¿Qué Son Los Trastornos Del Espectro Autista?
¿Qué Son Los Trastornos Del Espectro Autista?
¿Qué Son Los Trastornos Del Espectro Autista?
(1) de la relación,
(2) de la comunicación, y
(3) de la flexibilidad
cumpliéndose como mínimo dos elementos de (1), uno de (2) y uno de (3).
(1) interacción social, (2) empleo comunicativo del lenguaje y (3) juego
simbólico o imaginativo.
Trastorno de Asperger
Es definido como una alteración grave y persistente de la interacción social y
del desarrollo de patrones del comportamiento, intereses y actividades
restrictivas y repetitivas. El trastorno puede dar lugar a un deterioro
clínicamente significativo social, laboral o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo. Aunque Asperger (1991) describiera el lenguaje de
estos niños como el de un adulto, lo cierto es que en los niños con este
trastorno el lenguaje se caracteriza por la ausencia de entonación adecuada al
contexto, un volumen inapropiado (generalmente más alto del necesario) y con
un contenido no adaptado a la situación ni a las características e intereses del
oyente.
Trastorno de Rett
Dentro de los trastornos generalizados del desarrollo, el trastorno de Rett, se
sitúa en el extremo opuesto al Síndrome de Asperger. Se cree (aunque hay
alguna discusión al respecto) que se da sólo en niñas, por implicar mutación
genética en cromosoma X, que daría lugar a inviabilidad de los embriones
varón.La característica esencial de este trastorno, que se acompaña siempre
de retraso mental severo o profundo, es el desarrollo de múltiples déficits
específicos tras un periódo de funcionamiento normal después del nacimiento.
Se define por una evolución normal hasta al menos los 5 meses de edad,
después de esa edad y hasta los 48 meses se inicia una desaceleración
progresiva en el desarrollo. Se pierde el uso propositivo de las manos que se
hubiera adquirido, se inicia una microcefalia progresiva y una pérdida del
control postural.
Esta última categoría diagnóstica que puede ser incluido bajo el concepto de
trastornos del espectro autista, agrupa a los niños y niñas que presentan
alteraciones en habilidades sociales, y en habilidades comunicativas, así como
un repertorio limitado de intereses, pero que aparecen más tarde de la edad
establecida como criterio (tres años) o con una presentación atípica o
incompleta de los síntomas. Algunos profesionales llaman a los niños/as que
presentan un trastorno generalizado del desarrollo no especificado, niños con
“autismo atípico”. Aunque, en general se recomienda no usar este diagnóstico
pues sólo sirve para confundir tanto a especialistas como a los padres de los
niños/as.
Interacción social
Alteración en la utilización de comportamientos no verbales. El contacto
ocular puede estar ausente o, estando presente, puede resultar molesto a las
otras personas. Su expresión facial puede ser totalmente inexpresiva o
claramente inapropiada por su intensidad, variedad o por su indefinición, así
como la postura del cuerpo y los gestos para regular la interacción, como negar
con la cabeza, señalar con el índice, gesticular con las manos para apoyar los
argumentos, encoger los hombros para expresar dudas, y otros gestos
expresivos como los de saludo o despedida.
Uso del pronombre personal “tú” en lugar del pronombre “yo”; utilización de
frases como metáforas para expresar deseos o necesidades y que sólo las
entienden quienes están muy familiarizados con su estilo comunicativo (por
ejemplo decir “no levantes la tapa de la cazuela” para preguntar qué hay de
comer); y la repetición, con una entonación similar, de palabras o frases oídas
anteriormente (ecolalias ).
Al día de hoy, todavía pareciera ser que son más las cosas que se ignoran del
autismo que las que se saben con certeza. A pesar de las numerosas
investigaciones existentes y del desarrollo de gran cantidad de teorías
explicativas, que desde diferentes enfoques intentan aproximarse a sus
orígenes, su etiología es compleja y, en la mayoría de los casos, se desconoce
el mecanismo patológico subyacente al trastorno autista. No obstante,
pareciera haber consenso respecto a la existencia de un déficit en el
equipamiento neurobiológico que afecta el funcionamiento del niño o la niña ,
aunque no se tiene una respuesta precisa, ni segura, respecto a qué conjunto
de vías o centros nerviosos, se encontrarían alterados, funcional o
estructuralmente, en dicho trastorno. “En todo caso, parece necesario integrar
la intervención de factores orgánicos con factores del entorno relacional y
educativo, que interaccionan constantemente como codeterminantes del
desarrollo y del comportamiento” (Lasa Zulueta, 1998).
Las necesidades educativas especiales del niño/a con autismo dependen tanto
del propio niño/a y de sus propias dificultades, como del entorno en el que vive
y de los recursos disponibles en el centro y en la comunidad. Por ello, su
educación tiene que tener en cuenta diversas variables: la naturaleza del
autismo y las características personales del niño/a, además de su estado
afectivo, su nivel intelectual y su capacidad de comunicación y de socialización;
el marco de referencia ofrecido por el desarrollo normal y por el currículo
ordinario; el análisis de los entornos en los que vive; y las necesidades y
deseos de su familia y del propio niño/a.
Debido a las grandes dificultades que todos los niños/as con autismo tienen
para relacionarse, hay que crear las condiciones más favorables que les
permitan desarrollar estrategias para fomentar su máximo desarrollo, bienestar
y participación, sin olvidar a los otros niños y niñas.
Siguiendo a Rivière (2001), hay que tener en cuenta una serie de factores no
solo del niño/a sino también del centro educativo.
Las señales a las que se debe prestar atención, tienen relación con dificultades
del niño/a en la adquisición de conductas o habilidades relacionadas con la
socialización, la comunicación y desarrollo del lenguaje, de la flexibilidad
mental, además del desarrollo de la cognición y la motricidad
En el período de 18 a 36 meses
b) No hace uso del juego SIMULADO, por ejemplo, hacer como si sirviera una
taza de café usando una cafetera y una taza de juguete
d) No utiliza el dedo índice para señalar, para indicar INTERÉS por algo.
g) Tiende a no mirar a los ojos y, cuando mira, su mirada tiende a ser corta y
“de reojo”.h) En ocasiones parece sordo, aunque otras puede parecer
especialmente sensible a ciertos sonidos.
De 3 a 5 años
Ausencia de actividad gestual (señalar, decir adios con la mano, etc) a los 12
meses.
Otro factor de riesgo relevante son las infecciones víricas. Durante el primer
trimestre del embarazo, las infecciones virales aparecen de forma relevante en
las historias de las madres de niños autistas, entre las que se citan la rubeola
como el virus más frecuente, la toxoplasmosis, la sífilis, la varicila y otras. No
obstante, quedan muchas preguntas en el aire sin contestación como ¿es
suficiente el contacto o se necesita una infección clínica?. ¿Existen en todo caso
efectos diferenciales y específicos que originen el autismo o el retraso mental o
ambos al mismo tiempo?.
Finalmente señalar que la exploración del niño con T.G.D. requerirá exámenes
médicos, neurológicos y psicológicos.
3-Síntomas y signos de los T.G.D.
Se ha comentado el origen multicomponente de este trastorno, por tanto, no
es de extrañar que la sintomatología presente también una variabilidad
evidente. Pese a que podamos describir unos patrones de síntomas comunes
que suelen darse en el conjunto de los afectados, raramente un niño los
presentará todos en el mismo grado o intensidad. En algunos niños dichos
síntomas pueden presentarse de forma leve, en otros pueden adoptar una
forma mucho más severa afectando a todas las áreas de su vida.
b) Atención y memoria
Se encuentra muy dispersa o contrariamente es muy selectiva para áreas de
interés muy concretas (partes de objetos con los que realizan alguna
manipulación improductiva y de forma reiterada). A pesar de ello suelen estar
atentos a los detalles del entorno pero sin poder interpretar los significados
más abstractos de las cosas. Existen unas capacidades especialmente elevadas
en cuanto a memorización, y aptitudes viso-espaciales, no obstante, la
memoria, funciona de forma irregular en sus rendimientos viéndose muy
influenciada también por el interés que pueda despertar en el niño la actividad
concreta.
d) Capacidad intelectual
Alrededor de un 40% de los niños con T.G.D. tienen un C.I. (Cociente
Intelectual) por debajo de 50 (Retraso moderado, severo y profundo). Un 30%
estaría alrededor de 70 (retraso ligero). En las escalas WISC, los resultados en
área manipulativa son superiores a los de la escala verbal. Se obtienen
resultados muy pobres en las escalas de Comprensión en los que se debe
integrar y procesar la información. En las escalas de cubos y rompecabezas
suelen asumir puntuaciones normales.
e) Afectividad y comportamiento social
La mayoría de los niños tienden a evitar el contacto ocular demostrando poco
interés por la voz humana. Ya de pequeñitos no alzan los brazos a sus padres
como indicación para ser levantados (no anticipan). No demuestran interés por
la voz humana y parecen indiferentes al afecto no mostrando signos externos
emocionales. El vínculo de apego no se establece como sería de esperar y no se
produce la ansiedad de separación tan habitual en la primera infancia.
g) Sensopercepción
Las respuestas frente a la diferente información sensorial que les llega a sus
órganos es también anómala. Algunos niños parece que están sordos o tienen
deficiencias visuales por lo que son objeto a edades tempranas de todo tipo de
revisiones oftalmológicas.
El umbral del dolor es muy alto por lo que no suelen quejarse tras sufrir
accidentes, caídas o estar enfermos. Algunos sonidos pueden hacerles disparar
una alegría incontrolable ensimismándose en la audición de ciertos tipos de
música (en especial la sinfónica, si bien cada niño tiene sus preferencias),
rechazando, en cambio, otras sin motivo aparente. Paralelamente algunos
ruidos "insignificantes" (caída de agua en la bañera, un trozo de papel adhesivo
que se arranca, etc...) puede producirles verdadero temor. Es como si hubiera
una sensibilidad diferencial según la frecuencia y/o intensidad del sonido,
viviéndose éste como extremadamente agradable o aversivo.
Algunos niños pueden pasar largos períodos de tiempo tocando con las manos
una determinada textura o efectuar estereotipias (acciones improductivas que
se repiten sin ningún fin determinado) con objetos o partes de ellos (p.e. las
ruedas de un coche de juguete). Las sensaciones táctiles son también
experimentadas con los pies. La sensación de tocar diferentes superficies con
los pies descalzos suele resultar de gran interés para ellos sintiendo
probablemente sensaciones placenteras difíciles de comprender para nosotros.
El juego obsesivo con la arena de la playa ya siendo pisándola o cogiéndola con
la mano y dejando que se escape poco a poco entre los dedos, pueden ser
actividades que les atraigan especialmente.
También pueden mostrar interés por sensaciones olfativas oliendo a personas u
objetos.
h) Psicomotricidad
La parte psicomotora presenta también particularidades y déficits específicos.
Junto a síntomas de hiperactividad y déficit atencional se registra una falta de
iniciativa total. La conducta motriz no persigue ningún fin determinado o
comprensible para el adulto. El desarrollo de la motricidad gruesa y de la
habilidad para usar movimientos coordinados y finos en ambas manos puede
llegar a ser adecuada lo que en combinación con unas buenas capacidades
cognitivas pueden explicar la gran habilidad que demuestran, algunos de ellos,
con las tareas viso-espaciales. Por contra son muy características las anomalías
posturales y la conducta motora estereotipada (aleteo, andar de puntillas,
etc...).
Para concluir, mencionar que los niños T.G.D. suelen tener una apariencia física
normal, sin estigmas físicos e incluso con expresión despierta e inteligente, que
les hace parecer estar atentos a los detalles de su entorno pero que oculta la
existencia de unos trastornos generalizados y, a veces, profundos, en sus
funciones psíquicas.
Causas T.G.D. (Etiología)
Tal como se describe en la gráfico anterior las causas de los T.G.D. son variadas.
La influencia de factores genéticos ha sido demostrada en estudios en gemelos
monocigóticos, observándose una concordancia del 64%, siendo del 9% entre
gemelos dizigóticos, lo que contrasta con las tasas de prevalencia en población
normal que se sitúan alrededor del 0,02-0,05%. Desde el punto genético, se
establece la existencia de una gran heterogeneidad hablándose de una
herencia autosómica recesiva, de una herencia unida al cromosoma x frágil, así
como alteraciones esporádicas. De esta forma se establece un nexo de unión
entre factores genéticos y neurobiológicos.
Otro factor de riesgo relevante son las infecciones víricas. Durante el primer
trimestre del embarazo, las infecciones virales aparecen de forma relevante en
las historias de las madres de niños autistas, entre las que se citan la rubeola
como el virus más frecuente, la toxoplasmosis, la sífilis, la varicila y otras. No
obstante, quedan muchas preguntas en el aire sin contestación como ¿es
suficiente el contacto o se necesita una infección clínica?. ¿Existen en todo caso
efectos diferenciales y específicos que originen el autismo o el retraso mental o
ambos al mismo tiempo?.
Finalmente señalar que la exploración del niño con T.G.D. requerirá exámenes
médicos, neurológicos y psicológicos.
3-Síntomas y signos de los T.G.D.
Se ha comentado el origen multicomponente de este trastorno, por tanto, no
es de extrañar que la sintomatología presente también una variabilidad
evidente. Pese a que podamos describir unos patrones de síntomas comunes
que suelen darse en el conjunto de los afectados, raramente un niño los
presentará todos en el mismo grado o intensidad. En algunos niños dichos
síntomas pueden presentarse de forma leve, en otros pueden adoptar una
forma mucho más severa afectando a todas las áreas de su vida.
b) Atención y memoria
Se encuentra muy dispersa o contrariamente es muy selectiva para áreas de
interés muy concretas (partes de objetos con los que realizan alguna
manipulación improductiva y de forma reiterada). A pesar de ello suelen estar
atentos a los detalles del entorno pero sin poder interpretar los significados
más abstractos de las cosas. Existen unas capacidades especialmente elevadas
en cuanto a memorización, y aptitudes viso-espaciales, no obstante, la
memoria, funciona de forma irregular en sus rendimientos viéndose muy
influenciada también por el interés que pueda despertar en el niño la actividad
concreta.
d) Capacidad intelectual
Alrededor de un 40% de los niños con T.G.D. tienen un C.I. (Cociente
Intelectual) por debajo de 50 (Retraso moderado, severo y profundo). Un 30%
estaría alrededor de 70 (retraso ligero). En las escalas WISC, los resultados en
área manipulativa son superiores a los de la escala verbal. Se obtienen
resultados muy pobres en las escalas de Comprensión en los que se debe
integrar y procesar la información. En las escalas de cubos y rompecabezas
suelen asumir puntuaciones normales.
e) Afectividad y comportamiento social
La mayoría de los niños tienden a evitar el contacto ocular demostrando poco
interés por la voz humana. Ya de pequeñitos no alzan los brazos a sus padres
como indicación para ser levantados (no anticipan). No demuestran interés por
la voz humana y parecen indiferentes al afecto no mostrando signos externos
emocionales. El vínculo de apego no se establece como sería de esperar y no se
produce la ansiedad de separación tan habitual en la primera infancia.
En la primera infancia, los niños con T.G.D, pueden desarrollar el hábito de tirar
de la mano de algún adulto para acompañarlo hacia el objeto que desean.
Raramente afirman o niegan con la cabeza para acompañar alguna respuesta
verbal. Son también menos proclives a imitar las acciones de sus padres que los
otros niños.
g) Sensopercepción
Las respuestas frente a la diferente información sensorial que les llega a sus
órganos es también anómala. Algunos niños parece que están sordos o tienen
deficiencias visuales por lo que son objeto a edades tempranas de todo tipo de
revisiones oftalmológicas.
El umbral del dolor es muy alto por lo que no suelen quejarse tras sufrir
accidentes, caídas o estar enfermos. Algunos sonidos pueden hacerles disparar
una alegría incontrolable ensimismándose en la audición de ciertos tipos de
música (en especial la sinfónica, si bien cada niño tiene sus preferencias),
rechazando, en cambio, otras sin motivo aparente. Paralelamente algunos
ruidos "insignificantes" (caída de agua en la bañera, un trozo de papel adhesivo
que se arranca, etc...) puede producirles verdadero temor. Es como si hubiera
una sensibilidad diferencial según la frecuencia y/o intensidad del sonido,
viviéndose éste como extremadamente agradable o aversivo.
Algunos niños pueden pasar largos períodos de tiempo tocando con las manos
una determinada textura o efectuar estereotipias (acciones improductivas que
se repiten sin ningún fin determinado) con objetos o partes de ellos (p.e. las
ruedas de un coche de juguete). Las sensaciones táctiles son también
experimentadas con los pies. La sensación de tocar diferentes superficies con
los pies descalzos suele resultar de gran interés para ellos sintiendo
probablemente sensaciones placenteras difíciles de comprender para nosotros.
El juego obsesivo con la arena de la playa ya siendo pisándola o cogiéndola con
la mano y dejando que se escape poco a poco entre los dedos, pueden ser
actividades que les atraigan especialmente.
También pueden mostrar interés por sensaciones olfativas oliendo a personas u
objetos.
h) Psicomotricidad
La parte psicomotora presenta también particularidades y déficits específicos.
Junto a síntomas de hiperactividad y déficit atencional se registra una falta de
iniciativa total. La conducta motriz no persigue ningún fin determinado o
comprensible para el adulto. El desarrollo de la motricidad gruesa y de la
habilidad para usar movimientos coordinados y finos en ambas manos puede
llegar a ser adecuada lo que en combinación con unas buenas capacidades
cognitivas pueden explicar la gran habilidad que demuestran, algunos de ellos,
con las tareas viso-espaciales. Por contra son muy características las anomalías
posturales y la conducta motora estereotipada (aleteo, andar de puntillas,
etc...).
Para concluir, mencionar que los niños T.G.D. suelen tener una apariencia física
normal, sin estigmas físicos e incluso con expresión despierta e inteligente, que
les hace parecer estar atentos a los detalles de su entorno pero que oculta la
existencia de unos trastornos generalizados y, a veces, profundos, en sus
funciones psíquicas.
1- Introducción
En general, los niños con T.G.D. comparten muchos de los síntomas de
disfunción social y comunicativa que presentan los del Trastorno Autista. No
hay una única terapia que funcione bien para todos los niños. La mayoría de
profesionales y familias utilizan un conjunto de métodos que incluyen la
modificación de conducta, educación estructurada, medicación de algún tipo,
etc... En conjunto todas estas técnicas van encaminadas a minimizar el impacto
de los comportamientos negativos que interfieren en el aprendizaje del niño, al
tiempo que procuran estimular las conductas más normalizadas.
El mensaje positivo que cabe lanzar es que cada niño dentro de los T.G.D. tiene
su propio y peculiar potencial de aprendizaje. Es el deber de los diferentes
profesionales el encontrarlo para llevarlo al máximo de su nivel de
funcionamiento en todos los ámbitos.
2- Objetivos de la intervención
En la evaluación de los T.G.D. se han delimitado las áreas de interés en las que
debemos recoger datos para trazar el correspondiente plan de intervención
psico-educativo. Ahora hay que delimitar cómo vamos a intervenir:
Los sistemas de signos, suelen ser adquiridos con cierta facilidad por muchos de
los niños. La expresión oral con la que acompañaremos la producción de signos
al comunicarnos con el niño, pueden proporcionarle una información adicional
que, en muchos casos, asimila y memoriza, identificando perfectamente las
demandas verbales aún no siendo capaz de producirlas.
Finalmente señalar que hay casos en los que el sistema pictográfico con
dibujos, cuando es demasiado abstracto, puede no funcionar para algunos
niños. Es el momento para probar con imágenes reales. Puede empezarse con
imágenes de objetos muy conocidos para el niño (alimentos preferidos, objetos
de su vida diaria referidos al aseo, cocina, clase, casa, etc.) para pasar luego a
las imágenes de lugares o situaciones concretas y habituales.
Los fines a conseguir serán los mismo que hemos descrito con los pictogramas,
es decir, dotarle de una vía comunicativa para que él pueda efectuar demandas
pero también que le podamos anticipar una situación o requerirle algo.
El Sistema PECS
Este sistema funciona muy bien y parece que los niños aprenden con cierta
rapidez. El sistema consiste en consolidar un intercambio. Éste se ejecuta a
partir de coger un símbolo (objeto real, foto, etc.) de un panel y entregarlo al
adulto en señal de demanda. Así si un niño aprende a que tras la presentación
del objeto se deriva una consecuencia. Estos objetos están adheridos al panel
con velcro para facilitar su manejo. Forma parte fundamental del proceso
averiguar el nivel de discriminación del niño. Es decir, averiguar si entiende los
símbolos o debemos funcionar con imágenes u objetos reales. Potenciando
este tipo de asociación e incrementando progresivamente el número de objetos
podemos ir construyendo un vínculo comunicativo más eficaz.
Lovaas (2000) afirma que el ABA emplea métodos que se basan en principios
científicos del comportamiento: los niños autistas no aprenden de forma
natural en los ambientes típicos, como lo hacen los demás niños. Se hace
entonces necesario la construcción de un entorno a medida del niño para que
seamos capaces de enseñarle comportamientos socialmente útiles al tiempo
que reducimos los problemáticos.
Algunos estudios afirman que se han producido mejoras muy notables en más
del 50% de los casos tratados con el método, si bien, como ocurre casi siempre,
necesitamos más estudios y un mayor control sobre las diferentes variables
para establecer su eficacia.
De cara a la vida adulta los padres deben saber que se dispone de diferentes
sistemas de integración en la vida laboral, dependiendo del tipo concreto de
trastorno y su magnitud. Los Programas de Garantía Social, los Programas
especiales y los llamados de Transición a la Vida Adulta en los que se integran
los niños con déficits más severos.
En el otro extremo hay personas que ven las cosas más oscuras y tienen
verdaderas dificultades para explicarse el porqué les ha tocado a ellos. La
culpabilidad o la desesperanza son malos compañeros de viaje y deberían
tratarse aparte si aparecen. Hay que aprender a vivir con el problema y ello
quiere decir no renunciar a nada de lo que la vida nos ofrece. El problema no
está en que debamos renunciar a parte de nuestros espacios personales o
lúdicos, sino como hacerlo compatible dentro de nuestras posibilidades y
circunstancias.
NEE:
· Ampliar sus intereses.
· Anticipar y trabajar todos los cambios de rutina.
· Asegurar un ambiente plenamente estructurado y sin estímulos distractores.
NEE:
· Aprender a participar en intercambios conversacionales ajustándose a las normas
básicas que regulan dichos intercambios.
· Aprender a conocer y comunicar emociones propias y de los demás.
· Potenciar los aspectos comunicativos y cognitivos a través de apoyos visuales,
manipulativos y contextuales.
· Desarrollar aspectos comprensivos y expresivos del lenguaje con especial hincapié
en los aspectos funcionales y pragmáticos.
NEE:
· Potenciar la responsabilidad sobre sus obligaciones para favorecer su autonomía.
OTRAS NEE:
· Focalizar la atención.
· Adquirir una mayor autonomía en la realización de actividades.
· Generalizar los aprendizajes.
· Actividades concretas, cortas, motivadoras, predecibles y estructuradas
· Crear un clima de comprensión y afecto para que se pueda desarrollar.
· Apoyos visuales para organizar su jornada y captar mejor la información.
· Enseñanza individualizada, adaptada a su nivel educativo y ritmo de aprendizaje para
asegurar la consecución de los aprendizajes escolares y la adquisición de hábitos.
· Afianzar contenidos curriculares que le permitan mayor autonomía de trabajo.
· Trabajar los objetivos y contenidos de forma secuenciada en pequeños pasos.
· Afianzar las técnicas instrumentales básicas en lectura, escritura y cálculo.
· Estimular la psicomotricidad para mejorar la agilidad, coordinación y motricidad.
· Acostumbrarse a terminar las actividades que se le encomiendan.
· Fomentar su autoestima y ganar seguridad personal y social.
· Prevenir las situaciones de “abuso” por parte de sus compañeros.
· Explicar explícitamente lo que en muchos casos no requiere enseñanza formal.
· Intervención flexible del personal especializado, que asesore al resto del profesorado.
· Recibir pautas de actuación comunes de todo el profesorado en aspectos de
autonomía y hábitos de trabajo.
· Potenciar el ajuste personal y la integración y participación en el aula, interviniendo
en aquellos problemas que dificultan su adaptación a la dinámica del aula (momentos
de descontrol, ansiedad). Un programa conductual debe favorecer la participación
activa del propio alumno mediante la enseñanza de técnicas de autocontrol y
relajación.
· Estimular la actividad funcional y la independencia, teniendo como objetivos el que
sea capaz de organizar y planificar la secuencia de actividades diarias y sus tareas a
través de la agenda, hacer pequeñas elecciones y tomas de decisiones.