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Clases Lecciones-16p

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LECCION No.

1 DEL SABADO 1 DE AGOSTO-2020


PENTECOSTÉS COMO TEOFANÍA

Nuestro conocimiento del Espíritu Santo se basa en los anuncios que de


Él nos da Jesús, sobre todo cuando habla de su partida y de su vuelta al
Padre. “Si me voy,... vendrá a vosotros el Paráclito” (Jn 16:7). Esta
“partida” pascual de Cristo, que se realiza mediante la cruz, la
resurrección y la ascensión, halla su “coronamiento” en Pentecostés, es
decir, en la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, “que
perseveraban en la oración" en el Cenáculo “en compañía de la Madre de
Jesús” (Hech 1:14), y del grupo de personas que formaban el núcleo de
la Iglesia originaria.

En aquel acontecimiento el Espíritu Santo permanece el Dios “misterioso”


(Isa 45:15), y como tal permanecerá durante toda la historia de la Iglesia
y del mundo. Se podría decir que Él está “escondido” en la sombra de
Cristo, el Hijo-Verbo consubstancial con el Padre, que de forma visible “se
hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn 1:14).

En el acontecimiento de la Encarnación el Espíritu Santo no se manifiesta


visiblemente ―permanece el “Dios escondido”―, y envuelve a María en
su misterio. A la Virgen, mujer elegida para el decisivo acercamiento de
Dios al hombre, dice el Ángel: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Luc 1:35).

De la misma manera en Pentecostés el Espíritu Santo “extiende su


sombra” sobre la Iglesia naciente, a fin de que bajo su soplo reciba la
fuerza para anunciar “las maravillas de Dios” (Hech 2:11). Lo que había
sucedido en el seno de María en la Encarnación, encuentra ahora una
nueva realización. El Espíritu obra como el “Dios escondido”, invisible en
su persona.

Sin embargo, Pentecostés es una teofanía, es decir, una poderosa


manifestación divina, que completa la teofanía del Sinaí cuando salió
Israel de la esclavitud de Egipto bajo la guía de Moisés. Según las
tradiciones rabínicas, la teofanía del Sinaí tuvo lugar cincuenta días
después de la Pascua del éxodo, el día de Pentecostés.

“Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahveh había descendido sobre Él


en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba
con violencia” (Ex 19:18). Esa había sido una manifestación de la
majestad de Dios, de la absoluta trascendencia de “Aquel que es” (Ex 3:
14).
Y a los pies del monte Horeb Moisés había escuchado aquellas palabras
que salían de la zarza que ardía y no se consumía: “No te acerques aquí;
quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra
sagrada” (Ex 3:5). Y a los pies del Sinaí el Señor ordena: “Baja y conjura
al pueblo que no traspase las lindes para ver a Yahveh, porque morirían
muchos de ellos” (Ex 19:21).

La teofanía de Pentecostés es el punto de llegada de la serie de


manifestaciones con que Dios se ha dado a conocer progresivamente al
hombre. Con ella alcanza su culmen aquella auto revelación de Dios
mediante la que Él ha querido infundir a su pueblo la fe en su majestad y
trascendencia, y al mismo tiempo en su presencia inmanente de
“Emmanuel”, de “Dios con nosotros”.

En Pentecostés se realiza una teofanía que, con María, toca directamente


a toda la Iglesia en su núcleo inicial, completándose así el largo proceso
iniciado en la antigua Alianza. Si analizamos los detalles del
acontecimiento del Cenáculo, como los presentan los Hechos de los
Apóstoles (2:1-13), encontramos en ellos diversos elementos que nos
recuerdan las teofanías precedentes, sobre todo la del Sinaí, que Lucas
parece tener presente al describir la venida del Espíritu Santo.

La teofanía del Cenáculo, según la descripción de Lucas, se realiza


mediante fenómenos semejantes a los del Sinaí: “Al llegar el día de
Pentecostés estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino
del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó
toda la casa en la que se encontraban.

Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se


posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo,
y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse” (Hech 2:1-4).

Se trata de tres elementos ―el ruido del viento, las lenguas de fuego, el
carisma del lenguaje―, ricos por su valor simbólico, que conviene tener
presente. A la luz de estos elementos se comprende mejor qué pretende
decir el autor de los Hechos cuando afirma que los presentes en el
Cenáculo “quedaron todos llenos del Espíritu Santo”.

1. “Un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso”. Desde el punto


de vista lingüístico aflora aquí la afinidad entre el viento (el soplo) y el
“espíritu”. En hebreo, así como en griego, para decir “viento” se usa la
misma palabra que para “espíritu”: “ruah”-“pneuma”. Leemos en el Libro
del Génesis (1:2): “Un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”,
y, en el Evangelio de Juan: “El viento (pneuma) sopla donde quiere” (Jn
3:8).

El viento fuerte en la Biblia “anuncia” la presencia de Dios. Es la señal de


una teofanía. “Sobre las alas de los vientos planeó” leemos en el segundo
Libro de Samuel (22:11). “Vi un viento huracanado que venía del Norte,
una gran nube con fuego fulgurante”: es la teofanía descrita al comienzo
del Libro del Profeta Ezequiel (1, 4).

En particular, el soplo del viento es la expresión del poder divino que saca
del caos el orden de la creación (Gén 1:2). Y es también la expresión de
la libertad del Espíritu: “EI viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero
no sabes de dónde viene ni a dónde va” (Jn 3:8).

“Un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso” es el primer


elemento de la teofanía de Pentecostés, manifestación del poder divino
operante en el Espíritu Santo.

2.- El segundo elemento es el fuego: “Se les aparecieron unas lenguas


como de fuego” (Hech 2:3).

El fuego siempre está presente en las teofanías del Antiguo Testamento:


por ejemplo, con ocasión de la alianza establecida por Dios con Abraham
(cf. Gén 15:17); también en la zarza que ardía sin consumirse cuando el
Señor se manifestó a Moisés (Ex 3:2); e igualmente en la columna de
fuego que guiaba por la noche a Israel a lo largo del camino en el desierto
(cf. Éxodo 13:21-22). El fuego está presente, de manera especial, en la
teofanía del monte Sinaí (Ex 19:18), y en las teofanías escatológicas
descritas por los profetas (Isa 4:5; 64:1; Dan 7:9, etc.).

El fuego simboliza, por tanto, la presencia de Dios. La Sagrada Escritura


afirma muchas veces que “nuestro Dios es fuego devorador” (Heb 12:29;
Dt 4:24; 9:3).

En los ritos de holocausto lo que más importaba no era la destrucción del


objeto ofrecido sino más bien el “suave perfume” que simbolizaba el
“elevarse” de la ofrenda hacia Dios, mientras el fuego, llamado también
“ministro de Dios” (cf. Sal 103/104, 4), simbolizaba la purificación del
hombre del pecado, así como la plata es “purificada” y el oro es “probado”
en el fuego (Zac. 13:8-9).

En la teofanía de Pentecostés está también el símbolo de las lenguas de


fuego, que se posan sobre cada uno de los presentes en el Cenáculo. Si
el fuego simboliza la presencia de Dios, las lenguas de fuego que se
dividen sobre las cabezas, parecen indicar la “venida” de Dios-Espíritu
Santo sobre los presentes, su donarse a cada uno de ellos para su misión.

En el tercer elemento, el donarse del Espíritu, fuego de Dios, toma una


forma especial, la de “lenguas”, cuyo significado queda explicado
inmediatamente cuando el autor añade: “Se pusieron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hech 2:4). Las
palabras que provienen del Espíritu Santo son “como fuego” (Jer 5:14;
23:29), tienen una eficacia que las simples palabras humanas no poseen.

En la teofanía de Pentecostés, Dios-Espíritu Santo, donándose a los


hombres, produce en ellos un efecto que es al mismo tiempo real y
simbólico. Es real en cuanto fenómeno que se refiere a la lengua como
facultad del lenguaje, propiedad natural del hombre.

Pero también es simbólico porque las personas, que son “de Galilea” y por
tanto capaces de servirse en la lengua o dialecto de su propia región,
hablan “en otras lenguas” de manera que, en la muchedumbre reunida
rápidamente en torno al Cenáculo, cada uno oye “la propia lengua”,
aunque se encontraban representados en ella diferentes pueblos (Hech 2:
6).

Este simbolismo de la “multiplicación de las lenguas” está lleno de


significado. Según la Biblia, la diversidad de las lenguas era señal de la
multiplicidad de los pueblos y de las naciones; más aún, de su dispersión
tras la construcción de la torre de Babel (Gen 11:5-9), cuando la única
lengua común y comprendida por todos se disgregó en muchas lenguas,
recíprocamente incomprensibles.

Ahora bien, al simbolismo de la torre de Babel sucede el de las lenguas


de Pentecostés, que indica lo contrario de aquella “confusión de lenguas”.

Se podría decir que las muchas lenguas incomprensibles han perdido su


carácter específico, o por lo menos han dejado de ser símbolo de división,
cediendo el lugar a la nueva obra del Espíritu Santo, que mediante los
Apóstoles y la Iglesia lleva a la unidad espiritual pueblos de orígenes,
lenguas y culturas diversas, para la perfecta comunión en Dios anunciada
e invocada por Jesús (Jun 17:11. 21-22).

En la Constitución sobre la Divina Revelación: “Cristo se manifestó a sí


mismo y a su Padre con obras y palabras, llevó a cabo su obra muriendo,
resucitando y enviando al Espíritu Santo. Levantado de la tierra, atrae a
todos hacia sí (Juan 12:32), pues es el único que posee palabras de vida
eterna (Jn 6:68).
A otras edades no fue revelado este misterio como lo ha revelado ahora
el Espíritu Santo a los Apóstoles y Profetas (Efe 3:4-6) para que prediquen
el Evangelio, susciten la fe en Jesús Mesías y Señor, y congreguen la
Iglesia”. Esta es la gran obra del Espíritu Santo y de la Iglesia en los
corazones y en la historia.
LECCION No. 2
LA PERSONALIDAD DEL ESPIRITU SANTO
SABADO 08 DE AGOSTO/ 2020

A veces cometemos el error de confundir personalidad con visibilidad. La


personalidad no es un atributo del cuerpo; sino un atributo del espíritu. La verdadera
persona que es Usted no ha sido vista por los hombres jamás, porque el cuerpo es
una vestidura de su espíritu. Usted no es un cuerpo sino un espíritu que tiene un
cuerpo.

A. PROPIEDADES PERSONALES.

1. El posee inteligencia. "Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;


a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu." (I Corintios 12:8) Véanse: Isaias
11:2-3; Nehemiah .9:20; I Pedro 1:11; II Pedro 1:21; I Corintios 2:10-11.

2. El posee voluntad. "Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él quiere." (I Corintios 12:11)

3. El posee poder. "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer,
para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo... con potencia de
señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que, desde
Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de
Cristo." (Romanos 15:13-19) Véanse: Zacarías 4:6; Isaías 11:2; Efesios 3:16.

4. El posee conocimiento. "Pero Dios nos las reveló por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las
cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido." (I Corintios 2:10-12)

5. Él es la fuente del amor cristiano. "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor
Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios."
(Romanos 15:30)

B. PRONOMBRES PERSONALES.

El nombre personal del Espíritu Santo es desconocido. El título, "Espíritu Santo," es


una designación que explica lo que Él es. Ese no es su nombre. El silencio de las
Escrituras con respecto a su nombre personal es realmente significativo. Él retiene
su propio nombre, para que el nombre del Señor Jesucristo pueda ser exaltado. En
el idioma griego, el título "Espíritu Santo" es un sustantivo neutro, pero siempre que
un pronombre se halle en su lugar, dicho pronombre es masculino. "...yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros... Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." (Juan 14:16-
17, 26) Véanse: Juan 16:7,8, 13-15; Romanos 8:16-26.

C. ACTOS PERSONALES.

¿Por qué nosotros actuamos como seres humanos? Porque somos humanos. ¿Por
qué el Espíritu Santo actúa como una persona? Porque Él es una persona.

1. El habla. "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo:


apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." (Hechos 13:2)

2. El intercede. "y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles." (Romanos 8:26)

3. El testifica. "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre,


el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí."
(Juan 15:26)

4. Él ordena. "Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por
el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir
a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió." (Hechos 16:6,7)

5. El supervisa. "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual
él ganó por su propia sangre." (Hechos 20:28)

6. El guía. "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;


porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os
hará saber las cosas que habrán de venir." (Juan 16:13)

7. El enseña. "Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi


nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."
(Juan 14:26)

D. REACCIONES PERSONALES.

Pueden cometerse actos contra el Espíritu Santo que solamente pueden cometerse
contra una persona. Él tiene sentimientos.

1. Él puede ser contristado. "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención." (Efesios 4:30)
2. Él puede ser enojado. "Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo
Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos." (Isaías
63:10)

3. Él puede ser tentado. "Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu
del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te
sacarán a ti." (Hechos 5:9)

4. Él puede ser resistido. "¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!


Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también
vosotros." (Hechos 7:51)

5. Él puede ser blasfemado. "Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo,
no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho:
Tiene espíritu inmundo." (Marcos 3:29-30)

E. RELACIONES PERSONALES.

1. Con el Padre. "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." (Mateo
28:19)

2. Con Cristo. "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber." (Juan
16:14)

3. Con los cristianos. "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no


imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias." (Hechos 15:28)

F. DESIGNACIONES PERSONALES.

1. El nombre Paracletos. Paracletos es la palabra griega que significa "Consolador,"


o "uno llamado al lado para ayudar." "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo
os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, El dará
testimonio acerca de mí." (Juan 15:26)

2. Otras especificaciones.

a. Espíritu de la promesa. "... y habiendo creído en él (Cristo), fuisteis sellados con


el Espíritu Santo de la promesa." (Efesios 1:13)

b. Espíritu de poder. "Y reposará sobre él (Cristo) el Espíritu de Jehová; espíritu de


sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento
y de temor de Jehová." (Isaías 11:2)

c. Espíritu de verdad. "...y os dará otro Consolador... el Espíritu de verdad, al cual


el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros." (Juan 14:16-1
LECCION No. 3.
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO
SABADO 22 DE AGOSTO 2020

Él es una persona divina. ¡Él es Dios! Él es co-igual, co-eterno y co-existente con el


Padre y el Hijo. No obstante, Él es designado como la tercera persona de la Trinidad.
En nuestras propias vidas, puede ser que existan personas que son iguales en
posición social, pero en cargos están subordinadas unas a otras. Lo mismo es con
el Espíritu Santo. Como Ser Divino, Él es igual con el Padre, y el Hijo; pero en
posición, Él está subordinado al Padre y le da precedencia al Hijo. Nota: ¡No existen
celos en la Trinidad!

A. ES DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

"Jesús" del nuevo testamento es "Jehová" del antiguo testamento. El Espíritu Santo
del nuevo testamento es el Jehová del antiguo testamento. "Pero este es el pacto
que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo." (Jeremías 31:33)

Compárese: Heb. 10:14-16. "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque
después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las
escribiré." Este texto cita al anterior, intercambiando los nombres "Espíritu Santo" y
"el Señor" por el nombre "Jehová."

B. EL ES LLAMADO DIOS.

1. En Hechos 5:3-4. "Y Pedro dijo: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para
que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? ... No has
mentido a los hombres, sino a Dios." Ananías y Safira murieron instantáneamente
por haber mentido al Espíritu Santo. Ellos mintieron en el tiempo de la consagración.
No fueron heridos de muerte por haber retenido su dinero, sino porque declararon
haberlo dado todo. Mintieron al Espíritu Santo, y por lo tanto a Dios.

2. En I Corintios 3:16. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de
Dios mora en vosotros?" Somos templo de Dios debido a que el Espíritu de Dios
mora dentro de nosotros.

3. En II Corintios 3:17. "Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del


Señor, allí hay libertad."

C. EL POSEE ATRIBUTOS DIVINOS.


1. Omnipotencia. "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti,
y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser
que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:35)

2. Omnisciencia. "Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios." (I


Corintios 2:10) Véase: Lucas 2:25-32.

3. Omnipresencia. "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu


presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he
aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún
allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra." (Salmo 139:7-10)

4. Sempiternidad. "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu


eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de
obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" (Heb. 9:14)

5. Amor. "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del
Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios." (Romanos 15:30)

6. Santidad. "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención." (Efesios 4:30)

D. EL REALIZA LAS OBRAS DE DIOS.

1. Creación. "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu
de Dios se movía sobre la faz de las aguas." (Génesis 1:1-2) "Envías tu Espíritu,
son creados, y renuevas la faz de la tierra." (Salmos 104:30) "El Espíritu de Dios me
hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida." (Job 33:4)

2. Regeneración. "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que


naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que
te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido
del Espíritu." (Juan 3:3,5-8)

3. Resurrección. "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora
en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros." (Romanos 3:11)

4. Transformación. "Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el


Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." (Romanos 8:13) Véase: Gálatas
5:16-24.
5. Salvación. "... mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." (I
Corintios 6:11)

E. EL EJERCE LA SOBERANIA DE DIOS.

"Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno
en particular como él quiere." (I Corintios 12:11) Véase: Zacarías 4:6.

F. EL DEBE SER RECONOCIDO COMO DIOS.

1. Como lo establece la Gran Comisión. "Y Jesús se acercó y les habló diciendo:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo;" (Mateo 28:18-19)

2. Como lo establece la bendición apostólica. "La gracia del Señor Jesucristo, el


amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén." (II
Corintios 13:14)

3. Como lo establece la designación bíblica. "El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias." (Apocalipsis 3:22)

4. Como lo establece la administración de la Iglesia. "Ahora bien, hay diversidad de


dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor
es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas
en todos, es el mismo." (I Corintios 12:4-6)

G. EL DEBE SER CONFIADO COMO A DIOS.

"Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de


decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque
no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo." (Marcos 13:11) Véase:
Romanos 8:26.

H. SE PUEDE PECAR CONTRA SU DIVINA VOLUNTAD.

"Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintiese al
Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? (Hechos 5:3)
LEDCCION No. 4 DEL SABADO 29-08-20
¿ES EL ESPIRITU SANTO UNA TERCERA PERSONA PARA FORMAR UNA
TRINIDAD?

Existen diferentes opiniones respecto a quién es el Espíritu Santo. ¿Es la tercera


persona de la trinidad, una especie de "fantasma" o una simple influencia?

Como sucede con cualquier doctrina bíblica, es preciso que profundicemos en las
Escrituras a fin de descubrir la verdad eterna. Una lectura superficial nos llevará, sin
duda, a un falso entendimiento.

¿Una Tercera Persona? En las Escrituras encontramos que Yahveh (el Padre) y
Yahshua (el Hijo) son dos personas; por tanto, Yahshua no es Yahveh, sino que son
dos seres totalmente diferentes. Puesto que el Padre es Yahveh y el Hijo no lo es,
eso significa que el Padre y el Hijo deben ser dos personas aparte, dos seres
diferentes. Por lo tanto, el concepto de una trinidad (tres personas co-iguales y co-
eternas, por así decirlo, que forman la Divinidad), no es la verdad eterna.

El concepto triuno del Espíritu Santo, como persona aparte del Padre y del Hijo,
aunque al mismo tiempo formando la Deidad, es realmente un misterio. Es un
misterio tal que aquellos que están a favor de esta idea tampoco lo pueden explicar.
De manera que, comencemos haciendo unas cuantas preguntas:

1.- Si el Padre es una persona aparte del Hijo, y el Espíritu Santo es una persona
aparte de ellos, entonces, ¿quién es el padre del Mesías?

Mateo 1:18-20 dice: "El nacimiento de Yahshua el Mesías fue así: su madre María
estaba desposada con José, y antes de que se unieran se halló que ella había
concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo y no quería difamarla,
se propuso dejarla secretamente. Mientras él pensaba en esto, he aquí un ángel de
Yahveh se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas recibir a
María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo.’”

¿Es el Espíritu Santo el Padre de Yahshua y no Yahveh? La única manera de


entenderlo es por lo que dice en Lucas 1:35: "Respondiendo el ángel le dijo: ‘El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por
lo cual también el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios." Por eso, el
Espíritu Santo es el poder que produjo la concepción.

2.- ¿Por qué no invoca el Apóstol Pablo al Espíritu manera que invoca al Padre y al
Hijo? Esto parecería un tanto ofensivo para el Espíritu Santo si fuese una persona
de igual categoría.

3.- ¿Por qué no se presenta nunca al Espíritu Santo como si estuviese sentado o
de pie cerca del trono como lo están el Padre y el Hijo? (Ver Hechos 7:55, 56; Col.
3:1; y Apocalipsis 5:1-9; 7:10). Ni siquiera vemos un trono vacío referido también
para él.

4.- En 1 Corintios 11:3 se ofrece un relato en el que la jerarquía: los hombres, las
mujeres y el Mesías cada uno tiene posición, por así decirlo, una categoría
juntamente con Yahveh, el Padre, siendo Dios la suprema autoridad, pero
preguntamos: ¿en dónde está el Espíritu Santo, como tercera persona, en vista de
que no se lo menciona?

5.- Efesios 5:5 nos dice que el "reino" que habrán de heredar los creyentes es "de
Cristo" y "de Dios". ¿Por qué no es el reino también del Espíritu Santo?

6.- El Padre y el Hijo hablan entre sí, pero ¿por qué no lo hacen con el Espíritu
Santo?

7.- ¿Por qué el Hijo de Dios sólo se refiere a dos testigos en Juan 8:15-18 y 15:23,
así como el apóstol Pablo sólo invoca a dos seres divinos y luego pasa a los ángeles
en 1 Timoteo 5:21 y 6:13-16?

Esas son tan solo unas pocas de las muchas preguntas que surgen si el Espíritu
Santo es realmente una persona distinta al Padre y al Hijo. Pero existen, sin
embargo, varios puntos que pueden dar cierto apoyo a la creencia de que el Espíritu
Santo es una persona. Examinemos unos pocos de ellos. Pero antes, respondamos
otras importantes preguntas:

¿Qué Es un Espíritu en la Biblia? ¿Qué exactamente es un Espíritu? De acuerdo


con la concordancia de Strong, junto con muchos otros de origen griego, un espíritu
es una “mente”. Cuando Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de Su Hijo,
envía a nuestros corazones la mente o el pensar de Su Hijo. Dios nos pide que:
“Haya, pues, en vosotros esta misma mente que había también en Cristo Yahshua”
(Filipenses 2:5). La mente o el Espíritu que tuvo Cristo, era el Espíritu de Su Padre.

Estudiemos lo que la Biblia tiene que decir acerca de un espíritu. “Y conociendo


luego Yahshua en su espíritu que convenían de esta manera, les dijo: ‘¿Por qué
cavilan así en vuestros corazones?’” (Marcos 2:8). Cristo percibió [griego, “conocer”,
es decir, “comprender”] en su Espíritu. El Espíritu de Cristo es donde él conocía y
comprendía las cosas. El Espíritu de Yahshua es la mente de Yahshua. “Y vino
sobre mí el Espíritu [hebreo, rúaj] de Yahveh, y me dijo: ‘Día: Así ha dicho Yahveh:
Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestra mente [rúaj],
yo las he entendido’.” (Ezequiel 11:5.) En este texto, rúaj ha sido traducido como
“espíritu” en un lugar, y como “mente” en otra parte.

Se puede ver claramente, que el espíritu de un individuo es la mente o pensamiento


de ese individuo. (Ver además Isaías 40:13 y Romanos 11:34.) “¿A quién has
anunciado palabras, y de quién es el Espíritu que de tí procede?” (Job 26:4) Cuando
anunciamos o pronunciamos palabras, estamos revelando de qué Espíritu
proceden.
Tenemos el espíritu del mundo, o el Espíritu de Dios, el cual es el Espíritu Santo. “Y
no contristéis el Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de
la redención” (Efesios 4:30). Muchas gentes sostienen que “el Espíritu Santo” y el
“Espíritu de Dios” son dos cosas diferentes. Como se puede apreciar del versículo
anterior, este no es el caso. La Biblia habla del “Espíritu Santo de Dios.” Dios Padre
tiene Espíritu: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro
Padre que habla en vosotros.” (Mateo 10:20.) Igual, Yahshua tiene espíritu: “Porque
sé que por vuestra oración y por la suministración del Espíritu de Yahshua el Cristo,
esto resultará en mi liberación.” (Filipenses 1:19.)

Ahora bien, el Espíritu Santo, ¿tiene espíritu? Algunos dicen que sí, en tanto otros
dicen que no. Y, ¿qué dice la Escritura? “El Espíritu Santo de Dios.” (Efesios 4:30.)

En ninguna parte de la Biblia se encuentra que diga “el Espíritu del Espíritu Santo.”
¿Por qué es así? ¿Será porque el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios Padre y de
Su unigénito Hijo? Como claramente establece la Escritura, el Padre tiene un
Espíritu, y Su Hijo tiene un Espíritu, no obstante “hay un sólo Espíritu.” (1 Corintios
12:8, 11; Efesios 4:4).

Evidentemente el Padre y Su Hijo comparten el mismo Espíritu en tanto son dos


personas distintas. Esto es verdad, pues comparten un mismo pensar, un mismo
objetivo, un mismo propósito. El Padre ungió a Su Hijo con su propio Espíritu. De
allí que comparten el mismo Espíritu. “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,
por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus
compañeros.” (Heb. 1:9.)

Como se ha demostrado claramente, el Padre y el Hijo comparten un Espíritu. ¿Qué


clase de Espíritu comparten? Con seguridad es el Santo Espíritu. La Biblia
menciona diversos tipos de espíritu. Leemos acerca de “espíritu impuro”, “espíritu
de iniquidad”, “espíritu inmundo”, “espíritu mudo”, “espíritu excelente”, “espíritu
humilde”, “espíritu herido”, “espíritu quebrantado”, “buen espíritu”. Todos estos
espíritus se designan mediante un adjetivo que los describe.

Sabemos que Dios Padre tiene un Espíritu, ¿y puede ese Espíritu ser algo menos
que Santo? El término “Santo” es un adjetivo. “Santo Espíritu” no es un nombre
propio, sino la descripción del Espíritu de Dios. Sabemos que Dios Padre tiene un
nombre propio, que es “YHWH” conocido como Yahveh, y el nombre propio de Su
único Hijo es “Yahshua”. Cabe preguntar, ¿cuál es el nombre propio del Espíritu
Santo? No lo tiene si se tratara de alguien distinto.

Los Atributos Personales: Se dice que el Espíritu Santo posee atributos de persona
y que, por lo tanto, es una persona. Entre unos cuantos de estos atributos está el
hecho de que el Espíritu Santo examina las cosas profundas de Dios (1 Cor. 2:10),
habla (Apo. 2:7) clama (Gál. 4:6), intercede (Rom. 8:26), da testimonio (Juan 15:26),
nos guía o dirige (Rom. 8:14), nos manda (Hechos 16:6, 7), se le puede mentir
(Hechos 5:3), se le puede contristar (Efe. 4:30), etc., etc.
Sin embargo, el Espíritu Santo también tiene atributos que no se pueden aplicar a
una persona; es decir, llena a las personas (Hechos 2:4), puede ser derramado
(Hechos 2:17, 18), está sobre los pueblos (Hechos 19:6), las personas lo pueden
beber (1 Cor. 12:13), es como un primer pago (2 Cor. 1:22), es un sello (Efe. 1:13),
es un eslabón simbólico (2 Cor. 3:3), etc. etc. Para explicar esto, queremos llamar
su atención al pasaje que se encuentra en Romanos 8:9, 10: "Sin embargo, vosotros
no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Si alguno no tiene el Espíritu del Mesías, no es de él. Pero si Cristo está
en vosotros, aunque el cuerpo está muerto a causa del pecado, no obstante, el
Espíritu vive a causa de la justicia."

El Espíritu de Cristo mora en nosotros, pero el versículo 10 nos dice que es Cristo
mismo. Esto es algo que también se aplica al Espíritu de Yahveh, el Padre. Son la
mente, los afectos y la voluntad del Todopoderoso Yahveh. De modo que los
atributos personales del Espíritu Santo son los de Yahveh y Yahshua morando en
nosotros con sus personalidades y disposiciones. Yahveh le ha concedido a Cristo
toda la plenitud del Espíritu Santo (Juan 3:34; Col. 1:19).

Ahora que Cristo ha sido glorificado gracias a la resurrección, el Espíritu que tiene
es el de Su Padre y no el suyo propio. Sus Espíritus han quedado unidos en uno y
son también introducidos en los creyentes no en toda su plenitud. Por otro lado,
puesto que el Espíritu posee atributos que no son personales, eso es algo que
debiéramos atribuir a que el Espíritu Santo es la gloria y el poder de Yahveh. "Y si
el Espíritu de Aquel que resucitó a Yahshua de entre los muertos mora en vosotros,
el que resucitó a Cristo de entre los muertos también dará vida a vuestros cuerpos
mortales mediante su Espíritu que mora en vosotros." (Romanos 8:11). "Pues como
Dios levantó a Cristo, también a nosotros nos levantará por medio de su poder." (1
Corintios 6: 14). "Y cual la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros
los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza, Dios la ejerció
en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y le hizo sentar a su diestra en los
lugares celestiales." (Efesios 1:19-20).

Estos versículos muestran claramente que el poder de Yahveh es Su Espíritu Santo


y por medio de ese Espíritu resucitó a Su Hijo. "Y Aquel que es poderoso para hacer
todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según
el poder que actúa en nosotros." (Efesios 3:20). ¿Ese poder actúa en nosotros?
Pues es el poder del Espíritu Santo. "El ángel le dijo: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre
ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual también el santo Ser
que nacerá será llamado Hijo de Dios’." (Lucas 1:35). ¿Fue una persona o fue un
ser espiritual el que actuó en María, o fue el poder milagroso de Yahveh el que
causó la concepción? "He aquí yo enviaré el cumplimiento de la promesa de mi
Padre sobre vosotros. Pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que
seáis investidos con poder de lo alto." (Luc. 24:49). La expresión "ser investidos con
poder de lo alto" es una expresión que significa "recibir el Espíritu Santo". El que
obra en nosotros es el poder de Yahveh a través del Hijo (Tito 3:4-6; Gál. 4:6; Juan
16:15; 17:10; Mat. 11:27; 1Cor. 2:11, 12).
La Personificación: Una técnica literaria que se usa con frecuencia en la Biblia es la
de la personificación. Muchos de los "atributos personales" del Espíritu Santo, que
aparecen arriba mencionados, pueden ser el resultado de esta técnica. Por ejemplo,
Pablo habla acerca del pecado como de algo que "le engañó" y que "le mató." (Rom.
7:11). Dice, además: "la muerte reinó desde Adán a Moisés." (Romanos 5:14). Ni el
pecado ni la muerte son personas. Hay otros ejemplos, como: "el amor todo lo
soporta... no piensa lo malo" (1 Corintios 13:4-5); "la misericordia y la verdad se
encontraron" (Salmos 85:10), "la luna se avergonzará y el sol se confundirá" (Isa.
24:23), "cantad loores, oh cielos" (Isa. 44:23), etc., etc. En todos estos ejemplos, el
tema que se desea personificar no es una persona como tampoco lo es el Espíritu
Santo por sí solo e independiente al Padre o al Hijo.

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