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alimentación
proporciona la lectura
3. dibuja los alimentos y la cantidad que debe tener cada alimento o sea el desayuno, el almuerzo
y la comida, con base a la información que proporciona la lectura sobre alimentación.
1.
A partir de los dos años la familia debería compartir el menú, pues el equilibrio dietético conviene
a todos. Se puede establecer un menú diverso y sano sin hacer distinciones arbitrarias, aunque los
trozos sean más menudos o se chafen algunos alimentos.
Las verduras han de formar parte de las primeras papillas, elaboradas en casa, para que
reconozcan su diversidad de sabores y texturas. Se ofrecen con presentaciones simpáticas, en
dosis moderadas y "sin complejos" para no provocar involuntariamente el rechazo.
Las hortalizas crudas aportan nutrientes que se pierden con el calor, como vitaminas, enzimas,
algunos antioxidantes y ácidos orgánicos. Se puede empezar ofreciendo una zanahoria, ideal para
la dentición, o medio tomate aderezado con unas gotas de aceite de oliva.
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El cereal integral y una pieza de fruta. Para los que se despiertan con apetito, puede constar de un
yogur vegetal con muesli y manzana rallada o tostadas integrales. Si se tiene menos hambre, un
zumo recién exprimido con polen y jalea real; a media mañana, un bocadillo integral con unas
almendras.
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La merienda es idónea para tomar fruta, entera o en macedonia. O bien pan integral con aguacate
o paté vegetal casero. Se pueden dar tortitas hinchadas de cereales enteros, así como magdalenas
caseras. O recurrir a combinaciones de frutas y frutos secos, como higos con nueces o dátiles con
almendras.
No es muy adecuado prohibir ningún producto a rajatabla, ya que la curiosidad innata de los niños
les llevará a probarlos. Es mejor dejar que los tomen de forma ocasional o tal vez en sus versiones
ecológicas. También es importante ofrecer habitualmente alimentos sanos con apariencias
sugestivas.
La fruta es ideal cuando se precisa agua y energía rápida, como después de hacer deporte. Se
tiende a picotear galletas, pero la fruta fresca aventaja a cualquier producto envasado, incluido un
zumo, y es más barata.
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El proceso de introducir nuevos alimentos debe ser muy gradual y lúdico, dejándole tocar los
alimentos. Se amplía la gama ofreciendo en dosis pequeñas variedad de ingredientes para
acostumbrar a todos los sabores y no solo al dulce/salado. Se promueve la masticación a partir del
año.
Hay que distinguir entre la saciedad y la rabieta, y asegurarse de que no picotea entre horas y
realiza suficiente actividad física. Podría intercambiarse la merienda por una cena temprana. Debe
crearse un ambiente de agradable intimidad y felicitarle cuando termina una tarea, incluido el
comer.
2. DESAYUNO
Muchas veces solemos obviar el desayuno y/o tratamos de reemplazarlo mediante pequeños
aperitivos por cuestiones de rutina, falta de tiempo o porque creemos que no es tan importante,
como el descanso por ejemplo, para poder tener un mejor rendimiento en el día. Sin embargo,
creer y hacer eso es un grave error.
El desayuno es el primer contacto del organismo con diferentes fuentes de energía, después de
haber ayunado por 6 – 8 horas. El tipo de desayuno que tengas va influir en tu día, si regularmente
empiezas la mañana con un trabajo importante o con horas de estudio un poco intensas, tener un
buen desayuno influirá en la energía de tu cerebro y en el de tus músculos. Por ello la importancia
que como bebida consideres los zumos de fruta natural, leche y avena; como aperitivo frutas,
cereales, granola, huevos, jamón de pavo, etc.
ALMUERZO
Algunos creen que evitando el almuerzo a toda costa reducirán algunas tallas o calorías (acumulan
grasas si no se lleva un control), otros por el factor “tiempo” comen cualquier cosa (comida rápida)
menos lo que deberían. Lamentablemente estas creencias o actitudes pueden terminar en un
efecto rebote, generándonos mayor apetito en el transcurso del día o en la noche, creando así un
desbalance metabólico en nuestro organismo, cosa que puede terminar en situaciones muy
perjudiciales para nuestra salud.
El almuerzo es la segunda fuente de energía que tenemos después del desayuno, es donde el
cuerpo vuelve a recuperar lo que ha perdido en la mañana y se prepara para poder hacer frente
las actividades de la tarde. En buen cristiano, renovaremos fuerzas teniendo un buen almuerzo en
esta parte del día. Por ello es sumamente importante que te des el tiempo y espacio de poder
disfrutar de tus alimentos en vez de optar por comidas rápidas, pequeños aperitivos o descartar
por completo tu almuerzo.
CENA
Esta es la parte más complicada, por un lado, están los que no comieron nada en el almuerzo,
ahora tienen un apetito voraz y comen de forma descontrolada, por otro lado, los que tuvieron un
almuerzo normal, quieren comer algo en la noche y no lo hacen porque creen que así reducirán un
talla más. Aquí es donde viene la típica pregunta: ¿Cenar engorda? Pues no, lo que engorda es
comer mal por las noches.
Este es el momento en el que tenemos que considerar que ya no realizaremos mayor desgaste de
energías porque entraremos en un periodo de descanso, por consiguiente no debemos de darle
mucho trabajo a nuestro organismo comiendo de forma desmedida, provocando que pase toda la
noche esforzándose en digerir y no en descansar. Por ello que, los que comen en exceso, tienen
que reducir sus porciones y su tipo de alimento, dándole algo más ligero al cuerpo como pastas o
arroz con salsas livianas y verduras, un pequeño lonche, pescados blancos (son más fáciles de
digerir), etc. Y los que no comen nada pero su cuerpo les pide alimento pues deben de dárselo, en
bajas proporciones.
Como ves todos los alimentos tienen su momento y respetar los tiempos te ayudará a poder tener
un mejor rendimiento y podrás sentir como tu organismo se muestra cada vez más saludable.
Siempre recuerda “desayunar como rey, comer como príncipe y cenar como mendigo”.
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