Enfoque Empresarial
Enfoque Empresarial
Enfoque Empresarial
GESTION:
Proceso emprendido por una o más personas para coordinar las actividades
laborales de otros individuos
Conjunto de acciones mediante las cuales el directivo desarrolla sus actividades a
través del cumplimiento de las fases del proceso administrativo: Planear,
organizar, dirigir, coordinar y controlar.
Tener hoy en día presente estos términos, es hablar de éxitos empresariales, las
grandes organizaciones plasman sus desafíos de éxito en la eficiencia y la
eficacia de la organización.
De hecho Druker afirma que la eficacia es el punto clave del progreso y éxitos de
las organizaciones.
Medios Fin
Eficiencia Eficacia
Utilizació
n Cumplimien
to
de los
M E T A S
de
Recursos
de Metas
la y
Organizació Objetivos
n
Minimizar Gastos y Adecuada Toma de
Costos Decisiones
EFICIENCIA
Énfasis en los medios EFICACIA
Hacer correctamente las cosas énfasis en los resultados
Resolver problemas Hacer las cosas correctas
Salvaguardar los recursos Alcanzar objetivos
Optimizar la utilización de
Cumplir tareas y obligaciones recursos
Entrenar a los subordinados Obtener resultados
Proporcionar eficacia a los
Mantener las máquinas subordinados
Presencia en os templos Maquinas disponibles
Rezar Practica de valores religiosos
Ganar el cielo
EL PROCESO ADMINISTRATIVO
Proceso: Método sistemático para manejar actividades.
Planificación INTERNO
AMBIENTE
Entrada Salida
Control Organización
RR.HH Resultados
Dirección
PLANIFICACIÓN
Los Gerentes usan la
lógica y los métodos para
analizar metas y acciones
DIRECCIÓN
Los Gerentes usan
dirigen, influyen y
motivan a los empleados
para que realicen las
tareas esenciales
GERENTES NIVEL
INTERMEDIO
GERENTES DE
PRIMER NIVEL
Hay que mencionar que estas habilidades son importantes para un gerente, dependerá
sobre todo del rango del gerente en la organización.
GERENCIA DE
PRIMER NIVEL HABILIDAD TECNICA
GERENTES GENERALES Y GERENTES FUNCIONALES
Otra de las clasificaciones de los gerentes depende del alcance de las actividades que
administran. Con frecuencia, una organización se describe como un conjunto de
funciones. En este sentido, una función es un conjunto de actividades similares. Por
ejemplo, la función de mercadotecnia suele estar compuesta por actividades
relacionadas con ventas, promociones, distribución e investigación de mercados.
El trabajo del gerente general es variado y complejo. Sus responsabilidades son amplias
puesto que abarcan todos los aspectos de una organización: finanzas, personal,
operaciones, diseño organizacional, etc. Pero cualquiera que sea el estilo de liderazgo o
el ambiente de una compañía, los gerentes generales que tienen éxito insisten en lo
fundamental.
INTRODUCCIÓN
Ciertamente, adoptan tan radicales medidas cuando se ven en una situación en que eso
es necesario o deseable; pero su prioridad es evitarlas. Para lograrlo, se concentran en
las seis tareas claves que constituyen los fundamentos del trabajo de todo gerente
general: modelar el ambiente de trabajo, fijar la estrategia, asignar recursos, formar
gerentes, crear la organización y supervisar las operaciones.
Esta lista no debe sorprender, pues los fundamentos del oficio de los gerentes generales
deben ser familiares para todos. Lo que la hace importante es su status dentro de un
marco organizacional para la vasta mayoría de actividades que llevan a cabo los
gerentes generales. Le ayuda a uno a definir el alcance del trabajo, a fijar prioridades, y
a ver relaciones importantes entre estas áreas de actividad.
Toda compañía tiene su propio ambiente de trabajo particular, su legado del pasado que
determina en gran medida cómo responden sus gerentes a problemas y oportunidades.
Pero cualquiera que sea el ambiente que el gerente general herede del pasado, modelar –
o remodelar – es una tarea de importancia crítica. Y esto es tan cierto en las compañías
pequeñas y medianas como en las gigantes, como General Motors y General Electric.
Por esta razón, a menos que su compañía o su división tenga ya normas exigentes (y
pocas las tienen), la mayor contribución que uno puede hacer para obtener resultados
inmediatos y éxito a largo plazo es levantar las expectativas de rendimiento para todos
los gerentes, no sólo para uno mismo. Esto significa tomar decisiones a conciencia
sobre qué medidas tangibles constituyen un desempeño superior; dónde está
actualmente su compañía; y si uno está preparado para hacer las duras exigencias y dar
los pasos necesarios para llegar a determinado punto. Sin duda, una de las normas más
importantes que fija un gerente general son las metas de la compañía.
Los mejores gerentes generales fijan fechas límite rígidas y las hacen cumplir. Sobre
todo, es imposible complacerlos. Apenas el departamento de ventas, o de producción, o
de I&D cumplen una norma, esos gerentes levantan las expectativas un punto más y
siguen desde allí en adelante. Un gerente general, por ejemplo, les pide a los gerentes
claves que califiquen a los subalternos en una escala de 1 a 9, y luego les recuerda a
todos que el mismo rendimiento que se necesitó para sacar 6 este año sólo merecerá un
5 el año próximo. Sin duda, este método crea una tensión extraordinaria, posiblemente
hasta frustración, pero también evita que la gente se contente con poco; fomenta el
crecimiento personal, y da mejores resultados.
En suma, esta perspectiva define cómo va a ser la compañía diferente y mejor que una
colección de negocios totalmente independientes. Además, como todo ambiente
mercantil cambia con el correr del tiempo, los mejores gerentes generales
constantemente se preguntan:
¿Qué clase de negocio queremos?
¿Estamos en los ramos adecuados?
¿Conservamos aún una posición viable en todos ellos?
¿Cómo debiéramos estar remodelando el negocio?
Por ejemplo, una compañía muy emprendedora orientada al crecimiento decidió que
necesitaba: una combinación de gerentes de alto potencial, no unos pocos buenos
gerentes en la cima y ejecutores abajo; gerentes innovadores que actúen como si fueran
propietarios, no administradores que se contenten con pasar las decisiones línea arriba;
personas de aspiraciones que aprendan rápidamente, no individuos que se contenten con
ir subiendo poco a poco por la escala corporativa. Desde luego, el mismo patrón no se
aplica a todas las compañías.
Los gerentes generales que se hacen estas preguntas en forma consciente y actúan sobre
la base de las respuestas consiguen más gerentes de gran impacto que los que no prestan
mucha atención a la combinación de habilidades y estilos que se necesitan para ganar
sus batallas. Los mejores gerentes generales intervienen también a fondo para
determinar los valores de su compañía – "cómo es trabajar aquí".
Si bien esto puede parecer obvio, yo he conocido a muchos gerentes generales que
acaban por tener valores culturales conflictivos y normas de conducta inconsecuentes
porque no han decidido conscientemente qué es importante para ellos. Y, por supuesto,
siempre habrá unos pocos cuyos valores personales son equivocados o acomodaticios y
que, sin embargo, tienen éxito a corto plazo. Pero a la larga, las fallas de carácter, o
incluso los defectos como la inconsecuencia, hacen sentir sus efectos, causándoles
serios problemas tanto al gerente general como a la compañía.
Por ejemplo, cuando Ned Johnson se encargó de Fidelity Management & Research, vio
que la industria de fondos mutuos adolecía de dos fallas: la competencia se basaba en
quién había dado los mejores rendimientos últimamente, así que los gerentes de fondos
vivían o morían a base de los resultados de cada trimestre o año; y los clientes
cambiaban constantemente de unos fondos a otros a causa del mal rendimiento o del
mal servicio. Para evitar estos problemas, Johnson ideó un supermercado de 50 a 60
fondos mutuos que les ofrecían a los clientes todas las oportunidades concebibles de
inversión, además de un servicio superior. En esta forma, si un fondo particular no tiene
un año récord, los clientes se culpan a sí mismos, y no al gerente del fondo. Y el
superior servicio de la compañía les facilita cambiar a otro fondo de Fidelity. Además,
teniendo tantos fondos en operación, Fidelity siempre cuenta con cuatro o cinco
ganadores que puede mostrar con orgullo.
Cuando David Farrell se hizo cargo de May Department Stores, varios "expertos” le
aconsejaron que diversificara la empresa saliéndose del negocio de tiendas de
departamentos, "que estaba moribundo”. Pero Farrell vio una oportunidad en el hecho
de que competidores como Sears estaban diversificando, entrando en el ramo de
servicios financieros, mientras que otros pasaban a tiendas de especialidades. En lugar
de seguir a la multitud, enfocó su compañía en convertirse en el líder en
comercialización y operaciones en el negocio de tiendas de departamentos en todos sus
mercados. Centralizó conceptos de comercialización, fijó precios audazmente, eliminó
departamentos perdedores, creó fuertes gerencias locales de espíritu ejecutivo y logró
controlar costos. El resultado fue que mientras sus antiguos competidores claves como
Allied, ADG y Federated daban traspiés, May surgió como la compañía más grande y la
mejor del ramo. No en todos los mercados por supuesto; pero, en general, es la mejor –
lo cual es bien distinto del negocio de tamaño mediano y sin brillo que heredó Farrell.
En ambos casos, la visión estratégica del gerente general que tomó en cuenta la
industria, los clientes y el ambiente competitivo específico, llevó a una innovación
dirigida a una posición competitiva particular. Eso es lo que distingue una visión útil de
las generalidades sin sentido que algunos gerentes generales usan para describir su
estrategia comercial.
Hoy no se puede escribir sobre estrategia sin hablar de darles a los clientes mejor valor
que los competidores. Sin embargo, hablar del concepto y hacerlo vivir son dos cosas
distintas. Los gerentes generales sobresalientes parecen estar personalmente
comprometidos a servir mejor a los clientes y a entregar productos que funcionen mejor.
En lugar de mirar sólo lo interior, obtienen información de primera mano sobre la
competencia hablando con clientes y distribuidores que la conocen. Y este conocimiento
les da la convicción de que necesitan ser eficientes y ganar ventaja competitiva.
Por último, los mejores gerentes generales esperan que la competencia tome represalias
contra cualquier medida estratégica que no funcione, y hacen planes para el peor de los
casos. Se salen de juegos que saben que no pueden ganar. Por ejemplo, durante varios
años, Heinz se jactaba de introducir más sopas nuevas que Campbell. Luego sus
gerentes descubrieron que le estaban haciendo el juego a Campbell, pues ésta le copiaba
sus nuevos productos y, haciendo uso del prestigio superior de su marca y de la fuerza
de sus sistemas de distribución, los derrotaba en el punto de ventas. En consecuencia,
Heinz cambió su enfoque y en lugar de "derrotar a Campbell” se dedicó a ganar dinero
en sopas; rebajó costos y se concentró en el nicho de precio bajo que no le interesaba a
Campbell.
ASIGNACIÓN DE RECURSOS
Todos los gerentes generales dicen que ellos asignan recursos para apoyar las estrategias
competitivas, mantener a la compañía económicamente saludable y producir altas
utilidades. Pero si se analiza la forma en que funciona el proceso en la mayor parte de
las compañías, se encuentra excesivo apoyo a negocios marginales, a proyectos que
pagan poco y a necesidades operativas. En suma, nada de foco estratégico.
Hasta los que en un tiempo fueron dueños suelen invertir en proyectos marginales que
nunca habrían apoyado cuando el negocio les pertenecía a ellos. Por el contrario, los
gerentes generales sobresalientes piensan como propietarios. Evitan proyectos en los
cuales todo tiene que funcionar el 110% para obtener utilidades decentes. A fin de
disponer de recursos para estrategias ganadoras, están dispuestos a aplazar o repensar
inversiones de alto riesgo o a postergar los negocios de bajo rendimiento.
También son muy rígidos en cuanto a la distribución del dinero, pues se dan cuenta de
que las utilidades notables no se consiguen repartiendo el dinero entre subalternos que
prometen las mejores cifras (a pesar de bajas probabilidades) o entre gerentes claves,
para mantenerlos contentos. Esto no significa que se opongan a correr riesgos; lejos de
ello. Pero concentrándose en menos operaciones arriesgadas y sosteniendo estas
operaciones vigorosamente, mejoran las probabilidades. Además, se precaven contra la
tendencia al desmejoramiento de inversiones importantes.
Todo el mundo sabe que las ideas prometedoras muchas veces fallan en el mercado. Sin
embargo, muchos gerentes generales no vacilan en comprometer a la compañía antes de
saber si una nueva estrategia va a funcionar. Siguen adelante y construyen una fábrica,
aumentan considerablemente los costos fijos, lanzan nuevos productos rápidamente y
con entusiasmo – se supone que para ganarle por la mano a la competencia. Pero cuando
la idea no tiene un éxito inmediato, este sistema de arriesgar todo no produce sino una
gran pérdida que luego hay que liquidar.
Los mejores gerentes generales también hacen muchas cosas pequeñas – como contratar
por fuera proyectos pilotos y tomar en arrendamiento plantas y maquinaria – que limitan
la exposición frontal. Tratan de evitar procesos que no se puedan convertir para otros
usos. Son renuentes a aumentar los gastos indirectos. Hacen ensayos regionales para
probar los mercados y controlar costos. Sólo entonces, cuando están seguros de que la
idea va a funcionar, van a la guerra por ella.
James Robison, ex gerente general de Indian Head, expresó esta perspectiva en forma
gráfica: "Todos los viernes por la tarde empezamos un juego enteramente nuevo. Esto
significa que todo negocio, planta, máquina y empleo queda abierto a la crítica. Si no
está produciendo un rendimiento adecuado, queda en nuestra lista negra. Si no vemos la
manera de mejorar la situación rápidamente, empezamos a buscar maneras de
suprimirlo”.
Los mejores gerentes generales toman resueltamente las duras medidas que se necesitan
para vigorizar la organización. No tratan de racionalizar engañosamente la inacción con
la esperanza de que más experiencia transformará automáticamente a un gerente débil
en uno fuerte o un empleado mediocre en uno sobresaliente. En consecuencia, cada año
tienen mejores gerentes en los puntos críticos en lugar de un grupo que simplemente
tiene cada año un año más de viejo.
Para tomar decisiones difíciles relativas a las personas hay que comenzar por la cima.
De otro modo, los gerentes aplazan la acción, racionalizan engañosamente el
rendimiento marginal, o confunden la contratación de uno o dos individuos de fuera con
la verdadera revitalización. Por esta razón los mejores gerentes generales dirigen
personalmente las revisiones anuales en lugar de delegar esa tarea en los jefes de
departamento o en los presidentes de división.
Utilizan la asignación de cargos muy exigentes para acelerar la formación de gerentes
de alto potencial y eliminan obstáculos para abrir puestos. Igualmente, entienden la
importancia crítica de la rotación de oficios, y desbaratan los imperios funcionales que
se interponen. Por último, influyen directamente en nombramientos importantes,
ejerciendo el veto u ofreciéndoles a los subalternos una lista de candidatos para que
escojan. Sobre todo, comprometen a fondo a los gerentes de línea en el proceso de
revitalización, forzando evaluaciones periódicas y rígidas de individuos y grupos.
Preguntan constantemente cómo está desempeñando el cargo su gente de alto potencial
y cómo están resolviendo los gerentes sus problemas.
Pero la acción, no las preguntas, es la clave, especialmente contra los que están en el
25% inferior en la escala de rendimiento. Con este fin se aseguran de que cada año el
proceso produzca mejores resultados y que se lleve cada vez más abajo en la
organización. Los mejores gerentes generales saben también que la compensación es un
medio para lograr un fin y no un fin en sí misma. Las recompensas se vinculan con el
rendimiento. Les pagan considerablemente más a los que más rinden, aun cuando esto
signifique pagarles a los empleados de rendimiento medio menos de lo que éstos
esperaban. También están preparados para afrontar la responsabilidad de cortar las
bonificaciones en un año malo, en lugar de fingir que no hubo tal año malo y
recompensar a todo el mundo "por haberse esforzado”.
FORTALECIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN
Uno de los gerentes generales más innovadores que conozco me habló un día muy
orgulloso de un plan que tenía para reorganizar y descentralizar su negocio a fin de
poder tomar rápidas decisiones, mejorar la ejecución en los mercados locales y reducir
costos. Grandes objetivos... si son realistas. Sin embargo, en su negocio las decisiones
locales rápidas no eran de especial importancia, y su compañía ya era considerada como
muy rápida en sus decisiones. La ejecución local de la compañía ya era superior a la de
su principal competidora por un amplio margen. La nueva organización descentralizada
costaría más o menos lo mismo que la antigua – en las primeras etapas, antes de que
tuviera la oportunidad de crecer.
Otra idea organizacional que vale la pena anotar es que los mejores gerentes generales
organizan en torno a personas más bien que en torno a conceptos o principios. Cuando
tienen un problema de estrategia o mercantil, o una gran oportunidad, vuelven los ojos
al individuo que tiene las habilidades y el estilo apropiados para el caso. Luego,
habiéndolo encontrado, delegan en él la responsabilidad sin maniatarlo con estrictas
descripciones de oficio o limitaciones organizacionales. En esta forma, los gerentes se
sienten más responsables de los resultados, por la sencilla razón de que, en realidad, son
más responsables. He conocido a muchos gerentes generales que creían estar
resolviendo graves problemas con reorganizaciones al parecer muy lógicas pero que
dejaban por fuera el ingrediente más importante: el líder apropiado. Desde luego, esas
organizaciones no logran gran cosa. Es claro que no se puede pasar por alto la lógica
organizacional o el ajuste estratégico, pero la gente tiene que ser la principal
consideración.
Por trillado que parezca, los mejores gerentes generales han aprendido en algún
momento el valor y el impacto del trabajo en equipo. Hoy, cuando se pone tanto énfasis
en la reestructuración financiera, en la formulación de la estrategia y en la tecnología,
no sorprende que muchos ejecutivos progresen llevando a cabo un proyecto de éxito en
sus áreas funcionales particulares. Aprenden a sacar adelante sus ideas en un grupo
pequeño de subalternos y colegas, de base estrecha, pero no aprenden a dirigir un grupo
mixto de ejecutivos de diversas áreas. Y no aprenden casi nada sobre los problemas de
llevar a la práctica sus ideas en otras áreas funcionales o integrar los esfuerzos de un
grupo heterogéneo de gerentes, con frecuencia geográficamente disperso.
Por el contrario, los mejores gerentes generales siempre reúnen a los gerentes para
hablar del negocio, oír múltiples puntos de vista sobre proyectos importantes, y asegurar
su apoyo. Por último, los mejores gerentes generales tratan bien al personal y esperan
que éste haga contribuciones positivas sin perderse en minucias ni aceptarlo todo
servilmente. Nombran líderes funcionales fuertes (no desechos de las gerencias de línea,
políticos o viejos profesionales ya cansados) que puedan proporcionar un liderazgo
innovador impulsado por ideas (no únicamente hacer buenas preguntas) y que puedan
llevar ideas a través de toda la organización. Como resultado, los gerentes de línea
respetan y aprovechan al personal en lugar de estar mandando memorandos inamistosos
o de dedicarse a jugadas políticas improductivas.
LA ADMINISTRACIÓN COTIDIANA
Los mejores gerentes generales se orientan a resultados. Sus planes de operaciones son
compromisos, no simplemente algo que quisieran alcanzar. Conocen los números y lo
que se necesita para alcanzarlos, pero también saben que pueden ocurrir sorpresas, de
modo que mantienen suficiente flexibilidad en los gastos para tener en cuenta amenazas
competitivas, buenas ideas nuevas o menores volúmenes. A diferencia de otros menos
previsivos, no dejan de cumplir todos los años su plan de utilidades porque esperan lo
inesperado. Al mismo tiempo, no destruyen el negocio por sólo cumplir el plan durante
una época de fuerte baja. Si el negocio cae fuertemente, actúan con más rapidez que
otros para disminuir costos, recortar gastos discrecionales y eliminar perdedores. Pero
no sacrifican la competitividad sólo por guardar las apariencias en un año malo.
Después se empeñan en obtener excelencia funcional en todo el negocio. A diferencia
del gerente general que se contenta con tener sólo uno o dos departamentos de alto
rendimiento, ellos exigen ejecución superior en todas las funciones. Tampoco permiten
que la debilidad de una o dos áreas (como control, I&D o ingeniería) neutralicen a sus
departamentos fuertes.
En May Department Stores, por ejemplo, David Farrell obtuvo mejoras casi milagrosas
al reducir niveles de inventario, costos de mano de obra y comercialización a nivel de
tiendas, sencillamente concentrando los esfuerzos de toda la organización en estos
problemas tan comunes de operación. Estos gerentes son también fanáticos en materia
de costos. Entienden la "mecánica del dinero” en su negocio: cómo se comportan los
costos de acuerdo con las fluctuaciones de los volúmenes. Y no permiten que los
porcentajes de costos se les salgan de las manos, por más "razonable” que sea la
explicación. Por ejemplo, no permiten, por ningún motivo, que los costos fijos suban del
12% de las ventas al 14%, pase lo que pase. Siguen buscando maneras de hacer mejor
las cosas a menor costa. Y no se satisfacen con respuestas vagas, ilusiones o falta de
seguimiento cuando se proponen nuevos departamentos o programas.
Finalmente, los grandes gerentes utilizan mejor que sus colegas la información para
descubrir temprano los problemas e identificar ventajas competitivas potenciales. No es
cuestión de disponer de más información; simplemente usan mejor la información. En
parte esto se debe a que los grandes gerentes generales son una rara combinación de
espléndidos operadores y conceptualizadores. Pero la cosa va más allá. Las cifras y los
hechos tienen significado para ellos porque conocen muy bien a los clientes, los
productos y los competidores, y nunca cesan de estudiar esos hechos y cifras en busca
de indicios de una ventaja en el mercado.
Ellos se habitúan a preguntar "¿Ahora qué?" y "¿Por qué?" Las visitas a las plantas y
oficinas les dan información de primera mano. Exigen informes sobre lo que es
importante, no páginas y más páginas de datos estadísticos. Sobre todo, han aprendido a
escuchar, a interesarse genuinamente en lo que la gente piensa sobre el negocio, el
ambiente competitivo, la estrategia, las demás personas, la organización, todo.
En suma, los gerentes generales sobresalientes afectan a sus compañías de seis maneras
importantes:
Por sí misma, ninguna de estas cosas es totalmente nueva o única. Pero los gerentes
generales que tienen éxito ven mejor las relaciones recíprocas entre estas seis áreas,
fijan prioridades, y ven que se haga lo que se debe hacer.
Como resultado, sus actividades en esas áreas siguen una pauta coherente y consecuente
que impulsa el negocio hacia adelante. Estas seis responsabilidades no lo dicen todo,
por supuesto. Las destrezas de liderazgo y el estilo personal del gerente general y su
experiencia son partes importantes del todo; pero el hecho de concentrarse en estas seis
áreas le ayuda al gerente general a ser más eficiente. Y eso significa hacer que las cosas
correctas se lleven a cabo más rápidamente y con más frecuencia – que es lo que todos
queremos lograr como gerente generales.
Es importante recordar que tanto los gerentes generales como los gerentes de funciones
planifican, organizan, dirigen y controlan relaciones, con el tiempo. De nueva cuenta, la
diferencia radica en el alcance de las actividades que supervisan.