Mentalidad Victimista
Mentalidad Victimista
Mentalidad Victimista
“La vida rompe a todos, y después, muchos son fuertes en los lugares rotos” - Ernest
Hemingway [Foto: Getty Creative]
Dentro de las personas que encarnan el rol de víctima suele haber un profundo
dolor, pesimismo, desesperanza, miedo e ira. A menudo esa pena está
relacionada con traumas reales, auténticas tragedias y abusos. Otras veces es el
resultado de patrones y modelos aprendidos de los padres, que les transmitieron
esa visión desesperanzadora y hostil del mundo.
En cualquier caso, a quien asume la mentalidad victimista le cuesta mucho
darse cuenta de que se está poniendo una soga alrededor del cuello.
Psicólogos de la Universidad de Kansas comprobaron que las personas con un
locus de control externo reciben peor las críticas y correcciones cuando se
equivocan y tienen la tendencia a buscar excusas para atenuar el impacto
emocional negativo del fracaso y proteger su autoestima. Esa actitud defensiva las
encierra en un bucle pernicioso.
La buena noticia es que el victimismo no es una condena de por vida.
Hay que empezar por reconocer el diálogo interior. Si sueles ver tus problemas
como catástrofes, haces una tormenta en un vaso de agua y piensas que todo el
mundo está en tu contra, pero crees que no puedes hacer nada, es probable que
tengas el “modo víctima” activado.
Necesitas salir de ese sistema auto confirmatorio en el cual cada creencia
parece ser una prueba irrefutable de otra. Si crees que las personas te darán la
espalda, no confiarás en nadie y, por ende, jamás encontrarás un apoyo verdadero.
Aquello en lo que sueles creer suele terminar convirtiéndose en una profecía que
se autocumple.
Para cuestionar las creencias que se reafirman mutuamente debes abandonar la
necesidad de juzgar. Cuando no sientas el impulso de juzgarte como persona
podrás ver objetivamente esos pensamientos y darte cuenta de que se trata de
creencias desadaptativas que te hacen daño, te impiden desarrollar tu potencial y
te mantienen en la zona de la insatisfacción y el desencanto.
Abandonar la mentalidad victimista no implica olvidar todo lo ocurrido ni asumir que
no ha pasado nada, se trata de darle otro sentido a ese pasado, para que no siga
limitando tu presente y tu futuro. Se trata de despojarte de la identidad de víctima
con la que te has identificado durante tanto tiempo.
Para ello, necesitas encontrar el potencial para desarrollar otra identidad.
Necesitas reconocer que el rol de víctima es solo una máscara a través de la cual
te has relacionado con un mundo que quizá te fue hostil, pero que detrás de ella se
esconde una persona capaz de luchar y tomar las riendas de su vida.
Quizá no sea fácil. Crecer implica confrontarse. Luchar. Caer y recuperarse. Tomar
decisiones. Y asumir las consecuencias. Pero eso es mucho mejor que sentarte a
ver cómo transcurre tu vida.