Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Ensayo Teoria Maya

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 21

Participante: Dra Mayaleth Contreras

C.I 17547422

LA TEORÍA DE LA COMPLEJIDAD UN MODELO EMERGENTE DE


INVESTIGACIÓN SOCIAL

Las teorías de la complejidad no pueden ser entendidas sin hacer


referencia a lo que había antes de ellas. Esto, dado que la complejidad surge,
en gran medida, como una crítica a la manera clásica de hacer ciencia

Es difícil afirmar si las nuevas teorías de la complejidad son parte de un


mismo y único paradigma. De hecho, Mier (2002) habla de la existencia de
teorías de la complejidad, dado que no existe un carácter unitario ni consistente
entre las mismas, ni una propuesta teórica acotada, dotada de un objeto
específico. Sin embargo, a primera vista queda claro que hay algo que sí tienen
en común: todas parten de las mismas críticas a la ciencia clásica. Las
anomalías presentadas, son la base desde la cuál surgen las críticas, sin
embargo, no son las únicas. Para Morin (2005) la complejidad no elimina las
características de la ciencia clásica, más bien entra en juego en aquellos
puntos donde le pensamiento simplificador no logra dar una explicación. Por lo
tanto, integra en si mismo el orden, la claridad, la distinción y la precisión del
conocimiento.

Según Morin (2001) la incorporación de lo no simplificable, de lo incierto


y lo confuso, si bien puede parecer una regresión desde el punto de vista de la
ciencia clásica, en realidad es inseparable del avance del conocimiento. A partir
de esto, Morin propone cambiar el universo frío, de movimientos perpetuos, de
orden impecable y de equilibrio por uno caliente, con movimientos irreversibles,
de orden mezclado con desorden, de gasto y de desequilibrio.

Si nos observamos y observamos nuestro ámbito académico podremos


ver que, aun cuando más convencidos estemos de que nuestro tiempo de era
planetaria y su futuro exigen transitar hacia una manera nueva de conocer, de
aprender, de trasmitir y recibir experiencias, de relacionarnos entre los
humanos, con nuestro propio ser interior y con el entorno en el que estamos
imbricados, a riesgo de que si ese tránsito ya en ciernes se aborta las
potencialidades autodestructivas que hemos acumulado se actualicen y hagan
realidad las predicciones más catastrofistas sobre el final de nuestro universo,
va resultando extremadamente difícil dar el salto y modificar formas
cristalizadas en nuestra historia, social y personal, de interactuar y aplicar, en la
práctica, las nociones teóricas que nos dibujan una realidad cambiante, abierta,
heterogénea, azarosa, controversial, reticular y con altos grados de
indeterminación. Una enmarañada red de conexiones entre poderes
establecidos (que podrían ser desplazados, o al menos debilitados, por nuevas
formas de pensar y actuar), temores individuales y sociales (cuya angustia se
maneja mejor desde las certezas y los espacios y patrones cerrados y
repetitivos y desde el control externo, que admitiendo la incertidumbre y
aceptando la responsabilidad de la autoorganización), costumbres y
tradiciones, todos ellos reforzados y reproducidos por la educación y la
investigación orientados por un paradigma de control, se configuran como
barreras externas, objetivadas, que constriñen el cambio. Por ello los avances
experimentados por la reflexión teórica y epistémica que permiten pensar la
realidad como compleja y como transdisciplinares las formas más apropiadas
de construir conocimiento y prácticas de cambio, no han derivado aun hacia un
correlato metodológico correspondiente. Las prácticas investigativas y de
gestión social siguen, como regla, apegadas a lo disciplinar y a la reducción
como enfoque. Vale aclarar que llamar la atención sobre la relevancia de las
reflexiones en el terreno metodológico de ninguna manera significa que
entiendo que la metodología funciona como receta única de pautas cerradas e
infalibles a seguir, que nos conduce a la certidumbre, tomándola como la
explicación de un método único, cuyas pautas garantizan el éxito.

La metodología me parece más bien una sugerencia de instrumentos


para pensar la realidad desde problemas relevantes y construir el
procedimiento, o conjunto de procedimientos que conducen a su comprensión
dinámica y su solución, histórica, social y culturalmente contextualizada, en su
doble carácter de filosofía del método y observación sistemática de los
métodos. Ello significa que cada realidad exige una construcción metodológica
propia, que integra la experiencia de otros, reunida en los manuales, y que a la
vez la crítica, la recrea e innova. Para Hugo Zemelman pensar la realidad
histórico concreta y no una realidad inventada exige una actitud crítica ante los
constructos, un distanciamiento de ellos (distanciamiento que es función del
pensar epistémico), y evitar la trampa que puede significar el canon
metodológico para el pensamiento, si quedamos prisioneros de un armazón
metodológico que impide reconocer formas emergentes de la realidad. Vivimos
un momento de contrapunteo entre el cuadro del mundo clásico, que informa
un ideal de construcción de conocimiento y de gestión del cambio por
simplificación y lo que ha dado en llamarse la perspectiva compleja del
conocimiento. El ideal simplificador maneja la difícil maraña de la totalidad
universal descomponiéndola en sus partes y especializándose en disciplinas
que profundizan en cada componente y minimizan las cualidades que surgen
de la interacción de Éstos, trabaja con causas y efectos fijos y proporcionales,
en relación lineal, toma el azar como accidente reductible y parte de una visión
perfectamente predecible del mundo, porque este es una totalidad cerrada,
terminada, dada. Por el contrario, la nueva perspectiva no intenta reducir la
complejidad universal, sino dar cuenta de ella, construir instrumentos de
conocimiento que la acepten, la hagan visible, aun reconociendo la
provisoriedad de todo saber, su historicidad. Ella supone un universo, y un
sujeto que lo conoce desde dentro, cambiantes, una totalidad en proceso de
formación, abierta, signada por la diversidad, la incertidumbre y la emergencia
(la posibilidad de aparición de cualidades nuevas, no contenidas en la historia
anterior del sistema), por causalidades no lineales, donde causas y efectos no
son necesariamente proporcionales y se intercambian, y elige un acercamiento
metodológico de ruptura con el molde disciplinar (diseñado sobre la autonomía
de la parte) para acceder a la transdisciplina (diseñada a través de la conexión
y la interacción de las partes). Un universo imaginado por simplificación y con
tendencia al orden, puede y debe ser conocido y manipulado dominando las
dificultades que entraña captar la totalidad en su extensa multidimensionalidad.
Este dominio se concretó en la llamada ciencia clásica o ciencia normal,
precompleja, podríamos decir, en cuatro operaciones de simplificación que
marcan toda la metodología correspondiente: fragmentación-atomización-
disyunción, binarización, reducción y objetivación. La fragmentación o
atomización consiste en delimitar el objeto de estudio y profundizar
sucesivamente en su manejo a través de separaciones, de delimitar partes del
todo, y es la base de la aparición de disciplinas, subdisicplinas,
especializaciones. Morin utiliza la idea de disyunción para esta operación, en el
sentido de “separar lo que está unido”. Por su parte la binarización supone
tomar la realidad definida por la separación en pares (como realidad binaria),
conectados por contradicciones antagónicas, por su carácter de opuestos
irreductibles (de dicotomía) y a cuya relación se asocia la causalidad esencial
del devenir. Entre las dicotomías clásicas se sitúan, objeto-sujeto, naturaleza-
sociedad, mente-cuerpo, salud-enfermedad, macro-micro, existencia-
conciencia, cambio-estabilidad, normal-patológico o desviado, cuantitativo-
cualitativo. La binarización enfatiza en el momento “oposición” de estos pares y
minimiza lo complementario y dialógico de la conexión de contrarios, en una
lógica que busca la certidumbre y excluye las ambigüedades, aplicando el
principio del tercero excluido.

La reducción, como la define Morin, E (1981), consiste en


“unir lo que es diverso”, de una manera arbitraria que
anula esa diversidad. Es una forma de eliminar lo
individual y singular para poder identificar leyes generales
e identidades simples y cerradas, para “develar la
simplicidad escondida detrás de la aparente multiplicidad
y el aparente desorden de los fenómenos”. Reducir es una
operación legítima e inobjetable en una concepción que
toma la diversidad y el desorden como apariencia y el
orden como lo esencial.
La operación de objetivación parte de concebir una realidad-objeto
separada del sujeto que la conoce y sin interinfluencias, o suponiendo que
éstas pueden ser controladas, aisladas y minimizadas. Se puede conocer, se
puede medir, cuantificar, diagnosticar, experimentar, pronosticar, porque hay
un sujeto que puede hacer esas operaciones claves para la ciencia desde fuera
de lo que observa, sin alterarlo ni alterarse él mismo en ese acto o al menos
controlando esas alteraciones y manteniéndolas en un nivel aceptable. Nótese
que estas operaciones permiten construir procedimientos metodológicos que
basan sus certidumbres, y la prueba de veracidad del conocimiento que
alcanzan, en la posibilidad “objetiva” de describir el objeto e intervenir sobre él
desde fuera (la investigación como dispositivo externo), de construir recortes de
realidad que supuestamente coinciden con partes autónomas y esenciales del
todo, que pueden ser aisladas, explicadas y modificadas fuera de él, con total
control de las derivaciones del cambio inducido, para que éste transcurra según
los derroteros científicamente preestablecidos y deseados (el ideal de “todo
bajo control”). Aislamiento, separación, control, que obvian o consideran
subalternas las cualidades que surgen de la interconexión de partes, de la
configuración de la totalidad y de la interferencia sujeto-objeto y las posibles
dualidades o ambigüedades. Como telón de fondo estas metodologías
objetivadoras y disciplinares, se sostienen en un criterio de progreso, de
historia, natural y social, lineal y ascendente, un recorrido objetivamente
preestablecido, inscrito desde el surgimiento del universo en sí mismo, un
conjunto de atractores universales que lo impulsan por trayectorias delineadas.
Pronosticar, en sentido científico bajo esta perspectiva, es descubrir los
factores asociados a ese recorrido en el pasado y extrapolarlos, lo que permite
develar una línea inercial, a la que se añade la consideración de los cambios
posibles en las condiciones de partida para imaginar escenarios diversos en
ese devenir. Retrocesos, desviaciones, lentitudes o aceleraciones, no se
desconocen, pero se consideran subalternos, interferencias normales que no
alteran la línea ascendente, pueden cambiarla o demorarla, pero no la
modifican en sus esencias. Lo nuevo, lo inesperado, es accidental y, en un
plazo razonable, el proceso volverá a su curso, o lo explicamos a posteriori,
como un evento perfectamente atribuible a la causalidad histórica del sistema
de que se trate, solo que en el momento de su ocurrencia nuestros
instrumentos de conocimiento no tenían la capacidad para predecirlo. Desde
esta óptica la casualidad es siempre subordinada a la causalidad, no es
relevante, o es expresión de una relación causal que todavía no conocemos y
la historia es siempre prueba de verdad de una relación de determinación
universal.

Todo ello confluye en metodologías de unicriterialidad, las cosas son o


no son, se comportan de una manera o de otra, tendrán un movimiento futuro
que tiende, preferentemente, hacia tal dirección. El conocimiento debe alcanzar
una visión unitaria, es su ideal y su fortaleza. Hipótesis contradictorias deben
contrastarse hasta la prueba de cuál es la correcta definitivamente. Se
desprende la importancia que tiene para esta perspectiva la condición de
cientificidad del conocimiento. Los problemas más relevantes son los que se
identifican por expertos de un tema (de una parte del todo), que son los que
están verdaderamente capacitados, “disciplinados”, para el descubrimiento de
leyes generales, con amplio radio de aplicabilidad, y para encontrar y diseñar
las soluciones pertinentes a los problemas encontrados. Otras formas de
conocer no son relevantes en esta lógica, porque por su naturaleza no pueden
develar las objetividades esenciales, el diálogo extra disciplinar no es un
requerimiento metodológico. Según Morin (2005) la “scienza nuova” se debe
esbozar atravesando la cibernética, el sistemismo y la teoría de la información.
De hecho, afirma que la teoría de sistemas es la raíz de la complejidad (Morin,
2001). Lo más importante de la cibernética y de la teoría de sistemas, es
aportar los elementos para concebir la organización (Morin, 1984).

Esto implica el uso de estrategias determinadas tomando en cuenta una


situación aleatoria y que permita las modificaciones en función de las
informaciones provistas durante el proceso. De esta manera, la
autoorganización implica plasticidad. Los seres vivos pueden autoorganizarse
dado que son sistemas abiertos que operan lejos del equilibrio y que importante
constantemente materia y energía del medio. Para Morin (1980) la
autoorganización tiene que ver con la adaptación de los seres vivos a su
entorno. La idea de adaptación implica pensar la vida en términos flexibles y
plásticos, esto es, tener la capacidad de adaptarse y volver a adaptarse de
manera diversa. Existe un juego entre el todo y las partes, en el sentido de que
cada ser viviente utiliza al medio para sus propios fines, al mismo tiempo que el
medio utiliza los actos egocéntricos de las partes para sí mismo. El individuo
funciona con el ecosistema. Su auto organización forma parte de la eco-
organización. La organización viviente debe referirse al mismo tiempo a los
estados interno

Los hallazgos científicos agrupados en lo que se ha dado en llamar


teoría de la complejidad, ciencia o teoría del caos, o dinámicas
autoorganizativas, nos develan un conjunto de rasgos de la existencia no
contemplados como esenciales en las teorías anteriores, como por ejemplo, las
investigaciones sobre no-linealidad, de Lorenz, y la cibernética, con la idea de
retroacción y, con ellas la de una causalidad no lineal, donde los efectos no son
proporcionales a las causas y se intercambian; los atractores extraños, de
Reulle; la autopoiesis de Maturana y Varela; las teorías de la información, que
describen universos donde se simultanean orden y desorden, de lo que se
extrae algo nuevo, la información; la teoría de los sistemas, donde el todo es
más que la suma de las partes y donde la organización del todo produce
cualidades emergentes, no preexistentes en las partes; la noción de
autoorganización, aportada por la teoría de los autómatas autoorganizados, de
Von Neuman: las máquinas vivientes, a diferencia de las artificiales, tienen la
capacidad de reproducirse y autorregenerarse; el principio de generación de
orden a partir de ruido, de Von Forester; la teoría de Atlan del azar organizador;
la teoría de Prigogine sobre las estructuras disipativas. Es un tema muy vasto
que cada cual debe escrutar por sí mismo, pero a partir de estos hallazgos
podemos imaginar un universo cambiante, en movimiento, que combina cursos
previsibles con cualidades emergentes y nuestros supuestos intelectivos se
transforman y nos vemos abocados a trabajar con nociones diferentes, las que
dibujan un cuadro complejo del mundo. Aquí las explicaciones estructurales,
aquellas que atribuyen causalidad a armazones fijas que se reproducen
sistemáticamente, se están desplazando hacia la noción de procesos
morfogenéticos; dinámicas de producción de sistemas que generan,
eventualmente, estabilidad, lo que permite distinguir objetos-posiciones
particulares persistentes, pero que integran, ambigua y contradictoriamente,
estabilidad y movimiento, en una relación recursiva y retroactiva y se parte de
“la paridad ontológica del orden y el desorden, de la estabilidad y la
inestabilidad, del equilibrio y el desequilibrio, de la necesidad y el azar, del
determinismo y el indeterminismo” y “la paridad epistemológica de la
predictibilidad e impredictibilidad” Bajo estas nociones, las operaciones
metodológicas de reducción propias del ideal simple, son sustituidas por otras
orientadas a la captación de la complejidad: distinción, conjunción e
implicación, y la objetivación, como forma de imaginar la relación sujeto-objeto,
da paso a la reflexividad. Se distingue lo diverso (distinción), la particularidad,
pero a la vez se devuelve a su conexión y se comprende desde ésta y desde
su lugar en el todo (conjunción), es decir, la parte se entiende en su doble
condición de dependencia y potencial autonomía y en su lugar en la rutina del
entramado que da vida a la totalidad, considerando lo que aporta y lo que
inhibe para configurar el todo. El sujeto que conoce está implicado (emocional,
racional, éticamente) en el contexto de lo que conoce, forma parte de un
proceso común que incluye a ambos ejes de la relación de conocimiento, está
relacionado con el objeto, lo modifica y se modifica a sí mismo en el proceso
investigativo. La interferencia mutua sujeto-objeto es un dato relevante de la
investigación y no puede ser anulada. Anularla desvirtúa la realidad misma.
Objeto y sujeto tienen una relación reflexiva. El presupuesto epistemológico de
reflexividad supone que un sistema está constituido por la interferencia
recíproca entre la actividad del sistema objeto y la actividad objetivadora del
sujeto y que el objeto solo es definible en su relación con el sujeto, es decir (y
en oposición al presupuesto de objetividad) que no es posible establecer una
separación sujeto-objeto en la actividad cognoscitiva. Reflexividad no implica
negación de la objetividad.

Pablo Navarro alude a una “objetividad reflexiva” o


“concepto reflexivo de objetividad”, que significa una
inclusión de las interferencias sujeto-objeto, de sus
interacciones y de la subjetividad como constitutivas y
constructoras de la realidad y del conocimiento. Tampoco
opera con una relativización extrema que excluye un
criterio de verdad, sino que rescata una verdad
contextualizada, historizada y multicriterial.
Las operaciones metodológicas del ideal de simplificación están colocadas en
una lógica de primer orden – observan objetos - mientras que aquellas que
pretenden captar la complejidad son de una lógica de segundo orden –
observan el objeto y los sistemas observadores. La observación del objeto no
puede separarse de la del dispositivo que lo observa. En este contexto crítico la
producción y transmisión de conocimientos basada en la disciplina se
considera insuficiente y se ha ido produciendo un proceso de ruptura de los
moldes disciplinares que, sin desconocer el valor de la disciplina, su aporte en
determinados límites, intenta superarla, buscando formas de intelección
apropiada a las operaciones del ideal de complejidad. Este proceso ha pasado
por diferentes etapas y grados de intensidad, que van desde el intercambio
entre distintos saberes que se consideran científicos y en igualdad de
condiciones de acceder a la verdad, con métodos e instrumentos equiparables
sistemáticos (cercano a multi e interdisciplinariedad) hasta una etapa que se
enfoca hacia la articulación de saberes disciplinarios y extradisciplinarios
Recogiendo las ideas de Morin10 sobre este tema, anoto, como los puntos que
me interesa destacar en la definición de trasndisciplina, y que informarían una
correspondiente metodología de la investigación:

 Como estudio de las tramas de relaciones que conforman lo real.


Perspectiva integradora que entiende la realidad como trama de
relaciones inacabada.
 Como estudio y búsqueda de soluciones a los grandes problemas desde
una perspectiva global.
 Como integración con valores. Dimensión ética que combina
responsabilidad y creatividad del sujeto del conocimiento.
 Como superación del enfoque hiperdisciplinario (disciplinas cerradas)
que rescata los aportes de lo disciplinar en la búsqueda de soluciones a
los grandes problemas contemporáneos.
 Como diálogo de saberes científicos y extracientíficos: el arte, la religión,
el sentido común de la subjetividad cotidiana. (transdisciplina radical).
 Como construcción colectiva-participativa de conocimiento (de
problemas y soluciones).
 Como integración de conocimiento y gestión (transformación).
 Como multicriterialidad.

El estudio de problemáticas multidimensionales exigiría perspectivas


científicas transdisciplinarias que favorezcan tres tipos de enlaces: el diálogo
entre diversos saberes en el campo de las ciencias (enlace entre disciplinas); el
diálogo entre distintas lógicas de acción (particularmente con el actor político);
el diálogo entre ciencia y sociedad (enlace con destinatarios de las políticas,
con beneficiarios, clientes e instrumentadores de los resultados científicos de
áreas diversas).Para Morin (1980) la autoorganización tiene que ver con la
adaptación de los seres vivos a su entorno. La idea de adaptación implica
pensar la vida en términos flexibles y plásticos, esto es, tener la capacidad de
adaptarse y volver a adaptarse de manera diversa. Existe un juego entre el
todo y las partes, en el sentido de que cada ser viviente utiliza al medio para
sus propios fines, al mismo tiempo que el medio utiliza los actos egocéntricos
de las partes para sí mismo. El individuo funciona con el ecosistema. Su auto
organización forma parte de la eco-organización. La organización viviente debe
referirse al mismo tiempo a los estados internos y a las condiciones externas
para asegurar su organización interna y su comportamiento externo. Para
hacer esto, utiliza la computación, la cual es un complejo organizador/productor
de carácter cognitivo. La computación viviente permite la organización y
reproducción del ser (Morin, 1988). También Biebracher, Nicolis y Schuster (en
Prigogine, 1997) afirman que el orden sólo puede mantenerse por medio de su
autoorganización, porque los sistemas autoorganizadores permiten la
adaptación a las circunstancias ambientales. De hecho, Prigogine y Stengers
(1990) estudian los sistemas dinámicos alejados del equilibrio y concluyen que
es solamente en esta situación que se puede generar orden, dado que
solamente aquí se generan correlaciones. Esto se analizará más adelante, al
hablar de los sistemas disipativos de Prigogine. Para los autores del Instituto de
Santa Fe (Lewin, 2002; Waldrop, 1992), los sistemas complejos tienen la
propiedad de autoorganizarse. Los autores denominan a esta autoorganización
orden espontáneo. Todas las investigaciones del Instituto de Santa Fe se
basan en el supuesto de la autoorganización. También para Maturana y Varela
(1994), la autoorganización es un tema fundamental. Para estos autores el
concepto básico es el de la autopoiesis, según la cual existen sistemas que se
crean a sí mismos por medio de la elaboración de los componentes que los
definen. Los distintos teóricos de la complejidad plantean la necesidad de la
creación de un paradigma unitario de la ciencia. Según Capra (2003a) el
paralelismo en distintos campos se debe a que muchos principios generales
son aplicables a los sistemas, con independencia de su naturaleza. Por
ejemplo, las comunidades ecológicas y humanas son sistemas vivos que
muestran los mismos principios de organización. Son redes organizativamente
cerradas, que intercambian flujos de energía y recursos con el medio (Capra,
2003a; 2003b).

Morin (1983), por su parte, afirma que es necesario comenzar una nueva
ciencia ecológica que no parcialice ni especialice las disciplinas. Esta ciencia
hace comunicar necesariamente naturaleza y cultura. Por lo tanto, Situngkir
(2003) afirma que los esfuerzos actuales se encuentran en la unificación de las
ciencias. También Morin (2001) concluye que es necesario articular las esferas
antroposociales, biológicas y físicas. De hecho, afirma que el nuevo paradigma
debe ser capaz de incluir el estudio del hombre, pero sin reducirlo. Por lo tanto,
el paradigma de la complejidad debe resultarle conveniente al conocimiento del
hombre (Morin, 2005).

Morin es uno de los teóricos más relevantes de la complejidad. Como se


ha visto anteriormente, ha teorizado sobre casi todos los ámbitos que resultan
relevantes para las teorías de la complejidad. Lo particular de Morin, es que,
para él, la complejidad es una manera de pensar, que implica importantes
cambios de la manera de pensar de la ciencia clásica. Para Morin (1983, p. 24)
el modo de pensamiento debe “respetar la multidimensionalidad, la riqueza, el
misterio de lo real y que sepa que las determinaciones cerebral, cultural, social,
histórica que experimenta todo pensamiento codeterminan siempre el objeto de
conocimiento. Es a esto a lo que llamo pensamiento complejo”. De esta
manera, el autor le otorga especial importancia a la manera de pensar en
complejidad. De esta manera, afirma que la complejidad es aquella donde se
establece una comunicación entre objeto y entorno, observador y observado.
Es aquella donde no se sacrifica el todo a la parte o la parte al todo, sino que
se concibe la problemática de la organización. El pensamiento complejo es un
diálogo entre orden, desorden y organización (Morin, 1983). Morin (1983;
Villanueva, 2006) propone tres principios para pensar la complejidad:

1. Principio dialógico. Este principio afirma la necesidad de mantener


la dualidad en el seno de la unidad. Por ejemplo, en el caso del orden y el
desorden, es necesario asumir que, si bien son enemigos, en ciertos casos
colaboran y producen organización y complejidad.

2. Principio de la recursividad organizacional. Este principio rompe


con la linealidad de causa/efecto, de producto/productor, asumiendo que todo
lo que es producido, es a su vez, productor. De esta manera, por ejemplo,
somos productores de un proceso de reproducción, anterior a nosotros
mismos. A su vez, cuando somos producidos, nos volvemos productores del
proceso que va a continuar.

3. Principio hologramático. Este principio tiene que ver con el hecho


de que no solamente la parte está en el todo, sino que también el todo está en
la parte.
La matriz epistémica de la complejidad constituye una vía para abordar
la producción del conocimiento y la comprensión de los fenómenos de la
humanidad, la vida, la existencia, el desarrollo humano, la sustentabilidad de la
especie humana y la educación en la actualidad. Para ello, el método debe
permitir el abordaje del objeto de reflexión considerando la subjetividad para la
validación del conocimiento y la integración de los saberes. Un paradigma no
se compone solamente de teorías, sino también de métodos, de formas de
investigar y de acumular conocimiento. Asumiendo que cada paradigma tiene
asociado un método, es posible afirmar que uno de los métodos más
fundamentales de la ciencia clásica es el método experimental y, en términos
de análisis de los datos, la estadística. De esta manera, se puede argumentar
que la estadística clásica presenta ciertas características en su funcionamiento
que se asimilan a los supuestos de la ciencia clásica. Entre estos se pueden
destacar: -

Linealidad. Tal vez el tema más fundamental es que la gran mayoría de


la misma utiliza solamente funciones de tipo lineal. Sólo en el último tiempo se
ha empezado a masificar el uso de análisis de relaciones no lineales. -
Determinismo. Si bien la estadística trabaja en principio con probabilidad, tiene
como fin último la predicción de la variable dependiente, por medio del
conocimiento del valor de una variable independiente.

En el pensamiento complejo, el investigador debe esforzarse por crear


una atmósfera apropiada e irse desconectando de pautas y configuraciones
que prevalecen en su mente: conceptos, principios, valores y leyes que le
impiden adentrarse en la cosmovisión de la complejidad e iniciar el camino con
atrevimiento; este proceso reflexivo le ayuda a deconstruir las viejas
concepciones que lo han hecho perderse en el mundo. El pensamiento
complejo percibe la realidad como una red interconectada de fenómenos donde
no hay elementos primarios ni secundarios, y ningún elemento del entramado
es fundamental; todos dependen de los demás. El investigador se concibe
como un ente activo, consciente de la multidimensionalidad, de la presencia de
lo contradictorio, reconoce lo inconcluso del pensamiento, lo inacabado y
negocia la incertidumbre

La complejidad y las ciencias medicas


De modo general, el paradigma biomédico-clínico-positivista se ha
caracterizado por la búsqueda diagnóstica e investigativa especializada basada
en la evidencia y el uso del método de prueba y error, en tanto la concepción
filosófica positivista afianzó estos desarrollos en la ciencia a través del
concepto de que “lo científico es lo que se puede experimentar, ver,
cuantificar”. Pero, ¿Qué pasó después? El desarrollo de las ciencias ha tendido
a la interdisciplinaridad dando lugar a la formación de teorías generales de las
ciencias que han conducido a la integración y a la transdisciplinaridad, tal es el
caso del paradigma de complejidad, Como todo paradigma, el paradigma de
complejidad no aparece de una vez y para siempre, sino que el mismo salió a
la luz paulatinamente a través de un conjunto de contribuciones ocurridas en el
desarrollo de las ciencias. Estas contribuciones son aquellas que constituyen
las diferentes versiones del paradigma de complejidad: a saber: la teoría de
general sistemas, la teoría de la autoorganización, la teoría del caos y la
geometría fractal. Analicemos qué nos aportan cada una de ellas como
instrumento metodológico para el pensamiento médico.

La teoría de sistemas.

La teoría de sistemas fue desarrollada por Lugwig von Bertalanffy, al


resaltar el carácter integrado de los sistemas biológicos, serviría de modelo
para la interpretación de la organización sistémica del mundo. Al problema
acerca de la existencia de la unidad de lo diverso Bertalanffy se refería:
“Nosotros respondemos a este problema con la contribución que ofrece una
nueva rama de las ciencias a la que nosotros llamamos “teoría general de
sistemas”. Pero, ¿Qué es un sistema? Es la relación que tiene lugar entre las
partes de una unidad existente con independencia relativa de su medio exterior
o entorno. Las características fundamentales de un sistema pueden resumirse
en las siguientes:

1. Sinergia: el todo es más que la suma de las partes: Sp > Snp = 1


Pn
2. . Recursividad: Un sistema está compuesto de partes que son al
mismo tiempo sistemas (Subsistema-Sistema-Supersistema).
La Física clásica trabajaba con sistemas ideales cerrados que no
intercambian energía, sustancia o información con el medio
exterior, sin embargo, los sistemas reales son como regla
sistemas abiertos.

La concepción de Sistema de Bertalanffy está relacionada con tres principios


rectores, a saber:

1. La concepción totalizadora que pone de manifiesto la relación del todo y las


partes frente al concepto analítico-sumativo mecanicista.
2. La concepción dinámica que considera a las estructuras como procesos
lentos y a las funciones como procesos rápidos, frente a la concepción estática
metafísica.

3. La concepción organísmica concebida como actividad primaria implícita de


los organismos vivos (equilibrio dinámico) frente a la concepción teórico-
reaccional de la mecánica clásica.

En la concepción del creador de la teoría general de sistemas está presente la


concepción dinámica de los procesos de la realidad. Para Bertalanffy los
sistemas en equilibrio dinámico son sistemas abiertos, que a través del
intercambio de energía, sustancia e información con el medio exterior persisten
en la mantención de su estructura interna. Aquí se encuentran importantes
elementos de valor metodológico para la interpretación de los procesos
biológicos y sociales que tienen lugar en la determinación del proceso salud-
enfermedad tales como: la concepción de sistema como totalidad y la
concepción de proceso. Estos elementos pueden actuar como fundamento
para la interpretación del diagnóstico y la investigación médica en tanto
procesos complejos.

La teoría de la autoorganización

Otra importante contribución lo constituyó la teoría de la


autoorganización. ¿En qué radica el principal aporte del concepto de
autoorganización? En la historia de las ciencias se puso de manifiesto la vieja
contradicción teórica entre el segundo principio de la termodinámica y la teoría
de la evolución biológica, es decir, entre la concepción del aumento del
desorden en los procesos físicos y la del aumento de la complejidad y
organización de las estructuras materiales en el proceso general de evolución
biológica. Tal aparente contradicción fue resuelta a través de la llamada teoría
de la autoorganización. La llamada teoría de la autoorganización tiene por
objeto las leyes de los procesos cooperativos alejados del estado de equilibrio
termodinámico. Es bajo las condiciones de alejamiento del equilibrio
termodinámico que se producen la organización y la complicación de las
estructuras materiales. Las ideas principales provienen de Schrödinger (1944),
Turing (1952), Bertalannffy (1953, 1962), Prigogine (1969) y Eigen (1979). La
solución del problema de la aparente contradicción entre el segundo principio
de la termodinámica y la teoría de la evolución biológica se le debe en primera
instancia al físico Erwin Schrödinger (1944). La principal contribución de
Schrödinger es que fue el primero que intentó explicar las regularidades físicas
de la vida. Su obra “¿Qué es la vida?” influyó de inmediato esencialmente
sobre los físicos, químicos y biólogos en la interpretación de la aparente
contradicción. Schrödinger dirigió su atención a que el ascenso evolutivo del
mundo biológico se alcanza en correspondencia con la validez del segundo
principio de la termodinámica. Esto ocurre a través de que el sistema vivo
permite trasmitir por medio de su equilibrio dinámico, energía y organización y
a través de ello mantiene su propia organización. Schrödinger señala aquí que
el organismo extrae negentropía (entropía negativa) del medio exterior y por
medio de este proceso se produce entropía que el sistema vivo exporta al
medio exterior con lo cual crece la organización dentro del sistema. Una
importante contribución para la comprensión de las relaciones entre lo físico y
lo biológico y para la explicación de su complejidad lo constituyó el teorema de
Turing en la teoría del automático (teorema de la universalidad). Según este un
sistema automático con una correspondiente estructura cuando sobrepasa un
determinado límite de la complejidad, llega a ser universal. Con ello el mismo
llega a ser capaz de cumplir cualquier programa complejo. Con esto Turing
realizó una contribución a la comprensión en sentido matemático del
surgimiento y del papel de la complicación de las funciones en los sistemas
vivos, lo que adquiere especial significado para la interpretación de los
procesos biológicos complejos objeto de las ciencias médicas. Ya Pavlov había
adelantado en su tiempo la concepción de la extraordinariamente compleja
respuesta funcional del organismo en sus investigaciones con perros, donde
las mismas sorprenden en ocasiones como si fueran resultante de la acción de
un cerebro pensante.
En el análisis de los sistemas vivos Bertalanffy brindó una importante
contribución como ya se ha señalado a través, de la teoría de sistemas, con la
cual demostró que mismos solo a través del equilibrio dinámico pueden
mantenerse en su interacción con el medio exterior. En este sentido el
equilibrio dinámico se convierte en una condición para su existencia. Esto no es
absolutamente válido como regla en el mundo inorgánico. Bertalanffy y su
escuela construyeron una termodinámica de los sistemas abiertos la cual fue
luego continuada a través de los trabajos de Prigogine y Eigen.
Los trabajos de Prigogine y Eigen completaron el acercamiento teórico hacia la
solución de la ya planteada aparente contradicción. En su trabajo sobre la
termodinámica no lineal de los sistemas abiertos alejados del estado de
equilibrio Prigogine descubrió nuevos status de los procesos materiales no
conocidos, a saber, la conducta coherente en el tiempo (relojes biológicos) y la
conducta coherente en el espacio. Estas son según Prigogine, propiedades de
las estructuras que existen bajos las condiciones alejadas del estado de
equilibrio. En este sentido señala, “para nosotros la conclusión esencial radica
en que existe una estrecha relación entre autoorganización y el estado alejado
del equilibrio”. Eigen comprende bajo el concepto “autoorganización de la
materia” como “ la capacidad de determinadas formas materiales resultante de
interacciones definidas y conexiones de estricto mantenimiento de
determinadas condiciones límites para producir estructuras auto
reproductivas”. De este modo Eigen relaciona autoorganización con
autoreproducción, con ello realiza la conclusión de que la autoorganización es
una propiedad especial de la materia que existe solo bajo determinadas
condiciones específicas internas y externas.
Las ideas fundamentales de Prigogine y Eigen fueron sintetizadas por Ebeling
de la forma siguiente: “En la naturaleza pueden formarse estructuras de forma
espontanea principalmente cuando se cumplen las siguientes condiciones
necesarias:

1. El sistema es termodinámicamente abierto, por lo que puede


intercambiar energía y/o sustancia con su medio exterior.
2. El sistema se encuentra en un punto hipercrítico de equilibrio.

3. El sistema está regido por regularidades no lineales.

4. Los microprocesos se comportan cooperativamente”.

Cuando se cumplen las condiciones anteriores se produce un tránsito hacia


estadios estacionarios estables que es designada como evolución física y que
están sometidos al principio de evolución de Prigogine. Con los procesos de
autoorganización los estados inestables muestran una variación de las
fluctuaciones que hace que el sistema esté en condiciones de pasar a estados
estables. En este sentido constituyen los procesos de autoorganización
procesos elementales condicionantes de la evolución.Analicemos cómo se
comportan las cuatro condiciones necesarias para que un proceso se
autoorganice en el caso del mundo vivo:

1. Los sistemas vivos son sistemas abiertos existentes bajo determinado


equilibrio dinámico.
2. “La vida …se relaciona …con la conducta que aparece bajo las
condiciones del estado de alejamiento del equilibrio (termodinámico)”
según Prigogine y Stengers
3. Los procesos biomoleculares tienen un comportamiento “no lineal”
como regla, como es el caso de los procesos autocatalíticos de
inhibición-activación, entre otros.
4. La conducta no lineal conduce a la cooperatividad entre los
microprocesos, como ocurre en los mecanismos de regulación
enzimática.

Las condiciones anteriores constituyen características propias de los procesos


vivos, de modo que las condiciones de la autoorganización físico-química
constituyen fundamentos físico-químicos de la vida.
De todo lo anterior se derivan los siguientes elementos de valor metodológico
para la interpretación de problemas de las ciencias concretas como es el caso
de las ciencias médicas:

 Los sistemas biológicos y sociales son sistemas abiertos.


 La variación en uno de los parámetros del sistema puede producir
alteración del equilibrio del mismo.
 Los procesos biológicos y sociales están caracterizados por la no
linearidad y la cooperatividad entre los microprocesos.
 El desarrollo y evolución de los procesos biológicos y sociales
tiene lugar por fluctuaciones.

La teoría del caos

Otra versión del paradigma de complejidad lo aportó la teoría del caos.


Por su inter- y transdisciplinaridad se dice que el caos brota a través de las
líneas que separan las disciplinas científicas como ciencia de la naturaleza
global de sistemas. Hay que ver que la especialización es opuesta al caos y en
su análisis encontramos problemas que contradicen la ciencia clásica. Un
grupo de nuevos descubrimientos de las ciencias lo ponen de manifiesto: la
relatividad eliminó la ilusión newtoniana del espacio y el tiempo absoluto; la
teoría cuántica eliminó el sueño newtoniano de los procesos de medición
controlables; el caos elimina la fantasía laplaciana de la predictibilidad
determinista (al menos en la forma clásica). Todo lo anterior fundamenta la
limitación para el análisis de la visión disciplinar desde la que muchas veces se
realizan las valoraciones en el diagnóstico o en la investigación médica de los
procesos biológicos y sociales determinantes del proceso salud-enfermedad.
Otra característica del caos lo constituye su conocida sensibilidad o
dependencia de las condiciones iniciales. Pequeñas diferencias en las
condiciones de partida pueden llegar a ser preponderantes en la determinación
de grandes diferencias en el estado final del sistema. Así ocurre, por ejemplo,
en las predicciones del pronóstico meteorológico, como el llamado por Laplace
“efecto mariposa”, a través de la consideración de que como resultado de la
complicación de las estructuras de los procesos complejos y sus múltiples
determinantes, “...el aleteo de una mariposa en el amazonas pudiera ocasionar
una tormenta en Nueva York”. Aquí también la visión estrecha de la valoración
en el tiempo de los determinantes de la salud-enfermedad puede dejar fuera
del análisis procesos determinantes que ocurrieron muy alejados en el tiempo
del momento de la valoración correspondiente, como es el caso de las causas
que producen las hoy llamadas enfermedades re-emergentes en la
Epidemiología. Otra característica de los procesos caóticos es que el caos es
ubicuo, es decir, tiene carácter azaroso, pero contradictoriamente es estable y
estructurado, lo que se conoce con el nombre de “atractores extraños”. Esto
quiere decir que, a pesar de la multiplicidad de posibilidades de manifestación
final de un proceso complejo, existen tendencias que expresan la manifestación
más probable para su ocurrencia. Robert May ha observado, por ejemplo,
oscilaciones en el aumento y disminución de casos en una epidemia a pesar de
existir un proceso de inoculación o campañas preventivas. Por otro lado, los
biólogos moleculares comienzan a ver las proteínas como sistemas en
movimiento y los fisiólogos observan los órganos no como estructuras estáticas
sino como oscilaciones complejas regulares o irregulares, como es el caso del
funcionamiento cardíacoTodo ello sugiere la conducta compleja de los sistemas
vivos.

De todo lo anterior se encuentran entonces los siguientes elementos de valor


metodológico para la interpretación en medicina:

 Carácter inter y transdisciplinar del caos, elemento de


enorme valor para la evaluación médica.
 Valor de la dependencia de las condiciones iniciales en la
interpretación de los procesos determinantes del proceso
salud-enfermedad.
 Conductas azarosas por interacción entre variables o
sistemas (fluctuaciones), lo que ocurre permanentemente
en los procesos biológicos y sociales sumamente
complejos.
 Evolución de los procesos por fluctuaciones
(bifurcaciones), característica de los procesos complejos
donde los determinantes de la salud no son la excepción.
 Existencia de orden dentro del desorden (atractores
extraños) y por tanto de conductas más probables dentro
de la enorme complejidad de las interacciones.
Como puede observarse tales consideraciones anteriores
que constituyen regularidades de los procesos complejos
no son comunes aún en la evaluación e interpretación de
los problemas de salud.

La Geometría fractal

. La Geometría euclidiana, a la que todos estamos acostumbrados por


formación, es una Geometría de rectas continuas. Las discontinuidades de la
realidad no pueden ser explicadas por la Geometría clásica. El matemático
norteamericano Benoit Mandelbrot ha desarrollado la Geometría de la
regularidad discontinua al analizar los cambios caóticos en el precio del
algodón. Cada precio particular es azaroso pero la secuencia de los cambios
en un día o en un mes son proporcionales. Esto quiere decir que la variación
del cambio permanece constante, lo que enseña a encontrar orden en el
aparente desorden. Mandelbrot estudió la aparición de ruidos azarosos en la
transmisión telefónica de computadora a computadora. Tal análisis pudo ser
explicado a través de una simple distribución geométrica denominada
Distribución de Cantor: La Distribución de Cantor puede ser explicada a través
de dos tipos de efecto: el efecto de Noah y el efecto de Joseph. El efecto de
Noah significa discontinuidad, a saber, cuando una cantidad cambia puede
cambiar arbitrariamente rápido. Y el efecto de Joseph significa persistencia, es
decir, la repetición periódica de los cambios. Lo que explica la unidad de la
regularidad y de los cambios bruscos. De este modo se puede explicar la
conducta fractal en el espacio y en el tiempo. La discontinuidad de una línea
costera, las explosiones de ruido, no pueden ser explicadas por la Geometría
clásica. Las nubes no son esferas, las montañas no son conos. La nueva
Geometría refleja un universo escabroso, no plano ni redondeado. Todo lo
anterior puede ser explicado a través de la propiedad de la autosimilaridad, lo
que explica la simplicidad de lo complejo en la conducta fractal, y los fractales
desde una nueva concepción geométrica son cuerpos de dimensión
fraccionaria, bien diferente a la geometría tradicional euclideana que trabaja
con dimensiones de números enteros. En lo anterior se hallan también
elementos de valor metodológico para la interpretación en medicina. A saber,
los objetos y procesos complejos tienen:

1. La organización esencialmente no lineal propia de todos los procesos


biológicos y sociales.
2. La dimensión fraccionaria, característica de las estructuras y fenómenos
complejos que determinan la salud y la enfermedad, pocas veces así
considerada.
3. La propiedad de autosimilaridad también existente en los procesos
biológicos y sociales como ya se considera hoy en la interpretación del
ritmo cardíaco o de la producción de tumores responsables del flagelo
del cáncer.
La Geometría fractal es la Geometría del mundo real.

Es posible entonces explicado lo anterior desde el nuevo modelo medico


como amplitud social desarrollar investigaciones desde la praxis misma del
médico en acción dentro de las comunidades y aplicarles ciencia al contexto
comunal de la nueva salud con enfoque multidisciplinario, ético, humanista de
carácter social.

También podría gustarte