Otro Poema de Los Dones
Otro Poema de Los Dones
Otro Poema de Los Dones
Las noches son como olas orgullosas; olas azul oscuro, de pesadas crestas,
cargadas con los tonos de profundos despojos, cargadas de improbables y
deseables cosas.
La marea, esa noche, me dejó los habituales retazos y finales disparejos: algunas
amistades que odio para charlar, música para soñar y la humareda de cenizas
amargas. Las cosas a las que mi hambriento corazón no puede hallarles uso.
Tu perfil que se aleja, los sonidos que fluyen para conformar tu nombre, la
cadencia de tu risa: estos son los ilustres juguetes que me has dejado.
Los revuelvo en el alba, los pierdo, los encuentro; se los cuento a los escasos
perros vagabundos y a las pocas estrellas vagabundas del alba.
Debo alcanzarte de algún modo; aparto estos ilustres juguetes que dejaste para
mí, quiero tu mirada subrepticia, tu sonrisa real; esa sonrisa solitaria y mordaz
que solo la frialdad de tu espejo conoce.
II
Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos han honrado
con bronce: al padre de mi padre, asesinado en la frontera de Buenos Aires, dos
balas atravesaron sus pulmones, barbado y muerto, amortajado por sus soldados
en el vientre de una vaca; al abuelo de mi madre –con solo veinticuatro-
comandando trescientos hombres en el Perú, ahora sólo fantasmas sobre
monturas desvanecidas.
Te ofrezco, sea cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, sea cual fuere la
que le de la hombría y el humor a mi vida.
Te ofrezco esa parte de mí mismo que he guardado, de algún modo; ese corazón central
que no comercia con palabras, no trafica con sueños, y que permanece intocable para el
tiempo, el placer y las adversidades.