Rosario A Dios Padre
Rosario A Dios Padre
Rosario A Dios Padre
1er Misterio
En el primer Misterio contemplamos el triunfo del Padre en el jardín del Edén cuando,
después del pecado de Adán y Eva, promete la venida del Salvador.
Así es como hay que entender el “triunfo” del Padre. No con el pobre sentido humano – es
decir, afirmación de la propia superioridad que humilla y castiga al ofensor - sino
precisamente en el sentido divino: “Mientras más se obstinen en ofenderme, tanto más
yo me obstinaré en perdonarlos”
(un “Ave María”, 10 “Padre Nuestro”, “Gloria”, “Padre mío...”, “Ángel del Señor”).
2do Misterio
En el segundo Misterio contemplamos el triunfo del Padre en el momento del “Fiat” de
María durante la Anunciación.
Esto tiene que hacernos reflexionar acerca de la importancia de nuestra voluntad; si Le
decimos “no” a Dios no Le permitimos que venga y nos quedamos solos con nosotros
mismos. Es la obscuridad, la desesperación y la muerte. Si le decimos “sí” y Lo hacemos
venir, la Luz resplandece en las tinieblas de nuestro espíritu, y nosotros nos volvemos
“gloria viviente de Dios”. Como Jesús, como María.
(un “Ave María”, 10 “Padre Nuestro”, “Gloria”, “Padre mío...”, “Ángel del Señor”).
3er Misterio
En el tercero Misterio contemplamos el triunfo del Padre en el huerto de Getsemaní
cuando da toda su potencia al Hijo.
Tengamos cuidado de no desperdiciar el momento de nuestro Getsemaní y digamos
siempre: “¡Padre que se cumpla Tu Voluntad, no la mía!”
(un “Ave María”, 10 “Padre Nuestro”, “Gloria”, “Padre mío...”, “Ángel del Señor”).
4to Misterio
En el cuarto misterio contemplamos el triunfo del Padre en el momento del juicio
particular.
El pecado hoy es grande y, a causa de eso el sufrimiento está alcanzando vértices
alucinantes. Por lo tanto, la nueva humanidad nacerá pronto, porque los hombres –
macerados por el sufrimiento- reconocerán en Dios al propio Padre y lo invocará. El
vendrá y será una gran fiesta.
(un “Ave María”, 10 “Padre Nuestro”, “Gloria”, “Padre mío...”, “Ángel del Señor”).
5to Misterio
En el quinto misterio contemplamos el triunfo del Padre en el momento del juicio
universal.
Finalmente será atendida la solicitud que Jesús nos enseñó a hacer en el Padre Nuestro
“Venga tu Reino (de Amor) hágase Tu Voluntad (de Amor) así en la tierra como en el
cielo”. El cielo y la tierra se besarán. La Ciudad de Dios, la nueva Jerusalén, tomará el
puesto de Babilonia sin Dios.
(un “Ave María”, 10 “Padre Nuestro”, “Gloria”, “Padre mío...”, “Ángel del Señor”).