Plenario 3 2019 Probation
Plenario 3 2019 Probation
Plenario 3 2019 Probation
Reg. PL n° 3/2019
///n la ciudad de Buenos Aires, a los 3 días del mes de diciembre de 2019,
se reúne en pleno la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal integrada por los jueces Pablo Jantus, quien
preside el tribunal –e integra la Vocalía n° 4 por subrogación (Acordada
11/2018, apartado 3)–, Patricia M. Llerena, Gustavo A. Bruzzone, Horacio L.
Días, Eugenio Sarrabayrouse, Daniel Morin, Jorge Luis Rimondi, Mario
Magariños y Alberto Huarte Petite, asistidos por el Secretario General, Nahuel
Martín Perlinger, a los efectos de resolver el recurso de inaplicabilidad de ley
interpuesto y que obra a fs. 1/8 de este legajo, correspondiente a la causa nº
CCC 500.000.371/2012/TO1/1, caratulado “Recurso de inaplicabilidad de ley
en causa CARBONE, Rodrigo Maximiliano s/robo de automotor o vehículo
en la vía pública”, del que RESULTA:
Y CONSIDERANDO:
proceso penal a prueba, Del Puerto, Bs. As., 1996, p. 262; Arévalo, Leandro
W. y Hernández Amundarain, Marcos A., La suspensión del juicio a prueba o
probation a la criolla, ponencia presentada en las XIV Jornadas Nacionales de
Derecho Penal, Mar del Plata, 1995, inédita).
A mi modo de ver, por otra parte, en esta tarea el operador judicial
deberá tener en cuenta los parámetros que la Corte Suprema recomendó, para
la aplicación del instituto que tratamos, en el precedente “Acosta” donde
señaló que una interpretación que limita el instituto “se funda en una exégesis
irrazonable de la norma que no armoniza con los principios enumerados, toda
vez que consagra una interpretación extensiva de la punibilidad que niega un
derecho que la propia ley reconoce”, ya que “para determinar la validez de una
interpretación, debe tenerse en cuenta que la primera fuente de exégesis de la
ley es su letra (Fallos: 304:1820; 314:1849), a la que no se le debe dar un
sentido que ponga en pugna sus disposiciones, sino el que las concilie y
conduzca a una integral armonización de sus preceptos (Fallos: 313:1149;
327:769). Este propósito no puede ser obviado por los jueces con motivo de
las posibles imperfecciones técnicas en la redacción del texto legal, las que
deben ser superadas en procura de una aplicación racional (Fallos: 306:940;
312:802), cuidando que la inteligencia que se le asigne no pueda llevar a la
pérdida de un derecho (Fallos: 310:937; 312:1484). Pero la observancia de
estas reglas generales no agota la tarea de interpretación de las normas
penales, puesto que el principio de legalidad (art. 18 de la Constitución
Nacional) exige priorizar una exégesis restrictiva dentro del límite semántico
del texto legal, en consonancia con el principio político criminal que
caracteriza al derecho penal como la última ratio del ordenamiento jurídico, y
con el principio pro homine que impone privilegiar la interpretación legal que
más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal” (Fallos, 331:858,
considerandos 6° y 7°)”.
3) Debo remarcar, en otro aspecto, que he sostenido que el límite para
solicitar la suspensión del proceso a prueba es la apertura del debate (Conf.
causa “Rejala Rivas” de esta sala, Reg. 809/16, y su cita: voto del juez Luis
García en el precedente “Irurzun” de la sala II de la Cámara Federal de
Casación Penal, causa n° 8387, rta. el 17 de julio de 2008, reg. n° 13006).
III
Por otro lado, corresponde señalar que ninguna relevancia reviste para
resolver el caso la decisión adoptada por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en el caso “Acosta” (Fallos 331:858).
En primer lugar, esa resolución no constituye un precedente para los
tribunales que carecen de competencia federal, en la medida en que, lo que
estaba en juego en el caso “Acosta” era la interpretación y aplicación de una
norma de derecho común, por definición ajenas al recurso extraordinario
federal, en tanto la Constitución Nacional atribuye esas funciones de modo
exclusivo a las jurisdicciones locales cuando “las cosas o las personas
cayeren” bajo su órbita de actuación (cf. artículo 75, inciso 12). En verdad,
una correcta lectura de ese fallo determina que, en esa ocasión, la Corte
Suprema desarrolló las razones por las cuales la exégesis efectuada por la
actual Cámara Federal de Casación Penal resultaba una opción interpretativa
infundada y, como tal, arbitraria, motivo por el cual dejó sin efecto la decisión
de este último tribunal.
Centralmente, resulta erróneo considerar, con base en los fundamentos
expresados por la Corte Suprema —en particular, de la lectura del
considerando 6° del fallo citado— que lo decidido por el superior tribunal
federal consista en haber definido que una posible interpretación restrictiva del
alcance de una norma de derecho común se encuentre por definición vedada
por la Constitución Nacional.
Lejos de ello, lo establecido en el fallo “Acosta” consistió en la
afirmación de arbitrariedad que importa la opción por una interpretación
restrictiva acerca de la aplicación del instituto de suspensión de juicio a
prueba, frente a otra posible y razonable hermenéutica que le otorgase más
amplio alcance, y, además, sin haberse llevado a cabo un examen de los
principios constitucionales que informan al sistema penal de nuestro país.
Esos axiomas, conforme la decisión de la Corte Suprema, debían orientar la
elección, ante la eventual paridad de resultados que podían arrojar los
diferentes métodos de interpretación de la ley; pues, solo de ese modo resulta
posible llegar a una resolución suficientemente fundada, en todo supuesto en
el que la o el intérprete carece de un método que le indique, a su vez, cuál es el
arrogación indebida por parte del juzgador de una función que, por definición
de la Constitución y la ley ha sido concedida al sujeto procesal que tiene a su
cargo el ejercicio de la acusación penal pública (artículo 120 de la
Constitución Nacional y 347 del Código Procesal Penal de la Nación), esto es,
la tarea de asignar —conforme a su propio criterio— el significado típico al
hecho por el cual formule acusación, sin que resulte legítima en la ejecución
de dicho acto la desorbitada intromisión de otro poder del Estado (cf. mi voto
dictado como juez integrante del Tribunal Oral en lo Criminal n° 23 en
“Levy”, causa n° 1092, decisión del 17 de mayo de 2002, y, en esa misma
dirección, “Quiroga” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
Q.162.XXXVIII, del 23 de diciembre de 2004).
Por lo demás, cabe advertir que la no consagración en la ley procesal
vigente de un procedimiento intermedio de contralor jurisdiccional sobre el
contenido de la acusación, más allá de la adecuación normativa institucional o
no que pueda predicarse sobre esa clase de control, no puede pretender
suplirse mediante una institución legal —la suspensión de juicio a prueba—
cuya función y sentido normativo son absolutamente diferentes.
En esta misma línea de razonamiento, si por hipótesis se aceptara la
facultad jurisdiccional de corregir y recalificar la tipificación de la imputación
fáctica contenida en la acusación, durante la audiencia de suspensión de juicio
a prueba, para, sobre esa base, conceder la aplicación del instituto, resultaría
indescifrable, luego, frente a un eventual incumplimiento del imputado y de la
consecuente reanudación del proceso, determinar a cuál calificación jurídica
del hecho correspondería al acusador atenerse a la hora de la apertura del
debate, esto es, ¿a aquella contenida en el requerimiento de elevación a juicio
oportunamente por él formulado o, en su lugar, a la que resultó redefinida por
el órgano jurisdiccional y con sustento en la cual se mantuvo suspendido el
juicio?
Finalmente, lo explicado hasta aquí no debe entenderse como la
aceptación de la posibilidad de que se alcance la apertura del juicio con un
requerimiento de elevación carente de validez normativa, debido a que, por
ejemplo, contenga una calificación típica del sustrato fáctico atribuido por el
acusador absolutamente irrazonable; ante tal supuesto, el órgano jurisdiccional
hasta entonces. Dicha posibilidad ha sido aceptada [CNCP, Sala II, JA, 1997,
IV564…” (Navarro, Guillermo y Daray, Roberto Raúl. Código Procesal
Penal de la Nación. Análisis doctrinal y jurisprudencial. Hamurrabi, 5°
edición. Buenos Aires, 2013, tomo II, pag. 454).
En sentido análogo se expidió el juez Días en su voto en el precedente
“Rejala Rivas” (Reg. n°809/16), ocasión en la que sostuvo que: “…en materia
de suspensión del juicio a prueba, la ley aplicable (arts. 76 bis, ter y quater
del CP y 293, CPPN), no fija un plazo fatal tras el cual ya no le es posible al
imputado efectuar la solicitud. Por dicha razón, cabe interpretar la expresión
“juicio”, en el sentido de proceso justo, y no únicamente como sinónimo de
debate oral, público, continuo y contradictorio. Y si bien es cierto que los
fines de descompresión de litigios para el sistema que fundan el instituto,
válidamente propician con auspicio, que el tratamiento de esta forma
alternativa de solución del proceso, no se demore más allá del avocamiento
de las cuestiones preliminares del art. 376 del código de rito, no lo es menos
que esa regla no rige cuando la primera oportunidad que tiene el acusado
para hacerlo se presenta posteriormente.
En efecto, en supuestos como el presente, donde recién en el alegato
final del fiscal de juicio, tras una moción de modificación de la calificación
legal del hecho atribuido, surge la posibilidad de que en caso de condena la
pena a aplicar pueda ser dejada en suspenso, presupuesto ineludible para la
procedencia de este instituto, es recién aquí la primera posibilidad material
que tiene la defensa para la introducción del pedido, y mal se le puede dar
como respuesta que el plazo estaba vencido, por la sencilla razón de que
antes no estuvo corriendo ningún plazo, en tanto la probation no era viable.
Si algo no puede ser el derecho es irrazonable, y los intereses generales
no pueden ir tan lejos, ni ser tan prioritarios, como para anular los
subjetivos.
Por todo ello, tengo para mí que constituye una excepción, situaciones
como la presente, donde la primera posibilidad material que tiene la defensa
para introducir el planteo de suspensión del juicio a prueba, lo es tras el
alegato fiscal en la etapa conclusiva del debate. Y aquí, la respuesta
jurisdiccional no puede ser nunca la extemporaneidad del planteo, ya que fue
colega Jantus, sino como consecuencia del control de legalidad que debe
efectuar sobre todos los dictámenes del Ministerio Público Fiscal en virtud de
las facultades previstas en los arts. 166 y siguientes del código de rito, como
bien lo ha planteado el juez Magariños en su voto.
De lo contrario, el mero desacuerdo del magistrado con la postura de la
fiscalía sobre alguna de las diferentes variables a analizar en la viabilidad de la
suspensión del proceso a prueba, entre las que se encuentra la calificación
legal, no habilita a apartarse de la propuesta formulada por el acusador si éste
ha expuesto criterios válidos sobre cada una. Y esto es así puesto que, al
tratarse de un instituto vinculado al ejercicio de la acción penal, entiendo que
la palabra de quien debe llevar adelante ese rol resulta fundamental.
Así, por ejemplo, en el fallo “Villalba”5 en el que se discutía el tópico
de autoinhabilitación sostuve que “…lo que exhibe la resolución recurrida es
un mero disenso por parte del juez a quo, con relación a la postura de la
titular de la vindicta pública, sobre una de las variables a analizar en la
viabilidad de la probation y, en este sentido, se advierte que el magistrado ha
hecho primar su postura sin brindar explicaciones sobre el asunto que,
principio acusatorio mediante, exigían a mi modo de ver que analizara la
validez del dictamen de la fiscalía.”.
En el fallo “Pelegrino Cabrera” ya citado, consideré que “…el motivo
por el cual el magistrado rechazó la solicitud de probation se basó
estrictamente en su valoración personal del ilícito reprochado, el cual, a su
criterio, no era pasible de ser suspendido. Ahora bien, sin perjuicio que
podrían resultar atendibles los cuestionamientos de política criminal que
efectúa el juez a quo en el caso concreto, lo cierto es que ésta es resorte
exclusivo de MP fiscal.” Al no atacar la logicidad, y demostrar la arbitrariedad
de la opinión fiscal, como sostuve en el precedente “Del Campo”6 se advierte
que “la posición fiscal se encuentra debidamente fundamentada y supera el
control negativo de legalidad, de manera que, se imponía al tribunal la
decisión a adoptar en el caso. En esa línea, consideramos que en este caso en
particular el fiscal actuó dentro del ámbito de discreción que le permite
5
CNCCC, Sala 1: “Villalba”, rta el 12 de octubre de 2018, reg. n° 1308/18, jueces Llerena, Bruzzone y
Rimondi
6
CNCCC, Sala 1; “Del Campo”, rta. el 30 de agosto de 2018, Reg. n° 1034/18, jueces Llerena, Bruzzone y
Niño.
7
CNCCC, Sala 1, “Albano”, rta. El 21 de junio de 2018, Reg. n° 706/18, jueces, Llerena, Bruzzone, y Niño.
8
CNCCC, Sala 1, “Pacheco”, rta. el 27 de agosto de 2018, Reg. n° 1011/18, jueces, Llerena, Bruzzone y
Niño.
9
Proyecto Código Penal de la Nación Argentina 2019, Ediciones SAIJ de la Dirección Nacional del Sistema
Argentino de Información Jurídica, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, 2019.
https://www.justicia2020.gob.ar/wp-content/uploads/2019/08/proyecto-codigo-penal.pdf .
10
Sanción: 23/9/2004; promulgación: de hecho del 25/10/2001; publicación: BOCBA n° 2055 del
28/10/2004.
su titular, es decir el Ministerio Público Fiscal y sólo en los casos en que la ley
lo autorice.
4. Cierto es que algunas regulaciones particulares del Código Procesal
Penal rozan al sistema inquisitivo, especialmente en su etapa preliminar
(verbigracia, el juez de instrucción), por lo que se lo ha catalogado como
mixto. No obstante ello y respecto al instituto de la probation considero que
rige plenamente el principio acusatorio. He tenido ya oportunidades de
pronunciarme a este respecto, si bien en planteos que cuestionaban soluciones
diametralmente opuestas. Así y ante un rechazo del instituto extra petita,
sostuve que asiste “razón al recurrente respecto a que la inexistencia de
contradictorio en el caso impedía que la magistrada se apartara de la
solución adoptada por las partes. En este sentido, la fiscalía no se opuso a la
pretensión de la defensa, avalándola fundadamente. En definitiva, no había
un caso contencioso sobre el cual la jurisdicción estuviera habilitada a
expedirse, circunstancia que es determinante al momento de analizar la
procedencia de la suspensión del juicio a prueba”14.
5. Es más, he hecho prevalecer al principio acusatorio por sobre mis
propios criterios de interpretación de la ley. Frente a un caso en el que se había
rechazado el instituto por encontrarse el delito reprimido con pena conjunta de
inhabilitación (posición que personalmente sostengo15), sostuve que “sin
perjuicio de mi interpretación del anteúltimo párrafo del art. 76 bis, CP,
advierto que en el presente caso no existía un contradictorio con el Ministerio
Público Fiscal que el órgano judicial debía dirimir. En esas condiciones el
recurso de la querella solo habilita al control negativo sobre la legalidad y
razonabilidad del dictamen de la fiscalía. Así, la interpretación que efectúa el
acusador público encuentra sustento en los precedentes Acosta16 y Norverto17
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y en la Resolución PGN
24/2000. De esta forma, el dictamen supera el control negativo de legalidad y
14
CNCCC, Sala 1, Villalba, rta. el 12 de octubre de 2019, Reg. n° 1308/18, jueces Llerena, Bruzzone y
Rimondi, y CNCCC, Sala 1, Mambromata, rta. el 30 de octubre de 2018, Reg. n° 1377/18, jueces Llerena,
Bruzzone y Rimondi.
15
CNCCC, Sala 1, Sánchez Condori, rta. el 11 de abril de 2019, Reg. n° 372/19, jueces Rimondi, Bruzzone
y Llerena.
16
CSJN, A. 2186. XLI. RHE
17
CSJN, N. 326. XLI. RHE.
20
Sentencia del 13.12.16, Sala II, jueces Morin, Niño y Sarrabayrouse, registro n° 998/16.
21
Sentencia del 26.10.17, Sala II, jueces Morin, Días y Sarrabayrouse, registro n° 1064/17.
22
Sentencia del 26.10.17, Sala II, jueces Morin, Días y Sarrabayrouse, registro n° 1065/17.
23
Causa n° 58837/2014/TO1/3/CNC1, caratulada “NÚÑEZ, Miguel Esteban s/rechazo de
probation”, rta. el 13/12/16, reg. n° 998/16.
24
Causa n° 21215/2015/TO1/CNC1, caratulada “OJEDA, Diego Alberto s/suspensión del
juicio a prueba”, rta. el 26/10/17, reg. n° 1064/17.
25
Causa n° 52830/2015/TO1/CNC1, caratulada “PALMAS CASTRO, Sergio Ezequiel
s/suspensión del juicio a prueba”, rta. el 26/10/17, reg. n° 1065/17.
PABLO JANTUS