CT-03 - Estabilidad de Presas - Solicitaciones
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Á R E A OB R A S H ID R Á U LIC A S
C ON S T R U C C ION E S H ID R Á U LIC A S
CONSTRUCCIONES HIDRÁULICAS
ESTABILIDAD DE LAS PRESAS
SOLICITACIONES
1. SOLICITACIONES
i. Peso Propio.
ii. Empuje Hidrostático y acciones hidrodinámicas.
iii. Presión intersticial. Subpresión.
iv. Empuje de los sedimentos.
v. Acción del hielo.
vi. Efecto del viento.
vii. Fuerzas sísmicas.
viii. Variaciones de temperatura.
ix. Otras solicitaciones.
Algunas de ellas son de fundamental importancia, siendo las que más influyen en las
dimensiones y seguridad de la presa. Las acciones derivadas de los sedimentos, hielo y
viento son de efecto muy secundario. A todas ellas hay que añadirle las reacciones del
terreno, que son las que cierran el equilibrio global.
El peso propio, G, es la mayor de todas las solicitaciones que se ejercen sobre una
presa que funcione por gravedad y es la que más aporta a la estabilidad de la
estructura. Su importancia es menor en otros tipos de presas de hormigón (presas en
arco, presas de contrafuertes).
Las tensiones debidas al peso propio deben calcularse no sólo para la estructura
terminada, sino también para estados intermedios de la construcción, cuando el proceso
constructivo de la obra o las juntas puedan tener influencia desfavorable en la
distribución de las tensiones, como sucede muchas veces en las presas de arco.
E = g hg A
Donde g es el peso específico del agua y hg la distancia vertical desde la superficie del
agua hasta el centro de gravedad de la superficie A. En la mayoría de los casos los
paramentos sumergidos de las presas son inclinados o curvos y esta fuerza suele
descomponerse en una componente horizontal y otra vertical, que pueden calcularse
directamente aplicando los principios de la hidrostática.
E'H = 1/2 g h2
Donde g es el peso específico del agua y h la distancia vertical desde la superficie libre
del agua hasta la base de la sección considerada.
La componente vertical E'v es igual al peso del prisma de agua situado sobre el
paramento inclinado o curvo y puede actuar en sentido igual u opuesto al de la fuerza de
la gravedad. Si el paramento es plano y forma un ángulo a con la vertical, esta
componente es
E'V = 1/2 g h2 tg a
Si se trata de una presa en arco como la de la figura siguiente, será el peso del prisma
curvo Oab (de trazos) hasta el pie; pero si la bóveda tuviera un desplome en la parte
baja, como ocurre con frecuencia, estará sometida a dos empujes verticales: V1 peso del
prisma Oac sobre la parte superior y V2 dirigida hacia arriba, e igual al peso del prisma
Ocbb', que actúa levantando a la presa sobre la parte del paramento en desplome. El
El máximo efecto del empuje hidrostático se da, evidentemente, para el nivel máximo del
embalse, y por ello habrá que evaluarlo para el máximo nivel normal de explotación
(NMN) y para los máximos que se producen en oportunidad de presentarse las crecidas
de proyecto de las obras de alivio y la crecida máxima probable (NMP y NME,
respectivamente). En algunos casos, también es preciso calcular el efecto de niveles
inferiores al normal (por ejemplo, en presas de materiales sueltos, para comprobar el
efecto de un descenso brusco del nivel de embalse).
Hasta fines del siglo XIX, la estabilidad de las presas de gravedad macizas se calculaba
según la regla de RANKINE, imponiendo la condición de la ausencia de tracciones en
cualquier punto de la estructura. Esto exige que, en el caso de una sección rectangular,
la resultante de las fuerzas actuantes pase por el tercio medio de cualquier sección
horizontal, incluida la base. Las únicas solicitaciones consideradas en aquella época
eran el peso propio y el empuje hidrostático.
causa de la presión interna ejercida por el agua que penetró en la presa, actuando en
forma de cuña.
El razonamiento de
Levy fue el
siguiente: puesto
que el paramento de
agua arriba está en
contacto con el
agua, ésta puede
penetrar al interior
de la presa a través
de las grietas que
haya en aquél y
ejercer el efecto de
una cuña. Para
resolver el problema
bastaría impedir esta filtración, proyectando la presa de manera que la tensión de
compresión, s1 paralela a dicho paramento, sea igual o mayor que la presión p del
agua, en cada punto de la superficie mojada. Aunque por cualquier causa se llegara a
formar una grieta GG' en el punto G (mala ejecución, retracción, asentamiento, sismo,
etc.), el agua no podría penetrar, pues los labios de la grieta estarían más comprimidos
que la presión hidrostática.
Esta condición se llamó "Criterio de Levy" y se divulgó y usó por todo el mundo. Pronto
se comprobó, sin embargo, que las estructuras de las presas proyectadas con sujeción
a esta regla resultaban excesivamente voluminosas. La experiencia posterior indicó que
no era necesario llegar a s>p (Levy), bastando con s>kp, donde el factor k variaba
entre 0,5 y 0,75, según los casos y el criterio del ingeniero proyectista. En esta decisión
también influirían la calidad e impermeabilidad del cimiento y los resultados
satisfactorios que se fueron observando en las presas proyectadas con factores k
progresivamente decrecientes.
Dos años después del desastre de Bouzey, una circular ministerial francesa (1897)
ordenó que en el proyecto de presas se tuviera en cuenta el efecto de la posible acción
interna del agua, disminuyendo el peso específico del material, hormigón o fábrica, en
100 kg/m3. Es realmente curioso el empirismo de este criterio, que en sí resulta
insuficiente.
m Volumen
Regla del 1/3 (Rankine) 0,657 1,00
Circular francesa (1897) 0,673 1,02
Levy 0,874 1,33
K = 0,75 0,803 1,22
K = 0,50 0,745 1,13
Actual 0,78 1,18
Puede observarse que la aplicación del criterio de Levy lleva a un incremento de 1/3 del
volumen obtenido con la regla de Rankine. Teniendo en cuenta que en la actualidad m
varía entre 0,75 y 0,78, está claro que el criterio de Levy es excesivo (de un 12% a un
15%) pero, también, que las presas proyectadas con la regla de Rankine o la
especificación de la circular francesa estaban en una condición de estabilidad muy
precaria.
Los estudios de LIECKFELDT (1898) tuvieron
una gran repercusión en los países de habla
germana. La teoría de Lieckfeldt supone, como
Levy, que en el paramento OA se abre la grieta
AC pero, a diferencia de éste, admite que si la
ley de variación de tensiones de compresión en
la sección AB está representada por el trapecio
Aa'bB (lo cual resulta de admitir la deformación
plana de AB), el agua penetrará solamente hasta
C con la presión hidrostatica p = g h, puesto que
en AC los bordes de la grieta están comprimidos
por la tensión s inferior a la presión del agua. A
partir del punto C la filtración ya no podrá seguir
avanzando porque las compresiones son
mayores que p. La posición del punto C puede
determinarse fácilmente por medio del cálculo. El
cumplimiento de las condiciones de estabilidad estática, en la hipótesis de Lieckfeldt
requiere:
Volumen (%)
θ m
Rankine 1,00
1/3 1,01 0,66
2/3 1,04 0,69
1 1,11 0,73
Puede observarse que aún el mayor valor de θ ahorra un 22% de volumen respecto a
Levy, pero los taludes m son inferiores a los que se admiten ahora (0,75 a 0,78).
El concepto básico común de todos los antiguos criterios era la posible formación de una
grieta y la penetración del agua a presión por ella que produce el efecto de una cuña.
Esta interpretación del fenómeno de la subpresión fue posteriormente superada, por el
mejor conocimiento de las propiedades físicas del hormigón.
Todo hormigón tiene mayor o menor cantidad de poros en su masa, cuyo volumen
normal puede estimarse en el orden del 12%, con un mínimo de 6% en el mejor
hormigón de laboratorio. Esto obedece en parte a que es imposible conseguir el relleno
perfecto de los huecos de la arena con el cemento y los de la grava con el mortero.
Además, con el objeto de dar a la masa la plasticidad conveniente se añade casi
siempre más cantidad de agua que la estrictamente necesaria para el proceso físico -
químico del fraguado del hormigón. Con el tiempo, el sobrante se evapora y deja su
correspondiente hueco. La porosidad depende, entonces, en gran parte del exceso de
agua y, esencialmente, de la relación agua/cemento. Los poros no están aislados, sino
conectados unos con otros por una red de conductos capilares, a través de la cual el
agua puede penetrar y saturar al hormigón, si éste permanece sumergido el tiempo
necesario. A partir de ese momento, en los poros se establece la presión hidrostática,
según el principio de los vasos comunicantes de Pascal. Por consiguiente, el hormigón
es permeable, particularmente al aire y al agua.
El flujo del agua a través de los materiales permeables obedece sensiblemente a las
mismas leyes físicas. Resulta de ellas que el movimiento del agua filtrada en dos presas
de forma geométrica semejante pero de diferente permeabilidad, no difiere sino por su
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Clase Teórica CT-03
UNLP - Facultad de Ingeniería
ESTABILIDAD DE LAS PRESAS Construcciones Hidráulicas
SOLICITACIONES
2 2
+ =0
x 2 y 2
Gráficamente, la ecuación de
Laplace se representa por dos
familias de curvas que se cortan
en ángulo recto. Las curvas de la
primera de ellas son las definidas
como líneas de corriente,
mientras que las de la segunda
se denominan equipotenciales. Si
se coloca un tubo piezométrico
en un punto cualquiera de una
línea equipotencial, el agua se
elevará en él hasta un nivel
determinado llamado nivel
piezométrico, correspondiente a
la línea equipotencial
considerada. El sistema de líneas
de corriente y equipotenciales es
la red de corriente. En la figura se
dibuja la red de corriente para
una presa de hormigón maciza.
La línea de corriente superior es
la línea de saturación y por
debajo de ella toda la presa está
sometida a presiones.
ΔQ = b.v = b.k.i
En una presa bien construida el caudal filtrado no se ve porque es tan pequeño que se
evapora al aparecer por el paramento de agua abajo.
Todas las redes de corriente se construyen suponiendo que el agua filtra a través de un
material homogéneo e isótropo, de permeabilidad uniforme en todas las direcciones. En
la realidad la permeabilidad varía de un punto a otro, y, para construir una red de
filtraciones representativa, sería necesario tener en cuenta no sólo los distintos
coeficientes de permeabilidad de las diferentes clases de hormigón, sino también
establecer las hipótesis más desfavorables para la seguridad de la presa en relación con
la influencia de posibles heterogeneidades, defectos, fisuras, juntas de trabajo,
obturación de drenes o paramentos por incrustaciones o hielo, diferencias de
permeabilidad originadas por el estado tensional y, en particular, las consecuencias
posibles de la permeabilidad, fisuración o rotura de los conductos hidráulicos a presión
alojados en el cuerpo de la presa, el cimiento o los estribos. Por estos motivos, la
diferencia entre una red corriente groseramente esquematizada y otra muy precisa es
pequeña, por lo general, si se la compara con la que existe entre la verdadera red de
filtración de una presa y la trazada con la mayor precisión. Puesto que siempre es así,
las sutilezas en la construcción de una red de corriente o de las investigaciones
complicadas en modelos son totalmente ilusorias. Son, pues muy recomendables todas
las medidas que tiendan a reducir el valor absoluto de las presiones intersticiales,
disminuyendo así la influencia relativa de sus variaciones en la estabilidad de la obra.
Donde: A, es el área de la base; C, la fracción del área sobre la que actúa la subpresión;
y θ (h1-h2) la carga hidrostática neta subsistente inmediatamente detrás de la pantalla
impermeable. La línea de aplicación pasa por el centro de gravedad del trapecio 1-4-3-2.
Los valores de las constantes recomendados por Hinds, Creager y Justin (“Engineering
for Dams”, J. Wiley & Sons, New Cork, 1945) son los siguientes:
Altura de Inyección y
Tipo de roca de cimentación θ
la presa drenaje
Media
Estratificada horizontalmente No 1,00
(hasta 60 m)
Alta
Mediana, estratificada horizontalmente Sí 0,75
(más de 60 m)
Cuando el embalse está lleno, las presiones contra la presa son las que corresponden al
material sumergido. Si está vacío, a los sedimentos saturados.
s hs2 1 − sen
E's =
2 1 + sen
El valor de la presión ejercida por el hielo varía entre límites muy amplios, que dependen
de su espesor de la inclinación del paramento de la presa y de la pendiente de las
laderas de la garganta.
Algunos estudios indican que en los EE.UU. el máximo empuje probable del hielo varía
entre 7,5 y 30 toneladas por metro lineal.
El "fetch" es el área del embalse, sin solución de continuidad, en la que el viento sopla
en una dirección esencialmente constante. La longitud del fetch, o simplemente el
"fetch", es la distancia entre las orillas opuestas de la superficie del lago libre de
obstáculos, sometida a la acción del viento, medida en la dirección de éste. Su ancho es
la distancia análoga perpendicular a la anterior.
a) Marea eólica
El rozamiento entre la masa de aire en movimiento y la superficie del lago natural o
artificial genera una fuerza horizontal en la dirección del viento, que se ejerce en la
interfase y produce una acumulación de agua a sotavento del lago. Este fenómeno
recibe el nombre de marea eólica y puede calcularse mediante la fórmula modificada del
Zuider Zee:
W2 F
hw =
62800 d
Donde hw es la altura de la marea eólica en m, referida al nivel del agua en reposo; W la
velocidad media del viento; y d la profundidad media del agua en m, a lo largo del
"fetch".
b) Altura de la ola
La altura de la se calcula tradicionalmente por medio de la fórmula de Stevenson-
Molitor:
ho = 0.032 W F + 0.76 − 4 F
En su reemplazo, Creager y Justin han propuesto la fórmula siguiente que, más racional
en este aspecto, da valores prácticamente iguales a los de la fórmula Stevenson-Molitor:
La máxima presión se registra poco más o menos a 0,125 ho por encima del nivel del
agua en reposo y vale aproximadamente:
po máx = 2,4 g ho
Donde g es el peso específico del agua. El área del triángulo representa el empuje de la
ola, por unidad de longitud de la presa:
P’o = 2 g ho 2
El punto de aplicación de la fuerza se encuentra a 0,375. ho (3/8 ho) por encima del nivel
del agua en reposo.
El procedimiento recomendado
supone que la longitud eficaz de cada
rayo es equivalente a su proyección
sobre el rayo central y admite además
que la acción ejercida por el viento en
la generación de las olas de cada rayo
es proporcional al coseno del ángulo a
formado por el rayo y la dirección
media del viento. Por consiguiente, la
efectividad total de cada segmento de
fetch queda determinada por el
producto de ambos valores. El "fetch
efectivo" del embalse resulta igual a la
suma de estos productos dividida por
la suma de los cosenos:
El método presupone que la acción del viento es mínima fuera del sector de 45° a cada
lado del radio central. Esta hipótesis se infiere en parte de ciertas consideraciones
teóricas, y también del hecho de que se adecua mejor a los datos experimentales.
0.8 1.08
1.6 1.13
3.2 1.21
6.4 1.26
9.7 1.30
12.9 o más 1.31
Los valores medios tabulados representan una razonable aproximación, pero cabe
señalar que existe una considerable dispersión de los datos puntuales utilizados para
obtener estas relaciones, particularmente en el caso de pequeños embalses.
1.6.4.- Oleaje
Las olas generadas por el viento en la superficie de los grandes lagos naturales o
artificiales no tienen altura uniforme. En condiciones normales, cada ola es precedida y
sucedida por otra de mayor o menor altura y de período algo diferente. Los diagramas
de frecuencia de alturas de las olas registradas en las observaciones efectuadas en los
embalses de Fort Peck y Denison (EE.UU.) durante el transcurso de 45 tormentas son
semejantes a las curvas análogas establecidas para las olas oceánicas. Los valores
estadísticos correspondientes se indican en la siguiente tabla:
Dentro de los límites que interesan en los embalses (10 < gF/W2 < 4000), las
expresiones adimensionales del período y la altura significativos de la ola en función del
"fetch" efectivo, F, y la velocidad del viento, W, son las siguientes:
0.47 0.28
ghos gF g Tos gF
= 0.0026 2 = 0.46 2
W
2
W W W
Las isolíneas de tiempo mínimo de duración del viento (líneas punteadas) se basan en
la hipótesis de que el oleaje se propaga a través del "fetch" con una velocidad igual a la
mitad de la celeridad de la ola. El pleno desarrollo del fenómeno se alcanza al cabo de
un periodo de formación, que requiere la permanencia del viento durante un lapso no
menor de 1,37 veces el tiempo mínimo de duración.
• Ondas transversales, secundarias o S. Son ondas de cuerpo más lentas que las
anteriores (entre 4 y 8 km/s). Se propagan perpendicularmente en el sentido de
vibración de las partículas. Atraviesan únicamente sólidos. En los sismógrafos se
registran en segundo lugar.
• Ondas superficiales. Son las más lentas: 3,5 km/s. Resultan de interacción de las
ondas P y S a lo largo de la superficie terrestre. Son las que causan más daños.
Se propagan a partir del epicentro. En los sismógrafos se registran en último
lugar.
Desde hace algunos años se tiene una idea bastante clara de la distribución geográfica
de los sismos que afectan al planeta. Las principales zonas de actividad sísmica son la
mediterránea transasiática, la circumpacífica y el sistema mundial de las dorsales
oceánicas. En la segunda de ellas, también llamada "cinturón de fuego del Pacífico", se
disipa el 85% de la energía liberada en todos los sismos que afectan al globo terráqueo,
localizándose en ella casi todos los terremotos de mayor poder destructivo que registra
la historia de la humanidad.
Se cuenta con referencias históricas de sismos desde el año 3.000 A.C. El primero
documentado por el hombre ocurrió en Corinto (Grecia) en el año 856 y causó
aproximadamente 45.000 víctimas fatales. Sin embargo, el fenómeno que cobró mayor
cantidad de muertes fue el terremoto Shensi (China, 1556), con 830.000 muertes y, más
recientemente, el de Tangshan (China, 1976), en donde murieron 650.000 personas, el
de Concepción (Chile, 2010) y el de Sendai (Japón, 2011), de 8.9 grados en la escala de
Richter.
Aunque estos fenómenos se producen con mayor frecuencia en las llamadas "zonas
sísmicas", también se han registrado fuertes temblores en regiones consideradas
geológicamente estables y, cuando ocurren en las proximidades de una presa, pueden
ocasionar severos daños e incluso la destrucción total de la estructura si las fuerzas
sísmicas no han sido valoradas adecuadamente. Tal es el caso de las siguientes obras:
Sheffíeld (materiales sueltos); Santa Bárbara, California (1925), magnitud 6,3,
destrucción total; Hsinfengkiang (contrafuertes), China (1962), magnitud 6,2, grietas
horizontales por tensiones excesivas; Ekiutna (materiales sueltos), Alaska, (1964)
magnitud 8,5 severos daños; Koyna (gravedad maciza); India, (1967) magnitud 6,5,
grietas horizontales por tensiones excesivas; San Fernando (materiales sueltos),
California (1970), magnitud 6,4, daños muy severos.
distancia del epicentro, y Ao una amplitud de referencia igual a 0,001 mm. Los
terremotos de magnitud 5,0 o mayor son potencialmente peligrosos para la estabilidad
de las presas. Por otra parte, la Escala modificada de Mercalli califica la intensidad del
fenómeno por la severidad de sus efectos observados en un cierto lugar, desde el Grado
I correspondiente a un sismo casi imperceptible hasta el XII para el caso de una
destrucción extrema. Entre ambas escalas no existe relación directa.
Estos mapas se utilizan para establecer normas reglamentarias del proyecto, cálculo y
construcción de estructuras antisísmicas comunes. Para estructuras especialmente
importantes se requiere una apreciación más ajustada del riesgo sísmico, mediante la
investigación completa y detallada de los siguientes temas (INPRES):
Las fuerzas sísmicas son fuerzas de inercia que se ejercen en todas las direcciones,
cuya magnitud depende de la amplitud y frecuencia de las ondas sísmicas. Las
aceleraciones del movimiento se transmiten a la presa, al agua contenida en el embalse,
a los sedimentos depositados y al cimiento, modificando momentáneamente las
condiciones de estabilidad de la estructura.
en algunos casos, este método hace aparecer como seguras a obras en las que se han
producido deslizamientos.
Los análisis dinámicos del comportamiento de una presa realizan mediante cálculos
matemáticos (análisis modal, elementos finitos, etc.) o estudios en modelos elásticos,
ensayos "in situ" y mediciones en el terreno.
De acuerdo a las recomendaciones del ICOLD, las presas se verifican bajo dos
escenarios: el terremoto de operación normal (OBE - Operating Basis Earthquake) y el
terremoto de seguridad (MDE - Maximum Design Earthquake), que generalmente
coincide con el máximo creíble para el emplazamiento de la presa. Sometida al
terremoto de operación normal, se espera que la presa sea capaz de resistir la acción
sísmica con daños menores, tales que no impliquen una interrupción de su operación.
Por otra parte, la verificación con el terremoto de seguridad tiene el objetivo de
comprobar que la presa no ponga en riesgo vidas humanas y bienes situados aguas
abajo de la misma. Bajo este terremoto, se espera que la estructura no colapse ni
alcance una situación de fuga de agua incontrolada, aunque sí se admite que ocurran
daños importantes e incluso que la presa quede fuera de servicio y que sea necesario
vaciar el embalse.
En general, las herramientas que se requieren para hacer un análisis detallado del
comportamiento de la presa bajo la acción del terremoto de seguridad se encuentran
aun en desarrollo y no son comunes en el ámbito profesional. La razón principal por la
cual usualmente no se aplican estas herramientas al diseño es que sus resultados aun
no han podido ser convenientemente contrastados con mediciones y observaciones de
comportamiento de casos reales. El principal obstáculo para ello es el escaso número
de presas que se han visto sometidas a movimientos sísmicos intensos (de área
epicentral). Más escasos aún son los registros instrumentales de la respuesta dinámica
de presas sometidas a movimientos sísmicos.
Los nuevos conocimientos sobre movimientos sísmicos de área epicentral, que llevan a
especificar terremotos de seguridad más intensos, han traído nuevos desafíos en el
campo del análisis del comportamiento sísmico de presas, poniendo en evidencia las
limitaciones de algunas herramientas de análisis de uso habitual en la práctica
profesional. Los movimientos sísmicos que se postulan actualmente para la verificación
de la segundad de presas ubicadas en zonas de intensa actividad sísmica llevan al
análisis a rangos de comportamiento no considerados anteriormente, cambiando en
muchos casos los objetivos y la metodología de la verificación.
Las herramientas de uso habitual en la práctica profesional para llevar a cabo el análisis
del comportamiento de presas sometidas a acciones sísmicas son: la evaluación de las
condiciones de estabilidad con métodos de equilibrio límite, el análisis de la respuesta
dinámica con modelos de elementos finitos de tipo elástico o lineal equivalente y la
estimación de desplazamientos permanentes. Todas estas herramientas se basan en
algoritmos relativamente simples, requieren poca información de entrada y proveen
resultados de fácil interpretación. Además existe una abundante experiencia en su
aplicación. En estas características radica su confiabilidad. Sin embargo es importante
tener presente que estas ventajas surgen de las fuertes hipótesis simplificativas
utilizadas en la formulación de los modelos, que implican también fuertes limitaciones
para su aplicación.
Por otra parte se debe tener en cuenta que en una presa pueden ocurrir mecanismos de
falla que impliquen la localización de deformaciones, es decir, fallas de deslizamiento.
Las elevadas aceleraciones que pueden esperarse en la zona de coronamiento, debido
a los efectos de amplificación dinámica que introduce la estructura de la presa, pueden
inducir este tipo de fallas en esta zona. Otras superficies de falla pueden ser inducidas
por la presencia de materiales de baja resistencia. Para estos casos, es importante
señalar que. a menos que se utilicen técnicas especiales, en general los modelos por
elementos finitos no pueden reproducir adecuadamente este tipo de fallas que
involucran la localización de deformaciones.
Resonancia
Una estructura elástica tiende a oscilar por la acción de un impulso y si se la somete a
solicitaciones alternativas y repetidas como ocurre con las presas de hormigón durante
los terremotos, podría llegar a producirse una peligrosa resonancia, si la frecuencia de la
vibración sísmica concuerda con una de las frecuencias propias del sistema oscilante de
la estructura.
1.7.2.- Embalse.
Las presiones hidrodinámicas ejercidas en los paramentos verticales o inclinados de las
presas por efecto de los sismos horizontales se calculan con las fórmulas de
Westergaard o Zanger. La segunda de éstas, dada a conocer en 1952, fue deducida por
medio de la analogía eléctrica, en el supuesto de que el agua es incompresible. En
presas de altura inferior a 15 m el error introducido por esta hipótesis en el cálculo de las
fuerzas hidrodinámicas es menor que el 15%.
La presión hidrodinámica, pe, sobre el paramento de agua arriba de una presa, vertical o
inclinado, debida a un sismo horizontal, se obtiene con la fórmula:
pe = C hg h
E’e =0,726 pe y
M’e = 0,299 pe y2
Las fórmulas de Zanger son aplicables con razonable exactitud a presas de cualquier
altura. La precisión disminuye a medida que aumenta la altura de la presa. En algunas
presas de arco, la intensidad y la distribución de las presiones hidrodinámicas se
obtienen a partir de ensayos en modelos.
El primer terremoto notable, también en una región sin actividad sísmica previa, ocurrió
en 1961, y al final del llenado en 1963 tuvo lugar el sismo principal de magnitud 6,1 de
Richter. En los siete días posteriores ocurrieron 750 réplicas, originadas en el centro del
lago.
La presa de Kremasta tiene una altura de 147 metros y embalsa un volumen de 4.800
hm3. El sismo principal de 1966 fue de magnitud 6.2 de Richter, con su foco a 20 Km.
por debajo del embalse. La presa de Koyna tiene 103 m de altura y embalsa un volumen
de 2.700 hm3. Está situada en una región sin actividad sísmica anterior. Durante el
llenado, e 10 de noviembre de 1967 ocurrió un terremoto de magnitud 6,4 de Richter,
cuyo foco estaba ubicado a 9 Km. por debajo del embalse, que produjo grandes daños
materiales y 200 muertos.
Muchos embalses de gran volumen, formados por presas de gran altura, como por
ejemplo ITAIPÚ (Brasil-Paraguay), no han producido a su llenado una actividad sísmica
particular, aun cuando muchos de ellos se encuentran en zonas de fuerte sismicidad
natural, como California o México.
Las condiciones que favorecen la inducción de sismos no han sido aún claramente
comprendidas. Sin embargo se dispone de indicios suficientes como para demostrar que
probablemente:
a) Estos sismos son causados por un fenómeno de liberación de tensiones
preexistentes, llevadas más allá del límite de estabilidad por las tensiones
suplementarias, relativamente pequeñas, debidas a la carga del agua
embalsada o por un debilitamiento de la roca, ocasionado por las infiltraciones
del agua del embalse;
b) Estos sismos son superficiales, con su foco situado por lo general a menos de
10 Km de profundidad, comparados con los sismos naturales;
c) Parece posible disminuir el número de sismos inducidos reduciendo al mínimo
práctico la velocidad de llenado del embalse;
d) No es evidente que se pueda eliminar o aun reducir la sismicidad inducida
luego de su manifestación, bajando el nivel del agua o reduciendo la velocidad
de llenado;
e) No debe suponerse, sin un estudio completo, que todas las manifestaciones
sísmicas en la zona de un embalse, deban imputársele.
En consecuencia, el proyectista de una gran presa (altura superior a los 100 metros)
destinada a formar un embalse de gran volumen (más de 1.000 Hm3) debe, a priori,
prestar especial atención a los siguientes puntos:
a) Estado actual de las tensiones de origen tectónico, tanto en el plano regional
como en el área del embalse, y sus eventuales variaciones en el espacio,
especialmente profundidad, y en el tiempo (por ejemplo durante el período
holoceno).
Los cambios de volumen que se producen en las presas de arco por efecto de las
variaciones de la temperatura dependen del clima de la región, de la exposición de los
paramentos a la acción de los rayos solares y al agua embalsada, de las propiedades
térmicas del hormigón y de las dimensiones de la estructura.
t
=
1 + 0.3 e
Las juntas radiales de construcción que se disponen en las presas de arco contrarrestan
la retracción si, como es práctica corriente, permanecen abiertas hasta que la mayor
parte o todo el calor de fraguado del hormigón haya sido disipado por medios naturales
o artificiales. Cuando, por alguna razón, el sellado de las juntas no pueda postergarse
hasta que la presa haya alcanzado su temperatura media normal para la época, será
necesario incluir parte de los efectos del calor fraguado en el cálculo de las tensiones de
origen térmico.
Puesto que estas solicitaciones son difícilmente evaluables, siempre será preferible
eliminarlas o, al menos, atenuarlas. También es necesario examinar en algún caso
particular, la posibilidad de que se produzcan aludes o corrimientos del terreno hacia el
embalse, capaces de ocasionar sobreelevaciones u oleaje extraordinarios.
• Normales
o Peso Propio
o Empuje Hidrostático con embalse a su nivel máximo normal.
o Subpresión funcionando los drenes
o Variación térmica
o Empuje de los sedimentos
o Acción del oleaje con embalse normal.
o Acción del hielo
• Accidentales
o Empuje Hidrostático con embalse a su nivel de la crecida de Proyecto
(NAP)
o Subpresión con drenes ineficaces
o Efecto sísmico (sismo de Proyecto)
• Extremas
o Empuje Hidrostático con embalse a la cota de la crecida Extrema (NAE)
o Efecto sísmico (sismo extremo)
De acuerdo con lo expresado precedentemente, la estabilidad de la presa y sus
tensiones internas máximas, tanto de compresión como de tracción, se determinarán en
las situaciones que se detallan a continuación. En todas ellas, las variaciones térmicas
se refieren a las variaciones de temperatura en el interior de la presa debida a las
oscilaciones térmicas estacionales de la temperatura ambiente o del agua. Los efectos
térmicos debidos al fraguado, cuyo carácter es transitorio y evolutivo, se deben analizar
por separado de las combinaciones aquí mencionadas, y con métodos numéricos, ya
que es impensable encontrar una solución analítica en ningún caso, siendo
recomendable usar modelos, al menos, bidimensionales.
De la combinación de los diferentes estados de solicitación surgen las alternativas que
se detallan en los puntos siguientes. En todos los casos, se deberá comprobar que, con
una situación parcial de construcción o embalse, no se produce inestabilidad elástica o
estática para la presa.
Para cada estado que se analiza, la norma fija los valores correspondientes para los
coeficientes de seguridad al deslizamiento y para las tensiones máximas, teniendo en
cuenta la categoría de la presa analizada.
A1 – Embalse vacío:
A11: Peso propio + efectos térmicos + efectos sísmicos (TP)
A2 – Embalse lleno:
A21: Peso propio + empuje hidrostático (NAP) + subpresión con drenaje
eficaz, si existe drenaje + efectos térmicos + empuje de sedimentos +
ola máxima para el nivel de crecida de proyecto.
A22: Peso propio + empuje hidrostático (NMN) + subpresión con drenaje
ineficaz + efectos térmicos + empuje de sedimentos + ola máxima
para el nivel normal de embalse.
A23: Peso propio + empuje hidrostático (NMN) + efecto sísmico (TP) +
subpresión con drenaje eficaz, si existe drenaje + efectos térmicos +
empuje de sedimentos + ola sísmica.
3. ESTABILIDAD ESTÁTICA.
Para que una presa sea estáticamente estable, la resultante del sistema de fuerzas
formado por las solicitaciones exteriores y la reacción del cimiento debe ser nula. Dicho
de otro modo, la suma de sus proyecciones del sistema de fuerzas sobre cada uno de
los ejes coordenados de referencia y de sus momentos respecto de estos mismos ejes
tiene que ser igual a cero.
a) ΣFx = 0
b) ΣFy = 0
c) ΣM = 0
Análogo procedimiento se aplica a los contrafuertes de las presas de este tipo. Las
presas de arco, en cambio, son estructuras esencialmente tridimensionales. No obstante
ello, en algunos métodos de cálculo se supone que la presa está formada por dos
sistemas virtuales de arcos horizontales y ménsulas verticales, superpuestas e
independientes, cada uno de los cuales ocupa la totalidad del volumen de la estructura.
La estabilidad de los arcos y ménsulas de cada sistema se estudia bidimensionalmente
en el plano medio de estos elementos, analizando las condiciones de equilibrio estático
del sistema de fuerzas constituido por las solicitaciones exteriores y la interacción entre
los elementos contiguos. El problema se reduce así al estado bidimensional.
3.1.1.- Rozamiento
Hasta no hace mucho tiempo, se admitía corrientemente que la resistencia de una presa
al deslizamiento dependía exclusivamente del rozamiento. La componente del esfuerzo
de corte correspondiente a la cohesión era considerada demasiado incierta para ser
incluida en los cálculos de estabilidad y se lo tenía en cuenta sólo como un suplemento
desconocido del factor de seguridad.
Desechando la cohesión, en situación de equilibrio deberá ser f ΣFN > ΣFT, donde: ΣFT
es la suma de las componentes de las mismas solicitaciones, paralelas a la superficie de
contacto.
FT f'
= tg
FN Kf
• Grava Kf = 0,5
• Arena Kf = 0,4
• Arcilla Kf = 0,3
F = F + F
F tg C A
N
T
1 2
Los valores obtenidos en los ensayos de laboratorio y utilizados en el cálculo del factor
de seguridad al corte y rozamiento de presas construidas por el U.S. Bureau of
Reclamation han variado entre 14 Kg/cm2 y 49 Kg/cm2, dependiendo de las
características de las muestras de hormigón y roca.
Clasificación de la presa
SITUACIÓN A B C
F1 F2 F1 F2 F1 F2
Deben preverse las medidas necesarias para garantizar la inalterabilidad de los terrenos
de cimentación durante toda la vida de la presa. En el curso del tiempo la condición de
los cimientos puede modificarse por muchas causas: meteorización, erosión, derrumbes,
etc.
Fv M d
( y )12 =
A J
En la cual:
ΣFv Componente vertical de la resultante de todas las solicitaciones que se
ejercen por encima del plano de la base, igual a la suma algebraica de sus
respectivas componentes
A Área de la base
ΣM Momento flector
e Excentricidad de la resultante de las solicitaciones (distancia entre el punto de
aplicación de la resultante en la base y centro de gravedad de la sección)
d Distancia entre el centro de gravedad y la fibra más alejada
J Momento de inercia de la base
σy Tensiones resultantes en los extremos de la sección
Fv 6 e
( y )12 = 1
b b
Donde σy1 y σy2 son las tensiones netas o efectivas y p u1 y pu2 son los valores de la
subpresión en los bordes de agua arriba y de agua abajo, respectivamente, de la base
de apoyo de la presa en el cimiento.
Las tensiones verticales σy1 y σy2 no son las máximas. Estas tienen la dirección de la
inclinación de los paramentos y se determina aproximadamente por medio de las
ecuaciones siguientes:
En las que σ1 y σ2 son las tensiones máximas en los bordes, paralelas a los paramentos
y θ1 y θ2, los ángulos que éstos forman con la vertical; y p1 y p2 las presiones externas
normales a los paramentos debidas al agua y los sedimentos acumulados.
Las tensiones máximas deben calcularse siempre en función de σy1 y σy2, sin tener en
cuenta la disminución de la tensión efectiva en el cimiento por efecto de la subpresión,
pues su existencia nunca es segura y, en todo caso, su valor es incierto. El agua a
presión puede necesitar de años para penetrar en todos los puntos de un macizo de
roca sólida, aunque en determinado tiempo se va a establecer, por cuyo motivo la
estabilidad de la presa debe estar asegurada con presión o sin ella.
En una base rectangular, la condición anterior conduce a la bien conocida ley del tercio
medio, como puede comprobarse fácilmente. Para que las tensiones en los bordes sean
nulas o positivas, la excentricidad deberá ser igual o menor que b/6, en cuyo caso la
resultante de todas las solicitaciones exteriores, incluida la subpresión, debe pasar por
el tercio medio de la base.
Rev HRR-PAC – 08-2012 Versión 1 Página 39 de 44
Clase Teórica CT-03
UNLP - Facultad de Ingeniería
ESTABILIDAD DE LAS PRESAS Construcciones Hidráulicas
SOLICITACIONES
Si la resultante cae apreciablemente fuera del núcleo central, o tercio medio, puede
producirse una grieta de tracción a partir del paramento de agua arriba que disminuye el
área efectiva de la junta o base con el consiguiente incremento de las tensiones de
compresión del borde de agua abajo y la posibilidad de vuelco si éstas superan el límite
de la rotura. El ingreso de agua del embalse a la grieta aumentará la subpresión,
reduciendo las tensiones netas y la resistencia al deslizamiento. En tal caso la presa
puede comenzar por volcarse y fallar finalmente por deslizamiento.
3.4.1. Presa.
La Instrucción Española define como resistencia característica de un hormigón en obra
al valor que se obtiene a partir de una serie de n ensayos de resistencia en probetas,
multiplicando por 2 la media aritmética de los n/2 resultados más bajos y restándole
Clasificación de la presa
SITUACIÓN
A B C
3.4.2. Cimiento.
La naturaleza y la calidad de los terrenos de cimentación de las presas de hormigón
varían ampliamente, desde roca mucho más resistente que el hormigón hasta los
depósitos aluviales de arena, limo o arcilla, pasando por todas las variedades de rocas
alteradas y descompuestas en distintos grados, que pueden ser muy frágiles y estar
pobremente cementadas, o rocas sedimentarias ligeramente consolidadas.
Prácticamente todos los macizos rocosos están atravesados por fallas y diaclasas. Las
fallas corresponden a movimientos relativos entre fracciones del macizo. Las zonas
Por último, las grietas, de cualquier naturaleza, cuando están abiertas y rellenas de
materiales generalmente arcillosos que tienen una débil resistencia al corte, según sea
su orientación respecto de las cargas aplicadas al cimiento, condicionan la resistencia
del macizo rocoso con abstracción de la roca que lo constituye.
Inversamente, cuando tales fracturas no existen, una roca de mediana calidad como por
ejemplo las tobas volcánicas pueden servir de cimentación a obras importantes.
Quedan aún por aclarar muchos conceptos, por verificar muchas hipótesis y por
desarrollar, en particular, una teoría de la distribución de esfuerzos y de la resistencia de
un medio discontinuo. Sin lugar a dudas, estas investigaciones redundarán en mayor
seguridad y menos costo de las obras construidas sobre o dentro de masas rocosas.
10. Las juntas de construcción están perfectamente selladas con lechada inyectada a
presión adecuada y las fisuras abiertas debidamente rellenadas de hormigón, de
modo que la presa puede considerarse una estructura monolítica.
11. Para reducir la subpresión en las superficies de contacto entre el hormigón y la
roca, la presa está provista de una cantidad suficiente de drenes.
12. El aumento de los empujes horizontales por efecto del incremento del peso
específico del agua debido a la mayor carga de sedimentos en época de crecidas,
puede omitirse por lo general en el proyecto de grandes presas, pero hay que
tomarlo en cuenta en las presas de derivación relativamente bajas.
13. Las hipótesis sobre las fuerzas derivadas de la subpresión aplicables al cálculo
de las condiciones existentes en la base de la presa, son también válidas para
estudiar el estado de cualquier sección transversal situada por encima de la base.
14. Las tensiones internas de tracción producidas por retracción natural y por
refrigeración artificial pueden controlarse adecuadamente por medio de juntas
constructivas de contracción espaciadas convenientemente.
15. Las tensiones internas de compresión debidas al aumento de la temperatura del
hormigón, después del sellado de las juntas, son beneficiosas.
16. Las presiones máximas aplicadas a las inyecciones de sellado de juntas de
contracción, son inferiores a los valores límites de seguridad fijados en el análisis
de estabilidad elástica.
17. Admiten que ningún lugar está completamente exento de movimientos sísmicos.
18. En el proyecto de grandes presas es admisible suponer una aceleración sísmica
proporcional a la aceleración de la gravedad, sin incluir estimaciones adicionales
por efecto de la resonancia.
19. Se consideran las componentes vertical y horizontal de la aceleración sísmica,
especialmente en el proyecto de presas de gravedad.
20. Mientras actúan las cargas accidentales, como la acción sísmica, son aceptables
pequeños aumentos de las tensiones admisibles y factores de seguridad
menores.
21. En los análisis de estabilidad elástica se tienen en cuenta los efectos de la
deformación del cimiento.
22. En los estribos inclinados de las presas de gravedad de eje recto una parte de las
solicitaciones puede ser soportada por flexión y torsión, además de la acción de
la gravedad usualmente considerada.
23. En las presas de gravedad de eje recto, las consecuencias perjudiciales de la
torsión y la flexión y las grietas causadas por las tensiones de tracción pueden
obviarse mediante procedimientos constructivos adecuados.
24. En las presas monolíticas de arco y de gravedad en planta curva una parte de las
solicitaciones puede ser soportada por corte y torsión, además de la acción de
arco y ménsula normalmente considerada.
25. En las presas de hormigón puede determinarse la distribución de las
solicitaciones igualando las deformaciones de todos los puntos de la estructura,
calculadas para distintas hipótesis de repartición de las cargas.
Estas hipótesis no son aplicables uniformemente a todos los casos. La número 3, por
ejemplo, que establece "las formaciones rocosas son homogéneas y uniformemente
elásticas en todas las direcciones" es válida en muy pocos sitios. Con métodos de
cálculo modernos, como el de los elementos finitos, es posible determinar la distribución
de tensiones en cimientos de propiedades elásticas variables.