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Principio de La Valeta, 2011

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Las poblaciones y áreas urbanas históricas se componen de IBARR

elementos materiales e inmateriales. Los materiales


comprenden, además de la propia estructura urbana: los
elementos arquitectónicos, los paisajes interior y exterior de la
ciudad, los vestigios arqueológicos, las vistas, los perfiles, las
perspectivas y los hitos urbanos. Los elementos inmateriales
comprenden: las actividades, los usos simbólicos e históricos,
las prácticas culturales, las tradiciones, los testigos de la
memoria y las referencias culturales que constituyen la
substancia del valor histórico de las poblaciones o áreas
urbanas históricas. Toda intervención en las poblaciones y
áreas urbanas históricas debe respetar y hacer referencia a
sus valores culturales materiales e inmateriales.  (Art. 1 y 3
Carta Principios de la Valeta, 2011).

Criterios de evaluación:

• Puntualidad en la entrega.

• Capacidad de lectura comprensiva.

• Descripción de las ideas/criterios principales.

• Expresa el concepto a título personal, profundidad de análisis, estructuración de las


ideas.

• Actitud ante el oyente, pronunciación, tono.

• Uso de recursos informáticos, su estructura y ortografía.

Charla Patrimonio Mundial


Prepare una charla sobre el artículo de la Carta de Patrimonio que se le asignó en el
documento adjunto; Los detalles y objetivos de la actividad, se explican más adelante. En
la siguiente clase se presentarán algunas de las charlas grabadas, seleccionadas de
manera aleatoria, tal y como se asignaron los temas. Todos debemos estar presente en la
clase.

Descripción: Cada alumno desarrollará un documento escrito sobre un criterio de


intervención

en patrimonio histórico asignado por el profesor. Para ello requiere:

1) Lectura completa de la carta internacional de patrimonio histórico en la que se

encuentra el artículo que desarrolla el criterio asignado.


2) Prepara una exposición pública grabada, de 4 a 6 min. máximo, (video / ppt / prezi /

etc.) que contenga estos elementos:

• Contextualiza el artículo dentro de la Carta Internacional donde se

encuentra.

• Desarrolla el criterio asignado mediante ejemplos arquitectónicos o

urbanísticos específicos.

• Aporta una opinión sobre el texto asignado. (mínimo 150 palabras).

Objetivos: Identificar las diferentes cartas internacionales que a lo largo de la historia han

alimentado el discurso de la intervención en patrimonio histórico edificado y urbano, los

criterios en ellas definidos y la evolución del concepto. Análisis y búsqueda de ejemplos


reales

que acerquen estos ejercicios teóricos a la realidad profesional del arquitecto.

Fecha de entrega: 7 de octubre de 2020

Entrega obligatoria

Subir a la plataforma el video/ppt/prezi de la exposición. Desde las 00:00 del martes 6 de

octubre hasta las 12:00pm (medio día) de ese mismo día, el cual es el día de
presentación.

La importancia de la salvaguardia del patrimonio histórico-cultural



Dra. María Luz ENDERE

En los siglos XIX y XX la mayoría de los países dictaron normas de protección del patrimonio
cultural y crearon agencias dedicadas a su conservación. En nuestro país, esa tarea fue iniciada en
1940 con la sanción de la Ley de Patrimonio Histórico y Artístico 12.665, que creó la Comisión
Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, encargada de proponer las declaratorias
de monumentos y lugares históricos nacionales.

Desde entonces, este sistema de protección se fue robusteciendo con la ratificación de las
convenciones de UNESCO por parte del estado argentino y la sanción de normas nacionales,
provinciales y municipales. La responsabilidad de Estado en la preservación del patrimonio fue
expresamente contemplada en el texto reformado de la Constitución Nacional de 1994 al
establecer, en su art. 41, que “las autoridades proveerán a la preservación del patrimonio natural y
cultural”.

En 2015 la Ley 12.665 fue modificada por la Ley 27.103 que cambió la denominación del
organismo de aplicación por Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos y
actualizó sus funciones. Esta Comisión ejerce la superintendencia inmediata sobre los bienes
protegidos, en concurrencia con las respectivas autoridades locales. Está facultada para definir los
alcances de cada declaratoria; establecer las “áreas de amortiguación” en el entorno de los
monumentos, en coordinación con la autoridad local; intervenir con carácter previo y vinculante en
toda transacción, transferencia de dominio, gravamen u otra modificación del estatus jurídico del
bien protegido; supervisar toda intervención material sobre dichos bienes y celebrar convenios con
los propietarios a fin de asegurar de modo cooperativo el cumplimiento de la ley (ver arts. 1 y 3).
Esta norma contempla, además, penas de multa en caso de incumplimiento y establece la
obligación de restituir a su estado original en caso de alteración de fachadas u otras áreas de
máxima tutela del edificio (art. 8).

Con motivo de la sanción de la Ley 27.298/2016, que declara “Bien de Interés Histórico


Nacional” al edificio donde funciona el Rectorado de nuestra Universidad, cabe preguntarse
acerca de su significado e importancia.

En 2007 la Comisión estableció tres pautas de valoración y protección de los monumentos


nacionales: a) El interés histórico-cultural, en relación a la afirmación de la identidad y del tejido
social en que se integra. De modo que debe considerarse, además del autor del proyecto y al
propietario, el hecho histórico asociado y el valor simbólico que posee el bien para la comunidad
local. b) El interés artístico-arquitectónico y constructivo, vinculado con las características
inherentes a la obra propiamente dicha (características formales, espaciales, funcionales,
tecnológicas, constructivas y tipológicas), su equipamiento mueble, los valores estéticos y
económicos, su autenticidad, singularidad o rareza. También los valores de autoría y la
representatividad del área cultural a la cual pertenece. c) El interés paisajístico-ambiental, referido
a la relación de la obra con el entorno, otros edificios existentes en el área inmediata, relación de
espacios construidos y abiertos, vegetación, equipamiento urbano, traza urbana, usos del área,
valores de agrupamiento, visuales y paisajísticos (ver Disposición 16).
Hasta aquí hemos indagado sobre el significado de la declaratoria, ahora analizaremos las razones
por las cuales algunos bienes son seleccionados para su patrimonializacion, es decir pasan a
formar parte del patrimonio cultural de un país. Para comenzar debemos definir qué se entiende
por patrimonio y cuáles son las acciones que se vinculan con su protección. Se ha afirmado que el
Patrimonio Cultural de un pueblo “comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos,
escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de
valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la
creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos,
la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas” (Conferencia Mundial de la UNESCO
sobre el Patrimonio Cultural, México, 1982). Su “salvaguardia” comprende todas medidas
encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural, tales como la identificación,
documentación, investigación, preservación, protección, conservación, promoción, gestión,
valorización y rehabilitación.

Los cambios de la vida moderna, las sucesivas crisis económicas y transformaciones del entorno
afectan los hábitats urbanos y las condiciones de vida de sus pobladores. Frente a ello, las
diversas manifestaciones del patrimonio cultural material e inmaterial enriquecen la vida cotidiana y
constituyen una fuente de identidad y cohesión. Por el contrario, su perdida contribuye al
empobrecimiento del legado y la diversidad cultural de los pueblos.

En las últimas décadas se ha enfatizado la necesidad de entender los bienes patrimoniales en su


contexto territorial y en asociación con los valores inmateriales, vinculados con la continuidad en el
tiempo y la identidad; los usos tradicionales; el papel del espacio público como lugar de interacción
social, y en relación con otros factores socioeconómicos, como la integración social, y ambientales
(Carta de Washington, ICOMOS, 1987).

Todas estas cuestiones nos llevan a vincular el patrimonio con el desarrollo sustentable, ya que las
políticas de planificación urbana y ordenamiento territorial deben garantizar el respeto al patrimonio
cultural material e inmaterial. Sin embargo, la preservación de los bienes patrimoniales no debe ser
interpretado como una oposición al cambio. Por el contrario, si este es adecuado, puede ofrecer
oportunidades para mejorar las áreas urbanas históricas y la calidad de vida de sus habitantes.

La complejidad de la salvaguardia y gestión del patrimonio exige llevarlas a cabo desde una
perspectiva multidisciplinaria y colaborativa entre investigadores, el Estado, las empresas privadas
y el público en general. No debe olvidarse que “la conservación del patrimonio concierne en primer
lugar a sus habitantes” (Carta de Washington, art. 3) por lo que la participación y el compromiso
ciudadano deben ser estimulados a través de la consulta directa y el diálogo permanente con la
población y los grupos de interés (Principios de La Valeta para la salvaguardia y gestión de las
poblaciones y áreas urbanas históricas, ICOMOS, 2011).

Volviendo a nuestro recién declarado bien patrimonial, podríamos resumir nuestro cometido en
la Estrategia de las cuatro “C” (basada en las "C" enunciadas en la Declaración de Budapest
sobre el Patrimonio Mundial, 2002): Conservar el bien patrimonial; formar Capacidades para su
gestión; Comunicar los valores del patrimonio y reforzar la participación de la Comunidad.

© Todos los derechos reservados. UNICEN DIvulga 2010-2017.

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Dra. María Luz ENDERE:

Doctora en Arqueología. PATRIMONIA, INCUAPA (CONICET-UNICEN). Facultad de Ciencias


Sociales, UNICEN.

Contacto: mendere@soc.unicen.edu.ar
Principios de La Valeta para la salvaguardia y gestión
de las poblaciones y áreas urbanas históricas
ICOMOS CIVVIH

Resumen

El documento habla sobre el actual contexto internacional de reflexión sobre la conservación urbana,
se advierte una creciente toma de conciencia respecto a estas nuevas demandas. Las organizaciones
comprometidas con la conservación y la promoción del patrimonio precisan desarrollar sus
competencias, sus instrumentos, sus pareceres y, en muchos casos, su papel en el proceso de
planificación.

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