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Día de La Vocación Ministerial Aliancista 2021

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15 de agosto de 2021

Día de la Vocación Ministerial Aliancista


“Tú no me elegiste a mí, pero yo te elegí y te designé para que pudieras
ir y dar fruto, fruto que durará”. Juan 15:16

Estimada Iglesia Alianza Cristiana y Misionera:

Un saludo fraterno a cada uno de ustedes, la gracia del Señor esté con nosotros,
guiándonos y renovando nuestra visión en Su obra.

Los últimos meses han sido un desafío para todos, de seguro hemos sacado
lecciones para nuestro presente y futuro. Como Iglesia Alianza Cristiana y Misionera,
nos hemos esforzado por mantener y sustentar nuestra relación con el
Señor. Gracias a la tecnología moderna y las redes sociales, los cultos y estudios
bíblicos se transmiten en vivo a los hogares y la hermandad está en contacto con
vecinos y amigos, llegando así a muchos que de la forma tradicional ya era una tarea
complicada. Por supuesto que echamos de menos lo que llamamos presencial, como
ser las visitas, los cultos, el trabajo, eventos musicales y otros. Hemos visto que el
ajetreo que controlaba nuestras vidas no es tan dominante por ahora. Y sumando
lo positivo, muchos han visto como el Señor nos ha otorgado más tiempo para
reflexionar y así sintonizarnos con Dios y considerar lo que Él nos esté diciendo.

Dado que el pueblo de Dios ha recibido la gracia de diferentes dones y se le han


confiado diversas responsabilidades, la situación actual brinda una oportunidad para
hacer una pausa y reconocer nuestra dependencia mutua, nuestra responsabilidad
de apoyar, alentar, desafiar y orar el uno por el otro.

La presente les hace recordar que, según nuestra agenda de trabajo, está
consignado que el domingo 15 de agosto del 2021, como Iglesia Alianza
Cristiana y Misionera de Chile, celebraremos por primera vez a nivel
nacional, una jornada de oración y motivación por las vocaciones,
especialmente pastoral.

Pedimos que aquel día sea celebrado por cada iglesia Aliancista en nuestros cinco
distritos. Todo inspirado por la instrucción del Señor en los Evangelios de Mateo 9:38
y Lucas 10:2, en los que Jesús exhorta al pueblo a "pedir al dueño de la mies
que envíe obreros para su mies". Que este Día de la Vocación Ministerial
Aliancista nos una en la oración por los que actualmente disciernen y viven
vocaciones al ministerio pastoral. Para que aquellos que el Señor está abriendo su
corazón y mostrando la necesidad de su entorno, interpreten el llamado de Dios,
animándolos y apoyándolos para responder a Su llamado.
Necesidad de pastores: Una necesidad presente.
Nuestra visión del ser pastor y nuestra actitud hacia este ministerio, están
influenciadas por los pastores que hemos conocido; como Iglesia Alianza Cristiana y
Misionera de Chile, tenemos una tradición ministerial por más de 124 años,
comenzando desde Henry Weiss en 1897.

En la realidad de cada uno hay una historia ministerial particular. Puede ser que el
pastor que ofició en su boda, el que le bautizó, el que estuvo con usted como una
presencia de apoyo, sea su referente ministerial más inmediato. Los últimos dos
años han sido tiempos difíciles para los pastores; todos se han visto afectados por
los escándalos asociados con algunos líderes pastorales, a nivel nacional e
internacional y también por la sobre carga producto del Covid-19. Ellos se están
esforzando por mantener los más altos estándares de integridad en el ministerio,
mientras continúan manteniendo a los integrantes de sus congregaciones en sus
pensamientos y oraciones.

Nuestros pastores procuran la vinculación con nuestra gente. Esto les ha afectado
de una forma muy particular en este momento en el que la visita a terceros está
restringida por motivos de salud. Ellos han tenido gran alegría cuando la iglesia está
feliz y celebra. Asimismo, se entristecen cuando sufre. Se esfuerzan, aunque a veces
de manera muy imperfecta, por ser un recordatorio del hecho de que el Señor
continúa viajando contigo a través de los lugares difíciles y los pastos más verdes
del camino de la vida. Nuestro Dios a quien servimos, es uno que es acogedor,
comprensivo, paciente, alentador y quiere lo mejor para todos nosotros.

El pastor, sin duda, tiene una vida exigente, pero también muy satisfactoria. Como
toda vocación, tiene sus altibajos, alegrías y tristezas. En nuestra cultura actual, las
personas experimentan presiones constantes, producto de: Clima competitivo,
productividad en el lugar de trabajo, demandas educativas, etc. Con tantas
situaciones que claman por nuestro tiempo y atención, es comprensible que el
llamado de Dios pueda perder fácilmente su urgencia e incluso no ser
escuchado. Mediante este Día de la Vocación Ministerial Aliancista ofrecemos una
invitación para que muchos reflexionen sobre si Dios puede estar llamándolos a
seguirle como pastores. ¡La mies es mucha! ¡El Señor les necesita, nuestra Iglesia
les necesita!

Por tanto, animamos a toda la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, a orar para que
el Señor inspire a los jóvenes a escuchar y responder a Su llamado. De igual forma,
que el Señor nos ilumine para inspirar a aquellos que expresan interés en una
vocación al pastorado, y a su vez, les pedimos que mantengan a esa persona en sus
oraciones. El pastor es aquel que irradia alegría, sirve a los demás, es un hombre de
oración y hace un papel muy importante en la edificación del reino de Dios. En
nuestra Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Chile, hemos sido bendecidos por
nuestros pastores, que continúan respondiendo con generosidad y fidelidad a los
diversos desafíos que todos enfrentamos en una cultura compleja y que cambia
rápidamente, pero en realidad tenemos falta de más de ellos.

Damos gracias al Señor, porque los pastores son felices en su servicio a Dios y a Su
pueblo, ellos cada día se comprometen con el pastorado y con el servicio
involucrado. Frente a las adversidades, necesita conducción continua, como para
tiempos de tormenta, en los que necesitamos raíces profundas. Al entrar en territorio
desconocido, necesitamos dirección. Lo que nos da la fuerza para afrontar estas
situaciones, es una familia amorosa, una congregación solidaria y la esperanza que
genera nuestra fe en Jesucristo. Con esperanza en nuestro corazón, podemos
afrontar el futuro con valentía, pidiendo por aquellos que guían a Su pueblo.

Que este día 15 de agosto, misma fecha en que nuestro Seminario Teológico Alianza
celebra 100 años, el llamado y oración por hombres y mujeres al ministerio pastoral,
demuestre que en cada Iglesia local el Señor aún sigue llamando y preparando a
sus elegidos. Que la valentía llena de esperanza, junto con la fuerza y la alegría para
entregarse al servicio del Señor, se haga evidente con la fe del pueblo de Dios que
los apoyará.

Jesús, único pastor sin falta, el Buen Pastor, Jesucristo. Él es quien nos ha llamado,
nos sostiene y desafía. Les pedimos que oren por sus pastores, para que nos
acerquemos cada vez más a Él y seamos un recordatorio más fiel de Jesucristo para
ustedes mismos.

Estimados pastores, enciendan a la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera con la


humildad confiada de que existe una necesidad urgente de que el Señor levante a
nuevos pastores para Su Iglesia. Para que muchos respondan con valentía y
creatividad con un "¡SÍ!". Amén.

Por Junta Ejecutiva,

Pr. C. Iván Flores Hernández Pr. José A. Cárcamo Mardones


Presidente Junta Ejecutiva Secretario Junta Ejecutiva

Temuco, 19 de julio de 2021.


SUGERENCIA DE PROGRAMA

Himnos y coros alusivos al llamado.


Lecturas Bíblicas apropiadas.
Testimonio de llamado ministerial, puede ser el actual pastor.
Breve historia del Seminario Teológico Alianza, como capacitador ministerial.
Oración por los llamados.
Sermón basado en 1 Timoteo 1:12-17.
Lectura o distribución de artículo de A.W. Tozer.
ANEXO
“¿DIOS TE ESTÁ LLAMANDO AL MINISTERIO?”
A.W. Tozer

“Oh Señor, he oído tu voz y tuve miedo. Me has llamado a una tarea formidable en
una hora grave y peligrosa. Estás a punto de hacer temblar a todas las naciones y
la tierra y también el cielo, para que permanezcan las cosas que no pueden ser
conmovidas. Oh Señor, mi Señor, te has inclinado para honrarme y ser tu
siervo. Nadie toma este honor sobre sí mismo, excepto el que es llamado por Dios
como lo fue Aarón. Tú me has ordenado mensajero tuyo para los tercos de corazón
y los duros de oído. Te han rechazado a ti, el Maestro, y no es de esperar que me
reciban a mí, el sirviente.

Dios mío, no perderé el tiempo deplorando mi debilidad ni mi incapacidad para el


trabajo. La responsabilidad no es mía, sino tuya. Tú has dicho: 'Te conocí, te ordené,
te santifiqué', y también has dicho: 'Irás a todo lo que yo te envíe, y todo lo que te
mande hablarás'. ¿Quién soy yo para discutir contigo o para cuestionar tu elección
soberana? La decisión no es mía sino tuya. Que así sea, Señor. Hágase tu voluntad,
no la mía. Bien sé yo, Dios de los profetas y de los apóstoles, que mientras yo te
honre, tú me honrarás a mí. Ayúdame, por tanto, a tomar este voto solemne de
honrarte en toda mi vida y trabajos futuros, ya sea por ganancia o por pérdida, por
vida o por muerte, y luego a mantener ese voto intacto mientras viva.

Es hora, oh Dios, de que trabajes, porque el enemigo ha entrado en Tus pastos y


las ovejas han sido despedazadas y esparcidas. Y abundan los falsos pastores que
niegan el peligro y se ríen de los peligros que rodean a Tu rebaño. Las ovejas son
engañadas por estos mercenarios y las siguen con conmovedora lealtad mientras el
lobo se acerca para matar y destruir. Te suplico, dame ojos agudos para detectar la
presencia del enemigo; dame entendimiento para ver y valor para informar fielmente
lo que veo. Haz que mi voz sea tan parecida a la tuya que hasta las ovejas enfermas
la reconozcan y te sigan.

Señor Jesús, vengo a ti en busca de preparación espiritual. Pon tu mano sobre


mí. Úngeme con el aceite del profeta del Nuevo Testamento. Prohíbe que me
convierta en un escriba religioso y así pierda mi vocación profética. Sálvame de la
maldición que atraviesa el rostro del clero moderno, la maldición del compromiso,
de la imitación, del profesionalismo. Sálvame de juzgar a una iglesia por su tamaño,
su popularidad o la cantidad de sus ofrendas anuales.

Ayúdame a recordar que soy profeta, no un promotor, no un administrador religioso,


sino un profeta. Que nunca me convierta en un esclavo de las multitudes. Sana mi
alma de las ambiciones carnales y líbrame del ansia de publicidad. Sálvame de la
esclavitud de las cosas. No dejes que pierda mis días en casa. Pon tu temor sobre
mí, oh Dios, y llévame al lugar de oración donde pueda luchar con los principados,
potestades y los gobernantes de las tinieblas de este mundo. Líbrame de comer en
exceso y dormir tarde. Enséñame la autodisciplina para que pueda ser un buen
soldado de Jesucristo.

Acepto el trabajo duro y las pequeñas recompensas en esta vida. No pido un lugar
fácil. Trataré de estar ciego a las pequeñas formas que podrían hacer la vida más
fácil. Si otros buscan el camino más suave, intentaré tomar el camino difícil sin
juzgarlos con demasiada dureza. Esperaré oposición y trataré de tomármelo en
silencio cuando llegue. O, si, como a veces les corresponde a Tus siervos, tu
bondadoso pueblo me presiona con regalos agradecidos, quédate a mi lado y
sálvame de la plaga que a menudo sigue. Enséñame a usar todo lo que reciba de
tal manera que no dañe mi alma ni disminuya mi poder espiritual. Y, si en tu
permisiva providencia me llegara el honor de tu iglesia, no me olvides en esa hora
que soy indigno de la más pequeña de tus misericordias.

Y ahora, oh Señor del cielo y de la tierra, te consagro los días que me quedan; sean
muchos o pocos, como quieras. Déjame estar delante de los grandes o ministrar a
los pobres y humildes; esa elección no es mía y no influiría en ella si pudiera. Soy
Tu siervo para hacer Tu voluntad, y esa voluntad es más dulce para mí que la
posición o las riquezas o la fama y la elijo por encima de todas las cosas en la tierra
o en el cielo.

Aunque soy escogido de Ti y honrado por un elevado y santo llamamiento, nunca


olvides que soy un hombre de polvo y ceniza, un hombre con todas las faltas y
pasiones naturales que plagan la raza de los hombres. Te ruego, por lo tanto, mi
Señor y Redentor, sálvame de mí mismo mientras trato de ser una bendición para
los demás. Lléname con tu poder por el Espíritu Santo, e iré con tu fuerza y hablaré
de tu justicia, incluso la tuya única. Difundiré el mensaje del amor redentor en el
extranjero mientras perduran mis poderes normales.

Entonces, querido Señor, cuando sea viejo y esté cansado y demasiado agotado
para seguir adelante, ten arriba un lugar listo para mí, y haz que sea contado con
Tus santos en la gloria eterna. Amén."

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