Temas Santidad
Temas Santidad
Temas Santidad
Catequesis Misionera
Recursos: Imagen de Jesús, una Biblia, imágenes sobre los santos sobre los
que se trabajará (Santo Domingo Savio, Santa Teresita del Niño Jesús, San
Agustín, Santa Mónica y Santa Madre Teresa de Calcuta); breve reseña sobre la
historia de la vida de cada uno de los santos para el trabajo en grupos.
Oración inicial:
Iluminación:
Reflexión:
Invitamos a los adolescentes a que nos vayan contando qué es lo que les
quedo de la lectura que se acaba de leer, tratando de generar entre ellos un
momento de reflexión grupal donde cada uno de ellos pueda decir que es lo
que sintieron al oírla (de ser necesario volvemos a leerla una vez más,
realizando pausas para explicar brevemente cada versículo).
Preguntas:
Actividad:
Observando las imágenes de los santos que elegimos y colocamos en el altar
preguntamos cuál de ellos reconocen y si conocen algo de ellos, por qué
fueron santificados, su historia, algún milagro o cualquier dato que conozcan.
Oración final:
Oración inicial:
Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.
Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar,
cargar y soportar.
Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los
deseos y al querer del eterno Padre Dios.
Iluminación:
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le
acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de
los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en
herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque
ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan
con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alégrense y
muéstrense contentos, porque nuestra recompensa será grande en los
cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a
ustedes.»
Reflexión:
Invitamos a los adolescentes a reflexionar acerca de la lectura, preguntando:
• ¿Conocían las bienaventuranzas?
• ¿Jesús dice cosas que nosotros podríamos hacer?
• ¿Los santos que trabajamos el encuentro anterior las cumplían?
• Conversar acerca de cada Bienaventuranza, que significan para ellos.
• Por ultimo ¿Qué nos quiso decir Jesus con esto: Alégrense y muéstrense
contentos porque nuestra recompensa será grande en los cielos?
Actividad:
A cada adolescente se le entrega una bienaventuranza y deben relacionarla
con su vida.
Preguntas de ayuda:
• ¿Qué me quiere decir Dios?
• ¿Cumplo con esa Bienaventuranza?
• En caso de no hacerlo ¿Por qué?
• En que se relacionan las bienaventuranzas con los santos.
• ¿Yo, puedo ser Santo?
- Al terminar la reflexión personal, hacer un momento de silencio y oración
para poder hablar con Dios.
-Para ayudar a los adolescentes a concentrarse y no mirar lo que pasa a su
alrededor, los invitamos a taparse los ojos, poner música de fondo dejando
también momentos de silencio.
-Leemos una reflexión:
La santidad de la vida diaria parece algo sencillo. Tan fácil como hacer siempre
lo que Dios quiere, vivir como Él me pide, cada día, cada hora.
Pero el corazón me traiciona. Si fallo me siento poco santo, me alejo de Dios,
me escondo. Me veo sucio y mezquino. Debe ser que en el fondo del alma no
acabo de creer en su misericordia.
Como si tratara de hacerlo todo bien, contentando a todos, contentando a
Dios, para lograr tocar una meta que nunca alcanzo.
Pero Ser santos no es hacerlo todo bien, ni todo perfecto.
Y nos olvidamos de los más importante “el hombre fue creado por amor y para
amar”. Eso es lo más importante. No hacerlo todo bien, sino hacerlo con amor.
Mi santidad tiene que ver con el amor. No con una vida sin errores,
Desear una santidad que me haga amar más, una santidad que sea una obra
de arte de Dios en mí. Una santidad que me permita tocar más el amor de Dios
Todos necesitamos saber que somos amados. Eso es lo que nos hace felices.
Amados de forma personal, en mi pequeñez.
Amar y ser amado. Es lo que de verdad me hará feliz y lograré que otros sean
felices. Porque esa es la pregunta. ¿Qué necesita el que está cerca de mí para
ser más feliz? ¿Qué tengo que cambiar yo para que los que me rodean sean
más felices?
La santidad entonces deja de ser un camino de auto santificación, para
convertirse en una vida de servicio, de entrega. Parece tan sencillo y me
encuentro tan lejos.
Quisiera aprender a tratar a todos con misericordia. En amar bien a cada uno,
sin distinciones, en todo momento, en toda circunstancia, pero no lo logro.
A veces el nombre “santidad de la vida diaria” parece una gran lucha, es ahí
donde me olvido de lo más importante: la santidad que Dios me pide no
consiste en ser perfecto. La santidad es tocar mi pequeñez con alegría.
Conmoverme al verme débil y alegrarme de ese amor de Dios que me
sostiene. Y entonces darle a Dios mi sí, frágil, débil, pronunciado de rodillas.
Mi sí a mi pequeñez, cuando no puedo y caigo, cuando no avanzo y no logro lo
que sueño. Decirle a Dios que sí, que le quiero hoy, aquí y ahora, en las
circunstancias que me tocan vivir hoy, en el presente.
Le digo que lo quiero, que lo sigo, que lo necesito. Le digo que no puedo
caminar sin su fuerza porque mi santidad no se construye a base de golpes de
pecho.
Se construye cuando me dejo hacer. Cuando camino tratando de dar más, de
amar más. Intentando sembrar esperanza. Preocupado más de los demás que
de mí mismo. Sabiendo que Dios me hace nuevo cuando yo me dejo hacer. Y
construye conmigo cuando me dejo utilizar por Él.
-Después de este momento los invitamos a los adolescentes a buscar una de
las sonrisas que esta en el altar, por que Dios les quiere decir algo.
Oración Final:
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que donde hay odio, yo ponga el amor.
Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que donde hay error, yo ponga la verdad.
Que donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Recursos: Paneles de cartón, papel afiche, cartulinas u otro que sirva como
poster. Fibrones, fibras, elementos para decorar. Pegamento, tijeras. Imágenes
de los santos que elegimos como modelos. Resumen de la vida de los santos
(usados en la catequesis misionera). Estampitas, medallitas, imágenes de los
santos.
Iluminación: 1 Co 1, 2
“A los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos,
junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre de
Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.”
Actividad: armamos una Expo Santos. La idea es que entre los adolescentes
armen poster, afiches, cartulinas, stand, sobre los santos con los que vienen
trabajando en este mes, para darlos a conocer a la comunidad de la
parroquia/capilla. No sólo armarán los afiches sino que también sería bueno
que puedan contarlo oralmente mediante un dialogo con quienes se acerquen
a ver (por eso también sería bueno ubicarlos en un lugar preferencial de la
parroquia/capilla, o armarlo para la salida de las misas del fin de semana).
Destacar la historia de cada uno de los santos, sus virtudes y por qué son
ejemplo para los misioneros. Se pueden conseguir estampitas, medallitas, etc
para repartir.
Oración final: Rezamos las oraciones de cada uno de los santos pidiendo su
intercesión por una intención especial.
Comunión Misionera
Iluminación: Ef 1, 3-4.
Reflexión: Dios nos pensó para la santidad desde siempre y para siempre. Los
santos que venimos conociendo en estos encuentros nos han mostrado que el
verdadero camino hacia la santidad consiste de un amor pleno a Dios y al
prójimo, y de vivir con alegría las enseñanzas del Evangelio. Cada uno desde
su identidad tiene dones y talentos que, bien usados y puestos al servicio de la
misión, nos pueden acercar a la vida de santidad. Así como los santos se
destacaron en virtudes, nosotros también tenemos las nuestras y viviendo
como ellos nos muestran podemos también aspirar a la santidad.
Actividad:
Llevaran de cada uno de los santos con los que vienen trabajando una virtud o
cualidad que les haya llamado la atención y con la que se sientan
identificados, y la compartirán a sus otros compañeros de grupo, descubriendo
que por medio de la vida de otros santos, nosotros también podemos vivir en
santidad y ayudar a otros a que vivan de la misma manera.
Para que sea un encuentro dinámico, se puede hacer un Show de talentos. Los
adolescentes se presentarán a sí mismos y pueden hacer alguna demostración
(canto/baile/chistes/etc), y después contarán sobre aquella virtud o cualidad
del santo que les tocó y cómo la aplicarían en sus vidas, sumándolos a los
talentos que ya tiene cada uno como un paso más hacia la santidad.