Micro Cosmos
Micro Cosmos
Micro Cosmos
Es curioso que, a pesar de los miles de años transcurridos entre el Génesis y la física
moderna, seguimos sin dar la explicación definitiva de las cosas. A principios del
siglo XX reinaba un gran optimismo científico, debido fundamentalmente a los
avances en los terrenos de la mecánica industrial y de la electricidad (aplicación
de máquinas de vapor y motores eléctricos a los procesos industriales). Lord
Kelvin, uno de los más famosos físicos de la época, afirmó en 1904 que el campo de
la física ya estaba perfectamente delimitado y que sólo quedaban por mejorar los
métodos de medición. Sin embargo, Max Planck había formulado ya para entonces
sus hipótesis sobre el calentamiento de un cuerpo negro, que condujeron más tarde
al desarrollo de la mecánica cuántica y, en 1905, Einstein publicó su teoría de la
relatividad especial. Ambas revoluciones cambiaron significativamente el
panorama de la física.
En realidad, a principios del siglo XX, se pusieron las bases de dos físicas diferentes
y complementarias, que hasta hoy no se han podido unificar: la relatividad o física
de lo muy grande (macrocosmos) y la mecánica cuántica o física de lo muy
pequeño (microcosmos). Las dos han supuesto un tremendo avance en la
explicación del mundo en que vivimos, pero ambas han creado nuevas incógnitas.
La afirmación de Lord Kelvin parecería hoy presuntuosa y vana.
Lee el siguiente texto y realiza las actividades que te proponemos al final del
mismo
Cuando miras la luz de las estrellas y galaxias estás viendo su pasado. Algunas están
tan remotas, que su luz ha tardado miles de millones de años en llegar a la Tierra. Las
vemos tal como eran en su juventud. Puede que ya no existan. Tan solo vemos su luz
viajar por el espacio.
a) Explica las diferencias entre los instrumentos utilizamos para observar el cielo.
c) Calcula a qué distancia de la Tierra está la Galaxia más próxima a la Vía Láctea
(Andrómeda), si su luz tarda en llegarnos unos 2 millones de años.
d) Una nave espacial que viajara a una velocidad de 150.000 km/sg, ¿cuánto tardaría
en llegar a la estrella Sirio que se encuentra a 6 años luz de distancia?
f) Si una estrella que está a 5 años luz de la Tierra se apaga. ¿Cuánto tiempo
tardaremos en enterarnos?
MACROCOSMOS
Bajo la presión de la gravedad, una estrella en cuyo núcleo han terminado los
procesos de fusión termonuclear se “apaga”, transformándose en una enana blanca,
una estrella de neutrones o en un agujero negro, según sea el tamaño de la masa de
la estrella inicial. Unas ocho veces la masa de nuestro sol parece ser una frontera
crítica máxima para que resulte una enana blanca. Por encima de esta masa
resultará una estrella de neutrones o un agujero negro. Nuestro sol se
transformará algún día en una enana blanca, después de pasar por una etapa
transitoria de gigante roja, que calcinará los planetas interiores del sistema solar,
incluido nuestro planeta.
Las enanas blancas y las de neutrones son estrellas muertas, formadas por materia
degenerada. Las primeras por un plasma formado por protones y electrones rápidos
y las segundas exclusivamente por neutrones. Ambas categorías tienen una densidad
elevadísima y se detectan principalmente por sus efectos gravitatorios sobre las
masas circundantes. Los agujeros negros, por su parte, son auténticos monstruos
cósmicos que devoran todo lo que tienen alrededor y de los que, por su potente
fuerza gravitatoria, no puede escapar ni siquiera la luz. Entre otros posibles
lugares, se supone que en el centro de toda galaxia espiral, como nuestra Vía
Láctea, hay un agujero negro.
¿Qué pasa con las masas engullidas por los agujeros negros? No lo sabemos.
¿Reaparece cuando se “evapora” el agujero negro por efecto de la llamada radiación
de Hawking? ¿Se traslada a un universo paralelo al nuestro? ¿Es éste el camino por
el que la materia se transforma íntegramente en energía? Nadie lo sabe. Todo son
preguntas pero no hay respuestas.
MICROCOSMOS
Es bien sabido que la materia se compone de átomos y que éstos están formados por
protones, neutrones y electrones. Protones y neutrones forman el núcleo del átomo.
A su alrededor los electrones se mueven a una distancia de decenas de miles de
veces el tamaño del núcleo, es decir, que los átomos están casi vacíos. Es éste el
espacio que se ocupa bajo las enormes presiones existentes en las enanas blancas y
en las estrellas de neutrones, a las que nos hemos referido antes.
Así como los electrones son partículas simples o elementales, los protones y
neutrones están compuestos por piezas más pequeñas llamadas “quarks”, que se
presentan en diversos modelos a los que los científicos han calificado
humorísticamente de “sabores”. Los más comunes son el sabor “up” y el sabor
“down”. Además cada sabor existe en tres “colores” diferentes. Ni qué decir tiene
que las palabras sabor y color no tienen nada que ver con la acepción normal de los
términos. Un protón está compuesto por dos quarks up y un quark down. Los
neutrones, por el contrario, están formados por dos quarks down y uno up. En
ambos casos cada quark debe ser de un color diferente.
¿Qué hay más allá de los quarks? Es posible que la física experimental –no la
teórica- encuentre alguna respuesta. El acelerador de partículas del CERN (Centro
Europeo de Investigaciones Nucleares) en Ginebra puede que nos ofrezca alguna
novedad cuando, dentro de dos años, reanude sus actividades con el doble de
potencia (de 7 a 14 tera-electon-voltios) que la que le ha permitido descubrir el
famoso bosón de Higgs en 2012. Algunos piensan que las partículas elementales se
deben a vibraciones de minúsculos filamentos de energía llamados “cuerdas”. Las
distintas frecuencias de su vibración darían origen a los diferentes tipos de
partículas. Podría ser el camino por el que la energía se transforma en materia. De
momento esto es pura especulación teórica y hemos llegado al límite de nuestros
conocimientos sin aclarar demasiado el tema.
CONCLUSIÓN