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Conferencia Del Episcopado Mexicano: MÉXICO 1995

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CONFERENCIA DEL

EPISCOPADO
MEXICANO

DIRECTORIO
NACIONAL PARA
EL DIACONADO
PERMANENTE

MÉXICO 1995
INTRODUCCIÓN

1. El Concilio Vaticano II, en atención a los fieles, determinó que correspondía a las
distintas Conferencias territoriales de Obispos, de acuerdo con el mismo Sumo Pontífice,
decidir si se creía oportuno y en dónde, el establecer el diaconado como grado propio y
permanente de la Jerarquía1.

1. La Conferencia de los Obispos Mexicanos obtuvo del Santo Padre Paulo VI, de feliz
memoria, la facultad de restablecer el Diaconado en México como Orden propio y
permanente de la Jerarquía mediante decreto de la Sagrada Congregación de
Sacramentos, el 28 de junio de 1972 y aprobó unas normas transitorias. La Conferencia
de los Obispos publicó este Decreto junto con estas normas, que fueron «ad
experimentum» bajo una Declaración con el título: “Restauración del Diaconado
Permanente en México”2. (hacer breve historia)

2. Pasado el tiempo, en base a la experiencia obtenida en las diversas Diócesis de


nuestro País y en la legislación vigente, era necesario revisar, acomodar y actualizar
estas normas y criterios como una ayuda tanto para la formación como para el ministerio
y vida de los Diáconos Permanentes en México.

3. El presente Directorio quiere responder a esta necesidad. Tiene como objetivo


primordial poner en manos del Obispo Diocesano y de todos los agentes de la pastoral
estas mismas normas actualizadas, revisadas, clarificadas, ampliadas, reformadas o
ratificadas, así como todo un conjunto de criterios y orientaciones en torno a la selección
de candidatos, formación, requisitos para la ordenación y todo lo relacionado a la vida y
ministerio de los Diáconos Permanentes.

4. Para la elaboración de este Directorio se ha tenido en cuenta como punto de partida


esa Declaración de los Obispos Mexicanos de 1972 y los Documentos específicos sobre
el Diaconado Permanente emanados por la Santa Sede, a partir de la celebración del
Concilio. Se ha tenido en cuenta además los Documentos de las distintas Conferencias
Episcopales Latinoamericanas celebradas hasta el presente: Medellín, Puebla y Santo
Domingo. También se han tenido en cuenta los criterios emanados por otras Conferen-
cias Episcopales y la experiencia de encuentros Nacionales y Latinoamericanos sobre la
materia. No ha faltado la luz de algunas publicaciones recientes sobre el Diaconado.

5. El presente Directorio fue elaborado básicamente en la XLVIII Asamblea Episcopal


celebrada en noviembre de 1990. La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), después
de estudiarlo y considerarlo en sus diversos capítulos, se dignó aprobarlo.

6. Enviado a la Santa Sede para su revisión y aprobación, se hicieron observaciones


importantes y por esta razón nuevamente, a fin de evidenciar con mayor claridad los


   . LG 29; cfr. AG 16.
2
    . CEM, Documentos Colectivos del Episcopado Mexicano. A Diez años del Concilio Vaticano II (=DCEM) Vol. I. 3a.
Ed. México D.F. 1991, pp. 233 - 248, nn. 666 - 698.
puntos verdaderamente normativos de los criterios que se proponen, se ha relaborado el
Directorio que hoy es nuevamente presentado.
Básicamente este Directorio reproduce el aprobado en l990 pero a la luz de las
indicaciones recibidas y enriquecido de nuevos elementos.

7. Este Directorio pretende ser también una ayuda para el Obispo Diocesano que desee
introducir este Orden del Diaconado Permanente en la Iglesia Particular que se le ha
confiado. En los lugares en donde aún no existen Diáconos Permanentes se invita a los
Obispos a poner en práctica lo establecido en el pasado por esta Conferencia Episcopal y
lo nuevo que ahora se establece.

11. Al revisar este Directorio, se tuvo presente lo señalado en Santo Domingo


por el Consejo Episcopal Latinoamericano, que refleja el pensamiento de la Comisión
Episcopal de Ministerios Laicales y Diaconado Permanente que tuvo bajo su
responsabilidad la elaboración del mismo:
“Nosotros, Obispos, nos proponemos organizar mejor una pastoral de
acompañamiento de nuestros presbíteros y diáconos, para apoyar a quienes se
encuentran en ambientes especialmente difíciles”3 .

12. Esta Comisión Episcopal se da cuenta que “el ministerio de los obispos, en
comunión con el sucesor de Pedro, y el de los presbíteros y diáconos es esencial para
que la Iglesia responda al designio salvífico de Dios con el anuncio de la palabra, con la
celebración de los sacramentos y en la conducción pastoral. El ministerio ordenado es
siempre un servicio a la humanidad en orden al reino”4.

14. Consideramos importante junto con la Conferencia celebrada en Santo


Domingo la atención a los diáconos permanentes “... Su servicio será el testimonio
evangélico frente a una historia en que se hace presente cada vez más la iniquidad y se
ha enfriado la caridad (cf. Mt 24, 12) ... por su condición de ministro ordenado e inserto
en las complejas situaciones humanas, tiene un amplio campo de servicio en nuestro
Continente.

“- Queremos reconocer nuestros Diáconos más por lo que son que por lo que hacen.
“- Queremos acompañar a nuestros Diáconos en el discernimiento para que logren
una formación inicial y permanente, adecuada a su condición.
“- Continuaremos nuestra reflexión sobre la espiritualidad propia de los Diáconos
fundamentada en Cristo siervo, para que vivan con hondo sentido de fe su entrega a la
Iglesia y su integración con el presbiterio diocesano.
“- Queremos ayudar a los diáconos casados para que sean fieles a su doble
sacramentalidad: la del matrimonio y la del orden y para que sus esposas e hijos vivan y
participen con ellos en la diaconía. La experiencia de trabajo y su papel de padres y
3
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Santo Domingo. Nueva Evangelización Promoción Humana
Cultura Cristiana. México Dabar 1992, n. 75.

4
Ibidem, n. 67.
esposos, los constituye en colaboradores muy calificados para abordar diversas
realidades urgentes en nuestras Iglesias particulares.
“- Nos proponemos crear los espacios necesarios para que los diáconos colaboren en
la animación de los servicios en la Iglesia, detectando y promoviendo líderes,
estimulando la corresponsabilidad de todos para una cultura de la reconciliación y la
solidaridad. Hay situaciones y lugares, principalmente en las zonas rurales alejadas y en
las grandes áreas urbanas densamente pobladas, donde sólo a través del diácono se hace
presente un ministro ordenado”5.

15. El Directorio está dividido en cuatro partes. En la primera parte se propone


lo que podríamos llamar el Marco de la Realidad, o sea, el Contexto Social y Eclesial del
Diaconado Permanente en México, incluyendo las Urgencias y los Retos; en la segunda
se propone el Marco Doctrinal, donde se encuentran algunas orientaciones Teológicas y
Pastorales que ayuden a introducir el Diaconado Permanente en aquellas Iglesias
particulares que aún no lo han establecido y ubicar el ya establecido en el marco
Doctrinal; en la Tercera, se dan a conocer las Normas establecidas por la Conferencia
Episcopal para la Formación de los Diáconos Permanentes en México. En esta parte al
exponer claramente la normativa aprobada por la Conferencia Episcopal de los Obispos
Mexicanos, queremos señalar que es vinculante para los Obispos en todo el País, pero su
aplicación, como es obvio, tendrá que ser supeditada a la elaboración detallada de una
“Ratio Studiorum”, o sea, un Plan detallado de estudios según las necesidades de cada
Iglesia Particular. Este Plan de estudios detallado, deberá ser aprobado por el Obispo
Diocesano, basado en las orientaciones de la Santa Sede y en la normativa de la
Conferencia Episcopal; en la cuarta y última parte, se desarrolla la normativa vigente
sobre la Ordenación, Ministerio y Vida de los Diáconos Permanentes. De esta forma se
pretende dar una ayuda concreta no sólo al Obispo Diocesano sino a los Diáconos
Permanentes y a todos aquellos que deseen recibir este Orden y superen los requisitos
pedidos por la Iglesia.

16. Dadas las diferentes culturas étnicas que existen en nuestra Patria éste
Directorio sólo establece los criterios, orientaciones y normas básicas de carácter más
general. Estos principios, pues, deberán ser concretizados y aplicados por los Obispos
Diocesanos, según su prudente juicio, en sus respectivas Diócesis, o mediante acuerdos
en las Provincias o Regiones Pastorales.

17. Que por intercesión de nuestra Señora, la Santísima Virgen de Guadalupe, la


Sierva del Señor y Servidora de los hombres, Dios Nuestro Señor conceda a nuestra
Iglesia Mexicana los dones del Espíritu Santo, para que con ánimo y confianza ponga en
práctica los deseos Conciliares y tengamos Diáconos Permanentes que, conforme lo
dicho por el Santo Padre, Juan Pablo II en su reciente visita a nuestra Patria, se dediquen
a servir generosamente a las comunidades como discípulos del Señor Jesús y como
auténticos maestros de la palabra y del ejemplo6.
5
Ibidem, nn. 76-77.

6
    . Discurso de 1. V. 1990 en el Colegio Cristóbal Colón, Lomas Verdes, Edo. de México, a los sacerdotes, religiosos,
religiosas, seminaristas y laicos comprometidos: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1990 p. 291 n. 9; también en Segunda Visita
Pastoral a México. México EDICEM 1990, n. 535.
PRIMERA PARTE

MARCO DE LA REALIDAD DEL DIACONADO PERMANENTE EN MÉXICO

I. SENTIDO DEL RESTABLECIMIENTO EN MÉXICO DEL DIACONADO


PERMANENTE

15. “A partir del planteamiento que el Concilio Ecuménico Vaticano II se hizo acerca de
la conveniencia de restaurar el Diaconado Permanente en la Iglesia, fue creciendo en los
miembros de la Conferencia Episcopal Mexicana la comprensión, el valor y la fuerza de
las razones teológicas y pastorales que llevaron a los Padres del mismo Concilio a
aprobar su restauración, tanto más cuanto estas razones teológicas y pastorales se
manifestaron desde los mismos orígenes de la vida eclesial, como aparece en escritos del
Nuevo Testamento y de los Padres Apostólicos”7.

16. El Episcopado Mexicano “después de haber estudiado la conveniencia y la


oportunidad de restaurar en México el Diaconado Permanente en sus dos formas (...)
decidió, desde 1972, que sí era muy conveniente restaurarlo en el propio territorio,
dejando a cada Ordinario de lugar la decisión de introducirlo en su respectiva jurisdic-
ción”8.
17. Los motivos que guiaron a los Obispos Mexicanos fueron entre otros:
“En una primera y global consideración del servicio ministerial que estos tiempos
exigen a la Iglesia, aparece la necesidad de diversificar este ministerio, confiriéndolo, en
su variedad de contenido, a diferentes sujetos, para una mejor distribución del mismo al
pueblo, y para una atención más especializada del servicio, principalmente en lo que se
refiere a la proclamación de la Palabra de Dios y al testimonio de la caridad entre los
miembros de la comunidad eclesial”9.

18. “...Ahora bien, siendo los diáconos de institución divina, como algo que se
contradistingue de Obispos y presbíteros, se manifiesta la conveniencia de que este
Orden Sagrado no se reduzca, en la Iglesia Latina, a sólo un estadio pasajero de tiempo
corto, mientras se recibe el presbiterado; sino que se conserve permanentemente en su
individualidad por medio de la diferencia de sujetos que lo reciben, y que lo ejercen en
subordinación y coordinación con el ministerio de los presbíteros y de los Obispos para
apacentar mejor el rebaño del Señor”10.

7
DCEM: Consideraciones Generales II n. 669, p. 235.

8
Cfr. Ibidem n. 666, p. 235.

9
Ibidem I n. 668, p. 235.

10
Ibidem III n. 670, p. 236.
19. “Insistiendo en el aspecto pastoral de la restauración del Diaconado Permanente,
debemos decir que no se trata de restaurarlo sólo por una exigencia apriorística de la
estructura jerárquica, sino muy principalmente por la urgencia de promover el espíritu
comunitario eclesial, excitado por la palabra de Dios que se medita y por la caridad que
se practica, en el seno de incontables pequeñas comunidades rurales y en barrios
marginados de las grandes ciudades, que carecen de sacerdotes por la grave escasez de
éstos. La gracia del sacramento y el sello sagrado que por él ostenta ante el pueblo la
persona que ejercita el ministerio diaconal, son algo muy valioso”11.

20. Estos motivos que guiaron a los Obispos Mexicanos no sólo fueron de orden
pragmático -pues ciertamente la multiplicación de estas vocaciones ayudaría a resolver
el problema de la escasez de presbíteros- sino sobre todo de orden teológico y pastoral y
así lo manifestó también la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla: “La
misión y función del diácono no se han de medir con criterios meramente pragmáticos,
por estas o aquellas acciones que pudieran ser ejercidas por ministros no ordenados o
por cualquier bautizado; ni tampoco sólo como una solución a la escasez numérica de
presbíteros que afecta a América Latina. Su convivencia se desprende de una
contribución eficaz a que la Iglesia cumpla mejor su misión salvífica por medio de una
más adecuada atención a la tarea evangelizadora”12.

21. Los Obispos Mexicanos se propusieron escuchar la voz del Espíritu y ser dóciles a
su impulso que se dejó sentir en el Vaticano II para iluminar, dinamizar y orientar la vida
y que hacer de la Iglesia, a fin de que en la actualidad ésta responda a su vocación y
misión con una mayor autenticidad y eficacia evangelizadora.

22. Al pedir a la Santa Sede la restauración del Diaconado Permanente en México la


Conferencia Episcopal manifestó que toda ella, como cada Ordinario, para su propio
territorio, estaría muy atenta a que ésta restauración se realizara sólo en esfuerzo de la
misión que Cristo le encomendó a su Iglesia13.

23. El haber restablecido el Diaconado Permanente en México fue y es al mismo tiempo


un acto de fe en la gracia sacramental con la que Cristo dotó a su Iglesia, y una acción de
justicia para con los laicos que colaboran generosamente en la evangelización.
24. En efecto, enseña el Concilio Vaticano II: “...es justo que aquellos hombres que
desempeñan un ministerio verdaderamente diaconal, o que como catequistas predican la
Palabra Divina, o que dirigen, en nombre del párroco o del Obispo, comunidades
cristianas distantes, o que practican la caridad en obras sociales o caritativas, sean
fortificados por la imposición de las manos transmitida desde los Apóstoles y unidos

11
Ibidem IV n. 671, p. 236.

12
     . III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla. La Evangelización en el presente y en el futuro de
América Latina. México Parroquial, n. 698.
13
. Cfr. DCEM : Consideración Final, n. 696, p. 247.
más estrechamente al servicio del altar para que cumplan con mayor eficacia su
ministerio por la gracia sacramental del diaconado” 14.

25. Esta Conferencia Episcopal al revalorar el restablecimiento del Diaconado


Permanente que se hizo en el pasado tiene en mente y hace suyo lo manifestado en
Puebla:
“No se trata simplemente de restaurar el diaconado primitivo sino de profundizar en
la Tradición de la Iglesia Universal y en las realidades particulares de nuestro continente,
buscando mediante esta doble atención una fidelidad al patrimonio eclesial y una sana
creatividad pastoral con proyección evangelizadora”15.

26. “El diácono, colaborador del Obispo y del presbítero, recibe una gracia sacramental
propia. El carisma del diácono, signo sacramental de 'Cristo Siervo', tiene gran eficacia
para la realización de una Iglesia servidora y pobre que ejerce su función misionera en
orden a la liberación integral del hombre”16.

II. CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL DEL DIACONADO PERMANENTE


EN MÉXICO

27. El contexto social y eclesial de México se haya descrito básicamente en las


líneas generales contenidas en el Plan Orgánico de Trabajo Pastoral 1989 - 1991 y 1992
- 1994 de la Conferencia Episcopal Mexicana17.

El Diácono, como los demás agentes de pastoral, ha de conocer bien todo


este marco de la realidad global para llevar a cabo su obra evangelizadora.

28. Este Directorio sólo pone de relieve algunos aspectos que ha considerado
más significativos para el ejercicio de ese orden sagrado.

Téngase presente que en relación al trienio anterior, México experimenta cambios


más profundos y generalizados en todos los órdenes; también en la vida de la Iglesia.

1. Realidad Social

14
AG 16.

15
    . III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 699.
16
    . Ibidem, n. 697.
17
    . CEM, Plan Orgánico de Trabajo Pastoral (= POTP) 1989 - 1991, México D.F., 1990, pp. 21 - 37; 1992 - 1994,
México D.F. 1992, pp. 8 - 36.
A). Pobres e Indígenas.

29. La situación general del pueblo de México es de pobreza. “Vemos la


dramática realidad de los pobres y empobrecidos como un grave problema religioso y
cultural porque, por desgracia, en todos los sectores desprotegidos: campesinos, urbanos,
emigrados, ser pobre ha sido y es sinónimo de discriminación, de explotación económica
y dominación cultural”18; en muchísimos casos carece aún de lo necesario para subsistir
dignamente; hacen falta satisfactores básicos de alimentos, medicina, vivienda y empleo.
Por otra parte los cristianos, con todo y los esfuerzos que vienen haciendo diversos
organismos eclesiásticos, aún no tienen clara conciencia de la debida decisión de
compartir fraternalmente sus bienes.

30. “En relación a los pueblos indígenas se han hecho considerables avances en
la concepción de una educación efectivamente bilingüe y bicultural que recupera y
valora las culturas de las más de las cincuenta etnias mexicanas y fortalece su identidad
y su contribución -desde lo propio- a la cultura nacional. Sin embargo, solamente se ha
podido atender educativamente a una parte de los indígenas monolingües y falta un
reconocimiento real de las etnias como riqueza cultural”19.

31. “La realidad de los pobres en toda su amplitud es vista como grave problema
sociocultural porque, por desgracia, ser pobre y sobre todo indígena ha sido y es
sinónimo de discriminación, explotación económica y dominación cultural ... Los pobres
nos preocupan; la opción preferencial por ellos amerita claridad doctrinal y compromiso
de nuestra parte”20.

32. “Reiteramos que la opción preferencial por los pobres, que por otra parte
amerita una claridad doctrinal de acuerdo al Evangelio y a la Doctrina Social de la
Iglesia, exige un compromiso más vigoroso de nuestra parte y estamos dispuestos a
vivirlo con la gracia de Dios”21.

B). Formación y participación política

33. Se observan avances en la conciencia cívico-política del pueblo y un


despertar notable con fuertes anhelos de un cambio hacia la democracia 22, que se
manifiesta entre otros casos, en el reconocimiento de algunos triunfos de la oposición y
en la discusión más participada dentro de las Cámaras Legislativas23.

18
    . CEM, POTP, 1992 - 1994, p. 12 n. 6.
19
    . CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 12 - 13 n. 7.
20
    . CEM, POTP 1989 - 1991, p. 23 n. 6.
21
    . CEM, POTP 1992 - 1994, p. 13 n. 7.
22
    . CEM, POTP p. 22 n. 3.
23
. CEM, POTP 1992 - 1994 p. 9 n. 3.
34. No obstante el pueblo no está suficientemente formado para discernir las
diversas corrientes políticas del País y los retos del nuevo despertar democrático 24; y
dado que aún se constata en la práctica la separación entre fe y política, urge escuchar el
llamado que hace la exhortación Apostólica Christi Fideles Laici: “Para animar
cristianamente el orden temporal -en el sentido señalado de servir a la persona y a la
sociedad- los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación 'política';
es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa
y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común”25.

C). Movilidad Humana

35. Los movimientos migratorios en nuestro País se han intensificado en los últimos
años dejando también una secuela de pobreza, marginación, discriminación, explotación
económica, etc. Por eso el Episcopado Mexicano los ha señalado como un grave
problema que hay que atender:

36. “En nuestro pueblo constatamos, por una parte, una gran movilidad y
desplazamiento en el interior del mismo país, lo cual aumenta los cinturones de miseria
de las ciudades y la desintegración familiar; y, por otra parte, notamos una tendencia
creciente a emigrar al extranjero para establecerse allí, por necesidad, con las inevitables
consecuencias de inestabilidad, inseguridad, desintegración familiar y pérdida de
identidad cultural y religiosa, además de los tratos inhumanos de que son víctimas.

37. “Reconocemos que es un problema grave el que se fuguen miles de brazos de


trabajo, pues en realidad el mejoramiento parcial que obtienen desmerece mucho en
relación con lo que pierden.

38. “Estos compatriotas nuestros a veces son lesionados en sus derechos humanos y no
llevan una conciencia clara de sus valores culturales y religiosos, que pueden y deben
compartir en los lugares a donde emigran. Sentimos también que no los hemos
acompañado adecuadamente en los lugares de donde emigran”26.

39. A esta problemática hay que añadir la realidad igualmente preocupante de hermanos
centroamericanos que llegan a nuestra Patria en busca de refugio y de trabajo. Esos
grupos también carecen de un adecuado acompañamiento27.

24
    . CEM, POTP 1989 - 1991, p. 22 n. 3; cfr. POTP 1992 - 1994, p. 9 n. 3.
25
    . JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christi Fideles Laici n. 42.
26
    . CEM, POTP 1992 - 1994 pág. 17 n. 12; cfr. POTP 1989 - 1991, p. 25 n. 11.
27
    . cfr. CEM, POTP 1992 - 1994 p. 17 n. 12.
D). Medios de Comunicación Social

40. “Los medios de comunicación son un factor de influencia permanente en la


vida actual y, en sí mismos, pueden ser un recurso valioso en la labor de la Iglesia» 28,
«pueden ser un medio de evangelización”29.

41. En la utilización de los Medios de Comunicación Social el Diácono


Permanente deberá tener los criterios expresados en el Concilio Vaticano II en el Decreto
“Inter mirifica” y conocer las prescripciones del libro III del Código Vigente recordando
la prescripción del can. 761:

“Deben emplearse todos los medios disponibles para anunciar la doctrina cristiana,
sobre todo la predicación y la catequesis, que ocupan siempre un lugar primordial; pero
también la enseñanza de la doctrina en escuelas, academias, conferencias y reuniones de
todo tipo, así como su difusión mediante declaraciones públicas, hechas por la autoridad
legítima con motivo de determinados acontecimientos mediante la prensa y otros medios
de comunicación social”.

42. El Diácono Permanente en la utilización de los medios de la comunicación


deberá ajustarse a lo que ha prescrito la Conferencia Episcopal en relación a los cann.
772 § 2 y 831 § 2.

2. Realidad Eclesial

A). Agentes de Pastoral

43. Junto con no pocos aspectos positivos de la obra que llevan a cabo los
pastores, miembros de vida consagrada y laicos al servicio de la causa de Cristo: la
creación de organismos asistenciales y promocionales, el crecimiento en la conciencia de
Iglesia y en la defensa de los derechos humanos, la decisión de asumir la evangelización
integral como tarea fundamental del pueblo de Dios, el Episcopado Mexicano señala:

44. “Es laudable la inserción generosa de comunidades de vida consagrada en


sectores marginados y la acción estimulante de Diáconos Permanentes y de ministros
laicos en las parroquias. Constatamos la necesidad de un mayor conocimiento y vivencia
de la palabra de Dios para poder superar la ignorancia y superficialidad en la vida
cristiana y para que el mensaje de Cristo llegue y penetre en todos los sectores del
28
    . CEM, POTP 1992 - 1994 pág. 18 n. 14.
29
    . CEM, POTP 1989 - 1991 pág. 25 n. 13.
pueblo de Dios.
“Palpamos también un escaso conocimiento de la Doctrina Social de
la Iglesia y una escasa influencia de ésta en el mundo empresarial y en el mundo obrero
en orden a la promoción de la justicia.

“Reconocemos asimismo que los Obispos, sacerdotes y laicos no estamos


suficientemente preocupados por evangelizar los núcleos de la población donde se
gestan las decisiones”30.

45. A esto hay que añadir que la mayoría de las Diócesis carecen no sólo de
suficientes número de ministros sagrados, sino también del número necesario de agentes
laicos de evangelización.

B). Movimientos Eclesiales

46. Uno de los frutos de la renovación conciliar ha sido la presencia y


participación de los laicos en las comunidades parroquiales, debido en gran parte al
florecimiento de los movimientos eclesiales. Por ello el Plan Global del Episcopado
señala este hecho como una necesidad importante que hay que atender:

“Existen en la Iglesia en México muchos movimientos eclesiales de


diversa índole que piden de nuestra parte una actitud de discernimiento pastoral y mayor
aliento, pues se está dando una proliferación de ellos, a veces al margen de una acción
pastoral orgánica.
“Dentro de estos movimientos hay algunos que son muy válidos y están
trabajando en la nueva evangelización dentro de los planes diocesanos, en las
parroquias.
“Nos preocupan los que prescinden de la planeación diocesana, son
dirigidos desde fuera de la diócesis o carecen de una sana Eclesiología ... Frente al
avance de los nuevos grupos religiosos la actividad misionera de los movimientos en
lugares necesitados, son una esperanza para la evangelización integral”31.

C). Nuevos grupos religiosos

47. Ante el fenómeno del proselitismo sectario la CE constata, asimismo, un


gravísimo problema:
“Por influencia de intereses externos y por deficiencias al interior de
30
    . CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 19 n. 15; cfr. POTP 1989 - 1991, pp. 26 - 27 n. 16.
31
    . CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 20 - 21, n. 17; cfr. POTP 1989 - 1990, p. 27 n. 17.
la Iglesia, es evidente que en México han aumentado los nuevos grupos religiosos de
todo tipo. Estos están provocando, entre otras cosas, inquietud y confusión en aquellos
católicos cuya fe carece de cimientos firmes y convicciones profundas; además de crear
división en las familias, en las parroquias y en toda la Iglesia.

64. “La libertad religiosa, legalmente reconocida, nos exige ilustrar a todos los
fieles sobre el alcance de esta libertad y distinguir cuidadosamente entre la verdadera
Iglesia de Cristo y las Iglesias históricas separadas, y entre éstas y las sectas.
“Estamos dispuestos los pastores a intensificar la catequesis de niños,
jóvenes y adultos, para que todos tengamos más clara conciencia de nuestra fe frente al
proselitismo de los nuevos grupos religiosos.

65. “Queremos también vigorizar el cumplimiento de nuestro ministerio como


Obispos y presbíteros: ser artífices de comunión, de unidad y de fe, por medio del
diálogo respetuoso y paciente, para servir al reino de Dios como Iglesia Una, Santa,
Católica y Apostólica”32.

III. URGENCIAS PASTORALES Y EL MINISTERIO DEL DIÁCONO

50. Los elementos de la realidad social y eclesial que fueron arriba señalados
como los más significativos para el ejercicio del ministerio sagrado de los Diáconos
Permanentes son precisamente el marco para dar algunas indicaciones.

51. Este Directorio se centra en los distintos aspectos en torno al Diácono


Permanente, su preparación, su ordenación, su vida y ministerio en la triple vertiente de
servidor de La Palabra, de La Liturgia y de La Caridad. Considerando como un todo su
ministerio, este se desarrollará prevalentemente en medio de las realidades temporales
en las que vive.

52. Las urgencias pastorales arriba señaladas pueden expresarse de la manera


siguiente: Solidaridad para con los pobres e indígenas mediante formas concretas;
formación sistemática, integral y comunitaria de los laicos; acompañamiento al pueblo
de Dios en el fenómeno de la movilidad humana, defensa de la fe ante los peligros de
nuevos grupos religiosos, proponer las verdades de la fe mediante el testimonio de vida
y las formas de enseñanza de la Iglesia utilizando incluso todos los medios de la
comunicación social.

69. Este Directorio sólo pone de relieve algunos aspectos que ha considerado
más significativos para el ejercicio de ese orden sagrado.

32
    . CEM, POTP 1992 - 1994, p. 23 n. 21; cfr. POPT 1989 - 1991, p. 28 n. 20.
1. Solidaridad con los pobres e indígenas mediante formas concretas.

54. La Iglesia en México se propone ser solidaria con los pobres e indígenas y
así lo expresa en la voz de su Episcopado: “Queremos vivir la solidaridad propia de
nuestra vida cristiana con los pobres y los marginados, con los indígenas y los
campesinos, con los habitantes de cinturones de miseria, los emigrantes y los refugiados.
Queremos apoyarlos en sus necesidades concretas, buscando con ellos formas reales de
promoción personal y de desarrollo comunitario. Queremos vivir con ellos la
solidaridad. Queremos motivar a los que tienen más recursos y a los dirigentes sociales
para que, con la fuerza de su fe, apoyen los esfuerzos de estos hermanos en su
promoción humana integral”33.

55. La ayuda que puede prestar el ministerio diaconal se manifiesta claramente


si consideramos, desde luego, el origen de su institución apostólica, pues fue inspirado a
los Apóstoles para poder atender a los pobres y marginados de las primitivas
comunidades34.

56. Asimismo la tarea de los diáconos en los primeros siglos de la Iglesia nos la
describe, entre otros, San Justino: el diácono es “quien socorre a huérfanos y viudas a
quienes por su enfermedad u otras causas están necesitados, a los que están en las
cárceles, a los forasteros de paso; y en un peligro él se constituye provisor de cuantos se
hayan en necesidad”35.

57. En nuestro tiempo se constata también el gran servicio evangelizador que


los diáconos están prestando o pueden prestar en las Iglesias particulares a los
marginados y especialmente a los indígenas.

73. Ya lo vislumbraba la Conferencia Episcopal Latinoamérica reunida en


Puebla al señalar:

“Fenómeno estimulante es el de los diáconos permanentes con su variado


ministerio, especialmente en parroquias rurales y campesinas, sin olvidar las
Comunidades Eclesiales de Base y otros grupos de fieles”36.

33
    . CEM, POTP 1992 - 1994, pp. 32 - 33 n.4; cfr. POTP 1989 - 1991 p. 33 n. 8.
34
    . Cfr. Hech. 6, 1 - 7.
35
    . San Justino 1 Apol. 65, 5.
36
    . III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 672.
2. Formación sistemática, integral y comunitaria de los laicos.

59. Desde hace algunos trienios la CE ha señalado como una tarea urgente la
formación de laicos:
“Nos proponemos intensificar la formación de los laicos, para que sea
sistemática, integral y con espíritu comunitario, de modo que los lleve al compromiso
evangélico frente a las realidades temporales.

60. “Sistemática: que se inicie por el anuncio evangélico y se traduzca después


en un proceso de conversión encaminada a la civilización del amor y a la vivencia plena
de solidaridad.

61. “Integral: orientada a la familia preferencialmente a los jóvenes y que


abarque los aspectos religioso, social, político, cultural, educativo y económico.

62. “Con espíritu comunitario: que eduque especialmente en las virtudes


sociales, para que los laicos sean líderes efectivos que lleven el mensaje evangélico a los
más alejados.

63. “Con compromiso evangélico: que conduzca a una mejor comprensión de


la fe y, a partir de ella, a un compromiso social más solidario del laicado católico
mexicano y a la promoción de los valores cristianos en la sociedad”37.

64. En el campo de la formación religiosa, social y política en México, el


Diácono Permanente está llamado a dar un servicio particularmente eficaz, puesto que
siendo miembro de la jerarquía puede orientar como pastor y maestro a los laicos 38, y
permaneciendo ordinariamente en las estructuras de la sociedad, ha de ser testimonio y
modelo para la comunidad eclesial, evitando tener el carácter de un acción política o
sindical39.

3. Acompañamiento al Pueblo en la Movilidad Humana.

65. Es preocupante este fenómeno de la gran emigración porque, como ya está


dicho, se lesionan los derechos humanos y hay una gran ausencia de pastores que
acompañen al pueblo.

37
    . CEM, POTP 1989 - 1991 p. 32 n. 5; cfr. CEM POTP 1992 - 1994, p. 33 n. 5.
38
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al Congreso Nacional Italiano de Delegados Episcopales sobre Diaconado
Permanente celebrado en Roma, Marzo de 1982.
39
    . Cfr. DCEM: Consideraciones Generales VI n. 673, p. 238.
66. El servicio que los Diáconos Permanentes, especialmente casados, pueden
prestar a los emigrantes, será providencial tanto porque los pastores actuales no son
suficientes ni tienen tiempo para atenderlos, como porque los Diáconos, siendo hombres
que viven inmersos en ese ambiente, siempre supuesta una sólida preparación, están en
mejores condiciones para poder acompañar al pueblo más necesitado.

4. Nuevos Grupos Religiosos y proselitistas.

67. El abandono de grandes áreas del catolicismo popular, o sea, los vacíos
pastorales, aunado a una ausente o deficiente formación básica y sólida de los laicos,
problemas reflejados en parroquias con amplios sectores de población, o con un número
de fieles diseminados en un amplio territorio no pudiendo ser atendidos adecuadamente
por el escaso número de presbíteros, constituye un campo propicio para la proliferación
de nuevos grupos religiosos.

68. Para llenar estos vacíos y proporcionar la ayuda adecuada existe ciertamente
el recurso de promover y educar a los laicos a fin de que éstos ejerzan diferentes
servicios y ministerios. Los Diáconos Permanentes podrán contribuir a la preparación de
un laicado más comprometido conforme al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, ya
que tienen la gracia sacramental y el llamado a una mayor y más generosa dedicación al
servicio en todos los órdenes.

69. Ante el proselitismo de los nuevos grupos religiosos los Diáconos tendrán,
pues, como misión urgentes enseñar, alentar, prevenir y defender la fe de los católicos
que se encuentran sometidos a la constante acción proselitista de grupos y movimientos
sectarios.

70. “Se espera de los Diáconos Permanentes, sobre todo cuando se trate de
hombres casados de edad madura, puedan contrarrestar eficazmente el fenómeno socio -
religioso por el que un buen número de católicos que por largo tiempo han permanecido
insensibles a las instancias de la fe en la Iglesia católica, de repente responden
activamente a la acción proselitista de las abundantes comunidades religiosas
protestantes o para-protestantes que se desarrollan en nuestro territorio. En efecto, aun
cuando para todo católico que vive en las ciudades y que realmente lo desee, le resultaría
fácil ponerse en contacto con su parroquia y con su párroco, y participar de lleno en
todas las actividades de la vida parroquial, de hecho son relativamente numerosas las
personas que no lo hacen y que, al sentir cerca de ellas a un pastor o ministros de otra
confesión, pronto abandonan la fe católica para adherirse a otra que sienten más cerca de
ellas”40.

40
    . Ibidem: Consideraciones Generales, VI n. 674, p. 238.
IV. RETOS Y PERSPECTIVAS

71. Las perspectivas para el Diaconado Permanente en nuestra Patria son


alentadoras, pero es evidente que existen algunos retos antes de alcanzar la meta
deseada.

1. Retos

72. Ante cierta resistencia para el restablecimiento del Diaconado Permanente en las
Iglesias Particulares que aún no lo han introducido, es necesario lograr actitudes de
mayor aceptación por parte de Pastores y fieles cristianos. Es alentador la oración que
hace nuestro Santo Padre al Señor para que “amplíe y potencie cada vez más esta forma
peculiar de ministerialidad eclesial y produzca frutos siempre crecientes para edificación
del Cuerpo místico de Cristo”41.

73. Viendo que es tan amplio el campo de las necesidades de nuestras Iglesias y aún
escaso el número de circunscripciones eclesiásticas que cuentan con ellos 42, se requiere
de una adecuada pastoral de las vocaciones al Diaconado Permanente para que haya más
y mejores Diáconos al servicio de nuestras comunidades.

74. Siendo fundamental el conocimiento del ser y quehacer del Diácono Permanente en
la comunidad eclesial, es necesario impulsar la reflexión teológico-pastoral sobre su
identidad y ministerio43.

75. Constatando la urgencia grave de una esmerada formación de los Diáconos


Permanentes, urge que haya en nuestras Iglesias formadores escogidos de entre los
mejores de la comunidad eclesial.

2. Perspectivas

76. Existen signos claros de que, a base de reflexión, de discernimiento y especialmente


de oración y de experiencia, como por el testimonio de vida de los mismos diáconos, se
está consiguiendo un cambio de mentalidad que va generando nuevas actitudes.

77. Hay muchas esperanzas de que florezca este ministerio ordenado ya que es notable
y revelador el ánimo de muchos laicos que, preparándose y de hecho ejerciendo ya un
41
    . JUAN PABLO II, Saludo a los Delegados Episcopales del diaconado permanente reunidos en Congreso Nacional
Italiano, recibidos en Audiencia Pública el 17 de marzo de 1982: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1982, p. 216.
42
    . En la actualidad se han ordenado alrededor de 150 Diáconos Permanentes en 15 circunscripciones eclesiásticas: 8
Arquidiócesis, 6 Diócesis y una Prelatura.
43
    . Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla Op. cit., nn. 672; 718.
ministerio diaconal, anhelan servir mejor a sus comunidades. A estos laicos se les
pudiera conferir la gracia del Diaconado Permanente como lo recomienda el mismo
Concilio Vaticano II44.

78. Es alentador, asimismo, el hecho de que, aunque en forma lenta y limitada, éste
ministerio ya puesto en práctica en varias Iglesias Particulares va dando resultados
positivos.

79. De esta manera, con la ayuda de Diáconos Permanentes, se desea responder


también, de modo concreto, a las orientaciones pastorales de Nuestro Santo Padre Juan
Pablo II manifestadas a Nosotros, Obispos Mexicanos con ocasión de las «Visitas ad
Limina Apostolorum» durante el año de 1994 tendientes a la Nueva Evangelización de
nuestras Comunidades por medio de los agentes aptos: Ministros Sagrados, Miembros
de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y Laicos 45, orientados
especialmente en situaciones de extrema pobreza a las familias y grupos indígenas 46, en
diálogo entre la fe y cultura de nuestra Patria, basado en los principios perennes del
Evangelio y conforme a la Doctrina Social de la Iglesia47.

80. La legislación vigente, los Documentos de la competente Autoridad Eclesiástica, las


publicaciones teológico - pastorales así como los diversos Encuentros Nacionales e
Internacionales están dando resultados positivos pues ayudan a una mayor clarificación
de la vida y ministerio del Diácono Permanente.

81. Se ve con mucho interés la existencia de Centros de Formación para Diáconos


Permanentes que cuentan con formadores selectos y con programas que, aún llevándose
ad experimentum, están produciendo frutos satisfactorios.

82. Se contempla con gran aliento y esperanza que este Directorio pueda contribuir no
sólo a la selección y formación de los candidatos al Diaconado Permanente, incluyendo
la vida y ministerio de quienes reciban este sacramento, sino también sea un instrumento
válido en manos del Obispo Diocesano para todo el pueblo de Dios, en orden a la Nueva
Evangelización y renovación de nuestras comunidades cristianas.

44
    . AG 16.
45
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso del 11. VI. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 341 - 342.
46
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso de 5. VII. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 399 - 400.
47
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso de 26. XI. 1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, pp. 681 - 682.
SEGUNDA PARTE

ORIENTACIONES TEOLÓGICO - PASTORALES SOBRE EL DIACONADO


PERMANENTE

1. NATURALEZA Y ORIGEN DEL DIACONADO PERMANENTE

83. El Diácono Permanente se comprende inserto en una comunidad eclesial llamada


toda ella a ser ministerial, o sea, servidora, a imagen de Jesucristo que vino a servir y dar
su vida por todos48.

84. Afirma el Concilio Vaticano II: “La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza,
misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el
propósito de Dios Padre”49. De allí que la Iglesia deba autodesignarse desde la misión,
entendida primaria y fundamentalmente como servicio o ministerio del Evangelio, es
decir, como diaconía. Su estructura visible va determinándose desde y para la misión.
Estas afirmaciones encuentran su confirmación histórica en la Iglesia primitiva que vivía
toda ella preocupada por llevar a todos los hombres el anuncio del Reino.

85. De este modo, por el envío que Dios le hace, todo el pueblo cristiano se constituye
en servidor, en Diácono. “No se da, por tanto, miembro alguno en la Iglesia que no tenga
parte en la misión de Cristo, sino que cada uno debe santificar a Jesús en su corazón y
dar testimonio de Él con espíritu de profecía”50. Es ley de la existencia cristiana que
todos estén al servicio de todos según la particularidad de los dones recibidos51.

86. La Iglesia posee diversidad de funciones y ministerios que complementan y


convergen en su misión de ser luz del mundo. De este modo la misión aparece orgánica
y estructurada, común y diferenciada. Esto se fue manifestando en los orígenes de la
Iglesia cuando apareció completa en su jerarquía integrada por Obispos, presbíteros y
diáconos.

87. La Iglesia es una comunidad visible y al mismo tiempo espiritual, es portadora de


gracia, es Sacramento de Salvación. Ahora bien, el restablecimiento del Diaconado
Permanente comporta un acto de fe en la gracia sacramental con que Cristo ha querido
dotar a su Iglesia. El Diácono, en efecto, constituido por la gracia derivada por la
imposición de manos del Obispo, es a la vez sacramento, es decir, signo visible de la
presencia santificadora de Cristo en su Iglesia52. En este sentido los Obispos
Latinoamericanos señalaron en Puebla: “La misión y función del diácono no se han de
48 
   . Cfr. Mt 20, 28.
49
    . AG 2.
50
    . PO 2.
51
    . Cfr. 1 Cor 12, 4 - 7.
52
    . Cfr. SC 7; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993 en L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1933 p. 567 n. 1.
medir (...) por éstas o aquéllas acciones que pudieran ser ejercidas por ministros no
ordenados o por cualquier bautizado (...) Su conveniencia se desprende de una
contribución eficaz a que la Iglesia cumpla mejor su misión salvífica...” 53, en virtud de la
gracia sacramental, podemos añadir54.

88. En la Iglesia, el Diácono es signo sacramental de la diaconía propia de Cristo


Servidor; a ello lo destina la gracia que le ha conferido el sacramento del orden. Por eso
Paulo VI en su Carta Apostólica “Ad Pascendum” define al Diácono como el “animador
del servicio”55, es decir, de la diaconía de la Iglesia en las comunidades cristianas
locales. Con otras palabras: en virtud de la imposición de las manos del Obispo, el
diácono responsable ya por el bautismo y la confirmación de la diaconía común a toda la
Iglesia, recibe la gracia del Espíritu Santo para ejercer, como ministro ordenado, una
diaconía propia al servicio de toda la comunidad, pero especialmente de los más
necesitados, y así hacer presente de una manera privilegiada a Cristo Servidor de los
hombres. El Diácono, pues, miembro de la jerarquía, tiene como misión específica el ser
testimonio visible y eficaz de la diaconía de Cristo, de la Iglesia y, de modo particular
del ministerio jerárquico.

89. Puesto que el fundamento de todo ministerio o diaconía en la Iglesia está en la


misión del Hijo y del Espíritu Santo que culmina en el ministerio pascual, y dado que
éste misterio se actualiza en la Eucaristía, se puede decir que hay conexión íntima de la
misión del Diácono con la Eucaristía: él es ministro ordinario de su administración y,
particularmente desde este ministerio, manifiesta su participación en el sacramento del
orden y de la consecuente tarea de constructor de la comunión eclesial. Por esta
participación en el orden, además, convoca a la Iglesia por la solemne proclamación de
la Palabra y la une con la virtud de la caridad ministerial que privilegia a los más pobres
y necesitados.

A). El Diaconado como sacramento

90. El diaconado, a diferencia de otros ministerios establecidos por la Iglesia, es un


grado del sacramento del orden instituido por Jesucristo.
Efectivamente, enseña el Concilio de Trento que la jerarquía ha sido instituida por
Cristo y que consta de Obispos, presbíteros y ministros incluyéndose, bajo el término
“ministros”, primariamente a los Diáconos 56. Más explícitamente la constitución
Conciliar del Vaticano II “Lumen Gentium”, enseña que los Diáconos están dentro de la
jerarquía y que por la imposición de las manos reciben una gracia sacramental: “En el
grado inferior de la jerarquía están los Diáconos, que reciben la imposición de las manos
‘no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio’. Así, confortados con la gracia
53
     III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 698.
54
    . Cfr. Ibidem nn. 697; 719; PAULO VI, M.P. Sacrum Diaconatus Ordinem (=SDO), 18. VI. 1967: AAS 59 (1967) 697
- 704.
55
    . AP, párrafo 10: AAS 64 (1972) 536.
56
    . Cfr. CONCILIO DE TRENTO, Sess. XXIII, cap. II y can. 6 (Dz 960; 966).
sacramental, en comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el
ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad”57.

91. Sobre la materia y la forma del sacramento del orden, prescribió el Papa Pío XII en
la constitución apostólica “Sacramentum Ordinis”58 que: “la materia única en las
sagradas órdenes es la imposición de manos y la forma, igualmente única, son las
palabras que determinan la aplicación de esta materia, por las que se significan los
efectos sacramentales -es decir la potestad del orden y la gracia del Espíritu Santo- y que
por la Iglesia son recibidas y usadas como tales” 59. En el Rito de la ordenación del
Diácono se da la imposición de manos y la oración consecratoria que significa los
efectos sacramentales:

“Te pedimos, Señor, que mires también con bondad a este, tu siervo, a quien consagramos
para el orden del diaconado al servicio del altar. ENVÍA SOBRE EL, SEÑOR, EL
ESPÍRITU SANTO, PARA QUE, FORTALECIDO CON TU GRACIA DE LOS SIETE
DONES, DESEMPEÑE CON FIDELIDAD SU MINISTERIO”.

Fórmula expresada en la Constitución Apostólica de Pío XII, recibida en la de Paulo VI


“Pontificalis Romani” de 18 de Junio de 196860 y ratificada en el Pontifical Romano “De
Ordinatione Episcopi, presbyterorum et diaconorum”, 2a. Edición Típica por mandato
del Papa Juan Pablo II61.

B). La gracia diaconal

92. Por la imposición de las manos del Obispo, el Diácono recibe, pues, una gracia
propia que le da fuerzas para cumplir fielmente su ministerio. Por esta gracia, además de
crecer en el Diácono la vida de Dios, queda configurado, como se ha dicho antes, por un
carácter indeleble con Cristo Servidor: se hace uno con El en su vida y ministerio; es
tomado en posesión perpetua por el Espíritu Santo para servir a la comunidad eclesial 62;
deberá, pues, ejercer sus funciones diaconales de por vida.

93. Por la gracia diaconal, además, se hace digno de recibir otras gracias actuales que le
disponen y fortifican para superar las dificultades y tentaciones en el ejercicio de su
ministerio: oposición, incomprensión, cansancio, flojera, presunción, ambición,
autosatisfacción, etc.

C). El Diácono representante de Cristo y de la Iglesia

57
    . LG 29.
58
    . PIO XII, Constitución Apostólica Sacramentum Ordinis de 30. XI. 1947: AAS 40 (1948) 5 - 7. Cfr. Dz 2301.
59
    . PIO XII, Constitución Apostólica Sacramentum Ordinis, cit., n. 4: AAS 40 (1948) p. 6. Cfr. Dz 2301, 5.
60
    . Cfr. en AAS 60 (1968) 369 - 373.
61
    . Typis Polyglottis Vaticanis MCMXC.
62
    . Cfr. Ef 4, 11 - 12.
94. El Diácono, como obviamente el Obispo y el presbítero, por el sacramento del
orden, representa a su modo la persona del mismo Cristo y actúa en nombre de Él. En
sus funciones diaconales, no actúa como un simple hombre, ni siquiera como un laico,
sino como quien es pública y oficialmente representante de Cristo.

95. Por otra parte todo ministerio que representa a Cristo por el sacramento del orden,
representa también a su Iglesia y, por lo mismo, actúa en nombre de ella. El Diácono,
que por ejemplo sirve en caridad a sus hermanos, presta ese servicio en nombre de la
comunidad eclesial. El Diácono, por su carácter, está llamado a ser signo de servicio y
animador del mismo dentro de la Iglesia pero, conforme a la más antigua tradición, en
favor de los más necesitados como son las viudas, los enfermos, los pobres, los alejados,
los pecadores, etc.

D). La institución del Diaconado

96. Según la sentencia más común entre los autores, el momento de la institución del
diaconado se nos refiere en el capítulo VI de los Hechos de los Apóstoles. Esta verdad se
expresa en el Rito de la ordenación del Diácono con los siguientes términos:

“En los comienzos de la Iglesia, los Apóstoles de tu Hijo inspirados por el Espíritu
Santo eligieron como auxiliares suyos en el servicio cotidiano a siete varones que
gozaban de la estima del pueblo para poderse entregar ellos con mayor empeño a la
oración y al ministerio de la palabra, y mediante la imposición de las manos y la oración
les confiaron el cuidado de los pobres”63.

97. Este humilde servicio a la mesa de atención a los pobres y desamparados en el


contexto de la “fracción del pan” que los Apóstoles reconocieron como un ministerio
propio y que las circunstancias motivaron a confiarlo por la imposición de sus manos a
aquellos siete varones, “de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” 64 está
completamente conforme con el Evangelio: el mismo Jesús, en la última cena, cuando
celebró el sacrificio eucarístico de la Nueva Alianza con sus discípulos dándoles de
comer con su propio Cuerpo y de beber su propia Sangre y lavándoles los pies les dijo:

”Ustedes me llaman: el Señor, y el maestro. Y dicen verdad, pues, lo soy. Si yo,


siendo el Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies
unos a otros. Les he dado un ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo hice por
ustedes”65.

98. Jesús, pues, con la autoridad del testimonio de su vida enseñó a sus discípulos: “el
que quiera de ustedes ser el mayor sea su servidor”66; “si alguno quiere ser el primero

63
    . PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... Oración consecratoria, 2a. ed. típica, 1990 n. 235.
64
    . Cfr. Hech 6, 1 - 6.
65
    . Jn 13, 13 - 15.
66
    . Mt 23, 11.
que sea el último de todos y el servidor de todos” 67;”que el mayor entre ustedes se haga
como el menor, y el que sea el mayor se considere como el servidor”68.

99. El mismo Cristo entró a su gloria en condición de servidor: “El, siendo de condición
divina no reivindicó en los hechos, la igualdad con Dios, sino que se despojó, tomando
la condición de servidor, y llegó a ser semejante a los hombres, habiéndose comportado
como hombre se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y muerte en una cruz” 69.
Esta actitud de Cristo ha de tener todo servidor del Reino, siendo al mismo tiempo para
él prenda de su grandeza: “el que quiera servirme que me siga y allá donde yo esté estará
también mi servidor”70.

E). Testimonios del Diaconado en la Iglesia primitiva.

a). En la Sagrada Escritura.

100. Además del texto de los Hechos de los Apóstoles, se suelen citar algunos pasajes de
las Cartas de san Pablo, en las que el apóstol no sólo se refiere al ministerio de la
“diakonía” sino a ministros que llevan el nombre de “diakono”. Efectivamente, en los
saludos con que San Pablo comienza su carta a los Filipenses, dice: “Pablo y Timoteo,
siervos de Cristo Jesús, a los Santos de Filipo, con sus epíscopos y sus diáconos; a todos
ustedes que están en Cristo Jesús”71. Y en la primera Carta a Timoteo se refiere a los
diáconos en los siguientes términos: «también los diáconos deben ser dignos, sin doblez,
no dados a beber mucho vino, ni a negocios sucios y de grande entereza en la fe de
Cristo Jesús»72

b). En los primeros Documentos Eclesiásticos y en los Santos Padres.

101. En estos Documentos y en los escritos de los Santos Padres tanto de Oriente como
de Occidente, hay constantes testimonios de los ministros Diáconos al lado de los
Obispos y presbíteros. La función de estos Diáconos consiste en el servicio a la palabra,
a la enseñanza, a la Eucaristía y a la caridad; este servicio lo ejercen característicamente
como auxiliares de los Obispos en favor de las viudas, de los enfermos, de los alejados,
de los pobres. Entre estos testimonios encontramos los siguientes:

En Oriente

67
    . Mc 9, 35.
68
    . Lc 22, 26.
69
    . Fil 2, 6 - 8.
70
    . Jn 12, 26.
71
    . Fil 1, 1.
72
    . 1 Tim 3, 8 - 9.
102. La Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles, exhorta a los cristianos con las
siguientes palabras: “Elegíos, pues, epíscopos y Diáconos, dignos del Señor, que sean
hombres mansos, desinteresados, verdaderos y probados”73.

103. San Ignacio de Antioquía, antes de la mitad del s. II, propone como principio de la
unidad de la Iglesia en varias de sus cartas a la jerarquía que consta de “Obispo”,
“senado de presbíteros” y una “corona de Diáconos”; “quien obre independientemente
de los Obispos de su presbiterio y de los Diáconos, no tiene consciencia”74.

104. San Policarpo, Obispo de Esmirna en el s. II, recomienda: “los Diáconos sean
irreprochables delante de la justicia de Dios como servidores que son de Dios y de Cristo
y no de los hombres...”75.

105. La Didascalia de los Apóstoles del s. III dice: “que el Diácono sea como el oído del
Obispo, su palabra, su corazón y su alma, porque ustedes dos (Obispo y Diácono), son
una sola y misma voluntad y en la unanimidad que mostrarán, el pueblo hallará paz”76.

En Occidente.
106. San Clemente Romano, en el s. I, refiriéndose a los Apóstoles afirma que en
obediencia a los designios de Dios “iban estableciendo las primicias de ellos (I Cor 16,
15) como inspectores (episcopoi) y ministros (diáconoi) de los que habían de creer”77.

107. El libro del Pastor de Hermas, en el s. II, sitúa a los diáconos junto a los Obispos y a
los presbíteros en su visión de la Iglesia: “las piedras cuadradas y blancas se ajustan
perfectamente en sus junturas, representativos de los Apóstoles, Obispos, maestros y
diáconos que caminan según la santidad de Dios, los que desempeñan su ministerio del
Obispo, maestro y diácono, pura y santamente, en sentido de los elegidos de Dios”78.

108. San Justino, en el s. II, quien hablando de la relación entre la Eucaristía y la caridad
fraternal dice que el diácono es quien “socorre a huérfanos y viudas, a quienes por su
enfermedad u otra causa están necesitados, a los que están en las cárceles, a los
forasteros de paso; y en un peligro él se constituye provisor de cuantos se hayan en
necesidad”. Durante la celebración eucarística “los diáconos dan a cada uno de los
asistentes parte del pan y del vino con agua sobre el que se dijo la acción de gracias;
después lo llevan a los ausentes”79.

109. San Hipólito, a principio del s. III, especifica el lugar del diácono dentro de los
ministerios eclesiales: “en la ordenación del diácono sólo el Obispo impone las manos

73
    . Pp. Apostólica; BAC Madrid 1969 pp. 91 - 92.
74
    . Ibidem, p. 468.
75
    . Ibidem, p. 665.
76
    . Didascalia Apost. 1144.
77
    . Pp. Apostólica BAC Madrid 1969, p. 216.
78
    . Ibidem p. 954.
79
    . 1 Apól. 65, 5.
porque el candidato no es ordenado para el sacerdocio, sino para el servicio del Obispo,
a fin de cumplir lo que este último le prescriba”80.

2. RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD DEL DIÁCONO

110. La espiritualidad del diácono, como la de todo cristiano, tiene su base y fundamento
en el Evangelio. Por su bautismo y confirmación, está llamado a santificarse en su
propio estado de vida, dentro de un proceso de sintonía con Cristo, en el Espíritu Santo,
según los designios de la voluntad del Padre81. Por el sacramento del orden, a semejanza
del Obispo y del presbítero, el diácono está llamado a ser instrumento vivo de Cristo
Sacerdote, Profeta y Rey82, a ser signo personal de la caridad del Buen Pastor83.

A). Espiritualidad propia y específica

111. La espiritualidad específicamente diaconal se basa y fundamenta en el sacramento


del orden del diaconado y en el ministerio que se le confía 84. Por su ordenación diaconal,
el Diácono tiene la vocación de hacer presente, de una manera privilegiada, en medio de
la comunidad, a Cristo como Servidor de Dios y de los hombres. Es la misma
espiritualidad o estilo de vida de Cristo, que vino para servir.

112. Por aparecer siempre al lado del “Kírios” (Obispo y presbítero) la espiritualidad del
Diácono se concretiza en ser servidor del Obispo, y, en dependencia de éste, en ser
colaborador de los presbíteros en el ministerio de la profecía85, de la administración de
los sacramentos86 y de la caridad87.

113. La espiritualidad del Diácono se nutre y desarrolla en el ejercicio mismo de su triple


ministerio: por su función litúrgica, asistiendo al presbítero que preside la Eucaristía,
prolonga en su vida y ministerio el sacrificio de obediencia y fidelidad del Cristo
pascual; por su ministerio de la caridad, ejerce las virtudes de la misericordia, de la
generosidad y benignidad hacia los necesitados.

114. El grado de servicio que el Diácono está llamado a prestar a sus hermanos ha de
tener como modelo el amor de Jesucristo. Dice la Didascalia: “si la necesidad exigiera
de vosotros (los diáconos) que dierais la vida por un hermano en vuestro ministerio,

80
    . Tradic. Ap. 8.
81
    . Cfr. LG 42; Ef 2, 8-10.
82
    . Cfr. LG 28; 29; PO 12.
83
    . Cfr. PO 13.
84
    . Cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 20. X. 1993 en: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591 n. 1.
85
    . Cfr. Hech 6, 8 - 7, 60.
86
    . Cfr. Hech 8, 36 - 39.
87
    . Cfr. Hech 6, 1 - 3.
dádla; no dudéis porque nuestro Señor y Salvador Jesucristo no dudaba en servirnos
como está escrito por Isaías: “el justo, mi siervo, justificará muchos”88.

B). Cualidades de esta espiritualidad

115. La espiritualidad y estilo de vida del Diácono Permanente en México deberá ser
animada por el espíritu de la Nueva Evangelización en atención, desde luego, a las
urgencias pastorales que se plantean a su ministerio en nuestros tiempos: solidaridad con
los pobres e indígenas mediante formas concretas; formación sistemático, integral y
comunitaria de los laicos; acompañamiento al pueblo en la movilidad humana; defensa
de la fe frente a los peligros de los nuevos grupos religiosos89. Asimismo, según la
Nueva Evangelización, ha de vivir y llevar a la práctica, con nuevo ardor, las opciones
propuestas por la Iglesia latinoamericana mediante nuevos métodos pastorales buscando
crear, a su vez, nuevas expresiones de una Iglesia servidora90.

116. El Diácono permanente por ser bautizado, pero especialmente por participar de un
modo sacramental en el ser, en la función y en la misión sacerdotal de Cristo, tiene la
gracia de reconocer a María como madre y de considerarla confiadamente como modelo
de servicio fiel a la palabra de Dios91 y de la caridad a los necesitados92.

117. En la vida de santidad, María colabora a que cada cristiano, según su propia
vocación se configure cada vez más con Cristo. “Concibiendo a Cristo, engendrándolo,
alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando
moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar en la obra del Salvador con la
obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida
sobrenatural de ‘los hombres’. Por esto es Nuestra Madre en el orden de la gracia”93.

C). Matices y ámbitos de la espiritualidad del Diácono.

118. La espiritualidad del Diácono célibe, tendrá como matiz vivir su diaconado con el
carisma del celibato que lo consagra totalmente al servicio de Jesucristo y de su Iglesia.
La espiritualidad del Diácono casado, en cambio, tendrá como matiz vivir su diaconado
88
    . III, 13, 2 - 6; Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 681 - 684.
89
    . Cfr. supra, nn. 29-42; 50-70.
90
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al primer grupo de Obispos Mexicanos con ocasión de la visita «ad limina», 11. VI.
1994: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1994, p. 341 nn. 2 - 3.
91
    . Cfr. Lc 1, 38.
92
    . Cfr. Jn 2, 1 - 11.
93
    . LG 61.
en la vida matrimonial. Se ha de advertir que la espiritualidad diaconal, no absorbe sino
que enriquece la espiritualidad propia del sacramento del matrimonio94.

119. Al ejercer un trabajo civil, el Diácono, ha de tener en cuenta las enseñanzas de la


Iglesia: “Con el trabajo, el hombre provee ordinariamente a la propia vida y a la de sus
familiares; se une a sus hermanos los hombres y les hace un servicio; puede practicar la
verdadera caridad y cooperar con la propia actividad al perfeccionamiento de la creación
divina. No sólo esto. Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se
asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad
sobreeminente, laborando con su propias manos en Nazaret95.

120. Un ámbito muy importante que concretiza la espiritualidad del Diácono, proviene
de su incardinación en una Iglesia particular en comunión con la Iglesia Universal, y de
su relación con el presbiterio diocesano.

121. La consagración del Diácono a servir a una Iglesia particular, que proviene de su
incardinación a ella, lo une estrechamente con el Obispo y con sus colaboradores los
presbíteros. Dice el Concilio: «Así el ministerio eclesiástico de divina institución, es
ejercitado en diversas categorías por aquellos que ya desde antigüo se llamaron Obispos,
presbíteros y diáconos»96. Por esta realidad, el Diácono, pues, está llamado a vivir «una
sola familia cuyo padre es el Obispo” 97 y en íntima colaboración con los presbíteros
dentro de una pastoral orgánica98. Esta consagración a la diócesis, en la cual está
presente y actúa la Iglesia de Cristo, une al Diácono a la Iglesia Universal.

D). Medios necesarios para vivir esta espiritualidad.

122. El ejercicio de esta rica y exigente espiritualidad, requiere que el Diácono adquiera,
en buen grado, las fundamentales virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como una
profunda humildad, obediencia, misericordia, justicia y generosidad.
Más adelante, en la Tercera Parte de este Directorio al hablar de la formación
espiritual se propondrán los medios apropiados y tradicionales, para vivir la
espiritualidad diaconal.

94
    . Cfr. GS 47 y ss.
95
    . CFL 43.
96
    . LG 28.
97
    . CD 28.
98
    . Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 715.
TERCERA PARTE

PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES


EN MÉXICO

I. PRESCRIPCIONES COMUNES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS


PERMANENTES TANTO CÉLIBES COMO CASADOS

123. La Conferencia del Episcopado Mexicano, en atención a lo prescrito en el can. 236


ha establecido lo siguiente:
1. FORMACIÓN

124. “El Aspirante al Diaconado Permanente en la base de una formación humana ya


obtenida99, debe prepararse y por lo mismo, recibir una adecuada formación en las
diversas áreas y disciplinas eclesiásticas: doctrinal, bíblica y teológica, espiritual, moral,
litúrgica, pastoral y canónica que lo capacite al Ministerio de la Palabra, de la Liturgia y
de la Caridad, bajo la responsabilidad del Obispo Diocesano”100.

153. “El candidato célibe y menor de 35 años deberá permanecer al menos tres cursos
académicos en una residencia destinada para esta finalidad, a no ser que el Obispo
Diocesano por razones graves determine otra cosa”101.

154. “El candidato célibe y mayor de 35 años y el candidato casado sea cual fuere su
edad, deberá cubrir por espacio de tres años mínimo un plan de formación aprobado por
la Conferencia Episcopal”102.
155. “La Esposa del candidato no adquiere ninguna obligación canónica por el hecho de
que su esposo sea ordenado Diácono Permanente, pero es de desear que en la medida de
lo posible se le invite a colaborar en el trabajo de su esposo y si acepta, désele la ayuda,
formación y asesoría que vaya necesitando.

156. “El Obispo Diocesano para la aplicación y el cumplimiento del presente decreto se
servirá del Directorio para el Diaconado Permanente que se anexa una vez que sea
aprobado por la Santa Sede”103.

2. OBJETIVO DE LA FORMACIÓN

129. El Objetivo que se pretende en la formación del que aspira a ser ordenado Diácono
Permanente, bajo la responsabilidad del Obispo Diocesano es el capacitarlo al Ministerio
de la Palabra, de la Liturgia y de la Caridad.

158. Las diversas disciplinas que se impartan deben tener en cuenta la formación humana
que ya goza el candidato y sobre ésta específicamente debe darse una formación

99 
   . SDO 8; 14.
100
    . Cfr. can. 236; LG 29; AG 16; SDO; SCIC = SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Carta Circular, 16.VII.1969; X. OCHOA, Leges Ecclesiae post Codicem Iuris Canonici editae, Vol. V,
Romae 1980, n. 4128; Ad Pacendum = AP VII; S. C. para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los
Obispos, Typis Polyglottis Vaticanis 1973, 196 = DPME; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989,
praen. 1; 173.
101
    . Can. 236, 1°; LG 29; AG 16; SDO 6 - 10; SCIC, Carta Circ. 16.VII.1969; AP VII; DPME 196.
102
    . Can. 236, 2°; LG 29; AG 16; SDO 14, 15; SCIC, Carta Circ. 16.VII.1969; AP VII; DPME 196.
103
  . CEM can. 236, 1.
doctrinal basada en las diversas áreas y disciplinas eclesiásticas, que debe tener todo
clérigo, pero de modo peculiar orientada al Ministerio específico que va a desempeñar.

159. A la formación se añadirán prácticas y ejercicios de enseñar los elementos de la


religión cristiana a los niños y otros fieles, leer y explicar la Sagrada Escritura en las
reuniones de fieles, divulgar y dirigir el canto sagrado, visitar a los enfermos y realizar
todos aquellos ministerios que les sean encomendados104.

160. “La Iglesia tiene el deber, y el derecho propio y exclusivo, de formar a aquellos que
se destinan a los ministerios sagrados”105. Corresponde al Obispo Diocesano establecer
las estructuras y servicios necesarios para la formación de los futuros Diáconos
Permanentes, teniendo en cuenta la legislación vigente y la emanada especificamente
para esto por la Conferencia Episcopal y aprobada por la Santa Sede.

161. La formación previa a la recepción del Orden del Diaconado durará al menos tres
cursos académicos, cada uno de dos semestres, a no ser que por razones graves el
Obispo Diocesano determine otra cosa106.

3. AGENTES DE LA FORMACIÓN

A). Obispo Diocesano

134. El Obispo Diocesano podrá asociarse a otros Obispos, sea de la propia Provincia
Eclesiástica, sea de su propia Región Pastoral o de otras Provincias o Regiones
Pastorales para establecer el centro o centros de formación según se trate de candidatos
célibes o casados. En este caso se deberá establecer un convenio por escrito en donde
quedan asentados con claridad los acuerdos y responsabilidades asumidas con respecto a
este centro.

163. El Obispo Diocesano o los Obispos interesados, han de escoger a sacerdotes


idóneos como formadores en la preparación de los candidatos al Diaconado Permanente.

164. El Obispo Diocesano ha de encomendar a un sacerdote la responsabilidad y el


cuidado de la formación específica del candidato. En la medida de lo posible establecerá
en su Diócesis un Centro para la formación de los Diáconos Permanentes y para los
candidatos célibes menores de 35 años una Residencia peculiar para su formación107.

B). Responsable Diocesano

104
    . Cfr. SDO 10.
105
    . Can. 232.
106
    . CEM can. 236, 2 y 3.
107
    . CEM can. 236, 2.
137. El Sacerdote nombrado o designado por la Autoridad legítima debe ajustarse a sus
indicaciones y aplicar este Directorio conforme a las diversas circunstancias tanto de las
Iglesias Particulares como de los candidatos.

166. El responsable designado para la formación de los candidatos al Diaconado


Permanente puede asesorarse de la Comisión Episcopal de Ministerios Laicales y
Diaconado Permanente108, para poner en práctica las prescripciones del presente
Directorio.

C). La Comunidad Diocesana

139. La Comunidad Diocesana participa también de la formación de los candidatos al


Diaconado Permanente. El Presbiterio, los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades
de Vida Apostólica y los Laicos participan en diverso grado, bajo la responsabilidad del
encargado. Es de desear que los candidatos al Diaconado Permanente conozcan la
estructura de la Iglesia Diocesana, sus Instituciones y de modo especial la Curia
Diocesana Administrativa, la Curia de Acción Pastoral y la Curia de Justicia.

168. Los llamados de entre la Comunidad Diocesana a contribuir en la formación de los


candidatos al Diaconado Permanente, no se nieguen a colaborar a ello.

D). La Parroquia

141. La Parroquia, también a su manera, es responsable en la formación del candidato al


Diaconado Permanente, es el ámbito natural donde nace y se desarrolla la vocación, es el
campo propicio para el apostolado del candidato bajo la responsabilidad del Párroco en
coordinación con el responsable de su formación.

E). El Párroco

142. El Párroco y los demás presbíteros, de los lugares donde los aspirantes tienen sus
encomiendas pastorales, han de darles testimonio de vida, orientarlos con sus consejos y
preocuparse de su vida y necesidades.

F). El Candidato

143. El aspirante al Diaconado Permanente ha de tener conciencia de que él es el primer


responsable de su propia formación. Por tanto, deberá conocer sus propias cualidades y
las cualidades exigidas por el Derecho a fin de desarrollarlas, sus propias limitaciones
para superarlas y ha de esforzarse por adquirir la debida y adecuada formación siempre
con un gran amor a la Iglesia.

108
    . CEM, POTP 1992 - 1994, p. 164.
4. CANDIDATOS

A). Elección de los Candidatos

144. El Obispo Diocesano, a quien corresponde sopesar todas las circunstancias para
conferirle el Orden Sagrado109, encomendará al responsable de la formación de los
Diáconos Permanentes en su Diócesis el hacer una elección cuidadosa de los aspirantes
al Diaconado Permanente.

B). Cualidades de los Candidatos

145. Los criterios que deben tomarse en consideración para determinar si se cuenta con
las cualidades que pide el Derecho se agrupan en cualidades de orden personal, de orden
comunitario y de orden eclesial.

a). De orden personal

146. Las cualidades de orden personal determinadas por el Derecho se garantizan


analizando las cualidades humanas, espirituales y familiares de los candidatos.

1) Cualidades Humanas:

147. El candidato al Diaconado Permanente, célibe o casado, conforme a las


prescripciones del Derecho debe gozar de buena salud física y psíquica, buena fama,
costumbres intachables, virtudes probadas, ciencia y culturas debidas y otras cualidades
físicas y psíquicas congruentes con el orden que va a recibir como es el sentido de
responsabilidad, capacidad de liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, recta intención
y libertad110.

176. Es conveniente que se tenga como criterio, a no ser que el Obispo Diocesano
determine otra cosa no ordenar a quien haya superado los 60 años de edad.

2) Cualidades Espirituales:

149. Fe íntegra111 , piedad sincera112 , aptitud para ejercer el ministerio113, es decir espíritu
de oración y capacidad de servicio y obediencia114 , caridad para con todos, especial-
mente pobres y necesitados, aprecio a la castidad, al celibato y al matrimonio
independientemente que sean célibes o casados.

109
    . Cfr. can. 1029.
110
    . Cfr. cann. 241; 1025; 1026; 1029; 1051, 1°; CEM can. 236, 6, 1° - 2°.
111
    . Cfr. cann. 241; 1029; CEM can. 236, 6, 2°.
112
    . Can. 1051.
113
    . Can. 1029.
114
    . Cfr. can. 276.
3) Cualidades Familiares:

150. El Candidato célibe debe estar integrado a una familia y con la opción de consagrar
su vida en el Ministerio Permanente.
El Candidato casado, con mayor razón, debe vivir en una armonía y estabilidad
matrimonial comprobable, fiel a la alianza matrimonial, responsable como cónyuge y si
es el caso, como padre de familia115, recordando que por vivir en estado matrimonial
tiene el peculiar deber de trabajar en la edificación del pueblo de Dios a través del
matrimonio y de la familia 116; con experiencia en soluciones cristianas ante la vida y con
capacidad de sostener y sostenerse económicamente.

b). De orden comunitario

151. Es necesario que el aspirante muestre aptitudes para trabajar en medio de la


Comunidad cristiana117, por lo que se le pide que realice, si no lo ha hecho ya, un
apostolado por un tiempo razonable dando así a conocer su capacidad de inserción en su
medio ambiente junto con la capacidad de diálogo y sociabilidad118.

c). De orden eclesial

152. El Candidato al Diaconado Permanente debe ser un hombre de Iglesia y tendrá que
ser formado en esta área de orden eclesial, ya que por la recepción del sacramento
entrará a formar parte de la Jerarquía y su ministerio se ejercitará en comunión con el
Obispo propio y con la Iglesia Diocesana a la que se incardine119.

182. Se debe buscar que el Candidato al Diaconado Permanente tenga capacidad para
integrarse y colaborar en comunión con los demás miembros de la Jerarquía,
especialmente con el Obispo y el Párroco, promoviendo la unidad, obedeciendo a la
legítima autoridad, respetando y fomentando los ministerios ejercidos por laicos120.

115
    . Cfr. 1 Tim. 3, 12; can. 226 § 2.
116
    . Cfr. can. 226 § 1.
117
    . Cfr. JUAN PABLO II, Discurso a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos comprometidos en el
Colegio Cristóbal Colón, en Lomas Verdes, México, sábado 12 de mayo de 1990 en: L'Oss. Rom. Esp. Sem., 1990, p. 291,
n. 9, también en Segunda Visita Pastoral a México, Juan Pablo II EDICEM, México 1990, n. 535; III Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 672; 715; 716.
118
    . Cfr. II Encuentro Latinoamericano Sobre Diaconado Permanente. Caguas, Puerto Rico, 1986, Rel. Fin. 43.
119
    . Cfr. cann. 209; 273.
120
   . Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , n. 715.
5. ETAPAS DE LA FORMACIÓN PARA LOS DIÁCONOS PERMANENTES

154. La formación de los Diáconos Permanentes, sea cual fuere su condición que se
precisará con mayor detalle al hablar de los candidatos célibes y menores de 35 años y
de los candidatos célibes mayores de 35 años y de los candidatos casados, comprende
tres etapas: la Básica, la Específica y la Permanente.

A). Formación Básica

155. Se presupone en el candidato ya una formación humana. El criterio que tiene la


Iglesia es que el candidato posea una formación humanística y científica como la que se
tiene en la respectiva región para acceder a estudios superiores 121, en todo caso debe
contar con una profesión, un arte o un oficio.

185. Como es necesario que el candidato reciba los Ministerios Instituidos de Lector y de
Acólito es necesario que reciba la formación específica para estos Ministerios conforme
a las prescripciones de la Conferencia Episcopal, en concreto la ciencia suficiente y la
preparación litúrgica y espiritual adecuada al lugar, y dotes pedagógicas según el
prudente juicio del Ordinario122.

186. El Obispo Diocesano, cuantas veces lo requiera, se servirá de la Comisión Episcopal


de Ministerios Laicales y Diaconado Permanente para orientar y apoyar la estructuración
de Escuelas Diocesanas de formación laical en vistas a estos Ministerios Ordenados e
Instituidos123.

187. El candidato debe gozar de la suficiente madurez humana cuyas manifestaciones


principales son la estabilidad de espíritu, la capacidad para tomar prudentes decisiones y
la rectitud en el modo de juzgar sobre los acontecimientos y los hombres124.

B). Formación Específica:

159. La Formación Específica, tiene como objetivo que el aspirante al Diaconado


permanente, según su edad y condición, adquiera los elementos formativos para que en
su vida y ministerio se configure a Cristo Servidor.

189. En esta etapa se buscará que el candidato, ayudado por el responsable de su


formación y con la ayuda de un Director Espiritual pueda discernir su vocación
específica al Diaconado Permanente.

190. Esta formación ha de incluir las áreas humana, espiritual, doctrinal y pastoral.

121
    . Cfr. can. 234 § 2.
122
    . Cfr. CEM can. 236, 6, 6°.
123
    . Cfr. CEM, POTP 1992 - 1994, p. 164.
124
    . Cfr. OT 11.
a) Área Humana

162. En el área humana, al ser el candidato un varón mayor de 25 años, se buscará que el
aspirante cuente con una personalidad adulta, normal y equilibrada, ya básicamente
adquirida. Por tanto, buscará el progreso de la madurez humano-afectiva en la
convivencia comunitaria y sobre todo en su vida familiar.

192. Se pretende que demuestre el sentido de la responsabilidad, de la honradez, de la


urbanidad, de la sinceridad, de la bondad y de la capacidad para dialogar, relaciones
sociales, buenas maneras de acuerdo con su ambiente125. Esta formación buscará también
que el aspirante adquiera, si aún no lo ha adquirido, un sano criterio ético, con un sentido
evangélico crítico de cara a la realidad circundante según el Magisterio de la Iglesia126.

193. Se le proporcionarán al candidato los elementos básicos para conocer y comprender


a sus semejantes; para comunicarse y relacionarse sana y adecuadamente con ellos y, a
su vez, para que valore, respete y promueva la dignidad y los derechos humanos según el
espíritu de la Iglesia.

194. En esta etapa de la formación se debe tener cuidado de que el candidato no descuide
las responsabilidades que tiene según su condición, particularmente las que dimanan de
su vida familiar, social y laboral y que la formación no sea un pretexto para descuidar los
compromisos que ha adquirido, ya que en su propio ambiente debe dar testimonio de
vida cristiana.

b) Área Espiritual

166. La formación Espiritual procurará que la espiritualidad del aspirante se encamine al


seguimiento de Cristo servidor que, obediente al Padre, acoge, consuela, cura, bendice,
orienta, alimenta, libera y promueve a los necesitados mediante su servicio generoso y
sacrificado.

196. Se pretende que el candidato adquiera un sentido misionero, persuadiéndose de que


el ministerio, desempeñado siempre con fe viva y caridad, contribuye a la propia
santificación y a la santificación de los demás127.

197. Para que esta formación sea más encarnada, ha de tenerse en cuenta la situación
concreta a la comunidad en que vive y en la que prestará su servicio, v. gr. la indígena, la
rural o la urbana y la característica propia de ser célibe o casado, a pleno tiempo o
dedicado parcialmente al ministerio.

198. Con la formación Espiritual se pretende que el candidato se llene de un gran amor
por la Iglesia y aprenda a adherirse a su propio Obispo y a trabajar junto con presbíteros,
125
    . Cfr. DCEM: Programa de Estudios 9, n. 682, p. 242.
126
   . Cfr. Ibidem: Programa de Estudios 10, n. 682, p. 242.
127
    . Cfr. can. 245 § 1.
diáconos, miembros de Institutos de Vida Consagrada y laicos en la edificación del
pueblo de Dios.

199. Para promover y acrecentar esa espiritualidad se ha de orientar al aspirante a que


procure en su vida incrementar su vocación, para esto le servirá el contacto personal con
Dios, la aceptación de su voluntad y de su palabra, convertir su trabajo en una oración a
Dios; tenga la celebración de la Eucaristía el lugar central de su vida, frecuente el
Sacramento de la Reconciliación, aprenda a orar con la Iglesia particularmente con la
Liturgia de las Horas celebrando de modo especial Laudes y Vísperas, cuya obligación
adquirirá con el Sacramento del Orden 128. No deje de enseñársele a la meditación diaria,
a la lectura Bíblica, Patrística y a los ricos temas y escritos de probada espiritualidad.
Fomente el culto a María Santísima y ejercite obras de piedad. Tenga el candidato en el
tiempo de formación días de ejercicios y retiros espirituales. Enséñesele a valorar la
religiosidad popular manifestada en la región en que vive o pretenda realizar su
ministerio129.

200. Aprenda el candidato a valorar, en una visión de fe, tanto la vida celibataria como la
vida matrimonial, máxime si el candidato es casado130.

c) Área Doctrinal

172. En el área doctrinal, la formación exige que el aspirante adquiera un conocimiento


suficiente y sólido de las Ciencias Sagradas, en la base de una cultura general según el
ambiente en que vive y ejercerá su ministerio, que lo capacite a anunciar y enseñar
adecuadamente el mensaje del Evangelio al hombre de nuestro tiempo, incluso con los
medios de comunicación social131.

202. La formación específicamente en las disciplinas eclesiásticas pide suficientes


conocimientos sobre:

a) Sagrada Escritura, centrada en la Historia de la Salvación a fin de capacitar al


candidato, sobre todo en ausencia del presbítero a pronunciar la homilía y a presidir la
Liturgia de la Palabra. Conozca el candidato una visión completa de ella y de cómo debe
interpretarse la Sagrada Escritura conforme la Tradición y el Magisterio de la Iglesia132;

b) Teología Dogmática a fin de que tenga bases sólidas en la doctrina católica,


fundada en la Revelación divina, la sepa comunicar y defender convenientemente en el
ejercicio de su ministerio y favorecer una actitud auténticamente ecuménica133;
128
    . Cfr. CEM can. 276 § 2, 3°.
129
    . Cfr. can. 246; SDO 26; JUAN PABLO II, Catequesis 20.X.1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591, n. 4.
130
    . Cfr. DCEM: Programa de Estudios 8, n. 682, p. 242.
131
    . Cfr. IM 3.
132
    . Cfr. can. 252 § 2; SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; cfr. DCEM: Programa de Estudios 3, n.682, p. 242.
133
    . Cfr. OT 16; can. 252; cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCION
DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el Ecumenismo,
c) Teología Moral, relativa sobre todo a la profundización de la moral individual,
social y política. En la utilización de los medios de la comunicación social es necesario que
el candidato conozca las normas de orden moral134;

d) Liturgia a fin de que el candidato sea capacitado no sólo en el conocimiento de


los ritos y ceremonias prescritas en las celebraciones litúrgicas, especialmente de aquellas a
la que está llamado a ser ministro y sobre todo en la pastoral sacramental135. En este mismo
sentido deberá ser iniciado en el canto litúrgico y religioso136;

e) Derecho Canónico, en especial con un conocimiento global de la legislación


vigente y un conocimiento específico de los libros II, Pueblo de Dios, Libro III, Oficio de
Enseñar, Libro IV, Oficio de Santificar, Libro V, de los Bienes Temporales de la Iglesia y
Libro VII sobre los Procesos137.

174. El candidato deberá ser formado también en otras disciplinas no menos importantes
como es la Doctrina Social de la Iglesia y la Historia Eclesiástica, con un conocimiento
suficiente de la Iglesia, en su vida y acción a través del tiempo.

204. Otros conocimientos serán necesarios en el candidato, según las diversas regiones.
No se podrá exigir la misma preparación a los candidatos que ejercerán su ministerio en
las grandes ciudades y en un ambiente cultural más alto que a los que hayan de hacerlo
en ambientes rurales e indígenas138.

205. Conviene además que, en el tiempo de la formación, el candidato sea instruido y


profundice en la Teología del Sacramento en el grado específico del Diaconado, sus
responsabilidades, derechos y obligaciones.

206. Dada nuestra situación de Iglesia Mexicana es necesario:

1) un conocimiento tanto de los Documentos Conciliares y Postconciliares como los


Documentos emanados por la Conferencia del Episcopado Latinoamericano: Medellín,
Puebla y Santo Domingo y los que en un futuro sean emanados de ésta, así como los que
emane esta misma Conferencia Episcopal sobre todo en relación a los Diáconos
Permanentes;

2) un conocimiento de la Historia de la Iglesia en México y las implicaciones


jurídicas en las relaciones Iglesia - Estado.

d) Área Pastoral

1993, n. 70.
134
    . Cfr. IM 4; SCIC, Carta Circular, 16. VII. 1969; cfr. DCEM: Programa de Estudios 6, n. 682, p. 242.
135
    . SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; cfr. DCEM: Programa de Estudios 7, n. 682, p. 242.
136
    . Cfr. DCEM: Programa de Estudios 5, n. 682, p. 242.
137
    . Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969.
138
    . Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; cfr. DCEM: Programa de estudios, n. 682, p. 242.
178. La formación pastoral, tendrá como objetivo que el aspirante se capacite con los
principios teórico - prácticos, que orientan la acción apostólica de la Iglesia en los
diversos campos de la pastoral profética, litúrgica y social: niñez, juventud,
matrimonios, acción parroquial, comunidades eclesiales, evangelización y catequesis,
acción social, organismos diocesanos, etc.

208. Por tanto, se requerirá implementar en el plan de estudios, la Pedagogía Catequética


y saber emplear los distintos recursos grupales y audiovisuales139.

209. Para que el candidato una vez que sea ordenado Diácono Permanente pueda atender
en la caridad a los necesitados, llevar a cabo una auténtica promoción humana entre los
pobres, promover la justicia, el respeto de la dignidad de la persona humana y sus
derechos, la participación cívica y política de los laicos, le es indispensable una
formación tal que lo capacite en llevar a la práctica las enseñanzas de la Doctrina Social
de la Iglesia 140.

210. Enséñese al candidato los métodos probados del conocimiento y análisis de la


realidad y emplear los principios elementales de planeación y organización pastoral141.

211. Finalmente, el aspirante deberá alcanzar los conocimientos, al menos en lo


elemental, sobre Notaría, Archivo, Administración parroquial y sobre la Administración
de los bienes eclesiásticos142.

C). Formación permanente

183. La Formación Permanente tiene como objetivo que el candidato una vez que ha sido
ordenado Diácono continúe animando y desarrollando su vocación, enriqueciendo y
actualizando sus conocimientos teológicos y pastorales, capacitándose cada vez más
para un mejor desempeño de su ministerio.

213. Esta formación, que obviamente le es indispensable, la obtendrá el Diácono


mediante la reflexión y evaluación de su ministerio, la asistencia a cursos de
actualización y a los retiros y ejercicios espirituales y en las reuniones con los
Presbíteros y otros agentes eclesiales de Evangelización, pero sobre todo en las
reuniones específicas con el grupo de Diáconos Permanentes Diocesanos143.

139
    . Cfr. DCEM: Programa de Estudios 4, n. 682, p. 242.
140
    . Cfr. SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla , nn. 697;
475 - 477; 789; 792 - 793.
141
    . Cfr. DCEM: Programa de Estudios 12, n. 682, p. 242.
142
    . Cfr. Ibidem: Programa de Estudios 13, n. 682, p. 242..
143
    . Cfr. SDO 29; SCIC, Carta Circular, 16.VII.1969; JUAN PABLO II, Catequesis 20.X.1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem.
1993, p. 591 n. 4.
214. Es necesario que en los lugares en donde existan Diáconos Permanentes éstos
constituyan un grupo coordinado por un responsable, que puede ser el mismo encargado
de la formación de los aspirantes en donde con reuniones periódicas obligatorias y
considerando su edad y su propia condición celibataria o matrimonial hagan una revisión
de vida, se comuniquen sus experiencias y reciban cursos específicos según las diversas
áreas de formación en los tiempos y lugares programados.

a). Comisión Episcopal

186. Corresponde a la Comisión Episcopal de Ministerios Laicales y de Diaconado


Permanente:

1) integrar Equipos Regionales de Diáconos Permanentes y de Ministros Laicos, de


"enlace", para llevar a cabo los trabajos de información, formación, estudio y realización de
encuentros por zonas y nacionales144;

2) llevar a cabo Cursos de Estudio de diferentes aspectos que interesen sobre la


materia, especialmente sobre la aplicación de este Directorio Nacional del Diaconado
Permanente, Orientaciones y Normas, en las Diócesis que lo soliciten145;

3) Programar visitas a las Diócesis que lo soliciten y en donde aún no exista el


Diaconado Permanente que deseen promover el Diaconado Permanente146;

4) Coordinar encuentros anuales sobre el Diaconado Permanente tanto a nivel


Nacional como a nivel Internacional147.

b). Centros de Formación

187. Cada centro de formación tendrá un Reglamento y un Ordenamiento Básico de


Estudios aprobado por el Obispo Diocesano en donde se aplicarán las normas y
principios indicados en este Directorio, estableciendo en concreto en el Reglamento la
naturaleza y fin del centro de formación, su constitución, régimen y procedimiento. En
el Ordenamiento Básico quedará establecido en detalle los programas de estudio, las
materias fundamentales y las auxiliares, sus contenidos, las horas de clase, las
actividades, etc., incluyendo fundamentalmente en la formación de los candidatos a los
Sacerdotes pero pudiendo integrar a Diáconos, miembros de Institutos de Vida
Consagrada, Sociedades de Vida Apostólica y Laicos.

144
    . Cfr. CEM, POTP, 1992 - 1994 p. 166.
145
    . Cfr. Ibidem p.164.
146
    . Cfr. Ibidem p. 166.
147
    . Cfr. Ibidem p. 166.
217. Cada Obispo Diocesano, o los Obispos interesados cuando se trate de la formación
de candidatos a nivel supradiocesano, a través del responsable de la formación de los
aspirantes y candidatos al Diaconado Permanente nombrado, aplicando estos principios
y normas deberá enviar a la Comisión Episcopal de Ministerios Laicales y Diaconado
Permanente el plan de estudios aprobado y concretizado en su Diócesis, dadas las
diversas regiones y circunstancias existentes en México.

6. PLAN DE ESTUDIOS PARA LA FORMACIÓN

189. Para garantizar una formación integral del candidato las materia serás divididas en
tres cursos académicos en donde se impartirán como materias fundamentales, teniendo
en cuenta la orientación como Diáconos:

En el área Doctrinal:
- Bíblica: Sagradas Escrituras, Introducción general y el estudio del Antiguo y
Nuevo Testamento. -
Teológica: Introducción y Teología fundamental, Revelación, Cristología, Trinidad,
Pneumatología, Eclesiología, Mariología, Escatología, Sacramentos, Patrística, Historia
de la Iglesia, Moral. -
Litúrgica: Liturgia fundamental, de los Tiempos, de las Horas, Arte, Música y Canto.

En el área
Espiritual: Teología Espiritual,
Espiritualidad de los Ministerios y Espiritualidad del Diaconado Permanente.

En el área Pastoral:
Catequética, Práctica Pastoral, Grupos y
organizaciones Laicales, Organización y animación de grupos, Homilética, Pastoral
social.
En el área Canónica:
Introducción al Derecho Canónico; estudio
sistemático de las Normas Generales; el Pueblo de Dios; los oficios de Enseñar y
Santificar; los Bienes Temporales; las Sanciones de la Iglesia; Derecho Procesal
orientado a las causas matrimoniales, Derecho Parroquial en relación particular con los
Consejos de Pastoral y Económico; Derecho Público y las Relaciones Iglesia-Estado.

220. Estas materias deberán ser cubiertas a lo largo de los tres años de formación
académica. Corresponde al Obispo Diocesano aprobar el orden, los contenidos y la
duración de las materias. Según las diversas necesidades locales el Obispo Diocesano
podrá prescribir otras materias que complementen la formación integral de los
candidatos como Sociología, Psicología, Filosofía, Historia de la Iglesia en México y
Latinoamérica, Corrientes Teológicas, etc.

II. PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS CÉLIBES

191. “El candidato célibe y menor de 35 años deberá permanecer al menos tres cursos
académicos en una residencia destinada para esta finalidad, a no ser que el Obispo
Diocesano por razones graves determine otra cosa”148.

222. El Obispo Diocesano, a no ser que por razones graves y transitorias disponga otra
cosa, establezca en la Diócesis una residencia peculiar, bajo la responsabilidad de un
Director o Rector para la formación de los candidatos célibes, menores de 35 años al
Diaconado Permanente.

223. El Obispo Diocesano podrá unirse a otros Obispos de su misma Provincia


Eclesiástica o de su propia Región Pastoral o de otras Provincias o Regiones para
establecer esta residencia peculiar, en este caso cada uno de los Obispos interesados es
responsable de los propios candidatos y mediante acuerdo elegirán responsables idóneos
para regir esta casa dotada de un reglamento propio adaptado a las distintas
circunstancias conforme a la normativa de la Conferencia Episcopal y con los criterios
manifestados en este Directorio149.

224. El candidato célibe durante el tiempo de permanencia en la residencia peculiar para


ellos establecida deberá ser probado y formado para vivir una vida verdaderamente
evangélica y amaestrados para cumplir fructuosamente sus propias obligaciones150.

225. El candidato célibe debe ser preparado para observar el celibato al que está obligado
a observar151 aprendiendo a tenerlo en gran estima como don peculiar de Dios y se le ha
de dar a conocer las obligaciones y cargas propias del Orden Sagrado al que aspira, sin
ocultarle ninguna de las dificultades que lleva consigo el Ministerio Sagrado a recibir152.

226. Los principios establecidos en las PRESCRIPCIONES COMUNES PARA LA


FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES TANTO CÉLIBES COMO
CASADOS aplíquense en lo que corresponda a los candidatos celibatarios según su
edad y menores de 35 años. El que puedan convivir en una residencia destinada
especialmente para ellos favorecerá su formación y su integración en la vida Diocesana.

148
    . CEM can. 236, 2.
149
    . Cfr. SDO II, 7°.
150
    . SDO II, 6°.
151
    . Cfr. SDO II, 4.
152
    . Cfr. cann. 247; 1028.
III. PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS CÉLIBES
MAYORES DE 35 AÑOS Y DIÁCONOS CASADOS

197. “El candidato célibe y mayor de 35 años y el candidato casado sea cual fuere su
edad, deberá cubrir por espacio de tres años mínimo un plan de formación aprobado por
el Obispo Diocesano”153.

228. La formación de los candidatos al Diaconado Permanente de los varones célibes


mayores de 35 años y de aquellos que han celebrado el Sacramento del matrimonio ha
de ser seriamente estructurada, es decir, se exigirá como ideal la integración de uno o
varios grupos de aspirantes.

229. En cada Diócesis se establecerá el Centro para la formación de estos candidatos,


permaneciendo la libertad de cada Obispo para establecer, si así lo desea el
establecimiento de un Instituto de Formación Doctrinal que preste el servicio a varias
Diócesis según los acuerdos que los Obispos interesados asuman.

230. Si bien esta formación podrá ser un tanto distinta según el ambiente cultural del que
procedan los aspirantes, como por ejemplo los provenientes de un medio indígena, rural
o urbano, se les exigirá un mínimo indispensable a cubrir según los Principios y
Normativas contenidos en este Directorio.

231. Empléense métodos activos y trabajos en equipo y foméntese la participación de los


mismos candidatos en las tareas pastorales de la Diócesis y de alguna o algunas
Parroquias seleccionadas que contribuyan a la formación de los mismos.

232. Esta formación ha de conjugar, como norma fundamental, el estudio teórico y las
prácticas pastorales. Esas experiencias pastorales, a distintos niveles son indispensables.
Por ellas, los aspirantes deben integrarse a una comunidad, recibir el influjo de ella,
recibir el asesoramiento de sacerdotes cualificados y ser acompañados en sus propias
familias, sobre todo si son casados y tienen responsabilidades como padres de familia.

233. Esta formación al Diaconado ha de tomar en cuenta las características peculiares de


los aspirantes: hombres que viven en el mundo, que han asumido la responsabilidad de
su propia vida, con una profesión, arte u oficio, inmersos en la vida socio - política y
sobre todo, la mayoría de ellos enriquecidos con el vínculo sacramental matrimonial y
bendecidos con el don de los hijos.

1. En la selección de los candidatos al Diaconado Permanente de varones casados conviene


que un agente de Pastoral sea quien lo presente ante el Obispo Diocesano,

153
    . CEM can. 236, 3.
ordinariamente será el Párroco.

2. El encargado por el Obispo Diocesano para aceptar a un aspirante casado para que reciba
la formación específica hacia el Diaconado Permanente debe asegurarse y constatar que
el aspirante realmente viva vida familiar, para esto debe examinar diligentemente a la
familia del candidato, a lo interno de ella y a lo externo.
3. A lo interno debe fijarse que su familia esté integrada, sea una familia cristiana y goce de
la estabilidad requerida. Se debe tener en cuenta cómo está integrado el candidato con su
esposa, debe examinárseles como pareja e independientemente, sobre todo dando
oportunidad a que la esposa conozca bien lo que implicará dar su consentimiento para
que su esposo sea Ordenado Diácono. Debe examinarse también la relación que como
pareja tiene respecto a los hijos, máxime si los hijos son menores de edad y necesitan de
la imagen paterna y del trato muy cercano de los padres. Al examinar la ambientación
familiar se debe conocer las necesidades de los hijos, su grado de formación, sus
necesidades, pues mientras más chicos sean éstos, más necesitarán de los padres.

4. A lo externo conviene examinar al menos de modo genérico cómo son las relaciones que
tiene con sus parientes, como se lleva con sus suegros o con sus padres, si aún viven, ya
que el ministerio como Diácono Permanente no debe romper, sino más bien incrementar
las relaciones familiares.
5. Al aceptar al aspirante casado como candidato para su formación debe cuidarse que esto
no signifique ruptura con su esposa e hijos, sino más bien una mayor integración.
Cuando el candidato sea orientado para tiempo completo al Ministerio Sagrado esto no
quiere decir que se romperá todo lazo familiar, puede presentarse el peligro que el
candidato encuentre en el diaconado una huida a las responsabilidades familiares, por lo
que si se dedica a un candidato a tiempo completo al Ministerio se debe garantizar el
tiempo necesario y apto para la atención de la esposa y de los hijos y no favorecer una
desintegración familiar.

209. Tenga presente el responsable de la formación de los candidatos casados que


mientras más se dedique a tiempo completo más debe estar compenetrada la esposa,
compañera íntima por el Sacramento del Matrimonio.

240. En la formación del candidato casado debe considerarse la condición que éste tenga
pues será en su medio ambiente el campo más propicio para su ministerio ordinario. De
aquí que se deba tener en cuenta en la valoración de las cualidades del candidato las
amistades, las reuniones de tipo laboral y los compromisos que de su vida ordinaria está
llamado a desempeñar.

241. Como Agentes en la formación de los candidatos mayores de 35 años y varones


casados destacan:
a) El Obispo Diocesano

212. Corresponde al Obispo Diocesano, además de lo indicado más arriba en este


Directorio orientar y alentar a los formadores y en la medida de lo posible tratar
personalmente a los aspirantes, sobre todo si están ya próximos a la ordenación. Téngase
como criterio el procurar estar presente en algunos momentos especiales de la
formación.

243. Al Obispo Diocesano, antes de proceder a la Ordenación del candidato, debe


constarle:

1) que es un elemento idóneo al Diaconado Permanente y que ha superado los


requisitos tanto del Derecho Común como los establecidos por la Conferencia Episcopal;

2) conocer cómo está planeada la vida del varón casado una vez ordenado Diácono,
por lo mismo debe conocer por escrito si el candidato ejerce y seguirá ejerciendo un cargo
público que lleve consigo una participación de la potestad civil; si administra o seguirá
administrando bienes pertenecientes a laicos o ejercer oficios seculares que lleven consigo
la obligación de rendir cuentas; si participa o seguirá participando activamente en los
partidos políticos o en dirección de asociaciones sindicales o políticas154;

3) conocer cuál es su profesión, arte u oficio así como el régimen económico con
que se sostiene y sostiene a su familia y que tipo de ministerio se planea que ejercitará155.

214. El Obispo Diocesano para atender a las necesidades económicas tanto del Centro de
formación como a las necesidades de los Diáconos Permanentes ya ordenados, debe
favorecer con la colaboración de los mismos Diáconos Permanentes, la institución de un
fondo común.

245. Por los servicios apostólicos estables u ocasionales que preste el candidato al
Diaconado Permanente désele lo que en justicia y equidad corresponda.

246. Establezca con claridad el Obispo Diocesano la forma en que va a ser remunerado el
Diácono Permanente por sus servicios Ministeriales, según su condición,
particularmente si está dedicado a tiempo completo.

b) Los Formadores

217. Los Responsables de la Formación, como se ha señalado más arriba, deberán ser
nombrados por el Obispo Diocesano o por los Obispos interesados. Se escogerán para
este oficio a Sacerdotes idóneos, con un marcado amor por la Iglesia Particular y un gran

154
    . Cfr. CEM can. 236, 12, 1°.
155
    . Cfr. CEM can. 236, 12, 1° - 3°.
sentido de comunión eclesial, capaces de imbuir el espíritu diaconal con la suficiente y
adecuada formación espiritual, doctrinal y práctica pastoral.

248. Además del responsable de la formación, que puede asumir varios nombres como
Director o Rector, es conveniente nombrar o aprobar a un Director Espiritual y si las
circunstancias lo permiten o exigen a un responsable de los Estudios, que podrá no ser
sacerdote.

249. El Obispo Diocesano podrá elegir y nombrar, según su prudente juicio a otras
personas, clérigos o laicos que ayuden en la formación de los candidatos particularmente
cuando su preparación y formación disciplinar así lo aconseje sobre todo tratándose de
peritos en las materias que se les solicite impartir.

c) El Organismo Diocesano o Interdiocesano:

220. Recae en el Centro aprobado por la autoridad legítima para la formación de los
candidatos mayores de 35 años y candidatos casados el que el candidato reciba la
formación suficiente y adecuada, sin descuidar la práctica pastoral.

251. Le corresponderá también al Centro de Formación hacer una evaluación previa a la


Ordenación sobre el candidato para ser presentada al Obispo Diocesano. Se tendrá muy
en cuenta su edad, condición, cualidades y sobre todo sus relaciones familiares hacia el
interior de la familia como en su medio ambiente familiar externo.

d) La Comunidad Eclesial

222. El Plan de formación de los candidatos al Diaconado Permanente procurará integrar


a los mismos en el trabajo de la Iglesia Particular, de modo que la Comunidad Eclesial
colabore en la formación. Un lugar privilegiado es la Parroquia. Escójanse Párrocos y
Parroquias que en coordinación con el Responsable de la Formación ayuden al candidato
a desarrollar su vocación diaconal.

253. Una vez que el candidato casado sea ordenado como Diácono Permanente y enviado
a una Parroquia para que ejerza ahí su ministerio, no debe cargársele de actividades, sino
que considerando su condición se le debe dejar espacio suficiente para que siga
integrado a su propia familia, incluso si se dedica de tiempo completo al Ministerio. El
Párroco bajo cuya responsabilidad se encuentre el Diácono Permanente asegúrese de que
las relaciones con la esposa y los hijos no sufran detrimento a causa del Ministerio.

e) La Esposa:

224. La Esposa del candidato al Diaconado Permanente está llamada también a participar
en la formación de su esposo. Se le debe invitar a la formación de su esposo y una vez
ordenado se le debe invitar a colaborar en el trabajo de él, no en razón al sacramento del
Orden, sino en razón del Sacramento del Matrimonio.

255. Del matrimonio en efecto, “se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y
exclusivo por su misma naturaleza, además, en el matrimonio cristiano los cónyuges son
fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y
dignidad de su estado”156.

256. “Ambos cónyuges tienen igual obligación y derecho respecto a todo aquello que
pertenece al consorcio de la vida conyugal”157. Por lo mismo la Esposa debe conocer por
parte de la Iglesia lo que es e implica el Diaconado Permanente.

257. Es necesario que se le informe de manera clara a la Esposa las repercusiones


canónicas que brotarán con el consentimiento que dé por escrito para que su esposo sea
ordenado Diácono.

258. Conviene pedir a la Esposa que por escrito manifieste su consentimiento para que su
esposo sea admitido como aspirante y candidato al Diaconado Permanente y más tarde
pídasele por escrito su consentimiento como para que su esposo sea ordenado
Diácono158. Esto dará oportunidad para que en el tiempo de la formación se pueda
informar convenientemente a la esposa de los pasos que está siguiendo su esposo y
constatar que por ello no se descuida la estabilidad e integridad familiar.

259. Esta Conferencia Episcopal pide al candidato la experiencia de al menos 15 años de


vida conyugal, que atestigüe su estabilidad familiar159. Este tiempo que se pide es un
criterio para el Obispo Diocesano. Si se considera que “los padres tienen la obligación
gravísima y el derecho primario de cuidar en la medida de sus fuerzas de la educación de
la prole, tanto física, social y cultural como moral y religiosa”160, el pedir un mínimo de
15 años de vida conyugal es en atención a la Esposa y a la educación de los hijos
menores y a su acompañamiento, particularmente durante su desarrollo hasta que
lleguen a la mayoría de edad. Si no existen hijos, o éstos son mayores de edad, el Obispo
Diocesano sopesadas todas las circunstancias podrá dispensar de esta normativa.

260. Uno de los derechos - deberes que surge con el sacramento del matrimonio es la
convivencia conyugal161, que se concretiza en la cohabitación.

261. La esposa al dar su consentimiento para que su esposo sea ordenado Diácono
Permanente deberá evaluar con toda objetividad cuál es la motivación de ella y de su
esposo, la relación que tienen como pareja y la relación con los hijos. No se ordenará al
156
    . Can. 1134.
157
    . Can. 1135.
158
    . Cfr. can. 1031 § 2; CEM can. 236, 6, 8°, a).
159
    . Cfr. CEM, can. 236, 6, 8°, b).
160
    . Can. 1136.
161
    . Cfr. can. 1151.
candidato que en la recepción del Sacramento del Orden encuentre un motivo para
desentenderse de su vida familiar o de su responsabilidad de esposo y padre de familia.

262. La esposa unida íntimamente a su marido por el Sacramento del Matrimonio puede
ayudar a la formación del esposo de múltiples formas. En primer lugar mediante la
oración y el diálogo, en un ambiente familiar apto y a la vez ser un estímulo en la
formación que recibe el esposo.

263. La Esposa si en el tiempo de la formación de su esposo se interesa en recibir la


formación básica y específica de su esposo acompañándolo, se le debe dar la facilidad de
hacerlo.

264. Es conveniente que se invite a las Esposas de los Diáconos casados a reuniones
periódicas coordinando el Responsable de la Formación de los Candidatos al Diaconado
con las Esposas de los candidatos al Diaconado Permanente antes de que ellas den el
consentimiento para que su esposo sea ordenado Diácono con el fin de oír las
experiencias y ser motivadas a participar en la medida de lo posible en el ministerio que
recibirá su esposo.

265. Una vez que el candidato casado sea ordenado Diácono Permanente, la Esposa, si
acepta colaborar en el trabajo de este, se le debe dar la ayuda, formación y asesoría que
vaya necesitando, sobre todo si ya desde antes de la ordenación ella misma ha pedido y
recibido la información y formación conveniente para colaborar en el trabajo de su
esposo.

266. Debe quedar claro a la Esposa que por el hecho de que su Esposo sea ordenado
Diácono Permanente ella no adquiere ninguna obligación canónica y que ella goza de la
absoluta libertad para colaborar en el trabajo de él162. Sin embargo, está invitada a
colaborar en el trabajo de su Esposo como efecto de la alianza matrimonial por la que ha
constituido con su esposo “un consorcio íntimo de toda la vida, ordenado por su misma
naturaleza al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole” 163. Esta
exigencia será mayor cuando no directamente en razón del Ministerio encomendado sino
en razón del Sacramento del Matrimonio la pareja está llamada a dar testimonio de vida
matrimonial cristiana.
f) El Aspirante Candidato:

237. Nuevamente se recuerda que el futuro Diácono Permanente es el primer responsable


de su propia formación y que al pedir ser formado debe moverle una recta intención.

268. Si el candidato es célibe y mayor de 35 años se ajustará al Plan aprobado para él por
el Obispo Diocesano. Aún cuando no está obligado a residir en la casa especial
establecida para los aspirantes celibatarios menores de 35 años, es conveniente que si

162
    . Cfr. CEM can. 236, 4.
163
    . Can. 1055 § 1.
existe en la Diócesis esta casa tenga trato frecuente con quienes ahí se encuentran y si
las circunstancias lo permiten y no hay obstáculo serio, podrá residir en esta casa
recibiendo la formación de los otros candidatos.

269. Si el candidato es casado debe ajustarse el Plan de formación aprobado para él


según su condición de vida. De ninguna manera se puede Ordenar Diácono a aquél que
encuentre un camino aparentemente justificado para descuidar sus deberes conyugales.

CUARTA PARTE

PRESCRIPCIONES PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS


DIÁCONOS PERMANENTES

240. En el actual Código de Derecho Canónico se hayan no pocas normas que la Iglesia
considera necesarias en relación a los Diáconos Permanentes. Unas se refieren a los
requisitos exigidos para ser ordenados, otras se refieren a su vida y ministerio.
La Conferencia de los Obispos Mexicanos quiere sobre estos tres aspectos dar
algunas indicaciones a tomarlas en cuenta en las Diócesis en que se establezca o esté ya
establecido el Diaconado Permanente.

I. REQUISITOS CANÓNICOS PARA LA ORDENACIÓN DEL CANDIDATO AL


DIACONADO PERMANENTE
241. La Conferencia de Obispos Mexicanos en base a las facultades que se le conceden y
a las prescripciones del Derecho vigente, especialmente teniendo a la vista los cann. 236;
276; 281 § 3; 288; 1031 § 2; 1032 § 3 y 1037 ha establecido164:

242. Para que un candidato sea ordenado Diácono Permanente debe reunir los requisitos
básicos pedidos por el Derecho:

1° ser varón bautizado165 y haber recibido el sacramento de la


confirmación166. Debe contar además con una edad mínima de 25 años si es
célibe167 y 35 años mínimo si es casado168.

2° debe reunir las debidas cualidades169:

a) debe gozar de la debida libertad170,

b) no estar afectado por ninguna irregularidad o impedimento171;

c) tener fe íntegra, movido por recta intención, poseer la ciencia


debida, gozar de buena fama, costumbres intachables, virtudes
probadas y otras cualidades físicas y psíquicas congruentes con el
orden que va a recibir según el prudente juicio del Obispo propio 172,
realizándose el escrutinio previsto en el can. 1051;

d) presentar los documentos pedidos en el can. 1050

3° debe superar el plan de formación, según su edad y condición173.


4° debe hacer ejercicios espirituales al menos durante cinco días en el lugar
y de la manera que determine el Obispo Diocesano174.

5° debe ser admitido como candidato por la autoridad competente a tenor del
can. 1034, previa solicitud escrita y firmada de su puño y letra175.

164 
   . CEM can. 236, 6.
165
    . Can. 1024; S. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores, 15.X.1976:
AAS 69, 1977, 98 - 116; JUAN PABLO II, Carta Apostólica Mulieris dignitatem, 15. VIII. 1988, n. 26: AAS 80, 1988,
1715; Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, 22.V.1994: AAS 86, 1994, 545 - 548; can. 842 § 1.
166
    . Cann. 842, § 2; 1033.
167
    . SDO 5; can. 1031 § 2.
168
    . SDO 12; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 1); II, 4), nn. 679-680, pp. 239-240; can. 1031 § 2.
169
    . Can. 1025; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 2); II, 1), nn. 679-680, pp. 239-240.
170
    . Can. 1026.
171
    . Cann. 288; 1041 - 1042.
172
    . Can. 1029; DCEM: Requisitos de los candidatos al Diaconado, I, 2), 5) - 10); II, 1), nn. 679-680, pp. 239-240.
173
    . Cann. 236; 1027; 1032 § 3; SDO 8, 14; AP VII, b); DCEM: Formación de candidatos a Diáconos Casados, nn. 681-
682, pp. 240-242 ; Formación de los Diáconos Célibes, nn. 683 - 689, pp. 243-245.
174
    . Can. 1039.
175
    . Can. 1036; AP III, V; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 175.
6° debe recibir, observándose los intersticios, los Ministerios Laicales del
Lectorado y del Acolitado y ejercerlos por espacio al menos de seis meses
antes de recibir el Diaconado176.

7° El candidato célibe debe asumir públicamente la obligación del celibato


en la ceremonia litúrgica prescrita177.

8° El candidato casado, previa información a la esposa por parte de la Iglesia


de lo que es e implica el Sacramento en el Orden de los Diáconos,

a) debe contar con el consentimiento de su cónyuge dado por


escrito178;

b) debe contar también con un mínimo de quince años en vida


conyugal, que atestigüe su estabilidad familiar179.

243. El Obispo Diocesano, en cumplimiento de estas disposiciones y antes de proceder a


la ordenación de un candidato como Diácono Permanente por derecho propio, o expedir
Letras Dimisorias, debe tener la certeza que el candidato ha superado los requisitos
establecidos en el Derecho180.

269. Le debe constar al Obispo Diocesano:

1. que se han recibido los documentos siguientes:

1° Actas de la recepción de los Sacramentos de Bautismo, y de


Confirmación181 y si es el caso, el Acta de Matrimonio canónico. Conviene
que pida además las Actas que expida la Autoridad Civil sobre nacimiento y
si es el caso sobre matrimonio, divorcio o fallecimiento del cónyuge;

2° Constancia de haber concluido y superado la etapa de formación según su


edad y condición182;

3° Constancia de haber recibido y ejercitado los Ministerios Instituidos de


Lector y Acólito183;

176
    . Can. 1035; MQ XI; AP II, IV.
177
    . Can. 1037; SDO 4; AP VII; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 177.
178
    . Can. 1031 § 2.
179
    . SDO 13.
180
    . Cfr. cann. 1052; 1020.
181
    . Can. 1050, 3°.
182
    . Cfr. cann. 236; 1027; 1032, § 3; 1050, 1°.
183
    . Cann. 1035; 1050, 3°.
4° Declaración redactada y firmada de puño y letra del candidato en la que
se haga constar que va a recibir el orden espontánea y libremente, y que se
dedicará de modo perpetuo al ministerio eclesiástico, según su condición
celibataria o de casado, al mismo tiempo que solicita ser admitido al orden
que va a recibir184;

5° Constancia, en caso que el candidato sea casado, de la esposa dando su


consentimiento para que reciba el orden sagrado del Diaconado185;

6° Constancia de haber sido admitido como candidato por la autoridad


legítima a tenor de los cann. 1016 y 1019 con el rito litúrgico establecido186.
7° Constancia que ha hecho ejercicios espirituales, por lo menos durante
cinco días187;

2. que reúna las debidas cualidades, que se le considere útil para el ministerio en la
Iglesia y que se haya realizado el escrutinio correspondiente 188. Para esto el Obispo además
del informe que presente el responsable de la formación puede consultar el sentir de la
familia del candidato y el sentir de la comunidad cristiana, especialmente del Párroco
corresponsable de su formación.

3. que el candidato célibe asuma públicamente la obligación del celibato, según


ceremonia prescrita189.

4. que el candidato no está afectado por ninguna irregularidad o impedimento:

a) enfermedad psíquica que lo incapacite a desempeñar rectamente el


ministerio190;

b) que no haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma191;

c) que no haya atentado matrimonio, aún sólo civil, estando impedido para
hacerlo192a no ser que sea legítimamente destinado al Diaconado
permanente193;

184
    . Cann. 1036; 1050, 3°.
185
    . Cann. 1031 § 2; 1050, 3°; CEM can. 236, 6, 8°, a.
186
    . Can. 1034; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 2_ ed. Típica, 1990, Praen. 175; Apéndice II, nn. 1 - 15.
187
    . Cfr. can. 1039.
188
    . Cann. 1025; 1051; 1052.
189
    . Can. 1037; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 2_ ed. Típica, 1990, n. 177.
190
    . Can. 1041, 1°.
191
    . Can. 1041, 2°.
192
    . Can. 1041, 3°.
193
    . Can. 1042, 1°.
d) que no haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto
habiéndose verificado éste, así como el no haber colaborado positivamente
en todo esto194;

e) que no se haya dolosamente y de manera grave mutilado a sí mismo o a


otro, o haya intentado suicidarse195;

f) que no haya realizado un acto de potestad de orden reservado o a los


Obispos o presbíteros o no esté bajo una pena canónica declarada o
impuesta196;

g) que no desempeñe un cargo público que lleve consigo una participación


en el ejercicio de la potestad civil 197; que no sea administrador de bienes
pertenecientes a laicos o que ejerza oficios seculares que lleven consigo la
obligación de rendir cuentas198 a no ser que deje el cargo, rinda cuentas, haya
quedado libre199 o cuente con la autorización de la autoridad competente 200;

h) no ser un neófito, a no ser que haya sido suficientemente probado201.

245. Corresponde en definitiva al Obispo Diocesano el Ordenar Diácono Permanente al


candidato que haya superado a su prudente juicio todos los requisitos exigidos por el
Derecho común y particular, que no estén reservados a la Santa Sede a tenor del can. 88.

271. Efectuada la Ordenación a tenor del can. 1053, debe inscribirse en el libro especial
cuidadosamente custodiado en la curia del lugar donde se administró el sacramento.
Debe guardarse toda la documentación en la curia del Obispo propio del ordenado y se
le debe expedir un certificado.

272. El Ordinario del lugar comunique la ordenación al párroco del lugar del bautismo
del ordenado Diácono Permanente a tenor del can. 1054.

194
    . Can. 1041, 4°.
195
    . Can. 1041, 5°.
196
    . Can. 1041, 6°.
197
    . Can. 285 § 3; 1042, 2°.
198
    . Can. 285 § 4; 1042, 2°.
199
    . Can. 1042, 2°.
200
    . CEM can. 236, 12.
201
    . Can. 1042, 3°.
II. PRESCRIPCIONES PARA EL MINISTERIO DE LOS DIÁCONOS

248. En cuanto al sacramento en el grado de los Diáconos recibido, no se distinguen los


Diáconos Permanentes de los Diáconos Transitorios, la diferencia se encuentra
fundamentalmente en el nuevo estado de vida sacramental permanente y en el camino
abierto o cerrado hacia el sacerdocio ministerial. Por lo mismo, los oficios y ministerios
de todo Diácono son básicamente los mismos, pero se ejercen según su condición
celibataria o de casados.

274. El Ordenado Diácono ha de ejercer su ministerio específico en la triple vertiente de


la Palabra, de la Liturgia y de la Caridad conforme el mandato recibido por la autoridad
competente202.

1. EN EL MINISTERIO DE LA PALABRA DIVINA

250. Corresponde al Diácono servir en el ministerio de la Palabra al pueblo de Dios, en


comunión con el Obispo y su presbiterio 203. Por lo mismo tiene la facultad de predicar en
donde se ejerza su ministerio, a no ser que esta facultad haya sido restringida o
quitada204.

276. Ha de proponer íntegramente el misterio de Cristo en el ministerio de la Palabra,


que se debe fundar en la Sagrada Escritura, en la Tradición, en la liturgia, en el
magisterio y en la vida de la Iglesia205.

277. La predicación y la catequesis ocupan un lugar primordial para anunciar la doctrina


cristiana206 . Es por esto que el Diácono ha de tener en mucho la función de predicar,
pues uno de sus principales deberes es el anunciar a todos el Evangelio de Dios 207. A él
le corresponde leer, enseñar e ilustrar la Sagrada Escritura a los laicos 208.
278. Entre las formas de predicación destaca la homilía, que es parte de la misma liturgia
y que está reservada al Sacerdote y al Diácono. Recuerde el Diácono Permanente que es
una acción en donde debe exponerse, comentando el texto sagrado, los misterios de la fe
y las normas de vida cristiana209.

279. Compete al Obispo Diocesano, oído el parecer del consejo presbiteral, establecer si
en la diócesis propia pueden tenerse regularmente reuniones dominicales sin la

202
    . LG 29, 9; AG 16; SDO 22 - 24; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis, 13. X. 1993, n. 1: L'Oss. Rom. Sem. Esp. 1993 p.
567.
203
    . Can. 757; SDO 22, 6°; DPME 62; EN 68.
204
    . Can. 764.
205
    . Can. 760.
206
    . Cfr. can. 761.
207
    . Cfr. can. 762.
208
    . SDO 22, 6.
209
    . Can. 767.
celebración de la Eucaristía y dar para ellas normas generales y particulares, teniendo en
cuenta los lugares y las personas. Por lo tanto no deben hacerse asambleas de este
género, a no ser que el Obispo las convoque y bajo el ministerio pastoral del párroco210.

280. Para dirigir estas reuniones dominicales llámese a diáconos como primeros
colaboradores de los sacerdotes. Al diácono, ordenado para apacentar al pueblo de Dios
y para hacerlo crecer, le toca dirigir la oración, proclamar el Evangelio, predicar la
homilía y distribuir la Eucaristía211.

281. Cuando el diácono preside la celebración actúa conforme a lo propio de su


ministerio en los saludos, en las oraciones, en la lectura del Evangelio y en la homilía, en
la distribución de la Comunión y en la despedida de los participantes con la bendición.
Usa las vestiduras litúrgicas propias de su ministerio, es decir: el alba con la estola y, si
es oportuno, la dalmática; y usa la sede presidencial212.

282. En estas celebraciones, si es posible, sería muy bueno usar para la Comunión el pan
consagrado el mismo domingo en la Misa celebrada en otro lugar y traído de ahí por un
diácono o por un laico en un recipiente (píxide o teca), y colocado en el sagrario antes de
la celebración 213.
283. Al Diácono Permanente, dado que en la mayoría de las Diócesis de México hay una
escasez de sacerdotes y que las distancias tan grandes que separan muchas veces a las
comunidades de las parroquias, imposibilitan la celebración eucarística en algunos
centros de culto establecidos214, y siempre que sea posible, encomiéndesele estas
celebraciones215.

284. El Diácono deberá observar las normas dadas por el obispo o por su delegado y
actuar bajo la responsabilidad del párroco 216. Le corresponde al Diácono tener en estas
celebraciones la homilía 217 conforme las prescripciones del Derecho común, de esta
Conferencia Episcopal y del Obispo Diocesano.

285. En el ejercicio del ministerio de la Palabra, la Conferencia Episcopal Mexicana


manifestó el deseo de que el ministerio diaconal acabe con la dicotomía existente en
muchos entre la fe y la vida; a que la iniciación cristiana se entienda como una verdadera

210
    . CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Directorio para las celebraciones Dominicales en ausencia de
presbítero, Christi Ecclesia, 2.VI.1988, Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C., 1993, n. 24, p. 12.
211
    . Ibidem, n. 29, p. 13.
212
    . Ibidem, n. 38, p. 15; cfr. can. 929.
213
    . Ibidem, n. 47, p. 17.
214
    . Cfr. COMISION EPISCOPAL DE PASTORAL LITURGICA, Instructivo para las Celebraciones Dominicales y
Festivas en ausencia de presbítero, enero 1993, Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C., 1993, nn. 1 y 2, p. 19.
215
    . Cfr. ibidem, n. 5, p. 19.
216
    . Ibidem, n. 4, p. 19; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
217
    . Cfr. COMISION EPISCOPAL DE PASTORAL LITURGICA op. cit. n. 17, p. 21.
inserción en una comunidad que respalda la fe del iniciado y que promueva todas las
manifestaciones de la caridad218.

2. EN EL MINISTERIO DE LA SANTIFICACIÓN

261. La Iglesia cumple la función de santificar de modo peculiar a través de la sagrada


liturgia219, que es culto público220. Los Diáconos, en la celebración del culto divino
actúan según las disposiciones del derecho221.

A). Sacramentos

262. En la celebración de los Sacramentos, el Diácono observe fielmente los libros


litúrgicos aprobados por la autoridad competente222 y las prescripciones que determine el
Derecho común y particular. Le corresponde en primer lugar asistir al Obispo y al
Presbítero conforme lo señalen los libros litúrgicos223.

289.Por ser el Diácono ministro ordinario del bautismo 224 , es conveniente que exista un
número proporcionado de ellos para que puedan tenerse en todos los sitios, donde lo
requieran las necesidades pastorales a fin de favorecer la adecuada iniciación cristiana de
los adultos conforme a los grados, etapas y ejercicios del catecumenado225.

290.El Diácono es también ministro ordinario para la distribución de la Sagrada Eucaristía226


y de la exposición del Santísimo sacramento y de la bendición eucarística 227, en caso de
necesidad, o con licencia al menos presunta del párroco, capellán o Superior, a quien se
debe informar después, puede llevar el viático a los enfermos228.

291.En la celebración del Sacramento del matrimonio, el Diácono puede ser delegado para
asistir en nombre de la Iglesia 229. En caso de peligro de muerte o en caso, fuera del
peligro de muerte, con tal de que se prevea prudentemente que no se puede acudir a
quien sea competente para asistir al matrimonio en el término de un mes, ha de ser

218
    . DCEM: Consideraciones Generales VI, n. 673, pp. 237-238..
219
    . Cfr. can. 834.
220
    . Cfr. can. 834 § 2.
221
    . Can. 835 § 3; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
222
    . Cfr. can. 846.
223
    . SDO 22, 1.
224
    . Cfr. can. 861; LG 29; SDO 22, 2; OBP Praen. 11; 14; 15.
225
    . LG 26; AG 16; OICA, Praen. n. 47.
226
    . SDO 22, 3; cfr. can. 910 § 1.
227
    . SDO 22, 3; cfr. can. 943.
228
    . Cfr. can. 911 § 2.
229
    . SDO 22, 4; cfr. cann. 1108; 1111.
llamado y debe asistir al matrimonio juntamente con los testigos, sin perjuicio de la
validez del matrimonio sólo ante testigos230.

292.En peligro de muerte el Diácono puede dispensar tanto de la forma canónica como
también de todos los impedimentos de derecho eclesiástico, ya sean públicos, ya ocultos,
excepto el impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado231.

293.El Diácono, en el ejercicio de su Ministerio, puede dispensar también de la ley universal


y particular si se le ha concedido expresamente esta facultad232.

B). Sacramentales y otros actos de culto

268. También por otros medios realiza la Iglesia la función de santificar, ya con
oraciones, por las que ruega a Dios que los fieles se santifiquen en la verdad, ya con
obras de penitencia y caridad, que contribuyen en gran medida a que el Reino de Cristo
se enraíce y fortalezca en las almas, y cooperan también a la salvación del mundo233.

295. En la celebración de los sacramentales el Diácono es ministro ordinario si cuenta


con la debida potestad234, ya que sólo puede impartir aquellas bendiciones que se le
permiten expresamente en el derecho235 y que se concretizan en los libros litúrgicos236.

296. Conforme a las disposiciones del Derecho universal y de esta Conferencia


Episcopal Mexicana, el Diácono Permanente tiene la obligación de recitar
cotidianamente de la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas237.

297. En la celebración con participación de los fieles laicos y particularmente en


ausencia del sacerdote, le corresponde presidir los actos de culto238.

230
    . Cfr. can. 1116.
231
    . Cfr. can. 1079 § 1.
232
    . Cfr. can. 89.
233
    . Can. 839 § 1.
234
    . LG 29; SDO 22, 5; cfr. can. 1168.
235
    . Cfr. can. 1169 § 3.
236
    . CONGREGACION PARA EL CULTO DIVINO, Bendicional, Orientaciones Generales, n. 18, c, Coeditores
Litúrgicos, Barcelona 1986 p. 19.
237
    . CEM can. 276 § 2, 3°.
238
    . SDO 22, 7; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem., 1993 p. 567 n. 4.
298. Le corresponde además al Diácono presidir en ausencia del sacerdote la celebración
de las exequias, así como el presidir los ritos fúnebres y sepulcrales239.

299. El Diácono Permanente casado tenga en cuenta que por el sacramento del
matrimonio está llamado a santificarse en ese estado de vida, no descuide a causa o
pretexto del ministerio sagrado su vida matrimonial.

300. El Diácono Permanente está obligado a buscar la santidad, ya que es administrador


de los misterios del Señor en servicio de su pueblo. Para alcanzar esta santidad la Iglesia
le pide cumplir ante todo fiel e incansablemente las tareas de su ministerio; alimentar su
vida espiritual en la doble mesa de la Sagrada Escritura y de la Eucaristía. Por esta razón
se le invita a que participe diariamente en la misma oblación240.

301. El Diácono Permanente, según su edad y condición, tiene también como ayuda para
su santificación los retiros y ejercicios espirituales a los que está obligado a asistir
conforme a las prescripciones de su Ordinario propio241.

302. Se aconseja al Diácono Permanente que haga todos los días oración mental y acceda
con frecuencia al sacramento de la penitencia, tenga peculiar veneración a la Virgen
Madre de Dios y practique otros medios de santificación comunes como particulares242.

3. EN EL MINISTERIO DE LA CARIDAD

277. Desde sus comienzos, la actividad del Diácono giró en torno a la misión
caritativa243. En este contexto típicamente diaconal deben ubicarse las demás funciones
del Diácono Permanente. Así, dichas funciones diaconales serán un signo evidente de la
caridad pastoral y de la opción preferencial por los más pobres de parte de los pastores y
de los fieles244.

304. El Diácono Permanente está llamado a colaborar en la cura pastoral de la Iglesia. Si


por escasez de sacerdotes el Obispo Diocesano encomienda una participación en el
ejercicio de la cura pastoral de la parroquia a un diácono, debe designar a un sacerdote
que, dotado de las potestades propias del párroco, dirija la actividad pastoral 245. El
Diácono es un agente privilegiado para atender comunidades cristianas dispersas246.
Pero esta suplencia, que no puede nunca convertirse en una completa sustitución,
recuerda a las comunidades privadas de sacerdote la urgencia de orar por las vocaciones

239
    . LG 29; SDO 22, 5; JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 4.
240
    . Cfr. can. 276 §§ 1 - 2.
241
    . Can. 276 § 2.
242
    . Cfr. can. 276 § 2, 5°; JUAN PABLO II, Catequesis 20. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591 n. 4.
243
    . Cfr. Hech 6, 1 - 6.
244
    . Cfr. CONFERENCIAS GENERALES DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO: MEDELLIN, Conclusiones
13: Formación del Clero n. 33; 14. Pobreza de la Iglesia; PUEBLA nn. 1134 - 1165; SANTO DOMINGO nn. 178 - 181.
245
    . Cfr. can. 517 § 2; cfr. SDO 22, 10; 23.
246
    . Cfr. SDO 22, 10.
sacerdotales y de esforzarse por favorecerlas como un bien común para la Iglesia y para
sí mismas. También el diácono debe promover esta oración247.

305. De esta manera los Diáconos, que reciben la imposición de las manos «no en orden
al sacerdocio, sino en orden al ministerio», confortados con la gracia sacramental, en
comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la
liturgia, de la palabra y de la caridad... Dedicados a los oficios de la caridad y de la
administración, recuerden los diáconos el aviso del bienaventurado Policarpo:
«Misericordiosos, diligentes, procediendo conforme a la verdad del Señor, que se hizo
servidor de todos»248.

306. El Diácono Permanente está llamado a fomentar y apoyar las obras y oficios
pastorales de la caridad, de la administración y asistencia social 249, siempre en comunión
con el Obispo y su presbiterio250.

307. Por tal motivo puede ser nombrado miembro de los Consejos de Pastoral 251 y al
insertarse plenamente en la comunidad a la que sirve está llamado a respetar y fomentar
los ministerios ejercidos por laicos252, más aún, entre las tareas del diácono está la de
«promover y sostener las actividades apostólicas de los laicos». En cuanto presente e
insertado más que el sacerdote en los ambientes y en las estructuras seculares, se debe
sentir impulsado a favorecer el acercamiento entre el ministerio ordenado y las
actividades de los laicos, en el servicio al reino de Dios 253. El Diácono ejerce así una
función misionera en orden a la liberación integral del hombre254, contribuyendo así a
concientizar a nuestro pueblo en las tareas que la fe cristiana impone a quienes conviven
en una comunidad civil y eclesial que aún no ha logrado alcanzar, en gran parte de sus
miembros, los niveles morales, culturales y económicos propios de la persona humana y
de un hijo de Dios255.

308. El Diácono Permanente debe tener conciencia clara que forma parte de la jerarquía
como grado propio y permanente y que no ha de convertir la recepción de este grado
sacramental en motivo para aspirar al Sacerdocio256.

247
    . JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567.
248
    . LG 29; cfr. AG 16; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
249
    . Cfr. SDO 22, 9. 11; cfr. JUAN PABLO II, Catequesis 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
250
    . Cfr. SDO 23.
251
    . SDO 24; can. 512.
252
    . Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla, n. 715.
253
    . JUAN PABLO II, Catequesis, 13. X. 1993: L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 567 n. 5.
254
    . Cfr. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano Puebla, n. 697.
255
    . DCEM: Consideraciones Generales VI, n. 673, p. 237; cfr. can. 747 § 2.
256
    . Cfr. LG 29.
III. DISPOSICIONES SOBRE LA VIDA DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES

283. El Diácono Permanente tiene como obligaciones fundamentales además de las


exigidas por su condición y ministerio257:

1° vivir en comunión jerárquica con la Iglesia especialmente con su


Ordinario y la Iglesia Diocesana a la que está incardinado 258, cumpliendo
fiel e incansablemente las tareas de ministerio pastoral259.

2° vestir los Ornamentos Sagrados en las celebraciones litúrgicas, pero está


exento de portar traje eclesiástico260.

3° recitar cotidianamente de la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas261.

4° asistir a las reuniones, retiros y ejercicios espirituales según las


prescripciones del Obispo Diocesano262.

5° quedar inhabilitado para contraer matrimonio o nuevas nupcias en caso


de que el vínculo sea disuelto 263.

1. COMUNIÓN JERÁRQUICA. INCARDINACION Y EJERCICIO DEL


MINISTERIO

284. Por la recepción del Diaconado el laico se constituye en clérigo y queda incardinado
en una Iglesia particular o en una prelatura personal para cuyo servicio fue promovido264.

316. El Diaconado Permanente entre los Religiosos es un derecho reservado a la Santa


Sede, a la que compete exclusivamente examinar y aprobar las decisiones de los
capítulos generales en la materia265.

257
    . Can. 276; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal III, n. 692, p. 246.
258
    . Cfr. cann. 209; 273; SDO 18, 23, 30; AP IX; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 176.
259
    . Can. 276 § 2, 1°; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal V, n. 694, p. 247.
260
    . Can. 288; SDO 31; CEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal III, n. 692, p. 247.
261
    . Can. 276 § 2, 3°; SDO 27; AP VIII; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... 2a. ed. 1989, praen. 178; DCEM:
Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconal II, n. 691, p. 246.
262
    . Can. 276 § 2, 4°; SDO 28.
263
    . Cann. 1087; 1078 § 2, 1°; 1079; SDO 4; 16; AP VI.
264
    . Can. 266 § 1; PONTIFICAL ROMANO, De Ordinatione ... , 29. VI. 1989, n. 176.
265
    . SDO 32.
317. Para que un Diácono Permanente se incardine en otra Iglesia particular se remite al
Derecho universal que establece:

Can 267 § 1. Para que un clérigo ya incardinado se incardine válidamente en otra


Iglesia particular, debe obtener de su Obispo diocesano letras de excardinación por él
suscritas, e igualmente las letras de incardinación suscritas por el Obispo diocesano de la
Iglesia particular en la que desea incardinarse.
§ 2. La excardinación concedida de este modo no produce efecto si no se ha
conseguido la incardinación en otra Iglesia particular.
Can. 268 § 1. El clérigo que se haya trasladado legítimamente de la propia a otra
Iglesia particular, queda incardinado a ésta en virtud del mismo derecho después de
haber transcurrido un quinquenio si manifiesta por escrito ese deseo, tanto al Obispo
diocesano de la Iglesia que lo acogió como a su propio Obispo diocesano, y ninguno de
los dos le ha comunicado por escrito su negativa, dentro del plazo de cuatro meses a
partir del momento en que recibieron la petición.
§ 2. El clérigo que se incardina a un instituto o sociedad conforme a la norma del
can. 266 § 2, queda excardinado de su propia Iglesia particular, por la admisión perpetua
o definitiva en el instituto de vida consagrada o en la sociedad de vida apostólica.

318. Para que el Obispo Diocesano proceda a la incardinación o excardinación de un


Diácono Permanente, procederá conforme a los cánones 269 y 270.

319. Para que un Diácono Permanente se traslade legítimamente a otra Iglesia se debe
observar el canon 271. Si sólo es ocasionalmente o por un tiempo no mayor de un mes,
basta el consentimiento del Párroco o del Responsable del lugar en donde ejerza el
ministerio.

320. El Administrador diocesano en sede vacante debe ajustarse a lo prescrito en el


canon 272.

321. Para que el Diácono ejerza su ministerio en la Iglesia particular, sea Permanente o
no, sea Diocesano o perteneciente a un Instituto de vida Consagrada o Sociedad de Vida
Apostólica con capacidad de incardinar, no basta con la recepción del sacramento, sino
que se requiere la licencia o el permiso del Ordinario del lugar para ejercitar su
ministerio.

322. El Diácono Permanente debe contar por lo mismo, con las facultades que le confiera
su Obispo propio. Ordinariamente se le debe conferir junto con las facultades
ministeriales un oficio eclesiástico.

323. El Diácono Permanente, al estar incardinado en una Iglesia Particular y recibir una
misión canónica, ejerciendo su ministerio en favor de la Iglesia está capacitado para
vivir en comunión jerárquica con la Iglesia especialmente con su Ordinario y la Iglesia
Diocesana a la que está incardinado266.

324. Entre los oficios eclesiásticos destaca el que pueda ser nombrado Juez Diocesano267.

2. VESTIDURAS LITÚRGICAS Y TRAJE CLERICAL

294. El Diácono Permanente conforme a las prescripciones de la Conferencia Episcopal


vestirá los Ornamentos Sagrados en las celebraciones litúrgicas, pero está excento de
portar traje eclesiástico268.

326. Si bien no obliga al Diácono Permanente el traje eclesiástico269, ha de vestir como lo


hacen las personas respetables y decentes del lugar donde viva y de acuerdo a las
circunstancias sociales y climatológicas.

3. LITURGIA DE LAS HORAS

296. La Iglesia, ejerciendo la función sacerdotal de Cristo, celebra la liturgia de las horas,
por la que oyendo a Dios que habla a su pueblo y recordando el misterio de la salvación,
le alaba sin cesar con el canto y la oración al mismo tiempo que ruega por la salvación
de todo el mundo 270.

328. El Diácono Permanente, mediante la celebración de la Liturgia de las Horas se une a


la función de santificar de la Iglesia, es un medio apto para la propia santificación y la
santificación de los demás271. Es conveniente que al cumplir con esta obligación tenga
presente lo señalado por el Concilio Vaticano II: “Siempre que los ritos, cada cual según
su naturaleza propia, admitan una celebración comunitaria, con asistencia y
participación activa de los fieles, incúlquese que hay que preferirla, en cuanto sea
posible, a una celebración individual y casi privada”272.

266
    . Cfr. SDO 23; 30; cann. 209; 273.
267
    . Cfr. Sign. Ap., Declaración del 9. VIII. 1972, APOLLINARIS 45 (1972) 390 - 391, también en X. OCHOA, Leges
Ecclesiae, Vol. IV, n. 4080; can. 1421 § 1; CEM can. 1425 § 4.
268
    . Can. 288; CEM can. 236, 7, 2°.
269
    . Cfr. CEM can. 284; CEM can. 236, 7, 2°.
270
. Can 1173.

271
    . Cfr. can. 834.
272
    . SC 27.
329. La Conferencia Episcopal Mexicana determina que la parte de la Liturgia de las
Horas obligatoria para los Diáconos Permanentes, sea la recitación diaria de Laudes y
Vísperas.273

330. En la medida de lo posible invite el Diácono Permanente a otras personas a unirse


con él en la oración pública de la Iglesia, ya que es al mismo tiempo fuente de piedad y
alimento de la oración personal274.

4. REUNIONES, RETIROS Y EJERCICIOS ESPIRITUALES

300. Los Diáconos Permanentes en la Iglesia Particular forman un grupo peculiar que es
necesario acompañar y coordinar. Por esta razón todo Diácono Permanente estará bajo la
responsabilidad de un Encargado, que coordine los oficios y ministerios de los Diáconos
Permanentes. Las funciones propias en la Diócesis las desglosará el Obispo Diocesano.

332. Una ayuda en el acompañamiento del Diácono Permanente, según su edad y


condición, son las variadas reuniones, retiros y ejercicios espirituales. El Obispo
Diocesano señalará las que sean de carácter obligatorio y su periodicidad275.

5. CELIBATO

302. Cabe recordar que, conforme a la Tradición de la Iglesia, los Diáconos, ya sean
célibes o sean casados, quedan inhabilitados para contraer matrimonio o pasar a nuevas
nupcias en caso que el vínculo sea disuelto276.

6. SOSTENIMIENTO Y PREVISIÓN SOCIAL DEL DIÁCONO PERMANENTE

303. La Conferencia Episcopal Mexicana establece en base a la legislación universal 277:


“El Diácono Permanente gozará de la retribución adecuada según su condición,
teniendo en cuenta los gastos que realice por sus servicios ministeriales, así como la
naturaleza del oficio que desempeña y las circunstancias del lugar y tiempo, de manera
que pueda proveer a sus propias necesidades y a la justa remuneración de aquellas
273
    . CEM can. 276 § 2, 3°; CEM can. 236, 7, 3°.
274
    . Cfr. SC 90.
275
    . Cfr. CEM can. 236, 7, 4°.
276
    . SDO 16, AP VI; CEM can. 236, 7, 5°; cann. 1087; 1078 § 2, 1°; 1079; JUAN PABLO II, Catequesis 20. X. 1993:
L'Oss. Rom. Esp. Sem. 1993, p. 591, n. 3.
277
    . CEM can. 236, 8 - 11.
personas cuyo servicio necesita y a las necesidades de su familia, particularmente si es
casado y dedicado plenamente al ministerio eclesiástico”278.
“El Diácono Permanente dedicado plenamente al ministerio eclesiástico gozará de
asistencia social, mediante la que se provea adecuadamente a sus necesidades en caso de
enfermedad, invalidez, vejez o viudez”279.
“El Diácono Permanente que ejerza una profesión civil o que reciba una
remuneración que no provenga de su Ministerio debe proveer a sus propias necesidades
y de su familia”280.
El Obispo Diocesano favorezca la institución de un fondo para la atención
económica tanto del centro formativo de los candidatos al Diaconado Permanente como
para cubrir las necesidades de los ya ordenados, incluso con las aportaciones de ellos
mismos.

335. El Obispo Diocesano en la aplicación de lo establecido por la Conferencia


Episcopal en relación al can. 236281, procurará que el Párroco o el Responsable a cuyo
servicio ejerza un Diácono Permanente su ministerio, sea ocasional o estable, provea
para que éste reciba una justa remuneración teniendo en cuenta las percepciones que
tenga el Diácono Permanente por realizar una profesión, arte u oficio y lo prescrito por
la Conferencia Episcopal.

336. Es de desear que en el cumplimiento de lo señalado por la Conferencia Episcopal el


Obispo Diocesano establezca los mecanismos e instituciones necesarias para la atención
moral, ministerial, religiosa, social, asistencial y económica de los Diáconos Permanen-
tes. Esto se puede favorecer con la creación de un fondo común creado con la ayuda de
ellos mismos.

337. Es conveniente que cuando se destine a un Diácono Permanente para que ejerza un
ministerio estable o se le de un oficio eclesiástico, se establezca por escrito con él un
convenio sobre la forma en que va a ser remunerado o en donde se fijen las percepciones
que va a obtener en razón de su servicio.

338. Si un Diácono Permanente, renuncia a su oficio o a su ministerio por una razón


válida y legítima como pudiera ser debido a enfermedad, edad, invalidez, incapacidad u
otro motivo, provéase en justicia atendiendo a su condición incluso recurriendo al fondo
para la atención económica de los Diáconos Permanentes o a otros medios determinados
por el Obispo Diocesano.

278
    . Can. 281 §§ 1 y 3; SDO 20; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio diaconalV, n. 693, p. 247.
279
    . Can. 281 § 2; DO 19.
280
    . Can. 281 § 3; SDO 21; DCEM: Características que ha de tener la vida y el ejercicio Diaconal IV, n. 693, p. 247.
281
.Vid n. 334 de este Directorio.
7. RELACIÓN DEL DIÁCONO PERMANENTE ANTE LA SOCIEDAD CIVIL

308. El Diácono Permanente:


1° para:

a) ejercer cargo público que lleve consigo una participación de la potestad civil282;

b) administrar bienes pertenecientes a laicos o ejercer oficios seculares que lleven


consigo la obligación de rendir cuentas283;

c) participar activamente en los partidos políticos o en dirección de asociaciones


sindicales o políticas284;

Debe contar con la autorización de su propio Ordinario, teniendo en cuenta la


legislación civil según la materia que se trate; pero si se realiza fuera de la Iglesia
Diocesana a la que está incardinado debe contar también con la autorización de los
Ordinarios de los lugares interesados y si es un oficio que afecta a toda la nación debe
contar con la anuencia de la Conferencia Episcopal285;

2° debe consultar a su Ordinario propio en caso de ser fiador o para firmar letras de
cambio en las que se asume la obligación de pagar una cantidad de dinero sin concretar
la causa286;

3° que ejerza la negociación o el comercio, tanto personalmente como por medio de


otros, debe notificarlo a su propio Ordinario287;

340. Las prescripciones de la Conferencia Episcopal son en tres niveles. A nivel de la


Iglesia Particular, a nivel de varias Iglesias Particulares y a nivel de toda la Nación.

341. La autoridad competente al dar autorización para que un Diácono Permanente a


tenor de lo prescrito por la Conferencia Episcopal can 236288 debe tener en cuenta de
modo particular la “Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público” de fecha 14 de
julio de 1992 y las que en un futuro se den sobre la materia.

342. Recuerde el Diácono Permanente que su ministerio es primordialmente al servicio


de la Palabra, de la Liturgia y de la Caridad, según su condición y en el medio ambiente
en que vive y se desenvuelve. Por lo mismo al pedir la autorización para ejercer cargo
público que lleve consigo una participación de la potestad civil, administrar bienes
282
    . Cfr. can. 285 § 3.
283
    . Cfr. can. 285 § 4.
284
    . Can. 287 § 2.
285
    . Can. 288.
286
    . Cann. 288; 285 § 4.
287
    . Cfr. cann. 286; 288.
288
. Vid n. 339 de este Directorio.
pertenecientes a laicos o ejercer oficios seculares que lleven consigo la obligación de
rendir cuentas o para participar activamente en los partidos políticos o en dirección de
asociaciones sindicales o políticas, tenga en cuenta el fin que lo mueve y las posibles
repercusiones.

343. La autoridad eclesiástica competente examine con cuidado la solicitud que en este
sentido haga el Diácono Permanente y las posibles repercusiones.

344. Debe entenderse que sobre la administración de bienes pertenecientes a laicos son
los comprendidos más allá de los bienes patrimoniales familiares en línea recta
consanguínea en cualquier grado ascendente o descendente en línea colateral hasta el
cuarto grado sean consanguíneos o afines, por lo mismo no requiere autorización el
Diácono Permanente para administar o seguir administrando sus bienes familiares. Es
conveniente sin embargo que el Obispo Diocesano conozca, al menos de modo genérico,
las responsabilidades de tipo económico - administrativo que el Diácono Permanente
tiene en relación a la familia.

345. Al administrar bienes y tener responsabilidades empresariales y comerciales los


Diáconos Permanentes han de procurar dar claro testimonio de honradez, justicia y
caridad.

IV. APLICACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE ESTAS NORMAS

315. “El Obispo Diocesano para la aplicación y el cumplimiento del presente decreto se
servirá del Directorio para el Diaconado Permanente que se anexa una vez que sea
aprobado por la Santa Sede”289.

340. El presente Directorio pretende ser una ayuda eficaz en primer lugar para el Obispo
Diocesano en el cumplimiento de la normativa emanada por la Conferencia Episcopal
Mexicana y aprobada por la Santa Sede.

341. Este Directorio abroga la Declaración de los Obispos Mexicanos sobre la


Restauración del Diaconado Permanente en México de 1972 que se tuvo como base para
la elaboración del mismo y que queda como fuente.

342. La normativa aquí expresada, una vez aprobada por la Santa Sede tiene carácter
vinculante en toda la Nación. Corresponderá al Obispo Diocesano aplicarla en su
jurisdicción y adaptar las disposiciones existentes en su Diócesis conforme a este
Directorio.

350. Quiera el Señor Jesús, “que no vino a ser servido, sino a servir” (Mt. 20, 28)
bendecir a Nuestras Iglesias Particulares con vocaciones para este Orden Sagrado de los

289
    . CEM can. 236, 5.
Diáconos Permanentes. En manos de Santa María de Guadalupe cuyo año centenario de
coronación Pontificia celebramos ponemos este Directorio.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1

MARCO DE LA REALIDAD DEL DIACONADO PERMANENTE EN MÉXICO 5

I. SENTIDO DEL RESTABLECIMIENTO EN MÉXICO DEL DIACONADO PERMANENTE 5

II. CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL DEL DIACONADO PERMANENTE EN MÉXICO 7


1. Realidad Social 8
A). Pobres e Indígenas. 8
B). Formación y participación política 9
C). Movilidad Humana 9
D). Medios de Comunicación Social 10
2. Realidad Eclesial 11
A). Agentes de Pastoral 11
B). Movimientos Eclesiales 12
C). Nuevos grupos religiosos 12

III. URGENCIAS PASTORALES Y EL MINISTERIO DEL DIÁCONO 13


1. Solidaridad con los pobres e indígenas mediante formas concretas. 13
2. Formación sistemática, integral y comunitaria de los laicos. 14
3. Acompañamiento al Pueblo en la Movilidad Humana. 15
4. Nuevos Grupos Religiosos y proselitistas. 16

IV. RETOS Y PERSPECTIVAS 16


1. Retos 17
2. Perspectivas 17

ORIENTACIONES TEOLÓGICO - PASTORALES SOBRE EL DIACONADO


PERMANENTE 19
1. NATURALEZA Y ORIGEN DEL DIACONADO PERMANENTE 19
A). El Diaconado como sacramento 20
B). La gracia diaconal 21
C). El Diácono representante de Cristo y de la Iglesia 22
D). La institución del Diaconado 22
E). Testimonios del Diaconado en la Iglesia primitiva. 23
a). En la Sagrada Escritura. 23
b). En los primeros Documentos Eclesiásticos y en los Santos Padres. 24
2. RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD DEL DIÁCONO 25
A). Espiritualidad propia y específica 26
B). Cualidades de esta espiritualidad 27
C). Matices y ámbitos de la espiritualidad del Diácono. 27
D). Medios necesarios para vivir esta espiritualidad. 28
PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS
PERMANENTES EN MÉXICO 30
I. PRESCRIPCIONES COMUNES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS
PERMANENTES TANTO CÉLIBES COMO CASADOS 30
1. FORMACIÓN 30
2. OBJETIVO DE LA FORMACIÓN 31
3. AGENTES DE LA FORMACIÓN 32
A). Obispo Diocesano 32
B). Responsable Diocesano 32
C). La Comunidad Diocesana 32
D). La Parroquia 33
E). El Párroco 33
F). El Candidato 33
4. CANDIDATOS 33
A). Elección de los Candidatos 33
B). Cualidades de los Candidatos 33
a). De orden personal 34
1) Cualidades Humanas: 34
2) Cualidades Espirituales: 34
3) Cualidades Familiares: 34
b). De orden comunitario 35
c). De orden eclesial 35
5. ETAPAS DE LA FORMACIÓN PARA LOS DIÁCONOS PERMANENTES 35
A). Formación Básica 36
B). Formación Específica: 36
a) Área Humana 37
b) Área Espiritual 37
c) Área Doctrinal 38
d) Área Pastoral 40
C). Formación permanente 41
a). Comisión Episcopal 41
b). Centros de Formación 42
6. PLAN DE ESTUDIOS PARA LA FORMACIÓN 43

II. PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS CÉLIBES 44

III. PRESCRIPCIONES PARA LA FORMACIÓN DE LOS DIÁCONOS CÉLIBES MAYORES DE


35 AÑOS Y DIÁCONOS CASADOS 45

PRESCRIPCIONES PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y LA VIDA DE


LOS DIÁCONOS PERMANENTES 52

I. REQUISITOS CANÓNICOS PARA LA ORDENACIÓN DEL CANDIDATO AL DIACONADO


PERMANENTE 52

II. PRESCRIPCIONES PARA EL MINISTERIO DE LOS DIÁCONOS 57


1. EN EL MINISTERIO DE LA PALABRA DIVINA 57
2. EN EL MINISTERIO DE LA SANTIFICACIÓN 60
A). Sacramentos 60
B). Sacramentales y otros actos de culto 61
3. EN EL MINISTERIO DE LA CARIDAD 63
III. DISPOSICIONES SOBRE LA VIDA DE LOS DIÁCONOS PERMANENTES 64
1. COMUNIÓN JERÁRQUICA. INCARDINACION Y EJERCICIO DEL MINISTERIO 65
2. VESTIDURAS LITÚRGICAS Y TRAJE CLERICAL 67
3. LITURGIA DE LAS HORAS 67
4. REUNIONES, RETIROS Y EJERCICIOS ESPIRITUALES 68
5. CELIBATO 68
6. SOSTENIMIENTO Y PREVISIÓN SOCIAL DEL DIÁCONO PERMANENTE 69
7. RELACIÓN DEL DIÁCONO PERMANENTE ANTE LA SOCIEDAD CIVIL 70

IV. APLICACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE ESTAS NORMAS 72

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