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La Violencia y Su Entorno

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LA VIOLENCIA Y SU ENTORNO

Violencia... es un fenómeno acerca del cual tenemos intensas vivencias; es parte


de nuestra experiencia cotidiana.
En ocasiones, en forma invisible, su presencia acompaña nuestras interacciones
diarias. Podría decirse que la violencia circula en nuestro entorno.
Nuestra sociedad está atravesada por la violencia, como toda sociedad de clases.
Se establecen relaciones de poder entre dominadores y dominados, donde aparece
la opresión, el autoritarismo y la discriminación.
Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras, asesinatos, torturas,
desapariciones, para las cuales se han buscado diferentes formas de combatirla.
Pero existe también la violencia intrafamiliar o doméstica frente a la cual nuestra
sociedad no ha encontrado caminos de solución suficientes.
La violencia se ha hecho algo cotidiano, al punto que sólo consideramos como tal
la agresión física o los atentados contra la propiedad, agresiones verbales, "
desmanes" en los estadios de futbol o espectáculos; esto lo observamos a diario en
los medios de comunicación.
Sin embargo la sociedad convive con otro tipo de violencia que se desarrolla en
silencio y por lo tanto no es noticia: mortandad infantil, desocupación, carencia de
buenos servicios sanitarios, salarios paupérrimos, escasez de vivienda, etc., en
definitiva, toda la sociedad experimenta la violencia.
La violencia doméstica pertenece a la esfera privada de cada individuo, pero no por
ello es menos importante.
En nuestras aulas, reflejo constante de la comunidad, vemos niños que viven en un
clima violento en sus casas, donde es muy probable que ellos mismos sean las
víctimas.
Frente a esta realidad, el ser humano ha desarrollado mitos y prejuicios para
comprenderla, así nos paramos frente a esta problemática con pre - conceptos que
nos impiden abordar la situación; también nos paraliza el carecer de respuestas
para esta realidad y no conocer el modo de operar sobre ella para modificarla.
En el aula, lo importante es saber que el docente desde su rol específico puede
desarrollar únicamente una tarea de prevención primaria, promover el desarrollo de
un entorno de contención y convertirse en guía en el momento de buscar ayuda; el
tratamiento y el revertir la situación corresponderán a especialistas.

Hacia un concepto de violencia


La violencia se puede definir como el uso de una fuerza abierta u oculta con el fin
de obtener de un individuo o grupo lo que no quieren libremente.
El tema de la violencia está estrechamente vinculado al poder, toda situación de
violencia es una situación de poder.
Al analizar la manera en que se ejerce el poder en la sociedad lo hacemos desde
una concepción jurídica.
Foucault señala que existen redes sociales en las cuales el poder circula y que el
ejercicio del poder se fue modificando a lo largo de la historia. Antiguamente se
ejercía el poder sobre la totalidad de la sociedad, pero al complejizarse la red de
relaciones hay elementos que se escapan a su control; se hace necesario,
entonces, un nuevo mecanismo que controle las cosas y las personas en cada
detalle, de esta forma el poder se ejerce sobre el individuo y no sobre el cuerpo
social en su totalidad.
Esta técnica de individualización se ve aplicada en el ejército y en la educación.
En la escuela se hace cotidianamente uso de técnicas de mantenimiento de poder
y control del otro sin siquiera notarlo. Al concentrar cientos de alumnos, se busca la
forma de que cada educando este bajo la vigilancia constante del docente; así
aparecen las notas cuantitativas, los exámenes, los concursos, etc., que
representan la posibilidad de " clasificar a los individuos de tal manera que cada uno
esté exactamente en su lugar, bajo los ojos del maestro o en la clasificación –
calificación o el juicio que hacemos de cada uno de ellos" (foulcault, "Las redes del
poder"). Por ejemplo, la ubicación en fila no es casual, permite individualizar a cada
uno y ejercer un control sobre ellos.
Como en los grupos, en una clase social, en la sociedad existen mallas de poder y
cada individuo tiene una localización exacta en esa red de poder.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias. Nos
rodea y la mayoría de las veces como una presencia " invisible" acompaña nuestras
interacciones diarias.
En nuestro mundo privado, familia y amigos, buscamos por todos los medios evitar
que el maltrato circule y nos dañe; pero la violencia se desarrolla en diferentes
ámbitos: social, político, económico, y por supuesto el familiar. Sin embargo, en
nuestra sociedad, consideramos a la familia como un reducto de amor en donde nos
parece inaceptable la coerción física o psíquica.
La violencia doméstica o familiar no es un problema moderno, pero sólo en las
últimas décadas la sociedad parece preocupada por ponerlo de manifiesto y hallar
soluciones.
El término " violencia familiar" hace referencia a una situación de poder y alude a
todas las formas de abuso que se dan en las relaciones entre los miembros de la
familia; entendiendo por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión,
ocasiona daño físico y / o psicológico a otro miembro de la familia. Para hablar de
violencia familiar, esta relación de abuso debe ser crónica, permanente o periódica;
en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato infrecuente o
esporádico.
En general la violencia es ejercida sobre los miembros más débiles de la familia,
niños, mujeres y ancianos y es el adulto masculino quien más frecuentemente utiliza
las distintas formas de abuso. Existen casos de hombres maltratados, pero
constituyen alrededor del 2 % de los casos.
Las formas de abuso que existen son: físicas, sexuales o emocionales.
El tema de la violencia familiar es un problema social. Comúnmente se cree que al
desarrollarse en el ámbito privado de la familia es una cuestión de cada uno; pero
si consideramos que cualquier acto de violencia de una persona contra otra es un
crimen, este problema deja de ser privado para ser social; dado que los mismos se
proyectan sobre la comunidad con distintas manifestaciones, respondiendo éstas al
origen del acto sufrido pasivamente. Por ejemplo personas sometidas a situaciones
crónicas de violencia familiar presentan: debilitamiento progresivo, traduciéndose
en enfermedades psicosomáticas, depresión, disminución en el rendimiento laboral.
Los niños que prenden en su hogar modelos de relación violentos tienden a
reproducirlos a través de conductas delictivas o actos de maltrato.
En la mitad de los hogares argentinos se ejerce alguna forma de violencia; muchas
de estas situaciones pasan inadvertidas porque el maltrato es de índole psicológica
no dejando huellas observables en lo físico. Pero las mismas dejan " marcas" en lo
psíquico a quienes la padecen.
No debemos de olvidarnos de los medios de comunicación, que día a día ponen
frente a nosotros su dosis de violencia. Cuando ésta aparece en filmes es sencillo
explicar que no es más que una película, pero hay otro tipo de violencia que se
ejerce sobre el adolescente, quien en busca de su identidad toma a veces como
modelos esos prototipos de violencia para manejarse en el medio social en el que
actúa.
Es necesario que desde nuestro rol de educadores estimulemos el desarrollo de
una visión crítica frente al manejo de la información que realizan los medios de
comunicación masiva.

Violencia en la escuela.
Desde hace algunos años vemos como noticia en los diarios distintos hechos que
hablan de la violencia dentro de las escuelas; todo ha llegado al punto que, lo que
antes nos sorprendía, hoy parece un dato más, una anécdota más dentro de las
aulas.
Para comprender estas situaciones de violencia debemos reflexionar sobre ellas,
teniendo en cuenta el contexto social, es decir, el marco en el cual se desarrolla la
vida de la institución escolar y las relaciones internas que existen.
Analizamos en primer término la estructura interna, las relaciones internas que se
dan en la institución escolar.
Si consideramos que el niño puede estar oprimido dentro del sistema educativo,
primero debemos comprender esta estructura de opresión, que no solamente
oprime al chico, sino también al docente, es decir, tomar un abordaje global en el
cual no hay víctimas ni victimarios, no es el docente el victimario y el niño la víctima.
Una primera mirada nos podría señalar que es el maestro quien detenta el poder y
entonces es el victimario, pero esto no es así porque " el docente es tan víctima del
sistema educativo como el alumno. El docente está socializado en una
sacralización, en una idealización del método educativo, y está excluido en la
elaboración de los planes, está enajenado de su propia necesidad, hay un discurso
del poder que le marca al docente un ideal." ( Ana María Quiroga).
Por eso, al hablar de la opresión del sistema educativo no debemos dejar de lado al
docente y tomar únicamente al niño.
La experiencia cotidiana nos hace saber que en las escuelas existen relaciones de
poder, que hay un desempeño de autoridad de los directivos y de los docentes, que
en muchos casos se sigue privilegiando el modelo pedagógico tradicional y que son
elementos que tienen que ver con la dinámica institucional y que pueden incidir para
que la violencia se potencie o para que se produzcan cosas que hagan lugar a la
violencia. Las relaciones existentes dentro de la institución serán las que favorezcan
o desalienten la existencia de violencia.
Hay escuelas donde los niños están entusiasmados en diversos proyectos, donde
son protagonistas y partícipes, donde pueden canalizar sus energías; en estos
lugares es más difícil que aparezcan casos de violencia; pero en otras instituciones
educativas hay sistemas internos altamente autoritarios, donde podría pensarse que
la violencia no debería existir, pero el día que falta la figura que representa la
autoridad se producen los hechos de violencia.
La escuela es una construcción social específica y en cada una de ellas se van a
desarrollar prácticas particulares que van a tener un modelo disciplinario o el modelo
pedagógico que comparte esa comunidad educativa.
Algunas escuelas teniendo en cuenta el contexto en que están inmersas generan
prácticas donde el niño puede encontrar su propio espacio para el desarrollo de sus
potencialidades. Se persigue que el niño adquiera diferentes niveles de
responsabilidad, teniendo en cuenta sus posibilidades reales y tendiendo al
desarrollo de la autogestión. Este modelo tiende a que el niño aprenda a manejar
su libertad con responsabilidad y respetando a sus semejantes, sin perder la
institución escolar su función normativa. No se trata de generar un sistema
permisivo, se apunta al desarrollo de la responsabilidad.
Lo importante es no descontextualizar al niño, sabemos que trae aprendizajes
previos adquiridos en el proceso de socialización primaria; en su familia existen
pautas de transacción que vamos a ir conociendo, que son parte de él.
Conociendo todo podremos buscar el modo de evitar que el niño entre en conflicto
al presentársele normativas diametralmente opuestas; el conocer nos permitirá
modificar poco a poco la situación y permitir que ocurran nuevos aprendizajes
paulatinamente.
Si sometemos al niño a una normativa totalmente diferente, entonces entrará en
conflicto y es así como muchas veces ocurre el fracaso escolar; la escuela no es
capaz de contener en su seno a los educandos, eso tiene que ver con la
descontextualización.
En síntesis, el chico que participa de las estrategias de supervivencia familiares, lo
hace la mayor parte del día; el resto del tiempo concurre a la escuela, aunque no
siempre con regularidad.
Evolutivamente es distinto de los otros niños, su realidad lo ha hecho madurar
distinto, sus preocupaciones y su historia son distintas.
La escuela sanciona al niño que no actúa de acuerdo a lo que la institución espera
de él. Nuestro desafía es buscar el camino para lograr que el niño permanezca en
el sistema educativo, mostrándole alternativas de relación diferentes a la violencia.
Debemos repensar una respuesta pedagógica, en la cual sin perder lo normativo se
articulen las necesidades de los niños. Por ejemplo, para vincularme con él, no voy
a respetar su necesidad de robar, voy a establecer como norma que eso está mal,
pero sí voy a ayudar a que encuentre la forma de conseguir recursos para la
subsistencia, diferentes al robo, por ejemplo aprender un oficio.

Violencia social y familiar


La violencia en el hogar y el maltrato a los miembros de la familia menos capaces
de defenderse siempre ha existido, sin embargo se ha intentado tener oculta esta
problemática hasta hace tiempo atrás, en que ha empezado a ser considerada como
un problema social, tal como es.
Podemos definir el maltrato como una situación que no es accidental, en la cual una
persona sufre un daño físico, se ve privado de sus necesidades básicas o es
agredido emocionalmente; todo esto como resultado de una acción u omisión por
parte de otro miembro de la familia.
En general, la naturaleza oculta del maltrato permite que la gente no vea, no
escuche, no hable sobre la conducta que es totalmente contradictoria al sistema de
valores socialmente aceptados.
Hay quienes sostienen que la familia es la institución social más violenta. Shauss
afirma que: " la violencia en la familia es más común que el amor y la palabra hogar
no siempre está asociada a las palabras calor, intimidad tranquilidad y seguridad."
Debemos tener en cuenta que la organización social de la familia se da dentro de
un contexto cultural en el cual vemos que la violencia no sólo es aceptada sino
también es tolerada y a veces estimulada.
Es importante señalar que los actos de violencia no son privativos de una clase
social determinada, aunque comúnmente la vemos asociada a sectores marginales
de la sociedad. Pueden ocurrir en cualquier clase social, en ambos sexos, en todos
los niveles educacionales y en cualquier etapa del desarrollo familiar.
Se considera que la familia es el lugar donde el ser humano se desarrolla biológica
y psíquicamente, construye su identidad; es ámbito de contención afectiva, de
aprendizaje de conductas, de transmisión de valores. La violencia es una desviación
social familiar.
Un grupo familiar cuyo modo de resolución de conflictos es violento, será un modelo
para los hijos testigos de esa violencia, que repetirán las mismas conductas cuando
formen sus propias parejas, constituyéndose esa situación en un factor de riesgo,
además de ser un daño en sí mismo para los miembros más débiles de la familia
(mujer y niños).
Cada familia tiene su propia organización interna, determinadas características de
la organización posibilitan la aparición de fenómenos violentos:
_ Una organización jerárquica fija e inamovible basada en desigualdades naturales.
_ La distribución desigual de poder.
_ Interacción rígida.
_ Fuerte adhesión a los modelos dominantes de género.
_ Consenso social con respecto al abuso ejercido dentro del ámbito privado familiar,
lo que legitima al agresor y deja indefensa a la víctima.

Características de los actores de la violencia.


En toda situación de violencia aparecen dos actores: una víctima y un victimario.
Ambos forman parte del sistema familiar, con subsistencias del mismo. Se conectan
interrelacionando su fuerza y sus debilidades personales; convergen y contribuyen
a situaciones que tienen la particularidad de potenciar violencia, es decir, de
convertirse en actos violentos.
La víctima puede ser descripta como una persona vulnerable, pasiva, complaciente,
dependiente, a la cual le cuesta escapar de la dura situación abusiva. Por lo general
están física o emocionalmente incapacitados para denunciar la situación en la que
se encuentran.
Diversos factores pueden influir en esto: el miedo, la vergüenza, etc., manifiestan
baja autoestima, depresión y el miedo a no ser queridos, el sentirse culpable de
generar la situación en que se hallan.
El victimario es frecuentemente un miembro de la familia. Diversos estudios sobre
los victimarios permiten caracterizarlos como poseedores de baja autoestima; tiene
temperamentos explosivos.
Starr describe a las personas capaces de ejercer violencia " como de personalidad
posesiva, con dificultad para comprender situaciones y enfrentarlas e incapaces de
exteriorizar sus culpas."
Wolf y Pillemer en un estudio reciente muestran que la víctima y el victimario están
unidos uno al otro por una larga y compleja relación de demandas y necesidades
recíprocas. Esta dependencia puede generar hostilidad, frustración y maltrato.
Victimización secundaria.
Muchas veces las instituciones que tratan el problema de la violencia familiar o a las
que les llega, actúan poniendo en marcha un proceso que Jorge Corsi denomina
victimización secundaria.
" Es el fenómeno que ocurre cuando una víctima de violencia familiar concurre a
una institución (comisaría, hospital, juzgado, etc.) o algún profesional (médico,
psicólogo, abogado, etc.) en busca de ayuda. Habitualmente ocurre que dichas
instituciones o tales profesionales, impregnados con los mitos acerca de la violencia
doméstica y poco informados acerca de la especificidad del problema, incurren en
conductas que en vez de ayudar convierten a la persona por segunda vez en
víctima; en la mayoría de los casos, esta segunda victimización implica culpar a la
víctima."
Esto señala la necesidad de una adecuada información acerca del problema de la
violencia familiar y una revisión acerca de los mitos que existen en torno al tema.

Maltrato infantil.
El término maltrato hace referencia a la agresión física; en ocasiones parece
describir también la falta de cuidados físicos necesarios, el abuso sexual, el
abandono emocional, los aspectos relacionados con la intencionalidad del adulto
que provocan el sufrimiento infantil, la gravedad de la lesión o el abandono, la
desviación de los stándares sociales, también constituyen algunos de los criterios
que delimitan el maltrato.
Hay definiciones claramente ambiguas en las que no existen criterios: falta de un
ambiente de desarrollo apropiado, trato inadecuado..., que generan graves
problemas.
_ En primer lugar, permiten una amplia y potencialmente peligrosa interpretación de
cada situación por parte de la justicia, servicios sociales e investigadores.
_ En segundo lugar, en ausencia de criterios claros se corre el riesgo de no detectar
casos en los que se requiere protección y de intervenir en otras situaciones donde
no se da el maltrato.
Los diferentes tipos de maltrato son heterogéneos en su etiología, secuelas y
tratamientos; si se los considera globalmente, no es posible analizar la relación entre
el patrón de cuidados inadecuados, las causas del mismo, efectos en el niño, y
eficacia en la prevención o tratamiento.
La consideración de maltrato de la sociedad occidental actual responde a las
expectativas y necesidades. Inicialmente se reducía a la agresión física,
posteriormente se incluyó la negligencia y en la actualidad es cuando comienza a
considerarse el abandono y la hostilidad emocional como forma de maltrato.
Asimismo determinadas ideologías influyen para negar otros tipos de maltrato; el
desconocimiento u omisión del abuso sexual que padecen sobre todo los niños sólo
se entiende en un contexto caracterizado por la violencia y dominancia del hombre
sobre la mujer.

Tipos de Maltrato.
A grandes rasgos tres características definen los momentos iniciales de la existencia
humana.
a. Incapacidad para vivir por sus propios medios.
b. Necesidad de establecer vínculos con las figuras de apego, garantes de la
supervivencia.
c. Interacción con el entorno a partir de un mecanismo de asimilación – acomodación.
En nuestra sociedad el grupo familiar constituye el primer contexto responsable de
la supervivencia del niño, de satisfacer las necesidades primarias físicas
(alimentación – abrigo – protección contra el peligro) y socio – emocionales (afecto
– atención – interacción – aceptación de juegos).
Desde este presupuesto debemos considerar maltrato a cualquier acción u omisión,
no accidental, por parte de los padres o cuidadores que comprometen la satisfacción
de tales necesidades básicas.
Operacionalización de términos.
Abuso físico.
Cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que provoque
daño físico o enfermedad, incluye golpes, palizas, quemaduras, arrancamiento de
cabello, cortes, etc.
No siempre se pueden percibir daños en el niño, ya que entre el momento de la
agresión y la búsqueda de ayuda el tiempo transcurrido es prolongado o bien no se
da el reclamo de atención. Sus manifestaciones son: quemaduras, hematomas,
rotura de huesos, etc.
Abuso sexual.
Cualquier clase de contacto sexual en un niño menor de 18 años por parte de un
familiar – tutor adulto desde una posición de poder o autoridad sobre él.
Se considera abuso de poder la superioridad física y económica del adulto sobre el
niño y del hombre sobre la mujer.
Abandono físico.
Las necesidades físicas alimentación, vestido, higiene, protección y vigilancia ante
situaciones peligrosas no son atendidas temporal o permanentemente por ningún
miembro del grupo que convive con el niño.
Los índices que permiten sospechar este tipo de maltrato son: retraso en el
crecimiento, enfermedades no tratadas como: caries, defectos auditivos,
ortopédicos, lesiones, hambre, sueño excesivo, vestido insuficiente o inadecuado,
falta de higiene, ausentismo escolar.
Abandono emocional.
La falta persistente de respuesta a las señales (llantos, sonrisas) expresiones
emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciados por el
niño y falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura estable. Lo
que define este tipo de maltrato es su carácter crónico; la frecuencia de interacción
es nula o mínima.
El niño necesita estabilidad en sus relaciones de afecto, constancia y las figuras de
apego no son intercambiables.
Además la necesidad de proximidad, interacción y contacto varía con la edad.
Indicadores de este maltrato son: retraso en el crecimiento (aunque no haya
problemas de alimentación), retraso intelectual y del lenguaje, falta de expresividad,
tristeza, apatía, dificultades para establecer vínculos sociales.
Abuso emocional.
Hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio, crítica, amenaza de
abandono, bloqueo constante de las iniciativas de interacción (desde la evitación
hasta el encierro) por cualquier miembro adulto del grupo familiar.
Factores de riesgo.
Se han conceptualizado tres modelos diferentes:
1. Modelo sociológico.
2. Modelo psicológico psiquiátrico,
3. Modelo centrado en la vulnerabilidad del niño.
Modelo sociológico.
Desde este punto de vista se considera que el maltrato tiene origen social,
económico y cultural. Quienes lo defienden tratan de demostrar la importancia de
variables tales como: nivel de ingresos, la ocupación laboral, estado civil, etc. Dentro
de este modelo social es preciso hacer una diferencia entre dos conjuntos de
variables enmarcadas en dos niveles: nivel macrosocial y microsocial.
Nivel macrosocial.
Clase social: el maltrato o abuso se produce con más frecuencia en las clases bajas,
pero puede producirse de manera similar en otros estratos, sucede que sólo se
conocen y detectan los de los más desfavorecidos porque son los que acuden a los
servicios sociales.
Dado que pertenecen a clase baja, hay una serie de correlatos como hacinamiento,
falta de acceso a la cultura y los medios de información.
Estado civil de la madre: se demuestra una mayor presencia de familias con una
única figura parental o con una grave inestabilidad de pareja; predominan madres
solteras, separadas, concubinato.
Situación laboral: dentro de este item consideramos:
a. Desempleo: las relaciones paterno filiales se ven afectadas por sentimientos de
inseguridad, impotencia, depresión; todo esto agudiza la tensión.
b. Insatisfacción: a medida que aumenta el sentimiento de insatisfacción se utilizan
más los castigos físicos y menos los razonamientos verbales.
Nivel microsocial.
Soporte social: las familias aisladas socialmente no poseen la posibilidad de
modificación de sus pautas de comportamiento, al no existir personas ajenas al
núcleo familiar que la critiquen y al no recibir modelos de conductas alternativas.
Tipo de constitución familiar: el excesivo número de hijos, poco esparcimiento entre
ellos, son factores situacionales que pueden provocar alteraciones en el desarrollo
normal de las relaciones.
Nivel de ajuste marital: en familias con malos tratos se ha demostrado que el
conflicto y discordia marital son frecuentes. Estos conflictos suelen llegar a niveles
extremos donde además del maltrato a los niños se produce el maltrato entre los
cónyuges.
El conflicto entre la pareja, al aumentar el nivel de hostilidad provoca un aumento
del comportamiento agresivo. Como el castigo físico hacia los niños es socialmente
más aceptado, se produce un desplazamiento de la agresividad hacia el
niño favoreciendo la aparición del maltrato.
Modelo psicológico psiquiátrico
Desde este modelo se considera que el factor prioritario para explicar el
comportamiento de maltrato o abandono se encuentra en las características
psicológicas de los perpetradores.
La mayoría de estos sujetos no son enfermos mentales; sí, se han constatado una
serie de características de personalidad que reflejan un estado de desajuste o
malestar emocional generalizado y permanente.
Vulnerabilidad del niño
Se trata aquí de conocer las características de la infancia en general y de algunos
niños que determinan la aparición del maltrato.
Características de la infancia en general: la indefensión del niño al nacer, esa
necesidad de cuidado permanente lo hace proclive a que ante situaciones de
anormalidad familiar la primera víctima sea el más débil.
Niños que favorecen el maltrato: existe una serie de condiciones específicas que
facilitan que sean unos niños y no otros las víctimas:
_ Niños no deseados.
_ Niños con disminuciones psíquicas o físicas.
_Niños con enfermedades frecuentes y severas que requieren atención
permanente.
Mitos
Las razones por las cuales el fenómeno de la violencia aparece oculto son porque
funcionan una cantidad de mitos respecto de este tema.
Los mitos son creencias aceptadas como válidas sin ser sometidas a reflexión
crítica.
Algunos de ellos son los siguientes:
* Los casos de violencia familiar son escasos, no representan un problema grave,
esto es inexacto, se calcula que alrededor del 50% de las familias sufre algún tipo
de violencia.
* La violencia familiar es producto de algún tipo de enfermedad mental, se ha
comprobado que es muy bajo el índice de problemas psico – patológicos; debería
conceptualizarse como enfermedad social.
* Es un fenómeno que ocurre en las clases sociales más carenciadas, no es cierto,
se da en todos los estratos sociales; lo que sucede es que en algunos hay más
recursos para ocultarlos.
* El alcohol es la causa, es un factor de riesgo y no etiológico.
* La mujer que está en una relación de abuso le gusta, por eso se queda, no se ha
encontrado un solo caso de " mujer golpeada" que manifieste placer con la actividad
violenta.
* Se lo buscan, algo hacen para provocarlo, de este modo se busca un justificativo
para la violencia.
* La violencia es algo innato, no es así, es una conducta aprendida de modelos
familiares y sociales y tomada como recurso para resolver situaciones.

Referencia
http://concurso.cnice.mec.es/cnice2006/material003/Trabajos/ViolenciaSocialA/todo_sobre_la_vi
olencia_social.htm

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