La Epistemología
La Epistemología
La Epistemología
Dos serán las preguntas que nos ayuden a ello en este artículo: a) ¿qué es la
epistemología? y b) ¿para qué le sirve al científico?
¿Qué es la epistemología?
De acuerdo con Guillermo Briones (1996), autor de Epistemología de las ciencias
sociales, la epistemología es el “análisis del conocimiento científico”, por tanto:
analiza los supuestos filosóficos de las ciencias, su objeto de estudio, los valores
implicados en la creación del conocimiento, la estructura lógica de sus teorías, los
métodos empleados en la investigación y en la explicación o interpretación de sus
resultados y la confirmabilidad y refutabilidad de sus teorías. (p. 13)
Para Ignasi Brunet y Antoni Morell (2001), la epistemología es una reflexión sobre la
producción de las disciplinas científicas y el conocimiento científico.
Según el afamado físico y filósofo argentino, Mario Bunge (2002), la epistemología “es
la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto, el
conocimiento científico” (p. 21).
Finalmente, siguiendo a Pablo Cazau (2011), uno de los significados más importantes
del término epistemología es el referido al estudio de la ciencia.
Un epistemólogo estudia qué hacen los científicos para estudiar la realidad y qué los
diferencia de los no científicos, cómo y por qué construyen sus teorías sobre el mundo,
qué métodos utilizan, cómo intentan probar sus hipótesis, qué características
especiales tiene el lenguaje científico, qué razonamientos emplean y en qué medida la
investigación se ve influenciada por las cosmovisiones de cada época y por
determinantes políticas, económicas, etc. El epistemólogo estudia las herramientas del
científico, sus métodos, su lógica, entre otros aspectos (p. 111)
Para Juan Samaja (2004), autor de Epistemología y metodología: Elementos para una
teoría de la investigación científica, la epistemología estaría, actualmente, más
relacionada con la metodología que con la filosofía:
El siglo XX ha consagrado la idea de que es más profunda la pregunta por el hacer que
por el ser. En particular, la Epistemología ha ido dejando de lado la pregunta por “el ser
de la Ciencia”, para preguntarse “qué hace la Ciencia” (“qué hace el científico cuando
hace ciencia” o “qué clase de acto es el acto de explicar científicamente”), y en este
sentido la Metodología ha terminado por coincidir con la Epistemología. Su objeto de
estudio es, pues, “la ciencia como proceso”, y en este objeto ella coincide con la
Metodología y con la Sociología y la Historia de la Ciencia, aunque ingresen a él desde
posiciones distintas (p. 15)
Establecida, así, su utilidad práctica, ¿de qué maneras concretas la epistemología
ayuda a la investigación científica?
a) Antecedentes
b) Marco teórico
A diferencia de los antecedentes, el marco teórico participa activamente de la
investigación al constituir el conjunto de teorías y conceptos a emplear en el tratamiento
de un tema. Si, por ejemplo, investigamos el empleo de medicina tradicional en
comunidades andinas, será necesario construir un marco teórico que nos permita
comprender nuestro problema y qué mejor manera que recurriendo a la epistemología.
c) Método
Ejercicios de esta naturaleza son usualmente olvidados, lo cual genera que académicos
de renombre empleen métodos ampliamente criticados o utilicen estrategias retóricas
que ni siquiera constituyen un método científico.
Aunque para lograr esto no haga falta ser experto en sistemas axiomáticos, no está
demás explorar estos mundos con propiedad; cometer errores lógicos de razonamiento
es más usual de lo que se cree.
e) Metadisciplinariedad
f) Ideología
Definida como un sistema de ideas históricamente condicionado, una ideología es
capaz de influenciar la investigación científica de distintas formas: sea mediante la
particular caracterización de determinados fenómenos o sea mediante su radical
tergiversación. A este respecto, la epistemología constituye una salvaguardia
importante.
Una cosa es afirmar que los bonobos son animales morales o que los perros tienen
personalidad (posibles antropomorfismos), pero otra cosa es negar la evolución
biológica para defender el creacionismo científico, creer que las mujeres son inferiores
a los hombres por cuestiones innatas o aseverar que la transexualidad es una patología
mental.
"Para el sentido común científico es obvio que sólo se conoce una parte infinitesimal del
universo, que hubo épocas incontables en las que no existió ningún conocimiento y
que, probablemente, habrá incontables edades futuras sin conocimiento; cósmicamente
y causalmente, el conocimiento es un elemento sin importancia en el universo. Una
ciencia que omitiera mención de su ocurrencia sólo padecería, desde el punto de vista
impersonal, de una insignificante imperfección".
Es un estilo típico de Bertrand Russell para introducir uno de los libros más importantes
sobre el conocimiento humano. Estamos de acuerdo en que es una parte infinitesimal
del universo, pero es la parte más importante para nosotros, porque el conocimiento es
sin duda la base de la vida de relación y, quizás lo más trascendente hoy en día, el
conocimiento se ha convertido (más de lo que históricamente ha sido) en la base del
poder.
Tratar este tema es bastante arduo. De acuerdo, somos una parte infinitesimal del
universo, pero yo me tengo que ocupar forzosamente, en el tiempo de que dispongo, de
una parte más infinitesimal todavía de este mundo terráqueo. Para tratarlo con cierta
posibilidad de comprensión general, tendría que ocuparme del Asia, sobre todo del Asia
Menor, de la China, de la India, de África, lo cual es prácticamente imposible. Voy a
tener que hacer lo que es costumbre: omitir esa parte del mundo que ha sido un motor
extraordinario en los problemas del conocimiento, con una visión muy distinta que la
nuestra. Me voy a circunscribir a esta región espacio-temporal muy reducida que de
manera muy arbitraria se llama mundo occidental, y a una parte temporal que es, como
suele hacerse, de Grecia en adelante. Quizás haga, si me da el tiempo, alguna
referencia, que siento obligada, para contraponer la visión que a lo largo de la historia
desarrollaron ambas civilizaciones.
Si empezamos con Grecia, la filosofía, la religión, la magia, la superstición y la ciencia
empezaron mancomunadas, en un mundo de comprensión y de coexistencia. Con el
advenimiento del Cristianismo el idilio terminó y vino la gran ruptura. San Agustín dijo
que no se puede ser cristiano y filósofo al mismo tiempo "porque es vana la pretensión
de la mente de llegar a verdad alguna: a la verdad se llega sólo por la revelación a
través de la fe". El emperador Justantino lleva a la práctica las implicaciones de este
dogma, cerrando la academia platónica, con el argumento de que allá "se imparten
enseñanzas paganas y perversas". Hay un éxodo importante de los filósofos de Grecia
y durante seis siglos no hay filosofía ni ciencia en Europa. Solamente la teología está
autorizada a decir qué es conocimiento y qué es verdad.
Quienes emigraron de Grecia se fueron a Oriente. Por suerte para ellos no necesitaban
tramitar pasaporte ni visa, así que pasaron directamente a Persia, a Jundi-Shapur, un
centro que era originalmente un centro de medicina, y que fue adquiriendo un carácter
de universidad. Pero cuando se fundó Bagdad (en el año 762) se concentró allí la elite
científico-filosófica del mundo de entonces. Bagdad fue durante cinco siglos (algo para
recordar frente a lo que pasa hoy), el centro intelectual del mundo. Allí dieron los árabes
un ejemplo de tolerancia y libertad del pensamiento. Ahí estaban cristianos, judíos,
árabes, y musulmanes conviviendo, rescatando y traduciendo las obras de la época del
esplendor de Grecia. La ciencia heleno-árabe llegó a Europa a través de España,
cuando los árabes fundan el Califato de Córdoba, cuya capital pasó a ser según los
historiadores "la ciudad más poblada y más culta de Europa". Así vuelve la filosofía
griega a Europa, en un momento en que, con la revolución agrícola, la expansión de las
ciudades, el comercio, etcétera, etcétera, se produce ese extraordinario renacimiento
intelectual que cambia la visión del mundo, en los siglos en que surgen las
universidades.
Son cambios que atañen tanto a las relaciones con el mundo físico, como al tejido de
relaciones en la sociedad. La Iglesia, cuya doctrina había quedado exclusivamente bajo
el dominio de la teología, carecía de una filosofía que pudiera servir de intérprete de
este tipo de cambios, con la efervescencia de ideas que ellos generan, y debe
establecer nuevos marcos de referencia. Uno de ellos fue el mojón que plantó Tomás
de Aquino (quién será después Santo Tomás), una de las grandes inteligencias de la
iglesia cristiana. Fue él quien advirtió que no era posible mantener la total dominación
de la teología en la interpretación de los fenómenos de este mundo terrenal, e introdujo
la doctrina de "la doble verdad". El universo quedó dividido en dos dominios. Más arriba
de la luna, era el dominio de la teología. Sólo ella podía decir qué eran los fenómenos,
qué era la verdad. Por debajo de la luna se admitió que el hombre podía llegar a
establecer algunas "verdades relativas" a través de la observación y la experimentación.
En mi concepción de la historia de la ciencia, aquí se encuentra el germen de lo que
será la actividad científica en el mundo occidental.
No voy a resumir la historia. Sólo mencionaré lo que todos saben; en los siglos
siguientes, fundamentalmente con lo que se llama oficialmente el Renacimiento (siglos
XV y XVI) se inicia un proceso social, económico, político y religioso que va a incluir las
reformas de la Iglesia, que va a conducir a la revolución científica, y que culminará en la
segunda parte del siglo XVII, con Newton. Y me detengo en Newton porque el mundo
newtoniano que va a dominar el resto del siglo XVII, todo el siglo XVIII, y que va a
continuar en parte del siglo XIX, hace una ruptura absolutamente fundamental en el
problema del conocimiento, que es el tema de estas reflexiones. Esa ruptura se
concentra inicialmente en dos puntos.
Primer punto: se empieza a hablar por primera vez de leyes naturales. La palabra ley se
usaba hasta entonces referida a normas morales o normas jurídicas. En la segunda
mitad del siglo XVII (en la fecha precisa de 1665) y en lugar preciso (la publicación
Philosophical transactions de la Royal Society) aparece por primera vez, (y seguirá
usando de manera sistemática) el término "ley natural". La introducción de este término
refleja el cambio fundamental que se produce, dentro del Protestantismo, con respecto
a la concepción del mundo. El cambio, que yo llamo cambio de "marco epistémico", se
refiere a lo siguiente: el mundo está creado por Dios, pero Dios estableció leyes y esas
leyes rigen al mundo físico sin mediar más la voluntad de Dios. La implicación
fundamental que tiene este cambio de doctrina para el desarrollo de la ciencia es la
aceptación de que la mente humana puede desentrañar esas leyes. Jocosamente se
dijo que Dios creó al mundo, le impuso sus leyes, y después mandó a Newton para que
se las explicara al resto de la humanidad. El más ardiente seguidor de Newton, que fue
Boyle, dirá que no solamente debe ser permitido que la mente humana estudie esas
leyes, sino que es obligación del ser humano estudiar esas leyes para entender la
armonía que Dios puso en el universo. El mundo que pinta la "filosofía natural" de los
newtonianos incluye a la sociedad en su conjunto. Esas leyes "naturales" rigen también
el orden económico, y una buena parte de la concepción de la economía que va a
seguir después con el desarrollo del capitalismo será producto de ese pensamiento.
El gran mérito que tuvo Kant entonces (y sigue siendo el gran mérito de Kant) es haber
planteado con toda claridad el problema del conocimiento, el problema de la relación
sujeto-objeto en la construcción del conocimiento; lo que ya no es aceptable son sus
respuestas, que forman un sistema cerrado completo. Él explica el espacio, el tiempo,
la causalidad, explica las matemáticas y, naturalmente, explica la ciencia de su época.
Para él la geometría es lo que dicen los Elementos de Euclides; la lógica es el silogismo
aristotélico; la matemática es el cálculo en la forma que Newton y Leibniz lo
construyeron; el espacio y el tiempo es lo que Newton considera como espacio y
tiempo. Él está convencido de que ha resuelto todos los problemas. Por eso se atreve a
escribir, como coronación de su obra cumbre (La crítica de la razón pura), un
complemento que lleva por título, modestamente, "prolegómenos a toda metafísica
futura".
En el principio del siglo siguiente, el siglo XX, con la relatividad y la mecánica cuántica,
el proceso se va a terminar. El espacio y el tiempo cobran un sentido completamente
distinto. Este es el derrumbe, no de Kant, no de Hegel, es el derrumbe de la filosofía
especulativa. A partir de ahí la filosofía especulativa pierde el derecho de tratar de
fundamentar los conceptos científicos.
Los alemanes son los primeros que se percatan de eso, quizás porque una buena parte
de lo que ocurrió, ocurrió en Alemania. Y lo que era erkenntniss theorie, la teoría del
conocimiento (erkenntniss es conocimiento) le anteponen wissenshaft leherer,
(wissenshaft es ciencia), le anteponen una teoría de la ciencia. Quien toma esto muy
claramente y le da su sentido filosófico, quien retoma sobre todo la reconstrucción de la
geometría, es Bertrand Russell, publicando en los últimos años del siglo XIX, una obra
fundamental, Los fundamentos de la geometría, y ahí usa la palabra epistemology,
como traducción o como el equivalente al wissenshaft leherer de los alemanes. No la
teoría del conocimiento, no el erkenntniss, sino la teoría de la ciencia. El libro de Russell
se traduce, poco después (en 1901), al francés y aparece ahí la palabra epistemoligie,
que según el diccionario histórico de la lengua francesa es el punto de partida del uso
de la palabra epistemología como distinta a la teoría general del conocimiento que
había sido edificada por los filósofos. Quien nacionaliza el término epistemoligie, que va
a pasar al español como epistemología, es Meyerson. El libro publicado poco después
de Meyerson, Identidad y realidad, comienza su prólogo diciendo: "Me voy a ocupar de
la filosofía de la ciencia o epistemología como hoy empieza a usarse". Es ahí el
momento en el que aparece una epistemología como teoría de la ciencia, distinta a lo
que la filosofía especulativa da como teoría del conocimiento. Entonces, a partir de ese
momento se hace necesario distinguir entre una teoría del conocimiento que podríamos
llamar teoría del conocimiento común, y una teoría del conocimiento científico que sería
la epistemología.
Bueno, pero ¿qué pasa entonces con el conocimiento científico? Es cierto, la ciencia ha
demostrado que las disciplinas se han renovado, que los conceptos tradicionales que
los filósofos habían analizado han caducado por completo. Cabe preguntarse entonces
¿qué imagen del mundo da la ciencia?
Un libro de sir Arthur Eddington que fue muy difundido, best seller cuando yo era joven,
formuló el problema de manera impactante. Eddington fue el primero que dio pruebas
empíricas de las teorías de Einstein cuando, en una famosa expedición organizada por
la Royal Society para observar un eclipse total de sol en Brasil, encontró que
efectivamente los rayos de luz de una estrella se curvan al pasar cerca del sol. Su libro,
La Naturaleza del Mundo Físico, plantea lo que se llamó "el problema de las dos
mesas". Yo estoy trabajando sobre esta mesa, pero en realidad hay dos mesas. Está
frente a mí esta mesa sólida, que tiene un color determinado, que tiene un peso
determinado, que es donde yo me apoyo cuando estoy trabajando. Pero la física me
dice que esta mesa tiene una materia que está compuesta por moléculas y que las
moléculas están compuestas por átomos y que los átomos tienen partículas y que todos
los elementos están en revolución y muy separados entre sí. Eddington agrega, y ésta
es la frase crucial: si pudiéramos juntar las partículas del átomo, juntar los átomos,
juntar las moléculas, el total de la materia de esta mesa cabría en la punta de un alfiler.
Entonces, se pregunta, ¿qué es la mesa?, ¿es esta mesa donde yo me apoyo o es lo
que nos dice la física? Bertrand Russell con su estilo extraordinario traduce esto en sus
obras diciendo: "El realismo ingenuo nos hace aceptar los objetos del mundo tal como
parecen, aceptar que ahí está la mesa, y están las sillas como las vemos. El realismo
ingenuo nos conduce a la física, pero la física nos da una imagen que contradice al
realismo ingenuo. Si la física es cierta, el realismo ingenuo es falso". Esto se tomó
como una humorada, como una de las famosas ironías de Russell. Quien no lo tomó así
fue Einstein, quien contribuyó, quizás más que nadie a la "imagen" que tenemos hoy del
mundo físico. Einstein toma esa boutade de Russell y dice "éste es el problema
fundamental". Naturalmente que Einstein creía en la física, para él la física es
comprobable, es así. Pero entonces ¿cómo paso de este mundo de sensaciones, de
este mundo perceptual, al mundo de las teorías físicas? Bueno, Einstein da su versión,
la cual no voy a comentar, voy a dejarla completamente de lado, porque ese no es el
Einstein que construye las teorías sino el Einstein que las interpreta, y ahí entra una
concepción del mundo muy religiosa, con la cual habría que construir otros puentes que
Einstein deja sin aclarar. Es ése el momento en que empieza a plantearse esa
problemática de la cual solo puedo ofrecer aquí un muy ligero esbozo cuando surgen
las escuelas empiristas de principios del siglo XX, que son escuelas absolutamente
extraordinarias, no solamente por lo que van a hacer en ciencia, sobre todo en el
desarrollo de la lógica y de la matemática, sino porque se plantean con todo rigor el
problema que acabo de exponer.
Ha habido muchos otros que hicieron estos intentos. El tercero que voy a mencionar, el
que siempre menciono, es Quine. Quine es uno de los grandes lógicos vivientes, y
empirista a carta cabal toda su vida, que también trata de mostrar cómo se pasa de las
sensaciones a los conceptos científicos. Y lo que yo llamo "el certificado de defunción
del empirismo" lo firma Quine en el congreso de filosofía de Viena donde dice una frase
que es extraordinaria para quien fue el gran positivista del siglo: "hemos dejado de
soñar en construir una ciencia a partir de los datos de los sentidos". Escrito por Quine.
Y eso para mí aquí expreso una opinión personal es independiente de toda posición
filosófica. Esto es lo que está implícito en el constructivismo piagetiano. Es lo que
sostuvo Piaget, sin haberlo dicho así. Para mí, la renuncia al apriorismo y la renuncia al
empirismo supone o implica aceptar la continuidad del proceso cognoscitivo.
Esta fue, sin embargo, una situación transitoria. El fracaso del programa empirista, que
hemos señalado, significó un "regreso" de la filosofía, en una nueva fase del
movimiento pendular que caracterizó las relaciones entre la ciencia y la filosofía a lo
largo de la historia.
Hoy tenemos ideas más claras sobre este problema, porque contamos con una teoría
que nos permite concebir el conocimiento como un proceso continuo que, al nivel
individual, se desarrolla desde el nacimiento hasta la edad adulta, e incorpora al nivel
social el desarrollo de la ciencia.
Es una teoría del conocimiento en la cual los procesos cognoscitivos no tienen más
punto de partida que las raíces biológicas del individuo y sus interacciones con el
mundo en el cual actúa.
Incorporar las raíces biológicas a la teoría del conocimiento significa reconocer una
frontera móvil que los enormes progresos de la neurofisiología han ido desplazando,
mostrando que muchos aspectos del comportamiento individual que se consideraba
pertenecían a un terreno totalmente ajeno a la biología tienen en realidad explicación
biológica. Esto no da pie para sustentar alguna forma de reduccionismo. Para la teoría
epistemológica constructivista, el desarrollo del conocimiento aún en los niveles más
fundamentales, reclama otros elementos constructivos.
Esto ya lo sabía Newton, quien soslaya el problema de las definiciones iniciales en sus
famosos Principia, declarando: "yo no defino tiempo, espacio, lugar y movimiento
porque son bien conocidos por todos". Está claro que toda la teoría revolucionaria que
allí expone Newton es teoría del movimiento, pero advierte que no necesita definir el
término "movimiento". Le basta con definir "transformaciones del movimiento". Tampoco
los matemáticos definen "número". Claro que se ocupan de los números pueden
definir lo que es un número natural, un número racional, un número real pero el
término "número" aisladamente, no se define ¿cómo empezamos, entonces, a tratar el
conocimiento, la ciencia?
Lo que fue China como civilización recién se conoció en Occidente en el siglo XX. La
concepción que hubo en el siglo XIX era deformada y errónea. Incluso algún gran
pensador que habla de las ciencias como un producto puramente occidental, y me
refiero a Max Weber, hace afirmación con la visión que el siglo XI hace de China. Hoy
sabemos que no es el caso que la China se haya simplemente atrasado con respecto a
Occidente, sino que tenía una concepción del mundo muy distinta. Me atrevo a decir
que la concepción del mundo que tenían los chinos, y más precisamente el taoísmo, fue
una concepción que se desechó en Occidente sin comprenderla. Hubo excepciones. La
más notable fue la filosofía organicista de Whitehead, con su antecedente en Leibniz de
quien se sabe que recibió la influencia de los jesuitas que trajeron el taoísmo de China.
Paradigma
Ejemplo que sirve de norma. En la filosofía platónica, el mundo de las ideas, prototipos
del mundo sensible en que vivimos. Conjunto de formas que pueden sustituir a otra en
el mismo contexto.
Ciencia
Conjunto de conocimientos objetivos sobre ciertas categorías de hechos de objetos o
de fenómenos, que se basa en leyes comprobables y en una metodología de
investigación propia.
Teoría del conocimiento
Se ocupa del estudio de los principios materiales del conocimiento humano o sus
supuestos más generales. En el conocimiento se encuentran los elementos esenciales
el sujeto que conozca, también denominado conciencia cognoscente, y el objeto a
conocer. De esta forma el conocimiento se presenta como una relación entre un sujeto
y un objeto. Dentro de esta relación se presentan los problemas fundamentales de la
teoría del conocimiento que varios pensadores y filósofos han tratado de exponer y
conceptuar por varios siglos.