La Teoria de Las Relaciones Internacionales A Comienzos Del Siglo XXI Kepa Sodupe
La Teoria de Las Relaciones Internacionales A Comienzos Del Siglo XXI Kepa Sodupe
La Teoria de Las Relaciones Internacionales A Comienzos Del Siglo XXI Kepa Sodupe
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Servicio Editorial Argitalpen Zerbitzua
UNIVERSIDAD DEL PAIS VASCO EUSKAL HERRIKO UNIBERTSITATEA
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LA TEORÍA DE LAS RELACIONES
INTERNACIONALES
A COMIENZOS DEL SIGLO XXI
Kepa Sodupe
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Es obligado mostrar mi agradecimiento hacia aquellas entidades que han
lo
hecho posible el libro que ahora se presenta. Este libro es fruto de un proyec
to de investigación que ha recibido el apoyo financiero de la empresa Iber
va
drola. He de poner de relieve el interés mostrado por esta empresa, en espe
cial por José Antonio GatTido, y reconocer que sus ayudas han resultado de
s in vital importancia.
Así mismo, quiero agradecer la aportación realizada por el Vicerrectora
do de Extensión Cultural de la UPV/EHU. Su titular, Leonardo Lorente, ha
ra
dispensado a esta iniciativa, como a otras que he tenido la oportunidad de
plantearle, una gran acogida. La apo1iación mencionada ha contribuido a que
t
PARTE PRIMERA
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
Introducción 15
1.1. La Tradición de Debates en la Disciplina 15
1.2. Una Descripción del Contenido del Libro 20
PARTE SEGUNDA
DEL TERCER AL CUARTO DEBATE EN LAS
RELACIONES INTERNACIONALES
CAPÍTUL02
El Debate Inter-paradigmático 29
2.1 Kuhn y la Evolución de las Ciencias 30
2.2. Paradigmas y Relaciones Internacionales 33
2.3. El Desafío al Paradigma Hegemónico 38
2.4. Resistencias a una Revolución Científica 41
2.5. Hacia una Imagen de Diversidad Paradigmática 45
CAPÍTUL03
El Cuarto Debate 51
3.1. La Desaparición del Debate lnter-paradigmático 52
3.2. El Comienzo del Cua1to Debate 58
3.3. Un Mapa de la Disciplina en el Cuarto Debate 62
10 11
ial
EL ENFOQUE RACIONALISTA
PARTE CUARTA
c
LA CONTESTACIÓN DEL MAINSTREAM:
er
CAPÍTUL04
LOS ENFOQUES REFLECTIVIST AS
El Neorrealismo 79
om
4.1. Realismo Tradicional y NeoITealismo 80 CAPÍTULO 8
4.2. La Teoría Sistémica de K. N. Waltz
rc
82 El Reflectivismo: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 151
4.3. La Estructura del Sistema 86 8.1. Los Orígenes de la Crítica Reflectivista 152
lo
4.4. Equilibrio, Bipolaridad y Multipolaridad 90 8.2. Antecedentes Teóricos en la Disciplina 156
va
8.3. Coincidencias y Discrepancias en los Enfoques Reflectivistas 158
CAPÍTULO 5
Más allá del Neorrealismo: La Superación de la Teoría Estructural 95
5.1. Sistema, Estructura y Capacidad de Interacción
5.2. Las Variables Ofensivo-Defensivas
s in
96
100
CAPÍTUL09
El Reflectivismo Moderado: El Constructivismo 165
ra
9.1. La Ontología del Constructivismo (I):
5.3. Equilibrio de Poder y Equilibrio de Amenazas 103 El Debate Materialismo-Idealismo 166
t
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 11
Conclusiones 217
Bibliografía 227
CAPÍTULO 1
ial
INTRODUCCIÓN
c
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om
El libro que aquí se presenta pretende reflexionar sobre el estado de las
rc
Relaciones Internacionales a comienzos de siglo XXI. No puede negarse que
en algo más de un decenio la fisonomía de la disciplina ha cambiado radi
lo
calmente. Un especialista en este campo del saber que hubiera dado un salto
de trece afios en el tiempo, encontrándose súbitamente en el afio 2003, ten
va
dría serios problemas para situarse ante la nueva literatura. Vería que las re
ferencias a T. S. Kuhn, a los paradigmas estatocéntrico, globalista y estructu
ralista, o a la inconmensurabilidad de estos paradigmas habían desaparecido
s in de las publicaciones especializadas. En su lugar, hallaría otras, desconocidas
para él, especialmente si su fmmación en cuestiones de filosofía de la ciencia
ra
no es paiiicularmente digna de mención, como construcción social de la dis
ciplina, reflexividad teórica o antifundacionalismo. Podría ser útil para este
t
de debates. El primero fue el que enfrentó a idealistas y realistas en los años definitiva, nos encontramos habitando una ciudad sitiada y devastada por la
veinte y treinta. El segundo colocó en bandos opuestos a tradicionalistas y guerra civil. Por su palie, R. M. A. Crawford establece un paralelismo entre
behavioristas entre 1950 y 1970. El tercero, el debate inter-paradigrnático, la disciplina y el transatlántico Titanic3 • En los años ochenta, la disciplina
que cubrió los dos decenios siguientes, dividió la comunidad científica en chocó insospechadamente contra un iceberg. Como los pasajeros del trans
tres diferentes grupos que sostenían visiones muy distintas de la disciplina. atlántico en su tiempo, la mayoría de los miembros de la comunidad acadé
El cuarto debate supone la confrontación entre racionalistas y reflectivistas. mica no fueron conscientes de la tragedia que se avecinaba. A diferencia del
Emergió con fuerza en los años noventa y, a no ser que se desvanezca con la Titanic, la visión convencional de las Relaciones Internacionales se resistió a
misma rapidez que el debate inter-paradigmático, continuará caracterizando desaparecer bajo las aguas. Sus pasajeros no se ponían de acuerdo sobre qué
el estado de cosas en nuestro campo de estudio en los primeros años de este hacer: unos caían al abismo, otros trataban de llegar a los botes salvavidas,
nuevo siglo. aferrarse a cubietias inundadas u organizar grupos de salvamento. Pero lenta
En un sentido, como ha subrayado D. S. L. Jarvis, las Relaciones Interna e inexorablemente la estrecha versión científica de la disciplina se hunde "en
cionales, desde su nacimiento a comienzos de siglo, han recorrido un largo las oscuras e insondables profundidades del relativismo teórico".
camino. En otro, sin embargo, parecen estar siempre en el mismo punto de Naturalmente, en estas metáforas, los habitantes de la ciudad y los pasaje
patiida 1• A lo largo de su historia, la disciplina ha mostrado una cietia aver ros del transatlántico son los racionalistas y los insurgentes y el iceberg los
sión a acumular conocimiento, prefiriendo, en su lugar, renovarse a fondo y enfoques reflectivistas. Aunque pueden transmitir una imagen un tanto dra
empezar de nuevo peliódicamente. De esta manera, los grandes debates han mática de la disciplina, pienso que dichas metáforas son útiles para dar a en
tenido lugar con regularidad. Cada uno de ellos ha supuesto nuevos marcos tender la extraordinaria-transformación que está experimentando la misma.
conceptuales y nuevas teorías con los que proceder a la renovación mencio El cua1to debate trahsmite, como ninguno de los tres precedentes, la idea
nada. Asimismo, dice Jarvis no muy satisfecho con ello, han permitido des de ruptura con el pasado. Este debate se produce en un contexto teórico mu
prenderse de todo conocimiento que corría el riesgo de conve1iirse en per cho más complejo. J. Der Derian ha escrito que las Relaciones Internaciona
manente. Con independencia de si los grandes debates han conducido a una les se enfrentan a "una diversidad de insurgencias filosóficas, la mayoría de
mayor comprensión o generado una mayor confusión, no puede negarse la las cuales cuestiona la teoría y los fundamentos existentes de la disciplina y
presencia de un impulso permanente a (re)inventar la disciplina. trata de sustituir la tradición del monólogo, revalorizando los enfoques dia
Muy posiblemente, Jarvis tuviera especialmente en mente el cua1io deba logantes"4. Pero la mayor complejidad teórica no ha estado acompañada por
te al realizar estas consideraciones. El cuarto debate ha causado una conmo una mayor claridad de ideas. La proliferación de enfoques críticos, la ausen
ción sin precedentes en las Relaciones Internacionales. La dimensión de las cia de un discurso homogéneo en cada uno de ellos y la diversidad de fuen
discusiones en este nuevo debate queda reflejada en algunas representacio tes filosóficas en las que se han inspirado han provocado un clima de frag
nes metafóricas de la disciplina. C. Brown equipara esta última a una ciuda mentación, si no de confusión total en la disciplina.
dela dentro de la cual sus habitantes (los internacionalistas) han comenzado a Los diferentes debates que se han sucedido en nuestro campo de estudio
derribar sus muros para fundirse con otras ciudades (la ciencia política y la han estado rodeados de un conjunto de circunstancias específicas. Para F.
sociologíaf Pero ocurre un hecho sorprendente. Algunos de los residentes Halliday, en el desmTollo de las Relaciones Internacionales han intervenido
distinguidos de la ciudadela huyen, regresando en compañía de extraños para tres "círculos concéntricos": la discusión dentro de la propia disciplina, el
atacar su antigua localidad. Otros residentes notables no han tenido más re impacto de los acontecimientos en el mundo y la influencia de las nuevas
medio que defender posiciones consideradas inatacables durante siglos. En ideas provenientes de otras ciencias sociales. El primero de estos círculos ha
1 D. S. L. Jarvis, Intemational 3 R. M. A. Crawford, Idealism and Realism in !11tematio11al Rela1io11s: Beyond the Disl'i
Relations ami the Challenge ofPostmodemis111: Defending
the Discipline, Columbia, University of South Carolina Press, 2000, p. 10-J 1. pline, London, Routledge, 2000, pp. 138-139.
2 C. Brown, "'Tmiles Ali the Way Down': Anti-foundationalism, Critica! Theory and 4 J. Der Derian, "lntroducing Philosophical Trnditions in Intemational Relations", Mi!le11-
International Relations", 1\1ille1111i11111, Vol. 23, n.º 2, 1994, pp. 213-214. 11i11111, Vol. 17, n.º 2, 1988, p. 189.
18 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 1: introducción 19
recibido más atención, mientras que los otros dos han sido más descuidados. en la historia de la disciplina. Aunque la perspectiva temporal es aún escasa,
A su juicio, sin embargo, la importancia de estos últimos es evidente5• ¿Qué no parece arriesgado afirmar que el 11 de Septiembre tendrá una influencia
cabe decir a este respecto del cuarto debate? Las circunstancias, tanto de ca en el desarrollo del cuarto debate. La consideración de estos nuevos hechos
rácter intelectual como histórico, que lo rodean justifican la idea de ruptura afecta a un aspecto clave de este debate: la importancia de los significados
con el pasado a la qne nos hemos referido anteriormente. intersubjetivos, la importancia de las cuestiones de identidad en las Relacio
En cuanto a las circunstancias intelectuales es necesario señalar que el nes Internacionales.
cuarto debate debe enmarcarse en lo que se ha denominado "crisis de la mo El cuarto debate ha asumido un tono pronunciadamente filosófico. Debi
dernidad". Esta crisis pone en cuestión el proyecto surgido de la ilustración. do a ello, las Relaciones Internacionales dan la sensación de haber entrado,
ial
Las voces críticas a tal proyecto comparten la creencia de que las tendencias en contraste con la era de globalización en que vivimos, en una fase de pro
de pensamiento dominantes en los siglos XIX y XX están conduciendo a la funda introspección6. Para algunos autores, esto no constituye precisamente
humanidad al desastre. Lejos de producir la liberación prometida, el proyec un hecho positivo. iEn lugar de procurar abordar los numerosos problemas
c
to de la ilustración está generando deshumanización. Como tendremos oca que afectan a la humanidad, la disciplina está cada vez más inmersa en un
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sión de ver, puede hablarse de una conciencia creciente respecto a las ambi obsesivo ejercicio de auto-examen7• Es posible que esto sea así, pero tam
bién puede interpretarse que la introspección, la reconsideración de los fun
om
güedades y límites inherentes al progreso tecnológico y social. El raciona
lismo, una de las paties contendientes en el cuarto debate, entra de lleno en damentos filosóficos de la disciplina, resulta absolutamente imprescindible
la tradición de la ilustración. Los enfoques reflectivistas, por su parte, coin en el intento de búsqueda de una teoría que facilite adentrarse en la naturale
rc
ciden en subrayar el estado de crisis en el que se halla la modernidad, si bien za de los problemas citados y ofrezca vías de transfornrnción del estado de
cosas actual.
no cabe registrar una respuesta común por parte de todos ellos a dicha crisis.
lo
De una manera más concreta, el cuarto debate tiene que ver con cuestio
Unos, los más moderados, propugnan la renovación crítica de la modernidad.
nes ontológicas y epistemológicas. La entidad de las primeras ha crecido
Otros, los más radicales, entienden que la humanidad ha entrado en una nue
va
progresivamente con el paso del tiempo. En sus inicios, sin embargo, el cuar
va fase: la posmodernidad.
to debate estuvo centrado preferentemente en la epistemología. La crisis de
Las circunstancias históricas han marcado también e! cuarto debate. Para
la modernidad hace también alusión a la contestación de la idea de ciencia
los enfoques críticos, el ténnino de la guerra fría sirvió para confümar las
debilidades de los presupuestos teóricos dominantes en la disciplina. Es ne
cesario señalar que el reflectivismo se encontraba ya en marcha antes de la
s in nacida de la Ilustración, en especial en lo que atañe a la pretensión de que
existe una "fundación" sobre la que asentar el conocimiento. Los enfoques
reflectivistas lanzaron sus ataques contra la filosofía positivista predominan
ra
caída del muro de Berlín. Contribuciones de gran importancia que sentaron te en la disciplina, haciendo hincapié en lo que denominaron "reflexividad
las bases de este desafio al statu qua vieron la luz en los años ochenta. No teórica". Con esta expresión quiere darse a entender el interés por reflexionar
t
obstante, el térnüno de la guerra fría dio un impulso notable a los esfuerzos sobre el propio proceso de teorización. Los autores en posiciones críticas
es
por renovar las bases teóricas de la disciplina. Los acontecimientos de pro consideran que tan preocupados deberíamos estar por analizar cómo nos
porciones históricas que se materializaron no sólo en el cese de la confronta
Mu
reflectivistas tratan de construir su alternativa al statu qua disciplinar sobre las Relaciones Internacionales. Estas pasaron a estar compuestas por el con
dos pilares. EL_prirnero consiste en la polémica entre individualismo y holis junto de los tres paradigmas.
mo. Aquí, los nuevos enfoques, en contraposición al individualismo metodo Pero, a principios de los años noventa, el debate ínter-paradigmático dejó
lógico que anima a neorrealistas y neoliberales, propugnan la mayor validez de ser la referencia adecuada para comprender lo que ocurría en las Relacio
del estructuralismo. El segundo gira en tomo a la discusión entre idealismo y nes Internacionales. El segundo capítulo de esta parte alude a las razones que
materialismo. En esta ocasión, los autores críticos, frente a las posturas ma promovieron la rápida desaparición del debate inter-paradigrnático y lleva a
terialistas características del mainstream, destacan el papel de las ideas en la cabo una primera descripción del cuarto debate. A mi juicio, uno de los pun
conformación de las estructuras sociales. tos más interesantes de este capítulo está constituido por la presentación de
un mapa o matriz disciplinar que sirve de guía para adentrarse en las comple
jidades de las discusiones en curso en la disciplina. Como dijimos, el cuarto
1.2. UNA DESCRIPCIÓN DEL CONTENIDO DEL LIBRO debate sitúa en bandos opuestos al racionalismo y al reflectivismo. El mapa
al que hemos hecho referencia permite ubicar las posiciones de ambos con
El objeto de este libro es presentar un cuadro lo más acabado posible de tendientes con arreglo a coordenadas ontológicas y epistemológicas. Los ra
las Relaciones Internacionales en el cuarto debate. Ésta no es una tarea fácil cionalistas, es decir, los autores adscritos a las teorías dominantes, se distin
teniendo en cuenta la situación de efervescencia teórica que hemos descrito guen por una ontología individualista y materialista. En cuanto a la episte
brevemente. Es posible adelantar que al final de esta obra, a pesar de la con mología, asumen posturas positivistas o naturalistas. Los reflectivistas, es
fusión que parece rodear inevitablemente al cuarto debate, emerge una ima decir, los autores que fonnan patte de los enfoques críticos, se caracterizan
gen lo suficientemente nítida de la disciplina como para comprender con por una ontología holista e idealista. Si sus opciones ontológicas son opues
cierta claridad los rasgos más sobresalientes del mismo. Debe reconocerse tas a las racionalistas, también lo son sus opciones epistemológicas. Éstas
que este resultado es fruto de una simplificación, de un intento de poner el descansan en concepciones pospositivistas o antinaturalistas. El cuaito deba
acento en la definición y la clasificación muy poco en consonancia con la fi te queda, pues, fijado en estos términos.
losofia de algunos enfoques reflectivistas. En cualquier caso, esto parece i La definición del cuaito debate como la confrontación entre racionalismo
nevitable a no ser que seamos capaces de desprendemos de todo vínculo con y reflectivismo marca el resto de este libro. La tercera parte está dedicada a
la modernidad y aceptar la "desfamiliarización" como un estado normal de la exposición de las posiciones racionalistas. Éstas son presentadas, no sin
cosas, tal y como sugieren los posmodernistas. reservas, como una especie de síntesis entre el neorrealismo y el neolibera
El estudio sobre las Relaciones Internacionales en el cuarto debate que se lismo. El primer capítulo de esta pa1te desgrana los principales presupuestos
presenta a continuación está dividido en cinco partes. La primera está for del neoJTealisrno, tomando corno referencia la obra de K. N. Waltz. Uno de
mada por esta breve introducción. La segunda lleva por título Del Tercer al los presupuestos principales mencionados es que la búsqueda de seguridad, y
Cuarto Debate. Comienza con una descripción del debate ínter-paradigmático, no de poder, constituye el móvil central en las actuaciones internacionales de
introduciendo para ello las ideas de Kuhn sobre la evolución de las ciencias. los Estados. A esto cabe añadir, el énfasis en la teoría sistémica, el carácter
La aplicación de estas ideas permitió hablar de las Relaciones Internaciona condicionante de la estmctura y la tendencia a la fomrnción de equilibrios de
les como una ciencia madura. Desde sus inicios hasta principios de los años poder. La estructura, es decir, la distribución de los recursos de poder, es
setenta, la disciplina se desarrolló en el marco de un único paradigma: el es clave para comprender los acontecimientos que se producen en el sistema in
tatocéntrico. Sólo en estas últimas fechas, la presencia de anomalías persis ternacional. Para Waltz, diferentes configuraciones estructurales, como la
tentes a las que no podía responder provocó la aparición de dos desafíos pa bipolaridad o la multipolaridad, tienen efectos decisivos sobre los compor
radigmáticos: el globalista y el estructuralista. Aunque con amglo a las tamientos de las unidades de dicho sistema.
ideas de Kuhn la situación de crisis abierta por la proliferación de paradig Las críticas al neorrealismo han dado lugar a un volumen ingente de con
mas sería resuelta con el triunfo de uno de ellos, en los años ochenta, princi tribuciones. Entre las principales críticas, cabe citar el excesivo énfasis en las
palmente en su segunda mitad, se fraguó una imagen rnulti-paradigrnática de continuidades del sistema, la ausencia de una teoría del Estado, la propen
sión a oscurecer la distinción entre sistema y estructura, las limitaciones ex-
Capítulo l: Introducción 23
22 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ
plicativas de la teoría estructural y el carácter poco verificable, pese a defen gida, encierra unas concepciones divergentes sobre aspectos de gran impor
der lo contrario, de sus proposiciones. Muchas de estas críticas se han tancia, entre ellos el del sentido de la anarquía en el sistema internacional.
formulado si no desde puntos de vista próximos al neorrealismo, sí próximos Así como la tercera parte de este libro analiza el enfoque racionalista, la
al realismo en sentido amplio. El capítulo segundo de esta parte versa sobre cuarta parte está centrada en la descripción de los enfoques reflectivistas. En
el contenido de las críticas de este tipo. El foco fundamental de análisis primer lugar, esta parte se abre con un capítulo de tipo introductorio. Parece
continúa estando dominado por problemas de seguridad o poder. En general, oportuno realizar una serie de consideraciones generales sobre los desafios
no se trata de echar por tierra el neorrealismo. Se busca principalmente críticos al mainstream. Posiblemente, una de las más importantes guarda re
refinar o completar la teoría estructural de Waltz. Con este propósito, lación con los orígenes de la crítica reflectivista. Es desde luego de gran inte
rés entroncar el cuarto debate en las Relaciones Internacionales con las dis
ial
distintos autores han procedido a redefinir el concepto de sistema, introducir
variables tecnológicas e ideas o recurrir a otros niveles de análisis. Es cusiones que tienen lugar en los campos de las Humanidades y la Filosofia.
necesario dirigirse al neoliberalismo para apreciar aportaciones de otra Asimismo, resulta procedente preguntarse por el contexto histórico en el que
c
naturaleza a lo que hemos llamado racionalismo. aparece el reflectivismo. No cabe duda de que el peso de los acontecimientos
er
El neoliberalismo representa un enriquecimiento del mainstream discipli internacionales se deja sentir en el curso que toma el debate teórico. En con
nar. Éste es el tema central del capítulo siguiente. Los autores neoliberales creto, me estoy refiriendo a la crisis de la modernidad y al término de la gue
om
amplían la agenda internacional. La preocupación por la seguridad deja de rra fría, hechos a los que he aludido anteriormente. Después de señalar los
ser el tema único, para dar cabida en ella a la cooperación en diversas áreas antecedentes del reflectivismo en la disciplina, este capítulo pone de relieve
rc
de la actividad internacional. El neoliberalismo parte de las mismas premisas las coincidencias y las discrepancias entre los enfoques reflectivistas. Todos
que el neorrealismo, pero llega a conclusiones no coincidentes en lo que res ellos comparten en gran medida el rechazo de la ontología individualista y
materialista del racionalismo. Compatien igualmente la no aceptación de la
lo
pecta al volumen y duración de la cooperación en un sistema de Estados so
beranos. Los autores neoliberales dedicarán una parte sustancial de sus es epistemología positivista que sostiene este último. Pero entre los enfoques
va
fuerzos teóricos a dos cuestiones básicas. La primera es que la hegemonía no reflectivistas pueden detectarse diferencias muy notables. Aun cuando mues
es un requisito imprescindible para el desan-ollo de actividades cooperativas. tran un consenso en sus críticas al racionalismo, divergen en la elaboración
Éstas también son posibles, conforme a la teoría de la acción colectiva y la de alternativas ontológicas y, sobre todo, epistemológicas.
teoría de los juegos, en el marco de "gmpos reducidos". La segunda se refie
re a que la cooperación, en aquellos casos en que emana de una situación
s in El constmctivismo puede concebirse como una expresión del reflectivis
mo moderado. Está convitiiéndose en el enfoque reflectivista más influyente.
Dado su peso creciente en la disciplina, me ha parecido oportuno dedicarle
ra
hegemónica, no tiene por qué desaparecer al hacerlo esta última. Una pieza
fundamental del planteamiento neoliberal es la teoría de los regímenes inter uno de los capíh1los de esta cuarta patie. Ese capítulo define cuáles son las
nacionales. Esta teoría supone una incorporación mucho más decidida del posiciones ontológicas de los autores constructivistas en los dos debates, in
t
tas y neoliberales. Las referencias a la síntesis neo-neo en el marco del enfo que estructuras y agentes se constituyen mutuamente. Si las estructuras de
que racionalista no pueden ocultar la existencia de discrepancias, no preci tenninan las propiedades de los agentes, estos últimos, a su vez, a través de
samente superficiales, entre autores de ambas adscripciones. Como podrá sus acciones contribuyen a confornrnr y transfotmar aquéllas. Por otra parte,
observarse más adelante, la exposición del neoliberalismo no puede eludir, estiman que las ideas son un componente vital de las estructuras. Son ellas
en muchas ocasiones, poner como contrapunto las posturas neorrealistas. En las que confieren sentido a los factores materiales. A diferencia de los neoli
la actualidad, el debate entre neorrealistas y neoliberales está planteado en berales, los constructivistas mantienen que las ideas, es decir, el conjunto de
té1minos de elección entre ganancias absolutas o ganancias relativas. Acen normas y valores compartidos por una sociedad, tienen efectos no sólo ex
hiar una u otra forma de ganancia implica situar en planos muy distintos las plicativos, sino también constitutivos. Hay que subrayar que la relación dia
posibilidades de cooperación entre Estados. En el fondo, como veremos, el léctica que se establece entre agentes y estructuras, así como la relevancia
debate entre neorrealistas y neoliberales, aun sobre esta cuestión tan restrin- que se concede a las ideas, permite abordar el problema del cambio desde
24 La Teoría de las Relaciones Intemacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo!: Introducción 25
una perspectiva muy distinta. En el plano epistemológico, el constructivismo dos los discursos descansan en elementos estables artificiales producidos por
supone una ruptura con el positivismo. Hay un alejamiento de las teorías de el uso de oposiciones en el lenguaje aparentemente neutrales y objetivas.
carácter eminentemente explicativo que son sometidas a un riguroso contras Debe señalarse que la epistemología se erige en un motivo de división entre
te con la realidad. En su lugar, los constrnctivistas muestran su inclinación los enfoques reflectivistas. De una patie, el constructivismo, la teoría crítica
por las teorías constitutivas, gracias a las cuales es posible establecer el sen y el feminismo, aun rechazando las pretensiones de verdad del positivismo,
tido de las acciones humanas, tomando en consideración el conjunto de sig son partidarios de un "fundacionalismo mínimo" que haga posible discrimi
nificados intersubjetivos existente en una sociedad. El conocimiento pasa así nar entre proposiciones teóricas diferentes. De otra patte, el posmodemismo,
a depender de circunstancias culturales e históricas. No obstante, puede de asumiendo un relativismo extremo, propugna posturas abiertamente antifun
cirse que un grupo de autores constructivistas presenta una cierta aproxima dacionalistas. No reconoce a la ciencia un status epistemológico privilegia
ción epistemológica con las posturas del mainstream. do.
Los enfoques reflectivistas más radicales, como la teoría crítica, el femi El libro te1mina con una última parte dedicada a conclusiones. En ella, se
nismo y el posmodemismo, están recogidos en el capítulo siguiente. En especula con tres posibles escenarios. Cada uno de ellos ofrece visiones dife
comparación con el constructivismo, estos enfoques ponen un énfasis mayor rentes sobre los desarrollos centrales que pueden marcar las Relaciones In
en la denuncia del orden establecido y las posibilidades de transformación ternacionales en los próximos años.
social. Asimismo, son más proclives a analizar la relación entre conocimien
to y poder. Dentro de la teoría crítica podemos distinguir dos ramas: una de
inspiración gramsciana; otra de inspiración habermasiana. La primera está
centrada en cuestiones de economía política, mientras que la segunda está in
teresada en problemas de teoría política y normativa. Aunque desde perspec
tivas diferentes, ambas proceden al estudio de significados intersubjetivos
que han propiciado situaciones de dominación o exclusión, con la mirada
puesta en la emancipación del ser humano. El feminismo llama la atención
sobre la ausencia de interés hacia las cuestiones de género en la teoría inter
nacional convencional. Las autoras feministas quieren mostrar que los signi
ficados intersubjetivos que configuran la ontología social están sesgados en
términos de género. El concepto de género es una construcción social que
cataloga las identidades, cornp01iamientos y expectativas, como masculinos
o femeninos. Masculinidad y feminidad pueden ser identidades fundamenta
les, pero "no dadas". El estudio de las cuestiones de género ha puesto de ma
nifiesto las grandes desigualdades globales entre hombres y mujeres. Por úl
timo, el posmodernismo ha sido definido como "incredulidad hacia las meta
narrativas", es decir, hacia teorías que alegan bases sólidas sobre las que
asentar el conocimiento. Como consecuencia de su escepticismo respecto a
conceptos como racionalidad o verdad, el posmodernismo resalta la impor
tancia de la relación entre poder y conocimiento. Ambos se constituyen recí
procamente. El enfoque genealógico pe1mite desvelar por qué determinados
"regí,menes de verdad" prevalecieron sobre otros. Otro tema clave es el de
las estrategias textuales. Para los posmodernistas, el mundo es un texto en el
sentido de que no puede ser aprehendido, sino que tiene que ser interpretado.
La deconstrucción es un instrumento que muestra cómo todas las teorías, to-
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PARTE SEGUNDA
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DEL TERCER AL CUARTO DEBATE
va
EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
s in
rat
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CAPÍTUL02
EL DEBATE INTER-PARADIGMÁTICO
1
Sobre la evolución teórica de las Relaciones Internacionales a lo largo de la historia
puede verse: H. Bull, "The theory of intemational politics, 1919-1969". en B. Porter, (Ed.),
The Abeysfll'.Vlh Papers: /nternational Politics /9/9-/969, Oxford, Oxford University Press,
1972; C. del Arenal, Introducción a las Relaciones lntemacionales, 3" ed., Madrid, Tecnos,
1990; W. O. Olson and A. J. R., Groom, International Relations Then and Now, London,
Harper Collins, 1991; T. L., Knutsen, A Histo,y o.f /11ter11atio11al Re/atio11s: An l11troductio11,
2nd ed., lvlanchester, Manchester University Press, 1999.
2 Referencias a la extraordinaria proliferación de enfoques en la disciplina provocada por
el segundo debate pueden encontrarse en: B. lvl. Russett, "Methodological and Theoretical
Schools of Jnternatinal Relations", en N. D. Palmer (Ed.), A Design for lnternational Rela
tions Research: Scope, Theo1:v, Methods, al1l( Relevance, Filadelfia, The American Academy .
of Política! and Social Science, 1970, pp. 95-96 y l 04; V. Kubalkova and A. A. Crnickshank,
Marxism-Leninism ami Theo1y of /11tematio11al Relations, London, Routledge & Kegan Paul,
1980, p. 272.
3 M. Banks, "The lntemational Relations Discipline: Asset or Liability for Conflict Reso
lution?", en E. E. Azar and J. W. Burton (Eds.), !111emational Conjlict Reso/11tio11: Theo,y ami
Practice, Brighton, Wheatsheaf Books, 1986, p. l 7. En este mismo sentido, véase: K. J. Hol
sti: "Along the Road to International Theory", I11tematio11al Joumal, Vol. 34, n.º 2, 1984, p.
361.
30 La Teoría de las Relaciones Jntemacionales a Comienzos del Siglo XX} Capítulo 2: El Debate Inter-paradigmático 31
El debate inter-paradigmático estuvo enonnemente influenciado por las dedicados a la defensa de sus respectivos enfoques paradigmáticos. En cam
ideas expresadas por T. S. Kuhn en su libro La Estructura de las Revolucio bio, en la segunda fase se aprecia la existencia de un único paradigma. En
nes Científicas. Estas ideas, que estuvieron referidas al mundo de las cien opinión de Kuhn, la ausencia de discrepancias fundamentales entre la comu
cias naturales, representaban una teoría sobre la evolución del conocimiento nidad académica es lo que diferencia a una ciencia madura de la actividad re
a lo largo del tiempo. Pese al hecho que se acaba de apuntar, la obra de Kuhn lativamente desorganizada del periodo pre-científico7.
fue aplicada, no siempre con la debida sistematización, a las ciencias socia Con la implantación de un sólo paradigma, los especialistas dejan de po
les, entre ellas las Relaciones Internacionales. Fue habitual tratar de entender lemizar sobre los rasgos fundamentales de un campo concreto de conoci
el desan-ollo de estas ciencias en ténninos típicos de dicha obra, como crisis miento, para comenzar a edificar lo que Kuhn ha denominado "ciencia nor
y revoluciones científicas. Pero antes de adentramos en cómo el debate inter mal". Es imp01iante señalar que el paradigma detennina los criterios que le
ial
paradigmático afectó a la concepción de la disciplina en los años setenta y gitiman el quehacer científico en una disciplina. Trabajando dentro de los
ochenta, parece procedente exponer brevemente las paiies más esenciales de límites de un paradigma, la comunidad académica procede a llevar a cabo
c
la obra de Kuhn. una actividad teórica y experimental absolutamente imprescindible para me
er
jorar el grado de adecuación entre tal paradigma y el mundo reaI8.
Un científico centrado en la producción de "ciencia nonnal" no cuestiona
om
2.1. KUHN Y LA EVOLUCIÓN DE LAS CIENCIAS la validez del paradigma que orienta la fonnulación de teorías en su discipli
na. Si se producen fracasos en el intento de dar respuesta a detenninadas
cuestiones, la responsabilidad de los mismos no se atribuye al paradigma, si
rc
Una pieza clave de la teoría sobre el progreso del conocimiento humano
de Kuhn es el concepto de "paradigma". Aunque, como veremos más adelan no a la falta de habilidad del investigador. Sin embargo, dentro de un para
te, aquejado de graves problemas de definición, este concepto comprende las digma hay "puzzles" que no pueden ser resueltos, a los que Kuhn llama
lo
premisas o principios metafisicos fundamentales, las leyes generales de "anomalías"9. La persistencia de cuestiones que resisten los esfuerzos de la
compo1iamiento y el método y las técnicas de investigación que, en relación comunidad científica por encontrar una solución puede conducir a socavar la
va
con una ciencia, ha adoptado la comunidad académica especializada en ella4. confianza en el paradigma. Una anomalía será paiiiculannente seria, si llega
Estos elementos del concepto de paradigma poseen una gran importancia, ya a contravenir los fundamentos mismos del paradigma. La existencia de ano
que inciden sobre el modo de entender la disciplina, los problemas a los que
debe prestarse atención y los datos que resultan relevantes en la construcción
de teorías. Un paradigma, por tanto, detem1ina los grandes parámetros dentro
s in malías de esta naturaleza marca el inicio de una "crisis" en la evolución de
una ciencia1°.
Según Kuhn, la presencia de anomalías abre una fase de "ciencia extraor
ra
de los cuales se desan-olla una ciencia5 • dinaria" que tiene por objeto encontrar una solución a las mismas. En un
En la vida de una ciencia, Kuhn distingue una fase pre-científica y una principio, esta solución se intenta buscar dentro del mismo paradigma, para
t
fase científica6• En la primera de ellas, se observa una multiplicidad de para lo cual, los científicos, con el propósito de eliminar el conflicto entre teoría y
es
digmas, lo cual quiere decir que no hay acuerdo sobre cuestiones considera realidad, recurren a la introducción de numerosas modificaciones ad hoc. Es
das como básicas entre los estudiosos de una disciplina. Éstos, como resulta ta reacción contribuye a difuminar los rasgos definitorios del paradigma11.
Mu
do del desacuerdo aludido, más que a labores investigadoras concretas, están Por otra parte, en una dirección diferente, el estado de crisis fuerza una revi
sión de las principales asunciones paradigmáticas. Dicho estado de crisis se
4
agudiza cuando, al entender que la anomalía sólo puede ser explicada adop
• T. S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions, 2nd ed., Chicago, The University of
tando una visión del mundo nueva y diferente, surge un paradigma alternati-
1
Ch1 ago Press, l 970, pp. 4-5 y 41-44.
Ibídem, p. 22.
6 7 Jbidem, p. 179.
• �n sus primeras formulaciones sobre esta cuestión, Kuhn distinguió entre una fase para
d1gmahca y una fase pre-paradigmática. Posteriormente, con motivo de la segunda edición de 8 /bidem. p. 24.
su obra, reconoció la existencia de paradigmas antes de que una ciencia alcanzara su madurez. 9
Jbide111, pp. 52-53.
La entrada en una etapa científica está determinada, no tanto por "la presencia de un paradig 10 Jbide111, p. 67.
ma como por su naturaleza", por su capacidad para orientar la producción de "ciencia nor 11 Jbidem, pp. 82-83.
mal". Ver: T. S. Kuhn, op. cit., pp. l l -2 y 178-179.
Capítulo 2: El Debate I11ter-paradígmático 33
32 La Teoría de las Relaciones Intemacionales a Comienzos del Siglo XXJ
. ..
acerca del mundo que están estud tando 1121 . Esta defim1c1on
' de parad'1gma co- la relación entre política nacional y política intemaciona!22 • Debe añadirse
mo un conjunto de premisas, como algo previo a la teoría, pasó a ser mayori que un grupo de especialistas, en oposición a la definición de paradigma de
tariamente aceptada en la disciplina. Vasquez, entendía que la introducción de elementos epistemológicos y me
todológicos era necesaria para la diferenciación entre paradigmas23• Por tan
Cuadro n.º l to, no es de extrañar que, como pone de relieve el cuadro n.º 1, ante los pro
Paradigmas y Premisas blemas de definición del concepto de paradigma y de fijación de las premi
sas que los sustentaban, emergieran distintas propuestas sobre la existencia
Autores Premisas Sustantivas Paradigmas de enfoques paradigmáticos.
Pero en la primera mitad de los años ochenta va abriéndose paso una
ial
J. A. Vasquez Actores Centrales Idealismo
Relación Política Nacional Realismo imagen más uniforme de las Relaciones Internacionales. A pesar de persistir
Transnacionalismo
una disparidad de puntos de vista, en esas fechas parece formarse un cierto
c
Política Internacional
consenso en cuanto al número y naturaleza de los paradigmas que rivalizan
er
Objeto Disciplina Marxismo
en este área del conocimiento humano. Tal consenso apunta hacia la presen
R. Maghroori Papel del Estado Realismo cia de tres paradigmas: un paradigma estatocéntrico, un paradigma globalista
om
Globalismo y un paradigma estructuralista24. De manera paralela, la aparición de este
R. Pettman Visión del Mundo Pluralismo consenso estuvo acompañada por una aproximación de posiciones en cuanto
rc
Estrncturalismo a las premisas a tener en cuenta en el análisis paradigmático.Entre las pre
B. Korany Criterios Metodológicos Realismo misas más destacadas pueden citarse las siguientes:
1.La visión del mundo que se obtiene de cada enfoque básico,
lo
Criterios Ideológicos Behaviorismo
Marxismo
2. Los actores esenciales y/o las unidades de análisis y
va
3. El objeto de las Relaciones Internacionales
Neornarxismo
Autores Premisas Metodológicas Paradigmas
C. R. Mitchell Metodológicas Clásicas
Behaviorista
in 22
Entre los autores que recurrieron a premisas sustantivas, tal y como recoge el cuadro n.º
1, se encuentran: J. A. Vasquez, The Power ofPower Politics..., op. cit., p. 18; R. Maghroori,
"Major Debates in International Relations", en R. Maghroori and B. Ramberg, Globalism ver
sus Realism: lntemational Relations' Third Debate, Boulder, Co., Westview Press, 1982, p.
ra
Posbehaviorista 13; R. Pettman, "Competing Paradigms in International Politics", Review o( lnternational
H. R, Alker y Metodológicas Tradicional Studies, Vol. 7, n,° 1, 1981, p. 39; B. Korany, "Un, deux, ou quatre... Les écoles de relations
internationales", Et11des b1temationales, Vol. XV, n.º 4, 1984, p. 707.
t
T. J. Biersteker Behaviorista 23 Además de Korany, que adopta un criterio mixto, otros autores que se fijaron en pre
es
Dialéctico misas metodológicas, como también recoge el cuadro n.º l , son: C. R. Mitchell, "Analysing
the 'Great Debates': Teaching Methodology in a Decade of Change", en R. C. Kent and G. P.
A. Lijphart Metodológicas Tradicional
Mu
Nielsson (Eds.), The Study and Teaching of lntemational Relations, London, Frances Pinter,
(preferentemente) Behaviorista 1980, p. 28; H. R. Alker and T. J. Biersteker, "The Dialectics ofWorld Order: Notes for a Fu
ture Archeologist of International Savoir Faire", lntemational Studies QuarterZv, Vol. 28, n.º
2, 1984, pp. 122-123; A. Liphart, "The Structure of the Theoretical Revolution in Intema
Pero, aun teniendo en común una definición de paradigma, los miembros tional Relations", lnternational Studies Quarterly, Vol. 18, n.º 1, 1974, p. 61-63.
de la comunidad científica diferían respecto a cuáles debían ser esas premi 14 Entre las obras que contribuyeron a consolidar esta imagen de la disciplina en tomo a
sas. Por citar solamente algunas de las que fueron empleadas por diferentes tres paradigmas, puede verse: M. Smith, R. Little and M. Shackelton (Eds.), Perspectives 011
autores, pueden mencionarse los criterios ideológicos, el papel del Estado o World Politics, London, Croom-Helm, 1981; K. J. Holsti, The Dividing Discipline: Hegemo
ny cmd Diversity in lnternational Theo1J', London, Allen&Unwin, 1985; P. R. Viotti and M.
V. Kauppi (Eds.), lnternational Re/ations Thea,y: Rea/ism, Pl11ra/ism, Globalism, New York,
21
J. A. Vasquez, The Pmver o(Power Politics: A Critique, London, Frances Pinter, 1983, Macmillan, 1987; C. del Arenal, "La Teoría y la Ciencia de las Relaciones Internacionales
pp. 4-5 Hoy: Retos, Debates y Paradigmas", Foro lntemacional, Vol. XXIX, n.º 4, 1989.
La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 2: El Debate lnter-paradigmático 37
36
La homogeneización de premisas era vital para una presentación más co las causas de la guen-a y las condiciones para el logro de la paz y la seguri
herente de la disciplina. Esta relación mínima de premisas fue sugerida por dad.
K. J. Holsti25 , pero en la literatura sobre el debate ínter-paradigmático era Desde la óptica del paradigma globalista, la visión del mundo que surge
posible encontrar cuadros más complejos que el propuesto por este autor en se halla influenciada por el hecho de una interdependencia creciente. Las
los que el número de premisas que contribuía a definir cada uno de los tres imágenes que predominan no son las de un mundo dividido en Estados sino
paradigmas resultaba sensiblemente supeiior26• Las características primor las de un mundo interdependiente. El cúmulo de relaciones de todo ;rden
diales de los tres paradigmas -estatocéntrico, globalista y estructuralista que supera los límites de los Estados es tan en01me que puede hablarse del
pueden fijarse viendo cómo cada uno de ellos concebía las premisas expues getmen de una sociedad mundial. Dada esta circunstancia, los globalistas en
tas anterionnente. tienden que las Relaciones Internacionales han de ampliar su campo de aná
lisis para incluir, además del Estado, actores como las organizaciones inter
Cuadro n.º 2 nacionales, las compañías multinacionales, los movimientos transnacionales
Paradigmas y Relaciones Internacionales de carácter ideológico o religioso, etc. Los problemas que, según este para
digma, merece la pena estudiar están marcados por su dimensión mundial.
Paradigmas Premisas Aquellos relativos a la paz y a la guerra van inseparablemente unidos a cues
tiones tales como los derechos humanos, el balance ecológico, la escasez de
Visión Mundo Actores Esenciales Objeto Disciplina recursos naturales, la superpoblación, la distribución de alimentos, la malnu
trición, etc.
Paradigma Estatocéntrico Sistema Anárquico Estado Causas de la Guefi'a
Cuadro n.º 3
Paz, Ecología, Superpobla Paradigmas y Diversidad Teiminológica
Pamdigma Globalista Sociedad Mundial Pluralidad Actores
ción, Recursos Globales
Autores Paradigmas
Smith, Líttle y Shackleton Poder y Seguridad
Paradigma Estructuralista Sistema Centro-Periféria Clases Sociales Causas de la Explotación
Interdependencia
Dominación y Dependencia
Para el paradigma estatocéntrico, la imagen del mundo que emerge es la Willets Realismo
de un sistema de Estados en el cual el poder está descentralizado entre sus Funcionalismo
miembros. Es decir, estamos en presencia de un sistema internacional anár Marxismo
quico. El actor si no exclusivo, sí decisivo de la política internacional es el Rosenau Estatocéntiico
Estado. Éste, para las posiciones estatocéntricas más extremas, constituye Multicéntrico
una entidad política soberana, con una capacidad de control absoluta sobre Globalcéntrico
sus propios asuntos. En un medio conflictivo, como consecuencia de la anar Holsti Tradición Clásica
quía del sistema, el objeto de las Relaciones Internacionales es el estudio de Globalismo
Neo marxismo
Banks Realismo
25 K. J. Holsti, The Dividing Discipline ... , op. cit., p. 8. Ver también: C. del Arenal, "La Pluralismo
Estructuralismo
Teoría y la Ciencia... , op. cit., p. 587.
26 J N
. . Rosenau, "Order and Disorder in the Study of World Politics: Ten Essays in Arenal, Aldecoa Tradicionalista
Search of Perspective", en R. Maghroori and B. Ramberg, op. cit., p. 3; P. R. Viotti and M. V. Sociedad Global
Kauppi (Eds.), op. cit., p. 11; O. Wrever, "The Rise and Fall of the Inter-paradigmatic De Dependencia
bate", en S. Srnith, K. Booth and M. Zalewski (Eds.), l11ter11ational T/zeo1y: Positiv1�·111 and
Beyond, Cambridge. Cambridge University Press, 1996, p. 153.
38 la Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 2: El Debate ínter-paradigmático 39
En el caso del paradigma estructuralista, la visión del mundo que se de la disciplina venía dada no por la lucha entre paradigmas previa a una
transmite es la de un sistema económico integrado en el que sus principales etapa científica, sino por el predominio de un paradigma, respaldado hasta
partes, regiones desarrolladas y subdesarrolladas, a las que se asignan fun ese momento abrumadoramente por la comunidad académica, que había co
ciones económicas diferenciadas, están separadas por profundas desigualda menzado a ser cuestionado por visiones alternativas del mundo.
des. Para los estructuralistas, las relaciones interestatales representan un fe En efecto, K. J. Holsti, yendo más allá del planteamiento realizado por A.
nómeno meramente superficial. Los Estados tienen una importancia secun Lijphart28, escribía que, desde el siglo XVII hasta el decenio de los setenta
daria, estimándose que l.9� verdaderos actores de las Relaciones Interna en el siglo XX, las Relaciones Internacionales se habían desarrollado en el
cionales son las clases sociales, los movimientos revolucionarios, etc. Aquí, marco de un único paradigma. Este había sido el paradigma e_statocéntrico.
el estudio de la guerra y la paz deja de ser relevante. En su lugar, la finalidad
ial
Sólo en la fecha indicada sufrió el embate, tendente a lograr su desplaza
de la disciplina reside en el análisis de las causas de la explotación y las con miento, de los paradigmas globalista y estructuralista29. Conforme, pues, a
diciones para el logro de la igualdad en el mundo. las ideas de Lijphart y Holsti, podía sostenerse que las Relaciones Interna
c
No obstante el consenso logrado en tomo a la existencia de tres paradig cionales habían sido, durante la mayor parte de su historia, una ciencia ma
er
mas, en los análisis sobre el estado de la disciplina siguió imperando una dura.
disparidad terminológica excesiva a la hora de referirse a ellos. Es en buena El paradigma estatocéntrico englobaba, tanto las aportaciones de la filo
om
medida llamativo que en las seis clasificaciones contenidas en el cuadro n.0 3 sofia política anteriores al siglo XX, como las de las corrientes idealista, re
sólo los términos realismo y, parcialmente, dependencia fueron utilizados de alista y behaviorista. La consideración de las Relaciones Internacionales en
rc
manera común en dos de ellas. En la mayoría de los casos, debajo de la dis términos de paradigmas permitía contemplar de un modo distinto los debates
paridad terminológica subyacía una coincidencia respecto al contenido que habidos previamente en su seno. Los dos primeros debates, los que concier
encerraba cada uno de los paradigmas27• Pero en ocasiones, la cuestión ter
lo
nen a idealismo versus realismo y a realismo versus behaviourismo, consti
minológica no era del todo neutra. La elección de la expresión paradigma re tuían, en lo fundamental, debates intraparadigmáticos, es decir, oposiciones
va
alista, en detrimento de la de paradigma estatocéntrico, podía resultar restric de pareceres fundamentales que tenían lugar dentro de un mismo paradigma.
tiva al dejar, en principio, fuera del mismo la cotTiente idealista y una parte En cambio, el tercer debate, tal y como lo planteaban Maghroori y Ran
sustancial de la behaviourista. berg30, entre realismo y globalismo era, principalmente, una disputa interpa
las Relaciones Internacionales se encontraban en una fase pre-paradigmática. dad del paradigma estatocéntrico para explicar las pautas de comportamiento
es
En realidad, con atTeglo a las propias ideas de Kuhn, cabía hablar con más observable en el sistema internacional. Empleando la terminología acuñada
propiedad de un momento de ciisis. La idea de crisis sugería que la imagen
Mu
paradigma estatocéntrico -o, más concretamente, de las corrientes realista y desarrollados, el estrncturalismo, con sus referencias a las relaciones de de
behaviorista-- para "producir conocimiento". El estudio de Vasquez mostra pendencia, apo1iaba una visión del mundo desde la óptica de los países me
ba que una gran mayoría de las hipótesis realistas, incluidas las que hacían nos favorecidos económicamente.
referencia al núcleo del realismo, la política de poder, habían sido refutadas. A pesar de los problemas de homogeneidad que se observaban en los tres
Solamente una pequeña parte de tales hipótesis, aludiendo generalmente a paradigmas, era frecuente afirmar que el hecho de compatiir un mismo con
problemas triviales, había superado la prueba de la verificación. junto de premisas petmitía contemplarlos como unidades dotadas con la su
El pobre alcance explicativo del paradigma estatocéntrico se comspon ficiente cohesión interna. Como veremos más adelante, esto quizás constitu
dió con la existencia de serias anomalías31 • Pueden registrarse dos grupos de yó una simplificación excesiva. Habiendo dejado constancia de la contesta
anomalías. En el primero, puede mencionarse la presencia de relaciones de
ción sufrida por el paradigma estatocéntrico, proveniente de las posiciones
cooperación entre Estados. Los procesos de integración, preferentemente en
globalistas y estructuralistas, el paso siguiente, confonne a los postulados de
Europa occidental, y el comienzo de un periodo de distensión a finales de los
Kuhn, consistía en plantear si las Relaciones Internacionales se encontraban
años sesenta dejaron al descubierto la entidad de las interacciones no conflic
en un momento en que el desatTOllo de las nuevas alternativas paradigmáti
tivas. Además, cabe citar el papel cada vez más relevante de actores transna
cas podía llevar, eventualmente, al desplazamiento de aquél.
cionales, principalmente empresas multinacionales, cuya actividad caía fuera
del control del Estado. En el segundo grupo de anomalías, debe hacerse refe
rencia a las profundas desigualdades económicas en el mundo, fruto del ca
rácter eminentemente asimétrico de las relaciones entre Estados. El atraso 2.4. RESISTENCIAS A UNA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
económico de gran parie del planeta estaba convirtiéndose en un rasgo per
manente e inseparable del sistema internacional. A juicio de sus críticos, el En efecto, era interesante preguntarse si la disciplina estaba a punto de
paradigma estatocéntrico no podía dar una respuesta convincente a ninguna experimentar una "revolución científica". ¿Cabía pensar en que la gran ma
de estas anomalías. yoría de los especialistas terminara siendo "persuadida" por la potencialidad,
Es posible interpretar, de acuerdo con las ideas de Kuhn, que la persisten por las mayores posibilidades de producción de "ciencia normal" de alguno
cia de las anomalías comentadas provocó que el paradigma estatocéntrico de los planteamientos paradigmáticos alternativos?
entrara en crisis. En el intento, por parte de la comunidad científica de las J. N. Rosenau sugirió que cuando un paradigma se ve afectado por un
Relaciones Internacionales, de resolver las anomalías descritas, se abrió, en proceso de descomposición, éste tiene lugar de manera sumamente rápida.
los años setenta, un periodo de "ciencia extraordinaria" que conduciría a la Poco después de manifestarse las primeras dudas sobre su coherencia, "todo
aparición de nuevos enfoques paradigmáticos. Estos nuevos enfoques supu parece cuestionable y lo que una vez fue orden aparece ahora como caos to
sieron un esfuerzo por explicar el mundo desde un conjunto de premisas dis tal"32. Es problemático que esta apreciación de Rosenau sea apropiada para
tinto. De esta manera, surgieron dos desafios al paradigma que, hasta enton describir la suerte del paradigma estatocéntrico en los años setenta y ochen
ces, había dominado la disciplina: el globalismo y el estructuralismo. El glo ta. El grado de predominio de este paradigma no justificaba las expectativas
balismo quiso responder al primer grupo de anomalías reseñado en el párrafo de una "revolución científica".
anterior, mientras que el estructuralismo trató de centrarse en el segundo. En la primera mitad de los años ochenta fueron realizados distintos estu
Como consecuencia del distinto tipo de anomalías a las que dirigían sus es dios para determinar el grado de adscripción de la comunidad científica a los
fuerzos, entre estos dos desafios había diferencias profundas. Así como el tres paradigmas. Dichos estudios indicaban que, pese a sus graves deficien
globalismo, con su énfasis en las relaciones de interdependencia, ofrecía una cias, el globalismo y el estructuralismo constituían una pobre competencia
descripción del sistema internacional desde la perspectiva de los Estados para el enfoque preponderante hasta el decenio de los setenta. El grado de
31 Referencias a la existencia de anomalías en el paradigma estatocéntrico pueden encon 32 J. N. Rosenau, "Muddling, Meddling and Modeling: Alternative Approaches to the
trarse en: J. A. Vasquez, The Poll'er of Power Polilics... , op. cil., p. 121; !vi. Banks, "The ln Study ofWorld Politics", en J. N. Rosenau (Ed.), The Scienlific S111czr o(Foreign Polic:v, Lon
ter-Paradigm Debate", op. cil., p. 16 don, Frunces Pinter, 1980, p. 535.
42 La Teoría de las Relaciones Intemacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 2: El Debate Inter-paradigmático 43
adscripción aludido intentó medirse a través del análisis de las recomenda muchos de los postulados realistas, ahora bajo la denominación de neorrea
ciones bibliográficas realizadas en libros de texto y listas de lecturas en Re lismo, se vio favorecida por el comienzo de un nuevo periodo de tensiones,·
laciones Internacionales. En uno de esos estudios, referido a los principales de una segunda "guerra fría", entre las dos superpotencias36. El neorrealismo,
países del mundo occidental, K. J. Holsti ponía de relieve que tan sólo entre que aparece en escena con la publicación del libro de K. N. Waltz La Teoría
un 5 y un 1 O por ciento de las recomendaciones bibliográficas mencionadas de la Política Internacional en 1979, adquiere sentido dentro del periodo de
podían incluirse en los paradigmas globalista y estructuralista33. De aquí que "ciencia extraordinaria" que se abre tras la crisis del paradigma estatocéntri
pudiera entenderse que el paradigma estatocéntrico disfrutaba de una posi co. Como escriben J.-F. Rioux, E. Keenes y G. Légaré37, el neorrealismo su
ción hegemónica. puso un intento de resolver las anomalías de este paradigma, asimilando
Después de las duras críticas a la debilidad explicativa de sus formula elementos teóricos ajenos al mismo, pero sin cuestionar sus premisas funda
ial
ciones teóricas, las manifestaciones sobre la hegemonía del paradigma men mentales.
cionado podían resultar un tanto sorprendentes. A la hora de aclarar este con A las dos razones anteriores sobre el predominio del paradigma estato
c
trasentido, es necesario aludir a tres circunstancias fundamentales. Primera céntrico, pese a las graves deficiencias que planteaba, debía agregarse la ex
er
mente, debe señalarse el recurso a hipótesis o modificaciones ad hoc para traordinaria influencia ejercida por los Estados Unidos en el desarrollo de las
restablecer la credibilidad del paradigma estatocéntrico. Las críticas referen Relaciones Internacionales. Diversos autores subrayaron que la construcción
om
tes al reducido volumen de conocimiento fiable producido por una de sus del paradigma citado, en su vertiente realista, como, más tarde, en su vertien
principales corrientes, el realismo, fueron descalificadas utilizando dos hipó te neotTealista, había estado estrechamente unida a la posición ocupada por
este país en los asuntos mundiales a patiir de 1945 38 . Así, el paradigma esta
rc
tesis o modificaciones ad hoc: la juventud de la disciplina y la existencia de
e1rnres de medición en los procesos de verificación de las hipótesis34. Con tocéntrico reflejaba una forma muy concreta de entender las Relaciones In
fonne al contenido explicativo que sus proponentes querían dar a estas modi ternacionales. Sus premisas y, consiguientemente, los problemas a los que se
lo
ficaciones, no había problemas verdaderamente serios con el enfoque realis dirigía la atención de la disciplina, estaban fuetiemente influenciados por los
ta. La comunidad científica debía continuar sus investigaciones sobre las
va
valores culturales característicos de la sociedad notieamericana. No repre
hipótesis realistas y desarrollar procedimientos más sofisticados de medición sentaba tanto un marco objetivo de elaboración de teorías, como un instru
de los conceptos que encerraban las mismas. Con el transcurso del tiempo, la mento de racionalización de achtaciones internacionales39 . Según S. Smith,
cantidad de conocimiento lograda tendría necesariamente que incrementar
se35. Por otra patie, los enfoques globalista y estructuralista no habían alcan
zado el nivel de consistencia necesario para erigirse en verdaderas alternati
s in la conexión entre las Relaciones Internacionales y las preocupaciones de po
lítica exterior en los Estados Unidos era tan sólida que no debía sorprender
que las premisas del paradigma estatocéntrico siguieran siendo tan difíciles
ra
vas paradigmáticas, capaces de orientar el quehacer de los especialistas. Lle de sustihtir411•
gar a adquirir tal status requería un proceso más profundo de atiiculación
t
tura provocada por la crisis del paradigma estatocéntrico, dificultaba la for 36 C. del Arenal. !11troduccitÍ11 a las Relaciones.... op. cit., pp. 101-102. Puede consultarse además:
mación de consensos en la disciplina y favorecía la permanencia de concep
Mu
E. Barbé, "El papel del Realismo en las Relaciones Internacionales", Rel'ista de fatudios Políticos,
ciones tradicionales. n." 57, 1987, p. 167.
37 J. F. Rioux, E. Keenes et G. Legare, op cit., p. 72.
En segundo lugar, hay que resaltar que estas concepciones, como conse 3' S. Hoffmann, "An American Social Science: International Relations", Demlalus, Vol.
cuencia de una reformulación de las ideas realistas, experimentaron un nue
106, n." 3, 1977, p. 43. Ver también: S. Georgc, op. cit., pp. 207-208: R. Mesa, Teoría y Prác
vo auge a finales de la década de los setenta. La vuelta a un primer plano de tica de las Relaciones fnternacionales, 2" ed., Madrid, Taurus, l 980, p. 70: F. H. Gareau,
"The Discipline Jnternational Relations: A Multinational Perspective", The Joamal o( Poli
tics, Vol. 43, August, 1981, p. 783.
33 K. J. Holsti, The Diviging 3' E. Krippendorf, !11ternatio11al Re/ations a Social Science, Brighton, Harvester Press,
Discipline ..., op. cit., pp. 87-100. Pueden encontrarse conclu
siones en una línea similar en: H. R. Alker and T. J. Biersteker, op.cit., p. 129. 1982, p. 213: C. del Arenal, lntrod11cció11 a las Relaciones ..., op. cit., p. 384.
3: J. A. Vasquez, The Poll'er
ofPoll'er Politics... , op. cit., pp. 200-202. in S. Smith, "The Development of lnternational Relations as a Social Science", Mille11-
3' Ibídem, p. 226.
11i11111, Vol. 16, n.º 2, 1987, p. 198.
Capítulo 2: El Debate lnter-paradigmático 45
44 La Teoría de las Relaciones lnternacio11ales a Co111ie11:os del Siglo XXI
Consecuentemente, debido a las circunstancias expuestas, una "revolu ta. La finalización de grandes proyectos de investigación en curso, basados
ción científica" que desplazara el viejo paradigma y lo sustih1yera por uno en hipótesis realistas, ofrecería nueva evidencia sobre la cotrección o no de
nuevo no parecía ciertamente algo inminente en los afios ochenta. No resul las mismas. Asimismo, pennitiría, si no verificar, si contrastar la consisten
taba fácil predecir como se resolvería la crisis que, ateniéndose a las ideas de cia de las modificaciones "ad hoc", referidas a la c01ta vida de la disciplina y
IUrnn, afectaba a las Relaciones Internacionales. Según dichas ideas, el des a la existencia de errores de medición, como atenuantes del reducido volu
enlace del debate ínter-paradigmático era fundamental para el desa1rnllo de men de conocimiento propiciado por el enfoque realista. En el supuesto de
1� disciplina. En tanto en cuanto de este debate no emergiera un único para que los nuevos datos fueran también desfavorables, dicho enfoque podría ser
digma, capaz de abarcar el poder explicativo de su antecesor, así como de definitivamente relegado. Por otra parte, la estrategia de diversidad propues
responder a las anomalías que habían provocado la crisis, no se estaría en ta por Vasquez quería promover la realización de investigaciones sustentadas
condiciones de hacer posible el crecimiento de la teoría y la acumulación del en premisas globalistas y estructuralistas corno medio de fortalecer la articu
conocimiento. La comunidad científica de las Relaciones Internacionales es lación de las perspectivas paradigmáticas alternativas. Si investigaciones de
taría preferentemente absorbida por discusiones en tomo a aspectos básicos este tipo no eran alentadas, los defensores de posturas tradicionales "podrían
de la disciplina. seguir alegando que, a pesar de la pobreza de sus aportaciones, no existía un
La influencia de Kuhn respecto a las condiciones de homogeneidad para rival capaz de desplazar al paradigma realista"43.
digmática que debían presidir el desarrollo de una ciencia se dejó sentir en
distintas propuestas tendentes a la construcción de un nuevo paradigma41•
Pero la dificultad de la empresa era evidente. En los afios ochenta, la comu 2.5. HACIA UNA IMAGEN DE DIVERSIDAD PARADIGMÁTICA
nidad científica se encontraba ante la disyuntiva de seguir apegada a un pa
radigma que había mostrado sus muchas deficiencias o de optar por enfoques Sin embargo, la fonna predominante de entender la disciplina comenzó a
alternativos con un grado de desarrollo insuficiente. Lo delicado de esta si distanciarse de los conceptos de crisis y revoluciones científicas contenidos
tuación quedó patente en la prudencia mostrada por uno de los críticos más en el esquema de Kuhn. La imagen de una ciencia guiada por un único para
duros del realismo. J. A. Vasquez consideraba que las deficiencias del para digma cedió teneno. En su lugar, la imagen de una ciencia caracterizada por
digma estatocéntrico aconsejaban su sustitución por uno alternativo. Tal sus la diversidad paradigmática, no corno algo provisional sino como algo per
titución constituía un requisito indispensable para que se produjera un pro manente, pasó a convertirse en el estado nonnal de cosas. Es interesante se
greso teórico significativo en la disciplina. Mas, dado que un paradigma 110 ñalar que esta nueva imagen de diversidad paradigmática respondía de ma
sería definitivamente rechazado hasta que naciera otro con una mayor capa nera más adecuada a la visión que el propio T. S. Kuhn tenía de las ciencias
cidad explicativa, Vasquez se declaró partidario de una estrategia de diversi sociales. Este autor estimaba que su teoría sobre el progreso del conocimien
dad paradigmática. Con arreglo a la misma no era imprescindible optar entre to era aplicable solamente a las ciencias naturales. A su juicio, una diferencia
paradigmas opuestos. En su lugar, proposiciones teóricas de distintas obe fundamental separaba las ciencias nah1rales de las ciencias sociales: mientras
diencias paradigmáticas podían ser tenidas en cuenta con el propósito de va que la comunidad científica, en lo que concernía a las primeras, llevaba a ca
lorar su contribución al crecimiento del conocimiento en la disciplina.¡2• bo su trabajo -a excepción de las fases precientíficas o revolucionarias
Según la estrategia de Vasquez, el realismo, pese a las numerosas pruebas dentro de un mismo paradigma, en lo que atafiía a las segundas, estaba per
elaboradas por él mismo en su contra, no sería rechazado de forma inmedia- manentemente fragmentada, al encontrarse adscritos sus miembros a diferen
tes enfoques paradigmáticos44. Esta pluralidad de enfoques que preside las
41
Son varias las propuestas de construcción de un nuevo paradigma que dejan traslucir es ciencias sociales tiene su origen en el mayor entroncamiento de sus especia
ta influencia. Entre otras, pueden consultarse: J. N. Rosenau, "Muddling, Meddling and Mod listas con las necesidades de la sociedad. Cada uno de ellos es fruto de crite-
eling...", vp. cit., p. 542; R. W. Mansbach and J. A. Vasquez, In Sean·!, o{ Theorp, A Ne\\'
Paradig111for Global Polilics, New York, Columbia University Press, 1981: p. 68; !vi. Banks,
"Where are We Now", Rel'iell' of /n1ematio11al S!udies, Vol. 11, n." 3, 1985, pp. 225 y 230.
Ver} rnnbién de este último autor: 'The lnternational Relations Discipline...", op. cil.. p. 23. -IJ lhide111, p. 227.
, .¡.¡ T. S. Kuhn, op. cit., p. 163.
· J. A. Vasquez, The Poll'er of Pm1·er Politics.. ., op. cil., p. 226.
46 La Teorfa de las Relaciones lntemacionales a Comien::os del Siglo XXI Capítulo 2: El Debate lnter-paradigmático 47
rios normativos concretos que, a su vez, detem1inan los problemas que han entre "\a capacidad para lograr una uniformidad paradigmática y la capaci
de centrar la atención del investigador45• dad para conseguir un crecimiento teórico significativo 47. 11
Ésta no constituye la razón del giro "pluriparadigmático" emprendido por De esta manera, distintos autores manifestaron su postura opuesta al "uni
las Relaciones Internacionales. De haber otorgado la suficiente centralidad a tarismo" paradigmático. Entendían que, en sentido contrario, el "pluralismo"
la distinción entre ciencias naturales y ciencias sociales, las ideas de Kuhn ofrecía un marco más adecuado para fomentar la creatividad en la discipli
no habrían gozado de tanta popularidad en la disciplina. Estas ideas fueron na48. Lo que en el modelo de Kuhn era una situación de crisis, con sus con
llevadas a las ciencias sociales en general pese a la opinión en sentido con notaciones marcadamente negativas, a la luz de las posiciones más decidi
trario de su autor. Una razón más sólida puede encontrarse en los avances damente relativistas, se convertía en una situación que abría la posibilidad de
un debate fructífero entre alternativas paradigmáticas49•
ial
del relativismo en la Filosofia de la Ciencia . Dichos avances condujeron, en
cierto modo como una consecuencia lógica, a la diversidad paradigmática y F. Halliday señalaba que si ciencias sociales, como la Sociología o la
plantearon serios interrogantes sobre la corrección e incluso la conveniencia Economía, habían progresado en un marco de diversidad paradigmática, no
c
de aplicar la teoría de Kuhn a las Relaciones Internacionales. había razón para pensar que las Relaciones Internacionales no pudieran
er
La obra de Kuhn, junto con la de otros autores -entre ellos Fleck, Po hacer lo mismo. Para este autor, era tan erróneo suponer que, mediante una
refo1mulación del realismo, sería posible instaurar un único paradigma, co
om
lanyi y Feyerabend-, formó parte de un movimiento en la Filosofia de la
Ciencia que tuvo profundas implicaciones epistemológicas46 • Este movi mo imaginar que el realismo llegaría a ser sustituido por nuevos enfoques50.
miento lanzó un duro ataque contra conceptos como objetividad y verdad ca Una pluralidad de paradigmas, cada uno con sus propias elaboraciones con
rc
racterísticos del positivismo. Las tesis de Kuhn sobre la inconmensurabilidad cephiales y sus propias explicaciones, podía concretarse en un estado de co
de los paradigmas, consecuencia de las dificultades existentes para fijar cri sas más satisfactorio para la salud de la disciplina que el representado. por un
lo
terios de evaluación interparadigmática, fueron la causa de que su obra se sólo paradigma. Consiguientemente, Halliday sugería que el futuro de las
inscribiera entre las posiciones relativistas de la ciencia. No obstante, Kuhn Relaciones Internacionales había de buscarse, no tanto en la producción de
va
salvó la situación de indefinición entre las diferentes concepciones del mun "ciencia normal" como en el esfuerzo por crear una diversidad de paradig
do que podían caracterizar a una ciencia, mediante la referencia a procesos mas consistentes51.
Bajo el impacto de las formulaciones pospositivistas, la ciencia dejaba de
de "conversión" o "persuasión". Estos detern1inaban que la comunidad cien
tífica abrazara casi unánimemente una de ellas.
s
Las tendencias pospositivistas que fueron abriéndose camino en la disci
in concebirse como una entidad monolítica, para pasar a conceptuarse como
una entidad polimórfica. Así, las Relaciones Internaciones, en vez de en tér
ra
minos del producto de un único paradigma, se definirían atendiendo a las
plina en los años ochenta irían más allá de las ideas de Kuhn. En particular,
apmiaciones provenientes de las diferentes perspectivas paradigmáticas. La
la aparición de posiciones interpretativas o hermenéuticas que defendían cri
t
críticas de "anticientifismo" efechiadas por el positivismo a las Relaciones Haciéndose eco de un problema central suscitado por las nuevas corrien
Internacionales52. Estos rasgos distintivos del pospositivismo confirieron un tes pospositivistas, T. J. Biersteker planteaba que, ante la aparición de teorías
marchamo decididamente científico a los esfuerzos realizados en la discipli múltiples y contrapuestas alentadas por el clima de tolerancia científica,
na, situándola en pie de igualdad con otras ciencias sociales e, incluso, con ¿cómo elegir entre ellas?, ¿cómo asegurar que la ausencia de criterios alter
las ciencias naturales53 . nativos evite la legitimación de la ignorancia, la intolerancia o algo peor?57
Es probable que el abandono de las ideas de Kuhn fuera un primer paso Aun juzgando positivamente la apertura y el pluralismo promovidos por el
hacia la disolución del debate inter-paradigmático en los años noventa. La pospositivismo, este autor consideraba procedente una discusión sobre el es
consideración de las Relaciones Internacionales como una entidad polimór tablecimiento de criterios para decidir entre planteamientos alternativos an
fica tuvo efectos contradictorios. Por una parte, desempeñó un papel "libera tes de dar el salto del terreno cuestionable del positivismo a lo que podría re
lizador" en la disciplina54• Hizo posible que desafíos al orden establecido tu sultar el vacío pospositivista. Estas cuestiones estarán muy presentes en el
vieran la oportunidad de consolidarse sin que fueran barridos con prontih1d desan-ollo de la disciplina en los años noventa. Con independencia de la ex
de la escena académica. Por otra paite, permitió la aparición de posturas tensión de las discrepancias al teneno ontológico, los problemas epistemoló
conservadoras. El hecho de ver las Relaciones Internacionales como la co gicos serán los primeros en plantearse en el cuarto debate entre racionalistas ·
existencia natural de paradigmas inconmensurables tendió a frenar la crítica y reflectivistas
y a legitimar cualquier rutina científica. Alentó réplicas al estilo de las pues
tas de manifiesto por Guzzini: "No me critiquen, hablamos lenguajes dife
rentes"55. Con todo, aunque el debate inter-paradigmático hubiera perdido
gran parte de su dinamismo interno, continuaba representando un instrumen
to de gran interés para introducir, sobre todo a efectos docentes, lo que eran
las Relaciones Internacionales.
Esta deriva de la disciplina hacia una situación de diversidad paradigmá
tica dejaría bien establecida una de las principales líneas de disputa entre los
miembros de la comunidad académica de cara a los años noventa. El cues
tionamiento de los conceptos de objetividad y verdad complicó enonnemen
te la tarea de proveer una legitimación efectiva del conocimiento e hizo pro
blemática la demarcación entre ciencia y no-ciencia. El relativismo filosófi
co, llevado hasta sus últimas consecuencias, podía dar paso a un estado de
anarquía epistemológica en el que prácticamente cualquier proposición esta
ría en condiciones de reclamar un mismo status científico. Si una situación
de igualdad entre diferentes tipos de conocimiento se implantaba, la mera
proliferación de proposiciones teóricas no sería distinguible de un auténtico
crecimiento del conocimiento56 .
c
er
EL CUARTO DEBATE
om
rc
Las Relaciones Internacionales experimentaron un cambio histórico en
los años noventa, consecuencia en gran medida de desarrollos que habían
lo
venido produciéndose en el decenio precedente. El debate ínter
paradigmático deja de ser la referencia fundamental para entender el estado
va
de cosas que caracteriza a la disciplina. Va a tener lugar la entrada en una
nueva fase que, como en momentos anteriores en la historia de esta ciencia,
s in está marcada por un nuevo debate. Con la desaparición del debate inter
paradigmático, se registra una alteración en el tono de la discusión en el seno
de la comunidad académica. Durante el tercer debate, el intercambio de opi
ra
niones ocurrió en un clima distendido, en un clima del que estuvieron ausen
tes, pese a la importancia de las cuestiones en juego, las posturas
t
definitiva, el nuevo mapa que puede servir de guía para situarse en el mo turalismo registraron en su seno fuertes discusiones entre paiiidarios de
mento actual de la disciplina? construcciones teóricas diversas. En lo que respecta al globalismo, J.-F.
Rioux, E. Keenes y G. Légaré estimaron que estas constrncciones teóricas
estaban tan profundamente distanciadas como para elevarlas a la condición
3.l. LA DESAPARICIÓN DEL DEBATE INTER-PARADIGMÁTICO de paradigmas. Así, en lugar de una única perspectiva globalista, plantearon
la consideración de dos paradigmas: el mundialismo, que se sustentaba en la
La significación del debate ínter-paradigmático en los años setenta y obra de J. W. Burton, y el transnacionalismo, que se apoyaba en las tesis de
ochenta está fuera de toda duda. Sin embargo, las alusiones a dicho debate Keoharíe y Nye4 . El mundialisrno iba más allá de la noción transnacionalista
fueron desvaneciéndose con gran rapidez. Bien fuera en su versión ortodoxa, de una pluralidad de actores en torno a la figura central del Estado. Para Bur
que desc1ibía la disciplina en términos de un único parad�gma, bien fuera e�1 ton, el mundo estaba formado por redes de transacciones que superaban sis
su versión relativista, que describía la disciplina en térnunos de üna plurali temáticamente las fronteras estatales, teniendo el gmeso de dichas redes un
dad paradigmática, el tercer debate no superaría el espacio temporal delimi origen no-gubernamental. En cuanto al estructuralismo, es posible distinguir
tado por los dos decenios mencionados. Son varios los motivos que pueden dos grandes coJTientes: la teoría de la dependencia y la teoría del sistema ca
explicar esta circunstancia: la excesiva simplificación implícita en la reduc pitalista munclia!5 . Entre ellas cabe establecer dos diferencias principales. Por
ción del debate a tres grandes enfoques, el carácter desigual del intercambio una parte, así como la primera estaba preocupada por el estudio de las regio
de opiniones entre ellos, la evolución del globalismo hacia posiciones com nes subdesarrolladas del Tercer Mundo, la segunda entendía que tanto regio
patibles con el neorrealismo y la pérdida del carácter de inconmensurabili nes desarrolladas como subdesaJTolladas debían ser tenidas en cuenta en or
dad de los paradigmas. den a explicar el fenómeno global de las desigualdades económicas. Por otra
Primeramente, puede destacarse que la visión ordenada de la disciplina, parte, mientras que la temía de la dependencia estaba centrada en el caso la
fomrnda en torno a la existencia de tres paradigmas, se logró a costa de una tino americano, tendiendo a considerar sus problemas como únicos, la teoría
excesiva simplificación 1• Dentro de cada uno de estos paradigmas había una del sistema capitalista mundial contemplaba dicho caso como parte de una
gran diversidad de puntos de vista. Así, por ejemplo, el paradigma estatocén experiencia de explotación más amplia6 . Asimismo, dentro de cada una de
trico englobaba corrientes de pensamiento -como la idealista, la realista y estas teorías podían apreciarse discrepancias notables. F. H. Cardoso escribió
la behaviorista- con serias discrepancias entre ellas. En distintos momentos que las diferencias que separaban a los especialistas que se englobaban en la
del pasado de la disciplina, la agrupación de estas corrientes dentro de un escuela de la dependencia eran tan marcadas que "difícilmente permitirían
mismo marco de referencia se hubiera considerado corno algo sorprendente. reunir a todos ellos en la misma sala de conferencias" 7•
Cie1tamente, la intensidad de los debates, primero, entre idealismo y realis
mo y, después, entre realismo y behaviorismo, han marcado auténticos hitos 4 J.-F. Rioux, E. Keenes et G. Légaré, "Le Néo-Réalisme ou la Reformulation du Para
en la evolución de las Relaciones Internacionales. Los participantes en di
digme l-Iégémoniquc en Relations lntemationales". Eludes !11tematio1111les, Vol. XIX. n.º l.
chos debates difícilmente hubieran admitido estar unidos por determinadas 1988. p. 64.
concepciones comunes. Incluso, en fechas más próximas, ya se ha destacado ; C. Brown ha llegado a distinguir no dos, sino tres corrientes teóricas en el paradigma es
que autores como Vasquez2, en el caso del idealismo, y Korany3, en el del tructuralista: a) Dependencia, b) Análisis centro-periferia y c) Análisis del sistema mundial.
behaviorismo han defendido la concesión a tales c01Tientes del título de pa En la primera incluye a autores como F. l-I. Cardoso, E. Faktto, T. Dos Santos, C. Furtado,
etc. En la segunda agrupa especialistas como A G. Frank, S. Amín, A. Emmanuel. etc. En la
radigma. Al i�ual que el paradigma estatocéntrico, el globalismo y el estruc-
última de las corrientes citadas menciona corno figura clave a l. Wallerstein. Ver la con
tribución de C. Brown: "Development and Dependency", en M. Light and A. J. R. Groom
(Eds.), op. cit .. p. 63.
1
S. Smitb, "The Self-lmages of a Discipline: A Genealogy of International Relations ''P.R. Viotti and M. V. Kauppi, op. cit., p. 410.
'rheory", en K. Booth and S. Smith (Eds.), !11tenwtio11al Relations Theo1:v Today, London, 7 F. H. Cardoso, "The Consumption of Dependency Theory in the United States", Latin
Polity Press, 1995, p. 19. Amerirn11 Research Review. Vol. 12, n.º 3, 1977, p. 7. Contrariamente, otros autores han pues
1 J. A. Vasquez, The Po\l'er cfPo\l'er Politics.. . , op. cit., p. 117 Y 122. to el acento en la proximidad de las posiciones de las distintas escuelas neomarxistas. Ver por
3 B. Korany, op. cit., p. 707. ejemplo: C. Brown, op. cit., p. 68.
La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 3: El Cuarto Debate 55
54
En segundo lugar, la participación de los tres enfoques básicos en el de cas en las Relaciones Internacionales, confiando posiblemente en que en el
bate ínter-paradigmático fue muy desigual. Es posible afirmar que dicho de proceso de adaptación a la disciplina adquiriera un perfil más "internacio
bate tuvo como principales protagonistas al paradigma estatocéntrico, espe nal". Fueron pocos, sin embargo, los esfuerzos llevados a cabo desde la pro
cialmente en su versión realista, y al paradigma globalista8. Hubo realmente pia disciplina para transformar el legado recibido, buscando, entre otras po
un nivel de discusión muy bajo entre estatocentrismo y estructuralismo o en sibilidades, desarrollar una mayor relación entre el campo de la economía y
tre globalismo y estructuralismo. En cualquier caso, nada similar a la con el campo de la política IO.
frontación intensa entre realismo y globalismo de los años setenta y ochenta Como tercer motivo de la difuminación del debate paradigmático, cabe
que Maghroori y Ranberg denominaron "el tercer debate" en la disciplina. destacar que el globalismo sufrió cambios de sumo interés. Dentro de este
ial
Dejando a un lado la inspiración marxista de buena parte del estructuralismo, paradigma, las posiciones más abiertamente superadoras del estatocentrismo
la circunstancia descrita puede deberse a los propios orígenes de este para acabarían perdiendo terreno en favor de lo que con anterioridad hemos lla
digma. Su nacimiento se produjo en el seno de la Economía Política9• El pa mado transnacionalismo. En efecto, las tesis de J. W. Burton expuestas en
c
The World Society no fueron articuladas de manera suficiente para constituir
er
radigma estructuralista fue más una consecuencia de las críticas a la teoría
del desarrollo vigente en Occidente e, incluso, a determinadas proposiciones una alternativa al viejo paradigma. Lejos de ello, Burton y otros autores que
om
del marxismo tradicional, que de los intentos deliberados de crear una alter compartían sus ideas restringieron notablemente su foco de interés, dedican
nativa a las posiciones estatocéntricas dominantes. do gran parte de sus esfuerzos al estudio de una cuestión crítica en las Rela
Estos orígenes del estructuralismo quedan claramente reflejados en el ciones Internacionales: el análisis y resolución de conflictos 11• Es en este te
rc
contenido esencialmente económico de la literatura que solía presentarse rreno concreto, por tanto, donde se concentrarían las ambiciones de crear al
como característica del mismo. El grueso de esta literatura, constituida por ternativas al re.alisma. En consecuencia, el globalismo pasó a estar dominado
lo
las aportaciones de autores como F. H. Cardoso y E. Faletto, C. Furtado, A. por fonnulaciones transnacionales o, como cada vez con mayor frecuencia se
G. Frank, S. Amín y O. Sunkel, estuvo orientado al análisis de los efectos del les fue denominando, neoliberales. Estas formulaciones fueron considera
va
sistema capitalista mundial sobre las economías del conjunto o de determi blemente más compatibles con las premisas realistas. El neoliberalismo sólo
nadas regiones del mundo menos avanzado. La obra de otros autores, como representó una amenaza al viejo paradigma en la medida en que amplió los
la de J. Galtung e l. Wallerstein, presenta en ocasiones una mayor proximi
dad a cuestiones de relaciones internacionales, pero aun así el énfasis fun
damental de su trabajo recae en problemas de subdesarrollo. En concreto,
s in límites de la disciplina definidos por él, pero en lo sustancial no supuso una
oposición frontal al mismo 12• R. O. Keohane escribió que "las teorías realis
tas (... ) necesitan ser suplementadas, aunque no reemplazadas, por teorías
ra
Wallerstein ha sido criticado por ignorar en su análisis histórico los dominios que señalen la importancia de las instituciones intemacionales" 13. El neolibe
políticos y diplomáticos y por tratar al Estado como mero instrumento de los ralismo reserva un lugar destacado a los presupuestos realistas. Estos siguen
t
grupos económicos dominantes. Solamente un grupo reducido de autores, siendo vitales para entender la política internacional cuando ésta está domi
es
como R. Cox, A. Linklater o M. Hoffmann parecía encajar de manera natural nada por relaciones de poder. No obstante, este tipo de situaciones son cada
en la disciplina. Hasta cie1io punto resultaba un tanto forza.do ver englobados
Mu
a estos autores, junto con algunos de los citados más arriba, dentro de la rú
10 Uno de los esfuerzos por explorar la relación entre economía y política puede encon
brica general de estructuralistas o dependentistas. La significación de este
trarse en: C. Chase-Dunn, "lnterstate System and Capitalist World-economy: One Logic or
grupo reducido de autores varía radicalmente con el comienzo del cuarto de Two?", /11/emational Studies Quarterly, Vol. 25, March, 1981, pp. 19-42.
bate. Pasan a ubicarse, como pa1iidarios de la teoría crítica, en el seno del re 11 A este respecto, ver, por ejemplo, el contenido de las siguientes obras: C. R. Mitchell,
flectivismo. The Structure ofJnternational Conf/ict, London, Macmillan, 1981; J. Burton, Conjlict: Reso
El estructuralismo, en definitiva, permaneció en gran medida en su estado lution and Proventio11, London, Macmillan, 1990; J. Burton and F. Dukes, Conjlict: Readings
·original. Este enfoque fue tomado como una de las alternativas paradigmáti- in klanagement & Resolution, London, Macmillan, 1990; C. Mitchell and M. Banks, Hand
book ofC01¡flict Resolution: The Analytical Problem-solving Approach, London, Pinter, 1996.
12 S. Guzzini, Rea/ism in International Relations and ... , op. cit., p. 112.
8
ll R. O. Keohane, Después de la Hegemonía: Cooperación y Discordia en el Política
O. Wa;ver, "The Rise and Fall ofthe Inter-paradigm Debate", op. cit., p. 16l.
9
K. J. Holsti, The Dividing Discipline..., op. cit., p. 66. Económica Mundial, Buenos Aires, GEL, (1984) 1988, p. 28.
Capítulo 3: El Cuarto Debate 57
56 La Teoría de las Relaciones Jntemacionales a Comien=os del Siglo XXJ
vez más minoritarias en lo que constituye la realidad internacional de deter de relieve "un pequeño número de cosas grandes e importantes" 18, estableció
minadas partes del mundo. En distintas áreas de esa realidad -el comercio un nítido contraste con la retórica del realismo clásico, que generalizaba so
bre la naturaleza de la vida humana y la naturaleza inherentemente trágica de
internacional, el sistema monetario internacional, la protección medioam
biental, la preseivación de los recursos pesqueros o la ayuda al desarrollo-, la política.
La teoría liberal experimentó un desarrollo paralelo. Dejó de ser una in
los neoliberales detectan la presencia de regímenes 14• Sin este nuevo esque
terpretación general de la naturaleza de las Relaciones Internacionales, para
ma conceptual, una parte apreciable del compmtamiento observable en la es
concentrarse en plantear unas pocas cuestiones muy concretas. Según O.
cena internacional no tendría una explicación satisfactoria.
Wrever quizás sólo una: ¿cómo afectan las instituciones a los incentivos de
Por tanto, el globalismo perdió gran paite de su carácter de alternativa al los Estados? 19 Basando su punto de vista en premisas realistas, es decir, en
estatocentrismo. En lugar de centrarse en la emergencia de una sociedad tendiendo los Estados como actores racionales y egoístas, los neoliberales
global y en la creciente fragmentación del Estado, el globalismo, transfor tratan de demostrar que las instituciones son posibles y relevantes incluso en
mado en neoliberalismo, puso el acento en la forma en que los Estados, defi el marco restrictivo de dichas premisas. Los neoliberales, al igual que los
nidos como actores racionales, conseguían establecer relaciones de coopera neorrealistas, buscaron afinnaciones cada vez más precisas y limitadas que
ción en un medio anárquico 15• pudieran reducirse a simples proposiciones analíticas susceptibles de teori
Por último, la complementariedad con el realismo que propugnaban las zación y verificación.
formulaciones liberales en los años ochenta puso en cuestión el carácter in Por tanto, a lo largo de los años ochenta, el realismo se transfotmó en
conmensurable de los paradigmas. La difuminación de este rasgo caracterís neorrealismo y el globalismo en institucionalismo neoliberal. Ambos sufrie
tico del debate ínter-paradigmático fue reforzada por detern1inadas orienta ron una redefinición que apuntaba a un menor contenido metafísico, a un
ciones fundamentales del neorrealismo y neoliberalismo. El neorrealismo vi minimalismo teórico, circunstancias que los conve1tirían en crecientemente
no a respaldar al paradigma estatocéntrico en su pugna, principalmente, con compatibles. Los paradigmas estatocéntrico y globalista, reconvertidos ahora
el globalismo, pero al mismo tiempo supuso un cambio transcendental con en neotTealismo y neoliberalismo, perdieron el rasgo de inconmensurabili
respecto al realismo tradicional. Lo que quizás más distinguió al neorrealis dad, para pasar a compaitir un programa de investigación "racionalista", una
mo fue su carácter científico16• Al plantear esta reformulación del pensa misma concepción de la ciencia y una común aceptación de trabajar bajo la
miento 01todoxo en la disciplina, Waltz entendía que las reflexiones y las es premisa de anarquía y de investigar la evolución de la cooperación y de las
peculaciones generales no eran suficientes, que el realismo tenía que expre instituciones20• La síntesis neorrealismo-neoliberalismo acabaría constituyéndo
sarse en fmma de teorías, de sistemas de proposiciones claramente se en el mainstream o corriente principal de la disciplina21.
especificadas. Este hecho, como desarrollos similares en el seno del globa Además de estas razones, pueden mencionarse las circunstancias históri
lismo, tendrían repercusiones notables sobre la visión de la disciplina en cas concretas en las que se desarrolló el debate inter-paradigmático. Es posi-
términos de paradigmas. Efectivamente, en este caso, el paradigma estato
céntrico se vio privado de gran parte de su contenido rnetateórico. Las gran 18 K. N. Waltz, "Reílections on Theo1y of lnternational Politics: A Response to My Crit
des disquisiciones sobre la naturaleza de la política fueron reemplazadas por ics", en R. O. Keohane (Ed.), Neorealism aml lts Critics, New York, Columbia University
proposiciones muy precisas 17• Así, el neorrealismo, que sólo perseguía poner Press, 1986, p. 329.
19
0. Wrever, "The Rise and Fall ofthe lnter-paradigm Debate", op. cit., p. 162.
1" lhidem, p. 163.
21 Esta tendencia hacia la reconciliación o complementariedad entre los distintos paradig
14 R. O. Keohane and J. S. Nye, Poder e Interdependencia: La Política Mundial en Tran
mas, en especial entre el tradicional y el de la sociedad global, fue apuntada por C. del Arenal.
sición, Buenos Aires, GEL, ( 1977) 1988, p. 35. "La compleja realidad internacional actual, que impide negar la importancia tanto de los Esta
15 R. Little, "The Growing Relevance of Pluralism?", en S. Smith. K. Booth and M. Za-
dos como de los actores transnacionales, tanto de las relaciones interestatales como de las
dewski (Eds.), op. cit., p. 80. . .. transnacionales, tanto de las situaciones de conflicto como de la cooperación, hace que la teo
16 K. N. Waltz, "Realist Thought and Neorealist Theory", Joumal o( !11ternat1011al Affiurs,
ría de las relaciones internacionales haya optado, en cie1ta medida, por una opción ecléctica,
Vol. 44, n.º 1, 1990, pp. 21-37. . . . de compromiso". Ver: C. del Arenal, "La Teoría y la Ciencia de las Relaciones Internaciona
17 J. Donnelly, Rea/ism allll /ntemational Relations, Cambridge, Cambndge Umvers1ty
les Hoy", op. cit., p. 605.
Press, 2000, p. 3 l.
58 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Co111ien=os del Siglo XX] Capítulo 3: El Cuarto Debate 59
ble que los acontecimientos internacionales no favorecieran la consolidación imagen satisfactoria de las Relaciones Internacionales24. La disciplina, en
de este debate. En el capítulo anterior vimos cómo el predominio del estato opinión de algunos autores, había entrado en una nueva fase histórica, en un
centrismo en las Relaciones Internacionales, a pesar de sus muchas deficien nuevo debate: el cuarto25 . La imagen de un cuarto debate, en el que nos en
cias, estuvo vinculado al estallido de una nueva guerra fría a finales de los contraríamos actualmente, encaja perfectamente en la evolución de una cien
años setenta. Pero la realidad internacional no favoreció en la misma medida cia social jalonada por momentos críticos de discusión entre los académicos
a los paradigmas globalista y estructuralista. En el caso del primero, el des que se dedican a su estudio.
orden de la economía internacional en los años setenta y la adopción ante el Cabe establecer unos breves paralelismos entre el tercer y el cuarto deba
mismo de medidas proteccionistas actuaron en detrimento de ideas globalis te. De un lado, ambos debates están relacionados, aunque de manera diferen
ial
tas clave como la de interdependencia. Al mismo tiempo, una experiencia de te, con desatrnllos en el tetTeno filosófico. Es posible observar un vínculo
co1ie liberal, la integración europea, afectada por las dificultades económi entre el tercer debate y la conmoción que la obra de T. S. Kuhn causó en la
cas, entraba en una fase de estancamiento. La teoría de la integración, uno de filosofia de la ciencia. Sus ideas conformaron un nuevo modelo sobre la evo
c
los desarrollos más notables de este paradigma, quedaba en entredicho22. lución del conocimiento en las ciencias naturales. La traslación de ese mode
er
Cuando la realidad internacional comenzó a cambiar de nuevo en la segunda lo a las Relaciones Internacionales engendró el debate inter-paradigmático.
mitad de los años ochenta, con la apertura de una nueva etapa en el proceso El tercer debate constituye, pues, un nuevo ejemplo de la influencia de las
om
de globalización, no tendría efectos sobre el curso del debate inter ciencias naturales sobre las ciencias sociales. El cuarto debate tiene también
paradigmático. La disciplina se encontraba en aquellos momentos en tránsito su origen en cuestiones filosóficas de fondo. Hay una conexión entre este
rc
hacia el cuatio debate. En el caso del estructuralismo, sus fonnulaciones teó nuevo debate y lo que representa una cuestión central, no en la filosofia de
ricas tuvieron que hacer frente un hecho particularmente anómalo: la rápida las ciencias nah1rales, sino en la filosofia de las ciencias sociales: cómo pro
industrialización de patie de la periferia. Las variaciones en las trayectorias
lo
ceder y cómo valorar la obtención de conocimiento en estas últimas. Esta es
económicas de países del Tercer Mundo no eran reconciliables con unas teo una cuestión, como se verá un poco más adelante, cargada de repercusiones
va
rías que destacaban los condicionantes sistémicos del desarrollo. Esto condu ontológicas y epistemológicas. Una pregunta interesante es por qué surge
jo a los autores estructuralistas a completar sus formulaciones teóricas con precisamente en esos momentos, cuando había estado ausente de la discipli
variables en el nivel del Estado, en concreto, con el papel desempeñado por na desde el debate entre tradicionalistas y behavioristas de los años cincuenta
los gobiernos en la promoción de la industrialización. Este giro teórico, apar
s
te de comprometer la orientación sistémica del estructuralismo, pudo supo
ner una cietia aproximación al estatocenttismo de neorrealistas y neolibera
in y sesenta. La respuesta quizás esté, sin perjuicio de una reflexión más dete
nida sobre ella, en la insatisfacción con el conocimiento generado en la dis
ciplina desde unos presupuestos positivistas, insatisfacción que se acrecienta
ra
les23 . con el término de la guerra fría.
De otro lado, ambos debates parecen necesitar un periodo de maduración.
t
24 Ver por ejemplo: S. Smith, K. Booth and M. Zalewski (Eds.), op. cit.; J. Baylis and S.
El debate inter-paradigmático desapareció súbitamente de la literatura
Smith (Eds.), The Globa!i::atio11 of World Politics: An introduction lo Jntemational Relations,
académica a finales de los años ochenta. Con la excepción de algunas obras 2nd ed., Oxford, Oxford University Press, 200 l; J. Steans and L. Pettiford, lntemationa/
en las que fue parcialmente utilizado para ordenar la presentación de sus Relations: Perspectives ami Themes, Harlow, Longman, 2001. En todas estas obras, una parte
contenidos, el debate inter-paradigmático dejó de ser útil para ofrecer una de las mismas está dedicada a la exposición de los paradigmas tradicionales.
25
Es necesario mencionar que las referencias al cuarto debate no son habituales. La ma
yoría de los autores, siguiendo la pauta fijada por Y. Lapid, eontinúan hablando del "tercer
22 debate". Pese a ello, nos ha parecido más clarificador, tal y como hace O. Wrever, utilizar la
M. Khaler, "lnventing lnternational Relations: lnternational Relations Theory after
1945", en M. W. Doyle and G. J. Ikenberry, New Thinking in fntemalional Relalions The01y, expresión "cuarto debate" para deslindar el estado de cosas que comienza a perfilarse a finales
Boulder, Co., Westview Press, 1997, p. 37. de los ochenta del que fue característico -la discusión ínter-paradigmática- en los años
23
Jbide111, p. 36. precedentes.
60 La Teoría de las Relaciones l11temacio11ales a Co111ie1i=os del Siglo XXI Capítulo 3: El Cuarto Debate 61
fundamentales del mismo no fueron trazados con nitidez hasta los años tendencias29. Es habitual encontrar referencias, con exactamente el mismo
ochenta. Otro tanto puede decirse del cuarto debate. Éste comenzó a fraguar sentido, a expresiones como pospositivismo, constrnctivismo, teorías críticas
se en el decenio de los ochenta, pero es posible que la fisonomía del mismo o posrnodernismo. No obstante, la mayoría de estas expresiones, como las
esté aún por definir enteramente a principios de este nuevo siglo. El cuarto tres últimas, tienen el inconveniente de poseer un doble significado, por un
debate es considerablemente más complejo, lo cual quizás requiera un perio lado, general, reflejando el colectivo de las tendencias mencionadas y, por
do de maduración más largo. En el famoso miículo de Y. Lapid publicado en otro, muy concreto, refiriéndose al carácter específico de algunas de ellas.
1989, para algunos precursor del nuevo debate, llama la atención que ele Por esta razón, el término de reflectivismo parece adecuado, al no producirse
mentos del debate ínter-paradigmático y de los enfoques críticos del cuarto
una superposición de significados, y será el que se emplee para designar el
debate aparezcan entremezclados26. Aunque es cierto que en algunos aspec
conjunto de enfoques críticos a la corriente principal en la disciplina.
tos hay una continuidad entre el tercer y el cuarto debate, especialmente en
En contraste con el minimalismo teórico de la síntesis neorrealismo
lo que atañe a un relativismo filosófico que contraviene los presupuestos po
sitivistas, este autor habla de una manera genérica del tercer debate, sin dar a neoliberalismo, el cuarto debate va a recuperar un marcado tono metateórico.
entender que la disciplina estaba adentrándose en una fase distinta de la pa Como podrá verse a lo largo de este trabajo, el contexto metateórico del
radigmática. Por otra parte, muestra también de su mayor grado de complej i nuevo debate es muy distinto y mucho más complejo que el del debate inter
dad, el establecimiento de las principales corrientes críticas que participan en paradigmático. Ello se debe no sólo a la pluralidad de fuentes filosóficas en
el cuatio debate ha necesitado cierto tiempo. S. Smith, en una impo1iante las que se inspiran los enfoques críticos, sino también a la naturaleza poco
contribución sobre el estado de la disciplina escrita a mediados de los años convencional del contenido y terminología de algunos de ellos. En ocasio
noventa, no se refería al constructivismo, como corriente diferenciada, entre nes, el carácter profundamente filosófico que adoptan las discusiones entre
los desafíos al statu quo académico27 . Sin embargo, en nuestros días, el cons los contendientes en el cuaiio debate introduce un grado de dificultad apre
tructivismo supone una de las alternativas más sólidas a dicho statu qua. De ciable en la comprensión de las mismas. No obstante la fo1mación politoló
aquí que acabe de sugerirse que nuestra capacidad de comprensión de lo que gica de la comunidad científica de las Relaciones Internacionales, gran pa1ie
está en juego en el cuarto debate pueda todavía mejorar. del cuatio debate discurre a través de cauces eminentemente filosóficos10.
El cuarto debate está constituido por la controversia entre racionalistas y El cuarto debate tiene que ver principalmente con cuestiones de segundo
reflectivistas. Este debate adquirió caiia de naturaleza tras la alocución pre orden, con cuestiones de teoría socia!31 • La teoría social guarda relación con
sidencial de R. O. Keohane ante la ISA en 198828 . Constatando la existencia aspectos ontológicos y epistemológicos. Tales aspectos son característicos de
de dos formas de abordar el estudio de las instituciones internacionales, se todos los campos del saber, no sólo de las Relaciones Internacionales. Las
refirió a un enfoque racionalista y a un enfoque reflectivista. El primero cuestiones de primer orden o teorías sustantivas tienen que ver con campos o
agrupaba a autores neorrealistas y neoliberales, mientras que el segundo áreas de estudio específicos, como, en nuestro caso, el del sistema interna
comprendía autores pertenecientes a tendencias diversas. El término reflecti cional. La teoría sustantiva está basada en la teoría social, si bien no se des
visrno no es desde luego el único utilizado para describir el conjunto de estas prende directamente de ella. Aunque no todos los participantes en el cuarto
debate estarían de acuerdo, cabe pensar si, a largo plazo, el trabajo empírico
26 Y. Lapid, op. cit.
27 S. Smith, "Positivism and Beyond", en S. Smith, K. Booth and M. Zalewski (Eds.), op.
cit., pp. 25-29. En cambio, Srnith si menciona el constructivismo en una contribución poste 29 A este respecto, ver por ejemplo: C. del Arenal, "Teoría de las Relaciones Internaciona
rior. No obstante, este autor ti�nde a colocar al constructivismo corno un enfoque indepen les y Sociedad Internacional", op. cit., p. 754.
diente, al margen de los otros tres enfoques retlectivistas. Ver: S. Smith, "Retlectivist and 30 Reflejando bien esta circunstancia, A. Wendt en Social Theon, o(Jnternational Politics
Constructivist Approaches to lnternational Theory", en J. Baylis and S. Smith (Eds.), op. cit., dice que, si bien su fonnación es politológica, el libro está escrito desde el punto de vista de
p. 242. un filósofo.
lN R. O. Keohane, " lntemational lnstitutions: Two Approaches", fnternatio110/ S111dies 31 A. Wendt, Social Theo1J' of fntemational Polilics, Cambridge, Cambridge University
Quarter(v, Vol. 32, n.º4, 1988, pp. 381-382. Press, 1999, p. 5.
62 la Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 3: El Cuarto Debate 63
puede ayudamos a decidir qué teoría social, qué opciones ontológicas y epis cuestiones de segundo orden, ontológicas y epistemológicas. N. G. Onuff y
temológicas son las más adecuadas. S. Guzzini han situado sus propuestas planteando un doble eje: por un lado,
Aun cuando sea de sobra conocido, puede tener algún interés detenerse un eje ontológico referido al problema agente-estructura y, por otro, un eje
brevemente en especificar el contenido de las cuestiones ontológicas y epis epistemológico representado por la cuestión explicación-interpretación32 • A.
temológicas. La ontología hace alusión a los referentes concretos de un dis Wendt y E. Adler33 , por su parte, han elaborado mapas de la disciplina sobre
curso explicativo. La ontología de una teoría comprende las estructuras del un triple eje, lo cual petmite ver lo que está en juego en el cuaiio debate con
mundo real -cosas, entidades- y los procesos planteados por la teoría e un mayor grado de detalle. Estos autores proponen un doble eje ontológico,
invocados por las explicaciones que encierra. En definitiva, la ontología res recogiendo, además del problema individualismo-holismo, la disyuntiva en
ial
ponde a la pregunta: ¿de qué está hecho el mundo? Por su parte, la epistemo tre materialismo-idealismo. El eje epistemológico confiere a estos mapas un
logía trata de caracterizar la clase de conocimiento que un método de estudio carácter tridimensional.
c
dado proporciona y de establecer hasta qué punto dicha clase de conocimien
er
to está en consonancia con los que son considerados estándares de un cono
3.3.1. Los Ejes Ontológicos
cimiento verdadero o genuino. La relación entre la ontología y la epistemo
om
logía puede producirse en una doble dirección. De considerarse prioritaria la Es fundamentalmente el mapa de Wendt el que se expone a continuación.
ontología, es decir, la definición del mundo, de qué cosas existen en él, la
rc
La consideración de los ejes ontológicos permite llegar a una visión intere
epistemología se colocará en una posición subordinada. En una dirección sante, aunque no suficiente, de las Relaciones Internacionales, al menos de
opuesta, si la prioridad se otorga a la epistemología, es decir, a la definición aquellas teorías situadas en el nivel del sistema. Los ejes ontológicos están
lo
de lo que constituye ciencia, ésta puede determinar el tipo de cosas o entida dominados por una doble discusión. En cada una de estas discusiones hay
des sobre las que podemos adquirir conocimiento. dos posturas principales, lo cual da lugar a cuatro grandes grupos, a "cuatro
va
Con el fin del debate inter-paradigmático desapareció la imagen que du sociologías" de la estmctura34 .
rante dos décadas hizo posible una presentación ordenada de las Relaciones La primera de las discusiones viene dada por la contraposición entre ma
Internacionales. Es razonable en consecuencia preguntarse si existe una nue
s
va imagen que, con relativa sencillez, dé cuenta del estado de la disciplina en
los momentos actuales. La respuesta a este interrogante es que se han elabo
in terialismo e idealismo. El núcleo esencial de la misma es: ¿en qué medida
están las estmcturas formadas por ideas?35 Los materialistas piensan que el
hecho más decisivo acerca de la sociedad está constituido por la organiza
ra
ción de las fuerzas materiales. Estas fuerzas son impottantes de maneras di
rado distintas imágenes a tal efecto, pero ninguna tan nítida como la prece
versas: permiten manipular el mundo, dotan a unos actores con más poder
t
de definición y clasificación en algunos enfoques reflectivistas, especialmen to no quiere decir que las ideas no tengan algunas consecuencias, pero para
te, el posmodernismo. los materialistas los efectos de las fuerzas no materiales son secundarios36 .
Mu
32 N. G. Onuf, World 1?f'011r !t,!uki11g: Rules llll(I Rule in Social Theo1J afl(/ h1tmwtiv11al
3.3. UN MAPA DE LA DISCIPLINA EN EL CUARTO DEBATE
Rrdatio11s, Columbia, University of South Carolina, 1989, p. 57: S. Guzzini, Realis111 in biter-
11atio11al Relatio11s ami..., op. cil., p. 194.
33 A Wendt, Social Theo,y ofl111ematio11al Polilics, op. di., p. 23; E. Adler, "Seizing the
Varios autores han confeccionado mapas o matrices con la pretensión de •
.que sirvan de guía a unas Relaciones Internacionales dominadas por la con M1ddle Ground: Constructivism in International Politics", E11ropea11 Joumal ofl11tematio11al
Relatio11s, Vol. 3, n.º 3, l 997, pp. 33 l.
frontación entre racionalistas y reflectivistas. El criterio básico seguido por :: A. Wendt, Social Theo1:i1 oflntemational Politics, op. cit., p.23.
ellos ha sido fijarse en la teoría social implícita en las posiciones de los par 'lbide111.
36
ticipantes en el cuarto debate. Es decir, los mapas o matrices responden a Ibidem.
64 La Teoría de las Relaciones /11ternacio11ales a Co111ie11:os del Siglo XXI Capítulo 3: El Cuarto Debate 65
En las Relaciones Internacionales ha sido frecuente combinar poder e inte El holismo, en cambio, mantiene que los efectos de las estructuras no son re
rés, por un lado, e ideas, por otro, como causas de determinados resultados. ducibles en el sentido expuesto. Contrariamente, dichos efectos contribuyen
Poder e interés son conceptuados como fuerzas materiales y, ciertamente, a la construcción de los agentes, tanto en témlinos causales como constituti
ambos representan un conjunto distinto y relevante de causas sociales, pero vos. El individualismo implica una visión de la sociedad de abajo arriba que
esto sólo refuerza el materialismo si sus efectos no están constituidos por contrasta con la visión de arriba abajo del holismo42 •
ideas. Por el contrario, los idealistas creen qué la circunstancia más funda El individualismo, en todo caso, atribuye un status ontológico secundario
mental acerca de la sociedad es la naturaleza y estructura de la conciencia a las estructuras. Puede aceptar que las estmcturas generan determinados
social37• En ocasiones, esta estructura es compartida por los actores en forma efectos. Cuando los individualistas afaman que las estructuras "constriñen"
de principios, normas e instituciones. La estructura así fomiada resulta de las opciones de los actores, están queriendo decir que sólo tienen efectos so
gran significación por varias razones: por constituir identidades e intereses, bre el comportamiento de los agentes43. En una dirección distinta, cuando los
por ayudar a los actores a encontrar soluciones comunes a los problemas, por holistas aseveran que las estructuras "construyen" los agentes, están dando a
definir expectativas de comportamiento, por constituir amenazas, etc38• Estas entender que tienen efectos sobre las propiedades, es decir, sobre las identi
razones no niegan un papel a las fuerzas materiales, pero para los idealistas dades e intereses de dichos agentes. Estos últimos, los efectos sobre las pro
estas fuerzas resultan menos centrales, siendo relevantes en tanto en cuanto piedades, son más profundos porque habitualmente generan también efectos
están constituidas con significados particulares para los actores. En contraste sobre el comportamiento, pero no viceversa44•
con la tendencia materialista a tratar las ideas en té1minos estrictamente cau Las combinaciones entre las diferentes posiciones existentes en estos de
sales, los idealistas son proclives a resaltar los efectos constitutivos de las bates hacen posible dibujar un mapa de la disciplina basado en la considera
ideas39. ción de aspectos ontológicos. Si colocarnos el debate materialismo-idealismo
La segunda discusión afecta a la relación entre agentes y estructuras. En en el eje horizontal y el debate individualismo-holismo en el eje vertical, ob
este caso, la clave esencial de la misma puede formularse así: ¿cuál es el pa tenernos cuatro posibilidades clasificatorias. Como subraya Wendt, cada
pel que desempeña la estructura en la vida social?40 De la respuesta a esta "sociología" conforma el núcleo ontológico de un programa de investigación
pregunta emergen dos posturas: el individualismo y el holismo. Ambas reco que ejerce una fuerza centrípeta sobre las teorías sustantivas45•
nocen a la estructura una función explicativa, pero difieren respecto a su sta El mapa ontológico resultante pone de manifiesto los cambios habidos en
tus ontológico. El individualismo sostiene que las explicaciones científicas los critetios de clasificación de las diversas partes implicadas en la nueva
deberían ser reducibles a las propiedades e interacciones de los individuos41 . discusión. El contraste con el debate ínter-paradigmático es apreciable, en la
medida en que algunos de los viejos participantes en el mismo pasan a ocu
par espacios bien distintos. La llamada escuela inglesa -compuesta, entre
37
Ibídem, p. 24.Varios autores pertenecientes a las corrientes críticas, especialmente cons otros, por autores como H. Bull, M. Wight y R. J. Vincent-, que en el tercer
tructivistas, hacen alusión a la obra de J. Searle cuando abordan la cuestión de las ideas. Para debate era considerada como incuestionablemente realista, en el cuarto deba-
Searle, las ideas constituyen un fenómeno no sólo individual, sino también colectivo. Además
de una "intencionalidad individual", hay una "intencionalidad colectiva". Cuando la intencio
nalidad toma la forma de "nosotros intentamos", estamos ante un "hecho social". Los hechos bridge, 1985, p. 5. Ver también su obra Tuercas)' Tomillos: U11a i11/rod11cció11 a los co11cep
sociales, en tanto ideas intersubjetivas, son centrales en la ontología del constructivismo so tos básicos de las ciencia.,' socicales, Gedisa, Barcelona, ( 1989) 1990, p. 23.
cial. Ver: J. Searle, la Co11strucció11 de la Realidad Social, Barcelona, Paidós, 1997, pp. 43- 42 lbidem p. 26. Enló que respecta al holismo, E. Adler trae a colación la postura de E.
44. Durkheim. Ver: E. Adfer, "Seizing the Middle Ground ...", op. cit., p. 325. Adler señala que,
38 A. Wendt, Social Theorr 0(111/ernalional Politics, op. cit., p.24.
· · de manera opuesta a Elster, Durkheim pensaba que las ideas como "representaciones religio
39 lbidem. sas son representaciones colectivas que expresan realidades colectivas". Los hechos sociales
40 lbidem, p. 26. no podían reducirse al nivel cognitivo individual. En su lugar, demandaban una explicación
41 /bidem. E. Adler ilustra la cuestión del individualismo haciendo referencia a la obra de social. Esta cita de Durkheim puede encontrarse en: The Ele111e11ta,y Forms uf !he Religious
· J. Elster. Ver: E. Adler, "Seizing the Middle Ground ...", op. cit., p. 324-25. En efecto, Elster lije, New York, Free Press, 1965, p. 22.
sostiene que "todos los fenómenos sociales -sus estructuras y sus cambios- son en princi 43 A. Wendt, Social Theo1y of!nternalional Polities, op. cit., p.26.
pio explicables en términos de los individuos envueltos en ellos -sus propidades, objetivos, 44 lbidem, p. 27
creencias y acciones". Elster, J., A,faking Sense o[Mai:r, Cambridge University Press, Cam- 45 A. Wendt, Social Theo1y of/nlernatio11al Polilics, op. cit., p. 29.
66 La Teoría de las Relaciones lnternacio11ales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 3: El Cuarto Debate 67
te, dada la importancia que concede a las normas, es conceptuada como an ra las ideas en su concepto de estructura. Por otra parte, para explicar cómo
tecesora de enfoques como el constructivismo. Contrariamente, el neolibera emergen las estructuras, esta teoría entiende que el sistema político interna
lismo, antes componente de primer orden del paradigma globalista, ahora cional es individualista en origen. Está formado de manera espontánea y no
aparece compartiendo un mismo bando con el realismo y neorrealismo. En intencionada por las acciones de los Estados. Neorrealismo y neoliberalismo
fin, la Teoría Crítica, que en el debate precedente era agrupada con teorías están muy próximos en términos ontológicos. Los autores neoliberales par
estructuralistas, en el debate actual fotma parte de las nuevas co1Tientes críti ten del concepto de estructura neorrealista y, por tanto, su ontología es
cas. igualmente materialista. Ahora bien, el neoliberalismo procede a incorporar
las ideas, es decir, regímenes internacionales a su esquema conceptual. Junto
ial
Cuadro n.º 4 con las estructuras, las ideas contribuyen a explicar comportamientos estata
Mapa Ontológico de la Disciplina en el Cuarto Debate les. En lo que respecta al segundo eje ontológico, los neoliberales pueden ser
calificados también de individualistas. Los regímenes internacionales son
c
igualmente individualistas en su origen. Resultan de las acciones, en este ca
er
Escuela Inglesa so intencionadas, de Estados que buscan superar las deficiencias institucio
om
Constrnctivismo nales del sistema.
Holismo Teoría Sistema Mundial Teoría Crítica Pese a lo dicho, debe matizarse el individualismo racionalista. Tanto las
estructuras, en un caso, como los regímenes internacionales, en otro, una vez
rc
Feminismo
que han adquirido entidad propia, se convierten en marcos que limitan u
Posmodemismo orientan el comportamiento de sus creadores.
lo
Los enfoques reflectivistas, ubicados en el cuadrante superior derecho,
muestran una cierta coincidencia en su oposición al racionalismo. Para estos
va
enfoques es imperiosa una refomrnlación de las bases ontológicas sobre las
Neorrealismo
que se asienta la teo1ia internacional. El reflectivismo rechaza la ontología
Individualismo Realismo Tradicional
Neoliberalismo
Liberalismo
s in materialista del racionalismo. Mantiene que la estructura del sistema interna
cional está compuesta primordialmente por ideas. Puede haber variaciones
sustanciales a la hora de definir la relación entre significados intersubjetivos
ra
Materialismo Idealismo y fuerzas materiales, pero en general las corrientes críticas tienden a destacar
Adaptado de A. Wendt, Social Theo1y of lntemalional Politics, Cambridge, Cambridge Uni el papel preferente que desempeñan los primeros. En cuanto al segundo de
t
vernity Press, I 999, p. 32. los debates apuntados más arriba, el reflectivismo toma distancias con res
es
los cuadrantes inferior izquierdo y superior derecho. El primero de estos samente "el todo" el que constih1ye las identidades e intereses de los Esta
cuadrantes recoge las posturas racionalistas, basadas en una ontología mate dos. Lo que distingue a los autores reflectivistas es que las estructuras, com
rialista e individualista, mientras que el segundo reúne los enfoques reflecti puestas por ideas, no sólo condicionan los comportamientos, sino que, ade
vistas, caracterizados por una aproximación idealista y holista a la vida so más, constrnyen los agentes, en nuestro caso los Estados.
cial. Hace breves momentos, hemos planteado una salvedad al individualismo
Como hemos señalado, bajo la rúbrica de racionalismo son agrupados racionalista. No obstante, debe recalcarse que pese a la autonomía que es
neorrealistas y neoliberales. La teoría neo1Tealista descansa esencialmente en tructuras y regímenes llegan a alcanzar, las críticas reflectivistas insisten en
el concepto de estructura. En un sistema anárquico, la estructura está defini subrayar la prioridad ontológica que, tanto neorrealistas como neoliberales,
da por la distribución de capacidades o recursos de poder. No hay cabida pa- otorgan a los agentes.
68 La Teoría de las Relaciones !111ernacio11ales a Comien�os del Siglo X'(J Capítulo 3: El Cuarto Debate 69
3.3.2. El Eje Epistemológico sido falseada, deberá ser refom1ada o rechazada. Es lo que se conoce con el
nombre de Covering Law Model. La relación entre teoría y realidad, que se
Las cuestiones epistemológicas contribuyen a esclarecer aún más el mapa materializa en los procesos de verificación o falseación, representa, pese a
de la disciplina. Ya se ha indicado que los contendientes en el cuarto debate todas sus dificultades, la fundación sobre la que se asienta el conocimiento
se hallan inmersos en una disputa, tanto ontológica como epistemológica. científico. De aquí, el marcado carácter empirista de la epistemología racio
Racionalistas y reflectivistas van a distinguirse por sus aproximaciones dife nalista.
rentes al quehacer de las ciencias sociales. Desde las posiciones reflectivistas El punto de vista del reflectivismo no resulta fácil de exponer. Por las ra
se lanza un fuerte ataque contra el positivismo que domina la cmTiente prin zones que se dan más adelante, tan sólo es posible una caracterización muy
cipal en las Relaciones Internacionales. Sin embargo, es conveniente realizar general del mismo. La epistemología reflectivista se sustenta en una diferen
alguna observación con respecto a la utilización del calificativo de positivis ciación radical entre ciencias naturales y ciencias sociales48. El objeto de es
ta. Como ha escrito Wendt, pocos autores englobados en la corriente princi tudio de estas últimas, los hechos sociales protagonizados por seres huma
pal se definirían así mismos con arreglo a los presupuestos del positivismo nos, difiere sustancialmente de los objetos fisicos característicos del mundo
clásico. En realidad, más que de positivismo versus pospositivismo habría natural. Las acciones humanas poseen un rasgo único: el de la intencionali
que hablar de naturalismo versus antinaturalismo46 • dad. Consecuentemente, los reflectivistas, asumiendo una postura con gran
La primera de estas posturas, la positivista o naturalista, que refleja el tradición filosófica, propugnan que los estándares epistemológicos y meto
punto de vista del mai11strea111, defiende la existencia de una cie1ia unidad dológicos en las ciencias sociales deben acomodarse a la especificidad de su
entre las ciencias naturales y las ciencias sociales47. Aun reconociendo dife objeto de estudio. El antinaturalismo dirige nuestra atención no tanto a la ex
rencias básicas entre ambos tipos de ciencias, los racionalistas entienden que plicación corno a la comprensión de los hechos sociales. Aquí, la ciencia tie
los estándares epistemológicos y metodológicos propios de las ciencias natu ne que ver con la elaboración de teorías o interpretaciones de las acciones
rales deben trasladarse a las ciencias sociales. El punto de partida es la teoría humanas. El objetivo fundamental reside en la búsqueda del sentido de las
de la verdad como correspondencia. Para el racionalismo, el propósito fun acciones humanas, para lo cual resulta imprescindible contemplar dichas ac
damental de la ciencia es la elaboración de teorías o explicaciones generales ciones en el marco ele los significados intersubjetivos, es decir, del conjunto
sobre un mundo externo al propio observador. Para ello, el científico procede de prácticas lingüísticas y sociales existentes en una sociedad. La corrección
a la detección de regularidades en el estudio de un fenómeno concreto que, a de las interpretaciones no puede verificarse frente a un mundo exterior inde
través de un proceso de inferencia, convierte en leyes de comportamiento pendiente de la mente. La heterogeneidad de significados intersubjetivos,
generales. Éstas encierran una relación causal, por la cual determinados tanto geográfica como históricamente, conduce no sólo a interpretaciones
acontecimientos son vistos como consecuencia directa de otros aconteci plurales sino a ver y habitar mundos diferentes. Pero negar la posibilidad de
mientos o condiciones previas. La solidez de estas leyes es contrastada de verificación o falseación naturalista no quiere decir que cualquier interpreta
duciendo de ellas hipótesis que son sometidas a la prueba de los hechos. Si el ción pueda ser válida. Éste es sin duda, como veremos en un capítulo poste
proceso de verificación es exitoso, el suceso en cuestión es explicado como rior, un tema sumamente controvertido. Baste decir aquí que cabe valorar la
un caso particular de la ley general. En el supuesto contrario, ésta, al haber validez de las interpretaciones conforme a los criterios convencionales que
comparten los participantes en un discurso científico específico. Estos crite-
46 A. Wendt, Social TheOl:I' o/'lnternatimwl Politics, o¡,. cit., p. 39.
47 En relación con el positivismo en las ciencias sociales pueden mencionarse, a modo de 48 Como se verá un poco mús adelante, resulta imposible hablar de una posición única del
breve referencia, las obras siguientes: R. Berstein, The Restruc111ri11g o/Social ami Poli!iml reflectivismo en cuestiones epistemológicas. Hay alternativas al positivismo muy diversas,
Tltem:v, Philadelphia, Univesity of Pennylvania Press, 1976: C. Hempel, "Reasons and Cover como el realismo científico, la hermenéutica, la teoría crítica o el posmodernismo. Sobre estas
alternativas puede verse: J. Rubio CarracecJo, Positivismo, Hermenéutica ,, Teoría Crítica,
ing Lmvs in Historical Explanation", en P. Gardiner (EcJ.), Tile Pililosophy of'Histo,y, Oxford, Barcelona, Humanitas, 1984; W. Outhwaite, New Philosophies of'Social Science: Rea/ism,
Oxford University Press, 1974: C. G. A. Btyant, Positivism in Social Theory and Research, Her111e11e1lfics and Critica/ Theo1J1, London, Macmillan, 1987: P. Rosenau, Postmodernism
London, Macmillan, 1985: L. Kolakowski, La Fi/oso/ia Positivista: Ciencia .l' Fi/o.w/ia, Y and the Social Sciences: Insighls, !11roads ami Institutions, Princeton. Princeton University
ed., Madrid, Cátedra, 1988. Press, 1991
70 La Teoría de las Relaciones lntemacio11ales a Comien::os del Siglo XXJ Capiflllo 3: El Cuarto Debate 71
rios pueden consistir en la existencia de cánones epistemológicamente in entes y por aquellas relaciones entre ellos, cuyo estudio pueda traducirse en
fomrndos de la interpretación histórica y en la crítica interna -teórica, con conocimiento científico. El reflectivismo da la vuelta a la prioridad concedi
ceptual y metodológica- de las interpretaciones realizadas49 • da por el racionalismo a la epistemología. Si, para interpretar el sentido de
Es interesante subrayar que frente al carácter un tanto inmutable del co las acciones humanas, éstas han de insertarse en el conjunto de valores y
nocimiento -con pretensiones de generalidad, si no de universalidad- que prácticas sociales imperantes en el momento histórico en que ocurrieron, en
propugna el "método científico", la interpretación quiere resaltar el contexto tonces los conceptos de verdad y conocimiento se hallan entroncados en la
esencialmente histórico en el que se produce el mismo. Cuando desde postu historia y no por encima de ella. La epistemología, en consecuencia, ha de
ras antinaturalistas se estudian expresiones de experiencias vividas por los ocupar una posición secundaria respecto a la ontología. Entre otras cosas, es
seres humanos, es necesario proceder a dicho estudio teniendo en cuenta el to va a significar el retomo a un primer plano de las cuestiones normativas.
ial
mundo histórico en el que se produjeron y los valores y prácticas sociales vi La teoría crítica, por ejemplo, ha hecho de la emancipación del ser humano
gentes en él. Debido a ello, lo que se considera una propensión a la generali el objetivo fundamental de su trabajo científico.
c
zación excesiva de las teorías racionalistas no es del gusto del reflectivismo. A modo de resumen, cabe decir que la primera de las posiciones en el
er
Para este último, el racionalismo, al prestar escasa atención a aspectos de cua1to debate, lo que hemos llamado racionalismo, se distingue por una on
tiempo y lugar, está marcado por una fuerte dimensión ahistórica. tología materialista e individualista. En el terreno epistemológico, se decanta
om
El debate epistemológico condiciona, por tanto, el tipo de teorías, expli por el positivismo o naturalismo. Neorrealistas y neoliberales se centran en
cativas o interpretativas, producidas en las Relaciones Intemacionales50• A la búsqueda de regularidades y explicaciones causales y en la necesidad de
juicio de los reflectivistas, una parte muy importante de las insuficiencias
rc
someter a contraste empírico el contenido de las mismas. El segundo de los
teóricas del mainstream tiene su origen en la asunción de una epistemología contendientes en el cuarto debate, lo que hemos denominado de una manera
ajena a la naturaleza de las ciencias sociales. Pero el compromiso epistemo genérica reflectivismo, defiende una aproximación ontológica, idealista y
lo
lógico no sólo afecta a la opción entre positivismo y pospositivismo, entre holista, diametralmente opuesta a la del racionalismo. A estos rasgos ontoló
naturalismo y antinaturalismo. De una manera más básica, como se ha pues gicos hay que añadir una epistemología pospositivista. Los reflectivistas
va
to de manifiesto al hablar de la relación entre ontología y epistemología, la propugnan la interpretación de las acciones humanas a la luz de los signifi
prioridad que el positivismo atribuye a esta última es determinante de lo que cados intersubjetivos imperantes en el momento en que tales acciones tuvie
podemos encontrar en el mundo, de los problemas a los que debemos dirigir
nuestro esfuerzo científico. Para los reflectivistas, ésta es también una cues
s
tión de gran importancia. La epistemología empirista propia del racionalismo
in ron lugar. En la nueva orientación epistemológica, la verificación o falsea
ción de las interpretaciones al estilo positivista carece de sentido.
ra
confiere el calificativo de científicas a aquellas explicaciones de fenómenos
sociales capaces de superar procesos de ve1ificación ó falseación. Así, pues, 3.4. COMPLEJIDAD Y PLURALIDAD ENEL CUARTO DEBATE
t
te empírico merecen ser estudiados por la comunidad científica. La episte El mapa de la disciplina, tal y como ha sido expuesto, puede resultar útil
mología empirista posee consecuencias ontológicas innegables. De hecho, la para comprender aspectos vitales del estado de las Relaciones Internaciona
Mu
epistemología determina la ontología. El mundo está compuesto por aquellos les en nuestros días. Pero no cabe duda de que constituye una simplificación
considerable de la realidad. Si el debate ínter-paradigmático, como instrn
49 S. Guzzini, Realism and !11/ernational Relations .... op. cit, p. 196. mento conceptual de aproximación a las Relaciones Internacionales, ha sido
50 Discusiones sobre
cuestiones epistemológicas y metodológicas que se producen no tan criticado por forzar el encaje de teorías dispares en los tres paradigmas con
to en el ten-eno de la Filosofia de las Ciencias Sociales como en el terreno propio de las sabidos, otro tanto, aunque en un grado mayor si cabe, puede decirse del
Relaciones Internacionales, pueden encontrarse en: S Smith aod M. Hollis, Explaining and
Understanding !11tematio11al Relations, Oxford, Clarendon Press, J 990; M. A. Neufeld, Tite mapa descrito para situar la disciplina en esta nueva fase.
Restmcturing of l11ternatio11a/ Relations Theo1y, Cambridge, Cambridge University Press, A la hora de establecer dicho mapa, se ha puesto el acento en aquellas co
1995; M. Nicholsoo, Causes and Consequences in l11tematio11al Relations: A Conceptual incidencias que han permitido fijar categorías más o menos coherentes. Esta
Study, London, Pinter, 1996; S. Smith, "Positivism and Beyond", op. cit. circunstancia afecta a la caracterización, tanto ontológica como epistemoló-
72 La Teoría de las Relaciones lntemacionales a Comien=os del Siglo XXJ Capít11!0 3: El Cuarto Debate 73
gica, de las dos partes contendientes en el cuarto debate. Mas tal caracteriza necientes a ella. En ocasiones, incluso, no puede evitarse la sensación -desde
ción debe ser objeto de una serie de matizaciones que conduce a una pérdida luego no existente con tal intensidad en el debate ínter-paradigmático- de que
de perfil de los contornos previamente trazados. En lo que atañe a la ontolo cada autor, bien nos refiramos, por ejemplo, al constructivismo o al posmo
gía, la ubicación del racionalismo en el cuadrante que define posiciones ma demismo, constituye una categoría en sí mismo53. Corno se ha comentado
terialistas e individualistas puede resultar en alguna medida forzada51 • En con anterioridad, en medios reflectivistas, la preocupación por la definición
efecto, en el caso del neorrealismo, cabría aceptar un desplazamiento de este y la clasificación puede concebirse como patie de un proyecto uniformador
enfoque racionalista hacia el cuadrante superior izquierdo, dominado por que niega la pluralidad y la diferencia.
posturas no individualistas sino holistas. Esto estaría justificado por aquellas En el capítulo 8 se aborda con más detalle lo que hay de común y diverso
partes de la obra de K. N. Waltz en las que destaca que la estructura contri en términos ontológicos en el reflectivismo. Aquí, de cara a matizar el mapa
buye a la socialización de los Estados52• De otro lado, el neoliberalismo po descrito, es procedente plantear dos observaciones. En primer lugar, de la
dría moverse hacia el cuadrante inferior derecho, abrazando así una ontolo misma manera que neorrealismo y neoliberalismo pueden desplazarse a otros
gía más idealista. Las referencias a un contexto institucional -es decir, la cuadrantes, algo similar ocurre con la teoría crítica de influencia neograms
introducción de principios, normas y reglas, en adición a factores estricta ciana. Esta teoría, según Wendt, tiende a subrayar la importancia de las fuer
mente materiales, para explicar comportamientos- justificaría este movi zas materiales en la determinación de los significados intersubjetivos exis
miento. tentes en una sociedad. Por ello, este autor ha sugerido que esta vertiente de
Sin duda, la referencia a la síntesis nemrealismo-neoliberalismo, sobre la teoría crítica podría deslizarse hacia el cuadrante superior izquierdo, pre
todo si tomamos en cuenta las razones que moverían al neoliberalismo hacia sidido por una ontología más rnaterialista54• En segundo, es necesario men
el cuadrante en el que las ideas poseen un mayor peso, puede suponer exage cionar que el eje individualismo-holismo, tal y corno se ha descrito, no da a
rar en exceso los puntos de encuentro entre ambos, en detrimento de las dis entender la profundidad del debate que buen número de reflectivistas, en es
crepancias que han alimentado uno de los principales debates teóricos en los pecial los constructivistas, plantea en este punto. Cuando los reflectivistas
últimos años. Desde un punto de vista ontológico, las principales diferencias son ubicados en la parte holista de este eje, esto no significa que defiendan la
entre ne01realistas y neoliberales se registran a lo largo del eje materialismo preeminencia de las estructuras sobre los agentes, diferenciándose así del
idealismo. En el terreno epistemológico, como veremos un poco más adelan mainstrea111. Lo que sostienen, como se verá posteriormente, es el carácter
te, los puntos de vista discrepantes son considerablemente más superficiales. mutuamente constitutivo de estructuras y agentes, sin conceder a ninguno de
Posiblemente, las simplificaciones adquieren un carácter mucho más ellos prioridad ontológica. Este modo de solucionar el problema agente
marcado al hablar del reflectivisrno. Cuando Keohane utilizó este ténnino estructura no caracteriza por igual a todas las corrientes críticas englobadas
por primera vez, lo hizo como una especie de gran categoría residual en la en el reflectivismo. Este es el caso sobre todo del posmodemismo, ya que
que agrupar todas las voces críticas del positivismo del 111ai11stream. Las ex dentro del mismo la distinción entre estmctura y agente resulta problemática.
presiones con las que se describen las diferentes corrientes críticas reflecti Pero los mayores problemas para ofrecer una presentación unitaria del re
vistas deben entenderse como denominaciones muy generales que tratan de flectivismo emergen en el terreno epistemológico. Puede sostenerse que los
imponerse a una realidad en plena efervescencia teórica, con la pretensión de enfoques reflectivistas presentan un frente común contra el positivismo o na
someterla a una disciplina conceptual. Es habitual que, dentro de las corrien turalismo del 111ai11strea111. Ahora bien, esta oposición se construye sobre
tes reflectivistas, cueste encontrar vínculos de unión entre los autores perte- fundamentos epistemológicos muy diversos que van desde el realismo cientí
fico al posestructuralismo, pasando por la interpretación hermenéutica. Debe
51
Estas observaciones son realizadas por A. Wendt en relación con el mapa ontológico
que propone. Ver: A. Wendt, Social Theo1:i1 ol/ntemational Politics, op. cit., pp. 30-31. 53 M. Neufeld ha señalado que el debate entre las diferentes corrientes críticas del positi
52 Waltz seiiala que el proceso de socialización lleva a los miembros de un sistema a la vismo puede ser tan intenso como el debate entre positivistas y pospositivistas. Ver: M. Neu
aceptación de sus normas. Pero de su obra se desprende que dicho proceso propicia la asun feld, "lnterpretation and the 'Science' of lntemational Relations", Review o/' lntemational
ción no tanto de normas, sumamente escasas en el plano internacional, como de meros com St11dies, Vol. 19, n." 1, 1993, p. 40. En un sentido muy similar: J. G. Ruggie, "What Makes the
portamientos necesarios para preservar la seguridad en un medio anárquico. Ver K. N. Waltz, World...", op. cit., p. 36.
Teoría de la Política !11temacio11al, GEL, Buenos Aires, (1979) 1988, pp. 112-1 [4. s; A. Wendt, Social Theo1y (]f/11tematio11al Politics, op. cit., p. 31.
74 La Teoría de las Relaciones Internacio11ales a Comien=os del Siglo XXJ Capítulo 3: El Cuarto Debate 75
llamarse la atención sobre el hecho de que dentro del reflectivismo se produ dad respecto a las metananativas"58. Esto significa que no hay fundación po
ce un debate epistemológico de gran alcance. Para S. Smith es, si no el más sible, al margen de teorías individuales, que silva de árbitro neutral para di
importante, sí el más interesante de cuantos se desarrollan en la disciplina en lucidar entre discursos alternativos. Históricamente, determinadas teorías
la actualidad55 • Así, al debate naturalismo-antinah1ralismo entre racionalistas han gozado de predicamento no por sus méritos intrínsecos, sino por la rela
y reflectivistas, es preciso agregar, al menos, el debate fundacionalismo ción poder-conocimiento. Ésta relación ha sido clave para justificar el pre
antifundacionalismo entre reflectivistas. dominio de una teoría y la marginación de aquéllas que constituían alternati
Las raíces de este debate, que reflejan el entrelazamiento entre ontología vas a la misma.
y epistemología, se hallan en la negación por parte del reflectivismo en gene El debate entre fundacionalistas y antifundacionalistas difumina notable
ral de la premisa positivista que distingue entre sujeto y objeto. Esta premisa
ial
mente el mapa de la disciplina presentado. Y ello porque tiende a crear una
no resulta difícil de mantener cuando el objeto de estudio es material. Efecti nueva divisoria que rivaliza con la que separa a racionalistas y reflectivistas.
vamente, hay una afinidad entre una ontología materialista y una epistemo La defensa de la ciencia, es decir, de algún tipo de fundación sobre la que
c
logía positivista. En cambio, la distinción entre sujeto y objeto se toma más asentar un conocimiento científico puede colocar en un mismo bando a auto
er
problemática, cuando, como sostienen los reflectivistas, las estrncturas están res del mainstream y a autores de corrientes críticas reflectivistas. Frente a
constituidas por ideas56• Esto quiere decir que los sujetos crean en buena ellos, cabe ubicar al posmodemismo que, como se ha expresado, nieg� a la
om
medida los objetos que sus teorías pretenden explicar. No existe un mundo ciencia un stah1s epistemológico privilegiado. No obstante, es necesano ad
independiente con respecto al cual contrastar empíricamente proposiciones ve1tir que tampoco aquí la línea divisoria es tan clara como parece despren
rc
teóricas. Siendo esto así, una ontología idealista parece conducir a una epis derse de la afümación anterior. Aunque puede ser cierto que tanto autores
temología pospositivista. racionalistas como reflexivistas son paitidarios de algún tipo de fundación
que pennita hablar de ciencia, este último grupo de autores pa�e en su justi
lo
Pese a lo dicho, el reflectivismo no se ve necesariamente abocado a un re _
lativismo epistemológico. Una pa1te sustancial del mismo -el constructi ficación de dicha fundación de posiciones filosóficas muy d1stmtas de las
va
vismo, el feminismo y la teoría crítica- consideran que la ciencia continúa positivistas. En definitiva, como veremos, su fundacionalismo difiere en
representando un discurso epistemológico privilegiado. Manteniendo el pa forma y en contenido del defendido por los racionalistas.
Por tanto, no puede menos que reconocerse que el cuarto debate no pre
pel de las ideas en la vida social, estas cotTientes reflectivistas defienden un
"fundacionalismo mínimo"57, es decir, la referencia a determinados criterios
básicos para discriminar entre alternativas teóricas a la comprensión del
s in senta un perfil excesivamente definido. El cuadro inicial que emerge del ma
pa de la disciplina, con sus coordenadas ontológicas y epistemológicas, va
perdiendo el vigor de sus rasgos fundamentales a medida que introducimos
ra
mundo. A modo de ejemplo, pueden presentarse las tesis de la temía crítica _
una larga lista de matizaciones. Pese a ello, el hecho de pasar de una situa
al respecto. Tomando como base la teoría de la acción comunicativa de
ción de cierta claridad, dominada por las simplificaciones, a otra de mayor
t
para contribuir a la emancipación del ser humano. Por su parte, los posmo
rar, constituye un ejercicio que hace posible entrar en contacto con las com
demistas, alejándose del Proyecto de la Ilustración, rechazan el "fundaciona
Mu
55
S. Smith, "The Self-lmages of a Discipline ... ", op. cit., p. 26.
50
A Wendt, Social Thea,y of lntemational Politics, op. cit., p. 39.
57 La expresión "fundacionalismo mínimo" fue acuñada por N. Rengger y M. Hoffmann
para caracterizar la posición epistemológica de la teoría crítica. Podría por extensión aplicarse
también a otros enfoques reflectivistas no-posmodemistas. Ver: N. Rengger and M. Hoff
mann, "Modemity, Postmodemism and lntemational Relations", en J. Doherty, E. Graham,
and M. Malek (Eds.), Postmodemism ami tlze Social Sciences, New York, St. Martin's Press, 51 J.-F. Lyotard, La Co11dició11 Postmodema. Informe sobre el Saber, Madrid, Cátedra,
1992, p. 133. 1984, p. 10.
PARTE TERCERA
El MAJNSTREAM EN LA DISCIPLINA:
El ENFOQUE RACIONALISTA
ial
CAPÍTUL04
c
EL NEORREALISMO
er
om
rc
El neorrealismo representa en nuestros días una parte muy impmiante del
mainstream disciplinar. En buena medida, hablar de neonealismo es hablar
de K. N. Waltz y, en particular, de su libro Teoría de la Política Internacio
lo
nal. Esta publicación puede compararse, en cuanto a su importancia para
digmática, con la de H. J. Morgenthau Poli tics among Nations 1 •
va
Entre sus críticos, las ideas de Waltz han merecido distinta consideración.
Así, en un extremo estaría la opinión de J. G. Ruggie para quien Teoría de la
s in Política Intemaciona/ es, pese a todo, una de las principales contribuciones a
la teoría de las Relaciones Internacionales desde la aparición de otro libro
suyo previo Man, the State and War2. En el otro extremo, se encontraría el
ra
punto de vista de J. George. Este autor sostiene que solamente la ausencia de
una capacidad reflexiva critica en la disciplina pem1ite que "se haya otorga
t
res, tanto en el bando racionalista como reflectivista. Ha dado lugar a una in
finidad de libros y artículos que han tenido su contenido como tema central
de estudio. S. Guzzini afirma que si Teoría de la Política Internacional no
1
S. Guzzini, Rea/ism in [11ternatio11al Relations ... , op. cit.. p. 125.
2 J. G. Rugie, "Continuity and Transformation in the World Polity: Toward a Neorealist
Synthesis", en R. O. Keohane (Ed.), Neorealism and fts Critics, New York, Columbia Univer
sity Press, 1986, p. l 4 l.
3 J. George, Disco11rses of Global Politics: A critica/ (re)i11trod11ctio11 to J11tematio11al
Relatio11s, Boulder, Co., Lynne Rienner, 1994, p. 119.
80 La Teoría de las Relaciones /11temacio11ales a Co111ie1i=os del Siglo XXJ Capít11lo 4: El Neorrealismo 81
hubiera sido escrita, la disciplina no habría tenido más remedio que inventar por excelencia es el Estado. Otros actores, como las organizaciones in
la4. Puede decirse que las críticas dirigidas por un grupo de autores, como ternacionales, están en una posición subordinada, debiendo operar en
Ruggie, Ashely y Cox a la obra de Waltz representaron el germen del enfo el marco establecido por este último.
que reflectivista. Más recientemente, en el libro publicado por A. Wendt So 2. La naturaleza de la vida política internacional es esencialmente con
cial Themy ofInternational Politics, integrado en este enfoque, queda paten flictiva. Los Estados se desenvuelven en un medio anárquico, carente
te la influencia de Waltz. Este autor, uno de los principales exponentes del de una autoridad central, en el que las relaciones entre ellos se des
constrnctivismo, procede a desarrollar sus ideas, tomando como punto de arrollan "a la sombra de la guena".
arranque una exposición de los rasgos más fundamentales de Teoría de la 3. La motivación humana primordial viene dada por el poder y la seguri
Política Intemacio11al. dad. Los realistas proclaman la autonomía de lo político con respecto
a lo económico y social. Todos los demás objetivos quedan supedita
dos a la satisfacción de las necesidades de poder y seguridad.
4.1. REALISMO TRADICIONAL YNEORREALISMO 4. Los Estados son actores racionales, autónomos y unitarios. Destacar
aquí únicamente que por autonomía se entiende que los Estados son
La significación del ne01Tealismo reside más en la sistematización del capaces de definir y perseguir sus propios intereses, con independen
realismo tradicional que en la elaboración de un nuevo tipo de teoría. El rea cia del parecer de los grandes grupos de presión que se hallen dentro
lismo tradicional adoleció quizás de una presentación poco rigurosa de sus de los mismos.
postulados5• H. J. Morgenthau y S. Hoffmann, dos de los principales autores Pero, como decíamos, el neorrealismo se distingue por dete1minadas
de esta escuela, nunca desanollaron una visión ordenada de la misma. Frente aportaciones originales. La afinnación de que el neonealismo no supone tan
a esta deficiencia, la pretensión de Waltz es la de imprimir a su obra un ca to la elaboración de una nueva teoría como la sistematización del realismo
rácter científico. El término neomalismo sugiere, al mismo tiempo, conti tradicional no puede dar a entender una excesiva coincidencia entre los pos
nuidad y diferenciación con el pasado. Transmite, por una parte, la existen tulados del realismo tradicional y del neorrealismo. Es posible destacar algu
cia de vínculos con el realismo tradicional y, por otra, la aportación de algo nas diferencias significativas entre estas dos versiones del realismo. Enume
nuevo, de algo original. En el capítulo 2, con motivo de la descripción del radas brevemente son las siguientes 7:
paradigma estatocéntrico, se hizo una breve referencia a premisas que con l . Las fuentes en las que beben los autores de dichas versiones no son las
tribuían a dotarle de un contenido específico. Cabe quizás retomar aquí de mismas. El realismo tradicional recurre predominantemente a la socio
nuevo esta cuestión para poner de relieve las características que unen a todos logía y la historia, mientras que el neorrealismo es deudor de la teoría
los autores realistas. Estas son las siguientes6 : económica.
1. El Estado es, sin duda, el actor central. La esencia de la realidad social 2. El realismo tradicional considera el poder como un fin en sí mismo y
es el grupo más que el individuo. Desde la Paz de Westfalia, el grupo establece como objetivo fundamental de la acción estatal el logro de
su maximización. El realismo estructural, por su parte, contempla el
• S. Guzzini, Rrnlism in h11ematio11al Relatio11s ..., op. cit .. p. 126.
5
poder como un medio. La preocupación que guía a los Estados no es
R. O. Keohane, "Theory of World Politics: Structural Realism and Beyond", en R. O. el poder, sino la seguridad.
Keolrnne {Ed.), Neorealism wul lts Critics, op. cit., p. 169; J. A. Vasquez, The Power o/
Poll'er Politics: From Classirnl Realis111 to Neotrnditionalism, Cambridge, Cambridge Uni
versity Press, 1998, p. 191.
7
" En diversas obras se ha hecho alusión a una serie de rasgos comunes a todos los autores Sobre las diferencias entre realismo tradicional y neo!1'ealismo puede verse: K. N. Waltz,
realistas, con independencia de cual sea su adscripción concreta: tradicional, estructural, etc. "Realist Thought and Neorealist Theory", Jo11m11I of I11tematio11al Affairs, Vol. 44, n.º 1,
Ver: R. G. Gil pin, "The Richness of the Tradition of Política! Realism", en R. O. Keolrnne 1990, pp. 29-37; S. Burchill, "Realism and Neo-realism", en S. Burchill and A. Linklater
(Ed.), Neorealism a11d lis Critis, op. cit. pp. 304-305; S. Krasner, "The Accomplishments of (Eds.), Theories ofl11tematio11al Relatio11s, 2nd ed., New York, St. Martin's Press, 1996, pp.
lnternational Political Economy", en S. Smith, K. Booth and M. Zalewski {Eds.), op. cit., pp. 85-86; J. N. Rosenau, and M. Durfee, Thi11king Theo,y T/10ro11gh(v, Boulder, Co., Westview
114-115; J. M. Grieco, "Realist lnternational Themy and the Study ofWorld Politics", en M. Press, 1995, pp. 9-13; R. L. Schweller and D. Priess, "A Tale of Two Realisms: Expanding
W. Doyle and G. J. lkenbeny (Eds.), op. cit., pp.164-66. the Institutional Debate", Mersho11 I11tematio11al S111dies Review, Vol. 41, n.º 1, 1997, pp. 6-8.
82 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien:os del Siglo XXl Capítulo 4: El Neorrea/ismo 83
3. El peso explicativo de los comportamientos internacionales descansa, explicación teórica9 • Encaja plenamente en la definición de teoría de las
según el realismo tradicional, en el nivel individual, en la naturaleza ciencias naturales y de algunas ciencias sociales, como la economía. Es pues
humana. Frente a ello, el neorrealismo muestra su preferencia por el claro el pronunciamiento naturalista de W altz. Aunque reconoce que los ob
nivel sistémico, por la distribución de capacidades o recursos de po jetos de estudio de las ciencias naturales y las ciencias sociales son profun
der. damente diferentes, concluye que los criterios de selección de conocimiento,
4. El realismo tradicional puede entenderse como una teoría de la políti así como el método a seguir, son coincidentes en ambos tipos de ciencias 10.
ca exterior que tiene como foco esencial la distribución relativa de ca Toda teoría debe aislar un campo del resto en orden a abordarlo intelec
pacidades entre Estados o alianzas específicos. En contraste, el rea tualmente. Ésta es una importante abstracción. La cuestión para Waltz no es
lismo estrnctural no es otra cosa que una teoría de la política interna si es realista, sino si es útil. Así, pues, las teorías están conectadas sólo indi
ial
cional que toma como núcleo de la misma la distribución de rectamente con la realidad; representan construcciones de una realidad, pero
capacidades en el nivel sistémico. nunca puede sostenerse que representan la realidad 11 • En el proceso de ela
c
5. Entre los dos realismos hay discrepancias en tomo al concepto de sis boración de una teoría la simplificación es un aspecto clave, implicando la
er
tema. De modo contrario al realismo tradicional, el neorrealismo, co selección de una única variable independiente sobre la que recaerá la carga
mo veremos enseguida con más detalle, deja fuera de dicho concepto de la explicación. La función de una teoría, insiste Waltz, no es lograr una
om
las interacciones protagonizadas por las unidades. descripción exacta de la realidad a través del empleo de un sin fin de varia
Pese al interés de esta contraposición de posh1ras, el rasgo que más dife bles, sino una explicación a través de la simplificación 12 • Esta última pone al
rc
rencia al realismo tradicional del neorrealismo es la pretensión de este último desnudo los elementos esenciales en juego e indica las relaciones necesarias
de dar a los postulados realistas un mayor carácter científico. Como se ha di de causa a efecto.
cho con anterioridad, el neorrealismo trata de sustituir el contenido metateó Una vez construida una teoría, la confirmación o refutación de la misma
lo
rico del realismo tradicional por un conjunto de proposiciones muy precisas resulta un paso vital. Antes de someterla a la prneba de los hechos, es preci
sobre "un pequeño número de cosas grandes e importantes"; trata de susti so preguntarse si la teoría es internamente consistente y si pone de relieve
va
tuir, como reza un conocido atiículo de W altz, el pensamiento realista por la aspectos de interés que habrían quedado ocultos sin ella 13• Satisfecho este
teoría neorrealista. requisito previo, las hipótesis que se deriven de la teoría habrán de superar
Internacional a dejar claro qué entiende por teoría. Para este autor, una teo tener certeza absoluta, dependerá de la variedad y dificultad de las pruebas a
es
ría "es una descripción de la organizació11 de un campo concreto y de las co las que haya sido sometida 14.
nexiones entre sus partes 8. La infinidad de materiales de un campo concreto
Mu
11
puede ordenarse de formas enormemente variadas. Una teoría indica que al
gunos factores son más importantes que otros. 9
!bidem, p. 16.
Waltz subraya que una teoría no es una ley o un conjunto de leyes. Una w !bide111. p. 103.
11 !bide111, p. 20.
teoría se distingue por explicar las regularidades, las correlaciones estadísti 12 Ibídem, p. 2 l.
cas comprendidas en dichas leyes. Llama la atención sobre el hecho de que 13 !bide111, p. l 8 l.
14 H. Mouritzen rechaza la caracterización de K. N. Waltz como un positivista clásico. En
este uso del té1mino no se corresponde con el que es habitual en la teoría po sentido contrario destaca las coincidencias que, en cuestiones de filosofia de la ciencia, pre
lítica tradicional, más preocupada por la interpretación filosófica que por la senta este autor con K. Popper. Ver su contribución: "Kenneth Waltz: A Critica[ Rationalist
between International Politics and Foreign Policy", en Y. V. Neumann and O. WIBver, The
Future oflntemational Relations: Masters in the Making, London, Routledge, [997, pp. 70-
8
K. N. Waltz, Teoría de la Política /11temacio11al, Buenos Aires, GEL, (1979) [988, p.19. 74.
84 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien:os del Siglo XX! Capítulo 4: El Neorrea/ismo 85
El tipo de teoría en el que piensa Waltz es esencialmente sistémico 15• Esta etc.20. En una teoría sistémica, la pa1ie principal de la capacidad explicativa
blece una distinción, ya clásica, entre teorías reduccionistas y teorías sisté se halla en la estructura. Ésta actúa como una fuerza que constriñe y condi
micas. Las primeras buscan explicar resultados o acontecimientos interna ciona y, precisamente por esto, las teorías sistémicas explican y predicen las
cionales mediante factores o combinaciones de factores localizados en el continuidades dentro del sistema, no los cambios. Así, las teorías sistémicas
plano nacional o subnacional 16 • Entre estos factores se encuentran las formas explican por qué la variedad de los resultados, fruto de las interacciones en
de gobierno, los sistemas económicos, las instituciones sociales o las ideolo tre Estados, se ve afectada por ciertos límites, por qué las pautas de compor
gías políticas. Escribiendo a finales de los años setenta, Waltz critica tanto a tamiento son recurrentes y por qué los mismos acontecimientos se repiten
autores tradicionalistas como behavioristas porque sus teorías son predomi una y otra vez, aun cuando muchos de ellos no fueran expresamente desea
nantemente reduccionistas. Incluso años antes expresaba una idea similar en dos21 . Las continuidades en el sistema internacional responderán a un mismo
su obra Man, the Sta/e and War, al señalar que un gran número de teorías se patrón, mientras no tenga lugar un cambio estruch1ral. Una transformación
encuadraban en la primera y la segunda imagen y no en la tercera 17• No cabe en la estruch1ra supondrá una alteración de las expectativas acerca de los re
pensar, como sugieren las teorías asociadas a las dos primeras imágenes, en sultados generados por las acciones e interacciones de unidades políticas,
que pueda llegarse a entender la política internacional sumando simplemente cuya ubicación en el sistema ha variado con los cambios estructurales22 .
las políticas exteriores y los compo1iamientos externos de los Estados. Un aspecto interesante del planteamiento de Waltz reside en cómo las es
El análisis de los atributos internos, que puede facilitar una descripción tructuras manifiestan sus efectos sobre el comportamiento dentro del siste
de los objetivos, las políticas y las acciones de los Estados, no permite dar ma. Esto ocmTe a través de dos vías: la socialización y la competición entre
una explicación de las grandes continuidades observables en la política in los actores23. La primera de esta vías, la socialización, lleva a los miembros
ternacional 18. Al contemplar la historia, Waltz observa hechos un tanto sor de un grupo, en este caso Estados, a compo1iarse con aiTeglo a las normas. Si
prendentes: desde la Guerra del Peloponeso hasta la guerra fría, han hecho algunos miembros del grupo consideran dichas n01mas restrictivas, adopta
acto de presencia en la escena internacional distintas entidades políticas, han rán conductas contrarias a ellas. Pero las consecuencias negativas de este
prevalecido distintos modos de organización interna y han sido proclamadas curso de acción pueden promover el retorno a la aceptación de las normas o
distintas ideologías, pero las pautas globales de interacción han permanecido el abandono del grupo. En ambos supuestos, la homogeneidad del grupo es
constantes19• La comprensión de las continuidades y repeticiones de la polí preservada. La socialización reduce la gama de comportamientos posibles24•
tica internacional requiere un enfoque sistémico. Las diferencias entre los Estados del sistema es mayor que las diferencias en
Una teoría sistémica se refiere a las fuerzas que están en juego no en el sus pautas de conducta. La segunda vía, la competición, propende a implan
plano nacional, sino en el internacional. Waltz aísla un campo o dominio tar como general la "racionalidad" que se deriva de las acciones de los com
muy concreto a la hora de fonnular su teoría: el sistema político internacio petidores con mayor éxito. Unos Estados pueden ser más eficientes que otros
nal. Concibe este campo o dominio como separado del económico, social, a la hora de satisfacer su seguridad. Aquellos menos eficientes deberán emu
lar las acciones de los más eficientes, si no quieren verse en una situación
desventajosa. La competición alienta a los Estados a ajustar sus políticas a
15 Waltz contrapone las teorías sistémicas, por las que él se inclina, con la teorías reduc prácticas sancionadas por el éxito25 • Ambas vías, socialización y competi
cionistas. Como se verá más adelante, este autor, como consecuencia de la estrecha definición ción, reducen la variedad de comportamientos y resultados posibles en el sis
de sistema que defiende, tiende a confundir los conceptos de sistema y estructura. En realidad,
hubiera sido más coJTecto emplear la expresión teoría "estructural" en lugar de la de teoría
tema.
"sistémica". En el texto se ha respetado la referencia a teorías sistémicas hecha por Waltz, pe
ro sería útil tener en cuenta esta observación. A este respecto, pueden verse los comentarios
de B. Buzan en el capítulo siguiente. 20 K. N. Waltz, "Realist Thought aod Neorealist Theo1y", op. cit., p. 30.
16 K. N. Waltz, Teoría de la Política l11temacio11al, op. cit., p. 91. 21 K. N. Waltz, Teoría de la Política lntemacional, op. cit., p. l 04.
17 K. N. Waltz, Man, the Sta/e and /Var, New York, Columbia University Press, 1959, 22 lbide111, p. l 05.
pp.
159-238. 13 /bide111, p. 111.
18 K. N. Waltz, Teoría de la Política J11ter11acio11al, op. cit., p. 98.
' lbide111, p. 114.
2
19 Ibídem, p. 99. 25
lbide111, p. 116.
86 La Teoría de las Relaciones internacionales a Comienzos del Siglo X.Yl Capítulo 4: El Neorrealismo 87
4.3. LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA dad funcional de las mismas. En la medida en que la anarquía perdure, los
Estados continuarán siendo unidades semejantes. No puede decirse lo mismo
Como subraya el propio Waltz, la idea de que la política internacional del tercer elemento, la distribución de capacidades. Este elemento adquiere
puede ser concebida como un sistema, dotado de una estructura definida con un peso determinante en la definición de estructura. En un sistema anárqui
precisión, representa la diferencia fundamental del neorrealismo con el rea co, dada la ausencia de diferenciación funcional, lo que distingue primaria
lismo tradicional26• Pero, ¿cómo es definida la estructura?, ¿cómo es genera mente a las partes consiste en sus mayores o menores capacidades para lle
da? Para W altz, un sistema está compuesto por una estructura y por unidades var a cabo tareas similares32.
que interactúan27• La estructura es la parte que permite pensar en el sistema Debido a ello, el concepto de estructura tiende a concentrarse en la distri
ial
como un todo. Una cuestión central para este autor es establecer una defini bución de capacidades o recursos de poder. Diferentes estrncturas o distribu
ción de estructura que deje aparte las características, el comportamiento y las ciones de capacidades o recursos de poder, determinadas por el mayor o me
interacciones de las unidades. Con ello se pretende eludir cualquier atisbo de
c
nor número de polos o grandes potencias, permiten distinguir entre sistemas
reduccionismo. Una definición correcta de estructura requiere concentrarse
er
internacionales distintos. Waltz, adelantándose a sus críticos33, indica que es
en cuáles son las posiciones recíprocas de unos Estados con respecto a otros.
ta definición de estructura no le hace vulnerable a la acusación de reduccio
Los criterios de organización de las unidades constituyen una propiedad en
om
teramente sistémica28• A este respecto, Waltz distingue tres elementos prin nismo. Trata de aclarar que las capacidades o recursos de poder representan,
cipales en una estructura: 1) el principio con arreglo al cual se produce dicha en efecto, características de las unidades, pero que la distribución de capaci
rc
organización; 2) la diferenciación de las unidades y la especificación de sus dades o recursos de poder constituye una característica sistémica34•
funciones; y 3) la distribución de recursos o capacidades entre ellas29 . Es precisamente aquí donde se pone de manifiesto la ontología materia
lo
En cuanto al primero de estos elementos, el principio ordenador por exce lista de la teoría sistémica de Waltz. No hay cabida para las ideas en su con
lencia es la anarquía. En contraposición a los sistemas estatales, que se dis cepto de estructura. De hecho, Waltz critica a autores como Aron y Hoffman
va
tinguen por ser centralizados y jerárquicos, el sistema internacional se carac por distinguir entre sistemas homogéneos y heterogéneos, distinción que pre
teriza por ser descentralizado y anárquico30. Formalmente, todas las unidades tendía tomar en cuenta, además de la distribución de poder, la existencia de
de dicho sistema son iguales. El segundo elemento, la diferenciación funcio
nal, no es necesario para la definición de estructura internacional31• Las uni
dades del sistema internacional no se encuentran diferenciadas por las fun
s in afinidades o similitudes entre los Estados35• Cualquier referencia a las ideas
en el planteamiento waltziano ha de incluirse en el nivel de las unidades.
Para responder a la pregunta de cómo son generadas las estructuras, el
ra
ciones que desempeñan. La jerarquía supone relaciones de supra o subordi neon-ealismo recmTe a la teoría micro-económica. Razonando por analogía,
nación entre las partes y, por tanto, su diferenciación. La anarquía supone vValtz entiende que el sistema político internacional, al igual que el mercado,
t
32 lbidem, p. 145.
Mu
33 Un buen número de críticas se dirigirán a este punto de la obra de Waltz. Entre ellas,
26
La irnpo1iancia que dentro de la teoría neonealista tiene el enfoque estrnctural es puesta ver: J. M. Gabriel, IVorldviews and Theories oflntemational Re/ations, London, Macmillan,
de manifiesto también por sus críticos. No obstante, autores corno Ashley, después de estable 1994, p. 85.
cer un paralelismo entre el estmcturalismo, como corriente general de pensamiento, y el neo 34 K. N. Waltz, Teoría de la Política lntemacional, op. cit., p. 146.
nealisrno, subrayan los aspectos específicos que distinguen a este último. Ver por ejemplo: R. 35 R. Aron subraya que además de las relaciones de fuerzas, las ideas y los sentimientos
K. Ashley, "The Poverty ofNeorealism", en R. O. Keohane (Ed.), Neorealism cmd lts Criticó', también influyen en el compo1iamiento de los Estados. Denomina sistemas homogéneos
op. cit., pp. 263-67. "aquellos en los cuales los Estados pertenecen al mismo tipo y obedecen al mismo concepto
27 K. N. Waltz, Teoría de la Política !ntemacional, op. cit., p. 119.
de la política". Denomina sistemas heterogéneos, en un sentido muy distinto, aquellos "en los
28 lbidem, p. 120.
que los Estados están organizados de acuerdo con otros principios y proclaman valores con
29 lbidem, p. 123. tradictorios". El sistema internacional a partir de 1945, por ejemplo, fue simultáneamente bi
30 lbidem, p. 132. polar y heterogéneo. Ver: R. Aron, Pa= y Guerra entre las Naciones, Madrid, Alianza Edito
31
lbidem, p. 139. rial, (1962) 1985, tomo[, p.140.
88 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien:os del Siglo XXJ Capítulo 4: El Neorrea/ismo 89
es individualista en origen y está fo1mado de manera espontánea y no inten definitiva, las organizaciones internacionales no pueden tener una vida inde
cionada. El sistema nace de la actividad de entidades egoístas, los Estados, pendiente de los intereses de sus principales miembros42. Sin embargo, esto
cuyos objetivos y esfuerzos no están concentrados en crear un orden, sino en no supone que los Estados estén abocados fatalmente a la guerra. La anar
satisfacer sus propios intereses36. Las estmcturas emergen de la coexistencia quía no está exenta de "virtudes". Ella misma genera deternünados meca
de Estados. Más concretamente, habría que decir que emergen de la coexis nismos de inhibición. La posibilidad pennanente de que la fuerza pueda ser
tencia de un número pequeño de Estados: el de las grandes potencias 37 • Pese usada, restringe la capacidad de maniobra, modera las demandas y sirve de
a su origen individualista y no intencionado, una vez fmmadas, las estmctu incentivo para el arreglo de disputas.
ras se convierten en una fuerza que pasa a constreñir y afectar el compotia Un aspecto relevante de la teoría de Waltz es que en un sistema anárqui
miento de sus creadores38 • En este punto aflora la ontología individualista del co, basado en el principio de auto-ayuda, la estructura reduce las posibilida
neorrealismo. No puede menos que reconocerse una cierta ambivalencia en des de cooperación entre los Estados de dos fo1mas distintas43• La coopera
esta cuestión. Las acciones de los Estados promueven la emergencia de es ción puede reportar ventajas innegables para todas las partes, si bien no en la
tructuras, si bien éstas, una vez en pie, quedan fuera del control que aquéllos misma medida. El neorrealismo prima las ganancias relativas en lugar de las
pudieran ejercer. No obstante, las críticas reflectivistas subrayarán la priori ganancias absolutas de la cooperación44. Cuando dos Estados contemplan la
dad ontológica otorgada por Waltz a los agentes. posibilidad de cooperar para ventaja mutua, dadas las ince1tidumbres in
La teoría neorrealista establece una premisa respecto a la motiv�ción que herentes al sistema, deben preguntarse cómo se distribuirán los beneficios.
guía a los Estados. Asume que, lejos de buscar la creación consciente de es La pregunta clave no es ¿ganaremos los dos?, sino ¿quién ganará más? Ni
tmcturas o la maximización del poder, los Estados buscan asegurar su super tan siquiera la perspectiva de lograr grandes ventajas absolutas estimulará su
vivencia39. Esto no quiere decir que los Estados tengan siempre presente este cooperación. El hecho de que un Estado se vea más beneficiado en términos
objetivo o que adopten las políticas correctas para alcanzarlo, pero la estruc proporcionales puede traducirse en el incremento de sus capacidades y, por
tura recompensará o castigará aquellos comportamientos que se acomoden, tanto, en la aparición de una amenaza para el resto. Además, los Estados se
más o menos, a lo que se requiere para tener éxito en un sistema anárquico. preocupan por no convertirse en excesivamente dependientes de otros como
El sistema político internacional, como los mercados, está formado y se sus consecuencia de las relaciones de cooperación o de los intercambios de bie
tenta sobre el principio de auto-ayuda40. En condiciones de anarquía, la con nes y servicios. Cie1tamente, el bienestar general puede aumentar con el de-
secución de la seguridad depende exclusivamente de las acciones que los
propios Estados puedan emprender. El principio de auto-ayuda está ligado a
'" Lo acaecido con la OTAN tras la desaparición de la guerra fría hace que Waltz se rati
una situación de alto riesgo: el estallido de guerras. Waltz no confía en la fique en sus tesis sobre el papel de las organizaciones internacionales. Para este autor, la su
creación de organizaciones internacionales para amortiguar este tipo de si pervivencia y expansión de la OTAN dice mucho sobre el poder y la influencia estadouniden
tuaciones. Intentos en esa dirección fracasarán por la falta de capacidad de se y poco sobre las instituciones como entidades multilaterales. A su juicio, la capacidad de
dichas organizaciones para movilizar los recursos que requiere la creación y los Estados Unidos para prolongar la vida de una institución moribunda ilustra perfectamente
cómo las instituciones internacionales son creadas y mantenidas por Estados fuertes para ser
mantenimiento de la unidad del sistema. Es más, "la perspectiva de un go vir a sus intereses. Ver: K. N. Waltz, "The Balance of Power and NATO Expansion" Univer
bierno mundial puede ser una invitación para una guerra civil internacio sity of California, Berkeley (Center for Ge1man and European Studies), Working Paper 5.66,
nal "41. Cuanto mayor sea el poder del centro, más fuertes serán los incenti October, l 998, p. 5. En este mismo sentido, ver también su aitículo: "Strnctural Realism after
vos de los Estados para embarcarse en una lucha tendente a su control. En the Cold War", lntemational Securi(\', Vol. 25, n.º 1, 2000, p. 20.
' K. N. Waltz, Teoría de la Política l11temacio11al, op. cit.. p. 157.
3
'" Con independencia de la exposición más detallada que se realiza al tratar la discusión
36
K. N. Waltz, Teoría de la Política lntemaciona/, op. cit., p. 136. entre neorrealistas y neoliberales sobre la cuestión de ganancias relativas-ganancias absolutas,
37
Jbidem, p. l 09. pueden mencionarse algunos análisis más actuales de las relaciones de cooperación entre Es
JX lbit/e111, p.
134. tados que reflejan la posición de Waltz. Ver por ejemplo: M. Mastanduno, "Do relative Gains
39
Ibídem, p. 136 Matter? America's Response to Japanese Industrial Policy", lntemational Security, Vol. 16,
40 Ibídem, p. 164. Summer, 1991; S. D. Krasner, "Global Communications and National Power: Life on the
41
Ibídem, p. 165 Pareto Frontier", World Politics, Vol. 43, April, 1992.
90 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capíllllo 4: El Neorrealismo 91
sarrollo de la división internacional del trabajo, lo cual trae consigo una ma de los Estados, cuyas acciones se entrelazaron para producir dicho resultado.
yor interdependencia. Pero, a su vez, una mayor interdependencia engendra De acuerdo con ella, tienden a aparecer equilibrios de poder, bien porque al
vulnerabilidades. Las grandes potencias tienden a controlar aquello de lo que gunos o todos los Estados tratan conscientemente de propiciarlos o bien por
dependen o a disminuir el grado de dependencia. Estas simples reflexiones que algunos o todos los Estados pretenden lograr la dominación universal43•
explican mucho del comportamiento de los Estados: "sus impulsos imperia La teoría proporciona explicaciones generales, pero no puede dar cuenta de
les para ampliar su grado de control y sus esfuerzos autárquicos para mejorar las políticas específicas de los Estados. Nos dice por qué cabe esperar ciertas
su autosuficiencia"45 • similitudes de comportamiento en Estados que ocupan posiciones parecidas
en la estructura. Las expectativas son sobre comportamientos similares, no
ial
idénticos. Comprender las diferencias en las respuestas a las presiones es
4.4. EQUILIBRJO, BIPOLARJDAD Y MULTIPOLARIDAD tructurales, exige tomar en consideración la influencia de los contextos in
ternos de los Estados en sus políticas exteriores49•
c
Waltz dedica una parte notable de su obra a poner de relieve las conse
er
La teoría del equilibrio de poder representa un desmallo central de la
teoría s '.st �mica de la política i �ternacional. Waltz descarta el bandwagoning cuencias que distintas configuraciones estructurales tienen sobre el equili
. brio, sobre la estabilidad del sistema internacional. A este respecto, la teoría
om
-:-la. prac'.1ca consistente en almearse con el Estado más fuerte- como46 tipo neorrealista destaca las ventajas de sistemas con un reducido número de
s1gmficat1vo de comportamiento internacional alternativo al equilibrio . La
teoría del equilibrio asume que los Estados son actores unitarios que persi grandes potencias: "lo más pequeño es más bello que lo pequeño"5º. Es posi
rc
guen como objetivo mínimo la propia preservación y como objetivo máximo ble diferenciar entre sistemas multipolares y bipolares. La sucesión de siste
la dominación mundial. En la consecución de estos objetivos emplean me mas multipolares desde el siglo XVII, se vio rota a mediados del pasado si
lo
dios internos -la potenciación de sus recursos de poder, entre ellos los mili glo por la emergencia de un sistema bipolar. Para Waltz, en contra de la opi
tares- y medios externos -la forn1ación o forialecimiento de alianzas. Es nión dominante hasta entonces que privilegiaba las virtudes de la
va
tablecidas estas premisas, solamente se requiere una condición para que la multipolaridad, es este tipo de sistema precisamente el que propicia una ma
teoría funcione: que dos o más Estados coexistan en un sistema de auto yor estabilidad5t . En ·publicaciones posteriores, Waltz hace depender esta
ayuda47. La teoría describe las limitaciones que emanan del sistema creado
por las acciones de los Estados e indica el resultado presumible: la forma
ción de equilibrios de poder.
s in mayor estabilidad de la bipolaridad, pero también de las armas nucleares.
Con ello reconoce la importancia de unos desarrollos que, a su juicio, se ubi
can en el nivel de las unidades52• La más satisfactoria relación entre bipolari-
ra
Waltz no excluye que el equilibrio pueda ser resultado de las políticas de
liberadas de los Estados. Pero un punto central en su teoría es la espontanei 48 Ibídem, p. 176.
t
49 Ibídem, p. 180.
dad de las situaciones de equilibrio. Lo que hace realmente original al neo 50 lbidem, p. 199.
es
rrealismo es el recurso, de nuevo, a la teoría micro-económica para explicar 51Ya en los años sesenta, hubo una intensa polémica sobre cuál de las dos principales
las. La teoría del equilibrio aspira a dar cuenta de un resultado, la formación configuraciones estructurales, la multipolar o la bipolar, eran más propicias al mantenimiento
Mu
dad y estabilidad está fundamentada en consideraciones económicas y políti no sólo de los esfuerzos internos, sino adicionalmente de la conclusión de
cas. acuerdos con otros Estados. Pero, para Waltz, un mundo con un número cre
Las consideraciones económicas apuntan, en lo sustancial, a que en un cido de grandes potencias es un mundo con mayores incertidumbres. La res
sistema bipolar la interdependencia económica entre las grandes potencias es puesta a preguntas como de quién procede la amenaza, quién se opondrá a
más reducida que en un sistema multipolar. Cuando cambia la estructura del quién y quién ganará o perderá como resultado de las acciones de otros Esta
sistema, cambia, al mismo tiempo, el grado de interdependencia. También de dos no aparece en absoluto nítida56. Las alianzas pueden ser un elemento de
manera opuesta a lo que constituye el pensamiento más habitual, Waltz en estabilidad, pero su formación y mantenimiento implican concesiones que
tiende que la interdependencia no es un factor de paz. Al contrario, afirma restringen la capacidad de decisión y actuación de los Estados. En situacio
que guerras civiles y contiendas internacionales han tenido lugar pese a la nes de interdependencia entre los miembros de una alianza y de competencia
existencia de una profunda interrelación entre los participantes en ellas53 . En intensa entre alianzas, como ocurrió en los años anteriores a la Primera Gue
un mundo bipolar, la interdependencia es inferior por una razón simple: rra Mundial, las acciones de determinados Estados pueden arrastrar al resto a
cuanto menor es el número de polos del sistema, tanto mayor es su tamaño y, conflictos no desencadenados directamente por ellos (clwi11-ga11ging), Es ne
consecuentemente, tanto mayor es su habilidad para satisfacer sus necesida cesario mencionar que la fonnación de alianzas puede no resultar fácil. Ante
des económicas internamente, sin recurrir a transacciones con el exterior54. la emergencia de un Estado poderoso, los Estados que perciben en este
El tamaño de los dos Estados dominantes durante la guetTa fría pern1itió un hecho una amenaza pueden adoptar una actitud pasiva, pasando la responsa
cietto control sobre sus propios asuntos y redujo vulnerabilidades. La desi bilidad de actuar a otros Estados también afectados por la misma amenaza
gualdad de los Estados produjo "una situación de equilibrio a un bajo nivel (buck-passing). Esto supondría, en una situación de multipolaridad, el fraca
de interdependencia" 55• Para justificar la aseveración de que la interdepen so del establecimiento de equilibrios. Un sistema bipolar obedece a un esta
dencia en la segunda mitad del siglo XX era menor que a principios del do de cosas bien distinto. En este caso, dice Waltz, las incertidumbres son
mismo siglo, algo que resultaba sorprendente a la luz de la abrumadora ma menores. La respuesta a las tres preguntas planteadas más arriba no deja lu
yoría de opiniones en sentido opuesto, Waltz proporciona datos sobre la de gar a demasiadas dudas. La interdependencia militar es incluso sensiblemen
pendencia externa de las grandes potencias en uno y otro momento. La im te menor que la interdependencia económica. Las dos grandes potencias de
portancia del comercio exterior respecto al PNB para los Estados Unidos y la la posguerra, los Estados Unidos y la Unión Soviética, dependieron funda
Unión Soviética en los años setenta fue mucho más pequeña que para Ingla mentalmente de sí mismos en cuestiones militares. La consecución del equi
tetTa, Francia o Alemania antes de la Primera Guetrn Mundial. librio supone emplear predominantemente medios "internos", en lugar de
Las consideraciones militares también avalan la mayor estabilidad ele un medios "externos", por lo cual dicho equilibrio merecerá un grado de con
sistema bipolar. En un sistema multipolar la posibilidad de formar alianzas fianza superior57• El sentido de las alianzas en un mundo bipolar -que tien
confería una operatividad superior al equilibrio de poder. Éste podía surgir den a ser considerablemente más rígidas- es totalmente diferente. En la
medida en que no necesitan las apo1taciones de sus aliados ·para garantizar su
seguridad, los dos Estados líderes pueden fijar su estrategia y tomar decisio
secundaria con respecto a la polaridad. Sin embargo, en sus últimos escritos parece reforzar el nes más libremente. No cabe, en el supuesto de bipolaridad, que se produz
papel de las armas nucleares, alej:índose así de una teoría estrictamente estructural. Ver: K. can situaciones de chain-ganging o de buck-passi11g. En fin, dada la reduc
Waltz, "The Emergent Structure oflnternational Politics", h1temational Sec11rit1•, Vol. 18, n."
2, 1993, p. 42. Para un comentario en esta misma dirección, puede consultarse ·H. Mouritzen, ción de los niveles de incertidumbre, la posibilidad de que las grandes poten
op. cit.. p. 82. cias cometan errores de cálculo es mucho menor.
:3 K. N. Waltz, Teoría de la Política l111emaciu11al. op. cil.. p. 205.
,. Ibídem, p. 215.
Además, los sistemas bipolares propician un control internacional por
55
Veinte años después de la publicación de la Teoría de la Polí!icct /11/emacional, Waltz parte de los grandes poderes que no se da en los sistemas multipolares. En
sigue manteniendo tesis similares sobre la cuestión de la interdependencia. Tanto bajo el ré los primeros, cabe registrar un cierto margen de maniobra para que los Esta-
gimen bipolar como bajo el unipolar de nuestros días, Waltz afirma que el grado de
interdependencia ha declinado sensiblemente. K. N. Waltz, "Globalization and American
5" K. N. Waltz, Teoría de la Polí!ica !111emacio11al. op. cil.. p. 242.
Power", The Nalional /11/eres/, Spring, 2000, p. 53. Para una referencia previa a la cuestión de
57
la interdependencia, ver K. N. Waltz, Teoría de la Política J111emacio11al, op. cit., p. 235. Ibídem, p. 247.
94 la Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ
ial
den estar dispuestos a suministrar bienes colectivos aun cuando otras entida
des estatales ganen en mucha mayor proporción. Waltz ilustra esta cuestión
c
utilizando la teoría de la acción colectiva de M. Olson59 • Con arreglo a esta MÁS ALLÁ DEL NEORREALISMO:
er
teoría, cuanto mayor sea el número de unidades en un grupo, menor será la LA SUPERACIÓN DE LA TEORÍA ESTRUCTURAL
posibilidad de alcanzar intereses comunes. De forma opuesta, cuanto menor
om
sea el número de grandes potencias y cuanto mayor sea la disparidad entre
éstas y el resto de los Estados, más probable será que las primeras actúen en
nombre del sistema. Cuanto mayor sea el tamaño relativo de una unidad, tan La obra de K. N. Waltz provocó reacciones muy diversas. Entre las críti
rc
to más identificará su interés con el interés del sistema. Un sistema bipolar cas más sobresalientes, cabe mencionar el énfasis en las continuidades del
acrecienta las oportunidades para que dos grandes Estados traten de manejar sistema, la ausencia de una teoría del Estado, la propensión a oscurecer la
lo
el sistema, mediante la realización de dete1minadas tareas. Estas tareas son: distinción entre sistema y estructura, las limitaciones explicativas de la teoría
transfomrnr o mantener el sistema, preservar la paz u ordenar la economía estructural y el carácter poco verificable, pese a las pretensiones en sentido
va
mundial6°. contrario, de sus proposiciones. Otros aspectos de la obra de Waltz como la
concentración en el papel de las grandes potencias, las virtudes de la desi
s in gualdad o el papel estabilizador de las armas nucleares no podían sino susci
tar vivas reacciones.
Muchas de estas críticas fueron fomrnladas desde posiciones próximas al
ra
neorrealismo o al realismo entendido en sentido amplio. Acabaron tradu
ciéndose en aportaciones más o menos en sintonía con la teoría waltziana. Su
t
ría. Entre las críticas "amigables" al neorrealismo, tal y como fue fomrnlado
por Waltz, pueden distinguirse tres grandes bloques. El primero de ellos se
Mu
ideas o valores y prácticas sociales compartidas en la comunidad internacio una teoría sistémica, además de variables estructurales, puede incorporar va
nal. Encajan aquí las aportaciones que llevan a cabo autores como R. Jervis y riables ubicadas en otros niveles de análisis.
R. L. Schweller. En un último bloque se encuentran aquellas opiniones críti El concepto de estructura de Waltz ha sido objeto de nuevas elaboracio
cas que consideran que las variables estructurales o sistémicas tan sólo pue nes, especialmente en lo que respecta a algunos de los elementos que con
den dar cuenta de una parte del porqué se producen dete1minados aconteci fonnan el mismo. Determinados autores han utilizado la expresión estructura
mientos en el sistema internacional. Para un grupo numeroso de autores, es profunda para referirse a los dos primeros componentes de la misma: la
tas variables deben ser completadas con variables procedentes de otros anarquía y la diferenciación funcional entre las unidades. Es interesante se
niveles de análisis, más concretamente, del nivel del Estado. Aunque S. M. ñalar que algunas críticas han mostrado su desacuerdo con la nula imp01ian
Walt es un neorrealista declarado y, por ello, proclive a subrayar la relevan cia que Waltz confiere a la diferenciación funcionaI2. Buzan, por ejemplo,
cia de factores estructurales, podríamos ubicar en este último bloque sus sostiene que el desarrollo de la sociedad internacional ha generado entre los
ideas sobre el equilibrio de amenazas. Mucho más claramente figurarían en Estados que lideran el sistema un cuerpo de n01mas, reglas e instituciones
este bloque las contribuciones de J. Snyder y T. C hirstensen sobre la cues comunes para conducir las relaciones interestatales y transnacionales. Tal
tión perceptual. desarrollo ha permitido adquirir un considerable nivel de autonomía como
actores internacionales a unidades no estatales -la Unión Europea o las Na
ciones Unidas y sus agencias- que se han dotado de funciones de gobierno
5.1. SISTEMA, ESTRUCTURA Y CAPACIDAD DE INTERACCIÓN hasta el momento reservadas con exclusividad a los Estados3. Además, el
hecho de no reconocer la posible diferenciación funcional entre las unidades,
Una palie importante de las mejoras introducidas en la teoría neorrealista supone ignorar un factor importante de cambio estructural4• En consecuen
se centra en el primer bloque de críticas mencionado en el párrafo anterior. cia, los cambios estructurales en un sistema anárquico, podrían estar ligados
Tomando como referencia la obra de Waltz, autores como B. Buzan o G. no sólo a alteraciones en la distribución de poder, sino también a la diferen
Snyder ponen de relieve la necesidad de c01Tegir cie1ios defectos en la defi ciación funcional entre las unidades.
nición de conceptos como sistema y estructura y de considerar más de dos En cuanto al tercer elemento de la estructura, autores próximos al neo
niveles de análisis, rescatando así del nivel de las unidades variables sistémi rrealismo continúan destacando la importancia de la distribución de poder.
cas que moderan los efectos de la estructura sobre las unidades. Esta distribución sigue siendo un factor de primera importancia a la hora de
Para Waltz, un sistema está compuesto por una estructura y por unidades explicar el comportamiento de los Estados. Sin embargo, entre estos autores
que interactúan. Como se expuso en el capítulo 4, las interacciones forman cabe detectar una propensión a tomar en consideración no tanto la distribu
paiie del nivel de análisis de las unidades y por ello no son paiie sustancial ción global como la distribución sectorial o por áreas de poder. Buzan, por
su teoría. En cambio, la estructura es el componente sistémico que hace po ejemplo, influenciado posiblemente por las apmiaciones neoliberales de
sible pensar en el sistema corno un todo. Esta última afinnación conduce a Keohane y Baldwin5, ha sugerido cuatro posibles estructuras basadas en
Waltz a identificar la estructura con el sistema, no diferenciando,
consiguientemente, entre teorías sistémicas y teorías estructurales. Contra 1 J. Ruggie ya se refirió a esta cuestión. Este autor fue Lmo de los primeros en mantener
riamente, B. Buzan señala que "un sistema es un co1tjunto de partes o unida que en órdenes anárquicos puede producirse una diferenciación funcional entre las unidades.
Ilustra este extremo refiriéndose a la Edad Media, época histórica en la que, sin verse alterada
des cuyas interacciones son lo suficientemente significativas para ser perci la situación de anarquía, existió una manifiesta diferenciación funcional entre imperio, iglesia
bidas como un grupo coherente. Un grupo de Estados fonna un sistema in y feudo. J. Ruggie, "Political Structure and Dynamic Density", en J. Ruggie, Co11s/r11cli11g //¡e
ternacional cuando el compotiamiento de cada una de las partes es un factor World Poli(¡,: Essays 011 illlffJWtional l11stilllfio11alism, London, Routledge, 1998, p. 153.
3 B. Buzan, C. Jones and R. Little, ap.cit., p. 37-38; B. Buzan and R. Little, l111ernatio11 al
necesario en los cálculos que realizan el resto de sus componentes. Un sis
Systems in World Hislo1y: Remaking tl,e S11uz¡, oj /111em111io11al Relalions, Oxford, Oxford
tema, pues, está compuesto de unidades, interacciones y estructura" 1• Así, University Press, 2000, pp. 274-275.
4 J. Ruggie, "Political Structure and Dynamic Density", op. cit., p. 153.
1 B. Buzan, C. Jones and R. Little, The logic o(A11archy: Neorealism to Str11ctural Real ; Como se. verá más adelante, la consideración de estrncturas sectoriales, y no de una
ism, New York, Columbia University Press, 1993, p. 29 única estructura global de poder, será característica de los planteamientos neoliberales. La
98 La Teoría de las Relacio11es !11ternacio11ales a Comien=os del Siglo XX} Capítulo 5: Más allá del Neorrealismo 99
otros tantos tipos de atributos: recursos militares, recursos económicos, co turaleza es inherentemente estructural, pero que, a pesar de ello, no son ele
hesión política e ideología. Entre las razones que justifican esta propuesta, mentos constitutivos y fundamentales de la estructura. Su papel es análogo al
Buzan señala que la desagregación del poder pennite un análisis más claro de las influencias macroeconómicas sobre las relaciones microeconómicas
de los efectos estmcturales. La separación de los recursos económicos y mi entre las firmas. Dichas influencias afectan al comportamiento de todos los
litares, por ejemplo, ofrece una caracterización de la distribución de poder actores de forma más o menos uniforme, pero se diferencian claramente de
con mayores posibilidades explicativas que la que podría proporcionar un los factores que determinan la estructura del sistema como el número de fir
concepto agregado de poder. De esta manera, cuando las distintas estructuras mas o la distribución de capacidades entre ellas8• En definitiva, coincidiendo
distributivas coincidan, un análisis agregado podría resultar perfectamente en lo sustancial con Buzan, este nuevo nivel comprende elementos contex
conecto. En cambio, cuando esto no sea así, la falta de coincidencia en las tuales que afectan a las características y la densidad de las interacciones9 •
ial
distribuciones sectoriales se transforma en sí misma en un dato estructural. Es procedente insistir en que, bien como variable sistémica, bien como
En consecuencia, la desagregación de poder hace posible, en relación con la modificador estructural, este nuevo nivel condiciona profundamente no ya la
c
agregación de poder propuesta por Waltz, una mayor variedad de hipótesis. significación, sino la propia viabilidad tanto del sistema como, por supuesto,
er
Otras aportaciones guardan relación con la incorporación de un nuevo ni de la estructura, Desde una perspectiva histórica, es evidente que la capaci
vel, además de los dos definidos por Waltz -la estructura y las unidades-, dad de interacción ha afectado de forma crucial a la construcción y signifi
om
al concepto de sistema. Este nuevo nivel está f01mado por aspectos que es cado concreto del sistema internacional. Desde luego, una baja capacidad de
capan del nivel de las unidades, pero que, a su vez, no son parte integrante interacción puede poner en cuestión incluso su supervivencia'º. Por tanto,
de la estructura. No hay consenso en cuanto a dónde ubicar estos nuevos as
rc
debe señalarse que la lógica estructural puede ser suprimida o ampliamente
pectos. atenuada por la debilidad de la capacidad de interacción 11•
Para Buzan constituyen una variable sistémica a la que denomina "capa Uno de los componentes centrales de la capacidad de interacción o, en su
lo
cidad de interacción". Por capacidad de interacción entiende el nivel de desa caso, un modificador estrnctural fundamental viene dado por el grado de or
rrollo de los medios de transp01te, de los medios de comunicación y de la ganización, es decir, por la existencia de normas e instituciones. Autores
va
capacidad organizativa en el sistema internacional. Este nuevo nivel se cen como Buzan manifiestan que dichas normas e instituciones son variables sis
tra en "los tipos y la intensidad de interacción que tienen lugar dentro de una témicas, no formando, en consecuencia, parte de la estructura. El tejido de
unidad/subsistema/sistema en un momento del tiempo: cuantos bienes e in
formación pueden moverse sobre qué distancia, a qué velocidad y con qué
s
costo" 6• Esta variable sistémica afecta "no sólo a la habilidad y a la voluntad
in normas e instituciones es considerablemente menos denso en el plano inter
nacional que en el estatal, por lo cual, su influencia puede ser sensiblemente
menor que la de la anarquía o la distribución de poder. En cualquier caso,
ra
de las unidades para interactuar, sino que también determina qué tipos y ni
veles de interacción son los posibles y deseados". Consecuentemente, "el
t
8
concepto de sistema estaría vacío de significado sin tenerla en cuenta" 7• G. Snyder, "Process Variables in Neorealist Theory", Securily Studies, Vol. 5, 1996, p.
es
169.
La visión de J. Snyder sobre este nuevo nivel es ligeramente diferente a la 9
En su esquema teórico, Snyder distingue entre los conceptos de relaciones e interaccio
de Buzan. Snyder prefiere hablar de "modificadores estructurales". Con esta
Mu
nes. Las relaciones se definen como "los contextos situacionales en los que se produce el
expresión quiere referirse a influencias sistémicas de orden general cuya na- comportamiento". Actúan, además, como "el conducto a través del cual se transmiten los
efectos estructurales al comportamiento". Snyder identifica cuatro modelos relacionales: los
alineamientos, los intereses, los recursos y la interdependencia. Por otra parte, las interaccio
de dicho planteamiento estriba en la no fungibilidad del poder. Es decir, el poder no es fungi nes son los procesos mediante los cuales los alineamientos, los intereses, las capacidades y la
ble: la distribución de recursos militares puede tener poca significación a la hora de contem interdependencia se traducen en acontecimientos y acciones internacionales. Las interacciones
plar áreas como la económica o la ideológica. Véase D. A. Baldwin, "Power Analysis and son pautas de comportamiento abstractas, es decir, leyes y regularidades en el sentido walt
World Politics: New Trends Versus Old Tendencies", World Politics, Vol. 31, n.º 2, 1979; R. ziano, y se sitúan en el nivel sistémico y no en el de las unidades. Ver: G. Snyder, op. cit., p.
O. Keohane, "Theory ofWorld Politics ...", op. cit., p. 194. 171-191.
6
B. Buzan, "The Leve! of Analysis Problem in lntemational Relations Reconsidered", en 10 B. Buzan, C. Jones and R. Little, op. cit., p. 72.
K. Booth and S. Smith (Eds.), op. cit., p. 204-205. 11 B. Buzan, "The Leve! of Analysis Problem in International Relations Reconsidered",
7
B. Buzan, C. Iones and R. Little, op.cil., p. 29. op. cit., p. 211.
100 la Teoría de las Relaciones !11temacio11ales a Comien:os del Siglo XXJ Capítulo 5: ,v!ús allá del Neorrealismo 101
nonnas e instituciones afectan al conjunto de los Estados y, consiguiente No puede ponerse en duda que existe una conexión entre las ideas de
mente, no están relacionadas con sus características internas. Además, tales Waltz y Jervis en la medida en que el dilema de la seguridad está implícito
nonnas y valores compartidos son una precondición para establecer organi en la teoría neorrealista desarrollada por el primero. De hecho, corno subraya
zaciones internacionales estables. Éstas ultimas, una vez consolidadas, facili Glaser, el análisis de Jervis no puede ser planteado como un desafío 15• Por
tan en gran medida y promueven las interacciones en el sistema 12• otra parte, puede resultar interesante establecer un paralelismo entre el dile
Los avances tecnológicos en las comunicaciones y el transporte también ma de la seguridad y el concepto de estrnctura. De la misma manera que en
modifican las características y el carácter de las interacciones entre las uni el esquema de Jervis la tecnología militar puede alterar la concepción del di
dades. Así, la tecnología es una variable sistémica o un modificador estructu lema de la seguridad, también en el esquema de Waltz puede alterar el carác
ral y no un atributo de las unidades. En opinión de Snyder, la naturaleza de ter condicionante que se desprende de la distribución de poder.
la tecnología no es estructural porque no corrige sustancialmente ni la anar El dilema de la seguridad ha sido definido por R. Jervis como aquella si
quía ni la distribución de recursos. En lo que concierne a la tecnología mili tuación en la que "algunos ele los medios mediante los cuales un Estado
tar, sin embargo, su proximidad a la estructura queda reflejada en sus efectos pretende incrementar su seguridad hace decrecer la seguridad de los
sobre los recursos militares. Las armas nucleares, por ejemplo, tienen la ca demás" 16• En su argumentación explica que la magnitud y naturaleza del
pacidad de modificar los efectos de la anarquía, inhibiendo la agresión y me dilema de la seguridad pueden verse afectadas por variables ofensivo
jorando el dilema de la seguridad, pero no pueden anular el hecho estructu defensivas. En realidad, Jervis describe dos variable de este tipo. El
ral. Las armas nucleares también pueden modificar los efectos de la polari equilibrio ofensivo-defensivo y la diferenciación entre las ve1tientes ofensiva
dad a través de mecanismos de equiparación 13. y defensiva. El �_quilibrio ofensiyq:_defensi'ilo..-es--desc1:it0--mediante.J&
. ·-situacio.
compar&9iél11 de •dos . . la faci\idad
···- . nes: . . de. cot1quistar territorio_fre1_1te ¡¡,
!afacilidad de _defe11c.l�rl9_ct1ai1do euttac;;ado 17. La ventaja de los aspectos
5.2. LAS VARIABLES OFENSIVO-DEFENSIVAS defensivos aumenta con la facilidad para defender el tetTitorio. La severidad
del dilema de la seguridad, según Jervis, decrece a medida que el equilibtio
Las ideas de R. Jervis sobre las variables ofensivo-defensivas pueden citado deriva hacia un mayor protagonismo de la defensa. Cuando esto es
ilustrar la importancia de la capacidad de interacción o de los modificadores así, las fuerzas desplegadas por un poder patiidario del statu quo incre
estructurales. Este autor al igual que Waltz sostiene que la búsqueda de segu mentarán su seguridad más de lo que hacen disminuir la de su adversario.
ridad es una constante en el comportamiento de los Estados y que tal actitud Ambos Estados adquirirán niveles razonables ele seguridad en diversos ciclos
rara vez responde a objetivos expansionistas 14. Sin embargo, dicha premisa de acción-reacción-acción, eludiendo las catTeras arma-mentísticas. Cuando la
puede verse alterada por la evolución de la tecnología militar. Esto es lo que ventaja de los aspectos defensivos es suficiente-mente grande, la posibilidad
hace precisamente Jervis al introducir variables relacionadas con aspectos de agresión se desvanece prácticamente, con lo cual el fenómeno de la
ofensivos y defensivos. Debe decirse que este autor desarrolló estas ideas anarquía internacional pierde impotiancia relativa 18•
más entorno al dilema ele la seguridad que en torno al concepto de estructura. En un sentido diferente, cuando los aspectos ofensivos predominan, no es
Pese a ello, puede resultar interesante contemplar el planteamiento de Jervis factible para Estados de similar tamaño disfrutar de altos niveles de seguri
como una mejora de la teoría de Waltz dad simultáneamente. Las carreras armamentísticas serán intensas porque
cuando un país acrecienta sus fuerzas, sus adversarios tendrán que llevar a res de cálculo sobre los intereses y las capacidades militares de otros Esta
cabo una adición aún mayor para restablecer su capacidad de defensa. Las dos21 .
ventajas ofensivas también influenciarán las actividades diplomáticas, ya que Es interesante contemplar el planteamiento de Jervis como una mejora de
los Estados tenderán a formar alianzas en tiempos de paz adelantándose a la la teoría estructural de Waltz. En este sentido, las ideas de Jervis pueden
incapacidad de reacción que podría generar el rápido estallido de un conflic condensarse en dos puntos esenciales. El primero es que provocan un des
to bélico 19. plazamiento del concepto de recursos de poder, en general, hacia el concepto
La segunda variable que influencia el dilema de la seguridad es la dife de recursos militares, en particular. El segundo es que la introducción de va
renciación entre lo ofensivo y lo defensivo. En caso de que esta diferencia riables ofensivo-defensivas contiene un componente tecnológico de gran
ción sea posible, un Estado puede poner en pie fuerzas útiles para la protec significación. Entendernos que es este segundo punto el que constituye la
ial
ción de su territorio sin que, necesariamente, reduzca la capacidad de sus ad aportación principal de Jervis a la obra de Waltz. Podría considerarse que
versarios para defenderse a sí mismos. Si dicho Estado persigue sólo su Jervis respeta el concepto de estructura de Waltz, aunque éste venga dado
c
seguridad y está en condiciones de dotarse de sistemas nítidamente defensi ahora por recursos militares, e introduce un elemento modificador de los
er
vos los temores de agresión en países rivales podrán desvanecerse, lo cual, a efectos de dicho concepto a través de variables ofensivo-defensivas. En con
su vez, no hará sino incrementar su propia seguridad. La diferenciación entre secuencia, la capacidad explicativa de la estructura no viene dada exclusi
om
ambos aspectos permite acuerdos sobre control de armamento dirigidos a vamente por la distribución de poder. A ella habría que añadir un nuevo
excluir armas con vocación ofensiva, propiciando con ello mejores niveles componente, un modificador estructural: el estado de la tecnología militar.
rc
de defensa en los países implicados. Pero, cuando no es posible distinguir lo Por tanto, aún cuando la anarquía pennanezca constante y la distribución de
ofensivo de lo defensivo, un Estado que elige medios militares para proteger poder internacional inalterable, las variaciones en las variables ofensivo
su territorio puede verse abocado a que dichos medios reduzcan inevitable defensivas pueden conducir a alteraciones en el grado de competición o co
lo
mente la habilidad de defensa de su adversario20. operación entre los Estados y en el acaecimiento de guerras. Abundando en
Estas hipótesis han sido completadas por S. Van Evera. Este autor agrega
va
este punto, las ideas de Jervis no disminuyen el énfasis en la teoría estructu
nuevas proposiciones sobre cómo las ventajas ofensivas estimulan guerras ral, sino que eliminan las distorsiones que se producen cuando la teoría es
preventivas y animan comportamientos diplomáticos que refuerzan la proba planteada estrictamente en términos de poder12 .
bilidad de guerras. Las ventajas ofensivas acentúan la significación de cam
bios en la distribución de poder y crean, en consecuencia, incentivos para
lanzar guerras de carácter preventivo. Los Estados pueden propender con
s in 5.3. EQUILIBRIO DE PODER Y EQUILIBRIO DE AMENAZAS
ra
mayor facilidad a tácticas de hechos consumados, porque hacerse con la vic
toria en una disputa resulta más vital cuando la seguridad es escasa. Esto, sin Un desarrollo de gran importancia en la teoría neorrealista viene dado por
t
duda, incita a relegar la posibillidad de compromisos. Los Estados negocian las sugerencias de sustituir el equilibrio de poder por el equilibrio de amena
es
con poco éxito porque la ventaja de los aspectos ofensivos exige que los zas. Estas sugerencias están también dirigidas a complementar la teoría es
acuerdos sean construidos cuidadosamente, haciendo de todo el proceso algo tructural de Waltz. El principal proponente del equilibrio de amenazas es S.
Mu
más dificil; y también porque la ventaja de los aspectos ofensivos eleva las
recompensas de violar los acuerdos, haciendo de todo el proceso algo más
21 S. Van E vera, "Offense, Defense, and the Causes of War", !ntematio11al Security, Vol.
arriesgado. Finalmente, Van Evera señala que la ventaja de los aspectos
ofensivos conduce a los Estados a acentuar el secretismo, dado que la infor 22, n.º4, I 998, especialmente, pp. 7-16. Sobre esta cuestión, puede verse también: C. Glaser
and C. Kaufmann, "What is the Offense-Defense Balance and Can We Measure lt?, !11tema
mación acerca de sus fuerzas militares puede engendrar vulnerabilidad. El tio11al Sernritv, vol. 22, n.º 4, 1998; G. Akavia, "The Offense Defense Balance: Why Better
secretismo, por su parte, aumenta la probabilidad de guerra al dar pie a erro- Theo1y Leadi to Worse History", CenlerjÍJr Milita,y Analysis, 1999, http://web.mit.edu/afsl
athena.mit.ed u/org/sssplwwwlspring99/akavia.html (marzo, 2001 ).
19 Ibídem, pp. 187-188. 22 Glaser, por e jemplo, afirma que el análisis de Jervis se apoya en las mismas premisas
20 Jbidem,pp. 199-210. básicas que el realismo estructural por lo que debe ser catalogado como parie de una misma
tradición teórica. C. Glaser, "The Security Dilemma Revisited", op. cit., p. 172.
104 La Teoría de las Relaciones l11temacio11ales a Comie1i=os del Siglo XXI Capítulo 5: Más allá del Neorrea/ismo 105
M. Walt, quien desarrolla este concepto en una serie de trabajos orientados La variable proximidad geográfica afecta a la fonnación de alianzas de
al estudio de la formación de alianzas. El punto de paiiida de Walt es la teo bido a que los actores demuestran mayor propensión a optar por una coali
ría del equilibrio de poder diseñada por Waltz23 • Ambos autores coinciden en ción como respuesta a las amenazas cercanas. La habilidad de un Estado pa
que la tendencia al equilibrio es considerablemente más frecuente que el ra demostrar de fo1ma efectiva su poder disminuye con la distancia. Por lo
bandwagoning en la política internacional. Pero lo que principalmente les tanto, la amenaza de actores próximos geográficamente es superior a la de
separa es que Walt sostiene que los Estados forman alianzas, no tanto para los que están lejos.
equilibrar exclusivamente la relación de fuerzas como para contran-estar toda Adicionalmente, un Estado incrementa su nivel de amenaza cuando se
manifestación significativa de peligro para su independencia24• dota de recursos militares o políticos específicos que suponen un peligro di
En sus elaboraciones teóricas, Walt asume la relevancia de la distribución recto para la integridad territorial o para la estabilidad política de otros acto
internacional de poder como condicionante de primer orden sobre el res. Consecuentemente, un Estado no sólo con recursos notables, sino ade
comportamiento de los Estados. Señala que, permaneciendo constante todo más de naturaleza marcadamente ofensiva, tiene más posibilidades de incen
lo demás, cuanto mayores son los recursos de un Estado, mayor es el poder tivar la formación de alianzas en su contra que aquel que es militarmente
potencial de amenaza que posee para los demás. Sin embargo, la distribución débil o capaz de garantizar su defensa exclusivamente. Específicamente, el
de poder no es decisiva para justificar por qué los Estados deciden fmmar poder ofensivo puede ser definido como la habilidad de un actor para ame
alianzas. Los recursos de un Estado poderoso pueden utilizarse, tanto para nazar la soberanía o la integridad tenitorial de otro actor asumiendo un costo
sancionar a sus enemigos como para recompensar a sus amigos25. De aquí aceptable27.
que, según Walt, la preponderancia de poder pueda propiciar bien tendencias La última variable está determinada por las intenciones de los Estados.
al equilibrio, bien bandwagonings. Aquellos que, entre estos, son percibidos como elementos especialmente
La solución a este problema pasa por añadir a los elementos estrncturales agresivos provocan que oh·os actores tiendan a unirse contra ellos. De hecho,
de la teoría de Waltz otras variables. En particular, es necesario tener en incluso Estados que tienen unos recursos materiales relativamente modestos
cuenta factores que influyen en las valoraciones de los gobernantes cuando pueden provocar un comportamiento de equilibrio en su contra. Según Walt,
optan por ali¡irse con uno u otro Estado o coalición. Así, Walt se refiere a va las percepciones de los Estados sobre las intenciones de los demás juegan un
riables como la proximidad geográfica, los recursos ofensivos y las intencio papel crucial en el proceso de formación de alianzas. Cuando un Estado se
nes de los Estados. Este grupo de variables confo1ma un concepto mucho percibe como especialmente agresivo tiene pocas posibilidades de que otros
más general y sintético denominado "amenaza" 26. actores opten por aliarse con él. Después de todo, si las intenciones de un
agresor no pueden ser alteradas por medio de una alianza con él, un Estado
vulnerable, incluso si es aliado, puede convertirse en una víctima. Aliarse
23 El propio Walt sostiene que su teoría constituye un refinamiento de la teoría del equili
con otros Estados puede ser la única vía para evitar este peligro. Por tanto,
brio de poder de Waltz. Para Walt ambas teorías son igualmente parsimoniosas, pero la que él cuanto más agresivo o expansionista sea el compo1iamiento de un Estado
propone es más general y abstracta. De aquí que entienda que la teoría del equilibrio de poder
de Waltz queda subsumida en su propia teoría. Ver: S. M. Walt, "Alliance Formation in
más probable es que se forme una alianza opositora28 .
Southwest Asia: Balancing and Bandwagoning in Cold War Competition" en J. Snyder y R. La teoría del equilibrio frente a la amenaza incorpora abiertamente el
Jervis (Eds. ), Do111inoes and Bmu/il'(tgons: Strategic Belie_/!; a11d Greal Poll'er Competition in concepto de poder, pero mientras que la teoría de Waltz predice que los Es
tire E11rasi1111 Rimfand, Oxford, Oxford University Press, 1991, pp. 54-55. tados tenderán a formar alianzas contra el Estado más fuerte del sistema, la
24 S. M. Walt, "Alliances, Threats, and U.S. Grand Strategy: A Reply to Kaufman and
teoría de Walt sostiene que los Estados se unirán contra aquel actor que sea
Labs", Securit)' Stwlies, Vol. 1, n.º 3, 1992, p. 450.
25
S.M. Walt, Tire Origins ofAl/i1111ces, Ithaca, Cornell University Press, 1987, p. 23. Ver percibido como la principal fuente de peligro. Esta proposición explica no
también: S.M. Walt, "Keeping the World 'Off-Balance': Self-Restraint and U.S. Foreign Pol sólo el motivo por el cual un Estado puede aliarse con el poder más fuerte,
icy", Researclt /Vorki11g Papers Series, John F. Kennedy School of Government, Harvard sino que también hace comprensible la tendencia de los actores a equilibrar
University. RWPOO-O13, Octubre 2000.
2" S.M. Walt, Tite Origi11s 4Allia11ces, op. cit., p. 22. En este mismo sentido, puede con
sultarse el a1tículo del mismo autor: "Alliance Formation and the Balance of Power", lnter11a 27 S.M. Walt, Tire Origins o(Allia11ces, op. cit., p. 24.
tio11af Secari(v, Vol, 9, n.º 4, 1985, p. 214. 28 S.M. Walt, "Alliance Formation and the Balance of Power", op. cit., p. 217.
106 la Teoría de las Relaciones !11temacio11ales a Comien:::os del Siglo XX} Capítulo 5: 1'vlás allá del Neorrealismo 107
el sistema cuando existe un Estado que, aún n o siendo necesariamente el más realiz ado a la teo ría neorrealista 32. Las tesis de Schweller no se distinguen
poderoso , es percibid o como la principal amenaza, bien sea por su pr oximi tanto por cuestionar l os aspectos estructurales de la obr a de W altz co?1 º por
dad geográfica, por la adquisición de medios especialmente potentes de con _ .
tratar de recuper ar algun as de las premisas básicas del realismo trad1c10�al.
quista o expansión o por sus intenciones agresivas hacia terceros. Corno veremo s, uno de los punt o s esenciales de la crítica de este autor reside
Algunos constructivistas han querido ver en las aportaciones de Walt una en sustituir la premisa de búsqueda de seguridad por la de búsqueda de p oder
modificación mucho más profunda de las posiciones neorrealistas. M. N. 0 influencia como móvil fundamental del comportamiento de los Estados. En
B arnett, por ejemplo , ha señalado que tras el concepto de amenaza de Walt opinión de Schweller, la premisa ne01Tealista que s�stiene �ue los Estados
cabe percibir, especialmente en sus análisis s obre la política internacional en tratan de maximizar su seguridad y no su poder o su mfluencrn no es correc-
ial
Oriente Medio, problemas de identidad más decisivos que la propia anarquía ta. De hecho ' se muestra inflexible al sentencia r que "simplemente no es
para explicar comportamientos internacionales29 • En este sentido la obra de
cierto q ue la princip al preocupación de todos l o s Est ad os sea la seg�n"dad"33
Walt podría interpretarse como un intento valioso de incluir ideas en el es
c
Sostiene que, teniendo en cuenta que ninguna de las grandes potencias ��1es
quema neorrealista. Pero como se desprende de la exposición que acaba de
er
tra en la actualidad intenciones agresiv as, las críticas referentes al �m�mo
efectuarse, más que añadir ideas a dicho esquema, busca enriquecer la capa
p o der explicativo del neo1Tealisrno respecto a la rea!idad y los ac?n ��c1m1en
cidad explicativa de variables estructurales con la incorp oración de variables
om
situadas en otro s niveles de análisis. J. Donelly so stiene que la teoría de Walt tos generados en el sistema de Estados actual derivan de su fi3ac1on en la
no es estrictamente una te orí a estructural, porque sin conocer cuales son los cuestión de l a segurid ad.
.
rc
recursos y las intenciones de lo s Estado s es imposible que exista una amena A juicio de Schweller, l as formulaciones de Waltz cambian _ la representa-
za y, por tanto, una tendencia a equilibrarla30. Es decir, el compo1tamiento ción tradicional realista del sistema internacional, como un J uego de pura
competición posicional entre Estad�s, por la ?e u;! sistema que rep�sa en la
lo
no viene determin ado por un desequilibrio material en el nivel estrnctural, _
sino que es el resultado de la percepción y valoración del fenómeno por parte cola boración entre unidades por vanados motivos . Esta col aborac10n se es
tablece porq ue entre aquello s Estados que buscan asegurar ? mej�rar su se
va
de las unidades. Éstas son las que determinan si el nivel de a menaza ha su
frido un desequilibrio lo suficientemente significativo co mo para llevar a ca guridad no existe una competición posicional inherente. �s 11npos1b:e deter
_
bo aquellas acci ones encaminadas a restablecerlo31 . minar la existencia de un sólo ganado r, porq ue, en realidad, nmgun actor
La teoría de equilibrio de intereses de R. L. Schweller representa una de cionales" como el prestigio, el status, la influencia política, el li�erazgo, etc.
t
las aportaciones más rupturístas que desde una perspectiva realist a se han
situación de suma-cero: lo que gana un acto r lo pierden sus o ponentes. De
Mu
avance en relación con la teoría del equilibrio de poder, la nueva formulación no consigue su /emational Securitv, Vol. l 9, n.º l, 1994, p. 86.
perar la indeterminación atribuible a su predecesora. El propio Walt admite esta crítica cuan i4 R. L. Schw�ller, "New Realist Research on Alliances: Refining, not Refutmg, Waltz's
do sostiene que no es posible detenninar a priori qué fuentes de amenaza serán las más impor Balancing Proposition". American Political Science Review, Vol 91, n.º 4, 1997, p. 928.
tantes en cada momento o situación. Ver: J. W. Legro a11d A. Moravcsik, "Is Anybody Still a is R. L. Schweller, "Realism and the Present Great Power System: Growth Pos1tmnal _.
Realist?", b1ternatio11al Security, Vol. 24, n.º 2, 1999, p. 37. Conflict over Scarce Resources", en B. Kapstein and M. Mastandw10 (Eds.), Unipolar Poli-
108 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien�os del Siglo XXI Capítulo 5: Más allá del Neorrealismo 109
Dada la relevancia que este tipo de bienes posee en el planteamiento de es decir, aquellos actores que optan por mantener lo que ya tienen; y los Es
Schweller,
_ el sistema internacional se caracteriza por la competición posi tados revisionistas que son, empleando una definición sencilla, aquellos que
c10nal, ��j o condiciones de escasez, entre grupos o Estados. El concepto de quieren incrementar su poder38 •
,
competic10n retrata una situación en la que la meta de los contendientes es Sin embargo, Schweller no pretende desacreditar las apmiaciones centra
ganar o como mínimo evitar las pérdidas relativas. Por posicional se entien les de las teorías del equilibrio. Refiriéndose a Walt señala que la teoría del
de_ que no deben ser tenidos en cuenta los recursos absolutos de los actores, equilibrio de amenazas, así corno la proposición más general de que los
smo los recursos relativos. En este contexto, un cambio en los recursos abso comp01iamientos tendentes al equilibrio son predominantes, sólo se cumplen
lutos de un Estado, permaneciendo constantes los del resto, tiene efectos im si se aplican a actores conservadores o receptores de amenazas, Schweller
pmiantes no sólo para ese actor, sino también para todos los demás. A la luz explica que hay otro tipo de Estados que son capaces de responder a las
de los nuevos bienes que tratan de lograrse en un escenario considera oportunidades que perciben en su entorno y concluye que el bandwagoning
blemente más competitivo, la cuestión de las ganancias relativas adquiere ca es una fonna de comportamiento bastante más común de lo que Waltz y
racteres más acuciantes. Walt mantienen, especialmente entre Estados insatisfechos.
La teoría del equilibrio de intereses cuestiona, por una pa1ie, la composi
�l segundo aspecto de la crítica de Schweller al neorrealismo guarda re-
1 �c10n - con los diferen es intereses d los Estados. La centralidad de la segu ción estrictamente material del concepto de estructura en la tradición walt
_ � �
udad en las formulac10nes neon-eahstas conduce a Waltz y Walt a tratar a ziana y, por otra, la capacidad explicativa de una teoría que hace residir en la
todo� l ?s Estados como entidades satisfechas con el statu qua que tratan de polaridad la lógica del comp01tamiento de los Estados y la estabilidad del
maxmuzar fundamentalmente su seguridad y no su poder. Schweller sostiene sistema intemacional39, Desde esta perspectiva, Schweller mantiene que el
que esta premisa no tiene en cuenta a los principales protagonistas o catali detenninante estructural no es el poder en sí mismo, sino el uso que los Es
zadores de l � teoría del equilibrio de poder: los Estados revisionistas. Según tados hacen de sus recursos para lograr las metas que se proponen. Cuestio
nes centrales para este autor son: si el poder es un medio para mantener el
�chweller, s1_ estos Estados no existieran, la necesidad de garantizar la segu sistema o si, por el contrario, se utiliza para destruirlo; si el poder es un ins
ndad en el sistema sería mínima.
trumento para aumentar la seguridad o si, por el contrario, es el medio em
A emás, este autor se plantea un interrogante a cerca de la capacidad ex
. � pleado para conseguir nuevas metas mediante la amenaza contra otros Esta
phcat'.va del neorrealisrno cuando la satisfacción de las necesidades de
dos. Dicho de otra forma, la estabilidad del sistema depende del equilibrio
:egu ;idad, .condición pre\ia para poder perseguir otras metas, está asegurada. entre las fuerzas conservadoras y las fuerzas revisionistas. Cuando los Esta
¿Que explica el neorreal1smo en esta situación sobre el compmiamiento de
dos que defienden los valores del statu quo son más poderosos que los Esta-
los Estados? La respuesta es tajante: "nada desde mi punto de vista. Es por lo
que desarrollo la teoría del equilibrio de intereses" 36•
Esta afinnación es el punto de paitida de un desarrollo teórico alternativo Jx Los Estados prntidarios del sta/11 quo buscan ante todo la auto-preservación y la protec
ª. os 37
� planteamientos de Waltz y Walt . Schweller introduce una clasifica ción de los valores que ya poseen. Son maxirnizadores de su seguridad y no de su poder y las
ganancias potenciales que podría aportar la expansión no sobrepasan en sus valoraciones a los
CJon de los Estados en dos categorías: los Estados que aceptan el statu qua,
costos asociados a un eventual conflicto bélico. De hecho, incluso en aquellas escasas ocasio
nes en que optan por la expansión, no emplean medios militares para conseguir tal propósito.
tics: Re:ilism cmd State Stra/egies qfier the Cold War, Columbia University Press, Columbia Contrariamente, los Estados revisionistas valoran más lo que no tienen. En general, estos ac
.
lnte�;at1onal Affa1rs Onlme, www.ciaonet.org, (marzo 2001 ). tores son propensos a emplear su fuerza militar para desafiar el sta/11 quo y ampliar sus valo
Rj L. Schweller, "New Realist Research 011 Alliances...", op. cit., p. 929 res, puesto que las ganancias percibidas en la expansión son superiores a los costos de la gue
37
E propio Waltz afirma que Schweller no puede ser considerado un neorrealista ya que rra. Además, reparan en la necesidad de convertirse en potencias preponderantes por su poder
"niega la piem1sa de que el poder es un medio y la supervivencia la meta principal de los Es para desafiar de forma efectiva el statu quo y, por ello, tienden a unirse para ser más fuertes
tados, en favor de la afirmación de Morgenthau de que los Estados buscan siempre más poder. que la pmie conservadora del sistema. Por ello, su interés en el poder militar varia dependien
Ttata, de demostrar que ,el bandwagoning es más común que el balancing y si se cree que esto do del grado de amenaza percibida hacia sus valores. R. L. Schweller, "Bandwagoning far
_
asi, entonces la te?na �eorreahsta es mco1recta. Schweller y yo trabajamos en programas Profit ...", op. cit., p. 104-105.
�: mvestigacton_ _ _ 3' R. L. Schweller, "Bandwagoning for Profit ... ", op. cil., p. 104. Ver también su con
d1stmtos . K. N. Waltz, "Evaluating Theories", American Polical Science
Rel'/ew, Vol. 91, n.º 4, 1997, p. 915. tribución: "Realism and the Present Great Power System ...", op. cil.
110 la Teoría de las Relaciones internacionales a Comienzos del Siglo XX} Capítulo 5: Más allá del Neorrealismo 111
dos revisionistas, el sistema pennanecerá invariable. Contrariamente, cuando dades, sino al del individuo. Estas !eolias llaman la atención sobre el hecho
los Estados revisionistas, con una propuesta de valores diferente toman ven de que la distribución de poder influye en el cornpmiarniento de los actores,
taja, el sistema experimentará un cambio. La teoría de Schwel!er es una teo a través de las percepciones de los gobernantes. Al igual que el caso de apor
ría sobre los conflictos de intereses que tienen lugar en el nivel sistémico. taciones anteriores, la introducción del fenómeno perceptual supone relativi
Son interesantes las reflexiones de Schweller sobre un sistema interna zar de nuevo la influencia de la distribución de poder.
cional dominado por Estados partidarios del statu quo. Un sistema de estas La parsimonia atribuida a la teoría de Waltz provenía de la pretensión de
características tendría gran semejanza con el vigente en nuesh·os días. En tal explicar los acontecimientos internacionales, tomando corno único referente
sistema, la necesidad de equilibrar la distribución de recursos materiales en consideraciones estrncturales. Las percepciones de los que tornan las deci
tre Estados desaparece porque, con independencia de sus capacidades, todos
ial
siones en el nivel estatal tienen para la teoría waltziana una importancia resi
los actores compaiien una idea del sistema internacional y unos valores co dual, ya que sólo la estructura constriñe y, a la vez, da fom1a al comporta
munes. Estos valores compartidos, aunque reposan en el nivel de las unida miento de los actores. Sin embargo, como señalan T. Christensen y J. Sny
des, son inequívocamente una variable del nivel sistémico40.
c
der, el análisis estructural "ultraparsirnonioso" desarrollado por Waltz, que
er
Esta última idea está en consonancia con la visión del realismo clásico únicamente tiene en cuenta la polaridad, no es capaz de explicar la compleji
sobre el equilibrio de poder y la estructura del sistema internacional. En con dad de los comportamientos conducentes a la formación de alianzas entre las
om
traste con la concepción neorrealista del equilibrio de poder como una con principales potencias en un sistema en el que existen más de dos polos43•
secuencia automgulada e involuntaria de la estructura del sistema, los realis Un rasgo diferencial de gran parte de estos desarrollos teóricos radica en
rc
tas tradicionales entendían el equilibrio de poder como un acuerdo de coope la confluencia de las formulaciones estructurales waltzianas con las formula
ración deliberado y voluntario entre las principales potencias. Estas ciones centradas en el dilema de la seguridact44. En este sentido, es impres
compartían valores e intereses comunes, además de una fórmula consensua
lo
cindible mencionar la obra de Jervis. Sus elaboraciones teóricas sobre las va
da sobre las normas básicas de comportamiento requeridas para el perfecto riables ofensivo-defensivas, expuestas en un apmiado anterior, abrieron nue
funcionamiento del sistema41 •
va
vas vías de investigación, tanto en el tel1'eno de las implicaciones de la
Es precisamente esta última perspectiva la que adopta Schweller. Se po tecnología militar corno en el de las percepciones45.
dría sostener que en su obra el componente materialista de la estructura del Un buen ejemplo que ilustra estas nuevas vías puede encontrarse en la
sistema internacional se complementa con la distribución de intereses. Por
tanto, el compotiamiento exterior de los actores está constreñido por una ba
se material, pero también por los intereses en juego en el nivel sistémico.
s in obra de Christensen y Snyder. El énfasis de sus aportaciones recae en la
cuestión de las percepciones correctas o el1'óneas en torno al equilibrio ofen
sivo-defensivo. En discrepancia con Waltz, estos autores no entienden que
ra
Los recursos nos dicen "cuanta influencia puede tener un Estado sobre los
demás", mientras que "los intereses [nos dicen] cuando y con qué propósito
t
será usada dicha influencia". Por tanto, "el poder y los intereses están estre 4i T. Christensen and J. Snyder, "Progressive Research and Degenerative Alliances",
es
chamente relacionados"42. American Po/itical Science Review, Vol. 91, n.º 4, 1997, p. 919 y "Chain Gangs and Passed
Bucks: Prediction Alliance Patterns in Multipolarity", J111ematio11al Organi�alio11, Vol. 44, n."
Mu
2, 1990, p. 167.
44 T. Christensen, "Perceptions and Alliances in Europe", l11tematio11al Organization.
5.5. EL PAPEL DE LAS PERCEPCIONES Vol. 51, n.º 1, 1997, p. 65.
45 Jervis es uno de los pioneros en la introducción de las cuestiones preceptuales en las
Un último grupo de aportaciones teóricas pretende mejorar la capacidad Relaciones Internacionales. St1 obra incorpora proposiciones provenientes de la psicología
cognitiva para el estudio de las espirales de conflictos, los etTores estratégicos y las decisio
explicativa del neorrealismo recurriendo no ya al nivel de análisis de las uni- nes, correctas o erróneas, tomadas por los diplomáticos. Jervis llega a la conclusión de que,
bajo condiciones de ince11idumbre, los gobernantes adoptan cursos de acción bajo la influen
cia de estereotipos, analogías o rutinas. Puede verse: R. Jervis, "Hypotheses on Mispercep
'.� R. L. Schweller, "Bandwagoning for Profit... ", op. cit., p. 106. tion," en R. Falk and S. Kim (Eds.), The War System, Boulder, Westview Press, (1968) 1980
, R. L. Schweller, "A Tale ofTwo Realisms ...", op. cit., p. 12.
4• Jbidem, p. 10.
y Perception and Misperceptions in /11/ernalivnal Politics, New Jersey, Princeton University
Press, 1976.
1!2 la Teoría de las Relaciones lntemacionales a Comien=os del Siglo XXJ Capítulo 5: ,vlás allá del Neorrealismo 113
las percepciones sean factores endógenos del poder, ni tampoco producto de res que se encuentran ante una amenaza menos inminente ("en segunda línea
la incertidumbre. Argumentan que las percepciones son el resultado de lec de fuego") compartan las valoraciones estratégicas de los primeros y, conse
ciones aprendidas de la historia y del poder relativo de la sociedad civil y cuentemente, teman que si sus posibles aliados son eliminados rápidamente
militar en el nivel estatal. Las percepciones y las preferencias domésticas se puedan encontrarse aislados, convirtiéndose en presa fácil para el agresor en
convierten así en una variable central para determinar el comportamiento de el supuesto de reanudación del conflicto.
los Estados, especialmente en momentos de cambios importantes en la dis En el segundo caso, la conexión entre la percepción de llevar a cabo
tribución de poder46• prácticas defensivas y el buck-passing radica en la creencia de que la
Críticos con la indeterminación del neon-ealismo, Snyder y Christensen seguridad en el sistema es abundante. Los Estados perciben que ser los
afirman que, con demasiada frecuencia, éste demuestra ser de poca utilidad primeros en oponerse al atacante puede ser extremadamente costoso pero, en
para explicar, en presencia de una estructura que pe1manece invariable, todo caso, lo será más para el adversario, ya que aunque éste pudiera ganar
acontecimientos internacionales muy dispares en cuanto a sus características. en el uno contra uno no lo conseguiría de forma fácil. En este contexto, los
Para corregir esta deficiencia, Christensen y Snyder se proponen introducir Estados "en segunda línea de fuego" solamente prestarán asistencia al Estado
una variable no estructural, las percepciones de los gobernantes sobre la efi más directamente afectado por una agresión en caso de que sea estrictamente
cacia relativa de llevar a cabo políticas ofensivas o defensivas. Tales percep necesario y cuando el enemigo se encuentre ya debilitado por las
ciones afectan en gran medida al comportamiento de los Estados, sobre todo hostilidades, Estos actores intentarán permanecer al margen, evitando
cuando se trata de formar alianzas, y pueden dar lugar, en contextos estructu conscientemente los esfuerzos de los Estados que pretenden inmiscuirlos en
rales complejos, a conductas que escapan a la lógica del equilibrio de po la lógica del balancing.
der47. Finalmente, las percepciones e1Tóneas de los gobernantes son el último de
El argumento central de Snyder y Christensen es que bajo condiciones de los factores que distorsionan los efectos del equilibrio de poder en el sistema
multipolaridad, si los gobernantes creen que las doctrinas militares ofensivas internacional. Este fenómeno tiene lugar cuando los que toman las decisio
son más eficaces, la posibilidad de que existan alianzas fuertes y rápidas es nes basan sus acciones en percepciones incorrectas de la distribución de po
caladas armamentísticas es alta (chain ga11gi11g), mientras que si creen jus der. Esta falta de precisión hace que los Estados reaccionen ante amenazas
tamente lo contrario, tratarán de pasar el costo de oponerse a los desafiantes insignificantes, permanezcan inmóviles antes situaciones cruciales para su
a otros actores (buck passing)48 • integridad o incluso presten asistencia a la parte que menos favorece sus in
En el primer caso, la conexión entre la percepción de la eficacia de llevar tereses en un enfrentamiento bélico, Snyder y Christensen señalan, por
a la práctica una estrategia ofensiva y la formación de alianzas radica en el
ejemplo, que si un actor confunde a un Estado fuerte con uno débil se com
miedo de que una acción inicial del adversario pueda tener éxito e impulse al
po1iará con arreglo al bandwagoning, a pesar de que su pretensión inicial
agresor a posteriores acciones con igual resultado. En este contexto, los go
fuese la contraria, es decir, el balancing49•
bernantes de los Estados más próximos al agresor perciben que la confronta
ción va a resolverse de forma rápida y contraria a sus intereses y, por tanto, A diferencia de Snyder y Christensen, otros autores, como W. Wohlforth
temen ser eliminados. Es por ello que buscan aliados cercanos. Sin embargo, y R. L. Schweller, analizan la cuestión perceptual, no tanto en el marco del
para que las alianzas se establezcan, es necesario además que aquellos acto- dilema de la seguridad como en el marco de la distribución de poder interna
cional. Puede entenderse, quizá, que estos autores se hallan en sintonía con
el retorno de ciertos presupuestos del realismo tradicional, entre ellos, la i111-
4" T. Christensen, "Perceptions and Alliances in Europe", op. cit., p. 92. Ver también: W.
p01iancia del poder en la determinación de las acciones de los Estados.
Wohlfo11h, "The Perception of Power: Russia in the Pre-1914 Balance," World Politics, Vol.
39, n.º 3, l 987; S. M. Walt, Rel'olutíon and War, lthaca, Cornell University Press, 1996,
Wohlfo1ih señala que, desde un punto de vista explicativo, las percepciones
capítulo 2: J. Taliaferro, "Quagmires in the Periphery: Foreign Wars and Escalating Cornmit sobre el poder son mas dinámicas que las meras cuantificaciones de las rela-
ment in International Conflict", Securizv Studies, Vol. 7, n.º 3, l 998.
47 T. Christensen and J. Snyder, "Progressive Research on Degenerate Allíances", op. cit.,
p.920.
48 T. Christensen, "Perceptions and Alliances in Europe", op. cit., p. 67. 49 Ibídem, p. 68.
114 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 5: Más allá del Neorrea/ismo 115
ciones de fuerza entre los actores50. Los cambios repentinos en el compmia son conscientes de que el éxito de las políticas que pretenden llevar a cabo
miento de los Estados pueden estar relacionados con las percepciones de las pasa por hacer una lectura correcta de la distribución de poder. Por supuesto,
variaciones en la distribución de poder. Dichos cambios pueden no ser detec no todos los actores demuestran la misma habilidad y, ocasionalmente, pue
tados por las mediciones típicas de recursos. Consecuentemente, W. Wohl den confundirse. Cuando las percepciones difieren marcadamente de la rea
forth desafía la validez de aquellos estudios realizados sobre la distribución lidad objetiva, las teorías estrictamente estrncturales no son capaces de pre
de poder en el sistema internacional que no tienen en cuenta la manera en decir el compmiamiento de tales actores, A pesar de ello, Schweller sostiene
que los actores perciben el poder. Si el poder influencia el curso de la políti que este hecho no invalida su utilidad, porque la estrnctura material afecta
ca internacional, "lo hace en gran medida a través de las percepciones de las inevitablemente a los Estados con independencia de que ésta haya sido per
cibida de fonna correcta o incorrecta, recompensando a aquéllos que persi
ial
personas que toman las decisiones" 51.
Pero además, W. Wohlforth pone de relieve que, en ocasiones, los que guen políticas que están en consonancia con sus dictados y castigando a
toman las decisiones no actualizan sus estimaciones y preferencias políticas aquéllos que no se ajustan a estos parámetros55.
c
en relación con la nueva infonnación derivada de los cambios que se produ
er
cen en los recursos relativos de los Estados. A menudo, adoptan analogías
om
históricas y otros estereotipos cognitivos para procesar la información en
trante y para seleccionar las opciones de actuación. Lo que esto significa es
que, en la práctica, la traducción del poder del Estado en comportamiento no
rc
siempre se ajusta a las predicciones derivadas del equilibrio de poder. Es por
ello que gran parte de las teorías realistas confieren un papel explícito a los
lo
sistemas de creencias preexistentes, las imágenes de los adversarios, la aver
sión a las pérdidas y la propensión al riesgo en el proceso de toma de deci
va
siones en política exterior52•
En una línea similar, Schweller señala que los hombres de Estado actúan
sobre la base de un entendimiento subjetivo de la distribución de poder que,
a menudo, diverge de la situación objetiva53. Las percepciones de los líderes
nacionales juegan un papel crítico, condicionando el modo en que los Esta
s in
ra
dos responden ante la estructura de poder5�. Los que toman las decisiones
t
50
W. Wohlforth, The Elusive Balance: Power and Perceptions during the Cold War,
es
lthaca, Cornell University Press, 1993, p. 2. En este punto Wohlforth comparte con Zakaria la
idea de que los Estados expandirán su poder únicamente cuando los que toman las decisiones
Mu
perciban un aumento relativo del poder estatal. Véase: W. Wohlfo1th, "Realism and the End
ofthe Cold War", en M. Brown, S. Lynn-Jones and S. Miller (Eds.), op. cit.; F. Zakaria, De la
Riqueza al Poder: Los Orígenes del Lidmcgo Mundial de los Estados Unidos, Barcelona,
Gedisa, 2000, p. 50.
51
W. Wohlforth, Tire Elusil'e Balance..., op. cit., p. 294.
52 W.
Wohlf01th, "Realism and the End ofthe Cold War", op. cit., pp. 21 y 41.
53 R. L. Schweller, Deadly !mbalances: Tripolarity cmd Hitler's Strategy o.f World Con-
9uest, New York, Columbia University Press, 1998, https://wwwc.cc.columbia.edu/sec/dlc/
ciao/ book/schweller/schweller02.html (Agosto, 2001) cepciones de los que toman las decisiones juegan un papel determinante en la elección de las
54 Zakaria, por ejemplo, sostiene que un incremento en el poder nacional de un Estado in distintas políticas exteriores que practican los Estados. F. Zakaria, De la Rique=a al Poder ...,
crementa la ambición internacional, pero los líderes nacionales sólo optan por la expansión op. cit., p. 52.
55
cuando y dónde se minimicen los costos y los riesgos. Por tanto, es lógico admitir que las per- R. L. Schweller, Deadly lmbala11ces ..., op. cit.
CAPÍTULO 6
EL NEOLIBERALISMO
de orientación realista. El neoliberalismo considera que el tipo de situaciones unen epistemológicamente a neo1Tealistas y neoliberales, como indicaba
que el neorrealismo puede explicar, las relativas a la seguridad o al poder, Keohane, que las que les separan. Tanto unos como otros están unidos por
son cada vez menos relevantes en el mundo actual. Los autores neoliberales una concepción naturalista de la ciencia.
proceden a ampliar los horizontes de la disciplina, incluyendo en ella las Asimismo, el neorrealismo y el neoliberalismo proceden a la "importa
cuestiones de cooperación. A la hora de explicar la cooperación no bastará ción" de teorías de la Economía. En el caso del segundo, la importación de
con recurrir a factores materiales como la distribución de poder. Además, se hmamientas teóricas de la microeconomía es mucho más sofisticada. Gra
rá necesario tener presente la relevancia de las ideas. cias a ella, los neoliberales van a rechazar las pesimistas conclusiones a las
que llega el neorrealismo sobre la cooperación. El propósito de los neoli
ial
berales, en concreto de Keohane, es constrnir una teoría funcional de los re
6.1. CONTINUIDADES Y RUPTURAS CON EL NEORREALISMO gímenes internacionales. Para ello, se basa en la teoría de los juegos -sobre
todo en el dilema del prisionero- y en la teoría de la acción colectiva. Estas
c
teorías muestran que, bajo cietias condiciones, actores racionales, pese a
er
Desde el punto de vista ontológico y epistemológico, tal y como se puso
de relieve en el capítulo 3, existen coincidencias muy apreciables entre neo existir un cierto grado de convergencia de intereses entre ellos, no pueden
alcanzar un resultado óptimo. La razón de esta desfavorable situación, como
om
rrealismo y neoliberalismo. En el plano ontológico, en lo que concierne al
eje individualismo-holismo, el neoliberalismo se decanta por una ontología también estas teorías subrayan, reside en que las barreras a la información y
individualista. En lo que atañe al eje materialismo-idealismo, el neolibera la comunicación en las relaciones entre Estados pueden impedir la coopera
rc
lismo quiere tender hacia la parte idealista del mismo. Es aquí donde pueden ción y crear desacuerdos, aun cuando haya intereses comunes2•
producirse las diferencias más sensibles entre ambos. En el plano epistemo Además, los neoliberales también hacen uso de las teorías sobre el "fraca
lo
lógico, al igual que el neorrealismo, el neoliberalismo es partidario del natu so del mercado". Por fracaso del mercado, Keohane se refiere a aquellas si
ralismo, impulsando la aplicación del método científico a las Relaciones In tuaciones en las que los resultados de las interacciones promovidas por el
va
ternacionales. mercado son sub-óptimas, dadas las funciones de utilidad y los recursos a
Como acabamos de apuntar, una de las principales coincidencias entre disposición ele los actores. Es decir, la conclusión de acuerdos que serían be
neficiosos para todas las partes no se produce. La responsabilidad de este
neorrealismo y neoliberalismo se registra en el terreno epistemológico. Am
bos se adhieren a una epistemología positivista o naturalista. El propio Keo
hane manifiesta que "el institucionalismo neoliberal...cornparte algunos im
s in hecho cabe atribuirla a la estructura del sistema y a la ausencia de institucio
nes que le caracteriza. Los defectos institucionales tienen mucho que ver con
los fracasos de coordinación. Con arreglo a esta argumentación, la aparición
ra
portantes compromisos intelectuales con el neonealismo. Al igual que los
neorrealistas, los institucionalistas neoliberales buscan explicar regularidades de instituciones persigue superar las deficiencias que imposibilitan cerrar
acuerdos mutuamente beneficiosos3 . El sistema internacional es visto, pues,
t
centralizado"1. Es cie1io que pueden discernirse algunas diferencias. Por corno algo análogo a un "mercado imperfecto", es decir, presenta una situa
ejemplo, la obra de Waltz descansa en las ideas de Popper, mientras que la ción de "fracaso del mercado político" y, en una lógica paralela, el surgi
Mu
obra de Keohane torna como referencia las ideas de Lakatos. Son claras en miento de regímenes internacionales apunta a resolver esas deficiencias,
Keohane las alusiones a los Programas de Investigación de este último. En proveyendo, a través de la cooperación, las "esperadas ganancias".
buena medida, los programas de investigación de Lakatos constituyen una El neoliberalismo se propone desafiar al neorrealismo en su propio terre
reformulación de la teoría del conocimiento de Popper, en respuesta al no y con sus propias "reglas de juego". Los neoliberales entienden que es ne
embate relativista de la obra de Kuhn. Esto permitiría quizás definir a los cesario dar cuenta, además de compotiamientos conflictivos, de compotta
neoliberales como neopositivistas. Pese a ello, son muchas más las cosas que mientos cooperativos entre Estados. Desde este punto de vista, el neolibera-
1
R. O. Keohane, "lnstitucionalismo Neoliberal: Una Perspectiva de la Política Mundial", 2 R. O. Keohane, Después de la Hegemonía..., op. cit., pp. 94-96.
en R. O. Keohane, Instituciones l11temacionales l' Pode r Estatal: Ensavos sobre Teoría de las 3 Ibídem, pp. 82-83.
Relaciones lntemacionales, Buenos Aires, GEL: (1989) 1993, p. 23.
120 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 6: El Neo/iberalismo 121
lismo aglutina en su seno al neorrealismo4• El neoliberalismo edifica su teo lismo. Hay una diferencia entre el énfasis neoliberal en el sistema y el énfa
ría sobre aquello que el neorrealismo no explica, las relaciones de coopera sis neorrealista en la estrnctura9• Es cierto que los neoliberales parten del
ción, partiendo de premisas claramente neorrealistas. Keohane y Nye afir concepto de estructura neonealista, pero efectúan una serie de precisiones
man que el institucionalismo neoliberal "busca explícitamente constrnir una importantes sobre el mismo. Señalan que dicho concepto les parece limitado
teoría de las instituciones, con lo que podrían ser consideradas implicaciones y estrecho. Y ello por dos razones. De un lado, tal y como han destacado re
liberales, sobre premisas que son consistentes con las del realismo político"5. iteradamente, porque juzgan excesivamente parsimoniosa la noción neorrea
En esta frase quedan reflejados dos aspectos fundamentales del neolibera lista de una estmctura de poder "única" en el sistema internacional. Esto su
lismo: por un lado, el notable grado de acercamiento al neo1Tealismo y, por pone aceptar la premisa de la :fungibilidad del poder, es decir, que los recur
otro, la adscripción profunda a la filosofía y valores que han guiado siempre sos de poder de los Estados pueden tratarse corno si fueran homogéneos e
a la tradición liberál. intercambiables. En este sentido, los neoliberales se muestran partidarios de
En relación con el primero de estos aspectos, el notable acercamiento al una noción diferenciada de la estructura de poder que ponga de manifiesto
neorrealismo, para algunos una mera "conversión"6, es consecuencia de la que en el sistema internacional pueden darse varias estructuras, diferentes
asunción de las premisas neorrealistas. La primera de estas premisas viene según las áreas temáticas y según los recursos que, en cada una de ellas, sea
dada por el hecho de que "los Estados son los actores cmciales...Nuestro posible movilizar para afectar los resultados 1°. De otro lado, los neoliberales
análisis de la cooperación y los regímenes internacionales, por tanto, se cen plantean reparos al concepto de estrnctura neorrealista porque consideran
tra especialmente en los Estados" 7• Asimismo, los neoliberales adoptan, que el sistema no está compuesto exclusivamente por elementos estructura
consciente y deliberadamente, otra premisa realista: el "egoísmo racional" de les, sino también por otros elementos entre los que destaca el "contexto insti
los actores, es decir, que los Estados persiguen racionalmente su propio auto tucional" de acción. Este contexto institucional constihtye una variable sis
interés. De modo premeditado, los neoliberales escogen jugar con las "reglas témica. Como observa adecuadamente Keohane, "lo que distingue mi argu
del juego" del neorrealismo, en el sentido de que dejan de lado motivaciones mentación del realismo estructural es mi énfasis en los efectos que tienen las
de tipo idealista o altruista que estimulen la cooperación. Como dice Keoha prácticas e instituciones internacionales sobre la conducta estatal. La distri
ne expresamente, "partiendo de premisas similares acerca de las motivacio bución del poder que acentúan los realistas es, por cierto, impmiante...Pero
nes, procuro demostrar que el pesimismo realista con respecto al bienestar la actividad humana en el plano internacional también ejerce efectos signifi
basado en una creciente cooperación es exagerado...(y) criticar en sus pro cativos" 11.
pios té1minos el sombrío cuadro que el realismo pinta: la inevitabilidad de la En definitiva, el neoliberalismo subraya la relevancia de instituciones y
existencia de la hegemonía o el conflicto"8. Los institucionalistas neolibera regímenes internacionales creados por los seres humanos, sosteniendo -de
les intentan, consiguientemente, contradecir las previsiones neorrealistas en modo coherente con la tradición liberal- que distintas condiciones sistémi
sus propios términos. cas y, en concreto, diversos grados de institucionalización del sistema lleva
En tercer lugar, el neoliberalismo asume la relevancia del nivel de análi rán a los Estados a definir de manera diferente sus propios intereses y afecta
sis sistémico. Con ello coincide, aunque sólo parcialmente, con el neonea- rán a los incentivos que motivan sus acciones. En estrecha relación con esto
4 R. O. Keohane, "lnstitucionalismo Neoliberal...", op.cit., p. 35. • Una descripción interesante de lo que los neoliberales entienden por teoría sistémica es
5 Keohane y Nye hacen este comentario refiriéndose a la obra del primero de estos autores llevada a acabo en: R. Keohane and J. Nye, "Power and lnterdependence Revisited", op. cit.,
pp. 745-748.
Después de la Hegemonía. Ver: R. O. Kcohanc and J. Nye, "Power and lnterdependence Re 10 R. O. Keohane, "Therny of World Politics ... ", op. cit., p. 194. Este tipo de considera
visited", lntemational Orgc111i:atio11, Vol. 41, n.º 4, 1987, p. 729. ciones sobre "estructuras por áreas" fue ya realizado por Keohane y Nye en Poder e !11terde
6
Algunos autores, de manera un tanto exagerada, han llegado a colocar a Keohane y Nye pende11cia ... , op. cit., pp. 49-52. Como se ha señalado anteriormente, D. Baldwin efectuó
pentro del neorrealismo. A este respecto ver: J. -F. Rioux, E. Keenes et G. Legare, op dt., p. también una conocida crítica a la premisa de funfibilidad del poder implícita en el plantea
67. miento neorrealista.
7
R. O. Keohane, Después de la hegemonía..., op. cit., p. 41 e "lnstitucionalismo Neolibe 11 R. O. Keohane, Después de la Hegemonía ... , op. cit., p. 42. Apreciaciones similares de
ral...", op. cit., p. 23. este autor, en esta misma dirección, pueden encontarse en: "Theory of World Politics ... ", op.
8
R. O. Keohane, Después de la Hegemonía ... , op. cit., pp. 46-47 y 113. cit., p. 195 e "lnstitucionalisrno Neoliberal ...", op. cit., pp. 15 y 24-29.
122 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XX} Capítulo 6: El Neolibera/ismo 123
último, el institucionalismo neoliberal lleva a cabo una reflexión sobre las 6.2. REGÍMENES INTERNACIONALES VERSUS TEORIA DE LA ES
funciones que cumplen los regímenes internacionales como promovedores TABILIDAD HEGEMÓNICA
de la cooperación entre Estados. Entre otras cosas, los regímenes internacio
nales contribuyen a reducir la incertidumbre mediante la provisión de infor El neorrealismo no se limitó a la reflexión teórica sobre la política inter
mación y la disminución de los costos de transacción. Asimismo, facilitan nacional. Amplió su esfera de interés a la economía política internacional.
las negociaciones y los acuerdos intergubernamentales mutuamente benefi Un grupo de autores concentró sus esfuerzos en buscar una explicación al
ciosos, cuando existen intereses comunes. Por ello, los Estados ven en los fenómeno de la cooperación económica y, para ello, confeccionó la "teoría
regímenes internacionales algo útil a la hora de satisfacer su propio interés de la estabilidad hegemónica". Cabe destacar una cierta contradicción en los
es decir, "actores racionales y egoístas" tienen incentivos para establecer ; planteamientos neorrealistas, dependiendo de si éstos se refieren a la política
ial
mantener -basándose en el auto-interés- regímenes internacionales. internacional o a la economía política internacional. El énfasis recae, en el
�l presentar el acercamiento entre neoliberales y neorrealistas no puede primer supuesto, en modelos de equilibrio y, en el segundo, en modelos de
c
olvidarse el segundo aspecto fundamental mencionado más an-iba: la identi hegemonía. Podría haber una cierta compatibilidad en la utilización de am
er
fica�ión de los primeros con el pensamiento liberal. En efecto, quienes están bos modelos. Así en un mundo bipolar, dominado por el equilibrio entre los
asoc,ados al pe�samiento liberal sobre los asuntos mundiales comparten una dos polos, la teoría de la estabilidad hegemónica explicaría el porqué de la
_
om
sene de creencias: que las relaciones internacionales evolucionan gradual cooperación en el seno de los dos grandes bloques, especialmente en el seno
mente -aunque no necesariamente de modo fácil e inevitable- en una di del bloque occidental. La razón de dicha cooperación estribaría en la posi
ción predominante de los Estados Unidos. Pero algunos autores neorrealistas
rc
r�cción de progreso; que el mundo se encamina hacia condiciones de paz,
bienestar y justicia; que dichas condiciones son logradas en gran medida a han ido más allá, proponiendo un modelo de hegemonía, frente a uno de
t�a:és de la cooperación internacional; y que todo ello ha sido generado y fa equilibrio, corno instrumento de análisis de la política intemacional14 • En
lo
cilitado por una serie de fuerzas interrelacionadas, desatadas por las revolu contraste con una visión de la historia basada en la sucesión de equilibrios de
ciones científica e intelectual modernas, como el gobierno republicano 0 poder, el modelo hegemónico sugiere una visión alternativa: la sucesión de
va
democrático, la interdependencia económica y social internacional, el pro periodos de auge y declive de grandes potencias. En este caso, resultaría
greso en los conocimientos y las instituciones internacionales 12• En este or prácticamente imposible reconciliar ambos modelos 15•
den de ideas, Keohane hace una clara afirmación de los p1incipios liberales
que guían su pensamiento al sostener que "de forma coherente con el libera
lismo, me niego a asumir, ya definiciones inmutables del interés en términos
s in Dejando a un lado esta posible contradicción, puede decirse que el neoli
beralismo trató de desmarcarse de la teoría de la estabilidad hegemónica, en
especial, en lo que concernía a dos puntos esenciales de la misma. El conte
ra
de ganancias relativas, ya modelos permanentes de conflicto entre los Esta nido de esta teoría establecía que la presencia de un Estado hegemónico era
dos. Para mí, la política es abierta y potencialmente progresiva, más que de una condición necesaria para el desarrollo de la cooperación internacional 16.
t
el carácter diferencial de las hipótesis neoliberales a la hora de intentar ex 14 Éste es el caso de Gilpin, autor que propugna un modelo de hegemonía. Dicho modelo
plicar el fenómeno de la cooperación en situación de anarquía.
Mu
En sentido inverso, el declive de dicho Estado estaba asociado a una quiebra las distancias entre neoliberales y neorrealistas. Primero, la hegemonía no es
de las relaciones de cooperación. Como sostienen algunos neonealistas, el una condición ineludible para la emergencia de una cooperación significati
Estado hegemónico podría considerarse como la figura más próxima a la de va. Segundo, los regímenes internacionales, expresión de dicha cooperación,
una autoridad central en el sistema internacional. Durante dete1111inados pe pueden mantenerse en el tiempo, pese a la transformación de la di.stribt'.ción
riodos de tiempo, al implantar una especie de centralización legítima de la concreta ele poder que los hizo posibles. De esta manera, el neohberal1smo
fuerza, desempeñaría papeles propios de esta última. Esta circunstancia miti quiere apaiiarse ele las sombrías perspectivas que el declive de la potencia
garía la anarquía del sistema, haciendo más probable la cooperación. J. Go hegemónica proyecta sobre la cooperación, por no hablar del estallido de
wa ha indicado que los Estados que se encuentran inmersos en un subsistema grandes gue1rns como mecanismo ele tránsito de un periodo de hegemonía a
dominado por una potencia hegemónica son bien autorizados o bien constre otro.
ñidos a cooperar. Aquellos inclinados a cooperar pueden hacerlo con la cer Antes de entrar a desanollar la argumentación neoliberal en torno a los
teza de que la potencia hegemónica no los explotará; aquellos inclinados a dos puntos mencionados, es preciso detenerse en la definición de "régimen
"desertar" se verán disuadidos de tal vía de acción ante la expectativa de ser internacional". No parece necesario insistir en que se trata ele un concepto
sancionados por dicha potencia. En general, la presencia de polos dominan central en el desarrollo teórico del institucionalisrno neoliberal. Tal concepto
tes en la política internacional tiende a promover más relaciones de coopera constituye un instrumento de primer orden para el estudio de formas de
ción que las que podrían darse en su ausencia 17• comportamiento gobernadas por reglas en el plano internacional. El grado de
Los autores neoliberales reconocen que la hegemonía lleva implícita fun institucionalización a que dan Jugar dichos comportamientos escapa en mu
ciones que facilitan la cooperación, aunque ésta adopte una forma asimétri chas ocasiones al marco formal de las organizaciones internacionales. Puede
ca. También reconocen que el Estado dominante puede decidir reforzar la decirse que en la abundante literatura 20 sobre regímenes internacionales existe
cooperación mediante la creación de regímenes que respondan a su concep un consenso en tomo a su definició n . Dicho consenso data de comienzos
ción de lo que debe ser el orden internacional 18• Sin petjuicio de estos reco de los años 80. En una conocida obra colectiva sobre regímenes internacio
nocimientos, el neoliberalismo pretende establecer su propia aproximación nales, S. Krasner los definió corno "conjuntos de principios explícitos o im
teórica al fenómeno de la cooperación. R. O. Keohane escribe que puede plícitos, normas, reglas y procesos de toma de decisión en torno a los c'.1ales
haber cierta validez en la teoría de la estabilidad hegemónica, cuando ésta convergen las expectativas de los actores en un área dada ele las Relaciones
afirma que la hegemonía facilita una forma de cooperación. Pero, al mismo Internacionales. Los principios son creencias de hecho, de causalidad y de
tiempo, manifiesta que hay pocas razones para creer que la hegemonía sea rectitud. Las normas son estándares de comp01iarniento definidos en térmi
una condición necesaria o suficiente para la aparición de relaciones de co nos de derechos y obligaciones. Las reglas son prescripciones o prohibicio
operación. Más aún, dice Keohane, después de haberse creado regímenes in nes específicas ele cara a la acción. Los procesos de toma de decisión son las
ternacionales, la continuidad ele la cooperación no requiere necesariamente prácticas prevalecientes para la formación y la implementación de las deci
la existencia de un Estado hegemónico 19• Estas consideraciones recogen los siones colectivas" • Con esta definición de regímenes internacionales, los
21
dos puntos esenciales, a los que se ha aludido más arriba, que van a marcar
211 Entre las contribuciones que ofrecen una perspectiva general de la Teoría de los Regi-
Public Goods, and Free Rides", /11tematio11(ll Strnlies Ou11rterfr, Vol. 25, n.º 213, 1981; R. 111enes pueden mencionarse las siguientes: S. D. Krasner (Ed.). I11tematio11al Regimes. lthaca,
Gilpin, U.S. Power a11d the ,'v/11lti11atio11{1/ Corporation: The PoliÍica/ Ern11omr r!f'Foreign Di Cornell University Press, 1983; S. Haggard and B. Simmons, "Theories of lnternational Re
rect f11vest111ent, New York. Basic Books,1975; S. Krnsner, "State Power and the Structure of gimes", /11temation{II Organi::ation, Vol. 41, n." 3, 1987; A. Hurrell. "Teoría de los Regíme
lnternmional Trade", World Politics, Vol. 28, April,1976. nes Internacionales: Una Perspectiva Europea", Foro I11ternacio11al. Vol. 31. n.º 5, 1991: A.
17 Hasenclever, P. wlayer y V. Rittberger, "La Teoría de los Regí111enes Internacionales: Situa
J. Gowa, "Anarchy, Egoism and Third lmages: The Evolution of Cooperation and
lntei(iational Relations", /11/emational Organi:alion, Vol. 40, n.º l . 1986, pp. 174-175. ción Actual y Propuestas para una Síntesis", Foro /11temacio11al, Vol. 39, n." 4, 1999.
21 Curiosamente, esta definición de regímenes internacionales fue propuesta por un autor
De hecho, Keohane dedica una parte de su obra Después de la Hege111v11ía a analizar la
posición privilegiada de los Estados Unidos en la posguerra. Asimismo, analiza los regímenes considerado neorrealista. Ver: S. Krasner, "Structural Causes and Regime Consequences: Re
internacionales que, a impulsos de la misma, fueron creados. Ver: R. Keolrnne, Después de la gimes as Intervening Variables", en S. Krasner (Ed.): /11tematiomdRegimes, op. cit.. p. 2. Es
Hegemv11ía..., op. cit., capítulo 8. ta definición fue tomada como referencia por las diferentes contnbuc1ones contemdas _ en la
i'I
R. O. Keohane, Después de la Hegemonía.... op. cit., p. 50 obra editada por Krasner.
126 La Teoría de las Relaciones l11ternacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 6: El Neolibera/ismo 127
neoliberales tratan de subrayar la significación del contexto institucional in les, cabe decir que, en su contra, los autores neoliberales emplean dos argu
ternacional, sin "denigrar el papel del poder de Estado"22• mentos principales. El primero de estos argumentos se basa en una nueva
Es necesario mencionar que el neoliberalismo, a través de los regímenes lectura de la teoría de la acción colectiva. Amparándose en la lógica de esta
internacionales, contribuye a incorporar no sólo fuerzas materiales, sino teoría25, el neoliberalismo sostiene que la hegemonía constituye tan sólo un
también ideas a la teoría internacional. Como se ha indicado con anteri01i caso especial de "grnpo privilegiado", es decir, de grupo capaz de suminis
dad, los préstamos de la teoría micro-económica son más intensos que los trar un bien colectivo. Reconoce que, con arreglo a la teoría de la acción co
del neorrealismo. En el plano ontológico, en lo que concierne al eje indivi lectiva, la cooperación para la provisión de bienes colectivos en grupos
dualismo-holismo, el neoliberalismo se decanta por una ontología individua grandes resulta extremadamente difícil. Si la contribución de cada actor in
lista. Debe destacarse que, tanto en el caso neorrealista como neoliberal, el dividual respecto al valor total del bien es relativamente escasa, pero costosa
ial
recurso a la teoría micro-económica es responsable de dicha posición onto para todos ellos, y si los no contribuyentes a dicha provisión pueden benefi
lógica. Pero ha de indicarse que, en el caso del neoliberalismo, la adopción ciarse en cualquier caso del bien colectivo, los miembros del grupo optarán
c
de presupuestos micro-económicos produce resultados un tanto contradicto por ser .fee riders. Como todos ellos tienen incentivos para actuar de modo
er
rios Y ello porque si bien, como acabamos de señalar, tales presupuestos son similar, el bien no será suministrado y todos los actores se encontrarán en
determinantes de una ontología individualista, al mismo tiempo permiten a una situación peor que la que se hubiera producido de proveerse tal bien.
om
los autores neoliberales desplazarse hacia la parte idealista del eje ontológico Aun siendo esto así, los autores neoliberales afinnan que la cooperación
materialismo-idealismo. Los regímenes internacionales resultan de las ac de unos pocos países para la provisión de bienes colectivos es perfectamente
coherente. No sólo la hegemonía, sino también "los grupos reducidos" (small
rc
ciones, en este caso intencionadas, de Estados con identidades e intereses
dados. La explotación de la teoría micro-económica hace posible que actores groups) constituyen grupos privilegiados según la teoría de la acción colec
racionales y egoístas contemplen la posibilidad de cooperar, de formar regí tiva. En los grnpos reducidos, los actores interactúan reiteradamente entre sí,
lo
menes internacionales. El neoliberalismo, en consecuencia, se distancia de la con lo cual se hallan en una situación que cabe calificar de "interdependencia
estratégica". En ella, los actores son capaces de controlar mutuamente sus
va
ontología estrictamente materialista del neorrealismo. La estructura del sis
tema sigue compuesta de fuerzas materiales. Pero los neoliberales añaden las conductas. No puede utilizarse la teoría de la acción colectiva, escribe Keo
ide 0 '> como una variable sistémica, fruto de las interacciones de los Estados, hane, para descartar la efectiva colaboración oligopolística entre unos pocos
que actúa entre la estructura y el comportamiento de las unidades23 . A dife
rencia de lo que ocurre en el neorrealismo, en el neoliberalismo los regíme
nes internacionales poseen un carácter autónomo, no representando un mero
s in actores, en cuyo marco cada uno de ellos supervisa y reacciona ante la con
ducta de los demás. Aun cuando no exista un ente hegemónico, un número
pequeño de actores significativos puede ser capaz de desarrollar las funcio
ra
mimetismo con respecto a la distribución de poder material, ni estando estre nes que habitualmente se le atribuyen a aquéf6 . En la medida en que el nú
chamente subordinados a la esfera de lo político24. mero de Estados fuertes en el sistema internacional es pequeño, Keohane en
t
Retomando la primera de las cuestiones planteadas más arriba, que la tiende que el escenario de "grupos reducidos" puede reflejar fielmente la rea
es
25
22
R. O. Keohane, "lnstitucionalismo Neoliberal...", op. cit., p. 29. Ya se ha hecho referencia en distintas ocasiones a la obra de M. Olson, La Lógica de la
23
Es conveniente matizar esta incorporación de ideas en el planteamiento neoliberal. En Acci611 Colectiva. Bienes Públicos y la Teoría de los Grupos. Sobre esta misma cuestión,
ocasiones, dada la influencia de la teoría microeconómica, más que de ideas habría que hablar puede también consultarse, T. Schelling, ¡\;/icromotives all(I ,v!acrobehavior, New York, Nor
de la torna en consideración de meras expectativas. Como se indica más adelante, esto llevará ton, 1978; R. Hardin, Collective Áclio11, Baltimore, The Jolm Hopkins University Press,1982.
26
a autores corno J. G. Ruggie a calificar el racionalismo, incluido el neoliberalismo, de neouti R. Keohane, Después de la Hegemonía.... op. cit., p. l 05. En un sentido similar argu
litarisrno. menta: D. Snidal, "The Limits ofHegemonic Stability Theory", !11ter11ational Orga11b1tio11,
24 Vol. 39, n.º 4, 1985, p. 598. En ambos casos, se hace referencia a la posibilidad de que, en au
Ese papel autónomo de los regímenes es claramente expuesto en una de las obras inicia
les de lo que luego daría en llamarse institucionalisrno neoliberal por S. Krasner, "Regirnes sencia de hegemonía, pueda haber mayores perspectívas no sólo de más relaciones de coope
and the Lirnits of Realisrn: Regimes as Autonornous Variables", en S. Krasner (Ed.), Interna ración, sino también de que dichas relaciones sean más simétricas, con un repmto de los cos
tional Regimes, op. cit., pp. 355-368. tos y beneficios más equitativo.
128 La Teoría de las Relaciones l11ternaciona/es a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 6: El Neo/ibera/ismo 129
La segunda razón que cuestiona el carácter inevitable de la relación entre tratadas con más detalle en la sección siguiente que aborda las funciones de
hegemonía y cooperación, está basada en la teoría de los juegos. Las princi los regímenes internacionales.
pales conclusiones a este respecto han sido obtenidas por R. Axelrod, utili El segundo punto esencial que permite al neoliberalismo distanciarse de
zando el juego del dilema del prisionero iterado. La reiteración del juego la teoría de la estabilidad hegemónica es el de la persistencia de la coopera
crea una situación similar a la de interdependencia, en la cual los jugadores ción pese al declive del ente hegemónico que sentó las bases para su desarro
emplean una estrategia de reciprocidad (tit far tat). El primer jugador co llo. Ésta era sin duda una anomalía que desafiaba la corrección de dicha teo
mienza cooperando y, a partir de ahí, cada uno de los participantes responde ría. Los autores neorrealistas eran conscientes de que no había una coinci
a defecciones con defecciones y a cooperación con cooperación. El resultado dencia perfecta entre los cambios en la distribución de poder y los cambios
final es una cooperación mutuamente beneficiosa. Axelrod, pues, defiende en los regímenes internacionales. Estos últimos mostraban cierta resistencia
que la cooperación puede emerger en un mundo de actores egoístas sin que a producirse. No obstante, estos desfases tenderían a desaparece¡; en un pe
exista un control centralizado, siempre que los Estados que participen en ese ríodo de tiempo relativamente breve, tal y como establecían las previsiones
mundo confíen en la reciprocidad27• Tanto en la teo1ia de la acción colectiva originales de la teoría. Los autores neoliberales no comparten este punto de
como en la teoría de los juegos, se ha señalado que las perspectivas para una vista y, contrariamente, se preguntan por qué los regímenes internacionales
cooperación efectiva disminuyen con el aumento del número de actores. Esto adquieren una "fuerza inercial" que hace posible su supervivencia, aun des
es así porque con dicho aumento se toma más dificil el control mutuo de los pués de extintas las condiciones que marcaron su nacimiento30.
comportamientos y, por tanto, la posibilidad de evitar o, en su caso, sancio La respuesta a esta pregunta fue dada por R. Keohane en su obra Después
nar las defecciones28• En definitiva, se está haciendo alusión aquí a los obs de la Hegemonía. En ella, este autor sostiene que los regímenes inter
táculos que el incremento de los costos de transacción y las mayores defi nacionales, dado el papel favorecedor de la cooperación que desempeñan,
ciencias en la infmmación representan para el desarrollo de la cooperación. pueden no solamente persistir, sino incluso verse reforzados aun en ausencia
Los regímenes internacionales se crean precisamente para responder a este de un Estado hegemónico. El detalle de la respuesta a por qué los Estados
tipo de situaciones. Los regímenes internacionales contribuyen a resolver los crean regímenes internacionales y por qué éstos perduran cuando la estructu
problemas de control de comportamientos y de sanción de conductas anóma ra de poder que les dio vida se transfonna, se halla en la teoría funcional de
las, ofreciendo estándares de evaluación de las mismas y asignando respon los regímenes internacionales31 •
sabilidades en la aplicación de sanciones. Más concretamente, los regímenes
internacionales hacen posible: el establecimiento de reglas explícitas que cla
rifican lo que es un cornpmiamiento cooperativo y lo que no lo es; la provi 6.3. UNA TEORÍA FUNCIONAL DE LOS REGÍMENES
sión de información sobre el cumplimiento de dichas reglas; el desatTollo y
mantenimiento de las reputaciones de los pmiicipantes; y, eventualmente, la Esta teoría considera que los Estados tienen interés en crear y mantener
29
creación de mecanismos de vigilancia específicos . Estas cuestiones serán regímenes internacionales por los beneficios que su existencia les puede
apo1iar. Estos beneficios provienen del marco favorecedor de la cooperación
17 R. Axelrod, "The Emergence of Cooperation Among Egoists", Amerirnn Political Sci que establecen, haciendo posible dentro del mismo la consecución de acuer
ence Revie11•, Vol. 75, June, 1981, p. 3 17. dos mutuamente provechosos. La teoría presupone la existencia de intereses
28 Para una exposición de los problemas que un mayor número de actores plantea para el
comunes o complementarios que convie1ien en deseables dichos acuerdos a
logro de la cooperación, puede consultarse: K. A. Oye, "Explaining Cooperation under Anar fin de obtener ventajas mutuas, es decir, de incrementar las ganancias abso
chy", en K. A. Oye (Ed.), Cooperatio11 under Anarchy, Princeton, Princeton University Press,
1986, pp. 18-21. Contrastando con este punto de vista, Milner no considera necesariamente lutas. En ténninos de la teoría de los juegos estamos en presencia de "juegos
negativa la presencia de un número i111p01iante de actores. Ver: H. Milner, "lnternational
Theories of Cooperation Among Nations: Strengths and Weaknesses", /Vorld Politics, Vol.
44, n.0 3, 1992, pp. 473-74.
29 R. Axelrod and R. O. Keohane, "Achieving Cooperation under Anarchy: Strategies and
lnstitutions", en D. Baldwin (Ed.J, Neorealism ami Neo/ibera/ism: The Contemporwy De 311 R. O. Keohane and J. Nye, Poder e /11terdepe11de11cict..., op. cit., p. 85.
bate, New York, Columbia Univesity Press, 1993, p. 97. 31 R. O. Keohane, Después de la Hegemonía..., op. cit., p. 109.
130 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXI Capí111lo 6: El Neoliberalismo 131
de motivación mixta"32. Estos se distinguen porque, tanto los intereses de los flexiones sobre dos defectos institucionales básicos: los costos de transac
participantes como los resultados del juego, pueden responder a esquemas ción y las imperfecciones en la información34.
bien cooperativos, bien conflictivos. La teoría de los juegos en la que se A través del establecimiento de principios, normas y reglas, los regíme
asientan los regímenes internacionales asume que la cooperación es desea nes internacionales alteran los costos relativos de las transacciones, disminu
ble, pero no automática. En realidad, cada uno de los jugadores ganaría más yendo los de llegar a acuerdos legítimos y, simultáneamente, aumentando los
desertando, es decir, eludiendo sus compromisos, pero si ambos jugadores de llegar a acuerdos ilegítimos. Los regímenes internacionales reducen los
cooperan lograrían beneficios mutuos que no obtendrían sin cooperación. incentivos de violar sus principios. Afectan también a los costos de transac
Como se ha dicho, las posibilidades de cooperación mutuamente ventajosa ción en el sentido de que abaratan el que los gobiernos se reúnan para nego
aumentan en los casos de juegos reiterados, jugados más de una o unas pocas ciar acuerdos. En tanto sus reglas y principios pueden aplicarse a una amplia
ial
veces, ya que en estas circunstancias se valoran más nítidamente las recom variedad de puntos particulares, resultan eficientes: el establecimiento inicial
pensas futuras. Este estado de cosas se presenta con más frecuencia en situa de dichas reglas y principios torna innecesaria su renegociación cada vez que
c
ciones de alta interdependencia. En ellas, dada la elevada densidad temática surge una cuestión específica. Así, los regímenes internacionales hacen posi
er
que las caracteriza, aumentarán los incentivos para crear regímenes. Éstos ble que los gobiemos se beneficien de las potenciales economías de escala.
proveen con sus principios, nmmas y reglas ciertos "parámetros de coheren Una vez que se ha establecido un régimen, sobre todo en áreas de alta densi
om
cia" que hacen factible la firma de acuerdos, cuya consecución habría sido dad temática, el costo marginal de cerrar un acuerdo sobre un tema adicional
de otro modo más dificultosa. Además, los Estados tenderán a beneficiarse será más bajo de lo que resultaría si el régimen no existiera. En vista de los
rc
de las potenciales economías de escala, puesto que el costo marginal de lo beneficios de las economías de escala no es sorprendente que acuerdos espe
grar un acuerdo adicional será más bajo una vez puesto en marcha el régi cíficos tiendan a estar "inse1iados" (nested) dentro de acuerdos más genera
men internacional33 . les. Por ejemplo, un acuerdo comercial sobre un producto concreto estará in
lo
Según los autores neoliberales, los Estados, actores egoístas con intereses se1to en el GATT. El régimen comercial a su vez estará inserto dentro de un
prefijados, deciden crear y mantener regímenes internacionales por su utili conjunto de acuerdos que incluirán las relaciones monetarias, la energía, la
va
dad en la resolución de los problemas de fracaso del mercado político. La inversión exterior, etc. Estos regímenes de orden económico estarán, final
teoría del fracaso del mercado político ha sido utilizada por Keohane para mente, relacionados con cuestiones militares y de seguridad. Estas "estructu
abordar la cuestión de las funciones de los regímenes. Esta teoría achaca las
dificultades que encuentran los actores para llegar a acuerdos cooperativos
s
mutuamente beneficiosos a las imperfecciones institucionales, es decir, a las
in ras de inserción" reducen los costos de transacción. La agrupación de temas
dentro de un régimen facilita los pagos laterales entre dichos temas. Como
dice Keohane hay más quid potenciales disponibles para el quo35 • Sin dichas
ra
deficiencias del contexto institucional en el que se desarrolla la acción. La estructuras de inserción, los vínculos entre temas y los pagos laterales no se
combinación de estos dos elementos, el valor potencial de los acuerdos y la rían posibles en la política internacional. Todo ello, por tanto, conduce a
t
dificultad para hacerlos realidad, otorga verdadera relevancia a los regíme acuerdos más equilibrados entre los diferentes países, lo cual incrementa aún
es
nes internacionales. Para cooperar en la política mundial más allá que de más las perspectivas de que la cooperación sea percibida como mutuamente
fonna esporádica, los seres humanos tienen que crear instituciones. Los re ventajosa.
Mu
gímenes internacionales son útiles para los Estados en tanto en cuanto cum Desde el punto de vista de la teoría del fracaso del mercado, las funciones
plen funciones correctoras de los defectos institucionales de la política mun de infomrnción de los regímenes internacionales son las más imp01tantes de
dial. La lógica de la teoría del fracaso del mercado pennite centrar las re- todas. Las carencias en la cantidad y calidad de información generan altos
niveles de incertidumbre respecto al comportamiento futuro ele socios poten-
32 La expresión "juegos de motivación mixta" fue utilizada por T. Schelling. Estos juegos
. se caracterizan por una combinación "de depe11dencia mutua y conflicto, de asociación y
competición". Los participantes en ellos pueden beneficiarse de la cooperación, pero ganarían 3• R. O. Keohane, "The Demand for lnternational Regimes", lutenwtimwl Organbllion,
más engañando a sus socios. Ver: T. Schelling, The Strategy of Conjlict, Cambridge, Cam Vol. 36. n.º 2, 1982, especialmente los apartados 3 y 4. y De,p11és de la Hegemonía, op. cit.,
bridge University Press, 1960, p. 89. pp. 115-43.
33
R. O. Keohane, Después de la Hege111011ía ... , op. ci!., pp. 108 y 12 l. 35
R. O. Keohane, Después de la Hegemonía.... op. cil., p. 122.
132 la Teoría de las Relaciones lntemaciunales a Comien�os del Siglo XXI Capítulo 6: El Neolibera/is1110 133
ciales. El problema principal reside en el riesgo de engaño y de conducta juegos, "alargan la sombra del futuro". Al incrementarse las expectativas de
irresponsable -es decir, de deserción- por patte de dichos socios. Con an futuro, se acrecienta la valoración de las mayores ganancias en el largo plazo
terioridad, se ha mencionado que el tipo de situaciones que contemplan los en relación con las ventajas presentes en el coito plazo, con lo cual disminu
autores neoliberales son de motivación mixta. Esto quiere decir que los yen los incentivos para defeccionar39 . De todo lo dicho previamente, se de
intereses de los participantes pueden, tanto ser comunes corno estar en duce por qué los regímenes son tan apreciados por los Estados. Sin embargo,
conflicto. En este tipo de situaciones, las asimetrías de información se erigen los propios inconvenientes que ellos contribuyen a corregir son obstáculos
en un obstáculo para la cooperación. Aquellos patticipantes en· desventaja para su fonnación. Esto es, los costos de transacción y los problemas de in
informativa pueden ver incrementado el riesgo de ser traicionados por socios fonnación dificultan la concreción de los acuerdos que dan origen a los re
potenciales que gozan de un superior conocimiento. En este sentido, los re gímenes mismos. Debido a ello, es más fácil y menos costoso mantenerlos
gímenes internacionales facilitan la cooperación mediante la reducción de la que crearlos, especialmente, cuando una vez creados comienzan a dar frutos,
incettidumbre, factor clave que inhibe en muchas ocasiones su desarrollo. demostrando su valor específico. Los Estados estarán dispuestos a preservar
Este resultado es posible porque hacen menores "las asimetrías informativas, los, aun en el supuesto de haberse producido cambios en la estructura de po
gracias a un proceso de mejora del nivel general de información disponi der que facilitó inicialmente su fotmación. En esencia, esta es la explicación
ble"36. La información requerida para eliminar incettidumbres no es tan sólo que puede darse sobre la inercia de los regímenes heredados del tiempo de la
acerca de los recursos gubernamentales y las posiciones fom1ales de los dis hegemonía norteamericana. Asimismo, la confianza mutua entre los actores
tintos participantes en una negociación. De manera adicional, la infotmación que participan en regímenes en un área temática puede facilitar la creación
tiene que ver con un conocimiento preciso de las posiciones futuras. En par de nuevos regímenes en otras. En la medida en que facilitan la vinculación
te, se trata de estimar si los gobiernos cumplirán sus compromisos. Por ello, de temas y los pagos laterales, los regímenes favorecen la extensión de la
la reputación de un gobierno se convierte en un punto importante para per cooperación a nuevas cuestiones no originariamente incluidas"º. Esta es la
suadir a otros de que pueden pactar con él. Los regímenes internacionales forma en que los regímenes internacionales pueden generar incluso una in
ayudan a los gobiernos a evaluar sus respectivas reputaciones, al suministrar tensificación de la cooperación, tras la desaparición de la estructura de poder
modelos de conducta con aneglo a los cuales la actividad de cada uno ele hegemónica. Por tanto, para los autores neoliberales, es posible sostener que
ellos puede ser contrastada37 . En este punto, Keohane llama la atención sobre los regímenes tienden más bien a evolucionar, construyéndose unos sobre
la importancia de variables situadas en el nivel de las unidades. Me estoy re otros o extendiendo su ámbito temático, que meramente a desaparecer.
firiendo a los procesos de toma de decisiones. Gobiernos abiertos presentan Antes de terminar esta exposición de los puntos más relevantes del neoli
ventajas en relación con países que cuenten con burocracias más ce1ndas. beralismo, debe decirse que autores de esta escuela, como Keohane, han tra
Aquellos gobiernos que no estén en condiciones de suministrar una tado de justificar el porqué los Estados acomodan su comportamiento a lo
información detallada y fiable sobre sus intenciones -porque sus procesos establecido en los regímenes internacionales, incluso en circunstancias en
de toma de decisiones se hallan cerrados al mundo exterior- pueden no que tal acomodación puede resultar patticularmente desventajosa. Es posible
llegar a convencer a sus potenciales socios de la firmeza de su compromiso que en ciertas ocasiones los propios regímenes contemplen algunos meca
sobre posibles acuerdos38 . nismos para asegurar el cumplimiento de sus principios y reglas básicas, pe-
Mediante las funciones reseñadas, los regímenes internacionales pro
mueven la cooperación, ya que, utilizando la terminología de la teoría de los 9
-' Con respecto a propuestas concretas de "alargar la sombra del futuro", es decir, <le esta
ro, como escribe Keohane, los regímenes internacionales son menos impor gún costo42• Así, el análisis costo-beneficio parece ser la razón última por la
tantes como instrumentos que garantizan el cumplimiento de reglas que co que los Estados deciden respetar los regímenes internacionales.
mo instrumentos que favorecen acuerdos entre gobiernos. En cuanto que es
tablecen referencias de compotiamiento para los Estados y proveen medios
para supervisar su desa1Tollo, los regímenes internacionales originan un sis
tema descentralizado para hacer cumplir las normas basado en el principio
de reciprocidad"'. El carácter descentralizado de este sistema quiere decir
que las sanciones por la violación de nomrns deben ser implementadas por
los propios participantes, posiblemente de manera coordinada. El propio ré
ial
gimen internacional, al facilitar infonnación sobre la conducta de sus miem
bros, pennite supervisar con más eficacia y detectar al infractor del código
c
de conducta previsto en él. Así, el infractor se enfrenta al riesgo de ser san
er
cionado por su conducta ilegal, a través de las represalias que tomen sus so
cios. Dado que un mismo régimen puede abarcar puntos diferentes, la viola
om
ción de las reglas en uno de ellos puede comportar consecuencias negativas
en el resto. Las repercusiones adversas, como consecuencia de las estructu
rc
ras de inserción de regímenes, podrían extenderse a otras áreas temáticas en
las que pmiiciparan los mismos socios. Debido a ello, los Estados, basándose
en sus expectativas de ganancias a largo plazo, tenderán a respetar el conte
lo
nido de los regímenes internacionales, a pesar de que cálculos egoístas, más
va
a corto plazo, pudieran aconsejarles el incumplimiento de los mismos.
Es cietio que la toma de represalias, tanto individual como colectivamen
te, contra los infractores de un régimen internacional puede resultar costosa.
Esto, sin duda, podría restar fuerza al temor a las represalias. No obstante,
s
los Estados tienen importantes alicientes para respetar los acuerdos firmados.
Conductas inconsecuentes con los compromisos adquiridos dañarían de ma
in
ra
nera significativa sus reputaciones. Como se mencionó al hablar de los pro
blemas de incertidumbre, la cuestión de la reputación es para los Estados un
t
elemento clave a la hora de decidir con quién suscribir acuerdos. Una repu
es
algo más difícil. Esto último, el deterioro de la reputación, resulta aún más
grave en contextos de interdependencia estratégica. El hecho de que un Es
tado prevea la necesidad de concretar en el futuro acuerdos con los mismos
socios con los que hoy ha asumido compromisos, constituye un incentivo pa
ra que cumpla los acuerdos que ha suscrito, aun cuando esto pueda tener al-
41 R. Keohane, Después de la hege111011ía... , op. cit., pp. 295 y 303. En sentido similar,
aunque uti !izando prioritariamente una formulación de teoría de los juegos, ver: R. Axelrod 42 R. O. Keohane, Después de la Hegemonía .... op. cit., p.318. Para una argumentación
and R. O. Keohane, "Achieving Cooperation under Anarchy... ", op. cit.. pp. 109-111. más amplia sobre esta cuestión, puede verse esta misma obra, pp. 130-143.
CAPÍTULO 7
EL DEBATE SOBRE
GANANCIAS RELATIVAS-GANANCIAS ABSOLUTAS
7.1. LAS DISTINTAS VISIONES DE LA ANARQUÍA garanticen la adhesió� de los Esta� os a acuer.�os intemaciona� es4 • Las con
secuencias que s e denvan de esta mterpretac1011 de la anarqu'.a so� mucho
El artículo de J. Grieco "Anarchy and the Limits of Cooperation", publi menos sombrías y dramáticas. La preocupación por la supervivencia queda
cado en 1988, fue decisivo para relanzar la discusión entre aquellos que sos en un segundo plano, porque si bien las violaciones de acu�rdos r�eden ser
tenían el papel clave de las ganancias relativas, los neorrealistas, y aquellos una realidad, nunca llegarán a producirse de manera tan s1stemat: ca como
que sostenían el papel clave de las ganancias absolutas, los neoliberal es 1 • Es para constituir una amenaza. El interés d e los Estados, actores eg01stas Y ra
te trabajo d e Grieco fue una respuesta a la creciente articulación de las postu cionales, está en maximizar su propio bienestar, lo cual l es lleva a poner el
ras neoliberales en aquellas fechas. En realidad, la cuestión de las ganancias acento en las ganancias absolutas.
., .
relativas fue ya planteada por K. N. Waltz en Teoría de la Política Interna
ial
Las diferencias entre neorrealistas y neoliberal es tambien son evidentes
cional. No cabe duda de que éste es un debate sobre las posibilidades de co en lo que se refiere al concepto de interdependenci�. Pa
. r� los primeros la in
operación entre Estados en un sistema anárquico. Es posible que las distintas terdependencia está asociada a una mayor vul�erabihdad . Los Estados pu�
c
_
posiciones en este debate puedan entenderse mejor si se efectúa una referen den llegar a depender en exceso de otros, pomendo en entr�d1ch_o su segun
er
cia previa a las concepciones que neorrealistas y neoliberales mantienen so dad. En consecuencia, procurarán restringir al máximo las situac10nes de de
bre la naturaleza y consecuencias de la anarquía internacionai2. Hay que co pendencia con el mtmdo exterior. En cambio, �ar a los segundos la
om
menzar diciendo que ambos enfoques racionalistas coinciden en que los Es interdependencia genera intereses mutuos o compaiiid� s ent�� los Est� dos.
tados se mueven en un medio anárquico. Además, ambos consideran que la Estos intereses representan incent(vos para logra� su satis:a� cion a trave� de
rc
anarquía no supone la carencia absoluta de orden -es decir, el caos-sino la la cooperación. En contextos de mterdependencia estrateg1ca, la capac1�ad
ausencia d e una autoridad central en el sistema. de un Estado para alcanzar sus fines se halla condicionada en buena medida
por las d ecisiones que adopten otros Estados6 •
lo
Pero posiblemente aquí acaban las coincidencias. Para los n eorre alistas,
la ausencia d e una autoridad central es determinante de un sistema de auto
va
ayuda en el que cada Estado debe v elar por su propia seguridad. El recurso a
la violencia ocupa, dentro de este esquema, un lugar central. La violencia o 7.2. LAS POSTURAS EN EL DEBATE
la amenaza de violencia constituye una constante en la vida inte rnacionai3.
El neorrealismo, por tanto, está próximo a una visión hobbesiana del sistema
internacional. La preocupación por la seguridad r ealza la cuestión de las ga
nancias relativas. El temor d e que las ventajas de la cooperación favorezcan
s in El institucionalismo neoliberal pmie en gran medida de las mismas pre
misas que el neorrealismo. Siguiendo la analogía micro-ec.onó1'.1ica, e�ti�nde
que los Estados actúan como egoístas racional es. La rac10nahdad sigmfica
ra
.
en mayor medida a otro u otros Estados actuará como freno para su d esarro que los Estados poseen preferencias ordenad�s y cons1st�i� tes y que calcula:1
llo. Por su parte, los neoliberales no centran su atención tan íntegrament e en los beneficios y los costes de cursos alternativos de acc10n ?�scando 1:1axi
t
.
la relación entre anarquía y s eguridad. Para ellos, la ausencia de una autori mizar su utilidad. Egoísmo significa que las funciones de ut1ltdad son mde
es
dad central es r e levante porque supone la inexistencia de mecanismos que pendientes: 110 ganan o pierden utilidad si1:3pl ement� porque otros ganen o
pierdan7. Como se ha expuesto, el razonamiento neoltbe.ral se basa e.n la teo
Mu
.
ría d e los juegos, más concretam ente en el juego del dilema del pns1onero.
1 Pueden destacarse dos obras que recogen contribuciones relacionadas con este debate.
Inmersos en una situación en la que la opción de cooperar les ofrece benefi
Estas son: D. A. Baldwin (Ed.), Neof'l!alisin and Neoliberu!ism ... , op. cit.; C. W. Kegley cios mutuos que de otro modo no obt endrían, los Est�dos el egiI:án dicha op
(Ed.), Controversies in lntematio11al Relations ... , op. cit. La contribución de Grieco a la que
se ha hecho referencia está incluida en la primera de las obras mencionadas. ción puesto que hace posible maximizar sus benefic10s, es decir, lograr ga-
2
Un análisis de gran interés sobre la anarquía puede encontrarse en: H. Milner, "The As
sumption of Anarchy in Intemational Relations Theory: A critique", en D. A. Baldwin (Ed),
4 K. Oye, "Explaining Cooperation under Anarchy", op. cil., pp. 1-2.
Neorealism ami Neoliberalism ...., op. cit. Otra contribución en una línea semejante es: R.
Powell, "Anurchy in lnternational Relations Themy: the Neorealist-neoliberal Debate", lnter- 5 K. Waltz, Teoría de la Política fntemacional, op. cit., p. 215
6
11ational Orga11ic:atio11, Vol. 48, n.º 2, 1994, en especial pp. 329-334. T. Schelling, The Strategy 0JC011j/ict, op. cit., p. 5.
3 J. Grieco, "Anarchy and the Limits ofCooperation...", op. cit., p. 126. 7 R. O. Keohane, Después de la Hegemonía..., op. cit., p. 44.
140 La Teoría de las Relaciones Intemacionales a Comien::os del Siglo XXI Capítulo 7: El Debate sobre Ganancias Relativas-Ganancias Absolutos 141
nancias absolutas, El obstáculo principal reside en la ausencia de una autori dencia. Por tanto, en cualquier circunstancia, los Estados procurarán evitar
dad central que garantice el cumplimiento de los acuerdos de cooperación. que otros logren mejoras en dichas capacidades. Es más, los Estados pueden
Debido a ello, está siempre presente la posibilidad de deserción por patie de incluso renunciar a incrementos en sus capacidades absolutas, si haciendo
alguno de los socios, dejando en una posición desfavorable a aquellos Esta esto evitan que otros consigan ganancias aún mayores'º. Los Estados son,
dos que se atengan a las reglas. Para hacer frente a esta realidad, en un medio por encima de todo, "posicionalistas defensivos", en tanto en cuanto la pre
anárquico únicamente puede recmTirse a la estrategia de reciprocidad. ocupación por las ganancias relativas posee siempre un carácter central.
En definitiva, el modelo neoliberal sugiere que los Estados se fijan en sus La argumentación neonealista es extensible al caso de Estados vincula
propios beneficios y contemplan las opciones que se les presentan con la dos por relaciones de amistad en un momento histórico concreto. Cabe la po
pretensión de maxi �izar s�1s propias ganancias. Un modelo alternativo que, sibilidad de que Estados hoy amigos, dado un repatio desigual de las ganan
por contraste, pe11111te clanficar la postura neoliberal sería aquél en que los cias absolutas, se conviertan el día de mañana en enemigos que puedan ame
actores tratan de maximizar las diferencias entre sus propios beneficios y los nazamos o dominamos. Esta consideración da a entender el carácter
de los demás. El carácter de la decisión en este modelo es competitivo, mien omnipresente de la incertidumbre en las relaciones internacionales. Los Es
tras que en el anterior es individualista. La búsqueda de la maximización de tados se muestran inseguros respecto a las futuras intenciones de otros Esta
las diferencias transforma cualquier situación en una de puro conflicto. De dos. De aquí que presten especial atención al modo en que la cooperación
ser esto así, los juegos de suma cero son la pauta: las ganancias de uno sólo puede afectar a las capacidades relativas con el transcunir del tiempo. Para
se consiguen a expensas de otro8• los neorrealistas, la utilidad que un Estado puede obtener de la cooperación
El modelo alternativo que acaba de describirse no debe identificarse con se verá reducida siempre que otro u otros Estados obtengan un porcentaje de
el modelo neorrealista. Como distintos autores han puesto de manifiesto la las ganancias absolutas superior al suyo 11•
teoría neorr�alista hace alusión a un tipo de Estado patiidario del stat11 q;to, Es evidente que la centralidad que otorgan a las ganancias relativas hace
Esto d�termma �:te los actores estén más preocupados por preservar que por que los neorrealistas tengan una visión considerablemente más pesimista que
_ _
max1m1zar las dtferencias. Los neorrealistas no niegan la posibilidad de con los neoliberales respecto a las posibilidades de cooperación. Esto es cierto
seguir ganancias absolutas en el marco de relaciones de cooperación. Pero la incluso cuando se trata de relaciones entre aliados y existen grandes intereses
cuestión central estriba en cuál será el reparto de dichas ganancias. Como ya mutuos en su promoción. Desde las posturas neorrealistas, la cooperación, si
apuntó K. N. Waltz, esta cuestión no puede sino provocar inseguridad entre bien no es algo imposible en un medio anárquico, será difícil de lograr y
los Estados. "¿Quién ganará más?" La obtención de ventajas desproporcio mantener, así como limitada en su diversidad temática y en su duración en el
nadas por parte de alguno de ellos puede destinarse a dañar o destruir al res tiempo. Si bien autores neorrealistas como Grieco reconocen que puede
to9. La línea argumental del aiiículo de Grieco mencionado anteriormente haber factores que atenúen la preocupación por las ganancias relativas, en su
que encendió de nuevo el debate entre neorrealistas y neoliberales, sigue ¡; argumentación proceden como si dicha preocupación fuera algo absoluta
pauta marcada por Waltz. Grieco no considera que el planteamiento neolibe mente constante 12•
ral sobre las ganancias absolutas y la s9lución dada al cumplimiento de las Es interesante mencionar que la cuestión de las ganancias relativas ha si
reglas en un sistema anárquico sea suficientemente sólido. En su opinión, los do utilizada para interpretar ciertas tendencias de compmiamiento en el pe-
Estados guiados por un interés esencial en la supervivencia serán extrema
damente sensibles a cualquier erosión en sus capacidades relativas. Éstas re 10 J. Grieco, "Anarchy and the Limits of Cooperation ...", op. cit .. p. 127.
presentan el punto de referencia fundamental para su seguridad e indepen- 11 Ibídem, pp. 128-129.
12 En cuanto a las críticas por la excesiva preocupación de Grieco por las ganancias relati
8 A. Stein, "Coordination and Collaboration: Regimes in an Anarchic World", en D. A. vas, puede verse: H. Milner, "lnternational Theories...", op. cit., p. 485 y R. O. Keohane, "lns
Baldw111 (faL), Neorea/ism and Neoliberalism . .., op. cit.. p. 47. En el mismo sentido, entre titutional Theory ...", op. cit., pp. 269-300. Para una argumentación en la que Grieco defiende
�tros, A. Stem: "The Hegemon 's Dilemma: Great Britain, the United States, and the Interna su posición, haciendo alusión a factores que influirían sobre la mayor o menor relevancia de
t1onal Econo'.111c Order", I11tematio11al Orga11b1tio11; Vol. 38, n.º 2, 1984, p. 384; R. O. Keo las ganancias relativas, ver: J. Grieco, "Understanding the Problem of lnternational Coopera
hane, Despues de la Hegemonía... , op. cit., p. 77. tion: the Limits of Neoliberal lnstitutionalism and the Future of Realist Theory", en D. A.
9
K. Waltz, Teoría de la Política lntemacional, op. cit., p. 155. Baldwin (Ed.), Neoreolism oml Neoliberalism ... , op. cit., en especial pp. 323-324.
142 La Teoría de las Relaciones lnternacio11ales a Comienzos del Siglo ){Xl Capítulo 7: El Debate sobre Ganancias Relativas-Ganancias Absolutas 143
ríodo de la posguena 13• En el mundo bipolar de este período existían dos su lidades históricas o discrepancias ideológicas. O simplemente se percibirán
perpotencias y un número elevado de países medianos y pequeños. Las rela como más amenazantes por poseer superiores recursos de poder. Pero, con
ciones más significativas en un sistema de estas características eran las que trariamente, Estados lejanos geográficamente, Estados pequeños o débiles o
se producían entre los dos polos. Estos atribuían una gran impmiancia a la Estados con los que se mantiene históricamente relaciones de amistad no
cuestión de las ganancias relativas en sus relaciones recíprocas, mientras que constituirán una preocupación especial. Como señala Snidal, los Estados no
apenas la tomaban en consideración en relación con los demás países. Por su son paranoides que tiendan a magnificar la cuestión de las ganancias relati
parte, a los países más reducidos en tamaño les preocupaba más la cuestión vas "independientemente de su incidencia en las consideraciones generales
de las ganancias relativas en sus relaciones con las dos superpotencias. Dado de poder o seguridad" 15•
que las relaciones entre las superpotencias eran altamente competitivas y que En segundo lugar, para los neoliberales, coincidiendo con las aportacio
ial
la consecución de lazos de cooperación y amistad con los demás países cons nes de carácter perceptual a la obra de Waltz expuestas en el capítulo 4, pa
tituían un terreno para la competición, aquéllas estaban dispuestas a Ófrecer rece razonable pensar que los Estados no tomarán en cuenta únicamente los
c
acuerdos relativamente ventajosos a estos últimos, en los que el porcentaje recursos de poder, sino también las intenciones de los demás Estados. De es
er
mayor de ganancias iría a parar a sus manos. Era posiblemente una forma de te modo, no les preocupará solamente si existe una descompensación en ga
vencer las reticencias a cooperar. El resultado de estas políticas fue el decli nancias favorable a otros miembros en un acuerdo. Prestarán además aten
om
ve relativo de las superpotencias. Ante la emergencia de este nuevo estado ción a si hay probabilidades de que la mejora en las capacidades relativas de
de cosas, los Estados hegemónicos en declive comenzaron a preocuparse por estos últimos pueda usarse en su contra. De no ser así, la cuestión de las ga
rc
las ganancias relativas, fijándose especialmente en aquellos países que habí nancias relativas será de escasa o nula significación. En el supuesto de pri
an experimentado un ascenso notable en la estmctura de poder 14 • mar ciegamente esta cuestión, los Estados "estarían renunciando a intercam
Los autores neoliberales han puesto objeciones a la línea argumental neo bios mutuamente enriquecedores", "estarían ptivándose de beneficios sus
lo
rrealista. En general, entienden que esta última muestra una rigidez excesiva. tanciales"16.
Por último, abundando en los casos en los que las relaciones entre deter
va
En primer ,Jugar, dicen los neoliberales, recordando el tono de las reflexiones
realizadas por autores realistas como Schweller y Walt, la preocupación de minados Estados son de amistad, puede indicarse que éstos resultarán parti
un Estado por las ganancias relativas tiene más sentido en relación con "de cularmente relevantes cuando dichas relaciones de amistad se hallen institu
terminados" Estados. En efecto, ciertos Estados se percibirán como más
amenazantes por razones geopolíticas, incluyendo la proximidad, o por riva-
s in cionalizadas. La aparición de instituciones conttibuirá notablemente a la
erradicación de incertidumbres y a la estabilización de expectativas. En si
tuaciones de esta naturaleza, el porcentaje de ganancias que otros Estados
ra
obtengan no tiene por qué ser causa de preocupación. La utilidad de la co
13 Es curioso operación no disminuye necesariamente cuando el repatio de ganancias es
que esta interpretació11 histórica en términos de gana11cias relativas sea reali
t
zada por D. Snidal, un autor afín a las posturas neoliberales. Califica esta interpretación de desigual. Esto es lo que ocurre por ejemplo en alianzas estables en cuyo seno
es
Sdence Re1•iew, Vol. 87, n.º 3, 1993, p. 740. La interpretación aludida presenta ciertas seme
janzas con las ideas expuestas unos años antes por A. Stein al referirse al dilema del Estado 15 D. Snidal, "Relative Gains and... ", op. cit., pp. 191-192.
hegemónico. Ver: A. Stein, "The Hegemon's Dilemma ... ", op. cit., en especial pp. 383-386. El 16 Keohane señala que aquellos Estados que estuvieran dispuestos a renunciar a los bene
P;?pio Grieco, pese a las críticas que efectúa al a1tículo de Snidal, entiende que la argurnenta ficios de la cooperación podrían provocar la contestación de aquellos sectores de sus socieda
cion desmrnllada responde a una línea realista. Ver: J. Grieco, "Controversies: The Relative des interesados en la consecución de los mismos. Para este autor, en aquellos sistemas políti
Gains Problem...", op. cit., p. 732. cos en los que exista competición entre las élites, la preocupación absorbente por las ganan
.
14E st a m " �,ue avanzada por D. Snidal en un attículo publicado previamente. Es
terpretac1on cias relativas "no puede prevalecer indefinidamente". R. O. Keohane, "lnstitutional Theory...",
n��esario señ�lar, sin embargo, que gran parte de este aitículo está dedicado a criticar la posi op. cit., pp. 282-283 y 288.
17 R. O. Keohane, "lnstitutional Theory. .. ", op. cit., p. 279. En un sentido similar: H. Mil
c1on neorrealista sobre las ganancias relativas. En concreto, sugiere que un aumento en el nú
mero de actores reduce sustancialmente el impacto de esta cuestión. Ver: D. Snidal, "Relative ner, "International Theories ...", op. cit., pp. 484-485. En cierto modo, esta argumentación es
Gams and the Pattern oflnternational Cooperation", en D. A. Baldwin (Ed.), Neoreitlism and coincidente con la de J. Gowa, una autora neotTealista. Esta autora entiende que los beneficios
Neoliberalism..., op. cit., pp. 197-201. que se derivan de acuerdos de libre comercio generan externalidades en materia de seguridad.
144 La Teoría de las Relaciones l11ternacio11a!es a Comienws del Siglo XXJ Capítulo 7: El Debate sobre Ganancias Relativas-Ganancias Absolutas 145
en tétminos relativos de un aliado pueden significar un incremento en la se El debate, por tanto, parece reconducirse hacia el estudio de las condicio
guridad del Estado que ha consentido tal situación. nes responsables de que los actores puedan ser más proclives a consideracio
nes de ganancias relativas o ganancias absolutas. En esta línea de flexibiliza
ción del debate, Grieco trata de buscar salidas a la cuestión de las ganancias
7.3. ¿HACIA UNA FLEXIBILIZACIÓN DEL DEBATE? relativas. Según este autor, esta cuestión puede superarse, facilitando el desa
rrollo de una cooperación más satisfactoria, si los acuerdos suscritos entre
En el debate entre neotTealistas y neoliberales sobre ganancias relativas Estados son "equitativos". El hecho de que la cooperación genere ganancias
ganancias absolutas parece haberse producido una flexibilización de postu que sean distribuidas de modo equilibrado, puede ser determinante para que
ras. Podría incluso hablarse de una cietia aproximación de posiciones. Auto los Estados se involucren en esfuerzos cooperativos. Escribe Grieco, que en
res en ambos bandos del debate reconocen que los Estados en sus achiacio opinión de los realistas, los Estados definen conceptos como equilibrio y
nes internacionales pueden prestar atención, dependiendo del momento his equidad como "distribuciones de ganancias que mantienen aproximadamente
tórico concreto, bien a las ganancias relativas, bien a las ganancias absolutas las proporciones de recursos existentes en los momentos previos a la coope
con distinto grado de intensidad. En este sentido, Griego ha llamado la aten ración"2º. Para conseguir este equilibrio, los Estados ofrecen a sus socios
ción sobre el carácter variable de la preocupación por las ganancias relativas. concesiones y, a cambio, esperan recibir otras de entidad equivalente. Así,
Esta preocupación estará condicionada por la sensibilidad hacia las diferen uno de los mecanismos útiles para atemperar la preocupación por las ganan
cias en las ganancias, así como por el tamaño de dichas diferencias 1 8. Por su cias relativas, en el caso de Estados desfavorecidos por la distribución, es el
patie, Keohane ha concedido que, pese a sostener que cooperación y conflic de los pagos laterales.
to se hallan estrechamente entremezclados, el instih1cionalismo neoliberal 110 A pesar de que hemos aludido a una flexibilización del debate, la excesi
ha prestado atención suficiente a las pugnas sobre distribución de ventajas en va preocupación por las ganancias relativas hace que Grieco plantee el tema
la fonnación de regímenes internacionales. La contribución de Grieco sobre de los pagos laterales de un modo considerablemente restrictivo2 1. De hecho,
esta cuestión le parece importante por haber dirigido el foco de atención cae en una extrema defensa del statu qua que excluye cualquier cambio en
hacia los problemas de distribución, problemas que, sin duda, contribuyen a las posiciones de poder. No obstante este excesivo celo conservador, el nú
hacer más compleja la cooperación internacional 19• Estas reflexiones de cleo de la argumentación de Grieco respecto a la consecución de intercam
Grieco y Keohane representan un alejamiento de posiciones dogmáticas. bios equilibrados es semejante a la posición neoliberal de búsqueda de ga
nancias absolutas mediante la estrategia de reciprocidad. El contenido de es
ta última posición señala que "la reciprocidad se refiere a intercambios de
valores aproximadamente equivalentes, en los cuales las acciones de cada
Es decir,
_ dichos beneficios se traducen en avances en las capacidades militares de los Estados. parte dependen de las acciones previas de los demás". En particular, los neo
Debido a ello, es _ mucho más probable que acuerdos de cooperación comercial surjan en el se
no de ahanzas militares. Añade, además, que el tránsito de alianzas militares hacia coaliciones liberales hablan de un tipo de reciprocidad que denominan "específica" y que
cmnerciales tiene más posibilidades de producirse en un sistema bipolar que un sistema mul puede manifestarse en intercambios secuenciales o en intercambios simultá
t1 �olar. Las ventajas del primero de estos sistemas están en las menores expectativas de deser
_
neos22. A efectos prácticos, la consecución de un acuerdo desequilibrado pa-
c1on Y en los mayores incentivos para que se den compmiamientos altmistas dentro de la
alianza. Ver: J. Gowa, "Bipolarity, Multipolarity, and Free Trade", American Política/ Scie11ce
Review, Vol. 83, n." 4, 1989, p.1253. Asimismo, puede consultarse: J. Gowa and E. Mans 211 J. Grieco, "Anarchy and the Limits ofCooperation ...", op. cit., p. 130.
field, "Política[ Power and International Trade", A111erim11 Political Science Re1•ie11•, Vol. 87, 21 lbidem, p. 135. Similares argumentos pueden encontrarse también en J. Grieco,
n." 2, 1993. Coopera/ion a111011g Nations..., op. cit., pp. 23[-34.
18 J. Grieco, "Understanding...", op. cit., p. 324. 22
19 R. R. O. Keohane, "Reciprocity in lnternational Relations", l11tematio11al Organi�atio11,
O. Keohane, "Institutional Theory...", op. cit., en especial pp. 283 y 292. En el mis Vol. 40, n.º l , 1986. Esta contribución representa una interesante reflexión sobre la práctica
mo sentido se reflexiona en dos recientes evaluaciones del debate entre neOITealistas y neoli de la reciprocidad en la vida internacional. Distingue entre reciprocidad difusa y reciprocidad
�eral�s. Me est_oy refi iendo a: R. Powell, "Anarchy in International...", op. cit. y R. Jervis,
r
específica. Esta última es la que con más frecuencia se da en las relaciones internacionales.
Reahsm, Neohberahsm and Cooperation: Understanding the Debate", /11tematio11al Sec11ritv Puede materializarse a través de intercambios secuenciales, a más largo plazo. o a través de
Vol. 24, n.º 2, I 999. ·'
intercambios meramente simultáneos. Para Keohane, la reciprocidad secuencial promueve la
146 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 7: El Debate sobre Ganancias Relativas-Ganancias Absollllas 147
ra un Estado -es decir, un acuerdo en el que las ganancias relativas le sean anteriormente, una motivación futura significativa, la preocupación por las
desfavorables-- puede no ser muy diferente del supuesto en que la consecu ganancias relativas podría emerger en detenninadas áreas temáticas de im-
ción de un acuerdo más equilibrado hubiera estado acompañada por la deser . ' · 26
potiancia estrategtca para a1gunos E stados .
ción de alguno de los socios. De producirse este resultado, el Estado "deser En último lugar, cabe apuntar que la cuestión de las ganancias relativas se
tor" maximizaría tanto sus ganancias absolutas como sus ganancias relati- ha puesto en relación con las distintas configuraciones de la estructura de
vas23. poder. D. Snidal, un autor neoliberal, sostiene que en un sistema bipolar las
Asimismo, pueden detectarse en el debate entre neorrealistas y neolibera consideraciones sobre ganancias relativas pueden resultar transcendentales y,
les algunas ambigüedades interpretativas que no permiten discernir con cla consiguientemente, la cooperación sumamente reducida. En un mundo de es
ridad si en una detetminada situación prevalecen las preocupaciones por las
ial
tricta bipolaridad, caracterizado por relaciones tensas cuando no abiertamen
ganancias relativas o por las ganancias absolutas. Este tipo de ambigüedades te conflictivas entre los dos polos, posibles alteraciones de las capacidades
puede ser característico de procesos de negociación difíciles. Mientras que relativas pueden tener serias consecuencias. No es de extrañar, por tanto, que
c
autores neorrealistas juzgarían, en el marco de estos procesos, detenninados la cooperación entre ellos sea escasa. En cambio, en un sistema multipolar,
er
comportamientos estatales a la luz de la preocupación por las ganancias rela aunque continúen estando presentes las consideraciones sobre ganancias re
tivas, autores neoliberales valorarían los mismos comportamientos a la luz
om
lativas, su influencia negativa sobre las posibilidades de cooperación es sen
de una cooperación que produce ganancias absolutas, pero que lleva necesa
siblemente menor27• Las repercusiones de posibles modificaciones en las ca
riamente aparejada una discusión sobre la distribución de las mismas24. De
pacidades relativas tienden a amortiguarse. Debe subrayarse que Griec?
rc
este modo, en ambos lados del debate se reconoce que ambas situaciones
pueden ser empíricamente indistinguibles. Keohane propone dos criterios pa compatie este punto de vista de Snidal. Grieco ha argumentado que, a medi
ra determinar cuándo estamos en presencia de un escenario dominado por la da que el número de actores en un acuerdo aumenta, las preocupaciones por
lo
cuestión de las ganancias relativas. La primera condición es que debe existir las ganancias relativas entre cualquiera de los socios debetían reducirse. No
cabe duda de que es más peligroso sufrir una pérdida de poder relativo en un
va
algún modo plausible mediante el cual un socio pueda utilizar las ventajas
obtenidas para causar daño en el futuro. La segunda es que ha de haber una mundo de pocos Estados que en un mundo de muchos28• De este modo, los
motivación futura significativa para que dicho socio actúe de ese modo25 • efectos de cómo evolucionan las ganancias relativas se ven atenuados en sis
Cuando Keohane se refiere a algún "modo plausible de causar daño" está re
curriendo a una formulación suficientemente amplia para abarcar una varie
s
dad de riesgos: además de los derivados de amenazas militares, los derivados
in temas multipolares, acrecentándose, en consecuencia, las oportunidades de
cooperación. Debe decirse incluso que en dichos sistemas puede producirse
lo que Snidal denomina "cooperación defensiva". Por cooperación defensiva
ra
del incremento de la dependencia motivado por la erosión en el poder de ne este autor alude al hecho de que Estados no dispuestos a cooperar puedan re-
gociación. En el supuesto de que se diera la segunda condición mencionada
t
neoliberales en este punto. Para estos últimos no es suficiente la mera "posibillidad" de una
cooperación de manera mucho más eficaz. En cambio, el intercambio simultáneo refleja a acción adversa en el fututo para otorgar tal preeminencia a las ganancias relativas. Es necesa
Mu
menudo falta de confianza entre las partes. Ejemplos extremos de intercambio puramente si rio que los Estados consideren una "probabilidad" razonable de que tal acción pueda realmen
multáneo indican hostilidad y desconfianza. En estos casos, es evidente la preocupación por te producirse. Para Keohane, la posición neoliberal es más sólida y aleja a los Estados de caer
las ganancias relativas. Los intercambios secuenciales pueden ser decisivos para transfonnar en actitudes "paranoides". Ver: R. O. Keohane, "lnstitutional Theory...", op. cit., pp. 282-283.
la reciprocidad específica en reciprocidad difusa. 27 Ver por ejemplo: D. Snidal, "Relative Gains and ...", op. cit., p. 191 y ss.
23 En ese sentido argumentan convincentemente: H. Milner, "lntemational Theories ... ", 18 Debe destacarse que Grieco siempre ha aceptado que el incremento en el número de ac
op. cit., p. 486 y R. Powell, "Absolute and Relative Gains in Intemational Relations Theory", tores disminuye el peso de las consideraciones sobre ganancias relativas. Como él mismo re
en D. A. Baldwin, (Ed.), Neorea/ism and Neo/iberalis111 ..., op. cit., pp. 212 y 225. conoce, su argumento y el de Snidal no son idénticos, pero guardan grandes semejanzas en lo
24
D. Snidal, "Relative Gains and...", op. cit., pp.173-174. En el mismo sentido: R. O. esencial. En concreto, él formula su posición así: "en tanto el número de actores en un acuer
Keohane, "Institutional Theory...", op. cit., pp. 279-282. do se incrementa, las preocupaciones por las ganancias relativas entre cualesquiera dos socios
25 R.
O. Keohane, "Jnstitutional Theory... ", op. cit., p. 281. Su argumento está basado, deberían reducirse". Ver: "Controversies: The Relative-gains Problem...", op. cit., p. 731. lm
corno él mismo reconoce, en otro similar presentado por Powell en: "Absolute and Relative cialmente, ya había hecho referencia a esta posición en "Anarchy and the Limits of Coopera
Gains...", op. cit., pp. 228-229. tion...", op. cit., p. 134.
148 La Teoría de las Relacio11es h1temacionales a Comie11zos del Siglo XXJ
zagarse respecto a otros con una mayor propensión a hacerlo . Por tanto, los
29
Estados que rechazan la cooperación, aunque sean los más poderosos, pue
den encontrarse con que otros Estados, que sí han firmado acuerdos de co
operación, hayan obtenido grandes ganancias y compensado, en mayor o
menor medida, los desequilibrios de poder.
La concentración de las discrepancias entre neoITealismo y neoliberalis
mo en torno al debate ganancias relativas-ganancias absolutas ha hecho po
sible hablar de un programa de investigación racionalista30• En este progra
ma confluyen las apo1taciones de autores, tanto neon-ealistas como neolibe
rales, confomiando desde los años ochenta lo que se ha denominado el
mainstream en la disciplina. Todos ellos comparten un compromiso con una
orientación positivista de la ciencia. Keohane se ha referido a la posibilidad
de interpretar las argumentaciones neorrealistas, en concreto las relativas a
ganancias relativas, más como salvedades o matizaciones útiles a su teoría
institucionalista que como refutaciones de la misma. En cualquier caso, ha
sugerido someter a evaluación mediante un contraste empírico las posiciones
de ambos grupos de autores en ámbitos como el de la integración europea.
En tanto en cuanto ambas partes en el debate compaiten la conclusión de que
las teorías deben ser sistemáticamente evaluadas, existen "ciertas posibilida
des de que un mayor consenso académico pueda emerger a partir de nuevos PARTE CUARTA
trabajos empíricos" 31• Es posible que los neoliberales, en la medida en que
contemplan subsumir la teoría neorrealista en su propia teoría, sean más op LA CONTESTACIÓN DEL MAINSTREAM:
timistas con respecto a la factibilidad y conveniencia de una síntesis de am
LOS ENFOQUES REFLECTJVISTAS
bas posturas.
29 D. Snidal, "Relative Gains and...", op. cit., p. 201. Abunda en este tema en su contribu
ción: "Controversies: The Relative-gains...", op. cit., pp. 738-742. Este argumento es recogido
por otros autores neoliberales. Entre otros: H. Milner, "lnternational Theories... ", op. cit., pp.
474 y 484-485; R. O. Keohane, "lnstitutional Theory...", op. cit., p. 283.
311 Como vimos en su momento, O. Waever habla de una "síntesis" neoITealismo
neoliberalismo. Ver su contribución: "The Rise and Fall of the Inter-Paradigm Debate", op.
cit., p. 166.
31
R. O. Keohane, "lnstitutional Theo1y ... ". op. cit., p. 297. Un intento de síntesis de am
bas posturas mediante la formulación de un modelo general de tipo formal, puede encantarse
en: E. Niou and P. Ordeshook, "Less Filling, Tastes Great: The Realist-Neoliberal Debate",
World Politics, Vol. 46, n.º 2, 1994.
CAPÍTULO 8
c ial
EL REFLECTIVISMO:
er
ORÍGENES, COINCIDENCIAS Y DISCREPANCIAS
om
rc
No cabe duda de que, desde su nacimiento en los años ochenta, los enfo
ques reflectivistas han ido adquiriendo una mayor relevancia. Estos enfoques
lo
han impulsado un proceso de renovación teórica y filosófica, abriendo las
Relaciones Internacionales a los debates que están teniendo lugar en el cam
va
po de la teoría social. Dada la revisión de las bases ontológicas y epistemo
lógicas de las con-ientes dominantes, los enfoques reflectivistas han provo
s in cado una auténtica convulsión en la disciplina. De la mano de los nuevos en
foques, las Relaciones Internacionales han experimentado dos giros: uno
sociológico y otro interpretativo 1• El giro sociológico se manifiesta en ten
ra
dencias ontológicas que priman la importancia de las estructuras y de las
ideas sobre los individuos y las fuerzas materiales, respectivamente. El giro
t
1
S. Guzzini, "A Reconstrnction of Constructivism in International Relations", European
Joumal oflntemational Relations, Vol. 6, n.º 2, 2000, p. 149.
152 La Teoría de las Relacio11es lntemacionales a Co111ie11:::os del Siglo XXI Capítulo 8: El Reflectivismo: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 153
cía de los enfoques reflectivistas ocurre en un momento histórico concreto. el proyecto de la Ilustración ha dejado de ser el camino a seguir5. Dicho esto,
Aquí, resulta paiticularmente pe1tinente referirse a las grandes transforma no obstante, deben apuntarse las importantes diferencias que separan a los
ciones políticas que se registraron en el sistema internacional a finales de los enfoques reflexivistas, en cuanto a los modos en que la crisis de la moderni
años 80. Es cierto que el amnque de los enfoques reflectivistas fue anterior dad ha de ser interpretada y abordada,
en el tiempo, pero la incapacidad de las teorías dominantes en la disciplina En una primera categoría pueden situarse los "modernistas reflexivos".
para prever y explicar tales transformaciones dio un notable impulso a los Los autores que se engloban bajo esta denominación relacionan esta crisis
mismos. con la transición a una nueva fase de la modernidad, llamada a veces "mo
dernidad radicalizada" o "modernidad reflexiva". En ella, los límites y las
ambigüedades del progreso técnico y social moderno se hacen más acucian
8.1. LOS ORÍGENES DE LA CRÍTICA REFLECTIVISTA tes. La época actual no es entendida, pues, como una ruptura tajante con la
experiencia histórica pasada, sino más bien con su extensión a escala global.
Como se acaba de indicar, los enfoques reflectivistas están conectados El período en el que estamos entrando es un período en el que "las conse
con el debate sobre la "crisis de la modernidad". En general, puede decirse cuencias de la modernidad se están radicalizando y universalizando como
que dichos enfoques compaiten "la creencia de que el pensamiento occiden nunca"6. La creciente conciencia de sus facetas autodestructivas requiere dar
tal nacido de la Ilustración está en crisis"2• Al abordarse esta cuestión suele paso a una modernidad distinta que puede materializarse a través de la apli
mencionarse que la obra de autores como F. Nietzsche y M. Heidegger fue cación de sus propios principios críticos7 . En cualquier caso, estos nuevos
precursora de muchas de las críticas que en la última pmte del siglo XX se enfoques impulsan una reflexión crítica sobre las vinculaciones entre el es
han dirigido a la modernidad3 • En sociedades de Europa occidental y de Nor tudio teórico, así como la práctica política, de las relaciones internacionales
teamérica, es posible registrar en décadas recientes un resurgir de las ideolo y el pensamiento y la realidad histórica de la modernidad en crisis, Así, por
gías o estados de ánimo pesimistas. Para muchos de sus críticos, la moderni ejemplo, a la hora de repensar las Relaciones Internacionales del futuro de
dad está basada en la creencia de que, gracias a los recursos tecnológicos, la manera congruente con un mundo multicultural, deberían tenerse en cuenta
humanidad puede disfrutar de un progreso sin fin. Por otra parte, la moder dos factores fundamentales: el papel de primera magnitud que jugó el colo
nidad es entendida como un proyecto básicamente individualista, en el cual nialismo en la expansión global de la actual sociedad internacional y el etno
el "yo racional" representa el único protagonista de la historia. Este "yo ra centrismo occidental en la teorización de lo internacionaI 8.
cional" aspira a conve1tirse en dueño de la naturaleza, incluida la naturaleza
humana, por medio de la ciencia y la tecnología4 •
Los orígenes de la pérdida de fe en el progreso pueden encontrarse, entre 5 /bidem, pp. 151-152.
otras consideraciones posibles, en los desastres ecológicos recientes, la per 6 A. Giddens, Consecuencias de la Modemidad, Madrid, Alianza Editorial, 1999, p. 17.
sistencia del hambre y de tasas de mo1talidad elevadas en muchas pmtes del Realiza reflexiones semejantes en la contribución: "Vivir en una Sociedad Postradicional", en
mundo o la amenaza de un Amwggedo11 nuclear. Si la racionalidad no es ca U. Beck, A. Giddens y S. Lash (Eds.), Modemb1ció11 Re.flexiva: Política, Tradición y Estéti
paz de resolver estas situaciones, si la actuación tecnocrática es incluso, en ca en el Orden Social Moderno, Madrid, Alianza Editorial, 1997.
7 U. Beck ha acuñado, entre otros, el concepto de modernidad o modernización reflexiva.
ocasiones, la causa de tales desastres, cabe concluir, apuntan los críticos, que Ver su obra: La Sociedad del Riesgo: Hacia una Nueva Modernidad, Barcelona, Paidós,
1998. Una presentación sintética de sus principales ideas es ofrecida en: U. Beck, "La Rein
vención de la Política: Hacia una Teoría de la Modernización Reflexiva", en U. Beck, A. Gid
2 dens y S. Lash (Eds.), op. di. En esta interpretación de la "crisis de la modernidad" coincide
Entre otras referencias a esta cuestión, puede verse: C. Brown, "Critical Theory and también, en lo esencial, Habermas. A este respecto ver: J. Habermas, The Phi/osophical Dis
Postmodernism in International Relations", en A. J. R. Groom and M. Light (Eds.), Co11te111- course ofModemity: Twelve Lectures, Cambridge, Polity Press, 1987.
pormJ' International Relations: A Cuide lo Theo1:r, London, Pinter Publishers, l 994, p. 57. 8
El carácter etnocentrista que ha marcado el desanollo de la teoría internacional ha sido
3 Sobre este punto, además de la referencia bibliográfica recogida en la nota anterior, pue
puesto de relieve, entre otros autores, por C. del Arenal. Este autor ha señalado que la teoriza
de consultarse también del mismo autor: "'Tmiles Ali the Way Down ... ", op. cit., pp. 215- ción internacional se ha basado primero en la experiencia diplomática del sistema europeo de
218.
4 S. Guzzini, "A Reconstruction ofConstructivism... ", op. cit., p. 1 51. Estados y sus problemas, y después en el sistema occidental de Estados y sus problemas, es
pecialmente la guerra fría y las relaciones Este-Oeste, desconociendo el contexto real y propio
Capíwlo 8: El Reflectivismo: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 155
154 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XX]
ial
posmoderna representa una ruptura histórica absoluta con la experiencia pre
con las perspectivas teóricas predominantes. Vinieron a cuestionar la capaci
cedente. Pese a qué pueden distinguirse valoraciones optimistas y pesimistas
dad explicativa y predictiva del racionalismo, e? la medida en que hec��s
respecto a la llegada de esta nueva era, la forma de describirla es semejante.
c
tan decisivos como la desaparición de la bipolandad o la ruptur� del eqmh
En todas ellas, la era posmodema es entendida como un proceso global que
er
brio de poder no estuvieron acompañados por el uso de )a fuerza . Los auto
está afectando negativamente al mantenimiento de fronteras sociales, políti
res reflectivistas pasaron a la ofensiva, poniendo de relieve que las perspec
cas o ten-itoriales. En su lugar, "está emergiendo un nuevo modo transnacio
om
tivas citadas ni tan siquiera contemplaban la posibilidad de aquellos aco?te
nal de producción socio-cultural y económico"9• En definitiva, la nueva era
cimientos. El término de la guerra fría, tras casi medio siglo de duración,
está caracterizada por la globalidad, por el hecho de que lo global se hace
parecía respaldar las afirmaciones reflectivist?s sobre el car�cter sociah:1ente
rc
presente en la vida cotidiana de los seres humanos. Así, se entiende la globa _ l.
construido, y no fijo e inmutable, de las realidades de la vida mternac1011a
lización como "el término que se toma prevalente en un período transicional en la base de dichas transfonnac1_ 0nes se hallara una
La circunstancia de que ,
lo
de la historia(...) caracterizando el comienzo de la era global..." 10•
crisis de legitimidad del poder soviético, tanto en la URSS como en los pm
De manera adicional al debate que se produce en las Humanidades y en la
ses del Este, ponía de manifiesto las consecuencias que acarreaba que �eter
va
Filosofia sobre la crisis de la modernidad, es preciso también referirse al
minadas recrias e instituciones dejaran de ser socialmente aceptadas. BaJO los
contexto histórico para enmarcar la aparición de los enfoques reflectivistas.
acontecirni:ntos mencionados subyace una redefinición de los significados
La realidad que las Relaciones Internacionales tratan de estudiar ha experi
mentado modificaciones sensibles 11. No parece exagerado calificar de histó
ricos los cambios acaecidos en el sistema internacional a finales del decenio
s in ¡11 tersubjetivos y, por tanto, de las prácticas sociales en que_ se hall�n incrus
tados. El resultado es una transfonnación de la estructura mternac1on�l a la
que los agentes sociales dan fonna y constituyen a través de esas mismas
ra
, ·
practicas 14. . .
en que tienen lugar los problemas del resto del mundo" . Ver: C. del Arenal, "La Teoría y la
Ciencia... ", op. cit., pp. 614-617. En fechas más recientes, los hechos relacionados con el 11 de Septiembre
t
9 D. S. L. Jarvis, op.
cit., p. 70. están también llamados a tener una influencia en la evolución de las Rela
es
JO M. Albrow, The Global Age: Sta/e and Society Beyond ,vloderni(v, Cambridge, Polity ciones internacionales. Su proximidad hace difícil calibrar hacia qué derrote-
Press, 1996, p. 95.
Mu
11 Generalmente,
suele subrayarse la influencia de acontecimientos como el final de la
guera fría en el desarrollo de los enfoques reflectivistas. Es interesante mencionar que, de una 12 c. del Arenal, "Teoría de las Relaciones Internacionales y Sociedad Internacional", op.
manera más general, C. del Arenal ha señalado la presencia de factores, por un lado, de acción
cit., pp. 755-756. . . .
inmediata y, por otro, de acción profunda sobre el sistema internacional. Entre estos últimos, 13 J. G. Ruggie, "What Makes the World...", op. cil., p. 25. En sentido s1m1lar argumen-
cuyo impacto se deja notar a largo plazo, menciona: la transnacionalización de las relaciones _ _
tan: P. Katzenstein, R. O. Keohane and S. Krasner, "lnternatwnal Orga111zat1011 and the Study
internacionales y la unificación del campo político-diplomático y, sobre todo, económico, la of World Politics", /11tematio11al Orga11i:atio11, Vol. 52, n." 4, 1998, p. 671;_ _F. Kratochw1ll,
multiplicación de actores no estatales, la crisis del modelo clásico de Estado-nación, la inten "The Embarrassment of Changes: Neo-realism and the Science of Realpoht1k w1thout Poh
sificación del fenómeno regional o la revolución científico-técnica. No cabe duda de que to
tics" Review of[nternational Studies, Vol. 19, n.º 1, 1993; R. Kolowski and F. Kratochw1ll,
dos estos factores contribuyen a transfonnar la realidad internacional y, por tanto, el objeto de
"Understanding Change in International Politics: the Soviet Empire 's Demise and the lnterna
estudio de la disciplina. Ver: C. del Arenal, "El Nuevo Escenario Mundial y la Teoría de las
tional System", J11tematio11a/ Organiza/ion, Vol. 48, n.º 2, 1994.
Relaciones Internacionales ", en AA VV., Hacia 1111 Nuevo Orden J11ter11acio11al y Europeo. 14 s. Guzzini, "A Reconstruction ofConstrnctivism ...", op. cit., pp. 154-155.
Homenaje al Profesor M. Díe: de Ve/asco, Madrid, Tecnos, 1993, pp. 81-86.
156 la Teoría de las Relaciones l,1/emacionales a Co111ie11::os del Siglo ){Xi Capítulo 8: El ReflectiFismo: Orígenes, Coi11cide11cias y Discrepancias 157
ros impulsarán al cuarto debate. En principio, los efectos de los hechos men basta señalar que ese giro interpretativo-sociológico determina que los enfo
cionados, como ha indicado S. Smith, pueden parecer contradictorios15 . De ques reflectivistas compatian, en términos generales, la ontología del cons
un lado, en conjunción con las acciones bélicas, primero, en Afganistán y, tructivismo social. Todos ellos, ponen de relieve el carácter socialmente
más tarde, en Iraq, han provocado que el uso de la fuerza pase a ocupar de construido de la realidad social internacional.
nuevo un lugar preferente en la disciplina. Con ello, las interpretaciones re Esta fonna de entender la naturaleza, estructura y funcionamiento sustan
alistas del mundo se han visto reforzadas. De otro, y quizá de una manera cial de la realidad social internacional no es absolutamente novedosa en las
más significativa, han puesto en cuestión muchas de las premisas de las teo Relaciones Internacionales. Algunas c01Tientes del pensamiento liberal, co
rías racionalistas. Estas teorías entienden que los actores internacionales res mo el neofuncionalismo de los años cincuenta y sesenta, confieren un papel
ponden a esquemas lógicos y de motivación omnicomprensivos, basados en relevante a los elementos ideacionales. Debe indicarse que los autores reflec
última instancia en premisas universales sobre la naturaleza humana. Sin tivistas, especialmente los constructivistas, están formados en los principios
embargo, el 11 de Septiembre muestra que puede haber más de una lógica y filosóficos básicos del pensamiento liberal 19• De hecho, hay que señalar que
que los problemas de identidad son centrales, favoreciendo así las posiciones el reflectivismo ha implicado una revalorización de ciertos elementos de la
que sustentan los enfoques reflectivistas16. En la medida en que el raciona tradición liberal que habían sido ignorados o, al menos, escasamente atendi
lismo trate la identidad como algo exógeno a la formación de intereses y dos por los neoliberales del mainstream. Los reflectivistas ponen el acento
busque explicaciones únicas de la política mundial, estará renunciando al ti en el papel de las ideas a la hora de comprender la realidad internacional.
po de aproximación que podría permitimos entender mejor hechos como los Las ideas �valores, no1mas, conocimiento compatiido-- son claves para
del 11 de Septiembre 17• que los actores definan sus identidades e intereses. Estos significados inter
subjetivos suelen estar incrnstados en prácticas sociales institucionalizadas, o
sea, en instituciones sociales. La consideración de todos estos elementos por
8.2. ANTECEDENTES TEÓRICOS EN LA DISCIPLINA parte del reflectivismo pretende revalorizar la exploración de las posibilida
des de cambio en las relaciones internacionales.
La crítica reflectivista ha impulsado la reflexión sobre las prácticas aca Asimismo, algunos autores han querido ver un precedente de los enfo
démicas convencionales. Hay que subrayar que dicha crítica supone la in ques reflectivistas en la tradición fenomenológica del estudio de la política
corporación a la disciplina de sensibilidades intelectuales provenientes de la exterior20. Sin embargo, es importante matizar que estos estudios se centran
teoría social. Además, permite recuperar ciertos elementos de algunas tradi en actores individuales, analizando factores cognitivos de orden subjetivo.
ciones teóricas que habían sido total o parcialmente olvidadas 18• En el prime De manera diferente, el retlectivismo se centra primordialmente en ideas, en
ro de estos aspectos ya se ha dicho que los enfoques retlectivistas fueron significados intersubjetivos compartidos por los miembros de un colectivo21 •
protagonistas de un giro sociológico e interpretativo que había gana_do con Es interesante apuntar que los estudiosos europeos de las Relaciones Inter
siderable terreno en otras ciencias sociales. Las influencias teóricas que faci nacionales han presentado por lo general una inclinación sociológica ausente
litaron dichos giros fueron muy diversas. Pero, para lo que aquí nos ocupa,
1' Esta impronta liberal en la filosofia btísica de los constructivistas puede observarse en
15 S. Smith, "The
United States and the Discipline of lnternational Relations: 'Hegemonic muchas de sus contribuciones. Al respecto, ver: A. Wendt, "Anarchy is What States Make of
Country, Hegemonic Discipline"', l11íematio11al Stutlies Review, Vol. 4, n." 2, 2002, p. 83. lt: The Social Construction of Power Politics", l11tematio11al Organi:alion, Vol. 46, n." 2,
1
'' En relación con el papel de la identidad, más concretamente del papel de la religión, es 1992; J. G. Ruggie, "What Makes the World...", op. cit.; O. Waever, "Jolm G. Ruggie: Trnns
de gran interés el artículo de D. Philpott, "The Challenge of Septernber 11 to Secularism in ln formation and lnstitulionalization". en l. Neumann and O. Wrever (Eds.), op. cit.
ternational Relations", World Politics, Vol. 51, n." I, 2002. 2
" Las obras más conocidas en esta línea son: R. Snyder, H. W. Bruk and B. Sapin, Deci
17 S. Smith, "The United States and the Discipline...", op. cit., p. 83.
sio11-Maki11g as cm Approach to the Stuc(1• of'l11tematio11al Politicss, Princeton, Princeton Uni
IX Además de subrayar que los enfoques reílectivistas representan el redescubrimiento de versity Press, 1954; R. Jervis, Perception all(/ Mispercepti011 in /11/ernational Relatitms,
algunos elementos olvidados en la historia de las Relaciones Internacionales, M. Khaler m1ade Princeton, Princeton University Press, 1976; R. N. Lebow, Between Peace ami War, Balti
que dichos enfoques pueden entenderse como "una inyección de teoría social europea en una more, Johns Hopkins University Press, 1981.
disciplina crecientemente nmieamericanizada y extraordinariamente provinciana". Ver: M. 21 Esta observación es realizada por: J. G. Ruggie, "What Makes the World...", op. cit., pp.
Khaler, op. cit., p. 40. 12-13.
La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien�os del Siglo XXJ Capítulo 8: El Rejlectivismo: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 159
158
en los Estados Unidos. Respetados autores norteamericanos han destacado germen de dichos enfoques se encuentra en las críticas que autores como J.
recientemente esta circunstancia en la obra de investigadores para la paz es G. Ruggie, R. K. Ashley y R. W. Cox realizaron de la obra de K. N. Waltz25•
candinavos y alemanes, así como en la de autores franceses como R. Aron22 • En los capítulos precedentes hemos visto cómo desde posiciones realistas o
Aquí también puede incluirse la visión de A. Tmyol. Ésta queda claramente neoliberales se ha procurado refinar o completar la teoría neorrealista. No ha
expresada justo al comienzo de una de sus principales obras al manifestar: habido una rnptura plena con los presupuestos de esta teoría. Esto cambia
"La sociedad internacional, como toda sociedad, implica una trama de rela radicalmente con la entrada en escena de los enfoques reflectivistas. Para
ciones sociales, cuya nah1raleza ontológica constih1ye el primer problema ellos, la superación de las deficiencias del neorrealismo, así como también
que se nos presenta. Es un problema sociológico, y desde el ángulo de la so del neoliberalismo, muy particularmente en lo que atañe al cambio, sólo
ciología hay que enfocarlo..."23.
ial
puede lograrse si se lleva a cabo una profunda revisión de sus fundamentos
Por último, uno de los antecedentes del reflectivismo más renombrado ha ontológicos y epistemológicos.
sido la denominada "Escuela Inglesa" de Relaciones Internacionales. Auto Así, en primer lugar, los autores reflectivistas se alejan de la ontología
c
res de dicha escuela, tales como Wight, Bull o Watson, entre otros, han con materialista e individualista característica del racionalismo. Liberan a la on
er
cebido el sistema internacional como una sociedad en la que existen institu tología de su subordinación a los requerimientos de la epistemología positi
ciones básicas, nmmas y valores, comúnmente aceptados por los Estados, vista26. Sus presupuestos ontológicos, por el contrario, llaman la atención
om
que resultan clave para su funcionamiento. Sus obras han tenido cierta in sobre la relevancia de las ideas, de los significados intersubjetivos, en la de
fluencia, paiticulatmente, sobre autores constructivistas y se han hecho in finición de los contornos de la realidad social. El énfasis en estos significa
rc
terpretaciones de las mismas entendiéndolas como proto-constructivistas. Es dos es lo que pennite sostener, parafraseando a N. Onuf, que dicha realidad
curioso que, en los últimos años, el mainstream también haya redescubierto es la realidad que constmimos, el world of our making21• Por otra parte, la
lo
la escuela inglesa realizando lecturas de la misma afines al institucionalismo ontología reflectivista asume, en términos generales, la proposición de que
neoliberal 24• agentes y estructuras se constituyen mutuamente. A este respecto, la excep
va
ción viene de la mano de los posmodernistas, ya que sostienen la imposibili
8.3. COINCIDENCIAS Y DISCREPANC!AS EN LOS ENFOQUES RE dad radical de distinguir entre ambos conceptos y de abordar sus relaciones
FLECTIVISTAS
p. 674. Junto con Aron, puede mencionarse también a lvl. lvlerle. Entre sus obras más conoci and World Orders: Beyond lntemational Relations Themy". Las tres contribuciones están pu
das, cabe citar: R. Aron, Pee y Guerrn rn/re las Naciones, 2 vols., Madrid, Alianza Editorial. blicadas en: R. O. Kehoane (Ed.), Neorealisms and lís Crilics, op. cit. A estas contribuciones,
Mu
l '!85 Y lvl. Merle, Sociología de las Relaciones lníemaciona/es, 5" ed., Madrid, Alianza Edi básicas para el nacimiento del reflectivismo, habría que aiiaclir el aitículo escrito algunos años
torial, 1994. más tarde por Ruggie y Kratochwill en el que ponen de relieve las contradicciones entre la on
2'. A. Tru)'.ol, La Socieda /11temacio11al Madrid, Alianza Editorial, 5" ed., 1985, p. 17. En
d , tología y la epistemología del neoliberalismo. Ver: F. Kratochwill and J. G. Ruggie, "Intema
una !mea surnlar podemos ubicar a lvl. Medma. Este autor confiere una notable importancia a
los aspectos sociológicos de la Relaciones Internacionales. Ver: M. Medina, Teoría de la So tional Organization: A State of the Art or an Art of the State", lnternational Organi:wtio11,
ciedad Imemacional, Madrid, Tecnos, 1979. Asimismo. es posible mencionar las recientes Vol. 40, n.º 4, 1986.
26 S. Smith, "Positivism and Beyond", op. ci!., pp. 17-18 y "The Fmty Years' Detour: The
111vest1gac1ones de C. del Arenal sobre In sociedad internacional
_ 24 Una de las obras de la "Escuela Inglesa" que, probable�1e11te, goza de más reconoci Resurgence of Nonnative Theoty in International Relations", lvlil/e1111i11111, Vol. 21, n.' 3,
nuento es: H. Bull, Tlie Anarcl1ical Society: A Síu<zv of Order in World Po!itics, London, 1992, p. 490.
tylacm1llan, 1977. Hace una lectura "proto-constructivista" de esta escuela: T. Dunne, "lnter 27 Este es, precisamente, el título de la primera obra en la disciplina cuyo autor se procla
national Society: Theoretical Promises Fulfilled?", en Coopera/ion and Co11jlicl: Norclic ma constmctivista. Ver: N. G. Onuf, World ofOur Making ... , op. cit.
Jo!mwl oj fnll'matwnu/ Studies, Vol. 30, n.º 2, 1995. Para una lectura de la escuela inglesa 28 Con las líneas básicas de la "reflexividad teórica" parecen estar de acuerdo autores per
mas cercana al m�1111strea111, _ver: T. Evans and P. Wilson, "Regime Theory and the English
School oflnternat1onal Relatlons: A Companson", Mille1111i11111, Vol. 21, n.º 3, 1992. tenecientes a los diferentes enfoques críticos. Puede consultarse, por ejemplo: R. Price and C.
160 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comien::os del Siglo XXI Capítulo 8: El Rejlectivis1110: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 161
la necesidad de reflexionar sobre el propio proceso de teorización. Los auto flectivista sobre las importantes implicaciones políticas que posee el debate
res reflectivistas muestran una preocupación por los propósitos políticos y metateórico29 •
sociales del conocimiento, los intereses y asunciones cognitivas del observa Estas son las principales coincidencias de los enfoques reflectivistas. El
dor y la forma en que los principales actores construyen sus imágenes del término reflectivismo fue utilizado por Keohane para referirse a un conjunto
mundo político. Rechazan el intento positivista de fonnular un conocimiento de corrientes intelectuales que tenían en común su disconformidad con las
objetivo que ponga al descubierto verdades empíricamente verificables. De posiciones dominantes en la disciplina. En realidad, dicho té1mino represen
esta forma, los reflectivistas cuestionan una premisa básica del positivismo: tó una especie de gran categoría residual para agrupar todo lo que quedaba
la separación entre sujeto y objeto. No es posible distinguir entre el objeto de fuera del programa de investigación racionalista. Pero entre los diferentes
conocimiento, por un lado, y las construcciones teóricas y el propio teórico, enfoques reflectivistas hay divergencias, tanto ontológicas como epistemo
por otro. Esta separación es transcendental para justificar la pretensión de lógicas, muy notables. En ocasiones, como ya se dijo en el capítulo 3, puede
descubrir el mundo "tal y como verdaderamente es". Dicho con otras pala llegar a pensarse en la corrección de englobar enfoques tan dispares bajo una
bras, aunque no sin importantes excepciones, los reflectivistas tienden a re misma denominación. En lo que sigue, se trata de establecer cuáles son los
chazar la noción de "verdad como correspondencia". principales aspectos en los que divergen los enfoques mencionados.
En cuanto a la metodología, los enfoques reflectivistas no aceptan el mo En lo que respecta a las cuestiones ontológicas, es patiicularmente en tor
nismo, esto es, la existencia de un único método científico aplicable por no al eje materialismo-idealismo donde las trayectorias ontológicas de los
igual al estudio del mundo natural y del mundo social. Frente a la metodolo enfoques reflectivistas presentan no sólo matices propios, sino también algu
gía positivista de brindar explicaciones científicas de los fenómenos sociales nas diferencias importantes. Puede constatarse que el constructivismo sus
a través de leyes causales de carácter general, abogan por metodologías in tenta la idea de que el mundo social, y en concreto el sistema internacional,
terpretativas más apropiadas para la comprensión de la realidad internacional es una construcción humana basada en ideas compartidas. Está haciendo alu
en contextos históricos contingentes. Con ello, quieren dar a entender la di sión a significados intersubjetivos socio-históricamente situados. Esto no
mensión eminentemente histórica del conocimiento humano. implica negar la existencia de hechos materiales brntos, pero sí implica des
Por último, en el plano normativo, los nuevos enfoques críticos rechazan tacar el papel clave de la conciencia humana en la vida social30. Por tanto, el
la pretendida neutralidad axiológica del mainstream, destacando su carácter constructivismo, si bien no desconoce los factores materiales, adopta un
ideológico sostenedor del statu qua. De manera opuesta, asumen el com marcado énfasis idealista en viliud del cual tales factores cobran sentido de
promiso ético y normativo de desenmascarar las esh11cturas de dominación pendiendo del entramado de significados intersubjetivos.
básicas, contribuyendo activamente a la praxis social y política transforma La teoría crítica abraza asimismo una ontología que entiende el orden po
dora del orden social imperante. Estas últimas consideraciones ponen en evi lítico y social actual como un producto histórico, intersubjetivamente cons
dencia la estrecha conexión entre teoría y práctica e ilustran la convicción re- truido. Dentro de esta teoría, los autores inspirados en la escuela de Frank-
Reus-Smit, "Dangerous Liaisons?: Critica! International Theoty and Constmctivism", Euro 29 S. Smith, "Positivism and Bcyond", op. cit.. p. 13; S. Guzzini, "A Reconstruction of
pean Joumal oflnternational Relations, Vol. 4, n.° 3, 1998, p. 261; M. Neufeld, Th e Restruc Construdivism...", op. cit., p. 156. Es necesario mencionar, como veremos con más detalle
turing of International Relations..., op. cit., pp. 46-47; V. S. Peterson, "Transgressing mils adelante, que un número importante de autores constructivistas ha relajado la conexión
Boundaries: Theories of Knowledge, Gender and lnternational Relations", Millen11i11111, Vol. típica del reflectivismo con lo nrnrnativo. Entre otros, así lo manifiesta: T. Hopf, "The Prom
2 l, n.° 2, l 992, pp. 184-186; J. George, "lnternational Relations and the Search for a Thinking ise of Constructivism in lnternational Relations Therny", lntemational Securit\l, Vol. 23, n.º
Space: Another View of the Third Debate", lntemational Studies Quarter�v. Vol. 33, n.° 3, 1, 1998, p. 185. Paia un análisis de las cuestiones normativas, puede verse: l. Águirre Zabala,
'1989, p. 272. Ya en 1986, Frost escribió que, durante muchos años, a las Relaciones Interna "La Teoría Normativa de las Relaciones Internacionales, Hoy", Cursos de Derecho /11tema
cionales les había correspondido "el dudoso honor" de hallarse entre las menos auto cio11al de Vitoria-Gastei=, 1995.
reflexivas de las ciencias sociales. Ver: M. Frost, Towards a Normative T/zeo,y of Jntema 30 E. Adler, "Seizing the Middle Ground ... ", op. cit.; J. G. Ruggie, "What Makes the
tiona/ Relations, Cambridge, Cambridge University Press, 1986, p. 11. World...", op. cit.
162 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXJ Capítulo 8: El Re.flectivismo: Orígenes, Coincidencias y Discrepancias 163
furt, influenciados predominantemente por la obra de J. Habermas31 , conti Quizá más que en otros casos, una breve referencia a la ontología del
núan poniendo el acento en los factores "ideacionales", lo cual les aproxima posmodernismo sólo es posible a expensas de grandes simplificaciones34• Al
considerablemente al constrnctivismo. En cambio, los autores críticos que menos en sus versiones más radicales, una lectura posmodernista de las rela
responden más a una orientación neogramsciana32 muestran algún elemento ciones internacionales se centra en las prácticas discursivas que constituyen
diferencial. Coherentes con sus raíces en la tradición crítico-dialéctica del una determinada representación de la política internacional, entendidas como
materialismo histórico, prestan atención no sólo a factores "ideacionales" si un texto que debe ser interpretado en relación con otros textos. Los posmo
no, además, a factores materiales. Con ello, quieren poner de relieve la rela dernistas entienden que no podemos conocer la realidad de manera indepen
ción dialéctica existente entre la conciencia social y las condiciones materia diente de nuestro discurso sobre ella, lo cual les conduce a negar la existen
ial
les de vida, relación clave en la exploración crítica de las posibilidades trans cia de un mundo externo desligado de la mente del observador. Así pues, to
fo1mativas de las estrncturas históricas prevalecientes. Es posible que este da referencia al "mundo real" no puede ser sino en tanto experiencia de
interpretación del mismo. En consecuencia, la ontología del posmodemismo
c
vínculo dialéctico entre ideas y factores materiales explique el porqué A.
es radicalmente idealista35.
er
Wendt se inclina por ubicar la teoría crítica de inspiración neogramsciana en
la zona materialista de su mapa ontológico. En lo que concierne a la epistemología, las divergencias entre los enfo
ques reflectivistas residen en las fonnas de valoración del conocimiento
om
El feminismo, al igual que otros enfoques reflectivistas en Relaciones In
ternacionales, está marcado por la pluralidad de posiciones teóricas. Pese a científico, o dicho de otra manera, en si cabe hablar de una "fundación" so
esta pluralidad, desde el punto de vista ontológico, las distintas posturas fe bre la que asentar dicho conocimiento. A diferencia del racionalismo que de
rc
fiende una teoría "explicativa", el reflectivismo defiende una teoría "consti
ministas convergen en poner de manifiesto que los significados intersubjeti
tutiva" o "interpretativa". Para este último, no cabe conocer la realidad, sino
vos que configuran las estrncturas sociales están sesgados en términos de
lo
a través de las categorías teóricas con las que la interpretamos. La rnptura
género debido a las relaciones de dominación patriarcal. La vida social está
surge a la hora de valorar el conocimiento científico, emergiendo dos postu
estructurada en términos de género, entendido éste como una construcción
va
ras claramente opuestas: una "fundacionalista", otra "antifundacionalista".
social basada en la dicotomía entre lo "masculino" y lo "femenino", privile Como expusimos en su momento, los enfoques reílexivistas no se identifican
giando todo lo asociado al primer tém1ino con el efecto, intencionado o no, con la promesa positivista de dotar a la ciencia de una fundación sólida. Pese
de perpetuar la dominación masculina. Debe señalarse que el feminismo33 , al
dar una relevancia excepcional al género, privilegia los factores "ideaciona
les" en su comprensión de la realidad social. Pero, determinadas aproxima
s in a este rechazo común del fundacionalismo "fuerte" del mainstream, los en
foques reílectivistas están inmersos en un interesante debate sobre el status
ra
de la ciencia.
ciones feministas, como las de C. Enloe, que toman como punto de partida la Por un lado, pueden ubicarse las posturas de la mayoría de los enfoques
opinión de las mujeres y sus experiencias vitales, tienen asimismo muy en reílectivistas: constructivismo, teoría crítica y gran pmie del feminismo. La
t
31 Valga como ilustración en este punto: A. Linklater, "The Achievements of Critica[ The 3
� S. Smith, "The Self-images of a Discipline ....", op. cit.. p. 25. Dentro de la enonne va
ory", en S. Smith, K. Booth and M. Zalewski (Eds.), op. cit. riedad de posturas posmodemistas, no todas ellas compai1en el punto de vista radical que se
ha expuesto. J. George, por ejemplo, si bien se identifica con las perspectivas posmodernas,
32 R. Cox, "Influences and Commitments", en R. Cox, (Ed.), Approaches to World Order, rechaza explícitamente sus versiones más extremas. J. George. Discourses l!f' Glohal Poli
Cambridge, Cambridge University Press, 1996: S. Gill, "Epistemology, Ontology, and the tics..., op. cit., p. 29.
ltalian School" en S. Gil!, (Ed.), Gramsci, Historie-al Materialism. and 111/emational Re!a 35 Algunos autores han llegado a referirse al posmodernismo más radical como "posmo
tions, Cambridge, Cambridge University Press, 1993. dernismo subversivo". D. S. Jarvis, op. cit., en especial pp. 76-85.
33 Al respecto, ver la presentación de: J. True, "Feminism", en S. Burchill et al., op. cit. 36 Esta distinción es fonnulada en: M. Hoffmann and N. Rennger, op. cit., pp. 132-134.
Para una síntesis en castellano de la apmtación feminista a la teoría internacional, ver: B. Lo Estos autores hacen alusión a una "interpretación crítica", que aboga por un fundacionalismo
cher, "Las Relaciones Internacionales desde la Perspectiva de los Sexos", Nueva Sociedad, n.º "mínimo", y una "interpretación radical", que defiende una posición antifundacionalista. Para
una valoración crítica de esta distinción, ver: M. Doucet, "Standing Nowhere?: Navigating the
158, 1998. Third Route on the Question ofFoundation in Intemational TI1emy", 1v!il!e1111i11111, Vol. 28, n.º 2, 1999.
164 La Teoría de las Relaciones lntemacionales a Comien=os del Siglo XXJ
1 Son varias las referencias a esta vocación de punto intermedio del constructivismo. Entre
ellas, cabe consultar: E. Adler, "Seizing the Middle Ground ... ", op. cit., p. 321; S. Smith,
"Reflectivist and Constructivist Approaches ... ", op. cit., p. 242; K. N. Jorgensen, "Four Lev
els and a Discipline", en K. M. Fierke and K. E. Jorgensen, Co11str11cti11g Jnternational Rela
tions: The Next Generation, New York, M. E. Sharp, 2001, p. 48
166 La Teoría de las Re/acio11es !11ternacio11ales a Comien:os del Siglo XXJ Capítulo 9: El Rejlectivismo Moderado: El Constructivismo 167
continuación, pasará a describir las principales aportaciones que este enfo tuno realizar algunas observaciones sobre este punto. Como vimos con ante
que reflectivista efectúa en el plano epistemológico. rioridad, el neoliberalismo tiende a desplazarse en el cuadro nº 4 hacia la
parte idealista del eje horizontal. Pero, en primer término, los neoliberales no
conciben las ideas como parte de la estructura. En su lugar, consideran que
9.1. LA ONTOLOGÍA DEL CONSTRUCTIVISMO (I): EL DEBATE MA constituyen una variable sistémica, La estructura, consiguientemente, conti
TERIALISMO-IDEALISMO núa respondiendo a una concepción netamente materialista. En segundo tér
mino, las ideas en el planteamiento neoliberal contribuyen tan sólo a explicar
Este debate ha ido abriéndose paso en los últimos años. Aunque implícito el comportamiento de los Estados. En efecto, las ideas son una variable que
en las discusiones epistemológicas desde el comienzo del cuarto debate, su
ial
deja sentir sus efectos entre la estructura y las unidades. Los regímenes in
aparición en la disciplina, con contornos bien definidos, es más tardía que la ternacionales, máxima expresión de las ideas en el planteamiento neoliberal,
del problema agente-estrutura que abordaremos en el apaitado siguiente. En se convierten en un notable elemento explicativo de la actividad que se re
c
contraposición, tanto al neorrealismo como al neoliberalismo, el constructi gistra en diversos ámbitos internacionales. Sin embargo, los neoliberales, y
er
vismo sostiene la idea de que el mundo social, o más concretamente el sis ésta es una de las principales objeciones de los reflectivistas, no conceden a
tema internacional, es una construcción humana basada en ideas comparti las ideas la capacidad de constituir las identidades e intereses de los Estados.
om
das. Aquí los constructivistas se apoyan en la obra de J. Searle quien, al re Los autores constructivistas mantienen que lª estructura del sistema in
flexionar sobre la construcción de la realidad social, puso el acento en los t�rnaciol}ªI está compuesta prllnorcfü1lmente por ideas. Dessler define dicha
rc
hechos sociales2. En este sentido, los hechos sociales existen porque ahi estructura no sólo en términos de recursos materiales, sino también en ténni
buímos intersubjetivamente ciertos significados y funciones a determinados nos de ideas. En realidad, hay que precisar que Dessler habla de reglas. És
objetos y acciones. Una vez que los representamos colectivamente, confi
lo
tas son los medios a través de los cuales los Estados se comunican entre sí y
riéndoles una existencia, se convierten en realidad social, con consecuencias coordinan sus acciones. Una acción política no depende únicamente de las
va
reales. Estos significados intersubjetivos presentan propiedades estructurales capacidades físicas. Requiere también un marco de sentido que permita, por
en la medida en que definen los contornos relativos de la realidad social, una parte, hacer reconocible el uso de esas capacidades -como comporta
convirtiendo ciertas acciones en aceptables o inaceptables, factibles o no fac miento intencionado y con sentido- y, por otra, suministrar la base de inter
tibles, concebibles o inconcebibles.
Para el constructivismo, la ontología sobre la que descansa el nemTealis
mo es abiertamente materialista. La definición de estructura como distribu
s in acciones estatales que respondan a unas pautas4 . Por consiguiente, los cons
tructivistas realzan el componente normativo o de ideas de la estructura.
Las reglas que forman parte de la estructura pueden ser de dos tipos: "re
ra
ción de recursos de poder entre los Estados no deja resquicio alguno para las gulativas" y "constitutivas". Mientras que las primeras regulan una actividad
ideas. Esta crítica debe atemperarse al referimos al otro componente esencial existente con anterioridad, las segundas crean la posibilidad misma de dicha
t
gulativas. En estos dos casos, la actividad que se quiere regular existía con
independencia de dichas reglas. Por el contrario, no puede decirse lo mismo
2 En este sentido se manifiestan: S. Guzzini. "A Reconstruction of Constrnctivism...", op.
Knoll'ledge. Poll'er. ami !11tematio11al Policy Coordina/ion, lntemational Organi::ation, Vol.
cil., pp 159-160; E. Adler, "Seizing the Mi<ldle Ground ...", op. cil., pp. 320 y 327-330; J. G. 46, n.ºl (special issue), 1992.
Ruggie. "What Makes the World...", op. cit., pp. 12-13 y 32-33. Todos ellos hacen referencias 4
D. Dessler, op. cit., pp. 453-454.
a.la citada obra de J.Searle corno una de sus fuentes de inspiración. 5 Esta distinción fue realizada en el artículo de J. Rawls, "Two Concepts of Rules",
3 Una mayor concreción sobre el papel de las ideas desde el punto de vista neoliberal
Philosophical Review, Vol. 64, n." l , 1955. Las consideraciones que se presentan en el texto
puede encontrarse en: J. Goldstein and R. O. Keohane, "Ideas and Foreign Policy: an Analyti sobre esta cuestión están basadas en la obra de J. Searle, La Construcción..., op. cit., pp. 44-
cal Framework", en J. Goldstein and R. O. Keohane (Eds.), Ideas and Foreig11 Policy: Belie_(',·, 47. Hacen referencias a dicha distinción, entre otros, D. Dessler, op. cit., pp. 454-458 y J. G.
l11stit111io11s, a11d Política! Cha11ge, lthaca, Comell University Press, 1993; P. Haas, (Ed.), Ruggie, "What lvlakes the World... ", op. cit., pp. 22-25.
168 La Teoría de las Relaciones l11temaciona/es a Comienzos del Siglo XXI Capíllllo 9: El Rejlectivismo Moderado: El Constructivismo 169
de actividades como el fútbol o el ajedrez, sin cuyas reglas respectivas no rácter fundacional8: es el caso del principio de soberanía territorial exclusiva,
tendría sentido hablar de ellas como tales. Es posible que la realidad no per constitutivo de la sociedad internacional westfaliana. Ésta no es la única re
mita siempre distinguir tajantemente6 entre ambos tipos de reglas, pero la gla constitutiva fundamental. En el período de la posgueira, la forma institu
distinción resulta analíticamente válida. Las reglas regulativas prescriben y cional del multilateralismo se ha convetiido en un principio arquitectónico o
prohíben determinadas conductas en ciertas circunstancias. Su desobediencia constitutivo de numerosas organizaciones y regímenes internacio11ales,.tanto
acarrea generalmente algún tipo de sanción. Las reglas constitutivas definen de alcance regional como universal. El multilateralismo de los constructivis
el conjunto de prácticas que hacen viable un determinado tipo de actividad tas tiene poco que ver con la mera participación de una pluralidad de actores
social, al dejar claro qué se entiende por tal actividad. Quien incumple una en una organización regional o internacional. Ruggie entiende que el multila
regla de esta naturaleza torna su comportamiento incomprensible para los teralismo es "una forma institucional que coordina las_ relaciones de tres o
demás participantes.· Así, pues, las reglas constitutivas tienen una función más Estados, basándose en principios generalizados de conducta"9. Esto es,
normativa en cuanto que proveen marcos de significados, ayudando a los principios que especifican lo que resulta apropiado para una clase de accio
agentes a entender en qué situación se hallan y, consecuentemente, cuáles nes, sin atender a los intereses particularistas de las paties o a las exigencias
son en tal situación sus identidades e intereses. Dentro de la ontología cons estratégicas que puedan darse en situaciones específicas.
tructivista tienen cabida ambos tipos de reglas. Perolosautores constructi Los constrnctivistas consideran que la forma multilateral ha adquirido
vistas otorgan a las reglas constitutivas_ un papel central. Para J. G. Ruggie, una legitimidad internacional creciente para la solución de problemas. Su
estas reglas proporcionan "los cimientos institucionales de toda vida social. práctica generalizada ha implicado una gradual, pero importante modifica
Ningún campo de actividad humana es imaginable sin ellas, incluida la polí ción de la propia institución de la soberanía. En fin, las reglas constitutivas,
tica internacional, aunque en este caso puedan estar menos desaITolladas que en cuanto generadoras de contextos históricamente contingentes, es decir, de
en muchas otras formas de orden social" 7. la propia sociedad internacional, dan forma al modo en que los agentes defi
El constructivismo ha analizado la estructura de la sociedad internacional, nen sus identidades e intereses en cada momento histórico. Estos agentes, los
dedicando especial atención a las reglas constitutivas. A su juicio, la estruc Estados, no poseen una identidad e intereses dados, de manera previa y ex
tura normativa internacional está estratificada. En un nivel más superficial se terna a la existencia de dichas reglas, ni se relacionan con ellas de forma me
encuentran regímenes específicos�-compt1estos por reglas regulativas. Es ramente instrumental, como si fueran restricciones externas a la consecución
precisamente aquí donde se ubican las teorías del mainstream. En un nivel de sus intereses.
más fundamental se encuentran reglas más generales, reglas que constituyen La relevancia de las ideas, de los significados intersubjetivos, queda tam
las instituciones sociales básicas de la vida internacional. Estas reglas condi bién patente en las reflexiones de A. Wendt sobre un terna central en las Re
cionan las características esenciales de aquellas situadas en el nivel más su laciones Internacionales: la anarquía. Según este autor, la anarquía, en tanto
perficial. Dentro del nivel más fundamental pueden distinguirse algunas ins ausencia de una autoridad central, representa una definición vacía, carente de
tituciones sociales, con una dilatada trayectoria histórica, que tienen un ca- un significado intrínseco. La anarquía t)O se desprende necesariamente de un
sistema de auto-ayuda. El problema reside en que en la noción de estructura
del neorrealismo no están presentes significados intersubjetivos. Esto es de
6
No todos los autores constructivistas están plenamente satisfechos con esta distinción.
gran importancia porque los Estados actúan respecto a otros Estados, aten
N. G. Onut� por ejemplo, entiende que, hasta cie1to punto, todas las reglas presentan tanto as diendo a los significados que les atribuyen. Actúan "de modo distinto hacia
pectos constitutivos como regulativos. Ver: M. Wind, "Nicholas G. Onuf: The Rules of Anar
chy", en l. Neumann and O. Wrever (Eds.), op. cit., pp. 250-251.
7 J. G. Ruggie, "What Makes the World...", op. cit., pp. 24-25. En esta línea, pueden
' En torno a estas reflexiones, ver: D. Dessler, op. cit., pp. 468-469; C. Reus-Smit, "The
en�ontrarse una serie de contribuciones constructivistas que estudian reglas constitutivas Constitutional Structure of lnternational Society and the Nature of Fundamental Institutions",
básicas del sistema internacional moderno, como las de soberanía y territorialidad exclusiva. lntemational Orga11i:::atio11, Vol. 51, n.º 4, 1997, pp. 5 57-558.
9
N. G. Onuf, "Sovereignty: An Outline of Conceptual History", Altematives, Vol.16, n.º 4, J. G. Ruggie, "Multilateralism: The Anatomy of an lnstitution", en J. G. Ruggie, (Ed.),
1991; J. G. Ruggie, "Tenitoriality and Beyond: Problematizing Modemity in lntemational Multi/atem/is111 ,'vfatters: The Them:v and Prnxis o.fcm lnslitutional For111, New York, Colum
Relations", lntenwtional Orgcmi:ation, Vol. 47, n.º l , 1993. bia University Press, 1993, p. 11.
170 la Teoría de las Relaciones [11temaciona[es a Comien=os del Siglo XXJ Capítulo 9: E[ Rejlectivismo Moderado: E[ Constrnctil'ismo 171
sus enemigos que hacia sus amigos, porque los primeros suponen una ame aspectos de una cultura hobbesiana. En cambio, la visión de los neolibe
naza y los segundos no". Aunque la distribución de poder puede afectar en rales es mucho más nítidamente lockeana.
todo momento a los cálculos de los Estados, la manera concreta en que lo 3. Una cultura kantiana. Aquí, la representación del "otro" se efectúa en
haga dependerá de los entendimientos y expectativas intersubjetivas, de la términos de amistad. Su identidad es la ele un "amigo". Existiendo una
"distribución de conocimiento que generen sus concepciones del uno y el identificación positiva con el "otro", la ganancia propia viene dada por
otro" 10• En consecuencia, la formulación materialista de la estructura es insa la ganancia colectiva (comunidad). Hay una responsabilidad ele todos en
tisfactoria, puesto que no recoge la estrnctura institucionalizada de identida que esta última se produzca. Entre "amigos", las disputas se resuelven
des e intereses que otorga sentido a la acción en la vida internacional. sin recurrir ni a la violencia, ni a la amenaza y la regla de ayuda mutua
Analizando el planteamiento neorrealista, Wendt manifiesta, como aca frente a terceros es la que prima. La amistad es una relación que, tenien
ial
bamos de señalar, que de la condición de anarquía no se desprende lógica do sus cimientos en la solidaridad y el "sentimiento ele comunidad", se
mente el principio de auto-ayuda. Éste representa una de las estructuras in establece con el deseo de que perdure en el tiempo. En estos casos, la
c
tersubjetivas posibles, pero no la única. Elaborando su punto de vista, Wendt propia identidad e intereses se definen incluyendo los del "otro", lo cual
er
hace alusión a tres "cultura�"cl.e la anarquía, a tres estructuras de significa hace posible una identidad y unos intereses colectivos compartidos por
dos compartidos-diferentes. El contenido de cada una de estas culturas de todos. En esta "cultura" cabe enmarcar los sistemas de seguridad colec
om
pende de cómo el "yo" se identifica cognitivamente con el "otro". Precisa tiva o las "comunidades ele seguridad", de renovado interés para los
mente, el sentido de la anarquía y de la distribución de poder está estrecha constructivistas 12.
rc
mente ligado a las variaciones cognitivas que se produzcan. Las tres culturas
mencionadas por Wendt son las siguientes 11:
·-�- · -��
l. Una cultura hobbesiana. En esta cultura la representación del "otro" se 9.2. LA ONTOLOGÍA DEL CONSTRUCTIVISMO (II): EL DEBATE
lo
hace en ténninos de enemistad. Su identidad es pues la de un enemigo. INDIVIDUALISMO-HOLJSMO
Un "otro" de estas características no reconoce nuestro derecho a la exis
va
tencia y está dispuesto a recurrir sin Hmite alguno a la violencia. Ante El debate incliviclualismo-holismo es quizá más conocido en la disciplina
ello, se ha de estar dispuesto a responder de igual manera. Es el mundo como el debate agente-estructura. Este debate sirvió a autores constructivis
realista de la política de poder, en el cual la identificación negativa con
el "otro" es asbsoluta y la ganancia propia es la pérdida ajena.
2. Una cultura lockeana. En este caso, la identidad del "otro" es la de un
s in tas, que en la segunda mitad de los años ochenta se presentaban bajo la de
nominación de "estructuracionistas", para plantear serias reservas a la onto
logía del 111ai11strea111, en especiai a la ontología del neorrealismo waltzia
ra
"rival" o "adversario". A diferencia de un enemigo, un rival es alguien no 13. Es necesario señalar que el problema agente-estructura goza de una
que, en un mundo ele Estados, reconoce nuestro derecho a la soberanía gran tradición en las ciencias sociales. A lo largo ele la historia ha recibido
t
en un conflicto. Continúa rigiendo el principio ele auto-ayuda, ya que 12 Ver, por ejemplo: E. Adler ancl M. Barnett (Eds.), Security Com1111111ities, Cambridge,
cada actor persigue sus propios fines y sigue identificándose negativa
Mu
diferentes denominaciones, habiendo sido presentado bajo la forma de dico Estas consideraciones ponen de relieve que la labor de teorizar requiere,
tomías radicales como "individuo-sociedad", "actor-sistema", "parte-todo", al menos de manera implícita, patiir de cie1ios supuestos ontológicos respec
"voluntarismo-detenninismo" o "subjetivismo-objetivismo". En nuestros dí to a la naturaleza de los agentes y las estructuras sociales, así como respecto
as, se dice con frecuencia que constituye el problema central de la teoría po al modo en que ambos se hallan interrelacionados. Según Wendt "hay bási
lítica y social. Desde luego, ocupa un lugar preponderante en las Relaciones s:amente dos fonnas de enfocar esta cuestión: considerar ontológicamente
Internacionales 14• primitiva a una de las dos unidades de análisis o conferir a ambas un status
El problema agente-estrnctura en Relaciones Internacionales ha engen ontológico igual y por tanto irreducible" 16• Los constructivistas se distingui
drado un importante volumen de literatura 15• En el fondo de este problema se rán por adoptar esta segunda forma. La plimera f01ma sugerida por Wendt
halla la convicción de que las ciencias que estudian el mundo humano están da origen a su vez a dos posibilidades, dependiendo de qué unidad de análi
en presencia de agentes activos que, pese a los condicionamientos que su sis se elija como ontológicamente primigenia. Si es el agente estaremos
fren, son seres conscientes y con carácter reflexivo que tienen sus intencio hablando de individualismo, si es la estructura estaremos hablando de holis
nes y participan en la constih1ción y eventual transformación de la propia vi mo o estructuralismo. La crítica fundamental que realiza el constructivismo
da social. Si, por una paiie, destacan el papel clave de la agencia humana en de estas dos posibilidades, especialmente de la primera, es que convie1ien a
el devenir de la vida social, por otra, remarcan que sus actuaciones tienen lu la unidad ontológicamente primigenia en algo dado y no problemático. Esto
gar en circunstancias históricas concretas que establecen un conjunto de lleva a que las teorías construídas bajo estos supuestos ontológicos no pro
oportunidades y condicionamientos para dichas actuaciones. Queda así de blematicen la constitución y transformación, social e históricamente contin
manifiesto el hecho de que, de algún modo, agentes y estructuras se hallan gente, de las propiedades básicas de la unidad escogida como originaria17.
mutuamente implicados en una relación dialéctica. De aquí la necesidad de El contenido de las posiciones individualistas y holistas ha sido expuesto
tomar conceptualmente en cuenta esta problemática al intentar aprehender la con anterioridad. Baste recordar aquí que el argumento individualista proce
realidad social. de de "abajo-arriba", Las estructuras pueden traducirse o ser entendidas co
mo el mero resultado de la actuación de los agentes. Estos, con identidades e
intereses dados, son pre-existentes a la vida social misma. De manera distin
14 Debe establecerse una nítida distinción entre la cuestión de los niveles de análisis y el ta, en el caso del holismo, el argumento discurre de "aiTiba-abajo". Las es
problema agente-estrnctura. Tal distinción fue puesta de relieve a raíz del debate entre A. tructuras cobran un carácter ontológicamente primitivo, mientras que los
Wendt y l\tl. Hollis y S. Smith al que se hace referencia en la nota siguiente. En realidad, el agentes no son sino un efecto, un producto de la lógica estructural, cuyo con
problema agente-estrnctura. es decir, el papel que cabe atribuir a agentes y estructuras en la trol queda fuera de su alcance. Aquí, es la estructura del sistema, junto con
vida social, puede plantearse en todos y cada uno de los niveles de anúlisis. A este respecto,
puede verse especialmente una de las contribuciones de Wendt al mencionado debate: A.
sus necesidades de reproducción, la que es concebida como algo dado. A
Wendt, "Bri<lging the Themy/meta-theory Gap in lnternational Relations", Ri!view of{ntl!l'na- juicio de los constructivistas, las posiciones dominantes en la disciplina, tan
tio11al Studies, Vol. 17, n." 4, 1991. to las neorrealistas como las neoliberales, estuvieron basadas en una ontolo
15 La contribución que abrió la disciplina al problema agente-estructura fue el artículo de
gía individualista. Como ha escrito J. G. Ruggie, la respuesta a la pregunta
A. Wendt, "The Agent-structure Problem...", op. cit. A este a1iículo siguieron otras muchas
publicaciones, enh·e las que destacan las de D. Dessler, op. cit. y W. Carlsnaes, "The Agency
¿de qué está hecha la realidad social internacional? Por pa1te del racionalis
strncture Problern in Foreign Policy Analysis", lntl!rnatio11al Studies Quarter/¡,, Vol. 36, n.º 3, mo viene dada en términos utilitaristas: un universo atomista de unidades au
1992. Además, Wendt protagonizó un interesante debate con M. Hollis y s.' Smith que tuvo tointeresadas, con identidades pre-establecidas y fijas, que son sensibles de
como punto de partida el libro de estos últimos E.\plai11i11g ali(/ U11d<'!'sta11dig in !11temational manera prácticamente exclusiva a intereses materiales. Estas unidades, acto
Relations, Oxford, Clarendon Press, 1990. La postura de Wendt quedó recogida en los artícu
los: "Bri<lging the Theo,y/meta-theory Gap in International Relations" y "Levels of Analysis res racionales, maximizan sus propias utilidades definidas en términos tales
l's.,Agents and Structures: Part [IJ", ambos en Review oflntemational Studies, Vol.17, n.º 4,
1991 y Vol. 18, n.º 2, 1992, respectivamente. Y la postura de Hollis y Smith en: "Beware of
Gurus: Strncture and Action in lnternational Relations" y "Structure and Action: Further 16 A. Wendt, "The Agent-structure Problem ...", op. cit., p.339.
Comment", ambos en Revie11• ofl11temational Studies, Vol. 17, n.º 4, 1991 y Vol.18, n.º 2, 17 lbidem, pp. 343 y 348.
1992, respectivamente.
174 la Teoría de las Relaciones lntemacionales a Comien::os del Siglo XXI Capíllllo 9: El Reflectivismo Moderado: El Co11strnctivis1110 175
como poder, seguridad y bienestar 18 • Esta es la razón por la que Ruggie, si man en las criaturas del mercado al que dieron vida"20• Otro tanto ocmTe en
guiendo a Ashley, ha calificado al mainstream como "neoutilitarista". el planteamiento neoliberal. Aunque igualmente individualistas en su origen,
Sobre todo en sus comienzos, las críticas del constructivismo se dirigie los regímenes internacionales, cuando entran en vigor, se convierten en mar
ron al neon-ealismo. Pese a su vocación declaradamente estrnctural, la teoría cos de referencia que guían y orientan las acciones de los actores. Distin
neorrealista ha sido atacada por descansar en una ontología individualista. guiéndose del concepto de estructura, el concepto de régimen internacional
Después de lo dicho en capítulos anteriores, este ataque deja de resultar sor representa una variable sistémica. Consiguientemente, la estructura o las va
prendente. En principio, podrían llamar la atención las acusaciones de indi riables sistémicas no son reducibles a los atributos de las unidades. Esta cir
vidualismo, cuando Waltz, uno de los principales autores neorrealistas, trata cunstancia es vital para justificar el peso que los neorrealistas confieren a va
ial
de recalcar el carácter estrnctural de su teoría. Si bien desde una perspectiva riables estructurales y los neoliberales a vaiiables estructurales y, sobre todo,
teórica el neorrealísmo, al igual que el neoliberalismo, pueden conceptuarse sistémicas a la hora de explicar el compo1iamiento de los Estados. Sin em
como estructurales o sistémicos, desde una perspectiva ontológica ambos bargo, no parece poder obviarse la cuestión de que el neoutilitarismo torna a
c
componentes del mainstream pueden calificarse de individualistas. El razo los Estados como unidades ontológicamente primigenias.
er
namiento del propio Waltz justifica este tipo de apreciación. Como apuntá Frente a las posturas dominantes en la disciplina, el constructivisrno,
bamos en el capíhllo 4, Waltz sostiene que "el sistema político internacional, acercándose más a la parte holista del eje ontológico, propugna una concep
om
al igual que el mercado, es individualista en origen y está formado de mane ción "generativa" de la estructura social. Esta concepción, en contraste con
ra espontánea y no intencionada" 19• El sistema nace de la actividad de enti - lo que- ocurre en las posturas dominantes mencionadas, contempla los Esta
rc
dades egoístas, los Estados, cuyos objetivos y esfuerzos no están concentra dos en términos relacionales, constituidos o generados por las relaciones in
dos en crear un orden, sino en satisfacer sus propios intereses. Estas afirma ternas de "individualización" entre ellos21 . Los Estados no pueden ser conce
lo
ciones de Waltz encuentran, en lo sustancial, un equivalente en el bidos como tales al margen de su posición en la estructura global. La estruc
planteamiento neoliberal. Siguiendo con la analogía micro-económica, el tura está compuesta no por la distribución ele recursos de poder entre
va
neoliberalismo mantiene que los regímenes internacionales nacen como re entidades estatales preexistentes, sino por los principios organizativos del
sultado de las acciones, en este caso intencionadas, de actores racionales y sistema internacional, entre los cuales el más sobresaliente es el de "indivi
dualización" (soberanía). Es precisamente la estructura, al margen de la cual
egoístas que buscan alc:mzar mayores ventajas absolutas. Parece, pues, que
el conjunto de autores racionalistas otorga una primacía ontológica a los Es
tados sobre las estructuras.
s in los Estados ni tan siquiera podrían ser concebidos como tales, la que consti
tuye las identidades e intereses de estas unidades políticas22.
ra
Pero también es cie1io que el 111ai11strea111 va más allá de lo que podría Es preciso señalar que el constructivismo no se adhiere a un holismo es
considerarse una postura individualista típica. En el planteamiento neo1Tea tricto. De hecho, se opone a la "reificación" de la estructura que se produce
en las aproximaciones netamente estructuralistas. Como es sabido, la "reifi
t
portamiento de los Estados. "Una vez formado. un mercado se erige en una cación" ocmre cuando la estructura es tratada como un objeto analíticamente
fuerza que las unidades constituyentes, actuando individualmente o en pe independiente de las acciones por las que fue creada. A. Wendt indica, ba
Mu
las estructuras del holismo, deben tenerse en cuenta dos aspectos fundamen 9.3. LA ONTOLOGÍA DEL CONSTRUCTIVISMO Y LA CUESTIÓN
tales que diferencian las estructuras sociales de las naturales. El primer as DEL CAMBIO
pecto se refiere � que las estructuras sociales, a diferencia de las naturales,
"no existen independientemente de las actividades que gobieman"23. Las es La adopción de unas posiciones ontológicas nuevas es de gran importan
tructuras sociales toman cuerpo solamente a través de las prácticas de los cia. Los autores constructivistas consideran que es vital para abordar más sa
agentes. La estructura profunda del sistema internacional, por ejemplo, exis tisfactoriamente el problema del cambio. Este problema absorbe gran parte
te únicamente en virtud del reconocimiento de ciertas reglas y la realización de las críticas -no ya del constructivismo, sino del reflectivismo en gene
de ciertas prácticas por los Estados. Si los Estados cesaran en ese reconoci ral- a la corriente principal en la disciplina. Ésta, especialmente en el caso
miento o en esas prácticas, el sistema internacional, tal y como está consti del neorrealismo, ha prestado al mismo escasa atención. Incluso los autores
tuido actualmente, desaparecería24• El segundo aspecto es que las estructuras neoliberales lo han tratado desde una perspectiva bastante restringida. La ra
sociales, a diferencia de las naturales, no existen independientemente de las zón de esta circunstancia estriba, como en gran medida se ha expuesto con
concepciones de los agentes sobre lo que están haciendo mediante sus acti anterioridad, en las deficiencias ontológicas del racionalismo, deficiencias
vidades. En otras palabras, las estructuras sociales tienen una dimensión in que provocan una visión distorsionada de la realidad internacional2 7. La on
herentemente discursiva15, es decir, son inseparables de las razones y formas tología neoutilitarista determina que las teorías racionalistas contemplen el
de entender que los agentes incorporan a sus acciones. comportamiento de actores pre-existentes en un mundo anárquico. Cualquier
Para el constructivismo, del mismo modo que las estruch1ras sociales son potencial de cambio, presente o futuro, en las identidades e intereses de los
ontológicamente dependientes de y, por tanto, constituidas por las prácticas actores o en la estructura del sistema queda fuera del alcance de dichas teorí
y formas de entender de los agentes, los poderes causales e intereses de estos as. De modo opuesto, la ontología constructivista está mejor equipada para
agentes, a su vez, están generados y, por tanto, explicados por las estruch1- afrontar la cuestión del cambio. La importancia que se atribuye a factores
ras. En definitiva, agentes y estructuras, aunque ontológicarnente distintos, "ideacionales", así como la manera de tratar la relación entre agentes y es
son entidades mutuamente constituidas. Cada una en cierto sentido afecta a tructura, propician una visión del cambio como algo posible. Esto no quiere
la otra: están co-dete_i:_minadas. Las estruch1ras sociales son el fruto de las decir que el cambio sea necesariamente fácil. En ocasiones, los significados
consecuencias intencionadas o no de la acción humana. Asimismo, la acción intersubjetivos pueden ser extremadamente difíciles de remover, frenando en
humana presupone o se halla mediatizada por un contexto estructural irredu consecuencia las posibilidades de transformación. En palabras de A. Wendt,
cible26. el qu_e "los mundos de la política de poder sean socialmente construidos", no
quiere decir que sean maleables28 • Pero cabe señalar que, en la medida en
que dichos mundos constituyen realidades intersubjetivamente estructuradas
13 En este punto Wendt sigue a Bhaskar. Ver la obra de este último The Possibilitr o(Na-
· · a través de las prácticas de los agentes, el potencial de cambio permanece en
turalism. op. di., pp. 48-49. manos de esos mismos agentes.
14 A este respecto, Wendt razona que la guerra fría existió en tanto estructura instituciona
lizada de identidades e intereses que orientó las prácticas de la política exterior de los Estados.
Es pe1tinente realizar aquí algunas observaciones adicionales sobre la di
Cuando los Estados Unidos y la Unión Soviética decidieron que dejaban de ser enemigos, la ferente concepción de los agentes, en general, y de los Estados, en particular,
guerra fría dejó de ser una realidad. Ver A. Wendt, "Anarchy is What... ", op. cil.. p. 397. por parte de autores racionalistas y constructivistas. Los primeros asumen un
1' A. Wendt, "Collective ldentity Formation and the lnternational State", American Politi
tipo de actor cuyo comportamiento, tendente a maximizar la utilidad, sigue
cal Science Revieir, Vol. 88, n." 2, 1994, pp. 389-39 l. la "lógica de la conveniencia". Estos actores, con unos intereses dados, se
16 A. Wendt, "The Agent Structnre Problem... ", op. cit., p. 360. Es interesante destacar
que Wendt ha modificado su enfoque del problema agente-estructura. Así, ha preferido poner
énfasis en el concepto de supervenience que, con respecto a su posición incial de "constitu
ción mutua", implica una relación menos simétrica entre agentes y estructuras. Ahora, Wendt tochwil, The Retum ofCult11re and ldentity in IR Theo1:v, BoulderCo., Lynne Rienner, 1996,
sostiene que "la estmctura del Sistema de Estado� es dependiente de las propiedades de los pp. 48-51 y Social Theo1y ofl11temalio11al Politics, op. cit., pp. 155-156.
Estados y las propiedades de los Estados, incluyendo sus identidades, son dependientes, en 27 J. G. Ruggie, "What Makes the World... ", op. ci/., p. 37; F. Kratochwill, "The Embar
una medida significativa aunque menor, de las propiedades del Sistema de Estados". Ver: A. rassment of Changes... ", op. cit.
Wendt, "ldentity and Structural Change in Intemational Politics" en Y. Lapid and F. Kra- 28 A. Wendt, "Anarchy is What... ", op. cit., p. 41l; T. Hopf, op. cit., pp. 180-181.
178 La Teoría de las Relaciones lntemacionales a Comien=os del Siglo XXI Capítulo 9: El R�flectivismo Moderado: El Co11str11ctivis1110 179
enfrentan a una serie de opciones y eligen el curso de acción que es más constrnídas, aunque la relevancia de identidades singulares y el compromiso
conveniente para el logro de los mismos. En la concepción constrnctivista, que se asuma con cada una de ellas variarán atendiendo al contexto en que se
los agentes actúan según la "lógica de lo apropiado". Esta lógica responae al encuentre. Como vimos, la f01ma de actuar de un agente sigue la "lógica de
siguiente tipo de preguntas: "¿qué tipo de situación es ésta?, ¿quién soy, cuá lo apropiado", guiándose por los significados intersubjetivamente asignados
les son mis obligaciones?, ¿cuál es la elección más apropiada para mí eh esta a las diferentes situaciones, significados que se hallan incrnstados en prácti
situación?"29 Las reglas constitutivas a las que hemos aludido, en tanto que cas sociales. Una vez que la estrnctura ha sido institucionalizada, puede ser
dotan de sentido a las acciones sociales, ayudan a responder a estas pregun dificil ele cambiar. Pese a ello, lo esencial del planteamiento constrnctivista
tas. Los agentes son seres conscientes y reflexivos que toman decisiones so permanece: "las identidades e intereses, constituidos por significados colec
bre el modo de actuación más apropiado, a través de un proceso de juicio ra tivos, están siempre en proceso", es decir, dependen para su reproducción ele
ial
zonado. En ese proceso siguen las reglas que les ayudan a dete1111inar cuál es las prácticas ele los agentes. Cambiando las prácticas, cambiará el conoci
-su identidad o su papel en una situación dada. La interpretación y aplicación miento intersubjetiva que constituye el sistema32 . A este respecto, los cons
c
de una regla no es un proceso mecánico, sino que está siempre marcado por trnctivistas han problematizado los vínculos históricamente contingentes en
er
la impronta personal de los agentes. Éstos, además de reproducir las estruc tre el Estado y la soberanía, entendida esta última como una regla constituti
turas n01mativas, pueden también modificarlas con su propia práctica. Esto va fundacional de la sociedad internacional moderna o westfaliana. Han
om
ocutTe cuando cambian las condiciones fundamentales, surgen nuevas posi destacado que la identidad ele los Estados modernos, como soberanos ten-ito
bilidades o restricciones o hacen sentir su presencia nuevos actores30. Cabe riales debe ser concebida como una construcción social, producto del mutuo
rc
insistir en que, por una parte, la estructura constituye a los agentes y dota de reconocimiento como tales por los propios Estados en su interacción social.
significación a sus acciones y, por otra, de manera mutuamente recíproca, Las estructuras, en este caso la institución ele la soberanía, son puestas en
los agentes, a través de sus propias prácticas, generan la estructura, reprodu marcha por las prácticas de los agentes. Estos producen, reproducen y llegan
lo
ciéndola o transformándola en el tiempo gracias a las consecuencias, a modificar la estructura. Por ello, "los Estados pueden ser definidos gracias
a la soberanía, mientras que la soberanía puede ser definida gracias a las in
va
intencionadas o no, de sus acciones.
Este tipo de reflexiones, con sus repercusiones sobre la cuestión del cam teracciones, a las prácticas de los Estados". Ni el Estado ni la soberanía de
bio, no son posibles desde las posiciones ontológicas del racionalismo. Los berían entenderse como "dados, fijos e inmutables"33. La soberanía no ha de
constructivistas entienden que la constitución de los agentes es en buena par
te fruto de la interacción social entre ellos mismos, por lo cual su identidad e
intereses no son previos, ni exógenos a dicha interacción, sino que emanan
s in verse como una realidad temporalmente invariable, sino como una realidad
sujeta a procesos de reproducción y transformación a través de las prácticas
de los Estados, tal y como puede constatarse en la evolución histórica de la
ra
como algo intrínseco a la propia vida social. La definición de la identidad e propia sociedad internacional moderna3.¡.
intereses de los agentes es eminentemente contextual. Es previsible que los
t
situación en la que se encuentran. Los constructivistas suscriben la idea ele es abundante. Tan sólo a modo de ejemplo, ver: fvl. Barnett, "lnstitutions, Roles, and Disor
que un Estado en la práctica puede representar "muchos Estados diferen
Mu
der: The Case of the Arab States System", /11tematio11al Studies Quarter(l', Vol. 37, n." 3,
tes"31. Un agente estatal puede poseer múltiples identidades socialmente 1993; T. U. Berger, "Norms. [dentity, and National Security in Germany and Japan", en P.
Katzenstein (Ed.), up. cit.; l. Neumann, "Collectivc [dentity Formation: Self and Other in ln
ternational Relalions", E11ropea11 Joumal of'lntemational Re!ations, Vol. 2, n." 2, 1996.
29 32 A. Wendt, "Anarchy Is What...", vp. cit., p. 407.
A. Hasenclevcr, P. flfayer y V. Rittbergcr, "Las Teorías de los Regímenes... ", op. cit., p.
33 T. J. Biersteker and C. Weber, "The Social Construction of State Sovereignty", en T. J.
525; J. Checkel. "The Constructivist Turn...", op. cit., pp. 326-327. La distinción entre la "ló
gica de las consecuencias" y la "lógica de lo apropiado" fue planteada primeramente en estos Biersteker and C. Weber (Eds.), Sta/e Sovereignty as Social Construct, Cambridge, Cam
tér¡ninos en: J. March and J. Olsen, Rediscovaing J11stitutio11s: The Orga11b1tiv11al Basis o/ bridge University Press, 1996, p. 11; A. Wendt, "Anarchy [s What...", op. cit., p. 412-415.
Politics, New York, Free Press, 1989. A esta obra se refieren los dos aitículos mencionados. Unas primeras reflexiones sobre esta cuestión fueron expuestas en: J. G. Ruggie, "Continuity
3° F. Kratchowill and J. G. Ruggie, "lnternational Organization...", op. cit., p. 770. and Transformation in the World Polity ... ", op. cit.
31 T. Hopf, op. cit., pp. 176 y 193. En el mismo sentido reflexiona: A. Wendt, "Anarchy is 34 S. Barkin and 8. Cronin. "The State and lhe Nation: Changing Norms and the Rules of
What...", op. cit., pp. 397-398. La literatura constructivista sobre la cuestión de las identidades Sovereignty in International Relations", h1temational Orga11i=t1tio11, Vol. 48, n.º [, 1994.
180 La Teoría de las Relaciones /11ternacio11a/es a Comien:os del Siglo XXJ Capítulo 9: El Re/lectivismo Moderado: El Co11structivis1110 181
La definición de las estrncturas en términos de ideas y la "síntesis dialéc cimiento último que, en efecto, se conesponda con la realidad per se". Esto
tica" en la que se funden agentes y estrncturas penniten contemplar la cues mina la pretensión positivista de recunir a hechos objetivos externos "como
tión del cambio desde una óptica considerablemente más atractiva. La conso fundación de nuestro conocimiento, como base del método científico" 37•
lidación del constructivismo corno un enfoque diferenciado dentro del reflec Sin embargo, una parte del constructivismo, aunque claramente partidaria
tivismo en la segunda mitad del decenio de los 90 puede no ser ajena a esta de las teorías constitutivas, no renuncia a las teorías explicativas. Así, por
circunstancia. El comienzo de este decenio está marcado por cambios histó ejemplo, uno de los autores más destacados de este grupo de constructivistas,
ricos de gran transcendencia en la vida internacional. Cabe sugerir que el as A. Wendt, reconoce, por una pmie, que es dificil separar lo que "vemos" en
censo del constructivismo está asociado precisamente a su mayor capacidad la realidad internacional de nuestras "lentes" conceptuales; pero, por otra
teórica, al menos con respecto a los enfoques racionalistas, para dar cuenta parte, sostiene que "a la larga el trabajo empírico puede ayudarnos a decidir
del cambio. qué conceptualización es mejor"38. Este compromiso con el uso de la evi
dencia empírica, como criterio para juzgar sobre los méritos de diversas teo
rías en competencia, puede constituir, según algunos autores, un acercamien
9.4. LA EPISTEMOLOGÍA DEL CONSTRUCTIVISMO to al positivismo de los enfoques racionalistas.
En cualquier caso, no todos los autores constrnctivistas participan de este
El propósito de este apartado es tratar las posiciones epistemológicas del acercamiento a las posiciones epistemológicas del mainstream. Autores co
constructivismo. Es posible sostener que también en este campo pueden de mo Kratochwill y Ruggie están comprometidos con una epistemología pos
tectarse diferencias sustanciales entre el mainstream y este enfoque reflecti positivista que destaca la necesidad de comprensión histórica de los procesos
vista. Sin embargo, algunos autores han querido ver en el terreno de la epis sociales. Así, son conscientes de las especificidades históricas de los fenó
temología una cierta "convencionalización" de buena parte de los autores menos sociales y, por ello, tratan de ser precavidos respecto a las generaliza
constructivistas. Dejando a un lado las posturas más decididamente posposi ciones que lleguen a formular39. Reconocen que sus interpretaciones de la
tivistas del resto de los enfoques reflectivistas, J. Checkel ha llegado a suge realidad social poseen un carácter contingente y parcial, ya que sus propios
rir, quizá de manera exagerada, que la epistemología constituye un terreno conceptos y aptitudes están teñidos por las particulares circunstancias histó
común para racionalistas y constructivistas35• ricas que les ha tocado vivir. En un conocido artículo, en el que criticaban
La distinción entre teorías explicativas y teorías constitutivas puede resul las contradiciones ontológicas y epistemológicas de la teoría de los regíme
tar útil como punto de pmiida de la discusión epistemológica. El reflectivis- nes, Kratochwill y Ruggie afirmaban que no existía una referencia externa
1110 en general se distingue por la importancia que atribuye a las teorías cons desde la que observar dichos regímenes tal y como "verdaderamente" eran.
titutivas o interpretativas. En franca oposición al positivismo, los enfoques Desde un punto de vista ontológico, el concepto de regímenes destacaba la
retlectivistas rechazan la distinción entre sujeto y objeto. Estos enfoques impo1iancia de las ideas, es decir, de principios, nonnas y reglas. Sin embar
compaiien la visión de la teoría como constitutiva de la realidad a conocer. go, desde un punto de vista epistemológico, los neoliberales pretendían so
Dicho de otra manera, no conocemos la realidad, sino a través de las catego· meter a un contraste empírico su teoría de regímenes. Aquí residía precisa
rías teóricas con las que la interpretamos. Por tanto, el "conocimiento de la mente la contradicción aptmtada'w.
realidad" es socialmente construido36. J. George argumenta que "el mundo es
siempre una 'cosa' interpretada y es siempre interpretada en condiciones de
desacuerdo y conflicto, en uno u otro grado". Por ello, "no puede haber un Jl J. George, Discourses 1!(Global Politics ... , op. cit., pp. 22 y 24.
.1x A. Wendt, Social Them:i• o/111tenwtio11al Politics, op. cit., pp. 5 y 3 7.
cuerpo común de datos observables a los que podamos recmúr para garanti 39 A este respecto Ruggie previene que "mientras pueda haber generalizaciones tipo ley en
zar un conocimiento neutral, objetivo del mundo. No puede haber un cono- la tm11�for111acio11 de la era medieval a la moderna, no las hay desde ella". A su juicio, el es
tudio de las transfonnaciones históricas requiere una postura epistemológica muy diferente de
la convencional. Ver: J. G. Ruggie, "Te1i-itoriality and Beyond ... ", op. cit., pp. 169-170.
35 J. Checkel, "The ConstructivistTurn...", op. cit., pp. 326-327. 4° F. Kratochwill and J. G. Ruggie, "lntemational Organization ...", op. cit., pp. 763-764.
3" S. Guzzini, "A Reconstruction ofConstructivism...", op. cit., pp. 159-160. En igual sen
Ruggie reconoce, también, el carácter contingente de sus interpretaciones en: "What Makes
tido argumenta: F. Kratochwill, "Constructing a New Otthodoxy... ", op. cit., p. 91. the World...", op. cit., p. 35.
182 La Teoría de las Relacio11es !11temacio11ales a Comien::os del Siglo XXI Capítulo 9: El Reflectivismo Moderado: El Constructivismo 183
La crítica del fundacionalismo característico del positivismo no quiere "en lo que se refiere a la epistemología de la investigación social soy un fir
decir que estos autores abracen un relativismo extremo. Para ellos, nuestras me creyente en la ciencia ...soy un 'positivista'"45• Sin embargo, al referirse a
interpretaciones no son meramente arbitrarias e idiosincrásicas. La ciencia es la "convencionalización" de la epistemología de patie del constructivismo, es
una práctica social de la comunidad científica. Como miembros de la misma, decir, a su aproximación al positivismo racionaiista, es necesario hacerlo con
los científicos comparten ciertos significados intersubjetivos, "cietios códi prudencia. De hecho, en mi opinión, la afim1ación de Went "soy un positi
gos que sirven como fundamento de nuestros argumentos y proyectos". En vista" ha contribuido más a confundir que a clarificar. La creencia en la
cualquier caso, este fundamento es de carácter contingente puesto que tales ciencia de autores como W endt no tiene nada que ver con los postulados po
significados intersubjetivos, tales códigos son "a1iilugios históricos y culht sitivistas. Wendt asienta sus convicciones epistemológicas sobre una escuela
rales"4 1. El propósito de los científicos es ofrecer interpretaciones de la reali de la filosofía de la ciencia conocida como "realismo científico". Esta escue
ial
dad que sean verosímiles y creíbles para otros que están examinando los la afirma que la investigación científica trabaja en gran medida con "inob
mismos acontecimientos42. Dichas interpretaciones pretenden ser convincen servables", con entidades ele las que, al menos en principio, no se puede te
c
tes y generar certeza. Una manera de lograr esto puede ser la exposición de ner una experiencia sensorial directa. Da un paso impmtante al defender el
er
los resultados de eshidios empíricos, puesto que los constructivistas "no nie status ontológico real ele entidades y procesos no observables, en tanto en
gan la posibilidad de hacer referencia a lo que percibimos en el mundo. Pero cuanto puedan producir efectos detectables o permitir la intervención en el
om
recalcan que los acontecimientos no se auto-organizan en una explicación mundo observable a través de su manipulación46 . Este es el estado de cosas
evidente, en "una explicación que es la única objetivamente posible"43. El normal, dicen los realistas científicos, en la práctica diaria, tanto en las cien
rc
objetivo es ordenar los eventos en una trama convincente que genere una in cias naturales como en las ciencias sociales. Entidades inobservables pueden
terpretación coherente y plausible de la realidad estudiada. Además, los pro serlo, tanto la estructura del átomo como la estructura del sistema interna
cional. Wendt sugiere que, pese a la existencia de importantes diferencias
lo
cesos de evaluación de los méritos relativos de las distintas teorías deben te
ner en cuenta los intereses y valores normativos que se encuentran tras ellas. ontológicas entre los objetos de las ciencias natmales y las ciencias socia
les-l7, no cabe hablar de una diferencia epistemológica fundamental entre
va
Dichos procesos deben estar presididos por la reflexividad teórica. Esto pue
de ayudar a tomar conciencia de que optar por una determinada descripción ellas. Por tanto, parte del constructivismo llega a ser partidario del natura
de los hechos en lugar de por otra "tiene consecuencias sobre nuestra com lismo, de un monismo metodológico, aunque esto se produce, y es preciso
prensión y nuestras acciones". En último término, tal opción "repercute en
nuestros esfuerzos por resolver los problemas en la práctica 44. En definitiva,
11
estos autores constructivistas, junto a buena parte ele otros enfoques retlecti
s in subrayarlo una vez más, apoyándose en una filosofia de la ciencia que en
gran medida representa una crítica del positivismo-l�.
ra
vistas, se muestran patiiclarios de un fundacionalismo mínimo, de un funda 45 A. Wendl, Social Thl'1nyo(/11tl'mational Politics, op.cit.. pp. 39-40.
cionalismo contingente.
t
"' A. Wemlt, "The Agent-structure Problem... ", o¡,. cit.. p. 352. Para una presentación
Volviendo a posturas constructivistas más convencionales, puede indicar general de los contenidos del "realismo científico". ver: W. Outhwaite, Nc11· Philoso¡,hfrs 0/
es
Social Scicn1·e: Realism. He r111rne111icv allif Critica/ Thmn•, New York, St.lvlartin's Press.
se que alguno de los autores que se sitúan en ellas no entienden, como seña 1987.
Mu
lan Kratochwill y Ruggie, que necesariamente una ontología idealista deba ir 47 A. Wendt, "On Constillltion ... ", op. cit.. pp. 102-104. Asimismo, expone las diferencias
acompañada por una epistemología pospositivista. A. Wendt sostiene que entre el "realismo científico", que él asume, y el "empirismo" del nwinstream en: Social
Thi'OIT o(/11tl'matio11a/ Politics, op. cit., capítulo 2 .
41 F. Kratochwill. "Acción y Conocimiento Histórico: La Construcción <le Teorías de las . ,s·Es necesario reconocer._ _en línea con lo expresado anteriormente. que algunas manifes
lacwnes de autores wns1uct1v1stas conlnbuyen a crear ambigüedad sobre su posición episte
Relaciones Internacionales", Foro !11tenwcio11al, Vol. 39, n." 4, 1999, p. 609 y "Constructing mológica. Jepperson, Wendt y Katzenstein, refiriéndose a los ensayos de orientación cons
a New Orthodoxy... ", op. cit., en especial pp. 75-76 y 90-93. En sentido similar: S. Guzzini, truct1v1sta contenidos en una obra colectiva que ellos editan, sostienen que dichos ensayos "no
dcpenden
_ de unu epistemología o metod?logía especial". Se refieren de manera imprecisa al
"AReconstruction ofConstructivism... ", op. cit.. pp. 159-160. caracter convenc1onal de su metodolog1a y cnt1can a otros autores constructivistas, como
42 . G. Ruggie.
J "Epistemology, Ontology, and the Study of lnternational Regimes", en J. Ruggie y Kratochwill, por no haber definido con mús exactitud su método "interpretativo".
G. Ruggie (Ed.), Constmcting the World Po/ity ... , op. cit., p. 94. Ver: R. L. Jepperson, A. Wendt and P. Katzenstein, "Norms, ldentity. And Culture In Na
4! R. Price and C. Reus-Smit, "Dangerous Liaisons... ", op. cit., p. 273. tional Security", en P. Katzenstein (Ed.), The Culture of'National Securitv: Norms mul kil'n
44 F. Kratochwill. "Acción y Conocimiento Histórico... ", op. cil., pp. 591 y 6 04. litr in World Politics, New York, Columbia University Press, 1996, pp. 65-67.
184 La Teoría de las Relaciones fnlemacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo 9: El Rejlectivismo Moderado: El Conslmclivismo 185
En efecto, el realismo científico cuestiona el modelo nomológico medida se CotTespondan con los estados del mundo... La prueba para ambas
deductivo propio del positivismo lógico. El realismo científico considera que reside, en última instancia, en su relación con el modo en que el mundo fun
la investigación debe ir más allá de la búsqueda de regularidades y la fotmu ciona"52. Es, en todo caso, en este terreno en el que pueden observarse algu
lación de generalizaciones que no implican otra cosa que la mera concatena nas coincidencias epistemológicas entre el mainstream y ciertos sectores del
ción de acontecimientos que se suceden en el tiempo. La investigación debe constructivismo, al no despegarse ni unos ni otros de una cierta referencia al
aspirar a explicar y, para ello, es necesario identificar los mecanismos causa mundo exterior.
les subyacentes que hacen de un evento algo naturalmente necesario. De El planteamiento de este reflectivismo más moderado ha sido objeto de
aquí que el realismo científico mantenga una visión "retroductiva" de la ex distintas críticas. E. Ringman ha insinuado la incoherencia de, por un lado,
plicación causal, "mostrando cómo operan los mecanismos causales que proclamar una adscripción constructivista y, por otro, adoptar una epistemo
hacen posibles las regularidades observables 49• En las ciencias sociales, ello
11
logía "realista". Según este autor estas dos posiciones no son reconciliables:
implica identificar los mecanismos formados por ideas, en la medida en que "de acuerdo con el realismo científico, el mundo crea las representaciones
ellas proveen motivación y energías "para la acción" 50. A modo ilustrativo, que tenemos de él; de acuerdo con el constructivismo, nosotros creamos las
puede entenderse que la estructura intersubjetiva de identidades e intereses representaciones que tenemos del mundo" 53. En otro orden de cosas, desde
que conformó la guerra fría fue la causa de los comportamientos de descon el propio constructivismo han surgido voces refiriéndose al distanciamiento
fianza y hostilidad mutuos entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. de aquellos autores consh·uctivistas más próximos al mainstream respecto a
Además de explicaciones causales que difieren sustancialmente de las que las cuestiones normativas y, en particular, respecto a las cuestiones de poder.
provee el positivismo, Wendt manifiesta que la ciencia utiliza también "ex Estas voces denuncian que los autores citados parten en sus análisis de re
plicaciones no causales" o constitutivas. Estas últimas explicaciones, tan presentaciones colectivas, de significados intersubjetivos, para pasar a conti
científicas como las causales, pretenden analizar las propiedades de las co nuación a establecer su impacto sobre las propiedades y comportamientos de
sas, estableciendo como referencia las estructuras en virtud de las cuales los Estados, sin problematizar, sin poner en cuestión, cómo esas representa
existen. Dan cuenta de cómo los elementos de una determinada estrnctura ciones, esos significados llegaron a conformarse históricamente de esa ma
están compuestos y organizados, justificando las propiedades que esta última nera y no de otra54. Precisamente las relaciones de poder tienen mucho que
posee51 . De no ser, por ejemplo, por la estructura intersubjetiva de identida ver con que esos significados y no otros se hayan construido socialmente. No
des e intereses que se acaba de mencionar, la gue1Ta fría no habría existido. obstante, los autores a los que aludimos, si bien reconocen que las prácticas
Estos elementos "ideacionales", generadores de la guerra fría, no existieron sociales prevalecientes tienden generalmente a reproducir la estructura social
de manera separada: cuando cobraron existencia, la guerra fría cobró exis y, con ella, las relaciones de poder, "no están necesariamente interesados en
tencia con ellos. Cuando los elementos constituyentes varían o dejan de exis cuestionar esas relaciones", permaneciendo "analíticamente neutrales" res
tir, lo mismo ocurre, por definición, con sus efectos constituidos. pecto a ellas55. Esto, a su vez, les lleva a dejar en un segundo plano los pro
El realismo científico y, por tanto, autores constructivistas como Wendt blemas de transfomiación social y el papel que en ellos podrían desempeñar
asumen la teoría de la verdad como correspondencia. Pero hay que decir que gracias a la conexión entre conocimiento teóiico y acción política. Como re
el empirismo del realismo científico difiere en gran medida del empirismo sultado ele ello, a estos autores se les ha formulado la crítica de no someter a
positivista. El realismo científico no pretende verificar o falsear sus teorías escrutinio su propia actuación como observadores o estudiosos.
con hechos o datos extraídos ele la realidad. El empirismo del realismo cien
tífico es mucho más difuso. Es lo que en la tenninología de esta escuela se
;2 fbidem, p. l06.
denomina "argumento último". Así, Wenclt afimrn que, tanto las explicacio 53
E. Ringmar, "Alexander Wendt: A Social Scientist Struggling with History", en l.
nes causales como no causales, "son verdaderas o falsas en virtud de en qué Neumann and O. Waever (Eds.), op. cit., p. 282. De manera similar aiticula su crítica: F. Kra
tochwill, "Constructing a New Orthodoxy ...", op. cit.
;4 Esta crítica es fonnulada por el propio Ruggie. Ver : J. G. Ruggie, "What Makes the
4" A. Wendt, "The Agent-structure Problem...", op. di., pp. 353-354. World ... ", op. cit., pp. 38-39.
50 A. Wendt, Social TheOIJ' offnlernalional Polilics, op. cit., p. 82. 55 T. Hopf, op. cit., p. 185. En la misma dirección se ha manifestado más recientemente:
51 A. Wendt, "On Constitution ...", op. cit., pp. l04-l l5. S. Guzzini, "A Reconstrnction of Constrnctivism...", op. cit., en especial pp. l 50 y 169-l 75.
ial
CAPÍTULO 10
c
EL REFLECTIVISMO RADICAL: LA TEORÍA CRÍTICA,
er
EL FEMINISMO Y EL POSMODERNISMO
om
rc
Es muy posiblemente el mayor peso de las cuestiones normativas, por en
cima incluso de las diferencias epistemológicas, lo que distingue a los enfo
lo
ques reflectivistas más radicales del constructivismo o, al menos, de deter
minados sectores del mismo. La cuestión del cambio es central en el cons
va
tructivismo, pero en los enfoques que se analizan en este capítulo adquiere
un sentido de dirección, de urgencia, que no está presente en aquél. Corno un
s in autor crítico afirma, el propósito de la teoría debe ser "no simplemente alte
rar el modo en que miramos el mundo, sino alterar el propio mundo". Ade
más, la teoría debe "ofrecer algo más que una mera descripción y explica
ra
ción de los asuntos internacionales. Debe también ofrecer una elección signi
ficativa, un análisis crítico de la dirección y calidad de la vida social"'.
t
der. Asimismo, estos enfoques también representan una crítica mucho más
frontal de las prácticas positivistas que predominan en la disciplina. El deba
te entre el mai11strea111 y los enfoques reflectivistas radicales adquiere un to
no de acritud desconocido en la historia de las Relaciones Internacionales.
Desde luego, la tolerancia y el intercambio de opiniones más pausado del
tercer debate van a. desaparecer. El proceso de confrontación entre escuelas
1 M. Hoffman, "Critica! Theo1y and the lnterparadigm Debate", Mil/e1111i111n, Vol. 16,
Summer, 1987, pp. 244-245.
188 La Teoría de las Relaciones internacionales a Comien=os del Siglo XXI Capítulo 10: El Re.flectivismo Radical 189
diferentes, que en momentos anteriores en la vida de la disciplina propició la bas ramas están unidas, sin embargo, por el compromiso con la emancipa
multiplicidad de teorías, el desarrollo de terminologías alternativas y la con ción del ser humano que se acaba de mencionar'.
centración de esfuerzos intelectuales en la crítica de posiciones rivales, ha
alcanzado nuevas cotas en el transcurso del cuarto debate. Incluso la te1mi
nología de este debate ha adquirido un curioso "tono bélico". Expresiones 10.1.1. Orden Mundial y Fuerzas Sociales
como "dejemos que la guerra comience", "campos de batalla", "guetTa inci-
. vil", "gue1Tilla intelectual", "subversión", etc. son habituales2. A lo largo de La teoría crítica, apoyándose en la "reflexividad" teórica, presta especial
este capítulo, se procederá a realizar una exposición de los tres principales atención a la relación entre el conocimiento y la realidad social. Pone de ma
enfoques reflectivistas radicales. La teoría crítica, el feminismo y el posmo nifiesto la conexión entre la vida política y social y la actividad teórico
dernismo. Quizá sea conveniente adelantar que el cuaiio debate adquiere su académica. R. Cox mantiene que "toda teoría es siempre para alguien y para
tonalidad más virulenta, cuando contemplamos la confrontación entre el algún propósito. Todas las teorías tienen una perspectiva. Las perspectivas se
111ai11strem11 y el posmodernismo. obtienen desde una posición en el tiempo y en el espacio, específicamente en
el tiempo y el espacio social y político". A este respecto, es clásica la distin
ción de R. Cox entre dos tipos de teorías. Las teorías para la solución de pro
10.l . LA TEORÍA CRÍTICA blemas (problem-solving) toman el mundo corno lo encuentran. Las relacio
nes de poder y las relaciones sociales prevalecientes, así como las institucio
La teoría crítica representa una línea de pensamiento con gran tradición. nes en que están organizadas, representan el marco de acción dado. Las
Sus antecedentes se remontan a Kant, Hegel y Marx. Este enfoque reflecti teorías críticas no dan por supuestas ni esas relaciones, ni esas instituciones.
vista es heredero del espíritu crítico y del compromiso con la emancipación Proceden a ponerlas en cuestión, "preocupándose por sus orígenes y por có
del ser humano propios del proyecto moderno o de la Ilustración. Como ocu mo y en qué medida pueden estar en un proceso de cambio". De esta manera,
rre con otros enfoques reflectivistas, la teoría crítica está compuesta por una la teoría crítica "permite una elección nonnativa a favor de un orden político
"constelación" ele puntos de vista. Suele subrayarse la presencia de dos gran y social diferente al orden imperante, pero limita la gama de opciones a ór
des ramas en la teoría crítica3 • La primera está influenciada por la obra de A. denes alternativos que son transformaciones factibles del orden existente"5•
Grarnsci y agrupa a autores como R. Cox, S. Hill, D. Law, J. Mittelrnan, etc. Al tornar el orden establecido sin cuestionarlo, las teorías para la solución de
La segunda está inspirada en las distintas generaciones de la escuela ele problemas cumplen la función ideológica de perpetuación del statu qua in
Frankfurt, siendo quizá en nuestros días particularmente influyente la obra ternacional. Tienen un efecto conservador, un efecto que favorece la perma
de J. Habermas. Entre los autores de esta segunda rama se encuentran A. nencia de relaciones sociales y políticas i1tjustas. En contraste con esto, la
Linklater, M. Hoffman, R. Devetak, etc. De modo muy general, puede decir teoría crítica, con su propósito emancipador, explora la posibilidad de gene
se que los autores ele la rama neogramsciana están centrados en cuestiones rar "un conocimiento parcial que pueda ayudar en la construcción del futuro,
de economía política; en cambio, aquellos de la rama habermasiana están in es decir, en canalizar la dirección de los acontecimientos hacia una opción
teresados principalmente en cuestiones de teoría política y nmmativa. Am- deseada entre aquellas que se presentan como factibles" 6.
Por tanto, la teoría crítica, en su vertiente neogramsciana, hace del cam
bio una referencia fundamental en su aproximación a las Relaciones Interna-
2 D. S. L. Jarvis, op. cit.. p. 30: K. J. Holsti. "Along the Road of lntemational Therny in
the Next Millennium: FourTravelogues", en R.M. A. Crawford and D. S. L . Jarvis (Eds.), /11- 4 R. Wyn Janes, op. cit., p. 5.
tenwtional Relatio11s - Still an Amerirnn Social Scie11ce? To1rnrd Dive rsitv in l11temalio11a/ 5
R. Cox, "Social Forces, States, and World Orders: Beyond lnternational Relations The
T/wught, A[bany, University ofNew York Press, 2001, p. 83. ory", en R. Cox (Ed.), Approadies to World Orde r, op. cit., pp.87-90.
,.1 R. Wyn Janes. "lntroduction: Locating Critica! lnternational Relations Theory", en R. 6 R. Cox, "Towards a Post-Hegemonic Conceptualization of World Order: Reflections 011
Wyn Janes (Et!.), Critica/ The01:r awl World Politics, Boulder Co., Lynne Rienner, 2001, p. the Relevancy of lbn K.ha[dun", en J. Rosenau and E-O. Czempiel (Eds.), Governa11ce With-
5. Una distinción similar había sido sugerida, al menos implícitamente, en R. Devetak, "Criti 011/ Govem111e11/: Order ami Cha11ge in World Politics, Cambridge, Cambridge University
ca[ Theo1y", en S. Burchill et al., op. cit., pp. 146-147. Press, 1992, p. 139.
190 La Teoría de las Re/acio11es /11temacio11ales a Comien:os del Siglo XYJ Capítulo /0: El R�flectivismo Radical 191
cionales. Su punto central de interés reside en los procesos de transfomm esa totalidad, exploración que hace posible vislumbrar las alternativas facti
ción estrnctural del orden mundial. En el estudio de las estructuras históricas, bles de cambio en la estructura del orden mundial presente. También hace
Cox está influenciado por la obra de G. Vico y F. Braudel. Este autor, junto posible contemplar las fuerzas sociales que, atiiculadas en un "bloque con
con otros autores críticos, abraza una ontología que entiende el orden social tra-hegemónico", sean capaces de conducir transfmmaciones históricas9.
y político en un momento dado como un producto histórico, intersubjetiva Consiguientemente, las contribuciones de la teoría crítica neogramsciana
mente construido. Es claro pues, el lugar privilegiado que esta ontología re se centran en el análisis histórico-sociológico de las estrncturas del orden
serva a las ideas en la conformación de una detem1inada realidad histórico mundial existente, sus orígenes y desaJTollo. Asimismo, analizan la manera
social. En palabras del propio Cox, "las estructuras son socialmente cons en que determinadas transformaciones estructurales pueden estimular la
trnidas, se convierten en parte del mundo objetivo gracias a su existencia en transición a un nuevo orden mundial. En este terreno, Cox ha analizado los
ial
la intersubjetividad de gmpos relevantes de personas ...; de qué modo ese procesos de transformación que, a finales del siglo XIX, promovieron el pa
mundo objetivo es hecho y rehecho a través de cambios en la intersubjetivi so de un orden mundial hegemónico, construido "sobre la base del Estado li
c
dad es la cuestión principal a tratar en cualquier intento de comprender el beral" de la manufactura, a un orden mundial no hegemónico de "rivalidad
er
proceso de cambio histórico"7. Este proceso de cambio histórico es producto, ínter-imperialista," basado en la producción en masa y el "Estado nacionalis
tanto intencionado corno no intencionado, de la actuación de los agentes. ta de bienestar" que por entonces daba sus primeros pasos. En relación con
om
Como expresa S. Gill, aunque la acción de dichos agentes se halle constreñi períodos más recientes, Cox ha estudiado el orden mundial hegemónico sur
da por las estructuras sociales, dicha acción posee una innegable capacidad gido después de la Segunda Guerra Mundial sobre la base del "Estado de
transformadora8. En consecuencia, los autores críticos citados comparten con
rc
bienestar" fordista. Ha tratado también de poner de relieve el impacto que la
los constructivistas la naturaleza históricamente contingente de las condicio globalización "hiperliberal" ha tenido sobre dicho orden, así como las diver
nes estructurales, así como el carácter históricamente situado de los agentes. sas alternativas de estrncturación de uno nuevo que cabe apreciar en el actual
lo
La exposición de la ontología de esta rama de la teoría crítica quedaría período de transición 10. Unos de los elementos más característicos de este
incompleta si no destacáramos la relación dialéctica entre la conciencia so
va
enfoque es que ofrece una teoría social del Estado. Éste no es una abstrac
cial y las condiciones materiales de vida. Aquí, la teoría crítica presenta cier ción legal, sino una entidad históricamente situada que adopta diferentes
tas especificidades ontológicas. Para los autores críticos neogramscianos, las "fmmas" de acuerdo con la cambiante naturaleza de la correlación de fuerzas
estrncturas históricas están formadas por la intetTelación entre capacidades
materiales, ideas e instituciones. El cambio de estructuras octme cuando los
seres humanos desarrollan nuevos marcos mentales, nuevas ideas e institu
s in sociales. El Estado, a diferencia de lo que ocmTe en las posiciones dominan
tes en la disciplina, es concebido de manera absolutamente inseparable de la
ra
sociedad civil. El complejo Estado-sociedad civil, con sus diferentes confi
ciones para hacer frente colectivamente a los problemas que se les presentan guraciones históricas, constituye y refleja el orden social hegemónico" en
en la vida material. Esta dialéctica entre factores materiales e "ideacionales"
t
fuerzas sociales hegemónicas a nivel global que asienta su poder en un con vetak, "Critica! Theory", op. cit.; T. Sinclair, "Beyond lnternational Relations Theory: Robert
W. Cox and Approaches to World Order", en R. Cox, (Ed.), Approaches to World Order, op.
senso intersubjetivamente legitimado en el plano ideológico. El orden mun cit.; R. Cox, "[nfluences and Commitments", en R. Cox, (Ed.), Approaches to World Order,
dial prevaleciente es una configuración de poder global que abarca no sólo el op. cit.; S. Gil!, "Epistemology, Ontology, and the ltalian School...", op. cit.
sistema interestatal, sino también la economía mundial y la sociedad civil 111 R. Cox, "Social Forces... ", op. cit. y "Structural lssues ofGlobal Governance: lrnplica
global. Se trata de una "totalidad social". El análisis de los autores críticos se tions for Europe", en S. Gil!, (Ed.), Gramsci, HistoriCiil Materialísm..., op. cit. Posiblemente,
completa con la exploración de las contradicciones y conflictos inherentes a la obra más sistemática de R. Cox es: P rod11ctio11, Power, all(/ World Order: Social Forces in
the Making o/Histo1y, New York, Columbia University Press, 1987.
11 Para su uso de la noción grnmsciana de hegemonía, ver: R. Cox, "Gramsci, Hegemony,
7 R. Cox, "Towards a Post-hegemonic...", op. cit., p. 138. and lnternational Relations: An Essay in Method", en R. Cox (Ed.), Approac/1es to World Or
8
S. Gil!, "Epistemology, Ontology, and the ltalian School", op. cit., p. 23. der, op. cit.
192 La Teoría de las Relaciones !11temacionales a Comien=os del Siglo XXl Capítulo I O: El Ref/ectivismo Radical 193
10.1.2. Orden Mundial y Lógicas de Exclusión/Inclusión una "ética discursiva", producto de la teoría de la acc10n comunicativa
aiiiculada por J. Habem1as. La ética discursiva ofrece un procedimiento para
La segunda rama dentro de la teoría crítica está inspirada en la escuela de resolver disputas políticas y morales, recuniendo a la "fuerza del mejor argu
Frankfurt y, quizá de una manera preponderante, en la obra de J. Habermas. mento". Dicha ética representa un medio para decidir consensuadamente qué
En este caso la teoría crítica centra su reflexión ético-normativa en las lógi notmas regirán la convivencia social. Su validez reside en que son adoptadas
cas de inclu�ión y exclusión, en las lógicas de universalismo y particularis por todos aquellos que pueden verse afectados por ellas. Así, la ética discur
mo en la política mundial. Ésta ha sido la orientación de la obra de A. Lin siva promueve un ideal cosmopolita, con aITeglo al cual la organización polí
klater 12, autor que ha planteado la necesidad de rechazar una "total identifi tica de la humanidad es acordada en un proceso de diálogo que se desarrolla
cación con la comunidad a la que uno pertenece" y conferir un mayor de manera absolutamente abierta a todos los afectados. La ética discursiva,
reconocimiento a la más inclusiva y universalista comunidad de la humani en sentido inverso, cuestiona la imposición dogmática de comunidades "ce
dad. El sistema interestatal, basado en "comunidades morales limitadas" rradas", lo cual es pmiiculam1ente aplicable a los Estados soberanos. Como
constituidas por los Estados soberanos, promueve un particularismo, un "ex dice Linklater, "induce a la puesta en cuestión de las nociones tradicionales
trañamiento entre sociedades" que restringe la libertad humana al imponer de soberanía y ciudadanía, con la mirada puesta en la inauguración de nue
rígidas fronteras entre "los de dentro" y "los de fuera", entre "nosotros" y vas formas de comunidad política"15.
"ellos". La investigación, por tanto, se dirige hacia los modos históricamente Las mismas consideraciones están presentes en el análisis que, a la hora
contingentes en que estas comunidades entienden el significado de su sepa- de imaginar comunidades más incluyentes, hacen algunos autores ctiticos de
ración de otras comunidades. Además, explora la constitución y legitimación la idea de democracia cosmopolita como guía n01mativa de cara a la cons
histórica de los límites que segmentan el espacio político en comunidades trucción de una gobernación global democrática. Su argumento pmie de la
"cerradas" y los modos en que esos límites han sido contestados y eventual constatación de que el rápido crecimiento de complejas interrelaciones entre
mente eliminados. Es pues evidente el interés ontológico de esta rama de la Estados y sociedades -el proceso de globalización-, abre una era en que
teoría crítica por las estructuras "ideacionales". Estas son construidas y re los destinos de los seres humanos están profundamente entrelazados. Ello
construidas, sobre nuevas bases, a través de las prácticas significativas de los conduce, cada vez más, a divergencias entre quienes resultan afectados por
agentes. La ontología de la rama habennasiana es pues más nítidamente una decisión política y quienes toman parte, directa o indirectamente, en la
idealista que la de la rama neogramsciana. En este sentido, es posible que los elaboración de la misma. Hay que subrayar, por tanto, que en nuestros días
autores que se ubican en la primera de estas ramas estén ontológicamente se vuelve problemático el cumplimiento del ideal democrático previsto por
más cerca de las posiciones constructivistas13. la ética discursiva. La enadicación de esta circunstancia hace necesaria la
Las reflexiones expuestas nacen con la convicción de que "la emancipa extensión de la democracia al orden global. Esta sería una democracia cos
ción universal podría implicar el reemplazo de estas relaciones sociales ex mopolita de carácter transnacional, libre de las posiciones particularistas de
cluyentes por otras incluyentes" 1 4. Esto lleva necesariamente a repensar la los Estados. En tal democracia, las personas podrían "pmiicipar en las diver
noción de ciudadanía, ya que éste es un concepto clave a la hora de unir a los sas comunidades en las que sus intereses se ven afectados y, por consiguien
miembros de un Estado soberano y de separarlos de los miembros de otros te, acceder a una variedad de formas de intervención política. La ciudadanía
Estados. El contenido ético-normativo de estas reflexiones está basado en debería garantizar, en principio, la paiiicipación en todas las comunidades
entrecruzadas, desde las locales hasta las globales"16. En todas estas fonnu-
12
A. Linklate r, Men and Citi::en in the Theorv o{ lntemational Relations, London, Mac
millan 1990. Una versión más resumida de estas ide a·s, puede encon ta rse en: "The Question of i; A. Linklater, "Citizenship a n d Sovereignty in the Post-Westphalian State", Europea11
the Next Sta ge in lnternational Relations Theory: A Critical-the ore tical Point of View", Journal of'/11temational Relations, Vol. 2, n.º l, 1996, p. 87. Ver también, a este respecto: R.
Mi/le1111ium, Vol. 21, n.º l, l 992. Para una articulación más reciente de las ide as de este autor: D evetak, "Critica! Theory", op. cit., pp. 169-173. Corno se desprende del tex to, la influencia
A. Linklater, The Tra11sfim11ation ofPolitical Community, Cambridge, Polity Press, 1998. de J. Habermas es clara, en particular de su obra Moral Consciousness and Co1111111111icative
13 R. Wyn Janes, "lntroduction: Locating ...", op. cit., p. 14. Action, Ca mbr idge, Polity Press, 1990.
14
R. Deve tak , "The Project of Modernity and In ternational Rela tions Theo ry", Mil!m 16 D . Held, la Democracia y El Orden Global: Del Estado Moderno al Gobierno Cosmo
nium, Vol. 24, n." l, 1995, p. 39. polita, Ba rcelo n a, Paidós, 1997, p. 323.
194 La Teoría de las Relaciones /11temacio11ales a C omienzos del Siglo XXJ Capítulo 10: El ReJlectivismo Radical 195
laciones es claro el compromiso n01mativo con la emancipación humana, de de las comunidades entendidas como Estados soberanos en la vida interna
manera congruente con el "proyecto de la modernidad", cuya herencia rei cional.
vindican aunque de manera autocrítica.
Por otra parte, partiendo del compromiso prioritario de la teoría crítica
con la emancipación, ha nacido una línea de investigación conocida como 10.1.3. Teoría Crítica y Epistemología
Critica/ Security Studies. Esta línea de investigación ha cuestionado el con
cepto de seguridad tradicional en el marco de los estudios estratégicos. En Si tomamos en consideración los aspectos epistemológicos, los autores
este dominio, los autores críticos se plantean las cuestiones siguientes: ¿qué englobados en la teoría crítica son modernistas reflexivos que propugnan la
ial
es seguridad?, ¿seguridad para quién y con respecto a qué y/o quién?, ¿de reconstrucción crítica del proyecto de la modernidad. Su posición se ajusta a
qué modo se logra esa seguridad? 17 • Hay un concepto de seguridad específi lo que M. Hoffmann y N. Renger calificaron de "interpretación crítica". Tal
co en las proposiciones de la teoría crítica. La seguridad se entiende como posición se distingue por un fundacionalismo mínimo que acepta que un
c
aquella situación en la que puedan evitarse amenazas de todo tipo a la liber universalismo contingente es posible, tanto en el campo explicativo como
er
tad y autonomía de las personas. Queda patente en este tipo de estudios que ético. En ningún caso, sin embargo, se pretende "reemplazar una 01iodoxia
seguridad y emancipación son vistos como dos caras de una misma moneda. fundacional dominante por otra" 19• De este modo, la "interpretación crítica",
om
La seguridad que debe lograrse es la de las personas, afectando a todo aque a diferencia de la "interpretación radical" propia del posmodemismo, asume
llo que pueda representar una amenaza a su bienestar y capacidad de actuar la necesidad de establecer socialmente ciertas bases o fundamentos, ciertos
rc
libremente. A modo de ejemplo, las amenazas o las inseguridades para las criterios con arreglo a los cuales juzgar el valor o mérito relativo de distintas
personas pueden provenir de la persecución política, las guerras, las desi interpretaciones de la vida social. Admiten, asimismo, la necesidad de cier
lo
gualdades sociales o la degradación medioambiental. El sujeto de la segmi tos principios éticos que permitan orientar un proyecto político emancipador
dad se desplaza del Estado a la humanidad. Además, los autores críticos en con el suficiente consenso social.
va
tienden que, en numerosas ocasiones, los propios Estados son generadores En lo que concierne a la vertiente neogramsciana, los autores críticos
de inseguridad para buena parte de sus habitantes. Los mecanismos para lo buscan un conocimiento "presidido política y éticamente por un interés en la
transforniación social y política"20• Pretenden generar un conocimiento prác
grar dicha seguridad son variados, pero no se materializan en la acumulación
de medios de violencia, ni tienen un carácter particularista, sino universalis
ta. K. Booth mantiene que la verdadera seguridad sólo puede alcanzarse por
s in tico que pueda servir de guía a la praxis política. La finalidad de esta última
es orientar la transfonnación histórica hacia un estado de cosas deseable y
factible. Este conocimiento, como señalamos anteriormente, debe proceder
ra
las personas y los grupos cuando en el intento de satisfacerla no privan de
del intento de comprensión de los procesos de transformación histórico
ella a otros. Es necesario romper las barreras paiiicularistas entre "nosotros"
estructural. Siendo conscientes de las especificidades históricas únicas de
t
y "ellos" 18• En definitiva, esta revisión del concepto de seguridad se asienta cada proceso de cambio histórico, los autores críticos neogramscianos de
es
en una base filosófico-normativa que pone en cuestión el carácter excluyente fienden la utilidad de conceptualizaciones y categorías analíticas que hacen
Mu
y del carácter contingente y parcial de las interpretaciones que de ellos se el campo de la sociología del conocimiento. En este sentido, el feminismo
puedan ofrecer. Por ello, Cox afimrn que "nuestro desafío no es contribuir a fonna patie del legado de la Ilustración, incluyendo en dicho legado el com
la construcción de un conocimiento universal y absoluto, sino concebir una promiso con proyectos de emancipación25 . Es posible que, como ha sugerido
perspectiva nueva, útil para enmarcar y trabajar en los problemas del presen un tanto irónicamente C. Enloe, la tardía incorporación del feminismo a la
te"22. Esta perspectiva nueva estará en última instancia abie1ia a una reeva disciplina haya tenido que ver con la dificultad para erradicar "la percepción,
luación crítica. En todo caso, se tratará de una perspectiva más pertinente, casi de sentido común, de que la política internacional no es para mujeres
pero siempre parcial y relativa, ya que "la verdad cambia con el movimiento niños"26. Como otros enfoques reflectivistas, el feminismo supone un reto a
de la historia"23• las bases ontológicas y epistemológicas dominantes en la disciplina. Las teo
Al igual que la ve1iiente neogramsciana, la ve1iiente habermasiana de la rías feministas denuncian el carácter insensible de los análisis convenciona
teoría crítica se acoge a un fundacionalismo mínimo. Su argumentación, no les de la política internacional hacia las dimensiones de género.
obstante discurre por cauces diferentes. Los autores críticos, inspirados en J.
Habermas, defienden unas fundaciones epistemológicas del conocimiento
basadas en una teoría consensual de la verdad. El consenso al que se refiere 10.2. l . La Construcción de las Relaciones de Género
Habermas debe responder a unas características especiales. Para establecer
estas características, recurre a la ética discursiva y, en patiicular, a la idea de La empresa feminista en la disciplina no se puede limitar, al menos para
una "situación ideal de comunicación", situación que se entiende implícita en la gran mayoría de las participantes en ella, a la incorporación de las vidas y
todo acto de esta naturaleza. Para que el lenguaje pueda tener significado ha experiencias de las mujeres al estudio de las Relaciones Internacionales.
de asumirse que sus oraciones son comprensibles, verdaderas, justificadas y Cietias propuestas desde el mainstream para tornar en consideración, como
sinceras. Así, una "situación ideal de comunicación" es aquella en la que el una variable más, "las cuestiones de las mujeres" o "el sexo" han sido fir
poder y las distorsiones son erradicadas del proceso comunicativo, de tal memente rechazadas por cooptativas. En realidad, las feministas tienen te
modo que prevalece la fuerza del mejor argumento. Una "comunicación no mor a la cooptación, ya que muy a menudo "el conocimiento de las mujeres
distorsionada" constituye un requisito vital para que pueda ser determinada ha sido olvidado o subsumido por discursos más dominantes"27. Hacen. hin
la verdad. En este contexto, que no resulta común en la realidad cotidiana de capié en que la cuestión no pasa por "agregar a las mujeres y agitar", convir
la acción comunicativa, será verdad aquello que se acuerde, mediante ese tiendo la cuestión feminista en algo semejante a un área de especialización.
consenso racional. He aquí, la "fundación" para el conocimiento que ofrece De ser esto así, se pasaría por alto el hecho de que la disciplina está domina
el pensamiento habermasiano24. da por un mainstream o un male-stream que adopta una perspectiva típica
mente masculina, haciendo invisibles los problemas de las mujeres, con el
l 0.2. EL FEMINISMO EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES 15 J. True, "Feminism", en S. Burchill et al., op. cit.. p. 21 l.
" C. Enloe, "Women and Children: Making Feminist Sense of the Pcrsian Gulf Crisis",
2
El feminismo ha hecho acto de presencia en las Relaciones Internaciona Vi//age Voice, n." 25, September, 1990 (citado por J. True, op.cil.. p. 211 ).
les recientemente. Esto no quiere decir que la teoría feminista no haya expe 17 A. Tickner, "You Just Don 't Understand: Troubled Engagements Between Feminists
and IR Theorists", I11temalio11al Studies Quarter�l', Vol. 41, n." 4, 1997, p. 620. La expresión
rimentado un notable crecimiento desde el final del Primera Guerra Mundial.
add women ami slir corresponde a S. Harding, "lntroduction: Is There a Feminist Method?",
El feminismo, a diferencia del posmodernisrno por ejemplo, posee una rica y en S. Harding (Ed.), Fe111i11is111 all(/ Metlwdo/ogy: Social Science l.\·sues, Bloomington, Indi
variada historia académica. No supone un mero desarrollo contemporáneo en ana University Press, 1987 (citada en S. Ship, "And What about Gender? Feminism and lnter
national Relations Theo1y's Third Debate", en C. T. Sjolander and W. S. Cox (Eds.), Be)'o11d
Positivism: Critica/ R�/lections 011 I11tematio11al Re/atio11s, Boulder Co., Lynne Rie;mer,
R. Cox, "Towards a Post-hegemonic...", op. cit., p. 134.
22 1994, p. 141). Para otras reacciones semejantes, ver: C. Weber, "Good Girls, Little Girls, and
R. Cox, "lnfluences and Commitments", op. cit., p. 30.
23 Bad Girls: Mate Paranoia in Robe1t Keohane's Critique of Feminist International Relations",
24 C. Brown, "Turtles all the Way Down...", op. cit., pp. 218-222; S. Smith, "Positivism Millen/11111, Vol. 23, n.º 2, 1994; T. Carver, M. Cochran and J. Squires, "Gendering Janes:
and Beyond", op. cit., pp. 27-28. Feminisms, !Rs, Masculinities", Reviell' of/11/ernatio11a/ Studies, Vol. 24, n.º 2, 1998.
198 La Teoría de las Relaciones /11temacio11ales a Co111ie1i=os del Siglo XXI Capítulo 10: El Reflectivismo Radical 199
efecto, intencionado o no, de perpetuar la dominación patriarcal. La clave se tica apuntan a la necesidad de repensar radicalmente esta noción, abogando
halla en el concepto de género que, a diferencia de la noción biológica de por una nueva de carácter multidimensional y alcance global, cuyo objetivo
sexo, "es una construcción social sistemática que dicotomiza las identidades, sea la supervivencia y la sostenibilidad de las comunidades humanas. Como
comportamientos y expectativas, como masculinos y femeninos". El concep afirn1a A. Tickner, "la seguridad genuina requiere no sólo la ausencia de
to de género pennite a las feministas examinar la masculinidad y la femini guma, sino también la eliminación de las relaciones sociales injustas, inclu
dad como identidades fundamentales, pero no "dadas". Estas "son aprendidas yendo las injustas relaciones de género"31.
y por tanto modificables"28• De este modo, la categoría analítica de género es En la teoría feminista se produce un rechazo de la división tajante entre lo
central para las feministas, ya que les pennite mostrar que los significados público y lo privado32, tan presente en la teoría política, por entender que di
intersubjetivos que configuran la ontología social están sesgados en términos
ial
cha división está cargada de implicaciones de género. En efecto, a la esfera
de género. En estas consideraciones queda reflejado el énfasis ontológico del pública, al ámbito propiamente político dominado por lo masculino, se le ha
feminismo en factores "ideacionales" y, más concretamente, en el sesgo opuesto la esfera privada en la que habitualmente se ha localizado lo feme
c
masculino de las estructuras sociales actualmente en vigor. nino. La esfera privada se presenta como despolitizada, lo cual supone dar
er
En este sentido, las feministas problematizan una serie de conceptos teó carta de naturaleza a "la subordinación de las mujeres". Esto tiene implica
ricos convencionales, claves en la disciplina, y sugieren su reformulación de
om
ciones para la teoría internacional. La distinción tradicional entre política in
tal forma que se hagan visibles las cuestiones de género en la vida interna ternacional y política doméstica conduce a ocultar la esfera privada. Conse
cional. Entre otras cosas, destacan el carácter masculino del concepto de po
cuentemente, tal distinción "hace invisible" la presencia de agentes femeni
rc
der que utiliza tradicionalmente la teoría internacional. Es un concepto de
nos e ignora el carácter estructurante del género en la vida internacional.
"poder sobre" que implica predominio sobre otros. Este concepto se basa en
Aflora aquí la cuestión ontológica agente-estructura, ya que las autoras fe
una visión androcéntrica de agentes autónomos -el "hombre" y, por analo
lo
ministas quieren poner de relieve el papel activo de las mujeres, en tanto
gía, el Estado- en un contexto pre-social. En congruencia con la orientación
agentes sociales, en la transformación de las estructuras sociales de dominio
va
ontológica común al reflectivismo, las feministas reivindican el carácter so
cial de unos agentes que se hallan insetios en un tejido de relaciones socia patriarcal33 • Tratando de romper con la distinción apuntada, C. Enloe afinna
les. Entienden el poder como un fenómeno social complejo, al cual cabe re que "lo personal es político e internacional", buscando con ello poner en evi
ferirse más adecuadamente como "la capacidad para actuar de manera con
certada" (power to act in concerl)19 . De igual modo, ponen en cuestión la
noción convencional de seguridad basada también en concepciones andro
s in dencia la estrecha intetTelación entre el dominio patriarcal de las relaciones
interpersonales y las relaciones de dominación a escala internacional. A este
respecto, servirán de ilustración las consideraciones sobre el papel subordi
ra
céntricas y entendida en términos esencialmente militares. En su análisis de nado de las mujeres en la economía global que se efectúan más adelante.
la noción de seguridad, las feministas se fijan en un sistema de Estados sobe Asimismo, varias autoras feministas han abordado el análisis de la guerra
t
ranos, dentro del cual los propios Estados son fuente de "profundas y omni como actividad cargada de implicaciones de género. Si a primera vista la
es
presentes inseguridades"3º. En una línea muy semejante a la de la teoría crí- guetTa es entendida como una actividad masculina -de hecho, la formación
militar busca producir "verdaderos hombres-soldados"-, una observación
Mu
28 V. S. Peterson, "Transgressing ...", op. cit., p. 194. El término male-stream fue origi
nalmente utilizado por M. O'Brien, The Pulitics of'Reproduction, Lonclon, Routledge and Ke redefinición feminista de la seguridad: A. Tickner, Gender in /11tematio11al Relatio11s:
gan Paul, 1981. Perspectives 011 Achievi11g Global Sernri(v, New York, Columbia University Press, 1992.
29 B. Locher, op. cit., pp. 46-47. En el mismo sentido: J. True, op. cit., pp. 227-233 y J. B. 31 A. Tickner, Gender in llllcmatio11al Relatio11s..., op. cit., p. 128.
Elshtain, "Feminist Inquiry and lnternational Relations", en M. Doyle and G. J. lkenberry 32 Para una crítica a la distinción público/privado en teoría política, ver: J. B. Elsthain,
(Eds.), op. cit., pp. 86-88. Para este tipo de consideraciones ver las contribuciones de A. Tick Public 1vfa11, Priva/e Woman, Princeton, Princeton University Press, 1981. Unas reflexiones
ner,0 "Hans Morgenthau's Principies of Political Realism: A Ferninist Reformulation" y R. recientes sobre esta distinción desde la perspectiva de las Relaciones Internacionales, pueden
Gra11t, "The Sources of Gender Bias in International Relations Theory", ambas en R. Grant encontrarse en: V. S. Peterson, "Rereading Public and Prívate: The Dichotomy That Is Not
and K. Newland (Eds.), op. cit. One", SA/S Review: A Joumal ofl11ternational Alfairs, Vol. 20, n.° 2, 2000.
3" V. S. Peterson, "Security and Sovereign States: What Is at Stake in Taking Feminism 33 V. S. Peterson, "lntroduction", en V. S. Peterson (Ed.), Ge11dered Sta/es..., op. cit., pp.
Seriously?", en V. S. Peterson (Ed.), Gendered Sta/es..., op. cit., p. 49. En la misma línea de 7-8.
200 la Teoría de las Relacio11es /11temacio11a/es a Co111ie1i=os del Siglo XXI Capíllllo 10: El Ref/ectivis1110 Radical 201
más cuidadosa pone de manifiesto la presencia de mujeres en actividades re de guerra. Lo extendido de esta práctica en el conflicto de la ex-Yugoslavia
lacionadas con ella, generalmente, en posiciones subordinadas. Una de esas ha sido de gran importancia para su reciente tipificación como crimen de
actividades ha sido su ocupación como prostitutas "sirviendo" en las bases gue1rn36•
militares. Esto ha sido algo bastante frecuente en tomo a las bases norteame
ricanas en países del Tercer Mundo. Estas autoras interpretan que la "re
orientación" hacia el turismo sexual en nuestros días es un indicio de las 10.2.2. Las Desigualdades Globales entre Sexos
prácticas para (re)constrnir y reforzar las relaciones de dominación masculi
na, tanto interpersonales como internacionales34. El otorgar centralidad a las cuestiones de género en la vida internacional
Es interesante mencionar que el feminismo en las Relaciones Intemacio ha hecho visibles una serie de dinámicas que, en conjunto, evidencian las
nales está contribuyendo a que los derechos de las mujeres tengan un perfil desigualdades globales entre hombres y mujeres. Evidencian también la
cada vez más acusado en el discurso internacional sobre los derechos huma identidad de estas últimas como un grnpo afectado por grandes desventa
nos. El reconocimiento intemacional de estos últimos se ha llevado a cabo jas37. Este último extremo no parece abietio a discusión, ya que la gran ma
sin establecer diferencias entre hombre y mujer, entendiendo que eran yoría de los pobres, analfabetos y refugiados de la población mundial son
igualmente válidos para ambos. Las autoras feministas subrayan que este mujeres. Las feministas señalan que debe valorarse la división del trabajo
discurso convencional encierra una "definición androcéntrica de lo 'humano' entre los sexos, con las mujeres efectuando la mayor parte del trabajo "invi
que oculta el modo en que las mujeres sufren sistemáticamente abusos en sus sible" y no remunerado. El papel subordinado de las mujeres y la explota
derechos 'humanos'"35. Propugnan, pues, una sensibilización hacia la dimen ción a la que están sometidas en la economía global quedan reflejados en el
sión sexual o de género de los derechos humanos. En este sentido, estas au hecho de que la precarización de la fuerza laboral, incluso en los países in
toras demandan que, junto a las consideradas violaciones generales de los dustrializados, afecta especialmente a las mujeres.
derechos humanos, exista una relación más específica de infracciones a las En los países en vías de desarrollo, subraya el discurso feminista, los
cuales están expuestas las mujeres. Entre estas infracciones destacan, por su efectos sociales de las políticas de ajuste estructural han tenido un sesgo de
extremada frecuencia, distintas formas de violencia sexual. En muchos ca género. Éste se manifiesta en el incremento de las mujeres que deben procu
sos, éstas acontecen en el ámbito privado y los agresores son hombres del rar la subsistencia familiar en largas jornadas de trabajo en condiciones pre
entorno familiar. Circunstancias así requiere11 que, una perspectiva sensible carias o recurrir a la prostitución en redes de turismo sexual. Todos estos
al género en matetia de derechos humanos, cuestione el carácter supuesta elementos constituyen indicios de una creciente "feminización de la pobre
mente privado de estas infracciones, realzando contrariamente su enonne re za". Correspondiéndose con este hecho, está la escasa participación de las
levancia para la convivencia social y, por tanto, reafirmando su carácter pú mujeres en puestos de toma de decisiones en todos los niveles de la socie
blico. En una línea similar, el feminismo ha denunciado que las mujeres se dad, por no hablar de su ausencia casi total en puestos clave de la "alta poli
hallan particularmente expuestas a ultrajes sexuales sistemáticos en tiempos tica". Puede observarse una serie de contribuciones, en la línea de las re
flexiones expuestas, que configuran un enfoque feminista de la economía po
.14 M. Zalewski, "The Women/'Women' Question in lntemational Relations", Mille1111i11111, lítica internacional. Este enfoque persigue exponer de qué modo los hombres
Vol. 23, n." 2, 1994, pp. 410-411. Orienta también sus trabajos en esta línea, C. Enloe, tanto
en Bananas. Beaches. allll Bases: Making Fm1i11ist Sense o/111tematio11al Politics, Berkeley,
Univcrsity of California Press, 1990 como en The Moming After: Sexual Politics A/ier The
Cold War, Berkeley, University ofCalifornia Press, 1993. Para el análisis de un caso particu Jú J. True, op. cit., pp. 222-223; B. Locher, up. cit., p. 57. Respecto a este tema, puede
lar ver: K. H. S. Moon, Sex Among Allies: Militw:v Prostit11tion in U.S.-Korea Relations, New también consultarse: J. S. Peten; and A. Wolper (Eds.), Women 's Rights, Human Rights: 111-
York, Columbia University Press, 1997. Una obra feminista pionera a la hora de establecer ternational Feminist Perspectives, New York, Routledge, 1995.
37
una relación entre las mujeres y las guen-as es: J. B. Elsthain, Wo111e11 and War, New York, V. S. Peterson and A. S. Runyan, Global Gender lssues, Boulder,Co., Westview Press,
Basic Books, 1987. 1993; M. Mies, Patriarchy and Acc u11111/ation 011 a World Sea/e, Lomlon, Zed Books, 1986; J.
35 V. S. Peterson, "Transgressing...", op. cit., p. 20 l . Ver, asimismo: "Whose Rights?: A J. Pettman, "Body Politics: lnternational Sex Tourism", Third World Quarter(r, Vol. 18, n.º 1,
Critique of the 'Givcns' in Human Rights Discourse", Altematives, Vol. 15, n.' 3, 1990. 1997.
202 La Teoría de las Relaciones Internacionales a Comienzos del Siglo XXI Capítulo JO: El Rej/ectivismo Radical 203
y las mujeres resultan afectados de manera diferente por los procesos de re Hasta este punto se ha pretendido describir los aspectos más generales de
estructuración económica globaJ38. la ontología de la realidad social internacional del feminismo. Pero, como
Los enfoques feministas en Relaciones Internacionales han dado forma a ocurre en los demás enfoques reflectivistas, no puede ignorarse el carácter
un campo de estudio específico conocido como WJD ( Women in Develop plural de la teoría feminista. Ha de señalarse, incluso, que ese mismo plura
ment), cuyo propósito fundamental es hacer visible, y por tanto reconocer, el lismo es reivindicado dentro del movimiento feminista por quienes desafian
papel central de las mujeres en el desairnllo económico y social de las co una visión universalista que, basándose en una categoría homogénea y abs
munidades humanas. En sus análisis quieren llamar la atención sobre el tracta de "mujer", no toma en consideración las diferencias entre mujeres
hecho de que las concepciones convencionales de desarrollo, y las políticas concretas41 . Esta preocupación por la pluralidad tiene puntos de contacto con
ial
correspondientes inspiradas en ellas impulsadas por las agencias internacio una convicción básica de las feministas posmodernistas: la necesidad de de
nales, han estado basadas en estereotipos occidentales androcéntricos sobre construir la noción universal de "mujer". Esta noción posee un carácter ex
las relaciones entre los sexos. Ello ha conducido a resultados paradójicos. La clusivo y esencialista, no reconocedor de las diferencias entre mujeres. Esto
c
er
sihiación de las mujeres en muchos de los países en vías de desarrollo no só es demostrativo del impacto del debate modernidad-posmodernidad dentro
lo no ha mejorado, sino que, en algunos casos, se ha agravado. Allí donde no del feminismo. En este sentido, en los estudios feministas, se ha producido
om
existían jerarquías sexistas, éstas han sido creadas por las propias políticas un reconocimiento creciente de la diversidad de experiencias de las mujeres.
de desarrollo, si bien no perseguían ese resultado. Como manifiesta B. Lo Esto ha tenido como resultado que comience a entenderse que "la identidad
cher, una de las principales razones de esta circunstancia "reside en que las de las mujeres como mujeres no puede separarse nítidamente de las identi
rc
medidas desanollistas percibieron a la mujer primordialmente en su función dades raciales, de clase, étnicas, lingüísticas y nacionales; consecuentemente
reproductiva, sin tomar en cuenta su papel en la vida económica"39• De este la propia identidad debe ser vista como múltiple, cambiante y contradicto
lo
modo, por ejemplo, la introducción de tractores en la agricultura india con ria"42. En fin, las posiciones feministas constituyen un reto a una ciencia
dujo al desplazamiento de las mujeres de buena parte de las tareas agrícolas dominada por lo masculino, cuyas concepciones sexistas ocultan la dimen
va
en beneficio de los hombres, quienes fueron instruidos en el manejo de aqué sión de género de la ontología social 43•
llos. De forma similar la apertura de lavanderías modernas en México, que
fueron controladas por hombres, significó privar a las mujeres de una fuente
de ingresos tradicional como lavanderas. Este tipo de estudios pretende con
cienciar sobre cuestiones de género y contribuir a reformar las políticas de
s in 10.2.3. Epistemología y Género
ra
desarrollo de las agencias internacionales�º. Por último, la teoría feminista contribuye a la crítica del positivismo mos
trando su rechazo a criterios trascendentes, descontextualizados, para valorar
t
-'' Entre las contribuciones en las que se vierten este tipo de consideraciones, ver: G.
es
Chowdhry, "Women and thc lnternational Political Economy", en F. D'Arnico, ancl P. Beck
man (Eds.), //lumen, Ge//{fff, ami World Politics: Perspectives. Policies. all(/ Pmspects, rnent and the International Decade for Women", en R. Grant and K. Ncwland (Eds.), op. cit.;
Mu
(
Westpo,t, Bergin & Garvey, 1994. Entre la numerosa bibliografía, destacamos también: S. R. L. Blumberg, Women, Deve/opment, all(/ !he Wealth 1! Natio11s: Making the Casejiir the
.lockes, lfo111e11 in the World Eco110111y, Oxford, Oxford University Press, 1987; H. Afshar and Ge1u/er Variahle, Boulder, Co., Lynne Rienner, 1992; N. Kabeer, Reve rsed Realities: Ge1uler
C. Dennis (Eds.), Woml'/1 allil Adi11st111e11/ Policies in tlzl' Third World, London, MacMillan. Hierarchies in Develop111e11/ Thought, London, Verso, 1994.
41 En ese sentido se orientan, por ejemplo, las reflexiones realizadas en: S. Gunew and A.
1991; N. Aslanbeigui et al. (Eds.), /Vomen in tire Age of'Eco110111ic Tra11s/iir111atiu11, London,
Routledgc, 1994. Yeatman (Eds.), Fe111i11is111 all(/ 1'lie Politics o( D!fl'erence, Bouldcr, Co., Westview Press,
9
-' B. Locher, "Las Relaciones... ", op. cit., p. 52. Los ejemplos que se citan son menciona 1993.
dos por esta autora, quien los toma de N. Kardmn, "Women and Development", en F. 42 S. Ship, "And What About.. ..", op. cit., pp. 129-130.
D' Amico and P. Beckman (Eds.), op. cit. Para un tratamiento más extenso de esta cuestión, 43 J. True, op. cit.. p. 238. Esta autora utiliza la clasificación, ya común en la literatura,
puede verse de esta última autora: Bringing Women /11: Women 's lssues in lntematimw/ Dé que divide el feminismo en tres grandes corrientes: feminismo empirista, "punto de vista"
ve/opmenls Prvgrams, Boulder, Co., Lynne Rienner, 1991. (standpoint) feminista y feminismo posmodernista. Entre las feministas que siguen esta última
411 J. True,
op. cit., p. 218. Entre la bibliografía que se centra en estos aspectos, ver; K. línea, ver: C. Sylvester, Feminist Theo1:v aml Jntemational Relations in a Pustmodem Ern,
Newland, "From Transnational Relationships to lntemational Relations: Wornen in Develop- Cambridge, Cambridge University Press, 1994.
204 La Teoría de las Relaciones Jntemacionales a Comien:os del Siglo XXI Capítulo /0: El Rejlectivismo Radical 205
episternológicamente el conocimiento. Así, dicha teoría "nos recuerda que autoras feministas sostienen que paiie al menos de la resistencia a las nuevas
sólo tenemos fundaciones históricamente contingentes ...; el pospositivisrno tendencias filosóficas proviene ele la oposición a la "feminización" de la
no niega las fundaciones socialmente construidas, únicamente la ilusión de ciencia que ellas posibilitan48.
que posean carácter trascendente"44. En definitiva, el feminismo comparte
con otros enfoques reflectivistas la comprensión de la ciencia como una acti
vidad humana históricamente situada, participando en este sentido del fun 10.3. EL POSMODERNISMO
dacionalismo "mínimo" de la teoría crítica. Las autoras feministas tienen in
terés en resaltar que las afilrnaciones de conocimiento objetivo de la ciencia El posmodernisrno representa el tercer enfoque dentro de lo que hemos
social positivista tienen un claro sesgo de género, por cuanto que, desde una denominado reflectivismo radical. En todos los casos, la exposición de las
perspectiva exclusivamente masculina hacen invisibles las relaciones de do principales características de los diferentes enfoques reflectivistas ha supues
minación patriarcal. Para evitar esta circunstancia, el feminismo se propone to una notable simplificación. Es necesario señalar que esta simplificación es
partir del punto de vista de las mujeres y de sus experiencias de exclusión y mayor si cabe en el caso del posmodernismo, dada la en01me variedad de
subordinación en la vida social y política.45 puntos de vista que se incluyen bajo esta denominación. En medios posrno
Todo conocimiento está anclado en condiciones de vida particulares. Así, dernistas, los esfuerzos por definir y clarificar lo que se entiende por posmo
el conocimiento que ofrece la ciencia positivista tradicional está anclado en derno son vistos como intentos de imponer visiones unificadoras sobre una
la experiencia particular de la elite masculina y tiende a perpetuar las jerar
realidad que, en esencia, es incuestionablemente compleja49.
quías de género46. En su crítica de la ciencia positivista, el feminismo desta
Las contribuciones de los autores de este enfoque se distinguen habitual
ca que "la jerarquía de género no es meramente coincidente, sino en un sen
mente por su estilo heterodoxo e irónico, en ocasiones ÜTeverente y provoca
tido significativo, constitutiva de la metafisica objetiva de la filosofía occi
dental ""17. Esta rnetafisica se ha basado en "oposiciones binarias" que, corno tivo, demostrativo de la irrupción en la disciplina del pensamiento posmo
vimos, han sido rechazadas por el reflectivismo: la "masculinidad" se ha aso demo inspirado en la obra de autores como Nietzsche, Foucault, Derrida,
ciado con la objetividad y la ciencia, mientras que la feminidad se ha Lyotard, o Bauclrillard, entre otros. El debate modernidad-posmodernidad,
asociado con sus opuestos, la subjetividad y la no ciencia. Para concluir, ca fruto de la crisis del pensamiento occidental moderno, está desde luego pre
be indicar que el pospositivismo, al atribuir un papel central a la intersubjeti sente en las Relaciones Internacionales. En contraposición a quienes plan
vidad, abre las puertas a las cuestiones de género. En este sentido, algunas tean la reconstrucción crítica del Proyecto ele la Ilustración -este es el caso
del resto de los enfoques reflectivistas--, los posmoclernistas coinciden en la
.¡.¡ V. S. Peterson, "Trnnsgressing... ". op. cit.. p. 204. Peterson reflexiona en términos simi necesidad de abandonar la herencia moderna.
lares en: "lntroduction", op. cit.. pp. 19-20. Constituye una excepción al respecto el denomi
nado feminismo empirista, cuya adscripción a la tradición liberal le lleva a asumir posiciones
epistemológicas positivistas. Así lo destaca: J. George, Discourses 011 Glohal Politics..., op. is V. S. Peterson, "Trnnsgressing ...", op. cit., p. 196.
cit., p. 27; C. Brown. "Turtles AII the Way Down ... ", np. cit., p. 231; S. Smith. "Positivisrn 49 En algunas obras suele ser frecuente utilizar, junto al término de posmodernismo, el de
and Beyond", np. cit.. p. 28.
45 M. Zalewski. "The Women/'Wornen' ...". op. cit.. p. 419. posestructuralismo. Puede apuntarse que este último té1111ino tiene su origen en una radicali
46 Puede afirmarse que las feministas no sostienen la posibilidad de obtener un conoci zación de la lingüística estructuralista francesa. Supone abandonar el éntasis en las caracterís
miento absoluto. Sin embargo. debe apuntarse que algunas autoras incluidas en la corriente ticas estructurales del texto interpretado y abogar por una completa libertad de interpretación
"punto de vista" feminista parecen defender que su aproximación a la realidad social como textual. En Relaciones Internacionales, pueden ubicarse en esta línea las contribuciones de
mujeres, en tanto que oprimidas, les otorga "un conocimiento más objetivo de su situación Ashley y Der Derian, constituyendo el posmodernismo más radical o "subversivo". No obs
que la aproximación del opresor". Ver: S. Smith, "Positivism and beyond", op. cit., p. 36; C. tante, en los últimos tiempos parece ganar te1Teno la utilización exclusiva del término posmo
Brown, "Tmtles Ali the Way Down...", op. cit., p. 231. dernismo. Sobre la distinción entre posmodernismo y posestructuralismo ver: C. Brown, "Tur
47 V. S. Petcrson, "Transgressing.. .", op. cit., p. 202. Entre las obras de mayor relieve en tles Ali the Way Down...", op. cit., pp. 222-230. La calificación del ala más radical del pos
el análisis de la relación entre ciencia y feminismo puede mencionarse: S. Harding. /Vhose modernismo como "posmodernisrno subversivo", corresponde a D. S. L. Jarvis, op. cit., en
science? IV/wse knoll'!edge?, lthaca, Cornell University Press, 1991. especial pp. 76-85.
206 La Teoría de las Relacíones l11temacio11ales a Co111ie11::us del Siglo XXJ Capítulo JO: El Re/lectivismo Radical 207
10.3.1. Conocimiento, Poder y Genealogía determinado régimen de verdad se convierte en representación dominante en
un determinado campo de conocimiento, al mismo tiempo que los regímenes
El posmodernismo ha sido definido "como incredulidad respecto a las contendientes son silenciados y marginados. La genealogía se orienta a es
meta-narrativas"5º modernas, catificadas de logocéntricas. Hay un rechazo de cribir "contra-historias que dejan al descubierto los procesos de exclusión y
sistemas de pensamiento que aspiran a teorizar racionalmente sobre su obje encubrimiento que hacen posible la idea de la historia como un relato unifi
to de estudio con pretensiones de validez universal. En su lugar, el posmo cado con un claro comienzo, un estadio intennedio y un final"53• Un enfoque
dernismo huye de toda tentación universalista y de toda búsqueda de genera genealógico en Relaciones Internacionales es llevado a cabo por S. Smith.
lizaciones. Actitudes así constituyen ejemplos de "ciene" (closure), repre Este autor no entiende la disciplina como un espacio "natural" y "autónomo",
corno un esfuerzo intelectual que a través de sucesivos debates se acerca ca
ial
sentan el ejercicio de un monopolio discursivo negador del pluralismo y la
diferencia. Precisamente, su disposición favorable a la diferencia le lleva a da vez más a explicar la realidad, sino como "la manifestación histórica de
"enfatizar lo accidental, lo fronterizo, lo inconexo o lo olvidado". En un una serie de interpretaciones contradictorias cuya unidad e identidad son el
c
mundo posmoderno --en el que "todo lo interesante es enigmático, único e producto de una victoria en ese conflicto". Esto a su vez le pemlite pregun
er
irrepetible"51- sólo pueden ofrecerse interpretaciones contingentes y plura tarse por los silencios de la teoría internacional y por la conexión entre el es
les. El posmodemisrno se aleja de todo intento de una teoría integrada y se tudio de las relaciones internacionales y una visión particular de la práctica
om
muestra escéptico respecto a las nociones de racionalidad y verdad. intemacional54• El análisis posmodernista de las relaciones entre poder y sa
Una de las líneas de pensamiento que informa el escepticismo posmoder ber pone de manifiesto las luchas históricamente contingentes para imponer
rc
nista está ligada al análisis foucaultiano de las relaciones entre poder y cono interpretaciones autorizadas, discursos legitimados, sobre lo que son las Re
cimiento. Ambos conceptos están tan inextricablemente entrelazados que ca laciones Internacionales, bien como disciplina académica, bien como con
be hablar de un "nexo poder-saber". "El poder está implicado en todos los junto de unas prácticas políticas y no de otras.
lo
sistemas de conocimiento, de modo que nociones como razón o verdad son Los autores posmodernistas han realizado estudios genealógicos sobre
va
productos de circunstancias históricas específicas"52. No existe una verdad, conceptos tan próximos al pensamiento tradicional como diplomacia o Esta
existen distintas perspectivas en competencia o, en palabras de Foucault, do soberano. En el primero de estos casos, J. Der Derian pone en cuestión el
"regímenes de verdad". Mediante el empleo de un enfoque genealógico, los discurso convencional sobre la diplomacia y su historia mediante una explo
autores posmodernistas tratan de explorar históricamente de qué modo un s in ración genealógica de los orígenes de esta actividad internacional. La utili
dad de este tipo de exploración, según este autor, reside en restar valor a la
carga de sentido común que posee el concepto de diplomacia, así como a las
ra
5° Como vimos con anterioridad ésta es la caracterización de lo posmoderno llevada a ca
bo por F. Lyotard. Esta caracterización ha sido recogida en numerosas publicaciones sobre afirmaciones que establecen un origen en el tiempo y en el espacio para el
nacimiento y evolución uniforme de esta práctica internacional55. Frente a
t
posmodernismo en las Relaciones Internacionales. Ver por ejemplo: R. Jackson and G. Soren
sen. op. cit., p. 235; C. Brown, "Critica[ Theo1y ...", op. cit., p. 60; S. Smith. "Reflectivist and caracterizaciones de sentido común que muestran la diplomacia como la
es
límites, de trabajar en los márgenes de las Relaciones Internacionales, queda patente en los
títulos de algunas de las contribuciones de autores posmodernistas. Ver por ejemplo: R. miento o alienación respecto al "otro", contempla la diplomacia como una
Ashley, "Living on Borderlines: Man, Poststructuralism, and War", en J. Der Derian and M. mediación entre entes que se ven afectados por relaciones de apartamiento.
Shapiro (Eds.), !11te/'llaliu11al/l11tertextual Relations: Pusmudem Readi11gs in World Pulitics,
Lexington. Lexington Books, 1989; R. Ashley and R. B. J. Walker, "Speaking the Language
53 R. Develak, "Postmoclernism", op. cit., pp. 184-185.
of Exile: Dissident Thought in lnternational Studies", en R. Ashley and R. B. J. Walker
(Eds.), Speaki11g the La11g11age of Exile: Dissidence i11 l11ter11atiu11al Studies, !11te/'llalio11al :� S. Smilh, "The Self-images of a Discipline ...", op. cit., pp. 3 y 6.
Stadies Quarter/y, Special issue, Vol. 34, n." 3, 1990. " J. Der Derian, 011 Diplomacy: a Genealogr (Jj' Western Estrangement, Oxford, Basill
52 S. Smith. "Positivism and Beyond", up. cit., p. 30. En la exposición del análisis Blackwell, 1987, p. 200. Por tanto, la genealogía cumple la función que Foucault le atribuía,
foucaultiano del nexo poder-saber y ele la genealogía como método de análisis histórico, es decir, perturba aquello que se piensa unificado, muestra la helerogeneiclad de lo que era
seguimos básicamente la presentación hecha por R. Devetak, "Postmodernism", en S. Burchill imaginado consistent� consigo mismo. Ver: M_. Foucault, "Nietzsche, Genealogy. History", en
et al., up. cit., pp. 180-187. M. Foucault, Dits et Ecrits 1954-19/18, Paris, Eclitions Gallimard, 1994, Vol. 2, p.136.
208 La Teoría de las Relaciones !111emacio11ales a Comien�os del Siglo XX! CapÍlulo JO: El Rejlec1ivis1110 Radical 209
De esta forma, Der Derian logra separar el concepto de diplomacia de las cia en la (re)constitución del Estado y el acto político de demarcación de lí
connotaciones "estatales" que tiene su definición tradicional. La asociación mites que tiene como efecto la división del espacio político global.
entre diplomacia y Estado responde a una situación histórica contingente. No La separación del espacio interior soberano del espacio exterior anárquico
cabe concebir la diplomacia como un rasgo exclusivo de la actividad de en permite constrnir una identidad política territorialmente contenida. El Estado
tes estatales. Por tanto, la diplomacia es un fenómeno que existía de manera soberano se define como una "unidad" cerrada. Los autores posmodernistas
previa a la formación de Estados soberanos. La exploración genealógica deja se han preguntado por las prácticas y discursos que han pe1mitido construir
al descubie1to el modo en que a través de prácticas sociales se fueron con esa identidad por oposición a un "otro" amenazante. Han prestado especial
formando históricamente, por una pmte, el discurso y la actividad "diplomá atención al papel de las prácticas y discursos de la política exterior y de se
tica" y, por otra, sus vínculos con el Estado soberano. El proceso histórico, a guridad en la formación de la identidad política estatal. D. Campbell ha
lo largo del cual se produjo ese entrelazamiento entre diplomacia y Estado, señalado que la constante referencia al peligro exterior no debe interpretarse
estuvo marcado por las disputas de poder y por el papel preeminente del uso tanto en términos de amenaza como en términos de aquellas condiciones que
de la fuerza o de la amenaza56 • hacen viable la existencia e identidad del propio Estado59. Las concepciones
En el segundo de los casos señalado el análisis genealógico recae en el tradicionales en la disciplina conciben la política exterior y de seguridad co
Estado soberano. Aquí, los posmodernistas exploran críticamente la mo una forma de comp01iamiento de los Estados dirigida a la satisfacción de
(re)constitución histórica del Estado como la fonna normal de subjetividad sus intereses. Se supone que estamos en presencia de entidades plenamente
en la política mundial. Sus análisis ponen el acento en los orígenes turbulen fornrndas, con una identidad bien definida. En cambio, los posmodernistas
tos del Estado, dejando entrever el papel constitutivo de la violencia en la enfatizan que la definición por pa1ie de estas políticas de un "otro" externo y
vida política moderna. Curiosamente, la violencia es a la vez enfem1edad y amenazante es paiie integral de la constitución de la propia identidad. Subra
remedio: es aquello de lo cual el Estado soberano debe proteger a los miem yan, por último, que existe una relación entre la contención del "otro" exter
bros de la comunidad bajo su jurisdicción y, al mismo tiempo, es aquello que no y la contención del "otro" doméstico. El silenciamiento de la disidencia
posibilita que el Estado soberano sea un refugio contra la violencia57. El interna es, en muchas ocasiones, la otra cara de la fonnación de la identidad
posmodernismo procede a escrutar críticamente cómo las unidades políticas política estatal60•
estatales se han apoyado históricamente en la fuerza para distinguir entre un
espacio político interno y uno externo. La violencia deja de estar relacionada
con razones de política de poder. De un modo distinto, la violencia estratégi l 0.3.2. Textualidad y Deconstrucción
ca es parte de "un proceso continuo de definición de los límites estatales, ex
cluyendo a aquéllos que discrepan de su dominio y castigando a aquéllos que La actitud escéptica del posmodemismo ante el conocimiento científico
lo desafían 58. Aflora pues la íntima vinculación entre el papel de la violen-
11
de la realidad está ligada también a la cuestión de la textualidad, tal y como
ha sido elaborada por autores franceses como Derrida y Barthes. La cuestión
5'' J. Der Derian. 011 Diplomac:r.... op. cil.. pp. 200-201. de la textualidad es clave para adentrarse en la ontología social radicalmente
57
D. Campbell and M. Dillon, "lntroduction", en D. Campbell ami M. Dillon (Eds.), The idealista del posmodernismo.
Politiml Subjec/ o/' Violence, Manchester, Mnnchester University Press, 1993, p. 161 (citado La idea de textualidad hace referencia, en palabras de P. Rosenau, a que
por R. Devetak, "Postmodernism", up. cil., p. l 94). En relación con la definición o inscripción "el posmodernismo está centrado en textos y, en última instancia, todo el
de límites, ver: W. Connolly, "Tocqueville, Territory, and Yiolence", Theo,:r, Cul!ure, aml mundo es un texto"61• De aquí el eslogan de Derrida: "no hay nada más allá
Soci<'ll', Vol. 11 , 1994.
58.B. Klein, S!mlegic Stutlies all(l World Order: The Global Pulilics o(De/errence, Cam
bridge, Cambridge University Prcss, 1994. p. 139. Esta línea de exploración genealógica, que 59 D. Campbell, /Vrili11g Securilv: U11i1ed S1a1es Fureig11 Policv al1(/ !he Polilics u(lde11-
establece una vinculación entre los orígenes del Estado y la violencia, es seguida también en: lity, Minneapolis, University ofMi�nesota Press, 1992, p. 12. ·
J. Batielson, A Grnealogy of Sovereign(v, Cambridge, Cambridge University Press, 1995. Pa 60 R. Devetak, "Postmodernism", op. cit., p. 198.
ra una referencia a cómo la idea de soberanía ha sido influenciada por los cambios en el con 61 P. Rosenau, "Once Again... ", up. cil .. p. 88. Sobre lo que sigue, han sido también de uti
cepto de intervención: C. Weber, Simulali11g Sovereig11ty: l111erve111iu11, !he Sta/e and Symbu lidad: C. Brown, "Tutiles Ali the Way Down... ", op. cil .. pp. 222-226; R. Devetak, "Postmo
lic Excha11ge, Cambridge, Cambridge University Press, l 995. dernism", op. di., p. 188. Un volumen colectivo que aborda el amílisis de las Relaciones In-
210 La Teoría de las Relaciones !11temacio11ales a Comienws del Siglo XXJ Capítulo I O: El RejlectÍl'ismo Radical 21 I
del texto". Los posmodernistas sostienen que nuestra comprensión de la rea rácter insostenible de esas divisiones tajantes, ya que cada término de la opo
lidad social -en nuestro caso de la realidad internacional- se halla siempre sición depende siempre y, por tanto, se halla contaminado por el otro. En es
condicionada por modos de representación y, por tanto, por distintos meca te orden de ideas, Devetak concluye que "la deconstmcción es una estrategia
nismos de construcción de textos. Nos referimos a dicha realidad a través de de interpretación y crítica que petturba los conceptos teóricos y las institu
la experiencia proveída por representaciones o textos. Un texto no es sola ciones sociales que buscan la totalización y la estabilidad total", al poner de
mente un documento escrito, sino una práctica social, una acción individual, manifiesto que las totalidades, conceptuales o sociales, no son completamen
o un evento histórico. En consecuencia, una lectura posmodernista de las Re te puras. "No hay una estabilidad pura, sólo estabilizaciones más o menos
laciones Internacionales debe centrarse en las prácticas discursivas que cons exitosas..."65.
tituyen una determinada representación de la política internacional, entendi En esta línea se sitúan las apottaciones posmodernistas que, como las de
ial
da como un texto. Éste, a su vez, debe ser interpretado en relación con otros R. Ashley, ponen en cuestión la "oposición binaria" soberanía-anarquía so
textos. En tanto todos ellos se hallan inten-elacionados, el recurso a la "inter bre la que se asienta el discurso hegemónico en la teoría internacional. Esta
c
textualida" puede llevar a vincular de manera arbitraria textos de diverso tipo puesta en cuestión se lleva a cabo mediante un tipo de práctica deconstructi
er
de manera heterodoxa62, como en el citado volumen colectivo editado por va que se suele identificar como de "doble lectura". La primera lectura repite
Der Derian y Shapiro. la "histmia oficial" del discurso en cuestión, expone el modo en que aquella
om
Una estrategia de análisis intettextual permite un escrntinio crítico de la se muestra coherente y consistente consigo misma. E n el caso de la oposi
fonna en que determinadas representaciones son implantadas como modos ción mencionada, muestra cómo, en el discurso de las posiciones dominantes
rc
de interpretación dominantes. Precisamente por ello, dice M. Shapiro, "enfa en la disciplina, "el mundo es comprendido no sólo en términos de la ausen
tizan el 'discurso' en lugar del lenguaje, porque el concepto de discurso im cia de una agencia central de gobierno, sino también en térnünos de la pre
plica una preocupación por las prácticas productoras de significado y de va sencia de una multiplicidad de Estados, entendidos como centros soberanos
lo
lor"63. En fin, los posmodernistas hacen hincapié en la estrecha implicación de decisión, que presiden sobre sus respectivas sociedades domésticas...1166•
del poder en estas prácticas textuales significativas. Exploran críticamente, La segunda lectura, por el contrario, pretende perturbar este discurso, enfati
va
corno antes comentamos, los vínculos que fonnan el nexo poder-saber. zando los puntos de inestabilidad dentro del mismo, destacando sus tensio
Es necesario hacer referencia al concepto de "deconstrucción" como una nes internas. Esto es lo que Ashley intenta al hablar de la "problemática de la
estrategia de análisis textual. A juicio de los posrnodemistas, los textos en la
tradición modernista están construidos en torno a oposiciones conceptuales
consideradas estables. Esta circunstancia es objeto de un cuestionamiento
s in anarquía", al tiempo que muestra no sólo sus implicaciones teóricas, sino,
muy especialmente, sus significativas implicaciones políticas prácticas.
Para este autor, la concepción tradicional descansa sobre una oposición
ra
radical. Según Derrida, las "oposiciones binarias" presentadas como dicoto jerarquizada entre soberanía y anarquía, en la cual el primer término consti
mías absolutas no son neutrales, sino jerárquicas. "El término privilegiado tuye un "ideal regulativo" y el segundo representa la ausencia o negación del
t
supuestamente entraña una presencia, propiedad, totalidad, puridad o identi primero. Uno y otro son entendidos como términos mutuamente excluyentes.
es
dad de las que el otro carece". Por ejemplo, el concepto de soberanía como El dominio interno es visto como un dominio de identidad y orden, donde
opuesto al de anarquía64 • El propósito de la deconstrucción es exponer el ca- "todos los conflictos de interpretación son susceptibles de resolución me
Mu
nida en el modelo de orden doméstico"67• En consecuencia, el dominio ex no podemos conocer la "realidad" de manera independiente de nuestro dis
terno es el dominio de la diferencia y el desorden, donde los conflictos de in curso sobre ella, concluye "que ésta debe ser un efecto constitutivo del dis
terpretación no son intrínsecamente resolubles y donde únicamente puede curso... " y que tocio lo que podemos hacer es interpretar discursos71, es decir,
actuarse de acuerdo con el poder material de que se disponga. Todo ello lo textos. De aquí que, dada la imposibilidad ele recun'ir a cualquier referente
convierte en un dominio inherentemente conflictivo y peligroso. Los efectos externo para refrendar el conocimiento, el poder pase a desempeñar un papel
políticos que tiene esta representación dicotómica se manifiestan con clari ele primer orden al designar como predominantes determinadas interpreta
dad. Para que dicha imagen tenga sentido, es necesario materializarla en la ciones ele la realidad.
práctica, convirtiendo las diferencias en el interior de los Estados en diferen Las consecuencias del idealismo radical del posmodernismo pueden verse
cias entre los Estados. Esto significa que los Estados deben, para confinnar también en el modo de abordar el problema agente-estructura. En última ins
la imagen de identidad doméstica, eliminar todo rastro de disidencia interna, tancia, "aquello a lo que muy prudentemente podría aludirse como agentes y
sea reprimiéndola o simplemente ignorándola o negándola68 . estructuras son efectos extremadamente problemáticos y contingentes de
Asimismo, la deconstrucción de las totalizaciones se halla en la base de la prácticas cliscursivas" 72, hacia las cuales debe volcarse la atención. Esas
crítica del Estado soberano que, identificando la ética de la exclusión que prácticas discursivas, entendidas como un texto, serán objeto de interpreta
aquél encien-a, ofrece por ejemplo R. B. J. Walker. Para ello, pone también ción plural, ya que "el texto posmoderno es un texto plural, tan abie1io (o
en cuestión la distinción entre política interna y política exterior, tan exten vago) como para poder dar lugar a un infinito número de interpretacio
dida en la teoría internacional. Su análisis crítico le lleva a sugerir que estas nes... (todas ellas) de igual interés"73• Su actitud defensora de la pluralidad de
oposiciones "dentro-füera", entendidas como ámbitos sociales mutuamente inte1pretaciones, que responde a una impronta nietzscheana, les lleva a de
excluyentes, son producto de la soberanía estatal en tanto que práctica políti fender un relativismo extremo, en el que ninguna interpretación -incluidas
ca constitutiva. La reflexión que desarrolla le induce a rechazar la comparti las suyas- es más interesante que otra.
mentación territorial excluyente de la humanidad con arreglo a una "ética de De lo dicho en los párrafos precedentes, se deduce en buena medida la
la exclusión absoluta"69. De este modo, desafía los límites éticos que, para la posición epistemológica del posmoclernismo. Cabe hablar aquí de una "in
organización de la vida política moderna, impone la aceptación acrítica de la terpretación radical" que rehúsa tocio tipo ele fundación "científica". Esto no
soberanía estatal como modelo privilegiado y exclusivo. Por el contrario, la conduciría sino a proyectos universalistas, con capacidad para conve1iirse en
"ética posmoderna" no se ve afectada por ningún límite espacial o territorial: discursos hegemónicos que terminarían por dominar, silenciar y marginar
es una ética "transgresora de la soberanía 70. 11
otras interpretaciones 74 . Los posmodernistas subrayan que vivimos en un
mundo de interpretaciones -es decir, textos- que a su vez pueden ser li
bremente interpretadas. Las posiciones más extremas, a las que se ha califi-
10.3.3. Textualidad, Ontología y Epistemología
71
La textualidad tiene una relevancia clave a la hora ele diferenciar la onto Esta es la presentación que Adler realiza de las posiciones epistemológicas posmoder
. nistas. Ver: E. Adler, "Seizing the Middle Ground...", op. cit., pp. 332-333 y 336.
logía posmodernista de la ele otros enfoques reflectivistas. Para quienes si 72 R. L. Doty, op. cit., p. 387. El pensamiento posmodernista mús radical entiende que los
guen esta línea ele razonamiento, tocia referencia al "mundo real" no puede sujetos y objetos de la realidad son "sociolingüísticamente construidos". En la medida en que
producirse sino como experiencia ele interpretación del mismo. En conse son producto de prácticas discursivas, son estas últimas, en cuanto textos, las que deben inter
cuencia, el posmoclernismo es radicalmente idealista. En tanto considera que pretarse. La "muerte del agente", que no es sino una forma específica de "muerte del sujeto",
supone el rechazo del humanismo moderno que pone al sujeto en el centro de su discurso y
considera al mismo hacedor de su propia historia. Ésta es una de las posiciones más polémicas
"7 R. Ashley, "The Powers of Anarchy... ", op. cit., pp. 98 y I 03. del posmodernismo. A este respecto, ver los comentarios de: P. Rosenau, "Once Again into
('' R. Ashley, "Untying the Sovereign State... ", op. cit., p. 257. the Fray...". op. cit., pp. 88-90; C. Brown. "Tui1les Ali the Way Down... ", op. cit., p. 324.
69
Este es el argumento central que ofrece R. B. J. Walker en Inside!Outside: J11tematio11al 73 P. Rosenau, "Once Again into the Fray... ", op. cit., pp. 86 y 88. En el mismo sentido: R.
Relations as Political TheOJV, Cambridge, Cambridge University Press, 1993. Ashley, "Living On Borderlines... ", op. cit.. pp. 274 y 280.
711 R. Devetak, "Postmodemism", op. cit., p. 204. A este respecto, puede consultarse tam
74 Una referencia que expresa esta sensibilidad hacia posturas relativistas es: R. Bleiker,
bién: W. Connolly, "Democracy and Tmitoriality", Mille1111iu111, Vol. 20, n." 3, 1991. "Forget IR Theory", Alternatives, Vol. 22, n." I, 1997.
214 La Teoría de las Relaciones !11ternacio11ales a Comien;os del Siglo XXJ
ial
pronto como uno obsetva e interactúa en el mundo, esas afirmaciones (de
"verdad con minúsculas", o sea, contingentes) son inevitables, sea como per
c
sona involucrada en la vida diaria o como estudioso. Como Nietzsche señaló
er
hace tiempo, no podemos evitar realizar afirmaciones de verdad respecto al
mundo"76• Estas últimas reflexiones muestran lo problemático -incluso lo
om
dificilmente sostenible- de una posición posmodernista radical. En esta lí
nea, autores críticos con un antifundacionalismo radical se han referido al
rc
hecho de que posmodemistas, como D. Campbell, J. Der Derian o R. Ash
ley, presentan sus interpretaciones, al menos, como más reveladoras sobre el PARTE QUINTA
tema en cuestión que otras disponibles y, en cierto modo, como más adecua
lo
das. Estas consideraciones pueden verse reforzadas por la actitud de arrogan
te superi01idad que adoptan algunos posmodernistas. Con tal actitud, trans
va
CONCLUSIONES
miten la impresión de que, con sus análisis, están contribuyendo a revelar la
verdad77•
s in
t ra
es
Mu
75 P. Rosenau, P., "Once Again into the Fray...", op. cil., p. 86.
76
R. Price and C. Reus-Smit, "Dangerous Liaisons...", op. cil., p. 272.
77 Este comentario es llevado a cabo en: Y. Ariffin et G. lv!erone, "Les Relations
lnternationales entre 'Traditionalistes' et 'Post': Les Nouveaux Débats Théoriques", Le
Trimeslre du Monde, Vol. 27, n." 3, [994. Hace una referencia al mismo: N. Cornago,
Proyecto Docellfe..., op. cil., p. 39.
CAPÍTULO 11
CONCLUSIONES
lo que está en juego en el cuarto debate pueden aflorar en un futuro más o tesis, parecen excesivamente optimistas. En el transcurso de los quince últi
menos inmediato. mos años, poco se ha avanzado en esa dirección. El paso del tiempo ha clari
Por otra parte, es necesario dejar constancia de que gran parte del esfuer ficado incluso las dificultades de orden ontológico y epistemológico que
zo reflectivista ha recaído en cuestiones de segundo orden. En efecto, los en obstaculizan una aproximación de posturas. Con una lectura detenida de la
foques críticos han estado dedicados a repensar las bases ontológicas y epis parte tercera, dedicada al racionalismo, y de la parte cuarta, dedicada al re
temológicas de la teoría internacional. Pero hay que referirse a un auténtico flectivismo, puede obtenerse una impresión bastante razonable de las fue1ies
déficit cuando nos fijamos en las cuestiones de primer orden, en la construc discrepancias entre ambos enfoques. Neo1Tealistas y neoliberales parecen en
ción de teorías sustantivas. En el caso del constructivismo, por ejemplo, esto frascados en el estudio de problemas tremendamente concretos. En cambio,
los reflectivistas están embarcados en una reflexión meta-teórica, orientada a
ial
ha llevado a algunos autores a mantener que este enfoque se encuentra teóri
camente vacío 1 • En éste sentido, no cabe duda de que el curso del cuarto de revisar las bases ontológicas y epistemológicas de la disciplina.
bate dependerá de la habilidad de una segunda generación de reflectivistas Entre los enfoques críticos, el constrnctvismo está adquiriendo una cre
c
que, sobre el trabajo ontológico y epistemológico de la generación anterior, ciente relevancia. Como hemos señalado, las ideas constructivistas se han
er
sea capaz de producir teorías sustantivas que robustezcan el desafio al racio caracterizado como una especie de punto intennedio entre el racionalismo y
nalismo. los enfoques reflectivistas más extremos. Esto no quiere decir que el cons
om
Una pregunta que emerge en todo debate es ¿en qué medida existe una tructivismo haya asumido el papel de mediador entre puntos de vista incon
posibilidad de síntesis, de entendimiento entre las partes? Tras la formula mensurables3 . Afirmar que los autores constructivistas ocupan un punto in
rc
ción de esta pregunta se encuentra muy posiblemente, rememorando en cier tem1edio, significa que buscan distanciarse de los dos puntos de vista, Es
to modo las vi1iudes del esquema paradigmático único de Kuhn, la convic cie1io que esta distancia con respecto al racionalismo y el reflectivismo más
extremo no es única. Varía dependiendo de los diferentes autores constructi
lo
ción de que un único punto de vista es deseable, de que un volumen notable
de esfuerzos es absorbido infructuosamente por la ausencia de consenso en vistas.
va
la comunidad científica. A este respecto, podemos retomar la alocución de En contraposición a lo que se acaba de exponer en el párrafo precedente,
R. O. Keohane a la conferencia anual de la ISA de 1988. En aquella ocasión, algunos autores han querido ver una aproximación entre racionalismo y
este autor manifestó que, tanto el enfoque racionalista como el enfoque re constructivismo, Si una síntesis de carácter más general entre enfoques ra
flectivista, requerían importantes desatTollos internos si aspiraban a conver
tirse en programas de investigación consolidados. En el supuesto de que esto
sucediera, Keohane interpretaba que había esperanza para una síntesis entre
s in cionalistas y reflectivistas es algo imposible, puede elucubrarse sobre ciertos
puntos de encuentro, por razones epistemológicas, entre racionalismo y
constrnctivismo. Al hablar aquí de este último enfoque, nos referimos al
ra
los dos enfoques opuestos, una síntesis que ayudaría a comprender, por un construc,tivismo que ha sido considerado más convencional epistemológica
lado, las instituciones y las prácticas sociales y, por otro, las relaciones exis mente. Esta "mayor sintonía" ha dado pie a comentarios sobre un 111ai11s
t
tentes entre ellas. Esta síntesis, no obstante, no surgiría espontáneamente. Al trea111 ampliado. Pero esos puntos de encuentro quizá sean más fáciles de ob
es
contrario, sería necesario "la competencia y el diálogo constructivos entre servar entre una pmie del racionalismo, el neoliberalismo, y el constructi
vismo al que hemos hecho alusión.
Mu
muy próximo al neoliberalismo racionalista4• Esto lleva a Smith a predecir les y constructivistas. Ahora bien, el papel que unos y otros atribuyen a las
una ruptura del constructivismo en dos ramas: una racionalista en términos mismas aparece nítidamente difereúciado. Para los constrnctivistas, así como
amplios, otra más reflectivista. Esta rnptura es necesaria porque las dos ra para otros enfoques reflectivistas, las ideas representan un componente esen
mas adoptan premisas epistemológicas fundamentalmente diferentes. El cial de la estructura. Son ellas precisamente las que dotan de sentido a las
constrnctivismo "fundacionalista" puede discutir con facilidad con el racio fuerzas materiales. El punto crítico que separa a neoliberales y constructivis
nalismo porque comparten premisas epistemológicas, mientras que el cons tas es que, para estos últimos, las ideas, además de sobre los comportamien
trnctivismo de orientación más "constitutiva" no está en condiciones de tos tienen efectos sobre las propiedades, es decir, sobre las identidades e in
hacer esto5 . tereses de los actores. Esto justifica la importancia que los constructivistas
Es posible que el constructivismo experimente un proceso de fragmenta otorgan a las teorías constitutivas.
ción. Dentro del mismo, como dentro de otros enfoques reflectivistas, puede Puede decirse, por tanto, que neoliberalismo y constructivismo muestran
haber posiciones muy divergentes. Pero otra cosa es que pueda plantearse aproximaciones a las cuestiones ontológicas con escasos puntos en común.
una cuasi fusión entre una parte del racionalismo, el neoliberalismo, y una Esto no puede sino ejercer un influjo diferenciador sobre las teorías sustanti
parte del constrnctivismo, la más convencional epistemológicamente. A mi vas que se elaboren en ambos casos. Lo que habitualmente justifica las refe
juicio, la opinión de Smith me parece cuestionable por dos razones: primero, rencias a un mainstream ampliado, a una aproximación entre racionalismo y
porque minusvalora las diferencias ontológicas; segundo, porque sobrevalora constructivismo, son las coincidencias epistemológicas. Cie1tamente, deter
las coincidencias epistemológicas. minados autores constructivistas se han declarado pmtidarios de la ciencia
Refiriéndonos brevemente a ambas razones, cabe decir, en primer lugar, como discurso privilegiado, dando con ello a entender que existen estándares
que el neoliberalismo, al igual que el neonealismo, da prioridad ontológica con los que distinguir lo que es ciencia de lo que no lo es. Reconocen la exis
al individualismo. Los regímenes internacionales son consecuencia de las tencia de un mundo exterior independiente del observador que, de una mane
acciones intencionadas de actores racionales y egoístas. Hay que apuntar, no ra difusa, puede constituir un referente empírico a sus fo1mulaciones teóri
obstante, que estos regímenes, una vez puestos en marcha, se convierten en cas. En fin, aceptan el naturalismo, o lo que es lo mismo, la unidad metodo
marcos de referencia que guían y orientan las acciones de los actores. Por su lógica entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Todo ello genera
pa1te, el constructivismo, establece una relación dialéctica entre agente y es una impresión de afinidad entre racionalismo y constructivismo en torno a la
tructura. Del mismo modo que los poderes causales e intereses de los agentes epistemología.
están generados y, por tanto, explicados por las estructuras, éstas son, a su Creo de gran imp01tancia indicar que los autores constructivistas que
vez, ontológicarnente dependientes de y, por tanto, constituidas por las prác mantienen las posiciones mencionadas basan sus convicciones epistemológi
ticas y formas de entender de los agentes. cas en una filosofía de la ciencia, el realismo científico, que poco tiene que
Por otra parte, en cuanto a la segunda opción ontológica fundamental, el ver con el positivismo o naturalismo de los autores racionalistas. El realismo
neoliberalismo entiende que las estructuras están formadas por fuerzas mate científico es en gran medida una crítica al positivismo. El constructivismo
riales. Pero, a diferencia de los neorrealistas, procede a la introducción de rechaza el modelo nomológico-deductivo característico del positivismo.
ideas, es decir, de principios, normas y reglas, a través de los regímenes in Aunque los constructivistas toman en consideración dos tipos de teorías, ex
ternacionales. Las ideas no son parte de la estructura. Constituyen una varia plicativas y constitutivas, el sentido que confieren a las primeras difiere muy
ble sistémica, una variable "interviniente" que se sitúa entre ésta y las unida sustancialmente de lo que los racionalistas entienden por la misma expre
des del sistema. Para los neoliberales, las ideas pueden corregir las presiones sión.
estructurales, dejando sentir sus efectos sobre el comportamiento de los acto La idea de un mainstream ampliado -formado por el racionalismo, prin
res. La cuestión de las ideas representa una referencia común para neolibera- cipalmente en su versión neoliberal, y el constructivismo, con los enfoques
reflectivistas restantes en posiciones menos centrales- puede no proporcio
4
S. Smith, "Social Constructivisms and European Studies: A Reflectivist Critique", Jour-
nar, por las razones expuestas, una imagen adecuada de la disciplina en los
11al ofEuropecm Public Polic:v, Vol. 6, nº 4, 1999, pp. 683-684. años venideros. Habría, en todo caso, más razones para pensar en la conti
5 lbide111, p. 690. nuidad de las pautas de extrema pluralidad teórica existente en nuestros días.
La Teoría de las Relaciones !11/emacionales a Comien�os del Siglo XXI Capí111lo I 1: Co11clusio11es 223
222
Pero puede haber otras dos maneras de contemplar el fuhiro de las Relacio enfoques reflectivistas8. A su juicio, el futuro pasa por la superación de la ca
nes Internacionales. La primera fue expuesta por Dessler en los inicios del racterización que presenta las teorías racionalistas como problem-solving y
cua1io debate. La segunda ha sido sugerida por W endt más recientemente. las teorías reflectivistas corno emancipadoras. Una forma de trascender esta
Para Dessler, la ontología del constrnctivismo, sobre todo del que se basa caracterización es contemplar la relación entre ambas como un problema de
en el realismo científico, es más progresiva que la del racionalismo. Resu horizontes temporales9. Los racionalistas tienden a operar dentro de un hori
miendo al máximo, cabe seüalar que uno de los desarrollos ontológicos más zonte temporal relativamente corto. Son posibles acciones emancipatorias
importantes asociados al constructivismo es que incorpora nomias dentro de significativas en el plano local, pero el cambio estrnctural, dadas las limita
la estructura social6• Esto va a permitir que, dentro de un mismo marco onto ciones de tiempo, no entra en su agenda. Los teóricos reflectivistas, por su
parte, se desenvuelven en un horizonte temporal más amplio, en el cual
ial
lógico, las teorías que surgen del mismo puedan explicar una gama de fenó
menos mucho más amplia. Estableciendo un paralelismo con los programas grandes transformaciones estrncturales sí representan opciones posibles.
de investigación de Lakatos, Dessler dice que el constrnctivismo contiene Racionalistas y reflectivistas han fallado en el establecimiento de víncu
c
aquella parte del racionalismo que no ha sido refutada y, además, explica los entre los dos marcos temporales. Ello justifica la ausencia de puntos de
er
ciones sobre fenómenos que quedaban fuera del alcance de este último. encuentro entre ambos. Los racionalistas, pese al énfasis en la capacidad
Así, la teoría neorrealista podría entenderse como una aplicación alta predictiva de sus teorías, no han conseguido "enlazar" con el largo plazo.
om
mente restrictiva del modelo constrnctivista. Si bien el constructivismo insis Los reflectivistas han propendido a descuidar el corto plazo. El resultado ha
te en que toda acción social depende de la preexistencia de nonnas, esta sido que las Relaciones Internacionales no están en buenas condiciones para
rc
aplicación se referiría a un medio anárquico en el que dichas normas son ig pensar acerca de cómo la comunidad mundial puede achiar hoy para satisfa
noradas. Además, la teoría neoliberal también encontraría acomodo en este cer sus intereses en el largo plazo. Sin embargo, para Wendt uno de los prin
modelo. Los regímenes internacionales no son otra cosa que nonnas regula cipales propósitos de las Relaciones Internacionales debería ser el control de
lo
tivas que prohíben o prescriben compoiiamientos específicos en circunstan la evolución constitucional del sistema internacional. Tal afimrnción presu
va
cias específicas. Tratan de establecer cauces para fonnas de comportamiento pone que dicho sistema está experimentando la emergencia de un orden
que existían previamente. Pero es que, de manera adicional, el constructi constitucional, quizá de fonna análoga a lo que ocun"ió en Gran Bretaüa. Si
vismo explica otros compotiamientos sobre los que el racionalismo tiene po esto es así, la disciplina va muy por detrás de los acontecimientos. Por ello,
co que decir. Son aquellos que tienen su origen en normas constitutivas, de
cisivas para definir el "juego internacional". Estas nonnas son más funda
mentales que las regulativas, ya que no es posible regular comportamientos
s in Wendt propone una visión poscrítica de la ciencia social que combine la
emancipación, que sólo puede producirse mediante una profunda transfor
mación del orden existente a largo plazo, con la proclividad racionalista a
ra
si no son antes definidos. pensar científicamente en esta empresa to. De este modo, racionalismo y re
En definitiva, Dessler concluye que el constructivisrno provee una onto ílectivismo, con sus diferentes horizontes temporales, con sus diferentes
t
logía más comprensiva que la del racionalismo. Dado que facilita la discu
es
sión de una amplia variedad de fenómenos, constituye una base más prome
tedora para una investigación teórica progresiva7. Lejos de aproximaciones
Mu
8
En esta contribución, A. Wendt utiliza la expresión de "teorías críticas", en lugar de la
entre racionalismo y constructivismo, todo aquello que pudiera haber de vá de "teorías reflectivistas". No está muy claro qué entiende Wendt por teorías críticas. Incluye
lido en el primero quedaría subsumido en el segundo. en ellas, "entre otros enfoques", la teoría crítica, tanto en su vertiente neogramsciana como de
la escuela de Frankfurt, el feminismo radical y el posmodernisrno. En principio, el constmcti
En una reciente contribución recogida en un libro sobre teoría crítica, A. vismo, quizá por carecer de énfasis en premisas sobre qué resultados institucionales deberían
Wendt ha diseñado otro posible escenario para la disciplina en un futuro ser buscados, queda fuera de esta relación. En nuestros comentarios sobre esta contribución
próximo. En ella, este autor habla de la relación entre el racionalismo y los hemos mantenido la expresión de "teorías reflectivistas" por mantener una unidad terminoló'.
gica que evite confusión.
9
A. Wendt, "What is lnternational Relations For? Notes toward a Postcritical View?", en
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D. Dessler, op. cit., p. 458.
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