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El Ataque Nazi Contra El Principio de Filiación

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EL ATAQUE NAZI CONTRA EL PRINCIPIO DE FILIACIÓN

1PIERRE LEGENDRE

Repito que no hemos comprendido aún el alcance de la catástrofe


desencadenada por la Shoah.

¿Por qué interesa aún la Shoah a la humanidad, más exactamente al principio


de vida en la especie humana? Es el tema que trato aquí en mis comentarios.

Observemos esto en primer lugar: se ha puesto fin a las exacciones hitlerianas


por medio de las armas y no por medio de argumentos. No debemos dejar de
subrayar esto. Esto significa que es muy difícil penetrar en los repliegues
humanos de este acontecimiento insensato. La noción misma de crimen es
demasiado estrecha para dar cuenta de ello; a un acto tal sólo podemos
oponer el contrafuego de la fuerza.

Vivimos en las sociedades posthitlerianas. Las contrapropagandas opuestas


con retroactividad a la empresa nazi, las explicaciones acumuladas o las
grandes puestas en escena de la reconciliación universal son un amplio
decorado, al abrigo del cual la cultura de Occidente se esfuerza por sobrevivir
al golpe asestado, el golpe asestado al principio de filiación.

La pregunta permanece en suspenso: ¿qué punto sensible de la cultura tocaba


el nazismo? Los ensayos de análisis político donde la pedagogía de los
procesos intentados contra los verdugos-funcionarios han aportado un suerte
de alivio. Sin embargo, viendo el academicismo de las discusiones
comparatistas, que amalgaman los holocaustos del siglo XX a la estadística de
algún campeonato mundial del crimen, dudo de que la lógica institucional salga
esclarecida, la lógica que otorgaba al gesto de matar al Judío, es decir al hijo
de Israel, valor institucional.

No hemos, acaso, más bien echado un cerrojo al acceso al punto sensible, ese
punto precisamente, a saber, que el exterminio consistía, en su principio, en
matar a hijos en tanto que hijos, los hijos de esto hijos, y, como decía la
tradición jurídica europea venida de la Antigüedad latina, los hijos de uno y otro
sexo, indistintamente por lo tanto hombre, mujeres, niños, todos aquellos que
forman la progenie?

Pretender aniquilar las progenies, porque que son progenies, ¿qué significa
esto en Occidente, lugar donde ocurrieron estos hechos?

1 "L'attaque nazie contre le principe de filiation", en Legendre, Pierre : Filiation, Leçons IV,
suite 2. Fayard, 1990.
1
El programa científico-industrial, administrado como cualquier otro programa
administrativo, con el fin de aniquilar las progenies judías, no es asimilable a un
pogromo gigante. Un pogromo puede tener lugar en lo que se llama una
historia social, como episodio de las relaciones entre grupos étnicos o políticos
rivales, sobre el fondo de las tradiciones feudales por ejemplo, en tal lugar, en
tal época. La cuestión nazi no es eso: un pogromo en la época de las
sociedades estatales. Se trata de pensar la idea de la filiación sobre bases
legales nuevas, no para los judíos llamados a desaparecer, sino para la
humanidad nueva libre de judíos. La Shoah fue pensada en términos de los
derechos del hombre, a partir de una legislación que planteaba la purificación
racista, según las palabras del propio Hitler, como un derecho santísimo del
hombre (ein heiligstes Menschenrecht).

Así es como olvidamos, peligrosamente para nosotros y nuestros


descendientes europeos de todos los horizontes, el fenómeno del legalismo
nazi. Si los judíos fueron exterminados en tanto que hijos, eso tuvo lugar, si oso
decir, dentro de las reglas, en el sentido de que, concerniendo al principio de
filiación en tanto que tal, a la idea genealógica como principio institucional, esta
legislación incumbía a la idea misma de ley. He aquí, exactamente circunscrito
lo que la cultura occidental no comprende ya muy bien: que la última
justificación de lo que para la humanidad se llama Ley no es otra cosa que la
noción de filiación.

Los nazis han actuado según una lógica inexorable. Por esa razón, si no
llegamos a reabrir la cuestión antropológica, ya no para estudiar a los pueblos
no europeos, sino para analizar el imperativo de la sucesión de los hijos bajo la
Ley, con el fin de comprender en qué consisten los elementos intocables de los
montajes de legalidad necesarios a la vida en la especie humana,
retomaremos, ciega y mecánicamente, aunque con otros discursos y bajo otros
emblemas, el camino que ya condujo, bajo su versión nazi, a la sin-Razón
instituida.

Entonces puede plantearse el problema de fondo: cómo es posible comprender


y hacer comprender que la política de la Razón en las sociedades reposa sobre
los montajes institucionales de la filiación, presididos por la Ley y la
representación del Padre para ambos sexos?

Habiendo contribuido a esclarecer lo que está en juego en los debates jurídicos


sobre la Razón, la Ley y el Padre en Occidente, a propósito de los modos de
acceso judío y cristiano a la cuestión de saber en qué consiste una
interpretación2, y habiendo, asimismo, echado las bases de una interrogación

2 Reenvío a mi estudio de la Novela 146 de Justiniano ("Les Juifs se livrent à des


interprétations folles", Colloque de Montpellier 1980, Paris, Seuil, 1981, p. 93-113. (N. de
autor)
2
moderna sobre el principio genealógico en la cultura europea3, creo que puedo
aportar aquí algunas observaciones, con el fin de esclarecer lo que fue, desde
un punto de vista institucional, la Shoah.

a) Una cuestión previa a considerar: el nazismo fue el paroxismo del conflicto


de las posiciones (judía y latino-cristiana) sobre la interpretación como relación
a la autoridad.

Sólo rozo esta cuestión fundamental del mecanismo de las filiaciones en la


cultura europea. Se la puede abordar, si reconocemos a Occidente como una
civilización que entraña dos posiciones contrarias sobre lo que significa
interpretar, es decir sobre la relación con el Texto fundador, dicho de otro modo,
sobre la construcción de la Referencia fundadora. En esto no hay escapatoria,
y, para convencerse de ello, es necesario releer el texto jurídico princeps: el
concilio de Jerusalén, en los tiempos apostólicos, que discute el fundamento o
la falta del mismo de la circuncisión, planteando así que sea posible estatuir
legalmente sobre el principio mismo de la circuncisión.

A partir de esto, se perciben dos polos de interpretación, alrededor de los


cuales se organizó política y jurídicamente el conflicto sobre la idea
genealógica, sobre la noción de institución de los hijos (circuncisos o no) y,
finalmente, a través de los conceptos de texto y de intérprete, sobre el principio
político mismo.

En tanto que producto cultural, ligado a la Revolución del intérprete en la Edad


Media que he descrito, el Estado significa un cierto estado (status) de la
Referencia fundadora de las filiaciones, por lo tanto, un cierto estado de la idea
de Ley, sobre la base de una transferencia al Estado del poder de interpretar.
Si deseamos reflexionar en profundidad sobre el problema antropológico de los
montajes institucionales, constataremos entonces esto: con la invención del
Estado, apareció algo nuevo que modificó el sistema de los textos y las
interpretaciones. La modernidad estatal reposa sobre este cimiento: el poder
sobre el cuerpo ha sido transferido al Estado, investido de un poder de
Intérprete soberano. Al precio de una descorporeización definitiva de la relación
con el texto, la relación con la autoridad, es decir con la Ley y la filiación, ha
tomado un rumbo irrevocable en Occidente. Cuando se evoca el conflicto de
las posiciones judío/antijudío, no debemos perder jamás de vista esta
perspectiva histórica.

b) El efecto nazi: el advenimiento de una concepción carnicera de la filiación.

3 Ver Legendre, P., Lecons VII y VIII. (N. de autor)


3
Si se entiende que existe un punto crítico en el sistema institucional occidental,
es decir el racionalismo del Estado y la dificultad de moderar las consecuencias
en el desarrollo del derecho, se comprende al mismo tiempo que, al volverse
dueño de los cuerpos el Estado se haya convertido, en la escala de la cultura,
en el lugar sensible donde se juegan de manera radical las cuestiones de la
Razón y la sin-Razón. Dueño de los cuerpos e Intérprete soberano, el Estado
ocupa, así, por principio, la posición de Referencia fundadora, de manera que
la amenaza de pervertir lo que en su esencia es intocable, la Referencia
fundadora, planea sobre la humanidad occidental. Antropológicamente, el
Estado sigue siendo un bastión frágil contra el riesgo de destrucción de la idea
de Ley y de filiación, por equipos de locos o de bandidos instalados en el lugar
supremo del poder.

El bandidismo nazi abordó el punto crítico, pero todavía lo comprendemos mal.


En qué la reconstrucción del mecanismo estructural de la Ley y la filiación es
esencial para el examen de la sin-razón nazi y para la toma de conciencia de
sus efectos durables? Respondo: en que el pasaje al acto hitleriano ha operado
un cambio de tendencia, al desarticular las laboriosas construcciones de la
casuística europea, judía y no judía, por medio de una puesta en escena de la
filiación como pura corporalidad. Un salto ha sido dado, del cuerpo como vía de
acceso a la interpretación (la circuncisión) al cuerpo como vía de supresión del
intérprete (biologismo racial). En estas condiciones, la problemática de la
ligadura genealógica – la escena de Abraham e Isaac, punto de referencia de
las interpretaciones clásicas – se extingue, y en adelante solo se podría hablar
de carne humana. Las instituciones se convierten en una carnicería.

c) La carta de triunfo del bandolerismo hitleriano: el cientificismo.

El nazismo no está liquidado y debemos comprender el papel que pudo


representar la apelación al cientificismo en la lógica de destrucción del principio
de filiación.

La antropología moderna no ha captado todavía el mecanismo estructural de la


Referencia fundadora de las filiaciones: las puestas en escena poéticas,
mitológicas, religiosas (por ejemplo la escena de Abraham ligando a Isaac ante
el altar del sacrificio) tienen la función institucional de poner en un discurso de
metáforas, la cuestión del asesinato y su cumplimiento entre el padre y el hijo,
es decir de desactivar esta cuestión en la humanidad abriendo, así, el camino a
los intérpretes. De esta manera, el discurso de la Referencia fundadora tiene
como carta de triunfo la ligadura genealógica, que anuda el cuerpo y la palabra,
al apartar el cuchillo asesino: el asesinato se convierte en la metáfora de la
relación padre-hijo en referencia a la Ley, y es, por lo tanto, simbólico: la vida
impone su ley.

4
La apelación hitleriana a la Ciencia, en el exterminio de los judíos, recubre la
negación de la Referencia, más precisamente, la imposibilidad de sostener el
lazo de filiación, en primer lugar para los nazis en tanto que sujetos de la
especie humana. La ligadura entre el cuerpo y la palabra caduca, entonces, ya
no se trata de arreglar lo que da testimonio por medio de la interpretación, el
valor de la verdad se disuelve en una corporalidad brutal, la de la carne
científicamente observable; la metáfora de la Referencia ha muerto y entramos
en el cuerpo a cuerpo. Triunfa, entonces, el cuchillo, bajo formas técnicas
modernas (fusilamientos, cámaras de gas, etc.) El bandidismo institucional
consistió en transformar legalmente la parte de sacrificio humano necesario
para el funcionamiento genealógico (como lo informa, por ejemplo, la escena
de Abraham ligando a Isaac) en un gesto técnico vinculado a la nueva Razón
científica, que toma, aquí, su sentido de sin-razón: ya no hay padre ni hijo, el
montaje de la Referencia ha sido descuartizado, el odio está enmascarado por
el servicio científico prestado a la nueva Humanidad.

La cultura occidental sigue siendo post-hitleriana; por más democrática que


sea, todavía se halla, a mi juicio, abrumada por el golpe recibido. Para su
desgracia, a nuestra época le falta una reflexión sobre los fundamentos
institucionales de la filiación y sobre el valor metafórico de la Ciencia moderna.
Insisto en esto porque se necesitará mucho tiempo y de pacientes esfuerzos,
aún no medidos ni asumidos por Europa y en América, para deshacernos de
los efectos asesinos de la concepción carnicera de la filiación; concepción hoy
en día promovida por otros discursos que los nazis, pero igual de eficaces.

(Traducción: Marcela Solá, Diana Sperling)

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