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Hacienda Publica

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua


Vicerrectorado académico
Facultad de ciencias administrativas y sociales
Escuela de Contaduría Publica
Derecho y legislación fiscal

Hacienda
Pública.
Profesora: Alumna:
Alexa González Dhailin Pabón,
28.594.505
FEB – 6D – 1 –
3
Cuidad Guayana, 07 de octubre de 2020.
Objetivos fundamentales de la hacienda pública y su función social.

La hacienda es la encargada de aplicar el sistema tributario vigente en un país con el fin de

recaudar, gestionar y controlar los gastos del Estado. No tiene atribuciones para elaborar y

aprobar las normas tributarias, su función se limita a aplicarlas correctamente. Asimismo, no es

la encargada de decidir la asignación de los recursos a las distintas actividades o proyectos del

Estado.

El hacendista Gerhard Colm, en un ensayo titulado "¿Por qué la Hacienda Pública?", afirma

que esta disciplina "estudia la forma en que se logran los objetivos del sector público a través de

los medios de ingresos y gastos públicos, dirección de la administración de la deuda y las

transacciones correspondientes. De forma específica estudia la manera en que se toman las

decisiones por el sector público y la forma en que son realizadas y controladas. Su ámbito de

análisis se asienta sobre las numerosas ciencias tradicionales"

Esta descripción recoge sintéticamente los elementos centrales de la Hacienda Pública. En

primer lugar, se trata de una disciplina que analiza los objetivos buscados por el sector público a

través de los ingresos y de los gastos presupuestales. El estudio del sector público como

perceptor de recursos fiscales y como inversor de los mismos constituye el objeto central de la

Hacienda Pública.

En segundo lugar, la Hacienda Pública es una disciplina autónoma pero profundamente

vinculada a otras ciencias y artes. Pretende estudiar la Hacienda Pública en el mundo

contemporáneo de manera aislada de otras áreas como la economía, la política, la administración

o el derecho público constituiría una inmensa equivocación. La complejidad que el sector

público ha ido adquiriendo en las sociedades modernas exige que el análisis de los mecanismos
con que dicho sector se financia y de la forma como se invierten los recursos que maneja deba

ser forzosamente un estudio multidisciplinario.

La Hacienda Pública Nacional comprende los bienes, rentas y deudas que forman el activo

y el pasivo de la Nación, y todos los demás bienes y rentas cuya administración corresponde al

Poder Nacional. La Hacienda, considerada como persona jurídica, se denomina Fisco Nacional.

(Artículo 1 de la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional, G.O. nro. 39.238. Venezuela.

10/08/2009)

El Tesoro Nacional comprende el dinero y valores que son producto de la administración

de la Hacienda Pública Nacional y las obligaciones a cargo del Estado por la Ejecución del

Presupuesto de Gastos. (Artículo 2 de la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional, G.O.

nro. 39.238. Venezuela. 10/08/2009)

El objeto central de la Hacienda Pública consiste en el estudio de aquellos propósitos que

busca desarrollar el sector público cuando actúa como recaudador o como inversor de recursos

presupuestales.

Existe un primer objetivo (el más obvio) que el Estado procura realizar cuando establece una

determinada política de recaudos o de gastos públicos, a saber, dotar la comunidad de cierta

cantidad de bienes colectivos. Así, una ampliación de la red vial, del servicio de comunicaciones,

de la cobertura escolar o de la defensa, requiere un determinado tipo de financiamiento y una

específica orientación del gasto público hacia tales sectores. Pero el objetivo de la Hacienda

Pública no se reduce al estudio de la provisión de bienes colectivos.


Tradicionalmente la definición de los objetivos o funciones de la Hacienda Pública se apoya

en el concepto de “hacienda múltiple” desarrollado por Musgrave, en el que se establecen una

serie de objetivos que debe cumplir el sector público en el ámbito del sistema económico.

De esta manera las funciones esenciales de la Hacienda pública son:

1. Asignación (efectuar ajustes para conseguir una asignación eficiente de los recursos

económicos).

Existen un conjunto de bienes y servicios que no pueden suministrarse a través de los

mecanismos normales del mercado; y caso de que fuera hecho por el mercado, el suministro sería

deficiente. Estos bienes, cuyo consumo es de forma simultánea no rival y no exclusiva, son los

llamados bienes públicos puros.

La provisión de estos bienes por parte del sector privado sería nula; siendo éstos

proporcionados por el sector público en forma directa.

En cuanto a la forma en la que dichos bienes deben ser producidos, se hace imprescindible la

creación de un mecanismo de financiación por parte de aquellos que se benefician con el

consumo, el cual es en general los impuestos; debiéndose determinar cantidad del bien y el

procedimiento de financiación. Este es el caso de la defensa nacional, la provisión del bien y el

orden, alumbrado público, etc.

También existen bienes mixtos, cuyo consumo es no rival y no exclusivo, existiendo una

demanda privada aunque no es la más eficiente, pudiéndose presentar problemas de provisión

insuficiente o excesiva de tales bienes, al existir externalidades. La externalidad es el efecto de la

producción o consumo de un bien o servicio sobre aquellos que no son productores o

consumidores del mismo.


Tales efectos pueden ser positivos o negativos, representando beneficios sociales (educación,

protección sanitaria, etc.) o costos sociales (contaminación, inseguridad, etc.) –los cuales suelen

presentarse en forma conjunta, ya sea en mayor o menor medida).

Cuando las externalidades sean positivas, la provisión de los bienes mixtos será insuficiente;

mientras que cuando sean negativas, la provisión será excesiva.

Asimismo, el procedimiento de intervención del sector público en el ámbito de los bienes

mixtos, dependerá de las externalidades: si son positivas, es posible suministrar el bien o servicio

de forma gratuita (sanidad o educación) u ofrecer subvenciones a la producción; si son negativas,

el nivel de producción o consumo puede reducirse por medio de regulaciones, prohibiciones y

limitaciones o estableciendo impuestos que aumenten el coste y reduzcan la demanda.

2. Redistribución (corregir la distribución de renta y riqueza resultante de la actuación del

mercado; para lograr una distribución más justa o adecuada).

La segunda gran función de la Hacienda pública consiste en realizar ajustes en la distribución

de la renta; con la que se busca lograr una distribución distinta de la que se produce de modo

ordinario según el sistema económico social.

Hay dos fases posibles en la redistribución: cuando se atribuyen los ingresos a los factores de

la producción (distribución funcional) y cuando se amplían o reducen los ingresos recibidos por

un sujeto o familia (distribución personal).

El principal instrumento para llevar a cabo una política fiscal redistributiva es el gasto

público; principalmente mediante el gasto de transferencias (subvenciones y desembolsos sin

contraprestación).
Puede así hablarse de transferencia en especies (suministro gratuito de bienes públicos puros o

colectivos y subvenciones a empresas que prestan determinados servicios) o monetarias (entrega

de cantidades de dinero en efectivo). Los gastos públicos serán más distributivos si son

financiados por las personas de mayores rentas.

Ahora bien, la política tributaria suele ser redistributiva de las rentas: bastará que se grave con

mayor intensidad las rentas del capital que las rentas del trabajo, a fin de atenuar la desigualdad.

Pero el ámbito de mayor acción se encuentra en las rentas personales.

Por ello, el impuesto sobre las rentas personales se presenta como el mejor instrumento para

la redistribución; impuesto que es progresivo por su propia naturaleza, admitiendo un gravamen

más que proporcional.

Otros impuestos de índole redistributiva son los que gravan las herencias y donaciones en sus

distintas modalidades, y el impuesto sobre el patrimonio neto.

Política de rentas y distribución: La intervención del Estado aparece en materia de política de

salarios, sostenimiento de precios agrícolas o de política de control limitativo de las rentas de

capital.

3. Estabilización (garantizar el funcionamiento estable de la economía; ayudándola en la

consecución de niveles de crecimiento y desarrollo adecuado).

Dentro de ésta se abarcan dos sub-funciones diferentes pero claramente relacionados:

garantizar un nivel aceptable de estabilidad en las principales variables macroeconómicas y

ayudar a la consecución de tasas de crecimiento y desarrollo económico que contribuyan a

incrementar el bienestar social.


Se trata de que los gobiernes intenten impedir la existencia de desempleo e inflación,

estabilizando la economía al tiempo que consiguen una tasa de crecimiento económico aceptable.

Las funciones generales del Ministerio de Hacienda y Crédito Público están contempladas en

el Decreto 246 del 28 de Enero de 2004 "Por el cual se modifica la estructura el Ministerio de

Hacienda y Crédito Público".

DECRETO 246 DEL 28 DE ENERO DE 2004

Corresponde al Ministerio de Hacienda y Crédito Público el ejercicio de las siguientes

funciones:

1. Participar en la definición y dirigir la ejecución de la política económica y fiscal del Estado;

2. Coordinar con la Junta Directiva del Banco de la República las políticas gubernamentales

en materia financiera, monetaria, crediticia, cambiaria y fiscal;

3. Preparar, para ser sometidos a consideración del Congreso de la República, los proyectos

de acto legislativo y ley, los proyectos de ley del Plan Nacional de Desarrollo, del Presupuesto

General de la Nación y en general los relacionados con las áreas de su competencia;

4. Preparar los proyectos de decreto y expedir las resoluciones, circulares y demás actos

administrativos de carácter general o particular, necesarios para el cumplimiento de sus

funciones;

5. Cumplir las funciones y atender los servicios que le están asignados y dictar, en desarrollo

de la ley y de los decretos respectivos, las normas necesarias para el efecto;

6. Coordinar, dirigir y regular la administración y recaudación de los impuestos que

administra la Unidad Administrativa Especial, Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales; y


regular de conformidad con la ley, la administración y recaudo de las rentas, tasas,

contribuciones fiscales y parafiscales, multas nacionales y demás recursos fiscales, su

contabilización y gasto;

7. Preparar los proyectos para reglamentar el proceso de aforo, tasación y recaudo de los

gravámenes arancelarios y los demás temas relacionados;

8. Coordinar y preparar los proyectos para reglamentar la administración de los servicios

aduaneros;

9. Elaborar informes y estudios sobre evasión tributaria y aduanera con el fin de trazar las

políticas sobre la materia;

10. Fijar las políticas y promover las actividades de prevención, aprehensión y reprensión del

contrabando; Apoyar la definición de las políticas, planes y programas relacionados con el

comercio exterior del país en coordinación con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

La Disposición Transitoria Cuarta, Numeral 6 de la Constitución de la República Bolivariana

de Venezuela ordena a la Asamblea Nacional aprobar una ley que desarrolle la hacienda pública

estadal, dentro del marco de normas y principios que al respecto consagra el Texto Fundamental.

La sanción de tal ley impone, ante todo, dar debida interpretación a las disposiciones

constitucionales que se refieren al reparto de potestades y competencias entre los entes político-

territoriales, especialmente entre los estados y la República, así como también considerar los

principios de interdependencia, coordinación, cooperación y corresponsabilidad, como

exigencias que la Carta Magna impone para la configuración de la materia hacendística estadal.

Sancionar una ley que desarrolle la hacienda pública estadal como lo ordena la

Disposición Transitoria Cuarta, necesariamente implica referirse a la regulación de los bienes,


ingresos y obligaciones de los estados, así como a todo lo relativo a su administración,

conservación y disposición, tomando muy en cuenta la adopción constitucional de la

descentralización como política nacional, conciliada con el cometido coordinador y de

armonización asignado en el ámbito tributario al Poder Nacional en el numeral 13 del Artículo

156 de la Carta Magna.

El desarrollo de la hacienda pública estadal que se materializa a través de esta Ley, se dirige

entre otros, al fortalecimiento de las fuentes de financiamiento de los estados, para lo que hace

especial énfasis en la consolidación de una verdadera autonomía fiscal. Dicho instrumento forma

parte de un entramado legislativo, integrado entre otras por la Ley Orgánica de Consejo Federal

de Gobierno, la Ley del Fondo de Compensación Interterritorial y la Ley Orgánica de

Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público y la

Ley Orgánica del Poder Público Municipal, sin cuya vigencia, la estructuración e impulso

requerido por el proceso de descentralización quedaría incompleto.

Adicionalmente, cuenta la Ley con el Título Segundo destinado a consagrar los principios

rectores y organizativos del régimen administrativo y operativo de la hacienda, materia esta que

en reflejo de lo dispuesto por el artículo 311 de la Carta Magna, está inspirada en los mismos

principios y disposiciones establecidos para la administración financiera nacional, que resultan a

los estados aplicables. Por tal motivo, en esta materia se ha seguido el modelo sistémico

adoptado por la Ley Orgánica de Administración Financiera del Sector Público, en todo lo

relacionado con el régimen presupuestario, de administración de bienes, de tesorería, y de

contabilidad, entre otros, que habrán de ser adoptados y desarrollados por los estados, a través de

su legislación.
La Hacienda Pública parte de la Economía Pública que recoge la intervención que la autoridad

pública efectúa en una economía de mercado, fundamentalmente a través de los diversos

programas de ingresos y gastos públicos. Comprende, por tanto, las intervenciones públicas que

se llevan a cabo con ingresos y gastos públicos; los presupuestos, donde se recogen tales gastos e

ingresos; los posibles déficits presupuestarios y de la forma de financiarlos. También considera

cuál es el papel del sector público en una economía de mercado moderna, qué factores legitiman

su presencia, cómo se comportan las diversas Administraciones públicas y cómo se adoptan

decisiones públicas. Asimismo analiza los efectos económicos y sociales de esas actuaciones

públicas en el sector privado de la economía. Y todo ello siguiendo los criterios de eficiencia y

equidad.

Los criterios que orientan el empleo de los recursos públicos son de naturaleza política a

diferencia de los criterios subjetivos que se aplican en el sector privado. Asimismo, la materia es

la misma los recursos públicos y privados, pero las leyes y las normas para su manejo son

distintas. También en lo que a control se refiere la materia es la misma: la función de verificar,

supervisar, fiscalizar, para determinar si se cumplió con lo propuesto en el plan anual operativo y

el presupuesto como expresión financiera de ese plan, y se dio cumplimiento a las normas legales

y técnicas, y analizar resultados, determinar responsabilidades y tomar las medidas correctivas en

forma oportuna. Pero por tener que cumplirse en el ámbito de la hacienda pública, adquiere

características distintas, que conforman un sistema específico de control para el sector público,

teniendo presente que el control de la hacienda pública sustituye la ausencia del interés

particular, es decir viene a proteger los intereses de la sociedad, según el Dr. Cayetano A.

Licciardo “El ejercicio del control público es para que la comunidad social pueda enterarse

acerca del grado de cumplimiento de cada una de las funciones de la hacienda pública, y
determinar las responsabilidades en que puedan incurrir los funcionarios y la Administración

Pública mejorar su organización y funcionamiento”.

Se debe tener presente que el instrumento fundamental para el ejercicio del control en el

sector público o el eje del sistema es la institución presupuestaria, por lo que se indica que el

control de la hacienda pública, empieza con el presupuesto. Se debe tener presente la acepción

moderna de control: “Conjunto de elementos que coadyuvan al logro de los objetivos y metas de

la institución o empresa”, y uno de los instrumentos principales es el plan-presupuesto así como

un buen sistema de control interno.

La sustancial coincidencia de las auténticas ideologías políticas -no de los sectarismos

políticos desde la perspectiva de la justicia social y/o del bien común, ha trasladado las

diferencias de índole política al plano instrumental, esto es, con qué medios se ha de actuar y,

sobre todo, con qué ritmo se ha de cambiar. Y como los instrumentos al servicio de la Política

son fundamentalmente económicos, no debe sorprendernos que las opciones políticas de carácter

sustantivo se planteen en el orden económico. Ello no excluye que la Política maneje ideologías

y otros objetivos de rango espiritual para suscitar adhesiones, para obtener fervores y, en

definitiva, para confirmar obediencias. Y así es, mal que nos pese.

Ahora bien, entre las decisiones económicas más trascendentales del Poder político están las

que enmarca la Hacienda Pública. Decisiones sobre los bienes públicos que se pongan a

disposición de los ciudadanos, y decisiones sobre los recursos públicos que se detraigan de los

ciudadanos para financiar el coste de tales bienes públicos o colectivos. El día que los países se

decidan a establecer Constituciones que superen lo accidental o efímero y que respeten

escrupulosamente la libertad de todos, sus electores votarán, casi exclusivamente, qué bienes o
servicios públicos prefieren y qué tributos desean pagar. Es decir, la Hacienda Pública está

convocada a instrumentar tales opciones políticas integralmente concebidas.

La Hacienda Pública hastaL929 se elaboró a un nivel normativo con el propósito de aplicar

los medios disponibles del análisis económico a la consecución de dos objetivos: la satisfacción

de las necesidades sociales y los ajustes previos precisos en la distribución de la renta y la

riqueza que quedaban encomendados a los instrumentos fiscales. Todas las construcciones

normativas anteriores a esta fecha, en el ámbito de la Hacienda Pública, aceptaban el principio de

la ortodoxia financiera del equilibrio anual (ley de Say).


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