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Defensas Entrevista

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Los mecanismos de defensa son conductas Icc que se realizan para lograr una adaptación y evitar

una situación que pondría en riesgo el equilibrio entre el mundo interno y el mundo externo.

Su función es la de preservar el yo.

A mayor grado de salud, mayor variabilidad de defensas porque la contrapartida es la conducta


defensiva estereotipada o rígida que se adapta siempre por medio de alguna defensa en
particular.

Por otro lado dentro de las mismas defensas, hay algunas más evolucionadas que otras.

Desde el momento de la Entrevista vamos construyendo hipótesis diagnósticas posibles que luego
iremos confirmando o descartando a medida que transcurre el proceso psicodiagnóstico. Podemos
decir que todo diagnóstico deberá acompañarse de una impresión pronóstica y a tal fin tendremos
en cuenta las siguientes características:

 Cierto grado de conciencia del conflicto (“por mi temperamento”)


 Flexibilidad defensiva
 Flexibilidad del pensamiento que le permita modificar sus ideas
 Capacidad de introspección
 Tolerancia a la frustración
 Capacidad para el cambio y la adaptación n
 Capacidad creativa
 Sentido del humor
 Capacidad para gozar

Mal pronóstico

 Rigidez de pensamiento
 Rigidez defensiva
 Tendencia a la intelectualización (lleva a la pérdida de contacto con las emociones)
 Tendencia a la actuación (o “acting”) la conducta no es mediatizada por la reflexión
 Tendencia a la somatización, que implica la imposibilidad de expresar el conflicto con
palabras, por lo que este permanecerá alejado de la conciencia.

Todo este proceso de investigación que inicia en la entrevista se realiza dentro de una relación
interpersonal de gran comunicación, que llamamos “encuentro”, en el cual el investigador está
dirigido intencionalmente a la vida psíquica del otro. Esta dimensión, que es el aquí, ahora y entre
nosotros, nos introducirá en el tercer momento del diagnóstico, el de la “singularidad”.

Durante la entrevista es importante discriminar entre lo esencial y lo accesorio, entre lo


estructural y lo transitorio, implica deliberación, por lo cual son necesarias la perspicacia y la
vigilancia.

Sin embargo estas no son privativas solamente de lo que le acontece al otro, sino también de lo
que le sucede al terapeuta, quien debe tomarse a sí mismo como caja de resonancia y
preguntarse:
¿Qué me pasa a mí con el otro? ¿Me aburre? ¿Me agrede? ¿Me seduce? ¿Me violenta? ¿Me
enternece? ¿Me parece hueco? ¿Me parece falto de verdad?

Se puede complementar esta introspección por medio de 3 preguntas que el terapeuta debe
hacerse: ¿Qué necesita el paciente? ¿Qué puedo hacer? ¿Me puedo comprometer?

Debemos estar atentos a varios umbrales:

1) El de la atención: esta función es sumamente sensible al estado físico; por ejemplo, si hemos
dormido mal o estamos resfriados, no vamos a poder estar tan atentos. Otras veces la atención es
más difícil de sostener si el tono de voz del entrevistado es bajo o monocorde

2) El de la información: el cual nos protege de recibir un exceso de información de datos que no


podríamos procesar.

3) El umbral emocional: que se relaciona con el contenido del discurso. Algunas temáticas son más
movilizadoras que otras, lo que hace que también deban dosificarse.

En cuanto al acontecer del otro, es una tarea de conocimiento y de reconocimiento que se da


fundamentalmente en DOS CAMPOS SENSORIALES: la mirada y la escucha.

La mirada capta conjuntos significativos. Mirar es ubicar el espacio del otro, situarlo y situarse uno:
cómo viste, cómo se presenta, cómo actúa, cómo habla. Es decir, la mirada capta el espectáculo.

La escucha registra el discurso. Discurso que estará formado no solo por lo hablado, sino también
por los silencios. Para la función de escucha tendremos en cuenta los aportes de la teoría de la
comunicación y del psicoanálisis.

De la teoría de la comunicación rescatamos su concepción del lenguaje como el instrumento más


perfeccionado de la comunicación, así como la taxonomía que hace de él en verbal, paraverbal o
preverbal.

LENGUAJE VERBAL: discurso. Se basa en la palabra, cuya función es unir el concepto con la imagen.
El discurso cumple las siguientes funciones:

1) Función referencial o cognitiva, mediante la cual la palabra orienta hacia un contexto. Por
ejemplo, la palabra “árbol” no tiene el mismo significado cuando la dice un cazador que cuando es
enunciada por un botánico.

2) Función emotiva, por la cual se expresan emociones. En general, se evidencia mediante el uso
de interjecciones: “oh”, ¡ah!, “puaj”, “epa!”

3) Función fáctica, a través de la cual verificamos la vigencia del circuito comunicativo; por
ejemplo, cuando interrumpimos nuestro discurso con un ¿Me entiende? O un “¡Escúcheme!”.

LENGUAJE PARAVERBAL: es el gestual o actitudinal, que contribuye junto con el lenguaje verbal, a
aportar mayor sentido o mayor fuerza a lo dicho. Puede manifestarse enfatizando las frases con
movimientos de la cabeza o gestos con las manos, y su uso nos resulta tan natural y cotidiano que
apenas lo registramos conscientemente
LENGUAJE PREVERBAL: se refiere a los gestos o actitudes que reemplazan las palabras; por eso a
diferencia del anterior, su registro es plenamente conciente. Por ejemplo, mover la cabeza para
negar algo, levantar los hombros en señal de ignorancia o dirigir una mirada interrogante.

Los campos sensoriales de la mirada y la escucha nos permiten percibir cómo suceden estas
diferentes formas de comunicación (si armonizan, si se complementan, si se contradicen) y
asimismo interpretar el significado de los silencios, ya que no siempre estos son “lo no dicho”. Los
silencios, a veces, pueden estar mostrando espacios de reflexión.

Para la escucha también tenemos en cuenta algunos conceptos del psicoanálisis, como la teoría de
los lapsus o actos fallidos. No todas las equivocaciones son ingenuas.

LA PRIMERA ENTREVISTA

Es una técnica basada en la comunicación verbal. Dada la singularidad de la primera entrevista en


el psicodiagnóstico, cuyo objetivo es la recolección de la información predominante de la vida
actual, es conveniente optar por la forma Semidirigida, tratando de abordar las diferentes áreas:
salud, trabajo, afectiva, social y ocio. Esta entrevista podría llevar más de un encuentro.

Siguiendo a un autor como Jaspers podemos clasificar los datos objetivos, datos subjetivos y lo
objetivo dicho.

DATOS OBJETIVOS: son aquellos que se nos presentan de forma directa ya sea por observación o
por interrogatorio.

1) Comportamiento y conducta social: comprende la presentación, el porte, la vestimenta, la


actitud general, el aseo personal. Es interesante observar si mantiene la mirada en nosotros
cuando habla, o si es huidiza o perdida.

Este ítem también contempla la psicomotricidad (movimientos extraños, tics, inquietud,


reacciones emocionales exageradas), la mímica, la fisiognómica así como si muestra una expresión
cordial, descompuesta o confusa.

En general, el NEUROTICO, presenta un comportamiento y una conducta adaptados a la situación.


Su presentación (vestimenta, actitud, porte) será adecuada a la circunstancia. Puede presentarse
inquieto si está muy ansioso; pero, por lo general, mantendrá su mirada en la nuestra y sus gestos
acompañarán coherentemente el discurso verbal. Si cualquiera de estos aspectos nos llamara la
atención, probablemente se trate de otro tipo de estructura.

2) Conducta verbal: el ser humana se conecta con el mundo mediante la palabra. Todo lo que
“sabemos” es susceptible de transformarse en palabra, por eso el lenguaje nos expresa
doblemente: como verbalización de lo pensado y como modalidad de ser. Esta conducta verbal
reflejará a la persona que habla.

En general, EL NEUROTICO, no presenta trastornos del lenguaje como verborrea, mutismo,


musitación, monosilabismo, neologismos, todos ellos propios de la psicosis. Su discurso puede
verse quebrado por la emoción, estar inhibido por ansiedad (por ejemplo, el olvido de palabras o
de nombres) o presentar lapsus.
En las ESTRUCTURAS LIMITE, los procesos de mentalización están poco desarrollados, por lo que la
comunicación es predominantemente no verbal, a través de la acción. Cuando utilizan la palabra,
lo hacen con alto grado de certeza, con escasa disposición al diálogo. A pesar de ello su discurso va
dirigido al entrevistador. Será un discurso que se podrá caracterizar por cierto exhibicionismo, o
por un intento de seducirnos, o tal vez se presente como esquivo e indiferente.

3) Vida cotidiana: este ítem investiga aspectos relacionados con las dimensiones biológica,
psicológica y social. Por eso interrogamos sobre alimentación, sueño, sexualidad, etc.

Las alteraciones de las funciones biológicas son bastante frecuentes en las estructuras neuróticas:
alteraciones del sueño, aumento de peso, estreñimiento, frigidez, etc. Ciertas estructuras limite
tienen síntomas centrados en algunas de estas funciones, sobre todo las alteraciones alimentarias
(adicciones) y sexuales (promiscuidad, perversiones).

Investigamos también sobre el trabajo, estudio, familia, ocio, relaciones sociales. Las dificultades
en estas actividades son vividas por el neurótico con conciencia y angustia; las personalidades
límite tienen conciencia relativa de tales dificultades, así como el nivel de angustia que les puede
provocar. Los psicóticos, en cambio, si tienen dificultades no las registran.

4) Adaptación social: en general los neuróticos no presentan desadaptación. En las otras


estructuras, en cambio, pueden aparecer fugas, robos, adicciones, etc. Las conductas agresivas
pueden estar dirigidas contra sí mismos o contra otros.

5) Percepción: bajo este ítem observamos las fallas o déficits de los sentidos. Lo más importante
aquí es la detección de alucinaciones. Debemos tener presente que la mayoría de los psicóticos no
comunican sus experiencias alucinatorias en forma espontánea, ya que las viven con convicción de
realidad.

Las alucinaciones provocadas por trastornos neurológicos (por ejemplo en la epilepsia), por tóxicos
u otros tipos de trastornos orgánico cerebrales, en cambio, se diferencian de las alucinaciones
psicóticas en que los enfermos no presentan desorientación y suelen ser autocríticos respecto de
ellas.

6) Memoria: “es una operación esencialmente selectiva que escoge recordarse de aquello que
debe entrar en la actualidad del campo temático” (EY, 1976). Pero la memoria no solo es la
función que permite el recuerdo, sino que, por eso mismo, es la portadora de la historia del yo.

Debemos tener en cuenta que la memoria es muy sensible al estrés, por lo que es común que falle
en la neurosis. En general, los trastornos de memoria acontecen en esta estructura se relacionan
con la ansiedad, depresión o desatención y, por supuesto, con asociaciones afectivo emocionales.

En los neuróticos, los trastornos de memoria suelen estar relacionados con la memoria inmediata
y remota, pero con conservación de la memoria reciente.

La falta de memoria o la amnesia pueden ser retrógradas o anterógradas. La primera clase se


refiere a la amnesia del período previo a un factor desencadenante, mientras que la segunda
acontece sobre los hechos posteriores. Por estos motivos son típicas del estrés postraumático y su
reversibilidad dependerá del grado de daño físico y/o psicológico sufrido.
Si aparecen amnesias en neuróticos, suelen ser de tipo selectivo y, por lo general, tienen que ver
con la obtención de beneficios secundarios.

En las enfermedades orgánicas, los trastornos de memoria pueden deberse a daño cerebral o bien
ser secundarios a los trastornos de atención y concentración, que no permiten la fijación de los
hechos.

En las estructuras psicóticas pueden aparecer hipermnesias.

7) Motricidad: se refiere a la actitud motora en general como gestos, marcha, postura. En la


psicosis pueden aparecer síntomas motores como la estereotipia, el manierismo, la catalepsia, la
agitación psicomotriz.

Hay síntomas motrices como los tics, que aparecen en los neuróticos, y ciertas conductas inquietas
que se relacionan con la descarga de tensión (tamborileo de los dedos, movimientos de agitación
de las piernas…) A veces esta tensión no se descarga y el sujeto sufre contracciones musculares.
Ocasionalmente, el neurótico presenta trastornos de conducta aislados como lo onicofagia.

Los temblores son movimientos involuntarios, rítmicos y oscilantes que se presentan


preferentemente a nivel de los miembros superiores y en el rostro, pueden ser fisiológicos o
patológicos. El temblor fisiológico puede deberse a hipotermia, estados febriles, fatiga a un alto
nivel de estrés. Se puede observar tanto en adolescentes con en personas seniles, sin implicancias
patológicas. Se debe tener en cuenta que el temblor fisiológico es sensible a la sugestión y
aumenta con la autoobservación.

Los temblores patológicos son comunes en enfermedades neurológicas. Se clasifican en temblores


en reposo (Parkinson, intoxicaciones por alcohol u otras sustancias, sida o incluso exceso de
magnesio, por ejemplo) y temblores en actividad (enfermedades neurológicas también como el
Parkinson que en ocasiones lleva al aumento de temblores por la incoordinación motora).

8) Atención y concentración: cuando hay trastornos de estas funciones el paciente se muestra muy
distraído y ensimismado en sus propios pensamientos. Responde a los estímulos verbales, pero de
forma breve.

En los enfermos psicóticos, se acompañan de inhibición psicomotriz y delirios.

En los neuróticos, puede aparecer lo que se denomina “doble atención”, que consiste en
inatención respecto al exterior con alta concentración en los síntomas; no obstante pueden
mantener una conversación. Lo más común en ellos es la dispersión de la atención espontánea y la
ineficacia de la atención voluntaria.

9) Pensamiento y juicio: las alteraciones severas de estas funciones solo se dan en la psicosis.

En los neuróticos, pueden aparecer ideas obsesivas, rigidez de pensamiento o ideas


sobrevaloradas; todas las cuales, a diferencia del delirio, son comprensibles y pueden ser
corregidas.

El juicio es una afirmación que se hace sobre algo basándose en un pensamiento. Por lo tanto, si
este se encuentra alterado, también lo estará el juicio; y esto constituye, como vimos antes, uno
de los criterios de diagnóstico diferencial, que comprende el juicio de realidad, el principio de
realidad y la adaptación a la realidad.

DATOS SUBJETIVOS: los recogemos de la autodescripción del entrevistado: cuáles son sus
vivencias, su estado de ánimo, sus sensaciones y sentimientos.

Fundamentalmente, en la neurosis encontraremos perturbado el equilibrio interior, por lo que el


sentimiento que predomina es la angustia. El sujeto suele tener dificultades en la relación con los
demás porque está centrado sobre sí mismo. Maneja y controla mal la agresión y su humor es
inestable.

Son frecuentes los sentimientos de fatiga, agotamiento y apatía, como consecuencia de los
trastornos del sueño y del alto nivel de energía que le insume el conflicto.

La depresión se manifiesta como desvalorización, desvalimiento, tristeza y, en general, malestar


interior.

Como dice Igor Caruso (1958), el “mundo del neurótico” se caracteriza por el “miedo a la vida”,
basado en una “mala objetivación del proceso vital” porque espera de la vida sólo las caricias pero
no los golpes. Esto da al pensamiento neurótico su carácter infantil: “No querer ser adulto, no
querer envejecer, no querer morir; en una palabra, querer de la vida solo las ventajas”

En los trastornos límite, el sujeto también se muestra ansioso, pero su ansiedad es crónica y
difusa. La escasa integración de la identidad se manifiesta en autodescripciones contradictorias,
generalmente oscilantes entre la omnipotencia y la impotencia. Suelen describir una experiencia
subjetiva de vacío, y si bien pueden reconocer sus dificultades en las relaciones interpersonales,
no logra comprender por qué ni responsabilizarse de ellas.

En cuanto a las vivencias subjetivas de los psicóticos, están dependerán del tipo de delirio y del
grado de compensación por el que estén pasando.

LO OBJETIVO DICHO: de la entrevista surgirá la escala de valores con los que el sujeto se maneja,
su cosmovisión de la vida y del mundo, su ideología, sus creencias y preferencias. No son datos
que contribuyan al diagnóstico, pero sí a la comprensión de su conflicto y de su historia; y, sobre
todo, para comprender su cosmovisión o concepción del mundo.

Siempre es recomendable indagar sobre el origen de los apellidos, inmigraciones, países de origen
propios o de las generaciones anteriores ya que ciertos rasgos culturales suelen echar luz sobre
algunos datos que en sí mismos parecen incomprensibles.

Este tipo de información puede ser de utilidad para un más acabado conocimiento de la
personalidad.

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