Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Miercoles Ceniza Sabado 17 20 Febrero 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 20

Miércoles de ceniza

Hacer «camino» en la
vida es la pedagogía de
Dios
que lleva a las personas
a buscar dentro de sí
mismas
su propio camino.

La cuaresma es un camino hacia la Pascua. Es una oportunidad de hacer camino hacia Dios y
hacia los otros, es una oportunidad de hacer camino interiormente. Es una oportunidad de
reciclarnos por dentro y por fuera, y junto a los otros y contando con los que hacen
camino hacia la pascua.
En el camino encontraremos sorpresas: Será interesante ir conociéndonos más en profundidad
e ir conociendo el sentido de la vida, pero la más interesante será descubrir que Dios
camina junto a nosotros, o mejor, nosotros junto a Dios.

CANTO
Espíritu de Dios, llena mi vida,
llena mi alma, llena mi ser.
Espíritu de Dios, llena mi vida,
llena mi alma, llena mi ser.

Y lléname, (lléname, lléname)


con tu presencia, (lléname, lléname)
con tu poder, (lléname, lléname)
con tu amor.

ORACIÓN
Bendito seas, Padre-Dios, por este tiempo tan oportuno, para la conversión y el encuentro,
que Tú concedes gratis a todos tus hijos que andamos desorientados por los caminos de la vida.
Tú nos llamas, oh Dios, a emprender cada día, de manera personal y consciente,
el compromiso de seguir a Jesús.
Despiértanos de nuestros sueños, tan vaporosos e infecundos.
Gracias porque nos das tu Espíritu para conducirnos por la senda del evangelio.
Su presencia nos ayuda a crecer y madurar,
a ser más realistas, más fuertes, más compasivos, más comprensivos.
Que estemos abiertos a los demás,
que nos acerquemos, como tú, oh Dios, te acercas a nosotros,
y te haces compañero de camino.

PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía Joel 2, 12-18
AHORA -oráculo del Señor-,
convertíos a mí de todo corazón: con ayunos, llantos y lamentos;
Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en amor, que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación para el Señor, vuestro Dios!.
Tocad la trompeta en Sión, proclamad un ayuno santo, convocad a la asamblea,
reunid a la gente, santificad a la comunidad, llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba, y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, servidores del Señor, y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio, ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes: «¿Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió el celo de Dios por su tierra y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios

Conversión, vuelta a Dios, ya que al pecado se le considera un alejamiento hasta el destierro; y


"de todo corazón", ya que esta vuelta no puede ser ocasional, interesada y menos aún ficticia.
"De corazón" es lo que nosotros llamamos un firme y sincero propósito de la enmienda.
Salmo responsorial: Salmo 50, 3-6. 12-17
Misericordia, Señor, hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 5, 20-6, 2
Hermanos:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de
nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser
justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios

La raíz de la palabra griega "reconciliación" corresponde en castellano a "creación de lo otro".


"Reconciliarse", pues, no es simplemente poner un paréntesis sobre una época desgraciada de la
vida y volver al punto cero; no es hacer borrón y cuenta nueva como si nada hubiera pasado. Por
el contrario, la reconciliación reconoce la posibilidad y la probabilidad del mal cometido, que ha
sido causa de la separación, pero implica la creación de una situación totalmente nueva, donde los
hombres empiecen a caminar más allá de su propia carga histórica.

Este itinerario de la reconciliación —de búsqueda de lo otro— es ciertamente peligroso; obliga a la


Iglesia a salir de su reserva espiritual y a mancharse con la "gente". Pero la Iglesia no ha de ser
menos que Cristo, "que no conociendo pecado, Dios lo hizo pecado para que en él llegáramos
nosotros a ser justicia de Dios". Hay, pues, que "empecatarse", que correr el riesgo de la
pérdida del puritanismo, para conquistar paradójicamente la única pureza cristiana: la salida de lo
viejo y el caminar hacia lo nuevo, hacia lo otro, hasta llegar hasta la situación radicalmente
"otra": la resurrección.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6, 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo
contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no
mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para
ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así
tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto te recompensará.
Cuando oréis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en
las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido
su recompensa.
.Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer
ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note,
no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te
recompensará».
Palabra del Señor

Tres compromisos:
Uno: hacia el prójimo: dar limosna- ayudar, compartir.
dos: hacia Dios: orar, ponerse en comunión con Dios, hacerlo presente en tu vida.
Tres: ayunar: vencerse, no darle tanto gusto al cuerpo. Autodominio.

Es este tiempo para la memoria de un Dios propenso al Pacto y a la Alianza,


de un Dios sensible al diálogo y respetuoso con lo frágil de la existencia humana.
Tiempo de benevolencia.

Es este tiempo para el agradecimiento,


al sentir y gustar que nuestro Dios, no es el de rostro airado y atrevido,
ni el de la mirada arrogante y lejana, ni tampoco nuestro Dios es prepotente.
Tiempo de benevolencia

Es este tiempo de oídos abiertos al rumor sonoro de la Palabra.


Palabra grávida de reconciliación, Palabra-anuncio. Buena Noticia.
Tiempo de benevolencia..

Es este tiempo de corazones tiernos,


fáciles a la mansa acogida de una reconciliación seducida. "Dejaos reconciliar...:"
Tiempo de benevolencia.

Es este tiempo de espacios abiertos,


de plazas públicas, que dejan en ridículo nuestras enemistades y enfados.
Lugares-refugio para prójimos desagradables,
hermanos maltratados y niños perdidos.
Tiempo de benevolencia.

Es este tiempo para el servicio de reconciliación,


para ejercitar este oficio de administrar reconciliaciones,
para colaborar con el Dios de la reconciliación.
Tiempo favorable y propicio. Ocasión de gracia.
Tiempo de benevolencia. Acontecimiento de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Oremos al Señor para que ilumine los pasos y caminos de nuestra conversión cuaresmal.
Para que aprendamos a vivir la ceniza de la humildad y a reconocer nuestra condición pecadora
como preparación para el encuentro con Dios.
HAZNOS DÓCILES A TU VOZ
Para que la cuaresma nos enseñe a vivir en profundidad el gozo sereno de la conversión
evangélica.
Para que la Iglesia por el reconocimiento de su debilidad comprenda que su única fuerza está en
su Señor Jesús.
Para que la cuaresma sea tiempo propicio para la búsqueda y la experiencia de Dios.
Para que el encuentro con Dios nos haga abrirnos en comprensión y donación a nuestros
hermanos.
Señor, venga a nosotros tu reino.

CANTO DE OFERTORIO
Oí tu voz, en los gritos de la noche oí tu voz.
Oí tu voz, en el llanto de los hombres oí tu voz.
Oí tu voz anunciando a los pobres la justicia de Dios.

Eres el Camino, eres la Verdad, eres la Vida.

Oí tu voz, en el buen samaritano oí tu voz.


Oí tu voz, al servir a mis hermanos oí tu voz.
Oí tu voz, me sentí su invitado, compartí su amistad.
CANTO DE COMUNIÓN
Oh, oh, oh...
No tengas miedo, tu no te rindas, no pierdas la esperanza;
no tengas miedo, yo estoy contigo, en lo que venga;
y nada puede ni podrá el desconsuelo retando a la esperanza
anda… levántate y anda.

No tengas miedo, no desesperes, no pierdas la confianza;


no tengas miedo, yo voy contigo siempre y a donde vayas;
no dejes que envejezca un solo sueño cosido alguna almohada;
anda… levántate y anda.

Oh, oh, oh...


No tengas miedo, yo te sujeto solo confía y salta;
no tengas miedo, voy a cuidarte te alzaré cuando caigas;
siempre puedes empezar de cero, yo lo hago todo nuevo;
anda… levántate y anda.

Tú eres mi sueño y mi causa no piense que voy a dejarte caer;


voy a despertarte y estaré a tu lado
para que cada día sea un nuevo renacer;
para que tengas vida anda… levántate.
Oh, oh, oh...

ORACIÓN
Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia
que pasa hoy a vuestro lado.
Dejaos reconciliar con Dios.
Mirad, hoy es el día de la salvación,
Ahora es el tiempo de la gracia.

Os invitamos a participar en la fiesta de la


gracia,
la alegre romería, la batalla de flores.
Dejaos convidar por Dios.
Mirad, hoy es el día de la salvación,
Ahora es el tiempo de la gracia.

Os animamos a saltar al campo de juego


donde se disputa la partida de la gracia.
Dejaos retar por Dios.
Mirad, hoy es el día de la salvación,
Ahora es el tiempo de la gracia..

Os proponemos que os acerquéis a la hoguera de la gracia,


el amor del fuego purificador.
Dejaos acrisolar por Dios.
Mirad, hoy es el día de la salvación,
Ahora es el tiempo de la gracia.
Bendición e imposición de la ceniza
Oh Dios, que te dejas vencer por el que se humilla,
y encuentras agrado en quien expía sus pecados,
escucha benignamente nuestras súplicas
y derrama la gracia de tu bendición sobre estos hijos tuyos,
que van a recibir la ceniza,
para que, fieles a las prácticas cuaresmales,
puedan llegar, con el corazón limpio,
a la celebración del misterio pascual de tu Hijo.
Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén

CANTO FINAL
Un día orando le dije a mi Señor,
Tú el alfarero y yo el barro soy;
modela mi vida a tu parecer,
haz como Tú quieras, hazme un nuevo ser.

Me dijo no me gustas, te voy a quebrantar,


y en un vaso nuevo te voy a transformar,
pero en el proceso te voy a hacer llorar
porque por el fuego te voy a hacer pasar.

Quiero una sonrisa cuando todo va mal,


quiero una alabanza en lugar de tu quejar,
quiero confianza en la tempestad
y quiero que aprendas también a perdonar.
Jueves después de Ceniza

CANTO
Juntos para soñar, nuevas inmensidades,
juntos para marcar, ritmos de nuevo amor.

Juntos marchamos unidos,


como escuadrón del amor,
juntos templamos en forja,
la paz de un mundo nuevo y mejor.

Dos caminos tienes en la vida.


Decídete.
Es tu única oportunidad

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 15-20

Moisés habló al pueblo, diciendo:


«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al
Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y
crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y
les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra a donde tú
vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte,
la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor,
tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra
que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».
Palabra de Dios
Se proclama que la verdadera vida del pueblo radica en su actitud justa ante Dios (el Nuevo
Testamento añadirá “justo también para con los demás”).
Amarlo, obedecerlo, "pegarse a él", eso es poner eternidad en el tiempo y alcanzar los "muchos
años" de dicha, de que habla la promesa a los padres.

Salmo responsorial: Salmo 1,1-6


Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Convertíos -dice el Señor- Porque está cerca el reino de los cielos

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos
sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me
siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la
salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor

Cargar la cruz de Jesús significa escuchar su mensaje del reino, adoptar su manera de ser y
cumplir hasta el final su ejemplo: ofrecer el perdón, amar, vivir abiertos al misterio de Dios y
mantenerse fieles, aunque eso signifique un riesgo.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Celebremos la bondad de Dios, que por Cristo se reveló como Padre nuestro, y digámosle de todo
corazón:
Acuérdate, Señor, de que somos tus hijos.
Concédenos vivir con toda plenitud el misterio de la Iglesia,
a fin de que nosotros y todos los hombres encontremos en ella un sacramento eficaz de
salvación.
Padre, que amas a todos los hombres, haz que cooperemos al progreso de la comunidad humana
y que en todo busquemos tu reino con nuestros esfuerzos.
Haz que tengamos hambre y sed de justicia
y acudamos a nuestra fuente, que es Cristo, el cual entregó su vida para que fuéramos
saciados.
Perdona, Señor, todos nuestros pecados,
y dirige nuestra vida por el camino de la sencillez y del amor

CANTO OFERTORIO
Nada te turbe, nada te espante,
quien a Dios tiene nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante,
Sólo Dios basta.
CANTO DE COMUNIÓN
Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos,


sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca,
junto a ti buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo.


Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.

ORACIÓN
Señor, haz de mí un instrumento de paz.
Allí donde haya odio, que yo ponga amor,
allí donde haya ofensa, que yo ponga perdón,
allí donde haya discordia, que yo ponga unión,
allí donde haya error, que yo ponga fe,
allí donde haya tinieblas, que yo ponga luz,
allí donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

¡Oh Jesús!, que yo no busque tanto:


ser consolado... como consolar,
ser comprendido... como comprender,
ser amado... como amar.
Porque:
es olvidándose, como uno encuentra,
es perdonando, como uno es perdonado,
es dando, como uno recibe,
es muriendo, como uno resucita a la Vida.

CANTO FINAL
Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar,
Madre mía del cielo.
Si en mi alma hay dolor, busco apoyo en tu amor
y hallo en ti mi consuelo.

Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar,


mi plegaria es canción.
Yo te quiero ofrecer, lo más bello y mejor
que hay en mi corazón.

Porque tienes a Dios, porque estás junto a él,


Madre, todo lo puedes.
Necesito tu amor, soy tu hijo también,
y por eso me quieres.
Viernes después de Ceniza

CANTO
Hoy vuelvo de lejos,
de lejos,
hoy vuelvo a tu casa,
Señor, a mi casa,
y un abrazo me has dado,
Padre del alma.

Salí de tu casa, Señor,


salí de mi casa,
anduve vacío, sin ti
perdí la esperanza,
y una noche lloré,
lloré mi desgracia.

Camino de vuelta, Señor,


pensé en tus palabras,
la oveja perdida, el pastor,
el pan de tu casa,
y a mis ojos volvió,
volvió la esperanza.

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 58, 1-9

Esto dice el Señor Dios:


«Grita a pleno pulmón, no te contengas; alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario, desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas, quieren acercarse a Dios.
"¿Para qué ayunar, si no haces caso; mortificarnos, si no te enteras?
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios, y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo, si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ése el ayuno que deseo el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza?.
¿A eso llamáis ayuno, día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
Soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo, y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora, en seguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor, y te responderá; pedirás ayuda y te dirá:
"Aquí estoy».
Palabra de Dios

El ayuno que Dios quiere es el cumplimiento de los deberes morales y humanos para con el
prójimo. Desde los más elementales de la comida, bebida y habitación hasta los más serios y
básicos derechos de la persona humana como es el respeto a su libertad, romper ataduras y
quebrar todos los yugos.

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-6. 18-19


Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, no lo desprecias.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Los sacrificios no te satisfacen:


si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Buscad el bien no el mal, y viviréis;


y el Señor estará con vosotros.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15

En aquél tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:


«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.»
Palabra del Señor

Jesús alude a los textos del Antiguo Testamento que habían expresado la promesa de Dios
de desposarse con su pueblo (Os 2,16-22). Este desposorio Él lo estaba realizando,
especialmente con su opción por los pobres. Y ésta era la alegría que nadie podía arrebatarle al
pobre: la de sentirse, en Jesús, amado del Padre. Y era este Dios, su Esposo, quien lo liberaba
del poder de la Ley que se había adueñado hasta de su alegría.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y
supliquémosle, diciendo:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
Conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que exaltado en la cruz quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú que clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
CANTO OFERTORIO
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

CANTO DE COMUNIÓN
Oí tu voz, en los gritos de la noche oí tu voz.
Oí tu voz, en el llanto de los hombres oí tu voz.
Oí tu voz anunciando a los pobres la justicia de Dios.

Eres el Camino, eres la Verdad, eres la Vida.

Oí tu voz, en el buen samaritano oí tu voz.


Oí tu voz, al servir a mis hermanos oí tu voz.
Oí tu voz, me sentí su invitado, compartí su amistad.

Oí tu voz en los ghetos del hambre


oí tu voz, llevaré tu mensaje de la liberación

ORACIÓN
Cuando tú mismo pongas a prueba mi fe,
y me hagas marchar por entre la niebla más cerrada,
borrada toda vereda ante mí;
por mucho que mi paso vacile,
haz que mi mirada, tranquila e iluminada,
sea un testimonio viviente
de que te llevo conmigo, de que estoy en paz.
Cuando tú mismo pongas a prueba mi confianza,
permitiendo que el aire se vaya enrareciendo,
y que me embargue la sensación
de que el suelo está resquebrajado bajo mis pies;
que mi mirada les recuerde a todos
que no hay nadie que cuente con la fuerza suficiente
para arrancarme de ti,
en quien caminamos, respiramos y somos.
Y si un día tú mismo permites que el odio me salpique,
y prepare trampas, y falsee mis intenciones,
y las transfigure;
que la mirada de tu Hijo vaya repartiendo
serenidad y amor a través de mis ojos.

CANTO FINAL
Eres Madre muy sencilla, criatura del Señor,
Virgen pobre, Madre mía, llena de gracia y de amor.
Fuiste arcilla entre sus manos y el Señor te modeló,
aceptaste ser su esclava siempre dócil a su voz.

Yo quiero ser arcilla entre sus manos,


yo quiero ser vasija de su amor.
Yo quiero ser arcilla entre sus manos,
yo quiero ser vasija de su amor.
Quiero dejar lo mío para él.
Sábado después de ceniza

CANTO
Vengo ante ti, mi Señor,
reconociendo mi culpa,
con la fe puesta en tu amor
que tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón
y te ofrezco mi miseria,
despojado de mis cosas
quiero llenarme de ti.

Que tu Espíritu, Señor,


abrase todo mi ser,
hazme dócil a tu voz,
transforma mi vida entera.

Si aceptas el programa que Dios te marca,


los proyectos de tu vida serán realidad.

PRIMERA LECTURA
Lectura del profeta Isaías 58, 9-14

Esto dice el Señor:


«Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engaña.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán «reparador de brechas», «restaurador de senderos»,
para hacer habitable el país. Si detienes tus pasos el sábado, para no hacer negocios en mi día
santo, y llamas al sábado «mi delicia» y lo consagras a la gloria del Señor; si lo honras evitando
viajes, dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos, entonces encontrarás tu delicia en
el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor.
Palabra de Dios
“Serás un huerto regado”, porque el Señor nos riega con sus bendiciones, nos riega con su amor
y, por tanto, tienen que ser muy buenos los frutos que demos.
“…volverás a levantar los cimientos…”, pues Dios hace con los escombros de nuestras vidas e
historias, una historia nueva, de salvación.

Salmo responsorial: Salmo 85, 1-6


Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,


que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.

Piedad de mí, Señor,


que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,


rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

No me complazco en la muerte del malvado


-dice el Señor-,
sino en que se convierta y viva.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y
le dijo:
«Sígueme».
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa y
estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y
sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor
Todos somos llamados a formar parte de la comunidad de Jesús, una comunidad nueva donde no
hay privilegios de ningún tipo. La reunión en torno a la mesa significa una anticipación del reino de
Dios, pues alrededor de la mesa se comparte, se dialoga y se crea amistad. Se comparte lo divino
y lo humano, se rompen barreras. Esa era la práctica de Jesús y los primeros cristianos.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Oremos con confianza al eterno Padre, que, por medio del ángel, anunció a María nuestra
salvación, y digámosle:
-derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.
Tú que elegiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo,
-ten piedad de todos los que esperan su redención.
Tú que por la boca del ángel anunciaste a María el gozo y la paz,
-otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera.
Tú que, con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo, hiciste que tu Palabra
acampase entre nosotros,
-dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen María lo recibió.
Tú que miras a los humildes, y colmas de bienes a los hambrientos,
-da ánimo a los abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los moribundos.
Todo esto te lo pedimos PJNS

CANTO DE OFERTORIO
El alma que anda en amor ni cansa ni se cansa.

CANTO DE COMUNIÓN
Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos,


sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca,
junto a ti buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo.


En mi barca no hay oro ni espadas.
Tan sólo redes y mi trabajo.
ORACIÓN
Y él vino y dijo palabras,
que iban cayendo sobre mí como
goterones de plomo derretido.
Palabras que no sabría repetir
pero que me empujaban a una gran locura.
Yo tendría que crecer y crecer.
Desde arriba me estirarían el alma
porque el que iba a venir
era tan diminuto y tan grande
que sólo cabría en mí y en todo el universo.
Y todo aquello - ¡qué bien lo entendí entonces!-
se haría con risas y con sangre.
El alma no crece como se estira la masa del pan,
crece desgarrándose
estirando el corazón con los siete caballos del misterio.
Creces sin entender y empiezas a no ser lo que tú eras.
Sabes que Alguien será tu hijo,
pero nunca sabrás quién es ese Alguien
y empiezas a sospechar
que este primer parto feliz
es tan sólo el ensayo de otro más sangriento.

CANTO FINAL
Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar,
Madre mía del cielo.
Si en mi alma hay dolor, busco apoyo en tu amor
y hallo en ti mi consuelo.

Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar,


mi plegaria es canción.
Yo te quiero ofrecer, lo más bello y mejor
que hay en mi corazón.

Porque tienes a Dios, porque estás junto a él,


Madre, todo lo puedes.
Necesito tu amor, soy tu hijo también,
y por eso me quieres.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza


www.parroquiadelcarmen.es

También podría gustarte