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Ensayo Jack The Ripper

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Flores Orihuela Naitzé Denise

Jack the ripper: El asesino sin cara.

Si bien el Londres de 1888 no era la ciudad más segura y pacífica del mundo, está

claro que los cinco asesinatos ocurridos entre agosto y noviembre de ese año

fueron los más relevantes debido a su grotesco modus operandi y la histeria

colectiva que estos ocasionaron. Pero, ¿quién fue el autor de tan sangrientos

crímenes?

Hubo muchos sospechosos durante los meses en que ocurrieron los asesinatos, los

más frecuentes eran doctores debido a la limpieza de los cortes y la velocidad con la

que se practicaban; sin embargo también se sospechaba de casi todas las personas

de los alrededores de Whitechapel, marineros, carniceros, comadronas,

extranjeros, inclusive personajes relevantes como el escritor Lewis Carroll, autor de

Alicia en el País de las Maravillas; el príncipe Albert Víctor, nieto de la reina Victoria;

o el pintor Walter Sickert. Había una bestia sedienta de sangre rondando las frías y

neblinosas calles del Londres nocturno, y lo más aterrador era que podía ser

cualquiera.

A Jack se le llegó a relacionar con muchos otros crímenes que ocurrieron en su

época, pero oficialmente está registrado como el asesino de cinco prostitutas de

Whitechapel; Polly Nicholls(13 de Agosto), Annie Chapman(8 de Septiembre),

Catherine Eddowes(30 de Septiembre), Elizabeth Berner(30 de Septiembre) y Mary

Jane Kelly(8 de Noviembre). El motivo por el cual se escogieron a estas víctimas no

ha sido establecido; la razón más lógica es que la profesión más antigua era la peor

vista en la época,lo que conllevaba a un repudio colectivo a pesar de ser la base de

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una pirámide social y económica que centralizaba el dinero y el poder en unas

pocas manos; otra razón podría ser que el asesino tenía alguna especie de cuenta

pendiente con el gremio del placer; o tal vez fueron escogidas por ser una víctima

fácil, las mujeres que se veían en la necesidad de vender su cuerpo para sobrevivir

eran más fáciles de llevar a un callejón oscuro y apartado del río de londinenses.

Durante el día, Jack tal vez era un sencillo hombre con un trabajo honesto, un vecino

amigable, un padre de familia, un ejemplo para la sociedad británica. Pero al caer la noche

la bestia era desatada, Dr Jeckyll se transforma en Mr Hide y, vestido con una capa y el velo

de la noche, sale a las calles a buscar una nueva víctima, otro cuello para cercenar, otro

vientre que abrir, otros intestinos que decoren alguna ventana cercana. Claramente este

lúgubre fantasma no podía tener una mente sana,¿quién en la prestigiosa Londres, la

ciudad más grande del S. XIX, podría comportarse tan sanguinariamente?.

Lo más seguro es que el misterioso asesino padeciera alguna enfermedad mental, algo muy

común en la época. Una voz que sólo el asesino podía escuchar lo atormentaba y le exigía

sacrificios para poder saciar su sed de sangre que, una vez satisfecha, dormiría sin

molestar a su anfitrión antes de despertar tiempo después, hambrienta y desesperada.

Actualmente, más de ciento treinta años después de los asesinatos, las mentes sabias e

inquietas siguen buscando la verdadera identidad de El Destripador, la naturaleza del ser

humano le impide dejar las cosas inconclusas, necesita respuestas para saber que está

libre de peligro; si bien es raro que un hombre pueda alargar su existencia más de cien

años, su genética perdura a través de sus descendientes, de ésta manera es que se ha

podido encontrar el que puede ser el rostro definitivo del asesino. A través del ADN

rescatado de un chal que perteneció a Catherine Eddowes y la investigación de los

descendientes familiares de Eddowes y el sospechoso, todo apunta hacia un hombre en

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particular. La persona que cometió los crímenes fue un polaco judío llamado Aaron

Kosminski, que emigró a Londres.

“ Kosminski nació en la localidad polaca de Kłodawa, perteneciente entonces al imperio ruso, y

emigró en 1882 a Londres, donde trabajó de peluquero. Investigadores señalan que tenía 23 años

cuando cometió los asesinatos y que era esquizofrénico. Fue internado en un centro psiquiátrico y

murió allí a los 53 años.”

Pero ni las pruebas ni el análisis genético convencen a todos los expertos como

para poder asegurar que se ha desvelado el misterio de la identidad de Jack el

Destripador. Algunos apuntan a que nunca se ha probado que el chal fue

encontrado en la escena del crimen y otros que la comparación genética no tiene en

cuenta ciertas consideraciones que puede alterar los resultados.

Hansi Weissensteiner, un experto en ADN mitocondrial de la Universidad de Medicina de Innsbruck,

en Austria, le dijo a la revista Science que el análisis mitocondrial no es decisivo para apuntar a un

solo sospechoso. Walther Parson, un científico forense de la misma universidad austriaca, también

criticó en Science que los científicos no publicaran los resultados de las secuencias de ADN

mitocondrial, que no representaban riesgo alguno para la privacidad de los involucrados y que

deberían haberse incluido en el documento "para que el lector pueda interpretarlos por sí mismo".

Mick Reed explica en The Conversation que no hay un registro que pruebe que el

agente de la policía metropolitana de Londres Amos Simpson, el primero en acudir a

la escena del crimen, recogiera un chal. E incluso si ese fuera el caso, asegura

Reed, su origen también es polémico, pues su composición podría indicar que se

fabricó tanto entre 1901 y 1910, o incluso mucho antes, a principios del siglo XIX.

Si las investigaciones resultaron poco verídicas significa que realmente no se tiene

la certeza de quién pudo haber sido la bestia de Whitechapel, y tal vez sea lo mejor

que se quede siendo un misterio, el autor de tan atroces crímenes y protagonista de

cientos de interpretaciones literarias, cinematográficas y digitales fue un hombre que

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vivió en el Londres de 1888 sin duda, pero su nombre, su historia, sus motivos, todo

lo que condujo a Jack a ser Jack, tal vez quede para siempre en el olvido; tal vez no

tengamos que saber toda la verdad, tal vez esté destinado que el testamento de

Jack el Destripador sólo sean sus víctimas y su identidad, el rostro que vieron cinco

desafortunadas mujeres antes de que se extinguiera su vida, se quede escondido

entre la fría niebla de Londres.

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Bibliografía
● BBC News https://www.bbc.com/mundo/noticias-47640178
● RT en español https://actualidad.rt.com/actualidad/view/139518-identidad-
jack-destripador-asesinato
● Zárate, José Luis. Jack, En el principio fue la sangre. Universidad de
Guadalajara 2004.

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