Los Primeros Pobladores: QUIENES ERAN LOS INDIOS?
Los Primeros Pobladores: QUIENES ERAN LOS INDIOS?
Los Primeros Pobladores: QUIENES ERAN LOS INDIOS?
Ideología y función
La «república de indios»
La política española de «pueblos de indios» da cuenta de una concepción dual de
mundo social colonial. El monarca gobernaba por un lado sobre la llamada
"república de españoles", esto es la comunidad social de los blancos; y por otro
sobre la "república de indios", la sociedad indígena. Desde el punto de vista de la
teoría legal vigente entonces, ambas comunidades debían existir de manera
separada, relacionándose dentro de marcos e instancias detalladamente descritos.
Dentro de esta concepción, las ciudades recién fundadas por los españoles no
estaban llamadas a convertirse en morada masiva de la población indígena. Esta
debía ser concentrada y ubicada o en la periferia de las ciudades, en pueblos-
satélites arrabaleros, o en los lugares que permitieran a jornaleros aborígenes (en
la práctica vasallos tributarios) concurrir a labores productivas que enriquecieran a
los conquistadores o a la mita colonial.
DESCRIPCIÓN
El pueblo de indios se constituían como un espejo pauperizado de la ciudad
española. La urbanización era en damero, de ser posible. Se consideraba una
plaza central rodeada de un portal, destinado al intercambio de productos; una
capilla, regentada o visitada por el cura doctrinero; un calabozo; la casa del
cacique o del noble venido a menos, en el caso de los antiguos imperios indígenas
de México y Perú; y, finalmente, las dependencias de un cabildo indígena, que
debía secundar al cura en la lucha contra los cultos preexistentes y en la
organización permanente de procesiones y actividades rituales. Generalmente, por
la necesidad de reforzar el triunfo de la nueva religión, la capilla era acompañada
por la presencia de un crucifijo atrial y de otro en la cima del tradicional cerro
sagrado vecino, a manera de mensaje redundante.
Habitualmente toda la infraestructura nombrada, con la excepcional salvedad de la
capilla, era bastante ligera e informal, pudiendo una sola choza cumplir las
funciones de casa del cacique, calabozo y cabildo. Normalmente el portal era
apenas una ramada.
AUTORIDAD
Legalmente la autoridad superior era el corregidor de indios, encargado de todas
las reducciones y pueblos de indios de una comarca. El representante español
permanente en el pueblo era el cura doctrinero. El cacique y su cabildo actuaban
como colaboradores de este último.
Los caciques locales, como los tlatoani, gobernantes dinásticos de los altépetl de
México, se vieron de pronto oficialmente reconocidos por los conquistadores y
aceptaron cumplir la función de autoridades mediadoras de la comunidad con sus
nuevos amos. Muchos adoptaron las insignias y visualidades coloniales de poder.
Restos de estas costumbres aún se encuentran, por ejemplo, entre los mapuches
de Chile, donde muchos loncos -caciques de esta etnia- no utilizan las insignias
precolombinas como atributo de su jefatura, sino el hispano bastón de mando con
pomo enchapado de metal. En los andes peruanos, muchas comunidades
indígenas aún tienen a un alcalde de indios o envarado, quien se distingue de los
demás por llevar un poncho y una vara de 2 m que tiene una cruz de plata en el
extremo superior. Están presentes en el izamiento del pabellón nacional y ocupan
el área del altar mayor en las dos misas del domingo. Acompañan las festividades
como el paseo de la bandera, y las procesiones de los santos mayores.
TIERRAS CIRCUNDANTES
Alrededor del pueblo existían ejidos o parcelas destinadas al trabajo comunitario y
el autoabastecimiento, pero fuera de estos límites inmediatos el pueblo estaba
cercado por las tierras del encomendero, que con el tiempo devinieron en
propiedades más sólidas: las haciendas. Estas ejercían normalmente una gran
presión sobre los lindes territoriales y mano de obra del pueblo de indios. De
hecho, la mayoría de estos asentamientos terminarán metafóricamente engullidos
por la expansión de las tierras de los hacendados a principios del siglo XIX.
Otros caso es el de pueblo de indios que se instalaba en las inmediaciones de una
ciudad española, constituyéndose en un arrabal que provía trabajadores para las
labores serviles y productos para la feria local. Muchos barrios de las actuales
capitales latinoamericanas fueron, asentamientos indígenas organizados por las
autoridades durante la Conquista y la Colonia. En el caso de estos asentamientos
suburbanos, rápidamente se desdibujó cualquier sistema de representación o
identidad, como el cacicazgo. Esto, al imperar en ellos un mayor mestizaje, que
hacía que con el paso de las generaciones sus pobladores dejaran de pertenecer
jurídicamente a la "república de indios", y quedaran huérfanos respecto a las
leyes, al tampoco ser integrados a la llamada "república de españoles".
EMPLAZAMIENTO
El pueblo de indios debía ubicarse, de acuerdo a las ordenanzas reales, en tierras
llanas y accesibles. Esto obligó a la reubicación, en Mesoamérica, de numerosos
altépetl que habían sido originalmente instalados, priorizando su cercanía a las
fuentes de agua, en quebradas y serranías.
HISTORIA
Origen: la «congregación»
El proceso de instalación de pueblos de indios es denominado por algunos
autores, rescatando el lenguaje usado por la administración española: la
"congregación".
La iniciativa de concentrar a la población indígena en villorrios se puede rastrear
en las primeras colonias de las Antillas. Allí los conquistadores llegaron
rápidamente a la conclusión de que la dispersión de gentes montaraces, y la
costumbre de estas de vivir prácticamente escondidas de los europeos en
quebradas y peñones apartados, conspiraba contra el objetivo de contar con
abundante mano de obra.
Luego vino una série de disposiciones reales que consagraron la política de
Congregación: las reales cédulas de 1545 y años siguientes impulsaron la
reubicación y fueron acumulando instrucciones acerca del régimen que debía
imperar en los nuevos asentamientos.
A fines del siglo XVI la monarquía comenzó a fomentar el asentamiento producto
de una nueva preocupación, más pedestre que los avatares de la Conquista y
Evangelización: la necesidad de evitar la usurpación de las tierras baldías,
teóricamente de propiedad de real. Ya Felipe II en una cédula de 1568 urgía a la
justicia colonial a evitar este tipo de exacciones. Debido a este problema surgió la
necesidad de regularizar y determinar qué tierra había sido entregada en merced o
era ocupada legítimamente. El resultado fue promulgación de varias cédulas en
1591, llamadas "de composición", que dieron origen a un largo proceso de
titulación formal de las tierras de españoles e indios.
La implementación práctica de la Congregación fue un proceso complejo y que
varió de una zona geográfica a otra, dependiendo de la voluntad y eficiencia de los
diversos gobernadores y virreyes locales.
La Congregación en México
En el caso de México, que ha sido bastante estudiado en los últimos años, el
proceso se realizó en dos grandes oleadas principales: La primera se desarrolló
durante el gobierno del virrey Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, extendiéndose
entre la década de 1550 y 1564. La segunda ola, aparentemente motivada por las
cédulas "de composición", fue impulsada por la administración del virrey Gaspar
de Zúñiga y Acevedo, y se extendió entre los años 1595 y 1625.8
Pero estos grandes procesos de fines del siglo XVI no partían de cero. Ya en la
primera mitad de dicha centuria 2.000 pueblos de indios tenían algún grado de
reconocimiento y registro oficial en el Virreinato de Nueva España.9
La Congregación en Perú
Desde las primeras décadas tras la Conquista se inició la fundación de pueblos de
indios. Pero fue el virrey del Perú, Francisco de Toledo, comenzó en 1568 a
implementar en forma la política de reasentamiento en pueblos de indios. Santiago
de Surco, fundado a las afueras de Lima, fue instalado como un modelo de lo que
debían ser estas villas.
En Chile
En Chile la política de pueblos de indios fue impulsada en dos momentos:
La Tasa de Gamboa: Publicada en 1580 por el gobernador Martín Ruiz de
Gamboa. Este documento regía sobre el territorio comprendido entre el Río
Choapa y el Río Maule. Estaba inspirada en las medidas impulsadas por el virrey
Toledo en Perú. No tuvo mayor vigencia práctica, pues los indígenas siguieron
trabajando en las minas y terminó siendo abolida en 1587 por el gobernador
Alonso de Sotomayor.
El trabajo de agrimensura de Ginés de Lillo: El gobernador Alonso de Ribera creó
el cargo de visitador de tierras, encargado de velar por la existencia y
supervivencia de los pueblos de indios. La labor de Ginés de Lillo se inició en
1603.
Lenguas
De acuerdo con la Constitución Nacional, las lenguas indígenas son también
oficiales en sus territorios, aparte del castellano. En el país, se hablan 64 lenguas
amerindias y una diversidad de dialectos que se agrupan en 13 familias
lingüísticas.
Subsisten lenguas de las familias chibcha caribe (Yukpa, Carijona); arawak
(Wayuunaiki, Kurripako, Piapoco, Yukuna); barbacoa (Awá, Guambiano); chocó
(Embera y Wounaan); guahibo (Sikuani, Cuiba, Hitnü, Iguanito, Guayabero),
tucano (Desano, Siriano, Tucano, Piratapuyo, Cubeo, Tanimuca, Coreguaje,
Siona), macú-puinave (Nukak, Jupda, Puinave), witoto-bora y sáliba. Los ingas
hablan quichua. Otras lenguas son consideradas hasta ahora como
independientes, como las de los Ticuna, Andoke, Umbrá y Kamentsa. Se discute
si el Nasa Yuwe es independiente o se relaciona con la familia barbacoa, la
chibcha o las lenguas andinas.
Algunos pueblos indígenas, como los Pijao, Senú, Mocaná, Kankuamo y Pastos,
ya no hablan su idioma original y solamente usan el castellano.