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Principio de Inmunidad

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Principio de inmunidad de jurisdicción de los Estados y de los Agentes

Diplomáticos: restricciones en el ámbito laboral*

Karen Dayana García Bernal **


Universidad Católica de Colombia

Resumen
El actual artículo de investigación desarrolla la caracterización sobre la manera como se
establece el vínculo jurídico de los Estados y Organizaciones Internacionales en el marco
de las actividades adelantadas fuera de sus jurisdicciones soberanas, en el caso de los
Estados, o fuera de la sede administrativa, en el caso de las Organizaciones Internacionales,
lo cual debe llevar posteriormente, a profundizar sobre el debate acerca de la inmunidad de
jurisdicción. En este sentido, se establece que la actualidad del derecho internacional ha
llevado a la configuración de un principio de inmunidad absoluto, a uno que ahora se
devela restringido, acotando para el caso, la inmunidad que se puede dar para el caso de las
relaciones laborales.

Palabras claves: derecho internacional, inmunidad de jurisdicción, restricción a la


inmunidad de jurisdicción, derechos laborales, trabajador de organismo internacional,
trabajador de oficina diplomática.

ABSTRACT
The current research article develops the characterization of the way in which the legal
relationship of States and International Organizations is established within the framework
of activities carried out outside their sovereign jurisdictions, in the case of States, or outside
the administrative headquarters, in the case of the International Organizations, which
should lead later, to deepen on the debate about the immunity of jurisdiction. In this sense,
it is established that the actuality of international law has led to the configuration of a
principle of absolute immunity, to one that is now restricted, limiting for the case the
immunity that can be given in the case of labor relations.

Key words: International law, immunity from jurisdiction, restriction of immunity from
jurisdiction, labor rights, international agency worker, diplomatic office worker.

*
Artículo de Reflexión elaborado como trabajo de Grado, bajo la Dirección de Francisco Ostau Docente de la Facultad de
Derecho Universidad Católica de Colombia. Bogotá D.C.: 2018.
**
García Bernal Karen Dayana Optante al título de Abogada
Sumario

Introducción. 1. Diplomacia y misiones internacionales. 1.2. Organizaciones


internacionales: sedes diplomáticas y misiones. 1.3. Una primera mirada a
problemáticas asociadas a los derechos laborales de sus trabajadores. 2. Inmunidad de
jurisdicción. 2.1. Derecho convencional y consuetudinario sobre inmunidad de
jurisdicción. 2.2. Normatividad internacional reciente en materia de derechos
laborales. 3. Principio de inmunidad restringida en el ámbito laboral: el caso
colombiano. 3.1. Jurisprudencia de la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia
en materia de restricción de la inmunidad en materia laboral. Conclusiones.
Referencias
Introducción

La diplomacia y relaciones internacionales de los Estados a su vez que el desarrollo


funcional de las Organizaciones Internacionales, se realiza en gran medida a través del
desarrollo de actividades oficiales por fuera de las líneas territoriales, las cuales se definen
en lo doméstico de cada Estado, o en el caso de las Organizaciones Internacionales, en sus
sedes y por fuera de los países donde funcionan estas (Barreto, pp. 82-84).

En este sentido, un Estado u Organización Internacional, puede conforme a sus


relaciones exteriores o internacionales, desarrollar funciones oficiales por fuera de su
propio Estado o sede diplomática, para lo cual el derecho internacional ha creado por
costumbre y derecho codificado, el principio de inmunidad de jurisdicción, el cual establece
que, el Estado aceptante de este cuerpo diplomático, no puede ejercer jurisdicción sobre las
acciones desarrolladas por los mismos o, sobre los lugares físicos donde estas tienen lugar
(Cruz, 2011, p. 3).

No obstante, la inmunidad que se otorga no se puede reconocer como totalmente


soberana, ya que en materia laboral, la misma convencionalidad normativa internacional ha
determinado que esta tiene límites, aunque en algunos casos, hay autores que no han
dudado en afirmar que, esta inmunidad laboral es inexistente; de lo cual se deriva que toda
relación laboral, debe ser supeditada a las reglas laborales del país que desarrolla las
funciones diplomáticas (Duarte y Sandoval, 2015, pp. 2-5).

El artículo que se propone desarrollar adhiere más a la tesis de que la inmunidad en


materia laboral es restringida, más que inexistente, por ello, no solo se propone un dialogo
con esta posición radical, sino también, una versión explicativa de cómo opera la misma en
el caso nacional, en tanto parte fundamental de los argumentos traídos a colación se
sustraen de la jurisprudencial que se ha desarrollado en el análisis del tema propuesto.
1. Diplomacia y misiones internacionales

Conforme a lo dicho anteriormente, se tiene un debate que se debe reconocer, no ha


tenido una amplia discusión académica, ya que parte importante de los trabajos
identificados en un primer barrido documental, se centran en la categoría conceptual amplia
de inmunidad de jurisdicción, haciendo algunas anotaciones sobre el ámbito laboral, sin
profundizar en el mismo.

Algunos de estos pocos trabajos que sí se han dado a la identificación de la


inmunidad de jurisdicción en el ámbito estrictamente laboral, son el desarrollado por
Marcelo Richter (2011) que, desde el caso guatemalteco, genera un estudio similar al
propuesto para el actual documento, ciñendo a la posición de inexistencia de la inmunidad
de jurisdicción en materia laboral.

Desde su perspectiva, el autor postula que en tanto no existe una norma internacional
convencional que reconozca la inmunidad de jurisdicción en materia laboral, no hay validez
de la misma (Richter, 2011, p. 46), argumento que se busca controvertir persiguiendo la
tesis por la que se reconoce ciertos márgenes de jurisdicción, conforme a los criter ios que
sigue la costumbre internacional, fuente tan válida en el derecho, como el derecho
convencional.

Para el caso colombiano, trabajos como el de Ligia Carrero (2015), analizan la


restricción de la inmunidad jurisdiccional, no solo al amparo del derech o laboral, sino del
derecho social, por ello, abarcando principalmente la materia laboral, establece que, en el
seno de la restricción de esta inmunidad, se encuentra un compendio de derecho sociales de
obligatorio reconocimiento en la jurisdicción nacional, que no pueden quedar al margen
ante la relación con un Organismo Internacional o Estado (p. 261).

Como se logra recoger de lo presentado hasta el momento, el tema que se propone no


está cerrado en su discusión, de allí la pertinencia de adelantar el act ual estudio, por el cual
se logre recoger los principales puntos de debate, desde el que se pueda finalmente elaborar
una reflexión crítica, sobre el estado actual de la discusión, por medio del cual se discuta
entre otras cosas, la vulneración de derechos mínimos de un trabajador, por lo menos en la
frontera nacional, a tenor de lo que tratadistas como Cesar Marcucci (2005), definen como
derechos mínimos fundamentales laborales, inalienables.

Al margen, se propone a su vez dejar esbozados algunos puntos de debate sobre el


régimen laboral al que se encuentran sujeto las personas que en Colombia trabajan para
Organizaciones Internacionales, ya que en casos las mismas trabajan bajos convenios de
asociación entre la Organización y una o varias Entidades nacionales o territoriales, o los
casos en los que se desarrollan actividades por contratos de prestación de servicios.

En este sentido, las siguientes secciones del documento agotan la caracterización


sobre la manera como se establece el vínculo jurídico de los Estados y Organizaciones
Internacionales en el marco de las actividades adelantadas fuera de sus jurisdicciones
soberanas, para el caso de los Estados, o fuera de la sede administrativa, para el caso de las
Organizaciones Internacionales, lo cual debe llevar posteriormente, a profundizar sobre el
debate acerca de la inmunidad de jurisdicción.

1.1. Estados y su representación diplomática

Más allá de la discusión teórica que se establece en el Estado y sus modalidades


históricas, de la que se desprende el Estado desde su condición práctica de la sociedad
moderna y, su relación con la soberanía y el desarrollo en el marco de las relaciones
internacionales (Carvajal, 2017, pp. 7-12), a continuación lo que se hace, es ahondar en la
representación del Estado fuera de sus fronteras, bajo la figura que en el contexto de las
relaciones exteriores se asume como diplomacia.

Trabajos como el de Fabián Novak y Fernando Pardo (2003), dan cuenta del trasegar
histórico que recorre la historia de las relaciones diplomáticas en el mundo, desde la
antigüedad hasta la actualidad, sin embargo, es en la medida que la barreras soberanas van
solidificando el concepto de Estado moderno, que las relaciones entre Estados con sus pares
y demás actores internacionales, se vuelven más complejas, lo cual lleva a que por
necesidad, sea cada vez más robusta la representación diplomática de los mismos.

Steffen Bay (2014), acude a tratadistas como Melissen, Hocking, Morgenthau,


Derian, entre otros, para presentar el complejo debate que, en el campo de la disciplina de
las relaciones internacionales, conduce a problematizar y definir sobre lo que es la
diplomacia (pp. 29-40), sin embargo, se queda con la definición brindada por Vilariño
(2003), la cual es también la que se acoge para efectos de la investigación que se realiza;
definiendo así diplomacia como;

Aquella actividad ejecutora de la política exterior de un sujeto de derecho


internacional, llevada a cabo por órganos y personas debidamente
representativos del mismo, ante otro u otros sujetos de derecho internacional
para, por medio de la negociación, alcanzar, mantener o fortalecer
transaccionalmente la paz; ha de tener como finalidad última hacer posible, con
tales medios, la construcción o existencia de una comunidad internaci onal justa
que, a través de la cooperación, permita el pleno desarrollo de los pueblos (p.
90)

Sobre la base de esta definición, se establece que los Estados pueden llegar a
desarrollar una amplia actividad de política exterior, que implica en gran parte e l
desplazamiento de funcionarios entre los Estados, o también, la permanencia continua de
un cuerpo diplomático en distintas partes del mundo. Los cuerpos diplomáticos, los
componen grupos de agentes diplomáticos, enviados por el Gobierno de origen con una
misión de representatividad oficial (Novak y Pardo, 2003, p. 13).

Como se ha reiterado, el mundo moderno ha prestado mayor atención a este tema en


lo más reciente de la historia, conduciendo al tránsito del derech o internacional
consuetudinario a un derecho internacional convencional; identificando que, en 1961 se ve
reglado el marco jurídico de relación entre la diplomacia de los países, con la expedición de
la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (Núñez y Cifuentes, 2016, p. 74),
cuyo análisis es realizado en la sección segunda del actual documento.

Por el momento se puede señalar que, la expedición de esta Convención, normalizó


las relaciones exteriores y diplomáticas entre los Estados, muchas de ellas, facultadas en
otrora, a través de la costumbre internacional, abriendo a su vez paso a lo que es la
regularización para que los Organismos Internacionales desarrollen actividades a título de
cuerpo diplomático (Monroy, 2008, pp. 282-283). Sobre estos elementos configurativos, se
profundiza en la siguiente sección del documento.

1.2. Organizaciones internacionales: sedes diplomáticas y misiones

Las Organizaciones Internacionales, se establecen como parte del constructo que


devela la sociedad contemporánea para establecer mecanismos hacia la solución de
conflictos desde la agenda internacional (Pría, 2010, p. 162). Las mismas surgen como una
necesidad de los Estados por crear instancias imparciales y objetivas de revisión sobre los
distintos asuntos que se establecen con importancia en el seno de la comunidad
internacional (Pastor, 2012, pp. 13-19).

En este sentido, las Organizaciones Internacionales responden a creaciones de los


Estados a través de tratados, asignando a las mismas órganos permanentes que operan sin
perseguir un fin benéfico para un Estado en particular; por ello, se les asigna una personería
jurídica distinta a la de los Estados miembros, desde la cual desarrollan su misión
institucional, la cual como ya se mencionó, está relacionada con el interés colectivo de
quienes fundan la Organización (Coppelli, 2014, p. 398).

Desde lo dicho se plantea la autonomía que se reconoce a las Organizaciones


Internacionales y Organismos adscritos para desarrollar actividades referidas a su contenido
institucional, ahora, en el marco de estas acciones, a las Organizaciones Internacionales se
les permite ir más allá de sus lugares de sede cuando se cuenta con la autorización del
Estado en el cual se realiza la acción, o en casos muy puntuales, cuando existe autorización
un grupo de Estados, tal y como sucede con el Consejo de Seguridad de la Organización de
Naciones Unidas [ONU].

Para efectos del actual documento, lo necesario no es ir tanto a la minucia sobre la


manera como se desarrollan estructuralmente las acciones adelantadas por los Organism os
Internacionales, sino lo concerniente a las condiciones de relación legal, laboral y civil que
desencadenan las mismas. De manera más precisa, el interés es ver lo concerni ente a la
inmunidad diplomática desde la lectura de los trabajadores de los cuerpos diplomáticos que
acuden a otros Estados en misión oficial de sus Estados de origen o, de los Organismos
Internacionales a los que pertenecen.

1.3. Una primera mirada a problemáticas asociadas a los derechos laborales de sus
trabajadores

Como se ha dicho, los Estados modernos deben a la soberanía la aplicación del


principio de territorialidad, entendido este, como la facultad jurisdiccional para que en sus
propias fronteras, se puedan prescribir y expedir leyes, sin que medie algún tipo de
condicionamiento internacional sobre las mismas; salvo en los casos donde se tenga como
vigentes Tratados Internacionales sobre materias específicas (Feuillade, 2007 , p. 58).

Ligia Carrero (2015), señala que esta posibilidad también se habilita a los Estados, a
una porción del espacio fuera de sus fronteras territoriales, a través de lo que se califica
como misión diplomática, complementando al respecto que; “ dentro de las prerrogativas
otorgadas en el Derecho Internacional para estas representaciones, se encuentra la
inmunidad diplomática; misma que contiene la inmunidad de jurisdicción del Estado
receptor” (p. 249).

Ya hasta este punto del documento, debe quedar claro entonces que la diplomacia
oficial, es aquella que se ejerce por fuera de las fronteras territoriales de un Estado, o en su
caso, por fuera de la sede diplomática de una Organización Internacional, y la misma, goza
de una inmunidad diplomática que limita en parte las decisiones de la jurisdicción
doméstica (Fernández, 2008, p. 103).

Lo anterior, se encuentra materializado en lo que se denomina inmunidad de


jurisdicción dentro del Estado receptor, lo cual conduce a que exista una imposibilidad
jurídica limitante de quien funge como receptor, para que este adelante cierto tipo de
acciones jurídicas contra los bienes y las personas que componen dicha misión diplomática.

Sobre lo anterior, se empieza a perfilar con detalle el problema de investigación que


orienta el actual documento, en tanto se considera que esta inmunidad no es completa en
sentido abstracto, sino que sobre la misma se deben establecer ciertos condicionamientos
como los que tienen que ver con los derechos laborales de las personas que trabajen al
servicio de estas misiones, máxime si el trabajador no es de ori gen del país dueño de la
misión sino trabajador nacional desarrollando laboralmente actividades para la misma.

Antes de entrar sobre el detalle de esta condición de estudio, se propone agotar la


caracterización jurídico-internacional de las misiones diplomáticas y su inmunidad,
comprendida en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, ratificada
por Colombia a través de la Ley 6 de 1972, la cual señala en un aparte de su artículo 31
sobre la inmunidad diplomática, lo siguiente;

Artículo 31: […] 1. El agente diplomático gozará de inmunidad de la


jurisdicción penal del Estado receptor. Gozará también de inmunidad de su
jurisdicción civil y administrativa, excepto si se trata:

a. de una acción real sobre bienes inmuebles particulares radicados en el


territorio del Estado receptor, a menos que el agente diplomático los posea por
cuenta del Estado acreditante para los fines de la misión; b. de una acción
sucesoria en la que el agente diplomático figure, a título privado y no en
nombre del Estado acreditante, como ejecutor testamentario, administrador,
heredero o legatario; c. de una acción referente a cualquier actividad profesional
o comercial ejercida por el agente diplomático en el Estado receptor, fuera de
sus funciones oficiales.

Sobre la problemática mencionada, el asunto viene a tener complejidad en la medida


que quien hace parte de esta misión diplomática, muchas veces puede ser el empleador de
la persona que entra a ser parte de la organización con representación en el territorio
destino, sea por ejemplo a través de una embajada o consulado, o también como parte de
una misión de una Organización Internacional que desarrolla alguna actividad precisa en el
territorio destino, sirva de ejemplo, el caso de la Misión de Verificación y Observación de
la ONU en Colombia, a propósito de la implementación de los Acuerdos Finales entre el
Estado de Colombia y la guerrilla de las FARC, o las Operaciones de Mantenimiento de
Paz en general, documentadas por Germán Vallejo (2012).

En este sentido, se establecen cuestiones sobre la mediación entre la inmunidad de


jurisdicción y la posibilidad de ejercer arbitrariamente acciones en contra de los derechos
laborales de los trabajadores, por ejemplo, en los casos de un despido, del irrespeto de las
condiciones laborales previamente pactadas, de la manera de proceder ante una
controversia en este sentido, entre otras cuestiones que son agotadas en las sig uientes
secciones del documento en las que se profundiza sobre los aspectos en comento.

2. Inmunidad de jurisdicción

Ya se ha hecho la aclaración que, la inmunidad de jurisdicción dada a las misiones


diplomáticas en el país no aparece como una condición irrestricta, sino que sobre las
mismas versan unas condiciones de aplicabilidad las cuales finalmente limitan la
aplicabilidad de la misma a título del derecho de los Estados en el derecho internacional.
Sin embargo, como lo afirma Víctor Olarte (2007), este es un asunto llamado al debate, en
la medida que no es claro la justiciabilidad que debe caber sobre ciertas situaciones:
Los hechos y actos jurídicos atribuibles a los Estados directamente, como el
contrato de arrendamiento de los locales de la misión, o un contrato de trabajo
suscrito por la Embajada con un nacional del Estado territorial, cuentan también
con un marco normativo internacional que establece en algunos casos el
reconocimiento de inmunidades de jurisdicción y lo niega en otros. Sin
embargo, estas normas a diferencia de las que amparan a sus representantes son
de carácter consuetudinario, razón por la cual se dificulta su reconocimiento y
aplicación, particularmente en sistemas de tradición romanista como el nuestro.
(p. 92)

Como se denota más adelante, esta es una problemática que ha sido retratada en igual
sentido a través de la jurisprudencia nacional que, es la que finalmente ha generado las
distintas soluciones aplicables a los distintos casos de controversia, como sucede en el
interés de la generación de soluciones para cuestiones laborales. En el debate
jurisprudencial, se ha tratado de generar apoyos tanto en normas internacionales como a
normas nacionales, concluyendo al respecto que la inmunidad de jurisdicción, no aparece
como un concepto abierto e ilimitado en el uso de los Estados.

En la siguiente sección del documento, se profundiza sobre estos elementos de


derecho convencional y consuetudinario, los cuales permiten el desarrollo de los distintos
tipos de relaciones jurídicas en el marco de desarrollo de las misiones diplom áticas,
precisando para el caso en los elementos de confusión que conducen a no tener la claridad
sobre la aplicación normativa para aquellos situaciones, en las que se ven inmiscuidos los
derechos de los trabajadores al desarrollar actividades en Colombia a subordinación de
cuerpos diplomáticos, sea estos Estados u Organizaciones Internacionales.

2.1. Derecho convencional y consuetudinario sobre inmunidad de jurisdicción

El actual documento se ha construido sobre la posición de considerar que la


inmunidad que recorre las relaciones de derecho internacional entre Estados y
Organizaciones Internacionales, ha pasado de ser una inmunidad absoluta, a una inmunidad
restringida. Esto, al amparo de la razón que invocan Juan Quintana y Gonzalo Guzmán
(2006) los cuales manifiestan que, “en el mundo contemporáneo, son cada vez más
frecuentes los casos en los que los Estados actúan en calidad de particulares y no en calidad
de entidades soberanas” (p. 57-58).

Sobre lo mencionado, los autores caracterizan las acciones que pueden adelantar un
cuerpo oficial diplomático o cualquiera de sus partícipes, distinguiendo entre; “las
actuaciones que corresponden al ejercicio de las prerrogativas del poder público del Estado,
o acta jure imperio y las actuaciones que el Estado realiza en condición similar a la de los
particulares, o acta jure gestionis” (Quintana y Guzmán, 2006, p. 58), sobre lo cual se
establece para ambos casos un derecho internacional que acude a la costumbre, o a la
codificación normativa.

En la actualidad se reconoce una tendencia en el derecho internacional por reco nocer


con carácter de inmunidad a aquellos actos de jure imperio, y desconocer la inmunidad en
los casos de jure gestionis, ahora, es importante validar si existe algún tipo de codificación
internacional de esta tendencia, que sería en su momento la pertinente para aplicar al caso
de los derechos laborales de los trabajadores de misiones diplomáticas en el país. Al
respecto, bien se puede citar la revisión documental hecha al respecto po r Juan Quintana y
Gonzalo Guzmán (2006), quienes establecen al respecto;

Hay varios ámbitos en los cuales se han producido reglamentaciones parciales


de la figura de la inmunidad de jurisdicción del Estado: el ámbito de la
legislación interna de varios estados, el de la codificación privada y el
internacional. En cuanto al primero, son principalmente los países del sistema
anglosajón los que han adoptado legislación de carácter integral al respecto, lo
cual a su vez ha servido de modelo para otros países. Las más conocidas son
quizá las leyes sobre inmunidad de jurisdicción de los Estados Unidos (1976),
el Reino Unido (1978) y el Canadá (1982), las cuales son a grandes rasgos muy
similares, aunque como es natural presentan diferencias en aspectos puntuales
(p. 59).

En efecto, países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, se pueden destacar
como pioneros en la búsqueda de medidas que protejan jurisdiccionalmente a los agentes
diplomáticos o personas que adelanten acciones de política a nombre de una misión
diplomática, incluyendo entonces a las Organizaciones Internacionales en ejercicio , o de
sus órganos adscritos, siendo esta parte de la doctrina en la materia. Juan Quintana y
Gonzalo Guzmán (2006) lo explican en los siguientes términos:

En el plano doctrinal, se destacan los proyectos de codificación elaborados por


la Asociación de Derecho Internacional en 1982, por el Instituto de Derecho
Internacional en 1991 y por el Comité Jurídico Interamericano en 1983. Este
último estaba previsto como la base para una convención interamericana sobre
la materia, la cual por diversas razones nunca llegó a materializarse.
Finalmente, existen tres tratados multilaterales que se ocupan del tema de la
inmunidad de jurisdicción: la muy temprana Convención relativa a l a
unificación de ciertas reglas concernientes a la inmunidad de los buques de
propiedad del Estado, firmada en Bruselas en 1926; la Convención Europea
sobre inmunidad del Estado firmada en Basilea en 1972 y la más reciente
Convención de las Naciones Unidas sobre las inmunidades jurisdiccionales de
los estados y de sus bienes, aprobada por la Asamblea General de ese
organismo el 2 de diciembre de 2004. (p. 59-60)

De la última disposición mencionada, a saber, la Convención de las ONU de 2004, se


destaca entre otras la mención taxativa de quiénes se pueden acoger a esta inmunidad en los
términos que señala la Convención, siendo ellos; “los representantes de los estados,
incluyendo misiones diplomáticas, oficinas consulares, misiones especiales, misiones ante
organizaciones internacionales, y delegaciones en órganos de organizaciones o en
conferencias internacionales, así como las personas adscritas a ellas” (Quintana y Guzmán,
2006, p. 63).

Es entonces, desde el ámbito de problematización descrito que se puede conducir a


establecer que, la solución final del mismo aplica tanto para los cuerpos diplomáticos con
origen en los Estados, como aquellos que resultan por las Organizaciones Internacionales.
Ahora, y en vista de la dificultad por consolidar un derecho internacional codificado en lo
que corresponde a la inmunidad de jurisdicción, lo que sigue es ver el asunto en el
particular de las relaciones laborales entre Agente Diplomático, y trabajador, persona
natural.

2.2. Normatividad internacional reciente en materia de derechos laborales

Se vuelve de nuevo a la Convención de las ONU de 2004 para señalar que esta norma
en lo más reciente, es la que se ha usado para mediar en lo que corresponde a la inmunidad
diplomática y la posibilidad de su aplicación en el seno de las relaciones laborales
(Fernández, 2008 p. 107); teniendo en cuenta que la norma, regulariza de mejor manera
este tema diplomático tanto para el ámbito de las relaciones mercantiles como para el de las
relaciones laborales. La Convención sobre las inmunidades jurisdiccionales de los Estados
y de sus bienes de la ONU, en su artículo 11 señala:

Contratos de trabajo

1. Salvo que los Estados interesados convengan otra cosa, ningún Estado podrá
hacer valer la inmunidad de jurisdicción ante un tribunal de otro Estado, por lo
demás competente, en un proceso relativo a un contrato de trabajo entre el
Estado y una persona natural respecto de un trabajo ejecutado o que haya de
ejecutarse total o parcialmente en el territorio de ese otro Estado.
En lo anterior se define lo que es la estructura jurídica por medio de la cual se permite
el funcionamiento de la inmunidad de jurisdicción en el ámbito laboral del mundo de la
diplomacia, sin embargo, como lo desarrolla la norma, esta se encuentra limitada frente a
unas situaciones precisas, definidas por la norma internacional, como se expone a
continuación:

2. Lo dispuesto en el párrafo 1 no se aplica:

a) si el trabajador ha sido contratado para desempeñar funciones especiales en


el ejercicio del poder público;

b) si el empleado es: i) un agente diplomático, según se define en la


Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961; ii) un
funcionario consular, según se define en la Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares de 1963; iii) un miembro del personal diplomático de las
misiones permanentes ante las organizaciones internacionales, de las misiones
especiales, o que haya sido designado para representar al Estado en
conferencias internacionales; o iv) cualquier otra persona que goce de
inmunidad diplomática;

c) si el objeto del proceso es la contratación, la renovación del contrato de


trabajo o la reposición de una persona natural;

d) si el objeto del proceso es la destitución o la rescisión del contrato de una


persona y, conforme determine el Jefe de Estado, el Jefe de Gobierno o el
Ministro de Relaciones Exteriores del Estado empleador, dicho proceso
menoscabe los intereses de seguridad de ese Estado;

e) el empleado fuese un nacional del Estado empleador en el momento en que


se entabló el procedimiento, a menos que esta persona tenga su residencia
permanente en el Estado del foro; o
f) si el Estado empleador y el trabajador han convenido otra cosa por escrito,
salvo que por motivos de orden público los tribunales del Estado del foro
tengan conferida jurisdicción exclusiva por razón de la materia objeto del
proceso.

En este sentido, se concreta lo que es entonces la actualidad sobre el principio de


inmunidad diplomática aplicado al caso de las relaciones jurídicas laborales a reconocer en
el seno de las relaciones exteriores de los Estados y las Organizaciones Internacionales. Se
destaca que existen condiciones sobre las cuales un trabajador puede apelar a la legislación
interna del país donde desarrolla la actividad, o si es el caso, estar sujeto a normas del
derecho internacional. En lo que resta del documento, se particulariza en la aplicación
práctica de lo dicho, según la jurisprudencia nacional.

3. Principio de inmunidad restringida en el ámbito laboral: el caso colombiano

Al estudiar el caso de aplicación de la inmunidad de jurisdicción en sentido lato, el


panorama parece ser claro “Colombia no cuenta con una legislación interna que aborde el
tema, ni tampoco ha ratificado alguna convención o tratado que otorgue o restringa la
inmunidad a los estados extranjeros” (Quintana y Guzmán, 2006, p. 87), por ello, es de
esperar que se encuentren posiciones encontradas sobre el tema, en el estudio
jurisprudencial, siendo este aspecto, el que se entra a estudiar a continuación.

3.1. Jurisprudencia de la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia y contencioso


administrativo en materia de restricción de la inmunidad en materia laboral

En lo que corresponde al Tribunal de cierre de la jurisdicción laboral en Colombia, se


establece que históricamente el mismo ha tenido una visión clásica de la inmunidad de
jurisdicción, considerando al respecto que, las autoridades judiciales en Colombia, deben
respetar dicha inmunidad hasta en los procesos laborales, teniendo en cuenta que la
Convención de 2004, aún no ha sido ratificada por el país. No obstante, en 2005 el
Magistrado Eduardo López destacaba en el salvamento de voto proferido en la Sentencia
25.679, lo siguiente;

(…) he compartido la intelección de la Sala de la aludida Convención de Viena


sobre relaciones diplomáticas de 1961, bajo el supuesto implícito de que la
inmunidad concedida a los representantes de los estados comprende a los
estados mismos, para cuando decide sobre la admisibilidad de la demanda
contra estados extranjeros, pero que a mi juicio debe ser rectificada para no
quedar de espaldas a la evolución del derecho internacional en estas materias, y
en particular, a partir de la Convención de las Naciones Unidas sobre
inmunidades jurisdiccionales de los estados y sus bienes -sobre relaciones entre
estados- de diciembre de 2004.

Bien observo que la Convención de las Naciones Unidas de 2004 aludida no


tiene fuerza de vigencia en Colombia, por no estar suscrita y aprobada por
nuestro país, pero sí le concedo valor por ser medio de interpretación de las
normas sobre inmunidad jurisdiccional, y más del derecho consuetudinario
internacional, al hacer explícito lo que los estados entienden, es la inmunidad
que ellos reclaman para sí.

Como lo señala el Magistrado Eduardo López en este extracto de los argumentos


expuestos en el salvamento del voto, Colombia, aun cuando no ha suscrito la Convención
de la ONU de 2004, no se encuentra exenta de aplicarla en tanto también se entiende como
un derecho consuetudinario; sin embargo, ello no debe hacer absoluta la inmunidad de
jurisdicción pues como explica el Magistrado en el desarrollo de su tesis;

Ciertamente, debe ser diferenciada la inmunidad jurisdiccional de los


representantes de los estados, embajadores, cónsules, jefes de misiones
especiales, de la de los estados; responden a necesidades, historia y principios
diferentes.

(…). De esta manera, la Sala no podía, primero, suponer unidad entre el Estado
y sus agentes diplomáticos o consulares -como si una argumentación pudiera
construirse con silencios sobre asuntos principales- y segundo, hallando la
inmunidad de jurisdicción del Estado como una especie diferente, entender que
ella procede y así renunciar a juzgar a la República Islámica de Irán (…). El
derecho internacional admite, y es la razón por la cual la inmunidad de
jurisdicción no se concede de manera absoluta, que los Estados tienen (sic) el
deber de proteger los intereses de sus nacionales y a sus residentes
permanentes, de carácter civil, comercial, y con mayor razón cuando son
trabajadores que reclaman salarios, prestaciones sociales y de seguridad social.

Frente a lo anterior, en lo más reciente la Corte Suprema de Justicia en su Sala


Laboral, cambió en 2016 el sentido de su jurisprudencia para afirmar que, aunque
Colombia no ha ratificado la norma que restringe la inmunidad de jurisdicción en materia
laboral, sí ha hecho parte de una práctica de derecho consuetudinario, y en ese sentido, la
costumbre internacional decanta la posición que al respecto debe ser asumida por la
jurisdicción laboral en el país (Sala Laboral, Sentencia AL2343), explicada en senda
jurisprudencia (Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, Sentencia 74.637)
que en extenso es reproducida a continuación:

Fuentes normativas de la inmunidad jurisdiccional de los Estados

Como punto de partida, esta Sala debe comenzar por subrayar que la
Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, aprobada mediante la Ley
6ª de 1972, en la que se apoyó normativamente la Corte en el año 2012 para
afirmar que los Estados extranjeros tienen inmunidad de jurisdicción por los
actos iure imperii que ejecuten, no aplica a éstos ni a sus delegaciones o
representaciones.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que el Derecho Internacional


no agota sus fuentes en los tratados o convenios. De conformidad con el literal
b) del num. 1) del art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia,
instrumento que vincula a Colombia por formar parte integral de la Carta de las
Naciones Unidas, aprobada mediante la Ley 13 de 1945, la costumbre
internacional también se erige como fuente de derecho primaria.

En ese sentido, cabe señalar que la circunstancia de que Colombia no haya


aprobado la Convención de las Naciones Unidas sobre Inmunidades
Jurisdiccionales de los Estados y sus bienes de 2004, que en su artículo 11
permite que los jueces asuman el conocimiento de los conflictos relacionados
con los contratos de trabajo, no significa que exista una laguna o una ausencia
de regulación.

Lo anterior permite reafirmar el doble camino dado a la construcción de las fuentes


que, para el caso del Estado colombiano, define los estándares jurídicos aplicables a los
casos controversiales sobre inmunidad de jurisdicción, siendo para tal efecto, tanto el
derecho consuetudinario como el derecho convencional surgido en las disposiciones
previamente mencionadas.

En este orden de ideas, la inmunidad jurisdiccional de los Estados extranjeros y sus


órganos periféricos de gobierno o de representación en Colombia, ha tenido
una evolución jurisprudencial que en lo más reciente permite encontrar un mayor consenso
en la comunidad jurídica, siendo fundamental en la comprensión del fenómeno jurídico de
la costumbre internacional (Aguilar, 2009, p. 114) como al respecto lo menciona la Corte
en la Sentencia previamente citada:
No es ajeno para la Corte que desde hace algunas décadas se ha reconocido, vía
costumbre, la inmunidad jurisdiccional absoluta de los Estados, con
fundamento en el principio de igualdad soberana de las naciones, la
independencia y la autodeterminación de los pueblos, según la máxima par in
parem non habet imperum (entre pares no hay actos de imperio), sin embargo,
hoy en día, la evolución e intensificación de las relaciones comerciales y
políticas entre los países, manifestadas a través de numerosas representaciones
y misiones especiales establecidas en los Estados territoriales, con la
consecuente contratación masiva de trabajadores, ha generado un cambio de
paradigma en la materia.

En efecto, desde la década de los 60’s, los Estados principalmente de sistemas


jurídicos anglosajones, empezaron a establecer excepciones a la inmunidad de
jurisdicción mediante textos legislativos como la Foreign Sovereign Immunities
Act de los Estados Unidos (1976), la State Immunity Act de Gran Bretaña
(1978), o el de Canadá de 1985, para proteger los derechos laborales de los
trabajadores nacionales contratados por países extranjeros.

Paralelamente, a nivel regional y global se establecieron tratados como la


Convención Europea sobre Inmunidad del Estado (1972), suscrita por 9
países y ratificada por 8; y la propia Convención de las Naciones Unidas sobre
Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados (2004), que a la fecha cuenta con
28 firmas y 21 instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión.

(…). Incluso, esta Sala de la Corte en auto CSJ AL, 13 dic. 2007, rad. 32096 se
refirió expresamente al tema, para señalar que en la actualidad existe una
práctica uniforme y reiterada de algunos países, que reconocen y aceptan la
inmunidad relativa de los Estados en conflictos laborales.
En torno a la Convención de las Naciones Unidas sobre Inmunidades
Jurisdiccionales de los Estados (2004), debe puntualizarse que si bien dicho
instrumento no ha sido ratificado por Colombia, como atrás se dijo, es
indiscutible que sus disposiciones recogen, codifican y sirven de prueba de una
práctica constante, general y uniforme de los Estados en cuanto a lo que
entienden es la inmunidad jurisdiccional y cómo debe operar respecto de ell os y
sus pares ante y en los órganos judiciales extranjeros y propios.

La costumbre internacional, es entonces el camino asumido por la Corte para que, las
decisiones de inmunidad jurisdiccional sean más acorde con el Derecho Internacional
vigente, reconociendo en el plano comparado, la práctica actual en la mayoría de las
naciones del mundo y, en consecuencia, su consistencia con el marco axiológico de la
Constitución Política de 1991.

Sin embargo, el Tribunal de cierre de la jurisdicción laboral en el país no se queda tan


solo en reivindicar este derecho consuetudinario, sino que, adicionalmente, apela a revisar
cómo existe una confluencia del sano entender de este derecho de costumbre internacional,
con otras codificaciones del derecho constitucional moderno, y en este sentido,
complementa lo afirmado respecto al derecho consuetudinario, de la siguiente manera:

Otras consideraciones en defensa de la inmunidad restringida o relativa estatal


en conflictos laborales

La tesis de la inmunidad restringida de los Estados en disputas relacionadas con


los contratos de trabajo no solo puede ser sostenida a partir de la existencia de
una fuente normativa vinculante para el Estado colombiano: la costumbre
internacional.

También existen otras razones adicionales que conducen a replantear el criterio


de la Corte:
a) La inmunidad relativa o restringida de los Estados en asuntos del trabajo, se
adecua mejor a los contenidos de la Constitución Política de Colombia, que
establece el trabajo como un principio fundante del Estado Social de Derecho
(art. 1), sujeto a la especial protección del Estado (art. 25); que proclama la
vigencia de los principios del derecho internacional aceptados (art. 9); que
proscribe el desconocimiento de la libertad, la igualdad, la dignidad humana y
los derechos de los trabajadores reconocidos constitucional y legalmente (arts.
13 y 53); que reivindica la prevalencia en el orden interno de los tratados y
convenios internacionales ratificados (artículo 93); que garantiza el acceso a la
administración de justicia (art. 229); y que señala que el Estado promoverá la
internacionalización y la integración sobre bases de equidad, reciprocidad y
conveniencia nacional (arts. 226).

Adicionalmente, la Corporación hace mención de la compatibilidad de lo dispuesto


con otras normas erga omnes del derecho internacional como aquellas enfocadas a la
protección y defensa de los derechos humanos, la reciprocidad en el uso de la costumbre
internacional imperante y la regla de ius cogens sobre derechos sociales fundamentales, sin
que ello signifique afectar la soberanía, la seguridad jurídica, paz y amistad entre las
naciones, como es a su vez replicado por autores como Nicolás Carrillo (2016, p. 61).

Como logra precisar la Sala Laboral de la Corte al respecto, existe un complejo


ámbito de entendimiento de las relaciones entre Estados u Organizaciones Internacionales y
las personas, que no se puede agotar en estricto, en la tesis de la inmunidad de juri sdicción,
descuidando aspectos que son relevantes y que son en antes citados por el Alto Tribunal,
sobre la base que el constructo jurídico del Estado Social de derecho actual, se erige
conforme a la representación y reconocimiento de un extenso campo de d erechos,
incluyendo los laborales de orden constitucional. Ahonda más en este ámbito afirmando:

Claro entonces que las inmunidades de los Estados tienen un límite en


tratándose de los conflictos relacionados con los contratos de trabajos, debe
ahora precisarse que, estas mismas consideraciones, aplican a las misiones
diplomáticas y oficinas consulares, puesto que, al tratarse de representaciones y
órganos periféricos de la administración exterior del Estado, no pueden tener
una inmunidad diferente a la de éste. De manera que, bajo un adecuado
entendimiento de la organización de los Estados contemporáneos, habría que
aceptar que una acción legal en contra de una de estas delegaciones o misiones
es en realidad una actuación en contra del Estado que representan o del que son
una extensión.

(…). La misma inmunidad y sus limitantes se hacen extensivas a las


actuaciones judiciales instauradas en contra de los jefes de las misiones
diplomáticas u oficinas consulares por razón de sus actos oficiales, dado que en
la práctica se trata de actuaciones dirigidas en contra de los Estados que
representan. Lo anterior en virtud a que el personal nacional o residente que
contratan los funcionarios diplomáticos o consulares es en beneficio y para el
Estado que representan.

Lo anterior significa que la Corte Suprema de Justicia carece de competencia


para conocer de aquellas disputas en las que se encuentren involucrados
Estados extranjeros y sus órganos de gobierno o de representación exterior,
organismos internacionales y funcionarios o empleados consulares, habida
cuenta que estos sujetos no pueden ser considerados ni reconducidos a la
categoría de agentes diplomáticos. En ese orden de ideas, serán los jueces
laborales quienes deben conocer, en primera instancia, las controversi as en que
se vean involucrados.

Es oportuno precisar, además, que la anterior solución interpretativa se ajusta


perfectamente al art. 31 de la C.P., en cuanto garantiza el principio de la doble
instancia, como regla general en los sistemas procesales, y se deja la única
instancia de forma excepcional.
Lo anterior, brinda un claro panorama sustancial y procedimental, que solamente se
establece en el país hasta 2016, como se logra establecer a partir de la jurisprudencia citada,
conforme a ello, se resalta la vigencia del debate para Colombia pues, aunque esta
jurisprudencia es muy clara y profunda en sus argumentos, no se puede dejar de pensar en
que sobre la misma se generen reparos o comentarios, que hacia futuro conduzcan a un
nuevo panorama de entendimiento de la cuestión estudiada.

Conclusiones

La regulación de la inmunidad de misiones diplomáticas, establece un campo de


estudio bastante amplio y complejo, que se comienza a resolver en las últimas décadas, o
por lo menos, es desde este periodo, y más en las últimas dos décadas, que se ha dado un
movimiento de comprensión de la inmunidad que ha llevado a plantear en el ámbito
laboral, dicha inmunidad es restringida, en reconocimiento de un movimiento internacional
que postula ciertos derechos de los trabajadores, como inalienables e irrenunciables.

Sobre la base de este presupuesto, es que se puede plantear que Colombia había
estado en mora, de adherir a la tesis por la cual se desarrolla desde la costumbre
internacional, este comprender restrictivo de la inmunidad internacional, y se dice que es en
mora, porque hasta tan solo el año pasado, se logró ajustar la jurisprudencia en este sentido,
aunque al respecto se debe decir, que falta la ratificación de la Convención de 2004, para
que dicha visión no solo sea soportada en la jurisprudencia, sino también en la
normatividad nacional.

La práctica general y uniforme de este precepto, por parte de un gran número de


países, ha llevado, a conferir el poder a los jueces del Estado receptor, para conocer de
dichos asuntos, en pleitos relacionados con los contratos de trabajo que se celebren entre
ciudadanos y embajadas, consulados de países extranjeros, o misiones diplomáticas de
Organizaciones Internacionales. En el caso colombiano, esto es algo que solo se posibilit a
hasta que la jurisprudencia que en 2016 se genera al respecto.
En este orden de ideas, se puede reconocer una evolución del derecho nacional a
través de la jurisprudencia, que ha posibilitado revertir la tesis clásica del principio de
inmunidad de las misiones diplomáticas; todo, en el marco del cambio referencial de
entender del derecho internacional de las relaciones exteriores, por el que se reconoce que
una cosa son las acciones adelantadas en el marco de las funciones estructurales de la
diplomacia, y otra cosa son los asuntos de gestión que soportan el desarrollo de esta
diplomacia, como es el caso de contratar personal para cuestiones administrativas u
operativas.

Contrario a lo que hace algo más de 10 años argumentaba la Corte Suprema de


Justicia, se considera que, la inmunidad de jurisdicción a tenor del derecho internacional y
en especial a lo que corresponde a su aplicabilidad en los asuntos laborales, no se agota
estrictamente en los tratados o convenios ratificados por Colombia, sino también en el
derecho consuetudinario o costumbre internacional practicada por el mismo, la cual es a su
vez una fuente válida del derecho internacional.

En consecuencia de lo dicho, en la reflexión final del actual documento se adhiere a


las visión progresista del derecho internacional, lo cual implica romper de facto con la
postura exegética del derecho predicada en un primer momento por el Alto Tribunal
colombiano. Por lo anterior, en el caso de la inmunidad de jurisdicción se debe apelar al
reconocimiento de unos derechos mínimos universales que, extendidos al campo de los
derechos laborales, convocan a una visión garantista de la dignidad humana, la cual tiene
mayor responsabilidad de protección y promoción por parte de Estados como el
colombiano, cuya autodenominación se establece en ser un Estado Social Democrático de
Derecho.
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