quIsTes oDonTogénIcos
quIsTes oDonTogénIcos
quIsTes oDonTogénIcos
Los quistes odontogénicos se originan del componente epitelial del diente o de sus restos
celulares, los cuales quedan atrapados dentro del hueso o en el tejido gingival que cubre a
los maxilares. La OMS aún mantiene la misma clasificación de acuerdo con su
patogénesis en donde se clasifican como lesiones del desarrollo o de tipo inflamatorio.
1. Lesiones del desarrollo
• Quiste gingival del recién nacido.
• Queratoquiste odontogénico (quiste primordial).
• Quiste dentígero (folicular).
• Quiste de erupción.
• Quiste lateral periodontal.
• Quiste gingival del adulto.
• Quiste odontogénico glandular (sialo-odontogénico)
Quistes de origen inamatorio
• Quiste radicular (periapical).
• Quiste residual.
• Quiste paradental y bucal mandibular infectado.
QUISTE DENTÍGERO
El quiste dentígero o quiste folicular se encuentra relacionado con dientes no erupcionados,
y es el segundo en incidencia después de los quistes radiculares. Los quistes odontogénicos
representan una de las principales causas de destrucción ósea de los maxilares. Mosqueda et
al, revisaron 856 casos de quistes, donde el mayor número de casos correspondió a quistes
radiculares (342 casos), seguido por quistes dentígeros (283 casos) y queratoquistes odonto-
génicos (184 casos); en conjunto, estos quistes representan el 94,5% del total de casos
reportados. Daley et al,[39] en una revisión de 40.000 biopsias, encontraron 6.879 quistes
odontogénicos (17,2%), de los cuales 4.468 (64,9%) correspondieron a quistes radiculares,
1662 (24,1%) a dentígeros y 335 (4,8%) a queratoquistes. El resto de las patologías
reconocidas por la OMS se presentaron en menos del 2% cada una. En tanto, Tay encontró
que los quistes odontogénicos fueron el 14,9% de las 2.057 biopsias analizadas, y destaca
que entre los 20 diagnósticos más frecuentes se encontraron el quiste radicular, el
queratoquiste, el quiste dentígero y el quiste residual. Bhaskar[41] encontró 3.538 quistes
odontogénicos en 18.214 biopsia enviadas (19,4%), entre los que sobresalieron por su
elevada frecuencia el quiste radicular (57,8%) y el dentígero (33,7%).En Colombia,
Jiménez et al, en un análisis de 9.023 biopsias, encontraron quistes en un 16,8% de los
casos, de los cuales el radicu-lar fue un 26,3%; los quistes dentígeros el 17,9% y los
queratoquistes el 3,2%. En lo referente a tumores odontogénicos, estos fueron el 3,9%,
siendo los odontomas los más frecuentes, con el 32,4%; seguido por los ameloblastomas
con el 17% y los ameloblastomas en las pa-redes de un quiste dentígero el 5%. En tanto, los
tumores malignos representaron el 7,3%.El quiste dentígero se presenta entre la segunda y
cuarta década de vida, de preferencia en hombres y asociado a la corona de un diente no
erupcionado (con mayor porcentaje de incidencia: 3M inferior, canino superior, 3M
superior, segundo premolar inferior y dientes supernumerarios). Los quistes asociados con
los 3M inferiores son el 3,2% y con los superiores, el 2,4%.La característica más
importante es que la corona del diente comprometido está dentro de la cavidad, y su raíz,
afuera. Esto se debe a que el quiste está unido a la pieza dentaria en área cervi-cal.
Radiográcamente se describe como una zona radiolúcida bien denida en relación con
la corona de un diente retenido. Esta zona radiolúcida es pericoronaria, unilocular,
redondeada, con límite cor-ticalizado. El diente comprometido puede ser desplazado,
presen-tarse reabsorción radicular en los dientes adyacentes y expansión de las tablas óseas.
Algunos autores consideran que una zona radiolúcida mayor de 2,5 mm en relación con la
corona de un diente retenido es indicativo de la presencia de una lesión quística o tumoral,
y debe enviarse para el respectivo estudio histopatológico.[39,45]La aspiración puede
resultar útil al momento de establecer el diagnóstico diferencial. Ésta se realiza con una
aguja de gran calibre, con la que se perfora la tabla ósea (que se encuentra adelgazada). Al
realizar la aspiración se puede obtener un líquido de color ámbar, lo que conrmaría el
diagnostico de quiste dentígero, pero se debe tener presente que algunos tumores, como los
ameloblastomas, el tumor odontogénico adenomatoide, entre otros, pueden presentar
también este aspirado. Cuando la aspiración es negativa se sospecha una lesión sólida. Si se
obtiene sangre puede tratarse de una lesión central de células gigantes o de un hemangioma.
Por otro lado, si lo obtenido es un material blanquecino y mal oliente, se puede estar ante
un tumor odontogénico quístico queratinizante; si lo obtenido es un líquido de color pardo o
“coca cola” se puede estar ante un quiste radicular. Cuando los quistes se encuentran
sobreinfectados se obtiene un material purulento, lo que diculta su diagnóstico.
Finalmente, si la aspiración es aire se puede estar en el seno maxilar (gura 19-1). Es
importante señalar que en algunas oportunidades la aguja se puede obstruir con hueso o
tejido blando, dando información equivocada, por lo que es necesario vericar que esto no
suceda. El tratamiento de los quistes va encaminado a removerlo o eli-minarlo, conservar
los dientes sanos relacionados y algunos no erupcionados, mantener las estructuras
anatómicas relacionadas y restaurar la zona donde está la lesión.
El tratamiento quirúrgico es la enucleación, generalmente acompañada de la extracción del
diente asociado. En los casos de quistes de gran tamaño pueden estar involucradas
estructuras anatómicas como el seno maxilar, los paquetes vásculonerviosos, y puede
presentarse riesgo de fractura. La recidiva es muy rara y está asociada a casos donde se ha
presentado una fragmentación del tejido, por lo que la remoción del quiste fue incompleta.
Algunos autores han recomendado la marsupialización, en los ca-sos de grandes quistes
dentígeros donde se tiene un alto riesgo de fractura o deformidad del quiste, con el n de
disminuir el tamaño inicial al desaparecer la presión intraquística; esto permite realizar la
enucleación como tratamiento denitivo unos meses después. Cuan-do se realizan
procedimientos de marsupialización se debe hacer un seguimiento estricto al paciente y
tener presentes los riesgos de infección sobreagregada que se puedan presentar (guras 19-
2 y 19-3). El seguimiento clínico y radiográco posquirúrgico debe realizar-se hasta por
cinco años, o hasta que se observe la regeneración ósea completa de la zona
AMELOBLASTOMA SÓLIDO MULTIQUÍSTICO
El ameloblastoma sólido multiquístico es una neoplasia verdadera, de crecimiento lento y
localmente agresivo. Se puede originar del epitelio odontogénico, bien sea de los
remanentes de la lámina den-tal conocidos como los restos epiteliales de Malassez, del
órgano reducido del esmalte, de las células basales del epitelio, del epitelio del órgano del
esmalte y, en algunos casos, de la pared de un quiste dentígero o de epitelio heterotópico,
como sucede con el derivado de la glándula pituitaria. En relación con su histología, es una
neoplasia benigna polimórfica, constituida por proliferación de un epitelio odontogénico
localizado en un estroma broso. Puede presentar diferentes patrones histológicos como
folicular, plexiforme, de células basales, células claras, acantomatoso, células granulares,
entre otros; pero ninguna de estas variantes tiene injerencia en el tratamiento a seguir.
Según Lucas, el ameloblastoma representa el 1% de todos los tumores maxilares y el 11%
de todos los tumores odontogénicos. E
Lesiones Quisticas
Las lesiones quísticas de los maxilares son lesiones patoló-gicas comunes. Este grupo de
lesiones se componen de una serie de condiciones diferentes de origen odontogénico o no
odontogénico.Los quistes odontogénicos son los más frecuentes y en-tre éstos el quiste
radicular se observa con más frecuencia. Los quistes odontogénicos se originan en los
restos epi-teliales de la formación de los dientes y, en consecuencia, se encuentran
revestidos de epitelio y se desarrollan en las áreas de soporte dental de ambos maxilares.
Estas lesiones son benignas, pero en las publicaciones se encuentran muy raros casos de
malignidad asociada o cambio maligno en la pared del quiste. Clásicamente, se creía que
los quistes no odontogénicos se originaban en los restos epiteliales de la fusión de los
procesos maxilar y frontonasal y los procesos mandibulares embrionarios. No obstante, los
quistes óseos aneurismáticos y solitarios son quistes no odontogénicos, no revestidos de
epitelio. Estas teorías, sin embargo, han sido cuestiona-das y ahora se percibe que la
mayoría de estos quistes son de origen odontogénico o respiratorio. Muchas de estas
lesiones tienen un crecimiento lento y asintomático, a menudo, son incidentalomas en
exámenes dentales o con el uso de radiografías panorámicas para la evaluación dental. Se
requiere un diagnóstico preciso y un tratamiento apropiado, ya que en general estas lesiones
continúan creciendo y pueden afectan los dientes adyacentes y otras estructuras e, incluso,
ocasionar fractura patológica. Al final de este capítulo, se analizará el pequeño grupo de
quistes de tejido blando del crecimiento.
QUISTES RADICULARES
Los quistes radiculares son los quistes más comunes del maxilar y la mandíbula y
comprenden desde la mitad hasta dos terceras partes de todas estas lesiones. El quiste se
relaciona de forma más común con el ápice de un diente, pero pueden encontrarse quistes
periodontales laterales relacionados con canales laterales y persisten quistes residuales que
se agrandan luego de la exodoncia del diente causante, dejando restos quísticos. El quiste se
suele presentar luego del desarrollo de granuloma periapical por los restos necró-ticos de la
pulpa dental. Al principio, la inflamación crónica de este tejido estimula los restos celulares
de Malassez, dando lugar a la proliferación epitelial. Esta fase de inicio es acompañada por
una fase de desarrollo del quiste, seguida por su crecimiento. Los quistes radiculares son
lesiones llenas de líquido que se expanden en las mandíbulas por presión osmótica y las
citocinas causan reabsorción ósea local. Los quistes radiculares son poco frecuentes en
niños y se hacen más frecuentes en adolescentes pero suelen observarse más en adultos de
todas las edades. Se reporta que son más frecuentes en hombres que en mujeres, aunque
esto puede deberse a que las mujeres tienen mucho más cuidado con sus dientes y visitan al
dentista con mayor frecuencia que los hombres. El maxilar resulta más comúnmente
afectado que la mandíbula. La mayoría de los quistes radicula-res aparecen como una
inflamación indolora que tiene un crecimiento lento y se encuentra asociada a un diente no
vital o con tratamiento de conducto o, como resultado inci-dental en radiografías
panorámicas. Con menor frecuencia, los quistes radiculares se infectan y aparecen como
absceso facial o celulitis. En la consulta inicial los tejidos blandos bucales suelen ser
normales, pero mediante un examen cuidadoso puede revelarse una inflamación firme, dura
y lisa en el ápice del diente. A medida que se agranda el quiste el hueso suprayacente puede
ser reabsorbido dejando una leve inflamación o, incluso, una fina capa de hueso cuyo
hundimiento puede sentirse con la palpación (crepitación de cáscara de huevo). En el
momento de la palpación del quiste, el paciente puede quejarse de dolor. El diente culpable
será dispuesto como no vital y, a medida que el quiste se agranda, otros dientes afectados
pueden también resultar desvitalizados. La investigación se realiza mediante pruebas de la
vi-talidad de los dientes asociados y radiografías periapicales o panorámicas. Las
características radiográficas tienen una radiotransparencia suave, redondeada y unilocular
con un contorno radiopaco asociado con el ápice de un diente no vital. Las estructuras
adyacentes pueden resultar desplaza-das por la expansión del quiste (Fig. 31.1). El
tratamiento se lleva a cabo mediante la extracción de la causa de la inflamación, ya sea con
la extracción de la pulpa dental no vital, por obturación radicular ortógrada en primera
instancia o con la exodoncia del diente responsable. Se reporta que los quistes pequeños
sufren regresión, sin embargo, las lesiones más grandes requieren enucleación, extracción
completa del revestimiento del quiste que suele ser facilitada por el uso de una cureta. En
los dientes con tratamiento previo de conducto con un buen cierre periapical o aquéllos que
han sido restaurados con una corona con perno donde éste sea grande y amenace con
fracturar la raíz si se realiza cualquier intento de retirarlo, debe realizar-se una apicectomía
en caso de no extraer el diente Luego de la extirpación del núcleo, el tejido blando que
recubre la cavidad ósea se cierra y el hematoma resultante se osifica. Algunos cirujanos
prefieren rellenar las cavida-des grandes con fragmentos de hueso cortico-reticular para
acelerar la regeneración ósea, pero no existen estudios que demuestren beneficios con esta
práctica. Más recientemen-te, se ha descrito el uso de la proteína morfogénica ósea para
mejorar las tasas de regeneración ósea. En las lesio-nes mandibulares donde la extirpación
del quiste amenaza con causar una fractura patológica postoperatoria, pueden ponerse
miniplacas antes del cierre para fortalecer el área debilitada de la mandíbula. A los
pacientes con lesiones muy grandes y aquellos que se encuentran médicamente
comprometidos de forma severa y que son incapaces de resistir una prolongada
intervención quirúrgica bucal es mejor tratarlos mediante marsupialización (descompre-
sión) del quiste permitiendo la regeneración ósea. El quiste se descomprime y el
revestimiento se sutura a la mucosa bucal. La cavidad del quiste debe atravesar por
regresión gradual, pero el cuello del quiste necesita sostenerse para abrirlo usando un
apósito o tapón. Este proceso suele ser lento, demorándose muchos meses para la
resolución del quiste y puede requerirse un procedimiento adicional para remover el
revestimiento residual.
Quistes residuales
Los quistes residuales se desarrollan por una infección periapical residual o fragmentos de
quiste dejados tras la exodoncia de un diente no vital. Se presentan con características
similares al quiste radicular y en imágenes se encuentran como lesiones aisladas,
circunscritas, uniloculares radiolúcidas en el proceso alveolar, pero sin un diente cau-sante
obvio (Fig. 31.2). Requieren enucleación o marsupialización, como ya se explicó.
Quistes periodontales laterales
Estas lesiones son generalmente asintomáticas y se identifican en radiografías entre las
raíces de los dientes, con frecuencia, en el área del canino y premolar inferior. Los dientes
adyacentes son vitales y se cree que los quistes se originan en los restos celulares dentro del
ligamento periodontal. El quiste odontogénico botiroide y el quiste odonto-génico glandular
son variantes del quiste periodontal lateral y son infrecuentes. El quiste odontogénico
botiroide se detecta en adultos mayores de 50 años y afecta el área pre-molar mandibular.
El quiste odontogénico glandular puede ser multilocular y se reporta que tiene tendencia a
recurrir. El tratamiento suele realizarse por enucleación, aunque en ocasiones puede
requerirse la exodoncia del diente afectado.
Quistes dentígeros
Los quistes dentígeros o foliculares representan aproximadamente una sexta parte de los
quistes dentales. Son una expansión llena de líquido del folículo dental y se encuentran
adheridos a la corona del diente en la unión amelocementaria con su expansión, el quiste
evita que el diente erupcione y puede incluso desplazar el diente hacia dentro de la
mandíbula. Los dientes que con más frecuencia tienen un reporte de afectación son el tercer
molar inferior y el canino superior.Los quistes dentígeros son más comunes en los hombres
que en las mujeres y estos quistes se suelen presentar como una inflamación asintomática
encontrada al investigar la falta de erupción de un diente o, de manera incidental, con el
estudio en las radiografías panorámicas. La infección es infrecuente, pero puede presentarse
como absceso dentoalveolar o facial. En las imágenes se observa un área circunscrita,
unilocular y radiolúcida con una delgada lámina dura radiopaca relacionada con la corona
del diente afectado. El diente y las estructuras adyacentes pueden resultar desplazados (Fig.
31.3). Los quistes en el maxilar pueden invadir el seno maxilar (Fig. 31.4).El tratamiento
consiste en exodoncia del diente culpable y la extirpación del revestimiento del quiste y la
cavidad se maneja como se describió para los quistes radiculares. En pacientes con quistes
muy grandes que se encuentran enfermizos, la marsupialización puede ser el tratamiento
preferido. Si el diente va a recibir retención por razones ortodónticas, también puede ser
favorable marsupializar el quiste.
Quiste de erupción
Esta leve inflamación quística, normalmente de color azul o púrpura, se observa en los
niños. Se encuentra en el alvéolo que recubre un diente en erupción. Es más probable que el
quiste se origine en el órgano del esmalte. Son infrecuentes y muchas revientan
espontáneamente. Si el quiste no se resuelve con rapidez, puede extirparse el tejido de
revestimiento para permitir la erupción del diente. Las radiografías no suelen ser necesarias,
pero si se realiza un examen radiográfico, pueden exhibir una lesión lucente en el mar-gen
alveolar relacionada con la corona del diente.
Quistes gingivales
Se encuentran dos variedades de quiste gingival. En los recién nacidos, con frecuencia, se
observan pequeños nódulos en el reborde alveolar. Estas lesiones se presentan por la
proliferación de los restos celulares de Serres. En la mayoría de los casos éstas se resuelven
de manera espontánea pero las lesiones persistentes pueden requerir escisión local o
curetaje. En adultos, sobre todo entre los cincuenta y sesenta años, pueden encontrarse
quistes de tejido blando de manera ocasional por encima del alvéolo. Pueden provo-car
reabsorción ósea local que da como resultado pequeñas depresiones en forma de plato en la
placa alveolar. Estos quistes se tratan mediante escisión local.
Queratoquiste odontogénico (quiste primordial, tumor odontogénico queratoquístico) En
2006, la Organización Mundial de la Salud reclasificó el queratoquiste odontogénico como
un tumor benigno con el nuevo título de tumor odontogénico queratoquístico. Se discute
con este nombre en el Capítulo 32.Quiste odontogénico epitelial calcificanteEste inusual
quiste, descrito por primera vez por Gorlin et al., en 1962, puede encontrarse en cualquier
género y edad. Puede ser intraóseo o encontrarse dentro de la encía erosio-nando la
mandíbula. La apariencia radiográfica puede presentar pequeñas calcificaciones en su
interior en las lesiones tempranas, dándole un aspecto similar al de otros quistes
mandibulares, pero con el aumento de la calcificación pue-de tener la apariencia de un
odontoma o tumor odontogénico calcificado. Tiene un comportamiento benigno pero puede
ser agresivo y recurrente. El tratamiento inicial suele consistir en enucleación y curetaje.
Malignidad dentro de los quistes odontogénicos Ésta es muy poco frecuente pero se
reportan algunos casos de malignidad en la pared de los quistes dentales. Dichas lesiones
deben manejarse como tumores malignos primarios una vez se haya establecido el
diagnóstico.
Quistes no odontogénicos
Quistes fisuralesLos quistes fisurales fueron descritos originalmente para clasificar las
lesiones quísticas que se hallan en áreas de lo que se creía era una fusión embrionaria. Con
estudios más detallados se presume que estas líneas de fusión no existen y el examen
minucioso de casos anteriores demuestra que la mayoría de estos quistes son de causa
odontogénica. Sin embargo, los nombres se utilizan en ocasiones para propó-sitos
descriptivos solamente.
Quistes globulomaxilares
El término quiste globulomaxilar es un término genérico utilizado para las lesiones
quísticas que aparecen entre el incisivo lateral y el canino superior. Originalmente, se
pensaba que tenía su origen en el epitelio debido a la fusión embrionaria del proceso
maxilar con el proceso nasal, pero esta versión de fusión embrionaria nunca fue demostrada
por evidencia. Muchos casos reportados son, en realidad, quistes apicales relacionados con
incisivos laterales no vitales u otras lesiones quísticas. El tratamiento se realiza mediante
enucleación.
Quiste mandibular mediano
Se trata de un término para las lesiones quísticas en la línea media superior. Originalmente,
se propuso que podían tener un origen embrionario pero esto ya ha sido refutado y, como
sucede con los quistes globulomaxilares, la mayoría de los casos en realidad son de origen
odontogénico.
Quistes nasopalatinos
Los quistes nasopalatinos o del canal incisivo se originan en los restos epiteliales de los
conductos nasopalatinos embrionarios. Esto sucede durante la creación del canal incisivo
por la fusión del premaxilar con los procesos palatinos de los huesos maxilares. La
etiología de la formación de los quistes puede deberse a procesos inflamatorios locales
como infección y trauma. Los quistes nasopalatinos son más comunes en hombres que en
mujeres y entre los cuarenta y los sesenta años. El quiste se presenta como un edema
simétrico por detrás de los incisivos superiores en la línea media. En raras ocasiones, puede
encontrarse una fístula que conduzca hacia el canal incisivo. Las radiografías muestran una
lesión radiolúcida redonda u ovalada en la línea media que puede desplazar lateralmente las
raíces de los incisivos centrales (Fig. 31.5). Es esencial llevar a cabo pruebas de vitalidad
fiables para evitar errores en el diagnóstico. Es difícil hacer la diferenciación entre un
quiste nasopalatino peque ño y un canal incisivo grande, pero se ha sugerido que un canal
incisivo de menos de 6 mm en la radiografía oclusal se encuentra, dentro de límites
normales a condición de que el paciente no presente síntomas ni hallazgos clínicos
anormales. El tratamiento consiste en enucleación.
Quistes no revestidos por epitelio
Cavidad ósea de Stafne/estática Esta radiotransparencia clásica se encuentra en la
mandíbula como un incidentaloma en radiografías de estudio de tipo ortopantomografías y
laterales oblicuas. Una lesión delineada, pequeña y lisa se halla por debajo de los segundos
y terceros molares y por debajo del canal mandibular. La lesión es asintomática y no es un
verdadero quiste. Se trata de una invaginación del aspecto medial de la mandíbula que suele
contener tejido salival, aunque se ha reportado tejido linfoide. Se ha informado acerca de
casos ocasionales de lesiones tipo Stafne presentes más hacia adelante de la mandíbula. En
casos complicados, la evaluación radiográfica puede llevarse a cabo con una tomografía
computarizada coronal (CT) configurada en cortes finos para determinar la anatomía ósea y
la señal del tejido blando dentro de la cavidad o mediante imágenes de resonancia
magnética (MRI). La biopsia y la exploración no están indicadas.
Quistes óseos aneurismáticos
Esta lesión seudoquística no revestida por epitelio ocurre ocasionalmente en los maxilares.
Es más común en la mandíbula que en el maxilar y se desconoce su etiología; pero, en
esencia se trata de una malformación vascular que tiene su origen en una lesión anterior sin
ninguna relación. Se presenta en adolescentes y adultos jóvenes como inflamación, la cual
es dolorosa en el 50% de los casos, o como un incidentaloma en radiografías panorámicas.
Desde el aspecto radiográfico se puede tratar de una lesión uni o multilocular con un
contorno irregular y desplazamiento ocasional de las raíces dentales y desde el
histopatológico la lesión contiene muchas células gigantes y puede ser im-posible distinguir
de los granulomas centrales de células gigantes. Esta característica ha llevado a la idea que
los quistes óseos aneurismáticos son una variación vascular del granuloma central de
células gigantes. El tratamiento consiste en curetaje aunque existen posibilidades de
recurrencia. Se han propuesto la resección y la crioterapia complementaria para lesiones
grandes o recurrentes.
Quiste óseo solitario
Los quistes óseos solitarios han recibido muchos nombres incluyendo quiste óseo simple,
quiste óseo traumático, quiste óseo hemorrágico y cavidad ósea latente. Todos estos
términos se refieren a la misma lesión, la cual consiste de un espacio no revestido por
epitelio dentro del cual puede encontrarse una pequeña cantidad de líquido de color paja
pero puede no tener líquido en su interior. Se encuentra con más frecuencia en los huesos
largos y, raras veces, en los maxilares. Su etiología es desconocida, pero se ha propuesto
que puede deberse a un trauma, ya que después de éste se presenta hemorragia intramedular
y formación de coágulos. Sin embargo, en lugar del proceso normal de reabsorción del
coágulo y la formación de hueso, el coágulo se desintegra dejando una cavidad. Por tanto,
se ha pensado que el contenido líquido disminuye con el tiempo y la lesión se llena de gas.
El oxígeno de éste es absorbido por la sangre dejando nitrógeno que ha sido encontrado en
los análisis. Éste se encuentra con más frecuencia en adolescentes como inflamación sin
dolor o incidentaloma en radiografías que afectan la mandíbula. Las mujeres resultan más
comúnmente afectadas que los hombres (proporción 3:2). En raras ocasiones ha sido
descrito en asociación con displasia cemento-ósea. Las radio-grafías muestran una
radiotransparencia que se extiende entre las raíces de los dientes afectados. Una explicación
para su rara aparición después de la adolescencia es que es-tas lesiones se resuelven de
manera espontánea. En lesiones grandes o con mucho tiempo de evolución el tratamiento
consiste en curetaje de la cavidad, que resulta en la forma-ción de coágulos y relleno óseo
completo.
Quistes de tejido blando
Quistes nasolabiales
Son quistes poco frecuentes de los tejidos blandos cuya etiología es desconocida. Al igual
que el quiste globulo-maxilar se ha propuesto que tiene su origen en la fusión embrionaria
pero esto no tiene evidencia que lo respalde. Este quiste es más común entre los cuarenta y
los sesenta años y suele verse con más frecuencia en las mujeres (pro-porción entre hombre
y mujer 1:4). Se encuentra como un edema en el pliegue nasal y puede ser bastante grande
antes de ser detectado, por lo que causa distorsión del borde alar y reabsorción local en el
maxilar. El tratamiento consiste en la escisión. Puede encontrarse revestido por epitelio
esca-moso o respiratorio.
Quistes dermoides y dermoides sublingual
Los quistes dermoides sublinguales son quistes blandos encontrados en la línea media por
debajo de la lengua y a un nivel tan caudal como el hueso hioides. Se cree que estos quistes
tienen su origen en los restos de las células epidérmi-cas que resultan de la fusión de los
procesos embrionarios. A diferencia de los quistes de retención mucosa se encuentran
ubicados profundamente y rellenos de queratina, que le dan un toque mucho más firme. Al
principio son asintomáticos pero, a medida que aumenta su tamaño, empiezan a afectar el
habla y la deglución si se encuentran por encima del músculo milohioideo, donde muestran
un abombamiento hacia el piso de la boca. Los quistes que se originan por debajo del
músculo milohioideo aparecen como una inflamación en el cuello. El tratamiento es la
escisión. Pueden encontrarse otros pequeños quistes dermoides dentro de la piel de la
cabeza y el cuello y quistes dermoides de implantación pueden aparecer por trauma local
donde la piel es llevada hasta las capas subepiteliales. Estas lesiones se tratan mediante
escisión quirúrgica.
Quistes branquiales linfoepiteliales
Los quistes branquiales se originan por la borradura incompleta de hendiduras branquiales
o inclusiones epiteliales dentro de los ganglios linfáticos. Los quistes linfoepiteliales se
encuentran en el piso de la boca y la parte posterior de la lengua. Los quistes branquiales
suelen estar presentes como inflamación asintomática en el aspecto lateral del cuello en el
borde anterior del esternocleidomastoideo. En raras ocasiones, están presentes con
infección aguda. Los quistes branquiales son más comunes en niños y adultos jóvenes, pero
pueden ocurrir en pacientes de edad avanzada. Después de los 40 años, debe examinarse la
presencia de carcinoma amigdalino o de la base de la lengua, debido a que la metástasis
quística para estas lesiones es la causa más frecuente de quistes laterales del cuello en este
grupo etario. Son raros los reportes de casos de carcinoma primario de un quiste
branquial.En aquellas personas con un quiste branquial simple del cuello la evaluación debe
realizarse mediante resonancia magnética (Fig. 31.6) y extirpar el quiste. También, se debe
eliminar cualquier vestigio hacia la faringe.
Quistes tiroglosos Estos quistes se originan en el conducto tirogloso que se degrada en el
útero luego de la migración de la glándula tiroides desde la región del agujero ciego. Estos
quistes apa-recen como inflamaciones de la línea media en cualquier lugar desde la base de
la lengua hasta la glándula tiroides. Son, generalmente, asintomáticos. Debido a la inserción
del tracto al hueso hioides y a la lengua, los quistes se mueven con la deglución y
protrusión de la lengua. La investigación se realiza empleando exploraciones con MRI y
aspiración por aguja fina. Las proyecciones de la tiroides en ocasiones muestran que estos
quistes son activos; pero, en general, los pacientes tienen otros tejidos funcionales
adecuados. Sin embargo, las lesiones sólidas pueden constituir todo de tejido tiroideo
funcional del paciente por lo que se ne-cesita una exploración de la tiroides antes de la
extracción de dichas lesiones. Se han reportado casos de carcinoma dentro de quistes
tiroglosos. El tratamiento para los quistes tiroglosos no complicados consiste en el
procedimiento de Sistrunk, que implica la escisión del quiste y de la porción central del
hueso hioides.