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Antropologia

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Antropología Cultural. Marvin Harris.

La Antropología es el estudio de la Humanidad, de los pueblos antiguos y modernos así como de sus estilos
de vida. Comprende, debido a su amplitud y complejidad, normalmente se dedican a cuatro aspectos
principales de la experiencia humana. Divididos normalmente en departamentos, estos son:

1. Antropología social o cultural: Es la encargada de la descripción y análisis de la cultura del pasado y el


presente. Posee una subdisciplina, Etnografía, que se dedica a la descripción sistemática de culturas
contemporáneas. La comparación entre culturas proporciona la base para hipótesis y teorías sobre las causas
de los estilos humanos de vida. La Antropología cultural también se puede dividir en:

1.1 Antropología aplicada: Estudia y hace propuestas para solucionar problemas prácticos y evaluar
resultados.
1.2 Antropología médica: Estudia los factores biológicos y culturales en la salud y en la enfermedad así
como el tratamiento del enfermo.
1.3 Antropología urbana: Estudia la vida en la ciudad.
1.4 Antropología del desarrollo: Estudia las causas del subdesarrollo y del desarrollo de las naciones menos
desarrollada.

2. Arqueología: Es la investigación de las culturas de épocas pasadas, teniendo a su disposición amplías


secuencias de evolución social y cultural bajo diversas condiciones naturales y culturales. Su aporte consiste
a la comprensión de las características actuales de la existencia humana y al contraste de las teorías de la
causación histórica. La Arqueología también se puede dividir en:

2.1 Arqueología histórica: Estudia las culturas del pasado reciente por medio de una combinación de
material escrito archivado y excavaciones arqueológicas.
2.2 Arqueología industrial: Usa las técnicas de la Arqueología histórica pero centrándolas en factorías e
instalaciones industriales.
2.3 Arqueología contractual: Lleva a cabo encuestas arqueológicas para la defensa del medio ambiente y la
protección de lugares históricos.

3. Lingüística Antropológica: Estudia la gran diversidad de lenguas habladas por los seres humanos. Están
orientados a la reconstrucción histórica de estas lenguas y de familias lingüísticas enteras. Tienen interés por
la forma en que el lenguaje influye y es influido por otros aspectos de la vida humana, por la relación entre
evolución del lenguaje y la del Homo Sapiens, así como por la relación entre la evolución de las lenguas y la
evolución de diferentes culturas. La Lingüística antropológica también se puede dividir en:

3.1 Lingüística histórica: Reconstruye los orígenes de lenguas específicas y de las familias de lenguas.
3.2 Lingüística descriptiva: Estudia la sintaxis y la gramática de las lenguas.
3.3 Sociolingüística: Estudia el uso actual de la lengua en la comunicación cotidiana.

4. Antropología Física o Biológica: Es el fundamento de los demás campos en cuanto a nuestro origen
animal y nuestra naturaleza biológicamente determinada. Su interés radica en tratar de reconstruir el curso
de la evolución humana mediante el estudio de restos fósiles. Asimismo intentan describir la distribución de
las variaciones hereditarias entre las poblaciones contemporáneas, y deslindar y medir las aportaciones
relativas de la herencia, la cultura y el medio ambiente a la vida humana. La Antropología física se puede
dividir en:
4.1 Primatología: Estudia la vida social y biológica de los monos, grandes monos y otros primates.
4.2 Paleontología humana o Paleoantropología: Busca y estudia restos fósiles de primitivas especies
humanas-
4.3 Antropología forense: Identifica a las víctimas de asesinatos y accidentes.
4.4 Genética de poblaciones: Estudia las diferencias hereditarias en las poblaciones humanas.

La definición de Cultura.

Cultura puede ser definido como el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida, socialmente
adquiridos, de los miembros de una sociedad. Esto incluye sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir
y actuar —Conducta—. Esta definición sigue el precedente del padre de la Antropología académica,
Edward Tylor.

Empero, algunos antropólogos definen Cultura restringiéndola a las reglas mentales para actuar y hablar
compartidas por los miembros de una sociedad determinada. Estas reglas constituirán una especie de
gramática de la conducta y las acciones son consideradas como fenómenos de índole más «social» que
«cultural», aprovechando así para hacer una distinción entre la Antropología social de la cultural.

Otra distinción entre lo social y lo cultural, bastante frecuente, es la asignación del término social como la
relación entre los distintos grupos de una sociedad. La cultura vendría a ser los estilos de vida de los
miembros de una sociedad, pero no a la estructura grupal de ésta.

Es válido, también, preguntar que es una sociedad. Este es un grupo de personas que comparten un hábitat
común y que dependen unos de otros para su supervivencia y bienestar. Además, en el caso de las grandes
sociedades, éstas también se encuentran constituidas por clases, grupos étnicos, regiones, y otros subgrupos
significativos, recibiendo éstos frecuentemente el nombre de subculturas.

Endoculturación.

La endoculturación, también conocido como enculturación, es una experiencia de aprendizaje parcialmente


consciente y parcialmente inconsciente en la cual la generación de más edad incita, induce y obliga a la
generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales. La endoculturación tiene
su base, principalmente, en el control que ejerce la generación de mayor edad sobre los medios de premiar y
castigar a los más jóvenes. Y es gracias a esta experiencia de aprendizaje que, en parte, la cultura de una
sociedad tiende a ser semejante en muchos aspectos de una generación a otra.

La endoculturación programa a las venideras generaciones no solo para hacer réplica de la conducta de la
anterior generación, sino también para premiar la conducta que se adecue a las pautas de su propia
experiencia de endoculturación y castigar, o no premiar, las conductas que se desvía de éstas.

Limitaciones del concepto de Endoculturación.

La endoculturación no es capaz de explicar, al menos una parte considerable, los estilos de vida de los grupos
sociales existentes. Esto se debe a que la replicación de las pautas culturales de una generación a otra nunca
es completa. Las antiguas no siempre se repiten con exactitud en generaciones sucesivas, a la vez que
también se añaden nuevas.

Un ejemplo de un fenómeno que no puede explicar la endoculturación es el denominado «Abismo


generacional». Margaret Mead explica este fenómeno:

«Hoy en día, en ninguna parte del mundo hay ancianos que sepan lo que los niños ya saben; no importa cuán
remotas y sencillas sean las sociedades en las que vivan estos niños […] No se trata sólo de que los padres
ya no sean guías, sino de que ya no existen guías». (1970: 707-78).

Aquí hay que suponer más bien una ruptura en el proceso de endoculturación, pues los de mayor generación
no han sabido inducir eficazmente a sus hijos a replicar sus propias pautas de pensamiento y conducta. Esto
quiere decir que la endoculturación solo puede explicar la continuidad de la cultura, no su evolución.

Inclusive, en el aspecto de continuidad cultural, la endoculturación presenta limitaciones importantes. Toda


pauta replicada no es necesariamente el resultado de la programación de una generación por obra de otra.
Muchas de estas pautas son resultado producto de la reacción de sucesivas generaciones ante condiciones de
vida social parecidas- Inclusive, la programación recibida puede diferir de las pautas reales; es decir, la
gente puede ser endoculturada para comportarse de cierta manera, pero verse forzada, a causa de factores
externos que no pueden controlar, a actuar de otra manera.

La difusión.

La difusión es la transmisión de rasgos culturales de una cultura y sociedad a otra distinta. Este fenómeno es
tan frecuente que se puede afirmar que la mayoría de los rasgos que se encuentran en cualquier sociedad se
han originado en otra.

A principios del siglo XX, la difusión era considerada por muchos antropólogos como la explicación más
importante de las diferencias y semejanzas culturales. Sin embargo, a mediados y finales de ese siglo, la
difusión fue perdiendo fuerza como principio explicativo. No se duda que, generalmente, cuanto más
próximas se hallan dos sociedades, mayor será sus semejanzas culturales. El problema está en que no se
puede atribuir, simplemente, a una tendencia automática de la difusión de rasgos. Es probable, por ejemplo,
que sociedades próximas en el espacio ocupen ambientes similares, de ahí que sus semejanzas pueda deberse
pues a la adaptación de condiciones parecidas. Existen, además, varios casos donde ciertas sociedades en
estrecho contacto durante cientos de años y aun así mantienen estilos de vida radicalmente diferentes. Es
decir, la resistencia a la difusión es tan común como su aceptación. Inclusive, aceptando a la difusión como
explicación, aun se da la cuestión de por qué el elemento difundido se originó en primer lugar. Para finalizar,
la difusión es incapaz de explicar ejemplos de pueblos en los que se sabe que no han tenido ningún medio de
contacto inventaron herramientas y técnicas similares, así como desarrollar formas de matrimonio y creencias
religiosas análogas.

Esto indica que la difusión no es más satisfactoria que la endoculturación como explicación de rasgos
culturales similares. Si en la determinación de la vida social humana solo interviniesen la difusión y la
endoculturación, todas las culturas fueran y permanecerían idénticas, pero eso no es así.

No hay que concluir, aun así, que la difusión no desempeña papel alguno en la evolución sociocultural. La
proximidad entre dos culturas a menudo influye en la dirección y el ritmo de los cambios, y moldea detalles
específicos de la vida sociocultural, aunque tal vez no logre moldear los rasgos generales de las dos culturas.
Sin embargo, el contacto, por sí solo, aporta una explicación parcial, pues es posible que otros rasgos de la
cultura sean asimilados y otros no.
Aspectos mentales y conductuales de la cultura.

Los aspectos mentales y conductuales de la cultura es como un vasto mundo de pensamientos y sentimientos,
existiendo éste en distintos niveles de conciencia.

En primer lugar, los más alejados de la conciencia, como lo son las reglas gramaticales; claros ejemplos de
tales “estructuras profundas”.

En segundo lugar, un poco más próximas a lo conciente, las cuales pueden darse a conocer con las preguntas
adecuada; La formulación de valores, normas y códigos de conductas adecuados para ciertas actividades, son
un ejemplo claro de éstas. Sin embargo, este como solo es próximo a la conciencia, a veces está carente de
formalización o no son plenamente concientes.

Por último, existen reglas de conducta y enunciados de valores, proyectos, objetivos y aspiraciones
plenamente conscientes, explícitas y formales que pueden ser tratados por ejemplo en conversaciones
ordinarias, estar escritos en códigos de derecho, entre otros.

También, inclusive, las culturas tienen normas no solo para regular el comportamiento, sino también para
romperlos.

El antropólogo debe observar, medir, anotar, básicamente, recopilar información y registrarla sobre los
acontecimientos y actividades, pues estos constituyen el aspecto conductual de la cultura.

Aspectos emic y etic de la cultura.

Aun con la distinción de los aspectos mentales y conductuales, esto no da respuesta al interrogante sobre
como describir adecuadamente una cultura en su totalidad. Esto se debe a que el problema estriba en que los
pensamientos y la conducta de los participantes se pueden encontrar desde dos perspectivas contrapuestas: La
de los propios participantes y la de los observadores. En ambos casos son posibles descripciones científicas y
objetivas del campo mental y conductual.

En el primero, los observadores emplean conceptos y distinciones que son significativos y apropiados para los
participantes. En el segundo, conceptos y distinciones significativos y apropiados para los observadores. El
primero se denomina emic y el segundo etic.

La prueba de la adecuación de las descripciones y análisis emic es su correspondencia con una visión del
mundo que los participantes aceptan como real, significativo y apropiado. Al llevar a cabo una investigación
del modo emic, se debe tratar de adquirir un conocimiento de las categorías y las reglas necesarias para
pensar y actuar como el participante.

La prueba de adecuación de las descripciones etic es, en cambio, la capacidad de generar teorías científicas
sobre las causas de las semejanzas y diferencias socioculturales. Aquí, en vez de emplear términos que sean
reales, significativos y apropiados desde el punto de vista del participante, se debe servir de categorías y
reglas derivadas del lenguaje científico que a menudo resultarán poco familiares al participante. Los
estudios etic, pues, comportan con frecuencia la medición y yuxtaposición de actividades y acontecimientos
que los informadores participantes encuentran inadecuados o carentes de significado.
El patrón universal.

Para establecer una comparación entre culturas, se tiene que recoger y organizar los datos referentes a éstas
en relación con aspectos o partes del todo sociocultural presentes en todas las culturas. La estructura de estas
partes recurrentes es lo que se llama patrón universal.

Los antropólogos suelen coincidir en que las sociedades han de tener dispositivos culturales de índole
conductual y mental para satisfacer las diversas necesidades como la subsistencia, la reproducción, la
organización del intercambio de bienes y trabajo, la vida en los grupos domésticos y grandes comunidades,
así como otros aspectos tales como los creativos, expresivos, lúdicos, estéticos, morales e intelectuales de la
vida humana. Sin embargo, no hay mutuo acuerdo sobre cuantas subdivisiones de estas categorías deben
hacerse, y cuales son prioritarios a la hora de realizar una investigación.

Según Marvin Harris, el patrón universal está integrado por tres divisiones principales. Estas son:

1. Infraestructura: Se encuentra compuesto por las actividades etic y conductuales mediante las cuales toda
sociedad satisface los requisitos mínimos de subsistencia—Modo de producción— y regula el crecimiento
demográfico —Modo de reproducción—.

2. Estructura: Está constituida por las actividades económicas y políticas del tipo etic y conductual en la que
toda sociedad se organiza en grupos que distribuyen, regulan e intercambian bienes y trabajo. Es posible
hablar de economía doméstica y economía política como componentes universales a lo que nivel estructural
confiere, según que el foco de organización se centre en los grupos domésticos o en las relaciones externas e
internas de la sociedad global.

3. Superestructura: Se encuentra integrada por la conducta y el pensamiento dedicados a actividades


artísticas, lúdicas, religiosas e intelectuales junto con todos los aspectos mentales y emic de la estructura e
infraestructura de una cultura.

La pluralidad de las teorías antropológicas.

Si bien siempre se subraya la importancia de un enfoque multidimensional, comparativo y global, a menudo


no se está de acuerdo de cuál es la mejor manera para poder explicar y comprender la condición humana.
Estos se encuentran divididos en diversas estrategias de investigación, con una epistemología y gnoseología
propia para cada caso. La estrategia de investigación son los supuestos básicos que se hacen acerca de las
causas de la evolución cultura, influenciando en qué manera la investigación se lleva a cabo y los tipos de
conclusión que son llevadas.
Genes, evolución y cultura.
Los humanos tenemos la capacidad para hacer cultura gracias a los resultados de procesos evolutivos
biológicos. El de mayor importancia, y también el más conocido, es la selección natural. Ésta actúa sobre las
unidades básicas de la herencia: Los genes. Ellos se encuentran localizados en las células reproductoras de
todos los organismos. Y estos, a su vez, actúan aumentando o disminuyendo la frecuencia de las variaciones
genéticas, siendo su fuente principal las mutaciones —«errores que se dan durante el proceso de replicación
de los genes—. Algunas variantes genéticas mejorar la eficacia biológica de los individuos poseedores, otras,
en cambio, la disminuyen.

Eficacia biológica viene a ser el número de descendientes en lo que aparece una variante genética
determinada en generaciones sucesivas. Los genes que conducen una eficacia biológica más alta se dice que
están «seleccionados», mientras que los que lo conducen a una más baja son «contra seleccionados».

La eficacia biológica tiene relación con variadas clases de factores diferentes. Por ejemplo: Puede estar
relacionada con la capacidad de un organismo para resistir enfermedades, conquistar o defender espacios con
más seguridad u obtener energía en mayores cantidades o de maneras más seguras; una mayor eficiencia y
seguridad en algún aspecto del propio proceso de reproducción, entre otros. Y es a través del éxito
reproductor diferencial que la selección natural puede alterar en mayor o menor medida la frecuencia de los
genotipos —Los tipos de genes—en unas pocas decenas de generaciones.

Selección natural frente a la lucha por la supervivencia.

En el siglo XIX, los darwinistas sociales consideraron la «lucha por la supervivencia» de Malthus como la
causa principal tanto de la evolución biológica así como la cultural. Esto causó una incorrecta descripción de
la selección natural, donde se le veía como una lucha directa entre individuos por recursos escasos y
compañeros sexuales, llegando inclusive a la depredación y destrucción de unos organismos por otros de la
misma especie.

Si bien la muerte y la competencia dentro de la propia especie a veces influyen en la evolución biológica, los
factores que indican el éxito reproductor diferencial no están relacionados, normalmente, con la capacidad
de un organismo para destruir a otros miembros de su propia población o impedir el acceso de nutrientes,
espacio o compañeros sexuales.

Actualmente, se reconoce que la selección natural favorece tanto la cooperación como la competencia dentro
de las especies. En las especies sociales la perpetuación de los genes de un individuo llega a depender,
frecuentemente, tanto del éxito reproductor de sus parientes próximos como de su propia supervivencia y
reproducción. Inclusive, algunos animales no humanos poseen «castas» que aseguran su propio éxito
genético, como el caso de algunos insectos donde los infértiles crían la prole de los fértiles.

Selección natural y conducta.

La selección natural también puede influir en las características de la conducta de ciertos organismos. Estos
genes pueden determinar ciertas conductas, así como innumerables impulsos y características instintivas de
las especies animales.

Es importante, primero, comprender el cómo se llega a establecer una determinada conducta. Los «errores» de
conducta que cometen los organismos no son sino expresión de «errores» en los genes. Por ejemplo, que
ciertas especies animales estén «programadas» para x actividad, pero que tras la aparición de «errores» en el
programa que permitieron hacer posibles cambios en dicho comportamiento. Estos genes «desviados» fueron
seleccionados por varios factores, como puede ser el que aumente el acceso a recursos. Al ser seleccionados
en el transcurso de las generaciones, su conducta anterior fue reemplazada por una nueva. Se puede
describir esquemáticamente como:

Genotipo original «Error» genético.


Desviación genética
Elección
Nuevo genotipo

La evolución del aprendizaje.

Aunque para los organismos les resulta de utilidad estar equipados con un programa específico de respuestas
de conductas de la especie, hay otro tipo de conducta que tiene ciertas ventajas sobre la programación
genética. Es la conducta programa como resultado del aprendizaje

El aprendizaje permite a los organismos adaptarse y obtener la ventaja más efectiva que proporciona una
variedad de oportunidades más amplía para lograr un éxito reproductor de aquel que es posible a través de la
programación genética. Ejemplo: Que una especie aprendan a reconocer y a seguir ciertas fuentes de
alimentos, viéndose facilitado su acceso a ellos, y ampliando así en gran medida su eficacia biológica sin
cambiar su genotipo. Se puede representar esquemáticamente como:

Genotipo original   Respuestas aprendidas


  Selección
  Genotipo original

Inclusive, podría llegar a afirmarse que es esencial para la eficacia biológica la adquisición de nuevas
respuestas de conductas no se encuentre ligada a variaciones en el genotipo. La capacidad para aprender ha
sido seleccionada en muchas especies animales superiores porque el aprendizaje es un método más flexible y
rápido de obtener un éxito reproductor que la evolución genética. Este permite a una población adaptarse u
obtener ventaja de las nuevas oportunidades en una única generación, sin tener que esperar la aparición y
desarrollo de mutaciones genéticas.

Cultura no humana.

La selección de una mayor capacidad de aprendizaje constituye el paso hacia el surgimiento de la cultura
como una fuente importante de repertorios de conductas aprendidas —pautas rutinas de conducta que pueden
activarse en el momento apropiado—. Esta capacidad tiene una base neurológica; depende de la evolución de
cerebros más grandes y más complejos y de especies más «inteligentes».

Muchos animales no humanos son lo bastante inteligentes para poseer tradiciones rudimentarias. No
necesariamente debe tratarse de mamíferos, pues es posible que tanto aves como peces puedan presentarla
también. Sin embargo, el ejemplo más elaborado de cultura no humana se encuentra entre los parientes más
próximos de nuestra especie: los monos y grandes simios.

Culturas rudimentarias entre los grandes simios.

En nuestros parientes más cercanos, es posible visualizar nociones básicas de cultura. Se ha investigado, por
ejemplo, el cómo en una población de chimpancés del Parque Nacional del Gombe, Tanzania, realizan una
práctica que consiste en «pescar» hormigas y termitas. Dicha actividad, llamada «Termitear» que consiste en
romper una ramita o un trozo de enredadera, quitar las hojas y/o ramas laterales y luego buscar un termitero
adecuado. Los termiteros son duros y, de no ser por ciertas entradas de galerías someramente ocultas. El
chimpancé levanta la fina cubierta que tapa el orificio de la galería, introduce la ramita y mientras el extremo
de ésta es mordido por las termitas en el interior, la retira y lame las termitas que cuelgan de la rama.

Otra práctica parecida, «Hormiguear», consiste en la «pesca» de una especie de hormigas cazadoras nómadas
y agresivas de dolorosa mordedura. Al encontrar el temporal nido de estas hormigas, los chimpancés fabrican
un utensilio con una ramita que introducen en el nido. Mientras que cientos de feroces hormigas trepan por la
rama, el chimpancé observa como suben hasta que casi le alcanzan la mano, procediendo a retirar la ramita
rápidamente. Rápidamente, desliza la otra mano por toda la rama, agarrando las hormigas en masa entre el
pulgar y el índice. Luego se las echa a la abierta boca y las mastica con furia. Esto demuestra que los
chimpancés tienen nociones del uso de herramientas.

Pueden llegar a fabricar «esponjas» para absorber el agua de los huecos de los árboles, secar la piel, limpiar
las sustancias pegajosas o limpiar las nalgas de los bebés chimpancés. Inclusive, a los chimpancés, en
comparación a otros primates, poseen mayor eficacia a la hora del uso de armas y proyectiles. Arrojan
piedras, excremento y palos con considerable precisión. Y, en condiciones semicontroladas, llegan a esgrimir
grandes palos con mortales propósitos.

No parece que existan genes específicos responsables de la pesca de termitas, de hormigas, o de otras
conductas como las indicadas anteriormente. Más bien, para que dicha conductas se presenten, se deben
hallar en los jóvenes chimpancés capacidades genéticamente determinadas para el aprendizaje, la
manipulación de objetos y la alimentación omnívora. Sin embargo, estas capacidades y predisposiciones
biológicas son incapaces de explicar la pesca de termitas y hormigas por sí mismas. Suponiendo que, como
variables, sólo se encuentren grupos de chimpancés jóvenes, varitas y nidos de termitas, es poco probable que
se llegue a dar tal pesca. El ingrediente faltante sería la información acerca de la pesca de termitas y
hormigas almacenadas en los cerebros del chimpancé adulto.

Por ejemplo. Entre los chimpancés del Gombe, los jóvenes empiezan la pesca de termitas cuando están entre
los 18 y 22 meses de edad. En un inicio son desmañados e ineficaces, adquiriendo la habilidad suficiente a
partir de los 3 años aproximadamente. En más de una ocasión, se ha presenciado como los chimpancés más
pequeños observan atentamente a los más adultos mientras pescaban termitas. Aquellos aprendices que
tenían buena pesca de terminas normalmente abandonaban aquellos palitos de pesca, buscando utilizar
recursos propios. Pescar hormigas, en cambio, lleva más tiempo. Los más jóvenes adquieren cierta habilidad
hacia los 4 años de edad. La afirmación de que pescar hormigas es un rasgo cultural se fortalece por el
hecho de que los chimpancés de otros lares no explotan a las hormigas cazadoras pese a que la especie está
ampliamente distribuida en el continente africano. Inclusive, otros grupos de chimpancés explotan otras
especies de hormigas en forma diferente a los del Gombe. Evidencia de ello son los chimpancés de la
montaña Mahali, quienes introducen varitas y raspan el interior de los nidos de las hormigas arbóreas, siendo
éstas últimas ignoradas por los chimpancés del Gombe.
¿Por qué es tan rudimentaria la cultura entre los animales no humanos?

El desarrollo de tradiciones de fabricación y utilización de utensilios sería de gran valor para cualquier
especie inteligente. Una pregunta obvia es, pues, porque solamente nosotros y nuestros antepasados
inmediatos son los únicos que han desarrollado esta habilidad, a diferencia de los demás, quienes la siguen
teniendo en rudimentarias maneras. Una de las posibles respuestas tiene que ver con la necesidad de
combinar una inteligencia avanzada con una configuración apropiada de las extremidades, los dedos y los
pulgares.

Aunque los primates son lo bastante inteligentes como para utilizar utensilios, su anatomía y modo normal de
existencia les impide desarrollar amplias tradiciones de uso de utensilios. Entre los simios y los monos, el
empleo de la mano para el manejo de utensilios no ha sido muy frecuente por la necesidad de usar
extremidades anteriores para caminar y trepar. Probablemente, por eso, la conducta de utilización de
utensilios más común entre las diversas especies diferentes de monos y simios consiste en repeles a los
intrusos con una barrera de nueces, piñas, ramas, frutos, excrementos o piedras. El arrojar estos objetos solo
requiere una perdida momentánea de la capacidad de correr o trepar si el peligro amenaza.

En el principio, fue el pie.

La separación de la línea de antepasados que conduce a la línea de los seres humanos que conduce a la línea
de los grandes simios contemporáneos ocurrió, probablemente, hace unos 8 o 14 millones de años. Hace 3
millones de años hubo al menos dos tipos de homínidos, uno llamado Australopitecino, que se extinguió, y el
otro que fue ancestro remoto de nuestra especie, el Homo habilis. Lo que más destaca de entrambas especies
es que sus cerebros no eran mayores que el de un chimpancé. Se sabe que eran homínidos porque sus
extremidades y troncos ya estaban completamente adaptados para caminar erguidos — Incluso, existe
evidencia de pisadas de hace 3 millones de años que así lo demuestran—. Esto quiere decir que inicialmente
los homínidos no fueron seleccionados por su capacidad cerebral, sino por su marcha erguida. Porque se
seleccionó esta marcha, denominada bipedismo, aún se debate a día de hoy. Sin embargo, es claro que una
vez las manos no necesitaron de ser tan largas para caminar o correr, el empleo de utensilios vio una
expansión de desarrollo más allá del nivel característico de los monos y simios. Utensilios como garrotes,
palos para excavar, martillos y cuchillos de piedras podían transportarse en la manos sin dificultad de la
capacidad para explorar, moverse y escapar del peligro. La fabricación y uso de estos utensilios podría
entonces beneficiarse de las experiencias compartidas de varios individuos.

Ya cuando el empleo de utensilios pasó a ser más relevante, la selección natural favoreció a los más
cerebrados, en tanto a que estaban mejor capacitados para codificar y transmitir tradiciones de conducta.
Esto, a su vez, condujo a más y mejores utensilios y a una mayor confianza a la endoculturación como fuente
de conducta apropiada, llevando así a variedades aún más cerebradas de homínidos.

Así, durante varios millones de años, la evolución de la cultura, la del cerebro y la del cuerpo humano en una
máquina de aprendizaje de eficacia creciente fueron parte de un simple proceso evolutivo. Los utensilios de
piedra asociados con los cerebros de tamaño de un simio de los primeros homínidos se hicieron más
complejos, más perfeccionados y más especializados para cortar, escarbar y arrojar cuando el Homo habilis
le sucedió el Homo erectus hace unos dos millones de años atrás y cuando el Homo erectus le sucedió el
Homo sapiens hace unos 100 000 mil años.
Despegue cultural.

Con la aparición del Homo sapiens, la relación entre evolución cultural y biológica sufrió un profundo
cambio. Durante los últimos 100 000 años, el tamaño del cerebro no ha aumentado, sino que de hecho, se
decrecentó un poco. Sin embargo, la complejidad y velocidad de cambios de los sistemas socioculturales
humanos se ha incrementado en muchos órdenes de magnitud. Esto deja en claro que, para comprender los
últimos 100 000 años de evolución de la cultura, se deben destacar los procesos fundamentales que son
distintivos de la cultura. La selección natural y la evolución orgánica se encuentran en la base de la cultura;
pero una vez que la capacidad se desarrolló completamente, un vasto número de diferencias y semejanzas
culturales pudo surgir y desaparecer de forma completamente independiente de cambio en los genotipos.

Lenguaje y despegue cultural.

Estrechamente ligada con el despegue cultural se encuentra la capacidad, hasta donde sabemos
exclusivamente humana, para el lenguaje y para sistemas de pensamientos apoyados en el lenguaje. Aunque
otros primates emplean sistemas de señales complejos para facilitar la vida social, los lenguajes humanos son
cualitativamente diferentes de todos los otros sistemas animales de comunicación. Las características
originales de los lenguajes humanos surgieron indudablemente de cambios genéticos con relación a la mayor
dependencia de los primeros homínidos de las tradiciones del empleo de utensilios y otras actividades sociales
facilitadas por el intercambio y acumulación de información.

Una de las formas de resumir las características especiales del lenguaje humano es decir que hemos logrado
una «Universalidad semántica» según Greenberg. Un sistema de comunicación que tiene universalidad
semántica puede transmitir información sobre aspectos, dominios, propiedades, lugares o sucesos pasados,
presentes o futuros, tanto existentes como posibles, reales o imaginarios, próximos o lejanos.

Otra forma de resumir las características especiales del lenguaje humano es que es infinitamente productivo
semánticamente, según Hockett y Ascher. Esto significa que a cada mensaje que se envía se le puede añadir
otro cuyo significado no puede predecirse de la información de mensajes anteriores, y que podemos continuar
ampliando tales mensajes sin pérdida de la eficacia con la que tal información está codificada.

Una serie de experimentos, se podría decir revolucionarios, han demostrado que el abismo entre las
capacidades para el lenguaje humano y de los simios no es tan grande como se suele suponer. Sin embargo,
estos mismos experimentos también han demostrado ciertos factores innato, específicos de la especie, que
impiden superar dicho abismo. Se han realizado muchos intentos inútiles de enseñar a los chimpancés a
hablar semejante a la usanza humana, pero después de seis años de intensivo entrenamiento, el chimpancé
Viki solo alcanzó a decir «mamá», «papá» y «taza». Se encontró que, a diferencia de los humanos, el aparato
vocal de los simios hace que les sea anatómicamente imposible reproducir sonidos necesarios para la
conversación humana. Entonces se dirigió la atención no al habla, sino a intentar enseñarles a usar lenguaje
simbólico, a leer y a escribir. Washoe, una chimpancé, aprendió 160 símbolos estándar diferentes del
Ameslan [Lengua de signos americana]. De hecho, Washoe utilizaba estos signos productivamente.
Primero, aprendió el símbolo para «abrir» con una determinada puerta y, posteriormente, amplió
espontáneamente su uso, más allá del contexto inicial del entrenamiento, a todas las puertas cerradas, luego a
recipientes cerrados como frigoríficos, armarios, cajones, entre otros. Cuando Susan, ayudante de
investigación, pisaba la muñeca de Washoe, ésta tenía varias formas de decirle lo que pensaba: «Arriba,
Susan; Susan, arriba; mío, por favor, arriba... » Entre otros, según Gardner y Gardner.

David Premack empleó un juego de fichas de plástico para enseñar a Sara, una chimpancé, el significado de
un conjunto de 130 símbolos con los que podía comunicarse entre sí. Premack podía efectuar preguntas de
índole más abstracta, tales como: « ¿A qué se parece una manzana?». Sara podía responder seleccionando la
ficha para «rojo», «redondo», «rabillo» y «menos agradables que las uvas». Él también hizo un esfuerzo
especial por incorporar ciertas reglas gramaticales rudimentarias en su lenguaje humano-chimpancé. Sara
podía responder adecuadamente a la orden en ficha de plástico «Sara, pon la banana en el cubo y la manzana
en el plato». No obstante, Sara, por sí misma, nunca le pidió cosas tan complejas.

Otro método empleado, esta vez con un chimpancé de 3 años y medio llamado Lana, empleaba un teclado
controlado por ordenador y un lenguaje escrito conocido como Yerkish. Lana podía leer y escribir,
correctamente, frases del estilo «Por favor, máquina, abre la ventana» distinguiendo entre frases que
empezaban apropiada o inapropiadamente, y que tenían combinaciones permitidas y prohibidas de palabras
Yerkish en secuencias permitidas y prohibidas

Tanto Washoe como Lucy, un chimpancé criado por Roger Fouts, aprendieron a generalizar el signo para
«sucio» a partir del signo para «excremento». También Lucy llegó a inventar las combinaciones «grito, daño,
alimento» para nombrar los rábanos y «fruta dulce» para la sandía. Koko, una gorila hembra adiestrada por
Francine Patterson, llegó a hablar 300 (1000)1 palabras Ameslan y entender 2000. Ella indicaba «dedo
brazalete» para anillo, «blanco tigre» para cebra, «ojo sombrero» para máscara…Koko también habló sobre
sus sentimientos, como felicidad, temor, tristeza, entre otros.

Un logro importante de estos estudios es que han demostrado que los chimpancés capaces de usar signos
pueden traspasar su habilidad a los chimpancés que no saben usarlos sin la mediación del ser humano. Loulis,
un chimpancé de diez meses, fue presentado a Washoe, la cual adoptó al bebé y en seguida empezó a hacerle
signos. A los treinta y seis meses, el pequeño chimpancé empleaba veintiocho tipos de signos que había
aprendido de Washoe. Tras cinco años de aprender a usar signos de Washoe y de otros dos chimpancés con
esta habilidad, más no de seres humanos, Loulis aprendió a usar cincuenta y cinco signos.

Es notable, sobretodo, el hecho de que Washoe, Loulis y otros chimpancés que sabían usar signos lo
empleasen regularmente para comunicarse entre ellos aún ante la ausencia de humana presencia. Dichas
conversaciones, evidenciadas en vídeo, tuvieron lugar entre 118 y 649 veces al mes.

Sin embargo, es evidente que aún hay un gran abismo entre la utilización del lenguaje en los humanos y en los
simios. A pesar de los esfuerzos de tratar de enseñar a los simios a comunicarse, ninguno ha adquirido la
destreza lingüística de un niño de 3 años. Lo que demuestran todos estos experimentos es que es
completamente plausible concebir a la selección natural como el medio que ha dado origen a la capacidad del
hombre para la universalidad semántica, seleccionando dotes intelectuales ya presentes en forma rudimentaria
entre nuestros ancestros homínidos del tipo simio.

La Raciología «Científica».

En el siglo XIX, casi todos los Occidentales cultos eran firmes partidarios de las doctrinas de la Raciología
Científica. Creían que los asiáticos, africanos y nativo americanos solo podían alcanzar la civilización
industrial lenta e imperfectamente. Los científicos de este siglo insistían en que tenían pruebas científicas de
la superioridad intelectual de los blancos y que un abismo biológico insuperable separaba a éstos del resto de
la humanidad. Admitían la pequeña posibilidad de algún que otro «genio» proveniente de estas razas, pero
aducían que las capacidades hereditarias de las razas eran drásticamente diferentes.

Estas teorías raciales tenían su nicho en que, en el siglo XIX, los europeos habían impuesto por diversos
medios —Tales como la fuerza de las armas, el engaño, el comercio— hasta controlar a casi toda la especie
humana. Esta aparente incapacidad de otras razas para resistir a la intrusión de los ejércitos, comerciantes,
misioneros y gobernantes europeos se interpretó como prueba viviente y fehaciente de que los blancos eran
biológicamente superiores.

La explicación racial de la dominación europea era una obvia excusa para el colonialismo europeo y la
explotación y esclavizamiento de pueblos incapaces de defenderse contra la avanzada tecnología bélica
europea. A día de hoy pocos científicos informados atribuirían la temporal superioridad tecnológica de
Europa y Norteamérica a factores raciales Europa no ha dispuesto siempre de la tecnología más avanzada.
En diversos estadios de la evolución de la cultura han sido pueblos no europeos, del Asia o África, los que le
llevan la delantera.

El desarrollo económico que llevó Japón, asiática versión de Gran Bretaña y Alemania, descarta la posibilidad
de que el logro de una tecnología avanzada sea atribuible a los genes más comunes en unas razas que en otras.
El problema con la interpretación racial de la historia y la evolución cultural consiste en que no puede
explicar los cambios prósperos y adversos de las diferentes regiones y razas salvo añadiendo y sustrayendo
genes hipotéticos para allá y acullá.

Para explicar bruscos cambios, los racistas tendrían que suponer que los genes cambiaron súbitamente o que
han adquiridos nuevas características que les hagan especiales. Semejantes explicaciones son poco
deseables, desde un punto de vista científico, porque dependen de la aparición y desaparición de ciertos genes
para el cambio que nadie ha logrado identificar y, que, talvez, siquiera existan. Esto hace más preferibles las
explicaciones culturales de las vicisitudes de las diferentes poblaciones humanas, pues pueden llegar a ser
explicadas por otros factores tales como la pluviosidad, las condiciones del suelo, la densidad demográfica,
siendo éstos mucho más concretos que los hipotéticos genes para el ingenio tecnológico o el éxito económico.

Se ha hecho objeciones similares respecto al intento de proporcionar explicaciones genéticas para rasgos
como la matrilinealidad, patrilinealidad y grupos de filiación cognaticios; familias nucleares y polígamas;
terminologías de parentesco, reciprocidad, redistribución, feudalismo, capitalismo y todas y cada una de las
otras variaciones culturales. De hecho, la suposición de la existencia de estos genes entraría en contradicción
con lo concerniente a los procesos de difusión y endoculturación. Y es que, por ejemplo, si se adopta a un
niño y éste es llevado a culturas diferentes, adoptarán dicha cultura. Se sabe, también, que rasgos originarios
de una cultura pueden extenderse por todo el mundo con demasiada velocidad como para que haya tenido
lugar cualquier cambio genético. Además, una amplia variedad de poblaciones ha demostrado repetidamente
para adquirir todos y cada uno de los aspectos concebibles del inventario cultural del mundo.

La evidencia de la endoculturación y la difusión en cada continente y entre la población de cada raza y


subraza importante demuestra que el amplio repertorio de respuestas de cualquier población humana puede
ser adquirido por cualquier otra población humana mediante un proceso de aprendizaje sin el más ligero
intercambio o mutación de los genes.

Sociobiología.

Es una estrategia de investigación que intenta explicar algunas diferencias y semejanzas socioculturales en
términos de selección natural. Basado en un refinamiento de la selección natural conocido como el principio
de la eficacia biológica inclusiva. En él se establece que la selección natural favorece aquellos rasgos que
difunden los genes de un individuo no sólo al aumentar el número de su descendencia, sino también los de
sus parientes cercanos, que poseen muchos de los mismos genes. Lo que la evolución biológica controla es,
pues, si un rasgo aumenta el total inclusivo de los genes de un individuo en generaciones sucesivas y no si
simplemente aumenta el número de la progenie.

La eficacia biológica inclusiva ha sido utilizada para explicar ciertos rasgos sociales infrahumanos que en
versiones tradicionales de la selección natural encontraban misteriosos. Por ejemplo, la evolución de castas
estériles entre abejas y hormigas. Se demuestra que, ante ausencia de descendencia propia, pero cuidando y
alimentando a sus hermanos fértiles, la eficacia biológica inclusiva de los fértiles se ve aumentada. Otros
rasgos sociales «altruistas» de especies sociales también pueden explicarse de dicha manera.

Aunque la sociobiología es una estrategia que destaca la importancia básica de los factores genéticos como
determinantes de la vida social humana, sus partidarios no aceptan —necesariamente— las teorías de los
científicos que creen que las razas y clases difieren de su capacidad intelectual y en otros rasgos importantes
de la conducta gracias a que tienen diferentes genotipos. De hecho, normalmente los sociobiólogos resaltan
la unidad del biograma humano —La herencia genética básica que define la naturaleza humana— y rara vez
muestran interés en estudiar la posibilidad de que cada raza tenga su propio biograma. Por tanto, un
sociobiólogo no implica necesariamente que sea un racista científico o racista político.

La sociobiología no niega, a su vez, que gran parte de las respuestas humanas son aprendidas socialmente y,
por tanto, no se encuentran directamente bajo el control genético. Pocos sociobiólogos, si es que hay alguno,
está interesado en relacionar las variaciones en la conducta social humana con la frecuencia variable con que
los genes aparecen en las diferentes poblaciones humanas.

Normalmente, el interés de los sociobiólogos recae en identificar las constantes de la naturaleza humana
puede conducir a la comprensión de la «envoltura» externa, una metáfora empleada por E. O. Wilson, dentro
de la cual ha estado confinada hasta ahora la evolución cultural. En teoría, todos los antropólogos están de
acuerdo en que hay una naturaleza humana que es correspondida con la herencia genética del Homo Sapiens.
Sin embargo, la mayor parte de los antropólogos difieren con los sociobiólogos al atribuir prácticas culturales,
tales como la guerra o la supremacía de los machos, directamente como expresión de la naturaleza humana.
Pues está claro que la naturaleza humana solo puede dar cuenta de los elementos universales de la Cultura, no
de la enorme gama de variaciones en cualesquier momento de la historia.

Cuando nuestra especie logró la Universalidad semántica y cruzó el umbral del despegue cultural, completó
una transición a un nivel de existencia momentánea como la creación de materia a partir de la energía o de la
vida a partir de la materia. El Homo Sapiens es, a diferencia de otros animales de la Tierra, el único cuyo
modo principal de desarrollar nuevas formas de tratar los problemas de la supervivencia y la reproducción
dependen, en gran medida, de la selección cultural más que la selección natural. La cultura no está codificada
en los genes, sino en la mente. Esto quiere decir que las diferencias y semejanzas culturales son incapaces de
ser explicadas por el principio de eficacia biológica inclusiva.

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