Odio. Deseo de Venganza. Maliciosidad. Misantropía
Odio. Deseo de Venganza. Maliciosidad. Misantropía
Odio. Deseo de Venganza. Maliciosidad. Misantropía
ODIO:
Todo síntoma para ser considerado homeopático debe tener como
característica, el no estar justificado racionalmente. Debe tener más que
ver con quien lo siente que con la supuesta causa que lo pudiera justificar.
Depende más de la subjetividad, que de la racionalidad de quien lo
padece. Justamente por eso digo que la manera más sencilla de
identificarlo como síntoma homeopático es, si quien lo padece sufre o
hace sufrir a los demás.
El odio es una emoción con una pulsión afectiva tan fuerte como el amor.
Shakespeare decía: Si se puede amar sin saber por qué, también se puede
odiar sin mayor fundamento. Nietzsche agregaba: el amor y el odio no son
ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
El odio es una emoción que como síntoma pertenece al miasma
syphilítico, lleva en sí mismo la intensidad de la destrucción ya que trata
de eliminar aquello que genera disgusto, antipatía o aversión hacia
personas, cosas o fenómenos y siempre su objetivo es la destrucción de lo
odiado. Generalmente está relacionado con experiencias de decepción
intolerables, es reactivo como modo de paliar aquello que ha provocado
dolor. Se odia aquello que se siente que ha provocado un intenso dolor.
Este síntoma muchas veces está relacionado con otros síntomas
concomitantes, especialmente cuando se quiere y se odia al mismo
objeto, esto que llamamos ambivalencia, hace que coexistan otros
síntomas como, ansiedad de conciencia, temores, remordimiento y tantos
otros según la dinámica mórbida de cada uno.
Entre los grandes odiadores de grado 3 en la Materia Médica tenemos a
Anacardium, quien sufre intensamente por su conflicto interno entre la
crueldad y el desvalimiento, su falta de confianza hace que tenga
contradicción con su voluntad. Se siente inferior, se ofende fácilmente y
puede ser cruel en su odio violento. Cicuta Virosa, es el convulsivo y
odiador serial que aparece como único remedio en odio a la humanidad.
Natrum Muriaticum, su vulnerabilidad emocional lo hacen introvertido y
reservado. Su mundo interior no tolera penas, rechazos o humillaciones o
lo que él considera que son estos sentimientos. Pone gran cuidado en no
ser lastimado emocionalmente, pero como el miasma es más fuerte
tropieza siempre con la misma piedra. Fantasea sobre las relaciones y se
enamora idealmente de amores imposibles, sus exigencias son tan altas
que generalmente se frustra y su odio será tan grande como lo fue su
amor. Nitric Acidum, único remedio en impasible por disculpas. Tiene gran
dificultad para socializar, permanentemente ansioso por su salud. Egoísta,
suspicaz y malhumorado. Emocionalmente frío. Tiene odio inamovible
aunque le pidan disculpas. Además están: Lachesis, Lycopodium, Nux
Vómica, Phosphorus, Pulsatilla, Sulphur y otros odiadores, cada uno con
sus características.
DESEO DE VENGANZA:
A diferencia del odio que puede ser una emoción mortificante, la
venganza conlleva la acción, moviliza a la persona a actuar. Puede
potenciar el crimen si la dinámica mórbida es violenta. Hay un deseo de
represalia, es el odio actuado. El personaje violento encuentra placer y
gratificación en su elaboración y concreción. Precisamente por esto hasta
puede ser adictiva. Es el placer del miasma siphylítico en todo lo que
implique destrucción.
Los grandes vengadores los encontramos en Natrum Muriaticum, como
general en jefe, seguidos por Anacardium, Nux Vómica, Nitric Acidum,
Lachesis, Lycopodium, Phosphorus, Staphysagria y Sulphur y varios más.
MALICIOSO:
Este término de la materia médica lo tomamos como rencoroso. Es el
personaje que popularmente se lo conoce como de mala entraña. El que
se envenena en su rencor. Es el resentido en su mal dolor, ya que lo siente
y vuelve a sentir, como una compulsión a la repetición afectiva que no
pasa ni por la voluntad ni por la razón. Al decir de Hahnemann es ese
miasma que ya nació como enfermedad crónica y que no tiene tendencia
espontánea a la recuperación. En el Parágrafo 78, dice “ni la constitución
más robusta, ni el método de vida mejor regulado, ni la energía de la
fuerza vital más rigurosa, son suficientes para desarraigarlas.”
La ecuación del rencoroso se alimenta de rabia, odio y frustración más
tiempo. Cuanto más largo es este más profundo es el sentimiento. Digo
sentimiento porque a través del tiempo se han acumulado muchas
emociones que le han dado la característica de recurrente. Siempre siente
que hubo una herida, una traición o un engaño. José Canet en 1947
compone el tango Tarde, una de sus estrofas dice: “De cada amor que
tuve tengo heridas, heridas que no cierran y sangran todavía, error de
haber querido ciegamente matando inútilmente las dichas de mis días.
Sigo en mi rodar sin esperar y sin buscar amores, ya murió el amor porque
el dolor le marchitó las flores.” Aquí el hombre frustrado es posible que no
haga explícito el rencor, ya que lo cubre con la amargura. Pero si lo
buscamos está.
Nuevamente el rector del grupo es Natrum Muriaticum, acompañado por
Anacardium, Arsenicum, Nux Vómica, Stramonium, Tuberculinum y varios
más hasta completar esta numerosa orquesta de 100 participantes
apegados a un sufrimiento que mata lentamente.
MISANTROPÍA:
Aquí el problema es mayor por sus implicancias y sus consecuencias.
Quien lo padece siente una aversión general por el género humano. Se
aúna el odio, el rencor y lo que es peor el deseo de venganza. Este
síntoma se manifiesta por el rechazo y el menosprecio a la especie
humana. Son síntomas concomitantes la decepción, el odio, la hostilidad,
el aislamiento y la altivez de sentirse superior al resto de sus congéneres.
Generalmente sus opiniones están cargadas de cinismo para justificar su
postura. El escritor canadiense Andrew Davidson quien se consideraba
misántropo decía: “La verdad es que me desagradan la mayoría de los
hombres, tanto como me desagradan las mujeres. Soy un misántropo
igualitario.”
No es de extrañar que uno de los mayores cínicos de la materia médica
sea lycopodium y que por supuesto ocupa su lugar en el rubro
misantropía. Reactivamente es altivo, desafiante y despreciativo como
para no tener nada que ver con el resto de las personas. Sus fieles acólitos
son Platina, Palladium, Lachesis, Sulphur y otros más.
Como vemos y como siempre digo, nadie es un medicamento
homeopático. Cuando un personaje remeda un medicamento
homeopático es porque está sufriendo de serlo conscientemente o no,
pero necesita la semejanza medicamentosa que quite el personaje y lo
lleve paulatinamente al equilibrio vital que lo transforme en persona.