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Sentencias - Ejemplos

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Sentencia C-1194/08

SENTENCIA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL-Carácter definitivo,


incontrovertible e inmutable

COSA JUZGADA CONSTITUCIONAL-Configuración

CORTE CONSTITUCIONAL-Presunción de control integral

COSA JUZGADA ABSOLUTA-Existencia

PRINCIPIO DE LA BUENA FE-Definición/PRINCIPIO DE LA BUENA


FE-No es absoluto

La jurisprudencia constitucional ha definido el principio de buena fe como aquel


que exige a los particulares y a las autoridades públicas ajustar sus
comportamientos a una conducta honesta, leal y conforme con las actuaciones que
podrían esperarse de una “persona correcta (vir bonus)”. Así la buena fe
presupone la existencia de relaciones reciprocas con trascendencia jurídica, y se
refiere a la “confianza, seguridad y credibilidad que otorga la palabra dada”

BUENA FE-Presunción general/BUENA FE-Alcance/PRESUNCION DE


LA BUENA FE DE PARTICULARES Y EL ESTADO EN SUS
RELACIONES/PRESUNCION DE LA BUENA FE-Admisión de prueba en
contrario

La Corte ha señalado que la buena fe es un principio que de conformidad con el


artículo 83 de la Carta Política se presume y conforme con este (i) las actuaciones
de los particulares y de las autoridades públicas deben estar gobernadas por el
principio de buena fe y; (ii) ella se presume en las actuaciones que los particulares
adelanten ante las autoridades públicas, es decir en las relaciones jurídico
administrativas, pero dicha presunción solamente se desvirtúa con los mecanismos
consagrados por el ordenamiento jurídico vigente, luego es simplemente legal y
por tanto admite prueba en contrario.

BUENA FE-Evolución de principio a postulado constitucional/BUENA FE-


Alcance como postulado constitucional

La Corte Constitucional ha considerado que en tanto la buena fe ha pasado de ser


un principio general de derecho para transformarse en un postulado
constitucional, su aplicación y proyección ha adquirido nuevas implicaciones, en
cuanto a su función integradora del ordenamiento y reguladora de las relaciones
entre los particulares y entre estos y el Estado, y en tanto postulado constitucional,
irradia las relaciones jurídicas entre particulares, y por ello la ley también pueda
establecer, en casos específicos, esta presunción en las relaciones que entre ellos
se desarrollen.

PRINCIPIO DE AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD PRIVADA-


Definición
Expediente D-7379 2

El principio de autonomía de la voluntad privada ha sido definido como el poder


de las personas, reconocido por el ordenamiento positivo para disponer con efecto
vinculante de los intereses y derechos de los que son titulares y por ende crear
derechos y obligaciones, siempre que respete el orden público y las buenas
costumbres.

PRINCIPIO DE AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD PRIVADA-


Límite/PRINCIPIO DE AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD PRIVADA-
Alcance respecto de su interpretación/PRINCIPIO DE AUTONOMIA DE
LA VOLUNTAD PRIVADA-No es absoluto

PRESUNCION DE MALA FE-Legislador puede


establecerla/PRESUNCION DE MALA FE-Medida
excepcional/PRESUNCION DE MALA FE-Invierte la carga de la prueba

Por lo mismo que la Corte ha admitido que no se trata de un principio absoluto,


también ha admito la posibilidad de que, excepcionalmente, la ley establezca la
presunción de mala fe y le atribuya los efectos que considere en cada caso. En el
presente caso, no se trata de una presunción general de mala fe para el comprador,
sino de una medida de carácter excepcional, que invierte la carga de la prueba, y
que se configura cuando se presentan unas especiales circunstancias como son, no
pagar el precio pactado en el contrato de compraventa, y no probar que ello
ocurrió por causa de un menoscabo sufrido en su fortuna exento de culpa, evento
en el cual se aplican los efectos previstos en la disposición.

Referencia: expediente D-7379

Demanda de inconstitucionalidad contra el


inciso final del artículo 768 y el inciso
último del artículo 1932 del Código Civil

Demandante: Mónica Andrea Hoyos

Magistrado Ponente:
Dr. RODRIGO ESCOBAR GIL

Bogotá, tres (3) de diciembre de dos mil ocho (2008)

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones


constitucionales y de los requisitos y trámite establecidos en el Decreto 2067 de
1991, ha proferido la siguiente
Expediente D-7379 3

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, la ciudadana Mónica


Andrea Hoyos presentó demanda contra el inciso final del artículo 768 y el último
inciso del artículo 1932 del Código Civil.

Por medio de Auto del 1 de agosto de 2008 el Magistrado Sustanciador admitió la


demanda, al considerar que cumplía con los requisitos previstos en el artículo 2 del
Decreto 2067 de 1991 para el efecto; ordenó fijar en lista las normas acusadas por
el término de 10 días y dar traslado al Procurador General de la Nación para que
rindiera el concepto a su cargo. En la misma providencia, también se ordenó
comunicar la demanda al Ministerio del Interior y de Justicia, al Presidente de la
Academia Colombiana de Jurisprudencia, y a los decanos de las Facultades de
Derecho de las Universidades del Rosario, Javeriana y Nacional para que, si lo
estimaban conveniente, intervinieran dentro del proceso con el propósito de
impugnar o defender las disposiciones acusadas.

Cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución Política y en


el Decreto 2067 de 1991, la Corte Constitucional procede a decidir acerca de la
demanda en referencia.

II. TEXTO DE LA NORMA ACUSADA

A continuación se transcribe el texto de la disposición, subrayando el objeto de la


demanda:

“Código Civil

ARTICULO 768. BUENA FE EN LA POSESION. La buena fe es la conciencia


de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos exentos de
fraudes y de todo otro vicio.

Así, en los títulos traslaticios de dominio, la buena fe supone la persuasión de


haberse recibido la cosa de quien tenía la facultad de enajenarla y de no
haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato.

Un justo error en materia de hecho, no se opone a la buena fe.


Expediente D-7379 4

Pero el error, en materia de derecho, constituye una presunción de mala fe,


que no admite prueba en contrario.

ARTICULO 1932. EFECTOS DE LA RESOLUCION POR NO PAGO. La


resolución de la venta por no haberse pagado el precio dará derecho al
vendedor para retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para que se le
restituyan los frutos, ya en su totalidad si ninguna parte del precio se le
hubiere pagado, ya en la proporción que corresponda a la parte del precio que
no hubiere sido pagada.

El comprador, a su vez, tendrá derecho para que se le restituya la parte que


hubiere pagado del precio.

Para el abono de las expensas al comprador, y de los deterioros al vendedor,


se considerará al primero como poseedor de mala fe, a menos que pruebe
haber sufrido en su fortuna, y sin culpa de su parte, menoscabos tan grandes
que le hayan hecho imposible cumplir lo pactado.”

III. FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA

La ciudadana Mónica Andrea Hoyos solicita a este Tribunal que declare la


inexequibilidad del inciso final del artículo 768 y el último inciso del artículo 1932
del Código Civil, por considerarlos violatorios del principio de buena fe
consagrado en el artículo 83 de la Constitución Política, y de autonomía de la
voluntad privada.

Para la accionante el artículo 768 es inconstitucional en tanto dispone que el error


de derecho no admite prueba en contrario, a diferencia de lo que sucede con el error
de hecho. En concepto de la actora los dos errores deberían tener el mismo
tratamiento y aceptar prueba en contrario, de otra forma considera se desconoce la
“falencia de la mente humana” y el principio constitucional de acuerdo con el cual
la buena fe debe ser presumida en todas las actuaciones de los particulares.

Por otra parte con respecto al artículo 1932, considera la accionante, que en la
medida en la que éste dispone que, cuando se resuelva el contrato de compraventa
por causa del incumplimiento del comprador de pagar el precio, este será
considerado como poseedor de mala fe para efectos de el abono de las expensas en
su favor, y de los deterioros al vendedor, siempre que el primero no pruebe que
sufrió un detrimento en su fortuna, sin su culpa, consagra una presunción de mala
fe, vulnerando con ello el principio conforme con el cual la buena fe se presume y
la mala fe debe ser probada, y adicionalmente desconoce que conforme con el
principio de autonomía de la voluntad privada, los particulares gozan del poder
reconocido por el ordenamiento para disciplinar sus relaciones económicas y
jurídicas.
Expediente D-7379 5

IV. INTERVENCIONES

1. Ministerio del Interior y de Justicia

El Ministerio del Interior y de Justicia, por medio de escrito radicado en la


Secretaria General de esta Corporación, el 28 de agosto de 2008, solicitó a la Corte
Constitucional declarar la constitucionalidad de las disposiciones demandadas
contenidas en los artículos 768 y 1932 del Código Civil.

Inicia el interviniente por señalar que la Corte Constitucional declaró en la


Sentencia C-544 de 1994 la exequibilidad del inciso final del artículo 768 del
Código Civil, razón por la cual con respecto a aquel se debe declarar que ha
operado el fenómeno de cosa juzgada constitucional.

Considera el Ministerio que la demanda no identifica con claridad las normas


objeto de su acusación, razón por la cual ella no es clara ni completa y debe, en
principio, ser desestimada por esta Corporación.

Afirma el Ministerio, en su consideración sobre el fondo del asunto, que la buena


fe, conforme con la jurisprudencia constitucional, es un principio al cual deben
“someterse las diversas actuaciones de las autoridades públicas y de los
particulares entre si y ante estas, la cual se presume, y constituye un soporte
esencial del sistema jurídico”1. Este principio no es absoluto y admite limitaciones
de acuerdo con el interés general, la seguridad jurídica y en los derechos de
terceros. Por lo anterior estima el interviniente que los artículos acusados encajan
dentro de las limitaciones que de este principio ha reconocido la jurisprudencia
constitucional.

2. Academia Colombiana de Jurisprudencia

La Academia Colombiana de Jurisprudencia intervino en el proceso de la


referencia, y solicitó a este Tribunal con respecto (i) al inciso final del artículo 768
del Código Civil que declarara la existencia de cosa juzgada constitucional y en
consecuencia se ordenara estarse a lo resuelto en la Sentencia C-544 de 1994 y; (ii)
en lo relacionado con el artículo 1932 del Código Civil se declare su exequibilidad
con fundamento en las siguientes consideraciones.

Considera el interviniente, que la buena fe “constituye una regla de conducta, a la


que ha de adaptarse el comportamiento jurídico de los hombres”. Adicionalmente
manifiesta que la buena fe tiene reconocimiento constitucional y legal y actúa

1 Ver Sentencia C-131 de 2004 M.P. Clara Inés Vargas Hernández.


Expediente D-7379 6

como herramienta auxiliar de interpretación, como límite para el ejercicio de los


derechos y como una verdadera garantía.”

Con respeto al contrato de compraventa, inició la Academia por indicar que se


caracteriza por ser “bilateral, oneroso, consensual, conmutativo, principal,
nominado, de ejecución instantánea y puede ser de libre discusión o de contenido
impuesto y sus elementos esenciales son la cosa y el precio.”

Estima que el artículo1932 no vulnera el principio constitucional de buena fe, dado


que la condición de poseedor de mala fe que asume el comprador por el
incumplimiento de lo pactado, puede ser desvirtuada si prueba que sufrió
detrimentos ostensibles sin su culpa, que impidieron el cumplimiento del pago del
precio convenido en el contrato de compraventa.

En consecuencia para la Academia carecen “de fundamento las afirmaciones de la


demanda sobre la supuesta incongruencia de los artículos 768 y 1932 del Código
Civil con el artículo 83 de la Constitución Política, por cuanto con el
establecimiento de las presunciones de mala fe en las normas impugnadas, no se
instituye un tratamiento contradictorio o violatorio. Por el contrario, en el
primero de los casos, el artículo demandado se complementa con la negativa a
aceptar el desconocimiento de la ley y, el segundo no es más que el
reconocimiento de una situación que con base en las reglas de la experiencia es de
frecuente suceso.”

3. Universidad Nacional de Colombia

La Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional


a través de escrito radicado en la Secretaría General de esta Corporación solicitó
que se declararan exequibles los artículos 768 y 1932 del Código Civil.

Para esa institución la accionante no demuestra una contradicción entre las normas
acusadas y la Constitución Política, razón por la cual su petición no está llamada a
prosperar.

Particularmente con respecto al inciso final del artículo 768 del Código Civil,
afirma esa entidad que se encuentra amparado por el fenómeno de cosa juzgada
constitucional, en tanto fue declarado exequible por este Tribunal mediante la
Sentencia C-544 de 1994.

En lo relacionado con el artículo 1932 del Código Civil solicita la Universidad que,
se declare su exequibilidad, por cuanto si bien la norma establece una presunción
de mala fe en cabeza del comprador cuando la cosa bajo su dominio sufre un
detrimento, ella se puede desvirtuar si se demuestra que el incumplimiento en su
obligación se debió a un deterioro en su “fortuna”.
Expediente D-7379 7

Por lo anterior, estima el interviniente que en un caso como el previsto en la


norma, el legislador puede establecer presunciones de mala fe, más aun si ellas
admiten prueba en contrario como en el caso que se analiza.

4. Universidad del Rosario

La Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario intervino en el


proceso de la referencia y solicitó a esta Corporación que declara la exequibilidad
de las disposiciones acusadas.

Inicia esa institución por señalar que, con respecto al inciso final del artículo 768
del Código Civil ha operado el fenómeno de cosa juzgada constitucional por
cuanto fue declaro exequible por esta Corporación en la Sentencia C-544 de 1994.

En lo que hace relación al artículo 1932 del Código Civil manifestó que, de
acuerdo con la jurisprudencia constitucional, la “presunción legal de mala fe” no
quebranta el principio constitucional de buena fe, siempre que su establecimiento
“obedezca a situaciones que hagan razonable la consideración de que quien obra
en un determinado sentido no está procediendo de manera legitima, por ello entra
en el campo de configuración normativa propia del legislador. Esta doctrina por
el rigor y precisión de los argumentos la estimo suficiente en materia de la
presunción legal de mala fe o dolo”.

En apoyo de sus argumentos, la Universidad, hace una exposición desde el punto


de vista doctrinal y jurisprudencial de las instituciones de la buena fe, de la
presunción, y del error de derecho.

V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACION

El señor Procurador General de la Nación, mediante concepto No. 4624 del 22 de


septiembre de 2008, solicitó a esta Corporación, en el proceso de la referencia, (i)
con respecto al inciso final del artículo 768 de Código Civil estarse a lo resuelto en
la Sentencia C-544 de 1994, en la que declaró su exequibilidad y; (ii) con respecto
al inciso 3 del artículo 1932 del Código Civil declarar su exequibilidad.

En efecto, la Vista Fiscal señala que esta Corporación decidió, en la Sentencia C-


544 de 1994 resolvió:

“Decláranse EXEQUIBLES las siguientes disposiciones del Código Civil:

1a. El inciso final del artículo 768, que dice: "Pero el error en materia de
derecho, constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en
contrario";
Expediente D-7379 8

(…)”

Ahora bien, en lo relacionado con el principio constitucional de buena fe, el


Ministerio Publico inicia por definirlo como el “elemento fundante de las
actuaciones tanto de las autoridades como de los particulares. Se trata de un valor
inherente a la idea de derecho, que exige a los operadores jurídicos ceñirse en sus
actuaciones "a una conducta honesta, leal y acorde con el comportamiento que
puede esperarse de una persona correcta ("vir bonus")"2, y que se sustenta en la
confianza, seguridad y credibilidad que generan las actuaciones de los demás.”

Para el señor Procurador, el principio de la buena fe no es absoluto y por ello es


posible que los ordenamientos jurídicos establezcan “algunas limitaciones del
mismo que guardan relación con la necesidad de proteger el bien común, entre
otros bienes jurídicos Superiores.”

Aunado a lo anterior, señala la Vista Fiscal la posibilidad de que excepcionalmente


el legislador establezca presunciones de mala fe, “tal como lo contempla
expresamente el 769 del Código Civil, en consonancia con el artículo 66 del mismo
estatuto”, el cual permite que la ley determine ciertos antecedentes o circunstancias
conocidas de los cuales se deduzca la mala fe, a manera de presunción jurídica que
admite o no prueba en contrario conforme con lo que ella disponga.

Por otra parte en lo tocante con el principio de autonomía de la voluntad privada, el


Ministerio Público considera que el mismo puede ser definido como “la facultad
reconocida por el ordenamiento positivo a las personas para disponer de sus
intereses con efecto vinculante y, por tanto, para crear derechos y obligaciones,
con los límites generales del orden público y las buenas costumbres, para el
intercambio de bienes y servicios o el desarrollo de actividades de cooperación en
el ámbito privado”.

En desarrollo de este poder, los particulares pueden : “i) celebrar contratos o no


celebrarlos, en principio en virtud del solo consentimiento, y, por tanto, sin
formalidades, pues éstas reducen el ejercicio de la voluntad; ii) determinar con
amplia libertad el contenido de sus obligaciones y de los derechos correlativos,
con el límite del orden público, entendido de manera general como la seguridad, la
salubridad y la moralidad públicas, y de las buenas costumbres; iii) crear
relaciones obligatorias entre sí, las cuales en principio no producen efectos
jurídicos respecto de otras personas, que no son partes del contrato, por no haber
prestado su consentimiento, lo cual corresponde al llamado efecto relativo de
aquel.”

Con fundamento en las anteriores consideraciones, el Ministerio Público estima que


el artículo 1932 del Código Civil “consagra una presunción de mala fe en cabeza
2 Corte Constitucional. Sentencia T-475 de 1992. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz. Reiterada en las sentencias T-532
de 1995. M.P. José Gregorio Hernández Galindo, y SU-478 de 1997. M.P. Alejandro Martínez Caballero, entre otras.
Expediente D-7379 9

del comprador que viola su obligación de pagar el precio pactado, la cual es de


carácter legal de manera que sí admite prueba en contrario que, en este caso, está
especificada por la misma norma y consiste en haber sufrido en su fortuna, y sin
culpa suya, menoscabos tan grandes que le hayan hecho imposible cumplir lo
convenido.”

En este orden de ideas, considera la Vista Fiscal que la demandante no acierta al


afirmar que del artículo 83 constitucional se desprende la prohibición para el
legislador de establecer presunciones de mala fe para los particulares.
Específicamente en el caso del artículo 1932, considera el señor Procurador que
“la demanda no tiene asidero constitucional, menos aún, cuando se trata en este
caso de una medida excepcional que tiene por propósito invertir la carga de la
prueba para radicarla en cabeza de quien, en la práctica, está en mejores
condiciones para probar la justa causa de su incumplimiento, este es, el
comprador que no ha podido pagar el precio pactado de la compra-venta por
menoscabo grave en su patrimonio”. Adicionalmente, el principio de autonomía
de la voluntad privada admite limitaciones como en este caso, en tanto garantiza
“los derechos e intereses económicos tanto del comprador como del vendedor en lo
que se refiere al abono de las expensas debidas al primero, y de los deterioros
sufridos por el bien al segundo.”

Finalmente estima que la norma acusada no vulnera el principio de autonomía de la


voluntad privada por cuanto “no es cierto lo afirmado por la accionante en cuanto
a que tal disposición normativa le impide a los sujetos contractuales en una
compra-venta convenir los términos y condiciones de su resolución, ya que: i) en
todos aquellos aspectos específicos relacionados con su configuración, las partes
conservan plena libertad para establecer, de común acuerdo, las cargas y
prestaciones derivadas de la misma para cada una de ellas; y, ii) las
prescripciones demandadas, al no ser imperativas por razones de orden público,
tienen carácter meramente supletivo de la voluntad de las partes, de manera que
integran el contenido del contrato de compra-venta únicamente ante el silencio de
ellas al respecto.”

Con fundamento en lo anterior el Ministerio Público solicita que esta Corporación


que se pronuncie en el siguiente sentido:

“- ESTARSE A LO RESUELTO en la Sentencia C-544 de 1994 que declaró


exequible el inciso final del artículo 768 del Código Civil.

- Declarar EXEQUIBLE el artículo 1932 del Código Civil, en relación con


los cargos formulados por la accionante.”
Expediente D-7379 10

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1. Competencia

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 241, numeral 4 de la Constitución


Política, la Corte Constitucional es competente para conocer y decidir sobre la
demanda de inconstitucionalidad de la referencia.

2. Cuestión previa. Existencia de cosa juzgada constitucional con respecto al


inciso final del artículo 768 del Código Civil.

La Corte Constitucional en la Sentencia C-544 de 1994 estudió la


constitucionalidad del inciso final del artículo 768 del Código Civil y declaró su
exequibilidad en los siguientes términos:

“RESUELVE :

Decláranse EXEQUIBLES las siguientes disposiciones del Código Civil:

1a. El inciso final del artículo 768, que dice: "Pero el error en materia de
derecho, constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en
contrario"; (…)”

Observa la Sala que la citada sentencia la Corte no limitó los alcances del fallo, ni a
los cargos propuestos en la demanda, ni a su confrontación con determinadas
disposiciones constitucionales, por lo que debe entenderse que adelantó un análisis
integral de la disposición censurada frente al texto de la Carta Política, conforme lo
prevé el artículo 46 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de
Justicia. Por lo tanto, en la medida en que la Corte ya estudió la conformidad de la
citada norma con la Constitución Política, ella está amparada por una sentencia que
ha hecho tránsito a cosa juzgada constitucional, de conformidad con lo previsto en
el artículo 243 superior.

Por lo anterior lo procedente con respecto al último inciso del artículo 768 del
Código Civil, será que la Corte ordene estarse a lo resuelto en la Sentencia C-544
de 1994, por haber operado con respecto a aquel, el fenómeno de cosa juzgada
constitucional.

3. El problema jurídico que se plantea en la demanda


Expediente D-7379 11

Establecido el punto anterior, la presente providencia se circunscribirá al análisis de


constitucionalidad del inciso final del artículo 1932 del Código Civil.

En este sentido, la demandante considera que el artículo 1932 del Código Civil
vulnera los principios constitucionales de buena fe, consagrado en el artículo 83
superior, y de autonomía de la voluntad privada, debido a que la norma acusada
consagra una presunción de mala fe, lo cual, estima, riñe con el principio
constitucional conforme con el cual la buena fe se presume y la mala debe
probarse. Manifiesta la demandante en apoyo de sus argumentos, que se establece
con la disposición acusada una presunción de derecho, que no admite prueba en
contrario, y por lo tanto vulnera los principios constitucionales señalados.
Adicionalmente señala que la norma viola el principio de autonomía de la voluntad
privada por prever un efecto al incumplimiento de una obligación derivada de un
acuerdo de voluntades.

La generalidad de los intervinientes coincide con el señor Procurador, en solicitar a


esta Corporación que declare la constitucionalidad de la norma referida, toda vez
que consideran que si bien ella establece una presunción de mala fe para el
comprador que no paga el precio, cuando no prueba que ello obedeció a un
detrimento en su fortuna exento de culpa, ello no contraria la regla general de que
la buena fe debe presumirse y la mala probarse, toda vez que conforme con la
jurisprudencia constitucional el legislador puede de manera excepcional, en ciertas
circunstancias y ante la verificación de ciertos elementos, establecer que la mala fe
se presuma, máxime si se trata de una presunción legal que admite prueba en
contrario. También existe coincidencia en la consideración conforme con la cual, el
principio de autonomía de la voluntad privada que regula las relaciones entre los
particulares no es absoluto, tiene límites en el orden público, en los derechos de las
personas, y debe ser interpretado a la luz de los principios, y valores
constitucionales.

De esta forma, le corresponde a la Corte establecer si es violatorio del principio de


buena fe y de autonomía de la voluntad privada, que el artículo 1932 del Código
Civil establezca, a efecto del abono de las expensas al comprador y de los
deterioros al vendedor, una presunción de mala fe para el primero cuando no pague
el precio, y que adicionalmente no pruebe que ello obedeció a que sufrió en su
fortuna, y sin su culpa, menoscabos tan graves que le hicieron imposible cumplir
con su obligación.

Con el propósito de dar respuesta al problema jurídico planteado, esta Corporación


hará un análisis de los conceptos de (i) buena fe y; (ii) autonomía de la voluntad
privada a la luz de la Constitución Política.

4. Principio de la buena fe
Expediente D-7379 12

En artículo 83 de la Constitución Política establece que “[l]as actuaciones de los


particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la
buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelanten ante
éstas.”

Esta Corporación tanto en sede de control abstracto 3 como de control concreto4 de


constitucionalidad se ha pronunciado con respecto al significado, alcance y
contenido de este postulado superior.

La Corte Constitucional ha considerado que en tanto la buena fe ha pasado de ser


un principio general de derecho para transformarse en un postulado constitucional,
su aplicación y proyección ha adquirido nuevas implicaciones, en cuanto a su
función integradora del ordenamiento y reguladora de las relaciones entre los
particulares y entre estos y el Estado.5

En este orden de ideas la jurisprudencia constitucional ha definido el principio de


buena fe como aquel que exige a los particulares y a las autoridades públicas
ajustar sus comportamientos a una conducta honesta, leal y conforme con las
actuaciones que podrían esperarse de una “persona correcta (vir bonus)”6. En este
contexto, la buena fe presupone la existencia de relaciones reciprocas con
trascendencia jurídica, y se refiere a la “confianza, seguridad y credibilidad que
otorga la palabra dada” 7

En este sentido la Corte ha señalado que la buena fe es un principio que “de


conformidad con el artículo 83 de la Carta Política se presume, y dicha
presunción solamente se desvirtúa con los mecanismos consagrados por el
ordenamiento jurídico vigente”8.

Concretamente con respecto al contenido concreto del artículo 83 superior, debe la


Corte indicar que conforme con este (i) las actuaciones de los particulares y de las
autoridades públicas deben estar gobernadas por el principio de buena fe y; (ii) ella
se presume en las actuaciones que los particulares adelanten ante las autoridades
públicas, es decir en las relaciones jurídico administrativas.

3 Ver entre otras las sentencias C-1256-2001; C-1287-2001; C-007-2002; C-009-2002; C-012-2002; C-040-2002; C-
127-2002; C-176-2002; C-179-2002; C-182-2002; C-184-2002; C-199-2002; C-251-2002; C-262-2002
4 Ver entre otras las sentencias T-010-92; T-425-92; T-427-92; T-444-92; T-457-92; T-460-92; T-463-92; T-464-92;
T-469-92; T-471-92; T-473-92; T-475-92; T-487-92; T-499-92; T-501-92; T-512-92; T-522-92; T-523-92; T-526-92; T-
534-92; T-001-2001; T-327-2001; T-514-2001; T-541-2001; T-546-2001; T-854-2001; T-1341-2001; T-002-2002; T-
003-2002; T-017-2002; T-021-2002; T-023-2002; T-032-2002; T-046-2002; T-049-2002
5 Ver sentencia C-071 de 2004
6 Ver Sentencia T-475 de 1992
7 Ibídem.
8”Sentencia C-253 de 1996.
Expediente D-7379 13

Adicionalmente también ha estimado que la presunción de buena fe establecida en


el artículo superior respecto de las gestiones que los particulares adelanten ante las
autoridades públicas, es simplemente legal y por tanto admite prueba en contrario.9

Estima la Corte, que en tanto la buena fe es un postulado constitucional, irradia las


relaciones jurídicas entre particulares, y por ello la ley también pueda establecer, en
casos específicos, esta presunción en las relaciones que entre ellos se desarrollen.

Por lo tanto observa la Corte que no se trata por esencia de un principio absoluto, y
es por ello que la Corte Constitucional también ha admito la posibilidad de que,
excepcionalmente, la ley establezca la presunción de mala fe, y le atribuya los
efectos que considere en cada caso, lo cual se traduce en si se admite o no prueba
en contrario en cada caso.

En efecto la Corte se pronunció en el sentido referido en la Sentencia C- 544 de


1994, en la que se ocupó de estudiar la constitucionalidad del inciso final del
artículo 768 del código Civil el cual dispone: "Pero el error en materia de derecho,
constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario.”

En esa oportunidad la Corte señaló que “[l]a norma demandada, interpretada a la


luz de la Constitución, y despojada del efecto estigmatizante de la mala fe,
significa que el legislador, simplemente, ha querido reiterar, en esta materia, la
negativa general a admitir el error de derecho. La alusión a la mala fe es un
recurso técnico para ratificar el anotado principio y, en este sentido, no puede ser
inconstitucional.”

Posteriormente en la Sentencia C-540 de 1995, la Corte analizó la


constitucionalidad del inciso primero del artículo 769 del Código Civil, conforme
con el cual “[l]a buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece
la presunción contraria.” En esa providencia la jurisprudencia constitucional
reconoce de manera expresa que“excepcionalmente, la ley puede establecer la
presunción contraria, es decir, la presunción de mala fe.” Adicionalmente señaló
la Corte que:

“El artículo 769, pues, en concordancia con el artículo 66 del mismo


Código Civil, prevé que la ley pueda determinar "ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas" de los cuales se deduzca la mala fe. Presunción
legal contra la cual habrá o no habrá posibilidad de prueba en contra,
según sea simplemente legal o de derecho.

Por lo anterior, es evidente que el artículo 769 no quebranta, ni podría


quebrantar, el artículo 83 de la Constitución.

9 Ver Sentencia C-071 de 2004


Expediente D-7379 14

Se repite: la Corte, al declarar la exequibilidad del último inciso del


artículo 768, aceptó implícitamente (y casi explícitamente, pues el artículo
769 se cita en la sentencia C-544/94) que el legislador sí puede establecer
presunciones de mala fe, sin quebrantar la Constitución.”

Con fundamento en lo anterior concluye la Sala que la ley puede determinar


criterios, antecedentes, o circunstancias conocidas, de las cuales se deduzca en una
situación particular, una presunción de mala fe, de naturaleza legal o de derecho,
conforme con lo que ella misma disponga, y que por tanto admita o no prueba en
contrario.

Recapitulando, es claro para la Corte que si bien el ordenamiento jurídico por regla
general presume la buena fe de los particulares en sus relaciones, y en las
actuaciones que adelanten ante las autoridades públicas, este es un principio que no
es por esencia absoluto, de tal manera que en situaciones concretas admite prueba
en contrario, y en este sentido es viable que el legislador excepcionalmente,
establezca presunciones de mala fe, señalando las circunstancias ante las cuales ella
procede.

5. Principio de autonomía de la voluntad privada

El principio de autonomía de la voluntad privada ha sido definido por la doctrina


del derecho civil10 y por la jurisprudencia constitucional11, como el poder de las
personas, reconocido por el ordenamiento positivo para disponer con efecto
vinculante de los intereses y derechos de los que son titulares y por ende crear
derechos y obligaciones, siempre que respete el orden público y las buenas
costumbres.

Al respecto la jurisprudencia de la Corte ha señalado que este principio encuentra


fundamento constitucional en los artículos 13 y 16 de la Carta, en tanto reconocen,
respectivamente, el derecho a la libertad y al libre desarrollo de la personalidad.
Estos derechos permiten inferir que se reconoce a los individuos la posibilidad de
obrar de acuerdo con su voluntad, siempre y cuando respeten el orden jurídico y los
derechos de las demás personas.

Aunado a lo anterior, encuentra la Corte, tal y como lo ha expresado previamente,


que el principio de autonomía de la voluntad privada está ligado a la libertad de
empresa y económica, que en regimenes democráticos, como en el nuestro, se
somete a la limitación del bien común, y a la prevalencia del interés general sobre
el particular (artículos 333 y 2 de la constitución política). Es de estas libertades
que emana la libertad de contratación como manifestación del principio al que se ha

10 Marco Gerardo Monroy Cabra, Introducción al Derecho, Bogotá, Editorial TEMIS, pags 542-549.
11 Ver Sentencia C-341 de 2006 M. P. Jaime Araujo Renteria.
Expediente D-7379 15

venido haciendo referencia, y conforme con el cual los particulares pueden realizar
los acuerdos vinculantes que deseen para el intercambio de bienes y servicios.12

Ahora bien, el principio de autonomía de la voluntad privada en el marco del


Estado colombiano debe ser interpretado conforme con los principios, valores y
derechos reconocidos por la Carta y propios del Estado Social de Derecho, lo cual
significa que el postulado, como ya se señaló, no tiene una connotación absoluta, y
por tanto admite excepciones, relacionadas entre otras, con la realización de la
justicia y el respeto de los derechos fundamentales.

Finalmente debe precisar la Corte que, este principio encuentra consagración legal
en el artículo 1602 del Código Civil, según el cual “[t]odo contrato legalmente
celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su
consentimiento mutuo o por causas legales” en concordancia con el artículo 16 del
mismo ordenamiento, el cual establece que “[n]o podrán derogarse por convenios
particulares las leyes en cuya observancia están interesados el orden y las buenas
costumbres”,que como ya se dijo, en nuestro contexto debe ser interpretado a la luz
de la Constitución Política.

6. Análisis de constitucionalidad del artículo 1932 del Código Civil

El inciso final del artículo 1932 del Código Civil establece que cuando se presenta
la resolución del contrato de compraventa, por el incumplimiento del comprador de
pagar el precio, a efecto del abono de las expensas en su favor y de los deterioros al
vendedor, se le considerará como poseedor de mala fe, a menos que pruebe que el
incumplimiento de su obligación se debió a un detrimento en su fortuna, exento de
culpa, y de tal magnitud que le fue imposible allanarse a lo pactado.

Tal y como se ha señalado, conforme con la jurisprudencia constitucional, del


artículo 83 superior se infiere una presunción de buena fe para los particulares
cuando quiera que ellos adelanten actuaciones ante las autoridades públicas, es
decir en las relaciones jurídico administrativas, lo cual se reitera, admite prueba en
contrario. Por tanto, del citado precepto constitucional no se desprende una
presunción general de buena fe en las actuaciones entre particulares, ni la
prohibición para que el legislador excepcionalmente establezca determinados
supuestos conforme con los cuales la mala fe se presuma, siempre que ello ocurra
en circunstancias determinadas, que razonablemente permitan inferirlo de esa
manera.

En el presente caso, es claro para la Sala que no se trata de una presunción general
de mala fe para el comprador. Por el contrario, dicha presunción es una medida de
carácter excepcional, que invierte la carga de la prueba, y que se configura cuando

12 Ver Sentencia C-993 de 2006 M. P. Jaime Araujo Rentería


Expediente D-7379 16

se presentan unas especiales circunstancias como son, no pagar el precio pactado en


el contrato de compraventa, y no probar que ello ocurrió por causa de un
menoscabo sufrido en su fortuna exento de culpa, evento en el cual se aplican los
efectos previstos en la disposición.

Adicionalmente con respecto a este punto, observa la Sala que, si bien la ley
establece esta presunción, también admite que el comprador incumplido presente
una prueba que la desvirtúe, la cual consisten en haber sufrido un menoscabo en su
patrimonio, siempre que hubiese actuado diligentemente, con lo cual se libera de
ser considerado como poseedor de mala fe y de los efectos que ello implica.

Por lo anterior, no encuentra la Corte que la norma acusada vulnere la Carta


Política por desconocer el principio de buena fe y adicionalmente, observa que se
ajusta a ella y a la jurisprudencia constitucional, conforme con la cual se admite
excepcionalmente, como en este caso, que se establezcan presunciones de mala fe,
de naturaleza legal, como la que se analiza, y que por tanto admite prueba en
contrario.

En relación con la acusación de la norma, por considerar que de ella se desprende


una violación del principio de autonomía de la voluntad privada, en la medida en
que limita la libertad de los contratantes, considera la Corte que, tal afirmación
carece de asidero, porque si bien es cierto la norma acusada disciplina un aspecto
susceptible de autorregulación por los particulares, no es menos cierto que el citado
principio no es absoluto, por lo que (i) el legislador le puede imponer límites a
través de normas, inclusive imperativas y, (ii) en este caso la disposición misma no
impide el ejercicio de la autonomía de la voluntad privada, pues no es ella una
norma imperativa sino supletiva.

En consecuencia, con fundamento en los argumentos expuestos la Corte declarará


la exequibilidad del último inciso del artículo 1932 del Código Civil en relación
con los cargos analizados en esta providencia.

VII.DECISION

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, administrando


justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

R E S U E LVE

Primero. - ESTARSE A LO RESUELTO en la Sentencia C-544 de 1994 que


declaró exequible el inciso final del artículo 768 del Código Civil.
Expediente D-7379 17

Segundo. - Declarar EXEQUIBLE el inciso final del artículo 1932 del Código
Civil, en relación con los cargos formulados por la accionante.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional, cúmplase y archívese el expediente.

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Presidente

JAIME ARAUJO RENTERÍA


Magistrado
Con aclaración de voto

MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA


Magistrado

JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO


Magistrado

RODRIGO ESCOBAR GIL


Magistrado

MAURICIO GONZALEZ CUERVO


Magistrado

MARCO GERARDO MONROY CABRA


Magistrado
Expediente D-7379 18

NILSON ELIAS PINILLA PINILLA


Magistrado

CLARA INES VARGAS HERNMANDEZ


Magistrada

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO


Secretaria General
Expediente D-7379 19

ACLARACION DE VOTO A LA SENTENCIA C-1194 DE 2008 DEL


MAGISTRADO JAIME ARAÚJO RENTERÍA

PRESUNCION DE BUENA FE EN LAS RELACIONES ENTRE EL


ESTADO Y PARTICULARES-No se extiende a las relaciones entre
particulares (Aclaración de voto)

PRESUNCION-Invierte la carga de la prueba (Aclaración de voto)

Referencia: expediente D-7379


Demanda de inconstitucionalidad contra el
inciso final del artículo 768 y el inciso último
del artículo 1932 del Código Civil.

Magistrado Ponente:
RODRIGO ESCOBAR GIL

Con el respeto acostumbrado por las decisiones de esta Corte, me permito aclarar
mi voto a la presente decisión, por cuanto en relación con la naturaleza del artículo
768 que aunque fuera de carácter procesal, no quedaría al arbitrio de las partes, por
ser de orden público. De otro lado, con relación al artículo 1392 del Código Civil,
no sería aplicable el supuesto del artículo 83 de la Constitución, que se refiere a la
presunción de buena fe en las relaciones entre el Estado y los particulares y no
entre particulares como las que se regulan en las normas acusadas. Por ello, sugerí
una argumentación diversa sobre el artículo 1392 del Código Civil, además que se
trata de una situación en que una de las partes ya incumplió una obligación.

Finalmente, hay que tener en cuenta que las presunciones invierten la carga de la
prueba. Una cosa es el deber de actuar de buena fe y otra la presunción de buena fe.

Con fundamento en lo expuesto, aclaro mi voto a la presente sentencia.

Fecha ut supra.

JAIME ARAÚJO RENTERÍA


Magistrado
Expediente D-7379 20

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