Cs 378
Cs 378
Cs 378
Directores
MARÍA ISABEL NAVARRO SEGURA
JESÚS PÉREZ MORERA
.
AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer en primer lugar a Mª Isabel Navarro Segura, por haber aceptado tanto la
dirección como la tutoría del presente trabajo de investigación, en el que he procurado aunar tanto
mis conocimientos de arquitectura adquiridos a lo largo de la Licenciatura de Historia del Arte como
de los propios de mi profesión enfermera, por su constante interés y entusiasmo, pero sobre todo por
haberme apoyado en los momentos más difíciles y haberme hecho recuperar la confianza a la hora de
recoger los frutos de estos años de esfuerzo. No debo olvidar, pese a haberse incorporado
posteriormente, la dedicación y paciencia con la que Jesús Pérez Morera ha tratado la empresa que
teníamos entre mano. Resalta igualmente, el consejo y ayuda prestado por el profesor de la Facultad
de Medicina de la Universidad de La Laguna, Justo Hernández Rodríguez, experto y compañero de
camino en el campo del Conocimiento y la Ciencia que se aborda en este trabajo.
A las autoridades y personal encargados de los distintos archivos y bibliotecas, que han sido
fundamentales y han propiciado las condiciones idóneas para el desarrollo de esta investigación, por
poner a mi disposición los medios necesarios y la documentación que celosamente custodian en sus
dependencias, lo que ha originado, junto a un esfuerzo titánico, la realización de esta tesis doctoral.
A mi familia y amigos, por haberme apoyado constantemente, pero sobre todo por respetar
mi independencia y el tiempo que he dedicado a la realización de este trabajo, robado a ellos en
muchas ocasiones y a los momentos que debiera haber dedicado al mundo de lo onírico.
Arquitectura y medicina en Canarias.
Dispositivos asistenciales y recursos sanitarios en Tenerife (S. XVI-XX)
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................. 15
METODOLOGÍA.............................................................................................. 20
INTRODUCCIÓN
1
Así como en el ámbito europeo persiste la utilización del término hospital, en los Países Bajos es
común el empleo del vocablo gasthuis para referirse al hospital en el sentido de albergue,
aunque en algún momento se aplicó para designar a las casas donde se asisten a enfermos.
2
Debe destacarse que existen antecedentes en el mundo antiguo de arquitectura hospitalaria
que se abordarán a lo largo del presente documento.
3
JETTER, D. Los hospitales en la Edad Media. In, LAIN ENTRALGO, P. Historia Universal de la
Medicina. Barcelona: Editorial Salvat, 1972, Tomo 3, p. 263-295.
4
Son referentes de esta tipología los hospitales italianos como el Ospedale Maggiore de Milán (c.
1456) y los hospitales reales, insignia de la Corona Española.
5
CARASA SOTO, P. El sistema hospitalario español en el siglo XIX. De la asistencia benéfica al
modelo sanitario actual. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1985, p. 31.
A partir del siglo XIII los europeos comenzaron a extender su poder e influencia
sobre los continentes asiático y africano para terminar a fines del siglo XV incorporando
a América a unos mercados que procuraban adaptarse a las crecientes necesidades de
consumo. Este desarrollo, tanto del comercio como de la economía europeas, aumentó
su necesidad de disponer de metales preciosos que permitieran acuñar monedas. A ello
se unió la necesidad de eliminar a costosos intermediarios, llegando directamente a las
fuentes de producción de los valiosos productos orientales. La fase expansiva de las
monarquías del sur de Europa, y sobre todo la de Portugal y España, suponía un
reforzamiento de poder real, imbuido todo por un espíritu de cruzada en defensa del
Cristianismo. A finales del siglo XV, con la culminación de la conquista de las Islas
Canarias y el Descubrimiento de América, se le otorgó al territorio insular el privilegio de
convertirse en un «pequeño laboratorio experimental» cuyos resultados serían
posteriormente trasladado al continente americano como herramienta de colonización.
Tras la ocupación de las Islas, surgió la necesidad de dotar de los recursos asistenciales
propios para pequeñas urbes que comenzaban a nacer y crecían con rapidez. Los
modelos empleados aunaban los recursos arquitectónicos monacales y una arquitectura
doméstica que surgía como resultado de una amalgama de culturas. Los siglos
siguientes, XVI, XVII y XVIII, carecieron de cambios en los referente a los planteamientos
desde el punto de vista asistencial, no produciéndose una ruptura con el ideario
científico previo hasta finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. A estas
innovaciones científico-médicas se le unieron las políticas sanitarias que mediatizaron
considerablemente y marcaron las directrices a seguir en la adopción de una
determinada tipología arquitectónica. De igual manera, estas instrucciones y normas no
fueron asumidas por igual, lo que originó una falta de previsión y de intervención en los
edificios ya existentes. Pese a que el siglo XX desde su inicio aportó considerables
modificaciones en el campo de la asistencia, es el breve momento republicano el que se
caracteriza por una política sociosanitaria cargada de reformas y cambios que giraban en
torno a una nueva concepción igualitaria y científica del individuo.
mitad del siglo XX, es el objetivo del tema que se aborda en el presente trabajo de
investigación, situación que le da un carácter inédito ya que hasta la fecha no se ha
aglutinado tantos conocimientos sobre esta materia6. Para procurarlo, se han revisado
las fuentes documentales existentes en las diferentes instituciones locales y centrales, a
lo que se ha unido el examen exhaustivo de las fuentes bibliográficas de disciplinas
como la Historia Moderna, la Historia Contemporánea, la Historia del Arte y la Historia
de la Medicina7. Además, a todas esta operación, se le une la de efectuar un examen de
los diferentes trabajos de historiadores que han tratado este tema, hallándose, en
algunas de las investigaciones dedicadas al estudio de la pobreza y a aspectos sanitarios
de las instituciones hospitalarias, una considerable relación entre la Historia de la
Sanidad y la Historia Social.
6
En la presente obra, se abordan la arquitectura y asistencia hospitalaria desde el momento en
que se produce la incorporación de las Islas Canarias a la Corona de Castilla tras la Conquista.
7
Entre ellos destaca Pedro Laín Entralgo. Creó varios centros de investigación, uno de los más
importantes es el Instituto Arnaldo Vilanova, dependiente del C.S.I.C. Fue el editor de la primera
revista especializada sobre este tema: los Archivos Iberoamericanos de Historia de la Medicina
(1949), publicación que en la actualidad se conoce con el título de Asclepio. También fue tarea
suya la constitución de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, que ha celebrado
periódicos congresos desde 1963, y la aparición de cátedras universitarias de Historia de la
Medicina más allá de aquella única existente en 1942 en la Universidad Central de Madrid. Entre
los discípulos más destacados están: Sánchez Grajel, López Piñeiro, García Ballester, Carrera
Pachón, Amasuno, Tolivar Faes, Contreras Dueñas, y Suárez Inclán, entre otros.
Como apunta Fabián Alejandro Campagne, la renovación llevada a cabo por Laín Entralgo en
España será comparable a la realizada por Sigerist en la historia general de la medicina o, por
Febvre y Bloch en la historiografía general.
CAMPAGNE, F.A. Historia social e historia de la medicina. In, GONZÁLEZ DE FAUVE, M.E. (Coord.)
Medicina y sociedad: curar y sanar en la España de los siglos XIII al XVI. Madrid: Instituto de
Historia de España Claudio Sánchez Albornoz; Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
Buenos Aires, 1996, p. 37.
METODOLOGÍA
8
DUBY, Georges. Diálogo sobre la historia. Madrid: Alianza Editorial, 1988, p. 78.
FUENTES DOCUMENTALES
ARCHIVO DEL CABILDO INSULAR DE Actas del Cabildo Insular de Tenerife comprendido entre 1850-
TENERIFE, EN SAN CRISTÓBAL DE LA 1950 (clave de esta investigación).
LAGUNA (A.C.I.T.).
Expedientes y legajos relacionados con Beneficencia y Fomento.
ARCHIVO DE LA REAL SOCIEDAD Documentos del desaparecido Hospital de San Sebastián en San
ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE Cristóbal de La Laguna.
TENERIFE. (A.R.S.E.A.P.T.).
ARCHIVO HISTÓRICO DEL COLEGIO Documentos del edificio del Hospital de Nuestra Señora de los
OFICIAL DE ARQUITECTOS DE CANARIAS Desamparados.
(A.H.C.A.C.).
Bibliográfica y hemeroteca (biblioteca).
ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA CRUZ Documentación del Manicomio Provincial de Tenerife (planos).
DE TENERIFE (A.M.S.C.T.).
ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN Documentos: Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, Hospital
CRISTÓBAL DE LA LAGUNA (A.M.L.L.). de San Sebastián, Jardín Infantil de la Sagrada Familia y del
Sanatorio-Enfermería Antituberculoso.
ARCHIVO DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO Planos del proyecto original para el Manicomio de Tenerife y
FEBLES CAMPOS DE SANTA CRUZ DE documentos fotográficos.
TENERIFE (A.H.P.F.C.).
ARCHIVO PRIVADO DEL DR. TOMÁS Documentación, fotografías y bibliografía del archivo personal del
CERVIÁ CABRERA (A.P.T.C.C.). 9
médico Dr. Tomás Cerviá.
BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA Bibliografía relacionada con Salud Pública, Sanidad y Beneficencia
(B.N.E.). de diferentes autores entre 1800 y 1950 aproximadamente.
BIBLIOTECA Y FONDO ANTIGUO DE LA Bibliografía relacionada con Salud Pública, Sanidad y Beneficencia
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA (B.U.L.L.). de diferentes autores entre 1900 y 1950 aproximadamente,
centrándome en aquellas con carácter local.
BIBLIOTECA HISTÓRICA MILITAR DE Documentación del Fondo del Mando Económico de Canarias
SANTA CRUZ DE TENERIFE (B.H.M.S.C.T). (1930-1950) y del Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife.
BIBLIOTECA MUNICIPAL DE SANTA CRUZ Documentación del Fondo Pedro García Cabrera.
DE TENERIFE (B.M.S.C.T.).
FUNDACIÓN PEDRO GARCÍA CABRERA Documentación existente, en soporte papel e informático, sobre la
(F.P.G.C.). figura del polifacético Pedro García Cabrera.
9
Entre las que se cuentas fotografías, cartas y su tesis doctoral, esta última dedicada al Dr. Juan
Negrín López durante su estancia en la Universidad Central de Madrid como profesor.
CAPÍTULO I
SALUD Y ENFERMEDAD
Tras la caída del Imperio Romano y el inicio de la Edad Media, las escuelas
monásticas, y en concreto la Scuola Medica Salernitana (Salerno), realizarán la
enseñanza del arte de la medicina hipocrática con un sentido higienista de la salud, que
recogieron en un volumen con numerosos consejos10. A este momento siguió el
10
Fue la primera escuela medieval ubicada en Salerno (región de la Campania, Italia),
considerándosela la mayor fuente de conocimientos médicos de la Europa de ese momento. Se
fundó en el siglo IX, llegando a su máximo esplendor entre los siglo X al XIII. Existían en ella
documentos médicos árabes traducidos al griego que posteriormente fueron transcritos al latín
en la Biblioteca de Montecassino. Tal era la calidad formativa de esta Escuela, que sus alumnos y
alumnas eran muy apreciados en el entorno mediterráneo occidental.
11
GARCIA BALLESTER, L. La búsqueda de la salud. Sanadores y enfermos en la España Medieval.
Barcelona: Editorial Península, 2001, p. 82. Historia, Ciencia, Sociedad, 321.
1. Michiel Jansz van Mierevelt: Lección de anatomía del Dr. Willem van der Meer (1617).
Sufrirá una conmoción, en el contexto intelectual latino europeo, al descubrir (en el texto
Almagesto de Ptolomeo, que Gerardo Cremona tradujo del árabe al latín, en Toledo), que la
clave, para distinguir la frontera entre la salud y la enfermedad, desde un punto de vista
intelectual , la vida y la muerte, el mundo físico y el mundo de la mente, no era otra que la teoría
de los elementos y de las cualidades, un juego de relaciones entre el macro y el microcosmos
cognoscible a través de la astrología.
12
Ibidem, p. 28.
13
ACKERNECHT, E. H. Medicina y Antropología social. Madrid: Editorial Akal, 1971, p. 125-132.
14
FRENCH, R. Astrology in Medical Practice. In, ARRIZABALAGA, J. y CUNNINGHAM, A. (ed.):,
Practical Medicine from Salerno to the Black Death. Cambridge: Cambridge University Press,
1994, p. 30-59.
15
GARCÍA BALLESTER, L. Galeno en la sociedad y en la ciencia de su tiempo. Madrid: Ediciones
Guadarrama, 1972. También se puede encontrar en GARCÍA BALLESTER, L. Introducción general.
In, GALENO, Sobre la localización de las enfermedades (De locis affectis). Trad. y notas por Salud
Andrés. Madrid: Editorial Gredos, 1997, vol. I, p. 7-120.
Apolo, era una divinidad sanadora. Considerado el dios de las plagas y de la enfermedad,
dominaba también la profecía. Apolo y la ninfa Coronis fueron padres de Esculapio, el llamado
Dios de la Medicina. La historia cuenta que la ninfa le fue infiel y Apolo la mató, entregando su
hijo al centauro Quirón para que lo criara. Este le enseñó todo sobre las hierbas, las plantas y la
composición de los medicamentos. Fue padre de Hygeia, diosa de la salud, (de donde proviene la
palabra higiene), de Podaliro, Macaonte y Panacea. Se le representa como un hombre barbudo
con una vara y una serpiente enroscada, acompañado de un gallo a sus pies como un símbolo de
vigilancia. La Diosa de la salud en la antigua Creta, Hygeia era identificada con una serpiente y era
portadora de la renovación, la sanidad y la prevención. La serpiente es un símbolo tradicional de
renovación, representando el ciclo de enfermedad y sanidad. Hygeia fue primeramente ocupada
con la limpieza y la prevención de la enfermedad. La palabra «higiene» tiene su raíz en el nombre
de Hygeia.
La filosofía del siglo XVII, encabezada por René Descartes, estableció una división
de la Naturaleza contrapuestas e irreconciliables, que ya Platón había descrito: el mundo
sensible y el mundo inteligible, diferenciados por la posesión o no de entidad física. Esta
novedosa concepción formaba parte del mundo material y estaba sometido a las leyes
de la Mecánica presentes desde el siglo XVI en la disciplina médica, que aportaban una
visión de máquina al cuerpo humano que encerraba una parte inmaterial e
imperecedera denominada alma, creyendo que la salud era el perfecto funcionamiento
del cuerpo, a semejanza del mecanismo de un reloj, cuyas piezas podían desajustarse
ocasionando la enfermedad.
16
LE GOFF, J. Una historia del cuerpo en la Edad Media. Barcelona: Editorial Paidós, 2005, p. 35-
47.
17
Se calcula que la población europea presentó un número de fallecidos que oscilan entre los 20
y 25 millones de personas durante los siglos XIV y XV.
18
HASKINS, C. H. Studies in the History of Mediaeval Science. Cambridge-Mass. Harvard University
Press, 1924; LEMAY, R. De la scolastique à l'histoire par le truchement de la philology: Itinéraire
d´un médiéviste entre Europe et Islam. In, SCARCIA AMORETTI, B. (ed.). La diffusione delle scienze
islamiche nel medio evo europeo. Convegno internazionale, Roma, 2-4 ott. 1984. Roma:
Accademia Nazionale dei Lincei, 1987, p. 399-538; JACQUART, D. y MICHEAU, F. La Médecine
arabe et l´occident médiéval. París: Maisonneuve & Larose, 1990, p. 83-91.
19
SAN MARTÍN, H. La noción de salud y la noción de enfermedad. In, Salud y enfermedad,
ecología humana, epidemiología, salud pública, medicina preventiva, sociología y economía de la
salud. México D.F. La Prensa Médica Mexicana, 1981, p. 7-10.
20
LAÍN ENTRALGO, P. Historia de la medicina. Barcelona: Editorial Salvat, 1978, p. 77-125.
21
CARDONA, J. El concepto de salud, enfermedad y salud pública según los diferentes modos de
producción. [En línea]. Revista Centroamericana de Administración Pública nº 12, Julio-Diciembre
1987, URL: <http://biblioteca.icap.ac.cr/BLIVI/RCAP/12/art8_12.pdf>. p. 103-136.
22
GARCÍA BALLESTER, L. Los orígenes del saber anatómico occidental: del Corpus Hippocraticum a
la anatomía alejandrina. Revista Medicina e Historia, nº 25. Barcelona: Editorial Rocas,
Publicaciones Médicas Biohorm, 1964-1971, p. 7-26.
23
PIEDROLA GIL, G., DEL REY CALERO, J., DOMÍNGUEZ CARMONA, M. Y Cols. Medicina Preventiva
y salud pública. Barcelona: Editorial Masson, 1991, 9ª edición, p. 44-56.
Hipócrates nació en 460 a.C. en la isla de Cos (mar Egeo), y murió en el año 377 a.C. en Larisa
(Tesalia). Fue un médico griego llamado desde la Edad Media el Padre de la Medicina. Su figura
fue de gran relieve histórico que ya en época griega adquirió carácter mítico. Pertenecía a una
familia de médicos-sacerdotes de Asclepio. Viajó por toda Grecia y probablemente por el
Próximo Oriente, siendo considerado durante su vida como un gran clínico. Su figura ha sido
venerada durante siglos como personificación del médico ideal y como el fundador de la
medicina. Su concepción de la medicina, basada en la experiencia y en la observación, nos es
conocida por los Aforismos y los tratados que se le atribuyen del célebre Cuerpo hipocrático,
conjunto de teorías médicas de la época compiladas por la escuela médica de Cos. Se basan en la
teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) y en la fuerza curativa de
la Naturaleza y contiene unas cuarenta descripciones clínicas que permiten el diagnóstico de
Con el Renacimiento, a mediados del siglo XV, aparece una concepción filosófica de
la explotación de la naturaleza y de los cuerpos como fuente de enriquecimiento del
individuo. Se produce un retorno a la noción de enfermedad presente en el mundo
clásico grecorromana, pero con la variante de un sometimiento a los criterios de la
investigación científica que, sutilmente, comenzaba a aparecer en escena. En este
momento, se define a la enfermedad como un trastorno de un fenómeno sujeto a las
leyes de la naturaleza, que ocurre en el cuerpo del sujeto y puede ser comprendida
mediante la observación científica. Estas nuevas nociones, llegaron, en algún momento,
a producir enfrentamientos entre la ciencia médica y la todopoderosa Iglesia Católica.26
enfermedades (el paludismo, las paperas, la pulmonía y la tisis, por ejemplo). Establece en sus
escritos dedicados a las epidemias se establecen relaciones entre la predominancia de ciertas
enfermedades y determinados factores climáticos, dietéticos, raciales y ambientales. Conserva
vigor como código de la moral médica su famoso juramento.
24
CRISLIP, A. T. From Monastery to Hospital: Christian Monasticism and the Transformation of
Health Care in Late Antiquity. s.l.: University of Michigan Press, 2005, p. 103-110.
25
AGUIRRE Y RESPALDIZA, A. La ciencia positiva en el siglo XIII, Rogerio Bacon. Barcelona:
Editorial Labor, 1935, p. 27-268.
Durante esta época y buena parte de la moderna la base de los tratamientos médicos de las
enfermedades será la astrología. Un claro ejemplo es Rogerio Bacon (sobre 1210-1292), conocido
por ser el primero en desarrollar el conocimiento matemático experimental. Filósofo y teólogo en
Oxford y París. Sus obras más conocidas son: Opus maius, Opus minus y Opus tertium. Fue
perseguido y encarcelado por sus ideas tan avanzadas y sinceras. Llegó a decir de la medicina que
… es una cosa fortuita que se convierte en racional con la ayuda de la astrología.
26
SAN MARTÍN, H. (1981). Opus cit, p. 7-13.
Durante los siglos XVII y XVIII esta idea se mantuvo, estableciéndose, a partir del XIX,
un concepto de enfermedad que será valorada, desde una perspectiva holística,
adquiriendo relevancia en él disciplinas como la física, la química y la microbiología; a
ello se une una explicación desde la perspectiva de la fisiopatología y de los agentes
microbianos. La curación y tratamientos aplicados a finales del siglo XVIII, se conformaba
de una serie de tratamientos y prácticas que procuraban la rápida recuperación de los
dolientes. Lope Antonio de la Guerra y Peña, Regidor Perpetuo de la Isla de Tenerife,
retrata claramente esta situación en sus Memorias:
Por testimonio de don Lope, los médicos curan todas las enfermedades con
ayudas, sangrías, y purgas, En su juventud, don Diego de Torres presentóse
como químico en la celebérrima Universidad de Coimbra. Sembraba unturas,
plantaba jarabes, injertaba cerotes y rociaba con toda el agua y los aceites de su
recetario a los crónicos, hipocondríacos y otros enfermos impertinentes, raros y
cuasi incurable. No tuvo el atrevimiento de administrar purgantes, ni abonar ni
maldecir las sangrías. Y con ello, como empírico, tuvo mejor ventura que los que
27
estudiaron por Hipócrates.
Hasta bien entrado el siglo XX, seguirá siendo sometido a modificaciones relevantes,
hasta ser considerada como una dolencia científicamente vencible, planteándose su
curación desde el enfoque profesional y técnico, potenciado y respaldado por el
conocimiento de la Ciencia.
27
GUERRA Y PEÑA, L. A. de la. Memorias. Cuaderno I (1760-70). Las Palmas de Gran Canaria: El
Museo Canario, 1951, p. 7.
28
ANTA FÉLEZ, J. Revisitando el concepto de pobreza. Espiral, enero-abril 1998, Tomo IV, nº 11.
Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara, p. 47-71.
Pobreza, marginación y marginalidad son conceptos complejos, que no sólo tienen que ver con la
estructura social o que están enraizados en las formas sincréticas de determinada forma cultural;
son además planteamientos sutiles de cómo vemos y analizamos el medio en el que nos
movemos y cuál es la particular forma del poder: qué es y cómo se ejerce.
29
ARRAIGADA, I. Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género. Revista
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2006, número 85.
30
MOLLAT, M. Les pauvres au Moyen Âge. Étude sociale. Paris: Hachette, 1978, p. 14.
31
PIERNAS HURTADO, J. Vocabulario de la Economía. Manuales Soler, IX: Economía política.
Barcelona: Sucesores de Manuel Soler, 1910, Cuarta edición. [Edición digital]. Torre de Babel
Ediciones. Portal de Filosofía, Psicología y Humanidades en Internet. URL: <http://www.e-
torredebabel.com/Economia/diccionario-economia/vocabulario-economia.htm>.
El pauperismo no es un hecho peculiar de nuestra época, ni una consecuencia del desarrollo de la
industria. Si así fuese, habría que renegar del progreso económico y declararle contradictorio. La
riqueza es hoy mayor que en ningún tiempo de la historia, y es imposible que haya crecido con
ella la miseria. Cuando todos eran pobres, la inteligencia tenía un carácter normal y permanente.
En la Edad Media hambres espantosas diezmaban con frecuencia las poblaciones, y no se
hablaba, sin embargo, del pauperismo, porque hubiera sido inútil, no habiendo elementos para
apreciarlo, ni recursos que aplicar a su remedio. La civilización moderna ha dado nuevas formas al
pauperismo, le ha hecho transitorio y menos intenso; pero se preocupa con él y busca con empeño
en la ciencia y en la vida los medios de combatirle (…) La esclavitud, la servidumbre y el
feudalismo establecían entre los individuos de las antiguas sociedades cierta comunidad por
virtud de la que, aun siendo muy precaria la condición de todos, se extremaban menos las
diferencias y los contrastes. La desigualdad era entonces más jurídica que económica, porque el
amo cuidaba de la manutención del esclavo, y el señor compartía con siervos y vasallos lo mismo
las privaciones que la abundancia. Pero la emancipación de los obreros ha venido a colocarlos
más bien enfrente que al lado de aquéllos bajo quienes antes vivían, y rotos todos los lazos,
abandonado a su suerte cada cual, los unos han subido hasta la opulencia, y los otros han
encontrado más dura su miseria. La igualdad ante la ley ha hecho más sensibles las desigualdades
ante la riqueza, y por eso la cuestión social, que era en los pasados tiempos una cuestión de
derecho, es hoy, en primer término una cuestión económica. Agréguese a esto la rapidez con que
se han multiplicado las clases trabajadoras, su aglomeración en centros determinados por el
establecimiento de las grandes industrias, las crisis a que éstas se hallan expuestas con la
invención de las máquinas y nuevos procedimientos, y la inseguridad en que viven, por efecto de
la continua lucha que sostienen unas con otras en el mercado, y se tendrán las causas del
pauperismo moderno, caracterizado, como ya hemos dicho, no por el aumento de la miseria, sino
por cierta agravación relativa, por la existencia de dolores y sufrimientos que afectan o amargan
siempre a grandes masas de la población, en medio del lujo y la disipación en que vive el menor
número.
32
ARENAL PONTE, C. El pauperismo. Madrid: Librería de Victoriano Suárez, 1897, p. 15-16.
antagónico. Por último el tercero, que queda a caballo entre ambas definiciones: el que
tiene estrictamente lo necesario fisiológicamente33. A su vez, formula una clasificación
de los miserables respecto a las causas de su miseria que articula a partir de cuatro
posibilidades: porque no pueden trabajar por falta de salud o de aptitud; porque no
quieren trabajar; porque malgastan la retribución suficiente del trabajo; y, porque la
retribución del trabajo es insuficiente. A estas cuatro categorías corresponden
responsabilidades y moralidades muy diferentes, que van desde el holgazán que se
propone vivir con la hacienda ajena, y el laborioso que en vano procura acrecentar la
propia, pasando por el que se labra su ruina y el que es víctima de inevitable desventura
y que merece pena, o el que merecería una estatua, si el mármol se cincelara para los
que, después de una lucha heroica en que faltó la vida antes que la virtud, descansan
por primera vez en la fosa común.34
33
Ibidem, p. 30-46.
34
Ibidem, p. 50-75.
Los que padecen miseria, según la causa de ella y el modo de soportarla, varían mucho; pero hay
circunstancias que les son comunes a cualquiera clase a que pertenezcan. Tales son: 1.ª Las
consecuencias físicas de la falta de lo necesario fisiológico; 2.ª Tendencia a aumentar la desgracia
a medida que se prolonga; y 3.ª Presión social; es decir, aquel modo de pesar las cargas, la parte
onerosa de la sociedad; los inconvenientes de los defectos, de las ligerezas, de los vicios, de las
faltas, las severidades de la justicia, los anatemas del descrédito, todo, en fin, lo que abruma al
caído: a esto llamamos presión social.
35
MUÑIZ FERNÁNDEZ, C. Hospitales españoles. In, MUÑOZ GARRIDO, R. Y MUÑIZ FERNÁNDEZ, C.
Fuentes legales de la medicina española, siglos XIII-XIX. Cuadernos de la Historia de la Medicina
Española, Monografías XI. Salamanca: 1969, p. 110.
Destaca la afirmación emitida por las Cortes de Burgos de 1315 en relación a los hospitales,
donde se expone que, … fueron fechos para los pobres e para los enfermos, por lo cual se
prohibía la instalación en ellos de caballeros, ca quando y uinian posar echan los pobres fuera e
mueren en las calles, porque non han do entrar.
También, en el Libro del caballero Zifar, edición de J. GONZÁLEZ MUELA, Madrid, 1982, p. 176-
178 (obra literaria de comienzos del siglo XIV), donde hace una cita interesante con respecto al
hospital para hidalgos: E quiérome ir para aquella çibdat do es el rey e faré ý un hospital do posen
todos los fijosdalgo que ý acaesesçieren… E falló un monasterio desamparado que dexaron unos
monges por se mudar a otro lugar; e comprólo de ellos e fizo ý su hospital muy bueno e puso ý
mucha ropa e fizo ý muchos lechos onrados para los omes buenos quando ý acaeçiesen; e compró
muchos heredamientos para adobar aquel hospital. E quando acaeçiesen los fijosdalgos,
resçebíandolos muy bien e dávanles que era mester.
Encontramos autores medievales que siempre que hacen referencia a los enfermos que eran
atendidos en los hospitales, les ponían la condición de pobre: MANUEL Don Juan: El Conde
Lucanor o Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio. Madrid: Ed. J. M. Blecua,
1971, p. 257; es una obra en la que uno de sus personajes es atendido en un hospital, porque se
encontraba … muy mal ferido et muy quebrantado, y había sido abandonado por todos.
algunas confusiones, al no considerarla como una sola realidad, buscando una cierta
dualidad inexistente y no teniendo en cuenta su carácter equivalente.36
La Edad Media se caracteriza por la ayuda que nace de los grupos familiares y de
aquellos miembros de la comunidad más próximos al individuo inserto en la vecindad.
Estas acciones de socorro puntual se relegan a situaciones presentes en la vida cotidiana
bañada de tragedia como la reconstrucción de una casa tras una catástrofe o las ayudas
otorgadas a viudas y huérfanos tras el fallecimiento del cabeza de familia37. En este
momento, apenas se puede diferenciar entre sanatorio o dispensario para enfermos, y
asilo para indigentes e inválidos, asignándole a las palabras malalts, pobres y pobres
malalts, un significado semejante. No debemos olvidar que la enfermedad para la
sociedad medieval era una de las formas en que se declaraba la pobreza, situación que
se asociaba a la transmisora de la enfermedad, ya que su padecimiento obligaba al
doliente a la inactividad laboral, situación que impedía la entrada de ingresos que
permitieran el sostenimiento del núcleo familiar.38
36
RUBIO VELA, A. Pobreza, enfermedad y asistencia hospitalaria en la Valencia del siglo XIV.
Valencia: Diputación Provincial, Institución Alfonso el Magnánimo, 1984, p. 16.
37
CASADO, D., GUILLÉN, E. Los servicios sociales en perspectiva histórica. In, Documentación
Social, Tomo 64, 1986, p. 9-21.
38
VALDEÓN BARUQUE, J. Problemática para un estudio de los pobres y de la pobreza en Castilla a
fines de la Edad Media, en A pobreza e a asistencia dos pobres na Península Iberica durante Idade
Media. Actas das Primeras Jornadas luso-espanholas de História Medieval. Lisboa, 25-30
setembro de 1972. Lisboa: 1973, Tomo II, p. 891-892.
39
GARCÍA BALLESTER, L. Aproximación a la historia social de la medicina bajomedieval en
Valencia. In, Cuadernos de la Historia de la Medicina Española, VIII, 1969, p. 45-68.
Tres son los términos diferentes que son empleados en este momento para
denominar el concepto de pobreza: pauper, «conjunto de desdichados para los cuales la
ayuda material se identificaba con una exigencia de justicia»; egeni, grupo de
necesitados, huérfanos, viudas, o peregrinos; por último, indigentes, situación a la que
llegaban por una deficiencia de carácter accidental. A veces una situación podía llevar a
otra, pasando de indigentes y egenis a la de pauper42. Existe una clasificación establecida
por Carmen López Alonso, para señalar los tipos de pobreza que acota a dos: la
voluntaria (pauperas spontanea), por motivos religiosos, y la involuntaria (coacta), que
surge por tres causas diferentes: biológicas, enfermedad, viudedad o vejez, aceptadas
por la sociedad; coyunturales, ocasionadas por situaciones desastrosas como epidemias,
hambrunas y acontecimientos bélicos; y, sociales, lo que habitualmente provocaba la
aparición de grupos menores marginales.43
A estas formas de amparo y protección se le unen las prestadas por los gremios,
muy característicos en este momento de la Historia. Dentro de las normativas que los
reglaban, estaban presentes mecanismos de tutela para cada uno de sus miembros, a
modo de previsión, que se ponían en funcionamiento en el mismo momento en el que
pudieran existir situaciones de penuria, calamidad o urgencia. A ella, se unían
40
BURNS, R. Los hospitales del reino de Valencia en el siglo XIII. In Anuario de Estudios
Medievales, II, Valencia, 1965, p. 136-138.
41
PRADA VILLALOBOS, M. Asistencia y hospitalidad en León durante la Edad Media. León:
Universidad de León, 2003, p. 119.
El pobre y la pobreza están caracterizadas por la enfermedad en general (infirmus), lepra
(leprosus), herida (vulneratus), la debilidad de la salud o de la edad (aegrotans, debilis, senex,
valetudinarius), el deterioro mental (idiotus, imbecillis, simples), insolvencia y la carencia en
general (egens, egenus, inops, insufficiens, mendicus, miser), la deficiencia alimentaria (esuriens,
famelicus) y de vestimenta (nudus, pannosus), la imperfección física: ceguera (caecus), cojera
(claudus), reumatismos deformantes (contractus), los periodos de debilidad para las mujeres
encintas y en parto (mulier ante et post Jartum), las situaciones de adversidad como la privación
de su padre y de su madre (orphanus), o de su marido (viuda), de la libertad (captivus), y la
proscripción y el destierro (bannus, exiliatus).
42
MOLLAT, M. Pobres, humildes y miserables en la Edad Media. México: Fondo de Cultura
Económica, 1988, p. 10-12.
43
LÓPEZ ALONSO, C. La pobreza en la España medieval. Estudio histórico-social. Madrid: Centro
de Publicaciones, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1986, p. 23-44.
actividades desarrolladas por los señores feudales, parte del «contrato sistemático» que
mantenían con sus sumisos vasallos.44
44
CASTRO GONZÁLEZ, M. P. Los cuidados asistenciales ante la enfermedad y la pobreza en la
provincia de León, (S. XV-XVI). Tesis Doctoral dirigida por Prisciliano Cordero del Castillo. León:
Universidad de León, 2009, p. 38-59.
45
Ibidem, p. 55.
El hospital es una institución que orienta sus acciones hacia la acogida de personas incluidas en el
grupo marginal, desamparados y necesitados. Estas formas caritativas estaban ligadas a
sentimientos religiosos y piadosos, siendo fundamentalmente desarrolladas por la Iglesia.
46
SANTO TOMÁS PÉREZ, M. La asistencia a los enfermos en Castilla en la Baja Edad Media. Tesis
Doctoral dirigida por Mª Isabel del Val Valdivieso. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2002, p.
423-424.
En un primer momento, la actividad de los hospitales prácticamente era la acogida de pobres,
salvo excepciones muy concretas, como la acaecida en la ciudad de Valladolid: el clero le formuló
una queja al rey Alfonso XI en las Cortes de Valladolid de 1326 por esta situación; este les
respondió: …Otrosí, a lo que me pidieron por merçet que non posen los cavalleros en los
hospitales que fueron fechos para los pobres e para los enfermos que cuando vienen posar echan
los pobres fuera e mueren en las calles, porque non au do entrar, tengo por bien e defiendo que
esto non sea daqui adelante.
47
PERROTTA, C. La disputa sobre los pobres en los siglos XVI y XVII: España entre desarrollo y
regresión. In, Cuadernos de Ciencias Económicas y Empresariales, nº 37, 2000, p. 97-98.
Las Cortes de Burgos informan a Juan I, en 1379, de que muchos hombres y mujeres capacitados
para el trabajo pedían, y de que esto favorecía el hurto. Estas situaciones condujeron a que se
redactara una ley de 1387, promulgada por este mismo monarca durante las Cortes de Briviesca,
que sirvió de modelo y de referencia para las disposiciones sucesivas. En ella se pone de relieve,
entre otras cosas, el daño ocasionado por la inactividad laboral de los vagabundos y mendigos,
refiriéndose a ellos como holgazanes que viven del sudor ajeno dando un mal ejemplo.
Sucesivamente surgieron diferentes normas, como la de 1400 que disponía penas severas a los
vagabundos reincidentes: cortarles las orejas e incluso la muerte. En el siglo XV, las leyes insisten
en disposiciones semejantes, para surgir, en la segunda década del siglo XVI de la mano de Carlos
V, las solicitudes de preceptos sobre la mendicidad, reiterándose lo establecido con anterioridad
bajo el reinado de Juan I en 1387.
Para el control de esta situación, la Corona castellana, al igual que en otras cortes
europeas, estableció mecanismos de regulación recogidos en normas para el adecuado
desempeño de las labores de válidos, logrando una población poco ociosa y en la que no
estuviera presente el peligro de levantamientos y revueltas.48
Esta situación era una constante en todas las regiones de España. Canarias, una
región distanciada considerablemente de la metrópolis, sufría una carencia de
condiciones higiénica óptimas y de recursos asistenciales que se materializaban en el
estado de una población en su mayoría analfabeta y campesina, sumida en la pobreza y
la necesidad. José Luis Arzola retrata esta situación de manera precisa y clara cuando
aborda las costumbres y usanzas propias del momento:
48
Pedro I de Castilla, llamado el Cruel por sus detractores y el Justiciero por sus partidarios, solo
se aceptarán menesterosos que provoquen la conmiseración, como enfermos, huérfanos,
tullidos, viudas, pero no así al indigente real, nihilhabentes, bien por tener gastos excesivos, o por
carecer de trabajo, se le consideraba como un individuo pecador e hipócrita.
49
ALZOLA, J. M. Domingo Déniz Grek: 1808-1887. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario,
1961, p. 48-49.
Pública, asumiendo este cometido los corregidores de las ciudades. Con esta acción
pública y social se perseguía reprimir la pobreza y la mendicidad, así como socorrer al
individuo desvalido que había quedado a merced de ayudas procedentes de la caridad y
de las instituciones. En numerosos países europeos se establecieron leyes y reglamentos
que obligaban a los estados a asumir la responsabilidad del atendimiento a los
mendigos. En la mayoría de los casos, la falta de voluntad por parte de los funcionarios
que debían acometerlas llevó a una aplicación que fue deficiente o parcial. A ellos se
unió, la carencia de un plan de gestión estratégico, así como la falta de recursos de todo
tipo.
50
Perteneciente al círculo de amistades de Juan Luis Vives y conocedor de sus ideas y
pensamiento filosófico.
caridad51. En 1563 se dicta un Reglamento referido a los aprendices que hacía una
distribución de trabajadores en distintas ramas de producción, regulando salarios y
efectividad del trabajo. Además, otorgaba la asistencia de los necesitados a los
condados, para una gestión de la beneficencia que perduró durante varios siglos.52
Esta normativa sobrevivió hasta 1834, momento en el que la Reina Victoria, ante
los cambios sociales, las epidemias de cólera que asolan la capital inglesa y un aumento
considerable de la población, efectúa una reforma legislativa del área de la Beneficencia,
que procuraba corregir todos aquellos pequeños defectos que se arrastraban desde
hacía años, procurando: que las casas de trabajo fueran centros de autoayuda donde se
aprendiera un trabajo para reincorporarse a la sociedad; vigilar el establecimiento de
duras condiciones de trabajo para controlar los abusos; castigo penal para los que
fingieran ser pobres; y no ayudar a quienes se negaran a trabajar54. A estas innovadoras
medidas se les unieron la creación de una agrupación de parroquias que vigilaran,
mediante la figura de los guardianes, el cumplimiento de estas directrices, y la
51
La confiscación de los bienes de los monasterios católicos decretada por Enrique VIII, agravó
considerablemente la situación de los pobres en Inglaterra.
52
HIMMELFARB, G. La idea de la Pobreza. Inglaterra a principios de la era industrial. México:
Fondo de Cultura Económica, 1988.
53
WEBB, S. y WEBB, B. English Poor Law History. Londres: Longmans & Green, 1927-1929.
(Reedición, Londres: Frank and Co., 1963).
54
HIMMELFARB (1988), opus cit, p. 184.
Un Informe sobre esta Ley de casi 400 páginas desató una controvertida polémica que caló
hondo en la sociedad del momento. Este documento incluía aclaraciones preliminares de los
ayudantes de los comisionados (subcomisionados) que se convirtieron en el detonante de las
enmiendas establecidas para la Ley, llegando a influenciar en las discusiones formuladas en la
Comisión que se conformó para la Ley de Pobres de 1905.
55
RODRÍGUEZ CABALLERO, J. La economía laboral en el período clásico de la historia del
pensamiento económico. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2003, p. 123.
Tanto la prensa británica como los parlamentarios ingleses debatieron arduamente el Informe de
1834, al que se le unió los informes preliminares y las investigaciones estadísticas efectuadas.
Pese a lo criticadas que fueron, su vigencia se prolongó hasta que fueron sustituidas por el Estado
del Bienestar tras la II Guerra Mundial.
56
MADAIGAN DE UGARTE, V. Manual de Servicio Social. Santiago de Chile: Editorial Jurídica de
Chile, 1970, 5ª edición, p. 65.
57
COSME RAMÍREZ, M. y ROSAS MARTÍNEZ, M. La evolución de las funciones económicas del
Estado en la segunda postguerra. México D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, 1999, p. 7-
9.
Pese a que da comienzo una emancipación de la beneficencia eclesiástica, su presencia persiste
durante largo tiempo llegando hasta la actualidad. Así, la asistencia social es concebida como un
conjunto de normas y procedimientos sistematizados que tiene como finalidad ayudar a la
comunidad, satisfaciendo sus necesidades y resolviendo todas aquellas cuestiones problemáticas.
La conformación y consolidación del concepto de Asistencia Social es paralelo a la creación del
denominado Estado Liberal, con la consiguiente introducción del capitalismo industrial.
se procura una intervención superficial que solventa los síntomas visibles, no atacando y
resolviendo los factores y problemas que provocan esta situación58.
58
PRIMAVERA, H.; DE SANZO, C y COVAS, H. Reinventando el mercado: la experiencia de la Red
Global de Trueque en Argentina. Buenos Aires: PAR, 1998, p. 16-17.
59
VALVERDE MOLINA, J. El Proceso de Inadaptación Social. Madrid: Editorial Popular, 1988, p. 27-
32.
60
PRATT, A. Los salvadores del niño o la invención de la delincuencia. México D.F.: Siglo XXI, 1983,
p. 22-25.
61
SEBASTIÁN CARAZO, L. DE. La solidaridad: Guardián de mi hermano. Barcelona: Ariel, 1996, p.
7-23.
62
ÁLVAREZ URÍA, F. Miserables y locos: medicina mental y orden social en la España del siglo XIX.
Barcelona: Tusquets, 1983, p. 257-266.
Tras la Comuna de París, en Alemania, Bismarck estableció los planes de Seguridad Social, con la
finalidad de favorecer a las clases menos pudientes, evitando cualquier tipo de alzamiento. De
esta manera, la seguridad social de tipo contributivo se sitúa en paralelo a la beneficencia.
misericordia con posterioridad y que suplían las mismas necesidades que éstas; Casas de
socorro, establecimientos destinados a la acogida de huérfanos mayores de seis años y
otros necesitados a los que se les suministraba sustento y educación. Estaban dotadas
de talleres o fábricas que procuraban el aprendizaje de un oficio a los niños; Hospitales
de enfermos; Hospitales de convalecientes; Hospitales de locos o manicomios; Socorros
domiciliarios, en la que se prestaba asistencia a domicilio a todas aquellas personas
carentes de medio de subsistencia, cuya finalidad era evitar el colapso de las casas de
socorro u hospitales de enfermos.
En cada población, se establecía una Junta de beneficencia que cuidaba del buen
funcionamiento de las instituciones de acuerdo a lo establecido en la legislación vigente.
En las poblaciones de mucho vecindario, las juntas municipales, con la pertinente
aprobación de su respectivo ayuntamiento, nombraban Juntas Parroquiales de
beneficencia que eran presididas por el cura de la parroquia, y en sus ausencias o
enfermedad, por su teniente. Estas juntas, además del presidente, se componían de
ocho individuos, todos ellos vecinos de la parroquia y se renovaban cada dos años por
mitad, en virtud de una propuesta de la propia junta a la municipal de beneficencia.
Entre las responsabilidades de los miembros que las componían estaban: uno de los
individuos desempeñaba las funciones de secretario; otro, las de contador; otro, las de
depositario.63
63
MARTÍNEZ ALCUBILLA, M. Diccionario de Administración, obra de utilidad práctica para los
alcaldes y ayuntamientos y para todos los funcionarios públicos en el orden judicial y
administrativo. Madrid: Imprenta de A. Peñuelas, 1858, Tomo II, p. 404-412.
Se estipulaba que en las capitales y pueblos que tengan 400 vecinos o más se componía esta
junta de nueve individuos: uno de los alcaldes constitucionales, que era presidente nato; un
regidor del ayuntamiento; el cura párroco más antiguo; cuatro vecinos ilustrados y caritativos; un
médico; y un cirujano de los de mayor reputación. En los demás pueblos de menos vecindario, se
componía la misma junta de siete individuos.
Entre las obligaciones de las juntas de beneficencia estaban: hacer observar la ley y los
reglamentos y órdenes aplicables a los directores, administradores y demás empleados de los
establecimientos de beneficencia; informar al ayuntamiento sobre la necesidad de aumentar,
suprimir o arreglar cualesquiera de dichos establecimientos; proponer arbitrios para disminución
y socorro de la indigencia en las necesidades extraordinarias; ejecutar las órdenes sobre
mendicidad que le comunique el Gobierno por conduelo de sus respectivos ayuntamientos;
recibir las cuentas de los administradores de los establecimientos de beneficencia y, una vez
examinadas, pasarlas al ayuntamiento con su censura; cuidar de la buena administración de los
establecimientos de su cargo y establecer la más escrupulosa economía en la inversión de los
fondos, claridad en las cuentas y el buen desempeño en las respectivas obligaciones de cada
En 1526, el valenciano Juan Luis Vives publica en Brujas el Tratado del socorro de
los pobres, obra en la que analiza, organiza y sistematiza la asistencia y auxilio a los
64
Dada la multiplicidad de Mutualidades, este sistema de protección condujo a discriminaciones
entre la población laboral, produjo desequilibrios financieros e hizo muy difícil una gestión
racional y eficaz.
Esta obra tratadística está conformada por dos libros: el primero plantea una
metodología que sirva de guía, tanto a los dirigentes como a la comunidad, para una
adecuada ocupación de los necesitados; en el segundo, se aborda las excelencias
terrenales y celestiales de estas acciones. Para el logro de una ayuda ideal, presenta
unos aspectos a tener en cuenta: redistribución de la riqueza; la creación de
instituciones que recojan a los pobres, en las que estén cuidados y atendidos y estén
registrados por las autoridades; y el control e identificación de vagos y maleantes.
65
MOIX MARTÍNEZ, M. El derecho de pobres isabelino. Revista de trabajo nº 48, 1974, p. 225-
257.
Estas ideas de ayuda y formación serán las que sienten las bases para la Ley de Pobres que se
dicta en los siglos XVI y XVII.
66
MUÑOZ MACHADO, S.; GARCÍA DELGADO, J. L.; GONZÁLEZ SEARA, L. Las estructuras del Estado
de Bienestar en Europa. Madrid: Editorial Civitas, 2000, p. 37-129.
67
Tan solo existe una actividad que va orientada a: el control de los lugares donde se podía
solicitar limosna con la consiguiente licencia emitida por la parroquia correspondiente y un
permiso de la justicia que confirmaba y justificaba la total necesidad y pertenencia a la Iglesia
Católica.
68
RUBIO VELA, A. (1984). Opus cit, p. 16.
En este momento nos encantamos que comienzan a desarrollarse numerosas fundaciones
hospitalarias promovidas por ricos mecenas y con una fuerte presencia eclesiástica en grandes
urbes.
valorativo del mundo renaciente. Opuesto a sus ideas, Juan de Robles, también
conocido como Juan de Medina, se postuló a favor de las ideas de Vives, cuestionando la
libertad incondicional de los mendigos.
7. Domingo de Soto.
69
GEREMEK, B. La piedad y la horca. Historia de la miseria y de la caridad en Europa. Madrid:
Alianza Editorial, 1998, p. 213-215.
70
MARAVALL, J. De la misericordia a la Justicia social en la economía del trabajo: la obra de Fray
Juan de Robles. In, Moneda y Crédito nº 148, 1979, p. 66-70.
Según Maravall, el gran mérito de Robles fue separar la esfera terrenal de la espiritual, y detraer
para el Estado actividades públicas en perjuicio de la Iglesia. Además profundiza en el programa
de secularización de la administración y gestión de los bienes de los hospitales.
Destaca también, durante el siglo XVI, Miguel de Giginta, por la publicación que
realiza en la ciudad portuguesa de Coimbra de su memorial sobre el cuidado de los
pobres con el título Tratado de remedio de pobres en 1579. Con él, pretendía marcar
instrucciones para separar a los vagos y falsos pobres de los que verdaderamente
precisaban de la caridad72; además se proponía la libertad vigilada del mendigo con un
claro rechazo de la legislación coercitiva.
Otro tema que aborda el Tratado son una serie de recomendaciones para las
casas de Misericordia, con marcado sabor eclesiástico, que se concretaban en dos
objetivos básicos: por un lado, albergar, alimentar y ayudar físico-espiritualmente a los
pobres verdaderos; y, por otro, facilitarles el trabajo y mejorar las condiciones de salud
de la población acogida73. Igualmente constituían espacios civiles, cuyo control estaba
bajo las corporaciones municipales.
71
GEREMEK, B. (1998). Opus cit, p. 213-215.
72
Ibidem, p. 218.
73
En estas fundaciones se obligaba a todos a trabajar, situación que proporcionaba financiación
parcial de éstas. Existía un acentuado aspecto religioso, que daba inicio con su nombre con el
articulado de sus edificios, en cuya planta en forma de cruz se ubicaba la capilla en el centro de
ésta.
74
MORELL, A. La legitimación social de la pobreza. Barcelona: Anthropos, 2002, p. 52-57.
estar identificados y autorizados por los responsables del albergue. Estos centros debían
presentar un carácter asistencia, parroquial y de descanso, donde se catecumenizaría a
los mendigos.75
Durante el siglo XVIII y XIX, dos son los focos donde se van a concentrar
básicamente una preocupación por la mendicidad, el auxilio a los miserables y la
75
GEREMEK, B. (1998). Opus cit, p. 221.
Para la identificación precisaban portar en lugar visible la imagen de la Virgen María y el escudo
de armas de la ciudad. Las autoridades responsables del centro estaban: un sacerdote como
director y controlados por un regidor, a los que asistían dos diputados, uno clérigo y otro seglar.
76
MEZZADRI, L. Vida Breve de San Vicente. Salamanca: CEME, 1990.
Las primeras fueron fundadas en 1617 y estaba conformado por señoras acomodadas que
ayudaban a los pobres con alimentos y ropas que le suministraban en sus visitas domiciliarias; las
segundas se crean en 1633 con Luisa de Marcillac, hija de labriegos, que tenía vocación por
dedicarse a la caridad.
77
DODIN, A. San Vicente de Paúl y la caridad. Salamanca: CEME, 1977.
Las normas que establece son: prevenir la limosna arbitraria; controlar los casos y valorar la
ayuda dada; y clasificar a los pobres por su capacidad de auto-mantenimiento.
Para lograr este objetivo, se indagaba en las causas que favorecían la necesidad,
así como en las posibilidades de automantenimiento de los individuos,
proporcionándoles esta figura si carecieran de ella, que correlativamente se distribuían
78
ROXBOROGH, J. The Legacy of Thomas Chalmers. In, International Bulletin of Missionary
Research nº 23-24, 1999, p. 173-176.
79
MADAIGAN DE UGARTE, V. (1970). Opus cit, p. 68-69.
80
Los visitadores sociales debían presentarse como amigos y ser formados (precedente del
trabajo social). Este tipo de caridad conlleva la individualización de los problemas con una
coordinación sistemática de recursos.
Charles Booth realizó una serie de investigaciones cuyo tema central era la
pobreza. Las conclusiones a las que llegó en su estudio, las volcó en el libro titulado Life
and Labour of de People in London, publicado en 1889 en Londres81. Su estudio se
centró en la población procedente de barrios y gremios de la ciudad de londinense,
preocupándose por las condiciones, horarios y salarios laborales, así como el tipo de
vivienda en el que desarrollaban su vida cotidiana. Observó que un tercio de la gente
vivía en la línea de pobreza o por debajo de ella, careciendo de todos los recursos
fundamentales para desarrollar una vida medianamente aceptable. Con este trabajo
científico ayudó a una modificación en el pensamiento de la sociedad del momento, que
consideraba a la pobreza como un problema social, anclados todavía en una idea
medieval sobre el origen y la naturaleza de la miseria. Este cambio de visión, favoreció la
modificación del sistema de ayuda presente en el Estado inglés, para dar paso a uno más
operativo y eficaz.
81
FRIED, A. y ELLMAN, R. Charles Booth's London. Londres: Hutchinson, 1969, p. 341.
Un segundo tomo de esta serie, titulado Labour and Life of the People, apareció dos años
después y cubría el resto de Londres. Booth, en esta publicación, establece la idea de una «línea
de pobreza», concepto que originalmente había sido empleado por la London School Board.
Observó que esta línea estaba aproximadamente entre los 10 a 20 chelines que consideró como
el monto mínimo necesario para el sustento de una familia de 4 a 5 personas.
Tras la publicación de los volúmenes, Booth expandió su investigación más allá de la frontera
anglosajona. Consiguió un resultado, con una segunda edición, que superó y mejoró a la de su
obra original, publicándola como Life and Labour of the People in London, en nueve volúmenes
entre los años 1892 y 1897. Una tercera edición, que aumentaba el número de volúmenes a la
cifra de 17, apareció en 1902 y 1903. Con su trabajo de investigación fundamentó y apoyó la
introducción de pensiones a jubilados, que describió como un «socialismo limitado», justificando
su necesidad en la evitación de una revolución socialista que pudiera ocurrir en un país como
Gran Bretaña.
9. Federico de Ozanam.
82
LEMOYNE, G. Memorias biográficas de Juan Bosco. Turín: Escuela Tipográfica Salesiana, 1917,
p. 182.
Los primeros jóvenes, miembros del Oratorio de Valdocco, fueron Miguel Rúa, Juan Cagliero,
Francesia, Angelo Savio, Rocchietti, Turchi y otros que aceptaron la propuesta Juan Bosco. El 26
de enero de 1854 hicieron la promesa inicial en la fundación de los que Juan Bosco llamó sin
duda los salesianos en honor de San Francisco de Sales, para un año más tarde, el 25 de marzo de
1855, el joven Miguel Rúa sería el primero en hacer sus votos, seguido después por el resto de los
miembros fundacionales. Para el 9 de diciembre de 1856 Juan Bosco se refería de manera abierta
a su Congregación que recibió la aprobación de Su Santidad el Papa Pío IX en 1858 y el 14 de
mayo de 1862, la congregación salesiana recibió los votos de 22 jóvenes entre los cuales dos lo
hacían como coadjutores, modalidad creada por esta orden para designara a los laicos
consagrados salesianos (a todos ellos, les hace llegar el propósito de la Congregación Salesiana:
buscar la santificación personal y continuar el trabajo en favor de los muchachos, especialmente
aquellos más necesitados de instrucción y educación).
Los inicios de la Congregación Salesiana de Juan Bosco no fueron fáciles y le trajeron serios
problemas, especialmente en lo concerniente a su aprobación definitiva y el reconocimiento de
la orden. Las primeras fundaciones de casas salesianas se realizaron en el Piamonte: Lanzo en
1864, Cherasco y Alassio en 1869, Valsalice en 1872 y Vallecrosia en 1875; y el primer país
extranjero que recibió a los salesianos fue Francia con la creación de casas en Niza, Marsella y
París en el último cuarto del siglo XIX.
libertad como medio y la caridad como fin, aquellas herramientas que prestaran auxilio a
los necesitados.83
83
CANDELAS ANTEQUERA, M. Federico Ozanam, modelo de identidad para los jóvenes. Madrid:
Editorial La Milagrosa, 1990, p. 25-26.
Su labor social y caritativa, ha sido más destacada, si la comparamos con su trabajo como
profesor universitario en la Sorbona. Sin embargo, como exponía el Papa Juan Pablo II en la
homilía pronunciada en la ceremonia de Beatificación en 1997, fue un universitario que
desempeñó un papel importante en el movimiento de las ideas de su tiempo. Estudiante, profesor
eminente primero en Lyon y luego en París, en la Sorbona, aspira ante todo a la búsqueda y la
comunicación de la verdad, en la serenidad y el respeto a las convicciones de quienes no
compartían las suyas.
84
Años más tarde será denominada Conferencia de San Vicente de Paúl o Conferencias
Vicentinas.
85
JONES, E. Vida y Obra de Sigmund Freud. Barcelona: Editorial Anagrama, 2003, Tomo I, p. 34-
43.
En las primeras sociedades cristianas, cuando algunos de los miembros del núcleo
familiar contraían alguna enfermedad, lo que primeramente se realizaba era solicitar el
auxilio del clérigo para la administración de los sacramentos de la penitencia y la
eucaristía, dando prioridad a la salvación celestial en detrimento de la terrenal. Las
actuaciones e intervenciones siguientes eran asignadas al galeno que curaba y reparaba
el cuerpo. Las enfermedades eran vistas como posibles hechos sobrenaturales, como
embrujamientos y hechizos, estableciendo un concepto maniqueo en el que Bien y Mal
(Dios-Diablo) se enfrentan, procurando el primero salvar al inocente del segundo, que
pretende causar dolor y muerte. Estas situaciones eran solventadas gracias al correcto
desarrollo de las indicaciones de los pastores cristianos: oración-arrepentimiento y
rituales que obligaban a que el poseído fuera liberado del demonio que dominaba su
fuero interno.86
86
LINDEMANN, M. Medicina y sociedad en la Europa Moderna, 1500-1800. Madrid: Editorial Siglo
XXI, 2000, p. 2-5.
Las enfermedades secundarias a causas sobrenaturales originadas por la penetración de espíritus
demoniacos, por embrujos, por el mal de ojo, o saltarse las reglas que la Iglesia estipulaba, se
trataban a base de terapias mágico-religiosas, conjuros y rituales. Un campo en el que el
cristianismo tuvo que definirse por no estar de acuerdo con ancestrales costumbres. Ante estas
situaciones, San Agustín, en el siglo V y Graciano en el siglo XII, denunciaron, entre otras, las
prácticas supersticiosas como acudir a curanderos, invocar a los demonios, depositar amuletos
en lugares sagrados,…
87
STEFANO, Maestro. Libro de visitaciones e conciliaciones medicorum. Madrid: Biblioteca
Nacional de España, ms. 18052, col.; p. 175 y 209-220.
88
CHIRINO, A. y GONZÁLEZ PALENCIA, Á. Menor daño de la medicina y espejo de medicina: Con
un estudio preliminar acerca del autor y sus obras. Palencia: Imprenta Cosano, 1945, Biblioteca
Clásica de la Medicina Española, Tomo 14. p. 507.
89
Ibidem, p. 554.
Ante estas situaciones, que eran contrarias a los dogmas establecidos por la
Iglesia Católica, esta última promulgó diferentes disposiciones legales con las que los
obispos pretendían abolirlas, a lo que se unían las enseñanzas que desde el púlpito
procuraban mentalizar de lo incorrectas que eran estas prácticas91. Ambas,
prohibiciones y prácticas curativas mágico-religiosas, serán una constante de la Edad
Media.92
90
GARCÍA BALLESTER, L. y AMASUNO SÁRRAGA, M. El control social de la práctica médica. In,
Historia de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Salamanca: Junta de Castilla y León,
2002, Tomo 1, p. 827-830.
91
CARO BAROJA, J. Las brujas y su mundo. Madrid: Alianza Editorial, 2003, p. 81.
92
GARCIA BALLESTER, L. (2001). Opus cit, p. 531.
Con el reinado de los Reyes Católicos se pondrá en marcha la prohibición de drogas, ensalmos y
encantamientos, contra la práctica de la «medicina mágica».
93
Jeremías, 33, 1-23 y en el Nuevo Testamento: Mt 20, 29-34; Mr. 10, 26-52; SL. 19, 35-36; SL. 17,
11-19; SL. 14, 1-6; SL. 13, 10-17; Mt. 9, 18-26; SL. 9,40-56; SL. 9, 26-39; Mt. 8, 28-34; Mr. 5, 1-20;
SL. 7, 1-20; SL. 7, 1-10; Mt. 8, 5-13; etc.
cuerpos como de almas94, colocándose tras este rango de importancia, la Virgen María,
intercesora ante Dios95; en último lugar con capacidad interceptora, los Santos,
estableciéndose rutas de peregrinación a sus tumbas, como fue el caso de Santiago
Apóstol.96
Esta filosofía presente durante la Edad Media, será trascendental por el contexto
racionalista a través del cual era contemplado y no solo por la creencia en el milagro. Las
nuevas condiciones sociales y psicológicas que fueron surgiendo al finalizar este periodo,
en el que se da prioridad al uso de la razón en detrimento de lo sobrenatural, dieron
origen a una marcada tensión en la visión de Dios y del mundo que existía.97
94
La primera referencia de San Marcos, médico, de una curación realizada por Cristo, 1:23-27, es
la expulsión del espíritu puro.
95
Uno de los primeros relatos de milagros del Evangelio, Las Bodas de Caná (Jn 2), ocurrió por
intercesión de la Virgen María. La Virgen también estaba con los Apóstoles en Pentecostés,
cuando se derramó el Espíritu Santo y se dieron muchos portentos milagrosos. La intercesión de
la Virgen no se ha interrumpido en la historia de la Iglesia.
96
SIGAL, P. A. Les marcheurs de Dieu. Pélérinages et pélérins au Moyen Âge. Paris: Armand Colin,
1974, p. 36.
97
MURRAY, A. Razón y sociedad en la Edad Media. Madrid: Editorial Taurus, 1982, p. 22-24.
98
CASTIGLIONI A. Historia de la Medicina. Barcelona; Buenos Aires: Editorial Salvat, 1941, p. 43.
99
GÓMEZ ARANDA, M. Sefarad científica: Ibn Ezra, Maimónides, Zacuto: la visión judía de la
ciencia en la edad media. Madrid: Nivola, 2003, p. 34.
100
VÁZQUEZ DE BENITO, M. C. Obra médica. Averroes. Córdoba: Universidad de Córdoba, 1998,
p. 23-28.
101
FRANCO SÁNCHEZ, F. Muhammad As- Safra: El médico y su época. Alicante: Universidad de
Alicante, 1990, p. 37-39.
102
El sol regulaba el costado derecho y el corazón; la luna el lado izquierdo y el estomago; Júpiter
los pulmones, el hígado y los miembros... Las complexiones de los hombros (sanguíneos,
coléricos, flemáticos y melancólicos), tenían relación con las constelaciones de los planetas, en
las Etimologías, dedicando alguno de sus libros, el IV (a enfermedades y remedios) y el IX
(descripción anatómicas), a la Medicina a la que consideraba como «filosofía segunda», este
texto junto con otro titulado De natura rerum influirán de manera decisiva en el arte de curar en
la Edad Media, y en los planteamientos de la medicina clerical por parte de los clérigos europeos
durante la Alta Edad Media.
103
FONTAINE, J. Isidoro de Sevilla et la culture classique dans l´Espagne visigothique II. 3 Tomos.
París: Études Augustiniennes, 1959, p. 20.
manifiesta una actitud rebelde frente a la autoridad de los textos clásicos, exponiendo y
manifestando que la medicina debía de basarse en la experiencia personal del médico y
no en Galeno o Avicena, también de otros precursores, como Van Helmont y Sydenham,
que consideraron que todas las enfermedades eran específicas, habiendo diferencia
cualitativa entre la persona sana y la persona enferma.104
104
CARMONA, J. L. Enfermedad y sociedad en los tiempos modernos. Sevilla: Secretaría de
Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 2005, p. 13-15.
105
LADIVAR HEREDIA, J., LADIVAR ESCALADA, M. E. y PRIETO CÁRDENAS, Z. M. Historia de la
Medicina. Guía de clases. Cuenca: Universidad de Cuenca, 2004, p. 26-30.
106
Ibidem, p. 27.
El médico español Miguel Servet contradijo también a Galeno, y fue el primero en describir de
forma correcta el sistema circulatorio pulmonar y en explicar la digestión como fuente de energía
corporal. Así mismo, Ambroise Paré, cirujano francés, facilitó la amputación quirúrgica gracias al
uso del forceps y al empleo de la ligadura, en lugar de la cauterización, para frenar la hemorragia.
107
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A. Historia, teoría y método de la medicina: introducción al
pensamiento médico. Barcelona: Editorial Masson, 2002, p. 256-258.
108
GARGANTILLA, P. Breve Historia de la Medicina. Del Chaman a la Gripe A. Madrid: Nowtilus
saber, 2011, p. 201-203.
El siglo XVII dará comienzo con uno de los descubrimientos más trascendentales
de la medicina: el funcionamiento de la circulación de la sangre, hallazgo que fue
realizado en 1616 por el médico y anatomista inglés William Harvey110. Marcelo
Malpighi, anatomista italiano, prosiguió el trabajo de Harvey con su descubrimiento de
los capilares, a lo que se unieron los trabajos efectuados por Gaspar Aselli, quien realizó
la primera descripción correcta de los vasos linfáticos.
109
LADIVAR HEREDIA, J., LADIVAR ESCALADA, M. E. y PRIETO CÁRDENAS, Z. M. (2004). Opus cit, p.
26-30.
110
Años antes, en 1553, Miguel Servet había descrito la circulación pulmonar de la sangre. El
descubrimiento del sistema circulatorio fue anunciado en 1616, y posteriormente publicado en
1628 en su libro Exercitatio Anatomica motu Cordis et Sanguinis Animalibus (Un estudio
anatómico sobre la moción del corazón y de la sangre de los animales), donde basándose en el
método científico de la época, argumentó su teoría de que la sangre era bombeada alrededor del
cuerpo por el corazón en un sistema circulatorio. En su Ensayo, Harvey estableció el hecho de
que el bombeo del corazón ponía la sangre en continua circulación.
111
GARGANTILLA, P. (2011). Opus cit, p. 222-238.
112
LADIVAR HEREDIA, J., LADIVAR ESCALADA, M. E. y PRIETO CÁRDENAS, Z. M. (2004). Opus cit, p.
26-30.
113
MENDOZA-VEGA, J. M. D. Lecciones de Historia de la Medicina. Segunda edición aumentada y
corregida. Bogotá: Centro Editorial Universidad del Rosario, 2003, Colección Ciencias de la Salud,
p. 119-136.
Los exponentes de la primera teoría fueron los italianos Sanctorius, médico que investigó el
metabolismo, y el matemático y físico Giovanni Alfonso Borelli, quien trabajó en el campo de la
fisiología. Jan Baptista van Helmont, médico y químico flamenco, fundó la escuela iatroquímica y
su trabajo lo continuó el anatomista prusiano Francisco Silvio, quien estudió la química de la
digestión e insistió en el tratamiento farmacológico de la enfermedad.
la importancia de la enseñanza práctica. Instruían a sus alumnos durante las visitas a los
enfermos, haciendo hincapié en el enfoque clínico de la medicina. El primero,
Sydenham, además llevó a cabo extensos estudios sobre la malaria y los mecanismos de
propagación de las epidemias y fue el primero en diferenciar la escarlatina del
sarampión. La introducción en Europa, hacia 1632, de lo que después se conocería por
quinina, sustancia obtenida de la corteza del quino, fue otro de los acontecimientos de
esta época que ayudó en el progreso terapéutico.114
114
Ibidem, p. 65.
115
GARCÍA MARTÍN-CARO, C. y MARTÍNEZ MARTÍN, M. L.. Historia de la enfermería: evolución
histórica del cuidado enfermero. Madrid: Editorial Elsevier, 2007, p. 95-106.
Instrucción de enfermeros de Andrés Fernández, Madrid 1617. Presenta, en algunos de sus
puntos, una carencia de base científica, conteniendo dentro de sus ocho capítulos: Descripción
de técnicas y procedimientos terapéuticos utilizados por enfermeros. Prestación de cuidados de
enfermería en determinadas enfermedades y situaciones de urgencia. Preparación, indicación y
administración de diferentes formas medicamentosas. Conceptos de anatomía. Descripción de
órganos y regiones anatómicas. Consejos y orientaciones dietéticas. Priorización en los
tratamientos prescritos por el médico. Terapéutica y enfermería. Tareas y funciones del
enfermero; el otro ejemplo bibliográfico, es un texto que nunca llegó a ser publicado: Directorio
de enfermeros de Simón López 1651.
El siglo XVIII vendrá marcado por un esfuerzo por parte de la disciplina médica
para adaptarse a la investigación científica, situación a la que ayudó considerablemente
los descubrimientos de Nicolás Copérnico, de Galileo Galilei y de Isaac Newton, pese a
que persisten férreas teorías extravagantes e infundadas. Debe destacarse dos
corrientes filosóficas antagónicas que surgen en este momento: la teoría vitalista,
capitaneada por el médico alemán Georg Ernst Stahl, quien creía que el alma era el
principio vital que controlaba el desarrollo orgánico; y la teoría mecanicista, defendida
por el médico alemán Friedrich Hoffmann que consideraba el cuerpo como una máquina
y la vida como un proceso mecánico.116
Numerosos fueron los avances en este siglo, momento en el que se procuró dar
origen y causa a la enfermedad: el médico británico William Cullen atribuyó la
enfermedad a un exceso o deficiencia de energía nerviosa; y el médico John Brown de
Edimburgo creyó que la debilidad o la estimulación inadecuada del organismo era su
verdadera causa. En relación con las teorías de este último, conocidas como sistema
brunoniano, la estimulación debía incrementarse con tratamientos irritantes y grandes
dosis de fármacos. El médico alemán Samuel Hahnemann desarrolló el sistema de la
homeopatía, a finales del siglo XVIII, en el que insistía en administrar pequeñas dosis de
fármacos a los pacientes, actuación muy en contra de lo postulado por el sistema
brunoniano.
Otros sistemas particulares propuestos hacia finales del siglo XVIII y principios
del siglo XIX fueron la frenología, teoría formulada por el médico alemán Franz Joseph
Gall, quien creía que del examen del cráneo podía extraerse información sobre las
funciones mentales. Además surge la teoría del magnetismo animal, desarrollada por el
médico austriaco Franz Mesmer, quien creía en la existencia de una fuerza magnética
con poderosa influencia en el cuerpo humano.117
116
LADIVAR HEREDIA, J.; LADIVAR ESCALADA, M. E.; PRIETO CÁRDENAS, Z. M. (2004). Opus cit, p.
26-30.
117
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A.(2002). Opus cit, p 290.
grandes epidemias. De vital importancia fueron los trabajos del médico británico William
Smellie, cuyas innovaciones en obstetricia rompieron el monopolio de las matronas. A
ellos se unieron los del anatomista y obstetra William Hunter, hermano del famoso
anatomista y cirujano británico John Hunter, que trabajó con él. William Hunter
revitalizó el estudio de la anatomía en Inglaterra y, basándose en el trabajo de Smellie,
estableciendo la obstetricia como una rama separada de la medicina.
El siglo XIX vendrá marcado por tres hechos trascendentales para la disciplina
médica y la Humanidad. La publicación en 1859 de la teoría de la evolución de Charles
Darwin reavivó el interés por la ciencia de la anatomía y la fisiología comparadas. A ello,
se unieron los experimentos sobre el cruce de plantas del biólogo austriaco Gregor
118
Ibidem, p. 192.
119
Ibidem, p. 216.
Johann Mendel que tuvieron un efecto semejante ya que estimularon y favorecieron los
estudios sobre la genética humana y la herencia.
contribuciones de Pasteur, fueron las del médico y bacteriólogo alemán Robert Koch en
el campo de la bacteriología; el desarrollo de este campo se considera el avance
individual más importante de la medicina.120
Gracias a estos avances, en pocos años, se lograron aislar y concretar las causas
de procesos y enfermedades como el carbunco, la difteria, la tuberculosis, la
enfermedad de Hansen (lepra) o incluso la temida peste. Entre los primeros
bacteriólogos que destacaron en este momento, se encontraba el fisiólogo alemán
Edwin Theodore Albrecht Klebs, quien logró aislar el bacilo causante de la difteria e
investigó la bacteriología del ántrax y la malaria. A esto se unieron los trabajos llevados a
120
MENDOZA-VEGA, J. M. D. (2003). Opus cit., p. 171-186 y 204.
121
JARAMILLO ANTILLÓN, J. Historia de la filosofía de la medicina. San José- Costa Rica: Editorial
Universidad de Costa Rica, 2005, p. 112.
cabo por el bacteriólogo alemán Friedrich August Johannes Löffler, que descubrió la
bacteria causante de la gonorrea, y los del médico noruego Gerhard Henrik Hansen, que
descubrió el bacilo causal de la lepra.122
122
Ibidem, p. 89.
123
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A. (2002), Opus cit, p. 216-217, 251 y 279.
124
Ibidem, p. 43-64.
125
MOLINA JIMÉNEZ, I.; ACUÑA ACOSTA, V. H.; GUTIÉRREZ, J. M.; JARAMILLO ANTILLÓN, J.; PÁEZ,
J.; JIMÉNEZ, M. Balances del siglo XX: historia, microbiología, medicina y física. San José-Costa
Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, Escuela de Estudios Generales (Sección de Historia
de la Cultura), 2004, Serie Cuadernos de Historia de la Cultura nº 11, p. 21-26.
126
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A. (2002). Opus cit, p. 176, 207 y 294-295.
Entre los otros fisiólogos del siglo XIX destacan el médico franco-estadounidense y fisiólogo
Charles Edouard Brown-Séquard, que investigó la función de varias glándulas del sistema
endocrino, y Carl Friedrich Wilhelm Ludwig, fisiólogo alemán que exploró la actividad cardiaca y
renal.
127
MENDOZA-VEGA, J. M. D. (2003). Opus cit, p. 195-207.
tenían que presentar un documento donde el marido las autorizase a trabajar; y poseer
certificado de buenas costumbres expedido por su párroco.
128
GARCÍA MARTÍN-CARO, C.; MARTÍNEZ MARTÍN, M. L. (2007). Opus cit, p. 122-158.
Las enfermeras eran relegadas a tareas de sirvienta y tenían sueldos muy inferiores a los de los
enfermeros.
129
Ibidem, p. 138-141.
Instruyó a toda prisa 38 enfermeras dispuestas a ir a un hospital de guerra en la otra punta del
mundo, donde atendieron entre 3000 a 4000 soldados heridos e ingresados en condiciones
higiénicas deplorables. Los mandos militares a cargo del destacamento mostraron una actitud de
rechazo, ya que no estaban nada predispuestos a ser mandados por una civil que encima era
mujer. El índice de mortalidad que se estimaba por encima del 40 % logró disminuirlo casi un 3 %
a base de aplicar mejoras en la calidad asistencial, tanto médica como humana de los pacientes.
Demostró, durante su estancia en este hospital, dotes de administradora que con los recursos
básicos organizó salas de hospitalización limpias y confortables, asistencia de enfermería
adecuada, cocinas eficientes, salas de recreo y medios para distraer a los enfermos, lavandería...
Debe destacarse la situación, que posteriormente la ha identificado, que fue el uso de la lámpara
durante sus rondas nocturnas por el hospital para ver el estado de los pacientes más graves.
Inglaterra, aquejada de una grave enfermedad, destacó, entre otras cosas, por su
formación en matemáticas y estadística, situación que demostró al hacer públicos los
resultados de las actuaciones acometidas en Turquía, llegando incluso a publicarlo en un
libro que abordaba, entre otros temas, la calidad y administración hospitalaria castrense
al que se le unió sus conocidas Notas de enfermería en 1859. Además fundó una escuela
de enfermeras ayudada por los donativos de civiles y soldados, formando profesionales
de la enfermería para hospitales, domicilios y enseñanza.
Organizó distintos hospitales de la zona hasta que enfermó gravemente y tuvo que volver a
Inglaterra en 1856.
biólogo estadounidense James Dewey Watson propusieron una estructura química del
ADN que explicaba cómo se transportaba la información genética.130
130
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A. (2002). Opus cit, p. 263-270.
131
MENDOZA-VEGA, J. M. D. (2003). Opus cit, p. 161-186.
malaria con derivados de la quinina, extracto de la corteza del quino. Pese a que se ha
trabajado arduamente, no se han encontrado antibióticos para enfermedades causadas
por virus, pero las vacunas se convirtieron en punto clave para la prevención132. Los
microbiólogos americanos John Franklin Enders y Frederick Chapman Robbins
desarrollaron en la década de 1930 un método para hacer crecer los virus en cultivos
tisulares, que se convirtió en un avance de primer orden para la preparación de vacunas
contra estos microorganismos. Este descubrimiento posibilitó la consecución de las
vacunas contra la fiebre amarilla, la poliomielitis, el sarampión y la rubeola.
Destacaron los estudios llevados a cabo sobre la función cerebral, órgano que ha
sido una de las últimas partes exploradas del cuerpo humano. En el siglo XIX, el histólogo
español Santiago Ramón y Cajal utilizó tintes químicos para definir pequeñas áreas del
cerebro, pero se precisaron instrumentos más sofisticados para asignar funciones a
dichas áreas. Durante la primera mitad del siglo XX, en la década de los cuarenta y
cincuenta, el neurocirujano Wilder Graves Penfield estimuló distintas partes del cerebro
de sus pacientes durante la cirugía y demostró la localización de varias funciones
musculares y emocionales. El estudio de personas cuyos hemisferios derecho e
izquierdo habían sufrido lesiones, mostró que cada parte del cerebro tenía a su cargo
diferentes actividades. Este hallazgo tendrá que esperar a la década de los setenta para
ser demostrado, de manera demoledora, mediante técnicas sofisticadas de imagen133.
Destacó también los descubrimientos sobre el funcionamiento de los nervios y la teoría
de los neurotransmisores, desarrollada durante el siglo XX, que establecía que los
impulsos se transmiten de un nervio a otro por una combinación de señales eléctricas y
químicas.
132
Entre las primeras estuvo la de la viruela, descubierta por Edward Jenner en 1796; la de la
fiebre tifoidea, desarrollada por el bacteriólogo inglés Almroth Wright en 1897; la de la difteria
en 1923, y la del tétanos en la década de 1930.
133
GARGANTILLA, P. (2011). Opus cit, p. 261-284.
134
La leucotomía y otras formas menos graves de psicocirugía se emplean de forma puntual en la
actualidad, y el electrochoque se emplea para el tratamiento de la enfermedad depresiva grave
cuando han fracasado otros tratamientos farmacológicos.
quien aisló una gran variedad de estos compuestos y definió sus funciones nutricionales,
aportando un tratamiento eficaz para la pelagra, el beriberi, el raquitismo y otras
enfermedades producidas por deficiencias nutricionales. En 1926, los médicos
estadounidenses George Minot y William Murphy descubrieron que el consumo de
hígado era eficaz para tratar la anemia perniciosa, a lo que se unió, en 1948, el hecho de
aislar el factor vitamina B12. Con el creciente conocimiento de la actividad de las
glándulas endocrinas, se realizaron numerosos intentos para aislar sus secreciones,
denominadas hormonas. El extracto del tiroides, eficaz en el tratamiento del
hipotiroidismo congénito, del cretinismo y del mixedema, fue la primera hormona de
uso clínico. De importancia más trascendental para el tratamiento de la diabetes, fue el
aislamiento en el páncreas de la secreción endocrina insulina, introducida en 1923 por
los médicos canadienses Frederick Banting y Charles Best. La síntesis de las secreciones
internas de las glándulas reproductoras masculinas, la testosterona, y femeninas,
estrógenos, permitió el tratamiento de desajustes del sistema reproductor. Las
glándulas suprarrenales fueron la fuente del poderoso vasoconstrictor adrenalina,
aislado por el químico estadounidense de origen japonés Jokichi Takamine en 1901; en
la década de 1940 el médico canadiense Hans Selye demostró que esta sustancia
mediaba las reacciones de estrés. En 1943 la hormona ACTH se obtuvo del lóbulo
anterior de la glándula pituitaria o hipófisis, que regula la actividad de otras glándulas
endocrinas. En 1946 se sintetizó la cortisona, hormona producida por las glándulas
adrenales.
CAPÍTULO II
Para García Cortázar, la organización social del espacio presenta tres cuestiones
fundamentales que deben ser analizadas para el correcto entendimiento de una
determinada organización social: el poder, el espacio y la sociedad136. Esta organización,
debe entenderse como una proyección de la estructura del poder de una determinada
sociedad en sus diferentes ámbitos, como el imaginario, el simbólico o el físico, que
interactúa con el medio en el que se halla inmerso, contribuyendo a definirlo y
jerarquizarlo, sirviendo éste de asiento eficaz a la reproducción de la estructura de
poder de una sociedad dada a un territorio concreto.137
135
ORTEGA VALCÁRCEL J. El microcosmos humanizado: Los núcleos urbanos y las
comunicaciones. In, Historia de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Tomo I.
Salamanca: Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 2002, p. 277-278.
136
GARCIA DE CORTÁZAR, J. A. (Dir.). Organización social del espacio en la España medieval. La
Corona de Castilla en los siglos VIII al XV. Barcelona: Editorial Ariel, 1985, p. 11-42.
137
CUCÓ GINER, M. J. Antropología urbana. Barcelona: Editorial Ariel, 2008, p.110-111.
territorio insular, entendiendo por «territorio» no solo como algo puramente físico, sino
además como un espacio político y jurisdiccional a nivel relacional, espacial y
administrativo sobre el que se proyectaban unos determinados poderes.
2.1. EL PODER.
138
Los yacimientos arqueológicos encontrados en este emplazamiento, pertenecientes a los
guanches del Menceyato de Anaga, nos hacen pensar que esta ubicación fue empleada durante
muchos cientos de años atrás.
139
En su segunda venida a Tenerife, lo primero que realizan los castellanos es la reconstrucción
de la Torre de Añazo, fortín que en un primer momento utilizan como mecanismo defensivo
frente a las incursiones y ataques de los habitantes de la Isla.
140
El desarrollo económico y el florecimiento cultural, ocasionó en gran medida la apertura de la
primera imprenta de Canarias y la edición periódica de prensa escrita en 1751.
Las Palmas de Gran Canaria141, motivado por la intervención efectuada por el político
José Murphy y Meade, a lo que se unía el hecho de poseer el máximo poder castrense
en las Canarias.
141
El Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 efectúa una división civil de territorio español en
la Península e islas adyacentes en 49 provincias.
La aglutinación de poder y
responsabilidades en la sola persona del
capitán general llevó a que, durante los siglos
XVI y XVII, la institución no tuviera una
consideración buena entre las autoridades
locales y los isleños. Fueron habituales
conflictos con los cabildos, ayuntamientos y
oidores de la audiencia, contra quienes, llegaron incluso, a dictarse prisión arbitrarias
abusando del poder otorgado por el Rey144. Fueron tales los atropellos que se llegó a
solicitar la abolición del cargo a la Corte madrileña.145
142
GIMÉNEZ ROMERA, W. Crónica de las Islas Canarias. Madrid: Editores Rubio, Grilo y Vitturi,
1868, p. 86 y ss.
143
Novísima recopilación de la Leyes de España dividida en XII libros, en que se reforma la
Recopilación… Madrid, 1805. [Edición facsímil]. Madrid: Boletín Oficial del Estado, 1975, 6 Tomos.
144
MADOZ, P. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de
ultramar. Madrid: Imprenta del Diccionario…, 1846, Tomo V, p. 410-411.
145
VIERA Y CLAVIJO, J. DE. Noticia de la Historia General de las Islas Canarias. IV Volúmenes.
Santa Cruz de Tenerife: Goya Ediciones, 1950-1952, Libro XIII, capítulo XVIII y ss.
Los excesos de la tropa llegada de la península, las levas entre la población, la imposición de
nuevos impuestos, las cuestiones de protocolo, la parcialidad en las relaciones comerciales, el
favoritismo entre islas y las reclamaciones canarias a la corte para que aboliese el cargo, que a
menudo se vieron obstaculizadas.
El primer capitán general fue Luis de la Cueva y Benavides, quien llegó a Canarias
con 600 soldados en abril de 1589. Tras el ataque efectuado sobre Fuerteventura por el
rey de Argel, Jabán Arráez, junto a una flotilla de piratas berberiscos que arrasaron la
capital y derrotando a las tropas llegadas desde Gran Canaria, se generó tal descontento
y malestar entre la población, que llevó a Felipe II a suspender la capitanía general y
devolver la defensa de las Islas a su antiguo estado, asumiendo los gobernadores esta
responsabilidad.
146
CIORANESCU, A. Historia de Santa Cruz de Tenerife. IV Tomos. Santa Cruz de Tenerife: Servicio
de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Tomo III, p. 177-
178.
A ellos se unen: el general Perlasca que promovió la canalización de algunos barrancos y arreglo
del camino hacia La Laguna; el general Morales, que mejoró considerablemente las tareas
realizadas por su predecesor, el general Robles, en la conducción del abastecimiento de aguas a
la urbe; el Marqués de la Concordia, un paseo que llevaba su nombre; y, por último, el general
Weyler con la construcción del Palacio de la Capitanía General de Canarias.
hasta 1767, año en el que se instituyó la figura del segundo comandante e inspector
general, sobre quien recaía el mando en ausencia del capitán general.
147
TOUS MELIÁ, J. Guía histórica del Museo Militar Regional de Canarias. Santa Cruz de Tenerife:
Producciones Gráficas S. A., 2000. p. 53 y ss.
148
DÍAZ PÉREZ, A. M. Las distintas sedes de la Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de
Tenerife. In, VIII Coloquio de Historia Canario-Americana (1988). Las Palmas: Cabildo Insular de
Gran Canaria, 1991, Tomo II, p. 551-570.
Guerra de Sucesión Española. En 1711, los primeros fueron nombrados con el cargo de
superintendente general del ejército, para la sujeción de los territorios conquistados,
controlando la hacienda, gasto público y lo referente al ejército. Fue tal su éxito, que se
consideró entonces otorgarles zonas territoriales, denominadas intendencias.149
Por último destacar al Gobernador Civil, autoridad política provincial creada por
Francisco Javier de Burgos y del Olmo bajo el reinado de Isabel II en 1833. Tiene sus
antecedentes en la figura del jefe político superior, máxima autoridad provincial creada
en el artículo 324 de la Constitución de Cádiz de 1812. Posteriormente, en 1814, este
149
ARTOLA, M. Enciclopedia de Historia de España. Madrid: Alianza Editorial, 1991, Tomo V, p.
678-679.
150
Ibidem.
151
El número y extensión de las provincias no fue estable, y se subdividieron en partidos.
152
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 184-189.
cargo fue derogado por Fernando VII, y nuevamente restablecido durante el Trienio
Liberal de 1820 a 1823.
Su creación fue efectiva por Real Decreto del 23 de octubre de 1833 en que se
establece la figura de subdelegado de fomento, cuyas funciones versaban sobre
agricultura, industria y comercio, minería, ayuntamientos, policía general, instrucción
pública, sociedades económicas, hospitales y establecimientos benéficos, cárceles,
hermandades y cofradías, bibliotecas, museos, teatros y espectáculos, caza, pesca,
prevenciones generales, caminos, canales, etc. La estructura administrativa era el
subdelegado, un secretario, un oficial de primera y otro de segunda, dos de tercera y
otros dos de cuarta y un portero. En 1847 con el Real Decreto del 29 de septiembre se le
volvió a denominar gobernador civil.
153
Ibidem, p. 189-200.
154
A la primera sesión no acudieron los tres diputados que correspondían por ella como un
intento de obstruir el acto inaugural, situación que según Cioranescu será, a partir de ahora, una
constante.
155
Ibidem, p. 139-140.
Esta continuación y cese fue una constante hasta que la ley de Cabildos Insulares
entra en vigor el 11 de julio de 1912, con la que se permitía la subsistencia de ambos
organismos, contemplando la conservación de las Diputación Provincial con todas sus
atribuciones administrativas. La ley de 20 de marzo de 1925 suprimió la Diputación
Provincial de Canarias, constituyendo la Mancomunidad Interinsular de Canarias,
156
Ibidem, p. 143-144.
157
ROSA OLIVERA, L. de la. Evolución del régimen local de las Islas Canarias. Madrid: Instituto de
Estudios de Administración Local, 1946, p. 126-127.
158
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 145.
Comenta Cioranescu, que para poder instalarse la Diputación Provincial fue preciso evacuar los
fondos del apenas existente Museo Municipal, que pasó entonces al foyer del teatro, y emprender
varias reformas, entre ellas la de la fachada, que volvió a dibujar del escultor Granados.
159
Ibidem, p. 162-163.
160
El artículo 6 del proyecto de la Ley de Cabildos, recogía que tanto la Diputación Provincial
mantenía su domicilio en Santa Cruz, a la vez que se creaban en cada isla un Cabildo,
pretendiendo en todo momento la conciliación de los territorios insulares y la autonomía de cada
una de sus Islas.
161
CIORANESCU, A. Historia del Cabildo Insular de Tenerife 1913-1988. Santa Cruz de Tenerife:
Cabildo Insular de Tenerife, 1988, p. 40-41.
162
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 167.
Su presidente reconocía que a los siete meses de su constitución no tenían «a pesar de sus
esfuerzos y trabajos» los recursos precisos para el correcto funcionamiento de la nueva
organización. No tardó en arreglarse esta situación ya que, en acuerdo con los demás Cabildos
Insulares se resucitó el antiguo impuesto del haber del peso, que gravaba todas las mercancías
que entraban y salían de las Islas, autorización recibida del Ministerio de la Gobernación el 15 de
febrero de 1914.
163
BORGES SALAS, M. Amigo Martí, se acabó el carbón. El Día, Santa Cruz de Tenerife, 31 de julio
de 1977.
164
Las obras fueron subastadas el 20 de noviembre de 1934 por la cantidad de 2354938 pesetas,
dando inicio los trabajos el 2 de enero del año siguiente. Debe destacarse, que se dudó mucho en
su planta baja, a la que no se le concretaba y definía una función: café-restaurante u oficinas.
No es, hasta 1841, cuando con la nueva ley de ayuntamientos, Santa Cruz
designa en sus elecciones populares a 16 concejales, considerable aumento en relación a
los que presentaba en el momento de su fundación167. Esta forma de elegir a los
representantes municipales es sustituida por las leyes de 1868 y de 1870, para retornar
al sufragio popular solo durante en el periodo de la I República Española.
Pese a que los cambios fueron numerosos, a lo largo de sus primeros pasos no
modificaron profundamente las líneas y las tendencias de la política municipal. Los
cambios estaban en el Gobierno de Madrid, que constantemente mutaba,
modificándose la legislación que regía al resto del territorio nacional. Destaca la ruptura
de la linealidad en la Corporación municipal con el alzamiento del 18 de julio de 1936,
momento en el que se transforma la institución motivada por el estado de guerra,
suprimiendo por orden superior el concejo para sustituirlo por una comisión gestora
presidida por un comisionado nombrado por la fuerza militar en la persona de un
Guardia Civil. Posteriormente las cosas volverán a su cauce normal, restableciendo las
estructuras gubernamentales que existieron desde la creación de esta Corporación.
165
Era habitual que esto sucediera, ya que en estos primeros momentos su tarea estaba
relacionada con la regulación de abastos, estando formado el concejo por: el alcalde, el síndico
personero y dos diputados de abastos.
166
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 34.
167
Ibidem, p. 38.
Esta ley otorgaba al Ayuntamiento santacrucero: un alcalde con tres tenientes, a los que se le
unían un total de 16 concejales.
2.2. ESPACIO.
168
El solar adquirido por el Ayuntamiento santacrucero esta situado entre las calles Numancia,
Santa Rita y Méndez Núñez.
169
Ibidem, p. 104.
A lo largo de la Historia de la
Humanidad, ha existido una
búsqueda de modelos de
agrupamiento urbano que ha
conducido a proyectar y concebir
diferentes configuraciones del
espacio que han conformado un
titánico ejercicio intelectual por parte
de políticos, gobernantes y profesionales del urbanismo170. Los diversos núcleos de
asentamiento poblacional establecen un desarrollo continuado en convivencia, o en la
propia evolución social y económica de las distintas comunidades, originando, desde los
primeros signos de configuración política, la existencia de un intento de dominio del
medio que nos rodea.171
Estos establecimientos cívicos que se han producido a lo largo del camino, son el
producto de una constante fluir y refluir de grupos, sociedades y culturas, que nos han
proporcionado una estructura urbana viva, de continuos cambios y renovaciones, cuya
marca da inicio con la época griega y especialmente la romana, apareciendo
características particulares a las que se unen diferentes tipos fundamentales de
170
KRIER, R. El espacio urbano. Barcelona: Gustavo Gili, 1981, p. 23 y ss.
171
BALIL, A. Casa y Urbanismo en la España Antigua, Boletín del Seminario de Arte y Arqueología
de Valladolid, 39. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1973.
Desde época griega, el propio Aristóteles, reflejaba en sus escritos, una serie de
recomendaciones a tener en cuenta a la hora de planificar y construir una ciudad,
además de todas aquellas infraestructuras indispensables para su adecuado
funcionamiento: higiene, defensa, idoneidad para la actividad política y belleza173. Estas
enseñanza, como otras tantas, serán incorporadas a la cultura romana, donde el claro
ejemplo de la adquisición de estos conocimientos nos lo dará Marco Vitruvio Pollion,
arquitecto, tratadista e ingeniero del siglo I a.C., que con su obra sobre arquitectura
titulada, De architectura, influirá en esta disciplina en los dos milenios siguientes.174
172
CARO BAROJA, J. Los núcleos urbanos de la España cristiana medieval. In, Vivienda y
Urbanismo en España. Madrid: Banco Hipotecario, 1982, p. 61-79.
173
GIORDANO, O. Higiene y buenas maneras en la Alta Edad Media. Madrid: Gredos, 2001, p.
132-133.
Todos estos atributos son identificados en la descripción que hace el geógrafo e historiador
griego Pausanias, de una población griega que pretendía adquirir el calificativos de ciudad: no
tiene ni edificios gubernativos, ni un teatro, ni una ágora, ni conducciones de agua que lleguen a
una fuente, y la gente vive en tugurios semejantes a cabañas al borde de un precipicio.
174
VITRUBIO POLIÓN, M. Los diez libros de la Arquitectura. Introducción, Delfín Rodríguez,
«Vitruvio y la piel del clasicismo». Madrid: Editorial Alianza, 1995; 2009, p. 11-51.
Según este autor, la arquitectura descansa en tres principios básicos: la Belleza (Venustas), la
Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas) que es la base de la utilización y la función de la
arquitectura. Todo ello, nos lleva a pensar en una arquitectura como equilibrio entre estos tres
elementos, carente de la circunstancia de sobrepasar ninguno al resto, siendo fundamental su
entendimiento al tratar un trabajo de la arquitectura.
Sin embargo, con tan solo realizar una lectura rápida de su tratado, el lector puede percatarse de
que Vitruvio exigía estas características para algunos edificios públicos muy particulares. De
hecho, cuando Vitruvio se atreve a intentar un análisis del arte sobre el que escribe, propone
entender la arquitectura como compuesta de cuatro elementos: orden arquitectónico,
disposición, proporción y distribución. Incluso el presenta ciertas dudas al respecto bastante
Hasta inicios del siglo XIX, Santa Cruz de Tenerife, por su condición de sede de la
Capitanía Militar de Canarias, se convierte en un punto estratégico para el dominio de
las Islas y así, el de una de las rutas fundamentales del Imperio Español, que duró
mientras existió el Imperio colonial Americano. A partir del siglo XIX, al concluir este
periodo imperial, la organización defensiva de la plaza y su recinto fortificado carecieron
de lógica, lo que llevó a un abandono total, transformándose en estorbos molestos e
inútiles aquellas infraestructuras militares que valientemente habían defendido durante
siglo la llave de la puerta de entrada al dominio de las Islas Afortunadas.
Tanto las baterías como el sistema amurallado precisaron arreglos tras sufrir
ciertos desperfectos en noviembre de 1826175. Por estas fechas, el sistema defensivo
capitalino estaba compuesto por: tres castillos, doce baterías y dos fuertes. De los
existentes en el intento de invasión anglosajona de julio de 1797, se habían reducido
considerablemente su número, produciéndose, paulatinamente, una disminución
considerable de cada uno de sus componente, bien por causas no intencionadas, bien
por necesidades de una urbe en crecimiento.176
intensas, como hace constar al dividir la arquitectura en tres partes: Construcción, Gnomónica y
Mecánica.
Posteriormente fueron numerosos los intentos de versionar el tratado de Vitruvio, situación que
resume bien el conflicto a la hora de lograr un definición del concepto de arquitectura. Destaca la
que, en 1674, Claude Perrault, médico fisiólogo publica su traducción resumida de esta
espléndida obra, en la que procura reorganizar todos y cada uno de sus contenidos. Gracias a
esta síntesis realizada por Perrault, las enseñanzas vitruvianas serán divulgadas, influyendo
considerablemente en los diferentes tratados y teorías que surgirán en los años sucesivos.
175
Los arreglos se pudieron llevar a cabo gracias a un fondo existente para el mantenimiento de
las fortificaciones que se alimentaba de un tributo especial administrado por el comandante
general.
176
CIORANESCU, A. Historia de Santa Cruz de Tenerife. IV Volúmenes. Santa Cruz de Tenerife:
Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Vol. IV,
p. 91-93.
El resto de los castillos, Paso Alto y San Juan, lograron sobrevivir gracias a su
ubicación, fuera del centro urbano. El resto poco a poco fue cediendo terreno a una
ciudad que necesitaba espacio para crecer.
177
Ibidem, p. 97-98.
En la prensa de 1886, Juan Maffiotte presentó un anteproyecto que proponía formar en su lugar
una explanada, en la que se construiría el muelle de la Capitanía del puerto y un local para la
Escuela Náutica, separada por una plaza ajardinada.
Tras asumir esta responsabilidad, el gobierno municipal veló por el buen uso de
este bien, procurando que la población no la derrochara ni mal gastara, llegando, como
en 1820, a decidir el corte de suministro a las opulentas casas particulares en vista del
insuficiente abastecimiento. Esta medida provocó numerosas protestas del clero y la
178
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 475.
179
Ibidem, p. 476.
A finales de 1810 se nombró una nueva Comisión para buscar por la zona
nacientes que suministraran agua, pasando informe a las autoridades municipales en el
que recomendaban la unión de dos de ellos para lograr un caudal suficiente. En 1824,
ante una importante escasez de agua, nuevamente se nombró comisión, cuyo informe
recogía iguales cuestiones que el anterior; no se hizo nada al respecto. Los tres años
siguientes fueron de iguales condiciones, lo que obligó a tomar medidas en relación al
aprovechamiento del agua y las pérdidas que pudieran existir en su canalización.
180
Ibidem, p. 482-483.
181
Ibidem, p. 485.
182
Ibidem, p. 490.
183
Ibidem, p. 493.
El precio de las dos fanegadas de terreno que se necesitaba para la obra ascendía a 1000 pesetas.
En la obras trabajaron los soldado por orden el Comandante General y por un precio de 1,25
pesetas por soldado y por día, a lo que el Ayuntamiento proporcionaba agua a perpetuidad a los
militares.
Con lo que respecta a la limpieza urbana, esta era una tarea de la que se
encargaba la policía de la ciudad. Según las crónicas que nos han llegado, el estado de
aseo de las zonas públicas de la población tuvo mucho que desear como lo escrito por
Víctor Domínguez en 1817:
Esta situación de las áreas urbanas no distaba de la que pudiera tener la capital
del Reino, pero si estaba mejor que otros puntos cercanos como el caso de la capital de
Madeira, Funchal, a la que Wilde la califica de muy precaria e inferior a la
santacrucera186. La situación no se modifica en los años sucesivos, como se manifestó en
la prensa local del momento, en el que se da una visión semejante a la presente a
comienzos del siglo XIX187. Ante esta situación, la Corporación municipal organizó un
plan estratégico de lucha que atendía a tres pilares fundamentales: alcantarillado,
limpieza de calles y basurero municipal.
184
Ibidem, p. 494-495.
185
Ibidem, p. 548.
186
WILDE, W. R. Narrative of a voyage to Madeira, Teneriffe and along the shores of the
Mediterranean. Dublin: Willian Curry, 1844, p. 619-648.
187
El Guanche, Santa Cruz de Tenerife, 20/11/1858 y 11/8/1861.
A la limpieza de las calles se unía la intervención que hacían los vecinos, pobre, y
que en todo momento se procuró estimular desde la Corporación municipal mediante
bandos, situación que siempre fue estéril. Ante esta continua falta de colaboración, se
estudió confiar esta labor a un servicio arrendatario, sustentado por la contribución de
cada vecino. Este proyecto, carente del suficiente apoyo popular, no se realizó,
sustituyéndolo por los trabajos de reos que se solicitaba al Gobierno Civil y que
posteriormente eran gratificados.
188
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 550-551.
189
Ibidem, p. 552.
190
El pescado era vendido en el muelle o las calles, la carne era despachada en una carnicería,
que realizaba esta labor desde el siglo XVIII, y por último, los productos de la tierra en el plaza de
la verdura, entre el castillo de San Cristóbal y la Plaza de la Aduana.
191
Ibidem, p. 521-522.
Para poder hacer frente a los gastos de la construcción, se invirtieron los fondos del Hospicio de
San Carlos que custodiaba el Ayuntamiento capitalino.
Esta vieja recova fue sustituida por el Mercado Nuevo el 25 de julio de 1854,
ideado desde 1836, en el antiguo Convento de Santo Domingo. Tenía una superficie de
1.860 metros cuadrados, para los que se construyó un edificio «de severa y sencilla
arquitectura» muy semejante en planta al Palais Royal de París, ascendiendo su coste a
280.649 reales.193
192
Ibidem, p. 522.
193
Ibidem, p. 524-525.
Hasta 1943 se procuró sobrellevar los abastos de Santa Cruz a duras penas por la
falta de superficie adecuada para realizar las transacciones comerciales. En este mismo
año, el Mando Económico de Canarias edificó, en muy poco tiempo, el nuevo edificio del
mercado, al otro lado del barranco de Santos, y que denominó de Nuestra Señora de
África, proporcionándole las infraestructuras de acceso precisas como fue el puente
Serrador. El mercado de hierro modificó su nombre y función: pasó a llamarse
popularmente Recova Vieja y se comenzó a utilizar como depósito municipal y oficinas,
para adoptar en la actualidad competencias culturales tales como la de sala de
exposiciones de arte.
2.2.4. EL CEMENTERIO.
La Recova Vieja no fue vendida hasta 1878, vendiéndola el Ayuntamiento para albergar un d
depósito de carbón. El nuevo edificio era rectangular, con un gran patio interior de la misma
forma, comunicado con el exterior por dos grandes puertas de sillería con rejas de hierro; en su
interior presentaba sendas galerías con arcos de sillería, que permitían la posibilidad de habilitar
22 puestos de venta, el norte dedicado a carnicería y el sur a pescado salado, siendo el patio
central el que albergaba la verdura.
En 1845 se decide una ampliación, situación que no llegó a realizarse hasta 1862,
donde la fuerza de la enfermedad y la muerte obligaron a la compra del solar contiguo
194
POGGI Y BORSOTTO, F. M. Guía Histórica descriptiva de Santa Cruz de Tenerife [Edición
facsímile de la edición original, Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1881). Santa Cruz de
Tenerife: Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2004, p.
96.
195
Esta medida fue casi una obligación, ya que en este mismo año, una epidemia asola la ciudad,
precisando habilitar un lugar para los enterramientos con carácter de urgencia.
196
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 558.
La capacidad Del cementerio había sido prevista para 20.000 personas, teniendo tan solo en ese
momento unas 8000 censadas.
con una superficie de 1.256 metros cuadrados197. En él, se aunaba, desde 1832, el
cementerio católico y el protestante, cada uno habitando un lugar claramente definido
de la estructura. Nuevamente, en 1871, la superficie crece, incorporando 1.092 metros
cuadrados, ampliando hacia el oeste, ya que la anterior había sido hacia el este. Entre
1885 y 1890 se construyó, por solicitud de los galenos de la villa, dependencias para
albergar un depósito de cadáveres y una sala de autopsias.198
Por tercera vez, en 1896, el sacro recinto de San Rafael y San Roque requirió un
aumento en su superficie, planteándose la necesidad de colocar su domicilio en otro
lugar del municipio, ya que éste había sido engullido por la ciudad. Se escogió un solar
en el barranco del Hierro de diez fanegadas de terreno por la cantidad de 20.000
pesetas, realizando el proyecto por el arquitecto municipal Antonio Pintor. Finalmente
se buscó otro solar, en 1909, propiedad de Antonio Pintor, al que se le denominó
Cementerio de Santa Lastenia, inaugurado en 1911. Las obras ascendieron a 700.000
pesetas y presentaba una superficie de 46.397 metros cuadrados.199
2.2.5. EL PUERTO.
Este puerto, que nace con estrella desde sus orígenes, presentaba una situación
legal muy favorecedora, ya que estaba autorizado a comerciar directamente con las
Indias y habilitado para el comercio exterior. Esta situación estuvo establecida desde
1778 hasta 1818, momento en el que Fernando VII ordena el cierre de los puertos de
Canarias, retirando este privilegio en 1808 para comerciar con otros lugares externos. La
Corporación municipal, nada contenta con esta orden, reclamó la posibilidad de
solucionar esta situación, a lo que se le concedió, en 1820, la gracia de puerto de
depósito de segunda clase, el cual duró unos pocos años200. Habrá que esperar hasta
1837, para que se restableciera el decreto de 1822, que habilitaba a Santa Cruz como
puerto de depósito de primera clase y lo capacitaba para el comercio en general.
197
Ibidem, p. 553.
198
Ibidem, p. 560.
199
Ibidem, p. 561-562.
Existieron problemas con el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna por estar en su
territorio municipal, pero tras «largos ires y venires» se llegó a un acuerdo, permitiendo el
enterramiento de laguneros en este recinto. No fue aceptado.
200
Ibidem, p. 565-566.
Años más tarde, en 1892, se presentó una tercera propuesta diseñada por el
ingeniero Suárez Galván, en el que se procuraba solucionar dos problemas presentes en
las dos anteriores: la ampliación de la línea de atraque mediante obras en el muelle sur,
el más antiguo de los existentes, para transformarlo de simple dique de abrigo en dique-
muelle; y aumentar la superficie interior a 51 hectáreas. Para su ejecución se
presupuestaron un total de 4.718.875 pesetas202. Un temporal ocurrido en enero de
1902, destruyó la cabecera del dique, situación que llevó a pleito, ya que, desde la
Administración, se les hacía responsables de tal evento. Finalmente acordaron trabajar
hasta junio de 1907, siendo asumidos por el Gobierno local, cuyos gastos, durante este
tiempo, sumaron la cantidad de 5.355.071 pesetas.
201
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 161-162.
202
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 571.
Tras este periodo, se volvió a diseñar un nuevo proyecto, el cuarto, realizado por
el Jefe de Obras Públicas Prudencio Guadalfajara, en 1905. Éste, con su solución,
planteaba la prolongación del muelle sur unos 545 metros más y la edificación de un
dique rompeolas que vendría a ser el actual muelle del Este. Para la ejecución de este
proyecto, se creó en 1907 la Junta de Obras del Puerto, que aunque se habían
depositado en ella la confianza, no hizo que la obra prosperara lo que se esperaba. En
un quinto proyecto del ingeniero Pedro Matos que recoge las reformas del primero,
aprobándose en 1911, con un presupuesto de 7.134.040 pesetas, pese a que tuvo que
ser modificado en varias ocasiones: 1915, 1921 y 1923. Habrá que esperar a 1926 para la
subasta de las obras, las cuales ascendían, tras las diferentes modificaciones realizadas,
a 33.372.591 pesetas. Estas obras se realizaron de manera esporádica e intermitente,
continuándose con las obras del muelle Norte, terminando el segundo tramo del muelle
Sur y comenzando con las obras de dragado.203
Hasta 1950, fue un tópico la lentitud de las obras del puerto, lo que ocasionaba un
cierto descontento y frustración entre los habitantes de la capital y de la Isla. A ello se
unía la rapidez con el que se ejecutaban las obras en el Puerto de la Luz en Las Palmas
de Gran Canaria, eterno rival comercial del puerto chicharrero, fuente fundamental de
su crecimiento.
2.3. LA SOCIEDAD.
203
Ibidem, p. 572-573.
que resaltaran su imagen pública y ante los ojos de Dios, y por último, a la adquisición
de bienes suntuarios. Para continuar y mantenerse en un puesto social destacado,
controlaban el poder político-militar ocupando puestos destacados, y se concentraban
en las principales poblaciones de las islas de realengo, como San Cristóbal de La Laguna,
La Orotava, Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de La Palma. Estos grupos
cerrados, constituían parcelas fuertemente endogámicas, que establecían alianzas
familiares con la burguesía y comerciantes, generalmente de origen extranjero,
asentada en las Islas.
204
BLOCH, M. La sociedad feudal. Madrid: Ediciones Akal, 2002, p. 230-264.
El diezmo, del latín decimus, décimo, era un impuesto que comprendía la décima parte de todas
las ganancias de un individuo, que se debía pagar a un rey, gobernante o los máximos
representantes eclesiásticos.
azúcar en las Islas205. Procedían del continente vecino, del norte o del centro de África.
Los beréberes eran muy abundantes en islas como Lanzarote y Fuerteventura, donde
suplieron la falta de población nativa. Eran el producto obtenido de las expediciones o
cabalgadas que los originarios de las islas realizaban para capturar esclavos en la vecina
costa africana. Los esclavos negros eran utilizados en las plantaciones de caña de azúcar
de Tenerife, Gran Canaria y La Palma.
205
VARELA ORTEGA, J. El poder de la influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923).
Madrid: Centro de estudios Constitucionales, 2001, p. 120.
Salvo excepciones, la esclavitud no tuvo una relevancia demográfica muy significativa y a partir
de la decadencia del cultivo del azúcar el número de esclavos se redujo considerablemente, bien
por no ser rentable su adquisición, o bien por manumisión, en este caso ocuparon los escalones
más bajos de la sociedad y sus descendientes acabaron mezclándose con el resto de la población.
206
Se remite al Ayuntamiento capitalino un real decreto por el que se insta a la Corporación
municipal a la ayuda en cualquier tema concerniente a este asunto. Al ver este que desconocía la
mayoría de los datos solicitados, se planteó la necesidad de realizar de formalizar nuevos
padrones municipales.
militar, situación no lograda en anteriores intentos. Nueve años más tarde, en 1852, las
ordenanzas municipales establecieron su periodicidad, que en un primer momento se
estableció anualmente. Aún así, al restablecer una comparación entre los documentos
civiles y eclesiástico, se observa la existencia de un desfase importante hasta el cambio
de siglo.207
207
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 314.
208
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), nº 4889, 27 de enero de 1903.
209
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo III, p. 316-317.
210
Ibidem, p. 319.
(1930 con 62.087 habitantes; 1940 con 72.358 habitantes; 1950 con 103.446 habitantes;
y por último, 1960 con 133.100 habitantes).211
211
Ibidem, p. 320.
212
Ibidem, p. 326-327.
213
Entre ellos están: Miguel Bosq, Enrique Casalón, José Fonspertuis, Bernardo Forstall y Valentín
Baudet.
214
RUIZ ALVAREZ, A. Matrícula de extranjeros en la isla de Tenerife a fines del siglo XVIII. In,
Revista de Historia Canaria, nº 105-108, Tomo XX (1954). La Laguna: Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de La Laguna, p. 102-111.
Se sabe que en este momento, de los 56 extranjeros, 13 eran franceses, 13 malteses, 12 italianos
y 15 portugueses. Sorprende el número de francos, situación provocada por la Revolución que
ocasionó que muchos de ellos buscaran refugio en otros lugares.
215
Ibidem, p. 334-336.
A ellos se le deben sumar unos 483 destinados al regimiento fijo de la ciudad de La Habana cuya
procedencia era canaria.
como Venezuela y Brasil, que precisaban poblar sus amplias extensiones de terreno con
individuos dispuestos a trabajar duramente para lograr el éxito y la fortuna.216
Estas idas y venidas, convirtieron a Canarias en una de las regiones con mayor
movimiento de personas de todo el territorio español, estando inmediatamente por
debajo de los gallegos. Entre 1948 y 1965 salieron de las Islas un total de 96.492
personas rumbo a América, regresando menos de la mitad, unos 41.693 individuos.
216
En 1881 salió una expedición salió desde Santa Cruz para Venezuela, mientras que al año
siguiente su origen cambió, siendo en este caso Brasil.
CAPÍTULO III
217
La población guanche existente en el momento de la conquista de la Isla de Tenerife se cifra
entre 15.000 a 20.000 personas, dependiendo de la fuente que se consulte.
Otra epidemia, que durante la segunda mitad del siglo XIX asoló a Archipiélago,
fue el cólera. De considerable y desastrosas dimensiones fueron sus consecuencias,
centrándose en las islas de Gran Canaria y Tenerife. La primera de ellas, sufrió las fatales
consecuencias de esta enfermedad en 1851, causando un total de casi 6.000 bajas en
esta Isla. Años más tarde, en octubre de 1893, dio comienzo en Santa Cruz,
manteniéndose esta situación crítica en la ciudad durante cuatro meses. La dolencia,
traída por un barco italiano, mantuvo incomunicada y paralizada a la urbe durante un
considerable tiempo, todo ello motivado por los casi 1.750 enfermos que fueron
ubicados en lugares distantes y preparados para tal fin, como el Lazareto, y otros menos
adecuados para el tratamiento del cuerpo, como las ermitas de San Telmo, San
Sebastián y de Nuestra Señora de Regla. El total de fallecidos en esta epidemia fue
importante, unas 400 personas, pero no superable en número con respecto a otra
azotes anteriores.
La despedida del siglo XIX y el inicio del siglo XX, estuvieron protagonizadas por
epidemias de viruela y fiebre tifoidea. En lo referente a la primera, se estrenó en 1897
con la muerte de unas 17 personas, cifras superadas considerablemente en su
resurgimiento en Santa Cruz en los años 1912 y 1913. Con respecto a la segunda, fueron
reiterados los brotes que afectaron a los pobladores de las playas de Añazo, situación
218
Las autoridades civiles y sanitarias se vieron desbordadas ante el terror que supuso para la
población la epidemia, siendo nada efectiva la incomunicación que establecieron para que la
enfermedad no se propagara por la Isla.
que perduró hasta 1906. Fue necesario el uso del Lazareto, dispositivo creado para el
aislamiento años atrás, y que prácticamente había caído en desuso. La mortalidad no fue
alta, pero los daños y secuelas infringidos a los habitantes de la ciudad fueron de
considerable magnitud.
Tras esta situación de emergencia, en 1918 entró por la puerta principal de Las
Palmas, su puerto, una de las epidemias más agresivas de las que han asolado a las Islas,
la gripe española. La enfermedad se extendió rápidamente por el territorio insular
ocasionando más de 500 defunciones entre hombre, mujeres y niños. De ahí cruzó a la
isla de Tenerife, instalándose en la zona norte, donde igualmente realizó grandes
estragos entre sus pobladores. A esta «plaga» se le unieron las bajas ocasionadas por los
conflictos bélicos mundiales y brotes importantes de sarampión, tosferina y escarlatina,
llevaron a un descenso considerable de la población isleña.
Durante los siglos XVI y XVII, Tenerife se vio asolado por la peste de Landres219
que diezmó la población, a la que siguieron en el siglo siguiente, el XVIII, el tabardillo y
las viruelas. El siglo XIX, en cambio, será protagonizado por la fiebre amarilla.
219
El Día (Santa Cruz de Tenerife), 22 de enero de 2004.
220
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo IV, p. 141-145.
221
DÍAZ PÉREZ, A. M. Y FUENTE PERDOMO, J. G. DE LA. Estudio de las grandes epidemias en
Tenerife. Siglos XV-XX. Santa Cruz de Tenerife: ACT, Cabildo de Tenerife, 1990, p. 83.
Pasaron los años sin evolucionar la ciencia médica, portando tan solo el cordón
sanitario, como herramienta que evitaba la diseminación del mal por el resto del
territorio. Con la incertidumbre en las espaldas, se procuró difundir todas aquellas
pautas que debían seguirse para bloquear su propagación, pues aún se ignoraba el
mecanismo que le posibilitaba pasar de un individuo a otro.
Algunas personas aseguraban que el mal había sido importado desde Veracruz, aunque en ese
momento la ciudad de Cádiz sufría el azote de esta epidemia llena de muerte y enfermedad.
222
BETANCOR GÓMEZ, M. J. Epidemias y pleito insular. La fiebre amarilla en Las Palmas de Gran
Canaria en el periodo isabelino. Madrid: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria y CSIC, 2002, p.
31-38.
Santa Cruz, incomunicada por los cordones sanitarios con San Andrés y La Laguna,
quedó despoblada, bien por bajas por fallecimiento, bien por abandono de la urbe con la
mayor premura. Estas barreras se ubicaron en el Bufadero y en el Molino,
respectivamente. Tanto los facultativos de Santa Cruz, como los del municipio de La
Laguna, coincidían en semejantes medidas para tratar la epidemia: incomunicar a los
enfermos; trasladar a otro lugar de la Isla a los enfermos sanos aglutinándolo en
determinados puntos de ésta; y asepsia diaria de las viviendas.224
223
La Corporación municipal solicitó al Comandante General el desinfectar todos aquellos
artículos o mercancías que procedieran de otros lugares, a modo de medida desesperada ante la
ignorancia de la procedencia del mal.
224
Ibidem, p. 86.
En septiembre de 1811, el vómito negro estaba presente en casi todas las partes
de la urbe capitalina, situación ocurrida por segunda vez, advirtiéndose que el síndrome
no era tan dañino, estando presente en aquellos individuos que durante el primer brote
habían marchado a diferentes zonas de Tenerife. A Santa Cruz se le unió el Puerto de La
Orotava en el que surgieron casos como resultado de no respetar el cordón por parte de
un santacrucero. Ante esta situación, se procuró un cordón sanitario que no impidió que
tanto La Orotava como el Realejo cayeran bajo los efectos de la enfermedad. El periodo
de dolor y muerte causado por esta plaga transcurrió en un menor espacio de tiempo
que su precedente, pero fueron tales lo daños ocasionados que pasaría largo tiempo
para restablecerse por completo. Desde el Estado, se dispusieron partidas y ayudas para
arropara al Puerto de La Orotava, y a las ciudades de Santa Cruz de La Palma, Arrecife y
Las Palmas.
225
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo IV, p. 147-148.
La siguiente tragedia epidémica que asoló la Isla, fue traída por los franceses en
1827 desde Toulon: era la viruela. En un plazo de un año, segó la vida de unos 250
individuos, quedando múltiples señales en los rostros de aquellos que habían logrado
sobrevivir a ella. Nuevamente, en 1846, un barco procedente de las Antillas trajo la
destrucción y la muerte con la fiebre amarilla, a la que los galenos denominaron
gastroenteritis para evitar el pánico y sus consecuencias. Tanto La Orotava como el
Puerto, instalaron rápidamente un cordón sanitario que se ordenó suprimir sin causa
aparente; La Laguna se vio exenta del mal, cosa que no ocurrió en Santa Cruz, donde
llegó en septiembre, pero tras una dura lucha con él se logró exiliar para diciembre de
ese mismo año.
226
Ibidem, p. 88.
El barco había recalado primeramente en Vigo, donde estuvo 16 días. Posteriormente puso
rumbo hacia Santa Cruz de Tenerife, donde llegó el 31 de agosto de 1862 sin incidente sanitario
recaudación de fondos para los desamparados, donativos a los que se unieron los
remitidos desde la Península y la isla de Cuba.227
Diez años más tarde, en 1873 aparecieron dos nuevos casos de fiebre amarilla, a
los que se unieron algunos de viruela en 1876, y varios de difteria y sarampión en 1892.
Al año siguiente, en 1893, se experimentó un cambio en cuanto a la clase de epidemia,
su punto de entrada y los mecanismos de propagación. En octubre de este mismo año,
el cólera-morbo, que ya había querido hacer acto de presencia en Santa Cruz en 1884,
accedió por el pueblo costero de San Andrés, propagándose por todo el sur de Tenerife
hasta llegar a Arona y Vilaflor, aunque curiosamente no afectó tampoco a Güímar, lugar
donde los vecinos construyeron un muro a modo de cordón sanitario.228
alguno. Ya en la Isla, de los siete tripulantes, a cuatro se les diagnosticó de calentura inflamatoria,
siendo sustituido posteriormente por fiebre amarilla.
227
COLA BENÍTEZ, L. Santa Cruz, Bandera amarilla. Epidemias y calamidades (1494-1910); Santa
Cruz de Tenerife: Organismo Autónomo de Cultura, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife,
1996, p. 183-202.
228
Ibidem, p. 89.
En Las Palmas gracias a la ayuda popular se instituyó una Comisión de Higiene, encargada de
conocer el estado de las viviendas de los enfermos y distribuir antisépticos y comida entre los
desvalidos.
El siglo XX vino marcado por una considerable mejora del bienestar físico de los
habitantes de las Islas, que favorecía que los acontecimientos epidemiológicos acaecidos
durante el siglo anterior no aparecieran con el ánimo de disminuir la población
existente. A ello, ayudaron considerablemente los avances de la medicina preventiva
que poco a poco articulaba una serie de dispositivos que favorecían la desaparición de
las malignas enfermedades, uniéndose el aumento considerable de conocimiento por
parte de la población para prevenir y evitar su aparición y propagación.
En 1906 en Santa Cruz surgen algunos casos de tifus que ocasionan cinco bajas,
gracias a las medidas aplicadas para su diseminación: apertura del lazareto, con
funciones de hospital, a cargo del médico Agustín Pisaca Fernández y Naveira231; los
cerdos y sus cochineras fueron ubicados en el extrarradio de la capital; se desinfectaron
las aguas de Los Lavaderos, El Toscal y Cabo-Llanos; se retiraron todos aquellos residuos
que pudieran facilitar la propagación; y por último, se demolieron las barracas o casas
que pudieran favorecer la infección o estuvieran infectadas, junto al cierre provisional
de las escuelas y academias de la ciudad. La población capitalina no tomó muy en serio
todas aquellas recomendaciones médicas, pues creían que era peste bubónica que se
quería maquillar para evitar daño alguno a los intereses comerciales de las Islas. En La
Laguna se procuró a toda costa, bloquear el posible ascenso por La Cuesta de la
enfermedad, dejando fuera de servicio el tranvía y habilitando unas dependencias para
albergar la estación de fumigación. Esta discrepancia en relación al diagnóstico de la
enfermedad, llevo a que galenos de la isla de Gran Canaria, unos 19 en total, accedieran
a certificar que era pestilencia la enfermedad instalada en Santa Cruz. Para dar fin a esta
229
Ibidem.
230
Ibidem, p. 154.
231
COLA BENITEZ, L. (1996). Opus cit., p. 243-245.
El último eslabón epidemiológico que asoló a Canarias, fue la gripe española, que
llegó en 1920. A pesar de ubicarla en España, a la hora de denominarla, tal afección se
produjo de forma pandémica en numerosos continentes de la geografía mundial.
Incapaces de conocer sus fundamentes, destacan las medidas higiénico-preventivas que
se impusieron bajo la mano de Joaquín Viejobueno en La Laguna, la más afectada de
todas las urbes y que se especifican a continuación: tomar nota de los contagiados
menos pudientes y trasladarlos al hospital, donde se dispondrá de un aislamiento total
custodiados por militares; tratar con mucho cuidado a los afectados, comprobando una
mayor gravedad en los malnutridos; aplicación de cataplasmas para combatir las altas
temperaturas de la fiebre; proporcionar abrigo y cama a los enfermos afectados.
232
DÍAZ PÉREZ, A. M. Y FUENTE PERDOMO, J. G. DE LA (1990). Opus cit, p. 137-138.
española, que en ese momento asolaba la población mundial, correspondía a una simple
afección bronco-pulmonar.
233
LAÍN ENTRALGO, P. La Medicina Hipocrática. In, Revista de Occidente. Madrid: Fundación José
Ortega y Gasset, 1970, p. 37-56.
Alcmeón de Crotona (siglo VI antes de Cristo) fue el primero en relacionar el estado de salud con
el recto equilibrio (isonomía) de las distintas potencias que dualmente se oponen entre sí en cada
naturaleza (physis) individual: lo caliente y lo frío, lo húmedo y lo seco, lo amargo y lo dulce,…
Además, define por primera vez, en términos naturales (physiológicos) el estado de salud,
trasladando a la visión de la physis un concepto tocante a la constitución de la polis griega: la
isonomía, o igualdad de derechos de todos los ciudadanos ante la ley (nomos).
234
ROSEN G. History of Public Health. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1993, p. 67-69.
235
HIDALGO DE AGÜERO, B. Thesoro de la verdadera cirugía y vía particular contra la común…
Barcelona, por Sebastián de Comellas, 1622. In, CARRERAS PACHON, A. La peste y los médicos en
la España del Renacimiento. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1976; p. 91.
Dos etapas son las que podemos diferenciar en la Historia de la Higiene, aunque el
comienzo y final de una, u otra, es difícil de delimitar, pudiendo solaparse una época con
otra, o viceversa. La primera de ellas, la higiene privada, consistente en un conjunto de
actividades de carácter privado, bajo la responsabilidad de las personas, para garantizar
su salud individual. Nació en la Grecia clásica, fundamentada en la teoría humoral
hipocrática, y se transformó en la Edad Media por la influencia de la teoría miasmática.
La segunda, la higiene pública, en la que las autoridades son las responsables de
asegurar la salud de las poblaciones. Nace durante la Edad Media como resultado de la
pandemia que supuso la llamada «Muerte Negra». Estas dos formas de concebir la
higiene sufrirán cambios importantes durante los siglos XVII a XIX hasta que en el siglo
XX se transformen en lo que hoy llamamos salud pública.236
236
PEÑA, C. Y GIRÓN, F. La prevención de la enfermedad en la España Bajo Medieval. Granada:
Editorial Universidad de Granada, 2006, p. 15.
237
Los estudios realizados por los miembros pertenecientes a la corriente higienista
proporcionan abundante información sobre el medio geográfico, económico y social, ya que
entre sus ideas ésta presente una concepción de la enfermedad como mal social.
Las ideas y creencias a las que se llegaron con las reflexiones de los médicos e
higienistas estaban inscritas en un conjunto de teorías muy consideradas por los
movimientos científicos que procedían del siglo XVII, donde se buscaba una relación
entre las condiciones climatológicas y la enfermedad. Estas constituciones epidémicas,
habían sido expuestas y discutidas sistemáticamente por el médico inglés Thomas
Sydenham (1624-1689), quien había estudiado la pandemia que afectó a Londres en la
década de los sesenta de ese mismo siglo, estableciendo una estrecha relación entre las
fiebres y las características climáticas. Estuvo muy influenciado por los tratados
hipocráticos, lo que le llevó a retornar al concepto de constitución epidémica, dividiendo
las enfermedades agudas en epidémicas, estacionarias, intercurrentes y anómalas238.
Michael Foucault afirma que:
238
LAÍN ENTRALGO, P. ( 1982). Opus cit, p. 317.
Algunos autores han interpretado en la obra de Sydenham, que el alcance de la «constitución
epidémica» se reduce al aspecto meteorológico del año.
239
FOUCAULT, M. El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica. México;
Buenos Aires: Siglo XXI, 1978, p. 42.
240
ACKERKNECHT, E. H. Medicina y sociedad en la Ilustración. In, Historia Universal de la
Medicina, Tomo V, 1973, p. 143-151.
241
FOUCAULT, M. (1978). Opus cit, p. 49.
En 1786, J. J. Meneuref aseguraba que (…) existe una cadena que vincula en el universo, en la
tierra y en el hombre, a todos los seres, a todos los cuerpos, a todas las afecciones: cadena cuya
sutileza al eludir las miradas superficiales del minucioso experimentador y del frío disertador
descubre al genio verdaderamente observador.
242
Ibidem, p. 52.
243
FOUCAULT, M. (Dir.); ALLIAUME, J. M.; BARRET-KRIEGEL, J.-M.; BÉGUIN, B.; RANCIÈRE, D.; et
alii. Politiques de l'habitat: 1800-1850. Paris: Collège de France/Equipe de recherches de la Chaire
d'histoire des systèmes de pensée, 1977. (Informe para el Comité para la Investigación y el
Desarrollo en Arquitectura). Paris: Corda, 1977; Y FOUCAULT, M. y otros: Les Machines à guérir:
aux origines de l’hôpital moderne. Paris; P. Mardaga, 1979.
244
URTEAGA, L. Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del medio
ambiente en el siglo XIX. In, Geocrítica. Cuadernos críticos de Geografía Humana. Año V, nº 29;
Barcelona: Universidad de Barcelona, noviembre de 1980, p. 6.
En las últimas décadas del setecientos, y en relación con el avance de la química y su influjo en la
medicina, se producen intensos esfuerzos para precisar la naturaleza de los componentes de
estos miasmas y su comportamiento químico. Para J. P. Janin (1731-1799) estos vapores
pestilenciales tienen carácter alcalino, mientras que para Guyton de Morveau (1737-1816), las
los miasmas aparecen por doquier, muchas veces como complemento de las
alteraciones atmosféricas, manteniendo su protagonismo hasta la segunda mitad del
siglo XIX, atribuyéndosele el origen de epidemias como el cólera, las tercianas y la fiebre
amarilla, entre otros.
miasmas. A todo ello, se le unía una persistente atención sobre aquellos lugares
concretos que eran considerados como focos de peste o enfermedad y que podían
causar epidemias, tales como pantanos, mataderos, estercoleros, …, y que, por tanto,
debían ser objeto de vigilancia y ordenación.
246
CASTIGLIONI, A. (1941). Opus cit, p. 611.
social», que debe unirse al espacio puramente físico, para ser estudiados y analizados a
la hora de desentrañar los procesos morbosos. Existirán dos rasgos fundamentales, la
fidelidad al legado hipocrático, y la sugestión de la observación empírica, que
constituirán una de las características metodológicas más habituales en las monografías
médicas de este momento.247
Todos estos descubrimientos ocurridos durante la segunda mitad del siglo XVIII,
ayudaron a que numerosos médicos establecieran conexiones entre la morbilidad-
mortalidad y el medio ambiente. Tímidamente se habían relacionado las aguas, los
vientos, el aire, los climas, el suelo, la alimentación con la aparición de epidemias, su
difusión a través de miasmas y la distribución espacial de las enfermedades. Tras dejar
atrás la idea del cuerpo humano como lugar privilegiado de enfermedad, la medicina se
enfrentó a un espacio mucho más amplio, primeramente físico para acabar fusionándolo
con el social. Esta disciplina será la primera en elaborar un estudio del espacio como
coadyuvante de la enfermedad, en relación constante con la ubicación geográfica.
247
KUHN, T. S. La estructura de las revoluciones científicas. Madrid: Tecnos, 1975, p. 34.
248
URTEAGA, L. (1980). Opus cit, p. 10.
249
HOWARD, J. The state of the Prisons in Englad and Wales (1777), y An Accout of the principal
lazaretos in Europe (1789).
250
Se publicaron numerosos trabajos y memorias sobre hospitales, como la Mémoire sur la
construction d´un hôpital, de 1783 de Hugues Maret o la Mémoire sur la nécessité de transférer et
reconstruire l´Hôtel-Dieu à París, que los arquitectos Coquéau y Bernard Poyet publicaron en
1785. Las más famosas e importantes, no obstante, fueron las Mémoires sur les hôpitaux de
Paris, publicadas en 1788 por el cirujano J. R. Tenon.
251
FOUCAULT, M. (1978). Opus cit, p. 13.
En palabras de Foucault: La ciudad con sus principales variables espaciales aparece como un
objeto a medicalizar. Mientras que las topografías médicas de las regiones analizan datos
climáticos o hechos geológicos sin posible alternativa, y no pueden sugerir más que medidas de
protección o de compensación, las topografías de las ciudades diseñan, al menos
esquemáticamente, los principios generales de la planificación urbanística.
252
Las topografías médicas dedican un buen número de páginas a tratar el marco urbano,
atendiendo a la descripción de calles, el estado de las viviendas, el abastecimiento de agua y
sistema de alcantarillado, describiendo minuciosamente los edificios considerados focos de
mefitismo, como hospitales, casas de beneficencia, inclusas, cuarteles, cárceles, cementerios,
templos, y teatros, entre otros.
253
LAÍN ENTRALGO (1978). Opus cit., p. 489.
254
KUHN (1975). Opus cit., citado en URTEAGA (1980). Opus cit., p. 24.
En 1915, J. Ferrán, descubridor del bacilo del cólera, publicó un opúsculo dedicado
al tema de la higiene. En él, diferenciaba claramente entre la gran higiene y la pequeña
higiene, considerando además que hasta entonces, en España solamente se había
desarrollado la segunda, precisándose implantar la primera. Las define a cada uno de la
siguiente manera:
A partir de 1880, se creó una redefinición de los problemas a abordar por este
campo, sus métodos y técnicas para resolverlos. Este intento de innovar encontró
resistencia entre los higienistas más apegados a lo modelos convencionales. Se produjo
una campaña de crítica implacable contra la higiene tradicional orquestada por los
nuevos investigadores, que quedó fielmente retratado en el volumen de publicaciones
sobre Microbiología, que provoca, poco a poco, un decrecimiento del interés por los
estudios higiénicos con enfoque ecológico.
El convulso siglo XIX español, estará caracterizado por una política y economía
heterogénea y compleja. A la herencia ilustrada del XVIII se le une el afianzamiento de la
ideología liberal, visionada como una ruptura con todo lo anteriormente establecido en
España, y caracterizado por el sistema político del Antiguo Régimen. Con la muerte de
Fernando VII se producirán una serie de cambios políticos y sociales que constituirán la
cimentación de algunos de los más importantes logros científico-sociales de este país.
255
URTEAGA (1980). Opus cit., p. 25.
256
Ibidem.
257
ALCAIDE, R. La introducción y el desarrollo del higienismo en España durante el siglo XIX.
Precursores, continuadores y marco legal de un proyecto científico y social. In, Scripta Nova.
Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. nº 50; Barcelona: Universidad de Barcelona,
1999.
258
PAULIER, A. Manual de Higiene pública y privada. Valencia: Librería de Pascual Aguilar, 1881.
259
LÓPEZ PIÑERO, J. M. Medicina y sociedad en la España del siglo XIX. Madrid: Sociedad de
Estudios y Publicaciones, 1964; p. 115-117.
260
LÓPEZ PIÑERO, J. M. Diccionario histórico de la Ciencia Moderna en España. 2 Tomos.
Barcelona: Editorial Península, 1983, p. 275-278.
Liberal. Es ahora cuando su papel político y social es mucho más activo, llegando a
ocupar un escaño como diputado y ser el principal responsable de Proyecto de Código
Sanitario de 1822, que aunque no llegó a aprobarse, pesó considerablemente en la
organización de la sanidad e higiene pública española. Nuevamente instaurado el
absolutismo en 1823, se exilió a Londres, donde permaneció durante una década,
constituyendo un hito en el movimiento liberal en el exilio. Algunos de los trabajos más
relevantes de su época londinense tratan sobre el cólera, llegando incluso a publicarse
en la España absolutista algunas de sus obras. En 1834 se acogió a una amnistía
decretada para los liberales por la regente María Cristina, salvoconducto que le permitió
su regreso a España, donde se convirtió en una de las personalidades científicas más
prestigiosas.261
261
ALCAIDE, R. (1999). Opus cit., p. 3-5.
Su estancia en tierras inglesas coincidió con una férrea influencia de Jeremy Bentham (1748-
1832), filósofo y jurisconsulto británico, además de ser una de las personalidades que
contribuyeron a la formación del pensamiento constitucionalista europeo de principios del siglo
XIX. Dicha influencia en la obra de esta triada, le da la posibilidad de entrar en España a unos
presupuestos higiénicos de marcada índole social y democrática, junto a estudios médico-sociales
procedentes de la corriente higienista germánica encabezada por J. P. Frank.
Sus discípulos más influyentes, Monlau y Méndez Álvaro, sobresalieron por sus
conocimientos avanzados sobre el cólera, sus excelentes contactos con las más altas
figuras del higienismo inglés y su conocimiento de los estudios higiénicos que se
desarrollaban en la Europa continental. El médico barcelonés, Pedro Felipe Monlau y
Roca (1808-1871), fue otro de los más destacados protagonistas del movimiento
higiénico en España. Se licenció en medicina en 1831, y obtuvo el grado de doctor dos
años después. Adscrito al cuerpo de Sanidad Militar en 1833, mantuvo, como su
maestro, una ardiente actividad política liberal que compaginó con una importante
actividad y producción científica. A ello debemos agregar su ejercicio como docente en
universidades como las de Barcelona, Valencia o Madrid. En 1851 se le designa como
delegado médico español en la primera Conferencia Sanitaria Internacional de París,
cargo que repitió ocho años más tarde; entre 1847 y 1855, estuvo asociado al Consejo
de Sanidad del Reino262. Para Monlau la higiene pública es …la referente a la
conservación de la salud de las colecciones de individuos, de los pueblos, de los distritos,
de las provincias, etc., estudia todas las causas de insalubridad pública y consigna los
preceptos oportunos para remediarlas263. Tras emitir esta consideración, divide su
estudio en cinco secciones: la Atmosferología, que trata aspectos relacionados con el
aire, las poblaciones y la policía médica sobre el medio urbano; la Cosmetología, que
hace referencia a los vestidos y la limpieza; la Bromatología, que trata de los alimentos y
los condimentos; la Gimnástica, dedicada al ejercicio, las profesiones y el reposo; y por
último, la Perceptología, que trata de las sensaciones, a las que divide en externas e
internas, y que contiene los temas relacionados con el estudio de la población
(natalidad, mortalidad, fecundidad, matrimonio o poblacionismo).
262
Ibidem, p. 5-7.
263
Ibidem, p. 6.
Realiza una recopilación de las leyes, decretos, reglamentos, providencias y demás disposiciones
oficiales, antiguas y modernas, relacionadas con el campo de la sanidad e higiene pública general
y municipal.
El periodo comprendido entre 1868 y 1874 supuso para los sectores más
conservadores españoles un momento de peligro muy próximo al anarquismo social.
Este periodo recortó libertades y reprimió a determinados sectores de la sociedad,
imponiendo limitaciones a nivel electoral, de prensa y en la enseñanza. Pese a todo ello,
desde los grupos políticos más conservadores se procuraron un crecimiento económico
y una modernización de un país obsoleto, en el que era precisa la presencia de la paz
social. Para su logro se necesitaba establecer una serie de concesiones que socialmente
se reclamaban, entre las que se encontraban numerosas cuestiones que estaban
presentes en el discurso higienista del siglo XIX.
Los conocimientos, que tanto Monlau como Méndez Álvaro habían aportado a la
ciencia favorecieron marcadamente el continuismo de las doctrinas higienistas
españolas. Caló tan hondamente en la conciencia de los individuos, que desde las
Universidades se comenzaron a crear un espacio, que en forma de cátedras de higiene,
hecho que manifestaba a la población la importancia de esta disciplina. Junto a ellas, se
fundaron Academias donde formar a los profesionales en los principios más básico y
fundamentales, destacando la fundada en Cataluña en 1887. A su vez, se redactaron
264
MÉNDEZ ÁLVARO, F. El Siglo Médico. Tomo XXVIII. Madrid: 1881.
265
El segundo es una contestación al discurso titulado El problema relativo al hogar del obrero,
pronunciado por el académico electo Rogelio Casas de Batista en la recepción pública en la Real
Academia de Medicina de Madrid.
266
Madrid y Barcelona se convierten en los núcleos poblacionales más destacados donde hay un
mayor vigor los estudios higiénicos con las realizaciones sociales derivadas de ellos.
267
LÓPEZ PIÑERO, J. M. (1965). Opus cit., p. 178-180.
Su actividad intelectual fue muy amplia y polifacética, pues compaginó estudios de Psiquiatría,
Dermatología e Higiene, con una fecunda producción literaria en la que destacó como autor,
traductor y compilador, además de como periodista desde la tribuna de dos
publicaciones médicas barcelonesas de gran importancia: El Compilador Médico y La
Independencia Médica, revista que fundó en 1869. En 1866 fundó el Instituto de Medicina de
Barcelona, institución extraoficial que sirvió como ensayo de una escuela libre de medicina, y en
1873 fue nombrado director del manicomio de Nueva Belén en Sant Gervasi de Cassoles
(Barcelona).
268
Fue premiado por la Real Academia de Medicina de Madrid en 1876.
higiene industrial en sus diferentes vertientes269. Tanto una como la otra, se caracterizan
por presentar un espíritu utilitarista y práctico, no exento de eclecticismo en algunas de
las fases de su producción literaria y científica. En lo referente a su ideología, pese a
estar considerablemente influida por Pedro Felipe Monlau y Roca, Giné presentó una
mente más abierta en lo referente a la comprensión de los cambios sociales y de algunas
de las reivindicaciones obreras, aunque siempre observa a la clase obrera y sus
problemas desde una posición burguesa conservadora, carente de compromiso social.
269
ALCAIDE, R. (1999). Opus cit., p. 15-17.
Divide a la Higiene Industrial en dos grandes tipos: la extrínseca o aquella referida a las
circunstancias independientes del trabajo (la vivienda, el salario, el régimen alimenticio,…), que
inciden en la población obrera y expone los medios conducentes a aumentar el bienestar y
conservar la buena salud de los industriales cuando están fuera de las influencias directas del
taller; y la intrínseca que examina las condiciones particulares relativas a la materia, lugar,
naturaleza y agentes de trabajo a que se hallan sometidos los obreros, a fin de encontrar los
medios más adecuados para sanear las industrias.
270
PLANAS Y VIVES, G. Biografía del Dr. Don Rafael Rodríguez Méndez. In, Revista de Higiene y
Policía Sanitaria, Año III, nº 28, Barcelona: 1892, p. 50-55.
Numerosos fueron los problemas que se generaron en las urbes con el aumento
importantísimo de población que se tuvo durante el siglo XIX. Estas dificultades se
centraron básicamente en la vivienda y sus características. Numerosas disciplinas
procuraron aportar sus conocimientos para lograr distintos modelos de ciudad que
ayudaran a solucionar tales cuestiones que no eran más que el producto de una rápida
industrialización que creció rápidamente en este momento. Todo ello nos lleva a realizar
un pequeño paseo a lo largo de los diferentes preceptos e ideas presentes en las
corrientes higienistas del siglo XIX que marcaron las pautas de la estructuración y
271
LÓPEZ PIÑERO, J. M. (1965). Opus cit., p. 178-180.
La primera etapa, que abarca casi toda la segunda mitad del siglo XIX, se
caracterizó por una temática urbanística propuestos por profesionales como
farmacéuticos, médicos e ingenieros, y que comprendió desde la ubicación primigenia
de las urbes (localización geográfica, situación geológica, clima, vientos,…) hasta su
organización como ciudad, teniendo presente en todo momento los principios del
higienismo. Sus propuestas se fundamentaban en los conocimientos que habían llegado
de la filosofía hipocrática y vitruviana: búsqueda de climas suaves y considerablemente
soleados, la dirección de los vientos dominantes, la posibilidad de la aparición de
catástrofes naturales, a la vez que se recomendaba un alejamiento de los lugares
pantanosos. Todas y cada una de estas recomendaciones tenían una base: la creencia
que las condiciones del entorno estaban implicadas en la aparición de determinadas
enfermedades patógenas273. Urteaga se pronuncia al respecto, comentado que esta
teoría epidemiológica, que hacía hincapié en la influencia del ambiente sobre la salud y
en la teoría de los climas del siglo XVIII, vinculaba las características físicas y morales de
272
PAIVA, V. Medio Ambiente Urbano: Una mirada desde la historia de las ideas científicas y las
profesiones de la ciudad. Buenos Aires 1850-1915. In, Revista de Urbanismo, nº 3, agosto de
2000.
273
URTEAGA, L.: Ideas medio-ambientales en el siglo XVIII. «Naturaleza, Clima y Civilización».
Madrid: Akal, 1997. Colección Historia de la Ciencia y de la Técnica, nº 27.
Todas y cada una de estas teorías epidemiológicas proceden de los conocimientos aportados por
la medicina hipocrática, las cuales, como ya hemos explicado con anterioridad, formularon por
primera vez la relación entre las condiciones climáticas, cambios estacionales y la «tipicidad» de
la enfermedad que presentaba una región.
Esta teoría ambientalista sobre la enfermedad, durante el siglo XIX, sufrirá una
serie de modificaciones como resultado de la adquisición de nuevos conocimientos
sobre química, incorporándose una nueva imagen del padecimiento, donde se cree que
su origen microbiológico, en el que las fermentaciones y sus gases deletéreos y
sofocantes, unidos a materia orgánica producto de la descomposición, producían los
miasmas causantes de las graves enfermedades del individuo. Es el aire, y no el agua, el
que toma verdadero protagonismo, fundamental en la salud de los individuos, y
principal vector en la transmisión de enfermedades epidémicas. Adosada a esta teoría,
otra propuesta resulta arduamente interesante: ligado al «principio de circulación
constante de la materia» con un matiz importante de carácter económico.
274
URTEAGA, L. Barcelona y la higiene urbana en la obra de Monlau. In, Estudis i recerques. El
nacimiento de la infraestructura sanitaria en la ciudad de Barcelona. Barcelona: Ajuntament de
Barcelona, 1987, p. 89-99, Serie Salut Pública, nº 6. p. 92.
Pedro Felipe Monlau, en su obra titulada Abajo las murallas !!!, de 1841, esbozó las grandes
líneas del pensamiento higienista, además de su idea sobre la muralla y lo que implicaba en la
ciudad contemporánea. Este trabajo fue presentado en un concurso organizado por el
Ayuntamiento de Barcelona cuyo objetivo era exponer las ventajas que implicaba el derribo de
las fortificaciones y murallas podría reportar a la ciudad y su industria.
275
Las infraestructuras para el abastecimiento de aguas y alcantarillados presentaban una
situación obsoleta, llegándose en algunas ocasiones a continuar utilizando los sistemas
establecidos desde la época romana, lo que no cubría las necesidades que planteaba la nueva
ciudad industrial que se estaba creando.
42. Ildefons Cerdà. Proyecto de reforma y ensanche de Barcelona y sus cercanías (1859).
276
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, Tomo IV, p. 75.
277
BETHENCOURT ALFONSO, J. La Higiene en Santa Cruz de Tenerife. In, La Revista de Canarias,
Año I, nº 6, 23 de febrero de 1879. Partes I y II, p. 81-82; Parte III, nº 7, p. 105-106; Partes IV, V, y
VI, nº 17, p. 264-266.
278
Ibidem, p. 81.
279
Ibidem, p. 106.
Nada queremos decir del envenenamiento de la atmósfera por nuestro sistema de cultivo, causa
de fiebres palúdicas que se padecen en toda la zona que rodea a la población; ni de los
monumentales estanques, y sobre todo de las presas, que dejan al descubierto las sustancias
orgánicas arrastradas, a medida que la evaporación o necesidades del cultivo les hace perder sus
aguas; ni del barranco llamado de Santos, con sus asquerosas y fétidas charcas, con sus
insepultos restos animales, con su proverbial inmundicia y con nuestros trogloditas, habitantes
amontonados en cuevas sombrías, húmedas y asquerosas, foco perenne de viruelas, tifoideas y
otras enfermedades. Nada queremos decir del matadero público, situado dentro de la población,
y sus nauseabundas inmediaciones; ni de los depósitos de materias orgánicas; ni de hediondas
caballerizas; ni del fango envasado en muchos puntos, donde se refocilan y regodean a sus
anchas los cerdos de la vecindad; ni de los sumideros que desembocan en las vías públicas,
entorpeciendo el tránsito y ofendiendo la vista y el olfato; ni de ciertos sitios más o menos
comunes de la población, donde es necesario sortear los pasos para no embestir con algo que no
huele a ámbar; ni de las capillas mortuorias, colocadas en el centro del pueblo, una de ellas entre
la Escuela superior, el Instituto y la Cárcel, y debajo de las oficinas del Ayuntamiento, Diputación
Provincial y Juzgado, donde hemos visto por muchas horas seguidas, depositados cadáveres de
personas víctimas de enfermedades contagiosas, a despecho de nuestras leyes y ordenanzas
rigurosas y precisas y contra la más rudimentaria noción de la higiene; nada queremos decir de
estas ni de otras muchas causas que más o menos eficazmente contribuyen a impurificar el aire
que respiramos.
280
PÉREZ, V. Tenerife como estación médica. Juicio del profesor Jaccoud. In, Revista de Canarias,
nº 58, p. 115-116 y nº 59, año III, mayo de 1881, p. 129-130.
De regreso a París elaboró unas lecciones que publicó en prensa en los primeros meses de 1881,
donde daba a conocer su opinión sobre Tenerife, recogida por el doctor Víctor Pérez se defiende
a duras penas en un artículo publicado en la Revista de Canarias el 23 de abril de 1881,
conviniendo con el francés en sus apreciaciones sobre Tenerife.
climáticas de la Isla, enfatizando en las del Valle de la Orotava, situación que se vio
enturbiada tras la experiencia que tuvo durante su estancia en Tenerife, que reprodujo
en su informe de marera muy clara:
Algunas de estas consideraciones fueron reconocidas por el médico Víctor Pérez, pero a
otras, respondió con contundencia, discrepando y viendo en la isla del Teide como
estación médica, siendo la que más porvenir podía presentar por sus ventajas climáticas,
reconocidas por este y otros tanto viajeros que arribaron a estos parajes.282
281
Ibidem, p. 116.
282
Ibidem, p. 117.
(...) en las costas podemos tener varias estaciones con climas de país llano, de la más uniforme
temperatura, y luego, subiendo gradualmente, tenemos puntos semejantes a los que hoy son más
frecuentados y tan justamente renombrados por sus condiciones especiales, como son los de
Davos, Samaden y Saint Moritz, los que llenaría Villaflor con indudable superioridad.
283
ZEROLO, T. Climatoterapia de la tuberculosis pulmonar en la Península Española, Islas Baleares
y Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Vicente Bonnet, 1889, p. 230-236.
... aunque no puede referirse a la parte ilustrada de nuestra población, es cierto que
es muy grave para el país, porque hiere nuestros sentimientos y nuestra educación,
lo que dice Mr. Jaccoud respecto a nuestro horror a la tisis. Apelemos si no, a todos
los profesores de nuestro archipiélago, y todos tendrán historias tristes,
desgarradoras que contar sobre el abandono que se hace de enfermos atacados de
284
este mal, el que será contagioso en ciertos y raros casos.
Las condiciones higiénicas de la Isla también son retratadas por Víctor Pérez,
describiendo tanto su estado como los dispositivos sanitarios que se poseían,
coincidiendo con el profesor Jaccoud en la precariedad de sus condiciones, y
proponiendo obtener beneficio de la crítica del galo, enmendando las debilidades para
favorecer la afluencia de personas a Canarias:
A estas aportaciones, tanto del profesor Jaccoud como del médico Víctor Pérez,
en el mismo años, se unieron las del médico Antonio Soler286, quien dedicado al campo
de la Higiene, realiza, en un discurso leído en la Academia de Médico-Quirúrgica, una
extensa exposición sobre la disciplina médica, enumerando aquellas ventajas de la
aplicación de los preceptos higiénicos en los que las autoridades juegan un papel
considerable para su instauración en el medio público y privado287. En el discurso
284
PÉREZ, V. (1881). Opus cit, p. 129.
285
Ibidem, p. 130.
286
SOLER, A. Importancia de la Higiene. Discurso leído en sesión de la Academia Médico-
Quirúrgica de Canarias el 22 de enero de 1882. In, Revista de Canarias, nº 77 y 78, p. 38-41, y nº
79, p. 69-72.
287
Ibidem, p. 71.
Sin embargo, no se obtienen de la higiene todos los beneficios que es susceptible de proporcionar,
ni introduce todos los óptimos y sabrosos frutos que hay derecho a esperar de ella. Todo el mundo
conoce su valor, todo el mundo siente respecto hacia sus preceptos, todo el mundo da consejos
establece mecanismos que pueden permitir lograr este objetivo, agregando que a fin de
que cada cual, en la medida de sus fuerzas y en la esfera de sus atribuciones, coadyuve al
mejoramiento de las deplorables condiciones de que dejo hecho mérito.288
Mejorar las condiciones higiénicas de nuestras habitaciones, dándoles más luz, más
ventilación, una cantidad de aire que esté más en relación con el consumo de
oxigeno que individualmente y colectivamente nos es indispensable; sanear la
atmósfera, impidiendo la evaporación de sustancias deletéreas, depurándola de
todos los agentes que tan perjudiciales son para el normal desempeño de las
funciones respiratorias y circulatorias; procurar que la alimentación sea más sana,
esté más en armonía con las necesidades del organismo; perseguir la sofisticación
de los alimentos y bebidas, creando médicos-higienistas que dotados de
conocimientos idóneos, ejerzan con el debido celo las múltiples ocupaciones que
abraza este importante ramo de la salubridad pública; luchar con la prostitución y
con el crimen moralizando las costumbres, estudiar las causas del progresivo
crecimiento de la tisis, investigar el origen de las afecciones tifoideas (que van
haciéndose endémicas en algunas localidades); dar a las juntas de sanidad los
medios materiales y la conveniente organización para que puedan cumplir el
cometido que tienen asignado; extender la beneficencia domiciliaria con el
suficiente tino y el bastante tacto para que no se abuse de ella…Hacer que la
higiene entre a formar parte de la instrucción, difundir por do quiera la ilustración,
multiplicando las escuelas, fundando bibliotecas públicas, pero una sólida, asentada
sobre firmes bases y adecuada a las necesidades y profesiones de cada cual;
consagrar a la demografía sanitaria toda la importancia a que la hacen acreedoras
las grandes ventajas que proporciona«. Y para finalizar, reivindica para la mujer
»en la familia y en la sociedad el justo y equitativo papel que esta llamada a
desempeñar, pues, como madre, como amante, como esposa, como hermana,
como amiga, ejerce constantemente una influencia muy directa sobre el hombre y
aún sobre los pueblos.
refiriéndose a ella, y su nombre sirve de égida para todas las invenciones, pero cuando se llega al
terreno de la práctica y se desconoce su valor, se olvidan sus preceptos, no se cumplen ni aún sus
más rudimentarias leyes. Y al abordar la cuestión en Canarias, sus palabras no pueden ser más
significativas: ¡Cuantas infracciones de las leyes higiénicas en torno nuestro! ¡Cuan poco
atendidos sus saludables principios! ¡Cuantos males ocasionados por el punible abandono de
todos! Causa profunda lástima, verdadero dolor nuestro estado, y el ánimo se apena cuando
contempla una región tan pródiga y espléndidamente dotada por la naturaleza, de condiciones
topográficas y climatológicas tan envidiables, y la ve sujeta a las más pésimas y detestables
condiciones higiénicas.
288
Ibidem, p. 72-74.
Tanto el aire como la vivienda presentes en ese momento en Santa Cruz eran
considerados por los profesionales sanitarios como los motivantes del surgimiento de
muchas de las enfermedades que padecían sus habitantes entre las que se encontraba la
tisis. Bethencourt Alfonso establece que la observancia de la higiene, que dista de ser
289
BETHENCOURT ALFONSO, J. (1879). Opus cit, parte III, nº 7, p. 105-106.
290
Ibidem, p. 106-107.
291
CÁMARA, M. DE. Saneamiento de Santa Cruz de Tenerife. In, Revista de Canarias, nº 37, p.
166-168 y nº 38, p. 180-182, ambos de 1880.
292
Ibidem, p. 166-167.
Cámara no entiende como se han desatendido todas y cada una de las premisas
expuestas por los higienistas, que favorecen las condiciones de salud en la ciudad,
expresando:
Si se demuestra –nos dice Cámara– que no es indiferente que una casa este o no
bañada por los purificadores rayos del sol; si se prueba, con datos numerosos
basados en el cálculo y el estudio, cuanto influyen en nuestra vida las buenas
293
Ibidem.
294
Considera que la función respiratoria, al cambiar estas proporciones, la convierte de saludable
en insalubre, y deduce de ese estudio la capacidad de las distintas dependencias de una casa
según el uso al que va destinada y el número de individuos que han de ocuparla. El aire es aún
más necesario para la vida del hombre que la comida, y su pureza es imprescindible a nuestra
salud.
condiciones de la casa ¿de qué depende el poco aprecio que se hace de todas esas
consideraciones, y que por lo general no se practiquen los principios y consejos de la
ciencia?¿Cómo se explica que, siendo la salud lo que más estima el hombre, tan
poco nos cuidemos de examinar lo que conviene a su conservación?¿A cual causa
atribuir ese desdén tan frecuentemente manifestado hacia todo lo que sobre el
particular tenga visos de científico?¿Cómo comprender que se diga: Conformes con
que todas esas cosas y otras cosas sean lo técnico, lo útil, lo bueno; pero hay que
sacrificarlo a la economía, al interés del momento, a las circunstancias, a ciertas
exigencias? ¿tan insignificante es la consideración de que la vida media del hombre
es corta en nuestro pueblo? ¿ofrece un interés tan secundario la salud de los
295
individuos para posponerla a intereses de otra índole?.
Para Cámara, al igual que para otros autores que abordan este tema concreto,
como Bethencourt Alfonso, la humedad, presente en las casas de cualquier tipología,
son la causa que origina determinadas patologías. A ello, se unen las características de
las edificaciones, que en ojos de este constructor era calificada de «mala». En su texto,
observa que existe una marcada preocupación por los daños que a la propiedad causa
este fenómeno, sin atender a los que ocasiona a la salud de los que habitan en las casas
que de tal mal adolecen. Como buen entendido en la materia, la humedad que afecta al
interior de las edificaciones proviene del suelo, secundario a vicios en la construcción, en
la permeabilidad de los materiales y del común uso de los malos morteros, así como
defecto de su ventilación.
295
Ibidem, p. 181.
296
Ibidem, p. 181-182.
297
Ibidem, p. 182-183.
Cámara confiaba en que se comprendiera la utilidad de entender bien la economía y se procurará
fabricar las casas de dos pisos, evitando los inconvenientes de las casas terreras, reservando la
parte baja a las habitaciones de importancia secundaria, con los dormitorios situados en el piso
alto, así como las estancias de labor, estudio, etc.
298
Ibidem, p. 182.
Desde las autoridades locales, este tipo de construcción era declarado como
deplorable, como consta en una inspección de la Comisión Sanitaria de 1903. Por estas
mismas fechas, el prestigiosos médico higienista doctor Comenge fue comisionado por
el gobierno para informar sobre la situación sanitaria de la capital santacrucera, a la que
calificó de miserables, proponiendo la creación de tres barriadas de nuevos diseño, dos
de ellas próximas a la costa y una en el extrarradio de la capital, en la zona denominada
de Salamanca. Para costearlas, así mismo, propone el uso de fondos provenientes del
Ministerio de la Gobernación, lo que indica que las viviendas económicas existentes no
debían servir como ejemplo ni se les podía sacar ningún partido.
Porque pienso que se opondrán a ello los efectos de la única enfermedad endémica
que en nuestro país se padece, y cuya enfermedad, de categoría distinta a las que al
principio enumeré, me llevaría, si no abrigara la esperanza en el porvenir, a
sospechar que las generaciones que nos sucedan, ni aún siquiera tendrán fuerzas
299
BETHENCOURT ALFONSO, J. (1879). Opus cit, parte III, nº 7, p. 206.
300
Publicado en el Boletín Oficial de 26 de junio de 1885.
301
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo IV, p. 77-78.
al Gobierno Central un escrito en el que se dejaba bien claro el significado de todo esto y
las dificultades que acarreaba la aplicación de esta disposición. Propone la creación,
para cada una de las Islas, de una junta propia, presidida por el Jefe Militar
correspondiente. A partir de este momento, hubieron en Santa Cruz dos juntas
sanitarias, la Junta Provincial, presidida por el Comandante General; y por otra parte, la
Junta Municipal de Sanidad, instalada en Santa Cruz desde 1813.302
302
Ibidem.
La Junta Provincial, aprobada por la Suprema del Reino el 24 de abril de 1812, se componía del
Comandante General, que era entonces La Buria, como presidente; el alcalde mayor de la isla,
José Antonio Morales, como vicepresidente, y el fiscal de Guerra, Francisco de Paula Fernández
Bredero, como vocal secretario, mas un vocal por cada una de las islas; y la Junta Municipal de
Sanidad, que se componía de los dos beneficiados de la Concepción y del Pilar, el médico
municipal, dos regidores y dos vecinos. En 1837 se redactó un nuevo reglamento para todas las
juntas de sanidad de la provincia, cuyas actividades, simplemente rutinarias en tiempos
normales, cobraban alguna importancia en los casos de emergencia, sobre todo en casos de
epidemia.
1841 se utilizaron los modelos anteriores a 1822, para volver a las directrices de 1822 en
al año 1841, momento en el que se establece el reglamento de Beneficencia. Fue, por lo
tanto, una de las muchas iniciativas de carácter social tomadas por las Cortes
constitucionales, y que sólo asomaron a la realidad, porque a cada conato de
institucionalización le correspondía un retorno del absolutismo, que volvía a colocar las
agujas del reloj en la hora cero.
303
La Cruz Roja estableció su comisión central para Tenerife el 21 de agosto de 1895. Tiene local
propio en la calle San Lucas, edificado a partir de 1914. Otras sociedades benéficas fueron La
Bienhechora, establecida en 1886 en la calle La Luna, La Benéfica, en la calle de la Curva; la X,
fundada a fines de siglo, su director Rafael Hardisson y Espou y luego Patricio Estébanez planeó la
construcción de un asilo para pobres que después se convirtió en Hospitalito de niños.
Casa de Huérfanos, donde los varones pasaron a ocupar una sección del Hospital de
Desamparados, y las mujeres una casa de alquiler frente al mismo Hospital, en la calle
de San Carlos.
Más tarde, los ancianos pudieron ocupar otra casa, propiedad de la Junta de
Beneficencia, en la calle La Noria. Pasados los años, se creó otro asilo para ancianos
pobres que se inauguró en una casa de la calle de la Caleta el 13 de enero de 1912, fecha
a partir de la cual quedaba prohibida la mendicidad callejera en la ciudad. También han
funcionado en distintas épocas cocinas económicas o gratuitas para los pobres en
momentos de mayor presión económica, de epidemias o de guerra.304
304
Durante la epidemia de 1893, en noviembre y diciembre se abrieron listas de suscripción para
cocinas económicas para pobres. En enero y febrero de 1907, ante un nuevo temor de epidemia,
las cocinas funcionaron durante tres semanas.
305
BETHENCOURT ALFONSO, J. (1879). Opus cit, parte III, nº 7, p. 206.
306
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit., Tomo IV, p. 79.
307
PAREDES ALONSO, F. J. Historia contemporánea de España: Siglo XIX. Barcelona: Editorial
Ariel, 2008, p. 39-53.
definido éste como un conjunto territorial vinculado por la persona del monarca, así
como por las relaciones económicas y sociales de orden señorial, inmersos en el
despotismo ilustrado308.
308
Ibidem, p. 5-37.
España había sido un Estado sin parangón si lo comparamos con los países vecinos que
presentaban como sistema político el Antiguo Régimen, por contener algo tan peculiar como un
imperio colonial de carácter estamental, muy diferente del modelo colonial británico.
309
Ibidem, p. 19-40.
Esta dificultad de «regeneración» interna se hizo más visible cuando se produjo el violento
choque con el exterior. Las estructuras del viejo edificio borbónico se estremecieron al ser
desplazadas por la máquina de guerra de una nueva y pujante potencia europea: la Francia
resultante de la revolución.
Los últimos restos que quedaban del Estado transoceánico eran Cuba, Puerto
Rico y Filipinas. Cuba era la principal plataforma colonial después de la pérdida del
Imperio continental, sirviendo desde el descubrimiento de estas nuevas tierras como
trampolín hacia el continente. Desde España se pusieron en práctica dos formas de
actuación para el control de la Isla: atendiendo a lo económico, se estableció una
práctica arancelaria sobre las exportaciones e importaciones cubanas, cuyo objetivo era
aumentar el contenido de las arcas públicas; y al plano político, se le otorgaron de
plenos poderes al capitán general. La obra abolicionista que se estableció en las Cortes
de Cádiz quedó suspendida en 1814, con el restablecimiento del absolutismo. Tras la
muerte de Fernando VII en 1833 nuevamente se instaura un ideario abolicionista que
desmiembra al Antiguo Régimen, pero no logra borrar su huella por completo. Con la
desamortización eclesiástica de Mendizábal en 1836, junto a la desaparición de los
señoríos, nobles y burgueses asumieron la propiedad de estos territorios, situación que
provocó un alto descontento entre las clases campesinas.310
Para una correcta comprensión del liberalismo español, este debe ser
contemplado desde una doble perspectiva: como una realidad alterada por el
intervencionismo militar en forma de pronunciamientos; o como la permanencia de un
sistema que mantuvo en lo fundamental sus principios, independientemente de la
versión que adquirieran y de su mayor o menor alcance. Pese al protagonismo militar en
la acción política, la finalidad no era la instauración de una dictadura militar sino la
defensa, en último término, de alguna de las versiones del liberalismo, actuando éstos
en nombre de los partidos que configuraban la familia liberal. De esta manera, la
evolución del sistema liberal estuvo mediatizada por los distintos grupos sociales que se
fueron incorporando a la actividad política, y muy cerca del sucesivo desarrollo
económico y social del país. En los primeros momentos, el liberalismo español
representaba intentos sucesivos de acomodo a las realidades sociales, económicas y
culturales cambiantes del momento. La evolución política del siglo XIX español fue muy
310
Ibidem, p. 168-173.
311
A escala europea, sólo dos modelos responden a una dinámica evolutiva: Gran Bretaña y
Bélgica. Los restantes modelos responden a un esquema de actuación sujetos a numerosos
desajustes que llevan a la transformación de la escena política como consecuencia de una serie
de avances y retrocesos, que en algunos casos llegaron a situaciones de violencia.
312
Ibidem, p. 177-184.
establecía una estrecha ligazón entre ambos marcos institucionales. Dada la frágil
articulación de la sociedad civil, las elites políticas del moderantismo tendieron a
sustituir esa articulación por una organización sustentada en una pirámide de notables
que encaja a la perfección con las relaciones clientelares clásicas de comunidades
rurales configurando una primera infraestructura del tejido caciquil.
En 1854 el régimen moderado dejo el testigo durante dos años a la otra rama de
la familia liberal: el partido progresista, previo pronunciamiento militar, sin un cambio
significativo de las elites políticas. Así se abren dos años de reformulaciones. La caída de
los moderados estuvo provocada en última instancia por su propio carácter excluyente,
fijando una característica de la trayectoria del liberalismo español, posteriormente
reproducida, y que obligaba a las partes excluidas a recurrir invariablemente al apoyo de
unos militares, convertidos en líderes de partido, para imponer su propio recambio
excluyente. Así, las situaciones políticas se sucedían unas a otras por la vía del
pronunciamiento. El bienio comprendido entre 1854 y 1856, cuya máxima expresión
jurídico-política fue la Constitución non nata de 1856, dejó su impronta sobre todo en el
campo de la economía al reorientar la política económica hacia parámetros más
liberales. La legislación bancaria y ferroviaria del periodo permitió una mayor apertura al
capitalismo europeo, la construcción de un embrionario sistema financiero y el primer
trazado ferroviario español, fueron pieza básica en la estructuración del mercado
nacional.
que habían pretendido una mayor dimensión reformista, en temas tales como la
propiedad de la tierra, la cuestión de las quintas o las relaciones capital-trabajo, vieron
frustradas sus aspiraciones. Ni el campesino andaluz consiguió colmar su hambre de
tierra, ni el naciente movimiento obrero, con la llegada de la Internacional a España a
finales de 1868, encontró cauces para su desarrollo al cuestionarse su legalidad.
Tampoco la efímera República (1873- 74), instaurada para llenar un vacío de poder tras
la abdicación de Amadeo I, encontró suficientes bases políticas y sociales de
sustentación. Ni su vocación reformista, ni su proyecto de estructuración federal del
Estado lo lograron.
dirigidas por Sagasta, y culminadas en 1890 con la reinstauración del sufragio universal
masculino.313
313
VILAR, P. Historia de España. Madrid: Barcelona, 2008, p. 102-147.
314
PAREDES ALONSO, F. J. (2008). Opus cit., p. 429-459.
Uno de los grandes problemas que tuvo el mundo político monárquico fue la
desmembración de los dos partidos históricos en familias, labor que logran Cánovas y
Sagasta. Pero cuando ambos desaparecieron, el panorama cambió radicalmente. A
pesar de la altura y significación de los nuevos políticos, ninguno de ellos logró
reproducir la auctoritas de sus antecesores. Así resultaba más complicado enfocar un
plan de reformas, desde unas plataformas políticas fragmentadas. La hondura de las
reformas necesarias, aparte de la vocación suficiente para llevarlas a cabo, exigía unas
estructuras más consolidadas.
315
Importante el significado de la Semana Trágica por los ingredientes que intervinieron en ella:
en primer lugar el rechazo de la población de Barcelona a la guerra de Marruecos, siempre
impopular, que actúa como principal variable exterior de la evolución política española durante el
primer tercio del siglo XX; en segundo lugar la capacidad de movilización del anarquismo
barcelonés, en proceso de organización, que dará lugar en 1911 al nacimiento de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) protagonizando, en competencia con la socialista
Unión General de Trabajadores (UGT), el sindicalismo español hasta 1939; y en tercer lugar el
auge del nacionalismo catalán que en 1907 ha conseguido su primer gran triunfo electoral,
desplazando a los partidos dinásticos, bajo la denominación de Solidaritat Catalana que agrupó al
catalanismo conservador de la Lliga y a los pequeños grupos republicanos. La Semana Trágica
tomó una expresión anticlerical en la quema de conventos y fue sofocada por el ejército. La
represión posterior, cuyo exponente mayor fue la ejecución del pedagogo anarquista Ferrer
Guardia, favoreció la caída de Antonio Maura.
en un solo organismo presidido por Prat de la Riba, veterano teórico del catalanismo
conservador.
316
Ibidem, p. 483-538.
poco, las antiguas elites políticas se pasaron al campo opositor con intentonas
insurreccionales que encontraron algún apoyo militar. El momento decisivo fue en 1929,
cuando el Ejército negó su concurso a una dictadura cuyo principal error estratégico fue
la imposibilidad de dotarse de unas estructuras institucionales propias. Finalmente
Primo de Rivera perdió el apoyo del rey y presentó la dimisión en enero de 1930.
Alfonso XIII salió mal parado de la dictadura. Se le reprochaba haber sido el inductor del
golpe de 1923, haberlo propiciado o en todo caso no haber hecho nada por evitarlo. Por
aceptación o por inacción se hacía responsable al rey, comandante y jefe del Ejército. La
opinión pública republicana salió reforzada de la dictadura, sobre todo gracias al apoyo
de los principales sectores intelectuales del país que elaboraron un discurso cuyo
mensaje latente o explícito hacía hincapié en la incapacidad de la monarquía para
modernizar España.317
Poco efectivos fueron los esfuerzos de los gobiernos Berenguer y Aznar (febrero
1930 - abril 1931) para restablecer la situación constitucional de 1876. Las disensiones
internas y los fallos estratégicos en el campo monárquico, unidos al auge del
republicanismo, cuyo discurso se hizo hegemónico, frustraron esa especie de retorno al
pasado como si nada hubiera sucedido. Finalmente las elecciones municipales del 12 de
abril de 1931 adquirieron una naturaleza plebiscitaria de hecho sobre la forma de
gobierno. El triunfo de la conjunción republicano-socialista fue masivo en los grandes
centros urbanos, verdaderos barómetros de la opinión pública. Falto de apoyos, Alfonso
XIII suspendió el ejercicio de sus funciones regias y tomó el camino del exilio,
prácticamente al mismo tiempo que se proclamaba la República.318
317
Ibidem.
318
Ibidem, p. 491-521.
En este proceso fue básico el papel jugado por amplios sectores de la intelectualidad de la época,
que crearon la Agrupación al Servicio de la República. Eran los elementos más representativos de
la llamada edad de plata de la cultura española, que aglutinó a las llamadas generaciones de
1898, 1914 y 1927, que alcanzaron su mayor relevancia en el campo literario con figuras tan
destacadas como Unamuno, Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Federico García
Lorca o Rafael Alberti. En este despertar intelectual tuvo un particular protagonismo la Junta para
Ampliación de Estudios, con figuras de la talla de Santiago Ramón y Cajal, Simón Bolívar, Ramón
Menéndez Pidal o Blas Cabrera.
319
En cuanto al PSOE pronto se convirtió en el partido con mayor impronta electoral y calado
social del arco republicano, pero sujeto a fuertes conflictos internos en los que se
entremezclaban las rivalidades personales y los argumentos contrapuestos de cuál debía ser el
papel del partido en la joven democracia republicana.
320
PAREDES ALONSO, F. J. (2008). Opus cit, p. 502-541.
321
Ibidem.
322
PAYNE, S. G. La primera democracia española. La Segunda República 1931-1936. Barcelona:
Paidós, 1995, p. 103-150. Colección Estado y Sociedad.
323
No podemos olvidar que el 14 de abril de 1931 en la Puerta del Sol de Madrid tuvo su
correlato en la plaza de San Jaime de Barcelona cuando Françesc Macià proclamó la República
Catalana, dentro de la República Española, es decir, adelantó una definición federal para el
régimen recién instaurado. De hecho el Gobierno provisional estableció un pacto con el
nacionalismo republicano catalán que logró bajo la dirección de Maciá unirse en un único
partido, Esquerra Republicana de Catalunya, y conseguir la hegemonía política en detrimento de
la conservadora Lliga. El pacto planteaba la aprobación de un estatuto autonómico para
Cataluña.
CEDA en 1933, como la hará el Frente Popular en febrero de 1936. El bienio 1934-1935,
justamente se le calificó con el apelativo de contrarrevolucionario, ya que se produce un
vuelco en la política durante este periodo. La CEDA era una coalición de partidos de
diferente procedencia ideológica pero unidos en su tajante oposición al modelo de
República nacido en 1931. En sus filas había sectores proclives a una salida política
autoritaria o antiparlamentaria, análoga a otras dictaduras europeas, que convivían con
sectores demócrata-cristianos capaces de aceptar la República siempre y cuando la
Constitución fuera reformada en profundidad, sobre todo en lo referente al tema
religioso.324
Manuel Azaña formó el gabinete del nuevo gobierno con miembros procedentes
de las filas republicanas, renunciando los socialistas a entrar en éste. Esta situación
provocaba que el gobierno fuera débil para la tarea que habría de afrontar, y no era lo
menor controlar a sus propias bases sociales, proclives a realizar las reformas a través de
las acciones directas, cuyo mejor exponente fueron las ocupaciones de fincas. En el mes
de abril el parlamento destituyó al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora,
incompatible con la nueva situación frente populista, eligiendo en mayo como
324
PAREDES ALONSO, F. J. (2008). Opus cit., p. 522-541.
presidente a Azaña. El candidato más razonable era el socialista Indalecio Prieto, pero
las divisiones en el interior del PSOE frustraron la operación: Largo Caballero se opuso
frontalmente. Y la jefatura del gobierno cayó en manos del inoperante y gris Casares
Quiroga, sometido políticamente a Manuel Azaña, incapaz de gestionar una situación
política muy radicalizada en el Parlamento, en la calle y en los cuarteles.325
La Guerra Civil Española dará comienzo con el sublevamiento del ejército contra
el gobierno republicano entre los días 17 y 20 de julio de 1936. Se trataba de una
rebelión militar que poseía también un sólido apoyo político y civil. Desde el triunfo del
Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, el alzamiento militar había sido
cuidadosamente preparado, a base de los jefes y oficiales integrados en la Unión Militar
Española (UME). La dirección técnica recayó en el general Mola, comandante militar de
la plaza de Pamplona, y se desarrolló con cierta facilidad dada la inoperancia del
Gobierno para combatirlo. En los primeros meses de la guerra, el poder del gobierno
republicano fue meramente nominal. En gran medida la historia política republicana a lo
largo de la Guerra Civil se concentra en el esfuerzo por reconstruir el poder del Estado.
Su primera expresión la encontramos en el gobierno constituido por Largo Caballero en
septiembre de 1936 y su logro más acabado a partir de la gestión del primer gobierno
presidido por Juan Negrín, en mayo de 1937. Hasta esta fecha la situación política en la
zona republicana responde al dilema de que la guerra esta intrínsecamente unida a la
revolución, secundada por la CNT y el POUM, o la prioridad de vencer al enemigo común
y dejar aparcada la revolución para un futuro incierto, defendida por el Partido
Comunista Español (PCE), la mayoría del PSOE y los pequeños partidos republicanos.
325
PAYNE, S. G. (1995). Opus cit, p. 103-150.
En términos políticos, en la sublevación de julio de 1936 confluyen varios vectores. El sustrato
fundamental es de corte monárquico-corporativo, y vendría representado por la significación
ideológica del partido Renovación Española, liderado por Calvo Sotelo. A él se unían la falange,
los carlistas, sectores de la CEDA y un conjunto indeterminado ideológicamente pero claramente
antirrepublicano, conservador y por tanto, contrario al frente popular y al proyecto reformista de
1931-1933. En esta última tendencia se situaban la mayoría de los generales rebeldes. El 20 de
julio de 1936 ya era evidente que la guerra civil era un hecho. La rebelión militar había fracasado
en las grandes ciudades de impronta republicana y obrera. Por el contrario el Gobierno no había
podido contener el golpe en las regiones más conservadoras del país.
entramado de gobierno de los rebeldes fue la Junta de Defensa Nacional, presidida por
el general Cabanellas y de composición enteramente militar. Para los militares el tema
del mando único era una necesidad inmediata, el vértice de una política de guerra
eficaz. Franco era el general mejor colocado para ejercer este mando. A pesar de la
oposición del general Cabanellas, el primero de octubre se publicó el decreto
convirtiendo a Franco en generalísimo de los ejércitos y en jefe del Estado español,
mientras durase la guerra. Posteriormente la marcha de la guerra y una eficaz
propaganda que elaboró y divulgó la teoría del caudillo invicto, impregnada de
connotaciones religiosas, incrementó progresivamente el poder absoluto de Franco. En
abril de 1937 unificó a todos los grupos políticos que habían apoyado la rebelión militar
en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Las desapariciones
sucesivas de los generales Sanjurjo y Mola, y de José Antonio Primo de Rivera, fusilado,
éste último, en la cárcel de Alicante el 20 de Noviembre de 1936, facilitaron la
consolidación del poder de Franco. El apoyo de la Iglesia Católica a la rebelión militar
entraba en la lógica de las complicadas relaciones entre Iglesia y Estado desde 1931. La
dura persecución anticlerical a lo largo de los primeros meses de la guerra en la zona
republicana vinculó, más si cabe, a la Iglesia con los sublevados. La doctrina oficial de la
Iglesia quedó expuesta en la Carta Colectiva de los obispos españoles que el Cardenal
Gomá hizo pública el primero de julio de 1937: el derecho a la rebelión contra el mal
gobierno; la sublevación como fenómeno preventivo frente a una revolución comunista
en ciernes; el carácter religioso de la guerra en términos de cruzada.326
326
Ibidem.
La postura del Vaticano aunque favorable a la causa franquista fue mas cautelosa que la de los
obispos españoles, seguramente por influencia de los sectores católicos liberales de otros países
europeos. Tal fue el caso francés, algunos de cuyos obispos presionaron al Vaticano desde finales
de 1937 para que se aprobase el restablecimiento del culto católico en la España republicana,
medida propuesta por el gobierno presidido por Negrín. Sin embargo el Vaticano, alegando
motivos de seguridad archivó una cuestión que había provocado inquietud en los medios
políticos franquistas.
por su labor intelectual y profesional, que fueron a poblar los centros urbanos de
muchos países, en especial de México. Los muertos de la guerra lo fueron en combate o
en la retaguardia. De todas las operaciones bélicas la más mortífera fue la batalla del
Ebro. Sobre todo en los primeros meses del conflicto la represión en ambas retaguardias
alcanzo gran intensidad. En el lado republicano cabe hablar de una represión
incontrolada, que adquiere un fuerte tono anticlerical y coincide con los momentos de
mayor debilidad del Estado. En la zona nacional la represión fue más sistemática y
calculada, emprendida directamente por las nuevas autoridades militares con el fin de
desarticular cualquier tipo de resistencia de los militantes republicanos y exterminarlos.
327
Ibidem.
Franco se destruyó el proceso de modernización que desde inicios del siglo XX había
emprendido la sociedad española y encarnado paradigmáticamente la II República. La
sistemática represión que caracterizó a los miembros del alzamiento desde julio de
1936, fue la piedra armilar sobre la que se asentó la dictadura. Cientos de miles de
republicanos partieron hacia el exilio en los últimos meses de la Guerra Civil tras la caída
de Cataluña.328
Altamente costosa para la sociedad española fue el exilio, opción por la que se
decantó la elite cultural y científica que había alentado la modernización de España
desde los presupuestos del regeneracionismo y la Institución Libre de Enseñanza, y la
apuesta por Europa tras el desastre del 98 fue perseguida con particular saña, como
portadora de los valores liberales y abiertos a las nuevas corrientes científicas y de
pensamiento que trataban de acercar a la sociedad española a la modernidad. Las leyes
de Responsabilidades Políticas de 1939 y de Represión de la Masonería y el Comunismo
de 1940, como posteriormente el Tribunal de Orden Público, fueron las herramientas
legales que se emplearon para una represión indiscriminada y sin garantías jurídicas.
Cuando la Segunda Guerra Mundial cambio de signo la retórica fascista de Falange fue
convenientemente atemperada, remarcando el componente del conservadurismo reaccionario
español, adobado de un marcado anticomunismo. Quedaba así claro el carácter instrumental que
para el dictador tenía su alianza con la Italia fascista y el nacionalsocialismo, más próximo al
pensamiento antiliberal y antimoderno del ultamontanismo católico representado por el
nacionalcatolicismo. De ahí sus diferencias sustanciales con el fascismo y el nacionalsocialismo,
fue una dictadura alérgica a las masas, más allá de su instrumentación circunstancial mediante la
exacerbación de un rancio nacionalismo españolista, cuyo poder y longevidad se asentó en el
permanente recuerdo de la guerra civil para cohesionar la adhesión de los sectores de la
sociedad española que apoyaron al bando nacionalista e imponer el terror y la persecución a los
vencidos en la guerra, a través del ejercicio sostenido de la represión.
328
ROMERO SAMPER, M. La oposición durante el franquismo. El exilio republicano. Madrid:
Ediciones Encuentro, 2005, p. 13-39.
Unas 450.000 personas estaban refugiadas en Francia al finalizar la guerra, cerca de la mitad de
ellos no retornaron, lo que los condenó a un exilio interminable en el país vecino, el resto a su
regreso engrosó las filas del exilio interior; otros tantos fueron objeto de la represión, unos
270.000 fueron internados en campos de concentración, sometidos a consejos de guerra; 50.000
terminaron frente al pelotón de fusilamiento, otros muchos fueron condenados a largas penas de
cárcel, muchos de ellos convertidos en mano de obra esclava en los batallones de trabajo.
Todavía en 1950 había 30.000 presos. Los que lograron escapar a la muerte o a largas condenas
de presidio fueron sometidos a una sistemática depuración, que llevó a la pérdida de sus
empleos, sobre todo en el sector público, y al destierro, atemorizados por el terror y la represión
iniciaron un largo exilio interior que no termino hasta la muerte del dictador y la consolidación de
la democracia en España.
Los médicos obtenían el grado de bachiller en una universidad y, tras dos años de
práctica junto a un profesor autorizado y examen de reválida ante el Protomedicato,
alcanzaban primero el título de licenciado y posteriormente el grado de doctor en
medicina. Los cirujanos se dividían en: latinos o cirujanos de ropa larga o toga, de
formación latina que precisaban tres cursos en instituciones médicas además de sus
estudios específicos, y romancistas, o cirujanos de ropa corta, cuyos mínimos estudios se
suplían con una certificación de prácticas que les permitiría acceder a los exámenes. De
forma paralela los cirujanos latinos, de formación universitaria, necesitaban cursar unos
estudios similares a los de los médicos pero su condición social era bastante inferior.
Con respecto a las clases subalternas, los primeros, los barberos, estaban
autorizados por el médicos para las bajas operaciones quirúrgicas, lo que los conformó
como una importante corporación constituida en cofradía. A pesar de que las diferencias
que existían entre los barberos y los cirujanos estaban muy marcadas, éstos no ponían
obstáculos, cuando un barbero distinguido por sus conocimientos en cirugía, en
recibirlos en su colegio y en dispensarles de la lengua latina en sus exámenes.
Antiguamente, los barberos independientemente del corte del pelo, presentaban entre
sus competencias la de dentistas o médico-cirujano, pudiéndonos encontrar que
durante la Edad Media, llegaran a realizar actividades como la extracción de piezas
dentarias y sencillas intervenciones de cirugía menor o sangrías, entre otras. Con
respecto a las segundas, éstas se encargaban, desde la Antigüedad, de ayudar en el
trabajo del parto, labor que han desempeñado hasta la actualidad. Su figura se
329
MUÑOZ GARRIDO, R. Empíricos sanitarios españoles de los siglos XVI y XVII. In, Cuadernos de
Historia de la Medicina Española. nº 6; 1967, p. 101-133.
confundía con la del cirujano hasta bien entrado el siglo XVIII, momento en el que
comenzaron a separarse.330
330
MELLADO, F. DE P. Enciclopedia moderna. Diccionario Universal de Literatura, Ciencias, Arte,
Agricultura, Industria y Comercio. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Mellado, 1864, p.
1079-1080. Tomo I.
331
AMASUNO SÁRRAGA, M. El control social de la práctica médica. In, GARCÍA BALLESTER, L.
(Dir.). Historia de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Tomo I. Salamanca: Junta de
Castilla-León, 2002, págs. 827-830.
Como en épocas anteriores, la medicina popular era empleada para subsanar aquellas
situaciones que salían de lo cotidiano. Si la dolencia se producida por causas naturales, era
practicada por todo tipo de personas, pero que requerían unos conocimientos o fueran expertos
en el manejo de hierbas o dominio de los males corporales, si las causas eran espirituales se
encargaban los curanderos y los sacerdotes, pensaban que las enfermedades tenían causas
naturales y que se producían por perturbaciones orgánicas del equilibrio corporal (frío, calor,
humedad, corrientes de aire, cambio de tiempo, la saturación de comida y bebida, la variación de
los sentimientos), apoyándose para su curación en costumbres y tradiciones, que iban pasando
de unos a otros y se trataban mediante remedios caseros naturales (plantas, minerales,
productos animales, ….). Las enfermedades producidas por causas sobrenaturales originadas por
la penetración de espíritus malignos, por hechizos, por el mal de ojo, o también por pecar y
saltarse las reglas que la iglesia imponía, se trataban a base de terapias mágico-religiosas,
conjuros y rituales. Un campo en el que el cristianismo tuvo que definirse por no estar de
acuerdo con ancestrales costumbres. Ya San Agustín, en el siglo V y Graciano en el siglo XII,
denunciaron prácticas supersticiosas, como acudir a curanderos, invocar a los demonios y
depositar amuletos en lugares sagrados.
Al inicio del siglo XIX, según J. Viñes, convivieron los planes precedentes con los
que se fueron incorporando paulatinamente, subsistiendo de manera precaria, para ir
desapareciendo progresivamente de acuerdo a los principios político-organizativos del
nuevo siglo y con la adaptación a los nuevos conocimientos técnicos que se precisaban
para el arte de la curación, el cuidado y las profesiones que la desempeñan334. Estos
órganos heredados que expiran a mediados del siglo fueron: el Protomedicato; las
juntas gubernativas superiores de medicina cirugía y farmacia; y la Junta Suprema de
Sanidad. Junto a ellas, se mantienen otros órganos pertenecientes al siglo precedente,
sobreviviendo e incluso fortaleciéndose poco a poco: las juntas provinciales y
332
Los cambios de titulación profesional, así como el surgimiento o extinción de otras ocurrió
muy rápidamente. Se produjeron durante la primera mitad del siglo XIX unos 12 cambios
comprendidos en las siguientes fechas: 1801, 1804, 1815, 1823, 1827, 1836, 1843, 1845, 1846,
1849, 1857 y 1858.
333
FERNÁNDEZ ARIENZA, J. La desconocida creación del colegio de médicos de León en 1898;
Tierras de León. León: 1997, p. 95-97.
334
VIÑES RUEDA, J. La sanidad española en el siglo XIX a través de la junta provincial de la
sanidad navarra (1870-1902). Pamplona: Gobierno de Navarra, 2006, p. 39.
335
ARRATE, J. Real Tribunal del Protomedicato: antigüedad, jurisdicción y gobierno. In, Llave del
Nuevo Mundo. México: Fondo de Cultura Económica, 1949, p. 144-147.
En 1422, Juan II de Castilla crea el Tribunal de Alcaldes Examinadores, cuyo cometido era el de
dictaminar la competencia de los aspirantes a ejercer la medicina y cirugía. Se cree que en este
tribunal está el origen del Protomedicato en España, denominación que surgió oficialmente en
los tiempos de los Reyes Católicos, estableciéndose en varias ciudades españolas donde
gobernaban.
336
SÁNCHEZ ALVAREZ, J. El Protomedicato navarro. Pamplona: Universidad de Navarra, 1990, p.
26-35.
337
CASTRO GONZÁLEZ, M. P. (2009). Opus cit, p. 41-57.
por las pragmáticas que Felipe II instaura entre 1588 y 1593, en las que estuvieron
presente la limpieza de sangre que controló en todo momento el Santo Oficio,
prohibiéndose el acceso a las actividades médicas a judíos y conversos338. Ante el mal
nivel formativo que muchos médicos presentaban tras realizar sus estudios en las
universidades españolas, Felipe II estableció, que tanto médico como cirujanos, debían
presentar al Juicio o Ayuntamiento de cada una de las ciudades donde quisieran ejercer
la medicina, la certificación que acreditara su grado, así como las prácticas que por ley
estaban estipuladas. Esta disposición fue considerablemente dificultosa cuando se
procuró llevar a cada una de las partes del Reino, por lo que se mantenían formas de
examinar y controlar el ejercicio sanitario con otros mecanismos como por ejemplo las
justicias locales; tanto Cataluña como Aragón, disponían de tribunales propios hasta su
centralización tras la instauración de la Casa de los Borbones en España339. En el siglo
XVIII estas competencias se verán limitadas como resultado del desarrollo de las
necesidades formativas de las propias profesiones, obligando a sufrir las modificaciones
pertinentes para adaptarse a esta nueva situación. Algunos autores han querido ver la
causa de esta nueva situación en el desarrollo de los estudios médicos, farmacéuticos y
quirúrgicos que favorecían la introducción de sociedades médicas denominadas
cofradías, y de cirujanos que reivindican una mayor autonomía respecto al
Protomedicato; en el caso de los boticarios se centrará en el rechazo a ser
inspeccionados por físicos o médicos. Destaca, durante este momento, un desarrollo de
las profesiones sanitarias junto a colegios y facultades universitarias, como consecuencia
del desarrollo de estudios academizados y reglados; poco a poco, estos organismos
fueron asumiendo la responsabilidad de la formación y expedición del título profesional.
Todo esto supuso una disminución del peso del Protomedicato ante la Corona,
apareciendo nuevos recursos con competencias para tal fin en el panorama sanitario.
Bajo el reinado de Carlos III, en 1780 se crean los tribunales independientes para
cada una de las tres profesiones: físico, cirujano y farmacéutico; años más tarde, en
1799, se funda la Facultad Reunida de Medicina y Cirugía, lo que supuso la desaparición
del Protomedicato, asumiendo ésta todas las competencias que el ente medieval había
338
Ibidem.
339
SÁNCHEZ GRANJEL, L. La medicina española del Renacimiento. Salamanca: Universidad de
Salamanca, 1980, p. 75-76.
340
CAMPOS DÍEZ, M. El Real Tribunal del protomedicato castellano, siglos XIV-XIX. Cuenca:
Universidad de Castilla-La Mancha, 1999, p. 207-215.
341
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit, p. 40-42.
El regreso del Absolutismo, marcó un gusto ilustrado en la fundación del Tribunal Superior de
Salud Pública, que recupera las funciones del Protomedicato.
342
CAMPOS DÍEZ, M. (1999). Opus cit., p. 221.
nuevamente, en 1814, Fernando VII derogar esta institución y recuperar las Juntas
Superiores Gubernativas, lo que evidencia el carácter gubernativo progresista (público)
del primero, y profesionales o gremiales de las segundas. Hemos visto la nueva
recuperación del Protomedicato en 1820 y su definitiva desaparición en 1822. Por su
parte desaparecen por R.D. de 1839, «las Juntas Superiores Gubernativas de Medicina,
Cirugía y de Farmacia, pasando el cuidado de la enseñanza a cargo de la Dirección
General de Estudios, en cuyo seno se formará una Sección de Negocios Médicos».343
Este organismo nace como una comisión de cuatro ministros del propio Consejo
Real, presididos por su gobernador, donde los médicos tan solo actúan como asesores.
En 1805 se suprime, asumiendo sus funciones el Ministro de la Guerra, y transfiriendo
las periféricas a los capitanes generales, que iban a disponer para la función sanitaria de
una «Junta Superior de Sanidad» en el ámbito de su mando, además de las juntas
provinciales y municipales. Estas competencias son entregadas al ámbito castrense,
relacionado con sus funciones en casos de epidemias, momento en el que es el ejercito
el que asume la instauración de los cordones sanitario. En 1809 se recupera la Junta
343
MONLAU, P. Elementos de Higiene Pública. Madrid: Imprenta y Estereotipia de M.
Rivadeneyra, 1862, p. 1162.
344
CAMPOS DÍEZ, M. (1999). Opus cit., p. 197.
345
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 44-46.
Las grandes epidemias que durante el siglo XIX sufrieron las diferentes
poblaciones españolas, unido a la incipiente administración sanitaria y un debate
intelectual y profesional, llevarán, a mediados del siglo, a reformas que se materializarán
en el Real Decreto Orgánico de Sanidad de 17 de marzo de 1847, promulgado durante el
mandato moderado de Sotomayor, a la que se le unió, la Real Orden sobre el
Reglamento organizativo y atribuciones del Consejo y las juntas de sanidad de 26 de
marzo del mismo año, consideradas la antesala de la Ley Orgánica de Sanidad de 28 de
noviembre de 1855347. Tras numerosos intentos, se procura una reforma que intenta
dotar a España de un boceto de la organización sanitaria ayudado del citado «Real
Decreto», desarrollado a través del Reglamento sobre organización y atribuciones del
Consejo y las juntas de sanidad, y a su vez, mandado observar y cumplir por la Real
Orden de 26 de marzo de 1847. La normativa será rematada mediante la organización
de la función pública sanitaria con el Reglamento para las subdelegaciones de sanidad
del Reino, aprobado el 24 de julio de 1848, bajo el gobierno de Narváez, líder del partido
moderado. Este movimiento reformista se vio solapado por la ya nombrada Ley
Orgánica de Sanidad, que las Cortes Constituyentes, en su mayoría progresista, dirigidas
por Espartero, que aprueban durante la epidemia de cólera-morbo que asoló las tierras
españolas en 1855. Con este cuerpo normativo se regirá la sanidad española hasta 1904,
concediéndosele a los gobiernos municipales competencias en salubridad, así como
responsabilidades en la contratación de médicos que atendieran a los desvalidos en los
diferentes rincones del municipio.
Con el Real Decreto de 1847 se centraliza bajo las ordenes del Ministerio de la
346
Ibidem.
347
Ibidem, p. 71-74.
348
PERONA LARRAZ, J. L. et alii: Historia hospitalaria de la Vía de la Plata. Salamanca: Sedisa Siglo
XXI. Club Rotario Puerta de Hierro, Consejería de Sanidad de Castilla y León, Consejería de
Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura y Caja Duero, 2009, p. 46-64.
provincial en cuanto a tutora de los ayuntamientos; como así mismo del ejercicio libre y
su vinculación con el servicio público recogido en los artículos del 64 al 80 de esta ley.349
349
Ibidem.
350
En lo relativo a la sanidad española, ésta se encontraba muy influenciada por la que se estaba
desarrollando en Francia, lugar de encuentro para la mirada de los higienistas y a donde se
acudía a la hora de consultar tratados y obras. Tal era la hegemonía francesa en este campo, que
exitosamente convocó el Primer Congreso Sanitario Internacional que se celebró en París entre
julio de 1851 y enero de 1852.
351
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 76-81.
En primera intención, el Real Consejo incorpora, además de los representantes de los ramos
ministeriales que ya se ocupaban de los asuntos de la sanidad terrestre o marítima y los de la
hacienda en la Junta Suprema, a consultores con conocimientos en la ciencia de curar, si bien, en
minoría. Este Consejo de Sanidad se componía de un presidente, el Ministro de la Gobernación;
un vicepresidente de carácter también político; un jefe del ministerio en la rama de sanidad,
beneficencia y prisiones; 13 vocales numerarios de las ramas de guerra, marina, hacienda,
diplomacia, magistratura y 2 de la administración, a los que se incorporaban 6 personas de
prestigio, con conocimientos en ciencias médicas, naturales y químicas. A estos miembros de
nombramiento real podrían incorporarse 8 vocales supernumerarios, también de designación
real. Esta composición pone en evidencia la repercusión de orden político e internacional y
económico que las medidas sanitarias de la época generaban con terceros países en el comercio
y relaciones internacionales; y por otro lado la poca relevancia que tenía el aspecto técnico o
científico de la época. Sin embargo, se produce un hecho de suma importancia. El Real Consejo se
dota de un secretario con sueldo, cuyo nombramiento va a recaer en un médico.
haciendo propuestas legales e instrucciones técnicas para los jefes políticos, aunque
siempre actuando como centro de la actividad sanitaria.
Con la Ley de Sanidad se consolidó este alto órgano consultivo, con ligeras
reformas que buscaban adaptarse a las nuevas necesidades sanitarias. El Real Consejo
de Sanidad estaba presidido por el Ministro de Gobernación; la vicepresidencia recaía en
una persona que «corresponda a las clases elevadas de los empleados cesantes o
jubilados en el ramo administrativo» y como vocales: el Director General de Sanidad, el
Director General del Ejército, el Director General de la Armada, un Jefe de la Armada, un
Agente Diplomático, un jurisconsulto y dos agentes consulares. Se incluyen: 5 profesores
de medicina, 3 de farmacia, un catedrático de veterinaria, un ingeniero civil y un
profesor de arquitectura, todos ellos con cargo «honoríficos y gratuitos» (siguen
presentes los compromisos internacionales que en la sanidad marítima generaban las
epidemias exóticas). Así, el Consejo quedaba constituido como la reunión de las
personas más expertas en el ámbito higiénico-sanitario de España y de mejor criterio
para el gobierno de la sociedad, consagrándose como el centro de la vida sanitaria junto
a las Academias de Medicina.
352
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 90.
Es cierto que España se adelantó a Inglaterra en hacer este arreglo de sanidad en cuatro años, ya
que en 1851 creó la figura equivalente a los subdelegados, los «inspectores médicos de higiene»,
si bien éstos eran profesionales con dedicación exclusiva a la salud pública, sin ejercicio clínico,
pagados por el estado con funciones y competencias en detectar, notificar y prevenir las causas
de insalubridad que llegaron en 1875 a constituir un cuerpo de 1.400 higienistas activos
dedicados a la higiene pública.
353
También adquiere cuerpo en la Academia de Medicina en 1830.
Las subdelegaciones de sanidad e higiene pública (una en cada partido judicial) son la
principal base de un buen arreglo sanitario. Los subdelegados, empero, deben ser
verdaderas autoridades sanitarias de partido y tener una dotación fija y
proporcionada. En el día no tienen más retribución que la eventual de una parte de
las multas impuestas a los intrusos. Esta retribución, empero, es imaginaria, no
354
produce nada: no es retribución y si lo fuera, sería vergonzosa, inadmisible.
354
MONLAU, P. (1862). Opus cit., p. 1160. Según afirma P. F. Monlau, los deseos de quienes los
propugnaban se vieron en buena medida frustrados en el Decreto de 1847.
355
ABELLA, J. Tratado de sanidad. El Consultor de los ayuntamientos y de los Juzgados
Municipales. Madrid: Publicaciones Abella, 1914.
Real Decreto e Instrucción General de Sanidad de 12 de enero de 1904.
«Artículo 48. Los inspectores provinciales serán nombrados mediante oposición pública directa, y
a la cual no podrán ser admitidos sino doctores en Medicina y Cirugía que cuenten más de ocho
años de ejercicio profesional. El programa de las oposiciones será redactado por una Comisión
del Real Consejo y aprobado por él mismo y abarcará la prueba de todos los conocimientos
teóricos y de las pericias prácticas de su facultad, que atañen al ministerio de cargo, más los
necesarios para regir los servicios de Farmacia y Veterinaria, más los de legislación y
administración sanitarias».
356
Ibidem.
Los subdelegados de farmacia, además de las obligaciones generales del cargo, asumían de
manera específica: la vigilancia del ejercicio de los farmacéuticos, herbolarios, droguerías,
especieros y cuantos ejerzan y ocupen con sustancias o cuerpos medicinales o venenosos; las
visitas a las boticas nuevas, y las que estando cerradas vuelvan a abrir, dando cuenta de las faltas
a la autoridad respectiva. Los subdelegados de veterinaria ejercerán las funciones generales
correspondientes a los veterinarios, herradores, castradores y otras personas que ejerzan la
veterinaria; y darán cuenta de las epizootias exigiendo a los profesores en veterinaria los datos al
respecto que conocieren. Corresponde a estos subdelegados la instrucción de los expedientes o
reclamaciones por infracciones, elevándolos con las pruebas, artículos conculcados y las
sanciones que correspondan a la autoridad política; bien el jefe político de la provincia en los
casos de la capital o los alcaldes presidentes de la Junta de Sanidad del partido o a los alcaldes
correspondientes donde se produjera la intrusión. Conocidos los hechos por las juntas
municipales y provinciales e informadas por éstas se remitirán al jefe político de la provincia para
que proceda según corresponda.
357
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 115-118.
358
MORÁN, V. Carlos María Cortezo y Prieto de Orche. In, Revista de la Organización Médica
Colegial, octubre de 1998.
supeditada a los informes y consejos de las Academias y del Real Consejo de Sanidad,
debemos considerar en su haber la tramitación documental de las medidas que habían
de convertirse en instrucciones, reglamentos, decretos y órdenes reales en los asuntos
del ramo a través de los gobiernos correspondientes.
Carlos María Cortezo y Prieto de Orche (1850-1933). Sanitario y político entre los siglos XIX y XX,
fue el primer médico que ocupó la Dirección General de Sanidad. Impulsó importantes reformas
sanitarias en base al higienismo científico. Dio origen a la creación de los inspectores generales
de sanidad (1892); a la creación del Instituto de Salud Alfonso XIII (1899); a la implantación
obligatoria de la vacunación antivariólica (1903); a la promulgación de la Instrucción General de
Sanidad (1904), y a la creación del cuerpo de sanitarios rurales (1904), favoreciendo la creación
de los colegios profesionales (1898).
359
Colección de los Decretos y Órdenes que han expedido las Cortes Generales y
Extraordinarias… mandada publicar de orden de las mismas, 1820-1823.
360
Ibidem.
Esta mínimas reformas que tan solo buscaban una optimización de los recursos
sanitarios presentes en cada uno de los puntos del territorio español, actuarán como
caldo de cultivo para la reformas de la Sanidad en el Real Decreto de 1847, dotando al
país de esta célula de manera homogénea, estable, y de carácter consultivo, al servicio
de la autoridad jerárquica política, bien el gobernador o el alcalde. Una vez que se
361
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 119-123.
362
Ibidem.
Sólo hacen una excepción con las juntas provinciales de las provincias del litoral y de las
fronteras.
363
Ibidem, p. 126.
364
MONLAU, P. (1862). Opus cit., p. 1267.
Los higienistas de la época reciben la incipiente organización de 1847 de manera satisfactoria por
la consolidación del ramo de la sanidad pública como función del Estado, pero con la decepción
de no ver surgir los deseados funcionarios públicos profesionales con dedicación y retribuidos. P.
F. Monlau se expresa en los siguientes términos: «Estas juntas son, respecto de los gobernadores
de las provincias y de las autoridades locales de los pueblos, lo que el Consejo de sanidad
respecto del Gobierno Central o Supremo. Estos cuerpos consultivos podrían prestar grandes
servicios, si tuviesen un jefe especial técnico, y si sus individuos fuesen retribuidos con una leve
remuneración siquiera con un módico tanto por cada sesión a que asistiesen. Siendo, empero,
como son, puramente honoríficos y gratuitos esos cargos, y siendo los jefes y presidentes natos
de las juntas, los gobernadores y los alcaldes, sobre cuyos funcionarios pesan todos los ramos de
la Administración pública, las Corporaciones de que se trata no dan los resultados que son de
apetecer. O no hacen nada, lo cual es de doler, o hacen demasiado, pasando de cuerpos
meramente consultivos a directivos y ejecutivos, lo cual muchas veces es todavía más de
lamentar. De este defecto se resienten varias juntas de sanidad del litoral».
secretario era uno de los vocales retribuido con 3.000 reales365. A este núcleo se
incorporaban otros vocales natos en las juntas que coincidían con los puertos (la
autoridad marítima), y el subdelegado más antiguo de las capitales de provincia.
365
HERNÁNDEZ ANDREU, J. Historia monetaria y financiera de España. Madrid: Editorial Síntesis,
1996.
El real español era una moneda de plata de 3,35 gramos, que empezó a circular en Castilla en el
siglo XIV y fue la base del sistema monetario español hasta mediados del siglo XIX. Su cambio era
de 1 real de plata por 34 maravedíes y a su vez 1 escudo de oro por 16 reales de plata. Los
múltiplos eran las monedas de 2 reales, 4 reales y la conocida y famosa pieza de 8 reales (o real
de a 8). Estas monedas eran producidas en gran cantidad durante los siglos XVI, XVII y XVIII, no
sólo en las cecas de la misma España sino también en sus colonias americanas; tal abundancia de
cecas en diversos lugares y la adecuada ley de plata de sus productos generó que el real español
fuese una moneda utilizada comúnmente como dinero circulante a nivel internacional en el
periodo entre 1600-1800.
En el siglo XIX, el rey José I mandó acuñar durante su reinado dos sistemas monetarios paralelos
basados en el Real como unidad monetaria pero con dos valores diferentes, estos eran el Real
español tradicional, y el Real de vellón, con una equivalencia de 2,5 Reales de vellón por cada
Real tradicional. (1 Real de plata = 2,5 Reales de vellón). El último monarca que acuñó el Real
español tradicional fue Fernando VII, ya Isabel II tan solo acuña monedas con facial expresado en
Reales de Vellón, desde entonces, un real equivalía a 25 céntimos de peseta. Hasta el final de la
peseta, a las monedas de 50 céntimos se las denominó como «dos reales».
Antes de la primera reforma monetaria decimal, Isabel II mandó a acuñar monedas de 1, 2, 4 y 8
maravedís en cobre, 1, 2, 4, 10 y 20 Reales en plata y 80 Reales en oro.
Posteriormente, desde 1850, se adoptó el sistema decimal que dividía al Real de vellón en 10
décimas o en 100 céntimos de Real, aunque las monedas anteriores al nuevo sistema nunca
perdieron su valor adquisitivo y por tanto, seguían normalmente en circulación. Fueron acuñadas
monedas de ½, 1 y 2 décimas, así como de ½ Real en cobre, 5, 10 y 25 Céntimos de Real, también
en cobre y 20, 40 y 100 Reales en oro.
En 1864 se creó el escudo de plata, sustituyendo al real, que ya para entonces estaba subdivido
en un sistema decimal de 10 décimas o 100 céntimos de real. Se acuñaron monedas de cobre,
plata y oro. Las piezas emitidas fueron de ½, 1, 2½ y 5 céntimos de escudo en cobre, 10, 20 y 40
céntimos en plata, 1 y 2 escudos en plata, y por último 2, 4 y 10 escudos en oro. La vida del
escudo fue corta, pero sirvió de base para la introducción de sistema monetario unificado y
definitivo que tanta falta hacía para normalizar la economía de la época.
El 19 de octubre de 1868, el ministro de Hacienda del Gobierno provisional del general Serrano,
Laureano Figuerola, firmó el decreto por el que se implantaba la peseta como unidad monetaria
nacional, sustituyendo al escudo como tal, al mismo tiempo que entraba en vigor oficialmente el
Sistema Métrico en el contexto de la Unión Monetaria Latina. Se establecía que 2 escudos de
plata eran equivalentes a 5 pesetas, quedando conformada la peseta como unidad monetaria de
España hasta el año 2002.
La primera peseta fue acuñada en 1869, consistía de 5 gramos de plata y equivalía a 4 reales.
Todas las monedas de la primera emisión fueron: 1, 2, 5 y 10 céntimos, en bronce; 20, 50
céntimos, 1, 2 y 5 pesetas, en plata de ley 900 milésimas; y 100 pesetas en oro de ley 900
milésimas. Hasta la Segunda República, las monedas de 1 peseta fueron acuñadas en plata.
se incorporaban tres vecinos. Las competencias que se conferían a las Juntas de Sanidad
se podían resumir en los siguientes puntos: dar dictamen cuando les consulte el jefe
político sobre cualquier tema del ramo de la sanidad; presentar por sí mismas las
propuestas convenientes para mejorar la salubridad de la provincia; preservarlas de los
males contagiosos, epidémicos y endémicos; mejorar y perfeccionar el servicio del
ejercicio de la medicina, cirugía, farmacia y veterinaria; y reprimir las infracciones a las
leyes y normas sobre el ejercicio profesional y sobre la venta de productos, sustancias y
cuerpos de cualquier tipo que pueden perjudicar la salud pública. Constituye todo un
programa de protección de la salud, limitado por los conocimientos, recursos y
capacidad de obrar, cuya ejecución queda en manos de la autoridad política,
adoleciendo de una estructura técnica y organizativa. La Junta se organizaba en dos
secciones: la encargada de asuntos o negocios médicos, que asumía todo lo relativo a
los galenos, sobre el intrusismo y los informes de la capacidad y méritos de los
profesionales para ocupar los puestos de titulares municipales o de subdelegados; y otra
sección se ocupaba de los asuntos más propios de la Salud Pública como de salubridad,
higiene pública, medidas en epidemias, cementerios y cuantos temas repercutan en la
salud de los ciudadanos; además de ellas se podían organizar comisiones especiales para
temas concretos.
los inspectores de géneros medicinales, con la función del control en las aduanas,
designados por el Ministerio de la Gobernación, a la vez que se prohibía la inspección de
estos productos durante el tránsito de la provincia, las drogas medicinales y los
productos químicos. Pero sus atribuciones eran limitadas, ya que cualquier propuesta de
decomisos o destrucción debía ser autorizada por la Junta Provincial366.
Las reformas, que a mediados del siglo XIX se efectúan a nivel sanitario,
produjeron la consolidación de una figura de médico y farmacéutico con una doble
personalidad: servicio y autoridad pública (higiene pública y asistencia a los necesitados)
retribuida por el erario público municipal, o por la mancomunidad de municipios, o
provincial en los regímenes forales, o por el Estado; y por otro lado simultáneamente
dedicado a la actividad privada asistencial para las personas y familias acomodadas367.
Esta figura del facultativo titular de un municipio o mancomunidad de municipios, va a
consolidarse en la Ley Orgánica de Sanidad de 1855368. Esta nueva figura que se implanta
en 1855, nace en la hospitalidad domiciliaria pública desde instancias de la beneficencia
pública para dar asistencia a los menesterosos, situación que supuso un avance
agigantado. Entre sus funciones, estaba la de acoger e implicar en las funciones de la
Salud Pública específica a los ayuntamientos, en materias de sanidad y beneficencia, que
366
MUÑOZ MACHADO, S. La formación y la crisis de los servicios sanitarios públicos. Madrid:
Alianza Editorial, 1995, p. 17.
Ya en los siglos XVII y XVIII los servicios de reconocimiento de alimentos estaban teóricamente
organizados por los municipios, que nombraban o autorizaban a los veedores o revisores de
víveres. Esta competencia, circunscrita en principio al ámbito local, llegó a ser preocupación de
Gobierno como lo demuestra la Real Cédula de 15 de noviembre de 1796, que hace referencia a
la Policía de Salud Pública y especifica la necesidad de una inspección sanitaria de los alimentos y
de los locales donde se preparaban o expendían. Esta función municipal sería reconocida por la
primera Constitución de 1812, que atribuía a los Ayuntamientos la policía de comodidad y
salubridad (art. 321) y ratificada por la Instrucción Sanitaria de 1813, que disponía en su artículo
primero, «la obligatoriedad municipal de velar por la calidad de los alimentos de toda clase, así
como de remover todo aquello que en el pueblo pudiera alterar la salud pública o la de los
ganados».
367
MUÑOZ MACHADO, S. La sanidad Pública en España. Madrid: Instituto de Estudios
Administrativos, 1975.
368
VIÑES RUEDA, J. (2006). Opus cit., p. 141.
El artículo 64 de la referida ley expresa: «Las juntas provinciales de sanidad invitarán a los
ayuntamientos a que establezcan la hospitalidad domiciliaria y a que creen, con el concurso y
consentimiento de los vecinos, plazas de médicos cirujanos y farmacéuticos titulares encargados
de la asistencia de las familias pobres, teniendo también los facultativos titulares el deber de
auxiliar con sus consejos científicos a los municipios en cuanto diga relación con la policía
sanitaria».
369
Ibidem, p. 136-139.
La calificación de pobre se definía en el citado reglamento en los siguientes términos: «los que no
contribuyan con cantidad alguna al erario público; los que vivan de un jornal o salario eventual;
los que disfruten de un sueldo menor que el de un bracero de la localidad; los parientes que
vivan con un pobre; los expósitos a cuenta de la Beneficencia; los acogidos a los hospicios, y los
desvalidos en tránsito en la localidad. Los encargados de hacer las listas de pobres fueron las
juntas municipales de sanidad conjuntamente con las juntas de Beneficencia, pero de ello
podrían derivarse discrepancias en perjuicio del médico, ya que muchas personas deseaban
incluirse como pobres y las reclamaciones en ambos sentidos las debía resolver el gobernador.
del gobernador.
370
Ibidem, p. 147.
El médico vivía en la pobreza y en la inseguridad, ya que los contratos con los ayuntamientos
eran por cuatro años, lo que no daba estabilidad, ni por supuesto ninguna seguridad, ni ayuda en
caso de enfermedad, ni incapacidad, ni jubilación, lo que dio lugar a mediados del siglo XIX a
movimientos médicos de socorros mutuos. Ello no impidió que la selección de profesores y los
nombramientos fueran exigentes y rigurosos. El proceso de selección era exigente. En primer
lugar el ayuntamiento, reunido con un número de contribuyentes doble al de concejales,
acordaba convocar la plaza vacante, el tipo de contrato y la categoría de la plaza; se notificaba al
gobernador que autorizaba la convocatoria, que se publicaba en el boletín de la provincia dando
20 días de presentación de candidatos; la documentación se mandaba al gobernador que la
pasaba a la Junta Provincial de Sanidad que daba conformidad a la publicación de los candidatos
para su impugnación o reclamaciones, un posterior estudio de los expedientes por la Junta
Provincial de Sanidad la cual formaba una terna por orden de merecimientos que el gobernador
remitía al ayuntamiento que, reunido de nuevo con el doble número de contribuyentes que
concejales, decidía en el término de 10 días; en caso contrario el gobernador imponía al primero
de la lista. Por supuesto que el coste de la contratación debía figurar en los presupuestos
municipales.
La segunda etapa, comprendida entre 1942 y 1986, arranca con la creación del
Seguro Obligatorio de Enfermedad, que entra en funcionamiento al año siguiente. Este
limitaba el aseguramiento a los trabajadores por cuenta propia con salarios por debajo
de cierto nivel, elevándose paulatinamente. Además, en este mismo año, se funda la
Comisión de Enlace prevista en la Ley del Seguro entre el Ministerio de Trabajo, la
Dirección General de Sanidad y la Delegación Nacional de Sindicatos, con el fin de
elaborar el Plan Nacional de Instalaciones del Seguro de Enfermedad. Un catastro de las
371
PERONA LARRAZ, J. L. et alii (2009). Opus cit, p. 46-64.
372
Ibidem, p. 57-61.
1800 Se ordena por el Gobierno que los cadáveres de fiebre amarilla se entierren en
extramuros.
Real Orden para elaborar una ordenanza de farmacia.
1813 Ley de Cortes (Cádiz) de 23 de Junio sobre salud pública, cementerios, Juntas de Sanidad
y Salubridad.
1873 Se publica en la Gaceta del 13 de septiembre las medidas del doctor Blane para prevenir
el cólera. Se expone la transmisión por el agua y el hervido del agua.
1876 R.O. de 8 de mayo por la que se aprueba el reglamento del Instituto Nacional de la
373
Ibidem, p. 52-64.
Vacuna.
1885 Real Orden de 12 de junio, preceptos de higiene para evitar el cólera. Se prohíbe la
vacunación anticolérica de Ferrán.
1890 Real Orden de 12 de agosto. Circular para evitar propagación del cólera.
1892 Real Orden de 29 de agosto. Disposiciones para evitar la propagación del cólera morbo
asiático.
Se recuerda cumplimiento de RR. OO. de 1886 y 1890 sobre el cólera. Instrucción
sanitaria sobre el cólera.
En la 7ª Conferencia Internacional de Higiene (Venecia) se llega al acuerdo de la
transmisión epidémica del cólera.
RR. OO. Inspección de viajeros en fronteras.
1893 Se publica en la Gaceta de 1 de octubre la Memoria sobre el cólera del doctor San
Martín.
374
SERRA RÀFOLS, E. Acuerdos del Cabildo de Tenerife I, 1497-1507. La Laguna: Instituto de
2
Estudios Canarios, 1996 . Acuerdo 383, p. 71.
375
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. III, 1514-1518. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1965. Colección Fontes Rerum Canariarum. Acuerdo nº 96
de 27 de agosto de 1515, p. 126-128.
376
MORENO FUENTES, F. Las datas de Tenerife (Libro primero de datas por testimonio). La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios (C.E.C.E.L.), 1992, p. 226.
377
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. IV, 1518-1525. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1970. Colección Fontes Rerum Canariarum.
Unos años más tarde, durante la llegada de los primeros colonizadores a las islas,
aparecen en la documentación consultada los nombres de profesionales médicos y
cirujanos. Entre ellos, el maestre Diego de Trigueros, que por parte del Cabildo de la Isla
recibe la cantidad de «10.000 maravedís y un cahíz de trigo»378. En 1556 encontramos el
pago de un censo al Cabildo por un tal Diego Hernández, cirujano.379
A comienzos del siglo XVII, cuenta Alejandro Cioranescu, que el cirujano Bernardo
Domínguez era vecino de Santa Cruz de Tenerife, obteniendo casa en dote al casarse
con Ana Sánchez380, y el doctor Pedro López de Vergas «con la obligación de curar en
conventos y en hospitales de pobres»381. Dos figuras destacan este campo a finales de
este mismo siglo: el médico francés Tomás Buaylle y el inglés Edward Prescott382,
afincados ambos en el Valle de La Orotava. El siguiente siglo, el XVIII, encontraremos
figuras como las del clérigo Jaime Monsalve, Pedro Núñez de Acevedo, Agustín de Paz y
Negrón, Diego Amstrong383 y Juan Emeric. El segundo de ellos, Pedro Núñez, que fue
médico titular del Hospital de la Santísima Trinidad en La Orotava entre 1758 y 1789,
momento en el que fue sustituido por el facultativo Antonio González Villalba. Casó dos
veces: la primera con Micaela Méndez de Castro y Gallego, enviudando y tomando en
sus segundas nupcias a Magdalena Benítez de Lugo Grimaldi. Los dos últimos, el primero
Acuerdo 229 (página 94). … Presente el Dr. Francisco Ximenes, dieron asiento con él se le diese de
salario sesenta doblas de oro, por que esté en esta isla un año, por médico, para curar las
enfermedades, el cual salario gane desde 15 de mayo, porque desde entonces ha estado…
Acuerdo 383 (página 194): … Que se libre al Bach. de Funes las 30 doblas de oro que deben los
vecinos de Garachico de la transacción del pleito que hicieron de la primera paga de lo del
bodegón del Concejo de Garachico, y que le corra el salario de los 40,000 mrs. que ha de haber de
los propios, desde el día que saltó (sic) del destierro, que pasó ante Alonso de Llerena, desde que
fue a Santa Cruz y vido a una mujer enferma…
378
AA. VV. Cien años de Pediatría en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Fundación Canaria de Salud
y Sanidad, 2001, p. 22.
379
ROSA OLIVERA, L. de la. Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna. In, Revista de Historia
Canaria nº 125-126 y 127-158, 1959.
380
CIORANESCU, A. Historia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de
Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Tomo II, p. 374.
381
COLA BENÍTEZ, L. (1996). Opus cit, p. 65.
382
LUQUE HERNANDEZ, A. La Orotava, corazón de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife:
Ayuntamiento de La Orotava, 1998, p. 214.
Existe una declaración testamentaria fechada en 1691 que lo nombra como «…Duarte Pescote,
inglés y católico romano…»
383
PRIMO DE LA GUERRA, J. Diario II [1808-1820]. Edición e Introducción por Leopoldo de la Rosa
Olivera. Biblioteca de Autores Canarios. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife,
1976, p. 70.
Casi en su ocaso, en el siglo XIX, destacó la figura de John Waugt, médico militar
escocés que cursó sus estudios médicos en Londres, se afincó en La Orotava en 1774,
donde casó un año más tarde con Luisa Estévez y Ugarte. Como se ha expuesto con
anterioridad, Antonio González Villalba fue titular del Hospital de la Santísima Trinidad
de La Orotava hasta 1809, momento en el que fallece, tomando cargo de su plaza el
384
COLA BENÍTEZ, L. (1996). Opus cit, p. 129-154.
385
PRIMO DE LA GUERRA, J. (1976). Opus cit, p. 36, 93 y 127.
386
Ibidem, p. 129.
portugués Juan García, medico honorario de los ejércitos nacionales, que en 1825, al no
tener herederos, lega sus bienes a «los pobres del hospital, reos y pordioseros».
Dando inicio al siglo XIX, destacan las figuras de los médicos palmeros Juan Acosta
y Camacho y la de Víctor Pérez González, siendo este último doctorado por la
Universidad de la Sorbona en 1851; ambos trabajaron en el Valle de La Orotava,
gozando de merecido prestigio por su praxis médica. En Santa Cruz existían, por estas
fechas, dos médico, un cirujano, dos boticarios y dos albéitares. Así, en 1862, la relación
médico habitante era de un galeno por cada 4.740 habitantes y una farmacia por cada
13.166.387
Hasta la mitad del siglo XIX, la medicina no era impartida por profesionales
sanitarios debidamente titulados, como marcaban las normas vigentes. Este fue el caso
ocurrido en 1818 cuando fueron denunciadas cuatro parteras que carecían de
autorización para realizar tales actividades. La inseguridad que causaba esta situación en
la población llevó a que Fernández de Moratín solicitara la confección de un listado de
aquellos galenos habilitados para las prácticas médicas y capaces de recetar remedios y
medicamentos388. Para el cuidado de la salud de los vecinos capitalinos, la Corporación
municipal había previsto en sus presupuestos un puesto de médico asalariado
encargado de asistir a los pobres, desamparados y enfermos de los hospitales, así como
la dirección de la casa de vacunas. A partir de 1831, se presupuestaron dos médicos
cirujanos, además de una matrona, cobrando los primeros unos 6.000 reales cada uno y
389
la segunda unos 1.500 . Años más tarde, en 1841, se aprobó la incorporación a la
plantilla de un sangrador y un vacunador municipal. Pese a las buenas intenciones
municipales, en rara ocasión hubo dinero para pagar los sueldos de estos profesionales.
En 1880, el médico Manuel Pestana, deja dirección del Hospital de la Santísima Trinidad
pese a ostentar la titularidad del Centro; el cargo directivo será asumido por Tomás
Zerolo Herrera, lanzaroteño licenciado por la Universidad Central de Madrid, y que
destacó en todo momento por su labor y servicios prestados a la población.
387
El Teide (Santa Cruz de Tenerife), 3 de junio de 1862.
388
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, Tomo IV, p. 170.
389
Ibidem, p. 170-171.
El primero de estos médicos fue, Juan García, portugués que había estudiado en
Francia, estando al servicio de la población entre 1785 y 1813, momento en el que dejó
su plaza por problemas familiares. Fue sustituido por Ignacio Vergara, incorporándose
junto a él el cirujano del batallón de Canarias, Joaquín Viejobueno, quien descontento
con su salario, presentó su dimisión a los pocos meses que no fue efectiva. Este último,
nuevamente, presenta su renuncia en 1817, lo que provocó el nombramiento de Ignacio
Vergara como médico titular de Sanidad y del hospital. Lo sustituirá el médico José Díaz,
fallecido en 1839, lo que precisó un nuevo nombramiento, el de Bernardo Espinosa. En
1846 se crea un segundo puesto que es ocupado por Benigno Mandillo, quien muere al
año siguiente. Lo sustituirá Bartolomé Saurin.390
También debe destacarse en esta primera mitad del XIX, Miguel Villalba y Díaz
presente en Santa Cruz desde 1855, Diego Costa y Grijalba, médico municipal para la
hospitalización domiciliaria en 1869 y médico auxiliar del Hospital de Desamparados
desde 1885, o Diego Costa Izquierdo, su hijo, médico primero de los Establecimientos
Insulares de Beneficencia desde 1917. Junto a ellos, Daría Cullen, José Naveiras Zamora
(médico de la Casa de Socorro), que realizó una destacad labor en la epidemia de 1906,
390
Ibidem.
En 1855 ambos médico, Bernardo Espinosa y Bartolomé Saurin cobraban sueldo por médicos
titulares del Ayuntamiento y por médicos de la Junta de Beneficencia. Está situación obligó a que
tuvieran que escoger, quedándose el primero en la Corporación municipal y el segundo en
Beneficencia.
Veremundo Cabrera Díaz, cirujano del Hospital Provincial y Rosendo García Ramos,
entre otros.
En 1908 la ciudad de Santa Cruz contaba con ocho farmacias que se mantuvieron
perenne en número durante toda la década de los años veinte. Entre los farmacéuticos
de Santa Cruz, destacaron las figuras de: Gumersindo Fernández de Moratín, madrileño
que instaló su farmacia en el número 4 de la conocida calle del Castillo; en esta misma
calle, pero en el número 7 la del sevillano Emilio Serra y Ruz; y la de Eduardo Rodríguez
Núñez, esta ubicada en la calle del Norte. En 1930 se crea el Centro Farmacéutico
provincial de la mano de Cecilio Fernández, quien quería que en la capital se ubicara el
depósito que iba a surtir a toda la isla de medicamentos.393
391
PRIMO DE LA GUERRA, J. (1976). Opus cit, Tomo I; p. 36.
392
PRIMO DE LA GUERRA, J. (1976). Opus cit, Tomo II; p. 76.
393
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, Tomo IV, p. 169-170.
CAPÍTULO IV
394
Ubicadas en los templos dedicados al dios Asclepio, eran verdaderos lugares de peregrinación,
coincidiendo el culto a este dios con los orígenes de la medicina racional propia de los
hipocráticos. Estos últimos, los médicos hipocráticos, se les denominaba asclepiadas, lo que
significaba hijos o discípulos de Asclepio. En el templo se escenificaban numerosos rituales
mágico-religiosos acompañados de diferentes prácticas y formas médicas: procesión por una vía
sacra y atravesaban el pórtico del santuario; purificación con agua y participación en liturgia
(cantos y rezos); por último, se efectuaba el sacrificio de ofrendas en el ara y se procedía a la
invocación del dios con el ánimo de la sanación del enfermo. Estos recintos asistenciales, fueron
clausurados mediante el decreto de Constantino del 335 d. C., apareciendo, seguidamente, el
movimiento creador y fundador de los hospitales, del que su madre, Santa Elena es su verdadero
artífice.
395
GONZÁLEZ, F.; NAVARRO, A.; SÁNCHEZ, M. A.; y Cols.: Los hospitales a través de la historia y el
arte. Madrid: Editorial Ars Medica, 2004, p. 9.
…las personas que necesitan cuidado médico, las que sufren de los dientes o de un
dedo van caminando hasta los que los puedan curar; los que tienen fiebre los
396
llaman a su casa y les piden que les ayuden.
396
PLUTARCO: Obras morales y de costumbres (Moralia). Madrid: Editorial Gredos, 1995, p. 81F-
82A.
397
Tomado de la palabra valetudinarius, término con el que se denominaba a los enfermos.
398
THOMPSON, J. D.; GOLDIN, G. The Hospital: A Social and Architectural History; New Haven;
London: Yale University Press, 1975, p. 4-6.
Las primeras noticias que tenemos acerca de los hospitales surgen en el Imperio
Romano de Oriente, en Asia Menor y Siria, , lugares donde aparece inicialmente una
fuerte resistencia cristiana al paganismo romano reinante durante siglos en el Imperio.
Seguramente, lo primeros ejemplos eran muy parecidos a los valetudinarias, de
pequeñas dimensiones, y con los recursos precisos y necesarios para que los cristianos
ricos pudieran atender y prestar cuidados a los enfermos. Este momento histórico
vendrá promovido por una modificación o cambio de valores y pensamiento, que
favorecieron, en gran medida, la asistencia a los menesterosos y desamparados. Junto, a
este cambio filosófico apareció una variación en las formas de convivencia orientada a la
conformación de pequeñas comunidades cristianas de ayuda mutua. Unido a todo ello,
se encontraba la exaltación de la medicina pagana antigua junto a una transformación
de la situación sociopolítica y epidemiológica que favoreció la aparición de un
considerable número de enfermos y pobres en las urbes.402
399
LAÍN ENTRALGO, P. Historia Universal de la Medicina. Barcelona: Editorial Salvat, 1972-1975,
Tomo 3; p. 5.
A la enfermedad la reciben los justos, como un certamen atlético, esperando grandes coronas por
obra de la paciencia (San Basilio de Cesárea).
400
Fueron las denominadas Basilias de Caesarea que estaban destinadas a los enfermos, siendo
sus benefactores los poderosos del lugar, la región de Capadocia.
401
GONZÁLEZ, F.; NAVARRO, A.; SÁNCHEZ, M. A.; y Cols. (2004). Opus cit, p. 9.
402
GONZÁLEZ, F.; NAVARRO, A.; SÁNCHEZ, M.A.; y COLABS. (2004). Opus cit, p. 21-22.
Los terrenos conquistados a los bizantinos por los árabes, no solo fueron fuente
de riqueza y triunfo, sino que proporcionaron al mundo islámico conocimientos acerca
de la medicina de formación clásica y las estructuras hospitalarias donde se aplicaban.
Su primer intento de emular las experiencias sanitarias de Bizancio se condensó en la
fundación del primer hospital musulmán en la ciudad de Damasco hacia el 770 d.C.,
403
Destacaron sobre todo los establecimientos sanitarios galos, de mayor tamaño y con
condiciones mucho más higiénicas.
aleccionados por cristianos sirios404. A estas enseñanzas se le unieron las recibidas de los
nestorianos405, médicos cristianos refugiados en Persia, cuyos conocimientos serán la
cimiente de los bimaristán o «lugar para enfermos», edificaciones que seguían el patrón
constructivo y organizativo de los xenones bizantinos. Las principales ciudades bajo
dominio musulmán tendrán su bimaristán: en Bagdad en el 982 d.C. se funda el
Bimaristán de Adudi; en Damasco (1154 d.C.) el Bimaristán Nuri; y en El Cairo (1284 d.C.)
el Bimaristán Mansuri406. Estos centros sanitarios, sustentados por las autoridades y
personas adineradas, eran más propiamente médicos que sus equivalentes cristianos,
presentando una distribución en salas separadas: febriles, traumáticas, oftalmológicas y
enfermedades mentales, a lo que se unían, en algunos de ellos, un servicio de farmacia y
librería.
404
DOLS, M. W. The origins of the Islamic Hospital: myths and reality. Bulletin of the History of
Medicine, 61 (1987), Volumen 61, nº 3, p. 367-390.
405
Nestorio, que había sido patriarca de Constantinopla, afirmaba la doble personalidad de
Jesucristo, diferenciando una humana y otra divina. Estas ideas llevaron a que en el Concilio de
Éfeso del año 431 d.C. se le condenó a ser desterrado a Siria junto a sus seguidores y partidarios.
Unos años más tarde, el castigo fue más allá, y se les obligó al abandono de Imperio Bizantino,
instalándose en Persia, lugar donde fundaron hospitales y escuelas de medicina en los que
implantaron sus conocimientos sobre esta disciplina.
406
GARRIGA GUITART, D. Del Bimaristán al Hospital Psiquiátrico. Historia de la Enfermería y la
Salud Mental en el Islam. Madrid: Edita la Asociación Nacional de Enfermería de Salud Mental
(ANESM), 2010, p. 55-111.
A finales del siglo VIII d.C., el califa Harun al Rashid, fundó un Bimaristán Real en la nueva capital
de Bagdad. Presentaban un alto nivel de suntuosidad y excelencia, poseyendo, como el
Bimaristán de Adudi hasta 25 médicos. El Bimaristán Nuri poseí una suntuosa entrada principal
con ocho salas abovedadas alrededor de un gran patio central con estanque. Por último, el
Bimaristán Mansuri tenía capacidad para miles de personas, estando distribuido en salas según el
padecimiento de los enfermos.
407
THOMPSON, J. D.; GOLDIN, G. (1975). Opus cit, p. 4-12.
En este plano aparecen tres principales edificaciones hospitalarias monacales: el infirmarium,
destinado a los religiosos enfermos; el hospitale pauperum, destinado a pobre y peregrinos; y las
dependencias para huéspedes distinguidos.
A partir del siglo XII, tomó relevante importancia este fenómeno asistencial-
benéfico por su condición de depositarios de donaciones y legados que la «caridad
cristiana» consolidaba siglo tras siglo. Esta situación conllevó al surgimiento en Europa
de novedosas formas de asistencia hospitalaria, constituyendo el embrión de las
órdenes hospitalarias surgidas tras las cruzadas, que combinaban la caridad cristiana con
el código caballeresco feudal. Destacan excepcionalmente, las órdenes militares, de las
que la más antigua fue la de San Juan de Jerusalén u Hospitalarios, presente en el
panorama mundial a partir de 1070. Fundaron hospitales en diferentes puntos de la
cristiandad, tales como Acre, Villefranche, Viterbo, Chipre, Messina y, sobre todo,
Jerusalén, su establecimiento «modélico». Consecutivamente a esta orden, fueron la de
408
FERNÁNDEZ MÉRIDA, M. D. Aproximación a la Historia de la Arquitectura Hospitalaria. In,
Cuadernos de Arte e Iconografía, Tomo XV, nº 29. Madrid: primer semestre 2006, p. 27-30.
A partir del siglo XV, nos encontramos con un nuevo tipo de estructura
hospitalaria que se desarrollará en la Península Itálica, siendo el primer ejemplo, el
Hospital de Santa Maria Nuova de Florencia fundado desde el año 1286 por Folco
Portinari410. Ya en 1334 la planta de este establecimiento presenta forma de cruz, con
409
CLAVIJO HERNÁNDEZ, F. El Hospital de San Salvador de Sevilla en el siglo XV. In III Coloquio de
Historia Medieval Andaluza. Jaén: Diputación Provincial de Jaén, 1984.
410
Beatriz Portinari (1266-1290), fue una dama florentina idealizada por Dante en su Vida nueva
y sobre todo en la Divina Comedia. Dante la conoció cuando era una niña de nueve años, no
volvió a tener noticias de ella hasta que cumplió los dieciocho. Otra versión de la historia refiere
que la inventó por completo, no habiendo existido en ningún momento en su narración. Sin
embargo, nunca Dante proporciona en sus escritos indicaciones respecto a la identidad «civil» de
este personaje, que es sobre todo simbólico. De hecho se ha querido proporcionar, en una labor
cuatro salas radiales de diferente tamaño, menores las del este y oeste, en cuyo centro
estaba ubicado el altar. Su tamaño fue aumentando poco a poco hasta lograr en el siglo
XV una capacidad cercana a los 300 enfermos411. Esta distribución espacial innovadora,
fue un siglo más tarde retomada para la construcción del Pammatone de Génova. Esta
tipología fue trasladada, al que se ha considerado el más importante diseño hospitalario
del Renacimiento: el Ospedale Maggiore de Milán, encargado por el duque Sforza a
Filarete en 1456. Su Treatise, nos lo reproduce y describe de forma detallada:
…es un rectángulo de 1000 pies de fachada, dividido en: centro, con gran patio y
en medio la capilla; a izquierda y derecha, está constituida por cuatro sala
dispuestas en forma de cruz, con su altar en el cruce….
Además, cada edificio albergaba otros cuatro patios más pequeños entre los brazos de
su cruz412. Tanto Santa Maria Nuova como el Ospedale Maggiore constituyeron los
modelos de inspiración para el Hospital del Sancto Spirito de Sassia, en la reconstrucción
que efectuó el Papa Sixto IV entre los años 1474 y 1482.
En Inglaterra y España, esta tipología se hace presente a principio del siglo XVI. Los
primeros casos españoles se materializan en los diseños que realizó Enrique de Egas
para el Hospital Real de Santiago de Compostela (1501-1511), el Hospital de Santa Cruz
de Toledo (1504-1514) y el Hospital Real de Granada (1504). Posteriormente, ciudades
como Valencia y Sevilla se unieron a estas nuevas formas durante este mismo siglo.
Debe hacerse hincapié en que en este momento comienza a existir una tendencia a
alejar los hospitales de las grandes urbes, como fue el caso de los hospitales de Talavera
en Toledo o el Hospital Real de Granada. Estas nuevas directrices atendían a los
conocimientos recogidos en los tratados de Alberti:
de exégesis romántica, un apellido para esta dama para hacer de este Amor divino que une a
Dante y a Beatriz uno parangonable a los amores adolescentes y futiles modernos. Sin embargo,
según afirman algunos historiadores, Beatriz podría ser la hija de Folco Portinari de Portico di
Romagna, que, al trasladarse a Florencia, vivió en una casa próxima a la de Dante y tuvo seis
hijas, de las que una casó Simone de Bardi. La acaudalada e influyente familia Portinari,
capitaneada por Folco, tuvo el mérito de fundar y ser mecenas del hospital principal de la urbe
florentina, el Ospedale di Santa Maria Novella.
411
LEISTIKOW, D. Edificios hospitalarios en Europa durante diez siglos. Historia de la arquitectura
hospitalaria. Ingelheim am Rhein: C.H. Boehringer Sohn, 1967, p. 68-69.
412
FERNÁNDEZ MÉRIDA, M. D. (2006). Opus cit, p. 45-46.
…Los contagios no solamente serán excluidos lejos de las ciudades, sino también de
413
la vida pública. Los demás serán mantenidos en la ciudad….
La actitud moderna de la sociedad del siglo XVII frente a los pobres y la miseria se
puso plenamente de manifiesto, donde el pobre paso a visionarse como una carga inútil
413
INSUA CABANAS, M. Arquitectura hospitalaria gallega de pabellones. A Coruña: Servicio de
Publicaciones de la Universidade da Coruña, 2002, p. 54-56.
414
Pese a que había sido remodelado también por Claude Vellefaux.
415
Su capilla, la de Saint Louis-des-Invalides, fue diseñada por Hardouin-Mansart.
416
PEVSNER, N. Historia de las tipologías arquitectónicas. Barcelona: Gustavo Gili, 1979, p. 173-
177.
En el solar donde estuvo construido el Palacio de Placentia, se edificó, años más tarde el Hospital
de Greenwich. Esta residencia real inglesa fue construido por Hunfredo de Gloucester en 1428.
Se construyó en la ribera del río Támesis en Greenwich, a las afueras de la ciudad de Londres. La
única sección del Palacio que se completo fue la zona este, destinada a la corte del rey Carlos II
de Inglaterra, pero esta nunca fue ocupada como residencia real. La mayor parte del resto del
palacio fue demolido, y el sitio permaneció vacío hasta que la construcción del Hospital que se
inició en el año 1694.
que podía hacer peligrar la sociedad. Esta concepción de la mendicidad llevó a la idea de
prevenir la pobreza y rehabilitar a los infortunados, para lo que se instituyeron los
Hospitales Generales. Presentaban entre sus funciones la de reclusión y corrección en
una época en la que todavía no se podía prestar un servicio médico curativo417. Esta
situación provocó que se produjeran reformas considerables dentro del funcionamiento
y la distribución arquitectónica de los hospitales del momento, entre las que se
encontraron la de la secularización de la administración de éstos, participando la Corona
y las autoridades civiles en su gestión y regencia.
61. C.-F. Viel y J.-B. Le Roy: Proyecto para el Hôtel Dieu de París (1773).
417
El cambio de actitud hacia los pobres se comienza a detectar en las urbes europeas a partir del
siglo XVI, momento en el que se produjo un importante aumento de la mendicidad. Esta actitud
de la sociedad de ese momento vino generada por la improductividad de este grupo, que tan solo
generaba gastos y no beneficios. A ello se unió el temor de las clases dirigentes que creían que
podían ser foco de posibles desórdenes sociales que podían hacer peligrar sus posiciones
sociales. Por último, una causa de carácter sanitario, relacionado con la transmisión de
enfermedades de todo tipo que podían originar epidemias como las acaecidas en siglos
anteriores y que habían diezmado la población europea.
418
Esta planta en forma de cruz estará presente hasta el siglo XIX, donde será de primera
elección en los diseños propuestos para asilos.
419
GONZÁLEZ, F.; NAVARRO, A.; SÁNCHEZ, M. A.; y Cols. (2004). Opus cit, p. 35-36.
Es en este momento, cuando Inglaterra despoja a Francia del protagonismo en la fundación de
Hospitales Generales que celosamente había mantenidos durante todo el siglo XVII.
420
Los médicos y los cirujanos estuvieron cada vez más presentes en el mundo hospitalario,
logrando que el funcionamiento y gestión de los establecimientos estuviese regido por los
criterios médicos, aunque persistía una dedicación casi exclusiva a los pobres presentes en las
urbes europeas.
421
FERNÁNDEZ MÉRIDA, M. D. (2006). Opus cit, p. 60-61.
Durante el Renacimiento, el Manierismo y posteriormente el Barroco, en la tipología de planta
estrellada se observaban unas características muy particulares que eran idóneas para la
arquitectura hospitalaria: funcionalismo y la perfección del arte.
422
PEVSNER, N (1979). Opus cit, p. 180-182.
423
Soufflot ha sido uno de los principales y más destacados artesanos del retorno al grand goût
en los años 1750, movimiento antagónico al art rocaille, más conocido como rococó. Con su
arquitectura se retoman los principios de la arquitectura gótica adaptados a un vocabulario
antiguo y clásico comparable presente en la columnata del Louvre obra de Claude Perrault.
Algunos historiadores del arte lo consideran como el primer gran arquitecto neoclásico galo. El
Panteón está considerado como un edificio en transición, apegado a estructuras tradicionales, ya
que persigue aunar el antiguo templo abovedado de tipo bizantino con el uso pronunciado de
columnas en la portada. Presenta una gran ligereza, que está claramente relacionado por los
conocimientos que adquiere sobre el arte gótico durante su estancia en Lyon, acercándose
mucho más a la solución de la catedral de San Pablo en Londres que la del edificio de Agripa en
Roma. A su vez, la cúpula de Santa Genoveva influye claramente en la del Capitolio de
Washington.
424
Fue en París donde comenzaron a elaborarse estos primeros proyectos bajo un nuevo modelo
que desplazaban la planta en cruz para edificios hospitalarios y que se mantuvo durante los siglos
XIX y XX. Fueron diseños que no llegaron a construirse, como los de Jean Baptiste Le Roy y C.
Françoise Vitel en 1773 en el proyecto para el Hôtel Dieu, muy similar al realizado anteriormente
por Rowehead para el Hospital Naval en Stonehouse (1756-1764) en Inglaterra. Esta solución
El siglo XIX vendrá marcado por una serie de transformaciones en la fábrica de los
edificios hospitalarios de trascendental relevancia enumeradas a continuación: el
proceso de medicalización iniciado en siglos anteriores se da por concluido, gracias a las
innovaciones acaecidos en la ciencia médica y la reorganización de ésta disciplina,
adquiriendo criterios de admisión, tratamiento y alta de los enfermos; a nivel asistencial
existirá una tendencia a priorizar en los ingresos sobre los enfermos agudos, marcando
como finalidad la curación y rehabilitación de los dolientes asilados; los hospitales se
convierten en centros indispensables para la formación de nuevos profesionales sobre
los pobres, conocimientos que después aplicarán a toda clase de pacientes; así mismo,
los hospitales suministrarán un campo de investigación de las correlaciones clínico-
patológicas presentes en los individuos ingresados, que se controlan desde su entrada
hasta su salida; los avances en la medicina anatomoclínica, en cirugía, en la medicina de
laboratorio y los nuevos métodos diagnósticos, obligaron a la introducción de nuevos
departamentos que se adaptaron a las necesidades que habían surgido; incitado en
parte por lo anteriormente expuesto, la arquitectura cambiará motivada por las nuevas
planteamientos surgidas ante los novedosos descubrimientos en los campos de la
higiene y el contagio, lo que llevará a un diseño del hospital articulado a partir de
pabellones separados entre sí, agrupando a los aquejados según la enfermedad
padecida; a ello se unirá el fenómeno de hospitales monográficos425, organizados en
departamentos procurando una especialización de los tratamientos y cuidados aplicados
a los enfermos asilados en éstos; la gran innovación en el ámbito de la asistencia, será la
profesionalización de la enfermería llevada a cabo por Florence Nightingale en 1860,
sobre ciertos precedentes anteriores426. Guiada por las ideas de progreso de los
pensadores victorianos, centró sus esfuerzos en reformar el sistema de cuidados que se
prestaban en la salud militar y la elaboración de un programa de formación de
enfermeras sólido cimentado por normas profesionales, para lo que se ayudó de la
arquitectónica está presente en las obras de Howard, Lazaretos (1789) y la de Durand, Reccueil…,
donde Stonehouse es reproducida y tomada como ejemplo.
425
A finales del siglo XVIII se había tomado esta modalidad con la creación de los primeros
hospitales pediátricos, a lo que sucedieron hospitales dedicados a oftalmología, torácicos,
neurológicos, dermatológicos, …
426
POLLARD, E. F. Florence Nightingale, la amiga del soldado herido. Bizkaia: Colegio de
Enfermería de Bizkaia y la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia, 2010, p. 108-120.
427
COHEN L. B. Florence Nightingale. [s.l.]: Scientific American, 1984, p. 7-128.
Florence Nightingale nace en Florencia en 1820, ciudad en la que su padre, un caballero de buena
posición, y el resto la familia, se encontraban durante un viaje efectuado al continente. Recibió
una esmerada educación, dominando, con tan solo 17 años, varios idiomas antiguos y modernos,
además de diferentes disciplinas propias de una señorita de la alta sociedad victoriana. Tras
cumplir los veinte años, mostró un marcado interés por el cuidado de los enfermos y las
condiciones físicas de los hospitales, situación que le llevó a visitar varios establecimientos con la
intención de conocer sus condiciones y organización. En 1847, marchó a Alemania durante varios
meses, tras haber visitado con anterioridad Egipto y Grecia, lugares donde se familiarizó con la
práctica del cuidado de los enfermos realizada por las órdenes religiosas. En el mundo germano,
se formó con las Diaconisas de Kaiserswerth, para posteriormente viajar a París, ciudad donde
recibió estudios de las Hermanas de la Caridad en la Maison de la Providence. Posteriormente, en
1853, asumió la superintendencia del Establishment for Gentlewomen During Illness de Londres.
Su administración y gestión fue modélica, procurando incluso crear una escuela para la formación
de enfermeras. Nunca se llevó a cabo tal empresa, lo que decepcionó considerablemente a
Florence. Un año más tarde, en 1854, Florence se desplaza a Crimea para la dirección y
coordinación de un hospital turco. El inicio de esta Guerra llevó a que el Secretario de Guerra, Sir
Sydney Herbert, solicitara su auxilio, junto a treinta y siete enfermeras más. Florence Nightingale
fue nombrada superintendente del Female Nursing Establishment of the English General
Hospitals de Turquía. Este hospital militar, de planta cuadrada, con capacidad para albergar a
1700 pacientes, alojaba en realidad, un total de casi 4000 enfermos. Los cuidados prestados a los
soldados ingresados en el establecimiento eran considerablemente precarios, llegándolos a
calificar de «vergonzosos». Ante esta precaria situación, William Howard Russell, corresponsal
de guerra del periódico The Times remitió varias crónicas que denunciaban la realidad sanitaria
de este conflicto bélico. Florence Nightingale tomó medidas con respecto a la higiene y de
organización que consiguieron disminuir la mortalidad de manera sorprendente, de un 42 a un
2.2 %. En 1856 regresó a casa débil, tras haber estado gravemente enferma de la «fiebre de
Crimea», situación que casi la llevó al borde de la muerte. A partir de este momento, su interés
se centró en la mejora de las condiciones de los hospitales ingleses, fijando su vista en el Hospital
Militar de Netley, en Hampshire, establecimiento comenzado en 1856, para el que propuso el
proyecto diseñado para Lariboisière. Este mismo año, un médico de Edimburgo llamado John
Roberton, manifestó públicamente su apoyo a los establecimientos hospitalarios articulados a
partir de pabellones, situación que interesó considerablemente a Florence. Lord Panmure remitió
el proyecto de Netley a Florence Nightingale para que se pronunciara; ella apeló a Palmerston
con argumentos que lo convencieron, aunque el edificio continuó construyéndose, sin
modificación alguna, hasta su conclusión en 1863.
trabajadoras428 (1861); y su obra más universal, Notas sobre enfermería: qué es y qué no
es (1859), donde plasmó su ideario entorno a los cuidados, conductas y las condiciones
higiénicas que deben estar presentes en un hospital429. A todo este arduo trabajo, se le
unió la elaboración de una nomenclatura estandarizada para las enfermedades y el
diseño de un Formato Estadístico del Hospital Modelo430. Por último destacar, su
actividad asesora y de consulta que se le solicitó para la planificación de nuevos
hospitales en Inglaterra, Australia, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica,
destacando, en este último país, su pronunciamiento sobre los planos y proyecto del
Johns Hopkins Hospital de Baltimore, obra de Niernsee que se concluyó en 1879.
428
HERNANDEZ CONESA, J. Historia de la Enfermería: un análisis histórico de los cuidados de
enfermería. Madrid: Interamericana McGraw-Hill, 1995, p. 122-123.
429
Ibidem; p. 134-140.
430
Aprobado por el Congreso Internacional de Estadística celebrado en Londres en 1860.
431
Ambos con una distribución en forma de cruz articulados a partir de diferentes patios
enmarcados en un rectángulo.
432
Esta solución recuerda a las propuestas por Boullée a modo de ornato.
433
Stonehouse y el proyecto de Stonehouse-Le Roy-Tenon se utilizó en casos excepcionales.
434
PEVSNER, N (1979). Opus cit, p. 182.
derogaban el anterior concepto de mediados del XIX en el que el aire enrarecido era el
principal enemigo de los pacientes enfermos hospitalizados.435
435
LÓPEZ PIÑERO, J. M. Breve historia de la medicina. Madrid: Alianza, 2000, p. 153-178.
Louis Pasteur descubrió que los microorganismos (bacterias) eran los agentes causantes de la
enfermedad y ayudó a refutar definitivamente la teoría de la generación espontánea. Pero estas
no fueron tan solo las contribuciones y beneficios que conquistó para la Humanidad. A ellos
debemos agregar el inicio de sus investigaciones en la química orgánica. Descubrió, en 1848, la
isomería óptica mediante la cristalización del ácido racémico, del cual obtuvo cristales de dos
formas diferentes. Se considera que este trabajo dio origen a la estereoquímica. Además, utilizó
un nuevo método para eliminar microorganismos que podían degradar al vino, la cerveza o leche.
Este procedimiento se denominó pasteurización y ha tenido una aplicación universal en la
industria alimentaria, donde lo desarrolló para evitar la alteración de los alimentos. La semejanza
entre los procesos de fermentación y la putrefacción y supuración de las heridas, posibilitó la
aplicación de sus descubrimientos a la cirugía. En 1871, Pasteur obligó a los médicos de los
hospitales militares a hervir el instrumental y los vendajes. Describió un horno, llamado «horno
de Pasteur», útil para esterilizar instrumental quirúrgico y material de laboratorio. En 1865 el
científico descubrió los mecanismos de transmisión de la pebrina, una enfermedad que afecta a
los gusanos de seda, que en ese entonces amenazaba con hundir a la industria francesa. Como
consecuencia de sus trabajos enunció la llamada teoría germinal de las enfermedades, la cual
afirma que éstas se inician con la penetración de microorganismos patógenos en el cuerpo
humano. Después de 1870 Louis Pasteur investigó sobre las enfermedades contagiosas; y en
1881 se dedicó a estudiar acerca del carbunco del ganado lanar, y consiguió preparar una vacuna
de bacterias desactivadas, la primera de la historia.
Joseph Lister se percató que la putrefacción de las heridas quirúrgicas era la causa fundamental
de una altísima mortalidad en los hospitales, equivalente a la contaminación de las infusiones
que Louis Pasteur intentaba evitar en la misma época. Para evitarlo, mientras trabajó en el
Glasgow Royal Infirmary, desarrolló mediante calor la práctica quirúrgica de la asepsia y la
antisepsia, comprobando una considerable mejora en la situación postoperatoria de los
pacientes intervenidos. El descubrimiento de los antisépticos por parte de Lister en 1865,
contribuyó a reducir en gran medida el número de muertes por infecciones contraídas en el
quirófano después de que los pacientes tras ser sometidos a intervenciones quirúrgicas.
436
PEVSNER, N. (1979). Opus cit, p.186.
437
Ibidem, p. 188.
El coste del terreno fue optimizado al máximo, además de favorecer los trabajos sanitarios, de
intendencias, de limpieza y vigilancia, aumentando el rendimiento del establecimiento al
establecer técnicas basadas en el funcionamiento de las industrias modernas.
ciudad, lo que nos obliga a considerar su carácter público y urbano. Esta situación del
edificio inserto en la trama urbana debe ofrecer una respuesta clara a la condición
necesaria de accesibilidad diferenciada y ágil, aportando diseños que comuniquen su
presencia con una marcada identidad, que no permita cualquier posible situación de
incertidumbre. Tanto su escala como su situación, unida a sus vínculos con la urbe,
impactan de manera inmediata, obligando a una observación que trascienda los límites
externos, favoreciendo las conexiones «ciudad-edificio» que se materializa en resultados
urbanísticos.
438
EGOZCUE, M. T. Arquitectura hospitalaria, arquitectura sanitaria, arquitectura de la medicina?
Arquitectura para la salud. In Egozcue Vidal + Pastorino Pozzolo Arquitectos. [Sitio web]. Buenos
Aires, 2010. URL: <http://www.evpp-arq.com.ar/site/ideas/309/In:es>; (consultado en
noviembre de 2011).
439
Ibidem.
Los primeras instalaciones hospitalarias que surgen en las Islas tras la Conquista,
estaban vinculadas tanto a los campamentos militares establecidos con miras a la
dominación del territorio como a las instituciones eclesiásticas440. Claro ejemplo de ello
fue la intención que Alonso Fernández de Lugo mostró al querer crear y fundar la Iglesia-
Monasterio-Hospital del Sancti Spiritus en la ciudad de Los Adelantados441. Para
satisfacer la necesidad de dotar de hospitales donde se pudiera atender tanto a pobre
como a enfermos rápidamente, material y espiritualmente, en un primer momento en
Canarias se optó por un modelo urbano de casa-hospital442, al que progresivamente se le
añadieron dos modelos claramente definido: los establecimiento ubicados en el
extrarradio de las urbes (extramuros) destinados a los malatos, y los dispositivos
sanitarios costeros que contenían la entrada de epidemias por vía portuaria. En el ocaso
de la Edad Media y el orto de la Edad Renaciente, la atención a los necesitados se
realizaba básicamente desde la beneficencia. Estos hospitales de la época medieval
desempeñaban una triple función: atendían enfermos; actuaban como asilos,
440
NAVARRO SEGURA, M.I. La Laguna 1500: la ciudad-república. Una utopía insular según “Las
Leyes” de Platón. La Laguna: Edei-Ayuntamiento de La Laguna 1999, p. 125-126.
441
Posteriormente acabará fusionándose con el hospital principal de esta ciudad, el Hospital de
Nuestra Señora de los Dolores.
442
PEREZ MORERA, J.; RODRÍGUEZ MORALES, C. Arte en Canarias: del gótico al manierismo.
[Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria]: Viceconsejería de Cultura y Deportes, 2008,
p. 150-153.
443
En Andalucía encontramos los siguientes ejemplos: Hospital de la Misericordia y la Caridad de
la ciudad de Carmona, fundado en 1510 bajo la protección de Beatriz Pacheco, Duquesa de
Arcos; el Hospital de San Sebastián en Écija, fundado en 1580 por Felipe II al fusionar los
diecisiete pequeños hospitales o centros de curación y asistencia con los que contaba en ese
momento la ciudad; o el Hospital de San Juan de Dios en Arcos de la Frontera, fundado en 1490
por el Marqués de Cádiz. En la zona castellano-aragonesa es el Hospital de Santo Domingo de la
Calzada, en la provincia de La Rioja, y en pleno Camino de Santiago, que desde el siglo XV está
funcionando para asistir a los peregrinos que solicitaban su ayuda. Por último, en la zona
levantina, el Hospital de San Juan de Dios de Orihuela, construido entre los siglos XVI al XVIII, que
aglutinó convento, hospital e iglesia.
444
GUERRA, F. El hospital en Hispanoamérica y Filipinas, 1492-1898. Madrid: Ministerio de
Sanidad y Consumo, Secretaria General Técnica, 1994, p. 42.
estos referentes valieron para el territorio peninsular, otros como el Hospital de las
Cinco Llagas de Sevilla inspiraron la arquitectura hospitalaria mejicana, cimentándose
una tipología propia en las nuevas posesiones que se incorporaban a la Corona en el
Nuevo Mundo.445
En Portugal, los monarcas lusos optaron por una estrategia semejante a la de sus
vecinos: entre 1492-1504 se doto a Lisboa con un magnífico establecimiento sanitario, el
Hospital Real de Todos os Santos446, al que siguieron los de ciudades como Coimbra
445
GUTIERREZ, R. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. 4ª Edición. Madrid: Ediciones
Cátedra, S.A., 1983, p. 776.
Gutiérrez en 1983 establece los siguientes tipos en los nuevos territorios conquistados por los
españoles en América: hospitales con planta en cruz con salas separadas por sexos y patios
claustrados con capillas centralizadas (Hospital de San Nicolás de Bari en Santo Domingo y el
Hospital Bethlemita en Veracruz); hospitales en cruz parcial en «T» o «L» (Hospital de Santa
Bárbara en Sucre y el Hospital de San Juan de Dios en Santiago de Chile); hospitales en planta
claustral iglesia de uso parroquial (diferentes hospitales de la Orden de San Juan de Dios);
hospitales militares con una única crujía o integrados en la fortificación (Bogotá y Montevideo); y,
por último, los hospitales radiales (Hospital de Guadalajara, fundado en 1778, caracterizado por
8 radios, 7 destinados a las enfermerías y tan solo uno para el templo).
446
OLIVEIRA RAMOS, L. A. Do Hospital Real de Todos os Santos à história hospitalar. In Revista da
Faculdade de Letras. Historia, número 10, 1993, p. 333-350.
El hospital se construyó mediante la bula de Sixto IV durante el reinado de Juan II, que procuró
que el edificio tuviera concomitancia con los hospitales florentinos y sieneses. Era de
considerables dimensiones, con varias alas cuadradas dispuestas en torno a la capilla y
articulados mediante patios. Poseía 12 enfermerías que podían albergar hasta un total de 250
enfermos.
(1508), Évora (1515) y Braga (1520), con una marcada influencia de los ejemplos
hospitalarios que se estaban desarrollando en Italia y en los que la capilla se convertía
en el «alma del edificio». Estos «magníficos edificios administradores de salud física y
espiritual» se transformaban en soluciones más sencillos y carentes de boato cuando
eran construidos en aquellas ciudades que carecían del protagonismo que tuvieran las
de primer orden, estas últimas, urbes más próximas al poder regio. Para estos
establecimientos se planteó el modelo de edificio claustrado al que se le adosaba una
iglesia con tres funciones: las actividades pastorales propias de la parroquia, satisfacer
las necesidades de cualquier orden religiosa en la «exteriorización de sus creencias y
sentires», y la administración «alivio espiritual» a los asilados en el hospital. Al igual que
el modelo hispano propuesto para este tipo de dispositivos, se articulaba a partir de un
claustro al que se le adosa en unos de sus lados una iglesia, con plena comunicación
entre ambos. Ejemplos de ello son el Hospital de João Palmeiro en Setubal o el Hospital
Velho de Viana do Castelo, en la Península, mientras que a nivel insular destacaron las
propuestas para el Hospital de Santa Isabel en Funchal447, Madeira, o el Convento
franciscano y la Igreja de São Boaventura en la isla de Flores448, en el Archipiélago de las
447
HENRIQUES DE NORONHA, H. Memórias seculares e eclesiásticas para a composiçãda história
da Diocese do Funchal na Ilha da Madeira. Funchal: Centro de Estado de História do Atlântico,
Secretaria Regional do Turismo e Cultura, 1996, p. 311-314.
El primitivo hospital se denominó Caza da Miserricordia y fue promovido por la Santa Hermandad
de la ciudad de Funchal, teniendo protección del rey D. Manoel desde su creación. El aumento de
las rentas, con el paso de los años, hizo que la Hermandad decidiera la construcción de un nuevo
edificio. En 1685 se destinó un terreno junto a la Sé Catedral para construir el nuevo hospital
para los pobres, que recibió el nombre de Hospital de Santa Isabel, entrando en funcionamiento
en 1686. Esta es la descripción que se hace de sus dependencias:
Corre a sua galería em dous andares sobre o largo do terreyro da Se, e no meyo do seu adro se
levanta hum sumptuozo pórtico pello qual se entra em hum patio que da serventía as oficinas de
que se compoem devididas com igual porporçam, de hũa e outra parte; onde tambem se separam
as duas enfermarías de homens, e mulheres de ambos os Hospitaes. No mesmo patio fronteiro a
entrada topa a vista em outro pórtico de bella, e soberba architectura, que he o da Capella da
Sancta Caza, cujo orago he a vizitação da Senhora; Igreja de hũa so nave, mas grande, e
magestozamente ornada, com muito boa renda que lhe deixou, com seus bens Luis de Atouguia
da Costa. O retabulo he repartido em tres altares; no do meyo tem hum fermozo Camarim, o da
parte da Epistula o do Senhor Crusificado, e o do Evangelho he da virgen Sanctissima do Rozario,
imagen milagroza, como veremos em outro lugar.
448
El Hospital de João Palmeiro en Setubal estaba ubicado en las proximidades de la Catedral de
Santa María de Graça desde el siglo XV, conservándose tan solo un pórtico gótico que debió dar
acceso al asilo. El Hospital Velho de Viana do Castelo, presente en el Camino de Santiago, fue
construido por João Paes, constituyendo un hospital dentro de la órbita de los hostales
destinados a los peregrinos con su característico patio que articula el edificio y que está rodeado
Azores, este último, convento que pasó a desempeñar actividades en las que se
alternaron las asistencial y las conventuales, empleándose una arquitectura que utilizó
numerosos recursos de la arquitectura mudéjar.449
por galerías de piedra. A nivel insular destacan dos ejemplos: el Hospital de Santa Isabel (Funchal,
Madeira) fundado desde 1511, fue reubicado en las proximidades de la Sé Catedral en 1685,
estando concluidas las obras del edificio al año siguiente. Por último, la Igreja de São Boaventura
(isla de Flores, Azores), fundada desde el siglo XVI por el vicario Inácio Coelho que la provee de
las tierras precisas para su sustento, fue demolida para construir entre 1640 y 1740 el nuevo
templo y las dependencias monacales franciscanas.
449
Relaciones artísticas entre Portugal y España : [Simposio hispano-portugués, celebrado en
Salamanca, los días 2,3 y 4 de mayo de 1985] / coordinador Jesús Mª Caamaño. Valladolid: Junta
de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura, 1986, p. 111-112.
450
GONZÁLEZ PADRÓN, A.M. Telde: Mito y realidad. Telde: Ayuntamiento de Telde, 1996, p. 38.
La fundadora del establecimiento hospitalario está enterrada en el templo que en la actualidad
se está restaurando y que perteneció al hospital.
451
BOSCH MILARES, J. El Hospital de San Pedro Mártir de Telde. In Revista de Historia, nº 56. La
Laguna, 1941, p. 322.
La reina Doña Juana, el 31 de agosto de 1505, mediante Real Cédula, se le entregaron al Hospital
terrenos y agua para su sustento.
ubicada en la unión de los tres brazos, lo que favorecía la asistencia a los oficios
litúrgicos desde los lechos en los que se encontraban postrados los dolientes.452
La iglesia hospitalaria
452
SANTANA PEREZ, J. M. Hospital de San Pedro Mártir de Telde. In VIII Congreso Internacional de
Historia de América (AEA). Las Palmas de Gran Canaria: Casa de Colón/Cabildo de Gran Canaria
[Sitio web], Gran Canaria, 2000. URL: http://www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-163.pdf
(consultado: 18 de junio de 2012).
453
Este tipo de decoración estaba presente en el Hospital de Nuestra Señora de los Dolores de La
Laguna; en la actualidad desaparecida tras la última restauración.
454
En el Hospital de Nuestra Señora de los Dolores de La Laguna, éstos son largos y de fuste
octogonal, carentes de basa y que arrancan desde el suelo.
El cerramiento superior de la
nave, de madera de tea, se realiza
habitualmente mediante armadura
de tipo mudéjar, que se continúa
por todo el cuerpo de la nave, en el
que se disponen dos faldones
laterales y almizate sin decorar, en
el que los nudillos son
continuación de los pares que se
ve detenido por la pared en la que
está inserto el arco toral.
Diferentes tirantes a razón de la dimensión de la nave, sustentados sobre canes
que se unen a un sencillo arrocabe, que se decoran con estrellas, aspas y lacería
de tipo mudéjar455. Para la cubierta del presbiterio, se emplea una armadura de
tipo mudéjar de par y nudillo compuesta por cuatro faldones unidos por limas
mohamar atravesado por tirante, que en ocasiones es doble, que da solidez al
edificio en su sector inferior. En cada una de las cuatro esquinas, al igual que en
las dos esquinas del coro456, cuadrantes dobles de lacería sustentados por canes
pareados. Un arrocabe, pintado o no, está presente en cada uno de los muros457.
En lo referente al suelo, desde principios del siglo XX, muchos de los suelos
primitivos de ladrillo de barro fueron sustituidos por baldosines hidráulicos,
dispuestos en rombos negros y blancos, que se popularizó considerablemente
455
MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. Arquitectura doméstica canaria. 2ª edición. Santa Cruz de Tenerife :
Aula de Cultura de Tenerife, 1978, p. 158-160.
456
Estos cuadrantes son sencillos en cuanto a su decoración si lo comparamos con los presentes
en la capilla mayor del templo.
457
La decoración puede ser, como en el Hospital de los Dolores de La Laguna, cuernos de la
abundancia, guirnaldas y frutas, a los que se les unen cartelas con textos latinos sustentadas por
diferentes putti.
en los templos isleños458. El suelo del presbiterio se elevaba mediante una grada
de piedra.459
458
AHPT: Protocolos notariales, 1358 [Francisco Sánchez de Zambrana], ff. 276r-277r de 1605.
Publicado por: Lorenzo SANTANA RODRÍGUEZ: «La iglesia de los Dolores de La Laguna», en
Aislados. Diario El Mundo, suplemento “Vivir en Canarias”, 3 de diciembre de 1999.
En 1605, el hermano Diego de la Cruz, de la orden de San Juan de Dios, contrató al pedrero
portugués Gaspar de Andrade: «… y ladrillar el cuerpo de la iglesia y capilla de ladrillo entero…».
459
Tanto en el Hospital de los Dolores de La Laguna como en el de Icod, se emplean este tipo de
baldosines para el cubrimiento de su suelo. En el Hospital de Dolores de La Laguna, a esta grada
pétrea se le añadía otra en la zona próxima al altar que se achaflanaba en sus esquinas; en la
zona del retablo principal, se agregaba una tercera que servía para asiento de los celebrantes el
acto litúrgico.
460
Una situación particular fue el Hospital de San Sebastián en La Laguna, que por las
características de la ubicación de esta casa-hospital, el templo quedó embutido entre el claustro
donde estaban ubicadas las enfermerías y una incorporación posterior de un edificio destinado a
la congregación que obligó a centralizar el templo, ubicando su acceso desde los pie del edificio.
461
Ambas fundaciones se crean a partir de la bula del papa León X en 1514.
462
En el Hospital de los Dolores de Icod, solo encontramos una puerta lateral, seguramente a que
este es de menores dimensiones.
463
PEREZ MORERA, J.; RODRÍGUEZ MORALES, C. (2008). Opus cit, p. 151.
La distribución emulaba la empleada para los conventos femeninos en el caso del asilo lagunero,
mientras que para el construido en La Palma, se propone un diseño diferente: ubicar uno de las
puertas en los pies, sobre esta se colocó la espadaña en el vértice del tejado.
464
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 35, legajo 629, folio 4.
465
FERNÁNDEZ, P. El fundador de San Cristóbal de La Laguna. El Día (Santa Cruz de Tenerife), 30
de junio de 2012.
En el plano de San Cristóbal de La Laguna del siglo XVIII que ilustra el artículo, queda claramente
definida la existencia de este elemento arquitectónico en el edificio del Hospital de San
Sebastián.
466
MOUTINHO, M. A arquitectura popular portuguesa. 3ª edición. Lisboa: Editorial Estampa,
1995, p. 116.
Este tipo de elemento arquitectónico lo observamos en ejemplos de la arquitectura religiosa
portuguesa, que en algunos casos se les añade un alpendre con la Iglesia de Coina en la región
del Centro Litoral.
467
A él se llegaba desde la galería adosada a la iglesia, cuyo vano se cerraba mediante una puerta
de dos hojas con pestillo.
La casa hospital
El edificio constaba de dos plantas, que al igual que para el templo eran de tapial
cubierto por un calicostrado, donde las dependencias que conformaban los
asilos se articulaban a partir de un patio central rodeado por pies derechos
rematados por zapatas. Era costumbre entre los hospitales isleños, al igual que
en el resto de la ciudades españolas, emplear ambos niveles para la atención de
los enfermos, colocando en ambas las enfermerías diferenciadas por sexos o por
alturas, aunque la planta baja tenía ese fin solo en situaciones forzosas, como
epidemias, debido a que no era muy adecuada para hospedar enfermos por los
graves problemas que se tenía de «humedad».
El patio o claustro a partir de donde se articulaban todas las estancias del
establecimiento se adaptaba a las características del solar en el que estaba
emplazado: mientras el Hospital de los Dolores en La Laguna tenía forma
trapezoidal, el ubicado en Icod era cuadrado. Tanto en el Hospital de los Dolores
468
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 36, legajo 629, folio 33.
69. Francisco J. Castro: detalle del patio del Hospital de Nuestra Señora
del Patrocinio y San Juan Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
469
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 36, legajo 631, folio 31 vuelto.
En 1603 el obispo don Francisco Martínez mandó construir un tanque de madera de tea en forma
de artesa invertida para la lavar la ropa de los enfermos.
470
DE SÁ BRAVO, H. Boticas monacales y medicina naturista en Galicia. León: Editorial Everest,
2007, p. 77-79.
471
La orden de construir los cementerios fuera de las urbes en España, eliminando la costumbre
de dar sepultura en los templos se establece con Carlos III, que en 1787 mando construir los
cementerios según el Ritual romano, obligando a la Iglesia a acatar esta orden. Carlos IV ordenará
el establecimiento de los camposantos extramuros en 1804.
472
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 36, legajo 631, folio 32 vuelto.
473
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. El hospital de Ycod de los Vinos. In Homenaje a
Alfonso Trujillo. Tomo I. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife,
1982, p. 336.
474
SOSA, J. DE. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria. 1ª edición. Las Palmas de Gran
Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1994, p.72.
Hisose por los continuos riesgos y notorias desracias que susedian en los tiempos antiguos con
dichos inocentes, por hallarles muchas veces en las puertas y portales pendientes de los cerrojos,
y aun en las mismas calles muy de mañana, unos elados y otros medio comidos de animales.
475
Ibidem.
476
SOSA, J. DE. (1994). Opus cit, p.72.
477
Reglamento del Colegio de la Paz de Madrid. Madrid: Imprenta de D. José María Alonso, 1849,
p. 3-5.
478
MOYANO BAZZANI, E. L. Notas sobre la Beneficencia en Canarias a mediados del siglo XIX. In
VIII Congreso Internacional de Historia de América (AEA), Las Palmas de Gran Canaria, Casa de
Colón/Cabildo de Gran Canaria, 2000, [Sitio web]. Gran Canaria, 2000.
URL:< http://www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-159.pdf>; (consultado en mayo de 2012).
Aunque existía en la ciudad de las Palmas antes que en la ciudad de la Laguna, no consta por
quién había sido fundada, pero sí, que la primera donación la hizo Don Juan Manuel Suárez, en
20 de marzo de 1627.
479
En el último tercio del siglo XVIII, el Real Hospicio de San Carlos fue la institución benéfica en
Santa Cruz de Tenerife que se dedicó al cuidado tanto de jóvenes como adolescentes
necesitados.
70. Francisco J. Castro: detalle del torno de expósitos (interior y exterior) en el acceso
principal del Hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava (2012).
480
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, Tomo IV; p. 121-158.
481
BOSCH MILLARES, J.; BOSCH HERNÁNDEZ, J. La Medicina en las Provincia de Las Palmas. Las
Palmas de Gran Canaria: Mancomunidad de Cabildos, 1981, p. 11 y 32.
482
SOSA, J. DE. (1994). Opus cit, p.72-73.
483
HERRERA HERNÁNDEZ, M. Retazos de la historia dela medicina infantil en Gran Canaria. In
Pediatría canaria. Progresos y perspectivas. Granada: Editorial Comares, 1997, p. 378-401.
484
MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. (1978). Opus cit, p. 196-198.
485
MARTINEZ GALINDO, P.M. La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XVI. La
Laguna (Tenerife): Instituto de Estudios Canarios, 1998, p. 526-533.
Entre las primeras dotaciones entregadas al Hospital de Nuestra Señora de la Antigua
Misericordia encontramos: en 1510, dos portugueses Diego Afonso del Barranco y Gomes
González entregan, el primero 8 fanegadas de tierra en Tacoronte con fuentes, casa y un parral,
y el segundo 6 fanegadas de tierra en el barranco de Ygoa (valle del Bufadero); una tercera
donación de interés fue la realizada, en esta misma década por el luso González de Oporto,
entregando a la fundación una viña de riego en Tejina con 5.000 cepas y otros tantos árboles
frutales. Igualmente, al Hospital de San Sebastián en La Laguna, se le dotó de bienes desde sus
orígenes: su fundador, Pedro López de Villera en 1507 dotó al hospital, tras su fallecimiento, con
75 fanegadas de tierras de secano en Tegueste, y 80 fanegadas de tierras de secano y 3 de
regadío junto a El Realejo. El Hospital de los Dolores en Icod de los Vinos se vio beneficiado en el
momento de su creación por la entrega, por parte de Pedro Afonso en 1535, de una viña y parral
debajo del risco de la Vega, además de 120 fanegadas de tierras de secano en el Malpaís y una
casa en la ciudad de Icod.
486
MATEOS ROYO, J.A. Auge y decadencia de un municipio aragonés: el Concejo de Daroca en los
siglos XVI y XVII. Daroca: Centro de Estudios Darocenses, 1997, p. 267-273.
487
MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. (1978). Opus cit, p. 199.
72. Francisco J. Castro: detalle del exterior e interior de la galería superior del claustro en el Hospital de
Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
488
El trigo era el cereal por excelencia en Europa durante la Edad Media. Con él se fabricaba pan
para el que se empleaban harinas de diferentes calidades: las más refinadas producían pan
blanco que era consumido por una clase alta, mientras a medida que se oscurecía éste, se iba
bajando socialmente, conteniendo altas cantidades de salvado aquel destinados a las clases con
menor poder adquisitivo. En «años de vacas flacas» para su fabricación se utilizaban frutos secos
(sobre todo nueces), helechos y legumbres, entre otros.
489
MARTINEZ GALINDO, P.M. (1998). Opus cit, p. 536.
490
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 36, legajo 631, folio 31 vuelto.
491
Ibidem, p. 198-199.
492
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, tomo I, p. 305-312.
Esta primera ubicación estaba constituida por varias casas altas y corral, que el colmenero Pedro
Afonso había donado en 1533.
493
Roque de Montpellier: iconografía de los santos protectores de la peste de Canarias:
[exposición] / IV Centenario de la Advocación de San Roque en Garachico, 1606-2006,
Exconvento de San Francisco, Villa y Puerto de Garachico, 20 de octubre - 3 de diciembre de
2006; [comisario, Jesús Pérez Morera; estudios, Jesús Pérez Morera, Lorenzo Santana Rodríguez,
Juan Gómez Luis-Ravelo]. Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias,
2006, p. 34-43.
494
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La
Palma); Estante 36, legajo 631, folio 78.
495
MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. Santa Cruz de la Palma : la ciudad renacentista. Santa Cruz de
Tenerife: Cepsa, 1995, p. 237-238.
Detallado inventario del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores en Santa Cruz de La Palma
fechado en 1603 (iglesia, plata y otros, además de esclavos, enfermería, cocina, bodega, corral y
caballeriza).
496
DOMINGUEZ APARICIO, J.; DOMINGUEZ DE CASTRO, S. Leganés en el Archivo Histórico de
Protocolos: Colección documental (siglos XVI-XVIII). Madrid: Editorial Vision net, 2007, p. 21-23.
El Archivo de Simancas custodia la Ley de palomares promulgada por Enrique IV en 1465, tomo V
nº 1602, 1465-30 de Octubre 1487, folio 37.
Otrosy muy esclarecido rrey e sennor, vuestra alteza sepa que en muchos logares deste rreyno
avian e han por cosa de gran utilidad fazer e tener casas de palomares para criar e tener
palomas, de que allende de sus duennos se proueyan otras gentes asaz, pero segund el danno que
han rrecebido e rresciben de cada dia en queles han matado e matan las dichas palomas algunas
personas con ballestas e otras con rredes e lazos e otras armacas, asy en los mismos palomares e
cerca dellos como fuera, e lo que se estima por mayor querella e danno es que si los duennos de
los dichos palomares e palomas o otros en su nombre lo quieren rresistir e rreclamar, han seydo e
son ynjuriados de dicho e de fecho de las personas que asy gelas matan, por manera que han
tomado ser el mejor rremedio derribar e despoblar los dichos palomares. Sobre lo qual suplicamos
a vuestra rreal sennoria quele plega de ordenar a mandar que ningunas personas non sean
osadas de matar las dichas palomas ni las tomar, mandando castigar e penar alos quelo contrario
fizieren delo qual se seguira que enlos logares son dyspuestos para criar las dichas palomas, ayan
voluntad de hazer e tener palomares.
Aesto vos rrespondo que dezides bien e me plazes delo prouer e mando que persona ni personas
algunas de qual quier estado e condición que sean, no ayan osadia de tomar palomar ni palomas
algunas ni les tiren con vallesta ny arco ni piedra ni en otra manera, ni sean osados delas armar
con rredes ni lazos no con otra armaca alguna en derredor de donde quiere palomares o palomas,
e hordeno e mando quel quelo contrario fiziere que el mismo fecho pierda la ballesta o rredes e
armancas e sa de la persona o personas que gelo tomaren, e que por cada paloma pague sesenta
mrs. La mitad para el duenno de las dichas palomas e la otra mitad para el juez quelo executare,
e mando a quales quier mis justicias corregidores e alcaldes e merions que executen e fagan e
manden executar enlas tales personas que hazen las dichas armancas e maten las dichas palomas
lo hazen encubierta e secretamente, por manera que los que asi rresciben el dicho danno no lo
pueden aueriguar e prouar, para rremedio delo qual a las dichas justicias qualquier dellas, que sy
el duenno de tal palomar o palomares hizieren juramento en forma deuida de dercho que halló
ala tal persona haziendo el dicho danno, que tal juramento se rreciba por entera prouanca para
que enlos tales se execute la dicha pena o penas.
497
TORRES, E. DE. El Convento de Monjas Bernardas. El Día (Santa Cruz de Tenerife), 25 de
septiembre de 1955.
498
SOSA, J. DE. (1994). Opus cit, p.73.
499
HENRIQUES DE NORONHA, H. (1996). Opus cit, p. 316-317.
En Funchal (Madeira), se disponía de un dispositivo con semejantes fines, desde 1515, por orden
regia de Manuel I.
500
CASTILLO, P. A. DEL. Descripció de las Yslas de Canaria compuesta por D. Pedro Agustín del
Castillo y León... dirigida al muy Ilustra Señor D. Francisco Bernardo Varona….Año de 1686.
Facsímil. Madrid: Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria (Servicio Insular de Cultura), 1994.
una zona para alojar tanto al capellán como al mayoral501. Aunque a partir de 1614 se
comenzaron a recibir a los primeros enfermos leprosos y elefanciacos con carácter
oficial, las obras en la fábrica del Hospital no concluyeron hasta pasados unos años. En
1635, gracias a la limosna aportada por varios vecinos se concluyó la fábrica de la iglesia,
continuando los trabajos hasta 1657, cuando se finalizó con la reconstrucción del resto
del inmueble.
501
BOSCH MILLARES, J. El Hospital de San Martín: estudio histórico desde su fundación hasta
nuestros días. Las Palmas de Gran Canaria: [s.n.], 1940 (Tipografía Minerva), p. 42.
502
MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. Opus cit, 1978, p. 158-160.
503
PEREZ MORERA, J.; RODRÍGUEZ MORALES, C. (2008). Opus cit, p. 148-149.
Presenta concomitancia con el «beaterio» que se construye para el Convento de Santa Clara en
La Laguna.
504
SOSA, J. DE. (1994). Opus cit, p.73-74.
Tanto la demanda de asistencia como las nupcias contraídas en el hospital eran las causas por las
que las celdas podían ser ocupadas por hasta dos enfermos.
505
El Lazareto de Milán, fundado desde el siglo XVI, llegó a tener celdas equipadas con fregadero,
una chimenea y un sistema de drenaje, muy avanzado para su tiempo.
506
SOSA, J. DE. (1994). Opus cit, p. 74.
Tanto el mampostor como el capellán se alojaban en el interior del establecimiento. El primero,
designado regia o eclesiásticamente, encargándose del gobierno y de la recaudación de las
rentas. El segundo, de la administración de los sacramentos. Existe otra tercera figura de interés,
el maioral o mayoral, enfermos con patología menos graves, que se les asignaba el cometido de
recaudar limosna en la ciudad.
507
DE SÁ BRAVO, H. (2007). Opus cit, p. 77-79.
Hacia 1842 el edificio del asilo amenazaba ruina, lo que llevó a que en 1844, se
trasladase de los enfermos al Exconvento de Santo Domingo en el lado opuesto de la
ciudad intramuros. En 1861, encargó los planos para su reparación y ampliación que no
llegaron nunca a acometerse. Entre 1928 y 1932 se construyó el nuevo edificio de la
«Leprosería Regional» en la barriada de Tafira (Hoya de Parrado), albergando un total de
100 enfermos.
508
Conllevaba la estancia de tres a cuatro días aislado, situación que en la práctica se cumplía en
contadas ocasiones.
509
Debe destacarse que durante este tipo de situaciones de urgencia, este establecimiento
adquiría la calidad de hospital.
Aunque en fecha tan temprana como 1730 surge en Londres el primer modelo
de tipología en pabellones, el Hospital de San Bartolomé, esta tipología no llegó a la Isla
de Tenerife hasta la construcción del Hospital Militar en Santa Cruz de Tenerife de la
mano del ingeniero Salvador Bethencourt en 1880, y el proyecto que Antonio Pintor
realiza para el Manicomio Provincial en los últimos años del siglo XIX y que rehace el
arquitecto Domingo Pisaca en 1929 siguiendo la traza de su predecesor. En ambas
propuestas sus artífices centraron su atención en el aire. Los preceptos del Higienismo
establecían que el aire era el medio más propicio para la transmisión de enfermedades.
Esto explica que ambos edificios se ubicaran próximos a un accidente geográfico como
el Barranco de Santos, que proporcionaba una circulación continua de «aire procedente
del nordeste».
- Pabellón-enfermería.
Cada uno de los pabellones militares estaba dividido en dos salas, que
compartían vestíbulo, con una capacidad de 10-12 camas por enfermería,
diferenciadas por especialidades. Estaba dotada cada una de dos letrinas,
cuarto de limpieza, habitación para el cabo de sala, habitación para un
enfermo aislado, sala de convalecientes bien iluminada y ventilada,
comedor y acceso independiente. Anexos a los pabellones, se instalaron el
terrado, el cuarto de desahogo y una enfermería con comedor destinada a
los oficiales. Tanto «presos como locos» se dispusieron en una crujía doble,
de menor altura y autónoma (prolongación pabellones C-D)511. El suelo de
los pabellones se elevó a una altura de 0,85 metros sobre el patio, con tres
escalones en los accesos, acera con pendiente próxima a las galerías y el
resalto del sardinel sobre el patio, lo que evitaba que la humedad pudiera
penetrar en la zona asistencial de los pabellones.
Los cuatro pabellones que se dispusieron para el Manicomio Provincial
presentaban igual capacidad que el Hospital Militar, aunque el número se
510
Este modelo fue impulsado por la corriente higienista inglesa cuyo ejemplo más destacado fue
el Hospital Blackburn (Manchester, 1870), y que posteriormente fue trasladado a los Estados
Unidos de Norteamérica, materializándose en el Hospital John Hopkins (Baltimore, 1880).
511
Las salas para oficiales presos y dementes, se colocó en el patio central del edificio (dos
celdas), a la vez que se amplió la sala de locos de tropa, en el patio comprendido entre aquel y
una de las salas de enfermos.
doblaba en los dos externos, que poseían una planta adicional. Separados
por patología, sexo y edad, cada uno también contaba con letrinas, cuarto
de limpieza, cuarto para el vigilante o enfermero, sala para reuniones que
en ocasiones hacía de despacho médico y comedor de enfermos.512
- Pabellón destinado a los servicios centralizados.
o Área quirúrgica. Pese a que se modificó su ubicación reiteradas
veces, siempre se tuvo presente la importancia de aglutinar estos
servicios, quirófano-anestesia-esterilización en un mismo
emplazamiento del edificio. El quirófano, que había existido dentro
de las tipologías arquitectónica previas, surgió con el advenimiento
de la asepsia y antisepsia, ambas relacionadas con los
descubrimientos de Louis Pasteur en 1865, al aplicar Joseph Lister
estos principios a la cirugía. Esto obligó a diseñar salas sencillas, que
en un primer momento se iluminaban con luz natural, que podía
acceder desde el techo o los laterales, incorporándose
posteriormente la iluminación artificial que primeramente era de
gas y que dio paso luego a la electricidad. También se tuvo en
cuenta la ventilación, empleándose diferentes posibilidades que se
centraban en la renovación del aire y la eliminación de los miasmas.
El mobiliario era sencillo y funcional, convirtiéndose la mesa de
operaciones en el eje fundamental de la sala. Poco a poco se
incorporó una serie de protocolos que acotaban el comportamiento
a desarrollar en este recinto. Este tipo de modificaciones no fue una
particularidad exclusiva del Hospital Militar, sino que vemos como
se encuentran también en su homónimo civil, el Hospital de
Desamparados, logrando una comunicación cerrada entre los
locales aislados de las salas de enfermería, inmediatas a la sala de
operaciones y al resto de los servicios, con lo que se conseguía
impedir que los «microbios pudieran moverse libremente dentro del
512
Además existía un chalet individual en la zona sur del solar en el que se alojaban los enfermos
de pago, también llamados «distinguidos», y al que se le había dotado de todos aquellos
elementos para una independencia casi plena.
513
Dentro del edificio castrense, ocupó parte de la doble crujía del pabellón C y la crujía del
testero. Junto a él se creó en 1901 el Servicio de Desinfección al que se dotó de una estufa con la
que se procuraba desinfectar el material quirúrgico empleado en los quirófanos y curas, y el
Servicio de Anestesia, que comienza a funcionar a partir de 1915.
514
Pese a que aparece en el diseño realizado por el arquitecto Domingo Pisaca en 1929, no existe
constancia de que este elemento hubiera existido en la propuesta inicial.
- Dependencias anexas.
515
Durante el siglo XIX, la dieta se centraba en el cereal, consumido básicamente como pan
(suponía el 30% de los alimentos) acompañado de legumbres, tocino, verduras, alguna cantidad
de carne, no a diario, y algún
huevo. El consumo de pescado se limitaba a pequeñas cantidades en salazón o fresco (sardina,
chicharros,…), vino. Habitualmente la cocina se reducía a un rancho, en el que la carne era
remplazada por tocino y algo de embutido, platos en los que el pan era el protagonista (sopas) o
raciones de papas guisadas.
516
A diferencia de los ejemplos precedentes, como la casa-hospital, esta actividad se practicaba
en diferentes puntos del edificio (en el claustro o en el atrio que precedía al acceso principal).
ventilación en el que colocaron los despachos para jefes médicos y para el oficial
jefe de Farmacia.
517
Era de pendiente cómoda, se construyó en sillería con cuatro ramales, peldaños de piedra
basáltica y hierro forjado en barandilla-pasamanos.
La teoría microbiana formulada en la segunda mitad del siglo XIX por Pasteur y
Lister desmanteló la teoría miásmica mediante la demostración de que la enfermedad
era el resultado de la acción de gérmenes patógenos específicos que causaban daño en
los organismos. Esta ruptura con los esquemas anteriores, favoreció el surgimiento de
una investigación metódica y focalizada que procuraba dar con la causa productora de la
enfermedad. Entre los siglos XIX y XX, tres fueron los paradigmas médicos que
permitieron que esta disciplina adquiriera una visión sin precedentes, fundamentados
en la estadística, y que le proporcionaron una base científica: la concepción etiológica,
que apuntaba a causas externas en el proceso de enfermar, la concepción
anatomoclínica, que apuntaba a la «lesión como provocadora de la enfermedad» y, por
518
Mientras en el Hospital Militar encontramos este departamento tempranamente, al
Manicomio no se incorpora hasta 1930.
519
Este movimiento estaba influido por el Musée social, que tiene la misión de poner a
disposición del público, sin lucro, la documentación y conocimientos legislativos para mejorar la
situación material y moral de los trabajadores.
Polibloque fue la denominación del nuevo sistema, del que uno de los ejemplos
más característicos fue el Centro Médico de Nueva York, construido en 1932. Esta
propuesta fue el laboratorio de tipologías más evolucionadas y diferentes en las que el
bloque principal, destinado al internamiento, constituía el eje vital al que se unía el resto
de los bloques, a los que se les asignaba una función específica. Con la Ciudad Hospital
de Lille diseñada por Paul Nelson en 1933, y construida por Jean Walter, la flexibilidad se
hizo patente en la distribución interior, mientras su fachada se convirtió en una malla de
metal que permitía una distribución intercambiable de paneles opacos, translúcidos o
transparentes, y además redujo considerablemente el grosor.520
Italia, Francia y Estados Unidos se decantaron por diseños más relacionados con
la escala urbana caracterizados por una centralización de sus infraestructuras. Antonio
Salvat y Navarro clasifica a los edificios hospitalarios de este momento, estableciendo
que: «Hay hospitales de pabellones, hospitales en peine [tipo al que se refiere como
hospital moderno alemán] y hospitales que siguen el Super Block System como los
americanos»521. Los hospitales americanos tendieron a la «conquista de la altura»,
concentrando los servicios en un solo bloque como se puede observar en el diseño de
Gamble Rogers para el Medical Center de Nueva York en 1925. Esta tipología fue
trasladada a Europa de la mano de los arquitectos Walter, Plousey y Cassan que
proyectaron para la ciudad de París el Hospital Beaujon, edificio con carácter unitario y
menor altura, que procuraba imitar el sistema constructivo y organizativo americano522.
Como solución se dispuso una planta más ordenada que separaba las zonas de
hospitalización de la zona ambulatoria, comunicadas ambas por un cuerpo de escaleras
520
IGLESIAS PICAZO, P. La habitación del enfermo. Ciencia y arquitectura en los hospitales del
Movimiento Moderno. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2011, p. 253-255.
521
SALVAT Y NAVARRO, A. Higiene urbana y social. Barcelona: Manuel Marín, 1935, p. 235.
522
IGLESIAS PICAZO, P. (2011). Opus cit, p. 169.
y ascensores. Las enfermerías se disponían de tal forma que en planta recordaban los
dientes de un peine, rematándolas con grandes balcones semielípticos donde los
enfermos recibían sus sesiones de helioterapia. Los ejemplos italianos, en cambio,
presentaban dos vertientes: una tendencia que apostaba por los modelos americanos en
monobloque, empleando el «sistema de doble peine» y multiplicando las conexiones en
su planta baja, como el Hospital Clínico de Módena; y la corriente en la que se retomaba
el sistema en pabellones basado en la teoría miásmica, haciendo referencia a la
arquitectura clásica en el que se aplican criterios diferentes de higiene entre el interior
(terso e impermeable) y el exterior (donde se expresa la categoría de la institución). El
ejemplo más destacado fue el Instituto Carlo Forlanini de Roma.523
523
Ibidem, p. 173-174.
524
El primero fue diseñado por Alvar Aalto, mientras que el segundo por los arquitectos Duiker y
Bijvoet,
525
IGLESIAS PICAZO, P. (2011). Opus cit, p. 179.
526
MORETTI, B. Ospedali. Milano: Industria Grafiche Italiane Stucchi, 1935, p. 152.
Otros ejemplos de la influencia de la obra de Döcker fueron la Clínica Pediátrica de la Cruz Roja
en Berlín, de Otto Bartning, y la casa de convalecencia de Allgau en Baviera de Louis
Welzenbacher, este último caracterizado por la integración del edificio escalonado en el paisaje.
85. Bruno Moretti: Planta del Hospital Sanatorio de Lucca, «Tipo Nord» (1935).
527
Ibidem, p. 168-170.
528
AYMONIMO, C. La vivienda racional. Ponencias de los Congresos CIAM 1929,1930. Barcelona:
Gustavo Gili, 1976, p. 88.
529
IGLESIAS PICAZO, P. (2011). Opus cit, p. 193.
530
MORETTI, B. (1935). Opus cit, p. 59-62.
531
La cama no se podía llevar a la terraza lo que obligó a habilitar tumbonas en éstas que
permitieran recibir las sesiones de helioterapia.
532
Con este edificio, Abraham y Le Même culminan la transformación que proponen para el
sanatorio de montaña.
tan solo diferencias en estructura. Su capacidad era para unos 250 enfermos alojados en
habitaciones de seis, cuyos balcones en fachada, orientados hacia el sur, eran recorridos
por terrazas. En el cuerpo perpendicular de su planta en «T», se instalaban los servicios
administrativos y médicos. Esta propuesta formulada por los italianos, fue tomada por
los españoles para el plan de lucha que se llevará a cabo desde Patronato
Antituberculoso, en la que realizaron ligeras modificaciones, estableciendo un tipo de
«planta en avión», que tan solo presentaba pequeñas modificaciones del modelo de
Lucca.533
86. Bruno Moretti: Planta del Hospital Sanatorio de Trapani, «Tipo Sud» (1935).
533
IGLESIAS PICAZO, P: La habitación del enfermo. Ciencia y arquitectura en los hospitales del
Movimiento Moderno. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2011, p. 181-185.
534
Pese a ello, a la provincia de Santa Cruz de Tenerife se la dotó de un establecimiento más, de
menores dimensiones pero de características semejantes al de Ofra en Tenerife respecto a la
distribución, en un barrio del extrarradio de la capital palmera, Mirca.
• ZONA ASISTENCIAL.
- Enfermería.
Las habitaciones separadas por sexos, de cuatro, dos o individual para los
aislados, se disponen a lo largo de la fachada en dos alas, dotándolas de
grandes ventanales que proporcionan iluminación y ventilación, y
orientadas hacia una terraza que recorría toda la fachada en los dos niveles
o plantas destinados a la actividad asistencial. Las terrazas presentaban
dimensiones lo suficientemente grandes para disponer las camillas, camas o
hamacas que permitían a los enfermos recibir las sesiones de helioterapia.
Dotada de un lavabo en su interior, las habitaciones, carentes de
decoración, estaban dotadas de mobiliario funcional como el resto de las
estancias, lo que facilitaba las técnicas de desinfección y limpieza. Existía un
baño común sencillo en cada una de las alas de edificio conectado a pozo
séptico.
88. A. Benítez: Vista de un lateral y fachada del área de hospitalización del Sanatorio-Enfermería
Antituberculoso de Ofra (Fuente: APTCC-Fotografías interiores y exteriores).
- Dependencias anexas.
Los lavaderos.
A finales del siglo XIX, como ya hemos apreciado en el Hospital Militar, se
define la ubicación de este departamento, que igualmente se extrae del
cuerpo del edificio, para disponerlo en las proximidades del sanatorio por
causas múltiple como el ruido y su carácter séptico. Dotado de maquinaria
moderna, en él se aseaba y preparaba la ropa que posteriormente sería
empleada con los enfermos.
La portería.
Destinada al portero, estaba próxima a la entrada principal a la finca,
fiscalizando el acceso. De cabina sencilla, presentaba uno de sus laterales
acristalados para permitir visualizar en todo momento la puerta de entrada.
El jardín.
En los terrenos de la finca del sanatorio-enfermería se proyectó un jardín al
que se le incorporaron calles y sistemas de riego. Su ejecución dio comienzo
desde la adquisición del terreno. A ellos se unió un pequeño huerto para
hortalizas y arboricultura, cuidado por los asilados. Esta doble intensión,
que la vemos también en el Manicomio Provincial, buscaba el contacto con
la naturaleza, la luz solar y el aire puro, así como abastecer a la cocina de
productos alimenticios.
535
GONZÁLEZ YANES, E. Las primeras entidades de asistencia pública de Tenerife. Revista de
Historia Canaria, nº 109-112. La Laguna: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de La Laguna,
1955, p. 30-38.
exiliar cualquier posible epidemia, para lo que se realizó un control de las entradas a la
Isla por el puerto existente y cercano a esta ciudad. Igualmente, a todos los afectados se
le procuró buscar un lugar que sirviera para el aislamiento, como se recoge en la
notificación efectuada por el Cabildo en octubre de 1506 en la que habilitaba «domicilio
a los pestilentes» en Heneto, el Valle de las Higueras y El Bufadero.536
536
SERRA RÀFOLS, E. (1996). Opus cit. Acuerdo 504, p. 95; Acuerdo 636, p. 127; Acuerdo 711, p.
152-153; Acuerdo 726, p. 157 y Acuerdo 797, p. 179-180.
Desde los primeros momentos, el Cabildo lagunero toma medidas, como la de 1506, en la que
prohíbe la entrada a un grupo de portugueses por razón de la «pestilencia» y hambre existentes
en ese momento en Portugal, llegando incluso, a imponer penas duras (pérdida de bienes y
destierro de la isla) a todo el que acercara dicho mal, solicitando la ayuda de los vecinos del
puerto de Santa Cruz, para el logro de tal empresa. Con respecto a la lepra, enfermedad propia
de las Islas, cabe exponer que se controló de manera exhaustiva, los cuales eran remitidos al
Hospital de San Lázaro, ubicado en Gran Canaria, o en el peor de los casos, eran expulsados del
territorio insular. Debe quedar claro, que hasta el siglo XX no se plantea la creación de una
institución destinada al cuidado y asistencia a este tipo de enfermo, que se vio materializada en
el Sanatorio Leprosería que se proyecta en la localidad de Arico en el sur de Tenerife, obra
promovida por el Dr. Ángel Vinuesa Álvarez.
537
NAVARRO SEGURA, M.I. La Laguna 1500: la ciudad-república. Una utopía insular según “Las
Leyes” de Platón. La Laguna: Edei-Ayuntamiento de La Laguna 1999, p. 125-126.
538
SERRA RÀFOLS, E. Las datas de Tenerife: libro V de datas originales. La Laguna, Tenerife:
Instituto de Estudios Canarios, 1978. Data nº 670.
Dichas tierras donadas por el Adelantado, pasarán a formar parte del patrimonio del convento
agustino de esta localidad: «Do a vos fray Pedro de Çea e vos fray Andrés de Goles, frayles de la
orden de San Agustín, seis fanegas de tierra de riego que están medidas en el Araotava, que
fueron nombradas para el Espital de Sancti Espiritus e porque no vino a efectos de hacerse el
dicho Espital, es mi voluntad de lo dar a vosotros… e a los que de vosotros sucedieren en esta isla
de vuestro ábito e religión, con la condición de que se celebraran tres fiestas, la de la Encarnación,
la de San Miguel y la del Espiritu Santo»
539
ROSA OLIVERA, L. DE LA: Los primeros hospitales de Tenerife y un retablo de 1513. El Museo
Canario, XLI. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, 1980-1981, p. 91-92.
540
SERRA RÀFOLS, E. (1978). Opus cit, nº 670.
En testamento otorgado por Juan de Valladolid el 17 de septiembre de 1507, … deja al Hospital
de Nuestra Señora, que se hace en esta villa, en la calle del Santo Espíritu, una manta y un par de
sábanas de anglo, por valor de mil mrs. o poco menos, para que estén allí los pobres de Dios.
1. Alfón Yáñez y sus herederos pagarán 1.200 mrs. de censo cada año, en dos plazos
de 600 mrs. cada uno; 2. estarán obligados a mejorar el solar y a edificar en él una
casa; 3. no podrán enajenar ni trocar el censo ni el señorío útil del solar; 4. en caso
de querer traspasar el censo, tendrá que ser a persona abonada y segura y con la
misma carga; además, deberán notificarlo antes al cabildo y a los mayordomos, por
si alguno de ellos lo quisiere para si; si no lo quisieren, deberán dar al hospital el
diezmo de la suma por la que lo vendieren o traspasaren a otras personas; 5. si
estuvieren dos años sin pagar, el censo quedará anulado y el cabildo podrá tomar el
541
GONZÁLEZ YANES, E. (1955). Opus cit, p. 30-38. «Onbre mediano, vermejo, que tenía una
cuchillada por el rostro».
542
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, nº 10 (1510-1512, folio 5 recto).
El moribundo deja todos sus bienes a fray Andrés de Goles, prior de Sancti Spiritus, solicitando
ser llevado allí para su muerte. Tras enumerar a los testigos testamentarios agrega «non
embargante que diga Hospital de Sancti Spiritus, se entiende ser hospital de… [deteriorado] del
Antigua, do hay cofradía». Esta confusión entre los dos hospitales presente en el texto del
testamento se ve resuelta ante la situación inexistencia de cofradía en el hospital agustino.
543
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, nº 2 (1506-1509, folio 716 vuelto) y nº 5 (1508, folio 134
vuelto).
Según se recoge en el protocolo del escribano Páez, Afonso Antón en la transacción actúa como
«mayordomo del Hospital de Nuestra Señora del Antigua y para dicha casa y hospital» y en
nombre de su hermano Juan Antón. El solar al que se le atribuye «cierta piedra» se le sitúa anexo
al Hospital, lindando con calles públicas y con Miguel Brizeno. Agrega, además, que ante la
desconfianza de poder asumir el precio pactado, da como fiador a Gonzalo Váez de Tavila.
solar y los edificios hechos en él; y 6. deberán renovar la carta de censo cada nueve
544
años.
544
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, nº 9 (1509, folio 628 vuelto).
545
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, nº 8 (1510-11, folio 594 vuelto).
En los documentos consultados del escribano Sebastián Páez, el donante portugués figura con el
nombre de Diego Afón, situación que se ve modificada (Diego Alonso) al consultar la
documentación del Antón de Vallejo, escribano del Concejo de Tenerife desde 1502.
«Por los muchos beneficios que del hospital ha recibido, dona ocho fanegas de tierra en
Tacoronte, con fuentes, una casa, árboles y todo lo que está dentro de la heredad, cuyos límites
son: tierras del Sr. Adelantado, tierras de Álvaro Váez, tierras de Vicente Yáñez y un camino,
«como todo lo demás que está del barranco arriba».
546
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606, C.5 (1512-1513, folio 350 vuelto).
Los cofrades que aceptan y firman el documento son: Álvaro Váez, Blas Fernández, Alonso
Márquez, Bastián Machado, Niculás Álvarez, Gonzalo del Castillo, Pedro del Puerto, Pero Gómez
del Camino, Pedrianes y Jerónimo Fernández.
547
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606, C.17 (1512-1513, folios: 765 rectos, 772 vuelto y
774 vuelto).
En la documentación consultada se enumeran a todos los cofrades que conforman en ese
momento el cabildo del hospital: Juan Çapata, prioste, Jorge Sánchez, Juan de Ortega, Luis
Alvarez, Fernando de Torres, Juan Bordón, Lope de Buysán, Alonso Marques, Miguel Brizeno,
Gonzalo de Córdova, Pedro del Puerto, Pedro Yanes, Pedro Estevanes, Juan Vaca, Alvar González,
Álvaro Váez, Francisco de Sepúlveda, Nicolás Álvarez, Alfonso Vello, Blas Fernández y Pero
Fernández.
formado por 25.350 metros cuadrados en el valle del Bufadero y un capital a abonar el
maravedíes por los deudores a los que le había suministrado trigo y cebada.548
548
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 605, C.6 (1510-1511, folio 407 vuelto).
Las seis fanegas de terrenos del Valle del Bufadero, lindaban con tierras de Talavera y de Antón
Franco.
549
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 605, C.23 (1510-1511, folio 745 vuelto).
550
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606, C.25 (1512-1513, folio 1162 recto).
551
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606, C.23 (1512-1513, folio 1053 vuelto).
552
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606, C.23 (1512-1513, folio 1059 recto).
553
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 605, C.16 (1510-1511, folio 822 recto).
La Laguna, José Rodríguez Moure554. Si se conoce que uno de las causas por las que se
creó fue albergar y cuidar a pacientes con enfermedades de transmisión sexual, como se
especifica en documentación fechada en 1821.555
554
RODRIGUEZ MOURE, J. Guía histórica de La Laguna. La Laguna, Tenerife: Instituto de Estudios
Canarios, 1935, p. 240.
555
AMSCLL-signatura H-VI.9, 1821.
556
El primero poseía importantes datas en Tegueste, Taoro, Geneto y La Laguna; el segundo, era
vicario y beneficiado de la Isla.
557
GONZÁLEZ YANES, E. (1955). Opus cit, p. 46-88.
558
AMSCLL-Luis Romana: Legº 1º, número 18 (1812).
permiso que se materializa en bula pontificia otorgada en julio del mismo año, aunque
existen autores que disienten en este punto, como ocurre con Dacio Darias que data el
documento el 20 de junio de 1512. Independientemente de la fecha exacta, si es verdad
que los privilegios que otorgó fueron muchos. En el futuro hospital se pudieran vender
4.000 fanegas de trigo y cebada para los gastos de la fábrica, así como que cualquier
sacerdote (regular o secular) pudiera pedir limosna para su sostenimiento, sin dejar a un
lado sus obligaciones eclesiásticas. Además, se donaba al recinto benéfico 24 fanegas de
trigo al año para la construcción del establecimiento por el Cabildo Secular y con
permiso de la Corona559. Además, se facultaba a la fundación a pedir y permitir la
exportación al continente africano de 4.000 fanegas de trigo y cebada para sufragar los
gastos de la construcción del edificio; este permiso era competencia pontificia, ya que el
comercio que se establecía era con infieles560. Por último destacar la concesión de
dispensa a todos los que ayudaran a su mantenimiento por medio de la limosna y la
visita a su iglesia, así como la concesión de facultar a la institución benéfica para poder
«pedir limosna» para éste y realizar operaciones monetarias que lo favorecieran.
Se recoge la devoción manifiesta de Martín de Jerez por San Martín Obispo, lo que lleva a
nombrarlo también patrono, situación que es algo desconocida.
559
DARIAS Y PADRÓN, D. V. El real Hospital de Nuestra Señora de los Dolores. El Día (Santa Cruz
de Tenerife), Año XV, número 6039, 28 de enero de 1954.
560
ARSAPT-Enseñanza y Beneficencia, número 20, cuaderno número 15, 1778; p. 26.
561
AHPSCT-Libro de Actas de la Junta de Caridad de esta Ciudad, años 1796-1835; Luciano Anglés,
Legº VI-115, folio 70 recto.
Los legados y testamentos recibidos por la institución eran a cambio de misas y rezos realizados
por estos fieles en la iglesia del recinto benéfico.
documento que porta, real cédula de amparo, traído de la Corte castellana por Martín
Jerez, y que permitió la terminación de las obras de edificación del hospital. No
habiendo quedado tranquilo, y ante el temor de perder la capellanía que existía en el
Hospital de Nuestra Señora de la Antigua, institución que Martín Jerez pretendía
fusionar con el Hospital de los Dolores562, el 25 de agosto de 1517, ante el doctor Sancho
de Lebrija, teniente de gobernador, comparece para declarar, haciendo públicas todas
aquellas dificultades y obstáculos que el Vicario había ocasionado a la constitución de la
fundación563. Justo un día después, Diego de Herrera se personará ante el Adelantado
para ejercer su defensa, portando documento notarial, en el que negaba jurisdicción a
Fernández de Lugo en la pugna establecida, acogiéndose a la legislación canónica. La
Corona responde de manera contundente el 15 de septiembre de 1516, reiterando el
«depósito de la confianza para tan noble obra» en la persona de Martín de Jerez. El
proceso aclaratorio, largo en el tiempo, procuró mediante interrogatorios a diferentes
personajes, once testigos de la sociedad isleña, para hacer manifiesta la conducta
seguida por Diego de Herrera564. Estos hechos, encolerizaron al Vicario de la Diócesis de
Canaria, el cual hizo llegar sendas amenazas a Martín de Jerez con la Inquisición, a la que
se unió las efectuadas contra los clérigos que colaboraban con la recién creada
institución benéfica, llegando incluso a negarle la administración del hospital
acogiéndose a la misma «jurisdicción eclesiástica» que presentó como alegato ante el
representante del Rey en la Isla. Para contrarrestar la dispensa papal, «mueve piezas en
Roma», procurándose una bula cardenalicia, que nada tuvo que hacer ante la emitida
por el Santo Padre. En 1520, los cofrades, tras la muerte de Martín de Jerez, llegan al
acuerdo de sufragar todos los gastos que el difunto había efectuado en los «ires y
562
CIORANESCU, A. La Laguna. Guía histórica y monumental. La Laguna: Lit. Ángel Romero, 1965,
p. 166.
Cuenta Cioranescu, que en la iglesia del Hospital existían tres altares dedicados a Nuestra Señora
de los Dolores, Nuestra Señora de la Antigua y San Sebastián por mandato del Santo Pontífice de
Roma, lo que nos da una idea del protagonismo que presenta los Dolores y la dependencia de los
otros dos de éste.
563
GONZÁLEZ YANES, E. (1955). Opus cit, p. 52-53.
564
Ibidem, p. 46-51.
Diego de Herrera, durante los interrogatorios efectuados, será acusado de ser licencioso y de mal
vivir, y que no solo da escándalo con la vida disoluta y poco ejemplar, sino que también usa mal
de su ministerio sacerdotal, puesto que ha dejado que el Santo Sacramento se le cayese en el lodo
de las plazas, por lo que estava el pueblo escandalizado.
venires» a Roma y a la corte castellana, que debió realizar para esclarecer y ejercer sus
derechos, y los de la fundación, para lo que se le asignó a la esposa del fallecido,
Catalina Gutiérrez, un total de 300 doblas565. Igualmente se tomó la decisión de hacer
llegar a manos de la cofradía el documento original otorgado por el Papa León X al
recinto benéfico.566
565
COELLO GÓMEZ, M. I.; RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, M.; PARRILLA LÓPEZ, A. Protocolos de Alonso
Gutiérrez (1522-1525). Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife; Instituto de Estudios
Canarios, 1980. Colección «Fontes Rerum Canariarum XXIV», Documento nº 56, 19 de enero de
1522, folio 681 recto, p. 95.
566
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 166.
567
COELLO GÓMEZ, M. I.; RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, M.; PARRILLA LÓPEZ, A. (1980). Opus cit.
Documento nº 1245, 22 de noviembre de 1523, folio 799 recto, p. 475-477.
Junto a lo obtenido del cobro a Francisco de Campo, se les ofrece también la mitad de los que
consiguieran de las impetras o licencias concedidas por los prelados de Castilla, manteniendo
estas condiciones incluso para cualquier gestión que efectuaran en tierras lusas.
568
Ibidem, p. 635-636.
569
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 167.
570
DARIAS Y PADRÓN, D. V. artículo cit. El Día, Santa Cruz de Tenerife, Año XV, nº 6039, 28 de
enero de 1954.
571
AHPSCT- Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, Actas: signatura VI-115, folio 2 vuelto y 6
vuelto.
572
AHPSCT- Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, signatura VI-115, 1799-1835, folio 4
vuelto.
573
VIERA Y CLAVIJO, J. de. Noticia de la Historia General de las Islas Canarias. Tomo III. Santa Cruz
de Tenerife: Goya Ediciones, 1950-1952, p. 380-381.
574
NÚÑEZ DE LA PEÑA, J. Conquista y antigüedades de la isla de la Gran Canaria (Madrid, 1676).
Edición facsímil. Las Palmas de Gran Canaria: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, 1994, p. 326.
575
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 167-168.
La sanción fue administrada por el provisor y juez ordinario, doctor Salazar, que tras indagar y
enjuiciar los actos cometidos por ambos frailes, los aparta de su responsabilidad en el
establecimiento de beneficencia.
en total), eran numerosas las quejas a las autoridades responsables manifestadas por su
«mal trato a los asilados», situación que llevó al Ayuntamiento a retirarles el 10 de
enero de 1606 la custodia del Centro576. Una vez que la orden franciscana deja el
establecimiento benéfico, la administración de éste, se caracterizará por carecer de
«potestad» ante las autoridades responsables del mantenimiento, situación que se
refleja en la documentación examinada, donde el Hospital demanda de manera
reiterada el abono de los diferentes gastos que surgen en su «día a día». Así nos
encontramos como el administrador, en 1618, reclama los ingresos anuales que le
pertenecen, o el abono del salario del personal y farmacia reiterado durante 1620 a
1659.577
Hacia 1665, el obispo Bartolomé Jiménez dona al Hospital 52.000 reales de vellón,
de los que tan solo dos mil destina a la Cuna de Niños Expósitos. Además, corre con los
gastos de la botica necesarios para los tratamientos de los enfermos alojados, cantidad
que ascendía a la suma de 7.000 reales de vellón578. Resulta curiosa la fundación que se
efectúa en 1682 por el bachiller Fernando Martín de Fleitas: la venerable Escuela de
Cristo o, también llamado, el pequeño oratorio de San Felipe Neri, que será confirmada
el 5 de febrero de 1716 por el pontífice Clemente XI579. Sus actividades se centraban en
la solicitud de limosna a la que se le agregaba la realización de ejercicios espirituales que
acercaban a los componentes de la Escuela a Dios Padre. Las limosnas obtenidas se
destinaban al sustento de los reos que, en esos momentos, vivían en precarias
condiciones. Esta, será clausurada en 1868 durante el periodo revolucionario.580
576
AHPSCT- Bethlemitas: signatura Ben 19,3; 1830; folio 2 recto.
577
AMSCLL- Signaturas: H-VI.2 (1618); H-VI.3 (1620); H-VI.4 (1659)
578
VIERA Y CLAVIJO, J. DE (1950-1952). Opus cit, 1982; p. 559.
579
Ibidem, p. 699.
580
DARIAS Y PADRÓN, D. V. artículo cit. El Día, Santa Cruz de Tenerife, Año XV, nº 6039, 28 de
enero de 1954.
581
Ibidem, p. 167-168.
582
AHPSCT- Libro de Actas de la Junta de Caridad de esta ciudad (años 1796-1835); Luciano
Anglés, Legº VI-115, folio 70 recto.
En su testamento fechado el 29 de enero de 1718, deja como heredero universal al Hospital de
Nuestra Señora de los Dolores y San Martín Obispo, haciéndole donación de los gastos de su
edificación a cambio del atendimiento de las necesidades que pudiera tener la iglesia anexa a él:
sacristía, culto y aseo, utilizándose el sobrante para el atendimiento de los lisiados albergados en
el establecimiento benéfico. En él, solicita ser enterrado en el Hospital, estipulando las
condiciones en que quería ser enterrado.
583
DARIAS Y PADRÓN, D. V. artículo cit. El Día, Santa Cruz de Tenerife, Año XV, nº 6039, 28 de
enero de 1954.
584
Ibidem, Luciano Anglés, Legº VI-115, folio 70 recto.
La capellanía existente estaba fundada por doña María de Armas Clavijo, en la que se habían
estipulado decir un cierto número determinado de misas.
585
AHPSCT- José Albertos: Legº 11, año 1812, s/n.
586
AHPSCT- Libro de Actas de la Junta de Caridad de esta ciudad (años 1796-1835); Luciano
Anglés, Legº VI-115, folio 70 recto, opus cit.
Según se recoge en la documentación son los siguientes utensilios eucarísticos: custodia, copón y
varios ornamentos para el aseo de los Santos Oficios.
mayordomo, situación que no se ajustaba a las últimas voluntades realizadas por Fau587.
Este nombramiento, efectuado directamente por el prelado, llevó a que, desde el
Cabildo se realizaran enérgicas protestas; a partir de este momento se perdió la
tradición de seleccionar a esta figura por medio de la libre elección de los vecinos. Su
espléndida labor fue los que logró que se perdurara hasta su muerte a los 59 años en los
cargos asignados. Fueron notables las aportaciones que realizó al establecimiento, como
las narra Lope Antonio de la Guerra y Peña:
[Fol. 175r.] No porque en este año no haya havido enfermedades epidemicas, siendo
mortales estos habitadores, han dexado de morir algunos. Las Personas mas
conocidas han sido en 3 de Enero á los 59 años de su edad Dn. Andrés Cabrera
Presbit.° Capellán y Admor. del Hospital de Ntra. Señora de los Dolores, y que cuidaba
de los Niños expósitos murió de Perlesía y otros males, y en su tpo. consiguió para la
lactacion dos. Niños mil pesos de los Propios del Cabildo, y otros mil en las vacantes
de Mexico, porque se morian muchos á la necesidad. Tambien tenia con mucho aseo
el Hospital y en el tpo. de su administración se hizo un sagrario de plata, puso
vidrieras en la Iglesia, enlozó la frontera de ella, hizo poyos en los claustros y otras
588
cosas de modo que ha sido hombre recomendable.
587
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 167.
588
GUERRA Y PEÑA, L. A. DE LA. Memorias. Tenerife en la segunda mitad del siglo XVIII. In, El
Museo Canario, nº 31-32, Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, 1949, p. 168.
589
DARIAS Y PADRÓN, D. V. artículo cit. El Día, Santa Cruz de Tenerife, Año XV, nº 6039, 28 de
enero de 1954.
Existe constancia que la primera vez que se alude a este dispositivo asistencial benéfico es el 20
de marzo de 1627 cuando Juan Manuel Suárez, canónigo de la iglesia metropolitana de Sevilla y
natural de La Laguna, ayuda con una donación monetaria considerable.
590
RUIZ DE VILLARÍAS, A.M. El venerable Pedro de Betancurt. Intentos de fundación en La Laguna.
Siglo XVIII; II Coloquio de Historia Canario-Americana; Tomo I; Cabildo Insular de Gran Canaria;
Sevilla; 1979; p. 137-140.
Las primera noticia hallada sobre tal hecho, está recogida en la Historia General de las Islas
Canarias de José de Viera y Clavijo, quien, atendiendo a una Real Cédula de 29 de mayo de 1725
(cesión de 100 ducados y 100 fanegas de trigo anuales) y a los Acuerdos establecidos por el
Cabildo de la Isla, que el Obispo Juan Ruiz Simón, realizó gestiones con el de acuerdo con el
Obispo don Juan Ruiz Simón, mantuvo gestiones con el Cabildo de Tenerife desde 1712, con la
pretensión de que la Orden administrara el hospital de San Sebastián de La Laguna. Las
peticiones del prelado no fueron atendidas hasta 1722, en que llegaron tres frailes, entre ellos
Ambrosio, instalándose en el hospital, dedicándose a la enseñanza de la juventud.
Tras la muerte de Andrés Cabrera, éste será sustituido por Santiago Eduardo en la
mayordomía y por Juan de Armas como sacristán:
A finales del siglo XVIII, el Hospital inició su decadencia, situación que se exacerba
en el siglo XIX tras la desamortización efectuada por Mendizábal, llegando incluso al
punto de casi desaparecer594. A todo ello, se unió la profunda crisis existente en España,
Fray Juan de Asunción, natural de La Laguna, llega a ésta desde tierra americana en 1756, con la
pretensión de la renovación de los antiguos oficios a favor de la fundación (basándose en un
informe emitido por el Comandante General José de Urbina), situación que gustó a las
autoridades hasta que solicitó formalmente la cesión del Hospital de los Dolores.
591
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 167.
592
ARSEAPT- Enseñanza y Beneficencia, número 20, cuaderno 15, 1778, folio 28 recto.
…El Hospital es del Pueblo construido y donado a sus expensas, administrado por su elección, libre
de Patronato y solamente sujeto a la jurisdicción eclesiástica como obra pía: no hallo
inconveniente alguno en que Usted como cabeza y voz del Pueblo de Tenerife lo consigne y dé a la
religión de los bethelitas bajo la aprobación de las legítimas autoridades, como lo han hecho
muchas ciudades de América…
593
Ibidem, p. 168-169.
594
DARIAS Y PADRÓN, D.V. artículo cit. (El Día: 28 de enero de 1954; año XV, número 6039).
que se acentuó en las Islas, aumentando los gastos, y por consiguiente, la demanda de
recursos por parte de los gestores de la institución. Para sustentar al centro, desde el
Cabildo se habilitaron partidas de madera, procedentes de los bosques de la Isla, que
perseguían «ayudar» en las reformas y reconstrucciones que se efectuaban en el interior
del Hospital595. A todo ello, se le unían la recaudación que se obtenía de las actividades
agrícolas y ganaderas de las posesiones que tenía la fundación. Destacaron también, no
solo lo aportado por los poderes civiles, sino por los eclesiásticos, como las donaciones
efectuadas por el obispo Jiménez, iniciándose el siglo, o la llamada a la caridad que
realiza el obispo Antonio Tavira en su pastoral del 31 de diciembre de 1795, como se
recoge en las Actas del Hospital596. También debe nombrarse a Bernardo de Fau,
donante destacado, cuyas aportaciones permitieron la realización de las obras
acometidas en la iglesia y las enfermerías se lograran reanudar y concluir, nombrando
como heredero universal de sus bienes al Hospital. Aunque fueron muchas las
aportaciones, limosnas y testamentos entregados a la Fundación, si es verdad que nunca
alcanzaron los efectuados desde el territorio peninsular, independientemente de que las
partidas no fueron puntuales en la mayoría de las ocasiones.597
con el ánimo de regentar el Hospital y procurar la simpatía de todos hacia ella, lo que
hace que busque una muy variada representación598. Los miembros que la componían
eran: el Juez Territorial, que la presidía; el Venerable Vicario Eclesiástico; tres
Venerables Párrocos de la Iglesia Matriz de la Concepción; el Beneficiado Rector de la
Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios; los regidores nombrados por el
Ayuntamiento, situación que se efectuaba cada año; el procurador síndico personero; el
capellán del Hospital; un representado seleccionado por el consulado; y dos personas
representando al pueblo. Con el mandato de la constitución política de la Monarquía, la
regencia del establecimiento pasará a formar parte del Ayuntamiento del municipio,
siendo administrada por la Diputación Provincial de Canarias, que dio paso al Cabildo
Insular599. Contaba en 1835, con numerosas propiedades, casas y terrenos, arrendados o
alquilados, además de décimas, limosnas o partidas sueltas600, presentando un balance
en el que los ingresos cubrían los gastos que surgían en el Hospital.601
598
AMSCLL-Signatura: H-VI.8, 1812, folio 11 vuelto y 12 recto.
Desde el mismo día de su fundación se estipulan cuales son sus cometidos: …gobierno, celo y
cuidado del Hospital de los Dolores… El patrono eclesiástico nombrado no aporta ni recibía
ingreso alguno de la institución.
599
AHPSCT- José Albertos: Legº 11, año 1812, s/n, opus cit.
600
AHPSCT- Depósito: signatura V-37, 1835, s/n.
601
Los gastos anuales del Hospital eran procedentes de la compra de vestidos, alimentos y
fármacos para los asilados, además del abono de los salarios a los trabajadores que desarrollaban
su actividad asistencial en él.
602
AHPSCT- Hospital de Nuestra Señora de los Dolores: signatura Ben 39, 1823-1833, sin folio.
603
AMSCLL- Signatura H-VI. 9, 1821, s/folio.
604
AMSCLL- Sección Segunda, signatura H-VI. 9, 1821, s/folio.
605
AHPSCT- Esteban de Baños: Legº 16, año 1841, s/n.
Una vez desalojado el Hospital, el Ayuntamiento pretendía crear un centro de ayuda para
mendigo e indigentes, reduciendo la numerosa cantidad de ellos que poblaban las calles de la
ciudad. Especifica también el documento consultado, el intento de uso del edificio como casa de
educandas y recogidas provincial; además se plantea la posibilidad de darle uso como teatro,
dispositivo del que carecía el municipio lagunero.
606
DARIAS Y PADRÓN, D.V. artículo cit. (El Día: 28 de enero de 1954; año XV, número 6039).
607
TARQUIS, M.; VIZCAYA, A. Documentos para la Historia del Arte de las Islas Canarias; Tomo I
en Fontes Rerum Canariarum X; Excmo. Cabildo Insular de Tenerife; Santa Cruz de Tenerife, 1977;
p. 199-200.
Obligaciones de entrega de piedra, fechado en La Laguna el 21 de septiembre de 1547: …Juan
Díaz, cabuquero, vecino desta isla de Tenerife, otorgo e conozco por esta presente carta que me
obligo a dar a entregar a vos Francisco de Coronado e Tristán de Merando, priostes del Ospital de
Nuestra Señora de los Dolores desta ciudad de San Cristóbal e para dicho Ospital, noventa tapias
de piedra jabalunca buena e de recibir, quebrada o trayda al dicho Ospital, ques de esta civdad, a
mi costa e mición, la cual dicha piedra quebraré e daré puesta en el dicho Ospital de oy día de la
fecha desta carta en un mes primero siguiente, e vos daré e me obligo de vos dar toda la misma
piedra que oviere menester al dicho Ospital para hazer un cuarto que tiene empeçado hazer, la
cual dicha piedra me obligo de vos dar a preçio cada tapia de dos reales de plata de sacada e
trayda, la cual piedra me avéys de pagar como la fuere trayendo de manera que acabada de traer
me acabeys de pagar… e otorgo que para en quenta de la dicha piedra e recibido de vos los dichos
priostes por el dicho Ospital de dos doblas de oro de las cuales soy contento a mi voluntad…
Obligaciones de traer madera, fechado en La Laguna el 11 de julio de 1549: …Diego Martín,
carpintero, vecino desta isla de Tenerife…me obligo de dar a vos Juan Zapata e Tristán de
Hemerendo, priostes del Hospital Real de Nuestra Señora de los Dolores, e para el dicho Hospital,
es a saber ocho flechales de tea de veynte e quatro pies de cumplido e de la vitola necesaria par
un quarto de veynte y quatro pies de tea a seys reales cada uno, iten quatro limatones de tea a
tres reales cada uno, iten siete dozenas de tixeras al dio precio de novecientos maravedís, iten
nueve dozenas de tablas de aforro a ochocientos maravedís la dozena, que toda la dicha madera
monta veynte mil y seiscientos maravedís, y me obligo de empesar a hacer la dicha madera luego
y la dar hecha y puesta en mi aserradero en esta ciudad…
608
PÉREZ MORERA, J. y RODRIGUEZ MORALES, C. Arte en Canarias: del gótico al manierismo.
Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Viceconsejería de Cultura y Deporte,
Gobierno de Canaria, 2008. Historia Cultural del Arte en Canarias, volumen II. p. 150-154.
609
La escalera principal presenta un arco de cantería roja rebajado con impostas. Está formada
por dos tramos, colocándose el segundo a la derecha que concluye en un arco carpanel lígneo
construido en el siglo XIX, estando iluminada por dos pequeñas ventanas colocados en la zona
superior. Su pasamano de igual material que el arco rebajado, siendo toda ella de mampostería
en ambos tramos.
610
Ocupadas durante años por las Hermanas de San Vicente de Paúl que junto con el personal
seglar efectuaban los cuidados asistenciales a los enfermos alojados en el establecimiento
benéfico.
El templo, funcionante en la
actualidad, está adosado al resto del
edificio, presentando una sola nave,
de 23 metros de largo, de los que 7,5
pertenecen al presbiterio, y un ancho
de 6,7 metros, con campanario
coronado por una espadaña. Cioranescu califica al interior como un conjunto de aspecto
sencillo y casi de pobreza, que viene a corregir el altar mayor, rico de una armonía
exuberante de colores, desde la plata de su manifestador al dorado del retablo y a los
colores vivos de sus pinturas611. En la zona central de la pared que da hacia el patio
existe un pequeño vano de cantería roja que une el edificio religioso con el
establecimiento hospitalario. El suelo está pavimentado con losetas que no son las
originales, encintadas en rastreles de madera, mientras que el suelo del presbiterio está
recubierto con mármol, fruto de intervenciones posteriores efectuadas en el templo.
Está elevado sobre dos escalones, que dan paso a un tercero en el que está ubicado el
tabernáculo612. Entre la nave y el presbiterio existe un arco toral de medio punto
moldurado con pilastras y medias columnas adosadas de orden toscano con basas
anchas y poligonales613. Destaca el cerramiento realizado para su techo: cubierta de par
y nudillo con cuatro faldones unidos por limas mohamares. Esta armadura de tipo
mudéjar está decorada con motivos de estrellas, rombos y aspas, con una estrella
central de dieciséis puntas. Para la consolidación de la estructura se emplea un tirante
doble, reforzándose las esquinas con cuadrantes dobles de lacería. El tirante central
aparece ricamente decorado con guirnaldas, cuernos de la abundancia, frutas y ocho
cartelas en las que están escritas inscripciones latinas enmarcadas, cada una, por
angelotes (2) desnudos y la cabeza de un tercero colocada sobre la cartela. La
techumbre de la nave abarca desde los pies de la nave, donde está colocado la tribuna
del coro hasta el arco toral. Presenta dos faldones laterales y almizate sin decorar,
donde los nudillos son continuación de los pares. Presenta siete tirantes dobles
perpendiculares que muestran decoraciones mudéjares de lacería con aspas y estrellas,
soportadas por canes pareados. El paramento interno lateral (muro exterior), posee
ochos ménsulas pétreas de pobre decoración que ayudan al sustento de la cubierta,
donde las dos centrales sobresalen en mayor cuantía, incorporándose el resto al muro a
medida que nos acercamos a las más distantes del centro.
611
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 168-169.
612
Anteriormente, el primitivo presbiterio estaba compuesto por una grada de piedra que partía
desde la base del arco toral, luego volviendo a ascender cerca del altar sobre dos gradas de
cantería con los ángulos achaflanados. Sobre éstas, existía otra más sobre la que se acomodaba el
retablo mayor.
613
Tanto el intradós como el extradós están decorados con baquetones y acanaladuras,
decoración que nos recuerda a las formas desarrolladas durante el gótico.
614
Existen descripciones previas en las que se comenta que el antepecho del coro estaba
decorado por una celosía.
615
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p.169.
segunda mitad del siglo XVII bajo las directrices del Cabildo del Hospital616. La
contratación fue efectuada por Blas Hernández de Barrios, sacerdote y mayordomo del
Hospital, por un precio de 2.600 reales, corriendo los materiales por cuenta del
promotor del proyecto. La realización de las puertas, se le encargaron al carpintero
Miguel Gómez y al herrero Gonzalo García. Éstas, de madera de tea, están tachonadas y
compuestas por tablones lisos en su exterior y reforzados con largueros en su interior.
Para su decoración, se utilizaron flores de lis que colocaron en la parte superior, herrajes
de bronce y clavos romboidales ordenados simétricamente en hileras, para el resto. El
coste de esta obra, se recoge detalladamente en el Libro de Fábrica, entre los años 1656
a 1662617. En lo referente a su estilo, Juan Sebastián López García define esta obra como
de cierto arcaísmo618. Destacan, por su originalidad, los plintos y las columnas que
presenta. Con respecto a los plintos, han querido ver en ellos los modelos que guiaron a
los que posteriormente se ejecutaron para dos de los palacios más importantes de la
ciudad: Nava y Salazar619. En sus columnas estriadas, tienen paralelismo con algunas
formas realizadas en Cuzco, sin hallar hasta la fecha los posibles motivos históricos que
fundamenten esta situación620. Junto a esta portada, la iglesia anexa al Hospital,
presenta una portada secundaria de cantería muy próxima a la principal, compuesta por
un arco de medio punto recorrido por molduras. Sus puertas de madera están ornadas
con cuarterones y se distribuye en dos hojas.
A lo largo de la fachada que da hacia la calle de San Agustín, entre las dos puertas
de acceso, existen dos vanos de cantería de medio punto con un ligero resalte, al que se
une el existente en la zona del presbiterio, a una altura ligeramente superior, que
permite la iluminación de la capilla mayor. La fachada de la calle Juan de Vera no es
uniforme, destacando el muro del presbiterio que sobresale ligeramente y no se adapta
616
TARQUIS RODRÍGUEZ, P. Diccionario de arquitectos, alarifes y canteros que han trabajado en
las Islas Canarias. Siglo XVIII. Madrid-Las Palmas: Anuario de Estudios Atlántico, nº 12; 1966; p.
270-276.
617
La Tarde (Santa Cruz de Tenerife), 28 y 30 de Julio de 1958 (TARQUIS RODRIGUEZ, P. Juan
González Agalé, alarife del siglo XVIII. Portada de la iglesia de Dolores de La Laguna).
618
LÓPEZ GARCÍA, J. S. La Arquitectura del Renacimiento en el Archipiélago Canario. La Laguna
(Tenerife): Instituto de Estudios Canarios, 1983; p. 17-50.
619
MARTIN RODRIGUEZ, F. G. Arquitectura doméstica canaria. Santa Cruz de Tenerife: Aula de
Cultura de Tenerife, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1978; p. 277.
620
El Día (Santa Cruz de Tenerife), 11 de diciembre de 1960 (MARCO DORTA, E. Las Canarias y el
arte hispano-americano).
621
GALANTE GÓMEZ, F. J. Elementos del gótico en la arquitectura canaria. Las Palmas de Gran
Canaria: Edirca S.L., 1983; p. 71-72.
Francisco J. Galante coloca al Hospital de Nuestra Señora de los Dolores dentro del periodo
intermedio o de máximo esplendor del gótico (primer cuarto del siglo XVI y último cuarto del
siglo XVII).
zona. Esta inserto, en el centro del traspatio, un aljibe que recoge el agua de lluvia, obra
que se concluyó el 29 de octubre de 1894 por el contratista Gaspar E. Fernández.622
622
AHPSCT- Edificio. Obras de reparación en el edificio del Hospital de Dolores: Legº Beneficencia
59, 11, s/n; 1887.
El aljibe que se proyectó debía medir 5,40 x 4,40 metros, y una altura de 3,30 metros desde la
solera hasta la bóveda que lo cubre. Las obras para la construcción del aljibe se sufragaron con el
dinero obtenido de la subasta de parte de la tea del Hospital que estaba almacenada sin uso
aparente. El presidente de la Junta de Subastas, el señor Casabuena, obtuvo la cantidad de 1195
pesetas que pagó Leoncio Rodríguez Pérez, maestro carpintero. Los pago de la obra, que
ascendían a 1194,60 pesetas, se efectuaron al concluir el aljibe (796,40 pesetas) y el resto
(398,20 pesetas) unos meses más tarde, el 24 de enero de 1895.
623
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), 12 de enero (nº 3788) de 1922.
624
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), 24 de octubre (nª4030) de 1922.
625
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), 4 de noviembre (nª4040) de 1922.
626
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), 17 de diciembre (nª4076) de 1922.
De los tres pabellones, se pretendió dar mayor prioridad a los dos primeros, con el
fin de trasladar con la mayor premura el antiguo hospital al nuevo edificio. Para la
ejecución de la obra, el 10 de febrero de 1926 en Comisión Permanente, se acordó
presupuestar la cantidad de 642.607,20 pesetas631. En el Boletín Oficial de la Provincia
627
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 239.
628
Ibidem, expediente nº 239.
629
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), 20 de diciembre (nª4078) de 1922.
630
DARIAS PRÍNCIPE, A. Arquitectura y arquitectos de las Canarias Occidentales: 1874-1931.
Santa Cruz de Tenerife: Caja General de Ahorros de Canarias, 1985. Premio de Investigación
«Agustín de Bethencourt», p. 410-411.
Está tomado del Hospital de Niños de Pendlebury (1872-1878), realizado por Pennington y
Brigues.
631
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 239, opus cit.
Esta cantidad se desglosa de la siguiente manera: Primer grupo, aguas negras, aguas potables,
pozo séptico y cerramiento del solar, unas 55.969,30 pesetas; Segundo grupo, Pabellón de
Administración, unas 101.729,85 pesetas; Tercer grupo, Pabellón de enfermedades comunes,
unas 174.219,36 pesetas ; Cuarto grupo, Pabellón de servicios, lavaderos y garajes, unas
121.906,34 pesetas; y el Quinto y último grupo, Pabellón de cirugía y Capilla, unas 188.782,33
pesetas.
632
Ibidem, expediente nº 239.
Los honorarios devengados por el arquitecto Domingo Pisaca y Burgada por la obras ejecutadas
ascendían a la cantidad de 114501 peseta y 4 céntimos.
633
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit, p. 52-53.
634
NAVARRO SEGURA, M. Pedro García Cabrera: el arte de la política. In Actas de Congreso
Internacional Pedro García Cabrera. La Gomera 10-14 de octubre de 2005; [coordinadora: Belén
Castro Morales]. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de Publicaciones de la Universidad de La
Laguna, 2007, tomo I, p. 57.
Tras celebrarse la comisión de constitución del Cabildo Insular de Tenerife el 27 de abril de 1931,
Pedro García Cabrera asume la condición de Consejero Inspector del Hospital de Nuestra Señora
de los Dolores de La Laguna, representante del Montepío de Funcionarios Insulares, miembro de
104. Detalle de una de las propuestas para la verja y puertas del cerramiento del Hospital Civil de La
Laguna en proyecto ( ACIT-Negociado de Beneficencia: caja nº 7182; expediente nº 232).
638
NAVARRO SEGURA, M. Pedro García Cabrera: el arte de la política. In Actas…. (2007). Opus cit,
tomo I, p. 59.
Dentro de sus proyectos se incluía un nuevo reglamento sobre la sanidad insular, a lo que se
unían modificaciones en la estructura organizativa con la intención no solo de centralizar la
asistencia en un solo hospital, sino de crear una red insular de equipamientos de primera
necesidad que se materializaron sobre todo en las casas de socorro. Los primeros proyectos que
después ejecutó José Enrique Marrero Regalado, nacen de la propuesta del poeta-consejero.
propiamente dicho como los que existían en los Hospitales Civil y Militar. A la cantidad
originaria fue preciso añadir dos presupuestos adicionales: el que incluían beneficios
industriales, dirección, administración y ejecución material, el cual ascendía a la
cantidad de 4.516,63 pesetas, y el establecido para colocar la instalación eléctrica
realizada por Gregorio García con un presupuesto de 570 pesetas.639
En situaciones de urgencias
vitales, los pacientes eran
remitidos al Hospital Civil,
pudiendo ser solo atendidos
casos de menor importancia en
el Hospital de Los Dolores por
carencia de «recursos técnicos
modernos». En escrito remitido a
la Corporación insular, el
Director Médico del Hospital,
exponía las carencias existentes
y la necesidad que tenía el
centro de un aparato de Rayos X,
un Pantostato y una Diatermia.
Ante la reclamación presentada por el galeno responsable, se procedió a la solicitud de
presupuesto a la Sociedad Anónima Prieta ubicada en Barcelona, quienes remitieron un
639
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6975; expediente nº 42.
640
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6988; Escritos y oficios que no figuran en
expedientes; opus cit.
641
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 337.
642
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; p. 123
643
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 368.
como en el Hospital Militar, y que por primera vez esta solución había sido utilizada por
Antonio Pintor, en 1900, para el edificio del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife644.
Presentaba una doble intención: sustituir materiales de fácil combustión, lo que
convertían a este tipo de edificios en un peligro latente, y favorecer la limpieza-
desinfección de las diferentes partes del recinto hospitalario con elementos
arquitectónicos más adecuados y actuales. El coste de la obra se estableció en la
cantidad de 8.692,56 pesetas, el cual fue abonado empleando el legado otorgado por
Águeda Brito como se recoge en el expediente de Beneficencia número 197, fechado en
1932. No quedando contentos con la cantidad fijada, que parecía excesiva, se procedió a
revisar el proyecto en septiembre de este mismo año, menguando la cantidad
presupuestada hasta 7.785,50 pesetas. Las obras, que se dilataron considerablemente,
tardaron varios años en finalizarse, hasta febrero de 1942, momento en el que el
arquitecto Tomás Machado Méndez procede a la recepción de ésta.645
644
DARIAS PRÍNCIPE, A. (1985). Opus cit, p. 119.
Esta nueva solución ya había sido pensada para el nuevo cementerio que Antonio Pintor diseña
para la capital en 1897.
645
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7028; expediente nº 198.
646
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 15.
arquitecto Marrero Regalado recibiera las obras, realizando informe de las causas de tan
importante retraso. Pese a ello, ambas obras fueron entregadas en enero de 1942.647
1º.- Demolición del techo actual, lo que se hará con el mayor cuidado posible y
tomando todas las precauciones para evitar cualquier sorpresa (…); 2º.- Forjado de
la viga central y plancha de hormigón armado conforme las indicaciones que en su
momento oportuno de el Arquitecto Director; 3º.- Revestido y blanqueo en su parte
interior; 4º.- Exteriormente llevará un atezado sobre el que se sentará la loseta roja,
al mismo nivel de las ya existente sobre la sala de operaciones.
En España, el empleo del hormigón armado como material constructivo penetró por
Cataluña de la mano del ingeniero Francesc Macià con la patente del francés Joseph
Monier648, mientras que el primer edificio de entidad construido con este material fue la
fábrica de harinas La Ceres en Bilbao649 de 1899 a 1900. El importe del presupuesto
ascendía a 2.406,43 pesetas, siendo ejecutadas por el contratista Ángel Suárez Vera en
los meses de noviembre y diciembre de 1940, para ser concluidas en enero del año
siguiente.650
647
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7028; expediente nº 56.
648
BURGOS NUÑEZ, A. Los orígenes del hormigón armado en España. Tesis doctoral dirigida por
Juan Calatrava Escobar. Editorial Universidad de Granada: Granada, 2009, p. 324-329.
649
La Fábrica Ceres de Bilbao. In Revista de Obras Públicas, número 1343. Año 1901. [Sitio web].
URL: <http://ropdigital.ciccp.es/pdf/publico/1901/1901_tomoI_1343_02.pdf>, p. 233-234,
(consultado en enero de 2012).
650
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; expediente nº 398.
Desde principio del siglo XVI hubo en la laguna otro hospital con nombre de San
Sebastián, para cuya fundación dejó sus bienes, en el año 1507, Pedro López de
Villera, alguacil mayor, nombrado por patronos a la justicia y regimiento y al
651
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 111.
Costes de las obras de mejora: ampliación del retrete y cuarto de baño de la sala de mujeres,
empotrando el baño, pavimentando y alicatando (1.950 pesetas); tabique en la sala de
Infecciosos (1.473,13 pesetas); acondicionamiento del cuarto de baño de las Hermanas (1.670,03
pesetas); y arreglos varios (4.276,65 pesetas). En enero de 1945 las obras quedan
definitivamente concluidas, pese a que tuvo que hacerse derrama de 1.348,06 pesetas.
652
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 41-46.
653
OSSUNA Y VAN DEN-HEEDE, M. DE. El regionalismo en Canarias. Santa Cruz de Tenerife:
Talaya Ediciones, 1983, p. 144.
Ubica la fecha en 1515, momento en el que se dan inicio las labores asistenciales en el recinto
sanitario.
escribano del consejo de Tenerife. Así, luego que fallecido Villera, en noviembre de
1509, se trató de levantar la obra, para la cual el Adelantado señaló dos años
después un solar, desde las casas y fuentes de Pedro de Izuzaga para San Francisco
654
seiscientos pasos y de calle a calle como se había pedido…
654
VIERA Y CLAVIJO, J. DE (1982). Opus cit, p. 699.
655
MARCO DORTA, E. Descripción de las Islas Canarias, hecha en virtud de mandato de S, Af. por
un tío del Ldo. Valcárcel; Revista de Historia, IX; 1943; p. 201.
656
GONZÁLEZ YANES, E. (1952). Opus cit, p. 46.
El intento por parte de las autoridades eclesiásticas de tomar las riendas del
establecimiento fue una sombra que voló de manera continua sobre la institución
hospitalaria. De manera reiterada, su testamento fue utilizado en numerosas ocasiones
657
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 133-134.
El testamento fue fechado el 17 de marzo de 1507, en Tegueste, ante el escribano Sebastián
Pérez de Páez. José de Viera y Clavijo, en su publicación titulada Noticias de la Historia General de
las Islas Canarias, confirma este hecho, así como el inicio de las obras de construcción (p. 698-
699).
«…que hagan en San Cristóbal de La Laguna una casa de hospital de la advocación del
Bienaventurado Mártir Señor San Sebastián donde se acojan tantos pobres cuantos la renta
bastare o sufriere para que se puedan sustentar y que estos pobres sean de los más enfermos.
Deben fabricar el edificio lo más que les pareciere para que los pobres estén albergados. Para que
los pobres enfermos que no lo pudiesen ganar sean curados y les den los mantenimientos
necesarios hasta que estén sanos y que cuando acaben de sanar no les den más
mantenimientos…»
658
AHPSCT- escribano Sebastián Páez. Documento nº 9, año 1509, folio 819 vuelto.
659
SANTANA PÉREZ, J. M.; MONZÓN PERDOMO, M. E. (1996). Opus cit, p. 175.
660
AHPSCT- escribano Sebastián Páez. Documento nº 10, año 1510-1512, C. 14, folio 879 vuelto.
661
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 134.
En marzo de 1510 son arrendadas la mitad de las tierras que poseía Pero López de
Villera en Taoro y que pertenecían al hospital de San Sebastián. La autorización para
hacer efectiva la carta de arrendamiento fue aceptada por ambas partes: por un lado los
representantes del Hospital, Pedro de Vergara y Alonso de las Hijas (aunque no es hasta
agosto de 1510, cuando el cabildo del hospital nombra al primero como repartidor de
los bienes); y por los familiares del difunto, Ana Gutiérrez y Guillén Castellano, viuda y
suegro, que poseían la mitad de la fortuna664. En diciembre de ese mismo año, vemos
como responsables absolutos del legado de Villera tanto a Pedro de Vergara y Alonso de
662
VIERA Y CLAVIJO, J. de (1982). Opus cit, p. 699. La fecha de emisión de la real cédula en la que
se efectúa el aclaramiento del control del Hospital es de 20 de marzo de 1546, aunque no será el
único momento en el que se tendrá que aclarar esta situación.
663
Ibidem, p. 718-719 y 829.
Varios fueron los intentos por parte de las órdenes eclesiásticas por hacerse con el control de
Hospital. Viera y Clavijo expone dos: una durante el siglo XVI siendo ocupada por los frailes
franciscanos del vecino convento de San Miguel de las Victorias, ante el cese temporal que
efectuaron de sus dependencias a una orden de monjas, llegando a tener que solucionarse desde
Roma en 1577 ante la falta de solución; y en el siglo XVII una congregación de monjas Bernardas
pretendió la administración del Hospital, situación que se aprobó en febrero de 1643, aunque
nunca se produjo. Debe destacarse que no solo el colectivo eclesiástico pretendía el edificio, sino
que los poderes tanto militares como civiles le dieron uso no asistencial.
664
AHPSCT- Escribano Antón de Vallejo, nº 605, C.16, año 1510-1511, folio 832 vuelto.
las Hijas acordando dar a renta 220 ovejas pertenecientes al patrimonio del hospital a
Juan Martín de Trebejo. Pero la partición de los bienes testados por Pero López de
Villera fue un tema controvertido que se abordó en numerosas ocasiones (enero,
febrero y julio de 1511; y en agosto y septiembre de 1513), procurando solucionar
«equitativamente» el reparto de las tierras de Taoro y Tejina, así como otros tantos
bienes existentes.665
Pese a todos estos movimientos que procuraban dar domicilio al hospital, en junio
se decantan por la adquisición, a petición del mayordomo, de unas casas que son de San
Sebastián, que están situadas junto a Sancti Spiritus, sirven para hacer allí el principio del
hospital, puesto que la venta de las casas de Alonso Rodrigues [sic] no llegó a efectuarse.
Viendo la relevancia de la obra, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo otorga un solar
el 22 de agosto de 1511, desechando las intenciones anteriormente expuestas y
solicitando que presentara las dimensiones adecuadas para albergar a los enfermos y
facilitar las actividades asistenciales que en él se pretendían efectuar667. Este solar
665
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la: Acuerdos del Cabildo de Tenerife. II, 1508-1513. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1952. Colección Fontes Rerum Canariarum. Acuerdos 268
y 270. Debe señalarse que en la documentación consultada, se nombra a Alonso de las Hijas en
ocasiones como Alonso de las Casas.
666
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la (1952). Opus cit., Acuerdos 132, 136 y 159.
667
Ibidem, Acuerdos 134, 141, 159 y 167.
Recogido en el Acuerdo del Cabildo de Tenerife número 141: Estas casas lindan con otras de
Diego d'Espino, difunto, y de Pedro Alfonso, aserrador, y con el barranco.
Recogido en el Acuerdo del Cabildo de Tenerife número 167: la obra del hospital «santa e
provechosa, donde el culto devino avía de seronrrado e venerado e los pobres reparados e
albergados», el Adelantado debe dar para el hospital un solar, en virtud de su poder para repartir.
constituyó el emplazamiento final del edificio dando comienzo las obras en septiembre
de 1512. Para su realización se contrata al albañil Blas Afonso, estipulándose en la obra
la ejecución del habitáculo destinado para los enfermos, «casa de enfermería» así como
la iglesia advocada a San Sebastián como solicitara en su testamento Pero López de
Villera. Ya, al año siguiente, se iniciaban los trabajos de carpintería, así como se
encargaba a un escultor la imagen del patrón para la iglesia del establecimiento
benéfico668. Cioranescu supone que al año siguiente, en 1514, el Hospital ya había dado
comienzo a su actividad asistencial669. El control de los bienes otorgados al patrimonio
del Hospital será la nota discordante que llevaran a tomar decisiones a sus gestores que
serán reflejadas en diferentes contratos notariales y acuerdos recogidos en las actas del
Cabildo.670
Se solicita que el solar sea «desde las casas que fueron de Pedro de Isasaga, que agora son de
Gerónimo de Valdés, yendo cara San Francisco, sesenta pasos, e que vaya el dicho solar hasta la
otra calle del conpás deste número de sesenta pasos de calle a calle». El Adelantado concede el
solar, con el solo voto en contra de Andrés Suárez Gallinato, quien dice que el solar entra en
tierras que le pertenecen.
668
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 134.
669
AHPSCT- escribano Sebastián Páez. Documento nº 10, Año 1510-1512, folio 666 vuelto.
En el contrato estipula lo siguiente: Blas Afonso hará toda la casa e iglesia del señor San
Sebastián con la casa de enfermería, que han de ser juntas de piedra de manpuesto, de anchor
por el canto de arriba de tres palmos y medio y cada tapia según es uso y costumbre de longura y
anchura. Juan Pérez le dará agua del pozo que está dentro del cercado y dos tinas en que esté el
agua y madera para hacer los andamios y toda la piedra, cal y arena, al pie de la obra. Blas
Afonso ha de recibir por cada tajsia de todas las que hiciere a 70 mrs., según las vaya haciendo.
670
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la. Opus cit.
Acuerdo 141 (p. 96, 97 y 98). Tomás Justiniano, en marzo de 1511, reclama ante los
representantes del hospital sobre un contrato de tablazones que tenia con Pero López. El cabildo
nombran a Las Hijas para la resolución del problema.
Acuerdo 148 (p. 103 y 104). En mayo de 1511 se propone la venta en subasta pública … el caballo
y taza y otros bienes... que quedaron de Pero Lopes.
Acuerdo 159 (p. 114 y 115). En junio de 1511 se concede permiso al mayordomo para que las
yeguas propiedad del hospital entren en las dehesas y beber las aguas sin pagar pena por ello.
Acuerdo 162 (p. 116 y 117). En julio de 1511 se manda confeccionar a Pedro de Vergara,
Sebastián Páez y Zorroza un inventario de los bienes que posee la institución.
Acuerdo 175 (p. 125 y 126). En octubre de 1511, Fernand Yanis solicita el pago de 1750
maravedíes, dinero adeudado por la compra de lagar que se le ordenó al solicitarlo para la
elaboración del vino con la uva procedentes de la viña de San Sebastián que había arrendado al
hospital. Otra deuda es investigada por Zorroza que afecta Diego de Herrera.
Acuerdo 203 (p. 144 y 145). En febrero de 1512, Zorroza da instrucciones para la venta de las
tablas de San Sebastián procurando el máximo de beneficios.
Acuerdo 214 (p. 153). En mayo de 1512, Zorroza transporte (bestia) para la resolución de temas
relacionados con el hospital.
Acordaron que en las portadas que agora ay se pongan sus puertas e se haga una
imagen de pinzel del Bienaventurado Señor San Sebastián e para ello así se hacer,
juntamente con P. de Vergara por diputado, para que ellos las fagan y la dicha
imagen en su retablo y gasten en ello lo que les paresciere e que se rescibirán en
cuenta y que para Semana Santa esté hecho y que adobe la puerta de la capilla
671
achicándola con tablas por amor del aire.
Acuerdo 221 (p. 155 y 156). En mayo de 1512, tanto Alonso de Las Hijas y Sebastián Páez solicitan
que sean investigadas las actuaciones que Zorroza realiza con los bienes del hospital.
671
Ibidem, Acuerdo 246, p. 178 y 179.
672
Ibidem, Acuerdo 252, p. 190-192.
673
Ibidem, Acuerdo 262, p. 197-198 y Acuerdo 263, p. 199-200.
aportada por el fundador, se le concede una Real Cédula con fecha de 11 de marzo de
1545 al Cabildo, procurando así «blindar» cualquier enajenación no deseada.674
Por esta misma fecha, se efectuaron los trámites pertinentes para que los frailes
franciscanos administraran el Centro. Al fundarse el convento de las monjas claras, muy
próximo al solar del Hospital, éstos le habían cedido su casa. El Cabildo a cambio les
puso a su disposición la casa del Hospital y sus rentas, trasladándose los franciscanos allí
en 1545, lugar donde, por medio del apoyo del papa Pablo III pretendían fundar su
«nuevo convento». Estas intenciones se toparon con la férrea oposición del Cabildo,
como se puede observar en la sesión de 15 de enero de 1552, en la que se alegaron la
existencia en La Laguna de «numerosos conventos», así como la queja por las elevada
cantidad de limosna que se le solicitaba a las almas caritativas de la ciudad. En 1578
regresa la congregación franciscana a su antiguo emplazamiento, y es la Cofradía de San
Sebastián la que asume nuevamente la gestión del Hospital675. Hacia 1585, se concluyó
con los trabajos que se realizaban en la techumbre de la iglesia y algunas obras menores
que se efectuaron en otras partes del edificio.
674
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 134.
675
Ibidem, p. 135.
676
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, Documento nº 10, Año 1510-12, folio 754 vuelto.
favor de la institución dejando un dobla de oro para la realización de las obras (así
mismo, otorga este mismo favor a San Francisco y Sancti Spiritus).677
La falta de fondos para sufragar los gastos fue una constante en el Hospital,
situación que se agudizó marcadamente en la segunda mitad del siglo XVII y el siglo
XVIII. Algunos prelados canarios como el obispo García Ximénez en la segunda mitad del
siglo XVII y el obispo Lucas Conejero en 1720, llegaron a calificar a la fundación de
«inútil», con administración defectuosa y contraria al derecho, ante la incapacidad de
intervención de la autoridad eclesiástica. A todo ello se unió la «condición laica» del
Hospital, que conllevó a que las rentas del Establecimiento no fueran de considerable
cuantía, situación a la que se le unía un presupuesto de partidas escaso, unido a una
gestión poco apropiada, que en ocasiones llevaba «los dineros para el mantenimiento
del centro a la bolsa o bolsillo» de más de uno de sus administradores. Esta constante,
caracterizó el día a día del hospital hasta su desaparición en 1837, exacerbándose
durante el siglo XVIII, o bien, superándola en cierta medida durante el impulso que la
casa Borbón ejecutó al igual que el resto de monarquías del territorio europeo. Estos
altibajos llevaron a que en algunas ocasiones el propio Hospital careciera de personal
especializado para la atención de los pacientes ante la inexistencia de fondos que
sufragaran sus salarios.
677
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, Documento nº 606, Año 1512-13, C. 25, folio 1162 recto.
678
Ibidem, p. 135-136.
679
ARSEAPT: Sig. H-VII, Legº 3 (1620).
680
AHPSCT. Hospital de San Sebastián, Correspondencia, signatura Ben 62, 25, 1787, folio 18
vuelto.
Se nombra la existencia de cuatro enfermos alojados con patología de larga estancia, siendo
insuficientes los cuarenta pesos asignados para sus cuidados y manutención. Esto nos hace
pensar que posiblemente existieran dos camas fijas, camas mantenidas con esta mínima cantidad
de dinero.
El templo era de planta rectangular y estaba cubierto por techumbre a dos aguas, a
excepción de presbiterio, de cerramiento superior ochavado, ambas zonas separadas
por un arco de cantería de considerable tamaño con respecto al resto del edificio. Los
muros que sustentaban la techumbre eran de mampostería tipo tapial cubiertos por
calicostrado. Interiormente, los techos estaban confeccionados con rica madera labrada
que conformaba el artesonado; de pared a pared aparecían los tirantes, espléndidas
vigas de tea que evitan la fuerte presión de la cubierta y arco sobre los muros.
Según nos cuenta Alejandro Cioranescu en su obra titulada La Laguna, Guía Histórica
y Monumental, la iglesia fue totalmente reedificada, encerrando entre sus paredes
algún vestigio de la que fue su predecesora. En la actualidad, en la pared izquierda se
encuentra el retablo del Sagrado Corazón, constituido por dos tablas antiguas, que
algunos expertos han ubicado en el siglo XVII, en las que se representan a los santos
Pedro de Alcántara y Teresa de Jesús; enfrentado, en la pared derecha, está el lienzo del
Señor Difunto. Próximo a la puerta de entrada se encuentra un lienzo pegado a tabla que
representa un crucificado con la Virgen a la izquierda y San Sebastián a mano derecha,
encargado por el Cabildo en 1513, que hace pensar que por la distribución de los
personajes en este «intento de Déesis», debió presidir el antiguo templo; bajo la figura
de San Sebastián, está representado el retrato del fundador el Hospital, Pedro López de
Villera. En la pared opuesta se puede ver un lienzo antiguo, quizá del siglo XVII, que
representa a San Rafael conduciendo a Tobías.
110. Plano del actual edificio ubicado en el antiguo solar del Hospital de San Sebastián
(Fuente: Google Maps, 2012).
681
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 134.
administración del Hospital; el acuerdo nunca llegó a cerrase682. Ya a finales del siglo,
ante el marcado deterioro de la institución, se estableció poner el edificio bajo el control
de la Junta de Caridad, sin perder, en ningún momento el control desde el Estado. A
todo ello, se le unió el proyecto que Carlos III planteado en el terreno de la beneficencia.
Todas estas iniciativas llevaron a que durante la gestión del mayordomo Juan A. Porlier
se emprendieran obras en el Hospital destacadas: en 1757 se realizó el cerramiento con
muros de todas las huertas de éste, además de la colocación de una fuente en la pared
ubicada hacia la plaza de San Francisco; y, entre los años 1774 y 1775, se construye el
coro de la iglesia.683
En 1777, Antonio Miguel de los Santos plantea el uso como orfanato ante la
cantidad ingente de niños que carecían de hogar, vagando por las calle de la ciudad de
los Adelantados684. Años más tarde, el 11 de agosto de 1786, ante la carencia de
actividad asistencial y cuidado de los pobres, el Ayuntamiento barajó la posibilidad de
cierre o la transformación definitiva del Centro, que se orientó hacia la docencia y
preparación de individuos en la disciplina de la Teología dándole uso al edificio como
seminario de jóvenes de familias nobles685. En 1794, el 3 de marzo, se acuerda alojar a
600 reos en el Hospital procedentes del conflicto bélico ocasionado por la Revolución
Francesa de 1789 y que como reacción originó la coalición antirrevolucionaria que vio su
fin con la firma de la Paz de Basilea. Tras su utilización como cárcel, se le sucedieron
numerosas actividades: casa cuna, cuartel y casa de habitación para la vecindad686. Este
«ir y venir» de actividades que hasta ahora hemos expuesto, nos pone de manifiesto
que las autoridades carecían de una idea clara de la utilidad del edificio, manifestando
una marcada indecisión que llevaba a periodos discontinuos de funcionamiento durante
todo el siglo XVIII.
En los inicios del siglo XIX, en su primer tercio, se tomó la iniciativa de ubicar en el
Hospital una cuna de niños expósitos a causa de las carencias espaciales que sufría la
682
RUIZ DE VILLARÍAS, A. M. (1979). Opus cit, p. 137-140.
683
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 136.
684
BULL- Papeles varios, Tomo 96, Memorial de Don Antonio Miguel de los Santos. Sobre
educación de la juventud de estas islas, 1777, folio 3 recto.
685
Ibidem.
686
AHPSCT: Hospital de San Sebastián, signatura: VI-124 1813-1822.
Que por retiro de Francisco Minard fue nombrado por el Excelentísimo Señor
Comandante General para la asistencia de la tropa en el Hospital de San Sebastián de
dicha Ciudad con el precio de diez duros mensuales y dicho Minard en su retiro debió
haber dejado que desempeñara su ausencia con señalamiento de parte de su renta o
688
con la porción que se ajusta con la persona que fuera suficiente para ello…
Aún a finales de la década de los treinta del XIX, continuaban alojadas las tropas
en el establecimiento, en busca de la atención sanitaria. Sus máximos responsables,
tanto civiles como militares, eran responsabilizados de tal hecho, a lo que se defendían
con un alegato centrado en el carácter de beneficencia del Hospital que «debía curar a
los pobres militares heridos de guerra y enfermedades contagiosas, incapaces de
sufragar los gastos por asistencia». En 1829, el Cabildo acuerda ubicar en este
establecimiento benéfico una casa cuartel del Regimiento Provincial de La Laguna689,
situación que agradó considerablemente al Comandante General de Canarias.
687
AHPSCT: Hospital Nuestra Señora de los Dolores, signatura Ben 25,2, 1822-1859, folio 13
recto.
Aparece bien documentado el abandono del Hospital de San Sebastián, situación que no es
semejante a la hora de la incorporación como servicio anexo de este centro hospitalario.
688
AMSCLL: signatura M-II, Legº 36, sin fechar, folio 2 recto.
689
AHPSCT: Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, signatura VI-115, 1796-1835, folio 55
recto.
Esta decisión tuvo el visto bueno desde el Corregidor de la Ciudad como encargado de la gestión
del centro hospitalario, ya que éste era uno de los pocos sitios más propicios para la ubicación de
estas instalaciones, con contrato de alquiler que sería abonado por la Real Hacienda.
sus 3.000 reales de vellón de renta anual, no era mucho más rico que el de San
Sebastián». El 16 de agosto de 1870 el Ayuntamiento dispone el inicio de los trabajos de
derribo, situación que tuvo nula relación con los de construcción, ya que su rapidez fue
la nota destacada690. Solo se respetó del edificio originario el templo, llevándose durante
el periodo de demolición, todos los objetos religioso de culto a la Iglesia Catedral. La
iglesia paso a depender de la Diócesis y de la Diputación Provincial. Las casas no
demolidas se rentaron, ganancias que se entregaron a las arcas del Hospital de los
Dolores.
690
CIORANESCU, A. (1965). Opus cit, p. 137.
Los trabajos de demolición se suspendieron al tercer día ante los daños que se ocasionaron a las
casa contiguas y como agrega Cioranescu … quizás también a las protestas del vecindario.
691
Ibidem, p. 138.
692
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; p. 391-392.
693
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 417.
En 1937, para poner en funcionamiento el centro asistencial se realizaron una serie de pequeñas
reformas, entre las que se encontraban la limpieza de la fosa séptica, cuyo importe ascendía a
68,27 pesetas.
694
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 196.
Existían problemas con la fosa séptica por una rotura de la tubería que conducía las aguas negras
a ésta, lo que provocó el filtrado por los pisos de todo su recorrido convirtiéndolo en inhabitable.
La reparación costó a la Corporación insular la cantidad de 114,25 pesetas que fueron libradas
por el Administrador del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores
695
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 444; p. 1-42.
Existe en la caja consultada un documento manuscrito que hace referencia a un expediente del
proyecto que consta estar en poder de la Presidencia del Cabildo Insular. El presupuesto general
de las obras de ampliación está fechado el 18 de abril de 1942, lo que indica que tuvieron que
existir uno anterior.
como se recoge en el informe demitido por la Intervención en marzo de 1945 y
696
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 21.
El proyecto para el derribo de la tapia fue realizado por el arquitecto Tomás Machado Méndez
697
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7086; expediente nº 87.
Estos trabajos de conservación del inmueble fueron llevados a cabo por orden del consejero del
Cabildo Insular Domingo Bello del Castillo. El importe ascendía a un total de 328,65 pesetas,
cargadas al artículo 10 del Capítulo 11º del presupuesto insular vigente de ese año.
La primera edificación realizada para albergar a los enfermos fue una construcción
sencilla que poco a poco creció a medida que las necesidades asistenciales aumentaban,
con tres propósitos benéficos: asilo para ancianos, establecimiento benéfico para
desamparados y hospital para todos aquellos aquejados de dolencias y enfermedad.
Este primer edificio, articulado a partir de un patio central, estaba formado por una sala
para albergar a los internos, distribuida en dos secciones, hombres y mujeres, además
de contar con una cocina, baños y un cuarto destinado a curas, sin olvidar un elemento
imprescindible, la capilla, de pequeñas dimensiones. Gracias a la donación efectuada en
1560 por María Hernández tramitada ante el escribano Baltasar de Anchieta, por la que
698
VIERA Y CLAVIJO, J. DE (1950). Opus cit, Tomo IV, p. 260.
«La villa de La Orotava tiene un hospital pobre desde principios del siglo XVI, con título de la
Santísima Trinidad …»
699
El pago se efectúa por el uso, para la siembra de cereal y vid, de unos terrenos ubicados en la
Victoria de Acentejo que lindaban por una parte con tierras de Francisco Hernández de Meneses,
por otra con tierras de los herederos de Gonzalo Bueno, así como con el camino real y la
montaña, en la zona de abajo y de arriba, respectivamente.
700
Antonio de Franchi Lutzardo e Inés López Doya son los que traspasan este derecho sobre las
tierras que poseen en la comarca de Acentejo. Este tributo sería reconocido ante el escribano
Juan González el 12 de septiembre de 1628, reconociendo como herederos a Andrés González y
Beatriz Báez.
701
Esta cantidad de dinero es cedida al Hospital por Alonso Calderón como testamentario de su
hijo Esteban, cumpliendo sus últimas voluntades.
702
LUQUE HERNANDEZ, A. (1998). Opus cit, p. 218.
703
Entre los bienes que aporta Miguel Jerónimo de Cospedal y Grimaldi está su casa ubicada
frente al sanatorio, y que años más tarde la encontramos en manos de los Caraveo de Grimaldi,
descendientes de este último.
Miguel Jerónimo de Cospedal, vecino de esta Villa, siendo lugar, en el 7 de abril de 1617 ante
Roque Xuárez, escribano público, se obligó a pagar un tributo en cada año al hospital de la
Santísima Trinidad, de setecientos maravedíes y para seguridad de su rédito obligó todos sus
bienes […] especialmente un viña lindando con el camino rea que va al Realejo y con viña de Juan
de Cospedal, su hermano y por el lado hacia este lugar el barranco que dicen de Cospedal, y por
abajo la viña que dicen de José de LLarena que dicen Vizcaína y a otro lado viña de Pedro de
Valencia y herederos de Manuel Pérez y unas casa de alto y bajo con sus corrales, huertas y
bodegas fronteras de dicho hospital lindando por arriba con sitio y huerta de los herederos de don
Lorenzo Xuárez de Figueroa Valcárcel, y por abajo y por la espalda casas y viñas de los herederos
de Navarro y por delante la calle real del Hospital.
704
VIERA Y CLAVIJO, J. de (1950). Opus cit, Tomo IV, p. 261.
Mas, aunque desde el siglo pasado se había empezado a levantar en el llano de San Sebastián un
edificio para obra tan importante, parece que era ya muy tarde y que los mayorazgos se habían
empeñado con las fiestas, o que los malos días del comercio de vinos habían sobrevenido: el
edificio no pudo llegar a su perfección.
Agrega a todo esto Viera y Clavijo, que en 1712, Bartolomé Molina otorga testamentariamente
patrimonio, … unas grandes casas que tenía en el Puerto de La Orotava, para que se construyera
un hospital.
705
ALLOZA MORENO, M.A.; RODRIGUEZ MESA, M. Misericordia de la Vera Cruz en el beneficio de
Taoro desde el siglo XVI. Santa Cruz de Tenerife : [s.n.], 1984 (Gráficas Tenerife), p. 63-64.
llevaron a cabo al pie de la letra, ya que el dinero se gastaba sin control en fiestas
religiosas706 como puntualiza José de Viera y Clavijo:
Que, conforme a una bula de Paulo III de la cofradía de la Santa Vera Cruz e
Misericordia, ellos son hermanos, e los dichos Alonso Viera e los demás
succesivamente tras él de uno nombrados hermanos, para hacer e cumplir en este
dicho lugar donde asientan las cofradías y las cosas que se harán mención y
memoración y la forma que se ha de tener de los cofrades y hermanos; hayan de ser
seis los más principales hermanos cofrades que sólo voten, y lo que hicieren los seis y
el proveedor y mayordomios, se haga; y tres hermanos jurados y mayordomos y
proveedor, de manera que seis los más principales, tres jurados, los dos mayordomos
y el proveedor, se haga; y haya tres jurados. Nombran a Juan de Lugo, por ser hábil,
708
de proveedor.
706
La fiesta de la Circuncisión del Señor fue instauradas en el siglo IX por la Iglesia Romana,
aceptando el sentido de la liturgia galicana. En el siglo XVI, la fiesta desdobló su riquísimo
contenido al instruirse aparte, la Conmemoración del Santísimo Nombre de Jesús, siendo
celebrada el primero de enero. En lo referente a la Invención de la Santa Cruz, celebrada el 3 de
mayo, recordaba el hallazgo de la Vera Cruz por Santa Elena en el 326, así como la victoria de
Constantino I contra los bárbaros de la orilla del Danubio.
707
VIERA Y CLAVIJO, J. DE (1950). Opus cit, Tomo IV, p. 261.
708
Ibidem, p. 260.
Este acuerdo establecido ante un fedatario público, fue años más tarde transcrito por José de
Anchieta y Alarcón, el 10 de marzo de 1761, documento que utilizó Viera y Clavijo para la
confección del texto de éste. Parte de la documentación del libro de constitución, la primera
página, se extravió, pero poseía un testimonio perteneciente a Sebastián Méndez de Lugo y
Acebedo y Gallegos.
Entre los miembros fundadores, solo aparecen García de Vergara, Juan de Lugo Avelleda, Alonso
Calderón, Lope de Mesa y Antonio Franchi, miembros de la Hermandad de las Doce Casas, ricos
terratenientes locales que se aliaron en una poderosa sociedad de intereses en el siglo XVII.
709
Ibidem, p. 260-261.
710
Ibidem, p. 261.
711
El coronel Alonso de Fonseca Mesia y Llarena (1688-1742), lagunero, casó con Juana Méndez
de Castro, hija del coronel de milicias provinciales Pedro Méndez de Castro Bazo y Merino y de
Juana Gallegos; de su casamiento nace Francisco de Fonseca, regidor y capitán entre 1715 y
1719, muriendo sin contraer nupcias ni descendencia conocida. Mediante un real título, fechado
en el Pardo a 24 de enero de 1721, Alonso de Fonseca Mesia y Llarena fue nombrado regidor
perpetuo de la isla de Tenerife (el documento de nombramiento llegará al Cabildo de la Isla el 10
de junio del mismo año). Desairado ante la negativa de inclusión en la Cofradía de la Vera Cruz,
escribe al Rey Felipe V, argumentando la ausencia de legalidad por parte de los priostes que
exigían ser descendientes de aristócratas.
712
LUQUE HERNANDEZ, A. (1998). Opus cit, p. 199.
Los mayordomos de la Vera Cruz eran elegidos según los designios de los cofrades, con presencia
de la autoridad eclesiástica, quienes seleccionaban a personajes con posibles que tuvieran
capacidad para hacer frente a los gastos ocasionados por la celebración que se efectuaba para
honrar a la Santísima Trinidad y a San Juan de Dios, fundador este último de la Orden Hospitalaria
y patrón de los hospitales. Este requisito provocó que solo unos pocos pudieran ostentarlo, lo
que llevó a que públicamente se igualara a un «estatus patricio».
Lope Gallego y María López, su mujer, dejaron al hospital de esta Villa, siendo lugar,
unas casas en él, que lindaban con las casas de Juan Luis al cantillo de Franchi de la
calle Viera; y por otra parte la calle que iba al hospital, con el cargo de vísperas y
misas cantadas con vigilia y responso […] según su testamento de 20 de mayo de
1520 el de María López; y de 31 de agosto de 1525, que es el de Lope Gallego, y
ambos por ante Rui García escribano público, cuyas cláusulas sacó José Hernández
asimismo escribano. Manuela de Miranda poseyó una casa y hoy es de Úrsula de
Miranda, su nieta, tiene por linderos por abajo la calle Viera, y por poniente la calle
que sube a las monjas de Santa Catalina, donde está el torno, puerta reglar y la
iglesia, y hace esquina a estas dos calles, casa en la que al presente (1738) se
714
encuentra el hospital.
713
Esta mansión poseía una pasarela de madera que permitió acceder a la tribuna de la iglesia del
convento de femenino dominico que lindaba con el hospital. Este pasadizo sirvió a las llamas para
poder propagarse y destruir todos aquellos edificios próximos, quedando muchos de ellos
reducidos a cascotes y cenizas.
714
Ibidem, p. 219.
715
Ibidem, p. 219-221.
Durante una visita realizada con carácter fiscalizador por el canónigo vicario general del Obispado
de Canarias, José Gálvez de la Ballesta, se efectúa la dimisión del administrador del sanatorio;
ante esta vacante, se procede al nombramiento de sacerdote José Antonio de León Ferrera.
716
Ibidem, p. 201.
Este cargo fue otorgado por Bartolomé Agustín de Llarena y Monteverde, Visitador General de
Obispado y Vicario de Partido de Taoro. Entre la documentación estaba: un protocolo de
escritura de tributos del Hospital; tres libros de relaciones: uno antiguo, otro más actualizado,
abierto por el Vicario General de Obispado de Canarias, José Gálvez de la Ballesta, y uno llamado
Casilla de Tributos; dos libros de Cuentas y uno de ingresos y altas de enfermos; acreditaciones
de deudas pendientes y la obligación que tienen las monjas dominicas para con el Hospital.
A mediados del siglo XVIII, como figura en los Libros de Cuentas, la Institución
ingresaba un total de 71 partidas que ascendían a 39.480 reales con 36 maravedíes,
717
ALLOZA MORENO, M.A.; RODRIGUEZ MESA, M. (1984). Opus cit, p. 79-84.
718
Pedro Delgado opinaba que era la dejadez y la holgazanería la que verdaderamente habían
llevado al establecimiento al estado en el que el lo tomaba, lo que no se descarta que durante su
gestión aplicara estrategias para solventar tal situación.
719
AHSTLO-Libros de Cuentas sin fechar.
Existen anotaciones de los sueldos pagados al ama María Francisca, al mozo, a la lavandera-
almidonera, a los capellanes y al sepulturero. También figuran los pagos al cirujano-sangrador por
sus actividades asistenciales en el Hospital y una persona encargada de arreglar los desperfectos
y el mantenimiento del edificio. Por últimos destacan los gastos efectuados por los pleitos
existentes con varias órdenes religiosas ante el impago de tributos, como los mantenidos con las
claras y con las dominicas.
Está registrado en este documento todos los gastos que se realizaron para organizar las fiestas de
la Santísima Trinidad y San Juan de Dios. Para la primera, se realizó una función religiosa, a la que
siguió un banquete para los asistentes, en el que se emplearon para su preparación: chocolate,
manteca, bizcochos, vino y dos gallinas; en la celebración del patrono de la Orden Hospitalaria los
gastos fueron aproximadamente semejantes.
pagos efectuados a los capellanes y los efectuados para sufragar las fiestas que desde su
fundación se realizaban en el Establecimiento benéfico a las que también contribuía la
Cofradía de la Vera Cruz. Miguel Mariano de Toledo, a su regreso a Gran Canaria,
informó fielmente al obispo Juan Bautista Cervera del estado del Hospital, incidiendo en
escasos ingresos procedentes de la limosna y en la situación penosa en la que se
encontraba la enfermería de éste. Todo ello motivó al prelado a marcar una serie de
pautas que no mejoraron la economía del Centro:
720
AHSTLO-Libro de Relaciones (2º).
721
Debía comparecer ante el beneficiado de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, Pablo
de Alayón y ante el presbítero Cristóbal de Urtusáustegui, ambos designados por la Junta de
Caridad para valorar y aprobar el balance económico.
circunstancias en las que se encontraba la Institución y con las que contaba el gestor en
su día; se destacó su honestidad y bondad, haciéndose constar los buenos servicios
prestados al Hospital.
722
AHSTLO-Libros de Fábrica.
En ellos se hace constar el decreto emitido por el obispo de la Diócesis de Canarias, Juan
Francisco Guillén el 12 de septiembre de 1746, por el que se autoriza el inicio de las obras para el
nuevo establecimiento benéfico.
723
El testamento fue expedido el 15 de abril de 1695, dejando unas casas que poseía en el Puerto
de la Cruz, siendo posteriormente vendidas a Jorge Commins.
724
Esta ermita tuvo como benefactor a Benito Viña de Vergara, sargento mayor, regidor y
diputado por la Isla, durante la segunda mitad del siglo XVII. Junto al santo que le daba nombre,
existía el culto a una pintura flamenca sobre tabla que representaba a la Virgen de la
Consolación.
reservado para tal efecto desde la institución hospitalaria y 300 pesos de la venta del
legado otorgado mediante testamento el 13 de mayo de 1767 por Ignacio Hernández del
Álamo, comisario del Santo Oficio. El remate de la obra del edificio fue efectuado por el
obispo Antonio Martínez de la Plaza en 1790, encargando su finalización al presbítero
Domingo de Valcárcel y Llarena725; el obispo, a su marcha de la Diócesis canaria con
rumbo a la gaditana, le entregó al presbítero 100 pesos más para el logro del fin
encomendado. A este dinero se le unieron 40 pesos aportados por Antonio Recarey y las
rentas de la ermita de Nuestra Señora de Chinquiquirá726. A todas estas donaciones
debe agregarse la de la Comunidad de propietarios del agua del río de la Villa de la
Orotava, que mediante acuerdo en sesión de fecha 3 de enero de 1790, se concedió
suministrar del canal que pasa por la trasera de la capilla mayor de la iglesia de San
Agustín, una paja de agua para el abastecimiento del sanatorio benéfico.727
El 30 de mayo de 1794, el
obispo Antonio Tavira
Almazán acude a La Orotava
para la inauguración del
nuevo edificio, en el que, el
todavía presbítero Domingo
de Valcárcel, bendijo la
capilla y fue nombrado su
capellán. Este edificio de
«fábrica nueva y sencilla», seguía la traza de su predecesor, el modelo de casa-hospital
articulado a partir de un patio central siguiendo una tipología claustral en un solo nivel.
Contaba con galerías de madera que albergaban las enfermerías, divididas por sexos,
además de poseer una huerta donde se cultivaban productos que posteriormente
725
Éste había intervenido en la edificación de la recién inaugurada Iglesia de Nuestra Señora de la
Concepción.
726
LUQUE HERNANDEZ, A. (1998). Opus cit, p. 206.
727
Las medidas antiguas de agua usadas tienen conversiones no sistemáticas a litros por
segundo. Una paja de agua equivale a dos centímetros cúbicos por segundo.
728
ALLOZA MORENO, M.A.; RODRIGUEZ MESA, M. (1984). Opus cit, p. 85-88.
729
Por medio de la casa Pastey, Little y Cía, se trajeron fármacos que no solo se emplearon en los
dolientes alojados en el Hospital, sino que, a criterio del médico, se le suministraban a enfermos
ajenos al Centro que carecían de posibles para poder adquirirlos. Independientemente, la
Institución realizaba una labor de suministro a la población villera de medicamentos que ponía a
la venta.
730
Figuraba en las cuentas presentadas el descargo aceptado por el beneficiado Urtusáustegui,
que ascendía a la cantidad de 824 reales y 12 cuartos, en los que estaba el pago de un cáliz ante
el robo del que se poseía en la ermita de Chinquiquirá. Además encontramos el pago de 18 pesos
y 5 reales a Juan Escobar ante las obras de arreglo de una cañería.
Caridad entregaron un libranza de 1.000 pesos731, a los que se le unieron los otorgados
por la condesa de La Gomera, viuda que aportó 1.194 reales y algunos enseres732, y los
bienes entregados por Andrea de Alzola, nuera del difunto José Benítez de las Cuevas,
también dinero y enseres.
El paso de los años y el descuido del edificio del Hospital, llevó a unas condiciones
de precariedad del edificio del sanatorio ubicado en el solar de la antigua ermita de San
Sebastián sin parangón hasta la fecha, hecho que se recogió en un informe fechado en
1840, donde se recomendaba el traslado de los pacientes a otro lugar ante el «carácter
ruinoso y el peligro de desplome» de éste. El vicario del partido, José Calzadilla, en
representación de la Congregación de la Caridad, solicita a la Corona, valiéndose de la
ayuda del Ayuntamiento, le sea cedido el inmueble que antiguamente albergaba el
convento de la Orden de San Francisco733. Para precipitar esta concesión, se alegó que el
edificio era húmedo, secundario a que el llano donde estaba recibía todas las aguas
procedentes de las lluvias; esta situación se agravaba ante la sencillez del edificio, de una
sola planta, lo que favorecía el contacto directo de los enfermos con el terreno.734
731
Los representantes de la Junta de Caridad eran Marcos de Urtusáustegui y Lugo y Francisco
Bautista Benítez de Lugo y Saavedra, señor de Fuerteventura.
732
Del dinero aportado por la condesa de La Gomera, se gastaron 853 reales en medicinas que
fueron solicitadas a Londres por Diego Barry, sobrino de la noble y comerciante del Puerto de la
Orotava.
733
Mientras llegaba la concesión desde la capital de Reino, se pidió la entrega provisional de la
parte del monasterio incendiado que estaba ya reconstruido. Mediante un oficio enviado al
intendente provincial, se trató de exponer la urgencia del traslado.
734
AHSTLO- Documento donde se exponen las diferentes quejas sobre el antiguo edificio del
Dispensario ubicado en el llano de San Sebastián, fechada el 5 de abril de 1840.
735
AHSTLO- Documentos varios sin ordenar.
El intendente provincial establece dos condiciones para poder hacer efectivo el traslado al viejo
cenobio: no alterar la estructura en la que se articula el edificio cedido, y si fuera así, será el
Ayuntamiento el que responda para devolverlo al estado primigenio, desocupándolo en el
momento en que la autoridad competente pudiera precisarlo.
736
Debe constar el derecho, que ante el edificio y el solar, de unos 2700 metros cuadrados, Elena
Benítez de Lugo y Saavedra, séptima nieta y heredera de Francisco Benítez de Lugo fundador del
patronato en 1559.
737
La primer fue rubricada por el entonces gobernador civil Alonso del Hoyo y Román y la
segunda por el presidente de la Junta Provincial de Beneficencia, certificación presentada en el
Registro de la Propiedad el 22 de enero de 1868.
738
El 24 de marzo de 1975 es traspasada al Cabildo Insular, junto a una huerta contigua de su
propiedad y la participación de agua del Heredamiento de La Orotava. La cesión se efectúa bajo
la presidencia de Eladia de Ascanio y Monteverde, marquesa viuda del Sauzal (1907-1995).
Cruz de Tenerife, ésta funcionará como filial hasta el 22 de enero de 1922, fecha en la
que los párvulos pasarán a la maternidad dependiente del Cabildo Insular. 739
739
PRIMO DE LA GUERRA, J. (1976). Opus cit, Tomo II, p. 221. El III vizconde del Buen Paso hace
referencia del incendio que devastó el convento de San Francisco de La Orotava en 1801.
740
VIERA Y CLAVIJO, J. de: Noticia de la Historia General de las Islas Canarias. IV Volúmenes.
Santa Cruz de Tenerife: Goya Ediciones, 1950-1952, Tomo III, Libro XVIII, p.10.
741
TRUJILLO RODRIGUEZ, A.: San Francisco de la Orotava. Madrid: Instituto de Estudios Canarios
(CSIC), 1973, p. 9-11.
Al igual que en el Hospital lagunero, las obras que se realizan no fueron más allá
de ligeras modificaciones que procuraban ampliar algunas dependencias o el
mantenimiento del viejo cenobio franciscano donde estaba instalado. En el año 1926, el
19 de junio, se acometieron obras de saneamiento en el edificio que buscaban el confort
de los asilados y facilitar la actividad asistencial que se desarrollaba en él. El diseño del
proyecto fue realizado por el arquitecto Mariano Estanga y la ejecución de la obra por el
contratista Germán Reimers Wildpret. Estas intervenciones comprendían la
742
El total se desglosaba de la siguiente manera: Sala del Corazón de Jesús por un total de 930,60
pesetas; Sala de la Purísima Concepción por un total de 2.020,40 pesetas; Sala de Santa Teresa de
Jesús por un total de 1.058,85 pesetas; Sala de operaciones y pasillo por un total de 549,90
pesetas; Sala de recetas por un total de 888,75 pesetas; tres Sala en el patio trasero por un total
de 3.363,95 pesetas; y corredores por un total de 1.012,15 pesetas.
743
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 9.
744
Primera galería: 2.750,80 pesetas; Segunda galería: 3.897,05 pesetas; Tercera galería: 2.043,60
pesetas; Cuarta galería: 2.406,56 pesetas; y la Sala del Corazón de Jesús: 1.920,16 pesetas.
745
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6975; expediente nº 252.
746
AHSTLO-Documentos varios sin clasificar.
Pedro, de la Concepción, de los Distinguidos, y la grande de los Hombres, en las que tan
solo colocaría 62 punto de iluminación. La Corporación insular se decanta por el primero
pese a ser de mayor cuantía.747
747
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6975; expediente nº 382.
748
ACIT- Libro de Actas de Sesiones número 10, fechada el 1 de diciembre de 1930; p. 130.
749
Ibidem, p. 161.
750
ACIT-Libro de Actas de Sesiones número 11; opus cit p. 200.
751
ACIT-Libro de Actas de Sesiones número 13; opus cit p. 331.
El concurso fue ganado por José García Granados, representante de la Casa Siemens
Reiniger Vaifa S.A. El coste del aparataje solicitado ascendía a un total de 16.650
pesetas, dinero que se abonó desde la Corporación insular en mensualidades de 1.500
pesetas cada una. Los aparatos fueron recibidos en el 11 de enero de 1934, estando en
pleno funcionamiento en octubre del mismo año, pese a las dificultades presentadas por
el voltaje existente en el Centro que no se adecuaba al establecido por el fabricante del
aparato.752
752
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7008; expediente nº 97.
753
ACIT- Libro de Actas de Sesiones número 10, fechada el 1 de diciembre de 1930; opus cit p.
102-58.
754
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7011-7012; expediente nº 262.
755
Ibidem, p. 246-247.
756
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 241.
como se había realizado en el Hospital de Los Dolores en La Laguna por estas mismas
fechas, para la que solicitó a la Corporación insular ceder a este Concejo la habitación
que se encuentra a la derecha de la entrada de Hospital de esta población. La solicitud
fue aceptada el 24 de mayo del mismo año, estableciendo la condición de exigir al
Ayuntamiento dejar libre la habitación referida tan pronto como fuera requerido para
ello, con objeto de que en cualquier momento en que sea precisa su utilización para los
servicios de que forma parte, pueda disponerse de dicho local. La habitación se otorgó en
concepto de arrendamiento con unas condiciones preestablecidas: por un periodo de
seis años; con un precio de 60 pesetas anuales; no podía ser subarrendada; y el
mantenimiento corría a cargo de la Corporación municipal, avisando el fin del contrato
con dos meses de antelación.757
La carencia de un
establecimiento que
albergara a los tísicos, es
decir, un sanatorio-
enfermería antituberculoso,
obligó a habilitar una de las
zonas del Asilo para albergar,
junto con el Hospital de
Puerto de la Cruz, a los
numerosos tuberculosos de la zona norte de la Isla. En octubre de 1935, se procedió a
realizar obras menores para el arreglo de la Sala de tuberculosos758, encargada al
maestro Ananías Hernández por un importe de 1.842,72 pesetas por la renovación del
retrete, fregadero y lavabo de la Sala, y 2.471,04 pesetas para la reparación y ampliación
de la Sala. Durante el mes siguiente, el arquitecto Marrero Regalado se personó en el
757
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6988; expediente nº 68.
758
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; expediente nº 163.
Años atrás, según consta en la documentación de la Corporación Insular, se efectúa una
propuesta formulada por la Sociedad «La Caridad» que había propuesto la construcción de
pabellones para tuberculosos con el fin de evitar el contagio en muchas familias pobres.
Hospital para estudiar e informar las obras a efectuar: a) reparación de una pared, b)
terminación de retretes para el servicio de hombres, c) desaparición de un cuarto donde
se arrojan basuras, d) instalación de un horno crematorio; y e) establecimiento de una
sala dotada de servicios para tuberculosos. Según exponía en su informe: para dar
solución a la pared propuso evitar las humedades por medio de la reparación del alero y
desagües de lluvias; para el baño de hombres debe adquirirse y colocar los aparatos
sanitarios y pavimentarlo, lo que ascendía a 1.250 pesetas; para el cuarto de basuras
sugirió condenarlo con «escombros y cal», imposibilitando así su uso; el horno
crematorio está ya instalado; y, en lo referente a la sala de tuberculosos enfatizó en su
puesta en marcha, ya que creía que los servicios estaban demasiado aglomerados y
necesitan cierto aislamiento. De todas estas aportaciones del arquitecto, la Corporación
insular tan solo acometió las obras de los retretes para el servicio de hombre.759
La condición de ser un edificio con «una larga historia», llevó a que, de manera
casi constante, hubiera que estar efectuando pequeñas obras de reforma y
mantenimiento en el hospital. Nuevamente, en abril de 1936 se dan comienzo reformas
«urgentes» tras la visita efectuada por el Consejero-Inspector y del arquitecto Marrero
Regalado. Con éstas, se pretendía solventar diferentes problemas presentes en el
Hospital desde hacía varios años, para lo que se dispuso de 20.000 pesetas:
759
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7013; expediente nº 214.
El importe de esta última intervención ascendía a 1.994,75 pesetas.
760
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 184.
Se solicitó al arquitecto la confección de un presupuesto y pliego de condiciones para la
adjudicación de las obras, cuyo importe final ascendió a 14.785,49 pesetas, quedando el resto
(5.214 pesetas y 51 céntimos) para mejorar los desagües del patio, arreglos en los W.C. y a
retoques finales en todas las dependencias.
Sala de Infecciosos y Paso con cuarto de baño y cuarto de fregadero, éstas últimas
ejecutadas por el contratista José Gómez. En abril de 1938 las obras ya se habían
entregado a la Corporación insular.761
761
Ibidem.
Para las diferentes intervenciones se dispusieron las siguientes partidas presupuestarias: reforma
de la galería, unos 3.548,47 pesetas, obras de reforma en la Sala de Hombres con la construcción
de una terraza, unas 2.847,75 pesetas, construcción de Sala de Infecciosos y Paso con cuarto de
baño y cuarto de fregadero, unas 2.832,88 pesetas.
762
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 77.
y cuatro bajantes en los ángulos, que con un sistema de atarjea de cemento, cubierta, a
falta de tubo de gres, en el piso del patio, (…) Se respetará la Fuente central de piedra
existente, y el resto se pavimentará con losa de cemento de 0,40 x 0,40 metros dejando
los cuatro cajetines que se indican en el plano que llevará cuatro palmeras. Las columnas
por donde van los bajantes, serán forradas tabique de ladrillo formando un pilar. El patio
era el primer punto con el que los visitantes y familiares entraban en contacto con el
interior del establecimiento benéfico, por lo que con esta intervención se pretendió dar
una imagen agradable. Para el total de las obras se presupuestaron un total de 2.940,05
pesetas, cuya conclusión fue de considerable rapidez, estando en octubre de 1938
entregadas a las autoridades responsables.763
1ª.- Sustitución del barandal de madera de la galería de la planta alta por tabique
de pandereta revestido interiormente de azulejos en la misma que forma que se
ejecutó en la galería baja. 2ª.- Sustitución del actual pavimento de piedra por
pavimento de mosaicos, incluyendo en estas obras, la demolición del antepecho
de piedra, el repasado de la pared de contención, que actualmente se encuentra
en mal estado, y apertura, como puede verse en el plano de sección adjunta, de
cinco huecos en planta alta y baja, los que irán provistos de su correspondiente
carpintería con cristales, herrajes y pintura. 3ª.- Construcción de una nueva
escalera principal y otra de servicio de la planta alta a la baja, con la continuación
desde la planta baja a la de semisótanos. Estas tendrán tanto las huellas, como
las tabicas y rellanos, de granito artificial en los tonos que se indicarán llegado el
momento oportuno. 4ª.- Sustituir el techo del actual hall a un agua, por otro
formado de vigas de madera con rasilla y su correspondiente loseta roja,
764
formando terraza .
763
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7028; expediente nº 264.
764
DARIAS PRINCIPE, A. (1985). Opus cit, p. 127-128.
La sustitución de la losa chasnera por el baldosín fue habitual desde la llegada de este tipo de
recubrimiento en la última década del siglo XIX para las zonas nobles de los edificios, siendo
introducida por la Casa Orsola, Solá y Cía. con domicilio en Barcelona. Posteriormente, en 1907,
se comenzó a fabricar en Tenerife por G. Cáceres y Cía.
De entre todas las actuaciones la más destacada fue la escalera principal de nueva
fábrica, que unía los tres niveles existentes en esa zona del asilo, lo que facilitaba la
movilidad en el interior del inmueble. Para la ejecución de las obras, se presupuestó la
cantidad de 15.831,79 pesetas habilitadas desde la administración del Centro765. Pese a
que ésta fue una de las obras de mayor envergadura ejecutadas en el edificio, se
observa claramente que éste no sufrió grandes modificaciones estructurales, sino que se
procuró dar mantenimiento a lo ya establecido, intentando adaptarlo a las innovaciones
del siglo XX de una manera «muy retrazada», seguramente por ser el tercer hospital en
importancia de los que disponía en ese momento la isla de Tenerife.
Tanto la lepra como la elefancía, afectaron a numerosas personas en las Islas Las
primeras noticias que se tienen sobre este establecimiento nos hablan del mandato para
la fundación de un hospital para pobres en una casita donada por Pedro Afonso,
colmenero766, frente a la iglesia de San Marcos en Icod en abril de 1536, otorgándole
además sus bienes a la iglesia de San Marcos y a la Cofradía de Nuestra Señora de la
Concepción una vez fallecida su segunda mujer, Inés Álvarez767. La iglesia y el hospital
tan solo heredaron la mitad de esta propiedad, porque antes de morir Pedro Afonso
vendió parte de ella a Pedro González, un zapatero de la ciudad de La Laguna, que
adquirió la porción de la casa y la mitad del corral que daba hacia la iglesia de San
765
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 353.
766
AHPSCT- escribano público Rodrigo Fernández, Protocolos de Ycoden y de Daute y sus
comarcas (1536-folio 297).
El testamento cerrado se redacto en su casa el 6 de septiembre de 1535, siendo abierto al año
siguiente el 6 de abril. En él, el difunto dejaba claro que si la casa no era apta para hacer un
hospital, se vendiese y con el dinero producto de la venta se hiciera en otra parte.
767
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 305-306.
Pedro Afonso casó en primeras nupcias con Beatriz González, y en segundas con Inés Álvarez. Los
bienes que poseía eran la casa donde vivía hecha de piedra y barro, sobradada y cubierta de teja,
lindante con la de Pedro Rodríguez el herrero y el corral. Además contaba entre sus posesiones: 2
cahizadas de tierra en el malpaís de Ycoden, lugar donde había tenido 120 fanegas de
sembradura y una heredad de viña con agua, comprado por 3.000 reales a Gonzalo Yanes del
Malpaís el 26 de abril de 1519. La viña la dejó gravada con una bota de mosto para la vica a
entregar anualmente al cura o beneficiado de la iglesia de San Marcos, Francisco Calderón,
encargando misa cantada y víspera en la octava de San Miguel, imagen que pagó y mando a
hacer para colocarla en el altar mayor del nombrado templo.
Marcos, cortado derecho a la carnicería del lugar, lindante con Francisco González.
Posteriormente, Pedro González testó el 21 de agosto de 1555 ante el escribano Gaspar
Martín, donando la propiedad comprada a Pedro Afonso, casa y corral, para que se
uniera a la donada a la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción por Francisco
Calderón, mayordomo de la iglesia de San Marcos, para que se hiciera un hospital con el
título de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista768. La casa legada al
hospital por Pedro González estaba mejor ubicada que la donada por el mayordomo de
la iglesia de San Marcos, Francisco Calderón, lindando con la calle Real y el cementerio
de San Marcos.769
768
AHPSCT- Protocolos de Juan de Arzola (1555-folio 296).
El 18 de septiembre de 1543, Francisco Calderón había donado una casa y corral a la Cofradía de
Nuestra Señora de la Concepción, adquirida mediante compra el mismo día a Isabel Hernández,
mujer de Alonso Borges, para que se edificase un hospital al que dotó con el tributo sobre
terrenos que poseía en el malpaís, unos 750 maravedís.
AHPSCT- Protocolo de Benito Sánchez, escribano público en el lugar de San Pedro de Daute
(1543-folio 147). Escritura de venta de un pedazo de tierra plantado de viña a Gonzalo Yanes y
Pedro Afonso.
AHPSCT- Libro 2466, folio 370, numeración antigua. Testamento de Pedro Afonso y escritura de
donación a Francisco Calderón.
769
AHPSCT-Protocolos de Gaspar Martín, 1558-folio 394.
Blas Martín, Pedro de Carminatis, Antonio Afonso, Pedro Martín, carpintero, Gonzalo Yanes, Juan
Martín de las Castillejas, beneficiado del lugar, y Pedro Yanes, dieron un beneficio anual para la
obra de restauración de la casa dejada por Pedro González destinada a la fundación del hospital.
770
Estos incluían: el dinero obtenido del parral de Pedro Afonso antes de atributarlo, el obtenido
por la venta de cuatro fanegadas de centeno procedentes de las tierras del malpaís y las limosnas
de los vecinos.
771
La venta se efectuaría siempre que se le adjudicara un precio justo, imponiendo a censo la
cantidad obtenida, consiguiendo así para el hospital más rentas. Además se apercibió a los
El hospital percibió pocas rentas desde sus orígenes, no siendo suficientes para
hacer frente a los gastos: visitas de los jueces eclesiásticos, comidas de los pobres, el
sueldo de la hospitalera, la ropa para las camas, las reparaciones en el edificio del
hospital o la capellanía de Pedro González. Tal era la situación que en 1568 fue necesario
pedir limosna por el pueblo para poder alargar el cuarto donde vivía la hospitalera772,
blanquear las paredes deterioradas del hospital con cal, hacer una puerta grande en la
iglesia, mudar el altar de sitio para colocarlo enfrente de la puerta nueva para que los
enfermos pudieran oír misa desde sus lechos, y comprar un cáliz de estaño y un ara. El
número de camas en 1563 era de «tres lechos de madera, un colchoncillo y una manta»,
cuyos enfermos eran atendidos tanto por médicos como por cirujanos. Cuando los
enfermos pobres ingresaban en el hospital, era requisito ser confesados, comulgar y
testar, admitiendo tanto a los pobres del beneficio como a los que venían de otra parte.
Interiormente se distribuían separando a los aquejados de calentura de los de bubas, y a
su vez de los que tenían otras enfermedades contagiosas.773
Las obras, concluidas en 1574, costaron 62.368 maravedís de los que 672 se
gastaron en el aderezo del altar y una canal, y el resto, en materiales y mano de obra
(oficiales, acarreto de los materiales, madera, cal, tejas, ladrillos, arena y barro)774. La
iglesia primitiva del hospital era de teja vana sobre vigas y tablas, y el suelo revestido de
ladrillos. Su retablo, con reja de madera delante del altar, tenía un lienzo pintado con
las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista, una pintura de
Santa Lucia y otra de menor tamaño de Nuestra Señora, además de un Crucificado en
una caja de madera dorada, una imagen de San Juan Evangelista pequeña de bulto
deudores del hospital para que abonaran las cantidades pendientes amenazando con la
excomunión y una multa de 300 maravedís a recibir por la fundación.
772
Se hizo a dos aguas dándole las dimensiones suficientes para que pudiera albergar unos seis
lechos.
773
Los jueces eclesiásticos instruían a los mayordomos para que alimentaran a los asilados con
los alimentos necesarios y si el hospital carecía de posibles, le recomendaban que practicaran la
limosna por el lugar. La dieta era a base de carne de reses y aves, pan, vino y azúcar, entre otros.
774
La situación precaria del hospital en sus orígenes se retrata en dos hechos significativos: en la
escasez de la ropa inventariada: «quatro xergoncillos de lecho que en cada uno cabe un enfermo
usados y los xergoncillos llenos de lana»; y el hecho de que en 1584 el Obispo de Canaria,
Fernando de Rueda, tras su visita a Icod, ordenó al beneficiado de la iglesia de San Marcos pedir
limosna para poder pagar la comida del presbítero Gaspar Jorge que estaba enfermo en el
hospital.
redondo colocada en un nicho y un Salvador Mundi de yeso775. Entre 1578 y 1580, las
imágenes fueron sustituidas por un Crucificado de madera grande, otro pequeño y una
imagen pequeña de bulto de San Antonio de Padua. Cuatro años después, una imagen
de bulto de Nuestra Señora de los Dolores, perteneciente a la hermandad de la
Misericordia776, fue colocada en el retablo.
775
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 317.
Entre 1563 y 1578 existía en la parte delantera del altar un frontal con la figura de Dios Padre y
en una pared del templo una pintura de la Creación del Mundo.
776
El revés del retablo se había forrado con un tapiz flamenco en el que se representaba el
Descendimiento de la Cruz, estando la imagen de la virgen vestida con manto de manacoste y
una saya de raya negra.
los tributos y las entregadas los jueves santos. Los gastos eran mayores de los que
recibían los mayordomos, invertiendo el dinero que entraba en entierros y sepulturas de
los pobres fallecidos en el hospital, cera y otras tantas cosas. A partir del 30 de
noviembre de 1563, tras la visita del juez eclesiástico, se contrató una hospitalera a la
que se le fijó un sueldo de tres doblas anuales a pagar de tres veces, asignándole las
tareas de limpieza y cuidado de los enfermos del hospital. Además, mando comprar tres
colchones buenos, tres mantas, seis sábanas y cuatro almohadas a razón de los lechos
que pretendía que existieran en el hospital777. En un primer momento se alojaba en el
cuarto de los enfermos, hasta que en 1590 se traslada a la una casa contigua entregada
por el mayordomo778. En 1596, durante la visita del juez eclesiástico, éste ordenó al
mayordomo el derribo de la iglesia para lograr una distribución tal que permitiera que
los enfermos pudieran oír misa desde sus lechos; la falta de medios para acometerlo
llevó a que tan solo se procediera a retejarla.
124. Francisco J. Castro: Vista del coro de la iglesia del Hospital de Icod de los Vinos (2012).
777
Las primeras cinco sábanas eran de lienzo entrefino, adquiriéndose posteriormente de anjeo o
de brin; las fundas de las almohadas eran de ruan.
778
Anterior a 1578 se conoce que un ama u hospitalera asistía a los enfermos por el salario que el
licenciado Aceituno le había otorgado. Entre 1591 y 1603, el mayordomo les pagó cuatro doblas
al año, a lo que se agregó la suma de 4.000 maravedís más porque le parecía poca cantidad.
779
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 315.
Se tiene constancia que en el hospital trabajaron en un primer momento: la mujer de Juan
Esteves antes de julio de 1596, y Ana de Sosa y Antonia Francisca entre 1630 y 1634; Manuel
Pinto y Bartolomé Báez, este último asistiendo a los pobres unos once años, al que se le pagó
10.900 maravedís.
780
Había sido tributados al hospital por la tenencia de las tierras del malpaís por el alférez
Baltasar Martínez Pimienta.
781
La casa y el solar lo vendieron el 7 de noviembre por 2.100 reales, obligados por la presión que
efectuaron tanto el mayordomo como numerosos vecinos.
782
Por las dos puertas cobraron 25 ducados y 12 reales por cada tapia.
783
Se emplearon 271 tapias de pared y tres cuartas más, 3.000 ladrillos y tan solo 8.000 tejas,
porque se usaron los de la anterior iglesia. En personas para la realización de los trabajos,
oficiales y peones, 1.053.886 maravedís.
784
AHPSCT- Protocolos de Juan de Pineda, Salvador Pérez de Guzmán y Pedro Méndez de León
(libro 685, folio 50; libro 2495, folio 429; libro 2487, folio sin numeración).
La imagen de San Juan Evangelista había sido traídas pos varios vecinos, entre ellos Juan de
Arzola, nombrándolo patrono de las viñas.
785
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 320.
786
Ibidem, p. 321-322.
787
AHPSCT- Registro de escrituras pasadas ante Roxas Montiel (1638, 1643 y 1655, folios 65, 151
y 46).
natural del Puerto de la villa de la Orotava donó la imagen de Nuestra Señora del
Patrocinio, mandada a hacer en Sevilla en 1662. Salvador Navarro de la Guardia solicitó
fuera colocada en el nicho principal de la iglesia del hospital, llamándose en adelante del
Patrocinio de Nuestra Señora.788
altar mayor, coro alto, sacristía y campanario en la iglesia, dar ornamentos, misal,
788
Primeramente fue depositada en la capilla de los Domínguez en la iglesia parroquial de Icod
hasta que se le construyera capilla o iglesia.
789
Era cuñado del capitán Salvador Navarro de la Guardia, que lo había nombrado heredero del
vínculo que instituyó el 2 de diciembre de 1683 con el requisito de pagar 3.000 reales al hospital.
790
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 325-326.
candeleros y rentas para la cera del altar y poner los medios necesarios para que
el Obispo de las islas diese licencia para colocar el Santísimo Sacramento en la
iglesia y en el caso de conseguirlo hacer sagrario, donar una custodia, un copón y
una lámpara de plata y señalar bienes para el aceite de la lámpara con objeto de
que la luz de ésta ardiera continuamente y si falleciese antes de hacer lo referido
el que le sucediera en el patronato tenía que ponerlo por obra dentro de cuatro
años y si no cualquier vecino podría exigirle por vía judicial que lo ejecutase; de
que colocado el Santísimo se había de poner en la puerta del sagrario dos llaves:
una que se daría al patrono y otra al prioste de la Santa Cruz…. y que los enfermos
pobres del lugar tenían que ser preferidos sobre los de los demás pueblos para
entrar en el hospital, en segundo lugar los de La Orotava… y después los de los
791
lugares circunvecinos en los que no hubiese casa para curarlos .
Las condiciones fueron aceptadas por Francisco Leonardo Guerra, quien mandó fabricar
dos enfermerías para hombres y mujeres, con cuatro camas en cada una con colchones
y ropa, dos salas de convalecencia y aquellas cosas que pudiera necesitar el hospital.792
Los vecinos ante la intención de destinar los tributos del hospital a la fundación
del colegio, incumpliendo el prebendado Guerra con la obligación de terminar las obras
791
Ibidem, p. 327.
792
Estaba obligado a dar anualmente 30 fanegas de trigo para la manutención de los pobres y
fundar dos capellanías, a las que dotó de casa propia para cada una, y próxima al asilo para
facilitar que dieran misa en la iglesia del hospital y administraran el sacramento a los enfermos.
793
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. (1982). Opus cit, p. 330-331.
794
Ibidem, p. 331.
795
PERAZA DE AYALA, J. Ordenanzas de la Isla de Tenerife y otros estudios para la Historia
municipal de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife; 1976, p. 67-329.
Desde los Concejos se perseguían medidas de prevención de la salud pública promovidas por los
regidores de las Islas procuraban mediante ordenanzas, que se centraban en el control de la
limpieza del las calles, a las que se une la supervisión del abastecimiento de agua salubre para el
consumo en las urbes.
796
TORRIANI, L. Descripción e historia del Reino de las Islas Canarias antes afortunadas, con el
parecer de sus fortificaciones. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Goya, 1978, p. 242.
797
GLAS G. Descripción de las Islas Canarias, 1764. Tenerife: Instituto de Estudios Canarios; Goya
Ediciones, 1982, p. 242.
«… tienen bastantes piojos y no se avergüenzan de ello, pues las mujeres pueden verse sentadas
en las puertas de sus casas quitándose unas a otras los piojos de la cabeza. La comezón es como
corriente entre todas las clases y no se preocupan de curarla. Lo mismo puede decirse de las
enfermedades venéreas, aunque esto último no es tan general como lo primero…»
798
MADOZ, P. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de
ultramar. Tomo V. Madrid: Estudio Literario y Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1846, p. 420-
434.
799
AZNAR VALLEJO, E. Documentos canarios en el Registro del Sello (1476-1517). Tomo 1. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1981, p. 166.
Por esta fecha, el Rey había ordenado al mayoral de la Casa en Sevilla que desarrollaba
actividades semejantes, que remitiera al Concejo de Gran Canaria sus ordenanzas y
aunque ya desde 1508 se había instado a que los enfermos con estas dolencias se
ubicaran en las proximidades de la ermita de San Lázaro, bajo castigo de ser enviados a
lazaretos castellanos. En el resto del territorio canario, la política fue la de procurar
aislar a este tipo de enfermos en recintos apartados o enviarlos a Gran Canaria para
alojarlos y tratarlos allí. El año 1518 se caracterizó por la altísima incidencia de
infectados en la población local, lo que condujo a que las instituciones crearan un
establecimiento o asilo. Pese a ello, no prosperó, aduciendo la carencia de condiciones
ambientales óptimas para la sanación. En Tenerife la necesidad llegó hasta tal punto,
que se propuso la construcción de una casa de acogida con el nombre de San Lázaro800.
El proyecto nunca vio la luz en esta Isla, continuando con el envío de estos enfermos a la
isla vecina, aunque debe quedar claro que el acto de asumir a estos enfermos no fue, en
todo momento, voluntario y visto con «buenos ojos». Este asilo, en sus orígenes, debió
estar formada por un grupo de casas en torno a un amplio espacio, que hacia de plaza,
próxima a la muralla norte de las ciudad de Las Palmas.
constituciones, para la elaboración del propio para la futura institución que se pretendía crear en
la Isla.
800
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. DE LA (1956). Opus cit., p. 217.
… porque se ha enviado a la isla de Canaria muchos enfermos e non tan solamente no los ha
querido recibir, e que la limosna que el Cabildo hiciere e otras personas hicieren sean con
condición que la casa de San Lázaro de Gran Canaria, ni mayordomo de ella, ni otra casa alguna,
ni oficial della, no tengan derecho alguno sobre la casa de San Lázaro que en esta isla se hiciere…
801
GYÖRKÖ, A. C. La lepra en el Archipiélago canario; Trabajo presentado al X Congreso
Internacional de Dermatología en Londres los días 21 y 26 de julio de 1952, con prólogo de Juan
Bosch Millares. Las Palmas de Gran Canaria: 1952, p. 5.
Felipe II mediante esta Real Cédula procura, como recoge el documento, … para recoger los
enfermos que diseminados por las islas padecían el mal de Elefancía, dado el gran riesgo que
sufría o pudiera sufrir la salud pública.
sus enfermos, llegando, en algunas ocasiones, los asilados a usar sus bienes para
sufragar su estancia. A finales del siglo XVI, en 1599, tras el ataque de pirata holandés
Van der Does802, el edificio quedó parcialmente destruido. La reconstrucción del
inmueble fue inviable ante una economía precaria, situación que llevó a que surgiera la
necesidad de desprenderse de parte de las propiedades existentes, entre ellas la venta
de los terrenos a censo perpetuo, para la construcción de un edificio de nueva fábrica803.
Los ingresos procedentes de las limosnas particulares y la dotaciones reales fueron el
«alimento para la construcción del nuevo asilo», de planta rectangular irregular y
tipología claustral, con unas dimensiones considerables, 60 varas de frontis por 58 de
fondo, ubicándolo dentro de la muralla de la ciudad en el extremo norte, aislado de la
urbe por una amplia huerta, en uno de los sitios «más amenos y frescos» de la ciudad,
situación que se mantuvo hasta el siglo XIX804. El nuevo edificio contaba con cinco celdas
altas y ocho terreras para dormitorios de los recluidos, así como una casa para el
mayoral, el mampastor y el capellán. Aunque a partir de 1614 se comenzaron a recibir a
los primeros enfermos leprosos y elefanciacos con carácter oficial, las obras en la fábrica
del Hospital no concluyeron hasta pasados unos años. En 1635, gracias a la limosna
aportada por varios vecinos se concluyó la fábrica de la iglesia, continuando los trabajos
hasta 1657, cuando se finalizó con la reconstrucción del resto del inmueble.
802
RUMEU DE ARMAS, A. Piratería y ataques navales contra las Islas Canarias. Tomo II. Madrid:
Instituto Jerónimo Zurita, 1947-1950.
803
QUINTANA ANDRÉS, P. C. La lepra y la elefancía en Canarias a comienzos del siglo XIX: su
desarrollo, prevención e intentos de erradicación por las instituciones civiles y eclesiásticas. In,
Anuario de Estudios Atlánticos, nº 46. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran
Canaria-Casa Museo Colón, 2.000, p. 438-439.
El patrimonio de la Institución era escaso, careciendo prácticamente de bienes inmuebles, ya que
solo se ha localizado en el primer tercio del siglo XVII una transacción de una vivienda por el valor
de 48.000 maravedís.
804
MADOZ, P. (1846). Opus cit., Tomo V, p. 420-434.
805
SOSA, FRAY J. DE. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria. Las Palmas de Gran
Canaria, Ediciones del Cabildo Insular, 1994, p. 73-74.
806
GLAS, G. (1982). Opus cit., p. 129.
807
SUAREZ GRIMÓN, V. La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria en la crisis
del Antiguo Régimen. Tomo I. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1987,
p. 299-305.
808
VIERA Y CLAVIJO, J. DE. Extractos de las actas de la Real Sociedad Económica de Amigos del
País de Las Palmas (1777-1790). Las Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de
Amigos del País, 1981, p. 134.
128. Leonardo Torriani: Ubicación del Lazareto en su primer emplazamiento extramuros en la ciudad de
Las Palmas de Gran Canaria (finales siglo XVI).
809
BOSCH MILLARES, J. Hospitales de Gran Canaria: El Hospital de San Lázaro. In, El Museo
Canario, Año XI, nº 33-36. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canaria, enero-diciembre 1950, p.
45-48.
810
Ibidem, p. 45-48. En 1830, la Real Audiencia solicita a Francisco de Mier Terán, oidor decano,
un informe elaborado por los médicos de Gran Canaria, los cuales establecieron una serie de
pautas: no permitir matrimonio entre contagiados; evitar el contacto sexual; medidas higiénicas;
cumplimiento por los enfermos de las dietas establecidas; separación por sexos de las salas del
Hospital; preservar el medio ambiente por su carácter terapéutico; y control de los alimentos,
sobretodo el pescado salado en malas condiciones, ya que ocasiona brotes de ambas
enfermedades.
semejantes por la asquerosidad de sus llagas, la completa disolución que les hace
exhalar un olor pestífero y el horrible aspecto que reciben sus formas naturales a
impulso del mal, de suerte que lejos de recibir alivio en su enfermedad, empeoran
811
en esta triste mansión y pronto acaban sus días…. .
811
QUINTANA ANDRÉS, P. C. (2000). Opus cit., p. 454.
812
Los ingresos que iban a sostener a la Institución procedían de: arbitrios de los fondos
subsistentes de los jesuitas expulsos; arbitrios sobre los bienes de Espolios y Vacantes; los
productos obtenidos de los bienes pertenecientes a la Inquisición; una pensión sobre mitras de
ambas Diócesis, la de Canarias y la de San Cristóbal de La Laguna; las rentas de los Hospitales de
San Lázaro cerrados en la Península y el de Bubas en Sevilla; solicitar al Comisario General de la
Cruzada que de la renta cuadragesimal se diera una limosna; así como conceder un permiso real
que faculte para la venta de bienes del Hospital en otras Islas, a excepción de la de Gran Canaria.
813
BOSCH MILLARES, J. (1950). Opus cit, p. 45-48.
814
Del total de lazarinos censados en 1835, 19 eran leprosos y 9 elefancíacos, desconociéndose la
enfermedad de los restantes.
815
Los hospitales a los que se le solicitó información fueron de Asturias, Palencia, A Coruña,
Murcia, Sevilla y Granada, a lo que se le unieron de Portugal y Habana.
carencia de calidad en los alimentos de las clases más humildes; la ausencia de higiene
personal y del habitáculo donde desarrollaba su vida; y la falta de responsabilidad por
parte de las autoridades para recluir y custodiar a los enfermos con tal dolencia».816
129. Juan Bosch Millares : Vista general del Hospital de San Lázaro en Gran Canaria (1950).
Hacia 1842 el edificio del Hospital amenazaba ruina, a lo que se unía el constante
vagar de los enfermos por la ciudad de Las Palmas. En un primer momento, se
recluyeron a los enfermos en el Monasterio de San Bernardo, ante la solicitud expresada
en 1836 por el Ayuntamiento capitalino. Unos años después, en 1844, se procede al
traslado de los enfermos al «exconvento dominico» donde quedaron instalados
definitivamente, procediéndose a la venta del edificio que anteriormente era ocupado
por el asilo817. El Consejo de Administración de esta malatería, ante la marcada
necesidad de efectuar intervenciones en el edificio, en 1861, encargó la realización de
los planos para su total reparación procurando su ampliación para alojar a 8 Hermanas
de la Caridad, a tenor de los resultados obtenidos en el Hospital de San Martín;
posteriormente, en 1889, asumirán las labores de cuidado de los leprosos
definitivamente. Se presupuestó un importe que ascendía a un total de 456.347,17
816
Ibidem.
817
Ibidem.
Esta situación llevó a levantar un edificio de nueva planta con una capacidad para
400 camas, cuyo costo no bajaba de los 2.000.000 de reales vellón, cantidad a asumir
por el Cabildo Insular de Gran Canaria. La elevada inversión que había que efectuar y la
carencia de un «agrado generalizado de la población», obligó a no tomar una decisión
firme hasta finales de la década de los veinte del siglo XX. El 17 de septiembre de 1928
se acordó la construcción del nuevo edificio de la «Leprosería Regional», en un pequeño
valle de la barriada de Tafira, en un lugar llamado Hoya de Parrado. Su construcción, que
no concluyó hasta marzo de 1932, se diseñó para albergar un total de 100 enfermos,
teniendo constancia de que en la fecha de la apertura existían tan solo unos 43 leprosos.
Progresivamente, se fueron realizando modificaciones en su estructura, con el fin de
818
Ibidem, p. 48.
819
AA. VV. Canarias en la II Guerra Mundial. Capitán General García-Escámez. Edición al cuidado
de Francisco José Santos Miñón. Santa Cruz de Tenerife: Vicerrectorado de Extensión
Universitaria de la Universidad de La Laguna; Museo Militar Regional de Canarias; Cátedra
Cultural General Gutiérrez, 2001, p. 97.
Algunos autores venezolanos establecen que el primer caso de lepra que se detectó en
Venezuela fue en el Estado de Sucre en la ciudad de Cumaná en una familia procedente de
Canarias que se dedicaban a la herrería.
procurar alojar hasta un total de 200 malatos. Los solares adquiridos presentaban una
superficie plana que se destinó a la construcción de los cinco pabellones ligados por
circulación cubierta, rodeados de jardines y huertas, y en otra, una ladera de pendiente
algo pronunciada, para la plantación de árboles a modo de bosque, destinada al
esparcimiento a los enfermos820. Bosch Millares la describe de la siguiente manera:
820
BOSCH MILLARES, J. El Hospital de San Lázaro y de Curación de la Ciudad de Telde. In, El
Museo Canario, Año XIII, nº 41-44. Las Palmas de Gran Canaria: enero-diciembre 1952, p. 68-96.
821
Ibidem.
822
BOSCH MILLARES, J. (1950). Opus cit., p. 45-48.
823
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 22 de septiembre (nª3788) de 1890.
824
A su vez, dejó varios legados para el Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de Tenerife.
825
GYÖRKÖ, A. C. (1952). Opus cit., anexo nº 3.
826
Ibidem, p. 26.
827
VINUESA ÁLVAREZ, A. Bases para un proyecto de Sanatorio-Leprosería en Tenerife. Madrid:
Junta Central Consultiva contra la Lepra, 1942. p. 5-6.
el Cabido un gasto aproximado por paciente y día entre 200-250 pesetas (de 73.000-
91.000 pesetas/año). La Corporación local instó a la Mancomunidad Sanitaria para
establecer la proporción en que cada institución debía contribuir al cumplimiento de
aquella y otras obligaciones sanitarias, buscando una solución en la que colaboraran
cada una y que ayudaran a la construcción de un Sanatorio-Leprosería, sustentado por
las cuotas por enfermo de los Cabildos y la subvención del Estado. Estipulaban el coste
de la obra entre 500.000 a 600.000 pesetas, de las que el Cabildo Insular abonaría entre
90.000 a 120.000 pesetas distribuidas en tres cuotas anuales.
130. Juan Bosch Millares: Planta del Hospital de San Lázaro, Gran Canaria (1950).
aportación por parte de los Ayuntamientos y por parte de los Cabildos; que se les resuelve un
problema con un gasto muchísimo menor que el que tiene que efectuar para resolución de todos
los enfermos de sus demarcaciones (…) y menor a la consignación que actualmente emplearan
828
para los hospitalizados una mínima parte . Dos años más tarde, en noviembre de 1937, la
828
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7013; expediente nº 214.
829
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes. Negociado: Beneficencia. Año de 1937; opus cit.
830
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes. Negociado: Beneficencia. Año de 1941.
El 22 de enero de 1941, el enfermo Celedonio Calero Cáceres le hace llegar a la Corporación
insular mediante carta la situación en que se encontraba en la Malatería de Tafira en Gran
Canaria.
fanegada, desde la cabezada de la finca hasta la cota de cien metros sobre el nivel del
mar, y de 650 pesetas la fanegada el resto del inmueble, o sea la parte baja del mismo,
desde la cota indicada hasta el mar.831
131. Juan Bosch Millares: Planta alta Hospital de San Lázaro, Gran Canaria (1950).
831
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 74; p. 2-3.
832
El Día (Santa Cruz de Tenerife), Año III, nº 737 de 23 de mayo de 1941.
833
NAVARRO SEGURA, M. I. Arquitectura del Mando Económico en Canarias. La posguerra en el
Archipiélago. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1982, p. 102-110.
Tanto José Enrique Marrero Regalado como Néstor Marín Fernández de la Torre se consideran
los promotores fundamentales del neocanario con marcadas características barrocas. Este estilo
que se desarrolla durante este periodo, es seguido tanto por los arquitectos Javier Felip Solá y
Rafael Aznar Ortiz en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y Fermín Suárez Valido en la de Las
Palmas de Gran Canaria, pero nunca en una vertiente tan barroca como la de sus principales
promotores, Marrero Regalado y Néstor Martín.
834
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 74; opus cit., p. 43.
Es ratificado por la Comisión Gestora en Sesión Ordinaria el 26 del mismo mes.
835
Ibidem, p. 48, 59, 60-67.
836
Ibidem, p. 37-48.
837
Ibidem, p. 70-76.
En la Sesión Ordinaria de la Comisión Gestora de 2 de agosto de 1944, se apoya la postura del
Ayuntamiento de la Capital alegando por cuanto su establecimiento perjudicaría, del modo más
grave, sus importantes intereses turísticos, de resonancia y nombre mundiales, precisamente
durante la próxima post-guerra en que su desarrollo alcanzará el máximo grado, sin ningún
beneficio para las exigencias sanitarias del caso, toda vez que estas pueden y deben seguir siendo
satisfechas mediante la ampliaciones necesarias, en la Leprosería de Gran Canaria, creada a tal
fin con carácter regional, por Reales Órdenes de 23 de Septiembre de 1917 y 23 de Marzo de
1928.
838
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes. Negociado: Beneficencia. Año de 1941; opus cit. p. 8-12.
Las estructuras organizativas que establece atienden a las características de la enfermedad:
duración, relativo buen estado general, influencia somato-psíquica favorable sobre el leproso de
la actividad y el trabajo regulados y complejo afectivo del enfermo.
839
Ibidem.
840
BHMSCT-Fondo Mando Económico de Canarias. Memoria de las actividades realizadas por
este organismo durante el tiempo de su funcionamiento. Capítulo XVI, Obras Sanitarias y de
Beneficencia; septiembre de 1941- febrero de 1946.
841
NAVARRO SEGURA, M. I. (1982). Opus cit, p. 95.
842
La fecunda labor del Mando Económico de Canarias. La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 18 de
julio de 1942.
843
Como se ha comentado con anterioridad, ya desde 1937, Ángel Vinuesa había calculado un
total de 200 leprosos en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, cifra que se mantuvo hasta los
inicios de la década de los cuarenta, en el que estaban censados un total de 197, de los que 108
eran hombres y el resto mujeres, es decir, 89 en total. Si tomamos como referencia la edad, las
lesiones y el estado, se podía considerar como útiles entre el 46-55 % de los hombres y entre un
45-56 % de las mujeres.
844
El emplazamiento a su vez estaba cerca de las vías de comunicación, situación que favorecía la
vigilancia, el aprovisionamiento, la asistencia y la visita de familiares y profesionales cualificados.
Además, presentaba una distancia entre 10 a 20 kilómetros de la metrópolis, a lo que se unían las
características propias de la vertiente Sur de la Isla, carente de nieblas y lluvias.
845
AHPSCT- Negociado de Gobierno Civil; caja nº 2.6.1. (1936-48); papeles sueltos sobre
Leprosería 1944.
Los primeros gastos del dinero habilitado desde el Gobierno Civil a fecha de 31 de julio de 1944,
fueron: 150.000 pesetas para la compra de la finca; 725,85 pesetas, para el pago de la Notaría;
3.759,45 pesetas, para el pago del delineante; 78.000 pesetas y 17.225 pesetas, para el pago de
El proyecto fue diseñado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado, para el
que se dispuso una partida presupuestaria de 2.400.000 pesetas. Éste contemplaba en la
articulación del edificio de nueva fábrica la separación absoluta entre los enfermos y los
individuos sanos por sexos, alejando a su vez a los malatos infectantes de los no lo eran.
Estos requisitos preestablecidos obligaron a que el arquitecto preparara dos propuestas
que se diferenciaban básicamente en la distribución del edificio. Tras un largo examen
de los planos y la memoria del proyecto, las autoridades locales se decantaron por la
Solución A, que se ajustaba mejor a las características y extensión de la finca de Arico847,
pese a que la Solución B requería un presupuesto de menor cuantía848. El complejo se
articulaba a partir de tres secciones bien definidas: una para recinto de enfermos, en la
que se encontraban el hospital, el espacio de recreo, los comedores y los servicios
generales, a la que se le unía otra destinada a zona residencial para los enfermos,
encontrándose allí la escuela y la iglesia, esta última, que por su volumetría y altura la
acciones de agua; y, 8.934,44 pesetas, para el pago de la confección del anteproyecto por el
arquitecto.
846
Ibidem.
Se había acordado comprar los terrenos propiedad del Presidente del Cabildo insular, Antonio
Lecuona Hardisson, unas 300 fanegadas por un importe de 150.000 pesetas, del que la tercera
parte era susceptible para cultivo y con facilidad para adquirir agua. En esta, Ángel Vinuesa
manifiesta su reparo a poder hacer daño al sur de la Isla con la instalación en éste de tal tipo de
establecimiento benéfico y el rechazo de la población del lugar.
847
MARRERO REGALADO, J. E. Memoria correspondiente a la parte técnico-constructiva del
Proyecto de Leprosería Provincial de Santa Cruz de Tenerife, en VINUESA ÁLVAREZ, A. opus cit.,
1942, p. 44.
848
Véase Anexos Documentales, Solución A y Solución B para el Sanatorio-Leprosería de Tenerife.
849
Para la diferenciación entre la el recinto de enfermos y la zona residencial se empleó una verja
diáfana que procuraba un efecto de jardín.
850
Ibidem, p. 47.
El mismo generador de vapor puede servir para todas las necesidades de lavandería, cocina y
desinfección y baños. Dobles servicios de desinfección de vajilla (de hospital y de comedores) eran
previstos, así como separación perfecta de lavanderías y cocinas. El servicio hospitalario doble,
para mujeres y hombres, tiene sus zonas de aislamiento de infecciosas intercurrentes. El
dispensario aprovecha su conexión con el Hospital para los servicios de fisioterapia, aunque
permanece, en la práctica permanente del mismo. La inclusión en este bloque del salón de
conferencias y cine, contribuye al conjunto arquitectónico y no perjudica, por la distancia al
hospital y estar intercalado los comedores y cocinas entre ambos sectores.
Debe destacarse, que aunque el proyecto original pertenece a José Enrique Marrero Regalado,
existe documentación de pago a Tomás Machado Méndez, en concepto de honorarios, por la
redacción del proyecto del Sanatorio Leprológico de Abona entre la documentación del
Negociado de Gobierno Civil con fecha de 27 de abril de 1945.
como los almacenes de luces superiores a seis metros. Conviene advertir que para mayor
economía de la construcción, y no siendo necesaria la utilización de ninguna terraza, se
han suprimido todos los antepechos de éstas.851
Al observar los deteriorados vestigios que nos han llegado encontramos como no
todas las construcciones que se efectuaron en el complejo fueron finalizadas, incluso se
puede llegar a afirmar que fueron muy pocos los edificios conclusos854. Todavía en la
actualidad, se pueden apreciar como los inmuebles pertenecientes al Sanatorio-
Leprosería son construcciones sencillas pero no carentes de detalles decorativos que
ennoblecen el edificio y que están presentes en gran parte de la obra de Marrero
Regalado. La zona con mayor acabado fue la llamada mayordomía y hospital, esta última
formado por dos cuerpos simétricos distribuidos en clínica, hospital, cocinas, zona de
desinfección, comedor y cine, a diferencia de la iglesia, la escuela y alguna estructura
que pudieron haber funcionado como biblioteca, de las que solo se llegó a levantar la
851
Ibidem, p. 42.
852
RUIZ RODRÍGUEZ, F. José Enrique Marrero Regalado, un arquitecto de la generación de 1925.
Tomo I-II. Tesis doctoral dirigida por Mª Isabel Navarro Segura. La Laguna: Universidad de La
Laguna, 1994, p. 142-150.
El autor de esta tesis doctoral manifiesta que Marrero Regalado buscó la posible existencia de
unas características de identidad en la arquitectura canaria histórica que da sus orígenes en 1932,
estudiando determinados aspectos de la arquitectura rural, centrándose en el color, la
profundidad de huecos, los porches y los remates de terraza entre otros, fundamentales para
lograr lo que denomina un estilo canario. Además, pone marcado interés en el balcón, como
modelo de originalidad por su ubicación en los paramentos de la fachada y elemento histórico de
la arquitectura regional.
853
Ibidem, p. 42. Propone para los muros de contención piedra en seco, con taludes que se
disimularán con vegetación silvestre trepadora. En el pavimento correspondiente a calle y plazas
se usará grava con riego asfáltico.
854
Dentro de las edificaciones que continúan en pie, encontramos: portería (próxima a la entrada
del sector de enfermos y sanos), el bloque destinado a mayordomía y hospital, la iglesia, las
escuelas y los pabellones destinados a residencia de los enfermos.
Una de las incógnitas que siempre ha suscitado interés, fue el motivo por el que
esta obra nunca llegó a verse terminada. Hasta la fecha no se sabe con seguridad este
motivo, pero el profesor Justo Hernández ha querido aventurarse al culpar a los avances
médicos que en el campo de la lepra se hicieron en estos años, como el descubrimiento
de las sulfonas, en la que se incluye a la dapsona, una droga formalmente usada como
un antibiótico empleado para tratar, además de la lepra, la dermatitis herpetiforme, la
tuberculosis o la pneumocistis pneumonía (PCP), lo que hizo girar radicalmente el
tratamiento y terapéutica de esta enfermedad, desechando el uso por excelencia para el
tratamiento de la lepra, del aceite de chaulmoogra.855
855
AA. VV. Canarias en la II Guerra Mundial… Opus cit., 2001, p. 101.
En el siglo XIX y gracias a la observación hecha por el inglés Mouat en 1854 (otros dicen que
Roxburg en 1814) se había comprobado los efectos curativos en la lepra del aceite de
Chaulmoogra que los hindúes conocían nada menos que hacía casi dos milenios.
856
El primero era beneficiado rector de la parroquia Matriz de La Concepción de Santa Cruz de
Tenerife, mientras que el segundo, era Vicario eclesiástico.
857
La Opinión de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 06 de junio de 2004 (año VI, nº 1554), p. 4.
858
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 86.
859
DESIRÉ DUGOUR, J. Apuntes de la Historia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife:
Imprenta Benítez y Cía., 1875.
860
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 86.
prestar asistencia a una población, que poco a poco crecía a medida que su puerto
tomaba protagonismo en la vida social y económica de la Isla.861
136. Anónimo: Retrato de los hermanos Logman, Rodrigo (izquierda) e Ignacio (derecha).
Iglesia de la Concepción, Santa Cruz de Tenerife (ca. 1747).
861
En el censo de 1768 se le da al municipio de Santa Cruz de Tenerife un total de 7.399
habitantes.
862
Ibidem, p. 86.
863
Ibidem, p. 87-88.
864
CIORANESCU, A. Historia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de
Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Tomo II, p. 377.
cobro, no siendo materializado hasta después de 1771; fruto de los alquileres de las
«futuras lonjas» que se construirían en el solar de Juan Francisco Domingo de Franchi
ubicado próximo al mar, entre la calle de la Iglesia y el barranco de Aceite.
En 1753, el establecimiento contaba con treinta camas, como las que
originariamente se establecieron en su apertura, de las que buen número de ellas
estaban destinadas a geriatría865. Un año antes y a partir de esta fecha, se alojará en sus
dependencias un ilustre personaje, natural de la Matanza de Acentejo, Don Antonio de
Benavides González de Molina, antiguo gobernador de La Florida, de Veracruz y de
Yucatán. Este personaje, de tan alta influencia, benefició considerablemente al Hospital,
costeando los gastos de los enfermos hasta 1756. Para él se hizo construir una sala y dos
cuartos «sencillos» que sufragó con capital propio. Además, en este mismo año,
intercedió ante el rey Fernando VI, suplicando la gracia para el Hospital de los «Derechos
de Tonelaje»866, que obligaba a que todos los buques venidos del Nuevo Mundo
abonasen un canon o impuesto para sufragar los gastos del establecimiento;
posteriormente la Real Cédula de 24 de junio de 1772, estipuló el pago en 4 toneladas a
aquellos buques procedentes de Caracas867. Este ilustre protector, falleció el 9 de enero
de 1762, sepultando sus restos mortales, frente al Hospital, en la Parroquia Matriz de
Nuestra Señora de la Concepción.
865
Ibidem, p. 378.
866
Anualmente se abonarán el importe de los derechos del producto de 12 toneladas de cacao,
del Registro de Indias, gracia concedida por Real Cédula de 17 de febrero de 1756 (4 toneladas
para Campeche, 4 para la Habana y 4 para Caracas). La independencia de las colonias hizo que el
Registro de Indias desapareciera, lo que significó el fin de las Doce Toneladas de Gracia para el
Hospital. Con la pérdida de las Colonias, la Real Orden de 30 de septiembre de 1819 suplió estos
ingresos con un abono de la Tesorería de 9.000 reales de vellón al Hospital, hasta que el
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, de reciente creación, contase con ingresos propios para
sufragar estos gastos.
El Hospital tuvo numerosos benefactores que lo proveyeron de legados y bienes con los que
sobrevivió difícilmente. Incluso personajes extranjeros, como el comerciante inglés Jorge C.
Bruce, que remitió considerables aportaciones. Junto a él, el Embajador de S. M. Británica en
Madrid envió ayudas para la construcción y ampliación de dicho establecimiento. También existe
constancia del donativo de Eduardo Barry, natural de Jamaica, en cuyo testamento pidió que se
le entregaran a la Institución, 600 pesos y 15 reales de vellón, encargando preferencia a la hora
de «la asistencia a la personas de color».
867
El Mayordomo del Hospital, Antonio Rodríguez Padilla, reclamará Real Piedad, concediendo el
Rey, por Real Cédula de 12 de marzo de 1774, el derecho a disfrutar de 12 toneladas del puerto
de Caracas, aumentándolo, por Real Cédula de 13 de marzo de 1776 otras 6 con el propio
destino, … para alivio de los pobres.
137. Alberto Darias Príncipe: Planta baja y alta del Hospital (1995).
868
Obtenido del «Expediente sobre el Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de Santiago»,
pendientes de ordenar, sito en el Archivo del Obispado de Tenerife.
tarde, a la mayordomía de la fábrica. Francisco Tolosa, militar, seglar y vecino del lugar,
lo sustituyó.
Pocos años más tarde, durante una visita del obispo Tavira el 20 de diciembre de
1793, suspendió en su cargo a Tolosa, con la pretensión de adaptar la estructura
organizativa del Hospital a los ejemplos presentes en las urbes peninsulares. Además,
dentro de su proyecto no tenía cabida que el gobierno de un centro con estas
características estuviera en manos de un seglar, aspirando a crear una hermandad de
Caridad que lo gestionase. Hasta la ejecución de tal idea, nombró como rector al
presbítero Ignacio Llarena. La Junta de Caridad no pasó de ser más que un mero
proyecto ante los problemas que surgieron entre José de Castilla, Corregidor de esta
Isla, y el obispo, situación a la que se une el recelo de la Hermandad de la Caridad de La
Laguna ante el surgimiento de esta entidad. Esta pugna concluyó con la presentación de
un recurso ante la Audiencia que se falló a favor del obispo.
El vicario Antonio Isidro Toledo redactó, por encargo del obispo Tavira, los
estatutos de la Junta de Caridad869 que otorgaban el máximo poder y protagonismo al
Mayordomo, figura designada de manera exclusiva por la persona que ostentara la
cátedra de la Diócesis. La marcha de Tavira al territorio peninsular hizo que el proyecto
no se ejecutara, lo que llevó a la existencia de un consejo rector incapaz de tomar
decisiones, siendo los capellanes los que gestionen la Institución. Esta situación llevó al
Establecimiento a un marcado declive. Agustín Miranda fue una de sus causas durante el
periodo en el que estuvo como administrador del Centro870, definiéndolo el Obispo
Tavira como: un sacerdote joven de muy mal carácter y despreocupado de los pobres. Su
predecesor, Ignacio Llarena, había dejado las cuentas saneadas, situación que cambió
con el mandato de Miranda, entrando en un periodo crítico económicamente871. El
dinero no faltaba; era la «locura y el desorden económico» lo que imposibilitaba
869
DARIAS PRÍNCIPE, A. Nuevas aportaciones al estudio del Hospital de los Desamparados. In,
Homenaje al profesor Dr. Telesforo Bravo. Tomo II. La Laguna: Universidad de La Laguna, 1991, p.
181-182.
870
A.D.S.C.L.L. Memorial de Agustín de Miranda, administrador y Mayordomo del Hospital de
Santa Cruz de Tenerife.
871
En junio de 1799, el capellán, Juan Antonio Lugo, de los 586 pesos con 10 reales que se le
debían por sus honorarios por dos años y ocho meses de servicio, sólo había cobrado 210 pesos.
conocer los fondos con los que se podía contar para sufragar los gastos a los que tenía
que hacer frente el Hospital.
872
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, p. 380-381.
873
En la Real Orden de 16 de noviembre de 1756 le daba potestad sobre la distribución del
importe obtenido las doce Toneladas.
874
Como Mayordomo archivero será nombrado Francisco Tolosa, como Mayordomo cobrador
estará Agustín Miranda; el Mayordomo rector y capellán será Juan Antonio Lugo.
875
Se le arrienda otra vez la botica a Jacinto Montero con las siguientes condiciones, menos
ventajosas que las anteriores para el Hospital, que se resumen en: un contrato por cuatro años a
partir del 1 de abril de 1804, ratificando la fianza del pasado arrendamiento, Juan Perdomo; el
alquiler de la casa del practicante se le pagará integro al boticario; las medicinas de enfermos de
pago las pagarán dichos enfermos; el desmonte, traslado y montaje de la botica correrá a cargo
del boticario; No se le cobrará alquiler a Montero; la botica se pondrá en uno de los cuartos bajos
del Hospital; entregará de gracia las medicinas que precisen los enfermos, y si no estuvieran se
comprarán en la botica del pueblo, pagándolas de su bolsillo el boticario.
876
El capellán presentó su dimisión al obispo. Aprovechó su carta de cese para acusar a Tolosa de
ser el causante de todos los problemas existentes, además de problemas personales. Dicha carta
concluía con la propuesta al obispo de la ampliación de las mayordomías, aconsejando la figura
del párroco del Pilar o de cualquier clérigo lagunero. Tolosa por su parte, despidió al personal
San Miguel, para lo que se solicitó el permiso a Bartolomé Mesa, dueño del recinto879.
En este momento, se produjeron diferentes cambios e innovaciones en este campo, que
se pretendían incorporar a la práctica médica en Canarias: se originó una fusión de la
medicina y cirugía, lo que llevó a considerarla como una ciencia; el comienzo del empleo
y el desarrollo de la anestesia, lo que permitió una cirugía orientada hacia los resultados
y rápida; se desarrolló la asepsia y la antisepsia, permitiendo una mayor seguridad en la
intervenciones quirúrgicas; y, por último, el descubrimiento de los rayos X, al finalizar el
siglo, posibilitó un abordaje directo la patología ósea.
879
Se cree que nunca se llevó a cabo, ante la carencia de documentación que lo justifique.
880
FRAGA GONZALEZ, C. El arquitecto Manuel de Oraá y Arcocha (1822-1889). Santa Cruz de
Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1999.
881
Estaba formada para su gestión por: Director, Administrador-Depositario y el Secretario-
Contador.
882
POGGI Y BORSOTTO (2004). Opus cit., p. 86.
883
APIC: carpeta 4.
884
Paradójicamente, en el mundo anglosajón se comienza a construir hospitales con tipología en
pabellones a partir de 1730, cuyo primer ejemplo fue el Hospital de San Bartolomé de Londres.
885
APIC: Legº 31, nº 17.
Nos ha llegado una aguada firmada por Francisco Tolosa, donde aparecen las dos plantas que
tenía el Hospital en el cambio de siglo. Corresponden a la distribución de espacios establecidos
por la Junta tras la reforma realizada por el obispo Verdugo.
sobre las crujías este y sur. En este lado «irregular» se ubicaba la fachada principal. Todo
el edificio desarrollaba su vida interior a partir de cuatro crujías, casi «regulares», que
acotaban un patio claustrado de considerables dimensiones, 20 varas de largo por 10 de
ancho y en cuyo centro existía un pozo. La crujía desarrollada en el lado oeste del
edificio lindaba con la iglesia, de una sola nave larga, de dimensiones a tener en cuenta y
que presentaba una iconografía que seguía las pautas de algunos de los personajes que
protegieron a esta entidad a lo largo de su historia886. Ésta, adosada en el lateral oeste
del edificio del Hospital, estaba comunicada con el edificio, lo que permitía acceder a los
enfermos a los actos litúrgicos con relativa facilidad. Un arco triunfal daba paso a un
retablo policromado y dorado que estaba presidido por un nicho único donde se
veneraba a Nuestra Señora de Los Desamparados, coronado por un cuadro ovalado con
la advocación al Santísimo Cristo de La Laguna. A ambos lados de éste, estaban
colocados sendos cuadros de San Felipe Neri y San Felipe Vinicio. Junto a este mobiliario
principal de culto, se hallaban tres retablos más, de los que dos de ellos se enfrentaban,
uno en el lado del evangelio y otro en el de la epístola. Contaba con un aforo de once
asientos de pino para los feligreses, además de un escaño de tea para guardar la cera.
Incluso, estaban presentes en el recinto, un púlpito de madera pintada, un confesionario
y dos pilas de agua bendita de mármol, en forma de concha e incrustadas en la pared. 887
Enfrentada a esta crujía encontrábamos la del lado oeste donde solo se hallaba un
corredor y escalera de acceso a la zona privada de Antonio de Benavides888. El lado
contrario a la crujía donde estaba ubicada la fachada se destinó a enfermerías separadas
por sexos, dándose la posibilidad de unificar los espacios durante los actos litúrgicos
desarrollados en el oratorio del Asilo. De esta manera, los tres habitáculos se fusionaban
para conformar uno. Un óleo horizontal y alargado lo presidía con la advocación de la
Virgen del Carmen, San Ignacio de Loyola y San Rodrigo. Una entrada exterior daba
886
Destacan entre ellos a los fundadores de la entidad, los hermanos Logman, así como el obispo
Morán y uno de sus máximos benefactores, Antonio de Benavides.
887
APIC: Legº 31, nº 17.
888
Esta constituida una vivienda de cuatro habitaciones, la cocina con su despensa y una
considerable sala; se le unían, tanto en el lado este como en el oeste, considerables balconadas
cerradas con celosías. A partir de 1804, se destina esta zona para la ubicación de la botica,
rehabilitando cuartos destinados a la servidumbre del Centro formados por cocinas, dormitorios
y despensa.
Además, el Hospital contaba con un «poco usado» cementerio, desde los últimos
años del siglo XVIII893, en un solar contiguo al edificio, orientado de norte a sur y con una
adecuada ventilación, lo que favorecía el movimiento de los denominados «aires
insanos» producto de la descomposición de los cadáveres. En España, la orden de
construirse los cementerios fuera del poblado databa de 1773, cuyo objetivo era quitar
la costumbre insalubre de enterrar en las iglesias como se demuestra en la Ley 1ª, tít. iii,
lib. i de ley Novísima. En 1787, Carlos III legisló (Ley 11, título 13, partida 1.a) la disciplina
de la Iglesia en el uso y la construcción de los cementerios, atendiendo a la Liturgia
889
Años más tarde, en el segundo tercio del siglo XIX se rehabilitó para la ubicación en este lugar
de la ermita de San Telmo.
890
Las dependencias de pago estaban dotadas de dos habitaciones de las que una tenía la utilidad
de dormitorio; a estos dos habitáculos se les une una sala. Si resulta sorprendente la distribución
de esta nueva zona, donde no se le da independencia al acceso a los dos cuartos de héticos.
891
La Junta Rectora, y en particular el obispo Verdugo y el capellán Lugo, no considerando viable
la existencia de «enfermos de pago». A todo ellos se unió la frecuente ruinosa situación
económica del Centro, que dificultaba la terminación de las obras a inicios del XIX, lo que llevó a
la venta de algunos objetos destinados al culto, fruto de las donaciones efectuadas por los
Fernando Fuentes y los hermanos fundadores, los Logman. Las cantidades obtenidas no
cubrieron la deuda, aportando el General Perlasca parte de ésta. Las obras no concluyeron hasta
que Prat asume la dirección.
892
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, p. 375-381.
Entre ambas figuraban dos cuartos con alcobas que en este momento servían de despojos, para
recoger la ropa y para desvestir a los enfermos; a sus espaldas y en la mitad de la galería se
encontraba la destiladera.
893
Persistía la tradición de sepultar en la iglesia; el recinto no estaba acotado, lo que llevó a
numerosas quejas (el recinto sirvió de zona de pasto no dándole el uso para el que estaba
destinado).
894
La obra urgía pues el párroco de la Concepción ya había advertido de la falta de espacio, solo
restando dos sepulturas, así como los problemas sanitarios causados por los últimos
enterramientos acaecidos.
895
El Hospital era el propietario del terreno; además contaban con el agua y la piedra
almacenada con anterioridad por el Hospital (piedra de Los Cristianos para enlosado).
896
Se realizan mejoras en el edificio y en su dotación (la botica del centro se surte de existencias
para varios años), fruto de la buena gestión que se realizó tanto en las cuentas, rentas y subfrutos
del Hospital.
897
Esta modificación del proyecto previo, se planteó ante la reciente creación de un cementerio
municipal, de San Rafael y San Roque, en las proximidades del Establecimiento.
898
PEVSNER, N. (1979). Opus cit, p. 182.
francés. No obstante lo más que en un primer momento se consiguió fue una marcada
diferenciación entre el centro y la periferia. Mientras en la Corte el arte se aproxima a
las corrientes extranjeras, en las provincias la situación era muy diferente, quedando
patente hacia la década de los 60 del siglo XVIII la existencia de una considerable tensión
entre un gusto oficial y otro periférico, pues tenemos que tener presente que los
artesanos carecían de una destaca formación artística y seguían siendo el baluarte de
propagación del Barroco. En cualquier caso, la Real Academia pretendía poner a la
arquitectura española en consonancia con la que se realizaba en el resto de Europa,
mediante una enseñanza articulada a partir de «cursos metódicos y rigurosos», aunque
a pesar de los esfuerzos de protectores, directores y profesores no llegaron a cuajar en
su totalidad.
En Canarias, como punto estratégico comercial, desde el siglo XIX había llegado
cierta literatura sobre arquitectura que aborda temas puntuales, lejos de aspectos
estilísticos. Este momento vino marcado por los ideales de la Academia a los que se unía
el neoclasicismo que se estaba desarrollando en ese momento en Francia, lo que
permite afirmar que no existirán teorizadores en arquitectura hasta bien entrado el siglo
XX. La minoritaria intelectualidad de este momento vendrá caracterizada por una serie
de pautas bien definidas: existe una generación viajera en posesión de una formación
clásica adquirida en los cenobios y meditada posteriormente, y la participación en
ámbitos de intercambio de ideas y conocimientos que se realizaba en las tertulias
desarrolladas ampliamente en las Sociedades Económicas de Amigos del País que
proliferaron por la geografía insular. Tanto la pérdida del monopolio del saber como la
heterodoxia presente en el mundo ilustrado, levantó un cierto «resquemor» en algunos
círculos de la Iglesia899. Pese a ello, será ésta la principal promotora durante el primer
periodo clasicista, de lo que ha quedado constancia en la Catedral de Las Palmas y en la
de La Laguna, así como en el edificio diseñado para la iglesia de Gáldar en Gran Canaria.
La segunda mitad del siglo XIX, estará mediatizada por cuestiones de carácter
económico y social, a lo que se unirá una considerable influencia inglesa, «amalgama de
situaciones», que provocará una novedosa postura ante la arquitectura que pasando a
899
AA. VV. Gran Enciclopedia de El Arte en Canaria. Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura
Popular Canaria, 1998, p. 171-172.
En las islas se carecía de academia alguna que formara a los nuevos artistas, a
excepción de un centro ubicado en Santa Cruz de Tenerife creado por el Comandante
General Juan Ibáñez Cuevas para la adquisición de conocimientos elementales de
ingeniería por parte de los oficiales a su cargo. La academización, que desde la Corona se
intenta, se ve respaldada por las Sociedades Económicas, lo que ocasionó que desde
1782 se contara en Gran Canaria con una Academia de Arquitectura, bajo la dirección de
Diego Nicolás Eduardo, y fundada por Jerónimo Róo, canónigo de la seo canaria, con la
finalidad básica de formar a los arquitectos y técnicos inmersos en las obras de
edificación de la Catedral. De breve vida, mantuvo su actividad académica durante unos
pocos años, relevándola en sus funciones la Escuela de Dibujo creada por la Sociedad
Económica de Amigos de País de Las Palmas de Gran Canaria. Esta agónica situación, se
ve subsanada tras la llegada, en 1847, del primer arquitecto titulado, Manuel de Oraá y
Arcocha, quién no solo salva la situación sino que incorpora a Canarias, de forma
habitual, a la línea academicista peninsular900. En 1853 es nombrado Arquitecto
Provincial de Canarias, por la R.O. de 8 de junio, cinco años antes de que se estableciera
este cargo en el resto del país901. Esta posición favoreció que se creara un «nuevo
900
Ibidem, p. 174.
901
MARTIN RODRÍGUEZ, F. (Dir.). Manuel de Oraá. Primer arquitecto provincial de Canarias. In
Revista Basa, nº 4. Santa Cruz de Tenerife: Colegio de Arquitectos de Canarias, noviembre 1985.
Más reciente en, FRAGA GONZALEZ, C. El arquitecto Manuel de Oraá y Arcocha (1822-1889). San
Cristóbal de La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1999.
902
CHAVES MARTÍN, M.A. La introducción a los postulados académicos en la arquitectura
Canaria: Manuel de Oraá y Arcocha (1822-1889). In Anuario de estudios atlánticos Nº. 41, 1995,
p. 535-549.
903
Remitido a Madrid en 1861 para su aprobación que no fue efectiva hasta febrero de 1862.
904
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 85-90.
905
DARIAS PRÍNCIPE, A. Hospital de los Desamparados. In Revista Basa, nº1, diciembre 1983, p.
62.
906
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 89.
no solo embellecer el asilo sino favorecer el contacto de los pacientes con la naturaleza,
condiciones que favorecían su recuperación, a las que se unían condiciones
climatológicas.
143. Anónimo: Fachada y parte de la crujía a la calle San Carlos del Hospital
antes del incendio acaecido en 1888 (segunda mitad del siglo XIX).
907
Aprobado por la Comisión Permanente de la Diputación Provincial de Canarias y firmado en
Madrid por el Sr. Director de la Hijas de la Caridad, Mariano J. Haller. Tras hacer efectivo el
contrato, se concertó el traslado de 10 hermanas para que tomen bajo su cuidado y dirección los
asilos de Beneficencia de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife.
908
Boletín Oficial del Estado, números 8 y 151 de 17 de enero y 19 de diciembre de 1883,
respectivamente.
Las condiciones de los enfermos, así como la asistencia sanitaria que a partir de
este momento se prestará en este Hospital, mejoran considerablemente como apunta
en el texto de su Guía… el autor Poggi y Borsotto: Mucho se ha mejorado este
establecimiento, donde los enfermos reciben una delicada y esmerada asistencia; pero
las obras recientemente empezadas no pueden continuarse por falta de recursos y es
lástima que no puedan terminarse cuanto antes. Creemos que a pesar de los grandes
esfuerzos que han hecho y hacen las personas que se hallan a su frente, nada se
conseguirá por ahora, pues el estado de penuria en que sucesos recientes, que nosotros
lamentamos, han colocado a todas las Corporaciones administrativas, no permitirá por
mucho tiempo atender a aquella obra910. A estos comentarios, se le unió el realizado por
la inglesa Olivia M. Stone en su visita la Isla en 1883, donde alude a las condiciones de la
«nueva construcción» que describe como un edificio de gran tamaño, al que no dejan de
añadir secciones además de renovar la parte antigua. Parte del ala nueva está destinada
al manicomio911. Aunque fueron importantes las mejoras acometidas en el recinto
hospitalario, no fueron las suficientes para hacer frente al brote de fiebre amarilla912 que
azotó a la capital tinerfeña, formulándose duras críticas contra la Diputación provincial
desde la prensa del momento913. Tal fue la magnitud de la epidemia que se vieron
afectados otros lugares de la Isla y del Archipiélago, saturándose los establecimientos de
beneficencia de ciudades como La Laguna, La Orotava, Santa Cruz de La Palma y Las
Palmas de Gran Canaria.914
909
El recinto sacro, de uso para la comunidad en general y para los asilados, dejo de ser
protagonista, gracias a los avances científicos que poco a poco obligaron a desechar el concepto
de salud-enfermedad intervenido por la acción divina.
910
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit., p. 89.
911
STONE, O.M. Tenerife y sus seis satélites. Tomo I. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular
de Gran Canaria, 1995, p. 35. Citado en FRAGA GONZÁLEZ, 1999, p. 196.
912
Dos fueron los brotes epidémicos de fiebre amarilla que sufrió Santa Cruz: uno en 1862 y el
otro al año siguiente, en 1863.
913
La Democracia (Santa Cruz de Tenerife), 5 de febrero de 1882.
914
El Memorandum (Santa Cruz de Tenerife), 10 de febrero de 1882.
915
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 17 de marzo (nº 476) de 1888.
916
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 17 de marzo (nº 476) y 3 de agosto (nº 529) de
1888; 30 de marzo (nº 725) y 25 de septiembre (nº 871) de 1889.
917
A.H.P.T. Libro de Actas de la Diputación Provincial, 1887.
918
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 11 de mayo (nº 460) de 1888.
919
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 7 de septiembre (nº 558) de 1888.
920
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 28 de mayo (nº 773) de 1889.
921
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 18 de julio (nº 814) de 1889.
922
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 18 de mayo (nº 765) de 1889.
923
GALANTE GÓMEZ, F. Arquitectura canaria: el ideal clásico (desde la segunda mitad del siglo
XVIII hasta finales del siglo XIX). Las Palmas de Gran Canaria: Edirca, 1989, p. 75-76.
924
Las formas arquitectónicas de este Hospital beben de las tipologías hospitalarias de mediados
del siglo XV, siendo el referente el Hospital florentino de Santa Maria Novella, cuya disposición,
Con lo que respecta a la solución desarrollada en su interior, las «calles» por las
que discurría el tráfico quedaron claramente concretados. La «calle principal o pública»,
lugar destinado a la circulación de grandes grupos de personas (familiares, pacientes
928
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 19 de diciembre (nº 934) de 1889.
929
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 21 de mayo (nº 1065) de 1890.
930
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 17 de marzo (nº 1311) de 1891.
931
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 9 de marzo (nº 2496) de 1895.
También se hizo público en la prensa local, la colocación de los solados de cuatro galerías, en otra
sala del piso principal y en dos del segundo.
932
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 6 de abril (nº 2518) de 1895.
933
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 11 de mayo (nº 2546) de 1895.
externos, visitas, estudiantes,…) estaba definida por la caja de escalera alineada con el
acceso principal al edificio y limitada por las alas este-oeste-sur. Ésta valía como eje a
ambos patios, a la vez que establecía una marcada simetría y permitía acceder a la
mayoría de las dependencias. Los dos patios, claustrados en la planta baja y sostenido
con columnas de hierro sobre pedestales de cantería eran muy similares, siendo una de
las soluciones más significativas del edificio. Con ellas se sustentaban las «calles de
tratamiento», lugares habilitados para el desplazamiento entre las diferentes áreas de
medicación y cuidados. Esta nueva propuesta establecida para el articulado del edificio
permitió la considerable, pero no completa, mejora de las condiciones de diafanidad y
ventilación, a lo que se unía la presencia de formas vegetales que procuraban emular un
«diminuto bosque». Vanos equidistantes en forma de amplias ventanas son,
exceptuando el reloj del lado este, la característica más notable en las dos alturas
restantes del edificio, que facilitaban el trasiego de aire del interior al exterior y
viceversa. Por último destacar la carencia de «calle de suministro», no contemplada en
el proyecto, ubicándose de manera aleatoria por toda la geografía del establecimiento
hospitalario.
Dentro de las intervenciones que Oraá efectúa en esta edificación, queda claro
como la fachada principal, una de las mejores obras de la arquitectura neoclásica
canaria934, se convierte en su objetivo principal, colocando en un segundo plano al resto
del inmueble, lo que hace pensar que las innovaciones higiénicas presentes en otros
ejemplos arquitectónicos europeos, y el debate científico, social y arquitectónico del
momento no fueron tomado en cuenta durante el proceso de diseño. El trazado original
y los posteriores beben de las fuentes renacientes, en el que se emplea para el
articulado del edificio una cruz inserta en un cuadrado, donde la distribución de
volúmenes establecidos destaca considerablemente, disponiendo tras la fachada los dos
patios interiores ya nombrados. Para los laterales se establecen paramentos sencillos,
carentes de ornato, donde los vanos se disponen de manera regular935. Este edificio
decimonónico, que se enmarca dentro de la arquitectura clasicista y académica, no tiene
en cuenta para nada los principios higiénicos tanto en su articulado como en su
934
GALANTE GÓMEZ, F. (1989). Opus cit, p. 75.
935
FRAGA GONZÁLEZ, C. (1977). Opus cit., p. 48.
ubicación en la urbe936. A estas taras, se les une el considerable tamaño del inmueble y
el uso de la ventilación natural como forma de movilización del aire, realizado tan solo
por medio de los vanos abiertos al exterior y a los patios internos, mecanismo de
aireación considerablemente distante de la arquitectura hospitalaria en pabellones por
circulación cubierta o subterránea que se estaba desarrollando en ese momento en
Europa937. Esta distribución en salas, numerosos pisos (hasta un total de tres), escaleras,
pasillos y corredores, eran las formas menos propicias para una correcta renovación del
aire, a lo que se le unía una orientación y soleamiento defectuosos.
936
Se ubica en una área poco saludables de la ciudad, como eran el Barranco de Santos en la zona
del conocido «Charco de la Casona».
937
BENEDICTO JUSTO, A (2003). Opus cit., p. 169-170.
938
El primer edificio construido con esta tipología fue el hospital de San Bartolomé de Londres
(1730). En el primer tercio del siglo XX, convivió con la tipología denominada monobloque.
939
Instituto Canario de Estadística (ISTAC): http://www2.gobiernodecanarias.org/istac/jaxi-
web/menu.do?path=/02010/C00025A/P0001&file=pcaxis&type=pcaxis
940
La nueva ubicación era poco habitual en este tipo de construcciones que disponían estas
dependencias en el centro del recinto como referente para todos los asilados y con un mensaje
claro, «la curación por medio de la salvación en Dios». Esta disposición había sido una constante
en el desarrollo arquitectónico del edificio hospitalario desde la época renaciente, como ocurre
tanto en el Hospital de las Cinco Llagas en Sevilla como en el Hospital Real de Santiago de
Compostela, donde en el primero su iglesia, colocada en el centro de la fundación, se disponía
con una altura superior con respecto al resto de la construcción, lo que enfatizaba la importancia
de éste; en el segundo, la capilla fue dispuesta en la confluencia de los tres brazos de la «T», lo
que correspondería al centro del edificio, propuesta efectuada por Enrique de Egas para la planta
del edificio. Esta zona donde había estado el antiguo oratorio desde su fundación fue destinada a
otras actividades distintas a las eclesiásticas como fueron los servicios centrales, lo que indicaba
la presencia de un cambio de mentalidad que comenzaba a gestarse en el territorio insular, y que
otorgaba a la ciencia y la medicina el protagonismo que hasta la fecha había asumido la fe
católica.
941
Sus propietarios eran: Narciso Barrera Vizcaíno; Marina Barrera Vizcaíno; Flora Castro y Torres
como representante legal de sus menores hijos Antonio, Tomás, Miguel y Florencio Barrera y
Castro; y Dimas Expósito en concepto de heredero de su esposa María Barrera Vizcaíno.
con el mismo fin y que años antes se habían comprado para el aumento de la superficie
del establecimiento.942
942
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6962; expediente nº 7 y 86.
Tras el fallecimiento el 12 de diciembre de 1928 de Isabel de los Ríos y Gutiérrez, mediante
testamento otorgado el 11 de febrero de 1925 ante el Notario Antonio Ríonegro y Díez, el
patrimonio de la Institución aumenta con la donación efectuada por esta señora, que entrega
una casa en el nº 18 de la calle Progreso, …pero con la obligación de que con cargo a la renta de
dicha casa se diga una Misa en cada uno de los Altares de la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de
la Concepción, de esta Capital, todos los años en el mismo día del mes en que su fallecimiento
haya ocurrido, y, además, una Misa todos los años el día de San Buenaventura y otro el día de San
Francisco, en memoria de sus padres… La cantidad se estipuló en 2750 pesetas para el pago del
encargo de la difunta.
943
GIL MARÍN, J.C. Codex Canariensis. Compilación de los documentos constitutivos del hecho
diferencial archipielágico. Madrid: Cultiva Comunicaciones, S.L., 2009, p. 86.
El Cabildo Insular tenía la responsable de las competencias en materia de sanidad y beneficencia
como se estipulaba en el artículo número 5 apartado c) de la Ley Constitutiva de los Cabildos
Insulares de 11 de julio de 1912.
944
GALVÁN RODRÍGUEZ, E. El origen de la autonomía Canaria. Historia de una Diputación
provincial (1813-1925). Madrid: MAP, 1995, p. 153.
945
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 156.
946
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 14, p. 3.
947
Ibidem, p. 16-17.
948
CERVIÁ CABRERA, T. Estudio sobre la epidemiología antituberculosa en Santa Cruz de Tenerife.
Tesis Doctoral dedicada al Dr. Juan Negrín López y al Dr. Francisco Rozabal Farnés. Madrid:
Universidad Central de Madrid, 1936, p. 19-20.
Tanto la eliminación como el suministro de agua fue uno de los problemas que
durante el primer tercio del siglo XX se procuró buscar la solución más idónea. Las
características del establecimiento hospitalario unidas a la actividad que se desarrollaba
en él, obligaban a tener agua disponible en todo momento. En ocasiones había quedado
desprovisto de suministro el Hospital por causas muy variadas, situación que se procuró
subsanar encargando un proyecto de instalación de tubería y depósitos de agua951 al
arquitecto Antonio Pintor y Ocete, el 25 de agosto de 1932. El problema del suministro
se había procurado solventar con la instalación de dos depósitos de agua en la azotea
del edificio952 en abril de 1929. El proyecto destinado a la canalización de agua que debía
llegar a los cuatro depósitos ubicados en el techo del centro sanitario, debían partir del
servicio público de aguas de la calle San Sebastián. Para la canalización se
presupuestaron 716,08 pesetas confiando el encargo al destajista Francisco García
Martín, mientras que la instalación de los depósitos de agua se le hizo a Indalecio
949
Dispensario que años más tarde se decidirá reubicar, fundando un sifilicomio en la calle San
Sebastián por su proximidad a los prostíbulos de la ciudad.
950
Instalando en éste un cuarto de aseo (baño, ducha, bidet, lavabo, etc.), para el uso de las
expresadas enfermas y una sala anexa para enfermas distinguidas. El proyecto fue ejecutado por
Indalecio Barbuzano Díaz por un importe total del presupuesto de 1.468 pesetas y 25 céntimos,
cargado al Capítulo 11, artículo 9º del vigente presupuesto, cuyas obras fueron entregadas en el
mes de octubre.
951
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 317-318.
952
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 110. El proyecto también fue
diseñado por el arquitecto Antonio Pintor y Ocete y se presupuestó la cantidad de 3.479,69
pesetas.
Barbuzano Díaz por el precio de 2.193,25 pesetas953. Con respecto a los trabajos de
fontanería efectuada, se instalaron en cada una de las dos azoteas de los dos nuevos
pabellones de los Asilos de la Capital seis depósitos cilíndricos de hierro galvanizado y de
cuatrocientos litros cada uno, montados sobre vigas de hierro; instalación en el patio
central de un contador, desde el cual partirán dos ramales de tubería de una pulgada
para alimentar los depósitos; además del mismo patio se colocarán otros dos ramales
con llaves de manguera de una pulgada; los servicios de agua a ambos pabellones serán
completamente independientes y con tubería de una pulgada y cuarto; a la entrada de la
tubería de cada departamento se colocará una llave de paso de una pulgada que servirá
en caso de avería…; cada depósito llevará una tapa de plancha de hierro galvanizado; la
toma de agua para el contador se hará en la nueva acometida que para el servicio de
incendios ha de hacerse por la calle de San Sebastián; en las obras de instalación de que
se trata, no se comprende la parte de albañilería. En junio de 1933, la obra quedó
completamente terminada.954
148. Proyecto de lavadero (ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7183; expediente nº 73).
953
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; p. 118-119.
954
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6988; expediente nº 230.
Así como se había puesto interés en las aguas blancas, se le dio igual importancia,
como ya se ha comentado, a las aguas negras. No solo existe una preocupación
considerable por el edificio, sino por el entorno en el que se encontraba inmerso.
Independientemente del presupuesto fijado para la ampliación del Centro, en
septiembre de 1927, se precisó habilitar otra partida adicional para las obras a ejecutar
en la alcantarilla de ambos pabellones, el 1º y 2º, cuyo importe ascendió a 1.551
pesetas955. Desde hacía tiempo, los residuos y aguas fecales eran vertidos al barranco y
depositándose en el charco que se formaba al unirse las aguas de correntía con las
procedentes de la pleamares, lo que ocasionaba una situación considerablemente
insalubre. Posteriormente, el 7 de junio de 1933, se aprobó la dotación de alcantarillado
para el resto del Hospital mediante proyecto realizado por el arquitecto Antonio Pintor,
con lo que se dejaba inoperante definitivamente la fosa séptica existente956. Para su
ejecución, el Ayuntamiento de la capital autorizó las obras el 15 de septiembre del
mismo año957, pese a que desde marzo de 1929 ya se había solicitado realizar esta
intervención que conllevaba el tendido hasta la alcantarilla en la calle San Carlos, a lo
que el Ayuntamiento dio su permiso estableciéndole una serie de indicaciones que
evitaran la obstrucción de ésta958. La inquietud que se había generado por conseguir una
adecuada eliminación de las aguas fecales se prolongó a la del tratamiento de los
residuos sólidos que se producían, que en ese momento eran abandonados en diversas
zonas poco transitadas o en la costa, para que el mar con las pleamares los hiciera
955
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 14, p. 42-54.
Al mes siguiente, en octubre de 1927, todas las obras que se ejecutaban en el establecimiento
fueron suspendidas ante la precaria situación económica de la Corporación Insular que buscaba
una forma lógica de concluir el año presupuestario. Iniciándose el siguiente año, fueron
retomadas nuevamente, poniendo énfasis en las directrices establecidas por la Junta Rectora que
se centraron básicamente en la forma de pago de la obra en ejecución.
956
Ibidem, p. 216.
Se presupuestó la cantidad de 5.198,35 pesetas para la realización de la obra.
957
Ibidem, p. 316.
958
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6975; expediente nº 382.
… Dada la importancia del edificio al que se refiere y a que será imposible evitar que los desagües
del mismo lleven materias, como algodones, trapos, etc., que obstruirán forzosamente la
acometida con los consiguientes perjuicios para el Establecimiento y para la higiene creo muy
conveniente que al hacer el acople a la alcantarilla coloquen un pequeño depósito-registro antes
del empalme de la arquilla que haga que los materiales que puedan entorpecer el desagüe se
decanten y deshagan, pudiendo servir al mismo tiempo para la limpieza en caso de obstrucción en
la red de evacuación del mismo… El importe de la obra fue de 9.162,35 pesetas.
Con el paso de los años, la zona más antigua del establecimiento comenzó a
presentar problemas, que básicamente se centraban en lo obsoleto del sistema de
fontanería, tanto de abastecimiento como de desagüe. En marzo de 1939, se efectuaron
obras de reforma en la Sala de Desamparados, proyectadas por el arquitecto José
Enrique Marrero Regalado y ejecutadas por el contratista Indalecio Barbuzano y José
Padrón Afonso, cuyo coste suponía un importe de 1.726,15 pesetas959. Esta primera
fase, se vio seguida por otra que pretendía instalar una conducción única destinada a
evacuar las aguas blancas y negras, acoplándose al colector general o alcantarilla de la
Avenida Marítima. La obra, proyectada en agosto de 1939 por el arquitecto Tomás
Machado Méndez, buscaba un objetivo bien definido que se centraba en la protección
del entorno del centro sanitario: estando en la actualidad en los dos patios anteriores
desaguando en el Barranco de «Santos» y como a diario se friegan con jabón y baldean,
resulta de un efecto deplorable y antihigiénico el de ver discurrir en pleno verano por el
mencionado Barranco estas aguas residuales; como por otro lado no hay posibilidad,
actualmente, de poner servicios sanitarios en la planta baja del Hospital y en los locales
de oficinas, secretaría, despachos médicos, sala primera y segunda, médico de guardia y
sala tercera y cuarta, por estar la alcantarilla existente, que para por los patios
posteriores, a un nivel superior de los locales antes mencionada960. Se pretendía excavar
hasta obtener la rasante de la alcantarilla, realizar su conexión instalando un forjado de
tres pozos de acople y desvío con tapas de fundición de 0,70 metros y el relleno de la
zanja resultante junto a la colocación de los adoquines ya existentes. La partida que se
dispuso para tal fin ascendía a la cantidad de 4.704,84 pesetas, cuyo destajo fue
959
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes.
960
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; expediente nº 66.
efectuado por el contratista José Padrón Afonso. En septiembre de 1939 las obras
estaban finalizadas y entregadas.961
961
Ibidem.
962
CABRERA ARMAS, L.G.; HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, J. F. UNELCO. Historia de la Electricidad en
Canarias. Santa Cruz de Tenerife: UNELCO, 1988, p. 25-39.
La electricidad llega por primera vez a Canarias en 1893 a la ciudad de Santa Cruz de La Palma,
para posteriormente, al año siguiente, hacer su entrada en la isla de Tenerife por la villa de La
Orotava. A la capital, a Santa Cruz de Tenerife, llegó más tardíamente ante la falta de apoyo
popular, lo que hizo que la electrificación de la ciudad no se culminara hasta el 7 de noviembre
de 1897.
963
El desglose de la cantidad total era la siguiente: 197 pesetas y 5 céntimos por el salón alto; 292
pesetas y 55 céntimos por la correspondiente a los baños y retretes; y 455 pesetas y 80 céntimos
por el pasillo.
964
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6962; expediente nº 114.
corriente se efectúe de una acometida distinta a la que hoy existe (…) y para adquirir si
fuera conveniente, un nuevo contador especialmente destinado a este servicio.965
965
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 10; Beneficencia y Sanidad; p. 109.
966
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº7087; expediente nº 407.
967
Ibidem, p. 132-133.
Se estableció un presupuesto que ascendía a 3.569,41 pesetas.
permitan una adecuada y buena ventilación; La puerta de acceso a la Sala debe ser como
la indicada en el inciso a).968
968
Ibidem, p. 190.
969
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6982; expediente nº 40.
Se adjudica por la cantidad de 2.881,04 pesetas siendo firmado y modificado por el Ingeniero-
Director Miguel Pintor.
970
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit. p. 79-80-170.
971
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6981; Escritos y oficios que no figuran en
expedientes.
Para la iluminación del campo operatorio, la eléctrica sustituyó a la de gas, debido a que esta
última era incompatible con la anestesia por inhalación de sustancias volátiles. Fueron
numerosos los tipos de lámparas que se fabricaron, como el espejo binocular de Clar diseñada
para otorrinolaringología, la lámpara frontal de Horsley (1906), o los spots en neurocirugía. Para
potenciar al alumbrado de los quirófanos, algunos de ellos incorporaron a su estructura altos
ventanales de vidrio que dejaban pasar la luz como el de la Clínica Quirúrgica del Hospital de
Estrasburgo de finales del siglo XIX. Además, para evitar la entrada de microorganismos, los
ventanales eran continuamente regados con agua fría, a lo que se unía el aspirado del aire de la
sala, realizado a distancia por medio de tuberías ubicadas tras la cortina de agua corriente.
En abril de 1932, tras la finalización de las obras en los nuevos locales del segundo
pabellón destinado al servicio de operaciones quirúrgicas se procedió a la instalación de
la sala de esterilización anexa a la de operaciones asépticas situada al norte del nuevo
local, según los planos aprobados por la Comisión Permanente de 26 de junio de 1929,
proponiendo la posibilidad de instalar en estas nuevas dependencias el ya existente en
el Centro; pese a que la solución siempre se consideró muy interesante, ésta nunca se
llevó a cabo. La Dirección facultativa estimó, tras analizar los diferentes presupuestos,
que los ofertantes no habían interpretado los deseos del cuerpo directivo, por lo que el
28 de julio de 1932, se da un plazo de 15 días para una ampliación del proyecto
explicando con claridad los deseos de los contratantes: un autoclave vertical de 0,40 m.,
2 id. Horizontal de 0,40 m., 2 depósitos para agua esterilizada de 75 litros cada uno, 2
lavabos y una estufa de Poupinel unida a la instalación de esterilización. De los nuevos
costes presentados, se seleccionó la proposición A, realizada por la casa Drapier & Fils,
cuyo importe ascendía a 1.497 pesetas. El sistema de esterilización queda instalado
972
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6988; expediente nº 119.
Al importe del Pantostato se le debe añadir 55 pesetas más en concepto de embalaje y 8,75
pesetas para el seguro.
973
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº7001-7002; expediente nº 39.
974
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº7001-7002; expediente nº 195.
975
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 95.
976
Ibidem, p. 246-247.
977
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7028; expediente nº 212.
Se destinó una partida presupuestaria que ascendía a la cantidad de 2.101,71 pesetas.
978
Ibidem, p. 102-58.
Se solicitaron dos unidades, una para El Hospital Civil y La otra para el Hospital de la Santísima
Trinidad en La Orotava.
979
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 32.
retraso que era habitual que sufrieran las novedades que arribaban a Canarias, fueron
las causas que provocaron su tardía implantación.
El edificio del Hospital Civil, como cualquier hospital de este momento, constituyó
una estructura que precisaba de constantes adaptaciones a situaciones y necesidades
cambiantes, secundarias a los avances de la ciencia que incorporaba a la práctica médica
nuevas terapias y tratamientos como la radioterapia. Mientras Roentgen descubre los
rayos X en 1895, el primer informe del que se tiene constancia de una curación a través
de radioterapia fue en 1899, no introduciéndose en España hasta 1906 de la mano de
Celedonio Calatayud, primer médico español que la emplea en la lucha contra el cáncer.
Pese a ello, no es hasta 1922 cuando la Oncología se establece como disciplina médica,
incorporándose este tratamiento a los servicios del Establecimiento benéfico en 1931,
con la creación d el servicio de Oncología. En este mismo año, se redacta un proyecto
para la creación de un búnker destinado a la sala de radioterapia en la planta baja del
edificio. Esta estructura precisaba de un blindaje plomado que impidiera la salida de la
radiación al exterior, pudiendo causar daños a aquellos individuos que no necesitaran
esta terapia. En abril de este mismo año, se procedió a la adquisición de dos planchas de
plomo de diferentes dimensiones, una de 2,20 por 78 metros y otra de 2,20 por 40
metros, ambas con un espesor de 5 mm, para concluir con el forrado de la sala de
radioterapia del Hospital. Igualmente, y en este caso para el Servicio de Radiología, se
solicita el recubrimiento de la sala de Rayos X con planchas de plomo, así como cristal
plomado para las ventanas de las salas980. El coste de esta obra corrió a cargo del
capítulo undécimo, es decir, Obras Públicas y edificios insulares. En esta misma fecha se
solicitó la adquisición del material pertinente para la conclusión de la sala de
operaciones anteriormente citada981.
980
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit. p. 266.
981
Ibidem, p. 267-268.
982
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6988; expediente nº 134.
Además de la cabina, se procedió a adquirir material y accesorios (equipo de irradiación según el
profesor Holfelder; selector de campos, según el mismo profesor; decímetro pequeño totalizador
de Hammer; tubo diagnóstico de foco lineal, tipo WG Do.; y una válvula de diagnóstico para PO-
LIPHOS) a la Casa Siemens Reiniger Veiffa por un valor de 16.242 pesetas, a lo que fue preciso
añadir los gastos del viaje técnico, unas 650 pesetas, más el sueldo por 15 días para el montaje,
750 pesetas, en las que no estaban incluidas obras de albañilería o carpintería.
El acto de dotar al Centro con los recursos materiales y técnicos que se pudiera
precisar era económicamente muy elevado. Aparejado estaban las obras de
construcción que suponían un considerable esfuerzo difícilmente asumible por el
Cabildo insular, lo que llevó a que se planteara la gestión privada de parte del centro
mediante el arrendamiento de dependencias. La propuesta, elevada por el entonces
consejero de la Corporación insular Juan Rodríguez López, proponía lo que podríamos
denominar como la «primera intención de privatizar la Sanidad Pública en Tenerife». El
Acta recoge textualmente: (…) Consiste, pues, mi aspiración, en llevar al ánimo de los
Sres. Consejeros que constituyen este ilustre Consejo el convencimiento de que es en
extremo conveniente, que al continuar la edificación de los nuevos pabellones de los
Establecimientos de que me ocupo, se siga el criterio de destinar una parte a la
asistencia pública gratuita y otra a la creación de una clínica, donde los médicos de toda
la Isla puedan operar los enfermos pudientes, (…) y en la que queden hospitalizados
hasta la solución de la enfermedad que padezcan, debiendo a tal fin establecer
departamentos dotados de salas de operaciones con todos los adelantos modernos de la
ciencia, con cuartos unipersonales, amueblados y provistos de cuantos elementos existan
en las clínicas mejor montadas, exigiéndose el pago de estancias en la cuantía necesaria
para que el paciente no carezca en absoluto de nada y contribuya al sostenimiento del
asilo en general. Tal propuesta fue desechada y archivada.984
983
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 134.
984
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7087; expediente nº 43. Sesión de la Comisión
Permanente de 20 de enero de 1927.
985
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 14; opus cit., p. 58-77.
988
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº7182; expediente nº 124.
989
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 156, opus cit., p. 56-62.
desaparecer el tabique que las dividía, surgiendo una nueva Sala que se destina al
Servicio de cirugía a cargo del Dr. García Ramos; 4º.- La Sala nº7 que se dedicaba al
servicio anterior, se destinará al servicio de infecciosos; 5º.- Las Salas que ocupaba el
Dispensario Antivenéreo se destinan a alojamiento de enfermos distinguidos990. Al igual
que lo ocurrido años atrás, el contratista al que se confió la conclusión de las obras,
Francisco García Martín, todavía en agosto de 1936 no las había finalizado, situación que
obligó a que tanto el proyecto como el presupuesto fueran revisados por el arquitecto
Marrero Regalado991. En octubre de 1936 se procedió a la elaboración del presupuesto
de las Salas nº 8 y nº 9, encargo realizado al mismo arquitecto, quien estableció para su
ejecución un importe de 1.735,12 pesetas.992
990
Ibidem.
991
Ibidem, p. 175.
992
Ibidem, p. 186.
sustituir todos los pisos y vigas de madera, por otros de materia incombustible, así como
las escaleras, levantando el último piso del Edificio antiguo a la altura del de los nuevos
pabellones, por lo que se encargó al arquitecto Antonio Pintor la redacción de un
proyecto y presupuesto, el cual no solo incluía los establecimientos benéficos de la
Capital, sino la construcción de un cuerpo alto sobre la crujía central del edificio, en el
que se instalarían los lavaderos, baños y lavabos necesarios para el Asilo993. El mal
estado del piso de madera de la sala de la Enfermería de hombre, llevó a que se tomara
la decisión de sustituirlo por mosaicos, al igual que lo que se venía realizando en las
Salas restantes de este Departamento. Este tipo de material empleado para el
recubrimiento del suelo, se consideraba como un material que no favorecía la
transmisión de enfermedades y que permitía, con una mayor facilidad, su limpieza. La
obra fue encargada al contratista Sinesio González por un total de 3.674,40 pesetas994.
Ante la situación económica que en ese momento se vive en la Isla, la Corporación
Insular decide realizar tan solo actuaciones en la crujía sur y el cuerpo alto sobre la crujía
central, presupuestando para el primero 13.544,26 pesetas, y para el segundo un total
de 32.384,80 pesetas; la licitación pública fue ganada por el destajista Manuel Padrón
Sosa995. En diciembre del año siguiente se decidió ampliar estas intervenciones a la
Enfermería de Hermanas y al comedor de asilados en la Casa de Huérfanos,
presupuestándose un total de 10.379,99 pesetas cuyo destajo los ejecutó también
Manuel Padrón.996
A estas obras se unió la terminación de las que, en noviembre de este mismo año,
se estaban realizando en la cocina del centro. El «departamento culinario» fue siempre
considerado, desde el Medievo, de considerable importancia por las propiedades de los
alimentos, que aunque se desconocían los mecanismos, empíricamente se había
comprobado que favorecían la recuperación de los enfermos asilados. Las obras
procuraban modernizar medianamente la cocina con la incorporación de elementos que
993
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 120; p. 7.
994
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 107.
El desglose del presupuesto emitido en mayo de 1927 era: Sala de San Idelfonso, 1.246 pesetas;
Sala de San Eduardo, 542 pesetas; Sala de San Vicente, 698,80 pesetas; Sala de San Juan, 630
pesetas; y Sala de Jesús, 558 pesetas)
995
Ibidem, p. 10-39.
996
Ibidem, p. 41-58.
El edificio era un inmueble heredado del siglo XIX al que tanto el paso del tiempo
como el uso que se le daba hacían «mella en su estructura» y los materiales que lo
componían. Esta situación obligaba a efectuar pequeñas obras de mantenimiento,
unidas a las que se realizaban para la ampliación del edificio, que buscaban no solo una
imagen aceptable de la Institución, sino su perdurabilidad para proseguir con la
actividad asistencial que se prestaba. Ejemplo de ello son las obras de reforma que se
encargan para el departamento de hombres y el departamento de niñas. En 1927, en las
dependencias destinadas a los hombres, se llevaron a cabo, por el contratista Manuel
Padrón Sosa, la reforma de los baños, ya que, según se recoge en el expediente, uno es
insuficiente y el otro se halla en tan mal estado que los enfermos se retraen y no
practican el baño prescripto por el facultativo de sus Salas. El presupuesto1000, fechado el
997
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 232.
998
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 29.
El importe ascendía a 950 pesetas, del que 200 pesetas eran para 1 pieza fundida y 750
correspondían al montaje y transporte de la cocina.
999
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7065; expediente nº 363. La cámara frigorífica
presentaba las siguientes medidas: 2,20 metros de largo, 1,95 metros de ancho, 2,50 metros de
alto y una capacidad de 10,73 metros cúbicos; la antecámara: 2,40 metros de largo, 0,50 metros
de ancho, 2,50 metros de alto y una capacidad de 4,80 metros cúbicos.
1000
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6962; expediente nº 248.
1931. De los locales, proyecto del ingeniero Miguel Pintor, uno se destinaba a Sala de
Profesores y los otros tres a grados diferentes de enseñanza. Al departamento se le
asignó personal cualificado, un maestro interino, junto a recursos materiales
pedagógicos, que se unieron a los ya existentes donados por la Casa Sanz.1006
155. Proyecto de una galería Sur, Naciente y Poniente, Servicio de Farmacia, Depósito de Medicamentos,
Laboratorio, Material de Laboratorios y Servicios, entre el primer y segundo pabellón
(ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 179).
1006
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº7084; expediente nº 246.
1007
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit. p. 5.
Junto a ello, se le encarga también, la sustitución de los pisos y vigas de madera existentes por
otros incombustibles, así como las escaleras y levantar el último piso del edificio antiguo a la
altura de los nuevos pabellones de cuenta de un escrito del Negociado fecha dieciocho del
corriente mes, informando sobre el acuerdo de esta Comisión Gestora de primero de Julio último,
que resolvió realizar por administración de las obras comprendidas en el proyecto de baños y
lavabos para el servicio de los asilados.
1008
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº329.
1009
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit. p. 5.
La obras de reforma y servicio de incendios se pasaron a informe del Arquitecto, el 5 de octubre
de 1931. El importe de la obra ascendió a 3651,30 pesetas.
1010
Ibidem, p. 44.
1011
Ibidem, p. 45.
1012
Ibidem, p. 390.
1013
Ibidem, p. 333.
1014
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 11.
1015
Ibidem, p. 44-277.
1016
Ibidem, p. 366-367.
La cantidad total presupuestada era de 12.168,52 pesetas.
1017
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 277.
Se estipuló un importe de 1.315,60 pesetas.
1018
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; opus cit. p. 37.
En Acta de la Sesión ordinaria de 14 de Agosto de 1933 figura expedición de certificación por
cuatro mil cuatrocientas noventa y dos pesetas y veinte céntimos de las obras del tercer pabellón,
galerías y lavaderos de los Establecimientos de Beneficencia de esta capital por el contratista
«Compañía de Construcciones Hidráulicas y Civiles S.A.».
1019
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 375.
Ascendía a un importe de 38.201,71 pesetas (el material 17.768,24 pesetas; el de contrata a
20.433,47 pesetas).
1020
Ibidem, p. 27.
1021
Ibidem, p. 36-37.
1022
Ibidem, p. 123-124.
Se realizó la obra por la cantidad de 3.036 pesetas, atendiendo al presupuesto presentado el 24
de enero del año en curso.
1023
Ibidem, p. 215-365-369.
trabajo por el que se pagó la cantidad de 769,50 pesetas junto a la pintura y esmaltado de la Sala
del auto-clave y operaciones, por la cantidad de 983,10 pesetas y para las Salas de Desamparados
(antigua) por un importe de 769,50 pesetas.
1024
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6981; Negociado: Beneficencia; Escritos y oficios que
no figuran en expedientes, opus cit.
El desglose, según presupuesto presentado por el contratista José Sánchez Díaz para las salas de
Desamparados se dividía en: Salas nº 4 y 5 (67 pesetas), Sala nº 6 (12 pesetas), Sala de San Pedro
(12 pesetas), Sala de retretes (34 pesetas), Sala de consultorio (22 pesetas), Sala «Lorenzo García
Cifalo» (84 pesetas), Sala «Desamparados (551 pesetas) y Sala retretes y Baño Desamparados»
(26,50 pesetas).
obras fueron recibidas por el arquitecto Marrero Regalado a comienzo de diciembre del
año siguiente1025, momento en el que darán inicio las obras de ampliación de las huertas
próximas a la calle San Sebastián, que daban a la calle Huerta y Quinta, y que habían
quedado inconclusas, estando pendiente el encalado y enjalbegado del muro de cierre,
obra que se ejecutó por la cantidad de 200 pesetas.1026
El Hospital crecía al ritmo que aumentaba la población de la isla, que había pasado
de los 52.698 habitantes de 1910 a los 69.350 de 1930, lo que obligaba a que se
habilitara una mayor superficie que albergara departamentos necesarios para su
funcionamiento. En julio de 1938, el arquitecto Marrero Regalado elabora un proyecto
para la construcción de la Galería Sur, Naciente y Poniente, Servicio de Farmacia,
Depósito de Medicamentos, Laboratorio, material del Laboratorio y W.C. entre el
Primero y Segundo Pabellón. Con esta intervención se pretendía la prolongación de la
galería por el costado Sur, Naciente y Poniente del patio a enlazar con la general de las
1025
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; expediente nº 242.
1026
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7013; expediente nº 198.
1027
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 179.
1028
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 245.
1029
DARIAS PRINCIPE, A. (1985). Opus cit, p. 115.
En Canarias, como ya se ha comentado, fue el arquitecto José Rodrigo Vallabriga quien lo
introduce, incorporándolo a diferentes elementos estructurales, pero no en los muros.
1030
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; expediente nº 20.
1031
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7186; expediente nº 156.
El importe de la obra ascendió a 17.299,70 pesetas.
razones que apoyan la idea del Hospital único son unas técnicas y otras económicas ya
que solamente en Centros hospitalarios con gran movimiento de enfermos se puede
poseer todo el material preciso y la debida especialización de los edificios y la
especialización y educación del personal técnico y auxiliar, así como solo en grandes
Centros de esa clase se pueden conseguir que los gastos se reduzcan en gran proporción
con los que ocasionan los mismo servicios fraccionados en diversos y pequeños
Hospitales. La importancia que se presta a la formación del personal, las características
de la arquitectura del inmueble y la optimización de recursos, fueron temas a los que se
les atribuyó considerable importancia desde los órganos de gobierno republicanos, lo
que da testimonio de un cambio de mentalidad, más progresista, que más próxima a la
que en aquel momento imperaba en numerosos puntos de Europa. Durante la Sesión
Extraordinaria de la Comisión Permanente, fechada el 31 de diciembre de este mismo
año, se acordó pasar a debatir como Ponencia de Beneficencia, buscando un estudio e
informe sobre la situación y viabilidad del proyecto. El 26 de septiembre de 1932, se
trata nuevamente el tema en cuestión, asignando como responsable del estudio del
proyecto al consejero Pedro García Cabrera. Éste confecciona un documento donde
articula su propuesta a partir de dos puntos básicos: Primero.- Determinar si se sigue el
criterio de un Hospital Central en esta Capital, y Hospitales de urgencias ó Casas de
Socorro en el Interior. Segundo.- Tomar acuerdo sobre si permanece el Asilo y la Casa
Cuna en el Hospital ó en edificio aparte. Con esta proposición, no solo se centralizaba la
asistencia en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, estableciendo pequeños centros para
asistir aquellos casos urgentes, sino que se plantea la posibilidad de crear
establecimientos independientes que asumieran determinados departamentos o
especialidades.
1032
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6983; expediente nº 50.
apoya los planteamientos que hasta ahora se habían establecido, pero incorpora un
nuevo matiz, respetando los actualmente establecidos1033. Todo esto nos deja bien claro
que desde comienzos del siglo, rondaba la idea de que la asistencia insular precisaba de
una nueva reorganización que centralizara los recursos sanitarios.
1033
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 358.
1034
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 256.
1035
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 54.
Hospicio de San Carlos fue instituido el 20 de enero de 1785, por Miguel de la Grúa
Branciforte, Marqués de Branciforte de los Príncipes de Carini y Comandante General de
las Islas Canarias1036, uniéndose al Patronato de esta obra benéfica, tanto seglares como
clérigos1037, admitiendo la presencia de estos últimos por pura «necesidad formularia»;
junto a la existencia de la figura del obispo, se encontraba la de dos clérigos que
suministraban ayuda espiritual a los enfermos ingresados en el Hospicio, Pedro Ortiz y
Pedro de Murga. Su finalidad se articulaba a partir de dos premisas, la atención a
militares ancianos y acoger a todos aquellos pobres seniles de los dos sexos, objetivos
que después no se llevaron a la práctica.1038
1036
ALAMO, N. El marqués de Branciforte. Las Palmas de Gran Canaria: Ed. Néstor Álamo, 1945, p.
5.
1037
Situación que se recoge en el artículo 3º de sus Estatutos: Siendo esta institucion meramente
laycal, bajo la direccion del Comandante General, y protaccion del Ylmo. Obispo, el primero hara
los nombramientos de Socios, en aquellos caritativos patriotas, que hayan contribuido y
contribuyan para tan piadoso fin, y en los demas que solIciten su ingreso de toda la Provincia;
pues su autoridad es unicamente lo que puede obligar, y estimular, a que sin el menor interes, y
obrando solo por celo y caridad se tomen el trabajo, que se les distribuirá para el fomento y
asistencia de las casas de misericordia.
1038
ROSA OLIVERA, L. DE LA. Prontuario de lo que se ha de observar por ahora, en el RI. Hospital
de San Carlos de las Yslas Canarias, interin se arreglan los estatutos combenientes para esta, y las
demás casas de misericordia que se hayan de erigir… El Museo Canario, Año VIII, nº 21-22. Las
Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, enero-marzo, abril-junio 1947, p. 103-104.
1039
Ibidem, p. 105.
que lo es de la misma clase, Dn. Josef de Carta. Para el Govierno interior del Rl. Hospicio,
y demás que se expresará al Admon. Principal de Tabacos Dn. Luis Pellicer, Dn. Fernando
Piar, Dn. Tomás Zubieta, y Dn. Tomas Cambreleng, con el carácter de tales Socios, cuya
cabeza es el Comandante G[eneral]. Para la solicitud de limosna en Santa Cruz de
Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, se nombran a los socios Fernando Piar y Tomás
Zubieta, mientras que para el resto de los pueblos de las Islas se nombrarán personas de
las más principales por Socios que serán en cada uno dos Regidores: dos de la Sociedad
Económica, dos Eclesiásticos condecorados; dos Militares de graduación o del Ministerio
político autorizado, donde los huviere: dos comerciantes, y a mas soliciten su Ingreso.1040
Estaba ubicado en una casa alquilada a José de Guezala1041, que llegó a alojar, en
su primer año de fundación, un total de 99 personas de ambos sexos. Eran asistidos,
como era costumbre en esta época, por dos custodio-celadores para cada sexo,
Domingo Alonso y Antonia Bento. Los pacientes allí alojados, ejecutaban manufacturas
textiles, así como de repostería, que eran remitidas a las Indias. Su rendimiento era tal,
que como nos cuenta Poggi y Borsotto, ... ascendiendo á tanta cantidad su producto que
suplía la mayor parte de la manutención, teniendo un sobrante de seis mil duros que
después se pusieron a rédito en varias casa de comercio de esta Capital, recojiénolos
luego para la fábrica de la Recova vieja.1042
1040
Ibidem.
1041
Aunque poseía casa propia que había sido alquilada al cuartel.
1042
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 92.
Las formas de aislamiento más antiguas conocidas son las que aparecen
mencionadas en la Biblia, en el libro del Pentateuco, que recoge algunas
recomendaciones para evitar el contagio de lepra. A partir del siglo XIII, con las grandes
epidemias de peste que asolaron Europa, toma su máximo auge. El nombre de
«cuarentena» se tomó del tiempo que se estimó necesario para aislar a los apestados
1043
Conforme al reglamento instaurado por el marqués de Branciforte.
1044
El promedio de ingresos anuales era de 150 cuyo precio era de 8 reales al día.
1045
El 7 de noviembre de 1826, una tempestad dañó seriamente la casa que servía de cuartel. La
falta de interés y fondos por parte de Ayuntamiento de Santa Cruz para su arreglo, llevó a que el
Capitán General se decidiera por su enajenación.
del Medievo, cuarenta días, atendiendo al periodo de tiempo que Jesús pasó en el
desierto. Médicamente se establecieron dos tipos, uno de cuarenta y otro de ochenta
días, que venían mediatizados por la gravedad de la enfermedad y por el país en el que
ocurría la enfermedad. Históricamente algunas ciudades costeras con puerto habían
venido habilitando establecimientos para poder aplicar tanto la cuarentena como la
observación a embarcaciones y personas procedentes de otros «países contaminados o
sospechosos de contagio». El habitáculo habitualmente se cercaba, ubicándolo en zonas
aisladas de los núcleos poblacionales, próximos al mar y bien ventilados, con cercanía a
un hospital. El edificio, de sencilla tipología pero espacioso, estaba destinado al
alojamiento tanto de los enfermos como a albergar las mercancías procedentes de los
«barcos sospechosos», ventilando y purificando lanas, algodones, y tejidos de toda
especie. Para su comunicación con el exterior, se estipulaba una conveniente separación
que evitara el contagio, colocando rejas dobles o dispositivos semejantes, que permitía
un «contacto en la distancia». A todo ello, se unían espacios amplios con jardines y
zonas boscosas, que favorecían la presencia de aire limpio y la eliminación de los
miasmas.
... un cercado de pan sembrar y arrifes situados donde llaman El Calvario, en esta
jurisdicción, lindando por el Norte, con el camino y muralla que conduce al
Barranco hondo; por Poniente, con tierras que fueron de José Camacho; y por
1047
ambos lados, las que pertenecen a Francisco Pérez...
1046
La compra efectuada en 17 de julio de 1772, se realizó ante el escribano Bernardo José Uque,
y la realizada al día siguiente ante José Francisco Pérez Riverol.
1047
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 102.
159. Anónimo: Fachada del Lazareto de Santa Cruz de Tenerife (ca. 1880).
1048
Además era Comandante General de las Islas Canarias y presidente de la Junta de Sanidad.
General el 4 de junio de ese mismo año, y ante la pésima praxis llevada a cabo en este
recinto sanitario, toma la decisión siguiente: que componga la Diputación de sanidad de
Santa Cruz de Regidores de la Ciudad de la Laguna que residan en este Puerto; que se
den las boletas de salud con conocimientos de S. E. para evitar los perjuicios que
experimentan las embarcaciones en las demoras de subir á la Laguna á solicitar dichas
boletas; y que los cuatro ducados antiguos que se exigen por los derechos de visita de
sanidad se destribuyan en la forma siguiente: veinte reales á la Diputación, diez al
Escribano que la autorice, igual cantidad al Médico, que precisamente debe concurrir, y
los veintiseis restantes los manda conservar para ciertos gastos1049. Para dotar de un
edificio de degredo, se escogió el que Bartolomé Antonio Montañés y Matías Rodríguez
Carta, que mandaron a construir años atrás, arrendándolo por 360 reales de vellón
anuales1050. Este Lazareto de Observación, fue comprado el 7 de noviembre de 1842,
ante el escribano Rafael Martín Fernández, por la cantidad de 22.000 reales de
vellón1051, para realizar al año siguiente las consiguientes reparaciones que costaron 952
pesos, 1 real de plata, y dos y medio cuartos.1052
1049
Ibidem.
1050
Existe constancia de que el alquiler ascendía a 1.500 reales de vellón en 1842.
1051
ENCINOSO HERNÁNDEZ, A. Guía del forastero. Santa Cruz de Tenerife: Tipografía de Juan Sanz
Cartanya, 1930, p. 14.
1052
Las reformas y reparaciones se sucedieron casi de manera constante: 1847, 1851 y 1861
(costó 143946 reales de vellón y 48 céntimos).
1053
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 104.
1054
Se le asigna la finalidad de «observación» en 1860, por una Real Orden de 11 de septiembre.
1055
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, 1979; p. 159.
1056
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 16 de septiembre (nª3776) de 1890.
1057
El Independiente (Santa Cruz de Tenerife), 28 de mayo de 1901.
1058
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, 1979; p. 158-159.
Pasó a dársele utilidad ajena a la que durante años se le había otorgado: depósito del consistorio
capitalino.
En 1771 fue fundado el Hospital Militar por el Comandante General Miguel López
Fernández de Heredia en dos casas alquiladas, ubicada en la esquina de la calle San
Francisco con la calle que bajaba hacia la muralla1059. Unos años más tarde, se planteó la
construcción de un recinto para albergar esta institución, para lo que se adquirieron
terrenos por el Estado el 26 de diciembre de 1776 en virtud de escritura otorgada por el
Presbítero Antonio Rodríguez Padilla, como albacea testamentario de José de la Mota,
ante Vicente Espou de la Paz, Escribano público y Oficial mayor de Indias por la cantidad
de 2.825 reales vellón 17 maravedís1060. Su construcción, iniciada en el mismo año de la
adquisición de los terrenos y concluida en dos años después, era de pequeñas
dimensiones y precaria, con una marcada desatención a la higiene y las condiciones
precisas para la «correcta» recuperación de los enfermos. Tanto las obras del edificio,
como del pequeño cementerio contiguo, fueron ejecutadas por el Capitán de Infantería
Juan Güinther y revisadas por el Teniente Coronel Andrés Amat de Tortosa, atendiendo
a las órdenes del Gobernador y Comandante General de las Islas Canarias, Eugenio
Martínez Alvarado, Marqués de Tabaloso. Su construcción fue sufragada con el
desembolsó que realizó este personaje, contando en sus orígenes con una capacidad de
92 camas y un movimiento de ingresos poco importante.1061
1059
Una de las casas pertenecía a los Herederos del Teniente Coronel Manuel de Cámara y Brito y
la otra a los herederos de Matías Boza de Lima.
1060
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 84.
1061
Entre los años de 1858 y 1862 ingresaron un total de 538 pacientes, presentando una
mortalidad de 5.6 %.
1062
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 84-85.
1063
Ibidem.
La distribución del Establecimiento era la siguiente: Sala de San Pedro con 907 metros
cuadrados, 24 camas y medidas de 33,3 metros de largo por 5,8 metros de ancho y 4,7 metros de
alto; Sala de Nuestra Señora del Carmen con 425 metros cuadrados, 14 camas y medidas de 14,7
metros de largo por 5,9 metros de ancho y 4,9 metros de alto; Sala de San Fernando con 567
metros cuadrados, 17 camas y medidas de 19,4 metros de largo por 6,1 metros de ancho y 4,8
metros de alto; y la Sala de San Carlos con 820 metros cuadrados, 31 camas y medidas de 33,9
metros de largo por 5,9 metros de ancho y 4,1 metros de alto; y la sala destinada a Oficiales con
301 metros cuadrados, 6 camas y medidas de 15,6 metros de largo por 4,5 metros de ancho y 4,3
metros de alto.
1064
RIERA, J.: Planos de Hospitales Españoles del siglo XVIII; Actas Histórico-médica Vallisoletana;
Ediciones del Seminario de Historia de La Medicina; Valladolid; 1975. Plano y alzado del Hospital
Militar de Santa Cruz de Tenerife, por Juan Guinther, año 1779. Escala de 100 mm. las 20 varas,
realizado en tinta y colores al aguado. Presenta explicación de este. Tamaño de 355x484 mm. y
recuadro de 315x443 mm. Documento del Archivo General de Simancas, Sección Guerra
Moderna, legajo 2441. Plano en Archivo General de Simancas, Sección M.P. y D. XIII-63.
1065
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 81.
1066
Ibidem, p. 81.
1067
Duraron hasta 1891, fecha en la que se concluyó tras instalar la gran escalinata y la verja de la
entrada.
1068
BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit, p. 171.
A excepción de la sala de San Pedro que se destinó a cocheras del nuevo edificio de Capitanía.
1069
Será otorgado gracias a la Real Orden de 3 de agosto de 1875. En 1881, el Ayuntamiento
solicita la permuta de los terrenos de la plaza mediante la Real Orden de 18 de junio, otorgándole
por unos terrenos situados en el testero posterior del nuevo edificio de la Capitanía General no
pudiéndosele dar otro fin más que el de espacio público destinado al ocio de los santacruceros.
Así mismo, cedió a la Capitanía los solares precisos para la construcción del nuevo edificio
hospitalario militar, costeando el alojamiento de los militares enfermos hasta la conclusión de las
obras de edificación; a estas concesiones se le agregó el suministro de materiales para la
construcción del nuevo palacio militar.
1070
R.O. manuscrita de aprobación del proyecto definitivo para el Hospital Militar de Santa Cruz
de Tenerife fechado el 15 de noviembre de 1881. A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª, Legº
695. Extraído de: BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003): Opus cit. Anexo documental.
1071
El edificio antiguo se desaloja completamente a comienzos de febrero de 1879, efectuándose
un acto solemne al que asistió la población y autoridades eclesiásticas, civiles y militares.
Segovia, apuntan hacia otro personaje diferente como deja claro en su tesina Ana Mª
Benedicto Justo1072.
La traza primigenia del edificio del Hospital Militar se articulaba a partir de cinco
crujías: una central inserta en una planta rectangular, resultado de las cuatro restantes.
De esta manera, se constituían dos grandes patios en los que se ubicaba un pabellón por
cada uno de ellos, perpendiculares a la crujía transversal, muy en la órbita de la tipología
claustral, ya exiliada de la arquitectura hospitalaria, salvo casos excepcionales1073. Tras
un examen exhaustivo del anteproyecto, fue la Junta Superior Facultativa del Cuerpo de
Ingenieros la que consideró que la distribución carecía tanto de las mínimas condiciones
higiénicas (ventilación y luz) como de capacidad (número de enfermos)1074. Una R.O. del
14 de abril de 1880 modificó el anteproyecto eliminando las crujías perpendiculares a la
fachada principal que cerraban el rectángulo, comunicando la crujía del fondo (lugar
donde se destinado al alojamiento de los sanitarios, la cocina y la botica) y la fachada
principal, y suprimiendo los cuerpos de edificios que por los lados mayores del patio, lo
que le daba a la planta una «forma de espina de pescado». Además ubica la sala de
reconocimientos en un lugar del edificio diferente con el indicado objeto de no impedir
la comunicación del aire y se aumenta la altura de la edificación que se deja entre los
pisos de la parte cubierta y la descubierta o patios, excepto en la parte estrecha de la
crujía del fondo1075. El 1 de junio de ese año, se dio comienzo a las obras de edificio, de
la mano del ingeniero Salvador Bethencourt. El proyecto en cuestión no fue fiel a las
pautas marcadas en la R.O. del 14 de abril de 1880, aunque si suprimió las crujías
1072
Opus cit, p. 172.
Tanto de los planos como del primigenio establecimiento, además de la dirección de la ejecución
del edificio.
1073
El 29 de marzo de 1880 fue enviado a Madrid por el Director General de Ingenieros el
anteproyecto del inmueble.
1074
Memoria descriptiva del proyecto del Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife, firmado por
Salvador Bethencourt y examinado por Tomás Clavijo. Proyecto remitido aprobado por R.O.
fechado el 15 de noviembre de 1881. A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª, Legº 695. Extraído
de: BENEDICTO, A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
Los cuatro pabellones, presentes en el anteproyecto, no presentaban la independencia y
aislamiento necesarios (enlazaban con las galerías de las crujías y con las salas de presos).
1075
Memoria del Proyecto para la Construcción del Hospital Militar (proyecto primitivo).
Consultar R.O. fechado el 14 de abril de 1880, con las bases de las modificaciones a incluir en el
anteproyecto del hospital, dirigido al Director General de Ingenieros. A.G.M. Segovia, Sección 3ª,
División 3ª, Legº 695. Extraído de: BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
perpendiculares a la fachada principal y los cuerpos de edificio que unían las cuatro salas
entre sí y a la crujía del fondo, eliminando la forma rectangular de la planta1076,
aumentando el tamaño de éstas, situación que favoreció considerablemente el aumento
del número de alojamientos y la conservación de la orientación del primer diseño que
atendía al «aire circulante» del nordeste, considerado de especial interés para la
recuperación rápida de la salud de los individuos enfermos.
1076
Memoria descriptiva de la reforma del anteproyecto del Hospital Militar de Santa Cruz de
Tenerife, sin que la reforma se haya ceñido estrictamente a las bases ya citadas. Plano adjunto:
planta alta y perfiles, planta baja, presupuestos de la reforma de 249400 pesetas fechado el 10
de octubre de 1880. A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª, Legº 695. Extraído de: BENEDICTO
JUSTO, A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
El 10 de octubre de 1880 bajo la supervisión de Tomás Clavijo el proyecto es firmado por
Salvador Bethencourt, con un presupuesto estimado de 249.400 pesetas.
1077
Esta nueva construcción estaba compuesta de una doble crujía y dividido por tabiques de
hasta 40 centímetros de espesor, que favorecía el aislamiento y reclusión de los individuos que se
alojaban en ella.
1078
En el primer proyecto se establecen un número superior de galerías que desaparecen para
procurar un aumento del tamaño de la superficie de los patios, mejorando considerablemente la
ventilación del recinto. Además se atiende al ancho de las que se proyectan, estableciendo un
tamaño no superior a los 2 metros. Las entradas a estos corredores estaban cubiertas.
testero posterior. Junto a estas dependencias, se instaló la botica, situación que conllevó
un aumento del tamaño de la crujía que no se contemplaba en el proyecto original1079.
Todas estas alteraciones llevaban a que el pabellón C quedaba desprovisto del almacén,
las salas de operaciones y balneario, dependencias presentes en el proyecto primero.
Para dar existencia a estos departamentos, se procuró una crujía doble.
1079
La remodelación del proyecto atendía a un aumento del número de vanos, hasta trece, y la
habilitación de una pequeña salida a la capilla, lo que daba una capacidad más regulara ésta.
1080
Escrito de Vidal Abarca al Director General de Ingenieros defendiendo el anteproyecto de
Salvador Bethencourt y cuestionando las soluciones dadas en las bases prescritas por la R.O.
fechada el 18 de octubre de 1880. A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª, Legº 695. Extraído de:
BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
... Y aún cuando las citadas bases para la reforma del anteproyecto fueron prescriptivas, y por lo
tanto indiscutibles, cúmpleme sin embargo, manifestar que la solución presentada para
satisfacerlas tiene en mi concepto los inconvenientes de disminuir la capacidad para la
enfermería, de hacer que el servicio de la misma se haga en parte al descubierto y de aumentar el
presupuesto ; y que la supresión de las crujías perpendiculares a la fachada, si bien permite mayor
circulación del aire, priva al interior del edificio de la defensa contra los vientos menos favorables
para la salud y más intensos en esta localidad. Además la crujía de fachada, que consta de dos
pisos, queda sin enlace en el superior, lo cual constituye un defecto de buena construcción.
Respecto a la separación de los pabellones enfermerías sabido es que está indicada la de una vez
y media su altura, pero este límite no es tan absoluto que impida disminuirlo en beneficio de otras
conveniencias cuando se tienen en cuenta la situación despejada y dominante del edificio, su
orientación y las circunstancias del clima para que la ventilación sea proporcionada al número
reducido de enfermos (17 cada pabellón) y no ... ni obtenida por medio de corrientes perjudiciales
siempre a la salud.
1081
Este aumento del tamaño de la superficie de la Capilla del recinto hospitalario, que pretendía
aumentar el aforo, conllevaba usar parte de la galería que le corresponde a su frente, situación
que dificultaba considerablemente el paso por la zona cubierta.
1082
Opus cit, p.176.
1083
Documento de la Subinspección de Sanidad Militar que informa sobre las condiciones del
solar cedido por el Ayuntamiento para la construcción del hospital. Plano adjunto fechado el 20
de marzo de 1879.
Documento de la Subinspección de Ingenieros informando sobre superficie del solar: forma de
trapecio «cuyas bases paralelas son de 97 m. y 61,2 m. y de altura 66,5 m., componiendo una
superficie de 5263,48 m.» fechado el 14 de abril de 1879.
Documento del alcalde notificando la rasante de la prolongación de la calle de Iriarte: 1,12 % de
desnivel hasta término de la prolongación, fechado el 23 de agosto de 1879.
Todos ellos en A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª, Legº 695. Extraído de: BENEDICTO JUSTO,
A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
circulación cubierta, impulsado por la Escuela Inglesa, donde el primer hospital que
asume esta tipología fue el de Blackburn en Manchester en 1870, y, poco después, el
John Hopkins de Baltimore en 1880.
Si atendemos a los planos del edificio orientado entre dos planos de situación, el
primero (perímetro trapezoidal P,R,G,M) se encuentra elevado 4 metros sobre el
segundo, es decir R,S,T,G. Sobre el lado M,J del primer trapecio en una longitud de 66,60
metros se establecía una crujía de 5,40 metros de ancho por 5 metros de altura interior,
con cerramiento en cubierta en forma de azotea, lugar destinado a las dependencias
accesorias del hospital, tales como cocina, despensa, baños, botica, alojamiento de
sanitarios, sala de operaciones, e incluso la propia capilla. Tanto las letrinas como las
caballerizas, se ubicaron en la prolongación N,P, junto al depósito de cadáveres y sala de
autopsias, con una anchura de 3,4 metros y 4 metros de altura interior, intentado así,
aglutinar todas aquellas dependencias sépticas en un punto del establecimiento.
Superpuesta a esta planta, se disponían cuatro pabellones iguales de considerables
dimensiones: 27,6 metros de longitud por 7,80 metros de anchura y 5 metros de altura
hasta la solera con un cerramiento en cubierta de teja a dos aguas; cada uno de los
pabellones se distribuía en dos salas de enfermería. Todos y cada uno de estos
pabellones, separados por sus cabeceras, formaban un paso central de 10,50 metros de
anchura, la de sus costados una calle de 6 metros, y la de los que unían a la crujía del
fondo con ésta, un patio de 9 metros de latitud. La prolongación del pabellón C se
destinaba a presos y locos; sobre el plano inferior, se elevaba la crujía principal de dos
pisos, con una anchura de 4,80 metros y alturas interiores de 4 metros en el piso bajo y
de 5 metros en el principal, con cubierta de azotea. Este cuerpo de edificio estaba
destinado principalmente a almacenes y oficinas y constituía la «calle de suministros».
Tanto los lavaderos y portería como los jardines y el cuerpo de guardia estaban ubicados
en el resto del solar, con un cerramiento por el lado sur con un muro de cerca, y con
verjas por la fachada principal y el costado norte.
Los pabellones aislados presentaban cada uno de ellos dos salas separadas por un
vestíbulo, contemplando la existencia de una habitación para enfermo que pudieran
precisar aislamiento, además de otra para el cabo de sala, dos letrinas y un cuarto
destinado a las herramientas de limpieza. Cada sala poseía entrada independiente y era
autónoma, de igual manera que el resto del servicio, realizándose por los pasillos
laterales. Con respecto al aire, las ventanas dispuestas en el paramento de los muros de
Para evitar un contacto directo con los patios que podía favorecer la posibilidad de
entrada en el recinto sanitario de los miasmas, los pisos de los pabellones se dispuso
elevar a una altura de 0,85 metros sobre éstos, salvándose el desnivel con tres
escalones, a lo que se unía la pendiente de la acera de las galerías y el resalto del
sardinel sobre el patio. Con respecto a las comunicaciones, éstas tienen lugar por las
debatidas galerías de 2 metros de anchura y 4 metros de altura, que constituían las
«calles asistenciales», sustentadas por columnas de hierro; la ubicada en el segundo piso
de la crujía principal presentaba un cerramiento acristalado en todo su desarrollo. La
escalera principal comunicada con la entrada principal que constituía la «calle
principal». Era de pendiente cómoda, se construyó en sillería con cuatro ramales,
peldaños de piedra basáltica y hierro forjado en barandilla-pasamanos; en
contraposición, para las de servicio se empleó madera, uniendo la galería del piso bajo
en la crujía de fachada. Por último, destacar el empleo de una solución de caracol para la
escalera que daba acceso a la azotea, cubierta con un torreón ochavado.1085
1084
Ibidem, p. 176.
1085
Ibidem, p. 177.
1086
R.O. del 30 de diciembre de 1878.
1087
Claro ejemplo de esta discontinuidad en los trabajos realizados en el Hospital, son los
comentarios recogidos en la memoria de la Comandancia de Ingenieros sobre obras y servicios
(año 1883-84) donde se reconoce la paralización de las obras entre octubre de 1883 y mayo de
1884, atendiendo a la falta de una inversión de 25.402 ptas.
1088
Memoria descriptiva de la reforma al proyecto de Hospital Militar fechada el 18 de
septiembre de 1891 y firmada por Salvador Bethencourt. A.G.M. Segovia, Sección 3ª, División 3ª,
Legº 695. Extraído de: BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit. Anexo documental.
Según se expone en la Memoria de la reforma al proyecto fechada el 18 de septiembre de 1891 y
rubricada por Salvador Bethencourt, el entarimado de pino fue sustituido por mosaicos y el
envigado de pino-tea por relleno de piedras basálticas.
1089
El Capitán General Weyler fue uno de los grandes promotores de la recaudación de fondos
para la ejecución de la obra, situación que fue perenne durante toda su estancia en las Islas.
Galcerán1090. Esta política de reciclaje ocasionó que poco a poco el hospital adquiriera
una «morfología laberíntica» que traicionaba el sentido de unidad proyectado
originalmente por el ingeniero Salvador Bethencourt Clavijo.1091
Tras la finalización de las obras de construcción del hospital, a los pocos años, en
1900, se iniciaron obras para la reforma en la crujía posterior ubicando en ella el Servicio
de Farmacia junto a las dependencias accesorias. Esta iniciativa se llevó a cabo ante lo
inadecuado del lugar en el que se encontraba en ese momento, no favoreciendo las
actividades propias de la botica, como eran las de elaboración, dispensación y
1090
Véase Anexos Documentales. Sección HOSPITAL MILITAR (listado de proyectos acometidos
por la Comandancia de Obras de Santa Cruz de Tenerife, entre 1900-50).
1091
R.O. de 12 de abril de 1899.
Entre abril de 1899 y mayo de 1902, la Comandancia Principal de Canarias estuvo a su cargo tras
adquirir la condición de coronel, a lo que se unió el cargo en la Sección de Reserva del Estado
Mayor General del Ejército. Cesa en el cargo para ingresar en la Sección del Estado Mayor
General del Ejército como General de Brigada, concediéndosele la Gran Cruz del Mérito Militar
con distintivo blanco mediante el Real Decreto del 4 de marzo de 1903, estando a cargo de la
Sección de Reserva del Estado Mayor General del Ejército hasta el 24 de abril de 1914, año en el
que murió.
1092
La galería general de la crujía posterior servía de paso para acceder al almacén, la botica o el
laboratorio, situación que no favorecía a las actividades propias de la Farmacia.
1093
La R.O. de 10 de abril de 1900 permitió la colocación de un asta de bandera en la fachada
principal del hospital. El proyecto fue firmado por el Maestro de Obras Manuel Arroyo,
examinado por Juan Fernández Shaw y Bethencourt el 27 de septiembre de 1900, aprobado en
R.O. 30 octubre del mismo año.
1094
R.O. 7 de febrero de 1900 y plano del solar donde se ubicó. Apéndice documental, nº 27.
1095
El primer escarpe del Barranco de Santos, adosado al pabellón de locos y presos, en el
costado sur del edificio del Hospital, fue donde se construyó el local destinado a cocheras,
levantándola sobre el terraplén unos tres metros, para alcanzar la altura del edificio hospitalario
uniéndolo con éste por medio de una rampa. El acceso se le dio por la calle Iriarte, con un vano
de dimensiones considerables que facilitara un fácil acceso.
fueron supervisadas tanto por el Ingeniero Comandante Juan Fernández Shaw como por
el Coronel Comandante Principal Salvador Bethencourt.
Con el paso de los años el poder militar en la Islas procuró conservar en todo
momento la idea con la que se había gestado el edificio hospitalario. Se consideraba de
suma importancia crear y mantener una estructura arquitectónica que favoreciera al
mínimo la posible proliferación de microbios. Para lograrlo, se efectuaron pequeñas
intervenciones en las letrinas, salas para oficiales presos y dementes, una habitación
para el Oficial de Guardia y la construcción de una sala de operaciones. El encargo se le
hizo al maestro de obras Manuel Arroyo, el 17 de agosto de 1900, con un presupuesto a
cargo del material de ingenieros de 28.370 pesetas, siendo firmado por José Espejo
Fernández el 19 de abril de 19011096. En el proyecto se manifiesta la preocupación por
aunar los avances de la ciencia en el campo médico con los conocimientos de la
arquitectura e ingeniería:
…entre todas las armas de combate esgrimidas contra el terrible y común enemigo de
todo operado, la medicina había de llamar a las puertas de todas las ciencias
humanas, y pedir a la del Ingeniero recursos suficientes, con que agregar al arsenal
ya existente nuevos elementos para garantizar el éxito y obtener la victoria. De ahí el
apoyo que todo constructor, todo Ingeniero debe dar a la medicina, haciendo un
estudio detenido y concienzudo de las soluciones que debe adoptar... y si esto que
decimos es común y aceptable a cuantos dedicados a la arquitectura o Ingeniería
proyectan edificios nosocomiales, aún más particularmente incumbe en su estudio al
1097
Ingeniero Militar….
Para las salas destinadas a oficiales presos y dementes, se dispuso una solución,
situada en el patio central del edificio, que comprendía dos celdas de 9 metros cuadrado
cada una, ampliándose el departamento de locos de tropa, en el patio comprendido
entre aquel y una de las salas de enfermos. Para el Cuerpo de Guardia de Oficial, se
aumentaron los dos pabellones de la entrada por el lado contrario a la entrada principal,
demoliendo el muro del fondo y respetando en la nueva construcción todos los detalles
arquitectónicos y constructivos ya existentes.
1096
Proyecto recogido en la R.O. 15 de abril de 1902.
1097
Véase Anexos Documentales. Sección Hospital Militar (listado de proyectos acometidos por la
Comandancia de Obras de Santa Cruz de Tenerife, entre 1900-50).
1098
El R.D. 18 diciembre de 1901 establece la creación de este servicio de desinfección militar y la
compra de dichas estufas, siendo aprobado, mediante la R.O. 7 mayo de 1902 el programa de
necesidades.
1099
Este proyecto aparece firmado por el Comandante Antonio Gómez de Tejada con el visto
bueno del Coronel Comandante Ángel Rosell el 31 de diciembre de 1903, fue aprobado por R.O.
del 22 de marzo de 1904. Véase Anexos Documentales. Sección HOSPITAL MILITAR (listado de
proyectos acometidos por la Comandancia de Obras de Santa Cruz de Tenerife, entre 1900-50).
tres filtros Chamberland sistema Pasteur de tres bujías, que no eliminaban los gérmenes
que portaba el agua de abastecimiento1100. Costó un total de 895,70 pesetas, sufragadas
por el fondo de entretenimiento de la Comandancia; el proyecto fue firmado por Sixto
Laguna el 20 de julio de 1906, siendo ratificado por Ángel Rosell.1101
1100
Opus cit., p. 183.
Este tipo de filtro fue inventado en 1893 por Mirán y Parnós, obteniendo el Premio Montyon de
la Academia de Ciencias de París. El cambio de sistema se recoge en la R.O. de 29 de mayo de
1905.
1101
R.O. de 31 de agosto de 1906.
1102
En este momento, la luz era considerada fundamental para la recuperación de los enfermos,
situación ya descubierta desde el siglo XVIII por los médicos franceses quienes empleaban esta
terapia para las infecciones de piel.
1103
Véase anexos documentales, sección Hospital Militar. Véase Anexos Documentales. Sección
HOSPITAL MILITAR (listado de proyectos acometidos por la Comandancia de Obras de Santa Cruz
de Tenerife, entre 1900-50).
1104
Podemos encontrar las características de esta intervención en la R.O. 25 de septiembre de
1915, donde se nos dimensiona: 4 metros que favorecía la instalación de las diferentes
dependencias necesarias.
quirúrgica» comenzó tímidamente desde inicios del siglo XIX, en 1822, cuando se decide
crear un quirófano unido a la sala de recuperación, en el Hospital Santo Tomás en
Southwark (Londres). Posteriormente, Florence Nightingale generalizará esta práctica,
agregándose a este departamento los sistemas de esterilización tras los descubrimientos
de Joseph Lister en 1865, y la sugerencia a los médicos de los hospitales militares de
hervir el instrumental y los vendajes, formulada por Louis Pasteur en 1871. En la crujía
norte se decidió la instalación de los laboratorios de análisis clínico, y para la sur, la sala
de rayos X, atendiendo a las directrices establecidas en el proyecto emitido por el
capitán Manuel de León.1105
1105
Véase Anexos Documentales. Sección HOSPITAL MILITAR (listado de proyectos acometidos
por la Comandancia de Obras de Santa Cruz de Tenerife, entre 1900-50).
1106
BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit, p. 189.
pendiente de 31º con escalera que arrancaba de una de las ventanas de los locales
aislados y terminaba en el local destinado a vestíbulo….1107
1107
Opus cit., p. 184.
1108
Recibe su aprobación mediante la R.O. de 22 de octubre de 1915.
1109
R.O. de 9 marzo de 1918.
1110
R.O.C. de 23 de abril de 1902.
Civil y las obras de prolongación del muelle sur que dieron comienzo a partir de 1911,
entre otras, así como el escaso número de empresas que pudieran asumir la obra, lo que
llevó a que se efectuaran por gestión directa con iguales condiciones modificándose tan
solo su precio.1111
1111
La R.O. de 9 de diciembre de 1918 establece el sistema de gestión directa, dentro de los
precios unitarios y condiciones que sirvieron de tipo para la subasta, aprobándose el presupuesto
por gestión directa de 89.150 pesetas que asumen los Servicios de Ingenieros.
1112
Recientemente se había producido un aumento de plantilla en la guarnición.
el comedor, el almacén de ropas o ropería y oficina para la Sección Sanitaria; dos cuartos
para el servicio de sanitarios, una sala para material quirúrgico, un archivo para las
oficinas de sanidad, dos pabellones para 25 camas y un pabellón para el administrador.
Queda de manifiesto que del hospital se procuraron alejar aquellas dependencias que
pudieran ocasionar infecciones o contagios como la cuadra, el depósito de cadáveres o
el estercolero, para los que se habilitaron dependencias para tal fin.
1113
En R.O. del 9 de agosto de 1924. Los informes fueron emitidos el 3 y 17 de septiembre de
este mismo año.
1114
A partir de diciembre de 1924, la guarnición disminuye quedándose en 736 hombres,
situación que justifica la modificación del proyecto de ampliación que se materializa en la R.O. de
6 de mayo de 1925.
frente, el del Farmacéutico, y sobre éste el del Capellán; o por la otra, se manifestaba
partidario de la construcción de un hospital de nueva planta, ya que, aunque se
efectuaran mejoras, no se podrían cumplir las condiciones que un nosocomio moderno
exigía, ni las señaladas por las instrucciones para redactar proyectos de hospitales
aprobadas por R.O.C. del 22 de noviembre de 1924, proponiéndose su ubicación entre la
línea que unía las golas de las baterías de San Carlos y María Cristina y la carretera de la
costa, lugar bien orientado y aireado por los vientos del nordeste1115. Leopoldo de Mena,
Capitán General de Canarias en ese momento, se decanta por la primera propuesta
según consta en un informe que remite al Ministerio de la Guerra el 20 de agosto de
1925.1116
El otro gran momento, durante el periodo que se está abordando, ocurrió con la
ampliación del edificio que se produce en la década de los 40 del siglo XX, y que venía
motivada por las características geoestratégicas de las Islas Canarias y el conflicto bélico
que en ese momento se desarrollaba internacionalmente. La creciente población militar
presente en la guarnición, precipitó la obra de ampliación, buscando un aumento del
número de camas que en ese momento estaban en 130. Para las intervenciones que se
pretendían efectuar en el edificio se formularon dos proyectos. El primero se centraba
en la elevación de un piso en el cuerpo principal, dos de las salas de enfermos y la
correspondiente galería de comunicación. El segundo, planteaba la construcción de una
nueva planta en los dos restantes pabellones de enfermos y en su galería que servía
para su comunicación1117. Pese a que con anterioridad este proyecto fue desechado, no
viendo la posibilidad de ubicar una planta sobre la crujía de la fachada hacia Galcerán y
1115
El primer informe fue emitido desde la Jefatura de Sanidad Militar por Enrique Pedraza el 11
de julio de 1925; el segundo informe será realizado desde la Comandancia de Ingenieros por el
Coronel Ingeniero Comandante Leonardo Royo el 8 de agosto de 1925 (los terrenos que propone
para el nuevo hospital estaban destinados a cultivo de regadío, situación que solucionaba el
abastecimiento de agua y con facilidad para el abastecimiento de electricidad).
1116
La R.O. de 9 de marzo de 1925 declaraba inadecuados los terrenos y solares propuestos para
la construcción de un hospital de nueva planta, estableciendo la necesidad de llevar a cabo las
gestiones y trámites oportunos para la adquisición de los edificios convenientes y la cesión por
parte del Ayuntamiento de las calles o parte de las mismas que fuesen necesarias para su
ampliación.
1117
El primer proyecto, diseño de Manuel Martín de la Escalera, sería sufragado por un donativo
efectuado por el Gobernador Civil de la Provincia que ascendía a 600.000 pesetas, mientras que
el segundo correría a cargo de los fondos de la Guerra. El proyecto definitivo empleó la gestión
directa.
sobre los cuatro pabellones, finalmente se retomó. El diseño, obra de Manuel Martín de
la Escalera, fue firmado por el Coronel Ingeniero Comandante Enrique Rolandi el 25 de
junio de 19401118. Con estas obras se procuró un aumento considerable de las camas,
350, que podían hacerse extensibles hasta las 480, siempre en caso de extrema
necesidad1119. El proyecto, firmado el 15 de julio de 1940 presentaba un presupuesto de
270.000 pesetas y una duración de 10 meses.
1118
Los cuatro pabellones estaban dotados de muros anchos (60 centímetros de espesor) que
permitían una sólida cimentación. En lo referente a la crujía de la fachada principal, sus muros
eran 10 centímetros menos gruesos, que soportaban una nave de 5 por 2 metros, apoyada
exteriormente sobre carreras de madera soportadas por columnas de fundición a 4,60 m de
distancia; sobre aquellas y cerrando lateralmente la galería, se levantaban entramados de
madera rellenos con ladrillo ordinario, formando un tabique de 0,15 por lo cual, y debiéndose
utilizar como luz total de la nueva sala los 7,50 m, fue preciso realizar pruebas previas de
resistencia ante el desconocimiento de la capacidad de resistencia de la estructura.
1119
Se aumentaba la capacidad del hospital en 34 camas por cada una de las ampliaciones
realizadas en cada uno de los pabellones y en 84 con la intervención en el cuerpo principal.
1120
En este momento, el precio de la madera es muy elevado, lo que conduce a buscar una
solución más económica.
1121
El proyecto fue redactado el 4 de septiembre de 1940 y aprobado el día 7 del corriente por el
Capitán General Serrador, presupuestándose 4129,42 pesetas con cargo al presupuesto inicial.
1122
La parte antigua del hospital presentaba un tabicón de ladrillo con entramado de madera que
se dañaban fácilmente con el paso de los años, situación que requería reparaciones continuas.
1123
Se dotó a este servicio de una habitación destinada a vestuario, donde se depositaba la ropa.
Esta se comunicaba con la barbería, lugar desde el que nacía la galería de duchas que terminaba
en el local para vestirse, comunicado con el horno de desinsectación, provisto éste un
termosifón, de un termómetro y de un mezclador de aguas.
1124
BENEDICTO JUSTO, A. M. (2003). Opus cit., p. 190.
1125
Ibidem, p. 90.
1126
Poggi y Borsotto lo nombra como «Gefe político que fue de esta Provincia»
1127
POGGI Y BORSOTTO, F. M. (2004). Opus cit, p. 91.
1128
Ibidem, p. 91.
1129
La cuota mensual era de 2 a 10 reales que servían de sostén de la sección hospitalaria
destinada s los niños expósitos.
1130
AA. VV. (2001). Opus cit, p. 126-127.
1131
CIORANESCU, A. (1979). Opus cit, Tomo IV; p. 121-158.
Tras la creación en Madrid del que será referente nacional hasta la actualidad, la
proliferación de este tipo de hospitales monográficos comenzó a desarrollarse por todo
el territorio peninsular. En Tenerife, el Hospital de Niños constituyó el producto final, de
una idea muy diferente a lo que se proyectó originalmente. Anterior a 1895, la Sociedad
1132
Una de las intenciones y propuestas que planteó Diego Guigou fue la construcción de un
barrio obrero, así como la construcción de obras públicas destinadas al esparcimiento de la
población santacrucera, como fue el Parque García Sanabria, como verifica las sesiones públicas
ordinarias del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de 26 de abril y 10 de mayo de 1922.
1133
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 19 de junio (nº 2577) de 1895.
1134
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 13 de febrero (nº 2476) de 1895.
1135
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 07 de enero (nº 3339) de 1898.
1136
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 05 de enero (nº 3338) de 1898.
1137
Diego Guigou y Costa (1861-1936) obtiene la nota de sobresaliente durante sus estudios de
bachillerato, nota que estuvo presente en todas las asignaturas que cursó durante la carrera de
médico, licenciándose en 1887 y doctorándose en 1917 (cursa las asignaturas de doctorado entre
1890-1891). Obtiene el título de Alumno Interno Pensionado en el Hospital Clínico de Cádiz, así
como en Premio Extraordinario en el título de Licenciado en Medicina y Cirugía. Médico de
Sanidad Militar entre 1890 y 1896 y condecorado con la Cruz Blanca en 1893 por su labor en la
epidemia de cólera que sufrió Santa Cruz de Tenerife en 1893. Igualmente se le concederá la
Gran Cruz de Beneficencia en 1918 por sus servicios púbicos entre los que destaca la fundación
del Hospital de Niños.
1138
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 31 de julio (nº 4096) de 1900.
1139
Hespérides (Santa Cruz de Tenerife), Año II, nº 70, mayo de 1927. Esta preocupación por los
niños de la Isla fue una constante en su discurso, como se verifica en un artículo titulado
Explotación de la infancia», en el que nos dice: «…ejercer la acción social que es producto de la
ciudadanía, que todos estamos en el deber de ejercitar, y que tratándose de la protección de niño,
nos obliga a constituirnos en verdaderos policias, agentes de la autoridad a la que auxiliamos en
el cumplimiento de su misión protectora, y en su caso correctiva. Lo demás ya se sabe: asistencia
obligatoria a la escuela, lo mismo que instrucción que de Artes y Oficios; Inspección de talleres, de
industrias y de Centros Comerciales y habilitación de sitios apropiados para la distracción y
recreo, que es de lo que precisamente carecemos, - y no sé hasta cuando- lo mismo lo grandes
que los chicos… ¡qué pena!...
1140
Aunque recibía el calificativo de Asociación, legalmente nunca se constituyó hasta 1969, no
acogiéndose a la Ley de Asociaciones existente desde 1887. Debe reseñarse, que aunque no
estaba registrada su existencia, si poseía un «reglamento» que marcaba las directrices de ésta.
1141
Hospital de Niños, Santa Cruz de Tenerife. Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su
labor benéfico social: 1901-1941. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta A. Romero, 1941, p. 49.
Entre ellas encontramos a Carmen Monteverde Cambreleng y Rafaela Costa Izquierdo que
actuaban como presidenta y vicepresidenta respectivamente, Manuela Gurrea de Guimerá como
tesorera, Micaela Rodríguez Palazón como contadora y Jacinta Guimerá Fragoso asumió la
secretaria; tanto Patricio Estévanez Murphy como Ángel Crosa Costa, que se habían unido a la
«cruzada» tras el discurso de Diego Guigou, tomaron la responsabilidad de vocales.
1142
Ibidem, p. 14.
«…un pequeño local, que más tenía de Enfermería que de Hospital, el entusiasmo de sus
dirigentes y la asistencia económica del pueblo de Tenerife lo fueron acrecentando de tamaño y
de función, aunque, como toda obra que se hace a trozos y con escasos recursos, carecía, ya en el
año 1936, de algunas de las condiciones que debe reunir un establecimiento hospitalario…».
1143
En su discurso fomenta el papel de los cuidados maternos con estas palabras: «…separados
del amparo de su madre, los niños, como las flores, se marchitan…».
1144
PÉREZ QUINTANA, F. Evolución organizacional de un hospital. Tesis doctoral dirigida por
Florencio Jiménez Burillo. La Laguna: Universidad de La Laguna, 1987, p. 154.
Define este primer edificio como «un viejo caserón» con escasa funcionalidad, pero que fomenta
la familiaridad a todos aquellos que hacen uso de él. Incluso, se llegaron a distribuir por los cafés,
hoteles y comercios, huchas que llevaban insertas el lema: El hospital de niños cuesta 5 céntimos
por minuto, sosténgalo usted un minuto; o la subvención de camas por particulares, a la que,
gentilmente se identificaba con una placa donde se reflejaba el nombre de su benefactor. A estas
Para el logro de este empeño, Diego Guigou y Costa recibió la ayuda de Carmen
Monteverde y Cambreleng de Hamilton, presidenta de la Junta de Señoras del Hospital
de Niños, quien sometió el proyecto al juicio y criterio del Ayuntamiento capitalino.
Destacó la importante contribución que tuvo la Sociedad Económica de Amigos del País
de Santa Cruz de Tenerife, presidida por Manuel de Cámara, que cedió, gratuitamente y
sin límite de tiempo, el edificio «Tienda-Asilo» que estaba construyendo para destinarlo
a cocinas económicas. Este edificio contaba con tres salas, donde la central estaba
carente de cerramiento en su parte superior, situación que se subsanó gracias al
donativo de Enrique Pérez Soto1145. Seguidamente, y hasta su inauguración, se
efectuaron numerosas actividades para la recaudación de los suficientes fondos con el
fin de la ejecución del edificio1146. Al año siguiente, el 26 de mayo de 1901, se inauguró
el «nuevo hospital», retrasada ésta ante ciertas dificultades con la dotación de
mobiliario1147. A tal evento, acudieron autoridades y miembros de todos los ámbitos
sociales y eclesiásticos1148. El edificio era de sencilla planta en U con un solo nivel, con
fachada austera en decoración distribuido en tres salas: San Diego, para medicina
general con un total de 12 camas, San José, para los enfermos quirúrgico con 4 camas
más, y San Roque, destinada a los enfermos «contagiosos», con la misma capacidad que
la anterior1149. Además, y destinada a las Siervas de María, se habilitó alojamiento para
dos monja y una sirvienta, que tenía la labor de atender la limpieza y cocina del centro, y
un habitáculo con triple función, la de despacho médico, sala de juntas y quirófano,
adaptándose a todas aquellas necesidades que pudieran ir surgiendo. Dos fueron las
premisas que marcaron los inicios de esta fundación: la posibilidad de la estancia de las
progenitoras con sus hijos en todo momento, como ya se ha comentado, y la formación
escolar de los pacientes internados, lo que se materializó en el reconocimiento del
establecimiento como Escuela Nacional Mixta en 1952 por el Ministerio de
Educación.1150
1150
HERRERA HERNÁNDEZ, M.; LÓPEZ SAMBLÁS, J. P. Pediatría canaria. Progresos y perspectivas.
Granada: Editorial Comares, 1997, p. 300.
1151
Esta ampliación del hospital se pudo efectuar gracias al solar donado por la Corporación
municipal, fruto de una expropiación para el ensanche de la calle Santa Isabel.
174. Planta del Hospital (Fuente: Periódico Diario de Tenerife, 27 de mayo de 1901).
1152
AA. VV. Cien años de Pediatría en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Fundación Canaria de
Salud y Sanidad, 2001, p. 55.
Este aporte económico se realizó en 1903, situación que nos hace intuir que la sala destinada a
quirófanos tardó cierto tiempo en realizarse.
1153
En el bazar-tómbola se rifaban objetos donados a la Institución, siendo atendida por los
miembros de la Junta, familiares y amigos.
1154
A esta ingeniosa manera de recaudar dinero, se le unieron otras, como fueron las numerosas
publicaciones que se realizaron: en 1907, Guigou publicó Los niños canarios, libro que costaba 3
pesetas, en el que se relataba los conocimientos que el galeno tenía sobre su profesión en el
campo de la pediatría y la puericultura; Mientras la nieve cae y Cuentos de Hadas, narraciones
que fueron escritos por Gertrudis Segovia, que igualmente donó lo recaudado a la obra benéfica;
y Un verano en Tenerife, de Dulce María Loinaz, en igual condición.
1155
Esta calle anteriormente recibía el nombre de Santa Isabel. Debe remarcarse el apoyo que
prestó, en un segundo plano, su marido, Carlos Hamilton Monteverde.
1156
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 13 de junio (nª4950) de 1903.
1157
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 3 de enero (nª6355) de 1908.
1158
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 23 de julio (nª6811) de 1909.
1159
En 1914 la media de consultas efectuadas por este dispositivo fue de 800 niños.
1160
DARIAS PRÍNCIPE, A. Arquitectura y arquitectos de las Canarias Occidentales: 1874-1931.
Santa Cruz de Tenerife: Caja General de Ahorros de Canarias, 1985. Premio de Investigación
«Agustín de Bethencourt», p. 162.
1161
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 23 de julio (nª6811) de 1909.
Pese a que en sus orígenes se estableció con una tímida construcción con la que se
inició la primera actividad asistencial, las necesidades de creer persistieron, por lo que
1913 vino marcado por la ampliación del solar, como resultado de la compra de un
terrero colindante, propiedad de Sebastián Orihuela. Al año siguiente, las dos Siervas de
María abandonan las dependencias hospitalarias, siendo sustituidas por las Hermanas
de la Caridad de San Vicente de Paúl, que asumieron las competencias asignadas de sus
pías predecesoras, aumentando además, el cuadro de trabajadores considerablemente
en comparación con el momento de sus «primeros pasos»1164. A ellas, se le unía un
cuadro médico en el que se incluían a los más prestigiosos galenos locales del momento.
Con la muerte de Diego Guigou ocurrida el 15 de julio de 1936, se abre la puerta hacia la
dirección de su hijo, Diego Matías Guigou Costa y la de Miguel Estarriol Hamilton como
segundo de abordo y Jefe de Pediatría. En este momento el establecimiento contaba
con un total de 52 camas y quirófano, lo que lo convertía en un centro con una
considerable capacidad asistencial.1165
1162
Fue presentada el 13 de noviembre de 1928 en la Real Academia de Medicina de Santa Cruz
de Tenerife.
1163
Anteriormente, en 1906, ya había sido visitado por unos de los miembros de la Familia Real
española, la Infanta Dña. Teresa de Borbón Baviera.
1164
Se eleva a 12 trabajadores de los que 9 eran monjas
1165
GUIGOU COSTA, D. M. Ponencia sobre el origen, evolución, estado actual y posibilidades
futuras del «Hospital de Niños (Fundación Dr. Guigou)» de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de
Tenerife: [s.e.], 10 de septiembre de 1962, p. 2.
Junto a ellos, el cuadro médico estaba compuesto por Pablo Maffiote La Roche y José de la Rosa
Acosta como médicos auxiliares, Juan Vidal Torres como otorrinolaringólogo, Manuel Santa Cruz
Llamas como dentista, José Pérez y Pérez como neurólogo y Miguel Alfonso González como
oculista.
177. Planta del Hospital. La superficie señalada en amarillo corresponde a la ampliación proyectada en
1937 (Fuente: Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su labor benéfico social: 1901-1941).
1166
Ibidem, p. 2.
para lactantes, así como otras muchas «pequeñas obras» que estaban pendientes y que
facilitaban la posibilidad de albergar hasta un total de 100 camas hospitalarias, situación
impensable si se observaba el presupuesto con el que se contaba para el sustento de la
Institución. A ello se unieron una serie de modificaciones efectuadas en el sótano del
edificio que permitieron disponer de diferentes depósitos, entre ellos uno destinado
para la farmacia, así como un habitáculo para el autoclave y un vestuario destinado a los
cirujanos1167. Los proyectos e intenciones de los dirigentes del Hospital eran muchos, y
en algunas ocasiones, ambiciosos. En 1941, durante la celebración del «Cuarenta
Aniversario de la Fundación del Hospital», su director los hace públicos ante la Academia
de Medicina de Tenerife, reseñando su trayectoria desde sus orígenes y la importancia
de esta obra: …son muy pocas las provincias españolas que cuentan con un Hospital
dedicado, exclusivamente, a los niños…1168. En ese momento, el Hospital contaba con 60
camas, de las que 31 estaban destinadas a medicina e infecciosos, y 29 a cirugía,
distribuidas en seis salas: Sala de San Diego, Sala de San José, Sala de San Carlos, Sala
del Carmen, Sala de San Rafael y por último, la Sala de San Roque.1169
1167
Hospital de Niños, Santa Cruz de Tenerife. Opus cit, 1941; p. 14 y 65.
Esta intervención estatal permitió: enlucido de las fachadas, colocación en Salas y galerías de
zócalos de azulejos, supresión de la cúpula del quirófano, instalándose en su lugar terraza que
permitía la ampliación del solarium de la Sala de Cirugía de Niñas, la terminación de la Sala
Celular («Box») para lactantes y otras muchas obras que estaban pendientes.
1168
Ibidem, p. 15.
1169
Ibidem, p. 18, 19, 20, 21, 22 y 23.
Las salas se distribuían de las siguiente forma: Sala de San Diego con 14 camas de capacidad
destinada a Medicina; Sala de San José y San Carlos con 15 camas de capacidad destinada a
Cirugía a niños; Sala del Carmen con 14 camas de capacidad destinada a Cirugía a niñas; Sala de
San Rafael con 7 camas de capacidad destinada a enfermos infecciosos; y por último, la Sala de
San Roque con 10 camas de capacidad destinada a enfermos contagiosos.
1170
Ibidem, p. 16, 17 y 23.
Durante su discurso, Diego Matías Guigou muestra su preocupación por la conclusión de las
obras pendientes en el Hospital: Sala Celular, aumento de camas en la zona de Infecciosos y
celulares individuales denominados BOX en los que existía una sola cuna con una
superficie de 3,88 metros cuadrados, espacio conseguido a partir de mamparas de
mampostería y cristal con una altura de 1,80 metros; a ello se le unían: un local
destinado para fichaje y pesaje de los niños, una habitación de baño y un solarium para
los convalecientes. Las dos plantas en las que se articulaba el nuevo edificio, permitieron
instalar en la baja, el Servicio de Lactancia y Primera Infancia, incluyendo un
departamento para Prematuros con 8 incubadoras y 14 cunas; además, se habilitó una
zona con piscina destinada a los niños inválidos para la recuperación física de las
secuelas de la poliomielitis, estando anexa a ella una cámara frigorífica para la
conservación de alimentos y medicamentos1171. Para poder atender a los niños alojados
en el Establecimiento fue necesario aumentar nuevamente el personal pasando a tener
una total de 8 médicos, 7 Hermanas de la Caridad y voluntariado.1172
Contagiosos, quirófano con iluminación adecuada, un aparato de Rayos X más potente que el
portátil actual, zócalos en las paredes de todas las dependencias y la renovación del mobiliario,
que como dice bien claro, …se ha aprovechado al máximo…
Si queda claramente remarcada el aumento de las cargas de trabajo y actividad asistencial en su
discurso: en 1939 se asistió a 702 niños, cifra que aumentó considerablemente un años más
tarde, en 1940, donde se atendieron 829.
1171
GUIGOU COSTA, D.M. Opus cit, 1962; p. 2.
1172
Ibidem, p. 53, 54 y 55.
La dotación de recursos humanos había crecido en estos años de manera considerable,
ajustándose a las necesidades del centro. En se momento, la Junta Administrativa, de
trascendental importancia en los designios del Hospital desde su fundación estaba compuesta
por personajes de considerable relevancia en la sociedad insular. Entre ellas: Carmen Hamilton
de Estarriol (presidenta), Gertrudis Segovia, viuda de Guigou (vicepresidenta 1ª), Juana Arce,
viuda de Domínguez (vicepresidenta 2ª), Eva Fernández de Guigou (vicepresidenta 3ª), María
Rosa Guigou Costa (secretaria), María Martín de Matos (tesorera), Andrea Golding (contadora);
como vocales: Carmen Calzadilla de Maldonado, María Ravina de Leal, Paula Díaz de Gabarda,
Sofía Izquierdo Martín y Cecilia Calzadilla Izquierdo. Con respecto al cuadro médico, perduraban
en los cargos directivos los mismos que tomaron el testigo tras la muerte de su fundador en la
década de los treinta. Junto a ellos, continuaron prestando sus servicios Pablo Maffiote La-Roche
y José de la Rosa Acosta, ambos como médicos auxiliares, Juan Vidal Torres como
otorrinolaringólogo, Miguel Alfonso González como oftalmólogo, José Pérez y Pérez como
neurólogo, y Manuel Santa Cruz Llamas como responsable de Junto a este personal, los cuidados
de enfermería eran administrados por 7 Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul y
voluntariado. El equipo de cuidados estaba constituido por sor Rita Fernández Fernández
(superiora), sor Antonia Socorro Cárdenas, sor Cesárea González González, sor Candelaria
Regalado González, sor Reyes Ortega Pulido, sor Isabel Aramberría Andónegui y sor Rosario
Baena Benítez, a las que se le unían las voluntarias: Matilde Guigou Costa, Mary Golding y Ana
Berg, ayudando en labores de enfermería tanto en el Consultorio como en el Área Quirúrgica.
178. Planta del Hospital. La superficie señalada en amarillo corresponde a la ampliación proyectada en
1937 (Fuente: Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su labor benéfico social: 1901-1941).
1173
Ibidem, p. 56.
179. Fachada del Hospital (1937-41). (Fuente: Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su labor
benéfico social: 1901-1941).
1174
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7028; expediente nº 50.
1175
AA. VV. (2001). Opus cit, p. 56.
1176
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 14 de diciembre (nº 1830) de 1892.
1177
Queda fuertemente conmovido tras la visita que efectúa al departamento destinado a locos
en el Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados.
Los primeros recursos económicos fueron aportados tanto por Juan Febles
Campos como por la Junta de Caridad de Señoras. Inicialmente se contó, tan solo, con el
dinero para comenzar las obras, confiando en la «caridad de las almas piadosas» para
concluirlas1178. Para lograr tan loable empresa, se crea una Sociedad, que establecía los
siguientes artículos:
1178
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 06 de octubre (nº 2071) de 1893.
mayoría de los asociados o sea el de dos de dichos señores; Artículo 8º.- Terminado
que sea el edificio se publicará un estado expresivo de la recaudación e inversión de
fondos y después de entregado aquel a la Diputación provincial, quedará disuelta la
1179
sociedad.
181. Planta de la Reforma del Manicomio Provincial, 1929. (AHPSCT- Negociado de Acción Social-
Mancomunidad: caja nº 174; expediente nº 428, legajo 28).
1179
AHPSCT- Expedientes de Beneficencia-Hospital Psiquiátrico Provincial; caja nº 172; Legº nº
25.
1180
Ibidem.
La escritura pública de propiedad fue rubricada en la Notaría de Pío Casais Canosa en Santa Cruz
de Tenerife en la fecha indicada.
1181
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 05 de julio (nº 2293) de 1894.
1182
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 24 de abril (nº 8393) de 1913.
1183
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 14 de septiembre (nº 2351) de 1894.
1184
Relevante, es como al Manicomio se le surtió de abundante agua procedente del naciente de
Aguirre, que se almacenaba en un depósito situado a mayor nivel, dentro del solar del recinto
hospitalario. El papel del agua fue importante, ya que este elemento se convierte en algo
imprescindible a la hora de la higiene y la hidroterapia, muy empleada ésta en el tratamiento de
los dementes.
1185
Debe tenerse presente en todo momento que la actividad asistencial con el enfermos era
realizada por el practicante y los vigilantes del manicomio quienes eran lo que a diario se
encargaban del cuidado y control de los alineados, pese a que el último responsable era el
médico-psiquiatra. El practicante, como jefe de los enfermeros y de los vigilantes, coordinaba
presencialmente los cuidados como el baño general y el registro a que eran sometidos los
alineados a su ingreso. Diariamente, se les pasaba revisión a los internados y a las ropas de cama
y de las salas utilizadas para su estancia. A ello, se unía la actividad de acompañamiento, por los
vigilantes, a todos los actos a los que acudían, con la intención de cuidar el orden y evitar
situaciones de hetero-agresividad o autolesiones. Además de su medicación los ingresados
recibían baños, duchas, electroterapia y otros servicios de carácter hidroterápico, es decir, eran
tratados con una combinación de encierro y aislamiento, y tratamientos de choque basados en
las duchas, electricidad y farmacología, con el objetivo de conseguir su curación o al menos lograr
una estabilización y control de la enfermedad.
1186
Esta situación se produjo, ya que se contó con amplios terrenos que posibilitaron la
orientación geográfica limitando el crecimiento en altura y contando con la separación suficiente
entre ellos que permitía un adecuado soleamiento y la circulación del aire.
debería ser de 100 metros cuadrados en hospitales de 100 camas y de 150 metros
cuadrados en aquellos con una capacidad alojativa de 600.1187
182. Proyecto de reforma del Sanatorio Psiquiátrico Provincial, 1929. (Fuente: AHPSCT- Negociado de
Acción Social-Mancomunidad: caja nº 174; expediente nº 428, legajo 28).
1187
LÓPEZ PIÑERO, J. M. Breve historia de la medicina. Madrid: Alianza, 2000, p. 163-179.
1188
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 14 de diciembre (nª2427) de 1894.
1189
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 22 de diciembre (nª2434) de 1894.
1190
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 11 de enero (nª2449) de 1895.
1191
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 23 de julio (nª2605) de 1895.
1192
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 23 de agosto (nª2630) de 1895.
Las primeras noticias que aparecen en la prensa local sobre las obras del
Manicomio las encontramos a finales de 1895, en la que se informa de la llegada de los
materiales y el comienzo de la colocación de la armadura de la techumbre1198. Pese a
ello, en abril de 1902 todavía el cerramiento superior estaba inconcluso1199. Diez años
más tarde, y ante el penoso estado del edificio que amenazaba ruina, los señores Juan
Febles Campos, Nicolás Martí Dehesa (Diputado Provincial e Inspector de los
Establecimientos Benéficos), Manuel de Cámara (Diputado Provincial), Rafael Calzadilla
(también Diputado Provincial) y Diego Guigou, junto a otras personalidades relevantes,
visitaron el Manicomio y se comprometieron a aportar los recursos precisos para su
próxima conclusión1200. En la prensa local de 1913, se hacía eco del anunció de la
conclusión de dos de los pabellones, a la vez que se mostraba cierto descontento ante la
falta de interés por parte de las Instituciones Públicas materializadas en las diferentes
actividades a las que se destinaba el establecimiento ajenas a los objetivos para el que
1193
Esta galería estaba proyectada al descubierto, aunque finalmente se procederá a su
cerramiento con tabiques provisionales para la instalación de servicios y dependencias, hasta la
construcción del tercer pabellón, el central.
1194
Esto ocurre en agosto de 1896.
1195
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 25 de enero (nª3651) de 1899.
1196
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 27 de marzo (nª3700) de 1899.
1197
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 14 de marzo (nª3690) de 1899.
1198
Manifestando el propósito de conclusión de las obras en «dos o tres meses»
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 23 de noviembre (nª3897) de 1899.
1199
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 30 de abril (nª4319) de 1902.
1200
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 1 de marzo (nª7599) de 1912.
quería ser destinado. El traslado de los pacientes alienados desde las casas-depósito
anexas al edificio del Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados hacia el nuevo
edificio se produjo el 22 de agosto de 19171201, pese a que la entrega formal se había
realizado desde el 22 de enero de ese mismo año, en el Palacio de la Diputación
Provincial al Presidente de esta Corporación.1202
1201
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7087; expediente nº 128.
Las casas que alojaba a los alienados fueron rápidamente reclamadas para ser reutilizadas por los
Asilos de Beneficencia, no siendo efectiva esta entrega hasta agosto de 1925 por parte de la
Mancomunidad Interinsular de Canarias.
1202
AHPSCT- Expedientes de Beneficencia-Hospital Psiquiátrico Provincial; caja nº 172; Legº nº
25, opus cit.
En el acto de cesión de 1917 estuvieron presentes: por parte de la Diputación Provincial, el
diputado provincial Nicolás Martí Dehesa, el diputado provincial Rafael Calzadilla y Calzadilla y
Manuel de Cámara y Cruz por designación de la Corporación provincial; por la parte de la
Asociación, Juan Febles Campos y Antonio Pintor y Ocete. En la entrega de 1928 concurren
Antonio Vivancos Santillán como representante de la Mancomunidad Interinsular de Cabildos, y
por parte de la Asociación, Juan Febles Campos y Antonio Pintor, ya que por estas fechas
Magdalena Ravina del Campo había fallecido. La entrega del Manicomio no fue definitiva hasta el
1 de junio de 1928, momento en que la Mancomunidad Interinsular de Cabildos lo recibe
1203
Con la división de la provincia de Canarias en 1927, según el R.D. nº 1586 de 21 de
septiembre, el hasta ese momento denominado Manicomio Provincial pasa a denominarse Asilo
de Dementes. En 1937 se modifica nuevamente adquiriendo la denominación de Instituto
Psiquiátrico Provincial.
existía una gran explanada, de unos 1.200 metros cuadrados (40 por 30 metros), lugar
en donde se había proyectado otros 2 pabellones más. Este improvisado «llano» se
cerró con una balaustrada rematada por bustos de mármol que perduraron en este
emplazamiento hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.1204
1204
Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), nº 8393 24 de abril de 1913.
1205
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 150.
1206
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Acción Social; caja nº 174.
Se propuso hacer la operación de crédito con la Caja de Prevención Social de las Islas Canarias,
que había ofrecido unas condiciones ventajosas: interés al 5% pagaderas en veinte años
mediante anualidades de 10.030,30 pesetas. A ello unía la Corporación interinsular los ingresos
procedentes del alojo de dementes en el Asilo, superiores a 29.000 pesetas en los dos últimos
años anteriores.
interior para refugio de los enfermos tranquilos; desmonte del terreno necesario para
una galería trasera de unión de los cuatro pabellones y para una rampa de acceso a la
parte posterior del edificio, obras de suma precisión, para las debidas atenciones,
cuidados y vigilancia de los enfermos; aumento de obra, para pavimentar los patios
destinados a los desmontes, con losetas, en lugar de hormigón, como estaba proyectado,
puesto que la práctica ha demostrado, que el hormigón lo destroza completamente en
poco tiempo, quedando entonces en peores condiciones…1207
1207
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 150; opus cit.
1208
Ibidem.
Con la ejecución de las obras y una vez concluidas éstas, se dispuso del doble de celdas, situación
que favoreció que alienados ingresados en diferentes puntos de la geografía peninsular, pudieran
ingresar en la Isla a sus familiares.
1209
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 150; Legº nº 26.
La firma del Pliego de Condiciones se efectuó ante el Notario Pío Casais Canosa el 20 de enero de
1930 habiendo abonado una fianza de 22500 pesetas, habiendo sido publicada la subasta en el
Boletín Oficial de la Provincia nº 149, el 13 de diciembre de 1929. El desglose de las cantidades
establecidas para la obra fueron: 79.802 pesetas con 86 céntimos, 1.262 pesetas con 36
céntimos, 3.587 pesetas con 32 céntimos, y 86.313 pesetas con 7 céntimos, respectivamente; en
lo referente al patio y galería de enlace de los pabellones número 1 y número 2, 13.483 pesetas
con 56 céntimos, mientras que para el patio y galería de enlace de los pabellones número 3 y
número 4, 14.261 pesetas con 80 céntimos; por último la capilla y las cocinas, 14.572 pesetas con
70 céntimos, y 19.517 pesetas con 86 céntimos, respectivamente. Se procedió a la entrega de la
obra conclusa, el 31 de agosto de 1932 por parte de la empresa contratista.
1210
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173.
1211
Así como la cantidad que había asignado para las obras, unas 511812 pesetas, habiéndose tan
solo trabajado en el pabellón de hombres.
conjunto del Gobernador Civil Provincial y la Junta Interministerial del Paro Obrero,
atendiendo a varias obras de sostenimiento general, con un coste de 95.344,5 pesetas.
Como tónica habitual, se suspendió al año siguiente, no volviéndose a retomar hasta
abril de 1945, habilitándose la cantidad de 49.000 pesetas para finalizar con las obras
del Pabellón inconcluso desde la Junta Interministerial de obras para licitar el Paro
Obrero.1212
La II Guerra Mundial supuso un bloqueo de los puertos del Archipiélago por parte de
los Aliados causado por el apoyo del régimen franquista a los Países del Eje. Esta
paralización del comercio, unido a la lenta recuperación de la contienda civil española
1212
AHPSCT- Negociado de Acción Social-Mancomunidad; caja nº 171.
Con las 49.000 pesetas se contrataron 19 obreros durante 80 días en la obras de construcción del
Pabellón de Hombres.
1213
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Interinsular de Cabildos-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 152; expediente nº 51.
que recientemente había ocurrido, obligó a que los pocos recursos existentes se
destinaran a otros menesteres que valieran para consolidar al «nuevo estado político».
En esta línea, el Asilo fue «olvidado», lo que ocasionó unas lamentables condiciones de
hacinamiento y pobreza de los alienados recluidos, que en marzo de 1944 escandalizó a
algunos grupos de la sociedad local1214. A ello se le unió la existencia de obras
inacabadas en los pabellones del Sanatorio proyectados desde 1938, lo que obligó a la
Jefatura Nacional de la Obra Sindical de «Lucha contra el Paro» procurar las condiciones
precisas para concluir las intervenciones que estaban proyectadas por la Mancomunidad
Provincial Interinsular de Santa Cruz de Tenerife, para tres pabellones: uno de tres
plantas para hombres, cuya construcción estaba paralizada; otro de tres plantas para
mujeres; y un último pabellón de dos plantas destinado a servicios administrativos.
Paralelamente a este proyecto, se había barajado la posibilidad de fundar un nuevo
Sanatorio Psiquiátrico, que reuniese las condiciones exigidas por la Psiquiatría Moderna
para esta clase de Institutos, habiéndose de construir en una extensa finca de cultivo de
200 a 300 hectáreas de superficie a 25 kilómetros de la capital en la zona norte de la
Isla1215. Ciertos países, entre ellos España, comenzaban a plantearse un camino hacia la
«desinstitucionalización» de los alienados, fenómeno social fundamentado en los
avances propios de la ciencia médica y por las organizaciones de derechos humanos,
que tras la finalización de la contienda bélica mundial, consideraban que terapéuticas
menos «agresivo-restrictivas» podían ser instaurados para el tratamientos con pacientes
dementes. Para cuidar a los enfermos alienados, se comenzó a emplear un sistema
escocés de internación psiquiátrica denominado «Open Door», que tenía como
1214
AHPSCT- Negociado de Intervención-Mancomunidad Provincial Interinsular de Cabildos; caja
nº 153; expediente nº 77.
En ese momento, el Sanatorio Psiquiátrico contaba con 250 dementes alojados en sus
dependencias de las 130 plazas con que estaba dotado, pretendiendo, a tenor de la densidad de
población existente en la Provincia, crear hasta 500 plazas, pese a que se calculaba
aproximadamente un total de 600.
1215
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Provincial Interinsular-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173.
Desde julio de 1943 se efectúan los trámites pertinentes para la adquisición de un solar o finca
que presente las características adecuadas para la construcción de una colonia psiquiátrica. Un
requisito fundamental es la existencia de agua para poder establecer zonas de cultivo trabajadas
por los dementes. Además, se le encarga al Director del Sanatorio formarse y adquirir
conocimientos a cerca de la Psiquiatría Moderna, procurando que estos conocimientos sirvan de
base para la confección de un proyecto por parte del Arquitecto Provincial.
antecedente y complemento directo las experiencias del «No Restraint» que se pusieron
en práctica en asilos ingleses de la mano del Dr. Conolly a principios del siglo XIX. Estaba
basado en una minuciosa y detenida exploración de las capacidades del individuo por
parte de profesionales en la materia, que establecían las condiciones de internamiento,
separando a pacientes con causas judiciales de los que no lo eran. Lo novedoso,
respecto a los modelos de internamiento previos, era la posibilidad de salir de los
lugares de permanencia y la práctica de actividades de sustento y lúdicas que favorecían
el autocuidado del individuo, a lo que se unía la posibilidad de acceder a las poblaciones
vecinas favoreciendo la reinserción social, lo que llevaba a que se precisara de una
tipología arquitectónica de hospital-colonia para desarrollar estas actividades.
1216
AHPSCT- Negociado de Acción Social-Mancomunidad; caja nº 153.
Para los pabellones del Sanatorio Psiquiátrico Provincial, desde la Jefatura Nacional de la Obra
Sindical, se daba la posibilidad de aportar 50 obreros, mientras que para el Sanatorio en proyecto
entre 150 a 200 obreros.
1217
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Provincial Interinsular-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173; expediente nº 423.
Pese a que se dispuso esa cantidad, se habían presupuestado 2.183.962 pesetas, cantidad en la
que se incluían la adquisición de los terrenos necesarios para la consecución de la obra.
Una vez finalizadas y ejecutadas estas obras, se propusieron otras tantas obras,
como se recoge en la Memoria del proyecto diseñado: ampliación de un piso más cada
uno de los Pabellones número 2 y número 3, respectivamente de Mujeres y Hombres
(buscando un aumento de capacidad); ampliación del Pabellón central de servicios
generales, preciso con el aumento de los enfermos alojados en el Centro; ampliación de
los existentes en altura y nueva construcción de cuerpos de enlace entre los Pabellones
del mismo sexo; reformas concretas en las construcciones ya existentes que
proporcionen comodidad en cada uno de los pabellones y de éstos con el Pabellón de
servicios generales.1219
1218
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Provincial Interinsular-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173, opus cit.
1219
Ibidem.
1220
El Pabellón número 2 era de una sola planta y semisótano, pretendiéndose que el nuevo
pabellón siguiera el eje de la entrada con el del número 2 aludido, siendo la fachada trasera
visible desde el exterior, de la que le separa del muro de cerramiento a la calle nº 5 del Barrio del
Uruguay.
fueran concluidos hasta agosto de 19521221. En noviembre de este mismo año, se inician
también obras para ampliar los edificios existentes, para lo que se presupuestó la
cantidad de 4.011.434,97 pesetas. La construcción y reforma de la primera y segunda
planta del Pabellón de Enfermos Comunes y del Pabellón de Varones Pensionistas, fue
encargada a la Compañía Contratas S.A. perteneciente a Pedro de Elejabeitia. La lentitud
de los trabajos fue la situación más habitual, decidiéndose, en noviembre de 1950 desde
la Presidencia de la Mancomunidad, entregar el encargo de la finalización de la obra a
Luis Marrero Díaz, atendiendo al proyecto originario por un importe de 510.357,96
pesetas1222. Las obras comenzaron casi inmediatamente, finalizando y entregándose en
junio de 19511223. En abril de 1948, se confeccionó proyecto y presupuesto por el
arquitecto provincial Domingo Pisaca y el aparejador José B. González Falcón, para la
construcción de un Pabellón o Chalet de Pagos para hombres dementes, obra encargada
a Pedro de Elejabeitia Contratas S.A. por un importe de 494.009,38 pesetas.1224
1221
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Provincial Interinsular-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173, opus cit.
1222
AHPSCT- Negociado de Acción Social-Mancomunidad; caja nº 171, opus cit.
En enero de 1953, ante la carencia de espacio para poder ejecutar la ampliación del Sanatorio, se
solicitó al Ayuntamiento de la capital facilitar solar junto a la cerca Norte del Establecimiento, a lo
que se unió la solicitud a la Corporación Insular del desvío del Camino Vecinal que daba acceso al
Barrio de los Campos en la curva que circunda el solar cedido por la Corporación Municipal.
1223
La Tarde (Santa Cruz de Tenerife), Año XXI, nº 6334, 3 de enero de 1948.
Éstas, como las anteriores, incluían: la terminación del pabellón de hombres, 698.693 pesetas,
aportando 523.693 pesetas el Estado y 180.000 pesetas los Fondos de Protección Benéfico Social
del Ministerio de la Gobernación; un nuevo pabellón común de mujeres, 2.132.515,43 pesetas;
un chalet de pagos para hombres, 494.009,38 pesetas, y otro para mujeres, 524.403,1 pesetas;
un Pabellón de Administración, 4.011.434,97 pesetas.
Igualmente se efectuaron obras para la ampliación del Pabellón de Mujeres, enfermas de
beneficencia, elaborado como el anterior por el arquitecto Pisaca, por un importe total de
1.425.017,76 pesetas, consignándose anualmente la cantidad de 750.000 pesetas para su
conclusión.
1224
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Provincial Interinsular-Beneficencia Hospital
Psiquiátrico Provincial; caja nº 173.
con lentitud, existiendo numerosos proyectos que años más tarde se acometerían, como
deja claro el arquitecto Domingo Pisaca cuando expone los antecedentes en relación a
las obras efectuadas en el Establecimiento: … al ampliarse la capacidad del Instituto,
precisa atender la capacidad de los elementos asistenciales, no solo con vistas al
momento, sino para el futuro, de ampliaciones de un piso más de los pabellones 2 y 3
(laterales al patio-Capilla); puesta en uso del Pabellón de hombres; construcción del
pabellón de mujeres en su día, incluso los pabellones de Pago de Mujeres (a construir) y
Pagos de Hombres (construidos), que si bien para sus servicios de cocina autónoma
cuenta con locales propios para las específicas necesidades, no para las generales de
panadería, suministro de viandas, preparaciones generales, tendrá que depender de las
generales del Establecimiento. En lo que a Administración directa encomendada a la
Comunidad, siempre dependerá del servicio centralizado1225. Para la ejecución de las
obras se estipuló un presupuesto por 482.840,69 pesetas, consignando, en mayo de
1951 desde los presupuestos del Estado, unos (7.500.000 pesetas y desde la
Corporación interinsular, 138.461,75 pesetas, habilitando la cantidad de 888.461,75
pesetas para la continuación y conclusión de las obras.
187. Proyecto para el pabellón de mujeres. 1947 (Fuente: AHPSCT- Negociado de Acción Social-
Mancomunidad: caja nº 171; expediente nº 389).
1225
AHPSCT- Negociado de Acción Social-Mancomunidad; caja nº 171, opus cit.
188. Proyecto para el Sanatorio Psiquiátrico Provincial, 1946-47 (AHPSCT- Negociado de Acción Social-
Mancomunidad: caja nº 171; expediente nº 389).
Los primeros años de la década de los cincuenta vinieron marcados por dos
intervenciones: la primera, en julio de 1950, en la que se pretendía construir el chalet de
pago para mujeres enfermas pensionistas proyectado años atrás, para lo que se destinó
la cantidad de 300.000 pesetas1227; y la segunda, un año más tarde en abril, con la
reforma de una azotea y lavadero anexa, con sustitución de parte del tejado para secado
de ropa en la zona habilitada como vivienda para las Hijas de la Caridad, realizado el
destajo de la obra por Pedro de Elejabeitia Contratas S.A. por la cantidad de 29.473,11
pesetas.1228
1226
Ibidem, papeles sueltos.
El Sanatorio era considerado por el arquitecto como una Enfermería con reclusión permanente o
temporal en celdas personales de los alineados, siendo destinadas las enfermerías que proyecta a
enfermedades comunes o infecto-contagiosas donde se trataban enfermedades como la
tuberculosis, situación que lleva a que se atienda a cuestiones tales como la luz, la ventilación y el
soleamiento.
1227
Ibidem, papeles sueltos.
1228
Ibidem, papeles sueltos.
1229
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 115.
1230
GUIMERÁ, M. El pleito Insular (1808-1936). Madrid: Instituto de la Administración Local,
1987, p. 436-439.
Dentro de la función analítica estaba la bromatológica, actividad que anteriormente era
desempeñada por los consistorios, y que tras la creación de los Institutos de Higiene se convertirá
en su cometido.
1231
MARTIN DEL CASTILLO, J. F. Los primeros laboratorios de Las Palmas (1904-1926). Las Palmas
de Gran Canaria: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1996.
1232
MARTIN DEL CASTILLO, J. F. Primeros pasos de la Estación Sanitaria del Puerto de Las Palmas
y la prevención marítima (1901-1913). In, Revista de Historia Canaria, nº 179, La Laguna:
Universidad de La Laguna, 1998, p. 161-179. Era habitual la aparición de situaciones tensas que
precisaban la intervención de instancias estatales desde Madrid.
1233
HUERTAS, R. Política sanitaria: de la Dictadura de Primo de Rivera a la II República. Revista
Española de Salud Pública, nº 74, p. 35-43.
1234
MARTIN DEL CASTILLO, J. F. Opus cit., p. 161-179.
1235
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6962; expediente nº 162; p. 2-4.
Un ejemplo de esta reestructuración y mejora del establecimiento, el proyecto, diseñado por el
Jefe de los Servicios de Sanidad Provincial Andrés Núñez del Río, que en 1928 procuraba dar un
Reglamento por el que regirse. El Reglamento abarcaba dos aspectos fundamentales: una parte
obligatoria que comprende las secciones de epidemiología, desinfección y transporte, análisis,
vacunación, enseñanza y divulgación de los preceptos sanitarios; y otra que comprende la
secciones de lucha antituberculosa, higiene infantil e ingeniería sanitaria. Se tiene constancia que
el Instituto de Higiene está a cargo del Cabildo Insular de Tenerife desde 1926.
1236
Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife nº 27 de 12 de mayo de 1927.
1237
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 207.
1238
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), Año XII, nº 3972, 18 de agosto de 1922.
alguno pudiera estar comprometido con alguna obra municipal o de carácter urbanístico
que imposibilitara su expropiación1239. A finales de septiembre de 1922 se emitió la
decisión tomada en el concurso1240, no publicándose ésta hasta enero del siguiente año.
El Ministerio de Hacienda autorizó al de la Gobernación a la adquisición de la propuesta
segunda, la correspondiente a José Oramas Bello1241. La compra fue elevada a escritura
ante el fedatario público Aurelio Gabea por la cantidad de 108.000 pesetas1242. No
obstante, los trámites que sucedieron a la compra del solar fueron despacio,
necesitando casi siete años para la entrega del proyecto por parte del arquitecto.
1239
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), Año XII, nº 3985, 1 de septiembre de 1922.
1240
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), Año XII, nº 4004, 23 de septiembre de 1922. El fallo del
concurso es remitido a Ministerio de la Gobernación para su conocimiento y aceptación.
1241
La Prensa (Santa Cruz de Tenerife), Año XIII, nº 4102, 17 de enero de 1923.
Hasta el 3 de enero no se procede a su publicación en el Boletín Oficial del Estado, con el
consiguiente Real Decreto que habilitaba al Ministerio de la Gobernación a la compra del solar
seleccionado.
1242
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 207, opus cit.
Con anterioridad a la formalización de la adquisición del solar, se hizo el libramiento de la
cantidad acordada desde la Delegación de Hacienda.
1243
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 10; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 244 y 279.
El solar medía 5918’30 metros cuadrados y el valor se estimaba en 88292,80 pesetas.
1244
La incorporación posterior al edificio de un planta adicional, desvirtuó considerablemente el
proyecto original diseñado por el arquitecto Antonio Pintor.
1245
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 309 y 4-5.
La confección del Pliego de Condiciones para la subasta de las obras de construcción costó a la
Administración local la cantidad de 772,35 pesetas.
1246
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 207; p. 138 y 157.
1247
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 10; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 126.
1248
Ibidem, p. 197.
1249
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 207; opus cit., p. 178 y
179.
1250
El valor de esta intervención ascendió a la cantidad de 12.423,22 pesetas
1251
Ibidem, p. 218-234. El proyecto y el presupuesto están fechados y rubricados el 19 de octubre
de 1934.
conferencias1252, con doble función, la de mantener viva la actividad científica, así como
su uso para administrar educación sanitaria a la población, y cuartos de personal
subalterno y otros servicios, precisando la construcción de una escalera para dar acceso
a dichas habitaciones1253. Además, se propuso la apertura de 5 vanos para la distribución
del piso principal con los que se pretendía mejorar la ventilación e iluminación de esta
zona. El arquitecto, por su parte, creyó oportuno incluir las instalaciones de electricidad
y gas, procurando dejarlas colocadas antes de la pavimentación1254. En marzo del mismo
año, tras el azote de un temporal a la Isla, se procedió a dar las oportunas instrucciones
para el arreglo de la cubierta de edificio tras la aparición de goteras en la planta alta. En
un primer momento se valora la posibilidad de que personal de mantenimiento del Asilo
de Beneficencia se encargara de su mejora, pero finalmente se le hizo el encargo a la
Compañía de Construcciones Hidráulicas y Civiles S.A.1255
191. Francisco J. Castro: Fachada del Instituto Provincial de Higiene en la actualidad (2012).
1252
Pese a que en un primer momento se pensó destinar a almacén, como ya se ha comentado
con anterioridad.
1253
Para la ejecución del primero se calculó un importe de 3.214,89 pesetas, mientras que para el
segundo, 1.370,98 pesetas.
1254
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 85.
La apertura de 5 vanos para la distribución del piso principal obligó a disponer un importe
adicional de 1.290,37 pesetas.
1255
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 207; opus cit.
Para el arreglo de la cubierta se destinó la cantidad de 109,71 pesetas
Las obras del edificio fueron concluidas y entregadas el 14 de julio de 1936, tras
diferentes modificaciones con respecto al proyecto original, destinándose el edificio
antiguo ubicado en el Hospital Civil para la instalación de Escuelas Graduadas1256 según
proyecto del arquitecto Tomás Machado fechado en noviembre de 1938. Además, en el
edificio vacante, tras el traslado al nuevo edificio de la Rambla XI de Febrero
(posteriormente denominada Rambla del General Franco), se planteó la posibilidad de
darle uso para albergar una enfermería para tuberculosos graves de manera provisional
hasta la construcción del Sanatorio-Enfermería que desde hacía años se pretendía
instalar en la Isla.1257
La tuberculosis es una de las enfermedades más antiguas de las que han asolado
a la Humanidad. Aunque se estima su existencia en unos 15.000 a 20.000 años, la
hipótesis más aceptada es la que establece una evolución dentro del género
Mycobacterium, donde pasó a la especie humana coincidiendo con la domesticación de
los animales por parte del hombre en época Neolítica. Desde los tiempos de Hipócrates
hasta prácticamente mediados del siglo XIX era considerada hereditaria y diastésica,
estableciendo para su cura una terapia dietética, tratamiento que continuó empleando
Galeno y los médicos renacientes. Con el comienzo del siglo XVII, la mentalidad sobre
esta enfermedad dio un giro importante admitiendo una naturaleza infecto-contagiosa,
y administrando sustancias tales como el café, el té, el tabaco, el cacao o la quina para
su cura. Los tratamientos dieciochescos comenzaron a emplear el contacto con la
naturaleza, trasladando a los enfermos a zonas alejadas de las urbes para una
conjugación de descanso, ejercicio y dieta. A ello se le unían terapias de limpieza
corporal: en la fase inicial, la antiinflamatoria, se instauraba un tratamiento basado en
purgas, vómitos y sangrías, mientras que en la fase ulcerativa se administraban
expectorantes, opio y bálsamos. El siglo siguiente, el XIX, tendrá una importancia
destacada en el combate con la enfermedad: es el momento en que se empieza a hablar
de la naturaleza infecciosa. Esta condición de la enfermedad vendrá demostrada por los
1256
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 207; p. 2-18.
1257
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 239.
trabajos de Villemin, y sobre todo con la publicación de los trabajos de Robert Koch en
1882, lo que abrirá la puerta a la terapia sanatorial de la tuberculosis.
Entre las primera publicaciones que proponían estas terapias estaba la realizada
por George Bodington de 1840 titulada An essay on the treatment and cure of
pulmonary consumption, on principles natural, rational and sucessful. En esta obra
proponía un programa terapéutico articulado a partir de reposo, dieta y cuidados en el
Hospital Maney, creado por él, en Birmingham. Estos cuidados terapéuticos se basaban
en la creencia que el origen patogénico de la tuberculosis se encontraba en la dificultad
del corazón para irrigar correctamente a los pulmones, cuyo fiel defensor fue el médico
Hermann Brehmer. Postulaba que las zonas elevadas con respecto al mar, donde la
presión atmosférica favorecería la función cardíaca, mejoraban a estos enfermos.
Ayudado por Alexander von Humboldt construye, en 1854, el considerado primer
sanatorio antituberculoso en Görbersdorf (Silesia), a una altitud de 650 metros sobre el
nivel del mar, con lo que se dio inicio a la era sanatorial de la tuberculosis. Igualmente se
otorgó destacada importancia a la cuestión de la vivienda como posible foco de
contaminación de la enfermedad, lo que se materializa en las diferentes
recomendaciones que se le hacían llegar a la población para evitar la propagación de la
tisis en los domicilios familiares de los enfermos y la preocupación desde las autoridades
locales, por proveer de viviendas adecuadas, dejando atrás formas arquitectónicas
insana como las ciudadelas que alojaban a las clases obreras canaria.1258
1258
CERVIÁ CABRERA, T. Vivienda y lucha antituberculosa. Ponencia presentada a la II Asamblea
Antituberculosa Médico-social-Madrid en junio de 1931. In, Práctica Médica, Año IV, nº 42, julio
de 1931, p. 1061-1070.
1259
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, E. Tomás Cerviá Cabrera, un médico en la Historia de Canarias.
Discurso de ingreso en el Instituto de Estudios Canarios, 23-4-1987. Santa Cruz de Tenerife:
Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife, 1987, p. 42.
Unido a ellos, estaba el inicio del empleo de la vacunación con bacilo atenuado para lograr la
prevención de su aparición. Para el tratamiento de la enfermedad, se empleaba la técnica del
1260
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, E. (1987). Opus cit, p. 39.
…En el resumen de la ponencia del doctor Strotter, entre otras cosas dice: Respecto a la
importancia de la luz sobre el organismo humano, sin duda en Tenerife, y en particular en la altas
regiones de las Cañadas, existen condiciones atmosféricas que facilitan tales investigaciones de
manera excepcional, ya que un cielo sin nubes y su constante luz solar son factores decisivos para
el estudio cabal de las radiaciones ultravioletas; y para las experiencias de investigación sus
condiciones climáticas son superiores a las que pudiera encontrarse por países como Egipto o
Sudán, e incluso por regiones como los montes Atlas, en Marruecos, ya que las radiaciones
alcanzan en Las Cañadas una magnitud no observada en cualquier otro lugar del globo, por una
luz siempre directa pero sin cansar ni impresionar desagradablemente a los órganos visuales, y,
en fin, que está fuera de toda duda que para el estudio del sol y la luz desde el punto de vista
fisiológicos y biológicos, y para observaciones meteorológicas y astronómicas, no existe mejor
lugar conocido que Las Cañadas…
1261
CERVIÁ CABRERA, T. (1936). Opus cit, p. 49-50.
1262
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 150.
La tuberculosis, en los inicios del siglo XX, pasó de ser una mera preocupación del
campo de la Ciencia, a una inquietud de la Sociedad en general, lo que provocó que ya
en 1903 surgiera en España la Asociación Antituberculosa Española (AAE). Poco a poco,
1263
En la escritura de compra-venta del terreno de Vilaflor figura: «… Don Antonio Pérez Díaz,
mayor de edad, casado Médico y vecino de Granadilla de Abona, presentando también su cédula
personal correspondiente; en concepto de comprador en nombre propio y en el de los señores D.
Tomás Cerviá Cabrera, soltero, Médico, D. Tomás Zerolo Fuentes médico, casado con Dª
Mercedes Davidson y Pérez Zamora, médico y D. John Friend Martín, estudiante de Juan Friend
Martín, todos mayores de edad y vecinos de la Capital de esta presencia…».
1264
CERVIÁ CABRERA, T. (1936). Opus cit, p. 50.
«…Fracasado el proyecto del Sanatorio oficial y casi olvidad esta iniciativa, surgió en diferentes
ocasiones la idea del Sanatorio privado, pero la ceguedad del Capital insular hizo también
fracasar estos proyectos…»
1265
ZEROLO, T. Climatoterapia de la tuberculosis pulmonar en la Península Española, Islas
Baleares y Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Vicente Bonnet, 1889, p. 290-306.
…Tenemos en Vilaflor unas condiciones climatológicas y de salubridad, que ninguna otra localidad
del orbe estudiada hasta hoy reúne…Por esto comenzamos concediendo a Vilaflor justificado
derecho á levar el título del primer Sanatorio alpestre del mundo…
se fueron creando juntas provinciales hasta llegar, en 1906, a un total de 32, lo que llevó
a la instauración de una Comisión Permanente contra esta enfermedad dependiente del
Ministerio de la Gobernación1266, con el que se procuraba estudiar las medidas
propuestas por la Asociación Antituberculosa Española, e informar a los Poderes públicos
respecto a los medios o recursos de eficacia reconocida para disminuir los estragos de la
tuberculosis. El dispensario fue la institución antituberculosa central en el diagnóstico
precoz de la enfermedad y en la educación sanitaria de la población dirigida a evitar la
propagación de la dolencia. Para la coordinación de todos los dispensarios nacionales, al
año siguiente, se crea el Real Patronato Central de Dispensarios e Instituciones
Antituberculosas, gestionado por «damas aristocráticas y adineradas» y presidido por la
reina Victoria Eugenia.
1266
Real Decreto del Ministerio de la Gobernación, en Gaceta de Madrid, 12-2-1906.
1267
Real Decreto de la presidencia del Directorio Militar y Real Orden de las
subsecretarías de los Ministerios de Guerra y Gobernación, en Gaceta de Madrid, 5-6-1924.
Los vocales de la sección administrativa, eran nobles, mientras que los vocales de la sección
técnica eran los médicos directores de los dispensarios de Madrid y de los sanatorios de su
provincia.
1268
Real Decreto del Ministerio de la Gobernación, en Gaceta de Madrid, 6-2-1926.
1269
Decreto del Ministerio de la Gobernación, en Gaceta de Madrid, 24-4-1931.
1270
Decreto del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión, en Gaceta de Madrid, 27-3-1936.
1271
Ley de Bases del Patronato Nacional Antituberculoso, en Boletín Oficial del Estado, 14-8-1939
y Decreto número 110 publicado en el Boletín Oficial del Estado nº 64, el 22-12-1936.
1272
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; opus cit p. 254.
1273
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. In, Lucha
Antituberculosa de España. Tomo I, abril 1933-diciembre 1934. Santa Cruz de Tenerife: Librería y
Tipografía Católica, 1935, p. 3-4.
Como manifiesta el médico Enrique González, las ideas que marcarán la trayectoria profesional
de Tomás Cerviá, están impresas en estas primeras páginas: procura hallar el estímulo, de
manera reiterada, que evite el hábito y la repetición, haciendo pública su voz, para ser oía y
criticada, innovando en la praxis médica de la lucha antituberculosa. Valiéndose de tres nuevas
estrategias innovadoras: la coordinación con los Centros hospitalarios, los servicios de
vacunación antituberculosa y la extensión de la acción médico-social del Dispensario por la Isla y
la provincia
194. Plano del Dispensario Antituberculoso de Santa Cruz de Tenerife (Fuente: Trabajos del Dispensario
Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife-Lucha Antituberculosa de España, 1933-34).
El edificio del dispensario estaba ubicado en la calle San Lucas número 46, II
Distrito de Santa Cruz, en el «moderno edificio de dos plantas ecléctico, propiedad de la
Cruz Roja Local»1275, rodeado por un paseo-jardín, diseñado por el arquitecto Mariano
Estanga en noviembre de 19131276. La planta superior, destinado para el uso de esta
organización, albergaba los despachos directivos, la sala de juntas y los consultorios
médicos. La planta baja fue la que se destinó al dispensario. Las dependencias se
articulaban a partir de un espacioso patio central, que actuaba a modo de hall y en el
que se encontraba un vestíbulo. Este último, servía de sala de espera en la que se
publicitaba propaganda sanitaria en tablones informativos. Todas las dependencias,
1274
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7183; expediente nº 202.
1275
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. In, Lucha
Antituberculosa de España. Tomo I, … Opus cit, 1935, p. 7.
1276
DARIAS PRINCIPE, A.(1985). Opus cit, p.335.
dotadas con iluminación propia y amplios ventanales que favorecían una adecuada
ventilación, se comunicaban con este patio.
1277
Ibidem, 1935; p. 5-6-7-8.
La actividad del centro, como ya se ha expuesto, comenzó el 24 de abril de 1933, con tan solo el
director como personal. Poco a poco, se fueron agregando profesionales como fueron el
laringólogo, el ayudante-tisiólogo y la enfermera visitadora titular. Entre abril de 1933 y
diciembre de 1934, pertenecieron como personal titular y agregado: dirección, Tomás Cerviá
Cabrera; ayudante tisiólogo, José Domínguez Domínguez; laringólogo, Juan Vidal Torres; médicos
asistentes y colaboradores, Manuel Fernández de Villalta García, Juan García-Talavera Armas,
Celestino González Padrón, José G. Martín Herrera, Pablo Maffiotte La-Roche, José Pérez y Pérez,
Francisco Suárez Hernández y Francisco Toledo Pérez; farmacéuticos asistentes y colaboradores,
Pedro Domínguez Quesada y María Nieves Vidal Torres; estudiantes asistentes, José García
Este dispensario no fue más que una adaptación de un edificio que se había
creado para otros fines, situación semejante a la que se propició en otros puntos del
territorio nacional. Los primeros de este tipo fueron los de Madrid, fundado por Verdes
Montenegro en 1901 y en Barcelona, abierto desde 1905. El primero se trataba de un
«hotel» que se había reformado y que años más tarde, en 1908, ante la demanda
asistencial, se amplió y rehabilitó, hasta la creación en la década de los veinte de un
interesante edificio racionalista ubicado en la calle Goya, en la línea de Fernando García
Mercadal. El segundo ejemplo, estaba situado en la zona antigua de la ciudad en un
solar irregular. La importancia adquirida por el GATEPAC en 1934 propició el encargo,
por parte del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, de proyectar y construir un
edificio que centralizara la lucha antituberculosa a Josep Torres Clavé, Josep Lluís Sert y
Joan Baptista Subirana, miembros de este movimiento, y que no se vio concluso hasta
1938.
López, Fernando García-Talavera Armas, Lorenzo Llabrés Delgado, Cristino Suárez Hernández;
practicante y ayudante de radiología, Andrés García Soriano; practicante, Manuel Palacios
Barrera; enfermeras interinas, María Luz Sobrón González, Raquel Arocena y Aurea Aguilar;
enfermera asistente, Lucrecia Muñoz-Reja; Administrativo, Joaquín Luño Ramira; y como conserje
y limpiadora a Domingo Alberto y Concepción Moreno respectivamente.
1278
Debe destacarse la «difusión de cultura antituberculosa» que se promueve desde el
Dispensario Central. Claro ejemplo son el ciclo de charlas sanitarias emitidas durante 1936-1937
que efectúa Ángel Vinuesa en los micrófonos de Radio Club Tenerife. A ello se unió el curso
promovido por el Instituto de Higiene que pretendía formar a 20 alumnas como Instructoras de
Sanidad, de las que se obtuvieron personal formado para ocupar los puestos de enfermeras
visitadoras.
1279
Ibidem, 1935; p. 34-36.
tipo de pabellones de las urbes procurando evitar el contagio. Estos dispositivos eran
orientados con su eje longitudinal en dirección este-oeste, ubicando las áreas de
hospitalización al sur, con habitaciones de entre 2 a 6 camas, y los servicios al norte.
1280
Para su diseño se estudian dos esquemas de distribución de la planta que se diferencian
sobre formalmente. Se denominan «Tipo Nord» y «Tipo Sud», ilustrados en los sanatorios
diseñados por Lucca y Trapani.
«Sud», en tres modelos diferentes: uno para Zona Norteña, otro para Zona de Meseta
Castellana y otro para Andalucía, con capacidad para 400, 300 y 200 camas, en el que se
instauró un esquema común que utilizaba la «planta en avión», muy similar a la
empleada para el sanatorio italiano de Lucca1281.
1281
IGLESIAS PICAZO, P. (2011). Opus cit, p. 181-185.
1282
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central del Estado de Santa Cruz de Tenerife.
Fascículo III, 1936-1937. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Instituto de Higiene de
Tenerife, Librería y Tipografía Católica, 1939, p. 10-11.
tratar y educar a todos aquellos individuos que ingresaban bajo una óptica
biopsicosocial.1283
1283
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. Fascículo IV-V,
1938-1941. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional Antituberculoso,
Librería y Tipografía Católica, 1942, p. 65-83.
1284
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7013; expediente nº 213.
1285
Ibidem.
1286
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 331.
1287
Ibidem.
197. A. Benítez: Vista del Sanatorio Enfermería de Ofra (Fuente: APTCC-Fotografías interiores y
exteriores).
1288
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes. Negociado: Beneficencia. Año de 1937.
1289
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7087; expediente nº 99.
1290
BOE número 6, 13 de enero de 1993.
Destaca el peso que tuvo en esta operación el recién nombrado gobernador civil, Dr. Vicente
Sergio Orbaneja. La Finca El Palomo estaba ubicada en las proximidades de la casa que Sixto
Machado tenía en el actual Barrio de Tío Pino.
1291
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; Oficios y escritos que no figuran en
expedientes. Negociado: Beneficencia. Año de 1937; opus cit.
Los terrenos ofertados a la Corporación Insular en octubre de 1936, tenían una superficie
110.000 metros cuadrados, próximos al Dique del Este al final del kilómetro 4 de la carretera de
San Andrés. Su dueño solicita un total de 100.000 pesetas a pagar a 3.000 pesetas mensuales sin
intereses. Pese a una nueva oferta menor por parte del vendedor, unos 95.000 pesetas a pagar a
razón de 1.500 pesetas mensuales, el Cabildo de Tenerife desecha la oferta por carecer de dinero
en la Hacienda Insular que pueda asumir tal deuda.
1292
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife; fascículo IV-V,
1938-1941. Opus cit, p. 13.
1293
Junto a Tomas Cerviá trabajaron el José Domínguez Domínguez, el Emilio Luque y Celestino
González Padrón, realizando oleotórax, toracoplastias y frenicectomías.
hectárea, (…), hallándose atravesada de Norte a Sur por la Carretera General del Sur de
la Isla, (…), como precio de adquisición de dicha finca, la suma total de sesenta mil
pesetas, (…), de cuyo precio se abonarán treinta y cinco mil pesetas tan pronto se
habilite el crédito correspondiente, (…), revocar el acuerdo de esta Comisión, fecha
primero de los corriente, sobre apertura de un concurso para la adquisición de solares
con destino a la Leprosería Insular en proyecto, y en su lugar, construir, a su tiempo,
dicho Establecimiento en la parte alta del inmueble descrito en el apartado a)
precedente, situada al Poniente o derecha de la carretera general del Sur de la Isla. En
este lugar, en un primer momento, se proyectó la construcción de un dispositivo
asistencial en el que combinadamente se tratara tuberculosis y lepra. Pese a que fue
avalado por el Inspector Provincial de Sanidad, Ángel Vinuesa, por los arquitectos
provincial e insular, Domingo Pisaca Burgada y José Enrique Marrero Regalado, no llegó
a ejecutarse en su totalidad, limitándolo a pacientes tísico y buscando otra solución para
los leprosos en el sur de Tenerife con la construcción de la Leprosería Provincial.1294
Desde el siglo XIX y la primera mitad del XX, se procuró que los tísicos disfrutaran
de terapias que se centraban el dieta y reposo fuera de las urbes para entrar en
contacto con la naturaleza, ya fuera «original o creada». Dentro del proyecto del
1294
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 60.
1295
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 263.
1296
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 96.
El importe fue de 14.343,65 pesetas, de los que 6.671,47 pesetas correspondían a material
preciso para la ejecución de la obra, y 7.672,18 pesetas para la contrata y mano de obra,
realizada por la empresa Entrecanales y Távora S.A. Para esta obra se emplearon 362 metros
lineales de tubería de cemento de veinte centímetros de diámetro, 8 anillas de distribución y 2
tanquillas de bloque de cemento.
1297
Ibidem, p. 84-88.
1298
Al igual que en la Finca del Cardonal, en la de El Palomo, se efectuaron trabajos en los
jardines del Sanatorio-Enfermería provisional, efectuados por la empresa Entrecanales y Távora
S.A. por un importe de 2.273 pesetas.
1299
A estas camas, y mediante pequeñas reformas en la estructura del edificio, se procuraba
aumentar el total de las camas en 35 a 40 más.
Antituberculoso Central del Estado, situación por la que había luchado arduamente. En
la inauguración oficial, realizada el 16 de agosto de 1945, estuvieron presentes las más
destacadas autoridades regionales y nacionales, como el Director General de Sanidad,
José Alberto Palanca, junto al Capital General de Canarias, Francisco García-Escámez,
entre otras autoridades.1300
199. Proyecto para el ajardinado del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso (Fuente: ACIT- Negociado de
Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 96).
1300
ABC (Madrid), 23de agosto de 1944, p.5.
En el momento de su inauguración, la plantilla que prestaba asistencia a los enfermos era:
director, Tomás Cerviá; cirujano, José Domínguez; becarios, Virgilio Gutiérrez y Javier Samitier;
practicantes interinos y voluntarios, Jesús Vinuesa, Federico González Moradillo, Manuel Beltrán,
Vicente Núñez y José María Gutiérrez; enfermeras interinas, María Fernández, Mª Dolores Pérez
Isaba, Aurora Martínez, Olimpia Sansebastián, Modesta Ruiz, Dolores Morell, Amparo Gómez,
Rita Suárez; ayudantes de enfermeras encargadas, Isabel García, Felisa de Cándido, Carmen
Rodríguez, María Cubas, Dolores Delgado, Susana Cano, Guadalupe Pineda, Ifigenia Rodríguez,
Pilar de León; capellán, Miguel Caballero; auxiliar de oficina, Arsenio Rodríguez; conserje, Antonio
Hernández; Jefe de cocina, José Navarro; y como guarda, Romualdo de León. A finales de 1947,
las Hermanas Mercedarias de la Caridad, asumirán la Mayordomía del Centro, incorporándose
1300
ocho monjas bajo la dirección de Sor Isabel Iraeta como Madre Superiora y Enfermera-Jefe ,
aumentando hasta trece a finales de 1949.
La presión asistencial a la que se vio sometido este los primeros momentos, llevó
a elaborar diferentes proyectos y modificaciones, tanto en sus recursos humanos como
en las infraestructuras: aumento del personal subalterno; aumento hasta 60 camas más
mediante pequeñas reformas sobre la estructura y distribución del edificio, lo que se
denominaba en los expedientes como …mover algunos tabiques…; creación de talleres
de reeducación y readaptación, como trabajos agrícolas efectuados por los enfermos;
construcción de almacén, que estará concluido a finales de 1949; ampliación de la
Basándose, como ya se ha
comentado anteriormente, en la
creencia de que la enfermedad
no fuera hereditaria, pero si que
fuera la infancia el momento de
adquisición para una posterior
reactivación en la adultez, junto a
un número importantes de casos
entre la población infantil, en octubre de 1944 se plantó, por parte del Jefe Provincial de
Sanidad accidental, Antonio Bencomo Macías y del Director del Dispensario
Antituberculoso, la construcción de un Preventorio Infantil Antituberculoso. El edificio
se proyectó para unos terreno ubicados en La Esperanza, por encima del pago llamado
«Panasco», lugar que presentaba todas aquellas condiciones que en aquel momento se
consideraban como óptimas: se encontraba a suficiente altura; con buena orientación;
protegido de los viento; fácil abastecimiento de agua, pureza, sequedad y ozonización
óptima del aire por falta de polvo y contaminación del terreno; de corrientes aéreas
calientes y de la niebla baja; estar los alrededores cubiertos de vegetación arbórea
(pinos); y ligera oscilación entre el día y la noche.
Los terrenos estaban divididos en dos partes: el trozo A, ocupando una superficie
de 70.520 metros cuadrados, mientas que el B una superficie total de 16.670 metros
cuadrados, comprendiendo límites del Monte de Propios de aquel Municipio, los cuales
se propone ceder desde la Corporación municipal de El Rosario. Desde la Jefatura de
1301
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central y del Sanatorio Antituberculoso de Ofra de
Santa Cruz de Tenerife. Fascículo VII, 1944-1945. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del
Patronato Nacional Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica, 1946, p. 33.
Montes Provincial se autorizó el acuerdo del Ayuntamiento ante el fin al que iban a ser
destinados los terrenos, aportando la carencia de abastecimiento de agua que existía en
el lugar elegido1302. Esta situación se procuró resolver desde la Corporación insular,
encargando un proyecto de elevación de aguas, en 1949, cuyo importe ascendió a
1.361.672,10 pesetas, al Ingeniero Director Juan La-Roche Izquierdo1303; a éste se le
unió, la carretera de acceso al Complejo, para la que se presupuestó un total de
510.592,75 pesetas, entre material y contrata, proyecto diseñado por el mismo
ingeniero y en igual año1304. En abril de 1950, ni uno ni otro, todavía estaban
terminados, lo que muestra un desinterés por este tema desde los organismos
gubernamentales, desviando su atención hacia otros problemas presentes en ese
momento en la Isla1305. El proyecto no se llegó a ejecutar seguramente por el cambio de
mentalidad y los descubrimientos que en el campo de la medicina realizado sobre esta
enfermedad.1306
1302
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7186; expediente nº 498; p. 1-5.
1303
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7186; expediente nº 499; p. 1-25.
1304
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 240; p. 35-37.
Dentro de la documentación consultada tanto en el Archivo del Cabildo Insular de Tenerife como
el en Archivo Provincial de Santa Cruz de Tenerife, tan solo se conserva tres expedientes que
aluden al proyecto de este dispositivo asistencial (no se ha hallado el proyecto del edificio que se
iba a ejecutar).
1305
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 240; opus cit, p. 46.
1306
El 16 de diciembre de 1952, por Orden del Presidente del Patronato Nacional Antituberculoso
(PNA), la dirección del Dispensario y del Sanatorio-Enfermería se dividen, asumiendo la del
primero el médico Ramón Luelmo. Este año será el punto de partida de la introducción de la
«nueva farmacología», pese a que desde 1944 se había procurado combatir a la enfermedad
mediante la estreptomicina, efectuándose un giro en el tratamiento de la tuberculosis, situación
que favoreció la evolución y el estado físico de los dolientes.
1307
CIORANESCU, A. (1988). Opus cit, p. 227-240.
Desde 1900, Diego Guigou y Costa, manifestó su pretensión de fundar un hospital dedicado al
cuidado de niños cuyos recursos fueran escasos, con una obtención de recursos materiales
provenientes de los donativos populares.
Desde mitad del siglo XIX, el Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados,
había albergado tanto la Cuna de Expósitos como la Maternidad. Durante años, el
periodo estival era el momento en el que los niños expósitos se trasladaban a las afueras
de Santa Cruz, en la zona de Hoya Fría, para pasar unos días en contacto con la
naturaleza y el aire libre, en el chalet que poseía Álvaro Rodríguez López1310. Buscando
soluciones a tenor de los recursos disponibles, en Acta de Cabildo con fecha 15 de
febrero de 1932, se propuso la construcción de un edificio, en una huerta propiedad de
la Casa de Huérfanos, llamada Finca La Higuerita, que durante años se había destinado
al ocio de estos infantes. Además, en este proyecto encargado al arquitecto Antonio
Pintor, se pretendía incluir a los niños de la Cuna de Expósitos1311. Nuevamente, y ante
las penosas condiciones de las dependencias destinadas a los huérfanos en el Hospital
Civil, el 3 de octubre de este mismo año, Pedro García Cabrera propone, en Sesión
Ordinaria, instalar la nueva Casa-cuna en un edificio independiente y aparte del
destinado para el Hospital Central futuro1312. Al año siguiente, durante el verano de
1933, se estableció claramente la necesidad de un «nuevo centro dedicado a alojar a los
1308
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6983; expediente nº142.
1309
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº6983; expediente nº191.
1310
Existía entre la comunidad religiosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul que
administraba la Cuna de Expósitos y Álvaro Rodríguez López, que posteriormente se materializará
en la donación de los terrenos a la Fundación.
1311
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit p. 144-145-178.
1312
Ibidem, p. 358.
niños huérfanos de la Isla, donde existieran espacio amplios y verdes que estuvieran
alejado, tanto física como ideológicamente, de un recinto hospitalario, cuyo fines
distaban mucho de la de un establecimiento destinado al cuidado y crianza de niños
huérfanos». Tal situación conllevó a que el Cabildo Insular se planteara la construcción
de una Casa-Cuna en los terrenos donados por Álvaro Rodríguez López1313, a los que se
unía una importante suma de dinero, que también obsequió, para sufragar la
construcción del proyecto1314. El 16 de agosto de 1933 se procedió al traslado de los
niños y niñas al nuevo emplazamiento, dado que el expresado Edificio se hallaba en
condiciones, después de haberse terminado las reformas necesarios a tal fin, y teniendo
en cuenta las pésimas condiciones higiénicas correspondiente en estos Asilos y el
excesivo calor que existe en la actualidad en esta Capital. El nuevo emplazamiento, que
no era más que un salón de empaquetado reformado1315, precisó tanto de recursos
1313
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7086; Escritos, oficios y minutas que no figuran en
expedientes.
Trozo de terreno donde dicen «Hoya Fría», de 13.349 metros cuadrados de superficie. En el
terreno se halla construida una casa, una gañanía y dos pequeños estanques, varias huertas y
paseos anexos, con una faja de terreno que ha de ser destinada a camino…
1314
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 13; Beneficencia y Sanidad; opus cit, p. 253-254; caja nº
6988-expediente nº 209.
Sesión ordinaria de La Comisión Gestora Del Excelentísimo Cabildo Insular de Tenerife de 10 de
Julio de 1933 (...) Asuntos presentados después de cerrado El orden del día de los que se da
cuenta con carácter de urgencia (...) A continuación di cuenta del expediente incoado con motivo
de oficio de La Presidencia dirigido a don Álvaro Rodríguez López interesando se sirva comunicar
si cedería en arrendamiento y en qué condiciones, la casa de su propiedad enclavada en el sitio
conocido por «Hoya Fría», con objeto de instalar en ella la Casa Cuna dependiente de este Cabildo
por no ser bastante y adecuado el local en que actualmente se halla, en el edificio de
Establecimientos benéficos de esta Capital, así como de la carta del expresado señor Rodríguez
López, en la que manifiesta cede el referido inmueble en arrendamiento, por La cantidad de cien
pesetas anuales, por tiempo indeterminado, sin otras condiciones especiales que la de ser de
cuenta de esta Corporación la conservación exterior e interior del edificio, que las obras que se
realicen en el mismo requieran su previa conformidad, y que si algún día necesitase de la casa
objeto del arrendamiento, El Cabildo queda comprometido a desalojarla dentro del año posterior
a su aviso , con dicho objeto. Y La Comisión acuerda por unanimidad: Primero.- Hacer constar en
acta el agradecimiento de la Corporación por el ofrecimiento del señor Rodríguez López y las
facilidades concedidas para disponer de edificio donde instalar la Casa-Cuna en lugar adecuado
para la vida higiénica de los acogidos. Segundo.-Aceptar el arrendamiento del inmueble de
referencia por la suma de cien pesetas anuales y las demas condiciones originadas por El
arrendador, facultándose a la Presidencia para que otorge el correspondiente contrato. Tercero.-
Facultar a la propia Presidencia para que pueda disponer y ordenar cuanto sea preciso para el
traslado de la Cuna al nuevo edificio donde ha de ser instalado.
1315
ACIT-caja nº 7017-7018; Oficios y escritos que no figuran en expedientes. Negociado:
Beneficencia. Año de 1937; opus cit.
materiales como humanos1316. Años más tarde, en enero de 1938, Álvaro Rodríguez
López donó los terrenos a la Corporación insular para alojar definitivamente la Casa-
Cuna en este emplazamiento1317. Junto a los solares donados, el Cabildo Insular adquirió,
en 1934, los terrenos contiguos, encargando el diseño del proyecto, así como la
construcción de la fábrica, al arquitecto Marrero Regalado1318.
1316
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7001-7002; expediente nº 234.
Se precisó de mobiliario, enseres y útiles de cocina necesarios, así como la instalación de un
teléfono para la debida comunicación y su correcto funcionamiento. Junto a esto bienes
muebles, el nuevo centro se dotó de otros humanos, nombrando una cocinera y una
demandadera; a la primera se le pagó un sueldo de 100 pesetas, mientras que a la segunda
ascendió a 60, junto a 30 pesetas más mensuales destinados a sufragar los gastos del transporte
diario necesario para suministrar los artículos de primera necesidad desde el Hospital Civil al
nuevo emplazamiento de Hoya Fría.
1317
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 169.
1318
En el momento del encargo de la obra, presidía el Cabildo Insular Maximino Acea Perdomo
(1931-1936).
1319
DARIAS PRINCIPE, A. (1985). Opus cit, p. 355-356.
1320
NAVARRO SEGURA, M. I. Arquitectura del Mando Económico en Canarias. La posguerra en el
Archipiélago. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1982, p. 102-105.
1321
Ibidem.
1322
DELGADO CAMPOS, S. M. En torno a cierta arquitectura de Canarias. In Rincones del
Atlántico, nº 5, Arquitectura y paisaje. La arquitectura tradicional
en el medio rural de Canarias. Tomo I. Miscelánea. [Sitio Web]. 2003-2011. URL:
<http://www.rinconesdelatlantico.es/num5/8_miscelanea_2.html>; (consultado en enero 2012).
1323
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7183; expediente nº 263.
A primeros del año 1937, su denominación sufre un cambio, pasando de llamarse Casa-Cuna a
«Jardín Infantil de la Sagrada Familia», llegando incluso a prohibirse de modo absoluto el uso del
antiguo nombre. Entre las causas, se pueden barajar muchas, pero la más probable pudo ser
secundaria al cambio político que se origina en las Islas a partir de 1936, donde la Iglesia Católica
presente en las Islas adquirirá un papel relevante. Esta modificación adquirió tal seriedad, que
llegó a publicarse en el Boletín Oficial de la provincia de Santa Cruz de Tenerife número 156 de
fecha 29 de diciembre de 1937.
1324
NAVARRO SEGURA, M. I. José Enrique Marrero Regalado (1897-1956): La arquitectura como
escenografía. Santa Cruz de Tenerife: Demarcación de Tenerife-Gomera-Hierro, Colegio de
Arquitectos de Canarias, 1992, p. 282-287.
1325
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7183; expediente nº 179; p. 1-3.
1326
Ibidem, p. 15.
Los donativos fueron numerosos siendo estos en metálico o en especias, aportando cada uno de
los donantes bolsas de cemento, mosaicos, y todo aquello que pudiera ser empleado en la
edificación de la Institución en proyecto.
1327
Ibidem, p. 58-60 y p. 248-250.
Para poder hacer habitable el lugar, en junio del mismo año, se compraron varios aparatos para
la puesta en funcionamiento del edificio: una cocina de segunda mano que pertenecía las Hotel
Quisisana, un horno de pastelería y un calentador de vajilla por un importe de 1.800 pesetas,
incluido el transporte hasta el nuevo establecimiento.
1328
Ibidem, p. 135-139.
1329
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; expediente nº 308.
1330
Ibidem.
La modificación del proyecto situó el importe de éste en 87.911,53 pesetas.
1331
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 115.
La obras fueron adjudicadas por la cantidad de 70.232,53 pesetas.
1332
Ibidem, p. 126-150.
1333
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; expediente nº 15.
Los trabajos fueron realizados por un importe de 572.485,66 pesetas.
1334
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 118.
En el plano, se puede observar como la galería de la planta baja se repite en la superior, llevando
barandilla de hierro cuadrado y cubierta de hormigón simulando una armadura clásica con
tejado. Se emplearon en la construcción una base de estructura de hormigón armado en pilares,
vigas y tableros de pisos, hormigón ciclópeo en cimientos, muros de cantos del país, cámara
aislante en el techo del dormitorio, solados de mosaicos del país y losetas rojas en terraza.
hormigón ciclópeo en cimientos, muros de cantos del país, cámara aislante en el techo
del dormitorio, solados de mosaicos del país y losetas rojas en terraza. A la subasta de
las obras solo compareció la empresa Construcciones Hidráulicas y Civiles S.A.,
adjudicándosele a ella por un importe de 149.454,84 pesetas, concluyéndose éstas en
abril de 1939, como figura en la certificación que acredita su conclusión.1335
204. Iglesia y campanario del Jardín Infantil de la Sagrada Familia (ACIT- Negociado de
Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 155).
1335
Ibidem.
1336
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 45; p. 1-8.
1337
Ibidem, p. 9-65.
El presupuesto se desglosaba para cada una de las plantas: 97.207,95 pesetas para las obras e
ejecutar en la planta baja; 93.370,73 pesetas para la primera planta y 91.945,21 pesetas para la
segunda.
1338
Ibidem, p. 247.
Esta colaboración entre ambas empresas figura en los abonos que se le realizan: la cantidad de
1338
5.172,30 pesetas para pago de elementos decorativos, y las efectuadas, en diciembre de
1940, por el importe de 3.934,91 pesetas, que comprendía la instalación de dos baños con sus
accesorios
1339
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 179.
1340
Ibidem, p. 46-61.
La primera subasta se realizó por la cantidad de 142.295,38 pesetas.
1341
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7184-7185; expediente nº 45; opus cit, p. 195.
1342
Ibidem, p. 282-283.
El presupuesto se emite desde la empresa Entrecanales y Távora S.A. que hace llegar al
arquitecto José Enrique Marrero Regalado para que le de el curso pertinente.
1343
Ibidem, p. 521.
1344
Ibidem, p. 560-568.
1345
Ibidem, p. 571-579.
La cantidad establecida por los trabajos a realizar fue de 88.342,13 pesetas, al que hubo que
agregar la cantidad adicional de 43.513,98 pesetas.
techos. Existen también en el pavimento de las azoteas de las naves contiguas a la torre
bombeo de paños de losetas roja y grietas de rotura por efecto de dilatación. Tras la
valoración realizada por el arquitecto Machado Méndez, se dispuso, por orden de la
Comisión Gestora, el arreglo de los diferentes desperfectos.1346
Los primeros niños que ocuparon el recién inaugurado edificio fueron los niños
entre 2 y 7 años (1ª y 2ª infancia) y las niñas cuya edad superaba los 7 años, ya que los
niños mayores de 7 años quedaron alojados en el antiguo establecimiento situado en las
proximidades del Hospital Civil, procediendo a su posterior ingreso, una vez que
cumplían los 9 años, en las «limitadas plazas» de la escuela profesional de los Padres
Salesianos, próxima al Hospital Militar, donde se les instruía en un oficio: Al encontrarse
no solo agotadas, sino superadas las plazas disponibles, motiva que el ingreso sea restringido; la
oficina de admisión puede recibir al niño recién nacido y lactante, pero rebasando la primera
infancia ya es de la competencia de la Excma. Corporación quien, en casos de reconocida
1346
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7065; expediente nº 375.
1347
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7084; expediente nº 197.
El coste de estas obras menores fue de 7.853 pesetas, presupuesto presentado a la Corporación
insular por Francisco Guijo Alcaide.
1348
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7086; expediente nº 322.
1349
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7086; expediente nº 76.
El coste de la caldera generadora de vapor fue de 35.200 pesetas.
1350
necesidad, decreta los ingresos . Estructuralmente, la niñas se colocaron el ala derecha
del edificio, zona próxima a la torre y lo que posteriormente sería la iglesia. En la planta
baja del ala opuesta se ubicaron a los lactantes y primera infancia, conformándose lo
que coloquialmente se llamó «Sala de Cunas» o Departamento de Puericultura. Por
último, el piso superior inmediato, que era el destinado a los niños de segunda infancia,
y el inferior, en un primer momento, a zona se esparcimiento o patio para recreos a la
que se le dio poco uso, ante las numerosas zonas destinada a tal menester, lo que
provocó que años más tarde se instalara el Departamento de Pediatría o «Enfermería».
Para la apertura del centro se procedió a una selección del personal entre las
Hermanas de la Caridad que prestaban su servicio en la Institución1351, pese a que se
barajó la posibilidad de que otra orden religiosa tomaras las riendas del Centro1352. El
resto del edificio que quedaba por construir para su conclusión, es decir, la iglesia, el
pabellón de costado sur y el de poniente destinado a los varones, no se acometió hasta
febrero de 1940. Así como había ocurrido en el antiguo establecimiento del Hospicio de
San Carlos, el nuevo Centro contaba en la fachada principal del edificio destinado a
alojar a los niños de un «torno», mecanismo que permitía el «depósito anónimo» de
neonatos que por circunstancias varias no podían ser cuidados por sus progenitores. La
condición de acogido en la Casa-Cuna, se lograba con la posesión de tres características
como eran «la orfandad, la pobreza y el abandono de sus padres», normas establecidas
a las que se unían las implantadas para regular la estancia de los niños en el Centro: En
todo momento, los padre o encargados legítimos pueden, mediante una comparecencia,
reclamar y llevarse a sus hijos o tutelados, pudiendo permanecer en el Establecimiento,
hasta finalizar su educación y formación total las hembras; los varones pasan a los 9
años a las Escuelas Profesionales Salesianas, donde, becados por el Excmo. Cabildo
1350
PISACA BURGADA, A.; ACUÑA DORTA, B. Jardín Infantil de la Sagrada Familia. Memorias y
Antecedentes 1956-60. Santa Cruz de Tenerife: Litografía A. Romero, 1960, p. 1.
1351
AA. VV. (2001). Opus cit, p. 33. Fueron tres las hermanas que acompañaron a los infantes: Sor
Francisca Calixto, Sor Juana Belzunegui y Sor Jerónima Enríquez.
1352
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7087; expediente nº 256.
Entre las órdenes religiosas que pensó para la gestión del Jardín de Infancia de la Sagrada Familia,
estuvo la Institución Salesiana entre otras. Se solicitó el consejo del Iltmo. Señor Obispo de la
Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, Fray Albino González y Menéndez - Reigada .
Insular, son preparados en oficios adecuados para hacer frente a la vida en un próximo
mañana…1353
En junio de 1937, Diego Matías Guigou, Director Médico del Hospital de Niños,
ponía en conocimiento de la Corporación insular, que ante la imposibilidad de
aislamiento de los niños sanos de los enfermos, se estaban originando numerosos
ingresos en el centro que dirigía, solicitando la correspondiente remuneración por tales
servicios. Junto a esta solicitud, propone una serie de directrices para las actividades
realizadas en la Casa Cuna: a), que los servicios de la Casa-Cuna se dividan en dos
secciones: una de niños sanos, a cargo del Médico D- Isidoro Hernández González y otro
de niños enfermos, a mi cargo, como Médico, igualmente, de la Casa-Cuna desde el año
1926; b), que todo niño que ingrese en la Casa-Cuna sea puesto en cuarentena, en sala
especial, y que, en el caso de que padezca alguna enfermedad se le traslade,
automáticamente, al Hospital de Niños (Fundación del Dr. Diego Guigou) para su
asistencia; c) que todo niño que enferme en la Casa-Cuna sea trasladado, igualmente, a
este Hospital, considerándose como enfermedad, toda afección, tanto médica como
quirúrgica, que no sea un simple descenso en la curva ponderal, caso este no necesitado
de hospitalización ni de seguimiento, pues podrá resolverse, fácilmente, con la corrección
dietética adecuada; d) que el Excmo. Cabildo le asigne al Hospital de Niños (Fundación
del Dr. Diego Guigou) la subvención mensual de quinientas pesetas (500’- ptas.), a más
de la cantidad con que se hasta ahora ha contribuido al sostenimiento de aquél; e) como
es natural, por mi parte, seguiré prestando en la Casa-Cuna mis servicios como hasta
ahora, en lo que respecta a visitas a la misma, etc. Creo que, de esta forma, ambos
Establecimientos benéfico ganarán en efectividad, pues cuanto mayor unión exista entre
ellos y entre todos los dedicados a funciones similares, mejora la obra que realiza cada
uno de ellos en particular. En agosto, se dio orden desde la Corporación para que se
realizaran las recomendaciones propuestas, dejando pendiente el tema referido a la
organización y dotación de servicios médico-quirúrgicos y de aislamiento, para ser
retomado con posterioridad tras la conclusión de las obras que en ese momento se
efectuaban.1354
1353
PISACA BURGADA, A.; ACUÑA DORTA, B. (1960). Opus cit, p. 5.
1354
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; expediente nº 116.
1355
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7048; expediente nº 56.
1356
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7066; Oficio y minutas que no figuran en
expedientes.
Caridad1357. Durante la gestión llevada a cabo por Bernardo Acuña Dorta, que
comprendió entre 1945 y 1970, se efectuarán diferentes modificaciones en la estructura
y organización del Centro que mejorarán considerablemente su funcionamiento. Una de
ellas, fue la distribución que estableció a la hora articular los departamentos, situación
que había sido ya establecida años atrás por los médicos Isidoro Hernández González y
Diego Matías Guigou y Costa, el primero designado por la Junta General de Sanidad, y el
segundo como director del Hospital de Niños de Santa Cruz. Se establecieron cinco
departamentos: recién nacidos, lactantes, primera y segunda infancia, tercera infancia
de niñas y jóvenes adultas y tercera infancia de niños y jóvenes adultos (en ambas la
edad límite eran los 18 años). Para estos últimos, el Jardín Infantil disponía de la
posibilidad de alojar hasta 500 niños con todas las infraestructuras necesarias:
dormitorios, comedor-cocina, terrazas, estufa de desinfección, lavadero-secadero y
aulas destinadas a la docencia que se impartía en el propio Centro, de la que se
encargaban las Hermanas de la Caridad preparadas para tal fin. 1358
1357
Departamento de niños hasta 6 años (dormitorio para niños lactantes con capacidad para 85
camas y servicios sanitarios adyacentes; un dormitorio para niños de destete con 100 camas y un
solarium orienta al Naciente destinado a las sesiones de helioterapia; comedor y terraza para 130
almas; enfermería, sala mortuoria con servicio de desinfección; despacho médico; ropero, sala
para planchado y cuarto de costura; cocina, cámara frigorífica y sala dietética; dos amplias
terrazas y patio de recreo). Departamento dedicado a albergar niños entre 6 y 14 años (cuatro
dormitorios de 25 camas cada uno; cuarto ropero y cuarto de costura; escuela graduada y un
taller de zapatería; comedor grande con galería cubierta; dos campos de recreo y campo de
fútbol; servicios sanitarios necesarios). Departamento dedicado a albergar niñas entre 6 y 14
años (dos dormitorios con 100 camas cada uno; sala escuela con jardín exterior y patio de recreo
exterior; comedor para 200 niñas con galería cubierta; sala de costura, ropero y planchado;
servicios sanitarios). Departamento para las 13 hijas de la Caridad (dormitorio, oratorio,
enfermería y comedor; ropero y lavadero). Queda pendiente la construcción de la iglesia en
proyecto.
1358
La enseñanza impartida comprendían desde la Primaria hasta el Bachillerato, aunque
progresivamente, años más tarde se fueron incorporando disciplinas y oficios destinadas a los
jóvenes. Entre los oficios se encontraban la artesanía, los trabajos de telares y máquinas de
punto, incrustaciones, marquetería y repujados, entre otros, mientras que cuatro eran las
disciplinas que se impartían y a las que podían acceder los internos, como Practicante,
1358
Puericultura, Taquimecanografía, e incluso Magisterio . A todas estas actividades se unían
otras que procuraban el ocio, como visitas a la playa y el monte, así como todas aquellas que
fomentaban el nivel cultural de los niños como la pintura, la música y la gimnasia.
La altísima prevalencia de
enfermedades venéreas en la
población de Canarias fue una
preocupación constante de los
gobernantes nacionales e
internacionales. Un claro ejemplo
1359
Ley de Coordinación Sanitaria de 11 de julio de 1934 y atendiendo al Decreto de 14 de junio
de 1935, publicado en Gaceta el 19 del corriente. El personal que la conformaba era: 1 Director, 3
Médicos (1 al servicio de tracoma), 2 Químicos, 1 veterinario, 1 Gestor administrativo, 1 Conserje,
1 Chófer, 1 Mozo y 1 Auxiliar Administrativo.
1360
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; Papeles sueltos.
1361
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6962; expediente nº 162.
Igualmente, existía una R.O. de 11 de abril de 1921, que obligaba a asumir la gestión de estos
establecimientos a los Cabildos Insulares.
1362
Ibidem, p. 2 y 4.
Se le consigna un presupuesto anual de 15.000 pesetas para sus sostenimiento, al que hacen
frente a partes iguales desde las Corporaciones municipal, insular e interinsular. A ello se unía la
contribución que cada uno de los ayuntamientos de la Isla aportaban: el 1 % de los presupuestos,
atendiendo al reparto efectuado por el Cabildo Insular de Tenerife.
1363
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7017-7018; Papeles sueltos.
El aumento de la prevalencia de enfermedades venéreas y en concreto de la sífilis iba a
desbordar la atención hospitalizada de estos pacientes en el Establecimiento de Beneficencia de
la Capital, lo que hizo que surgiera la idea de creación de un Sifilocomio.
el coste del edificio será, aproximadamente, de 180.000 pesetas, de las que la Junta
provincial de Sanidad aportará 50.000, el Ayuntamiento de la capital 30.000 (pagaderas
en presupuestos de 1929 y 1930) y el Cabildo Insular 100.000 pesetas (en tres
anualidades); la Junta provincial quedará con pleno uso del sótano y primera planta,
siendo el resto dominio del Instituto de Higiene; teniendo en cuenta una futura
ampliación de los servicios del Instituto de Higiene, abre la posibilidad a que la
Corporación insular adquiera el resto del edificio para lo que deberá hacer entrega a la
Junta de un edificio en el casco de la capital para el Dispensario antivenéreo (el valor
será la cantidad aportada por este Organismo y por el de la Corporación Municipal, más
la cuarta parte adicional del precio del solar).1364
1364
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6975; expediente nº 155.
1365
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6962; expediente nº 194.
1366
El Dispensario provisional da inicio a sus servicios el 2 de enero de 1930. Será ubicado en la
planta baja del primer pabellón del Hospital Civil, por tratarse de una instalación provisional, ya
que en la distribución acordada por la Corporación Insular esta zona estaba destinada a
Distinguidos, situación que se convertiría en realidad, una vez se instalara la farmacia en un lugar
pendiente de concretar.
209. Francisco J. Castro: Fachada y lateral del Instituto Provincial de Sanidad (2012).
1367
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 6968; expediente nº 194.
Se insta Cabildo Insular a evitar la duplicidad de estos servicios benéfico-sanitarios, manifestando
lo ventajoso de una adecuada coordinación.
1368
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 10; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 129-130.
1369
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7044; Papeles sueltos.
1370
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7182; expediente nº 256. El edificio en proyecto
para el Dispensario Antivenéreo no molestaría las actividades del Observatorio Meteorológico, ya
que se instaló bastante separado y a unos 7 metros por debajo de éste, sin contar la altura de la
torre del Observatorio de unos 10 metros de altura que ocupaba un solar de 756,90 metros
cuadrados.
1371
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 10; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 204. El
Dispensario de Profilaxis Antivenérea, hasta su nueva ubicación en la Calle San Sebastián, estaba
ubicado en la planta baja del primer Pabellón del Hospital de Nuestra Señora de los
Desamparados. Destaca que se seleccionara esta calle, lugar frecuentado por prostitutas y en el
que existían numerosas casas de tapadas, como se conocía vulgarmente a los prostíbulos en la
ciudad.
1372
ACIT- Libro de Actas de Sesiones nº 11; Beneficencia y Sanidad; opus cit., p. 316. El jefe del
Observatorio Aerológico, envió un oficio a la Corporación insular en el que informaba que tal
ocupación no perjudica en nada los intereses del expresado Centro.
pautas: la sala de prostitución del Hospital Civil (lesiones agudas e infectantes) sería
suprimida; El Excmo. Cabildo contribuiría proporcionando 8 camas, su dotación y el
menaje correspondiente a la instalación del Sifilocomio que tendría de 16 a 20 camas;
Contribuiría al sostenimiento de dichas 8 camas abonando el importe correspondiente al
coste medio de estancia en el Hospital Civil; El Sifilicomio se instalaría en los locales que
el Estado posee en la calle San Sebastián y sería atendido por el personal del Dispensario
Antivenéreo. Con esto se obtendrían las siguientes ventajas: posibilidad de Vigilancia
directa de las enfermas prostitutas por los médicos de Servicio Oficial Antivenéreo;
mejora de la instalación de los enfermos; ahorro para el Excmo. Cabildo; y la posibilidad
de dedicar a otros usos la sala de venéreos del Hospital1373. El proyecto, pese a que
durante el gobierno republicano se le procuró el empuje que hubiera concluido con su
puesta en marcha, durante el periodo franquista perdió fuerza, caracterizándose por
una falta de atención desde las autoridades que «moralmente estaban mediatizadas», a
lo que se le unió la insuficiencia de recursos materiales que permitieran la construcción
del dispositivo asistencial.
1373
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 207.
1374
AHPSCT- Negociado de Mancomunidad Sanitaria- caja nº 1248; Papeles sueltos.
1375
La fachada está orientada hacia el naciente, ubicándose los nuevos edificios en el espacio
libre dejado por los ya existentes.
1376
Ibidem.
Entendemos que este, como todos los servicios auténticamente sanitarios deben estar muy
cuidados en su aspecto de presentación. El lugar dedicado a espera de las madres y los niños debe
ser acogedor y prácticamente prolongación del jardín con césped y pérgola que lo decoran y
cerrado con seto alto que lo aísle del resto de la institución sanitaria.
primero que se encontraba era una sala de espera cómoda con un habitáculo tipo box
con vidriera que era vigilado desde la sala fichero-pesaje que permitía aislar a aquellos
niños que se sospechaba de enfermedad contagiosa. La consulta se encontraba anexa,
comunicada directamente con la sala fichero-pesaje, dividida por un arco en dos áreas,
una para consulta y la otra para despacho-biblioteca. Contigua a esta dependencia,
estaba la sala de inyecciones, destinada a administración de vacunas y medicación
parenteral, baños, retretes y la caja de escalera que daba acceso al semisótano o a la
planta superior, ubicada en esta última los servicios auxiliares de la sección, «gota de
leche» y «leche modificada».
1377
Ibidem. Ante la inestabilidad de los precios de los materiales la Junta acuerda se saque dicha
obra a concurso libre con el carácter de urgencia y que se anuncie en el Boletín Oficial de Estado
(Año VI, Número 191, 19 de octubre de 1941) y en el de la Provincia (Número 124, 15 de octubre
de 1941), manteniendo las condiciones de los pliegos.
1378
Ibidem.
CONCLUSIONES Y DISCUSIONES.
El presente documento tiene el objetivo de realizar un recorrido histórico
centrado en su mayoría en el siglo XIX y la primera mitad del XX, donde se ha procurado
acercar a la historia de diferentes instituciones asistenciales de la isla de Tenerife, desde
la óptica del «binomio asistencia-arquitectura» en un periodo que comprende desde
que el territorio insular sufre una «metamorfosis» con la occidentalización hasta 1950,
momento en el que España comienza a dejar atrás una posguerra en un panorama
mundial arduamente difícil. La constante duda sobre cuál fue la asistencia sanitaria que
se prestó a la población canaria, así como que tipologías arquitectónica se emplearon
para poder hacerla efectiva, han sido el alma de este trabajo de investigación.
Paulatinamente se le han ido dando respuesta, pero a su vez han ido surgiendo otras
que se formularon como resultado del acercamiento a la documentación existente. La
práctica de la asistencia y Beneficencia que se ha investigado, giró en torno al ejercicio
caritativo en la isla de Tenerife, centrándose básicamente en tres ciudades: Santa Cruz
de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna y La Orotava, núcleos de relevancia
socioeconómicos donde se establecen los tres hospitales de mayor envergadura de la
Isla, y que han perdurado, transformándose y adaptándose, para sobrevivir hasta
nuestros días. Junto a ellos, se ha abordado además, otros tantos dispositivos de
marcado interés para comprender la evolución de los modelos arquitectónicos
sanitarios existen en Canarias, así como analizar todos aquellos de nueva adquisición
que llegaron en la primera mitad del siglo XX.
de la época, esta ley no llegó a aplicarse de forma efectiva y quedó abolida al año
siguiente. La ineficacia de las medidas adoptadas por el gobierno absolutista, llevó a
restablecer, por R.D. de 8 de septiembre de 1836, la ley anteriormente promulgada en
1822. Las vicisitudes políticas del período, unidas a la carencia de medios, limitó
considerablemente el alcance de esas medidas. Concluyendo la década de los cuarenta
del siglo XIX, resultó decisivo para la estructuración legal de la asistencia sanitaria, la
creación de la Ley General de Beneficencia de 1849, que logró estar vigente durante
muchos años. Complementada con un minucioso reglamento aprobado el 14 de mayo
de 1852, constituyeron, ambas disposiciones, el fundamento sobre el que se asentaría
toda la reorganización de la Beneficencia de España en el siglo XIX. Con ella, se pretendía
dar una continuidad a la participación de la Iglesia en la tarea asistencial, además de
reconocer, implícitamente, el derecho de todo ciudadano necesitado de ella a acogerse
a la administración asistencial por su mera condición de tal. Estipuló una distribución de
los recursos asistenciales, graduándolos a tenor de su condición general, provincial y
municipal, determinada por la asistencia prestada, así como por los para su financiación
y sostenimiento; además, se contempla una continuación de la estructura de Juntas en
los tres niveles para llevar a cabo su aplicación.
Durante la primera mitad del siglo XIX, la Iglesia sufre un duro golpe del que le
costará recuperarse, al suprimir el Gobierno todos los monasterios, conventos, colegios,
congregaciones y demás casas de comunidad o de instituto religioso de varones,
incluidas las de clérigos regulares y órdenes militares. Ingeniosamente, liberó de esta
situación a una serie de instituciones religiosas como fueron los colegios de Misioneros
para las provincias de Asia, las casas de Escolapios (establecimientos de instrucción
pública y establecimientos civiles de hospitalidad dependientes del gobierno), los
conventos de Hospitalarios, las casas de las Hermanas de la Caridad y las de Beatas,
consideradas necesarias y de interés por parte de los organismos estatales. Todos los
bienes raíces, rentas, derechos y acciones de todas las casas de comunidad de ambos
sexos se aplicaron a la Caja de Amortización, para la extinción de la deuda Pública.
del siglo XIX, establecen unos modelos y soluciones de corte más racionalizador y
estatal. Es en este momento, cuando comienza a concebirse la pobreza y sus
consecuencias, como un obstáculo material y no sólo como una realidad espiritual. La
caridad, como un instrumento de defensa de la economía y de la sociedad, abandona
esquemas en los que se tenía presente como un vehículo de salvación y defensa
religioso, considerando represión y trabajo como tratamiento reformador de aquellas
prácticas caracterizadas por la plétora caridad particular. En este proceso progresivo, la
Caridad da paso a la Beneficencia y, más tarde, acabar transformada en un concepto
novedoso en los esquemas establecidos hasta la fecha, la Previsión. Esta evolución
presente en el proceso transformador que ha sufrido el concepto de Caridad, no ha sido
compartida por algunos autores de corte católico, visualizando esta práctica como una
labor solapada con la Beneficencia, pese a los cambios producidos en la sociedad.
avances, que tanto la medicina interna como la patología desarrollan su campo del
conocimiento hasta cotas desconocidas previamente. Canarias, fue la excepción del
territorio español. La constante afluencia de franceses, ingleses y alemanes, sobre todo
estos dos últimos, unos huyendo de la situación política y otros buscando la
benevolencia climatológica, favoreció que muchos de estos conocimientos arribaran a
las Islas.
La preocupación por tener una población formada y sana, fue la misiva que
caracterizó las políticas sanitarias republicanas. Desarrollaron importantes actividades
de Salud Pública junto a una Atención Primaria que acerco la salud al entorno rústico,
con la creación de los consultorios rurales. Figuras como los canarios Juan Negrín, último
presidente de la República, o los trabajos realizados por Pedro García Cabrera, como
consejero de la Corporación local, fueron trascendentales para la puesta en marcha de
proyectos revolucionarios. Tras el alzamiento del 18 de julio y el comienzo del periodo
dictatorial, la sanidad volvió a esquemas tradicionales previos, que la colocaban en un
segundo plano. Los dispositivos asistenciales nuevos, tendrán que esperar a casi la mitad
del siglo XX, para comenzar a ejecutarse intervenciones en este campo, como fue la
creación del Seguro Obligatorio de Enfermedad en 1943 o la elaboración del Plan de
Instalaciones, con sus 16.000 camas a distribuir entre 67 residencias sanitarias, en 1947.
A comienzos del siglo XIX, España contaba con una población de 11,5 millones
hablan que tan solo fue un proceso broncopulmonar. Otras enfermedades como la lepra
y la tuberculosis surgieron fuertemente, ocasionando un daño importante a la población
foránea, pese a que la leyenda adjudica la introducción de la primera a Jean de
Béthencourt, normando que dio inicio a la colonización de las Islas; la segunda, fue
producto de una industrialización rápida y el hacinamiento, considerándose a Canarias
como uno de los climas más idóneos para su curación.
Durante el último tercio del siglo XIX hasta la década de los veinte del siglo XX,
se realiza un tipo de arquitectura cuyo campo se centró en el ámbito civil-doméstico,
denominada modernista. Básicamente venía caracterizada por elementos decorativos
en los que es una constante los dibujos de ornamentación floral en fachada, que
persiguen emular la naturaleza. Además se pueden encontrar otros elementos
El hospital, que hasta este momento había supuesto una aglutinación de los
servicios sanitarios, poco a poco, va reubicando sus departamentos a medida que los va
dotando de recursos, tanto materiales como humanos. Este es el caso de los pacientes
psiquiátricos, que abandonan el centro, tras la inauguración del Manicomio Provincial,
en el Barrio de Salamanca, la del Sanatorio-enfermería Antituberculoso de Ofra, o la
creación de la Casa-Cuna, o Jardín de Infancia de la Sagrada Familia, posteriormente, en
la zona de Hoya Fría, entre otros. Estos proyectos, aunque son ejecutados durante el
franquismo y el auge del Mando Económico de Canarias, tienen sus orígenes en el
periodo republicano, que por su «breve vida política», tan solo logró dejar propuestas
empleadas a posteriori, modificando o no su estética, pero conservando
sustancialmente su base.
territorio español, impidieron que se llevara a cabo, teniendo que esperar hasta 1938,
para confeccionar un propuesta, de la mano del arquitecto José Enrique Marrero
Regalado. Esta propuesta, será nuevamente modificada cuatro años más tarde, con tres
variantes destacadas con respecto al proyecto republicano: primero, la inclusión en la
red de los Hospitales de los Dolores en La Laguna y de la Trinidad en La Orotava;
segundo, la construcción de un hospital en el sur de la Isla, en la zona de Granadilla de
Abona, consolidando así la red sanitaria; y en tercer lugar, la creación de un equipo
quirúrgico móvil para cirugía urgente. Además se propuso la creación de una nueva
institución que prestara asistencia a los enfermos crónicos o incurables, sin dejar su
ubicación dentro de la geografía insular.
CUARTO.- Desde finales del siglo XIX, Juan Febles Campos había querido dotar
a la provincia de un Manicomio Provincial, para el que se diseñó un proyecto, del que
tan solo tenemos constancia por la prensa local, que el arquitecto Domingo Pisaca utiliza
para la confección del diseño que elabora en 1929 retomando la terminación de los
pabellones del complejo de los que tan solo uno estaba casi concluido, el otro quedaba
su mitad; en agosto de 1932, las obras estaban completamente terminadas.
Nuevamente, en 1937, se produce otro empuje del proyecto de 1929, al que se le unen
ciertas reformas que persiguen una aumento del número de asilados en el centro. La
precaria situación económica del país, no permitió concluir las obras hasta bien entrada
la década de los años cincuenta. Este centro, estuvo caracterizado por una progresiva
construcción, fruto de la escasez de posibles, a lo que se unió el concepto que en ese
momento se tenía de la psiquiatría y los alienados.
No debo concluir este apartado sin hacer mención el intento que hubo de
reubicar a la institución, bien porque Santa Cruz crecía hacia la zona de Salamanca, y lo
que fue extrarradio prácticamente rural, se convirtió en zonas residenciales de la urbe; o
porque el asilo precisaba de mayor espacio para albergar las dependencias.
Seguramente las dos fueron las que precipitaron a las autoridades a la búsqueda de un
solar para un nuevo Sanatorio, de entre 200 a 300 hectáreas, provistas de zonas de
cultivo para el trabajo de los enfermos, a 25 kilómetros de la capital en el norte de
Tenerife. Este proyecto se desechó, y no volvió a retomarse hasta la década de los
setenta, momento en el que los cambios políticos de España, facilitaron el inicio de la
Reforma Psiquiátrica, lo que motivó a que se buscara un emplazamiento diferente con
unas características determinadas, que facilitaran la reinserción social y laboral del
enfermo psiquiátrico.
QUINTO.- A pesar, que la propuesta inicial iba encaminada hacia una Tienda-
Asilo y Cocinas Económicas, gracias a la intervención de Diego Guigou y Costa,
evolucionó hasta la constitución de un Hospital de Niños, obra filantrópica sustentada
con el buen hacer de los médicos de la capital y la limosna de las almas caritativas. La
estructura arquitectónica primigenia se articulaba a partir de tres salas cuya capacidad
era para 20 camas destinadas a medicina general, enfermos quirúrgicos y enfermos
«contagiosos»; además, y destinado a las Siervas de María, un alojamiento para 2
religiosas y sirvienta, y un habitáculo con triple función: despacho médico, sala de Juntas
y quirófano. Si difícil fue para el Manicomio Provincial la ampliación y construcción de su
proyecto original, pese a tener el respaldo estatal, el recorrido del Hospitalito fue muy
tortuoso, eso sí, contaba a su favor con la simpatía de la población chicharrera que
perduró hasta su cierre en la década de los noventa.
OCTAVO.- Al igual que en el Hospital Civil de Santa Cruz de Tenerife, las obras
ejecutadas, tanto en el Hospital de Nuestra Señora de los Dolores como en el de la
Santísima Trinidad de La Orotava, no pasaron de ser meras intervenciones de
mantenimiento o «ampliaciones tímidas». Mientras el primero en La Laguna, no había
modificado drásticamente su fábrica desde su creación, el segundo fue el resultado de
un aprovechamiento de un inmueble eclesiástico cuya orden religiosa había dejado de
existir en aquella localidad norteña.
Si debe reseñarse como desde los años veinte existe una intención de dotar a la
ciudad de La Laguna de un nuevo hospital de los Dolores que prácticamente quedó en
papel. En 1922, ante la precaria situación en la que se encontraba el Hospital de Los
Dolores, se adquieren terrenos próximos a la Cruz de Piedra para la construcción del
edificio. El proyecto, obra del arquitecto Domingo Pisaca, articulado a partir de
pabellones, tomaba como ejemplo la arquitectura higienista anglosajona empleada en el
Hospital de Niños de Penlebury. La propuesta arquitectónica establecía un gran eje
central cortado por crujías que formaban los diferentes pabellones, ubicando 4 edificios
en cada una de las esquinas del solar; los pabellones estaban divididos por
especialidades como infecciosas, enfermedades comunes, cirugía, maternidad e
infancia, que se unían a una crujía central y cuya capacidad era para 130 enfermos. Se
iniciaron las obras de vallado y cimentación, abandonándose por falta de fondos.
NOVENO.- Desde los inicios de la cultura europea en las Isla, se había emplazado
en Gran Canaria, en la zona de Tafira, el Hospital de San Lázaro, destinado a alojar a
enfermos leprosos y con elefantiasis. El viejo edificio, fundado en 1556 bajo Patronato
Regio, constituía un centro carente de las mínimas condiciones higiénicas que lo
deberían caracterizar. A él, confluían todos los enfermos malatos de las Islas, donde
eran tratados, alojados y custodiados, evitando la propagación de una enfermedad que
en el territorio canario era considerada como endémica. Pocas intervenciones se
realizaron en su fábrica, que prácticamente se mantuvo perenne hasta el siglo XX, salvo
en los inicios del siglo XVII, momento en el que fue precisa su reconstrucción tras el
ataque de Van der Does a las Palmas, que le confirió un estado ruinoso.
Hubo que esperar a finales de la década de los cuarenta, para que, con el apoyo
del Mando Económico de Canarias, pese a que se hace público el proyecto desde 1942,
denominándolo como «Preventorio para hospitalización transitoria de leprosos». Esta
vez, más al sur, se inclinaron por colocarlo en la costa de Arico, en un lugar llamado
Abades, que cumplía con la mayoría de los requisitos estipulados primeramente. En lo
referentes a la articulación de esta propuesta de nueva fábrica, el arquitecto Marrero
Regalado contempló la separación absoluta entre los enfermos y los individuos sanos
por sexos, aislando a su vez a los enfermos infectantes de los no infectantes. En el
proyecto, se opta por un modelo en el que se combina sanatorio-colonia, tomando de
cada uno aquellas cosas que mejor se adapten a las necesidades y características de los
enfermos y el entorno. Para el cumplimiento de estos requisitos, se elaboraron dos
propuestas: la solución A y la solución B; la primera fue la elegida. El complejo se
articulaba a partir de tres secciones: una para recinto de enfermos (hospital, espacio de
recreo, comedores y servicios generales); una zona residencial para los enfermos
(escuela e iglesia); y por último, la zona para individuos sanos. El proyecto quedó
inconcluso y abandona tras los descubrimientos efectuados sobre la enfermedad y su
tratamiento, que no hacían necesario un complejo con estas características para el
tratamiento de los malatos.
Abreviaturas y Siglas:
ACIT - Archivo del Cabildo Insular de Tenerife, en San Cristóbal de La Laguna.
FUENTES DOCUMENTALES.
DOCUMENTOS FOTOGRÁFICOS.
AHPSCT- Negociado de Diputación y Mancomunidad Interinsular de Cabildos; caja nº 1239: Papeles sueltos
sin clasificar; fachada y parte de la crujía a la calle San Carlos del Hospital de los Desamparados de Santa
Cruz de Tenerife antes del incendio acaecido en 1888 y años después de éste. Anónimo: Fachada y parte de
la crujía a la calle San Carlos del Hospital antes del incendio acaecido en 1888 (segunda mitad del siglo XIX).
DOCUMENTOS ESCRITOS.
ADSCLL – Memorial de Agustín de Miranda, administrador y Mayordomo del Hospital de Santa Cruz de
Tenerife. Papeles por ordenar.
APIC – carpeta nº 4.
Negociado de Beneficencia.
ACIT – Expedientes de las cajas: nº 883-4, nº 883-6, nº 6962, nº 6968, nº 6975, nº 6976, nº 6980, nº 6982, nº
6983, nº 6985, nº 6986, nº 6988, nº 7001-7002, nº 7008, nº 7009, nº 7011-12, nº 7013, nº 7017-7018, nº
7019, nº 7023-7024, nº 7028, nº 7040, nº 7044, nº 7048, nº 7064, nº 7065, nº 7066, nº 7084, nº 7086, nº
7087, nº 7182, nº 7183, nº 7184-7185, nº 7186, nº 7187, nº 7188, nº 7189.
AHPSCT – Expedientes Gobierno Civil – caja 2.6 (1932-51), caja 2.6.1. (1936-48), caja 2.6.1. (1943-59), caja
2.6.2. (1941-60), caja 2.6.2. (1941), caja 2.6.3. (1973-80), caja 2.6.4. (1936-79), caja 2.6.5. (1936-79), caja
2.6.6. (1936-79).
AHPSCT – Expedientes Mancomunidad Interinsular (Acción Social) – caja 149, caja 151, caja 153, caja 169,
caja 171, caja 174, caja 191, caja 1237, caja 1239, caja 1240, caja 1241, caja 1245, caja 1246, caja 1247, caja
1249, caja 4911, caja 4912, caja 4913.
AHPSCT – Expedientes Mancomunidad Interinsular (Intervención) – caja 151, caja 153, caja 169, caja 171,
caja 174, caja 191, caja 1237, caja 1245, caja 1246, caja 4005, caja 4006, caja 4007, caja 4008.
AHPSCT – Expedientes Mancomunidad Interinsular (Mancomunidad Sanitaria) – caja 1248, caja 1250, caja
1251, caja 1263 (1, caja 1263 (2, caja 1264, caja 1265, caja 1266, caja 1267, caja 1274, caja 1280, caja 1302,
caja 1309, caja 1310, caja 1311, caja 1312, caja 1313, caja 1314, caja 1325, caja 1328, caja 1330, caja 1331,
caja 1335, caja 1336, caja 1338, caja 1340, caja 1341, caja 1343, caja 1344, caja 1345, caja 1346, caja 1348,
caja 1349, caja 1350,caja 1352, caja 1353, caja 1355, caja 1356, caja 1357, caja 1359, caja 1360, caja 1361,
caja 1362, caja 1363, caja 1364, caja 1365, caja 1367, caja 1368, caja 1370, caja 1371, caja 1373, caja 1375,
caja 1376, caja 1377, caja 1378, caja 1379, caja 1385, caja 1386, caja 1388, caja 1389, caja 1390, caja 1391,
caja 1392, caja 1393, caja 1394, caja 1395, caja 1396, caja 1397, caja 1398, caja 1400, caja 1401, caja 1402,
caja 1403, caja 1404, caja 1405, caja 1406, caja 1407, caja 1409, caja 1411, caja 1419, caja 1430, caja 1432,
caja 1437, caja 1440, caja 1442, caja 1445, caja 1446, caja 1447, caja 1448, caja 1450, caja 1451, caja 1452,
caja 1454, caja 1455, caja 1456, caja 1459, caja 1460, caja 1461, caja 1462, caja 1463, caja 1465, caja 1467,
caja 1468, caja 1470, caja 1472, caja 1473, caja 1481, caja 1497.
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 605, C.6 (1510-1511, folio 407 reverso); C.16 (1510-1511, folio 822
anverso); C.23 (1510-1511, folio 745 reverso).
AHPSCT- escribano Antón de Vallejo, nº 606 (1512-13, C. 25, folio 1162 anverso); C.5 (1512-1513, folio 350
reverso); C.23 (1512-1513, folio 1053 reverso); C.23 (1512-1513, folio 1059 anverso); C.25 (1512-1513, folio
1162 anverso).
AHPSCT- escribano Sebastián Páez, nº 2 (1506-1509, folio 716 reverso); nº 5 (1508, folio 134 reverso); nº 8
(1510-11, folio 594 reverso); nº 9 (1509, folio 628 reverso); nº 10 (1510-1512, folio 5 anverso); nº 10 (1510-
1512, C. 14, folio 879 reverso); nº 10 (1510-1512, folio 666 reverso); nº 10 (1510-12, folio 754 reverso).
AHPSCT-Libro de Actas de la Junta de Caridad de esta Ciudad, años 1796-1835; Luciano Anglés, legajo VI-
115, folio 70 anverso.
AHPSCT- Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, Actas: signatura VI-115, folio 2 reverso y 6 reverso;
signatura VI-115, 1799-1835, folio 4 reverso y folio 55 recto; signatura Ben 25,2, 1822-1859, folio 13 recto;
signatura Ben 39, 1823-1833, sin folio; signatura: VI-115, 1795, folio 1 reverso.
AHPSCT- Edificio. Obras de reparación en el edificio del Hospital de Dolores: legajo Beneficencia 59, 11, s/n;
1887.
AHPSCT.: Hospital de San Sebastián, Correspondencia, signatura Ben 62, 25, 1787, folio 18 vuelto.
AHPSCT- escribano público Rodrigo Fernández, Protocolos de Ycoden y de Daute y sus comarcas (1536-folio
297).
AHPSCT- Libro 2466, folio 370, numeración antigua. Testamento de Pedro Afonso y escritura de donación a
Francisco Calderón.
AHPSCT- Protocolos de Juan de Pineda, Salvador Pérez de Guzmán y Pedro Méndez de León (libro 685, folio
50; libro 2495, folio 429; libro 2487, folio sin numeración).
AHPSCT- Registro de escrituras pasadas ante Roxas Montiel (1638, 1643 y 1655, folios 65, 151 y 46).
AHSTLO- Libros de cuentas sin fechas; Libro de Relaciones (2º); Libros de Fábrica; Documento donde se
exponen las diferentes quejas sobre el antiguo edificio del Dispensario ubicado en el llano de San Sebastián,
fechada el 5 de abril de 1840.
AMSCLL-signatura H-VI.9, 1821; M-II, legajo 36, sin fechar, folio 2 recto; Luis Romana: legajo 1º, número 18
(1812); Signaturas: H-VI.2 (1618); H-VI.3 (1620); H-VI.4 (1659); signatura: H-VI.5, 1798, folio 1 anverso-folio 2
reverso; signatura: H-VI.8, 1812, folio 11 reverso y 12 anverso; Sección Segunda, signatura H-VI. 9, 1821,
s/folio; signatura M-II, legajo 36, sin fechar, folio 2 recto.
AHMSCLP-Libro primero de fundación de la Casa-hospital de los Dolores (Santa Cruz de La Palma); Estante
35, legajo 629; Estante 36, legajo 631.
ARSEAPT- Enseñanza y Beneficencia, número 20, cuaderno 15, 1778, folio 28 recto; Enseñanza y
Beneficencia, número 20, cuaderno número 15, 1778; p. 26; Enseñanza y Beneficencia, número 20,
cuaderno 15, 1778; Sig. H-VII, Legajo 3 (1620).
BHMSCT-Fondo Mando Económico de Canarias. Memoria de las actividades realizadas por este organismo
durante el tiempo de su funcionamiento. Capítulo XVI, Obras Sanitarias y de Beneficencia; septiembre de
1941- febrero de 1946.
BULL- Papeles varios, tomo 96, Memorial de Don Antonio Miguel de los Santos. Sobre educación de la
juventud de estas islas, 1777, folio 3 recto.
FUENTES.
FUENTES INÉDITAS.
CAMINO GALICIA, J. Conferencia sobre higiene y profilaxis tuberculosa en el Ejército. Impartida al Regimiento
de Infantería de Asturias nº 31 el día 30 de mayo de 1914 por el Doctor D. Julio Camino Galicia. Madrid:
Imprenta del Regimiento, 1914.
GUIGOU COSTA, D. M. Ponencia sobre el origen, evolución, estado actual y posibilidades futuras del
«Hospital de Niños (Fundación Dr. Guigou)» de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: [s.e.], 10
de septiembre de 1962.
HOSPITAL DE NIÑOS (SANTA CRUZ DE TENERIFE): Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su labor
benéfico social: 1901-1941. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta A. Romero, 1941.
FUENTES ESCRITAS.
PUBLICACIONES IMPRESAS.
AA. VV. Sesión Literaria en homenaje a la memoria de su Ilustre Presidente el Excmo. Sr. Dr. Don Diego
Guigou y Costa. Santa Cruz de Tenerife: Real Academia de la Medicina, 1946.
ABELLA, J. Tratado de sanidad. El Consultor de los ayuntamientos y de los Juzgados Municipales. Madrid:
Publicaciones Abella, 1914.
Álbum del Real Dispensario Antituberculoso María Cristina; Madrid: Artes Gráficas Mateu, 1909.
BASSOLS Y PRIM, A. Climatoterapia española en la tisis pulmonar.Barcelona: Jaime Seix Editor, s.f.
BUSTOS Y BLANCO, F. del. Topografía médica de las Islas Canarias. Sevilla: Imprenta de la Andalucía, 1864.
CERVIÁ CABRERA, T. Estudio sobre la epidemiología antituberculosa en Santa Cruz de Tenerife. Tesis
Doctoral dedicado al Dr. Juan Negrín López y Dr. Francisco Rozabal Farnes. Madrid: Universidad Central
de Madrid, 1936.
Manifiesto de la Junta de Beneficencia del Hospital del Divino Salvador, da al público sobre el estado en que
encontró dicho hospital y en el que lo deja. Méjico: Imprenta de Tomás Uribe y Alcalde, 1844.
PISACA BURGADA, A.; ACUÑA DORTA, B. Jardín Infantil de la Sagrada Familia. Memorias y Antecedentes
1956-60. Santa Cruz de Tenerife: Litografía A. Romero, 1960.
Plan preservorio y curativo de las enfermedades contagiosas de son servera y arta. Palma: Imprenta de
Felipe Guasp., 1820.
Proyecto de Ley Orgánica de Sanidad Pública de la Monarquía Española. Madrid: Imprenta de Albán y
Compañía, 1822.
TABOADA, M. Concepto histórico de la higiene en sus relaciones con la Administración Sanitaria. Madrid:
Imprenta de Enrique Teodoro, 1885.
Reglamento del Colegio de la Paz de Madrid. Madrid: Imprenta de D. José María Alonso, 1849.
Reglamento de las Compañías de Sanidad que han de establecerse en esta Isla. La Habana: Imprenta del
Gobierno y Capitanía general por S.M., 1851.
SANTERO, F.J. Elementos de higiene privada y pública; tomo primero. Madrid: El Cosmos Editorial, 1885.
VINUESA ÁLVAREZ, A. Bases para un proyecto de Sanatorio-Leprosería en Tenerife. Madrid: Junta Central
Consultiva contra la Lepra, 1942.
PUBLICACIONES PERIÓDICAS.
ALCAIDE, R. La introducción y el desarrollo del higienismo en España durante el siglo XIX. Precursores,
continuadores y marco legal de un proyecto científico y social. In, Scripta Nova. Revista electrónica de
Geografía y Ciencias Sociales. nº 50; Barcelona: Universidad de Barcelona, 1999.
- La higiene y su reflejo legal en la Administración pública española: los contenidos del compendio de
Legislación sanitaria de Pedro Felipe Monlau (1700-1862). In La introducción y el desarrollo del
Higienismo en España...; Barcelona: Universidad de Barcelona, 1999.
AMASUNO SÁRRAGA, M. El control social de la práctica médica. In, GARCÍA BALLESTER, Luis (Dir.). Historia
de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Tomo I. Salamanca: Junta de Castilla-León, 2002,
págs. 827-830.
ANTA FÉLEZ, J. Revisitando el concepto de pobreza. In Espiral, enero-abril 1998, Tomo IV, nº 11.
Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara.
BALIL, A. Casa y Urbanismo en la España Antigua. In Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de
Valladolid, 39. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1973.
BALSALOBRE GARCIA, J. A. Lazaretos, historia y proyectos de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando (II). In Revista Espacio, Tiempo y Forma; Serie VII, Historia del Arte, tomo 16. Madrid: UNED,
2003.
BETHENCOURT ALFONSO, J. La Higiene en Santa Cruz de Tenerife. In, La Revista de Canarias, Año I, nº 6, 23
de febrero de 1879. Partes I y II, p. 81-82; Parte III, nº 7, p. 105-106; Partes IV, V, y VI, nº 17, p. 264-266.
Boletín Oficial del Estado, nº 8 y 151 (17 de enero y 19 de diciembre de 1883, respectivamente); nº 126, 25
de septiembre de 1889.
BORGES SALAS, M: Amigo Martí, se acabó el carbón. El Día, Santa Cruz de Tenerife, 31 de julio de 1977.
BOSCH MILLARES, J. Hospitales de Gran Canaria: El Hospital de San Lázaro. In, El Museo Canario, Año XI, nº
33-36. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canaria, enero-diciembre 1950, p. 45-48.
- El Hospital de San Pedro Mártir de Telde. In Revista de Historia, nº 56. La Laguna, 1941, p. 322.
- El Hospital de San Lázaro y de Curación de la Ciudad de Telde. In, El Museo Canario, Año XIII, nº 41-
44. Las Palmas de Gran Canaria: enero-diciembre 1952, p. 68-96.
BURNS, R. Los hospitales del reino de Valencia en el siglo XIII. In Anuario de Estudios Medievales, II, Valencia,
1965, p. 136-138.
CÁMARA, M. de: Saneamiento de Santa Cruz de Tenerife. In, Revista de Canarias, nº 37, p. 166-168 y nº 38,
p. 180-182, ambos de 1880.
CAPEL, H.; TATJER, M. Reforma social, serveis assistencials i higienisme a la Barcelona de final del segle XIX
(1876-1900). In Cent anys de Salut Pública a Barcelona. Barcelona: Ajuntament de Barcelona, Institut
Municipal de la Salut, 1991.
CARDONA, J. El concepto de salud, enfermedad y salud pública según los diferentes modos de producción.
[En línea]. In Revista Centroamericana de Administración Pública nº 12, Julio-Diciembre 1987, URL:
<http://biblioteca.icap.ac.cr/BLIVI/RCAP/12/art8_12.pdf>. p. 103-136.
CARO BAROJA, J. Los núcleos urbanos de la España cristiana medieval. In, Vivienda y Urbanismo en España.
Madrid: Banco Hipotecario, 1982.
CARRERA PACHÓN, A. La odontología en España durante los siglos XVI y XVII. In Cuadernos de Historia de la
Medicina Española nº 14, 1975.
CARRILLO, J.; RIERA PERELLÓ, P.; GAGO, R. La introducción en España de las hipótesis miasmáticas y
prácticas fumigatorias. Historia de una polémica. (J.M. Aréjula-M.J. Cabanellas). In Medicina & Historia.
Revista de Estudios Históricos Informativos de la Medicina, nº 67. Barcelona: Centro de Historia de la
Medicina de J. Uriach & Cía. S.A., 1977.
CASADO, D., GUILLÉN, E. Los servicios sociales en perspectiva histórica. In, Documentación Social, Tomo 64,
1986, p. 9-21.
CAVILLAC, M. La Reforma de la Beneficencia en la España del siglo XVI, obra de Miguel Giginta. In Estudios
de Historia Social, nº 10-11. Madrid: 1979.
CLAVIJO HERNÁNDEZ, F. El Hospital de San Salvador de Sevilla en el siglo XV. III Coloquio de Historia
Medieval Andaluza. Jaén: Diputación Provincial de Jaén, 1984.
COLÓN DOMÉNECH, G. Filología y sífilis. Sobre el «mal de simiente» o «mal de sement». In Revista de
Filología Española 7/3-4, 1998, p. 275-308.
- Hospital de los Desamparados. In Revista Basa, nº 1. Santa Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de
Arquitectos de Canarias, 1983.
- Nuevas aportaciones al estudio del Hospital de los Desamparados. In, Homenaje al profesor Dr.
Telesforo Bravo. Tomo II. La Laguna: Universidad de La Laguna, 1991, p. 181-182.
- Nuevas aportaciones al estudio del Hospital de los Desamparados. In Homenaje al profesor Dr.
Telesforo Bravo. Madrid: Tauro Producciones S.L., 1995. Tomo II.
DARIAS Y PADRÓN, D. V. El real Hospital de Nuestra Señora de los Dolores. El Día, Santa Cruz de Tenerife,
Año XV, número 6039, 28 de enero de 1954.
DÍAZ PÉREZ, A. M. Las distintas sedes de la Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de Tenerife. In, VIII
Coloquio de Historia Canario-Americana (1988). Las Palmas: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1991,
Tomo II.
DOLS, M. W. The origins of the Islamic Hospital: myths and reality. In Bulletin of the History of Medicine, 61
(1987), Volumen 61, nº 3, p. 367-390.
EIRAS, A. La casa de expósitos del real hospital de Santiago en el siglo XVIII. In Boletín de la Universidad
Compostelana (75-76), 1967-1968, p. 295-355.
FERNÁNDEZ, P. El fundador de San Cristóbal de La Laguna. El Día (Santa Cruz de Tenerife), 30 de junio de
2012.
- Introducción general. In, GALENO, Sobre la localización de las enfermedades (De locis affectis). Trad.
y notas por Salud Andrés. Madrid: Editorial Gredos, 1997, vol. I, p. 7-120.
GARCÍA BALLESTER, L. y AMASUNO SÁRRAGA, M. El control social de la práctica médica. In, Historia de la
ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Salamanca: Junta de Castilla y León, 2002, Tomo 1.
GIL DE ARRIBA, C. La difusión social y espacial del modelo balneario: de la innovación médica al desarrollo
de las prácticas de ocio. In Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias sociales, núm. 69
(40). Barcelona: Universidad de Barcelona, 2000.
GIRÓN IRUESTE, F. Los hospitales islámicos. Historia de los hospitales. In Revista El médico, nº 8. Madrid:
1993.
HERRERA HERNÁNDEZ, M. Retazos de la historia dela medicina infantil en Gran Canaria. In Pediatría canaria.
Progresos y perspectivas. Granada: Editorial Comares, 1997.
HIDALGO DE AGÜERO, B. Thesoro de la verdadera cirugía y vía particular contra la común… Barcelona, por
Sebastián de Comellas, 1622. In, CARRERAS PACHON, A. La peste y los médicos en la España del
Renacimiento. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1976; p. 91.
HUERTAS, R. Política sanitaria: de la Dictadura de Primo de Rivera a la IIª República. In Revista Española de
Salud Pública, nº 74, p. 35-43.
IBORRA, P. Historia del Protomedicato en España (1477-1822). In Acta histórico-médica vallisoletana XXIV.
Salamanca: Universidad de Valladolid, 1987.
JETTER, D. Los hospitales en la Edad Media. In, LAIN ENTRALGO, P. Historia Universal de la Medicina.
Barcelona: Editorial Salvat, 1972, Tomo 3, p. 263-295.
LAÍN ENTRALGO, P. La Medicina Hipocrática. In, Revista de Occidente. Madrid: Fundación José Ortega y
Gasset, 1970, p. 37-56.
LEMAY, R. De la scolastique à l’histoire par le truchement de la philology: Itinéraire d´un médiéviste entre
Europe et Islam. In, SCARCIA AMORETTI, B. (ed.). La diffusione delle scienze islamiche nel medio evo
europeo. Convegno internazionale, Roma, 2-4 ott. 1984. Roma: Accademia Nazionale dei Lincei, 1987, p.
399-538.
MARAVALL, J. De la misericordia a la Justicia social en la economía del trabajo: la obra de Fray Juan de
Robles. In, Moneda y Crédito nº 148, 1979, p. 66-70.
MARCO DORTA, E. Descripción de las Islas Canarias, hecha en virtud de mandato de S, Af. por un tío del Ldo.
Valcárcel; Revista de Historia, IX; 1943; p. 201.
MARTIN DEL CASTILLO, J. F. Primeros pasos de la Estación Sanitaria del Puerto de Las Palmas y la prevención
marítima (1901-1913). In, Revista de Historia Canaria, nº 179, p. 161-179.
MARTIN RODRIGUEZ, F. G. Manuel de Oraá. Primer arquitecto provincial de Canarias. In Revista Basa, nº 4.
Santa Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, noviembre 1985.
MORÁN, V. Carlos María Cortezo y Prieto de Orche. In, Revista de la Organización Médica Colegial, octubre
de 1998.
MOYANO BAZZANI, E. L. Notas sobre la Beneficencia en Canarias a mediados del siglo XIX. In VIII Congreso
Internacional de Historia de América (AEA), Las Palmas de Gran Canaria, Casa de Colón/Cabildo de Gran
MUÑIZ FERNÁNDEZ, C. Hospitales españoles. In, MUÑOZ GARRIDO, R. Y MUÑIZ FERNÁNDEZ, C. Fuentes
legales de la medicina española, siglos XIII-XIX. Cuadernos de la Historia de la Medicina Española,
Monografías XI. Salamanca: 1969.
MUÑOZ GARRIDO, R. Empíricos sanitarios españoles de los siglos XVI y XVII. In, Cuadernos de Historia de la
Medicina Española. nº 6; 1967, p. 101-133.
- Las fundaciones de ciudades y el pensamiento urbanístico hispano en la era del Descubrimiento. [En
línea]. Scripta Nova, Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Volumen X, nº 218(43).
Universidad de Barcelona. Agosto 2006. URL: <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-43.htm>.
ORTEGA VALCÁRCEL J. El microcosmos humanizado: Los núcleos urbanos y las comunicaciones. In, Historia
de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla. Tomo I. Salamanca: Junta de Castilla y León,
Consejería de Educación y Cultura, 2002, p. 277-278.
PADILLA BARRERA, J. M. Los ingenieros militares en la gesta del 25 de julio de 1797. In Seminario El General
Gutiérrez y su época. Santa Cruz de Tenerife: Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias,
1997.
PAIVA, V. Medio Ambiente Urbano: Una mirada desde la historia de las ideas científicas y las profesiones de
la ciudad. Buenos Aires 1850-1915. In, Revista de Urbanismo, nº 3, agosto de 2000.
PLANAS Y VIVES, G. Biografía del Dr. Don Rafael Rodríguez Méndez. In, Revista de Higiene y Policía Sanitaria,
Año III, nº 28, Barcelona: 1892, p. 50-55.
PÉREZ, V. Tenerife como estación médica. Juicio del profesor Jaccoud. In, Revista de Canarias, nº 58, p. 115-
116 y nº 59, año III, mayo de 1881, p. 129-130.
PIERNAS HURTADO, J. Vocabulario de la Economía. Manuales Soler, IX: Economía política. Barcelona:
Sucesores de Manuel Soler, 1910, Cuarta edición. [Edición digital]. Torre de Babel Ediciones. Portal de
Filosofía, Psicología y Humanidades en Internet. <http://www.e-
torredebabel.com/Economia/diccionario-economia/vocabulario-economia.htm>.
PERROTTA, C. La disputa sobre los pobres en los siglos XVI y XVII: España entre desarrollo y regresión. In,
Cuadernos de Ciencias Económicas y Empresariales, nº 37, 2000.
PLANAS Y VIVES, G. Biografía del Dr. Don Rafael Rodríguez Méndez. In Revista de Higiene y Policía Sanitaria,
nº 28, Año III. Barcelona, 1892.
QUINTANA ANDRÉS, P. C. La lepra y la elefancía en Canarias a comienzos del siglo XIX: su desarrollo,
prevención e intentos de erradicación por las instituciones civiles y eclesiásticas. In, Anuario de Estudios
Atlánticos, nº 46. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria-Casa Museo Colón, 2000.
RODRIGUEZ MORALES, C. El hospicio agustino de Santa Cruz de Tenerife. In Anuario de Estudios Atlánticos
nº 46. Las Palmas de Gran Canaria: Patronato de la Casa de Colón, 2000, p. 365-380.
ROSA OLIVERA, L. de la. Prontuario de lo que se ha de observar por ahora, en el RI. Hospital de Sn Carlos de
las Yslas Canarias, interin se arreglan los estatutos combenientes para esta, y las demás casas de
misericordia que se hayan de erigir… El Museo Canario, Año VIII, nº 21-22. Las Palmas de Gran Canaria:
Museo Canario, enero-marzo, abril-junio 1947, p. 103-104.
- Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna. In, Revista de Historia Canaria nº 125-126 y 127-158,
1959.
- Los primeros hospitales de Tenerife y un retablo de 1513. El Museo Canario, XLI. Las Palmas de Gran
Canaria: Museo Canario, 1980-1981, p. 91-92.
RUIZ ALVAREZ, A. Matrícula de extranjeros en la isla de Tenerife a fines del siglo XVIII. In, Revista de Historia
Canaria, nº 105-108, Tomo XX (1954). La Laguna: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de La
Laguna.
SAN MARTÍN, H. La noción de salud y la noción de enfermedad. In, Salud y enfermedad, ecología humana,
epidemiología, salud pública, medicina preventiva, sociología y economía de la salud. México D.F. La
Prensa Médica Mexicana, 1981, p. 7-10.
SANTANA PEREZ, J. M. Hospital de San Pedro Mártir de Telde. In VIII Congreso Internacional de Historia de
América (AEA). Las Palmas de Gran Canaria: Casa de Colón/Cabildo de Gran Canaria [Sitio web], Gran
Canaria, 2000. URL: <http://www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-163.pdf >.
TORRES, E. DE. El Convento de Monjas Bernardas. El Día (Santa Cruz de Tenerife), 25 de septiembre de
1955.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. Tomo I, abril 1933-diciembre
1934. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Instituto de Higiene de Tenerife, Librería y Tipografía
Católica, 1935.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central del Estado de Santa Cruz de Tenerife. Fascículo II, 1935.
Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Instituto de Higiene de Tenerife, Librería y Tipografía Católica,
1936.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central del Estado de Santa Cruz de Tenerife. Fascículo III, 1936-
1937. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Instituto de Higiene de Tenerife, Librería y Tipografía
Católica, 1939.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. Fascículo IV-V, 1938-1941. Santa
Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica,
1942.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife. Fascículo VI, 1942-1943. Santa
Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica,
1944.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central y del Sanatorio Antituberculoso de Ofra de Santa Cruz de
Tenerife. Fascículo VII, 1944-1945. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional
Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica, 1946.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central y del Sanatorio Antituberculoso de Ofra de Santa Cruz de
Tenerife; fascículo VIII, 1946-1947. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional
Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica, 1948.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central y del Sanatorio Antituberculoso de Ofra de Santa Cruz de
Tenerife; volumen IX, 1948-1949. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional
Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica, 1950.
Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central y del Sanatorio Antituberculoso de Ofra de Santa Cruz de
Tenerife; volumen X, 1950-1951. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones del Patronato Nacional
Antituberculoso, Librería y Tipografía Católica, 1952.
URTEAGA, L. Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del medio ambiente en el
siglo XIX. In, Geocrítica. Cuadernos críticos de Geografía Humana. Año V, nº 29; Barcelona: Universidad
de Barcelona, noviembre de 1980, p. 6.
VALDEÓN BARUQUE, J. Problemática para un estudio de los pobres y de la pobreza en Castilla a fines de la
Edad Media. In A pobreza e a asistencia dos pobres na Península Iberica durante Idade Media. Actas das
Primeras Jornadas luso-espanholas de História Medieval. Lisboa, 25-30 setembro de 1972. Lisboa: 1973,
Tomo II, p. 891-892.
BIBLIOGRAFÍA
AA. VV. Actas de Congreso Internacional Pedro García Cabrera. La Gomera 10-14 de octubre de 2005;
[coordinadora: Belén Castro Morales]. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de Publicaciones de la
Universidad de La Laguna, 2007, Tomos I y II.
AA. VV. Canarias en la II Guerra Mundial. Capitán General García-Escámez. Edición al cuidado de Francisco
José Santos Miñón. Santa Cruz de Tenerife: Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad
de La Laguna; Museo Militar Regional de Canarias; Cátedra Cultural General Gutiérrez, 2001.
AA. VV. Cien años de Pediatría en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Fundación Canaria de Salud y Sanidad,
2001.
AA. VV. Gran Enciclopedia de El Arte en Canaria. Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular
Canaria, 1998.
AA. VV. Historia del Arte en Canarias; Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones Edirca, 1982.
AA. VV. Medicina. La historia de la curación. De las tradiciones antiguas a las prácticas modernas. Barcelona:
Editorial Gustavo Gili, 1979.
AGUIRRE Y RESPALDIZA, A. La ciencia positiva en el siglo XIII, Rogerio Bacon. Barcelona: Editorial Labor,
1935, p. 27-268.
ALAMO, N. El marqués de Branciforte. Las Palmas de Gran Canaria: Ed. Néstor Álamo, 1945.
ALLOZA MORENO, M.A.; RODRIGUEZ MESA, M. Misericordia de la Vera Cruz en el beneficio de Taoro desde
el siglo XVI. Santa Cruz de Tenerife : [s.n.], 1984 (Gráficas Tenerife).
ALMEIDA AGUIAR, A. S. Higienismo, salud y educación física en Canarias (1850-1914). Sevilla: Ediciones Idea,
2006.
ÁLVAREZ CRUZ, L. El Hospital de Niños. In El Día (Santa Cruz de Tenerife) 28 de mayo de 1959.
ÁLVAREZ URÍA, F. Miserables y locos: medicina mental y orden social en la España del siglo XIX. Barcelona:
Tusquets, 1983.
ALZOLA, J. M. Domingo Déniz Grek: 1808-1887. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1961.
Arte en Canarias, siglos XV-XIX : una mirada retrospectiva : [exposición, Centro de Arte "La Regenta", Las
Palmas de Gran Canaria, junio-julio, 2001 ; Sala de Exposiciones "La Granja", Círculo de Bellas Artes,
Santa Cruz de Tenerife, septiembre-octubre, 2001] / Comisaria María de los Reyes Hernández Socorro.
Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes, D.L. 2001, volúmenes I-II.
AZNAR VALLEJO, E. Documentos canarios en el Registro del Sello (1476-1517). Tomo 1. La Laguna: Instituto
de Estudios Canarios, 1981.
BETANCOR GÓMEZ, M. J. Epidemias y pleito insular. La fiebre amarilla en Las Palmas de Gran Canaria en el
periodo isabelino. Madrid: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria y CSIC, 2002.
BONASTRA TOLDÓS, J. Ciencia, sociedad y planificación territorial en la institución del lazareto. Tesis
Doctoral dirigida por Pedro Fraile Pérez de Mendigurem. Barcelona: Universidad de Barcelona, [s.n.]
2006.
BONET CORREA, A. La polémica ingenieros-arquitectos en España, siglo XIX. Madrid: Colegio Oficial de
Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1995.
BOSCH MILLARES, J. El Hospital de San Martín (Estudio histórico desde la fundación hasta nuestros días). Las
Palmas de Gran Canaria: Tipografía Minerva, 1940.
- Historia de la Medicina de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Las Palmas
de Gran Canaria, 1967, Tomos I y II.
BOSCH MILLARES, J.; BOSCH HERNANDEZ, J. La Medicina en la Provincia de Las Palmas. Las Palmas de Gran
Canaria: Mancomunidad de Cabildos, Plan Cultural y Museo Canario, 1981, Colección Guagua.
BURNET, M., WHITE, D.: Historia natural de la enfermedad infecciosa. Madrid: Editorial Alianza, 1982.
BURGOS NUÑEZ, A. Los orígenes del hormigón armado en España. Tesis doctoral dirigida por Juan Calatrava
Escobar. Universidad de Granada: Granada, 2009.
CABRERA ACOSTA, M. A. (ed.): La Guerra Civil en Canarias. La Laguna: Francisco Lemus Editor, 2000.
CABRERA ARMAS, L.G.; HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, J. F. UNELCO. Historia de la Electricidad en Canarias. Santa
Cruz de Tenerife: UNELCO, 1988, p. 25-39.
CALERO RUIZ, C., CASTRO BRUNETTO, C. J. y GONZALEZ CHÁVES, C. M. Luces y sombras en el siglo ilustrado:
la cultura canaria del setecientos. Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de
Canarias, Viceconsejería de Cultura y Deportes, 2008. Colección Historia cultural de arte en Canarias,
tomo IV.
CÁMARA Y CRUZ, M.: El puente del Cabo. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, J. Benítez, 1883.
CÁMARA Y CRUZ, M.; SCHWARTZ MATTOS Y SAYER. Observaciones relativas a la nueva organización de la
provincia de Canarias. Madrid: Establecimiento Tipográfico, 1910, volúmenes 1, 2 y 3.
CAMPOS DÍEZ, M. El Real Tribunal del protomedicato castellano, siglos XIV-XIX. Cuenca: Universidad de
Castilla-La Mancha, 1999.
CANDELAS ANTEQUERA, M. Federico Ozanam, modelo de identidad para los jóvenes. Madrid: Editorial La
Milagrosa, 1990.
CAPEL, H.; GARCÍA, L.; MONCADA, O.; OLIVÉ, F.; QUESADA, S.; RODRIGUEZ, A.; SÁNCHEZ J. E.; TELLO, R. Los
ingenieros militares en España, siglo XVIII. Repertorio bibliográfico e inventario de su labor científica y
espacial; Barcelona: Ediciones y Publicaciones de la Universidad de Barcelona, 1983. Colección
«Geocrítica. Textos de Apoyo».
CARASA SOTO, P. El sistema hospitalario español en el siglo XIX. De la asistencia benéfica al modelo sanitario
actual. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1985.
CARDINI, F.: Magia, brujería y superstición en el Occidente medieval. Barcelona: Traducciones Antonio
Moya, 1982.
CARRERA PACHÓN, A. La peste y los médicos en la España del Renacimiento. Salamanca: Editorial Generic,
1976.
- El problema del niño expósito en la España Ilustrada. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1977.
CARRILLO DE ALBORNOZ Y GALBEÑO, J.: El Cuerpo de Ingenieros y la fortificación en los siglos XVI al XVIII. In
Cartografía, 2000.
CARTOGRAFÍA. Cartografía y fortificaciones en Canarias, siglos XV al XVIII. Ciclo de conferencias. Santa Cruz
de Tenerife: Cátedra Cultural General Gutiérrez (IV Jornadas), 2000.
CARTWRIGHT, F. F. A. Social History of Medicine: Themes in British. Londres: Editorial Longman, 1977.
CASTILLO, P. A. DEL. Descripció de las Yslas de Canaria compuesta por D. Pedro Agustín del Castillo y León...
dirigida al muy Ilustra Señor D. Francisco Bernardo Varona….Año de 1686. Facsímil. Madrid: Ediciones
del Cabildo Insular de Gran Canaria (Servicio Insular de Cultura), 1994.
CASTILLO Y LEÓN, P. A. del. Descripción de las Yslas de Canaria compuesta por... (1686). Edición y estudio de
Antonio Betehncourt Massieu, Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones del Cabildo Insular de Gran
Canaria, 1994. 2 volúmenes.
CHIRINO, A. y GONZÁLEZ PALENCIA, Á. Menor daño de la medicina y espejo de medicina: Con un estudio
preliminar acerca del autor y sus obras. Palencia: Imprenta Cosano, 1945, Biblioteca Clásica de la
Medicina Española, Tomo 14.
CIORANESCU, A. La Laguna. Guía histórica y monumental. La Laguna: Lit. Ángel Romero, 1965.
- Historia de Santa Cruz de Tenerife. IV Tomos. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de Publicaciones de la
Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Tomos I, II, III y IV.
- Historia del Cabildo Insular de Tenerife 1913-1988. Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de
Tenerife, 1988.
CLAVIJO HDEZ., F.; LUIS BRITO, M.; CHAVES, A. Hospitales esta es su Historia. Hospitales del Excelentísimo
Cabildo de Tenerife. [s.l.]: [s.e.], 1990.
- El Hospital 1971-1996 (Aproximación a la Historia del Hospital Universitario de Canarias). Santa Cruz
de Tenerife: Burgado Editorial, 1996.
COELLO GÓMEZ, M. I.; RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, M.; PARRILLA LÓPEZ, A. Protocolos de Alonso Gutiérrez
(1522-1525). Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife; Instituto de Estudios Canarios, 1980.
Colección «Fontes Rerum Canariarum XXIV».
COLA BENÍTEZ, L. Santa Cruz, Bandera amarilla. Epidemias y calamidades (1494-1910); Santa Cruz de
Tenerife: Organismo Autónomo de Cultura, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1996.
- Fundación, raíces y símbolos de Santa Cruz de Santiago de Tenerife: apuntes históricos. Santa Cruz
de Tenerife: Ayuntamiento, Organismo Autónomo de Cultura, 2006.
COLLINS, P. Los ideales de la arquitectura moderna; su evolución (1750-1950). Barcelona: Gustavo Gili, 1998.
CONTRERAS DUEÑAS, F. y SUÁREZ INCLÁN, R. Historia de la lepra en España. Madrid: Gráficas Hergón, 1973.
COSME RAMÍREZ, M. y ROSAS MARTÍNEZ, M. La evolución de las funciones económicas del Estado en la
segunda postguerra. México D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, 1999.
CRISLIP, A. T. From Monastery to Hospital: Christian Monasticism and the Transformation of Health Care in
Late Antiquity. s.l.: University of Michigan Press, 2005, p. 103-110.
- Arquitectura y arquitectos de las Canarias Occidentales: 1874-1931. Santa Cruz de Tenerife: Caja
General de Ahorros de Canarias, 1985. Premio de Investigación «Agustín de Bethencourt».
- Manuel de Oraá y la difusión provincial de los ideales académicos. Madrid: Universidad Complutense
de Madrid, 1994.
- Ciudad, arquitectura y memoria histórica 1500-1981: Santa Cruz de Tenerife; Santa Cruz de Tenerife:
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2004.
DEL VAL VALDIVIESO, M.I. Usos sociales del agua en las ciudades hispánicas de la Edad Media. Valladolid:
Universidad de Valladolid, 2002.
DEL VAL VALDIVIESO, M.I.; SANTO TOMÁS PÉREZ, M. Los baños públicos en Valladolid. Agua, higiene y salud
en el Valladolid medieval; Valladolid: Ayuntamiento de Valladolid y Aguas de Valladolid, 2002.
DESIRÉ DUGOUR, José. Apuntes de la Historia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta
Benítez y Cía, 1875.
DE SÁ BRAVO, H. Boticas monacales y medicina naturista en Galicia. León: Editorial Everest, 2007.
DÍAZ PÉREZ, A. M. Arquitectura militar en Santa Cruz de Tenerife. Tesina dirigida por Carmen Fraga González.
La Laguna: [s.n.], 1978.
DÍAZ PÉREZ, A. M. Y FUENTE PERDOMO, J. G. de la: Estudio de las grandes epidemias en Tenerife. Siglos XV-
XX. Santa Cruz de Tenerife: ACT, Cabildo de Tenerife, 1990.
Eduardo y Maud Westerdahl: 2 miradas del siglo 20: [exposición] Centro Atlántico de Arte Moderno de Las
Palmas de Gran Canaria, del 30 de junio al 21 de agosto de 2005 / [comisariado Fernando Castro
Borrego, Ángel Mollá Román]. Las Palmas de Gran Canaria: Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM),
2005.
El Cabildo Insular y la ciudad racionalista: [exposición conmemorativa del 50 Aniversario del inicio de las
obras de la actual Sede Corporativa]. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de las Palmas de Gran
Canaria, 1987.
ENCINOSO HERNÁNDEZ, A. Guía del forastero. Santa Cruz de Tenerife: Tipografía de Juan Sanz Cartanya,
1930.
EZQUERRO SOLANA, A. Capitanía General de Canarias: Cien años de historia (1886-1986). Santa Cruz de
Tenerife: Zona Militar de Canarias, 1986.
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. El hospital de Ycod de los Vinos. In Homenaje a Alfonso Trujillo.
Tomo I. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife, 1982.
FERNÁNDEZ ARIENZA, J. La desconocida creación del colegio de médicos de León en 1898; Tierras de León.
León: 1997.
FETSCHER, I.; GREBING, H.; DILL G. El socialismo de la lucha de clases al estado providencia. Barcelona: Plaza
y Janes S.A. Editores, 1976.
FERNÁNDEZ y FERNÁNDEZ, C. La farmacia en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife:
Centro Farmacéutico de Tenerife, 1966.
FONTAINE, J. Isidoro de Sevilla et la culture classique dans l´Espagne visigothique II. 3 Tomos. París: Études
Augustiniennes, 1959.
FOUCAULT, M. El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica. México; Buenos Aires: Siglo
XXI, 1978.
FOUCAULT, M. (Dir); ALLIAUME, J. M.; BARRET-KRIEGEL, J.-M.; BÉGUIN, B.; RANCIÈRE, D.; et alii. Politiques
de l'habitat: 1800-1850. Paris: Collège de France/Equipe de recherches de la Chaire d'histoire des
systèmes de pensée, 1977. (Informe para el Comité para la Investigación y el Desarrollo en
Arquitectura). Paris: Corda, 1977.
FOUCAULT, M. y otros: Les Machines à guérir: aux origines de l’hôpital moderne. Paris: P. Mardaga, 1979.
FRAGA GONZALEZ, C. Arquitectura mudéjar en Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de
Tenerife, 1976.
- Arquitectura neoclásica en Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1977.
- El arquitecto Manuel de Oraá y Arcocha (1822-1889). Santa Cruz de Tenerife: Instituto de Estudios
Canarios, 1999.
FRAMPTON, K. Historia crítica de la arquitectura moderna (traducción de Jorge Sainz). Barcelona: Editorial
Gustavo Gili S. A., 2005.
FRANCO SÁNCHEZ, F. Muhammad As- Safra: El médico y su época. Alicante: Universidad de Alicante, 1990.
FRENCH, R. Astrology in Medical Practice. In, ARRIZABALAGA, J. y CUNNINGHAM, A. (ed.). Practical Medicine
from Salerno to the Black Death. Cambridge: Cambridge University Press, 1994, p. 30-59.
FRESQUET FEBRER, J. L. Francisco Méndez Álvaro (1806-1883) y las ideas sanitarias del liberalismo
moderado. Madrid: Ministerio de Sanidad, 1990. Colección Textos clásicos de Salud Pública, nº 14.
Gaceta de arte: 1932-1936. Santa Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, 1989.
Gaceta de arte y su época, 1932-1936: [exposición], Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas de Gran
Canaria, 18 de febrero-20 de abril de 1997; y Sala de Exposiciones «La Granja» y Colegio Oficial de
Arquitectos de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 9 mayo-8 de junio de 1997. Las Palmas de Gran
Canaria: Centro Atlántico de Arte Moderno, 1997.
GALANTE GÓMEZ, F. J. Elementos del gótico en la arquitectura canaria. Las Palmas de Gran Canaria: Edirca
S.L., 1983.
- Arquitectura canaria: el ideal clásico (desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta finales del siglo
XIX). Las Palmas de Gran Canaria: Edirca, 1989.
GALLARDO PEÑA, M. El clasicismo romántico en Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Aula de
Cultura de Tenerife, 1992.
GALVÁN RODRÍGUEZ, E. El origen de la autonomía Canaria. Historia de una Diputación provincial (1813-
1925). Madrid: MAP, 1995.
GARANTILLA, P. Breve Historia de la Medicina. Del Chaman a la Gripe A. Madrid: Nowtilus saber, 2011.
GARCÍA BALLESTER, L. Los orígenes del saber anatómico occidental: del Corpus Hippocraticum a la anatomía
alejandrina. Revista Medicina e Historia, nº 25. Barcelona: Editorial Rocas, Publicaciones Médicas
Biohorm, 1964-1971.
GARCIA DE CORTÁZAR, J. A. (Dir.). Organización social del espacio en la España medieval. La Corona de
Castilla en los siglos VIII al XV. Barcelona: Editorial Ariel, 1985.
GARCÍA DE CORTAZAR, F.; GONZÁLEZ VEGA, J.M. Breve Historia de España. Madrid: Alianza Editorial, 1994.
GARCÍA MARTÍN-CARO, C. y MARTÍNEZ MARTÍN, M. L.. Historia de la enfermería: evolución histórica del
cuidado enfermero. Madrid: Editorial Elsevier, 2007.
GARCÍA MELERO, J. E. Historicismo y eclecticismo en el debate internacional sobre la curva del auditorio
teatral durante la Ilustración. Madrid: Goya, Fundación Lázaro Galiano, 1995.
- Arte español de la Ilustración y del siglo XIX: en torno a la imagen del pasado. Madrid: Encuentro L.,
1998.
- Literatura española sobre artes plásticas. Madrid: Editorial Encuentro, 2002. Tomos 1 y 2.
GARCÍA MELERO, J. E.; VIÑUELAS GONZÁLEZ, J. M. Historia del arte español moderno y contemporáneo.
Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), 2001.
GARCÍA NIETO, V.; HERNÁNDEZ GONZALEZ, J. Páginas médicas canarias de ayer. Tenerife: Ediciones Idea,
2007.
GARCÍA NIETO, V.; HERNÁNDEZ YANES, J. R.; CONCEPCIÓN ALONSO, S. La obra pediátrica de Diego Guigou y
Costa. Santa Cruz de Tenerife: Industrias Gráficas Canarias (JSP), 1991.
GARGANTILLA, P. Breve Historia de la Medicina. Del Chaman a la Gripe A. Madrid: Nowtilus saber, 2011.
GARMA, S.; PESET, J.L.; PÉREZ GARZÓN. Ciencia y revolución burguesa en España. Madrid: Editorial Siglo XXI,
1994
GARRIGA GUITART, D. Del Bimaristán al Hospital Psiquiátrico. Historia de la Enfermería y la Salud Mental en
el Islam. Madrid: Edita la Asociación Nacional de Enfermería de Salud Mental (ANESM), 2010.
GEREMEK, B. La piedad y la horca. Historia de la miseria y de la caridad en Europa. Madrid: Alianza Editorial,
1998.
GIMÉNEZ ROMERA, W. Crónica de las Islas Canarias. Madrid: Editores Rubio, Grilo y Vitturi, 1868.
GIL MARÍN, J.C. Codex Canariensis. Compilación de los documentos constitutivos del hecho diferencial
archipelágico. Madrid: Cultiva Comunicaciones, S.L., 2009.
GIORDANO, O. Higiene y buenas maneras en la Alta Edad Media. Madrid: Gredos, 2001.
GLAS G. Descripción de las Islas Canarias, 1764. Tenerife: Instituto de Estudios Canarios; Goya Ediciones,
1982.
GÓMEZ ARANDA, M. Sefarad científica: Ibn Ezra, Maimónides, Zacuto: la visión judía de la ciencia en la edad
media. Madrid: Nivola, 2003.
GONZÁLEZ, F.; NAVARRO, A.; SÁNCHEZ, M. A.; y Cols. Los hospitales a través de la historia y el arte. Madrid:
Editorial Ars Medica, 2004.
- El médico de los pobres. Manuel Bethencourt del Rio. Tenerife: Ediciones Idea. Memoria Histórica,
2008.
- Diario y Cartas de la cárcel. Manuel Bethencourt del Rio. Tenerife: Ediciones Idea. Memoria
Histórica, 2008.
GONZÁLEZ DE FAUVE, M.E. Medicina y sociedad: curar y sanar en la España de los siglos XIII al XVI. Madrid:
Universidad de Buenos Aires; Instituto de Historia de España Claudio Sánchez Albornoz, 1996.
GONZALEZ DIAZ, F. A través de Tenerife. Las Palmas de Gran Canaria: Tipología de Domingo Solís y Lorenzo,
1903.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, E. Tomás Cerviá Cabrera, un médico en la Historia de Canarias. Discurso de ingreso
en el Instituto de Estudios Canarios, 23-4-1987. Santa Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de Médicos de
Santa Cruz de Tenerife, 1987.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, O. El Hospital de Nuestra Señora de los Dolores. Estudio histórico-artístico. La Laguna:
Ayuntamiento de La Laguna, 1995.
GONZALEZ LEMUS, N. Clima y medicina. Los orígenes del turismo en Canarias. Tenerife: Ediciones Idea,
2007.
- El turismo en la Historia del Puerto de la Cruz a través de sus protagonistas. Puerto de la Cruz:
Escuela Universitaria de Turismo Iriarte, 2010.
GONZÁLEZ PADRÓN, A.M. Telde: Mito y realidad. Telde: Ayuntamiento de Telde, 1996, p. 38.
GRANJEL, L. S. El libro médico en España (1808-1936). Salamanca: Ediciones del Instituto Médico de Historia
de la Medicina Española, 1975.
GUERRA, J. P. de. Diario. Santa Cruz de Tenerife: Biblioteca de Autores Canarios, Aula de Cultura de Tenerife,
1976. Vols. 1 y 2.
Guía del forastero de Santa Cruz de Tenerife. La Laguna: Imprenta de N. Vera, 1927.
GUIMERÁ, A. Fortificaciones canarias y sistema defensivo imperial (siglos XVI-XVIII). In Cartografía, 2000.
GUIMERÁ FRAGOSO, J. Hospital de Niños: Memoria Reglamentaria en que se relata la Historia de este
benéfico Asilo, desde su fundación en 1901, hasta el año actual; Santa Cruz de Tenerife: Tipografía El
Comercio, 1914.
GUTIERREZ, R. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. 4ª Edición. Madrid: Ediciones Cátedra, S.A., 1983.
HASKINS, C. H. Studies in the History of Mediaeval Science. Cambridge-Mass. Harvard University Press, 1924
HAUSER, P. H. Madrid bajo el punto de vista médico-social. Madrid: Suc. De Rivadeneyra, 1905.
HERNÁNDEZ, J.; GARCIA NIETO, V.; BETANCOR GÓMEZ, M. J. Revista médica de Canarias (1896).Tenerife:
Litografía Romero S.A., 2001.
HERNÁNDEZ ANDREU, J. Historia monetaria y financiera de España. Madrid: Editorial Síntesis, 1996.
HERNANDEZ GONZALEZ, M. Enfermedades y muerte en Canarias en el siglo XVIII. Sevilla: Ediciones Idea,
2004. Tomo I.
- La enfermedad, la violencia y las catástrofes. Sevilla: Ediciones Idea, 2004. Tomo II.
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, M. C. Los maestros de obras en las Canarias occidentales (1785-1940). Santa Cruz
de Tenerife: Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife, 1992.
HERRERA HERNÁNDEZ, M.; LÓPEZ SAMBLÁS, J. P. Pediatría canaria. Progresos y perspectivas. Granada:
Editorial Comares, 1997.
HIMMELFARB, G. La idea de la Pobreza. Inglaterra a principios de la era industrial. México: Fondo de Cultura
Económica, 1988.
IGLESIAS PICAZO, P: La habitación del enfermo. Ciencia y arquitectura en los hospitales del Movimiento
Moderno. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2011.
ISASI, J.; PIELTAIN, A. Hospitales. La arquitectura del Insalud. 1986-2000. Madrid: Insalud, 2000. Publicación
nº 1.768.
Isla raíces: visiones insulares en la vanguardia de Canarias: [exposición] / [comisario, Federico Castro
Morales]. Santa Cruz de Tenerife: Fundación Pedro García Cabrera, 2005.
JACQUART, D. y MICHEAU, F. La Médecine arabe et l´occident médiéval. París: Maisonneuve & Larose, 1990.
JARAMILLO ANTILLÓN, J. Historia de la filosofía de la medicina. San José- Costa Rica: Editorial Universidad de
Costa Rica, 2005.
JIMÉNEZ LUCENA, I. Cambios políticos y alternativas sanitarias: el debate sanitario en la Segunda República.
Tesis doctoral dirigida por Jesús Alberto Castellanos Guerrero. Málaga: Universidad de Málaga [s.n.],
1995.
JIMÉNEZ SALAS, M. Historia de la Asistencia Social en España en la Edad Moderna. Madrid: C.S.I.C., 1958.
Monografías histórico-sociales, volumen IV.
JIMENO Y BRUN, E.R. Breves nociones de higiene privada y social; 2ª edición; Imprenta de Eduardo Uría;
Oviedo; 1883.
JONES, E. Vida y Obra de Sigmund Freud. Barcelona: Editorial Anagrama, 2003, Tomo I.
La arquitectura como escenografía: José Enrique Marrero Regalado (1897-1956). Canarias: Demarcación de
Tenerife-Gomera-Hierro, Colegio de Arquitectos de Canarias, 1992.
LADIVAR HEREDIA, J., LADIVAR ESCALADA, M. E. y PRIETO CÁRDENAS, Z. M. Historia de la Medicina. Guía de
clases. Cuenca: Universidad de Cuenca, 2004.
LAHUERTA GARCÍA, J. La Cruz Roja en Canarias: 125 años de labor humanitaria (1875-1999). Sevilla:
Ediciones Idea, 2004.
LAORDEN RAMOS, C. Los Ingenieros Militares y las fortificaciones de Canarias. In Cartografía, 2000.
LEISTIKOW, D. Edificios hospitalarios en Europa durante diez siglos. Historia de la arquitectura hospitalaria.
Ingelheim am Rhein: C.H. Boehringer Sohn, 1967.
LEMOYNE, G. Memorias biográficas de Juan Bosco. Turín: Escuela Tipográfica Salesiana, 1917.
LE GOFF, J. Una historia del cuerpo en la Edad Media. Barcelona: Editorial Paidós, 2005.
LEÓN, F. M. de. Apuntes para la historia de las islas Canarias 1776-1868. Santa Cruz de Tenerife: Aula de
Cultura Canaria, 1966.
LINDEMANN, M. Medicina y sociedad en la Europa Moderna, 1500-1800. Madrid: Editorial Siglo XXI, 2000.
LÓPEZ GARCÍA, J. S. y CALERO RUIZ, C. Arte, sociedad y arquitectura en el siglo XVII: la cultura del barroco en
Canarias. Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Viceconsejería de Cultura y Deporte,
Gobierno de Canaria, 2008. Historia Cultural del Arte en Canarias, volumen III.
LÓPEZ PIÑERO, J. M. Medicina y sociedad en la España del siglo XIX. Madrid: Sociedad de Estudios y
Publicaciones, 1964.
LÓPEZ TERRADA, M.L. El tratamiento de las sífilis en un hospital renacentista: la sala del mal de siment del
Hospital General de Valencia. In Asclepio, nº 41 (2), 1989.
MADAIGAN DE UGARTE, V. Manual de Servicio Social. Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile, 1970, 5ª
edición.
MAFFIOTE, L. Los periódicos de las Islas Canarias. Apuntes para un catálogo (1758-1905). Madrid: Alonso
Impresor, 1905-06.
MARRERO, M., PADRON, M. y RIVERO, B. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. VI, 1538-1544. La Laguna:
Instituto de Estudios Canarios, 1998. Colección Fontes Rerum Canariarum.
MARTIN DEL CASTILLO, J. F. Los primeros laboratorios de Las Palmas (1904-1926). Las Palmas de Gran
Canaria: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1996.
MARTINEZ GALINDO, P.M. La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XVI. La Laguna (Tenerife):
Instituto de Estudios Canarios, 1998.
MARTIN RODRIGUEZ, F. G. Arquitectura doméstica canaria. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de
Tenerife, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1978.
- La primera imagen de Canarias. Los dibujos de Leonardo Torriani. Santa Cruz de Tenerife: Colegio
Oficial de Arquitectos de Canarias, 1986.
- Santa Cruz de la Palma : la ciudad renacentista. Santa Cruz de Tenerife: Cepsa, 1995.
MARTÍN RUIZ, J. F. La población de Canarias. Análisis sociodemográfico y territorial (el debate actual). Las
Palmas de Gran Canaria: Anroart Ediciones, 2005. Colección Textos Universitarios.
MARTÍNEZ ALCUBILLA, M. Diccionario de Administración, obra de utilidad práctica para los alcaldes y
ayuntamientos y para todos los funcionarios públicos en el orden judicial y administrativo. Madrid:
Imprenta de A. Peñuelas, 1858, Tomo II.
MARTÍNEZ DE LA PEÑA, D.: La arquitectura del siglo XIX en Canarias, en Historia de Canarias; Tomo III;
Editorial Planeta; Madrid; 1981.
MARTÍNEZ-PEREZ, J., PORRAS GALLO, Mª I., SAMBLÁS TILVE, P. y DEL CURA GONZÁLEZ, M. La medicina
ante el nuevo milenio: una perspectiva histórica. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2004.
MARTÍNEZ VIERA, F. El antiguo Santa Cruz. Crónica de la capital de Canarias. Santa Cruz de Tenerife:
Instituto de Estudios Canarios, 1967.
MATEOS ROYO, J.A. Auge y decadencia de un municipio aragonés: el Concejo de Daroca en los siglos XVI y
XVII. Daroca: Centro de Estudios Darocenses, 1997.
MAZA, E. Pobreza y asistencia social en España. Siglos XVI al XX. Aproximación histórica. Valladolid:
Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Valladolid, 1987.
MOIX MARTÍNEZ, M. El derecho de pobres isabelino. In Revista de trabajo nº 48, 1974, p. 225-257.
MOLINA JIMÉNEZ, I.; ACUÑA ACOSTA, V. H.; GUTIÉRREZ, J. M.; JARAMILLO ANTILLÓN, J.; PÁEZ, J.; JIMÉNEZ,
M. Balances del siglo XX: historia, microbiología, medicina y física. San José-Costa Rica: Editorial de la
Universidad de Costa Rica, Escuela de Estudios Generales (Sección de Historia de la Cultura), 2004, Serie
Cuadernos de Historia de la Cultura nº 11.
MOLLAT, M. Les pauvres au Moyen Âge. Étude sociale. Paris: Hachette, 1978, p. 14.
- Pobres, humildes y miserables en la Edad Media. México: Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 10-
12.
MOLERO MESA, J. Historia social de la tuberculosis en España (1889-1936). Tesis doctoral dirigida por
Esteban Rodriguez Ocaña. Granada: Universidad de Granada [s.e.], 1989.
MOLINA JIMENEZ, I., ACUÑA ACOSTA, V.H., GUTIERREZ, J.M.; JARAMILLO ANTILLÓN, J., PÁEZ, J. y JIMÉNEZ,
M. Balances del siglo XX: historia, microbiología, medicina y física. San José: Editorial de la Universidad
de Costa Rica, Escuela de Estudios Generales (Sección de Historia de la Cultura), 2004. Serie Cuadernos
de Historia de la Cultura nº 11.
MORALES LEZCANO, V. Síntesis de la Historia Económica de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de
Cultura de Tenerife, 1966.
MORALES y MORALES, A. Geografía médica del término municipal de Los Silos (Tenerife). Santa Cruz de
Tenerife: Imprenta Afra, 1982.
MORENO FUENTES, F. Las datas de Tenerife (Libro primero de datas por testimonio). La Laguna: Instituto de
Estudios Canarios (C.E.C.E.L.), 1992.
MUÑOZ MACHADO, S. La sanidad Pública en España. Madrid: Instituto de Estudios Administrativos, 1975.
- La formación y la crisis de los servicios sanitarios públicos. Madrid: Alianza Editorial, 1995.
MUÑOZ MACHADO, S.; GARCÍA DELGADO, J. L. y GONZÁLEZ SEARA, L. Las estructuras del Estado de
Bienestar en Europa. Madrid: Editorial Civitas, 2000.
- José Enrique Marrero Regalado (1897-1956): La arquitectura como escenografía. Santa Cruz de
Tenerife: Demarcación de Tenerife-Gomera-Hierro, Colegio de Arquitectos de Canarias, 1992.
- La Laguna 1500: la ciudad-república. Una utopía insular según “Las Leyes” de Platón. La Laguna:
Edei-Ayuntamiento de La Laguna 1999.
NAVARRO SEGURA, M.I. y MEDINA ESTUPIÑAN, G. Canarias: Arquitecturas desde el siglo XXI. Santa Cruz de
Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Viceconsejería de Cultura y Deporte, Gobierno de Canaria, 2011.
Historia Cultural del Arte en Canarias, volumen IX.
NIGHTINGALE, F. Notas sobre Enfermería. Qué es y qué no es. Barcelona: Editorial Masson, 1999.
Novísima recopilación de la Leyes de España dividida en XII libros, en que se reforma la Recopilación…
Madrid, 1805. [Edición facsímil]. Madrid: Boletín Oficial del Estado, 1975, 6 Tomos.
NÚÑEZ DE LA PEÑA, J. Conquista y antigüedades de la isla de la Gran Canaria (Madrid, 1676). Edición
facsímil. Las Palmas de Gran Canaria: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria, 1994.
OLIVEIRA RAMOS, L. A. Do Hospital Real de Todos os Santos à história hospitalar. In Revista da Faculdade de
Letras. Historia, número 10, 1993.
Ordenanzas Municipales de la M.L.N.I. y M.B. ciudad de Santa Cruz de Tenerife; Santa Cruz de Tenerife:
Librería y Tipografía Católica, 1926.
OSSUNA Y VAN DEN-HEEDE, M. de: El regionalismo en Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Talaya Ediciones,
1983.
PADILLA BARRERA, J.; EZQUERRO SOLANA, A. Apuntes históricos sobre la construcción del Palacio de la
Capitanía General de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura Canaria, 1981.
PALENZUELA, N. El primer Pedro García Cabrera. Madrid: Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
1991.
PAREDES ALONSO, F. J. Historia contemporánea de España: Siglo XIX. Barcelona: Editorial Ariel, 2008.
PAULIER, A. Manual de Higiene pública y privada. Valencia: Librería de Pascual Aguilar, 1881.
PAYNE, S. G. La primera democracia española. La Segunda República 1931-1936. Barcelona: Paidós, 1995, p.
103-150. Colección Estado y Sociedad.
PRADA VILLALOBOS, M. Asistencia y hospitalidad en León durante la Edad Media. León: Universidad de
León, 2003.
PERAZA DE AYALA, J. Ordenanzas de la Isla de Tenerife y otros estudios para la Historia municipal de
Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1976.
PEREZ GONZALEZ, R. Las ciudadelas de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de
Tenerife, 1982.
PÉREZ MORERA, J. y RODRIGUEZ MORALES, C. Arte en Canarias: del gótico al manierismo. Santa Cruz de
Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Viceconsejería de Cultura y Deporte, Gobierno de Canaria, 2008.
Historia Cultural del Arte en Canarias, volumen II.
PEREZ PARRILLA, S. La arquitectura racionalista en Canarias (1927-1934). Las Palmas de Gran Canaria:
Excma. Mancomunidad de Cabildos, 1977.
PÉREZ QUINTANA, F. Epidemias y sociedad en la España del Antiguo Régimen. In Estudios de Historia Social,
nº 4. Madrid: 1978.
- Evolución organizacional de un hospital. Tesis doctoral dirigida por Florencio Jiménez Burillo. La
Laguna: Universidad de La Laguna, 1987.
PÉREZ y PÉREZ, J. Historia y realidad del Sanatorio psiquiátrico provincial. In El Día, 18 de diciembre de 1977.
PERONA LARRAZ, J. L. et alii: Historia hospitalaria de la Vía de la Plata. Salamanca: Sedisa Siglo XXI. Club
Rotario Puerta de Hierro, Consejería de Sanidad de Castilla y León, Consejería de Sanidad y Dependencia
de la Junta de Extremadura y Caja Duero, 2009.
PIEDROLA GIL, G., DEL REY CALERO, J., DOMÍNGUEZ CARMONA, M. Y Cols. Medicina Preventiva y salud
pública. Barcelona: Editorial Masson, 1991, 9ª edición, p. 44-56.
PLUTARCO. Obras morales y de costumbres (Moralia). Madrid: Editorial Gredos, 1995, p. 81F-82A.
POGGI Y BORSOTTO, F. M. Guía Histórica descriptiva de Santa Cruz de Tenerife [Edición facsímile de la
edición original, Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1881). Santa Cruz de Tenerife: Organismo
Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2004.
POLLARD, E. F. Florence Nightingale, la amiga del soldado herido. Bizkaia: Colegio de Enfermería de Bizkaia y
la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia, 2010.
PRATT, A. Los salvadores del niño o la invención de la delincuencia. México D.F.: Siglo XXI, 1983.
PRIMO DE LA GUERRA, J. Diario I-II [1775-1820]. Edición e Introducción por Leopoldo de la Rosa Olivera.
Biblioteca de Autores Canarios. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1976.
Provincia de Santa Cruz de Tenerife: datos sobre la vida administrativa de su mancomunidad, cabildos,
ayuntamientos y algunas de sus entidades oficiales, durante el primer quinquenio de la dictadura. Santa
Cruz de Tenerife: [s.n.], 1929.
Relaciones artísticas entre Portugal y España : [Simposio hispano-portugués, celebrado en Salamanca, los
días 2,3 y 4 de mayo de 1985] / coordinador Jesús Mª Caamaño. Valladolid: Junta de Castilla y León.
Consejería de Educación y Cultura, 1986.
Res gloriam decorant: RGD: arte sacro en la Laguna: [exposición] / La Laguna: Ayuntamiento de la Laguna,
1998.
RIERA, J. Planos de Hospitales Españoles del siglo XVIII. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1975.
RODRIGUEZ GONZÁLEZ, M. Panorama artístico de Tenerife en el siglo XVIII: Santa Cruz de Tenerife a través
de las escribanías. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura del Cabildo Insular, 1983.
RODRÍGUEZ MAFFIOTE, C. Historia de la medicina .Santa Cruz de Tenerife: Conrado Rodríguez Maffiote L.,
1981.
RODRIGUEZ MOURE, J. Guía histórica de La Laguna. La Laguna, Tenerife: Instituto de Estudios Canarios,
1935.
- Los conventos agustinos de Canarias. Arte y religiosidad en la sociedad insular de la época moderna.
Tesis Doctoral dirigida por Margarita Rodríguez González. La Laguna: Universidad de La Laguna,
2011.
RODRÍGUEZ RUIZ, D. Arquitectura del siglo XX. Madrid: Editorial Historia 16, 1989. Volumen nº 47
ROSA OLIVERA, L. de la. Evolución del régimen local de las Islas Canarias. Madrid: Instituto de Estudios de
Administración Local, 1946.
ROSA OLIVERA, L. de la y MARRERO, M. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. V, 1525-1533. La Laguna: Instituto
de Estudios Canarios, 1986. Colección Fontes Rerum Canariarum.
ROSEN G. History of Public Health. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1993.
ROXBOROGH, J. The Legacy of Thomas Chalmers. In, International Bulletin of Missionary Research nº 23-24,
1999.
RUBIO VELA, A. Pobreza, enfermedad y asistencia hospitalaria en la Valencia del siglo XIV. Valencia:
Diputación Provincial, Institución Alfonso el Magnánimo, 1984.
RUIZ RODRÍGUEZ, F. José Enrique Marrero Regalado, un arquitecto de la generación de 1925. Tomo I-II. Tesis
doctoral dirigida por Mª Isabel Navarro Segura. La Laguna: Universidad de La Laguna, 1994.
RUMEU DE ARMAS, A. Piratería y ataques navales contra las Islas Canarias. Tomo II. Madrid: Instituto
Jerónimo Zurita, 1947-1950.
SÁNCHEZ ARCAS, M.; LAGARDE, E.; LABAYEN, J.; AZPIPURÚA, J.M. Memoria del anteproyecto de un hospital
en San Sebastián. Madrid: Artes Gráficas Faure, 1933.
SÁNCHEZ GRANJEL, L. La medicina española del Renacimiento. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1980.
- Canarias: las vanguardias históricas. Tenerife: Centro Atlántico de Arte Moderno y Gobierno de
Canarias (Viceconsejería de Cultura y Deporte), 1992.
SANTAMARIA ALMOLDA, R. La tipología hospitalaria española en la Real Academia de las Bellas Artes de San
Fernando (1814-1875). Tesis doctoral dirigida por José Enrique García Melero. Madrid: Publicaciones de
la UNED, 2000.
SANTANA PÉREZ, J. M. y MONZÓN PERDOMO, M. E. Hospitales de La Laguna durante el siglo XVIII. Tenerife:
Excelentísimo Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1996.
SANTO TOMÁS PÉREZ, M. La asistencia a los enfermos en Castilla en la Baja Edad Media. Tesis Doctoral
dirigida por Mª Isabel del Val Valdivieso. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2002.
SANTOS PERDOMO, A. y SOLÓRZANO SÁNCHEZ, J. Datos para la Historia del abastecimientos de aguas de
Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Publicaciones de la Empresa Municipal de Aguas, 1982.
SERRA RÀFOLS, E. Las datas de Tenerife: libro V de datas originales. La Laguna, Tenerife: Instituto de
Estudios Canarios, 1978.
- Acuerdos del Cabildo de Tenerife I, 1497-1507. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1996.
SERRA RÀFOLS, E.; ROSA OLIVERA, L. de la. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. II, 1508-1513. La Laguna:
Instituto de Estudios Canarios, 1952. Colección Fontes Rerum Canariarum.
- Acuerdos del Cabildo de Tenerife. III, 1514-1518. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1965.
Colección Fontes Rerum Canariarum.
- Acuerdos del Cabildo de Tenerife. IV, 1518-1525. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1970.
Colección Fontes Rerum Canariarum.
SIGAL, P. A. Les marcheurs de Dieu. Pélérinages et pélérins au Moyen Âge. Paris: Armand Colin, 1974.
SOSA, FRAY J. de. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones
del Cabildo Insular, 1994.
SOSA, J. DE. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria. 1ª edición. Las Palmas de Gran Canaria:
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1994.
STEFANO, Maestro. Libro de visitaciones e conciliaciones medicorum. Madrid: Biblioteca Nacional de España,
ms. 18052, col.
STEVENS, H.: The American hospital of the twentieth century, a treatise on the development of medical
institutions, both in Europe and in America, since the beginning of the present century. Nueva York:
Architectural Record, 1918.
STONE, O.M. Tenerife y sus seis satélites. Tomo I. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran
Canaria, 1995.
SUAREZ GRIMÓN, V. La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria en la crisis del Antiguo
Régimen. Tomo I. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1987.
SUTCLIFFE, J. Breve historia de la medicina: desde la prehistoria hasta el año 2020. Barcelona: Editorial
Blume, 1993.
TARQUIS RODRÍGUEZ, P. Diccionario de arquitectos, alarifes y canteros que han trabajado en las Islas
Canarias. Siglo XVIII. Madrid-Las Palmas: Anuario de Estudios Atlántico, nº 12; 1966.
TARQUIS, M.; VIZCAYA, A. Documentos para la Historia del Arte de las Islas Canarias; Tomo I en Fontes
Rerum Canariarum X; Excmo. Cabildo Insular de Tenerife; Santa Cruz de Tenerife, 1977.
- Retazos históricos. Santa Cruz de Tenerife, siglos XV al XIX. Santa Cruz de Tenerife: [s.e.], 1973.
TARQUIS, M. y VIZCAYA, A. Documentos para la Historia del Arte de las Islas Canarias. Santa Cruz de
Tenerife: Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1977. Fontes Rerum Canariarum X, Tomo I.
THOMPSON, J. D.; GOLDIN, G. The Hospital: A Social and Architectural History; New Haven; London: Yale
University Press, 1975.
TOLEDO TRUJILLO, F.M. y HERNANDEZ DE LORENZO MUÑOZ, M. Historia de la medicina palmera y sus
protagonistas. Tenerife: Litografía Romero S.A., 2001.
TORRIANI, L. Descripción e historia del Reino de las Islas Canarias antes afortunadas, con el parecer de sus
fortificaciones. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Goya, 1978.
TOUS MELIÁ, J. Tenerife a través de la Cartografía, 1588-1899. Santa Cruz de Tenerife: Museo Militar
Regional de Canarias y Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1994.
- Guía histórica del Museo Militar Regional de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Producciones Gráficas
S. A., 2000.
URTEAGA, L. Ideas medio-ambientales en el siglo XVIII. «Naturaleza, Clima y Civilización». Madrid: Akal,
1997. Colección Historia de la Ciencia y de la Técnica, nº 27.
VALLE BENITEZ, J. Los Cabildos Insulares de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Seminario de Derecho
Administrativo de la Universidad de La Laguna, 1970.
VARELA ORTEGA, J. El poder de la influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923). Madrid:
Centro de estudios Constitucionales, 2001.
VIERA Y CLAVIJO, J. de: Noticia de la Historia General de las Islas Canarias. IV Volúmenes. Santa Cruz de
Tenerife: Goya Ediciones, 1950-1952, Libro XIII, capítulo XVIII y ss.
- Extractos de las actas de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas (1777-1790).
Las Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País, 1981.
VIÑES RUEDA, J. La sanidad española en el siglo XIX a través de la junta provincial de la sanidad navarra
(1870-1902). Pamplona: Gobierno de Navarra, 2006.
VITRUBIO POLIÓN, M. Los diez libros de la Arquitectura. Introducción, Delfín Rodríguez, «Vitruvio y la piel del
clasicismo». Madrid: Editorial Alianza, 1995; 2009.
WARD, R.: The Desigh and equipment of hospital. Londres: Tindall and Cox, 1949.
WEBB, S. y WEBB, B. English Poor Law History. Londres: Longmans & Green, 1927-1929. (Reedición, Londres:
Frank and Co., 1963).
WILDE, W. R. Narrative of a voyage to Madeira, Teneriffe and along the shores of the Mediterranean.
Dublin: Willian Curry, 1844.
WOODHAM-SMITH, C. Florence Nightingale. Nueva York: Ediciones McGraw-Hill Book Co, 1951.
10. Cristóbal Hernández de Quintana (1651-1725): Ánimas del Purgatorio. Catedral de La Laguna.
RODRIGUEZ MORALES, C. Cristóbal Hernández de Quintana. Canarias: Viceconsejería de Cultura y
Deportes, 2003, p. 139.
11. Jean Jacques Chifflet: De linteis sepulchralibus Christi servatoris (1668). Momia de Lázaro resucitada
por Jesús. GALINDEZ, A. La momia de Jesús. In Arqueotoponimia. Toponimia prerromana, hidronimia
paleoeuropea, etnografía, megalitismo y arte rupestre, 25 de abril de 2010. [Blog]. 2011-2012.
Disponible en URL:
<http://arqueotoponimia.blogspot.com.es/2010/04/la-momia-de-jesus.html> [Consulta: 15 de
febrero de 2012].
12. Pierre Vigneron: Galeno (ca. 130-200). París, Lithographie de Grégorie et Deneux (ca. 1865). DOÑA, F.
Galeno, médico de gladiadores. In Tiempo para la memoria, 01 de diciembre de 2010. [Blog]. 2011-
2012. Disponible en URL:
<http://tiempoparalamemoria.blogspot.com.es/2010_12_01_archive.html> [Consulta: 12 de febrero
de 2012].
13. Bernard Direxit: Chirurgie —cirugía— (1779). Amputación de mama. La Galerie Napoleón, París-
Grabados antiguos. [En línea]. 2010. Disponible en URL:
<http://www.french-engravings.com/grabados-antiguos/33/benard-es.html> [Consulta: 12 de febrero
de 2012].
14. Florence Nightingale atendiendo a enfermos. London News, 24 de febrero de 1855. McMILLAN, P.
Florence Nightingale. In Spartacus Educational. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<www.spartacus.schoolnet.co.uk/REnighte.JPG> [Consulta: 12 de febrero de 2012].
15. Adelantado Alonso Fernández de Lugo, I. Salcedo, en Waldo Giménez Romera: Crónica General de
España. Islas Canarias, Madrid, Ed. Rubio, Grilo y Vitturi (1868). CIORANESCU, A. Historia de Santa
Cruz de Tenerife. IV Tomos. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de Publicaciones de la Caja General de
Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1979, Tomos I, p. 58.
16. Tiziano Vecellio: Felipe II (1551). Museo Nacional del Prado: Colección, Galería online. [En línea].
2012. Disponible en URL:
<http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/felipe-ii/> [Consulta: 1
de febrero de 2012].
17. Anónimo: Capitanía General de Canarias, Santa Cruz de Tenerife (1885). EZQUERRO SOLANA, A.
Capitanía General de Canarias: Cien años de historia (1886-1986). Santa Cruz de Tenerife: Zona Militar
de Canarias, 1986, p. 20.
18. Rúbrica de Ángel José de Soverón (1820). CIORANESCU, A. (1979), opus cit, Tomos III, p. 191.
19. Anónimo: Fachada principal del Palacio de la Mancomunidad Provincial (1929). Provincia de Santa
Cruz de Tenerife: datos sobre la vida administrativa de su mancomunidad, cabildos, ayuntamientos y
algunas de sus entidades oficiales, durante el primer quinquenio de la dictadura. Santa Cruz de
Tenerife: [s.n.], 1929.
20. Anónimo: Primer Cabildo Insular de Tenerife (1913). CIORANESCU, A. (1979), opus cit, Tomos III, p.
144-145.
21. Anónimo: Rada de Santa de Santa Cruz de Tenerife (ca. 1945). Fotos antiguas de Santa Cruz de
Tenerife, www.videoimagen.es. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://videoimagen.blogspot.com/2008/07/fotos-antiguas-de-santa-cruz-de.html> [Consulta: 12 de
febrero de 2012].
22. Anónimo: Sistema defensivo de Santa Cruz de Tenerife (1656). Castillospenia. La Enciclopedia en línea.
[En línea]. 2011-2012. [Referencia de febrero de 2012]. Disponible en URL:
<http://www.castillospedia.com/cas120/santa-cruz-de-tenerife/murallas-de-santa-cruz.html>
[Consulta: 1 de febrero de 2012].
23. Anónimo: Fuente de Morales inaugurada en 1838 (1899). Nuestra Isla: Tenerife, 30 de agosto de 2010.
[Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://tenerifeantiguo.blogspot.com/2010/08/la-fuente-de-morales-en-santa-cruz-de.htm>
[Consulta: 12 de febrero de 2012].
24. Anónimo: Carro de la basura con el que se procedía a la recogida de los residuos urbanos (1878). El
recuerdo de aquella basura a pelo. El blog de Fernando Portillo. Publicado por Fernando Portillo el 13
de febrero de 2009. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.lapalabradigital.es/blog/fernandoportillo/?paged=15> [Consulta: 12 de febrero de
2012].
25. Juan González Méndez: Vista parcial: teatro y recova (1866). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea].
Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=1&free=recova&page=1>
[Consulta: 12 de febrero de 2012].
26. Francisco J. Castro: Puerta de acceso al Cementerio de San Rafael y San Roque en Santa Cruz de
Tenerife (2010).
27. Fernando E. Baena: Santa Cruz de Tenerife. Muelle (ca. 1930). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea].
Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotoantiguascanarias.org/buscador/álbum_pag.php?st=4&Puertos=on&A=Tenerife&B=C
ualquiera&DECADA=Cualquiera&Submit=Consultar&page=1> [Consulta: 12 de febrero de 2012].
28. Santos María Pego: Maga tinerfeña, Tenerife (1885-1890). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea]. Las
Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=1&free=muelle&page=1>
[Consulta: 12 de febrero de 2012].
29. Anónimo: Publicidad de barcos para emigrantes (1890-1895). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea].
Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=1&free=emigrantes&page=1>
[Consulta: 12 de febrero de 2012].
30. José de Rivera: Joven con molinillo y un viejo tirando de una carreta con un cadáver (ca. 1640). Museo
Nacional del Prado: Colección, Galería online. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/joven-con-molinillo-y-
un-viejo-tirando-de-una-carreta-con-un-cadaver/?no_cache=1> [Consulta: 12 de febrero de 2012].
31. D. E. Rodríguez y Núñez: Personal del Hospital de Coléricos en Santa Cruz de Tenerife (1890). Fondo de
Fotografía-FEDAC. [En línea]. Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012.
Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=4&Sanidad=on&A=Cualquiera&
B=Cualquiera&DECADA=Cualquiera&Submit=Consultar&page=1> [Consulta: 12 de febrero de 2012].
32. Tomás Padró (Dibujo) y Capuz (Grabado): Barcelona, Fiebre Amarilla (1870). Fundación Joaquín Díaz.
Centro Etnográfico. [En línea]. Valladolid, Diputación de Valladolid, 2012. Disponible en URL:
<http://www.funjdiaz.net/ilustracion/revista.cfm?publicacion=14&num=27> [Consulta: 12 de marzo
de 2012].
33. Anónimo: Hospital improvisado para socorrer a los afectados de la epidemia de gripe española
ocurrida en el año 1920. ELPAÍS.com, La Comunidad El País. Blog de Alfonso Valencia. Perfil de un
pueblo. EDICIONES EL PAIS, S.L., Publicado por Alfonso Valencia el 29 de abril de 2009 [Blog]. Madrid-
España, 2009-2012. [Referencia de enero de 2012]. Disponible en URL:
<http://lacomunidad.elpais.com/perfiles/2009/4/29/gripe-porcina-oms-pide-al-mundo-se-prepare-
una> [Consulta: 12 de marzo de 2012].
34. Mary Beale: Retrato de Thomas Sydenham (1688).Historia de la medicina-Biografías. Publicado por
José L. Fresquet Febrer, 11 de diciembre de 2011. [Blog]. Instituto de Historia de la Medicina y de la
Ciencia (Universitat de València-CSIC), 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.historiadelamedicina.org/sydenham.html> [Consulta: 12 de marzo de 2012].
35. Portada de Memoria sobre la Naturaleza del contagio de la fiebre amarilla, por Antonio Cibat (1805).
CIBAT, A. Memoria sobre la Naturaleza del contagio de la fiebre amarilla. Barcelona: Imprenta de Brusi
y Ferrer, 1805, portada.
36. Anónimo: Johan Peter Frank, Lanzedelly (1845). Images from the History of Medicine (IHM). [En
línea]. U.S. National Library of Medicine, History of Medicine Division, 2011-2012. Disponible en URL:
<http://ihm.nlm.nih.gov/luna/servlet/view/all/what/Frank,+Johann+Peter+1745-1821/> [Consulta: 12
de marzo de 2012].
37. Robert Koch, descubridor del bacilo de la tuberculosis (Fuente: Les Prix Nobel, 1907). [francés].
VIQUIPÈDIA. L’enciclopèdia Lliure. [En línea]. 2009-2012. Disponible en URL:
<http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/07/RobertKoch.jpg> [Consulta: 12 de marzo de
2012].
38. SEOANE, M. Memoria Histórica del cólera-morbo asiático en España. Madrid: Imprenta de Manuel
Álvarez, 1858, portada.
39. Anónimo: Retrato del médico Pedro Felipe Monlau y Roca (1840-60). [francés]. VIQUIPÈDIA.
L’enciclopèdia Lliure. [En línea]. 2009-2012. Disponible en URL:
<http://ca.wikipedia.org/wiki/Pere_Felip_Monlau_i_Roca/> [Consulta: 12 de marzo de 2012].
40. Bernardo Blanco Pérez: Francisco Méndez Álvaro (entre 1801 y 1900). Biblioteca Digital Hispánica.
Fondos de la Biblioteca Nacional de España. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://bibliotecadigitalhispanica.bne.es/view/action/singleViewer.do?dvs=1331833861667~950&loc
ale=es_ES&VIEWER_URL=/view/action/singleViewer.do?&DELIVERY_RULE_ID=10&frameId=1&usePid
1=true&usePid2=true> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
41. Anónimo: Retrato del médico granadino Rafael Rodríguez Méndez (1901-05). Associació Pedra Tallada.
[En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://pedratallada.org/cast/img-referentes.html> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
42. Ildefons Cerdà. Proyecto de reforma y ensanche de Barcelona y sus cercanías (abril 1859). Geografía
histórica. Mapas de época y actuales. Foro 1898-Punto de Encuentro (desde 1833 hasta 1900), 10 de
mayo de 2007. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://1898.mforos.com/1026847/6469621-mapas-de-barcelona/> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
43. Anónimo: Condiciones de trabajo durante la revolución industrial (finales del siglo XIX). BBC (British
Broadcasting Corporation). Mundo. Blog de los editores. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/blog_de_los_editores/2011/05/periodismo_del_siglo_xxi_regre
.html> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
44. Anónimo: Retrato del médico Juan Bethencourt Alfonso (1890-1900). Revista BienMeSabe.org número
417. [En línea]. 2006-2012. Disponible en URL:
<http://www.bienmesabe.org/noticia/2006/Marzo/ii-premio-de-investigacion-historica-juan-
bethencourt-alfonso> [Consulta: 15 de marzo de 2012]. ISSN 1885-6039.
45. Jordao da Luz Perestrello: Vista panorámica del Valle de La Orotava (1900-05). Fondo de Fotografía-
FEDAC. [En línea]. Las Palmas de Gran Canaria. Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=4&Paisaje__sprural=on&A=Ten
erife&B=La+Orotava&DECADA=Cualquiera&Submit=Consultar&page=1> [Consulta: 15 de marzo de
2012].
46. Jordao da Luz Perestrello: Vivienda de pajizo en el Valle de La Orotava (1900-1905). Fondo de
Fotografía-FEDAC. [En línea]. Las Palmas de Gran Canaria. Gobierno de Canarias, 2003-2012.
Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=4&Arquitectura__sppopular=on
&A=Tenerife&B=Cualquiera&DECADA=Cualquiera&Submit=Consultar&page=1> [Consulta: 15 de
marzo de 2012].
47. Anónimo: Vista panorámica de Santa Cruz de Tenerife (1893). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea].
Las Palmas de Gran Canaria. Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=4&Paisaje__spurbano=on&A=T
enerife&B=Santa+Cruz+de+Tenerife&DECADA=Cualquiera&Submit=Consultar&page=1> [Consulta: 15
de marzo de 2012].
48. Joaquín González Espinosa (J.G.): Vista parcial de la calle de La Noria en Santa Cruz (1920-1925).
Canarias: ratitos de nuestra historia. Publicado por Amparo Santos, 10 de diciembre de 2010. [Blog].
2011-2012. Disponible en URL:
<http://canariasratitosdenuestrahistoria.blogspot.com.es/2010/12/la-calle-de-la-noria-santa-cruz-
de.html> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
49. Jaontiveros: Frontispicio de la Constitución Española de Cádiz (1812). Contribución Wikipedia. La
Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_de_1812> [Consulta: 15 de marzo
de 2012].
50. Anónimo: La reina Isabel II de España (1833-1868, finales del siglo XIX). Contribución Wikipedia. La
Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_II_de_Espa%C3%B1a> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
51. Anónimo: El General Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1930). Contribución Wikipedia. La
Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Primo_de_Rivera> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
52. Anónimo: Alegoría de la Segunda República Española (1931-1936). Contribución Wikipedia. La
Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_Rep%C3%BAblica_Espa%C3%B1ola> [Consulta: 15 de marzo
de 2012].
53. Pablo Picasso: Guernica (1937). Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, Gobierno de España. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.museoreinasofia.es/coleccion/autores-obras.html?id=322> [Consulta: 15 de marzo de
2012].
54. Anónimo: Francisco Franco tras finalizar la Guerra Civil Española (1939). Kalipedia. Santillana. Prisa
Digital S.L. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.kalipedia.com/historia-espanola/tema/tiempos-recientes/franco-
bahamondefrancisco.html?x1=20110928klphishes_6.Kes&x=20070712klphishes_321.Kes> [Consulta:
15 de marzo de 2012].
55. Hieronymus Bosch, El Bosco: Extracción de la piedra de la locura (ca. 1490). Museo Nacional del Prado.
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de España. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/extraccion-de-la-
piedra-de-locura/> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
56. Francisco J. Castro: Antiguo Hospital Civil de Santa Cruz de Tenerife (2011).
57. Maqueta de un valetudinarium. Reconstrucción del campamento militar de Legio VI. Panhistoria. [En
línea]. 2000-2011. Disponible en URL:
<http://www.panhistoria.com/Stacks/Novels/Character_Homes/home.php?CharID=1144> [Consulta:
15 de marzo de 2012].
58. Malcom Farmer: Reconstrucción de la planta de la Abadía de Saint Gall en Suiza a partir de un
pergamino del siglo IX (1875). PEVSNER, N. Historia de las tipologías arquitectónicas. Barcelona:
Gustavo Gili, 1979, p. 166.
59. Anónimo: Fachada del Ospedale Maggiore en Milán construido en la década de 1460 (1860-90).
LEISTIKOW, D. Edificios hospitalarios en Europa durante diez siglos. Historia de la arquitectura
hospitalaria. Ingelheim am Rhein: C.H. Boehringer Sohn, 1967, ilustración número 212.
60. Anónimo: Claustro del Real Hospital de Santiago de Compostela (1967). Ibidem, ilustración número
171.
61. C.-F. Viel y J.-B. Le Roy: Proyecto para el Hôtel Dieu de París (1773). PEVSNER, N. Opus cit, 1979, p. 179.
62. J. Guadet: Éléments et théories de l’architecture (1902). GUADET, J. Éléments et théories de
l’architecture. Paris: Librairie de la Construction Modernè, 1902, tomo III. Portada. Foto: Francisco J.
Castro.
63. Anónimo: Mount Sinai Hospital en Nueva York (1910). Hiroshima Peace Memorial Museum. [En línea].
2001. Disponible en URL:
<http://www.pcf.city.hiroshima.jp/virtual/VirtualMuseum_e/exhibit_e/exh0708_e/exh070809_e.html
> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
64. Francisco J. Castro: Reconstrucción de las plantas de las prístinas formas de hospital en Canarias
(2012).
65. Francisco J. Castro: Imágenes y reconstrucción de la planta del Hospital de San Pedro Mártir de Telde,
Gran Canaria (2012).
Imagen izquierda: La población de Telde en el siglo XVI: Medicina, servidumbre, instrucción y
distinción. Publicado por Jesús Emilio Rodríguez Calleja el 23 de marzo de 2008. [Blog]. 2011-2012.
Disponible en URL:
<http://www.teldeactualidad.com/img/secciones/geografia/teldefotoantiguahospital.jpg>; [Consulta:
01 de junio de 2012].
Imagen derecha: Hospital de San Pedro Mártir en Telde en la actualidad. Patrimonio Histórico y
Cultural. Cabido de Gran Canaria. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.tomasmorales.com/portal/RWcab/IMAGENES/10/0_6510_14.jpg> [Consulta: 01 de
junio de 2012].
66. Francisco J. Castro: interior de la iglesia del Hospital de Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan
Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
67. Orlando González: interior de la iglesia, con el coro al fondo, del Hospital de los Dolores y San Martín,
La Laguna (1995). GONZÁLEZ GONZÁLEZ, O. El Hospital de Nuestra Señora de los Dolores. Estudio
histórico-artístico. La Laguna: Ayuntamiento de La Laguna, 1995, p. 206.
68. Francisco J. Castro: acceso de entrada a la iglesia, precedida del compás, y a la casa-hospital del
Hospital de Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
69. Francisco J. Castro: detalle del patio del Hospital de Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan
Evangelista, Icod de los Vinos (2012)
70. Francisco J. Castro: detalle del torno de expósitos (interior y exterior) en el acceso principal del
Hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava (2012).
71. Fernando G. Martín: detalle de la cocina y horno de la Casa de los Coroneles, La Oliva (1978). MARTÍN
RODRÍGUEZ, F. G. Arquitectura doméstica canaria. 2ª edición. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura
de Tenerife, 1978, p. 369.
72. Francisco J. Castro: detalle del exterior e interior de la galería superior del claustro en el Hospital de
Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
73. Francisco J. Castro: arca de madera para almacenado de objetos: documentos, ropas y enseres, La
Orotava (2012).
74. Francisco J. Castro: detalle de la tribuna con celosía y puerta de acceso a la iglesia desde el claustro en
el Hospital de Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan Evangelista, Icod de los Vinos (2012).
75. Pedro Agustín del Castillo y León: plano de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (1686). CASTILLO,
P. A. DEL. Descripció de las Yslas de Canaria compuesta por D. Pedro Agustín del Castillo y León...
dirigida al muy Ilustra Señor D. Francisco Bernardo Varona….Año de 1686. Facsímil. Madrid: Ediciones
del Cabildo Insular de Gran Canaria (Servicio Insular de Cultura), 1994.
76. Pedro Agustín del Castillo y León: detalle del Hospital de San Lázaro en el plano de la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria (1686). Ibidem.
77. Anónimo: detalle del torreón del Lazareto de Santa Cruz de Tenerife (ca. 1880). Fotos antiguas de
Santa Cruz de Tenerife, Blog 7 Islas. Publicada por Bernabé González el 9 de marzo de 2009. [Blog].
2011-2012. Disponible en URL:
<http://7islas.blogspot/2009/03/fotos-antiguas-de-santa-cruz-de.html> [Consulta: 1 de abril de 2012].
78. Francisco J. Castro: Reconstrucción de las plantas de los hospitales en pabellones en la isla de Tenerife
(2012).
79. Anónimo: Perspectiva de conjunto del proyecto de ampliación del «Asilo de Dementes» (1929).
Provincia de Santa Cruz de Tenerife: datos sobre la vida administrativa de su mancomunidad, cabildos,
ayuntamientos y algunas de sus entidades oficiales, durante el primer quinquenio de la dictadura.
Santa Cruz de Tenerife: [s.n.], 1929, p. 31.
80. Anónimo: Vista parcial de la finca en el que se halla enclavado el «Asilo de Dementes» y dos de sus
pabellones (1929). Ibidem.
81. Bruno Moretti: Vista de Nueva York Hospital (1935).
82. Bruno Moretti: Vista de Hospital Beaujon en la que se puede apreciar detalle de sus terrazas (1935).
MORETTI, B. Ospedali. Milano: Industria Grafiche Italiane Stucchi, 1935, p. 24.
83. Bruno Moretti: Sección transversal del cuerpo principal del Hospital de Colmar (1935). Ibidem, p. 43.
84. Bruno Moretti: Interiores y alzado del Sanatorio de «Roc de Fiz» en Passy (1935). Ibidem, p. 151.
85. Bruno Moretti: Planta del Hospital Sanatorio de Lucca, «Tipo Nord» (1935). Ibidem, p. 130.
86. Bruno Moretti: Planta del Hospital Sanatorio de Trapani, «Tipo Sud» (1935). Ibidem, p. 131.
87. Francisco J. Castro: Reconstrucción de la planta del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso de Ofra,
Tenerife (2012).
88. A. Benítez: Vista de un lateral y fachada del área de hospitalización del Sanatorio-Enfermería
Antituberculoso de Ofra (Fuente: APTCC-Fotografías interiores y exteriores).
89. A. Benítez: Vista panorámica del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso de Ofra (Fuente:
APTCC-Fotografías interiores y exteriores).
90. A. Benítez: Chalés para el personal del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso de Ofra (Fuente: APTCC-
Fotografías interiores y exteriores).
91. Periódico El Día, 29 de julio de 2001, p. 11-12.
92. Rafael: Leo X Pont Max. Detalle del Retrato del Papa León X con sus primos, los cardenales Giulio de
Medicis y Luigi de Rossi (1518-19). Contribución Wikipedia. La Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-
2012. Disponible en URL:
<http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cardinal_Giovanni_de%27_Medici.jpg> [Consulta: 20 de
marzo de 2012].
93. Orlando González González: Planta primera del edificio Hospital, siglo XVI (1995). GONZÁLEZ
GONZÁLEZ, O. El Hospital de Nuestra Señora de los Dolores. Estudio histórico-artístico. La Laguna:
Ayuntamiento de La Laguna, 1995, p. 193.
94. Anónimo: Recogida de un niño procedente de un torno procedente de una Cuna de Niños Expósitos
(1890-1900). Niños en el bosque. Historia Ilustrada de la infancia. Publicado por Óscar Garay Cochea,
12 de agosto 2010. [Blog]. 2010. Disponible en URL:
<http://garaycochea.wordpress.com/2010/08/12/ninos-expositos/> [Consulta: 20 de marzo de 2012].
95. José Rodríguez de la Oliva: Bernardo de Fau (1718). Res gloriam decorant: RGD: arte sacro en la
Laguna: [exposición]/ La Laguna: Ayuntamiento de la Laguna, 1998, p. 141.
96. Orlando González González: Hospital de Dolores. Segunda planta, siglo XVII (1995). GONZÁLEZ
GONZÁLEZ, O. (1995). Opus cit, p. 194.
97. Alejandro Cioranescu: Detalle de la puerta de acceso principal a la Iglesia del Hospital de los Dolores
(1965). CIORANESCU, A. La Laguna. Guía histórica y monumental. La Laguna: Lit. Ángel Romero, 1965,
p. 192.
98. Orlando González: vista del patio interior del Hospital de los Dolores (1995). GONZÁLEZ GONZÁLEZ, O.
(1995). Opus cit, lámina número 22.
99. Alejandro Cioranescu: Interior de la iglesia del Hospital de Dolores. Retablo mayor. CIORANESCU, A.
(1965). Opus cit., p. 193.
100. Francisco J. Castro: Vista parcial de la fachada hacia la calle Real, actualmente de San Agustín (2004).
101. Orlando González: Hospital de los Dolores. Fachada a la calle Juan de Vera (1995). GONZÁLEZ
GONZÁLEZ, O. (1995). Opus cit, lámina número 13.
102. Nikolaus Pevsner: Planta del Hospital de Niños de Pendlebury. PEVSNER, N. (1979). Opus cit., p. 186.
103. Proyecto para el nuevo Hospital de La Laguna. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7182;
expediente nº 232: sobre construcción de un nuevo edificio destinado a la instalación del Hospital de
Ntra. Sra. de los Dolores de La Laguna (1923-24).
104. Detalle de una de las propuestas para la verja y puertas del cerramiento del Hospital Civil de La Laguna
en proyecto. Ibidem.
105. Hospital de La Laguna. Reforma y saneamiento de un patio interior. ACIT- Negociado de Beneficencia:
caja nº 7023-7024; expediente nº 15: sobre obras secundarias a realizar durante el actual año en el
Hospital de Ntra. Sra. de los Dolores de La Laguna (1938).
106. Leonardo Torriani: Ubicación del Hospital de San Sebastián en el plano de San Cristóbal de La Laguna
(1588). Biblioteca Pública Municipal de La Laguna. Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal de La
Laguna. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.bibliotecaspublicas.es/lalaguna/bpes_colaborar.htm> [Consulta: 20 de marzo de 2012].
107. Patio del Asilo y su iglesia antes de la remodelación del edificio en el siglo XX. Periódico El Día, 26 de
febrero de 2012, p. 8.
108. Fachada del edificio actual ubicado en el antiguo emplazamiento del Hospital del San Sebastián
(Fuente: Francisco J. Castro, 2011).
109. Anónimo: Crucificado con Nuestra Señora de Los Dolores, San Sebastián y Pedro López de Villera
(1513). Arte en Canarias, siglos XV-XIX : una mirada retrospectiva : [exposición, Centro de Arte "La
Regenta", Las Palmas de Gran Canaria, junio-julio, 2001 ; Sala de Exposiciones "La Granja", Círculo de
Bellas Artes, Santa Cruz de Tenerife, septiembre-octubre, 2001] / Comisaria María de los Reyes
Hernández Socorro. Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes, D.L. 2001, volumen I, p. 198.
110. Plano del actual edificio ubicado en el antiguo solar del Hospital de San Sebastián (Fuente: Google
Maps, 2012). Google Maps: vista satélite. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://maps.google.es/maps?um=1&hl=es&q=Pero%20L%C3%B3pez%20de%20Villera&bav=on.2,or.r
_gc.r_pw.r_qf.,cf.osb&biw=1024&bih=571&wrapid=tlif133208521729631&ie=UTF-8&sa=N&tab=il>
[Consulta: 20 de marzo de 2012].
111. Ubicación del Hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava en la actualidad (Fuente: Google Maps,
2012). Google Maps: vista satélite. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://maps.google.es/maps?hl=es&tab=wl> [Consulta: 20 de marzo de 2012].
112. Anónimo: Hospital de la Santísima Trinidad en su segunda ubicación, en el Llano de San Sebastián
(1890-1900). ALLOZA MORENO, M.A.; RODRIGUEZ MESA, M. Misericordia de la Vera Cruz en el
beneficio de Taoro desde el siglo XVI. Santa Cruz de Tenerife : [s.n.], 1984 (Gráficas Tenerife), p. 81.
113. Cubierta del opúsculo editado con ocasión de la salida de Canarias del Obispo Antonio Tavira Almazán:
A la salida del Ilustrísimo Señor Don Antonio Tavira… (1796). A la salida del Ilustrisimo Señor Don
Antonio Tavira, Obispo de estas Islas Canarias desde la rada de Santa Cruz de Tenerife para Cadiz con
destino á Osma, adonde [sic] habia sido trasladado [ ] publicado en 1796, en la ciudad de La Laguna en
la imprenta de Ángel Bazzanti. [En línea]. 2002-2012. Disponible en URL:
<http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=447562> [Consulta: 20 de marzo de 2012].
114. Anónimo: Patio secundario del Hospital (1929). Provincia de Santa Cruz de Tenerife: datos sobre...,
opus cit, 1929, [s.n.].
115. Francisco J. Castro: Fachada de la iglesia y del Hospital de la Santísima Trinidad en su ubicación actual
(2011).
116. Francisco J. Castro: Acceso a las dependencias hospitalarias (2011).
117. Francisco J. Castro: Iglesia de San Francisco anexa al Hospital (2009).
118. Francisco J. Castro: Patio principal del Hospital (2011).
119. Francisco J. Castro: Puerta de acceso y del torno para expósitos del Hospital de la Santísima Trinidad
(2011).
120. Reforma del patio central del hospital. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7028; expediente nº
264: incoado sobre obras secundarias a realizar durante el actual año en el Hospital Insular de La
Orotava (1938).
121. Vista del patio principal del Hospital (1929). Provincia de Santa Cruz de Tenerife: datos sobre..., opus
cit, 1929, [s.n.].
122. Detalle de la reforma de galería del Hospital. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7023-7024;
expediente nº 184: sobre obras secundarias a realizar durante el actual año 1936, en el hospital de La
Orotava (1936).
123. EDUARDO ESPINOSA: Representación gráfica del lugar donde se ubicaba el primer emplazamiento en
1559 del hospital de Icod (1982). ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, E. El hospital de Ycod de los
Vinos. In Homenaje a Alfonso Trujillo. Tomo I. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura del Cabildo
Insular de Tenerife, 1982, p. 336.
124. Francisco J. Castro: Vista del coro de la iglesia del Hospital Nuestra Señora del Patrocinio y San Juan
Evangelista de Icod de los Vinos (2012).
125. Francisco J. Castro: Imagen de Nuestra Señora del Patrocinio. iglesia del Hospital Nuestra Señora del
Patrocinio y San Juan Evangelista de Icod de los Vinos (2012).
126. Francisco J. Castro: Tumba del doctor Francisco Leonardo Guerra en la iglesia del Hospital Nuestra
Señora del Patrocinio y San Juan Evangelista de Icod de los Vinos (2012).
127. Anónimo: Grabado holandés del desembarco y saqueo realizado por el corsario holandés Pieter van
der Does a Las Palmas de Gran Canaria el 25 de junio de 1599 (siglo XVII). Contribución Wikipedia. La
Enciclopedia en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ataque_van_der_does_las_palmas.jpg> [Consulta: 15 de
marzo de 2012].
128. Leonardo Torriani: Ubicación del Lazareto en su primer emplazamiento extramuros en la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria (finales siglo XVI). ITACAS. Publicado por Fernando Toscano el 31 de agosto de
2008. [Blog]. 2008-2012. Disponible en URL:
<http://itacasig.blogspot.de/2008_08_31_archive.html> [Consulta: 15 de marzo de 2012].
129. Juan Bosch Millares: Vista general del Hospital de San Lázaro en Gran Canaria. BOSCH MILLARES, J.:
Hospitales de Gran Canaria: El Hospital de San Lázaro; Revista El Museo Canario; Año XI, números 33-
36; Las Palmas de Gran Canaria; enero-diciembre 1950; pp. 46, 47, 48 y 49.
130. Juan Bosch Millares: Planta del Hospital de San Lázaro, Gran Canaria. Ibidem.
131. Juan Bosch Millares: Planta alta Hospital de San Lázaro, Gran Canaria. Ibidem.
132. A. Vinuesa Álvarez: Proyecto A para la Leprosería de Tenerife. VINUESA ÁLVAREZ, A.: Bases para un
proyecto de Sanatorio-Leprosería en Tenerife; Junta Central Consultiva contra la lepra; Madrid; 1942;
p. 18, 21, 25, 41, 42, 43, 44, 45, 46 y 47.
133. A. Vinuesa Álvarez: Proyecto B para la Leprosería de Tenerife. Ibidem.
134. A. Vinuesa Álvarez: Emplazamiento de la Leprosería Provincial de Tenerife. Ibidem.
135. A. Vinuesa Álvarez: Planta y fachadas (principal, posterior y lateral) del pabellón residencial de
enfermas. Leprosería Provincial de Tenerife. Ibidem.
136. Anónimo: Retrato de los hermanos Logman, Rodrigo (izquierda) e Ignacio (derecha). Iglesia de la
Concepción, Santa Cruz de Tenerife (ca. 1747). COLA BENÍTEZ, L. Fundación, raíces y símbolos de Santa
Cruz de Santiago de Tenerife: (apuntes históricos). Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento de Santa
Cruz de Tenerife, 2006, p. 47-48.
137. Alberto Darias Príncipe: Planta baja y alta del Hospital (1995). DARIAS PRÍNCIPE, A. Homenaje al
profesor Dr. Telesforo Bravo. Nuevas aportaciones al estudio del Hospital de los Desamparados. Tomo
II. Madrid: Tauro Producciones S.L., 1995, p. 198-201.
138. Manuel Antonio de la Cruz: Retrato del Obispo Manuel Verdugo y Albiturria (segunda mitad del siglo
XVIII). Real Academia de las Bellas Artes de Canarias de San Miguel. Museo Histórico de las Artes de
Canarias. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.racba.es/> [Consulta: 30 de marzo de 2012].
139. Luis Cola Benítez: Vista del antiguo Hospital desde la torre de la Iglesia de la Concepción. COLA
BENÍTEZ, L. (2006). Opus cit, p. 71.
140. Alberto Darias Príncipe: Proyecto para el cementerio propuesto por Francisco de Tolosa en 1800
ubicado en unos de los laterales del Hospital. DARIAS PRÍNCIPE, A. (1995). Opus cit, p. 198-201.
141. Manuel de Oraá y Arcocha: Proyecto para la fachada del Hospital de los Desamparados. DARIAS
PRÍNCIPE, A. Hospital de los Desamparados. In Revista Basa, nº 1. Santa Cruz de Tenerife: Colegio
Oficial de Arquitectos de Canarias, 1983, ISSN 0213-0653, p. 62.
142. Anónimo: El arquitecto Manuel de Oraá y Arcocha (ca. 1880). Contribución Wikipedia. La Enciclopedia
en línea. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
Material de Laboratorios y Watter Closs, entre el primer y segundo pabellón del Hospital Civil de esta
Capital (1938).
156. Anónimo: Vista de patio interior. ACIT- Negociado de Beneficencia-caja nº 6968; Papeles sueltos sin
clasificar. Fotografía de su interior del Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de Tenerife tras la
reconstrucción.
157. Planta del Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de Tenerife tras el incendio acaecido en 1888.
DARIAS PRÍNCIPE, A. (1983). Opus cit, p. 62.
158. Anónimo: Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte, Primer Marqués de Branciforte. Óleo
sobre lienzo (segunda mitad del siglo XVIII). Contribución Wikipedia. La Enciclopedia en línea. [En
línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://commons.wikimedia.org/wiki/File:MigueldelaGruaTalamancayBranciforte.jpg?uselang=es>
[Consulta: 30 de marzo de 2012].
159. Anónimo: Fachada del Lazareto de Santa Cruz de Tenerife hacia 1880. Fotos antiguas de Santa Cruz de
Tenerife, Blog 7 Islas. Publicada por Bernabé González el 9 de marzo de 2009. [Blog]. 2011-2012.
Disponible en URL:
<http://7islas.blogspot/2009/03/fotos-antiguas-de-santa-cruz-de.html> [Consulta: 1 de abril de 2012].
160. Anónimo: Interior del Lazareto de Santa Cruz de Tenerife (1880-90). BestPicturesof. [En línea]. 2011-
2012. Disponible en URL:
<http://en.bestpicturesof.com/finales%20siglo%20xix> [Consulta: 1 de abril de 2012].
161. J. Riera: Rúbrica del Comandante General Miguel López Fernández de Heredia (1769). Archivo
Histórico de Adeje. Casa Fuerte. Ayuntamiento de Adeje. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.archivohistoricoadeje.es/index.php?option=com_cartas&view=carta&id=19042&Itemid
=8> [Consulta: 1 de abril de 2012].
162. Planta del primer proyecto de Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife. RIERA, J.: Planos de
Hospitales Españoles del siglo XVIII; Actas Histórico-médica Vallisoletana; Ediciones del Seminario de
Historia de La Medicina; Valladolid; 1975. Plano y alzado del Hospital Militar de Santa Cruz de
Tenerife, por Juan Guinther, año 1779. Escala de 100 mm. las 20 varas, realizado en tinta y colores al
aguado. Presenta explicación de este. Tamaño de 355x484 mm. y recuadro de 315x443 mm.
Documento del Archivo General de Simancas, Sección Guerra Moderna, legajo 2441. Plano en Archivo
General de Simancas, Sección M.P. y D. XIII-63.
163. Anónimo: Valeriano Weyler (1898). Library of Congress. The world of 1898: the Spanish-Amercan War.
[En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://www.loc.gov/rr/hispanic/1898/weyler.html> [Consulta: 1 de abril de 2012].
164. Anónimo: Hospital Militar (1890-95). Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS). [En
línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://www.iass.es/iass/DEFAULT/centrosociosanitariosantacruz_.html> [Consulta: 10 de abril de
2012].
165. José V. González Bethencourt: Fachada del Hospital Militar a la calle Galcerán a finales del siglo XIX.
GONZÁLEZ BETHENCOURT, J. V. Curándonos en salud: claves de la sanidad en Canarias. Tenerife:
Planet, 2009, p. 137.
166. Planta de la ampliación del Hospital Militar. AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Memoria
del proyecto de ampliación del Hospital Militar y plano firmado el 11 de febrero de 1922.
167. Plantas de semisótano, baja y primera del Hospital Militar en 1925. AGM-Segovia Sección 3ª, División
3ª, Legajo 695. Plano y distribución del Hospital Militar firmado por Leonardo Royo el 4 de agosto de
1925.
168. José V. González Bethencourt: Fachada del Hospital Militar antes de cerrarse en 1995. GONZÁLEZ
BETHENCOURT, J. V. (2009). Opus cit, p. 139.
169. Imagen actual de la planta del edificio tras la reforma y su transformación en centro sociosanitario.
Google Maps. [En línea]. 2012. Disponible en URL:
<http://maps.google.es/maps?hl=es&tab=wl> [Consulta: 10 de abril de 2012].
170. Fragmento de la fachada del Cuartel de San Carlos, solar en el que primigeniamente estaba emplazado
el Hospicio. Periódico El Día, 23 de mayo de 2001, p. 25-26.
171. Anónimo: Casa de Huérfanos (ejercicios gimnásticos y clases de labores, 1929). Provincia de Santa
Cruz de Tenerife: datos sobre... Opus cit, 1929, [s.n.].
172. Anónimo: Diego Guigou y Costa (ca. 1930). El Puerto de la Cruz. sus gentes y sus cosas. Publicado por
Bernardo Cabo Ramón el 5 de agosto de 2010. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://bernardocabo.blogspot.com/2010/08/diego-guigou-costa-1861-1936.html> [Consulta: 10 de
abril de 2012].
173. Anónimo: Carmen Monteverde y Cambreleng de Hamilton (1900-05). Notas sobre la familia
Monteverde. [En línea]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://serra-hamilton.net/monteverde.htm> [Consulta: 10 de abril de 2012].
174. Planta del Hospital. Diario de Tenerife: 27 de mayo (nº 4340) de 1901.
175. Anónimo: Hospital (1936). Hospital de Niños (Santa Cruz De Tenerife): Memoria conmemorativa del
40º aniversario de su labor benéfico social: 1901-1941; Imprenta A. Romero; Santa Cruz de Tenerife;
1941; Lámina entre 52 y 53; pp. 63, 64, 65, 66 y 67.
176. Planta del Hospital. La superficie señalada en amarillo corresponde a la ampliación proyectada en
1937. Ibidem.
177. Planta del Hospital. La superficie señalada en amarillo corresponde a la ampliación proyectada en
1937. Ibidem.
178. Planta del Hospital. La superficie señalada en amarillo corresponde a la ampliación proyectada en
1937. Ibidem.
179. Fachada del Hospital (1937-41). Ibidem.
180. Anónimo: arquitecto Antonio Pintor y Ocete (1862-1946). Paseo virtual por Motril. Personajes
históricos relacionados con Motril. Publicado por Gabriel Medina Vílchez el 20 de abril de 2003. [Blog].
2011-2012. Disponible en URL:
<http://coralarmiz.com/Motril/pintorocete.htm> [Consulta: 10 de abril de 2012].
181. Planta de la Reforma del Manicomio Provincial (1929). AHPSCT- Negociado de Acción Social-
Mancomunidad: caja nº 174; expediente nº 428, legajo 28 de proyecto de reforma del Sanatorio
Psiquiátrico Provincial (1929).
182. Proyecto de reforma del Sanatorio Psiquiátrico Provincial (1929). Ibidem.
183. Fachada principal de un pabellón (1929). Ibidem.
184. Anónimo: Manicomio Provincial (1905-10). Fondo de Fotografía-FEDAC. [En línea]. Las Palmas de Gran
Canaria: Gobierno de Canarias, 2003-2012. Disponible en URL:
<http://www.fotosantiguascanarias.org/buscador/album_pag.php?st=1&free=manicomio+tenerife&p
age=1> [Consulta: 1 de abril de 2012].
185. Rúbrica del arquitecto Domingo Pisaca y Burgada. DARIAS PRÍNCIPE, A. (1985). Opus cit, p. 106.
186. Proyecto para el pabellón de mujeres, 1947 (AHPSCT- Negociado de Acción Social-Mancomunidad:
caja nº 171; expediente nº 389).
187. Proyecto para el pabellón de mujeres. 1947. Ibidem.
188. Proyecto para el Sanatorio Psiquiátrico Provincial, 1946-47. Ibidem.
189. Anónimo: Laboratorio del Instituto Provincial de Higiene (1929). Provincia de Santa Cruz de Tenerife:
datos sobre... Opus cit, 1929, [s.n.].
190. Anónimo: Material de desinfección (1929). Ibidem.
191. Francisco J. Castro: Fachada del Instituto Provincial de Higiene en la actualidad (2012).
192. El médico Tomás Cerviá Cabrera. Trabajos del Dispensario Antituberculoso Central de Santa Cruz de
Tenerife (Lucha Antituberculosa de España); volumen I, abril 1933-diciembre 1934; Librería y
Tipografía Católica; Santa Cruz de Tenerife; 1935; p. 6 y diferentes láminas sin numerar presentes en la
publicación.
193. Anónimo: Cartel de la Lucha Antituberculosa durante la II República Española (1934). Enfermería
Avanzada. Publicado por Jesús Rubio Pilarte y Manuel Solorzano Sánchez el 20 de septiembre de 2011.
[Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://enfeps.blogspot.com.es/2011/09/la-cruz-de-lorena-y-eldispensario.html> [Consulta: 1 de abril
de 2012].
194. Plano del Dispensario Antituberculoso de Santa Cruz de Tenerife. Trabajos del Dispensario
Antituberculoso Central de Santa Cruz de Tenerife (1935). Opus cit, p. 6 y diferentes láminas sin
numerar presentes en la publicación.
195. Fachada del Dispensario Antituberculoso de Santa Cruz de Tenerife. Ibidem.
196. Interior del Consultorio General de Tisiología. Ibidem.
197. Vista del Sanatorio Enfermería de Ofra (Foto A. Benítez). APTCC-Fotografías interiores y exteriores del
Sanatorio-Enfermería Antituberculoso en Ofra.
198. Fachada del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso de Ofra (Foto A. Benítez). Ibidem.
199. Proyecto para el ajardinado del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso. ACIT- Negociado de
Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 96.
200. Terrenos destinados a la construcción del Preventorio Infantil de La Esperanza. ACIT- Negociado de
Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 240.
201. Anónimo: Niños jugando en los jardines del centro. Periódico El País, 6 de marzo de 2011, p. 26-27.
202. Anónimo: Álvaro Rodríguez López (primer tercio del siglo XX). De la mar y los barcos. Publicado por
Juan Carlos Díaz Lorenzo el 15 de diciembre de 2010 [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://delamarylosbarcos.wordpress.com/2010/12/15/alvaro-rodriguez-lopez-el-naviero-mas-
importante-de-canarias-en-el-siglo-xx/> [Consulta: 15 de abril de 2012].
203. Plano del Jardín Infantil de la Sagrada Familia. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7183;
expediente nº 179: sobre las obras en la Casa-Cuna y donativos de materiales a las mismas (1937).
204. Iglesia y campanario del Jardín Infantil de la Sagrada Familia. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº
7184-7185; expediente nº 155: incoado para tramitar La completa terminación del “Jardín Infantil de
la Sagrada Familia” (1940).
205. Proyecto de ampliación y reforma del costado sur. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7184-
7185; expediente nº 45: incoado para tramitar el proyecto de ampliación y reforma del costado Sur
del “Jardín Infantil de la Sagrada Familia” (1939).
206. Plano de la ampliación del pabellón destinado a servicios. ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº
7188; expediente nº 229: incoado para tramitar la subasta de las obras de “Terminación de la nave
lateral derecha del Jardín Infantil de la Sagrada Familia” (1951).
207. Anónimo: Vista de la Enfermería del Jardín de Infancia (1941). El ojo de Santa Cruz. Publicado por
Sandra Camps el 15 de septiembre de 2011. [Blog]. 2011-2012. Disponible en URL:
<http://blog.rtve.es/enprimerapersona/2011/09/el-infierno-de-la-casa-cuna-de-tenerife-en-primera-
persona.html> [Consulta: 15 de abril de 2012].
208. Ubicación del futuro Dispensario Antivenéreo público, 1930. ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº
7182; expediente nº 256: incoado con motivo de oficio de la Inspección Provincial de Sanidad
interesándose venda a la Junta provincial de Sanidad, un solar de 6932,25 m2 de la finca existente en
la esquina formada por las calles de San Sebastián y los Molinos, con destino a la construcción de un
edificio para Dispensario antivenéreo público (1930).
209. Fachada y lateral del Instituto Provincial de Sanidad en la actualidad (Fuente: Francisco J. Castro,
2012).
210. Detalle de la fachada del Instituto Provincial de Sanidad (Fuente: Francisco J. Castro, 2012).
ANEXOS DOCUMENTALES
ANEXOS DOCUMENTALES
INDICE DOCUMENTAL
Escritura de donación del terreno para la construcción del Hospital de Nuestra Señora de la
Antigua Misericordia. AHPSCT- escribano Sebastián Páez, legajo 185, cuaderno nº 9 (1509,
folio 628 reverso).
Hospital de Nuestra Señora de los Dolores y de San Martín Obispo (en los primeros
momentos de su fundación Real Hospital)
Documento recogido en las “Actas del proceso movido por Martín de Jerez contra el vicario de
la isla Diego de Herrera, con motivo de la fundación del Hospital de Nuestra Señora de los
Dolores, que se recogen en los apéndices documentales”. AMSCLL- H-VI expediente 1
(1517).
Donación del solar de Pedro López de Villera para la construcción de un Hospital de San
Sebastián. AHPSCT- escribano Sebastián Páez, legajo 185, cuaderno nº 9 (1509, folio 819
reverso).
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 444: incoado con motivo
del escrito Del Sr. Consejero Don Andrés Lorenzo Cáceres, sobre ampliación de salas en El
Asilo de Ancianos de La Laguna (1941).
AMLO- Expediente sobre la traslación del Hospital de la Santísima Trinidad de esta Villa de La
Orotava al extinguido convento de San Francisco (1841). Caja 22 Patrimonio.
ACIT- Negociado de Beneficencia; caja nº 7023-7024; expediente nº 60: incoado con motivo
de acuerdo de la Comisión Gestora sobre apertura de concurso para la adquisición de
terrenos con destino a la Leprosería insular. (1938).
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 6983; expediente nº 50: incoado con motivo de
acuerdo de la Junta Provincial de Sanidad relacionado con la posibilidad de montar un
Hospital único para toda la Isla (1930).
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 6988; expediente nº 134: incoado con motivo de
oficio del Secretario-Contador de los Asilos de esta Capital, relacionado con construir una
cabina para instalar el cuadro de los Rayos X (1933).
Plano y alzado del Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife, por Juan Guinther, año 1779.
Escala de 100 mm. las 20 varas, realizado en tinta y colores al aguado. Presenta explicación
de este. Tamaño de 355x484 mm. y recuadro de 315x443 mm. Documento del Archivo
General de Simancas, Sección Guerra Moderna, legajo 2441. Plano en Archivo General de
Simancas, Sección M.P. y D. XIII-63. RIERA, J. Planos de Hospitales Españoles del siglo
XVIII; Actas Histórico-médica Vallisoletana; Ediciones del Seminario de Historia de La
Medicina; Valladolid; 1975.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Memoria del proyecto de sala de
operaciones y reforma de las letrinas del Hospital Militar.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Plano de distribución de la crujía de
fachada principal fechado el 18 de junio de 1901. Acompañan a un proyecto de consultorio y
clínica de operados para familias de generales, jefes y oficiales de 1904.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Memoria del proyecto de ampliación del
Hospital Militar y plano firmado el 11 de febrero de 1922.
Hospital de Niños
Hospital de Niños (Santa Cruz de Tenerife): Memoria conmemorativa del 40º aniversario de su
labor benéfico social: 1901-1941; Imprenta A. Romero; Santa Cruz de Tenerife; 1941; Lámina
entre 52 y 53; pp. 63, 64, 65, 66 y 67.
GUIGOU, D. M.: Ponencia sobre el origen, evolución, estado actual y posibilidades futuras del
"Hospital de niños (fundación Dr. Guigou) de Santa Cruz de Tenerife"; s.e.; Santa Cruz de
Tenerife; 1962; pp. 1, 2 y 3.
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7028; expediente nº 50: relacionado con petición
deducida por el Sr. Médico-Director del Hospital de Niños sobre construcción en dicho
Establecimiento de un pabellón-enfermería destinado a los enfermos procedentes del Jardín
Infantil de la Sagrada Familia (1942).
Manicomio Provincial
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 6983; expediente nº 142: incoado con motivo del
oficio del Sr. Consejero Inspector de los Establecimientos Insulares de Beneficencia de esta
Capital, proponiendo la construcción de un edificio destinado a albergar la Casa-Cuna de los
referidos asilos (1927).
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 7184-7185; expediente nº 45: incoado para tramitar
el proyecto de ampliación y reforma del costado Sur del “Jardín Infantil de la Sagrada Familia”
(1939).
Escritura de donación del terreno para la construcción del Hospital de Nuestra Señora de
la Antigua Misericordia. AHPSCT- escribano Sebastián Páez, legajo 185, cuaderno nº 9
(1509, folio 628 reverso).
Documento recogido en las “Actas del proceso movido por Martín de Jerez contra el vicario de la isla Diego
de Herrera, con motivo de la fundación del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, que se recogen en
los apéndices documentales”. AMSCLL- H-VI expediente 1 (1517).
“NOBLE SEÑOR, Dotor Sancho de Lebrixa, teniente de Governador en estas islas de Thenerife y
San Miguel de La Palma por el muy Manífíco señor don Alonso Fernández de Lugo, Adelantado
de Canaria, Governador en las dichas islas por la Reina y el Rei nuestros señores: Martín de
Xerez, comendador y mayordomo del ospital de nuestra Señora de los Dolores e vezino desta
dicha isla de Thenerife, paresco ante vuestra Merced e digo que ya sabe como yo ove ganado de
nuestro muy Santo Padre León Décimo una bula, a instançia y cartas de sus Altezas el Rey
nuestro señor don Fernando, que está en gloria, y la Reina doña Juana, nuestra señora, para
fazer y edificar un espital de nuestra Señora de los Dolores, con otras muchas gracias y
indulgencias en la dicha bulla contenidas, especialmente para que fiziesse y edificase el dicho
ospital y para que toviesse un capellán o capellanes clérigo o religioso de qualquier orden que
dixesse missa y administrase los sacramentos en él. E yo, conforme a la dicha bulla, desque vine a
esta dicha isla edifiqué el dicho ospital y e tenido y tengo clérigo saçerdote que administra los
sacramentos a los pobres y dize missa en el dicho ospital. E, asi es que por parte de Diego de
Herrera, beneficiado y vicario desta dicha isla, a sido suspendidos que no digan missa Fernán
García, clérigo y capellán del dicho ospital, y asimismo freí Juan Campuzano, capellán del dicho
ospital, porque dixo misa y predicó en el dicho ospital el día de nuestra Señora de Agosta; a los
quales mandó que no dixessen missa allí ni en otro cabo y los suspendió del dicho ofifio, y a los
otros clérigos mandó que no la dixessen en el dicho ospital, y aunque el señor Adelantado mandó
a su capellán Diego Fernández que dixesse missa en el dicho ospital, no la osó dezir el día de
señor San Bartolomé por respecto del dicho vicario Diego de Herrera, lo cual no pudo ni puede
fazer porque es contra el tenor y forma de la dicha bula y previlegios della y por quanto sus
Altezas y los señores de su muy aho Consejo a mi instancia y pedimiento dieron y dicimieron ésta
carta real para vuestra Merced y para todas las otras justicias desta isla, para que, conforme a la
dicha bulla, dé favor y ayuda para que se faga y administre todo lo en ella contenido. Y porque el
dicho vicario a fecho contra la dicha bula lo que dicho tengo y vuestra Merçed por rigor de
justicia no le quiere conpeller, solamente le pido y requiero, conforme a la dicha carta real de sus
Altezas, mande a vn escriuano público, señaladamente a Antón Vallejo, escriuano público desta
dicha isla, que faga provanfa d« todo lo por mi desuso dicho y de lo demás que yo le pidiere en un
interrogatorio que pressentaré, y, fecha la provança, me la dé ainada y sellada de manera que
faga fe para la poder pressentar ante tui Altezas y ante los señores de su muy alto Consejo por
que allí alcançe cunplimiento de juatifia. Y de cómo lo pido y requiero a vuestra Merçed lo pido
por testimonio y a loa presientes ruego delio sean testigos.”
Martin de Jerez
Documento recogido en las “ACTAS DEL PROCESO MOVIDO POR MARTÍN DE JEREZ CONTRA EL
VICARIO DE LA ISLA DIEGO DE HERRERA, CON MOTIVO DE LA FUNDACIÓN DEL HOSPITAL DE
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, QUE SE RECOGEN EN LOS APÉNDICES DOCUMENTALES”,
(ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA).
“E luego presentó leer notyficar fizo por mí, el dicho escrivano, al dicho señor dotor una carta
real de sus Altezas, sellada con el sello de sus armas reales e firmada e librada de los tenores del
su muy alto Consejo e oficiales de tu real casa e Corte, cuyo tenor es éste que se sygfue:
Antón de Vallejo, escrivano público y del Consejo desta isla de Tenerife: Yo vos mando que una
carta real de sus Altezas que ante vos ovo presentado Martín de Xerés contra los abades en razón
del espital de Nuestra Señora da los Dolores, de ques perpetuo administrador, le deis la dicha
carta originalmente al dicho Martín de Xerés, quedando en vos un traslado abtorizado, lo qual
hazed en el término de la ley so la pena della. Fecho a catorze de enero de mill e quinientos de
dies e ocho años.
Doña Juana y don Carlos su hijo, por la graçia de Dios Reyna de e Rey de Castilla, de León, de
Aragón, de las dos Çe [çi]lías, de Iherusalen, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de
Galiçia, de Çevilla, de Mallorcas, de Çerdeña, de Córdova, de Córsega, de Murçia, de Jaén, de
los Algarves, de Algezira, de Gibraltar, de las yslas de Canaria, de las Yndias, yslas Tierra Firme
del Mar Oçéano, Condes de Barcelona, señora de Viscaya e de Molina, Duques de Atenas e de
Neopatria e de Roysellón e de Çerdania, Marqueses de Oristán e de Goçiano, Archiduques de
Abstria, Duques de Borgoña e de Bravante, Condes de Flandes e de Tirol, etc., a vos el nuestro
Governador de las yslas de Gran Canaria e a vuestro lugarteniente en el dicho ofiçio e a otras
qualesquier justiçias e juezes de la ysla de Tenerife, e a cada uno e qualquier de vos a quien esta
nuestra carta fuere mostrada, salud e graçia. Sepades que Martin de Xerés e Catalina Gutiérrez,
su muger, vezinos de la ysla de Tenerife, nos fizieron relaçión por su petiçión diziendo que por
serviçio de Dios e de nuestra Señora quisieron e quieren gastar la mayor parte de sus bienes en
hazer un espital en la dicha ysla de Tenerife, de la ynbocación de Nuestra Señora de los Dolores,
donde se acojan y alverguen los pobres y pelegrinos que por ella pasasen e diz que el Rey e la
Reyna, nuestros señores padres, que santa gloria ayan, por que su buena intinçión se efectuase les
dieron sus cartas por las quales enbiaron a soplicar a nuestro muy Santo Padre que concediese
algunas gracias y perdones al dicho espital y casa que asy quyeren fazer e diz quél fué a Roma y
su Zantidad conçedió una bula con muchas gracias yudilugençias e perdones e jubeleos, e que
asymismo traxo otra bula de perdones e indulijençias de veynte cardenales para que pudiese pedir
limosna por tiempo de dos años para la redeficaçión de la dicha casa, según dixo que paresçía
por las dichas bulas de que ante los del nuestro Consejo fizo presentaçión, e diz que por virtud
dellas él començó a edeficar el dicho espital e diz que un Diego de Herrera, clérigo vicario de la
dicha ysla e provisor del obispado de Canaria, e Juan de Troya, comisario de la Santa Cruzada, e
otras presonas les han perturbado y perturban que no edefiquen el dicho espital, sobre lo qual diz
que le an traydo en pleyto más de seys meses e le hizieron gastar más de çinquenta ducados e le
quitaron que no adquiriese para el dicho ospital más de trezientos ducados. Por ende que nos
soplicavan mandásemos a los dichos clérigos y a otras qualesquier presonas que an perturbado el
edefiçio del dicho ospital que no les molesten ny enquiten sobre ello, les dexen e consientan hazer
e edeficar el dicho espital, pues le hasen de su hazienda, e le pagasen todas las costas y daños que
a esta cabsa se le han recreçido e recreçieren e mandásemos guardar las dichas bulas, segund e
como en ellas se contiene e como la nuestra Merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro
Consejo e las dichas bulas de que desuso se hase minsión, fue acordado que devíamos mandar dar
esta nuestra dicha carta en la dicha razón, e nos tovímoslo por bien, porque vos mandamos que
luego que contra esta nuestra carta fuerdes requeridos, veáys las dichas bulas de que desuso se
haze minsión e las guardéys e cumpláys e fagáys guardar e cumplir segud e como en ellas se
contiene, e guardándolas e conpliéndolas vos mandamos que libremente dexéys e consyntáys usar
dellas al dicho Martín de Xerés, con tanto que por virtud de las dichas bulas no pueda sacar ni
saque ningud pan de las dichas yslas para tierra de moros ni para otra parte alguna, e los vnos ni
los otros non ende fagades al por alguna manera, so pena de la nuestra Merced e de diez mill mrs.
para la nuestra Cámara. Dada en Madrid a diez días del mes de setienbre, año del nasçimiento de
nuestro Salvador Ihesuxrispto de mill e quinientos e diez e seys años. Archipiscopus granatensys,
dotor Carvajal. Liçenciatus Polanco. Liçenciatus Aguyrre. Liçenciatus de Coalla. Yo, Juan de
Salmerón, escrivano de cámara de la Reyna e el Rey su hijo, nuestros señores, la fiz escrevir por
su mandado con acuerdo de los del su Consejo. Registrada, el bachiller de Villanueva por
chançiller Juan de Santillán.
En XIII de enero de MDXVII se corrijó esta carta con el oreginal. Testigos Antón Ruys e Femando
del Castillo e Gonzalo Rodrigues.
Conosco yo, Martín de Xerés, que resçebí de vos, Antón de Vallejo, escrivano público e del
Conçejo, la carta de sus Altezas oreginalmente, cuyo traslado es el que desuso se contiene. Fecho
a XIII de enero de 1517 años.
Martín de Xerés
E luego el dicho señor dotor dixo. que ya le avíe presentado la carta de su Alteza y él la avíe
obedeçido e cumplido en quanto el pudo, e que presente los testijos que quisyere e que se tomen e
resçiban e que cometya e cometyó a mí, el dicho escrivano, la reçebçión e esaminación de los
testigos que presentase e juramento, porque su Merçed estava ocupado en negoçios conplideros al
servicio de sus Altezas y esecuçión de su justiçia”.
Documento recogido en las “ACTAS DEL PROCESO MOVIDO POR MARTÍN DE JEREZ CONTRA EL
VICARIO DE LA ISLA DIEGO DE HERRERA, CON MOTIVO DE LA FUNDACIÓN DEL HOSPITAL DE
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, QUE SE RECOGEN EN LOS APÉNDICES DOCUMENTALES”,
(ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA).
“E después desto, en XXVI días del mes de agosto del dicho año de mill e quinientos e diez e syete
años, ante el muy Magnífico señor don Alonso Fernández de Lugo, Adelantado de las yslas de
Canaria e Gobernador e Justicia Mayor de las dichas yslas, paresçió presente Diego de Herrera,
clérigo presbítero vicario de la dicha ysla, e presentó un escripto de razones su tenor del qual es
este que se sygue:
Escrivano presente, daréys por fe e testimonio en manera que faga fe a mi, el beneficiado Diego
de Herrera, vicario de esta ysla de Tenerife por el Magnífico e muy reverendo señor don Femando
Darze, por la graçia de Dios e de la santa Yglesia de Roma obispo de Canaria, del Consejo de la
Reyna e Rey, nuetros señores, cómo en vuestra presencia digo al muy Magnífico señor el
Adelantado de Canaria, Governador e Justiçia Mayor destas yslas de Tenerife e Sant Miguel de
La Palma por sus Altezas, y al muy noble señor dotor Sancho de Nebrixa, su lugarteniente de
Governador en estas dichas yslas, que a mi notiçia es venido que Martín de Xerés, vecino desta
dicha ysla, administrador que se dize ser del ospital llamado de Nuestra Señora de los Dolores,
nuevamente ynstituydo, hizo un pedimiento a los dichos señores Adelantado e su teniente en el
qual diz que dixo que su Santidad mandó fazer un ospital en esta dicha ysla de la dicha vocación
de Nuestra Señora de los Dolores e que su Alteza asymismo mandó que para quel dicho Martín de
Xerés fiziese el dicho ospital le diese su justiçia todo favor e ayuda, e que yo enpedía el dicho
hedifiçio y diz que pidió que le diesen favor e ayuda e que quería fazer ynformaçión çerca dello e
que le fuese rebebida segund más largo se contiene en la dicha su relaçión e pedimiento, e que ge
lo mandaron admitir e admitieron e le mandaron dar ynformaçión e que presentase su
ynterrogatorio. En razón de lo qual, alegando lo que a mi derecho conviene, no les atribuyendo ni
prorrogando juridiçión alguna, digo que lo asy dicho e pedido por el dicho Martín de Xerés e lo
mandado por los dichos señores Adelantado e su teniente y todo lo fecho e que se fiziere por el
dicho Martín de Xerés en esta dicha razón e cabsa, todo no ovo ni ha lugar ni se devió ni debe
fazer e fue y es de derecho ninguno por muchas cabsas e razones que, siendo nesçesario, ante
quien e quando convenga entiendo de dezir e alegar, no ofresçiéndome a cosa demasiada, y en
especial por las siguientes:
Lo vno porque la cabsa sobre que se faze el dicho pedimiento e lo demás susodicho fue y es
espiritual y de la jurediçión eclesiástica, segund paresçerá por su relaçión, y demás desto yo he
seydo e soy vicario e benefiçiado desta dicha ysla e presbítero e por consiguiente clérigo de orden
sacra, por donde yo soy exento de la jurediçión de los dichos señores Adelantado e su teniente en
las cabsas e cosas tocantes a mi e a mis cosas e bienes, segund que todo es notorio e sy nesçesario
es por tal lo digo e alego, e asy el dicho señor Adelantado e dotor no pudieron ni pueden ni
devieran ni deven entremeterse en lo susodicho ni en el conosçimiento dello ni arresçebille
testigos ni provança ni cosa alguna y en quanto otra cosa se ha fecho o fiziere a sydo e será todo
ninguno de derecho.
Lo otro porque el dicho Martin de Xerés ha seydo y es honbre que me quiere mal, porque avemos
tenido contiendas e debates, todo defendiendo yo en jurediçión eclesiástica, de que él ha tenido
opinión que lo he contrariado la fabricaçión del dicho ospital, sobre lo qual me ha tenido e tiene
la dicha enemistad, segund es notorio, y so color de la dicha ynformaçión e de decir que le
conviene a su derecho, segund a mi notiçia es venido, me ha querido e quiere injuriar
oponiéndome que yo he fecho crímines y exçesos ynjusta e yndividamente para me macular, a lo
qual no se devía ni devió de dar lugar, especialmente syendo yo benefiçiado y vicario y presbítero
y honbre honrrado e de abtoridad e aviendo sido canónigo en la catredal iglesia deste obispado
fasta que lo di e renunçié e siendo honbre de buen bibir e trato e siendo honroso e provechoso a
esta dicha isla, con quien ha estado e está el culto divino más tenido, servido e honrado de lo que
de antes que fuese yo benefiçiado e vicario estava, y siendo el dicho Martín de Xerés honbre de
baxa condiçión, bozinero e maldiziente, a quien no se debía dar lugar a tales cosas, porque so
color de justiçia no se ha de permitir que aquél ni otra persona alguna vitupirie ni ynjurie a
persona alguna, especialmente de mi calidad, a lo menos por evitar escándalo y otros muchos
ynconvicientes que de lo tal a« pueden y esperan seguir.
Lo otro porque quando los dichos señores fueran jueces conpetentes para poder conosçer de lo
susodicho y entremeterse en ello, avían de mandar me dar traslado e oyrme primero que le
admitieran al dicho Martín de Xerés provança ni informaçión alguna para que yo alegara de mi
derecho, porque sy yo en algo lo enpedí sería y es con justa cabsa e razón e defendiendo la dicha
jurediçión eclesiástica.
Lo otro porque los dichos señores Adelantado e dotor me han tenido e mostrado oydio e ha quatro
o cinco días que el dicho señor Adelantado me ynjurió e maltrató de palabra diziéndome muy feas
palabras e ynjuríosas, las quales, aunque yo lo tenga por señor e se las deva sufrir, no era razón
dezírmelas; y el dicho señor dotor muchas vezes me ha maltratado, por donde yo los he tenido e
tengo por sospechosos y por tales los recuso en caso que pudieran conosçer desta cabsa o
comoquiera que sea, e asy lo juro a Dios e a Santa María e a esta señal de la † que los he e tengo
por sospechosos.
Por ende lea pido e requiero vna e dos e tres veles e tantas quantas más vezes puedo e devo de
derecho, que ellos ni qualquier dellos no se entremetan a conosçer ni conozcan de lo susodicho,
asy dicho e pedido por el dicho Martín de Xerés, ni hagan ni manden haser cosa de lo a ello
tocante ni le admitan ni resçiban ni manden resçibir ynformaçión ni provança alguna, y sy alguna
cosa le han admitido e mandado admitir, lo casen e den por ninguno como lo es; e sy nesçesario
es, todo lo que asy se ha fecho e mandado e se hiziere e mandara en quanto ha sydo y fuere contra
mi e en mi perjuyzio, lo resçibo por ynjuria e protesto de me querellar dello ante quien y quando y
como convenga, y protesto asymismo que todo lo que asy se ha fecho e fiziere sea en sy ninguno,
como lo es, e no me pare perjuyzio, y de aver y cobrar de los dichos señores Adelantado e dotor
todo el ynterese, costas, pérdidas, daños e menoscabos que sobre esta dicha razón se me han
syguido e syguieren. E pido sea puesto este escripto e requerimiento al pie o junto de lo asy
pedido por el dicho Martín de Xerés y de los otros abtos sobre ello fechos e que no se dé
testimonio de lo susodicho syn el del otro escripto. E pídelo todo por testimonio e ruego a los
presentes que me sean testigos.
E luego el dicho señor Adelantado dixo que él no avíe sydo en haser la dolígençia que dize que
fizo el dicho señor Adelantado y el dicho señor teniente, porque no fue fecho syno ante el dicho su
teniente y él sería al que lo mandaría e non su Señoria. Y en lo que dize que lo quiere mal, que se
sabrá lo contrarío. En lo demás, que manda notyficar esto al dicho su teniente e manda dar
traslado al dicho Martín de Xerés e questo da por su respuesta, non asyntyendo en sus
protestaçiones ni en alguna dellas.—Testigos Juan Páez e Juan Fernández.
.
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 6983; expediente nº 50: incoado con motivo de
acuerdo de la Junta Provincial de Sanidad relacionado con la posibilidad de montar un
Hospital único para toda la Isla (1930).
ACIT- Negociado de Beneficencia: caja nº 6988; expediente nº 134: incoado con motivo de
oficio del Secretario-Contador de los Asilos de esta Capital, relacionado con construir una
cabina para instalar el cuadro de los Rayos X (1933).
1º
Se nombran al presente por Socios para el Pasto Espiritual de los Pobres a los
Eclesiásticos Dn. Pedro Ortiz, Tente. Beneficiado, y Dn. Pedro de Murga. Por con[tador]
de la Junta que se ha de establecer, al pral. de la Rl. Hacienda en estas Yslas Dn. Pedro
Cathalan, y por tesorero el que lo es de la misma clase, Dn. Josef de Carta. Para el
Govierno interior del Rl. Hospicio, y demás que se expresará al Admon. Principal de
Tabacos Dn. Luis Pellicer, Dn. Fernando Piar, Dn. Tomás Zubieta, y Dn. Tomas
Camberleng, con el caracter de tales Socios, cuya cabeza es el Comandante G[eneral].
2º
Los Pobres de ambos sexos, que por ahora se admitan en el Rl. Hospicio, con la
separación que se ha dispuesto han de ser los de verdadera necesidad, asta el número
que segun el computo de lo que existe, y pueda recogerse, alcance para su alimento y
alojamiento. Antes de su ingreso, se reconoceran por el Medico y Cirujano, y
aseguradose que no tengan enfermedad contajiosa, se filiarán en un Libro que ha de
haver para este efecto, anotandose por su nombre, Patria y edad, con el numero a que
corresponda el vestuario, y Cama que se la dará desde el 1º, 2º, (etc.) que es por el que
se han de entender para llamarles precedido el haverlos echo lavar, asear y peinar. La
publica recolección, y colocación ha de ser el 20 de Enero, que es el día en que se
celebra, el feliz Natal de Nro. Augusto Monarca, y bajo su Rl. Nombra, y Soberana
proteccion, que espera preste su clemencia para la perpetuidad, pues fue quien llevado
de su tierna, Cristiana piedad, y amor a los Pobres, verdaderas imagenes de Jesu Cristo,
estableció y fundó, el primer Hospicio de Napoles y ha mandado erijirlos, en las
principales poblaciones de todo el Reyno.
3º
Siendo esta institucion meramente laycal, bajo la direccion del Comandante General, y
protaccion del Ylmo. Obispo, el primero hara los nombramientos de Socios, en aquellos
caritativos patriotas, que hayan contribuido y contribuyan para tan piadoso fin, y en los
demas que solIciten su ingreso de toda la Provincia; pues su autoridad es unicamente lo
que puede obligar, y estimular, a que sin el menor interes, y obrando solo por celo y
caridad se tomen el trabajo, que se les distribuirá para el fomento y asistencia de las
casas de misericordia.
4º
Por ahora los Socios de Caridad, Dn. Fernando Piar y Dn. Tomas Zubieta, serán los que
continúen en este pueblo, pidiendo a los buenos, y caritativos patriotas, las limosnas que
cada año puedan consignar, voluntariamente para obra tan pia, a proporcion de lo que
socorrian a las puertas; pues se prohive el que pidan a ellas, ni anden mendigos, las
quales darán en los plazos que mas les acomoden, a fin de computar y saver, con lo de
seguro se deve contar, y a mas de esto, un dia en cada semana saldrán los r[e]ferídos
Socios, y otros que se nombraran alternativamente a pedir Limosna para el Hosp[ital]
que cada mes pondrán en la Caja del Socio Tesorero Dn. Josef de Carta, que tendrá su
libro de asiento para llevar exacta quenta de la entrada y salida, interviniendo el
Contador Dn. Pedro Cathalan, para el buen orden, y que cada año se haga el balance.
5º
Para pedir la Limosna, y fomentar esta piadosa institucion en los demas pueblos cíe las
Yslas se nombrarán personas de las mas principales por Socios que seran en cada uno
dos Regidores: dos de la Sociedad Economica, dos Eclesiasticos condecorados; dos
Militares de graduacion o del Ministerio politico autorizado, donde los huviere: dos
comerciantes, y a mas soliciten su Ingreso.
6º
Los referidos Socios Dn. Fernando Piar, Dn. Tomás Zubieta, y Dn. Tomas Camberleng,
cuidarán tambien de la buena asistencia y aseo de los pobres, alternando por semana
con otros Socios que gusten de ejercitar estas obras de Misericordia; y el Socio Dn. Luis
Pellicer con su celo inflamado se encargará de el acopio de Granos, menestras, viveres,
y demas necesario para el alimento, y ranchos diarios, presenciando por si o persona de
su confianza la distribucion, y dando económicas reglas, para que sin faltar lo preciso, no
se hagan viciosos dispendios. Los nominados Zubieta y Camberleng, tendrán
anualmente el cuidado de fomentar la industria, comprando algunas Cajas, de Lino,
Algodón, Lanas, & para que los pobres hilen, hagan colectas, y otras cosas sencillas a
los principios, dando quenta al Comandante Gral. de sus progresos, para premiarles, y
comunicandole igualmente sus ideas de lo que juzgaren mas a proposito para su
adelantamiento.
7º
Los dos Socios Eclesiasticos Dn. Pedro Ortiz, y Dn. Pedro de Murga, a mas de la parte
que tomarán en el antecedente artículo, tendrán el devido, e indispensable cuidado de
dar a los Pobres el Pasto espiritual que es propio de su celo, por ellos mismos, o
comisionando a Otros Sacerdotes; no quitandonse por esta al Clero y Religiones la
facultad, de que igualmente vaya el que quiera a consolarlos, exortarlos, y explicarles la
Doctrina Cristiana.
8º
Se elige a Domingo Alonso, que es sugeto de conducta, Ynteligente y buenas
costumbres, para-que con el titulo de Custodio-Zelador del Rl. Hospicio se encargue y
9º
Se formará en esta Plaza una Junta General pª tratar todos los asuntos interesantes que
miren al mayor aumento, y solida subsistencia de tales obras pias para toda la Provincia
en que presidirá el Comte. General con un secretario que sera Dn. Guillermo Josef de
los Reyes, el que extenderá en el libro maestro que deve haver, todas las providencias, y
acuerdos dando los avisos a quien corresponda. La caja tendra tres llaves: una estara en
poder del Contador; otra en el del citado Tesorero, y otra en el de la Junta de todos los
Socios, o en el de que por ella se elija que por ahora será... sin cuyas precisas
concurrencias no se sacará ni entrará Dinero. Las Libranzas para los pagamentos los ará
el Presidente: en su pago intervendrá el Contador, y las visará el referido principal
encargado por la Junta.
10º
De todo se ha de llevar por el Contador, y Tesorero, puntual quenta y razon,
formalizandose las relaciones de gastos mensuales, o semanales, con arreglo a los
diarios, por el socio Pellicer como encargado a este efecto con las prevenidas
formalidades.
11º
Cada fin de Año se liquidaran las quentas con el fin de saver el estado de las Cajas,
Gastos, y existencias: Y si resulta sobrante poder socorrer las necesidades secretas de
algunas personas pobres vergonzantes que por su calidad, y circunstancias no sea dable
recojerse en el Hospicio.
12°
En el Rl. Hospicio se colocará un Horario pª el Govierno, y distribución del tiempo,
formandose por Dn. Luis Pellicer, y Dn. Tomas Camberleng extensas instrucciones a los
custodios Zeladores, que expliquen el manejo interin obligaciones del aseo, buen orden
que han de tener para la distribucion de ranchos, otras de comer cenar, trabajar, rezar el
rosario, oir Misa, y en los dias festivos alguna recreacion.
13º
Se dará principio por un exacto imbentario del Hospicio; Puertas, Ventanas, Mesas,
Sillas, Muebles, y demas hutiles, y efectos de su servicio, y por el se ará la entrega a los
custodios Zeladores de cada respectiva separación, los que cuidarán de su conservación
y aseo, valiendose de los Pobres de mejor conducta, e inteligencia para qué les quiden,
vigilando el buen orden de los ranchos, distribucion de ellos. Pan, lavadura de ropas que
se marcarán todas con las Camas, Cada vestuario será compuesto de dos Camisas, un
par de Calzones par
de medias, o Calcetas una Casaqueta, con una medalla que diga Hospicio de Sn Carlos,
un par de Zapatos con botones, y un sombrero: y el de la mugar de dos Camisas dos
justillos, dos pares Naguas blancas una de color dos Tocas, dos pares de calçetas un
par de zapatos, una Mantilla Sombrero, y en cada cavecera de cama se colocará una
Cruz, y a cada un pobre se le entregará un Rosario.
14°
El Socio o Socios de semana quidara de que los sobrantes de comida, y cena, se lleven
por pobres de conducta que elija el celador, a los presos de la Carcel Rl, y para acreditar
que en todo es el Hospicio una berdadera casa de Misericordia, siempre que en el
Hospital de Pobres o el Real haya necesidad de personas que asistan a los enfermos se
embiarán a este fin hombres o mugeres de los Pobres de megores qualidades, y mas
propios del pueblo; concurriendo tambien si los pidieren a las procesiones, Entierros para
conducir y acompañar los difuntos, amortajarlos, y demas obras de piedad.
Los preinsertos Articulos se observarán imbiolablemente ínterin se mejoran por
adicciones, y aumento con lo que dicte la propia experiencia. Plaza de Sta. Cruz y Enero
18 de 1785. = EL MARQUES DE BRANCIFORTE.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Plano de distribución de la crujía de
fachada principal fechado el 18 de junio de 1901. Acompañan a un proyecto de consultorio
y clínica de operados para familias de generales, jefes y oficiales de 1904.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Memoria del proyecto de ampliación del
Hospital Militar y plano firmado el 11 de febrero de 1922.
AGM-Segovia Sección 3ª, División 3ª, Legajo 695. Plano y distribución del Hospital Militar
firmado por Leonardo Royo el 4 de agosto de 1925.
HOSPITAL DE NIÑOS.
HOSPITAL DE NIÑOS (SANTA CRUZ DE TENERIFE): Memoria conmemorativa del
40º aniversario de su labor benéfico social: 1901-1941; Imprenta A.
Romero; Santa Cruz de Tenerife; 1941; Lámina entre 52 y 53; pp. 63, 64,
65, 66 y 67.
MANICOMIO PROVINCIAL.