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Ritual de Quince Años

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Parroquia Santa Clara de Millán La Comuna, Belisario Quevedo

Diócesis de San francisco de Quito


1
Sugerencia de esquema litúrgico para la celebración
de XV años

Te presentamos a continuación una propuesta de


esquema litúrgico para las celebraciones de XV años. Ya
que es una tradición muy mexicana que se presenten a
Dios las jovencitas en sus XV años, para las ceremonias
litúrgicas pueden participar los padres de familia, los
padrinos de bautizo, los chambelanes en la celebración
de la Eucaristía.

Recomendamos un ensayo previo de la Eucaristía y


también algunas reuniones previas a la celebración con
los papás y padrinos para reflexionar sobre el don de la
vida.

QUINCEAÑERA
MISA DE ACCION DE GRACIAS
ALGUNAS INSTRUCCIONES GENERALES.

En la Liturgia de la Palabra, de conformidad con las rúbricas,


pueden tomarse las lecturas, o bien del Leccionario para ese día,
sobre todo si es domingo, o bien de la Misa para Dar Gracias a Dios,
según el Leccionario de las Misas por diversas necesidades.
Después de la lectura del Evangelio, el sacerdote, basándose
en el texto sagrado, debe exponer en la homilía el misterio y la gracia
del don de la vida, teniendo en cuenta las diversas circunstancias de
las personas.
Sigue la plegaria universal en la forma acostumbrada en la
celebración de la Misa. En la Liturgia Eucarística se hace todo según
el Ordinario de la Misa.
Antes de la bendición final el sacerdote invita a la
quinceañera (las quinceañeras) a que haga (hagan) un acto de
acción de gracias y de compromiso personal de vivir como una
verdadera cristiana (unas verdaderas cristianas).
Reunida la comunidad, puede cantarse un himno adecuado.
Terminado el canto, el que preside dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


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Todos se santiguan y responden:


Amén.

Saludo
El que preside, saluda a los presentes, diciendo estas u otras
palabras semejantes, tomadas preferentemente de la Sagrada
Escritura:

La gracia y la paz de Dios Padre, que nos concedió el don


de la vida y nos hizo sus hijos por el Bautismo, estén con
ustedes.

Todos: Y con tu espíritu.

(Nombre) la Iglesia te da la bienvenida y se junta con tus


padres y amigos para celebrar contigo este día en que
celebras tus quince años. Esta celebración debe ser una
acción de gracias por haber recibido la vida, así como una
aceptación de los deberes que la vida lleva consigo,
cuando la vives según el amor y los mandamientos de
Dios.

Vivir quiere decir crecer, y crecer quiere decir madurar.


Una persona madura es la que es capaz de tomar
decisiones y hacer compromisos y ser fiel a ellos, aunque
llegue a ser difícil cumplirlos. En este espíritu de fe,
entonces, vamos a ponernos en la presencia de Dios,
para reflexionar en la necesidad que tenemos de la
misericordia divina y pedir perdón a Dios por nuestros
pecados.

Rito Penitencial
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-. Señor, tú nos has creado a tu propia imagen, pero
hemos deformado esta imagen tuya por el pecado: Señor,
ten misericordia de nosotros.
- Cristo, tú llegaste a convivir con nosotros para compartir
nuestra naturaleza humana con todas sus debilidades
menos el pecado. Cristo, ten misericordia de nosotros.

- Señor, tú nos mandas al Espíritu Santo para llevar a


cabo tu obra de amor y reconciliación en nosotros: Señor,
ten misericordia de nosotros.

El Señor todopoderoso tenga misericordia de


nosotros, perdone nuestros pecados, y nos lleve por su
Palabra y Eucaristía a la vida eterna

GLORIA
A continuación, si la Liturgia del día lo prescribe, se canta o se dice el himno:

Gloria a Dios en el cielo,


y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria


te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,

Señor Dios, Rey celestial,


Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
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atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú, Señor,
sólo tú, Altísimo Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.

Amén.

Oración colecta:

Padre santo, te pedimos que mires con bondad a tu hija


(Nombre), aquí presente al pie de tu altar. Ella ha venido
a celebrar la vida que Tú le has dado por medio de la
unión santa de sus padres. Confírmala en aquella fe que
la trae aquí. Por medio de los dones de tu Espíritu Santo,
guía sus pasos por la vida, como guiaste a tu hija favorita,
la Virgen María; así también que esta joven siempre te
agrade y anime a otros a conocerte, amarte y servirte por
la vida cristiana que ella vive plenamente. Te lo pedimos
por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMEN

Escuchemos ahora con atención la Palabra del Señor.

Liturgia de la palabra

Lecturas sugeridas:
Primera:
Eclesiastés 11:7- 9, y 12:1-2. Juventud y Temor a Dios.
Judit 13: 18-20: Judit, mujer valiente.
Isaías 7:10-14: La virgen dará a luz
Jeremías 1: 4-10: Jeremías llamado por Dios.
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1 Reyes 8, 55–61 (n. 54) ¡Bendito sea el Señor, que ha
concedido la paz a su pueblo!
Eclesiástico (Sirácide) 50, 24-26 (n. 105) El Señor ha hecho
maravillas en toda la tierra.
Isaías 63, 7-9 (n. 141) Voy a recordar los muchos beneficios
que ha concedido el Señor a su pueblo de Israel. Sofonías 3,
14-15 (n. 180) Israel, el Señor será tu rey.

PRIMERA LECTURA Jeremías 1: 4-10

Lectura del libro del profeta Jeremías

En tiempo de Josías, el Señor me dirigió estas


palabras: “Desde antes de formarte en el seno materno,
te conozco; desde antes de que nacieras, te consagré
profeta para las naciones”.
Yo le contesté: “Pero, Señor mío, yo no sé
expresarme, porque apenas soy un muchacho”.
El Señor me dijo: “No digas que eres un
muchacho, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo
te mandé. No tengas miedo, porque yo estoy contigo para
protegerte”, palabra del Señor.
El Señor extendió entonces su brazo, con su mano
me tocó la boca y me dijo: “Desde hoy pongo mis
palabras en tu boca y te doy autoridad sobre pueblos y
reyes,
para que arranques y derribes, para que destruyas y
deshagas, para que edifiques y plantes”.

Palabra de Dios.

A. Te alabamos, Señor.

Salmo (o canto):
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Salmo 144 ¿Qué es el hijo del hombre para que fijes en él?
Salmo 123. Salmo de esperanza.
Salmo 121 Dios no te faltará.
Salmo 116 Dios nuestro refugio.
Salmo Responsorial
1 Crónicas 29 (n. 920) R. Te alabamos, Señor y Dios nuestro.
Salmo 112 (n. 867) R. Bendito sea el Señor ahora y para
siempre.
Salmo 137 (n. 904) R. Te daré, Señor, las gracias por tu
fidelidad y por tu amor.
Salmo 144 (n. 911) R. Bendeciré al Señor eternamente.

SALMO 116 Acción de gracias por haber sido librado de


la muerte

Amo al SEÑOR porque escucha mi voz


y mi oración que pide misericordia. R

Debido a que él se inclina para escuchar


¡oraré mientras tenga aliento! R

La muerte me envolvió en sus cuerdas;


los terrores de la tumba se apoderaron de mí.
Lo único que veía era dificultad y dolor. R

Entonces invoqué el nombre del SEÑOR:


“¡SEÑOR, por favor, sálvame!”. R

¡Qué bondadoso es el SEÑOR! ¡Qué bueno es él!


¡Tan misericordioso, este Dios nuestro! R

Segunda lectura
Gálatas 4: 4-7 Somos los hijos e hijas del mismo Padre.
Gálatas 3: 27-29 No hay diferencia entre griego y judío,
hombre y mujer.
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Efesios 1: 3-6 En Cristo, Dios nos eligió desde antes de la
creación.
1 Juan 4: 7-11 Dios nos amó primero.

SEGUNDA LECTURA Gálatas 4: 4-7

Lectura del libro del Gálatas

Pero, cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su


Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que
fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos.
Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su
Hijo, que clama: “¡Abba! ¡Padre!” Así que ya no eres
esclavo, sino hijo; y, como eres hijo, Dios te ha hecho
también heredero.

Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor

Segunda Lectura (Opcional)

1 Corintios 1, 3-9 (n. 517) No dejo de agradecer a mi Dios la


gracia divina que les ha concedido.
Efesios 1, 3-14 (n. 579) Para que alabemos y glorifiquemos la
gracia con que nos ha favorecido.
Colosenses 3, 12-17. (n. 611) Den gracias a Dios Padre, por
medio de Cristo.

Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.

Evangelio: Aclamación antes del evangelio (Judit 13:18)

R. Aleluya, aleluya.
- Hija mía, que Dios altísimo te bendiga más que a todas
las mujeres de
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la tierra.
R. Aleluya, Aleluya.

† Lectura del santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo


según san
Lucas 1:26 - 38. La anunciación.
Lucas 1: 46-55. El magníficat.
Mateo 25:1-13. Parábola de las diez jóvenes.
Lucas 10: 38-42. María y Marta.

Evangelio

Mateo 7, 7-11 (n. 203) Todo el que pide, recibe.


Mateo 11, 25-30 (n. 221) Has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos y se las has revelado a la gente
sencilla.
Marcos 5, 18-20 (n. 268) Cuéntales lo misericordioso que
ha sido Dios contigo.
Lucas 1, 39-56 (n. 297) Mi alma glorifica al Señor.
Lucas 10, 17-24 (n. 327) Alégrense más bien de que sus
nombres estén escritos en el cielo.
Lucas 17, 11-19 (n. 342) Se postró a los pies de Jesús y
le dio las gracias.
Juan 15, 9-17 (n. 409) Esto es lo que les mando: que se
amen los unos a los otros.
Juan 16, 20-22 (n. 417) Nadie podrá quitarles su alegría.

EVANGELIO Lucas 1:39-56

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquellos días, María se encaminó


presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y
entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel.
En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
criatura saltó en su seno.
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Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo,
y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy
yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de
gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque
se cumplirá
cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad, de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las
generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas
el que todo lo puede.
Santo es su nombre y su misericordia llega de
generación en generación a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó
a los de corazón altanero, destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes y a los
ricos los despidió sin nada. Acordándose de su
misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como
lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a
su descendencia, para siempre”.
María permaneció con Isabel unos tres meses,
y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.


Todos. Gloria a ti, Señor Jesús.

Homilía
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Entrega de la Biblia y coronación

“Permita el Señor que guardes en tu corazón, como un


ramo de flores que nunca se marchita, los sabios
consejos que te ha dado la Palabra de Dios. Si sigues con
fidelidad la voluntad de Dios para ti, recibirás al final la
corona de la vida”

Renovación de las promesas bautismales

(N o Ns) cuando eras una niña, tus padres y padrinos te


trajeron a las aguas bautismales para ser iniciada en la
vida nueva de nuestro Salvador, Jesucristo. En aquel
momento hicieron una profesión de fe en tu favor y en tu
nombre, la misma fe que ahora te trae ante este altar. Por
lo tanto, la Iglesia ahora te pide renovar y confirmar este
mismo compromiso de fe voluntariamente y con
convicción.

Sacerdote: ¿Renuncias al pecado, para que puedas vivir


en la libertad de una hija de Dios?
Quinceañera: Sí, renuncio
Sacerdote: ¿Renuncias a las seducciones del mal, para
que el pecado no te esclavice?
Quinceañera: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncias a Satanás, padre y autor del
pecado?
Quinceañera: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Crees en Dios Todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra?
Quinceañera: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Crees en Jesucristo, su único hijo nuestro
Señor, que nació de la virgen María, padeció, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a
la derecha de Dios?
Quinceañera: Sí, creo.
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Sacerdote: ¿Crees en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia
Católica, la Comunión de los Santos el perdón de los
pecados y la resurrección de los muertos y la vida
perdurable?
Quinceañera: Sí, creo.

Consagración de la(s) joven(es)

Te ofrezco, Señor, mi juventud; guía mis pasos, mis


acciones, mis pensamientos. Concédeme la gracia de
comprender tu mandamiento nuevo, el mandamiento de
amarnos unos a otros. Que tu gracia en mí no resulte
vana, te lo pido por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Salvador y
Redentor. Amén.

Oh María, Madre mía, presenta mi ofrenda y mi vida al


Señor. Sé siempre mi modelo de mujer valiente, mi
fortaleza y mi guía. Tú tienes el poder de cambiar los
corazones; toma pues, mi corazón y hazme digna hija
tuya. Amén.

Señor, Dios mío, te doy gracias por darme la vida al


crearme a tu imagen y semejanza y por llamarme a ser tu
hija en el bautismo. Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo
a salvarme y a tu Espíritu Santo para santificarme. Quiero
responder que “sí” a todo lo que tú deseas de mí en tu
bondad y amor. Con tu gracia me comprometo a servir a
mis hermanas y hermanos a lo largo de mi vida. Me
consagro a ti, María, Madre de Jesús y Madre nuestra, Tú
estás muy cerca de él y eres mi modelo de fe, concédeme
que continuamente aprenda de ti lo que necesito para ser
una mujer cristiana. Ayúdame a escuchar la Palabra de
Dios como tú lo hiciste, guardándola en mi corazón y
amando a los demás para que, al caminar con Jesús en
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esta vida, merezca alabarle junto a ti para siempre en el
cielo. Amén.

El que preside responde:

- N. (N. y N.), que este compromiso que hoy has (han)


hecho Dios lo lleve a su feliz término.

Según las circunstancias, el sacerdote rocía a la quinceañera (las


quinceañeras) con agua bendita, sin decir nada. La quinceañera
puede (las quinceañeras pueden) en este momento llevar una flor o
un ramo de flores a la imagen de la Santísima Virgen. Si se cree
conveniente, el que preside invita a los padrinos/madrinas de
bautismo y a las parejas que ejercen la función de acompañantes o
chambelanes a que traigan los objetos religiosos que se regalaron a
la quinceañera (las quinceañeras), como medalla, Biblia, rosario, etc.,
bendecidos previamente. Luego, los padrinos/madrinas de bautismo y
las parejas que ejercen esa función presentan los objetos a la
quinceañera (las quinceañeras). El que preside dice la siguiente
fórmula u otra parecida:

Dios amoroso, Tú creaste a todos los pueblos de la tierra


y nos conoces a cada uno por nombre. Te damos gracias
por N. (las quinceañeras), que celebra (celebran) hoy sus
quince años. Bendícela (Bendícelas) con tu amor y
amistad para que pueda crecer en sabiduría,
conocimiento y gracia, amando siempre a su familia (sus
familias) y siendo fiel a sus amigos. Por Jesucristo
nuestro Señor.

Todos: Amén.

Oración de los fieles

Sacerdote: Encomendando nuestros cuidados y


preocupaciones a Dios, por medio de la persona de
Cristo, al decir: Te rogamos, Señor.
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- Por nuestro Santo Padre, N., por nuestro obispo N., y
todos los que han dedicado su vida al servicio del pueblo
de Dios, para que sigan fielmente su vocación, roguemos
al Señor:

- Por las autoridades civiles para que cumplan con sus


deberes con justicia y compasión para el bien de todos,
roguemos al Señor:

- Por N. (quienes), que celebra (celebran) su cumpleaños


hoy, para que siga (sigan) el camino de Jesús con alegría
y generosidad, roguemos al Señor:

- Por los padres, los abuelitos y los padrinos de N. (las


quinceañeras) para que continúen gozando el fruto de su
amor en sus hijos, roguemos al Señor:

- Por los jóvenes, particularmente por los “compañeros de


fe” de N. (las quinceañeras), para que tengan la fuerza
necesaria de vivir según sus principios cristianos,
roguemos al Señor:

- Por los enfermos y los pobres de nuestra comunidad,


para que sientan el amor de
Dios por ellos a través de los que alivian sus
necesidades, roguemos al Señor:

- Por todos nuestros parientes difuntos, para que gocen


de la visión de Dios en el cielo, roguemos al Señor:

- Por todas nuestras intenciones personales que están en


lo íntimo de nuestro corazón y por todos aquellos por
quienes debemos orar, para que reciban las gracias que
necesitan, roguemos al Señor:
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A continuación, el que preside dice esta plegaria u otra
adecuada:

Dios de amor, a Ti nos acercamos con estas peticiones


que te ofrecemos porque te necesitamos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Todos: Amén.

Liturgia Eucarística

ORESENTACION DE LAS OFRENDAS SENTADOS

Este pan y este vino, ofrendas para el sacrificio, “son


frutos del trabajo del hombre”. Presentemos al Señor
igualmente nuestros ideales, nuestras alegrías, nuestros
fracasos, seguros de que El los transformará en fuente de
energía para seguir de frente en la lucha para definir
nuestra personalidad.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS


Durante la presentación puede ejecutarse un canto adecuado
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien
sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien
aportando otros dones para las necesidades de la iglesia o de los
pobres.

PRESENTACIÓN DEL PAN Y DEL VINO


El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y,
manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,


por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.
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Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote
puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede
aclamar:

Bendito seas por siempre, Señor.

Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado


sobre el altar, dice en secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,


por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote


puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede
aclamar:

Bendito seas por siempre, Señor.

LAVABO
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Invitación
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:

Oren, hermanos,
para que este sacrificio, mío y de ustedes,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El sacerdote puede emplear alguna otra de las fórmulas


que se encuentran en el misal de altar.

El pueblo responde:

El Señor reciba de tus manos este sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
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Oración sobre las ofrendas

Padre Santo, colocamos en el altar los dones de pan y


vino; son las ofrendas que tú nos pides para el sacrificio
eucarístico. Te las ofrecemos con la segura esperanza de
que tu Espíritu Santo las va a cambiar en el cuerpo y
sangre de Jesucristo, tu hijo amado. También junto con
ellas te presentamos a esta joven, criatura tuya. Que el
Ofrecimiento que ella te ha hecho de su juventud sea
agradable y merezca un crecimiento continuo de fe y
caridad, Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Plegaria eucarística:

- El Señor esté con ustedes.


- Y con tu espíritu.
- Levantemos el corazón.
- Lo tenemos levantado hacia el Señor.
- Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
- Es justo y necesario ...

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y


salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Padre
misericordioso y Dios fiel.
Porque nos diste como Señor y redentor nuestro a tu Hijo
Jesucristo.
Él siempre se mostró misericordioso para con los
pequeños y los pobres, para con los enfermos y los
pecadores, y se hizo cercano a los oprimidos y afligidos.
Él anunció al mundo, con palabras y obras, que tú eres
Padre y que cuidas de todos tus hijos.
Por eso, con los ángeles y todos los santos, te alabamos,
te bendecimos, y cantamos el himno de tu gloria diciendo
sin cesar:

Santo, Santo, Santo...


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El sacerdote, con las manos extendidas, dice


Santo eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a
los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de
la vida. Bendito es, en verdad, tu Hijo, que está presente
en medio de nosotros, cuando somos congregados por su
amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos
explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las


ofrendas, dice
Por eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu
Espíritu Santo para que santifiques estos dones de pan y
vino

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el


cáliz conjuntamente, diciendo:
De manera que se conviertan para nosotros en el
Cuerpo+ y la + Sangre Junta las manos de Jesucristo,
nuestro Señor.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor deben


pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la
naturaleza de las mismas palabras.
El cual, la víspera de su pasión, en la noche de la última
cena,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,


prosigue
Tomó pan, te bendijo y lo dio a sus discípulos diciendo:

Se inclina un poco
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, POR QUE ESTO ES
MI CUERPO, QUE SERA ENTREGADO POR
VOSOTROS
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Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre
la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue
Del mismo modo, acabada la cena

Se inclina un poco
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, POR QUE ESTE ES
EL CALIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA
NUEVA Y ETERNA QUE SERA DERRAMADA POR
VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDON DE
LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MIA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita sobre el corporal y lo


adora, haciendo genuflexión

Luego dice una de las formulas:


Este es el misterio de la fe.

O bien
Este es el sacramento de nuestra fe

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice


Por eso, Padre santo, al celebrar el memorial de Cristo, tu
hijo, nuestro Salvador, al que condujiste por su pasión y
muerte en cruz a la gloria de la resurrección, y lo sentaste
a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que
él venga, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de
bendición.

Mira con bondad la ofrenda de tu iglesia, en la que se


hace presente el sacrificio pascual de Cristo, que se nos
ha confiado, y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu
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amor, ser contados ahora y por siempre entre el número
de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangres
comulgamos

Lleva a tu Iglesia a la perfección en la fe y en la caridad,


con nuestro papa Francisco, y nuestro obispo Espinoza
con todos los obispos y presbíteros y diáconos y todo el
pueblo redimido por ti.

Abre nuestros ojos para que conozcamos las


necesidades de los hermanos; inspíranos las palabras y
las obras para confortar a los que están cansados y
agobiados; haz que los sirvamos con sinceridad,
siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo.

Que tu Iglesia sea vivo testimonio de verdad y libertad, de


paz y justicia, para que todos los hombres se animen con
una nueva esperanza

Acuérdate de nuestros hermanos (N y N), que se


durmieron en la paz de Cristo y de todos los hermanos
difuntos, cuya fe solo tú conociste: admítelos a
contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida
en la resurrección.

Y, terminada nuestra peregrinación, concédenos,


también, llegar a la morada eterna donde viviremos
siempre contigo y con Santa María, la virgen Madre de
Dios, con los apóstoles y los mártires (con san N … santo
del día) y, en comunión con todos los santos, te
alabaremos y te glorificaremos.

Junta las manos.


Por Cristo Señor nuestro

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva, y dice:


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Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en
la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por
los siglos de los siglos.

El pueblo responde:
Amen

RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las
manos juntas, dice:

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su


divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Invitación al Padre Nuestro

Con (nombre/s), recemos ahora al Padre como Jesús nos


enseñó.

Junto con el pueblo, continúa:


Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El sacerdote prosigue él solo:


Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
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de nuestro Salvador Jesucristo.

El pueblo concluye la oración, aclamando:


Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz les dejo, mi paz les doy",
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde
Amén

El sacerdote añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

Luego el diácono o el sacerdote añade:


Dense fraternalmente la paz.

Saludo de Paz

Ahora (nombre/s), dará el saludo, el abrazo de paz a sus


padres, sus padrinos, y sus amigos. Compartimos su
alegría dándonos fraternalmente un signo de la paz y del
amor de Cristo.

Se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
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ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y,


sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo,
diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:


Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una
palabra tuya bastará para sanarme.

Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren


comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de
ellos:
El Cuerpo de Cristo.

El que va a comulgar responde:


Amén.

Antífona de la Comunión

Oración después de la comunión

Señor, fieles a tu mandato, acabamos de compartir


alegremente este banquete eucarístico. Es la señal
de nuestra unidad contigo y con nuestros hermanos y
hermanas. Ahora, cuando nos despedimos de tu
templo para celebrar otro banquete, te pedimos que
tú y tu Madre santa nos acompañen en nuestra
fiesta, como lo hiciste en las bodas de Caná. Que
nos preserves firmes en la fe, siempre llenos de
esperanza y unidos en el amor verdadero, tú que
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vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu
Santo. AMEN

RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los
oportunos anuncios o advertencias al pueblo. BENDICIÓN FINAL
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos
hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu

Bendición a la quinceañera

- (Nombre), el Señor te bendiga y te guarde. Amén.


- Haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor.
Amén
- Vuelva su mirada a ti y te conceda la paz. Amén.
- Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con
devoción esta fiesta de la Quinceañera, el Señor les
conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su Reino.
Amé.
- Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe
siempre. Amén.

Despedida:
- Vayan con Dios, y ámense unos a otros como el Señor
nos ha amado.
- Demos gracias a Dios.

UN ACTO DE ACCIÓN DE GRACIAS Y DE


COMPROMISO PERSONAL DE VIVIR COMO UNA
VERDADERA CRISTIANA
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Quinceañera:

Señor, Dios mío,


te doy gracias por darme la vida
por crearme a tu imagen y semejanza
y por llamarme a ser tu hija en el bautismo.
Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a salvarme
y a tu Espíritu Santo para santificarme.
Quiero responder: “sí”
a todo lo que tú deseas de mí en tu bondad y amor.
Con tu gracia me comprometo a servir
a mis hermanas y hermanos a lo largo de mi vida.
Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y Madre
nuestra,
Tú estás muy cerca de él y eres mi modelo de fe,
concédeme que continuamente aprenda de ti
lo que necesito para ser una mujer cristiana.
Ayúdame a escuchar la Palabra de Dios
como tú lo hiciste, guardándola en mi corazón
y amando a los demás para que, al caminar con Jesús en
esta vida, merezca alabarle junto a ti para siempre en el
cielo.

Amén
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ANEXOS

CEREMONIA DE 15 AÑOS
Muy amados en el Señor Jesucristo, nos hemos reunido aquí,
en presencia de Dios para celebrar un culto de acción de
gracias por motivo de la celebración de los quince años de
(Nombre de la festejada) ¡Nos alegramos que esta señorita
haya decidido celebrar sus 15 años en la casa de Dios! El
salmista dice: “porque mejor es un día en tus atrios que mil
fuera de ellos…” ciertamente le podemos decir a la familia
( ……………..) yo me alegro con los que me decían, a la casa de
Dios iremos…” Gracias por la invitación a esta celebración, a
este culto de consagración.
Esta es una edad feliz, las jovencitas alientan muchas quimeras
y sueños. Pero también es una edad difícil porque en esta edad
cuando se les hace responsable por sus vidas. De hoy en
adelante esta señorita deja de ser niña y entra a la edad de la
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juventud. Sus decisiones ahora tendrán más peso y cordura. Es
en este tiempo que más necesita de Jesús como amigo,
consejero y sobre todo como salvador.
(Diríjase a la festejada y pida que la corte se ponga de pie ante el altar)

Ya que ha nacido de ti, ( ……………) que se celebre tus 15


primaveras en la casa de Dios, te dedicaré unos objetos para
que al verlos te recuerdes siempre de este día feliz. ¡Estos
objetos son solamente símbolos de lo que es la realidad y lo
que será en el porvenir en la presencia de Dios!
(Pida a la joven que trae la Biblia se acerque y le dé la Biblia.
El celebrante lo rocía y la entrega luego a la festejada
Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste,
sabiendo de quien has aprendido; y que desde la niñez has
sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabia
para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que
seas perfecta, enteramente preparada para toda buena obra”.
(2° Timoteo.3:14-17)

Entrega de la BIBLIA
que este libro sea siempre lámpara a tus pies y lumbrera a tu
camino. Escudríñala para que te encuentres aprobada delante
de Dios.

PARTE DE LA PREDICA
(Pida la rosa en capullo; dé a la joven) Este capullo simboliza
tu infancia. En esta etapa de tu vida eras inocente y ajena al
pecado. ¡El reino de Dios era tuyo sin necesidad de salvación y
arrepentimiento!

(Pida la rosa medio abierta) Pero como es natural, creciste y


comenzaste a tener conocimiento del pecado. Ya en esta etapa
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de la niñez tenías conciencia del bien y del mal. ¡A esta edad
necesitabas de Cristo como Salvador y Señor!

(Pida la rosa abierta). Y hoy como esta flor madura, luces


bellas. Más la Biblia dice que el hombre, como la hierba son sus
días; florece como la flor del campo. Y así como las flores
tienen olor y belleza, pero luego se acaba, así la vida humana.
La juventud es sólo un paréntesis en la vida. Todo es vanidad y
lo único que perdura es tu alma. ¡Guárdala cual divino tesoro!
la mejor manera de cuidar tu vida es dándosela a Dios para que
así alcances la vida eterna.

(Pida que la joven que trae el recipiente con perfume se


acerque y se lo dé. Usted se lo dará a la festejada). Este
recipiente con perfume simboliza la oración y la alabanza al
Señor, tu vida no sólo es de honra para Dios, sino que debe
utilizarse para ganar almas para Él “porque somos grato olor de
Cristo en los que se salvan. (2° Corintios 2:15). El proverbista
dijo que el perfume alegra el corazón, y el salmista lo confirma
cuando dijo: “Suba mi oración delante de ti como el perfume.”
(Salmo141:2). Que siempre agrades al Señor con tu vida y con
tu oración.

(Pida el parasol y dé lo a la festejada).


Este parasol te ayudará a pensar que “habrá un abrigo para
sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero
contra la lluvia y contra el aguacero.” (Isaías 4:6). Cuando te
encuentres en dificultad o en peligro tu podrás siempre decir.
“Mi escondedero y mi escudo eres Tú.” (Salmo 119:6). Confía
en Él. Pues él ha dado más de 33,000 promesas y todas son
tuyas.

(Pida las zapatillas. Dáselas a la festejada). Estas zapatillas son


símbolo de tu andar.
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Cuando eras una niña, tus padres te llevaban a donde ellos
querían. Tú no decidías cual camino ibas a tomar. Hoy ellos han
terminado su trabajo y tú eres responsable de cada paso que
das. Recuerda que Dios siempre te mira. Y qué alegría que
cuando venga el Señor tú puedas decirle, “escogí el camino de
la verdad… consideré mis caminos, y volví mis pies a tus
testimonios. (Salmo 119:30,59).

(Pida la TIARA y póngala sobre la cabeza de la festejada).


Esta corona es bella y radiante, pero más será la corona que tú
obtendrás en aquel día. La Biblia menciona por nombre algunas
coronas. ¿Cuál quieres tú? Está primero la corona de la vida.
Para obtener ésta el Señor te dice “Se fiel hasta la muerte y te
dará la corona de la vida. “Para aquellos que son siervos
sumisos se les ha prometido “la corona incorruptible”, (1°
Corintios 9:25). A los que aman la venida del Señor se les ha
prometido “la corona de justicia”, (2 Timoteo 4:8). A los
pastores se les ha prometido “la corona de gloria”, (1° Pedro
5:4). La Biblia te insta a cuidar tu corona “He aquí, yo vengo
pronto, retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”,
(Revelación 3:11). Pero lo más hermoso será que al llegar ante
el Cordero, podrás hacer como los 24 ancianos que menciona
el Apocalipsis, “echar tu corona a sus pies y proclamar, “Santo,
Santo, Santo, gracias por haberme redimido”. (Revelación 4:8-
10). (un canto queda bien aquí)

(Pida la CADENA)
póngalo en la muñeca de la mano izquierda de la festejada).
Esta CADENA te servirá para que recuerdes que la venida del
Señor está muy cerca. Con cada segundo, cada minuto, cada
hora, y cada día que pase, recuerda que hay que estar siempre
preparados porque no sabemos ni el día ni la hora cuando
vendrá el Señor Jesús por su Iglesia. Pero mientras esperas la
venida del Señor, di como el salmista. “Enséñame de tal modo
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a contar mis días que traigan a mi corazón sabiduría”. (Salmo
90:12).

(Pida el anillo, Póngalo en el dedo anular de la mano


derecha).
Este anillo simboliza autoridad. Tienes autoridad porque
perteneces a la familia de Dios. Cuando el joven prodigo
regresó, su padre pidió que se le pusiese anillo en su dedo
porque ya había regresado al hogar y tenía la autoridad que le
daba el padre. Así tú tienes autoridad sobre el enemigo porque
eres hija de Dios. Este anillo también te recordará del infinito
amor de Dios. Pues como esta prenda no tiene principio ni fin
por ser un círculo, así el amor de Dios no tiene principio ni fin…
“Con amor eterno te he amado” ha dicho el Señor. (Jeremías
31:3). El anillo también puede simbolizar un pacto. Tengo
entendido que tienes un pacto que quieres hacer público.
(Aquí se puede pedir que alguien cante un himno de
consagración o se diga una poesía).

LA MUÑECA
Este es un símbolo de que tu niñez ya pasó, esta es tu
última muñeca y ahora pasas a ser una señorita, pero con
más responsabilidades.

Esta UÑECA SE LA ENTREGAS A tu hermana menor,


…….PÁSALA POR FAVOR ……

(Pida que se acerquen al altar la festejada y sus padres. La vela


que lleva la madre la encenderán ambos padres y se le
entregarán a su hija. Luego la festejada la pondrá en el
candelero)

¡Esta vela también es un símbolo de tu vida! tus padres te


concibieron y tu madre te dio a luz y te cuidó tanto física
como espiritualmente cuando eras pequeña. Pero ahora
tú eres responsable de tu vida espiritual. La Biblia dice
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“Vosotros sois la luz del mundo… una vela encendida no
se esconde, pero se pone en el candelero para que
alumbre la casa. (Mateo 5:14,15). Que así alumbre tu luz
ante otros para que vean tus buenas obras y glorifiquen al
padre.
Pida se arrodillen los tres. Los padres harán una
oración por…….
Mientras usted hace una oración de mutuo propio…
Enseguida la joven hará su oración de consagración).
Bien puede ser ésta memorizada del Salmo 119:33-48, o
una que ella haya elegido. (La joven puede dar palabras
de agradecimiento a sus padres, un testimonio) concluya
con la bendición sacerdotal:

Has Señor resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti


misericordia. Alce Señor sobre ti su rostro y ponga en ti
paz.

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