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Micro Cosmos

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m.

 Ser o entidad concebidos como imagen y reflejo del universo. El  hombre  es  u


n  microcosmos.

2. m. Mundo a escala reducida. El  microcosmos  de  una  novela.


m. En ciertas doctrinas filosóficas, el ser humano como reflejo del universo o universo en
miniatura:
La energía se rige por los principios de la termodinámica y, por tanto,  no se crea
ni se destruye, solo se transforma. La energía total permanece invariable y está
en el origen del Cosmos. Según la ciencia actual, las fluctuaciones cuánticas del
vacío dieron origen a la gran explosión primordial (jocosamente calificada por Fred
Hoyle como “big bang”).

Microcosmos y macrocosmos son dos términos filosóficos contrapuestos que explican la


relación entre el ser humano y el universo.
Microcosmos implicaría contemplar al ser humano como un mundo completo en sí mismo,
como un universo a escala.
Macrocosmos alude a un universo completo, al margen de la naturaleza humana.
El concepto de microcosmos ya fue utilizado por Demócrito, Paracelso o Gottfried Wilhelm
Leibniz.
Microcosmos y macrocosmos es un antiguo esquema neoplatónico griego que considera
los mismos patrones reproducidos en todos los niveles del cosmos, desde la escala más
pequeña (microcosmos o niveles sub-sub-atómicos aun niveles metafísicos) hasta los de
escala más grande (macrocosmos o nivel del universo). En el centro del sistema se encuentra
el hombre quien resume en cosmos.
Los griegos buscaban una explicación filosófica racional de todas las cosas y al observar la
repetición de la razón dorada a través del mundo y en todos los órdenes de la realidad la
consideraron un paso hacia gestación de una teoría unificada. En resumen es el
reconocimiento que las mismas características aparecen repetirse en entidades que poseen
dimensiones muy diferentes, desde un hombre hasta toda la naturaleza. Se trata de un
argumento no lógico, sino analógico y, como tal, es bastante falible.
Macrocosmos/microcosmos compone los vocablos griegos μακρο- "Macro-" y μικρο- "Micro-",
que significan "grande" y "pequeño", y la palabra κόσμος kósmosque significa "orden" y
también "mundo" o "mundo ordenado."
En la actualidad, el concepto de microcosmos ha sido tomado por la sociología para hacer
referencia a un grupo reducido de individuos cuyo comportamiento es típico de un conjunto
social de mayores dimensiones que lo contiene. Un microcosmos puede ser considerado un
tipo especial de epitome. Por el contrario, un macrocosmos es un organismo social formado
por unidades más pequeñas.
El Génesis por su parte nos dice que “Al principio la tierra estaba confusa y vacía y
las tinieblas cubrían la faz del abismo…después se hizo la luz y la luz se separó de
las tinieblas”. Ambos lenguajes tienen algo en común. No sabemos el porqué ni
cómo sucedió, pero así surgió el Cosmos.

Es curioso que, a pesar de los miles de años transcurridos entre el Génesis y la física
moderna, seguimos sin dar la explicación definitiva de las cosas. A principios del
siglo XX reinaba un gran optimismo científico, debido fundamentalmente a los
avances en los terrenos de la mecánica industrial  y de la electricidad (aplicación
de máquinas  de vapor y motores eléctricos a los procesos industriales). Lord
Kelvin, uno de los más famosos físicos de la época, afirmó en 1904 que el campo de
la física ya estaba perfectamente delimitado y que sólo quedaban por mejorar los
métodos de medición. Sin embargo,  Max Planck había formulado ya para entonces
sus hipótesis sobre el calentamiento de un cuerpo negro, que condujeron más tarde
al desarrollo de la mecánica cuántica y, en 1905, Einstein publicó su teoría de la
relatividad especial. Ambas revoluciones cambiaron significativamente el
panorama de la física.

En realidad, a principios del siglo XX, se pusieron las bases de dos físicas diferentes
y complementarias, que hasta hoy no se han podido unificar: la relatividad o física
de lo muy grande (macrocosmos) y la mecánica cuántica o física de lo muy
pequeño (microcosmos). Las dos han supuesto un tremendo avance en la
explicación del mundo en que vivimos, pero ambas han creado nuevas incógnitas.
La afirmación de Lord Kelvin parecería hoy presuntuosa y vana.

Lee el siguiente texto y realiza las actividades que te proponemos al final del
mismo

Cuando miras la luz de las estrellas y galaxias estás viendo su pasado. Algunas están
tan remotas, que su luz ha tardado miles de millones de años en llegar a la Tierra. Las
vemos tal como eran en su juventud. Puede que ya no existan. Tan solo vemos su luz
viajar por el espacio.

Cuando hablamos de tamaño y de distancias en Astronomía, nos referimos a


magnitudes de tal dimensión que las unidades de medida que utilizamos
habitualmente no nos sirven y debemos emplear otras que sólo tienen sentido en el
ámbito del Universo. La unidad básica de distancia (longitud) usada en Astronomía
es el AÑO LUZ (a.l.), que es la distancia recorrida por la luz en un año. Teniendo en
cuenta que la luz en el vacío se mueve a 300.000 km/s, deducimos que un año luz
equivale a:
1 año = 365 días * 24 horas * 3600 s = 31.536.000
1 año luz (a.l.) = 31.536.000 s * 300.000 km/s = 9.460.000.000.000 km ≈ 9,5 *1012 Km
≈ 9,5*1015m ≈ 1013 km ≈ 1016 m (unos 10 billones de km)

Como ejemplos de distancias en el Universo podríamos citar los siguientes:

Estrella más cercana al Sol (Alfa Centauri) 4,3 a.l.

Distancia de la estrella Polar 300 a.l.

Longitud de la Vía Láctea 100.000 a.l.

Galaxia más próxima a la Vía Láctea 2.000.000 a.l.

Objetos más lejanos 14.000.000.000 a.l.

Otras unidades de longitud usadas en astronomía y sus equivalencias son:

La unidad astronómica (UA) es la distancia de la Tierra al Sol, equivales a unos 150


millones de kilómetros.

El pársec, empleado para distancias muy lejanas, se define como la distancia a la


que una UA subtiende un ángulo de un segundo de arco.

1 UA ≈ 150 *106 km ≈ 1,50 * 108 km ≈ 1,5*1011 m

1 pársec (pc) ≈ 206.265 UA ≈ 3,26 años luz ≈ 3,0857*1016 m ≈ 30,9 billones de Km

1 megapársec (Mpc) = 106 pc = 3,26 * 106 al = 3,00857* 1022 m ≈ 3,0086*1019 km

Para distancias muy pequeñas se utiliza el nanómetro, el angstrom y el picómetro


(1nm= 10-9 m; 1 Å= 10-10 m; 1pm= 10-12 m)

Si navegáramos en una nave espacial que viajase a la velocidad de la luz (cosa


imposible en la actualidad), llegaríamos a la Luna en menos de 1 s. Al sol tardaríamos
8 minutos y medio. Después de más de 5 horas abandonaríamos el Sistema Solar.
Tardaríamos 4 años y 4 meses en llegar a Próxima Centauri, la estrella más próxima
al Sol. Si salimos en dirección al brazo de Perseo, tardaríamos aún más de 20.000
años en abandonar la Vía Láctea. Tendríamos que esperar más de 2 millones de años
para llegar a la “cercana” galaxia de Andromeda.

a) Explica las diferencias entre los instrumentos utilizamos para observar el cielo.

b) Indica alguna de las características de los tres telescopios espaciales.


b) Calcula cuánto tarda la luz del Sol en llegar a la Tierra si están separadas 150
millones de km. ¿A cuánto equivale la distancia Tierra-Sol en tiempo luz?

c) Calcula a qué distancia de la Tierra está la Galaxia más próxima a la Vía Láctea
(Andrómeda), si su luz tarda en llegarnos unos 2 millones de años.

d) Una nave espacial que viajara a una velocidad de 150.000 km/sg, ¿cuánto tardaría
en llegar a la estrella Sirio que se encuentra a 6 años luz de distancia?

e) Para ir desde la Tierra hasta el extremo del universo observable, se deberían


recorrer 46.500 millones de años luz. i) ¿A cuántos metros y km equivalen? ii)
¿Cuántos años se tardaría en llegar viajando a la velocidad de la luz?

f) Si una estrella que está a 5 años luz de la Tierra se apaga. ¿Cuánto tiempo
tardaremos en enterarnos?

Animación: De la Vía Láctea al nanómetro

MACROCOSMOS

Ignoramos el mecanismo exacto que llevó al vacío cuántico a la explosión


primordial. Lo cierto y comprobado es que el cosmos, una vez creado, se ha ido
expansionando aceleradamente, alejándose las galaxias unas de otras por efecto de
una especie de anti-gravedad o “energía oscura” de origen desconocido. El Universo
primitivo era extraordinariamente caliente, pero a medida que se fue expansionando
y enfriando, el espacio se llenó de nubes de gas, fundamentalmente de hidrógeno, el
más simple de los elementos químicos (un solo protón con carga positiva y un
electrón con carga negativa). El gas no se distribuyó por el espacio de forma
enteramente homogénea y el efecto de la gravedad empezó a concentrarlo alrededor
de determinados núcleos, que dieron origen a las futuras estrellas y galaxias. La
gravedad es la más débil de las cuatro fuerzas de la naturaleza (gravedad, electro-
magnetismo, fuerza nuclear fuerte y fuerza nuclear débil) pero es implacable en sus
efectos.
La concentración y densidad del hidrógeno siguió aumentando sin pausa hasta que el
núcleo se vio sometido a una presión (y consiguientemente a una temperatura)
suficiente para iniciar un proceso de fusión del hidrógeno y su transformación en
helio (el mismo principio en que se basa la bomba H). Cuando se acabó el hidrógeno
y aumentaron aún más la presión y la temperatura, el helio inició su propia fusión,
transformándose en carbono y oxígeno. El proceso de fusión, si la masa es
suficientemente grande, sigue en varias etapas hasta llegar al hierro. El hierro no es
susceptible de ulteriores procesos de fusión nuclear. Entonces el núcleo se reduce
por efecto de la gravedad, las capas exteriores quedan sin soporte y la estrella
explota en forma de una supernova. Las supernovas son el origen de todos los demás
elementos químicos por encima del hierro. Nuestro planeta es el resultado de los
materiales procedentes de las explosiones de varias supernovas.

Bajo la presión de la gravedad,  una estrella en cuyo núcleo han terminado los
procesos de fusión termonuclear se “apaga”, transformándose en una enana blanca,
una estrella de neutrones o en un agujero negro, según sea el tamaño de la masa de
la estrella inicial. Unas ocho veces la masa de nuestro sol parece ser una frontera
crítica máxima para que resulte una enana blanca. Por encima de esta masa
resultará una estrella de neutrones o un agujero negro. Nuestro sol se
transformará algún día en una enana blanca, después de pasar por una etapa
transitoria de gigante roja,  que calcinará los planetas interiores del sistema solar, 
incluido nuestro planeta.

Las enanas blancas y las de neutrones son estrellas muertas, formadas por materia
degenerada. Las primeras por un plasma formado por protones y electrones rápidos
y las segundas exclusivamente por neutrones. Ambas categorías tienen una densidad
elevadísima y se detectan principalmente por sus efectos gravitatorios sobre las
masas circundantes. Los agujeros negros, por su parte, son auténticos monstruos
cósmicos que devoran todo lo que tienen alrededor y de los que, por su potente
fuerza gravitatoria, no puede escapar ni siquiera la luz. Entre otros posibles
lugares, se supone que en el centro de toda galaxia espiral, como nuestra Vía
Láctea, hay un agujero negro.

¿Qué pasa con las masas engullidas por los agujeros negros? No lo sabemos.
¿Reaparece cuando se “evapora” el agujero negro por efecto de la llamada radiación
de Hawking? ¿Se traslada a un universo paralelo al nuestro? ¿Es éste el camino por
el que la materia se transforma íntegramente en energía? Nadie lo sabe. Todo son
preguntas pero no hay respuestas.
MICROCOSMOS

Es bien sabido que la materia se compone de átomos y que éstos están formados por
protones, neutrones y electrones. Protones y neutrones forman el núcleo del átomo.
A su alrededor los electrones se mueven a una distancia de decenas de miles de
veces el tamaño del núcleo, es decir, que los átomos están casi vacíos. Es éste el
espacio que se ocupa bajo las enormes presiones existentes en las enanas blancas y
en las estrellas de neutrones, a las que nos hemos referido antes.

Así como los electrones son partículas simples o elementales, los protones y
neutrones están compuestos por piezas más pequeñas llamadas “quarks”, que se
presentan en diversos modelos a los que los científicos  han calificado
humorísticamente de “sabores”. Los más comunes son el sabor “up” y el sabor
“down”.  Además cada sabor existe en tres “colores” diferentes. Ni qué decir tiene
que las palabras sabor y color no tienen nada que ver con la acepción normal de los
términos. Un protón está compuesto por dos quarks up y un quark down. Los
neutrones, por el contrario, están formados por dos quarks down y uno  up. En
ambos casos cada quark debe ser de un color diferente.

¿Qué hay más allá de los quarks? Es posible que la física experimental –no la
teórica- encuentre alguna respuesta. El acelerador de partículas del CERN (Centro
Europeo de Investigaciones Nucleares) en Ginebra puede que nos ofrezca alguna
novedad cuando, dentro de dos años, reanude sus actividades con el doble de
potencia (de 7 a 14 tera-electon-voltios) que la que le ha permitido descubrir el
famoso bosón de Higgs en 2012. Algunos piensan que las partículas elementales se
deben a vibraciones de minúsculos filamentos de energía llamados “cuerdas”. Las
distintas frecuencias de su vibración darían origen a los diferentes tipos de
partículas. Podría ser el camino por el que la energía se transforma en materia. De
momento esto es pura especulación teórica y hemos llegado al límite de nuestros
conocimientos sin aclarar demasiado el tema.

CONCLUSIÓN

La física no es un campo aburrido, fosilizado en un recetario de fórmulas. Es más


bien un campo vivo y de actualidad en el que las nuevas generaciones tienen amplio
espacio para desplegar su intuición y su imaginación. Para ello es necesario
mantener una mente abierta y no dejarse atar por las rutinas del pasado. Lord Kelvin,
si viviese hoy, daría cualquier cosa por volver a ser joven en el contexto científico
actual.

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