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Veredas y Senderos Del Haiku en México

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introducción

Veredas y senderos del


haiku en México
ivonne murillo, ezequiel maldonado y fernando martínez

L
anzamos la Convocatoria del Encuentro-haiku sin tener meridiana clari-
dad de lo que se venía. Fue como lanzar esa célebre botella al mar y ver
si un alma alucinada, como la nuestra, la hallaba. Miguel Ángel Flores,
escritor y maestro de la uam Azcapotzalco, nos alertó: se van a meter a un uni-
verso, el del haiku, que es infinito, no tiene límites y es de enorme complejidad.
Cual faro para naves extraviadas o sin rumbo, nos guio hacia Agustín Jiménez,
librero de prosapia, de esos que por desgracia ya no se encuentran desde que
imperan mercancías y mercados de libros de autoayuda o de aventuras ado-
lescentes en colegios de magia y hechicería.
Agustín Jiménez ya había editado Camino del Haikú. Ensayos y poemas.
Antología Hispanoamericana (2004)1, un extraordinario libro que dio cuen-
ta del estado de la cuestión, del panorama mexicano e hispanoamericano de
haiku. Fue nuestra biblia, pues descubrimos a mexicanos y latinoamericanos
que ni por asomo intuíamos su incursión en esa forma poética. A Tablada lo
conocíamos en cursos tradicionales de literatura mexicana. Muy pocos alerta-
ban de manera enfática sobre la relevancia de ese japonista, impulsor e intro-
ductor del haiku en México y en Latinoamérica. En la biblia de Jiménez escriben
José María González de Mendoza2, el estridentista Manuel Maples Arce, Don
Alfonso Méndez Plancarte, José Vicente Anaya y Alfonso Cisneros, entre otros.
El descubrimiento fue valioso, leímos y comentamos a los haijines mexi-
cas: Carlos Gutiérrez, José D. Frías, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Jaime
Torres Bodet, Nellie Campobello con un haiku tarahumara, y una pléyade de

1
Agustín Jiménez (selec.), Camino de Haikú. Ensayos y poemas. Antología hispanoamericana,
México, Ediciones El Tucán de Virginia-Gobierno de la Ciudad de México, 2015.
2
José María González de Mendoza advierte: “Los aciertos de expresión sobria y sintética que
logran los indios en sus artes decorativas dejan suponer que en el haikai realizarían verdaderas
obras maestras, como los campesinos japoneses del siglo xvii.” Agustín Jiménez (selec.), op. cit.,
p. 32.

5
veredas y senderos del haiku en méxico

escritores japonistas vivos, como Martha Obregón Lavín –también pintora y


hoy nuestra compañera y promotora del haiku–, Jade Castellanos –alumna
y compañera en la uam Azcapotzalco–, y nuestro amigo Miguel Ángel Flores.
En la sección Latinoamérica está Jorge Carrera Andrade y Jorge Luis Borges,
Flavio Herrera y Mario Benedetti. Y todavía un espacio español con dos monu-
mentos: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Advierte Agustín Jiménez:
“esta antología es un camino abierto a próximos trabajos que irán perfeccio-
nando esta primera selección […].”3
No fue gratuita la advertencia de Miguel Ángel, perdernos en el laberinto-
haiku. El mismo Flores incursionó en el orientalismo y fue presa de culturas y
literaturas china y japonesa, como lo anota en Sentimiento de un accidental:

En los años 2004 y 2005 tuve la oportunidad de vivir en el Extremo Oriente, es decir
en China […] y visité Japón […]. Me acerqué a la caligrafía y a la lengua chinas […].
Me impregné de una estética. Yo era totalmente ajeno a la tradición del Extremo
Oriente, pero sentí la inquietud de escribir poemas inspirados en él […]. Me he senti-
do atraído por los haikus japoneses. Atrapar el instante, fijar un momento de nuestra
experiencia con los seres y las cosas, en la brevedad total: la poesía como espejo de
un bonsái.4

En este mismo libro, poetiza sobre lo pasajero de la juventud y la decadencia


del cuerpo. Es un canto a la naturaleza, al silencio, al viento. En el texto, son no-
tables los grabados de Raúl Hernández Valdés, que no acompañan, tienen vida
propia al lado de fragmentos de prosa poética. Es muy probable que los pri-
meros haikus de Flores fueran publicados en la Antología de Jiménez, en 2004.
En nuestras veredas y en sucesivos acercamientos al haiku, encontramos a
Amelia Kayo Matsubara, directora del Chuo Gakuen, colegio de cultura japo-
nesa en México, quien nos habló de pequeños poetas ganadores de premios
internacionales organizados por Japan Airlines, jal. Fue un auténtico hallazgo.
Nos mostró la revista de jal con las creaciones infantiles y sus dibujos, acordes a
la tradición japonesa. También nos regaló el folleto Cómo hacer un haiku don-
de, con sencillas explicaciones, se nos dice en qué consiste este tipo de poesía,
cómo podemos apreciarla y cuál es su vínculo con lo fortuito u ocasional. El
texto ejemplifica los poemas con dibujos que dan cuenta de los sentimientos y
las experiencias de la imaginación infantil.

Ibid., p. 10.
3

Miguel Ángel Flores, Sentimiento de un accidental, México, Universidad Autónoma Metropoli-


4

tana, 2013, p. 99.

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ivonne murillo, ezequiel maldonado, fernando martínez

Con una convocatoria en marcha y emociones encontradas ante una huel-


ga que se prolongaba, alguien argumentó la viabilidad de cancelar el evento
y correr fechas hasta 2020. Por fortuna prevaleció la cordura y una paciencia
sin límites ante el posible arribo de una embarcación o la botella marina con
una respuesta. En ese lapso, conocimos a Cristina Rascón, escritora, traductora,
promotora cultural y difusora del haiku a nivel continental. “Todos los caminos
nos llevaban hacia ella”, señaló Ivonne Murillo, pues Kayo Matsubara, por un
lado, y Carlos García, por otro, nos plantearon conocerla. Hoy forma parte del
comité organizador de nuestro Encuentro, al que titulamos “Instante suspen-
dido. Haiku: poética y transculturación. Primer encuentro de haijines y estudio-
sos del haiku”. Cristina es de una enorme generosidad: nos abrió sus relaciones
y vínculos con creadores en español y en lenguas originarias. Conocimos un
poco de su reciente producción: Reflejos. Haiku y otros géneros breves5 y Flor
del alba. Antología de haiku de Chiyo-ni6. Este último con traducciones de
Cristina Rascón, del japonés al español, y de Mardonio Carballo, del español al
náhuatl, con ilustraciones de Fabricio Vanden Broeck.
Gracias a Alicia Cuevas, Guillermo Burgos y Edgar Aguilar, la Alcaldía de Xa-
lapa nos abrió sus puertas: presentamos el número 50 de Tema y Variaciones
de Literatura y la convocatoria a nuestro Encuentro fue difundida generosa-
mente. Ivonne Murillo, en reunión con intelectuales xalapenses, expuso varios
de sus libros de artista; tuvo una enorme acogida. En ese entorno, Alicia Cue-
vas y Edgar Aguilar mostraron interés en sumarse a la aventura, no sólo como
haijines, sino como parte del equipo que colaboraría en la revisión y valoración
de los materiales que estaríamos por recibir en respuesta a la convocatoria
lanzada. El equipo y la solidaridad crecieron.
Carlos García, responsable de la Galería del Tiempo de nuestra unidad Az-
capotzalco, y Margarita Ledesma, diseñadora y traductora español-japonés de
haiku, invitaron a Luis Coga y a Vladimir Montoya a una charla informal. Luis
es un extraordinario calígrafo y artista visual, mientras Vladimir es un genuino
origamista que recrea, con manos y papel, fauna y flora acorde a la tradición
japonesa. Fue un hallazgo conocer a ambos, pues ello derivó en múltiples pro-
yectos: la instalación de pendones en las vidrieras de la biblioteca de la uam Az-
capotzalco, con haikus en español y su traducción al japonés, idea de la maes-
tra Ledesma; Vladimir Montoya, con la impartición de un taller de origami a

Cristina Rascón, Reflejos. Haiku y otros géneros breves, México, El Dragón Rojo, 2018.
5

Chiyo-ni, Flor del alba. Antología del haiku de Chiyo-ni. Ijnaloxochitl, traducción del japonés
6

Cristina Rascón, y del español al náhuatl Mardonio Carballo, ilustraciones de Fabricio Vanden
Broeck, México, Editorial y Servicios Culturales El Dragón Rojo, S.A. de C.V., 2017.

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la comunidad; Luis ofreció organizar dos talleres de haiku y realizó un perfor-


mance-caligráfico en el Jardín Zen, el cual, gracias a la gestión de Carlos García
y con el apoyo de la Coordinación de Extensión Universitaria bajo la dirección
del Dr. Luis Noreña Franco, pudo reinaugurarse. Reuniones semanales a mane-
ra de seminario nos permitieron una interacción multidisciplinaria, rica en ideas
e iniciativas que han fortalecido nuestros lazos de colaboración. Nunca imagi-
namos a artistas recreando esta forma poética japonesa a través del trazo de
kanjis, del origami, del diseño, de la poesía escrita por niños y de la traducción,
tejiendo una compleja urdimbre transcultural y transdisciplinaria con profun-
do arraigo en nuestro ser latinoamericano.
En ese lapso, celebramos en la uam Azcapotzalco el centenario de una obra
pionera en México y Latinoamérica, Un día… de José Juan Tablada, publicada
originalmente el 1 de septiembre de 1919, en Venezuela. Este acontecimiento
marcó a Tablada como el genial difusor de este género poético en nuestro con-
tinente. Con ello, Occidente estrechó lazos culturales con Oriente, recreando
esa forma de poesía acorde a nuestros colores, sabores, sentimientos y cos-
movisiones. Tablada en el haiku intuyó la separación de la retórica poética de
Occidente ante la condensación, la síntesis de esta poesía, como bien lo dice:
“La poesía es quintaesencia, espíritu, síntesis […]. La prosa es análisis inductivo
o deductivo… La poesía es intuición pura.”7 Este deslinde es clave ante formas
poéticas saturadas de metáforas y con el poeta como protagonista a través
del yo. Tablada no confronta la ortodoxia japonesa, la evade, y desde su pecu-
liar sentimiento mexicano escribe Un día… y anota como subtítulo y guiño a la
posteridad, Poemas sintéticos.
Después de José Juan Tablada, esta forma poética adquirió nacionalidad
mexicana, peruana, argentina, latinoamericana, con rasgos, tonalidades y has-
ta métricas propias de una peculiar expresión. De la fascinación ante el fluir de
un río o la caída de las hojas, en el medio tono del haiku tradicional, se transi-
ta a una naturaleza trágica o con carga irónica en Nuestra América, con gran
colorido y una especial luminosidad: “Tierno saúz: / casi oro, casi ámbar / casi
luz”. A la asunción de esta poesía como forma de existencia en el medio orien-
tal, en nuestros creadores se convierte en una forma artística peculiar, con otro
temperamento. Un caso es Jorge Luis Borges, ceñido a la métrica tradicional y a
las sugerencia orientales: “¿Es un imperio / esa luz que se apaga / o una luciér-
naga?” El otro es Octavio Paz, en un tono festivo, juguetón en “Niño y trom-
po”: “Cada vez que lo lanza / cae justo, / en el centro del mundo”.

Cit. por Seiko Ota, José Juan Tablada: su haikú y su japonismo, México, fce, p. 194.
7

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Para esta celebración, organizamos un encuentro con Cristina Rascón y Ro-


dolfo Mata Sandoval, quienes desde su saber, como estudiosos del haiku y en
particular de la obra de Tablada, nos ofrecieron una amena e ilustrativa charla
que introdujo a los estudiantes y profesores de nuestro campus y de diferen-
tes disciplinas a este universo poético. La jornada cerró con la reinauguración
del Jardín Zen y el arte caligráfico de Luis Koga.
Estas veredas y senderos hacia el haiku afianzaron a nuestro grupo, que ve-
nía laborando desde cinco años atrás. Fue la culminación y continuidad de un
proceso iniciado por Ivonne Murillo a través del diseño, de sus libros de artista,
y el vínculo literario. La maestra realiza dos exposiciones. En la primera, “De lo
oculto y lo manifiesto” (2014), presenta a Masaoka Shiki, seis haikus, a través
de un montaje de acrílico que permite la lectura directa o su despliegue con la
incorporación de luz. En la segunda exposición, “Instante suspendido” (2017),
se amplía el panorama con el vínculo Japón-Latinoamérica: sus variados mate-
riales y técnicas, como el grabado y el corte láser en acrílico, el grabado láser
en la delicadeza del papel fabriano o del eames; con sus juegos de luces y som-
bras, de texturas y profundidades, invita al espectador al goce reflexivo de las
variadas lecturas de una poesía que posee una multiplicidad de sentidos. En sus
diecisiete libros de artista enlaza pasado con presente, tradición y modernidad.
En esta etapa ya tenemos un proyecto de investigación interdivisional, cyad-
csh, donde conviven el diseño, el arte, la literatura. Lo esencial: el trabajo en
equipo, el trabajo entre compañeros y la genuina división de actividades, algo
insólito en un mundo de emprendedores y líderes que desprecian el colectivo
y el trabajo colaborativo. Es decir, estamos en sintonía con el haiku, no hay
protagonismo, no impera el yo sino el nosotros.
En nuestra labor nos acompañó el espíritu y la sutileza de un Bashō nóma-
da. Término adecuado para quien vive, como él, desplazándose de un lugar a
otro, sin establecer en ninguno su residencia. La propiedad privada le es indife-
rente, sin ser comunista. La propia muerte lo halla en casa de la poetisa Sono-
Jo. Su último haikai, dictado a un discípulo, nos habla de su eterno peregrinaje:
“Viajo, estoy enfermo / y mi ensueño / recorre los campos muertos”. El viaje se
asume como forma de vida que se integra a una expresión poética basada en
la contemplación de flora y fauna. El viaje, como el eterno fluir de la vida, con
bártulos y un equipaje que cabe en una mochila.
La convocatoria del Encuentro mostró, en una etapa, cierta fragilidad, o más
bien desequilibrio, pues por su propia naturaleza, abundaron las creaciones li-
terarias y en menor medida el diseño o las propuestas plásticas. En respuesta,
la estrategia implementada fue entrar en comunicación directa, primero con
los artistas que atendieron al llamado inicial, como Claudio Mesa quien, desde

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Chile, se sumó con su propuesta fotográfica interactiva, y con Fernanda Saa-


vedra, filóloga y artista plástica de la uam-Iztapalapala y de la unam, quien
participa con un proyecto de intervención a través de esténciles de haikus. En
un segundo momento, convocamos a profesores de nuestra Unidad a partici-
par en el proyecto. De tal suerte que se sumaron Itzel Sainz, profesora-inves-
tigadora de Ciencias y Artes para el Diseño, con un trabajo de sus estudian-
tes para montar una instalación en los jardines de la Unidad; Fabricio Vanden
Broeck, con la exposición de las ilustraciones que realizó para el libro de Cristina
Rascón, Flor del alba, Antología de haiku de Chiyo-ni, que ya hemos mencio-
nado. La exposición de ocho libros de artista de Ivonne Murillo sobre haiku y
la intervención de las vidrieras de la biblioteca (Cosei) de la Unidad, por Marga-
rita Ledesma, entre otras muchas actividades.
La Convocatoria fue muy exitosa, con una participación de 38 haijines de di-
versos países: Chile, España, Rumania, Argentina y Bélgica, y estados de la repú-
blica: Puebla, Hidalgo, Estado de México, Sonora, Jalisco y Ciudad de México.
Recibimos alrededor de 400 haikus, algunos de los cuales se publicarán en len-
guas originarias como el náhuatl y el hñähñu, y que se podrán disfrutar en este
número de la revista, además de que en 2020 serán incluidos en la Antología
que estamos preparando con particular esmero.
Por último, deseamos agradecer el apoyo brindado a nuestro Encuentro-
haiku por parte de las autoridades de la uam Azcapotzalco. Al Dr. Marco Vinicio
Ferruzca Navarro, Director de cyad, al Dr. Saúl Jerónimo Romero, encargado
del Departamento de Humanidades, a la dcg. Dulce María Castro Val, jefa del
Departamento de Investigación y Conocimiento de cyad, al Dr. Luis Noreña,
coordinador de Extensión Universitaria, y al Dr. Vicente Francisco Torres, jefe
del Área de Literatura, del Departamento de Humanidades.
Sin duda éste ha sido un año de encuentros, de coincidencias, de trabajo
conjunto y de celebración de una comunidad que crece día con día y que se
manifiesta en un ejercicio de construcción de identidad, transculturalidad y mul-
tidisciplinariedad en torno a la brevedad de un instante, el nuestro. Quede
como testimonio de ello lo que en este número de nuestra revista les entrega-
mos: poemas, ensayos, imágenes y variaciones…

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ivonne murillo, ezequiel maldonado, fernando martínez

Bibliografía

Chiyo-ni, Flor del alba. Antología del haiku de Chiyo-ni. Ijnaloxochitl, traducción del
japonés Cristina Rascón, y del español al náhuatl Mardonio Carballo, ilustraciones
de Fabricio Vanden Broeck, México, Editorial y Servicios Culturales El Dragón Rojo,
S.A. de C.V., 2017.
Flores, Miguel Ángel, Sentimiento de un accidental, México, Universidad Autónoma
Metropolitana, 2013.
Jiménez, Agustín (selec.), Camino de Haikú. Ensayos y poemas. Antología hispanoame-
ricana, México, Ediciones El Tucán de Virginia-Gobierno de la Ciudad de México,
2015.
Ota, Seiko, José Juan Tablada: su haikú y su japonismo, México, fce.
Rascón, Cristina, Reflejos. Haiku y otros géneros breves, México, El Dragón Rojo, 2018.

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