Historia de Psicología: Unida 11, El Conductismo
Historia de Psicología: Unida 11, El Conductismo
Historia de Psicología: Unida 11, El Conductismo
Yerkes le supuso «un tremendo estímulo y un gran alivio» por mostrar que «la
medida objetiva de la conducta, y no la introspección, era el verdadero método
de la psicología». Para los neorrealistas, la «introspección» sólo era un examen
artificialmente minucioso de un objeto del entorno, en el que se informa con
gran detalle acerca de los atributos del objeto. Tolman relacionó este análisis
con la teoría motora de la conciencia, sosteniendo que la introspección de
estados internos como las emociones era sólo la «acción retroactiva» de la
conducta sobre la conciencia . Tolman sometía la memoria al mismo
análisis, recordando a los realistas escoceses y anticipando a B. Afirmar que uno
«recuerda» un objeto ausente X, es lo mismo que la conducta actual de uno
«depende causalmente» de X. Vemos, en resumen, que Tolman proponía un
conductismo que eliminaba la mente y la conciencia de la psicología, como
quería Watson, pero que conservaba el propósito y la cognición, no como
poderes de una mente «misteriosa» inferida de la conducta, sino como aspectos
objetivos y observables de la conducta misma.
Gilbert Ryle atacó lo que llamaba «el dogma del fantasma en la máquina»
iniciado por Descartes. He aquí un ejemplo de lo que Ryle entiende por error
categorial: se lleva a una persona a dar una vuelta por la Universidad de Oxford
y se le enseñan los edificios de las distintas facultades, la biblioteca, los decanos,
los catedráticos y los estudiantes. El error consiste en suponer que, como existe
el nombre «Universidad de Oxford», debe aplicarse a algún objeto distinto de
los edificios y todo lo demás, pero que, como ellos, sea una cosa. Los cartesianos
describen las conductas con predicados «mentales» como «inteligente»,
«optimista», «sincero», «falso», y luego suponen que debe de haber algo mental
tras las conductas que las hace inteligentes, optimistas, sinceras o falsas. Es
más, al inventar el «fantasma en la máquina» no se consigue nada porque, si
hubiera tal fantasma o duende interior, tendríamos aún que explicar por qué sus
acciones son inteligentes, optimistas, sinceras o falsas.
Por ejemplo, cuando decimos que las aves están «emigrando» es porque las
vemos volar hacia el sur, y un conductista diría que la «migración» es
simplemente «la conducta de volar hacia el sur». Sin embargo, como Ryle
destacó, afirmar que las aves están «emigrando» es decir mucho más que decir
que vuelan hacia el sur, porque el término «migración» implica toda una
historia acerca de por qué vuelan hacia el sur, cómo regresarán más tarde, cómo
es que esto ocurre cada año, así como las teorías sobre cómo se orientan. Así,
decir que las aves están «emigrando» va más allá de decir que las aves vuelan
hacia el sur, aunque no deja de ser cierto que los pájaros vuelan hacia el sur
cuando emigran. Del mismo modo, decir que una conducta es «inteligente» es
más que simplemente describir un tipo de conducta, porque exige traer a
colación los diversos criterios que tenemos para calificar de inteligente una
determinada línea de acción .
Chomsky, en su afán por describir una gramática universal innata en todas las
mentes humanas, compartía el interés europeo por las estructuras abstractas y
el desinterés por las diferencias individuales, a pesar de que él, a diferencia de
Piaget, no se identificaba con el movimiento estructuralista. Una vez concluido
el experimento, otro experimentador entrevistó a los sujetos y descubrió que los
que habían recibido un dólar calificaban la tarea de forma significativamente
más positiva que los que habían recibido veinte dólares, tal y como predecía la
teoría de Festinger. No se trataba de una teoría conductista informal, puesto que
Festinger no consideraba las creencias como respuestas mediacionales, sino que
las entendía en términos del sentido común, como creencias que controlan la
conducta. Poco después de la guerra surgió un nuevo enfoque en el estudio de
la percepción, liderado por Jerome S. Bruner , que recibió el nombre de «New
Look».
Tras este nuevo enfoque subyacían el propósito de unificar varias áreas diversas
de la psicología y el deseo de refutar la concepción dominante ya desde los
tiempos de Hume y claramente presente en la teoría E-R de la conducta, según
la cual la percepción era un proceso pasivo mediante el que un estímulo se
imprimía en el perceptor. Bruner y otros partidarios del movimiento New Look
presentaron palabras a los sujetos durante intervalos cortos, como había hecho
Wundt en sus estudios sobre la amplitud de la conciencia.
Había una serie de problemas clave que se resistían a ser resueltos y que se
convirtieron en objeto de enconados debates, y además apareció un rival del
enfoque tradicional de la cognición que, durante un tiempo, pareció amenazar
con acabar con él. 1996 el programa informático Deep Blue sí había vencido en
una partida de exhibición al entonces campeón mundial de ajedrez Gary
Kasparov . En 1981, J. Jenkins, que había vivido la transición del conductismo
mediacional al procesamiento de la información, afirmó que «existía un
malestar en la psicología cognitiva, una inquietud por estudiar nimiedades, una
falta de orientación». ¿Está desarrollando y profundizando este campo nuestro
conocimiento de los principios, los procesos o los hechos cognitivos que pueden
contribuir a solucionar problemas reales y a proporcionar respuestas a las
cuestiones verdaderamente relevantes?». Aunque Jenkins no dudaba de que los
«seres humanos fuesen máquinas universales» y encontraba «direcciones más
adecuadas para la psicología cognitiva», pintó una disciplina a la deriva. En ese
mismo año, los editores de como Lachman, Lachman y Butterfield habían
afirmado, «la psicología del procesamiento de la información se halla
fundamentalmente comprometida con el concepto de representación». Los
estados mentales, como las creencias, tienen siempre un objeto: se refieren a
algo más allá de ellos mismos, cosa que no hacen las neuronas.
Una de las dos cuestiones principales que separan la arquitectura cognitiva del
sistema de símbolos de su rival conexionista se refiere a si las teorías
psicológicas del aprendizaje y la cognición se deben llevar hasta el nivel de
implementación. Según la concepción del sistema de símbolos, la
implementación de programas en un cerebro o en un ordenador se puede pasar
por alto sin problemas en los niveles cognitivo y algorítmico, mientras
que, según la concepción conexionista, la formulación de teorías en los niveles
superiores debe restringirse a la máquina que vaya a ejecutar los cálculos. Ahora
que ya hemos explicado la distinción entre conducta regida por reglas y
conducta que obedece a reglas, podemos formular, en el nivel algorítmico, la
distinción entre el sistema de símbolos y las arquitecturas conexionistas de la
cognición. Lo que separa a la hipótesis del sistema de símbolos del
conexionismo es la cuestión de si la conducta humana obedece a reglas, y en qué
condiciones lo hace.