Paulo Freire y La Educación
Paulo Freire y La Educación
Paulo Freire y La Educación
El trabajo de Paulo Freire es más que un método que alfabetiza, es una amplia comprensión de la educación
que tiene como una de sus preocupaciones la naturaleza política que le corresponde.
De manera esquematizada podemos decir que el "método de Paulo Freire" consiste de tres momentos
dialécticos e interdisciplinadamente entrelazados:
Una investigación temática por la que el alumno y el profesor buscan, un universo de vocabulario del
alumno y de la sociedad donde el vive; las palabras y temas centrales de su biografía.
Una tematización, por la cual ellos codifican y decodifican esos temas, ambos buscan su significado
social, tomando así mismo conciencia del mundo
Una problematización, en la cual, ellos buscan superar una primera visión mágica por una visión
crítica, punto de partida para la transformación del contexto vivido.
El concepto de educación parte siempre de un contexto concreto para responder a ella. En la educación
como práctica liberadora es el proceso de desenvolvimiento económico y movimiento de superación de la
cultura colonial en "sociedades en tránsito". El autor procura mostrar en esas sociedades que el papel del
educando, desde el punto de vista del oprimido, no construye una sociedad democrática en sociedades
"abiertas". Para él esas sociedades no pueden ser construidas por elites, porque ellas son incapaces de
ofrecer una base de una política de reformas. Esa nueva sociedad se podrá constituir como resultado de la
lucha de masas populares, como únicas capaces de operar tal movimiento o cambio.
Paulo Freire entiende que es posible encajar al educando en ese proceso de concientización y de movimiento
de masas. Para llegar a esa conciencia, que al mismo tiempo es desafiante y transformadora, es
imprescindible el diálogo crítico, y la palabra en la convivencia.
En estas obras, Freire revela una preocupación profunda por una cuestión: ¿Qué tipo de educación necesitan
los hombres y las mujeres del próximo siglo, para vivir en este mundo tan complejo, de globalización
capitalista de la economía, de las comunicaciones y de la cultura y, al mismo tiempo, de resurgimiento de
nacionalismos, de racismo, de violencia y de cierto triunfo del individualismo?.
Nuestro tiempo necesita, una educación para la diversidad, necesita de una ética de la diversidad, y de una
cultura de la diversidad.
Una sociedad multicultural debe educar al ser humano multicultural, capaz de abrir, de prestar atención a las
diferencias, respetándolas. En este nuevo escenario la educación deberá, y será preciso reconstruir el saber
de la escuela y la formación del educador. En vez de la arrogancia de quien se juzga dueño del saber, el
profesor deberá ser más creativo y aprender con el alumno y con el mundo. En una época de violencia, de
agresividad, el profesor deberá promover el entendimiento con las diferencias, la escuela deberá ser un
espacio de convivencia, donde los conflictos sean trabajados y no camuflados.
Paulo Freire en todo su desarrollo pedagógico hace hincapié en la importancia del diálogo como el canal en
el que se da la verdadera educación liberadora. Resalta en el diálogo las cualidades que éste debe tener para
ser realmente el recurso indispensable en la transformación del alumno, donde el educador interviene
propiciando la enseñanza pero dejándose llenar junto al educando de ella.
Para Freire la educación debe conducir a la persona al descubrimiento y concientizacion de su contexto
histórico, a la crítica de su realidad y a la intervención transformadora de ésta. Este proceso lo debe asumir
la educación como práctica liberadora a través del diálogo que permite la interacción del educando con el
educador y su realidad.
Esta visión de Freire no pasa desapercibida en el entorno latinoamericano, la Iglesia en el redescubrimiento
de su opción preferencial por los pobres asume y promueve la liberación de los oprimidos como práctica
evangelizadora.
Despertar el espíritu crítico, es decir, no quería solamente enseñar a leer y a escribir, sino liberar al
hombre del silencio en el que se encontraba, es por esto que él decía, que la democracia sólo podía
llegar a través del desarrollo de ese espíritu crítico y de una actitud de lucha.
Su método es lo opuesto a lo que él denominó "Educación Bancaria", ya que ésta desconoce el
sentido histórico del hombre, la cual se da como un "acto de depositar", es decir, los alumnos hacen
las veces de recipientes pasivos que, deben ser llenados y los educadores son depositarios del
conocimiento, lo cual, imposibilita toda acción reflexiva y crítica de la realidad existente.
Se genera la educación que el denomina "liberadora" o "problematizadora", la cual ya no es un acto
de sólo depositar, sino que va a generar la superación de la contradicción educador – educando, por
cuanto se comienza a dar el acto de la comunicación, con el diálogo que sirve de vehículo en el
proceso del aprendizaje.
El diálogo es el que permite la existencia auténtica de la educación, por cuanto éste es indispensable
parta el desarrollo del hombre, ya que permite despertar y desarrollar la conciencia crítica de los
educandos, para que sean éstos los que desarrollen el sentido de análisis, el poder de capacitación y
la compresión de la realidad.
Se crea el método de alfabetización que permitirá dejar atrás la manipulación del educando y la
domesticación del mismo, por cuanto se trata de algo más que de enseñar a leer y a escribir, es ante
todo, concienciar, enseñar a reflexionar y expresar sus vivencias y su situación con el medio, es
decir, despertar al analfabeto para que tenga un sentido crítico y reflexivo de su realidad.
A. Desventajas:
Síntesis cultural