Test de Inteligencia Emocional
Test de Inteligencia Emocional
Test de Inteligencia Emocional
Gráfico de resultados
El percentil de inteligencia emocional es una medida que permite comparar individuos dentro de
una población y indica el porcentaje de la población que tiene un nivel de inteligencia emocional
inferior al tuyo. Así, cuanto mayor sea este valor, más por encima estamos de la media. La mayoría
de las personas se encuentran dentro del tramo que oscila entre el 40% y el 60%.
Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y cómo nos afectan. En muy importante
conocer el modo en el que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, cuáles
son nuestras virtudes y nuestros puntos débiles. Nos sorprenderíamos al saber lo poco que
sabemos de nosotros mismos. En este concepto encontramos la clave de la Inteligencia Emocional,
ya que el buen conocimiento de nuestras propias emociones, justo en el momento en que están
ocurriendo, hará que podamos controlarlas, evitando de este modo que quedemos a su merced,
es decir, gracias a este autoconocimiento emocional nos encaminamos a otro elemento esencial
que es la capacidad de desembarazarse de los estados de ánimo negativos.
Has obtenido una puntuación media en este apartado. Eres una persona bastante consciente de ti
misma y de tus emociones, aunque muchas veces lo que haces más bien es aceptarlas
resignadamente. Percibes las diferencias que existen entre las distintas emociones, aunque a
veces te puedes equivocar, sobre todo cuando éstas son más sutiles como por ejemplo entre la
ilusión y la alegría, o la ira y la decepción. De todos modos tus comportamientos resultantes
suelen ir acorde con la situación y no sueles tener que lamentarte de haber actuado de forma
irracional.
El autocontrol emocional nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento.
Es saber reconocer qué es pasajero en una crisis y qué perdura. Es posible que nos enfademos con
nuestra pareja, pero si nos dejásemos siempre llevar por el calor del momento estaríamos
continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo perdón por ello. ¿Quién no ha
estado alguna vez enfadado? Seguramente todos habéis sentido en algún momento esta emoción
porque razones para estar enfadados siempre hay, aunque ya veremos que éstas pocas veces son
buenas.
Posees autocontrol emocional bastante bueno, dentro de la media poblacional, lo cual te permite
recuperarte bastante bien de los contratiempos de la vida. No sueles dejarte llevar fácilmente por
las emociones, aunque no eres perfecto y en ocasiones te dejas dominar las situaciones, esto es
normal.
Una de las emociones más comunes y a la vez persistentes que nos acosa a diario es el enfado,
éste parece ser un estado de ánimo difícil de controlar, ya que nuestros pensamientos internos
nos van a dar siempre una variedad de argumentos convincentes para justificar el hecho de poder
descargar este enojo sobre alguien. En tu caso este sentimiento te domina en pocas ocasiones,
sólo te sobrepasa en momentos en que ya no puedes más o que te sientes especialmente sensible
o irritado.
Otra de las emociones negativas que sabes controlar bastante bien es la tristeza, aunque no
debemos olvidar que este estado de ánimo, al igual que cualquier otro, tiene sus facetas positivas,
siempre y cuando no se convierta en un estado que interfiere con nuestra vida. Así, por ejemplo,
ante una pérdida irreparable, la tristeza nos aporta un refugio reflexivo que nos lleva a un período
de retiro y de duelo necesarios para asimilar nuestra pérdida, ayudándonos a restablecernos y
seguir adelante.
Significa saber dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar
nuestra atención en las metas en lugar de en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de
optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva ante
los contratiempos.
Por fortuna para ti, no te paras demasiado en pensar en la ansiedad o la preocupación, lo cual es
una muy buena estrategia emocional.
Además en la vida cotidiana nos encontramos con una paradoja: la misma excitación e interés que
se genera, por ejemplo, para hacer bien un examen, motiva a algunos estudiantes a prepararse y
estudiar para la ocasión, a la vez que puede sabotear a otros porque dicha excitación o ansiedad
interfiere con su pensamiento. Afortunadamente este último no es tu caso.
Eres una persona con una buena capacidad para empatizar con los demás. La empatía es una
característica personal que nos permite saber lo que sienten los demás y cuya clave está en captar
los mensajes no verbales (así, por un lado tenemos que la mente racional se transmite a través de
las palabras y, por otro, que la mente emocional se transmite a través del lenguaje no verbal).
Algunos estudios han demostrado que lo que nos está realmente influyendo cuando recibimos un
mensaje no es tanto el qué se transmite (el contenido del mensaje), sino el cómo se está
transmitiendo (la forma de hacerlo), ya que es aquí, en el cómo, donde se perciben el tono de voz,
timbre, gestos... que se captan de una forma inconsciente (seguramente alguna vez habéis dicho
eso de "no sé porqué, pero ha habido algo que no me ha gustado"; en este ejemplo vemos
claramente que de una forma inconsciente hemos percibido algo en el tono de voz o en los gestos
del interlocutor que nos estaba haciendo sentir mal).
La empatía exige la calma y un grado de receptividad suficiente para que las señales emitidas por
los sentimientos de otras personas puedan ser captadas y reproducidas por nuestro propio
cerebro emocional. Esto explica el hecho de que ante una situación violenta, de enfado por
ejemplo, en la que el cerebro emocional no se controla, casi no te es posible la empatía y acabas
pensando en lo que realmente te interesa a ti mismo, pero esto entra todo dentro de la
normalidad.
Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más
importantes para nuestras vidas y para nuestro trabajo. Y no sólo tratar a los que nos parecen
simpáticos, a nuestros, amigos, a nuestra familia, sino saber tratar también exitosamente con
aquellos que están en una posición superior, con nuestros jefes, con nuestros enemigos...
Eres una persona con una gran vida social y muy bien aceptada entre los demás. Al relacionarnos
con otras personas estamos emitiendo señales emocionales que afectan a los que nos rodean.
Muchos nos damos cuenta de que las emociones son "contagiosas", de forma que si alguien nos
contesta de manera airada nos sentiremos enfadados, y si alguien que está feliz se sienta a
nuestro lado y empieza a hablarnos y reír, acabaremos riendo con él