Conferencia Del Episcopado Mexicano: MÉXICO 1995
Conferencia Del Episcopado Mexicano: MÉXICO 1995
Conferencia Del Episcopado Mexicano: MÉXICO 1995
EPISCOPADO
MEXICANO
DIRECTORIO
NACIONAL PARA
EL DIACONADO
PERMANENTE
MÉXICO 1995
INTRODUCCIÓN
1. El Concilio Vaticano II, en atención a los fieles, determinó que correspondía a las
distintas Conferencias territoriales de Obispos, de acuerdo con el mismo Sumo Pontífice,
decidir si se creía oportuno y en dónde, el establecer el diaconado como grado propio y
permanente de la Jerarquía1.
1. La Conferencia de los Obispos Mexicanos obtuvo del Santo Padre Paulo VI, de feliz
memoria, la facultad de restablecer el Diaconado en México como Orden propio y
permanente de la Jerarquía mediante decreto de la Sagrada Congregación de
Sacramentos, el 28 de junio de 1972 y aprobó unas normas transitorias. La Conferencia
de los Obispos publicó este Decreto junto con estas normas, que fueron «ad
experimentum» bajo una Declaración con el título: “Restauración del Diaconado
Permanente en México”2. (hacer breve historia)
1
. LG 29; cfr. AG 16.
2
. CEM, Documentos Colectivos del Episcopado Mexicano. A Diez años del Concilio Vaticano II (=DCEM) Vol. I. 3a.
Ed. México D.F. 1991, pp. 233 - 248, nn. 666 - 698.
puntos verdaderamente normativos de los criterios que se proponen, se ha relaborado el
Directorio que hoy es nuevamente presentado.
Básicamente este Directorio reproduce el aprobado en l990 pero a la luz de las
indicaciones recibidas y enriquecido de nuevos elementos.
7. Este Directorio pretende ser también una ayuda para el Obispo Diocesano que desee
introducir este Orden del Diaconado Permanente en la Iglesia Particular que se le ha
confiado. En los lugares en donde aún no existen Diáconos Permanentes se invita a los
Obispos a poner en práctica lo establecido en el pasado por esta Conferencia Episcopal y
lo nuevo que ahora se establece.
12. Esta Comisión Episcopal se da cuenta que “el ministerio de los obispos, en
comunión con el sucesor de Pedro, y el de los presbíteros y diáconos es esencial para
que la Iglesia responda al designio salvífico de Dios con el anuncio de la palabra, con la
celebración de los sacramentos y en la conducción pastoral. El ministerio ordenado es
siempre un servicio a la humanidad en orden al reino”4.
“- Queremos reconocer nuestros Diáconos más por lo que son que por lo que hacen.
“- Queremos acompañar a nuestros Diáconos en el discernimiento para que logren
una formación inicial y permanente, adecuada a su condición.
“- Continuaremos nuestra reflexión sobre la espiritualidad propia de los Diáconos
fundamentada en Cristo siervo, para que vivan con hondo sentido de fe su entrega a la
Iglesia y su integración con el presbiterio diocesano.
“- Queremos ayudar a los diáconos casados para que sean fieles a su doble
sacramentalidad: la del matrimonio y la del orden y para que sus esposas e hijos vivan y
participen con ellos en la diaconía. La experiencia de trabajo y su papel de padres y
3
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Santo Domingo. Nueva Evangelización Promoción Humana
Cultura Cristiana. México Dabar 1992, n. 75.
4
Ibidem, n. 67.
esposos, los constituye en colaboradores muy calificados para abordar diversas
realidades urgentes en nuestras Iglesias particulares.
“- Nos proponemos crear los espacios necesarios para que los diáconos colaboren en
la animación de los servicios en la Iglesia, detectando y promoviendo líderes,
estimulando la corresponsabilidad de todos para una cultura de la reconciliación y la
solidaridad. Hay situaciones y lugares, principalmente en las zonas rurales alejadas y en
las grandes áreas urbanas densamente pobladas, donde sólo a través del diácono se hace
presente un ministro ordenado”5.
16. Dadas las diferentes culturas étnicas que existen en nuestra Patria éste
Directorio sólo establece los criterios, orientaciones y normas básicas de carácter más
general. Estos principios, pues, deberán ser concretizados y aplicados por los Obispos
Diocesanos, según su prudente juicio, en sus respectivas Diócesis, o mediante acuerdos
en las Provincias o Regiones Pastorales.
6
. Discurso de 1. V. 1990 en el Colegio Cristóbal Colón, Lomas Verdes, Edo. de México, a los sacerdotes, religiosos,
religiosas, seminaristas y laicos comprometidos: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1990 p. 291 n. 9; también en Segunda Visita
Pastoral a México. México EDICEM 1990, n. 535.
PRIMERA PARTE
15. “A partir del planteamiento que el Concilio Ecuménico Vaticano II se hizo acerca de
la conveniencia de restaurar el Diaconado Permanente en la Iglesia, fue creciendo en los
miembros de la Conferencia Episcopal Mexicana la comprensión, el valor y la fuerza de
las razones teológicas y pastorales que llevaron a los Padres del mismo Concilio a
aprobar su restauración, tanto más cuanto estas razones teológicas y pastorales se
manifestaron desde los mismos orígenes de la vida eclesial, como aparece en escritos del
Nuevo Testamento y de los Padres Apostólicos”7.
18. “...Ahora bien, siendo los diáconos de institución divina, como algo que se
contradistingue de Obispos y presbíteros, se manifiesta la conveniencia de que este
Orden Sagrado no se reduzca, en la Iglesia Latina, a sólo un estadio pasajero de tiempo
corto, mientras se recibe el presbiterado; sino que se conserve permanentemente en su
individualidad por medio de la diferencia de sujetos que lo reciben, y que lo ejercen en
subordinación y coordinación con el ministerio de los presbíteros y de los Obispos para
apacentar mejor el rebaño del Señor”10.
7
DCEM: Consideraciones Generales II n. 669, p. 235.
8
Cfr. Ibidem n. 666, p. 235.
9
Ibidem I n. 668, p. 235.
10
Ibidem III n. 670, p. 236.
19. “Insistiendo en el aspecto pastoral de la restauración del Diaconado Permanente,
debemos decir que no se trata de restaurarlo sólo por una exigencia apriorística de la
estructura jerárquica, sino muy principalmente por la urgencia de promover el espíritu
comunitario eclesial, excitado por la palabra de Dios que se medita y por la caridad que
se practica, en el seno de incontables pequeñas comunidades rurales y en barrios
marginados de las grandes ciudades, que carecen de sacerdotes por la grave escasez de
éstos. La gracia del sacramento y el sello sagrado que por él ostenta ante el pueblo la
persona que ejercita el ministerio diaconal, son algo muy valioso”11.
20. Estos motivos que guiaron a los Obispos Mexicanos no sólo fueron de orden
pragmático -pues ciertamente la multiplicación de estas vocaciones ayudaría a resolver
el problema de la escasez de presbíteros- sino sobre todo de orden teológico y pastoral y
así lo manifestó también la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla: “La
misión y función del diácono no se han de medir con criterios meramente pragmáticos,
por estas o aquellas acciones que pudieran ser ejercidas por ministros no ordenados o
por cualquier bautizado; ni tampoco sólo como una solución a la escasez numérica de
presbíteros que afecta a América Latina. Su convivencia se desprende de una
contribución eficaz a que la Iglesia cumpla mejor su misión salvífica por medio de una
más adecuada atención a la tarea evangelizadora”12.
21. Los Obispos Mexicanos se propusieron escuchar la voz del Espíritu y ser dóciles a
su impulso que se dejó sentir en el Vaticano II para iluminar, dinamizar y orientar la vida
y que hacer de la Iglesia, a fin de que en la actualidad ésta responda a su vocación y
misión con una mayor autenticidad y eficacia evangelizadora.
11
Ibidem IV n. 671, p. 236.
12
. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla. La Evangelización en el presente y en el futuro de
América Latina. México Parroquial, n. 698.
13
. Cfr. DCEM : Consideración Final, n. 696, p. 247.
más estrechamente al servicio del altar para que cumplan con mayor eficacia su
ministerio por la gracia sacramental del diaconado” 14.
26. “El diácono, colaborador del Obispo y del presbítero, recibe una gracia sacramental
propia. El carisma del diácono, signo sacramental de 'Cristo Siervo', tiene gran eficacia
para la realización de una Iglesia servidora y pobre que ejerce su función misionera en
orden a la liberación integral del hombre”16.
28. Este Directorio sólo pone de relieve algunos aspectos que ha considerado
más significativos para el ejercicio de ese orden sagrado.
1. Realidad Social
14
AG 16.
15
. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 699.
16
. Ibidem, n. 697.
17
. CEM, Plan Orgánico de Trabajo Pastoral (= POTP) 1989 - 1991, México D.F., 1990, pp. 21 - 37; 1992 - 1994,
México D.F. 1992, pp. 8 - 36.
A). Pobres e Indígenas.
30. “En relación a los pueblos indígenas se han hecho considerables avances en
la concepción de una educación efectivamente bilingüe y bicultural que recupera y
valora las culturas de las más de las cincuenta etnias mexicanas y fortalece su identidad
y su contribución -desde lo propio- a la cultura nacional. Sin embargo, solamente se ha
podido atender educativamente a una parte de los indígenas monolingües y falta un
reconocimiento real de las etnias como riqueza cultural”19.
31. “La realidad de los pobres en toda su amplitud es vista como grave problema
sociocultural porque, por desgracia, ser pobre y sobre todo indígena ha sido y es
sinónimo de discriminación, explotación económica y dominación cultural ... Los pobres
nos preocupan; la opción preferencial por ellos amerita claridad doctrinal y compromiso
de nuestra parte”20.
32. “Reiteramos que la opción preferencial por los pobres, que por otra parte
amerita una claridad doctrinal de acuerdo al Evangelio y a la Doctrina Social de la
Iglesia, exige un compromiso más vigoroso de nuestra parte y estamos dispuestos a
vivirlo con la gracia de Dios”21.
18
. CEM, POTP, 1992 - 1994, p. 12 n. 6.
19
. CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 12 - 13 n. 7.
20
. CEM, POTP 1989 - 1991, p. 23 n. 6.
21
. CEM, POTP 1992 - 1994, p. 13 n. 7.
22
. CEM, POTP p. 22 n. 3.
23
. CEM, POTP 1992 - 1994 p. 9 n. 3.
34. No obstante el pueblo no está suficientemente formado para discernir las
diversas corrientes políticas del País y los retos del nuevo despertar democrático 24; y
dado que aún se constata en la práctica la separación entre fe y política, urge escuchar el
llamado que hace la exhortación Apostólica Christi Fideles Laici: “Para animar
cristianamente el orden temporal -en el sentido señalado de servir a la persona y a la
sociedad- los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación 'política';
es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa
y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común”25.
35. Los movimientos migratorios en nuestro País se han intensificado en los últimos
años dejando también una secuela de pobreza, marginación, discriminación, explotación
económica, etc. Por eso el Episcopado Mexicano los ha señalado como un grave
problema que hay que atender:
36. “En nuestro pueblo constatamos, por una parte, una gran movilidad y
desplazamiento en el interior del mismo país, lo cual aumenta los cinturones de miseria
de las ciudades y la desintegración familiar; y, por otra parte, notamos una tendencia
creciente a emigrar al extranjero para establecerse allí, por necesidad, con las inevitables
consecuencias de inestabilidad, inseguridad, desintegración familiar y pérdida de
identidad cultural y religiosa, además de los tratos inhumanos de que son víctimas.
38. “Estos compatriotas nuestros a veces son lesionados en sus derechos humanos y no
llevan una conciencia clara de sus valores culturales y religiosos, que pueden y deben
compartir en los lugares a donde emigran. Sentimos también que no los hemos
acompañado adecuadamente en los lugares de donde emigran”26.
39. A esta problemática hay que añadir la realidad igualmente preocupante de hermanos
centroamericanos que llegan a nuestra Patria en busca de refugio y de trabajo. Esos
grupos también carecen de un adecuado acompañamiento27.
24
. CEM, POTP 1989 - 1991, p. 22 n. 3; cfr. POTP 1992 - 1994, p. 9 n. 3.
25
. JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christi Fideles Laici n. 42.
26
. CEM, POTP 1992 - 1994 pág. 17 n. 12; cfr. POTP 1989 - 1991, p. 25 n. 11.
27
. cfr. CEM, POTP 1992 - 1994 p. 17 n. 12.
D). Medios de Comunicación Social
“Deben emplearse todos los medios disponibles para anunciar la doctrina cristiana,
sobre todo la predicación y la catequesis, que ocupan siempre un lugar primordial; pero
también la enseñanza de la doctrina en escuelas, academias, conferencias y reuniones de
todo tipo, así como su difusión mediante declaraciones públicas, hechas por la autoridad
legítima con motivo de determinados acontecimientos mediante la prensa y otros medios
de comunicación social”.
2. Realidad Eclesial
43. Junto con no pocos aspectos positivos de la obra que llevan a cabo los
pastores, miembros de vida consagrada y laicos al servicio de la causa de Cristo: la
creación de organismos asistenciales y promocionales, el crecimiento en la conciencia de
Iglesia y en la defensa de los derechos humanos, la decisión de asumir la evangelización
integral como tarea fundamental del pueblo de Dios, el Episcopado Mexicano señala:
45. A esto hay que añadir que la mayoría de las Diócesis carecen no sólo de
suficientes número de ministros sagrados, sino también del número necesario de agentes
laicos de evangelización.
64. “La libertad religiosa, legalmente reconocida, nos exige ilustrar a todos los
fieles sobre el alcance de esta libertad y distinguir cuidadosamente entre la verdadera
Iglesia de Cristo y las Iglesias históricas separadas, y entre éstas y las sectas.
“Estamos dispuestos los pastores a intensificar la catequesis de niños,
jóvenes y adultos, para que todos tengamos más clara conciencia de nuestra fe frente al
proselitismo de los nuevos grupos religiosos.
50. Los elementos de la realidad social y eclesial que fueron arriba señalados
como los más significativos para el ejercicio del ministerio sagrado de los Diáconos
Permanentes son precisamente el marco para dar algunas indicaciones.
69. Este Directorio sólo pone de relieve algunos aspectos que ha considerado
más significativos para el ejercicio de ese orden sagrado.
32
. CEM, POTP 1992 - 1994, p. 23 n. 21; cfr. POPT 1989 - 1991, p. 28 n. 20.
1. Solidaridad con los pobres e indígenas mediante formas concretas.
54. La Iglesia en México se propone ser solidaria con los pobres e indígenas y
así lo expresa en la voz de su Episcopado: “Queremos vivir la solidaridad propia de
nuestra vida cristiana con los pobres y los marginados, con los indígenas y los
campesinos, con los habitantes de cinturones de miseria, los emigrantes y los refugiados.
Queremos apoyarlos en sus necesidades concretas, buscando con ellos formas reales de
promoción personal y de desarrollo comunitario. Queremos vivir con ellos la
solidaridad. Queremos motivar a los que tienen más recursos y a los dirigentes sociales
para que, con la fuerza de su fe, apoyen los esfuerzos de estos hermanos en su
promoción humana integral”33.
56. Asimismo la tarea de los diáconos en los primeros siglos de la Iglesia nos la
describe, entre otros, San Justino: el diácono es “quien socorre a huérfanos y viudas a
quienes por su enfermedad u otras causas están necesitados, a los que están en las
cárceles, a los forasteros de paso; y en un peligro él se constituye provisor de cuantos se
hayan en necesidad”35.
33
. CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 32 - 33 n.4; cfr. POTP 1989 - 1991 p. 33 n. 8.
34
. Cfr. Hech. 6, 1 - 7.
35
. San Justino 1 Apol. 65, 5.
36
. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 672.
2. Formación sistemática, integral y comunitaria de los laicos.
59. Desde hace algunos trienios la CE ha señalado como una tarea urgente la
formación de laicos:
“Nos proponemos intensificar la formación de los laicos, para que sea
sistemática, integral y con espíritu comunitario, de modo que los lleve al compromiso
evangélico frente a las realidades temporales.
37
. CEM, POTP 1989 - 1991 p. 32 n. 5; cfr. CEM POTP 1992 - 1994, p. 33 n. 5.
38
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al Congreso Nacional Italiano de Delegados Episcopales sobre Diaconado
Permanente celebrado en Roma, Marzo de 1982.
39
. Cfr. DCEM: Consideraciones Generales VI n. 673, p. 238.
66. El servicio que los Diáconos Permanentes, especialmente casados, pueden
prestar a los emigrantes, será providencial tanto porque los pastores actuales no son
suficientes ni tienen tiempo para atenderlos, como porque los Diáconos, siendo hombres
que viven inmersos en ese ambiente, siempre supuesta una sólida preparación, están en
mejores condiciones para poder acompañar al pueblo más necesitado.
67. El abandono de grandes áreas del catolicismo popular, o sea, los vacíos
pastorales, aunado a una ausente o deficiente formación básica y sólida de los laicos,
problemas reflejados en parroquias con amplios sectores de población, o con un número
de fieles diseminados en un amplio territorio no pudiendo ser atendidos adecuadamente
por el escaso número de presbíteros, constituye un campo propicio para la proliferación
de nuevos grupos religiosos.
68. Para llenar estos vacíos y proporcionar la ayuda adecuada existe ciertamente
el recurso de promover y educar a los laicos a fin de que éstos ejerzan diferentes
servicios y ministerios. Los Diáconos Permanentes podrán contribuir a la preparación de
un laicado más comprometido conforme al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, ya
que tienen la gracia sacramental y el llamado a una mayor y más generosa dedicación al
servicio en todos los órdenes.
69. Ante el proselitismo de los nuevos grupos religiosos los Diáconos tendrán,
pues, como misión urgentes enseñar, alentar, prevenir y defender la fe de los católicos
que se encuentran sometidos a la constante acción proselitista de grupos y movimientos
sectarios.
70. “Se espera de los Diáconos Permanentes, sobre todo cuando se trate de
hombres casados de edad madura, puedan contrarrestar eficazmente el fenómeno socio -
religioso por el que un buen número de católicos que por largo tiempo han permanecido
insensibles a las instancias de la fe en la Iglesia católica, de repente responden
activamente a la acción proselitista de las abundantes comunidades religiosas
protestantes o para-protestantes que se desarrollan en nuestro territorio. En efecto, aun
cuando para todo católico que vive en las ciudades y que realmente lo desee, le resultaría
fácil ponerse en contacto con su parroquia y con su párroco, y participar de lleno en
todas las actividades de la vida parroquial, de hecho son relativamente numerosas las
personas que no lo hacen y que, al sentir cerca de ellas a un pastor o ministros de otra
confesión, pronto abandonan la fe católica para adherirse a otra que sienten más cerca de
ellas”40.
40
. Ibidem: Consideraciones Generales, VI n. 674, p. 238.
IV. RETOS Y PERSPECTIVAS
1. Retos
72. Ante cierta resistencia para el restablecimiento del Diaconado Permanente en las
Iglesias Particulares que aún no lo han introducido, es necesario lograr actitudes de
mayor aceptación por parte de Pastores y fieles cristianos. Es alentador la oración que
hace nuestro Santo Padre al Señor para que “amplíe y potencie cada vez más esta forma
peculiar de ministerialidad eclesial y produzca frutos siempre crecientes para edificación
del Cuerpo místico de Cristo”41.
73. Viendo que es tan amplio el campo de las necesidades de nuestras Iglesias y aún
escaso el número de circunscripciones eclesiásticas que cuentan con ellos 42, se requiere
de una adecuada pastoral de las vocaciones al Diaconado Permanente para que haya más
y mejores Diáconos al servicio de nuestras comunidades.
74. Siendo fundamental el conocimiento del ser y quehacer del Diácono Permanente en
la comunidad eclesial, es necesario impulsar la reflexión teológico-pastoral sobre su
identidad y ministerio43.
2. Perspectivas
77. Hay muchas esperanzas de que florezca este ministerio ordenado ya que es notable
y revelador el ánimo de muchos laicos que, preparándose y de hecho ejerciendo ya un
41
. JUAN PABLO II, Saludo a los Delegados Episcopales del diaconado permanente reunidos en Congreso Nacional
Italiano, recibidos en Audiencia Pública el 17 de marzo de 1982: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1982, p. 216.
42
. En la actualidad se han ordenado alrededor de 150 Diáconos Permanentes en 15 circunscripciones eclesiásticas: 8
Arquidiócesis, 6 Diócesis y una Prelatura.
43
. Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla Op. cit., nn. 672; 718.
ministerio diaconal, anhelan servir mejor a sus comunidades. A estos laicos se les
pudiera conferir la gracia del Diaconado Permanente como lo recomienda el mismo
Concilio Vaticano II44.
78. Es alentador, asimismo, el hecho de que, aunque en forma lenta y limitada, éste
ministerio ya puesto en práctica en varias Iglesias Particulares va dando resultados
positivos.
82. Se contempla con gran aliento y esperanza que este Directorio pueda contribuir no
sólo a la selección y formación de los candidatos al Diaconado Permanente, incluyendo
la vida y ministerio de quienes reciban este sacramento, sino también sea un instrumento
válido en manos del Obispo Diocesano para todo el pueblo de Dios, en orden a la Nueva
Evangelización y renovación de nuestras comunidades cristianas.
44
. AG 16.
45
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso del 11. VI. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 341 - 342.
46
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso de 5. VII. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 399 - 400.
47
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso de 26. XI. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 681 - 682.
SEGUNDA PARTE
84. Afirma el Concilio Vaticano II: “La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza,
misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el
propósito de Dios Padre”49. De allí que la Iglesia deba autodesignarse desde la misión,
entendida primaria y fundamentalmente como servicio o ministerio del Evangelio, es
decir, como diaconía. Su estructura visible va determinándose desde y para la misión.
Estas afirmaciones encuentran su confirmación histórica en la Iglesia primitiva que vivía
toda ella preocupada por llevar a todos los hombres el anuncio del Reino.
85. De este modo, por el envío que Dios le hace, todo el pueblo cristiano se constituye
en servidor, en Diácono. “No se da, por tanto, miembro alguno en la Iglesia que no tenga
parte en la misión de Cristo, sino que cada uno debe santificar a Jesús en su corazón y
dar testimonio de Él con espíritu de profecía”50. Es ley de la existencia cristiana que
todos estén al servicio de todos según la particularidad de los dones recibidos51.
91. Sobre la materia y la forma del sacramento del orden, prescribió el Papa Pío XII en
la constitución apostólica “Sacramentum Ordinis”58 que: “la materia única en las
sagradas órdenes es la imposición de manos y la forma, igualmente única, son las
palabras que determinan la aplicación de esta materia, por las que se significan los
efectos sacramentales -es decir la potestad del orden y la gracia del Espíritu Santo- y que
por la Iglesia son recibidas y usadas como tales” 59. En el Rito de la ordenación del
Diácono se da la imposición de manos y la oración consecratoria que significa los
efectos sacramentales:
“Te pedimos, Señor, que mires también con bondad a este, tu siervo, a quien consagramos
para el orden del diaconado al servicio del altar. ENVÍA SOBRE EL, SEÑOR, EL
ESPÍRITU SANTO, PARA QUE, FORTALECIDO CON TU GRACIA DE LOS SIETE
DONES, DESEMPEÑE CON FIDELIDAD SU MINISTERIO”.
92. Por la imposición de las manos del Obispo, el Diácono recibe, pues, una gracia
propia que le da fuerzas para cumplir fielmente su ministerio. Por esta gracia, además de
crecer en el Diácono la vida de Dios, queda configurado, como se ha dicho antes, por un
carácter indeleble con Cristo Servidor: se hace uno con El en su vida y ministerio; es
tomado en posesión perpetua por el Espíritu Santo para servir a la comunidad eclesial 62;
deberá, pues, ejercer sus funciones diaconales de por vida.
93. Por la gracia diaconal, además, se hace digno de recibir otras gracias actuales que le
disponen y fortifican para superar las dificultades y tentaciones en el ejercicio de su
ministerio: oposición, incomprensión, cansancio, flojera, presunción, ambición,
autosatisfacción, etc.
57
. LG 29.
58
. PIO XII, Constitución Apostólica Sacramentum Ordinis de 30. XI. 1947: AAS 40 (1948) 5 - 7. Cfr. Dz 2301.
59
. PIO XII, Constitución Apostólica Sacramentum Ordinis, cit., n. 4: AAS 40 (1948) p. 6. Cfr. Dz 2301, 5.
60
. Cfr. en AAS 60 (1968) 369 - 373.
61
. Typis Polyglottis Vaticanis MCMXC.
62
. Cfr. Ef 4, 11 - 12.
94. El Diácono, como obviamente el Obispo y el presbítero, por el sacramento del
orden, representa a su modo la persona del mismo Cristo y actúa en nombre de Él. En
sus funciones diaconales, no actúa como un simple hombre, ni siquiera como un laico,
sino como quien es pública y oficialmente representante de Cristo.
95. Por otra parte todo ministerio que representa a Cristo por el sacramento del orden,
representa también a su Iglesia y, por lo mismo, actúa en nombre de ella. El Diácono,
que por ejemplo sirve en caridad a sus hermanos, presta ese servicio en nombre de la
comunidad eclesial. El Diácono, por su carácter, está llamado a ser signo de servicio y
animador del mismo dentro de la Iglesia pero, conforme a la más antigua tradición, en
favor de los más necesitados como son las viudas, los enfermos, los pobres, los alejados,
los pecadores, etc.
96. Según la sentencia más común entre los autores, el momento de la institución del
diaconado se nos refiere en el capítulo VI de los Hechos de los Apóstoles. Esta verdad se
expresa en el Rito de la ordenación del Diácono con los siguientes términos:
“En los comienzos de la Iglesia, los Apóstoles de tu Hijo inspirados por el Espíritu
Santo eligieron como auxiliares suyos en el servicio cotidiano a siete varones que
gozaban de la estima del pueblo para poderse entregar ellos con mayor empeño a la
oración y al ministerio de la palabra, y mediante la imposición de las manos y la oración
les confiaron el cuidado de los pobres”63.
98. Jesús, pues, con la autoridad del testimonio de su vida enseñó a sus discípulos: “el
que quiera de ustedes ser el mayor sea su servidor”66; “si alguno quiere ser el primero
63
. PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... Oración consecratoria, 2a. ed. típica, 1990 n. 235.
64
. Cfr. Hech 6, 1 - 6.
65
. Jn 13, 13 - 15.
66
. Mt 23, 11.
que sea el último de todos y el servidor de todos” 67;”que el mayor entre ustedes se haga
como el menor, y el que sea el mayor se considere como el servidor”68.
99. El mismo Cristo entró a su gloria en condición de servidor: “El, siendo de condición
divina no reivindicó en los hechos, la igualdad con Dios, sino que se despojó, tomando
la condición de servidor, y llegó a ser semejante a los hombres, habiéndose comportado
como hombre se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y muerte en una cruz” 69.
Esta actitud de Cristo ha de tener todo servidor del Reino, siendo al mismo tiempo para
él prenda de su grandeza: “el que quiera servirme que me siga y allá donde yo esté estará
también mi servidor”70.
100. Además del texto de los Hechos de los Apóstoles, se suelen citar algunos pasajes de
las Cartas de san Pablo, en las que el apóstol no sólo se refiere al ministerio de la
“diakonía” sino a ministros que llevan el nombre de “diakono”. Efectivamente, en los
saludos con que San Pablo comienza su carta a los Filipenses, dice: “Pablo y Timoteo,
siervos de Cristo Jesús, a los Santos de Filipo, con sus epíscopos y sus diáconos; a todos
ustedes que están en Cristo Jesús”71. Y en la primera Carta a Timoteo se refiere a los
diáconos en los siguientes términos: «también los diáconos deben ser dignos, sin doblez,
no dados a beber mucho vino, ni a negocios sucios y de grande entereza en la fe de
Cristo Jesús»72
101. En estos Documentos y en los escritos de los Santos Padres tanto de Oriente como
de Occidente, hay constantes testimonios de los ministros Diáconos al lado de los
Obispos y presbíteros. La función de estos Diáconos consiste en el servicio a la palabra,
a la enseñanza, a la Eucaristía y a la caridad; este servicio lo ejercen característicamente
como auxiliares de los Obispos en favor de las viudas, de los enfermos, de los alejados,
de los pobres. Entre estos testimonios encontramos los siguientes:
En Oriente
67
. Mc 9, 35.
68
. Lc 22, 26.
69
. Fil 2, 6 - 8.
70
. Jn 12, 26.
71
. Fil 1, 1.
72
. 1 Tim 3, 8 - 9.
102. La Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles, exhorta a los cristianos con las
siguientes palabras: “Elegíos, pues, epíscopos y Diáconos, dignos del Señor, que sean
hombres mansos, desinteresados, verdaderos y probados”73.
103. San Ignacio de Antioquía, antes de la mitad del s. II, propone como principio de la
unidad de la Iglesia en varias de sus cartas a la jerarquía que consta de “Obispo”,
“senado de presbíteros” y una “corona de Diáconos”; “quien obre independientemente
de los Obispos de su presbiterio y de los Diáconos, no tiene consciencia”74.
104. San Policarpo, Obispo de Esmirna en el s. II, recomienda: “los Diáconos sean
irreprochables delante de la justicia de Dios como servidores que son de Dios y de Cristo
y no de los hombres...”75.
105. La Didascalia de los Apóstoles del s. III dice: “que el Diácono sea como el oído del
Obispo, su palabra, su corazón y su alma, porque ustedes dos (Obispo y Diácono), son
una sola y misma voluntad y en la unanimidad que mostrarán, el pueblo hallará paz”76.
En Occidente.
106. San Clemente Romano, en el s. I, refiriéndose a los Apóstoles afirma que en
obediencia a los designios de Dios “iban estableciendo las primicias de ellos (I Cor 16,
15) como inspectores (episcopoi) y ministros (diáconoi) de los que habían de creer”77.
107. El libro del Pastor de Hermas, en el s. II, sitúa a los diáconos junto a los Obispos y a
los presbíteros en su visión de la Iglesia: “las piedras cuadradas y blancas se ajustan
perfectamente en sus junturas, representativos de los Apóstoles, Obispos, maestros y
diáconos que caminan según la santidad de Dios, los que desempeñan su ministerio del
Obispo, maestro y diácono, pura y santamente, en sentido de los elegidos de Dios”78.
108. San Justino, en el s. II, quien hablando de la relación entre la Eucaristía y la caridad
fraternal dice que el diácono es quien “socorre a huérfanos y viudas, a quienes por su
enfermedad u otra causa están necesitados, a los que están en las cárceles, a los
forasteros de paso; y en un peligro él se constituye provisor de cuantos se hayan en
necesidad”. Durante la celebración eucarística “los diáconos dan a cada uno de los
asistentes parte del pan y del vino con agua sobre el que se dijo la acción de gracias;
después lo llevan a los ausentes”79.
109. San Hipólito, a principio del s. III, especifica el lugar del diácono dentro de los
ministerios eclesiales: “en la ordenación del diácono sólo el Obispo impone las manos
73
. Pp. Apostólica; BAC Madrid 1969 pp. 91 - 92.
74
. Ibidem, p. 468.
75
. Ibidem, p. 665.
76
. Didascalia Apost. 1144.
77
. Pp. Apostólica BAC Madrid 1969, p. 216.
78
. Ibidem p. 954.
79
. 1 Apól. 65, 5.
porque el candidato no es ordenado para el sacerdocio, sino para el servicio del Obispo,
a fin de cumplir lo que este último le prescriba”80.
110. La espiritualidad del diácono, como la de todo cristiano, tiene su base y fundamento
en el Evangelio. Por su bautismo y confirmación, está llamado a santificarse en su
propio estado de vida, dentro de un proceso de sintonía con Cristo, en el Espíritu Santo,
según los designios de la voluntad del Padre81. Por el sacramento del orden, a semejanza
del Obispo y del presbítero, el diácono está llamado a ser instrumento vivo de Cristo
Sacerdote, Profeta y Rey82, a ser signo personal de la caridad del Buen Pastor83.
112. Por aparecer siempre al lado del “Kírios” (Obispo y presbítero) la espiritualidad del
Diácono se concretiza en ser servidor del Obispo, y, en dependencia de éste, en ser
colaborador de los presbíteros en el ministerio de la profecía85, de la administración de
los sacramentos86 y de la caridad87.
114. El grado de servicio que el Diácono está llamado a prestar a sus hermanos ha de
tener como modelo el amor de Jesucristo. Dice la Didascalia: “si la necesidad exigiera
de vosotros (los diáconos) que dierais la vida por un hermano en vuestro ministerio,
80
. Tradic. Ap. 8.
81
. Cfr. LG 42; Ef 2, 8-10.
82
. Cfr. LG 28; 29; PO 12.
83
. Cfr. PO 13.
84
. Cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 20. X. 1993 en: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591 n. 1.
85
. Cfr. Hech 6, 8 - 7, 60.
86
. Cfr. Hech 8, 36 - 39.
87
. Cfr. Hech 6, 1 - 3.
dádla; no dudéis porque nuestro Señor y Salvador Jesucristo no dudaba en servirnos
como está escrito por Isaías: “el justo, mi siervo, justificará muchos”88.
115. La espiritualidad y estilo de vida del Diácono Permanente en México deberá ser
animada por el espíritu de la Nueva Evangelización en atención, desde luego, a las
urgencias pastorales que se plantean a su ministerio en nuestros tiempos: solidaridad con
los pobres e indígenas mediante formas concretas; formación sistemático, integral y
comunitaria de los laicos; acompañamiento al pueblo en la movilidad humana; defensa
de la fe frente a los peligros de los nuevos grupos religiosos89. Asimismo, según la
Nueva Evangelización, ha de vivir y llevar a la práctica, con nuevo ardor, las opciones
propuestas por la Iglesia latinoamericana mediante nuevos métodos pastorales buscando
crear, a su vez, nuevas expresiones de una Iglesia servidora90.
116. El Diácono permanente por ser bautizado, pero especialmente por participar de un
modo sacramental en el ser, en la función y en la misión sacerdotal de Cristo, tiene la
gracia de reconocer a María como madre y de considerarla confiadamente como modelo
de servicio fiel a la palabra de Dios91 y de la caridad a los necesitados92.
117. En la vida de santidad, María colabora a que cada cristiano, según su propia
vocación se configure cada vez más con Cristo. “Concibiendo a Cristo, engendrándolo,
alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando
moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar en la obra del Salvador con la
obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida
sobrenatural de ‘los hombres’. Por esto es Nuestra Madre en el orden de la gracia”93.
118. La espiritualidad del Diácono célibe, tendrá como matiz vivir su diaconado con el
carisma del celibato que lo consagra totalmente al servicio de Jesucristo y de su Iglesia.
La espiritualidad del Diácono casado, en cambio, tendrá como matiz vivir su diaconado
88
. III, 13, 2 - 6; Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 681 - 684.
89
. Cfr. supra, nn. 29-42; 50-70.
90
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al primer grupo de Obispos Mexicanos con ocasión de la visita «ad limina», 11. VI.
1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, p. 341 nn. 2 - 3.
91
. Cfr. Lc 1, 38.
92
. Cfr. Jn 2, 1 - 11.
93
. LG 61.
en la vida matrimonial. Se ha de advertir que la espiritualidad diaconal, no absorbe sino
que enriquece la espiritualidad propia del sacramento del matrimonio94.
120. Un ámbito muy importante que concretiza la espiritualidad del Diácono, proviene
de su incardinación en una Iglesia particular en comunión con la Iglesia Universal, y de
su relación con el presbiterio diocesano.
121. La consagración del Diácono a servir a una Iglesia particular, que proviene de su
incardinación a ella, lo une estrechamente con el Obispo y con sus colaboradores los
presbíteros. Dice el Concilio: «Así el ministerio eclesiástico de divina institución, es
ejercitado en diversas categorías por aquellos que ya desde antigüo se llamaron Obispos,
presbíteros y diáconos»96. Por esta realidad, el Diácono, pues, está llamado a vivir «una
sola familia cuyo padre es el Obispo” 97 y en íntima colaboración con los presbíteros
dentro de una pastoral orgánica98. Esta consagración a la diócesis, en la cual está
presente y actúa la Iglesia de Cristo, une al Diácono a la Iglesia Universal.
122. El ejercicio de esta rica y exigente espiritualidad, requiere que el Diácono adquiera,
en buen grado, las fundamentales virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como una
profunda humildad, obediencia, misericordia, justicia y generosidad.
Más adelante, en la Tercera Parte de este Directorio al hablar de la formación
espiritual se propondrán los medios apropiados y tradicionales, para vivir la
espiritualidad diaconal.
94
. Cfr. GS 47 y ss.
95
. CFL 43.
96
. LG 28.
97
. CD 28.
98
. Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 715.
TERCERA PARTE
153. “El candidato célibe y menor de 35 años deberá permanecer al menos tres cursos
académicos en una residencia destinada para esta finalidad, a no ser que el Obispo
Diocesano por razones graves determine otra cosa”101.
154. “El candidato célibe y mayor de 35 años y el candidato casado sea cual fuere su
edad, deberá cubrir por espacio de tres años mínimo un plan de formación aprobado por
la Conferencia Episcopal”102.
155. “La Esposa del candidato no adquiere ninguna obligación canónica por el hecho de
que su esposo sea ordenado Diácono Permanente, pero es de desear que en la medida de
lo posible se le invite a colaborar en el trabajo de su esposo y si acepta, désele la ayuda,
formación y asesoría que vaya necesitando.
156. “El Obispo Diocesano para la aplicación y el cumplimiento del presente decreto se
servirá del Directorio para el Diaconado Permanente que se anexa una vez que sea
aprobado por la Santa Sede”103.
2. OBJETIVO DE LA FORMACIÓN
129. El Objetivo que se pretende en la formación del que aspira a ser ordenado Diácono
Permanente, bajo la responsabilidad del Obispo Diocesano es el capacitarlo al Ministerio
de la Palabra, de la Liturgia y de la Caridad.
158. Las diversas disciplinas que se impartan deben tener en cuenta la formación humana
que ya goza el candidato y sobre ésta específicamente debe darse una formación
99
. SDO 8; 14.
100
. Cfr. can. 236; LG 29; AG 16; SDO; SCIC = SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Carta Circular, 16.VII.1969; X. OCHOA, Leges Ecclesiae post Codicem Iuris Canonici editae, Vol. V,
Romae 1980, n. 4128; Ad Pacendum = AP VII; S. C. para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los
Obispos, Typis Polyglottis Vaticanis 1973, 196 = DPME; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989,
praen. 1; 173.
101
. Can. 236, 1°; LG 29; AG 16; SDO 6 - 10; SCIC, Carta Circ. 16.VII.1969; AP VII; DPME 196.
102
. Can. 236, 2°; LG 29; AG 16; SDO 14, 15; SCIC, Carta Circ. 16.VII.1969; AP VII; DPME 196.
103
. CEM can. 236, 1.
doctrinal basada en las diversas áreas y disciplinas eclesiásticas, que debe tener todo
clérigo, pero de modo peculiar orientada al Ministerio específico que va a desempeñar.
160. “La Iglesia tiene el deber, y el derecho propio y exclusivo, de formar a aquellos que
se destinan a los ministerios sagrados”105. Corresponde al Obispo Diocesano establecer
las estructuras y servicios necesarios para la formación de los futuros Diáconos
Permanentes, teniendo en cuenta la legislación vigente y la emanada especificamente
para esto por la Conferencia Episcopal y aprobada por la Santa Sede.
161. La formación previa a la recepción del Orden del Diaconado durará al menos tres
cursos académicos, cada uno de dos semestres, a no ser que por razones graves el
Obispo Diocesano determine otra cosa106.
3. AGENTES DE LA FORMACIÓN
134. El Obispo Diocesano podrá asociarse a otros Obispos, sea de la propia Provincia
Eclesiástica, sea de su propia Región Pastoral o de otras Provincias o Regiones
Pastorales para establecer el centro o centros de formación según se trate de candidatos
célibes o casados. En este caso se deberá establecer un convenio por escrito en donde
quedan asentados con claridad los acuerdos y responsabilidades asumidas con respecto a
este centro.
104
. Cfr. SDO 10.
105
. Can. 232.
106
. CEM can. 236, 2 y 3.
107
. CEM can. 236, 2.
137. El Sacerdote nombrado o designado por la Autoridad legítima debe ajustarse a sus
indicaciones y aplicar este Directorio conforme a las diversas circunstancias tanto de las
Iglesias Particulares como de los candidatos.
D). La Parroquia
E). El Párroco
142. El Párroco y los demás presbíteros, de los lugares donde los aspirantes tienen sus
encomiendas pastorales, han de darles testimonio de vida, orientarlos con sus consejos y
preocuparse de su vida y necesidades.
F). El Candidato
108
. CEM, POTP 1992 - 1994, p. 164.
4. CANDIDATOS
144. El Obispo Diocesano, a quien corresponde sopesar todas las circunstancias para
conferirle el Orden Sagrado109, encomendará al responsable de la formación de los
Diáconos Permanentes en su Diócesis el hacer una elección cuidadosa de los aspirantes
al Diaconado Permanente.
145. Los criterios que deben tomarse en consideración para determinar si se cuenta con
las cualidades que pide el Derecho se agrupan en cualidades de orden personal, de orden
comunitario y de orden eclesial.
1) Cualidades Humanas:
176. Es conveniente que se tenga como criterio, a no ser que el Obispo Diocesano
determine otra cosa no ordenar a quien haya superado los 60 años de edad.
2) Cualidades Espirituales:
149. Fe íntegra111 , piedad sincera112 , aptitud para ejercer el ministerio113, es decir espíritu
de oración y capacidad de servicio y obediencia114 , caridad para con todos, especial-
mente pobres y necesitados, aprecio a la castidad, al celibato y al matrimonio
independientemente que sean célibes o casados.
109
. Cfr. can. 1029.
110
. Cfr. cann. 241; 1025; 1026; 1029; 1051, 1°; CEM can. 236, 6, 1° - 2°.
111
. Cfr. cann. 241; 1029; CEM can. 236, 6, 2°.
112
. Can. 1051.
113
. Can. 1029.
114
. Cfr. can. 276.
3) Cualidades Familiares:
150. El Candidato célibe debe estar integrado a una familia y con la opción de consagrar
su vida en el Ministerio Permanente.
El Candidato casado, con mayor razón, debe vivir en una armonía y estabilidad
matrimonial comprobable, fiel a la alianza matrimonial, responsable como cónyuge y si
es el caso, como padre de familia115, recordando que por vivir en estado matrimonial
tiene el peculiar deber de trabajar en la edificación del pueblo de Dios a través del
matrimonio y de la familia 116; con experiencia en soluciones cristianas ante la vida y con
capacidad de sostener y sostenerse económicamente.
152. El Candidato al Diaconado Permanente debe ser un hombre de Iglesia y tendrá que
ser formado en esta área de orden eclesial, ya que por la recepción del sacramento
entrará a formar parte de la Jerarquía y su ministerio se ejercitará en comunión con el
Obispo propio y con la Iglesia Diocesana a la que se incardine119.
182. Se debe buscar que el Candidato al Diaconado Permanente tenga capacidad para
integrarse y colaborar en comunión con los demás miembros de la Jerarquía,
especialmente con el Obispo y el Párroco, promoviendo la unidad, obedeciendo a la
legítima autoridad, respetando y fomentando los ministerios ejercidos por laicos120.
115
. Cfr. 1 Tim. 3, 12; can. 226 § 2.
116
. Cfr. can. 226 § 1.
117
. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos comprometidos en el
Colegio Cristóbal Colón, en Lomas Verdes, México, sábado 12 de mayo de 1990 en: L'Oss. Rom. Esp. Sem., 1990, p. 291,
n. 9, también en Segunda Visita Pastoral a México, Juan Pablo II EDICEM, México 1990, n. 535; III Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 672; 715; 716.
118
. Cfr. II Encuentro Latinoamericano Sobre Diaconado Permanente. Caguas, Puerto Rico, 1986, Rel. Fin. 43.
119
. Cfr. cann. 209; 273.
120
. Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 715.
5. ETAPAS DE LA FORMACIÓN PARA LOS DIÁCONOS PERMANENTES
154. La formación de los Diáconos Permanentes, sea cual fuere su condición que se
precisará con mayor detalle al hablar de los candidatos célibes y menores de 35 años y
de los candidatos célibes mayores de 35 años y de los candidatos casados, comprende
tres etapas: la Básica, la Específica y la Permanente.
185. Como es necesario que el candidato reciba los Ministerios Instituidos de Lector y de
Acólito es necesario que reciba la formación específica para estos Ministerios conforme
a las prescripciones de la Conferencia Episcopal, en concreto la ciencia suficiente y la
preparación litúrgica y espiritual adecuada al lugar, y dotes pedagógicas según el
prudente juicio del Ordinario122.
190. Esta formación ha de incluir las áreas humana, espiritual, doctrinal y pastoral.
121
. Cfr. can. 234 § 2.
122
. Cfr. CEM can. 236, 6, 6°.
123
. Cfr. CEM, POTP 1992 - 1994, p. 164.
124
. Cfr. OT 11.
a) Área Humana
162. En el área humana, al ser el candidato un varón mayor de 25 años, se buscará que el
aspirante cuente con una personalidad adulta, normal y equilibrada, ya básicamente
adquirida. Por tanto, buscará el progreso de la madurez humano-afectiva en la
convivencia comunitaria y sobre todo en su vida familiar.
194. En esta etapa de la formación se debe tener cuidado de que el candidato no descuide
las responsabilidades que tiene según su condición, particularmente las que dimanan de
su vida familiar, social y laboral y que la formación no sea un pretexto para descuidar los
compromisos que ha adquirido, ya que en su propio ambiente debe dar testimonio de
vida cristiana.
b) Área Espiritual
197. Para que esta formación sea más encarnada, ha de tenerse en cuenta la situación
concreta a la comunidad en que vive y en la que prestará su servicio, v. gr. la indígena, la
rural o la urbana y la característica propia de ser célibe o casado, a pleno tiempo o
dedicado parcialmente al ministerio.
198. Con la formación Espiritual se pretende que el candidato se llene de un gran amor
por la Iglesia y aprenda a adherirse a su propio Obispo y a trabajar junto con presbíteros,
125
. Cfr. DCEM: Programa de Estudios 9, n. 682, p. 242.
126
. Cfr. Ibidem: Programa de Estudios 10, n. 682, p. 242.
127
. Cfr. can. 245 § 1.
diáconos, miembros de Institutos de Vida Consagrada y laicos en la edificación del
pueblo de Dios.
200. Aprenda el candidato a valorar, en una visión de fe, tanto la vida celibataria como la
vida matrimonial, máxime si el candidato es casado130.
c) Área Doctrinal
174. El candidato deberá ser formado también en otras disciplinas no menos importantes
como es la Doctrina Social de la Iglesia y la Historia Eclesiástica, con un conocimiento
suficiente de la Iglesia, en su vida y acción a través del tiempo.
204. Otros conocimientos serán necesarios en el candidato, según las diversas regiones.
No se podrá exigir la misma preparación a los candidatos que ejercerán su ministerio en
las grandes ciudades y en un ambiente cultural más alto que a los que hayan de hacerlo
en ambientes rurales e indígenas138.
d) Área Pastoral
1993, n. 70.
134
. Cfr. IM 4; SCIC, Carta Circular, 16. VII. 1969; cfr. DCEM: Programa de Estudios 6, n. 682, p. 242.
135
. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; cfr. DCEM: Programa de Estudios 7, n. 682, p. 242.
136
. Cfr. DCEM: Programa de Estudios 5, n. 682, p. 242.
137
. Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969.
138
. Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; cfr. DCEM: Programa de estudios, n. 682, p. 242.
178. La formación pastoral, tendrá como objetivo que el aspirante se capacite con los
principios teórico - prácticos, que orientan la acción apostólica de la Iglesia en los
diversos campos de la pastoral profética, litúrgica y social: niñez, juventud,
matrimonios, acción parroquial, comunidades eclesiales, evangelización y catequesis,
acción social, organismos diocesanos, etc.
209. Para que el candidato una vez que sea ordenado Diácono Permanente pueda atender
en la caridad a los necesitados, llevar a cabo una auténtica promoción humana entre los
pobres, promover la justicia, el respeto de la dignidad de la persona humana y sus
derechos, la participación cívica y política de los laicos, le es indispensable una
formación tal que lo capacite en llevar a la práctica las enseñanzas de la Doctrina Social
de la Iglesia 140.
183. La Formación Permanente tiene como objetivo que el candidato una vez que ha sido
ordenado Diácono continúe animando y desarrollando su vocación, enriqueciendo y
actualizando sus conocimientos teológicos y pastorales, capacitándose cada vez más
para un mejor desempeño de su ministerio.
139
. Cfr. DCEM: Programa de Estudios 4, n. 682, p. 242.
140
. Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 697;
475 - 477; 789; 792 - 793.
141
. Cfr. DCEM: Programa de Estudios 12, n. 682, p. 242.
142
. Cfr. Ibidem: Programa de Estudios 13, n. 682, p. 242..
143
. Cfr. SDO 29; SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; JUAN PABLO II, Catequesis 20.X.1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem.
1993, p. 591 n. 4.
214. Es necesario que en los lugares en donde existan Diáconos Permanentes éstos
constituyan un grupo coordinado por un responsable, que puede ser el mismo encargado
de la formación de los aspirantes en donde con reuniones periódicas obligatorias y
considerando su edad y su propia condición celibataria o matrimonial hagan una revisión
de vida, se comuniquen sus experiencias y reciban cursos específicos según las diversas
áreas de formación en los tiempos y lugares programados.
144
. Cfr. CEM, POTP, 1992 - 1994 p. 166.
145
. Cfr. Ibidem p.164.
146
. Cfr. Ibidem p. 166.
147
. Cfr. Ibidem p. 166.
217. Cada Obispo Diocesano, o los Obispos interesados cuando se trate de la formación
de candidatos a nivel supradiocesano, a través del responsable de la formación de los
aspirantes y candidatos al Diaconado Permanente nombrado, aplicando estos principios
y normas deberá enviar a la Comisión Episcopal de Ministerios Laicales y Diaconado
Permanente el plan de estudios aprobado y concretizado en su Diócesis, dadas las
diversas regiones y circunstancias existentes en México.
189. Para garantizar una formación integral del candidato las materia serás divididas en
tres cursos académicos en donde se impartirán como materias fundamentales, teniendo
en cuenta la orientación como Diáconos:
En el área Doctrinal:
- Bíblica: Sagradas Escrituras, Introducción general y el estudio del Antiguo y
Nuevo Testamento. -
Teológica: Introducción y Teología fundamental, Revelación, Cristología, Trinidad,
Pneumatología, Eclesiología, Mariología, Escatología, Sacramentos, Patrística, Historia
de la Iglesia, Moral. -
Litúrgica: Liturgia fundamental, de los Tiempos, de las Horas, Arte, Música y Canto.
En el área
Espiritual: Teología Espiritual,
Espiritualidad de los Ministerios y Espiritualidad del Diaconado Permanente.
En el área Pastoral:
Catequética, Práctica Pastoral, Grupos y
organizaciones Laicales, Organización y animación de grupos, Homilética, Pastoral
social.
En el área Canónica:
Introducción al Derecho Canónico; estudio
sistemático de las Normas Generales; el Pueblo de Dios; los oficios de Enseñar y
Santificar; los Bienes Temporales; las Sanciones de la Iglesia; Derecho Procesal
orientado a las causas matrimoniales, Derecho Parroquial en relación particular con los
Consejos de Pastoral y Económico; Derecho Público y las Relaciones Iglesia-Estado.
220. Estas materias deberán ser cubiertas a lo largo de los tres años de formación
académica. Corresponde al Obispo Diocesano aprobar el orden, los contenidos y la
duración de las materias. Según las diversas necesidades locales el Obispo Diocesano
podrá prescribir otras materias que complementen la formación integral de los
candidatos como Sociología, Psicología, Filosofía, Historia de la Iglesia en México y
Latinoamérica, Corrientes Teológicas, etc.
191. “El candidato célibe y menor de 35 años deberá permanecer al menos tres cursos
académicos en una residencia destinada para esta finalidad, a no ser que el Obispo
Diocesano por razones graves determine otra cosa”148.
222. El Obispo Diocesano, a no ser que por razones graves y transitorias disponga otra
cosa, establezca en la Diócesis una residencia peculiar, bajo la responsabilidad de un
Director o Rector para la formación de los candidatos célibes, menores de 35 años al
Diaconado Permanente.
225. El candidato célibe debe ser preparado para observar el celibato al que está obligado
a observar151 aprendiendo a tenerlo en gran estima como don peculiar de Dios y se le ha
de dar a conocer las obligaciones y cargas propias del Orden Sagrado al que aspira, sin
ocultarle ninguna de las dificultades que lleva consigo el Ministerio Sagrado a recibir152.
148
. CEM can. 236, 2.
149
. Cfr. SDO II, 7°.
150
. SDO II, 6°.
151
. Cfr. SDO II, 4.
152
. Cfr. cann. 247; 1028.
III. PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS CÉLIBES
MAYORES DE 35 AÑOS Y DIÁCONOS CASADOS
197. “El candidato célibe y mayor de 35 años y el candidato casado sea cual fuere su
edad, deberá cubrir por espacio de tres años mínimo un plan de formación aprobado por
el Obispo Diocesano”153.
230. Si bien esta formación podrá ser un tanto distinta según el ambiente cultural del que
procedan los aspirantes, como por ejemplo los provenientes de un medio indígena, rural
o urbano, se les exigirá un mínimo indispensable a cubrir según los Principios y
Normativas contenidos en este Directorio.
232. Esta formación ha de conjugar, como norma fundamental, el estudio teórico y las
prácticas pastorales. Esas experiencias pastorales, a distintos niveles son indispensables.
Por ellas, los aspirantes deben integrarse a una comunidad, recibir el influjo de ella,
recibir el asesoramiento de sacerdotes cualificados y ser acompañados en sus propias
familias, sobre todo si son casados y tienen responsabilidades como padres de familia.
153
. CEM can. 236, 3.
ordinariamente será el Párroco.
2. El encargado por el Obispo Diocesano para aceptar a un aspirante casado para que reciba
la formación específica hacia el Diaconado Permanente debe asegurarse y constatar que
el aspirante realmente viva vida familiar, para esto debe examinar diligentemente a la
familia del candidato, a lo interno de ella y a lo externo.
3. A lo interno debe fijarse que su familia esté integrada, sea una familia cristiana y goce de
la estabilidad requerida. Se debe tener en cuenta cómo está integrado el candidato con su
esposa, debe examinárseles como pareja e independientemente, sobre todo dando
oportunidad a que la esposa conozca bien lo que implicará dar su consentimiento para
que su esposo sea Ordenado Diácono. Debe examinarse también la relación que como
pareja tiene respecto a los hijos, máxime si los hijos son menores de edad y necesitan de
la imagen paterna y del trato muy cercano de los padres. Al examinar la ambientación
familiar se debe conocer las necesidades de los hijos, su grado de formación, sus
necesidades, pues mientras más chicos sean éstos, más necesitarán de los padres.
4. A lo externo conviene examinar al menos de modo genérico cómo son las relaciones que
tiene con sus parientes, como se lleva con sus suegros o con sus padres, si aún viven, ya
que el ministerio como Diácono Permanente no debe romper, sino más bien incrementar
las relaciones familiares.
5. Al aceptar al aspirante casado como candidato para su formación debe cuidarse que esto
no signifique ruptura con su esposa e hijos, sino más bien una mayor integración.
Cuando el candidato sea orientado para tiempo completo al Ministerio Sagrado esto no
quiere decir que se romperá todo lazo familiar, puede presentarse el peligro que el
candidato encuentre en el diaconado una huida a las responsabilidades familiares, por lo
que si se dedica a un candidato a tiempo completo al Ministerio se debe garantizar el
tiempo necesario y apto para la atención de la esposa y de los hijos y no favorecer una
desintegración familiar.
240. En la formación del candidato casado debe considerarse la condición que éste tenga
pues será en su medio ambiente el campo más propicio para su ministerio ordinario. De
aquí que se deba tener en cuenta en la valoración de las cualidades del candidato las
amistades, las reuniones de tipo laboral y los compromisos que de su vida ordinaria está
llamado a desempeñar.
2) conocer cómo está planeada la vida del varón casado una vez ordenado Diácono,
por lo mismo debe conocer por escrito si el candidato ejerce y seguirá ejerciendo un cargo
público que lleve consigo una participación de la potestad civil; si administra o seguirá
administrando bienes pertenecientes a laicos o ejercer oficios seculares que lleven consigo
la obligación de rendir cuentas; si participa o seguirá participando activamente en los
partidos políticos o en dirección de asociaciones sindicales o políticas154;
3) conocer cuál es su profesión, arte u oficio así como el régimen económico con
que se sostiene y sostiene a su familia y que tipo de ministerio se planea que ejercitará155.
214. El Obispo Diocesano para atender a las necesidades económicas tanto del Centro de
formación como a las necesidades de los Diáconos Permanentes ya ordenados, debe
favorecer con la colaboración de los mismos Diáconos Permanentes, la institución de un
fondo común.
245. Por los servicios apostólicos estables u ocasionales que preste el candidato al
Diaconado Permanente désele lo que en justicia y equidad corresponda.
246. Establezca con claridad el Obispo Diocesano la forma en que va a ser remunerado el
Diácono Permanente por sus servicios Ministeriales, según su condición,
particularmente si está dedicado a tiempo completo.
b) Los Formadores
217. Los Responsables de la Formación, como se ha señalado más arriba, deberán ser
nombrados por el Obispo Diocesano o por los Obispos interesados. Se escogerán para
este oficio a Sacerdotes idóneos, con un marcado amor por la Iglesia Particular y un gran
154
. Cfr. CEM can. 236, 12, 1°.
155
. Cfr. CEM can. 236, 12, 1° - 3°.
sentido de comunión eclesial, capaces de imbuir el espíritu diaconal con la suficiente y
adecuada formación espiritual, doctrinal y práctica pastoral.
248. Además del responsable de la formación, que puede asumir varios nombres como
Director o Rector, es conveniente nombrar o aprobar a un Director Espiritual y si las
circunstancias lo permiten o exigen a un responsable de los Estudios, que podrá no ser
sacerdote.
249. El Obispo Diocesano podrá elegir y nombrar, según su prudente juicio a otras
personas, clérigos o laicos que ayuden en la formación de los candidatos particularmente
cuando su preparación y formación disciplinar así lo aconseje sobre todo tratándose de
peritos en las materias que se les solicite impartir.
220. Recae en el Centro aprobado por la autoridad legítima para la formación de los
candidatos mayores de 35 años y candidatos casados el que el candidato reciba la
formación suficiente y adecuada, sin descuidar la práctica pastoral.
d) La Comunidad Eclesial
253. Una vez que el candidato casado sea ordenado como Diácono Permanente y enviado
a una Parroquia para que ejerza ahí su ministerio, no debe cargársele de actividades, sino
que considerando su condición se le debe dejar espacio suficiente para que siga
integrado a su propia familia, incluso si se dedica de tiempo completo al Ministerio. El
Párroco bajo cuya responsabilidad se encuentre el Diácono Permanente asegúrese de que
las relaciones con la esposa y los hijos no sufran detrimento a causa del Ministerio.
e) La Esposa:
224. La Esposa del candidato al Diaconado Permanente está llamada también a participar
en la formación de su esposo. Se le debe invitar a la formación de su esposo y una vez
ordenado se le debe invitar a colaborar en el trabajo de él, no en razón al sacramento del
Orden, sino en razón del Sacramento del Matrimonio.
255. Del matrimonio en efecto, “se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y
exclusivo por su misma naturaleza, además, en el matrimonio cristiano los cónyuges son
fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y
dignidad de su estado”156.
256. “Ambos cónyuges tienen igual obligación y derecho respecto a todo aquello que
pertenece al consorcio de la vida conyugal”157. Por lo mismo la Esposa debe conocer por
parte de la Iglesia lo que es e implica el Diaconado Permanente.
258. Conviene pedir a la Esposa que por escrito manifieste su consentimiento para que su
esposo sea admitido como aspirante y candidato al Diaconado Permanente y más tarde
pídasele por escrito su consentimiento como para que su esposo sea ordenado
Diácono158. Esto dará oportunidad para que en el tiempo de la formación se pueda
informar convenientemente a la esposa de los pasos que está siguiendo su esposo y
constatar que por ello no se descuida la estabilidad e integridad familiar.
260. Uno de los derechos - deberes que surge con el sacramento del matrimonio es la
convivencia conyugal161, que se concretiza en la cohabitación.
261. La esposa al dar su consentimiento para que su esposo sea ordenado Diácono
Permanente deberá evaluar con toda objetividad cuál es la motivación de ella y de su
esposo, la relación que tienen como pareja y la relación con los hijos. No se ordenará al
156
. Can. 1134.
157
. Can. 1135.
158
. Cfr. can. 1031 § 2; CEM can. 236, 6, 8°, a).
159
. Cfr. CEM, can. 236, 6, 8°, b).
160
. Can. 1136.
161
. Cfr. can. 1151.
candidato que en la recepción del Sacramento del Orden encuentre un motivo para
desentenderse de su vida familiar o de su responsabilidad de esposo y padre de familia.
262. La esposa unida íntimamente a su marido por el Sacramento del Matrimonio puede
ayudar a la formación del esposo de múltiples formas. En primer lugar mediante la
oración y el diálogo, en un ambiente familiar apto y a la vez ser un estímulo en la
formación que recibe el esposo.
264. Es conveniente que se invite a las Esposas de los Diáconos casados a reuniones
periódicas coordinando el Responsable de la Formación de los Candidatos al Diaconado
con las Esposas de los candidatos al Diaconado Permanente antes de que ellas den el
consentimiento para que su esposo sea ordenado Diácono con el fin de oír las
experiencias y ser motivadas a participar en la medida de lo posible en el ministerio que
recibirá su esposo.
265. Una vez que el candidato casado sea ordenado Diácono Permanente, la Esposa, si
acepta colaborar en el trabajo de este, se le debe dar la ayuda, formación y asesoría que
vaya necesitando, sobre todo si ya desde antes de la ordenación ella misma ha pedido y
recibido la información y formación conveniente para colaborar en el trabajo de su
esposo.
266. Debe quedar claro a la Esposa que por el hecho de que su Esposo sea ordenado
Diácono Permanente ella no adquiere ninguna obligación canónica y que ella goza de la
absoluta libertad para colaborar en el trabajo de él162. Sin embargo, está invitada a
colaborar en el trabajo de su Esposo como efecto de la alianza matrimonial por la que ha
constituido con su esposo “un consorcio íntimo de toda la vida, ordenado por su misma
naturaleza al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole” 163. Esta
exigencia será mayor cuando no directamente en razón del Ministerio encomendado sino
en razón del Sacramento del Matrimonio la pareja está llamada a dar testimonio de vida
matrimonial cristiana.
f) El Aspirante Candidato:
268. Si el candidato es célibe y mayor de 35 años se ajustará al Plan aprobado para él por
el Obispo Diocesano. Aún cuando no está obligado a residir en la casa especial
establecida para los aspirantes celibatarios menores de 35 años, es conveniente que si
162
. Cfr. CEM can. 236, 4.
163
. Can. 1055 § 1.
existe en la Diócesis esta casa tenga trato frecuente con quienes ahí se encuentran y si
las circunstancias lo permiten y no hay obstáculo serio, podrá residir en esta casa
recibiendo la formación de los otros candidatos.
CUARTA PARTE
240. En el actual Código de Derecho Canónico se hayan no pocas normas que la Iglesia
considera necesarias en relación a los Diáconos Permanentes. Unas se refieren a los
requisitos exigidos para ser ordenados, otras se refieren a su vida y ministerio.
La Conferencia de los Obispos Mexicanos quiere sobre estos tres aspectos dar
algunas indicaciones a tomarlas en cuenta en las Diócesis en que se establezca o esté ya
establecido el Diaconado Permanente.
242. Para que un candidato sea ordenado Diácono Permanente debe reunir los requisitos
básicos pedidos por el Derecho:
5° debe ser admitido como candidato por la autoridad competente a tenor del
can. 1034, previa solicitud escrita y firmada de su puño y letra175.
164
. CEM can. 236, 6.
165
. Can. 1024; S. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores, 15.X.1976:
AAS 69, 1977, 98 - 116; JUAN PABLO II, Carta Apostólica Mulieris dignitatem, 15. VIII. 1988, n. 26: AAS 80, 1988,
1715; Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, 22.V.1994: AAS 86, 1994, 545 - 548; can. 842 § 1.
166
. Cann. 842, § 2; 1033.
167
. SDO 5; can. 1031 § 2.
168
. SDO 12; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 1); II, 4), nn. 679-680, pp. 239-240; can. 1031 § 2.
169
. Can. 1025; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 2); II, 1), nn. 679-680, pp. 239-240.
170
. Can. 1026.
171
. Cann. 288; 1041 - 1042.
172
. Can. 1029; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 2), 5) - 10); II, 1), nn. 679-680, pp. 239-240.
173
. Cann. 236; 1027; 1032 § 3; SDO 8, 14; AP VII, b); DCEM: Formación de candidatos a Diáconos Casados, nn. 681-
682, pp. 240-242 ; Formación de los Diáconos Célibes, nn. 683 - 689, pp. 243-245.
174
. Can. 1039.
175
. Can. 1036; AP III, V; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 175.
6° debe recibir, observándose los intersticios, los Ministerios Laicales del
Lectorado y del Acolitado y ejercerlos por espacio al menos de seis meses
antes de recibir el Diaconado176.
176
. Can. 1035; MQ XI; AP II, IV.
177
. Can. 1037; SDO 4; AP VII; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 177.
178
. Can. 1031 § 2.
179
. SDO 13.
180
. Cfr. cann. 1052; 1020.
181
. Can. 1050, 3°.
182
. Cfr. cann. 236; 1027; 1032, § 3; 1050, 1°.
183
. Cann. 1035; 1050, 3°.
4° Declaración redactada y firmada de puño y letra del candidato en la que
se haga constar que va a recibir el orden espontánea y libremente, y que se
dedicará de modo perpetuo al ministerio eclesiástico, según su condición
celibataria o de casado, al mismo tiempo que solicita ser admitido al orden
que va a recibir184;
2. que reúna las debidas cualidades, que se le considere útil para el ministerio en la
Iglesia y que se haya realizado el escrutinio correspondiente 188. Para esto el Obispo además
del informe que presente el responsable de la formación puede consultar el sentir de la
familia del candidato y el sentir de la comunidad cristiana, especialmente del Párroco
corresponsable de su formación.
c) que no haya atentado matrimonio, aún sólo civil, estando impedido para
hacerlo192a no ser que sea legítimamente destinado al Diaconado
permanente193;
184
. Cann. 1036; 1050, 3°.
185
. Cann. 1031 § 2; 1050, 3°; CEM can. 236, 6, 8°, a.
186
. Can. 1034; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 2_ ed. Típica, 1990, Praen. 175; Apéndice II, nn. 1 - 15.
187
. Cfr. can. 1039.
188
. Cann. 1025; 1051; 1052.
189
. Can. 1037; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 2_ ed. Típica, 1990, n. 177.
190
. Can. 1041, 1°.
191
. Can. 1041, 2°.
192
. Can. 1041, 3°.
193
. Can. 1042, 1°.
d) que no haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto
habiéndose verificado éste, así como el no haber colaborado positivamente
en todo esto194;
271. Efectuada la Ordenación a tenor del can. 1053, debe inscribirse en el libro especial
cuidadosamente custodiado en la curia del lugar donde se administró el sacramento.
Debe guardarse toda la documentación en la curia del Obispo propio del ordenado y se
le debe expedir un certificado.
272. El Ordinario del lugar comunique la ordenación al párroco del lugar del bautismo
del ordenado Diácono Permanente a tenor del can. 1054.
194
. Can. 1041, 4°.
195
. Can. 1041, 5°.
196
. Can. 1041, 6°.
197
. Can. 285 § 3; 1042, 2°.
198
. Can. 285 § 4; 1042, 2°.
199
. Can. 1042, 2°.
200
. CEM can. 236, 12.
201
. Can. 1042, 3°.
II. PRESCRIPCIONES PARA EL MINISTERIO DE LOS DIÁCONOS
279. Compete al Obispo Diocesano, oído el parecer del consejo presbiteral, establecer si
en la diócesis propia pueden tenerse regularmente reuniones dominicales sin la
202
. LG 29, 9; AG 16; SDO 22 - 24; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis, 13. X. 1993, n. 1: L'Oss. Rom. Sem. Esp. 1993 p.
567.
203
. Can. 757; SDO 22, 6°; DPME 62; EN 68.
204
. Can. 764.
205
. Can. 760.
206
. Cfr. can. 761.
207
. Cfr. can. 762.
208
. SDO 22, 6.
209
. Can. 767.
celebración de la Eucaristía y dar para ellas normas generales y particulares, teniendo en
cuenta los lugares y las personas. Por lo tanto no deben hacerse asambleas de este
género, a no ser que el Obispo las convoque y bajo el ministerio pastoral del párroco210.
280. Para dirigir estas reuniones dominicales llámese a diáconos como primeros
colaboradores de los sacerdotes. Al diácono, ordenado para apacentar al pueblo de Dios
y para hacerlo crecer, le toca dirigir la oración, proclamar el Evangelio, predicar la
homilía y distribuir la Eucaristía211.
282. En estas celebraciones, si es posible, sería muy bueno usar para la Comunión el pan
consagrado el mismo domingo en la Misa celebrada en otro lugar y traído de ahí por un
diácono o por un laico en un recipiente (píxide o teca), y colocado en el sagrario antes de
la celebración 213.
283. Al Diácono Permanente, dado que en la mayoría de las Diócesis de México hay una
escasez de sacerdotes y que las distancias tan grandes que separan muchas veces a las
comunidades de las parroquias, imposibilitan la celebración eucarística en algunos
centros de culto establecidos214, y siempre que sea posible, encomiéndesele estas
celebraciones215.
284. El Diácono deberá observar las normas dadas por el obispo o por su delegado y
actuar bajo la responsabilidad del párroco 216. Le corresponde al Diácono tener en estas
celebraciones la homilía 217 conforme las prescripciones del Derecho común, de esta
Conferencia Episcopal y del Obispo Diocesano.
210
. CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Directorio para las celebraciones Dominicales en ausencia de
presbítero, Christi Ecclesia, 2.VI.1988, Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C., 1993, n. 24, p. 12.
211
. Ibidem, n. 29, p. 13.
212
. Ibidem, n. 38, p. 15; cfr. can. 929.
213
. Ibidem, n. 47, p. 17.
214
. Cfr. COMISION EPISCOPAL DE PASTORAL LITURGICA, Instructivo para las Celebraciones Dominicales y
Festivas en ausencia de presbítero, enero 1993, Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C., 1993, nn. 1 y 2, p. 19.
215
. Cfr. ibidem, n. 5, p. 19.
216
. Ibidem, n. 4, p. 19; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
217
. Cfr. COMISION EPISCOPAL DE PASTORAL LITURGICA op. cit. n. 17, p. 21.
inserción en una comunidad que respalda la fe del iniciado y que promueva todas las
manifestaciones de la caridad218.
2. EN EL MINISTERIO DE LA SANTIFICACIÓN
A). Sacramentos
289.Por ser el Diácono ministro ordinario del bautismo 224 , es conveniente que exista un
número proporcionado de ellos para que puedan tenerse en todos los sitios, donde lo
requieran las necesidades pastorales a fin de favorecer la adecuada iniciación cristiana de
los adultos conforme a los grados, etapas y ejercicios del catecumenado225.
291.En la celebración del Sacramento del matrimonio, el Diácono puede ser delegado para
asistir en nombre de la Iglesia 229. En caso de peligro de muerte o en caso, fuera del
peligro de muerte, con tal de que se prevea prudentemente que no se puede acudir a
quien sea competente para asistir al matrimonio en el término de un mes, ha de ser
218
. DCEM: Consideraciones Generales VI, n. 673, pp. 237-238..
219
. Cfr. can. 834.
220
. Cfr. can. 834 § 2.
221
. Can. 835 § 3; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
222
. Cfr. can. 846.
223
. SDO 22, 1.
224
. Cfr. can. 861; LG 29; SDO 22, 2; OBP Praen. 11; 14; 15.
225
. LG 26; AG 16; OICA, Praen. n. 47.
226
. SDO 22, 3; cfr. can. 910 § 1.
227
. SDO 22, 3; cfr. can. 943.
228
. Cfr. can. 911 § 2.
229
. SDO 22, 4; cfr. cann. 1108; 1111.
llamado y debe asistir al matrimonio juntamente con los testigos, sin perjuicio de la
validez del matrimonio sólo ante testigos230.
292.En peligro de muerte el Diácono puede dispensar tanto de la forma canónica como
también de todos los impedimentos de derecho eclesiástico, ya sean públicos, ya ocultos,
excepto el impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado231.
268. También por otros medios realiza la Iglesia la función de santificar, ya con
oraciones, por las que ruega a Dios que los fieles se santifiquen en la verdad, ya con
obras de penitencia y caridad, que contribuyen en gran medida a que el Reino de Cristo
se enraíce y fortalezca en las almas, y cooperan también a la salvación del mundo233.
230
. Cfr. can. 1116.
231
. Cfr. can. 1079 § 1.
232
. Cfr. can. 89.
233
. Can. 839 § 1.
234
. LG 29; SDO 22, 5; cfr. can. 1168.
235
. Cfr. can. 1169 § 3.
236
. CONGREGACION PARA EL CULTO DIVINO, Bendicional, Orientaciones Generales, n. 18, c, Coeditores
Litúrgicos, Barcelona 1986 p. 19.
237
. CEM can. 276 § 2, 3°.
238
. SDO 22, 7; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem., 1993 p. 567 n. 4.
298. Le corresponde además al Diácono presidir en ausencia del sacerdote la celebración
de las exequias, así como el presidir los ritos fúnebres y sepulcrales239.
299. El Diácono Permanente casado tenga en cuenta que por el sacramento del
matrimonio está llamado a santificarse en ese estado de vida, no descuide a causa o
pretexto del ministerio sagrado su vida matrimonial.
301. El Diácono Permanente, según su edad y condición, tiene también como ayuda para
su santificación los retiros y ejercicios espirituales a los que está obligado a asistir
conforme a las prescripciones de su Ordinario propio241.
302. Se aconseja al Diácono Permanente que haga todos los días oración mental y acceda
con frecuencia al sacramento de la penitencia, tenga peculiar veneración a la Virgen
Madre de Dios y practique otros medios de santificación comunes como particulares242.
3. EN EL MINISTERIO DE LA CARIDAD
277. Desde sus comienzos, la actividad del Diácono giró en torno a la misión
caritativa243. En este contexto típicamente diaconal deben ubicarse las demás funciones
del Diácono Permanente. Así, dichas funciones diaconales serán un signo evidente de la
caridad pastoral y de la opción preferencial por los más pobres de parte de los pastores y
de los fieles244.
239
. LG 29; SDO 22, 5; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
240
. Cfr. can. 276 §§ 1 - 2.
241
. Can. 276 § 2.
242
. Cfr. can. 276 § 2, 5°; JUAN PABLO II, Catequesis 20. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591 n. 4.
243
. Cfr. Hech 6, 1 - 6.
244
. Cfr. CONFERENCIAS GENERALES DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO: MEDELLIN, Conclusiones
13: Formación del Clero n. 33; 14. Pobreza de la Iglesia; PUEBLA nn. 1134 - 1165; SANTO DOMINGO nn. 178 - 181.
245
. Cfr. can. 517 § 2; cfr. SDO 22, 10; 23.
246
. Cfr. SDO 22, 10.
sacerdotales y de esforzarse por favorecerlas como un bien común para la Iglesia y para
sí mismas. También el diácono debe promover esta oración247.
305. De esta manera los Diáconos, que reciben la imposición de las manos «no en orden
al sacerdocio, sino en orden al ministerio», confortados con la gracia sacramental, en
comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la
liturgia, de la palabra y de la caridad... Dedicados a los oficios de la caridad y de la
administración, recuerden los diáconos el aviso del bienaventurado Policarpo:
«Misericordiosos, diligentes, procediendo conforme a la verdad del Señor, que se hizo
servidor de todos»248.
306. El Diácono Permanente está llamado a fomentar y apoyar las obras y oficios
pastorales de la caridad, de la administración y asistencia social 249, siempre en comunión
con el Obispo y su presbiterio250.
307. Por tal motivo puede ser nombrado miembro de los Consejos de Pastoral 251 y al
insertarse plenamente en la comunidad a la que sirve está llamado a respetar y fomentar
los ministerios ejercidos por laicos252, más aún, entre las tareas del diácono está la de
«promover y sostener las actividades apostólicas de los laicos». En cuanto presente e
insertado más que el sacerdote en los ambientes y en las estructuras seculares, se debe
sentir impulsado a favorecer el acercamiento entre el ministerio ordenado y las
actividades de los laicos, en el servicio al reino de Dios 253. El Diácono ejerce así una
función misionera en orden a la liberación integral del hombre254, contribuyendo así a
concientizar a nuestro pueblo en las tareas que la fe cristiana impone a quienes conviven
en una comunidad civil y eclesial que aún no ha logrado alcanzar, en gran parte de sus
miembros, los niveles morales, culturales y económicos propios de la persona humana y
de un hijo de Dios255.
308. El Diácono Permanente debe tener conciencia clara que forma parte de la jerarquía
como grado propio y permanente y que no ha de convertir la recepción de este grado
sacramental en motivo para aspirar al Sacerdocio256.
247
. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567.
248
. LG 29; cfr. AG 16; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
249
. Cfr. SDO 22, 9. 11; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
250
. Cfr. SDO 23.
251
. SDO 24; can. 512.
252
. Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla, n. 715.
253
. JUAN PABLO II, Catequesis, 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
254
. Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla, n. 697.
255
. DCEM: Consideraciones Generales VI, n. 673, p. 237; cfr. can. 747 § 2.
256
. Cfr. LG 29.
III. DISPOSICIONES SOBRE LA VIDA DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES
284. Por la recepción del Diaconado el laico se constituye en clérigo y queda incardinado
en una Iglesia particular o en una prelatura personal para cuyo servicio fue promovido264.
257
. Can. 276; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal III, n. 692, p. 246.
258
. Cfr. cann. 209; 273; SDO 18, 23, 30; AP IX; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 176.
259
. Can. 276 § 2, 1°; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal V, n. 694, p. 247.
260
. Can. 288; SDO 31; CEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal III, n. 692, p. 247.
261
. Can. 276 § 2, 3°; SDO 27; AP VIII; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 178; DCEM:
Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal II, n. 691, p. 246.
262
. Can. 276 § 2, 4°; SDO 28.
263
. Cann. 1087; 1078 § 2, 1°; 1079; SDO 4; 16; AP VI.
264
. Can. 266 § 1; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 29. VI. 1989, n. 176.
265
. SDO 32.
317. Para que un Diácono Permanente se incardine en otra Iglesia particular se remite al
Derecho universal que establece:
319. Para que un Diácono Permanente se traslade legítimamente a otra Iglesia se debe
observar el canon 271. Si sólo es ocasionalmente o por un tiempo no mayor de un mes,
basta el consentimiento del Párroco o del Responsable del lugar en donde ejerza el
ministerio.
321. Para que el Diácono ejerza su ministerio en la Iglesia particular, sea Permanente o
no, sea Diocesano o perteneciente a un Instituto de vida Consagrada o Sociedad de Vida
Apostólica con capacidad de incardinar, no basta con la recepción del sacramento, sino
que se requiere la licencia o el permiso del Ordinario del lugar para ejercitar su
ministerio.
322. El Diácono Permanente debe contar por lo mismo, con las facultades que le confiera
su Obispo propio. Ordinariamente se le debe conferir junto con las facultades
ministeriales un oficio eclesiástico.
323. El Diácono Permanente, al estar incardinado en una Iglesia Particular y recibir una
misión canónica, ejerciendo su ministerio en favor de la Iglesia está capacitado para
vivir en comunión jerárquica con la Iglesia especialmente con su Ordinario y la Iglesia
Diocesana a la que está incardinado266.
324. Entre los oficios eclesiásticos destaca el que pueda ser nombrado Juez Diocesano267.
296. La Iglesia, ejerciendo la función sacerdotal de Cristo, celebra la liturgia de las horas,
por la que oyendo a Dios que habla a su pueblo y recordando el misterio de la salvación,
le alaba sin cesar con el canto y la oración al mismo tiempo que ruega por la salvación
de todo el mundo 270.
266
. Cfr. SDO 23; 30; cann. 209; 273.
267
. Cfr. Sign. Ap., Declaración del 9. VIII. 1972, APOLLINARIS 45 (1972) 390 - 391, también en X. OCHOA, Leges
Ecclesiae, Vol. IV, n. 4080; can. 1421 § 1; CEM can. 1425 § 4.
268
. Can. 288; CEM can. 236, 7, 2°.
269
. Cfr. CEM can. 284; CEM can. 236, 7, 2°.
270
. Can 1173.
271
. Cfr. can. 834.
272
. SC 27.
329. La Conferencia Episcopal Mexicana determina que la parte de la Liturgia de las
Horas obligatoria para los Diáconos Permanentes, sea la recitación diaria de Laudes y
Vísperas.273
300. Los Diáconos Permanentes en la Iglesia Particular forman un grupo peculiar que es
necesario acompañar y coordinar. Por esta razón todo Diácono Permanente estará bajo la
responsabilidad de un Encargado, que coordine los oficios y ministerios de los Diáconos
Permanentes. Las funciones propias en la Diócesis las desglosará el Obispo Diocesano.
5. CELIBATO
302. Cabe recordar que, conforme a la Tradición de la Iglesia, los Diáconos, ya sean
célibes o sean casados, quedan inhabilitados para contraer matrimonio o pasar a nuevas
nupcias en caso que el vínculo sea disuelto276.
337. Es conveniente que cuando se destine a un Diácono Permanente para que ejerza un
ministerio estable o se le de un oficio eclesiástico, se establezca por escrito con él un
convenio sobre la forma en que va a ser remunerado o en donde se fijen las percepciones
que va a obtener en razón de su servicio.
278
. Can. 281 §§ 1 y 3; SDO 20; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconalV, n. 693, p. 247.
279
. Can. 281 § 2; DO 19.
280
. Can. 281 § 3; SDO 21; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio Diaconal IV, n. 693, p. 247.
281
.Vid n. 334 de este Directorio.
7. RELACIÓN DEL DIÁCONO PERMANENTE ANTE LA SOCIEDAD CIVIL
a) ejercer cargo público que lleve consigo una participación de la potestad civil282;
2° debe consultar a su Ordinario propio en caso de ser fiador o para firmar letras de
cambio en las que se asume la obligación de pagar una cantidad de dinero sin concretar
la causa286;
343. La autoridad eclesiástica competente examine con cuidado la solicitud que en este
sentido haga el Diácono Permanente y las posibles repercusiones.
344. Debe entenderse que sobre la administración de bienes pertenecientes a laicos son
los comprendidos más allá de los bienes patrimoniales familiares en línea recta
consanguínea en cualquier grado ascendente o descendente en línea colateral hasta el
cuarto grado sean consanguíneos o afines, por lo mismo no requiere autorización el
Diácono Permanente para administar o seguir administrando sus bienes familiares. Es
conveniente sin embargo que el Obispo Diocesano conozca, al menos de modo genérico,
las responsabilidades de tipo económico - administrativo que el Diácono Permanente
tiene en relación a la familia.
315. “El Obispo Diocesano para la aplicación y el cumplimiento del presente decreto se
servirá del Directorio para el Diaconado Permanente que se anexa una vez que sea
aprobado por la Santa Sede”289.
340. El presente Directorio pretende ser una ayuda eficaz en primer lugar para el Obispo
Diocesano en el cumplimiento de la normativa emanada por la Conferencia Episcopal
Mexicana y aprobada por la Santa Sede.
342. La normativa aquí expresada, una vez aprobada por la Santa Sede tiene carácter
vinculante en toda la Nación. Corresponderá al Obispo Diocesano aplicarla en su
jurisdicción y adaptar las disposiciones existentes en su Diócesis conforme a este
Directorio.
350. Quiera el Señor Jesús, “que no vino a ser servido, sino a servir” (Mt. 20, 28)
bendecir a Nuestras Iglesias Particulares con vocaciones para este Orden Sagrado de los
289
. CEM can. 236, 5.
Diáconos Permanentes. En manos de Santa María de Guadalupe cuyo año centenario de
coronación Pontificia celebramos ponemos este Directorio.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 1