcionalmente así: a
mayor vulnerabilidad, mayor peligro y mayor es el riesgo de que ocurra un desastre.
Conocer el riesgo implica saber la ubicación de la posibilidad de un peligro,
además de conocer el grado de vulnerabilidad, cuando estos componentes del riesgo se
juntan ya estamos ante el hecho consumado es decir, el desastre.
Es así como surge el planteamiento del trabajo de que una red para la toma de
conciencia y la medición del peligro y su reducción puede pensarse, en sí mismo, como
una propuesta de los axiomas del pensamiento colectivo. No más cogito aislado, más bien
cogitamus. ¡No más el “ser pensante” de Pascal, sino la red pensante! Condensando el
pensamiento de Herbert Simon, de Jean-Louis Le Moigne y de Edgar Morin, bajo la forma
de axiomas, se pueden despejar los principios que rigen el esfuerzo del pensamiento de
los actores constituyentes de una red. Es la razón de las redes. Al focalizar la axiomática
de la razón sobre el peligro, es posible pasar a una axiomática de los cindínicos
1. Axioma de relatividad: la percepción y la valoración del peligro, realizadas por un
actor, son relativas a su posición ante una situación delimitada por los siguientes
parámetros: a.
a. el número de redes,
b. los límites de las redes de actores
c. los horizontes cronológicos y los límites espaciales. Este axioma es
fundador de la noción de situación cindínica. Es un concepto
correspondiente a la división de la teoría de la descripción.
2. Axioma de convencionalidad: las medidas de riesgo tienen el carácter de
convención entre los actores.
3. Axioma de teleología: las finalidades de los actores son, por naturaleza,
contradictorias; la organización de las redes consiste en explicitar y jerarquizar las
finalidades de los actores.
4. Axioma de ambigüedad: las percepciones y valoraciones del peligro se sujetan a
las ambigüedades de los datos, de los modelos, las finalidades, las normas o
reglas de juego, los valores. Este axioma posiciona los cinco aspectos que
constituyen la mirada, según la teoría de la descripción.
5. Axioma de transformación: los incidentes y catástrofes son síntomas reveladores
de las ambigüedades. Éstos operan como transformadores de una situación, en el
mismo sentido del axioma 1. El axioma 5 es fundador de la noción central de
retorno a la experiencia.
6. Axioma de crisis: la crisis es una desorganización de las redes de actores cuyo
antídoto es la organización inminente de las redes de actores.
7. Axioma de ago-antagonismo: toda interacción o intervención de los actores
conlleva dos componentes de efectos opuestos:
a. un componente cindinolítico, reductor del peligro,
b. un componente cindinógeno, productor del peligro.
Los riesgos naturales deberían ingresar la ordenación del territorio como objetivo
de pleno derecho dentro del análisis y diagnóstico del medio físico (Gómez Orea, 2002)
por la repercusión que pueden tener sobre las actividades antrópicas una vez urbanizado
el espacio en riesgo. Los peligros naturales determinan, entro muchos otros factores, la
capacidad de acogida del espacio y, sin llegar a ser deterministas, pueden llegar a limitar
la colonización antrópica.
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