Articulo
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Maestra:
Lucia García
Resumen
Terapia familiar cognitivo-conductual con cuatro
Adultos
PRESENTA:
Verónica Romero López
Materia:
Avances de las Terapias de pareja y fa
Terapia familiar cognitivo-conductual con cuatro adultos
Desde la perspectiva de la terapia cognitivo-conductual, existe una influencia recíproca entre lo que
uno piensa, siente y hace y entre estos elementos y las variables contextuales o ambientales en las
que suceden. Dentro de la terapia familiar cognitivo-conductual (TFCC), se considera que el
comportamiento en respuesta al comportamiento de otros miembros de la familia está influido por las
creencias sobre uno mismo y por las creencias sobre cómo debe ser y comportarse la familia.
Estas creencias influyen en la información que cada miembro atiende, percibe, almacena y recupera,
en las atribuciones, interpretaciones y valoraciones que hace de los comportamientos de los otros
miembros y en las expectativas que tiene sobre dichos comportamientos.
En todo este proceso, aparecen sesgos cognitivos y reacciones emocionales que, en el caso de las
creencias disfuncionales o de las creencias que entran en conflicto con las de otros miembros de la
familia, contribuyen al surgimiento y mantenimiento de situaciones conflictivas y patrones
desadaptativos de comportamiento. Finalmente, cómo se responde al comportamiento de los otros,
afecta a que persista o no dicho comportamiento por mediación de las cogniciones, emociones y
conductas de los miembros implicados.
En consonancia con este modelo, la TFCC busca cambiar las creencias disfuncionales y los
patrones desadaptativos de comportamiento. Para ello, utiliza técnicas como la reestructuración
cognitiva, los experimentos conductuales, el fomento de la empatía, el entrenamiento en habilidades
de comunicación, negociación y resolución de problemas, y la potenciación del afecto positivo y de
En niños y/o adolescentes, la TFCC ha sido también eficaz para mejorar el ajuste en casos de abuso
sexual infantil y el cumplimiento del régimen para la diabetes y para reducir el riesgo de maltrato
físico infantil, el rechazo escolar
En el caso de los adultos, la TFCC, en combinación con psicofármacos, se ha mostrado eficaz para
la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Los datos son algo menos convincentes para el abuso de
sustancias y el trastorno obsesivo-compulsivo. Dejando a un lado la terapia de pareja, en España
prácticamente no se han publicado estudios sobre la aplicación de la TFCC en adultos.
En esta publicación se habla de una familia que estaba constituida por el padre (58 años, en activo),
la madre (56 años, ama de casa) y una hija y un hijo, de 21 y 20 años respectivamente; la primera
estudiaba y el segundo trabajaba. Inicialmente, acudieron por propia iniciativa el padre y la hija para
consultar por una serie de conductas problemáticas en la madre, tales como acostarse casi al
amanecer, abandono de las tareas de la casa y de las relaciones sociales, ver mucho la televisión y
consumo excesivo de tabaco y alcohol. Estas conductas habían aparecido tras el padecimiento de
un ictus cerebral 3 años atrás y habían deteriorado mucho la vida familiar.
Se realizaron dos entrevistas con el padre y la hija en las que se exploraron estos problemas, las
variables que influían en los mismos y la dinámica familiar. A partir de la información obtenida, la cual
se presenta más abajo junto con la proporcionada por toda la familia, se hipotetizó que las creencias,
reacciones y déficits de la familia jugaban un papel fundamental en el mantenimiento de los
problemas de la madre, por lo que se consideró oportuna una terapia familiar en vez de individual.
Se hizo una devolución de esta información al padre y a la hija para justificarles la necesidad de
abordar los problemas desde una perspectiva familiar. Una vez aceptado esto, se les pidió que
solicitaran a la madre y al hijo su participación para completar la evaluación y resolver de forma
conjunta los problemas expuestos.
Análisis del problema Según las informaciones proporcionadas por los miembros de la familia en las
entrevistas, estos realizaban pocas actividades agradables conjuntas, expresaban poco afecto
positivo y hacían hincapié en la corrección de conductas erróneas en lugar de reconocer las
adecuadas, tanto antes como después del ictus. Además, los progenitores, muy especialmente el
padre, desempeñaban un rol educativo autoritario y controlaban excesivamente a los hijos. Estos
habían mantenido un rol sumiso, dejando todas las responsabilidades familiares a los padres hasta
la ocurrencia del ictus.
Tras este, la madre pasó a ser una persona dependiente durante el primer año y el peso de las
responsabilidades domésticas recayó sobre la hija, el estado anímico de la madre empeoró, lo cual
contribuyó también a que no volviera a desempeñar su rol anterior. Esto era interpretado
negativamente por el resto de la familia y suscitaba sentimientos de rechazo hacia la madre.
Como consecuencia, quedaba reforzado el rol pasivo de la madre y esta buscaba válvulas de
escape (picar, fumar y beber alcohol excesivamente), reducía drásticamente el contacto con la
familia y los amigos y mostraba un bajo deseo sexual, todo lo cual era fuente de discusiones
conyugales.
Análisis funcional
Objetivos terapéuticos
Los objetivos terapéuticos fueron saber expresar lo que uno piensa pero sin herir al otro, aumentar la
empatía, aprender a negociar soluciones adecuadas, ex- presar más afecto positivo, reforzar los
logros de los otros miembros y evitar remarcar los aspectos erróneos, ampliar el tiempo de calidad y
actividades conjuntas con cada miembro y con toda la familia, adaptarse al proceso de recuperación
de la madre y aceptar, en caso necesario, ciertos comportamientos de esta, tales como fumar y
beber.
Tratamiento
Una vez terminada la terapia, el padre recibió, a petición suya, 20 sesiones de terapia para su actitud
autoritaria y de irritabilidad hacia otras personas aparte de su familia cuando no se comportaban
como él creía que debían hacerlo.
Resultados
Según la familia y las terapeutas, tras el tratamiento se consiguieron en gran medida los objetivos
propuestos, aunque se pensó que era necesario que siguieran trabajando por su cuenta para
consolidar los logros obtenidos. Los resultados de las pruebas cuantitativas administradas al final de
la terapia corroboraron estas impresiones. En concreto, según las respuestas del padre y el hijo en la
FES, hubo una clara mejora de la cohesión y una disminución del conflicto familiar al tiempo que
cambios positivos en áreas importantes para la familia: social, recreativa y organización y
planificación. Sin embargo, la puntuación del padre en esta última área siguió estando dentro de la
disfuncionalidad. Lamentablemente, no disponemos de los datos de la hija al haberse extraviado el
cuestionario correspondiente. Los datos de la madre en la FES son también positivos, aunque de
validez dudosa debido a la falta de conciencia de muchos de sus problemas. De todos modos, la
madre afirmaba que la situación familiar había mejorado.
En el seguimiento realizado a los 10 meses tras el tratamiento (7 meses en el caso de la hija, por
haberse mudado entonces), se constató un mantenimiento o mejora adicional de los resultados
conseguidos en la FES, aunque las puntuaciones de la hija en ciertas áreas de interacción familiar
siguieron estando dentro de la disfuncionalidad. Las mejoras en la interferencia causada por los
problemas también se mantuvieron, aunque con alguna puntuación ligeramente por encima del punto
de corte en el caso de la hija y del padre.
Discusión
Este caso ejemplifica cómo la TFCC con adultos, centrada en el cambio de las creencias
disfuncionales y los patrones desadaptativos de comportamiento, produce cambios benéficos
importantes en el funcionamiento familiar. Y estos resultados no se producen solo en el
postratamiento, sino que perduran al menos meses después de acabado este. Sin embargo, sería
conveniente realizar seguimientos más largos. Los resultados obtenidos van en la línea de los
estudios controlados que indican que la terapia familiar en general y la TFCC en particular son
eficaces para una diversidad de trastornos y problemas con adultos
Por lo que respecta al consumo de sustancias por parte de la madre, este es quizá el único conflicto
importante que seguía persistiendo en la familia. Es posible que un terapeuta más experimentado
hubiera podido conseguir resultados más positivos, pero la madre presentaba una falta total de
conciencia de la gravedad del problema; se encontraba en la fase precontemplativa del modelo de
Prochaska y DiClemente (1982). En esta etapa, la presión por parte de los otros no es la mejor
estrategia para cambiar (Miller y Rollnick, 2002) y así intentamos trabajarlo con la familia. El éxito fue
solo parcial, ya que aunque la presión se redujo, la preocupación por un nuevo ictus hizo que no
desapareciera del todo. A pesar de esto, la actitud de la familia devino más flexible y empática, lo
que redujo la intensidad de este y otros conflictos y contribuyó de modo sustancial al éxito
terapéutico.
La importancia de realizar la terapia familiar, sin excluir ni marginar a ninguno de los miembros.
También fue muy importante la realización de ejercicios de empatía para resolver dificultades y la
enseñanza de las pautas de comunicación eficaz de un modo gradual. El trabajo con esta familia
sirvió para perfeccionar habilidades terapéuticas tales como escucha activa, empatía,
incondicionalidad, flexibilidad ante los cambios, tolerancia a la frustración (conocimiento de los
límites de cada miembro de la familia), mayor directividad, improvisación de técnicas en la propia
sesión y competencia profesional.