Ensayo PDF
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Ensayo.
Mi vida en México
Mi México… tan hermoso y chulo, hoy escribiré de ti, detallaré tus paisajes
esbeltos y maravillosos, describiré tu vegetación florida y jugosa; tus colores
pintorescos de tus calles, conformada por estructuras coloquiales y modernas;
tus figuras de tus casas, rectangulares u orgánicas; y para cerrar con broche
de oro, el alma de México… la comida. ⎯¡Ah caray, qué delicia! ¡para chuparse
los dedos! ⎯.
Uno de mis placeres favoritos, es viajar; y para ser sincera, ¡cuánto disfruto en
conocerte y reconocerte!, en todo este tiempo, he aprendido que hay espacio
y momento para todo; que tal vez si quiero diversión, un buen lugar sería
Acapulco, con su vida de noche, sus mares hermosos, sus carrozas, que van de
un lado a otro recorriendo la Costera Miguel Alemán con muchos turistas; y por
otro lado, si quiero tranquilidad, una visita a Oaxaca sería lo ideal, me encanta
decir, que es un estado lleno de colores, de cultura, de bailes, de mezcal, de
sonrisas y que su alma, tiene fuego, tiene fuerza y libertad.
Viajar, ayuda a abrir mi mente y tener una visión distinta de la vida, viajar te
ayuda a comprender y entender las diferentes costumbres de todos, podríamos
hablar de moral y ética del mexicano, pero será en otro ensayo, que después
con más calma relatare.
Por las mañanas salgo apresurada a tomar el camión que me lleva al metro, en
el transcurso, veo como pasa por la calle el señor de los Tamales, se escuchan
los claxon, los perros ladrando, los papás llevan a sus hijos corriendo porque ya
van a dar las 8. Me subo al camión y le pido que me deje en la entrada del
metro, al llegar, entró a la estación del metro la Nopalera, el metro esta
atascado, me dirijo a la zona de damas. Al llegar, me formo, todas ansiosas por
querer subir en el siguiente vagón, tarda… todas miran su reloj y hacen gestos
de que ya es tarde. Después de unos minutos, llega el metro, vacío
afortunadamente. Al abrir sus puertas el metro, las mujeres entran despavoridas
por querer un lugar, como de costumbre, y sé que en las siguientes estaciones
se llena y el bajar es complicado, suelo quedarme de pie.
Al salir, camino hacia metro Taxqueña, todas ya vamos cansadas por el día,
platicamos de nosotras y compartimos momentos del transcurso del día. Al llegar
al metro, transbordo a la línea dorada… ¡Oh! ¡Sorpresa! Siempre está lleno, para
ser exacta, tardo como 15 minutos en poder subir a un vagón, voy con mis
amigas, platicando… de regreso a metro nopalera, bajo del camión, los puestos
cerrados, ya voy cansada. Espero el camión, demora un poco en llegar por la
hora, — ¡perfecto! Ahí viene! ⎯ me subo, lo único que quiero es llegar a casa, a
veces le temo a la noche, bien, bajo del camión, camino a mi casa con las llaves
ya en la mano y abro la puerta. Cuando estoy del otro lado siempre me persigno
y doy gracias a Dios por permitirme llegar sana y salva a casa.. Así mis días en
México.
Dulce Alejandra Rosas Vargas
Ensayo.