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Eugenio de Salazar - Silva de Poesía

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Silva de poesía

Eugenio de Salazar

Estudio y edición crítica


JAIME JosÉ MARTÍNEZ MARTÍN

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SILVA DE POESÍA. EUGENIO DE SALAZAR

COORDINA LA EDICIÓN:
JOSÉ J. LABRADOR HERRAIZ
© del texto:
JAIME JosÉ MARTÍNEZ MARTÍN

© de la edición:
FRENT E DE AFIRMACIÓN HISPANISTA, A. C.
MÉXICO 2019
Castillo del Morro 114, 11930. México D. F.
www.hispanista.org/

ISBN: 978- 84-09-12287-5


DEPÓSITO LEGAL: PO 347-2019
Diseño y maquetación: Jesús C. Cassinello
Imprime: Gráficas Dehon (Torrejón de Ardoz)
Ilustración de cubierta: Mapa de Tenochtitlan,
impreso en 1524 en Nuremberg, Alemania

Queda permitida la reproducción total o parcial de esta obra por


cualquier medio o procedimiento, siempre que sea sin ánimo de lucro,
y con la cita explícita y completa de estos créditos:
Martínez Martín, Jaime José, Silva de poesía, Eugenio de Salazar
Para Giuseppe Bellini, maestro y amigo,
in memoriam
ÍNDICE

BIOGRAFÍA DE EUGENIO DE SALAZAR 11

LA OBRA LITERARIA DE EUGENIO DE SALAZAR . . . . . . . . . . . . 21

LA SILVA DE POESÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Primera parte: La poesía sentimental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

1. Las obras pastoriles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

2. El cancionero petrarquista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

Segunda parte: poesía de circunstancias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

1. Poesía encomiástica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . 84
2. Poesía dirigida a amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . 107
3. Poesía satírico-burlesca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 112

Tercera parte: la poesía religiosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . 119

1. Los poemas pastoriles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . 121

2. Poemas en metro castellano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . 129

3. Sonetos, líricos, psalmos y otras obras . . . . . . . . . . . . .. .. . . 138

CRITERIOS DE EDICIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

SILVA DE POESÍA ....................................... 151

PRIMERA PARTE DE LA SILVA EN QUE ESTÁN LAS OBRAS


QUE EUGENIO DE SALAZAR HIZO A CONTEMPLACIÓN
DE DOÑA CATALINA CARRILLO, SU AMADA MUJER . . . . . . . 171

Primera parte de la primera de la Silva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173


Segunda parte de la primera de la Silva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255

SEGUNDA PARTE DE LA SILVA DE POESÍA DONDE HAY


OBRAS QUE EL AUTOR COMPUSO A CONTEMPLACIÓN
DE DIVERSAS PERSONAS Y PARA DIVERSOS FINES . . . . . . . . 405

-
TERCERA PARTE DE LA SILVA DE POESÍA QUE CONTIENE
LAS OBRAS DE DEVOCIÓN DEL AUTOR, DIVIDIDAS EN
TRES PARTES ......................... . ............. 623
Primera parte de la tercera en que están las obras pastoriles . . . . . . . 625
Segunda parte de la tercera de la Silva, en que se contienen las
obras en metro castellano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 663
Tercera de la tercera parte de la Silva de poesía de Eugenio de
Salazar en que hay sonetos y líricos y psalmos y otras obras . . . 773
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR . . . . 885

APARATO CRÍTICO ................................... . . 1015

BIBLIOGRAFÍA ......................................... 1047

DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS ........................... 1047

ESTUDIOS ............................................. 1048

ÍNDICE ONOMÁSTICO .................................. 1061


ÍNDICE DE AUTORES CITADOS ........................... 1073
ÍNDICE DE P RIMEROS VERSOS ........................... 1075

BIOGRAFIA DE
EUGENIO DE SALAZAR

H asta hace poco tiempo eran escasos los datos que se sabían sobre la vida de
Eugenio de Salazar (Cioranescu: 1968: 9-22). Fue el descubrimiento en 1992
de su testamento (Maldonado Macías, 1992: 449) lo que primero permitió ir per­
filando mejor al personaje y eliminando errores que se habían ido trasmitiendo
con los años, como el supuesto apellido «De Alarcón», que frecuentemente se le
atribuía. En los años sucesivos, gracias a la continuada labor de investigación en
los archivos (Fradejas, 1998; Martínez Martín, 1999: 147-162; Martínez Martín,
2002: 9-46; Vallejo. 2005), se ha rescatado valiosa documentación relacionada con
él de tal manera que hoy día conocemos bastante bien los momentos principales
de su biografía y los rasgos más destacados de su personalidad.
Eugenio de Salazar nació en Madrid el 15 de noviembre de 1530 1 , fruto del
matrimonio entre don Pedro de Salazar y doña Aldonza Vásquez de Carrión.
De su padre, servidor del Emperador Carlos V y cronista de sus empresas en
Alemania y en el norte de África2 , heredó tanto su dedicación a la Corona
como su afición a las letras.

1 El día exacto de su nacimiento se deduce de las afirmaciones que hacer en algunos poe­
mas de la Silva dedicados a su patrón, San Eugenio, cuya fiesta se celebra ese día: «Bendito
Eugenio del Señor amado/ [ ...] que en tu majada y día fui nacido/ y con tu santo nombre
confirmado» (fol. 314v) y en el poema hagiográfico escrito probablemente con motivo del
traslado de los restos del santo a Toledo en 1565 (fols. 34H-344v): «Dichoso yo, Eugenio, si/
tener tal nombre merezco,/ dichoso me llamo a mí/ que en vuestro día nací» (vv. 221-224).
2 De él se conservan una Historia y primera parte de la Guerra que don Carlos Quinto, Em­
perador de los romanos, Rey de España y Alemaña, movió contra los príncipes y ciudades
rebeldes del Reino de Alemania y sucesos que tuvo, Nápoles, Juan Pablo Suganappo, 1548
(2 ª edic., con variaciones en el título, en Sevilla, Domenico de Robertis, 1552); una Historia
de la guerra hecha contra la Ciudad de África. Con la destruicion de la villa de Monazter y
isla del Gozo y pérdida de Tripol de Berbería con otras muy nuevas cosas, Nápoles, Maestre
Mathia, 1552 (Palau indica que en algunos ejemplares de esta obra destinados a España se
cambió la portada y el título); y una Hispania Victrix. Historia en la cual se cuentan mu-

11
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Por el soneto de la Silva de poesía en el que resume su biografía, sabemos


que cursó estudios en Salamanca y Alcalá y que se licenció en Sigüenza: «Crio­
me estudiando / la escuela complutense y salmantina; / licencia me dio la se­
guntina» (fol. 302r). Dámaso Alonso (Alonso, 1960: 58-59) supone que durante
su estancia en la Universidad de Alcalá debió conocer a don Juan Hurtado
de Mendoza, personaje con notables relaciones con el grupo humanístico que
allí residía.
Por su obra, podemos suponer que el joven Salazar participó activamente
en la vida literaria de la ciudad madrileña, pues quedan ecos de ello en su obra
(por ejemplo, al glosar versos de autores famosos que residían en la ciudad,
como fray Mancio de Corpus Christi o Ambrosio de Morales). Fruto de esta
labor poética serán dos de los escasos textos que durante su vida llegaron a
la imprenta: el primero es un soneto laudatorio que forma parte de los textos
preliminares del Diálogo entre Pedro Barrantes y un caballero extranjero en que
cuenta el saco que los turcos hicieron en Gibraltar y el vencimiento y destrucción
que la armada de España hizo en la de los turcos. Año 1540 (Alcalá, S. Martínez,
1566); el segundo, es otro soneto publicado años después entre los preliminares
de la edición de la obra de su padre Hispania Victrix... (Medina del Campo, G.
de Millis, 1570).
Poco sabemos de su vida durante los años siguientes, excepto que el 9 de
mayo de 1557 contrajo matrimonio con doña Catalina Carrillo, la Carilia de su
poesía sentimental. Dos años después, en 1559, nació su hijo mayor, Fernando,
y en 1561, su hijo Pedro (Fradejas, 1998).
Fueron años duros, sin duda, siguiendo la vida que tan bien describe en la
epístola de los catarriberas, es decir, de los pretendientes que seguían a la corte,
en ocasiones a lo largo de años, esperando recibir algún cargo público:

chas guerras succedidas entre Cristianos e infieles, así en mar como en tierra desde el año de
mil y quinientos y cuarenta y seis hasta el de sesenta y cinco. Con las guerras acontecidas en
la Berbería entre el Xarife y los reyes de Marruecos, Fez y Velez, Medina del Campo, Vicen­
te de Millis, 1570 (reimpresa en Medina del Campo en 1576). Además, se conservan de él
otros manuscritos tanto de carácter historiográfico como literario (Blecua Perdices, 1983).

12
-
BIOGRAFÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

Son tantos los que pretenden ser proveídos, que si Dios no hiciese en los oficios un
milagro semejante al de los cinco panes y dos peces, sería imposible caber bocado a
la centésima parte de las bocas que acá están abiertas (Cioranescu, 1968: 89).

En un relato que linda con la picaresca, nos ofrece una visión divertida de su
día a día, de los trucos para darse a conocer de los poderosos de los que depende
su destino, los falsos rumores que corren y las esperanzas nunca cumplidas:
En esto pasamos el día hasta que quiere llegar el término de salir nuestro Presi­
dente del Consejo, que media hora antes, porque no se nos vaya, salimos a la plaza
que está delante del palacio donde se hace el consejo. Y unos se ponen en ruines
caballos, otros en viejos cuartagos y otros en mulas mohínas, algunas de color y
las más de hambre. Si es invierno, allí nos azota el cierzo, como si fuésemos robles
de la Montaña. Si es estío, allí nos derrite el sol, como a cuartos de ajusticiados, y
para sufrir esto, cualquiera se precisa de armarse de la paciencia de un Job (Salazar,
1968: 93).

Todo ello nos presenta a un Salazar muy distinto del que se muestra a través
de su obra poética, en la que la sátira y la burla constituyen un aspecto muy poco
desarrollado, como veremos.
Sea como fuere, lo cierto es que recibió algunos nombramientos de poca con­
sideración que le obligaron a realizar diversos viajes, de los que dejó a menudo un
divertido relato en sus epístolas dirigidas a amigos y valedores3 • El más importante
de ellos fue, sin duda, el de gobernador de las islas de Tenerife y La Palma en 1567,
donde tuvo que hacer frente a los ataques de los piratas ingleses y berberiscos con
unas fuerzas militares de las que se burlará en su correspondencia.
Tras verse obligado a permanecer en Canarias para pasar el juicio de residen­
cia, con no pocos problemas económicos, por fin en 1573 le llega la noticia de su
nombramiento como oidor en la Audiencia de Santo Domingo, lo que supuso el
inicio de una larga estancia en América de más de veinticinco años. Antes de ini­
ciar tan peligroso viaje, Salazar se informa, de nuevo en clave de humor, sobre su
nuevo destino en una carta enviada al canónigo Santiesteban, que había residido
en aquella isla con anterioridad. En ella, a modo de requisitoria, le plantea veinti­
cuatro preguntas sobre todo tipo de cuestiones: población, situación de la religión,

3 La de fecha más temprana es la de «La hermosa tripera», que fue escrita en la villa de
Congosto (León) en 1559 mientras que la de «La navegación a las Indias» es posterior a su
llegada a Santo Domingo en 1574.

13
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

alimentos, criados, sobre la situación de la Audiencia, etc. Y, cómo no, sobre algu­
nas cuestiones que habían captado la atención y la fantasía de los españoles de la
época desde las primera crónicas: «Si conocen unas atrevidas e mal intencionadas
almas que habitan en la dicha isla de Santo Domingo, que algunos llaman niguas,
que procuran deshacer la unión y amistad de entre la uña y la carne» (Salazar,
1968: 192).
Durante los años que residió en la isla caribeña, Salazar entró en contacto con
los grupos más cultivados, para los cuales, como era habitual en la época, escribir
versos era no solo una cuestión artística, sino también social. De estos intereses,
queda en la Silva de poesía rastro en los poemas que intercambió con diversas per­
sonas, entre las que destaca por su importancia histórica doña Leonor de Ovando,
monja en el monasterio de Regina Codi, la primera poetisa del Nuevo Mundo.
La presencia en la isla caribeña de Eugenio de Salazar fue bastante breve. El mal
funcionamiento de la audiencia a causa de los enfrentamientos entre sus miem­
bros obligó al Consejo de Indias a disolverla e iniciar un juicio de residencia del
que salió indemne aunque con una pequeña multa. Como compensación, al poco
tiempo se le nombró fiscal en la Audiencia de Guatemala, adonde llegó en 1577.
Las funciones del fiscal eran distintas de las del oidor, pero era una figura que
tenía una gran importancia para la administración colonial por cuanto era el en­
cargado de velar por todo aquello que afectase «a la jurisdicción real, al Patrimo­
nio real y a la Hacienda del rey [ ...] Así era en líneas generales la figura del fiscal,
defensor de la legalidad, de la buena marcha de la administración de justicia, del
buen orden en el gobierno, del buen trato a los indios, de la honesta y correc­
ta administración de la hacienda real y de orden público» (Polanco Alcántara,
1992: 75-79).
Gracias a que tenía entre sus obligaciones la de comunicar directamente al
Consejo de Indias todas aquellas cuestiones de importancia que afectaban a su
jurisdicción, el Archivo de Indias guarda una importante documentación que nos
permite seguir con detalle la que fue su actividad profesion_al y los temas a los que
tuvo que dedicarse, tanto durante los años que permaneció en Centroamérica
como en México: el Patronato Regio, la situación de los indios, la Caja Real, etc.
En todos ellos, a tenor de la documentación conservada, Salazar llevó a cabo una
sistemática labor en defensa de la Corona y de sus intereses, como queda demos­
trado por la falta de denuncias importantes en su contra y por los sucesivos reco­
nocimientos que tuvo por parte de las autoridades de la metrópoli.

14
BIOGRAFÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

Lo mismo que hiciera en Santo Domingo, a su llegada a Guatemala entró en


contacto con personajes de la vida cultural de la ciudad. De nuevo es la Silva nues­
tra principal fuente de información, ya que se conserva allí un importante número
de poemas que podemos fechar durante este periodo que intercambió con otras
personas que compartían sus aficiones. Así, por ejemplo, de acuerdo con las con­
venciones sociales y literarias de la época, escribió un largo poema laudatorio para
ser incluido en los preliminares de los Diálogos militares (México, Pedro Ocharte,
15 s3) del oidor don Diego García de Palacio, con quien posteriormente volvería
a coincidir en la Audiencia de México. Por su parte, el deán de Guatemala, don
Pedro de Liébana, compuso sendos poemas que habrían de servir como prelimi­
nares para su poema alegórico La navegación del alma, así como otro destinado
a introducir la Silva de poesía, lo que nos indica claramente que ya por entonces
Salazar tenía desarrollado el proyecto de reunir su producción poética en un vo­
lumen destinado a la imprenta. Por otra parte, de estos años data su participación
en las exequias que la Real Audiencia de Guatemala realizó en 1581 en honor de la
recientemente fallecida reina doña Ana de Austria con una serie de jeroglíficos y
letras en español, portugués e italiano.
Como es lógico, sus aspiraciones sociales y profesionales no quedaban ni mu­
cho menos satisfechas con su puesto en la Audiencia de Guatemala, al fin y al cabo
una sede marginal dentro del vasto imperio americano. Se entiende, por tanto, su
deseo de poder trasladarse a alguna gran ciudad en la que, además, pudiese desa­
rrollar su vocación literaria, de ahí que solicitase al Consejo de Indias la plaza de
oidor o alcalde de corte en México.
Sus deseos fueron atendidos cuando en 1581 se le reconocieron los servicios
prestados con el nombramiento como fiscal de la Audiencia de México. Sin duda
esto suponía una importante mejora profesional, pues la antigua capital azteca se
había convertido en la principal ciudad de América y que podía entrar en compe­
tición sin problemas con las principales de España. Por otra parte, además de ser
la sede de un poderoso virreinato desde donde se regía un amplio territorio que
abarcaba desde la Florida hasta Centroamérica, pasando por las Antillas, desde
hacía años se había fundado una importante universidad y la vida social y cultural
había alcanzado un dinamismo notable.
La Nueva España era, en aquel tiempo, un mundo realmente en formación en
el que los efectos del reciente cataclismo que había supuesto la conquista habían
dado lugar a una realidad social compleja y dinámica, aunque también inestable.
La capital, pese a las rápidas reformas urbanísticas sufridas y a los nuevos edificios

15
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

levantados, era aún en buena medida heredera de la antigua Tenochtitlán y esta


mezcla de elementos viejos y nuevos se daba en todos los aspectos de la vida diaria.
Así, en ella residía una importante población proveniente de España, hijos y
familiares de los primeros conquistadores, pero también funcionarios, religiosos
y buscavidas, peninsulares o de otros países europeos, que habían acudido con
la esperanza de enriquecerse y de medrar socialmente aprovechando las nuevas
oportunidades surgidas de la conquista. Junto a ellos, en difícil equilibrio, convi­
vían grandes masas de indígenas cuya realidad social, económica y cultural aún
luchaba por adaptarse a la nueva situación; además, había una relativamente im­
portante población de origen africano formada fundamentalmente por esclavos y
criados de raza negra.
En este ambiente tenía que desarrollar Eugenio de Salazar su labor de fiscal de
la Audiencia y ello en un periodo en el que Felipe II estaba llevando a cabo una
política de reorganización y racionalización de la administración virreinal con
el fin de hacerla más eficaz y productiva. Algunas de las medidas que se estaban
tomando crearon no pocos problemas con los que la Audiencia tenía que lidiar,
como el establecimiento de nuevos impuestos, la imposición del patronato regio y
la transformación de una iglesia misionera en otra obispal en la que poco a poco
el clero regular iba siendo sustituido por el secular; etc.
Sin duda, en su condición de fiscal primero y luego de oidor, uno de los asun­
tos más importantes a los que tuvo que hacer frente, por las repercusiones que
tenía en otros ámbitos y por la polémica que se había generado a su alrededor, era
el de la defensa de los indios. Salazar expondrá las que consideraba las principales
«plagas» que determinaban su gran mortandad:
1. Los religiosos, seculares y regulares, que los desangran en su propio bene­
ficio y en el de sus conventos;
2. El trabajo en las minas;
3. Los encomenderos, que ceden sus tributos a mercaderes, quienes para re­
cuperar su dinero «entran como lobos hambrientos entre corderos»;
4. Los mercaderes y oficiales, que fían dinero a los indios para que compren
cosas que nos les son útiles y por las cuales se endeudan de manera que
luego les obligan a trabajar gratis;
5. Los corregidores y tenientes que se aprovechan de los indios para sacar
rendimiento al cargo;

16
BIOGRAFÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

6. Los procuradores, que engañan a los indios cuando se va a hacer un censo


en lugar de defenderlos;

7. Los secretarios de la Audiencia y demás oficiales de la misma, que les ha­


cen pagar los derechos por duplicado o triplicado, incluso por los actos
que en su favor hace el fiscal como defensor suyo, y sin distinguir entre
indios ricos y pobres.
Sor prende la poca importancia que concede en esta enumeración a la realidad
de las encomiendas, que se había convertido quizá en el principal caballo de ba­
talla de fray Bartolomé de las Casas en su denuncia de los abusos que se cometían
contra los indios. Recordemos que desde la llegada de los españoles a América,
se había establecido un sistema económico en el que, con la excusa de favorecer
su cristianización, junto con las tierras que se les entregaban �n pago por sus
servicios a la Corona, los nativos quedaban sometidos a los encomenderos como
mano de obra en condiciones de semiesclavitud. Sin embargo, Salazar no solo no
arremete contra ella en las comunicaciones que intercambia con España, sino que
incluso aconseja que se haga la vista gorda con la norma que se había establecido
con las Leyes Nuevas de 1542 de limitar la encomienda a dos vidas, permitiendo
una tercera sucesión e incluso una cuarta (AGI4, México, 70, R. 9, N. 127).
Aunque es cierto que en esta defensa Salazar no estaba solo, pues fueron mu­
chas las autoridades civiles y religiosas que abogaron en su favor, lo cierto es que
es fácil entender que en él pudo influir el hecho de que, como fiscal, entre sus obli­
gaciones tenía que hacer frente a una difícil contradicción: si por una parte era su
obligación defender los derechos de los indios siguiendo las normas emanadas de
las ordenanzas reales, por otra parte no podía no tener en cuenta la importancia
que para la política general de Felipe II tenían los muchos ingresos que se gene­
raban por las encomiendas o por la explotación de las ricas minas, sobre todo de
plata, de México. Por este motivo, tampoco dudó en aconsejar que se sustituyera a
los nativos americanos por mano de obra esclava proveniente de África:
Los indios, como gente flaca que es miserable e mal vestida y peor mantenida, [ ... ]
enferman e mueren [ ... ] por lo cual sería muy necesario que vuestra real persona
mande enviar desde luego cantidad de negros a esta Nueva España, que se repar­
tan entre los mineros por moderados precios [ ... ] y así cada año vuestra alteza se
servirá de ir enviando una moderada cantidad para que poco a poco los mineros

4 Archivo General de Indias.

17
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

se vayan proveyendo del servicio necesario y los indios sean excusados de este
trabajo con lo cual, mediante Dios, volverán en sí y se aumentarán (AGI, México,
217, N. 27).

En su disculpa hay que recordar que no estuvo solo a la hora de hacer esta
propuesta pues, como es sabido, en algún momento fue defendida incluso por Las
Casas, quien más tarde se arrepentiría amargamente por ello.
Otra expresión de esta contradicción en la que vivía Salazar en cuanto fiscal se
puede ver en la postura que defiende ante el problema de las tribus chichimecas
que impedían el tráfico comercial con la zona norte de México y, en especial, con
las ricas minas de plata de Zacatecas. Si por un lado, defendía las medidas mili­
tares que los diversos virreyes tomaron para asegurar la región, por otra no deja
de reconocer que el problema había surgido en buena parte por los abusos que
habían cometido los propios españoles contra los indígenas y, posteriormente,
alabaría la política destinada a atraerles pacíficamente. Sea como fuere, parece que
su labor fue del agrado del Consejo pues cuando en 1587 se propuso su nombre
para cubrir una plaza de oidor en al misma audiencia, se indica que, de la visita
que había realizado el obispo Moya de Contreras, no se derivaba ninguna razón
para rechazarlo.
Poco antes, en 1585, se produjo un hecho que debió despertar no pocas espe­
ranzas en Salazar: la llegada de un nuevo virrey, el Marqués de Villamanrique.
Este acontecimiento si por una parte acababa con un largo periodo de interinidad
en el Virreinato, por otra abría la esperanza de poder participar más activamente
en la vida cultural que se desarrollaba alrededor de la corte. Así, para recibirle,
compuso una larga composición en verso, la «Descripción de la laguna de Mé­
xico», protagonizada por los propios virreyes en figura de los pastores Alvar y
Blanca. Con ella Salazar pretendía, además, ofrecerles un retrato de la realidad
maravillosa de la capital mexicana de manera parecida a lo que hará no muchos
años después Bernardo de Balbuena en su Grandeza mexicana.
Sin embargo, el gobierno de Villamanrique no respondió siempre a las expec­
tativas despertadas: sus continuos enfrentamientos con las órdenes mendicantes
y con los obispos de México y de Tlaxcala, así como con la Audiencia de Guada­
lajara, le ganaron muchos enemigos y movieron al Consejo de Indias a sustituirle
en el cargo en 1590.
Como ya hemos señalado, Salazar había sido ascendido a oidor de la Audien­
cia de Nueva España algunos años antes, lo que supondrá una reducción impar-

18
BIOGRAFÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

tante en las comunicaciones directas con España y, por tanto, de nuestro conoci­
miento sobre su actividad posterior. Es fácil imaginar que los asuntos que llegaron
a su mesa siguieron siendo más o menos los mismos, pero que su participación
en ellos cambió algo debido a su nueva responsabilidad. Por otra parte, después
de las tensiones que marcaron el periodo precedente, el gobierno de don Luis de
Velasco, el hijo, supuso una vuelta a esa normalidad relativa que caracterizó la
convivencia de los diversos poderes durante el siglo xv1.
Durante este tiempo, Salazar mantuvo una estrecha relación con la universi­
dad: no solo se doctoró en cánones en 1591, sino que medió con las autoridades de
la metrópoli para encontrar una solución a las dificultades económicas que sufría
y ocupó el puesto de rector de la misma. Además, escribió una epístola a Fernan­
do de Herrera en la que alababa el nivel de los estudios humanísticos en Nueva
España, aunque no recibió respuesta, según él mismo afirma, porque para cuando
llegó el poeta sevillano había fallecido, hecho ocurrido en 1597.
En 1600, como culminación de una larga vida dedicada a servir al Rey en
América, Salazar es nombrado consejero de Indias y tiene que regresar a España.
Se trata de un honor en absoluto frecuente, como explica Francisco R. Calderón
(1988: 126):
El paso de un tribunal americano al Consejo de Indias fue sumamente raro y así
tenemos que el Consejo de Indias constituyó el escalafón de ascenso para los ju­
ristas peninsulares, quedando casi excluidos los americanos. Mark Burkholder ha
encontrado que durante el reinado de la Casa de Austria solo ocho personas fueron
promovidas de una audiencia americana al Consejo de Indias.

Para entonces, tenía ya setenta años y sus dos hijos habían fallecido. En 1601
hizo testamento y su mujer y él firmaron un codicilo al mismo. Como Felipe III
había traslado la corte a Valladolid, tuvo que trasladarse a esa ciudad castellana,
no sin antes escribir el que quizá fuera su último poema, lamentando la ruina en
la que quedaba su ciudad natal (Martínez Martín, 2001: 151-169). Poco después,
en 1602, moría dejando a su mujer en una difícil situación económica, como se
desprende de la ayuda que el Consejo le prestó para el entierro y para su propio
mantenimiento. Doña Catalina murió un año y cuatro meses después.

19

--
LA OBRA LITERARIA DE EUGENIO DE SALAZAR

E n su testamento, Eugenio de Salazar dejó una extensa relación de las obras


que había ido componiendo a lo largo de toda su vida (Maldonado Macías,
1992: 460-461):
13º. Dexo entre mis libros quatro escritos de mi mano, enquaderrnados en perga­
mino, los dos de marco de pliego, otro de quarto de pliego y otro de ochavo, que los
mayores están intitulados con un título que dize Casus responssa siue allegationes et
a hic lucubrationes Eugenii Sanazari. Y el título del mediano dize Repertorium la­
borum meorum. Y el del menor, que tanbién es a manera de repertorio, dize Grana
aurea vtriusque iuris, atque sacrae pagine, que todos quatro libros son de estudios
míos jurídicos. Y assimismo dexo otros dos libros escritos, el vno de mi mano y
de la de Fernando, mi hijo que está en el cielo, enquadernado en tablas y cuero
colorado en que están mis obras en verso, y cartas mías en prossa, y el otro, de
mano agena y mía, enquadernado en cuero leonado y dorada la enquadernación,
donde están las mismas Obras de poessía sacadas en limpio y algunas de las dichas
cartas en prossa. Y también dexo otra obra mía en verso intitulado Nauegación del
alma, con vna enquadernación leonada y dorada, dedicada a la Magestad del Rey
Nuestro Señor, escrita de mano [ ... ] Ruego a mis albaceas que los tres libros de
poesía referidos se guarden hasta ver si ay orden de imprimirlos, conforme a lo que
digo en la cláusula siguiente, y de los demás que he dicho de mis estudios en esta
cláusula vea cómo se podrán mejor aprobechar y de otro libro grande de marca de
pliego, escrito de mano de diversas letras, que todo él es de Auisos tocantes al buen
gobierno y seguridad de las Indias.

14°. Iten, digo que yo he procurado juntar y sacar en limpio otros estudios míos
demás de los referidos en la cláusa precediente, los quales tengo enquadernados en
vn libro qubierto con pergamino azul dorado, con vn título que dize De peculia­
ribus curiarum Noui Orbis. Y los mismos, en otro libro grande enquadernado en
cuero leonado con cintas amarillas, y otro de menos hojas enquadernado tanbién
en cuero leonado y dorado y cintas amarillas. Y esta primera obra dexo vltimamen­
te sacada en limpio, mas emendada y añadida, escrita de mano en tres cuerpos de
pliego enquadernados en pergamino, con rayas azules y cintas verdes.

Así, pues, Eugenio de Salazar escribió tanto obras jurídicas como literarias.
Por lo que respecta a las primeras, sabemos que Nicolás Antonio (1996: 362) y

21
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

León Pinelo (1982) mencionan una: De los negocios incidentes en las Audiencias
de las Indias, que Humberto Maldonado Macías identifica con la obra para cuya
publicación solicitó permiso en 1594:
De los estudios en que me he ocupado sirviendo a v. M. en las Indias, he hecho un
libro que a v. M. envío suplicando le mande ver y, si pareciere que puede ser de al­
guna utilidad para en estas partes, se sirva de mandarle aprobar con su real licencia
para la impresión. Hame animado en este trabajo la necesidad que he visto que acá
hay de resolución en los puntos que en este libro trato [ ...] di a esta obra el título de
Incidencias de las Audiencias de Indias (AGI, México, 71, R. 8, N. 101).

Y que quizá sea la misma que aún en los últimos años de su vida seguía in­
tentando llevar a las prensas, como se deduce de la carta dedicatoria que dirige
a Felipe III, incluida en el manuscrito de la Navegación del alma, donde vuelve a
recordar que ha escrito «un libro de estudios jurídicos que podría, mediante Dios,
ser útil para en aquellas partes de las Indias».
Por lo que respecta a su producción literaria, sin duda fueron las epístolas en
prosa las que hasta hace poco tiempo habían merecido más la atención de la crí­
tica. El propio Salazar incluyó cinco de ellas en el manuscrito de la Silva de poesía
(la de la corte, la de la milicia, la del mar, la de los catarriberas y la de Tormaleo),
lo que es indicio suficiente de alto valor artístico que les otorgaba. Sin embargo,
en la carta a sus hijos que precede al manuscrito, ya mencionada diversas veces,
les advirtió de que ni la de los catarriberas ni la de Asturias se publicasen «porque,
aunque tienen agudeza y erudición, son cartas de donaires y no se puede sacar
otro fruto de ellas más que el gusto de las razones».
Tomando como base las cinco de este manuscrito, Pascual de Gayangos pu­
blicó las Cartas de Eugenio de Salazar, vecino y natural de Madrid, escritas a muy
particulares amigos suyos (Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1866). De
ahí fueron recuperadas más modernamente en el vol. II del Epistolario español
(Madrid, BAE, 1965, pp. 283-310) por Eugenio de Ochoa. A ellas hay que sumar
las inéditas que Paz y Meliá recopiló en la colección Sales españolas o agudezas del
ingenio nacional (Madrid, 1902, pp. 213-276). Más modernamente Alejandro Cio­
ranescu reunió toda su producción epistolar bajo el título de Obras festivas (Santa
Cruz de Tenerife, Romerman ed., 1968). Tambien se conserva en la Biblioteca Na­
cional de Madrid otro manuscrito autógrafo (signatura Ms. 22658), en muy malas
condiciones, en el que se contienen copias de parte de ellas, además de otras cartas
inéditas (Fradejas Lebrero, 1998).

22
11111

LA OBRA LITERARIA DE EUGENIO DE SALAZAR

Por lo que respecta a su obra en verso, a pesar de haberla reunido, ordenado y


andado copiar en limpio en su Silva de poesía, sin duda pensando en una posible
rnublicación, permaneció inédita. La razón hay que buscarla no solo en la dificul­
iad que entrañaba llevar a cabo una edición como esta en la época, y más aún en
México, sino sobre todo en el hecho de que Salazar era plenamente consciente de
los prejuicios que aún existían sobre la poesía lírica:
Esta Silva de poesía no me determiné a publicarla en mis días porque aunque si
no me engaño, tiene obras que pueden salir a luz temí, por causa de mi profesión
y oficio, no tuviesen algunos a desautoridad mía publicar e imprimir obras en me­
tro castellano. No sé si esta razón cesará después de mi muerte. Comunicadlo con
amigos que sean cuerdos y graves y tengan buen voto, y si les pareciere que la obra
es tal y que mi memoria no padecerá detrimento en publicarla, hacedla imprimir.
Que si Dios es servido que yo deje acabados y impresos mis puntos de derecho, o
en estado que vosotros los podáis acabar e imprimir en mi nombre primero que
esta Silva, aún parece se podrá mejor publicar ella, pues habiéndose visto mis tra­
bajos jurídicos, no se presumirá que gasté mi tiempo en hacer metros.

Así, pues, hasta tiempos recientes, la única manera que tenían los especia­
listas que no podían acudir directamente al manuscrito conservado en la Real
Academia de la Historia de Madrid (signatura 9/5477), era la antología que hizo
Bartolomé José Gallardo en su Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos
(Madrid, 1889, t. IV). Solo más recientemente Jaime J. Martínez Martín preparó
una edición crítica publicada en el CD-ROM Textos clásicos de poesía virreinal (ed.
Antonio Lorente Medina, Fundación Tavera, 2001) reproducida parcialmente en
Silva de poesía. Obras que Eugenio de Salazar hizo a contemplación de doña Cata­
lina Carrillo, su mujer (Roma, Bulzoni, 2004) 5•
Además, Salazar es autor de otras dos obras: un largo poema alegórico, la
Navegación del alma por el discurso de todas las edades del hombre, en el que
predomina el tono moralizante. Escrito en tercetos encadenados, aprovecha su
profundo conocimiento del léxico marinero para describir la vida del hombre a lo
largo de los siete periodos en que se ordena: infancia, puericia, adolescencia, ju­
ventud, madurez, senectud y decrepitud. Se encuentra depositado en la Biblioteca
Nacional de Madrid (signatura Ms. 3669) y ha sido editado por Jessica C. Locke

5 Estando ya en prensa este volumen, llega a mi conocimiento la existencia de una tesis


doctoral de Agustín Yeray Morales Álamo titula La obra poética de Eugenio de Salazar.
Edición y estudio defendida en la Universidad de La Laguna (España) en 2015.

23
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

(México, El Colegio de México, 2011) y más recientemente aún por José Ramón
Carriazo y Antonio Sánchez Jiménez (New York, Idea, 2018). El hecho de que la
dedicatoria vaya dirigida a Felipe III y de que se nombra a sí mismo como miem­
bro del Consejo de Indias nos indica que, aunque su génesis pudo ser más larga
(los textos preliminares remiten incluso a su residencia en Guatemala), aún seguía
teniendo esperanza de poder publicarla en los últimos años de su vida.
Por último, Salazar es también autor de una Suma de arte de poesía, pequeño
tratado que, por las apostillas eruditas que escribió al margen, no debía estar pen­
sado para un uso personal aunque hoy día nos resulte imposible determinar con
seguridad quiénes eran sus destinatarios directos (¿quizá sus hijos?). Descubierto
y estudiado por Víctor Infantes (1990: 529-536) en la British Library (signatura
1322, K. 13 (n. 17), ha sido editado recientemente por Martha Lilia Tenorio (Méxi­
co, El Colegio de México, 2010). En ningún caso tiene pretensiones de originali­
dad, sino que se limita a resumir algunas ideas difundidas en la época tanto por
los teóricos como por los grandes autores: «Suma del arte de poesía colegida de la
teoría expresa de diversos autores y de la práctica y lección de los más excelentes
poetas latinos, proenzales, italianos y españoles».

24
LA SILVA DE POESÍA 6

e orno hemos ya señalado, Eugenio de Salazar es autor de una extensa obra


poética que fue escribiendo a lo largo de muchas décadas. Con el paso de
los años, decidió reunirla en un volumen en el que seleccionó aquellas composi­
ciones que quería conservar, las corrigió y las ordenó. Él mismo, en el paso de su
testamento que hemos citado precedentemente, nos indica que hizo al menos dos
copias del volumen:
Assimismo dexo otros dos libros escritos, el vno de mi mano y de la de Fernando,
mi hijo que está en el cielo,.enquadernado en tablas y cuero colorado en que están
mis obras en verso, y cartas mías en prossa, y el otro, de mano agena y mía, enqua­
dernado en cuero leonado y dorada la enquadernación, donde están las mismas
Obras de poessía sacadas en limpio y algunas de las dichas cartas en prossa.

Todo ello nos indica que en él existió desde muy pronto una firme voluntad
editora, que llega al extremo de imponer a sus hijos unas reglas muy estrictas y
minuciosas sobre cómo debía llevarse a cabo la impresión de sus poemas tras su
muerte. Sin embargo, por motivos que él mismo nos señala, este deseo no se llevó
nunca a cabo: el miedo a que su dedicación a los versos fuese entendida como una
frivolidad en alguien de su posición, de acuerdo con una cierta mentalidad de la
época que entendía que la lírica era un género menor.
Así, pues, por lo que es fácil intuir, Salazar mantuvo siempre su condición de
poeta en el ámbito privado de su intimidad. Es cierto que allá donde iba gustaba de
entrar en contacto con personas que compartían su afición por las letras y que inter­
cambiaba poemas con ellos; también lo es que en ocasiones participaba con versos en
algunas celebraciones públicas y que no dudaba en dedicar algunas a determinados
personajes de la familia real o a los virreyes, probablemente con el fin de ganarse su
favor; sin embargo, la ausencia de referencias externas a su figura como poeta y el
hecho de que sus versos no aparezcan recogidos en otros manuscritos, parece indi-

6 El estudio que sigue sobre la Silva de poes{a es en lo fundamental un resumen de las ideas
que expuse de manera más amplia en mi estudio Eugenio de Salazar y la poesía novohispa­
na (2002), dado que considero que siguen siendo válidas.

25
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

carnos que su poesía más íntima y personal quedó relegada a un nivel familiar al que
es fácil suponer que tenían acceso muy pocos amigos íntimos. Además, esta hipótesis
la confirma el propio autor en la dedicatoria a su mujer que precede a la primera
parte de la Silva:
Solamente mi musa en esto se ocupa para alguna recreación vuestra y gránde con­
tento mío. Y para le dar, señora, alguna vez a algún particular amigo mostrándole
alguna cosa de las que aquí, por amor y servicio vuestro, escribo (fols. 2v-3r).

Por tanto, Salazar tenía una alta consideración de sí mismo como poeta y de su
obra, a la que consideraba digna de permanecer y de ser editada, y con la que es­
peraba conseguir algún día la gloria literaria. Por todo ello, la fue reuniendo en un
manuscrito del que, debido a las continuas correcciones y añadidos, fue necesario
hacer una copia que encargó a un profesional, que es la que conservamos hoy. Sin
embargo, con el paso de los años, mostrando una verdadera vocación de perfec­
ción literaria, continuó corrigiendo y ampliando, lo que originó nuevas variantes
y cambios de opinión sobre la ubicación de algunos poemas dentro del conjunto e
incluso sobre la conveniencia de conservar o no otros.
Pese a ello, la Silva se presenta ante nosotros como un volumen aparentemente
bien estructurado, si bien de un estudio más profundo resulta evidente que Sala­
zar no ha conseguido siempre dar al volumen una organización interna sólida:
-Primera parte: en ella se recogen «las obras que Eugenio de Salazar hizo a
contemplación de doña Catalina Carrillo, su amada mujer», es decir, su poesía
sentimental. A su vez, se compone de dos secciones:
a. Las composiciones pastoriles;
b. La «segunda parte de la primera de la Silva» que, como veremos, se orga­
niza en su mayor parte a la manera de un cancionero petrarquista.
-Segunda parte: en la que se recogen las «obras que el autor compuso a con­
templación de diversas personas y para diversos fines», es decir, las obras de cir­
cunstancias, fundamentalmente en alabanza de personas de la más alta condición,
como Felipe II y otros miembros de la familia real ( el príncipe don Carlos, Isabel
de Valois, la princesa Isabel Clara Eugenia, etc.); de los virreyes Marqueses de Vi­
llamanrique y otros altos personajes de la política de la época con los que Salazar
tuvo alguna relación; o de amigos suyos. Además, hay un grupo de composiciones
de carácter funeral; y también incluye un pequeño corpus de poesía satírico-bur­
lesca que retoma el tono humorístico de sus epístolas.

26
LA SILVA DE POESÍA

-Tercera parte: «contiene las obras de devoción del autor», es decir, su obra
de tres:
de carácter religioso. A su vez se subdivi en
a. «Primera parte de la tercera, en que están las obras pastoriles»;
b. «Segunda parte de la tercera de la Silva, en que se contienen las obras en
metro castellano»;
c. «Tercera de la tercera parte de la Silva de poesía de Eugenio de Salazar en
que hay sonetos y líricos y psalmos y otras obras».
Así, pues, por lo que atañe a la división principal en tres partes, está claro que
el criterio organizador más importante es el receptor: doña Catalina Carrillo en
la primera; diversas personas unidas al autor por algún vínculo social o personal
en la segunda; y Dios en la tercera. Un segundo criterio general sería el temático,
pero este solo se aplicaría de manera rigurosa a la primera (poesía sentimental) y
a la tercera (religiosa), mientras que en la segunda se mezclan otros (poesía lau­
datoria, funeral, satírico-burlesca, etc.) de manera desordenada. Por último, en el
interior de la primera y de la tercera partes, se establece una subdivisión basada
de nuevo en criterios diversos: el genérico (poesía pastoril vs. cancionero petrar­
quista) o bien se mezclan de nuevo el genérico con el métrico (poemas pastoriles
por una parte; versos escritos en metro castellano frente a versos escritos en metro
italiano). Naturalmente esta convivencia de criterios distintos y no siempre cohe­
rentes explica que en ocasiones no resulte clara la inclusión de un poema en una
u otra sección más allá de la mera voluntad del autor.
No puede sorprender este tipo de estructura porque para finales del s. xvr el
gran modelo de libro de poesía del Renacimiento, el Canzoniere de Petrarca, había
entrado en franca decadencia. En su lugar, para esos años, cada vez más se va a
imponer el modelo que predominará en el Barroco (Di Benedetto, 1996: 25-26),
basado en la variedad de formas y asuntos:
Existía además la multiplicidad de registros que cada poeta presentaba en sus ten­
tativas de abarcar todos los temas y todos los estilos o de brillar en cualquier géne­
ro. La unidad poemática de los cancioneros petrarquistas solo se da ocasionalmen­
te; los libros de poesía presentan una enorme variedad que o bien viene clasificada
por temas o por criterios métricos. Aun así las Rimas, Obras, Musas o Florilegios de
autor único tienden a ordenar la materia y hasta a jerarquizarla, desde lo religioso
a lo burlesco, si se trata de una división temática; o desde el soneto y la octava al
romance o la letrilla satírica, si se hace una disposición por criterios métricos (Egi­
do, 1990: 33).

27
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

La preferencia por este tipo de estructura se pone de manifiesto en la elección


del propio título, pues desde al menos la Silva de varia lección de Pero Mexía el
término «silva» aparecía marcado para los lectores como sinónimo de variedad,
de mezcla confusa de elementos diversos, lo cual no quiere decir que «aunque
aparentemente procede, pues, como desafío a toda composición lógica, pueden
descubrirse criterios y principios rectores» (Rallo, 1987: 81).

PRIMERA PARTE: LA POESÍA SENTIMENTAL

En la dedicatoria que precede a la primera parte de la Silva, Salazar establece una


relación directa entre su obra y la de otros poetas que le precedieron, como Ausias
March, Petrarca, Garci Sánchez de Badajoz y Garcilaso de la Vega. Le elección de
estos autores no es casual pues todos ellos se habían convertido en grandes mode­
los del poetizar sentimental en las distintas tradiciones que convivían en la España
del siglo x v1: desde la escrita en metro castellano, heredera de los grandes autores
cancioneriles del xv, a lo mejor de la moda italianizante. Aunque no se atreve a
situarse por encima de ellos, sin embargo sí deja claro que, en su opinión, su obra
tiene un elemento que la hace superior:
Excelentes poetas ha habido, muy amada esposa y señora mía, que han empleado
las fuerzas de sus ingenios en perpetuar con la pluma y publicar y ensalzar con sus
cantos las virtudes, hermosura y gracias de damas que sus corazones amaron, aun­
que no fueron con ellas por matrimonio conjuntos. A estos enamorados escritores
por aventura solo movió el amor que en sus damas puesto tenían. Pero a mí no
solamente esta causa, aunque está en mi corazón tan viva, ni el ñudo matrimonial
que con vos, mi señora, me ha hecho uno (fol. 2r).

Así, pues, es el carácter moral de sus obras, dirigidas a su propia mujer, lo que
las eleva por encima de tantos versos a los que se reconoce un gran valor literario,
pero que ya habían sido objeto de crítica por parte de algunos religiosos por ale­
jarse de las rígidas normas sociales del momento.
Como ya hemos señalado anteriormente, el corpus sentimental se estructura
en dos grandes núcleos: uno primero que recoge las obras pastoriles y otro cuyo
criterio organizador no se declara pero que no es otro que el modelo del Canzo­
niere de Petrarca. Ambos comparten muchos elementos, desde la tradición métri­
ca, las fuentes literarias en las que beben e incluso una misma filosofía amorosa de
carácter neoplatónico, si bien en este punto, como veremos, se producirá una serie
de incoherencias cuya importancia no será menor.

28
LA SILVA DE POESÍA

l. LAS OBRAS PASTORILES

La recuperación de la tradición grecolatina heredera de los Idilios de Teócrito y,


sobre todo, de las Bucólicas de Virgilio en el Renacimiento se vio favorecida por
todo un conjunto de elementos que explican en buena medida su éxito entre auto­
res y público. Por una parte, se trataba de una tradición que, gozando del prestigio
de su pasado gracolatino, no disponía de una poética rígida, lo que permitía a los
escritores modernos asumirla con una gran libertad. Paralelamente, el universo
pastoril mostraba una gran flexibilidad para adaptarse a los más distintos géneros,
lo que explica que podamos encontrarlo en poesía, prosa, teatro, etc. Pero sobre
todo, el mundo bucólico representaba para el hombre del Renacimiento un ideal
humano y cultural en el que recrear artísticamente mitos y tópicos recurrentes en
la civilización occidental desde la antigüedad como el de la Edad de Oro, las opo­
siciones campo/ciudad, otium/negotium y otros.
La influencia de las Bucólicas fue enorme en la literatura europea desde la
Edad Media, hasta el punto de que Curtius ha llegado a decir que «quien solo haya
leído la Eneida no conoce a Virgilio. La influencia de las églogas es casi tan grande
como la de la Eneida [ ... ] no es exagerado decir que quien no tenga en la cabeza
este poemita no tendrá tampoco la clave de la tradición literaria europea» ( Cur­
tius, 1989: 1, 273). Baste recordar, como prueba de lo dicho, que si la enseñanza
del latín durante este periodo se centraba en las obras de Virgilio, solía iniciarse
precisamente con la égloga 1.
Se crea, así, un modelo poético caracterizado por una precisa sistematización
tópica que sucesivamente encontraremos en la mayor parte de los autores moder­
nos del género (López Estrada, 1974: 75-94): en primer lugar impone un determi­
nado protagonista, el pastor, marcado por una serie de convenciones literarias la
más importante de las cuales es su condición de poeta. Este personaje vive en un
mundo idílico, la Arcadia, en el que conviven pastores y dioses de la mitología
clásica (Apolo, Pan, ninfas, etc.). Dicho espacio aparece definido por una serie
de elementos retórico-poéticos férreamente sistematizados en el topos del locus
amoenus. Ahora bien, este espacio, heredero del mito de la Edad de Oro, que ga­
rantiza el desarrollo del otium bucólico frente al negotium urbano, debe conservar
algunos elementos extraídos de la realidad histórica, de ahí las referencias a las
actividades propias de los pastores y a las tradiciones rurales, a las creencias en la
magia, a los juegos pastoriles, etc. Y, cómo no, al canto, ejercicio fundamental del
pastor-poeta, a través del cual se pone en comunión con la naturaleza, que puede

29
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

participar, así, de los sentimientos humanos, lo que explica la importancia funda­


mental en este modelo poético de la figura mítica de Orfeo.
Además, a Virgilio pertenecen algunas novedades que habrán de convertirse
en fundamentales en la tradición posterior, como las reflexiones sobre los acon­
tecimientos del presente histórico del poeta (en las églogas I y IX se representa el
drama de los expropiados en favor de los veteranos del ejército); la introducción
del elemento alegórico (recuérdese la importancia histórica que tuvo, en este sen­
tido, la égloga nn en la que se anuncia el nacimiento de un niño que traerá al
mundo una nueva Edad de Oro); las referencias autobiográficas (desde los prime­
ros tiempos los comentarios a la obra identificaron a los diversos personajes con
Virgilio y con su núcleo de amigos lo que, siempre que se garantizase la conven­
ción literaria, permitirá su desarrollo cortesano); y las meditaciones de carácter
metaliterario (baste recordar que el propio autor hace explícita su conciencia de
la aparente contradicción que existe entre el estilo humilde que la caracteriza y la
estilización literaria que adquiere el género precisamente gracias a él).
Aunque ya Dante había escrito dos églogas en latín, fue Petrarca (y con él sus
seguidores italianos) quien supo adaptar el género clásico a la literatura europea
moderna, si bien en él aún siguen presentes huellas de la tradición medieval. Sin
embargo, sentó las bases de su éxito posterior, que fue tal que según María Corti
durante el s. xv se vivió allí una verdadera «epidemia bucólica». Pero fue sobre
todo el gran éxito de la Arcadia (1504) lo que permitió su rápida difusión por toda
Europa hasta convertir a la novela de Sannazaro en uno de los libros más leídos
e influyentes del periodo. En él, el escritor napolitano supo crear una estructura
peculiar en la que aprovecha la tradicional mezcla de prosa y verso que ya estaba
presente en el Ameto y en el Ninfale fiesolano de Boccaccio; además, limita la ac­
ción supeditándola al característico tono quejumbroso producido por los largos
lamentos amorosos de los pastores.
Pese a que la acción se sitúa en un espacio utópico y acrónico propio del mito,
la narración no pierde un sutil nexo con la realidad exterior mediante las refe­
rencias al exilio del autor, encarnado en el pastor Sincero. Además, el ambiente
pastoril esconde un importante elemento de carácter cortesano, a través del cual
podemos contemplar la Arcadia como la literaturización de la Nápoles perdida, de
su vida de corte, de los amigos de Sannazaro, muchos de los cuales están presentes
directamente en la narración ( Caritero es el pastor Barcinio y Pietro Summonte es
Summonzio, mientras que Francesco Caracciolo y Pontana aparecen nombrados
directamente):

30
LA SILVA DE POESÍA

Lo stretto rapporto tra letteratura in volgare e ambiente cortese e ben evidente nell'
Arcadia [ ... ] Motivo di fondo dell' Arcadia e il suo presentarsi come una creazione
che proietta sullo sfondo favoloso la societa letteraria napoletana, idealizzata e per­
fezionata nel sogno arcadico, che rappresenta non tanto il capovolgimento in posi­
tivo della realta, quanto la prosecuzione, se non la consacrazione a futura memoria,
del mondo reale e concreto, delle stesse abitudini di corte (De Blasi, 1988: 277).

Faltaba poco, por tanto, para que del modelo todavía fuertemente virgiliano de
Sannazaro, la égloga derivase hacia un paradigma totalmente cortés cuya fuente prin­
cipal no podía ser otra que el Petrarca del Canzoniere, recuperado por Bembo por
aquellos años como paradigma del poetizar en vulgar. Como consecuencia, la poesía
bucólica italiana abandona durante el Renacimiento la variedad temática que la ha­
bía caracterizado desde sus orígenes, convirtiéndose fundamentalmente en un cauce
para la introspección amorosa según el modelo petrarquista y, en último instante,
para la realización de un ideal literario cortesano. Así, el juego galante, los lamentos
de los caballeros por la dureza de las damas y la meditación sobre el amor siguiendo
los tópicos del neoplatonismo hallarán en el disfraz pastoril una nueva posibilidad de
expresarse. En consecuencia, se favorece contemporáneamente una tendencia a ele­
var al género del nivel humilde al que le relegaba la tradición retórica (Egida, 1985).
La influencia que el modelo de Sannazaro tuvo en España es fácil de entender
si tenemos en cuenta la importancia que en la formación poética de Garcilaso tuvo
su estancia en Nápoles y su colaboración con la Academia pontaniana, cuyo figura
principal hasta poco años antes de su llegada había sido precisamente el autor de
la Arcadia. Gracias a esa experiencia el toledano consiguió perfilar un modelo
pastoril basado principalmente en las Bucólicas virgilianas, pero donde también,
en un claro ejemplo de esa imitación ecléctica defendida por los más importantes
humanistas, juegan un importante papel los grandes clásicos (Horado y Ovidio,
por ejemplo), así como los más significativos poetas renacentistas (el propio Pe­
trarca en primer lugar, pero también Tansillo y otros). De esta forma conformó
un paradigma eclógico que reúne lo mejor de la tradición anterior al tiempo que
la supera mediante su personal sensibilidad artística, convirtiéndose precisamente
por esto en el gran modelo al que mirarán desde ese mismo momento todos los
poetas españoles que apostaban por seguir esa senda (Lapesa, 1985: 115).
Así, pues, a partir de Garcilaso podemos considerar perfectamente adaptada
entre nosotros esta tradición renacentista, que es, en definitiva, a la que remite
Salazar en su Suma de arte de poesía cuando intenta explicar las características
del género:

31
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Esta poesía ha de tener una sencillez alegre, una ufanidad alegre y honesta, sin
doblez. La sentencia llana y cierta. Tenga gala y arte sin afeite y un ahínco pastoril
el motivo. En la relación, un orgullo. Rudo el metro. Vaya con cualque brinco y no
muy agudo el sentido, sino llano e inteligible, sesudo y no muy filosofal. Trate con
las hierbas y flores del campo, con los árboles del monte, con las frutas más silves­
tres, con la leche, queso, mantecas, con su ganado, con los instrumentos de música
pastoriles. Las comparaciones y juramentos sean de estas cosas silvestres de que
verisímilmente se entienda que el pastor pudo tener noticia y no de cosas más altas
y fuera de su trato y conocimiento porque se perdería el decoro de este estilo [ ...]
Y todo lo pastoril vaya tan bien trabado uno con otro y de tan buen sentido que
aquel a quien pareciere fácil lo imite con mucha dificultad. Si dos pastores o más
cantaren, corresponda el uno al otro en la generalidad de término respondiendo
con loor a loor, con metáfora a metáfora y con comparación a comparación y no
más ni menos versos en la vez del uno que en la del otro. Mas cuando no cantan,
sino hablan, no es menester siempre guardar esta igualdad ni correspondencia del
número ni de los términos del verso (Salazar, 2010: 109-110).

A continuación Salazar introduce una serie de términos que son propios de


estas composiciones y que tienen que ver con los árboles, frutas, hierbas y flores,
lugares donde pueden estar los pastores, animales y aves.
De esta exposición, lo que más llama la atención es el hecho de que Salazar ca­
racteriza al género principalmente por sus aspectos retóricos y por la necesidad de
guardar en todo momento el decorum. Es decir, insiste en mantener al menos for­
malmente a las églogas en ese lugar bajo que tradicionalmente le habían asignado
los tratadistas, rompiendo con esa línea, ya señalada, que había ido elevando el
género con un estilo más refinado. Sin embargo, para no caer en excesos, advierte
de que los términos pastoriles que se incluyan «no sean de los muy comunes que
en farsas se suelen usar». Es decir, Salazar rechaza el recurso a una lengua muy
vulgar, el sayagués, con la que se había caracterizado a los pastores en el teatro q.e
Juan del Encina, Lucas Fernández, etc., modelo al que sí se acercará en los poemas
escritos en verso castellano.
A partir, pues, de esta base teórica, Salazar se propone llevar a cabo un corpus
de tema pastoril en el que se alternan seis églogas, siete sonetos, dos madrigales y
una «glossa y canción pastoril» (además, el conjunto incluye una larga composi­
ción en verso cancioneril, «Reportamiento del alma», que como vamos a ver no
pertenece, en realidad, a este primer libro de la Silva). Pero lo más característico
de este conjunto es que no se compone de composiciones independientes entre
sí; sino que aparecen unidas por una sutil línea narrativa que hace que de alguna

32
LA SILVA DE POESÍA

manera podamos seguir el desarrollo de la pasión amorosa de los protagonistas, el


pastor Eugonio y la pastora Carilia, detrás de los que se esconden el propio autor
y su mujer.
No sabemos si este plan estuvo en la mente de Salazar desde el principio aun­
que parece lógico pensar que fuese escribiendo las églogas de manera indepen­
diente unas de otras y que, en algún momento, quizá coincidiendo con su deseo
de reunir sus obras en un volumen lo más estructurado posible, decidiese darlas
también una cierta coherencia interna.
Era habitual que muchas églogas (por ejemplo, en Garcilaso) se abriesen con
una dedicatoria en la que, al tiempo que el poeta intenta ganarse la benevolen­
cia de su receptor inmediato, aprovechase para hacer explícitos algunos puntos
esenciales de carácter metaliterario con los que asentar la teoría que sustentaba
su obra. En el caso de Eugenio de Salazar, favorecido sin duda por ese carácter
unitario que quiere dar al conjunto, esta dedicatoria/introducción se expresa en
un poema autónomo denominado «Canto».
De acuerdo con lo que acabamos de señalar, el poeta se dirige a su receptora,
«su dulce amor y amada esposa», con dos series anafóricas: una de interroga­
ciones retóricas, en las que el poeta se pregunta quién podrá ser el destinatario
de su canto:
¿A quién cantaré líricos cantares?
¿A quién galanos versos amorosos?
¿A quién haré yo rimas bien medidas?
¿A quién celebrará mi ardiente musa?
¿A quién hará suave son mi lira?
¿A quién en verdes campos mi zampoña? (vv. 1-6);

seguida de otra, que sirve de respuesta a la anterior, en la que se especifica a quién


está hablando:

A ti, mi dulce y amada esposa;


a ti, que resplandeces en virtudes;
a ti, que en hermosura y gracias admiras (vv. 7-9).

Una vez establecido el receptor inmediato de sus poemas, busca ganarse su


favor recurriendo a la captatio benevolentiae: para ello alaba sus muchas virtu-

33
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

des, que la sitúan en una posición tan alta que ningún poeta, no solo él, podría
merecerla:

[ ...] no digo mi lira, que es tan baja,


mas la que fue en los mares acatada,
ni aquella arpa del divino Orfeo,
ni el alto canto del heroico Homero,
ni del gran mantuano la zampoña,
podrá llegar al pie de esta alta cumbre (vv. 31-36).

Donde vemos claramente la huella de la «Ode ad florem Gnidi» de Garcilaso


(«Si de mi baja lira ... »), casi como si de una declaración de intenciones se tratase.
Con lo que, de paso, da entrada a otro elemento en el que quiere insistir: la humil­
dad de su ofrenda («es no poco ruda mi zampoña», v. 51).
Al tiempo, retoma el tópico de la poesía como descanso en medio de otras
actividades más serias: militares o la caza si de un noble se tratara; las actividades
propias de una dama de alta posición, en el caso de que se dirija a una mujer:
«cuando de la delgada holanda y seda / y de los hilos señoriles de oro / pasados
con la aguja levantes» (vv. 76-78).
Además, ofrece algunas pistas de carácter metaliterario: la ambientación con­
cuerda con el locus amoenus propio de la bucólica («agradable prado [ ...], po­
blado de mil flores y verduras»); el tema será el amor («Verás tan bien pintados
mi efectos / del verdadero amor y fe tan pura / que sola en ti, alma mía, puesta
tengo», vv. 91-93); el pastor está en representación de sí mismo («Eugonio algunas
veces me nombrando», v. 97) y la pastora será la propia doña Catalina («Aquí [...]
/ verás tu hermosura y bella gracia», v. 84). De esta manera, Salazar rompe con la
norma de mantener oculta la personalidad real de la amada bajo un sobrenombre
o senhal; sin embargo, se explica esta decisión desde el momento en que, como ha
dejado claro en la dedicatoria, en su caso sus amores son legítimos y morales por
dirigirse a su esposa, por lo que guardar el secreto ya no es una necesidad.
He señalado anteriormente que la inclusión de la referencia garcilasiana a la
«baja lira» podía considerarse como una declaración de intenciones en cuanto
supone poner encima de la mesa desde el primer momento el gran modelo que va
a marcar el camino de las églogas de Salazar. Esta idea se confirma con el primer
verso del soneto que abre, strictu senso, el corpus pastoril: «Salid del agua pura,

34
LA SILVA DE POESÍA

cristalina», que remite claramente al v. 239 de la Égloga I del toledano: «Corrientes


aguas puras, cristalinas».
Se trata, en realidad, de una invocación a las ninfas, faunos y otros personajes
habituales de las selvas arcádicas (Pan, Ceres) y a la «silvestre musa» (v. 13) para
que ac udan a escuchar su canto, algo más propio en realidad de otros géneros,
como el épico. Pero el hecho de que haya elegido una forma métrica como el
soneto, que originariamente era ajeno a la tradición bucólica, permite entender
su marcado carácter cortesano, de acuerdo, como ya hemos advertido, con la evo­
lución del género a lo largo del s. xv1 tanto en Italia como en España (Cetina,
Hernando de Acuña, etc.).
Es obvio que si la égloga se caracterizaba por su carácter disperso y meditativo,
consecuencia de la ausencia de un metro que impusiese unos límites determina­
dos a los autores, el soneto, por sus propias características métricas, en cambio,
exigía una concentración temática, un razonamiento rápido y lógico que pudiese
acogerse a los catorce endecasílabos en los que tenía que encerrarse. Esto hace
que, a menudo, podamos encontrar composiciones en las que el elemento pastoril
se reduce a un nombre bucólico o a una breve referencia a un paisaje idealizado,
pero en el que el tema escapa a los límites del género. Estaríamos, pues, realmente
ante poemas sentimentales de perfil petrarquista y finalidad cortesana.
Con la Égloga I entramos de lleno plenamente en el universo poético bucólico
de la Silva, pero lo hace con un elemento de ruptura que la coloca fuera de cual­
quier modelo tradicional. Y es que el metro elegido no pertenece ni a la tradición
italiana ni a la castellana; en realidad se trata de una forma habitual en la poesía
francesa que Salazar describe en la Suma del arte de poesía de la siguiente manera:
Proceden de cuatro en cuatro versos poniendo en cada cuarteto dos consonantes
diversos en primero y segundo verso y luego el tercero corresponde al primero y
el cuarto al segundo. Y el cuaternario siguiente se traba del precediente correspon­
diendo el primer verso al postrero del precediente cuaternario» (Salazar, 2010: 191).

En definitiva, se trata de series de estrofas de cuatro endecasílabos con rima


alterna que se encadenan a la sucesiva de manera que la rima de los versos 2 y 4 de
cada una se repite en el 1 y 3 de la siguiente, es decir, ABAB BCBC CDCD DEDE ...
Termina afirmando que este metro es bueno para cantos y capítulos y que admite
«todas materias» (p. 192). Como vemos se trata de una forma que presenta no
pocos elementos comunes con los tercetos encadenados, uno de los metros predi-

35

-
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

lectos para las églogas -lo habían usado, por ejemplo, Sannazaro y Garcilaso-,
lo que explica su uso en la poesía pastoril de Salazar.
Desde luego resulta necesario buscar una explicación a una decisión métri­
ca tan extraña, que suponía romper con la norma más habitual tanto en España
como en Italia. Muy probablemente hay que buscarla en la relación ya señalada
durante sus años de estudiante en Alcalá con don Juan Hurtado de Mendoza, ma­
drileño como él, autor de El buen plazer trobado (Alcalá, 1550), cuyo título reza:
«Buen plazer trabado en treze discantes de quarta rima castellana según imitación
de trabas francesas ...». En el prólogo (Hurtado de Mendoza, 1956: 10), el autor
dice que ha compuesto en verso latino, castellano e italiano, pero que ha decidido
imitar además las trovas francesas:

assí por su buen arte y beldad,


como porque es plazer la variedad,
y porque quien curioso es en la nuestra,
de la francesa troba tenga muestra.

Dámaso Alonso señala que este deseo consciente de innovar remitiéndose a


otras tradiciones extranjeras ajenas a la italiana, en concreto a la francesa, forma
parte de una corriente de mediados del siglo XVI que no tuvo mayor éxito en
nuestra lengua (Alonso, 1960: 91), lo que parecería remitir la composición de este
poema a aquellos años.
Esta cronología se confirma con la referencia a la Égloga m a los «zamoranos
campos», lo que parece sugerir su estancia en aquellas tierras, en la raya de Portu­
gal, como juez en uno de sus primeros encargos oficiales. Además, si seguimos con
atención los discursos de Eugonio, parece que en las primeras composiciones se
intuye un momento en el que la relación con Carilla aún es la de pretendiente; en
contraposición con la Égloga IV, en la que una apostilla nos indica claramente que
se escribió «Después de desposado con su Carilia».
Así, pues, todo parece indicar que sus églogas pueden considerarse, al menos
en buena parte, obras de juventud. No obstante, también conviene recordar que,
desde Virgilio, este tipo de afirmaciones se había convertido ya en un tópico (entre
nosotros, por ejemplo lo podemos ver en Herrera):
le egloghe sciolte [ ...] rappresentano la fase della sperimentazione dei mezzi artis­
tici offerti da un dato sistema letterario; fase normale in un artista che inizia, privo
ancora di una propria tecnica, aderente agli schemi contenutistici, formali e metrici
di una speciale tradizione (Corti, 1969: 285).

36
·---------------�
LA SILVA DE POESÍA

Por lo que respecta a la estructura, hay que recordar que el género ofrecía va-
s:
rias posibilidade
La mayoría de las églogas clásicas se conformaba a una de las siguientes categorías
formales: estructura monódica o canto de una sola voz; estructura dual o aque­
lla en la que dos pastores cantan sus lamentos, ya sea en forma de duelo o como
cantos simétricos, pero separados [ ... ] La distinción entre estas dos modalidades,
una en la que habla el poeta directamente por sí mismo o por medio del discurso
citado del personaje, otra en la que el poeta hace hablar o actuar a los personajes
introducidos, remite a la caracterización aristotélica de las maneras de imitación
y a su codificación por Diomedes: el genus activum vel imitativum se definía por
la ausencia de la intervención del poeta como se realiza en las formas dramáticas;
el genus enarratívum en que solo habla el poeta; y el genus commune o míxtum en
el que alternan las voces del poeta y de los personajes, tal como se dio en la poesía
épica (Schnabel, 1996: 39 y 86-87).

De esta manera, la Égloga I se organiza como una composición monódica ya


que hay un único pastor que habla, Eugonio. La modalidad enunciativa responde,
en cambio, al genus mixtum (y esta será la forma claramente predominante en
Salazar), toda vez que existe una voz poética ajena al pastor que introduce narrati­
vamente el monólogo a la manera de lo que ocurría en la Égloga II de Virgilio o en
la 1 de Garcilaso. Esta voz también podremos documentarla en algunos sonetos,
como por ejemplo el que empieza «Iba un pastor, que Eugonio se llamaba», donde
ocupa los dos cuartetos, mientras que los tercetos, en una estructura muy típica
del soneto renacentista, darán la palabra en primera persona al pastor.
El poema, pues, se divide en dos partes: una inicial, formada por las dos pri­
meras estrofas, en la que la voz poética introduce a Eugonio y presenta las circuns­
tancias externas. A través de él vemos al pastor que, desesperado, se esconde en lo
más inaccesible del bosque, se recuesta en un roble y llora apoyado en el cayado.
En la segunda, el pastor se expresa en estilo directo, si bien la voz narrante volverá
a introducirse en el discurso («dice el pastor ansioso»), lo que recuerda que es ella,
en realidad, la que está refiriendo el canto.
El poema es, fundamentalmente, un lamento amoroso en el que el pastor se
queja por la dureza de la pastora, que le está conduciendo a una muerte deseada.
Su llanto, como ya hemo indicado, denota repetidamente la base garcilasista de
la poesía pastoril de Salazar con sintagmas que, si bien beben de una lengua co­
mún, parecen remitir por su insistencia al toledano como «selva umbrosa», «tigre
hircana» o «tu lengua muda».

37
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

No obstante esto, sea por la estructura ya señalada, sea por su longitud, solo
40 versos, el poema se aleja del modelo garcilasista y se acerca más al virgiliano o
sannazariano en donde no son extrañas composiciones de tamaño semejante. Es
el caso de la Égloga 1111 del mantuano, 63 versos, o, sobre todo, la VII de la Arcadia,
39. Esta última también presenta el monólogo desesperado de un único pastor, si
bien aquí se trata de una composición perfectamente monódica gracias a que la
función de la voz poética externa es asumida por la prosa correspondiente que
envuelve el canto.
Como es habitual en la Silva, entre égloga y égloga, el poeta intercala poemas
más breves, principalmente sonetos o madrigales cuya función sería la de ofrecer
una pausa rebajando la tensión amorosa al tiempo que hacen avanzar la narración
de la historia sentimental. En el caso del soneto siguiente, se nos sitúa ante otra de
las características que será posible percibir en su poesía: la marcada presencia de
rasgos típicos de la literatura cancioneril en las composiciones en verso italiano:

Del río Guadarrama en la ribera,


Eugonio, su ganado apacentando,
la bella vista que ama deseando,
espera congojoso y desespera.
Para venir si esperas que yo muera,
decía el pastor, ya yo Carilia amando
he por ti muerto y muero a ti esperando
y lo que por más de ti se espera.
Espero ver el venturoso punto
en que tu corazón ha de ablandarse
(¡ay triste, cuánto espero y desespero!)
y si esto es por demás de ti esperarse,
espero al menos verme presto junto
con una muerte al fin de cuantas muero.

Como es sabido, cuando Boscán y Garcilaso inician el proyecto de adaptar


los metros italianos en España, lo hacen rompiendo con una larga y prestigiosa
tradición anterior que había dado poetas de merecido prestigio (Santillana, Mena,
Manrique, etc.). Como era de esperar, pues, hubo no pocos autores que se resis­
tieron y que atacaron a la nueva propuesta por su carácter extranjero (Cristóbal

38
·---------------�
LA SILVA DE POESÍA

entre otros). Aunque al final el triunfo de la poesía italianizante


de Castillejo,
fue rotundo, sin embargo no implicó en ningún caso la desaparición del poetizar
tradicional, de ahí que fueran muchos los escritores que no tuvieron ningún pro­
blema en alternar uno y otro sistema (Diego Hurtado de Mendoza, Cetina, etc.),
lo que lógicamente favorecía las interferencias. Es lo que ocurre en la composición
que nos ocupa, donde vemos el gusto por el políptoton (espera, desespera, esperas,
esperando, espera, espero, espero y desespero, esperarse y también muera, muerto,
muero, muerte, muero), que da aJ poema su característico ritmo conceptuoso y
alambicado propio de la poesía cancioneril.
La Égloga II se compone de quince estancias de versos endecasílabos y hep­
tasílabos. Se divide en dos partes: una primera en la que una voz narrativa sitúa
la acción a lo largo de las tres primeras introduciendo al protagonista en una am­
bientación bucólica. El resto del poema es un largo monólogo en el que el pastor
Eugonio se lamenta de la dureza de la amada a tiempo que ensalza sus virtudes
y belleza, presentándola en la línea de las belles dames sans merci de la literatura
provenzal.
Por supuesto, siguiendo el sistema amoroso neoplatónico imperante, Salazar
destaca la importancia de los ojos en el proceso del enamoramiento, pues son
ellos el medio a través del cual entraban los «spiriti» en el amado e imprimían la
imagen de la dama en su alma. De esta manera, en las sucesivas seis estancias ve­
remos reiteradas veintiuna veces formas relacionadas con «ver» ( ver, vista, verte,
veo, etc.), cuatro veces la palabra «ojos» y dos veces derivados de «mirar» (mirar­
te, mirando).
En la estancia décima, Eugonio vuelve a hacer una descripción de la belleza de
Carilia comparando su rostro con la rosa y la azucena, lo que nos remite al soneto
xxm de Garcilaso. En cambio, en la estancia undécima, el pastor alaba los efectos
beneficiosos que para él tiene la contemplación de la amada: «verte hace bueno en
mí lo malo», retomando el tema de la capacidad ennoblecedora del amor.
Por último, las referencias temporales a la historia de amor de Eugonio y Ca­
rilia, nos sitúan la composición de este poema tres años después del primer en­
cuentro entre los pastores:

39
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Tres veces he ya visto florecidos


los largos campos de la rica España
y otras tres agostados y sin pasto
después que tu beldad y tu gracia extraña
comprehendió mi alma y mis sentidos
y encendió el fuego en que me apuro y gasto (vv. 145-150).

La Égloga mes probablemente la más compleja de cuantas ha construido Sa­


lazar y aquella en la que el principio de la imitación compuesta ha sido utilizado
de manera más amplia y sistemática. Por su longitud, 595 versos, por su carácter
polimétrico, y por la variedad de motivos presentes parece seguir un modelo más
próximo a la Égloga n de Garcilaso (aunque se queda lejos todavía de los 1885
versos de esta), sin embargo ninguna de las bucólicas de Virgilio ni de la Arcadia
de Sannazaro se acercan a su tamaño.
Métricamente, como ya he indicado se trata de una composición que utiliza
formas distintas. En concreto recurre al endecasílabo suelto y a la ya comentada
«cuarta rima». El primero aparece en dos momentos de la obra: en la primera par­
te, entre los versos 1-462, coincidiendo con la descripción inicial del paisaje bucó­
lico y con el diálogo entre los pastores, y al final del debate, vv. 559-595, en donde
la voz narrativa reaparece y Coridón cierra la composición juzgando lo ocurrido.
En «cuarta rima» se desarrolla el canto amebeo, vv. 463-558.
Por lo que respecta a las voces presentes, hay que decir que el poema también
en esta ocasión presenta un carácter excepcional, ya que son tres los pastores que
intervienen, a los que hay que añadir la presencia de la voz poética narrante que
aparece, como he señalado, en dos ocasiones. De esta manera es la égloga en la
que la cantidad y variedad de voces es mayor. Además, es la única en la que se
produce un verdadero diálogo entre los personajes, frente al modelo predominan­
te en Salazar, basado en el monólogo. Efectivamente, incluso, cuando intervienen
varios pastores, lo normal es la sucesión de largos parlamentos, independientes
unos de otros. Nunca, salvo en este caso, presenciamos una verdadera conversa­
ción con intercambio de ideas, opiniones encontradas, etc. Precisamente por esto,
es la Égloga mla única de la serie en la que podemos encontrar el característico
tono semidramático que caracterizaba a no pocas obras del género.
La introducción, separada incluso gráficamente del texto de lo que es pro­
piamente la parte dialogada mediante un espacio en blanco en la Silva, es una
«descripción local», según se señala en la apostilla colocada al margen. Se trata del

40
p
LA SILVA DE POESÍA

típico paisaje ameno, ambientado esta vez en la ribera del río Duero a su paso por
los «zamoranos campos», con las consecuencias que esto tiene a la hora de fechar
la composición, como ya vimos en su momento.
El paisaje está descrito en sus elementos constitutivos tradicionales: flores,
hierbas, árboles, fuente, alberca, viento suave y aves, en donde moran persona­
jes de la mitología clásica: Neptuno, Ninfas, Apolo, etc. Se trata, por tanto, de la
representación plástica de esa Arcadia idealizada por la tradición literaria que al­
berga el mundo perdido de la Edad de Oro y donde los pastores disfrutan de una
vida serena, encarnación del otium campesino, dedicada al canto y a los amores
platónicos.
Abandonada esta primera parte, la voz narrante presenta a los protagonistas
de égloga: Eugonio, Coridón y Ortino. El nombre del segundo, es decir, Cori­
la
dón pertenece a la tradición de las bucólicas virgilianas, ya que en la Égloga vn
aparece un pastor con su nombre; en cambio, Ortino, aun siendo menos habi­
tual, sin embargo deriva de hortus, según el principio de la onomástica bucólica
que bautizaba a menudo a sus personajes con nombres que hiciesen referencia al
mundo vegetal con la finalidad de simbolizar la unión del pastor con la naturaleza
(Iventosch, 1975: 32). Además, hay que decir que a lo largo del texto se mencionan
a otros dos personajes que no intervienen, Alcino y Silvia. De ninguno de ellos,
excepto lógicamente de Eugonio, sabemos si esconden a algún personaje histórico
del entorno de Salazar o si, por el contrario, son meras criaturas de su arte literario.
En cualquier caso, no conviene obsesionarse con las interpretaciones alegóricas de
este estilo, pues raramente es posible hacer atribuciones a partir de datos sólidos.
El diálogo pastoril se inicia con una breve alabanza del lugar ameno, apenas
descrito por parte de Coridón, que da pie a sendas afirmaciones de sus dos com­
pañeros que destacan sus deseos de regalar lo mejor de sus rebaños a sus amadas.
Comienza así un debate sobre el amor, en el que Eugonio y Ortino defenderán este
estado como natural al ser humano, frente a Coridón que, en cambio, lo rechaza
( «yo no camino por aquesta senda», v. 144). Es de destacar que frente a la idealiza­
ción de la mujer propia del pastor de tradición petrarquista, Coridón manifesta un
carácter más «realista», criticando a sus compañeros por lo absurdo que le resulta
que regalen a sus damas cuanto tienen: «Si vuestros fuesen los espesos montes /
que nuestra España en partes mil levanta/ [ ...] cuido que para dar a las pastoras/
de quien tratáis muy poco se os harían» (vv. 133-134 y 142-143). Incluso no duda en
calificarlas de «bobas».Además, resalta, frente al diálogo amoroso, tema único del

41
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

pastor sentimental y al continuo sufrir y lamentarse que caracteriza a los pastores


enamorados, la bondad y alegría de las actividades típicamente pastoriles:
Si ando en compañía de pastores
esto con ellos razonar me place:
cuál pasto es el mejor para el ganado;
cuál tiene muestras de mejor borrego;
la buena res, en qué ha de conocerse;
en cuáles tiempos tiene de esquilarse
y cómo cuajaré mejor la leche
y cómo apretaré más bien mi queso.
También suelo ahorrarme en llano ejido
y dar con el cayado gran recaño
a la redonda chueca con presteza ... (vv. 173-183).

Coridón se nos presenta como un representante de una filosofía contraria a la


idealización característica de la ficción pastoril y algo misógina, que se opone al
platonismo y a los tópicos propios de esta forma literaria tal y como la hemos visto
hasta ahora. En realidad, se trata de una versión algo edulcorada de la oposición
entre pastor ideal y pastor real que reaparece periódicamente a lo largo del Siglo
de Oro y que, probablemente, tiene su mejor representación en el Coloquio de
los perros en el que Cervantes se burla del mismo género que había tratado en la
Galatea, pero que puede rastrearse también en diversas novelas pastoriles, como
el Siglo de Oro en las selvas de Erifile de Bernardo de Balbuena.
Lo cierto es que en nuestra égloga, esta discusión deriva rápidamente hacia
una nueva polémica, esta vez entre Eugonio y Ortino por decidir cuál de sus ama­
das es digna de mayores elogios. Ello dará lugar a otro debate, esta vez entre los
dos pastores idealizantes, del que será juez Coridón. Como era habitual en este
tipo de disputas poéticas, cada uno de los contendientes ofrece un premio para
el que salga vencedor de la contienda: Eugonio donará el mejor carnero de su
rebaño y un mastín de gran valor «que él solo, sin ayuda, allá en el monte,/ a dos
hambrientos lobos juntamente/ dos presas ha quitado en poco rato ... » (vv. 307-
309), mientras que Ortino ofrece un cayado ricamente decorado. El paso parece
inspirado en la prosa II de la Arcadia de Sannazaro:
E aedo che tu non creda che le tue fatiche se spargano al vento, io ho un bastone
di noderoso mirto, le cui extremita son tutte ornate di forbito piombo e ne la sua

42
..
LA SILVA DE POESÍA

cima e intagliata, per man di Cariteo, bifolco venuto da la fruttifera Ispagna, una
testa di ariete, con le coma sí maestrevolmente lavorate che Toribio, oltra gli altri
ricchissimo, mi volse per quello dare un cane, animoso strangulatore di lupi (San­
nazaro, 1990: 65-66).

No obstante, es difícil poder establecer un nexo directo entre ambos textos, ya que
se trata de un tópico que es fácil documentar en numerosas obras de este estilo.
Apar te del hecho de presentar ambos como motivo de cambio un perro caza­
dor de lobos y un cayado ricamente decorado, los versos de Salazar reproducen
otros detalles interesantes de la Arcadia. Por ejemplo, el hecho de atribuir la auto­
ría del objeto a un artista real: Sannazaro, en la prosa xr, describe también como
premio de wia competición un «vaso di legno» decorado por Mantegna, mientras
que el regalo de Salazar es obra de Berruguete, con lo que ello supone de nacio­
nalizar la tradición sacándola de las referencias clásicas o italianas. La descripción
ecfrástica del bastón da paso a un largo paréntesis (vv. 321-442), en el que va a
desarrollar una digresión de carácter artístico, en este caso concreto de un objeto
cotidiano de madera que ha sido ricamente labrado (Manero Sorolla 1988: 176)
con escenas cinegéticas y mitológicas (Endimión y la Luna).
Inicia a continuación el canto amebeo, con el ya mencionado cambio de me­
tro, en el que los dos pastores empiezan invocando a las musas para que les ayu­
den en la disputa. El núcleo del debate es una serie de alabanzas a sus respectivas
damas para lo que recurren a comparaciones simples basadas en la experiencia,
no en la cultura, como corresponde a personajes humildes. Los elementos de la
naturaleza son la base de sus imágenes: el sol y la luna, la nieve y la rosa, el ciprés
y el chopo, el sol que declina y las flores, las hojas, etc. También se señalan objetos
del vestido o de la actividad cotidiana de las pastoras. En cualquier caso vemos
cómo Salazar respeta el principio por él mismo expresado en la Suma ... según el
cual «si dos pastores o más cantaren, corresponda el uno al otro en la generalidad
de término respondiendo a loor con loor, con metáfora a metáfora y con compa­
ración a comparación, y no más ni menos versos en la vez del uno que en la del
otro (Salazar, 2010: no)». El canto termina con el regreso de la voz narrativa que
relata el fin del debate e introduce el juicio de Coridón, quien habla en primera
persona para concluir que ambos han sido tan brillantes que no puede declarar
un vencedor, dejando la solución final para otro día.
Entre la Égloga m y la nn encontramos los dos únicos madrigales de toda
la Silva. Salazar explica en su Suma del arte de poesía que el madrigal debe tra-

43
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

tar de cosas relacionadas con los pastores y lo justifica recurriendo a la etimo­


logía del término: «Madrigal se llama de mandra, vocablo toscano que quiere
decir aprisco o lugar donde las ovejas se acogen a la sombra» (Salazar, 2010:
178). Sin embargo, el género había evolucionado hasta convertirse en una for­
ma típicamente cortesana y que admitía, por tanto, otras materias. Pero lo
realmente característico del madrigal tal como se cultiva en el Renacimiento
y llega a España (por ejemplo, en Cetina) es el predominio de la piacevolezza,
es decir, de la musicalidad y la ligereza cortesanas, frente al predominio de la
gravita, más propia de la canción o del soneto.
En el caso concreto de Salazar, los dos madrigales comparten el tema pastoril,
pero presentan características métricas distintas: el primero presenta una forma
arcaizante (de hecho coincide con la del primer madrigal del Canzoniere de Pe­
trarca), pues se estructura en dos tercetos y un pareado final de versos exclusiva­
mente endecasílabos (ABABABCC); en cambio, el segundo es más moderno, ya
que da entrada junto a los endecasílabos a versos heptasílabos ordenados libre­
mente (aBbAACddCEE).
Con la Égloga 1111 estamos de nuevo en el genus mixtum en el que en primer
lugar encontramos una voz poética que introduce una naturaleza que, identifi­
cándose con el dolor del pastor, se presenta en el momento más frío del invierno.
Después de esta breve presentación, Salazar vuelve a dejar de nuevo un espacio
en blanco en el manuscrito como para remarcar gráficamente la separación con el
monólogo, de manera parecida a lo que afirmaba Herrera en sus Anotaciones a la
Égloga m de Garcilaso tras la descripción de los bordados: «Desde aquí adelante
es esta égloga de pastores; porque la pintura no lo era» (Gallego Morel, 1972: 584).
Sin embargo; ya desde el mismo inicio del parlamento de Eugonio se nos
ofrece un dato llamado a producir una gran discordancia interna en el universo
sentimental predominante hasta este mismo momento y del que ya se nos había
avisado en una apostilla que se sitúa en el margen del poema: «Después de despo­
sado con su Carilia». En efecto, la confirmación del matrimonio entre Eugonio y
Carila supone la intromisión en el universo bucólico/petrarquista de un elemento
que desordena todo el andamiaje filosófico sobre el que había sustentado hasta
el momento su mundo arcádico (aspecto que desarrollaremos más adelante al
analizar la segunda parte de su corpus sentimental). Como afirma Antonio Prieto
(1984: 11, 658):

44
LA SILVA DE POESÍA

por naturaleza, Salazar era así contrario al argumento de la tradición bucólica, al


sentimiento, en un presente, del amor como dolor o rabies que necesitaba existir
en la compañía pastoril. Tal situación personal se repite, claro está, cuando Salazar
abandona los espacios bucólicos y lleva su argumento al plano cortesano.

y es que conviene recordar que en la filosofía neoplatónica el amor se presenta


como un sentimiento idealizado en el que pugnan el deseo de unión con la amada
la frustración que provoca 1a imposibilidad de conseguirlo (entre otras cosas
;orque habitualmente se trata de una mujer casada y, por tanto, inalcanzable). De
la aceptación más o menos voluntaria de este dolor (incluso de su capacidad de
gozar con él) deriva el perfeccionamiento espiritual de los amantes. Ahora bien, es
la tensión amorosa nunca resuelta lo que mantiene viva la llama y lo que justifica
el lamento continuo expresado a través de la poesía. Por tanto, su consumación
a través del matrimonio hace difícil continuar con la ficción literaria tal como se
había venido haciendo hasta el momento.
Sin embargo, Salazar ha decidido seguir adelante con el edificio literario que
había venido construyendo, por lo cual nos encontramos con un lamento amoro­
so en la misma línea de los anteriores:

-¡Ay, dura esposa mía!, ¡ay, dura esposa! [...]


¿cuándo te cansarás de atormentarme?,
¿cuándo será aquel día deseado
en que has de conceder al pastor tuyo
la gloria por que vive en tanta pena?,
¿cuándo será la hora venturosa
que has de decir a tu fiel Eugonio
entrégate, pastor, en tu derecho
pues con amor tan grande le ganaste? (vv. 8-17)

Como vemos, las acusaciones de dureza a la amada y de negarle el premio que su


sentimiento merece siguen como antes, pero la confirmación de su fidelidad es
total (Damiani, 1983: 297):

45
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Antes revolverá el más presto río


contra su nacimiento su corriente
y las espaldas el hambriento lobo
primero volverá a la mansa oveja
que el corazón de Eugonio se retire
de amar a su Carilia un solo punto [ ... ]
Las bravas onzas amansadas fueran,
las tigres y leones conmovidos
desde ese tiempo y aun las duras piedras
se hubieran ablandado con mi lloro (vv. 33-38 y 42-45).

Salazar mantiene los mismos esquemas retóricos propios del garcilasismo: así,
si Salido se lamentaba de que por dolor solo encontraba consuelo en los aspectos
menos positivos de la naturaleza ( «Por ti el silencio de la selva umbrosa, / por ti
la esquividad y apartamiento / del solitario monte m' agradaba; / por ti la verde
hierba ... », vv. 99-102) a Eugonio le resultarán desagradables los más placenteros y
lo hace siguiendo la misma fórmula retórica:

Por ti me desagrada la ribera,


el más florido valle y verde llano,
el abrigado monte y la frescura
de la alta sierra y el suave viento.
Por ti no me da gusto de las flores,
el vario olor en fresca primavera [ ...]
Por ti sabor no hallo en la cuajada,
ni fresca leche, ni sabrosa nata.
La dulce miel como la hiel me amarga.
Por ti costumbre mude mi zampoña [ ...]
Por ti también de mí me desagrado ... (vv. 83-101)

Siguiendo otro de los tópicos retóricos más habituales del bucolismo, Eugonio
demostrará su incapacidad de entender tanta dureza haciendo una autoalabanza
de su persona, digna de mejor fortuna: ha triunfado en las competiciones con los
demás pastores y le ha ofrecido los trofeos a su amada sin recibir a cambio grati­
tud alguna, lo que contrasta con los ejemplos que da Naturaleza (campos, abejas
y ganado):

46
11----------------
LA SILVA DE POESÍA

Los campos dan al labrador su fruto


porque con su cultura los regala,
su dulce miel reparten las abejas
con quien les hace casa donde habiten,
su blanca leche y partos da el ganado
al ganadero que le da sustento (vv. 137-142).

Todo confluye para resaltar la dureza inaudita de Carilia, incluso después de


haberle aceptado por esposo, como si esto hubiese tenido como finalidad solo la
de aumentar su dolor: «Por sustentar mi pena y desconsuelo,/ mi vida con cautela
sustentando,/ me diste el dulce sí de cara esposa» (vv. 162-164). Su argumentación
avanza recordándole precisamente que su condición de casada le exige superar
esta etapa y corresponder al amor de su marido: «Que aunque parezca mal el duro
nombre/ de ingrata y cruda en la gentil pastora, / en la que es desposada es muy
más feo/ si contra el propio esposo le sustenta» (vv. 192-195).
Por mucho que Salazar insista en mantener la ficción pastoril, lo cierto es que
se produ cen contradicciones evidentes que muestran las grietas del edificio ideo­
lógico que tenía que sustentarla, como cuanto afirma: «Me deniegas mi derecho»
(v. 278); o cuando la presiona con el argumento de los hijos: «¿Por qué, Carilia,
huyes lo que amaron / contino, y amarán, pastoras bellas, / que es producir un
lindo fruto al mundo [ ...]?» (vv. 300-302).
Siguiendo con la costumbre de Salazar de entrelazar las églogas con composi­
ciones más cortas (sonetos o madrigales) de manera que se establezca algún tipo
de continuidad entre ambas, vemos cómo en el soneto «Por el lumbroso oriente
parecía ...» se presenta la llegada del nuevo día, la Égloga v supone, en cambio, la
de la noche.
Escrita también en quince estancias, de nuevo encontramos dos voces: la pri­
mera a lo largo de tres estrofas presenta la naturaleza nocturna en la que solo Eu­
gonio no encuentra la paz y el descanso a causa de su mal de amores; a partir de
la cuarta, el pastor plantea una cuestión sobre la que habían debatido muchos los
poetas: si es mejor ver o no a la amada. De hecho, es frecuente en este tipo de li­
teratura que cuando se establece un debate sobre el amor, el pastor que representa
la voz del que rechaza este sentimiento bien porque vive libre de él, bien porque es
un hombre anciano, aconseje al otro alejarse y buscar nuevos pastos como medio
para superar el mal de amores. Sin embargo, Eugonio, ejemplo de fino amante, no

47
-
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

renuncia a Carilia: «Al cabo, en esto yo me determino / que el verte es lo mejor,


aunque me daña» (vv. 49-50).
Sin embargo, poco después Salazar nos indica que seguimos dentro de los
poemas posteriores a su matrimonio y que la verdadera causa de su dolor no es el
rechazo de su pastora sino «no darle Amor de tiempo tanto o cuanto / para gozar
su esposa y dulce amiga» (vv. 173-174), lo que quizá podríamos relacionar con sus
ausencias de Madrid para cumplir con los cargos públicos que iba recibiendo.
Todo el resto: lamentos, acusaciones de dureza a la amada, etc. no formaría sino
parte del repertorio retórico que se empeña en mantener.
La Égloga VI, la última de la serie, de 526 versos, además tiene un carácter po­
limétrico, ya que mezcla endecasílabos sueltos (vv. 1-172 y 317-343) con estancias,
reunidas también en dos series, de doce y catorce estrofas, cuya estructura métrica
coincide con las usadas en las églogas I y v.
El poema empieza ubicando la acción en un espacio (a la orilla del Manza­
nares, en Madrid) y en un tiempo concreto, mediante la referencia a dos hechos
históricos: en la apostilla al margen, señala la fecha de 1559, «Después de velado
con su Catalina»; y en el poema, al año 1561, en el que Felipe II trasladó la corte a
Madrid ( «donde los reyes de la clara España / tienen su silla y su real palacio, vv.
7-8). Además, la égloga se presenta como un texto perfectamente polifónico: en
primer lugar, interviene la voz poética, que presenta a los personajes y el tema.
La novedad en este caso es que además de Eugonio, por primera vez tomará la
palabra directamente Carilia para declarar sus celos y su dolor al sospechar que su
pastor ama a otra dama, Maraida.
Otro elemento a tener en cuenta es que, de una manera más desarrollada que
las anteriores, Salazar introduce elementos dramáticos que admitirían una repre­
sentación. Se trata de una posibilidad que estaba presente en el género desde an­
tiguo y que, por ejemplo, estaba muy marcada en la Égloga II de Garcilaso. Así,
se nos cuenta la llegada de los protagonistas· a un lugar ameno donde Carilia se·
queda dormida; al despertar y ver que Eugonio no está, se queja amargamente
sospechando que ha ido a encontrarse con Maraida. A través del verso «Mi tálamo
ha ensuciado» (v. 191), sabemos que en realidad los dos están ya casados.
El dolor de la pastora despierta la solidaridad de la naturaleza, que asiste pasi­
va, sí, pero no indiferente a su dolor:

48
LA SILVA DE POESÍA

Con ojos bajos mis ovejas miran


mi tristeza y escuchan mis clamores
y con balidos tristes me acompañan
y de mis graves penas y dolores
tal sentimiento muestran que me admiran;
y aun contra aquella, al parecer, se ensañan.
También, si no me engañan
los ojos y el sentido claramente,
los duros robles, con dolor de vellos,
se duelen de mis males tristemente (vv. 245-254).

Carilia sube el tono quejumbroso e invoca a Dios exigiendo razones de su


traición, pues su rival no sufre la comparación:

¿Qué bueno ves en esa tu adamada?


¿Qué gracia o qué donaire o qué belleza
que en mí no lo haya con efeto y fama?
¿Iguálame en beldad o en polideza? (vv. 281-284).

A continuación hace una alabanza de los amores antiguos en relación con


los nuevos:

Mira cuán presto el nuevo agraz se yela;


la nueva fruta, en cuánto es ya perdida.
Pues cree que el nuevo amor es semejante.
La vieja oliva, ¿en cuánto es más tenida
que no la nueva, que aunque más se vela
apenas durará para adelante?
Del más antiguo amante
más firme es el amor y muy más noble (vv. 293-300),

Una vez que Carilia ha terminado su monólogo, se nos informa de que Eugo­
nio ha asistido escondido a la escena e inicia su parlamento haciendo profesión
de amor sincero e invocando por dos veces el castigo de la naturaleza si en algún
momento falta a su amor:

49
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Y cuando yo hiciere
pensase otra cosa, los leones
bravos y fieros osos despedacen
mi corazón [ ... ]
rayos del cielo sobre mí caerían
y sobre mi haberío do estuviese,
y que me tragarían
los sotos o riberas do anduviese (vv. 362-365 y 376-379).

Y como hipérbole de naturaleza metaliteraria, Eugonio pone su amor por encima


del famoso de los pastores Tirreno y Alcino que protagonizaban el canto amebeo
final de la Égloga III de Garcilaso, citación que se hace sobre el modelo del verso
v. 2 de la Égloga I del poeta toledano:

Por tu beldad y lozanía juro,


que hace gran ventaja claramente
a las que junto al Tajo celebraron
Tirreno con Alcino juntamente,
que te amo con amor más casto y puro (vv. 368-372).

Para lograr consolarla incluso carga contra su supuesta amante menospre­


ciándola ante el valor supremo de su esposa: «¿Dejo lo merino por lo vasto /
[ ... ] por la mapola vil la rosa abierta?» (vv. 478 y 485). La égloga termina con
una declaración de fidelidad por parte del pastor, que acaba por convencer a
la amada, y una moraleja final que parece poner fin al ciclo de los amores Eu­
gonio y Carilia:

Y así, del ciego mal desocupada,


vivió adelante descansada vida
en compañía de su amado Eugonio
y él no la vivió menos con la suya (vv. 523-526).

De esta manera, se confirma la lectura secuencial y narrativa que Salazar ha


dado a este corpus pastoril pues, como hemos visto, la historia de amor entre Ca­
rilia y Eugonio que se nos presenta a lo largo de los poemas sigue una progresión
lineal que va desde el enamoramiento hasta después del matrimonio. Natural­
mente esto no quiere decir que las composiciones se hayan tenido que escribir
necesariamente en este orden, sino que bien pudiera haber ocurrido que el autor

50
LA SILVA DE POESÍA

biera ido componiendo con posterioridad algunos textos ( o corrigiendo los que
�: habían sido escritos) para lograr dar este carácter casi novelesco a su historia.
Aunque el relato de los amores pastoriles de Eugonio y Carilia termina aquí,
1 cierto es que aún se encuentran dos poemas más. El primero, «Glosa y canción
ºastoril», nos remite desde su propio título a una mezcla curiosa de tradición
�astellana e italiana. Métricamente estamos ante una canción pastoril compuesta
en estancias (aBC,aBC:cDDE), aunque contrariamente a la norma alternan ende­
casílabos y hexasílabos; en cambio, la herencia cancioneril remite al hecho de que
el mismo verso se repite al final de cada estrofa ( algo que, por otra parte, es fácil
encontrar en las églogas). En ella asistimos al diálogo entre Eugonio y Carilia, re­
latado por una voz poética exterior que introduce las sucesivas intervenciones de
los protagonistas mediante verbos dicendi. Dicho coloquio se desarrolla en fun­
ción de la desesperación del pastor y el consuelo de la dama que insistirá en la idea
base marcada por el estribillo: «Que con un firme amor todo se alcanza». Lo cierto
es que los parlamentos parecen remitirnos a un periodo anterior al matrimonio:

No te desespere
no me hallar a tu deseo presta
ni pienses que no siento tu querella
que a las veces muere
la que hace morir por ser honesta (vv. 37-41),

lo cual supondría la ruptura del orden narrativo seguido hasta ahora. Probable­
mente fue por este motivo por lo que la situó al final, para marcar su separación
con los poemas anteriores y evitar que contaminase la serie anterior.
La segunda composición, con la que realmente se cierra esta primera parte de
la poesía sentimental de Eugenio de Salazar, lleva por título «Reportamiento del
alma» y es un largo poema de carácter religioso escrito en coplas castellanas. En
realidad, nuestro autor era consciente de que ni por tema ni por metro este era su
sitio adecuado, por lo que en algún momento pensó ubicarla en otro lugar dentro
de la Silva, como indica la siguiente apostilla que aparece escrita al margen: «Esta
obra ha de estar al fin de la segunda parte de la tercera tras la traducción de la
lección sexta del santo Job quis mihl hoc tribuat quod in inferno protegas me, foja
407»; sin embargo, con posterioridad la tachó.
Como hipótesis que pudiera justificar esta última decisión, podría pensarse en
la posibilidad de que, al dar a su poesía pastoril un carácter secuencial que per-

51
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

mitía una lectura lineal de su historia de amor, pudo recordar al final de su vida,
que lo mismo que el Canzoniere terminaba con una canción destinada a la Virgen,
podría ser conveniente dar un cierre moralizante a su obra.

2. EL CANCIONERO PETRARQUISTA

Como es sabido, la revolución poética iniciada a partir de 1526 por Boscán y Gar­
cilaso supuso la sustitución de una antigua y prestigiosa tradición poética, la can­
cioneril, por otra importada desde Italia, el petrarquismo. Este, tal como lo enten­
demos hoy día, en buena parte era el resultado de una estrategia cultural que había
tenido en Pietro Bembo a su gran valedor, ya que además de editar la versión
canónica del Canzoniere (1501), convirtió a Petrarca en el sumo modelo lingüísti­
co en sus Prose della volgar lingue y en modelo humano y amoroso en Gli asolani.
Asimismo, mostró el camino de cómo podía y debía ser imitado este paradigma
con sus propias Rime. A partir de aquí, ya quedaba plenamente trazado el camino
que debían seguir todos aquellos que quisieran seguir la senda del que ya se había
convertido en el sumo modelo del poetizar renacentista.
Para los españoles de la época, el nuevo sistema poético implicaba la asimila­
ción de un verso nuevo, el endecasílabo, y de unas determinadas formas métricas
(soneto, canción petrarquista, etc.), pero también la sustitución de una norma
lingüística y poética basada en la artificiosidad por otra que encontraba en la na­
turalidad el fundamento de su belleza. Además, este andamiaje solo se podía sus­
tentar si iba unido a una filosofía muy determinada, el neoplatonismo, que servía
de sustento ideológico al conjunto.
Cuando el joven Eugenio de Salazar empezó a dar sus primeros pasos en el
mundo de la poesía, Garcilaso había conseguido ya que, a pesar de las resisten­
cias y no pocas críticas, el petrarquismo se convirtiese en la moda principal del
momento y que los más importantes y renovadores escritores de la época se de­
cantasen de manera decidida por él. No es de extrañar, pues, que también nuestro
joven poeta quisiera asentar su fama literaria siguiendo su senda. Sin embargo,
no sabemos si desde el principio tuvo en su cabeza el proyecto de construir un
cancionero, aunque lo que está claro es que en algún momento, quizá cuando de­
cidió reunir su poesía en un volumen ordenado y coherente, tomó la decisión de
ordenar su corpus sentimental siguiendo este modelo.
Pero este no era uh proyecto sencillo. Los Rerum vulgariumfragmenta eran un
proyecto complejo que al poeta aretino le había llevado muchos años y que había

52
LA SILVA DE POESÍA

L·do dec antándose después de no pocas dudas. .


Para que podamos definir strictu
. .
um en de poes í as como cancionero petrarqmsta, tiene que tener una
sens0 un vol í . . . .
1 ugar, un canc10nero petrarqmsta es una especie
.
eI·je de c
aracter sticas: en pnmer
� autobiografía sentimental en la que el poeta, a lo largo de las diversas composi-
:nes, va analizando su propio sentimiento. Por supuesto, el amor será un amor
��eoplatóuico, es decir, girnrá siempre en torno a una sola mujer porque es un
-
aroor de por vida. Estructw almente tiene que tener una serie de elementos claves:
división en dos partes: in vita e in marte, la existencia de un soneto prólogo y un
oema final, ambos de carácter moral o religioso que sirven de cornice o marco
�entro del cual se desarrolla la historia de amor, etc. Por último, el modelo más
canónico solo admite determinadas formas métrica, que son las que usó el poeta
aretino en su obra: soneto, canción, madrigal, sextina y ballata. Además, las diver­
sas composiciones que lo conforman tienen que tener una serie de relaciones que
le den unidad evitando así la simple antología acumulativa anterior.
Constituido de esta manera, no fueron pocos los autores que reunieron sus
composiciones siguiendo esta estructura. Sin embargo, la propia práctica de Pe­
trarca dejaba libre al poeta la senda para innovar sobre el modelo. Esto explica
por qué Eugenio de Salazar renuncia a introducir el conjunto de sus rimas con
un soneto prólogo al uso (Esparmer, 1987: 109-114), como el que hemos descrito
anteriormente:
Ahora es propio tiempo de ayudarme,
¡oh dulce Érato!, a levantar mi canto
y de hacer mi vena fértil tanto
que la ventaja deba Apolo darme.
Ahora debes más no denegarme
calor que cause admiración y espanto,
pues en cantar de fina virtud cuanto
alumbra el sol de hoy más he de emplearme.
Y si a cantar de gracia y hermosura
me divertiere alguna vez, ¡oh musa!,
no debo ser de ti desamparado,
pues cantaré de quien la tiene y usa
con una honestidad tan llana y pura
que muestra bien ser don que Dios le ha dado.

53
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Como vemos, se ha optado por recuperar una fórmula retórica que tradi­
cionalmente se unía más con la poesía épica que con la lírica: la invocación a
las musas (Gorni, 1989: 37). En realidad, teniendo en consideración el princi­
pio humanístico de la imitación ecléctica que el mismo Petrarca había defen­
dido, esta fórnula había sido utilizada ya por otros poetas italianos, como el
propio Pietro Bembo («Dive, per cui s' apre Elicona e serra ...»), pero Salazar
de nuevo añade un elemento propio y original: elimina el motivo del arrepen­
timiento final que servía para dar ese tono de retractación moral al conjunto,
ya que al ser un poemario dirigido a su esposa, carecía de sentido.
Desde luego resultaría sorprendente que un hombre que evitó publicar sus
obras por el miedo a que considerasen que su afición a las letras pudiera ser
un signo de ligereza, sin embargo hubiese renunciado sin más a un elemento
estructural que podía por sí mismo dar un sentido edificante al conjunto de
su obra sentimental. Entiendo que quizá en algún momento Salazar sí pensase
en incluir algún poema que fuese en este sentido, pero con el tiempo, al confi­
gurar un conjunto poético en el que la poesía religiosa ocupaba el tercer libro,
pudo reconsiderar su decisión. Es lo que pasó, aparentemente, con el soneto
«En flores han pasado mis amores» (fol. 97V) cuya colocación primera estaba
en el libro primero, pero que luego fue tachado y trasladado al tercero.
Además hay otros elementos que insisten en la interpretación de este texto
como soneto prólogo: el hecho de que contempla su vida juvenil con el arre­
pentimiento de quien considera que se ha malgastado en asuntos terrenales
(«[...] en mí, que he sido cabo de amadores», v. 8); la perspectiva del poeta
habla desde una posicion vital de madurez («Ya dan de la partida los temblores
/ al alma temerosa ...», vv. 5-6); y la llamada al arrepentimiento final:

mas cuando me detengo en este paso,


oyo una voz del cielo que me dice:
Amar a Dios es lo que hace al caso (vv. 12-14).

Naturalmente es muy posible que esto mismo haya podido suceder en otros
casos, como el soneto «Ya nueva ley es dada a mis sentidos», que aparece como el
número v y que va acompañado de una apostilla, tachada, que indica «Volviendo
de las vistas». Todo indica que el motivo de esta autocorrección puede estar re­
lacionado con el hecho de que la velación era un rito que se llevaba a cabo poco

54
-
LA SILVA DE POESÍA

matrimonio y que este no es el contexto narrativo del cancionero en este


antes del Por lo tanto, Salazar debió eliminar esta referencia para no romper la
ºmento.
lo situó en el lugar qne consideró más oportuno para sus fines.
: ica temporal y
ero 2 es de gran importancia en el relato de la historia de amor de
E l�oneto núm
salazar con su dama:
Doraba el sol la célebre mañana
del gran Bautista con rieles de oro
cuando de ninfas vi un divino coro
en un bel soto do una fuente mana.
Y una de hermosura soberana,
de amor toda la fuerza y el tesoro,
hizo el principio de mi gloria y lloro
no dejando en mi alma cosa sana (vv. 1-8, fol. 73v).

Como vemos, se nos presenta el día en el que se produce en primer encuentro


y, por tanto, el enamoramiento entre los amantes y lo hace recurriendo, como era
tradicional, a una fecha sacra: el día de San Juan. Naturalmente este hecho aparece
descrito siguiendo los tópicos del neoplatonismo literario, de ahí la importancia
de los ojos en los primeros efectos del amor sobre el poeta:

En fuerte punto, bella dama, alzaste


los ojos con que tanto me heriste;
en fuerte punto yo te vi y me viste
pues sin defensa al alma te me entraste (vv. 1-4).

No puede extrañar, pues, que sea un motivo sobre el que el poeta volverá una
y otra vez:

Viéndome estáis y no queréis mirarme,


ojos de gracia y de crueldad cargados,
para favorecerme tan pesados
cuan prestos para herirme y acabarme.
Contra mí os levantáis para matarme
y luego os abajáis como cansados
y tanto os descuidáis de mis cuidados
que parece cuidado de olvidarme.

55
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Hacer el tiro en mí y luego esconderos


es todo vuestro gusto, ¡oh, ojos raros!,
y llevar de mi alma los despojos.
Y pues jamás yo dejaré de amaros
y tanto me ha costado y cuesta el veros,
¿por qué no me miráis ingratos ojos? (fol. 101r).

En este poema vemos cómo conceptos propios de la poesía petrarquista se


expresan con una retórica que demuestra tener deudas claras con la tradición can­
cioneril, como ya vimos que ocurría también' en su poesía pastoril (y volveremos
a encontrar en otros momentos como, por ejemplo, en la Canción 11). Además, es
fácil percibir en esta composición ese tono cortesano de cierta poesía que recuer­
da vagamente a Gutierre de Cetina.
Como ya he dicho, se trata de un tema sobre el que se volverá aportando
siempre matices distintos: «Tended, señora, por este occidente / vuestros serenos
ojos...», «Rasgados ojos donde más contento ...», «Ojos que escurecéis a las estre-
llas ...», etc. Pero, por supuesto, los ojos son solo una de las partes de la amada que
el poeta enamorado cantará para ofrecer una imagen idealizada de su belleza, en
otras ocasiones reunidas en una sola composición en orden descendente:

Amada frente, honesta y muy serena


debajo de madejas de oro fino;
rasgados ojos ante quien me inclino;
boca de rosicler y perlas llena;
color de fresca rosa y azucena;
dispuesto cuerpo y aire peregrino,
demostradores ciertos del camino
que va a prisión suave y dulce pena (fol. 77r).

Pero en otras ocasiones, les dedicará composiciones independientes a cada una: a


la frente ( «Amada frente, honesta y muy serena ...»), a las manos ( «Preciosa mano
de lindezas llena ...»), etc.
Curiosamente, sin embargo, no incluirá en su Canzoniere los quince sonetos
«Al cuerpo y facciones de su Catalina» (que aparecen situados al final de esta parte),
quizá por un prurito moralista, ya que uno está dedicado a los pechos y otro «a lo
encubierto». Pero las virtudes físicas de la dama no son sino el reflejo de las morales,

56
LA SILVA DE POESÍA

tam bién destaca de manera importante: castidad, piedad, etc. que la con-
el1 Jas que
ut.an corn
o obra maestra de Dios, o de la Naturaleza como delegada de El (Lida,
fig . _ 0): <;De gracias y virtudes una idea/ quiso criar Natura poderosa... »
1979· l79 29
Tarllbién la Nat-w-aleza juega un papel importante, pues con ella consigue es-
com unicación especial. Así, cuando la realidad le obliga a apartarse
tablecer una · ' ' b o1es, 1as flores, 1os nos,
'
ta consegtura evocar1a gracias· a 1os ar
de su amada, el poe
rdar que este es uno de los temas más importantes de la poesía
etc. Hay que reco
Salaza:r desarrolla muy especia · 1mente en 1a Canc1on · ' v, estruc-
renacentista y que · ' 1 · '
metnco
' · de 1a canc10n cxxvr de1 Canzo-
tw-adas las seis estancias segun e esquema
niere: abC,abC: cdeeDfF, si bien la canción de Petrarca tenía 5 estancias y la de Sa­
laza r 6 y el commiato difiere: AfF en el primero y abbAcC en el segundo. Además,
volvemos a encontrar otra muestra de la imitación de esta canción de Petrarca en
el v. 29, «¡oh, agua dulce y fresca y cristalina!», tomado del v. 1, «Chiare, fresche et
dolci acque», si bien mediatizado por el <<Corrientes aguas, puras y cristalinas» de
Garcilaso (Égl. 1, v. 239).
El poema se estructura de una manera equilibrada. Cada una de las estancias
se divide temáticamente en dos partes, coincidiendo con la división en frente y
sirima. La primera parte desarrolla una invocación a la naturaleza (flores y hier­
bas en la primera, árboles en la segunda, agua, aire, viento y aves respectivamente
en la tercera, cuarta, quinta y sexta) exaltando sus efectos positivos. La segunda,
en cambio, que está en todos los casos formada por una frase exclamativa intro­
ducida por la interjección «ay», es un lamento por el recuerdo de la amada, bien
referido a alguna parte concreta de su cuerpo: mano, pies, cuerpo y gesto, cabello,
o más genéricamente a su «gentil persona». En este sentido, esta composición
parece estar desarrollando, según el principio de la amplificatio clásica, la primera
parte de la canción petrarquista mencionada, en cuya estancia inaugural desarro­
lla también la relación entre la naturaleza y las diferentes partes de la dama: agua,
ramas, hierba y flores, aire por un lado y miembros, seno, ojos o bien el recuerdo
de su persona mientras está apoyada.
El commiato, según el esquema clásico, es una llamamiento a la canción para
que, abandonando este espacio natural, se dirija a donde esté la amada para co­
municarle que la única causa de que no haya muerto ya es la esperanza de volverla
a ver. En este constante avanzar hacia adelante y hacia atrás en la relación entre
ambos personajes, progresa el poeta en la introspección de su propio sentimiento
amoroso que caracteriza a todo cancionero petrarquista. Sin embargo, predomi-

57
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

nan los momentos de desesperación ante lo que interpreta como ingratitud que
llevan al poeta al límite de sus fuerzas, aunque al final permanecerá fiel:

Ya mi vivir os tiene aborrecida,


mucho os desama ya mi entendimiento.
Porque con gran razón el sentimiento
da tan penosa y congojosa vida
de tanta fe tan mal aborrecida
da causa justa al aborrecimiento.
Más ¿qué se os da a vos, cruel señora,
que este mi corazón os aborrezca
si el corazón os ama y os adora? (fol 98v; vv. 3-11).

En determinado momento, el sufrimiento y la dureza de la amada es tal que


el poeta decide dejar de servir a doña Catalina y dedicar su vida a Dios. En ese
momento, se nos representan las tentaciones y el amor que renace de la contem­
plación de su dama y que se oponen a la nueva vida que el autor ha emprendido:

De vuestra casa y gracia despedido


ya sirvo a Dios (bendito Dios por ello),
pero si me tiráis con un cabello
daréis conmigo a vuestros pies tendido.
Hoy que el Señor del cielo ha padecido,
hoy en mí obraba la memoria de ello,
un vuestro volver de ojos quitó el sello
que su sangrientas cruz me había imprimido.
Mirad que sirvo a Dios, que es muy buen amo,
no queráis que sea vuestro sin reparo
ni hagáis en mí suertes porque os amo.
Mirad que estoy debajo de su amparo
y si me quejo y contra vos le llamo
por aventura os costará muy caro (fol. 98r).

Resulta fácil darse cuenta cómo en ningún caso estamos ante una verdade­
ra tensión dramática fruto del enfrentamiento interno que pueda sentir el poeta
entre el deseo de servir a Dios del poeta y su pasión amorosa, como ocurre, por

58
LA SILVA DE POESÍA

de Lope de Vega; es todo un mero recuerso retórico


e . emp
l o, en las Rimas sacras
J fleja r originalm ente la dualidad en la que vive.
cone1 que re
e había asentado en la tradición para representar dramá­
Otr0 tópico que ya s
. entimientos a la amada era resaltar la imposibilidad de expresarse
t1came.nte sus s . á a la enead enac10n . e, , .
lo que recurnr . , de paradOJas, 1ormu1a retan-
con eJ an'dad' por ,
a de la epoca:
ca usu al de 1a poes1
Hielo en mí hace al encendido fuego,
pesado y grave lo que lleva el viento,
que sea gloria en mí un mortal tormento,
todas mis veras vuelve en burlas y juego.
Conviérteme el esfuerzo en un rendirme,
lo que tenía por mucho vuelve en nada
y, a veces, en aliento mi flaqueza (vv. 5-11, fol. 82v).

Sin embargo, también hay momentos de felicidad, aunque sean efímeros,


como el sueño:
Un solo bien me ha hecho el dios de amores
después que me metió en cruel cadena,
que de la boca de dulzura llena
en sueños dio a la mía mil dulzores.
Si así fuesen soñados mis dolores
y mis tormentos, fuese en hora buena,
compensaría la gloria con la pena
y así se quietarían los humores.
Mas, ¡ay de mí!, que los favores sueño
y el disfavor me toma muy despierto
y así está mi alegría en triste empeño.
Empero aunque esto sea así tan cierto,
vuestros favores deben ser preciados
aunque, señora mía, sean soñados (fol. 85v).

Vemos, pues, cómo el corpus poético del poeta madrileño se dirige claramente
por la senda que, siguiendo a Petrarca, habían recorrido muchos autores durante

59
___, --

JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

el siglo xv1, tanto en Italia como en España. En efecto, una lectura atenta de las
sucesivas composiciones nos permite ir viendo muchos de los tópicos habituales
de la poesía amorosa italianizante a través de los cuales vemos avanzar la histo­
ria sentimental de Eugenio de Salazar y de doña Catalina Carrillo. Pero en otras
ocasiones la deuda con el poeta aretino es mucho más directa. Así, en numerosos
poemas podemos encontrar reflejos de una lectura muy atenta por su parte sobre
todo a través de la apropiación de lexemas, sintagmas y oraciones que estaban
presentes en el Canzoniere. Es el caso, por ejemplo, del soneto «Escribe, escribe,
Amor me dijo un día» basado en el soneto xcrn de Petrarca, «Piu volte Amor m'
avea gia detto: -Scrivi, / scrivi. .. », que ya Boscán había imitado en su canción
«Gran tiempo ha que Amor me dize: -Scrive».
Mucho más interesante es, sin embargo, la evidente recreación del modelo pe­
trarquista de la canción ccv1 del Canzoniere en la Canción 1111 de Salazar. Repro­
duzco íntegramente ambas composiciones con el fin de facilitar la comparación
entre ambas:

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Manuscrito de la Silva de poesía, fol. 92r.


Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid (signatura 9/5477)

60
LA SILVA DE POESÍA

PETRARCA SALAZAR

S' j" 1 dissi mal, ch' i' vegna in odío aquella Si dije, ay triste, yo jamás tal cosa,
et senza 'I qual morrei; jamás mi pena vea yo acabada;
del cui amor vivo,
5 , ¡ 1 dissi, che
miei dí sian pochi et rei, si dije tal, no vea mitigada
et di vil signoria l' anima ancell a; jamás mi angustia y ansia congojosa;
s' ¡> l dissi, contra roe s' arme ogni stella, s si dije tal, siempre más rigurosa
et dal mio lato sia y más endurecida
paura et Gelosia vea a la que es mi vida
et la nemica mia y si posible fuere, más hermosa.
piú feroce ver' me sempre et piú bella. Si dije tal, cual lengua criminosa,
10 S' i' 1 dissi, Amor, l' aurate sue quadrella 10 blasfema, sea la mía ajusticiada;
sp enda in me tutte, et 1' impiombate in lei; si dije tal, jamás sea escuchada
s' i' 1 dissi, cielo et terra, uomini et dei mi voz de los oídos de mi diosa;
mi sian contrari, et essa ognor piú fella; si dije tal, mi voluntad ansiosa
s' i' 1 dissi, chi con sua cieca facella nunca yo vea cumplida;
15 dritto a morte m' invia, 15 ni halle yo salida
pur come suol si stia, en culpa tan atroz y vergonzosa.
né mai piú dolce o pia
Si dije tal, mi vista desterrada
ver' me si mostri, in atto od in favella.
sea de aquella vista esclarecida;
S' i' 1 dissi mai, di quel ch' i' men vorrei si dije tal, no hallen acogida
20 piena trovi quest' aspra et breve via; 20 mis ruegos en el pecho de mi amada;
s' i' 1 dissi, il fero ardor che desvía si dije tal, no se vea consolada,
cresca in me quanto il fier ghiaccio in costei; contenta ni gozosa
s' i' 1 dissi, unqua non veggian li occhi mei esta alma deseosa,
sol chiara, o sua sorella, mas siempre en triste olvido sepultada.
25 né donna né donzella,
25 Si dije tal, mi alma vea yo echada
ma terribil procella,
luego del alto cedro ado se anida;
qua! Pharaone in perseguir li hebrei.
si dije tal, aquella empedernida
S' i' 1 dissi, coi sospir', quant' io mai fei, condición no la vea yo ablandada;
sia Pieta per me morta, et Cortesia; si dije tal, no vea mejorada
30
s' i' 1 dissi, il dir s' innaspri, che s' udia 30 mi suerte trabajosa

61
-
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

PETRARCA SALAZAR

sí dolce allor che vinto mi rendei; y ella esté desdeñosa


s' i' l dissi, io spiaccia a quella ch' i' torrei de mí y de mis cuidados enfadada.
sol, chiuso in fosca cella,
Mas si no dije tal, favorecida
dal dí che la mamella
sea esta mi afición tan fervorosa
35 lasciai, finché si svella
35 y si, por mi desgracia, ya es odiosa,
da me l' alma, adorar: forse e 'l farei.
sea a lo menos de mi amor creída
Ma s' io nol dissi, chi sí dolce apria porque no sea tan grande la caída
meo cor a speme ne l' eta novella, y quede descargada
regg' anchor questa stanca navicella esta alma aficionada
40 col governo di sua pieta natia, 40 a su querer tan llana y tan rendida.
né diventi altra, ma pur qual solia
Jamás palabra tal ha sido oída
quando piú non potei,
por dama y si lo dice es mentirosa,
che me stesso perdei
que contra injuria que es tan injuriosa
(né piú perder devrei).
no es esta razón descomedida.
45 Mal fa chi tanta fe' sí tosto oblia.
45 Ni hubo ni hay ni habrá otra tan querida
I' nol dissi gia mai, né dir poria ni tan apoderada
per oro o per cittadi o per castella. en mí, aunque más airada
Vinca 'l ver dunque, et si rimanga in sella, se muestre contra mí y embravecida.
et vinta a terra caggia la bugia.
Por mis potencias siendo obedecida
50 Tu sai in me il tutto, Amor: s' ella ne spia,
50 y por reina jurada
dinne quel che dir déi.
¿cree que es de mí negada
I' beato direi,
la que no fue jamás de mí ofendida?
Per tre volte et quattro et sei,
chi, devendo languir, si morí pria.

55 Rachel o servito, et non per Lia;


né con altra saprei
viver, et sosterrei,
quando 'l ciel ne rappella,
girmen con ella in sul carro del Helia.

62
LA SILVA DE POESÍA

a simple vista, el aspecto más llamativo del poema petrar-


como puede verse
ción reiterativa del sintagma «S' i' 1 dissi» (diez veces), además
. ta es la repeti
q uis
a ntes <<S' i' l dissi mai» (dos veces), «Ma s' io nol dissi», «I' nol dissi gia
de� s v r ia
:
inat e «I'
beato di.reí» (una cada una). Resulta fácil comprobar
·
cómo en el poema
or encontramos una repetic10n · · ' de 1os smtagmas muy paree1'da: «s·1
d nuestro aut
vece s), «Si dixe», «Mas si no dije tal» (una vez cada una de ellas). De
/e tal» (once
os ver la existencia de quince variantes de la fórmula repetida
e;Jta manera podem
t
en.Pe rar ca por trece en Salazar. A ello hay que añadirle que la distribución de las
mismas es casi idéntica, puesto que en las primeras cuatro estancias se repite en
los versos 1, 3 y 5 la variante positiva, mientras que la negativa encabeza las estan­
cias 5 y 6 en Petrarca y solo la quinta en el poeta madrileño.
Ahora bien, el paralelismo es aún mayor, pues a las formas «I' nol dissi gia
mai» e «I' beato direi», que encabezan los versos 1 y 7 de la estancia sexta, se pue­
den conrresponder las construcciones «Jamás palabra tal ha sido oída» e «Y si lo
dice», la primera de las cuales introduce el verso primero y la segunda está en el
interior del segundo de la estancia correspondiente en el poema de Salazar. En
efecto, ambas comparten elementos importantes que permiten establecer la rela­
ción: el carácter negativo de la primera y positivo de la segunda; la presencia de­
cisiva del verbo «dice» en la segunda, que en la primera es sustituida por «oír», en
cuanto el sujeto de la oración se ha cambiado abandonando la primera persona,
hasta ese momento omnipresente, por una tercera; o la presencia del adjetivo «tal»
al final de la primera, que explícitamente la pone en relación con la serie anterior
positiva. Queda por tanto, eso sí, el hecho diferenciador importante de que al final
de su poema Salazar no ha sabido mantener el ritmo impuesto por su modelo al
variar la última de las fórmulas su posición dentro de la estancia.
Además, Salazar ha seguido con bastante fidelidad el modelo métrico estable­
cido por Petrarca, si bien a este respecto introduce significativas modificaciones7•
En efecto, aunque ambas canciones se componen de seis estancias y un commiato,
cada una de estas estrofas tiene un verso menos, con lo que el poema de los RVF
consta al final de 59 versos y el de la Silva de 52. No obstante esto, el esquema mé­
trico es muy semejante y tiene la peculiaridad de que, en ambos casos, se repro-

7 Guglielmo Gorni (1987: 224) señala que el esquema métrico menos seguido de entre las
canciones de Petrarca es precisamente el de la canción CCVI (señala solo dos), lo que
reivindica la audacia técnica de Salazar de competir con un modelo cuya dificultad era
reconocida ya en la época, lo que justifica de alguna manera sus límites.

63
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

duce el antiguo modelo provenzal de las coblas doblas, es decir, de estancias que
repiten el sistema de rimas formando grupos de dos estancias:

RVF Silva
1 y 2 estancias: ABBA,AcccA ABBA,AccA
3 y 4 estancias: BCCB, BaaaB BCCB,BaaB
5 y 6 estancias: CAAC,CbbbC CAAC,CbbC
commiato: cbba(a)C Cbbc

Vemos, por tanto, que cada estancia se compone de 8 o 9 versos de los cuales
la fronte se compone de dos pies de cuatro endecasílabos con rima abrazada y una
sirima, a la que se une mediante un verso que sirve de unión y que repite la rima
del último verso de la parte inicial. Dicha sirima se compone de cuatro versos
en el poema de Salazar y cinco en el de Petrarca. En ambos casos el primero y
el último son endecasílabos y comparten rima, mientras que los del medio son
heptasílabos y son dos en el madrileño y tres en el aretino. Además, las estrofas se
organizan en parejas cambiando la distribución de las rimas, que son las mismas
siempre, cada dos.
Por lo que se refiere al commiato hay que decir que también en este caso consta
de un verso menos en el madrileño, pero mientras que en él se reproduce la es­
tructura y la rima de los últimos versos de la estancia inmediatamente anterior, en
Petrarca se introduce una variante importante: sobre la base de la última sirima el
autor ha querido recoger las seis rimas presentes a lo largo del poema para lo cual
ha modificado la del último heptasílabo y, con el fin de que todas estuviesen dos
veces presentes, ha introducido una rima interna en el último endecasílabo.
Así, pues, vemos cómo Salazar, partiendo de un hecho biográfico, si es verdad
lo que dice en la apostilla que acompaña al poema, «Una dama dijo a su Catalina
que decía el autor que ya no la amaba y que quería más a otra», recoge de sus
lecturas un poema del Canzoniere, en el que Petrarca expresaba una experiencia
parecida, y sobre un modelo literario prestigioso reproduce una vivencia propia.
Con todo resulta difícil saber cuánto hay de biografía en este texto y cuánto de
simple imitación. Además, este poema tenía una serie de elementos que le hacían
particularmente significativo en sí mismo y dentro del Canzoniere, elementos que

64
LA SILVA DE POESÍA

uestra haber entendido y que explican también su elección a la hora


Sala zar dem
cabo la imitación más literal de Petrarca de toda la Silva.
de llevar a
E primer lugar esta rima destaca por su carácter «arcaico», artificioso, con
repeticiones y complejos juegos técnicos, que lo relacionan es­
d �se juego de
una estética medievalizante cuya superación es, precisamente,
��e;ainente con
ayor es logros de los Rerum Vulgarium Fragmenta. Sin duda, un poe-
uno de los m ' · ,
ractenst1cas tema que ser muy de1 gusto de un autor como Sa1azar
ma de estas ca , muy um'do a 1a tra­
v1sto, y vo1veremos a ver, permanec1a
qu1·en, como ya hemos .
dic ión cancioneril.
Además, el poema se presenta a los ojos de un atento lector del Canzoniere en
estrecha relación con el soneto anterior, el ccv, «Dolci ire, dolci sdegni et dolci
pací», con el que comparte una misma «ossesiva ripresa anaforica di uno stesso
sintagma» (Santagata, 1979: 30-31). Pues bien, en la Silva nos encontramos con que
la canción nn está seguida de un soneto con el que no solo comparte una idéntica
estética, sino que mantiene el mismo tema y el mismo modelo en cuanto que es
una imitación de la ya mencionada canción ccv1, si bien esta vez nuestro autor la
vierte en forma de soneto:
¿Yo dije tal? ¿Estaba yo privado
de mi juicio y de mi entendimiento?
¿Yo dije tal? ¿Perdí el conocimiento
de tantas gracias como Dios te ha dado?
¿Yo dije tal? ¿Tan inconsiderado
soy que no veo tu merecimiento?
¿Yo dije tal? Ni por mi pensamiento
pasó concepto tan desatinado.
¿Cómo decir tal pude, ¡oh, Catalina!,
si he de ser tuyo hasta el postrer día?
¿No quies creer que yo a ti sola quiero?
¿Cuál renegado corazón podría
negar una beldad tan peregrina?
¡Ay, crees lo falso y no lo verdadero!

Este soneto se conecta explícitamente con el siguiente, de tal manera que los
tres pueden leerse como una unidad de significado dentro del corpus sentimental

65
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

de Salazar, que facilita la lectura narrativa y secuencial del mismo a la manera de


un cancionero petrarquista. En efecto, el soneto sucesivo retoma la afirmación del
último del soneto anterior en el primer endecasílabo, «Creer o no creer, si bien se
acierta», cerrando así el ciclo iniciado con la canción nn. Así, aunque este soneto
abandona durante buena parte de su desarrollo esa estética de la reiteración ana­
fórica ya señalada, vuelve a retormarla en los tercetos mediante la repetición al
inicio de los vv. 11-13 del sintagma «sin duda que». De este modo se cierra un ciclo
que, si bien admite una lectura de cada poema individualmente, en el desarrollo
del conjunto desarrollan una función unitaria muy de acuerdo con el significado
profundo que tenía la obra de Petrarca.
Sin duda con esto estamos entrando en otro de los elementos claves que distin­
gue a un cancionero petrarquista de un simple volumen de poesías: la coherencia
interna, es decir, el hecho de que entre sus diversos textos se establecen conexio­
nes que le otorgan unidad de manera que si se cambiase de sitio una de las com­
posiciones, el conjunto se resentiría:
11 requisito che di solito si richiede a un libro di rime per aspirare al titolo di «can­
zoniere», contra la piú modesta etichetta di «raccolta di liriche», e la coerenza tes­
tuale: coerenza sul piano dei contenuti [ ... ] e coerenza sul piano dell' espressione
[ ... ] Un canzoniere e un sistema chiuso, i cui elementi sano recíprocamente re­
lazionati secando un modello che riflette le motivazioni ideologiche dell' autore
(Longhi, 1979: 265).

A los que acabamos de mencionar, podemos añadir una gran cantidad de ca­
sos en los que composiciones que se sitúan a continuación unas de otras man­
tienen relaciones íntimas de carácter temático y formal. Es el caso de los sonetos
«Maravillado estaba Amor un día», «En gran cuidado está el Amor metido» y «Al
cielo, hijo, ya nos recojamos» (fols. 84r y 84v) en los que desarrolla el tema del
Amor enamorado y de la potencia de la amada del poeta ante quien ceden Cupi­
do y Venus.
Aún más complejas son las relaciones entre los sonetos «El que los ciegos lla­
man dios de amores» y «Siempre te he sido, Amor, muy obediente» (fol. 97r), en
los que el poeta manifiesta el deseo de abandonar el servicio de la dama, que se
unen formalmente mediante una de las fórmulas más habituales en Salazar para
establecer el nexo entre las composiciones: la repetición de una o varias palabras
claves en el último endecasílabo de un poema y el primero del siguiente, en este
caso la referencia al dios Amor. Además, el tema continúa en las composiciones

66
LA SILVA DE POESÍA

. a5•• e.o el soneto


«Hacéis donaire de mi retirada» trata las burlas de la amada
s uces1v naz
.
as de abandono expresadas en los dos poemas anteriores. En el s1-
.
1 s a 01 e
an�e
u e :e
«De vuestra casa y gracia despedido», la ruptura se ha producido ya, pero
:
g .1 i t; siente que, pe e a que se ha refugiado en la religión, se trata de una ruptu­
l
era P�
O u
frágil. El soneto siguiente, «La gloria se cantaba el día santo», se relaciona
al indicar una fecha que es el día siguiente respecto del anterior y
con elyanteríor
al amor de la dama.
con firma el regreso
Otro caso ya apuntado es el que ocurre entre el soneto «En mí estáis vos y
e ce» (fol.91v), cuyo último terceto se centra en la incredulidad de
cuanto en vos flor
la amada y termina con una exclamacion: «¡Ay, crees lo falso y no lo verdadero!».
El razonamiento continúa en el soneto siguiente, que repite en su primer verso
dos veces la palabra clave del verso anterior: «Creer o no creer, si bien se acierta».
De esta manera la aparente discontinuidad narrativa de una obra constituida
por textos a primera vista independientes entre sí, se convierte, en realidad, en
una estructura compuesta por sintagmas narrativos que van más allá del simple
poema (Santagata, 1979).
Anteriormente hemos visto cómo la presencia de Petrarca en la poesía de Sala­
zar es amplia y profunda; pero también hay que decir que, como es habitual entre
los poetas españoles renacentistas, paralelamente se puede percibir la influencia
clave de Garcilaso de la Vega. Es el caso, por ejemplo, del soneto «Cuando mi
amor y fe bien considero» (fol. 79v), cuyos paralelismos con el soneto I, «Cuando
me paro a contemplar mi 'stado» son muy claros. Por ejemplo, vemos cómo el
primer cuarteto del poema de Salazar,
Cuando mi amor y fe bien considero
y la fineza de su firme estado
y veo tanto bien tan mal pagado,
me espanto cómo de este mal no muero,

retoma el tema del de Garcilaso: la meditación sobre un amor pasado y la con­


ciencia en ambos autores de que el mal que por él han sufrido podía haber sido
mayor. Además, la estructura sintáctica presenta notables similitudes con el ini­
cio, en el verso 1, de la frase con la subordinada temporal encabezada por «cuan­
do» Y la sustitución del verbo «contemplar» por el casi sinónimo «considero». De
la misma forma, encontramos el mantenimiento de la palabra clave «estado» en
posición final del verso 2, lo que determina la igualdad de una parte de la rima de

67

h
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

los cuartetos, aunque en el poeta toledano la rima es -ado/ -ído/-ido/ -ado en el


madrileño es -ero / -ado/ -ado/ -ero. Además, el último terceto,

Así habré de pasar hasta que quiera


la que puede querer lo que quisiere,
aunque viviendo muertes mil yo muera,

presenta también una cercanía al primero de Garcilaso con el que comparte las
dos ideas claves: la muerte del poeta y la certeza de que esta es la voluntad de la
amada. En este sentido el soneto mantiene bastante fielmente los juegos de pala­
bras de matiz cancioneril presentes en el modelo:

Garcilaso Salazar
acabaré / perderme / acabarme muertes / muera
quisiere / querello quiera / querer / quisiere

Algo parecido podemos ver en el soneto «En mí estáis vos y cuanto en vos
florece» (fol. 91v), cuyo primer cuarteto se basa en el soneto v de Garcilaso:
En mí estáis vos y cuanto en vos florece.
Yo tengo el corazón que habéis perdido:
dentro en vos misma y dentro en mí metido,
dentro de esta alma que por vos padece.

Vemos cómo Salazar recrea sobre los dos primeros endecasílabos del original,
«Escrito 'stá en mi alma vuestro gesto/ y cuanto yo escribir de vos deseo», el ini­
cial de su poema expresando el mismo concepto, la presencia de la imagen de la
amada en el alma del poeta como consecuencia del enamoramiento, manteniendo
además la estructura hilativa «y cuanto». También es de origen garcilasista el v.
13, «tomar tal corazón por instrumento», que imita el octavo, «tomando ya la fe
por presupuesto», con el que mantiene una casi idéntica estructura sintáctica y,
aunque cambia la palabra final del verso, la misma rima.
Muchos otros versos, sintagmas y conceptos que aparecen en esta parte de la
Silva tienen un claro referente en la poesía de poeta toledano, por ejemplo el v.
53 de la «Epístola a su Catalina» (fol. Sor), «que ponga dulce fin a los dolores»,
que recuerda el «que diese amargo fin a mis amores» (Égl. 1, v. 287). Lo mismo
podemos decir del verso 72 de la misma composición, «que de la ingratitud Dios
no se agrada», idea que ya estaba presente en la Canción I de Garcilaso, quien a

68
LA SILVA DE POESÍA

acía otra expresada en Torres Naharro (Lapesa, 1985: 53), si bien inten­
su ve� reh osamente eliminar las referencias a Dios, tan del gusto de la poesía
taba LO fructu
H ab1amos visto ya como este mismo concepto estab a presente en 1a
.
xv.
, . ,
.
del sig l o , ·'
ar y como en esa ocas10n nuestro autor hab'ia segm"do 1a senda
1 a II de Salaz
oledano; ahora, en cambio, mantiene las referencias religiosas en
�:;ada por el t
profano.
un contexto
Otro elemento que también hay que comentar y que destaca la coherencia de
de su poesía sentimental de la Silva es la variedad métrica. Sabe­
1a segu nda parte
qu
os e Pet ra rca recurrió solo a cinco formas: soneto, canción, madrigal, sextina
rnballata. Sin embargo, hay que recordar una vez más que la norma del aretino fue
r¡eropre flexible: «H petrarch isroo metrico, si puo tranquillamente asserire, non e
mai stato un programma rigido, né un imperativo categorico, per la prattica cin­
quecentesca» (Gorni, 1987: 223). Por tanto, siempre que se mantuviese como base
el sistema canónico, se podían aportar novedades que no supusiesen una ruptura
radical. Así, Salazar recurrirá en este núcleo poético a sonetos, canciones, una
ballata, dos epístolas, dos epigramas y una glosa en octavas.
Como no podía ser de otra manera, será el soneto la forma métrica más repe­
tida en la Silva de poesía. De entre todas las variantes posible, se prefiere la forma
más exitosa en la tradición renacentista, la que consta de dos cuartetos con rima
ABBA ABBA; los tercetos, en cambio, admiten mayor libertad, si bien las preferidas son
CDC DCD y CDE CDE.
Pero por encima de esto, quizá lo propio de buena parte de los sonetos que
estamos comentando es que en ellos se ha perdido el carácter reflexivo que de­
fine al mejor petrarquismo; en su lugar, prevalece el tono mucho más ligero de
los poemas cortesanos en los que no existe una verdadera tensión fruto de un
sentimiento real. En su lugar lo que encontramos es la prueba de que el autor ha
asimilado bien una lengua poética cuyas fórmulas, tópicos, etc. repite con habi­
lidad, pero un tanto mecánicamente. Prueba de ello son los poemas escritos por
encargo, como el soneto «Puerto galano por quien tanto peno...» » (fol. 74r), es­
crito porque «mandole su Catalina que hiciese un soneto muy enamorado a una
dama que tenía el apellido de Portugal», o el que inicia «Fuerte es mi amor y fuerte
mi deseo» (fol. 96v), compuesto también a petición de su dama para una amiga.
Se trata, pues, de sonetos en los que prevalece sobre la gravita petrarquista,
basada en el conocimiento de una teoría amorosa y en la expresión severa de una
meditación sobre una experiencia personal, la piacevolezza derivada del juego,

69
--
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

de la voluntad de sorprender y de ser brillante. De esta manera el soneto deriva y


confluye hacia formas como el epigrama y el madrigal.
No puede sorprender, pues, que el propio Salazar en una apostilla que aparece
junto al soneto «Resplandeciente sol del alma mía» (fol. 96r) diga: «Este epigrama
y el siguiente le mandó su Catalina hiciese a una dama muy amiga suya que tenía
el apellido de Villafuerte ... » Lo sorprendente es que ambos van acompañados del
título «soneto». Es decir, Salazar parece que está identificando dos géneros que
tenían orígenes y características distintas. Sin embargo, tampoco hay que sor­
prenderse mucho pues ya desde antiguo se venía produciendo esta confluencia,
como deja de manifiesto Lorenzo el Magnífico cuando afirma sobre el soneto en
su Comento: «Ha grande similitudine e conformita questo modo di stile con lo
epigramma quanto all' acume della materia e alla destrezza dello stile» (Lorenzo
de Medid, 1992: 586). Así, pues, las razones de esta cercanía a ojos de estos poetas
eran dos fundamentalmente: la brevedada y la agudeza.
Se crea, así, una suerte de soneto epigramático en la época que se convirtió en
una de las fórmulas habituales de la poesía cortesana, caracterizada por
la tendenza a mettere di rilievo l' ultima terzina, nelle quale trovano posto, a con­
clusione di un processo di elavorazione avviato nelle quartine, l' iperbole o la sen­
tenza finale. Il componimento risulta in tal modo diviso in due parti: nella prima
sono esposte le premesse, nell' altra le conclusioni. Sono riconoscibili, in una stru­
ttura del genere, le proprieta dell' epigramma, dove a una expositio fa seguito la
conclusio (Rossi, 1980: 75).

Es lo que podemos encontrar en no pocos sonetos de Salazar, por ejemplo en


el que dedica a «una mosca que estaba picando en el rostro a su Catalina» (fol.
86r), que retoma un tema de tonalidades eróticas muy productivo en los siglos
XVI y XVII.

Junto al soneto, la otra forma básica del corpus que estamos estudiando es la
canción, como no podía ser de otra manera. A ellos se une la originalidad de que
Salazar incluya una ballata, forma que aparecía hasta en siete ocasiones en los
Rerum Vulgarium Fragmenta, pero que era ya una forma en plena decadencia y
que, de hecho, en el s. XVI era en España bastante rara. Se trata en su caso de una
ballata mediana por cuanto el estribillo está compuesto de tres versos: YzZ, es de­
cir, dos endecasílabos y un heptasílabo, que va seguido de siete estancias, la última
de las cuales se cierra con un verso que es una variante del último del estribillo.

70
LA SILVA DE POESÍA

No utiliza Salazar para este núcleo poético ni madrigales quizá porque, como
a hem
os comentado, para él estaba muy unido al universo pastoril, ni sextinas,
y que sí aparecen en otros momentos en la Silva, como veremos. En cambio,
aun
dad, da entrada a dos epístolas en tercetos, forma métrica que, aunque
o O nove
c o�ormaba parte del modelo petrarquista, ya había sido usado por algunos de sus
n
caso, estamos ante dos poemas cuyo tono se acerca mas ' a11'meo
·
·mitadores. En su
�en ambas el tema principal es el lamento por el rechazo de la amada) que al na­
rrativo o m editativo propio de su uso más común en epístolas morales, sátiras, etc.
Sin duda la novedad más importante, métricamente hablando, de esta primera
arte del «cancionero» de Eugenio de Salazar es la presencia de una glosa en oc­
iavas. Ya hemos visto cómo al final de las composiciones pastoriles de la primera
parte de la Silva, nuestro autor daba cabida a un poema al que denominaba «glosa
y canción pastoril» y comentamos entonces los problemas que planteaba la unión
de dos tradiciones distintas, como eran la italiana y la cancioneril en un mismo
poema. Una situación semejante se nos vuelve a presentar ahora por cuanto nos
encontramos con una glosa ( en este caso aparece claramente especificado el ver­
so glosado) en octavas. Esta, que era una de las formas más característcas de la
literatura italiana, aunque se especializó como forma estrófica del poema épico
renacentista y en general de la poesía narrativa, tenía también una importante
tradición lírica en autores como Boccaccio, Poliziano o Bembo, cuyo ejemplo fue
seguido por Boscán en su Octava rima, obra que inaugura dicho género en la
poesía española.
El poema, un canto a los efectos de los ojos sobre el alma del poeta, se orga­
niza a partir de la repetición sistemática de términos relacionados con el campo
semántico de la vista: ojos, mirar, vista, etc. En concreto, cada una de las seis es­
tancias inicia con la palabra «ojos» que se repite, además, en el verso tercero de las
estrofas 3 y 5 y en los vv. 3 y 5 de la estrofa quinta. Cada una de estas anáforas se
ve reforzada por la repetición del endecasílabo glosado, en el que ya de por sí se
insiste sobre el concepto de nuevo mediante la acumulación de términos pertene­
cientes al campo semántico ya mencionado: «Mirad ojos, mirad al que heristes».
Como estamos viendo, pues, todo indica que Eugenio de Salazar quiso estruc­
turar los poemas recogidos en la segunda de su corpus sentimental a la manera de
un Canzoniere petrarquista. Sin embargo, a partir de un momento, empezamos
ª ver elementos que suponen una ruptura con ese modelo. Como es sabido, los
Rerum Vulgarium Fragmenta se dividen en dos partes cuyo momento divisor es
la muerte de Laura. Es esta circunstancia la que nos permite hablar de un Canzo-

71

h
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

niere in vita y de otro in morte. En el caso concreto de nuestro autor esta situación
nunca se produjo; sin embargo sí podemos establecer un punto que supone un
cambio radical en la evolución de su historia de amor. Lo encontramos en el fol.
104r, cuando la apostilla que acompaña al soneto «Trescientos y once lustros aca­
bados» nos informa de que «Declara el año, mes y día de su matrimonio con su
doña Catalina Carrillo, que fue 9 de mayo de 1557».
Como hemos señalado previamente, el amor neoplatónico es un sistema ba­
sado en la idealización de una mujer que resulta inalcanzable entre otras cosas
porque normalmente está casada. Era esta realidad lo que generaba la tensión que
justificaba el poemario. Sin embargo, dicha tensión resulta innecesaria si el amor
entre amante y amada se puede consumar en el matrimonio. Por tanto, era inevi­
table que un hecho así tuviera consecuenciasª .
Salazar va a intentar mantener vivo el modelo hasta el punto de que este sone­
to de alguna manera propone un modelo retórico muy cercano al soneto prólogo,
como si de hecho estuviese dando inicio a un nuevo cancionero:

Trescientos y once lustros acabados


del otro el segundo año ya corría
después que la purísima María
parió a Jesús, remedio de pecados.
Y floreciendo mayo por los prados
de su camino andaba el nono día
cuando la dulce Catalina mía
su sí me dio, dejando a mil penados (fol. 104r).

Como se ve, la referencia al año, 1557, y al mes, mayo, no se corresponden con


ningún momento importante del calendario litúrgico; sin embargo, se esfuerza
por dejar referencias religiosas con la mención a la Virgen y al Niño Jesús. Los dos
tercetos, sin embargo, son una manifestación de júbilo que termina con la declara-

8 Clavería (1999: XLII-XLIII) afirma al respecto: «A partir de la composición CV cambia


el tono [ ...] Boscán, correspondido en el amor, canta gozoso las excelencias del elemento
compartido[ ...] No parece descabellado creer que el barcelonés compusiera los poemas
[ ...] después de la boda con su amor correspondido doña Ana Girón de Rebolledo, o
cuando menos, desde la fecha[ ...] de la promesa matrimonial».

72
LA SILVA DE POESÍA

ca de que ese periodo de sufrimientos amorosos que había caracterizado


ci. o, n públi
ental a su poesía sentimental hasta este momento ha llegado a su fin:
en lo fundam
¡Oh, cuántos grandes envidia me tuvieron
al punto que alcancé don tan precioso
y aun hoy me envidian tan dichosa suerte!
¡ Y cuántos hoy carecen de reposo
por solo aquesto y dicen y dijeron
que el sí que me dio la vida les dio muerte!

Además, el uso del pretérito indefinido «alcancé» y la oposición presente/pa­


sado en el sintagma «dicen y dijeron» nos permiten interpretar que este soneto,
de acuerdo con la norma habitual de todo cancionero petrarquista ya comentada,
no se ordena siguiendo la cronología de composición de los poemas, sino de la
progresión de la biografía sentimental, lo que nos vuelve a indicar que Salazar ha
colocado este poema en esta posición siguiendo un plan preestablecido.
Sin embargo, no se puede construir un cancionero petrarquista a base de can­
tos sobre la felicidad de los amantes. Así, pues, con el fin de continuar su proyecto,
intentó sustituir el lamento por la muerte de la amada por el dolor que produce
la separación, valiéndose, quizá, de las circunstancias reales que le obligaron a
realizar diversos viajes para cumplir con los nombramientos que iba recibiendo.
Sin embargo, entre medias van apareciendo poemas que suponen una ruptura de
la secuencialidad que se había establecido hasta ahora.
Por ejemplo, en los cuatro dedicados a algunos objetos, Salazar canta a unos
guantes, a una cinta del pelo, a frutas, etc., en virtud de que la cercanía que han
tenido con la amada les hace depositarios, de alguna forma, de su presencia. Pero
las circunstancias parecen indicar que esa separación se produjo en un momento
de la biografía sentimental anterior al matrimonio. En cualquier caso, se trata de
un recurso para retomar el lamento amoroso: «Bien puede al padecer en mí, que
muero;/ bien puede Amor, si quiere, usar conmigo / de ingratitud, dureza y tira­
nía» (fol. 105v).
Inmediatamente después nos encontramos con la sextina doble «Cuando se
muestra en el sereno cielo», con la que Salazar recupera una de las formas más
emblemáticas del petrarquismo. Es sabido que la sextina es una estrofa de origen
provenzal de gran dificultad técnica, cuya invención se atribuye a Arnaut Daniel,
pero que entró a la literatura española, sobre todo, gracias a la influencia italiana

73
....,...

JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

(Prieto, 1975; 105-138), ya que era uno de los cinco metros presentes en el Canzo­
niere. Lo importante es que había adquirido un significado de género aristocráti­
co, que ya había recogido Herrera, en cuanto manera de demostrar la habilidad
técnica y el arte literario del poeta.
Con la «Canción en ausencia» (fol. 114v) se inicia, por fin, un grupo de poemas
que supone una verdadera continuación del cancionero matrimonial iniciado en
el fol. 104r. Se trata de unas composiciones, en las que se puede percibir una pro­
gresión argumental que avanzaría entre momentos de tristeza y lamentos, corno
consecuencia de la lejanía a la que los esposos se ven sometidos, y de felicidad por
el reencuentro. De esta manera dos son los términos que encontrarnos ya en la
primera estancia y que resumen las claves del cancionero matrimonial: «esposa»
(v. 8) y «ausencia» (v. 10).
Estructuralmente hablando, la canción presenta una organización con algunos
desequilibrios. Así, las tres primeras estancias retornan el gusto por la descripción
de la naturaleza y la relación entre esta y el poeta mediante la comparación entre
los efectos del sol y la luna, cuya presencia alumbra al mundo corno la amada
alegra y elimina las tristezas, y el mes de mayo, que hace florecer las selvas, pero
cuya ausencia supone su muerte, al igual que la presencia y la ausencia de la dama
suponen la vida y la muerte del poeta:

El mayo es de mi vida
aquel tiempo que vivo do te veo,
en él mi alma y corazón florece;
pero en tu ausencia toda flor perece
hasta que este rodeo
se acabe y vuelva al mayo que deseo (vv. 31-36).

Terna que recuperará en las estancias 7 y 8, centrando su atención en la luna y las


estrellas. En cambio, en las tres siguientes, Salazar introduce tres mitos de la tradi­
ción grecolatina: Enone y Paris, Hero y Leandro y Filis y Dernofonte. El elemento
común que permite su identificación con el poeta es la separación entre los aman­
tes, así corno el hecho de que en ellos tiene una gran importancia el mar. Además,
todos son mitos que tienen un final trágico, pese a lo cual en Salazar ese posible
dramatismo está apenas sugerido.
Las tres últimas estancias suponen la vuelta a un terna que ya hemos encon­
trado anteriormente: el sueño de amor. Salazar introduce aquí algunas de las va-

74
LA SILVA DE POESÍA

que podía presentarse y las distribuye en las diferentes estancias. Así,


n·antes en , el amante se cree en presencia de la amada, pero al despertar se da
lera
en la prdirl ue la realidad es distinta; y en la tercera, resalta la realidad del sueño,
cue�ta e q
ite hablar con la dama como si estuviera presente; en la segunda, en
q ue perm
recoge la variante erótica del tema:
camb�o1, el autor
¡Oh, cuando yo recuerdo
y pienso en tus meneos tan galanos
y hebras de oro que ante mí peinabas.
¡Ay me!, y cuando me acuerdo
de los hermosos brazos, blancas manos
con que a mi cuello tanto te añudabas
y de cómo juntabas
tus rubíes y perlas con mi boca,
y de otras cosas por quien tanto peno.
¿Adónde te me fuiste tiempo bueno? (vv. 109-n8)

Como ya he indicado, los poemas sucesivos suponen un alternarse de la­


mentos por la lejanía y de alegrías por el tan deseado encuentro, aunque preva­
lecen lógicamente los primeros) y relacionados con ellos, temas que ya hemos
ido comentando: el sueño de amor, promesas de fidelidad, quejas al Amor por
provocarle un dolor peor que la muerte, o referencias a la teoría amorosa de la
época con la alabanza del dolor como medio para perfeccionarse y la unión de
las almas de los enamorados, etc. En este sentido, son interesantes los sonetos
escritos a petición de doña Catalina, en los que la dama le plantea problemas
teóricos sobre el amor, como «de qué se causa el olvido en los amantes» o
«cuándo eran los celos más penosos», etc.
A continuación y sin separación alguna que haga pensar que ha terminado
un ciclo y que empieza otro, se agrupan los poemas escritos en metros caste­
llanos. Conviene recordar, antes que nada, que tanto la lírica cancioneril como
la petrarqtústa derivan de un tronco común, la poesía provenzal y que, en con­
secuencia, los elementos comunes son muchos temática y técnicamente. En
efecto, lo normal en la lírica española del siglo xv1 es que los mismos autores
poetizasen en ambas tradiciones. La separación física en los libros se debe más
a una cuestión editorial de la época que a una radical diferencia de fondo entre
ellos. Se trata de canciones y epístolas en las que se desarrollan unos temas y

75
JAllvIB JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

unas fórmulas en gran parte coincidentes con los poemas anteriores, pero que
se expresan métricamente sobre todo en coplas castellanas o en coplas reales,
aunque también hay una epístola en redondillas que termina en una quintilla.
Con todo, la ruptura más radical de la filosofía de lo que es un cancione­
ro petrarquista se produce en el fol. 14or cuando Salazar introduce un largo
poema dedicado a su mujer titulado «Las reglas de la buena casada» en el que,
en coplas reales (abaab:ccddc), desarrolla un tema tan poco idealizante como
puede ser una especie de manual sobre el comportamiento que han de guardar
las mujeres que han contraído matrimonio, entre los que podemos ver que
«ame y tema a su marido», «que no sea ventanera», «que no sea callejera»,
«que no responda al hombre que le hablare alguna palabra atrevida o desho­
nesta, que mejor es callar», «que no sea melindrosa», etc. Se trata, pues, de una
serie de consejos que se pueden encontrar en cualquier libro de educación al
matrimonio de los numerosos que se publicaron en la época (Aguilar Salas,
2000: I, 259-264).

Llegados a este punto, se ha producido ya la definitiva disolución de su can­


cionero petrarquista: el proyecto editorial de su poesía amorosa siguiendo ese
modelo ha decaído y el conjunto sentimental deriva hacia un libro de poemas
que progresa por mera acumulación sin mayor lógica interna. Así, encontra­
mos un romance a la figura de la mujer del Conde Fernán González o un largo
poema en octavas titulado «La perpetuación de Mayo», dedicado a su mujer.
El poema puede ser fechado en el periodo que siguió a su matrimonio,
como parece deducirse del exordio:

Después que amor y la fortuna y hado


a la sublime altura me han subido
del venturoso e inestimable estado
a ningún otro amante concedido;
después que al bien me veo levantado
del cual no temo verme ya caído
y cojo el dulce fruto y los sabores
de mis fatigas grandes y dolores;

76
LA SILVA DE POESÍA

Después que conseguí el precioso asiento


que mi amor y firmeza merecieron,
si es posible haber merecimiento
capaz del alto bien que consiguieron (vv. 1-12).

A continuación, el exordio continúa con la fórmula retórica de la rectificación:


No cantaré cantares dolorosos,
pues ya cesó el dolor que los causaba;
no lloraré los casos tan llorosos
del disfavor que al lloro me forzaba;
ni mentaré los hechos rigurosos
que el riguroso Amor conmigo usaba,
ni entonará mi musa las pasiones
bastantes a acabar mil corazones;
más tiene de cantar, ¡oh, ánima mía!,
cantares de placer y mucho gusto
que muevan a contento y alegría
y expelan los pesares y el desgusto.

Termina esta larga introducción inicial con una invocación a su esposa, con el fin
de que le conceda su favor para que su musa pueda cantar su belleza:

Dame, pues, tu favor, ¡oh, bella esposa!,


para que en tu servicio se adelante
mi musa, de servirte tan ganosa,
y la perpetuación de Mayo cante
hecha en tu perfición maravillosa (vv. 49-53).

Se inicia así la narración de cómo el mes de Mayo, consciente de que la fugaci­


dad del tiempo le condena a desaparecer ( «Treinta y un días traigo para holgarme
I Y no me será un hora prorrogada. / El mundo tiene luego de olvidarme» , vv. 355-
357), decide buscar una dama cuya belleza y virtud sean tales que le haga digna de
recibir sus dones, para lo cual inicia un viaje a través del mundo. De esta manera,
Y aunque el tema de la alabanza de su mujer subyace a lo largo de todo el poema,
este deriva hacia una manifestación extensa de sus lecturas de geografía e historia
fundamentalmente, en donde se mezclan elementos extraídos de textos de la an-

77
---
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

tigüedad clásica con datos obtenidos a partir de los recientes descubrimientos de


los españoles y de los portugueses en América, en África y en Asia.
El poema empieza destacando un mundo idílico en el que, en una naturale­
za descrita según el modelo del locus amoenus, conviven dioses de la mitología
grecorromana con pastores y pastoras, al más puro estilo bucólico. Además, la
presencia de damas y galanes, caballeros, señores, príncipes, reyes y emperadores,
nos introduce en un ambiente cortesano. De esta forma, el poeta logra reunir en
su poema aquellos universos que la poesía había predeterminado como los ideales
para ambientar el tema amoroso.
Sin duda, el aspecto más interesante dentro de esta especie de misceláncea his­
tórico-geográfica en verso que es «La perpetuación de Mayo» lo constituye la pre­
sencia del mundo americano, presencia que, además de ser breve, apenas denota
su experiencia directa de esa realidad y que es una señal inequívoca de que el texto
no tenía pretensiones biográficas, sino que la base de su información es, funda­
mentalmente, literaria. Este hecho parece certificarse cuando en el poema se alaba
«la prole y bien nacida / que de tu casto vientre procediese» (vv. 1225-1226), de
donde parece poder deducirse que el nacimiento de sus hijos aún no se había pro­
ducido, lo que nos indicaría que, probablemente, el poema al menos se inició en
España, con independencia de que fuese concluido o modificado sucesivamente.
Es de destacar, sin embargo, su positivo concepto de Montezuma, al que califi­
ca de «gran persona» (v. 543), señal de un reconocimiento de la dignidad del mun­
do indígena y de la grandeza de la monarquía azteca, que no siempre fue aceptada
por los cronistas, lo que pone a Salazar entre aquellos españoles que, emigrado_s a
América, supieron reconocer, con las obvias limitaciones de su tiempo, la grande­
za de las civilizaciones prehispánicas. Además, encarece el autor una planta ame­
ricana, el «kzotl [que] es un pimpollo que hay en la Nueva España a manera de
palmito que tiene las cabezas de las pencas blanquísimas y lustrosísimas», como
elemento de comparación para resaltar la blancura de doña Catalina.
Una vez llegado a Madrid, el mes de Mayo decide depositar en dicha ciudad
sus virtudes por ser ciudad en la que residen los reyes de España y residir en ella
gente de todo el mundo. Dentro de la ciudad, busca y encuentra una joven cuya
belleza y virtudes la hacen digna merecedora de tan gran privilegio, doña Catalina
Carrillo, cuyo nombre se declara en unos versos acrósticos. El poema termina con
una exaltación de su esposa, resumen de todas las perfecciones, y con una decla­
ración de autocelebración por haber sido elegido como marido de tan alta dama:

78
LA SILVA DE POESÍA

aquel varón dichoso/ que el cielo destinó para consorte/ tuyo, que
endito sea
«B de ser hiJ·o venturoso/ de aquesta noble villa» (vv. 1217-1219).
ha
Así, pues, hemos visto cómo esta segunda parte del ciclo de poesía sentimental
ua nio de Salazar presenta un primer núcleo en el cual es fácil rastrear gran
de E e
ementos constitutivos de un cancionero petrarquista: el tema amo­
p atte d e los el
oplatónica, la existencia de una única dama a la que va dirigida
roso de base ne
oesía, etc. Además, encontramos elementos estructurales necesarios, como
�-!neto prólogo, el soneto que da inicio a la biografía sentimental ubicando el
ri.mer encuentro con la amada en una fecha importante del calendario, etc. Asi­
�smo otros elementos determinantes, como la interrelación de las composicio­
nes, de manera que el conjunto sea homogéneo y avance de manera cohesionada,
evitando así la simple antología de textos que se superponen pero sin conformar
una unidad.
Sin emb argo esta estructura empieza a disolverse cuando se hace presente un
elemento que, si bien en principio le sirvió a Salazar para mantener la división
de la historia sentimental en dos partes, como Petrarca, sin embargo, de hecho,
impedía su continuidad: el matrimonio con doña Catalina Carrillo. Aunque en
un primer momento intentó prolongar la ficción sentimental mediante la tensión
amorosa producida por la separación forzada de la amada; poco a poco vamos a
ir viendo cómo las incoherencias (la introducción de poemas en metro castellano,
de un poema didáctico sobre cómo debe comportarse una mujer casada, etc.) van
a terminar por disolver definitamente el proyecto.

SEGUNDA PARTE: POESÍA DE CIR CUNSTANCIAS

Bajo el membrete de «poesía de circunstancias» englobamos habitualmente toda


una serie de poemas de distinto tema y forma métrica cuyo único elemento co­
mún parece ser el hecho de que en su origen inmediato no está tanto la voluntad
autónoma del poeta de reflejar sus propios sentimientos o vivencias personales,
como su necesidad de participar en determinadas convenciones sociales o de ga­
narse el favor de los poderosos. Precisamente por este motivo, parece darse por
descontado que se trata siempre de textos que padecen una evidente falta de cali­
dad que los sitúa casi en la categoría de antiliterarios.
Sin embargo, esta idea responde más a un prejuicio romántico que a una com­
prensión cabal de la idea que de la actividad literaria se tenía en el Siglo de Oro,
periodo en el que a la poesía en particular se le reconocía un valor social muy

79
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

importante. Recordemos que, en este sentido, ya Castiglione había establecido


que todo buen cortesano tenía que saber, entre otras cosas, componer versos y
que en todo tipo de reuniones, fiestas, etc. era normal proponer juegos con los que
demostrar sus habilidades en este sentido. Es decir, el arte no tenía por qué ser un
fiel reflejo de los propios sentimientos del autor; en realidad, era muy normal, por
ejemplo, «fingir amores».
Es precisamente esta consideración de la poesía como una manifestación de
cortesanía, lo que �stimulaba la participación de todas las clases sociales en las nu­
merosas fiestas y celebraciones civiles y religiosas que caracterizaban a la sociedad
hispánica de los siglos xv1 y xvn. De esta manera, un matrimonio o una defun­
ción de algún miembro relevante de la familia del rey o de un alto representante de
la nobleza, la subida a los altares de un nuevo santo, la victoria en una batalla con­
tra los enemigos de Dios o de la patria, etc., todas eran buenas ocasiones para que
los escritores ( o cualquier persona con afición a las letras) pudieran demostrar
con sus versos que compartían los valores sociales que definían aquella sociedad.
Y, de paso, intentar ganar el favor de los poderosos en busca de algún beneficio
en forma de premios o de mecenazgo. Como afirma Robert Jammes (1987: 207):
Conviene desembarazarse desde el comienzo, cualesquiera sean las conclusiones a
las que debamos llegar, del prejuicio, heredado del romanticismo, contra el «poeta
cortesano» en general. Lo que, con una óptica del hombres del siglo xx podríamos
considerar como bajeza y adulación, no es más en realidad que la expresión per­
fectamente natural de las relaciones sociales de dependencia [ ...] de la España de
los Habsburgos; por otra parte, y en razón misma de la estructura de esa sociedad
y del puesto que el escritor (quienquiera que fuese) ocupaba en ella, la noción de
literatura no era la misma que hoy día [ ...] «encargar» una poesía a un poeta no era
más escandaloso que «encargar» un cuadro.

Por lo tanto, es necesario que, al abordar el estudio de este corpus poético, de­
jemos de lado los prejuicios que a menudo impiden reconocer los valores que en
realidad tienen algunas de estas composiciones. Entre otros, que con frecuencia
resultan muy útiles a la hora de situar a los autores en su contexto social y cultu­
ral. Sin embargo, tampoco hay que ocultar el hecho cierto de que, con frecuencia,
muchas de ellas quedan muy lejos de los niveles de calidad literaria que han ga­
rantizado la fama de los distintos autores.
Por otra parte, a la hora de estudiar este corpus nos encontramos con varios
problemas que hay que tener en cuenta: el primero es que no pocos de los textos
que se integran en cualquiera de las tres partes de la Silva podrían haberse incluí-

80
LA SILVA DE POESÍA

. mayor dificultad en alguna de las otras dos. Por ejemplo, es fácil entender .
s
do J.ll algonos de los poemas que Salazar intercambiaba con sus amigos o con los
córnO
articipó en fiestas religiosas hubiesen podido considerarse como poemas
q u� ?osos sin más; y de la misma manera, algunos textos que se incluyen entre la
reliV,
ti mental..1no son sino encargos que el poeta recibió de su propia mujer
poes1a sen pOu
•. ,
iJan
, . . .
11ab· erse cons1'derado como poesia de circunstancias sm
.
y, poi lo tanto,
rzo.
n,ucbo esfue
y en segundo lugar, hay que hacer frente al hecho de que Salazar, a diferencia
en la primera y en la tercera parte, no ha organizado los poemas si­
de lo que hace
guiendo ningún criterio ni temático ni métrico, por lo que sería útil buscar algún
sistema que permita agruparlos. Desde luego, no se puede afirmar que los textos
se dispongan en un orden cronológico, aunque en ocasiones, es posible percibir
que algunos de ellos for�an se:ies que más o menos podemos relacionar con al­
gunos momentos de su b10grafia:
• Poemas escritos en honor de los Virreyes Marqueses de Villamanrique,
en ocasión de su llegada a México en 1585. Consta de un soneto dedica­
do a la virreina y otro al virrey además de la «Descripción de la laguna
de México».
• Poemas escritos durante su estancia en La Española (1574-1575): incluyen
las composiciones que intercambia con doña Leonor de Ovando, Francis­
co Tostado de la Peña y doña Elvira de Mendoza, todos ellos poetas de la
isla; además, incluye un canto en loor de la ciudad de Santo Domingo y un
soneto burlesco.
• Poemas escritos durante su permanencia en Guatemala (1579-1582): reúne
los que envió y recibió de don Pedro de Liébana, así como el que dedicó a
la muerte de doña Madalena de Vargas y, probablemente, también el que
hizo en honor de don Pedro de las Roelas, general de carrera de Indias.
Además, los dos que celebran la conquista de Portugal por Felipe II (1580)
y los jeroglíficos inventados para las honras fúnebres en memoria de la
reina doña Ana de Austria, así como la canción de igual tema (1580). La
larga composición escrita como texto preliminar para la edición de los
Diálogos militares de Diego García de Palacio podría ser de esta época o
de los primeros años del periodo mexicano, ya que en ambos momentos
coincidieron los dos autores, pero en la dedicatoria se señala que el autor
era aún oidor en Guatemala, por lo que parece lógico incluirla en este

81
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

apartado. El hecho de aparecer a continuación de la escrita en alabanza del


De re militari de Diego Gracián, escrito antes de 1566, fecha de su publica­
ción, hace pensar que Salazar los ha reunido debido a que comparten o el
tema militar o su carácter de texto preliminar. Además, fueron los únicos
poemas de la Silva que se publicaron en vida de su autor.
• Poemas escritos en España con anterioridad a su viaje a América: for­
man parte de esta serie el poema apenas mencionado escrito a petición
de Diego Gracián, el soneto dedicado a los cristianos muertos en el fuerte
de San Telmo luchando contra los turcos (1565), el soneto «Levántese del
mundo en alto vuelo», la epístola al Marqués de Mondéjar (escrita entre
1557 y 1559), la elegía fúnebre en memoria de don Juan de Figueroa (1565),
la canción y dos glosas escritas con la ocasión de un accidente que sufrió
el príncipe don Carlos (1562), los dos poemas dirigidos a Felipe II, uno con
motivo de su matrimonio con Isabel de Valois (1559) y otro que sirve de
preámbulo al anterior. Por su tema y por el lugar que ocupa en el conjunto,
también la sátira contra la corte parece pertenener a este conjunto, aunque
no tenemos referencias cronológicas precisas en su caso.
• Segunda serie de composiciones escritas durante su permanencia en Mé­
xico: podemos colocar aquí los jeroglíficos y poemas realizados con oca­
sión de la muerte de la hija de los Virreyes Villamanrique (1588), el soneto
y el epitafio en honor de la difunta esposa de don Santiago de Vera (más o
menos acaecida entre 1592 y 1597), la epístola a Herrera (escrita alrededor
de 1597), el soneto autobiográfico, en cuya última versión incluye la noticia
de su nombramiento como consejero de Indias (1600), probablemente el
romance a su Catalina, que hay que trasladar a la primera parte de la Silva,
los jeroglíficos en conmemoración de la muerte de Felipe II (1598) y el
soneto dirigido a don Juan de Cigorondo (1592-1595) (Arróniz, 1979: 177).
Entre medias otras composiciones sobre las que no tenemos más indicaciones
cronológicas que su cercanía a las series ya señaladas, como las tres glosas pastori­
les, que se conectan con la bucólica descripción de la laguna de México en su am­
bientación pastoril, si bien ahora se trata de diálogos puestos en boca de pastores
rústicos, por lo que probablemente puedan ponerse en relación con las otras obras
de ese periodo; las dos traducciones, de Poliziano y de un soneto anónimo italia­
no; o algunos poemas dedicados a personas que nos son desconocidas. En estos
casos, la datación se ve dificultada porque entre una serie y la siguiente se verifi-

82
LA SILVA DE POESÍA

orales. De alú que la diferencia pueda ser notable. Solo en algunos


cansa 1 tos temp
sib le datar, como en el del soneto del que se nos dice que lo escribió
casos e: pot
ando en Canarias, que podemos ubicar con seguridad entre 1567-1573;
su autf es canción que dedica a la infanta Isabel Clara Eugenia, probablemente
0 e� e
de la
l años en los que la sucesión del reino recaía sobre ella, tras la muerte
escn.to en os
don Carlos (1568).
del príncipe
cronológica, no resultaría especialmen­
No obstante, esta posible ordenación
su estudio, por lo que se hace necesario iniciar la busqueda de algún
te u'til para .
A unque es ev1.dente que no resulta ,,
1acil encontrar un cnte-
catono.
. tema clasifi
sis . .
permita reun,1_r os de una manera homogenea y convmcen te y
. uniforme que
1 , .
�;ando claro � � , pu s, u carácter puramente metodológico y práctico, los podemos
ente manera:
encuadrar de la s1gm
1. Poesía encomiástica: Frente a la producción anterior de Salazar, esta aban­
dona esa intimidad en la que parecía querer mantener su obra, para mani­
festarse de cara a la sociedad como tal poeta. Forma parte de este núcleo
un importante número de composiciones pertenecientes a géneros muy
varios (églogas, epístolas, sonetos, elegías funerales, etc.) que comparten,
sin embargo, el marcado carácter laudatorio que les da un tono común.
En estos poemas se evidencia el carácter cortesano de nuestro autor, su
finalidad práctica y su función social en cuanto a través de ellos Salazar se
sitúa en relación con la ideología religiosa y política imperante. Por otra
parte, algunos de estos poemas podían tener un fin mucho más inmedia­
to y práctico: se trataba en algunos casos de obtener de las autoridades
alguna forma de ayuda, sobre todo en función de posibles ascensos en su
carrera profesional.
2. Poesía dirigida a sus amigos: Incluyo en este apartado aquellas composi­
ciones de circunstancias cuyos receptores, a diferencia de los del grupo
anterior, pertenecen al círculo de amistades de Salazar y son, por tanto,
gente de su misma clase social. Su finalidad sería la de establecer o reforzar
lazos con personas a las que le une, fundamentalmente, su pasión por las
letras. En otros casos se trata de poemas dedicados a la muerte de conoci­
dos, como el soneto y el epitafio dedicado a la mujer de Santiago de Vera.
Sin embargo, se distinguen de los del conjunto precedente en que Salazar
no podía obtener ningún beneficio con ellos. Merece la pena señalar que
varias de estas composiciones parecen escritas siguiendo esquemas habi-

83

b
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

tuales en las academias, tan de moda en la época, y en las que posiblemen­


te Salazar participaba.
3. Poesía satírico-burlesca: Son, quizá, los poemas mas interesantes de esta
segunda parte de la Silva porque, a pesar de su escaso número, nos rela­
cionan a nuestro autor con el Salazar que compuso la «Epístola de los Ca­
tarriberas» y otras del mismo tipo, que son las que han sustentado la fama
de su autor hasta nuestros días.
Partiendo de este esquema clasificatorio, analizamos a continuación los más
representativos.

l. POESÍA ENCOMIÁSTICA

Podría sorprender que el mismo hombre que escribía a sus hijos su temor a que
su actividad poética pudiese ser considerado como un motivo de menosprecio
de su persona, sin embargo no tuviese inconveniente en mostrarse públicamente
como autor de versos cuando determinadas circunstancias así lo aconsejaban. En
cualquier caso, a través de estas composiciones, Salazar se presenta ante nosotros
como un poeta cortesano que utiliza su estro lírico con el fin de participar en
acontecimientos festivos o luctuosos de la comunidad, o bien para obtener mer­
cedes de las autoridades.
Así, pues, nos encontramos fundamentalmente con composiciones escritas en
honor de personas cuyo favor esperaba ganar, presumiblemente por la ayuda que
pudieran prestarle en sus ambiciones profesionales. Se trata, pues, de personas
de gran relieve político en la España de su tiempo, como los Marqueses Villa­
manrique, Virreyes de la Nueva España, a los que escribe celebrando su llegada
a México, o el Marqués de Mondéjar, al que alaba con ocasión de haber decidido
retirarse de los fastos de la corte. En el caso de don Juan de Figueroa, le dedica un
lamento con ocasión de su muerte. Naturalmente, si esta poesía tenía entre sus
fines principales el de demostrar su ortodoxia política, es lógico que uno de los
receptores inmediatos de sus poemas fuera el propio rey Felipe II y su familia ( el
príncipe don Carlos y la infanta Isabel Clara Eugenia, así como las reinas Isabel de
Valois y Ana de Austria), a los que dedica varios poemas laudatorios.
Pero si muchos de estos poemas tienen un tono celebrativo y laudatorio, tam­
bién son frecuentes los que surgen a raíz de una defunción. En este sentido, pode­
mos destacar los jeroglíficos que Salazar escribió en ocasión de la muerte del rey

84
LA SILVA DE POESÍA

rei na dofia Ana de Austria y de la hija de los Virreyes Villamanri­


FellP. II de la
n de tema funesto es la alabanza a la muerte heroica de los defensores
q ue. ;a 'bié
: e San Telmo contra los turcos, hecho que causó honda impresión y a
del f_ue d · · · ' · .
. é s d el cual Salazar expresa su partlc1pac10n en e1 sistema de va1ores dommante.
u·aV'
de la Silva se inicia con los dos sonetos y una bucólica de-
La segunda parte
arqueses de Villamanrique con motivo de su llegada a la Nueva
. dos a los M
dica
a importancia de estas composiciones, sobre todo de la bucólica,
s -a en 15g5. L
E 1:cho de colocarlas en p1imer lugar podría explicarse desde un punto de vista
Y eterno, si pensamos que en las otras dos partes también son los poemas pastoriles
r. ue abren el conjunto. Sin embargo, también podría pensarse en la posibilidad
:: :ue Salazar colocase en primer lugar los poemas dedicados al Marqués quizá
ara congraciarse con el nuevo gobernante en un momento en el que su favor
:odría ayudarle mucho en sus aspiraciones profesionales.
En este sentido, redundaría la colocación inaugural del soneto «Blanca sobre
las blancas que por suerte», dedicado a la Marquesa, que si, por una parte sirve
de preámbulo a la «Descripción de la laguna de México», que la: sigue, también
podría ser considerado como una dedicatoria más amplia. Es decir, que toda esta
segunda parte del volumen estaría dedicado a ella. Esto se justifica, además, por el
hecho de que los otros dos núcleos en los que se divide la Silva, el sentimental y el
religioso, están precedidos de un poema-dedicatoria por lo que parecería raro que
esta segunda parte careciera de él.
El poema presenta algunos de los tópicos comunes a las obras de este tipo: en
primer lugar una presentación hiperbólica de la dama, a la que se dirige en un
primer cuarteto de marcado carácter laudatorio; a continuación Sala.zar introduce
una captatio benevolentiae declarando la imposibilidad de su musa de ensalzar
la figura de la destinataria en lo que esta merece, y le suplica que, de cualquier
manera, acepte su «ruda zampoña» en cuanto manifestación de una «humilde
voluntad».
Este soneto se continúa y cierra con el soneto «Su alto cetro y gloriosa espada»
(fol. 193v), que cierra la serie, dirigido a su marido, el Virrey, a quien se alaba y en
cuya justicia y sabiduría política se ponen todas las esperanzas.
Entre los dos sonetos señalados, encontramos una larga bucólica titulada
'. <Descripción de la laguna de México», en la que, en medio de una naturaleza
ideal�zada según un modelo mitológico y pastoril, se representa a los Virreyes,
don Alvaro Manrique de Zúñiga y doña Blanca Enríquez, recién llegados a la Nue-

85
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

va España, bajo el disfraz pastoril de Albar y Blanca. De hecho, la descripción de la


entrada triunfante del dios Neptuno podía recordar los fastos que acompañaron la
que había realizado recientemente el propio Virrey, lo que sin duda no sería visto
con malos ojos por este.
Como hemos visto, la teoría de la égloga fijaba al género dentro de los paráme­
tros del genus humilis, y por tanto no era en principio el más apto para representar
a personas de gran importancia como podían ser los Marqueses. A pesar de ello,
la evolución que sufrió el género a lo largo de la Edad Media y su elevación dentro
del sistema retórico y poético, nos explica el hecho de que muchas de estas obras
estuviesen dedicadas a personas de alta condición social e, incluso, que estas apa­
rezcan a veces escondidas bajo el disfraz pastoril.
El poema tiene una estructura compleja, por cuanto podemos individuar dos
partes totalmente distintas entre sí y cuya unión puede provocar alguna perple­
jidad. Así, mientras que la primera responde al título ya referido y, efectivamen­
te, lo que encontramos es una descripción de la laguna, en la línea de la fábula
mitológica; la segunda es un diálogo pastoril de carácter amoroso entre los dos
pastores. Aunque se trata de dos géneros distintos y de dos tradiciones distintas,
sin embargo tienen fuertes puntos de contacto: «El parentesco entre el género
mitológico y el pastoril es patente, y no puede extrañar que a veces se reúnan y
cooperen en una misma composición» (Cossío, 1998: I, 223).
Empieza el poema dando un marco geográfico e histórico reconocibles a la
ciudad de México, lo que le sirve, además, para exaltar la riqueza del lugar y de la
corte azteca:

En el distrito rico de occidente,


donde los francos montes su riqueza
y su oculto caudal hacen patente
con gran dulzura y natural largueza
y dan en abundancia a nuestra gente
de sus profundas venas la fineza,
allí está aquella población famosa,
Tenuxtiltán la rica y ampulosa.
Aquélla donde el grande Motezuma
tuvo su corte y su real asiento,
adonde en plata y oro y rica pluma

86
LA SILVA DE POESÍA

juntaba de tributos largo cuento, [ ... ]


aquella ciudad grande que él tenía
por la cabeza de su monarquía (vv. 1-12 y 15-16).

ente después, el autor inicia la descripción de la laguna para lo


Inin edia tam ·
present arnos un umverso arca'd'1co poblado por d'10ses ol'1mpicos,
.
c�al ocede a
p:s nereidas, sirenas, etc. De esta manera Salazar se inventa un origen mito­
n
tnt? ;ara la ciudad de México al atribuir al dios del mar, Neptuno, la construc-
1�f '�e l a misma de manera semejante a lo que harán un siglo después sor Juana
:S
1
I n de l a
' Cruz en su Neptuno alegórico y don Carlos de Sigüenza y Góngora en
Teatro de virtudes políticas (Lorente, 1996: 26-30). Así, México queda unida a la
�;·ga lista de ciudades europeas a las que los artistas de la época habían buscado
un origen mítico como forma de ensalzar su grandeza.
A continuación, Salazar inicia la descripción de la laguna con todas aquellos
elementos naturales que habían causado la sensación de los españoles desde que
tuvieron la oportunidad de verla por primera vez: el carácter lacustre de la ciudad,
la r iqueza y salubridad de sus aguas, los manantiales de agua termales, la existen­
cia de dos lagunas en una: Xochimilco, de agua dulce, y Texcoco, de agua salada,
la fertilidad y riqueza cinegética de sus tierras, etc. El resultado es un paraíso del
que participan también los naturales: «La gente indiana/ [ ... ] por orden admi­
rable,/ con tierra a mano y con labor galana/ en el agua hiciesen milpas bellas»
(vv. 156-159). La presencia de las milpas da pie, por primera vez, a la entrada de la
naturaleza novohispana:

Allí el bermejo chile colorea


y el naranjado ají no muy maduro;
allí el frío tomate verdeguea
y flores de color claro y escuro (vv. 161-164).

Resalta también Salazar lo apacible del clima, haciendo especial hincapié en


lo moderado de los vientos, para lo cual recurre a una enumeración erudita de
origen clásico y mediterráneo: subsolano, céfiro, austro, vulturno, áfrico.
Un aspecto que es necesario subrayar, desde el momento en que se justifica
con la fina lidad y con los destinatarios del poema, es su marcado carácter corte­
sano. Este aparece indicado de varias maneras, por ejemplo introduciendo como
personajes a los mismos Virreyes, pero también insistiendo en determinadas ca-

87
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

racterísticas de la laguna que la hacen especialmente apta para la diversión y el


disfrute de las mujeres:

Aquí no teme la galana dama


ni hay para qué el contento disimule
porque está el agua dulce muy somera,
segura y agradable y placentera [ ... ]
mas porque hermosura es cosa cierta
que tiene algo divino en sí encerrado
y no merece se le cierre puerta
en lo que es a su gusto reservado,
yo hago en mí laguna entrada abierta
para las damas: no les sea vedado,
que de ellas siempre sean navegadas
estas mis aguas dulces y saladas (vv. 133-136 y 201-208).

El resultado es una ambientación al mismo tiempo' real e ideal que reúne en sí


todos los tópicos que hicieron del paisaje arcádico durante siglos representación
artística del ideal humano de un mundo perfecto, en el que era posible dedicarse
al amor y a la cortesanía. Así, presenciamos en este México un proceso de nacio­
nalización del paisaje bucólico que, en la línea de la Arcadia napolitana de Sanna­
zzaro y de la Toledo garcilasista, gracias a la pluma de Eugenio de Salazar, entra a
formar parte de una de las más prestigiosas tradiciones del arte occidental.
Abandonado el mundo acrónico de la mitología, entramos en el presente pas­
toril, que se opone al pasado bárbaro mencionado en la referencia a los sacrificios
humanos al principio de la composición: «Do se sacrificaba grande suma / de
gente humana con rigor sangriento» (vv. 13-14). Es este un bucolismo marcada­
mente cortesano, en el que las damas de la corte y los caballeros pueden dedicar
sus momentos de ocio a la literatura y al amor idealizado y que vemos aparecer
rápidamente ante nuestros ojos. Volvemos, pues, a ese mundo que habíamos vis­
to ya en la primera parte de la Silva. Pero esta vez los protagonistas de la pasión
amorosa no son el poeta y su mujer, encarnados en los personajes de Eugonio y
Carilia, sino el «mayoral» Albar y la pastora Blanca, los Virreyes.
El diálogo pastoril que constituye el centro de la segunda parte del poema se
inicia, como si de otro poema se tratase, con una nueva presentación espacial de
naturaleza bucólica. En este caso Salazar ambienta la égloga propiamente dicha

88
LA SILVA DE POESÍA

e Chapultepec. La alabanza de su naturaleza, según el modelo tópico


e.n e� ceI·ro d erables veces, se ve intercalada por la presencia de indicaciones
o innum
ya vis� a su manantial y al templo qu.e se había construido en él, al que se hace
. tóncas
hJS
un juego de palabras conceptista muy en la línea de los muchos que
e r cia con poesía, especialmente en la religiosa, de la época: « [ ... ] al dios
r fe :.b n
a en la
abUO
pan se hace
sacrificio,/ digo al eterno pan que es uno y trino» (vv. 267-268).
ogo pasto ril coincide con un cambio de la forma métrica que
El inicio del diál
as oct avas italianas en las que empezó, de acuerdo con la métrica habitual
as de l
�e :as fábulas mitól ogicas, a las estancias en las que Salazar desarrolla la mayor
rte de su producción bucólica. El parlamento de Albar es una petición a su
;: ada para que acepte las circunstancias del destino que les obligan a abandonar
us majadas castellanas y andaluzas por otras tan alejadas. El pastor promete, sin
:mbargo, que este cambio no tendrá efecto sobre su sentimiento, que es firme y no
depende de cosas materiales:
En esta tierra, que otros llaman rica
porque la hierba está sobre el tesoro
y yo porque tu blanco pie la huella,
ni quiero yo ni busco otro algún oro
sino el que veo que se purifica
en tu cabeza y pende a matas de ella,
y esa tu cara bella
es la cendrada plata que deseo;
y las hermosas flores, tus facciones.
No pide otras riquezas mi deseo
ni apetece otros dones
ni quiero yo otro bien de cuantos veo (vv. 341-352).

Albar, que hace una manifestación de amor en la línea idealizada típica de este
tipo de literatura, rompe, sin embargo, el modelo al declarar ( como ya habíamos
visto en el caso de Salazar) que le une ya a su pastora el vínculo matrimonial:

¡Dichosa la congoja y el cuidado,


dichoso aquel temor y pena fuerte
que me causó tu vista tan hermosa,
antes que la dichosa y rica suerte

89
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

del sí matrimonial tan deseado


saliese de esa boca tan graciosa! (vv. 365- 370).

Continúa con una alabanza de la pastora, para lo cual se recurre al juego de


palabras entre el nombre propio de la dama, Blanca, y el epíteto que la define,
blanca, que se repite en numerosas ocasiones a lo largo de una estancia:

¡Oh Blanca, blanca más blanca que blanca nieve!


Blanca, en la condición blanda y sencilla;
blanca en el alma que en su Dios blanquea;
Blanca, en costumbres, blanca y sin mancilla;
blanca en la casta fe que a mí se debe.
¿Cuál blanca hay, Blanca, que tan blanca sea?
Quien ver beldad desea
y blanca honestidad con ella unida
no se hallará en blanco, si te viere;
ni a ti te saldrá en blanco la creída
afición del que quiere
a ti sola por blanco de su vida (vv. 413-424)

Resulta curioso observar a este respecto cómo Salazar recrea este paradigma
retórico de manera casi idéntica en otras ocasiones: en la canción que dedica a la
infanta Isabel Clara Eugenia (fol. 199v), el poeta madrileño repite la alabanza re­
tomando el mismo juego de palabras ya visto con el nombre, Clara, y el adjetivo,
clara que sirve para definirlas:

Isabel Clara Eugenia, vuestra fama


es clara y su sonido dulce y claro.
De los umbrales de la clara aurora
hasta el bermejo ocaso, ¡oh clara dama!,
clara es vuestra persona y ser tan raro,
clara es vuestra virtud, que así os decora,
alta Clara y señora;
clara vuestra bondad,
clara vuestra piedad,
claro vuestro valor, que tanto os dora,
clara vuestra largueza y caridad,

90
LA SILVA DE POESÍA

clara vuestra razón,


clara la majestad,
claro el entendimiento y discreción
y clara como el cielo vuestra vida.
ínclita Clara Eugenia esclarecida (vv. 81.96).
,
pero es que, además podemos encontrar otro poema, el soneto a Santa Clara
fi01. 417r), en el que usará un esquema retórico prácticamente idéntico. De esta
( r , v m cómo Salazar no tiene ningún problema en reutilizar la misma
1 e a e os
�:gua poética en situaciones tan distintas como pueden ser dos poemas de cir­
eunstancias y uno religioso, manifestación ulterior de su sistema de componer a
�ase de material de derribo del que hace uso una y otra vez.
Con una octava que sirve de nexo narrativo, se pasa del parlamento de Albar
al de Blanca. Como no podía ser menos, la pastora declara su voluntad de seguir a
su amado a cualquier parte que sea necesario. De ahí que las referencias al viaje a
Am érica vuelvan a hacerse explícitas: «También yo entré en la danza: / la tierra, el
cielo, el mar es buen testigo» (vv. 463-464). En su turno, Blanca retoma los argu­
mentos principales que se habían tratado en el discurso anterior: se menciona de
nuevo a Castilla y Andalucía como lugares a los que la pareja ha estado preceden­
temente unida; se insiste en el amor por encima de cualquier duda y, sobre todo,
alaba al Virrey, nuevo mayoral de los «rebaños» mexicanos.
Termina su intervención Blanca con una alabanza de su marido siguiendo
el esquema retórico ya visto precedentemente con el juego de palabras reiterado
entre el nombre Albar y el epíteto albo, al que se unen referencias al alba. De esta
manera, da por terminada la bucólica con una octava, en la que se nos comunica,
mediante la referencia a la caída del sol, que el día ha pasado y que los pastores se
dirigen a sus refugios nocturnos.
Así, pues, el poema sigue un esquema prefijado ya en otras églogas de Salazar,
pero introduce un elemento nuevo: la idealización y mitificación de Tenochtitlán
en el que confluyen los lugares comunes de la tradición clásica con la presencia
innovadora de la realidad y de la naturaleza hispanoamericana. En un mundo
poblado por dioses olímpicos y pastores, nuestro autor recrea el mito del Siglo
de Oro ambientándolo así, quizá por primera vez, en el Nuevo Mundo. En este
sentido el poema supone una muestra evidente del proceso de adaptación de los
géneros europeos a la realidad americana que luego seguirán otros autores. Natu­
ralmente prevalece todavía el carácter convencional tan rígidamente marcado por

91

b
-
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

la tradición clásica y renacentista, pero es posible ver cómo hacen acto de presen­
cia elementos nuevos que responden a la realidad novohispana.
Sin duda, uno de los más interesantes poemas de esta serie es la epístola al
Marqués de Mondéjar con motivo de su decisión de retirarse de la vida pública.
Como es lógico imaginar, para Salazar tenía que resultar muy importante mante­
ner su relación con una persona que ocupaba una posición de gran relevancia en
la corte. Por tanto, no es de extrañar que, además de llevar a cabo una alabanza del
Marqués, sin embargo, poco a poco vaya introduciendo elementos nuevos que le
aportan variedad y originalidad.
Como es sabido, el género epistolar adquirió en el siglo XVI un gran desarrollo
tanto por la necesidad de poner en contacto un mundo cada vez más amplio e in­
terrelacionado, como por la curiosidad del hombre renacentista por estar al tanto
de las novedades que circulaban por Europa. En este sentido, las cartas constituían
una excelente manera de trasmitir conocimientos y de democratizar el saber, al
ponerlos a disposición de un público amplio. No es de extrañar, pues, que se edita­
sen numerosos epistolarios, algunos de los cuales alcanzaron un importante éxito,
como las Epístolas familiares de fray Antonio de Guevara.
De esta manera, lo que en principio era un género cuya finalidad era básica­
mente práctica, poco a poco se fue tiñendo de elementos literarios, lo que estable­
cía la necesidad de que el escritor pensase no solo en un receptor inmediato, sino
también en otro mediato del que le podían separar una gran distancia o incluso
un largo tiempo. Esta circunstancia estaba ya presente en el propio Petrarca cuan­
do en sus colecciones de epístolas introdujo algunas dirigidas a personajes de la
antigüedad ya difuntos, como Cicerón, Séneca, Horado, etc., a los que se siente
especialmente unido y con los que querría establecer una comunicación amistosa.
Fue de nuevo el poeta aretino quien recuperó para la literatura humanística
la epístola en verso a partir de la imitación de modelos latinos, principalmente de
Horado. El género así establecido tomará a lo largo de la centuria dos direcciones
principales: la epístola familiar y la moral. La primera se caracterizaba por la va­
riedad temática, por el tono ligero y despreocupado y por estar escrita en el estilo
coloquial que caracteriza la comunicación entre personas unidas por el vínculo de
la amistad. Elemento fundamental de este tipo de epístola es la presencia de chis­
tes, refranes, facecias, etc. que contribuyen decisivamente a dar un tono ameno al
género y a proporcionarle la recomendada variedad renacentista.

92
LA SILVA DE POESÍA

01 o, la epístola moral presenta características propias: es un género en


E 0 ca bi
predonúna el tono discursivo y el discurso ético-moral siguiendo un pen­
q�:nto filosófic o que remite de nuevo al Horado de las epístolas y de las sátiras.
e!
saJJ'U ue para el poeta latino se trataba de géneros distintos, sin embargo el huma­
los leyó como dos manifestaciones diferentes de una misma realidad poéti­
A_0Il�

horaciano. Este se caracterizaba por una forma métrica, el hexámetro,


JJJ�. �
ca e sermo
ie los h
ombres del siglo xvr adaptaron fundamentalmente en forma de terza
q� a' y unos contenidos filosóficos de tradición estoicista, que se convirtieron en
r,rn · . .

:e a de }as bases del pensa.rruento mora1 de 1a epoca.


' El neoest01c1smo, resu1tado
la típica adaptación humanista de pensamiento clásico (Epicuro, Séneca, etc.)
cristianismo, con sus aspiraciones de imperturbabilidad del alma, de renuncia a
ks riquezas, honores, pasiones, etc., con su ideal de virtud basado en el aurea me­
diocritas, en la práctica de la amistad entendida como mutuo y libre intercambio
de ideas se encarnará literariamente en la consabida fórmula del «menosprecio de
cor te y alabanza de aldea» (Prieto, 1986: I, 59-98; Alcina, 1993: Ix-xxx).
Garcilaso fue el primero en España que intentó un primer acercamiento al
género en su epístola en endecasílabos sueltos dirigida a Boscán, pero fueron este
último y don Diego Hurtado de Mendoza quienen introdujeron la epítola moral
con la forma con la que habría de imponerse: los tercetos encadenados. Adaptado,
pues, el modelo a la literatura en castellano, rápidamente pasó a convertirse si no
en la forma más común, sí, quizás, en la más representativa y la que dio lugar a
ejemplos más destacados como la «Epístola a Arias Montano» de Francisco de
Aldana o la «Epístola moral a Fabio» del capitán Andrés Fernández de Andrada.
La «Epístola al Marqués de Mondéjar» se nos presenta como un texto com­
plejo en cuanto participa de varias tradiciones distintas, lo que hace de ella un
modelo de esa contaminación que caracterizó desde sus orígenes a los géneros
de tradición clásica en el siglo XVI y que tan bien representa la obra de Garcilaso
(Guillén, 1994: 15-48).
En este sentido, la carta parece escrita a petición del propio destinatario, según
se puede deducir de las palabras del autor: «Temiendo quedo no hayas sospecha­
do, I excelente Marqués, por mi tardanza / que estoy de tus mandatos olvidado»
(vv. 1-3). A esta .finalidad práctica, consistente en informar a don Luis Hurtado de
Mendoza de la vida en la corte y también de su situación personal, se une el deseo
de Salaza1� como no podía ser de otra manera, de agradecerle sus muchos favores
dedicándole una serie de elogios que hacen derivar el poema hacia el panegírico.
Además, la introducción del tópico horaciano del beatus ille acerca la composi-

93
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

ción decididamente a la epístola moral, mientras que la presentación negativa de


la realidad del momento, se hace con elementos habituales de la sátira.
Aunque la teoría más difundida distinguía cinco partes fundamentales en la
carta, a saber: salutatio, captatio benevolentiae, narratio, petitio y conclusío (Mur­
phy, 1986: 232), la práctica la adaptaba a cada caso. De de esta manera, Antonio
de Torquemada en su Manual de escribientes afirma: «Muy pocas vezes se halla­
rán todas juntas, así en las cartas como en los razonamjentos, porque las vnas y
las otras no son ne<¡:esarias, sino conforme a la causa por que escreuimos y a la
materia que tratamos» (Torquemada, 1970: 216). Así, pues, podemos ver cómo la
epístola que estamos comentando responde formalmente a los cánones estableci­
dos por la preceptiva:
-Salutatio: La finalidad del saludo es la de llamar la atención de la persona
o personas a las que va dirigida la carta. Antonio de Torquemada se quejaba en
su Manual del abuso que se hacía en su época en esta parte a la hora de usar los
títulos innecesariamente (Torquemada, 1970: 200-209). En este caso vemos cómo
mientras que en el epígrafe inicial, fuera por tanto del poema propiamente dicho,
insiste sobre los cargos y dignidades que había ocupado su interlocutor («A don
Luis Hurtado de Mendoza, Marqués de Mondéjar, Señor de la provincia de Al­
moguera, de los consejos de Estado y Guerra de su Majestad, Eugenio de Salazar.
Salud»), en el poema propiamente dicho el autor elimina toda fórmula de trata­
miento que no sea el don. Esto, unido a la ausencia del pronombre de respeto vos,
habitual en la época, en beneficio de un tuteo de origen clásico, hay que ponerlo
en relación con el tono de elogio moral del Marqués por haber renunciado a los
privilegios del poder en favor de una vida retirada.
-Captatio benevolentíae (vv. 1-45): La función de esta parte era la de ganarse la
voluntad del receptor o receptores con el fin de preparar una atención favorable a
la causa que se pretende defender en la carta. Esto se podía conseguir bien entran­
do ex abrupto en materia, bien iniciando con un rodeo, lo que se aconsejaba sobre
todo cuando se intuía que el receptor podía ser adverso a la causa que se defiende.
En este caso Salazar inicia disculpándose por lo que puede parecer una tardanza
provocada por su ingratitud:

94
LA SILVA DE POESÍA

Temiendo que no hayas sospechado,


excelente Marqués, por mi tardanza
que estoy de tus mandatos olvidado
y que esta cause en ti desconfianza
de aquella voluntad que en mí entendiste
para el sevicio tuyo sin mudanza (vv. 1-6).

Estos versos parecen indicarnos, como ya hemos adelantado, que esta epístola
ció a petición del Marqués. En esta época (la carta hay que fecharla entre 1557
0
� ) Salazar había seguido a la corte de Toledo a Madrid en espera del tan
559 ,
miento, y debía ser conocido entre ciertos círculos intelectuales
�eseado nombra
do rid.
relacionados con Alcalá, Tole y Mad
Explic ada la supuesta tardanza, Salazar inicia rápidamente una alabanza de don
Lui s Hurtado de Mendoza en virtud de los muchos beneficios que le ha otorgado:
No estoy dorado de tan mal sentido
ni soy tan falto de conocimiento
que no conozca el bien que he recibido
y la largueza que tu nacimiento
muy noble y generoso usó conmigo (vv. 28-32).

Lógicamente, no podía faltar una declaración de humildad por parte del poeta
que justifica su obra con la imposibilidad de corresponder al Marqués tal como
se merece:

Cuanto el vital aliento me durare


que da a la lengua y a la pluma mía,
que ya que en otra cosa no pagare
por no tener poder para servirte,
algo haré si en esto algo esquitare;
aunque será bajarte yo subirte
y desdorar el oro yo dorarte (vv. 38-44)

Con este anuncio, pues, la epístola empieza a derivar hacia el panegírico. Y al


estilo narrativo le sucede el celebrativo propio del discurso epidíctico, que se inicia
con la enumeración de los grandes hechos militares protagonizados por el Mar-

95
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

qués: sus hazañas militares contra los árabes en Túnez y los franceses en la guerra
de Navarra, así como su defensa de Granada. En segundo lugar, su buen gobierno
durante el periodo que fue Presidente del Consejo de Indias ( «A ti, cuyo gobierno
fue tan bueno/ a los del otro polo y Nuevo Mundo», vv. 58-59). Así, a través de la
repetición de la fórmula «a ti... », que se reitera cuatro veces en esta parte y dos más
adelante, Salazar fija al mismo tiempo el sujeto de su canto y los motivos del mismo.
El resultado es la creación de un modelo de gobernante sabio y prudente, que usa
con habilidad la fuerza y la bondad con sus subditos sin hacer distinción entre ellos:

Las leyes vieron de tu gran milicia,


rayo del claro sol de Santillana,
que entre ellos derribaron la codicia
y la soberbia voluntad tirana
que cual culebra el cuello levantaba
contra su rey la noche y la mañana;
a ti, cuya blandura así templaba
el duro brío de la fuerte España
y a todo lo que es justo la humillaba
cuándo de fuerza, cuándo ardid y maña,
cuándo de amor, cuándo el rigor usando
mezclado con prudencia y no con saña;
al pobre como al rico así escuchando,
al chico como al grande respondiendo
y a cada cual bien su derecho dando (vv. 64-78).

De improviso, el tono del poema cambia y el discurso epidíctico, que hasta


ahora había insistido en la vida pública del Marqués, en sus grandes hechos y en
sus cualidades como gobernante, se hace más lento en su discurrir, menos épico,
de acuerdo con el cambio de tema. Salazar dedica la última parte del panegírico
a alabar la decisión de su receptor por abandonar la vida pública y retirarse a sus
tierras. Es ahora cuando la composición adquiere el característico tono medio
de la epístola moral al describir la nueva vida del Marqués según el modelo del
beatus ille horaciano. El autor madrileño elogia la decisión de dejar«[ ... ] el brío
/de la pujanza y la terrena pompa» (vv. 88-89), de dedicar la vida a las cosas sen­
cillas y naturales que ya marcaba el tópico, y añade otras: el estudio, el cuidado de

96
LA SILVA DE POESÍA

·ta el disfrute de la vida familiar, la voluntad de poner a bien el alma con


1 hue1 •, ello conduce a una alabanza de la vida sosegada, en la que el sueño
ª:
. os. To. do
oi
0' la comida frugal pero en paz y la tranquilidad del espíritu constituyen
tranquil
de la vutud:
el premio
El pasado ejercicio gana buena
te ha puesto de cenar y así te sabe
bien lo que comes sin cojijo y pena.
Y cuando el fuerte sueño echa la llave
a tus gravados ojos sin sozobra
duermes sin que haya quien los desalabe (vv. 166-171).

Se inicia entonces una oposición entre acá y allá, entre corte y aldea, entre el
espacio de Salazar y el del Marqués, que reproduce la oposición ya vista entre el
antes y el después en la vida de don Luis Hurtado de Mendoza:
Acá faltaba tiempo, allá te sobra;
sobraba acá el cuidado, allá te falta
en lo que es fuera de espiritual obra (vv. 172-174)

No obstante, sorprende el modo en el que Salazar aprovecha para introducir


en un discurso que por su misma filosofía estaba en las antípodas del panegírico
elementos que insisten en el carácter laudatorio general del poema. Así, vemos
cómo para el autor madrileño un acto que debería ser el resultado íntimo de una
decisión virtuosa que tiende al alejamiento de las vanidades exteriores, entre ellas
la de la fama, la estirpe y la familia, se convierte en una ocasión para volver a la
adulación precedente:

[ ... ] ¡Cuánto tu clara fama se remoza


mostrando al vano mundo esta esquiveza!
La más que ilustre casa de Mendoza,
¡cuánto se ilustra más con tus hazañas
y cuánto más con hijo tal se goza! (vv. 95-99),

de donde resulta la fusión antinatural de la filosofía neoestoica con el concepto de


la fama de base aristocrática imperante en el pensamiento social de la España del
siglo xv1.

97

h
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

-Narratio: Esta parte debería ser el centro de la epístola, la parte en la que el


autor respondía a las supuestas preguntas del Marqués; sin embargo, como conse­
cuencia de la importancia alcanzada por el discurso laudatorio, se convierte en tll)
apéndice de la anterior. Apéndice que Salazar ha sabido enganchar estableciendo,
también aquí, una correlación entre don Luis Hurtado de Mendoza, el hombr
virtuoso que vive retirado del mundanal ruido, y don Juan de Figueroa, que se
mantiene en el centro de esa corte criticada con aspereza:

Cuánto ya vives tú con más reposo


que el combatido Juan de Figueroa
que nos ordena el curso fatigoso (vv. 184-186).

En los versos anteriores Salazar ha marcado hábilmente un camino que le per­


mite introducir, en un poema que ha ido derivando hacia la adulación, la des­
cripción de esa corte que el pensamiento moral estoicista rechazaba fuera de las
líneas marcadas por la tradición literaria y de acuerdo con lo que es su experiencia
personal de catarribera. En consecuencia con este original punto de vista, lo que
debería ser una nueva enumeración de los males de la vida pública, a la manera
ya enunciada previamente en los vv. 124-132, le sustituye su lamento por lo que es
una política de nombramientos que a él le perjudica:

Gran quiebra ha hecho la estimada renta


de letras pues la espada la destruye
llevando todo oficio que es de cuenta.
Contra juristas graves se concluye
una sesión por nuestro presidente
en que de oficios buenos los excluye,
que queda exclusa la perita gente
de largas residencias y sustentos [ ... ]
Para el letrado ya no hay beneficio (vv. 193-200 y 228).

Resulta interesante observar, en este sentido, la oposición que establece Sala­


zar entre el hombre de letras y el de armas. Podemos notar, a este respecto, que
la convivencia de la pluma y de la espada, que se había convertido en uno de los
elementos característicos del ideal humano renacentista, había entrado en crisis
ya en la España burocrática de Felipe II.

98
LA SILVA DE POESÍA

usio: Salazar se lamenta ante su protector del abandono en que


_petítio y concl
ado s don Juan de Figueroa (a quien dedicará de cualquier forma un
. e a los letr
ueo fúnebre) con la evidente función de solicitar, aunque sea indirectamente,
oe01 a
p v intercesión en su favor: «Tu blando ruego digerir no pudo / el frío pe­
una nue a
asta ahora/ y así mi buen suceso mucho dura» (vv. 214-216).
cho sUyo h
A este punto, pues, quda claro que la verdadera finalidad del panegírico no era
arqués, a causa de la admiración producida por su abandono de la
e1 elogio del M
. da púb lica en nombre de un ideal de virtuosa mediocridad, sino la adulación
vi
de una posible ayuda ante don Juan de Figueroa. De esta manera, el
en fun ción
odelo ha perdido cualquier coherencia interna, ya que las fórmulas retóricas que
: constituían han sido utilizadas con fines opuestos a los que los justificaban. La
epístola moral ha derivado hacia un panegírico encaminado a una utilidad prác­
tica inmediata: que el Marqués recurra a sus influencias en su beneficio porque si
no, «n o he de ver cumplido mi deseo,/ ¡ay, gran Marqués!, que tal es mi fortuna»
(vv. 231-232).
Podríamos preguntarnos si la ruptura del modelo clásico es consecuencia de
la falta de un perfecto conocimiento teórico en el poeta madrileño o de la inesta­
bilidad que caracterizaba en la segunda mitad del siglo xv1 al sistema de géneros
poéticos, de lo que hablaremos más adelante. Creo que, quizá, en lo que haya que
pensar es en la mezcla de formas epistolares: una carta, que en su origen se pensó
según el esquema de la epístola moral, derivó por necesidades circunstanciales de
la biografía del autor hacia una exaltación del destinatario con el fin de obtener
una recomendación ante las autoridades.
La «Elegía a la muerte del memorable señor Juan de Figueroa, Presidente del
Consejo Supremo del Rey don Filipe Segundo» está estrechamente relacionada
con el poema anterior, al que sigue en la Silva. Se trata de una elegía fúnebre, gé­
nero que si bien había tenido un importante desarrollo en la literatura medieval
(Camacho, 1969), había sido introducido en la poesía renacentista española por
Garcilaso partiendo de modelos clásicos y humanísticos.
La elegía de Salazar se nos presenta, de acuerdo con el modelo renacentista
más habitual, como una composición en tercetos (conviene recordar a este res­
pecto que en este segundo núcleo poético de la Silva, podemos encontrar otras
composiciones elegíacas de tema funeral que siguen esquemas métricos diversos),
en la que el poeta va a desarrollar los tres aspectos principales de toda obra de
este tipo: lau.datlo, consolatio y lamentatio. No obstante, como suele ocurrir en

- 99
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

aquellas composiciones en las que predomina el carácter público,a causa de que


el fallecido pertenece a la élite gobernante y por la ausencia de un intimidad real
entre ambos (López Bueno,1996: 145-149), en la obra de Salazar predominará ªlll­
pliamente el primer elemento, mientras que el segundo ocupa un lugar secunda,
rio. Esta circunstancia determina el carácter panegírico del poema,lo que le aleja
de la sinceridad y profundidad de los mejores ejemplos del género.
El texto se inicia con una clásica invocación a las Parcas, en la que el poeta
se lamenta por la muerte del personaje. Su lamento evita los discursos generales
sobre la brevedad de la vida y sobre la ineluctabilidad de la muerte, habituales en
otros poemas, y que aquí se limitan al máximo ( «que aunque morir un hombre tal
no espanta / por no ser nadie exento de tu filo,/ parece que su muerte se adelan­
ta», vv. 19-21), para centrar su discurso en la injusticia de esta muerte concreta. La
lamentatio adquiere inmeditamente un tono encomiástico debido al recurso que
el autor hace al «sobrepujamiento» (Curtius,1989: 235-239) con el fin de resaltar
la magnitud de la pérdida:

La hora vimos con dolor llegada


en que la vida con rigor cortaste
que no será en mil siglos olvidada.
Si a alguna en tiempo alguno perdonaste
con esta nos parece que debieras
usar de más piedad ... (pp. 4-9).

Este mismo tono es rastreable en aquellas partes en las que el discurso se dirige
hacia la consolatio. Repitiendo la invocación a las musas con que había iniciado, el
autor introduce un nuevo tema: el imperio de la muerte no afecta al alma ( «Em­
pero, dura Parca, no tuviste / poder contra su espíritu glorioso», vv. 31-32). De
esta manera el poeta añade un elemento de carácter religioso relacionado con el
principio cristiano de la vida celestial. El autor hace un elogio del más allá como
lugar de felicidad y descanso frente a la existencia terrena que en el texto se marca
retóricamente mediante la oposición entre «allí» / «acá», que se conecta con la
antítesis reír/llorar:

No llegó al alma, no, tu dura mano


que de su Dios excelso está gozando,
por su clemencia, en trono soberano.

100
LA SILVA DE POESÍA

Allí está eternamente descansando,


allí con gozo y gloria está riendo
de ver que acá quedamos tan llorando (vv. 37-42).

xtrañar que el poeta recurra al viejo tópico de la vida como «triste


N puede e
, e1»° que in , oduce el vituperio de los tiempos presentes y, con él, elementos
care
tr
. :
satira
proPl. os de la
Era que no endereza a Dios la proa
sino al favor y adulación mundana,
era en que el interés adquiere loa,
era enemiga de la soberana
justicia y rectitud ... (vv. 55-59).

Inicia a continuación lo que constituye el núcleo del poema, es decir, la lau­


datio de don Juan de Figueroa. Con esta función, Salazar utiliza dos recursos
habituales en el encomio: en primer lugar la reiteración exclamativa de las vir­
tudes del Presidente, que en este caso se reducen a una fundamental, su amor
por la justicia; y en segundo lugar, la biografía del difunto desde la universidad
hasta uno de los cargos más importantes del reino, la presidencia del Consejo
de Castilla. Por lo que se refiere al primero, frente al esquema retórico habitual
en el encomio funeral en el que se solía presentar al difunto como un com­
pendio de varias virtudes, Salazar recrea un elogio donde prevalece el carácter
reiterativo, ya que todas las exclamaciones e interrogaciones retóricas repiten
la misma idea. De esta forma, el efecto resultante es una elevación hiperbólica
de la virtud, que es más importante a los ojos de Salazar en quien ocupó cargos
públicos de los que dependía el justo gobierno del reino:
¡Cuán sin rodeos largos, cuán sin velo
mostraste siempre amar al que entendías
que sustentaba virtuoso celo!
Y a los que de contrario voto vías,
¡oh cuán lejos de ti los arrojabas!
¡Cuánto el bueno valió en tus buenos días!

101

b
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Solo en hacer justicia recreabas


tu ánimo piadoso y fuera de ella
recreación alguna no hallabas.
Siempre te vimos requebrar con ella
hablándola dulzuras amorosas
cual nuevo esposo con su esposa bella.
¿Cuándo las dos balanzas poderosas
del justiciero peso más iguales
se vieron ni sus suertes más dichosas?
¿Cuándo justicia fue entre los mortales
tenida en mayor precio y más estima?
(¡oh, justiciero celo, cuánto vales!),
¿y cuándo el crisol de ellas más encima
estuvo? (hablo del Real Consejo),
¿cuándo se temió más su grave lima?,
¿cuándo fue más mirado el limpio espejo?,
¿cuándo sus rayos fueron más tenidos?,
dígalo el que ha leído y es más viejo.
¿Cuándo se vieron tanto favoridos
los miserables pobres y contentos
ni quién les dio tan fáciles oídos?,
¿cuándo más atentados los exentos,
con menos hinchazón los poderosos
y más caídos sus atrevimientos?
Tu nombre los tenía temerosos,
gran Figueroa; todos le acataron:
chicos y grandes, flacos y animosos (vv. 61-93)

Prosigue el encomio con una nueva serie anafórica que sirve de respuesta a las
preguntas retóricas formuladas anteriormente:

102
LA SILVA DE POESÍA

Tú, el que enderezaba los avisos;


tú, duro freno de los malhechores
fuiste y cuchillo agudo de traviesos [ ... ] (vv. 97-99).

El resultado de tanta virtud no podía ser sino el triunfo «en literal milicia» lo
u e da
pie a que el autor haga una biografía de don Juan de Figueroa: la relación
q la Universidad de Salamanca y con la iglesia de Toledo, la carrera en política
�:�a mano de Carlos V y Felipe II que le llevó_ a ocupar puestos importantes en
o la presidencia del Consejo de Ordenes, la regencia de Nápoles y
1 corte, com
: residencia del Consejo de Castilla, cargo que ocupaba cuando murió en 1565.
1 p
Al fin el poema abandona el tono encomiástico y retoma el discurso consola­
to rio, con lo que establece una oposición entre la infelicidad en que queda España
por la muerte de tan buen gobernante y la felicidad de quien ahora, por fin, goza
de la vida eterna. Que no solo es la prometida por Dios al alma, sino también la
de la fama, que conservará por los siglos el recuerdo de su persona: «A ti no llore
que aunque son pasados / tus días siempre vivirá tu fama / entre los que en virtud
son más mentados» (vv. 205-207). Con ello Salazar sigue el esquema marcado por
Garcilaso en su «Elegía por la muerte de don Bernaldino de Todelo», que se había
convertido ya en un tópico en la poesía española, de dejar el final del poema para
situar al muerto en un más allá virtuoso que le hace digno de envidia para los que
todavía no han alcanzado esa perfección, con lo que la misma muerte y la certeza
de haber alcanzado la fama y la eternidad refuerzan la idea de consuelo que el
poeta pretende con su poema.
Aunque la Silva de poesía pretendía ser fundamentalmente un cartapacio poé­
tico, lo cierto es que Salazar acabó convirtiéndola en un volumen misceláneo en el
que preservar para la posteridad toda aquella parte de su producción literaria que
consideraba digna de ser recordada; Así, al final, introdujo algunas de sus epísto­
las en prosa; y en su interior dio entrada a un corpus de literatura emblemática.
Este tipo de literatura, que tanta importancia adquirió durante los siglos xv1 y
xvn, tuvo en los Emblemas de Alciato (Manero Sorolla, 1988: 171-191) su modelo
fundamental, aunque ya existía en España una tradición anterior de no menor
importancia y que facilitó su arraigo entre nosotros.
Dejamos de lado aspectos teóricos que han sido ya ampliamente discutidos
acerca de las distintas variantes del género (emblema, empresa, jeroglífico, etc.) o
de la preminencia de lo literario sobre lo artístico, una vez demostrado el carác­
ter específicamente literario que tuvo en su origen la obra del jurista italiano. Lo

103
--
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

cierto es que cuando Salazar recurre por primera vez a esta forma con motivo Q
la muerte de la reina doña Ana de Austria, ocurrida en 1580, el género e taba y�
extensamente difundido en la Península Ibérica y de aquí se había expor tado a
América como elemento fundamental de las fiestas públicas y también de la euse�
ñanza (Pascual Buxó, 1994: 241-253).
No puede extrañar, pues, que conservemos referencias a numerosos festejos
públicos en los que este tipo de literatura jugó un papel importante. En muchas
de estas relaciones, sobre todo en las que se conservan manuscritas y no llegar on
a la imprenta, la parte gráfica ha sido sustituida por una simple descripción. Pero
también se dio el caso de volúmenes que sí salieron de las prensas y en los que
ocurrió lo mismo: sin duda, la necesidad de acelerar los tiempos de edición (sobre
todo cuando el tema que la justificaba estaba unida a un hecho de actualidad) y de
abaratar los costes explica que una o varias de las partes en que tradicionalmente
se dividían -pictura, inscriptio o subscriptio y descriptio- no apareciesen (Infan­
tes, 1996: 93-109).
En los tres casos en los que Salazar escribe «jeroglíficas» lo hace para parti­
cipar en las exequias por la muerte de alguna autoridad o miembro de la familia
gobernante (Gallego, 1987: 171-181): la de la reina doña Ana; la de doña Francisca
Enríquez, hija del Virrey Marqués de Villamanrique; y la de Felipe II. En ningun o
de estos casos se han conservado relaciones manuscritas o ediciones que repro­
duzcan los túmulos de los que formaban parte, por lo que carecemos de otros
documentos que pudieran complementar la descripción de Salazar o que nos per­
mitan saber si llegaron a exponerse en público.
La mayor parte de los jeroglíficos de la Silva presentan una estructura básica.
Como ya hemos dicho, falta siempre la parte gráfica, la pictura, que es sustituida
por una descripción. Esta es seguida de una «letra» o poesía, aunque también
puede ser más de una, y, solo en algunas ocasiones, por un comentario, en el que
se nos dan los elementos necesarios para interpretar la «imagen» y la subscriptio.
Por lo que respecta al elemento pictórico, hay que decir que Salazar recurre en
él a varias tradiciones distintas, que van de la mitología clásica (Hércules, Bria- .•
reo, Argos, Atlas, etc.) a la iconografía cristiana (cruz, ángeles, demonios, santos,
etc.). A veces, el origen de los motivos que aparecen en esos jeroglíficos hay que
buscarlo en la tradición anterior, como es el caso de la cigüeña, que difundieron
durante el siglo XVI Horapollo y Alciato, pero que se remonta incluso más atrás,
como símbolo del amor paternofilial. Según esta tradición, la cigüeña alimenta Y

104
LA SILVA DE POESÍA

sus polluelos, quienes, a su vez, alimentarán a sus padres en la vejez (Eco,


edLlC.ª � _166¡ Malaxecheverría, 1-986: 156-158). En ocasiones, se señala que la jo-
1
199 6 · . ü.:ña lleva a sus progenitores ancianos sobre la espalda cuando estos ya no
ve.fl J g valerse por sí mismos. Así, en la «Jeroglífica 24» dedicado a la muerte de
1

u e
p � enII Salazar recupera esta imagen ya tradicional:
pehp
p¡_ntó trna cigüeña que sacaba sus polluelos alderredor del nido y los enseñaba a
volar, a tender el cuello y las zancas, desplegar y batir las alas sustentándolos a ra -
tos sobre ]as suyas. Que esta piadosa y amorosa cigüeña significaba al católico rey
Pilipe segundo que, con grande amor y cuidado, enseñó y puso en el camino del
servido de Dios a su caro hijo y sucesor, el príncipe Filipe tercero, y le metió en el
ejercicio del gobierno y en el cuerpo de los consejos desde el principio de su ado­
lescencia para que, cuando a Su Majestad, Dios le llevase, quedase el nuevo rey bien
puesto en lo que converua al servicio snyo y al bien de sus reinos. Que este ínclito y
excelente príncipe se denotaba en los pollitos de la cigüeüa, que aprendían a volar
con la ayuda y enseñanza de su madre (fol. 204r/v).
Ahora bien, como es fácil observar, nuestro autor ha procedido a introducir
elementos nuevos en función de unos intereses propios. Así, el concepto del amor
entre padres e hijos se decanta hacia los primeros, quienes no solo procuran el ali­
mento a sus crías, sino que les enseñan «a tender el cuello y las zancas, desplegar
y batir las alas» (elementos estos extraídos de la observación directa más que de la
lectura) y, sobre todo, son ellos los que les sustentan sobre su cuerpo. Estas modi­
ficaciones deben interpretarse, obviamente, en relación con el deseo de exaltar la
preocupación, digna de todo buen monarca, de educar a sus hijos con el fin de que
sean también ellos buenos príncipes cristianos (Bernat, 1999: 239-242).
La presencia de elementos simbólicos de tradición medieval procedentes de
los bestiarios medievales es frecuente en los emblemas de Salazar; con indepen­
dencia, por supuesto, de la vida sucesiva que de hecho tuvieron durante el Renaci­
miento. Así, en la «Jeroglífica VIII» dedicada a la muerte de la hija de los Marque­
ses de Villamanrique, Salazar describe la siguiente pictura:
Pintó un león y una leona que parecían estar bramando sobre un cachorrillo suyo
que parecía estar muerto, y aludiendo a una naturaleza de los leones que, naciendo
sus cachorrillos casi muertos, a bramidos los despiertan y resucitan. Y significando
por el león y la leona al Virrey y Virreyna y por el cachorrito muerto a la hija de­
funta» (fol. 29or).

105
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

El Physiologus y otros bestiarios medievales comentaban la facultad que se


atribuía a los leones de devolver la vida a uno de sus cachorros, dando vueltas
alrededor de él durante tres días y rugiéndoles en la cara. Esta imagen, que re.
cibía una explicación cristológica evidente, simbolizaba la resurrección de Jesús, a
quien se representaba en la figura de la cría, mien tras que el rugido se interpretaba
como la virtud de Dios Padre, que resucitaba al Hijo al tercer día, y la Virgen co1110
la leona (Malaxecheverría, 1999: 90-94 ; Theobaldi Physiologus, 1972 : 24-27). De
nuevo aquí podemos ver la capacidad de Salazar de unir tradición con innovación
al sustituir una interpretación marcadamente religiosa por otra de carácter conso­
latorio: el autor aconseja a los padres desesperados que cesen en su llanto, porque
con ello no lograrán devolver la vida a su hija, y que acepten la voluntad divina.
Naturalmente, un emblema de esta naturaleza permitía que los Virreyes pudiesen
entender en él la promesa de una resurrección de su hija en virtud de quien sí
tiene el poder de devolver la vida.
Otras veces la fuente es literaria, por ejemplo, el mundo pastoril al que tan
aficionado era Salazar. Así en la «Jeroglífica XIIII» de las dedicadas a la muerte de
Ana de Austria, en la que el pastor representa al propio Rey; o en la número XI de
la misma serie , en la que la ambientació bucólica es más sutil pues se basa en parte
en el hecho de que en la subscriptio los ríos Tajo y Albis glosan el verso «Salid sin
duelo lágrimas corriendo», entresacado de la égloga I de Garcilaso.
También hay algunas en las que la pictura aprovecha sucesos de la historia
reciente que todo el mundo podía identificar, sobre todo en los dedicados a la
muerte de Felipe II (a la batalla de Lepanto o a la construcción del monasterio del
Escorial, en cuyo caso el emblema carece de una posible interpretación simbólica
y se limita a exaltar la figura del Rey difunto).
Por lo que respecta a los poemas que forman parte de estos emblemas, pueden
pertenecer a la tradición italianizante (sonetos, series de endecasílabos sueltos, es­
tancias, octavas, tercetos, etc.) o a la cancioneril castellana (redondillas, quintillas,
pareados, etc., con predominio en estos casos últimos del octosílabo, aunque es
posible hallar también tetrasílabos, hexasílabos, etc.). Y en relación con la lengua,
en la serie dedicada a doña Ana de Austria, hay poemas en castellano, en portu­
gués y en italiano; en la de la hija de los Virreyes, todos están en español; y en la
que escribió con motivo del fallecimiento de Felipe II, hay citas en latín sacadas
de la Biblia y de los Santos Padres, a las que hay que dar una interpretación «en el
sentido tropológico».

106
LA SILVA DE POESÍA

p r supuesto, prevalece en estas composiciones un tono moral y didáctico re­


la muerte. Sin embargo, en otros casos, sobre todo en los dedicados
. ;ado con
JacJO uerte de Felipe II pareciera que están más dirigidos al sucesor, Felipe III,
a Ja J1'l procurar consuelo como para alabar al nuevo monarca.
ranto ·para
Cabe destacar que en sus jerogli6cos Salazar apenas da entrada al mundo ame-
0 . En el
número x de la primera serie, la dedicada a la hija de los Virreyes,
rican
.
Ja Nueva Espan- a 1 a que lamenta tan gran per' d'd
1 a. A qm' po demos ver una re-
es ese ntación gráfica de México «en figura de una india muy autorizada vestida
�: negro a su usanza» (fol. 29or/v). En el jeroglífico XI de la misma serie se nos
resenta a la ciudad de México esta vez «en figura de hombre, vestido de luto
r;� bién, muy autorizado» (fol.29ov) que mantiene un diálogo con Sevilla. En el
:u de Ja misma serie vemos a la laguna reinterpretada según el esquema clásico
co.mo una mujer desnuda rodeada de tres ninfas que lloran por la pérdida sufrida.
En la serie dedicada a Felipe II vemos de nuevo a la Nueva España «en figura de
mujer venerable cubierta de luto con aspecto muy triste derramando lágrimas»
(fol. 309r). Por último, entre los emblemas compuestos para el túmulo dedicado a
la reina doña Ana de Austria, el VI opone gráficamente al Viejo y al Nuevo Mundo,
en donde este aparece vestido «a la usanza indiana» (fol. 278r/279r).

2. POESÍA DIRIGIDA A AMIGOS

Probablemente estamos ante el corpus poético menos interesante literariamente


hablando, por lo que su valor es gran parte histórico tanto por lo que nos dice de
la figura de Salazar, como por la información que aporta sobre lo que podía ser la
vida literaria en la Nueva España en el primer siglo de la colonia. En relación con
este segundo elemento, hay que destacar que la Silva se convierte en una especie
de antología en la que se recogen versos de algunos de los primeros poetas co­
nocidos de América. Entre ellos podemos destacar a doña Leonor de Ovando, la
primera poetisa documentada del Nuevo Mundo; a Juan de Cigorondo, de quien
se conserva un importante obra teatral manuscrita que solo en los últimos años se
está editando, así como también poética; y también a Francisco Tostado de la Peña
Y don Pedro de Liébana (de doña Elvira de Mendoza se dice que escribía versos
pero no se recoge ninguno).
Por otra parte, a través de algunos de estos poemas podemos ver cómo las mo­
das de Europa se habían trasladado a América. Y es que una parte de estas poesías
nos remiten al mundo de las academias (ya fuesen más o menos estables y organi-

107
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

zadas o simples reuniones de amigos con parecidos intereses culturales) en las que
a menudo se traducían o imitaban poemas ajenos, por ejemplo italianos. Ya Fu.
cilla relacionó el soneto «Denota fe lo blanco y su pureza» (Salazar cita su fuente
italiana «Candida e pura fede il bianco apreza») con otros de Serafina Aquilano y
de Gutierre de Cetina; o el que empieza «Mi madre, dicen, que de mí preñada»
traducción a partir del epigrama latino «Quurn mea me genitrix... » de Polizian�
(1979: ll, 221-223).

Sin duda el ejemplo más interesante de esta poesía académica lo constituye la


epístola que Salazar envió a Fernando de Herrera y que este no pudo responder,
corno bien se preocupa nuestro autor de resaltar, porque cuando llegó ya había
muerto, por lo que el poema habrá que fecharlo alrededor de 1597.
Se trata, por tanto, de un texto escrito en los últimos años de su vida, con el
que Salazar quiso ponerse en comunicación con una de las más insignes glorias
de las letras hispánicas de su tiempo, dentro de una línea que seguirá años más
tarde la Amarilis indiana con su epístola a Lope de Vega. Aunque no sabernos qué
es lo que movió a un hombre que ya se veía a sí mismo corno un anciano a iniciar
semejante acercamiento, parece lógico pensar que con su epístola Salazar no solo
quería realizar una alabanza de México, en la línea de la que ya había hecho Juan
de la Cueva en su «Epístola al licenciado Sánchez de Obregón, primer corregidor
de México» o de la que haría de ahí a pocos años Bernardo de Balbuena en su
Grandeza mexicana. Es muy probable que a través de su poema, nuestro autor
pretendiese, sobre todo, darse a conocer en la Península corno poeta acercándose
a la figura de Herrera.
Que fuese Herrera el autor elegido por el autor madrileño puede explicarse,
más que por una cercanía estética entre ellos, que no existe en absoluto, por su
fama en el México de la época. Por otra parte, podríamos pensar que existía otra
razón: si exceptuarnos a los autores que realmente vivieron en América, como
Juan de la Cueva, es «el poeta lírico que dedica más alabanzas a la empresa espa­
ñola en aquel continente y al que, con Mal Lara, le cabe el honor de ser además
uno de los primeros en hacerlo» (Cobos, 1997: 18). No puede extrañar, pues, que
Salazar declare conocer directamente buena parte de su producción:

108
LA SILVA DE POESÍA

Después que de tu musa artificiosa


vi los suaves versos y canciones
y el estilo y ornato de tu prosa,
la erudición de tus Anotaciones,
que tienen admirado al Nuevo Mundo[ ... ] (vv. 271-275).

Así, pues, menciona su obra poética, que podía conocer directamente por el
volumen Algunas obras (1582) o por copias manuscritas (conviene recordar que
algunos poemas suyos forman parte de las Flores de baria poesía, recopiladas
en México). Además, confirma que ha leído sus Anotaciones a la poesía de Gar­
cilaso de la Vega (1580); por último, lo que queda menos claro es a qué obras
en prosa se refiere, puesto que en vida del autor se publicaron la Relación de la
guerra de Chipre y suceso de la batalla naval de Lepanto (1572) y el Elogio de la
vida y muerte de Tomás Moro (1592), mientras que permanecieron inéditas la
Respuesta a las Observaciones del Prete Jacopín y una Historia de las más nota­
bles cosas que han sucedido en el mundo hasta la edad del emperador Carlos V,
que debía estar concluida en 1590, pero que se ha perdido.
La epístola se inicia con un panegírico a la ciudad de México que, en gran
medida, sigue los elementos habituales del canon clásico de las alabanzas a las
ciudades (Curtius 1989: 228-229): situación de la ciudad, conquista y gestas de
los españoles, con especial relieve para la figura de Cortés y, sobre todo, la labor
misionera que, promovida por los reyes, ha conseguido erradicar la idolatría e
implantar firmemente la fe verdadera. A este respecto, conviene recordar que no
es extraño que Salazar resalte entre todas esta faceta del dominio español, porque,
como es sabido, la legalidad de la presencia ibérica en el Nuevo Mundo se basaba
precisamente en su finalidad última misionera.
Si bien el tópico clásico solía centrarse en primer lugar en la alabanza de las
calles, edificios, obras públicas, etc., para solo luego pasar a enumerar el desarrollo
de lar artes y las ciencias, Salazar resumirá la grandeza de la ciudad recurriendo
al tópico del sobrepujamiento: «Aquí una gran metrópoli que Iberia/ no la tiene
me jor» (vv. 223-224) y centra su atención desde el primer momento en los aspec­
tos culturales, alabando y enumerando uno por uno los varios campos del saber
en los que destaca México: gramática, música, aritmética, dialéctica, geometría,
astrología, es decir el conjunto de las materias que constituían el trivium y el qua­
drivium a las que se añaden filosofía, física y medicina, así como las dos ramas

109

>
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

del derecho, civil y canónico, y la teología, «la ciencia que tomó el lugar primero>>
(v. 106) para el mundo medieval y aún en esta época, con lo que se completa el
conjunto de los saberes del siglo xv1.
Ahora bien, lo que centra el interés de Salazar en el poema, en función de la
personalidad de su interlocutor y de la finalidad última que se propone, es el de.
sarrollo de las letras:

Ya nos envía nuestra madre España


de su copiosa lengua mil riquezas
que hacen rica aquesta tierra extraña.
También Toscana envía las lindezas
de su lenguaje dulce a aqueste puesto
que en breve estará lleno de proezas.
Y ya acudiendo la Proenza a aquesto
su gracioso parlar le comunica
y presta de su haber un grande resto.
También llegó la griega lengua rica
a aquestas partes tan remotas de ella
y en ellas se señala y amplifica
la Nueva España[ ... ] (vv. 118-130).

Como se ve, el autor destaca el conocimiento que de las diversas y prestigiosas


tradiciones poéticas había en México: a la obvia presencia de la tradición española,
añade el conocimiento de los autores italianos, de los provenzales y de los griegos.
Cabría destacar la ausencia del latín en esta enumeración, pero hay que considerar
que previamente, al exaltar los conocimientos de gramática, el poeta ha destacado
el interés de los estudiantes «que al buen latín sus ganas ve inclinadas» (v. 66).
No le basta a Salazar con esto. En su afán por explicar a Herrera las alturas a las
que ha llegado la poesía en México, se siente obligado a enumerar los géneros que
más se practican: bucólicas, elegías, epigramas, diálogos y sátira, el «lírico cantar»;
se detiene más en algunos, como en la comedia y la tragedia:

110
LA SILVA DE POESÍA

Y el cómico, que bien lo bueno alabe


en representación sabrosamente
y las costumbres malas desalabe,

el bien y el mal nos pone allí presente


siguiendo el caso hasta el buen suceso
con que el atento pueblo gusto siente.
Y el trágico, al revés, muda el proceso
parando en caso triste y desastrado
para recuerdo y bien del pueblo avieso (vv. 163-171).

En cambio, el género heroico nos señala el tono grandilocuente que le atribuía


la retórica clásica, así como «la variedad copiosa, ilustre y grave» (v. 161).
Sigue el discurso epidíctico enumerando la grandeza de la universidad de Mé­
xico, fundada sobre el modelo de la de Salamanca, de la que se destaca la eminen­
cia de sus doctores y la virtud de sus alumnos. También se ensalza, como elemento
fundamental en la formación del hombre renacentista, la enseñanza de las armas.
Señala Curtius (1989: 228) la importancia que cobraron desde la Edad Media
en el encomio de las ciudades las referencias religiosas. En estrecha conexión con
ello, Salazar alaba de México su clero, «que en bondad imita / y en veneración
grave al de la Hesperia» (vv. 220-221), sus órdenes monásticas, «que explican/ la
divina palabra con fe santa» (vv. 230-231) y su Iglesia.
Como no podía ser de otra manera, siendo Salazar quien era, se ensalza en la
epístola el gobierno y el estado de la justicia en la Nueva España, obra de la vigi­
lancia del virrey y del trabajo de la Real Audiencia, en la que indica que él mismo
trabaja como oidor. La descripción que hace nuestro autor representa la otra cara
de la moneda de la visión que da del mismo tema en la «Sátira por símiles».
Por último, Salazar reivindica la categoría de sus escritores, que destacan por
su ingenio y su erudición, y de sus maestros, cuya formación y sólida doctrina les
hace dignos del respeto general: «por eso acá la juventud se inclina,/ y los provec­
tos más, señor Herrera, a la lección, que a todo ingenio afina» (vv. 262-264).
Concluye Salazar dirigiéndose a Herrera para solicitar que acepte una amistad
que, como variante del amor que es, no sea pesada ni molesta sino virtuosa y

111


JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

que tú otro yo y yo otro tú me diga;


que te ame yo de veras y tú me ames;
mi sombra a ti y a mí tu sombra siga;
que yo tu amigo y mío tú me llames,
que sabrás como sabio muy bien serlo (vv. 355-359).

3. POESÍA SATÍRICO-BURLESCA

Para los tratadistas de los siglos xv1 y xvu, la sátira constituyó un problema teóri­
co de difícil solución. Por un lado formaba parte del sistema poético clásico cuya
adaptación a las lenguas vulgares constituyó una de las principales obsesiones de
los autores del Renacimiento. Para ellos, la satura latina, sobre todo a partir del
modelo horaciano, se ofrecía como un género cuyas marcas formales y temáticas
resultaban bien definidas: estilo medio, rechazo de todo aquello que pudiera acer­
carla a la diatriba, carácter moral, aceptación del uso de la risa como medio para
alcanzar el fin reformador, pero evitando el ataque mordaz.
Por otro, como tal género, la sátira tuvo que sufrir las prevenciones que sus­
citaba otra tradición que venía a confluir con ella pero de la que se diferenciaba,
entre otras cosas, por el uso que hacía del humor. Se trata de una tradición me­
dieval, en parte relacionada con la expresión popular carnavalesca, que usaba la
risa como un fin en sí misma, pero que no cristalizó en un molde genérico estable,
sino que podía permear cualquier composición.
Es precisamente el rechazo a este último modelo lo que explica que muchos
teóricos olvidasen o rechazasen directamente la sátira como forma poética digna
y que, cuando la aceptaban, lo hiciesen poniendo el énfasis en sus aspectos mora­
les y haciendo explícito su rechazo de la invectiva personal. En esta misma línea se
expresa el propio Eugenio de Salazar en su Suma del arte de poesía:
La sátira [ ...] es para reprehender vicios y males. Requiere el verso desabrido y,
aunque sea en nuestro vulgar castellano, es bien que no vaya tan sabroso ni rodado
en algunos lugares como convenía [ ... ] porque con el desabrimiento del verso se ha
de dar a entender parte del afecto y enojo del satírico en los vicios que reprehende.
Requiere agudeza en el decir y no seüalar al que pica (Salazar, 2010: 107).

Serán estos principios básicos los que determinarán la que es la composi­


ción más extensa de este corpus poético que estamos viendo, la «Sátira por sí­
miles y comparaciones contra abusos en la corte» (fols. 232r-246r), cuyo terna

112
LA SILVA DE POESÍA

·núa una larguísima tradición que se remonta a la antigüedad clásica (Ju­



co!l ' · fioracio) y siguió cultivándose abundantemente en el Renacimiento,
,¡e rt todo a partir del ejemplo de Ariosto.
sob re
.Au nque no siempre resulta fácil fechar las composiciones de la Silva, la
b 1 cació n del poema en medio de otras que fácilmente se pueden datar en su
·
de catarribera y la ausencia de cualquier referencia directa o indirecta a
etaPa d mencana,
ú
da a . parecen e1avorecer 1a h'1potes1s
, . de que estamos ante un
la reali · ·
•to anterior a su estancia en eI Nuevo Mundo. A esta h.1potes1s
' . parece contn- .
�:r también el hecho de que estemos ante un tema que biográficamente res­
. oJJ.de a los años en los que siguió a la corte de Felipe II por Toledo y Madrid y
pue, en ese momento, se manifestó en otras ocasiones tanto en verso como en
irosa (recordemos que ya hemos señalado la existencia de elementos satíricos
en la «Epístola al Marqués de Mondéjar»).
De este periodo son también dos cartas en prosa que, de diversa manera,
vuelven sobre el tema: la de los catarriberas, donde describe la vida de los que
esperaban un puesto en la administración pública, que, en ocasiones, presenta
escenas que rayan con lo picaresco; y la de la corte, en la que hace desfilar una
galería de personajes más o menos habituales en el género (nobles y criados,
generosos y tacaños, quietos y bulliciosos, juiciosos y necios, galanes, mujeres,
funcionarios, etc.). Aunque algunos de estos tipos volverán a aparecer en la
«Sátira por símiles», sin duda hay una diferencia fundamental a la hora de con­
siderar los dos textos: mientras que en la composición en prosa predomina el
tono ligero y burlón propio de una epístola familiar dirigida a un amigo al que
se describe, entre burlas y veras, cómo es la corte, el poema se caracteriza por
el tono agrio e indignado propio de la sátira moral (Floriani, 1988: 47).
En efecto, en este género, la voz satírica se sitúa desde una posición de su­
perioridad ética que juzga con dureza y casi con ira los defectos morales que
percibe a su alrededor con el fin de provocar en el lector el rechazo de ciertos
comportamientos. Para reforzar su mensaje, recurre a una técnica, la com­
paración, que, aunque respondía a una tradición de origen medieval, seguía
estando muy viva aún en el Siglo de Oro, sobre todo en la literatura didáctica
(Sánchez, 1993: 172). Lo que de paso le facilita el uso de un lenguaje adecuado
para la representación de una realidad cotidiana cercana a la experiencia del
lector (Floriani, 1988: 78).

113

b
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

El modo general de organización se basa en la acumulación interna de ele,


mentas diversos sin aparente orden, tan típica de la sátira, por otra parte, desde 1
a.
propia etimología de la pa labra. Así se nos explica al principio del poema:

La variedad de la copiosa corte


mi pluma lleva ya de gente en gente
por cosas que a mil simples dan conhorte.
Como árbol arrancado con creciente
que ya en la puente topa, ya en la orilla
y do le arroja el río y su corriente (vv. 1-6).

Sin embargo resulta fácil distinguir una estructura interna muy precisa, aun­
que muy frágil. Así, la primera parte es en la que más fácilmente se percibe ese
sistema de agregación caótica que he mencionado: junto a figuras más o menos
comunes a cualquier obra de tema parecido (jóvenes livianos, tahúres, galanes que
gastan cuanto tienen en vestidos, etc.), vemos el interés de Salazar por representar
el fruto de su propia experiencia personal destacando un gran número de per­
sonajes que giran en torno a la administración (pretendientes a cargos públicos,
privados ladrones, funcionarios sin escrúpulos, etc.) y, en especial, al mundo del
derecho (abogados, fiscales, jueces, pleiteantes, etc.). La corte se nos presenta así
como un avispero en el que rigen todo tipo de vicios (falsedad, soberbia, murmu­
ración, lisonja, adulación, corrupción, etc.):

¿ Quién vedará que en los palacios viva


murmuración, lisonja, idolatría,
rabiosa envidia y altivez esquiva?
Regüeldos dan de mundo noche y día
cuerpos malsanos de corrupción llenos,
de humores malos con melancolía (vv. 31-36).

Al llegar al v. 615 el autor parece haber terminado, pero de repente un elemen­


to nuevo le hace cambiar de opinión:

Cuando acabar mis símiles espero


y dar remate a mis comparaciones
descubro en este campo un gran minero (vv. 616-618).

114
LA SILVA DE POESÍA

Se trata de la sátira contra las mujeres: casadas infieles, viejas lascivas, señoras
elindrosas, jóvenes ligeras, prostitutas de vario tipo, etc., junto a, cómo no, otras
iten de nuevo a su experiencia personal: mujeres pleiteadoras.
qtle rem
J11
por fin, el poeta decide, esta vez sí, terminar, pero antes decide recordar una
z más uno de los defectos peores que, de alguna manera estaba presente en
los modelos negativos ya vistos: los «cortesanos bajos de quilates» que
":rios de
:111tentan imitar lo que hacen los demás:

En cualquier mona aquesto mismo veo


que cuando está en la tierra bien sentada
su raso asiento encubre, que es muy feo,
y, cuando quiere andarse levantada,
por árboles y alturas peligrosas
a todo el mundo andando encaramada
descubre sus vergüenzas asquerosas (vv. 775-780).

Como acabamos de ver, en el ámbito de la sátira moral de origen horaciano el


objeto de su ataque debía ser el vicio, no el vicioso y la risa era solo un medio, no
obligatorio en ningún caso, cuyo fin tenía que ser facilitar la transformación del
lector. Sin embargo, esta tendencia convivía con otra, que tenía su referente prin­
cipal en Juvenal, en la que en ocasiones se podía acentuar el ataque personal y que
recurría a un ridiculum violento y, por tanto, a una risa más cercana al sarcasmo.
De esta manera, aunque el efecto ético no desaparecía del todo, sin embargo se
producía un acercamiento a la tan denostada invectiva personal (Pérez Lashe­
ras, 1994).
Es lo que ocurre, por ejemplo, en el soneto «Algunos dicen que iba almadia­
da....» (fol. 212r), que se puede incluir en la antigua tradición de la crítica contra
los que creen en la astrología. Salazar aprovecha un caso concreto que debía ser
conocido por los vecinos de La Española en ese momento, el de un hombre que
pretendía ser capaz de conocer el futuro pero a quien, durante un viaje que hizo a
Cuba, asaltaron los corsarios perdiendo toda su hacienda. Aunque, como vimos,
el propio autor pedía que se evitase señalar a la persona a la que se deseaba atacar,
en este caso no solo señala su nombre, sino que aprovecha para hacer un chiste
ª su costa que aumenta su ridiculización ( « [ ...] por cuanto vos sabéis señor Cas­
taño,/ de hoy más no me daré una castañeta», vv. 13-14). No obstante, Salazar en

115
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

ningún caso llega a los grados de crueldad que fueron frecuentes en los grandes
maestros del género durante el siglo xvrr.
Algo parecido, vemos que ocurre en el soneto «Señor doctor, vivido he en
grande engaño ... » (fol. 214v), que también se puede relacionar con una tradición
de larga trayectoria previa, la de la literatura antigalénica. Como el anterior, tain__
bién nace a partir de un caso real, como reza la apostilla puesta al margen en el
manuscrito: «A un médico que tenía un encordio», enfermedad que Covarrubias
describe como «una seca maligna que nace en las ingles [ ... ] es enfermedad sucia
y asquerosa, embajadora del mal francés». Salazar construye su burla a partir de
un personal acto de contrición: recuerda que siempre había defendido que no ha­
bía dolor como el provocado por el mal de amores, pero el ejemplo de este médico
le ha convencido de su error:

Todo hombre tenga ya por condenada


aquesta errónea opinión tan ciega
y siga la más cierta y más discreta:
que la congoja del amor no llega
a la que causa una ingre apostemada
y más si pica el fuego o la lanceta (vv. 9-14).

No deja de ser significativo que, en estos casos, Salazar haya abandonado la


terza rima y haya preferido el soneto, no acaso una forma breve que favorecía la
concentración de significados, la agudeza en el decir y el final sorprendente, que es
el que provoca el mayor efecto cómico, al estilo de lo que ocurría con el epigrama.
Estos poemas que recurren a la risa como forma esencial de su poética, nece­
sariamente nos obligan a volver sobre uno de los aspectos más discutidos por la
crítica: la relación entre la poesía satírica y la burlesca. Asunto nada fácil como lo
demuestra el hecho de que incluso en el Siglo de Oro no parecía haber una idea
clara al respecto y de que la crítica actual haya dedicado no pocos esfuerzos para
intentar establecer criterios claros y precisos que permitan incluir a un texto en
una u otra categoría, aunque casi siempre infructuosamente. Quizá la causa haya
sido que, en general, se han intentado contraponer ambos conceptos radicalmen­
te, de forma que la presencia de uno implicaba la ausencia del otro. Frente a esta
postura, Ignacio Arellano ha propuesto un acercamiento original al problema que
me parece muy acertado (Arellano, 2006: 340-341):

116
LA SILVA DE POESÍA

podríamos definir la sátira por su intención de censura moral, es decir, por la di­
mensión ética, mientras que lo burlesco aparece siempre ligado a la noción de esti­
lo: poesías burlescas son aquellas «cuyo estilo es todo templado de burlas y veras»
(González de Salas) [...] Son, creo, nociones que pertenecen a distintas esferas;
investigar la frontera que las delimlta sobre una misma línea continua me pare­
ce difícil: ambas categorías coexisten y se interfieren en planos distintos del de la
intención ideológica.[ ... ] Ambas categorías pueden formar parte de un poema en
diversos grados: más que de poemas satíricos opuestos a poemas burlescos habría
que hablar de poemas más o menos satíricos expresados en estilo más o menos
burlesco, lo cual postula la existencia de varias modalidades: poemas satíricos no
burlescos (la risa no es esencial a la sátira[ ...]); poemas satíricos burlescos (inten­
ción de censura moral y estilo burlesco); poemas burlescos no satíricos: se podrían
denominar así los que parecen faltos de intención crítica o moral, atentos única­
mente al delectare y a la diversión risible que procede del alarde estilístico.
Al establecer que ambas categorías no son incompatibles, sino que pueden
coe xistir, ya que afectan a niveles distintos, el satírico a la intención ética y el bur­
lesco al estilo, no resulta imprescindible determinar la preeminencia de uno sobre
el otro puesto que pueden convivir.
Por otra parte, puede ocurrir que, con el paso del tiempo, hayamos perdido
la información necesaria para poder decidir si un determinado texto tiene o no
voluntad satírica. Por ejemplo, en un determinado poema los procedimientos jo­
cosos pueden tapar hasta tal punto la moralidad que, en ausencia de un conoci­
miento preciso del contexto en el que surgió, resulte imposible decir con certeza si
existió esa voluntad o si se trata de un mero juego.
Es lo que podría ocurrir con el «Epistolio de Pablos Gonzalo a su Lorenza»
(«Salud envía a ti, cruel Lorenza ... », fols. 311r-312r). De la apostilla al margen del
manuscrito se puede deducir que se escribió para desembarazarse de un amigo
que le importunaba para que le escribiese versos para su dama. Por tanto, aunque
podríamos considerar la posibilidad de que Salazar hubiese buscado ridiculizar
un cierto comportamiento, lo forzado del argumento, unido al hecho de que tam­
bién lo escribió «para burlarle» y el tono evidentemente lúdico permiten pensar
que estamos fundamentalmente ante una simple broma entre amigos cuyo fin
principal sería el de provocar la diversión.
Se trata de una epístola en tercetos en la que un personaje de clase baja, un
«�u�?», es decir, un proxeneta se dirige a su «dama» lamentándose de su dureza y
pid iendole que le conceda sus favores. Escrita en un lenguaje de germanías, con

117
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

esta composición Salazar se suma a una corriente de poetas que, ante la constante
repetición de temas, imágenes, etc. por parte de los numerosísimos imitadores de
Petrarca, reaccionaron subvirtiendo las bases mismas del sistema. Para conseguir­
lo, el modo más eficaz resultó la parodia de sus pilares fundamentales: la dama y
la filosofía neoplatónica que lo sustentaba.
La primera degradación del modelo empieza por la descripción física de la
amada: el poeta evita la mayor parte de los tópicos característicos de la donna
angelicata y los sustituye por otros cuyo fin es la destrucción del ideal femenino9
Así, pues, Lorenza es una mujer gorda («que mucha carne y fofa es mucho enfa­
do», v. 90) y grande de tamaño ( «Mirándote me corre la babaza/ que, en viendo tu
grandeza, me embeleso/ según eres de gorda y de grandaza», vv. 35-36), a pesar de
todo lo cual no duda en calificarla de «hermosa». Pero es que, además, el color de
su rostro es «de buen blanco puro», bien lejos del «rosa y azucena» de Garcilaso,
lo que se ve reforzado por el «cabello aljofarado», que hace referencia a las liendres
de los piojos que los tiñen.
Aunque lo normal era que la amada no cediera a las pretensiones del poeta,
Pablos no puede entender que «siempre tenga el corazón tan duro, / teniendo ya
tan blanda la barriga» (vv. 8 y 9) y le advierte «que si con otra yo tener mis tratos
/ quisiese, hallaría por aventura/ los gustos y favores más baratos» (vv. 25-27), lo
que nos remite a la elección del nombre de la protagonista, directamente relacio­
nado con el campo de la prostitución (Alonso Hernández, 1979: 298).
Quizá por ello Pablos Gonzalo se ve solo «tristecillo y medio malo» (v. 4), lo
que contrasta con tanta locura de amor como se podía leer en los poemas senti­
mentales al uso. No es de extrañar, pues, que al final, desesperado de tanto recha­
zo, abandone a su amada, pero sin dramas ni muertes por amor, como ocurría en
las novelas sentimentales y pastoriles tan de moda en el siglo xvr:

9 Son varias las epístolas en prosa en las que Salazar ofrece visiones deformadas de mujeres
que rompen radicalmente con su descripción de Carilia en su poesía sentimental, pero es
especialmente significativa el tratamiento que da al tema en la «Carta para una vieja tri-
pera y partera que se preciaba de hermosa y se jactaba de muchos servidores ...» (Salazar,
1968: 164-172), que mantiene evidentes puntos de contacto con el «Epistolio...» incluso
estilísticos, como el recurso a sufijos burlescos (cruelaza, ingratona, duraza, sordona), la
referencia a la liendres del pelo de la dama en metáfora de aljófar y la oposición: corazón/
pecho duro - barriga blanda.

118
LA SILVA DE POESÍA

Vengan contentos, pesadumbres vayan,


bueno es dejar en mano a otros la rienda;
que mueren por tu gracias: allá se lo hayan.
Y pues se va acabando esta contienda,
cruda Lorenza, y ya te deja Pablos,
otro te tome, amor, que no te entienda,
o tómente, amor mío, cien mil diablos (vv. 91-97).

En definitiva, aunque los poemas satíricos-burlescos que han llegado hasta


osotros de Eugenio de Salazar constituyen un corpus bastante pequeño en re­
::ción con el conjunto de su obra, sin embargo no deja de ser significativa de un
gusto al mismo tiempo personal y de época, en el que se mezclaban desde severas
criticas morales de finalidad reformadora hasta meros juegos que buscaban la car­
cajada como fin último. Conviene recordar que, aunque los tratados establecían
una neta diferencia entre una risa noble y prestigiosa y otra vulgar y rechazable
(r ecuérdese lo que dice al respecto, por ejemplo, El cortesano de Castiglione), a
la hora de poetizar en los autores solía prevalecer más que la teoría, el ejemplo
de los grandes modelos anteriores lo que explica que, al final, la sátira y la burla,
en sus diversas modalidades, estuvieron entre los géneros más frecuentados en el
Siglo de Oro.

TERCERA PARTE: LA POESÍA RELIGIOSA

Como hemos venido comentando, si la primera parte de la Silva de Eugenio de


Salazar reúne el corpus sentimental dedicado a su mujer y la segunda, las poesías
que dedicó a algunos amigos o a personas de la realeza o de la nobleza de quienes
esperaba recibir algún tipo de trato de favor, la tercera incluye las composiciones
de tema religioso. Sin embargo, no siempre resulta fácil entender los criterios que
han determinado la inclusión o no de algunos poemas en una de esas partes, por
lo que tenemos que admitir que, en última instancia, en los casos dudosos, el mo­
tivo principal fue la voluntad del autor.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con los sonetos que Salazar intercambia con
Leonor de Ovando, en la segunda parte de la Silva, dedicados a la Natividad, a la
Pascua de Reyes, a la resurrección de Cristo, etc., que no difieren en nada de los
que intercambia con Pedro de Liébana sobre idénticos temas, que, sin embargo,
están incluidos en la tercera. O con las tres glosas «con intento moral», compo-

119
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

siciones pastoriles que aparecen situadas junto a la «Descripción de la laguna d


México», pero cuyo tema es la reprobación del amor mundano y la denuncia de
los males que causan las malas mujeres. Lo característico de estas composicion/
es que recogen una vez más la figura del pastor, pero en esta ocasión Salazar s s
remite a la tradición italianizante sino a la castellana de Juan del Encina y Lucae
s
Fernández.
Así, pues, si una cierta arbitrariedad está presente en la norma compositiva de
cada parte, en esta la falta de criterios claros es más evidente aún. Y es que Salazar
estructura su corpus de poesía religiosa en tres apartados: las composiciones Pas.
toriles, las obras en metro castellano y otra tercera «en que hay sonetos, líricos y
psalmos y otras obras». De esta manera se establece una subdivisión basada unas
veces en criterios genéricos y otras en métricos, lo que provoca numerosas incon.
gruencias, por ejemplo, la separación de las traducciones bíblicas por el simple
hecho de que en algunos casos se recurre a la tradición métrica castellana y en
otros a la italiana.
En líneas generales podemos afirmar que de los siete subgéneros que Bruce
W Wardropper (1985: 195-210) distingue dentro de la poesía religiosa aurisecular
-catequizante, ocasional, circunstancial, penitencial, meditativa, devota y mística­
todas, excepto esta última, están presentes.
Sea como sea, lo que debe quedar claro es que en ningún momento, se puede
incluir esta poesía de Salazar dentro de la gran tradición de la lírica religiosa de
nuestro Siglo de Oro. En la inmensa mayoría de los casos se trata de composicio­
nes devotas, en las que nada, o muy poco, hay de introspección y meditación per­
sonal. Además, abunda el tono académico propio de los textos hechos en función
de celebraciones públicas o para el simple intercambio con los amigos. A pesar de
ello, la poesía religiosa de Salazar tiene elementos interesantes que conviene con­
siderar porque nos sirven para perfilar mejor la imagen del autor y para conocer
la realidad literaria de la Nueva España en la segunda mitad del siglo xvr.
Así, por ejemplo, no puede pasar inadvertido el hecho de que entre los cua­
tro poemas que sirven de dedicatoria al corpus religioso aparezcan dos sextinas.
Como ya hemos comentado, se trata de una forma métrica de origen provenzal
que, por su dificultad técnica, se convirtió en ejemplo por excelencia de la poesía
artificiosa y aristocrática. Petrarca la recuperó para su Canzoniere y de ahí pasó a
la poesía renacentista e incluso a la novela pastoril (Prieto, 1975: 130). Salaza r co-

120
LA SILVA DE POESÍA

.o do Jo relativo a su poética, como se demuestra en las explicaciones que da


.,oda el t]a en su Suma de arte de poesía, pero hará un uso personal de ella.
5obie
iJller Jugar, al usarla principalmente para tratar temas religiosos, la está
pr
E o� su campo semántico fundamental. Seguramente la razón por la que
5,1cao de
dO a esta forma para abrir este corpus haya que buscarla en ese carácter
¡1a r ecUI·ri .
. crático que acabamos de mencionar. Por otra parte, a veces Salazar la con-
a.risto ., . .
. e en «canc10n sextma». Am'bos generas,
, . , estaba emparenta-
sextma y canc1on,
vieJ la última estrofa de tres versos que cerraba la sextina se convier­
:1adendo que
das un cornmiato de canción en el que el autor se dirige a su propia composición
ta eo •• a n·10s para so1·1c1'tar su e
..!: •. lJª 1avor.
p ra que se wi
a
Es interesante comprobar cómo en la primera, la dedicada «al Padre Eterno»,
S. lazar se preg unta qué podrá ofrecer él a Dios para pagarle tanta generosidad. La
:spu esta es altamente significativa: sus propias composiciones. Esto nos indica
:Jaramente la alta consideración que tenía de su propia obra, a pesar de la captatio
benevolentiae que supone su aseveración de que las ha escrito «a ratos», en horas
quit adas al sueño o a sus ocupaciones:
¿Qué te podré yo dar, ¡oh, Rey de gloria!,
sino pavesas de tu grande fuego,
Tú, siendo Dios, y yo de tierra un hombre?
Toma lo que he cogido con la luna
y a ratos cuando nace el claro día
pues es de tus frutales propio fruto.
Tú, largo Dios, me diste aqueste fruto
y espero me darás después la gloria
donde veré sin fin alegre día [ ... ]
Recibe, pues, Señor, en este día
los versos y cantares de un bajo hombre
que los compuso a luz de tu alto fuego (vv. 6-15 y 25-28).

l. LOS POEMAS PASTORILES

La posición principal que ocupan las composiciones bucólicas en el conjunto de


SU �oesía religiosa nos demuestra, una vez más, la gran estima que este modo lite­
rano gozaba en la poética de Eugenio de Salazar, quien, de hecho, inicia todas las
se cciones de la Silva con los poemas de este tipo.

121
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

La introducción del mundo pastoril en la lírica sagrada tenía su origen en ¡


evolución que había sufrido el género desde la Edad Media. Aunque la lite ratura
bucólica se situaba en la parte más baja de la rueda virgiliana, desde la interpreta�
ción alegórica de la Bucólica IV de Virgilio como una profecía del nacimiento del
Mesías, se verificó rápidamente una progresiva elevación de la figura del pastor.
A esto contribuyó notablemente la presencia en las Sagradas Escrituras de nu.ine.
rosos personajes relacionados con esta actividad (Abel, David, etc.) Pero es, sobre
todo, la identificación de Cristo con el «Buen Pastor» por antonomasia la que
justifica su uso en la literatura religiosa.
Así, se pueden rastrear dos líneas paralelas que llegan hasta el Renacimiento
español: una idealizada, que en Salazar está representada en la primera par te de
la Silva y en la «Descripción de la laguna de México»; y otra, en la que, de acuer­
do con su determinación retórica, aparecía el pastor como un personaje rústico
En este caso, incluso se inventó un lenguaje propio, el sayagués, que le daba un
marcado carácter cómico, como se ve en las glosas pastoriles de la segunda parte
del volumen.
Ambas líneas se relacionaban habitualmente con las dos principales tradicio­
nes poéticas del siglo XVI español: mientras que el pastor idealizado se expresa­
ba según los cánones petrarquistas establecidos por Garcilaso en sus églogas, el
rústico lo hacía siguiendo las formas cancioneriles. Ahora bien, si este adquirió
ya a finales del siglo xv y principios del XVI connotaciones religiosas al aparecer
en textos como las Coplas de Vita Christi de fray Íñigo de Mendoza y en el Can­
cionero de fray Antonio Montesino, el primero tardó más en dar este salto. Solo
tras la versión a lo divino de las obras del poeta toledano hecha por Sebastián de
Córdoba, que tanta influencia habría de tener en san Juan de la Cruz, así como el
ejemplo de autores como fray Luis de León y otros, la figura literaria del pastor
idealizado adquirirá connotaciones religiosas.
Que las bucólicas de Salazar carecen de esa introspección personal y de ese
reflejo biográfico que caracteriza a los mejores ejemplos del género lo demuestra
el hecho de que el pastor Eugonio, trasunto del autor en las églogas dedicadas a
doña Catalina Carrillo, aparezca unicamente en las dos primeras. Además, solo
en la primera el monólogo de dicho pastor tiene un tono meditativo; mientras que
en la segunda, donde comparte protagonismo con Arvalio, ambos personajes se
limitan a cantar el nacimiento del niño Dios.

122
LA SILVA DE POESÍA

1,a Bucólica I, completamente desarrollada en endecasílabos sueltos, es de to­


s cercana por lo que se refiere al estilo, al tema y a la estructura a los
5 l a wá
da ·ores ejemplos de la primera parte de la Silva. En ella el ya mencionado pastor
¡])e}ooio, después de una breve presentación del tema general, el peligro en el que
E_ll!n las ovejas en el mundo, describe «este triste valle». Cuando la norma lite­
"1".a hubiera exigido la presentación de un espacio bucólico según el modelo del
� ::s amoenus, imagen positiva e idealizada de la naturaleza, Salazar nos ofrece su
a


rnag
el1 antitética. Resaltando los efectos que sobre ella tienen el viento, el otoño,
� sequía, etc. se nos está indicando la pérdida de ese paraíso terrenal, de esa Edad
;e Oro que caracteriza el mundo de los pastores:
Los prados, que la linda primavera
pintados tiene con la hermosura
de la agradable hierba y varias flores [ ... ]
mañana los veréis sin hermosura
de su verde vestido despojados,
desnudos de su gala y lozanía
si los alcanza el capeador otoño [ ... ]
Y la corriente clara, fresca y pura
de este agradable arroyo cristalino [ ... ]
seca estará y sin fuerzas, represada,
en estantías balsas convertida
de sucias ovas con fealdad cubierta,
poblada de mil sapos ponzoñosos (vv. 16-52).

Ni siquera la encina que, como en fray Luis, representa la resistencia contra


los golpes del destino ( «contra la cual los furiosos vientos / no valen ni el vigor del
bravo invierno», vv. 39-40) se libra de sus efectos devastadores y cae ante el acoso
de la voraz oruga.
La introducción de un elementos de distorsión en el universo perfecto de la
bucólica, como es la ruptura del locus amoenus, provoca una reacción en cadena:
los labradores, colmeneros y pastores ven perderse en un momento el fruto de su
trabajo sin poder evitarlo. De esta manera, la ruptura del orden cósmico propio
del mito edénico provoca el caos a todos los niveles. Como consecuencia de ello,
Salazar/Eugonio inicia en el v. 111 una imprecación al mundo acusándolo por los
grandes peligros que esconde y contra los que nada puede hacer el hombre.

123

b
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

La pérdida de este Edén hace que el pastor invoque al único que puede calt\.
biar esta situación y devolver su perfección al mundo: «Tú, Mayoral divino ... >> (
149). De esta manera, la égloga, que hasta este momento se desarrollaba dentro d'I.
los cánones profanos del género, adquiere un significado religioso que solo estabt!
esbozado en algunos sintagmas, como en la imagen del mnndo como valle d.a
lágrimas. Así, sabemos que la causa de todo este desastre, que hasta ahora se l'\o:
había escondido, es el pecado y que todo el poema hay que interpretarlo en este
sentido alegórico:
Tú conoces, Tú sabes mi pobreza,
que si este rebañuelo que me diste
me falta no me queda algún sustento [ ... ]
Tú me le guarda, gran Pastor Eterno.
Tú me le vela, Mayoral del mundo,
Tú me le diste, Tú me le sustenta,
de los dañosos pastos le desvía,
de ponzoñosas aguas me le aparta [ ... ] (vv. 166-177).

Termina el poema, de manera parecida a la sextina inicial, ya comentada, ofre­


ciendo a Dios lo único que dispone el pastor de valioso, «su zampoña», es decir, su
poesía, gracias a la cual «cantando tus loores / resonarán las silvas» (vv. 195-196).
Las bucólicas II y rn tienen en común el tema navideño. Parece muy proba­
ble que su origen estuviese en alguna celebración organizada con este motivo, ya
que en uno de los sonetos que don Pedro de Liébana le envía para celebrar dicha
fiesta se hace referencia a la tercera. En efecto, el Deán de Guatemala empieza
dicha composición con los versos: «Sea la gloria a Dios en las alturas, / cantaba el
buen Eugonio ... » (vv. 1-2) que retoman el que cierra cada una de las estrofas de la
Bucólica rn: «Sea la gloria a Dios en las alturas».
Este poema es una especie de glosa a las palabras bíblicas «Gloria in excelsis
Deo», introducidas en la estancia inicial que sirve de prólogo o cabeza, si segui­
mos la terminología métrica de la glosa, al resto. Además, Salazar respondió á
dicho soneto con ótro de igual tema, lo que parece indicar que entre ambos se
produjo un diálogo literario muy de acuerdo con la práctica cortesana de la época.
Conviene recordar, además, que el tema navideño estaba íntimamente ligado
al mundo pastoril por ser uno de los pasos evangélicos en los que más relieve se
daba a esta figura. Esto hizo que desde finales del siglo x v fuesen numerosos los

124
LA SILVA DE POESÍA

ecuperaron la escena bien en textos poéticos o dramáticos. Lo nor-


es que r
11\Jtor que dichas escenas se desarrollasen en versos castellanos y que en ellas se
,rial es en pastores rústicos, lo que contrasta con los poemas de Salazar donde
tas
prese�ernento no aparece sino, quizá, en el nombre Rurano, que tal vez haga re­
e
es�e cia al carácter rural del personaje. Además, en ningún caso se mantiene la
feieil
rización cómica que propiciaba el uso del sayagués.
caJac te
n o sí coinciden, es en el tono afectivo, que se nota fundamentalmente
E l que
Ja descri p ción de los detalles más tiernos de la escena, en especial en la descrip­
e�ó de la Virgen y de la humanidad infantil del Salvador:
O Jl
Las ternecitas carnes delicadas
del bien nacido manso y buen cordero [ ... ]
no enfríen las heladas (Bucólica 111, vv. 46-47 y 51),

Otra característica morfológica interesante es que ambas bucólicas recurren a


una técnica parecida en los re pectivos cantos amebeos: en la rn se repite al final
de cada intervención, a modo de estribillo, el mismo verso; en la n, además, cada
una de ellas inicia con otro también idéntico.
La Bucólica m1 está dedicada a la muerte de Cristo y es un lamento puesto
en boca del evangelista san Juan, en figura de pastor. Se introduce el poema, de
nuevo compuesto en endecasílabos sueltos, con una narración en tercera persona
que describe la escena inmediatamente después de la muerte poniendo especial
énfasis en las torturas sufridas por Jesús y por su madre. Da inicio, entonces, el
canto del pastor con un tono que recuerda las lamentaciones bíblicas, señalando
el llanto del mundo por el Crucificado:

Llora Jerusalén tu Pastor bueno,


honrado Mayoral de los pastores,
por quien agora el mundo llora y plañe;
las aves, los ganados y las fieras,
los peces y las hierbas y las plantas
por quien las duras piedras y las peñas
en tierno lloro agora se deshacen ... (v. 21-27).

Dicho llanto se refuerza mediante la descripción del caos en el que se ha sumi­


do la naturaleza por la muerte de su creador:

125
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Los árboles, de pena desmayados,


el fruto de sus ramos y las flores
caer al suelo dejarán ahora.
Las ovejas y cabras apriscadas
no llenarán los tarros y colodras
de blanca leche ya como solían
ni las avejas de avaricia llenas
ya juntarán en los cerrados vasos
su amada y dulce miel en abundancia (vv. 66-74).

En este desorden cósmico, Cristo aparece como el único capaz de devolver el


orden al caos. Representado como como buen pastor, el poeta recurre a algunas
fórmulas retóricas habituales en las elegías funerales como la repetición anafórica
del pronombre «tú»:

Tú, que las hierbas buenas tanto amaste


y conocías los dañosos pastos;
Tú, que sabías los abrevaderos
que hacen más provecho a los ganados;
Tú, que con tanto tiento los salabas
y Tú, que con maestra y blanca mano
sus ubres descargabas ordeñando
y el blanco fruto con sabor cogías;
Tú, que sabías cuajar la fresca leche,
hacer el queso de un sabor tan bueno.
¿Por qué moriste, oh Mayoral del mundo? (vv. 110-120)

A esta se unen otras, como las series de interrogaciones retóricas, que sirven
para aumentar el tono quejumbroso al tiempo que se resalta la crueldad de quien
ha provocado muerte tan injusta («¿Qué mastines rabiosos te mordieron?,/ ¿qué
lobos tan hambrientos te arañaron?,/ ¿qué osos tan fieros te han molido?,/ ¿qué
leones tan bravos te han deshecho?», vv. 132-135), lo monstruoso de las injurias
sufridas durante la pasión («¿Qué mereció, ¡ay Mesias!, tu costado/ que tan abier­
to con crueldad le veo?,/ ¿qué mereció, bien mío, tu cabeza/ que está de espinas
duras traspasada?/ ¡Oh, gran crueza!, ¡oh, vista dolorosa!/ ¿Qué mereció tu boca
y dulce lengua/ que de amargura así te la han llenado?», vv. 150-156).

126
LA SILVA DE POESÍA

c nuación se apostrofa a los pastores para que lloren tal oprobio y se


A onti
figura del tríptico, la Virgen. Es bien sabido cómo, a partir de la
lta a la otra
fesad Media, María fue adquiriendo más importancia en el culto: por una parte se
Eda có su papel de corredentora a través de su sufrimiento durante la pasión; por
5t
ª
de se intensificó su imagen de madre universal, lo que la fue dotando de unas
� '
0 0
í cas cada vez más humanas. Es este el aspecto en el que Salazar centra
caractér sti . . . e
5u10. terés al 111s1stir n su d oJor.
Termina la elegía del Crucificado con una consolatio en la que Salazar, por
stor Juan, retoma otra fórmula que, en las elegías profanas, pretendían
boca del pa
to la vida de la fama.
garan tiza r al muer
L a Bucólica v está dedicada a la resurrección de Cristo. Después de una in­
troducción narrativa en tercera persona donde se ambienta la acción en un locus
arnoenus ubicado a orillas del Cedrón, río de Palestina, se pone en escena a tres
pasto res: Melibeo, Herbasio y Alpino. Entre ellos, después de una serie de mutuas
ala banzas por la belleza de sus respectivos cantos, se inicia un juego de preguntas
y respuestas, en el que el primero lleva la iniciativa. Es él, efectivamente, el que
está en posesión de la buena nueva, mientras que los otros dos, cuyo discurso es
siempre repetitivo, viven todavía bajo el choque de la muerte de su «Mayoral».
La interpretación de los pastores como representantes de una fe popular que no
necesita de pruebas para creer aparece aquí representada, en particular, en Melibeo:

A: Di, ¿cómo sabes, Melibeo mío,


que ya ha resucitado nuestra vida,
el gran Pastor que muerto sepultamos?
M: Solo porque lo había Él prometido
que al tercer día había de levantarse
y a las zagalas que esta madrugada
iban a ungir el sepultado cuerpo
de nuestro Mayoral y gran Mesías
también lo oí que no le habían hallado.
¿Que es menester que nos lo diga alguno? (vv. 95-104).
La comunicación de esta verdad provoca en los otros pastores una inmediata
alegría que da pie al canto amebeo final en el que los tres personajes se alternan
SUcesivamente en sus alabanzas a Dios por cumplir lo prometido y devolver, de
esta manera, las «majadas altas» a sus rebaños.

127
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Hasta aquí, la organización de los poemas pastoriles parece responder a \l


cierto orden querido por el autor. Así, la égloga primera puede servir de introduc�
ción a las demás en cuanto en ella el pastor Eugonio ofrece a Dios, al olicitar s
ayuda, lo mejor que tiene, su canto. Las demás pueden interpretarse como esou
cantos que se habían ofrecido y que se suceden según el orden cronológico el s
6
los momentos culminantes de la redención: nacimiento, muerte y resurrecció
de Cristo. En este sentido adquiere significado el soneto final con el que la ser¡�
termina y que hace referencia al misterio de la eucaristía.
A continuación, en el manuscrito, y ya con otra letra, señal clara de que se
trata de un añadido posterior, encontramos la Bucólica VI y un Canto claramente
separados pero que, en realidad, forman una unidad de significado. En efecto
si la égloga está dedicada al misterio de la Encarnación, el segnndo reprodut�·
el canto de los doce apóstoles sobre el mismo tema. Las relaciones entre ambas
composiciones no se limitan a compartir idéntico argumento, sino que hay toda
una serie de referencias internas que las ponen en íntima relación. Además, hay
que advertir que ambas composiciones se relacionan formalmente por el uso del
verso esdrújulo. En su Suma, Salazar ya indicaba que este no se puede usar «sino
en églogas y obras pastoriles en las cuales se permite un poco de menos suavidad
y más aspereza. Y así el Sanazaro en su Arcadia hizo muchos cantos pastoriles en
este verso de doce sílabas» (Salazar, 2010: 141).
Métricamente la Bucólica VI es, en realidad, una sextina doble a través de la
cual el poeta, renunciando a cualquier tipo de disfraz pastoril, invoca a la «silves­
tre musa» para que le permita reproducir el canto principal, que es el de los doce
apóstoles, al que el presente texto sirve de mera introducción. En él se insiste en la
victoria que la Encarnación supuso sobre el diablo. Se recuerda el juego de pala­
bras Ave-Eva con el que, desde antiguo, se establecía una relación necesaria entre
la primera mujer, causante de la caída del hombre en el pecado, y María, elemento
necesario en el plan divino de la redención.
El Canto se desarrolla en forma de doce estancias de heptasílabos y endecasí­
labos, en el que los distintos apóstoles relatan el misterio de la Encarnación, la de­
cisión de Dios de enviar a su Hijo para salvar al mundo, la elección de la Virgen, la
anunciación y su humilde aceptación de la voluntad divina, así como la redención
que llega a todos los hombres ( «desde el Tigris al Ibérico», v. 89) gracias al fruto
nacido del vientre virgen de María.

128
LA SILVA DE POESÍA

METRO CASTELLANO
oENlA.S EN
1,. P hO de que este núcleo poético incluya todas aquellas obras que formalmen-
c
13) be teoecen a wia determinada tradición métrica explica los diversos géneros
te p odemos encontrar en él: glosa , comentarios, discantes, poemas hagiográ­
er

q u P diálogos, enigmas, traducciones de textos bíblicos, etc. Por el mismo mo­


e

�cº\arl'.lbién son variadas las formas estróficas; si bien en este caso hay un claro
uvod, O1,,...
,,.,;nio de las coplas reales, a las que hay que añadir redondillas, quintillas,
pr e
etc.
villancicos,
Como ya hemos visto que ocurría en las poesías pastoriles, también en estas
. una general ausencia de introspección personal que penaliza la calidad poé-
1::: general del corpus. Por lo general, predomina el tono devoto característico
�e los poemas 1 agiográficos, como el dedicado a San Eugenio, seguramente con
..:vo del traslado de sus reliquias
111 O u
. desde Francia a Toledo en 1565. Se trató de una
ocasión importante, por cuanto formaba parte de la política religiosa filipina de
defensa de la ortodoxia católica y represión antiluterana. Las mismas característi­
cas d el santo, primer obispo de Toledo, y la parafernalia que siguió a su traslado y
recibimiento explican el gran interés popular y oficial con el que se siguió.
El poema, desarrollado en veintitrés coplas reales con rima abaab:ccdcd, pre­
senta todos los defectos habituales en una composición de este tipo: prosaísmo,
falta de cualquier tipo de sentimiento personal, etc. En realidad, no es más que
una hagiografía que repasa las etapas fundamentales de la vida del santo: su re­
lación con el primer obispo de París, san Dionisia; su llegada a Toledo, enviado
por su maestro, para convertir a la ciudad de la que fue primer obispo; su viaje a
Francia para encontrarse de nuevo con él, sin saber que en tanto había muerto;
su martirio y la leyenda según la cual su cuerpo fue arrojado a un lago, donde fue
encontrado incorrupto siglos después; los milagros que hacían sus reliquias, la
extensión de su culto y su traslado a París, donde permaneció hasta que Felipe II
consiguió su traslado a Toledo.
No m uy distinto resulta el poema que abre esta segunda parte, «Aplicaciones
del alma», en el que el autor repasa la historia sagrada desde la creación, pasando
por los episodios de la torre de Babel, la huida de Egipto, el maná, el becerro de
oro, etc., hasta llegar a la Encarnación del hijo de Dios en María, el nacimiento, las
tentaciones, la crucifixión, la resurrección
y la ascensión. El poema se desarrolla
en 12 coplas reales
(abaab:ccddc) estructuradas de tal manera que mientras que
en la primera
quintilla se tratan los distintos episodios bíblicos, en la segunda el

129
fAlME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

poeta intenta sacar las consecuencias que para su alma se derivan de dichas his,
torias. Se trata, por tanto, de un poema fundamentalmente didáctico dirigido a la
reforma espiritual por medio de la «aplicación» personal de las enseñanzas de las
Sagradas Escrituras.
Uno de los núcleos más importantes de esta segunda parte lo constituyen las
glosas. Son en total doce las composiciones que aparecen definidas de esta manera
por Salazar, si bien entre ellas hay diferencias notables. En su Suma del arte de Poe,
sía, el autor madrileño afirma que «es la más subtil compostura que entre los espa,
ñoles se usa» (Salazar, 2010: 163) y da toda una serie de normas para los que quieren
acogerse a este género, que están en la línea de los tratados de la época. No obstante )

conviene recordar que la glosa es un género muy variado que se puede aplicar a casi
cualquier tipo de poema, tema, etc. De hecho, aunque nació como poema profano
desde el reinado de Carlos V se difundió también con terna religioso.
Por lo que respecta a Salazar no cabe duda de que en él prevalecen las glosas
de tema sacro, ya que a estas doce hay que sumar los tres poemas pastoriles que
son en realidad tres glosas de carácter moral de la segunda parte. Por el contrario,
solo hay dos de tema profano entre la poesía de circunstancias, las dedicadas a un
accidente que sufrió el príncipe don Carlos, que se suman a las otras dos dedica­
das a doña Catalina Carrillo 10 •
Podernos encontrar dos tipos principales:
a-La glosa de motes: se torna como punto de partida una frase sentenciosa o
un verso (o dos). Se trata, en cualquier caso, de conceptos agudos que a veces in­
cluso introducen paradojas o juegos de palabras de gusto cancioneril ( «En la vida
está la muerte», «Vivo yo/ ya no yo ... »). En algún caso la frase bíblica se mantiene
en latín, algo que la poética de este género admitía, pero en otros es el mismo Sa­
lazar el que la traduce e, incluso, en un caso construye a partir de ella una cabeza
de canción, como hace con una frase de san Pablo.
b- La glosa de una estrofa: normalmente se trata de la cabeza de una canción
o de un villancico. A veces Salazar señala que desconoce el autor de los versos que
glosa, mientras que en otros casos lo indica en nota al margen. En este último

10 Naturalmente, habría que considerar también aquellos poemas en metro italiano (canción,
octavas, égloga en estancias) que Salazar compone siguiendo la técnica de la glosa y a los que
denom:ina de esta manera. Se trata de una variante que se difundió sobre todo a partir de la
segw,da mitad del siglo XVI y que puede tocar argumentos profanos (tres) o sacros (uno).

130
LA SILVA DE POESÍA

odemos notar que varios de ellos están relacionados con la Universidad de


cat0 p y con la de Salamanca, como fray Mancio y Ambrosio de Morales, donde
í\ alá
A �azM estudió, por lo que es lícito pensar que pudo conocer dichos poemas du­
.s 3
S te su estancia en España .
raJl
.s por lo que respecta a la cabeza de canción atribuida al doctor Vega,
í\ Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta el venir
porque el gozo de morir
n no me torne a dar la vida (fol. 354v-355r),

ya aparecía con pocas variantes en el Cancionero General de Hernando del


castillo atribuida al Comendador Escrivá (Cancionero General, 1958: 128v):
s Ven, muerte, tan escondida
e que no te sienta conmigo
),
porque el gozo de contigo
n no me torne a dar la vida.

A partir de entonces su fama fue notable, ya que se documenta en otros can­


cioneros, como en el Cancionero de poesías varias. Manuscrito 1587 de la Biblioteca
Real de Madrid (recopilado aproximadamente en 1580 en Madrid), también con
o una pequeña variante. Posteriormente, el propio Lope de Vega la glosó en sus
Rimas Sacras.
a De la cabeza de villancico: «Bajase el sacre real/ a la garza por asilla/ y hiriose
e sin herilla» (fol. 352v), Salazar hizo tres glosas. Las dos primeras forman parte de
la poesía de circunstancias y están dedicadas al príncipe don Carlos con motivo
a del accidente que sufrió durante su estancia en Alcalá en 1562; la tercera es una
versión a lo divino (Lara Garrido, 1999: 23-48).
n
Wardropper (1958) señala que el momento culminante de los contrafacta en
e España se produjo durante el siglo xv1 y está ligado en su origen a la extensión
o de la devotio moderna. Esta representaba un movimiento de oposición al escolas­
ticismo medieval, en función de lo cual favorecía una fe menos intelectual y más
1,
sencilla. En este sentido, los poetas cultos solían recoger de la lírica popular com­
_e posiciones que con pocos cambios alteraban su significado profano y adquirían
.a otro r eligioso, con lo que se intentaba favorecer la devoción del pueblo.

131
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

En el caso concreto que nos ocupa, Salazar retoma unos versos preexistentes
en los que se desarrolla una imagen clásica de la poesía cancioneril profana, ¡�
caza de altanería. Lo que hace el autor es construir sobre ellos una glosa dedicada
a la Encarnación de Cristo, con lo que el sentido eróti o -que él mismo había de.
sarrollado previamente siguiendo los cánones tradicionales- ha sido sustituido
por otro sacro.
No es el único caso en el que Salazar realiza este tipo de ejercicio. Por ejemplo,
en el «Lírico r» recupera el primer verso de la «Ode ad florem Gnidi» de Garcilaso
para construir un canto de alabanza a Dios.
En general, podemos afirmar que las glosas de tema religioso de la Silva con­
servan las características habituales del género, tanto desde el punto de vista retó­
rico como desde el métrico. Es evidente el gusto por el conceptismo y por el juego
de palabras ( «Que su nombre bien nos muestra / su poder y gracia suma / y en
esta divina muestra / para el mal y muerte nuestra / todo el remedio se suma»),
el recurso a la paradoja y la mezcla de un lenguaje culto con elementos populares
( «yo no siento más que un leño»).
Es sabido que la glosa nace dentro de un ambiente cultural y literario parti­
cularmente favorable a las relaciones de intertextualidad. Son varios los géneros
europeos y españoles en los que de un modo u otro entran en relación poemas
distintos como las ensaladas, los decires de refranes, los villancicos, etc. En este
sentido son varias las composiciones de la Silva recogidos bajo el título de «co­
mento», «exposición», «canción», «discante».
Anteriormente señalamos el carácter circunstancial que caracteriza a algunas
de las composiciones religiosas de Salazar. Sin duda alguna aquéllas en las que este
es más evidente son los enigmas. Este tipo de literatura implica por definición un
juego entre un emisor y un receptor, entre quien presenta el enigma y quien tiene
que resolverlo. Sabemos también que este tipo de «acertijos», «enigmas» o «adivi­
nanzas» se generalizaron en la corte y en la poesía española desde finales del siglo
x v y que, durante el x v1, tuvieron un gran florecimiento. El hecho de que se trate
de un género con el que los autores no pretendían alcanzar la fama, sino solo de­
mostrar su ingenio en las relaciones sociales explica la escasez de textos. No obs­
tante, se puede documentar ejemplos de su uso cortesano en novelas, comedias,
cancioneros, etc. En otros casos, lo fundamental era provocar el humor, así en los
de carácter erótico u obsceno. En estos, a menudo se incitaba a la interpretación
grosera mediante una serie de referencias aparentemente claras; en cambio, quien

132
LA SILVA DE POESÍA

s, .0ponía la adivinanza daba como correcta otra respuesta menos evidente, pero
P1 ¡rnente válida. Esta circunstacia provocaba la risa, ya que se dejaba en evi­
la ll3
¡g cia a quien había interpretado únicamente el sentido sexual (McGrady, 1984).
la, d�10 era habitual en la época, también existió una variedad de enigma de natu­
�;eza religiosa. Así, por ejemplo, Alonso de Ledesma introdujo en sus Conceptos
.(l 1 • ituales tres sobre el tema de las virtudes teologales.
esP, r
En nuestro caso Salazar propone tres de carácter religioso, relacionados con
ento de la Eucaristía. Una particularidad del género en nuestro autor es
1 sacram
ter eminentemente emblemático con el que se presenta. Cada una de las
,� car ác
clivina nzas consta de una descripción de carácter pictórico como la que solía
1- uir en sus jeroglíficos a la inexistente imagen. A continuación, el enigma
5 istit
\
ropjamente dicho, que tiene en los tres casos el mismo esquema métrico: una

;o
�opla real (abaab:ccdcd en el primer caso, abbab:ccddc en el segundo y abaab:ccd­
n
d� en el tercero) seguida de un terceto, eff, que cierra el enigma con fórmulas muy
),
parecidas.
Como es habitual en este tipo de composiciones, el poeta plantea un acerti­
i­ jo cuya resolución, si no es imposible, sí resulta problemática. El carácter lúdico
provenía precisamente de que exigía un esfuerzo intelectual por parte del lector,
)S
quien tenia que desentrañar el arcano que se escondía bajo las palabras. En este
IS
sentido, el enigma, como los jeroglíficos, participa de esa interpretación del géne­
:e
ro emblemático como un lenguaje en clave capaz de esconder significados ocultos
y, en su origen, especialmente útil para comunicar con la divinidad. Veamos por
)-

tanto el primero:
IS
:e En alta torre subí
n de firmísimo cimiento
1e y aunque no hay ventana allí
¡. desde dentro cosas vi
o de grande encarecimiento.
:e
Está sentada en el suelo,
por capitel tiene el cielo,
;-
todo el mundo cabrá en ella,
s,
,s fuera no hay bien ni consuelo.
n Decid, ¿qué torre es aquélla?
n

133
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Desde esta torre se alcanza


la substancia del bocado
en tierra y cielo estimado.

La solución del enigma resulta sencilla si lo ponemos en relación con el «Diá,.


logo entre Lipandro y Gridonio» (fol. 398v). En él Gridonio presenta a su in.
terlocutor una composición que ha hecho sobre el tema de la cruz que dice así
:
«Desde el suelo / alcanza esta grande escala / hasta el cielo». Lipandro, despué
s
de interpretar dicha letra en relación con 1a escala de Jacob, lee otra suya: «Es esta
torre tan alta/ do Cristo subió por nos/ que se ve desde ella Dios», que sn amigo
explica de la siguiente manera: «Quien subiere con la contemplación a las altas
consideraciones de lo que el Hijo de Dios padeció en esta cruz verá desde ella la
gloria de Dios».
Queda claro que la torre es la cruz. Que tiene su fundamento en el suelo y
llega al cielo porque, como la escala de Jacob, es el medio a través del cual se ca.
nectan ambos mundos y es el camino que tienen que seguir las almas para poder
ascender hasta Dios. Además, desde ella se ven cosas «de grande encarecimiento»
porque por la meditación sobre los sufrimientos de Cristo en la pasión se puede
llegar «a subir a esta gloriosa torre».
El segundo enigma dice así: «Pintar una mata de abrojos y de ellas salga una
fruta verde y hermosa; y diga la letra:

En todo el mundo se da
una fruta que sustenta
millares de hombres de cuenta
y al que más sin fuerza está,
esta le esfuerza y alienta.
No se come con la boca,
ni con las manos se toca
ni con los ojos se mira:
acierte quien cierto tira
que no hará poca cosa.
Con este fruto comido,
el pan que nos da el Señor
tiene admirable sabor.

134
LA SILVA DE POESÍA

En este caso, creo que la respuesta podría ser la uva. La primera quintilla pre-
n un acertijo que podría tener w1 sentido exclusivamente profano: es un fruto
ta
:
s e se da prácticamente en todo el mundo y, en cuanto que de ella se produce el
\10, alienta al que está sin fuerzas. Ahora bien, en el sacrificio de la misa, el vino,
� decir, la u.va se convierte en la sangre de Cristo y, por tanto, el alimento que
e frece a los hombres es de naturaleza espiritual. En cuanto tal alimento espiritual,
ºste fruto no se come con la boca, sino con el alma, no se toca con la mano, porque
[:
s :e bebe, y no se mira por ctianto la transformación del pan y del vino en el cuerpo
a gre solo se puede ver con los ojos del alma.
� y la san
s El tercer enigma sigue la misma senda de los dos anteriores. Presenta en la
a «pictura» una imagen de mujer penitente según el modelo iconográfico de la Mag­
dalena, que, con el extremo de la cruz, se abre el pecho, del que sale un fuego. La
letra dice:
y
Un fuego vi do se ardía
r un ser de grande excelencia
)) y aquel fuego consumía
e males que aquel ser tenía
con que estaba en gran dolencia.
a De allá del cielo viniendo
un viento, y en él hiriendo
más alza la llama el vuelo,
tanto que ha llegado al cielo.
¿Qué es esto que no lo entiendo?
Cocido con este fuego,
el pan que da el Soberano
es mantenimiento sano.

Los versos de Salazar están haciendo referencia a las tres personas de la Tri­
nidad: el «ser de grande excelencia» que sufre los terribles «males» es Cristo en
la cnlZ; el fuego que le alivia es el Espíritu Santo; el viento que lo eleva al cielo es
Dios Padre_. La imaginería utilizada está basada fundamentalmente en la Biblia.
En este sentido conviene recordru· que la lengua de fuego fue la forma que asumió
la tercera persona al descender sobre los apóstoles en Pentecostés, mientras que en
el A.ntiguo Testamento, entre las varias formas externas que asume Yavé, el viento
es una de ellas. Por otra parte, la presencia de ese fuego que sale del pecho de la

135
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

mujer penitente por la herida representa el Espíritu que se eleva favorecido por la
contemplación de la cruz, siguiendo el pensamiento de San Pablo cuando afirllla
que el cuerpo del hombre es el templo de Dios.
«Gemidos del alma» es uno de los poemas que por su carácter penitencial
representa una evidente ocasión fracasada por parte de Salazar. A diferencia de
la mayor parte de poemas que estarnos viendo, en los que predomina el carácter
catequizante y ocasional, el acto de contricción que supone el reconocimiento de
su debilidad humana, el deseo de reformarse y su súplica de perdón a Dios podría
haber sido una buena ocasión para hacer una poesía religiosa intimista y perso nal,
Sin embargo, el tono de sermón predomina y la sinceridad brilla por su ausencia.
La serie termina con una serie de tres traducciones de sendos pasajes extraídos
del libro de Job según la paráfrasis del capuchino Franz Titelrnan. La costumbre
de hacer poemas en vulgar sobre textos religiosos corno oraciones e himnos fue
muy frecuente durante la Edad Media en toda Europa. Es, sin embargo, hacia
finales del siglo xv y, sobre todo, en la primera mitad del XVI cuando asistirnos a
una explosión de adaptaciones, más o menos libres, de los textos bíblicos. De esta
manera podernos encontrar traducciones, paráfrasis, explicaciones, comentarios,
glosas, etc. Esta poesía de inspiración escrituraría sufrió un duro golpe a media­
dos de siglo con la publicación del índice de Valdés (1559) que, de hecho, suponía
la prohibición total de verter a las lenguas vulgares las Sagradas Escrituras.
No tenemos ninguna noticia que nos permita saber en qué momento, o mo­
mentos, Salazar se ocupó de este tipo de composiciones, entre las que hay que
incluir, además de las traducciones del libro de Job, sus versiones de los salmos,
de los que hablaremos más adelante. A la luz de lo dicho podríamos pensar en la
conveniencia de fecharlas en una fecha temprana, a lo que contribuiría la elección
del verso octosilábico, la forma más usual durante la primera mitad del siglo xvr.
Sin embargo, y a pesar de la desconfianza y de la censura eclesiástica, este tipo de
literatura siguió cultivándose, también en metros cancioneriles, hasta bien entra­
da la centuria siguiente.
El Libro de Job había merecido la atención de los escritores ya desde la Edad
Media (recordemos la traducción que hizo el Canciller Ayala de la Expositio in Job
de san Gregario Magno). Pero durante los siglos xvr y XVII se asiste a un aumento
notable del interés por él; interés que tendrá su momento culminante con la tra·
ducción de fray Luis de León en tercetos encadenados.

136
LA SILVA DE POESÍA

iwportancia que el Renacimiento otorgó a la figura de Job fue creciendo y


L� iendo connotaciones particulares a medida que se difundían las ideas del
ad�:�slllº· El ideal de la impasibilidad del alma ante los avatares de la fortuna,
1
estO cdido por Epicteto, encontraba su representación más sublime precisamente
defe� ersonaje veterotestamentatio. De este modo se conseguía dotar a un sis­
en es e p de origen pagano de un carácter cristiano que favorecía su aceptación
cema e'ticO
.Europa del momento.
en la
En concreto, Salazar traduce tres textos del Libro de Job: el primero se basa en
primera en el c. 7» y se desarrolla en dieciséis quintillas independientes
la<<1e Cción
ndo, la «lección segunda en el c. 10» en catorce coplas de pie que-
(abaab); e segu
l
; y la tercera, la (<lección sesta en el c. 14» en doce redon­
brado (Sa8b4c:8a8b4c)
variedad métrica parece mostrarnos la inseguridad de Salazar
dillas (abba). Esta
a la hora de dar con el ritmo más apropiado al original bíblico. El uso de estrofas
características de la poesía amorosa, como las redondillas y quintillas, dan a las
traducciones un ritmo rápido y un tono, a veces, demasiado artificioso como con­
secuencia de la tradición retórica propia del arte menor. Por el contrario, el uso de
la semiestrofa manriqueña, que se caracteriza por la alternancia de octosílabos y
tetrasílabos y por la tradición elegíaca que le era más consustancial, favorece una
musicalidad más pausada y severa y una gravedad más acorde con el tema.
Por lo que respecta al contenido, hay que decir que las traducciones de Salazar
mantienen muchos rasgos medievalizantes. En primer lugar, no hay en él ningún
interés filológico como el que se puede ver en las versiones de los grandes auto­
res del humanismo religioso español como fray Luis de León, Arias Montano,
etc. Es más, recurre a unos comentarios precedentes que se caracterizaban por
su probada ortodoxia. En fin, no existe una intención exegética seria, sino que el
autor se limita a traducir bastante libremente y a parafrasear el original latino. La
traducción se convierte, así, en una oportunidad para repetir conceptos propios
de la poesía moral más tópica.
El recurso fundamental al que recurre el autor es la ampli.ficatio. Lógicamente,
esta estará en función de las posibilidades que ofrecen los diversos tipos de estrofa
Y de la posibilidad de que los comentarlos se extiendan en dos o incluso tres es­
trofas. A veces, la paráfrasis incluye una traducción casi literal del pasaje bíblico
en los primeros versos, quedando el resto para la ampli.ficatio. En otros casos, en
cambio, la traducción es mucho más libre.

137
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

3. SONETOS, LÍRICOS, PSALMOS Y OTRAS OBRAS

De nuevo nos encontramos con un conjunto cuya característica principal es la


variedad formal, genérica, etc., pese a compartir el común tema religioso carac,
terístico de toda esta parte de la Silva. Así, podemos encontrar numerosos poemas
de carácter marcadamente devoto, dedicados a santos a los que Salazar se siente
particularmente unido o de los que admira de manera especial. Así, los hay dedi­
cados a San Pedro, San Juan Evangelista, San Juan Bautista, San Francisco, Santa
Clara, etc. a los que ensalza por sus virtudes y méritos, que les han valido el pre­
mio de la salvación. Este tipo de poesía también puede aparecer en octavas, por
ejemplo las que dedica a Santa Cecilia o a la Magdalena. En este caso, debido a
las características propias de la forma métrica elegida, el poema adquiere un tono
más narrativo por lo que deriva hacia la hagiografía.
Como suele ocurrir con este tipo de poesía, el prosaísmo y la frialdad son
notas dominantes, ya que casi siempre carecen de más motivo que el de ensalzar
a figuras por las que se siente devoción. Sin embargo, en ningún caso se produce
una identificación espiritual realmente íntima entre el santo y Salazar que dote al
poema de una valencia autobiográfica, como ocurría, por ejemplo, en las Rimas
sacras entre Lope y la Magdalena.
Algo parecido ocurre con la larga serie de composiciones dedicadas a un tema
muy típico de la Contrarreforma, como es el del Sacramento de la Eucaristía. Se
trata sobre todo de sonetos, pero también aquí podemos encontrar octavas, una
sextina e, incluso, «estanzas a manera de trovas francesas», forma métrica que
coincide con el huitain de Villon, y de la que Salazar dice en su Suma: «Usan tam­
bién los franceses de una estancia de ocho versos que acá imitamos que siempre
se hace una sola, como soneto o madrial» (Salazar, 2010: 192). En este último caso
estamos ante una serie de seis estancias independientes entre sí, cada una de las
cuales comenta un paso de las Escrituras en las que Salazar ve una referencia, por
lejana que pueda parecer, con la hostia.
No obstante esta mediocridad general, existen algunas composiciones que nos
presentan al mejor Salazar. Se trata, sobre todo, de una serie de sonetos en los que
es perceptible una tensión interior y una proyección autobiográfica que les da una
intensidad desconocida en los que hemos visto hasta ahora. Es el caso del son eto
ya mencionado al comentar la poesía sentimental «En flores han pasado mis amo­
res», en el que el yo poético, llegado a un momento de madurez, medita sobre lo

138
LA SILVA DE POESÍA

pugna entre seguir siendo «cabo de amadores» o escuchar


. ¡do su vida y
que )la sue desde el cielo le dice: ,<Amar a Dios es lo que hace al caso».
uo:i vozq
'I'ambién es notable el soneto
Niñez en su comienzo ya acabada,
juventud corta, edad madura incierta,
frescura no nacida cuando muerta,
beldad que en breve espacio es ya pasada.
Contentos que en un punto son nonada,
discurso breve de mortal reyerta,
sueño del cual la muerte nos despierta,
sangre ferviente en un instante helada.
Años que son brevísimos momentos
cuya velocidad es agradable
por ser llenos de penas y tormentos.
Este es el vivir triste y miserable
del hombre y duración de sus contentos.
Solo el amor a Dios es lo durable.

en donde podemos ver un sentido del tiempo que pasa que acerca al Salazar ma­
duro a una sensibilidad casi barrroca.
Es notable el efecto que consigue el autor con la ausencia de encabalgamien­
to en los dos cuartetos: el ritmo se hace cadencioso, seco. La sucesión de unos
conceptos que, siendo diversos entre sí, reiteran y refuerzan la idea principal
del paso del tiempo dan al poema un tono casi gnómico. El mensaje se marca
aún más por la relación simétrica que se establece entre las palabras rima, to­
das adjetivos o participios excepto una que es un sustantivo, que insisten en el
mensaje negativo, y los ocho sustantivos que encabezan los correspondientes
e ndecasílabos: niñez-acabada, juventud-incierta, frescura-muerta, beldad-pa­
sada, contentos-nonada, discurso-reyerta, sueño-despierta, sangre-helada.
Una vez que se ha creado de esta manera un efecto contundente, los dos
tercetos marcan un cambio de ritmo en la sintaxis que se corresponde con
el triunfo de un tono más discursivo. El primero insiste en la idea expresada
anteriormente, el paso del tiempo, a la vez que añade un elemento nuevo, el

139
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

sufrimiento que caracteriza a esa edad dorada. La consecuencia lógica que se


deriva constituye el último terceto y supone la enseñanza final del poema: el
cal"ácter efímero y miserable de la vida humana en oposición a la permanencia
del amor a Dios.
Un tema parecido se desarrolla en el soneto «Culpables horas, engañosos
días» en el que se oponen dos conceptos que se expresan de manera paralela:
la fugacidad del tiempo («Vano cuidado, vano afán perdido / causado de Olis
vanas fantasías», vv. 3-4) y la razón de la ira divina ( «¡Ay, justo Dios, cuán jus.
tamente armada/ tu justa ira contra mi alma veo», vv. 9-10).
Otra de las secciones de esta tercera parte del corpus religioso de Salazar lo
constituyen los «líricos». En su Suma de arte de poesía, Salazar señala entre las
«especies de la poesía»: «Lo lírico, que es para cantar; y así se llama de lira, que
es la vihuela, o de otro instrumento. La poesía lírica ha de tener elevación con
fe y mesura; la liviandad e inconstancia es falta en el lírico. Ha de ser breve y
sagaz y el fin adonde tirare sea casto» (Salazar, 2010: 107).
Así, pues, lo que aglutina a todas estas composiciones es su origen musical,
su tono de invocación o canto. Esto explica que en el último poema de la serie,
en la explicación en prosa que acompañaba al poema y que ha sido tachada
por el autor, se denomine a su composición «psalmo» en cuanto ambos géne­
ros comparten el carácter de cántico y alabanza dirigidos al Señor. En efecto,
la práctica de la Silva parece indicar que, para Salazar, el «lírico» es una com­
posición de marcado carácter religioso, lo que explica que, en el número v, el
mismo Salazar califique a su musa de «cristiana» (v. 2).
La unión de canto y religión constituye el núcleo temático del «Lírico 1», en el
que Salazar parece querer teorizar, de alguna manera, lo que va a ser la práctica
literaria posterior:

Si de mi sorda lira
las voces avivases,
¡oh, criador de la celeste esfera!,
y al alto, donde aspira,
sus tonos levantases,
resonaría en tu loor doquiera,

140
LA SILVA DE POESÍA

templada de manera
que a su son y armonía,
líricos cantos con placer te cante (vv. 1-9).

Se abre, pues, el poema con un exordio de evidente raigambre garcilasista en


u e sala
zar solicita la ayuda divina con el fin que su lira pueda levantarse «al
eJ q donde aspira». El autor explica este deseo de ascensión de sus «líricos can­
a!to,
s a las teorías musicales de inspiración pitagórica y neoplatónica que
tos» gra' cia
d�sarr an a lo largo del siglo XVl. Según estas, Dios es la fuente y el origen
oll
unive ·sal y toda la creación reproduce, en mayor o menor medida,
�: la armonía
a belle z a y ese orden sagrado. Los tratadistas establecían la existencia, junto a
::ta divina, de la música cósmica, producida por el movimiento de los astros y el
alternarse de las estaciones, y de la música humana, que se manifiesta fundamen­
talmente a través del equilibrio entre cuerpo y alma, entre el elemento racional y
el sensible, etc. Estas dos últimas, la cósmica y la humana, están íntimamente re­
lacionadas, en cuanto la concepción del ser humano como microcosmos establece
un nexo íntimo entre este y el universo; y, a su vez, no son sino un reflejo de la más
pe rfecta, la que proviene directamente de la perfección suprema.
Esta teoría, que tiene su mejor manifestación literaria en la «Oda a Salinas» de
fray Luis de León, aparece esbozada en Salazar. En los vv. 19-21, recupera la idea
cara a la teoría musical neoplatónica del origen divino de la música: «En ti están
los primores/ de música perfeta, / en ti la verdadera consonancia». Es este con­
cepto el que explica la inicial definición de Dios como «criador de la celeste esfe­
ra» (v. 3) y la aspiración de la música de nuestro autor de ascender para unirse a Él
(v. 4). El poema que, así construido, parecería que se iba a dirigir por la senda de
la oda horaciana siguiendo el ejemplo métrico y temático presente en las primeras
estrofas, deriva, una vez más, hacia el habitual didactismo.
La mayor parte de las composiciones se dirigen a Dios, con todo devoto como
el «lírico v», que canta la pasión de Cristo, o el número x, que canta la Asunción
de la Virgen. Mención aparte merecen el vr, que es en realidad una traducción
en verso de las palabras de san Pedro Damián «De hora mortis», y el xr. En este
último caso, el poema iba acompañado originalmente de un comentario en prosa
que explicaba las imágenes contenidas en cada una de las estancias, y se describe
«el miserable estado del hombre que está en pecado y cómo se reconcilia con Dios
por su piedad mediante la penitencia y el gozo que se le recrece de verse libre de

141
JA1ME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

culpa». Tiene, pues, un evidente carácter teórico y didascálico que alejan al poellla.
del tono laudatorio o devoto que predomina en los demás.
Métricamente se pueden dividir en dos grupos. El primero está formado Por
nueve composiciones (n, III, IV, v, VI, VII, VIII, x y XI), que constan de diez esta11_
cías de canción petrarquista, si bien en ningún caso encontramos el commiato. En
los poemas m y x aparecen dos variantes respecto de los esquemas más habitua..
les: el verso que sirve de llave es un endecasílabo, frente a la norma que prefería el
heptasílabo; y además, en la sirima se incluye una rima de la cabeza, algo también
poco frecuente.
El segundo, poemas I y IX, se organiza en liras si bien en ninguno de los dos
casos se recurre al modelo que impuso Garcilaso con su «Oda ad florem Gnidi».
El poema IX sigue la variante aBaBcC, que se repite diez veces, ya usada por fray
Luis en alguna de sus obras. El «Lírico I», que se compone de veinte estrofas, sigue
el siguiente paradigma: abCabC. Se trata del sexteto lira también utilizado por San
Juan de la Cruz en la «Llama de amor viva». En este último caso, sorprende esta
elección por cuanto, desde los primeros versos, existe una evidente voluntad de
establecer una clara relación con la obra del poeta toledano: «Si de mi sorda lira¡
las voces avivases ...», vv. 1-2).
Ya hemos visto cómo al final de las obras compuestas en metro castellano
Salazar incluía una traducción de algunos pasos del Libro de Job. De forma pare­
cida esta tercera parte se va a cerrar con otras composiciones de carácter bíblico:
en primer lugar, una traducción de la lamentación primera de Jeremías, según la
interpretación y paráfrasis de san Jerónimo y del cardenal Hugón; y por último,
cinco salmos.
A finales del siglo XVI es perceptible una cierta evolución en el tratamiento de
los textos bíblicos. Frente a las tradicionales traducciones, paráfrasis, comentarios,
etc., se extiende una literatura que se relaciona de una manera más indirecta con
las Sagradas Escrituras. Se trata de una literatura de carácter penitencial, basada
sobre todo en los Salmos, pero también en el Libro de Job y en las Lamentaciones
de Jeremías. La traducción de Jeremías supone un acercamiento al texto bíblico
muy distinto del que caracterizaba su versión del Libro de Job. En efecto, frente
a la libertad y al generoso uso de la amplificatio, esta se caracteriza por atenerse
mucho más al texto latino. Al mismo tiempo, la elección de la forma métrica, la X
terza rima, nos presenta a un Salazar mucho más de acuerdo con las corrientes
p
humanísticas de su época. Por otra parte, los tercetos encadenados le permitían

142
LA SILVA DE POESÍA

acro con la tradición neolatina de la elegía clásica con la que com­


r el texto s
ei1l3Z<l pocos elementos.
ª rte
no
P dedsi611 de sustituir los metros cancioneriles por los italianos en las traduc-
La de )os textos bíblicos nos pone en contacto con los cinco salmos. Jorge de
ciolles
yor fue el que introdujo la costumbre de adaptar el Salterio a las nuevas
rvi:onteJJla
introducidas por Boscán y Garcilaso, cuyo fin era el de conseguir trasladar
1"r111as
0
á fidedlgnamente el original al castellano.
'º J)1< s
es el que explica la gran variedad de estrofas que se utilizaron
Este proceso
. nte el sigl o -XVI en la poesía bíblica: endecasílabos sueltos, estancias, liras,
dui\eto-lira y, naturalmente, la terza rima, que es la estrofa elegidá por Salazar.
· so·b re las traa·1c10
· nales estro1as
cuai
. a tenía la ventaJa
·Est
e caste11anas en que, por cons-
e con en decas1'lab os y por su traa·ic1on· ' narrativa,
. se adaptaba meJor . que 1as
trui,rs·oneriles al-discurso amplio y al ritmo grave del original latino.
c;an 1
Ya he señalado que a partir de la publicación del Índice de Valdés, la poe­
sía bíblica disminuyó notablemente en España, debido a la censura que ejercía la
Igle sia y al riesgo que implicaban las traducciones al vulgar de los textos sagrados.
No obstante, se siguieron componiendo traducciones, versiones y paráfrasis de la
poesía davídica, como lo demuestra la obra de Ramírez Pagán, fray Luis, Juan de
Mal Lara, etc. Ahora bien, a diferencia de su práctica con el Libro de Job y con las
Lamentaciones de Jeremías, los salmos de Salazar no se encuadran en esta línea.
Con ellos entramos en un nuevo campo, estrechamente relacionado con el ante­
rior, pero del que le separan no pocos elementos:
La poésie penitentielle, ou le chrétien avoue ses fautes et implore le pardon divin,
est une création originale, qui s' inspire a des sources tres diverses. Elle avoue ce­
pendant une dette particuliere a l' egard de David, en qui elle reconnait le modele
idéal du croyant et du poete. e' est a ce titre, comme une imitation libre, qu' elle
revendique notre attention (Jeanneret, 1969: 418).

Así, pues, estamos ante imitaciones más o menos libres que parten de un mo­
delo dado, en este caso del Salterio, del que retoman imágenes, temas, estilo, pero
al que adaptan sus circunstancias personales o históricas.
El género penitencial en esta época alcanzó gran éxito, debido en parte a
la co1npleja situación religiosa y política que vive Europa a finales del siglo
xv¡ Y a la crisis espiritual que vive el hombre de la época. En este ambiente, el
pecador se dirige en primera persona a Dios para declarar su culpa y suplicar

143
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

perdón. Sus pecados se reflejan incluso en su cuerpo decadente e impuro.


l
cercanía de la muerte y la posibilidad de que Dios juzgue a su alma indi •a
g
de la salvación, provocan en él el llanto y el arrepentimiento. Por otra pa rte�
.
conciencia de la infinita bondad del Creador y la esperanza del perdón le e:
pujan, por una parte, a humillarse reconociendo públicamente sus errores;/·
otra, a cantar las alabanzas a Dios por su misericordia. A menudo se recurreºt
imágenes de guerra, de naufragios, etc. que reflejan la situación espiritual d
�¡
poeta (Jeanneret, 1969: 418-431).
De todos los salmos de Salazar el que, sin duda, mejor responde a est
modelo es el quinto y último, que aparece recogido bajo el epígrafe de «Sallll�
penitencial», de acuerdo con una de las secciones que la iglesia identifica den,
tro del Salterio. El poeta, en primera persona, se dirige a Dios para confesar su
miedo a la condenación eterna. Llegado al final de sus días, Salazar siente la
llegada de la muerte y procede a analizar su realidad. Y lo primero que ve es la
decrepitud física11 :

Perdido ha ya la su fresca tez la cara,


la llana frente está de surcos llena,
la roja barba en blanca nieve para.
Dolores de vejez dan mucha pena
al cuerpo grave con continua guerra
que a la desenfrenada carne enfrena.
Flaca debilidad vence y destierra
al calor de la sangre fervorosa,
los duros nervios vuelve en floja tierra,
que la naturaleza vigorosa
de día en día en mí ha venido a menos,
mudanza natural de toda casa (vv. 4-15).

11 Aunque esta referer�cia a la vejez y a la cercanía de la muerte puede tratarse de w1 tópico,


h ay que considerar, sin embargo, que su reiteración, como ya hemos visto, por ejemplo en
los sonetos, puede ser índice de una realidad vital: Salazar pudo sentir en los últimos años
de su vida mayor interés por la literatura moral y religiosa.

144
LA SILVA DE POESÍA

Que también lo es moral. Para reflejar el fracaso que ha sido su vida utiliza
netáforas: primero retoma la vieja imagen del hombre como peregrino
do;a' que esta caminante ánima mía / de tu ciudad, mi Dios, se ve cercana», vv.
)· inmediatamente después, su vi.da es identificada con una nave que ha
3(<<1-3 1- ' l ru mbo ( <<Ella conoce que ha perdido el tino / de su derrota y que
e di
do e
p ;dió la estrella / de la prosperidad de su destino / y así las varias olas dan con
��a¡ a do el mudable viento las impele», vv. 37-41).
El reconocimiento de sus errores produce en él miedo ( «Merece mi pecado y
m que me eches con las furias infernales», vv. 91-92) y llanto:
mi al icia /
Vergüenza y confusión me es cuando veo
la ceguedad y vanas fantasías
en que como ignorante me recreo.
¡Ay, cuán dellorar son los tristes días
que por tan mal camino he caminado (vv. 46-50),

Sus pecados son tan grandes que no merece ser escuchado ( «Indigno soy de
la merced y suelta / y del perdón que pido injustamente, / que no merece mi alma
ser absuelta», vv. 118-120). Pero la confianza en la piedad divina le da ánimo para
pensar que su clamor será escuchado, lo que da un tono de esperanza final al poe­
ma: «De ti venga la gracia y el consuelo / para que el vivir mío así se emiende / que
merezca adorarte yo en el cielo» (vv. 134-136).
Los demás, presentan semejanzas y diferencias sobre este modelo puramente
penitencial. Por ejemplo, es sabido que uno de los problemas más importantes
que presenta la división en géneros de los salmos es el carácter mixto de algunos
de ellos. Salazar recoge también este elemento en el segundo, donde mezcla temas
diversos que van de la súplica de perdón y el arrepentimiento a la alabanza de
Dios. En cambio, el tercero es una «execración contra los que son ingratos a nues­
tro buen Dios». El poema empieza alabando a Dios por su misericordia, continúa
pidiéndole que le castigue si su corazón olvida sus preceptos y termina suplicando
su ayuda para no caer en ninguna de las circunstancias enumeradas precedente­
mente. Lo más interesante de este salmo es comprobar cómo la primera persona
que se dirige al Creador a veces se identifica con el poeta y otras con una colectivi­
dad, más o menos informe, en la que están incluidos todos los que se encuentran
en la misma situación.

145
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Por último, el Salmo un está dirigido a la Virgen. Se trata de un poe111a


comiástico en el que se destacan fundamentalmente dos cosas: primero, el he e:,
de que ella ha formado parte del plan divino de la redención desde el pri.n ci e.()
incluso desde antes de la creación; y segundo, el misterio de la Encarnación. i\t\o,
que se trata de un poema que se sale del modelo penitencial más clásico, Plle 1\,
ser interpretado como la aplicación a la Madre de Dios de los modelos hímn.¡/e
laudatorios habituales en los salmos. En este sentido, hay que recordar que $
0

Montemayor en su Exposición moral del psalmo LXXXVI interpretaba dicho texh


en relación con la Virgen. De esta manera, se producía una mezcla de comentar!Q
exegético y lírica, cuya finalidad última era resaltar la figura de María.
'
0 V

146
CRITERIOS DE EDICION

L a Silva de poesía quedó inédita en su momento pese al interés editor que Eu­
enio de alazar manifestó en una carta dirigida a sus hijos que precede al
gmeo. En ella les da toda una serie de indicaciones realmente precisas sobre
° 10
" 0 se debía publicar el manuscrito después de su muerte:
e6JTl
y para la impresión habéis de advertir mucho a las cosas siguientes que ha de ad­
ver tir el impresor:
-Primeramente que se imprima en buen papel y con buena tinta y la letra sea la
mejor que se halle y no sea pequeña y en toda la obra sea una misma, excepto en
]as apostillas de los márgenes, que ha de ser diferente. Podrá ser esta del margen
escolástica chiquita y ponga el impresor estas apostillas en los lugares en que van
en el registro.
-Que se haga la cantidad de letras vocales que sea necesaria con comillas encima
para señalar las sinalefas como van en el registro, de esta manera: a', e' , i', o', u'. [ ...]
-Que se tenga muy gran cuidado que no haya mentira en la impresión ni sílaba ni
letra falsa porque en faltando o trocándose sílaba o letra, se echa a perder el verso y
todo queda malo. Y vuelvo a decir que de esto debe haber muy gran cuidado. Y para
que esto se consiga conviene y es necesario que al principio de cada primera haz de
cada pliego, antes que se tire otro pliego, se corrija con la estampa y con el registro y
se enmienden los errores, y aquel pliego se rompa en que hubiere error. Y esta correc­
ción ha de hacer con el impresor uno de vosotros mismos o un buen poeta a quien lo
encomendéis. Y si esto no hacéis, habrá mil mentiras y será la obra muy mala.
-Que mire el impresor cómo va escrito todo en el registro y así lo haga en la
impresión; [ ... ] Que en lo que toca a los vocablos terminantes, que son los vocablos
postreros de cada verso, los ponga el impresor como van, sin quitar ni añadir letra,
aunque le parezca que no va buena la ortografía porque si algunos terminantes van
con menos letras escritos de las que a él le parecerá que han de llevar, aquello se hace
Y permite y es necesario por causa del consonante; que no sería bueno si fuesen los
tales vocablos escritos con todas sus letras. Ejemplos de esto: para dar consonante a
tanto decimos santo, sin c, porque si dijésemos sancto, con c, no sería consonante.
Para dar consonante a vino decimos dino, sin g, porque si dijésemos digno, con g,
no sería consonante. Para dar consonante a piloto decimos doto, sin c, porque si di­
jésemos docto, con c, no sería consonante. Para dar consonante a prometo decimos
conceto, sin p, porque si dijésemos concepto, con p, no sería consonante. Y para dar
consonante a amigo decimos antigo, sin u, porque si dijésemos antiguo, con u, no

147
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

sería consonante. Y para dar consonante a Tajo decimos bajo, con j, y no bax:0, e
x, porque no sería consonante. Y para dar consonante a llave, decimos save, co º�
ll
y no sabe, con b, porque no sería consonante. Y para dar consonante a lisa dec1n1 v, rt)c
prisa, con una s, porque si escribiésemos pdssa, con dos ss, no sería couso11a1\�1
Y de esta manera habrá otros muchos terminantes en esta obra que parezcan ll'te. soJ
escritos, y no lo están, sino bien conforme a las leyes de poesía; y si de otra mau;' de
se escribiesen estarían mal, lo cual el impresor y el que le ayudare a corregir lttic � aq
mucho en esto no lo yerren pensand que aciertan, sino sigan puntualmente el t��
e-
gistro, que está muy corregido, y acertarán y no echarán a perder la obra.
-Procúrese mucho trazar la impresión cómo, si fuere posible, no quede sonet
o
estanza ni copla comenzada en una plana para acabarse en la siguiente, porqi/
demás de que no parece tan bien, se interrumpe el sentido que e lleva en el con�
cepto de la estanza, copla o soneto mudando los ojos de una plana a otra an tes qu

se acabe de leer. Y así podrán ir en una plana dos sonetos enteros, y tres octav�
rimas, y dos stanzas de canciones, y de algunas cabrán tres, y tres coplas castellai1�$
y los tercetos que cupieren. Y porque algunos títulos que van sobre las cabezas�
algunos sonetos son largos y podrían impedir este orden, se podrán poner los tales do
títulos al lado, en el margen. te
El tamaño de la hoja no es bien que sea hoja de pliego porque libros semejantes
la
que los llevan de camino y a muchas partes para entretenimiento, no los quiere�
grandes. Ni sea de ochavo, que se quita autoridad a la obra [ ...]

Resulta realmente sorprendente tanta atención a los detalles en un periodo en el


que la norma más habitual era que la poesía lírica no se publicaba por considerarse
un género menor. Por otra parte, en aquellos pocos casos en los que estos volúmenes
llegaban a la imprenta, lo más común es que fuese el editor, a quien el propio autor
(o un familiar) vendía sus derechos, quien se hiciera cargo de todo el proceso. No es
de extrañar, pues, que con frecuencia se introdujesen variantes que modificaban el
texto de manera más o menos consciente. Incluso cuando el poeta intervenía corri·
12
giendo las posibles erratas, lo cierto es que casi nunca ha llegado hasta nosotros una
voluntad editora tan consciente y minuciosa como la que demuestra Salazar.
Naturalmente esto obliga al editor moderno a plantearse cuáles han de ser los cri·
tirios a seguir. Por una parte, la respuesta más fácil sería aceptar sin más las indicado·
nes que hizo el autor. Sin embargo, dejando de lado los aspectos puramente técnicoi
(papel y tipos gráficos, tamaño del volumen y distribución de los poemas y las estro·
fas en las páginas, etc.), lo cierto es que, desde un punto de vista lingüístico no tendrí3 13

sentido mantener un sistema ortográfico que ni siquiera responde siempre a la rea·


lidad del manuscrito. Y es que, si se leen con atención sus palabras, resulta evidente
que la finalidad principal de todo ese sistema no es otra que la de mantener la ri!llª·

148
CRITERIOS DE EDICIÓN

por consiguiente, y con el fin de hacer accesible la obra de Salazar a un público


gJllplio formado no solo por especialistas, sino también por cualquier per­
!'¡

¡r,t\S interesada en la poesía del Siglo de Oro y en la literatura hispanoamericana


5ºt eriodo virreinal, se ha considerado conveniente modernizar el texto en todos
l de Pilos aspectos que sea posible.
a ague
J\SÍ, pues, se ha regularizado eJ uso de v!b!u, i/j /y, el c/zlr, según sus usos
e os; reduzco las geminadas (illustre>ilustre, glassa>glosa); modernizo o
º d rn
r� ünO los grupos consonánticos cultos adaptándolos a las formas actuales (des­
e ;tión>descripción, scr-iptura>escritura), pero los mantengo en aquellos casos en
�\ que de no hacerlo se vería afectado el cómputo silábico; asimismo conser­
v� algunos dobletes cuando responden a exigencias de la rima (perfeta-perfecta,
dino-digno).
Respeto las características que responden a la realidad de la lengua del perio­
d o, como las vacilaciones en la conjugación verbal (debríades, tuvístes, vida, aya,
ternía, etc.), la falta de fijación en el vocalismo átono (recebida, escuras), así como
las asimilaciones (habella, buscalle) y metátesis (tendeldos).
También he regularizado el uso de las mayúsculas, la puntuación y la acentua­
ción, según sus usos actuales. Resuelvo las abreviaturas.
Procedo a eliminar el apóstrofo que indica la sinalefa, signo al que Salazar
daba mucha importancia, pero que hoy día no tiene ninguna utilidad para enten­
der su sistema poético y, sin embargo, puede dificultar la lectura.
Al ser la Silva de paesía12 un texto del que existe un único manuscrito 13 el apa­
rato crítico se limita, en lo fundamental, a la indicación de las correcciones que el

12 La Silva se compone de cuatro partes: las tres primeras recogen la producción poética de Sa­
lazar, que es la que presentamos en este volumen; en cambio, la última reúne algunas de sus
epístolas en prosa, que ya han sido editadas y estudiadas en otras ocasiones. De los 533 folios
que componen el manuscrito, las secciones que forman el núcleo de este trabajo ocupan
hasta el folio 497V, mientras que la última empieza en el 505r. Conviene tener en cuenta, sin
embargo, que algunosfolios han quedado en blanco, y que otros han sido cortados, en con­
creto del 409 al 412, del 434 al 436 y del 498 al 504, todos ellos incluidos. Además, el volumen
está precedido por una carta de Salazar dirigida a sus hijos que no está cosida al carpacio.
13 En la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva una copia manuscrita del siglo XIX que
sigue bastante fielmente el original de la Academia de la Historia. Las diferencias que
existen entre ambos se limitan a errores de transcripción. También hay algunos poemas
que han sido cambiados de posición. No obstante, ninguna de estas variantes tiene impor­
tancia ecdóticamente hablando, por lo que no se recogen en el aparato crítico.

149
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

mismo autor realizó en el texto. En todos estos casos, procedo en nota a inct:
en primer lugar, en cursiva, la versión definitiva segtúda de la desechada Poi��
autor, también en cursiva (por ejemplo: a en lugar de b). A continuación e.xpl�
allí donde es necesario, la corrección que se ha verificado.
En aquellas raras ocasiones en las que existía la posibilidad, se han confro
tado con otras versiones (por ejemplo, en los poemas que servían como text�.
preliminares de otras obras que sí fueron publicadas).
01

Cuando resultaba evidente la presencia de un error de transcripción, lo h


corregido, añadiendo en nota, en cursiva, la versión original. '

Cuando se ha hecho necesario proceder a la adición de alguna letra o síla�


se ha hecho incluyéndola entre corchetes, [ ], mientras que la reconstrucció-n �
letras o sílabas borradas o ilegibles se introducen entre paréntesis angulares'->
Las lagunas no subsanables se indican mediante paréntesis angula1·es < ...>.
Por lo que respecta a disposición de los poemas dentro de la Silva, conserv0 ¡1
ordenación de los poemas tal como se presenta en el manuscrito de la RAH, a pesar
de que a veces el autor manifiesta su voluntad de que, en caso de edición, ciertoi
textos se coloquen en otro Jugar distinto de aquel en el que aparecen. Es el cas�
por ejemplo, del Romance dedicado al Conde Fernán González, en cuya apostilla
se indica: «Póngase en la segunda parte»; o en el «Canto del cisne en una despedi­
da de su Catalina»: «Este canto ha de estar en la primera parte de este libro». Sin
embargo, es evidente que, en estos casos, el editor moderno carece de indicacionei
que le permitan saber qué lugar preciso deberían ocupar dentro del conjunto.
En otros, como en el «Reportamiento del alma», que cierra el corpus pastoru
dedicado a Doña Catalina; el autor aquí sí se ofrecen datos muy concretos al rn·
pecto: «Esta obra ha de estar al fin de la segunda parte de la tercera tras la traduc·
ción de la lección sexta del santo Job [ ... ] hoja 407»; sin embargo, posteriormenlt
el propio Sala.zar cambió de opinión y tachó esa nota. O con el soneto «En florei
han pasado mis amores», que originariamente fue situado como poema sentimen·
tal dentro de la primera parte, para luego ser trasladado a la tercera, con la poesfa
religiosa. Son ejemplos de cómo Sala.zar fue mudando la organización interna di
su obra a lo largo de los años.
Por estos motivos, considero que, el mantener la ordenación de los poemas dd
manuscrito facilita la comprensión de la génesis y evolución de la Silva, con so¡
cambios de criterio, vacilaciones, etc..

150
he

SILVA DE POESÍA
) la
sar
tos
ISO,

illa
di­
Sin
11es

)fil

es­
llC·
nte
res
!ll·
:sía
de

del
¡US
esta Silva de poesía 110 me detexminé a publicarla en mis días porque aunque,
Al fl.ijos,
engaüo, tiene obras que pueden salir a luz temí, por causa de mi profesión
5¡ 110 me
oficio, o tuviesen algunos a desautoridad mía publicar e imprimir obras en metro
n
:astellano. {2J No sé si esta razón cesará después de mi muerte. [3] Comunicadlo con
allligos que sean cuerdos y graves y tengan buen voto, y si les pareciere que la obra es
tal y que mi memoria no padecerá detrimento en publicarla, hacedla imprimir. [4]
Que si Dios es servido que yo deje acabados y impresos mis puntos de derecho, o en
estado que vosotros los podáis acabar e imprimir en mi nombre primero que esta Silva,
aún parece se podrá mejor publicar ella, pues habiéndose visto mis trabajos jurídicos,
no se presumirá que gasté mi tiempo en hacer metros. [5] Consideradlo todo bien y
haced lo que fuere más acertado. [6] Si os resolviéredes en imprimir esta obra, hacedle
un buen prólogo, no largo, y dirigidla en él a persona que la autorice y os pueda hacer
bien y favor. [7] Y haced mención en él de vuestro abuelo y de cómo escribió tantas
historias. [ 8] Esto sucintamente para que por él se entienda que él fue vuestro abuelo y
yo vuestro padre, y vosotros hijos y nietos de los que escribieron estas obras. [9] Y bien
puede el prólogo ir en nombre de ambos porque ambos obliguéis a la persona a quien
dedicáredes la obra. [10] Tras el prólogo ha de ir esa recomendación que aquí queda
escrita para el lector; y no os encontréis en d prólogo particularmente con cosa de ella.
[u] Si alguno de vosotros fuere Dios servido que venga a México, allí la podréis
imprimir, que hay emprenta, aunque no de muy buena letra; que el Virrey dará li­
cencia. [12] Y para la impresión habéis BI de advertir mucho a las cosas siguientes
que ha de advertir el impresor:
[13] -Primeramente que se imprima en buen papel y con buena tinta y la letra sea
la mejor que se halle y no sea pequeña y en toda la obra sea una misma, excepto
en las apostillas de los márgenes, que ha de ser diferente. [14] Podrá ser esta del
margen escolástica chiquita y ponga el impresor estas apostillas en los lugares
en que van en el registro. [15] Que se haga la cantidad de letras vocales que sea
EUGENIO DE SALAZAR

necesaria con comillas encima para señalar la sinalefas como van en el reg¡8
1
de esta manera: a', e' , i', o', u'. [16] Que la impresión e haga por este libro n.u � ce�
aunque sea menester desencuadernarle, porque la ortografía en él está bien g-u!;y¡ anti
dada; y las obras escritas y continuadas por el orden que deben estar; y no es:t• dar
así en el primer libro que Fernando escribió, que está ya hecho borrador. [17] Q.� son
en el repertorio se junten los ringlones que están apartados y en el libro se jun llt b, p
t
las obras sin que quede blanco alguno porque aquellos blancos que hay los hi con
yo dejar de propósito para meter en lugar conveniente otras obras si las hiciese.q de
csc1
[18] -Que se tenga muy gran cuidado que no haya mentira en la impresión ni s{ se e
J
ba ni letra falsa porque en faltando o trocándose sílaba o letra, se echa a perder a. init
verso y todo queda malo. [19] Y vuelvo a decir que de esto debe haber muy gr te e

cuidado. [20] Y para que esto se consiga, conviene y es necesario que al princip·
de cada primera haz de cada pliego, antes que se tire otro pliego, se corrija con'k [37]
estampa y con el registro y se enmienden los errores y aquel pliego se rompa e
que hubiere error. [21] Y esta corrección ha de hacer con el impresor uno de vo.
sotros mismos o un buen poeta a quien lo encomendéis. [22] Y si esto no hace¡�
habrá mil mentiras y será la obra muy mala.
[23] -Que mire el impresor cómo va escrito todo en el registro y así lo haga enl¡
impresión; que al principio de cada soneto, cuarteto, terceto o estanza saque el
primer verso un poco al margen; que en la distancia de entre verso y verso haya
igualdad; que entre soneto y soneto, estanza y estanza haya un blanco convenien,
te; y entre copla y copla lo mismo. [24] Que los tercetos vayan continuados con
igualdad, sin que haya blanco entre terceto C/ y terceto, y sacada al margen la pri•
mera letra, o sílaba, de cada terceto. [25] En fin, mire al original y sígale en todo,
que eso le pido, y no se errará.
[26] -Que en lo que toca a los vocablos terminantes, que son los vocablos pm·
treros de cada verso, los ponga el impresor como van, sin quitar ni añadir letr�
aunque le parezca que no va buena la ortografía porque si algunos terminantes
van con menos letras escritos de las que a él le parecerá que han de llevar, aquello
se hace y permite y es necesario por causa del consonante; que no sería bueno�
fuesen los tales vocablos escritos con todas sus letras. [27] Ejemplos de esto: para
dar consonante a tanto decimos santo, sin c, porque si dijésemos sancto, con�
no sería consonante. [28] Para dar consonante a vino decimos dino, sin g, porqui
si dijésemos digno, con g, no sería consonante. [29] Para dar consonante a pil010 POI
tur:
decimos doto, sin c, porque si dijésemos docto, con c, no sería consonante. [3ol
Para dar consonante a prometo decimos conceto, sin p, porque si dijésemos con·

154
SILVA DE POESÍA

p, no sería consonante. [31] Y para dar consonante a amigo decimos


,epto, e011 u porque si dijésemos antiguo, con u, no sería consonante. [32] Y para
, .1
3-11 tigO SU
. .
o n an' te a TaJO dec1mos baJO,
. con J,. y no baxo, con x, porque no sena con-
daJ • cOJ15
. ¡ 3] y para dar consonante a llave, decimos save, con v, y no sabe, con
3 te 3
s0J1 n. u 00 sería consonante. [34] Y para dar consonante a lisa decimos prisa,
e
b, p a s, porque si escribiésemos prissa, con dos ss, no sería consonante. [35] Y
or q

con
un. manera habrá otros muchos terminantes en esta obra que parezcan mal
de e·tst
ª , ·
o lo estan, sino b.1en comorme
_e a 1as 1eyes de poes1a;
' y s1· de otra manera
escri s y n
-biese n estarían mal. [36) Lo cual impresor y el que le ayudare a corregir
se esc1�J
el
..e 0 rouch
o en esto no lo yerren pensando que aciertan, sino sigan puntualmen-
�:'� registro, que está muy corregido, y acertarán y no echarán a perder la obra.

[ J -Procúrese mucho trazar la impresión cómo, si fuere posible, no quede so-


3�0, estanza ni copla comenzada en una plana para acabarse DI en la siguiente,
norque demás de que no parece tan bien, se interrumpe el sentido que se lleva en
�¡ concepto de la estanza, copla o soneto mudando los ojos de una plana a otra
antes que se acabe de leer. [38] Y así podrán ir en una plana dos sonetos enteros,
y tres octavas rimas, y dos estanzas de canciones, y de algunas cabrán tres, y tres
coplas castellanas, y los tercetos que cupieren. [39] Y porque algunos títulos que
van sobre las cabezas de algunos sonetos son largos y podrían impedir este orden,
se podrán poner los tales títulos al lado, en el margen.
¡40] El tamaño de la hoja no es bien que sea hoja de pliego porque libros semejan­
tes, que los llevan de camino y a muchas partes para entretenimiento, no los quie­
ren grandes. [41] Ni sea de ochavo, que se quita autoridad a la obra. [42] Podrá ser
de cuarto de pliego y de este cuarto cercenado un dedo por el ancho, que quede
algo prolongada la hoja, que parecerá mejor, con que se advierta que quede lugar
bastante para las apostillas de los márgenes.
[43] Si vendiéredes el privilegio de la impresión (lo cual procurad excusar porque se
haga la impresión buena y se miren y guarden todas estas cosas), sacad de concierto
que os den los libros que hayáis menester para presentar a amigos y señores. [44]
Haga Fernando una docena de sáficos y adónicos, una oda en recomendación de la
úbra de u padre y un buen soneto; y Pedro otra obrita, a manera de canción, reme­
dando a alguna de las que van en la Silva, y otro soneto, poniendo vuestros nombres.
[45] Las tres cartas: la de la corte, la de la milicia y la de la mar, se pueden imprimir
Porque parece traen alguna utilidad común. [46) La de los catarriberas ni la de As­
turias ni otra alguna no se impriman porque, aunque tienen agudeza y erudición,

155
EUGENIO DE SALAZAR

son cartas de donaires y no se puede sacar otro fruto de ellas más que el gus
las razones. ª:
t

(47] No se me ponga título de licenciado ni de oficio que yo haya tenido Ir


solamente Eugenio de Salazar, como va en el original, el cual se siga en tod �
0
mudar, quitar, ni añadir letra. (48] Y cuando esta cerradura se abra, cortad
hojas que están dentro y guardadlas para el tiempo del efeto y no se os pie �
t
volvedlo a cerrar como no se vean.

[Ir

156
SILVA DE POESÍA

SILVA DE POESÍA
Jr
COMPUESTA POR
llo
s¡n EVGENIO DE SALAZAR, VECINO Y NATURAL DE MADRID.
t as
lo

**** REPERTORIO DE LAS OBRAS DE ESTE LIBRO****


Jlr

El número significa la hoja donde se ha de hallar cada


cosa en la primera o en la segunda plana.

A
1.A su muy amada esposa. Hoja 2.
2. ¿A quién cantaré líricos cantares? Canto. 3.

3. Acompañado de tristeza amarga. Soneto pastoril. 13.

4. A sombra de un enebro está tendido. Soneto pastoril. 58.


5. Ahora es propio tiempo de ayudarme. Soneto. 73.
6. Amor, ¿cómo permite tu derecho. Soneto. 74.
7. Altas ventanas de aquel paraíso. Soneto. 75.
8. Amada frente, honesta y muy serena. Soneto. 77.

9. Al cielo, hijo, ya nos recojamos. Soneto. 84.


10. Agua suave, limpia y olorosa. Soneto. 105.

11. Ahora que mis ojos han llegado. Soneto. 117.

12. Amor te llama el mundo inadvertido. Soneto. 122.

13. Aunque tiene la sangre corrompida. Soneto. 133.

14. Algunos dicen que iba almadiada. Soneto. 212.

15. Astuto amor, que donde la sospecha. Soneto. 214.

16. Aquella luz divina tan lumbrosa. Soneto. 315.

17. Adónde estás, oh corazón de aquélla. Soneto. 91.


1 8. A lo que en mí voy conociendo y siento. Soneto. 98.

157
EUGENIO DE SALAZAR

19. Altísima Isabel con cuyo lustre. Canción. 199.


20. Aplicaciones del alma. 335.

B
íív 21. Bendito Eugenio, del Señor amado. Soneto. 314.
22. Buena Pascua de Reyes y buen día. Soneto. 206.
23. Bramando suele andar el mar de España. Soneto. 216.
24. Blanca sobre las blancas que por suerte. Soneto. 181.
25. Bucólica al Virrey y Virreina de la Nueva España. 182.
26. Bucólica 1ª. De devoción. 316.
27. Bucólica 2. A la Natividad de Cristo, Nuestro Redentor. 321.
28. Bucólica 3. A la Natividad de Cristo Nuestro Redentor. 324.
29. Bucólica 4. A la muerte de Cristo Nuestro Redentor. 325.
30. Bucólica 5. A la resurrección de Cristo Nuestro Redentor. 330.
31. Blanca, divina, circular figura. Soneto. 433.
32. Bucólica 6. Al Misterio de la Encarnación. 335.

c
33. Carilia mía, di, ¿qué vida es esta. Soneto pastoril. 43.
34. Caer podrá a la tierra el firmamento. Soneto. 85.
35. Creer o no creer cuando se acierta. Soneto. 93.
36. Centelleaba una luciente estrella. Soneto. 133.
37. Cantares míos que estáis rebelados. Soneto. 211.
38. Soneto italiano en que se declaran las significaciones de los colores y
su traducción. 212.
39. Culpables horas, engañosos días. Soneto. 413.
40. Clavado y fijo en el madero duro. Soneto. 425.
41. Claro lucero que al albor saliste. Soneto. 437.
ííír 42. Canción estando el serenísimo príncipe don Carlos de España desahu·
ciado de una herida que se hizo en la cabeza cayendo. 255.
43. Canción lamentable a la muerte de la serenísima reina doña Ana, nues·
tra señora. 283.

158
SILVA DE POESÍA

nto al rey don Felipe, nuestro señor. 260.


44. Ca
nción a la serenísima infanta doña Isabel Clara Eugenia. 199.
45. Ca
rona toma hoy Dios del alto imperio. Canción ballata. 219.
46. Co
cielo y tierra y agua y fuego. Canción sextina. 313.
47. Criaste
4s. Con cuánta gana la amorosa madre. Canción sextina a Nuestra
Señora. 315.
49. Comento sobre: Llorad mis ojos, llorad. 366.
50. Cruz. Dos diálogos sobre la cruz. Hoja 392. Hoja 398.
51, Con ronca voz y triste. Lírico a la pasión de Cristo. 448.
52. Con clara voz subida. Lírico. 456.
53. Cercáronme dolores de la muerte. Lírico. 463.
54. Canto del cisne. 388.
55. Carta que trata de las cosas de la corte. 506.
56. Carta de la milicia. Útil para la noticia del lenguaje militar. 509.
57. Carta de la mar y navegación. Útil para la noticia del lenguaje
marino. 516.
58. Carta de los catarriberas. 523.
59. Carta de la gente y damas de Asturias. 530.

D
iiiv 60. Del río Guadarrama en la ribera. Soneto pastoril. 7.
61. Doraba el sol la célebre mañana. Soneto. 7 3.
62. De todos amadores he notado. Soneto. 7 8.
63. De gracias y virtudes una idea. Soneto. 84.
64. Dulces ciruelas, peras olorosas. Soneto. 105.
65. Del poco amor se causa el frío olvido. Soneto. 133.
66. Después que el verbo eterno en carne vino. Soneto. 137.
67. Domingo se llamaba un pastor bueno. Soneto. 206.
hu-
68. Divino Eugenio, ilustre y sublimado. Soneto. 209.
69. De Érato, Euterpe, Polimnía y Clío. Soneto. 215.
70. Dentro en mí tengo lo que busco fuera. Soneto. 86.
71. Dejadme sueños, no me andéis turbando. Soneto. 47 0.

159
EUGENIO DE SALAZAR

72. De un sutil hilo está todo pendiente. Soneto. 469.


7 3. De vuestra casa y gracia despedido. Soneto. 98.
74. De ti quiero sentirme. Canción. 126.
7 5. De España a La Española. Canto. 210.
7 6. Después que el Siglo de Oro. Canto. 219.
77. De la cativa madre el triste pecho. Sextina. 208.
7 8. Discante sobre las palabras: egredietur virga de radice Jesé. 37 1.
7 9. Discante sobre las palabras: Ne revoces me in dimidio dierul
t/
meorum. 374.
80. Discante sobre las palabras: Descendant in infernum viventes. 37 6.
81. Discante sobre las palabras: Dixi Domino: Deus meus es tu quonia11¡
bonorum meorum non eges. 37 8.
82. Discante sobre las palabras: Panis quem ego daba caro mea est Pro
mundi vita. 380. iv
83. Discante sobre las palabras: Renovabitur ut Aquila inventus mea. 38 0,

E
ivr 84. Eugonio, ya después que estás gozando. Soneto pastoril. 58.
85. Eugenio preclarísimo, el poeta. Soneto. 215.
86. En gran cuidado está el amor metido. Soneto. 84.
87. Escribe, escribe, Amor me dijo un día. Soneto. 85.
88. El jabalí que en monte fue herido. Soneto. 90.
89. En fuerte punto, bella dama, alzaste. Soneto. 96.
90. El que los ciegos llaman dios de amores. Soneto. 97.
91. En pago de mi amor tan sin medida. Soneto. 122.
92. El que ab aeterno es Hijo glorioso. Soneto. 205.
93. El niño Dios, la Virgen, y parida. Soneto. 205.
94. El buen pastor Domingo pregonero. Soneto. 206.
95. El vehemente espíritu del cielo. Soneto. 207.
96. En ti he esperado siempre y en ti espero. Soneto. 413.
97. En mí estáis vos y cuanto en vos florece. Soneto. 91.
98. Eugonio, Eugonio, toca tu zampoña. Soneto. 1.

160
SILVA DE POESÍA

n flores han pasado mis amores. Soneto. 47 0.


99 E
100. En aquesta sepultura. Epitafio. 217.
101, E
pístola al Marqués de Mondéjar. 246.
102. E legí
a a la muerte del presidente Figueroa. 251.
103. En
el principio, Señor. Aplicaciones del alma. 339.
104. E xp
osición sobre: Lucharon Dios y el Amor. 367.
105. El arco temeroso ya flechando. Soneto. 412.

10 6. Epístola a su Catalina. 80.


107 Epistolio. 311.

108 Epístola a su Catalina. 151.

109 Epístola a Hernando de Herrera. 296.

no Epístola a su Catalina. 101.


111. Égloga primera. 6.
iVV
112. Égloga segunda. 10.
º· 113. Égloga tercera. 17.

114. Égloga cuarta. 31.

115. Égloga quinta. 40.

116. Égloga sexta. 47.

F
117. Fuerte es mi amor y fuerte mi deseo. Soneto. 96.
118. Facciones. A todas las facciones y demás partes. Sonetos. Comien­
zan hoja 100.
119. Faltando van los gustos y contentos. Soneto. 470

G
120. Gallarda dama cuya altiva frente. Soneto. 7 9.
121. Gana tenía de vos el justo cielo. Sextina. 216.

122. Gemidos del alma. 381.

123. Glosa sobre: Ay, que por ti, Carilia, no reposo. 40.

124. Glosa sobre: Que con un firme amor todo se alcanza. 61.

125. Glosa sobre: ¿Qué haré Mingo que muero. 194.

161
EUGENIO DE SALAZAR

126. Glosa sobre: Olvida, Blas, a Costanza. 196.


vr 127. Glosa sobre: Agasájaté Pascual. 198.
128. Glosa sobre: Mirad ojos, mirad al que heristes. 100.
129. Glosa sobre: Quiero tanto a la ansia mía. 146.
130. Glosa sobre: Bajose el sacre real. 258.
vv
131 Glosa sobre: Tota es pulchra, amica mea. 345.
132. Glosa sobre: ¿Quién eres tú y quién soy yo? 347.
133. Glosa sobre: Vivo autem, iam non ego, vivit in me Christus. 349.
134. Glosa sobre: es mucho ganar el mundo. 351
135 Glosa al santísimo sacramento de la Eucaristía. 351.
136. Glosa sobre: Bajose el sacre real. 352.
137. Glosa sobre: Dios puso en hombre su nombre. 353.
138. Glosa sobre: Con su muerte dio la muerte. 354.
139. Glosa sobre: Ven, muerte, tan escondida. 354.
140. Glosa sobre: El niño recién nacido. 355.
141. Glosa sobre: En la vida está la muerte. 357.
142. Glosa sobre: Que ser madre de Dios es mayor cosa. 424.
143. Glosa sobre: Quiero tanto al ansia mía. 146.
144. Gemidos del alma. 381.

H
145. Hízome Amor de quien no quiere verme. Soneto. 85.
146. Heroico ingenio del sutil Tostado. Soneto. 209.
147. Hacéis donaire de mi retirada. Soneto. 98.

J
148. Jeroglíficas en la muerte de la serenísima reina Doña Ana, nuesW
señora. Comienzan a hoja 277.
149. Jeroglíficas, Soneto, sextina y epitafio en la muerte de la muy ilust«
dama doña Francisca Enríquez, hija del Marqués de VillamanriqU�
Virrey de la Nueva España. Desde hoja 289 hasta hoja 294 vir

162
SILVA DE POESÍA

15 0 Jero
glíficas en la muerte del católico rey de España don Felipe Segun­
do. Comienzan a hoja 305.

I
151. Iba un pastor que Eugonio se llamaba. Soneto pastoril. 7.
vv
15 2. Jardín de mil lindezas adornado. Soneto. 215 .
153. Insignias de la pasión. Estanzas. 47 2.

J
15 4. Jugáis señora al ajedrez conmigo. Soneto. 86.

L
1 55. Llevome por un paso la ventura. Soneto. 9 5.

156. Lustrosa y blanda cinta colorada. Soneto. 105.

157. Los cuerpos dos; el alma ha de ser una. Soneto. 128.

1 58. La castidad y honestidad corridas. Soneto. 137.

159. La clara lumbre de la luz que distes. Soneto. 206.


160. La clara luna, el sol resplandeciente. Soneto. 213.
161. La gloria se cantaba el día santo. Soneto. 98.
162. Las voces dulces, tiernas y piadosas. Soneto. 312.

163. La pena rigurosa. Canción. 75.


164. Lugar remoto de aspereza lleno. Estanzas en loor de los caballeros, ca­
pitanes y soldados que murieron en Malta en el fuerte San Telmo. 229.
165. Lección primera de Job: Parce mihi Domine: traducida. 401.
166. Lección segunda de Job: Taedet animam meam vitae meae: tra­
ducida. 403.
167. Lección sexta de Job: Quis mihi hoc tribuat, vt in inferno protegas me:
:ra Traducida. 406.
168. Lamentación de Jeremías. Quomodo sedet sola civitas. 47 6.
:re
M
1 69.
Vir Más bella que las bellas. Madri[g]al. 28.
170. Manos preciosas, blancas, delicadas. Soneto. 7 8.

163
EUGENIO DE SALAZAR

171. Maravillado estaba Amor un día. Soneto. 84.


172. Mano preciosa, rica y excelente. Soneto. 96.
173. Mundana pompa con real privanza. Soneto. 286.
174. Mi alma está confusa y afligida. Soneto. 414.

N
175. No sigo el estandarte del Bautista. Soneto. 207.
176. No lejos del Cedrón con amor cena. Soneto pastoril. 334.
177. Niñez en su comienzo ya acabada. Soneto. 470.
viir
178. No puedo desviar el pensamiento. Canción distessa. 121.
179. Natividad de Cristo, nuestro Redentor. Sonetos. Hoja 421, 422. B
�q
licas. Hoja 321-324.
180. Nuestra Señora. Sextina. Hoja 315. Glosa. 345. Discante. 371, So1,
423. Canción glosada. 424. Lírico. 460. Psalmo. 492. Bucólica de
Encarnación. 335.
181. Nací y casé en Madrid, criome estudiando. Soneto. 302.

o
182. Ojos que escurescéis a las estrellas. Soneto. 78.
183. Oh bella vista tanto deseada. Soneto. 117.
viv 184. Oh alma rica y bienaventurada. Soneto. 213.
185. Oh lozanico vaso vidrioso. Soneto. 421.
186. Ojos cuya beldad esclarecida. Canto y glosa. 100.
187. Hoy que toma el Rey del cielo. Canción castellana. 218.
188. Oh esperanza mía. Lírico. 440.
189. Oh cuánto y cuánto debo al gran Dios mío. Lírico. 454.
190. Hoy es el día que celebra el cielo. Lírico a la asunción de Nues�
Señora. 460.
191. Oración al Padre Eterno. 478.

p
192. Por un florido valle Eugonio andaba. Madri(g]al. 28.
193. Por el lumbroso oriente parecía. Soneto pastoril. 37.

164
SILVA DE POESÍA

1 94
p uerto galano por quien tanto peno. Soneto. 74.
1 9 5.
pilar ilustre que para su arrimo. Soneto. 75.
6 eciosa mano de lindezas llena. Soneto. 7 7.
1 9 . Pr
1 97. Poli
do, lozanico, amado guante. Soneto. 105.
1 98. Pech
o que tal concepto ha producido. Soneto. 207.
199 . Peno so detener, penosa estada. Soneto. 214.
200. ¿Podreisme vos vedar que yo no os ame? Soneto. 7 9.
201. Parte superior por tierra echada. Soneto. 47 1.
víir
202. Para cualquier oído delicado. Canción ballata al nombre de Catalina. 89.
203. Pues no me quieres, amor. Canción. 148.
Buco. 204. Por el profundo mar la presta nave. Sextina. 414.
205. Pues tanta razón tengo. Lírico. 459.
meto.
206. Perpetuación de mayo. 155.
de la
20 7. Psalmo a la Santísima Trinidad y Eternidad de Dios. Psalmo de loo-
res 1. 489.
208. Psalmo a la limpísima concepción de Nuestra Señora. 492. Psal. 1111.
209. Psalmo penitencial. 495. Psal. v.
210. Psalmo 1111. 359. Psal. 11 quid est Deus.
211. Psalmo. De execración. 362. Psalmo m.

Q
212. Quizá por gracia o por desgracia mía. Soneto 7 3.
213. ¿Quién fuera aquel tan bien aventurado. Soneto. 74,
214. Cuando mi amor y fe bien considero. Soneto. 79.
215. Cuando de amor procede el crudo celo. Soneto. 133.

L1estra 216. Cual suele al tiempo del caliente estío. Soneto 414.
217. ¿Cuándo veré aquel tiempo tan dichoso. Soneto. 431.
218. Cuando se muestra en el sereno cielo. Sextina. 109.
219. Cuanto el tiempo va acercando. Canto del cisne. 388.
220. Cuando en el occidente. Canción. 114.
221. Quién es aquel, oh peligrosa muerte. Canción. 409.

165
EUGENIO DE SALAZAR

viiv 222. Cual suelen las tinieblas desterrarse. Versos sueltos. 208.
223. Quum mea me genitrix gravida gestaret in alvo. Epigrama del her
frodito y su traducción. 213. 1iJt
224. Cuando del bravo Marte está encendida. 223.
225. Cuando comienza el alma pecadora. Lírico de lo que siente el a

mala al tiempo del arrancar. 451.

R
226. Rasgados ojos donde más contento. Soneto. 78.
227. Resplandeciente sol del alma mía. Soneto. 96.
228. Reportamiento del alma. 63.
229. Reglas de la buena casada. 140.
230. Romance. 149.
231. Romance. 302.
232. Resurrección de Cristo Nuestro Redentor. Canción castellana. 36'&,
Soneto. 425. Bucólica. 330.

s
233. Si cuando aquel grande Alejandro vido. Soneto. 1.
234. Salid del agua pura y cristalina. Soneto. 5.
235. Si puedo no temer el no quereros. Soneto. 7 9. villv
236. Si disparates llamas mis razones. Soneto. 90.
237. Siempre te he sido, Amor, muy obediente. Soneto. 97.
238. Si con razón se teme el caballero. Soneto. 104.
viiir 239. Si quieres, cruda esposa, que yo muera. Soneto. 104.
240. Sabido tienes, desleal olvido. Soneto. 122.
241. Su alto cetro y gloriosa espada. Soneto. 193.
242. Señora, no sé si del gran Bautista. Soneto. 207.
243. Señor doctor, vivido he en grande engaño. Soneto. 214.
244. Sublime majestad esclarecida. Soneto. 27 7.
245. San Eugenio. Soneto. 314. Coplas. 341.
246. San Pedro. Soneto. 415.

166
SILVA DE POESÍA

247. San Juan Evangelista. Soneto. 415.


24 8. San
Francisco. Sonetos dos. 416.
249. Santa Clara. Soneto. 417.
250. Santa Catalina. Soneto. 417.
251. Santa Cecilia. Estanzas. 418.
252. San Benito. Estanzas. 419.
253. Santos Reyes Magos. Sonetos. 422, 423.
254. Santa María Magdalena. Estanzas. 432.
255. San Juan Bautista. Soneto 434.
256. Santo Sacramento de la Eucaristía. Coplas. Enigmas. Estanzas.
257. Si ser agradecida. Canción. 83.
258. Si dije, ay triste, yo jamás tal cosa. Canción. 92.
259. Si amor con fatigarme. Canción. 131.
260. Si de mi sorda lira. Lírico. 438.

261. Señor, Señor, tan grande y tan piadoso. Lírico. 443.


262. Señor don Juan, estoy maravillado. Soneto. 288.
263. Salud envía a ti, cruel Lorenza. Epistolio. 311.

T
viiiv 264. Tended, señora, por este occidente. Soneto. 77.
265. Trescientos y once lustros acabados. Soneto. 104.
266. Triste dolor y triste desconsuelo. Soneto. 122.
267. Tienes licencia tú, mosca importuna. Soneto. 86.
268. Tú, que a Dimas oíste. Lírico. 445.

u
269. Un solo bien me ha hecho el Dios de amores. Soneto. 85.
270. Una beldad que va tan adelante. Soneto. 214.

V .
27 1. Varias y lindas flores. Canción. 94.

167
EUGENIO DE SALAZAR

y
272. Ya nueva ley es dada a mis sentidos. Soneto. 74.
273. Ya, dama, estáis muy hecha a mis fieros. Soneto. 91.
274. ¿Yo dije tal? Estaba yo privado. Soneto. 93.
275. Ya hizo amor de mí lo que quería. Soneto. 104.
276. Ya que me tienes en destierro amargo. Soneto. 128.

lv

168
SILVA DE POESÍA

I
DON PEDRO DE LIÉBANA, DEÁN DE LA CATEDRAL
¡r DE GUATEMALA, EN INDIAS

SONETO

Si cuando aquel gran Alejandro vido


de Aquiles las cenizas tan famosas,
por beneficio de las nueve diosas
sacadas de poder del ciego olvido,
s con gran envidia el ánimo movido,
y no de las proezas valerosas,
mas del poeta que tan raras cosas
supo poner en estilo tan subido,
llamó dichoso a aquel que por la ciencia,
10 por la divina homérica centella
fue coronado con tan gran tiara,
¡con cuanta más razón, Eugenio, aquella
fuerza de vuestro amor y rara esencia
será envidiada en vuestra musa clara?

11
1v
SONETO DE UN RELIGIOSO MUY GRAVE Y DOCTO
CUYO NOMBRE NO SE DECLARA PORQUE ÉL NO
DIO LICENCIA PARA ELLO

Eugonio, Eugonio, toca tu zampoña


si quieres ver contino tu ganado
lucio y alegre, grueso y bien medrado,
y sin bacera, sanguiñuelo o roña.
s No habrá en el prado o fuente ya ponzoña
ni el lobo lo traerá descarriado,
que tu cantar es pasto aventajado
cuando florece el año y cuando otoña.

169
EUGENIO DE SALAZAR

Si alabas a Carilia o si te quejas,


10 si departes del pueblo o del ejido
o levantas al cielo tus clamores,
satisfecho y atónito me dejas
con canto cercenado y tan polido
cual no se vio jamás entre pastores.

170
PRIMERA PARTE DE LA SILVA EN QUE
ESTÁN LAS OBRAS QUE EUGENIO DE
SALAZAR HIZO A CONTEMPLACIÓN DE
DOÑA CATALINA CARRILLO, SU AMADA
MUJER

DIVÍDESE ESTA PRIMERA PARTE EN DOS, Y EN LA


PRIMERA ESTÁN LAS OBRAS PASTORILES.
PRIMERA PARTE DE LA
PRIMERA DE LA SILVA

A su muy amada esposa y señora doña Catalina


Carrillo, su Eugenio de Salazar.
ha habido, muy amada esposa y señora mía, que han emplea­
elentes poetas
[i] �'fuerzas de sus ingenios en perpetuar con la pluma y publicar y ensalzar con
do 1
s las virtudes, hermosura y gracias de damas que sus corazones amaron,
sus canto eron con ellas por matrimonio conyuntos. ( 2] A estos enamorados es­
110 fu
au_nq:ee r aventura solo movió el amor que en sus damas puesto tenían. [3] Pero
cnto s po . me
amente esta causa, aunque está en m1, corazon
, tan viva, . 1 nu
- do ma-
a '.n ¡ no sol
ial ue con vos, mi señora, me ha hecho �no, sino también la obligación en
trJ: on q
vuestro merecimiento me ha metido para emplear mi pluma /2v/ en la descrip­
q�n dejas partes suyas. [4] Para lo cual la quisiera yo tan polida, facunda y bien
�ortada como la materia a que se ha dispuesto lo merece. [5] Pero ya que por parte
-Suya baya defectos, que no podrá ser menos, estoy, mi señora, consolado porque
sé que admitiréis la voluntad con que en servicio vuestro se emplea; y no le haréis
cargo de lo mucho que en vos hay, mas de lo que ella podrá escribir, ni manifestar.
[ 6] En esta Silva veréis, mi señora, escrito todo lo que mi musa en loor y servicio
vuestro hasta hoy cantar ha podido; y en ella también escribiré lo que de hoy ade­
lante cantaré, no con fin que mis cantares se derramen por el mundo, como los que
cantaron los excelentes Osias March, Petrarca, Garci Sánchez de Badajoz y Garci­
laso de la Vega con otros ingeniosos poetas en loor de damas que mucho amaron.
[7] Porque, señora, conozco holgáis más de que haya en vos méritos para ser ala­
bada que oír en parte alguna loores que de vos se digan. [ 8] Y yo también erraría
si pretendiese hacer públicos cantares de tan menor gracia y artificio que los de los
famosos poetas que he referido, siendo, mi señora, compuestos a contemplación
vuestra, en quien las altas y suaves voces de sus musas pudieran ser también em­
pleadas. [9] Así que solamente mi musa en esto se ocupa /3r/ para alguna recrea­
ción vuestra y grande contento mío. [ 10] Y para le dar, señora, alguna vez a algún
particular amigo mostrándole alguna cosa de las que aquí, por amor y servicio
vuestr o, escribo. [11] Las cuales a vos, mi señora, presento y dedico. [12] Y ruégoos
admitáis mi presente con voluntad y amor igual al que en mí queda y quedará hasta
que con el cabo de la vida el amor temporal se acabe y el perpetuo se comience.
[i3] El cual suplico a Dios nos dé como de su majestad y clemencia lo esperamos.

173
EUGENIO DE SALAZAR

1
3v EUGENIO DE SALAZAR A SU MUY AMADA ESPOSA Y SEÑORA
DOÑA CATALINA CARRILLO

CANTO

¿A quién cantaré líricos cantares?


¿A quién galanos versos amorosos?
¿A quién haré yo rimas bien medidas?
¿A quién celebrará mi ardiente musa?
5 ¿A quién hará suave son mi lira?
¿A quién en verdes campos mi zampoña?
A ti, mi dulce amor y amada esposa;
a ti, que resplandeces en virtudes;
a ti, que en hermosura y gracia admiras;
10 a ti, sereno mar de mis placeres;
a ti, gozoso puerto de mis glorias;
a ti, mi bien, que mucho más mereces
quisiera yo se levantara tanto
mi tono que tocara el alto oído
15 de la encumbrada luna y ella misma,
contenta de él, loara juntamente
de tu valor y estima alguna parte,
pues la menor alcanza a su distrito.
Y que mi flauta tanto resonara
20 que, cuanto mira el sol y va cercando,
y cuanto cubre el ancho y largo cielo,
con suavidad hincherá su sonido
porque en cualquiera parte se esparciera
el alto y dulce son de tus loores.
4r 25 Mas diote Dios un merecer tan grande,
subió tan en la cumbre el valor tuyo,
puso en mis ojos fuerza tan extraña,
plantó una honestidad tan fina en ellos,
llenó de tal sabor tu bello seno,
30 y repartió contigo tantos dones,
que no digo mi lira, que es tan baja,

174
SILVA DE POESÍA

mas la que fue en los mares acatada,


ni aquella arpa del divino Orfeo,
ni el alto canto del heroico Homero,
35
ni del gran mantuano la zampoña,
podrá llegar al pie de esta alta cumbre.
Cualquier cantar que ya mi musa cante,
por tuyo, oh amor mío, lo recibe,
y como tal le estima y favorece
40 porque con favor tuyo engrandecido
sea a cualquier oído más suave
y de cualquier buen gusto deseado.
Que si a mis cantos tu favor deniegas,
que ya han de ser continuos pregoneros
45 de tu valor, virtud y hermosura,
¿ de dónde sacarán vigor o aliento
para entonar efectos tan subidos,
como proceden de tu ser tan bueno?
Bien sé que ha de faltar la gracia y arte
50 que para cantos tales se requiere,
porque es no poco ruda mi zampoña,
pero la voluntad hallarse ha entera
para llegar a todo lo posible
y a lo que de ahí arriba se te debe.
4v 55 Salga, pues, ya cualquier sospecha vana
desde este punto de cualquiera pecho
do contra mis cantares se concibe,
que ellos serán en todo verdaderos
y cuando parecieren excesivos,
60 es cierto que, aun entonces, serán faltos.
Los que de tu valor noticia tienen
no juzgarán mis rimas menos cortas
que el corto brazo del menor pigmeo
para trabar del cuerno de la luna
65 por cuanto han visto su encumbrada altura
y saben dó podrá llegar mi vuelo.
Y los que ignoran de tu ser el cuanto
y partes que hay en ti de loor dignas

175
EUGENIO DE SALAZAR

hallarán menos que detracten estos.


70 Pues sin saber si caben mis loores
en tu merecimiento, mal dirían
que en ellos se conoce algún exceso.
Bien puedes dar aquí de hoy adelante
a tus hermosos ojos dulce pasto
75 y recreación gustosa y agradable
cuando de la delgada holanda y seda
y de los hilos señoriles de oro
pasados con la aguja los alzares.
Aquí verás un agradable prado
80 pintado de matices muy diversos,
poblado de mil flores y verduras
a la vista y sentido deleitosas,
que son las gracias tuyas y virtudes.
¡Oh, plega a Dios yo acierte a bien pintarlas!
Sr 85 Aquí, en algunas partes floreciendo,
verás tu hermosura y bella gracia,
y tu frescura aquí cual fresca rosa.
Aquí tu gentileza campeando,
aquí de tu prudencia verdes matas
90 y de tu honestidad preciosos ramos.
Verás también pintados mis efectos
del verdadero amor y fe tan pura
que sola en ti, alma mía, puesta tengo,
de donde entenderás que yo te pago
95 en la moneda misma que me prestas
como es razón que deuda tal se pague.
Eugonio algunas veces me nombrando,
con traje pastoril y habla tosca,
en tanto que las reses se apacientan,
100 verás cómo te hablo mil rudezas
y hago resonar por tu servicio
con mi zampoña el monte y hondo valle.
Hallen mis versos, pues, en ti acogida.
Recibe, ¡oh dulce esposa!, mis cantares

176
SILVA DE POESÍA

y tiende, do se acojan, tu regazo,


105
que, pues te di mi libertad gozoso
y el corazón he puesto en tu cadena,
aquesto es ya lo más que puedo darte.

2
SONETO
sv
Salid del agua pura, cristalina,
hermosas ninfas al florido prado
y oiréis el tono dulce y acordado
en quien ya mi zampoña más se afina.

5 Salid, veréisme a ratos so la encina,


a ratos so la haya recostado,
haciendo resonar valle y collado
por la que vuelve en flor cualquier espina.
Sátiros, faunos, Pan, sagrada Ceres,
10 aquí os venid agreste compañía
a acompañar mi nuevo son y canto.
Dale también aliento y melodía,
oh tú, silvestre musa, si le oyeres,
pues la zampoña y flauta quieres tanto.

3
6r
ÉGLOGA I n

EUGONIO

En la espesura de la selva umbrosa,


el triste Eugonio está desconfiado
de ver remedio en su pasión penosa
ni algún alivio en su mortal cuidado.

177
EUGENIO DE SALAZAR

5 A un hojoso roble se ha arrimado


con lágrimas bañando el verde suelo,
cargado eJ pecho sobre su cayado,
soltó su lengua así en su desconsuelo:
Oya la tierra y oya el alto cielo,
10 dice el pastor ansioso, y denme oídos
pues ya no me ha quedado otro consuelo
sino las quejas tristes y gemidos.
1t
Huid mis cabras de mis alaridos,
buscad otro pastor y mejor suerte,
15 ¿ cómo os buscará pastos escogidos
quien se mantiene de penosa muerte?
Ya la dureza de la peña fuerte,
ya la braveza de la tigre hircana
podrá, Carilia, bien reconocerte:
20 en mi se ve la prueba de esto llana.
De mi corazón comes más de gana
que de la fresca leche y la cuajada.
Cruel pastora, pastora inhumana,
¿comes amor, y estás desamorada?
6v 25 ¿No te vería un pwlto y'o cansada
de la crueldad que contra mí sustentas?
Del mal ajeno, ay, que no sientes nada:
antes me acabarás que mi mal sientas.
En siempre atormentarme te contentas;
30 por tanto amarte, aquesto es lo que gano.
¡Ay, que nunca he sentido te arrepientas
de mi amor cierto y tu galardón vano!
Tu lengua muda está y tu blanca mano
cerrada para nú, que por ti muero.
35 Ni espero ver mi corazón ufano,
ni que has de querer cosa que yo quiero.

178
SILVA DE POESÍA

Sé que no has de pagarme el verdadero


amor que en mí para contigo veo.
Dame Carilia ya el dolor postrero
que este remedio solo ya deseo.
40

4
SONETO
7r
Del río Guadarrama en la ribera, Guadarrarna, el río de Madrid,
llamado por otro nombre
Eugonio, su ganado apacentando, Manzanares.
bella vista que ama deseando,
espera congojoso y desespera.

5 Para venir si esperas que yo muera,


decía el pastor, ya yo Carilia amando
he por ti muerto y muero a ti esperando
y lo que por de más de ti se espera.
Espero ver el venturoso punto
10 en que tu corazón ha de ablandarse
(¡ay triste, cuánto espero y desespero!)
y si esto es por demás de ti esperarse,
espero al menos verme presto junto
con una muerte al fin de cuantas muero.

5
SONETO

Iba un pastor, que Eugonio se llamaba,


por una senda verde y deleitosa
con voluntad ardiente y deseosa
de ver la flor que el alma le alegraba.
5 Mas la cruel pastora, que gustaba
de darle gran desgusto en cualquier cosa,

179
EUGENIO DE SALAZAR

se le escondió airada y desdeñosa


como se embosca la leona brava.
¿Por qué te hurtas, ¡ay Carilia dura!,
10 de aquestos ojos -dice el pastor suyo -
que al corazón te dieron grata entrada?
¿Por qué te escondes de este Eugonio tuyo
de quien tu linda gracia y hermosura ¡QI'
será siempre alabada y siempre amada?

6
lOr
ÉGLOGA 11 ª

EUGONJO

De la conversación de las majadas,


que le es penosa y de tormentos llena,
por la crueldad de su cruel pastora,
huye un pastor forzado de su pena
s y de las varias suertes desgraciadas
que el crudo Amor le ofrece a cualquier hora.
Piensa hallar mejora
en la soledad triste, ¡oh triste engaño!,
y con deseo ansioso va a buscalla
10 como a remedio cierto de su daño.
¡Ay, cuán tarde se halla
en los males de amor el desengaño!
Mirando solos campos descamina
sus ojos el pastor desesperado
lh
15 sin poder divertir su pensamiento
de aquel hermoso ser de él tal amado,
de aquella gracia y perfición divina
que es de su pena y gloria el fundamento;
mas no halla contento:

180
SILVA DE POESÍA

cualquier estancia se hace estrecha,


no siente en soledad algún provecho
pues por cualquier camino o senda que echa
lleva en su ardiente pecho
atravesada la amorosa flecha.
De paso en paso busca una espesura
'.25
JOV de verdes matas y árboles cubierta
y en ella se recoge lamentando
su fuerte hado, su esperanza muerta,
la pertinacia de su desventura
30 y tardanza de bien que va buscando.
Y luego, acompañando
su soledad con quejas amorosas
a las que se las causa dirigidas,
comienza sus razones congojosas
35 de vivo amor salidas,
para cualquier oído dolorosas.
Por tu beldad, Carilia, y tu lindeza,
por tu gentil donaire y lindo aseo,
por tu merecimiento y ser honesto
40 y por las raras gracias que en ti veo,
por tu disposición y gentileza,
que a todas las pastoras lleva el resto,
está en estado puesto
este tu Eugonio, que si lo entendieses
45 y el punto de su mal tan lastimero,
imposible es que ya no enternecieses
tu corazón entero
aunque a las bravas tigres excedieses.
llr Empero, ¡ay!, que no quieres entendello,
50 cruel Carilia, por no remediallo,
por no apiadarte, ingrata, ni moverte.
Tu piedad tan lejos de mí hallo
que, solamente de pensar en ello,
me veo llegado al punto de la muerte;

181
EUGENIO DE SALAZAR

55 y si procuran verte
aquestos ojos tan desconsolados,
que ver tu gracia es todo su conhorte,
¡ay, cuán en balde velan desvelados
pues gustas, claro norte,
60 traellos de tu vista desterrados!
Ya sabes cuántas veces me acaece
pasar por tu majada deseoso
de ver esa beldad tan celebrada, l]r
y tú, con continente desdeñoso,
65 cual sol que se transmonta y desparece,
te escondes a mis ojos indignada.
Carilia, si te enfada
ver a tu firme Eugonio y te desgusta
volver tus ojos bellos a la parte
70 do está el que en solo verte tanto gusta,
permíteme el mirarte,
que no te pido en esto cosa injusta.
llv Solo con poder verte viviría
mi triste corazón de gloria lleno:
75 no prives de este bien a quien te adama.
Acuérdate del tiempo que ha que peno
por tu gracia y beldad, Carilia mía;
responde con piedad a quien te llama,
que si al que tanto te ama
80 quieres quitar la gloria y el consuelo
de aquesa vista tan esclarecida,
¿qué bien le quedaría en todo el suelo?
Prívame de la vida
y no de ver esa beldad del cielo.
85 Si veo salir dorando la mañana
al claro sol de su lumbroso oriente
y no te veo a ti, sol de mis ojos,
de lágrimas le da fértil corriente
la falta de tu vista soberana

182
SILVA DE POESÍA

les vuelve las rosas en abrojos.


90
� cuando los despojos
de la tiniebla e.scura que destierra
,muestra la clara y vencedora lw1a
y no te veo, el alma se me cierra,
pastora en beldad una
95
sobre cuantas hoy viven en la tierra.
Mirando alguna vez las lindas flores
que en tu presencia me eran apacibles
porque a tu luz gozaba yo de vellas,
100 veo que ya me son aborrecibles,
que no me dan alivio en mis dolores:
sin ti no hay cosa que me agrade en ellas.
Las aguas, que tan bellas
hizo esa cara tuya, que miraste
105 en su licor gracioso y cristalino,
después que de mirallas tú dejaste,
me son lloro contino
sin esperanza que jamás se gaste.
Valerme quiero contra mi fatiga
110 considerando muchas maravillas
de tu beldad en cosas que aquí miro:
el color de tus labios y mejillas
en la encendida rosa, que me obliga
a dar por tu color un gran suspiro;
115 y tras esto me admiro
de tu blancura en la azucena blanca
y en los rayos del sol de tus cabellos,
que al sol lumbroso ya su cara franca
vence lo rubio de ellos,
120 que todo lo que es bello en ti se estanca.
12v
Solo, Carilia mía, el verte busco.
El verte es mi placer, verte es mi gloria,
el verte es mi contento y mi regalo,
verte me da contra crueldad victoria,

183
EUGENIO DE SALAZAR

125 verte me aclara el tiempo escuro y brusco


y el verte hace bueno en mí lo malo;
el verte es intervalo
y resistencia fuerte y poderosa
contra el penoso mal que me atormenta;
130 verte hace a mi pena muy sabrosa
y verte me sustenta.
El verte me es, Carilia, toda cosa.
Y así, en no viendo aquesa alegre cara
y esa frente serena, blanca y lisa,
135 la gracia de esos ojos tan hermosos, I V

cesa el placer en mí, cesa la risa,


cesa cualquiera medio que repara
el daño de mis casos dolorosos.
Que, como los herbosos
140 prados de gala y lozanía llenos
cuando les falta el húmido rocío
vienen en su alegría y gracia a menos,
así el contento mío
si están mis ojos de tu vista ajenos.
13r 145 Tres veces he ya visto florecidos
los largos campos de la rica España
y otras tres agostados y sin pasto
después que tu beldad y gracia extraña
comprehendió mi alma y mis sentidos
150 y encendió el fuego en que me apuro y gasto;
y ni mi amor tan casto,
tan firme y puro a piedad te mueve,
ni mi penar tan fatigoso y largo.
No sé, Carilia mía, cómo lleve
155 mal tan largo y amargo.
Tanta dureza nadie hay que la apruebe.
Mi sola amada, ¡oh, qué gran dicha fuera
al triste amante, tu fiel amigo,
si no hay contraria estrella que resista,

184
SILVA DE POESÍA

hallarse en esta soledad contigo


donde ninguna cosa me impidiera
estar gozando tu florida vista!
Aquí, de mi conquista
y congojosas penas que padezco,
contara, aunque soy rudo, los efetos
¡6 5
y los muchos suspiros que te ofrezco;
pero, por los defetos
de mi ventura, de este bien carezco.
Bien veo que no presta a ti quejarme
J JV pues tapas los oíos a mis quejas;
170
mas, ¿qué hará un pastor que amor enciende
a quien con tu esquiveza de ti alejas?,
¿qué haré, triste, sino lamentarme,
pues aun oír mi nombre ya te ofende?
175 Mira que A mor defiende
tratar tan si piedad a un pastor suyo.
Y ya, pastora, que no favorezcas
a tu pastor, que no tengo otro cuyo,
no es justo que aborrezcas
180 Carilia mía, al firme Eugonio tuyo.

7
SONETO

Acompañado de tristeza amarga,


de un cerrado monte en la espesura,
Eugonio, pastor falto de ventura,
da al pensamiento triste rienda larga.
5 Piensa en su gran tormento, que se alarga,
piensa en la condición esquiva y dura
de su Carilia y en la desventura
que cada día más y más le carga.

185
EUGENIO DE SALAZAR

Y apretado del fuerte pensamiento,


10 sacando de lo vivo de su pecho 2s
un ay que a cualquier pecho diera pena,
17>'
dijo: Ventura, no sé qué te he hecho
que ser conmigo mala es tu contento;
bien podría Carilia hacerte buena. 3

8
17r ÉGLOGA IIIª

Allí, do va más manso el alto Duero


y hace más hermosa su ribera Descripción 1�
los zamoranos campos ya bañando,
junto a la orilla del hermoso río,
5 comienza un sitio de gentil llanura
y de distancia en proporción cuadrada,
el cual apenas de uno al otro extremo
la cazadora diosa traspasara
con arco fuerte y flecha más derecha
10 que entró jamás en su polida aljaba.
Es el cuadrado llano tan herboso,
de tantas flores y verduras lleno
y de colores tantos matizado
que a blancos pies de ninfas muy hermosas
15 debiera dado ser tan solamente
poder hollar tan lindo y fresco suelo.
Al cabo del que está contrario al río
nace una fuente de agua fresca y clara
que, junto a su salida, se represa I ,
20 en una alberca natural y chica,
sin arte ni pertrechos fabricada,
que la corriente, con costumbre antigua,
junto a su nacimiento tiene hecha;
adonde el agua de la dulce fuente

186
SILVA DE POESÍA

sobre menuda arena asiento hace,


25
y está tan sosegada, limpia y pura
como en crisol la más cendrada plata
¡1V con la fogosa fuerza derretida.
Vense en la presa de agua cristalina
30 las lindas hierbas, las vistosas flores
que alderredor la adornan y guarnecen
y parecer la hacen más hermosa
que diamante transparente y fino
sutilmente engastado en oro puro,
35 de esmaltes varios con primor cubierto.
De la agradable presa, mansamente
se va saliendo el agua, y se derrama
sobre la hierba y flores de este llano,
oca),
su curso al hondo no enderezando.
40 Donde saliendo, el caudaloso Duero,
de álamo ceñido y coronado,
acompañado de hermosas ninfas,
con alegría grande la recibe
y desde allí consigo se la lleva
45 hasta que al gran Neptuno la presenta
en las marinas ondas donde reina.
El verde sitio verde cerca tiene
por todos cuatro cuadros empinada
de altos olmos y álamos espesos,
50 de verde y fresca hoja bien cubiertos
que agradable sombra en siesta hacen.
Y en ellos, sacudiendo un viento agudo
que por la fresca cerca siempre corre,
hace un ruido manso y apacible
55 para cualquier oído deleitoso.
18r Allí cuando la linda Aurora deja
al viejo amigo en el marino albergue
y cuando Febo en su dorado carro
a lo más alto llega de la cumbre
· 60 y al hora que los rayos calurosos
del rojo Apolo bajan falleciendo,

187
EUGENIO DE SALAZAR

mil avecicas con suaves tonos,


con armonía y cantos diferentes
de suavidad y melodía llenan
65 el sutil aire de la estancia bella.
No falta entre ellas la agradable Progne
ni menos la suave Filomena,
sus dulces quejas ambas refiriendo.
En este verde, en este fresco llano,
70 en este herboso y tan florido suelo
estaban, pues, un día tres pastores,
a sombra de tres olmos recostados, t9r
que Eugonio, Ortino y Coridón se llaman.
Gentiles todos tres y bien apuestos,
75 y en el tocar de la zampoña y flauta
tan diestros, y en sus cantos tan suaves,
que desde la alta sierra donde nace
y toma nombre el caudaloso Duero
hasta el acuoso reino de Neptuno,
80 donde el famoso nombre y vida pierde,
por aventura no serían hallados
lBv así otros tres que competir pudiesen
con ellos en el son y dulce canto.
Eran los dos, Eugonio y el Ortino,
85 de dulce amor y pena apasionados
por dos pastoras de beidad extraña,
en hermosura y gracia tan pujantes
que cuando en cualquier corro se metían
hacían señal y raya tan patente
90 entre pastoras lindas y agraciadas
que, quien no fuera ciego, claro viera
la gran ventaja que las dos hacían
a las que cerca de ellas se sentaban.
Carilia se llamaban y Florisa:
95 esta al Ortino, aquella tan vencido
tenía a Eugonio, que ambos padecían
por ellas penas sobre todo extremo.

188
SILVA DE POESÍA

Estando, pues, los finos dos amantes


por aventura en la beldad pensando
de las pastoras a quien tanto amaban,
¡00
y Coridón con ellos muy ajeno
de gustos y pesares amorosos,
entre los dos armaron gran contienda,
gustoso y apacible desafío,
enderezado en loor de sus pastoras
a veces todos tres así hablando.
CORIDÓN - ORTINO - EUGONIO
¡9r
COR: Crecida, fresca, tierna y abundosa
está la hierba de este lindo prado.
Muy presto engordarán los corderillos
J!O si tan hermoso pasto no les falta.
ORT: Con ella están tan llenas mis ovejas
que aquellas seis que junto al olmo pacen
espero me han de dar aquesta noche
de mantecosa leche un tarro lleno
115 con que he de her una sabrosa nata
y presentalle de ella a mi Florisa
una barreña nueva cogolmada.
EUG: ¿No veis vosotros aquel cabritilla
del prieto pie y manchado todo el lomo,
120 el que ora corre tras la dulce madre?
El otro ayer le vio la mi Carilia
y en velle tan bonillo muy contenta
le fue a trabar del pie con blanca mano,
mas él saltó y dejola muy burlada.
125 Yo dije estonces: Ese será tuyo,
Carilia mía, y yo seré su guarda
porque el raposo no te le degüelle;
Y le daré en que chote cuatro tetas
más llenas que haya en todo mi rebaño
130
Y cuando de la hierba pacer pueda
te le parné do tenga ahondo pasto
Y haga en poco tiempo gran barriga.

189
EUGENIO DE SALAZAR

19v COR: Si vuestros fuesen los espesos montes


que nuestra España en partes mil levanta
135 y los herbosos valles y dehesas
que tanto a sus señores enriquecen,
y aun las mayores reses y más bellas
que van cañada abajo las toñadas
huyendo, el regañón y desabrigo
140 de los escuetos prados y dehesas
y de las frías sierras castellanas,
cuido que para dar a las pastoras
de quien tratáis, muy poco se os harían.
Yo no camino por aquesa senda;
145 por otra parte mis pisadas guío:
si de mis cabras fresca leche ordeño,
de mis ovejas si buen queso hago,
si de las madres saco gordas crías,
de dallo a bobas nunca yo me curo,
150 en pro de mi persona lo convierto.
EUG: Tú tienes, Coridón, el pecho duro;
a amar lo bello no eres inclinado; 10v
eres contrario a natural costumbre;
que si gustases de un buen amorío,
155 de una gentil zagala a quien amases,
más te sabría un plato de cuajada,
una manteca fresca que le dieses,
que cuanto comes, cuanto con sed bebes.
COR: Buen gusto hallo en lo que como y bebo
160 y a mí, si no me engaño, me semeja
20r que me aprovecha más que lo que diere
a quien con presta mano lo recibe
y del que se lo dio, por aventura,
tras cada seto suelta mil risadas.
165 Y fuera de eso vivo alegre y sano
sin pensamientos ni cuidados tristes.
Si solo estoy, mirando a mis corderos
con cuánta gana y cuánta prisa muerden
la tierna y fresca hierba de este prado.

190
SILVA DE POESÍA

De vellos huelgo y ál no me da pena.


Con viva flauta a veces me recreo
y estoy mis reses todas recreando.
Si ando en compañía de pastores
esto con ellos razonar me place:
cuál pasto es el mejor para el ganado;
cuál tiene muestras de mejor borrego;
la buena res, en qué ha de conocerse;
en cuáles tiempos tiene de esquilarse
y cómo cuajaré mejor la leche
180
y cómo apretaré más bien mi queso.
También suelo ahorrarme en llano ejido
y dar con el cayado gran recaño
a la redonda chueca con presteza;
y aún veisme aquí, que pude ya pinando
185 llegar con ella a la contraria pina.
Con estos pasatiempos vivo y paso
contento y gordo y recio y sin pesares
más que la nueva res que en mayo y junio
20v los abundantes pastos ha gozado.
190 No sé vosotros en qué andáis pensando
ni dónde os mata la penosa abarca,
que tanto crece vuestro ahínco y pena,
las carnes faltan y el color se os muere;
cuanto que si amorío da esos gustos
195 y tantos desplaceres acarrea,
desde ora le aborrezco y le maldigo.
EUG: Dulce es el ay que causa el amorío
al corazón que cosa bella adama,
dulce el pesar y dulce el descontento
200 más que esta nueva hierba a los corderos.
Yo, Coridón, a mi Carilia adamo
y los dolores que por ella paso
a fresca leche, a dulce miel me saben.
Así harían a ti si bien amases
205 una zagala apuesta, fresca y linda.
ORT: Había de ser cual mi Florisa aquesa

191
EUGENIO DE SALAZAR

para que toda pena y crudo ahínco


que Coridón por ella sopo1tase
aqueso y más por bien venido diese.
EUG: Si tan garrida fuese y tan lozana 2
como Carilla, mi gentil pastora, JII'

podrías bien decir que abastaría


su buen donaire ver y su frescw·a
para hacer las penas y dolores
215 que por amore-S de ella padeciese 25
suaves, placenteros y sabrosos
21r muy más que el agua fresca, dulce y pura
que tras bellota amarga fue bebida.
ORT: Qué tan apuesta y linda te semejó
220 la tu Carilla a ti, yo no lo alcanzo, 25
mas sé decirte que la mi Florisa
es en mis ojos más garrida -y bella.
EUG: Tus ojos solos hallarán ventaja,
mas será en otros tanto más graciosa
225 aquella que nombrar yo no merezco
que tu Florisa, y tanto más apuesta
cuanto la rosa más que la mapola,
cuanto el laurel más que la tosca encina.
ORT: Mal juzga el ojo ciego los colores.
230 Si como yo a Florisa hubieses visto
y su frescura y gracias bien notado,
tú le darías de beldad guirnalda
sobre Cari ...
COR: ¡Ya baste tal contienda! 270
No es menester gastar razones tantas
235 en porfiar cuestiones sin provecho ,,
porque quizás sobre este verde suelo
la madre Ceres os está escuchando
275
y de porfia tales enfadada
se apartará sañosa y desabrida.
240 Vuestras pastoras ambas las he visto
y entrambas son polidas y lozanas
como las flores de e te lindo prado.

192
SILVA DE POESÍA

cuál sea la más tratarse aquí no cabe


porque es cuestión que tiene duda tanta
que aunque estudiara en ella el grande Alcino,
pastor en garridezas tan sabido,
pudiera a dw-as penas bien juzgalla.
Pero pues son entrambas tan hermosas
y estáis entrambos tan prendados de ellas,
vuestra contienda y riña se mejore
2 50
cantando ahora al son de las zampoñas
loores suyos con subidos tonos.
La madre Ceres perderá con esto
cualquier enojo que de entrambos tenga.
255
Recrearéis a la silvestre musa.
Los sátiros y faunos y silvanos
cura ternán de las amadas crías
que en este verde campo apacentardes
y mirarán por ellas de cantina
260 que hinchazón de bazo no os las mate,
ni sanguiñuelo malo las acabe,
ni la modorra tonta las derrueque.
De los hambrientos lobos guardaranlas,
de la magarza y otras hierbas malas
265 de modo que anden siempre placenteras,
sanas, sin roña, lucias, regordidas,
que vuestros ojos huelguen de mirallas.
Y a las zagalas bellas que amáis tanto,
os digo que echaréis no poco cargo
270 con el suave son de las zampoñas
vuestras en sus loores concertadas.
22r EGU: Yo huelgo de cantar de mi pastora
y aquesta verde, fresca y bella estancia
henchilla por su amor de melodía.
275 Mas he de her apuesta con Ortino
que el son del canto suyo y su zampoña
no llega en suavidad al canto mío
ni será la beldad de su Florisa
cuanto la de Carilia levantada.

193
EUGENIO DE SALAZAR

ORT: Contento soy de la galana apuesta


y entrar ganoso en tan gentil contienda
y her que el valle y monte, resonando,
responda con voz alta a los loores
que de la mi Florisa aquí cantaré.
285 Y por juez de la contienda nuestra
a Coridón nombremos de consuno
pues es pastor que tanto se le entiende
de la zampoña y del suave canto.
EUG: A su juicio me someto luego.
COR: Este juicio yo lo acepto y quiero
por ver cuál de vosotros se adelanta 2,
en celebrar la gracia y hermosura
de la que más adama con su canto.
Ese de gloria llevará la prenda,
295 ese llevará el precio victorioso
y le dará gozoso a su querida
para que entienda que en ausencia suya
en la servir se ocupa y ensalzalla.
22v EUG: Pues yo señalo por precioso premio
300 de la victoria del cantar sonoro
aquel carnero más valiente y grueso
que se señala en todo mi rebaño,
el del vellón hermoso, blanco y fino
que es el que en mis ovejas ha engendrado
305 corderos los más bellos de mi atajo.
Y este mastín bermejo, que te juro
que él solo, sin ayuda, allá en el monte,
a dos hambrientos lobos juntamente
dos presas ha quitado en poco rato,
310 y aunque del uno ves aquí el pellejo,
que de él le hice la carlanca bella
que ves que trae tan ancha y tachonada.
Cierto estarás que si el mastín ganares,
podrás dormir de noche sin cuidado,
315 que él tiene de guardarte tu haberío
que lobo, ni raposo no le toque,

194
SILVA DE POESÍA

ni aun ose andar de cerca rodeando,


sino mirar hambriento y deseoso
del alto cerco y no estará seguro
de los agudos dientes del bermejo.
Pues ves aquí un cayado tan polido
que a la alindada Silvia darse en mano
pudiera y sin empacho presentarse
para que las cabrillas amorosas
que en campos de Tirol apacentaba
325
con él a su contento las rigera.
Porque es de recio, blanco y limpio fresno
2Jr y en él mostró el famoso Berruguete,
que con cuidado y gran primor le hizo,
330 la sutileza de su mano prima
y lo profundo de la fina talla.
De la cabeza vesle aquí corvado
con cuánta gracia y proporción tan bella:
mira esta sierpe que lo corvo hace
335 con la galana cola bien revuelta;
mira las alas cómo las levanta
y al buen cayado cuánta gracia ponen.
Mira otro trecho del hermoso palo
adonde está un pastor despavorido,
340 los ojos altos contra la alta nube
de do cayó con furia el presto rayo
que de la verde, recia y grande encina
hecha carbón dejó la mayor parte;
de estas tres cabras las cabezas mira
345 y de los cuerpos tres cuán poca cosa
dejó por destruir el vivo fuego:
mira una pierna, mira acá otra espalda
hecha carbón, que no hay provecho de ello.
Mira la boca que en el suelo hace
350 el fuerte rayo que a la tierra llega;
mira el espeso humo que levanta;
mira los seis carneros chamuscados
con cuanta furia el fuego van huyendo

195
EUGENIO DE SALAZAR

sus lanas antes blancas y ora negras.


355 Mira de ovejas otra gran ma1;1ada
23v unas con otras apretadas tanto
y las cabezas puestas en el suelo;
y entre ellas mira bien los dos mastines
de quien los lomos solos se descubren;
360 mira los corderillos temerosos
debajo de las tetas de sus madres
que del temor del espantoso fuego
unos con otros se han así apretado.
Mira, pues, adelante el lindo valle
365 poblado de mil flores y verduras
que con los rayos de la clara luna
como centellas claras resplandecen.
Mira el apuesto Endimión tendido
dormiendo con sosiego a la frescura
370 su linda boca y cara descubierta;
mira la bella Luna enamorada
de su beldad y rara gentileza
que por le dar un deseado beso
del alto cielo al bajo suelo baja,
375 y al parecer se llega temerosa
y con empacho a la hermosa boca;
pues mira acá como le está besando 2
y el simple está dormiendo todavía.
Pues hora en medio del cayado atiende,
380 a do se acaba la excelente talla,
a la graciosa y placentera caza:
los dos mastines van a toda furia
tras la raposa astuta que, huyendo
cuanto más puede, baja va y tendida;
24r 385 entre las piernas coge la ancha cola,
de rato en rato la cabeza vuelve
por ver si ya los perros se le llegan.
Mira el hocico agudo cuán sangriento
le lleva de la sangre que ha bebido
-
196
SILVA DE POESÍA

la mala res a aquestos dos corderos


que entre las matas deja degollados.
Mira el pastor que anima los mastines
y con la honda, contra la maldita,
con ira y fuerza suelta y va tirando
y rompe el aire la impelida piedra.
395
Al zagal ve que va por atajalla
y le arroja el cayado por herilla,
mas ella bien de todo golpe escapa.
Mira a esta parte que los dos mastines
ganosos de alcanzalla se le acercan
400
y ella los mira y abre grande boca
y los agudos dientes va mostrando
como si amenazase, la rabiosa;
y mira cómo viendo que la alcanzan
405 va sacudiendo la empapada cola
su raposina sucia derramando;
y del hedor los perros aquejados,
mira que las cabezas van torciendo,
mas no por eso dejan de seguilla.
410 Acá verás el placentero alcance
que este mastín barcino da primero.
¿ Ves cuál le muerde del pintado lomo
24v y ella en la pierna del mastín manchado
con los agudos dientes hace presa?;
415 mira el cuitado perro qué encogido
está y la boca abierta, que parece
se está quejando del dolor que siente;
mira el zagal que llega y le descarga
en la cabeza con pesado palo
420 y la maldita suelta al triste perro,
el cual se aparta de ella cojeando;
mira cómo se hace mortecina
ya que el bermejo perro la ha soltado
hasta que el otro pastor grande llega
425 que entiende bien la cautelosa maña
y con garrote duro la sacude.

197
EUGENIO DE SALAZAR

Ella revive y escapar procura


mas poco a la maldita le aprovecha,
que los pastores sin dolor descargan 15·1

430 en ella hasta darle muerte mala.


Mira después que el uno se la lleva
en el cayado corvo sobre el hombro
colgada de los pies a las espaldas,
y el otro, muy gozoso, se la mira
435 y de la oreja se la va tirando
ambos volviendo contra sus rebaños.
Pues mira qué remate tan hermoso
en medio este galán cayado tiene:
una guirnalda de galanas flores
25r 440 y muy polidas ramas que la tejen
con sutileza y arte bien talladas
del medio abajo es todo blanco y liso.
Este cayado, pues, por precio pongo;
de este verde olmo, ves, aquí lo cuelgo
445 para que si vencieres te le lleves
por precio muy galán de tu victoria
y a tu Carilia amada le presentes
con que sus corderitos guíe y rija;
y si yo gano dársele he a Florisa,
450 en cuyo nombre fue tallado y hecho.
Y con él juntamente aquel carnero
que contra mi cayado has señalado
para que, de él tomadas, las ovejas 26r
a mi Florisa den hermosas crías.
COR: Galanos premios ambos habéis puesto
y el que venciere llevará presente
hermoso y de valor y mucha estima
a la pastora en cuyo lo.o · cantare.
No haya en el efecto más �rdanza
460 que ya os escucha la silvestre musa
y vuestros cantos mucho oír desea.
Comienza, Eugonio, tú y Ortino siga.

198
SILVA DE POESÍA

CANTO DE LOS DOS PASTORES


J5 V
EUG: Principio, musas, dad al dulce canto
que hoy cantar de mi Carilia espero
y , si ser puede, levantadle tanto
4 65
que llegue a la beldad de quien más quiero.
oRT: Hoy pido, musas, hoy calor entero;
hoy mi zampoña os pide melodía
para que a Eugonio vaya delantero
470
en el cantar de la Florisa mía.
EUG: Lumbroso sol, que haces claro el día
a ti, y tus rayos, si hora trasmontases,
la vista de Carilia alumbraría
todo lo que sin lumbre acá dejases.
ORT: Aunque esta noche, luna, no asomases
a aquesta estancia y se quedase escura,
si tú, Florisa mía, aquí llegases,
daríale luz la luz de tu figura.
EUG: Cuando la nieve en la mayor altura
480 de la fragosa sierra más blanquea,
no llega a la fineza de blancura
de la que Eugonio adama y más desea.
ORT: La fresca rosa que más colorea
y el palo del Brasil más vivo y fino
485 no probarás tan colorado sea
corno la que más quiere y arna Ortino.
26r EUG: ¿ Viste el ciprés?, ¿ viste el derecho pino
del tronco a la corona muy seguido?
Si vieses a Carilia puesta en pino
490 dirás que el uno y otro está torciao-�
ORT: El alto chopo, el álamo crecido
pasa en altura a la acopada encina;
Florisa en apostura es hoy y ha sido
quien sobre las zagalas más se empina.
EUG: Hacia el poniente, cuando el sol declina,
se muestra el cielo de color lumbrosa,
pero color más roja, linda y fina

199
EUGENIO DE SALAZAR

es la de mi Carilia vergonzosa.
ORT: En el rosal la colorada rosa
500 de menudo rocío muy poblada
con mi Florisa un poco calurosa
sudando no podrá ser comparada.
EUG: Las lindas flores de que está adornada
esta ribera más la hermosean;
505 lindos lunares hacen alindada

ORT:
la cara que mis ojos ver desean.
¿Ves cuántas verdes hojas se menean ª'
en el grande olmo que en la fuente estriba?,
más son las gracias que aquel ser rodean
510 de la que sobre mí mil años viva.
EUG: La hermosura, que a mi vida aviva
su blanca mano ahora, ¡oh quién mirara
flores cogiendo aquí de abajo arriba
y aun una y otra vez se la besara!
26v ORT: En espesura verde se hallara,
ojalá ahora sola mi Florisa,
y yo tras una mata la acechara
y la viera vestir alba camisa.
EUG: Cuando mi vista la beldad divisa
520 de mi Carilia, aquella es hora buena.
Sus lindos ojos, cara y frente lisa
deshacen mis congojas y mi pena.
ORT: Estonces para mí es la buena estrena

_)
cuando mis ojos hallan la lindeza
525 de la Florisa que me trae en cadena,
en quien no veo muestra de esquiveza.
EUG: ¿Has visto a las mañanas la clareza
del gran lucero en la majada estando?,
así al albor se muestra la belleza
530 de mi Carilia y sale relumbrando.
ORT: Mil rayos de oro pasa derramando 27i
la mi Florisa por doquier que vaya,
los prados y los montes alegrando:
no sé sin ella dónde placer haya.

200

h,
SILVA DE POESÍA

Con brial claro y colorada saya,


con verde faja y mangas amarillas,
en cualquier corro hace clara raya
carilia en las majadas y en las villas.
Ha ciendo va Florisa maravillas
oRT:
con las zapatas nuevas en las danzas.
540
¡Oh cómo van sonando las manillas
y cuán bien le parecen las gavanzas!
EUG: De
altos pastos tengas abundanzas,
27r Carilia mía, para tus corderos;
545
tus cabras traigan siempre llenas panzas
y sean los más gordos tus carneros.
ORT: En ivierno y verano tus chiqueros,
Florisa, estén de fresca leche llenos,
acúdante los años muy certeros
550 y tus borregos siempre sean más buenos.
EUG: Tus vacas hallen muy crecidos henos,
nunca les mienta la dehesa o prado;
siempre, Carilia, adquieras y, a lo menos,
hoy ganarás por mí un galán cayado.
ORT: De lindas crías hincha tu ganado,
Florisa mía, los montes y los valles;
y, del carnero que hoy te ha Eugonio dado,
crías sin cuento en tus rebaños halles.
Con esto dieron fin a sus cantares
560 los dos pastores y con grande instancia
a Coridón sentencia demandaban
el cual, teniendo por dudoso y duro
de conocer en riña tan partida
cuál fuese el vencedor de la contienda,
565 por no hacer agravio a alguno de ellos
hablólos sin juzgar de tal manera:
COR: Habéis entrambos hoy tan bien cantado
27v
y hecho tan suaves las zampoñas
que cuido que de a zaga muchos días

201
EUGENIO DE SALAZAR

!>70 a las orejas de la agreste musa


dos cantos tan sonoros no llegaron.
Ella podría entre vosotros sola
juicio dar y señalar ventaja,
si siente alguna de uno al otro canto.
575 Mas yo, por el dios Pan os digo y juro,
por la sagrada Ceres os prometo
que no sé dar salida a tal contienda.
Del sol la clara luz nos va dejando,
la sombra de la noche se avecina,
580 de hartas las ovejas ya no pacen,
de las llevar a lo poblado es hora
para apriscallas y ordeñar la leche
en anchos tarros y en colodras hondas
de limpio y lindo aliso que esperando
585 están el fruto de las llenas tetas.
Vamos, pues, luego a donde más conviene
que no ha de ser aqueste el postrer día
que en el loor de las pastoras vuestras
responderán los montes y los valles
590 al dulce canto y son de las zampoñas.
Y a la primera vez, por aventura, 311
podrá mejor que ahora conocerse
si llevarás, Eugonio, tú el cayado
o si el carnero, Ortino, será tuyo
595 con el bravo mastín de tanta estima.

9
28r MADRI[G]AL

Por un florido valle Eugonio andaba


las flores de él con atención mirando
y su pena y dolor más se aumentaba
mientras las iba más considerando,
s porque la hermosura y gallardía
de su Carilia le iban figurando

202
SILVA DE POESÍA

y, como allí presente no la vía,


con la memoria la pasión crecía.

10
MADRI[G]AL

Más bella que las bellas,


si aquí te vieras entre aquestas flores
cogiendo las mejores
y armando con tus manos lindas pellas,
¿no dieras a tu Eugonio alguna de ellas?
Y si con sed en siesta padeciera
junto a estas fuentes claras,
dime, ¿no me prestaras
tu bel cucharro para que bebiera?
10 ¡Ay, que no hubiera yo menester esto
si viera aquí tu gracia y bello gesto!

11
3lr ÉG LOGAIIII

EUGONIO

Cuando más en su furia el bravo invierno Después de desposado


estaba y en su fuerza el duro frío, con su Carilia.
en el espeso monte estando un día
solo y rendido dentro en su majada,
5 Eugonio, a sus pasiones más atento
que no al útil gobierno del ganado,
de esta manera comenzó a quejarse:
¡Ay, dura esposa mía!, ¡ay, dura esposa!
Cruel pastora tanto cuanto bella,
10 ¿cuándo te cansarás de atormentarme?,
¿cuándo será aquel día deseado
en que has de conceder al pastor tuyo

203
EUGENIO DE SALAZAR

la gloria por que vive en tanta pena?,


¿cuándo será la hora venturosa J,
15 que has de decir a tu fiel Eugonio
entrégate, pastor, en tu derecho
pues con amor tan grande le ganaste
y con perseverancia le adquiriste?
En todo tiempo estás desapiadada,
20 contino hallo tu dureza verde
como del acebuche amarga hoja.
31v Ni basta grande amor para moverte
ni ablanda mi dolor tu duro pecho
ni sé contigo qué ha de aprovecharme.
25 Bien sabes el amor que en mis entrañas
plantado tienes, ¡oh Carilia mía!;
bien ves el vivo fuego que encendiste
en medio de ellas y entendido tienes
que, desde el primer día que miraron
30 mis ojos tu florida hermosura,
nunca mi pie ha huido la carrera
del duro amor ni vuelto atrás un dedo.
Antes revolverá el más presto río
contra su nacimiento su corriente
35 y las espaldas el hambriento lobo
primero volverá a la mansa oveja
que el corazón de Eugonio se retire
de amar a su Carilla un solo punto.
Ya desde que me ves por ti muriendo
40 debrías; ¡oh Carilia!, de dolerte
de quien jamás se cansará de amarte.
Las bravas onzas amansadas fueran,
las tigres y leones conmovidos
desde ese tiempo y aun las dwas piedras
45 se hubieran ablandado con mi lloro.
La ponzoñosa vfüora, si pica,
con ella se remedia su ponzoña,
y en ti no hallo yo remedio alguno
siendo la que sin duelo me heriste.

204
SILVA DE POESÍA

En el abrigo de este espeso monte,


del impetuoso cierzo se defienden
nuestras ovejas y de los mastines
son contra el bravo lobo socorridas.
Si tienen hambre, en este monte hallan
el sustancioso pasto con hartura
55
y, si la sed rabiosa les fatiga,
abrevaderos hay a cada paso
do satisfacen su sedienta gana.
Yo solo soy el que en ninguna parte
60
remedio hallo al grave mal que siento.
Áspera es la carrasca y con su rama
socorre a los ganados en invierno;
duro es el viejo roble y con su sombra
alivia a los pastores en estío;
65 espinosa es la zarza y su espesura
suele frescura dar al verde soto;
mas tú, cruel Carilia, nunca hallas
en qué aliviar a tu pastor, que muere.
A mis ansiosos ruegos y querellas
70 tapas, ¡oh dura esposa!, los oídos
cual áspide cruel a las palabras
del sabio encantador que la procura.
Y si, para mi mal, remedio pido,
cual víbora pisada a mí te vuelves
75 de ira llena y sin piedad alguna.
Ya no sé cómo puedo soportallo
ni cómo puede el corazón sufrillo.
32v Hermosa es a la vista y agradable
la ponzoñosa adelfa florecida
80 y más hermosa tú, gentil Carilia,
conténtate en pasalla en hermosura:
no quieras parecella en la ponzoña.
Por ti me desagrada la ribera,
el más florido valle y verde llano,
85
el abrigado monte y la frescura
de la alta sierra y el suave viento.

205
EUGENIO DE SALAZAR

Por ti no me da gusto de las flores


el vario olor en fresca primavera
ni aplace a mis oídos el ruido
90 de la alta haya ni del verde fresno
del Euro mansamente sacudido
ni de las aguas claras el murmullo.
Por ti sabor no hallo en la cuajada
ni fresca leche ni sabrosa nata;
95 la dulce miel como la hiel me amarga.
Por ti costumbre muda mi zampoña
que en tu loor do quiera resonaba,
ahora mis querellas pregonando
se oye con dolor en cualquier parte:
100 Eco en el monte y valle las repite.
Por ti también de mí me desagrado,
que a tanto mal se extiende este mal mío
porque a tu solo amor estoy atento
y en él a cualquier hora tan entero
105 que no puedo advertir si es bien amarme
33r ni si con justa causa me aborrezco.
Dime, Carilia ingrata, ¿no sería
justo que al cabo de tan larga pena
dieses alivio ya a este pastor tuyo?
110 ¿Cuál corazón de roble o seca jara
dejó de agradecer un amor fino
con firmeza tan larga sustentado?
¿Adónde no se premian los trabajos,
y más los del amor, que son tan duros?
115 Pocos días ha que en las alegres bodas
del mayoral Herbasio y linda Ardeida
estuve donde por la fuerte lucha
gané guirnalda de hojoso roble
y en la veloz carrera me premiaron
120 cercando con gran gloria mi cabeza
de verde aliso y en la suelta baila
me la cubrieron de diversas flores.
También de las zampoñas la contienda

206
SILVA DE POESÍA

y del sonoro canto, que loando


tu hermosura y gracia y lozanía
ganoso hice en la gozosa fiesta
en competencia de otros mil pastores,
no se quedó sin premio, que a la hora
de laurel y arrayán me rodearon
las sienes pregonando mi victoria.
¡30
Los victoriosos premios te he entregado
como a la sola vencedora fuerte
del que los ha ganado en nombre tuyo.
¿Por qué no premiarás, Carilia ingrata,
JJV a twpastor, pues donde quiera se usa
135
agradecer con premio el buen servicio?
Los campos dan al labrador su fruto
porque con su cultura los regala,
su dulce miel reparten las abejas
140 con quien les hace casa donde habiten,
su blanca leche y partos da el ganado
al ganadero que le da sustento:
tú sola, y más que ingrata entre pastoras,
amada quieres ser sin premio alguno
145 y amada quieres ser por todo extremo.
Y, puesto que tú todo lo mereces,
sería bien, Carilia, te pluguiese
pensar siquiera el galardón que debes
a quien te sirve y tan de veras ama.
150 Huye la ingratitud que es torpe vicio.
Por medio procuré de mi remedio
el dulce sí que como esposa diste,
dura Carilia, al firme Eugonio tuyo
debajo de él creyendo que no hubiera
155 no que pudiera descontento darme,
y veo triste que, con más aliento,
ahora me resistes y deniegas
de mi remedio el sí tan deseado.
Parece que entendiendo se acabara

207
EUGENIO DE SALAZAR

160 mi vida y mi tormento juntamente


mediante mi dolor y tu crueza.
Por sustentar mi pena y desconsuelo,
34r mi vida con cautela sustentando,
me diste el dulce sí de cara esposa
165 y no por remediar mi mal tan grave
pues, cruda, le deniegas medicina.
Pasado el frío y encogido invierno,
llegada ya la alegre primavera,
las aves muestran nuevo regocijo:
170 cuales, del verde sauce y alta haya;
cuales, del olmo con dulzor cantando;
el sapo deja su terrestre casa
y la culebra con vestido nuevo
anda lozana en la fragosa sierra.
175 Mas yo, aunque estoy en primavera ahora
de mi descanso y deseado gozo,
salir no puedo del perpetuo invierno
de mis dolores viejos y fatigas
porque te place así, dura Carilia.
180 Delante tengo tu gentil persona
y con mis ojos su belleza miro;
mas no puedo tocalla con la mano,
no más que si tu imagen y figura
viese en el agua transparente y clara 35r
185 y allí quisiese habella entre los brazos.
Si antes de ponerme en tal estado
dieras el fin a mi penosa vida,
con el morir mi pena se acabara
y tuviera tu culpa algún descargo;
190 mas mira que es muy diferente cosa
matar al propio esposo o a un extraño,
34v que aunque parezca mal el duro nombre
de ingrata y cruda en la gentil pastora,
en la que es desposada es muy más feo
195 si contra el propio esposo le sustenta.
De desposadas es ser amorosas,

208


SILVA DE POESÍA

tener de piedad los pechos llenos,


dolerse del dolor de sus esposos,
sus penas atajar con dulce efeto.
y aunque en beldad tan diferente seas
de todas las pastoras, en aquesto
a la costumbre universal te llega.
No huyas el camino más hollado:
serás tenida por cabal en todo
pues esta obligación aun la conocen
y cumplen con sabor las bravas fieras.
No seas más de tu beldad avara,
de tu frescura y gracia tan escasa,
que pues el cielo repartió contigo
210
de su beldad y gracia tanta parte
no fue para que te alces tú con ello
(que no se paga Dios de la soberbia),
sino para que ya lo comuniques
con el que por marido consentiste,
215 y tanto bien no deje de gozarse.
De tu florida edad la primavera
dejas pasar, Carilia, sin efeto.
¡oh si entendieses ya tu ciego engaño!
¿Piensas por aventura que es eterna
220 esa beldad, esa frescura tuya?,
35r ¿piensas eternamente sustentalla?
Tras el florido abril, ¿no ves que viene
el seco enero y la apretada helada
tras el fresco rocío del verano?
225 ¿Cuántos prados has visto y lindos valles
de verde hierba y varias flores llenos
cuya lindeza fue a tus claros ojos
gustosa y agradable en aquel tiempo
y ahora los ves secos y abrasados,
230 sin verde, sin beldad y sin colores,
y no recibes gusto ya en mirallos
ni como entonces contentas de ellos?
Pues tu frescura verde, di, pastora,

209
EUGENIO DE SALAZAR

¿no adviertes que así tiene de secarse,


235 que ha de pasarse de tu cara el lustre
y tu blancura clara escurecerse,
amortiguarse aquel color tan vivo,
y tu cabeza rubia, que cubierta
parece estar del sol y de sus rayos,
240 como nevado cerro blanquearse?
¿Qué aguardas, di? ¿Qué aguardas, di, pastora?
¿Por qué dejas pasar tanta belleza?
En su sazón la leche y dulce nata
agrada al sano gusto y fuera de ella
245 se aceda y cualquier gusto la aborrece;
la llena nuez en su sazón comida
y la castaña blanda es muy sabrosa,
y, si pasa sazón, se seca y pudre.
35v Mira Carilla, pues, que si se pasa
250 de tus hermosos años la verdura
querrás, por aventura el tiempo andando,
el pie volver atrás con gran deseo
y llorarás de ver que no es posible
pasar dos veces por un mismo día,
255 y a ti te culparás porque perdiste
lo que en tu mano estuvo no perdello.
A ti misma te dañas en penarme,
a ti te empece el mal de mis pasiones
pues ellas son la causa que no pueda
260 del ganado curar ni defendello
del lobo, que lo come y lo destruye,
ni del raposo, que nos lo degüella.
Harto tengo que ver en mis fatigas,
bien tengo que pensar en los cuidados
265 que tú, cruda Carilla, me acarreas.
No sé tu fin cuál sea en denegarme
lo que, cruel esposa, te demando
porque si de ello te parezco indigno
ya no lo puedo ser, pues tú supliste

210
SILVA DE POESÍA

de mi merecimiento los defetos


con darme el sí de la voluntad tuya.
Si más rogada de mí ser deseas,
cansada habías de estar con justa causa
de mis ansiosos ruegos importunos.
Cánsate ya de ser importunada.
275
Más da quien presto da; no lo dilates.
Si denegarme más tu amor pretendes
bien ves que me deniegas mi derecho;
36r si fatigarme quieres, está clara
2so la sinrazón que en esto se le hace
al corazón que tanto te amó y ama;
si quies desesperarme, no es posible
con cuanto mal me tratas lo consigas
porque me tienes puesto en tal estado
285 que no puede faltarme la esperanza
aunque tu crueldad más me persiga.
Y si acabarme ya, cruel, pretendes,
menos verás cumplido este deseo,
que la esperanza del dichoso alcance
290 muerto pudiera bien resucitarme
cuanto más, vivo, sustentarme en vida.
Dime, ¿ qué aguardas, pues, Carilia dura?
Dura_ Carilia, dime, pues, ¿ qué aguardas?
No tengo ya qué darte ni ofrecerte:
295 mi haber, mi corazón y mi persona
es todo tuyo y como a tal te ruego
lo trates. No lo pierdas si me pierdes
que no te holgarás de haber perdido
a quien te quiere y ama tan de veras.
300 ¿Por qué, Carilia, huyes lo que amaron
contino, y amarán, pastoras bellas,
que es producir un lindo fruto al mundo,
pues la esterilidad es tan odiosa
y la fertilidad fue siempre amada?
36v 305 ¿Por qué se estima la preciosa oliva,
la provechosa vid, la nueva oveja

211
EUGENIO DE SALAZAR

y la melosa enjambre? Por el fruto.


Ya tú lo ves, ninguno hay que lo niegue.
Acaba, pues, Carilia, de ablandarte.
310 Darate luego Dios, por aventura,
w1 bello parto a ti tan semejante
que con beldad su vista a los pastores
acuerde y represente tu belleza,
y digan: este· es, este eJ bello fruto
315 de la gentil Carilia cuya gracia
y beldad alegraba a los ganados,
prndos y montes, valles y altos cerros,
y daba a tierra y cielo claro lustre
y a los pastores gloria y dulce pena
320 con la beldad y gracia de su vista.
Acaba pues, Carilia, más que dura,
no pierdas este bien poi· tu dmeza.

12
37,. SONETO

Por el lumbroso oriente parecía,


de claros rayos toda rodeada,
la linda aurora llena y adornada
de lustre celestial y lozanía.
s Saliendo poco a poco descubría
cabeza de oro fino corona.da
con cara fresca, blanca y colorada
poniendo al mundo gracia y alegría.
Mirándosela estaba del ejido
10 el deseoso Bugonio muy atento
y con deseo ansioso fatigado.
¡Oh si me viera yo en tan gran contento,
dijo, que así se hubiera. parecido
la aurora mía por aquel collado!

212
SILVA DE POESÍA

13
ÉGLOGA V
.,or
EUGONIO

cual fresca y gruesa perla de oriente


entre el menudo aljófar, se mostraba
la clara luna ya entre las estrellas
dando lugar la lumbre que bajaba
del claro Febo por el occidente
5
con su veloz presteza a sus centellas.
Las aves, las más de ellas,
de andar con prestas alas azotando
el aire habían cesado y retraídas
10
cual con sus dulces hijos se anidando,
sus alas cual cogidas
con su consorte estaba descansando.
Los otros animales ya cansados
de andar acá y allá vagando el día
15 en sus albergues eran recogidos.
Allí el presente alivio les hacía
perder de los trabajos ya pasados
cualquier dolor hallándose adormidos.
En los montes y ejidos,
20 los recios rabadanes y pastores
sus trabajados miembros recreaban
con el sosiego, y con los ladradores
mastines descuidaban,
que a los rebaños eran veladores.
40v 25 Solo el pastor Eugonio en su pasión
de mil angustias y ansias congojosas
por una parte siendo combatido,
por otra de mil glorias gloriosas
teniendo lleno el preso corazón
30 sintiendo de Carilia ser querido;
sin sosegar, tendido

213
EUGENIO DE SALAZAR

en un florido valle, fresco, herboso,


sobre uno y otro lado se volviendo,
con dulce canto y suspirar ansioso
35 comienza así diciendo:
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
Carilia mía, ¡ay del Eugonio tuyo,
de tanta pena y tanta gloria lleno, J\I
cuando sus ojos pone en tu belleza!
40 No sé si verte es para mí más bueno,
pues si te miro siento me destruyo
con ver tu hermosura y garrideza.
Mas cierto es gran simpleza
estar en lo que es claro tan dudoso,
45 pues triste siempre que de ti me alejo
mi ser, mi gloria y cualquier bien gozoso
conmigo en ti lo dejo.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
41r Al cabo en esto yo me determino
50 que el verte es lo mejor, aunque me daña,
pues que tan grande pro me trae este daño;
mas es mi dura suerte tan extraña
que no quiere abrir bien el camino
para gozar mi gozo y bien tamaño.
55 Cada momento un año
de mil afanes lleno y fatigoso,
¡ay!, Se me hace cuando no te veo;
y cuando vuelvo a verte deseoso
en mi mal me recreo.
60 ¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
Jr
Cuando apartado estoy de tu figura
para avadar mis ansias tan mortales
y los ahíncos fuertes que me aquejan,
en ella pongo los memoriales,
65 remiembro en mí la gracia y hermosura
de dos luceros que sin luz me dejan.
Y luego allí se alejan

214
SILVA DE POESÍA

las penas con un paso presuroso


de todas mis majadas y cabañas.
Mas aqueste acordarme es tan fogoso
70
que abrasa mis entrañas.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
Los ojos alzo a la serena luna,
4 /V al lucidor lucero, norte claro,
y a todas las estrellas que deviso;
75
y si a mirar el cielo me reparo,
en todo el gran rebaño no veo alguna
que llegue a la belleza de tu viso.
Y mientras más me aviso
80 en bien mirar con ojo más cuidoso
las gracias con que a todos encadenas,
más hallo y más crecidas con penoso
aumento de mis penas.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
85 Cuando la linda aurora hermosea
con rayos relumbrosos este valle,
de bel rocío y flores adornado,
me pongo muy atento a contemplalle
por ver si le embellece su librea
90 tanto que pueda a ti ser comparado.
Y habiéndole mirado,
representando allí tu ser hermoso,
veo tan desconforme la semeja
que queda el corazón mío empachoso
95 y mi cara bermeja.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
42r Tú dices, mi Carilia, que me adamas
y, pues lo dices tú, yo he de creello,
aunque tan grande bien mucho es creelle.
100 A Dios plega yo no me engañe en ello
que pues por ti se abrasa en vivas llamas
mi corazón, obligaré a querelle.
¡Oh cuánto engrandecelle

215
EUGENIO DE SALAZAR

podría el amor tuyo y cuán cumbroso


105 con tanto bien hacelle tu piedad
y, si ser puede, cuánto más ganoso
de amar tu gran beldad!
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
Y si es verdad que tanto tú me quieres,
no Carilla mía, cuanto siempre dices,
¿por qué me es ya tu estrella tan contraria,
viendo que nunca de ello te desdices,
que no quiera dar tiempo a los placeres
que me daría tu gracia voluntaria?
ll5 ¡Oh cruel, adversaria
estrella, que a mi ser tan venturoso
de su ventura próspera derriba
y a tu querer benigno y piadoso
del dulce efeto priva!
120 ¡Ay, que por ti, Carilía, no reposo!
42v En un espeso monte o en un desierto
que humano pie jamás hollado hubiera,
¡oh si viviera solo yo contigo,
cuánto placer y gozo recibiera
125 y en contemplar tus gracias cuán despierto
vieras a Eugonio, tu leal amigo!
Dios sabe lo que digo
y sabe bien cuán triste y congojoso
me pongo en lo pensar y deseallo,
130 ¡ay!, viendo que no soy tan poderoso
que pueda efetuallo.
¡Ay, que por ti, Carilía, no reposo!
Allí mis ojos fijos estuvieran
en sola tu beldad cualquier momento
135 con gloria tal cual ellos nunca hubieron
y, oyendo mis oídos el acento
de tu palabra dulce que allí oyeran,
gozaran lo que nunca merecieron.
Mas no lo permitieron

216
SILVA DE POESÍA

mis hados que yo fuese tan dichoso,


¡40
aunque si en mí se asienta tu amorío
sobre los hados todos amoroso
será el buen hado mío.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
y ya que lo que he dicho no le agrada
145
,tJr a mi cruel, adversa y dura suerte,
¡oh si a lo menos esto le placiese,
que me dejase aquí conmigo verte
sobre esta verde hierba y rociada
150
sola una noche y nunca amaneciese!
Si en gozo tal me viese,
todo mi mal, tan fuerte y doloroso,
haría remate y trance postrimero:
muerto con un placer tan glorioso.
155 Mas, ¡ay!, que no lo espero
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
Aquí vieras colgado tu pastor
del blanco cuello tuyo sin partirse;
sus brazos fueran lazo sin quebrarse;
160 aquí le vieras fuertemente asirse
a tus guedejas rubias y en color
de leche y sangre fina mejorarse;
aquí bien entregarse
con amoroso brío y hervoroso
165 en la dulzura extraña de tu boca.
Mas verme lejos tanto del gustoso
gusto mi vida apoca.
¡Ay, que por ti, Carilia, no reposo!
43v
Con esto Eugonio dio fin a su canto
170 mas el volver no deja y revolverse
por el herboso suelo con fatiga.
Causa le daba grande de dolerse
no darle amor de tiempo tanto o cuanto
para gozar su esposa y dulce amiga.

217
EUGENIO DE SALAZAR

175 Yo no sé qué me diga


de ti, ¡oh amor cruel!, en este paso 5
pues das la voluntad a veces luego
y en dar tiempo y lugar eres escaso.
Notad amantes ruego,
180 notad amantes el esquivo caso.
10

l4
SONETO
15
Carilia m{a, di, ¿qué vida es esta
que vivo yo sin ti y sin bien alguno?
¿qué mal es este mío tan importuno?,
decfa Eugonio un d{a en la floresta.
s Ni yo reposo en medio de la siesta,
ni cuando el valle y monte está más bruno;
los días se me van de uno en uno
de lloro todos, que uno no hay defiesta.

10
Fiesta sin ti ya sé que no podría
tenella yo ni aun otro algún gasajo
,,
...

pues en tu ausencia nada pro me tiene.


Mas di, ¿cuándo habrá cabo mi trabajo?,
¿cuándo te he y� de ver, Carilia mía?
La hora buena, ¡ay, cómo se detiene!

15
47r ÉGLOGA VI

CARILIA - EUGONIO

Junto a la antigua villa que fundaron Descripción local. DespuésOI


famosos griegos sobre el agua clara velado con su arilia,
y la cercaron de luciente fuego;
que fue por los romanos valerosos,

218
SILVA DE POESÍA

que el excelente sitio conocieron,


5 después con gran ventura acrecentada;
donde los reyes de la clara España
tienen su silla y su real palacio,
donde residen con mayor contento;
junto a esta noble población que digo,
10
del río Manzanares se divide Manzanares río de Madrid, por
una abundante y provechosa vena otro nombre Guadarrama.
que por un limpio y largo cauz se aparta
por dar corriente y fuerza a un gran molino
JS
que está en el lindo sitio edificado.
Y habiendo hecho la corriente pura
el provechoso efeto presurosa
se va a juntar con el amado cuerpo
de quien se ve en desvío y desmembrada.
20 Y a diez cien pasos del molino firme
gozosa alcanza al claro Manzanares
y, dándole razón del buen efeto
que deja hecho en medio del camino,
él la recibe con alegre frente
47v 25 y de florido sauce la corona
con grande amor y gracia la recoge
y consigo la abraza y la encorpora.
Hacen el claro río y larga vena
desde su apartamiento a la juntura
30 una hermosa isleta con dos puntas
a manera de barco prolongada.
Llano es el suelo que las dos riberas
con tanta gracia y hermosura ciñen
y en él un alto soto se levanta
35 tejido de espesura deleitosa
y de árboles diversos variados.
Están allí los empinados chopos
con amorosas yedras abrazadas
y las torcidas parras juntamente
40 que entre los ramos de ambos van sacando
sus brazos, que con gala los rodean

219
EUGENIO DE SALAZAR

con verdes mangas de beldad vestidos,


llenas de perlas y esmeraldas finas
que de ellas a racimos van perdiendo.
45 Allí se están mirando sin cansarse,
en la cristalina agua noche y día,
con lozanía, los hermosos fresnos,
contentos de su gracia y hermosura.
Las espinosas zarzas apretadas
50 hacen con cortesía lindas calles
por do la cara y ropa va segura.
De verde hoja cubren sus espinas
48r y con pinjantes de coral precioso
y de azabache fino guarnecidas,
55 están allí más mansas y amorosas.
Allí, soberbios pobos se levantan,
los verdes sauces más se hermosean
y los espinos con beldad florecen.
Allí, en mil partes la espesura verde,
60 de los fogosos rayos combatida
que arroja el gran patrón del cuarto cielo,
se cierra y hace tanta resistencia
que, a la fogosa fuerza contrastando,
se queda muy ufana y victoriosa.
65 Y el verde suelo, que cubierto tiene,
de ver tan buen amparo, reverdece.
Mil calles atraviesan el bel soto
de ramos y de flores adornadas
y por ellas andando ya se ofrece
70 una llanura herbosa bien cuadrada,
ya otra muy redonda, verde y linda,
y otra no menos que estas agradable
de oblicuas líneas y ángulos no iguales;
ya se os pone delante una espesura
75 de donde sale alguna fuente clara
y de suaves voces un sonido
que el corazón y el alma al cielo eleva
de ninfas que del río a la verdura

220
SILVA DE POESÍA

salieron por gozar del verde suelo.


Las varias calles y las espesuras
so del soto espeso, deleitoso y vario
le hacen cual cerrado laberinto
que apenas hombre acierta la salida
sino los que frecuentan los caminos
de la cerrada y agradable estancia;
85 la cual parece los silvestres dioses
con sus divinas manos fabricaron
y de frescura y gala bastecieron
para morada suya deleitosa.
Al tierno pasto del herboso soto
90
llevaban los pastores sus rebaños
no todos, sino aquellos que alcanzaban,
o por ruego o por precio, la licencia.
Entre estos en el soto apacentaba
95
Eugonio sus ovejas muy contento,
mas no lo estaba tanto su pastora,
que se llamaba la gentil Carílía,
porque del pastor suyo sospechosa
que su afición había trasplantado
100 de ella en otra pastora que tenía
fama de hermosura en toda parte.
De rabiosos celos aquejada
en algún tiempo ni en lugar alguno
sosiego no hallaba ni reposo.
Dulzuras mil su Eugonio la hablaba
·l9r y ella, que eran fingidas sospechando
y que del hondo pecho no salían,
gustaba de ellas no como otras veces
porque la remordía el crudo celo.
110 Entre sus bellos brazos le tenía.
y él con los suyos con amor la ciñe
y no está satisfecha ni segura
porque imagina y cree que el pensamiento
de Eugonio va volando al otro nido.

221
EUGENIO DE SALAZAR

ll5 Si vuelve a alguna parte la cabeza


y quita alguna vez los ojos de ella,
descolorida, ansiosa y alterada
aquella parte mira con sospecha
que esté allí entre las matas la pastora
120 de quien se teme tanto y se recela
pues hacia allí su Eugonio está mirando.
Y no la viendo, cree que está escondida
en alguna espesura do mirada
de Eugonio puede ser y ella no acierta
125 con su turbada vista a descobrilla. .5
Y cuando alguna vez Eugonio de ella
por dar vuelta al ganado se desvía,
( que vaya a verse con Maraida teme,
que así aquella pastora se llamaba
130 de quien Carilia estaba tan celosa)
consideraba: ahora Eugonio llega
y de la ver se alegra y se contenta;
ya con abiertos brazos le recibe
49v y él muy estrechamente se la abraza.
135 Y aquí llegando, sin poder sufrirse,
con ira temerosa se levanta
y a su pastor siguiendo las pisadas
le va buscando cual la brava tigre
los dulces cachorrillos que ha parido
140 que el presuroso cazador le lleva.
Y puesto que le halla sosegado
poniendo sus ovejas al buen pasto,
y de le ver, se aplaza y desenoja.
Mas todavía sospechosa dice:
145 Tarde llegué, ya es ida mi enemiga,
ya huyó la que goza mis derechos.
Estando, pues, Eugonio y su Carilia
la calurosa siesta reposando
en este fresco soto juntamente,
150 en un apartamiento deleitoso
de una espesura verde y apacible,

222
,-----------
SILVA DE POESÍA

Carilla se venció del dulce sueño;


y Eugonio, viendo q_ue dormida estaba,
bl
se levantó del agrada e suelo
por no la despertar cuan quedo pudo
¡55
y fue a dar u na vista a su ganado.
Carília despertó después un poco
y no viend o a su lado a su querido,
turbada se levanta con presteza,
y fuese donde estaban las ovejas,
¡60
las cuales vio a la sombra sesteando.
_<¡Or Mas no vido a su Eugonio y, congojada,
a voces le llamó, mas no responde.
Y, visto que la había así dejado
J65
y que con las ovejas no le halla,
creyó que en la majada deseosa
de la Maraida estaba a su contento
y, con rabiosa pena conmovida,
allí entre sus ovejas se ha sentado
170 y de sus bellos y llorosos ojos
mil orientales perlas descolgando
de esta manera comenzó a quejarse:
CARILIA
Ya no me basta el corazón de acero
para sufrir tan fatigosa pena
175 ni ya es posible tanto mal callarse
pues veo tan quebrada la cadena
de la fe pura y amor verdadero
que con razón debiera a mí guardarse.
Y pues que relatarse
180 hoy quieren mis congojas y querellas,
mansas ovejas que a la sombra estáis,
altos fresnos y plantas, flores bellas
que aquí me rodeáis,
ruégoos que me seáis testigos de ellas.
50v
185 Testigos sed que el falso Eugonio mío
(y digo mío porque no debiera

223
EUGENIO DE SALAZAR

hurtarse a mí ni a otra haberse dado)


me deja triste y sola a do si fuera
mi fe cual es la suya, yo lo fío,
190 no se atreviera a haberme así dejado.
Mi tálamo ha ensllciado
el desleal con otro amor ajeno
a quien van sus deseos noche y cüa.
¿Qué harás falso Eugonio que sea bueno
195 pues haces villanía
a mí, que por amarte siempre peno?
Bien sabes tú que no hay pastor ninguno,
51
aunque al Endimión en hermosura
pasara, que a mis ojos bien parezca
200 para decir que gracia ni apostura
que oya yo ni vea en otro alguno
al amor firme que te tengo empezca;
ni don que se me ofrezca
por otra mano fue de mi admitido
205 aunque, por aventura, ricos dones
se me han no pocas veces ofrecido.
No quiero me perdones
si en algo, Eugonio, sientes te he ofendido.
51.r Más que a mí misma, y tú lo ves, te adamo,
210 que vello tú también quizá me daña
pues que por eso, ingrato, te me atreves.
Sientes que contra ti no dma saña
hora en mi pecho, aunque voceo y brnmo,
de ver que en ésa tu voluntad cebes.
215 Bien pagas lo que debes
al corazón de do jamás te apartas.
Pues yo mi amor con otro no reparto,
¿es bien con otra el tuyo tú repartas?
Y pues yo no me harto
220 de ti, ¿a cuál causa tú de mí te hartas?
s¡,
¡Ay, simple y más que simple, que sin duda
creía que a mí sola bien querías

224
SILVA DE POESÍA

y con amor perfeto me adamabas!,


mas tales cosas, falso, me decías
para hacerme tonta, ciega y muda,
225
tales mentiras me representabas.
De cuanto me afirmabas,
cuán poco veo. Ya la confianza
que en ti hacía se la llevó el viento,
pues tras Maraida y otras tu esperanza
230
va cual lobo hambriento
que tras cada ovejuela se abalanza.
De fresca leche de mis cabras veo
5/1'
llevar los anchos tarros trasvertiendo
235
a la que no le ruegan que lo tome;
las mantecas y el queso está comiendo
que con mis manos hago y pienso y creo;
de mí se ríe al tiempo que lo come.
Pero no me carcome
240 esto si en otro no me lastimaras
ni esto me hace que no viva leda.
Ojalá Eugonio tú te contentaras
con dalle lo que queda
y solo el corazón me reservaras.
245 Con ojos bajos mis ovejas miran
mi tristeza y escuchan mis clamores
y con balidos tristes me acompañan
y de mis graves penas y dolores
tal sentimiento muestran que me admiran;
250 y aun contra aquella, al parecer, se ensañan.
También, si no me engañan
los ojos y el sentido claramente,
los duros robles, con dolor de vellos,
se duelen de mis males tristemente
255
y el que es la causa de ellos,
¡ay desdichada!, no los ve ni siente.
�i.!,
¿Por qué te cansas, desleal, de verme?
¿Por qué te pesa sin razón de oírme?

225
EUGENIO DE SALAZAR

¿Por qué te enfadas, di, de estar conmigo?


260 ¿Por qué gustas, ¡oh, crudo!, de afligirme
sabiendo bien que basta a deshacerme
una hora sola que no esté contigo?
Mi Dios es buen testigo
de los enojos que me das contino
265 por quien te mengua y pone en grave afrenta.
Pues hora llegará del mal camino
tuyo darás la cuenta
al pastor alto y mayoral divino.
Mi desdichado nombre en tus oídos
270 suena peor que canto de chicharra,
mi vista es cual del lobo a las ovejas.
Pues tiempo, Eugonio, fue que tu guitarra
y tu zampoña dulce con subidos
tonos cantaban rubias mis cernejas.
275 Y la beldad que dejas
por una que si en ella me pasara
y me igualara, Eugonio, en bien quererte
por aventura yo me consolara;
mas pésame de verte
280 aficionado a no tan buena cara.
52v ¿Qué bueno ves en esa tu adamada?
¿Qué gracia o qué donaire o qué belleza
que en mí no lo haya con efeto y fama?
¿Iguálame en beldad o en polideza?
285 ¿Por qué es dichosa y yo soy desdichada,
goza y yo vivo en rabiosa llama?
¿Pues piensas que te adama
esa que no te cansas de buscalla
como yo te amo? Yo te desengaño,
290 que una afición y voluntad sin falla,
un amor sin engaño
tras cada mata o seto no se halla.
Mira cuán presto el nuevo agraz se yela;
la nueva fruta, en cuánto es ya perdida.

226
SILVA DE POESÍA

Pues cree que el nuevo amor es semejante.


La vieja oliva, ¿en cuánto es más tenida
que no la nueva, que aunque más se vela
apenas durará para adelante?
Del más antiguo amante
más firme es el amor y muy más noble
su corazón constante y amoroso
que, aunque regañón traya fuerza doble
y venga más furioso,
muy firme está y entero el viejo roble.
Póngote el tiempo por testigo cierto
que llegará de mi verdad la hora
y quizá muy más presto que tú esperas,
que aunque tú gozas del abril ahora
vendrá un febrero con su desconcierto
que sacará mis hablas verdaderas.
Entenderás de veras
entonce cómo es vano lo que catas.
¡Oh quién llegase a verte en mis cuidados!
Mas según veo, Eugonio, que me tratas
ya serán rematados
mis días y tus deseos, pues me matas.
El corazón del amoroso Eugonio
no pudo soportar la dura prueba
de ver a su Carilia tan llorosa
320 y de un rabioso mal tan aquejada.
Ni pudo más su oído resistirse
contra sus tristes y penosas quejas,
las cuales de principio oído había
de una espesura, do escondido estaba,
325 de verdes sauces, bien cercano de ella
donde, cuando la vida que a buscalle
venía presurosa y desvalida,
se escondió por oír lo que dijese
Y ver lo que haría no le viendo.

227
EUGENIO DE SALAZAR

53v 330 De allí lo escuchó todo atentamente


y no con pocas lágrimas regaba,
oyendo a su Carilla, el verde suelo
de compasión del lastimero engaño
en que la vía tan trabada y ciega;
335 y por desengañarla si pudiese, 5,/ 1'

por atajar su dolo.roso llanto


y dar consuelo al corazón ansioso,
salió de la espesurn aqueste tiempo
que proseguir quería tristemente
340 Carilla su Ilora:r y sus querellas
y, con amor y pena la abrazando,
se le sentó allí junto, y con blandu�·a
la lengua desató con estas voces:
EUGONIO
541' Nunca creyera yo, Carilia mía,
345 de mí pensaras lo que aquí te he oído
ni sin habello visto tal creyeras,
que pues hasta aquí claro has entendido
cuánto te he amado en el presente día,
que soy cual antes fui juzgar debieras.
350 Mas creo muy de veras
que mi siniestro hado así lo ordena
que de mí tengas la sospecha fuerte
que está mi corazón en mano ajena
por darme cruda muerte
355 viéndote a ti, mi gloria, en cualquier pena.
De amarte fielmente me he preciado S5r

y preciaré contino sin cansarme


hasta que muera y más si más pudiere,
que aquella fe no tiene de faltarme
360 que en algún hora o punto no ha faltado,
tan viva y más, si más posible fuere.
Y cuando yo hiciere
o pensare otra cosa, los leones

228
SILVA DE POESÍA

bravos y fieros osos despedacen


mi corazón, mas otras aficiones
365
no temas me embaracen
aunque tuviese cien mil corazones.
Por tu beldad y lozanía juro,
_,41 que hace gran ventaja claramente
a las que junto al Tajo celebraron
370
Tirreno con Alcino juntamente,
que te amo con amor más casto y puro
que ellos a sus pastoras nunca amaron,
y lo que no pensaron
375 ellos yo pienso: que, si así no fuese,
rayos del cielo sobre mí caerían
y sobre mi haberío do estuviese,
y que me tragarían
los sotos o riberas do anduviese.
380 No sé, Carilia mía, el fundamento
sobre que fundas tu sospecha ciega
pues nunca en mí sentiste otra esperanza.
Tú ves bien que mi mano nunca llega
sino a la tuya aunque zagalas ciento
385 contigo vayan en la alegre danza;
y ves que sin mudanza
a tu hermosa vista siempre tiran
mis ojos en el más florido corro
y de ella no se tuercen ni retiran.
390 Que pienses tú me corro
que no ame el corazón lo que ellos miran.
5Sr Para ti sola, corno las abejas
de flor en flor, solícito cogiendo
ando y de lindas hierbas muy de gana
395 guirnaldas de ellas con sabor tejiendo
que ciñan la cabeza y las cernejas
más rubias que el sol sale·a la mañana.
A ti, con voz ufana,
mi flauta encumbra siempre que se toca,

229
EUGENIO DE SALAZAR

400 mi lengua a ti te loa con instanda


que de mi grande amor no es señal poca,
pues siempre la abundancia
del corazón revienta por la boca.
Si el agua clara corre murmurnndo
405 sobre los limpios guijos, me parece
que tu gracioso nombre alegre canta;
cuando el sol alto más nos escalece,
si pasa la abejuela susurrando,
tu dulce nombre en mis oídos planta;
410 mi corazón se espanta
y llora que le juzgues lisonjero
sabiendo tú que en todo tiempo y parte
en ti, Carilia, pienso y a ti quiero.
Jamás dejé de amarte
415 al frío, al agua, al viento, al resestero.
ssv Que digas o que hagas cualquier cosa,
dulce Carilla núa, me contenta
más que otra cosa que oya yo ni vea.
Muero cuando te veo descontenta
420 y gozo si te veo estar gozosa.
Nunca palabra de mí oíste fea.
Cualquier joya que sea
galana, las patenas, los corales
compro sin duelo yo para tu arreo.
425 El arca tienes llena de briales
y darte más deseo:
no son de poco amor estas señales.
Cuando del ganado estoy couti:no
y ves que de ello un punto no me aparto
430 ni en ál me ocupo que en mirar por ello
y dices'tú, bien mío, que me harto
de ver tu bello gesto y que me inclino
a dar el haberío y expendello;
no digas tal sin vello

230
SILVA DE POESÍA

pues tú lo mandas todo con el dedo


y una barreña de la leche aceda
ni del añejo suero, dar no puedo
sin que se me conceda
p or ti, que de enojarte tengo miedo.

440
Cinco veces cubrió la blanca helada
56r aqueste soto ya y la hoja nueva
y otras tantas su fruto dio la espiga
y la preciosa vid después que ceba
mis ojos tu beldad, que es de mi amada
según tu gracia y merecer me obliga
445
y nadie habrá que diga
que en todo aqueste tiempo menos haya
de nuestro haber, Carilia, alguna pieza
ni que por mí se disminuya o caya
450 tan sola una cabeza;
antes procuro que en aumento vaya.
Aquí de ovejas tienes un atajo
que lindas crías te dará aqueste año;
cincuenta vacas traes en la dehesa;
455 de cabras y de chivos un rebaño
tuyo en la sierra pace sin trabajo
que porque no es mayor a mí me pesa;
y allá, do más espesa
está la hierba, cien carneros bellos
460 un tu pastor te tiene en buena guarda
que no hay que rehugar en todos ellos;
y, si Dios te lo guarda,
muy cedo sentirás provecho de ellos.
56v
Tú haces gran ventaja en hermosura.
465
en gracia, lozanía y polideza
a cuantas mira el sol y cubre el cielo;
a la beldad excede tu belleza
Y a la frescura misma tu frescura;
pastora no te iguala en todo el suelo.

231
EUGENIO DE SALAZAR

,170 Está claro y sin velo


que cuanto de las flores los abrojos
son excedidos, de la miel la cera
y de los verdes prados los rastrojos,
tanto vas delantera
475 a la que juzgas más bella en mis ojos.
¿ Qué viste en mí, Carilla, que sospechas
deshecho por el suelo blanca leche
y dejo lo merino por lo vasto?
¿ Quieres que me consuma y me despeche
480 de verte tan asida a las sospechas
vanas en que te gastas y me gasto?
¿ Quien tiene amado pasto
de fresca carne, de beldad cubierta,
por un tasajo tiene de dejalle?,
485 ¿por la mapola vil la rosa abierta?
Primero que se halle
tal falla en mí, será mi alma muerta.
57r A sola tu beldad el pecho debe
mi corazón porque entendido tengo
490 que otro alguno no amarás ni amaste.
Con verte y contemplarte me sostengo
y no temo, Carilia, se me pruebe
que en otro amor hora ni punto gaste.
Lo que hoy has dicho abaste.
495 Alanza de tu pecho esos errores
que no soy yo tan malo y tan ingrato
que no pague tu amor con mil amores,
que en ti sola remato:
espejo soy en esto de pastores.
500 ¡Oh si pudiera aquí mi pecho abrirte
y el corazón mostrarte así a la clara
para que vieras bien lo que en él mora!
¡Cuán presto tu sospecha se atajara!,
¡cómo vinieras de ella a arrepentirte

232
SILVA DE POESÍA

no viendo en él zagala ni pastora


sino a ti, que señora
eres y serás suya sin que críe
otro querer ni a otra se vea junto!
Antes el fuego se verá que enfríe
510
que de Carilia un punto
el corazón de Eugonio se desvíe.
pudieron las palabras amorosas
57v con fuerzas de verdad corroboradas
que Eugonio dijo a su gentil Carilia
515
tanto que se alivió su dura pena
y se templó su rabiosa ira
y aun quedo de él, ya casi satisfecha
que ni a Maraida amaba ni otra alguna,
antes en ella todo se empleaba.
520 Y más se satisfizo el tiempo andando
que conoció ser vano claramente
su pensamiento y su sospecha ciega.
Y así, del ciego mal desocupada,
vivió adelante descansada vida
525 en compañía de su amado Eugonio
y él no la vivió menos con la suya.

16
SBr SONETO

Eugonio, ya después que estás gozando


de tu gentil Carilia la belleza,
a los pastores muestras esquiveza,
parece estás ajeno de su bando.
5 Solías te andar cantina solazando
con ellos unas veces con presteza
pasando la carrera y con certeza
otras la piedra al hito enderezando.

233
EUGENIO DE SALAZAR

Mas tu pastora sola ya te place,


10 con ella sola pasas tus gasajos,
con ella sola tienes alianza,
con ella tus descansos y trabajos.
Bien dicen bien que el amorío hace
todo lo ál se ponga en olvidanza.

17
SONETO

A sombra de un enebro está tendido


sobre el derecho brazo recostado
el pensativo Eugonio tan penado
que estar parece fuera de sentido. 61
s Ni de sus corderillos el balido
ni su ganado ver descarriado
le mueve porque está con su cuidado
en triste pensamiento embebecido.
A sí y a su ganado hace falta
10 por no faltar al pensamiento ansioso
y por mostrar la causa del mal suyo.
Dijo un suspiro dando doloroso:
¡Ay, mi Carilia, si salud te falta
la vida falte al triste Eugonio tuyo!

18
61r GLOSA Y CANCIÓN PASTORIL

Junto a la ribera
del claro Guadarrama estaba un día Guadarrama: el río de Madrid, 62r
Eugonio y su ganado sesteando. llamado por otro nombre
Manzanares.
Con voz lastimera,

234
SILVA DE POESÍA

el aire de sus lástimas henchía


el río con su lloro acrecentando.
Carilia penando
le dice: ten Eugonio confianza
que con un firme amor todo se alcanza.

10 El pastor responde:
¿En qué ha de confiar un desdichado
que tanto ha que te adora sin provecho?
Yo no sé por dónde
pueda meter mi amor algún cuidado
15 en ese tan cerrado y duro pecho.
Deja ya el despecho,
dice Carilia, y la desconfianza
que con un firme amor todo se alcanza.

61V
El pastor replica:
20 Pastora bien has visto el tiempo largo
que por tu hermosura he padecido
y, aunque multiplica
mi larga pena y mi dolor amargo,
todo lo pagas con desdén y olvido.
25 Ella ha respondido:
Eugonio, no te canse la tardanza
que con un firme amor todo se alcanza.
Dice Eugonio luego:
¡Ay, que se tarda mucho mi remedio
30 y crece mi dolor y mi tormento!
Para que mi fuego
no me consuma, tomo ya por medio
sacrificarle a tu merecimiento.
Ese es buen intento,
35 dice Carilia, y te dará pujanza,
que. con un firme amor todo se alcanza.
62r
No te desespere
no me hallar a tu deseo presta
ni pienses que no siento tu querella

235
EUGENIO DE SALAZAR

40 que a las veces muere


la que hace morir por ser honesta
y labra más el dulce fuego en ella.
Sufre tu centella
pastor y no te falte la esperanza
45 que con un firme amor todo se alcanza.
El pastor, que estaba
más firme que una peña en sus amores,
dijo: Mi corazón no ha de mudarse 6J•
y, aunque eres tan brava,
50 antes dejará el mayo de dar flores
que en tus amores deje él de abrasarse.
Eso es remediarse
procura no haya en tu querer mudanza
que con un firme amor todo se alcanza.

19
63r REPORTAMIENTO DEL ALMA

I
Pues mi cuerpo es débil cosa,
aunque él se tiene por fuerte,
y pujante y presurosa
nos representa la muerte
5 la batalla temerosa;
mucho importa prevenir
lo que ha de ser necesario
para con honra salir
y con valor resistir
10 al universal contrario.

II
Contrario, sabio y astuto,
fuerte, animoso y osado,
absoluto y disoluto,

236
SILVA DE POESÍA

soberbio y desvergonzado
y en maldades resoluto.
15
contrario muy deseoso
de mi detruición y afrenta,
enemigo poderoso
y émulo muy envidioso
del alma que a Dios contenta.
20
III
63V
Enemigo de razón,
amigo de la injusticia,
armador de la ocasión
de su perversa malicia
25
que cause mi perdición.
Ser de mil cautelas lleno,
de mil lazos y celadas,
con :fin que mi ser, Dios bueno,
sea malo y de ti ajeno
30 y yo siga sus pisadas.
IIII
Adversario cuya vista
jamás quiere tomar sueño,
solícito en su conquista
procurando hacerse dueño
35 de mí y ponerme en su lista.·
Contrario que los que quieren
de su poder escaparse
conviene que en Dios lo esperen
porque los que en Dios no mueren
40 al maldito han de entregarse.

V
Tan enemigo del bien
y tan amigo del mal
que no quiere ver que alguién

237
EUGENIO DE SALAZAR

goce del sumo caudal


45 del inestimable amén.
Que como se le quitó
de eterna riqueza el lance
por la culpa que incurrió,
el alto bien que él perdió
50 procura nadie le alcance.

641' VI
Y como cayó redondo
en lazo de ilúame soga,
aunque me aparto y escondo,
quiere, corno el que se ah ga,
55 llevarme consigo a fondo.
Y pues no tiene reparo
�'U tormento eterno y duro,
que a mí no me valga amparo
ni suba yo al monte claro
60 pues él bajó al seno escuro.

vn
Y con infernal gobierno
pretende se multiplique
la población del infierno
y a mí no se me adjudique
65 morada en el reino eterno.
Que corno salió de1 cielo
de comulgado y maldito,
quiere enterrarme en el suelo
porque no alcance mi vuelo
70 a aquel celestial distrito.

VIII

Ni vea las altas illa


que el malo dejó vacías
ni las grandes maravillas

238
SILVA DE POESÍA

para do mi Dios me guías


pueda esta_ ah1:1a descubr.illas.
75 Ni goza aquella �1queza
de valor inestimable,
que es su gozo mi pobreza
y se honra con la vileza
de esta ánima miserable.
80
IX
64V
Anda el traidor procurando,
como el que más mal no teme,
que el fuego en que está penando
a aquesta alma y cuerpo queme
85
como a él le está quemando.
Que eternamente padezca,
pues es eterna su pena,
que en mí su malicia crezca
porque yo jamás merezca
90 vivir en la ciudad buena.

X
Sino que en la sima escura,
triste, para siempre caya
y al fuego que siempre dura
tan por sus pasos me vaya
95 cuanto el traidor lo procura.
Y, en fin, anda tan alerta
y me trae tan afligida
que, cuando me ve despierta,
me pone, ¡ay Dios!, como muerta
100 de su mal sueño vencida.

XI
Pues, Señor, si este enemigo
me está dando la batalla
Y ha cerrado ya conmigo,

239
EUGENIO DE SALAZAR

¿cómo podré yo ganalla


105 si Tú no me eres amigo?
¿ Qué defensa ha de tener,
Dios, un alma flaca y triste?
Sin ti, ¿qué podrá hacer
contra tan grande poder
110 como a mi contrario diste?

65r XII
Si tu brazo valeroso b>''
no se pone a defenderme
de este enemigo furioso,
¿cómo podré yo valerme?
ll5 ni hacer tiro provechoso?
¿ Cómo me será posible
de sus manos escaparme
ni de su furor terrible
si Tú, oh amparo invencible,
120 no te pones a ampararme?

XIII
Si tu fuerte escudo y lanza
a mi favor no se apresta
ni das cierta la esperanza
que en ti solo tengo puesta
125 de toda mi buena andanza,
¿qué será de mí, cuitada,
que el tirano robador
me quiere llevar robada
do siempre quede privada
130 de ti, mi Dios y Señor?

XIIII
Si no me das fortaleza,
Señor, para resistille
y oponerme a su braveza,

240
SILVA DE POESÍA

fuerza me será seguille


y entregarme a su fiereza.
¡35 y no es justo que permitas
que esta alma, que es sierva tuya
y trae tus letras escritas,
caya en sus uñas malditas
y quede por presa suya.
¡40
XV
65V
Si Tú, Señor, no guarneces
este flaco corazón
y su fuerte no basteces
de toda la munición
145 con que a otros fortaleces,
¿cómo podrá defenderse
de los furiosos asaltos,
sino perdelle y perderse
si de ti no ha de valerse
150 dentro del muros tan faltos?

XVI
Si tu gracia no me das,
Dios, para socorro mío,
bien sabes que es por demás
ponerse mi fuerza y brío
155 contra el fuerte Satanás.
Que aunque yo soy animosa
la carne me es adversaria
y tan mala y alevosa
que no trata de otra cosa
160 sino de serme contraria.

XVII
Y ponerme yo a lidiar
con quien tanto poder tiene,
¿qué me puede a mí prestar

241
EUGENIO DE SALAZAR

para que no me condene


165 si Tú no me has de salvar?
Y si salgo descubierta
sin tu escudo y tu defensa,
luego me juzgo por muerta,
pues tiene la muerte cierta
170 quien sin ti en la vida piensa.

66r XVIII
Y pues solo con quererlo
Tú, Señor, podré vencerle,
da poder para poderlo,
fuerza para deshacerle
175 pues todo puedes hacerlo.
Porque aqueste mal tirano
no piense, Señor, de ti
que quieres dejarme en vano
siendo hechura de tu mano
180 y que él se apodere en mí.

XIX
Y si tu arco y tus flechas
no tomas para ayudarme
y muy lejos de mí le echas,
¿cómo podré yo librarme
185 de sus cárceles estrechas?
Que en ti solo está el poder
que puede hacer yo no muera
y sin ti no puede ser
que un alma pueda vencer
190 bestia tan terrible y fiera.

XX
Y Dios mío, :finalmente,
¿cómo un alma militante
subirá a aquel excelente

242
SILVA DE POESÍA

y alto homenaje triunfante


a gozarte eternamente
1 95
si Tú no la vas guiando
y dando divina luz
con la cual vaya atinando,
las tinieblas aclarando
con los rayos de tu cruz?
200
XXI
66V
Mas ¿cómo oso suplicarte
alto Dios me des tu ayuda,
pues en servirte y amarte
he sido tan lerda y ruda
205
que no merezco mentarte?,
que nací, triste, cargada
de carga y culpa mortal
pues desde que fui criada
me ha tenido alacranada
210 el pecado original.

XXII
Que aunque el sagrado bautismo
me lavó esta primer mancha
quedó del pecado mismo
la simiente que se ensancha
215 hasta llegar al abismo,
y quedóme un torpe olvido
de lo que has hecho por mí
y un ser mal agradecido
del mucho bien recebido
220 no de otro sino de ti.

XXIII
Un ciego desconocerte,
un no inclinarme a servirte,
un mal desobedecerte,

243
EUGENIO DE SALAZAR

un culpable deservirte
225 digno de la eterna muerte.
Un andar muy dividida
de tu justa voluntad,
de todo bien distraída,
viviendo una torpe vida
230 sujeta a toda maldad.

67r XXIIII
Que entonces más me agradaba 6Í•'

de mis perversos excesos


cuando menos cerca daba
con mis tiros tan aviesos
235 del blanco que a ti mostraba
Y si alguna vez la mira
se me ponía derecha,
cual tirador que mal tira
hice mis tiros mentira
240 disparando con la flecha

XXV
He vivido sin acuerdo
de ti, Dios crucificado,
tan lejos del obrar cuerdo,
tan dormida en el pecado
245 que aun apenas hoy recuerdo,
tan embebida en mis daños
y tan firme amiga de ellos
que vienen a ser tamaños,
que pasan por mí los años
250 sin que de mí pasen ellos.

XXVI
Siento que me saboreo
en ser libre y muy exenta
y en los vicios me recreo

244
SILVA DE POESÍA

y me hallo tan contenta


que otro contento no veo.
255
porque aquesta inclinación
na tural, torpe y aviesa
trae vencida a la razón
y tanto, que perdición
es mi divisa y empresa.
260
XXVII
61Y
Derramo los pensamientos
por puestos contaminados
haciendo detenimientos
en florestas de pecados
265 y en falsos contentamientos;
y, Señor, no los detengo
en tu cruz maravillosa,
ni por ella voy ni vengo,
y si alguno bueno tengo
270 se va luego y no reposa.

XXVIII
Y cuando quiero humillarme
y de veras conocerme
entonces suelo hincharme
y en tanto muy más perderme
275 cuanto más pienso ganarme.
Porque ocupa mi memoria
una presunción que engaña
y un golpe de vanagloria
que me quita la victoria
280 y mis buenas obras daña.

XXIX
Dejo los llanos senderos
por donde bien se camina,
ando por cerros y oteros

245
EUGENI· DESALAZAR

do el tino se desatina
285 y da en mil despeñaderos;
y aunque Tú, Dios, me criaste
para ti sin merecello
y tanto bien me aplicaste,
temo que he de dar al traste
290 y perderte a ti y perdello.

68r XXX
Que siendo Tú, Dios jocundo,
tan magnánimo y tan bueno,
y Dios de amor tan profundo,
de ti, Señor, me enajeno
295 y te dejo por el mundo.
Trayo los ojos perdidos
que no ven la luz del día,
estragados los oídos
y ocupados los sentidos
300 en lo que es perdición mía.

XXXI
¡Oh mi Dios, si te pluguiera
que en naciendo que nací
del cuerpo me dividiera
porque él no ofendiera a mí,
305 ni a ti, Señor, yo ofendiera!
Que si entonces· me das puerto,
íbame al cielo desnuda
y fuera admirable acierto
tener para siempre cierto
310 lo que hoy tengo tan en duda.

XXXII
Ni me pongo a ver si asoma
la muerte del cuerpo mío,
sujeto a mortal carcoma,

246
SILVA DE POESÍA

ni pienso en mi desavío
si en mal estado me toma.
31 5
Ni advierto que el dividirme
en sazón triste y contraria
sería para hundirme
do quede sin redimirme
para siempre tributaria.
320
XXXIII
681'
A sueño suelto reposo
que no me trae desvelada
el juicio riguroso
do tengo de ser juzgada
325 ni tu fallo temeroso,
como si tuviese hechos
bastantísimos descargos
de todos mis malos hechos
y hubiesen sido derechos
330 mis pasos tuertos y largos.

XXXIIII
No reparo en las moradas
de los escuros infiernos
do las almas condenadas
con sus tormentos eternos
335 han de ser atormentadas,
que tanta es mi inadvertencia,
triste, que no echo de ver
esta mi torpe imprudencia
y culpable negligencia
340 el fin que puede tener.

XXXV
Como bestia irracional
solo pienso en lo presente,
no en otro bien ni otro mal

247
EUGENIO DE SALAZAR

ni en el peligro eminente
345 que puede ser tan mortal.
Y pues, cuitada, no atiendo
sino a lo que está delante
y otro bien no le pretendo,
¿cómo me iré disponiendo
350 para el bien más importante?

69r XXXVI
Que cuanto delante veo
son mil soberbios antojos
y un mortífero deseo
de la carne y de los ojos
355 en que triste me recreo.
Y si según carne vivo,
¿qué manera es de vivir
que tengo mi ser cautivo
de la carne en quien revivo
360 sin pensar en el morir?

XXXVII
Enfádame el bien obrar
y cánsame, en comenzando,
que lo que ha de aprovechar,
eso me está atormentando
365 si en ello quiero durar.
Y así no vendrá derecha
en mis plantas y frutales
la provechosa cosecha
sino en bienes muy estrecha
370 y muy copiosa de males.

XXXVIII
Tras los cuales presurosa,
cual metal que al molde corre,
voy corriendo y deseosa

248
SILVA DE POESÍA

que nadie este mal me ahorre


ni le estorbe alguna cosa;
375
que aquel sabor que en él hallo,
tan fuerte en toda ocasión,
no trato de desechallo
y si quieres contrastallo
puede él más que la razón.
38 0
XXXIX
69V
Aquella dulce memoria
de la dulce eternidad,
de la visión de la gloria,
Dios, de tu divinidad,
385 que no será transitoria,
no hace en mí más efeto
que si no pensase en ella,
ni se aplica mi sujeto
a aquel gozo tan perfeto
390 que da el pensamiento de ella.

XL
Y finalmente, Señor,
no me hallo con mejora
sino cantina peor
y más mala y pecadora
395 en mi cuerpo pecador.
En el cual, según natura,
será breve la manida
y muy presto la soltura
y grande la desventura
400 si en desgracia es mi salida.

XLI
Pues ¿ qué haré desdichada
si no te dueles de mí?,
¿ quién ha de darme la entrada

249
EUGENIO DE SALAZAR

para ponerme ante ti


405 con cara fea y manchada?,
¿cómo con mi suciedad
pareceré en la presencia
de tan alta majestad
si tu gran benignidad
410 no me libra la licencia?

70r XLII
¿Adónde iré yo, perdida,
que pueda hallar socorro
para socorrer mi vida
tan aviesa que me corro
415 de que no estoy muy corrida?
Que si Tú no me le das,
que a nadie sueles negarle,
hallarle yo es por demás.
Espero me le darás
420 pues es tuyo a todos darle.

XLIII

Enternece mi dureza
pues eres tan pío y tierno
y destierra la pereza
de este mi lerdo gobierno
425 fundado en ciega simpleza.
Y en corregir mi igrtotancia
no ande tu mano corta
pues es darme una ganancia
para mí tan de importancia
430 y que a ti tan poco importa.

XLIIII
Veme, Señor, de la mano
detén mi ciega carrera
con tu poder soberano

250
SILVA DE POESÍA

antes que mi cuerpo muera,


que está al morir muy cercano;
435
y voy tan a rienda suelta
huyendo, Dios, de tus bienes
que ni paro ni doy vuelta
si con una y otra suelta
como a bestia no me tienes.
440
XLV
Que si tengo de volar,
mi Dios, do te pueda ver,
en tan cumbroso lugar,
grillos habré menester
445 para poder arribar;
que el peso de tu cadena
quitará la pesadumbre
de mi culpa y de mi pena
con vuelo de buena estrena
450 desde el profundo a la cumbre.

XLVI
Antes que se me resuelva
el cuerpo do me encerraste
haz, Señor, que yo revuelva
sobre mí y, pues me criaste,
455 que a mi criador me vuelva.
Y a ti, mi Dios, considere,
y lo a ti, mi Dios, debido,
y que en ti, mi Dios, espere
la vida que nunca muere
460 y el bien nunca merecido.
70v XLVII
Conozco mi perdición
la cual no tiene desculpa
pues busqué toda ocasión

251
EUGENIO DE SALAZAR

para meter toda culpa


465 en todo mi corazón.
¡Cuánto me fuera mejor
en ti, Señor, ocuparme,
en mi pío redentor,
en mi eterno salvador
470 que solo puede salvarme!

XLVIII
¡Y cuánto mejor hallara
este día mi derecho
si a tus leyes me llegara
y de los males que he hecho
475 por servirte me apartara!
Aunque ya que me reporto
( que, plega a ti, no sea tarde,
pues que el trecho es ya tan corto)
en tu piedad me conforto
480 y dejo de ser cobarde.

XLVIIII
Pero pues que lo pasado,
pío Señor, ya pasó
(aunque fue tal mi pecado
que estoy temerosa yo
485 que all..ll hoy no está perdonado);
pues eres Dios tan clemente,
dame tu gracia divina,
que me haga penitente
y llore yo amargamente
490 mi pecado y mi ruina.

L
Y conozca yo, Dios mío,
que merezco muerte eterna
y que, aunque en ti yo confío

252
SILVA DE POESÍA

y en tu piedad tan tier�rn,


no merezco seas tan p10;
495
que, pues en te deservir
roe he ocupado como ingrata
desde el nacer al morir,
no soy digna del vivir
do todo el bien se remata.
500
LI
y pues Tú sacrificarte
por mí, Redentor, quisiste
bien será en algo imitarte
y por cuanto Tú pusiste,
505
que yo ponga alguna parte.
y aunque por la tuya excede
virtud contra mis aviesos,
haga todo lo que puede
aquesta alma y no se quede
510 atollada en sus excesos.

1lr LII
Que ya es tiempo que yo mire
lo que mirar me conviene,
ya es tiempo que yo suspire
y deje el mal que me tiene
515 y tome el bien que me inspire.
Pero, aunque el tiempo está instando
y conozco su apretura,
veo se me va pasando
sin que yo vaya ganando
520 algo del bien que asegura.

LIII
Que aunque yo más me asegure
es seguridad incier ta,
Y aunque mi bien yo procure

253
EUGENIO DE SALAZAR

será diligencia muerta


525 aunque más y más me apure,
si Tú, redentor piadoso,
con tus poderosas manos
no me sacas del lloroso
valle triste y peligroso
530 y de sus hondos pantanos.

LIIII
Por los cuales voy errada
y llevo perdido el tino
de lá derecha jornada
y de tu real camino
535 del cual voy descaminada.
Sírvete de enderezarme
y de corregir mi gusto,
Señor, y de reportarme
cómo venga a desgustarme
540 de aquello que yo más gusto.

LV
Y dame ya tu conhorte
para que en ti me guarezca
gracia con que me reporte
de manera que merezca
545 verte en tu sublime corte.
Y en el palacio del cielo,
donde Tú, Señor, habitas,
levantada de este suelo
con infinito consuelo
550 te dé gracias infinitas.

254
SILVA DE POESÍA

SEGUNDA PARTE DE LA
'()' PRIMERA DE LA SILVA

20
SONETO

Ahora es propio tiempo de ayudarme,


¡oh dulce Érato!, a levantar mi canto
y de hacer mi vena fértil tanto
que la ventaja deba Apolo darme.

5 Ahora debes más no denegarme


calor que cause admiración y espanto,
pues en cantar de fina virtud cuanto
alumbra el sol de hoy más he de emplearme.
Y si a cantar de gracia y hermosura
me divertiere alguna vez, ¡oh musa!,
no debo ser de ti desamparado,
pues cantaré de quien la tiene y usa
con una honestidad tan llana y pura
que muestra bien ser don que Dios le ha dado.

21
73v
SONETO

Doraba el sol la célebre mañana Dice el día y lugar en que se


enamoró de su Catalina.
del gran Bautista con rieles de oro
cuando de ninfas vi un divino coro
en un bel soto do una fuente mana.
s Y una de hermosura soberana,
de amor toda la fuerza y el tesoro,
hizo el principio de mi gloria y lloro
no dejando en mi alma cosa sana.

255
EUGENIO DE SALAZAR

Con sus ojos rompió mi sano pecho,


10 con su gracia prendió al corazón mío
y me le echó en cadenas muy estrechas.
Cobarde Amor, conmigo tienes brío
y la que en mí tan grande estrago ha hecho
se ríe de mi mal y de tus flechas.

22
SONETO

Quizá por gracia o por desgracia mía,


sintió el Amor que el cuerpo le hurtaba
y que de andarle cerca me guardaba
por los respetos que él de mi en.tendía.
s Y como aquel que más que yo sabía,
por me mostrar cuán poco aprovechaba
huir las largas flechas de su aljaba,
usó de maña contra mi porfía.
Púsose el crudo tras un lindo gesto
10 cual cazador tras matas al ojeo
y hizo un tiro en mf desapiadado.
Y aun hizo más, que me asentó uY,1. deseo
que flecha que me vino de tal puesto
no salga más del pecho que ha. llagado.

23
741' SONETO

Puerto galano por quien tanto peno, Mandole su Catalina q


llC

puerto esmaltado de mil varias flores, hidese un soneto muy


ll
puerto do surge el alto Dios de amores, enamorado a una danl
puerto a quien cubre el cielo más sereno. que tenía el peU·dode
1

Portugal.

256
SILVA DE POESÍA

Puerto que no se sabe otro tan bueno,


s puerto de gracias, puerto de primores,
puerto capaz de cuantos amadores
navegan por el mar de amor tan lleno.
Tras la fortuna del viaje mío
10
descubro, ¡oh rico puerto!, tu hermosura
y voy con gran deseo de alcanzarte.
¡Oh si el piadoso Amor y la ventura
ventasen tan en popa a mi navío
que pueda, oh puerto dulce, yo tomarte! (a:) (a): Tomar el puerto en
lenguaje de marineros es
entrar en algún puerto
de mar.

24
SONETO

Ya nueva ley es dada a mis sentidos,


ya siento nueva forma en mis cuidados,
ya en otro fundamento van fundados
que los hace más nobles y subidos.
5 En otro fuego salen encendidos
ya mis suspiros y más afinados,
mis pensamientos ya más elevados
hacen manida en muy más altos nidos.
Mi amor y fe pretenden nuevo asiento
10 si mi ventura a tanto bien se extiende
que en tal lugar les den acogimiento.
Y si contraria estrella lo defiende,
linaquc dulce será la muerte en el tormento
¡IDUY de aquesta nueva llama que me enciende.
1 dai113
ido de

257
EUGENIO DE SALAZAR

25
74v SONETO

Amor, ¿cómo permite tu derecho En una ause�tj¡


h.izo su Cat¡¡J· i
que un águila caudal a un hombre envista f
¾_
y con las fuertes presas de su vista
arranque un corazón de un libre pecho,
5 y vuele al monte, que esto es más despecho,
;S(
con la sangrienta presa a ojos vista,
do no la alcance la turbada vista
del ser donde el estrago deja hecho?
O manda, Amor, restituido sea
10 su corazón al pecho despojado
s
o sácame tú en paz de aquesta empresa
o cébese aquesta ave en mi costado
y en mis entrañas donde yo la vea;
que no es justo se huya con la presa.
10
26
SONETO

¡Quién fuera aquel tan bien aventurado


a quien tu vista con piedad se alzara!
¡Quién fuera tal, señora, que pensara
que merecia ser de ti mandado!
5 ¡Quién mereciera que en su fe y cuidado
tu pensamiento un punto reparara!
¡Quién viera en ti señales que esperara
siquiera un hora verse de ti amado!
¡AJ, que no entiendo el bien que me deseo
s
10 que no soy yo quien tanto bien merece
ni tú de quien tal pueda merecerse!

258
SILVA DE POESÍA

Sóbrame el bien del mal que ya padece


por ti mi alma pues en ella veo
que es el mayor que puede acá tenerse.

27
SONETO

Altas ventanas de aquel paraíso A las ventanas de la casa


de su Catalina.
do está la diosa del hispano suelo
llena de gracias del empirio cielo,
beldad divina y singular aviso.
5 Pues mi ventura y alta suerte quiso
hacerme sacre de tan alto vuelo
que vuele al alto y señoril señuelo
de la alta garza que yo no deviso.
Mostrad la gracia y la visión divina
10 que sin razón encubren vuestras puertas,
mostrad la vista que en el mundo es una.
Ventanas, ojos do mi Catalina
suele asomarse, no estéis tan desiertas,
que no están bien los ojos sin su luna.

28
SONETO

Pilar ilustre que para su arrimo Al pilar donde su Catalina se


te ha escogido la que fue escogida. arrimaba en la iglesia.

por el amor para acabar mi vida


con su beldad, que tanto yo sublimo.
s Pilar, yo te amo; pilar, yo te estimo
pues sirves a la que ha de ser servida,
a aquella ilustre dama esclarecida
y prima estampa que en mi pecho imprimo.

259
EUGENIO DE SALAZAR

Y pues, pilar dichoso, en ti se arrima


10 de hermosura el resplandor más claro,
por tu suerte dichosa te conjuro
que no me encubras el aspecto raro
que, aunque a mi alma y corazón lastima,
si no le veo, todo me es escuro.

29
75v CANCIÓN!

La pena rigurosa
de gran beldad nacida
y del desdén esquivo de una dama
en tanto es más penosa
5 en cuanto más crecida
la fe y amor del amador que la ama;
y así la fuerte llama
que abrasa al alma mía,
¡ay, mi cruel señora!,
10 es más consumidora
por proceder de tanta gallardía,
dureza y hermosura,
de tanto amor y fe tan firme y pura.
Amarte en tanto extremo,
15 vivir por ti muriendo
en triste desconsuelo y descontento
y ver que a vela y remo
aun no saldré hendiendo
el tempestuoso mar de mi tormento,
20 aun no da atrevimiento
al corazón medroso
para te osar rogar
y a ti me encomendar.
En trance tan cruel y peligroso

260
SILVA DE POESÍA

no sé si es poquedad
25
no osar pedir socorro a tu piedad.
Valido ser deseo,
76r mas veo claramente,
¡ay triste!, que fortuna me es contraria,
30
pues cuanto más me arreo
de fe y amor ardiente,
más sin piedad te hallo, ¡oh mi adversaria!
Mi alma es tributaria
de la lindeza tuya
35 y tú, por no perderla,
debías socorrerla
antes que su congoja la destruya;
que pues su pecho paga,
bien es que algún alivio se le haga.
40 Contienda muy reñida
en mí ya se revuelve
sobre mi amor y pena y tu belleza.
Ansiosa y desvalida,
sensualidad se vuelve
45 a tu gentil donaire y gran lindeza.
Razón de la crueza,
que en mí por ti ejecuto,
pesante y lastimada,
resiste denodada,
50 más como amor en mí te dio tributo
esta razón condeno
por otra que hay mayor si por ti peno.
16v En desear servirte
y todo tiempo amarte,
55 la vida se me pasa y va volando;
a ti, en no arrepentirte;
antes, en alegrarte
de cuánto mal estoy por ti pasando.
¿Cuándo verná aquel cuando

261
EUGENIO DE SALAZAR

60 que tiene de dar vado


en mi pena y congoja
que por ti nunca afloja?
¡Ay, que primero yo seré acabado,
y a Dios ruego así sea
65 porque tú el mío y yo tu fin no vea!
Tú huelgas que yo muera
y tienes entendido
que no tienes razón para matarme.
Un solo bien quisiera:
70 que hubieras conocido
que huelgo de acabar por tú acabarme;
que aunque desterrarme
con dolorosa muerte
de ti mucho deseas,
75 quizá cuando no veas
a quien su bien ponía en solo verte,
dirás: ¿ qué te heciste,
triste de ti y de mí?, ¿por qué moriste?
77r Vete canción, si osares,
80 a aquella mi Medusa,
más dura que el acero,
por quien viviendo muero
y ruega a su beldad, si no se excusa
que el disfavor me ofenda,
85 al menos no le dé tan larga rienda.

30
SONETO

Tended, señora, por este occidente


vuestro serenos ojos con cuidado;
tendeldos por do nace el sol dorado
y en lo habitado de otra cualquier gente.

262
SILVA DE POESÍA

Corra esta vista tan resplandeciente,


si allá hay amor, el seno condenado,
y el de las almas que en penoso estado
esperan bien que dure eternamente.
Vuestro mirar divino alzá a la esfera
empiria a nuestros ojos invisible
10
do todos arden de amorosa llama
que, en cuanto Dios crío, será imposible
hallar un corazón que tanto os quiera
como el que aborrecéis, ¡oh ingrata dama!

31
SONETO

Amada frente honesta y muy serena


debajo de madejas de oro fino;
rasgados ojos ante quien me inclino;
boca de rosicler y perlas llena;
s color de fresca rosa y azucena;
dispuesto cuerpo y aire peregrino,
demostradores ciertos del camino
que va a prisión suave y dulce pena.
¡Oh cuánto debo al ser en quien os veo
10 pues con tenerme en sí tan convertido,
ha puesto sobre tantas mi ventura!
¡Dichoso amor y pena que ha subido
mi ser, mi pensamiento y mi deseo
hasta el valor más alto y hermosura!

263
EUGENIO DE SALAZAR

32
SONETO

Preciosa mano de lindezas llena, Estando una vei 511


¿ cómo es posible que tan linda cosa Catalina a una ven¡
pueda ser tan cruel y rigurosa púsose la mano de] �na
rostro por desfavorantc�-
y haga tanto mal la que es tan buena? eccrle,
�,

s ¿ Que habiendo ya metido en la cadena


al corazón y al alma deseosa
me encubras tú la cara gloriosa
que había de aliviar mi cruda pena?
¡Ay, mano blanca que cual luna bella
10 al sol te antepusiste y le eclipsaste!,
ante el Amor doy contra ti querella;
y aunque a mis ojos tanto bien quitaste,
si quieres, mano, que me aparte de ella,
permite que te bese el que agraviaste.

33
78r SONETO

Manos preciosas, blancas, delicadas


que si la dulce arpa estáis tocando,
espíritus del alma vais sacando
con vuestras consonancias acordadas.
s ¿De qué sirve en el templo estar plegadas,
grande humildad y devoción mostrando,
si allí, a los pies de Dios, me estáis matando
y os ve en mí corazón ensangrentadas?
¡Ay, manos violentas que sin miedo
10 con sacrilegio profanáis el templo
quitando en él la vida a quien os ama!,

264
SIi.VA DE POESÍA

no queráis ser de crueldad ejemplo,


que ya se ve que im vuestro solo dedo
derribará a los nueve de la famá.

34
SONETO

Rasgados ojos donde más contento


vive el Amor y más asiento hace;
adonde él puso lo que más le aplace
y de las gracias altas el talento;

5
donde a sus flechas temple da y aliento
con que los corazones nos deshace,
y adonde lazos arma con que enlace
las libertades que hay en un. momento;
adonde Amor graciosamente rie;
10 de donde siempre tira y siempre acierta
y causa más peligro y más dulzura,
abierto os ha mi corazón la puerta:
antes que de él su alma se desvíe,
le dad siquiera un hora de ventura.

35
78v SONETO

Ojos que escurecéis a las estrellas


y en clara luz bañáis la escura tierra
y dais a corazones cruda guerra
con vuestros vivos rayos y centellas;
s beldad ha puesto en. vos sus prendas bellas,
la robadora gracia en vos se encierra
y a cuantas libertades hay, destierra
sin que os doláis perpetuamente de ellas.

265
EUGENIO DE SALAZAR

Graciosos en extremo sois riendo,


10 graciosos en extremo sois llorando,
graciosos dondequiera yo os pregono,
graciosos sois airados y riñendo,
vuestra gracia y beldad me está matando,
mas como m_e miréis, yo os lo perdono.

36
SONETO

De todos amadores he notado


que si el amor no acude respondiendo
a su afición o se les va muriendo
o nunca crece y queda en flaco estado.
5 Que entonces va creciendo el niño alado
cuando él o Amor, su hermano, va creciendo
y ambos se están mirando y entendiendo
y el uno al otro ayuda con cuidado.
La fuerte propiedad de este elemento
10 que al alma mía enciende no la atino,
pues con las aguas del disfavor crece
o porque así lo quiere mi destino
o porque me es alivio mi tormento
o porque aquesta ingrata lo merece.

37
79r SONETO

Gallarda dama cuya altiva frente Un primero día de cu��


que vio a su Catalina cori �
del oro de la Arabia rodeada cruz de ceniza en la frente.
con un humilde esmalte veo esmaltada
del fin de esa beldad señal patente,

266
SILVA DE POESÍA

ues vienes como yo de humana gente,


5 P no quieras como Dios ser adorada;
haz que esa condición tan levantada
se humane y comunique llanamente.
Que pues se acaba en breve el sumo precio
de la beldad amable y gentileza
que el mundo vano tanto solemniza,
10

· qué tanta soberbia y altiveza?,


¿a
¿a qué tanto desdén y menosprecio?
Acuérdate mujer que eres ceniza.

38
SONETO

Si puedo no temer el no quereros,


si puedo desear el libertarme,
podréis con justa causa declararme
por hombre que no puedo mereceros.
5 Que si en lo que se os debe he de teneros,
como yo os tengo, ni podré cansarme
de ser cautivo vuestro ni animarme
a me poner en riesgo de perderos;
y así, pues mi dudosa y alta empresa
10 hace en amor y fe su fundamento
por merecer tan rica y bella presa,
jamás me pasará por pensamiento,
señora, que mi alma no esté presa
en la prisión de tal merecimiento.
roa
la

267
EUÚENIO DE SALAZAR

39
79v SONETO

Cuando mi amor y fe bien considero


y la fineza de su firme estad-0
y veo tanto bien tan mal pagado,
me espanto cómo de este mal no muero.
s Que el no quererme la que yo más quiero
pase, aunque es paso duro y desastrado;
empero aborrecerme en tanto grado,
ni cabe en ley ni cabe en justo fuero.
¡Ay del que es desdichado y no se muere
10 que siente más el mal quien bien no espera!
¿Cuál triste hay sino yo que bien no espere?
Así habré de pasar hasta que quiera
la que puede querer lo que quisiere,
aunque viviendo muertes mil yo muera.

40
SONETO

¿Podreisme vos vedar que yo no os ame?


Mucho deseo, dama, entender esto.
Podréis lo que sea justo y lo que honesto,
mas no a un hombre de bien hacerle infame.
s Que el que no os ama, y aunque no os desame,
viendo el merecer vuestro y vuestro gesto,
es más que infame, y pues en solo aquesto
comete el crimen lessae, así se llame.
Que aquella majestad que en hermosura
10 tenéis, ¡oh reina!, de uno al otro polo,
de cualquier que no os ama es ofendida,

268
SILVA DE POESÍA

ytW es;·usto yo sea el traidor solo


l
· de cuantos alcanzaron a ventura
de ver vuestra beldad esclarecida.

41
EPÍSTOLA A SU CATALINA

Ya tengo el escribir por sin provecho,


cruel señora, y el representarte
la fe y amor de mi encendido pecho,
que pues tanta afición no ha sido parte
para en tu voluntad hacerme alguna,
5
morir será mejor que no enfadarte.
y si esconde su luz mi clara luna
al corazón que en cárcel tenebrosa
padece y de mis ansias se importuna,
10 ¿qué presta repetir la congojosa
vida que por ti vivo o por ti muero,
que a ti no se te da por ello cosa?
Tiempo fue que esperé, mas ya no espero
en ti piedad, que siempre estás más dura
15 y más lejos de todo lo que quiero.
Nunca llegó a tal puesto mi ventura
que un punto tu querer a mí inclinase
ni reparases en mi desventura.
¡Oh si tu pensamiento se encontrase
20
con mi perfecto amor y mi firmeza
Y de ello como es justo se agradase!
Mas no dará lugar ya tu esquiveza
a hecho que resulte en favor mío,
que parece lo tienes por grandeza.

269
EUGENIO DE SALAZAR

25 Y siendo contra mí tu poderío


tan poderoso, no sé qué honor ganas
en dar a mis cuidados tal desvío.
¿Qué piensas ya de mí si no te humanas
con este tu leal y firme amante
30 tan rendido a tus gracias soberanas?,
80v ¿por qué tanta constancia con constante
desamor pagas, cruda, a quien te adora,
al que jamás tendrá otro amor delante?,
¿por qué gustas de ser cruel sefiora
35 de un siervo tan fiel a tu servicio,
pues la crueldad a la beldad desdora?
Mira que hago puro sacrificio
de aqueste corazón que siempre ofrezco
a tu precioso ser sin artificio
40 y mira bien lo que por ti padezco:
no hagas poco caso de mí y de ello,
aunque nombre de tuyo no merezco.
Mas no puedo dejar de siempre sello
ni mi corazórt puede no ser tuyo
45 estando tan sellado con tu sello.
Por irme a ti de mí me aparto y huyo
y tú de mí cantina vas huyendo:
¿qué será triste de mi ser sin cuyo?
Ni tú me quieres ni yo a mí; ni entiendo
so por cuál camino hallaré el remedio
que no sé sino amar y amar muriendo.
Y así un morir habrá de ser el medio
que ponga dulce fin a los dolores
y amargas muertes que me traen en medio.

270
SILVA DE POESÍA

Si un firme amor con tantos disfavores


se tiene de pagar, ¿para qué es vida?
Mal se paga el amor con desamores.
Si por ser tanto tú de mí querida
merezco me aborrezcas, así sea;
sea tu voluntad en mí cumplida.
60
Nunca permita amor que yo me vea
un corto día, ni hora, ni un momento
sin que dolor y pena me posea.
Nunca su oficio olvide mi tormento
65 que poco es yo esté siempre en triste pena
por tal beldad y tal merecimiento.
Siempre me apriete la cruel cadena
de tu excelente gracia tanto amada
que fuera de ella no hay morada buena.
7o Mas mira bien que ser desapiadada
es nota en tu nobleza muy culpable
que de la ingratitud Dios no se agrada.
¿Por qué a este amante triste y miserable
aborreces, Señora, porque te ama?
75 ¿Ha de ser tu dureza inexorable?
No gustes de tener contraria fama
de desagradecida y no decente,
al ser de noble y bien compuesta dama.
Mira que ser piadosa, ser clemente,
so no es propiedad de viles corazones
sino de noble, clara y alta gente.
De tu beldad y gracia doy pregones,
señora, dondequiera que me hallo,
que estos son mis contentos y blasones.

271
EUGENIO DE SALAZAR

85 Tu crueldad, aunque me aflige, callo:


nunca permita Dios que por mí pierdas
aunque la vida cueste este callallo.
¿Por qué de un siervo tuyo no te acuerdas
que en solo te amar piensa y en servirte?,
90 ¿por qué de tanto olvido no recuerdas?,
¿por qué no ha de moverte y persuadirte?,
¿por qué no ha de cavar y enternecerte
tal fe y amor?, ¿por qué no ha de rendirte?
¡Ay, vida mía!, gustas de mi muerte
95 y muera yo mil muertes pues lo quieres,
que mi vivir consiste en complacerte.
Blv Y pues siempre querré lo que quisieres,
quiere tú alguna vez lo que yo quiera,
que ganarás honor si te vencieres.
100 ¿Quién sirve a dama que piedad no espera
sino yo, triste, que porque amo tanto
soy en tu voluntad cual si no fuera?
Si creer me quisieses cuánto y cuánto
por ti padezco y qué tormentos paso,
105 causarte hía pena y doloroso espanto. 1

Mas es mi triste hado tan escaso


que permitir no quiere que tú creas
mis ansias y congojas y traspaso.
Y lo que ves no quiere que lo veas
110 ni lo que entiendes quiere que lo entiendas
ni siendo grata quiere que lo seas.
Duélete, alta señora, de las prendas
de esta alma y corazón que en mí posees;
no sueltes al rigor entrambas riendas.

272
SILVA DE POESÍA

Si no rne crees a mí, cree a lo que ves


¡J5 pues todo es fe y congojas y amor puro
y en esta �rente escrito me lo lees.
•1Oh quién viviera del rigor seguro
de aquesa tan cruel condición tuya
con que me apuras tanto y yo me apuro!,
120
1•q
uién renunciase ya la vida suya
si con ella, señora, te molesto!
Mas no sé del vivir por dónde huya,
que cuanto para amarte soy muy presto
125
y soy para servirte presuroso
para el morir soy tardo y no me apresto
0 porque sin mandarlo tú no oso
o porque no carezcan estos ojos
de ver tu gracia y gesto tan hermoso.

slr 130 Las manos tienes llenas de despojos


de aqueste corazón que sujetaste
y tiénesle entre espinas y entre abrojos.
Sano y con libertad le cautivaste,
ahora tu dureza le atormenta:
135 a tu beldad suplico que ya baste.
No sé cómo no tienes por afrenta
que cosa tuya viva sin consuelo
ni esta partida pongas a tu cuenta.
¿Por qué me traes, ingrata, por el suelo
140 y tan menospreciado y abatido,
tan lleno de dolor y desconsuelo?
Que, aunque a tu merecer yo no he acudido,
en el servicio ves que el amor llega
a todo aquello que es a ti debido.

273
EUGENIO DE SALAZAR

145 Mi alma deslumbrada traes y ciega


con los lumbrosos rayos de tu vista
que a sí niega por ti y muy bien se niega.
¡Oh si acabases su mortal conquista
y la del corazón que tal padece
150 por no querer borrarse de tu lista!,
porque morir por dama que merece
que todo amante su estandarte siga,
eso es lo que, señora, me engrandece
y eso pretendo yo de mí se diga.

42
82v SONETO

Sacome vuestro amor de mi sosiego,


prendió mi libertad y mi contento,
turbó mi quietud y entendimiento
y de hombre que bien vía me hizo ciego.
5 Hielo en mí hace al encendido fuego,
pesado y grave lo que lleva el viento,
que sea gloria en mí un mortal tormento,
todas mis veras vuelve en burlas y juego.
Conviérteme el esfuerzo en un rendirme,
10 lo que tenía por mucho vuelve en nada
y, a veces, en aliento mi flaqueza.
¿Qué no hará afición si es confirmada?,
¿ qué no podr4 un amor perfecto y firme
si no es enternecer vuestra dureza?

274
SILVA DE POESÍA

43
CANCIÓNII

Si ser agradecida
merece una fe firme en el amante
y en mucho ser tenida
una amorosa voluntad constante,
·por qué no se agradece
5
!1 corazón que en fe y amor más crece?
Conozco que el amaros,
señora, a vuestro ser es tan debido
que no hay por qué culparos
aunque por vos no sea agradecido;
mas ¿cuál pecho hay tan duro
que no le mueva un ay de un amor puro?
Y si en amaros uso
de algún atrevimiento que no deba,
15 no me tengáis confuso,
que justo es perdonarme aunque me atreva:
que el que a os amar se atreve
contra sí hace y hace lo que debe.
&3v Si vuestra hermosura
20 tan rara y vuestro gran merecimiento
tanto mi alma apura
que es fuerza usar de aqueste atrevimiento,
esto me sea desculpa
que al que es forzado no se imputa culpa.
25 Y no esquivéis señora
aceptar por morada un limpio pecho
adonde un amor mora
tan sin igual, tan fuerte y tan estrecho
cual para vos conviene,
30
porque es sin par con la que par no tiene.
Mas si queréis que quiera
forzarme a no quereros como os quiero,

275
EUGENIO DE SALAZAR

forzoso es que yo muera


pues mi querer no acabará primero
35 ni es justo Amor permita
que viva el que de vos su afición quita.
Toca a la puerta del cerrado pecho,
canción, y si no fueres
digna de entrar allá no desesperes.

44
84r SONETO

Maravillado estaba Amor un día


y un no sé qué en el pecho le escarbaba
oyendo de una dama que ensalzaba
el mundo por la flor de gallardía.
s Ansioso estaba porque no la vía,
romper su ciega venda deseaba,
por todas partes por la oír andaba
y en todas partes loores de ella oía.
Y ya determinado de miralla
10 (pluguiera a Dios porque el cruel muriera),
su madre a él se vino muy ansiosa:
No quieras morir, hijo, y que yo muera,
dijo; tu venda no has de desatalla
que no te cumple ver tan linda cosa.

45
SONETO

En gran cuidado está el Amor metido,


en cuentos su persona y su potencia
por una flor la cual para excelencia
de beldad ha natura pmducido.

276
SILVA DE POESÍA

Yo nunca entré, decfa, por oído


5 y esta se me en�ra tan si :�iste�cia
que si al remedio falta dtl1genc1a,
ella será Cupído de Cupido.
Miralla no oso por no ver mi muerte,
tiralla menos porque mucho temo
10
se vuelvan contra mí mis pasadores.
1·Ay
me, si ha de ponerme en tanto extremo
que no me baste ser un dios tan fuerte
y de mí vengue a tantos amadores!

46
SONETO
84v
Al cielo, hijo, ya nos recojamos,
decía la alta Venus a Cupido,
que a nuestro nombre cubre ya el olvido,
ya por demás por este mundo andamos;
5 que si en la rica Europa ahora entramos
nuestro valor sería escarnecido
por una Catalina que ha subido
adonde yo ni tú jamás llegamos.
Con sola su palabra hiere y prende,
10 de dulce muerte mata a los que mira,
de su lindeza no hay quien se defienda.
Con cada mano cinco flechas tira
de cada tiro y su bel aire enciende:
huyamos, hijo, no nos mate o prenda.

277
EUGENIO DE SALAZAR

47
SONETO

De gracias y virtudes una idea


quiso criar Natura poderosa
y dijo: Porque sea más hermosa,
la Catalina de la España sea
5 en cuya vista el mundo se recrea
y es dama tan afable y tan graciosa
que aqueste don y aun otra mayor cosa
en su merecimiento bien se emplea.
Con ella repartió su bien el cielo,
10 en ella puse todas mis riquezas,
que le parecen más que azul con oro,
y pues ella es la mina de lindezas,
yo determino sea acá en el suelo
de gracias y virtudes el tesoro.

48
85r SONETO

Escribe, escribe, Amor me dijo un día


que su voluntad última ordenaba;
escribe lo que el mundo no pensaba
y mucho a mi descargo convenía:
5 que a la alta Catalina, diosa mía,
le usurpé cuanto poder yo usaba;
suyo es el arco y flechas y la aljaba
con que a mi mando el orbe sometía.
Mando sus prendas se le restituyan
10 y porque mi conciencia está agravada
en las haber usado con crueza,

278
SILVA DE POESÍA

la encargo mucho y dejo amonestada


que use de ellas como no destruyan
el mundo y se conserve su grandeza.

49
SONETO

Caer podrá a la tierra el firmamento


de allá de su espaciosa y fija altura,
mas no caerá la firme afición pura
que tengo puesta en tu merecimiento.

5 Podrán mudarse desde su cimiento


los grandes montes que crío natura,
mas no se mudará de tu hermosura
mi amor ni dejará tan alto asiento.
El encerrado mar salir afuera
10 de la raya podrá que le fue puesta,
mas no de tu beldad mi querer fuerte.
¿ Y tal amor y tal fe como aquesta
me pagas con dureza tan entera
y desamor tan firme? ¡Ay dura suerte!

50
85v SONETO

Un solo bien me ha hecho el dios de amores


después que me metió en cruel cadena,
que de la boca de dulzura llena
en sueños dio a la mía mil dulzores.
5 Si así fuesen soñados mis dolores
y mis tormentos, fuese en hora buena,
compensaría la gloria con la pena
y así se quietarían los humores.

279
EUGENIO DE SALAZAR

Mas, ¡ay de mí!, que los favores sueño


10 y el disfavor me toma muy despierto
y así está mi alegría en triste empeño.
Empero aunque esto sea así tan cierto,
vuestrosfavores deben ser preciados
aunque) señora mía, sean soñados.

51
SONETO

Hízome Amor de quien no quiere verme


y de mi sombra huye y se retira
y no me hizo de la que me mira.
Si Amor me agravia, ¿quién ha de valerme?
s Con flecha de oro quiso a mí romperme,
con la de plomo a mi enemiga tira,
y trueca el freno entre la que suspira
y la que ha dado en siempre aborrecerme.
No sé qué prendas, no sé qué intereses
10 sacas, Amor, de aquestos desconciertos,
de estas contrariedades y reveses,
sino traer a tus vasallos muertos.
¡Ay ciego Amor, que si un poquito vieses
enmendarías quizá los tiros tuertos!

52
86r SONETO

Dentro en mí tengo lo que busco fuera,


dentro en mí siento el bien que mal me hace,
dentro en mí el desplacer que tanto place,
dentro la vida para que más muera.

280
SILVA DE POESÍA

a,
Dentro una dura suavidad y enter
5 ella beldad que me deshace
dentro aqu
y dentro lo que al alma satisface
y al alma aflige no sé en qué manera.
y si lo busco Juera es porque atino
a hallar gloria humana sin desgusto,
10
mas hallo que es engaño y desatino.
y cuando en el amor es todo gusto
nunca se gusta de aquel gusto fino
que causan penas del amor injusto.

53
SONETO

Tienes licencia tú, mosca importuna, Una mosca que


de dar mil besos en aquella cara estaba picando en el
cuya beldad me cuesta a mí tan cara rostro a su Catalina.

y a ti no te ha costado cosa alguna.


s Tienes licencia de morder la luna
que es más que la del cielo linda y clara
y dar bocados en la boca rara
de que mi boca siempre estuvo ayuna.
Y la hermosa mano vencedora
10 cobarde contra ti tan solamente
te amaga sin herirte ni ofenderte
y a mí, triste, lastima fuertemente,
a mí me hiere y mata a cualquier hora.
Trueca conmigo, ¡oh mosca!, ya tu suerte.

281
EUGENIO DE SALAZAR

54
86v SONETO

Jugáis, señora, al ajedrez conmigo.


Ganástesme en entrando los peones,
que son los pensamientos y razones
que en vuestro merecer yo fundo y sigo;
5 Ganástesme el arfil, mi caro amigo,
que es mi voluntad propia, y en prisiones
al roque corazón dais mil pasiones
y al alma, que es la dama y buen testigo;
al rey, que es este ser, dais jaque y mate
10 teniéndole de piezas rodeado,
que son las gracias que en vos veo y hallo.
Sola una pieza no me habéis llevado
ni la queréis al trueque ni al rescate,
pues no es la menos buena aunque la callo.

55
89r CANCIÓN BALLATA III

Para cualquier oído delicado


que al dulce son se inclina
lindo y suave nombre es Catalina.

I
La consonancia de una voz subida
5 y arpa bien tocada
despierta al buen oído y le convida
a ser de él escuchada,
así cualquiera parte pronunciada
del nombre en quien se afina
10 toda dulzura y gracia peregrina.

282
SILVA DE POESÍA

11
En lindo abril la dulce Filomena
sobre bel ramo estando,
su corto cuello y alta cantilena
al cielo levantando,
¡5 por olvidar su pena está cantando
con armonía divina
el bello nombre al hora matutina.

III
Cuando el sonido claro y los acentos
del dulce nombre hieren,
89V 20 el aire delicado y frescos vientos
gran suavidad adquieren
y dulce son harán por donde fueren
con furia repentina
hiriendo hora en el cedro, hora en la encina.

IIII
25 Penetra el son de nombre tan suave
el más duro costado;
él abre el fuerte corazón sin llave
solo con ser mentado;
dentro en mi alma está siempre encerrado
30 y hecho viva espina
contra la cual no basta arma acerina.

V
Su consonancia alegra mis sentidos
y tanto los levanta
que en verse ya de puntos tan subidos
35 su altura los espanta.
¡Oh, quién gozase son de gracia tanta
desde qu� sol declina
hasta que en círculo alto más se empina!

283
.,....

EUGENIO DE SALAZAR

VI
El dulce nombre pone gran gobierno
40 en el corazón mío,
90r en él templa la furia del invierno
y del ferviente estío.
Cuando de pena triste desvarío
y el mal me desatina,
45 en solo oírle hallo medicina.

VII
Cuando fatigas y ansias sin remedio
muy mucho me apretaren
y como en ellas se haya de dar medio,
las gentes no alcanzaren,
50 remediarme han si a voces pronunciaren
junto a mi oreja indina
el dulce nombre de mi Catalina.

56
90v SONETO

El jabalí que en monte fue herido


estando de su daño descuidado
allí revuelve y arremete airado
a do de la ballesta oyó el chasquido.
5 Así, cuando oyo el nombre esclarecido
que el corazón y el alma me ha pasado,
revuelvo y voy no poco alborozado
al tino del suavísimo sonido.
Bendita lengua que así pronunciaste
10 acentos de sonada tan divina
aunque con ellos tanto me heriste.

284
SILVA DE POESÍA

Bendita boca por la cual saliste,


benditas las orejas do llegaste,
¡oh dulce nombre de mi Catalina!

57

SONETO

Si disparates llamas mis razones


porque en loor de sola ti se emplean
y porque alguna vez mostrar desean
mi congojosas ansias y pasiones,
s por cierto yo no sé, aunque me perdones,
palabras concertadas cuáles sean,
ni sé callando cómo damas crean
lo que padecen tristes corazones.
Si hablo es por decir que hermosura
10 en ti, y cualquiera gracia, se engrandece
y por te suplicar que no me mates.
Y, así, en decir aquesto no parece
que hablo o desvarío con locura;
¿Por qué dices que digo disparates?

58
91r SONETO

Ya, dama, estáis muy hecha a mis fieros. Dijo su Catalina un día
No los teméis ni de ellos se os da nada que deseaba le diesen
ni os persuadís que podéis ver llegada doscientos azotes por
justicia y este dicho dio
la hora en que yo quiera no quereros. ocasión a este soneto.
s Tenéis por cierto que con solo veros
mi alma ha de estar siempre encadenada.
No estéis de mí ni vos tan con.fiada
que puede Amor la suerte revolveros.

285
EUGENIO DE SALAZAR

Que el que se muere por quien le desama


10 y el que ama tanto a la que le aborrece
y en el olvido trae sus pensamientos,
mayor castigo y más pena merece
que vos le deseáis. Ingrata dama,
pocos son mil, nonada son doscientos.

59
91v SONETO

¿Adónde estás, oh corazón de aquella Respondiole una vez su


que el mío tiene en cautiverio eterno? Catalina que no tenía
corazón, que se le había
Bien sé que no estarás en el infierno perdido o se le había huido y
que allá no luce celestial estrella. no le hallaba, y esta respuesta
dio causa a los dos sonetos
5 Ni creo estás adonde una alma bella siguientes.
se purifica para el bien superno
y todo corazón se pone tierno
que no quies tu dureza enternecella.
Pues no estarás en la suprema esfera
10 do el desamor jamás será admitido
y la piedad arbola su bandera.
Dentro en mí corazón has parecido:
¡ojalá el mío así se me perdiera
y pareciera dentro en ti escondido!

60
SONETO

En mí estáis vos y cuanto en vos florece.


Yo tengo el corazón que habéis perdido:
dentro en vos misma y dentro en mí metido,
dentro de esta alma que por vos padece.

286
SILVA DE POESÍA

5 Y aunque os parezca, Amor, que no parece


y que del bello pecho se ha huido,
no le tengáis, señora, por perdido
que no se pierde el bien que a otro enriquece .
Verdad es que está duro y tal le siento
que mis entrañas rompe este diamante,
aunque para mí es gloria este tormento.
Mas para vos no sé si es bien sonante
tomar tal corazón por instrumento
para acabar al más leal amante.

61
92r CANCIÓNIIII

Si dije, ¡ay triste!, yo jamás tal cosa,


jamás mi pena vea yo acabada; Una dama dijo a su Catalina
que decía el autor que ya no
si dije tal, no vea mitigada la amaba y que quería más
jamás mi angustia y ansia congojosa; a otra, por lo cual ella con
5 si dije tal, siempre más rigurosa desdén le daba a entender
dársele poco por ello.
y más endurecida
vea a la que es mi vida
y si posible fuere, más hermosa.
Si dije tal, cual lengua criminosa,
10 blasfema, sea la mía ajusticiada;
si dije tal, jamás sea escuchada
mi voz de los oídos de mi diosa;
si dije tal, mi voluntad ansiosa
nunca yo vea cumplida;
15 ni halle yo salida
en culpa tan atroz y vergonzosa.
Si dije tal, mi vista desterrada
sea de aquella vista esclarecida;
si dije tal, no hallen acogida

287
EUGENIO DE SALAZAR

20 mis ruegos en el pecho de mi amada;


si dije tal, no se vea consolada,
contenta ni gozosa
esta alma deseosa,
mas siempre en triste olvido sepultada.
92v 25 Si dije tal, mi alma vea yo echada
luego del alto cedro a do se anida;
si dije tal, aquella empedernida
condición no la vea yo ablandada;
si dije tal, no vea mejorada
30 mi suerte ,trabajosa
y ella esté desdeñosa
de mí y de mis cuidados enfadada.
Mas si no dije tal, favorecida
sea esta mi afición tan fervorosa
35 y si, por mi desgracia, ya es odiosa,
sea a lo menos de mi amor creída
porque no sea tan grande la caída
y quede descargada
esta alma aficionada
40 a su querer tan llana y tan rendida.
Jamás palabra tal ha sido oída
por dan1a y si lo dice es mentirosa,
que contra injuria que es tan injuriosa
no es esta razón descomedida.
45 Ni hubo ni hay ni habrá otra tan querida
ni tan apoderada
en mí, aunque más airada
se muestre contra mí y embravecida.
93r Por mis potencias siendo obedecida
so y por reina jurada
¿cree que es de mí negada
la que no fue jamás de mí ofendida?

288
SILVA DE POESÍA

62
SONETO

¿ Yo dije tal?¿Estaba yo privado


de mi juicio y de mi entendimiento?
¿ Yo dije tal?¿Perdí el conocimiento
de tantas gracias como Dios te ha dado?
s ¿ Yo dije tal?¿tan inconsiderado
soy que no veo tu merecimiento?
¿Yo dije tal? Ni por mi pensamiento
pasó concepto tan desatinado.
¿Cómo decir tal pude, ¡oh Catalina!,
10 si he de ser tuyo hasta el postrer día?
¿No quies creer que yo a ti sola quiero?
¿Cuál renegado corazón podría
negar una beldad tan peregrina?
¡Ay, crees lo falso y no lo verdadero!

63
93v SONETO

Creer o no creer, si bien se acierta,


procede del experto entendimiento
de un especular con peso y tiento
y consideración viva y despierta.
s Vos, dama, que a mis muertes estáis muerta,
ciega, sorda y dormida a mi tormento,
erráis en el creer cualquier momento
y estáis en lo más cierto más incierta.
Y si vuestra beldad y gracia viésedes
10 y vuestro merecer considerásedes,
sin duda que mi grande amor creyésedes.

289
EUGENIO D� SALAZAR

Sin duda que vos de él jamás dudásedes;


sin duda que mentiras n.o admitiésedes,
y que a este amante vuestro mucho amásedes.

64
94r CANCIÓN V

Varias y lindas flores,


suaves, frescas rosas,
galanas hierbas que adornáis el suelo
y de varios colores
5 libreas dais hermosas
a cuantos campos cubre el largo cielo,
¡ay me, cuánto consuelo
me diera ver ahora
en este lindo llano
10 la delicada mano
que el corazón me aprieta a cualquier hora,
de vosotras cogiendo
cabello, frente y seno floreciendo!
Vos, árboles, que estáis
15 de frutos diferentes
y verde hoja ahora tan cargados
y dulce sombra dais
en las siestas ardientes
a aquestos ricos campos esmaltados,
20 ¡ay, cuánto mis cuidados
y penas se aflojaran
si a la gentil persona
de las lindas corona
vuestros sombríos ramos cobijaran,
25 mi rostro en su regazo
cubierto a ratos con su bello brazo!
94v Y en ti que en limpia arena
los guijos vas bañando,
¡oh agua dulce y fresca y cristalina!,

290
SILVA DE POESÍA

30 y sin alguna pena


pasas hora encontrando
la blanda flor, hora la dura espina,
¡ay, si mi Catalina
sus lindos pies metiera
35 y en ti se los lavara
y en tu corriente clara
su beldad y blancura se extendiera:
cuánto de mejor gana
los viera yo que Acteón los de Diana!
40 Aire suave y sereno
que con cuerpo invisible
esta florida estancia llena tienes
y tú estás también lleno
del olor apacible
45 que de las flores de ella en ti retienes,
¡ay, cuán mayores bienes
y claridad tuvieras
si el gentil cuerpo y gesto
y ser grave y honesto
50 de mi esperanza y dulce amor ciñeras
y por ti se esparcieran
los rayos que sus ojos producieran!
95r Sutil y presto viento
que con vuelo agradable
55 de planta en planta vas y rama en rama
y con tu movimiento
aqueste olor amable
de las flores y rosas se derrama,
¡ay, si a la que más ama
60 mi corazón ansioso
entre estas plantas raras
blandamente aventaras
aquel cabello de oro tan lustroso
con que da al alma mía
65 más de mil fuertes ñudos cada día!

291
EUGENIO DE SALAZAR

Lozanas y polidas
aves de amores llenas
que, yendo por el aire mansamente
o en árboles mecidas,
70 con vuestras cantilenas
hacéis un son suave y excelente,
¡ay, cuánto mi alma siente
que esté de vuestro canto
lejos el vivo oído
75 y singular sentido
de quien sobre mí tiene poder tanto,
que a estar aquí mi estrella
gozara ella de oíros, yo de vella!
95v Parte de esta verdura,
80 canción, y ve a do posa
la que llamarán diosa
gentiles de la gracia y hermosura,
y di que si no muero,
es porque verla o tierna o dura espero;

65
SONETO

Llevome por un paso la ventura Pasando por una calle


donde ofreció una suerte venturosa vio a su Catalina en una
a mis indignos ojos por gran cosa, ventana y ella se retiró.
mas ¿qué vale ventura si no dura?
5 Que luego me escondió su hermosura
quien me miró con vista venenosa,
mas tengo mi desgracia por graciosa
porque al amor el disfavor le apura.
Y ya he propuesto puramente amaros:
10 no será otro mi fin ni mi deseo
aunque ha de ser sin fin el desearos;

292
SILVA DE POESÍA

mas pues que todo en vuestro amor me empleo,


no me privéis, amor, de este miraros
pues cuando os miro el cielo abierto veo.

66

96r SONETO

Mano preciosa, rica y excelente


que a aquella nieve que es más blanca y pura
prestar podrías celestial blancura
y rico esmalte al sol resplandeciente.
s Pareces tras el manto transparente
reliquia de la diosa de hermosura.
Tienes tanto poder que la ventura
y el poderoso Amor te es obediente.
Cuando recoges el delgado manto,
10 cuando conciertas el gentil vestido
de mí señora y el galán cabello,
tu hermosura y gracia causa olvido
de sí a los que lo ven. ¡Ay cuánto y cuánto
cuesta a mi corazón mis ojos vello!

67
SONETO

Resplandeciente sol del alma mía, Este epigrama y el siguiente


sol que esta tierra tienes alumbrada, le mandó su Catalina hiciese
a una dama muy amiga
sol cuya clara luz está encerrada
suya que tenía el apellido de
dentro en mi corazón la noche y día; Villafuerte y comúnmente la
5
llamaban el sol porque era
sol vivo en cuyo fuego arder querría muy blanca y rubia.
eternamente mi alma enamorada,
sol que mí corazón te dio morada
en el mejor lugar que en él había;

293


EUGENIO DE SALAZAR

sol de virtudes, sol de hermosura,


10 sol de merecimiento y de grandeza,
sol de valor, de aviso y de cordura,

de gracia y gallardía y gentileza,


¡ay!, sol que con tus rayos me das muerte:
ser sol bastara sin ser sol tan fuerte.

68
96v SONETO

Fuerte es mi amor y fuerte mi deseo,


fuerte es el fuego que mi alma abrasa,
fuerte es la flecha que mi pecho pasa,
fuerte es la vista en quien mi gloria veo.
s Fuerte es el pensamiento en que me empleo,
fuerte el mirar que el corazón traspasa,
fuerte el poder que mi altiveza arrasa,
fuerte es mi bien pues yo no le poseo.
Fuerte es la hermosura de mi amada,
10 fuerte es aquel valor a quien me humillo,
fuerte es la gracia que me lleva el resto.
Fuerte es el fuerte, fuerte es el castillo,
fuerte es la villa, fuerte la morada
que conquistar me cumple o morir presto.

69
SONETO

En fuerte punto, bella dama, alzaste


los ojos con que tanto me heriste;
en fuerte punto yo te vi y me viste
pues sin defensa al alma te me entraste;

294
SILVA DE POESÍA

5 en fuerte punto tanto me agradaste


si no te agradas del que así venciste;
en fuerte punto tú me concediste
la vista con que en mí te apoderaste;
en fuerte punto fue tu hermosura
10 criada para mí si mi destino
la ha de poner tan dura como bella;
y en fuerte punto a tu beldad me inclino
si ha de rematarse mi ventura
en solo un buen morir de amores de ella.

70
97r SONETO

El que los ciegos llaman dios de amores


ni sé si por perderme o por tentarme
gusta de a todas horas regalarme
con penas y tormentos y dolores;
5 y si después de tantos disfavores
pudiera él mismo gloria eterna darme
bastara esta esperanza a consolarme
en mis desgustos y en mis sinsabores;
mas si no hallo en él jamás blandura
10 y si la hallo me ha de durar poco
y no me puede dar el bien que dura,
bien es salir, si puedo, poco a poco,
de este trabajo, de esta desventura
del ciego Amor do estoy tan ciego y loco.

295
EUGENIO DE SALAZAR

71
SONETO

Siempre te he sido, Amor, muy obediente,


siempre llevé en paciencia tus rigores
por eso merecí de tus favores
gozar en algún tiempo dulcemente.
s Y ahora que mi amor es más ardiente,
mis penas y tormentos muy mayores,
das rienda contra mí a tus disfavores
y me cierras tus puertas totalmente.
Y pues sirviendo yo con ley tan buena
10 haces, Amor, conmigo mal oficio
no dándome un consuelo en tanta pena,
forzado me es hacer un maleficio
que es quebrantar tu cárcel y cadena.
Yo me despido, Amor, de tu servicio.

72
98r SONETO

Hacéis donaire de mi retirada


y el tiempo, dama, os mostrará que es cierta
aunque mi llaga está tan descubierta
y yo no espero verla ya curada.
s Que muera el corazón no me doy nada,
solo pretendo el alma no esté muerta
que ya mil veces allegó a la puerta
de verse por vos sola condenada.
Y pena en esta y en esotra vida
10 no es justo que la tenga un buen amante
por dama a la piedad jamás rendida.

296
--
SILVA DE POESÍA

Y si pensáis tenerme muy constante


yo os desengaño, desagradecida,
que no ha de ser así de aquí adelante.

73
SONETO

De vuestra casa y gracia despedido


ya sirvo a Dios (bendito Dios por ello),
pero si me tiráis con un cabello
daréis conmigo a vuestros pies tendido.
s Hoy que el Señor del cielo ha padecido,
hoy que en mí obraba la memoria de ello,
un vuestro volver de ojos quitó el sello
que su sangrienta cruz me había imprimido.
Mirad que sirvo a Dios, que es muy buen amo,
10 no queráis que sea vuestro sin reparo
ni hagáis en mí suertes porque os amo.
Mirad que estoy debajo de su amparo
y si me quejo y contra vos le llamo
por aventura os costará muy caro.

74
98v SONETO

La gloria se cantaba el día santo


que al alegre domingo precedía
y el sacro velo del altar se abría
mostrando el gran sagrario y gozo tanto.
s Cuando mi diosa, levantando el manto
que su divino rostro le cubría,
mostró una imagen de la cual salía
un resplandor de admiración y espanto.

297
EUGENIO DE SALAZ.AR

Todos dijeron: Este es el lucero


10 que del divino sol que resucita
demuestra la venida y clara suerte.
Y yo dije: Este rostro es el que quita
la vida al amador más verdadero
y este es mi norte y es mi estrella fuerte.

75
SONETO

A lo que en mí voy conociendo y siento


y en esta voluntad tan oprimida,
ya mi vivir os tiene aborrecida,
mucho os desama ya mi entendimiento.
s Porque con gran razón el sentimiento
de tan penosa y congojosa vida
de tanta fe tan mal agradecida
da causa justa al aborrecimiento.
Mas ¿qué se os dará a vos, cruel señóra,
10 que este mi entendimiento os aborrezca
si el corazón os ama y os adora?
y le hará entender que aunque padezca
por vos, como él mil muertes cada un hora,
ninguna hay, sino vos, que lo merezca.

76
lOOr Mirad ojos, mirad al que heristes.
GLOSA

Ojos cuya beldad esclarecida, A los ojos de su Catalina


cuya no vista gracia al mundo espanta glosa el verso de encima.
por ser vuestra lindeza tan subida
que nunca se vio en ojos otra tanta,

298
SILVA DE POESÍA

5 mirad a un amador que está sin vida


y a vos con humildad su amor levanta.
Alegrad ojos a mis ojos tristes;
mirad ojos, mirad al que heristes.
Ojos cuyo mirar tan grave y fuerte
10 jamás perdona a lo que ve delante;
mirar que romperá un murado fuerte
y un corazón más duro que el diamante,
y da gloriosa vida y triste muerte
al más penado y más gozoso amante;
15 pues del primer encuentro me vencistes,
mirad ojos, mirad al que heristes.
Ojos que cualquier vez que alguno os mira
siente que le herís y estáis matando;
ojos de donde Amor las flechas tira
20 que le dieron del mundo el cetro y mando;
por vos mi alma y corazón suspira,
por vos mis ojos vivirán llorando;
si no os doléis del mal que me hecistes,
mirad ojos, mirad al que heristes.
100v 25 Ojos que atravesáis de medio a medio
los corazones libres de cuidados
y los ponéis en cárcel sin remedio
do viven para siempre aprisionados,
no queráis ser mi fin, antes sed medio,
30 si hay piedad en ojos tan amados;
para dar vida al que con vida hubistes,
mirad ojos, mirad al que heristes.
Ojos que a aquel que os mira dais consuelo
y tal que al corazón y al alma llega;
35 ojos que rayos sois también del cielo
con que cualquiera vista queda ciega;
ojos tan sin igual en todo el suelo
mirad a un firme amante que os lo ruega.

299
EUGENIO DE SALAZAR

Pues de su perdición la causa fuistes,


40 mirad ojos, mirad al que heristes.
Ojos divinos donde está la gloria
De esta alma que mirándoos se engrandece,
no os pido que lloréis, que tal victoria
ni yo ni todo el mundo la merece.
45 Solo deseo que tengáis memoria
para mirar a quien por vos padece
y al triste pecho que sin duelo abristes.
Mirad ojos, mirad al que heristes.

77
lOlr SONETO

Viéndome estáis y no queréis mirarme,


ojos de gracia y de crueldad cargados,
para favorecerme tan pesados
cuan prestos para herirme y acabarme.
s Contra mí os levantáis para matarme
y luego os abajáis como cansados
y tanto os descuidáis de mis cuidados
que parece cuidado de olvidarme.
Hacer el tiro en mí y luego esconderos
10 es todo vuestro gusto, ¡oh, ojos raros!,
y llevar de mi alma los despojos.
Y pues jamás yo dejaré de amaros
y tanto me ha costado y cuesta el veros,
¿por qué no me miráis ingratos ojos?

300
SILVA DE POESÍA

78
EPÍSTOLA A SU CATALINA

Si por amarte tanto me desamas,


si por quererte, ingrata, me aborreces
y gustas que me abrase en vivas llamas;
si en crueldad conmigo siempre creces
5 yendo siempre mi amor en crecimiento
por no faltar a lo que tú mereces,
¿adó piensa llegar tu duro intento?,
¿hasta matarme? No pretendes eso
porque el morir no acabe mi tormento.
10 No culpo yo a mi hado tan avieso
porque eres sobre el hado poderosa
y quieres tú que esté contino en peso.
Mi suerte desgraciada y tan penosa,
y aquesa tengo yo por favorable
15 por serte a ti agradable y tan gustosa.
Que para un corazón tan miserable
consuelo es que tú quieras que padezca
aunque es ley dura si es inderogable.
¡Oh si pluguiese a Amor que yo merezca
20 que pienses un momento en mis dolores
y a ti que tu grandeza le obedezca!
Y no le digas que es dios de amadores
y no de damas libres de su mando
por ampliar en mí tus disfavores.
25 ¡Ay, si llegase un tan dichoso cuando
te caya una centella en ese pecho
del fuego que mi alma está abrasando!

301
EUGENIO DE SALAZAR

102r ¿Por qué no cumples el debido hecho


de amar un corazón que te ama tanto
30 y vas contra el Amor y su derecho?
¿Que no pueda el Amor, pudiendo cuanto
yo sé por experiencia, conmoverte
a que de mí te duelas tanto cuanto?;
¿que siendo Dios tan temeroso y fuerte
35 no baste su poder para contigo
que no me tengas en perpetua muerte?
¡Ay, que no me aprovecha para amigo
ni para Dios me presta cosa alguna
si quiere tu querer ser mi enemigo!
40 ¿Por qué no me das luz, ¡oh clara luna!,
de mis congojas en la noche escura?
Mejora con piedad ya mi fortuna.
No convienen rigor y hermosura,
no sé qué bien consigues en guardalle
45 si no tienes por bien mi desventura,
que si para siempre has de sustentalle
haz que el triste vivir no me sustente
y que una triste muerte ya me halle
y no a cualquiera hora la creciente
so de tu rigor y crueldad terrible.
¡ay, qué mal es sentir por quien no siente!
¡Ay del que lidia con una invencible
que contra el corazón está afirmada
haciendo por romperle lo posible!;
SS que el alma mía tiene traspasada
con puntas de sus gracias y belleza
y gusta de la ver despedazada.

302
SILVA DE POESÍA

Señora, da lugar a tu nobleza


que de su natural es blanda y pía
60 no impida sus efectos tu dureza,
que pues te está rendida el alma mía,
J02V
¿de qué sirve, señora, atormentalla
con tantos disfavores cada día?
Muévete, pues es tuya, a bien tratalla
65 que por ser tuya todo lo merece.
¿Qué ganas en perdella y acaballa?
Muévate ver lo mucho que padece
por ti este tuyo, aunque la pena es gloria
en ser por ti, mas ay del que perece.
70 Y pues ocupas toda mi memoria,
¿por qué me tienes puesto en tanto olvido
pues no soy de tus siervos yo la escoria?
Aunque en ser desamado y mal querido
parece que lo soy y lo merezco,
75 desgracia del amor no agradecido.
Y pues en siempre amarte permanezco
y he de permanecer siempre en servirte,
¿por qué en tu gracia siempre desmerezco?
Mi alma y corazón han de seguirte
80 en todo lo que fuera de tu gusto
que aunque me mates no hay contradecirte.
Y sea duro y fuerte y muy injusto
lo que, señora, tú de mí ordenares
que siempre he de tenerlo por muy justo.
85 De aquello solo gusto que gustares,
que uses de mí conforme a tu albedrío,
que el gusto tengo hecho a mil pesares.

303
EUGENIO DE SALAZAR

Y es gusto para mí tu pecho frío


pues gustas tú conmigo esté de hielo
90 siendo un volcán de amor el pecho mío.
Mas, ¡ay de mí!, que todo mi consuelo
pende de ti, que siempre me le niegas
siendo tú y la piedad prendas del cielo.
103r Hasta matarme por momentos llegas,
95 ¡ojalá ya acabases de acabarme!,
que porque me está bien me lo deniegas.
Mas de cualquiera modo que tratarme
quieras lo ha de querer el que te adora
y nadie sino tú me oirá quejarme
100 pues soy tu siervo yo y tú mi señora.

79
104r SONETO

Si con razón se teme el caballero Yendo el autor a vistas de su


que quiere entrar con otro en la batalla, doña Catalina Carrillo para
efeto de se casar con ella.
aunque cubierto va de fina malla
y con arnés de duro y limpio acero,
5 ¿qué haré yo que tal batalla espero
sin arma alguna para sustentalla
con una Palas de la cual se halla
que hiere al alma sin romper el cuero?
No sé en qué parará esta mi osadía
10 que, si vencido y desdeñado salgo,
al punto son mis días acabados.
Mas quiero en tal peligro ver qué valgo,
quiero tentar hoy la ventura mía
que la fortuna ayuda a los osados.

304
SILVA DE POESÍA

80
SONETO

Trescientos y once lustros acabados Declara el año, mes y día


de su matrimonio con su
del otro el segundo año ya corría doña Catalina Carrillo,
después que la purísima María que fue 9 de mayo de 1557.
parió a Jesús, remedio de pecados.
5 Y floreciendo mayo por los prados
de su camino andaba el nono día
cuando la dulce Catalina mía
su sí me dio, dejando a mil penados.
¡Oh cuántos grande envidia me tuvieron
10 al punto que alcancé don tan precioso
y aun hoy me envidian tan dichosa suerte!
¡ Y cuántos hoy carecen de reposo
por solo aquesto y dicen y dijeron
que el sí que me dio vida les dio muerte!

81
104v SONETO

Ya hizo Amor de mí lo que quería, Después de desposado.


y aun lo que yo con gana he deseado,
que fue entregarme a un ser tan acabado
que haga dulce el mal y pena mía.
5 Tengo entendido que el Amor podía
dejar de ser conmigo tan mirado
y pues lo ha sido, déjame obligado
a le servir y no cansarme un día.
Que pues a ti me ha dado por señora,
10 que lo mereces ser de todo el mundo
por tu valor, beldad y gentileza,

305

-
EUGENIO DE SALAZAR

muy bien mi amor y mi servicio fundo


y si dejase de servirte un hora,
creería que cometo gran vileza.

82
SONETO

Si quieres, cruda esposa, que yo muera,


acaba ya espaciosa de matarme
que si ya tu acabases de acabarme,
mi mal muriendo acabaría siquiera.
s Y si quies dar remedio a quien no espera
alguno en ti, tiempo es de remediarme.
Acierta ya, si quieres, a curarme
pues en herirme fuiste tan certera.
¿Qué ganarías, di, en matar un hombre
10 que a tanto bien tú puedes levantalle
y, sobre cuantos hay, te quiere y ama?,
¿qué perderás, dime, en remedialle
sino ganar un excelente nombre
de blanda y piadosa y grata dama?

83
105r SONETO

Polido, lozanico, amado guante


de cinco rubíes funda preciosa,
extremos de la mano tan hermosa
que el corazón me aprieta en todo instante;
s siempre quisiera verte aquí delante
para gozar la gloria gloriosa
de ver en mi poder alguna cosa
de quien me hace ser penado amante.

306
SILVA DE POESÍA

Mas ya no quiero guante detenerte


que no es razón esté desenfundada
10
joya de valor tanto y tanta estima.
Vete a enfundar la mano delicada
que puede venturoso y más hacerte
y a mí, cuitado, sin piedad lastima.

84
SONETO

Dulces ciruelas, peras olorosas A unas ciruelas y unas peras


que le envió su Catalina
que para mi regalo y mi consuelo estando enfermo en cama.
sois enviadas por el sol del suelo
y por sus manos blancas generosas.
s En veros me alegráis, frutas hermosas,
y dais conhorte al corazón si os huelo;
si os toco, ahuyentáis mi desconsuelo;
si os gusto, medicinas sois preciosas.
El mal accidental que desbarata
10 mi cuerpo y mi salud muy fácilmente,
le alanzaréis de todo mi sujeto,
mas no podréis curarme ciertamente
del fuerte mal que al corazón maltrata
que no os envían para aquese efeto.

85
105v SONETO

Lustrosa y blanda cinta colorada A una cinta colorada y


que la cabeza linda rodeaste unos cabellos muy rubios
que le dio su Catalina.
y aquel cabello de oro ya trenzaste
con que mi alma siempre está ligada.

307
"r'
EUGENIO DE SALAZAR

s Dulce alegría en ti me es figurada


si el oro fino o cinta que ligaste
no me amenaza, que ha de dar al traste
mi corazón por suerte desastrada.
Bien puede el padecer en mí, que muero;
10 bien puede Amor, si quiere, usar conmigo
de ingratitud, dureza y tiranía.
Cinta y cabellos, mas aquesto os digo,
que no caerá este amor tan verdadero
que tengo a la señora vuestra y mía.

86
SONETO

Agua suave, limpia y olorosa A cierta agua de olor


del rostro de la luna destilada, que le envió su Catalina,
a mis indignas manos entregada
para extinguir mi llama congojosa.
s Nunca yo haga tan errada cosa
que gaste gota de agua tan preciada,
aunque se abrase mi alma congojada,
y no repose, como no reposa;
que pues veniste para mi consuelo
10 nacida y derivada de tal parte
quizá desterrarás mi desconsuelo
y así estoy resoluto en no gastarte
sino guardarte bien, licor del cielo,
y con el de mis ojos aumentarte.

308
SILVA DE POESÍA

87
SEXTINA DOBLE
¡09f
Cuando se muestra en el sereno cielo
alegre y clara la hermosa luna,
el resplandor de sus hermosos ojos
y el claro lustre de su clara frente
5 destierran las tinieblas de la noche
y llenan de alegría el mar y tierra.
Cuando a mi vista triste está la tierra,
nublado y negro le parece el cielo
y todo se le hace escura noche
10 si veo delante mi serena luna
y la alegría de su alegre frente,
todo se alegra entonces en mis ojos
Pues si los rayos de los claros ojos
que hoy alumbran la española tierra
15 y aquella blanca, limpia y lisa frente
que en su serenidad excede al cielo
se vuelve a mí, no hay sol, no digo luna,
que vuelva en día así mi triste noche.
Aquella es para mí la larga noche
20 que no se enjugan mis llorosos ojos
ni ven la claridad de la alta luna
ni hallo lugar bueno en mar ni tierra,
cuando no siento la que me dio el cielo
a par de mí ni beso su alba frente.
25 Es tabla del amor aquella frente
adonde está pintado, día y noche,
cuanta beldad produce el alto cielo.
Ventanas de su madre son los ojos
de donde mira y señorea la tierra
30 y ve debajo el mundo y aun la luna.
109v A la lindeza de la linda luna
deshace el lustre de la llana frente

309
EUGENIO DE SALAZAR

que amo vivo y amaré fría tierra.


No llegue yo a tan tenebrosa noche
35 que vea cerrados mis amados ojos:
gozar de Dios los vea yo en el cielo.
De cuantas tierras ciñes, largo cielo,
de cuantas miras, encumbrada luna,
¿adónde vistes tan honestos ojos?,
40 decidme, ¿adónde tan honesta frente?
De día el mundo escudriña y de noche,
que no hallaréis otros en la tierra.
No solamente en deleitosa tierra
mas do negase su influencia el cielo
45 y donde el día fuese como noche
contento viviría con mi luna.
Daríame gozo ver su bella frente
y gran descanso sus rasgados ojos.
Si yo tuviera luz de tantos ojos
50 como aquel Argo que uno fue en la tierra,
mirar con todos ellos la ancha frente
de la mi Catalina, don del cielo,
su cuerpo y cara fresca más que luna
no me hartara el día ni la noche.
55 ¡Oh claro día!, ¡oh más que alegre noche
cuando la miran mis cautivos ojos!,
¡oh noche llena de lumbrosa luna!,
¡día que cubre de placer la tierra
cuando se muestra y va aclarando el cielo
60 cercada de oro la lustrosa frente!
llOr Escrito trae en la preciada frente
con sol legible y en cerrada noche
el bien que repartió con ella el cielo
mi dulce amor, y en sus lucientes ojos
65 se ve cualquier virtud de nuestra tierra
cual bello gesto en cristalina luna.

310
SILVA DE POESÍA,

Véala yo más alta que la luna


do del sol huelle la dorada frente
libre de los cojijos de la tierra,
70 adonde para siempre no habrá noche
y donde goce con perpetuos ojos
de ver al criador de tierra y cielo.
Como la luna alumbra desde el cielo
la negra tierra en la sombría noche
75 a mí los ojos de mi amor y frente.

JJOV AL CUERPO Y FACCIONES DE SU CATALINA LOS


QUINCE SONETOS SIGUIENTES

88

A LOS CABELLOS

Para encordar su arco, hilos tiene


Amor y cuerdas con que aprieta y ata
a los cautivos que jamás rescata
y a los que tener presos le conviene;
s y hilos que uno mil trofeos sostiene
de los amantes que él sujeta y mata;
y cuerdas de do nunca se desata
el amador que a cárcel suya viene.
De todo esto le sirven los cabellos
10 con que mi corazón está ligado
cuya rubiura al mismo sol excede,
cuya beldad y lustre es tan preciado
que se haría fácilmente de ellos
una red tal que al mismo Amor enrede.

311
EUGENIO DE SALAZAR

89
lllr ALA FRENTE

Amor un día a debujar se puso


en una tabla que extremar quería
frente serena de la luna mía
donde a pintar sus gracias se dispuso.
5 Pintó lindezas fuera de todo uso:
el arco, aljaba y flechas que traía
con tal primor que siempre que lo vía
quedaba en sí admirado y muy confuso
porque consideraba que mirada
10 frente de tanta gracia y hermosura
por hombre de buen seso y buen sentido,
a él ternía como por figura
de la beldad en ella figurada
y a ella en todo el mundo por Cupido.

90
ALOS OJOS

Dos globos hizo el hacedor del cielo


entre las obras suyas más discretas
para mostrar sus obras más secretas
a las criaturas que crio en el suelo.
5 Allí mostró por transparente velo
el sol, la luna, estrellas y planetas,
allí gracias tan altas y perfetas
que verlas pone al alma gran consuelo.
Allí la gravedad, allí el sosiego,
10 allí la honestidad más pura y fina,
allí un mirar que vence a todo el mundo.

312
SILVA DE POESÍA

¡Oh, bellos ojos de mi Catalina!,


los rayos vuestros no me hagan ciego
que en solo veros mi contento fundo.

91

JllV A LAS CEJAS Y PESTAÑAS

Las flechas y arco, Amor consideraba


que eran sus armas y podría quebrarse
el arco fuerte y flechas acabarse
según lo mucho que el tirar usaba.
s Por prevenir la falta que esperaba,
dos arcos hizo en quien quiso esmerarse
y cantidad de flechas que probarse
pudieran bien en cualquier fiera brava.
Colgolo de unos párpados y frente
10 tal cual a prendas tales convenía
y dijo de sus obras muy contento:
Con tales armas poco me sería
rendir aqueste mundo solamente,
pues son bastantes para mundos ciento.

92
LAS NARICES

En la alta torre del mayor tesoro


de hermosura y gracias más enteras,
que de alabastro tiene las aceras
y es capitel vistoso de fino oro,
s Amor, amigo de causarnos lloro,
obró con arte y gala dos troneras
por do sus flechas tira más certeras
como garrochas del tablado al toro.

313
EUGENIO DE SALAZAR

De allí Amor y su madre están mirando


10 y contra corazones libertados
muestran su ira y fuerzas soberanas.
El que los ojos tiene levantados
cierto terná el bajarlos suspirando
si los alzare a tales dos ventanas.

93
112r ALA BOCA

Un vivo rosicler obró Natura


que se viene a los ojos su viveza,
unas iguales perlas que en fineza
a las de oriente pasan y en blancura,
s unos berruecos cuya hermosura
a la beldad excede y su limpieza,
y púsolo por muestra de lindeza
a boca de una fuente de dulzura.
Allí asentó las perlas de una en una
10 y el encendido esmalte do convino
y los limpios berrecos con grande arte.
Siempre te llamaré, ¡oh Amor benino!,
pues haces que a mí, indigno, la fortuna
conceda en tal tesoro tanta parte.

94
ALA RISA

La chica y agraciada boca vuestra,


entre las raras rara Catalina,
con una risa al parecer divina
mil excelentes cosas nos demuestra.

314
SILVA DE POESÍA

5 De gracia y de lindeza fina muestra,


de perlas y rubíes rica mina,
dulce alegría, y al Amor, que afina
allí sus flechas para muerte nuestra.
Y aunque con gloria vuestra risa miro,
10 vos, reina mía, me matáis riendo
que entonces mi fuego arde más aprisa.
Y sin mí cuantos viven hoy muriendo
con la congoja y pena y el suspiro
y lloro que les causa vuestra risa.

95

112v ALA HABLA

La arpa dulce del divino Orfeo


y lira de Arión bien concertadas
con canto de Sirena acompañadas,
sonando acordes sobre el mar Egeo,
5 no llegan, por lo que oyo y lo que veo,
a aquella habla, voces acordadas,
que salen de alta gracia azucaradas
por la suave boca que deseo.
¡Oh, lengua honesta y de dulzura llena,
10 discreto razonar y bien medido,
dulces acentos, dulce consonancia!,
felice y más será aquel vivo oído
en quien vuestra dulzura y gracia suena
al triste corazón tan de importancia.

315
EUGENIO DE SALAZAR

96
ALAS OREJAS

A lafigura do no hay punto feo


por sí acompañan dos orejas tales,
tan lindas, tan polidas, tan iguales,
que se presumen hijas del aseo.
s Dos rosas son, según en ellas veo,
que crio en el rosal de los rosales
Amor y dos ramicas de las cuales
cuelga sus armas como bel trofeo.
La cara, que mis glorias causa y penas,
10 en quien mis ojos tanto se recrean
como una luna está entre dos estrellas
y estas orejas que la hermosean,
parécense a dos lunas no muy llenas
que tienen un sol claro en medio de ellas.

97
113r ALA BARBA

De hermosura un molde soberano


se puso a obrar Natura artificiosa
y diole gracia tan maravillosa
que parece divino más que humano.
s Púsole por remate muy galano
una hermosa barba y tan graciosa,
que claro muestra tan perfeta cosa
ser obra prima de divina mano.
Sentó un lunar con siete hilos de oro
10 de quien está mi corazón pendiente
y más de cien mil almas ahorcadas.

316
SILVA DE POESÍA

Hízole dos hoyicos do el tesoro


está de hermosura muy patente
y allí todas las gracias represadas.

98
AL CUELLO

La caja rica de oro y marfil hecha


con perlas y rubíes laborada
adonde está la discreción guardada
y del Amor la más aguda flecha.
s Él la asentó sobre una muy derecha
columna tan vistosa y bien sacada
que nunca de ojos fue otra tal mirada
ni hay pecho que por tierra no se le echa.
Allí una tez y lustre aventajado,
10 la limpia nieve allí de sol cubierta,
allí la fresca rosa y la azucena.
Columna que a mi alma más despierta,
a ti me vea siempre yo amarrado
y sean mis propios brazos la cadena.

99
113v A LOS PECHOS

Aquel alto escultor que en todo acierta


dos hemisferios hizo muy iguales
la gracia y la blancura de los cuales
al alma aviva, al corazón despierta.
s Y porque tal beldad no esté encubierta, ,
fijó en ellos dos nortes celestiales
que aquel que mira aquestas dos señales
de hermosura ve la playa abierta.

317
r

EUGENIO DE SALAZAR

Sentolos a una haz porque pudiese


10 gozar su vista bella la persona
a quien fortuna tanto bien hiciese
y puso en medio de ellos una zona
que el cuerpo que con ella se ciñese
podría ser que en gloria estar creyese.

100
A LAS MANOS

Viendo lo mucho que hacer tenía,


Amor, por no perderse ni cansarse,
buscaba manos ya para ayudarse
cuales tan arduo hecho requería.
s Empero, la alta Venus, que sabía
que manos era por demás buscarse
si no viniesen unas a hallarse
que ella envidiaba mucho tiempo había,
le dijo: Hijo, para tanto efeto
10 manos del cielo abajo no hay, sin duda,
fuera de aquéllas que el Eugenio canta.
Estas procura tú para tu ayuda
que con aquestas solas te prometo
podrás bien descuidarte en prisa tanta.

101
114r AL CUERPO

El que desea ver adónde mora


perfecta gentileza y hermosura
y el bel sujeto en quien mostró Natura
medida y proporción igualadora,

318
SILVA DE POESÍA

5 el cuerpo vea de mi gentil señora


ancho en el pecho, estrecho en la cintura;
note el andar, el aire, la mesura
del continente y gracia robadora;
note aquel brío, note los meneos
10 que el corazón menean y atormentan
con gravedad y gracia y gallardía.
¡Oh excelente cuerpo en quien se asientan
mis pensamientos todas y deseos,
cuerpo que es alma ya del alma mía!

102
A LO ENCUBIERTO

Si cuando París en el monte vido


desnudas ante sí las altas diosas
tenidas con razón por más hermosas
que hasta nuestros tiempos haya habido,
5 viera los miembros de marfil bruñido
y la frescura de tempranas rosas
y aquel olor de flores olorosas
de aquesta Fénix que en mi alma anido,
pudiera Venus bien prestar paciencia
10 por la manzana de oro que sin ella
mediante gran justicia se quedara,
que la aplicara Paris a mi estrella
y tengo para mí, de la sentencia
ninguna de las diosas se agraviara.

319
r
EUGENIO DE SALAZAR

103
114v CANCIÓN EN AUSENCIA VI

Cuando en el occidente
con su dorado carro se traspone
Febo y el bajo polo va alumbrando,
ausente el oriente
5 de aquella luz que gran beldad le pone,
triste su vuelta queda deseando.
Como el sol relumbrando,
hermosa esposa mía, tu figura
mi corazón alegra y clarifica,
10 pero la ausencia tuya mortifica
mi gozo y mi ventura
hasta que vuelva a ver tu hermosura.
La bella y clara luna
la tierra escura alumbra y hace clara
15 y hace parecer la noche al día;
pero si nube alguna
se antepone a su serena cara,
la luz se impide que ella nos envía.
¡Oh clara luna mía,
20 cuya serenidad de mí destierra
cualquiera escuridad de descontento!
Tinieblas de pesar me dan tormento
después que tanta tierra
entre ti y mí se puso a darme guerra.
115r 25 Cuando el lucido mayo
con su agradable vista al mundo mira,
cualquiera selva verde está y florida,
mas el fogoso rayo
que el gran patrón del cuarto cielo tira
30 la abrasa y tala viendo su partida.
El mayo es de mi vida
aquel tiempo que vivo do te veo,
en él mi alma y corazón florece;

320
SILVA DE POESÍA

pero en tu ausencia toda flor perece


35 hasta que este rodeo
se acabe y vuelva el mayo que deseo.
Por ver a sí cercano
Enone, ninfa triste y desdichada,
al que robó su alma en un instante,
40 mil voces daba en vano
desde las altas rocas la cuitada
al fugitivo, ingrato y sordo amante.
Ahora que distante
estoy del bien que tanto bien me cuesta,
45 a ti, que tan de veras quiero y amo,
¡oh alma mía!, en cualquier parte llamo
y no me das respuesta.
Di, dulce Amor, ¿ qué crueldad es esta?
1]5V El amador de Abido
50 del Helesponto se ponía a la orilla
por aliviar su llaga lastimera
con ansia conmovido
de ver la deseada lumbrecilla
de su descanso cierta mensajera.
55 Con gana verdadera,
con un amor penado y deseoso,
me salgo a los caminos por si viese
alguien que de tu parte a mí viniese
a darme algún reposo,
60 mas no hay para mí encuentro tan dichoso.
Filis, con la tardanza
de su Demofoón , mirando estaba
desde alto el mar y naves que le abrían
y Amor con esperanza,
65 en viendo algunas velas, la engañaba
creyendo a sus amores le traían.
Cien mil veces me guían
mis ansias y deseo a las alturas
y si de allí alguien veo que camina,

321
EUGENIO DE SALAZAR

70 amor me da a entender, me desatina,


que eres tú y te apresuras
por verme, mas después me hallo a escuras.
116r Cuando en el alto cielo
la luna se nos muestra clara y bella,
75 como solía a su Endimión mostrarse,
levántanse del suelo
mis ojos luego y fíjanseme en ella
tan fijos que no pueden apartarse;
y tanto allí cebarse
80 es porque amor me hace que concluya.
Levantarás los tuyos algún punto
a aquella de quien eres tú trasunto
y en la figura suya
se juntará mi vista con la tuya.
85 Al tiempo que corriendo
el occidente abajo, el gran planeta
lugar da que se muestren las estrellas,
mis ojos revolviendo
acá y allá más prestos que cometa,
90 mi vista echo a volar por medio de ellas;
y creo atino a aquellas
que pasan sobre el puesto donde moras
y digo: ¡Oh estrellas bienaventuradas
que a tan dichoso puesto sois llevadas,
95 terníades mil mejoras
si en paso tal los puntos fuesen horas!
116v ¡Ay, cuántas veces, cuántas
teniendo el grave sueño mis sentidos
te veo, vida mía, a mí cercana
100 llena de gracias tantas!
¡Oh, sueños, quién os viese ya cumplidos,
que me pareces cosa más que humana!
Con una ansiosa gana
parece a ti me voy y a mí te vienes

322
SILVA DE POESÍA

105 y muy estrechamente nos juntamos;


el uno al otro dulces quejas damos
y siempre tú más tienes;
mas sin oírme, amor, no me condenes.
¡Oh!, cuando yo recuerdo
110 y pienso en tus meneos tan galanos
y hebras de oro que ante mí peinabas.
¡Ay me!, y cuando me acuerdo
de los hermosos brazos, blancas manos
con que a mi cuello tanto te añudabas
115 y de cómo juntabas
tus rubíes y perlas con mi boca,
y de otras cosas por quien tanto peno.
¿Adónde te me fuiste tiempo bueno?,
digo. Mi vida es poca
120 si aquesta ausencia triste no se apoca.
117r Mi lengua se desata
no pocas veces a hablar contigo
como si allí presente tú estuvieses.
Mi bien, ¡cuán mal me trata
125 tan larga soledad y ausencia!, digo:
¡Oh, si lo vieses porque lo creyeses!
Aquí te aparecieses,
pluguiese a Dios, a do te hablo ahora,
aunque en cabello y sin tocado alguno,
130 que en tal lugar no te vería ninguno
si no es el que en buen hora
te quiso por esposa y por señora.
Corriendo irás, canción,
si no puedes volando, al ser honesto
135 que de mi pecho él solo, como sabes,
y de mi voluntad, posee las llaves,
y dile todo aquesto
y más, que ruegue a Dios le vea yo presto.

323
EUGENIO DE SALAZAR

104
117v SONETO

¡Oh, bella vista tanto deseada


de los cautivos ojos por do entraste
al corazón y fuerza que ganaste
de quien ahora estás apoderada!,
5 el venturoso tiempo que mirada
de mí podiste ser, amortiguaste
la grave pena mía y consolaste
mi alma triste, ansiosa y fatigada.
10 Mas en el mismo punto que partiste
de aquel lugar tan lleno de ventura
donde mis ojos tu beldad miraban,
volvió mi pena a mí tres tanto dura:
cortos placeres de este mundo triste,
cuán presto se deshacen y se acaban.

105
SONETO

Ahora que mis ojos han llegado


a ver la vista de ellos deseada
de quien mi alma está tan agradada
y preso el corazón tan de su grado,
5 gloria me da la pena y el cuidado
aquel deseo y soledad pasada
y aquella vida tan desconsolada
que triste ausencia suya me ha causado.
Cualquier fatiga llegue ya a ofenderme,
10 también la muerte venga si quisiere,
que no me doy ya nada por su hecho.

324
SILVA DE POESÍA

Fortuna haga lo que le pluguiere,


pues ya no puede tanto mal hacerme
que ahora mayor bien no me haya hecho.

106
CANCIÓN DISTESA VII
121r
No puedo desviar el pensamiento
de aquella hermosura
que está en mi corazón apoderada
ni para verme de ella un punto ausente
s me hallo sin gran pena poderoso.
Por do camina en pensamiento y vuelo
querría yo ir volando
Alivio pone grande en mi tormento
la angélica figura
10 que en sí mi alma tiene transformada.
La rara gentileza y continente,
cuando lo miro, siento que reposo.
¡Ay, que declina el gozo y se me yela
de ello me desviando!
15 No hallan los placeres aposento
do mora la tristura
y aquesta ahora en mí está aposentada.
Muy clara es la razón y congruente
el tiempo para estar triste y penoso,
20 pues que la fina flor que me consuela
no puedo estar mirando.
¡Oh, quién la viera ahora aquí un momento,
si no quiere ventura
que fuese más, su blanca toca alzada,
25 su cara descubierta y clara frente,
para decirle con suspiro ansioso:

325
EUGENIO DE SALAZAR

¡Ay, Catalina, siempre estoy en vela


en balde te esperando!
121v Si cierto andara yo de su contento
30 fuera por aventura
mi cruda pena en parte mitigada,
pasara al menos no tan tristemente.
Mas trayo el corazón muy doloroso
con una espina y esta es no le duela
35 pensar que estoy penando.
Suspiros presurosos van sin cuento
de la mayor hondura
del pecho ardiente mío a la morada
do para mi deseo y donde siente
40 mi corazón penado algún reposo,
donde se inclina mi alma y siempre vela
mil gracias contemplando.
De ver mi amor su dulce acogimiento,
su gracia y su blandura,
45 la hora, ¡oh, quién la viese ya llegada!,
sanará con tal vista el mal presente;
mas, ¡ay me!, que antes temo un fin lloroso
que vea vecina y pueda decir: Hela
la luz que voy buscando.

107
122r SONETO

Triste dolor y triste desconsuelo, Ausentándose de su Catalina


desesperación triste y triste pena, e yendo caminando.
que todos me lleváis en la cadena
ausente de aquel sol que alumbra el suelo.
5 Si tiene fuerza sobre vos el cielo
para moveros a lo que él ordena,

326
SILVA DE POESÍA

a él le pido gracia yo tan buena


que os mueva a que tengáis de mí algún duelo.
Mas, si partís de aquesta alma afligida,
10 temo no os vais al alma que ella adora
solo por darme pena mas crecida.
No plega a Dios toquéis en mi señora:
a mí me atormentad toda la vida,
no sepa yo que estáis con .ella un hora.

108
SONETO

Sabido tienes desleal olvido


que no puedes tener en mí morada,
que amo aquella Fénix tan preciada
que dentro de mi alma tiene el nido.
s A aquella a quien por don fue concedido
que sea sobre todas siempre amada
y no pueda jamás ser olvidada,
don a su ser y gracia muy debido.
Mas, ¡ay de mí!, que de este don carezco
10 y así no sé si tiene de olvidarme
aquella en quien pensar yo no merezco.
Mas no cabrá en mi amor tan mal pagarme
que, pues memoria eterna yo la ofrezco,
de su memoria no ha de desterrarme.

109
122v SONETO

En pago de mi amor tan sin medida,


en pago de mi fe constante y pura,

327
EUGENIO DE SALAZAR

en pago del gran fuego que me apura


y tiene esta triste alma consumida,
s con una voluntad desconocida,
ingrato Amor, con mano presta y dura
me echaste de mi gloria y mi ventura
(¡ojalá antes me echaras de la vida!).
Que si no te agradó mi buen servicio,
10 mis ganas y cuidado tan despierto,
en contra ti jamás tomar licencia,
harto castigo fuera haberme muerto
sin condenarme a eterno sacrificio
del cuerpo y alma con eterna ausencia.

110
SONETO

Amor te llama el mundo inadvertido,


desamorado Amor, sin entenderte;
mejor te llamará desamor fuerte
y te dará el cruel por apellido.
s Que si al que te ha con tanta fe servido
le das, ingrato, inacabable muerte,
no será justo por amor tenerte,
sino por desamor muy conocido.
Y si a mí solamente lastimaras
10 sin lastimar con esta ausencia ansiosa
al alma y corazón que yo tanto amo
siempre del bando tuyo me hallaras,
mas pues que me atormentas en mi diosa,
¡ay!, desamor cruel, así te llamo.

328
SILVA DE POESÍA

111
CANCIÓN VIII

De ti quiero sentirme, A la mano derecha de su


porque razón me sobra, Catalina porque no le escribía.
diestra, hermosa, blanca y cruda mano,
pues que, con no escribirme,
5 haces en mí tal obra
cual no haría un carnicero alano.
Acto tan inhumano
en mano tan hermosa
afrenta es que se sienta
y más que lo consienta
mi piadosa, amada y dulce esposa,
y que tú, siendo suya,
permita tu pereza me destruya.
¡Oh, mano delicada!,
15 quien ve tu hermosura,
tus lindos dedos y uñas prolongadas,
y más cuando afinada
tienen más tu blancura
sortijas de azabache en ti encajadas
20 y otras de oro esmaltadas
entre ellas relumbrando
con piedras relumbrantes,
rubíes y diamantes
que como estrellas van centelleando,
25 dirá: Si tú eres cruda,
en la piedad humana pongo duda.
126v En presencia solías
mercedes mil hacerme
y con amor piadoso regalarme.
30 Ya, mano, me tenías,
y bien podías tenerme,
cuando de tu señora iba a apartarme;
ya el cuello sacarme

329
EUGENIO DE SALAZAR

solías de la camisa
35 y andarte por mí cara
(!ay, quién no se acordara!)
linda, suave, fresca, blanda y lisa.
No sé por qué en ausencia,
si estás sin ella, me quíes dar dolencia.
40 ¿Cuántas veces dejaste
el oloroso guante
para entregarte a aquesta mano mía?,
¿cuántas veces tomaste
aguja penetrante,
45 que a la de cualquier ninfa excedería,
y lo que fantasía
te ofrecía obrabas
con gentil gala y arte
sin muestra de cansarte
50 porque era para mí lo que labrabas?
¿Y ahora, ¡oh, mano blanca!,
para tomar la pluma estás tan manca?
127r Tú dulce prenda fuiste
y señal verdadera
55 del maridable trato y poderío;
tú, la que interveníste
como fiel tercera
entre el amor de tu señora y mío;
ni el calor ni el frío
60 solían impedirte
en darme algún contento
y así ni sé ni siento
por qué quieres ahora arrepentirte
y dejar tu costumbre
65 tan buena y darme tanta pesadumbre.
Sí tinta te ha faltado
y no poder ni gana,
(que plega a Dios, ¡oh, mano!, que así sea)
del corazón ansiado

330
SILVA DE POESÍA

70 que viva sangre mana


y manará de aquí a que te vea,
pues nunca se menea
ni parte de ti un punto,
muy bien sacar pudieras
75 sangre con que escribieras,
cuanto papel da el trapo al agua junto,
cuanto más dos ringlones,
para quitar doscientas mil pasiones.

127v Por bien te pido y ruego


80 me escribas por extenso
de tu señora y mía si está buena
y que lo hagas luego
porque mil cosas pienso
acerca de esto que me dan gran pena.
85 Por bien ya me despena
pues yo me justifico
si no, por mal conviene
te fuerce la que tiene
en ti poder y yo se lo suplico
90 que hasta que me escribas
ningún regalo de ella tú recibas.
Vete, canción, derecha
a aquella mano diestra
que al ciego amor adiestra
95 pues que para ella sola fuiste hecha
y ruégale que a la hora
me escriba el bien o el mal de su señora.

112
12Br SONETO

Los cuerpos, dos; el alma ha de ser una,


de vos y mí; y uno será el deseo.
Lo mismo en mí que lo que yo en vos veo,
lo mismo en vos que en mí y los dos a una.

331
EUGENIO DE SALAZAR

s ¡Ay, claro sol, que es poco ser vos luna!


La fe que en mí creéis en vos la creo.
Presente, ausente os amo y os deseo
ruede como rodare la fortuna.
Y pues vos y yo somos una cosa,
10 dichoso yo, no habemos de partirnos
que son un corazón dos corazones.
Ni ha de poder ausencia dividirnos,
pues no podrá la muerte poderosa
hacer de esta afición dos aficiones.

113
SONETO

Ya que me tienes en destierro amargo


y de mis dulces glorias tan distante
que el morir deseando cada instante
de tiempo me es un año triste y largo.
s Ya que sin ver de qué hacerme cargo
injusto amor, condenas este amante
a que no vea más su bien delante
y has hecho en mis contentos fuerte embargo.
Permítame quien puede que de un vuelo
10 mi espíritu se ponga en la presencia
de aquella que es mi bien y mi alegría
y cuando tenga para sí licencia
suba con más crecida gloria al cielo
mi alma en su gloriosa compañía.

332
SILVA DE POESÍA

114

1Jlr CANCIÓN IX

Si amor con fatigarme Sobre un sueño.


mientras estoy despierto
y darme muertes mil se contentase,
jamás podría quejarme
5 de ningún desconcierto
que en daño mío con rigor usase.
Mas, ¿ quién será el que osase
decir que es justa cosa
que cuando estoy dormido,
10 que no tengo sentido
para decir un ay, ¡oh dulce esposa!,
sentir me haga amor
un desigual dolor?
Bastarme hían los tormentos,
15 si más no le merezco,
con que en abriendo el ojo me atormenta,
los tristes descontentos
que en no te ver padezco
y en otras cosas que él me representa,
20 sin mover con tormenta
el mar de mis pasiones
un punto, que amansadas
están y sosegadas
sus bravas ondas y sus turbaciones.
25 ¡Oh hijo y madre a una
sin piedad alguna!
131v No sé cual causa hubiese,
¡oh, Catalina mía!,
porque conmigo Amor tan crudo sea
30 que en sueños me hiciese
parecer que te vía
triste y enferma, ¡nunca yo tal vea!
Si quiere que yo crea

333
EUGENIO DE SALAZAR

que tu bella figura


35 está descolorida
tu linda tez perdida
con grave enfermedad y tu frescura,
sin verlo así delante
cree más que eso un amante.
40 No me representó
el crudo un dulce beso
que yo te diese ni un estrecho abrazo;
ni aunque mi pena vio,
llegase a ti por eso
45 a te tocar el flaco pulso y brazo
porque el pesado mazo
de un pesar tan grande
me diese mayor carga
y noche más amarga,
50 y porque amargo y triste siempre me ande;
y para andar yo así,
bastaba andar sin ti.
132r En mal que tanto duele
al alma y al cabello
55 un solo alivio y un consuelo siento:
que en sueños siempre suele
representarse aquello
que el hombre ha visto o trae en el pensamiento
y no pasa momento
60 que yo no estoy pensando
aquella en quien consiste
mi gozo: ¡ay!, ¿si está triste,
si le falta salud, si está llorando?
Que los que bien queremos,
65 ¿qué hay que no tememos?
¡Oh, qué placer tan justo
de tristes amadores
si en sueños viesen lo que deseasen!;
¡oh, qué descanso y gusto

334
SILVA DE POESÍA

70 en sus graves dolores


si siempre que durmiesen tal gozasen!
Pero si se avezasen
a sueños tan gustosos,
siempre soñar querrían
75 y no merecerían
los verdaderos gustos amorosos
que amor de tarde en tarde
da al que en sus llamas arde.

132V
¡Oh, plega a Dios yo vaya,
80 dulce amor mío, presto
a donde ya que así me trate el crudo,
como despertado haya,
vea tu alegre gesto,
tu fresco brazo sobre mí desnudo,
85 y con tan lindo escudo
cubierto y amparado
al punto que le mire
no tema ni suspire
y un vano sueño no me dé cuidado
90 y armar pueda una higa
contra cualquier fatiga!
Canción, luego te parte
a ver la Ninfa bella
que está tal cual es ella
95 toda en mí todo y de mí en cualquier parte,
y no digas cuál quedo,
no causes triste miedo.

115
l33r SONETO

Aunque tiene la sangre corrompida Estando el autor muy malo.


y del humor que peca la potencia

335
EUGENIO DE SALAZAR

sin temple al cuerpo ya con su crecencia


y del calor la fuerza tan vencida,
5 no te congojes lumbre de mi vida,
deja el dolor, no temas mi dolencia,
que no tendrá mi fuerte mal licencia
para ofenderte donde estás metida.
Que como el corazón sujeto sea,
10 por ser del cuerpo humano miembro y parte,
a toda enfermedad penosa y fuerte
mudete al alma para sustentarte
en ella eternamente porque vea
mi fin y el tuyo, no la dura muerte.

116
SONETO

Del poco amor se causa el frío olvido; Responde a una pregunta


por este solo padre es engendrado que le hizo su doña
Catalina preguntándole
y en corazones flacos congelado, de qué se causa el olvido
que nunca fue de firmes concebido. en los amantes.

s Cualquier que por amado se ha tenido


si siente que le tienen olvidado,
por cierto tenga y muy averiguado
que no fue en algún tiempo bien querido.
Porque si en ley de amor es cosa cierta,
10 como es así, que el verdadero amor
al que bien quiere en su querer convierte,
¿cómo podría el que es fino amador
tener en su memoria un punto muerta
la cosa amada y esta unión tan fuerte?

336
SILVA DE POESÍA

117
SONETO
J33V
Cuando de amor procede el crudo celo Preguntole una vez su
y va en verdad penosa bien fundado, Catalina cuándo eran
los celos más penosos.
entonces es un mal desesperado
que no admite remedio ni consuelo.
5 Y con rigor debría el recto cielo
satisfacer al triste enamorado
a quien su ingrata dama h.a defraudado
volviendo a otro galán. su vario vuelo.
Que con razón se agravia y se lamenta
10 cuando encontró con dama no constante
aquel que firmemente en amor arde.
Que es ley de amor que el fino y firme amante
se ame con constancia y sin afrenta.
Mas esta ley, ¿qué dama hay que la guarde?

118
SONETO

Centelleaba una luciente estrella A su Catalina un día


tanto que su luz clara hiciera un día que se vistió de luto.
muy más claro que el sol porque excedía
a los solares rayos la luz de ella.
5 Vila tocada de un tocado que ella,
siendo de luto, vuelve en alegría
con su beldad y gracia y gallardía
tanto que daba admiración el vella.
Y dije: ¡Oh, clara estrella, si bajaste
10 a dar al mundo luz del alto cielo
en esa escura y luctuosa nube,

337
EUGENIO DE SALAZAR

dala a mi alma pues el negro velo


con que millares de ojos tú cegaste
tanto de punto tu belleza sube!

119
137r SONETO

Después que el Verbo Eterno en carne vino, Declara el año, nies y


el lindo abril a prados y florestas dia ea que se veló co
mil y quinientas veces y sin estas
dona
- e
atal'1.11a C atr
nsu
illo
que fue 6 de abril ¡55 •.
cincuenta y ocho dio matiz divino, 9
5 y ya otra vez dar flores al espino,
reír los valles, florecer las cuestas
hacía con colores entre puestas
al verde escuro y claro fresco y fino
y el sexto pincel daba a su pintura
10 con lindos lejos gala peregrina
con mil primores y mil perficiones.
Cuando con mi querida Catalina,
retrato de su gracia y hermosura,
recebí las nupciales bendiciones.

120
SONETO

La castidad y honestidad corridas


en este mundo malo y acosadas,
de muchas gentes viles injuriadas
con fuerzas y denuestos oprimidas,
s temiendo en detrimento ver sus vidas,
buscaban, ambas juntas y hermanadas,
un fuerte tal que en él encastilladas
de nadie ser pudiesen ofendidas.

338
SILVA DE POESÍA

Halláronle las dos cual le querían


tan claro y más que piedra cristalina
10
de grande fuerza y obra muy galana.
El fuerte es la escogida Catalina
en quien metidas con placer decían:
No temeremos ya potencia humana.

121

J39r CANCIÓN CASTELLANA AJENA

GLOSADA

Véome tan si remedio


que para curar mi mal
la cura más principal
es tomar el fin por medio.

122
GLOSA DEL AUTOR

I
Dama, habéis ahora dado
en burlar de mis pasiones
y doblar más mi cuidado
con me tener atajado
5 atajando mis razones.
Comenzándoos yo a decir:
«Véome tan sin remedio... »,
comenzastes a reír

339
EUGENIO DE SALAZAR

y riéndoos, repetir:
10 « Véame tan sin remedio».

II
Y repetir los gemidos
de un encendido amador
con donaires conocidos
son términos entendidos
15 de dama libre de amor.
Que a no ser libre y exento
vuestro pecho de amor tal
para os dar a vos contento
pondríades más aliento
20 que para curar mi mal.

139v III
Pero viéneos por natura
libre ser y vencedora
y no fue don de ventura,
sino que a vuestra hermosura
25 le es debido el ser señora.
Y así la dulce cadena
vuestra es tan medicinal
que con su pena despena
y es ella para mi pena
30 la cura más principal.

IIII
Porque pues no hay merecer
dama que al vuestro merezca
sin razón es pretender
que acabe mi padecer
35 ni mi fe y amor fenezca.
Y así la mayor razón
es amaros sin remedio,
que en tan suave pasión

340
SILVA DE POESÍA

errada resolución
40
es tomar el fin por medio.

123

J40Y EUGENIO DE SALAZAR A SU MUY AMADA MUJER Y


SEÑORA, DOÑA CATALINA CARRILLO

LAS REGLAS DE LA BUENA CASADA

I
Entre mil notables cosas
que de vos tengo notadas,
luz de damas virtuosas,
noté las muy provechosas
5 reglas de buenas casadas.
Y si vuestro favor dais
al que os ama y vos amáis,
atreveréme a escribillas
y cantando referillas
10 según que vos las obráis.

II
Dadme ya, pues, vuestra ayuda,
dulce alivio de mis penas,
despertad mi musa ruda,
desatad mi lengua muda
15 en reglas que son tan buenas.
Y pues hizo el alto Dios
tal merced a mí y a vos
que las sepáis tan de coro
y guardéis más que tesoro
20 cantemos ambos a dos.

341
EUGENIO DE SALAZAR

140v III
Ame y tema a Dios del cielo 1 • regla: Ame y tema a Dios
1a casa
cualquiera buena casada ª·
d
porque de Él viene el consuelo
y quien no le ama en el suelo
25 no terná en el cielo nada.
Que debajo de este amor
se encierra todo el valor
de virtud y honestidad
y de limpia castidad
30 que es de casadas honor.

IIII
Ame y tema a su marido 2• regla: Ame y tema a su marid
O,
la casada que a Dios ama,
que si el varón no es querido,
mal se juntará en un nido
35 con hembra que le desama.
Y si del temor se exenta
y en ser libre se contenta,
yo la juzgo por perdida,
que a cabeza no temida
40 mal darán los miembros cuenta.

V
En mucho siempre le tenga, Buenos efectos que nacen
pues lo pide la razón. de amar y temer y estimar la
casada a su marido en esta
La fortuna vaya o venga, copla y las dos siguientes.
siempre la mujer sostenga
45 del marido la opinión.
Que del temerle y amarle
y en grande precio estimarle
resulta el obedecerle
y en lo justo complacerle
50 y en lo honesto contentarle.

342
SILVA DE POESÍA

VI
J41f
Nace que él de todos sea
tenido en honor y prez
y que ella siempre desea
no hacerle cosa fea
55 que manche su limpia tez.
Que procurará quitalle
de peligro y no hablalle
cosa que le dé desgusto;
y si le viere sin gusto,
60 con blandura consolalle.

VII
Que la paz le será amable
con él a cualquiera hora
y la obediencia agradable
y terná por muy loable
65 ser su sierva y su señora.
No mostrará descontento
con necesidades ciento
y si dalle no pudiere
él lo que ella le pidiere,
70 terná un justo sufrimiento.

VIII
En su alma imprima el sello 3• regla: Que sea casta y
da casada honesta y casta honesta en público y en
secreto, en hechos y en dichos.
y en lo secreto ha de sello
y en público parecello,
75 que uno sin otro no basta.
Ni aun el honesto derecho
se cumple con solo el hecho,
que,, si en las palabras mengua
honestidad por la lengua,
80 se juzga no casto el pecho.

343
EUGENIO DE SALAZAR

141v IX
Y solo por se abstener Que no se puede llainar
de otro varón no se nombre honesta la mujer que so):ta 111
tiene <1ue hacer c;:on otro . eritc
honesta, pues puede ser tto
su ma:rido, si le faltan la: sino cu�
esto por más no poder ec a1·an en 1 as coplas 8.Pattes
se dl
• e¡_��
.igu1e¡¡
85 o por gran miedo de su hombre. tc.1.
Otras prendas necesarias
y en su servicio ordinarias
trae la honestidad consigo,
que a las que les faltan digo
90 que no son sus tributarias.

X
Los ojos mucho refrene Pónen�e las partes de
la
honest1�ad en esta cop
porque el mirar da osadía l�
y las qumce siguiente
para lo que no conviene s.
y si en el mirar se abstiene,
95 cesar terná cobardía.
Que los ojos son las puertas
por donde entran encubiertas
las saetas y prisiones;
a los castos corazones,
100 conviene no estén abiertas.

XI
Viva la casada buena Que se recate.
recatada y muy cuidosa
para huir la cadena
del ciego Amor, que da pena
105 a las tales vergonzosa.
Que el cuidoso recatarse
es medio para librarse
de cualquier peligro feo
y es cierto el mejor arreo
110 de que ella puede arrearse.

344
SILVA DE POESÍA

XII
J42r
La vergüenza no le falte Que sea vergonzosa.
porque si aquesta le falta,
no hay rosicler que la esmalte,
pues falta el precioso esmalte
I15 con que honestidad se esmalta.
Y a la mujer falta de esto
ni en el pecho ni en el gesto
honestidad le respira
y cuanto en ella se mira
120 se juzga por deshonesto.

XIII
No sea amiga de ventana Que no sea ventanera.
que se entra el aire por ella
de cualquier gente mundana
y a la flaca fuerza humana
125 es en peligro ponella.
La casada se ennoblece,
hermosea y esclarece
en una honesta clausura;
y si ser vista procura,
130 se afea y escurece.

XIIII
No salga a menudo fuera, Que no sea callejera.
que la autoridad se pierde
andando de esta manera
porque a la que es callejera
135 cualquier gozque ladra y muerde.
Y andando fuera de casa,
sus humores desencasa
y los que de honesto entienden
su soltura reprehenden
140 por donde quiera que pasa.

345
EUGENIO DE SALAZAR

142v XV
Los oídos no los abra Que no escuche palabras de a
· finJ· lllor
a palabras de livianos nad"1e le d"1ga, smo a que no I es que
as e
ºY .
que una dañada palabra
al corazón descalabra
145 y en él cría mil gusanos.
Y si algún descomedido
hablare como atrevido,
hágase que no oye nada
porque ella quede vengada
150 y el necio quede corrido.

XVI
Cuando habla un mal mirado Que no responda al hombre
el callar es lo mejor, que le hablare alguna palabra
atrevida o deshonesta, ni le riña
no llamarle malcriado, que mejor es callar.
necio ni desvergonzado,
155 que lo terná por favor.
Las casadas no se apliquen
a actos que las publiquen
por mujeres deshonestas:
quieren las que dan respuestas
160 que los hombres las repliquen.

XVII
Huya de ser melindrosa Que no sea melindrosa.
la que quiere parecer
de su honestidad celosa
porque es deshonesta cosa
165 el melindre en la mujer.
Es señal de liviandad
y de poca enteridad
en los preceptos que alego
de la santa honestidad
170 y muestra de mal sosiego.

346
SILVA DE POESÍA

XVIII
14 3 (
Hable con peso y medida Que hable poco y concertado y a tiempo.
la mujer a donde quiera
y si quiere ser tenida
por honesta y entendida,
175 aborrezca el ser parlera.
Porque si de lengua es suelta,
juzgarla han por desenvuelta
y con la desenvoltura,
y más donde hay hermosura,
180 honestidad no anda envuelta.

XIX
En el comer y en el vino Que se temple en el comer y beber.
mucho importa la templanza
porque si en esto no hay tino
la carne por mal camino
185 a mil vicios se abalanza.
Y la templanza es la rienda
que la guía bien y enmienda
y quebranta sus furores
y sin esta en las mejores
190 no hay una que se defienda.

XX
Si los trajes excesivos Que no sea amiga de trajes excesivos.
las casadas moderasen
los pensamientos altivos,
presunción y bríos vivos
195 yo fío que los templasen.
Mas es penosa zozobra
que quieran lo que les sobra
y las hace desear
lo que no se ha de alcanzar
200 con buen medio ni buena obra.

347
EUGENIO DE SALAZAR

143v XXI
Nunca esté ociosa en su casa Q uenoew
la que quiere ser honesta; e oc·lllsa_
del tiempo sea muy escasa
que si en ocio se le pasa,
205 perdelle muy mucho cuesta.
Que los ociosos momentos
acarrean pensamientos
y aun obras de daño llenas:
no se hacen cosas buenas
210 con ociosos instrumentos.

XXII
Que en ausencia del rn
Estando el marido ausente, aridll
es t'e recog1'da y no se pon
un recogimiento honesto, a
galas ni cure m ucho el g
un vestido continente: rostro, ni admita visitas ni
la gala no es conviniente conversaciones sospechosas.
215 ni se cure mucho el gesto.
Ni conversación se admita
a quien la callada grita
de las lenguas cortadoras
no perdone a todas horas,
220 que es mancha que no se quita.

XXIII
Estime su honor y fama, Que tema las murmuraciones
tema las murmuraciones de las malas lenguas y no
haga ni diga cosa que pueda
que, como fogosa llama, parecer mal, aunque la haga
abrasan la hoja y rama con buena intención.
225 de las castas intenciones.
Que aunque la intención florece,
si el hecho o dicho se ofrece
con un color sospechoso,
juzga el mundo malicioso
230 mal de lo que mal parece.

348
...

SILVA DE POESÍA

XXIII!
1 4 4(
En pensamientos dañados Que alance y espela los
malos pensamientos.
sus ratos no los emplee
que serían mal gastados.
Antes, con pies acerados,
235 los huelle y los acocee.
Porque cuando hace asiento
un dañado pensamiento
es la carcoma y polilla
que al corazón amancilla
240 y al alma saca de tiento.

XXV
Trate con castas mujeres, Que trate con mujeres honestas.
con honestas compañías,
de honestos placeres
porque no den desplaceres
245 a su honor sus demasías.
Que si a las ciegas se llega
luego la ternán por ciega
porque las viciosas son
tales que su contagión
250 más que la tiña se pega.

XXVI
A la soberbia aborrezca 4• regla: Que la casada
que a cualquiera desordena no sea soberbia,y si
viere al marido enojado,
y de humildad se guarnezca calle y no le responda.
porque con razón merezca
255 nombre de casada buena.
Cuando están más encendidos
en enojo los maridos
con faltar soberbia loca
y con un callar de boca,
260 se echan a los pies rendidos.

349
EUGENIO DE SALAZAR

144v XXVII
Hechos y dichos evite s• regla: Que no dé 0
cas·ó
con hechos ni dicho I n
que den causa de empecella que e1 mane Par�
. 1 o algulla
y cualquier ocasión quite Ve7.
ponga las manos en ella
con que a su marido incite porque por ali{ se irá s·
ienipr�.
265 a poner manos en ella.
Que si ella se desenfrena,
él hará la mala estrena,
acabada la paciencia,
y tomará más licencia
270 para darla afrenta y pena.

XXVIII
De loar es si hiciese 6• regla: Que haga lo q_ue su
lo que el marido mandase marido"la mandare aunque
algunas veces vea que va fuera de
aunque mal le pareciese razón, con que el mandato no sea
con que el mandar no excediese conlra la honra de él ni de ella.
275 tanto que se deshonrase.
Que si la mujer no hace
lo que al marido le place,
huye de ellos la concordia
y entra cizaña y discordia
280 que los destruye y deshace.

XXIX
La que muy celosa fuere 7ª regla: Que no sea muy celosa.
pida celos con modestia
al marido que bien quiere
que si de pie y mano hiere,
285 heriránla como a bestia.
Y si es celosa importuna,
el marido se importuna
y aun a veces se amohína
y a otras ciento se inclina
290 quien no amaba sino a una.

350
SILVA DE POESÍA

XXX
J45r
Su vestido y su tocado 8• regla: Que de ordinario
se vista y toque honrosa y
de ordinario con aseo, honestamente y no con vestido
no vista traje apocado apocado ni siempre de arreo.
sino honroso y moderado,
295 no cada día de arreo.
Que cualquier mujer honrada
con honestidad tocada
y honestamente vestida
es de todos más tenida
300 y al marido más agrada.

XXXI
Sea la mujer guardosa 9• regla: Que sea guardosa.
de lo que el marido gana,
que es cosa muy provechosa.
No gastadora pomposa
305 ni desperdiciada vana.
Que aunque más haya adquirido
el solicito marido,
se va todo si ella es tal
y a la mujer no está mal
310 tener el puño encogido.

XXXII
Pero no tanta estrecheza 10 regla: Que no sea mísera ni
que en las cosas del honor apretada en las cosas de la honra.
no haya aquella largueza.
que conviene a la nobleza
315 del marido y su valor.
Porque la mujer que es corta
en las cosas que le importa
al marido derramarse
ocasión da para odiarse
320 y con pena se soporta.

351
EUGENIO DE SALAZAR

145v XXXIII
Y si huéspedes trajere 11 regla: Que si el ti.)
· ar1d
a casa el marido un día, a casa algunos huésped o lraJ01
1:
reciba y trate bien y al es los
mostrará que bien le quiere egrelllc�tc.
si ella los recibiere
325 con blando amor y alegría.
Porque es grande enteridad
no haber contrariedad
entre ellos ni variedades
y que sus dos voluntades
330 sean una voluntad.

XXXIII!
La cordura y discreción 12 regla: Que sea cuerda
en la casada es gran prenda y prudente para gobern
ar
su casa y familia.
para la gobernación
porque ande todo en razón
335 y uno con otro se entienda.
Si con su familia y gente
la casada no es prudente
y le falta un buen gobierno,
duro se hará lo tierno
340 y nada le es obediente.

XXXV
A los hijos, mucho amallos 13 regla: Que ame, recoja,
ocupe y castigue a los hijos.
con amor puro y constante;
recogellos y ocupallos
y a sus tiempos castigallos,
345 que es cosa muy importante.
Que hijos no castigados
salen mal encaminados
y cuando han de ganar honra,
dan a sus padres deshonra
350 y ellos quedan aviltados.

352
SILVA DE POESÍA

XXXVI
146(
Liberal desenvoltura 14 regla: Que sea liberal y
la mujer por casa tenga. desenvuelta por su casa y no
sea menester que de las puertas
Mire y mande con cordura adentro el marido provea nada.
y con presteza y soltura
355 do conviene vaya y venga.
Por injuria ha de tener
cualquier honrada mujer
que de las puertas adentro
su marido haga encuentro
360 ni tenga que proveer.

XXXVII
Desde el tejado al cimiento: 15 regla: Que haga que esté
toda la casa y rincones de ella
la casa esté jaspeando
limpios y aseados, no solamente
y no solo su aposento su estrado y aposento.
y el estrado de su asiento
365 esté limpio y relumbrando.
Porque aunque la mujer sea
limpia y en ella se vea
limpieza resplandeciendo
cuando no se está riendo
370 su casa, no hay quien lo crea.

XXXVIII
A los vecinos afable 16 regla: Que sea
afable con los vecinos.
sea y con frente serena
siempre se muestre amigable,
nunca de nadie mal hable,
375 que es gran bien la lengua buena.
Que la que a sí se sublima
y a los próximos no estima,
quien la desprecie no falta
y mil lenguas hallan falta
380 en quien con una lastima.

353
EUGENIO DE SALAZAR

146v XXXIX
Y aunque más buena se sienta 17 regla:
d Que , por seni·
•• i
casa a a s1 mesma mu rse 1
la casada y le parezca yb a
honesta y casta no seq uel'Ja y
que se toma estrecha cuenta ensob
ni menosprecie a las cr
ue no b..,-
y cualquier virtud sustenta 10s-..:
o11.�
de ello no se ensoberbezca.
385 Ni a quien sale de compás
tenga en menos por su más,
que permite Dios por esto
la soberbia caya presto
390 y caída quede atrás.

124
CANCIÓN CASTELLANA

AJENA GLOSADA

Quiero tanto al ansia mía


solo por la causa de ella
que me da vida tenella
y destruye mi alegría
s temor de verme sin ella.

125
GLOSA DEL AUTOR

Cuando el corazón ansiado


arde más en su pasión,
si se ve bien empleado,
tiénese por regalado
s y dichoso corazón.
Que aunque el ser libre perdió
con la ansia que amor le envía,
veo lo que en perder ganó

354
SILVA DE POESÍA

y por eso mismo yo


10 quiero tanto al ansia mía.
Que aunque es grande atrevimiento
147r
aspirar a grande altura,
si hay fe firme y sufrimiento,
do falta el merecimiento
15 suele suplir la ventura.
Y cuando amor otra cosa
ordene por no ofrecella
en empresa tan honrosa,
será la muerte dichosa
20 solo por la causa de ella.
Pero no se atreverá
muerte, aunque es tan atrevida,
ni se descomedirá
con mi corazón do está
25 la señora de la vida.
A quien la muerte venera
y teme descomplacella
y cuando más considera
dice: No es bien que esta muera,
30 que me da vida tenella.
Mas ya que muerte no ofenda
al venturoso amador
que pena por alta prenda
nunca dé corta la rienda
35 al cuidado ni al dolor.
Que en eso está el merecer
y solo pensar que un día
no hubiese de padecer,
perturba todo el placer
40 y destruye mi alegría.
147v Que cuando la pena es tal,
cuanto viene más pujante,
tanto más bien da su mal,

355
EUGENIO DE SALAZAR

más crece el rico caudal


45 del apasionado amante.
Y pues para ser perfeto
el gozo que el amor sella
la pena hace el efeto,
para siempre me prometo
50 temor de verme sin ella.

126
148r CANCIÓN CASTELLANA

Pues no me quieres, amor,


ya no te querré jamás.
Veamos quién pierde más,
yo, vasallo, o tú, señor.
5 Aunque yo no te querer
parezca cosa imposible
la muerte hará posible
lo que en vida no ha de ser.
Y acabará mi dolor,
10 aunque el dolor de perderte
es el que me da la muerte;
mas salgo de otra mayor.
Yo pierdo un señor en ti
muy ingrato y muy cruel;
15 tú, un vasallo tan fiel
que no lo fui tanto a mí.
Tú pierdes un servidor
que con gran fe te servía;
yo, a quien más me aborrecía
20 mientras le serví mejor.
148v Yo pierdo algún breve gusto
que pocas veces me dabas
con que siempre me mezclabas
pena, congoja y desgusto.

356
SILVA DE POESÍA

25 Tú pierdes un amador
en amarte tan despierto
que cuando le veas muerto,
culparás tu desamor.
Tienes tantos de vasallos
30 que no puedes escribillos
sin seso para regillos,
sin ojos para mirallos.
Y así tengo por peor
ser tuyo que no ser ya;
35 pues mi corazón saldrá
del trance de tu rigor.
Nunca te hallé piadoso
ni te conocí constante.
¡Ay del miserable amante
40 que en ti espera algún reposo!
¡Ay del que espera favor
en ti, que no sabes dalle
y un dulce, que por gustalle,
se traga tanto amargor!
149r 45 Pierdo en perderte yo, triste,
la vista de una hermosura,
que mi gloria y mi ventura
solo en la mirar consiste.
Mas si con este sabor
50 me consumo sin remedio
más vale tomar por medio
morir presto con valor.

127
ROMANCE

Al Conde Fernán González, Hizo el autor este romance a


caballero de gran fama, instancia de su Catalina, que
al.ababa siempre mocho a la
en prisión le tiene el rey memorable y valerosa condesa doña
Sancha por lo mucho que am6 al
conde Fernán Gon.zález, su marido.

357
EUGENIO DE SALAZAR

don Sancho, que le desama,


5 en la ciudad de León,
por satisfacer su saña,
que fortuna pocas veces
trae su rueda concertada.
La nueva llega a Castilla,
10 cualquier la siente en el alma,
que los miembros quedan faltos
cuando la cabeza falta
aunque la mejor no sea,
ª Parte,
Póngase en la segund

cuánto más siendo tan alta.


15 Y siéntelo más que todos
la condesa doña Sancha
que al Conde, su buen marido,
con grande afición amaba.
149v Mas corazones leales
20 no sufren prueba tan brava
como ver a su señor
en poder de gente extraña.
Ya quinientos castellanos,
gente noble y bien armada,
25 salen por cobrar su conde
y librarle a fuerza de armas
para lo cual los anima
causa tan justificada.
Con ellos va la condesa
30 valerosa doña Sancha
en hábito de romera
que a Santiago pasaba.
La flaqueza feminil
deja en su casa guardada
35 y sálese de Castilla
de viril valor armada.
Allá, cerca de León,
su gente pone en celada;
envía a decir al Rey

358
SILVA DE POESÍA

40 que va en romería santa,


que por merced la permita
ver aquel que ella más ama.
El Rey sale de León
a recebirla y honrarla.
45 Su ruego le ha concedido,
que al Conde vea y se salga,
que la grandeza real
siempre se vence y agrada
de la justa petición
50 de cualquier dama cuitada.
1sor Ella se entra en la prisión
donde a su gran Conde halla
lleno el ser de fortaleza,
llena de dolor el alma,
55 que más que la cárcel dura
su ausencia le fatigaba.
Quitado le han las prisiones
que el Rey quiere así se haga
por aquella noche sola
60 que allí ha de estar doña Sancha.
Y amor, que da mil remedios
donde ninguno se halla,
enseñó allí a la Condesa
el que a su Conde importaba.
65 Antes del amanecer
al preso Conde disfraza
con sus mismas vestiduras
y dícele que se vaya,
que ella quedará en prisión
70 por ver su persona salva.
¡Oh, cómo esfuerza el amor!,
¡oh, cómo da modo y maña
aun a la flaca mujer
para cualquier gran hazaña!
75 El grande Conde la dice:
«¡Oh mi cara doña Sancha!,

359
EUGENIO DE SALAZAR

quiero hacer lo que tú quieres,


quiero hacer lo que tú mandas,
pues para cobrar tu esposo
80 y tú alegría cobralla,
no se ofrece otro remedio
ni puerta que se nos abra.
150v Y pues dejo aquí tal prenda,
volveré a desempeñalla
85 con mi brazo y mi poder,
con el corazón y el alma».
Engañado han al alcaide;
sale el Conde antes del alba;
presa queda la Condesa
90 en lugar del que más ama.
¡Oh, memorable prisión
y digna de eterna fama!
La cual, por el Rey sabida,
grandemente se indinaba,
95 mas como virtud y amor
cualquier exceso descarga,
reportose el noble Rey
y el grande valor alaba
de la famosa Condesa
100 y de la prisión la saca.
Envíala a su marido
servida y acompañada.
¿ Cuál matrona diste, Roma,
igual a esta castellana?

128
151r EPÍSTOLA A SU CATALINA

El insufrible tormento
y el incesable penar
no me dejan ya callar
el fuerte dolor que siento.

360
SILVA DE POESÍA

5 Y conviene la pasión
que tanto en el alma toca
prorrumpa antes por la boca
que reviente el corazón.
Y ayude también la pluma
10 con sus llorosos borrones
a su Marte las pasiones
que no pueden tener suma.
Que aunque hablando y escribiendo
temo que te doy desgusto
15 mira, señora, que es justo
se queje el que está muriendo.
Y si tú no das licencia,
dámela mi fuerte mal
que si esta es culpa mortal
20 yo haré la penitencia.
Y aunque por tú no querello
yo carezca de desculpa,
a ti te echarán la culpa,
pues eres la causa de ello.
151v 25 Y si atrevido me llamas
porque te muestro mi juego,
¿quién podrá vedar al fuego
que no descubra sus llamas?
Gran fuerza me hago a mí
30 por callar y padecer,
mas esto no puede ser
por ser la causa de ti.
Y pues en mis penas hay
tal fuerza para sentillas,
35 ¿quién ha de poder sufrillas
sin poder decir un ay?

361
EUGENIO DE SALAZAR

Que cuando con más rigor


el mal duro se embravece,
los gritos del que padece
40 alivian algo el dolor.
Y así, señora, permite
que a ti de ti yo me queje
antes que el alma me deje
y muerte el poder me quite.
45 Déjame decir que tratas
muy mal al que por ti muere
y que a quien tanto te quiere
no sé yo por qué le matas.
152r Déjame decir que acabo
50 solo por tu voluntad,
siendo mi fe y lealtad
de fe y lealtad el cabo.
Bien sé que al triste vivir
la muerte suele dar medio;
55 mas, ¿por qué da tal remedio
si le tengo sin morir?
¿No ves que no es permitido
a fuerzas que son tan fuertes
hacer por momentos suertes
60 en un corazón rendido?
Que estando ya apoderada,
señora, de mi homenaje,
mira que te será ultraje
dar al muerto gran lanzada.
65 No tengas por gran hazaña
usar de tanta dureza,
cosa ajena de grandeza
y de un noble ser extraña.

362
SILVA DE POESÍA

Y mi mala o buena suerte,


70 pues a tu gusto se inclina,
esa tu mano divina
no me la saque de muerte.

JS2V Que pues no hay quién te resista,


¿para qué formas contienda?,
75 ¿quién será el que se defienda
de los rayos de tu vista?,
¿quién hay que a ti no se humille?,
¿quién ante ti se endereza?,
¿quién levanta la cabeza,
80 que el corazón no arrodille?,
¿qué presta peto ni escudo
contra tus duras saetas
para que tú no las metas
como por cuerpo desnudo?
85 Y pues es el defenderse
de tu beldad imposible,
véncete tú, ¡oh invencible!,
que el vencer es el vencerse.
Y no me cierres las puertas
90 en mi amorosa porfía,
pues ves las del alma mía
para ti contino abiertas.
Ni ahogue mi confianza
esa condición tan dura,
95 ¿qué amante hay tan sin ventura
que viva sin esperanza?
153r Oye mis tristes gemidos
y amargos más que la hiel
y como áspide cruel
100 no te tapes los oídos.

363
EUGENIO DE SALAZAR

Que al oírme y escucharme


las razones que te diga
la razón de amor te obliga
sin forzarte a remediarme.
105 Mas, ¡ay de este triste amante!,
si sus niales escuchases
y, señora, te quedases,
como siempre, de diamante.
Que temo tu inexorable
llO condición y esta mi corta
estrella, que en lo que importa
nunca me fue favorable.
Y así no sé si el hablarte
ni el escribirte conviene
115 o, con el mal que me tiene,
callar mi pena y dejarte.
Mas si mi alegre salida
a tu piedad la remito,
yo me borro aunque esté escrito
120 en el libro de la vida.
153v Aunque pues no se deniega
el ruego a amador alguno
quizá es bien ser importuno
que al cielo amén, amén llega.
125 Y quizá te cansarás
de echar contra mí tu resto
aunque, si es piedad aquesto,
yo no la espero jamás.
¡Ay, qué vida tan amarga
130 es la que yo, triste, paso
andando tan paso a paso
por una pena tan larga!

364
SILVA DE POESÍA

Y, ¡ay!, qué poco sientes hoy


que yo viva o que yo muera;
13 5 ¡ay, cruel!, y quién te viera
en el estado en que estoy
Mas digo mal, que aunque muero
en tan penosa cadena,
nunca vea yo en tal pena
140 la cosa que tanto quiero.
No te vea yo, señora,
en mis penas y cuidados:
yo los padezca doblados,
tú no los tengas un hora.
154r 145 Que si yo tanto padezco
es por ti que lo mereces;
mas, reina, si tú padeces,
eso yo no lo merezco.
Y así, aqueste penar mío
150 se funda en razón muy llana,
mas penar por cosa humana
tú, sería desvarío.
Pero sin penar un punto,
podrías quitar mil penas
155 y hacer mil obras buenas
resucitando un defunto.
Un defunto en gracia tuya
y muy vivo en amor tuyo,
uno que no tiene cuyo
160 si tú no eres reina suya.
Uno que en amor y fe
es solo y uno en el mundo
y primero sin segundo,
y uno que no te pequé.

365
EUGENIO DE SALAZAR

165 Uno que no hizo ofensa


a tu preciosa persona
y te tiene por corona
y solo en amarte piensa.
154v Uno no más, que no hay dos
170 desde el uno al otro polo
que así te ame, que a mí solo
dio aquesta ventaja Dios.
Tú también en beldad una,
en saber, gracia y aseo,
175 mas del gran bien que en ti veo
nada me da la Fortuna.
Porque para ti guardallo
quieres todo y destruirte,
¿de qué tiene de servirte
180 si no tienes de gozallo?
El gozo se multiplica
cuando de gozarte trates:
mira que crece en quilates
el bien que se comunica.
185 Mira, señora, no pierdas
porque yo perdido quede,
que el perder en mí, ¿qué puede
si de mí jamás te acuerdas?
Y aunque por ti el seso pierdo,
190 yo gusto de ser tu loco
porque el loco no ama poco;
no es tal amador el cuerdo.
Pero si quieres que pierda
más que el seso, vaya todo,
195 que tú puedes dar el modo,
tener o alargar la cuerda.

366
SILVA DE POESÍA

Y si al corazón también
1ssr
quieres matar, presto está,
que de ningún mal huirá
200 el que no espera algún bien
ni se duele de él alguién.

129
A SU AMADA ESPOSA Y SEÑORA
DOÑA CATALINA CARRILLO

LA PERPETUACIÓN DE MAYO

Después que Amor y la Fortuna y Hado


a la sublime altura me han subido
del venturoso e inestimable estado
a ningún otro amante concedido;
5 después que al bien me veo levantado
del cual no temo verme ya caído
y cojo el dulce fruto y los sabores
de mis fatigas grandes y dolores;
después que conseguí el precioso asiento
10 que mi amor y firmeza merecieron,
si es posible haber merecimiento
capaz del alto bien que consiguieron;
después que en tanto gozo y tal contento
mis descontentos ya se convirtieron
15 y de pasadas penas la memoria
al corazón añade gusto y gloria;
155v después que ya no duda mi esperanza
ni casos que la turben se me ofrecen
y los que pueden ser de buena andanza
20 por días y horas y momentos crecen,
y del temor y la desconfianza
las suertes todas huyen y perecen

367
EUGENIO DE SALAZAR

y el desamor y la continua muerte


en dulce amor y vida se convierte;
25 después que sé que no será importuna
mi lengua ni molesta mi presencia,
antes a todas horas oportuna,
pues para todas tiene ya licencia,
a aquel tan claro sol, no digo luna,
30 que puede formar justa competencia
con el del cielo y a mi mal destierra
la paz ganada en trabajosa guerra;
no cantaré cantares dolorosos,
pues ya cesó el dolor que los causaba;
35 no lloraré los casos tan llorosos
del disfavor que al lloro me forzaba;
ni mentaré los hechos rigurosos
que el riguroso amor conmigo usaba,
ni entonará mi musa las pasiones
40 bastantes a acabar mil corazones;
156r más tiene de cantar, ¡oh, ánima mía!,
cantares de placer y mucho gusto
que muevan a contento y alegría
y expelan los pesares y el desgusto;
45 cantar de lo que vía y no entendía,
cantar de que tú gustas y yo gusto,
cantar que todos tratan y yo trato
que es ser tú del bel Mayo bel retrato.
Dame, pues, tu favor, ¡oh, bella esposa!,
50 para que en tu servicio se adelante
mi musa, de servirte tan ganosa,
y la perpetuación de Mayo cante
hecha en tu perfición maravillosa.
Que pues tu favor me es tan importante
55 para dar proprio punto al loor tuyo,
no es bien le falte lo que se es tan suyo.

368
SILVA DE POESÍA

Aquí, señora, tu favor me valga,


que con necesidad y gana invoco
porque mi musa del estrecho salga
60 al ancho mar de tu beldad un poco.
Usa de tu largueza tan hidalga
y en tan justa ocasión no prestes poco,
que cuanto puedes dar, aunque eso es tanto,
será debido a mi no oído canto.
J56V 65 El agradable Mayo, ya venido Salida y vestido de Mayo.
a ejercitar su natural gobierno,
entrando de caudal enriquecido,
trayendo lleno de la copia el cuerno,
para mostrarse al mundo muy lucido,
70 lindo, amoroso, fresco, nuevo y tierno,
produjo ricas flores y verduras
y de ellas hizo lindas vestiduras.
No le faltaba en su galán vestido
la roja clavellina y blanca rosa,
75 el toronjil y almoradux polido,
el albo lilio y maravilla hermosa,
el jazmín delicado y el florido
romero y verde ruda y la vistosa
galana madreselva y la odorífera
80 y suave violeta salutífera.
Tampoco el alhelí blanco y morado
ni el menudico trébol ni el gracioso
poleo ni aun el bledo colorado,
la hierbabuena y sándalo copioso
85 ni la amorosa flor del mallogrado
ni el azahar agudo y oloroso
ni otras lucidas y vistosas flores
de gran lindeza y varios mil colores.

369
--
EUGENIO DE SALAZAR

157r Del celestial rocío cada día


90 de blanco aljófar lleno se mostraba
y del maíz así con gallardía
puntas de gruesas perlas aplicaba;
lo mismo del ciruelo verde hacía
que ricas esmeraldas de él tomaba,
95 de los granados y encendidos guindos
finos rubíes y granates lindos.
Del claro cielo el amatiste coge,
el jacinto y turquesa campeadora,
fino coral de rojo chile escoge,
100 fino abalorio de la zarzamora,
de claras fuentes el cristal recoge
con los rayos del sol sus piezas dora
y las cargadas nubes radiantes
copia le dan de lucidos diamantes.
105 Los claros ríos dentro en sus corrientes
de plata l_e hicieron bordaduras,
la pampanosa vid le dio excelentes
y muy artificiosas brosladuras,
galanos cabos de oro trae pendientes
110 que dieron las espigas más maduras
y así de cada cual para el camino
tomó lo que a su arreo más convino.
157v Salió el hermoso Mayo así vestido Recebimiento de mayo.
de mil lindezas varias y colores
115 cual el camaleón del sol herido;
cubierto de mil galas y primores
con rostro alegre y lustre esclarecido
para alegrar los tristes amadores;
gran flagrancia de olores derramando
120 que acá y allá los vientos van llevando.
Los montes y los valles se alegraron Montes.
y de ricas libreas se vistieron, Valles.

370
SILVA DE POESÍA

las palmas y los cedros se adornaron, Árboles.


los álamos y fresnos se lucieron,
125 y los espinos con la flor que echaron
sus ásperas espinas escondieron,
las murtas, arrayanes y laureles
le reconocen y[ ... ]eles.
Y del cacao el árbol valioso,
130 mostrando paz la oliva provechosa,
el cidro y el naranjo apetitoso
cargado de su flor tan olorosa,
la ceiba, el alto pino, el til pluvioso,
todos salen con cara muy gozosa
135 y el duro roble olvida su dureza
y la villana encina su aspereza.
158r El precioso bálsamo no deja
de le hacer servicio que le agrada
y no quiere que Mayo tenga queja
140 el rico cinamomo en la jornada
y ningún aromático se aleja
de él ni de su presencia deseada.
La verde hiedra ansiosa por miralle
por las paredes trepa y por gozalle.
145 En su favor influye el alto cielo Cielo.
sol, luna, estrellas y cualquier planeta, Sol.
el Tauro y dos hermanos que en el suelo Luna.
campestre engendran con beldad perfeta; Estrellas.
quitose el denso y el sombrío velo Planetas.
150 de la región aérea y su cometa Signos.
clara y alegre por el aire vuela Aire.
y de la ver cualquiera se consuela.
Viendo también su gracia y hermosura, Vientos.
los impetuosos vientos se aplacaban,
155 su ímpetu, su fuerza, y su reciura
y fuertes movimientos refrenaban.
Con manso vuelo y celestial frescura

371
EUGENIO DE SALAZAR

aquí y allí gozosos se arrojaban


porque les tiene dada aquesta ley,
160 por honra del bel Mayo, su gran rey.
158v Dábanle al levantar por la mañana
gran música las dulces avecillas A.ves,

haciendo una armonía soberana


con sus picos y arpadas lengüecillas
165 de una librea y otra más galana
vestidos: blancas, verdes, amarillas,
pardas, azules, rojas y moradas,
leonadas, prietas y otras encarnadas.
Cantábale el pintado sirguerillo
170 con armonía y gracia peregrina;
el verde verderón con el pardillo
y la calandria allí su voz afina;
también bate el canario su piquillo,
canta el cenzontle vario y golondrina,
175 entre estas, Filomena el aire henchía
de suavidad y dulce melodía.
La linda garza vuela ya animosa
y el blanco cisne de contento lleno,
vuela la grúa, vuela la piadosa
180 cigüeña por el aire más sereno,
vuela el cuervo y la hurraca maliciosa
con gran placer gozando el tiempo bueno,
y el águila caudal, reina y exenta
de Mayo, hace grande estima y cuenta.
159r 185 Los brutos animales recebían Animales.
a Mayo con instinto muy gozoso:
alegres por los montes se movían,
por el florido valle y bosque umbroso,
las amorosas llamas revivían
190 al unicornio noble y amoroso,
también le sigue el enramado ciervo.
Todo animal le sirve como siervo.

372
SILVA DE POESÍA

El bravo toro, el oso torpe y fiero,


la hircana tigre y onza encorajada,
195 el elefante fuerte y más guerrero,
el gran rinoceronte o feroz bada,
en viendo a Mayo manso y placentero,
la furia cada cual tiene amarrada:
amánsanse el león y su braveza
200 viendo del bello Mayo la belleza.
La ponzoñosa víbora corrige, Rátiles.
en viendo a Mayo, su mortal veneno;
pasa el lagarto, que al que muerde aflige,
sin empecer a otro animal terreno;
205 cualquiera rátil con piedad se rige
mientras de Mayo no se siente ajeno.
Y viene la culebra a recebirle
con nueva vestidura y a servirle.
159v El mar undoso, llano y sosegado
210 con su apacible vista se mostraba ..
Neptuno anda sobre él regocijado Neptuno.
y con tridente rico le allanaba; Mar.
Tritón, el gran trompeta de él amado, Pejes.
la resonante trompa ante él tocaba;
215 dulces sirenas van con él cantando
y los delfines cerca de él saltando.
Salen las valentísimas ballenas
y cuantas bestias cubre el mar y encierra
de mansedumbre y regocijo llenas
220 dando rocíos a la alegre tierra,
y al manso Mayo ofrecen las estrenas
por las tormentas que del mar destierra
con su paz y blandura victoriosa
con que el viento y el mar huelga y reposa.
225 De los silvestres dioses el contento Dioses silvestres.
no se puede explicar y la alegría

373
--
EUGENIO DE SALAZAR

viendo sus campos y recogimiento


lleno de hierba y flor y lozanía.
Salen gozosos de su encerramiento
230 a dar el parabién al que venía,
a Mayo, cuya vista fue gozosa
al gran dios Pan y a Ceres, sacra diosa. Pan, Ceres.
160r Con la beldad que al mundo hermosea
Ve1111s,
del excelente Mayo y su riqueza
Cupido.
235 tuvo placer la diosa citerea
que piensa ahora sublimar su alteza.
Y su caro Cupido se recrea
sin ver, con oír solo la belleza
de Mayo y de su gesto y de su modo,
240 que basta a enamorar el mundo todo.
Con el ayuda grande que le viene
del buen amigo, juzga amor por cierto
que ya el dominio y poderío tiene
de todo lo poblado y lo desierto,
245 y que hará el efecto que conviene
para dejar cualquier costado abierto
so cada flor y rosa aljofarada
poniendo una saeta enherbolada.
Las bellas ninfas mucho se alegraban Ninfas.
250 con el lucido Mayo y su hermosura
y cuando la tiniebla ahuyentaban
rayos del rojo Apolo de su altura,
dejaban las moradas do moraban,
aunque eran de cristal y plata pura,
255 para gozar bien de él y sus despojos
cebando en su beldad sus bellos ojos.
160v Al viento sus cabellos esparcidos
como rayos del sol resplandecientes,
por sus espaldas lindas extendidos,
260 andaban con gentiles continentes
en los prados pintados y floridos

374
SILVA DE POESÍA

hiriendo con sus voces eminentes


y con su vista el aire y cualquier lado,
aunque estuviese de diamante obrado.
265 Con mano delicada y muy hermosa,
blanca más que la fresca mantequilla,
cuál cogía la flor y cuál la rosa,
aquí la rama, allí la hierbecilla
era del bel rocío muy gustosa
270 cosa ver ir rodando la gotilla
por cada linda flor y verde rama
cual fino aljófar cuando se derrama.
Cuál lleva muy contenta a su morada
en blanca mano lindo ramillete,
275 cuál de olorosas flores va cargada,
cuál en los lindos pechos se las mete,
y cuál teje guirnalda muy pintada
y a su cabeza de oro la promete,
y cuál suspira y cuál va con desmayo
280 con el amor del amoroso Mayo.
16lr No había menor gasajo en las majadas Pastoras.
de ver a Mayo en ellas tan garrido.
Las pastorcillas salen enramadas
al son de tamborinos con ruido
285 como la leche blancas, coloradas
como el clavel muy fino y encendido
y frescas como rosas: parecían
flores que en verdes prados florecían.
De los pastores unos se alegraban Pastores.
290 larga y veloz carrera apresurando,
otros la fuerte lucha ejercitaban
las ocultas arterias señalando,
otros con larga honda enderezaban
pesada piedra al hito zorriando
295 y otros, con la zampoña en boca y mano,
no daban la ventaja al mantuano.

375
EUGENIO DE SALAZAR

En los poblados, pues, las damas bellas


menor placer con Mayo no mostraban,
replandecientes todas como estrellas.
300 A verle con gran gozo se asomaban
y había tanto que mirar en ellas
que muchos del bel Mayo se olvidaban
porque su hermosura y bizarría
los ojos y el juicio suspendía.
161v 305 Unas de telas ricas bien vestidas,
otras de claros rasos arreados
y otras con varias sedas bien lucidas
de pedrería y perlas adornadas.
Como en retablo a do están esculpidas
310 o con sutil pincel y mano obradas
imágines muy lindas con labores
hechas de plata y oro y mil colores.
También de los galanes amorosos Galanes.
fue muy alegremente recebido
315 con lindas galas, trajes muy vistosos:
quien más puede, ese sale más lucido.
Y no solo en arreos tan costosos
mostraban el placer de ver venido
su deseado Mayo, mas hacían
320 mil muestras del gran gozo que tenían.
Cuál el feroz caballo revolvía
con freno y blanda mano le guiando
y luego con gran furia arremetía
con viva espuela y grito le animando;
325 cuál la sonora lira sacudía
con suelto y limpio toque; y cuál, cantando,
el aire hiere con suave acento,
dulzura dando y entretenimiento.

376
SILVA DE POESÍA

Los nobles caballeros, los señores, Caballeros.


los príncipes y grandes, sus iguales, Señores.
los altos reyes, los emperadores, Príncipes.
sus ilustres palacios y reales Reyes.
reciben con amor y con amores Emperadores.
a Mayo y sus adornos celestiales
335 haciéndole favor con su grandeza,
y él reparte con ellos su riqueza.
Pues viéndose de todos recebido, Consideraciones de Mayo.
Mayo, con tanto aplauso y alegría,
sintiendo en todas partes ser querido
340 por su beldad y gala y lozanía,
por n.o se ver de tanto honor caído
y punto no perder de su valia,
cómo sustentará su ser, pensaba,
y sobre aqueste intento así hablaba:
345 Todo se pasa en esta vida humana,
no hay debajo del cielo cosa estable;
¿cuántos son hoy que no serán mañana?,
¿qué no muda la rueda variable?
Por tanto en sus eventos mucho gana
350 quien pesa lo fntw·o y más durable
pues nos avisa aquel refrán sin falla:
quien no mira adelante atrás se halla.
162v Forzosamente tengo de ausentarme
y no será hasta un año mi tornada;
355 treinta y un días traigo para holgarme
y no me será un hora prorrogada.
El mundo tiene luego de olvidarme
porque aunque mi hermosura es de él amada
de lo que no ven ojos siempre veo
360 que pierde el corazón luego el deseo.
Apenas habré vuelto la cabeza
cuando vendrá el estío abrasador

377


EUGENIO DE SALAZAR

con su fuego a abrasar pieza por pieza


mis flores y verduras y frescor;
365 y contra mí ya veo se endereza
tras él luego el otoño capeador
que ha de dejar mi estado destruido
y a mis campos sin capa y sin vestido.
Y si algo aqueste por robar dejare,
370 vendrá el invierno frío y riguroso
con gana de talar lo que hallare
y no dejará roso ni belloso.
Este me asolará lo que quedare
y hará lo mismo cualquier envidioso
375 como cuando se muere el avariento
que roban cuantos pueden su talento.
163r Según aquesto, pues me veo pujante,
bien es asegurar mi gran riqueza
si no quiero perder en breve instante
380 mi ser, mi lustre y gracia y mi lindeza.
Mas para el buen suceso es importante
pensallo con juicio y madureza
que en lo que mucho va, por gran bien hallo
mirallo ante el efecto y remirallo.
385 En árboles o plantas asentalla
no es bien, ni por los campos extendella
do vengan los patanes a pisalla,
los orejudos asnos a pacella;
ni en ricos edificios colocalla
390 ni en orientales piedras sostenella
porque la suavidad de la hermosura
no se aplicará bien a cosa dura.
Querer en el más puro oro esculpilla
o en fina plata es cosa detestable,
395 cualquiera con razón debría escupilla
porque volverá fea y espantable.
En peces, en sirenas envestilla

378
SILVA DE POESÍA

donde no pueda verse, no se hable


pues debe la hermosura aventajada
400 siquiera con los ojos ser gozada.

1 63 v Ponerla en ave alguna es perdición


que el aire corta a modo de cometa.
En otro animal bruto es sinrazón
dejar un don y gracia tan perfeta.
405 Ni en cosa que carezca de razón,
en sol ni luna, estrella ni planeta,
que si en celeste cuerpo la coloco
los ojos de la tierra alcanzan poco.
El hombre, al parecer, es buen sujeto
410 para fiarle aqueste gran recibo
por ser entre animales más perfeto,
más noble, principal y sensitivo.
Empero, aunque él no sea bello objeto,
su ser a los demás será excesivo.
415 No ha menester el hombre ser hermoso
sino esforzado y sabio y virtuoso.
A la mujer será más adaptada
de la beldad la gran prerrogativa
y en ella más tenida y estimada.
420 Sea de condición blanda o esquiva
y cuando en una dama sublimada
mi hermosura y gracia quede viva,
no temeré las suertes del olvido
ni el tiempo cantará que me ha vencido.
164r 425 Y al fin en una dama me resuelvo
perpetuar mi gracia y hermosura
que cuanto más lo vuelvo y lo revuelvo
muestra mejor aspecto la figura.
Ahora presto a la buscar me vuelvo
430 sin dar a aqueste efecto más largura,
que lo resuelto con maduro acuerdo
sin dilación lo cumple el hombre cuerdo.

379


EUGENIO DE SALAZAR

Y pues correr el mundo determino


para buscar esta excelente prenda,
435 quiero meterme luego en el camino
sin que la envidia mi designio entienda.
No quiera perturbar el don divino
a la que su destino me encomienda
pues yo la busco tal que bien merezca
440 que en ella mi hermosura permanezca.
Cuando decía el sabio Mayo aquesto, Cosmografía abre
viada,
en la felice Arabia deleitosa
se halla en el emporio manifiesto
de Adén, ciudad muy rica y populosa; Asia.
445 y prosiguiendo ya su presupuesto
por junto a la ribera sonorosa
del mar Bermejo hacia do el sol nace
toma el camino que seguir le place.
164v Llegó a la petrea Arabia donde vido
450 el gran monte Sinaí do fueron dadas
al gran Moisén, varón tan escogido,
las tablas de la ley tan estimadas.
Y entró en Judea y en el favorido
pueblo de Dios, adonde las malvadas
455 gentes ingratas de él no conocieron
al Redentor y muerte en cruz le dieron.
Vio luego del Jordán los nacimientos
cerca del monte Líbano, el nombrado,
y llevando adelante sus intentos
460 la grande isla de Chipre ha visitado
y luego en Rodas vio los fundamentos
del Coloso en el mundo tan mentado, Coloso y Mausoleo,
y entró en la menor Asia deseoso dos de las siete
maravillas del mundo.
y llegó en Caria al Mausoleo famoso.
465 Vio a Éfeso en Jonia y de Diana Templo de Diana, otra
ya arruinado aquel templo tan frecuente. de las siete maravillas
del mundo.

380

-
SILVA DE POESÍA

Pasó por Frigia y vio con fuerza humana


por tierra echado el pueblo preminente
de la gran Troya y dijo: ¡Oh inhumana
470 dureza griega, bárbara, inclemente!
¡Ay de las damas dos tan sin ventura
que aquí gozaron de mi hermosura!

J65r
A la mayor Armenia se endereza
do vio al Tigris y Eufrates que salían
475 del monte Tauro y con no igual presteza
por campos amenísimos corrían.
Vio al Sila, que sostuvo en su cabeza Sila, monte.
el arca de Noé, donde venían
ya las reliquias del extinto mundo
480 sobrellevadas por un mar profundo.
A Calcos, la mentada, el paso tira
do estuvo aquel dorado vellocino;
y la grande Meotis luego mira Meotis, laguna.
do el Tanais pone fin a su camino. Tanais, río.
485 Y en tierra de los getas ya respira,
que son los claros godos de quien vino
la soberana prole y alta silla
de los ínclitos reyes de Castilla.
Por la Sarmacia de Asia se entra luego
490 y por la gran Tartaria do habitaron
las fuertes Amazonas, que con fuego
de corazón mil gentes sujetaron.
Y dijo: No soy yo tan rudo y ciego
que la beldad que todos estimaron
495 la ponga en dama falta de una teta
do no puede hermosura haber perfeta.
165v La septentrional Scitia ve despierto
y Valga o Rha, aquel río caudaloso,
que es la valla que parte con pie cierto
500 al tártaro del scita valeroso.
Y hacia do el sol nace a paso abierto

381
EUGENIO DE SALAZAR

guía por su ribera muy ganoso


y luego se metió en el mar hircano
y vio los puertos caspios a una mano.
Bajó a la Babilonia, tan nombrada, Muros de
Babilonia ot
las siete m' a ra d
y viola con su cerca tan famosa
del Tigris y el Eufrates abrazada, ravu¡e
as,
que la hacen más fuerte y más hermosa.
De allí se fue a la Persia señalada Imao, lllo
nt e.
510 y vio la altura del Imao fragosa,
también los nacimientos admirables
del Indo y Ganges, ríos memorables.
Y sin que su camino se torciese El muro de la China,
la oclava maravilla del
ve las dos Indias y el gran promontorio muudo, que tiene in.Is
515 de Comorín y la áurea Quersonese de 500 leguas de largo y
y pasado el dorado territorio es de hermosa canterla y
vio el lago Zencuchay, sin que perdiese muy alto y fuerte.
de vista el largo muro que es notorio
del tártaro defiende a la gran China
520 sin temer bala ni secreta mina.

166r Entró en la gran Suntún, ciudad crecida,


real cabeza de la China rica, Thailin, el reino de la China.
de frutos y lindezas bastecida,
que siempre los produce y multiplica.
Y habiendo andado aquesta gran partida
525 de la gran población mediana y chica
de la Asia y sus distritos y mojones
pasóse el presto Mayo a los Japones.
Y estuvo dentro de su gran Meaco Archipiélago índico,
y anduvo este archipiélago espacioso, Gran Meaco, ciudad
530 todas sus islas, que ninguna saco. cabeza del Japón.
Vio el Mayo diligente y presuroso
la cristiana Manila que, aunque flaco,
su fuerte le defiende el Poderoso.
Llegó al Maluco e islas donde olía
535 el rico fruto de la especería.

382
SILVA DE POESÍA

De Anián de allí subió al estrecho


que la Asia de la América separa. América.
Y al cabo de fortunas vido el pecho,
también al mendocino vio la cara,
540 de allí a la Nueva España fue derecho
y en la famosa México repara
adonde el Motezuma, gran persona,
tuvo su monarquía y su corona.
J66V El promontorio de Cotoche vido
545 y pasa a ver la noble Guatemala
y a sus volcanes altos ha subido
y fue a hacer en Panamá la escala,
habiéndose primero entrometido
entre el desaguadero que al mar cala
550 y el borrascoso mar del Papagayo,
que a muchos navegantes da desmayo.
Pasóse luego a la nombrada Lima,
cabeza del Pirú de gran renombre,
y entró aquella ciudad del Pirú prima,
555 que de los reyes tiene el claro nombre.
A Pariacaca llega y puesto encima Pariacaca, puerto muy alto.
vio que aquel puerto enfría a cualquier hombre;
y llega al alto Cuzco, principado Cuzco, ciudad.
y asiento de los ingas sublimado.
560 Llega al Callao y vio la gran laguna
de Tiquicaca y la ciudad fundada
del valeroso Gasea, a quien fortuna
vencedor hizo sin sacar la espada.
Los charcas ve do la celeste luna
565 y la ciudad terrestre es plateada
del rico Potosí, aquel franco cerro
que da más plata que Vizcaya hierro.
167r Corre las faldas de los montes Andes
que parece su término infinito,

383
EUGENIO DE SALAZAR

570 de donde nacen los dos ríos grandes


que tiene el orbe nuevo en su distrito:
el de la Plata y Marañón, que aunque andes
este esférico globo en circuito
otros no hallarás por aventura
575 de mayor latitud ni más altura.
Entró en la fértil Chile, donde el oro
a nuestros españoles se demuestra,
de do sacó Valdivia un gran tesoro
de minas que labró de rica muestra.
580 Y vio a los que no guardan el decoro
en tiempo alguno a la alta gente nuestra,
hablo de los feroces araucanos,
que nunca se han rendido a nuestras manos.
Y habiendo ya la América corrido
585 que por sus partes ciñen a lo largo
los dos mares del Norte y Sur tendido,
a su salida busca el desembargo
por Magallanes, por el cual salido Magallanes, estrecho de mar.
al océano fluctuoso y largo
590 por él fue atravesando con bonanza
al cabo alegre de Buena Esperanza.
167v Y vido de la Luna el eminente África.
monte de donde el Nilo fértil sale
a dar a Egipto con su gran creciente
595 fertilidad que tanto presta y vale.
Y luego entró por la Etiopía gente
do el oro y plata mucho sobresale.
Mozambique, Melín, Cafres, Sofala,
que muchos son gente disforme y mala.
600 Fuese entre los dos ríos deleitosos
Cembre y Cuama que el profundo lago
Cafates echa y hace caudalosos.
Y llega a Meroe y a su fértil pago
y vio aquellos palacios generosos

384
SILVA DE POESÍA

605 de Candace, ya puestos en estrago, Candace, reina de Saba.


que por cualquiera parte que camina
lo antiguo halla puesto ya en ruina.
Y viendo Mayo aquella gente prieta
tan falta de valor y entendimiento,
610 no le parece conclusión discreta
allí exponerse a tanto detrimento
ni para aqueste fin tal gente aceta,
antes pasó diciendo: A lo que siento
no asentará aquí bien mi hermosura,
615 pues que sobre lo negro no hay tintura.
J68r Las Libias dos y Garamantas pasa,
los ríos Drago y Estechires mira,
del lago Quelonides vio la casa
y al Arsinario promontorio aspira, Arsinario, promontorio
620 y del grande Atlas vio el grandor sin tasa Cabo Verde.
a cuya cumbre no alcanzó la mira Atlas, monte.
y luego pone su mirar derecho
de Gibraltar al frecuentado estrecho.
Las Islas Fortunadas vio primero,
625 su montaña Doramas excelente Pico de Teida, un altísimo
volcán de la isla de Tenerife.
a cuyo corte da Canaria el fuero
de Teida, el pico muy sobresaliente.
El árbol admirable y siempre entero
que la sed mata a la herreña gente,
630 vio aquellos pagos útiles y amenos
de rico vino y dulce azucar llenos.
A la África menor da luego el salto
y cerca de los Sirtos peligrosos
vio del Templo de Amor el sitio falto
635 ya de edificio y torres suntuosas.
Y luego donde el muro ilustre y alto
ciñe a la gran Cartago y las hermosas
riberas del gran Nilo discurriendo,
la Nubia.y la Marmárica va viendo.

385
EUGENIO DE SALAZAR

168v 640 Entra en Egipto do las levantadas Pirámides de E


pirámides de Menfi al mundo espantan; de las siete ma gipto, llna
ravilJas
mira al gran Cairo y vio sus dilatadas .
calles, que crecen tanto y se adelantan;
y a Alejandría vuelve las pisadas
645 y a Faro, donde ya no se levantan La torre de P
ar
las blancas haces de la insigne torre de las siete ma una
rº•avuJas.
que ya no alumbra al que en aquel mar corre.
Y así, habiendo corrido todo cuanto,
incluye el largo Atlántico océano
650 y el Arábico seno al otro canto
con el Índico mar el meridiano
y el mar Mediterráneo por su tanto
asido el uno al otro mano a mano,
no le quedó en la África arenosa
655 gente por ver, y aún Mayo no reposa.

Antes, se mete en la poblada Europa Europa.


de sus lindezas y colores tinto
y con la grande Creta, hoy Candia, topa
do estuvo aquel cerrado labirinto
660 y Júpiter vistió la primer ropa,
sintiendo en ella su primer instinto.
Llegó a los montes del Peloponeso
mas no dejó de caminar por eso.
169r La montuosa Arcadia luego apea
665 donde el dios Pan veneran los pastores
y en la laguna túrbida lernea
con Hidra la serpiente y sus furores
tuvo Hércules, el fuerte, la pelea,
y con su alfanje y filos cortadores,
670 mediante su valor y fuerte brazo,
del fin de sus cabezas llegó el plazo.
Los montes Fole y Menalo pasando, La estatua de Júpiter que
estaba en este templo fue
entra en la Acaya fértil y agradable una de las siete maravillas
del mundo por su grandeza-

386
SILVA DE POESÍA

donde en solemne puesto va mirando


675 del templo Olimpio grande y memorable
y del pasado Júpiter mentando
el simulacro inmenso y admirable,
y entró en Corinto y vido el espectáculo
do Delfos respondía en ciego oráculo.
680 A Atenas llega donde florecieron
las letras de Platón y su doctrina,
que los que la divina no entendieron
tuvieron por del cielo y por divina.
Sus pasos en Beocia le metieron
685 donde en la dulce fuente cabalina
y en el Citerón, monte grandioso ,
las musas cantan con cantar gustoso.
J69V Pasó a Pieria, patria amada de ellas,
y a las floridas cumbres del Pierio Pierio, monte.
690 y clara fuente Libetra donde ellas
se bañan y reciben refrigerio.
A Focis luego, donde son por ellas
dos montes celebrados de su imperio,
Parnaso y Helicón, y la alta fuente
695 Castalia, que da gusto al elocuente.
Entró en Tesalia y vido el gran monte Osa
y el alto Olimpoy campo farsalino Olimpo, monte.
do fue aquella batalla sangüinosa
en que faltó a Pompeyo su destino.
700 Vio el mar Egeo y Quersonese herbosa, Táurica quersonese.
el Bósforo, Helesponto y Ponto Euxino,
y la Meotis, dicha Temorinda, Bosforo cimerio.
laguna famosísima y muy linda.
De allí Mayo tomó sin pesadumbre
705 para Constantinopla derecera
do vio del monte Ródope la cumbre
y del río Neso la veloz carrera.
Hacia el septentrión subió la lumbre

387
EUGENIO DE SALAZAR

y vio las grandes bocas desde fuera


710 del grande Tanais, río celebrado,
y Boristenes, río señalado.
170r A la europea Sarmacia el paso muda
do ve dos grandes lagos que se hacen,
el Cándido y Finómico, y sin duda
715 los ríos dichos de estos lagos nacen,
y el grande Volga, que de allí se ayuda.
Luego fue a otras provincias que le placen:
la nórtica Biarmia y el mar vido
livónico y suevo embravecido.
720 Llega a la grande Escandia, pasa y anda
sus campos y riberas deleitosas.
Salta a la fría Hibernia, que es Irlanda,
do están aquellas cuevas temerosas.
A Escocia vuelve luego su demanda
725 y a sus pueblos y plazas tan copiosas
Entra en Bretaña, dicha Ingalaterra,
y estuvo en Londres y en su fértil tierra.
Pónese en Flandres y en la rica Amberes,
que el río Escalda ayuda y enriquece
730 y la acrecienta mucho sus haberes
con los navíos ricos que la ofrece.
Visita a Gante y mira a las mujeres
de prendas, que es ciudad que se engrandece
por ser su hijo el grande Carlos Quinto
735 cuyo nombre jamás se verá extinto.
170v Entró en las dos Germanias, baja y alta,
y en las Polonias traspasando el Reno. Reno, río.
Vio las Panonias a quien tanto esmalta
el gran Danubio, tan copioso y lleno, Danubio, río.
740 y a la Bohemia y su grande Albis salta, Albis, río,
que fue al romano imperio linde ameno
De ahí bajó a Venecia, la estimada,
en el mar Adriático encallada.

388
SILVA DE POESÍA

De allí fue a los Picenos, do es la Marca Alias Marchia.


745
de Ancona, y atraviesa el Apenino Apenino, monte.
y sin tomar navío ni otra barca
va enderezando a la Sicilia el tino
donde el alto Etna tierra y mar demarca, Etna, monte.
y de Escila y Caribde el desatino,
750 y atrauesando el Faro de Mesina, Faro, estrecho de mar.
la angosta y larga Italia peregrina.
Vídose en Roma, universal cabeza
do la silla apostólica está puesta,
y púsose a pensar allí gran pieza
755 y da a su pensamiento tal respuesta:
El universo he andado sin pereza,
que España y Francia solamente resta,
y en todo cuanto he visto y cuanto he andado,
ser para mi beldad no le he hallado.
171r 760 Que aunque en el largo mundo he descubierto
damas de cualidad en quien pudiera
al parecer poner con grande acierto
mi hermosura, nunca Dios tal quiera
que yo asiente tal don en cuerpo muerto
765 que tal puede llamarse donde quiera
el que a su criador no reconoce
ni le adora ni sirve ni conoce,
que la gentilidad no es gentileza
que merezca gozar un don tan alto
770 como es el de mi gracia y mi lindeza.
Ni yo seré tan de juicio falto
que en dama no cristiana mi grandeza
quiera perpetuar que, si yo falto
en darle cual convenga el aposento,
775 todo caerá fundado en ruin cimiento.
Y mucho menos esto merecieron
los que, lavados en el gran bautismo,

389
EUGENIO DE SALAZAR

la fe cristiana y religión perdieron


haciéndose enemigos de Dios mismo
780 y por seguir sus vicios pospusieron
el premio del perfecto cristianismo.
Dama mora, infiel ni luterana
no se verá con mi beldad ufana.
171v No sé si asiente en esta grande Roma
785 que el ancho Tibre riega dulcemente
mi hermosura, temo no se coma
de polilla por cosa impertinente
o, como nave surta, de la broma.
Que como en esta Roma la más gente
790 está a la santa iglesia dedicada
de bellas damas no se les da nada.
En fin, será bien ver lo que me queda
de este terrestre globo, que ya acabo.
Acabaré de rodear la rueda
795 y llegaré de mi jornada al cabo
y entenderé mejor cómo se pueda
perpetuar sin nota y menoscabo
la hermosura mía, dónde crezca
y en un sujeto digno resplandezca.
800 Esto diciendo, a la gran Francia parte,
los Alpes a gran prisa atravesando Alpes, montes.
y vio a la gran París de parte a parte
y a Sequena, su río, que calando
por medio va de la una a la otra parte.
805 Y a Galia Narbonense atrás dejando,
pasó los grandes montes Pireneos
y pónenle en España sus deseos.
172r Do vio los promontorios tan famosos
de San Vicente y Terrae, el fin postrero, Cabos de San Vicente
810 y corrió aquellos pueblos belicosos y Finis Terrae.
que riega el caudaloso y grande Ibero,
Guadalquivir y Guadiana undosos,

390
SILVA DE POESÍA

y los que baña el Miño y alto Duero,


y tras aquesto al grande pueblo entraba
que parte Esguevas y el Pisuerga lava.
La gran Valladolid do estuvo quedo
mirando su beldad en que se eleva
y dijo: Aquí parece debo y puedo
de mi perpetuidad hacer la prueba
820
pues en este lugar nació el gran dedo
de Dios que todo el bien tras sí se lleva,
el gran Filipe, en nombre hoy el segundo
y en valor sin primero en todo el mundo.
Pero no puedo hacer aquí manida
825 hasta que prosiguiendo mi camino
me vea en la ciudad fortalecida
de fuerte muro y puesto peregrino,
del río Tajo alderredor ceñida;
y así, pasando el Duero cristalino
830 y los soberbios montes de Tablada,
llegó a Toledo y su real morada
adonde vio de damas tal pujanza

que puesto en el fiel el bello resto


pendía a aquella parte la balanza
835 con cuanta beldad vido hasta aquel puesto.
Aquí fuera mi gusto y mi holganza,
dijo el bel Mayo con alegre gesto,
y aquí de gana me perpetuara
si el destino adelante no pasara.
840 Mas llevo mi disignio enderezado
a ver otro lugar de aquí cercano
do en breves pasos me veré llegado
a buscar una dama de mi mano.
De la imperial Toledo se ha mudado
845 con gracia y continente soberano
y llega al noble asiento de gran fama Guadarrama, río de Madrid
que mira al claro río Guadarrama. que por otro nombre se
llama Manzanares.

391
EUGENIO DE SALAZAR

172v Entró en la generosa y real villa


que a ciudades insignes se adelanta,
850 palacio de los reyes de Castilla
que sobre los más altos se levanta,
y comenzó a mirar con maravilla
su claro cielo y fija y llana planta,
ilustre y vistosísima montea,
855 y el fuego que la cerca y la rodea.
Miró del ancho pueblo la grandeza
y la frecuencia y grande henchimiento,
la majestad, el temple y la realeza;
notó la suerte del felice asiento,
860 el lustre de la gente y la nobleza,
cortesanía y buen entendimiento;
miró las damas y su ser precioso,
gentil, honesto, grave y muy hermoso;
y dijo: En este puesto me parece
865 mi hermosura quedará bien puesta
porque donde se estima, se merece
y donde a toda cosa está antepuesta
aquí la gracia y la beldad florece,
aquí la goza gente bien compuesta.
870 Fija quiero dejar aquí la mía
para que goce de un perpetuo día.
173r Que pues aquí su alto asiento tienen
los grandes reyes de la insigne España
y aquí del universo van y vienen
875 la gente natural y gente extraña,
y de las claras prendas que convienen
siempre este claro puesto se acompaña,
conviene que en Madrid esté presente
mi clara hermosura y muy patente.
880 Tocó a este tiempo en el despierto oído
del noble Mayo un muy suave canto Actos de la perpetuación.

392
SILVA DE POESÍA

de un ave graciosísima que vido


de una alta torre en el hermoso canto,
la cual con su dulcísimo sonido
le hizo reparar en ella al tanto
g85
y le admiró su gracia y su grandeza,
su extraña y su rarísima belleza.
Era en las alas verde y colorada
cual la celestial Iris y con esto
890
de mil varios colores perfilada,
pecho y cuello de azul y oro entre puesto;
tenía la cabeza coronada
de una galana cresta y sin aquesto
la bella y larga cola que extendía
895 de linda, varia y rica plumería.

J73V
Pensaba Mayo si sería acaso
la Fénix una, la que allí miraba,
mas que desde el oriente hasta el ocaso
venido hubiese no se le asentaba.
900 Aunque considerando bien el caso,
pensó si la linda ave demostraba
haber dentro en la torre algún sujeto
en quien hacer pudiese el bello efeto.
Y así a la ilustre torre se abalanza
905 al salir del lucero luminoso,
lleno su corazón de confianza
que hallará un lucero más lumbroso,
y entró a una rica cuadra sin tardanza
buscando aquel tesoro codicioso.
910 La cuadra estaba bien aderezada
con muy ricos doseles adornada.
Allí un dorado lecho, aunque pequeño,
con cobertor de plata y fina seda,
Don donde una niña estaba en dulce sueño.
915 na Nadie la entrada al lindo Mayo veda.
Ca Cantaba el ave, que al divino dueño

393
EUGENIO DE SALAZAR

ta tanto obedecer quiere que está queda,


lin linda armonía en su cantar mostrando,
a a los que la oyen grande gusto dando.
174r Ca Cabezal blanco de valor subido,
rri rico de seda y oro y pedrería,
labrado con grande arte y gran sentido,
la linda niña tiene en que dormía.
o Ondas en él vistosas y embutido
925 un escudo que a trechos relucía
donde en sangüíneo campo campeaba
un bel castillo de oro que alumbraba.
Miróla el sabio Mayo muy atento,
miró el color tan lindo y las facciones,
930 y de su vista queda muy contento
viendo su perfición y perficiones
de su fisionomía el fundamento,
para dotarla de sus bellos dones.
Y dijo: Tuya es ya la gran ventura,
935 niña, que quede en ti mi hermosura.
Ya en tu figura, bella niña, leo
que has de ser en virtudes esmerada,
que es el cimiento que yo más deseo
do quede mi beldad más bien fundada,
940 que do hay mancha de vicios nunca creo
la hermosura puede ser preciada:
la linda luna muy más linda fuera
si manchas en la cara no tuviera.
174v De honestidad serás espejo claro
945 y de recogimiento muy seguro,
que para la beldad es grande amparo
y de seguridad un fuerte muro,
que donde aquesto falta no hay reparo
que la defienda de un suceso escuro
950 con que estropiece y gran lisión padezca
y su bella blancura se ennegrezca.

394
SILVA DE POESÍA

Entiendo que has de ser casta matrona


y en este don precioso muy constante
que ha de resplandecer en tu persona
955 como en rico joyel real diamante.
Y en la que a aqueste rico don perdona
no puede mi beldad ser bien sonante,
que si no vivo en un sujeto casto,
mi beldad se desdora y yo me gasto.
960 Y de humildad conozco en ti señales
con que a mi beldad has de levantalla
y que no has de estimarte en lo que vales
y que por eso más han de estimalla:
que la soberbia allega muchos males
965 a mi beldad y causas para odialla,
pues es de su yo mala y tan odiosa
que vuelve fea a la mujer hermosa.
175r Estoy muy cierto que has de ser muy pía
y de la caridad grande amadora,
970 que has de sufrir por Dios la demasía
del mundo y resistirla a cualquier hora.
Virtud que aumenta la hermosura mía
y sube a la beldad y la decora,
que cuando un bello pecho sale fuerte,
975 resiste al mundo, al diablo y a la muerte.
Veo en ti muestras de saber y aviso,
de consideración llana y discreta,
de gran reposo, flor del paraíso,
de una cordura y madurez perfeta,
980 que sin estos puntales de improviso,
sin que la valga estrella ni planeta,
suele caer de la sublime estima
la hermosura y la fealdad encima.

395
EUGENIO DE SALAZAR

Y veo de tu sangre limpia y clara


985 la muestra manifiesta en ese escudo
sobre que tienes tu preciosa cara,
con que de tu nobleza yo no dudo.
Cosa para mi ser preciosa y cara,
pues el claro linaje siempre pudo
990 centellear en una cara bella
y la belleza en él cual clara estrella.
175v Y sobre todo está mi beldad cierta
por la piedad del alto Dios piadoso
que en su servicio vivirás despierta
995 y siempre en un amor muy fervoroso,
y que jamás ha de cerrar la puerta
tu alma santa a su divino esposo,
y que con humildad has de agradalle
y con corazón puro siempre amalle.
1000 Y pues para mi ser la mejor traza
que subirá de mi beldad el vuelo
es cuando la del cuerpo bien se abraza
con la del alma y vuelan hacia el cielo,
y pueden juntas bien salir a plaza
1005 en las alturas y en el bajo suelo.
¿En qué reparo ya?, ¿en qué me detengo
pues a esto solo de tan lejos vengo?
Esto diciendo, de la limpia cama
e ilustre torre donde reposaba,
1010 saca en sus brazos a la niña dama
desnuda así y dormida como estaba
y junto al claro río Guadarrama,
que el campo ameno de Madrid regaba,
la mete en un jardín de mil bellezas,
1015 recámara de Flora y sus riquezas.
176r Allí gran variedad de lindas flores,
de árboles de frutas muy gustosas,

396
SILVA DE POESÍA

de eras de mil hierbas y atanores,


haciendo mil labores muy vistosas,
1020 de pájaros diversos en colores
y en dulces cantilenas sonorosas,
claros estanques, fuentes cristalinas
y cosas mil al parecer divinas.
Allí muy a menudo a recrearse
1025 vienen los reyes de la clara España
y por entretenerse y aliviarse
del cuidadoso enfado que les daña;
y allí en la tierra vienen ha hallarse
del cielo un gusto que al desgusto engaña,
1030 que aquellos lindos cuadros tan floridos
dan alimento a todos los sentidos.
Allí puso a la niña generosa
sobre cama de flores extendida
al tiempo que la aurora presurosa
1035 salía con beldad esclarecida,
la cual llegó muy presta y amorosa
a dar favor y ayuda en la subida
suerte de aquella niña que enamora
y comenzaba a ser más clara aurora.
176v 1040 Los árboles sus frutas la ofrecían
llenas de flor y natural dulzura;
hierbas y flores por el aire envían
un vario olor que en suavidad se apura;
sus ojos los rosales allí abrían
1045 por ver aquella rosa y su hermosura;
la luna quiso vella de curiosa
y luego se escondió muy envidiosa;
y el fresco Manzanares, que pasando
vio su preciosa ninfa en la floresta,
1050 va con manso ruido demostrando
la voluntad de celebrar su fiesta,
y a las otras sus ninfas avisando

397
EUGENIO DE SALAZAR

que ya no emprendan competir con esta


porque como del sol cualquier estrella
1055 toma la luz, así las ninfas de ella.
A aqueste mismo tiempo despertaron
los pajaricos y aves de aquel puesto
y a celebrar el auto comenzaron
con canto alegre y varío, no compuesto,
1060 y con tendidas alas demostraron,
sobre el desnudo cuerpo y lindo gesto,
volando, su contento y alegría
de ver el nuevo Mayo que salía.
177r El ave rara que en la torre quiso
1065 con su cantar suave y deleitoso
al deseoso Mayo dar aviso
del bien por quien andaba tan cuidoso
también allí parece sobre un friso
de un mirador dorado y muy vistoso
1070 y, dando ya principio al bello intento,
Mayo miró a la niña más atento.
Mirola y viola muy proporcionada,
cogida en la cintura, ancha en el pecho,
de cuello muy graciosa y bien sacada,
1075 el cuerpo bien dispuesto y muy derecho,
la cara un poquitíco prolongada,
boca, nariz y frente muy bien hecho,
las manos largas, ojos extendidos,
huesos de fresca carne bien vestidos.
1080 Facciones, proporción y lindo talle
vio que era cual podía desearse,
sin que se viese falta que enmendalle
ní punto que pudiese mejorarse;
mas porque siempre del bel cuerpo halle
1085 blando y suave el cuero en el tocarse,
echóle una camisa deleitosa
de la blandura de la blanda rosa.

398
SILVA DE POESÍA

117v Luego de una blanquísima azucena


cuya blancura al mismo Mayo espanta,
1090 le echó otro manto de blancura amena
desde el cabello a la pequeña planta, Iczot] es un pimpollo que
y con lustroso iczotl de tierra ajena hay en la Nueva España
dio al cuerpo un lustre de belleza tanta a manera de palmito que
tiene las cabezas de las
que le dejó tan terso y tan polido pencas blanquísimas y
1095 como si fuera de marfil bruñido. lustrosísimas.

Tras esto, del clavel más vivo y fino


tomó lo colorado y de la grana
y lo aplicó con su pincel divino
a los labios y encías muy de gana,
1100 y porque este color también convino
a la encerrada lengua ya le gana,
quedó la linda boca y albos dientes
de blancas perlas y rubíes ardientes.
De la encarnada rosa alejandrina
1105 aplica el color lindo a las mejillas,
tanto añadiendo a la beldad divina
de aquella cara y de sus maravillas
que dijo: ¡Oh mi querida Catalina,
mis gracias todas quiero en ti envestillas,
1110 pues todas son en ti bien empleadas,
que siempre las tendrás tan bien guardadas!
178r Luego tomó del ébano precioso
el fino negro y con su mano prima
dio un atezado negro y muy lustroso
1115 a las pobladas cejas por encima
y a las pestañas largas do el curioso
maestro obró de inestimable estima
dos arcos para el dios de los amantes
con cantidad de flechas penetrantes.
1120 Y para abrir los ojos vencedores
de la niña gentil sin despertarla

399


EUGENIO DE SALAZAR

y aplicarles sus vivos y colores


para del todo más perficionarla,
lavólos blandamente con licores
1125 de hierbas que adormecen sin dañarla:
o fuese el opio o no sé cuál sería
que a abiertos ojos sin sentir dormía.
Tomó luego una flor de linda vista,
leonada en el color y muy lustrosa
1130 y dio color con ella a aquella vista;
en sus dos lunas tal y tan graciosa
cual nunca en otros ojos será vista,
y añade a aquesto otra porción preciosa
que fue de gravedad un rico esmalte
1135 y honestidad que nunca en ellos falte.
178v Las niñas de los ojos excelentes
matiza con tal gracia y tal viveza
que causa admiración a todas gentes
ver en dos solos puntos tal lindeza,
1140 ver allí dos luceros relucientes
que alumbra a todo el orbe su clareza,
ver a Cupido y Venus, la ensalzada,
y toda su potencia allí sumada.
Y de la blanca perlería ilustre
1145 de que el ropaje rico trae cuajado
a aquellos ojos dio en lo blanco un lustre
que fuera de ellos nunca fue mirado,
y tal que no hay beldad que no deslustre;
y al mismo Amor traería lastimado
1150 si no le preservase de contienda
y asegurase su segura venda.
Luego, con el rocío cristalino
de la apacible y lucida mañana
que sobre las galanas flores vino
1155 a darles hermosura soberana,
dio una tez tal al rostro peregrino

400
SILVA DE POESÍA

que parece divina más que humana


y tez caída del excelso cielo
en el más lindo rostro de este suelo.
r 1160 Y su labor divina prosiguiendo
J79
yendo adelante con su insigne hecho,
tomó la flor leonada que luciendo
muy linda estaba en el florido lecho;
y con su color fino fue cubriendo
1165 los capiteles de nevado pecho,
que con su escuro más emblanquecían
las dos pellas de nieve a do pendían.
Tras esto echó su dadivosa mano
al más fino oro del galán vestido
1170 y comenzó a dorar aquel galano
cabello de la niña tan lucido.
Crespo era y muy sutil y Mayo, ufano,
cual llama de oro lo dejó encendido:
llama para abrasar los corazones,
1175 cabellos para redes y prisiones.
Y dejando el pincel y los colores,
como tenía allí tanta abundancia
de varias, lindas y olorosas flores,
hizo una infusión de ellas de importancia
1180 y con los odoríferos licores,
que el aire henchían de su gran flagrancia,
infunde el cuerpo de la niña bella
dejando el buen olor perpetuo en ella.
179v Y con su arte y con su poderío,
1185 sacó del centro de su hermosura
un gentil aire y un gracioso brío
mezclado con vergüenza y con mesura,
y dijo: Aqueste don de tu albedrío
se puede confiar, por tu cordura,
1190 no quedes tú sin él, querida mía,
que la beldad sin brío es prenda fría.

401
EUGENIO DE SALAZAR

Dado el remate al hecho irrevocable


de la perpetuación maravillosa
de su gracia y beldad incomparable,
1195 vio Mayo que había hecho una gran cosa
y recebió un contento inexplicable
viendo su hermosura más hermosa
en el sujeto do la ha trasladado
que en el original de aquel traslado.
1200 Y dijo: ¡Oh clara niña que obtuviste
sin pretenderlo el don y la corona
de gracia y hermosura y mereciste
tal prez por tu virtud y tu persona!,
bendito sea el día en que naciste,
1205 bendito sea tu ser y quien le abona,
bendita sea la tierra que hollares,
bendito sea el lugar donde habitares.
lBOr Bendita la comida que comieres,
que siempre la usarás con gran templanza;
1210 bendita la bebida que bebieres,
que nunca beberás con destemplanza;
bendito sea el vestido que vistieres,
que en tu virtud jamás hará mudanza;
benditas tus palabras y tus hechos,
1215 que siempre serán justos y derechos.
Bendito sea aquel varón dichoso
que el cielo destinó para consorte
tuyo, que ha de ser hijo venturoso
de aquesta noble villa y de esta corte,
1220 salido del estípite famoso
del que fue en valentía un claro norte
y al gran moro ganó las doce estrellas
y puso él otra sobre todas ellas.

402
SILVA DE POESÍA

Bendita sea la prole y bien nacida


1225 que de tu casto vientre procediere
(por ti la haga Dios engrandecida
y le dé aquel lugar que le pluguiere),
bendita sea tu loable vida,
bendita sea tu muerte cuando fuere
1230 servido de llevar tu hermosura
el alto Dios a su divina altura.

1sov Dichas estas palabras a la bella


niña tres besos dio en su linda cara,
dos en las dos mejillas de la estrella
1235 y otro en un lado de su barba cara
donde se parecieron luego en ella
tres graciosos lunares a la clara
que a la luna y al sol y su lucero
en gracia ganan el lugar primero.
1240 Y aquesto hecho, la preciosa prenda
a su torre y su lecho restituye
sin que el aire ambiente se lo entienda
y su importante intento así concluye
y a su camino vuelve a dar la rienda
1245 sin que le sienta la que substituye,
que como era de Mayo la mañana
dormía a sabor la niña soberana.

En esta primera parte,


quedan hojas blancas.

403
1s1r SEGUNDA PARTE DE LA SILVA DE POESÍA
DONDE HAY OBRAS QUE EL AUTOR
COMPUSO A CONTEMPLACIÓN DE
DIVERSAS PERSONAS Y PARA DIVERSOS
FINES


130

J81V A DOÑA BLANCA ENRfQUEZ,


MARQUESA DE VILLAMANRIQUE,
V IRREINA DE LA NUEVA ESPAÑA

SONETO

Blanca sobre las blancas, que por suerte


de más que felicfsima ventura,
la Nueva España vino a tanta altura
que goza de tu ser sin merecerte.
s Si mi musa pudiera engrandecerte
según tu merecer y virtud pura,
cantara en tu loor con tal dulzura
que se imprimiera el canto en mármol fuerte.
Mas pues no llega a tu valor mi canto
10 y en él mi musa está suspensa y muda
ni puede haber tal voz que suba tanto,
recibe, alta señora, de mi ruda
zampoña el rudo son que llega a cuanto
puede una humilde voluntad desnuda.

131
182r BUCÓLICA

ALBAR - BLANCA

DESCRIPCIÓN DE LA LAGUNA DE MÉXICO

En el distrito rico de occidente,


donde los francos montes su riqueza
y su oculto caudal hacen patente
con gran dulzura y natural largueza
s y dan en abundancia a nuestra gente

.,
407
EUGENIO DE SALAZAR

de sus profundas venas la fineza,


allí está aquella población famosa
Tenuxtitlán, la rica y populosa.
Aquella donde el grande Motezuma
10 tuvo su corte y su real asiento,
adonde en plata y oro y rica pluma
juntaba de tributos largo cuento,
do se sacrificaba grande suma
de gente humana con rigor sangriento,
15 aquella ciudad grande que él tenía
por la cabeza de su monarquía.
182v Esta ciudad lustrosa vio Neptuno
desde el undoso sur donde reinaba,
y por poder gozar en tiempo alguno
20 de los deleites que él imaginaba,
quiso ponerse cerca, en oportuno
lugar para el regalo que esperaba,
y para que ella le comunicase
y en sus graciosas ondas se alegrase.
25 Y así, al Sur ordenó para este efeto,
calando el monte y cerro y dura sierra,
hiciese un acueducto muy secreto
por las entrañas de la firme tierra
y se pusiese por vistoso objeto
30 a la bella ciudad, donde se cierra
de verdes cerros llenos de hermosura
una espaciosa y muy gentil llanura.
Hízolo el Sur, como le fue mandado,
sin replicar y, sin tardanza alguna,
35 remaneció con la ciudad pegado
en una profundísima laguna
de su elemento y su licor salado,
patente al sol y a la serena luna,
de cerros y ciudades guarnecida
40 que verlo basta a dar gustosa vida.

408
SILVA DE POESÍA

1s3r
A su patrón marino de improviso
fue a dar la nueva dulce y deseada
de cómo le había hecho un paraíso
de agua de lindezas adornada.
45 Holgóse el gran Neptuno del aviso
y luego quiso entrar en la morada
temiendo si tardase en poseella
se le entraría Júpiter en ella.
Y así, viniendo aprisa y encubierto,
50 del ancho mar por la estrechura atina
cual cauto capitán que va cubierto
a tomar fuerza por secreta mina;
y ya llegando al deseado puerto,
salió con gracia y majestad divina
55 por la clara laguna dando lustre
al agua y campo y a aquel pueblo ilustre.
Hizo su entrada en una gran ballena
que las saladas ondas va hendiendo,
de resplandor y claro lustre llena,
60 del agua en su gran boca recogiendo,
y la ciudad y largos campos llena
de espadañadas de ella que esparciendo
iba amorosamente y rociando
los comarcanos pueblos admirando.
183v 65 Sobre la grande bestia, rica silla
de limpio nácar que del sol herido
en varios visos sale a maravilla,
cual lindo pecho del pavón lucido.
Sentado en ella, el rey, a quien se humilla
70 el mar soberbio, el que es obedecido
de los pejes más fieros y espantosos
y de los vientos bravos y furiosos.
Con grave aspecto y rostro muy sereno,
barba de plata que le cubre el pecho,

409
--
EUGENIO DE SALAZAR

75 largo cabello enriquecido y lleno


de los granates que da el tracio estrecho
y de las blancas perlas que el gran seno
del Índico océano le da en pecho,
en diestra mano lleva su tridente
so rico y hermoso y muy resplandeciente.
Cerca de él iba el viejo Sur ufano,
con gana de servirle y agradarle,
el agua sacudiendo con la mano
de la mojada barba; y a mostrarle
85 el bello puesto y lago tan galano
que había hecho para recrearle,
con los campos y cerros del contorno
y grandes pueblos de vistoso adorno.
184r Delante, gran cuadrilla de tritones
90 con las sonoras conchas resonando;
las hijas de Aqueloo con canciones
suaves los oídos recreando
y las del viejo Nereo a aquestos sones
el agua cristalina rodeando,
95 y muchos velocísimos delfines
corriendo la laguna hasta sus fines.
Yendo bojando el lago fresco y bello
vio tres peñoles verdes y hermosos
y pareciole, bien mirando en ello,
100 serían más lucidos y vistosos
cercados de agua; y luego dio en hacello
ciñendo los tres cerros deleitosos
del agua fresca con que la frescura
de ellos creció y la gracia y la verdura.
105 Tecpecingo llamó al peñol primero,
que un cerro algo pequeño significa;
y Tepeapulco al que es peñol postrero
porque en el agua y aire se amplifica;
Xico al que entre los dos es medianero

410
SILVA DE POESÍA

110 en quien nombre del medio verifica.


De cazas tiene Tepeapulco y Xico
mucho contento y copia y caudal rico.
Ya la salud del pueblo proveyendo
J84V
por cálidos veneros de la tierra,
115 de agua sacó un manantial hirviendo
en Tecpecingo con que el mal destierra,
los cuerpos limpia del humor horrendo
que a la salud destruye y hace guerra
y expele aprisa en líquidos sudores
120 las causas de accidentes y dolores.
Y porque la laguna deleitosa,
por ser de agua salada y tan profunda,
no fuese a alguna dama temerosa
temiendo su canoa se le hunda,
125 abrió una vena rica y muy copiosa
de otra agua dulce que un gran campo inunda,
y unió lo dulce allí con lo salado
dejando a entrambas aguas en su estado.
La parte dulce toda se derrama
130 sobre la fresca juncia y verde tule;
salen las puntas de la verde trama
que la fresca laguna adorna y pule:
aquí no teme la galana dama
ni hay para qué el contento disimule
I
135 porque está el agua dulce muy somera,
segura y agradable y placentera.
185r Luego las ninfas con real presencia
las claras aguas dulces ocuparon
después que con respeto y reverencia
140 ante el marino rey se presentaron,
el cual con mucho amor les dio licencia
para habitar la parte que tomaron,
con que dio más riqueza a la laguna
que al cielo las estrellas y la luna.

411
EUGENIO DE SALAZAR

145 Por ley constante prohibió la entrada


en la limpia laguna el gran Neptuno
a todo peje de la mar salada,
que no quiso que entrase aquí ninguno,
sino que se quedase reservada
150 para pescado menos importuno,
para unos peces blancos, delicados,
al gusto de las damas apropiados.
Y por hacer más linda y agradable
la gran laguna y la ciudad cercana,
155 hizo por eras un comunicable
repartimiento entre la gente indiana
para que allí, por orden admirable,
con tierra a mano y con labor galana
en el agua hiciesen milpas bellas,
160 que sale gusto y gran provecho de ellas.
185v Allí el bermejo chile colorea
y el naranjado ají no muy maduro;
allí el frío tomate verdeguea
y flores de color claro y escuro,
165 y el agua dulce entre ellas, que blanquea,
haciendo un enrejado claro y puro
de blanca plata y variado esmalte
porque ninguna cosa bella falte.
Mandó también al Sur que se extendiese
170 y por diversas partes abrazase
la gran ciudad y siempre la sirviese
con provechosos brazos y agradase;
y en ellos bastimento le metiese
y todo lo demás que le prestase
175 para sus usos, para su sustento
y para su regalo y noble aumento.
Luego volvió con un semblante grave
a los veloces y obedientes vientos

412
SILVA DE POESÍA

que allí le ministraban con suave


180 soplo y con deleitosos movimientos,
y dijo a todos ellos: Ya se sabe
que esta ha de ser laguna de contentos:
corred de hoy más por ella mansamente
sin alterar el agua ni la gente.
JS6r 185 El subsolano aquí sea saludable
y céfiro no cause fuertes truenos;
la corrupción del aire miserable
limpie la brisa y haga este mal menos;
el austro, que en sus obras es culpable,
190 en este puesto haga efectos buenos;
no espante aquí el sonido de vulturno
ni el ímpetu del áfrico en su turno.
Esto diciendo pasa y va cercando
con espaciosa y llana singladura
195 la famosa laguna, que bojando
diez mil pasos tres veces y más dura.
Y al cabo de su círculo parando
con su ballena en la mayor altura
dijo: Aquesta laguna tan preciada
200 a mi deidad la dejo consagrada;
mas porque hermosura es cosa cierta
que tiene algo divino en sí encerrado
y no merece se le cierre puerta
en lo que es a su gusto reservado,
205 yo hago en mi laguna entrada abierta
para las damas: no les sea vedado,
que de ellas siempre sean navegadas
estas mis aguas dulces y saladas.
186v Como esto dijo se metió debajo
210 del agua y a la vista desparece
y no paró hasta llegar abajo
do más el elemento se escurece.
Entre la gente, desde el alto al bajo,

413
EUGENIO DE SALAZAR

la admiración con el murmullo crece,


215 no saben si la vista los engaña
viendo visión tan nueva y tan extraña.
Alderredor de la laguna clara,
por todas partes sale y hermosea
el verde campo donde se repara
220 y repasta el ganado y se recrea.
Aquí el mastín despierto no lo ampara
ni hay en este lugar para qué sea,
que no le sabe el lobo ni le trata
ni de él aquí el ganado se recata.
225 Aquí sus juegos juegan los pastores,
aquí sus bailes bailan las pastoras
y los que de ellos tienen mal de amores
sus muestras dan de amor a todas horas:
piden remedio para sus dolores
230 a las que de ellos son las causadoras
que, cuando quiere, Amor muy bien ayuda
a la rudeza y a la lengua muda
187r El mayoral de aquesta pradería Descripción del cerro
tiene un exento cerro por majada de Chapultepec.
235 de donde otea, en asomando el día,
los prados con su fresca rociada.
Ve los ganados, ve la pastoría,
ve la laguna y la ciudad, que agrada
porque del cerro todo se descubre,
240 que es eminente y nada se le encubre.
En mostrando su cara el rojo Apolo
de resplandor y hermosura llena,
llega a rayar al bello cerro solo
con alegría y claridad serena
245 y, cuando va a alumbrar al otro polo
y darle con sus rayos clara estrena,
al alto cerro y sus floridas faldas
dora con gran beldad por las espaldas.

414
SILVA DE POESÍA

El fuerte pecho le combate el leste;


250 los lados, vendaval y tramontana;
a traición llega a embestirle el veste,
y él muy fijo a la noche y la mañana.
Contra su fuerza no hay furor que preste,
que al ímpetu mayor las suertes gana
255 y mil veces, con blanda mansedumbre,
tocan los vientos la vistosa cumbre.
Chapultepec se llama el cerro airoso
y en forma de un montón grande está puesto;
tosco a la vista, empero muy hermoso,
260 de tosca piedra al parecer compuesto,
mas entre aquellas piedras muy vistoso,
de árboles silvestres entrepuesto,
que visto da a los ojos gran contento
desde su clave hasta su cimiento.
265 Tiene por capitel un edificio
de un blanco templo el cerro peregrino
donde al dios Pan se hace sacrificio,
digo al eterno pan que es uno y trino.
Y haciendo en él las dríades su oficio,
270 a la arboleda dan frescor divino
y los agrestes faunos de las manos
andan saltando allí con los silvanos.
187v Abre en la raíz fija un ojo claro
de una agua dulce, clara, fresca y pura,
275 contra la sed de México el reparo,
el refrigerio y general hartura.
Es tan profundo el nacimiento raro
que apenas sonda alcanza a su hondura.
Sale con manso y natural sonido
280 a la vista agradando y al oído.
Junto a la boca de la clara fuente
estaba, a sombra de una gran sabina,

415
EUGENIO DE SALAZAR

Albar, el mayoral, con su excelente


Blanca, pastora de beldad divina
285 y de ventaja clara y evidente,
desde donde el sol nace a do declina,
la cual amaba el mayoral famoso
con fiel pecho, firme y amoroso.
Miraba muy atento su belleza
290 en quien cuidosa se esmeró natura:
su cuerpo airoso y gracia y gentileza,
el lustre y perfición de su figura,
los claros ojos llenos de grandeza,
cómo pasa a la nieve su blancura.
295 Mirábala también a los cabellos
que el sol parece que nacía dellos.
188r Miraba la blancura de sus manos,
que a la más blanca leche escurecía,
y sus meneos graves y galanos
300 con que al dios del amor engrandecía;
su andar medido en lindos pasos llanos
y su lustroso aseo y lozanía;
y para darla gusto y regalarla
de esta manera comenzó a hablarla:
ALBAR
305 La variedad del tiempo y de sus casos,
que tienen mil mudanzas cada día,
y voluntad del mayoral supremo,
dulce pastora, dulce Blanca mía,
de mis majadas desvió mis pasos
310 y me ha traído de uno al otro extremo.
Mas no por eso temo
ni debes tú temer, gentil pastora,
que se pueda apartar el amor mío
de tu beldad amable una sola hora
315 ni pueda haber desvío
entre mi pecho y la que dentro mora.

416
SILVA DE POESÍA

J88V Así como en el ancho y largo cielo


es sola y una la serena luna
y en todo el orbe va sus muestras dando ;
320 así, mi Blanca, tú eres sola y una
la que en hispano y en indiano suelo
eres la luna que me está alumbrando.
Siempre me estás mostrando
en tu vivir hermoso y tu figura
325 del alto cielo la beldad divina,
que eres campo de flores y hermosura
donde no hay una espina
ni tiene en qué estropiece mi ventura.
En los floridos cerros castellanos
330 y en los herbosos prados andaluces
que el gran Guadalquivir refresca y riega,
tú fuiste para mí la luz de luces.
Tu vista, con sus rayos soberanos,
la mía alumbra si está turbia y ciega
335 y si su luz no niega
a Albar su Blanca, que es su sol lumbroso
en este ejido y valles tan extraños,
terná mi corazón gusto y reposo
y alargará mis años
340 tu dulce compañía y ser precioso.
189r En esta tierra, que otros llaman rica
porque la hierba está sobre el tesoro
y yo porque tu blanco pie la huella,
ni quiero yo ni busco otro algún oro
345 sino el que veo que se purifica
en tu cabeza y pende a matas de ella,
y esa tu cara bella
es la cendrada plata que deseo;
y las hermosas flores, tus facciones.
350 No pide otras riquezas mi deseo
ni apetece otros dones
ni quiero yo otro bien de cuantos veo.

417
r11
1

EUGENIO DE SALAZAR

Como al salir del día y su mañana


el cielo y tierra escura se esclarece
355 y da a los animales gran contento,
así el monte y cañada resplandece
saliendo esa belleza soberana
de su majada y su recogimiento.
El impetuoso viento
360 se amansa con tu vista y se detiene,
alégrase el ganado en ese punto
y al alma mía gran gozo sobreviene
mirando en ti el trasunto
de cuanto lindo el cielo y tierra tiene.
189v 365 ¡Dichosa la congoja y el cuidado,
dichoso aquel temor y pena fuerte
que me causó tu vista tan hermosa,
antes que la dichosa y rica suerte
del sí matrimonial tan deseado
370 saliese de esa boca tan graciosa!
¡Dichosa y más dichosa
cualquier fatiga que haya padecido
Albar por Blanca y cuantas más padece
mi corazón leal y mi sentido,
375 que todo lo merece
tu merecer de nadie merecido!
¿Qué prados hay debajo del lucero,
qué cerros, qué gargantas, qué collados
tan ricos, tan amables y dichosos
380 como estos que por dicha son mirados
de esos serenos ojos donde espero
alivio en mis cuidados congojosos?
¡Oh, oídos venturosos
de las pastoras de la Nueva España
385 que oyen tu voz tan dulce y tan suave,
y ojos que tu beldad ven tan extraña
cual otra no se sabe
en cuanto el cielo y su rocío baña!

418
7
SILVA DE POESÍA

J90Y La leche de las madres más cargadas,


390 yo, ¿para quién la ordeño? Y los mejores
vellones de la fina lana blanca,
yo, ¿para quién los quiero? Y de mil flores
diversas las guirnaldas variadas,
¿para quién las tejió mi mano franca
395 sino para mi Blanca?
Que quien su corazón ha hecho tuyo
desde que vio tu ser y tu lindeza,
¿qué haber podrá negarte que sea suyo
pues tiene por grandeza
400 que ello ni él no tengan otro cuyo?
Que es menester que el día esté gastando
Blanca en fundar yo amor para contigo
pues no puedo dejar de siempre amarte.
Tú ves mejor que yo lo que yo digo,
405 tú ves que sin cesar te estoy amando
con amor puro y afición sin arte.
En todo tiempo y parte
hará este oficio esta alma que es tan tuya
sin que jamás en otro amor se afirme:
410 primero se verá que vuele y huya
de aquí este cerro firme
que Albar deje de amar la Blanca suya.
190v ¡Oh Blanca, blanca más que blanca nieve!
blanca en la condición, blanda y sencilla;
415 blanca en el alma que en su Dios blanquea;
blanca en costumbres, blanca y sin mancilla;
blanca en la casta fe que a mí se debe.
¿Cuál blanca hay, Blanca, que tan blanca sea?
Quien ver beldad desea
420 y blanca honestidad con ella unida
no se hallará en blanco, si te viere;
ni a ti te saldrá en blanco la creída
afición del que quiere
a ti sola por blanco de su vida.

419
EUGENIO DE SALAZAR

425 Con grande gusto y atención oía


Blanca a su Albar, que tanto amor mostraba
en las palabras dulces que decía
con que su amor y fe representaba,
y ella en su alma se las repetía
430 y en lo interior de ella las guardaba;
y porque él entendiese mejor dónde
de esta manera, al mayoral responde:
19lr BLANCA
Si por atento oído
entra el dulce contento
435 al tierno corazón enamorado,
Albar mío escogido,
¿cuál será el que yo siento
oyendo las dulzuras que has hablado?
Y de lo que me agrado
440 más que de cosa alguna
es que veo tus entrañas
y sé que no me engañas.
Tú eres mi Endimión, yo soy tu Luna,
que no cabrá en tu suerte
445 en fe ser flaco y publicarte fuerte.
Conozco que eres mío
y sé que yo soy tuya
do quiera que me trayas o me lleves,
y tanto en ti confío
450 que no temo que huya
de mí tu amor ni en otra tú le cebes.
Mas todo me lo debes
pues en ti solo he puesto
mi bien y mi alegría,
455 el amor y fe mía
y de mis pensamientos todo el resto,
sin apartarlo un punto
de ti, mi Albar, en quien lo tengo junto.

420
SILVA DE POESÍA

Si el caso variable
460 causó tan gran mudanza
como es notorio, amado Albar, contigo,
no fue conmigo estable.
También yo entré en la danza:
la tierra, el cielo, el mar es buen testigo.
465 Por valle y monte sigo
ganosa tus pisadas
y los secos rastrojos
son flores en mis ojos
si por tu senda van enderezadas,
470 que cuando amor atierra
llana se hace la fragosa sierra.
Las sierras castellanas
de mil contentos llenas
do mis ojos la luz primera vieron
475 y las prendas humanas
que tengo allá tan buenas
de mayorales que allí son y fueron
conmigo no tuvieron
poder que yo dejase
480 tu presencia en mis días;
ni aquellas dulces crías
(¡ay, quién de ellas acá no se acordase!)
que junto al Betis dejo
por tú quererlo, de lo cual me quejo.
192r 485 Ver los campos floridos,
los prados muy herbosos
y de ganado llenas las dehesas
y los verdes ejidos
de pastores graciosos
490 pidiendo a las pastoras sus empresas;
no son esas las presas
de mis ojos leales
que solo a ti ver quiero,
mi norte y mi lucero,

421

EUGENIO DE SALAZAR

495 porque conozco y sé lo que tú vales


y me vino del cielo
ser tú mi mayoral y mi consuelo.
El frío y seco invierno
la hermosura quita
500 al verde prado y campo floreciente;
y el abril blando y tierno
las flores resucita
con alegría y gala tiernamente.
Mi alma, que se siente
505 sin ti penosa y triste,
si tu vista le falta,
así sin esa falta
de tierno gozo y gran placer se viste
cual primavera rica
510 que flores de alegría multiplica.
192v Tu presencia apacible
alegra los pastores,
tu vivo silbo anima a los ganados
contra el aspecto horrible
515 de los salteadores
tigres, de quien ser suelen destrozados.
¡Oh bienaventurados
rebaños que tal guarda,
tal silbo y tal amparo
520 y mayoral tan raro
gozan, que más que a sí los mira y guarda!,
¡y bienaventurada
yo que en tal corazón estoy guardada!
No dejas tú de serlo,
525 mi Albar, pues en amarte
ninguna me igualó ni ha de igualarme.
Si quieres conocerlo,
verás que en esta parte
apenas tú podrías bien pagarme.
530 Jamás he de cansarme
de ser fiel pastora

422
SILVA DE POESÍA

del que en mi alma imprimo,


que yo tanto no estimo
de prados y dehesas ser señora
535 cuanto que me poseas,
y yo ser tuya y que tú mío seas.
Y aunque beldad florezca
J93r
en mis ojos y cara
y en mi cuerpo una airosa gentileza;
540 y aunque en mí resplandezca
un brío y gracia rara
que amanse de las fieras la fiereza,
no fundes la firmeza,
Alba�del amor tuyo
545 en partes que descrecen
con el tiempo y perecen.
Toma otro fundamento, que es más suyo:
el amor sin medida
que en esta te terné y en la otra vida.
550 Albar, cuando se ríe
el alba y luego veo
de esa tu cara la encarnada albura,
el alba no me envíe
otra gala ni arreo.
555 Albo me es todo y alba es mi ventura,
albea en tu figura
la alba y fresca rosa,
albea tu prudencia,
albea tu conciencia,
560 albea tu piedad maravillosa.
Mi Albar, nunca Dios quiera
halle el alba sin ti a tu compañera.
193v A aqueste tiempo Febo se escondía
con encendido rostro en el poniente
565 y la nocturna sombra descendía
de los sombríos montes a la gente
y la encumbrada luna ya salía

423
1
...__
EUGENIO DE SALAZAR

de humidad llena con manchada frente;


y así el grande pastor y su adamada
570 se entraron mano a mano en la majada.

132
A DON ÁLVARO MANRIQUE DE ZúÑIGA,
MARQUÉS DE VILLAMANRIQUE, V IRREY DE LA
NUEVA ESPAÑA

SONETO

Su alto cetro y gloriosa espada


la majestad real te puso en mano
porque de tu juicio más que humano
su Nueva España fuese gobernada,
5 y con tus altas prendas levantada,
celada de tu celo soberano,
amada de tu pecho tan cristiano,
de tu valor valida y amparada.
Y pues que vino del dador eterno
10 ser sometida aquesta Nueva España,
Virrey excelentísimo, a tu mando,
celebre el don de su ventura extraña,
loe a su pío Dios, pues tu gobierno
justo, pío y seguro está gozando.

133
194r [CABEZA DE CANCIÓN AJENA]

BLAS AGRAÑÉS - MINGO

B. ¿ Qué haré, Mingo, que muero Hizo esta cabeza de canción el Il."'º
y Costanza huelga y calla? Duque de Sesa, nieto del Gran
Capitán, y glósase con intento
M. Que la olvides, compañero, moral de divértir a cualquiera del
y pues te deja, dejalla. amor y afición carnal de las mujeres.

424
SILVA DE POESÍA

134
GLOSA DEL AUTOR

B. Amorío y pena ansiosa


combaten mi corazón
y Costanza está gozosa
sin dársele por mí cosa
5 aunque ve bien mi pasión.
Ando de valle en otero
cual perdida res y quiero
reventar de despechado.
¡Ay, que amo y no soy amado!
10 ¿Qué haré, Mingo, que muero?
M. Alahé, Blas Agrañés,
los bobos lo entenderán
que quien mozo de ruin es,
aunque sirva más que tres,
15 no medra para un gabán.
En la hembra no se halla
más amor por más amalla.
Por ti lo podrás sacar
que te ves para finar
20 y Costanza huelga y calla.
194v Bobura es estar penando
y a todas horas muriendo
por la que se está holgando.
Di, ¿ qué monta estar llorando
25 por la que se está riendo?

¡
Pues como a libre y artero
me tomas por consejero,

1
toma un consejo de amigo:
Y es que te consejo y digo
30 que la olvides, compañero.
Igual te será salir
del cordojo y mal que mata

425
EUGENIO DE SALAZAR

y descansado vivir,
que no viviendo morir
35 por zagala tan ingrata.
Si a tu pena desechalla
y a Costanza lastimalla
quies y bien vengarte de ella,
has de no oílla ni vella
40 y pues te deja, dejalla.
Da a la muerte el amorío
que te consume y marchita.
Mira de Costanza el brío
y la frescura. Yo fío
45 que amor nunca la derrita.
Tu camino verdadero
es dejar el mal sendero
por do tan perdido vas,
si no siempre me dirás:
50 ¿Qué haré, Mingo, que muero?
195r B. ¡Oh, Mingo, y cómo se ve
que hablas de talanquera!
A tener mi amor y fe,
a mí hinco, muy bien sé
55 hablaras de otra manera;
que si la pena se encalla,
es muy mala de arrancalla;
y así he de sufrir mi mal
aunque veo que estoy tal,
60 y Costanza huelga y calla.
M. El que más hace más vale
y salir de este barranco,
¡oh Blas!, mira que te cale;
y quien lo procura sale
65 si se esfuerza a dar buen tranco.
B. Que lo quiero y lo requiero
porque en Costanza no espero,

-
426
SILVA DE POESÍA

mas no puedo con mi llaga,


Mingo, ¿qué quies tú que haga?
:M. Que la olvides, compañero.
Quiere a la que te quisiere.
Pon en hirme tu esperanza
y no donde desespere.
Si Costanza no te quiere,
75 ¿para qué quies tú a Costanza?
Déjate Blas de miralla
y de en balde desealla,
derretirte y fatigarte.
Procura de ella apartarte
80 y pues te deja, dejalla.

195V
¿His que dé grande risada
de ti cualquier mozalbillo
viendo a Costanza peinada,
gorda, alegre y colorada
85 y a ti flaco y amarillo?
Si yo no so mal certero
ahotas Blas, compañero,
que aquesa tu buena amiga
nunca, como tú, me diga:
90 ¿ Qué haré, Mingo, que muero?
Por san, que verás, si sientes,
que es raposa y tiene roña.
Asmo que no tienes mientes
pues buscas con qué revientes
95 y no huyes tal pozoña.
Para tu tirria lanzalla,
tu fuerza y color cobralla,
dime Blas, ¿qué piensas her?,
que estás hoy peor que ayer
100 y Costanza huelga y calla.
B. Ni sé qué tengo de herme
ni tampoco por dó voy.

• 427
EUGENIO DE SALAZAR

Véome, Mingo, desherme


y no acabo de entenderme
105 ni sé si es mañana o hoy.
En prado y abrevadero
en Costanza estoy entero
y no atiendo a las ovejas.
Con tal mal, ¿qué me consejas?
110 M. Que la olvides, compañero.
196r Rebate ese pensamiento
aunque más huerte recuda.
No le dejes her asiento.
Saca de fraqueza aliento
115 que Dios es con quien se ayuda.
A Costanza, ni aun mentalla.
Antes, a mil lobos dalla
pues tan malas mañas tiene;
que aquesto, Blas, te conviene
120 y pues te deja, dejalla.

135
[CABEZA DE CANCIÓN AJENA]

MINGO-BLAS

M. Olvida, Blas, a Costanza, Esta cabeza de canción hizo


suéltate de su cadena. Burgueño. En esta glosa por Blas
se entiende cualquier hombre
No fíes en esperanza, metido en los deleites y lascivia
que no hay esperanza buena. de este mundo, lo cual se significa
por Costanza, así llamada por
lo mucho que estas cosas suelen
costar, pues cuestan las haciendas
y vidas y aun las almas.

428
SILVA DE POESÍA

136
GLOSA DEL AUTO�

M. Todo lo de aquesta vida,


¡oh, Blas!, es perecedero:
la oveja regordida,
la zagala más garrida,
5 valle y monte y el otero.
Por ende, si quies pensar
en lo que te ha de durar
hoy y siempre sin mudanza
para de ello te membrar,
10 olvida Bias a Costanza.
J96V Quita los memoriales
de ella y de su garrideza.
No pienses en sus briales,
en sus platas y corales
15 ni en su tez falsa y rubieza.
Y si quies bien remediarte
y de perdido ganarte,
no te dé Costanza pena.
Y usando de maña y arte,
20 suéltate de su cadena.
¿Qué bien esperas haber
en tan peligroso coso
que si llegas a tener
sus abrazos has de ser
25 la colmena y ella el oso?
No esperes ese fin
no te venga el san Martín
y te coja la matanza:
cuando la esperanza es ruin
30 no fíes en esperanza.
En esas bobas esperas
te estás abarrancado.

429
EUGENIO DE SALAZAR

Nunca echarás buenas geras


si vas por esas carreras
35 y no curas del ganado.
Si deseas con concierto
ir por sendero no tuerto,
no esperes cosa terrena,
porque de tierra sey cierto
40 que no hay esperanza buena.
197r B. En ál me habla, carillo,
no en quitarme de esta empresa,
que como agudo colmillo
de raposo en corderillo
45 en mí tiene hecha presa.
Como si yo desasirme
de su amorío y salirme
pudiese como de danza,
te pones, Mingo, a decirme:
50 Olvida Bias a Costanza.
Costanza no trates de ella,
que amistad tan huerte y vieja
es imposible deshella.
Más pegado estoy con ella
55 que la res con su pelleja.
No cuides que es comer migas
soltarme y que me desligas
de aquella beldad serena
solo con que tú me digas:
60 Suéltate de su cadena.
Ni procures que yo pase
vida tan triste y esquiva
que en Costanza no esperase,
que si espera me faltase,
65 me veriés patas arriba.
Mingo, como libre estás
de amoríos y no vas
tras lo que de ellos se alcanza,

430
SILVA DE POESÍA

me sermonas siempre: Blas,


70 no fíes en esperanza.
Mas juro si el aguijón
J9 7V como Blas, Mingo, sintieses
que dieses el corazón
a Costanza, y por razón
75 de esperas mal no dijeses.
Y pues vemos claramente
que a la más penada gente
esperanza la despena,
¿por qué me quies her creyente
80 que no hay esperanza buena?
M. ¡Oh Blas, Blas, cómo te veo
muy cerca de dar gran baque
si no aballas tu deseo
de ese tonto devaneo
85 en que te andas hecho zaque!
Da a la muerte esos debates
que, cuando no te percates,
te traerán la mala andanza.
Huye de esos disparates:
90 olvida Bias a Costanza.
¿A qué quies estar sojeto
a Costanza y su querencia,
que salta el lobo tu seto
mientra tú te andas eleto
95 héndole la reverencia?
Sé que Dios tu libertad
púsola en tu voluntad
y no en voluntad ajena:
desaste de esa amistad,
100 suéltate de su cadena.
19Br Aquesa mala mundana
de lueñe me la saluda,
que, si tomas la mazana


431
EUGENIO DE SALAZAR

hoy de su mano, mañana


105 tendrás morterada cruda.
No te enhotes, que contigo
use bien el enemigo
que no lo tiene en usanza,
y por eso, Blas, te digo:
llO no fíes en esperanza.
Pastores más de soventa
pasan por Costanza estrago
y están en perpetua afrenta,
porque al rematar de cuenta
llS cual es ella les dio el pago.
Ya Blas, mal pecado, sé
Costanza quién es y hue
y los enredos que ordena,
y de ella sabe, alahé,
120 que no hay esperanza buena.

137
198v [CABEZA DE CANCIÓN AJENA]

Agasájate, Pascual, Cabeza de canción ajena.


no estés tan amodorrido, Glósase debajo de fin moral
que al que más se da al dolido, para sacar de ceguedad
a un amador que se deja
más se le quellotra el mal. vencer y sujetar de las
pasiones del amor carnal.

138
GLOSA DEL AUTOR

Véote tan descuidado,


Carillo, de tu haberío
que cuido que estás trabado
del duelo desesperado
5 que llora el duro amorío.
Triste estás como la muerte

432
SILVA DE POESÍA

'
metido en pensijo huerte,
torna en ti que estás mortal
y si quies guarido verte,
10 agasájate, Pascual.
Estas zagalas de ogaño
ya sé que quieren tristura
en el corazón extraño
porque del ajeno daño
15 no tienen dolor ni cura.
1 Con una gota de miel
1 te hinche el zaque de hiel
esa que te trae perdido
y si no quies beber de él,
20 no estés tan amodorrido.
199r ¿Esperas tu quemazón
el duro pecho carc<:>ma
de llorenta o tu pas�ón
ablande aquel corazón?
25 Mejor mal lobo le coma.
Si de hembras quies saber
lo que es rece de entender
a quien pagan con olvido
por ti y muchos podrás ver
30 que al que más se da al dolido.
Si aquesa tirria aballases
y al gasajo lugar dieses,
hes que cuando te mirases
en el agua do abrevases
35 de otro color te vieses,
y quizás que tu alegreza
desharié aquella dureza.
Huelga y ríe que no hay tal
que al que más al mal se aveza
40 más se le quellotra el mal.

433

......__
EUGENIO DE SALAZAR

139
199v A LA ÍNCLITA DAMA Y SERENÍSIMA
SEÑORA DOÑA ISABEL CLARA
EUGENIA, INFANTA DE ESPAÑA
CANCIÓN XIII

Altísima Isabel con cuyo lustre


el cielo se hermosea y resplandece
y la tierra de gracia está adornada:
si fuera de mi musa tan ih,1stre
5 el tono y el estilo que os ofrece
y voz tan alta y dulce y entonada
que sin ser escuchada
sonara dulcemente
sobre el resplandeciente
10 zodiaco y su banda plateada,
y de do nace el sol a su occidente
muy celebrada fuera
canción tan eminente,
ella no la entonara ni emprendiera
15 si no esperara que un tan gran sujeto
bastaba a hacer su canto muy perfeto.
200r De vos proceda, generosa infanta,
que suba al punto mi turbada musa
de vuestro merecer tan soberano,
20 pues cantando valor y beldad tanta
de caer en mil faltas, no se excusa;
si no la vale vuestra real mano,
que ni aquel más que humano
cantar de Urania presta
25 ni la sabia respuesta
de Apolo, aquel divino cortesano,
y de su dulce lira y mano presta,
ni el punto que dar suele
la lengua bien compuesta

434
SILVA DE POESÍA

30 y pluma que hasta el cielo suba y vuele,


tan alta es vuestra suerte y hermosura
y tanta la virtud que en vos se apura.
Centro de honestidad, recogimiento
y de clara virtud vaso escogido,
35 secuaz cuidosa, imitadora cierta
de los que aspiran al felice asiento
de aquel Sion más alto, esclarecido,
que no dais paso por carrera incierta;
y con vista despierta
40 estáis siempre mirando
al sol que está alumbrando
con luz que resucita al alma muerta;
al águila caudal, tanto imitando
con vuestros claros ojos,
45 que ya os halláis gozando,
¡oh águila real!, de los despojos
inestimables del empirio cielo
desde este hondo valle y bajo suelo.
200v Está transfigurado en la divina
50 lindeza y gracia de aquesa alma vuestra,
vuestro divino rostro tan hermoso
tanto que en él se ve por dó camina
vuestro celeste espíritu y la muestra
de vuestro celo y vuestro ser precioso
55 al todopoderoso
con humildad postrado.
Y a Él tan inclinado
que ni el riesgo del trono suntuoso
ni la alta pompa del supremo estado
60 ni las galas reales
os han arrebatado
ni atajan vuestros fines inmortales
ni vuestra floreciente edad se opone
al bien para que Dios, Clara, os dispone.

.. 435
......,,
EUGENIO DE SALAZAR

65 El grande entendimiento y saber vuestro,


que en tantos varios casos se resuelve
y sobre el :firmamento ya transciende,
bien muestra haber tenido por maestro
al sabio genitor que desenvuelve
70 lo que humano juicio no aprehende.
De Nicaula no ofende
la singular prudencia,
Clara, a vuestra excelencia
ni la Julia Mammea la comprende
75 ni Tanaquil se os pone en competencia,
que del fatal laurel
tenéis la providencia
y sois, ¡oh discretísima Isabel!,
flor de los tres preciosos mirabeles,
80 tres tan prudentes y altas Isabeles.
201r Isabel Clara Eugenia, vuestra fama
es clara y su sonido dulce y claro.
De los umbrales de la clara aurora
hasta el bermejo ocaso, ¡oh clara dama!,
85 clara es vuestra persona y ser tan raro,
clara vuestra virtud, que así os decora,
alta Clara y señora;
clara vuestra bondad,
clara vuestra piedad,
90 claro vuestro valor, que tanto os dora,
clara vuestra largueza y caridad,
clara vuestra razón,
clara la majestad,
claro el entendimiento y discreción
95 y clara como el cielo vuestra vida.
ínclita Clara Eugenia esclarecida.
Júpiter vaya con su excelso imperio,
el animoso Marte y sus victorias,
el rubicundo Febo esclareciendo

436
SILVA DE POESÍA

100 el ártico y antártico hemisferio


sus apolíneas ciencias y memorias
con que va en tierra y mar resplandeciendo
y Neptuno corriendo
su larga monarquía
105 en turbio o claro día
su mar y sus riquezas poseyendo,
que su valor no tiene la valía
para caro consorte
de tanta gallardía.
no Tanto valor y alteza, ¡oh claro norte!,
déosle la mano del Eterno Padre
cual le dio a vuestra santa y alta madre.
201v Ni aquel altivo dios de los amores
su jurisdicción amplia a vos extienda
ll5 que de su ciego imperio sois exenta.
Despuntarse han en vos sus pasadores
y presuroso volverá la rienda
huyendo de su muerte o cierta afrenta.
Y si el rapaz revienta
120 la venda por heriros
y verá hacer sus tiros,
veráse el temerario en más tormenta:
allí serán sus ansias y suspiros,
si os ve, y si por honrallo
125 quisierdes persuadiros,
señora, a recebirle por vasallo
y verse siervo vuestro él mereciese,
¿qué le quedaba a amor que pretendiese?
Como sustentan los dos fijos polos
130 el grande peso y el perpetuo torno
de la celeste máquina y grandeza,
así, ¡oh infanta!, vuestros ojos solos
sustentan la beldad, gracia y adorno
que al universo dio naturaleza

437
EUGENIO DE SALAZAR

135 y toda la belleza


que en todas las criaturas
el Dios de las alturas
puso con su poder y su destreza
y ellos alumbran cuanto ven a escuras
140 y con su fuerza ablandan
las fuertes peñas duras,
que no hay decir de no a lo que ellos mandan
y aquella majestad que representan
y honestidad tan grande que sustentan.
202r 145 Cual el más alto cedro incorruptible
que el encumbrado Líbano produce
con lindos ramos y hoja verde ameno
es a la vista muy más apacible
que otras silvestres plantas y más luce
150 o sea en día turbio o muy sereno,
tal vuestro cuerpo lleno
de gentileza airosa
y de gracia briosa
hace a otro cualquier brío menos bueno
155 y a cualquier gentileza menos cosa.
cualquier alta princesa
de vos esté envidiosa
que, ante la vuestra, toda beldad cesa.
Todas se os rindan que en el cuerpo y alma
160 lleváis a todas la preciosa palma.
Por do se muestra vuestra clara vista,
como lumbroso sol de rayos llena,
el aire escuro y denso esclarecéis.
Todo se alegra, Eugenia, en siendo vista
165 vuestra presencia y frente tan serena
y lustre dais a todo lo que veis.
Las almas suspendéis
y detenéis las fuentes
y los ríos corrientes,

438

-----
"'I

SILVA DE POESÍA

170 los fijos y altos montes atraéis


con vuestra gracia y gracias excelentes,
que sois en toda parte
admiración de gentes,
y hace cobarde al animoso Marte
175 vuestra real grandeza y señorío
y al pecho que arde, temeroso y frío.

202v
Como del oro más subido y fino
y piedra que más sale y centellea
se forma el joyel rico, inestimable,
180 vuestra persona y ser tan peregrino,
así formado, fue de la alta idea
y padres de valor incomparable;
y porque más estable,
infanta en el mundo una,
185 vuestra buena fortuna
esté y fija la rueda variable,
tenéis un sol, hermano de vos, luna,
un príncipe tan alto
cuyo querer aúna
190 con el vuestro está unido en nada falto
ni os hará falta en voluntad ni en obra
el príncipe que a todo el mundo sobra.
Dichosa la lustrosa y clara España,
pues vuestros ojos claros y serenos
195 la miran y la huellan vuestras plantas.
Dichosa ella que os mira y no se engaña
y ve con ojos propios y no ajenos
en vuestro bel sujeto gracias tantas.
Dichosa sobre cuantas
200 provincias el sol sabe
pues en su dicha cabe
gozar la flor de todas las infantas
y vuestro ser tan asentado y grave.
Con esto se engrandezca,

439
EUGENIO DE SALAZAR

205 de aqueste bien se alabe


y parte de él con veras agradezca
a la infelice Francia y su París,
que dio la planta de tal flor de lis.
203r Si a cuantos ciñen las celestes zonas
210 y a las altas coronas,
canción, cantando fueres
y decirles oyeres:
«Todos sabemos lo que nos pregonas»,
sigue tu tono el tiempo que vivieres
215 que en tu real asunto
hay más que tú refieres
de majestad, virtud y saber junto,
y de hermosura y gracia tanto, tanto
que no se enfadarán de oír tu canto.

203v AQUÍ SE CONTINÚAN LAS JEROGLÍFICAS DE LAS


HONRAS DEL REY FILIPE SEGUNDO

140
JEROGLÍFICA 23

[1] Pintó una águila caudal volando cerca del cielo y un sacre que en vuelo la iba
siguiendo por alcanzarla. [2] El águila era figura del católico rey Filipe Segundo
que, en sus obras, siempre llevó la intención levantada al cielo. [3] Y el sacre sig­
nificaba al ínclito rey Filipe Tercero, dignísimo hijo y sucesor suyo que, en sus
acciones y costumbres, sigue y procura mucho imitar y alcanzar al magnánimo y
católico padre. [ 4] Y decía la letra de encima:

Volavit super pennas ventorum.


Psalmo 17

[s] La de abajo, en vulgar, decía:

El sacre que en alto vuelo


al águila se abalanza

440
SILVA DE POESÍA

no se verá que la alcanza


si no alcanzare su celo,
s fe, caridad y esperanza.

141
JEROGLÍFICA 24

[i]Pintó el mar de Lepanto donde fue famosa la batalla naval que venció el S. D.
Jua n de Austria, capitán general de la armada cristiana, por el invictísimo rey don
Fílipe Segundo. [2] Y en este mar pintó un peje espada con la espada que tiene
en el rostro muy sangrienta, que este peje significaba la armada cristiana y iba
siguiendo una ballena que denotaba la armada /204r/turquesca, que huía del peje
espada herida en muchas partes derramando tanta sangre que tenía teñido todo
el mar. [3] También se denota en esta jeroglífica el mar de este mundo y en el peje
espada al ánima del católico Filipe Segundo, que con la espada de la gracia y favor
de Dios, que la defendía y ayudaba, venció la ballena, que es el demonio. [ 4]. Y la
letra de encima decía:
Reverseque sunt aque et operuerunt currus et aequites cuncti exercitus Faraonis.
Exodí c. 14

[5] Y la letra vulgar de abajo decía:


Si vuestro nombre fue temido tanto de la soberbia y más terrible armada que en
las sangrientas aguas de Lepanto dejastes destrozada y sepultada, ¿qué no habrá
hecho el ánima esforzada contra la armada y balas del profundo?, ¿quién duda que
ha salido coronada de la naval del diablo y carne y mundo?

142
JEROGLÍFICA 25

[1] Pintó una cigüeña que sacaba sus polluelos alderredor del nido y los enseñaba
a volar, a tender el cuello y las zancas, desplegar y batir las alas sustentándolos a
ratos sobre las suyas. [2] Que esta piadosa y amorosa cigüeña significaba al ca­
tólico rey Filipe Segundo que, con grande amor y cuidado, enseñó y puso en el
camino del servicio de Dios /204v/ a su caro hijo y sucesor, el príncipe Filipe Ter-

441
EUGENIO DE SALAZAR

cero, y le metió en el ejercicio del gobierno y en el cuerpo de los con sejos de


5
el principio de su adolescencia para que, cuando a Su Majestad Dios le llev <:le
quedase el nuevo rey bien puesto en lo que convenía al servicio suyo y al b ie:se,
sus reinos. [3] Que este ínclito y excelente príncipe se denotaba en los pollito de
la cigüeña, que aprendían a volar con la ayuda y enseñanza de su madre. [ s] e
d
4 '{
decía la letra de encima:
Bonum est viro cum portauerit iugum ab adolescentia sua.
Trenorum Hieremiae, c. 3.

[5] Y la letra de abajo decía en vulgar:


Al sucesor real que nos dejastes, no solo en el servicio le instruistes del alto Dios
que tanto vos guardastes, mas en su adolescencia lo metistes en mil negocios va�
rios y aplicastes al régimen del orbe que registes, al yugo duro, trabajoso y grave
que con su ayuda Dios hará suave.

¡Oh, qué vuelo,


santo rey, para poneros
sobre el cielo!

143
20sr A LA INGENIOSA POETA Y MUY RELIGIOSA OBSERVANTE
DOÑA LEONOR DE OVANDO, PROFESA EN EL
MONASTERIO DE REGINA DE LA ESPAÑOLA. EUGENIO DE
SALAZAR, SU MUY DEVOTO Y SERVIDOR, EN LA FIESTA
DE LA NATIVIDAD

SONETO

El que ab aeterno es hijo glorioso,


el hombre que ab aeterno es Dios divino,
el que a vestirse nuestra carne vino
ardiendo en un amor tan amoroso;
s el que nació en un mundo tan penoso
por recobrarnos el perdido tino
y por enderezar el mal camino
que nos llevaba al seno temeroso;

442
SILVA DE POESÍA

el que salió desnudo y con pobreza


siendo Dios rico, y padeciendo frío
solo por dar remedio a· nuestras penas;
ese recién nacido, que es Dios mío,
con vos reparta de su gran riqueza
y os dé, señora, el don de Pascuas buenas.

144

2osv A EUGENIO DE SALAZAR SU CIERTA SERVIDOR A,


DOÑA LEONOR DE OVANDO, EN RESPUESTA

SONETO

El niño Dios, la Virgen y parida,


el parto virginal, el Padre eterno,
el portalico pobre y el invierno
con que tiembla el autor de nuestra vida,
s sienta, señor, vuestra alma y, advertida
del fin de aqueste don y bien superno
absorta, esté en Aquel cuyo gobierno
la tenga con su gracia guarnecida.
Las Pascuas os dé Dios cual me las distes
10 con los divinos versos de esa mano,
los cuales me pusieron tal consuelo
que son alegres ya mis ojos tristes
y meditando bien tan soberano
el alma se levanta para el cielo.

443


EUGENIO DE SALAZAR

145
206r DE LA MISMA SEÑORA AL MISMO, EN LA PASCUA
DE LOS REYES

SONETO

Buena Pascua de Reyes y buen día,


ilustre señor mío, tengáis; este
adonde la clemencia sacra os preste
salud, vida, contento y alegría.
s Del Niño y de los Magos y María
también sepáis sentir que solo os cueste
querer que sea el spíritu celeste
y así gocéis de la alta melodía.
Albricias de la buena nueva os pido,
10 aguinaldo llamado comúnmente,
que es hoy Dios conocido y adorado
de la gentilidad, pues le ha ofrecido
en parias a los Reyes del oriente
y su poder ante el está postrado.

146
DEL MISMO A LA MISMA SEÑORA, EN RESPU ESTA

SONETO

La clara lumbre de la luz que distes


al que los ojos poco a poco abría
hizo que viese bien la vista mía
el alto bien que en verso le incluistes.
s Con tanta suavidad me referistes
al buen Jesús y celestial María
y Magos Reyes que la �strella guía
que en este curso vos mi estrella fuistes.

444
SILVA DE POESÍA

y pues recibe y da Dios aguinaldo


10
en este alegre día y manifiesta
en lo que da y recibe su grandeza,
ilustre Leonor, en tan gran fiesta
pues dármela quisistes, esperaldo
cual dárosle pudiere mi pobreza.

147

206v DEL MISMO A LA MISMA SEÑORA EN LA PASCUA


DE RESU RRECCIÓN

SONETO

Domingo se llamaba un pastor bueno


que en la ribera del Cedrón pastaba
cuando el florido día alboreaba
del gran domingo de ventura lleno.
s Y viendo el buen pastor que tan sereno
y tan alegre el tercer día entraba,
que tierra y cielo claro demostraba
ya estar sin luto de tristeza ajeno,
aplica al nuevo intento su sentido
10 y ve que no hay dolor que le acometa
y así salió de su agonía fuerte
y dio un ligero salto y zapateta
diciendo con un gozo muy crecido:
¡Por san!, que el mayoral batió a la muerte.

445
EUGENIO DE SALAZAR

148
DE LA MISMA SEÑORA AL MISMO, EN RESPU ESTA

SONETO

El buen pastor Domingo, pregonero


de nuestro bien y gloria recibido,
aquesta vuestra sierva le ha tenido
en más que a muy ilustre caballero.
s Sé que le hizo Dios para tercero
del abreviado plazo y bien cumplido
que el cuerpo y alma estuvo dividido
del manso y divinísimo cordero.
El salto y zapateta fue bien dado
10 pues con la mesma espada de Golías
nuestro David le corta la cabeza.
Domingo de esto está regocijado
y hace de este bien las alegrías,
mas yo me llevaré la mejor pieza.

149
2D7r DEL MISMO A LA MISMA SEÑORA EN LA PASCUA
DEL ESPÍRITU SANTO

SONETO

El vehemente espíritu del cielo


en lenguas celestiales encendidas
vino a templar las lenguas escogidas
para instruir al universo suelo.
s Llenó los pechos de eternal consuelo,
de gracia aquellas almas tan lucidas
y las cabezas doce tan subidas
de divinal entendimiento y celo.

446
SILVA DE POESÍA

Él puede consolar a la alma vuestra,


10
dar gracia a vuestra musa y claro lustre,
calor y gusto que esté en él absorta.
En vos se siente, amén, señora ilustre,
desate vuestra lengua y dé ella muestra
del celestial lenguaje que conhorta.

150
DE LA MISMA SEÑORA AL MISMO EN RESPUESTA

SONETO

Pecho que tal concepto ha producido,


la lengua que lo ha manifestado,
la mano que escribió me han declarado
que el dedo divinal os ha movido.
s ¿Cómo pudiera un hombre no encendido
en el divino fuego ni abrasado
hacer aquel soneto celebrado
digno de ser en almas esculpido?
Al tiempo que lo vi, quedé admirada
10 pensando si era cosa por ventura
en el sacro colegio fabricada.
La pura santidad allí encerrada,
el énfasis, primor de la escritura,
me hizo pensar cosa no pensada.

447
>
EUGENIO DE SALAZAR

151
207v DEL MISMO A LA MISMA SEÑORA EN DÍA DE SAN
JUAN BAUTISTA

SONETO

Señora, no sé si del gran Bautista


seguís el estandarte y apellido
ni sé si la alta seña habéis seguido
del Juan, esclarecido evangelista.
s Mirado el uno con despierta vista,
mirando al otro con mirar sentido,
cualquiera de los dos va muy subido:
vuela el profeta y vuela el coronista.
El uno fue por Dios santificado,
10 al otro hizo Dios un claro espejo:
cualquiera de ellos fue muy regalado.
Y así será, a mi ver, muy buen consejo,
pues de un rey ambos fueron capitanes,
seáis una Leonor de entrambos Juanes.

152
DE LA MISMA SEÑORA AL MISMO, EN RESPUESTA

SONETO

No sigo el estandarte del Bautista,


que del amado tengo el apellido;
llevome tras su vuelo muy subido
el águila caudal evangelista.
s Mirelo ya con muy despierta vista
dende que tuve racional sentido
y, puesto que el profeta es tan subido,
mi alma quiso más al coronista.

448
SILVA DE POESÍA

No quiero yo altercar sobre su estado,


10
pues sé que fueron ambos claro espejo
y de la perfección rico dechado.
Tomo con humildad vuestro consejo
y quiero de estos fuertes capitanes
ser, como me mandáis, de entrambos Juanes.

153
SEXTINA
2osr
De la cautiva madre el triste pecho, Del mismo a la misma
¿cuál quedará?, ¿con cuán ansiosa pena señora consolándola en la
partida de tres hermanos.
viendo entregar el entrañable hijo
al cruel comprador que muda tierra?
5 Do ya no espera, ¿verán más sus ojos
su dulce parto, su querida prenda?
Pues vos ahora que una dulce prenda,
y muchas prendas dulces que en el pecho
tenéis, señora ilustre, a vuestros ojos
10 huyen dejándoos en penosa pena,
¿qué sentiréis tan sola en sola tierra?
Dolor de madre que ha perdido el hijo.
Hermanos caros más que caro hijo
dejan la cara hermana, cara prenda,
15 dejan la dulce patria, antigua tierra,
al inconstante mar echan el pecho.
No salen libres, no, de triste pena:
buen testimonio dan su tiernos ojos.
Mas todos llevan ya puestos los ojos
20 en sus intentos y el Eterno Hijo
sea servido mitigar la pena
que de ellos todos os quedó por prenda.
Él dará alivio a vuestro ansioso pecho
con darles buen suceso en cualquier tierra.

449

EUGENIO DE SALAZAR

25 Que el criador del cielo y de la tierra


a vos y a ellos volverá sus ojos
de piedad. Entrarse ha en vuestro pecho,
hará oficio de padre, hermano y hijo.
208v Si esta tenéis, desampara otra prenda,
30 que aquesta es la que mata a cualquier pena.
Seréis valida contra toda pena,
aunque encerrada en esa poca tierra,
si os consoláis en la gloriosa prenda
que puede alegrar tanto vuestros ojos:
35 Espíritu del Padre y alto Hijo,
consolador del afligido pecho.
El pecho ardiente, vuestros turbios ojos
y grave pena en tan estrecha tierra,
remedie el hijo de la limpia prenda.

154
VERSOS SUELTOS

Cual suelen las tinieblas desterrarse De la misma señora al


al descendir de Febo acá en la tierra, mismo en respuesta.
que vemos aclarar el aire obscuro
y mediante su luz pueden los ojos
5 representar al alma algún contento,
con lo que puede dar deleite alguno,
así le acontenció al alma mía
con la merced de aquesa ilustre mano,
que esclareció el caliginoso pecho
10 con que pude gozar de bien tan alto,
con que pude leer aquellos versos
dignos de tan capaz entendimiento
cual el que produció tales conceptos.
La obra vuestra fue, mas el moveros
15 a consolar un alma tan penada
de aquella mano vino que no suele

450
SILVA DE POESÍA

dar la nieve sino segunda lana,


209r
y nunca da trabajo que no ponga,
según la enfermedad, la medicina.
20 Así que equivalente fue el consuelo
al dolor que mi alma padecía
del ausencia de prendas tan amadas.
Seis son las que se van, yo sola quedo,
el alma lastimada de partidas,
25 partida de dolor porque partida
partió y cortó el contento de mi vida
cuando con gran contento la gozaba.
Mas aquella divina providencia,
que sabe lo que al alma le conviene,
30 me va quitando toda el alegría
para que sepa yo que es tan celoso
que no quiere que quiera cosa alguna
aquel divino esposo de mi alma,
sino que sola a Él solo sirva y quiera,
35 que solo padeció por darme vida
y sé que por mí sola padeciera
y a mí sola me hubiera redimido
si sola en este mundo me criara.
La esposa dice: Sola yo a mi amado,
40 mi amado a mí, que no quiero más gente
y llorar por hermanos quien es monja,
sabiendo que de sola se apellida.
No quiero ya llorar, mas suplicaros
por sola me veáis si sois servido,
45 que me edificaréis con escucharos.

155
209v SONETO

Divino Eugenio, ilustre y sublimado Francisco Tostado de la Peña,


vecino de la ciudad de Santo
en quien cuanto bien pudo dar el cielo
Domingo de La Española,
para mostrar su gran poder al suelo siendo recién llegado allá
se halla todo junto y cumulado. el autor a servir en la real
audiencia que allí reside.

451
EUGENIO DE SALAZAR

s De suerte que si más os fuera dado


fuera más que mortal el sacro velo
y con ligero y penetrable vuelo
al sumo coro hubiérades volado.
Vuestra venida tanto deseada
10 a todos a causado gran contento
según es vuestra fama celebrada
y esperan que de hoy más irá en aumento
esta famosa isla tan nombrada,
pues daros mereció silla y asiento.

156
SONETO

Heroico ingenio del sutil Tostado Respuesta,


a quien como halcones al señuelo
acuden todos con ganoso vuelo
para gozar de un bien aventajado;
s con gran razón te hubieras excusado
de así abatir tu vuelo al bajo suelo
a levantar con amoroso celo
un ser indigno del presente estado;
empero fue tu fuerza más mostrada
10 alzando al alta cumbre de tu asiento
presa que está a la tierra tan pegada.
Si me atreviese yo con poco aliento,
con torpe mano y pluma mal cortada,
haría ofensa a tu merecimiento.

452
SILVA DE POESÍA

157

EN LOOR DE LA MUY LEAL, NOBLE Y LUSTROSA


GENTE DE LA CIUDAD DE SANTO DOMINGO DE LA
ISLA ESPAÑOLA

CANTO

De España a La Española
enderezó ventura
de mi navío la dudosa proa
y aquesta suerte sola
5 me puso en un altura
digna de un otro ser de mayor loa,
pues hallo en este asiento
lo que da al alma y ojos gran contento.
La religión cristiana
10 muy viva y encendida
veo que está alumbrando en este puesto
y la virtud con gana
de andar desencogida
en todo lo que es justo y es honesto,
15 ¡oh venturoso suelo
por donde corre del licor del cielo!
Con gran contento miro
aquí los corazones
de lealtad y de nobleza llenos
20 y en ellos me remiro,
que tienen perfecciones
de que otros muchos he ya visto ajenos:
un brío caluroso,
valor, largueza, aliento generoso.
210v 25 Una bondad sencilla
y condición piadosa
con blanda gracia y con amor constante
cual la noble Castilla,

453

b
EUGENIO DE SALAZAR

afable y generosa,
30 · suele prestar con voluntad pujante,
un grave continente
y no enfadoso a la discreta gente.
De mil ingenios raros
se gozan los efetos
35 en La Española bien afortunada;
de mil juicios claros
las obras y concetos
que la harán amable y deseada
del uno al otro norte,
40 en simple aldea y en curiosa corte.
Libetra e Hipocrene
corren y se levantan
Pimpla, Citerón, Helicón, Parnaso
aquí, y Apolo tiene
45 vasallas que adelantan
el honor suyo en este extraño paso
y entre ellas hay alguna
que no hay su igual debajo de la luna.
211r Uranias hay no pocas
50 que del cielo cantando
a las fieras ponen mansedumbre;
Euterpes que a las rocas
fijas atraen volando;
Eratos que se suben a la cumbre;
55 y algunas Calíopes
que dudo que otras en el mundo topes.
Miro con alegría
beldad y gentileza
en las vistosas damas y galanes,
60 lozana gallardía,
llaneza con grandeza
y graciosos semblantes y ademanes

454
SILVA DE POESÍA

con un lustroso lustre


de gente grave, señoril e ilustre.
65 Y finalmente veo
que aqueste mar rodea
de todo el bien que el cielo acá reparte
y hallo en mi deseo
todo lo que desea
70 tan lleno y tan cabal de parte a parte
que nada me faltara
si en este tribunal la paz hallara.

158
211v SONETO

Cantares míos que estáis rebelados La il.'. poeta y señora doña


y de volver a mí no os acordáis, Elvira de Mendoza, moradora
bien se parece el bien de que gozáis en la ciudad de Santo
Domingo de La Española tenía
estando a tales manos entregados. unos papeles del autor con los
cuales habla este soneto.
5 Y en ser de tales ojos remirados
bien se conoce cuánto os recreáis
y cuánto, versos míos, os holgáis
de veros de tal lengua pronunciados.
Mas pues que para mífuistes compuestos,
10 no para quien mejores los merece,
veníos luego a quien por vos suspira.
No deis enfado a quien os engrandece.
Pedid para volver a vuestros puestos
licencia a mi señora doña Elvira.

455
EUGENIO DE SALAZAR

159
212r HABÍA EN LA ISLA ESPAÑOLA UN HOMBRE LLAMADO CAS-
TAÑO QUE ECHABA JUICIOS Y RESP ONDÍA A MUCHOS SOB RE
SUCESOS FUTUROS. ESTE QUISO PASAR A LA ISLA DE CUBA EN
UN NAVÍO CARGADO DE MERCADERÍAS SUYAS Y EN EL VIAJE
ENCONTRÓ UN COSARIO FRANCÉS QUE LE TOMÓ A ÉL Y AL
NAVÍO Y LO QUE LLEVABA. ESTE CASO DEL ASTRÓLOGO DIO
CAUSA AL SIGUIENTE

SONETO

Algunos dicen que iba almadiada,


señor Castaño, vuestra astrología;
otros, que se mojó la librería
de vuestra judiciaria desastrada;
s otros, que sabéis poco; otros, que nada,
que son vuestros juicios burlería
pues no prenosticastes qué sería
de vos y vuestra nave tan cargada.
Y pues no prevenistes vuestro daño
10 ni el rebencazo que el francés os pega,
y así os burló la estrella y el planeta,
no sea mi guía vuestra vista ciega.
Por cuanto vos sabéis, señor Castaño,
de hoy más no me daré una castañeta.

160
212v SONETO

Candida e puraJede il bianco apreza, Soneto de autor incierto en


lengua toscana en que se dan
vivace amor significa il morato a entender las significaciones
e servitu soieta lo incarnato, de los colores. Traducido
il vil negro dolor, gli altro fermeza; en nuestro vulgar en el
siguiente soneto.
5 vendetta il rosso chiar et alegreza,
dinota compimento il lindorato,

456
SILVA DE POESÍA

angoscia quando e bruno lo lionato,


si es chiara siñoria et alteza;
travaglio sempre al cuor dice il pardiglío,
10 ne le azurro zelossia rinverde
et desperacion dice il mariglío;
speranza si denota in chiascun verde,
torchin superbia, e cossí il cuore,
senza parlar, scuopre il suo dolare.

161
SONETO

Denota fe lo blanco y su pureza,


un vivo amor nos muestra lo morado,
venganza y alegría el colorado,
lo vil negro dolor, lo otro firmeza;
s cautiverio encarnado y gran crueza,
apunta cumplimiento el naranjado,
congoja si es escuro, lo leonado,
y cuando es claro, señorío y alteza;
trabajo al corazón nota el pardillo,
10 la celosía en el azul parece
y desesperación en lo amarillo;
en verde la esperanza reverdece,
soberbia en turquesado: el corazón
así, sin hablar, muestra su pasión.

162
2l3r EPIGRAMMA Versos traducidos del
griego en latín por Angelo
Policiano y ahora del latín
en nuestro vulgar en el
Quum mea me genitrix gravida gestaret in alvo, soneto siguiente.
quid pareret fertur consuluisse deos.
Mas est, Phaebus ait; Mars, foemina; Iunoque, neutrum.

457


EUGENIO DE SALAZAR

Cumque forem natus, hermaphroditus eram.


s Quaerenti lethum, Dea sic ait: occidet armis;
Mars, cruce; Phoebus, aquis. Sors rata quaeque fuit.
Arbor obumbrat aquas; ascendo; dedicit ensis
quem tuleram casu, labor et ipse super,
pes haesit ramis, caput intulit amne. Tulique
10 foemina vir neutrum, jlumina tela crucem.

163
SONETO

Mi madre, dicen, que de mí preñada


los dioses consultó qué pariría.
Febo, varón; Mars, hembra me hacía;
ni uno ni otro a Juno ser agrada:
s Hermafrodito nasco. Preguntada
mi muerte: a hierro, Juno; Mars decía
que en horca; y Febo en agua respondía.
Dijeron todos bien porque la espada
se me arrancó de un árbol yo cayendo
10 acaso sobre un río y me atraviesa
quedando a un ramo por un pie colgado.
So el agua la cabeza en mortal priesa
y así, varón y hembra y neutral siendo,
morí con hierro, en agua y ahorcado.

164
213v SONETO

¡Oh alma rica y bienaventurada, Al ánima del padre fray


Fran'º. del Corral de buena
que de miserias tantas escapaste
memoria, religioso que fue
la hora que del cuerpo te soltaste de la orden de S. Jerónimo,
donde eras oprimida y fatigada! para consuelo de la señora
abadesa, su hermana,y
otras hermanas.

458
l

SILVA DE POESÍA

5
Vives gozosa en celestial morada
gozando el dulce fruto que sembraste.
¡Bien haya el bien que acá también obraste
pues hoy por ello estás glorificada!
A tus hermanas dulces tanto fuiste
10 en este mundo piadoso hermano
que desterró tu ausencia su consuelo,
pero pues te sacó divina mano
a vida alegre de esta vida triste,
cese su pena y llanto y desconsuelo.

165
OTRO

La clara luna, el sol resplandeciente


carbones son delante tu clareza,
alma gloriosa que con gran limpieza
viviste siempre acá entre humana gente.
s Tu vida religiosa y abstinente
pasada en tal silicio y aspereza
más afinada tiene hoy tu lindeza
que afina el fuego al oro reluciente.
¿Por qué te llora tu prudente hermana?,
10 ¿por qué se aflige?, ¿por qué se lamenta
en verte de este mundo ya salida,
pues sabe que saliste de tormenta,
de golfo horrible a playa soberana,
a puerto eterno y a perpetua vida?

459


EUGENIO DE SALAZAR

166
214r SONETO

Astuto Amor, que donde la sospecha A unam uybu


ena
de todo corazón va descuidada, muy herm osa r y
1g1osa.
eJ·
armada tienes una tal celada,
que has de acabar el mundo de esta hecha.
5 Ni has menester ya el arco ni la flecha
que la hermosa tigre que encerrada
tienes te tiene ya más gloria dada
y te aprovecha más que ello aprovecha.
Mas no sé, Amor, si diga que acertaste
10 en dar tal gracia y tanta hermosura
a una tan entera religiosa,
que aunque ella de tus manos sea hechura
podría bien contigo dar al traste
si fuese de tus glorias ambiciosa.

167
SONETO

Una beldad que va tan adelante Alamisma.


a toda cosa bella y es tan fuerte
que a cualquier vida puede dar la muerte
y enternecer un pecho de diamante;
5 un aire y una gracia y un semblante
que en piedra luego a quien lo ve convierte;
un cuerpo y gentileza que despierte
al ojo y prenda al alma en un instante;
un ser y discreción tan excelente
10 que por hallar igual se sube al cielo,
dulce veneno de los corazones,

460
SILVA DE POESÍA

tiénelo Amor tras redes y tras velo


cual rey tirano que violentamente
al verdadero rey tiene en prisiones.

168
SONETO

Penoso detener, penosa estada, Estando el autor en las islas


de Canaria con gran deseo y
destierro triste en congojosa tierra, pena por volver a su tierra.
larga y continua y trabajosa guerra,
puerta de mí descanso tan cerrada.
s ¿Cuándo veré mi dulce patria amada
de donde erré saliendo? ¡Ay!, ¿quién no yerra?
¿Cuándo veré el gran bien que allí se encierra?
¡Ay, vista buena mal aparejada!
Profundo mar, ¿cuándo has de abrirme vía?,
10 ¿cuándo me guiarás, benigno polo,
al deseado puerto por quien muero?
Permíteme ventura aquesto solo:
que allí donde viví el primero día
vuelva a vivir yo el día postrimero.

169
SONETO

Señor doctor, vivido he en grande engaño A un médico que


no poco tiempo y no me maravillo tenía un encordio.
que quien al ciego tuvo por caudillo
a ciegas pudo encarecer su daño.
s Creía yo no había dolor tamaño
ni mal que no hiciese muy sencillo
la pena que amor causa y escribillo
osé, aunque ahora veo el desengaño.

461


'f.

EUGENIO DE SALAZAR

Todo hombre tenga ya por condenada


10 aquesta errónea opinión tan ciega
y siga la más cierta y más discreta:
que la congoja del amor no llega
a la que causa una ingre apostemada
y más si pica el fuego o la lanceta.

170
215r SONETO

Eugenio preclarísimo, el poeta Don Pedro de Liéban


a,
que vuestra musa celebrar procura, dean
, de Guatemala.
también procurará medir la altura,
que hay del cielo al suelo linea reta.
5 El dulce plectro, aquella voz perfeta,
la grave suavidad y la dulzura
que a todo da su ser y su figura
a nuestro entendimiento no es sujeta.
Y pues el canto y el autor es cosa
10 que debe en lo divino colocarse,
según dan testimonio sus concetos,
alábenlo los almos inteletos
que de nosotros no puede esperarse
sino es la voluntad por ser preciosa.

171
SONETO

De Érato, Euterpe, Polimnia y Clío Respuesta.


y celestial Urania los efetos
veo en tus altos cantos y concetos,
sabio deán, ilustre señor mío.

462
SILVA DE POESÍA

5 En alta mar navegas, no en el río.


Tu gran facundia y arte en los afetos
demuestran bien que alcanzas los secretos
del divino colegio heliconío.
Oh, tú naciste en la Pieria amena,
10 en Pimpla, Citerón, Titorea andaste
y el licor dulce bebes de Hipocrene,
de Libetra y Castalia y de Pirene
o le viene del cielo el rico engaste
a tu poesía de riquezas llena.

172
21sv AL LIBRO DE LAS OBRAS, LLENAS DE DOCTRINA,
ERUDICIÓN Y GALA, DEL ILUSTRE POETA, DON
PEDRO DE LIÉBANA, DEÁN DE GUATEMALA

SONETO

Jardín de mil lindezas adornado,


floresta llena de preciosas flores,
pintura de vivísimos colores,
joyel de esmaltes ricos esmaltado;
s palacio donde se han aposentado
las musas con sus dotes y primores,
torre donde Minerva sus valores
y sus tesoros ha depositado;
obrote la sutil y diestra mano
10 del ilustre deán de Guatemala
y aquel ingenio de admirable salto;
¿quién osará arrimar a ti la escala
para alcanzar a ver el soberano
tesoro que está en ti, estando tan alto?

463


EUGENIO DE SALAZAR

173
216r A DON PEDRO DE LAS ROELAS, GENERAL DE LA
ARMADA DE LA NUEVA ESPAÑA, QUERIÉNDOSE
EMBARCAR

SONETO

Bramando suele andar el mar de España


sus olas hasta el cielo levantando,
los más gruesos navíos zozobrando
con el furioso azote de su saña;
s y ahora alegre y mansamente baña
sus riberas la furia refrenando
porque un otro Neptuno está esperando
a quien ventura sigue y acompaña.
Con esperanza de él los movimientos
10 marinos se han sentado y la fortuna
hará inviolables paces con sus velas.
Prestarle han las estrellas y la luna
y Bolo dará la rienda de sus vientos
en mano al general de las Roelas.

174
216v A LA MUERTE DE DOÑA MADALENA DE
VARGAS, NATURAL DE MADRID, QUE MURIÓ EN
GUATEMALA

SEXTINA

Gana tenía de vos el justo cielo,


ilustre Madalena, pues la tierra
gozó tan pocos años tanta gracia
y una virtud más clara que la luna.
s Dichosa para vos fue vuestra muerte,
puente que pasa a la perpetua vida;

464
SILVA DE POESÍA

mas los que quedan en la triste vida


y ven que tanto bien les llevó el cielo,
quejosos viven de la amarga muerte
10 por haber convertido en fría tierra
un ser más bello que la bella luna,
que siempre a Dios amó y pidió su gracia.
Quien vio, ¡oh ilustre dama!, vuestra gracia,
quien vio vuestro valor y santa vida
15 tan sin mancilla y clara como luna
terná por cierto que gozáis del cielo,
pues que le conquistastes en la tierra
con limpia vida y meritoria muerte.
217r ¡Ay, qué dolor dará la triste muerte
20 vuestra y la falta de tan linda gracia
a vuestra ilustre gente y dulce tierra!
Los claros Vargas llorarán la vida
que les ha arrebatado el presto cielo
y nube que les puso ante su luna.
25 Ya, Guatemala, no verás la luna
que te alumbraba, que envidiosa muerte
te la ha escondido en el empirio cielo.
Allí esmaltada de divina gracia
goza con lustre eterno eterna vida
30 sin se acordar de la penosa tierra.
Felice sepultura y poca tierra
que encierras una cara que fue luna
a quien los hados dieron corta vida,
a quien sus obras dieron santa muerte,
35 en quien resplandesció beldad y gracia,
santas costumbres, don del alto cielo.
Triunfa la muerte de una clara vida,
mas Dios que a aquesta luna dio su gracia
de un vuelo la llevó de tierra al cielo.

465
EUGENIO DE SALAZAR

175
217v AL SEPULCRO DE LA MISMA SEÑORA DOÑA
MADALENA. EPITAFIO

En aquesta sepultura
mora un cuerpo en quien moró
la discreción y cordura,
gran virtud y bondad pura,
s a quien nunca contrastó
su gracia y gran hermosura.
Fue la ilustre Madalena
que vivió vida tan buena
y murió tan buena muerte
10 que quebrantó la cadena
del alma y con mejor suerte
trocó por gloria la pena.

176
218r LA VICTORIA DEL CATÓLICO REY DON FILIPE
SEGUNDO EN LA CONQUISTA DE PORTOGAL
CELEBRÓ CON SOLEMNE PROCESIÓN Y OFICIOS LA
IGLESIA DE GUATEMALA DANDO GRACIAS A DIOS
EL DÍA DE LAS ASCENSIÓN DE NUESTRO SEÑOR Y
PARA CANTAR EN LA PROCESIÓN Y FIESTA HIZO EL
AUTOR LAS DOS CANCIONES SIGUIENTES

CANCIÓN

Hoy que toma el Rey del cielo


su corona celestial
quiere que celebre el suelo
la que él dio de Portogal.

I
s Convino que padeciese
Dios, y así entrase en su gloria

466
SILVA DE POESÍA

porque de tan gran victoria


tan gran gloria procedise.
Y así quiso el eternal
10 que su humilde rey querido
habiendo mucho sufrido
entrase en su Portogal.

zJBV II
Venciendo el gran Dios y hombre
su adversario poderoso,
15 subió triunfante y glorioso
con gloria de inmortal nombre.
Y así dio nombre inmortal
a Filipe, rey de España,
pues con victoria tamaña
20 le ha metido en Portogal.

III

Entró el Supremo Señor,


Cristo, divina persona,
a recebir la corona
de que el cielo era deudor
25 y quiso con la real
persona de nuestro rey
se guardase aquesta ley,
dándosela Portogal.

IIII
¡Oh felice eterno estado
30 que tal Señor te aprehende
cuyo ser no comprehende
todo lo por el criado!
¡Oh dichosa dicha tal!
¡Cual Dios quiso concederte,
35 que viniese a poseerte
tan buen rey, oh Portogal!

467
EUGENIO DE SALAZAR

177
219r CANCIÓN BALLATA X

Corona toma hoy Dios del alto imperio


y cuando le parece
da Dios corona acá a quien la merece.

I
Tenía su corona conquistada
s el redentor por guerra
y quiso que por guerra acrecentada
fuese en el mar y tierra
la del alto Filipe do se encierra
el sol y do aparece
10 que para su servicio le engrandece.

II
No quiso dar la Majestad divina
corona cuantiosa
a la cabeza que no fuera dina
de joya tan preciosa,
15 mas diola a aquella majestad famosa
que tanto le obedece
de donde en todo el orbe resplandece.

III
Católico Filipe, tal potencia
te dio el dador divino
219v 20 que ya están implorando tu clemencia
y haciéndote camino
el turco y el sofí, el tártaro y chino
y la fe por ti crece
que así lo quiere Dios, que te enriquece.

-
468
SILVA DE POESÍA

IIII

2s Lisboa, aquesta fue gentil contienda


aquesta fue lis boa
pues de ella resultó traer tu rienda
el rey de mayor loa.
Alégrate de hoy, más oriental Goa,
30 que Dios te favorece,
pues con tan fuerte rey te fortalece.

178
A LA TRADUCCIÓN DE LOS LIBROS DE RE MILITAR!
HECHA POR EL SECRETARIO DIEGO GRACIÁN
DEL GRIEGO Y LATÍN Y FRANCÉS EN LENGUA
CASTELLANA

CANTO

Después que el Siglo de Oro


pasó, que no debiera, y su blandura
y aquella quietud tan llana y pura
a quien ningún tesoro
5 contraminaba ni codicia dura;
220r y ya que fue agradable
la propiedad al mundo y congojosa
cualquier comunidad en toda cosa,
la paz no tan amable,
10 ni tan favorecida y poderosa.
Cuando ya comenzaron
las gentes a querer se conociese
lo que era de cada uno, ahora fuese
de lo que no poblaron
15 o de lo que habitable se hiciese;
cuando del oro al hierro
vinieron a hacer la diferencia
y a no hollar el valle sin licencia

469
EUGENIO DE SALAZAR

ni descobrir del cerro


20 y a haber más menester a la prudencia;
viendo el terrible Marte
y su fiera hermana tan abierta
de Jano a todas horas ya la puerta,
¡ay!, que en cualquiera parte
25 con ira rechinando nos despierta;
como furiosos vientos
que en el espeso monte que encendiendo
se está de un cabo con furor hiriendo
esfuerzan los alientos
30 del bravo fuego que se va extendiendo,
así los dos a una
soplando y encendiendo los furores
las iras, disensiones y rancores
debajo de la luna
35 no dejaron lugar sin sus temores.
220v La silla y freno duro
echaron prestos al feroz caballo,
espuela dieron para apremiallo
y a todo lo seguro
40 trataron de movello y alterallo.
Por ellos, rodeadas
fue necesario ser las poblaciones
de hondos fosos, muros, torreones,
que antes descuidadas
45 vivían de sus duras invenciones.
Ellos dieron zozobra
con ánimo terrible e inhumano
al mundo usando de otro ardid no vano
dando materia y obra
50 a las fogosas fraguas de Vulcano.
Al desatado acero
ligaron con el hierro juntamente,

470

-
SILVA DE POESÍA

mostráronlo a cebar en sangre ardiente


y hicieron guerrero
55 al que a la paz contino fue obediente.
Sin orden ni concierto
movían los campos a confusa muerte;
no solamente el flaco, mas el fuerte
quedaba en tierra muerto
60 si no tenía favorable suerte.
Los ríos que corrían
en blanca leche y miel dulce infundidos,
en roja sangre envueltos y teñidos,
sin piedad volvían
65 por sus riberas dando mil bramidos.
221r Y la deidad silvestre,
que en verdes campos era venerada,
con polvo y sangre ya se vía ensuciada,
del silencio camprestre
70 y del honor debido despojada.
Hasta que la alta Palas,
con vivo ingenio de piedad movida,
halló remedios para que la vida
con más seguras alas
75 en las batallas fuese defendida.
Seguir a la ordenanza
y en escuadrones inventó cerrarse,
enseñó el dividirse y apartarse
porque la espada y lanza
80 pudiesen muy mejor aprovecharse.
A luz de aquesta lumbre
se fueron ya las guerras alumbrando,
los daños y matanzas moderando
y la mortal costumbre
85 debajo de buen orden refrenando.

471



EUGENIO DE SALAZAR

De la Belona cruda
y del fiero Marte, poco a poco,
se fue templando aquel furor tan loco
y desorden tan ruda
90 que no sabía hacer daño poco.
Y los ingenios tanto
se avivaron en suertes de la guerra
que el campo que se aloja en poca tierra
a veces causa espanto
95 al que en tendido suelo aún no se encierra.
221v El ingenioso griego
Onosandro y el galo Langeay
de guerra muestran los preceptos que hay
en elocuente pliego
100 por atajar la causa de tanto ay.
El general cuál sea,
cómo han de levantarse los soldados,
cómo serán regidos y ordenados,
y cómo en la pelea
105 han de ser repartidos y animados;
y cómo han de esparcirse
a tiempos y a sus tiempos recogerse,
cuándo el ligarse y el desenvolverse,
el cerrarse y abrirse
uo convenga, el ofender y el defenderse;
cómo habrá bastimento,
cómo se aloje bien la infantería,
cómo esté fuerte la caballería,
al sol, al agua, al viento,
115 y dó se plante bien la artillería;
en campo y en poblado,
cómo se haga la despierta vela
y el reconocimiento, que la escuela

472

---
SILVA DE POESÍA

militar con cuidado


muestra a hacer de la contraria tela;
120
el tiempo que conviene
arremeter y retirarse afuera,
cuándo sea bien que el enemigo muera
y cuándo a bien se tiene
125
usar real demencia con cualquiera;
cómo de la victoria
222r se seguirá el alcance deseoso,
cómo se haga el flaco codicioso
y cómo de su gloria
130 se regocije el campo victorioso;
cómo con menos daño
a los vencidos retirar convenga
y aunque una vez fortuna adversa venga,
cómo sería engaño
135 temer que en un ser siempre se detenga.
Ingenios escribieron
para romper a toda fortaleza,
para fortalecer cualquier flaqueza
y ardides descubrieron
140 que dan a capitanes grande alteza.
También las militares
leyes nos promulgaron con que el hecho
vedado se castiga con estrecho
rigor en tierra y mares,
145 que así lo manda el militar derecho.
No permitió ni quiso
nuestro español, que en varias lenguas sabe
lo que en ingenios raros aún no cabe
del militar aviso,
150 la Grecia y Francia ya se nos alabe;
ni que la clara España
el precioso talento no gozase

.,
473
11?
EUGENIO DE SALAZAR

pues no se hallará quién de él usase


mejor en la campaña
155 ni doquiera que de él se aprovechase.
222v Así el ibero doto,
intérprete fiel con alto estilo
y lleno más que el abundante Nilo
nos descubrió el gran soto
160 que riega el Rheno y corta el griego filo.
La noble disciplina
militar traduciendo en castellana
lengua con arte y orden tan galana
que en su crisol afina
165 Gracián y hace nuestra lengua ufana.
Y como a la alta Grecia
hizo Onosandro grato sacrificio
con su escritura y Langey servicio
que Francia no desprecia
170 quiso Gracián hacer el mismo oficio.
Y el amoroso celo
que tuvo siempre a su lustrosa Hesperia
le dio para agradalla tal materia
que otra así en el suelo
175 no agradara a la belicosa Iberia.
Aquí en breve debujo
comprehendió de guerra los secretos
los modos, los ardides y concetos
y aquí el saber redujo
180 de los caudillos fuertes y discretos.
Lo que de guerra supo
aquel valiente capitán hebreo
que el cielo se detuvo a su deseo
y cuanto de esto cupo
185 al sabio y animoso macabeo;

474

-
SILVA DE POESÍA

al defensor de Troya,
223r que dejó el mundo de su fama lleno,
y a los dos griegos, cuyo grande trueno
hizo que hasta hoy se oya
190 la musa heroica del poeta bueno;
y cuanto de las guerras
pudo alcanzar el Alejandro altivo
y el Africano Escipión, que hoy vivo
anda por todas tierras,
195 y el gran cartaginés a Roma esquivo;
César y su contrario,
que con ventura tuvo triste trato
cuando pensó que el mundo en poco rato
fuera su tributario;
200 el prudente Sertorio y Viriato;
cuanto el fuerte Bernardo
y el valeroso Conde de Castilla
y el bravo Cid, que fue gran maravilla,
su espada, lanza y dardo
205 y le dio entre famosos la alta silla;
y cuantos capitanes
de nuestros tiempos contra los paganos
saber mostraron y contra campanos,
franceses y alemanes
210 su furia ejecutanto con sus manos.
Lector, pues si deseas
hacerte sabio en el militar uso
que a tantos mal compuestos bien compuso,
no sé dónde lo veas
215 más vivo y elegante y no difuso
223v que en la pintura bella
que nos pintó Gracián con gracia tanta
que tanto a otras pinturas se adelanta
cuanto a cualquiera estrella
220 la clara aurora cuando se levanta.

475
EUGENIO DE SALAZAR

179
A LOS DIÁLOGOS MILI.TARES DEL LICENCIADO
DIEGO GARCÍA DE PALACIO, DEL CONSEJO DE SU
MAJESTAD Y SU OIDOR EN LA REAL AU DIENCIA DE
G UATEMALA

CANTO

Cuando del bravo Marte está encendida


la ira dura y la pasión furiosa,
y viene amenazando a cualquier vida
el golpe de su saña temerosa,
5 y se nos representa la salida
del bélico discurso muy dudosa,
y el atambor de la real persona
la guerra a fuego y sangre nos pregona;
224r y allá, de Lemnos en la honda cueva,
10 Vulcano y sus cíclopes a gran prisa
varias armas labrando están de prueba,
fogosos rayos forman a su guisa,
sus fraguas arden con materia nueva
y el son de sus martillos nos avisa
15 que la paz huye y el furor se suelta
y la fortuna da terrible vuelta.
Si ya se limpia la segura espada
para cebarse en sangre sin tardanza
y por hacer la suerte aventajada
20 se está aguzando la acerada lanza,
y ya la cruda Parca ensangrentada
con su tijera al corte se abalanza,
no prestan fuerzas ni ánimo fiero
si el arte del lidiar falta al guerrero.
25 Sea tan animoso y tan nervudo
como el que (2) quebrantó al forzudo Anteo; 2- Hércules.
o como el que (3) el arnés y raro escudo 3- Ayax Telamonio.
pidió de Aquiles con mortal deseo;
.
o como el que (4) llamaron el Dentudo, 4- Lucio Sicinio Dentato

476

-
SILVA DE POESÍA

30 que en mil batallas alcanzó el trofeo;


o Marco Manlio (5), o Marco Sergio el Fuerte, 5- Marco Manlio Capitolino.
o Sceva (6), el que jamás temió la muerte. 6- Scesio Sceva.

Sea el que (2) puso el riepto y desafió 2- Don Diego Ordóñez de Lara.
2 24v
a todo el noble pueblo zamorano;
35 o el Yáñez Minaya (3) cuyo brío 3- Don Alvar Yáñez Minaya.
sacó a su rey de la enemiga mano;
Ordoño, el buen sobrino del buen (4) tío; 4- Cid.
Machuca (5), aquel de gaje no liviano; 5- Diego Pérez de
o aquel Diego García (6) el Denodado; Vargas Machuca.

40 o Navarrete, el muy determinado. 6- de Paredes.

O el Egeón, que manos cien tenía


para despedazar los caballeros;
o Polifemo, que hombres mil comía
y a Ulises le comió los compañeros;
45 o sea la soberbia compañía
que se perdió de los gigantes fieros
lidiando con sus dioses neciamente,
que si no hay arte toda es flaca gente.
¿Qué le valió a Briomaro sin arte
50 la mucha gente contra el buen Marcelo? (7) 7- Marco Marcelo
el primero.
¿Qué, al infante don Sancho(8) en otra parte
que él y sus condes dieron en el suelo? 8- Hijo del rey don
¿Qué, a Búcar pues el Cid, cristiano Marte, Alonso el sexto.
le envía sin honor y sin consuelo?
55 ¿Qué, al rey don Juan (9), que padeció la rota 9- el primero.
que canta Portugal de Aljubarrota?
225r Prudencia y arte dieron la victoria
al valor de Aníbal en la de Canas;
y a Julio César en Tesalia gloria
60 sobre las bravas gentes pompeyanas;
dieron a Augusto la inmortal memoria
de Módena y mil suertes soberanas;
y al solo que quedó de tres Horados
mentado triunfo sobre tres Curiacios.

477
r-
EUGENIO DE SALAZAR

65 También le dieron a Bernardo el bravo


en Roncesvalles sobrepoder tanto;
y sobre el muradal honor sin cabo
a aquel prudente rey Alonso el Santo (5) 5- el
nono
y al otro Alonso (6) cuyo loor no acabo 6-elund'.
ec1rt¡0•
70 contra Alboacén subieron otro tanto,
que estas dos partes, si decirlo puedo,
son cuyunturas del divino dedo.
Supo Tomiris, de prudencia llena,
traer a muerte a Ciro, rey tamaño;
75 supo Artemisia, tan artera y buena,
hacer a los de Rodas tiro extraño;
y supo otra su igual (7), sin mano ajena, 7- La condesa mUjer
de
poner por obra el memorable engaño Álvar· o Pérez de Castro
que tenía la tenenciad;
por defender mejor a moros hartos, la peña de Martos por
80 hambrienta y sola, el gran peñón de Martos. el rey don Fernando cl
santo, que ganó Sevilla,
225v Y así, por ayudar con mucho efeto
al natural que es dado a la milicia
y por hacer en ella muy discreto
al que no es dado tanto a tal pericia,
85 el ingenioso autor, con su perfeto
pincel, pintó estas tablas con codicia
de dar a su nación una pintura
llena de ingenio y arte y hermosura.
En una tabla al capitán nos pinta:
90 sus partes, cualidades y substancia,
tan al cabal que no le falta pinta
de todo lo que en él es de importancia.
¡Oh qué vivos colores, fina tinta
tiene este cuadro lleno de elegancia
95 para acertar en general tan dino
que siempre venza con favor divino!
Si esta pintura tres (2) caudillos vieran 2- Hércules, Baco
que a la famosa Tebas ilustraron; y Epaminondas.

478
SILVA DE POESÍA

si Nicoló y Sforcia la tuvieran,


100 y el de Pescara, a quien cien mil loaron;
y si al Gran Capitán se la pusieran
delante de sus ojos, que alumbraron;
o al prudente Sertorio y Viriato,
cualquiera de ellos viera su retrato.
105 Verase bien por ella lo que tuvo
226r
Agamenón de capitán muy raro;
y lo que en el gentil Leónidas hubo,
que de espartanos fue caudillo claro;
y lo que el Fabio (2) Máximo retuvo, 2- Quinto Fabio Máximo.
llO que fue en prudencia un capitán preclaro:
y si hubo falta en estos o en aquellos
de aquí se saca en qué y en cuáles de ellos.
Muestra otra tabla un diestro y animoso
y apto soldado para cualquier hecho
115 como los (3) que en el Po con valeroso 3-Arce,
esfuerzo y brazo, estando pecho a pecho, Mondragón, !barra.
al tránsfuga Rincón, César Fregoso,
los pasos atajaron, ¡qué bien hecho!,
que para hechos de armas señalados
120 deben ser escogidos los soldados.
Pincel de fuego la otra tabla muestra
poblada de fogosos instrumentos:
de pólvora nos da una y otra muestra
compuesta de contrarios elementos,
12s y un arte, aunque cruel, útil demuestra
fundada en naturales fundamentos,
del arcabuz y bala repentina
y artillería que todo lo arruina.
226v Aqueste cuadro mira muy atenta,
130 por ser en sus efectos tan sangriento,
Belona, la cruel y la sangrienta,
que en sangre humana busca su alimento,
en él su gusto y gozo se acrecienta,

479

b
EUGENIO DE SALAZAR

mira y remira en él con gran contento


135 como quien de su amor recibe carta
que si la lee mil veces no se harta.
En otra tabla el orden y destreza
se pinta de terribles escuadrones,
que son de las batallas la firmeza,
140 y ayuda de animosos corazones:
cómo se abran y cierren con presteza,
se dividan y junten los varones
que el orden y destreza en la batalla
importa más que el peto y fina malla.
145 A la excelente Palas, que inventora
fue del militar orden, mucho espanta
mirar esta ingeniosa tabla ahora
que tanto a sus preceptos se adelanta,
y está tan envidiosa la señora
150 de ver sobre la suya invención tanta
que si a nuestro español coger pudiera
lo que de los argivos de él hiciera.
227r Ricos avisos la otra tabla enseña,
instituciones, leyes importantes
155 con que del general la clara seña
y sus banderas vayan muy pujantes
haciendo en enemigos riza y leña,
quedando ellas enteras y triunfantes
con coronas de gloria coronadas
160 y en el universo orbe reputadas.
Que aun el furor de la sangrienta guerra
orden y leyes con sabor admite,
y al general que en sus preceptos yerra
el ser vencido no hay quien se lo quite.
165 No haya capitán de nuestra tierra
que en ver pintura tal no se ejercite
que de los nueve aun fuera más la fama
si hubieran visto esta preciosa trama.

480
SILVA DE POESÍA

Y aquel Pompeyo, cuyo valor alto


170 fue para tantos reyes vituperio;
y aquel Trajano, que dio tan gran salto
que allende el Tigris extendió el imperio;
y aquel Teodosio, nada en virtud falto,
tan vencedor que pareció misterio:
175 no a todas estas suertes atinaron,
que más que algunas de ellas no alcanzaron.
Las varias suertes, Marte, que tú pruebas
227v
y en tus conflictos vienen a ofrecerse
han requerido ya invenciones nuevas
180 en la defensa y en el ofenderse,
y así no fue posible todas pruebas
en los pasados tiempos conocerse,
bien que fueron los tres esclarecidos
en valor y saber nunca excedidos.
185 Si los Scipiones (2) hoy se levantaran 2- Publio Cornelio
y los Catones (3) dos de fama clara; Scipión, el Asiático,
Publio Cornelio Scipión,
los condes (4) de Castilla hoy depertaran el Africano, su hermano;
con los infantes ínclitos de Lara Scipión Emiliano, el que
y esta pintura bien consideraran, ganó a Numancia.
190 su buen discurso e invención tan rara 3- Censorino y Uticense.
dijeran: La materia extendió el arte 4- Conde Fernán González
y ha hecho a la milicia hoy mejor parte. y sus descendientes.

Y si estas tablas fijas estuvieran


en el campo de Perseo, que lidiaba
195 con Paulo Emilio, y verlas bien pudieran
Daría y los suyos cuando batallaba
con Alejandro y se le descubrieran
a Bayaceto cuando en campo estaba
con el gran Taborlán lidiando a una,
200 quizá otra fuera a todos la fortuna.
22Br
Milciades y el cuchillo de (2) Sagunto 2- Aníbal.
aunque las estuvieran más notando

481
ap

EUGENIO DE SALAZAR

no vieran qué añadir un solo punto,


ni el señor Alarcón de nuestro bando,
205 ni otro (3) señor que le iba en saber junto, 3- El señor Anto
n10.
ni aun nuestro tercio ni postrer Fernando,
ni aquel buen viejo Arias Gonzalo, el diestro,
que de la guerra fue tan buen maestro.
Que cuando a esta pintura se dispuso
210 nuestro Palacio con pincel facundo,
el alto Marte se halló confuso
de que un hombre nacido acá en el mundo
pintar osase lo que tan recluso
tenía él en su pecho tan profundo
215 y dar quisiese en reglas y en precetos
sus modos, sus ardides y secretos.
Púsose al lado del hecho invisible
vestido de una niebla escura y densa
y comenzó a mirar lo que imposible
220 era pintar un hombre, según piensa,
con fin de dar ejemplo muy terrible
si fuese errada la pintura inmensa,
poniendo a su pincel perpetuo estanco,
dejándole de manos gafo y manco.
22sv 225 Mas viendo del pincel la sutileza,
la traza y orden de la diestra mano,
de los colores finos la viveza,
la propiedad y proceder galano,
dijo dejando aparte su braveza:
230 Aqueste ingenio no parece humano,
pinte en buen hora mis secretas suertas,
que den honor a corazones fuertes.
Celebre, pues, a su Palacio España
y su pintura y arte tan subida,
235 pues no entender la guerra tanto daña
y quedará por él tan entendida;
y aunque su profesión parezca extraña

482
SILVA DE POESÍA

y a los derechos graves dirigida


en su buen ser contradicción no implica,
240 tan gran jurisconsulto fue Nasica (2). 2- Scipión Nasica,
gran capitán romano.
Fue el Alcibiades docto y elocuente,
y el famoso Temístocles de Atenas,
y el epirota Pirro, el excelente
Alejandro fue dado a letras buenas,
245 y al alto Julio César tan valiente
las finas letras no le eran ajenas
y por Alonso el Sabio, rey, se alcanza
letras y pluma no embotar la lanza.

229r
Y así la pluma no ha hecho embarazo
250 al natural del vivo autor en nada,
que tiene un pecho fuerte y diestro brazo
herencia de mayores heredada.
Palacios y Arces que le dan su abrazo
y han procreado gente señalada,
255 finos soldados, sabios capitanes
contra turcos, franceses y alemanes.
Si le alcanzara el noble rey Pelayo,
primer recobrador de las Españas,
y si le conociera el claro rayo
260 que vio de la milicia las entrañas,
el Quinto Carlos que' el copioso mayo
no llevó flores cuantas él hazañas,
¡oh, qué de abrazos dieran y favores
al que de guerra enseña los primores!
265 Al que los da a entender como él lo entiende
con gran facilidad y rico estilo
tal que cualquier ingenio le aprehende
aunque no tenga muy agudo el filo.
Suene Palacio en cuanto parte y hiende
270 el largo Océano y Sur, la Tana y Nilo.
Jáctate España de este gran tesoro
merecedor de rica estampa de oro.

483
EUGENIO DE SALAZAR

180
229v EN LOOR DE LOS FAMOSOS CABALLEROS DE
LA RELIGIÓN Y CAPITANES Y SOLDADOS QUE
MURIERON PELEANDO CONTRA LOS TURCOS
DEFENDIENDO LA FE DE JESUCRISTO EN EL
FUERTE DE MALTA LLAMADO SAN TELMO EL AÑO
DE 1565

ESTANZAS

Lugar remoto de aspereza lleno,


del mar por todas partes combatido,
de ti ha salido un tan sonoro trueno
siendo tu insigne fuerte combatido
5 que desde el Etna al Cáucaso sereno,
desde los Caspios hasta el encendido
Olimpo se oye y oirá sin falta
San Telmo, el fuerte de la noble Malta.
Extendieron tu nombre los leones
10 que estaban de tu muro rodeados,
sus fuertes brazos, bravos corazones
con la señal de Cristo señalados,
haciendo de sus pechos torreones,
los tuyos ya batidos y arruinados,
15 opuestos a laS'flechas y a las balas
de crudos scitas y otras gentes malas.
230r No desmayaron los varones altos
de ver manos y alfanjes tan crueles
y los terribles ímpetus y asaltos
20 de los feroces turcos infieles,
ni más sintieron sus valores faltos
que si su lid hicieran con imbeles.
Muertos quedó por ellos la victoria
con la perpetuidad de su memoria.
25 Faltará el mar y cuanto en sí produce,
la tierra y altos montes que sustenta,

484
SILVA DE POESÍA

el alto firmamento que reluce


y de sus signos la importante cuenta
antes que el nombre del valor que induce
30 a toda lengua a le pagar tal renta;
que sea acabado el mundo y sus colores
y no se acabe el son de sus loores.
Las cruces blancas, ¿cuándo se adornaron
de esmaltes más lustrosos y más finos?,
35 ¿de dónde el fino rosicler sacaron
para se dar matices de ellas dinos?
¡Oh gloriosos los que así pintaron
sus hechos con pinceles tan sanguinos!
A espada de estas, pica, daga o estoque
40 orín de tiempo antiguo no le toque.
230V Ni de Helicón en la florida altura
ni de Pirene junto al agua clara
el son del dulce Apolo y la blandura
del canto de las Musas que le aclara,
45 en suavidad no llega ni en dulzura
al que la ilustre compañía rara
con armas hizo el memorable día
de su razón sacando melodía.
Como los escuadrones del troyano,
50 dejado el campo y puestos en huida,
la furia del ejército greciano
por el grande Héctor era resistida;
y al puente puesto, el defensor romano
sostuvo bien la etrusca arremetida,
55 cualquier de vos con una espada y peto
un Héctor y un Horado fue en efeto.
¡Ay, gran dolor que coman los gusanos
manjares tan preciosos y subidos,
aquellos corazones soberanos
60 que no sin causa fueron tan temidos,
los fuertes brazos, belicosas manos

485

b
EUGENIO DE SALAZAR

que tenían tantos turcos encogidos!


No comerán, oh ilustres, vuestra fama
que en todo el universo se derrama.
231r 65 Los blancos huesos, que desnudos quedan
de su carne y sus nervios sobre el suelo,
las comisuras que por tierra ruedan
al agua, al viento, a la calor y al hielo
causan dolor, mas luego el dolor vedan
70 y dan a toda gente gran consuelo
trayendo a la memoria aquellos hechos
que producieron vuestros fuertes pechos.
Del Po al Pisón está ya manifiesta
vuestra virtud y rara fortaleza
75 y sobre las estrellas está puesta
allá en la cumbre de la suma alteza
y en el profundo abismo lo que cuesta
se supo luego: que con gran tristeza
las tristes almas turcas lo dijeron
80 que allá vuestras espadas remitieron.
Por aventura el duro Marte estando
a los asaltos bravos asistiendo
las altas suert�s vuestras bien mirando
que cada cual hacía combatiendo,
85 las no vistas hazañas envidiando,
quiso extinguir su envidia deshaciendo
vuestras vidas y cuerpos en mil partes
porque no hubiese en tierra tantos Martes.
231v Mas no deshizo el envidioso altivo
90 vuestra memoria y nombre tan mentado
que en todo tiempo y parte andará vivo
de lengua en lengua siempre celebrado.
No ha menester hacer en fama estribo
ni de ella ser, como otros, ayudado;
95 antes si a ella el tiempo la derriba,
por vos se ha de entender que aún está viva.

486
SILVA DE POESÍA

En cuanto el mar el límite guardare


que le mandó su hacedor eterno
y el lindo y blando abril nos visitare
100 tras la aspereza del helado invierno
y el claro sol los puestos alumbrare
de los lucientes signos y con tierno
rocío el cielo rociare el mundo,
se cantará de vos el loor que fundo.

181

232r SÁTIRA P OR SÍMILES Y COMPARACIONES CONTRA


ABUSOS DE LA CORTE

La variedad de la copiosa corte


mi pluma lleva ya de gente en gente
por cosas que a mil simples dan conhorte.
Como árbol arrancado con creciente
s que ya en la puente topa, ya en la orilla
y do le arroja el río y su corriente,
mirando voy, y tengo a maravilla,
que una amistad no veo verdadera
ni aun una voluntad llana y sencilla.
10 En su interés se funda aquí cualquiera:
fuero hay usado en corte que dispone
que muerto el interese, amistad muera;
como el querer que la ramera pone,
que dura cuanto dura la moneda
15 en el querido y luego le traspone;
y cual verde frutal que seco queda
faltándole el humor que le sustenta
sin que dar fruto más ni aun hoja pueda.

487
EUGENIO DE SALAZAR

Veo en la común gente y la de cuenta


20 unos ofrecimientos aparentes
que yo no tengo por segura renta
232v y quien los aceptó por suficientes,
si pretendiere de ellos ayudarse,
hallarlos ha al efeto diferentes;
25 como el que va en peligro de ahogarse,
agua bebiendo en el crecido río,
mirando cómo y dónde ha de salvarse,
viendo una mata cobra aliento y brío,
ásese de ella y por salir estriba
30 y al estribar se arranca y queda frío.
¿ Quién vedará que en los palacios viva
murmuración, lisonja, idolatría,
rabiosa envidia y altivez esquiva?
Regüeldos dan de mundo noche y día
35 cuerpos malsanos de corrupción llenos,
de humores malos con melancolía.
Veo hoy privados que ayer eran menos
que como gallos de Indias van hinchados,
llenos de rey, de vanidad rellenos.
40 Veo otros que se vieron levantados
y ya de su pujanza están caídos,
ilustres edificios arruinados.
En méritos y prendas más subidos,
mil veo que no privan ni lo esperan
45 ni aun Fortuna los tiene conocidos;
como caballos finos que si fueran
de algún señor en mucho se estimaran
y dondequiera bien nos parecieran,
233r mas sus captivas suertes los deparan
50 a dueños que los tratan con bajeza
y así en ellos los ojos no reparan.

--
488
SILVA DE POESÍA

Veo también de grandes la grandeza


postrada a veces al menor privado
porque le ayude con la suma alteza;
SS cual suele el gavilán aventajado
valerse del cautivo pajarillo
para poner calor al pecho helado.
Hay otros, y he vergüenza de decillo,
que con color que hacen gran servicio
60 al rey, devanan para sí el ovillo.
A su rey visten, grande maleficio,
de Agamenón la desleal camisa
haciendo su negocio y torpe oficio.
Son despenseros que fingiendo prisa
65 que abunde de sus amos la despensa
buscan más cosas en que echarles sisa.
Mi pluma con aquellos no dispensa
que solo hacen bien para sí mismos
y para otros se engaña quien lo piensa.
70 ¡Oh digna propiedad de los abismos,
de caridad y de nobleza ajena,
contraria aun de los ceros alguarismos!
Suele así la casada que no es buena
y de las galas es muy codiciosa
75 tener de su familia poca pena
233v y por gozar la ropa muy costosa,
el rico juboncillo y la basquiña
y el manto de la seda más lustrosa,
la casa está cual vendimiada viña,
80 los hijos desgarrados por la calle
de sarna llenos y de sucia tiña,
y aun al marido trata de estrechalle
y dalle dieta porque para galas
se teme que el dinero ha de faltalle.

489
EUGENIO DE SALAZAR

85 Mucho me admira ver volar sin alas


a muchos que parecen en su trato
señores de los puertos y alcabalas:
costoso el traje, espléndido su plato
y de sus casas rico el grave arreo,
90 mucho el servicio y grande el aparato
hasta que viene la del gesto feo
y a cualquier de ellos esta le descubre
de sus hazañas todas el trofeo
(con el vivir, ¡oh cuánto mal se encubre!):
95 Descúbrele de deudas una mina,
que aun muestra veta al centenario octubre.
Está en su testamento la destina
para hacer al alma sacrificios,
la cual Dios sabe para dó camina.
100 Bien son como soberbios edificios
puestos al parecer entre florestas
de fábrica lustrosa y muy sin vicios
234r que Zoroastres, con sus manos prestas,
haciendo caracteres de maga arte
105 y conjuros, obró para sus fiestas:
Cesa el encanto, el edificio parte,
queda un pelado risco do se muestra
de víboras gran golpe en cualquier parte.
Ya sale de galanes otra muestra
ll0 con sed de ricas galas y libreas
que por aquesta corte se demuestra.
Pagado allí al contado no lo creas;
fiado a buen pagar se saca y carga
porque por corte campear los veas.
ll5 El mercader no pienses que se alarga,
el emergente carga y el cesante
los costos, portes y otra lista larga;

490
SILVA DE POESÍA

y el galán ambicioso está constante


como si no viniese al día puesto
120 diciendo: Paga, paga, el mercadante,
y solo es por mostrarse todo aquesto:
es como el que su injuria satisface
sin acordarse que ha de morir presto.
Hermano de estos es el que deshace
125 los tercios de la renta no caída
y a otros con libranzas ricos hace,
que cuando falta en el gastar medida
y anda debajo de su gasto el hombre,
señal es de imprudencia conocida.
234v 130 Y es como el que metió su vida y nombre
debajo del puñal del enemigo
que tiene de impio y de cruel renombre.
Comienzo a examinar un buen testigo
que a Vilhán se encomienda que le vala,
135 pide a Taborda que le sea amigo.
Ganar dos mil escudos trae por gala
a quien pagalle diez es imposible:
este arrienda del viento la alcabala.
Y aquel, que se venció de la invencible
140 dama que en real casa tiene asiento,
¡qué carga trae y afán tan insufrible!,
¡qué gasto, qué cuidado, qué tormento,
qué andar de noche, qué inmortal conquista!
y, al fin, el premio de ella es todo viento.
145 Así anda en perdición el alquimista
guardando celestiales influencias
para acertar al blanco donde amista,
pidiendo al sol y luna las licencias
para hacer el oro y fina plata
150 y a los campos sus hierbas y potencias.

491


,,...- ¡:.
1

EUGENIO DE SALAZAR

En esto piensa, en esto solo trata


expende aquí el haber, aquí los días
y al cabo todo en nada se remata.
Del liviano mozuelo ¿qué dirías?
155 que, como va el peón de venta en venta,
de mala en mala se anda en sus porfías
235r y no pide otro pecho ni otra renta
sino parlar con ellas: de esto gusta.
Es como el que de hierbas se sustenta.
160 Otra recuesta no sé si es más justa:
la de los andanoches, cuyo tema
muy poco del pasado baraústa.
Andan a ver de noche si se quema
la fuente o hiela el horno y cómo escupe
165 el que cargado va de fría flema;
y boberías que decir no supe
por ser todo un proceso de dislates.
Afrenta es que hombre en esto tiempo ocupe
porque es gustar de ver hechos orates
170 o lienzos de fantásticas pinturas
poblados de diversos disparates.
Digamos de otros que se están a escuras
y son unas estrellas relucientes,
mares de profundísimas honduras,
175 en letras y virtudes excelentes:
delante les va el malo, el torpe, el necio
(¡oh corte, oh mundo aceptador de gentes!).
Preseas lindas son de grande precio
que fueron arrojadas y olvidadas
180 en sucio guardapolvo con desprecio.
Otras personas veo mejoradas
en tercio y quinto sin caer ninguna
en corte muy tenidas y ensalzadas;

492
SILVA DE POESÍA

sin letras, sin valor, sin parte alguna


185 dicen y hacen muchos desconciertos
y todos se los dora la fortuna.
Aquestos, si mis tiros no van tuertos,
235V
llamarse pueden sucios muladares
que de sus rayos tiene el sol cubiertos.
190 Cuántos veo en ejemplo singulares
cuya verdad a muchos es odiosa
y son de la virtud firmes pilares;
como la medicina provechosa,
que la desecha aquel que está prendido
195 del grave mal de frenesí furiosa.
El que se aplica al adular fingido,
el que a cortar con lengua más aguda,
ese es acepto al cortesano oído;
como recibe y con sabor saluda
200 el que de sangre tiene mal agudo
al que con vino a buen morir le ayuda.
Veo al predicador no nada fltUdo
siempre paciencia y humildad clamando
y él no está de soberbia muy desnudo;
205 parece que al cedazo remedando
que para sí retiene los salvados,
para los otros la harina dando.
Hombres que a negociar son enviados
tan pesados, tan gordos, tan papudos,
210 que parecen cebones presentados.
Veréis la autoridad de unos faldudos,
de honestidad las muestras y señales,
cerebros que revientan de sesudos;

493


EUGENIO DE SALAZAR

236r debajo del buen hábito mil males


215 encubren y mil vicios muchos de ellos:
son víboras metidas en costales.
Deseo mucho señalar aquellos
que con voz de cincuenta de salario
usan de más de mil el fausto entre ellos.
220 Son como el Duero a quien es tributario
de las Españas casi cualquier río
hasta meterse en el marino acuario:
con las ajenas aguas toma brío
y va caudal con título de Duero
225 en el lluvioso hibierno y seco estío.
Vengamos, pues, al oficial primero,
tan casto en el llevar de los derechos
que apenas los demanda por entero.
Mas tiene sus ministros que a cohechos,
230 hacen al buen oficio mal sonante
· y contribuyen al señor sus pechos;
que es como el que del _águila rapante
para gozar sus presas y rapinas
arrienda el nido rico y abundante.
235 De otros oficiales, ¿qué adivinas?
Que, viejos ya e inútiles, pretenden
causar de los oficios las ruinas
dejándolos a hijos que no entienden.
Son como los que llenos de codicia
240 la amable patria al enemigo venden.
236v Mil públicos ministros de justicia
que andan los malhechores encubriendo
vencidos del dinero y su malicia,

494 1 ,,


SILVA DE POESÍA

y con calumnia grande encareciendo


245 culpillas de inocentes pecadores
que no pueden venir contribuyendo;
como los gozques, ruines guardadores,
que por el pan no ladran al que en casa
se mete por robar a sus señores
250 y si el mendigo miserable pasa,
limosna demandando por la puerta,
«¡ham, ham, ham!», que al ladrar no ponen tasa.
Bisoño negociante el que, cubierta
la bolsa, en corte negociar pretende
255 con blando ruego, diligencia muerta:
es como el que al alárabe de allende
limosna pide con encogimiento
en lengua de cristiano que él no entiende.
Otros que piensan sin detenimiento
260 negocios despachar de pocas tretas
y no despachan a los días ciento;
como si en el incierto mar te metas
para pasar en breve con su cuenta
el corto estrecho de entre dos isletas,
265 arrebató tu casco la tormenta
y acá y allá arrojándole conviene
que la esperanza y brevedad te mienta.
237r Y el solicitador que se entretiene
a costa del concejo miserable,
270 huelga cuando su pleito se detiene,
como al soldado es buena y agradable
la larga guerra donde se enriquece,
la pobre paz odiosa y detestable.

.. 495
EUGENIO DE SALAZAR

Del pleiteante, di, ¿qué te parece?


275 Que en todo caso ver sentencia espere
y los conciertos sanos aborrece;
es como el necio, que de acuerdo quiere
poner sus bienes en la mano ajena
para que los entregue a quien quisiere.
280 A tus oídos, ¿cómo el nombre suena
de otra gente ajena de cordura
que se quedó de corte en la cadena?
Negocios de su tierra y poca dura
a su solicitud trae cometidos
285 y en tanto que los hace y los procura
deja llevarse a sí y a sus sentidos
de los falsos gustillos cortesanos
que a tantos hombres simples traen perdidos.
Trata de se valer con otras manos
290 que hasta allí, con otras nuevas artes,
con entretenimientos de hombres vanos.
Su tierra olvida cop. sus dulces partes,
deja su casa, deja su hacienda
(¡oh corte!, ¿que aún de necios no te hartes?)
237v 295 y cuando quiere revolver la rienda,
viendo que pierde en corte más que gana,
apenas tiene su locura enmienda;
cual bautizado mercader que afana
tratando en la morisca berbería
300 y de su seta vil le toma gana,
reniega del gran hijo de María
y de su firme fe y su ley divina
y allá se queda hasta el triste día.

496
SILVA DE POESÍA

El bullir de otra gente desatina,


305 que por ganar dinero como quiera
a mil negocios varios se destina.
El trato de estos es como quimera
de varios miembros y colores hecha,
sin proporción, sin arte y sin manera.
310 Juristas que responden sin sospecha
que es llano lo que duda el Papiniano
y dan por ancha la salida estrecha.
Son sus repuestas como del gitano:
a gusto del que paga, cuando suele
315 catar ventura sobre abierta mano.
¡Cuánto desgusta!, ¡cuánto enfada y muele
oír loores del letrado necio
a los que tratan que su fama vuele!
A los procuradores que por precio
320 tratan de acreditar la desechada
habilidad tenida en menosprecio,
23Br opinión por precio vil compi:ada,
(mira en qué tiene parte el interese),
mejor diría opinión hurtada.
325 Hurtada al que mejor la mereciese,
al que por ella estudia noche y día
por el que con dinero la adquiriese;
que es como el que impetró con simonía
en la romana curia beneficios
330 mintiendo al Papa, que le cree, y de él fía.
¿Por dónde van los nobles ejercicios
de la oratoria pues los abogados
pagan tributo ya de sus oficios?

497
.,
EUGENIO DE SALAZAR

Trato de los que no son estimados,


335 que a los procuradores contribuyen
de eso poco que ganan los cuitados.
Honrosa facultad, que te destruyen
mil bajos corazones y te estragan
y tu excelente nombre desminuyen.
340 Como cristianos tristes son que halagan
allá, en la mayor Asia o en la Grecia,
al perro turco y sus pedidos pagan.
Pues el procurador que más se precia
de procurar de su señor la causa
345 y por su firma escudo menosprecia,
en recibiendo paga hace pausa:
ni mueve pie ni lengua ni se acuerda
hasta que otro recibo le despausa;
238v cual da el modorro al sueño tanta cuerda
350 que cuando no le tira el que le cura
mano, nariz o oreja no recuerda.
Veo recaudadores �on blandura
pedir descuentos y, con grande instancia,
gran pérdida fingiendo y desventura,
355 porque no les modere la ganancia
con la puja del cuarto aquel que entiende
derechos de Inglaterra, España y Francia;
como el alto cautivo que pretende
que no se le encarezca su rescate,
360 se finge bajo y pobre al que le vende.
Mil que con sus juicios traen debate
de avisos mil ideas inventando
que den hacienda al rey y al reino mate,

498
SILVA DE POESÍA

cien mil inconvenientes no alcanzando


365 que emanarían de su torpe efeto
por quien viviera España lamentando
como idiota médico indiscreto
que en libros de Galeno es poco doto
y en Penes de Avicena no perfeto
370 un cuerpo cura con juicio boto:
donde hay complicación de enfermedades
y de humores contrarios terremoto
aplica, sobre cien contrariedades,
remedios a una sola con que aviva
375 de las otras las fuerzas y ruindades.

239r
Que vaya calle abajo o calle arriba,
encuentro cien mil pares de extranjeros
que en su particular cada uno estriba.
Principio y medio y fin suyo es dineros
380 y a la fértil España en desfrutalla
ir a los naturales delanteros.
Así, vencida la cruel batalla)
los cobardes soldados entrar suelen
a coger el despojo que se halla,
385 cuando a los otros las heridas duelen
que en conquistallo tiene recebidas
y ellos no tienen ya de quien recelen.
Veo cabezas no muy entendidas
en la milicia, ni aun ejercitadas,
390 que desde acá dan fáciles salidas,
murmuran de personas señaladas
que allá la guerra hacen y reciben
y culpan sus salidas, sus entradas;

499
p:

EUGENIO DE SALAZAR

pretenden que ellos desde acá perciben


395 mejor las cosas que los que las tratan,
que estando fuera de ellas, dentro viven.
Y si se viesen los que así desatan
acá las lenguas puestos a las manos,
quizá serían los que menos atan.
400 Así culpan a expertos cirujanos
algunas veces médicos no tales
de torpes o piadosos o inhumanos,
239v y puestos ellos a curar los males
que dolorosa cirugía emienda,
405 se ve bien que ellos no les son iguales:
darán los puntos como el que remienda,
harán por mechas gordos candelones
y aun no sabrán ligaros 'una venda.
¡Cuántos cansan al rey con peticiones
410 y tienen atronados sus oídos
pidiendo injustas remuneraciones!,
y aunque por muchas salas remitidos,
porfían por sacar final resulta
sin quererse tener por despedidos
415 hasta que de su loco afán resulta
darse su petición por indiscreta
con remitillos a inmortal consulta;
como quien pasa el signo y el planeta
echando suertes y con verdadero
420 oráculo salió Balán profeta.
El tiempo y el dinero, majadero,
perdiste y tu ventura se escurece:
ayúdate, si puedes, de tu esquero.

500
SILVA DE POESÍA

Otra especie de gentes se me ofrece


425 oficios y altos cargos pretendiendo
y sabe Dios cuál de ellos lo merece.
Sus faltas como zorros encubriendo,
buscando por mil partes los favores,
como el ventor la caza va siguiendo.

240r 430 Así andan los mejores y peores


haciendo en hombres toda confianza
a quien de pelo cuelgan sus dolores
hasta que ven frustrada su esperanza
y arrimados se ven a las paredes
4 35 entrando de burlados en la danza;
como cuando metió sus largas redes
el pescador al agua en tiempo bueno
y al abundante mar pidió mercedes
y al otro sol, creyendo tener lleno
440 la bullidora y gananciosa pesca
de la tendida red el hondo seno,
de muchos ayudado con quien pesca,
la jábega trabando tira y tira,
deseoso de ver ganancia fresca,
445 la red de buena boya alegre mira
y dando ya los cabos en la arena,
vela vacía y con dolor suspira.
Veo otra gente que me da gran pena
tras ofizuelos de la vara y pluma,
450 que no alcanzan los tristes hora buena;
y tantos son que Euclides no los suma,
con mil ojos abiertos al oficio
que del cerrado claustro se rezuma;

501
EUGENIO DE SALAZAR

cigüeñas que con hambre y no con vicio


455 andan alderredor de la laguna
por hacer a los papos beneficio
240v y en viendo el gusarapo o rana alguna
o otra sabandija que se asoma,
cien picos tiran golpe a cada una.
460 ¡Cuánto merece por la mucha broma
que le carcome el alto presidente
que aun no le da lugar para que coma!
El grande, el caballero, el pretendiente,
los negociantes, ruegos y querellas
465 le muelen y combaten fuertemente.
Diversas aves son y, en medio de ellas,
el grande búho con sus ojos claros,
donde a picar se arrojan todas ellas.
Buenos soldados, capitanes raros
470 veo que andan pidiendo en esta corte
sus necesarios y útiles reparos,
pero la paz no deja dar el corte
que ellos desean, por lo cual entiendo
que no es la paz su paz ni su conhorte.
475 Los médicos a tiempos así, viendo
que la salud las bolsas les apura,
se dice la querrían ver muriendo,
mas ella vive del morir segura
porque es tan avisada y recatada
480 que nunca con los médicos se cura.
Veo otra gente de terrible espada,
de barba corta, con mostachos bravos,
calza y jubón y lisa gamba atada.

502
SILVA DE POESÍA

De berbería nunca trajo esclavos


24Jr
485 ni esperan verse en esas confusiones,
sino dar pavonadas como pavos.
No sé qué quieren estos fanfarrones,
sino que mansos asnos los llamemos
cubiertos con las pieles de leones.
490 ¡A cuántos tristes negociantes vemos
que al medio tiempo la moneda espira,
al hora del bogar faltar los remos,
quebrársele la espada al que se aíra
en singular batalla sin que hiera
495 al- enemigo diestro que le tira!
Veo galanes mil tras la bandera
de galas viejas y cualquier bisoño
verá que tales galas son fruslera.
Parecen secos prados sin retoño
500 donde hay señales secas del verano
o árboles que mudan en otoño.
Veréis tocar al médico la mano
al vario pulso del doliente amargo
y prometer de darle en breve sano.
505 Recepta luego un récipe muy largo
para cargar la cuenta del cuitado
( quizá tiene él derechos de aquel cargo)
y habiéndole sangrado y desangrado,
dado el ruibarbo y aun la escamonea,
510 aún nunca queda el pulso concertado.
24Jv Vuelve al jarabe y otra vez emplea
lanceta y purga y pócima bebida
en quien con falta de virtud pelea

503

h
EUGENIO DE SALAZAR

hasta que aquella, extinta y consumida,


515 el cuerpo frío y sin remedio queda,
desamparado del calor y vida.
«Contra la muerte, dice, no hay quién pueda»,
después que le mató con mal curarle,
«no siempre había de rodar la rueda»;
520 como el vestido, que redondearle
con la tijera el nuevo sastre quiere
y corta alderredor para igualarle,
por una parte muy adentro hiere
y así, para igualar aquesta mella,
525 segunda vez le corta y dé a do diere;
cortando más para igualar aquella,
hace a otra parte un torcedor tamaño
que ya la ropa misma se querella;
vuelve con la tijera al fino paño
530 y a todas partes tanto de él cercena
que viene a ser irreparable el daño.
Descubra el otro médico su vena
que autoridad de Hipócrates mantenga
y gravedad del príncipe Avicena,
535 y para que este tono se sostenga
de un pícaro de corte se acompaña,
que no excusa la mula quien la tenga;
242r como el que usando de abstinencia extraña
tan solamente para vivir come,
540 con poco y ruin manjar el gusto engaña.
¿Hay virtuoso que en paciencia tome
el ver tanto tahúr , tanto fullero
por donde quiera que en la corte asome?

504
SILVA DE POESÍA

¿tanto truhán y tanto chocarrero,


545
tanto ladrón y tanta hembra astrosa,
tanta tercera y tanto mohatrero?
La corte en esto es heredad viciosa
de pan sembrada y llena de maleza
al provechoso trigo muy dañosa.
550 Notad del maridillo la vileza
que, porque el otro gasta y le alimenta,
al cuco acata y loa su largueza.
Y aquel que trata en esta infame renta
es como el que consiente que le capen
555 por sustentar la voz que le sustenta.
¿ Cuántos habrá en la corte que no escapen
de estar con las rameras enramados
que su necesidad y hoyos tapen?
Comen, beben y visten descansados
560 solo por hacer sombra a las señoras
de aquellos sus reales tan sudados.
Zánganos son a quien las voladoras
abejas tienen que presencia hagan
a los panales dulces todas horas.
242v 565 La miel que labran ellas, ellos tragan
y hartan sin trabajo allá sus ganas
quedando a cargo de ellas lo rehagan.
Muchos, que a sus mujeres muy galanas,
los rostros muy curados y el cabello
570 a ancas sacan tardes y aun mañanas.
Así lo hace, si miráis en ello,
quien limpia y enjaeza su caballo
para sacallo a plaza y bien vendello.

505

t
N
EUGENIO DE SALAZAR

Hiéreme los oídos sin mirallo


575 el coche sonador que lleva dentro
las damas por doquiera que me hallo.
La tierra atormentando hasta el centro
corre y como trompeta resonando
que llama al justador para el encuentro.
580 Nube de fuego llena que tronando
pasa y lanzando rayos de camino
que van los claros ojos ahumando.
¡Oh, uso de los coches tan contino
y tan prolijo en corte recebido
585 que en hora mala para pobres vino!
¡Oh, cómo me amohína este zumbido
de dones baladíes de mujeres
que nunca en su linaje los ha habido!
Y cuando a los maridos de ellas vieres
590 y el ser y autoridad con que nacieron,
tristísimo estarás si no rieres.
243r Como los malos ángeles cayeron
del cielo, así estos dones se arrojaron
de los palacios donde no cupieron,
595 y unos a pobres locos se pegaron,
otros a �icos viles y en el aire
hay otros por caer que aún no llegaron.
No tienen de tocarse así al desgaire
los furiosos celos que otras damas
600 fingen sobre cosillas de donaire:
braman más que venados en sus bramas,
quieren comer a los maridos vivos,
los rostros encendidos como llamas,

506
SILVA DE POESÍA

con ojos se les muestran muy esquivos,


todo porque ellos crean que los aman
605
y no adviertan a que hay otros recibos.
Debajo de esto de otras tramas traman
sus telas con torpezas y fealdades
y acá y allá las venden y derraman.
610 Los presos por delitos y maldades
que las prisiones quebrantar desean
usando de cautelas y ruindades,
así hacen estruendo, así vocean
porque no vea ni oya el carcelero
615 la lima que en los hierros saborean.
Cuando acabar mis símiles espero
y dar remate a mis comparaciones
descubro en este campo un gran minero.
243V De mil casadas que con sus varones
620 fingen gran fe y amor con gran cautela
y métense sin ello en sus rincones;
como moriscos perros que ,en la escuela
de la doctrina y religión cristiana
fingen estar en importante vela:
625 parece que oyen misa muy de gana,
que a Dios adoran como muy discretos
y que le piden gracia soberana,
y en sus casas metidos y secretos
a su Mahoma llaman gran profeta
630 y guardan su Alcorán y sus precetos.
Con otra dama juego ahora otra treta:
doncella linda a la ventana puesta
con licencia de madre no discreta,

507

b

EUGENIO DE SALAZAR

mostrándose muy libre, nada honesta,


635 palacio sustentando a los galanes
(¡oh libertad de damas, cuánto cuesta!);
con amorosas muestras y ademanes
cazar pretende con quien ser casada:
los padres son secretos trujamanes.
640 Y viene esta señora confiada,
de don Fraudán servida y don Polonio,
a no cazarle, sino a ser cazada.
En deseado tiempo obró el Demonio:
la cópula precede en confianza,
645 después hay pleito sobre el matrimonio.
244r Así era de justicia la balanza
en Peralvillo donde el presto alcalde
los hombres ahorcaba sin tardanza.
Después hacía, no digáis en balde,
650 la información despacio del delito:
si no salía, bastante descolgalde.
Hablando de palab�a y por escrito,
ventana exenta por el día haciendo,
de noche abriendo puertas muy quedito,
655 dando favores, dones recibiendo,
en su belleza y gracia confiando
y buen entendimiento que no entiendo,
sale aquesta doncella despreciando
el mundo y el peligro a que se pone,
660 honor, fama, limpieza aventurando.
Es como el toreador que se dispone
a hacer suerte con el toro bravo
porque su gentileza se pregone,

508
SILVA DE POESÍA

y usando de osadía que no alabo


665 vino el efeto de su hado escuro
al mal principio dando peor cabo;
y a aquel que en su destreza va seguro,
la bestia fiera por el cuerpo mete
su cuerno agudo y enconoso y duro.
670 Llegome de otras damas un billete
que sus melindres falsos no compare
porque no huela a enfados mi pebete.

244V
A lo que. oliere, huela y no repare
ninguno en eso, que es forzada cosa
675 el canto repetir y aun si bastare.
Enfádame la dama melindrosa
que huye de un ratón y estando a escuras
es más que cien Roldanes animosa.
Como la negra las enjaguaduras
680 del jarro oliendo, cuando están delante
sus amos, hace gestos y figuras,
con el olor del vino penetrante
finge mil ascos y revolvimientos
de estómago y gran pena en el semblante,
685 detrás tiene gaznates tan sedientos
que agota las tinajas y lagares
y aun maja para el zumo los sarmientos.
Algunas hallarás, si las buscares,
que compran a dinero los amores
690 teniendo blancos ya los aladares;
como quien compra para las labores
de su heredad esclavo que allí emplee,
allí are y cabe y eche sus sudores.

509
EUGENIO DE SALAZAR

No hallarás mujer que se recree


695 en corte con el naipe o con el dado
ni que mirar por brújula desee.
No hallarás ni aun una, mal pecado,
que envide y quiera el resto que la meten
y haga el mazo y el albur pintado.
245r 700 Las que en ajenos juegos se entremeten
y en tales pasatiempos se recrean
ningún suceso bueno nos prometen.
Son como otras mujeres que pleitean
y van por sus personas a la audiencia
705 y por los escritorios se pasean
adonde de los hombres la frecuencia
enseña y persuade al sexo honesto
contra su honestidad tomar licencia.
¡Qué dueñas hay de honor en este puesto!,
710 ¡qué tocas tan honradas y cumplidas!,
¡qué parecer tan bueno y tan modesto!
Para las que desean ,<;er servidas
de gente honesta, dueñas que parecen
de honestidad vasallas escogidas,
715 debajo de estas tocas reverdecen
en pensamientos mozos y livianos
como las que de galas se guarnecen.
Y aquellas carnes, bofes ya de alanos,
rugadas y aun podridas, a quienquiera
720 las dan debajo de tocados sanos.
Así usan los galanes de esta era
traer puños postizos y gorjales
de blanca y limpia holanda por defuera,

510
SILVA DE POESÍA

y dentro unas camisas tan porcales


725
en grasa y suciedad tan empapadas
que están hechas emplastos magistrales.
Digamos de otras bienaventuradas
245V señoras de piedad y de conhorte
con viles maridillos muy casadas.
730 Porque con las justicias de la corte
sean a los que en casa se trasplantan
la cédula de guía y pasaporte.
Estos son las banderas que levantan
cosarios en señal de dar rescate
735 asegurando a aquellos que se espantan.
Querer vedarme ahora que no trate
de las que al torpe oficio dan color
las camas alquilando, es disparate.
Son como la que cubre el servidor
740 con limpio paño porque no se vea
la sucia hez ni salga el mal olor.
En corte, ¡cuántas hay de esta ralea
que yendo ya en edad muy delanteras
mudan la vida en vida muy más fea
745 y ya inhabilitadas por primeras,
llenas de feas rugas y de canas,
sirven en los comercios de terceras!
Mulas que, siendo mozas y galanas,
en ellas se subía y se ruaba
750 y con regalo andaban muy lozanas
y ya cerradas, viejas, que se acaba
su parecer galano y buen servicio
en que su estima toda se fundaba,

511
EUGENIO DE SALAZAR

246r mudadas son al albardal oficio,


755 estiércol acarrean, agua y leña,
sobra el trabajo y falta el primer vicio.
Los últimos que veo en mi reseña
son cortesanos bajos de quilates
en quien su vanidad la corte enseña.
760 Si los topares, aunque no los trates
conforme al parecer de sus personas,
de poco son, por eso no te mates.
Procuran remedar, como las monas,
lo que en los otros ven que son más que ellos:
765 ponerse sin cabezas las coronas,
traer cadenas gruesas a los cuellos,
tener tapicerías con historias
que desentierran las historias de ellos.
Con esto reverdecen mil memorias,
770 que fuego consumió de sus pasados
y es premio justo de sus vanaglorias,
que cuando aques(os miden sus estados
según su cualidad, sin devaneo,
no suelen sus defectos ser notados.
775 En cualquier mona aquesto mismo veo
que cuando está en la tierra bien sentada
su raso asiento encubre, que es muy feo,
y cuando quiere andarse levantada
por árboles y alturas peligrosas,
780 a todo el mundo andando encaramada
descubre sus vergüenzas asquerosas.

512
SILVA DE POESÍA

182
SONETO

Levántense del mundo en alto vuelo


bondad, fidelidad, igual justicia,
verdad y caridad; quede malicia
por digna emperatriz de todo el suelo;
5 que pues del universo es hoy señuelo
bestial carnalidad y vil codicia,
no habite la limpieza en la inmundicia
ni en tierra dones del excelso cielo.
Atájese del mundo la licencia,
10 cese ya el atreverse a rienda suelta
contra su Dios y criador eterno,
descienda el alto Cristo ya otra vuelta,
pronuncie el juez justo la sentencia
que eche los males a perpetuo infierno.

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p

Silva de poesía,
fol. 246v. Biblioteca de la RAH de
Madrid (signatura 9/5477)

513
EUGENIO DE SALAZAR

183
A DON LUIS HURTADO DE MENDOZA, MARQUÉS
DE MONDEJAR, SEÑOR DE LA PROVINCIA DE
ALMOGUERA, DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y
GUERRA DE SU MAJESTAD, EUGENIO DE SALAZAR

Salud:
Temiendo quedo no hayas sospechado,
Epístola,
excelente Marqués, por mi tardanza
que estoy de tus mandatos olvidado
247r y que esta cause en ti desconfianza
5 de aquella voluntad que en mí entendiste
para el servicio tuyo sin mudanza.
Aunque si a las mercedes advertiste
de que con larga mano me cargaste
cuando de mi persona te serviste,
10 y aquella humanidad con que trataste
a aqueste tu criado y los favores
de que, por tu nobleza, me arreaste
dejaran de penarme los temores
que represento, pues verás por esto
15 que debo dar pregón de tus loores;
y que no solamente debo aquesto,
mas debo y deberé de aquí a que muera
meter en tu servicio todo el resto;
y que, en quien tanto debe, culpa fuera
20 de ti olvidarse ni de tu mandato,
y culpa que desculpa no tuviera.
Y que pues cupo tu amoroso trato
en mí y con él hacerme mil mercedes,
cabrá el no ser a mi señor ingrato;
25 y aquesto visto, que también ver puedes,
verás que mi tardanza no fue olvido,
pues ya mi obligación me echó en tus redes.

514
SILVA DE POESÍA

No estoy dorado de tan mal sentido


ni soy tan falto de conocimiento
30 que no conozca el bien que he recibido
y la largueza que tu nacimiento
247V muy noble y generoso usó conmigo
de que vine tan grato y tan contento.
Podrá bien presentarme por testigo
35 tu más que muy ilustre señoría
de aquesto y mucho más que aquí no digo
porque para decillo cualquier día,
cuanto el vital aliento me durare
que da a la lengua y a la pluma mía,
40 que ya que en otra cosa no pagare
por no tener poder para servirte,
algo haré si en esto algo esquitare;
aunque será bajarte yo subirte
y desdorar el oro yo dorarte,
45 mas no será mi fin de deservirte.
A ti, que en juventud un bravo Marte
fuiste que a berbería causó espanto
tanto que nunca tiene de olvidarte;
a ti, cuyo valor de canto a canto
50 tuvo amparado el Reino de Granada
do tu memoria se celebra tanto;
cuya prudencia y gloriosa espada
a los navarros hizo tal provecho
que siempre será de ellos alabada:
55 vieron el valor grande de tu pecho
que a los gascones puso tanto freno
que en armas no ponían ya el derecho;
248r a ti, cuyo gobierno fue tan bueno
a los del otro polo y Nuevo Mundo
60 que suena entre ellos cual perpetuo trueno.

515
EUGENIO DE SALAZAR

Bien conocieron tu saber profundo,


tu piedad tan blanda y tu justicia,
donde sin hallar suelo yo me hundo;
las leyes vieron de tu gran milicia,
65 rayo del claro sol de Santillana,
que entre ellos derribaron la codicia
y la soberbia voluntad tirana
que cual culebra el cuello levantaba
contra su rey la noche y la mañana;
70 a ti, cuya blandura así templaba
el duro brío de la fuerte España
y a todo lo que es justo la humillaba
cuándo de fuerza, cuándo ardid y maña,
cuándo de amor, cuándo el rigor usando
75 mezclado con prudencia y no con saña;
al pobre como al rico así escuchando,
al chico como al grande respondiendo
y a cada cual bien su derecho dando;
a todos con amor favoreciendo,
80 sus peticiones con alegre frente,
aunque importunas fuesen, recibiendo
(¡oh cuánto vale un ánimo prudente!,
¡oh cuánto monta un corazón cristiano
que en ti está como el sol resplandeciente!).
248v 85 A ti, que con un celo soberano
diste de mano al mando y señorío
con que viviera cualquier grande ufano;
donde se toma, tú dejaste el brío
de la pujanza y la terrena pompa,
90 ¡oh sabio y más que sabio Marqués mío!
¿ Qué valor hay que tal cadena rompa
como la que rompió tu fortaleza,
que siempre cantará sonora trompa?

516
SILVA DE POESÍA

¡Oh cuánto se ha mostrado tu grandeza!,


¡cuánto tu clara fama se remoza
95
mostrando al vano mundo esta esquiveza!,
la más que ilustre casa de Mendoza,
¡cuánto se ilustra más con tus hazañas
y cuánto más con hijo tal se goza!

100 A ti, que espejo claro en las Españas


has sido y eres de virtud y estima
donde se han visto cosas tan extrañas,
¿cómo te polirá mi tosca lima,
cómo te cantará mi ronca musa
105 yendo tus puntos mucho más encima?
Cuán más quieta vida es la que se usa
en tu Mondéjar que en la grave corte
donde el cuidado y pena no se excusa;
cuán más derecha va tu aguja al norte
110 que de la blanda cama te levantas
solo a buscar el celestial conhorte,
249r a dar a Dios tus peticiones santas,
oír con devoción la santa misa
donde a tu criador loores cantas,
115 volverte a tu palacio a do con risa
tus dulces hijas y placer te acogen;
no negociantes que te den gran prisa,
no despachos pesados que te enojen,
no importunas hablas y querellas
120 que como piedras contra ti se arrojen.

517
EUGENIO DE SALAZAR

Siéntaste luego rodeado de ellas


y de tus dulces nietos a la mesa
que están centelleando como estrellas.
Allí comiendo no se te atraviesa
125 la visita forzosa que moleste
ni la mujer llorosa que se mesa
ni el recaudo del rey que mucho preste
y en gran cuidado ponga tus sentidos
ni cosa que pesar alguno cueste
130 ni sobre mesa ya oyes los gemidos
de muchos negociantes descontentos
que están en esta corte detenidos.
En frescos y espaciosos aposentos
pasas la ardiente siesta y dan al sueño
135 lugar tus ojos y andan más contentos.
No tienes tu sosiego ya en empeño
como en la zozobrosa e inquieta
corte do no se alcanza el desempeño.
249v Después en tanto que del gran planeta
140 pasa la ardiente furia, te entretienes
con algún arte liberal discreta.
La regla y el compás en mano tienes,
la línea recta haces y la oblica,
con que al círculo y ángulo convienes;
145 y ya que el solar rayo menos pica,
baste a espaciar por la hermosa huerta
do la verdura y flor se multiplica.
Miras al hortelano, que concierta
las llanas eras y con fértil riego
150 aviva la lechuga que está muerta;
ves que al caliente cardo acude luego,
a la alegre borraja y a la llanta,
que no deja a la cólera en sosiego,

518
SILVA DE POESÍA

al rábano, que tiene fuerza tanta


155
para ayudar a digestión madura,
a otros, y a sí mismo, no quebranta.
y usando reglas de la agricultura
en que muestras estar no poco experto
en muchas cosas pruebas a natura.
}60 Ya con tu mano haces el enjerto,
traspones el naranjo o cinamomo,
ya siembras la simiente en tiempo cierto.
Pasas la tarde en cosas de este tomo
hasta que el maestresala con la cena
165 viene y te avisa de ello el mayordomo.

2sor El pasado ejercicio gana buena


te ha puesto de cenar y así te sabe
bien lo que comes sin cojijo y pena.
Y cuando el fuerte sueño echa la llave
170 a tus gravados ojos sin zozobra
duermes sin que haya quien lo desalabe.
Acá faltaba tiempo, allá te sobra;
sobraba acá el cuidado, allá te falta
en lo que es fuera de espiritual obra.
175 Por fuerza habías de hacerte falta
cuando el gravoso peso sustentabas
de la justicia desde la silla alta.
En medio del reposo trabajabas
de tu salud en evidente daño
180 y cuando habías de dormir, velabas.
Hasta que usaste del prudente engaño
que Atlas usó con el varón piadoso
dejando el cargo en hombros del extraño.

519

+,
911"!""'!'-------------

EUGENIO DE SALAZAR

Cuánto ya vives tú con más reposo


185 que el combatido Juan de Figueroa,
que nos ordena el curso fatigoso:
ni cámara ni popa ya ni proa
dar quiere en su galera a los letrados
de cuya boca lleva mayor loa;
190 al duro remo, como a los forzados,
nos quiere echar adonde la tormenta
nos traya con sus olas azotados.
250v Gran quiebra ha hecho la estimada renta
de letras, pues la espada la destruye
195 llevando todo oficio que es de cuenta.
Contra juristas graves se concluye
' una sesión por nuestro presidente
en que de oficios buenos los excluye.
Que queda exclusa la perita gente
200 de largas residencias y sustentos,
se tiene ya por cosa muy patente;
que no se les darán' corregimientos
de cualidad ni los verán sus ojos
donde aspirar solían sus pensamientos
205 ni volverá cargado de despojos
justos de hoy más letrado del oficio
sino de mil trabajos, mil enojos.
Para el letrado ya no hay beneficio
si por bien no tuviere ejercitarse
210 en ser verdugo de algún maleficio.
¡No sé cómo podría bien fundarse
así desabrigarnos nuestro escudo!
Él lo sabrá, no cumple aquí tratarse.

520
SILVA DE POESÍA

Tu blando ruego digerir no pudo


215 el frío pecho suyo hasta ahora
y así mi buen suceso mucho dudo.
Su grande rectitud le ilustra y dora,
que aunque no tiene en sí sabor ni gracia,
el justo celo suyo le decora.
220 La compañía de juristas lacia
2s1r
anda por esta corte tan seguida
que de afligida gente no se vacia;
y entre afligidos piso yo la vida
aunque en mi casa con un ojo lloro
225 que es grande bien ser propia la manida.
De cuando en cuando el pío oficio imploro
del recto presidente y temo y creo
que ando cual alquimista a hacer oro,
haciendo fundiciones cuantas leo
230 al sol y a la influencia de la luna
y no he de ver cumplido mi deseo,
¡ay, gran Marqués!, que_ tal es mi fortuna.

184
A LA MUERTE DEL MEMORABLE SEÑOR JUAN DE
FIGUEROA, PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPREMO
DEL REY DON FILIPE SEGUNDO

ELEGÍA

Cruel tijera de la Parca dura


que en todo tiempo estás tan afilada
para cortar la hebra más segura.
La hora vimos con dolor llegada
5 en que la vida con rigor cortaste
que no será en mil siglos olvidada.

521
.,
EUGENIO DE SALAZAR

251v Si a alguna en tiempo alguno perdonaste


con esta nos parece que debieras
usar de más piedad ( quizá la usaste).
10 Acá, que no miramos tan de veras
ni aunque mirar queramos, tanto vemos,
quisiéramos tu efecto suspendieras.
No nos quebraras hoy los fuertes remos
ni las tendidas velas nos rasgaras
15 para que en mar tan hondo nos quedemos.
Pluguiera a Dios mil hilos tú cortaras
de los que no eran de importancia tanta
y el que importaba tanto nos dejaras.
Que aunque morir un hombre tal no espanta
20 por no ser nadie exento de tu filo,
parece que su muerte se adelanta.
¿ Cuándo alargará Láquesis un hilo
que tanto peso sin quebrar sustente?
Si tú lo sabes, dilo, Parca, dilo,
25 que no lo alcanza acá la humana gente
ni aun el presente siglo espera vello
tal fue nuestro famoso presidente.
Su vida así como un sutil cabello
cortaste y en ceniza convertiste
30 el cuerpo enfermo con que echaste el sello.
Empero, dura Parca, no tuviste
poder contra su espíritu glorioso:
herille ni aun tocalle no podiste
252r porque tu agudo filo codicioso
35 solo puede cortar lo que es humano,
frágil, perecedero y ruinoso.

522
SILVA DE POESÍA

No llegó al alma, no, tu dura mano


que de su Dios excelso está gozando,
por su clemencia, en trono soberano.
40 Allí está eternamente descansando,
allí con gozo y gloria está riendo
de ver que acá quedamos tan llorando.
Ver que entendemos que escapó muriendo
de triste cárcel y gravoso cargo
45 y en nos su muerte quede tan doliendo
aunque yo temo que ha de ser tan largo
este dolor cuanto será la vida
y cada día más y más amargo,
que más suele doler la gran herida
50 en su discurso y duración penosa
que al tiempo que fue dada y recibida.
Aquesta era soberbia y ambiciosa,
¡oh memorable Juan de Figueroa!,
no mereció gozar tan buena cosa;
55 era que no endereza a Dios la proa
1

sino al favor y adulación mundana,


era en que el interese adquiere loa,
era enemiga de la soberana
justicia y rectitud que te dio el cielo
60 frenos de toda voluntad tirana.
252v ¡Cuán sin rodeos largos, cuán sin velo
mostraste siempre amar al que entendías
que sustentaba virtuoso celo!
Y a los que de contrario voto vías,
65 ¡oh cuán lejos de ti los arrojabas!
¡Cuánto el bueno valió en tus buenos días!
Solo en hacer justicia recreabas
tu ánimo piadoso y fuera de ella
recreación alguna no hallabas.

523
EUGENIO DE SALAZAR

70 Siempre te vimos requebrar con ella


hablándola dulzuras amorosas
cual nuevo esposo con su esposa bella.
¿Cuándo la dos balanzas ponderosas
del justiciero peso más iguales
75 se vieron ni sus suertes más dichosas?,
¿Cuándo justicia fue entre los mortales
tenida en mayor precio y más estima?
(¡Oh justiciero celo, cuánto vales!),
¿y cuándo el crisol de ellas más encima
80 estuvo? (hablo del Real Consejo),
¿cuándo se temió más su grave lima?,
¿cuándo fue más mirado el limpio espejo?,
¿cuándo sus rayos fueron más tenidos?,
dígalo el que ha leído y es más viejo.
85 ¿Cuándo se vieron tanto favoridos
los miserables pobres y contentos
ni quién les dio tan fáciles oídos?,
253r ¿cuándo más atentados los exentos,
con menos hinchazón los poderosos
90 y más caídos sus atrevimientos?
Tu nombre los tenía temerosos,
gran Figueroa; todos le acataron:
chicos y grandes, flacos y animosos.
Por tu respeto, ¿cuántos ya dejaron
95 de delinquir y cometer excesos
y cuántos de los vicios se apartaron?
Tú, el que enderezaba los avisos;
tú, duro freno de los malhechores
fuiste y cuchillo agudo de traviesos.

524
SILVA DE POESÍA

100 Tuviste un gran valor entre valores


subido y estimado a donde quiera
de quien la Europa hoy canta mil loores.
En el servicio de tu Dios entera,
y de tu rey, tu voluntad estuvo
105 y ·en pro de las Españas, delantera.
De causas y negocios ¿cuándo anduvo
la expedición tan diligente y presta?,
¿cuándo su curso menos se detuvo?
Sacar el arduo pleito a tabla puesta
110 de la profunda gruta del olvido
la cuantiosa demanda y su respuesta.
Tú, justo Presidente, solo has sido
el que en aqueste caso más has hecho
y el que de punto fuiste más subido.
2s3v 115 Por dar a cada uno su derecho,
no por favores, ¡oh Dios!, ni codicia,
que nunca entrar pudieron en tu pecho,
premiado fuiste en literal milicia
siguiendo tú la salmantina escuela
120 donde se te llegó la pudicicia.
De ahí, por juez recto de su tela
la toledana iglesia, con acuerdo,
te puso y diste luz como candela
y el grande César, viéndote tan cuerdo
12s y en los derechos ambos tan perito,
tan libre en el despacho, en nada lerdo,
luego en su voluntad te tuvo escrito,
subiote alegre a su Real Audiencia,
de tu virtud patente sobrescrito.
130 Tras esto, de Campania a la regencia
te promovió y sintiendo de ti falta,
te dio para su cámara licencia.

.,
525
........
EUGENIO DE SALAZAR

De donde el gran Filipe en la silla alta


te puso de cruzados caballeros
135 que a tu memoria de oro más esmalta.
Y estando ya en los tercios más postreros
quiso encumbrarte en la suprema silla
donde tuviste filos tan enteros.
¡Oh hombros, que causastes maravilla
140 de veros sostener tan graves cargas
en Italia, Alernaña y en Castilla!
254r Fuerzas con que tu nombre tanto alargas
nacidas de valor y entendimiento,
de finas letras y experiencias largas.
145 ¡Con cuánto ser y peso y henchimiento,
con cuánta libertad, jerarca nuestro,
y rectitud usaste de tu asiento!
Corno el jinete muy gracioso y diestro
que va corriendo en el veloz caballo
150 sin miedo y sin desmán y sin siniestro,
atento el pueblo todo por rnirallo,
y de la espuela con concierto hiere
y con viveza ardid para avivallo,
el animoso grito cuando quiere
155 levanta que le anima y de la rienda
la mano con el tiento que requiere,
buen cuerpo, airoso brazo sin enmienda
y, al fin de la carrera, muy bien para
con que a los que le miran se encomienda,
160 cuando corría fue a los ojos rara
su agradable gracia y su destreza,
después le loa la lengua más avara;

526
SILVA DE POESÍA

así, buen Figueroa, con fineza


de saber y valor en la distancia
165 de tu carrera yendo y con firmeza.
Moviendo el pie con causa e importancia,
la mano de justicia con gran tino,
el brazo del poder sin arrogancia,
el cuerpo del juicio en buen camino,
254V
170 la voz para animar al miserable
paraste confesando al uno y trino.
A la alta Europa fue muy agradable
de tu discurso la importante vista
y después de acabado muy loable.
175 Queda haciendo ahora larga lista
de tus loores porque tus virtudes
a todos se mostraron a ojos vista.
A ti acudimos, ya no nos acudes:
padre de las Españas, ¿qué es aquesto?
180 ¿Es posible que tú no nos ayudes?
No tu gravosa edad nos llevó el resto,
no la complicación de enfermedades
ni aun el pesado cargo tan molesto;
antes, si tengo de decir verdades,
185 nuestros pecados graves causa fueron
te nos llevase Dios con tus bondades.
Nuestros excesos no te merecieron,
¡grande merecer fuera merecerte!,
por ellos nuestros ojos te perdieron;
190 por ellos vimos tu penosa muerte
que el alto Dios pudiera desvialla
si no desmereciera nuestra suerte.
Ya quiso tu virtud remuneralla
sacando de combates tu persona
195 para en perpetuas paces sustentalla.

527


EUGENIO DE SALAZAR

2ssr Poniéndote de gloria una corona


cuan no pudiera el gran Filipe darte
ni cuantos ciñe la celeste zona.
La triste Hesperia, pues, por cualquier parte
200 reviente ahora con ardiente llanto
que corra su región de parte a parte.
No llore a ti que de trabajo tanto
con el morir saliste y de cuidados
que al peso de ellos no hallabas cuánto.
20s A ti no llore que aunque son pasados
tus días siempre vivirá tu fama
entre los que en virtud son más mentados.
A ti no llore, no, que en clara llama
de gloria eterna tienes de lucirte
210 donde todo es amor, nadie desama.
Llórese a sí, pues te perdió, y pedirte
justicia ya no puede en tiempo alguno
ni sus querellas justas referirte,
¡ay presidente!, de los pocos uno.

185
2ssv ESTANDO EL SERENÍSIMO DON CARLOS, P RÍNCIPE
DE ESPAÑA, OLEADO Y DESAHUCIADO DE LOS
MÉDICOS DE UNA HERIDA QUE SE HIZO EN
L A CABEZA CAYENDO, SIENDO DE EDAD DE
DIECISIETE AÑOS

CANCIÓN XI

¡Ay mundo triste, qué reveses tienes!


Dudosa confianza
en ti se hace, de pesares lleno.
¿ Quitarnos quieres toda la esperanza

-
528
SILVA DE POESÍA

5 de los mayores bienes


que hay debajo del empirio seno?
Ayer claro y sereno
corría el cielo sobre las Españas,
lumbroso el sol y luna y las estrellas;
10 mas hoy, ¡ay, tristes de ellas
que ven nublados negros y marañas!,
la tierra sus entrañas
abre triste y ansiosa
de ver así caer en un momento
15 la torre suntuosa
do se esperaba tanto ensalzamiento.
256r El rico Tajo, el dulce y claro Duero
sus aguas cristalinas
en negra tinta y amargor conviertan,
20 las flores de sus sotos en espinas
que en mal tan lastimero
mayores sentimientos se despiertan;
del Ebro no se viertan
los provechosos riegos por la tierra
25 ni a las Españas den gozoso fruto;
muestren tristeza y luto
y las corrientes cuál a la alta sierra
de do se desencierra
se vuelva y cuál al llano
30 donde es su nacimiento y, condolidas
del Carlos soberano,
sientan su mal tan grande allá escondidas.
Y el padre Océano juntamente sienta
el mal que tanto daña
35 y participe de este trance ansioso,
pues nunca vio dolor con que su España
se viese en más tormenta
ni en mar de pena más tempestuoso.
Su bramar espantoso

529
EUGENIO DE SALAZAR

40 se oya do nace el desviado Nilo


y no baste a aplacalle el gran Neptuno
que, pues del príncipe uno
quiere cortar la dura Parca el hilo,
mostrarse ahora tranquilo
45 falta parecería
de sentimiento en tan sensible prueba,
y con razón diría
España que su Océano mal aprueba.
256v En los montes y silvas de la Europa
50 con voces lamentables
Eco repita los profundos llantos
pues muerte ya, con ojos espantables,
la clara vista topa
en quien estaban puestos ojos tantos.
55 ¡Ay, cuántos ay y cuántos
que en te perder, oh valeroso Carlos,
parece su bien todo perderían!
Y los que conocían
tu alto ser, ¿qué cosa ha de alegrarlos
60 sin ti ni a consolarlos?,
¿cuál bien será bastante
faltando el ser de tu real persona
y gracioso semblante,
de príncipes la palma y la corona?
65 Tú, fuerte Parca, que el vital estambre
hilas y la medida
que ha de tener a ti ordenar conviene,
mira que antes de tiempo desvalida
con rabiosa hambre
70 tu cruda compañera a cortar viene
el hilo que no tiene
par en lo que el mar baña y sol rodea.
¡Oh Parca, tenla, tenla el presto brazo,
pues muy mayor pedazo

530
SILVA DE POESÍA

75
tienes determinado, larga sea
la hebra, que se vea
por siglos dilatada!
Mira que es gran dolor tan presto muera
y cosa tan preciada
80 no dure más que rosa en primavera.
Del Tajo al indio Hidaspe y mar Bermejo,
a las caspias riveras
y dondequier que el sol suba y descienda,
darían dolor las nuevas lastimeras
85 de nuestro claro espejo,
y dar harían al llanto larga rienda.
Y más donde se entienda
de su valor y orgullo alguna parte
y de su corazón el vivo fuego,
90 digno de eterno pliego,
que demostraba ser de un nuevo Marte,
a quien con fuerza y arte
de su milicia fuerte
sus hados prometieron grandes glorias.
95 ¡Deja ganar, oh muerte,
trofeos tan famosos y victorias!
Como derriba la guadaña aguda
del montañés forzudo
entre la hierba las hermosas flores,
100 la tuya así no hallará desnudo,
si quieres ser tan cruda,
el verde prado de otras muy mejores;
hallará en él colores
de firme fe, de religión cristiana,
105 de gran justicia y singular prudencia,
de milicia y clemencia,
largueza y fortaleza soberana,
de condición humana,
destreza, ánimo y brío.

531

EUGENIO DE SALAZAR

uo ¿Llevarlo hía tu furia en edad tierna


cual lleva el cierzo frío
el fruto de la vid cuando está en cierna?
257v ¡Ay, cuán graves, cuán altos pensamientos,
muerte, interrumpirías
115 si nuestro agraz precioso vendimiases!
¡Cuántos deseos, ay confundirías,
voluntades y alientos
si el príncipe excelente nos llevases!
Cierto que desarmases
120 De esperanzas gran traza y compostura
echando en tierra la real coluna,
como la Fénix una,
que es hoy su fundamento y armadura.
¡Oh constelación dura!,
125 ¡oh estrellas tan crueles,
que tan temprano un Carlos tal perdamos
y cayan sus doseles
como la verde fruta de los ramos!
Deja llegar el bel cabello de oro
130 a volverse de plata
y de su edad el descansado invierno.
¿ Quién tanta gracia y gentileza mata?
¿Tal árbol, tal tesoro
quies soterrar tan floreciente y tierno?
135 ¿Piensas que ser eterno
un tan cristiano príncipe pretende?
Bien sabe que es mortal y lo sabemos,
¡oh muerte!, y entendemos
que es bien que muera y él muy bien lo entiende;
140 pero porque se arriende
tu furia por ahora,
si Dios se sirve de ello, no se acaba
y llegará otra hora
que satisfagas esa gana brava.

532
SILVA DE POESÍA

Levanta, ¡oh muerte!, de esta noble Hesperia


tu rigurosa ira;
la ejecución suspende de tu oficio
que, si su amado príncipe no expira,
darás larga materia
150 para cantar el alto beneficio.
Hará a Dios sacrificio
la rica Europa santo y agradable;
cantando irá tu piedad mi musa,
cantar que nunca se usa
155 y para todas gentes admirable.
¡Oh equidad loable,
si ahora tu derecho
y rigor moderases con los reyes,
que por común provecho
160 bien se permite traspasar las leyes!
Déjanos ver su juventud tan clara,
sus hazañas famosas
que han de fijarse allá en el quinto cielo;
déjanos ver sus suertes venturosas,
165 su valentía rara,
que el turco corazón hará de hielo.
Él te dará en el suelo,
con su ventura y corazón ardiente,
tendidos tantos moros y paganos
170 que henchirá tus manos
y matará tu hambre fácilmente.
A la española gente
permite ver aquesto
y bella sucesión del príncipe alto.
175 No quieras que tan presto
de tanto bien se vea el mundo falto.
258v Canción, que de congoja
cubierta sales hoy con negro manto
a rogar a la muerte que se duela

533
.....-l"""'.
EUGENIO DE SALAZAR

180 de la real candela,


espera en Dios, pues es piadoso tanto,
atajará tu llanto
y desigual tristeza.
Desconfiar sería de seso loco,
185 que para su grandeza
resucitar un príncipe es muy poco.

186
Bajase el sacre real Estando el serenísimo príncipe
don Carlos en la villa de Alcalá de
a la garza por asilla
Henares y posando en las casas
y hiriose sin herilla. arzobispales, donde moraba tainb¡
el alcaide de ellas, que tenía u na
hija que se llamaba doña Mariana
187 de Garcetas, el príncipe se aficionó
a ella y bajándola a ver un día por
GLOSA l ª una escalera de un caracol cayó
y se hizo la herida de que llegó a
Amor, que es vanaglorioso, punto de muerte, que dio causa a )
ha hecho una gran hazaña: canción precediente; y después que
fue nuestro Señor servido sanarle.
por mostrar que es hazañoso salió en la Universidad de Alcalá
hirió de un tiro amoroso esta cabeza de villancico que aquí
5 al real sacre de España. glosa. No supe el autor de ella y es
misma se vuelve a glosar otra vez
Y él, viéndose así llagado entre las obras de devoción.
y que en alto vuelo alzado
le apretaba más el mal,
para poder ser curado
10 bajase el sacre real.
259r Érale fuerza bajarse
para salir con su empresa
y a la garza derribarse
porque había de curarse
15 con hacer tan bella presa.
Y así, con llaga reciente
y con corazón ardiente,
el gran sacre de Castilla
acometió reciamente
20 a la garza por asilla.

534
SILVA DB POBSÍA

Y pudiera muy aína


causarnos perpetuo llanto
la bajada repentina
si la piedad divina
25 no remediara mal tanto.
Porque al tiempo que bajaba
al ave que deseaba
quebró el vuelo por rendilla
con la furia que llevaba
30 y hiriose sin herilla.

188

GLOSAII

Usando de su licencia
el Amor contra los reyes
por mostrarnos su potencia
y la falta de clemencia
5 de sus rigurosas leyes,
en cruel fuego encendido,
hirió al sacre más subido
con un tiro desigu&l,
y sintiéndose herido
10 bajose el sacre real.
25911 Y bajose porque quiere
la ley de Amor sin compás
que viva aquel que venciere
y, que si lo menos hiere,
15 se lleve tras sí lo más.
Y mediante este derecho,
si es tal, puesto en estrecho,
el gran halcón de Castilla
se abatió, herido el pecho,
20 a la garza por asilla.

535
EUGENIO DE SALAZAR

Pero aún no contento Amor


con herir en las entrañas
al halcón de más valor,
quiso causar un dolor
25 grande para las Españas
y hizo que en el camino,
cuando el alto sacre vino
a la garza por batilla,
al caer perdiese el tino
30 y hiriose sin herilla.

189
260r A LA CATÓLICA Y REAL MAJESTAD DEL
INVICTÍSIMO DON FILIPE SEGUNDO, REY DE LAS
ESPAÑAS, DE LAS DOS SICILIAS, DE LAS INDIAS Y DE
JERUSALÉN

CANTO

Alegre vive la lustrosa España, Hizo el autor este canto


magnánimo Filipe, en su ventura cuando el católico rey
don Filipe casó tercera
y en dulce gozo veo que se baña vez con la serenísima
de sobresaltos libre ya y segura. reina Isabel, infanta de
5 Ufanidad la anima y acompaña Francia.
viéndose en trono de sublime altura.
Nunca ha gozado de mayor contento
desde su venturoso fundamento.
Miro gozoso su sereno cielo
10 que va mostrando próspera influencia,
su largo y ancho y apacible suelo
que de abundancia ya nos da evidencia,
el aire claro a quien no porná velo
mortal contagio y triste pestilencia.
15 Los campos y poblados la alegría
de tus Españas cubre en este día.

536

---
SILVA DE POESÍA

El rico Tajo con corriente clara


260V
fino oro va por ellas derramando;
el claro y presto Duero que no para
20 sus riberas y sotos refrescando;
Ebro, que tiene condición no avara,
con su caudal a muchos ayudando;
Guadalquivir el grande y Guadiana
alegre corre por su tierra llana.
25 Y las Sicilias dos caballerosas
su gran placer ahora no le encubren
sus campos y riberas deleitosas,
fertilidad prometen y descubren
y de su dicha buena gloriosas
30 de verde palma y flor sus calles cubren.
Las Baleares, Córcega y Cerdeña
y gran Milán celebran tu alta seña.
La rica Flandres hoy se ve pujante
y goza en su valor y su pujanza.
35 Aquella ilustre casa de Brabante
complida halla toda su esperanza.
Zelanda muestra cuánto va adelante
en estos tiempos ya su buena andanza.
¡Oh cuán dichosa llaman hoy su suerte
40 la noble Holanda y la Borgoña fuerte!
261r Las apartadas Indias que enriquecen
con tanta plata y oro a tu Castilla
y de preciosas piedras la bastecen,
cuya riqueza causa maravilla,
45 de tanto bien se jactan y engrandecen
que estés, ¡oh gran Filipe!, en la alta silla
de España y tan clemente y gran persona
goce del Nuevo Mundo la corona.

537
➔ 11.'.

EUGENIO DE SALAZAR

¡Cuánto se gozan todos tus estados


50 con príncipe tan pío y generoso
y que les den sus venturosos hados
señor y rey tan alto y poderoso
con cuyas grandes alas cobijados
no vivirá ninguno temeroso
55 de turcos ni malditos luteranos
que hacen hoy más guerra a los cristianos!
Temían, no sin causa, las Españas
perdiendo al defensor de su derecho,
tu alto padre, que de sus hazañas
60 copioso mapa mundi deja hecho;
y otras provincias de la Iberia extrañas
lloraban con razón el día estrecho
que del morir la inderogable ley
había de quitarles tan buen rey;
261v 65 pero después que tienen conocido
de tu real persona el cuál y el cuánto
todo temor y pena han expelido
con el amparo y sombra de tu manto:
entienden que si mucho habían perdido
70 hallan, ¡oh grande rey!, en ti otro tanto,
y que si pudo el valeroso Carlos,
el gran Filipe así podrá ampararlos.
Con gran razón se gozan tus vasallos
porque es su bien de todo gozo dino
75 pues ya que Dios de padre tal privallos
quiso, les deja hijo tan benino;
y más que merecieron, ensalzallos
le plugo por merced y don divino
por rey a ti les dando y por amparo
80 entre los raros reyes el más raro.
Tu gran prudencia que en cien mil lugares
y tantos hechos varios se reparte
tratando de la tierra y de los mares,

538

--
SILVA DE POESÍA

de paz tranquilla y del guerrero Marte,


en tiempos de alegría y de pesares,
85
negocios de la España y otra parte,
es maravilla verla adondequiera
tan grande, tan cabal y tan entera.
Ahora el buen gobierno prevalece
en todo estado y reino a ti sujeto;
la policía ahora más florece
y está en el ser más vivo y más perfeto;
sosiego y paz amable ahora crece
de tu prudencia, ¡oh importante efeto!
95 Tu discreción y condiciones buenas
a tus vasallos tienen ya en cadenas.
¡De cuántos reyes fuertes y animosos
hemos leído de prudencia faltos
que siendo ricos mucho y poderosos
100 por esta falta han dado hondos saltos!,
a Dios la gloria que, con tan gravosos
estados cuyos tronos son tan altos,
saber te ha dado para proveellos
y merecer que lleva al peso de ellos.
105 De tu justicia rayos mil se extienden
por todas partes de excelente lumbre
como los rayos que del sol descienden
dándonos luz por natural costumbre.
Tus justas leyes siempre los defienden
110 de todo agravio y toda pesadumbre
con voluntad benigna estatuyendo
y su derecho a cada cual volviendo.
262v La ley de Foroneo injustamente
sin pena al hurto injusto se dejaba,
115 la de Licurgo mala a cualquier gente
tampoco el homicidio castigaba,
de Solanina la ley imprudente
al adulterio punición no daba,

539
EUGENIO DE SALAZAR

la de Pompilio al adquirir dio rienda:


120 legislador real, tú las enmienda.
Tus sacras leyes, ¿cuánto son mejores?
Que estatuyeron rigurosa pena
contra al que al otro hurta los sudores,
contra el que toma la mujer ajena,
125 contra los homicidas malhechores
y todo mal por ellas se condena
como justicia recta lo demanda,
la cual mediante la que es ley se manda.
A tu clemencia ahora paro mientes,
130 pío Filipe, que es tan sublimada
(de reyes es muy propio ser clementes,
¡oh buena ley por ti tan bien guardada!):
debajo de tu lanza cuántas gentes
se vieron ya y de tu real espada
135 y aquella que al rigor la rienda tira
detuvo el golpe de tu justa ira.
263r Con cuánta humanidad a todos tratas,
con cuánto amor de ti son admitidos,
sus ciegos ñudos cómo los desatas,
140 cuán píos das y atentos los oídos,
manos y pies a tus vasallos atas
en verse con tal gracia respondidos
que al rey le presta humanidad decoro
como el diamante a la sortija de oro.
145 Precióse siempre el gran Vespasiano
de dar contento a quien con él hablase,
de ser afable y pío y tan humano
que de le ver todo hombre se alegrase.
El imperial monarca soberano
150 dijo no convenía se apartase
ninguno descontento y con tristeza
de la presencia de la suma alteza.

540
SILVA DE POESÍA

De tu presencia, ¿quién habrá que vaya,


pío Filipe, descontento o triste?
155 Pues no te piden bien que en ti no le haya
y nada a nadie denegar supiste
de tu clemencia en la tendida playa
seguridad a quien la pide diste,
justicia haces a quien la desea,
160 merced a aquellos en quien bien se emplea.

263V
Cendrada plata y oro tanto envían
las ricas Indias que es espanto vello
y tus Españas tanto acá te crían
que bien podrías hacer montes de ello,
165 mas cuanto por el norte y sur te guían
y acá se halla, es peso de un cabello
según te huelgas en no atesorallo
sino expendello realmente y dallo.
Fue excelencia de las más notables
170 que de Alejandro Magno se escribiesen
por quien sus hechos fueron memorables
que cosa no negó que le pidiesen.
¿ Quién negará que sean comparables
a donde quiera que se conociesen,
175 ¡oh gran Filipe!, a aquellas tus larguezas
y tus mercedes altas y grandezas?
No se convertirá en tu mesa franca
jamás en oro la real comida
como en aquella mesa coja y manca
180 del insaciable, avaro, triste Mida.
Tu oro en fuertes torres no se estanca
que por mil puertas tú le das salida
abiertas esas manos tan reales
como las saben siempre abrir los tales.
264r 185 En todas partes tus larguezas mientan,
por dondequiera ya van extendidas
y allá, entre las estrellas, las asientan

541
EUGENIO DE SALAZAR

donde merecen ellas ser subidas.


¡Cuán bien parece que los reyes sientan
190 que si mercedes gozan tan crecidas
y tanto Dios les da que no le pagan,
es porque mucho den y mucho hagan!
Tu cristiandad con alta voz entone
mi atrevida musa si alcanzare
195 o sin cantar a voces la pregone
si a entonar tal canto no atinare.
Las faltas que hay tu majestad perdone
en lo cantado y lo que más cantare,
pues no podrá hallarse voz tan alta
200 que no quede en tal canto corta y falta.
Benignos ojos pon en mi deseo
no los oídos en mi bajo tono
que sin cantar aun pregonando veo
cuán sin donaire y poco y mal pregono.
205 El de Arión quisiera yo y de Orfeo
cualquiera vez que en tu loor me entono,
¡oh gran Filipe!, y del heroico Homero
para alcanzar a donde debo y quiero.
264v Acabo ya con esta digresión
210 no venga a dilatarse y ser molesta
y vuelvo al tema de tu religión
porque esto más a mis cantares presta:
a la inviolable y santa observación
que tanto vale y tan poquito cuesta
215 de las divinas leyes y preceptos
tras quien se van tus obras y conceptos;
con humildad al sumo Dios conoces
tus pensamientos siempre en Él levantas
y por señor a Él solo reconoces
220 que te ha cargado de mercedes tantas
las cuales tú, buen rey, no desconoces,
antes por ellas en su loor cantas

542
SILVA DE POESÍA

como hacía aquel real profeta


con arpa dulce y clara voz perfeta.

22s A Dios delante en tus empresas pones


que su divina mano trace y corte,
a Dios contino en tus navegaciones
llevas por guía y verdadero norte,
a Dios en tus fatigas y aflicciones
230 con esperanza pides el conhorte,
sin Dios jamás heciste cosa alguna
que del sol claro toma luz la luna.

26Sr
Los santos templos de tu Dios veneras
y de su Iglesia firme pilar eres.
235 A sus prelados honras y prosperas
y a los demás ministros mucho quieres.
En aumentar la santa fe te esmeras.
Tus fiestas son aquestas y placeres,
católico Filipe, y tus holguras
240 y lo que en todo tiempo más procuras.
Con que cuidado y gana procuraste
presto atajar la contagiosa peste
que vino a dar como navío al traste
de otros tristes reinos en aqueste.
245 Del luterano hilo que cortaste,
¡oh plega a Dios!, ninguna hebra reste
para que alguno pueda más atarse
ni en miserables lazos enlazarse.
A las arpías sucias que volaron
250 la montuosa Arcadia allí habitando
y al triste rey Fineo atormentaron
sus mesas y manjares ensuciando
los fuertes dos hermanos alanzaron
con alas y con flechas se ayudando;
255 así tú has alanzado, ¡ oh grande arquero!,
a las arpías malas de Lutero.

543
,1

EUGENIO DE SALAZAR

265v Tu buen color es claro presupuesto


de buena condición sin esquiveza
y muestra bien tu cuerpo estar dispuesto
260 para cualquier buen hecho y gentileza.
La majestad de tu sereno gesto
del corazón descubre la grandeza
que si tus graves ojos se menean
al parecer los cielos se rodean.
265 Con qué destreza y cuán gentil donaire
al hacedor caballo traes mandado
aquí y allí le arrojas que en el aire
parece que anda y tú sobre él fijado.
Hácesle mal con un real desgaire,
270 tráesle tan recogido y arrendado
que de tus piernas y tu mano el tiento
le hace andar cual enfrenado viento.
Tus vivas fuerzas, tu soltura y maña
con el arnés no sienten embarazo
275 la gruesa lanza quiebras como caña
y acá y allá volando va el pedazo.
Con todas armas, ¡oh cuán bien se amaña
tu suelto cuerpo y vigoroso brazo!,
parece, según eres fuerte y diestro,
280 que el mismo Marte ha sido tu maestro.
266r Y ser tú tal no causa maravilla,
antes, si tal no fueras, la causara
pues de los fuertes reyes de Castilla
de quien te hizo Dios progenie clara
285 no fue la valentía así sencilla
sino del universo la más rara.
Cualquiera de ellos era el gran troyano
con lanza en puño o con espada en mano.
Los campos lo dirán que tan regados
290 de sangre mora veces mil se vieron
y tantos moros muertos hacinados

544
SILVA DE POESÍA

en los pasados tiempos sostuvieron


a quien los valerosos esforzados
mayores tuyos tantas muertes dieron
295 cuantas jamás en moros se hayan visto
por aumentar la fe de Jesucristo.
Dígalo el fuerte reino de Granada
que conquistó tu grande bisabuelo
con propia lanza y con su misma espada
300 por quien su fama va en perpetuo vuelo.
También lo diga aquella señalada
conquista que subió su nombre al cielo
de la Campania y su ciudad tan buena
que antes tuvo nombre de Sirena.
266v 305 Pues si a los hechos vengo tan famosos
del invencible César, padre tuyo,
aunque con mis cantares escabrosos
la hermosura y el valor destruyo
de los claros matices gloriosos
310 que hizo el afamado estoque suyo,
entenderás contigo el mundo espanta
si del gran Carlos hijo alguien te canta.
La África dará de sus victorias
buen testimonio a quien se lo pregunte
315 donde estarán presentes sus memorias
en cuanto el sol por oriente apunte.
La rica Túnez contará sus glorias
ganosa donde quiera que se ayunte
de do salió huyendo con congoja
320 mal de su grado, el perro Barbarroja.
Y cuando a las Panonias, cruda guerra,
el poderoso turco dar quería
y gentes más pasó en aquella tierra
que Jerjes en la Grecia puesto había
325 viendo que el talador de gente perra
a él, aunque con pocos se venía,

545
EUGENIO DE SALAZAR

le puso al infiel terrible miedo


del animoso Carlos el denuedo.
267r Como cuando en el coso el toro bravo
330 muestra que a alguna parte mover quiera
que la vil gente que está más al cabo
de la ancha plaza huye a la barrera,
así, con grande miedo y menoscabo,
al bravo César viendo en la carrera,
335 echó a huir la turca vil canalla
que teme al rey de España si le halla.
A todo curso aquellas gentes malas
huían a sus tierras velozmente
como las grúas con tendidas alas
340 huyen del frío a la región caliente.
El sonido del viento recias balas
les parecían de la fiel gente
cerrarse el paso se les antojaba
y que el camino siempre se alargaba.
345 De César iba Solimán huyendo
cual del azote el mal muchacho rudo
y con temor que le iba allí siguiendo
miraba atrás descolorido y mudo
cual con los cachorrillos va temiendo
350 la brava tigre el cazador sesudo
y por si va tras él de pieza en pieza
a las espaldas vuelve la cabeza.
267v Al grande Emperador don Carlos Quinto
llevarle parecía así ya junto
355 espada y brazo en turca sangre tinto
que le llegaba a estado de defunto
y asido por el ancho y rico cinto
decirle con valor en aquel punto:
Si quieres no morir a crudo hierro,
360 ríndete turco, ríndete ya, perro.

546
SILVA DE POESÍA

Cuánto les fueron esta vez más bellas


sus tierras y más dulces y preciadas,
cuánto placer tomaron más en ellas,
cuánto mayor contento en sus moradas.
365 Ciudades eran las aldeas de ellas,
palacios suntuosos las majadas,
los riscos que ni flor ni hierba daban
Elisios campos se les antojaban.
No solo le temió el poder turquesco,
370 no solamente moros y paganos,
pero la furia del poder tudesco
fue domeñada por sus propias manos
cuando se revelaban de refresco
cada día al Imperio más germanos
375 y aun a la Iglesia, que era mayor daño,
y al justo César dio dolor extraño.
26sr Cortó los fuertes ñudos y eslabones
de la tudesca liga y alianza
y en la batalla contra los sajones
380 aquí y allí ocurría sin tardanza,
rompía los cerrados escuadrones
con su feroz caballo y fuerte lanza
cual caudal río que en el mar desciende
las represadas ondas rompe y hiende.
385 Su bravo corazón y gran potencia
metió en prisión a tantos enemigos
y a ellos hizo que de su clemencia
los pregoneros fuesen y testigos
después les dando su real licencia
390 de libertad siguiendo a sus antigos,
la cual gozó también la noble Francia
cuando acá hizo por su rey instancia.
Y no paró su hecho en ser tan pío,
tan justo, sabio, fuerte y valeroso;

547
EUGENIO DE SALAZAR

395 a más llegó su glorioso brío:


hacerse de sí mismo victorioso
menospreciando el mando y señorío,
real corona y cetro codicioso,
en vida hizo de ello buen traspaso,
400 (cantad vos, musas, tan heroico paso).
268v ¡Oh alto Emperador que tal podiste
y a tal hazaña tanto te animaste!,
cuán bien de tantos cargos te eximiste,
cuán sabiamente el cuerpo les hurtaste,
405 de cárcel tal, di, ¿cómo te saliste?
tan alto muro, ¿cómo le saltaste?
que aunque este mundo mucho sea ganarle
es mucho más saber menospreciarle.
Doquier que el sol caliente y el mar bañe
410 batir se oirán las olas de tu fama.
Mire y venere el mundo y acompañe
tu gran trofeo en gloriosa rama.
Mirando en él se avise y desengañe
cualquiera rey que los imperios ama,
415 pues tú le diste ya inmortal ejemplo
para subir mejor al alto templo.
Tu voluntad no estaba muy unida
con los deleites de este mundo ciego,
pues los dejaste todos en tu vida
420 por apartarte a espíritu al sosiego.
¡Oh venturosa vista esclarecida
que vio tan bien de aqueste mundo el juego
y triunfó acá de él con gran victoria
y hoy más triunfa con eterna gloria!
269r 425 Al criador eterno deudor eres,
real Filipe, que te dio tal padre,
y si a las lenguas de este siglo oyeres,
en tanta deuda estás por la alta madre,
aquella que fue luz de las mujeres,

548
SILVA DE POESÍA

de quien no hay decir bien que bien no cuadre,


corona imperial de emperatrices
que de Dios goza entre las más felices.
En celestiales campos hoy se aloja
donde ira no ha lugar ni algún desgusto,
temor, dolor, deseo ni congoja
435
ni cosa que no tenga eterno gusto,
donde el contento y gloria nunca afloja
de su vivir tan bueno premio justo
pues fue de honestidad espejo claro
440 y siempre en Dios buscaba su reparo.
Pues si a cantar comienzo la fortuna
que en tres mujeres has, Filipe, habido
y el mérito y valor de cada una,
al cielo llegaría mi sonido
445 que aquella flor entre las flores una
que Portugal había producido
princesa fue excelente y soberana
y una de las tres caras de Diana.
269v La tercer Parca, rigurosa y cruda,
450 cortó su hilo con tijera presta.
Salió aquel día España ya de duda
que dura poco lo que mucho presta.
¡Ay!, cuando vio la dulce lengua muda
y real dama ya al morir dispuesta,
455 ¿qué diera por tener la mano a aquella
cruel que no se quiso doler de ella?
¡Ay!, cuando escuros vio los ojos bellos
a cuya clara luz solía alumbrarse,
flojos y descompuestos los cabellos
460 que con el sol pudieron compararse
y en los rubíes que estaban cerca de ellos,
la amarillez de muerte apoderarse,
Castilla, ¿adónde puso los gemidos?
y Lusitania, ¿adó sus alaridos?

549
EUGENIO DE SALAZAR

465 Cuando quedó como marchita rosa


la cara fresca y celestial figura,
cuando de un ser robó muerte envidiosa
virtud, valor, grandeza y hermosura,
cuando eclipsó la luna más lumbrosa,
470 ¡oh muerte, muerte dura y más que dura!,
no resucite ahora aqueste lloro
que Dios la quiso en su glorioso coro.
270r El alma santa de este suelo bajo
subió a do mira y goza en su Dios solo.
475 La tierra y mares se dejó acá abajo
y la serena luna y rojo Apolo.
Todo planeta tiene ya debajo,
las fijas luces y uno y otro polo,
y allí sus ojos, en su Dios jocundo,
480 más ven que todos los de aqueste mundo.
Generación y prenda inestimable
te dejó aquella singular princesa.
Mas ¿quién habrá que sin ayuda hable
de cosa que en el mundo tanto pesa?,
485 que, aunque lo que de suyo es tan loable,
loado, al parecer, no es grande empresa,
ayuda es menester y ajena lumbre
para llegar al pie de aquesta cumbre.
Ahora, pues, ¡oh castas nueve hermanas
490 que desde el alto monte a las mortales
lenguas soléis dar fuerzas soberanas
para cantar las obras celestiales!,
si se permite que entre las humanas
gentes andéis con pasos naturales,
495 vení a ayudar a quien celebra ahora
la suavidad de vuestra voz sonora.
270v Si vuestros templos visité y altares
devotamente y los cubrí de flores,
si de laurel ceñido he sus pilares

550
SILVA DE POESÍA

y derramado en ellos mil licores


pidiéndoos vuestras gracias singulares
que infunden mil virtudes y primores
hoy haced, musas, que mi voz bien suene
al Carlos que en el mundo par no tiene.
50 s Al que en edad tan floreciente y tierna
y desque la puericia le corría
con tanta rnadureza se gobierna,
con tanto amor y gracia y cortesía
que se parece la deidad superna
510 inspira en su juicio y fantasía;
en verde edad tan canos pensamientos,
¿quién nunca vio y tan graves movimientos?
Corno en la fresca primavera suele
cuando la aurora sale relumbrando
515 el jazmín lindo que tan bien nos huele
en el jardín mostrarse ya apuntando
y al clavel fino pueden decir: Hele,
que brota y sale ya coloreando
la fresca rosa apunta y la zucena
520 descubre la violeta flor muy buena.
211r El alto Carlos muestras da y noticia
así en la primavera de sus días
de su verdad, prudencia y su justicia,
valor, largueza y condiciones pías,
525 de ánimo invencible en la milicia,
cazar, amores, gracias, cortesías.
¡Oh quién tuviera el spíritu de Hipe
para cantar tu hijo, gran Filipe!
Principios tales felicidad grande
530 a la dichosa España representan
y espera ver, cuando más crezca y mande,
aumento en las proezas que de él cuentan,
que en ser tu hijo, en cuanto más él ande,
más esperanzas buenas se acrecientan.

551

,t;,
EUGENIO DE SALAZAR

535 En cielo empíreo luza la alta estrella


que nos produjo luz tan clara y bella.
Si vengo, pues, a aquella luz divina
que allá en la Gran Bretaña fue primera,
del glorioso reino ya vecina,
540 a tu segunda y dulce compañera,
¿qué trompa habrá tan resonante y fina
que tanto suene cuanto justo fuera
del lilio que vivió entre los abrojos
y tuvo más virtudes que el Argo ojos?
211v 545 La excelente y preciosa planta,
hasta que muerte ejecutó su oficio,
sostuvo en Inglaterra la fe santa,
divino oficio y santo sacrificio,
y en esto hizo estribo y fuerza tanta,
550 contrariando al luterano vicio,
que vivió por sanar la gran mancilla
como entre canes flaca cervatilla.
¡Oh poderosa muerte que acostumbras
acá apagar la luz más clara y viva
555 porque se encienda donde tú la encumbras
y para siempre en alto altar reviva!,
¡oh alma gloriosa que hoy alumbras
más que el sol claro desde más arriba!,
¡cuánto perdió en perderte la Bretaña
560 y a tu marido, el justo rey de España!
Mas si la Gran Bretaña le gozara
y allá nos le tuviera hoy encerrado,
la noble Francia, ¿cómo le ganara?
¡Oh providencia del eterno estado!,
565 su saña y nuestra, ¿cómo se atajara?;
tanto rencor, ¿dó hubiera ya llegado
si la Isabel, a quien paz nuestra llamo,
de verde oliva no trajera el ramo?

552
SILVA DE POESÍA

A la excelente reina ahora mira,


212r
570 suave Apolo, y a mi canto atiende,
el son me ayude de tu dulce lira
porque mi voz se entone más y emiende,
que aunque mi musa al alto monte aspira
y de él mil flores coge y aprehende
575 para entonar un canto tan sublime
menester es a tu buen son se arrime.
Con delicada pluma ahora hiere
las dulces cuerdas que el sentido elevan
en loor de la reina, que prefiere
580 a cuantas hoy real corona llevan.
¿Qué bien habrá que España ya no espere
pues sus venturas todas se renuevan
siendo su reina quien con diestra mano
cerró las puertas del guerrero Jano.
585 Siendo su reina, aquel real seguro
que aseguró españoles y franceses,
la que deshizo aquel rancor tan duro
que había en sus pechos de tan largos meses
y edificó de paz perpetuo muro,
590 mató furores, iras y reveses,
y desterró de entre ellos la discordia
y les metió de mano la concordia.
272v De una Isabel Castilla se loaba
que fuera bien del mundo emperadora,
595 primera sin segunda apellidaba
por excelencia de su gran señora.
Hoy apellida y de llamar no acaba
segunda sin primera a la de ahora,
tan digna de sus palios y doseles:
600 dichosa eres Castilla en Isabeles.
Dichosa también fuiste en dos infantas,
en dos hermanas fue tu rey dichoso:
la ínclita María, que entre cuantas

553
"1
EUGENIO DE SALAZAR

infantas cubre el cielo es sol lumbroso


605 ( de reina tal te jactas y levantas
Bohemia, Hercinia y ser tan honoroso;
también pensáis no gozar hoy algunos
de tal princesa vos, feroces hunos);
mas no querrá la gente lusitana
610 daros ventaja en esta competencia
que tiene por princesa a la alta Juana
de valor torre y vaso de prudencia,
del gran Filipe y de la vuestra hermana,
que más lindezas muestra su presencia,
615 más gracias, más virtudes trae en su seno
que el campo flores cuando está muy lleno.
273r A su gobierno y mando sometiste,
sabio Filipe, tus Españas bravas
yendo a Bretaña y viose bien que viste
620 a cuáles hombros carga tal dejabas,
pues en ausencia siempre de ella oíste
lo que de tal hermana tu esperabas,
que en gobernar no tuvo mejor tino
la gran Teodora muerto Constantino.
625 Sujetos le eran bravos corazones
como unicornio a la hermosa dama,
los tigres de la España y los leones
rendidos vieras a la real gama
que si se llevan bien las condiciones
630 no hay can de Albania que no halague y lama
y más puede a las veces discreción
que gran potencia y bravo corazón.
¡Oh muerte inexorable y rigurosa!,
¿por qué tan gran rigor tan presto usaste
635 que a la real princesa valerosa
su dulce compañía le quitaste
en floreciente edad sola y ansiosa,
sin gozo ni consuelo la dejaste?

554
SILVA DE POESÍA

¿No te movió, cruel, su hermosura


y partes no de humana criatura?
Su excelente ser muestra y retiene
7,73V
en sí del cielo todas las bellezas.
Honestidad se esfuerza allí y mantiene
contra beldad y contra sus bravezas.
645 Sacar de otro dechado no conviene,
valor, virtudes, gracias y lindezas.
No tiene el cielo estrella tal ninguna
ni revolvió jamás tan clara luna.
Pues qué diré de aquel austrino nuevo
650 en quien Castilla funda un gran castillo,
en cuyas gracias y valor me elevo
y espero que ha de ser un gran caudillo Prenóstico que salió cierto
por la bondad de Dios.
que ha de abrasar la turca pez y sebo
y dar con los bajaes de colodrillo
655 y de Austria ha de ensalzar el claro nombre
ganando para sí inmortal renombre.
¿Qué reinos hay, qué estados semejantes,
en cuantos cerca el lunar orbe y cubre,
poblados de vasallos tan constantes
660 en lealtad y amor que no se encubre,
do tan feroces gentes y bastantes
el claro Febo con su luz descubre
como estas tus Españas reproducen
que en tierra y mar siempre sus hechos lucen?
274r 665 Con su valor los moros desterraron
de todas ellas y ellos hoy lo lloran
y muchas veces a África pasaron
a darles sueño malo adonde moran.
Italia, pues, y Francia ya miraron
670 y la Germania cuánto más se doran
los españoles puestos en la guerra
aunque es su lustre claro acá en su tierra.

555
M;
EUGENIO DE SALAZAR

A abrir ignotos mares se atrevieron


hasta su tiempo nunca navegados
675 y al gran Neptuno admiración pusieron
de ver sus reinos todos así entrados.
Perdido el alto norte, descubrieron
el polo bajo y fueron de él guiados
hasta llegar al no alcanzado asiento
680 a conquistar gran tierra y gran talento.
Al Nuevo Mundo llega su conquista
do su sangre y valor se multiplica,
allá mostraron cosa nunca vista:
caballo, arnés, espada, lanza y pica;
685 y el arcabuz fogoso que a la vista
y oído espanta si el pedernal pica:
aquí y allí los indios se caían
sin ser heridos luego que le oían.
274v Allá han poblado ya otra España Nueva
690 y el gran Pirú a tu cetro sometido.
¡Oh buena gente que tan bien aprueba
doquier que haga su atambor ruido!
Tanto oro y plata di, ¿ qué rey lo lleva
como en aquellas partes te ha adquirido?
695 Más claros son los hechos de españoles
que las estrellas cuando fuesen soles.
Ingenios altos y comprehensivos
no resplandecerán en otras partes
como los suyos y juicios vivos
700 aptos para las ciencias y las artes.
De tierra y cielos tan penetrativos,
¡oh Gran Dador que tanto les repartes!,
en otra gente nadie ver presuma
la lanza tan conforme con la pluma.
705 Altas virtudes, singular crianza,
comedimiento noble y claro lustre,
¿ cuál nación hay que tanto de esto alcanza

556
SILVA DE POESÍA

ni en siglo y hecho sea tan ilustre?


¿ y quién habrá de claro arnés y lanza
710 que junto a un español no se deslustre
y más lustroso haga al español
como la escoria al oro en el crisol?
La religión cristiana, ¿adó reside?,
7,75r
¿dó vemos se defienda y se conserve
715 sino en España, a quien su Dios no olvide
por su clemencia y de caer reserve?
El mundo, ¡ay!, ya la corre y la despide,
no halla quién la ampare y la preserve,
por eso a las Españas ya se acoge
720 como vapor que en nube se recoge.
El corazón del hombre es lo postrero
a quien da fin la poderosa muerte;
todos los otros miembros caen primero
porque aquel es más vigoroso y fuerte.
725 Los otros reinos muertos, aún espero
en Dios que sea nuestra España el fuerte
que viva en fe cristiana, y yo lo fundo
en que es el corazón de todo el mundo.
Hay muchas admirables maravillas
730 en tus Españas y cien mil grandezas,
ciudades populosas, ricas villas,
grandes palacios, fuertes fortalezas.
Prolijidad sería referillas
y memorar ahora sus riquezas;
735 baste decir que están sus largas venas
de rica plata y oro fino llenas.
275v Caudales ríos bañan sus riberas,
claras y frescas y apacibles fuentes
de lindas ninfas llenas, que en las veras
740 cantan al dulce son de las corrientes,
los deleitosos bosques que de fieras
abundan siempre y cazas aplacientes

557
p:,;:
·¡, 1

EUGENIO DE SALAZAR

a quien tirara con placer derechas


Diana de su aljaba agudas flechas.
745 Espesos montes donde los silvanos
y sátiros y faunos se contentan,
herbosos riscos y floridos llanos
donde infinitas reses se apacientan,
frutales muy diversos y galanos
750 que las copiosas plazas nos sustentan:
la madre Ceres hinche aquí el deseo
al labrador y al viñador Lieo.
A Pegaso aquí pasan los caballos
veloces y aptos para las batallas,
755 que a ponerles brío y animallos
basta el son de las platas y las mallas;
aquí en tranquilidad, sin conquistallos,
gran rey, los bienes de este mundo hallas.
¿Natura criadora, qué ha criado
760 bueno que a tus Españas no haya dado?
276r Tú reinas sobre reinos poderosos,
tú sobre todo el bien de aquesta vida,
que como fue a los hombros vigorosos
de Atlante la gran carga cometida
765 de luna y sol y cielos ponderosos
y fue por él gran tiempo sostenida,
así en un día Dios puso en ti solo
cuanto bien hay del uno al otro polo.
La tierra hace para ti la estrena
770 y te da de sus venas la substancia,
de plata y oro tus palacios llena
y a tus estados de ello da abundancia.
Tu gran potencia, ¿dónde no resuena?,
¿cuál príncipe hay que no haya por ganancia
775 tenerte, ¡oh rey famoso!, por amigo
y no tema le seas enemigo?

-
558
SILVA DE POESÍA

Ya África comienza temerosa


a desmayar, ya tus soldados sueña
y teme que tu lanza poderosa
780 se pase allá a hacer sangrienta leña.
La Grecia, que soberbia y codiciosa
en mar de Italia hace su reseña,
ya me parece que la veo darse
y a tu clemencia grande encomendarse.
276V 785 ¿Cuándo más justa causa España tuvo
de se gozar y verse muy contenta
desde que en ella nobles reyes hubo
y las historias de ella hacen cuenta?
De la pujanza suya, ¿cuándo anduvo
790 y del valor subida más la renta,
¡oh gran Filipe!, que en tus tiempos buenos,
que tiene rey que todo rey es menos?
Tú eres justiciero, tú prudente,
tú justo, humano, franco y agraciado,
795 tú fuerte, tú animoso, tú clemente,
tú poderoso y bien afortunado.
¡Oh venturosa la española gente!,
¡oh venturoso cualquier otro estado
que someter al justo cielo plugo
800 a tu cetro real y blando yugo!

190
277r A LA MAJESTAD MISMA

SONETO

Sublime Majestad esclarecida,


de humanidad y de clemencia llena,
si cual la culpa debe ser la pena,
¡ay de mi musa loca y atrevida!.

559
EUGENIO DE SALAZAR

s De tu valor y alteza tan subida


pensó hacer un canto de sirena
y hizo una prolija cantilena
con ronca voz y flauta mal tañida.
Ante tu soberano acatamiento
10 denuncio de ella y la probanza exhibo
de su delito atroz y grave cargo.
O con clemencia o con rigor esquivo
pronuncia sobre el loco atrevimiento
si lo que se es tan dulce ha hecho amargo.

191
277v JEROGLÍFICAS

En la muerte de la serenísima reina doña Ana, nuestra señora, que de Dios goza, la
Real Audiencia y Chancillería que reside en la ciudad de Santiago de la provincia
de Guatemala en Indias hizo exequias y túmulo muy suntuoso y solemne; y en
el túmulo hubo muchas jeroglíficas y letras de las cuales el autor, que a la sazón
residía en aquella ciudad, hizo las siguientes.

EPITAFIO

Real valor vestido de divina


virtud y de limpieza más que humana,
cabeza de corona la más dina,
reina de las Españas soberana.
s Yacéis en poca tierra, ¡oh ínclita Ana!,
Ebro, Po, Escalde y Albis y el Hur grande
os llorarán con fe y perpetua gana
y más cuanto más corra el tiempo y ande.

560
SILVA DE POESÍA

192
JEROGLÍFICA 1 ª

O in ar al Rey, nuestro señor, puesto a una ventana de su palacio con gesto


ff Z p t
.\te, vestido de luto, la mano en la mejilla, mirando cuatro águilas coronadas que
tI�a tras otra iban volando al cielo y cada una llevaba un cuarto de un corazón en
� pico denotando por estas águilas reales las cuatro reinas defuntas por su orden,
demostraban las cuatro tarjetas de las armas de los /278r/ reinos donde fueron
�aturales, que llevaban en la una ala la primera las quinas de Portugal, la segunda
:os tres leones de Inglaterra, la tercera las flores de lis de Francia y la cuarta las
bandas de Hungría. Y hablando su Majestad, decía la letra:
En pedazos me llevastes
todas cuatro el corazón
a la celestial región.

193
JEROGLÍFICA II

Hizo estampar al rey nuestro señor hincado de rodillas, descubierta la cabeza y


enlutado ante un ángel que con una mano le estaba dando un corazón que deno­
taba el de la Reina, nuestra señora, y con la otra señalaba un alma que llevaban
muchos ángeles al cielo; y decía la letra:

El alma para Dios,


el corazón para vos.
Denotándose por la primera parte de esta letra que da el alma a Dios la observan­
' cia del primer mandato, que es amar a Dios sobre todas las cosas, dándole el alma
con sus potencias y todo lo que el hombre tiene que dar; y por la segunda, el cora­
zón para vos, se denota el amor proximal y matrimonial que, conforme a la ley de
Dios, la mujer debe a su marido, el cual con la muerte no se acaba, antes el alma
que está en la gloria le tiene allí más perfecto porque está en más perfecto estado.

561
EUGENIO DE SALAZAR

194
278v JEROGLÍFICA III

Estampase la esfera celeste y el sol y también la luna en la cola del dragón do


está opuesta al sol cuando la luna se eclipsa por la interposición de la tierra; y n�
sose en esta figura la tierra fuera de su centro de manera que no impedía los r/
solares en la luna; y denotando por la tierra el cuerpo y por la luna el alma d��
Serenísima Reina, decía la letra:

Por deseclipsar su luna,


dio el sol alto por remedio
quitar la tierra de en medio.

195
JEROGLÍFICA 1111

Pintóse una corona real sobre un cojín que estaba sobre un bufete y en voz del
misma corona dice la letra:

Los reyes todos me pierden,


mas fue lo contrario en ti,
Ana, que yo te perdí.

196
JEROGLÍFICA V

Hizo estampar una Muerte, vendados los ojos, que tiró una flecha con un are
que llevaba a la Serenísima Reina, que estaba en la cama, y la hirió por el pech
y decía la letra:

Vendó sus ojos la Muerte


por cumplir con su rigor
sin ver tan grande dolor.

562
SILVA DE POESÍA

197
JEROGLÍFICA VI

. fi u ar los dos orbes, antiguo y nuevo. El antiguo en /279r/ figura de un


f:ltZ0 g r
bre anciano con barba larga, vestido de luto y de pies sobre el globo de Asia,
h��c� y Eu ropa. El nuevo en figura de un indio autorizado vestido a la usanza in­
f._ rt a de pies sobre el globo de la América y Magallánica. Ambos se lamentaban
(iiaJl' ,
br e e st a mu erte y dec1an así:
so
ORBE ANTIGUO

Crecidos Alpes, altos Pireneos,


Olimpo a do no sube el frío invierno,
Ródope y Apenín, largos Rifeos,
Cáucaso rico y Atlas el superno,
s ahora dejaréis vuestros arreos,
ahora comenzad un llanto eterno,
llorad mis montes a la real Ana,
llorad, llorad la reina soberana.

ORBE NUEVO
Largo y undoso Sur, que mis riberas
10 sueles bañar suave y blandamente,
si la Ana que has perdido no perdieras,
dichoso mar de reina así excelente.
Mas pues ya la perdiste muy de veras
lo siente y sienta nuestra indiana gente.
15 En lágrimas penosas te convierte,
llora y lloremos tan llorosa muerte.

198
279v JEROGLÍFICA VII
Hizo pintar un laberinto al modo del de Creta con título de laberinto del mundo
Y a la reina, nuestra señora, que con una cruz en la mano y asida de la cuerda del
ovillo, remedando en esto a Teseo, había entrado y habiendo vencido allá dentro al

563
EUGENIO DE SALAZAR

Mundo y Diablo y Carne, que estaban todos tres enemigos caídos en el ce


laberinto, y dejando allá dentro su corona real volvió a salir, victoriosa ,, lltro el.el
la puerta asida de su cuerda y la cruz en la mano; y decía la letra: , ' est b
ª aa
Con la cuerda de cordura
y de cristiandad entró;
con ella venció y salió.

199
JEROGLÍFICA VIII

Hizo pintar en otro cuadro a la reina, nuestra señora, a la Muerte, a Briareo


1
de las cien manos, y Argo, el de los den ojos. Argo sobre un cerro, tod os ��
ojos abiertos, alerta atalayando a la Muerte si venía y señalándola con el ded:
Denotaba esta centinela el mucho cuidado que hubo en considerar y mirar la
enfermedad de la serenísima reina y la cualidad de ella, si era peligrosa y mortal.
Al Briareo se pintó delante de la reina abrazado con la Muerte que ve}Úa a ella
para detenerla. Tenía asida a la Muerte con los brazos y con muchas manos por
el cuerpo, por la cabeza, por los brazos y por las piernas. Denotaba este Briareo
los muchos remedios y beneficios que se aplicaron /28or/ a esta enfermedad para
resistir a la Muerte y, sin embargo, la Muerte tenía tendidos los brazos, teniéndola
Briareo abrazada, y alcanzó a la reina por el cuello con ambas manos y así, dando
a entender lo poco que aprovechaba el cuidado y los remedios y medicinas de los
hombres cuando el término que Dios puso a la vida se cumple. Dijo la letra:

Tantos ojos, tantas manos


en esta llorosa suerte,
¿qué obraron contra la muerte?

200
JEROGLÍFICA IX

Hizo pintar el río Tajo de la cinta arriba en figura de hombre coronado y ceñido
de hojas de roble y llorando tanto que de las lágrimas se hacía el río desde la cin­
tura abajo. De la misma manera se pintó en frente de él el río Albis, que riega la
Hungría. Y mirándose y hablándose el uno al otro en nombre de sus provincias,

564
SILVA DE POESÍA

afia y Hungría, ambos se lamentaban glosando el verso de Garcilaso: «Salid sin


B5P á rimas corriendo»:
duelo l g
TAJO. ¡Oh Albis caudoloso!,
que tanto te alegrabas
de que la palma tuya floreciente
gozase el suntuoso
5 trono de Españas bravas
y fuese reina de tan clara gente;
ahora llora y siente
la triste muerte que yo voy sintiendo
y tengo de sentir perpetuamente.
10 Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

28ov
ALBIS. Tú, Tajo, que solías
sobre la arena de oro
ir mansamente a todos alegrando
y en gran gozo vivías
1s con mi imperial tesoro
tu líquido cristal tanto ilustrando;
ya vino el triste cuando,
a ti y a mí la muerte persiguiendo
nos fuerza a ir por doquiera lamentando.
20 Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

201
JEROGLÍFICA X

Hizo pintar a la serenísima reina y contra ella la Muerte, que la segaba con su
guadaña por medio del cuerpo, la Fortuna, que iba a descargar golpe en ella con
su rueda, y la Envidia, flaca y amarilla, con dos culebras en los dientes, despeda­
zándose el pecho con la una mano y saliéndole fuego de él y con la otra mano
tirando de la reina, nuestra señora, por manera que las tres la mataban. Y detrás
de ella levantaba la Fama su vuelo desde un globo del mundo con su trompeta en
la boca. Llena la fama de lenguas con que iba pregonando el valor y virtudes de la
serenísima reina; y decía la letra:

565
EUGENIO DE SALAZAR

281r Envidia, Muerte y Fortuna


res a una;
mas la una, aunque murió,
las venció.
5 Venciólas la real dama
con su fama.

202
JEROGLÍFICA XI

Hizo pintar una Muerte que es la Muerte segunda del capítulo 6 y 20 del Apo.
calipsis, que es el infierno y condenación a quien la serenísima, valerosísima, y
cristianísima reina había vencido y derrocado de su caballo amarillo, que estaba
espantado y medio empinado, y la muerte tendida en el suelo con su título: haec
est mors secunda. Y la Reina arrodillada sobra ella y puestas las manos y levanta­
dos los ojos al cielo. Detrás estaba otra Muerte, que es la natural, que le pasaba la
guadaña por la garganta; y decía la letra:

La alta virtud verdadera


hizo este pecho tan fuerte
que, rendido a la primera,
venció la segunda muerte.

203
JEROGLÍFICA XII

Hizo pintar al reino de Portugal un personaje de un caballero enlutado, con barba


crecida sobre los muros de la ciudad de Lisboa, hincado de rodillas, la ca /281v/
peruza en el suelo y una corona en las manos que era la del reino, como la que
mostraba a la ánima de la serenísima reina, que subían dos ángeles al cielo, po­
niéndola una corona en la cabeza y, hablando el reino de Portugal, decía en len gua
portuguesa:

A miña naum a gardastes


qui Deus per vosso valor
vos deu a coroa mor.

566
SILVA DE POESÍA

quiere decir:
qt1e
La mía no la aguardastes,
que Dios por vuestro valor
os dio corona mayor.

204
JEROGLÍFICA XIII

fljzo pintar a Italia, una dama armada de peto, espaldar, gola, brazales, celada,
escarpes y espada ceñida, y de la cintura abajo un ropaje de mujer bien trazado, la
mano izquierda en el puño de la espada y en la derecha un libro, por haber floreci­
do Italia e n armas y letras. Estaba mirando a una Muerte que se pintó enfrente de
ella con su guadaña en la mano y la Muerte miraba a Italia. La cual en un terceto
en lengua toscana pregunta a la muerte y ella le responde en otro:
ITALIA

Tu, che a tua falce resistenza alcuna


in tempo far non puote cosa viva,
che si tosto seccasti la fiare una?

MUERTE
282r
Mandata foi del re che a tuti priva
per trar questa alma che e gia sopra il sale.
Beato piu chi la piü tosto arriva.

205
JEROGLÍFICA XIIII

Hizo pintar el viento cierzo soplando con grande ímpetu contra una palma co­
ronada que estaba en la ribera de el río Guadiana y había quebrado la palma y
dado con ella y con su corona en tierra, que el cierzo denota la muerte y la palma

567
EUGENIO DE SALAZAR

coronada a la serenísima reina. Estaba junto a ella un pastor que representab


majestad el rey Filipe, afi:mado el pecho �obr� su cayado, mirando con ojosª a Sq
tristes la palma y lamentandose en pastoril estilo de esta manera: llluy

HISPANO

Del grande Guadiana en la ribera


con gran dolor está el pastor Hispano.
El triste pecho apuntalado tiene
con el cayado corvo y resacando
5 de lo profundo de él gemidos tristes
demuestra el desconsuelo y la tristeza
que la llorosa muerte anticipada
de su querida Austreida le ha causado,
y da con estas voces lastimeras
10 más clara muestra de su ansiosa pena:
282v ¡Ay dura muerte sin respecto alguno
que con un mismo filo vas segando
la vil mapola y la preciada rosa!,
¿por qué segaste aquella flor del mundo?,
15 ¿por qué a la tierra tal olor quitaste?,
¿por qué tal hermosura desheciste?,
¿por qué de Hispano los llorosos ojos
dejaste tan sin luz y sin consuelo?
Ellos debrían con razón ahora
20 ser ojos de este grande Guadiana,
que más lloro demanda el lamentable
fin de la mal lograda Austreida mía.
Señora de mil fértiles dehesas,
riquísima de reses y ganados
25 y más rica de gracias y virtudes,
querida de pastores y pastoras
y amada de su Hispano en todo extremo.
¡Ay mortal cierzo frío, impetuoso,
ya derrocaste mi preciosa palma,
30 en tierra diste sin piedad alguna
con ella y con su flor y dulce fruto!

568
SILVA DE POESÍA

¿De qué haréis de hoy más tristes pastores


a las pastoras bellas las guirnaldas
pues cierzo heló la flor y linda hoja
35
que daba lustre a las más lindas sienes?
¡Ay palma de pastoras excelentes,
corona de zagalas escogidas!,
¿por qué dejaste a tu pastor amado
privado de tu vista esclarecida
40 sin ti, sin tu agradable compañía,
sin tu amoroso trato y blando abrigo?
Austreida mía, ¡oh plega aquel divino
y eterno mayoral!, ya que no puede
verte tu Hispano en este triste valle
45 que un tiempo me fue alegre y deleitoso,
vea yo, indigno, con gozosos ojos,
tu gracia y floreciente hermosura
allá en los campos del lumbroso cielo
con gloria eterna en claro día eterno.

206
283v A LA MUERTE DE LA SERENÍSIMA REINA DOÑA
ANA, NUESTRA SEÑORA

CANCIÓN LAMENTABLE XII

Inderogable ley del mundo triste


que como a la cuitada y pobre gente
obligas a los reyes poderosos,
en un sujeto y ser tan excelente,
5 ¡ay, ley de muerte!, ejecutada fuiste
que dejas ambos orbes muy llorosos.
Pasado has por los filos espantosos
de la mortal guadaña
la gran Reina de España,
10 señora de mil reinos valerosos,
del gran Filipe la consorte amada;

569
EUGENIO DE SALAZAR

mas séanos consuelo


que en Dios del cielo fuiste ejecutada.
Tan gran valor en un femíneo pecho,
15 tan gran prudencia en una edad tan tierna,
tanta virtud en años tan contados
mostraban, Ana, que la mano eterna
había de dar temprano su derecho
a tus merecimientos tan colmados.
20 ¡Ay de los corazones lastimados
que ponen el sentido
en el bien que han perdido!,
¡ay de los reinos, ay de los estados
que caer vieron su real corona!,
25 ¡ay, en tan breve pieza
de tal cabeza y tan real persona!
284r Ayer reinabas de uno al otro polo,
ayer la tierra y mar te obedecía,
ayer en todo el mundo tú eras una.
30 Hoy, real Ana, ¿qué eres? Tierra fría.
Hoy, di, ¿qué ocupas? Un sepulcro solo.
Hoy, tú, ¿qué mandas? Yo, cosa ninguna.
¿Qué ha de durar debajo de la luna?
Ni los tronos reales
35 que en fin son temporales.
Del cielo abajo no h ay fijeza alguna.
¿Qué es esta vida? Una continua guerra;
y el gran monarca altivo,
o muerto o vivo, ¿qué es? Ceniza y tierra.
40 Pudiera, al parecer, ser suspendida
la ejecución de ley tan rigurosa,
de la mortal tijera el crudo corte,
en un cuerpo de un alma tan hermosa,
en tan amada e importante vida,
45 regalo de la tierra y claro norte.
Mas aunque el Rey de la suprema corte,
Ana, fue consultado

570
SILVA DE POESÍA

con un lloro extremado,


con oración ardiente, ya el conhorte
so del verte nos quitó su justa diestra
dando a ti gloria llena
y a España pena por la culpa nuestra.
Acá, que nuestro gusto siempre amamos,
2B4V quisiéramos, ¡ay Ana!, no perderte
55
aunque dejaras de gozar tan presto
de Aquel que es el señor de vida y muerte,
de aquel eterno bien a que aspiramos,
si bien se puede desear aquesto.
Porque perder en ti tan grande resto
60 y una piedad tan santa,
amor y gracia tanta,
¡ay!, ¿quién podrá dejar de sentir esto
con sentimiento y lloro irreparable?
Pues de reina tan alta
65 será la falta siempre lamentable.
Cuanto boja el planeta presuroso
y cuanto cubre el extendido cielo
y el grande mar y cuantas tierras ciñe
sentirán siempre el grande desconsuelo
70 del caso que de triste y doloroso,
de negro al corazón y al alma tiñe,
que muerte tal a mucho más constriñe;
y si la razón templa
lo que el dolor destempla,
75 sensualidad aquí con causa riñe,
pues claramente fuera caso injusto,
si Dios diera licencia,
tener paciencia en un dolor tan justo.
285r ¡Oh venturoso reino lusitano,
80 y más que venturoso reino!, Digo,
que por rey conseguiste al gran monarca
por quien el orbe ya te será amigo
pues ese, que es tu rey tan soberano,

571
p;

EUGENIO DE SALAZAR

con su potencia el universo abarca.


85 Cuánto debieras a la cruda Parca
si tanto se aguardara
que en ti se coronara
la reina a quien marcó Dios de su marca.
Mas permitió quizá el Señor más alto
90 que por tu pertinacia
de aquesta gracia y bien quedases falto.
El gran Filipe, que con tu blandura
y dulce amor y condición benina
y tu apacible gracia, ¡oh Ana bella!,
95 la primera, segunda y tercia espina
dejaba de sentir, que fue su cura
tu amable vista y trato, ¡oh clara estrella!,
sentirá ahora el gran dolor de aquella
herida penetrante
100 que la muerte pujante
le ha dado en ti y en tres que le quitó ella;
aunque la cristiandad y fortaleza
del pecho tan perfeto
hará su efeto santo en tal tristeza.
285v 105 Si la Fortuna dio la gran victoria
digna de eterna estampa y canto y loa
contra el poder turquesco a tu estandarte;
si al homenaje de la gran Lisboa
subió tu real seña con gran gloria,
110 por más, ¡oh gran Filipe!, levantarte,
no había fortuna de olvidar el arte
que usa y el oficio
mudando el beneficio
en darte un golpe tal que en cualquier parte
115 de tu gran corazón prendió su hierba.
Mas pues que Dios lo quiso
ese es tu aviso, tu voluntad sierva.
Justo es que sea la importante prenda
que acá dejaste, ¡oh memorable Ana!,

572
SILVA DE POESÍA

120
digo tu amado y dulce y alto fruto,
consuelo, y tras este hoy, traya un mañana
que tire a aqueste gran dolor la rienda
y nos modere el congojoso luto.
Servirse a el justo Dios que tal tributo
125 por tu gran parto cese
y que él nos atraviese
por el mar de estos lloros a pie enjuto
cumpliendo las gloriosas esperanzas
que de él en Dios tenemos
130 y en él te demos nuevas alabanzas.

2s6r
Alma felice que a tus pies ya tienes
la luna y claro sol y las estrellas
que tu real cabeza tenía encima,
¿cuánto más bella estás entre almas bellas?,
135 ¿cuánto más rica y de más altos bienes
que acá aunque fuiste de las reinas prima?,
en ese reino ¿ cuánto más se estima
y con razón cuán grande
que el alto Dios te mande
140 que acá mandar con imperial estima?
y cuánto más, alma real, te importa
ver la gloriosa vista
que siendo vista no da gloria corta.
No pienses, alma gloriosa y rica,
145 que llora tu partida el triste mundo
habiendo sido para tal bien tuyo,
para que goces de tu Dios jocundo
y de su gloria, que te glorifica,
y hace que no tengas otro cuyo.
150 Lloran tus reinos el desastre suyo,
lloran que te perdieron
porque no merecieron
tan alto bien y en esto yo concluyo
que tanto mal es digno de llorarse

573
EUGENIO DE SALAZAR

155 y de excesivas penas,


¡ay me!, que apenas puede repararse.
286v Águila santa, pues que ya volaste
a la cumbrosa cumbre
do la más clara lumbre
160 pone en tus ojos clara luz y engaste,
mira de allá las penas de los tuyos
y ruega nos consuele
a Aquel que suele no olvidar los suyos.

207
LA MUERTE DE UN GRAN PRIVADO DE LA
MAJESTAD DEL REY FILIPE II DE ESPAÑA DIO
CAUSA LO SIGUIENTE

SONETO

Mundana pompa con real privanza,


ver siempre al rey con clara o turbiafrente,
hablalle sobre acuerdo y de repente
y serle compañero en pluma y lanza.
5 Ser lengua de él, de todos esperanza,
reverenciado de la mayor gente,
tener la rueda fija y obediente,
en popa el viento y siempre en mar bonanza.
Del rey ventajas grandes y en las manos
ID de las mercedes el repartimiento,
ser lince o zahorí del real pecho.
Si muerte lo deshace en un momento
y lo convierte en tierra y en gusanos,
¿qué fruto trae que preste o qué provecho?

574
SILVA DE POESÍA

208
EL AUTOR A UN AMIGO SUYO VIEJO Y MUY
E ERMO QUE LE ESCRIBÓ UNA CARTA EN METRO
NF
CON MUCHA DIVERSIDAD DE TROVAS

Señor don Juan, estoy maravillado


que hayáis así agotado vuestras venas
que aunque ellas no estuvieron jamás llenas
fue error haberos todo vaciado.
s No os queda ya apostema en el costado
ni asma en el pecho, que orinar apenas
y en las evacuaciones, que son buenas,
sacar todo el humor es reprobado.
Ya os queda la cefálica vacía,
10 común sentido os forma especies vanas,
revolotea vuestra fantasía;
ya no ha quedado a vuestras verdes canas
una gota de sangre de poesía,
sino la que os quedó en las almorranas.

209
289r JEROGLÍFICAS

En las solemnes exequias de la hermosísima dama doña Francisca Enríquez, hija


de don Alvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique, Virrey de la Nue­
va España, y de doña Blanca Enríquez, su mujer, que murió en la ciudad de Mé­
xico siendo de edad de trece años. Se pusieron en un suntuoso túmulo que se
hizo muchas letras, pinturas y jeroglíficas que compusieron diversos e ingeniosos
autores movidos de la lástima de la anticipada muerte de dama de tan poca edad
Y tanta virtud y hermosura, y del celo del servicio y amor a sus grandes padres
debido. Y, entre los demás, el autor hizo las siguientes:

575
EUGENIO DE SALAZAR

JEROGLÍFICA Iª

Pintó a la dama en un lecho muriéndose y alderredor del lecho algunas criad


criados y algunos religiosos, y junto a ella el Virrey y la Virreina, sus padres, enas _y,
con rostros muy tristes y una Muerte que a un tiempo les metía las dos manos Pte
los costados y les arrancaba y sacaba los corazones y denotando que los padres 8Po1,
0
atormentados en las muertes y dolores de los hijos. Llama esta ejecución de t 11
mento en la letra y significando también la cristiandad de ellos y la conformidor�
de sus voluntades con la de Dios los llama fiadores de saneamiento; y decía la let�:

Ejecución de tormento
en los corazones dos,
fiadores de saneamiento
de la ejecución de Dios.

210
JEROGLÍFICA 11

Pintó al Virrey en una casa de campo donde murió la dama puesto a un corredor,
vestido de luto, con rostro muy triste, mirando a una palomita blanca que iba en
vuelo a meterse en el cielo, significando por esta palomita el ánima de la defunta
dama; y decía la letra en persona del Virrey:

289v ¿Dó te vas paloma mía


que lleva tu perfición
mis ojos y corazón?

211
JEROGLÍFICA III

Pintó una vid con su hoja y pendiente de ella un racimo de agraz que cortaba un
ángel con su mano, significando por la vid a la Virreina y por el racimo de agraz
a la dama; y decía la letra:

576
SILVA DE POESÍA

Dichosa vid y Marquesa


que Dios vendimió tu agraz
para ponerle en su mesa.

212
JEROGLÍFICA IIII

pintó un río con creciente turbia que llevaba una palma verde y la metía en el mar,
significando por el río turbio, la enfermedad y abundancia del mal humor y por la
palma, el ánima de la defunta y por el mar, la gloria; decía la letra:
La creciente impetuosa
del desapiadado humor
llevó la palma preciosa"
al mar de glorioso amor.

213
JEROGLÍFICA V

Pintó una garcita blanca que volando se entraba el cielo, significando por esta
garza el ánima referida; y decía la letra:

Esta fue subida garza


que de un vuelo
voló de la tierra al cielo.

214
JEROGLÍFICA VI

Pintó la luna y de pies, encima de ella, al alma; y decía la letra:

Antes sobre vos la luna,


alma bella,
mas ya vas encima de ella.

577
í

EUGENIO DE SALAZAR

215
JEROGLÍFICA VII

Pintó un ángel que iba volando al cielo con el alma /29or/ en brazos y un d
que parecía la había querido asir, y el ángel le derrocó y así caía cabeza at�ºnio
el aire; y decía la letra en boca del ángel: ªJo Por

No pienses ennegrecer,
enemigo, esta alma franca,
que la hija de tal Blanca
blanca fue y blanca ha de ser.

216
JEROGLÍFICA VIII

Pintó un león y una leona que parecían estar bramando sobre un cachorrillo suyo
que parecía estar muerto, y aludiendo a una naturaleza de los leones que, nacien­
do sus cachorrillos casi muertos, a bramidos los despiertan y resucitan. y signi­
ficando por el león y la leona al Virrey y Virreina y por el cachorrito muerto a la
hija defunta, dice la letra hablando con los padres:

Si los gemidos bastaran


para despertarla vos
no os faltaran a los dos.

217
JEROGLÍFICA IX

Pintó un pradito muy verde y florido que la muerte con su guadaña le acababa de
segar todo y derribar la hierba y flores al suelo; y significando por este prado la
dama muerta, decía la letra hablando con él:

Verde y florido prado


que tus vistosas flores
segó sin duelo la mortal guadaña,

578
SILVA DE POESÍA

allá estás trasplantado


s en campos muy mejores
que hay en la nueva ni en la antigua España
do tu beldad gloriosa
no temerá guadaña ni otra cosa.

218
JEROGLÍFICA X

Pintó la Nueva España en figura de una india /29ov/ autorizada vestida de negro a
su usanza con dos pedazos de metal en las manos: uno de oro y otro de plata que
entre la tierra descubrían las vetas del oro y la plata. Miraba con ojos llorosos a la
alma que estaba en el cielo con un pedazo de oro puro en las manos. Y en voz de
la Nueva España decía la letra:
Esto tenía yo que presentarte
clara Francisca bella,
mas tu, ¡oh luciente estrella!,
tomaste para ti la mejor parte
s y en puesto más seguro
dejando el oro bajo por lo puro.

219
JEROGLÍFICA XI

Pintó a Sevilla y a México: la ciudad de Sevilla en figura de una mujer muy auto­
rizada con vestido negro y tocas blancas muy honesta y su manto sobre la cabeza,
que miraba a México, que estaba en frente De ella mirándola en figura de hombre,
vestido de luto también, muy autorizado. Y hablando primero Sevilla y respon­
diendo México, decía la letra:

SEVILLA
México caudaloso, dame cuenta
de aquella prenda ilustre y cuantiosa,
de aquella joya de tan alta cuenta,

579
EUGENIO DE SALAZAR

de aquella margarita preciosa,


5 de mi clara Francisca, que se cuenta
del Indo al Betis por divina cosa;
que pues te la presté para ilustrarte
no pienses que con ella has de quedarte.
291r MÉXICO
Clara Sevilla, ¿pude yo escondella
10 de los ojos de Dios y de la muerte?,
¿pude yo de sus manos defendella?,
contra su fuerza, ¿pude hacerme fuerte?
¡Ay!, ¿quién deseó más nunca perdella
que yo? No merecí tan buena suerte,
15 no me demandes este bien por tuyo
que Dios se le llevó porque era suyo.

220
JEROGLÍFICA XII

Pintó la laguna de México y algunos brazos de ella de los del agua dulce y tres nin­
fas muy tristes, las manos en las mejillas, a las orillas de estos brazos en lo verde,
y en medio de la laguna, en figura de ella, pintó una mujer desnuda muy llorosa
de pies sobre un peje grande, rodeada la cabeza y otras partes de ovas verde os­
curas. Y lamentándose la laguna y las tres ninfas, decía la letra glosando el verso
siguiente:

Lloremos todas a la ninfa bella.


LAGUNA
¿Dónde está mi contento?,
¿adónde mi alegría?,
nuestra Francisca, ¡ay, triste!, ¿dónde es ida,
que no veo ya ni siento
s en esta región mía
aquella vista suya esclarecida?
Ninfas, si es ya partida

580
SILVA DE POESfA

donde no hayamos de gozar más de ella,


en llanto eterno pase nuestra vida.
JO
Lloremos todas a la ninfa bella.
NINFA
291"
Reviente triste lloro,
triste lloro reviente,
haga en nuestras mejillas su camino,
pues la cabeza de oro
15 y la nevada frente
serenos ojos, cuello cristalino
no vemos. Ni aquel fino
lustre y lumbroso resplandor de aquella
doña Francisca Enríquez, sol divino.
20 Lloremos todas a la ninfa bella.
NINFA
Si tanto bien perdimos,
si nuestras aguas claras
ya no han de figurarnos su figura,
si cuando nos salimos
; 25 a ver sus gracias raras
:l sobre las flores lindas y verdura,
su rara hermosura
no hemos, hermanas, ya de poder vella;
lloremos nuestra grande desventura,
30 lloremos todas a la ninfa bella.
NINFA
JQuién nos ha despojado
de tanto bien y gloria?
¡Ay, muerte sin respeto, rigurosa!,
Jpor qué nos has dejado
35 solo con la memoria
triste de aquella ninfa tan graciosa?
Pues ser tan generosa,
en sangre y en virtud alta doncella

581
EUGENIO DE SALAZAR

y ser tan linda no ha prestado cosa,


40 lloremos todas a la ninfa bella.

221
292r JEROGLÍFICA XIII

Pintó una mata de un rosal llena de rosas que el viento cierzo hería en ella
grande ímpetu y la había quebrado y echado las rosas por tierra; y una past�on:
muy llorosa mirando el rosal destruido y lamentándose. Significaba el rosal

dama defunta y el cierzo la muerte; y en la pastora, llamada Blanca, se figuró
1
Virreina, su madre, que en estilo pastoril se lamenta llamando Beleida a su h"•1
�or su beldad, y por el apellido de Velasco, y Alvar al Virrey, por el nombre :
Alvaro. Y dijo así la letra:

Junto a una clara y deleitosa fuente


que de la falda de un espeso monte
con agradable son se desencierra
y por un verde valle se derrama,
s Blanca, excelente y mayoral pastora,
la dolorosa y lastimera muerte
de su querida y mal lograda prenda,
retrato de su gracia y hermosura,
con ardientes suspiros lamentando
10 soltó las presas de sus bellos ojos
con lágrimas bañando su lamento
y comenzó a hablar de esta manera:
«Oh triste madre que tan triste día
ha merecido ver!, ¡oh triste hado
1s de la que te parió, Beleida amada,
para te ver ante sus ojos muerta!
Cuánta alegría aquestas aguas claras
daban en tu presencia a aquestos ojos
que juntamente tu beldad miraban;
20 cuánto contento daba su ruido
292v a los oídos de tu ansiada madre

582
SILVA DE POESÍA

que tu suave voz tan bien oían.


Ya en triste lloro convertidas corren,
ya su sonido me es penoso y triste.
25 ¿Cómo aquí no te veo, oh luna mía?
¡Ay cruel cierzo que con tal dureza
has derrocado mi rosal precioso!,
¿cómo podiste dar con él en tierra
viéndole lleno de tan lindas rosas
3o con celestial rocío enriquecidas?
¿Por qué quitaste tanto bien al mundo?,
¿por qué tal gracia y tal acogimiento
a las pastoras ricas de estos valles?,
¿por qué dejaste así, Beleida mía,
35 al grande Alvar, tu lastimado padre?
Que ya que a mí sin ti y sin mí dejaste
porque mi triste suerte así lo quiso,
a padre tal al menos no debieras
dejar tan sin consuelo en este valle
40 do tu sola beldad le entretenía.
¡Ay rosa mía!, ¡ay flor de hermosura!,
en lindos campos del divino cielo
merezca verte tu afligido padre
y allí merezca tu penada Blanca
45 ver tu blancura ya que nos dejaste
por otro Padre que ama eternamente
y te ha dotado ya de eterna dote:
a Él, loor y gloria en tierra y cielo».

222
293r SONETO

Zúñigas grandes y Sotomayores,


Manriques generosos conocidos,
Guzmanes valerosos y tenidos
en toda nuestra Europa por señores.

583
EUGENIO DE SALAZAR

5 Velascos claros entre los mayores,


Enríquez estimados y subidos,
Ulloas entre buenos escogidos
y Rojas de los reyes servidores.
Ya la bella Francisca, sangre vuestra,
10 niña de vuestros ojos, ha dejado
lo de esta vida por la suma alteza.
Gemid la clara luz que os ha faltado,
pues desde que nació fue clara muestra
de vuestro noble término y grandeza.

223
293v SEXTINA

Cubierta estás, Tenuxtitlán, de luto


que así lo quiso tu contraria suerte.
Quedas metida en muy escura nube
con el desvío de tu clara luna.
5 Levanta al cielo tu profundo llanto,
lleguen tus voces al empirio trono.
Vea el regente del excelso trono
con píos ojos tu tristeza y luto,
oya, por su piedad, tu triste llanto,
10 mire la anticipada y triste suerte
de tu Francisca, tu serena luna,
que nos esconde ya la mortal nube.
Su bello resplandor a cualquier nube
solía derrocar de su alto trono,
15 vencía su beldad la de la luna,
su vista desterraba el lloro y luto.
Quitónos este bien la dura suerte
y en su lugar nos deja eterno llanto.

584
SILVA DE POESÍA

¡Oh cuán debido es a tu muerte el llanto,


20 dama excelente!, no porque la nube
de muerte hizo en tu lindeza suerte,
que antes fue causa que en divino trono
lejos de toda pena y triste luto
goces de Dios más alta que la luna,
25 sino porque perdimos de tal luna
la alegre vista que quitaba el llanto,
la claridad contraria a cualquier luto,
un sol que deshacía a cualquier nube,
un ser criado para eterno trono!
30 ¡Ay!, ¿quién no llorará el perder tal suerte?

294r Tú mejoraste tu dichosa suerte,


alma divina y clara más que luna;
tú te subiste ya al celeste trono;
tú te apartaste del humano llanto;
35 tú te metiste en cristalina nube
do no has de ver jamás dolor ni luto.
Acá con luto y lastimero llanto
nos metió nuestra suerte en negra nube,
allá tú, luna, estás en rico trono.

224
PUSO EN LA TUMBA QUE ESTABA CUBIERTA DE
UNA RICA TELA DE BROCADO ENCARNADO UN
EPITAFIO QUE DECfA:

La flor de los linajes de Castilla,


la flor de la virtud sincera y pura,
la flor de gracia, flor de hermosura
que se acabó cual flor de maravilla,
5 aquí está ya cubierta
doña Francisca Enríquez, fría y muerta,
breve compás la encierra:
aquí yace debajo de la tierra.

585

it:,
EUGENIO DE SALAZAR

225
295r EN LAS HONRAS DE DOÑA ISABEL RODRÍGUEZ
MUJER DEL DOCTOR SANTIAGO VERA, PRESIDENTE
QUE FUE DE LA REAL AUDIENCIA DE LAS FILIPINAS
Y DESPUÉS DE LA REAL AUDICIENCIA DE JALISCO,
EPITAFIO Y SONETO

EPITAFIO

El término del cielo


cumplió ya la Isabel del cielo amada
y aunque dejó en el suelo
su casto cuerpo y queda aquí encerrada,
s el alma descargada
voló gozosa a la sublime altura.
Su caridad, virtud, valor, cordura
fueron las alas y de Dios valida
gozó de un buen morir y firme y fuerte
10 pasó por breve muerte a eterna vida.

226
SONETO

Acompañando a tu consorte caro,


Vera que tan de veras siempre amaste,
el mar Océano y el del Sur pasaste
y volviste a pasar de claro en claro.
s Y con amor y entendimiento raro
en sus gravosos cargos le ayudaste
y ya que en salvamento le dejaste,
te fuiste al puesto de eternal reparo.
¡Oh dichosa Isabel que te has subido
10 a ver la majestad de gloria llena!,
¡oh si esto consolase a tu querido!,

586
SILVA DE POESÍA

mas temo mucho en él tan fuerte pena,


temo el dolor de tanto bien perdido,
que es gran perder perder mujer tan buena.

227
AL INSIGNE POETA HERNANDO DE HERRERA
EPÍSTOLA
EN QUE SE REFIERE EL ESTADO DE LA ILUSTRE
CIUDAD DE MÉXICO, CABEZA DE LA NUEVA
ESPAÑA, Y SE APUNTA EL FIN DE CADA UNA DE LAS
ARTES LIBERALES Y CIENCIAS Y PROPIEDAD DE
TODAS LAS ESPECIES DE POESÍA
NO HAY RESPUESTA DE ESTA EPÍSTOLA PORQUE
CUANDO LLEGÓ A ESPAÑA ERA YA MUERTO ESTE
FAMOSO POETA

Aquí, insigne Herrera, donde el cielo


en círculo llevando su grandeza
pasa sobre occidente en presto vuelo;
aquí, do el sol alumbra la belleza
s de los valles y montes encumbrados
que a nuestra España dan tan gran riqueza,
de donde los metales afinados
a los extraños reinos enriquecen
por las saladas ondas navegados;
10 aquí, do con los tiempos ya fenecen
del grande Motezuma las memorias,
que con otras más claras se escurecen;
aquí, do trasladaron sus victorias
los claros españoles en jornada
1s que ha subido de punto las historias;
aquí, do la alta y gloriosa espada
del ínclito Cortés ( que justamente
fue a las nueve famosas igualada),

587


EUGENIO DE SALAZAR

venció la multitud de indiana gente


20 mandada por su brazo valeroso,
regida con su seso y ser prudente;
aquí, donde con ánimo piadoso
puso en huida el extremado Hernando
la adoración del ídolo engañoso,
25 injustos sacrificios extirpando,
los justos con gran celo introduciendo
y en el divino altar los presentando,
296v al eterno Señor restituyendo
lo que a su Majestad sola es debido,
30 que lo estaba el demonio poseyendo,
como tirano intruso y muy valido,
a quien ganoso daba la obediencia
el pueblo miserable tan perdido;
aquí, do la lealtad y la excelencia
35 el gran Cortés mostró de su persona,
su fe supliendo de su rey la ausencia,
juntando un orbe nuevo a la corona
real de España de caudal inmenso,
hecho que mar y tierra le pregona;
40 aquí, do el humo del bendito encienso
pretende el Rey Católico se vea
y ofrezca a Dios con un deseo intenso,
y aquesta nueva iglesia fija sea
y haga aquel acepto sacrificio
45 con que Dios, uno y trino, se recrea;
que se vaya arraigando en su servicio,
que sea servida de ministros dinos,
que hagan con decencia el santo oficio,

588
SILVA DE POESÍA

corrijan y enderecen los destinos


50 de aquesta gente ruda y miserable,
llena de ceguedad y desatinos,
porque la excelsa Majestad amable
sea alabada en este Mundo Nuevo
con himno dulce y órgano agradable
55 y al sempiterno Criador del evo
veneren todos con solemne fiesta,
y Baal pierda el abundante cebo;
297r aquí que, como en la gentil floresta
la linda primavera da mil flores
60 de beldad llenas con su mano presta,
van descubriéndose otras muy mejores
de· artes y de ciencias levantadas
que ilustran estos nuevos moradores.
Gramática concede sus entradas
65 a la ingeniosa puericia nueva,
que al buen latín sus ganas ve inclinadas;
gusto del bien hablar tras sí la lleva,
del lenguaje polido y bien sonante,
y en el bien escribir también se prueba.
70 La facunda retórica elegante,
para la persuasión tan de importancia,
con invención copiosa va adelante.
La música y su dulce consonancia,
que el buen oído con su son contenta
75 y no consiente dura disonancia,
y la aritmética, arte que acrecienta
a la unidad con números y entiende
la inmensidad del orbe por su cuenta.

589
EUGENIO DE SALAZAR

La ciencia dialéctica, que enciende


80 la cólera arguyendo y con porfía
la resolución cierta cornprehende.
Ya mide y proporciona geometría
y descripción universal nos muestra
la varia y general cosmografía.
85 También la astrología da la muestra
de fijeza y error en las estrellas
con la astronomía, que el juicio adiestra.
297v Y la moral filosofía entre ellas
sale dando preceptos memorables
90 y reglas justas de costumbres bellas.
La física descubre los notables
secretos de las cosas naturales
que en esta tierra hay muchos admirables.
Efectos hace contra los mortales
95 conflictos del humor que prevalece
la fuerte medicina en nuestros males:
ya enseña aquí si el accidente crece,
cómo se ha de salir del turbio estrecho
y corregir la sangre que podrece.
100 Ya aquí el canónico y civil derecho
los dos estados a regir enseñan
y a dar a cada uno su derecho.
De aquellos sueños ya que herejes sueñan
fundados en visiones de Lutero
105 con que a cerrados ojos se despeñan,
la ciencia que tornó el lugar primero,
la que de todas ciencias es princesa,
que enseña al uno y trino verdadero,
esa que la verdad sustenta y pesa,
110 comienza aquí a mostrar el grande engaño,
su errónea y pertinacia tan aviesa;

590
SILVA DE POESÍA

a descubrir el encubierto daño


y del saber la fuente más profunda
de donde mana el cierto desengaño;
115 al Criador Eterno en quien se funda
el bien que es bien y el bien que desengaña
con todo lo que en nuestro bien redunda.
Ya nos envía nuestra madre España
de su copiosa lengua mil riquezas
120 que hacen rica aquesta tierra extraña.
También Toscana envía las lindezas
de su lenguaje dulce a aqueste puesto
que en breve estará lleno de proezas.
Y ya acudiendo la Proenza a aquesto
125 su gracioso parlar le comunica
y presta de su haber un grande resto.
También llegó la griega lengua rica
a aquestas partes tan remotas de ella
y en ellas se señala y amplifica
130 la Nueva España: ya resuena en ella
el canto de las musas deleitosas
que vienen con gran gusto a ennoblecella,
y a las más claras fuentes sonorosas
y en los más altos montes florecidos
135 piden veneración las dulces diosas
cantando versos dulces y medidos,
diversas rimas con primor compuestas
que de armonía llenan los oídos.
Ya por los prados y por verdes cuestas
140 la ruda musa dulcemente suena
a las ovejas a la sombra puestas
y su zampoña, de malicia ajena
y del ornato de ciudad curiosa,
con cuerda sencillez su son ordena.

591

t
EUGENIO DE SALAZAR

145 Ya la elegía tierna y dolorosa


a tiempos triste movimiento hace
en los sucesos tristes muy llorosa.
298v Ya el epigrama breve nos aplace
con su agudeza y lépido conceto
150 que nos quita el enfado y le deshace.
Ya al preguntar y responder perfeto
las musas en diálogo se atreven
con gusto del oyente más discreto.
No faltan ya poetas que reprueben
155 con sátira mordaz y airado celo
a los que iniquidad y vicios beben.
El lírico cantar, que en alto vuelo
se eleva con mesura y dulce acento,
también recrea aqueste extraño suelo.
160 Y del heroico canto el henchimiento,
la variedad copiosa, ilustre y grave
ya comienza a tomar aquí su asiento.
Y el cómico, que bien lo bueno alabe
en representación sabrosamente
165 y las costumbres malas desalabe,
el bien y el mal nos pone allí presente
siguiendo el caso hasta el buen suceso
con que el atento pueblo gusto siente.
Y el trágico, al revés, muda el proceso
170 parando en caso triste y desastrado
para recuerdo y bien del pueblo avieso.
Aquí, famoso Herrera, han ya llegado
las delicadas flores que cogiste
en el Pierio monte celebrado
175 y los preciosos ramos que escogiste
en las floridas cumbres del Citeron
por quien famosa láurea mereciste;

592
SILVA DE POESÍA

que con su nueva luz resplandecieron


299r y con la gran flagrancia de licores
180 de Libetra y Castalia trascendieron.
Su peso, gravedad y sus colores,
su flor, su gala y gracia y su dulzura,
su blandura suave y sus primores
a todos los ingenios dan hartura,
185 admiran al profundo y dulce Apolo
que no ve en ellos consonancia dura,
de suerte que del uno al otro polo
a las divinas musas va igualando
tu suave y sonoro canto solo.
190 También Minerva queda aquí plantando
una universidad autorizada
do sus ciencias se van ejercitando,
y aun la tiene ya casi levantada,
poblada de doctores eminentes
195 y de una juventud bien inclinada
dotada de juicios excelentes,
de habilidad tan rara y peregrina
que parecen maestros los oyentes;
hija de aquella insigne salmantina
200 que a la de Atenas pasa en agudeza
de ingenios y ejercicios y doctrina.
Y aquí también comienza la fiereza
del fiero Marte ya a asentar su escuela
poblada de instrumentos de braveza:
205 rompiendo gruesas lanzas en la tela,
sufriendo el duro golpe en el torneo,
aunque el brazo y cabeza sienta y duela;
299v con gran destreza gobernar ya veo
la adarga y lanza y el feroz caballo
210 sin que el jinete haga lance feo;

593
Ali

EUGENIO DE SALAZAR

la pasta bien templada aquí la hallo


que hace al cuerpo muy fiel resguardo
con lustre que es contento de mirallo;
el corazón ardiente y nada tardo
215 para el arremeter en bravo asalto
con gran denuedo y corazón gallardo;
y así el más bajo estado y el más alto
en la milicia fuerte se ejercita
por no hallarse en ocasiones falto.
220 Aquí ya un clero que en bondad imita
y en veneración grave al de la Hesperia
y al enemigo muchas presas quita.
Aquí una gran metrópoli que Iberia
no la tiene mejor de donde mana
225 a muchos escritores gran materia;
donde la insigne iglesia mexicana,
con siete sufragáneas, loores canta
a la Majestad sola soberana.
Aquí la sacra religión levanta
230 sus religiosas órdenes, que explican
la divina palabra con fe santa,
y celosos ministros que predican
el evangelio de Jesús divino
con que las nuevas plantas frutifican.
235 Aquí ya la justicia abrió el camino
y su perpetua voluntad constante
da el derecho al extraño y al vecino.
300r Aquí halla consuelo el pleiteante,
el huérfano y la viuda son mirados
240 y el miserable pobre va delante;
porque en estos gravísimos estrados,
adonde el Rey de mí se sirve ahora,
son los que poco pueden amparados

594
SILVA DE POESÍA

por la Real Audiencia amparadora,


2 45
por el alto Virrey que nos gobierna
y está muy vigilante a cualquier hora,
con quien concurre la piedad superna
que a los altos jueces endereza
a rectitud entera y piedad tierna

250 y, por su bondad, quiere a su cabeza


los miembros obedezcan muy ganosos
y sus mandatos cumplan sin pereza.
Aquí, en estos principios venturosos,
son, pues, de grande efecto los escritos
255 de escritores muy doctos y famosos;
la ayuda de sujetos muy peritos,
flores de los ingenios más floridos
y prendas de varones eruditos;
obras de los maestros escogidos
260 de la segura y sólida doctrina
por quien son estimados y seguidos.
Por eso acá la juventud se inclina,
y los provectos más, señor Herrera,
a la lección, que a todo ingenio afina;
265 por eso con deseo acá se espera
de tu sabia Minerva el caudal rico
que de erudición llene aquesta esfera;
300v el vario y excelente multiplico
de tu varia doctrina provechosa
270 de que sin duda alguna testifico.
Después que de tu musa artificiosa
vi los suaves versos y canciones
y el estilo y ornato de tu prosa,

595

EUGENIO DE SALAZAR

la erudición de tus Anotaciones,


275 que tienen admirado al Nuevo Mundo
con su elegancia y sus resoluciones,
con su comento de saber profundo,
de todas facultades muestra clara,
en que perpetuos loores de ti fundo.
280 Bien mereció, por cierto, aquella rara
musa de nuestro ilustre Garcilaso
que tu fértil ingenio la ilustrara,
que de sus cultos versos cualquier paso
tú nos le interpretases y expusieses,
285 pues pasan tanto a los del culto Tasso;
que con tu fino esmalte lustre dieses
al oro de la rica poesía
y con tu clara luz la descubrieses.
Como en la honda mina donde el día
290 no entra ni del sol alguna lumbre
que muestre el metal rico donde guía,
metida la candela que lo alumbre
descubre luego la preciosa veta
que hinca al centro desde la alta cumbre;
295 y pues se apareció acá la cometa
de favorable aspecto y suerte diestra
de tu poesía y prosa tan perfeta,
301r y cual la linda Aurora que demuestra
la venida del día y asegura
300 la luz que alumbra la carrera nuestra;
así las obras tuyas, que ventura
hizo asomar al horizonte nuestro,
prometen otras llenas de hermosura:

596
SILV:A DE POESÍA

obras de peritísimo maestro,


305 de tan polida y bien cortada pluma
y de pincel tan delicado y diestro.
Aquí, donde imperó el gran Motezuma
y el máximo Filipe es hoy monarca,
envía más partes de tu grande suma;
310 de tu caudal, que ciencias mil abarca,
nos traiga ya el océano otra vuelta
antes del corte de la mortal Parca.
La presa ya del dulce néctar suelta,
que inunde y fertilice las estrenas
315 del Nuevo Mundo con verdad resuelta;
abre de tu saber las ricas venas
y de tu entendimiento y elocuencia
salga el rico licor de que están llenas.
No nos retiene el cielo su influencia
320 ni el sol sus rayos ni la tierra el fruto,
ni te querrás tú alzar con tanta ciencia
sin que pagues el feudo y el tributo
a Dios debido, que de su alta idea
te dio saber y hizo resoluto.
325 Que en el sujeto grato bien se emplea
el don de la doctrina y la agradece
el que con ella aprovechar desea.
301v Y si te hizo rico el que enriquece
de su sabiduría a quien le place
330 y con ella tu nombre así engrandece,
con tú gozarla no se satisface
si con largueza no la comunicas
que el bien de muchos mucho a Dios aplace.

597
EUGENIO DE SALAZAR

De tu virtud y de tus partes ricas


335 acepta opinión y clara fama
con que al loor loores multiplicas.
Asido estoy como de su árbol rama,
como atractiva imán a ti me llevas,
¡oh tela fuerte la que virtud trama!
340 No quiero otras señales ni otras pruebas
para escogerte por perpetuo amigo:
obligarme has si mi disignio apruebas.
Razón harás si, a lo que quiero y digo,
acudes con amor cual me le debes
345 de que mi corazón es buen testigo;
que si a aceptarme en tu amistad te atreves
no encontrarás con estropiezo alguno
por donde la recuses ni repruebes.
No te seré molesto ni importuno,
350 ni pediré lo que no sea honesto:
tu virtud quiero y otro bien ninguno.
Quiero tu voluntad y no otro puesto
metas en esta sociedad amiga:
yo voluntad y corazón muy presto;
355 que tú otro yo y yo otro tú me diga;
que te ame yo de veras y tú me ames;
mi sombra a ti y a mí tu sombra siga;
302r que yo tu amigo y mío tú te llames,
que sabrás como sabio muy bien serlo.
360 Nunca me olvides, nunca me desames,
que yo prometo, ¡oh Hernando!, merecerlo.

598
SILVA DE POESÍA

228
SONETO EN QUE DECLARA EL AUTOR DÓNDE
N CIÓ, DÓNDE SE CASÓ, DÓNDE ESTUDIÓ, DÓNDE
A
SE HIZO LICENCIADO, DÓNDE DOCTOR Y TODOS
LOS OFICIOS QUE TUVO

Nací y casé en Madrid. Criome estudiando


la escuela Complutense y salmantina;
licencia me dio la seguntina;
la mexicana, de doctor el mando.

5
Las salinas reales fui juzgando,
puertos de raya a Portugal vecina;
juez pesquisidor fui a la cantina
y estuve en las Canarias gobernando.
Oidor fui en La Española y Guatemala
10 me tuvo por fiscal; y de allí un salto
di en México a fiscal y a oidor luego.
De allí di otro al tribunal más alto
de Indias, que me puso Dios la escala.
Allí me abrase su divino fuego.

229
302Y ROMANCE EN VOZ DE CATALINA EN
UNA AUSENCIA LARGA ULTRAMAR DEL
AUTOR SIENDO DESPOSADOS Este romance se
ha de poner en
la primera parte.
Descríbese en esta primera parte el
crepúsculo de la mañana hasta donde
aparece esta señal o

Cuando la hermosa Aurora


dejaba en el lecho helado
a Titán, su anciano amigo,
que fue en beldad extremado,

599
EUGENIO DE SALAZAR

5 y haciendo con bella gracia


el oficio acostumbrado,
con su luz y hermosura
salía el mundo alegrando;
y el rubio Febo también,
10 en su radiante carro
la altura de los montes
y de las cumbres rayando,
corriendo la posta aprisa,
por el oriente asomando;
15 y el lucero, su guion,
delante centelleando;
y de la encumbrada luna
el círculo plateado
poco a poco se escondía
20 huyendo del sol dorado;
y las lucientes estrellas
ya se iban retirando,
salía la claridad
las tinieblas desterrando,
25 y el claro y alegre día
a la noche ahuyentando.
303r Cuando los corrientes ríos
de arboledas adornados
muestran de bruñida plata
30 sus licores y bordados;
y en ellos, con hermosura,
los árboles transplantados
y las fuentes y arroyuelos
de los montes descolgados
35 su claro cristal descubren
y sus cursos dilatados
lavando los limpios guijos,
las arenas blanqueando;
cuando los montes y valles
40 y los extendidos prados
manifiestan sus colores

600
SILVA DE POESÍA

verde, blanco y naranjado,


azul, prieto y amarillo,
rojo, pardo y encarnado,
45
turquesco, color de cielo,
lo morado y lo leonado;
cuando de la blanca rosa
se abre el pabellón cerrado
y brota entre puntas verdes
50 el bel clavel colorado,
la azucena y el jazmín
descubren su lustre blanco
y la morada violeta
con el alelí morado;
55 y los campos hacen muestra
de sus galas a lo claro
obradas con mil matices
y rocío aljofarado;
y salía de madrugada
60 el lindo y lucido mayo
mirando con bellos ojos
cuanto Dios tiene criado;
cuando las veloces aves
303v dejan los nidos amados
65 y con presurosas alas
el aire van azotando
la comida a sus pollitos
por todas partes buscando;
y el suave ruisef10r
70 y el cenzontle están cantando
de pies en las verdes ramas
del árbol verde y lozano,
y el canario y sirguerico
y calandria levantando
75 al cielo sus dulces voces
al señor de él están dando
mil gracias y mil loores
sus grandezas pregonando;

601
EUGENIO DE SALAZAR

cuando de los animales


80 cada uno despertando
se sale a gozar del día,
que le viene ya avisando
vaya a buscar su sustento
por el risco y por el llano;
85 y los pastores despiertan
y rodean sus ganados
y saltan los corderillos
con la luz regocijados
por las floridas laderas
90 y por los herbosos prados;
cuando los que van abriendo
el elemento salado
en las naves temerosas
por aquel profundo lago,
95 dan gracias a Dios del cielo
que la luz les ha enviado
y mientras carecen de ella
la están siempre deseando;
304r y cuando el ansioso enfermo
100 de dolores aquejado
al claro romper del alba
se siente más aliviado a,
la preciosa Catalina,
llena de pena y cuidado
105 por la ausencia de su amor,
de su esposo deseado,
deja el solitario lecho
con congoja y sobresalto,
que Amor quiere que no duerma,
110 que esté despierta y penando.
Y miró de una alta torre
de donde se vía el campo,
los caminos y veredas
por ver si los viene hollando

602
SILVA DE POESÍA

aquel que ella más amaba,


aquel que ella está esperando.
Y no le viendo venir,
profundos sospiros dando
del centro del blanco pecho
120 y del corazón sacados,
lágrimas, cristales puros,
comenzó a echar destilados
de aquellas fuentes del sol,
de aquellos ojos rasgados
)25 que las encarnadas rosas
de sus mejillas bañaron.
Y aunque enjugarlos procura
con sus cabellos dorados,
el flujo de sus pasiones
130 no dejaba restañarlos.
Y así con sus albos dientes
y sus labios colorados,
que a las perlas y rubíes
podían ser igualados,
304v 135 y con su suave lengua
estas voces ha formado
quejándose de su suerte
y de su penoso estado:
-¡Ay!, ¿cómo tardas, amigo?,
140 ¡ay!, ¿cómo tardas, amado?,
¡ay tiempo pesado y triste!,
¡ay tiempo triste y pesado!,
en mi favor no te mueves,
en mi daño vas volando.
145 ¡Ay!, que siempre tarda el bien,
¡ay!, ¿cómo tardas amado?
Saliste por pocos días,
detiéneste muchos años:
temo que por mi desdicha
150 el mar se te haya cuajado.
Sin ti tan triste es mi vida

603
r
1

EUGENIO DE SALAZAR

que deseo verla al cabo


que yo, ¿para qué la quiero
pues que la paso llorando?
155 Mas concédame fortuna,
si lo permite mi hado,
que mis ojos antes vean,
libres de pena y cuidado,
esa tu gentil persona
160 que tanto yo quiero y amo;
que si lícito me fuera
por el mar me echara a nado,
que pues no buscas tu Hero
yo me hiciera Leandro,
165 y si en las ondas muriera
muriera por ti de grado.
¡Ay!, ¿cómo tardas, amigo?,
¡ay!, ¿cómo tardas, amado?
Mi alma allá fue contigo:
170 tenla, amor, a buen recaudo,
pues que yo en mi corazón
te tengo tan bien guardado.
305r No olvides a quien no olvida,
no pierdas de mi cuidado,
175 que no olvida su leal prenda
ningún corazón honrado.
No descaya tu afición,
ama a quien te ama y ha amado,
que cualquiera pecho noble
180 se tiene por obligado
a pagar aquesta deuda
y hacer en amor el pago.
No dejes a quien no deja
de estar siempre a tu mandado,
185 no perturbes la ventura
que en dárteme Dios me ha dado,
que de nada bueno gozo
no viendo mi enamorado.

604
SILVA DE POESÍA

¡A}'-,1 ¿como
' . ?
tardas, amigo.,
¡ay!, ¿cómo tardas, amado?
Norte, que eres del mar guía,
ven su aguja enderezando.
Tú, poderoso Neptuno,
que sobre el mar tienes mando,
195
allana las altas olas
con tu tridente sagrado.
Y tú, Nereo, dios marino,
ven su navío ayudando.
Traedle en hombros, delfines,
200 como le pongáis en salvo.
Engañadoras sirenas,
que habéis engañado a tantos,
no permita Dios del cielo
le detengan vuestros cantos.
205 Vientos, sedme favorables,
no os tenga yo por contrarios,
traedme ya mi tesoro
y mi bien tan deseado:
305v Favonio, sopla en sus velas
210 con soplo en popa y templado;
no me le ofendas Vulturno,
Áfrico, no estés airado,
no le metáis por bajíos
ni en doblar prolijos cabos,
215 no encalle su nave en sirtes
ni toque en duros peñascos,
no le levantéis tormentas
ni alteréis el mar salado
que bien bastan las que pasa
220 este pecho atormentado.
¡Ay!, ¿cómo tardas, amigo?,
¡ay!, ¿cómo tardas, amado?

605
EUGENIO DE SALAZAR

230
JEROGLÍFICAS

Para las exequias que hizo la Real Audiencia de México en la muerte del C
Rey de las Españas don Filipe Segundo, compuso el autor las jeroglíficas sig 0lico ª�
y las más de las autoridades de la escritura que en ellas se ponen se aplicalltente$
sentido tropológico sacadas de su propia significación y sentido y aplicadat �n el
tólico Rey defunto y al ínclito nuevo rey don Filipe Tercero, único hijo y suª Ca.
y a España y a la Nueva España. cesor1

JEROGLÍFICA Iª

Pintó una ave Fénix nueva en su nido donde, de los Por ser el ave Fénll(· ,
huesos y médulas de la ave Fénix muerta, se había en el mundo aludienun1ca
dºª
formado, con una letra encima que decía: . u1aridad.
esta smg

Misertus es autem duobus unicis. Tobiae, c. 8.


Y debajo, otra letra en vulgar que decía:

Una acabó y otra queda


de su substancia formada
tan grande y tan estimada.

231
306r [JEROGLÍFICA] 2ª

Pintó una águila caudal con un pico muy corvo y presas grandes para denotar
mucha edad en ella, que con el vuelo casi llegaba a la región del fuego; y encima
una letra que decía:

Renovabitur ut aquila iuventus mea. Psal. 102.


Y debajo, otra letra en vulgar que decía:

Fue en Filipe renovada


la juventud y caudal
del águila imperial

606
SILVA DE POESÍA

y la suya transformada
en otro Filipe tal.

232
[JEROGLÍFICA] 3ª

pintó un sol al oriente cuyos ramos llegaban al occidente denotando por este sol
al católico rey don Filipe segundo, y encima una letra que decía:
Sol egressus est super terram.
Genesis, c. 19.
y debajo, otra letra en vulgar que decía:
Alumbró con claros rayos
este sol resplandeciente
desde el oriente al poniente.

233
[JEROGLÍFICA] 4ª

Pintó a Hércules sustentando el cielo en sus hombros para denotar la carga que el
Católico rey Filipe sustentó de tantos reinos y estados, de tantas guerras por tierra
ypor mar y la carga de la Iglesia Católica, cuya defensa vino a quedar en sola su
leal persona y poder. Y encima una letra que decía:

Iuxta officium et onera sua, sicut praeceperat ei Dominus.


Numeri, c. 4.
Y debajo, otra en vulgar que decía:

Hércules sostuvo el cielo


y Filipe, en paz y en guerra,
el cielo, el mar y la tierra.

*
607
EUGENIO DE SALAZAR

234
[JEROGLÍFICA] S ª

Pintó al dios Jano con sus dos caras, que con la una miraba al tiempo Pas d
llevaba al Católico rey don Filipe segundo delante de sí y con la otra rn� 0 que
tiempo que venía y traía al ínclito rey don Filipe tercero armado de ricatªba al
con corona sobre el timble noble; y encima una letra que decía: ai-lll&s,

306v Et ipse mutat tempora et aetates; transfert regna,


atque constituit. Danielis, c. 2.
Y debajo, otra en vulgar que decía:

A ambos Filipes miro:


al que fue y al que es ahora,
por el pasado suspiro
y el presente me enamora.

235
[JEROGLÍFICA] 6ª

Pintó un templo sostenido en un pilar solo al cual abrazó la muerte y le quebró, y


un ángel que estaba poniendo otro pilar en lugar del primero en que este templo,
que significaba la Iglesia Católica, se sustentaba, significando por el pilar que la
muerte quebró al católico rey Filipe segundo y por el pilar que el ángel ponía al
invictísimo rey Filipe tercero; y una letra encima que decía:

Da mercedem sustinentibus te. Ecclesiastici, c. 36.


Y debajo, otra en vulgar que decía:

De la Iglesia el pilar fijo


derribó la dura muerte,
mas Dios puso otro tan fuerte
que es de tal padre tal hijo.

608
SILVA DE POESÍA

236
[JEROGLÍFICA] 7ª

. tó a1 nuevo Rey enlutado, con su corona en la cabeza y cetro en la mano, sen­


su real silla y algunos criados en pie, las cabezas descubiertas, y la justicia
1p:�� en
b e a de manto, y todos de luto sustentándose sobre su espada, y muy llorosa
rt
' ¡11o que mostraba gran dolor por la muerte del Rey, su padre; y encima una letra
o de la misma justicia que decía:
e.'ºn v z
Et faciebat iudicium atque iusticiam cuneta populo suo.
Paralipom. 1, c. 18.

y debajo, otra en vulgar, en nombre del nuevo Rey, que decía:


Justicia, no te desmaye
ver muerto tu valedor
que yo soy su sucesor.

237
[JEROGLÍFICA] 8ª

Pintó el globo del mundo y una escala que afirmaba sobre él y llegaba al cielo y
el católico Rey defunto, que con una letra en el pecho /307r/ que decía: Fe, y una
cruz en la mano con una letra en ella que decía: Seña, había subido por la escala y
estaba de pies en la entrada del cielo; y decía una letra de encima:

Induti loricam .fidei. Paulus ad Thessaloni., c. 5.

Y otra que decía:

Vicit leo. Apocalypsis, c. 5.


Y otra que decía:

Habentem signum Dei viví. Apocalypsis, c. 7.


Y abajo otra en vulgar que decía:

609
EUGENIO DE SALAZAR

Con peto de fe muy viva


y la seña de victoria,
subió por la escala arriba
y ganó el fuerte de gloria.

238
[JEROGLÍFICA] 9 ª

Pintó la procesión del entierro del buen Rey cuando le llevaban a sepult ar· y
' en.�
�����

Num Dei possumus resistere voluntati? Genesis, c. 50.


Y abajo otra en vulgar que decía:

Triste y aciago día


para nos,
pero si lo quiso Dios ...
En la primera parte de la letra se denota la gran pérdida que vino a España con
la muerte de tan buen Rey y señor y el gran sentimiento y amor y lealtad de los
españoles para con él. Y en las postreras palabras que dicen: Pero si lo quiso Dios...
dichas interrogativamente y quedando con ellas la oración suspensa, se denota la
gran cristiandad de la católica España que, con sentir cuán grande es esta pérdida,
se consuela conformándose con la voluntad de Dios, que lo quiso.

239
[JEROGLÍFICA] 10ª

Pintó a Dios padre en el cielo en su divino trono y a san Filipe y Santiago, patrón
de España, hincados de rodillas ante el /307v/ acatamiento divino y en med io de
los dos el ánima del católico Rey que ambos la ofrecían el Eterno Padre; y una letra
encima que decía:

610
SILVA DE POESÍA

Qui fecit te sine te non salvabit te sine te. Augustinus.


. º otra en vulgar que decía:
'{ deba} '
Grandes son los dos padrinos,
mas Filipe alaba a Dios
que ha salvado a vos por vos.

240
[JEROGLÍFICA] 11 ª

p·ntó una palma atravesada y cargada encorvada hacia arriba contra la carga, que
e;ta palma significaba al católico Filipe segundo; y encima una letra que decía:
Quasi palma exaltata sum. Ecclesiastici, c. 24.
y debajo otra letra en vulgar que decía:
Mientras más cargas tuvistes
on en el suelo
los más levantado hacia el cielo.

da
241
da,
(JEROGLÍFICA] 12ª

Pintó una corona y el alma del buen Rey que la tenía debajo de los pies, con una
letra encima que decía:

Pedibus conculcabitur corona superbiae. Esaiae, c. 28.


· ón Y abajo, otra en vulgar que decía:
de
tra Ya os llegó el dichoso cuando,
Filipe, vuestra cabeza
se descargó de la pieza
que están vuestros pies pisando.

611
EUGENIO DE SALAZAR

242
[JEROGLÍFICA] 13 ª

Pintó a Atlas que dejaba la carga de los cielos en los hombros de Bérc
por Atlas, que dejaba la carga, se denotaba el Filipe segundo y por Bér Ules, %i
la tomaba, el gran Filipe tercero; y encima una letra que decía: cutes, q1¡
c
Alter alterius onera portate. Paulo ad Galatas, c. 6.
Y abajo otra letra en vulgar que decía:

308r La carga del reino y ley


de que Filipe salió
bien supo el prudente Rey
en qué hombros la dejó.

243
[JEROGLÍFICA] 14ª

Pintó el alma del católico Rey, coronada de palma y con un ramo de palma en la
mano, que la subían dos ángeles al cielo con dos letras encima que la una decía:

Illi iustitiae palmam dabunt. Deuteronom., c. 25.


La otra decía:

Veruntamen in tempore senectutis suae doluit pedes. Et dormivit cum


patribus suis, et sepultus est cum eis in civitate David patris sui.
Regum, 3, c. 15.
Y debajo otra letra en vulgar que decía:

Edad, enfermedad, graves cuidados,


el gran peso del cetro y la corona
dieron con la persona
del gran Filipe en tierra conjurados,
más la valerosa alma
venció y se lleva la gloriosa palma.

612
SILVA DE POESÍA

244
[JEROGLÍFICA] 15 ª

. tó un templo, en significación del de San Lorenzo el Real que el católico rey


e ptf¡có, y en él a Jesucristo, y el glorioso San Lorenzo, hincado de rodillas, seña­
e
fáJldole �J ánima del católico rey que también estaba hincada de rodillas, con una
c ma:
Jetra en i
Apud te laus mea in ecclesia magma. Psalmo 21.

y de bajo, otra letra en vulgar en nombre del glorioso mártir que decía:
Con nombre mío para loor vuestro,
edificó Filipe este alto templo:
premiad, Señor, un tan insigne ejemplo.

245
[JEROGLÍFICA] 16ª

la Pintó una caja de plomo en figura de la en que fue metido el cuerpo del católico
rey don Filipe y junto a ella la /308v/ muerte en pie con su guadaña en la mano
derecha y con el dedo de la siniestra señalando la caja; y tenía encima esta letra:

Nudaverunt eum tunica talari et polymita, miseruntque eum in cis­


ternam veterem. Genesis, c. 37.
m Y abajo tenía un epitafio que decía así:

5. Filipe, aquel real y gran monarca


que en el orbe universo no cabía,
metido está y cerrado en aquesta arca
de plomo, y su grandeza y gallardía
que aun otra mayor cosa
hizo la muerte fuerte y poderosa.

613
EUGENIO DE SALAZAR

246
[JEROGLÍFICA] 17ª

Pintó una bóveda o carnero donde se depositan los cuerpos muertos cen·ad
puerta en figura de la en que fue depositado el cuerpo de católico rey defu.nto a la
muerte a un lado en pie sefíalando la bóveda con una mano y con su guadai: la
la otra; y una letra encima que decía: en

Horno vero cum mortuus fuerit, et nudatus atque consumptus, ub


1·1
quaeso, est? Job, c. 14.
Y debajo una letra en vulgar que decía:

Al que de un polo al otro fue temido,


amado y acatado;
al que en la tierra y mar fue obedecido,
muerte le tiene echado
en el carnero, solo y olvidado.

247
[JEROGLÍFICA] 18ª

Pintó un túmulo muy alto y autorizado y encima una letra que decía:
Iamque Iacob extenderat in monte tabernaculum. Genes., c. 31.
Y debajo una deprecación en vulgar que decía:
Muy chicos son los túmulos del suelo
del grande goce el gran Rey en el cielo.

248
309r [JEROGLÍFICA] 19ª

Pintó a Dios Padre en el cielo y el ángel de la guarda hincado de rodillas ante su


majestad divina dándole con la mano derecha una cruz que tenía escrito un título
que decía: Llaves, y llegando con la mano izquierda el alma del Rey católico, hin-

614
SILVA DE POESÍA

d rod illas y plegadas las manos, como que se la entregaba a Dios el ángel,
cada e que decia:
1etra encima
. ,
con una
Reddite ergo quae sunt Dei, Deo. Marcí, c. 12.
y debajo otra letra en vulgar que decía:
A ti, rey soberano,
entrego aquesta llave y el castillo
de que he sido en Castilla castellano
que, aunque combatillo
s el enemigo fuerte ha procurado
con su poder e ingenios por ganarle,
no ha podido entrarle
que tu divino muro le ha guardado
y, pues le entrego libro y sin ultraje,
10 dame por libre, Dios, de mi homenaje.

249
[JEROGLÍFICA] 20ª

Pintó la Nueva España en figura de una mujer venerable cubierta de luto con as­
pecto muy triste derramando lágrimas; y encima una letra que decía:

Filius, qui nascetur tibi, erit vir quietissimus. Paralipom., c. 22.


Y debajo otra letra en vulgar lamentándose la Nueva España en un soneto que en
los tercetos correspondió a la letra de arriba:

309v SONETO
Llegó ya el fin de aquel gozoso estado
en que esta España Nueva en vos vivía;
llegó, ¡ay Filipe!, aquel penoso día
que en vuestro fin me estaba aparejado.
s El término que puso el triste hado
a mi ventura grande y alegría

615
EUGENIO DE SALAZAR

cumplido es ya y el bien que en mi se vía,


por ser yo vuestra, todo es acabado.
Mas tengo en Dios firmísima esperanza
10 que el que sucede en vuestro nombre claro
ha de enjugar mis lágrimas ardientes
y ser un grande príncipe y tan raro
que él ha de reparar esta mudanza
y lo que pierden hoy todas las gentes.

250
[JEROGLÍFICA] 21 ª

Pintó a la España antigua en figura de una mujer valerosa armada de peto, espal­
dar, gola, brazales, celada y escarpes, espada ceñida y la lanza arrimada cerca de
ella; de la cintura abajo un ropaje de mujer bien trazado de luto, una cruz en el
peto hincado un codo sobre un bufete cubierto de negro y puesta la mano en la
mejilla como que se estaba lamentando por la muerte del católico rey Filipe; con
una letra encima que decía:

Vox in excelso audita est lamentationis, luctus, et fietus Rachel ploran-


tis filios suos, et nolentis consolari super eis. Ieremiae, c. 31.
Y debajo, en vulgar, estaba la lamentación de España en la sextina siguiente:

310r SEXTINA
Llegó ya el triste y tan temido día
de la creciente del ansioso lloro
que inunda toda la afligida tierra,
del congojoso y fatigoso luto
s de que me cubre la llorosa muerte
del gran monarca que me llevó el cielo.
Mis llantos rompan el más alto cielo
y mis gemidos lleguen este día
al mandador de la penosa muerte;

616
SILVA DE POESÍA

10 llegµe a mi Dios mi lastimero lloro,


pues fue servido encubertar de luto
mis verdes campos, mi florida tierra.
¡Oh gran Filipe, que tu amada tierra
estás mirando del Empirio cielo
15 cubierta toda de pesado luto!,
¿por qué me diste tan amargo día?,
¿por qué me dejas en perpetuo lloro?
¡Ay rigurosa, ay dura, ay cruda muerte!
De vida eterna fue tu ansiosa muerte
20 principio y paso de la estéril tierra,
del valle triste del copioso lloro
al gozo eterno del divino cielo,
1- a la holganza del eterno día,
le dejad mis hijos el lamento y luto.
el
la 25 Mas, ¡ay Filipe!,_¿quién dejará el luto
1n habiendo visto que la airada muerte
me ha metido en el nubloso día
que con su escuridad cubre la tierra
1- y me privó del sol que me dio el cielo
30 y aquestos ojos me resuelve en lloro?
310v ¿Quién dejará, rey mío, el justo lloro?
¿quién tan honesto y tan debido luto
si no goza de verte allá en el cielo
donde no sube la atrevida muerte?
35 ¡Oh Dios!, alegre tu española tierra
pues la dejas luz nueva y nuevo día.
Baje a la tierra del excelso cielo
contra esta muerte un permanente día
que agote el lloro y me descargue el luto.

617
EUGENIO DE SALAZAR

251
[JEROGLÍFICA] 22 ª

Pintó un sol que se trasponía en el occidente, que significaba al rey Filipe se


que moría, del cual salían ocho rayos que denotaban las virtudes y do tes g:Undo
que tuvo de cristiandad, sabiduría, justicia, clemencia, magnanimidad, va10:U<l�s
mosidad y liberalidad, en cada rayo escrito el nombre de una virtud de est' an\.
estos rayos herían y reverberaban en un monte muy verde y florido que sign ifi: ·b�
s

el nuevo rey Filipe tercero, su ínclito hijo y sucesor, y así el monte tenía en/ a
un título que decía «Filipmón», nombre compuesto de Fil.ipe y monte; y la l��:
de encima decía:
Et ut refulsit sol in clypeos aureos, et aereos, resplenduerunt monte
ab eis, et resplenduerunt sicut lampades ignis. Machabeor. 1, c. 6 s
Y debajo otra letra en vulgar que decía:

Ya aquel resplandeciente
sol de rayos lumbrosos
que con su clara lumbre nos cubría
entra en el occidente
s dejando muy llorosos
los ojos que él llenaba de alegría,
mas no se acabó el día
a los que en Dios esperan
que en el florido monte de su nombre
10 florece su renombre
y sus lustrosos rayos reverberan.
Estas jeroglíficas se
continúan y acaban atrás,
en las hojas 203 y 204.

618
SILVA DE POESÍA

252
EPISTOLIO DE PABLOS GONZALO A SU LORENZA

Salud envía a ti, cruel Lorenza, Importunó al autor un su


tu fuerte servidor Pablos Gonzalo amigo le compusiese una
a quien tú das tan poca que es vergüenza. epístola para una dama a
quien servía significando
5 Tristecillo me ves y medio malo, el amor de él y quejándose
¿no te dueles de mí, dura enemiga? de la crueldad de ella y
aun amenazándola con
Sin duda el corazón tienes de palo. que se quería despedir de
Por cierto, no sé qué de ti me diga su servicio y; el autor, por
burlarle y porque no le
si tienes siempre el corazón tan duro importunase más en casos
10 teniendo ya tan blanda la barriga. semejantes, le envió estos
tercetos cuyos atributos
Por tu cabello aljofarado juro, no dejaban de cuadrar a la
por tu redonda cara y sus colores, dama y también los nom­
hijas y amigas de buen blanco puro, bres se derivaron de los
verdaderos de él y de ella.
que si ya no te duelen mis dolores
1s de hoy más a mí no me ha de doler cosas
y que he de dar al diablo los amores.
Bien ves que paso vida trabajosa
y este trabajo no me da desgusto
sufrido por Lorenza, la hermosa,
mas, cuerpo de Dios, ¿no sería justo,
20 pues mis ojos contino están despiertos
viendo tu resplandor con tanto gusto,
los tuyos estuviesen más abiertos
para mirar a tu Gonzalo a ratos
pues no por eso se harían tuertos?
25 que si con otra yo tener mis tratos
quisiese, hallaría por aventura
los gustos y favores más baratos,
mas como ya me tiene tu hermosura
trabado con trabón, como caballo,
30 pasa mi corazón su calentura

619

EUGENIO DE SALAZAR

311v y a ti muy fría por mis pecados hallo,


que eres muy ingratona y muy duraza
y lo demás que por mi honra callo.
Mirándote me corre la babaza
35 que, en viendo tu grandeza, me embeleso
según eres de gorda y de grandaza.
No te suplico yo me des un beso
que no quiero meterme en ese lazo
ni ahora estoy tan muerto por aqueso,
40 mas, si quisieres darme algún abrazo,
no se te hundirá por eso el pecho
ni se te quebrará por eso el brazo.
Mira que yo estoy lleno de despecho
y tú rolliza y muy contenta y sana,
45 llena de enjundia tú y yo muy deshecho.
No estés porque soy tuyo tan ufana
que si tu amor no paga mi servicio
hallarme has hoy y no me habrás mañana.
Mi corazón te ofrezco en sacrificio,
50 ¡oh si me le guardases en el tuyo!,
libre de todo vicio y de fornicio.
De miedo que te tengo, de ti huyo
algunas veces porque no me mates,
¿ quién gusta de matar un rufo suyo?
55 Cosa es donosa que, aunque mal me trates,
nunca he podido dar en no quererte
si de esta vez no salgo de debates.
Mil veces he tragado ya la muerte
sin que me des jamás un dulce trago,
60 beber amargo siempre es cosa fuerte.
Por contentarte mil embustes hago
y todos mis cuidados son perdidos:
cual ellos y tú sois, tal es mi pago.

620
SILVA DE POESÍA

¡Ay, que no oyes, sordona, mis gemidos


ni ves que este costado se me encona
y dentro me estás dando mil latidos!
Por ti me visto y calzo a la balona
y me llegan las ligas casi al suelo
porque te agrades más de mi persona;
70 por ti vivo sin gusto y sin consuelo
y más si tengo hambre y no sé ofrece
una libra de pan del suelo al cielo;
por ti sabe mi Dios lo que padece
aqueste corazón que se me abrasa
75 aunque en la cara no se me parece.
Y más Lorenza si te veo en casa
y luego no te veo y te traspones
como agalla sutil de pasapasa.
Estemos a razón y no a razones:
80 ¿por qué no me amas tú pues yo te adamo?
Pues no me entono yo, no te me entones
que en tu servicio corro más que un gamo
y tú vives de mí tan descuidada
que mi trama de amor ya la destramo.
85 Y pues en mi favor estás pesada
yo quiero en tu servicio estar pesado
y que mi poco amor se vuelva en nada.
Que ya de tu belleza estoy cansado
y tus pesados tercios me desmayan,
90 que mucha carne y fofa es mucho enfado.
Vengan contentos, pesadumbres vayan,
bueno es dejar en mano a otros la rienda;
que mueren por tu gracia: allá se lo hayan.
Y pues se va acabando esta contienda,
95 cruda Lorenza, y ya te deja Pablos,
otro te tome, amor, que no te entienda,
o tómente, amor mío, cien mil diablos.

621
EUGENIO DE SALAZAR

253

312v A LA NAVEGACIÓN DEL NIÑO JESÚS QUE PARA LA


FIESTA DE SU GLORIOSA NATIVIDAD COMP USO EL
PADRE JUAN DE CIGORONDO, DE LA COMPAÑÍA DE
JESÚS, RECTOR DEL COLEGIO DEL SEMINARIO DE
MÉXICO

SONETO

Las voces dulces, tiernas y piadosas


de vuestra musa ardiente y levantada
podrían endulzar la mar salada
y detener sus olas más furiosas,
s pero aquellas entrañas amorosas
del Niño Dios, que vienea hacer su entrada
en mar de amor, con penas alterada
y con sangrientas ondas congojosas,
no pararán hasta tomar la altura
10 de nuestra redención que Él trae a su cargo
y en limpio puerto de la cruz dar fondo.
¡Cuán bien este discurso tan amargo
y tan dulce nos muestra en su pintura
vuestro pincel divino, oh Cigorondo! En esta 2ª parte quedan
dos hojas blancas.

622
TERCERA PARTE DE LA SILVA DE POESÍA
QUE CONTIENE LAS OBRAS DE DEVOCIÓN
DEL AUTOR, DIVIDIDAS EN TRES PARTES
PRIMERA PARTE DE LA TERCERA
EN QUE ESTÁN LAS OBRAS PASTORILES

254
CANCIÓN SEXTINA AL PADRE ETERNO
OFRECIÉNDOLE LAS OBRAS DE ESTE LIBRO Y LAS
DEMÁS

Criaste cielo y tierra y agua y fuego,


el aire, las estrellas, sol y luna,
la sierra y monte y campos con su fruto,
los animales brutos, noche y día,
5 ¡oh gran Criador!, y todo para el hombre
y al hombre, al fin, para le dar tu gloria.
¿Qué te podré yo dar, ¡oh Rey de gloria!,
sino pavesas de tu grande fuego
Tú, siendo Dios, y yo de tierra un hombre?
10 Toma lo que he cogido con la luna
y a ratos cuando nace el claro día
pues es de tus frutales propio fruto.
314r Tú, largo Dios, me diste aqueste fruto
y espero me darás después la gloria
15 donde veré sin fin alegre día.
Abráseme, Señor, tu ardiente fuego
porque más clara y linda que la luna
mi alma suba a verte, gran Dios y hombre.
¿ Cuál digno don a Dios dar puede el hombre
20 si no le ofrece y da su mismo fruto?
La claridad del sol y de la luna,
aquel inmenso don de eterna gloria,
¿con qué lo pagará ni el claro fuego
que Dios pone en su alma cualquier día?
25 Recibe, pues, Señor, en este día
los versos y cantares de un bajo hombre

625
f
EUGENIO DE SALAZAR

que los compuse a luz de tu alto fuego.


recibe de mí, indigno, el poco fruto
con que a ti solo doy loor y gloria.
30 Los cielos te la den, el sol y luna.
Cuando se muestra la serena luna
y cuando el claro sol nos hace día,
concédeme Señor aquesta gloria
mayor del merecer de cualquier hombre
35 que en mí produzcan saludable fruto
los celestiales rayos de tu fuego.
Vete canción del hombre al Dios de gloria,
vete abrasando, ¡oh fruto!, en aquel fuego
más claro que la luna y más que el día.

255
314v ALPRIMER GLORIOSO SANTO E UGENIO MÁRTIR,
MI PATRÓN Y ABO GADO, PRIMER ARZOBISPO QUE
F UE DE TOLEDO, SUPLICÁNDOLE ME FAVOREZCA
ANTE LA MAJESTAD DIVINA PARA QUE ACEPTE EL
PEQUEÑO PRESENTE DE MIS OBRAS

SONETO

Bendito Eugenio del Señor amado,


primer pastor del toledano ejido,
del alto Rey de Reyes favorido
y en celestial asiento colocado.
s Mete mi petición, sé mi abogado,
ante el gran Rey a quien mercedes pido,
que en tu majada y día fui nacido
y con tu santo nombre confirmado.
Ayúdeme, gran santo, tu privanza
10 para alcanzar favor del Rey de gloria
que dé valor a aquestos mis sudores.

626
SILVA DE POESÍA

Que tú teniendo ante Él de mí memoria,


espero saldrá cierta mi esperanza
que alcanzaré favor por ti y favores.

256
SONETO INVOCANDO EL FAVOR DIVINO
;1sr
Aquella luz divina tan lumbrosa
que a las tinieblas hace mediodía
alumbre mi juicio y fantasía
en esta estancia triste y tenebrosa.
5 Y la preciada sangre gloriosa
que por la cruz altísima corr(a
hincha de su virtud la vena mía
y de fertilidad substanciosa.
Alumbra mis sentidos y mi musa,
.10 ¡oh Redentor del mundo!, con tu fuego
porque mis cantos salgan encendidos.
Da clara vista a mi sentido ciego
y haz que de tu gracia en él infusa
y tu valor mis versos sean validos.

257
315v A NUESTRA SEÑORA INVOCANDO EL
FAVOR DIVINO

CANCIÓN SEXTINA

Con cuánta gana la amorosa madre


escucha el dulce gorjear del hijo
que en sus oídos es la misma gracia
y por pagarle aquel gustoso gusto
s saca la teta del cerrado seno
para le dar su sangre en blanca leche.

627
EUGENIO DE SALAZAR

Dame de tu favor suave leche,


¡de pecadores, oh benigna madre!,
dame el amor de tu bendito seno
10 pues, aunque indigno, soy también tu hijo.
Mi gorjear merezca darte gusto
y que le alcances tu graciosa gracia.
¡Oh madre de Dios llena de alta gracia!,
tu pecho abunda de esta pura leche,
15 danos con ella azucarado gusto
haciendo oficio de piadosa madre
y ruega , ¡oh Virgen!, a tu caro hijo
me dé el calor de su divino seno.
De la abundancia del profundo seno,
20 de su saber y su infinita gracia,
ponga en mi canto tu precioso hijo
por el valor de la excelente leche
que a tus pechos mamó, sagrada madre,
porque proceda del sabroso gusto.
316r 25 ¡Oh qué dulzura!, ¡oh qué agradable gusto
procede y mana del virgíneo seno
de la María santa, virgen, madre!,
¡oh caja do se encierra tanta gracia!,
¡oh vaso lleno de amorosa leche:
30 es leche, en fin, de madre de tal hijo!
Mi lira toque tu celestial hijo,
ponga en mis versos deleitable gusto
por el que a Él le dio la dulce leche
que en su niñez halló en tu santo seno
35 y pues con Él jamás te falta gracia,
mi musa le encomienda, ¡oh pía madre!
Así como dio leche de su seno
la gloriosa
* madre a su Dios hijo,
te dé, canción, el gusto de su gracia.

628
SILVA DE POESÍA

BUCÓLICAS

258

BUCÓLICA 1 ª
EN QUE SE DENOTA EL PELIGRO EN QUE ESTÁ
EL ALMA EN ESTA VIDA POR EL CUIDADO Y
ACECHANZAS DEL DEMONIO

EUGONIO

Alderredor de aqueste mi rebaño


los lobos veo andar cada momento
con desmedida y peligrosa hambre
y no solo en cabezas desmandadas
5 hacen sus presas con agudos dientes,
mas aun las que obedecen al cayado
y al vivo silbo del pastor cuidoso
y no pierden de vista a los mastines
andan con gran peligro en cualquier prado.
10 Tanto procuran los malditos lobos,
que en todo tiempo y parte las persiguen,
dar cabo de ellas sin piedad alguna.
No veo cosa en este triste valle
que no cueste guardalla gran trabajo
15 y no sea sujeta a mil desastres.
Los prados, que la linda primavera
317r pintados tiene con la hermosura
de la agradable hierba y varias flores
poco se gozan que el fogoso agosto
20 los seca y los afea con su fuego.
Los álamos galanos, verdes fresnos
de fresca hoja hoy los veréis cargados
donde hiriendo los sutiles vientos
hacen un son que a todo oído agrada;
25 en ellos la afligida tortolilla
halla oportuna sombra y grato alivio

629
EUGENIO DE SALAZAR

para animarse al lastimero canto


de su viudez y soledad tan triste;
las otras aves de mejor fortuna
30 en ellos hallan agradable asiento
para sus dulces coros y armonía,
para cantar a su criador loores;
mañana los veréis sin hermosura
de su verde vestido despojados,
35 desnudos de su gala y lozanía
si los alcanza el capeador otoño
que despojallos tiene por oficio.
Veréis también a la robusta encina,
contra la cual los furiosos vientos
40 no valen ni el vigor del bravo invierno,
vencida, destruida y abrasada
por la fogosa oruga sin defensa.
Y la corriente clara, fresca y pura
317v de este agradable arroyo cristalino,
45 que va bañando la ribera verde
antes que el presto cielo muchas veces
rodee el mundo, perderá su lustre,
su curso y su frescura y su sonido.
Seca estará y sin fuerzas, represada,
50 en estantías balsas convertida
de sucias ovas con fealdad cubierta,
poblada de mil sapos ponzoñosos
que los abrevaderos nos corrompan
de modo que no puedan los ganados
55 seguramente en ellos abrevarse.
Veréis hoy tan cargados los frutales
que apenas pueden sostener sus brazos
del nuevo fruto la copiosa carga.
Mañana no amanece fruto alguno
60 porque pasó por ellos abrasando
la brava furia del helado cierzo
que roso ni velloso no perdona.
El viñador, que las amadas vides

630
SILVA DE POESÍA

cargadas ve en la cierna de racimos,


65
alegre está y contento en su esperanza,
mas suele revolver el viento frío
helando todo el fruto y la alegría;
viene el revolvedor o el mal cuquillo,
el talador granizo que lo asuela
70 y, a veces, cuando menos lo esperaba
húmida lluvia las madura uvas
moja y se pudre y pierde la cosecha
31Br
y queda en tierra el deseado fruto.
El labrador cuidoso y trabajado
75 después de haber rompido tantas veces
y removido la pesada tierra
con la dureza del arado corvo
y derramado en ella la simiente
o le retiene el agua el duro cielo
80 o con rigor le niega su rocío
o por la húmida niebla se destruye
o viene la langosta taladora
que sin tiempo lo siega y dejarreta
por donde no responde como espera
85 al labrador penado su trabajo.
También al codicioso colmenero,
que los enjambres dulces bien recoge
las colmenas melosas sin descuido,
repara y las visita cada día,
90 no presta muchas veces el cuidado
porque el lirón goloso o la garduña
se las esquilma sin tomar licencia
o el oso duro se las arrebata
o el bravo regañón se las destruye
95 o el zángano las come y las agota.
Pues el pastor despierto que ni el día
sosiega ni descansa por la noche
mirando por su hato a todas hora
o ve los campos de sustento faltos

631

+,
1111""""';,

EUGENIO DE SALAZAR

318v 100 o ve por su ganado la morriña


dañosa y lastimera a quien la mira
por malas aguas o dañosas hierbas
causada cuando se pensara menos.
Y cuando hay en los campos abundancia
105 de sanos pastos y aguas provechosas
y andan con mejor lustre los ganados,
viene el raposo astuto y voraz lobo
que le diezma la flor de todo el hato,
delante le arrebatan las cabezas
110 en quien tenía más sus ojos puestos.
¡Ay, valle escuro miserable y triste
de mil miserias y trabajos lleno,
penosos días los que en ti se pasan,
cansada vida la que en ti se vive!
115 ¿ Quién puede en ti tener cuidado tanto
que algunos ratos el descuido y sueño
no haga sus mortíferos efetos?
No pueden velar siempre los mastines
ni a todas horas oyen los carneros
120 de los seguros mansos las esquilas.
Y aunque estuviesen en despierta vela
el ojo alerta siempre y el oído,
los ladradores acudir no pueden
a un tiempo a las cabezas que en el monte
125 están y a las que pacen en el valle,
a las que pastan en el alto cerro,
a las que muerden el herboso llano,
319r a las que se andan por lo escueto y raso
y a las que entre las matas sesteando
130 se ponen al peligro sin sentillo.
¿ Cómo podrá el pastor más avisado
contra el cuidado cauteloso y diestro
del astuto raposo prevenirse
que está encubierto tras la espesa mata
135 de allí acechando por hacer su presa
cuando oportuno tiempo se le ofrezca?

632
SILVA DE POESÍA

¿Cómo podrá el pastor más diligente


hacer estorbo al lobo que no mire
desde la exenta cumbre las ovejas
140 que pacen en el llano y hondo valle
y desde allí no ojee y enderece
a las más desviadas del rebaño
y de sus prestas y fieles guardas
para hacer su entrada con efeto?
145 ¿Y cómo verá bien el más despierto
pastor por dónde le entra el oso fiero
la escuridad durante y el ruido
de la ventosa y tenebrosa noche?
Tú, Mayoral Divino y tan piadoso
150 que desde la alta cumbre los rebaños
estás mirando con piadosos ojos
y sabes muy mejor lo que conviene
para la guarda y el remedio de ellos;
Tú, que descubres desde la alta altura
155 los escondidos lobos y raposos
319v y miras sus dañosas acechanzas
y sus entradas malas cuando quiera
y donde quiera que las ejecuten;
Tú guarda, Tú defiende, Pastor alto,
160 mi hato, que sin ti no es de provecho,
sin ti no dará esquilmo que pro haga,
que cuando Tú no guardas las majadas
en vano las guardamos los pastores
y si Tú no velases los ganados
165 muy por demás sería nuestra vela.
Tú conoces, Tú sabes mi pobreza,
que si este rebañuelo que me diste
me falta no me queda algún sustento
para arribar de hoy más como deseo.
170 Muy conocida tienes mi flaqueza
que no será bastante a defendelle
de tantos lobos como le rodean.
Tú me le guarda, gran Pastor Eterno,

633


EUGENIO DE SALAZAR

Tú me le vela, Mayoral del mundo,


175 Tú me le diste, Tú me le sustenta,
de los dañosos pastos le desvía,
de ponzoñosas aguas me le aparta,
de enfermas sombras, malos sesteaderos,
de cotos y de apriscos mal seguros.
180 Maña me da y cuidado y buen esfuerzo
con que defienda y vele mi ganado
de las rapaces uñas, duros dientes
que sin piedad mordérmele procuran
320r y aun si pudiesen más, despedazalle.
185 Ojos me da despiertos con que vea
a todas horas el maldito lobo
y tan vivo el oído que en moviendo
el paso contra mí le sienta y oya
y voz tan animosa que, en gritando,
190 se espante de mi grito y no acometa
y aspecto tan feroz y denodado
que vuelva las espaldas a mi vista.
Dedicaré ganoso a tu servicio
de tres órdenes luego mi zampoña
195 y con ella cantando tus loores
resonarán las silvas dulcemente,
a las orejas tocarán mis cantos
de todos los pastores con dulzura,
a mis ovejas cantaré contino
200 que Tú las guardas siempre y las defiendes
y aun ellas cantarán el loor tuyo
por donde quiera que la hierba pazcan,
a donde quiera que las aguas beban.
Darete de ellas muy cumplido diezmo
205 y para te le dar como se debe
escogeré corderos que te ofrezca
los más gordos, más blancos, más hermosos
de todas cuantas crías me nacieren.
No quieras ni permitas, Señor bueno,

634
SILVA DE POESÍA

que salte por mis setos el maldito


y dentro en mis apriscos haga presa
ni me saque mis reses arrastrando
para henchir del sucio vientre suyo
las insaciables bolsas y rincones
215
donde la hambre habita de contino.
No consientas que el lobo ni el raposo
de mi descuido torpe se aprovechen
ni del más que modorro sueño mío
que pues el haberío no me diste
220 para ninguno de ellos, que esto es claro,
sino para que a mí me aprovechase
y el dulce fruto de ello yo cogiese
y a ti, cuyo es, volviese después todo;
es justo Tú me hagas tal ayuda
225 que ella mediante yo volverte pueda
lo que de tu copiosa y larga mano
me vino, ¡oh gran Pastor!, sin merecello
tan bueno como Tú me lo entregaste
y en tus majadas altas lo presente
230 ante el divino ser y aspecto tuyo
donde, si tanto bien yo mereciere,
espero ir a ofrecerte el bello fruto
que sacaré de los preciosos bienes
que tu largueza celestial me ha dado.

259
321r A LA NATIV IDAD DE CRISTO NUESTRO REDENTOR
BUCOLICA II
ARVALIO - EUGONIO

Ar.: Eugonio, ¿viste la alegría grande


y el resplandor de la pasada noche?,
¿por aventura alguna vez alzaste
despiertos ojos al sereno cielo?,

635
EUGENIO DE SALAZAR

5 ¿viste la claridad de la alta luna?,


¿notaste su beldad más que otro día
y el gran placer de su serena frente?,
¿viste el luciente norte y las estrellas
centellas de alegría despidiendo
10 sobre las haces de la escura tierra?
Eu.: ¿Miraste Arvalio, tú, esta trasnochada
la claridad de aquel espeso monte?,
¿oíste el dulce son de la alta haya,
del fuerte roble y acopada encina
15 con manso viento acá y allá movida?,
¿los árboles y plantas no atendiste
de media noche abajo floreciendo?
321v Los hondos valles y los altos cerros,
los prados, las gargantas y collados,
20 si bien lo viste, todo se reía.
Ar.: Y el caudaloso río, si miraste,
iba con un ruido deleitoso
y con corriente mansa y apacible
bañando la ribera de este valle.
25 De la majada yo dejé el abrigo
por ver mil maravillas donde fuera
el bravo regañón no rebullía
caía la helada mansa y blandamente
con menos fuerza y moderado frío.
30 ¿Eugonio, tú dormiste algún poquillo?
Eu.: Quién se durmiera con placer tamaño?
Despierto con mil ojos lo miraba
y aun vi los corderillos que corriendo
acá y allá sobre la escarcha andaban
35 lejos de la calura y dulce abrigo
de las sabrosas tetas de las madres
como si hartos de sabrosa leche
sobre la nueva hierba se hallaran
por mes de mayo en el herboso prado
40 so las sombrías hayas sesteando.

636
SILVA DE POESÍA

Ar.: Eugonio, ¿sabes tú qué cosa es esta?,


¿de dó nos vienen tantas maravillas?
Eu.: Arvalio, selo por mi dicha buena:
nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Ar.: ¿De quién nació?
,22r
Eu.: De Virgen sin mancilla.
45
Ar.: ¿Adónde?
Eu.: Allá en Belén, a medianoche .
Ar.: Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Galanas flores broten y verduras,
so la tierra ahora frutos dé abundantes
y el cielo otorgue próspera influencia,
las aguas corran de alegría llenas
pues que nació quien manda sobre todo.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
55 Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Los hondos valles y los altos cerros
den abundancia de sabrosos pastos,
den las ovejas provechosas crías,
de nueva leche hinchan las colodras
60 pues se lo puede dar el bien nacido.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya es pastor de todo el mundo.
La sombra de la haya y alto pino
desde hoy en siesta más sabrosa sea
65 y la espesura del guardado monte
del recio cierzo ya mejor defienda
pues ha nacido todo nuestro abrigo.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
70 La ponzoñosa grama no se críe
entre la nueva hierba de los prados;

637
EUGENIO DE SALAZAR

la verde hoja y el ramón no falte


cuando las nieves los collados cubran
322v pues ya nació quien todo lo sustenta.
75 Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
A los hambrientos lobos ya no teman;
los corderillos mansos dondequiera
seguros andarán en cualquier valle
80 y en el cerrado monte y raso llano,
pues ya nació quien todo lo asegura.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
La recia furia del helado invierno
85 dañosa ya no sea a los rebaños,
el furioso viento se refrene,
los nuevos cabritillas no penetre,
pues ya nació quien todo lo mampara.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
90 Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Las mieses crezcan, den el trigo abasto,
la fructuosa vid dé gran racimo,
la verde oliva arroje fértil fruto
y así la encina y roble y el castaño,
95 pues ya nació quien puede todo dallo.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Las altas nubes rieguen con tempero
los secos campos porque fructifiquen,
100 ya no congelen talador pedrisco
ni a tierra lleguen sus fogosos rayos
323r pues ha nacido el Mar de mansedumbre.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
105 Nuestro gran Dios, el alto y verdadero
bajó de allá de la celeste cumbre

638
SILVA DE POESÍA

a esta hoya llena de pesares


por redimir a todos los pastores
y por librar del lobo las ovejas.
110 Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
La verdadera madre gloriosa,
virgen sagrada, sin mancilla alguna,
sin pena ni dolor le ha ya parido.
115 ¡Oh Virgen de beldad y gracia llena!,
¡oh nacimiento nunca merecido!
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Loor le den los cielos y la tierra,
120 el sol, la clara luna y las estrellas;
loor le den los montes y los valles.
Loen también la gloriosa Virgen
que mereció ser madre de tal hijo.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
125 Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Loor le den las fructuosas plantas,
los campos y las flores que producen,
los peces, las arenas y los mares.
Loen también la preciosa palma
130 que el fruto de la vida nos ha dado.
323v Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Loores canten de Él las alboradas,
las simples avecicas cada día,
135 la sola tortolilla con dulzura
loor le cante desde el alto pino
también a quien parió tan bello infante.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
140 En su loor se avive la zampoña,
la dulce flauta en su loor responda,

639
EUGENIO DE SALAZAR

la churumbela y vivo caramillo


y en loor de la doncella madre
hagan suave y dulce consonancia.
145 Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
A la sagrada Virgen, madre suya,
he de llevar una haldada llena
de serbas bien maduras en sus ramos
150 y aquel cabrito que a la madre chota,
pues en parida tal muy bien se emplea.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
A la que nos parió tan bello parto,
155 presentarele tres mantecas frescas
que de la leche de mis vacas hice
y dos vellones como nieve blancos,
pues tiene el niño en un pesebre duro.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
324r 160 Eu.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Arvalio, vamos al portal dichoso
donde hemos de hallar al lindo niño.
Veremos de su cara la belleza,
si nuestros ojos vella merecieren,
165 y aquella Virgen, madre suya y nuestra.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.
Ar.: Nacido es ya el Pastor de todo el mundo.
Vamos, Eugonio, vamos sin tardanza
a ver la gloria tanto deseada,
170 si nuestra dicha a tanto bien se extiende,
vamos también a ver la Virgen pura
que sin dolor parió tan grande parto.
Loor, honor y gloria a Dios del cielo.

640
SILVA DE POESÍA

260
A LA NATIVIDAD DE CRISTO NUESTRO REDENTOR
BUCÓLICA III

RURANO

A medianoche en la majada estando


de tan gozosa nueva descuidados,
los bien afortunados
pastores venir vieron relumbrando
5 la angelical escuadra por los prados
con dulce voz cantando:
Gloria in excelsis Deo, y pregonando
con eternal contento
de Dios el glorioso nacimiento.
324V 10 Por los pastores santos entendido
el bien que el mundo tanto deseaba,
que allá en Belén estaba
el niño buen Jesús recién nacido
a quien loores tierra y cielo daba;
15 como hombres sin sentido
saltaban de placer con gran ruido;
luego tomó Rurano
de tres carreras su zampoña en mano.
Llegada así la pastoril compaña,
20 comienza a la tañer con melodía
y con grande alegría,
loando a Dios por la eternal hazaña.
Cantaba y respondía la compañía
con suavidad extraña
25 al dulce son de la sonora caña
diciendo estas dulzuras:
Sea la gloria a Dios en las alturas.
Oh alto nacimiento glorioso
para remedio y bien de los rebaños

641
EUGENIO DE SALAZAR

30 que de tan largos años


están desabrigados con penoso
afán sujetos a mortales daños.
Por ti ternán reposo
y del barranco y cerro más fragoso
35 saldrán a las llanuras.
Sea la gloria a Dios en las alturas.
325r ¡Oh nacimiento de ventura lleno,
ventura para todos los nacidos!,
por ti valles y ejidos
40 pasto darán sabroso, sano y bueno
y ya los hatos no andarán marridos
pues con gabán ajeno
a los hartar bajó del alto seno
el Rey de las harturas.
45 Sea la gloria a Dios en las alturas.
Las ternecitas carnes delicadas
del bien nacido manso y buen cordero
que viene con tempero
a reparar el mundo y sus majadas
50 y dar enmienda del error primero
no enfríen las heladas,
que con su sangre nos serán curadas
las viejas mordeduras.
Sea la gloria a Dios en las alturas.
55 En el pesebre bienaventurado
que al sol nacido de la clara luna
sirve de cama y cuna,
que no tiene otro abrigo el deseado,
no sienta el buen Jesús dureza alguna.
60 Alto verbo encarnado,
desde hoy comienzas ya por tu ganado
a padecer las duras.
Sea la gloria a Dios en las alturas.

642
SILVA DE POESÍA

Al lindo infante yo me le imagino


325V
65 cual un manojo de diversas flores.
A Él grandes loores
que a llanar y abrir cañadas vino
por do las reses pasen sin temores
al extremo divino
70 do hay el pasto perdurable y fino
libre de agostaduras.
Sea la gloria a Dios en las alturas.
¡Oh Virgen sin mancilla, que trajiste
al criador del bajo y alto mundo
75 y su ser tan profundo
en tu virgíneo vientre y le pariste
tan sin dolor, tan lindo y tan jocundo!,
la clara lumbre diste
que hizo al mundo alegre de muy triste
80 y claro estando a escuras.
Sea la gloria a Dios en las alturas.

261
A LA MUERTE DE CRISTO NUESTRO REDENTOR
BUCÓLICA 1111ª
JUAN

Estaba Juan en el Calvario monte


donde el Mesías espirado había,
sus ojos llenos de tristeza y lloro.
326r Con atención ansiosa le miraba
5 en el duro árbol enclavado y muerto
de pena lleno y de dolor profundo.
Sus golpes contemplaba y sus heridas,
abierto vía con hierro su costado,
de espinas traspasada su cabeza

643
EUGENIO DE SALAZAR

10 también los pies y manos enclavadas,


descoyuntado el cuerpo y tan herido
que muertes mil sentía de miralle.
Vía del Pastor la madre dolorosa
que al caro hijo muerto está mirando
15 tan lleno el corazón de ansiosa pena,
tan llena el alma de mortal congoja
que parecía estarla ya rindiendo.
Y Juan, dolido de él, dolido de ella,
sin cura de otra oveja ni cordero
20 llorando comenzó este triste llanto.
Llora Jerusalén tu Pastor bueno,
honrado Mayoral de los pastores,
por quien ahora el mundo llora y plañe;
las aves, los ganados y las fieras,
25 los peces y las hierbas y las plantas
por quien las duras piedras y las peñas
en tierno lloro ahora se deshacen;
por quien la clara luna y sol lumbroso
detrás de triste velo se han metido.
326v 30 Y el cielo, que antes muy alegre andaba,
claro y sereno con lustroso lustre,
triste y escuro en lluvia se convierte.
Balando se desvían los ganados
de las gustosas hierbas y aguas claras;
35 las fuentes y arroyuelos van regando
valles y prados de abundante lloro,
que estar metidos en perpetuo invierno
parece claramente a quien los mira;
los montes con dolor se despedazan
40 y con ruido triste y espantoso
por muchas partes muestran sus entrañas;
los lobos y los osos con espanto
a sus escuras cuevas se recogen.
Dejad pastores las herbosas fuentes
45 de claro cristal llenas y los ríos
donde soléis gozosos recrearos.

644
SILVA DE POESÍA

Tristes buscad un doloroso albergue


que os convide a sentir el triste hado.
Del verde os despojad alegres plantas
50 y de las lindas flores que os adornan;
altos collados, prados y llanuras
no deis entrada a los serenos vientos
que no es ahora tiempo de holgura
sino de ardiente lloro y triste llanto.
55 Desde hoy los bosques nieguen a su suelo
el fresco humor que la verdura cría.
Donde las frescas rosas y las flores
con lustre y hermosura campeaban
abrojos y mapolas se levanten,
60 cubra de luto su beldad el cielo,
escuras nubes su clareza impidan
y sus estrellas ya se nos escondan.
Triste tiniebla cubrirá la tierra,
cualquier majada triste estará y sola
65 pues has querido, ¡oh gran Pastor!, dejarnos.
Los árboles, de pena desmayados,
el fruto de sus ramos y las flores
caer al suelo dejarán ahora.
Las ovejas y cabras apriscadas
70 no llenarán los tarros y colodras
de blanca leche ya como solían
ni las abejas de avaricia llenas
ya juntarán en los cerrados vasos
su amada y dulce miel en abundancia
75 que en la amargura tomarán sustento
y todo dulce ya les será amargo.
Tu dulce son y canto se llevaba
tras sí los firmes montes y las selvas,
parar hacía los vientos y los ríos,
so quedos hacía estar y muy atentos
los fieros lobos entre los corderos.
¡Oh cuánto menos lo echarán los valles,
los prados, las majadas, los ejidos!

645
EUGENIO DE SALAZAR

327v Eco, llorosa, miserable y triste,


85 en las concavidades retirada
tiene de estarse pues que ya no puede
volver los fines de tus dulces voces.
¿Quién será aquel tan digno y buen maestro
que tu zampoña dulce en boca ponga?,
90 ¿y quién ha de atreverse así a tocalla
que ella no se le esquive y de él rehúya
diciendo: ¡Ay, muy más noble y más suave
era el aliento vivo que me daba
sonido dulce y muy más docta mano
95 mis voces variaba con dulzura!
¡Ay, no me toque nadie, que más quiero
ser viuda y muda hasta que fenezca,
de mi señor primero seré siempre!
Los campos que mirabas florecían,
100 los montes con tu vista se alegraban,
reíanse las aguas a tus ojos,
en verte se animaban los mastines
y un poco de canil que Tú les dieses
más lucios los ponía y regordidos
105 que cincuenta hogazas de otra mano.
De oír tu dulce silbo los rebaños
tomaban gozo y él los engordaba.
¡Ay!, ¿quién sabría así sanar su roña?,
¿quién tan a su provecho respastallos?
110 Tú, que las hierbas buenas tanto amaste
328r y conocías los dañosos pastos;
Tú, que sabías los abrevaderos
que hacen más provecho a los ganados;
Tú, que con tanto tiento los salabas
115 y Tú, que con maestra y blanca mano
sus ubres descargabas ordeñando
y el blanco fruto con sabor cogías;
Tú, que sabías cuajar la fresca leche,
hacer el queso de un sabor tan bueno.

646
SILVA DE POESÍA

120 ¿Por qué moriste, oh mayoral del mundo?


Tú, que los chivatillos y corderos
amamantabas con dulzura y maña;
Tú, que hacías con arte el esquilo;
Tú, que a las reses ciegas vista dabas
125 y a las mordidas del maldito lobo
y a las trabadas de cruel ponzoña
cada momento sanas las volvías
y libres iban ante ti saltando.
¡Ay, pastor bueno!, di, ¿por qué espiraste?,
130 ¿por qué dejaste ya nuestras majadas?
Ay, porque tanto bien no merecían.
¿Qué mastines rabiosos te mordieron?,
¿qué lobos tan hambrientos te arañaron?,
¿qué osos tan fieros te han molido?,
135 ¿qué leones tan bravos te ha deshecho?,
¿qué culebras tan duras tanto azote
dieron en esas carnes delicadas?,
328v ¿qué corazones de dureza tanta
aquellas manos duras gobernaban
140 que te hirieron con tan gran crueza?
¡Oh manos de pesado y duro hierro,
manos que la blandura no sentistes
de aquellas carnes que tan mal tratastes!
Tus manos, buen Pastor, ¿qué merecieron,
145 que en curar los ganados se empleaban?,
¿y qué tus pies, que andaban sin cansarse
por valles y por cerros caminando
buscando siempre las perdidas reses?
Todo enclavado y con dolor lo miro.
150 ¿Qué mereció, ¡ay Mesías!, tu costado
que tan abierto con crueldad le veo?,
¿qué mereció, bien mío, tu cabeza
que está de espinas duras traspasada?
¡Oh gran crueza!, ¡oh vista dolorosa!
155 ¿Qué mereció tu boca y dulce lengua
que de amargura así te la han llenado?

647
rr:
1

EUGENIO DE SALAZAR

Otra bebida cuando Dios quería


dabas Tú a los ganados de más gusto.
Su sed de otra manera la matabas
160 cuando aquejados de ella carleaban.
¿Qué ojos mirarán hoy tu figura
que como nieve al sol no se derritan?,
¿quién considerará tu cruda muerte
que el corazón, por duro que le tenga,
329r 165 no haga así como a la lumbre el sebo?
Lloremos, Mayoral, hoy tus pastores,
lloremos hoy y todos nuestros días
cuanto el vital aliento nos durare,
pues los que tú querías más y amabas
170 y los que no debiéramos dejarte
vilmente aquesos te desamparamos.
En la necesidad la prueba viste:
dejámoste en las uñas de leones
como las reses temerosas dejan
175 y desamparan a la res cuitada
que el lobo salteador entre ellas prende.
Lloremos, Mayoral, tu dura muerte,
muerte que nunca Tú la mereciste
aunque con tal paciencia la llevaste.
180 Muerte que, mal pecado, te causaron
las culpas nuestras y el amor ardiente
que siempre a las ovejas has tenido
por les abrir cañada deleitosa
por donde pasen al divino extremo.
185 La vida, ¡oh buen Pastor!, tuviste en poco
y por librallas del hambriento lobo
que tras cualquiera mata las acecha.
Cuando tu alma ansiada y fatigosa
se despedía del cuerpo atormentado,
190 Mayoral mío, dime, ¿qué sentiste
viendo delante la pastora virgen,
329v a quien tan dulce y tiernamente amaste,
en tu presencia más que traspasada

648
SILVA DE POESÍA

de ver a su Pastor, al alma suya,


19 5 que de este mundo ya se le partía
y en valle escuro y seco la dejaba
sola, sin alegría y sin consuelo,
que tu María en ti lo tenía puesto?
Tu dulce amor, tu dulce esposa y madre,
200 tu dulce prenda a mí la encomendaste.
¡Ay, cuánto será desigual ahora
el tratamiento y gusto de María!,
¡cuán clara se verá la diferencia
del amor suyo y del servicio mío!:
205 más que entre el bravo toro y el cordero,
más que entre el prieto cuervo y blanco cisne,
más que entre el verde fresno y seca jara,
y más que entre el abrojo y fresca rosa.
¡Ay, grave mal!, ¡ay, desconforme trueco!,
210 lloremos de María el fuerte ahínco,
lloremos vella tan ansiada y triste
de verte muerto mucho más que muerta.
¿Por qué permites, Mayoral del mundo,
que tal te vea la que te ama tanto?
215 ¡Ay, triste de ella, cuánto menos duro
mil muertes padecer fuera a María
que ver al pastor suyo muerto y frío,
que ver que ella le llama y no responde,
330r ver su fatiga y que Él no la consuela!
220 ¡Ay, crudo hado!, ¡ay, más que dura suerte!
¿Cómo sin ti vivimos los pastores
que tu graciosa vista sostenía?,
¿cómo sin ti no mueren las ovejas
que tu cayado firme gobernaba?
225 ¡Ay, tristes de nosotros, tristes de ellas
que tanto bien por nuestro mal perdimos!:
triste, de hoy más tendremos la vivienda,
tristes, de hoy más veremos las majadas,
tristes los campos, tristes los apriscos,

649
EUGENIO DE SALAZAR

230 que donde tu presencia no se viere


no puede haber contento ni alegría.
Hoy muere el Mayoral mayor del mundo.
Cuanto a las aguas los desnudos peces
amaren y a las selvas los leones,
235 los ciervos a las fuentes y riberas
y a las pintadas flores las abejas
y a los herbosos prados los rebaños,
siempre se cantarán loores tuyos.
Doquier que los pastores albergaren
240 a voces altas y de las zampoñas
el dulce son resonará doquiera
y te harán amables sacrificios.

262
330v A LA RESURECCIÓN DE CRISTO NUESTRO
REDENTOR
BUCÓLICA V
MELIBEO - HERBASIO - ALPINO

En la provincia fértil de Judea


riega el Cedrón con su corriente pura
una ribera verde y deleitosa
de tierna y fresca hierba bastecida
s y de árboles preciosos adornada.
Allí el laurel y la polida murta
se ve, el copioso cidro y el toronjo,
la alta palma y oloroso cedro
y aun el precioso bálsamo distila.
10 Allí, gozoso, el lindo abril reside,
de allí no sale el deleitoso mayo
y si se ausenta o sale algunos días,
por dar al mundo una agradable vista,
en breve tiempo hace su camino.

650
SILVA DE POESÍA

15 Y allí le vuelve luego su deseo


como a su natural y dulce patria.
Arroja el fresco humor de la ribera
tan tierno, dulce y sustancioso pasto
y en abundancia tanta que sustenta
20 en gran hartura todos los ganados
331r
que aquel contorno en cada parte cría.
Allí la alegre pascua se juntaron
de los de la comarca tres pastores:
Herbasio y Melibeo con Alpino,
25 y dando libertad a sus ovejas
para morder la hierba adondequiera
con gracia comenzaron a hablarse
y dijo así primero Melibeo:
M: Dulce y agudo son la palma hace
30 del Céfiro y del Euro sacudida;
no es menos dulce el son de la zampoña
tuya, ¡oh Herbasio mío!, y de la flauta
que tú, mi Alpino, haces tan suave;
tanto que entrambos ganaréis doquiera
35 el deseado prez entre pastores.
H: Dulce murmullo del Cedrón solía
causarnos la corriente mansa y clara
sobre los guijos y menuda arena,
mas muy más dulce cuido que es tu canto,
40 ¡oh Melibeo mío!, en cualquier parte
tanto que de las musas la dulzura
apenas pasará tu melodía.
A: Dulce es el son de la copiosa lluvia
que con dulzor los secos prados hiere,
45 pero más dulce hallo, ¡oh Melibeo!,
de tu sonora caña la armonía
331v por siete dulces caños variada.
Sola de nuestro Pan la gran zampoña
entiendo que podría atrás dejalla.
so M: Aunque la mía, Alpino y caro Herbasio,
menos suave y menos dulce sea,

651

,r1•111

EUGENIO DE SALAZAR

volando quiero lleven su sonido


los mansos vientos hoy de cedro en cedro
y de las vuestras dos también conviene
55 que hiera el son suave y dulcemente
los altos montes con viveza alegre
y allá en sus altas cumbres les pregonen
lo que convierte en gozo al triste mundo.
A: ¿Qué es esto, ¡oh Melibeo!, que convierte
60 en gozo al triste mundo, según dices?,
que no sería poco en tal tristura
como tenemos todos los pastores
por la llorosa y lastimera muerte
de nuestro Mayoral, el buen Mesías,
65 hallar el alegría acogimiento
ni manida hacer un solo punto
en muchos corazones lastimados.
H: ¿Qué cosa puede haber, ¡ay, Melibeo!,
que nuestras tristes almas regocije
70 después que tanto bien perdido habemos?
Ni ver los largos campos bastecidos
de nueva y limpia hierba me da gusto
ni ver las reses con sustento y sanas
ni ver mil lobos muertos hacinados
332r 75 sobre este verde suelo dar podría
al triste Herbasio ahora algún contento.
M: Pues ya os alegraréis, pastores tristes,
lanzad de vuestras almas la tristura,
que tanto ha de ocupar el regocijo
80 de la resurrección del gran Mesías
cuanto ocupó la pena de su muerte.
H: ¿Qué dices, Melibeo?, ¿qué nos dices?
¿que el gran Mesías ha resucitado?
M: Que ha resucitado el gran Mesías.
85 A: ¿Que es ya resucitado aquel gobierno
divino de las reses y pastores?
M: Cierto es resucitado en cuerpo y alma
ya nuestro Mayoral de gloria lleno.

652
SILVA DE POESÍA

A: ¡Oh dulce lengua de mi Melibeo


90 más que la pura miel en los panales,
que tan sabrosa nueva nos has dado!
H: ¡Oh boca de dulzor y gracia llena
más que de las sirenas los cantares
que tanto bien nos dices y pregonas!
95 A: Di, ¿cómo sabes, Melibeo mío,
que ya ha resucitado nuestra vida,
el gran Pastor que muerto sepultamos?
M: Solo porque lo había Él prometido
que al tercer día había de levantarse;
100 y a las zagalas que esta madrugada
iban a ungir el sepultado cuerpo
de nuestro Mayoral y gran Mesías
332V también lo oí que no le habían hallado.
¿Que es menester que nos lo diga alguno?
105 Los cielos lo demuestran y la tierra.
Mirad del alto cielo la clareza,
mirad ya consumidos los nublados
de ayer y esotro día en cualquier cabo,
mirad de aquestos campos la alegría
ll0 acá y allá saltando los corderos,
de regocijo llenos los ganados.
¿Cuál puede ser la causa, dime Alpino,
o tú, mi Herbasio, sino aquesta sola,
que sienten ya su grande Pastor vivo,
ll5 al que tan bien contino los regía
y tanto de los lobos los guardaba,
al que los daba tan gustosos pastos
y siempre tuvo de ellos gran cuidado?
H: Ahora digo yo que resucite
120 mi dulce flauta con alegre tono
y hincha con sus voces la ribera
cantando vivo nuestro gran Mesías.
A: Suene también ahora mi zampoña,
del Cedrón acompañe hoy el sonido

653
',

EUGENIO DE SALAZAR

125 en la resurrección del Pastor alto.


Tu dulce caña toca, ¡oh Melibeo!,
empléese en loor de tal hazaña.
333r CANTO
M: Empléese en loor de tal hazaña
hoy mi cantar gustoso
130 pues del sepulcro sale al tercer día
el hijo de María
en cuerpo y alma vivo y glorioso.
H: En cuerpo y alma vivo y glorioso,
hoy mi zampoña cante
135 al gran Mesías que con brazo fuerte
a la invencible muerte
venció y se muestra al mundo tan triunfante.
A: Venció y se muestra al mundo tan triunfante
el gran Pastor eterno,
140 que no lo cantará mi flauta muda
sin aliento y ayuda
del que a la muerte manda y al infierno.
M: Del que a la muerte manda y al infierno
sabemos que ha salido
145 de entre los muertos hoy de vida lleno.
Este es el Pastor bueno,
el que cumplió muy bien lo prometido.
H: El que cumplió muy bien lo prometido
y en lo cumplir acaba
150 de rematar el venturoso medio
para nuestro remedio
resucitó según que se esperaba.
A: Resucitó según que se esperaba
el Mayoral del mundo
333v 155 y su resurrección da clara muestra
que es cierta la fe nuestra
en cielo y tierra y dentro del profundo.
M: En cielo y tierra y dentro del profundo
se canta con voz alta

654
SILVA DE POESÍA

160 el importante hecho y gran victoria


que la eternal memoria
sin fin celebrará sin que haya falta.
H: Sin fin celebrará sin que haya falta
en cualquier monte y valle
165 cualquier pastor tu nombre, gran Mesías,
pues renacen tus días
sin miedo que la muerte más los halle.
A: Sin miedo que la muerte más los halle
vivirán los pastores,
170 pues ya para la vida les abriste
cañada y los heciste
de las majadas altas moradores.
M: De las majadas altas moradores,
con voces divinales,
175 cantad el Pastor vuestro levantado
del sepulcro sagrado
echando de sí rayos celestiales.
H: Echando de sí rayos celestiales
como del oriente
180 saliendo el sol con gracia los derrama,
salió el que más nos ama
con vista alegre y luz resplandeciente.
334r A: Con vista alegre y luz resplandeciente
salió el Pastor del cielo
185 como del vaso al alborear la rosa
a dar vista gozosa
a los ganados que tenía en el suelo.
M: A los ganados que tenía en el suelo
en gran peligro viendo
190 nació y murió para la paga y quita
y ahora resucita,
¡oh grande bien que yo no comprehendo!
H: ¡Oh grande bien, que yo no comprehendo!,
¡cuán grande bien nos sea
195 que el que murió en la cruz de muerte dura
dejó la sepultura!

655


EUGENIO DE SALAZAR

¡Oh venturoso quien su vista vea!


A: ¡Oh venturoso quien su vista vea
del Mesías inmenso!
200 ¡Oh gran pastor ayer muerto y hoy vivo
mucho menos percibo
mientras más hablo en tu poder y pienso!

263
334v SONETO

No lejos del Cedrón, con amor cena


aquel supremo Mayoral divino
con doce rabadanes que convino
ser convidados en su mesa llena.
s Dales manjar que quita toda pena,
que anima, esfuerza, alienta en el camino:
un pan de gloria y un glorioso vino,
su misma carne y sangre, ¡oh grande cena!
De lejos, con respecto y reverencia,
10 mira un pastor atento y admirado
de la abundante mesa y su excelencia.
Dijo: Dichoso y más será llamado
aquel pastor que mereció licencia
para comer en ti solo un bocado.

264
335r BUCÓLICA VI

Al divino misterio de la encarnación del Hijo de Dios en la sacratísima virgen


María, nuestra señora, sextina doble y canto en verso entero de doce sílabas a imi­
tación del trímetro yámbico que los italianos llaman verso sdrucciolo.

Personas: el autor en la sextina y los Doce Apóstoles en el canto.

656
SILVA DE POESÍA

SEXTINA DOBLE

Silvestre musa que el sonoro cántico


oíste dentro del florido término
de aqueste valle, do terrestre víbora
no deja rastro ni llorosa lástima,
5 a los cantores del celeste Pámpano
que engirió el cielo en una vid sin mácula.
Repite luego sin error ni mácula
con gran dulzura aquel suave cántico
que cantaron los doce del bel Pámpano
10 que vino a tierra del empíreo término
porque su sangre cura nuestra lástima
y mordedura de la mordaz víbora.
Huya de aquí la venenosa víbora,
huya el veneno y peligrosa mácula,
15 que ya cesó la lastimera lástima
que nos movía a lloro y triste cántico.
Llegó del gozo el deseado término
pues se encerró en la vid el dulce Pámpano.
335v El útil zumo del glorioso Pámpano
20 mata el veneno de la airada víbora
que ya llegó de la salud el término
gracias a aquella que nació sin mácula,
tan digna de loor y dulce cántico,
¡bendito el que remedia tanta lástima!
25 ¿Adó llegara nuestra dura lástima
si no atajara el saludable Pámpano,
a quien el cielo canta eterno cántico,
la mordedura de la cruel víbora,
si no templara la primera mácula?
30 ¡Ay, grande mal que no tuviera término!
Dichoso el punto en que llegó tal término,
dichoso el punto en que acabó la lástima,
dichoso el punto en que sanó la mácula,

657
EUGENIO DE SALAZAR

dichoso el punto en que el excelso Pámpano


35 con su virtud mató la infernal víbora.
Gócese el mundo con alegre cántico.
Los doce rabadanes con su cántico,
al cual jamás pondrán finito término,
la muerte cantarán de la vil víbora
40 y el bel remedio de tan grande lástima
y a aquella humilde vid del alto Pámpano
con la admirable encarnación sin mácula.
La virgen limpia de la infame mácula,
la que es tan digna de su puro cántico,
45 tan digna madre del precioso Pámpano
a cuya gracia Dios no puso término,
divino atajo de la amarga lástima
que había causado la serpiente víbora.
Fina triaca que a la mortal víbora
50 y su ponzoña extingue y cualquier mácula,
que vuelve en gloria la penosa lástima
336r y el triste lloro en placentero cántico;
loor a las entrañas do sin término
ab aeterno brotó el divino Pámpano.
55 ¡Oh madre pía del inmenso Pámpano
que de nuestra primera madre, víbora
que dio el mortal bocado, en breve término
corregiste el veneno y grave mácula!,
a ti ofrezcamos nuestro grato cántico
60 pues nos sacaste de perpetua lástima.
Tomó en sus hombros la pesada lástima,
¡oh vid sagrada!, tu piadoso Pámpano
cuando Gabriel con glorioso cántico
vino a encantar la ponzoñosa víbora
65 y tú respuesta sin alguna mácula,
Virgen, le diste y con humilde término.

658
SILVA DE POESÍA

Repite, ¡oh musa!, con gustoso término


el fin gozoso de la triste lástima,
la vid ajena de terrestre mácula,
70 con la venida de aquel tierno Pámpano
la dulce enmienda de la primer víbora
y de los doce el agradable cántico.
Víbora, aparte, que ya llegó el término
en que excluyó la mácula y la lástima
75 el Pámpano en la vid de aqueste cántico.
CANTO
PEDRO: Salió del monte altísimo
aquel pío decreto tan magnífico
que en el vientre limpísimo
de María encarnase aquel pacífico
so pastor eterno y mayoral mirífico
que fue, ¡oh zagala!, tanto vuestro mérito
que a vos tomó el crucífero
contra el futuro mal y error pretérito
por medio salutífero.
ANDRÉS: Vuestra beldad clarísima,
divina esposa, y vuestra vista angélica
y limpieza purísima
hizo inclinar a la alta virtud célica
que en vos entrase con potencia bélica
90 y de vos la defensa recibiésemos;
estas majadas flébiles
y del maldito lobo, por vos, viésemos
las duras fuerzas débiles.
JACOBO: Vino de la alta cámara
95 con el recaudo del divino oráculo
y entró en vuestra recámara,
en vuestro devotísimo habitáculo
Gabriel con lucidísimo espetáculo
diciendo: Ave María; y vos, mirándole

659
EUGENIO DE SALAZAR

100 con ojos humilísimos,


gozastes, flor divina, en aceptándole
de los dones altísimos.
337r JUAN: La paloma deífica
vino a sentarse en vos, palma frutífera,
105 y os hizo tan magnífica,
intacta vuestra flor tan odorífera,
que quitó el mal y contagión mortífera;
vuestro divino fruto y rico rédito
por quien el hombre inválido
110 vuelve a cobrar su tan perdido crédito
que por vos ya está válido.
TOMÁS: El Mayoral ingénito
hizo aquel preciosísimo depósito
de su hijo unigénito
115 en vos, arca preciosa, con propósito
de dar a los pastores tal prepósito
que a los lobos y tigres ya popásemos
y con alegre lírico
de aqueste triste valle nos pasásemos
120 al alto monte empírico.
JACOBO ALFEO: En compostura orgánica
de humano ser divinidad enciérrase
y humanidad mundánica
que vio la suya a lo divino afiérrase.
125 Con esta unión el hombre desentiérrase
y dejará de estar ya melancólico
a vos agradeciéndolo,
pues por vos, Virgen, del poder diabólico
sale no mereciéndolo.
337v 130 FELIPE: Andaba el mundo trémulo
de las cautelas y maldad que víamos
en nuestro mortal émulo,
a quien por su poder tanto temíamos
que en solo el nombre oír color perdíamos,

660
SILVA DE POESÍA

135
hasta que en curso ya cincomilésimo
lució el alto zodíaco
y vino en vos, ¡oh bella!, contra el pésimo,
el movedor astríaco.
Miró la causa pública
el Mayoral eterno mucho amándonos,
miró por su república
pastor de los pastores enviándonos
y en vos, vaso escogido, salud dándonos
contra la confirmada y mortal ética.
145 Llevad vientos el sónito
desde la inda a la majada bética
del grande bien incónito.
MATEO: Ya la nación incrédula
de los hatos gentílicos erráticos
150 puede hacerse crédula
y pueden ya dejar de ser temáticos
y en nueva ley de gracia hacerse práticos
de la vuestra, ¡oh María!, socorriéndose
contra su ciego escándalo,
155 que se quietará de vos valiéndose,
¡oh oloroso sándalo!
33Br SIMÓN: Aunque es de voces rátiles,
Virgen y madre, este mi sordo cálamo,
hoy quiero sean portátiles
160 al lauro, al cedro, al roble, al pino, al álamo
sonando el son de vuestro limpio tálamo
al cual bajó el señor del orbe esférico
de vos tanto agradándose
que de ello desde el Tigris al Ibérico
165 la tierra está alegrándose.
TADEO: La sonada levántese
hoy de mi flauta y mi canción bucólica
y de la oír espántese
el mal raposo en su mansión diabólica

661
EUGENIO DE SALAZAR

170 que no podrá decir que es hiperbólica


mi voz, alta señora, a vos alzándola
y al zagal que esperábamos
en vuestra humanidad tanto ensalzándola,
gran bien que deseábamos.
MATÍA: ¡Ojalá desde el ártico
llegar pudiese bien mi corta plática
hasta el lucero antártico!
Ardiendo está mi lengua tan flemática
y do encontrase con la luna errática
180 vuestras gracias, ¡oh luna!, refiriéndolas
con gran sonido extrínseco
para que los pastores así oyéndolas
sientan el gozo intrínseco.

662

-----
SILVA DE POESÍA

SEGUNDA PARTE DE LA TERCERA DE LA


SILVA, EN QUE SE CONTIENEN LAS OBRAS
EN METRO CASTELLANO

265
APLICACIONES DEL ALMA

I
En el principio, Señor,
criaste el cielo y la tierra,
y a nuestro padre mayor
a quien hizo ser traidor
s el que siempre nos da guerra.
Mi ánima en cualquier hora
como a su criador te adora;
si el malo quiere engañarla,
plega a ti, Señor, guardarla
10 porque no te sea traidora.

II
Alta torre quiso alzar
Nembrod, soberbio gigante,
para en ella se amparar,
mas hecístela llanar,
1s ¡oh gran Dios!, en un instante.
Mi alma no cayó en vicio
de hacer tal edificio
ni armar torres de viento;
haz que funde en el cimiento
20 de tu fe, amor y servicio.

III
339v A tu pueblo de Israel
ancho camino heciste
en el mar Bermejo y él

663
EUGENIO DE SALAZAR

pasó seguro de aquel


25 que en el mismo mar hundiste.
En este mar de tristura,
de ocasiones y amargura,
a mi alma, Rey divino,
te plega hacer camino
30 por do pase muy segura.

IIII
Cuarenta años sustentaste
con aquel maná bendito
el pueblo que tanto amaste
después que le libertaste
35 del cautiverio de Egito.
El maná, cuerpo precioso
de tu hijo glorioso,
sustente, Señor, mi alma
porque salga de esta calma
40 al puerto de tu reposo.

V
Entre tanto que subió
Moisén por la sacra ley,
el gran pueblo idolatró
y la lealtad quebró
45 debida al divino Rey.
Señor que en el cielo estás,
de mi alma Tú jamás
te apartes, no caya en yerro
de adorar algún becerro
50 que la entregue a Satanás.

340r VI
El enfermo que miraba
la serpiente de metal
que del madero colgaba

664
SILVA DE POESÍA

en mirándola sanaba
55 de su venenoso mal.
Y pues fuiste en cruz alzado
por sanar nuestro pecado,
Señor, sana al alma mía
que con ansia y agonía
60 te mira crucificado.

VII
A meterte en las entrañas
veniste de virgen madre
por deshacer las marañas
de nuestras culpas tan mañas
65 y satisfacer al Padre.
Mi alma haz, Señor, bella
y aunque indigna, te entra en ella
y por tuya la prohija:
ella sea tu humilde hija,
70 Tú, piadoso padre de ella.

VIII
En saliendo, ¡oh Rey del cielo!,
de aquel vientre tan profundo,
sentiste en cuanto hombre el yelo
y la dureza del suelo
75 y otras miserias del mundo.
Cuando mi alma desatada
salga de esta ruin posada,
por tu piedad, que vaya,
Señor, do no sienta ni haya
80 sino vida descansada.

IX
340v Satán, que tu vida vido,
fue a tentarte en el desierto,
pero fue por ti vencido

665
EUGENIO DE SALAZAR

y apartose muy corrido


85 de su necio desconcierto.
Si mi ánima él tentare,
tu poder, Señor, la ampare
porque salga victoriosa,
pues vencerle es fácil cosa
90 quien de ti bien se ayudare.

X
Con duros clavos clavaron
tus pies y manos preciosas
y en dura cruz te fijaron,
¡ay!, los que de ti llevaron
95 mercedes tan abundosas.
Tu loor mi alma publique
y jamás te sacrifique,
Señor, con obra culpable;
tu pasión inestimable
100 y cruz en ella edifique.

XI
Saliste al día tercero
de tu sepultura santa
resucitado y entero,
Dios y hombre verdadero,
105 ¡oh obra de virtud tanta!
A mi ánima despierta
y si por desdicha muerta
la vieres en tu desgracia,
resucítela tu gracia,
llO buen Jesús, que es vida cierta.

341r XII
Dejando el género humano,
Señor, ya puesto en victoria
por la virtud de tu mano

666
SILVA DE POESÍA

con triunfo soberano


11s subiste al reino de gloria.
Mi alma suba también
a gozar del sumo bien
de ver tu divinidad
y gloriosa majestad,
120 plega a tu piedad. Amén.

266
AL GLORIOSO SAN EUGENIO MÁRTIR, PRIMER
ARZOPISPO DE TOLEDO, MI PATRÓN Y ABOGADO

I
Vos, que desde Arlés de Francia,
Eugenio, distes un vuelo
que fue de tanta ganancia
y tan crecida importancia
s que importó a Toledo el cielo.
No es de maravillar
que pudiésedes llegar
tan lejos de vuestra escuela,
que eso y más puede volar
10 quien con alas de Dios vuela.

II
A Toledo, la dichosa,
antes de vos desdichada,
que en ceguedad engañosa
vivía alegre y gustosa
1s por el demonio engañada,
llegastes, santo precioso,
de su bien tan deseoso
que en llegando se entendió
el poder del poderoso
20 Señor que allí os envió.

667
EUGENIO DE SALAZAR

341v III
Por eso fue Dios servido
gozásedes la lección
de aquel ingenio subido
del discípulo escogido
25 del gran vaso de elección.
Porque habíades de venir,
gran Eugenio, a le servir
en la ciudad toledana
donde Él os quiso subir
30 con su gracia soberana.

IIII

Y así, con vuestro fervor


y con el divino dedo,
vencistes al mal traidor
que estaba hecho señor
35 de la perdida Toledo.
Y si tan fuerte estuvistes
y con tal valor vencistes
tan poderoso enemigo,
eso y más hacer podistes
40 siendo Dios tan vuestro amigo.

V
Eugenio, primer regente
que mitra pontifical
gozastes muy dignamente
de aquella iglesia eminente
45 de Toledo la Real,
por vuestras obras tamañas
Dios os dio de las Españas
el santo y sacro primado
para con vuestras hazañas
50 ser allí glorificado.

668
SILVA DB POESÍA

VI
;,JJf y a lo que fue de obra vuestra
acudistes vos tan bien
cuanto la ventura nuestra
lo demuestra con la muestra
de nuestro crecido bien.
55
Bien que, Eugenio, predicando,
orando con fe y obrando,
obras de eterna memoria
hecistes, almas ganando
60
para el Dios de eterna gloria.

VII
Y hecho este santo efeto
quisistes volver a ver
al amigo tan perfeto,
al maestro tan discreto,
65 por hacer vuestro deber.
Para gloria de los dos
os llamó el piadoso Dios
a Groley para el martirio
do floreciésedes vos
70 como entre espinas el lirio.

VIll
Bárbaros que allí os corrieron
os cortaron la cabeza
porque vuestra luz no vieron
ni vuestro ser conocieron
75 ni el valor de la alta pieza.
¡Oh mártir!, ¡oh clara estrella!,
que vuestra cabeza bella
y tan rica de altos dones
holgáis de darla y perdella
80 por dar a Dios corazones.

669
EUGENIO DE SALAZAR

342v IX
En Groley, ¡oh padre mío!,
de Toledo tan distante,
sin impedirlo el desvío,
hecisteis oficio pío
85 de pelícano constante,
pues desde allá alimentastes
los hijos que acá dejastes
con vuestra sangre tan buena,
prenda que a Dios empeñastes
90 por la culpa nuestra y pena.

X
Los que así os martirizaron,
mártir a Dios tan fiel,
vuestro santo cuerpo echaron
en el lago que llamaron
95 de Marchais junto al Dueil.
Donde años ciento y más ciento
estuvo el rico talento
escondido en su hondura
endulzando el elemento
100 con su gracia y su dulzura.

XI
Agua pura, cristalina
que cubriste tal tesoro
donde la gracia divina
se encorporó por fe fina
105 como con la plata el oro,
¿qué agua se te compara
por más limpia, dulce y clara
que sea, pues fuiste engaste
de aquella joya tan rara
110 que tantos tiempos gozaste?

670
SILVA DE POESÍA

XII
343'
Mas, ¿cómo la descubriste
agua simple, inadvertida
que tal bien perder quisiste?
Y pues tanto bien perdiste,
115 ¿cómo no pierdes la vida?
No te culpo, que lo quiso
el Señor del Paraíso
que ya se manifestase
y dio su divino aviso
120 a quien tu bien te quitase.

XIII

La caja do estar solía


vuestra clara alma invencible,
Eugenio, mostró aquel día
ser materia que Dios cría
125 para siempre incorruptible;
y así vuestro cuerpo santo
al cabo de tiempo tanto
salió lleno de beldad
del lago que con su manto
130 cubrió vuestra claridad.

XIII
En un carro bien compuesto
os metió aquel noble Hercoldo
a vuestro servicio presto
sobre un rico lecho puesto
135 y encima un decente toldo.
Y a la yunta que tiraba
el carro, que así os llevaba,
nadie la mostró el camino,
Dios sabe quién la guiaba
140 y cuál era su destino.

671
EUGENIO DE SALAZAR

343v XV
Que hasta Duel anduvo
y allí, padre venerable,
vuestro carro se detuvo
do mil tiempos se retuvo
145 vuestra reliquia admirable
mil beneficios haciendo,
y aquel pueblo engradeciendo
por vuestro ruego tan tierno
con milagros floreciendo
150 que en vos hizo el Padre eterno.

XVI
Y un tiempo que por guardarse
le fue a Francia necesario
de vos, Eugenio, ayudarse
y a vuestro favor llegarse
155 por remedio extraordinario,
porque Dios bien la hiciese
y de ella piedad hubiese
mediante vuestro sufragio
de manera que saliese
160 de Francia un mortal contagio.

XVII
Acordose que os llegasen
un poco más a París,
do más gentes os rogasen,
y en procesión os llevasen
165 al templo de San Donís
donde está aquel gran maestro,
Dionisio, que lo fue vuestro,
y dos tales cortesanos
del cielo, con brazo diestro,
170 hiciesen por sus hermanos.

672
SILVA DE POESÍA

XVIII
344r
Sobre el altar os tenían
durante el divino oficio
y los que con vos venían
mudaros de allí querían
175 acabado el sacrificio.
Y queriendo ya llevaros
quisistes, santo, quedaros.
Fuerza ni poder humano
no pudo de allí mudaros
180 que os tuvo Dios con su mano.

XIX
Mientras, mil veces con priesas
andó el sol sus doce sinos
y otras quinientas sin ésas
gozaron almas francesas
185 vuestros favores divinos;
y viendo a las españolas,
Dios, sin vos, tristes y solas,
de vos les hizo merced:
regalolas, consololas
190 y mató su hambre y sed.

XX

El gran Filipe segundo,


católico rey de España,
digno de serlo del mundo,
fue medio para el jocundo
195 fin de alegría tamaña,
como fue ver trasladadas
las reliquias consagradas
de nuestro primer lucero
y ver en nuestras majadas
200 nuestro buen pastor primero.

673

+
if'I
EUGENIO DE SALAZAR

344v XXI
Vuestro amigo se publica
Dios por su inmensa clemencia,
pues por vos se multiplica
su iglesia y se purifica
205 con fe viva y penitencia,
Eugenio, que os deberán
los de Toledo y dirán
a quien hecistes amigos
del Eterno Capitán,
210 del enemigo, enemigos.

XXII
Dichosa y llena de bienes,
Toledo y dorado Tajo,
rica iglesia que en rehenes
tan grande patrón ya tienes
215 contra cualquier gran trabajo.
Dichosa ha sido tu suerte,
pues has merecido verte
con tal fuerza y tal riqueza
que podrá siempre valerte
220 con el rey de :;urna alteza.

XXIII
Dichoso yo, Eugenio, si
tener tal nombre merezco,
dichoso me llamo a mí
que en vuestro día nací
225 si su bien no desmerezco.
Dichosa sea sin duda
mi alma que ya no duda
de su bien y su derecho
si tuviere vuestra ayuda
230 en este camino estrecho.

674
SILVA DE POESÍA

267
GLOSAS SOBRE EL VERSO DE LOS CANTARES: «TOTA ES
PULCHRA, AMICA MEA», QUE QUIERE DECIR:
«TODA ERES HERMOSA, AMIGA MíA».
A LA HERMOSURA Y GRACIA ESPIRITUAL DE
NUESTRA SEÑORA

GLOSAP

Tú, que al alto Rey del cielo,


Virgen, sin dolor pariste
y a los hijos de este suelo
inestimable consuelo
5 mediante el parto adquiriste,
adquiéreme gracia ahora,
celestial intercesora,
del que en ti la gracia emplea
y te dice a cualquier hora
10 tota es pulchra, amica mea.

345v 11
Tu gracia cantar querría
si me ayudases con ella,
graciosa virgen María,
que sin ella no podría
15 mi voz baja cantar de ella.
Y pues de gracia eres llena,
de gracia abunde mi vena
y mi voz graciosa sea
en la dulce cantilena.
20 Tota es pulchra, amica mea.

III
Eres toda tan hermosa
cuanto Dios quiso criarte
con su mano poderosa.
¿Dónde hallaremos cosa

675

+
EUGENIO DE SALAZAR

25 para poder compararte?


Y tu beldad te valió
que de ti se enamoró
el que el cielo señorea
y con amor te cantó:
30 tota es pulchra, amica mea.

IIII

Pintote el pintor eterno


tan linda y perficionada
que desde el cielo al infierno
fuiste imagen ab aeterno
35 muy perfecta y acabada.
Porque te dio sus colores
tan vivos que en tus loores
y en tu vista se recrea
y te dice el Dios de amores:
40 tota es pulchra, amica mea.

346r V
Por tu entera hermosura
te escogió el eterno Padre
para darte la ventura
sobre toda criatura
45 que a su hijo fueses madre.
Y la deidad soberana
en ti tomó carne humana,
por eso en cantar se emplea
la iglesia con voz ufana:
50 tota es pulchra, amica mea.

VI
Madre y esposa de aquel
solo Dios en ti encarnado,
antes del parto y en él
virgen fuiste y después de él

-
676
l
SILVA DE POESÍA

55 virgen gloriosa has quedado.


Y porque virginidad
y divina enteridad
tanto tu ser hermosea,
se canta de tu beldad,
60 tota es pulchra, amica mea.

VII
Escurece a las estrellas
tu rostro resplandeciente
porque la lindeza de ellas
no llega ni sus centellas
65 a tu beldad excelente.
Tampoco se te compara
la luna con bella cara
ni el sol que el orbe. rodea,
que eres tú toda más clara
70 tota es pulchra, amica mea.

3461' VIII
Tú, la más esclarecida;
tú, sobre todo reluces
porque en ti, reina de vida,
como en linterna metida
75 estuvo la luz de luces.
Y de ti nació la lumbre
que alumbró el valle y la cumbre
y a doquiera centellea,
luz de perpetua costumbre:
80 tota es pulchra, amica mea.

IX
eva MAría
La fealdad que hallaste
de nuestra madre primera
con tu beldad la quitaste
y el mundo hermoseaste

677

+
EUGENIO DE SALAZAR

85 cual florida primavera.


Tu persona y ser levanta
por ser tu belleza tanta
y de sus joyas te arrea
el dulce esposo y te canta:
90 tota es pulchra, amica mea.

X
Serena y divina luna,
tú, por gracia celestial,
fuiste aquella sola y una
que salió sin raza alguna
95 de pecado original.
El ángel y el serafín,
arcángel y querubín
cantando se saborea
de ti y cantará sin fin:
100 tota es pulchra, amica mea.

347r XI
De estrellas resplandecientes,
¡oh gran reina!, es tu corona.
De gracias sobre excelentes
te cubrió sobre las gentes
105 el que a tu ruego perdona.
Toda llena de limpieza,
toda llena de pureza,
llena de la eterna idea,
toda llena de grandeza,
110 tota es pulchra, amica mea.

XII
Tú estás siempre abogando
por este culpado mundo
y al juez alto rogando
que de su piedad usando

678
SILVA DE POESÍA

nos condene al profundo.


110
115
Piadosa madrey amiga,
mj alma por ti consiga
que ante tu hijo te vea
y en su presencia te diga:
120 tata es pulchra, amica mea.

268
GLÓSANSE LAS PALABRAS DE SAN FRANCISCO
¿QUIÉN ERES Tú Y QUIEN SOY YO?

GLOSA 11

I
La soberbia desbarata
todo buen conocimiento
y tan malos tratos trata
que, como agua al fuego, mata
s al justo agradecimiento.
Esta a Luzbel arrojó
del cielo hasta el infierno,
esta al triste no dejó
decir: Oh gran Dios eterno,
10 ¿quién eres Tú y quién soy yo?

II
Señor, esta hinchazón
que de tu reino destierra,
no entre en mi corazón
porque juzgue sin pasión
15 que eres Tú, Dios,yyo, tierra.
Que el que así no lo juzgó
merece, cuando más sienta,

679
EUGENIO DE SALAZAR

oír lo que no pensó,


que le digas por afrenta:
20 ¿quién eres Tú y quién soy yo?

348r III
Tú eres mi criador,
yo, tu indigna criatura;
Tú, mi Dios y mi Señor,
yo soy tu siervo menor
25 si me dieres tal ventura;
Tú, quien todo lo crió,
yo, gusanillo del suelo;
Tú, el que ab aeterno reinó.
Dame a entender, Rey del cielo,
30 ¿quién eres Tú y quién soy yo?

IV
Tú, mi Dios omnipotente,
yo, menos que un vil pelillo;
Tú, Dios benigno y clemente;
Tú, Dios justo y excelente,
35 uno y trino a quien me humillo.
Luz que todo lo alumbró,
mar de gracia y caridad,
Dios que por nos se humanó,
esencia de la bondad.
40 ¿Quién eres Tú y quién soy yo?

V
Tú eres el que bajaste
de tu trono soberano
y al hombre te sujetaste
por salvar como salvaste
45 al triste género humano.
Yo, quien siempre te ofendió,
Tú el que en cruz por mí moriste.

680
SILVA DE POESÍA

¡Oh cuán bien se conoció


en lo que por mí sufriste
50 quién eres Tú y quién soy yo!

348V
VI
Que si esto considerase
el que mal se conociese,
yo fío que él se alcanzase
a pocos pasos que andase
55 y a conocerse viniese.
Y como quien despertó
de un sueño muy profundo
que viendo reconoció
dijese: ¡Oh, Señor del mundo!,
60 ¿quién eres Tú y quién soy yo?

VII
Y el que esto no considera
ni lo tiene en la memoria
cuitado de él, que va fuera
de la derecha carrera
65 por do se va a eterna gloria.
Y si Escila le sorbió,
dirá viéndose sorbido:
mi culpa lo mereció,
Dios, pues nunca he conocido
70 quién eres Tú y quién soy yo.

VIII
Quien no teme el grave cargo
ni el alcance del pecar
y se atreve, sin embargo,
a su Dios, el día amargo,
75 ¿cómo se ha de descargar?
Dichoso quien cuenta dio
si la majestad piadosa

681

+
EUGENIO DE SALAZAR

por cargo no le asentó


la partida cuantiosa:
80 ¿Quién eres Tú y quién soy yo?

349r IX
Si ejecutados vamos
ante la vara infinita
por las deudas en que estamos,
aunque más nos opongamos,
85 ¿quién mostrará paga o quita?
Si no dice el que tomó,
siendo Dios, humano nombre:
tu deuda se perdonó
para que conozcas hombre
90 quién eres tú y quién soy Yo.

X
¡Oh mi Dios!, ¿quién alcanzara
conocerte y conocerse?,
¿oh quién hasta ti se alzara
o quién hasta sí bajara
95 para a ti y a sí entenderse?
Como tu sangre aclaró
los ojos del buen Longinos
y aclarados tu ser vio,
vean mis ojos indinos
100 quién eres Tú y quién soy yo.

269
349v TRADÚCENSE Y GLÓSANSE LAS PALABRAS
DE SAN PABLO AD GALATAS, C. 2

Vivo autem,
iam non ego,
vivit in me Christus.

682
SILVA DE POESÍA

ren decir:
aue quie
Vivo yo
ya no yo,
vive en mí
el que en cruz murió por mí.

GLOSA III

5 La hora que considero


las grandezas del Dios mío
y bienes que de Él espero
y de este mundo ratero
mis pensamientos desvío
10 y la buena hora que veo
que el celestial oreo
me cubrió,
esperando el bien que creo,
vivo yo.
15 Mas si el adversario tienta
y al herrar tengo el pie quedo,
del vivir no hago cuenta
como quien va con tormenta
del morir menos de un dedo;
350r 20 y entonces, así apartado
de Dios, muero en el pecado
que me asió,
y digo: Ya desdichado,
ya no yo.
25 Ya no yo para tenerme
por vivo pues estoy muerto,
ya no yo para valerme,
ya no yo para entenderme
en tan grave desconcierto;
30 que pues mi pecado fuerte
me privó, mi Dios, de verte
ya morí

683


EUGENIO DE SALAZAR

y la más terrible muerte


vive en mí.
35 Vive en mí un tan grave sueño
y una ceguedad tamaña
que el mal amo, el bien desdeño
y no siento más que un leño
lo que me aprovecha o daña.
40 ¡Ay me!, ¿quién me sacaría
de la infernal berbería
donde a ciegas me metí
si no diese lumbre y guía
el que en cruz murió por mí?
350v 45 Yo vivo cuando en Dios vivo
no cuando en mí, que es morir;
vivo si en su amor estribo
y si mi Dios y hombre vivo
quiere en mí, indigno, vivir.
50 Mas cuando su majestad
de mí por mi suciedad
se salió
no diría con verdad
vivo yo.
55 Ya no yo el yo que antes era
que aquel yo no me asentaba;
era un yo que nunca fuera
yo que si no reviviera
en Dios más que muerto estaba.
60 Triste del triste que muere
si en Cristo no reviviere,
triste, no
oirá, cuando a Dios oyere,
ya no yo.
65 Y merecerá tal pena
quien cometiere tal culpa
pues tu voluntad condena,
¡oh mi Dios!, por ser tan buena

684
SILVA DE POESÍA

y quita toda desculpa.


7o Tú, en nuestro amor ardiendo,
a cualquiera estás diciendo:
Muere en ti
porque, el hombre en sí muriendo,
vive en mí.

351r 75
Haz, Señor, por tu pasión
que Tú en mí y yo en ti viva;
levanta mi corazón
y sus alas a tu son
se batan la cumbre arriba.
so Yo no espero que la rueda
me trabuque a do no pueda
salir que, aunque merecí
mucho mal, más bien me queda
el que en cruz murió por mí.

270
Es mucho ganar el mundo Hizo esta cabeza de villancico
y mucho más de estimar el insigne maestro Ambrosio de
Morales, catedrático de Retórica en
saberle menospreciar. la Universidad de Alcalá.

271
GLOSAIIII

De nuestros padres mayores


s el delito tan dañoso
como a hijos de traidores
nos dejó por sucesores
en su daño contagioso.
Y Dios, viendo que sin puerto
10 iba su mundo al profundo,
su hijo envió encubierto
a ganarle porque, cierto,
es mucho ganar el mundo.

685
EUGENIO DE SALAZAR

351v Por el hombre más servil


15 que en el universo hubiera
y aun por un mosquito vil
este mundo y otros mil
perderse nonada fuera
en comparación de ver
20 que Dios vino a se humanar
para su mundo valer,
que esto es más de encarecer
y mucho más de estimar.
¡Oh, que afrentas padeció
25 el Hijo de Dios eterno
y qué poco se le dio
de sufrir lo que sufrió
por librarnos del infierno!
Entendió divinamente
30 que para haber de ganar
el mundo más fácilmente
era cosa conveniente
saberle menospreciar.

272
[VILLANCICO]

Hoy la gran falta se cobra Hizo esta cabeza de villancico el


y se rescata la vida doctísimo maestro fray Mando,
catedrático de prima en la facultad
con tan preciosa comida. teológica en la Universidad de
Salamanca para una fiesta del
santísimo sacramento.
273
GLOSA V

352r El género humano estaba


de gracia falto y ganoso
la cual mucho le importaba
por ser medio que mediaba

686

--
SILVA DE POESÍA

5 para el fin sin fin gozoso.


Mas hizo Dios hoy tal obra
que volvió la falta en sobra
haciéndose tal manjar
que con su virtud sin par
10 hoy la gran falta se cobra.
Un saludable bocado
de medicinal triaca
que toma el emponzoñado
de la víbora picado
15 toda la ponzoña saca.
Así, el alma más mordida
de la culpa y más perdida
que se prueba afina y harta,
de este manjar su mal mata
20 y se rescata la vida.
Este gran mantenimiento
del pecado nos defiende,
da confortación y aliento
para el alto ensalzamiento
25 de donde por nos desciende.
Hoy el redentor convida
con su carne y por bebida
da su sangre substanciosa:
alma no te falta cosa
30 con tan preciosa comida.

274
[VILLANCICO]
352v Bajose el sacre real Esta cabeza de villancico está
a la garza por asilla glosada otras dos veces en la
segunda parte de este volumen.
y hiriose sin herilla.

687

it
EUGENIO DE SALAZAR

275
GLOSA VI

APLICÁNDOSE ESTE VILLANCICO AL MISTERIO DE


LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS

Habíase decretado
por la eterna Trinidad
que el Verbo fuese encarnado
para muerte del pecado
5 del hombre y su libertad.
Y el sacre divino fuese
el que en la Virgen viniese,
bella garza celestial,
y porque esto se cumpliese
10 bajase el sacre real.
Que aunque andaba levantada
la garza con alto vuelo,
era muy sobrepujada
del sacre, cuya morada
15 es en el más alto cielo.
Y así, porque la alcanzase
y el Verbo eterno encarnase
por tan alta maravilla,
fue bien que el sacre bajase
20 a la garza por asilla.
353r ¡Oh bajada soberana
con que toma el Verbo eterno
en la Virgen tan de gana
la naturaleza humana
25 por librarnos del infierno!
Pero aunque el sacre bajó
y a la garza alcance dio,
ella quedó sin mancilla
y él en su amor se hirió
30 y hiriose sin herilla.

688
SILVA DE POESÍA

276
[CANCIÓN]]

Dios puso en hombre su nombre Esta cabeza de canción hizo


y en la cruz puso hombre y Dios Silvestre, famoso poeta
castellano de Granada.
que para salvar al hombre
fueron menester los dos.

277
GLOSA VII

Pospuesto aquel grave error


por el hombre cometido,
Dios, con infinito amor,
quiso ser su redentor
s de humana carne vestido.
Y por nos dejar memoria
grata del hecho y victoria
con el humanal renombre,
en hombre puesta su gloria
10 Dios puso en hombre su nombre.
353v Decid, hombres, ¿quién pensara,
aunque en solo Dios cabía,
que Dios inmenso incarnara \
y tal muerte soportara
15 por lo que el hombre debía?
Satanás quedó confuso
de entender el no visto uso,
que Dios, por salvar a los
hombres, Dios en hombre puso
20 y en la cruz puso hombre y Dios.
¿Para qué, Dios, encarnaste
y gran Dios y hombre naciste?,
¿para qué te sujetaste
al hombre que Tú criaste

689


EUGENIO DE SALAZAR

25 y por él en cruz moriste?


¡Oh Rey de sumo poder!,
quien conoce el gran querer
que nos tienes no se asombre
pues por él podrá entender
30 que para salvar al hombre
el hombre sin Dios no fuera
bastante para tal hecho,
que pagarse no pudiera
sin Dios la culpa primera
35 por el rigor del derecho.
Y habiéndose de seguir
que para nos redimir
uno muriese por nos
corno Dios no ha de morir
40 fueron menester los dos.

278
[CANCIÓN]

354r Con su muerte dio la muerte


a la muerte nuestra vida
y a nos, vida viva y fuerte
de su muerte en cruz nacida.

279
GLOSA VIII

Con razón podías temer,


alma, la culpa primera
y de ti qué había de ser
si con inmenso querer
5 Dios de ti no se doliera.
Mas ya no hay de qué temerte:
cree y espera y arna fuerte

690
SILVA DE POESÍA

que el hijo del inmortal


a la gran muerte eternal
10 con su muerte dio la muerte.
En la cruz quiso subir
porque a su gloria subieses
y en la cruz quiso morir
la vida de tu vivir
15 porque tú siempre vivieses.
Y desde que en cruz salida
fue su alma esclarecida
de este mundo desterró
y en el profundo encerró
20 a la muerte nuestra vida.
354V ¡Oh, muerte de tanto fruto
por quien ya libres vivimos,
muerte que nos quitó el luto
y aquel perpetuo tributo
25 que en fe y obras redimimos!
¡Oh, quién mereciera verte
hora de tan buena suerte
cuando en cruz crucificado
Cristo dio muerte al pecado
30 y a nos vida viva y fuerte!
Dios humanado en el suelo,
puesto en cruz, cerró el profundo
y abrió las puertas del cielo
y también echó el anzuelo
35 con que pescó a todo el mundo.
Alégrate alma afligida
de tu redentor valida
con su preciosa pasión
y goza tu redención
40 de su muerte en cruz nacida.

691
EUGENIO DE SALAZAR

280
[CANCIÓN]

Ven, muerte, tan escondida Esta cabeza de canción hizo el


que no te sienta el venir ingeniosísimo doctor Vega, médic
o de¡
pulso del serenísimo príncipe d
porque el gozo del morir on Carlos
no me torne a dar la vida.

281
GLOSAIX

355r Eres, muerte, el paradero


de las miserias del mundo,
principio del gozo entero
que nace del ser primero
5 que será siempre jocundo.
¡Oh, si me fuese otorgado
por mi Dios que sin pecado
pudiese decir en vida:
Ven día tan deseado,
10 ven, muerte, tan escondida!
Ven y acaba las zozobras
a quien vive tan sujeto;
pon fin a las malas obras
y a las faltas y a las sobras
15 que contra mi Dios cometo.
Mas porque mi corazón
primero con contrición
se alivie para partir,
no vengas, muerte, de son
20 que no te sienta el venir.
Tú eres segura puente
de la bienaventuranza,
paso de la buena gente
que obró acá con ardiente

692
SILVA DE POESÍA

25 caridad, fe y esperanza.
Con esta vida no veo
la vida eterna que creo:
¿por qué me pena el vivir?,
¿por qué el acabar deseo?,
30 ¿por qué el gozo del morir?
La vida me dio muriendo
355V
mi Redentor soberano;
la vida me da viviendo
cuando, mis caídas viendo,
35 me da su gloriosa mano.
Ven, muerte, por mí muy bella,
limpia y clara como estrella
antes que dé tal caída
que enojado mi Dios de ella
40 no me torne a dar la vida.

282
[CANCIÓN AJENA]

El niño recién nacido Cabeza de canción ajena.


un dulce nombre recibe,
que el que le alcanzare vive
y el que no, queda perdido.

283
GLOSA DEL AUTOR. Xª

De aquel divino gobierno


de la eterna trinidad
salió aquel decreto tierno
que el hijo de Dios eterno
s tome nuestra humanidad.
Y pues derrama hoy por nos
sangre aquel uno que es dos,

693
EUGENIO DE SALAZAR

sea muy bien recebido


porque no es menos que Dios
10 el niño recién nacido.
356r Que su nombre bien nos muestra
su poder y gracia suma
y en esta divina muestra
para el mal y muerte nuestra
15 todo el remedio se suma.
Pues Jesús es guardador
nombre propio del Señor
quien con Él se sobrescribe
para gozar su favor
20 un dulce nombre recibe.
Triste del alma perdida,
digna de su perdición,
que de tal nombre se olvida
pues perderá eterna vida
25 con eterna salvación.
Y dichosa la que gana
la riqueza sobrehumana
que el rico hombre percibe,
que es la vida soberana,
30 que el que le alcanzare vive.
Y pues promete victoria
en todo dudoso trance
el nombre de gran memoria
alcancemos alta gloria
35 dando al alto nombre alcance.
Tu dulce son me recuerde
y en mi alma estés muy verde,
¡oh Jesús, nombre subido!,
pues gana el que en ti se pierde
40 y el que no, queda perdido.

694
SILVA DE POESÍA

284
A LA MISMA, OTRA GLOSA DEL AUTOR. XIª
356V
¿ Qué muestras de más amor
que venderse a gente dura
por los siervos del Señor,
transformarse el Criador
5 en su propia criatura,
dar hoy señal de pasión
por la compra y ser venido
a comprarnos redención
con más que enorme lesión
10 el niño recién nacido?
Y por quedar obligado
a la salvación del hombre,
que estaba en tan pobre estado,
la obligación ha firmado
15 Jesús de su propio nombre.
Que el dulce dador de vida
porque desde luego arribe,
gustando el alma caída,
del dulce de su venida
20 un dulce nombre recibe.
Nombre de tal maravilla
y de preeminencia tanta
que todo se le arrodilla
y el ser que más se le humilla
25 más crece y más se levanta.
Nombre de gloria y consuelo,
nombre en quien la alma revive,
nombre de Dios para el suelo,
nombre de quien sabe el cielo
30 que el que le alcanzare vive.
357r
Porque en la recia batalla
del hombre y el adversario,

695
EUGENIO DE SALAZAR

Jesús es el peto y malla


y el hombre en su nombre halla
35 valor contra su contrario.
Y el que en el lidiar dudoso
se vale de este apellido,
de vencido y temeroso
vuelve fuerte y victorioso
40 y el que no, queda perdido.

285
GLOSÁNDOSE LOS DOS PRESUPUESTOS SIGUIENTES

- En la vida está la muerte.


- En la muerte está la vida.
GLOSA XII

I
En esta mezquina era
van los tiempos de tal suerte
y las cosas de manera
que dirá, y muy bien, cualquiera
5 en la vida está la muerte.
Porque es ya tan trabajosa,
cojijosa y peligrosa
que el triste vivir convida
a decir por clara cosa:
10 en la muerte está la vida.

357v 11
¿Qué goza el hombre viviendo
vida para bien quererte
sino en ti vivir muriendo?,
¿cómo no ha de andar diciendo:
15 en la vida está la muerte?
Y pues el morir acaba

696
SILVA DE POESÍA

este penar, cosa brava,


y el alma desencogida
sale al gozo que esperaba,
20 en la muerte está la vida.

III
Los que vivimos, ¿qué vemos
sino mal y dolor fuerte?
De quien vivió, ¿qué leemos
sino cosas que entendemos
25 en la vida está la muerte?
Porque las calamidades,
trabajos y adversidades
son tantas que el bien se olvida,
y si he de decir verdades,
30 en la muerte está la vida.

IIII

La miseria y la pobreza
por todo el mundo se vierte
y hoy ser pobre es tal vileza
que viviendo sin riqueza
35 en la vida está la muerte.
Porque es tan menospreciado
el pobre desventurado
y su vida es tan corrida
que dirá por acertado:
40 en la muerte está la vida.
358r V
Del mundo va desterrada
porque todo desconcierte
la verdad, que es muy odiada,
y donde ella no es hallada
45 en la vida está la muerte.
Porque vida sin verdad

697
p: ..
EUGENIO DE SALAZAR

es vida de escuridad
donde todo mal se anida,
y al que está sin claridad
50 en la muerte está la vida.

VI
Desordenada codicia
hace que nadie despierte
del sueño de la malicia
y que diga la justicia:
55 en la vida está la muerte.
Porque a mí ya no me acatan,
antes se me desacatan
y ando sola y perseguida
y a los que a mí me maltratan,
60 en la muerte está la vida.

VII
Caridad no hay do esperalla,
a lo bueno no se advierte,
amistad no hay do buscalla
y cuando esto no se halla
65 en la vida está la muerte.
No se hallan sino engaños
y raíces de mil daños;
anda todo sin medida
bien se ve que en tales años
70 en la muerte está la vida.

358v VIII
La virtud alzó su vuelo
hacia al que en sí la convierte
y, en fin, se ha subido al cielo
por lo cual, acá en el suelo,
75 en la vida está la muerte.
Que donde virtud no mora

698
SILVA DB POESÍA

ni se estima ni se honora
ni es en nadie agradecida
muy buena es la postrer hora,
80 en la muerte está la vida.

IX
Ley de mi Dios tan profundo,
cuando acabo de entenderte
entiendo que, si me fundo
y vivo en la ley del mundo,
85 en la vida está la muerte.
Y veo que no trabamos
de otro tronco ni otros ramos
y yendo tan de caída
para que más nos cayamos,
en la muerte está la vida.

X
Que si el triste pecador
a su Dios no se convierte,
el morir le es muy mejor
que ofendiendo a su criador
95 en la vida está la muerte.
Mas si deja de ofendelle
y se humilla a conocelle,
venturosa su partida
pues partiendo el alma a velle,
100 en la muerte está la vida.
359r XI
Cuando a nuestros malos vicios
el ánima se divierte
y sale fuera de quicios
viviendo en tales oficios,
105 en la vida está la muerte.
Venturosa la ventura

699


"i
EUGENIO DE SALAZAR

del alma que en Dios se apura


y parte en su amor ardida,
pues en hora tan segura
llO en la muerte está la vida.

XII
¡Oh alto Señor divino!,
haz que yo atine y acierte
viviendo a tu buen camino
que si por él no camino,
llS en la vida está la muerte.
Y si aporto al claro puerto
de eterna gloria y concierto,
la muerte sea bien venida
pues si vivo estando muerto,
120 en la muerte está la vida.

286
359v PSALMO «QUID EST DEUS?» Este psalmo se ha
de poner adelante
consecutivo al psalmo
11 1 y tras este los demás
Virtud divina, universal, eterna psalmos que se
eres Dios mío y de virtudes fuente siguieren. Está el psalmo
primero a hoja 489.
de donde el cielo y tierra se gobierna.
Sabiduría inmensa, no patente
5 sino a ti solo y a tu ser profundo,
don tuyo a ti debido solamente.
Virtud de omnipotencia con que el mundo
superior e inferior criaste
y los perpetuos senos del profundo,
10 con que el gran firmamento así afirmaste
y el primer móvil anda en movimiento
perpetuo porque Tú se lo mandaste.

700
SILVA DE POESÍA

Virtud que de la luna el crecimiento


y la flaca menguante estatuiste,
15 propincuidad del sol y apartamiento.
Virtud que al hombre ser y vida diste
con que te sirva y sin cesar te alabe
y con la alma inmortal que le infundiste.
Virtud inmensa que en lugar no cabe
20 si por su gran bondad no se encogiese
por bien del que más sabe y menos sabe.
Virtud de ardiente amor, quién mereciese
que tú le amases, ¡oh Amador eterno!,
y en fuego de tu amor contino ardiese.
25 Virtud de pío y paternal gobierno
y de misericordia incomprehensible
contra las fuerzas del rabioso infierno.
Y virtud de justicia incorruptible
que para el alma ingrata y criminosa
30 heciste cárcel de dolor terrible.
Virtud jocunda, de visión gloriosa
para premiar a aquellos que te amaron
y por ti pospusieron toda cosa.
360r Virtud a quien temieron y acataron
35 las infernales furias de contino
y tus mandatos nunca traspasaron.
Virtud que usando del poder divino
criaste las celestes jerarquías
para el servicio de tu ser tan dino.
40 Virtud que las tinieblas nos desvías
y en cielo y tierra siempre resplandeces
y con tu luz preparas nuestras vías.
Virtud eres de gracia, que engrandeces
a las felices almas que bien quieres
45 y con tus altos dones enriqueces.

701
EUGENIO DE SALAZAR

Virtud de aquel haber de los haberes


que encierras, Dios, en tu profundo seno,
que comunicarás a quien quisieres.
Virtud que es todo el bien, todo lo bueno,
50 el todo del bien todo, sin medida,
de todo lo celeste y lo terreno.
Virtud de hermosura esclarecida,
de suma perfeción, fuerza y grandeza,
virtud por ti, Dios, solo percebida.
55 Virtud que reina por naturaleza,
en todo y sobre todo predomina.
Virtud de clementísima nobleza.
Y virtud de verdad perfecta y fina
soberanía y majestad suprema,
60 substancia pura de deidad divina.
Virtud que sola es la virtud extrema,
simple virtud sin compostura alguna,
de todos bienes el discurso y tema.
Virtud no variable, mas siempre una,
65 a mutabilidad jamás sujeta,
de rueda fija divinal fortuna.
360v Virtud donde no hay parte no perfeta,
que ni puede crecer ni mejorarse.
Virtud que lo alto y bajo la respeta.
70 Virtud de luz que no podrá mirarse.
Virtud de un gusto y un sabor tan puro
que no puede con otro el alma hartarse.
Virtud que lo pasado y lo futuro
tiene presente y todo lo dispone
75 en modo más discreto y más seguro.
Virtud que al alma en todo bien empone.
Virtud de inexplicable dulcedumbre,
digna que el suelo y cielo la pregone.

702
SILVA DE POESÍA

Ser que del valle a la celeste cumbre


so a lo criado y por criar anima
y alumbra con hermosa y clara lumbre.
Virtud tal que con precio no se estima,
que a todo entendimiento le transciende
y de fidelidad se dio la prima.
85 Virtud que el serafín no comprehende.
Virtud que eres quien eres y esto basta,
que de tu ser más que esto no se entiende.
Virtud que aquel que en explicarte gasta
el tiempo y las palabras hace ofensa
90 al ser que es ser sin desde y ser sin hasta.
¡Oh, largo Dios, cuán larga es tu despensa
para el sustento de las criaturas!
¿Quién es tan malo que ofenderte piensa?,
¿quién andará tan ciego y tan a escuras?,
95 ¿cuál será aquel tan bruto y tan ingrato
que tenga con tal Dios entrañas duras?,
36lr ¿quién será tan villano y de mal trato
que no acuda al Señor, que es tan amable,
y cante de él mil loores cada rato?
100 Mi alma loe al bien que es tan loable,
a ti, Señor, que debes ser loado,
a ti, que eres Dios, justo e inefable.
Tú, que ordenaste aquel eterno estado
para tu majestad y tus queridos,
105 Tú debes ser querido y adorado.
Tú, que el triste lugar de los gemidos
señalaste a los tristes condenados
de ti con razón tanta aborrecidos.
Alabo a ti, mi Dios, que mis pecados
IIO en tus hombros tomaste en cruz pesada
y en tu pasión me fueron descargados.

703


EUGENIO DE SALAZAR

A ti, sin quien soy menos que la nada,


a ti por cuya muerte ya merezco
que sea esta alma tuya de ti amada.
ll5 Muévate, alto Señor, lo que padezco,
mira que ya no puedo yo llevallo,
a tu poder y tu piedad me ofrezco.
Mira que peno si mis penas callo,
mira que no me presta si voceo;
120 sin ti, mi Dios, ningún remedio hallo.
Sin ti no ha de cumplirse mi deseo,
que es que por siervo tuyo me señales
y me des tu librea y rico arreo.
¡Oh, si entendiese yo lo que Tú vales,
125 Señor, y conociese lo que valgo
para remedio de mis graves males!
¿Por qué de mí no me destierro y salgo
a do te halle, Dios, y te suplique
me des tu gracia para valer algo?
361v 130 Me des tu amor y en mí se multiplique
y el fuego de tu sangre salutífera
me apure, limpie, esfuerce y clarifique.
Quite de mí la contagión mortífera,
críe en mi alma condición hidalga
135 y ante tu majestad muy odorífera.
Abre puertas, Señor, por donde salga
de mí el pecado, que me tiene asido;
tu presta mano, ¡oh Redentor!, me valga,
que está en mí como gato embravecido
140 en cerrado aposento, que arremete
al hombre que con él está metido.
No admita yo lo que este me promete,
que todo es torpe y malo, aunque gustoso,
ni cosa de su mano yo la acete.

704
SILVA DE POESÍA

145 A ti, Señor, a ti, Dios glorioso,


mi alma adora y a ti solo aspira,
de ti recebir quiere el don precioso,
a ti se vuelve, a ti, Señor, suspira,
a ti pide los dones y mercedes,
150 con ojos de piedad la alienta y mira.
Tú sabes bien y yo sé lo que puedes
y que podrás con solo un sí sacarme
de la maraña de infernales redes.
Y a cuanto bien Tú quieras levantarme,
155 si te place, Señor, yo lo merezca,
y que tu amor se meta a consolarme.
El mío haz para contigo crezca
como se debe a ti, Redentor mío,
y que jamás se mude o desfallezca.
362r 160 Pon en mi pecho valeroso brío
para vencer a todos mis contrarios,
que vienen con soberbio desafío.
Y con tan cautelosos adversarios
yo a lidiar brazo a brazo no me atrevo
165 que usan de sus reveses ordinarios.
Ni yo mis fuerzas con las suyas pruebo
si con tus fuertes manos no me armares
y dieres corazón y brazo nuevo;
si Tú, divino Sol, no me alumbrares
170 en el camino de esta selva escura
tan llena de peligros y pesares.
¿ Cómo podré salir a aquella altura
donde estás a los tuyos esperando
para les dar la superior ventura?
175 Ciego de mí que no sé por dónde ando
ni sé si a la siniestra o diestra me echo
ni atino al dónde voy ni acierto al cuándo.

705
EUGENIO DE SALAZAR

Buscando va la boca del estrecho


así el piloto por la costa larga
180 pensando dar con ella a corto trecho
para salir a puerto de descarga
adonde tiene la ganancia cierta,
donde la suerte y el caudal se alarga,
y al deseado estrecho no le acierta
185 porque en aquella costa es poco experto
y así no atina a la importante puerta.
Así, Señor, a aquese mar no acierto
de tu grandeza y tu divina gloria
que voy sin ojos por un mar incierto.
362v 190 Guíame Dios al puerto de victoria,
méteme en la alta mar y gran conhorte
de tu divinidad no transitoria
que no tengo otra guía ni otro norte.

287
PSALMO DE EXECRACIÓN CONTRA LOS QUE SON
INGRATOS A NUESTRO BUEN DIOS

III
Eterno criador de tierra y cielo,
supremo proveedor de las criaturas,
dador del bien y celestial consuelo;
Divino Dios que desde las alturas
s nuestra torpeza y ceguedad mirando
das clara luz a los que están a escuras;
Largo dador que nunca de estar dando
tu larga mano se verá cansada,
siempre nuestras pobrezas remediando;

706
SILVA DE POESÍA

10 Fuente de piedad nunca agotada


que el ancho cielo y larga tierra bañas
con vena para siempre dilatada;
Sempiterno amador que tus entrañas
de paternal amor tan abundantes
15 hacen en favor nuestro sus hazañas;
si no te amare, ¡oh Dios de los amantes!,
tu majestad me tenga aborrecido
desde mi nacimiento y muy más antes;

363r
si no te traigo, ¡oh dulce Dios!, metido
20 dentro, en mi corazón, con grande gusto,
no entre yo en tu reino esclarecido;
si te olvidare, ¡oh Dios clemente y justo!,
de mí se olvide mi derecha mano
y ella me dé el castigo de hombre injusto;
25 si el mirar mío al blanco soberano
de tu suma bondad no enderezare,
tu mirar pío yo desee en vano;
si por gustos del mundo te dejare,
jamás consiga yo los de tu gloria
30 ni la perdición mía se repare;
si de mi vida breve y transitoria
los días no ocupare en tu servicio,
no los reciba el año en su memoria
que no merecerán tal beneficio
35 días en que mi vida se empeora,
días gastados en tu deservicio;
no vean la luz de la dorada aurora
ni el claro resplandor del sol lumbroso,
escuridad los cubra a cualquier hora;
40 si por mi Señor solo, glorioso,
a ti, Dios, no tuviere sin negarte,
tus gajes pierda yo como alevoso;

707
EUGENIO DE SALAZAR

si no he de obedecerte y agradarte
como a mi padre y mi señor divino,
45 no tenga yo en tu herencia alguna parte;
si me saliere yo de tu camino,
no me vuelva a guiar tu clara estrella
en pena de mi error y desatino,
que no mereceré que la luz de ella
50 me saque del camino de la muerte
al de tu triunfante ciudad bella;
363v si me encerrare en el cerrado fuerte
de los deleites de la escura tierra,
no goce yo los del glorioso verte;
55 si al miserable pobre se le cierra
mi puerta y la piedad con él me falta,
de tu misericordia me destierra;
si a la necesidad y estrecha falta
de la viuda y del huérfano he faltado,
60 falte a mi alma el bien con que se esmalta;
si la justicia a alguno he denegado,
castígueme el rigor de tu justicia
sin que consiga yo ser perdonado;
si se pegó la mácula y malicia
65 a mis manos jamás, el Dios que adoro
dé rigurosa pena a tal codicia;
si me enfiucié en haberes, plata ni oro,
si en el vano favor de los humanos,
no gocé yo del celestial tesoro;
70 si alguna vez besé mis propias manos
a mí me atribuyendo lo que es tuyo,
niégame, Dios, tus bienes soberanos;
si con desdén del mal vestido huyo,
desdéñeme tu vista y tu grandeza,
75 desnudo quede yo del favor suyo;

708
SILVA DE POESÍA

si me holgué del mal y la pobreza


del que me caluniaba y mal quería,
no goce yo tu bien ni tu riqueza;
si al peón pobre de la heredad mía
80 retengo su jornal y sus sudores
y no le pago en ese mismo día,
yo siembre y otro coja mis labores,
otro se coma y goce el fruto de ellas
y nunca guste yo de sus sabores,
364r 85 ortigas nazcan en lo fértil de ellas
del trigo que sembrare en sus barbechos
y espinas en lugar de rosas bellas;
si no fueren mis pasos muy derechos
por el camino de tu ley divina
90 y la dificultad de sus estrechos,
mi oración, Señor, sea muy indina
ante tu soberano acatamiento,
resulte de ella mi eternal ruina;
salga sentencia de inmortal tormento
95 en el juicio universal terrible
contra mi tan culpable atrevimiento;
mi tiempo pase en sombra, sea invisible
y breve el triste curso de mis días
y a cualquier siervo tuyo aborrecible;
100 otro se meta en las fortunas mías,
en mi preeminencia y dignidades
cuando esperare nuevas mejorías;
ninguno acuda a mis necesidades,
nadie de mi dolor se condolezca
105 ni crea mis palabras ni verdades;
y mi memoria y sucesión perezca
en la pueril generación primera
y todo lo que es bien en mí fenezca;

709


EUGENIO DE SALAZAR

de mí se aparte aquella verdadera


110 divina bendición si me vistiere
la maldición y en maldición yo muera
si en mi pecho como agua la infundiere,
si yo la amare ella jamás me deje,
ella sea mía si yo suyo fuere;
115 nunca la fealdad de mí se aleje
si yo no amare, Dios, tu hermosura
ni te duelas de mí aunque más me queje;
364v acábese al momento mi ventura
si no me presta más para servirte
120 y me abrazare con la desventura;
si yo no mereciere, ¡oh Dios!, oírte
en voz de piedad tierna, amorosa
y diere mi alma ingrata en deservirte;
extíngase tu luz clara y lumbrosa
125 en mí como en el impío y nunca alumbre
y siempre esté mi vista tenebrosa;
apáguese ante mí cualquiera lumbre,
a tino vaya yo, como hombre ciego,
por el más llano valle y alta cumbre;
130 no me caliente tu divino fuego,
de la virtud los pasos se me acorten,
no sienta de tu gracia mi alma el riego,
no atine a los efectos que me importen
y mi propio consejo me despeñe,
135 mis males falsamente me conhorten,
al enemigo mi verdad se empeñe,
abrácese conmigo la ignorancia
y nunca mi caudal se desempeñe,

710
SILVA DE POESÍA

La muerte sea toda mi ganancia,


140 la vida triste espire brevemente
y todo lo que a mí me es de importancia.
Piísimo señor, Dios tan clemente,
libra este pobre, triste y miserable
que le oprime el contrario fuertemente;
145 desata aquesta lengua como hable
a ti, su criador, palabras dinas
de ti y te muestren afición notable;
anímenme tus voces tan divinas
a aqueste corazón que está temiendo
150 las mañas del contrario tan malinas;
ayúdame Señor, ven socorriendo
con tu misericordia en mis pasiones
que sin ti mi remedio no le entiendo.
365r No caya yo en aquestas maldiciones,
155 mi mano y mi poder sienta el contrario,
que es tuyo, y cesarán sus invasiones;
no permitas, Señor, que tributario
yo sea suyo, manda sin tardanza
de su padrón me tilde y calendario; El psalmo 1111 está
adelante, a hoja 492.
160 No permitas se frustre la esperanza
que tengo en tu eternal misericordia
de ver tu eterna bienaventuranza.
De aquesa alta ciudad de la concordia
me haz vecino y morador eterno.
165 No vea el seno yo de la discordia,
¡ay, pío Dios!, ni aporte al triste infierno.

711


EUGENIO DE SALAZAR

288
[VILLANCICO]

366r Llorad, mis ojos, llorad. Es villancico <ll\


l'tguo d
au tor m
. cie
rto' Cº e
Llorad, llorad y no canséis lll
aqu( con devoció élltasc
pues tanta razón tenéis. n.

289
COMENTO DEL AUTOR

Llorad, que siempre os cebáis


en las cosas de este suelo
y jamás os levantáis
al sol ni luna del cielo;
5 que, pues no alzáis vuestro vuelo,
con la tierra cegaréis,
pues tanta es.
Llorad bien, ojos sin tino
que os inclináis a dañarme
10 llevando por mal camino
los pies para despeñarme;
que, pues tratáis de matarme,
vosotros lo lloraréis,
pues tanta es.
15 Llorad que hecistes la entrega
del fuerte del corazón
a la sensualidad ciega
porque venza a la razón;
tal aleve y tal traición
20 es justo que lo paguéis,
pues tanta es.
366v Llorad ojos rebelados
a la reina que servís,
enemigos declarados

712
SILVA DE POESÍA

25 del alma por quien vivís;


que, pues que la deservís,
sus gajes no merecéis,
pues tanta es.
Llorad ojos, que os maldigo
30 por vuestra deslealtad.
Subistes el enemigo,
al hadrastro, voluntad,
de do bata con crueldad
al alma que aborrecéis,
35 pues tanta es.

290
CANCIÓN A LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
NUESTRO REDENTOR

Ante ayer con muertefuerte


fuiste, muerte, destruida;
hoy quedas más muerta muerte
pues resucitó la vida.
367r I
5 Destruyote con morir
nuestro Redentor eterno
y encerrote en el infierno
de do no podrás salir;
y pues estás tan caída
10 no procures levantarte
que expiró tu maña y arte
pues la vida es renacida.

II
Moriste con muerte buena,
tú, que dabas muerte mala,
15 y caíste de la escala
trabando ya de la almena;

713
EUGENIO DE SALAZAR

que la fuerza más crecida


del gran Dios de redención
con muerte y resurrección
20 dejó tu fuerza perdida.

III
Gloriosa muerte tal
que mató a la muerte astrosa,
resurrección gloriosa
que es para vida eternal.
2s ¡Oh, hazaña esclarecida,
que el vencido hoy vencedor
sale y con fuerza menor
la vencedora vencida!

291

367v Lucharon Dios y el Amor Cabeza de canción ajena.


en lo más alto del cielo
y Amor tuvo tal vigor
que dio con Dios en el suelo.

292
EXPOSICIÓN DEL AUTOR

I
s Dios es en Dios el amor
y consigo entró en la lucha
no con otro luchador
que esta fue fuerza mayor
vencer Él su fuerza mucha.

714
SILVA DE POESÍA

II

10 Y si con otro lidiara


Dios, que el mismo Dios no fuera,
fácilmente Él se venciera
pues venciendo Él no ganara
el honor que a Dios debiera.

III

15 Mas como luchó consigo


su pecho contra su pecho,
tu amor y grandeza digo,
fue muy más dudoso el hecho
que de enemigo a enemigo.

IIII
20 Empero como Dios vido
que por la primer malicia
fue gravemente ofendido
quiso ser por sí vencido
para darse su justicia.

368r V
25 Y así, luchando en el cielo,
Dios con ese Dios eterno,
el Amor piadoso y tierno,
que en Él es Dios, dio en el suelo
con Dios y aun en el infierno.

715
EUGENIO DE SALAZAR

293
371v DISCANTES SOBRE LAS PALABRAS DEL
PROFETA ESAÍAS, c. XI:
«Et egredietur virga de radice Iesse»,
QUE QUIERE DECIR
«Saldrá una vara de la raíz de Jesé»
APLICADAS A LA GLORIOSA NATIVIDAD DE
NUESTRA SEÑORA

DISCANTE I

Diamante fino labrado


por el eterno Maestro
en oro puro engastado
y de gracias esmaltado
s como convino al ser vuestro.
Ya quiere el Dios de la altura
salga vuestra hermosura,
hermosa Virgen María,
y se goce la ventura
10 de tan venturoso día.
372r Que salgáis luna encumbrada
a alumbrar la tenebrosa
noche y del sol alumbrada
que os tiene ya destinada
15 para su madre y esposa.
¡Oh dichoso nacimiento!,
¡oh hora de gran contento!,
que nazcáis, María, vos
para el santo advenimiento
20 del Redentor hombre y Dios;
para que de vos nos nazca
aquel divino cordero
que nuestros pecados pazca
y nuestra vida renazca

716
SILVA DE POESÍA

25 de su muerte en el madero;
para ser madre escogida
del dador de eterna vida,
matador de eterna muerte,
y seáis nuestra guarida
30 contra el enemigo fuerte.
Salís cual la linda aurora
con su lustroso arrebol;
hermosa, ¡oh alta señora!,
cual la luna que enamora,
35 y escogida como el sol.
Por luz podemos tener
vuestro precioso ser
lleno de gracia apacible,
pues venís a nos traer
40 a la luz inextinguible.
372V Venís, Virgen, a traernos
al Hijo de Dios eterno,
y con Él favorecernos
y libres por Él hacernos
45 del pecho del triste infierno.
Y pues sois la buena estrena
y contra el mal nuestro y pena,
en vos puso Dios el modo:
venid mucho en hora buena
50 que con vos viene el bien todo.
Ya el invierno riguroso
pasó con su tempestad
y el verano deleitoso,
blando, suave y gracioso
55 viene lleno de beldad.
Ya el temeroso señor
ha dejado su furor
que salió la clara estrella,
nació la divina flor,
60 llegó el tiempo del cogella.

717


EUGENIO DE SALAZAR

Vara sois que florecéis


con flor de paz en la guerra
y todo lo allanaréis,
¡oh Virgen,! pues llevaréis
65 la flor del cielo y la tierra.
Y vos al mundo saliendo
como salís, floreciendo
con un olor tan suave,
veréis al ángel diciendo
70 aquel glorioso «ave».
373r Vara del jardín divino
llena de tanta virtud
que por mano de Dios vino
a abrir en el mar camino
75 para el puerto de salud.
Vara tal que desde el suelo
hiere al alto y duro cielo
y saca de él claras fuentes
de piedad, gracia y consuelo
80 para la sed de las gentes.
Vara de aquella divina
justicia que Dios tomó
para dar pena condina
a la culpa tan malina
85 que el primer hombre incurrió.
La cual el Padre ejercita
con rigor por paga y quita
contra el Hijo de su nombre
y con piedad infinita
90 para con el mísero hombre.
Sois vara con que Dios mide
sin medida el bien al mundo,
con que sacude y despide
el mal que el bien nos impide
95 y la mancha del profundo,
con que mide su clemencia

718
SILVA DE POESÍA

con su divina potencia


sin limitar esta cuenta,
con que en nuestra gran pendencia
100 nuestro enemigo ahuyenta.

3 7 3V
Vos, el alto caduceo
que para paz nuestra viene
con plenario jubileo
a medida del deseo
105 de lo que al hombre conviene.
Vos, la vara de concordia
anuncio de la victoria
que por vos ha de alcanzarse
mediante el Rey de la gloria
uo que en vos tiene de encerrarse.
Vara sois que denotáis
el cetro del poder sumo
y ante el poder que mostráis
del que vos representáis
115 todo otro poder es humo.
En hora buena venistes,
en hora buena nacistes,
vara de más firme fe,
y en hora buena salistes
120 de la raíz de Jesé.

294
374r
SOBRE LAS PALABRAS DEL PSALMISTA, PSAL. 101:

«Ne revoces me in dimidio dierum meorum».


Que quiere decir:
«No me llames, Señor, en la mitad de mis días».

719
EUGENIO DE SALAZAR

DISCANTE II

Estos bríos peligrosos


da la verde juventud
y sus ímpetus furiosos
tan contrarios y dañosos
5 para la eterna salud,
pocas veces se moderan,
¡oh mi Dios!, y se apoderan
con tal fuerza en mis sentidos
que de ellos, aunque no quieran,
10 hacen como de vencidos.
374v Con la juventud vagando
no veo por dó me voy
cada paso estropezando,
cayendo y no levantando,
15 ni paro a pensar qué soy.
Ni me pongo un punto en vela
ni advierto que el tiempo vuela
y ayer hice labor vana
y hoy sin fruto se me cuela
20 y ya estoy casi en mañana.
Senda de ave levantada,
¿ qué vista habrá que la vea
ni del pez que en agua nada
ni de culebra pintada
25 que sobre piedra rastrea?
La senda por donde tira
mocedad toda es mentira,
estar ciego este camino,
que ni le ve quien le mira
30 ni el sabio le toma tino.
Ando en loco devaneo,
múdome con cada viento;
cualquier liviandad que veo
me lleva tras sí el deseo

720
SILVA DE POESÍA

35
y en lo malo me contento.
Oh días desventurados,
quién os viese ya pasados,
días de gran confusión
cuando tras ojos cerrados
40 se abalanza el corazón.
Huyo tan poco los daños
37Sr
y, en fin, es tal mi vivir
en mis juveniles años
como si fuesen tamaños
45 que no hubiese de morir.
Mi corazón sin limpieza,
mi corazón con dureza
y muy más frío que el hielo
y con tan mortal graveza
50 que no se alivia del suelo.
Mi pensamiento rastrero
anda en cosas de la tierra,
no pienso ni considero
aquel solo bien entero
55 que en ti, Dios mío, se encierra.
Porque las inclinaciones
de los mozos corazones
van lejos del bien eterno
y llegadas a ocasiones
60 que encaminan al infierno.
Ni me duelen los dolores
que a mis prójimos fatigan
ni corrijo sus errores,
sino pásamelo en flores
65 o mal hagan o mal digan.
¡Ojalá más mal no hubiese
y que yo mal no hiciese
ni dijese mal de alguno
y que a ti, mi Dios, pluguiese
70 que ayunase yo este ayuno!

721

t
EUGENIO DE SALAZAR

375v Como a cautivo seguro


mi enemigo me trata:
ni me mira si procuro
dejarle y saltar su muro
75 ni de mí ya se recata.
¡Ay!, que ve que soy novicio
y ve que amo su servicio,
ve que del ojo le guiño
y me saboreo en el vicio
80 como en la melcocha el niño.
Ve que juventud me inclina
a los potajes que el guisa
y que aguijo a su cocina
por llegar yo más aína
85 pensando que ha de haber prisa.
Veme a sí tan allegado
y de mí tan descuidado
y de lo que me conviene
que no ha menester cuidado
90 de quien cuidado no tiene.
Déjame llegar a edad,
(¡oh mi Dios!, por tu clemencia)
que vea mi ceguedad
y purgue mi suciedad
95 con fuego de penitencia.
No me eches con los infames,
pues nací para que me ames;
da rienda a las horas mías,
¡oh Señor!, y no me llames
100 en la mitad de mis días.

722
SILVA DE POESÍA

295
SOBRE LAS PALABRAS DEL PSALMISTA:
«Descendant in infernum víventes», PSAL. 54,
QUE QUIERE DECIR:
«Desciendan al infierno los hombre cuanto viven en este
mundo»

DISCANT E III

Viendo el sol resplandeciente


y al cielo claro y sereno
la inconsiderada gente,
no se les_ pone presente
5 el fogoso rayo y trueno.
Y los que andan con pujanza
siempre en el mar con bonanza
ni se acuerdan que hay fortuna
ni tienen sospecha alguna
10 de repentina mudanza.
Los que paz tranquila tienen
no se fatigan temiendo
las guerras que sobrevienen
ni las cosas que convienen
15 para el tiempo previniendo.
Ni temen las crueldades,
tr�bajos, calamidades
que la guerra trae consigo
ni ha temor de su enemigo,
20 quien se ve en prosperidades.
376v El que está en año abundoso
nunca de la hambre trata
ni la vela del pomposo
previene el impetuoso
25 viento que la desbarata.
Y al que no le duele nada,
tiene por cosa excusada

723
EUGENIO DE SALAZAR

del médico aprovecharse


y en las chozas encerrarse,
30 quien tiene buena posada.
Tempestades de natura
conviene que el hombre vea
porque no fíe en ventura
y entienda que de la altura
35 viene el bien y así lo crea.
Ver el sol de su alegría
turbio y ofuscado el día
de los prósperos sucesos,
endereza los aviesos
40 de la ciega puntería.
Las aguas impetuosas
del mar de sensualidad
que con olas peligrosas
hieren las velas ganosas
45 del puerto de claridad
despiertan al marinero
y hacen que con entero
juicio su nave guíe
y en los vientos no confíe,
50 sino en su Dios verdadero.
377r Hambre y sed se ha de sufrir
en la vida natural
y esta bien se ha de sentir
para enseñarse a huir
55 la hambre y sed infernal.
Y en guerra de tentaciones,
de trabajos y afliciones
conviene el hombre romperse
para vencer y vencerse
60 y rendir a sus pasiones.
Salud es tener dolores
porque al médico llamemos

724
SILVA DE POESÍA

y nuestros malos humores


con dietas y con sudores
65 de penitencia purguemos.
Y advirtamos cuánto afina
la celestial medicina
al cuerpo y alma indispuesta
y subamos por la cuesta
70 a la morada divina.
Los que le saben curar,
estando en verde el caballo,
le dejan mucho ensuciar
y en estiércol revolcar
75 para más lucio sacalle.
Pues para aluciar su tez,
se vuelque el hombre en la hez
de las penas infernales
que son unas mudas tales
80 que en nieve vuelven la pez.
377v Allá al infierno descienda
quien al cielo subir quiere,
allá escudriñe y entienda,
allá note y reprehenda
85 y tema lo que allá viere.
Y con la contemplación
y ojos del alma y razón
a ratos lo mire todo
porque saque de allí el modo
90 de evitar su perdición.
Considere las escuras
tinieblas de aquella sima,
advierta a las penas duras
y cadenas tan seguras
95 de ser rompidas con lima,
oya los tristes gemidos
y confusos alaridos
de las almas condenadas

725

�1 :
1 '

EUGENIO DE SALAZAR

y en penas tan agravadas


100 despierte bien los sentidos.
La duración perdurable
de fuego tan insufrible,
la culpa tan espantable
y la envidia detestable
105 de aquella canalla horrible,
la ira del soberano
y ejecución de su mano,
la confusión tan confusa
que entre los dañados se usa,
no note el cuidoso cristiano.
378r Juzgue con cuánta justicia
desesperan del remedio
las cabezas de malicia
y ejerciendo esta milicia
ns vencerá con este medio.
Que para que al cielo arriben
los hombres que se aperciben
para el alto premio eterno,
han de bajar al infierno
120 mientras en el mundo viven.

296
SOBRE LAS PALABRAS DEL PSALMISTA, PSAL. 15:
«Dixi Dominus meus: Deus meus es tu quoniam bonorum
meorum no eges»
QUE QUIERE DECIR:
«Dije al Señor: Tú eres mi Dios porque no has menester los
bienes míos»

DISCANTE IIII

El que no tiene qué dar


no vale para señor

726
SILVA DE POESÍA

ni vale para mandar,


que el señor ha de ayudar
5 con merced o con favor.
Y el que no tiene poder
y a otros ha menester
no debe ensoberbecerse,
antes es bien someterse
10 al que le puede valer.

378V A mí mismo me aconsejo,


Dios mío, si bien me entiendo,
pues si me miro en tu espejo,
cuando mozo y cuando viejo,
15 y mi poder comprehendo,
me veré triste y cuitado,
de todo necesitado
y más de tu piedad,
tan vacío de bondad
20 cuanto lleno de pecado.
De ti tengo de valerme
si merezco ser valido,
de tus bienes socorrerme
con ellos enriquecerme
25 y ganarme de perdido.
Y con tu inmensa largueza
se remedia mi pobreza,
mis males sana tu mano;
sé, y no todo, lo que gano
30 siendo siervo de tu alteza.
Como leche me cuajaste
en el vientre de mi madre,
con nervios fortificaste
este cuerpo que criaste,
35 Criador eterno y Padre;
y esta ánima me infundiste
que con tus manos heciste
de potencias guarnecida

727
EUGENIO DE SALAZAR

con que conquiste la vida


40 eterna que en ti consiste.
379r Tú me das luz en el día,
de noche me das reposo,
Tú riges la nave mía,
eres mi ayuda y mi guía
45 y sin ti ni valgo ni oso.
Sírvenme sin pena alguna
tus estrellas, sol y luna,
tus cielos y tus regiones,
tu tierra y mar y tus dones
so aun desde antes de la cuna.
Tiempo me das oportuno,
mi Dios, para contemplarte;
Tú me hartas cuando ayuno,
para diez me das, siendo uno:
SS ¿quién dejará de alabarte?
Válgome de tus talentos
y divinos sacramentos.
Yo confieso que en ti creo
y que cuanto bien poseo
60 de ti viene por momentos.
Mas Tú, ¿qué podrás decir?,
¿qué has llevado de mi pecho,
Dios mío, sin te servir,
sino contino sufrir
65 las ofensas que te he hecho?
Rey que siempre reinarás,
¿cuándo menester habrás
mi persona ni mis bienes,
Tú que puedes, Tú que tienes
70 para mil mundos y más?
379v Ser yo justo, ¿qué aprovecha
a tu majestad divina?,
¿qué te doy yo si se estrecha

728
SILVA DE POESÍA

mi alma y si por derecha


75 senda para ti camina?,
y si de ti estoy extraño,
alto Dios, ¿en qué te engaño
o qué mal te viene de ello?
¡Ay, que no dejo de vello
80 que es mío el provecho o daño!
¿Qué bien se me repartió
que a ti necesario sea?
Pues lo que poseo yo
no ignoras quién me lo dio,
85 ni hay ciego que no lo vea.
¿Qué te prestará tal obra
si te doy lo que te sobra
y lo que yo hube de ti?
Reírte puedes de mí
90 si aquesto me da zozobra.
En fin, está manifiesto
que Tú no has menester cosa
de cuantas en mí hayas puesto,
pues me armó de todo el resto
95 tu largueza generosa.
Mis bienes y señorío,
sin los de tu poderío
son bienes sin cosa buena
y por eso a boca llena
100 · digo que eres Tú el Dios mío.

297
380r SOBRE LAS PALABRAS DE CRISTO NUESTRO
REDENTOR

«Panis quem ego daba, caro mea est pro mundi vita». loan., 6.

729
EUGENIO DE SALAZAR

DISCANTE V

Para sí contrario y crudo


cuanto a otros piadoso,
el pelícano amoroso
rompe con el pico agudo
s su pecho franco y hermoso;
y rompido, a sus hijuelos
en sus entrañas alienta,
con ellas los alimenta
y el señor de tierra y cielos
10 con su carne nos sustenta.
Dice: El pan que yo daré
es mi carne gloriosa
para vida venturosa
del mundo que yo crie
1s y su redención gozosa.
Carne da y con ella unida
alma y Dios benigno y fuerte.
¡Oh venturosa comida,
pan, vida de nuestra vida
20 y muerte de nuestra muerte!

298
380v SOBRE LAS PALABRAS DEL PSALMISTA:
«Renovabitur ut aquila iuventus mea». Psal. 102
APLICADO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

DISCANTE VI

Sube el águila caudal


cuando muy vieja se siente
hasta el fuego elemental
donde su pluma real

730
SILVA DE POESÍA

5 quema el elemento ardiente.


Y de la fogosa altura
ve una fuente de agua pura
a la cual baja y, bañada,
sale de ella remozada
10 con beldad nueva y frescura.
El ánima envejecida
en la culpa cojijosa
suba a la región fogosa
de penitencia encendida
15 donde se arda vergonzosa
y báñese, siendo dina,
en esta fuente que afina
del celestial vino y pan
y sus ojos la verán
20 con fresca beldad divina.

299
38lr GEMIDOS DEL ALMA

Eterno Rey de la vida,


vuelve tus píos oídos
a los profundos gemidos
de una alma tan afligida.
5 Oye con pía atención
a una alma, Dios, que te adora
y con razón gime y llora
su evidente perdición.
No mires a mi maldad
10 para dejar de escucharme
que no tiene de faltarme
tu clemencia y tu bondad.
Oye, Señor, de mi mengua
las causas para sentillas,

731
EUGENIO DE SALAZAR

15 que si no tienes de oíllas,


¿para qué me diste lengua?
No me dejes de escuchar
ni me quieras afligir,
que es muestra clara el no oír
20 de no querer perdonar.
Vuelve tus divinos ojos
a la que habla contigo
y verás a mi enemigo
cargado de mis despojos.
381v 25 No apartes de mí tu vista
porque con el favor de ella
pueda lo que no sin ella
en tan dudosa conquista.
Que si tus ojos pusieres
30 en esta alma tan indina,
ellos verán cómo atina
a todo lo que Tú quieres.
Gimo, Señor, ante ti
las atrevidas licencias
35 de estas mis fuertes potencias
rebeladas contra mí.
Y si contra mí se alzaran,
¡oh gran Dios!, sin ofenderte,
aunque me dieran la muerte,
40 sus culpas menos pesaran.
Mas si a ti, ¡oh mi Dios eterno!,
ofenden, ¿qué será de ellas
y de mí si voy por ellas
y con ellas al infierno?
45 Gimo que esta mi memoria
anda vaga y derramada
de todo bien olvidada
lejos de ti y de tu gloria.

732
SILVA DE POESÍA

Un punto no deja al mundo


382( ni alza la vista al cielo,
50
anda ciega por el suelo,
temo me dé en el profundo.
No advierte a que Tú bajaste
por mí del cielo a la tierra
55 y muriendo acá en la guerra
de la muerte me libraste.
Es memoria y no se acuerda
que a tu imagen me heciste
ni del gran ser que me diste:
60 duerme en todo y no recuerda.
Ni en el bien ni el mal repara:
nunca, Señor, me la dieras
porque Tú no te ofendieras
ni yo la hubiera tan cara.
65 El pensamiento se lleva
por ciénegas arrastrando
a ella y a mí ensuciando:
no hay mal a que no se atreva.
Gimo también los excesos
70 del entendimiento mío
que, mientras más de él me fío,
sus hechos son más aviesos.
382v Solo estudia en entender
cosas muy bajas y viles;
75 las altas y las sutiles
no las quiere conocer.
Que tierra es tierra no entiende,
que cielo es cielo no alcanza,
trae muy falsa la balanza:
80 ni el bien ni el mal aprehende.

733
EUGENIO DE SALAZAR

Arrastrando como sapo


anda en la tierra y no puedo
levantarle de ella un dedo,
que hace de tierra el papo.
85 Dios mío, este entendimiento
ciego, ¿de qué me aprovecha
si no sabe por dó se echa
ni entiende el mal que yo siento?
Ni entiende que Tú eres Dios
90 poderoso y justiciero
y que si él muere, yo muero
y perecemos los dos.
Sol eterno, dale luz
que le despierte y alumbre
95 y le suba a la alta cumbre
por los pasos de tu cruz.
383r Gimo que así me destruya
mi voluntad a porfía,
que ojalá no fuera mía
100 porque yo no fuera suya.
Esta puede más que yo
y no sé si esta es desculpa,
que temo que por mi culpa
siempre me vence y venció.
105 A todo lo que es contrario
se inclina sin poner tasa
y en toda ocasión se pasa
al bando de mi adversario.
Es tan rendida a su gusto
110 que es de todo bien ajeno,
que eso tiene por más bueno
que es más malo y más injusto.

-
734
SILVA DB POESÍA

¿Por qué, Señor, has querido


en cargarme de tal prenda
J 15
que para sí no se emienda
y a mí, triste, ha destruido?
Tú que puedes enfrenada
y de mala hacerla buena,
1ü me la arrienda y enfrena,
120 que no sé cómo arrendarla.
Ataja nuestras contiendas
383V
con tus manos soberanas
como a ella de sus ganas
y a mí de ella me defiendas.
125 Gimo porque estos traidores
ojos del cuerpo carnal
siempre tratan de mi mal
y de ser mis matadores.
A cualquier vana hermosura
130 que apenas de vista alcanzan
desvalidos se abalanzan
y a lo que un momento dura.
A todo lo malo miran,
lo bueno no quieren vello;
135 pon Señor, remedio en ello
que por fuerza a sí me tiran.
Dame estrellas que me guíen,
no permitas se empeoren
los ojos de esta alma y lloren
140 lo que los del cuerpo ríen.
Perdidos, desatinados
se arrojan tras su deseo,
¡ay, mi Dios!, ¿qué haré que veo
ya sobre mí sus pecados?

735
EUGENIO DE SALAZAR

384r 145 Gimo el mal que el mundo ciego


me hace en sus ocasiones
alterando mis pasiones,
metiendo en mi paz gran fuego.
Siempre me desasosiega
150 con sus olas fluctuosas
y en las importantes cosas
me tiene ya sorda y ciega.
¡Ay me!, que me desvanece
y me pone alta la mira
155 y doy, como el que mal tira,
lejos del blanco que ofrece.
Gimo el riesgo temeroso
en que esta carne me pone
que me anima y me dispone
160 a osar lo que no oso.
Que me convence y esfuerza
a ayudarla en culpas graves
y Tú, Señor, muy bien sabes
que a veces me hace fuerza.
165 ¿ Y cuántas veces me engaña,
si puede llamarse engaño,
cuando conozco mi daño
y me voy tras lo que daña?
384v ¿Y cuántas me da en empeño
170 al que mi muerte desea?
Haz que ella no me posea
pues Tú solo eres mi dueño.
Con su furia me compele,
y puede bien compelerme
175 y con su peso tenerme
de modo que a ti no vuele.

736
SILVA DB POBSÍA

Que esta sensualidad brava


con su torpeza y lenguaje
quiere vestirme su traje
180 y que sea yo su esclava.
Gimo, que el rey de tiniebla
con infernales conjuros
quiere dentro de sus muros
encerrarme allá en su niebla.
L85 Y de poder absoluto
sin que justicia me -valga
siendo yo libre y hidalga
quiere le pague tributo.
Gimo, que me son contrarios
190 todos mis familiares
suplicote, Dios, me ampares
de tan fuertes adversarios.
385r Mira, Señor, que me oprimen,
que no guardan ley ni orden;
195 destruirme ha su desorden
si por ti no se reprimen.
Pues mis gemidos son tales,
óyelos mi Redentor,
y sé 1ü mi valedor
200 que si Tú, Dios, no me vales
¡quién podrá con tantos males?

300
38�r
AL SANT1SIMO SACRAMENTO DE LA EUCARISTfA

Velose con blanco velo


en las especies del pan
la esencia del consuelo
para las almas que van

737
EUGENIO DE SALAZAR

s por el camino del cielo.


Pan de tan alta substancia
y de tan grande ganancia
cuanta el alma sentirá.
¡Oh pan de grande importancia
10 en que el mismo Dios se da
tal cual en el cielo está!

P.

738
SILVA DB POESÍA

SÍGUENSE TRES ENIGMAS CON TRES MOTES


APLICADOS A ESTE SANTISIMO SACRAMENTO

301
[ENIGMA]

tar una mujer venerable en el aspecto vestida de blanco honesto, cerra­


Jiase de pin
dos Jos ojos, levantado el brazo y dedo índice derecho como quien afirma, y en la
¡nano izquierda un corazón lleno de ojos; y diga la letra de esta manera:

J87V
En alta torre subí
de firmísimo cimiento
y aunque no hay ventana allí,
desde dentro cosas vi
de grande encarecimiento.
Está sentada en el suelo,
por capitel tiene el cielo,
todo el mundo cabrá en ella,
fuera no hay bien ni consuelo.
10 Decid, ¿qué torre es aquella?
Desde esta torre se alcanza
la substancia del bocado
en tierra y cielo estimado.

302
[ENIGMA]

PINTAR UNA MATA DE ABROJOS Y ESPINAS SECAS, Y DE ELLAS SALGA


UNA FRUTA VERDE Y HERMOSA; Y DIGA LA LETRA:

En todo el mundo se da
una fruta que sustenta
millares de hombres de cuenta

739
EUGENIO DE SALAZAR

y al que más sin fuerza está,


s esta le esfuerza y alienta.
No se come con la boca,
ni con las manos se toca
ni con los ojos se mira:
acierte quien cierto tira
10 que no hará cosa poca.
38Br Con esta fruta comido,
el pan que nos da el Señor
tiene admirable sabor.

303
[ENIGMA]

Píntense en un desierto una mujer desnuda, bellosa, flaca y amarilla hincada de


rodillas sobre unos abrojos. Al cuello, por collar, la corona de espinas, un crucifijo
en la mano izquierda y ella, mirándole llorando y con el cuento de la cruz, se abra
el pecho y salga fuego por la abertura, y con la mano derecha desvíe un demonio
que esté a su lado; y diga la letra:

Un fuego vi do se ardía
un ser de grande excelencia
y aquel fuego consumía
males que aquel ser tenía
s con que estaba en gran dolencia.
De allá del cielo viniendo
un viento, y en él hiriendo
más alza la llama el vuelo,
tanto que ha llegado al cielo.
10 ¿Qué es esto que no lo entiendo?
Cocido con este fuego,
el pan que da el Soberano
es mantenimiento sano.

740

....__
SILVA DE POESÍA

304
CANTO DEL CISNE EN UNA DESPEDIDA Este canto ha de
DE SU CATALINA. ESTE CANTO HA DE estar en la primera
ESTAR PARA UNA AUSENCIA ULTRAMAR parte de este libro,
entre las obras de
ANTES QUE SE DESPOSASE CON EL LA mi Cata.lina.

Cuanto el tiempo va acercando,


Señora, ya mi partida,
tanto mi penosa vida
siento se me va alejando;
s que si la presencia tuya
la pierdo con el partir,
¿cómo es posible vivir
el cuerpo sin la alma suya?
¿y cómo sufrir podrá
10 la fuerte separación
de su alma el corazón
que tan lastimado va?
y si de mi clara estrella
me tengo de desviar,
1s ¿cómo veré a caminar
a escuras sin la luz de ella?
¿Qué contento o qué conhorte
vientos y mar me darán
si se me queda mi imán
20 y he de navegar sin norte?
Ya no me darán consuelo
tus ventanas, luces mías,
do tú alumbrando salías
como la luna en el cielo.

741
EUGENIO DE SALAZAR

25 ¡Oh si estos ojos, señora,


vieran tu rostro divino
como le han de ver contino
los del alma que te adora!
389r Que aunque los llevo tapados
30 con ausencia y disfavores,
los ojos del dios de amores
mucho ven y están vendados.
¡Oh si un fin menos penoso
mis hados darme quisiesen,
35 antes que mis ojos viesen
este partir tan lloroso!
El ruiseñor no se ayuda
al canto si está mudando
ni yo canto: antes llorando
40 estoy porque estoy en muda.
Y en aqueste apartamiento
que la fortuna me ordena
muchas cosas me dan pena
que revuelve el pensamiento.
45 Tráeme triste y muy penado
un congojoso temor:
que en no viendo tu amador,
he de ser de ti olvidado.
Fatígame en gran manera
50 el pensar si has de creer
que, en dejándote de ver,
dejaré de ser quien era.
Que en aquesto agraviarías
a mi lealtad y fe,
55 pues el que he sido seré
hasta el cabo de mis días.

742
SILVA DE POESÍA

Que ausencia no hará mudanza


;89� en mí pecho tan constante,
aunque el tuyo de diamante
60 no dio entrada a mi esperanza.
Y si de ti me olvidare,
de mí me olvide primero
que a ti, mi bien, sola quiero
mientras mi vida durare.
65 Mi voluntad y memoria
estará, y mi entendimiento,
siempre en ta merecimiento
y esta será ya mi gloria.
Mas de este bien que me queda,
70 en tu crueldad pensando,
se deshará suspirando,
como del pavón la rueda.
¡Oh si tan grata me fueses
que algunas horas guardases,
75 en que de mí te acordases,
el tiempo que no me vieses!
Acuérdate, ingrata dama,
de este mi amor tan profundo
y que soy en todo el mundo
80 el que más te ha amado y ama.
Acuérdate que por ti
sufrí con gran voluntad
las pruebas que tu crueldad
ha hecho contino en mí.
85 Y acuérdate, amor, si quieres,
del que nunca ha de olvidarte
y en cualquiera tiempo y parte,
querrá lo que tú quisieres.

743
EUGENIO DE SALAZAR

390r ¿Oh si después de yo ido


90 dijeses por este ausente:
Cómo estará aquel doliente
de quien nunca me he dolido?
Mis dolores y gemidos
ya no pueden tener medio,
95 aunque ausencia es el remedio
de amantes aborrecidos.
Que el irme a tierras extrañas,
señora, ¿qué me aprovecha
si llevo tu fija flecha
100 encarnada en mis entrañas?
¿Ni qué prestará alejarme
de tus ojos inhumanos
si tus blancas, largas manos
dondequiera han de alcanzarme?
105 Que tú, como el pescador
que da larga al pez prendido,
me la das por verme asido
del anzuelo de tu amor.
Y aunque partiendo mi pena
110 se hubiese de consumir,
no sé cómo tengo de ir
arrastrando la cadena.
Y pues llevo tu ese y clavo,
¡ojalá que me prendiese
115 la justicia y me volviese
a ti, pues que soy tu esclavo!
¡Oh si tus ojos serenos
dejasen ya su inclemencia
y alguna vez, en ausencia,
120 echasen tu siervo menos!

744
SILVA DB POESÍA

¡Oh si algún suspiro tuyo


j9Ü1 con los míos se encontrase
y a los que yo te enviase
les dieses el lugar suyo!

J 25
Muero tu beldad no viendo
y muero también con verte;
mas el ver da dulce muerte,
no ver es vivir muriendo.
Pues, señora, si me alejo
130 do no se pueda ver más,
por lo dicho entenderás
con cuánta razón me quejo
habiendo de estar sujeto
a un desesperado mal,
135 no viendo el rico caudal
de ese mi divino objeto.
No viendo tu hermosura,
tu gracia ni gentileza,
tu discreción ni grandeza,
140 ¡ay de mí y de mi ventura!
Bien puedes tener por cierto
que si llego a despedirme
y de tu vista partirme
allí o presto he de ser muerto.
l45 Y si luego no muriere,
será para mayor mal,
viviendo en pena mortal
cuanto yo sin ti viviere.
Que llores p01· mí no quiero,
150 aunque muerto tú me veas,
solo te pido que creas,
mi vida, que por ti muero.

745
EUGENIO DE SALAZAR

391r Que llorar tú no es razón


y ante Dios muy poco valen
155 las lágrimas que no salen
del centro del corazón.
Mas suplícote, mi bien,
que un pater noster me reces
y si en muerte me aborreces,
160 haz bien, no cates a quién.
Que espero me prestará
con mi Dios tan piadoso
el sufragio poderoso
de ese ángel que tiene acá.
165 ¡Oh si la deidad superna,
ojos míos, se sirviese
que en el cielo yo te viese
con ojos de vista eterna!
Y viéndome en tal estado
170 cantase yo la victoria
satisfaciendo esta gloria
a las penas que me has dado.
Adiós, adiós, amor mío;
adiós, adiós, vida mía;
175 que aunque nunca fuiste mía
yo jamás podré ser mío.
Y este llanto lastimero,
señora, no te moleste,
que el canto del cisne es este
180 dulce y tierno y postrimero.

746
SILVA DE POESÍA

305
DIÁLOGO PR1MERO DE LA INVENCIÓN DE LA
,9zr CRUZ EN QUE SE REFIEREN M UCHOS PASOS DE LA
ESCRITURA DONDE SE FIGURÓ LA CRUZ DE CRISTO
NUESTRO REDENTOR

PERSONAS: PASTOR - SABIDURÍA

P: Con razón, señora honrada,


veo los prados floridos,
la hierba tan rociada,
alegre cualquier majada
5 y estos campos tan lucidos.
Con razón veo los corderos
más que nunca placenteros,
el agua más fresca y clara
de fuentes y abrevaderos,
10 pues veo tan buena cara.

II
Por aquesto, a lo que entiendo,
todo está regocijado,
que vuestra persona viendo
y gesto tan reverendo,
15 ¿qué hay que no se haya alegrado?
Pues si de mí hablo ahora,
yo os digo, bella señora,
de veras que me parece
que con vos llega la hora
20 en que el sol nos aparece.
392v
IIJ
S: Engáñaste, buen pastor,
si piensas tú que produce
mi persona este color,

747
EUGENIO DE SALAZAR

este lustre y resplandor,


25 que en estos campos reluce.
Muy otra es la causa de esto:
no mi cuerpo ni mi gesto
ni mi ser ni mi presencia
P: Pues, señora, ¿qué es aquesto?,
30 ¿de dó esta clara aparencia?

IIII

S: Viene del alto tesoro


cuya claridad es tanta,
la cruz de rubíes y oro
que por el cristiano y moro
35 se hincó en la tierra santa.
La cruz donde fue subido
Jesús, que se había perdido,
este día se halló
y el resplandor que has sentido
40 de esta gran joya salió.

V
Y no alumbra solamente
estos campos la alta cruz
que del oriente al poniente
y a todo lugar y gente
45 se extiende su clara luz.
Luz de cruz que se figura
en la Sagrada Escritura
muchas veces por ser ella
tal que la mayor ventura
so nuestra vino a pender de ella.
393r VI
P: Oyo lo que me decís,
señora, que es gran contento
y en buen punto aquí venís,

748
SILVA DE POESÍA

pues que vos nos descubrís


55 el alto descubrimiento
de la cruz en que murió
el que en ella nos salvó;
que pues ella es parecida,
ahora no dudo yo
60 que esta luz de ella es venida.

VII
Empero de las figuras
tantas que decís que había
en las santas escrituras
que a vos no serán escuras,
65 pues sois la sabiduría,
si bien hacerme queréis,
os ruego me declaréis
algunas con que se encienda
este pecho que aquí veis
70 más en amor de esta prenda.

VIII

S: Pláceme de contentarte,
pastor bueno, porque veo
que deseas por tu parte
con esta cruz abrazarte
75 y es muy bueno tu deseo.
Y así, si con atención
oyes mi declaración,
harete la voluntad
para que en tu corazón
80 metas cruz de claridad.
393v IX
El árbol que Dios crío Genesis c. 2.
en medio del paraíso
donde la vida engirió,

749
11-----------
EUGENIO DE SALAZAR

esta cruz nos figuró,


85 la Escritura da el aviso.
Porque este árbol consagrado
así vino a ser plantado
de la tierra acá en el medio
y el fruto que nos ha dado
90 fue la vida y el remedio.

X
La grande arca de Noé Genesis c. 7
en la cual salvo y seguro
el género humano fue
ser figura bien se ve
95 de esta cruz que yo figuro,
pues si nosotros queremos,
en ella salvos seremos
del diluvio de pecados
y en ella libres saldremos
100 a los montes encumbrados.

XI
Y aquella leña mentada Genesis c. 22
que para el gran sacrificio
de Isac fue aparejada
y al hombro le fue cargada
105 por hacer debido oficio,
de esta cruz fue la figura
que grande, pesada y dura
se cargó al Hijo de Dios
y en ella con gana pura
llO se sacrificó por nos.

394r XII
La escala que en sueños vía Genesis c. 28
Jacob, que llegaba al cielo,
por la cual le parecía

750
SILVA DE POESÍA

coro de ángeles subía


115
hasta el cielo desde el suelo;
esta cruz nos figuraba
tan alta que allá tocaba,
por la cual es la subida
al bien que nunca se acaba
120 y a la ciudad de la vida.

XIII
Jacob un báculo tuvo Genesis c. 32
con el cual pasó el Jordán
y otras partes por do anduvo
y este báculo retuvo
125 para alivio de su afán.
La cruz de mi Redentor
es el báculo mejor
para pasar la creciente
de aqueste mundo traidor
130 y su penosa corriente.

XIIII
Y cuando a los dos hermanos Genesis c. 48
el mismo Jacob bendijo
cruzó con amor las manos
dándoles los soberanos
135 dones que su boca dijo.
Aquel cruzar testifica
la cruz que el alma edifica,
pues de esta cruz conseguimos
bendición que vivifica
140 que en su señal recibimos.
J91v
XV
Y del gran Moisés la vara Exodic.4
en que mil �eñales dio,
pues hiriendo el agua clara Exodi c. 7

751
P'I

EUGENIO DE SALAZAR

del río que nunca para


145 en sangre la convirtió;
y en el mar hizo camino
por el cual Israel vino
a tierra de promisión
y pagó su desatino
150 el maldito Faraón.

XVI
La vara con que hiriendo Nurneri c. 2
0
la piedra dura y sin venas
el agua salió corriendo
donde el gran pueblo bebiendo
155 mató su sed y sus penas,
figura la cruz preciosa
en cuya virtud gloriosa
señales se ven sin cuento
y fue Cristo, ¡oh grande cosa!,
160 herido en ella y sangriento.

XVII
Esta cruz con que herido
nuestro mar de tentaciones
abre camino seguido
hasta llegar al partido
165 de las más altas regiones.
Cruz que hiere el duro pecho
y le ablanda y da, deshecho,
en agua penitencial
que según justo derecho
170 mata la sed más mortal.

395r XVIII
La coluna que guiando Exodi c.13
iba al pueblo de Israel,
que de Egipto iba dejando

752
SILVA DE POESÍA

el gran cautiverio cuando


175 Dios se quiso doler de él,
que era nublosa de día
y de noche en fuego ardía,
figura este árbol profundo
que dio al hombre Dios por guia
uw cuando redimió su mundo.

XIX
En forma de nube va
cuando la contemplación
del hombre en la muerte está,
que el Hijo de Dios acá
185 padeció y en su pasión;
y entonces será de fuego
cuando se contemple el ruego
que desde ella al Padre hizo
y su amor en que me anego
190 con que nuestro mal deshizo.

XX
Cuando en las aguas echó Exodi c.15
Moisés un dulce madero
de amargas las endulzó
y en aquel se denotó
195 este en quien dulzura espero.
Con cuyo poder tan largo
y memoria del descargo
que dio en él Dios, por la ajena
culpa se hace lo amargo
200 dulce y gloria nuestra pena.
,39Sv XXI
La seca vara admirable Numeri c.12
de Aarón reverdecida
con hoja y flor deleitable

753
EUGENIO DE SALAZAR

significó esta loable


205 cruz por Cristo engrandecida
porque Él, en ella pendiendo
y cruel muerte sufriendo,
se vido reverdecer
con la sangre floreciendo
210 del que la dio merecer.

XXII
Aquel madero excelente Numeri c.
21
en el cual fue levantada
la saludable serpiente
que al más mordido paciente
215 sanaba en siendo mirada;
ese la cruz representa
donde la gente sangrienta
al Redentor levantaron
y nuestras llagas y afrenta
220 con su vista se sanaron.

XXIII

Y la cuerda colorada Iosue c. 2 et c. 6


de Rahab, mujer mañosa,
con cuya señal guardada
fue su casa y reservada
225 de la gente belicosa,
fue esta señal que nos vala
con la cual, si se señala
el ánima del cristiano,
no tema potencia mala
230 ni el cuchillo del tirano.

396r XXIIII
La vara con que tocaba Judicum c. 6
el ángel el sacrificio
de Gedeón y causaba

754
SILVA DE POESÍA

que se ardía y le aceptaba


235 Dios por muy grave servicio,
esta cruz nos significa
porque enciende y purifica
nuestros lloros y gemidos
y tanto los califica
240 que de Dios son admitidos.

XXV


Y de Jonatas la vara Regum libri 1, c. 14
con que alcanzó de la miel
que volvió su vista clara,
esta cruz muestra a la clara
245 con qué alcanzamos a aquel
que es la miel de más dulzura,
Dios en humanal natura
que nuestra vida alumbró
para ver su inmensa altura
250 y los cielos nos abrió.

XXVI
.6 El gran profeta real Regum 1, c. 16
su dulce arpa tocando
con sonido cordial
sanaba a Saúl su mal
255 sus espíritus sacando.
Figuró esta arpa acorde
la cruz que hizo concorde
al hombre con su criado
y expele a Satán discorde
260 del pecho del pecador.
396v
XXVII
•6
También pastor advertid Regum 1, c. 12
que figuró este trofeo
en cayado que David

755
EUGENIO DE SALAZAR

llevó a la dudosa lid


265 con Golías filisteo;
pues para la lid tan fuerte
con el demonio y la muerte,
Cristo aquesta cruz llevó
con que hizo la alta suerte
270 que al uno y otro venció.

XXVIII
Yendo Elías temeroso Regurn 3, c. 19
por Jezabel perseguido
al pie de un enebro umbroso,
aunque triste y congojoso,
275 sosegó y quedó adormido.
Y nosotros, que tememos
al Demonio y sus extremos,
debajo de esta cruz nuestra
seguros dormir podremos
280 que el enebro nos la muestra.

XXJX
Aquel profeta divino, Regum 4, e, 4
Eliseo, a Giezí,
para ayuda en el camino,
dio su báculo y atino
285 que esta cruz figuró allí;
de la cual no tengo duda
que se nos dio para ayuda
del camino de este valle
y por señal donde acuda
290 quien quiere que Dios le halle.

397r XXX
Y la vara que Asuero Ester c. S
hacia Ester tendió de gana
en señal de verdadero

756
SILVA DE POESÍA

amor y perdón entero


29 5 con la reina soberana,
quiso esta cruz denotar,
con la cual nos vino a dar
Cristo señal de perdón
y de su amor singular
300 para nuestra redención.

XXXI

19
Y el madero que tenía Ester c. 7
Naamán aparejado
contra aquel que él mal quería;
que al revés de su agonía,
305 él fue en él ajusticiado.
Esta cruz daba a entender
que el diablo quiso tener
contra Cristo puesta a punto
y él vino en ella a perder
310 su poder todo en un punto.

XXXII
•4 Y la llave de importancia Isai. c. 22
que al Eleacin fue puesta
sobre el hombro con instancia
para abrir aquella estancia
315 de David que tanto presta,
la cruz de Jesús enseña
que al hombro llevó por seña
en su sangrienta batalla
con que abrió puerta en la peña
320 donde el mayor bien se halla.
397v
XXXIII
'5
Y el grande árbol que miraba Danielis, c. 4
Nabucdonosor soñando
que al alto cielo llegaba

757
EUGENIO DE SALAZAR

y en medio la tierra estaba


325 a todos se demostrando
en las hojas muy hermoso
y en fruto tan abundoso
que al mundo daba sustento,
las bestias tenían reposo
330 debajo y acogimiento.

XXXIIII
Aquesta cruz tan subida
nos figuró claramente
por todo el mundo extendida
y a toda gente esparcida
335 por predicación patente,
de hojas muy adornada
con la humanidad sagrada
de Cristo, que allí dio fruto,
para toda alma criada
340 del hombre sabio y el bruto.

XXXV
Debajo de esta se amparan
los brutos, los pecadores
y en sus ramos se reparan
las aves, los que se paran
345 a contemplar los dolores
y las penas tan sangrientas
de Cristo, con las afrentas
y muerte que padeció,
alcanza de nuestras cuentas
350 que en ella por nos pagó.

398r XXXVI
Ya pastor ves declaradas
de las figuras profundas
que en las crónicas sagradas

758
SILVA DE POESÍA

han podido ser notadas


35 5 de la cruz en que te fundas;
y pues ella muestra el puerto
seguro, gozoso y cierto
donde nuestra nave aporte,
todo ojo mire despierto
360 este verdadero norte.

XXXVII

P: Bien parece que sentís,


divina Sabiduría,
muy bien lo que referís,
pues lo que vos me advertís
365 siente la rudeza mía.
No sé cómo os satisfaga
ni sé qué placer os haga
por el bien que me habéis hecho;
deos muy bastante paga
370 el que en cruz cumplió el derecho.

XXXVIlI

S: Si, pastor, bien me entendiste


y plantas la cruz en ti,
según que de mí la oíste,
no estés por mi paga triste
375
I
que esa es paga para m1.
Y así te quiero dejar,
pues que para te amparar
te dejo tan buen escudo
que con él podrás entrar
380 en la batalla desnudo.
398v XXXIX
Quede Dios, pastor, contigo
y su fuerte cruz te valga,
sea siempre tu testigo,

759
EUGENIO DE SALAZAR

sea de tu alma abrigo,


385 de tu corazón no salga.
P: Esta cruz y sus despojos
den, señora, a vuestros ojos
siempre verdadera luz
y aunque vaya por abrojos
390 yo me voy tras esta cruz.

306
DIÁLOGO SEGUNDO DE LA INVENCIÓN DE LA
CRUZ EN QUE SE PONEN ALGUNAS LETRAS QUE
CUADRAN CON LA CRUZ DE CRISTO, NUESTRO
REDENTOR

PERSONAS: LIPANDRO - GRIDONIO

L: Contentamiento grande debemos todos tener, señor Gridonio, con tan seña­
lada merced como de la mano de Dios hemos recibido este día en habernos
permitido hallar la verdadera cruz santísima en que murió por nosotros y
redimió el linaje humano.
G: Por cierto, señor Lipandro, yo así lo conozco y verdaderamente mi gozo es
tanto cuanto jamás he recibí i399r/ do. Tanto que de contento toda esta maña­
na he esta estado componiendo letras aplicadas a esta cruz gloriosa.
L: ¡Oh señor Gridonio, y cuán buenas serán esas letras compuestas por tan devo­
ta musa y sobre tan excelente sujeto! Suplico a V.M. gocemos de las muestras
de tan buen ingenio que, aunque la paga no será satisfactoria, yo pagaré con
referirle otras que yo he hecho con gana de acertar a decir algo que cuadre al
loor de esta divina pieza, que fue medio para nuestra salvación.
G: Yo quiero hacer lo poco que V. M. me pide por gozar de lo mucho que me pro­
mete. Porque dello pienso conseguir tres provechos: uno, cumplir lo que V. �­
me manda; otro, oír sus delicados y artificiosos motes; y otro, manife star mis
rudezas a quien las podrá limar con tan delicada lima.

760
SILVA DE POESÍA

.....

pejernos eso, señor Gridonio, que lo que V. M. dijere saldrá tan polido y lima­
¡, do q ue ninguno terná que limar y todos tendremos en ello dechado que imitar
:
S1. nu
estro ingenio pudiere volar tan alto.
pues una letra, señor, de las que he compuesto es ésta:
G:
La tierra con todo el cielo
sustentó
este palo y no quebró.
por cierto, está bien encarecida la fuerza grande del palo de la santa cruz sus­
L:
tentan do a Dios hombre, Señor del cielo y la tierra, que tiene mucho más peso
que todo ello junto. Una de las que yo hice es la que V. M. ahora oirá:
Madero depositario
de Cristo y de su pasión,
precio de la redención.

G.: Inexplicable cualidad es cierto la de este cualificado madero. Pues estuvo


como depositado en él el Hijo de Dios y todo el tesoro de su sagrada pasión,
que fue tan grande que la menor parte de este tesoro era bastante precio a la
y redención de todo el mundo. Y yo dije otra de esta manera:

s De aquí prendió y alzó el vuelo


el alto sacre y subió
la presa del mundo al cielo.
L: Mucha verdad es esa, que el alto sacre, que es Cristo, nuestro redentor, aunque
s todo el tiempo que en la tierra anduvo hizo divinas presas en las ánimas de los
1
mortales. Empero la universal presa de todo el mundo desde el árbol de la san­
1 ta cruz la hizo muriendo en él por nuestros pecados y desde esta misma cruz
subió virtualmente todos los hombres de este mundo al cielo, pues mediante la
muerte, que en cruz padeció, los dejó restituidos en la aptitud de poder subir
allá, que antes tenían perdida por el pecado del primero padre. Y yo hice otra
s letra que es esta:

Dios subió por esta al cielo;


por ella habrán de subir
los que allá quisieren ir.

761
EUGENIO DE SALAZAR

G: ¡Oh amorosísimo y piadosísimo Dios, que por una cosa tan baja como el h
bre quisiste hacerte hombre y hecho hombre subir a tu glorioso cielo Por ;rn­
tos tormentos y tan cruda y afrentosa muerte como en esta cruz Pade . 11•
' ·
ª
cuan JUS to sera' que 1os que qms1eren
· · gozar de tu g1ona · sub
an a ella
Ciste
. ·
cammo que I4oor¡rr., .1u sub1ste s1gmen · das y pasen por laPor el
· do tus seguras pisa
º

templación de las congojas y muerte que en esta cruz sufriste, y aun se po con.
en ella para sufrir parte de ellas, y cuán justo será que los que no pasare:gan
este amargo paso no suban al reino celestial ni gocen de la dulzura de la Vi8�or
1611
divina! Oiga V. M. otra:

Desde el suelo
alcanza esta grande escala
hasta el cielo.
L: Y cómo que alcanza, pues fue esta altísima cruz, figurada por la escala que el
santo patriarca Jacob vio en sueños que desde la tierra llegaba al cielo; y así fue
necesario, pues después que el redentor del mundo fue en ella puesto y la puso
para nosotros, está en esta cruz preciosa todo el artificio de nuestra subida de
la tierra al cielo. En otra letra dije yo de esta manera:

Es esta torre tan alta


do Cristo subió por nos
que se ve desde ella Dios.
G: Bien creo yo, señor Lipandro, que el que subiere con la contemplación a las
altas consideraciones de lo que el Hijo de Dios padeció en esta cruz verá des­
de ella la gloria de Dios eterno, que es el mismo Dios. Bienaventurado el que
tanto se levantare que merezca subir a esta gloriosa torre desde la cual se ve la
bienaventuranza. Yo hice otra que V. M. oirá:

400v Llave con que se abre el cielo


y gloria de Dios eterno
y se cierra el triste infierno.
L: Todos estos efectos hace esta importante llave que, cierto, padeciendo nues�o
redentor en ella abrió las puertas del cielo y gloria de Dios, que hasta alli a to. 0
·
hombre estaban cerradas, y cerró las del infierno que, hasta entonces, estuvie
ras
ron a todo el mundo patentes y abiertas, pues ninguno moría que no ent

762
SILVA DE POESÍA

or ellas, y ya no entran sino los malaventurados que no quieren aprovecharse


�e esta inestimable llave para cerrarlas. Verá V.M. otra mía:
Es pieza de artillería
que tales balas tiró
que hizo la batería
n por donde el cielo se entró.

n · suficientísimos fueron los ardientes tiros que de esta divina pieza salieron para
G
· batir y romper los fortísimos y cerrados muros del cielo. De ella se tiraron
los fatigosos tormentos y muerte que el Redentor del mundo en ella sufrió:
el dolor de aquella corona de penetrantísimas espinas, las crueles heridas de
pies y manos y costado que los duros clavos y lanza hicieron, el amargor de
la amarga bebida de hiel y vinagre, la inestimable sangre que del sacratísimo
cuerpo salió, aquel amorosísimo y piadosísimo ruego que al Padre eterno hizo
diciendo: «Pater ignosce illis», y el último tiro que de ella se tiró diciendo el
Hijo de Dios: «Consummatum est», con que se/401r/ acabó de romper y abrir
el cerrado muro del cielo. Otra oirá V. M. con que yo acabaré, que es esta:
Del divino rosicler
de manos, pies y lanzada
mereció ser esmaltada.
L: Dichosa y más que dichosa joya que con tan inestimable esmalte fue esmaltada
y dichoso y más que dichoso mundo que tal joya y tesoro como este ha hoy
hallado. Yo quiero decir a V. M. otra sola con que también quiero acabar:

Esta esclarecida cruz


puesto en ella el sol divino
dejó al natural sin luz
tanto estaba relumbrante
s guarnecida
del diamante Dios amante,
luz de vida.
G: ¿Cómo había de resplandecer el sol natural que nos alumbra delante de esta
inestimable joya estando ella guarnecida con el sol divino cuyo resplandor
escurece a todos los otros resplandores, estando guarnecida de aquel precioso

763
EUGENIO DE SALAZAR

diamante, y más que diamante en la firmeza y constancia, del amor que •


8
pre nos tuvo y tiene, por el cual se llama muy acertadamente diamante •e�­
amante, Dios de amor; pues amor del mundo le hizo bajar al mundo e� D1os
hubiera menester al mundo, nacer en el mundo como uno del mundo Vi �o s¡
el mundo padeciendo los trabajos y miserias del mWldo y morir en eÍ ruVi en
r
n
por el mundo /401v/ y a manos del mismo mundo sin que todo esto baus d0
para le hacer perder el amor que tenía al mundo?
t 8e ª
L: Acabado hemos nuestras letras, señor Gridonio, paréceme, si a V. M. le pa
rec
nos podremos recoger a considerar y componer otras que el sujeto es tal y de'
tanta materia que nunca nos faltará qué decir. a

G: Recojámonos en buena ora, señor Lipandro, pues a V.M. le parece, donde co


más aparejo podamos echar a volar nuestra contemplación sobre los fructuo�
sos y admirables misterios que en esta cruz santísima pasaron.

307
TRADUCCIÓN DE LA LECCIÓN PRIMERA EN
EL C. 7 DEL SANTO JOB, CONFORME A LA
INTERPRETACIÓN Y PARÁFRASE DE TITELMAN

Perdóname Tú, Señor, Parce mihi Domine nihil


que ya está casi acabada enim sunt dies mei.
mi vida con el dolor
y mis días, Redentor,
s ante ti son como nada.
Alza tu mano sangrienta,
de estas mis carnes la aparta
porque algún alivio sienta
en mi miseria y afrenta
10 antes que mi alma parta.
402r ¿Qué es el hombre que parece Quid est horno quia
haces tanto caso de él magnificas eum?
que su vil ser se engrandece

764
SILVA DE POESÍA

y en todas sus partes crece


!tl)_, puesto a brazos Tú con él?
15
lios
0s¡ Opones tu corazón Aut quid apponis
al suyo con aparentes erga eum cor tuum?
:en
1((o
muestras de tal contención
:ase que parece una cuestión
20
de entre iguales combatientes.
Unas veces le visitas Visitas eum diluculo.
:ce,
con luz al amanecer
·da de mercedes infinitas
con clemente mano escritas
:011 25 selladas con tu poder;
lO- otras veces, de repente, Et subito probas illum.
mudas el caso y la suerte
en congoja vehemente
probando a tu buen sirviente
30 hasta llegarle a la muerte.
Pío Señor, ¿hasta cuándo Usquequo non parcis mihi.
piensas tenerme en tormento
el perdón me denegando
ihi/ y tu ira ejecutando
35 sin mitigarla un momento?
402v ¿Cuándo volverás tu rueda?, Nec dimittis me ut glutiam salivam meam?
¿cuándo llegará aquel día
que mi aflición esté queda
y que sin dolor yo pueda
40 tragar la saliva mía?
¡Ay me, que ante ti pequé, Peccavi; quid faciam tibi, o custos hominum?
Señor de tantos renombres!,
mas dime Tú, ¿qué haré,
/ÍO
cómo aplacarte podré,
45 fuerte amparo de los hombres?
Que si tu piedad no paga
mi deuda ante tu justicia

765

lrll
EUGENIO DE SALAZAR

no sé cómo satisfaga
ni sé cómo se deshaga
50 el cargo de mi malicia.
¿Por qué me reputas, di, Quare posuisti me co t
n rariu "1 t1b¡,
mi Dios, por contrario tuyo,
pues que sabes Tú de mí
que me he dado todo a ti
55 y que no tengo otro cuyo?
¿Por qué me das aflicciones
como si fuese enemigo?,
¿por qué contra mí te pones
siendo de mis intenciones
60 Tú, Dios, el mejor testigo?
403r Haces que a mí mismo sea Et factus sum mihimetipsi
gravls?
muy pesado y enfadoso,
sin quererme ver me vea
y viéndome en tal pelea,
65 de mí mismo esté quejoso.
Señor, y si estoy caído Cur non to/lis peccatum rneum,
por mi culpa y mi pecado,
¿por qué no soy socorrido,
y de ti no soy valido,
70 pues sin ti será escusado?
¿Por qué no quitas, Dios mío, Et quaere non aufers iniquitatem rneam?
mi culpable iniquidad?,
¿por qué no tiempla mi brío
tu divino poderío
75 y amorosa piedad?
Mira, Señor, que ya estoy
Ecce nunc in pulvere dormiam; et si
hecho polvo y cosa vana mane me quaesieris, non subsistam,
y tan cerca al morir voy
que los que me vieren hoy
80 no me hallarán mañana.

-
766
SILVA DE POESÍA

308
TRADUCCIÓN DE LA LECCIÓN SEGUNDA EN
403V EL C. 10 DEL SANTO JOB CONFORME A LA
INTERPRETACIÓN Y PARÁFRASE DE TITELMAN
tib;,
Mi alma está fastidiada Taedet animam meam vitae meae;
de mi vida corporal
que sustenta
pena tan descompasada,
5
tan pesado y fuerte mal,
tanta afrenta.
Soltaré mi lengua amarga Dimittam adversum me eloquium meum.
que contra mí y mi miseria
clame al cielo
ivisl 10 porque en fatiga tan larga
y en mi pobreza y laceria
sea consuelo.
Hablaré con amargura Loquar in amaritudine animae meae.
de mi alma y corazón
um, 15 fatigado
al Señor que así me apura
y de tan fuerte aflicción
me ha cargado.
404r Y diré a Dios: ¡Oh Señor!, Dicam Deo: Noli me condemnare;
¡n,/ 20 no me quieras condenar
porque hable
ni en el juicio mayor
me quieras manifestar
por culpable.
·tsi 25 Dame causa de mis penas, Indica mihi cur me ita iudices.
¡111, de mi prisión tan estrecha
y afrentosa,
muestra por dó me pues,
pues tu vara es tan derecha
30 y piadosa.

767
EUGENIO DE SALAZAR

Que si tu voluntad es
que sin culpa yo padezca,
sea así,
pues la mía Tú la ves
35 que es que mi dolor más crezca
si es por ti.
Mas, ¿parécete que es justo
Nunquid bonum tibi
que me calumnies y oprimas videtur, si calumnie
ns m
con zozobra opprimas me opus m e' et
40 y que de esto tomes gusto tuarum, et consiliumanuutn
siendo de tus manos primas impiorum adiuves?
traza y obra?,
404v ¿y que parezca que apruebas
de los malos la costumbre
45 sin desculpa haciendo tan duras pruebas
y con tanta pesadumbre
do no hay culpa?
No harás Tú, Dios, tal hecho,
50 que es justo cuanto Tú haces
y Tú quieres,
y pues me enciendes el pecho
cuando el cuerpo me deshaces,
bien me hieres.
55 Dios, ¿son de carne tus ojos?, Nunquid oculi carnei tibl
¿ves Tú como humana gente?, sunt? aut sicut videt horno,
et tu videbis?
¿es incierto
tu mirar o tiene antojos?,
¿no ves como lo patente
60 lo encubierto?
Penarme no es error tuyo
ni en tu juicio ignorancia
puede haber.
No sé para qué te arguyo
65 pues en todo es la importancia
tu querer.

768
SILVA DE POESÍA

¿Son tus días soberanos Nunquid sicut dies hominis


405r como los del hombre triste, dies tui, et anni tui sicut
humana sunt tempora,
flaco y falto?,
70 ¿son como tiempos humanos
los años que a ti te diste?,
di Dios alto.
De tiempo ni aun un momento Ut quaeras iniquitatem meam,
tienes Tú necesidad, et peccatum meum scruteris,

et 75 cosa es clara,
ni de ponerme a tormento
para saber mi maldad
a la clara.
Ni para saber si vivo Et scias quia nihil impium fecerim,
80 sin crimen grave o liviano
que me arguya,
pues no hay hombre muerto o vivo Cum sit nemo qui a
que a tu poderosa mano manu tua possit eruere?
se le huya.

309
405v INTRODUC<:;:IóN DE LA LECCIÓN SEXTA EN
EL C.14 DEL SANCTO JOB, CONFORME A LA
INTERPRETACIÓN Y PARÁFRASE DE TITELMAN
1,,
Poderoso Dios eterno, Quis mihi hoc tribuat, ut
de ti, ¿quién me alcanzaría? in inferno protegas me,
Me ampares el fuerte día
en el limbo del infierno.
5 ¿Quién me alcanzará, Señor? Et abscondas me, donec
Me tengas allí escondido transeat furor tuus,
do no sea visto ni oído
mientras pasa tu furor.

769
EUGENIO DE SALAZAR

¿Cómo habría yo de ti Et constituas rn


ih1.
.
10 que después Tú me llamases tn qua recorderis ten-,
. Plls
rne1?
y algún tiempo señalases
para acordarte de mí?
Y al que quiera preguntar Putasne, rnort
uu h0
si el hombre muerto revive, s nio,
rursurn v·
15 digo que esta fe en mí vive IVet?

que yo he de resucitar.
Por lo cual el tiempo largo Cunctis diebus quibus nun
..
e rn1l1to,
que en batalla tan reñida
paso, mi cansada vida
20 viviendo triste y amargo,
406r vivo con esta esperanza Expecto.
de inmortal resurrección
y tiémplase mi pasión
con aquesta confianza.
25 Hasta que por mi victoria Donec veniat immutatio mea,
yo sea remunerado
y por ti, mi Dios, mudado
a estado de eterno gloria.
Tú, Señor, me llamarás Vocabis, et ego respondebo tib/,
30 con la trompeta sonora,
responderéte a la hora
saliendo sin tardar más.
Y saldré en mi cuerpo humano Operi manuum tuarum porriges dexteram.
como todos los humanos
35 que a las obras de tus manos
Tú, Señor, darás la mano.
Y aunque Tú desde mi infancia Tu quidem gressus meas dinumera5li,
me has contado las pisadas
y también tienes contadas
40 las horas de mi ignorancia,
· meis.
perdóname, ¡oh suma Alteza!, Sed parc e pecca t,s
mis errores tan notados

770
SILVA DE POESÍA

pues perdonar los pecados


es propio de tu grandeza.
45 Y en tu gran bondad confío,
4()61'
;oh Seíior tan piadoso!,
que no será riguroso
el final juicio mío.

771
k
TERCERA DE LA TERCERA PARTE DE LA
SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR
EN QUE HAY SONETOS Y LÍRICOS Y
PSALMOS Y OTRAS OBRAS

310
4131' SONETO

Culpables horas, engañosos días


que sin efecto alguno os me habéis ido.
Vano cuidado, vano afán perdido
causado de mis vanas fantas{as.
5 ¿Qué fruto distes a las manos mías?
Confusa afrenta y un quedar corrido
de haber tan sin vergüenza deservido
a ti, mi Dios, que tanto me sufrías.
¡Ay, justo Dios, cuán justamente armada
10 tu justa ira contra mi alma veo,
que está de lo pasado avergonzada,
corrida de su loco devaneo,
confusa de carrera tan errada,
amargo fruto del pecado feo!

311
SONETO

En ti he esperado siempre y en ti espero, Para en la agonía de la muerte.


alto Señor y redentor piadoso;
dame fe entera y amor fervoroso
en este duro trance postrimero.

773

EUGENIO DE SALAZAR

s Aquí, Señor, aquí tu favor quiero;


hazme, Dios mío, ahora poderoso,
contra mi adverso fuerte y cauteloso,
que más me aqueja al tiempo que me muero.
Este y la muerte turban mis sentidos.
10 ¿Quién hay que a tales dos sin ti resista?
Aquí, mí Redentor, tu cruz me valga.
Aclara bien, ¡oh buen Jesús!, mi vista.
Señor, enciende y oye mis gemidos
para que victoriosa mi alma salga.

312
414r SONETO

Cual suele al tiempo del ardiente estío


la fresca rosa y linda flor secarse,
la verde hoja y hierbas abrasarse
con las heladas del hibierno frío;
s y ya pasado de este tiempo el brío,
los tristes campos vuelven a alegrarse
con nuevo gozo y lustre y demostrarse
llenos de nueva flor y bel rocío;
así, cuando a ti, Dios, el alma arriba
10 salida ya de su pecado feo,
vuelve en su ser y su beldad primera,
de nueva gracia saca nuevo arreo.
Mi alma, Padre eterno, haz que viva
por tu piedad en bella primavera.

774
SILVA DE POESÍA

313
SONETO

Mi alma está confusa y afligida


de dos contrarios viendo la batalla:
Sensualidad, que lidia por cegalla,
y la Razón, por dalle luz de vida.
5 Esta combate con gentil medida,
aquella rompe y corta escudo y malla
y en cuanto en la Razón más fuerza halla
más recio un golpe y otro le revida.
¡Oh alma, cuántas veces te acaece
10 perder tu buen color muy cerca viendo
a tu Razón de ser sobrepujada!
Demanda esfuerzo al que venció muriendo
cuando peligro tanto se te ofrece
y ella saldrá del campo coronada.

314
414v CANCIÓN SEXTINA

Por el profundo mar la presta nave


movida va con el ligero viento
y allí, que no hay camino, el claro norte
es la fiel y verdadera guía
5 dada por el señor del agua y cielo
para guiar la vela a alegre puerto.
Buscando va seguro y ancho puerto
donde se meta aquesta frágil nave
del flaco cuerpo mío, ¡oh Dios del cielo!
10 A ti la guíe tu amoroso viento
que a ti por puerto pide, a ti por guía
para que atine a ti, Tú le sé norte.

775
EUGENIO DE SALAZAR

A ti mis ojos miren, cierto norte;


ponme en derecho del gozoso puerto;
sea tu cruz, gran Redentor, mi guía.
16 Ni a la rabiosa Escila vea mi nave
ni a la cruel Caribdis: con tu viento
se mueva sin errar la vía del cielo.
Eterno criador de tierra y cielo,
20 cuando el piloto mira a ti por norte
y lleva en popa de tu amor el viento,
cuán cierto va que llegará a buen puerto
y en salvamento aportará su nave
siguiendo el curso de tan alta guía.
415r 25 Y aquel que no llevare a ti por guía
ni enderezare al puerto de tu cielo
su rota peligrosa o fuerte nave,
perdido irá con otro cualquier norte:
arrojará su casco a ciego puerto
30 Fortuna con contrario y recio viento.
Libra, Señor, mi vela de tal viento,
por tu piedad, y de contraria guía.
No permitas que vaya a triste puerto,
no venga a caer lejos de aquel cielo
35 donde Tú estás, ¡oh glorioso Norte!,
del alma mía y de su flaca nave.
Canción, el Rey del cielo te da viento.
Él quiere ser tu guía y Él tu norte:
vete a buscar su puerto con su nave.

315
415v SONETO

Glorioso apóstol, glorioso santo Al glorioso san Pedro


, 1, m1. patron
aposto , Y abogado,
a quien dio su lugar Dios en el suelo.
Pedro, que piedra fuistes donde el cielo
su edificio fundó de peso tanto.

776
SILVA DB POESÍA

5 Sufrieron vuestros hombros todo cuanto


les quiso Dios cargar por vuestro celo,
por vuestra fe que, aunque quebró su vuelo,
se volvió a levantar más que diez tanto.
Y como en vida al buen Jesús seguistes
1o y por seguirle todo lo dejastes
así seguirle en muerte merecistes,
pues la muerte de cruz, Pedro, alcanzastes
y la cabeza vuestra alli pusistes
donde los pies de Cristo contemplastes.

316
SONETO

Patentes muestras del amor derecho Al glorioso san Juan, apóstol y


evangelista, mi patrón y abogado.
que te tenía el Redentor piadoso
fueron, ¡oh Juan!, apóstol glorioso
y coronista suyo haberte hecho;
s hacer tu cabezal su inmenso pecho
cuando Él estaba sin algún reposo
y el revelar tan alto y misterioso
que allí te hizo en tiempo tan estrecho;
pendiendo en cruz su madre encomendarte
10 y desde allí llamarte hijo de ella
haciéndote su igual en esta suerte.
Todo en ti cupo, ¡oh Juan!, y en tu alma bella,
pues que tan todo estuvo en cualquier parte
de ella el Dios de la vida y de la muerte.

o.

777
EUGENIO DE SALAZAR

317
416r A LA HUMILDAD Y POBRESA DEL SERÁFICO
FRANCISCO

SONETO

Alta humildad del más que humilde santo


que solamente a aquella no alcanzaste
que fue del alto verbo humilde engaste
y a todas las demás pasaste tanto.
s Pobreza que en riqueza sobre cuanto
oro da el Tajo y el Cibao pujaste
y aquel spíritu pobre así ilustraste
que al mundo dio alta luz de canto a canto.
Después que no gozáis de la morada
10 donde moró de Dios el hijo amado,
donde con más valor os demostrastes,
¿cuál otra, me decía, habéis hallado
tan cómoda, tan limpia y regalada
como la del Francisco que habitastes?

318
416v AL SERÁFICO FRANCISCO

SONETO

El oficial y artífice afamado


porque sus obras sean conocidas
su marca y sus señales esculpidas
pone en cualquiera de ellas con cuidado.
s Seráfico Francisco señalado
por obra de las manos más subidas
que el alto Dios imprimió sus heridas
en vuestros pies y manos y costado.

778
S11,VA DE POESÍA

Dichoso vos que la divina mano


JO
os quiso señalar por obra suya
po rque a su gusto y voluntad salistes;
dic hoso vos que nadie dirá ¿cúya
es aquesta obra?, pues lo hace llano
la divina señal que merecistes.

319
A LA GLORIOSA SANTA CLARA

SONETO

Clara es la luna que la noche aclara,


claro es el sol que nos descubre el día,
clara es tu alma, dara Clara mía,
claro tu lustre y clara fue tu cata.
5 Clara humildad en tu persona rara,
clara virginidad resplandecía,
clara virtud preciosa en ti se vía,
¡oh Clara y más que clara santa Clara!
Clara tu vida, clara fue tu muerte,
10 claro es el puesto donde estás gozando
del claro esposo y claridad divina.
¡Oh clara estrella que nos vas guiando!,
clara será la vista y clara suerte
del alma que a tu clara luz atina.

779
EUGENIO DE SALAZAR

320
417v A LA REAL Y GLORIOSA VIRGEN Y MÁRTIR SANTA
CATALINA, ESPOSA DE JESUCRISTO, DE QUIEN SOY
INMÉRITO DEVO TO

SONE TO

Sangre real, rarísima hermosura,


grande riqueza, estimación humana,
viste ser, sabia virgen, cosa vana,
cosa que poco presta y poco dura.
s Alzaste el vuelo a la sublime altura.
Allá aspiró tu ciencia más que humana
con amor, fe y constancia soberana,
con virginidad clara, limpia y pura.
Ni los azotes crudos te movieron
10 ni navajas agudas te espantaron
ni a tu valor venció el cruel cuchillo.
Tus gracias y virtudes te ensalzaron
y ellas, ¡oh Catalina!, merecieron
del alto Dios, tu esposo, el rico anillo.

321
418r A L A GLORIOSA VIRGEN SANTA CECILIA

ESTANZAS

El fuerte rayo que salió rompiendo


la densa nube y con furor desciende,
y el aire por do pasa va encendiendo,
el monte abrasa y duras peñas hiende,
s es fuego helado, es fuego que muriendo
se va y gastando donde más se aprende.
Del fuego celestial una centella
es la que hace efectos dignos de ella.

780
SILVA DE POESÍA

Esta con blanda suavidad se entera


10 en todo el corazón y le despierta,
esta en el alma toda se apodera
y la da vida si la halla muerta.
Dichosa el alma a quien del bien que espera
este divino fuego abrió la puerta,
15 dichoso el encenderse y abrasarse
con quien el sumo bien ha de alcanzarse.

4J8V
Este amoroso fuego que produce
tal caridad y amor tan vivo y fuerte
que ante el más claro sol alumbra y luce
20 y hace perder el miedo de la muerte;
este en la gran Cecilia así reluce,
este a la virgen dio tan alta suerte
que sin temer los ásperos tormentos
levantó a Dios sus altos pensamientos.
25 Este la hace por momentos crezca
su puro amor para su dulce amado;
este, que su fe viva se engrandezca
para su buen Jesús a quien se ha dado;
este, que su constancia permanezca
30 en el divino intento comenzado
de darse toda en todo a su Dios bueno
y de él solo traer su pecho lleno.
Este, que hizo siempre estar amando
Cecilia a su criador sin divertirse,
35 con lengua y corazón siempre alabando
al Dios de quien no quiso despedirse;
este la voluntad le fue aplicando
a viva caridad sin desasirse,
procurando guiar al claro cielo
40 las almas que vía ciegas en el suelo.
419r Y de esta caridad acompañada
a su merecimiento concedida,

781
EUGENIO DE SALAZAR

Cecilia virgen, siendo desposada,


al buen esposo al sumo bien convida
45 y siendo de la luz alta alumbrada,
pudo alumbrarle para la alta vida
también al buen Triburcio, caro hermano,
que al uno y otro hizo ser cristiano.
Y ella, que fue tan fuerte y tan pujante
so y tuvo un corazón tan valeroso
que no pudo olvidar un solo instante
la obligación que tiene al alto esposo,
no la espanta la muerte ver delante
ni a Almaquio, aquel juez tan riguroso,
55 pues muere amando aquel que por amarla
en dura cruz murió para salvarla.

322
419v ESTANZAS EN LOOR DEL GLORIOSO
PADRE SAN BENITO,

primero fundador e constituidor de la orden regular y observante.


En las cuales se declara el número de los santos canonizados,
papas, cardenales, arzobispos, obispos y abades que de su orden
y profesión ha habido. Y todas las órdenes que se incluyen y
comprehenden debajo de la de san Benito glorioso

De la sagrada iglesia militante Estas estanzas no se


impriman porque
primero capitán que victoriosa aunque las compuse por
bandera alzó con ánimo constante certificación de la orden
de orden observante y religiosa del señor san Benito, que
5 y a quien ninguno echó paso adelante me mostró un religioso
de ella, parece que era
en sustentar victoria tan gloriosa, necesario más auténtico
¡oh glorioso padre san Benito!,. original para afirmar
tú fuiste, tu gran nombre sea bendito. tanto número de santos Y
prelados de su orden.

782
SILVA DE POESÍA
l
420r
Debajo de tu seña están contados
10 cincuenta y cinco mil y más quinientos
con cinco encima mílites sagrados
a quien da el Padre eterno acostamientos
y en celestiales campos alojados
los tiene ya por su merecimientos
15 y acá por su valor ha permitido
canonizados todos hayan sido.
En la romana silla presidieron
más veinte y cuatro papas venerables
que regla y orden tuya obedecieron
20 haciendo vidas santas y loables
y dos mil cardenales te siguieron
a Dios no poco aceptos y agradables
con siete mil benditos arzobispos
de tu escuadrón y quince mil obispos.
25 Cincuenta mil abades de tu bando
y más de otros sesenta sin aquestos
la gloriosa vista están gozando
del sumo Padre en celestiales puestos.
Allí se están de gloria alimentando
30 y ¿cuántos más habrá sin todos estos
de tus secuaces (¡oh bendito santo!)
que gozan para siempre gozo tanto?
420v A tu bandera ilustre y tan segura
se sometió la escuadra cluniacense,
35 también debajo de ella se asegura,
la cisterciense y la camaldulense;
la celestina siempre duró y dura
con ella la fuldense y vulterdense;
la banda vallumbrosa y silvestrina,
40 sionesa, olivetana y la justina.
¡Oh gran patrón de número sin cuento,
de padres santos, justos y escogidos!;
¡oh gran principio y firme fundamento

783
EUGENIO DE SALAZAR

de modos de vivir jamás vividos!,


45 ¡oh bien fundado muro y buen cimiento
de casas y edificios tan subidos!
Benito, santo padre, a Dios suplica
por tu escuadrón, pues él le multiplica.

323
421r SOBRE UN VASO DE V IDRIO QUE ESTABA LLENO DE
AGUA Y CON UNA MACETA DE FLORES COLORADAS Y
NARANJADAS CON SUS CABOS V ERDES

SONETO

¡Oh lozanico vaso vidrioso!,


¡oh agua clara, fresca, dulce y pura!,
¡oh flores delicadas en quien dura
un ser suave, lindo y oloroso!
s El claro cielo empíreo glorioso,
¡oh limpio vidrio!, en ti se me figura
y en esa tu agua dulce la dulzura
que hinche aquel lugar tan deleitoso.
Las coloradas rosas que en ti veo
10 las gloriosas almas representan
que gozan del bien sumo y alegría.
Divinas esperanzas me sustentan:
Padre del cielo, cumple mi deseo
que sea rosa tal el alma mía.

784
SILVA DE POESÍA

324
EL DEÁN DE GUATEMALA, DON PEDRO DE
LIÉBANA A LA NATIVIDAD DEL HIJO DE DIOS
SONETO EL CUAL ENVIÓ A EUGENIO DE SALAZAR
POR LE HACER MERCED

Sea la gloría a Dios en las alturas,


cantaba el buen Eugonio en dulce avena
como el que oyó a los ángeles la buena
nueva cantada con sus voces puras.
5 Hallóse repastando en las llanuras
celestes donde oyó la cantilena
que basta dar al alma gloria llena
glorificada siempre en sus dulzuras.
El cual quedó cantando embelesado
10 pensando que hacía desatinos,
si se sufre decir, el Inefable,
pues siendo Dios se había anihilado
haciéndose hombre por hacernos dinos
de sí con caridad muy espantable.

325
422r RESPONDIÓ EUGENIO DE SALAZAR AL SEÑOR
DEÁN CON EL SONETO SIGUIENTE HECHO A LA
MISMA FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

Sea la gloria a Dios en las alturas


que por nos eximir de eterna pena
bajó con voluntad de piedad llena
del cielo a estas estériles honduras,
5 y ya nació de las entrañas puras
de la que es y será de gracia llena.
¡Oh nacimiento santo!, ¡oh noche buena
que tanta luz nos diste estando a escuras!

785
Pi

EUGENIO DE SALAZAR

¿Cuándo pensamos, Dios, verte humanado?,


10 ¿cuándo los ojos nuestros fueron dignos
de ver beldad tan alta y admirable?
¡Oh alto Dios!, ¡oh verbo que encarnado
naciste, pon tus ojos tan benignos
en nuestro mal, que ya por ti es curable!

326
422v SONETO A LA SACRATÍSIMA FIESTA Y PASCUA DE LOS
SANTÍSIMOS REYES, POR DON PEDRO DE LIÉBANA,
DEÁN, AL LICENCIADO EUGENIO DE SALAZAR

A ricas bodas del divino esposo


los grandes Reyes vienen del Oriente
cargados de riquezas, joyas, gente
pasando el mar Bermejo, el Nilo undoso.
5 En dromedarios vienen sin reposo
guiados de un estrella refulgente;
turbóse Herodes de ello y juntamente
la gran Salen en valle temeroso.
Mas los extraños reyes convidados
10 con voces altas y con gran estruendo
preguntan por el rey Dios encarnado.
No estiman ser por ello maltratados
y así por los obstáculos rompiendo
hallaron al esposo deseado.

786
SILVA DE POESÍA

327
SONETO A LA SACRATÍSIMA FIESTA Y PASCUA DE LOS
SANTÍSIMOS REYES, POR EUGENIO DE SALAZAR. A DON
PEDRO DE LIÉBANA, DEÁN DE GUATEMALA

Vista la cara de su rey glorioso


por los tres Magos Reyes, húmilmente
le adora cada uno y su presente
le ofrece con deseo deseoso.
5 Y dada la obediencia al poderoso
Emperador del cielo omnipotente,
vuelven la rienda muy seguramente
por do los guía el resplandor lumbroso.
¡Oh Reyes más que bien aventurados,
10 que el príncipe de todos, en naciendo,
por vos quiso primero ser jurado!
Hallan a Dios, señor deán, saliendo
a le buscar y le adorar postrados
los hombres con amor y con cuidado.

328
423v A LA GLORIOSA ASU NCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

SONETO

La digna reina de la suma altura,


la digna madre del que nos perdona
hoy sube a recibir la gran corona
de su valor y su limpieza pura;
s hoy se admiró la angelical natura
de ver tal ser, tal gracia y tal persona.
El cielo y mar y tierra nos pregona
de este felice día la ventura;

787
P,¡,[11

EUGENIO DE SALAZAR

hoy, con abiertos brazos recibiendo,


10 el príncipe del cielo a su princesa
la sienta junto a sí en el alto estrado;
con beso de su boca se la besa
y de divinas joyas la cubriendo
da a su María el triunfo sublimado.

329
424r CANCIÓN A NUESTRA SEÑORA
GLOSANDO EL VERSO SIGUIENTE:
«Que ser madre de Dios es mayor cosa»

Vuestra voz suave Sonct vox tua in auribus


me1$;
y dulce acento suene en mis oídos, vox enfm tua dulcis, et Jaci
t1S
tua de.cara. Canticor. c. 2.
esposa dulce del señor del cielo;
su dulzura trabe
5 mi lengua y corazón y mis sentidos Favus distillans labia tua; mel
y dé a mi alma celestial consuelo, et lac sub lingua tua Cantic.c. 4.
llene todo el suelo
pues para todo sois vos poderosa,
que ser madre de Dios es mayor cosa.
10 Es vuestra palabra, lusti sunt omnes sermones mel,
justa sin que haya mal sonido en ella, non est in eis pravum quid,
necque perversum. Prover. c. 8.
con vos está la gloria y la riqueza,
no hay quien la boca abra
que no os alabe, ¡oh alta y clara estrella!, Mecum sunt divitiae et
15 por vuestra honestidad y gran limpieza. gloria, opes supernae et
iustitia. Ibi.
y es mayor grandeza
otra que vos tenéis, Virgen gloriosa, Ave, m aris stel/a.
per
que ser madre de Dios es mayor cosa. Et innumerabilis honestªs
c. 7·
manus illius. Sapie nt.
424v ¡Oh linda azucena
20 que en los hermosos valles más blanquea, Flos campi, !ilium 2,
C,
lustrosa flor del campo más vistoso, , m- Ca nt,
convalltu
e cta
/e
luna más serena Pulchra ut luna,
ut sol.Cant. c. 6
.

788
SILVA DE POESÍA

que la que el primer cielo hermosea,


resplandeciente más que el sol lumbroso:
25 vuestro ser hermoso Est enim haec speciosio
tiene otra hermosura más preciosa, sale. Sap. c.7. r.
que ser madre de Dios es mayor cosa!
De la luz eterna
glorioso resplandor y espejo claro Candor est enim lucis aeternae,
de la gloriosa majestad divina, et speculum sine macula Dei
30
maiestatis. Sap. c. 7.
profunda cisterna
de vivas aguas y seguro amparo
del hombre que entre riesgos mil camina: Puteus aquarum
por la deidad trina viventium. Cant. c.4.

35 se os dio otra dote muy más cuantiosa,


que ser madre de Dios es mayor cosa.
Fuistes ordenada
ante todas las cosas ab aeterno: Ab aeterno ordinata
primero que la tierra fuese hecha. sum, etc. Prover. c. 8.
40 y antes que criada
fuese la luz ni el cielo ni el infierno,
tuviese el mar el día de su fecha:
por línea derecha
venistes a ser madre tan dichosa,
45 que ser madre de Dios es mayor cosa.
425r Es vuestro vestido Fortitudo et decor indumen tum eius.
heroica fortaleza y hermosura Verba Lamuelis post proverbia.
y de estrellas lucientes la corona,
el oro subido Et in capite eius corona stellarum duodecim.
so que el encendido fuego más apura Apocalip. c. 12.
y la preciosa piedra que se abona
con vuestra persona, Nec comparavi illi lapidem
es como vil arena polvorosa: pretiosum, quoniam omne
aurum in comparatione illius
que ser madre de Dios es mayor cosa. arena est exigua. Sapient. c. 7.

789
R

EUGENIO DE SALAZAR

330
SONETO

Clavado y fijo en el madero duro,


de espinas su cabeza traspasada,
abierto el lado de cruel lanzada
el Redentor de nuestro antiguo juro
s sufriendo está, cual combatido muro,
los fuertes golpes de la muerte airada.
Su pena, injuria y muerte tiene en nada,
tanto puede su amor constante y puro.
Desde la cruz penosa en que moría
10 al Padre eterno con fervor rogaba
por los que le dan muerte con ultraje.
¡Oh Redentor!, tu cuerpo que sufría,
tu alma, ¡oh cuán de veras peleaba
por nuestra redención del homenaje!

331
425v A LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

SONETO

Después de haber tomado carne humana


el príncipe divino y ya nacido;
después de haber penado y padecido
y muerto por nosotros tan de gana
s para acabar la empresa soberana
de redención del mundo, su querido,
¿qué le faltaba al Redentor subido?
Resucitar domingo de mañana.
Pues por cumplir su celestial porfía,
10 resucitó Dios y hombre glorioso
con que al remedio nuestro echó su sello.

790
SILVA DE POESÍA

Muerta dejó a la muerte y victorioso


sale triunfando de ella al tercer día:
Lóete el cielo y tierra, ¡oh Dios!, por ello.

332
AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE LA
EUCARISTÍA ESTANZAS

El vivo fuego del amor ardiente, Etenim Deus noster ignis


consumens est. Ad Hebrae. c. 12.
que el corazón abrasa con dulzura,
dulce, suave y sano es al paciente
que tiene el abrasarse a gran ventura.
5 Fuego consumidor es el regente
de la celeste maquina y altura,
mi mal consume cuando en mí se encierra
y mete el cielo en tan poquita tierra.
El buen José con gana prometía Ibique te pascam. Genes.e. 45.
10 a su padre y hermanos el sustento
y el divinal José que no nos cría
para dejar de darnos alimento,
pan celestial y carne nos envía
en alto y glorioso sacramento.
15 ¡Oh amor inmenso nunca merecido
que mi Dios quiera ser de mí comido!
426v La humildad del Redentor eterno, Omnis qui se humiliat,
exaltabitur. Lucae c. 14.
que en cruz su cuerpo puso tan llagado,
demanda ahora que con pecho tierno
20 aqueste cuerpo mismo sea adorado
en las especies que el Señor superno
para salud del mundo ha celebrado.
Allí se adore el cuerpo, adore el alma,
el hombre Dios que en cruz llevó la palma.
25 La carne nuestra corruptible dimos Quod de nobis accepit
a la divina majestad piadosa totum contulit nobis.

791
EUGENIO DE SALAZAR

y ahora aquestll carne recebimos,


incorruptible, santa y gloriosa.
La permitida usura conseguimos
30 de su grandeza y mano dadivosa,
pues da hombre y Dios por hombre en esta paga:
¿quién hay de Dios abajo que tal haga?

333
427r AL MISMO SACRAMENTO SANTÍSIMO

SONETO

Nació en la tierra, mas del cielo vino


el dulce pan que al alma da sustento;
de gracia y gloria pone nutrimento
este manjar que da el Señor divino.
s Alienta y endereza en el camino
de la ciudad que está en el alto asiento.
Mata la hambre y sed con gran contento
al corazón que de ello fuere dino.
¡Oh substancioso pan en quien se encierra
10 el hombre y Dios y en él comer se deja,
tanto es su amor y tanta su largueza!
Alma, ¿qué sed, qué hambre ya te aqueja,
pues quiere Dios le comas en la tierra
porque en el cielo goces su riqueza?

334
427v AL MISMO SACRAMENTO SANTÍSIMO

SONETO

Dulce y sabroso pan de eterna vida


que nos veniste del empirio cielo

792
SILVA DE POESÍA

a dar sustento en este bajo cielo


con abundancia nunca merecida.
5 Tan sana y substanciosa es tu comida
que al alma alientas para el alto vuelo,
libre se ve de pena y desconsuelo
cuando de ti se siente mantenida.
En ti divinidad has encerrado.
10 Efectos haces de manjar divino,
pan celestial y Dios, divino y hombre.
El que de bien comerte fuere dino
será de ti comido y levantado
a merecer de Dios el alto nombre.

335
42Br AL MISMO SACRAMENTO SANTÍSIMO DENOTANDO EL
EFECTO DE LA TRANSFORMACIÓN DEL HOMBRE EN
DIOS CON SU PRECIOSA COMIDA

SONETO

Huye el medroso pulpo los pescados


que en el tendido mar le van siguiendo
y al seguro peñasco se acogiendo
le afierra con sus brazos coronados.
s Y al punto sus colores transformados
la misma peña queda pareciendo
y así la forma y vista de él perdiendo
pasan por él los pejes engañados.
Cuando el infernal peje se abalanza
10 al ánima devota y avisada
que bien se abraza con la roca fuerte,
roca que está en la ostia consagrada
y en ella se transforma, él no la alcanza
ni allí la ven los ojos de la muerte.

793
EUGENIO DE SALAZAR

336
428v AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DENOTANDO
EL EFECTO DE AUMENTO DE V IRTUDES QUE
PROCEDE DE LA TRANSFORMACIÓN

SONETO

Del caudaloso Nilo la corriente,


que se suele extender a rienda suelta
sobre el Egipto y una y otra vuelta
inunda el largo campo con creciente,
s deja riqueza y un caudal patente
con la grosedad mucha que trae envuelta,
la tierra fértil, sin temer revuelta,
próspera y rica la egipciana gente.
La fértil vena del licor divino
10 de substanciosa sangre así enriquece
al alma venturosa que ella baña,
en bien de altas virtudes la engrandece,
sustento da y vigor para el camino
la grosedad de su virtud extraña.

337
429r ESTANZAS A MANERA DE TROVAS FRANCESAS AL
SANTÍSIMO SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

GENESIS, C. 3

Con el bocado amargo que comieron


Eva y Adán con arrogancia bruta
a sí y al mundo amarga muerte dieron
y fuerza y brío a la serpiente astuta.
s A esta inobediencia disoluta
y al mal y muerte de ella procedida

794
SILVA DE POESÍA

corrige otro bocado de otra fruta


en quien se come el que es la misma vida.

GENESIS, C. 14

Cargado de trofeos con victoria


10 volviendo Abram de la dudosa guerra,
Melquisedec con gran contento y gloria
le ofrece pan y vino de la tierra.
¡Oh pan del cielo que a Dios hombre encierra!,
¡oh vino, que es la sangre de Dios mismo!,
15 Pan que la hambre eterna nos destierra,
vino contra la sed del seco abismo.

429V
GENESIS, C. 40
José en la prisión interpretaba
las uvas en el cáliz exprimidas
y el pan que en el canasto se mostraba
20 a los dos presos que temían sus vidas.
Y Tú, que de los presos no te olvidas,
gran Dios, en la alta cena interpretaste
el pan y vino con que nos convidas,
tu cuerpo y sangre en material engaste.

EXODI, C. 16

25 Al pueblo de Israel que va pasando


aquel desierto estéril y fragoso,
su alto Dios, con piedad mirando,
el maná envía dulce y abundoso.
Más, ¡oh maná más dulce y más precioso,
30 el que hallamos hoy en el camino
en quien se da el dador Dios glorioso
el cuerpo y alma, el hombre y ser divino!

795
EUGENIO DE SALAZAR

REGUM LIB. 3, C. 19

Estando el grande Elías afligido


a sombra de un enebro recostado,
35 el agua dulce y pan junto a sí vido
de que comió y bebió y quedó esforzado.
Figura aquella fue del figurado
manjar que al alma siempre da consuelo:
pan donde el alto Dios está encerrado
40 cuya virtud levanta al hombre al cielo.
430r IOANNIS, C. 4
Agua en la fuente de Jacob cogía
la dichosa mujer samaritana
al tiempo que agua viva le ofrecía
el que es fuente de gracia soberana.
45 El agua viva y verdadera mana
de la santa ostia y cáliz consagrado,
fuente divina de agua viva y sana
que para vida al mundo Dios ha dado.

338

AL MISMO SACRAMENTO SANTÍSIMO. SEXTINA

Hace un convite el gran Señor del cielo,


convite universal a todo el mundo,
donde cualquiera matará su hambre
en la abundante y substanciosa mesa
5 que pone el redentor acá en la tierra
de gracia llena y glorioso gusto.
Manjar nos da a comer de tanto gusto
que sabe a Dios (¡oh, inmenso Dios del cielo!).
Que goce y coma tal manjar la tierra,

796
SILVA DE POESÍA

10 ¿de dónde tanto bien merece el mundo


que se pueda asentar a la alta mesa
donde jamás asomará la hambre?
¡Oh cuán penosa sed!, ¡oh cuánta hambre
pasó el primero padre!, ¡oh cuánto gusto
15 perdió por no alcanzar aquesta mesa
cuando le desterró el juez del cielo,
cuando le dio a gustar la sed del mundo,
cuando la hambre de la estéril tierra!
Dichosa y más dichosa es hoy la tierra
20 segura ya de congojosa hambre;
dichoso y más dichoso es hoy el mundo,
pues ya podrá gozar del dulce gusto
que tiene el pan que es carne y Dios del cielo:
dichoso el que bien come en esta mesa.
25 Gloriosa carne la gloriosa mesa
ofrece al hombre hecho de la tierra;
gloriosa sangre, néctar del gran cielo
contra la sed de gracia y triste hambre,
contra la falta del divino gusto:
30 ¡Oh carne y sangre tan amiga al mundo!
A su criador comer ya puede el mundo
pues Él se pone en esta larga mesa
hecho manjar con amoroso gusto.
Aliento cobre la hambrienta tierra,
35 su guerra haga sin temer la hambre,
pues le da bastimento el Rey del cielo.
Usó en la tierra del poder del cielo
el Redentor del mundo y dionos mesa
donde la hambre muere con su gusto.

797
PI

EUGENIO DE SALAZAR

339
431r AL MISMO SACRAMENTO SANTÍSIMO
LAS SIGUIENTES

ESTANZAS

La mano larga del Señor del cielo


jamás se verá corta ni abreviada:
no da como las manos de este suelo
que no pueden dar cosa muy preciada;
s da celestial riqueza, da consuelo,
da esfuerzo, da la gloria deseada
y da al que es hombre y Dios. Mira cuál mano
podría dar un don tan soberano.
A sí mismo se da el Rey dadivoso
10 por darnos cuanto puede, ved si es poco.
Con ánimo divino y generoso
se nos da de una vez, no poco a poco
y dase muchas veces deseoso
de poner freno a nuestro furor loco
1s lanzando de las almas al pecado
con este salutífero bócado.
431v ¿Qué hambre dejará tan gran comida?,
¿qué mal no sanará tal medicina?,
¿qué sed no extinguirá tan gran bebida?,
20 ¿qué fuerza habrá que impida a la divina?
¡Oh felice alma la que mantenida
con la substancia de este pan camina!
Pan Dios, Pan hombre, Dios y hombre junto
que al hombre en Dios convierte en solo un punto.

798
SILVA DE POESÍA

340
SONETO

¿ Cuándo veré aquel tiempo tan dichoso,


¡ay de mí!, triste, si sin verle muero,
en que yo atienda al solo bien que espero
allá en el siglo eterno y glorioso;
5 en que bien ame a un Dios tan amoroso,
en que me halle en le servir entero,
en que por Él no quiera lo que quiero
sino lo que a su gusto sea gustoso?
Permite ya, alto Dios, llegue este día,
10 pues desde el primer punto están cumplidos
los plazos de esta obligación tan mía;
que si el morir cerrase hoy mis sentidos,
yo no sé de aquesta alma qué sería
por tantos días y años tan perdidos.

341
432r A LA GLORIOSA SANTA MARÍA MAGDALENA,
SOBRE SU GLORIOSA CONVERSIÓN

ESTANZAS

Atravesado el pecho con la flecha .


ardiente del amor que al cielo aspira,
la bella Madalena ya desecha
cuanto galano y lindo en ella mira
s el mundo y con grande ansia va derecha
a do el alto Señor su alma inspira,
confusa, congojada, arrepentida
de sus pecados y pasada vida.

799
jifi

EUGENIO DE SALAZAR

Y entrando donde estaba su remedio,


10 sola, contrita, humilde y vergonzosa,
tomó el respeto por debido medio:
púsose detrás de Él triste y llorosa,
herido el corazón de medio a medio,
que no le pareció decente cosa
15 ponérsele delante, aunque señora,
por ser flaca mujer y pecadora.
432v Luego, a los pies del redentor del mundo,
caer se deja sobre el duro suelo
con fe muy viva y con dolor profundo
20 se acusa ante el juez de tierra y cielo.
Confiésase por digna del profundo
y así, postrada, tomó de allí un vuelo
con tanta fuerza y de admiración tanta
que del infierno al cielo la levanta.
25 Su linda boca, que tan sucia andaba
en el lascivo y sucio gusto humano,
en los pies del Señor se la limpiaba
besándolos con gusto soberano.
Con el sabor que en tales pies hallaba
30 a todo otro sabor ya da de mano;
no quiere otra comida Madalena
para su boca de dulzura llena.
Soltó dos venas de sus ojos bellos
de lágrimas ardientes y abundantes
35 con que regó y lavó llorando aquellos
divinos pies del Dios de los amantes.
Dichosos ojos que la vista de ellos
os convirtió en dos soles relumbrantes,
¡oh lágrimas tan bien aventuradas
40 que a Dios lavando fuistes de Él lavadas!
433r Con sus cabellos, que en el alto sino
do el sol más resplandece le encubrían,

800
SILVA DE POESÍA

los pies limpia y enjuga al Rey divino


sin reparar en los que allí la vían.
45 ¡Oh cuánto se afinaba el oro fino!,
¡oh cuánto y cuánto más resplandecían
los hilos de oro en este ministerio
de tanto amor, de tanta fe y misterio!
Un vaso alabastrino que traía
50 lleno de un aromático precioso
infunde la hermosísima María
sobre los pies del Redentor piadoso
y el aire y aposento enriquecía
con el licor suave y oloroso.
55 Olió mejor el de su penitencia
al alto Dios y a su eternal clemencia.
Y así, de Madalena se doliendo
y de su penitencia satisfecho,
su llorar puro y sus sospiros viendo,
60 la fe y amor de su encendido pecho
sus pecados y culpas remitiendo,
usando el Redentor de su derecho:
Anda, ve en paz, tu fe te ha hecho dina,
la dijo, de gozar la paz divina.

342
433v AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

SONETO

Blanca, divina, circular figura


capaz de todo el bien de tierra y cielo
que con cortina de ese blanco velo
cubres a Dios y cuanto en Dios se apura.
s Encierras, ostia blanca, la ventura
mayor que el cielo pudo dar al suelo.

801
EUGENIO DE SALAZAR

En ti está aquel remedio, aquel consuelo


que solo es tal y eternamente dura.
En ti está aquella piedad inmensa,
10 en ti está aquel divino y dulce gusto,
en ti también justicia rigurosa.
En mí esté siempre aquel respecto justo,
aquel amor con humildad intensa
que me haga digno de ostia tan preciosa.

343
'
437r AL GLORIOSO SAN JUAN BAU TISTA

SONETO

Claro lucero que al albor saliste


ante el divino sol centelleando,
sus celestiales líneas preparando
que con bautismo santo al mundo abriste.
s Tú, que antes que nacieses santo fuiste
y en el materno vientre, ¡oh Juan!, estando
viste a Jesús y allí te le humillando
por tu Dios y Señor le conociste.
Tú, que por boca de ese verbo eterno,
10 por tu predicación y penitencia,
ninguno te excedió de los nacidos,
¿qué puesto gozarás por tu excelencia
en la gran corte del Señor superno
que te tiene escogido entre escogidos?

802
SILVA DE POESÍA

344
CANTOS LÍRICOS
43Br
LÍRICO I

Si de mi sorda lira
las voces avivases,
¡oh criador de la celeste esfera!,
y al alto, donde aspira,
5 sus tonos levantases,
resonaría en tu loor doquiera,
templada de manera
que a su son y armonía,
líricos cantos con placer te cante
10 y sea tan entera
en gracia y melodía
que todo corazón a ti levante.
Y para el buen discante
tuyo y tu contrapunto,
15 haz que mi mano lleve los tenores
sin toque malsonante,
sin que te pierda punto
ni deje de sonar en tus loores.
438v En ti están los primores
20 de música perfeta,
en ti la verdadera consonancia.
A ti, que la mejores,
el ánima discreta
a todas horas pida con instancia.
25 En ti está la ganancia,
mi Dios y Señor bueno;
en ti está el bien más alto y la riqueza.
Todo lo de importancia
procede de tu seno
30 y de tu ser eterno y tu grandeza.

803
EUGENIO DE SALAZAR

Bendita tu largueza
y tu copiosa mano
que ha dado al mundo cuanto bien retiene,
¡oh celestial franqueza!,
35 que te hiciste humano
por darle un bien que en bienes par no tiene.
A lo que nos conviene
siempre estás muy atento
con atención benigna y amorosa
40 y cuanto bien nos viene
emana del talento
de tu amor grande y voluntad piadosa.
439r ¡Oh cuán maravillosa
prueba heciste de esto
45 por nuestra vida en dura cruz muriendo!
¡Oh muerte venturosa
que de la vida el resto
ganó al tahúr maldito en cruz venciendo!
En ti siempre riendo
50 está el gozo más puro;
en ti la gloria entera de quilates;
a ti, Dios, me encomiendo,
que de otro bien no curo;
a ti, que del pecado me rescates.
55 Tú tiemplas los debates
que el alma tener suele
con la viciosa carne y apetito
y nuestros disparates
como sobre ellos vuele
60 razón, y diga: Sobre el monte habito.
Tu ser será infinito,
tu verdad infinita,
sin fin será tu amor y tu clemencia,
de mí huirá el maldito

804
SILVA DE POESÍA

si tu piedad bendita
65
mostrare de tu amor en mi aparencia.
Para la resistencia
4'9" y aun para haber victoria
contra mi adverso y enemigo fuerte,
70
Tú me darás potencia,
dador de toda gloria,
en la virtud de tu preciosa muerte.
¡Oh más que buena suerte
del alma afortunada,
75
que ve tu gloriosa hermosura,
pues si merece verte
será glorificada
perpetuamente en la mayor altura!
De Dios es la ventura:
80 Él la da a quien le place
y todo el bien que quiere da con ella.
Dichosa la criatura
que a su criador aplace
y guarda tanta dicha sin perdella.
85 La más luciente estrella
que sin parar camina
y desde el alto cielo resplandece
no es tan clara y bella
como el alma divina
90 a quien su Dios alumbra y esclarece.
"40r En esta se parece
el sol mil rayos dando
como en linterna clara la candela;
en esta no anochece,
95 que está siempre alumbrando
aquel eterno Sol que nos consuela.
¡Oh cuando no se hiela
el corazón dichoso

805
EUGENIO DE SALAZAR

en el amor de Dios y con buen brío


100 se defiende y se vela,
cuán manso y cuán gracioso
le hallará, cuán amoroso y pío!
Cual corre el caudal río
bañando sus riberas
105 hasta que llega al mar sin detenerse,
así yo a ti, Dios mío,
mi alma, si la esperas,
irá, Señor, segura de perderse.
Podrá bien deshacerse
110 el cielo y mar y tierra
y todas las criaturas acabarse,
pero no podrá verse
que el bien que en ti se encierra
en ti un momento deje de hallarse.
440v 115 En ti es buen ocuparse,
Señor, todo el deseo;
en ti, que eres Dios grande y tan benigno.
¡Oh cuánto desearse
debe tu eterno arreo!
120 Yo le deseo: Hazme Tú de él digno.

345
LÍRICO II

¡Oh esperanza mía!,


decía la amorosa
alma que con su Dios se regalaba,
¡oh toda mi alegría,
5 mi matutina rosa
cuya frescura no se menoscaba!
¡Ay!, cuánto deseaba,
amado Señor mío,
hablar contigo un poco,

806
SILVA DE POESÍA

10
aunque parezca loco
deseo y no pequeño desvarío,
mi grande atrevimiento
ante tu soberano acatamiento.
Mas creo ciertamente,
15 ¡oh mi Señor piadoso!,
que Tú no has de juzgallo por locura,
pues eres tan clemente,
benigno y amoroso
que das oído a toda criatura
20 que con fe firme y pura
tu piedad invoca.
Y Tú, Señor, podrás
mi fe encendella más,
si te parece que es mi llama poca,
25 para que así encendida
merezca yo, mi Dios, ser de ti oída.
Enciéndame tu fuego
si de él falta en mí sientes;
abráseme, mi bien, yo en amor tuyo;
30 oye mi ansioso ruego,
pues rogar me consientes,
que este mi ser bien sabe que no es suyo.
Él no tiene otro cuyo
sino el de tu grandeza,
35 y no está tan sin tino
que se tenga por dino
de verse en trono de tan grande alteza;
mas aunque hay falta en mí,
merézcalo, Dios mío, yo por ti.
44Iv 40 Yo soy hechura tuya,
bendita yo por ello
y más bendito Tú, que me criaste,
y antes yo me destruya
que en peso de un cabello

807
f.
EUGENIO DE SALAZAR

45 al querer tuyo y voluntad contraste;


que pues que te acordaste
de darme aqueste ser
y para ti criarme,
bien debo recatarme,
50 Eterno Padre, en nunca te ofender.
¡Oh plega a ti, Señor,
yo nunca yerre contra mi Criador!
Van todos mis deseos
y mis inclinaciones
55 al fin de tu servicio enderezadas.
Si en mí ves devaneos
y aviesas digresiones,
vuelve a derecha senda mis pisadas
porque así encaminadas,
60 ¡oh Redentor del mundo!,
aporten con victoria
al puerto de tu gloria
y no a la triste Escila del profundo,
do no puede ser vista
65 de tu deidad la gloriosa vista.
442r Rey mío, no permitas,
por tu piedad inmensa,
que yo jamás de ti esperanza pierda.
Al alto, donde habitas,
70 con afición intensa
yo me levante siempre y Tú me acuerda;
no eche a mano izquierda
en este mi viaje,
que hay puertos fragosos
75 y pasos peligrosos,
y es el camino del perpetuo ultraje,
pues va a dar al infierno,
al llanto, envidia y desamor eterno.

808
SILVA DE POESÍA

¡Oh quién se e.scabullese


so de esta vil carga humana
que me impide el llegar a donde quiero,
para que ver pudiese
tu vista soberana
en quien descanso y gozo eterno espero!
85 Dios mío verdadero,
alárguese tu brazo
y extiéndase tu mano
para que haga vano
cualquier impedimento y embarazo
90 que estorba el verte presto,
si no es tu voluntad en contra de esto.
#2V Como el ciervo desea
las fuentes de agua clara,
así, mi dulce esposo, te deseo;
95 Y> plega a ti, yo vea
tu gloriosa cara,
que ha de glorificarme, si la veo.
Y pues mi gran deseo,
con sola esta esperanza
100 parece se refrena,
mi dicha sea tan buena,
todo mi bien, que aunque haya en él tardanza,
por tu valor merezca
gozar al fin del bien que no perezca.
105 Las joyas preciosas
y dones que me diste,
¡oh rico esposo!, siempre resplandezcan
en mí, y muy más hermosas
que el sol que Tú heciste
110 para alumbrar tu mundo te parezcan;
no turben ni escurezcan
obras ni pensamientos
dones de tanta estima,

809
EUGENIO DE SALAZAR

ni permitas me oprima
llS la que suele poner mi vida en cuentos;
de aquesta carne digo
que tanto es contra mí y jamás conmigo.
443r Cual viuda tortolilla,
que sola y sin consuelo
120 por todas partes anda lamentando,
y de la alta ramilla
del olmo se echa al suelo,
ni en un lugar ni en otro sosegando,
tal por los valles ando,
125 y tal por los collados
mi soledad plañiendo,
mis fatigas gimiendo;
y no serán mis llantos acabados
primero que a ti vuele,
130 consuelo mío, y en ti me consuele.

346
LÍRICO III

Señor, Señor, tan grande y tan piadoso,


mercedes te demando.
A tu piedad, Dios mío, me encomiendo:
No vea yo tu gesto riguroso
5 con ira amenazando,
centellas de justicia despidiendo,
ni en tu furor mis culpas arguyendo
gastes algún momento,
que si de rigor usas, bien entiendo
10 que mi merecimiento
no librará a mi alma de tormento.
443v No juzgues por rigor de tu justicia,
mi Dios, las horas mías
pues ante ti no hay quien se justifique.

810
SILVA DE POESÍA

Mi alma, gafa y llena de inmundicia,


15
las noches y los días
desea tu piedad la mundifique,
el fuego de tu amor la purifique
y vuelva a su inocencia
20
por ser quien eres Tú, y la glorifique
mediante tu clemencia
tu gloriosa y eternal presencia.
Mi redentor, mis pasos no los cuentes
ni mis palabras peses
25 ni mires a mis hechos de contino
porque en el día que a juzgar te asientes
no hieran los reveses
de tu sentencia justa a mí, mezquino.
Tu claro rostro y tu mirar divino,
30 Señor, tuerce y desvía
de los pecados míos, y el camino
estrecho que a ti guía
descubre a aquesta ciega vista mía.
444r ¿Qué me aprovecha a mí que yo me guarde,
35 que yo me mire y vele
y a todas horas quiera estar despierto
que el que en engaños y cautelas arde
verná a mí como suele
y mis ojos verán como de un muerto
40 si Tú, mi Dios piadoso, no das puerto
a mi bromada nave
y pones guarda en ella y buen concierto,
por quien yo más te alabe
como a señor que puede más y sabe?
45 ¿Piensas, gran Dios del cielo y de la tierra,
que siendo yo hombre humano
he de tener divina fortaleza
y que en tan ordinaria y recia guerra
sin que tu fuerte mano

811
EUGENIO DE SALAZAR

50 me ayude, he de vencer con mi flaqueza?


Di, ¿no te acuerdas que a la ligereza
de mi espíritu agrava
terrestre peso y la carnal torpeza
mis coyunturas traba?
55 Socorre Dios a esta alma que te alaba.
444v ¿Por aventura quies, gran Dios eterno,
mostrar contra mí, triste,
la fuerza de tu mano vigorosa,
Tú, que los altos cielos y el infierno,
60 la tierra y mar heciste
solo con tu palabra poderosa?
Por tu valor, no pienses en tal cosa
ni tu poder se mueva
contra una paja seca y polvorosa
65 que cualquier viento lleva;
antes, con él me ilustra y me renueva.
Señor, no aguardes que por mí me valga
al tiempo de mi muerte,
que no hay quien bien se acuerde en aquel trance.
70 Antes que el alma de este cuerpo salga,
te plega condolerte,
porque con fuerza mi enemigo alance.
No hay alarido que tu oreja alcance
desde el profundo escuro.
75 Dios, no permitas yo eche tan mal lance
que caya tras el muro
del fuego eterno y del castigo duro.
445r Como el pesado y más terrestre sapo
metido en su agujero
80 que de la fría tierra se alimenta,
así, Señor, de tierra hago el papo
y siempre ando rastrero
y me parece, ¡ay!, que esto me contenta.
Ten Tú, mi Redentor, conmigo cuenta,

812
SILVA DE POESÍA

85 pues no soy miembro ajeno.


Haz que mi gusto buen sabor no sienta
en el manjar terreno,
pues no hay manjar de tierra que sea bueno.
La clara luz desamparó mi vista
9o como la golondrina
cuando se muda el nido desampara.
Pues quien sin ojos anda en la conquista,
que al alma desatina,
¿cómo defenderá su cuerpo y cara?
95 ¡Oh protector del mundo, Tú me ampara
de las furiosas valas
que el enemigo contra mí dispara
y con tu luz me balas
porque vea y huya las pelotas malas!

445v 100 En la tribulación que me combate


y al alma mía ciñe,
Tú eres mi refugio, Dios del cielo,
Tú me aseguras del perpetuo mate
y haces que me aliñe
10s para subir a ti con alto vuelo.
Tú eres mi alegría y mi consuelo;
Tú, toda mi esperanza,
por quien espero el cielo desde el suelo.
Aguza Dios mi lanza
110 con que conquiste eterna buena andanza.

347
LÍRICO IIII

Tú, que a Dimas oíste,


¡oh pío Redentor!, en cruz pendiendo
y en la agonía ya mortal estando,
y allí le concediste

813
-,
1

EUGENIO DE SALAZAR

5 lo que te estaba con dolor pidiendo


sus agravadas culpas olvidando;
a mí, que lamentando
tu gran piedad invoco y dulce oído,
oye, gran Dios y solo Señor mío,
10 que, aunque indigno, mucho en ti confío
me será concedido
a tus orejas llegue mi gemido.
446r El mi clamor levanta
como al buen noble muerto levantaste
15 y aquel que a la piscina junto estaba;
y dale fuerza tanta
que se parezca Tú me le encumbraste
a donde humana fuerza no bastaba.
Mi lengua no se traba
20 ni, plega a ti, Señor, jamás se trabe
en demandar mercedes al Dios suyo.
Conozco bien que todo el bien es tuyo
y que todo en ti cabe.
Mi boca siempre tu bondad alabe.
25 Mi alma es sierva tuya
comprada con tu sangre preciosa,
a ti por ello gracias infinitas;
y porque de ella huya
el que por su soberbia tan dañosa
30 cayó de la alta cumbre donde habitas,
pon en su frente escritas
las letras de tu nombre glorioso,
con que por tuya sea conocida
y por respeto de su Dios temida
35 de aquel traidor mañoso,
astuto, malo, fuerte y cauteloso.
446v En este cuerpo humano
emparedaste, ¡oh Criador del cielo!,
desde su creación, al alma mía

814
SILVA DE POESÍA

40
de do si al soberano
trono se anima a levantar un vuelo
las alas topan y el calor se enfría;
y aunque salir querría
a contemplar tu esencia soberana
45 no puede y vuela como deslumbrado
murciégalo en la cámara encerrado.
Dala, Señor, ventana
por do a ti salga y vuele, pues lo ha gana.
De carne son mis ojos,
50 de carne, ¡ay Dios!, me diste los oídos,
el paladar, narices y las manos;
y toman mil antojos
estos que me ministran defendidos
para su alma a quien son muy villanos.
55 Estos cinco gusanos
no hagan mal ni puedan empecella,
Señor, por tus preciosas cinco llagas;
antes, merced tan grande y bien la hagas
que todos sean con ella
60 y en loor de ellos vuelva su querella.
447r Su enemigo fuerte
con siete tiros todas horas bate
la flaca fuerza donde está encerrada;
y por le dar la muerte
65 la cerca de este fuerte que combate
por cinco partes tiene aportillada.
Sea por ti amparada,
Señor, y cierra Tú cualquier portillo
por donde entralla el mal Satán tentare
70 porque con tu favor e ayuda ampare
y guarde su castillo
y, al fin, la llave entregue a su caudillo.
Así como traspasan
del sol los fuertes rayos con presteza

815
EUGENIO DE SALAZAR

75 tres gruesos cielos y las tres regiones,


y aquello por do pasan
alegran con su gracia y su clareza
y acá en la tierra hacen impresiones;
la carne y sus rincones,
80 donde mi alma mora, clarifiquen
y pasen de tu gracia vivos rayos
y a pesar del demonio y sus ensayos
en ella fructifiquen
y para tu servicio la edifiquen.
447v 85 No vea yo ni sienta
ni tal ver nunca ni sentir merezca
que tu favor me deja y desampara
ni tu piedad consienta,
gran Dios, que en tiempo alguno yo perezca,
90 lo cual no excuso si este no me ampara.
Con deslavada cara
soborna y persuade mi enemigo
a mis sirvientes y mis paniaguados
y contra mí los tiene rebelados.
95 Tú eres buen testigo
y sabes de esto más que yo te digo.
La luna y sol y estrellas
y todo el hemisferio y firmamento
debajo de tus pies su curso hace;
100 ponerme encima de ellas
en alto trono y eternal contento
bien puedes Tú, mi Dios, si a ti te place.
Y si no satisface
a galardón tan grande mi servicio,
105 que no lo dudo, supla tu clemencia,
¡oh pío Redentor!, y en mi dolencia
me haz tal beneficio
que purgue en tu pasión cualquiera vicio.

816
SILVA DE POESÍA

44Br A este hondo valle


llO de lloros y fatigas y tristuras
bajaste desde el cielo por salvarme
y por hacerme calle
por donde subir pueda a las alturas
para las cuales plugo a ti criarme.
115 Y pues que por lavarme
la mala mancha del error primero
tomaste un ser del tuyo tan extraño
y en cruz moriste por quitar mi daño,
en tu piedad espero
120 conseguiré, Dios mío, el bien entero.

348
A LA PASIÓN DE CRISTO, NUESTRO REDENTOR

LÍRICO V

Con ronca voz y triste,


cristiana musa, canta
del Redentor el trance postrimero
y di cómo le viste
5 con agonía tanta
por nuestra redención en el madero.
Amor tan verdadero
y de Él tan clara muestra,
¿en quién jamás se vio
10 sino en quien redimió
con su morir cruel la vida nuestra?
Que Él si no muriera,
tristes de nos, ¿qué fuera?
448v No tuvo el buen amante
15 en nada, por salvarnos,
sufrir cien mil tormentos injuriosos;
con corazón constante
y gana de ampararnos,

817
EUGENIO DE SALAZAR

en sí tomó los golpes dolorosos.


20 Con ímpetus ansiosos
de muerte y amor vivo,
en cruz enhiesta estando,
al padre está rogando
perdone nuestro error tan excesivo.
25 ¿Cuándo te lo servimos,
bien nuestro, o merecimos?
Tus carnes delicadas,
¡oh pío Redentor!,
¿cuál mano las llagó con tal crueza
30 y quién las vio llagadas
que soportó el dolor
de sinrazón tan grande y tal bruteza?
¿Por quién tanta firmeza,
Señor, en padecer?,
35 ¿por quién tu nacimiento?,
¿por quién tanto tormento?,
¿por quién tal muerte? Dámelo a entender,
¡ay!, si se mira bien,
por quién y, al fin, por quién.
449r 40 Sustenta su piara
con sus propias entrañas,
en vivo amor ardiendo, el pelicano.
Por tu familia cara,
Señor, te desentrañas
45 y sufres que te muerda tanto alano.
A tu rebaño humano,
desde la cruz subido,
con sangre substanciosa
de tu pasión preciosa,
50 la hambre aguda matas, y el balido.
Por tu ganado mueres,
Pastor, por ser quien eres.
De espinas coronada,
cuán ásperas y agudas,

818
SILVA DE POESÍA

55 ¡ay!, tu cabeza miro, Rey del cielo,


y toda ensangrentada
que las espinas crudas
entráronse por ella sin recelo.
¿A qué bajaste al suelo,
60 Señor, a coronarte
estando coronado
en celestial reinado?,
¿por qué quisiste tanto despreciarte?
Quien más y menos sabe,
65 loor te dé y no acabe.
449V A tus preciosas manos
y gloriosos pies
crueles clavos veo los traspasan.
¡Oh casos inhumanos
70 los que en cruz por ti ves
y veo yo, Señor, que por ti pasan!
Visiones son que abrasan
ver, como a toro en coso,
que en ti uno el clavo lanza,
75 otro la aguda lanza,
aquel te da un beber tan heleoso,
el otro silva y grita.
¡Oh paciencia infinita!
¿Por qué entre dos ladrones
80 notorios malhechores
ponéis al sumo bien, maldita gente?,
¿qué prueba o presunciones,
qué indicios, qué colores
tenéis para injusticia tan patente?
85 Juez incompetente
era el traidor Pilato,
¿por qué no declinaste
jurisdición? Miraste,
¡oh buen Pastor!, que para que tu hato

819
EUGENIO DE SALAZAR

90 quedase cual debía


morir Tú convenía.
450r Primeros padres míos,
leed esta sentencia.
Veréis el crimen grande que lúcistes
95 con vuestros vanos bríos,
con vuestra inobediencia,
con el caro bocado que comistes.
Vosotros causa fuistes,
tomase carne humana
100 aquel Señor divino
para os abrir camino
al Padre eterno y cuán de buena gana
a todos da salida
a costa de su vida.
105 Cual sobre la herbecilla
mojada el cisne viendo
que ya el morir le aqueja y pone espanto,
junto a la fresca orilla
del río está esparciendo,
110 por celebrar su fin, su triste canto.
El Redentor al tanto
en el madero fijo,
sintiendo ya su muerte
con la agonía fuerte,
115 ¡oh qué divinos cantos allí elijo
con tanta suavidad,
ardiendo en caridad!
450v ¡Ay Dios mío!, ¡ay Dios mío!,
¿por qué tan sin amparo,
'120 decía, me dejaste en cruz tan dw-a?
¿Por qué tu poderío,
¡oh Hijo de Dios caro!,
rendiste a gente vil y sin mesura?
Tu celestial figura

820
SILVA DE POESÍA

12s de triste amarillez


está, Señor, cubierta,
su hermosura muerta,
perdido su color y linda tez.
¡Oh mundo, mira, mira,
130 por ti quién hoy espira!

349
DICTUM MIRABILE PETRI DAMIAN CARDINALIS. DE
HORA MORTIS

Pensandum est quippe, cum anima peccatrix vinculis incipit carnis ab­
solví, quam amaro terrore concutitur, quantis mordacis conscientiae
stimulis laceratur. Recolit vetita quae commisit, videt mandata, quae
adimplere contempsit, dolet indulta poenitentiae tempora se inaniter
percepisse, plorat immobilem districtae ultionis articulum inevitabili­
ter imminere: manere satagit, ire compellitur: recuperare vult perdita,
non auditur: post terga respiciens totius transactae vita cursum unum
brevissi !451r! mum deputat itineris passum: ante se oculus dirigit, et
in.finitae perennitatis spatia deprehendit. Plorat itaque quod intra tam
breve tempus acquirere potuit laetitiam omnium seculorum; deflet et se
propter tam brevis temporis illecebram voluptatem inenarrabilem ami­
sisse dulcedinem: erubescit quod propter illam substantiam, quae ver­
mibus orat obnoxia, illa neglexit, quae angelicís choris erant inferenda.
O quam angustae erunt tune viae reproborum: superius erit iudex ira­
tus, inferius horrendum chaos: a dextris peccata accusantia, a sinistris
infinita daemonia ad supplicium trahentia: intus conscientia vrens, fo­
ris mundus ardens. Miser peccator sic deprehensus quo fugiet? latere
erit impossibile, apparere intolerabile, sustinere importabile.

451v Traducción de la precedientes palabras:

LÍRICO VI

Cuando comienza el alma pecadora


con ansia a desatarse
de la carne y sus fuertes ligaduras,

821
EUGENIO DE SALAZAR

con cuán amargo espanto a congojarse


5 comienza en la triste hora,
principio de tinieblas tan escuras;
con cuántas mordeduras
de la mordaz conciencia
despedazarse siente la cuitada;
10 y en ver representada
con visible aparencia
la pena aparejada,
¿qué sentirá en la ansiosa vehemencia?
Acuérdasele allí de lo vedado
15 que, loca, inobediente,
en esta vida ha hecho y cometido,
y ve los mandamientos claramente
que ha menospreciado
y tan en daño suyo no cumplido.
20 También de haber salido
sin fruto, con despecho
se duele, de los días fructuosos;
que los ojos llorosos
y el encendido pecho
25 y suspiros ansiosos
de penitencia hacen de provecho.
452r Llora la triste porque amenazando
venganza inevitable
la está por los insultos perpetrados;
30 y ve de Dios la ira inexorable
que al parecer mirando
la está con ojos muy desapiadados.
Los pasos ya pasados
atrás volver desea,
35 procura se suspenda la partida,
mas triste y dolorida
de ella cuando se vea
que sale compelida
a entrar en campo de inmortal pelea.

822
SILVA DE POESÍA

40 Recuperar su pérdida querría


y cuanto allí le daña,
mas no es oído su clamor ansioso.
Mirando atrás se advierte y desengaña
tarde que la agonía
45 da tiempo estrecho y triste y peligroso.
El curso presuroso
del tiempo, que huyendo
se le pasó, no le parece largo,
antes un punto amargo,
50 un corto paso entiendo
le parece y un cargo
que sin remedio alguno está temiendo.
452v Tiende la vista por el mal futuro
y ve la eterna pena
55 que sus pecados malos la acarrean;
llora que huir pudo la cadena
y aquel perpetuo juro
que en vano redimido ver desean
las almas que pelean
60 con desamor eterno;
y plañe porque pudo en un momento
ganar un alto asiento
tan lejos del infierno
y un eternal contento
65 si bien enderezara su gobierno.
Llora también que por deleite vano
de un término tan breve
perdió la inexplicable dulcedumbre.
Mucho se corre del culpable aleve
70 y que por cuerpo humano
sujeto a los gusanos, la alta lumbre
y perpetua costumbre
pierda de eterna gloria
y haya menospreciado la riqueza

823
EUGENIO DE SALAZAR

75 mayor que la largueza


de Dios no transitoria
da a la naturaleza
angelical y quede hecha escoria.
453r Pues cuando salga a universal juicio
80 del cuerpo, su enemigo,
acompañada y de su error confusa,
ante el juez que sabe sin testigo,
sin presunción ni indicio
cualquier delito que en el mundo se usa,
85 ¿ cuál ha de ser la excusa?
¡Ay, que no habrá ninguna
que pueda de sus culpas desculpalla
ni tampoco excusalla,
que de las muchas una
90 no sea ni libralla
de ser carbón, pues quiso no ser luna!
¡Ay, cuán angosto hallará el camino
y cuán lleno de abrojos
cuando al juicio temeroso salga!
95 De miedo y de vergüenza alzar los ojos
al gran juez divino
no osará pues no habrá quien la valga,
que el alma que hidalga,
leal y no villana
100 pudiera ser queriendo al Rey del cielo
y levantar su vuelo,
a aquella soberana
altura desde el suelo
por no haber sido tal, verá qué gana.
453v 105 Estará encima de fogosa ira
el alto juez lleno
y confusión debajo temerosa.
Apartarán el malo allí del bueno,
presentes a la mira

824
SILVA DE POESÍA

llO la triunfante corte gloriosa.


¡Oh cuán horrible cosa
será ver a la diestra
las culpas acusando con instancia
y con perseverancia
llS diablos a la siniestra,
que ternán por ganancia
llevar las almas a infernal palestra!
Dentro estará conciencia dando guerra,
de fuera ardiendo el mundo.
120 ¡Ay de ti, pecador!, ¿qué será verte
di, triste, si te fueses al profundo,
no digo en mar ni tierra?,
¿piensas que allí podrías esconderte?
Allí a terrible muerte
125 que nunca ha de morirse,
de cuerpo y alma se hará la entrega.
¡Oh vista más que ciega
la que no quiere abrirse
hasta que la hora llega
130 que en la profunda gruta ha de hundirse!

350
454r LÍRICO VII

¡Oh cuánto y cuánto debo al gran Dios mío!,


¡cuántas mercedes de su larga mano
he recebido yo sin merecellas!,
¡cuántas veces me han hecho estar ufano
5 sus favores y gracias! Si mi brío
supiera bien templarse y conocellas,
si para agradecellas
me diese entendimiento y buen cuidado
quien tanto bien me ha dado,
10 y voz para cantalle dulcemente
loor entre la gente,

825


EUGENIO DE SALAZAR

en cuanto el sol nos muestra el claro día


y la luna su tez no cesaría.
Para su gloria me crió el Dios bueno,
15 para asentarme en silla inestimable
entre los escogidos de su corte:
a mí, que soy tan flaco y miserable;
a mí, tan corrompido como el cieno;
a mí, que mi flaqueza es mi conhorte.
20 De allí el glorioso norte
está siempre mi aguja enderezando
para que navegando
mi nave huya del viaje tuerto
y aporte al claro puerto
25 para do fue por su criador fletada
sin ser del mal cosario arrebatada.
454v Y no contento solo con criarme,
mi alto Dios, mas por más bien hacerme,
quiso criarme a semejanza suya.
30 ¿Cómo no tengo de ensoberbecerme
con un tan no pensado levantarme?
A Dios cualquier bien mío se atribuya
y porque no destruya
soberbia a la razón, Él me defienda,
35 Él me traya la rienda,
mi entendimiento aparte de barrancos
de donde salen mancos
de pies y manos los que en vanagloria
fundados se dan loor por la victoria.
40 Diome de su alta idea entendimiento
para creer su piedad inmensa,
su bondad infinita y poder sumo;
y, cuando en estas cosas mi alma piensa,
de su virtud recibe tanto aliento
45 que rebate los golpes como al humo;
y cuando el cargo sumo
y miro bien mi alcance cuantioso,

826
l

SILVA DE POESÍA

mi Dios tan poderoso,


tan bueno y de piedad tan grande, digo:
50 No usará conmigo
tanto rigor que ejecutarme quiera,
que no quiere Él que un alma suya muera.
Ojos que vean la luz y la tiniebla
455r
me dio y juicio que distinguir pueda
55 el mal del bien y el berro del napelo
y un albedrío libre que se queda,
si no quiere él meterse por la niebla,
donde está más sereno el aire y cielo.
¡Oh celestial consuelo,
60 que hizo en mí depósito del oro
y llave del tesoro
mi Dios para el rescate de mi alma
y la puso en mi palma,
por tanto me sería más afrenta
65 si no le diese de ella buena cuenta!
Mil veces traspasé sus mandamientos,
mil veces de ofendelle no me canso,
mil veces olvidé sus beneficios
y es tan benigno, tan piadoso y manso
70 que por el medio de sus sacramentos
me ha perdonado grandes maleficios.
Corrigiendo mis vicios
como al único hijo destraído,
como único querido,
75 el padre suele remitir la culpa
que no tiene desculpa,
tanta es la fuerza del amor paterno,
¿qué será, pues, la del amor eterno?
455v El Dios que es ab aeterno trino y uno,
80 sin principio y sin fin eterna alteza,
señor de lo visible e invisible
no desdeñó mi vil naturaleza
(¡ay Dios, tan Dios que no hay Dios otro alguno!).

827
EUGENIO DE SALAZAR

Tomola, aunque terrestre y tan pasible,


85 y hizo convenible
lo diverso de dos en un sujeto,
que puede amor perfecto.
Por me hacer capaz de gloria eterna
y con voluntad tierna
90 quiso humillarse y verse en vil desprecio
por darme a mí a ganar tan alto precio.
Su meritoria sangre y tan preciosa,
precio de redención del mundo hizo:
con ella redimió mi alma y vida,
95 con ella por mis culpas satisfizo
y fue satisfación tan cuantiosa
que toda su justicia fue cumplida.
¿ Cuál alma tan perdida
que del agua letea se hartase
100 habría que olvidase
tan altos beneficios y mercedes?
Dios mío, 1ü que puedes
a la memoria dar tan largas riendas,
haz yo me acuerde siempre de tus prendas.
456r 105 La obligación que tengo a tu servicio,
Tú me la da a entender tan a la clara
que no pretenda yo ignorancia de ella,
que pues reparó siempre y hoy repara
tu piedad de mi alma el edificio,
110 es justo en cualquier tiempo conocella.
No dé de mí querella
el entero fiscal de tu justicia
por mi culpa y malicia
y con razón me acuse por ingrato,
115 que ingratitud es trato,
y más para contigo, torpe y feo,
de corazones viles sucio arreo.
Por adopción, mi Dios, soy hijo tuyo
y como a tal tu herencia me compete

828
SILVA DE POESÍA

120 y tengo mi legítima en tus bienes.


Tu amor inmenso siempre me promete
que si yo no repudio, o si no huyo,
me heredarás el grande haber que tienes;
y pues por gracia vienes,
125 y por amor, en el humano pecho,
vente al mío, aunque estrecho,
porque de ingratitud yo no cometa
causa tan indiscreta
que por ella me prives de tu herencia
130 y niegues tu piedad y tu clemencia.

351

456V LÍRICO VIII

Con clara voz subida


yo cantaré loores
a aquel ser que ab aeterno los merece;
al Dios de eterna vida,
5 señor de los señores,
que ante Él ninguno lo es ni lo parece;
al sol que resplandece
donde quiera ab aeterno;
a aquel más verdadero
10 norte y claro lucero
que no ven las tinieblas del infierno;
a Aquel que es trino y uno,
sin fin, sin medio y sin principio alguno.
Al Dios que nunca tuvo
15 causa que le causase
ni ser de donde el suyo procediese;
al ser que no hay ni aun hubo
ni habrá quien le igualase
ni gozar de su vista mereciese;
20 al Dios que, aunque quisiese,
dejar de ser no puede.

829
EUGENIO DE SALAZAR

Este es Dios para amarse,


pues nunca ha de acabarse
por más y más y más que el tiempo ruede,
25 dador de eterna gloria
que no será su vida transitoria.
457r A aquel omnipotente
Criador no criado
que todo lo crio con presta mano;
30 al que tan fácilmente
hizo el monte y collado,
el hondo valle y el tendido llano;
al Señor soberano
cuya palabra fuerte
35 hizo la luz y el día,
cante la musa mía,
si mereciere haber tan buena suerte;
olvide lo del suelo
por el que hizo el mar, la tierra y el cielo;
40 por el que el sol lumbroso
hizo y serena luna,
los signos, los planetas, las estrellas,
el río caudaloso,
la fuente y la laguna,
45 diversas plantas y las flores bellas;
por el que las centellas
echa en los corazones
con cuyo ardiente fuego
se enciende un amor luego
50 que consume los humos y pasiones
que al alma dan cojijo,
dejando en ella un buen contento fijo.
45711 Para cantar se alienta
mi alma con fe rasa
55 el gran poder del alto que más arna,
que las arenas cuenta
y las estrellas pasa

830
SILVA DE POESÍA

y a todas ellas por sus nombres llama;


Este, que en hecho y fama
60 es criador del mundo
y criador del hombre,
dador de eterno nombre,
que manda el cielo y tierra y el profundo;
Este es el Dios que canto
65 cuando me acuesto y cuando me levanto;
Este, cuyo saber
la tierra y cielo admira
y aun a admirarse de Él ninguno atina;
que lo por suceder
70 como presente mira;
los corazones sabe y examina
y lo que Él determina
es incomprehensible,
Él solo se lo entiende,
75 nadie lo comprehende,
solo sabemos que ello es infalible.
¡Oh si de mi alma sabe
que ha de gozarle donde más le alabe!
458r La eternal largueza
80 de su mano copiosa,
¿quién dejará, aunque mudo, de alabarla?,
¿cuán fuera la escaseza
va de su dadivosa
mano?, ¿quién hay que en dar pueda igualarla
85 ni merezca besarla
por las grandes mercedes
que hace y no zahiere,
pues así mismo quiere
darse por nos sacar de tristes redes?,
90 ¡oh Dios!, ¿qué bien criaste
que al hombre ingrato no comunicaste?
Por tu justicia recta,
Señor, te quiero y amo,

831
EUGENIO DE SALAZAR

aunque, ¡ay de mí!, si es sola en mi sentencia.


95 Derecha y muy perfecta
tu vara siempre llamo,
mas haz que la acompañe tu clemencia.
No des, Señor, licencia
que ante ti me acuse
100 el mal fiscal que alega
lo que al alma me llega
ni en mi proceso sus cautelas use
ni juzgues con rigor
a quien mostraste siempre tanto amor.
458v 105 Señor, que eres tan rico
de tus misericordias,
conmigo la piedad no ha de faltarte.
A ti, mi Dios, suplico
que cesen las discordias
ll0 en que mi alma está por no agradarte;
y, pues que en cualquier parte
de piedad abundas
con los que a tu servicio
hacen su sacrificio,
ll5 en el profundo abismo no me hundas.
Tu piedad perdone
al que en ti solo su esperanza pone.
A Pedro concediste
perdón y perdonaras
120 a aquel maldito Judas si él quisiera.
Con los que Tú heciste,
con tus criaturas caras,
faltar en ti piedad gran falta fuera;
y pues sobremanera
125 es tu piedad inmensa
y cosa que es tan tuya,
ella me restituya
contra lo que a mi alma hace ofensa.
Piadoso Dios mío,
130 Que en tu piedad no en mi valor confío.

832
SILVA DE POESÍA

352

45 9r
LÍRICO IX

Pues tanta razón tengo


para os amar, mi Dios y mi consuelo,
¡ay me!, ¿en qué me detengo?,
¿por qué os niego el tributo, Rey del cielo,
5 siendo vos rey benigno
y yo vasallo vuestro tan indigno?
¡Oh toda mi esperanza,
mi gloria y mi contento y mi alegría,
toda mi buena andanza,
10 principio amable y suficiencia mía!,
¿cuándo tanto he de amaros
que merezca mi amor enamoraros?,
¿cuándo será mi tino
en todas cosas seros agradable?,
15 ¿cuándo, Señor divino,
mereceré yo seros muy amable?,
¿cuándo, ¡oh mi Dios tan pío!,
seré del todo vuestro y nada mío?,
¿cuándo estará en mí muerto
20 todo lo que hay en mí que os es contrario?,
¿cuándo terné por cierto
que me defenderéis de mi adversario?,
¿cuándo os serviréis vos
que nada viva en mí que no sea Dios?
459v 25 ¡Oh grande Dios!, ¿qué os cuesta
hacer a vuestro siervo un bien tan alto
que a mí tanto me presta
y vos no quedaréis por eso falto?
Que en darme el bien sin tasa,
30 ¿qué quitaréis, Señor, de vuestra casa?
¿Por qué está detenida
para conmigo vuestra gran clemencia

833
.EUGENIO DE SALAZAR

por vuestra ira impedida


siendo vos de piedad la misma esencia?,
35 ¿por qué queréis que muera,
Señor, el que en vos solo vida espera?,
¿por qué a vuestra bondad
han de vencer, Dios bueno, mis maldades?
Eterna Majestad,
40 ¿por qué han de ser más parte mis ruindades,
¡ay!, para condenarme
que vuestro grande amor para salvarme?
A aqueste fatigado
y miserable cuerpo que me daña
45 tened atormentado;
en él quebrá el furor de vuestra saña
con tanto, ¡oh Redentor!,
que no me sea negado vuestro amor.
460r ¿Por qué dilatáis tanto,
50 Señor, esta merced y mi remedio?,
¿por qué, pues sabéis cuánto
peno en mis penas, no queréis dar medio?
Sacadme de apretura;
no me dilatéis, Dios, tan gran ventura.
55 Dios mío, ¿hasta cuándo
me habéis de tener puesto en triste olvido
y habéis de ir desviando
de mí este vuestro rostro esclarecido?
Miradme ya y doleos
60 de un alma que en vos tiene sus deseos.

834
SILVA DE POESÍA

353
A LA GLORIOSA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

LÍRICO X

Hoy es el día que celebra el cielo,


hoy entra en él su reina gloriosa
a recebir corona soberana.
La ínclita María valerosa
5 levanta con victoria el alto vuelo
que a su humildad hoy hace tan ufana.
Hoy se alegra la tierra muy de gana
de la asunción tan alta,
que aunque en el mundo falta
10 de aquel divino Dios la madre humana,
allá en el cielo, ¡oh celestial señora!,
nos haréis mil favores
de pecadores siendo intercesora.
460v Abrioos el cielo la sagrada puerta
15 por do salió el espíritu gracioso
por cuya gracia al verbo concebistes.
Aquella misma que con tan gozoso
aplauso y resplandor estuvo abierta
para que entrase el hijo que paristes;
20 que sola vos, señora, merecistes
entrar por tal entrada,
pues sola sois llamada
puerta del cielo, que la puerta fuistes
por do el señor de gloria y del profundo
25 en nuestra carne y nombre
salió Dios y hombre a redimir el mundo.
Suba vuestra alma gloriosa y pura
a aquel sublime trono que la espera,
a aquel excelso y reservado asiento;
30 entre ilustrando ya la empiria esfera
con su divina gracia y hermosura,

835
EUGENIO DE SALAZAR

dignísima de tanto ensalzamiento;


vestido lleve en su recebimiento
su corporal vestido,
35 tan limpio y tan lucido
pues de vestirse de él Dios fue contento.
Del alma un cuerpo tal no se divida
que fue felice medio
para el remedio de la eterna vida.
46lr 40 Los ángeles gozosos que subían
el triunfante cuerpo y alma vuestra
en grande triunfo por la gran victoria
(vida y dulzura y esperanza nuestra),
qué ufanos, qué gloriosos subirían
45 cubiertos de la luz de vuestra gloria,
qué carga de fino oro sin escoria,
qué celestial tesoro
hoy lleva el dulce coro
cantándoos loores de eternal memoria.
50 ¿De dónde a ellos, Virgen, que gozasen,
vuestras preciosas plantas
sobre sus santas alas estribasen?
Cuando pasastes por la clara luna,
luna y estrella de la mar y tierra,
55 y ella, la mayor luna, vio presente;
de la luciente estancia do se encierra,
aunque su luz quedara por ninguna,
no os quisiera, Señora, ver ausente;
y al sol lumbroso cuando su oriente,
60 sol vivo, atravesastes,
vio que le deslumbrastes
con vuestro rostro más resplandeciente,
prostrose luego ante el resplandor vuestro
viendo que sois la madre
65 de vuestro padre y hijo, y señor nuestro.
461v ¿ Quién es aquesta, dicen las legiones
de espíritus celestes, tan serena

836
SILVA DE POESÍA

que del desierto a la alta corte arriba


de tantas gracias y deleites llena,
70 tantas virtudes, tantas perfecciones
y en su querido solamente estriba?
Nuestra rica corona viva, viva,
las vírgines cantaban;
los mártires loaban
75 a Dios por tal señora que con viva
beldad al reino celestial agracia
y con la gracia suya
hizo que huya la mortal desgracia.
¡Oh cuando vistes la gozosa vista,
80 primeros padres, en la excelsa cumbre,
de la que de Eva mudó el nombre duro;
cuando mirastes la lumbrosa lumbre
que no había sido hasta entonces vista
dentro del alto y cristalino muro;
85 cuando aquel ser más excelente y puro
que, en la mortal contienda
que por soltar la rienda
causastes, trajo paz y buen seguro;
cuán gran contento y cuánta reverencia
90 tuvistes, Adán y Eva,
viendo la nueva madre de clemencia!
462r Allá, reina del cielo, os aguardaba
para poneros celestial corona
vuestro amador y esposo con deseo
95 ¡Qué joyas dignas de tan gran persona
para vos, dulce esposa, reservaba
para el ornato vuestro y lindo arreo!,
¡qué reinos, qué palacios, qué trofeo
el gran Jesús tenía
100 para su gran María!
Desde hoy diréis: Ya todo lo poseo.
¡Qué rico estrado os tuvo y qué diadema
de tanto peso y cuenta
donde se asienta la deidad suprema!

837
EUGENIO DE SALAZAR

105 Singular Virgen de beldad tan bella


que humilde sierva del Señor divino
atrevimiento os parecía llamaros,
con cuánto amor y gozo el uno y trino
os sale a recebir, madre doncella,
ll0 con cuánta gloria quiso hoy ensalzaros.
Hoy muestra el Padre eternamente amaros
y el Hijo amaros tanto
y el Espíritu Santo.
Vos lo veis bien con vuestros ojos claros
ll5 y vuestra humildad grande lo merece.
Por vuestra virtud clara
la limpia vara ya otra vez florece.
462v En este día os dio justicia recta
el bien a vos debido por derecho
120 y el premio justo de tan gran limpieza,
de la humildad inmensa y santo pecho,
de fe, esperanza y caridad perfecta,
amor, dolor, trabajos y pobreza.
Día en que quiso Dios por su grandeza
125 de sierva engrandeceros
y señora haceros
de sus tesoros grandes y riqueza
y emperatriz del cielo y del abismo.
De todo sois vos dina,
130 salve regina, madre de Dios mismo.

354
463r LÍRICO XI

Cercáronrne dolores de la muerte,


las puertas y los pasos me tornaron
por do me había de venir remedio.
Corno los enemigos que sitiaron
5 por todas partes el guardado fuerte
quitando del socorro cualquier medio,

838
SILVA DE POESÍA

teníanme tan en medio,


¡ay!, que acordarme al alma pone espanto,
que no fuera posible ser valido
10 si aquel caudillo santo, santo, santo
no se hubiera dolido
del que le había deservido tanto.
463V Ninguno ya llegaba a socorrerme
ni aunque llegar quisiese lo podía
15 según estaba el cerco tan cerrado;
y si de entre ellos escapar quería,
en vano procuraba yo valerme,
tanto estaba oprimido y fatigado.
Así, cual condenado
20 a la hoguera que del fuego ardiente
huir querría y del infame palo
y la tenaz argolla no consiente,
huir la pena al malo
que fue a la ley divina inobediente.
464r 25 Si con las flacas manos procuraba
de mí apartallos por hacerme calle,
no prestaban mis fuerzas cosa alguna,
como al que toma en africano valle
el gran monte de arena, que aunque cava
30 y bracea, no sale al sol ni a luna.
Y con voz importuna
me parecía llamar como al que carga
gran cantidad de humores en la cama,
que en sueños le parece que se alarga
35 llamando y nunca llama
o no pasa su voz la rala sarga.
464v Si los cargados ojos a la cumbre
quería levantar de do procede
la fuerte ayuda y el favor divino,
40 cual profundo modorro que no puede
46Sr abrillos con gravosa pesadumbre,
no los podía abrir ni cobrar tino;

839
EUGENIO DE SALAZAR

y así, de desatino
lleno mi entendimiento y desconcierto,
45 mi fantasía en loco devaneo
andaba, siendo vivo, más que muerto
en peligro y rodeo
cual rota nave que no atina al puerto.
465v Vía en mi casa los hermosos vasos
50 trasvertiendo licores saludables
y no podía de ellos ayudarme.
Para mí eran mis manos miserables
y mis familiares tan escasos
que de nada podía aprovecharme;
55 y aunque por remediarme,
muchos de mis amigos trabajaban
a mí mal medicinas aplicando
que con gana y amor me ministraban,
mi gran mal contrastando,
60 sus beneficios nada me aliviaban.
466r ¡Ay, cuán atada estaba ya mi lengua!;
mi corazón,¡ay!, cuán cobarde y frío;
y mi cerebro, ajeno con locura.
De mí burlaba el enemigo mío,
65 dejábame pensar en mi gran mengua
y comenzar a me poner en cura
y luego, sin mesura,
volvía a derribarme con revuelta
como el astuto gato que, teniendo
70 cogido al ratoncillo, le da suelta
y al tiempo que huyendo
se le quiere ir, le coge y da otra vuelta.
466v Estando en este trance temeroso,
entró en mi entendimiento una luz clara
75 (no sé por dónde, ¡oh piedad inmensa!),
un esfuerzo en mi pecho que a la clara
volvió mi corazón fuerte y brioso
con un aliento y osadía intensa

840
SILVA DE POESÍA

y como quien dispensa,


80 me animó luego para la batalla:
púsome escudo y fino estoque en mano,
cubrióme bien de acero y fina malla
y diome un soberano
valor para mi muerte desvialla.
467v 85 De mi temeridad me eché la culpa,
lloré mi ceguedad y mi caída
y confesela con mi propia boca.
Con obra satisfice en la salida,
también propuse para mi desculpa
90 no entrar jamás en disensión tan loca.
Como eslabón que toca
al pedernal y saca el claro fuego,
así, tocado mi corazón duro
con el divino toque, alumbró luego
95 y vi el lumbroso muro
que encierra el bien sin fin que nunca niego.
468r Sentí en mí ayuda un vigoroso brazo
que derribando entró mis enemigos
y dándome lugar a su despecho,
100 y una mano que a mí y a mis amigos
quitó el penoso cerco y embarazo
y nos sacó del peligroso estrecho.
Púsome en el derecho
camino de verdad y eterna gloria
105 y en mi preciosa libertad primera.
468v Del trabajo pasado la memoria
hacía más entera
el alegría de mi gran victoria.
Y viéndome ya libre y sin graveza,
110 la fría lengua viva y desatada,
con nuevas vestiduras y colores,
a la piedad que nunca fue igualada
del clemente Dios mío y su grandeza,
469r himnos quedé cantando y mil loores

841
í

EUGENIO DE SALAZAR

115 porque de sus sudores


y de su sangre la virtud preciosa
comunicó a mi alma pecadora
con ,que de fea la volvió hermosa
y de sierva, señora.
120 ¡Oh infinita majestad piadosa!

355
469v SONETO

De un sutil hilo todo está pendiente


a cualquier hombre en esta varia vida:
yendo anhelando a próspera salida
se vuelve muy contraria la corriente.
5 Piensa que lo futuro a lo presente
ha de ir correspondiendo en la subida:
revuelve la fortuna con caída
terrible y dale el golpe a manteniente.
Alce la vista a Dios el afligido,
10 verá que Dios le aflige por valerle
o por probarle y ver lo que en él tiene,
y que podrá el Señor a más volverle;
mas entre tanto que se ve caído
fíe de Dios, que aquello le conviene.

356
470r SONETO

Niñez en su comienzo ya acabada,


juventud corta, edad madura incierta,
frescura no nacida cuando muerta,
beldad que en breve espacio es ya pasada.
5 Contentos qúe en un punto son nonada,
discurso breve de mortal reyerta,

842
SILVA DE POESÍA

sueño del cual la muerte nos despierta,


sangre ferviente en un instante helada.
Años que son brevísimos momentos
10 cuya velocidad es agradable
por ser llenos de penas y tormentos.
Este es el vivir triste y miserable
del hombre y duración de sus contentos.
Solo el amar a Dios es lo durable.

357
SONETO

En flores han pasado mis amores


las horas que en espinas no pasaban.
Cuando las esperanzas se avivaban
turba y resiste edad a los favores.
s Ya dan de la partida los temblores
al alma temerosa y menoscaban
lo que memoria y afición obraban
en mí, que he sido cabo de amadores.
Parece al corazón que se desdice,
10 ¡ay de mí!, que en pensarlo me traspaso,
negando al bello ser de quien me hice;
mas cuando me detengo en este paso,
oyo una voz del cielo que me dice:
Amar a Dios es lo que hace al caso.

358
470r SONETO

Dejadme, sueños, no me andéis turbando,


que pues en tantos años no venistes
sino a representarme suertes tristes,
¿a qué venís ahora regalando?

843
EUGENIO DE SALAZAR

s En tiempo que ni os quiero ni os demando


hacéis en mí lo que jamás hecistes.
Dulce me es ya el amargo que me distes
y amargo el dulce que hoy me estáis mostrando.
Dejadme, pues me deja aquel cuidado
10 que del perfecto amor me desviaba
y me traía de mí tan descuidado.
Dejadme, que aunque tan dormido estaba
ya la piedad de Dios me ha despertado.
Triste del triste que soñando acaba.

359
SONETO

Faltando van los gustos y contentos


de día en día al corazón cansado;
pésale del pesar que no ha tomado
de sus placeres y entretenimientos.
s Resuélvese la vida por momentos.
Temo mis culpas y dudoso estado.
Del vil deleite y del error pasado
ahora son los tristes sentimientos.
Y ahora plega a Dios que tales sean
10 que a Dios aplaquen y a perdón le muevan
del que ha corrido tan a suelta rienda,
y que los torpes gustos que me llevan
me dejen ya y mi alma no posean
porque la eterna muerte no la prenda.

844
SILVA DE POESÍA

360

4 7 Jr SONETO

Parte superior por tierra echada


debajo de los pies del apetito,
mente que dice a Dios tu sobrescrito
de la sensualidad acoceada,
s ¡oh quién te viese desembarazada
para entender el bien que es infinito
y libre del mortífero conflito
que trae tu clara vista tan turbada!;
¡oh quién te viese,¡ay alma!, ya señora
10 de ti y de impedimentos desenvuelta!,
¡ay!, ¿cuándo he yo de ver tan útil hora?;
¡oh quién te viese a tu criador ya vuelta
y enamorada del que se enamora
del alma de terrestres gustos suelta!

361
472r A LAS INSIGNIAS DE LA PASIÓN DE CRISTO,
NUESTRO REDENTOR

ESTANZAS

A los treinta dineros


Treinta dineros, apreciado precio
de aquella sangre justa del Cordero
de Dios que, aunque os pusieron por desprecio
del Príncipe divino, verdadero,
s en precio inestimable yo os aprecio
sin apreciar dinero con dinero,
pues fuistes el principio del rescate
que libró al mundo de perpetuo mate.

845
EUGENIO DE SALAZAR

Al beso de Judas
¡Ay, paz de Judas, que heciste guerra
10 a la divina Paz que desde el cielo
vino a dar paz perpetua al mar y tierra
lleno de amor y divinal consuelo!
De guerra salió paz que ya destierra
la guerra eterna con piadoso celo.
15 Pérfida, mala y alevosa boca
que vende a Cristo y a su rostro toca.
A las sogas
Ásperas sogas que al Señor atastes
como si fuera esclavo fugitivo,
sus delicados miembros apretastes
20 como de malhechor y hombre nocivo,
ni vistes ni sentistes ni mirastes
que atábades al Hijo de Dios vivo.
¡Ay, malas sogas que ya sois muy buenas
pues dando pena quitáis tantas penas!
472v A la mano que dio una bofetada a Jesucristo
25 Mano atrevida, mano rigurosa,
sacrílega, maldita y dura mano
que con injuria grave y vergonzosa
heriste sin respeto al Soberano.
Llorad ojos tan dura y fuerte cosa,
30 llorad hecho tan feo e inhumano.
Que vea el cielo hoy una bofetada
a mano abierta al príncipe de Él dada.
Al gallo
Gallo que con tu canto diste aviso
a Pedro apóstol del quebrantamiento
35 de su palabra, con que de improviso
se avergonzó y salió con sentimiento
amargo cuando al Rey del paraíso
quebró la fe, quebró el prometimiento.

846

--
SILVA DE POESÍA

Dichoso aviso y más el avisado,


40 pues que por él lloró su gran pecado.
A la coluna
Dura coluna a quien con su blandura
el pío Redentor dio blando abrazo
en ti abrazando a toda gente dura
con gran ternura y uno y otro brazo.
45 ¡Oh más que venturosa tu ventura
que no quedó, coluna, en ti pedazo
sin esmaltar con rosicler tan fino,
sangre del cuerpo del Señor divino!
473r A los azotes
Crudos azotes que llagastes tanto
50 del buen Jesús las carnes delicadas
que poderos sufrir causaba espanto
y poderlas mirar tan lastimadas;
mas cese de esta lástima ya el llanto
pues las llagas del mundo canceradas
55 sanaron con la sangre y la riqueza
que al Redentor sacó vuestra aspereza.
A la vestidura colorada
La vestidura de sangrienta grana
que los judíos viles os vistieron,
con que a vuestra grandeza soberana
60 con menosprecio y risa escarnecieron;
que viendo la paciencia más que humana
vuestra, ¡oh alto Señor!, se os atrevieron;
¿ cuál vestidura ya podrá igualarla
pues que quisistes vos cualificada?
A la corona de espinas
65 Ya veo de coronas la corona
de espinas penetrantes guarnecida
con que el humano género corona

847
EUGENIO DE SALAZAR

a su divino Rey de muerte y vida,


al que pone su vida y su persona
70 por gente ciega y mal agradecida.
No te pones, corona, tú en tal parte
a coronarla, sino a coronarte.
473v A la caña
Caña excelente que por cetro y mando
por pérfidos judíos puesta fuiste
75 al Rey del cielo en mano de Él burlando.
Dichosa tú que en mano tal te viste,
dichosa tú que sales alumbrando
cubierta de los rayos que adquiriste
del soberano sol con que, te encumbras
80 tanto que, caña, más que el sol alumbras.
A la Verónica
Miro el precioso lienzo do imprimistes,
¡oh buen Jesús!, la semejanza vuestra
dando, por poco bien que recebistes,
de vuestro gesto la preciosa muestra
85 con que a este lienzo tanto enriquecistes,
con que tanto eleváis la suerte nuestra,
que si vuestra figura ver podemos,
felices para siempre nos veremos.
A los clavos
Clavos que sois tenidos por crueles
90 pues los divinos pies, divinas manos
clavastes por mandado de infieles,
por voluntad de pechos inhumanos;
yo os llamo clavos dulces y fieles,
pues hecistes efectos soberanos
95 y fuistes del bien nuestro dulce medio
fijando en alta cruz todo el remedio.

848
SILVA DE POESÍA

474r
Al martillo
Dulce martillo que tan bien hiriendo
los dulces clavos dulce son hacías
cuando los ibas sin sentir metiendo
100 por las manos y pies que no entendías.
Bravo dolor causaste al que muriendo
quiso endulzar nuestros amargos días.
¡Oh martilladas dulces e importantes
que el cielo abristes tan cerrado de antes!
A la cruz
105 ¡Oh cruz divina que de vos pendiente
estuvo el peso del remedio nuestro,
de vos la salvación de toda gente,
tanta fue la virtud y valor vuestro!
Con ambos brazos, ¡oh cruz excelente!,
110 nos ayudáis, que el uno y otro es diestro.
¡Oh bienaventurado el que subiere
por vos a ver a Cristo que en vos muere!
Al título
¡Oh buen Jesús, llamado nazareno,
de los judíos rey alto y triunfante
115 como lo muestra el título tan bueno
escrito con la pluma tan constante
de aquel Pilato que, a no estar ajeno
de Dios y de su gracia tan distante,
pudiera firme estar en Dios bendito
120 como lo estuvo en no borrar lo escrito!
474v A los dardos y suertes
Dichoso dado que ganó la suerte
que por el universo tanto suena
que pudo rico, ¡ay ganador!, hacerte
y libertarte de perpetua pena

849
EUGENIO DE SALAZAR

125 y defenderte de la eterna muerte


y de su penosísima cadena
si supieras vestirte aquel vestido
que en sí crecía y nunca fue cosido.
A la esponja
¡Ay, agria esponja que agria te llegaste,
130 llena de aquel vinagre tan acedo,
a aquella dulce boca que acedaste
del que te aguarda en cruz sufrido y quedo!,
¿por qué al divino rey no respetaste?,
¿por qué al fuerte Señor no tienes miedo?
135 Si lo que heciste, esponja, tú sintieras,
en lloro sin cesar te resolvieras.
A la lanza
A Cristo muerto, ¡oh insaciable lanza!,
das gran lanzada y no sin gran provecho,
pues sacas una unión tan sin mudanza
140 en sangre y agua del divino pecho.
No sé cuál fue tu fin ni tu esperanza
en ese tan culpable y duro hecho;
aunque, por otra parte, te bendigo
que hiriendo a Dios mataste al enemigo.
475r A la escalera
145 ¡Oh celestial escala!, ¡oh escalera
por donde el centurión de Arimatía
y Nicodemo van en delantera
subiendo al homenaje a do los guía
el capitán del cielo y los espera
150 que den sepulcro al cuerpo y sangre fría,
le quiten del lugar del vituperio,
insigne escala en tanto ministerio!

850
SILVA DE POESÍA

A las tenazas
Tenazas que servistes al eterno
Señor a quien los cielos respetaban
155 y les sacastes con bocado tierno
los duros clavos que le traspasaban,
¡oh cuánto pesar distes al infierno
y cuánto gozo a los que a Dios alaban,
y pues hecistes hoy tan buen oficio,
160 el mundo os loe por tan gran servicio!
A la sábana de la mortaja
Ahora a ti mi triste canto he vuelto,
sábana limpia y divinal sudario,
donde el divino cuerpo estuvo envuelto
del que dejó sin fuerza al adversario
165 y de la muerte ya el poder resuelto.
Venérete odorífero incensario,
pues que cubriste al gran dador de vidas,
sus llagas, sus azotes, sus heridas.

362
476r LAMENTACIÓN PRIMERA DEL PROFETA JEREMÍAS
TRADUCIDA SEGÚN LA INTERPRETACIÓN Y
PARÁFRASE DEL GLORIOSO SAN JERÓNIMO Y EL
CARDENAL HUGÓN

Triste Jerusalén, tan levantada, Aleph. Quomodo sedet


sola civitas plena populo!
temida, frecuentada y populosa,
de Dios en otros tiempos regalada,
¿cómo no estás lozana ni briosa
5 como solías y te ves caída
sola, sin fuerzas, ya no poderosa?
Por viuda con razón serás tenida, Jacta est quasi vidua domina
tú, que eras de las gentes la señora, gentium; prínceps provinciarum
Jacta est sub tributo.
quedando de tu bien desposeída.

851
EUGENIO DE SALAZAR

10 Princesa de provincias vencedora


que tantos tributarios poseíste,
eres sujeta tributaria ahora.
Lloraste el grande bien que mal perdiste
con el corazón y ojos lamentables l3eth
.
15 de noche, que aun de día no podiste.
Por tus mejillas flacas, miserables Plorans ploravit in
nocte'e
de triste lloro ríos van corriendo lacrymae ius in rn t
ax·¡l ¡·lS ei
11s;
y la tristura los hará durables.
No hay quien te consuele, que huyendo non est qui consol etu
. r
20 de ti van todos los que mucho amaste ex omnzbus charis eil ealll
ls; •
y sin piedad te dejan padeciendo
476v y los que con amor a ti llegaste, omnes amici eius sprever
eam, et factz. sunt ei inim nt
u
con menosprecio te han desamparado . lCI,

y muy contrarios tuyos los hallaste.


Acá y allá, judaico pueblo ansiado, Ghimel.
25 te ves mudar en triste cautiverio, Migravit ludas
tú, que de tantos fuiste ya acatado. propter afflictionem,
et multitudinem
En servidumbre estás y vituperio, servitutis;
por entre extrañas gentes sin holganza
30 te traen sin quietud ni refrigerio;
y tus perseguidores con pujanza, omnes persecutores
eius apprehenderunt
¡oh desdichado pueblo!, te prendieron eam inter angustias.
en la estrechura de tu mala andanza.
Tus grandes calles, ¡oh Sion!, que fueron Deleth.
35 tan frecuentádas nos harán llorosos Viae Sion lugent, eo quod
por la frecuencia grande que perdieron, non sint qui veniant ad
solemnitatem;
que ya no irán por ellas deseosos
a las solenes fiestas tus amados,
ausentes por caminos trabajosos;
40 tus puertas y tus muros arruinados, omnes portae eius destructae,
tus sacros sacerdotes con gemidos sacerdotes eius gementes;
virgines eius squalidae, et ipsa.
viéndose de su templo desterrados;

852
SILVA DE POESÍA

tus hermosas doncellas sus vestidos oppressa amaritudine.


y sus caras traerán de luto llenas
45 sin se limpiar ni los querer lucidos;
Y tú, triste Sion, de graves penas
te ves hoy oprimida y amargura,
tu libertad en ásperas cadenas.
477r Tus enemigos, por tu desventura, He.
tienen de ti el dominio y señorío, Facti sunt hostes eius in capite,
50 y en tus riquezas hallarán hartura. inimici illius locupletati.

Por tu poco respeto y desvarío sunt, quia Dominus


locutus est super eam
y por la multitud de iniquidades propter multitudinem
que obraste contra el gran Dios tuyo y mío, iniquitatum eius; parvuli.

55 vieron tus ojos estas crueldades, eius ducti sunt in


llevar en cautiverio tus hijitos, captivitatem, ante
faciem tribulantis.
que ellos padecerán por tus maldades.
Tu lustre y edificios tan escritos Vau.
cayeron con tu gracia y tu belleza, Et egressus est a filia Sion
60 tus príncipes muy flacos y marchitos, omnis decor eius; facti sunt.

como carneros a quien la dureza principes eius velut arietes


del seco suelo el dulce pasto niega non invenientes pascua,
et abierunt absque
que muertos caen de hambre y de flaqueza, fortitudine ante faciem.
con el temor que al corazón se pega, subsequentis.
65 huyeron sin esfuerzo flacamente
ante su vencedor con vista ciega.
!.
Ahora te acordaste amargamente, Zain.
Jerusalén, de los pasados días Recordata est Hierusalem
ajflictionis suae, et
en que Dios te afligía blandamente; praevaricationis, omnium.
70 ahora cuán en poco tú tenías desiderabilium suorum, quae
habuerat a diebus antiquis
quebrar la ley divina sin recelo cum, caderet populus eius in
usando mal del bien que poseías. manu hostili, et non.
De las mercedes del benigno cielo eset auxiliator;
que en los antiguos tiempos tú gozabas,
75 ahora que te hallas por el suelo,

853
-
EUGENIO DE SALAZAR

ahora que te oprimen gentes bravas


con cruel mano sin hallar ayuda
cosa que tú, imprudente, no esperabas.
477v Vente tus enemigos manca y muda Vider unt earn h
Dste
80 y tus celebraciones escarnecen deriserunt sabb s' et
ata ei
1¡s.
que ya en tu perdición no ponen duda.
Pecaste mil pecados que merecen
l-iet/1,
la dura pena tuya más se agrave, pcecat um peccavit H're
ru
que te trasporten donde te aborrecen. propterea i'nstabilis faeI sn/e,11,
a est;

85 Los que en prosperidad con la suave omnes qui glorificave


TU
eam spreverurit iilcm, /Jf
adulación tu ser glorificaban, . , '}l
v,'denmt 1g11ominian1 lln
te menosprecian por tu afrenta grave enu ;

y tú, gimiendo, cuando te arrancaban, ipsa autem gemens


volviste atrás mirando a tus contentos, conversa est retrorsu
rn.
90 que en tu amada ciudad se te quedaban.
Con sucios pies mostrabas tus tormentos Teth.
y tu tristura a pie por el camino, Sordes eius in pedibus eius,
nunca pensaste en tus acaecimientos. nec recordata est finis su/;
deposita est vehementer,
Grande caída, gran dolor te vino; non habens consolatorern.
95 no tienes, ¡oh Sion!, quien te consuele
pues te faltó el consolador divino.
Ve mi aflicción, Señor, de mí te duele, Vide, Domine, afflictionern
meam, quoniam erectus
que mi enemigo vil se ensoberbece
est inimicus.
contra ti, Dios, si no das quien le asuele.
100 Y la enemiga mano, que merece Iod.
penoso fuego por exceso tanto Manum suam misit hostis
ad omnia desiderabilia eius.
que a los más duros ojos enternece,
en ti, Jerusalén, con grande espanto,
entró y con desvergüenza profanando
105 tu sacro templo y sacerdocio santo.
478r Permitiólo tu Dios, allí mirando Quia vidit gentes ingressas
sanctuarium suum, de quibus
mil gentes en su casa venerable
praeceperas ne intrarent in
de las prohibidas por divino bando. ecclesiam tuam.

854
SILVA DE POESÍA

Mas no es tu cautiverio irreparable,


110 que el Redentor ve que eres pueblo suyo. Hierusalem, Hierusalem,
Jerusalén, Jerusalén culpable, convertete ad Dominum
Deum tuum.
conviértete al Señor y gran Dios tuyo.

363
ORACIÓN AL PADRE ETERNO

Eterno Padre (1) de la tierra y cielo


que me dejaste amanecer hoy día
porque no se hallase en desconsuelo
perpetuo esta alma tuya más que mía,
a ti, loor (2) inmenso desde el suelo,
suba la voz que a ti, mi Dios, envía,
pidiéndote, Señor, te duelas (3) de ella,
tu gracia (4), paz (5) y amor (6) habite en ella.

1: Pater noster qui es in caelis. Item, Pater vester caelestis pascit illa. Math. 6.
-Dominus dixit ad me: .filius meus es tu; ego hodie genui te. Psal. 2.
-Benedictus Deus et Pater Domini nostri Iesu Christi. Paul. ad Corinth.
epist. [... ]c. 1.
2: Laudate Dominum, omnes gentes. Psal. 116.
-Laudate Dominum de caelis; laudate eum in excelsis. Psal. 148.
-Ecce nunc benedícite Domino, omnes serví Domini. Psal. 133.
-Gloria patri et filio et spiritui sancto.
-Ideo gratias agimus Deo sine intermissione. Paul. ad Thessalonic. c.2.
3: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam; et secundum
multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam. Psal. 50
-Miserere mei, Deus, miserere mei, quoniam in te con.fidit anima mea. Psal. 56.
4: Haec est enim gratia, si propter Dei conscientiam sustinet quis tristias, patiens
iniuste. Petrus apost. epist. 1 ª c. 2.
-Ut sicut regnavit peccatum in mortem: ita et gratia regnet per iustitiam in vi­
tam aeternam, per Iesum Christum Dominum nostrum. Paul. 1 ª ad Roma. c. 5.

855
EUGENIO DE SALAZAR

-Sufficit tibi gratia mea: nam virtus in infirmitate perficitur. Paul. ad Co


rzn.
th. 2 c. 12.
ª

5: Fructus autem iustitiae, in pace seminatur, facientibus pacem. Iacob. Apost .


sua epist. cathol. c. 3. • zn
-Et viam pacis non cognoverunt. Paul. 1 ad Roma. c. 3.
ª

-Iustificati ergo ex ji.de, pacem habemus ad Deum per Dominum nostrurn Ie-
sum Christum: per quem habemus accessum per fidem in gratiam istarn
n
qua stamus, et gloriamur in spe gloriae filiorum Dei. Paul. 1 ad Roma. c.;. i
ª

-Sit tamen pax et veritas in diebus meis. Regum lib. 4 c. 20.


-Pax multa diligentibus legem, et non est in illis scandalum. Psal. 118.
-Pax vobis. Ioannis 20.
6: Maiorem dilectionem nemo habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis.
Ioannis. 15.
/479r/ -Qui dilexit nos, et lavit nos a peccatis nostris in sanguine suo. Apo­
calip. c. 1.
- Vere langores nostras ipse tulit, et dolores nostras ipse portavit. Esaiae c. 53.
Pecador (1) soy, mas no me menosprecies,
10 pues por los pecadores enviaste
tu amado hijo (2) al mundo. No desprecies
esta alma que, Señor, Tú mismo obraste (3).
Suplícote, gran Dios, mostrar te precies
en ella tu grandeza y que no baste
1s a arrebatarla el de la culpa vieja
cual lobo avista del pastor la oveja.

1: Nemo bonus nisi unus Deus. Lucae 10.


-Non enim veni vacare iustos, sed peccatores. Marcí 2.
-Non est qui faciat bonum, non est usque ad unum. Psal. 13. 52
-Ego autem sum vermis, et non horno; opprobium hominum, et abiectio ple-
bis. Psal. 21.
-Non est enim horno iustus in terra qui faciat bonum et non peccet. Eccle­
siastes c. 7,
-Quis potest dicere: Mundum est cor meum, purus sum a pecato? Proverb. c. 20·

856
SILVA DE POESÍA

-Si dixerimus quoniam peccatum non habemus, ipsi nos seducimus, et veritas in
nobis nos est. loan. epist. 1 ª c. 1.
:z: Sic enim Deus dilexit mundum, ut Filium suum unigenitum daret: ut omnis qui
credit in eum, non pereat, sed habeat vitam aeternam. Non enim misit Deus
Filium suum in mundum, ut iudicet mundum, sed ut salvetur mundum per
ipsum. Ioannis, 3.
/ 479v/ 3: Operi manuum tuarum porrige dexteram. Job c. 14.
-Manus tuae fecerunt me, et plasmaverunt me totum in circuitu. Job c. 10.

Dame, Dios mío (1), fe viva (2) y constante;


dame esperanza (3) cierta y confiada
del bien eterno que veré adelante,
20 en tu bondad y tu piedad fundada;
dame el amor (4) debido en todo instante
a ti, mi Dios, por ti, sin que haya nada
en él de mi interese ni otro tino,
mas que amar siempre a mi Dios uno y trino.
1: Qui crediderit, et baptizatus fuerit, salvus erit: qui vero non crediderit, condem­
nabitur. Marcí 16.
-Qui autem non crediderit, iam iudicatus est. Ioannis 3.
-Sine fi.de impossibile est placere Deo. Credere enim oportet accedentem ad
Deum quia est, et inquirentibus se remunerator sit. Paul. ad hebr. c. 11.
-Induti loricam fi.dei et charitatis, et galeam spem salutis. Paul. ad thessalo­
nicen. c. 5.
-Nisi credideritis, non intelligetis. Esaiae c. 'J.
-Et haec est victoria, quae vincit mundum, fi.des nostra. Ioannes aposto.
epist. 1ª c. 5.
-Pides namque est bonorum omnium fundamentum: fi.des est humanae salutis
initium. Augustinus, Sermone 38 De Tempore.
2: Quoniam fi.des sine operibus mortua et ociosa est. Iacobus episto. catholica c. 2.
3: Quid timidi estis, modicae fi.dei? Math. 8.
/48or/ -Modicae fi.dei, quare dubitasti? Math. c. 14.
-Etiam si occiderit me, in ipso sperabo. Job 13.
-Deus meus, in te confi.do; non erubescam. Psal. 24.

857
EUGENIO DE SALAZAR

- Viriliter agite, et confortetur cor vestrum, omnes qui speratis in Domin


0-PS [
-In te, Domine, speravi; non confundar in aeternum. Psal. 70. Q ·3o
,
-Speret Isrrael in Domino, ex hoc nunc et usque in saeculum. In psal 1
· 30,
-Spes timentíum Deum in salutem. Ecclesiastici. 34.
-Nolite amittere con.fidentiam vestram, quae magnam habet remuner t· 9,:
a zone
Paul. ad hebre. c. 10. ni.
4: Diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, et ex tota anima tua, et e
t
mente tua, et ex omnibus viribus tuis. Hoc est primum et maximum mand: ot<1
Secundum autem simile est huic: diliges proximum tuum, sicut teipsu- 1�111·
'"· n h'is
duobus praeceptis universa lex pendet, et prophetae. Deuterono. c. 6. M ath· 22·
Marci 12. Lucae 10.
-Sed perfecta charitas foras mittit timorem. loan. apost. episto. 1 c. 4.ª

-Si igina linguis hominum loquar, et angelorum, charitatem autem non habeam
factus sum velut aes sonans, aut cymbalum tinniens. Paul. ad corinth. 1 c. 13_ '
-Nunc autem manent, .fides, spes, charítas: tría haec; maior autem horum est
charitas. Paul. ad corinth. 1 c. 13.
-Induite víscera misericordiae, benignitatem, etc. Super omnia autem haec cha­
ritatem �abete, quod est vinculum perfectionis. Paul. ad colossen. c. 3.
-Finis praecepti est charitas de corde puro, et conscientia bona, et .fide non .ficta.
Paul. 1 ª ad Timoth. c. 1.
480v 25 Señor, enciende en el corazón mío
tal caridad que al próximo (1) yo ayude
como Tú mandas: con efecto y brío,
y que en su ayuda yo trabaje y sude.
Enfréneme tu mano este albedrío (2)
30 libre, no me perturbe y desayude,
mi propia voluntad no me destruya,
no tenga yo jamás sino la tuya (3).
1: Probatur ex supra proxime adductis sub numero 4.
-Qui diligit proximum, legem impleuit. Nam: Non adulterabis: Non occides, non
furaberis: Non falsum testimoníum dices: Non concupisces: et si quod est aliud
mandatum, in hoc verbo ínstauratur: Diliges proximum tuum sicut teipsum.
Dilectio proximi malum non operatur. Plenitudo ergo legis est dilectio. Paul ad
roman. c. 13.

858
SILVA DE POESÍA

-Quis infirmatur, et ego non infirmar? quis scandalizatur, et ego non uror? Paul.
ad corinth. 2 c. 11.
-Qui enim non diligit fratrem suum quem videt, Deum, quem non videt, qua­
modo potest diligere? loan. epist. 1 ª c. 4.
2: Sin autem malum vobis videtur ut Domino serviatis, optio vobis datur: elige
hodie quod placet. Iosue c. [. . . J
-Cum metu et tremare vestram salutem operamini. Paul. ad philip. c. 2.
-Nolite obdurare corda vestra. Psal. 94.
-Proiicite a vobis omnes iniquitates vestras in quibus praevaricati estis, et facite
vobis cor novum, et spiritum novum. Ezechielis c. 18.
/481r/ - Semper est autem in nobis voluntas libera, sed non semper est bona.
Aut enim a iustitia libera est, quando servit peccato, et tune est mala: aut
a peccato libera est quando servit iustitiae, et tune est bona. August. lib. De
gratia et libero arbitrio ad Valentinum c. 15. Ex quo etiam probatur gratiam
et liberum arbitrium concurre inquit enim August. dicto loco gratia vero Dei
semper est bona et per hanc fit ut sit horno bonae voluntatis qui prius fuit vo­
luntatis malae. Per hanc etiam fit ut ipsa bona voluntas, quae iam esse coepit,
augeatur, et tam magna fiat ut possit implere divina mandata quae volverit,
cum valde perfecteque volverit. Ad hoc enim valet quod scriptum est per Eze­
chielem c. 15 si volveris conservabis mandata.
3: Fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra. Math. c. 6. Lucae c. 11.
-Non omnis qui dicit mihi, Domine, Domine, intrabit in regnum caelorum: sed
qui facit voluntatem Patris mei, qui in caelis est. Math. c. 7, c. 12.
-Meus cibus est ut faciam voluntatem eius qui misit me, ut perficiam opus eius.
Ioannis c. 4.
-Domine, quid me vis facere? Actorum 9.
-Et cum ei suadere non possemus, quievimus, dicentes: Domini voluntas fiat.
Actorum 21.
-Dominus dedit, Dominus abstulit; sicut Domino placuit, ita factum est. Sit
nomen Domine benedictum. Job c. 1.
-Benedícite Domino, omnes virtutes eius, ministri eius, qui facitis voluntatem
eius. Psal. 102.
-Domine, ad te confugi. Doce me facere voluntatem tuam, quia Deus meus es
tu. Psal. 142.

859
EUGENIO DE SALAZAR

481v-Post concupiscientias tuas non eas, et a voluntate tua avertere. Ecclesiast


ici .
-Deus pacis aptet vos in omni bono, ut faciatis eius voluntate= pa c 18,
'"· uz
haebr. c. 13. · llcl
-Et Bernardus in Sermone de resurrectione Domini, sermone 3 ait: Cesset v
tas propria, et infernus non erit. Et ibidem: Dico fiducialiter: nemini qu. ol_un.
l Slt 1'
propria voluntate, posset universus mundus sufficere.
'
11

Defiéndeme, gran Dios, del enemigo (1).


De sus cautelas (2) y sus tentaciones (3),
35 Sé Tú mi escudo (4) y siempre está conmigo (5).
No temeré sus malas invenciones;
y porque yo te pueda ser amigo
y él no me impida con sus ocasiones (6),
dame, Señor, valor, por tu clemencia,
40 para apartarme de ellas con prudencia (7).

1: Eripe me de manu inimicorum meorum, et a persequentibus me. Psal. 30.


-Eripe me de inimicis meis, Deus meus, et ab insurgentibus in me libera
me. Psal. 58.
-Quoniam persecutus est inimicus animam meam, humiliavit in terram vitam
meam. Psal. 142.
-Si Deus pro nobis, quis contra nos? Paul. ad roma. c. 8.
2: Educes me de laqueo hoc quem absconderunt mihi, quoniam tu es protector
meus. Psal. 30.
-Ipse enim Satanas transfigurat se in angelum lucís. Paul. ad corinth. 2 ª c. 11.
3: Vigilate, et orate ut non intretis in tentationem. Math. c. 26.
-Quoniam servasti verbum patientiae meae, et ego servaba te ab hora tenta­
nionis, quae ventura est in orbem universum tentare habitantes in terra. Apo­
calip. c. 3.
4: Dominus mihi adiutor; non timebo quid mihi faciat horno. Dominus mihi adiu­
tor; et ego despiciam inimicos meos. Psal. 117-
-Induite vos armaturam Dei, ut possitis stare adversus insidias diaboli. Paul. ad
ephae. c. 6.

860
SILVA DE POESÍA

11.ram,
et si ambulavero in medio umbrae mortis, non timebo mala, quoniam tu
l'YI
f
mecum es. Psal. 22.
amat periculum peribit in illo. Ecclesiasti. c. 3.
6: Qui
Ubi non est sepes, diripietur possessio. Ecclesiastici c. 36.
J:
De los asaltos y combates fuertes
que el cuerpo (1) da a aquesta alma por momentos
y la sensualidad para mil muertes
bastantes con sus duros movimientos,
45 la libra Tú, Señor; Tú la despiertes
y por tu gran piedad le des alientos
tales que en tu virtud de que se valga
libre y triunfante (2) y victoriosa salga.

1: Quoniam lumbi mei impleti sum illusionibus, et non est sanitas in carne
mea. Psal. 37,
-Ergo fratres debitores sumus non carni, ut secundum carnem vivamus. Si enim
secundum carnem vixeritis, moriemini: si autem spiritu jacta carnis mortifi­
caveritis, vivetis. Quicumque enim spiritu Dei agunt, ii sunt filii Dei. Paul. ad
roman. c. 8.
/482v/ -Et ne magnitudo revelationum extollat me, datus est mihi stimulus
carnis meae angelus Satanae, qui me colaphizet. Paul. ad corinth. 2 ª c. 12.
-Manifiesta sunt opera carnis: quae sunt fornicatio, immunditia, impudicitia,
luxuria, idolorum servitus, veneficia, inimicitiae, contentiones, aemulationes,
irae, rixae, dissensiones, sectae, invidiae, homicidia, ebrietates, comessationes,
et his similia, quae praedico vobis, sicut praedixi: quoniam qui talia agunt,
regnum Dei non consequentur. Paul. ad galat. c. 5.
-Caro enim concupiscit adversus spiritum: spiritus autem adversus carnem:
haec enim sibi invicem adversantur: ut non quaecumque vultis, illa faciatis.
Paul. ad galat. c. 5.
-Quoniam qui seminat in carne sua, de carne et metet corruptionem: qui autem
seminat in spiritu, de spiritu metet vitam aeternam. Paul. ad galat. c. 6.
2: Nam et qui certat in agane, non coronabitur nisi legitime certaverit. Paul. ad
Timoth. 2ª c. 2.
-Qui vicerit, possidebit haec, et ero illi Deus; et ille erit mihi filius. Apocalip. c. 21.

861
EUGENIO DE SALAZAR

1: Dame saber (1) y claro entendimiento


50 que a mis postrimerías (2) bien provea
y en su memoria limpio (3) esté y atento
mi corazón primero que las vea.
Dame el acuerdo con conocimiento
para una confesión (4) que buena sea
55 con contrición (5) y penitencia (6) ardiente (7)
y con satisfación (8) bien suficiente.
1: Beatus horno quem tu erudieris, Domine, et de lege tua docueris eum. Psa[
3
-Si quis autem vestrum indiget sapíentia, postulet a Deo, qui dat om�i: ·
us
affluenter, et non improperat. Jacobus apost. in sua epist. cathol. c. 1 º.
2: O utinam saperent, et íntelligerent, ac novissima providerent. Deuteronom· e•32.
-In omnibus operibus tuis memorare novissima tua, et in aeternum non pecca-
bis. Ecclesiasti. ¡.
-Memento novissimorum, et desine inimicari. Ecclesiastici c. 28.
-Audi consilium, et suscipe disciplinam, ut sis sapiens in novissimis tuis.
Proverb. 19.
-Et Bernardus in sermone De primordiis, mediis et novissimis nostris ait: Sed
novissima quae sunt? Nam de eis dicitur quod eorum memor non peccabis.
Ipsa sunt mors, iudicium gehenna. Quid horribilius marte? quid iudicio terri­
bilius? nam gehenna nihil potest intolerabilius cogitari. Quid metuet, si quis
ista non trepidat, non expauescit, non timore concutitur?
3: Quis potest facere mundum de immundo conceptum semine? Nonne tu solus es?
Job c. 14.
-Cor mundum crea in me, Deus, et spiritum rectum innova in visceribus
meis. Psal. 50.
4: Vade, ostende te sacerdoti, et offer munus, quod praecepit Moyses, in testimo­
nium illis. Math. c. 8.
-Ite, ostendite vos sacerdotibus. Et factum est, dum irent, mundati sunt.
Lucae c. 17-
-Multique credentium veniebant, confitentes et annuntiantes actus suos.
Actorum 19.
/483v/ -Confitemini alterutrum peccata vestra. Iacob apost. in sua epist. c. 5·
-Quoniam iniquitatem meam annuntiabo, et cogitabo pro peccato meo. Psal. 3J.

862
SILVA DE POESÍA

_Qre autem confessio fit ad salutem. Paul. ad roma. 10.


6: poenitentiam agite: appropinquavit enim regnum caelorum. Math. 3.
f
_facite ergo fructus dignos poenitentiae. Lucae 3.
-Nisi poenitentiam habueritis, omnes similiter peribitis. Lucae 13.
-Laboravi in gemitu meo; lavabo per singulas noctes lectum meum; lachrymis
rneis stratum meum rigabo. Psal. 6.
-Sacrificium Deo spiritus contribulatus; cor contritum et humiliatum, Deus,
non despicies. Psal. 50.
-Quia cinerem tanquam panem manducabam, et potum meum cum fletu mis­
cebam. Psal. 101.
-Convertimini, et agite poenitentiam ab onmibus iniquitatibus vestris, et non
erit vobis in ruinam iniquitas. Ezechielis 18.
-Si autem dixero impio: Morte morieris, et egerit poenitentiam a peccato suo,
Jeceritque iudicium et iustitiam, et pignus restituerit ille impius, rapinamque
reddiderit, in mandatis vitae ambulaverit, nec fecerit quicquam iniustum, vita
vivet, et non morietur. Omnia peccata eius, quae peccavit, non imputabuntur
ei; iudicium et iustitiam fecit, vita vivet. Ezechielis 33.
-Ignoras quoniam benignitas Dei ad poenitentiam te adducit? Paul. ad roma. 2.
/484r/ -Quae enim secundum Deum tristia est, poenitentiam in salutem stabi­
lem operatur. Paul. ad corinth. 7-
-Timeo ne iterum cum venero, humiliet me Deus apud vos, et lugeam multos
ex iis qui ante peccaverunt, et non egerunt poenitentiam super immunditia, et
fornicatione, et inpudicitia, quam gesserunt. Paul. ad corinth. 12.
7: Spiritu ferventes. Paul. 1 ª ad roma. c. 12.
-Utinam frigidus esses, aut calidus: sed quia tepidus es, et nec frigidus, nec cali­
dus, incipiam te evomere ex ore meo. Apocalips. c. 3.
8: Probatur secundum Ezechiel. 33.
-Restitue ei omnia quae sua sunt, et universos reditus agrorum, a die qua reli­
quit terram usque ad praesens. Regum lib. 4 c. 8.
-Peccata tua eleemosynis redime, et iniquitates tuas misericordiis pauperum.
Daniel. 4.
-Non tollitur peccatum nisi restituatur ablatum .c. pecca< ... >tum. de reg.
iur. lib. 6.

863
EUGENIO DE SALAZAR

Propósito muy firme ( 1) de servirte,


constante voluntad de no ofenderte,
de no volver (2) jamás a deservirte
60 ni ponerme a la vista de la muerte.
Dame Jesús que pueda yo seguirte (3)
tanto que mi alma llegue a siempre verte.
Concédeme aborrezca (4) yo al pecado
y ame (5) lo que es de ti, Dios justo, amado.
1: Qui autem perseveraverit usque in finem, hic salvus erit. Mathei 10.
-Esto fidelis usque ad mortem, ed daba tibi coronam vitae. Apocalip. c. 2_
-Bonum autem facientes, non deficiamus: tempore autem suo metemus
non
deficientes. Paul. ad galat. c. 6.
2: Sicut canis qui revertitur ad vomitum suum, sic imprudens qui iterat stu ltitia
nz
suam. Proverb. 20.
3: Si quis vult post me venire, abneget semetipsum, et tollat crucem suam, et sequa­
tur me. Math. 16.
4: Odientes malum, adhaerentes bono. Paul. ad roma. 12.
-Nolite diligere mundum, necque ea quae in mundo sunt. Quoniam omne quod
est in mundo, concupiscientia carnis est, et concupiscientia oculorum et super­
bia vitae. loan. apost. epist. 1 ª c. 2.
5: Prosper Regiensis episcopus lib. 3 De vita contemplativa c. 15 sic ait: Et quid est
diligere Deum, nisi illi copulari animo, concipere fruendae visionis eius ajfec­
tum, peccati sedium mundi fastidium, diligere etiam proximum, quem ipse in
se censuit diligendum, in ipso amare servare legitimum modum, nec pervertere
dilectionis ordinem constitutum.

65 No tarde (1) yo, Señor, en reducirme


ni de día en día mi remedio alargue.
Ayúdeme tu cruz (2) a desasirme
de manos del pecado y desembargue
esta alma que él pretende confundirme
70 antes que más y más el mal me cargue
y llegue de tu ira el día amargo (3)
en que halles mi cuenta (4) sin descargo.

1: Dum lucem habetis, credite in lucem, ut filii lucis sitis. Ioann. 12.

864
SILVA DE POESÍA

-Non tardes convertí ad Dominum, et ne differas de die in diem; subito enim


veniet hora illius, et in tempore vindictae perdet te. Ecclesiastici 5.
-Ante obitum tuum operare iustitiam quoniam non est apud inferos invenire
cibum. Proverb. c. 14.
-Duo rogavi te, ne deneges mihi antequam moriar: vanitatem et verba menda­
cia longe fac a me. Proverb. c. 30.
-Numquid non paucitas dierum meorum finietur brevi? Dimitte ergo me, ut
plangam paululum dolorem meum: antequam vadam, et non revertar, ad te­
rram tenebrosam, et opertam mortis calígine: terram miseriae et tenebrarum,
ubi umbra mortis et nullus ardo. Sed sempiternus horror inhabitans. Job 10.
-Ergo dum tempus habemus, operemur bonum ad omnes, maxime autem ad
domesticas fidei. Paul. ad galat. 6.
2: Verbun enim crucis pereuntibus quidem stultitia est: iis autem qui salvi jiunt, id
est nobis, Dei virtus est. Paul. 1ª ad corinth. c. 1.
-Mihi autem absit gloriari, nisi in cruce Domini nostri Iesu Christi: per quem
mihi mundus crucifixus est, et ego mundo. Paul. ad galat. 6.
- Vincenti daba edere de ligno vitae, quod est in paradiso Dei mei. Apocalip. c. 2.
-Et Chrisostumus homilía 55 in Matheum sic ait: Sed veluti coronam sic laeto ani-
mo crucem Christi circumferamus omnia enim quae ad salutem nostram condu­
cunt per ipsam consummantur. Et ítem ait: Hoc signum et priscis et nostris tem­
poribus clausas ianuas reseravit hoc venenorum /485v/ vires extinxit hoc feroces
bestias repressit hoc laethales serpentum morsus curavit. Etenim si portas inferí
perfregit si caelorum ostia reclusit si paradisi renouavit ingresum si diaboli ner­
vos rescidit: quid mirum si pestífera venena, atroces bestias, aliquem huiusmodi
superavit? hoc igitur in mente tua insculpe et animarum amplectere salutem.
3: Adveniet autem dies Domini ut fur. Petrus apost. epist. 2 c. 3.
-Dies Domini, sicut fur in nocte, ita veniet. Pauli ad thesaloni. c. 5.
-Dies illa dies irae calamitatis valde Job.
4: Redde rationem villicationis tuae. Lucae 16.
-Sed habeo adversum te pauca. Apocalip. c. 6.
-!taque unusquisque vestrum pro se rationem reddet Deo. Paul. ad roma. 14.

Dame que esté yo siempre el ojo alerta


velando (1) sin dormir y muy cuidoso,

865
EUGENIO DE SALAZAR

75 que no s·é cuándo tocará a mi puerta


la que ni deja roso ni belloso;
y Tú me guarda, pues es cosa cierta
sin ti guardarse nadie (2) es poderoso,
y dame que en ti (3) muera, Rey de gloria,
80 y que muriendo alcance yo victoria (4).

1: Vigilate ergo, quia nescitis qua hora Dominus vester venturus sit. Math. 2 _
4
- Vigilate, et orate ut non intretis in tentationem. Math. 26.
/ 486r/ -Sobrii estate, et vigilate: quia adversarius vester diabolus tanqu a
rugiens circuit, quaerens quem devoret. Petrus apost. epist. 1 c. 5. rn 1eo
-Si ergo non vigilaveris, veniam ad te tanquam Jur et nescies qua hora veniarn
ad te. Apocalip. c. 3.
2: Dominus custodit te, Dominus protectio tua super manum dexterarn tuarn.
Psal. 120.
-Nisi Dominus custodierit civitatem, frustra vigilant qui custodiunt earn.
Psal. 126.
3: Et audiui vocen de caelo, dicentem mihi: Beati mortui qui in Domino moriun­
tur. Apocalip. c. 14.
4: Qui vicerit, non laedetur a marte secunda. Apocalip. c. 2.

Cuanto este siervo indigno hoy día obrare


todo carezca de pecado y vicio
y cuanto yo hoy hablare y hoy pensare
todo (1), Señor, lo ofrezco a tu servicio;
85 cuantas enfermedades yo pasare
penas e injurias (2), sean sacdficio
que ofrezco a tu piedad por mis pecados
porque de tu furor sean olvidados.

1: Sive ergo manducatis, sive bibitis, vel aliud quid facitis: omnia in gloriam Dei
facite. Paul. 1ª ad corinth. c. 10.
-Omne, quodcumque facitis aut in verbo aut in opere, omnia in nomine Domi­
ni nostri Iesu Christi, gratias agentes Deo et Patri per ipsum. Paul. ad colos­
sens. c. 3.

866
SILVA DE POESÍA

z: Beati estis cum maledixerint vobis homines, et persecuti vos fuerint, et dixerint
omne malun adversum vos mentientes, propter me: gaudete, et exultate, quo­
niam merces vestra copiosa est in caelis. Math. 5.
El valor y virtud de la preciosa
90 sangre (1) que en dura cruz por mí vertiste,
los méritos, Jesús (2), de la gloriosa
pasión que por mis culpas padeciste,
suplan mi vida tan defectuosa
para que esta alma fatigada y triste
95 pueda gozar del bien (3) de que hoy carece,
pues por sus obras nadie le merece (4).

1: Et livore eius sanati sumus. Esaiae c. 53.


-Redempti estis pretioso sanguine quasi agni immaculati Christi, et incontami­
nati. Petrus 1 ª epist. c. 1.
-Et sanguis Iesu Christi, Filii eius, emundat nos ab omni peccato. loan.
epist. 1 ª c. 1.
-Omnes enim peccaverunt, et egent gloria Dei. Iustificati gratis per gratiam ip­
sius, per redemptionem, quae est in Christo Iesu, quem proposuit Deus propi­
tiatiJonem per fidem in sanguine ipsius, ad ostensionem iustitiae suae propter
remissionem praecedentium delictorum. Paul. 1 ª ad roma. c. 3.
-Qui dilexit nos, et lavit nos a peccatis nostris in sanguine suo. Apocalip. c. 1.
-Et ipsi vicerunt eum propter sanguinem Agni. Apoc. 12.
2: Sed et si quis peccaverit, advocatum habemus apud Patrem, Iesum Christum
iustum: Et item ait: et ipse est propitiatio pro peccatis nostris: non pro nostris
tantun sed etiam pro totius mundi. loan. epist. 1 ª c. 2.
3: Oculus non vidit, neque auris audivit, nec in cor hominis ascendit, quae praepa­
ravit Deus iis qui diligunt illum. Paul. ad corinth. 1 ª c. 2.
4: Non ex operibus iustitiae, quae fecimus nos, sed secundum suam misericordiam
salvos nosfecit per lavacrum regenerationis Spiritus sancti, quem effundit in nos
abunde per Iesum Christum Salvatorem nostrum. Paul. ad Titum c. 3.

Ayúdeme también, piadoso Padre,


para placar tu temerosa ira;

867
EUGENIO DE SALAZAR

de tu pío hijo la benigna madre (1),


100 a quien mi alma clama (2) hoy y suspira.
Ningún ruego hay, Señor, que así te cuadre,
a nadie tu gloriosa vista mira
como a la hermosura y gracia de esta
tu amada al bien de pecadores (3) presta.
10s A Pedro apóstol, Juan el coronista,
Eugenio mártir, padre toledano,
y a la alta Catalina, cuya vista
agrada al alto esposo soberano,
patrones míos, para mi conquista,
uo mi necesidad muestra y fin (4) cercano
487v para que por mi enmienda te supliquen
y sus intercesiones multipliquen (5).

1: Monstrate esse matrem summat per te preces qui pro nobis natus tulit esse tuus.
In hymno quem canit ecclesia.
2: Ad te clamamus ad te suspiramus. In oratione salve regina quam canit ecclesia.
3: Sancta Maria mater Dei ora pro nobis peccatoribus nunc et in hora mortis nos­
tra. Amen. Verba quae addidit ecclesia salutationis angelicae.
-Crisostomus in Liturgia siue missa sua ait: Dirige nostram vitam et confirma
nos in timare tuo, omnes, custodi vitam nostram stabili nostras, gressus, preci­
bus et supplicationibus sanctae Deiparae et semper virginis Mariae, et omnium
sanctorum.
-Augustinus Sermone 2 ° De annunciatione domenica, qui est Sermo 19 De sanc­
tis ait: O beata Maria, saeculum omne captivum tuum deprecatur assensum:
te, apud Deum, mundus suae .fidei obsidem fecit. Et rursus ait: Et cum suscepe­
ris vota, culpas nostras orando excusa. Et item ait: Assiste parata votis poscen­
tium, et repende omnibus optatum effectum. Sint tibi studia assidue orare pro
populo Dei, quae mervisti benedicta redemptoremferre mundi.
-Canisius Authoritatum Sacrae Scripturne parte [11 in IIJ'l De alutatione an­
gelica questionem. 18 ait: Quippe sanctorum patrum vestigiis insistentes, non
modo laudabilem, et admirabilem illam virginem quae sicut lilium est inter
spinas, salutamus, sed et eam virtute Dei auctam esse tanta creddimus at­
que pro.fitemur, ut possit prodesse, favere, annuere miseris morta/ibus, dum

868
SILVA DE POESÍA

hi praesertim se sua quae vota illi commendant, ac diuinam gratiam matris


intercession !488r/ supplices expetunt.
4: Horno vanitati simílis factus est; dies eius sicut umbra praetereunt. Psal. 143.
-Dies mei velocius transierunt quam a texente tela succiditur; et consumpti sunt
absque ulla spe. Memento quia ventus est vita mea. Job c. 7-
-Numquid non paucitas dierum meorum finietur brevi? Job c. 10.
s: Multum enim valet deprecatio iusti assidua. Iacobus in epist. catho. c. 5.
Y de tu voluntad llegado el cuando,
llora, Señor, esta alma que te adora,
11s de esta cárcel del cuerpo (1) do lidiando
está en gran riesgo sin cesar un hora
y porque goce el bien que está esperando,
haz Tú, mi Dios, en quien todo el bien mora,
me aparte de lo malo (2) y obre el bien,
120 por tu infinita piedad. Amén (3).

1: Expedit enim mihi morí magis quam vivere. Tobiae . 3.


-Taedet animam meam vitae meae. Job c. 10.
-Satiabor cum apparuerit gloria tua. Psal. 16.
-Quemadmodum desiderat ceruus ad fontes aquarum, ita desiderat anima mea
ad te, Deus. Psal. 41.
-Et scientes quoniam dum sumus in hoc corpore peregrinamur Domino. Paul.
ad corinth. 2 c. 5.
-Mihi autem vivere Christus est et mori lucrum. Et rursus: desiderium habens
dissolvi et esse cum Christo. Paul. ad philipp. c. 1.
2: Declina a malo, et fac bonum, et inhabita in saeculum saeculi. Psal. 33. 36.
-c. de forma 22. 7- 5.
-Qui vult vitam diligere, et dies videre bonos, coerceat linguam suam a malo,
et labia eius ne loquantur dolum. Declinet a malo et faciat bonum. Petr.
epist. 1 ª c. 3.
-Et Prosper in sententiis ex libris Augustini de cerptis Sententia 98 ait: Tota
iustitiae ratio est, ut declinentur mala, et fiant bona: cuius observantiae ínter
quaslibet adversitates forma servanda est; quia hoc solum nunquam amittitur,
quod operi pietatis impenditur.

869
EUGENIO DE SALAZAR

3: Beatus Ambrosius in Psal. 40 super ea verba: Fiat, fiat, ait: In haebreo


Amen, amen, quod hoc verbum diversas significationes habet. Nam ali hC!bet:
est imperantis, alíquando confirmantis, et aliquando deprecantis. Et dep;1 ªncto
"'

est cum Deum deprecamur ut in oratione Domenica. Ibi: Fiat voluntas tu.ec�nt¡s
ª•.
enim quis Deo imperat, sed precem Jundit. Et sic capitur, amen, 'in hac o 11011
r;attone.

364
489v PSALMO DE LOORES l. Elpsalrno II está
,
atras, hoja 359.
Loor al alto Padre sempiterno,
loor al Hijo y Espíritu Santo,
un Dios y tres personas ab aeterno;
loor a Aquel que es santo, santo, santo,
5 Señor de los ejércitos do quiera,
que al cielo y tierra y infierno pone espanto;
loor al sumo Dios, que su bandera
el que siguiere no será vencido
ni temerá que en la batalla muera;
10 loor al no criado ni nacido
y al que antes de los siglos fue engendrado
y al del Padre y del Hijo procedido;
loor al uno y tres, que en un estado
estará eternamente, y ser divino
15 que para siempre no será mudado;
loor, loor, loor al uno y trino;
loor, loor, loor al trino y uno,
al Padre, al Verbo, al que en la Virgen vino;
490r loor al que cual Él no hay otro alguno,
20 al que es rey y señor eterno y solo,
que el sustento nos da en tiempo oportuno;
loor al cierto y perdurable polo
del alma navegante en mar incierto
sobre las ondas de malicia y dolo;

870
SILVA DE POESÍA

25 loor al que nos guía al limpio puerto


de bienaventuranza y gloria eterna
enderezando el derrotero tuerto;
loor al gran piloto que gobierna
la nave de nuestra alma muy cuidoso
30 con amor puro y piedad muy tierna;
loor al que del mar tempestuoso
de nuestras tentaciones y flaquezas
nos saca a mar de gloria y de reposo;
loor a la alta idea de grandezas
35 y de misericordias tan copiosas,
al Dios de las mercedes y larguezas;
loor a Él por las maravillosas
obras que hizo y hace con sus manos
que al cieloy tierra son tan provechosas;
40 loor por los efectos soberanos
que hace su palabra saludable
con que de enfermos nos hallamos sanos;
loor a su virtud incomparable;
loor a su bondad nunca igualada;
45 loor a su poder tan admirable;
490v loor al que nos hizo de nonada
capaces de su gloria y de su vista,
¡oh qué gracia y merced tan sublimada!;
loor al que concede la conquista
50 del reino celestial a cualquier hombre
y que la toga divinal se vista;
loor de, mi Jesús, al alto nombre
a quien todo se postra y arrodilla,
nombre de guardador y gran renombre;
55 loor al que sentado está en la silla,
a la diestra del Padre omnipotente,
y de allí nos gobierna y acaudilla;

871
EUGENIO DE SALAZAR

loor a Aquel que con amor ardiente


Dios se vistió de humana vestidura
60 por redimirnos, miserable gente;
loor al Dios que a hombres sin mesura
se sometió y no usó de su pujanza
por nos habilitar para su altura;
loor al que la bienaventuranza
65 para nosotros conquistó sufriendo
azote, espinas, clavos, cruda lanza;
loor al que en la cruz por nos muriendo
y al tercer día por nos resucitando
nos dejó eterna vida poseyendo;
70 loor a Aquel que de su gracia usando
vino en la bella Virgen a alumbrarla
del bien que el limbo estaba deseando;
491r loor al que a su sierva quiso darla
gracia que tanta gracia mereciese
75 que por su madre plugo a Dios tomarla;
loor a Aquel que porque yo subiese
con alas suyas a la excelsa cumbre
me dio sus dones de que me valiese;
loor al fuego del divina lumbre
80 que al pecho enciende y a la mente alumbra
de tal manera que ante Dios alumbre;
loor a la alta gracia que relumbra
en nuestras almas y en las lenguas arde
y al hilo de su vuelo nos encumbra;
85 loor al que sus frutos no da tarde,
al que los corazones corrobora
y hace bien osado al más cobarde;
loor al Dios que el cielo y tierra adora
en orden de personas por primero
90 y una substancia eterna que enamora;

872
SILVA DE POESÍA

loor al Dios que es padre verdadero


de todo lo criado y de clemencia
nos envió su celestial cordero;
loor al Dios a cuya omnipotencia
95 todo obedece y todo se somete
y a cuya voluntad no hay resistencia;
loor al Dios que da lo que promete,
en cuya mano está la muerte y vida;
el mar, la tierra, infierno le respete;
491V 100 loor al que en su gracia tan crecida
nos adoptó por hijos, aunque indignos
de padre inmenso y gloria tan subida;
loor al que con ojos tan benignos
nos mira a todas horas y perdona
105 nuestros pecados del infierno dignos;
loor eterno a la eternal persona
que todo lo visible e invisible
obedece a su cetro y su corona;
loor a Aquel que hizo compatible
110 lo divino y humano en un sujeto
por escaparnos de la muerte horrible;
loor al ser que solo es ser perfecto;
loor al ser que solo es Dios de gloria,
a aqueste Dios yo siempre esté sujeto;
115 loor a aquel Señor que su memoria
no acabará los siglos acabados,
que eternidad no es cosa transitoria;
loor al que a presentes y pasados
y a los que de ellos siempre procedieren
120 dará aquellos tesoros deseados;
loor a Aquel que a los que le sirvieren
de pobres los hará tan caudalosos
que admirarán los ojos que los vieren;

873
EUGENIO DE SALAZAR

loor al que echará a los poderosos


125 por tierra derrocados de su asiento
si le fueren ingratos y alevosos;
492r loor al que dar puede ensalzamiento
al alma siempre en el excelso cielo
o dar con ella en eternal tormento;
130 loor a Aquel que de su casa el celo
es justo que nos coma y nos carcoma
y nos desvíe del amor del suelo;
loor al que por suyas tomó y toma
las causas nuestras y nos favorece
135 y del dragón nos libra no nos coma;
loor al que a los reyes enriquece;
loor al que es señor de los señores;
loor a Aquel que solo lo merece;
loor y más loor y más loores.

365
PSALMO A LA LIMPÍSIMA CONCEPCIÓN
DE LA MADRE DE DIOS

IIII
Ínclita Virgen, soberana madre
del Redentor del mundo, que escogida
fuistes por el eterno y sumo Padre
492v para ser madre de la misma vida
5 del que mató a la muerte con su muerte
y recobró la gracia tan perdida.
Antes que el brazo poderoso y fuerte
del Criador sus obras comenzase,
fue sin principio vuestra buena suerte.

874
SILVA DE POESÍA

10 Antes que el orbe y su grandor trazase


el Poseedor eterno os poseía
sin que de su presencia os apartase.
Desde el principio, ¡oh celestial María!,
fuistes dispuesta en la divina mente
15 del que para bien tanto os disponía;
fuistes princesa del resplandeciente
empíreo; principado y su corona
gozastes y gozáis eternamente.
Desde el principio vuestra gran persona
20 fue madre digna del Señor del cielo
del que por vos las culpas nos perdona.
Ya levantaba vuestro ser el vuelo
y érades concebida ya y formada
antes que los abismos de este suelo;
25 primero que las aguas, vos criada
fuistes ni que sus fuentes cristalinas,
de gracias y virtudes adornada,
que el criador del cielo y sus divinas
manos hicieron vuestra hermosura
30 y partes de sus manos obras dinas;
493r antes que de los montes el altura;
antes que señalase los collados
ni los valles fundase con llanura;
antes que diese a los tendidos prados
35 verde vestido ni con varias flores
beldad diese a los campos esmaltados;
antes que distinguiese los colores,
los árboles y frutos de la tierra
ni la diversidad de sus sabores;
40 antes que el mar y lo que dentro encierra
hiciese, Dios os hizo a vos, señora,
eterna paz en Él de nuestra guerra;

875
W"

EUGENIO DE SALAZAR

antes que el tiempo ni su primer hora


comenzase a correr, el buen camino
45 vuestro se comenzó, divina aurora.
Cuando trazaba el trazador divino
los claros cielos con maestra mano
el firmamento, empirio y cristalino,
presente estaba vuestro soberano
50 ser lleno de su luz clara y lumbrosa,
que allí con Dios andaba mano a mano;
cuando formó a la luna tan hermosa,
vos, luna más hermosa, allí estuvistes,
primera luna y mucho más lustrosa;
55 también primero sol presente fuistes
cuando al sol hizo el Hacedor eterno,
y mucho más que el sol resplandecistes;
493v cuando fijaba el Obrador superno
a las fijas y erráticas estrellas,
60 consigo os tuvo lleno de amor tierno,
más luz dábades vos que todas ellas
y más benigna fue vuestra influencia
y de más calidad vuestras centellas;
cuando con su saber y omnipotencia
65 hizo a la tierra el centro y fundamentos
y al mar le puso por circunferencia,
cuando encima asentó otros elementos
y hizo raya al mar, que no excediese,
y puso freno a los furiosos vientos.
70 Ninguna cosa obró que no os tuviese
presente el Criador de lo criado
ni que a los ojos vuestros escondiese.
Siempre os hallastes, Virgen, con cuidado
de le servir cual sierva humilde suya
75 aunque ab aeterno os dio tan alto estado.

876
SILVA DE POESÍA

Y como Él puede hacer se aparte y huya


el pecado cruel, feo y dañoso
sin que a lo limpio el sucio lo destruya,
le plugo preservar por don gracioso
80 la limpia concepción y alma vuestra
de aquel primer pecado contagioso
que de Adán y Eva, padre y madre nuestra,
se nos pegó a sus hijos miserables
como nuestra miseria lo demuestra.
494r 85 Y quiso que en vos sola los culpables
efetos de él, efeto no hiciesen
ni vuestras gracias fuesen comparables
ni a vuestra gran blancura ennegreciesen
y a vuestra gran beldad nada afeasen
90 ni a vuestra dignidad algo ofendiesen
ni vuestro claro lustre deslustrasen,
ni pudiesen juntarse a tal pureza,
ni un punto en vuestro ser se apoderasen
que no sufriera aquesto la grandeza
95 del Dios que se encerró en esas entrañas
tan llenas de su gracia y su limpieza,
de do salió mostrando sus hazañas
con que al humano género perdido
ganó y rompió al demonio y sus marañas.
100 De vos tomó otro nombre y apellido
el sumo Dios, pues hombre ya se llama
desde que de vos, Virgen, fue nacido.
El Dios eterno que ab aeterno os ama
y ab aeterno os llenó de gracia eterna
105 y eternos dones con eterna fama,
el alto ser de la verdad superna,
a quien la tierra y cielo es tributario,
el que todo lo manda y lo gobierna,

877
EUGENIO DE SALAZAR

se encerró en vos, ¡oh divinal sagrario!,


110 y en vos estuvo con decencia y gloria,
lugar en tierra y delo extraordinario.
494v Cierta tendré, pía madre, la victoria
si el pío favor vuestro me ayudare
con el que os hizo de eternal memoria.
115 Pedilde, pía Virgen, no repare
en mi facilidad ni en mi miseria
y me tire la rienda, no dispare;
libre a mi alma de infernal laceria,
su alma a mí me dé, la mía Él tome
120 y me haga digno de tan buena feria;
y antes que llegue y mucho antes que asome
la que ni a vos ni a Él perdonar quiso,
ataje el comigén que me carcome;
muestre en mí muestras de su paraíso
125 y predestinación pía y oculta,
no oya yo su trompeta de improviso;
y pues siempre os halláis en la consulta
del consistorio trino intercediendo,
volvé a lo que mi causa dificulta
130 o lo que es mi descargo respondiendo
o la piedad de Dios por mí implorando,
que aquesta es necesaria a lo que entiendo.
Por mí, como por todos, suplicando,
por vuestra concepción os lo suplico,
135 por la limpieza de ella os lo demando,
por el caudal que Dios os dio tan rico
en vuestra concepción tan pura y santa
a quien siguió el copioso multiplico
de tanta piedad que al mundo espanta.

878
SILVA DE POESÍA

366
49Sr PSALMO PENITENCIAL V

Llegado ha el tiempo ya del retirarme


de te ofender, Señor, y antes llegara
antes tu voz entrara a despertarme.
Perdido ha ya su fresca tez la cara,
5 la llana frente está de surcos llena,
la roja barba en blanca nieve para.
Dolores de vejez dan mucha pena
al cuerpo grave con continua guerra
que a la desenfrenada carne enfrena.
10 Flaca debilidad vence y destierra
al calor de la sangre fervorosa,
los duros nervios vuelve en floja tierra,
que la naturaleza vigorosa
de día en día en mí ha venido a menos,
15 mudanza natural en toda casa.
Ahora más conviene que sean buenos
los pocos días que de vida restan,
no sean días de mi Dios ajenos.
Ahora más las buenas horas prestan
20 para restauración de las pasadas
que al alma mía tanto y tanto cuestan.
Ahora que ya siento las pisadas
de la callada y escondida muerte
contra este flaco cuerpo enderezadas
495v 25 que trae ya enarcado el arco fuerte
por rematar mi día postrimero
o para buena o para mala suerte.

879
rr
EUGENIO DE SALAZAR

¡Oh si pluguiese a ti, de Dios Cordero


que quitas los pecados, que este día
30 fuese de vida eterna en mí el primero
ya que esta caminante ánima mía
de tu ciudad, mi Dios, se ve cercana
con gana de no errar la recta vía!
Acude con piedad a aquesta gana
35 que tiene de volver al buen camino
do lo perdido se restaura y gana.
Ella conoce que ha perdido el tino
de su derrota y que perdió la estrella
de la prosperidad de su destino
40 y así las varias olas dan con ella
a do el mudable viento las impele
con grave riesgo y perjuicio de ella.
Los ojos vuelvo atrás por donde suele
andar mi voluntad y mi deseo
45 y ver lo mal andado al alma duele.
Vergüenza y confusión me es cuando veo
la ceguedad y vanas fantasías
en que como ignorante me recreo.
¡Ay, cuán de llorar son los tristes días
50 que por tan mal camino he caminado
y mal guiado las pisadas mías!
496r Olvídate, Señor, de mi pecado,
tu piedad no deje de admitirme
por lo pasado pues que ya es pasado,
55 que si para gemir y arrepentirme
por las ofensas graves que te he hecho,
Tú quieres darme gracia y reducirme,
fácil te es encender un frío pecho
con fuego de llorosa penitencia
60 porque no pierda un alma su derecho;

880
SILVA DE POESÍA

y pues a cualquier hora tu clemencia


suele admitir al pecador que gime,
para volverme a ti, me da licencia.
Dame inspiración tuya que se imprime
65 dentro en el alma y de las ocasiones
de perdición al corazón exime.
Si pienso en las mercedes y altos dones
que de tu larga mano he recebido,
no sé cómo te pida me perdones;
70 que si yo fuera bien agradecido
no te había de ofender mi pensamiento
y con voluntad y obra te he ofendido.
Negué la firma del conocimiento
que hice en el bautismo a tu servicio,
75 las leyes no he guardado del asiento.
Yo, que debiera darte en sacrificio
siempre un corazón casto, limpio y puro
con él te he hecho siempre maleficio;
ya que el tributo y ordinario juro
80 debido a tu deidad pagar debiera
te le he hurtado, ¡oh mal ladrón perjuro!,
496v yo, que si ser tu siervo mereciera,
no te fuera infiel ni fugitivo
ni andando así huido me perdiera.
85 ¡Ay, mi Dios justo, no sé por qué vivo
siendo merecedor de muerte eterna!
Para esperar piedad, no sé en qué estribo,
que no merece tu piedad tierna,
sino el cruel cuchillo de justicia,
90 el que sin ti se rige y se gobierna.
Merece mi pecado y mi malicia
que me eches con las furias infernales
que aman la maldad y la injusticia.

881
EUGENIO DE SALAZAR

Merezco no alcanzar lo que Tú vales


95 y no gozar de tu gloriosa vista,
pues siempre he dicho y hecho tantos males.
Que ya está dada la sentencia en vista
cual mis atroces culpas la merecen.
¡Ay, si ha de confirmarse en la revista!
100 Mis obras son testigos que me empecen,
juez es mi conciencia y la que acusa,
descargos en mi causa no parecen.
Turbada está mi alma y muy confusa
temiendo el fallo del juez supremo,
105 que no recibe colorada excusa.
Mas, alto Dios, cuya justicia temo,
en tiempo estoy de suplicar ahora
que aún no he llegado a inexorable extremo
497r pues tu piedad admite en cualquier hora
110 la suplicación del miserable
admite la de mi siervo que te adora.
Bien veo que mi vida tan culpable
merece tu justicia la concluya
con pena y con castigo inacabable,
115 mas la virtud de la alta pasión tuya,
mi Redentor, me valga en esta vuelta
para que en ningún tiempo de ti huya.
Indigno soy de la merced y suelta
y del perdón que pido injustamente
120 que no merece mi alma ser absuelta.
¡Oh cuánto he sido torpe y negligente
en te servir, Señor, y en granjearte!,
¡cuánto me he descuidado neciamente!,
¡cuán poca fuerza he hecho en ablandarte
125 si de hoy en adelante no me aplico
a te servir ganoso y agradarte!

882
SILVA DE POESÍA

Mas aunque yo, como hombre, multiplico


mis culpas y pecados por momentos,
haz Tú, mi Dios, tu oficio, te suplico,
130 que es perdonar y dar nuevos alientos
para emendar la vida que te ofende
con nuevas obras, nuevos pensamientos.
Mi clamor oye, ¡oh alto Dios!, y entiende,
de ti venga la gracia y el consuelo
135 para que el vivir mío así se emiende
que merezca adorarte yo en el cielo.

883
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA
DE EUGENIO DE SALAZAR

[DEDICATORIA]
3. Sino: pero.
4. Facundo: El que tiene elocuencia, elegancia y abundancia de palabras y
colores retóricos ( Covarrubias).
SILVA DE POESÍA:
[1] ¿A quién cantaré líricos cantares?:
endecasílabos sueltos
1: Antonio Prieto señala la semejanza de este verso con el del villancico «A
quién contaré yo mis quexas», recogido por Francisco Salinas en De musica
libri septem, cap. x del libro VI (Prieto, 1984: 11, 656).
31: Garcilaso: «Si de mi baja lira» (Ode ad florem Gnidi, v. 1). La referencia al
estilo bajo que caracteriza a la literatura pastoril, presente ya en Virgilio y fir­
memente establecido en la teoría literaria desde la Edad Media, se convirtió
en un tópico de la literatura bucólica del siglo XVI en el que, además, podía
confluir una declaración de humildad del poeta.
32: Arión: Músico griego al que, de vuelta de un viaje, le asaltaron los mari­
neros del barco en el que viajaba. Antes de morir, pidió permiso para cantar
por última vez. La belleza de su canto hizo que Apolo enviara en su ayuda
unos delfines, que le condujeron hasta la orilla montado en su lomo.
[2] Salid del agua pura, cristalina:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
1: Garcilaso: «Corrientes aguas puras, cristalinas» (Eglóga 1, v. 239).

5: So: Bajo.

885
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

( 3] En la espesura de la selva umbrosa:


égloga estructurada en diez serventesios organizados en <q uarta r·
según la denominación de don Juan Hurtado de Mendoza: ABAB �a>),
CDCD ... Salazar describe esta forma estrófic a, sin darla un nombre d Be
siguiente manera: «proceden de cuatro en cuatro versos poniendo e� e la
. d
cuarteto dos consonantes d.1versos en pnmero y segundo verso y Juegca a
. 0 el
tercero corresponde al pnmero y el cuarto al segundo. Y el cua ternario
si­
guiente se traba del precediente correspondiendo el primer verso al postr·
ero
del precediente cuaternario» (Salazar, 2010: 191).

[ 4] Del río Guadarrama en la ribera:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[5] Iba un pastor, que Eugonio se llamaba:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[6] De la conversación de las majadas:


égloga en 15 estancias: ABC,BAC:cDEDeD
15: Divertir: Apartar, desviar, alejar (DRAE).
51: Mover: Alterar, conmover (DRAE).
57: Conhortar: Consolar, animar (DRAE).
75: Adamar: Amar con vehemencia (DRAE); El Covarrubias indica que «es
término que usan los romances viejos», lo que es clara muestra de hasta qué
punto la poética pastoril daba entrada a términos arcaizantes.
145-149: De estos versos se puede deducir que este poema se compuso tres
años después de que Salazar conociese a la que habría de ser su mujer.
169: Prestar: Aprovechar; se útil o conveniente (DRAE).

175: Defender: Vedar, prohibir (DRAE).


«Mirá bien que el amor se desagrada ...», Garcilaso, Canción 1, v. 17.

(7] Acompañado de tristeza amarga:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
2: «y en aspereza y monte d' espesura», Garcilaso, Égloga m, v. 363.
4: Garcilaso, Epístola a Boscán, vv. 17-18: «Alargo y suelto a su placer la rien­
da,/ mucho más que al caballo, al pensamiento».

886

--
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

12: El tópico del no sé qué, es decir, el reconocimiento por parte del poeta de
su incapacidad para describir sus sentimientos se repite numerosas veces a
lo largo de la Silva.

(8] Allí, do va más manso el alto Duero:


égloga polimétrica que recurre a los endecasílabos sueltos (vv. 1-462 y 559-
595) para la parte narrativa inicial y para el diálogo entre los pastores, mien­
tras que el debate entre Eugonio y Ortino se organiza métricamente en
«quarta rima», ABAB:BCBC:CDCD... , (vv. 463-558).
27: Crisol: Vaso de cierta tierra arenisca [ ... ] en que los plateros funden el
oro y la plata. Haber una cosa pasado por el crisol es haberla apurado y pu­
rificado ( Covarrubias).
Cendra: [ ... ] cierta ceniza de que los plateros hacen una lejía fuerte para lim­
piar la plata, de do toma el nombre de plata cendrada. Acendrada, la limpia
y purificada ( Covarrubias).
31: Alderredor: alrededor (DRAE).
48: Cuadro: En los jardines, parte de la tierra labrada regularmente (DRAE).
56-57: La Aurora le pidió a Zeus la inmortalidad para Titón (o Titono), pero
olvidó pedir al mismo tiempo el don de la eterna juventud para él, por lo
que su amante fue envejeciendo irremediablemente hasta que la diosa lo
convirtió en una cigala.
58: Febo: Dios del sol.
61: Apolo: Dios del sol.
66-67: Según cuenta Ovidio en las Metamorfosis, Progne se transformó en
una golondrina y su hermana, Filomena (o Filomela), en un ruiseñor.
81 y 89: Estos dos versos son claros ejemplos de cómo aún en el Siglo de Oro
las palabras podían sufrir la dislocación del acento por razones métricas. En
Salazar hay que considerar esta posibilidad a la hora de realizar el cómputo
silábico de algunos versos.
95: Adviértase el uso del artículo determinado delante del nombre propio,
un vulgarismo que se explica por la poética de la poesía pastoril como gé­
nero «bajo».
98: El adjetivo fino para calificar a los amantes es de origen provenzal.
115: Her: Hacer (DRAE).

887
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

117: Cogolmar: Colmar, llenar rebosando de los bordes de un


reC!-
piente (DRAE).
118-120: La égloga admitía un cierto tipo de construcción dramá tic
a co
bien puede verse en estos versos y, en general, en a lo largo de toda a' rno
l
posición. En este sentido se puede recordar que las de Garcilaso, en es;:�­
la segunda, admiten una cierta representación teatral, como se dernuestracial
ei1
el Quijote (Segunda Parte, c. LVIII).
125: Estonces: Entonces (DRAE).

128: Chotar: Mamar (DRAE).

131: Ahondo: Copiosa y abundantemente; es vocablo bárbaro y rústi o


c (Co­
varrubias).
138: Toñada: Pastos de otoño.

139: Regañón: Viento septentrional, porque hace regañar y es desabrido y


molesto (Covarrubias).
170: Ál: otra cosa distinta (DRAE).

181: Ahorrar: Evitar o excusar algún tabajo (DRAE).


Ejido: Es el campo que está a la salida del lugar, el cual no se planta ni se
labra, porque es de común para adorno del lugar y desenfado de los vecinos
de él (Covarrubias).
183: Chueca: Es una bolita pequeña con que los labradores suelen jugar, en los
ejidos, el juego que llaman de la chueca, poniéndose tantos a tantos; y tienen
sus metas o piñas [sic], y guardan que los contrarios no les pasen la chueca
por ellas, y sobre esto se dan muy buenas caídas y golpes (Covarrubias).
185: Pina: Un mojón redondo y levantado que se remata en punta. Cerca de
los labradores, cuando juegan a la chueca en el ejido, son como puerta para
salir y entrar entre las dos pinas (Covarrubias).
191: Abarca: Un género de calzado rústico de que usan los que viven en sie­
rras y lugares ásperos. Son de dos maneras, unos de palo, que por tener
forma de barca se dijeron abarcas, y otros de cueros de vaca crudos, que con
unos cordeles se los atan a los pies sobre unos trapos, con que huellas sin
peligro la nieve (Covarrubias).
246: Garrideza: Gallardía o gentileza de cuerpo. Galanura, elegancia (DRAE).
253: La diosa de la tierra.

888
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

262: Modorra: Sueño muy pesado y a veces patológico. Aturdimiento pato­


lógico del ganado lanar (DRAE).
Derrocar: Despeñar. Precipitar desde un lugar alto (DRAE).
264: Magarza: Manzanilla silvestre o matricaria; sobre todo si es comida di­
rectamente, puede provocar úlceras en las encías y otras contraindicaciones.
28 9: Luego: Prontamente, sin dilación (DRAE).
295: Precio: Premio o prez que se ganaba en las justas (DRAE).
305: Atajo: grupo pequeño de ganado (DRAE).
311: Carlancas: Collar ancho y fuerte, erizado de puntas de hierro, que pre­
serva a los mastines de las mordeduras de los lobos (DRAE).
315: Haberío: Ganado o conjunto de animales domésticos (DRAE).
299-442: Salazar parece tomar como modelo el capítulo segundo de la Arca­
dia de Sannazaro.
328: Es significativo que Salazar recurra a un artista nacional frente al ha­
bitual recurso a la tradición clásica o italiana a la hora de buscar modelos
artísticos. No obstante, también en esto Salazar. está siguiendo a Sannazaro
ya que en la prosa XI de la Arcadia se ofrece al vencedor de un debate «un bel
vaso di legno di acero, ove per mano del padoano Mantegna, artefice sovra
tutti gli altri accorto e ingegnosissimo, eran dipinte molte cose».
368: Endimión era un pastor de gran hermosura del que se enamoró la Luna.
Según el mito clásico, Zeus le ofreció un deseo y Endimión eligió dormir un
sueño eterno gracias al cual logró permanecer eternamente joven. Según
algunas versiones fue precisamente durante este sueño cuando la Luna lo
vio y se unió con él.
368: Ejemplo de humorismo: el pastor llama simple a Endimión porque
duerme mientras la Luna le besa en la boca.
390: Res: Animal cuadrúpedo de ciertas especies domésticas, como el gana­
do vacuno, lanar, etc., o de los salvajes, como venados, jabalíes, etc. (DRAE).
395: Impeler: Impulsar (DRAE).
406: En su edición de las cartas de Salazar, Alejandro Cioranescu (Salazar,
1968: 216) apunta en nota: «Raposina: Probablemente orina (Gayangos dice:
humor) de la raposa. Es palabra de que no conocemos otro ejemplo».
411: Barcino: Dicho de ciertos animales, especialmente de perros, toros y
vacas: De pelo blanco y pardo, y a veces rojizo (DRAE).

889
JAIME TOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

436: El uso de contra con el significado de hacia es propio de !alengua a


nr
480: Fragosa: Aspera, intrincada, llena de quiebras, malezas y brefias (D¿ua.
484: Brasil: Cierta madera de Indias muy pesada y de color encendido E).
brasa; vanla gastando en aserraduras muy menudas o limaduras, y da colllo
ella color a los paños (Covarrubias). n con
489: En pino: En pie, derecho (DRAE).
496: La concordancia en femenino se debe a que, a pesar de que los sust
tivos abstractos latinos en -or eran masculinos, la lengua antigua 1naiüfe:n�
una tendencia a hacerlos femeninos. Esta vacilación persistía todavia en te�
período clásico, sobre todo en los casos de «calor» y «color>>.
508: Estribar: Fundarse, apoyarse (DRAE).
523: Estrena: Dádiva, alhaja o presente que se da en señal y demostración de
gusto, felicidad o beneficio recibido (DRAE).
535: Brial: Vestidos de seda o tela rica que usaban las mujeres (DRAE).
540: Zapata: Calzado que llega a media pierna (DRAE).
541: Manillas: Las ajorcas que las mujeres traen en los brazos [... ] y por ha­
ber diferentes formas de manillas tienen diferentes nombres, como ajorcas,
brazaletes, etc. (Covarrubias).
542: Gabanza: Vanagloria (Cejador).
569: Zaga: Detrás (DRAE).
583: Colodra: Basija de madera en forma de barreño que usan los pastores
para ordeñas las cabras, ovejas y vacas (DRAE).
584: Aliso: Árbol[... ] Su madera, que es muy dura y algo amarillenta, se em­
plea en la construcción de instrumentos de música y otros muchos objetos.
Madera de este árbol (Autoridades).
[9] Por un florido valle Eugonio andaba:
Madrigal: ABABCBCC
Frente a la forma característica del género durante el siglo XVI, en este pri­
mer ejemplo, el autor madrileño mantiene una estructura cercana a la ha­
bitual del madrigal antiguo: serie de endecasílabos cuya estructura tiende
a organizarse en dos tercetos y un pareado final. A este esquema se sujetan
los cuatro que introduce Petrarca en el Canzoniere, el primero de los cuales
(Rvf, 52) presenta un esquema métrico idéntico a este de Salazar. Conviene

890
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

recordar que Bembo, en le Prose della volgar lingua, como homenaje a Pe­
trarca, admite también la existencia de formas madrigalescas no tan libres
aun siendo consciente de las novedades que en se habían impuesto en su
tiempo en la forma del madrigal (véase nota al madrigal sucesivo).
En su Suma del arte de poesía, dice: «Madrial se llama de mandra, vocablo
toscano que quiere decir aprisco o lugar donde las ovejas se acogen a la som­
bra» (Salazar, 2010: 178). Esta era la etimología defendida por Antonio da
Tempo y por Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana. No obstante,
la forma «madrial» que usa Salazar, tiene su origen, probablemente, en Pie­
tro Bembo, quien en el Libro II de sus Prose... , al hablar de la etimología de
esta forma métrica escribe: « [ ... ] queste universalmente son o tutte madriali
chiamate, o percio che da prima cose materiali e grosse si cantassero in que­
lla maniera di rime, sciolta e materiale altresi; o pure perché cosi, piu che in
altro modo, pastorali amori e altri loro boscarecci avenimenti ragionassero
quelle genti, nella guisa che i Latini e i Greci ragionano nelle egloghe loro, il
nome delle canzoni formando e pigliando dalle mandre» (Bembo, 1966: 152).
[ 10] Más bella que las bellas:
madrigal: aBbAACddC:EE
Con este segundo madrigal, Salazar demuestra conocer la evolución que el
género había sufrido. En este periodo, se caracteriza por mezclar endecasí­
labos y heptasílabos sin ningún esquema de rimas prefijado y sin más reglas
que el número de versos, que no debía ser inferior a 8 ni superior a 12, si bien
se encuentran ejemplos en los que estos límites no se respetan. Lógicamente
la libertad del metro no quiere decir que, a veces, no sea posible individuar
una estructura precisa, como es el caso de este ejemplo de Salazar en el que
podemos ver el juego de tercetos y pareado. Por otra parte, es de destacar
el hecho de que Salazar mantiene al madrigal dentro del bucolismo y del
estilo humilde que caracterizó al género en sus orígenes. Esta circunstancia
se habían ido perdiendo hasta el punto de que durante el siglo XVI se había
convertido ya en un género culto apto para tratar asuntos amorosos y corte­
sanos, como lo vemos, por ejemplo, en Cetina.
4: Pella: La [pelota] que se hace en forma redonda, apretándola con las ma­
nos de una parte y de otra, ora sea de nieve ora de manteca o de otra cosa
( Covarrubias).
9: Cucharro: Parece un cruce entre cacharro y cuchara (Autoridades).

891

+
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

[11] Cuando más en su furia el bravo invierno:


égloga en endecasílabos sueltos.
21: Acebuche: Olivo silvestre (DRAE).
42-45: Retoma el mito de Orfeo.
79: Adelfa: Es planta muy conocida; nace en las riberas de los ríos y e
n1
gares viciosos y húmedos. Su pasto mata a los perros, asnos, mulos y a otru.
os
muchos animales cuadrúpedos, y les es muy amarga (Covarrubias).
83-106: Garcilaso, Égloga I: «Por ti el silencio de la selva umbrosa,/ por
ti l
esquividad y apartamiento/ del solitario monte m' agradaba;/ por ti la verdª
hierba, el fresco viento, / el blanco lirio y colorada rosa / y dulce prirnaver:
deseada» (vv. 99-104).
89: Aplacer : Agradar, contentar (DRAE).
91: Euro: Viento que sopla de oriente (DRAE).
121: Baila: Baile. Festejo en el que se baila (DRAE).
180-185: Referencia al mito de Narciso y Eco.
207-256: Desarrolla en los versos siguientes el tema del Carpe diem horacia­
no, que tuvo una larga trayectoria en la literatura española del Siglo de Oro.
258: Empecer: Dañar, ofender, causar perjuicio (DRAE).
282: Durante el Siglo de Oro sobrevivieron algunas formas verbales arcaicas:
«el lenguaje literario admitía sin reparo formas como [ ... ] quies 'quieres:
tenidas más tarde como vulgarismos incultos» (Lapesa, 1986: 394-395).
[12] Por el lumbroso oriente parecía:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[13] Cual fresca y gruesa perla de oriente:


égloga en quince estancias sin commiato cuyo esquema métrico, ABC,BAC:c­
DEDeD, coincide con el de la Égloga II. Nótese la presencia de versos agudos
(endecasílabos: vv. 25, 29, 105, 157, 161 y un heptasílabo: v. 107). El monólogo
de Eugonio se caracteriza por empezar en el último verso de la estancia ter­
cera; dicho endecasílabo se repetirá al final de las sucesivas ocho estancias,
que de hecho componen su parlamento, a la manera del de Salido en la
Égloga I de Garcilaso. Al aparecer dicho estribillo enunciado con antelación,
se establece una relación aún más clara entre la técnica del poeta toledano Y
la forma tradicional de la glosa. En efecto, el mismo Salazar la repetirá en la

892
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

«Glosa y canción pastoril», cuyo primer verso es «Junto a la ribera» y, usan­


do como base un verso del mismo Garcilaso, en el Jeroglífico IX que escribió
para las honras fúnebres en honor de la reina Ana de Austria.
20: Rabadán: Mayoral que cuida y gobierna todos los hatos de ganado de una
cabaña, y manda a los zagales y pastores (DRAE).
62: Avadarse: Dicho de un río o un arroyo: menguar tanto que se pueda va­
dear (DRAE).
63: Ahínco: Eficacia, empeño o diligencia grande con que se hace una
cosa (DRAE).
64: Memorial: Libro o cuaderno en que se apunta o anota algo para algún
fin (DRAE).
69: Majada: Lugar donde se recoge de noche el ganado y se albergan los
pastores (DRAE).
78: Viso: Cara (DRAE).
121: «Evítase la sinalefa, aun siendo posible, en aquellos casos en que el ele­
mento interior del grupo es la conjunción o [ ... ] Los versos en que dichos
grupos aparecen medidos alguna vez con reducción son, generalmente, re­
chazados» (Navarro Tomás, 1986: 157), pero él mismo señala a continuación
versos de Cervantes y Góngora en que tal cosa ocurre.
164: Hervoroso: Fogoso (DRAE).

[14] Carilia mía, di, ¿qué vida es esta:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
6: Brunete: Cierto paño basto de color negro (DRAE).
9: Gasajo: Es vocablo castellano antiguo, que vale apacible y agradable aco­
gimiento que uno hace a otro cuando le recibe y hospeda en su casa; y así
decimos agasajar, regalar al huésped ( Covarrubias).
[15] Junto a la antigua villa que fundaron:
égloga polimétrica que construye las partes narrativas en endecasílabos suel­
tos (vv. 1-172, 317-343 y 512-526), mientras que los dos largos parlamentos de
los pastores se estructuran en veintiséis estancias, 12+14, (vv. 173-316 y 344-
511). El esquema métrico de dichas estancias es el mismo ya utilizado por
Salazar en las Églogas 11 y v: ABC,BAC:cDEDeD.

893
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

1-5: Como tantas otras ciudades, también a Madrid se le ha atri b


tl'
origen mítico relacionado con el mundo clásico. Efectivamente, se � do ttn
leyenda, la ciudad fue fundada por Ocno, hijo de la profetisa Manto gún llna
hija del famoso adivino Tiresias, y del río Tiberino. Tras perder el 't: su "ez
Mantua, ciudad a la que había dado el nombre de su madre , Ocno �;'º de
las costas españolas, penetró en el interior de la Península y fundó a e�ó a
. . . .
del Ma11zanares otra ciudad, a la que bautizó, de nuevo, con el nombre ��ª
de s
madre, de ahí que se conociese a Madrid como la Mantua Carpetanoru u
111' en
referencia al antiguo pueblo prerromano que habitaba esta zona.
2-3: La tradición exagera la riqueza acuífera de Madrid, mientras que el fue
hace referencia a la abundancia del pedernal en la capital. Ya López de B.o/º
indicaba la importancia de estos dos elementos en la fundación de Madri
��
«Fui sobre agua edificada; / mis muros de fuego son: / esta es mi insignia
blasón», que a su vez se encontraban ya en Juan de Mena: «Madrid la osad?,
/ cercada de fuego,/ fundada sobre el agua» (Amador de los Ríos, 1990: 9).
11: Es significativo el proceso de nacionalización de la naturaleza bucólica
que lleva a cabo Salazar siguiendo el ejemplo de Sannazzaro y Garcilaso.
13: Cauz: canal para tomar el agua y conducirla a donde es aprove­
chada (DRAE).
37-44: La imagen del chopo abrazado por la vid y de la hiedra agarrada al
muro son de las más típicas del petrarquismo para indicar la unión de los
amantes (véase, por ejemplo, en Garcilaso, Égloga I, vv. 133-140).
53: Pinjante: Dicho de una joya o de una pieza de oro, plata u otra materia:
que se lleva colgada a modo de adorno (DRAE).
56: Pobo: Álamo blanco (DRAE).
61: El sol.
161: Sestear: Pasar la siesta durmiendo o descansando (DRAE).
198: La construcción Artículo + Nombre propio sirve para caracterizar el
habla vulgar de los pastores.
213: Bramar: Dicho de una persona: Manifestar con voces articuladas o inar­
ticuladas y con extraordinaria violencia la ira de que está poseída (DRAE).
214: Ya desde finales del siglo xv la combinación de artículo o demostrativo
+ posesivo era escasa en el español, aunque posiblemente sobreviviera con
más fuerza en el habla popular.

894
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

234: Trasverter: Dicho de un líquido, rebosar por los bordes (DRAE).


241: Ledo: Alegre, contento, plácido (DRAE).
249: Admirar: Causar sorpresa la vista o consideración de algo extraordina­
rio o inesperado (DRAE).
268: La identificación de Dios con la figura del pastor tiene una larga tradi­
ción que nace de la Biblia y tiene en De los nombres de Cristo de fray Luis y
en San Juan de la Cruz algunos de los momentos culminantes. Aquí se mez­
clan las dos figuras del pastor humano y divino.
275-284: La comparación que el amante abandonado hace con su rival con el
fin de autoalabarse y mostrar lo incomprensible de la decisión de la amada
es un motivo recurrente en la literatura pastoril desde Virgilio (Égloga n), y
así lo podemos encontrar en Garcilaso (Égloga I) y otros.
293: Agraz: Sin madurar (DRAE).
366: Embarazar: Impedir, estorbar o retardar algo (DRAE).
371: Se trata de los dos pastores que protagonizan el canto amebeo con el
que termina la Egloga 111 de Garcilaso. Además, la relación con Garcilaso
se refuerza mediante la imitación del verso segundo de la Égloga 1: «Salido
juntamente y Nemoroso».
390: Correrse: Avergonzar (DRAE).
396: Cernejas: Mechón de pelo que tienen las caballerías (DRAE).
405: Guijo: Pequeño canto rodado (DRAE).
407: Escalecer: Calentar (DRAE).
423: Patena: Lámina o medalla grande que se usaba como alhaja o
adorno (DRAE).
424: Arreo: Atavío, adorno (DRAE).
432: Gesto: Semblante, cara, rostro (DRAE).
433: Expender: Gastar (DRAE).
436: Barreña: Vaso grosero de tierra, de que suelen usar los pastores y gente
del campo, en que comen sopas o leche. Tomó el nombre de su materia que
es barro ( Covarrubias).
440-450: De estos versos se puede deducir que el poema se escribió cinco
años después del encuentro entre Salazar y su mujer.
461: Rehugar: Rehusar (Diccionario de leonesismos).

895
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

463: Cedo: Luego, presto, al instante (DRAE).


478: Merina: Lana, la muy fina, apartada y escogida por tal; a d
üer
burda, que es bastarda y mezclada ( Covarrubias). e.ucia de la
495: Alanzar: Echar los malos espíritus de un hombre. Decin:io
demonio, y en sola esta frasis se usa de este verbo comúnment · e·' P alanzar el
ero al
es echar fuera, como lanzar echar dentro ( Covarrubias). anzat

[16] Eugonio, ya después que estás gozando:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
8: El juego del hito se dijo así porque fijan en la tierra un clavo y t'
1ran a él• o
con herrones o con piedras ( Covarrubias).
[17] A sombra de un enebro está tendido:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[ 18] Junto a la ribera:
Canción italiana en endecasílabos y hexasílabos: aBC,aBC:cDD. Esta forma
métrica es extraña, ya que la tradición canónica había impuesto para la
estancias solo dos versos: el endecasílabo y el heptasílabo. Existen ejemplo
primitivos en los que se combinaban endecasílabos y pentasílabos, peto te
modelo fue rechazado por Petrarca. Salazar volverá a utilizarlo en la tercera
parte de la Silva.
Salazar titula este poema «Glosa y canción pastoril», pero no ofrece ningón
dato sobre el origen del verso que supuestamente va a glosar. A este re pec­
to conviene recordar que, a menudo, suele usar el término «glosa)> de una
manera bastante amplia. Por otra parte podría pensarse que, en realidad, no
está sino siguiendo la costumbre de repetir el mismo verso en el interior de
una composición pastoril, presente ya en Virgilio, y sucesivamente retomada
por los maestros del género pastoril del Renacimiento como, por ejemplo,
Sannazaro (Égloga x1 de su Arcadia). También se podría pensar en una con·
fluencia de an1bas tradiciones, la de la glosa y la clasicista, que se documenta
desde los primeros tiempos. Ya Herrera, al comentar en sus Anotaciones �ste
recurso en la Égloga I de Garcilaso, lo define retóricamente: «Es figura ep Jto·
me, o continuación, cuando el mismo verso o la sentencia se il1jiere mucha
veces»; luego, lo ejemplifica señalando su presencia en Virgilio (Égloga viu)
y con una poesía cancioneril de Garci Sánchez de Badajoz.

896

-
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

Pues mi cuerpo es débil cosa:


[ l9]
coplas reales: ababa:cdccd
Reportamiento: Vale volver uno sobre sí y refrenar su cólera, [ ...] porque
vuelve al pecho lo que estaba para echar de él, como reprimere. Reportado, el
hombre de buen seso (Covarrubias).
43: Para la rima y el cómputo silábico es necesaria la acentuación aguda. Re­
cordemos que este tipo de licencias eran habituales en la poesía cancioneril.
92: Caya: Caiga, arcaísmo.
291: Jocundo: Plácido, alegre, agradable (DRAE).
314: Desaviar: Apartar a alguien, hacerle dejar o errar el camino o senda que
debe seguir (DRAE).
396: Manida: Lugar donde una persona o animal se refugia (DRAE).
410: Librar: Dar o expedir algo, especialmente una orden (DRAE).
Licencia: Permiso para hacer algo (DRAE).
476: Reportarse: Refrenar, reprimir o moderar una pasión de ánimo (DRAE).
507: Avieso: Maldad, delito (DRAE).

[ 20] Ahora es propio tiempo de ayudarme:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Este soneto realiza la función de soneto prólogo que abre todo cancionero
petrarquista, si bien Salazar abandona momentáneamente el modelo de las
Rerum vulgarium fragmenta («Voi ch'ascoltate in rime sparse il suono ...») y
sigue, en cambio, el trazado por Pietro Bembo con sus Rime, en el que hace
una invocación a las musas («Dive, per cui s'apre Elicona e serra ...») como
elemento retórico a partir del cual iniciar el cancionero.
2: Érato: Una de las nueve musas. Representa fundamentalmente a la poesía
lírica, sobre todo a la de tema amoroso.
8: De hoy: Desde hoy.
[21] Doraba el sol la célebre mañana:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
La idea de hacer coincidir el encuentro con la amada con una fecha impor­
tante del calendario litúrgico, siguiendo el ejemplo marcado por Petrarca, se
convirtió en un tópico al que se acogieron multitud de poetas. En esta mis-

897
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

ma senda, el encuentro entre Eugenio de Salazar y doña Catalina C


arr1Uo s
produjo el 24 de junio, día de San Juan. e
2: Riel: Es la plancha de oro o plata que se ha derretido en el cris
ol' Y la
vertido y dejado correr en plancha ( Covarrubias). han
12-14: La queja del poeta increpando al dios Amor por no ser capaz
co
flechas de hacer que la amada le corresponda es otro de los tópico rt s�s
tuales en los cancioneros petrarquistas; véase, por ejemplo, la Elegí �bi.
Herrera, vv. 159-161: «Mísero Amor, ¿tan poco -di- pudiste / qu' un�- . de
pecho, a tanta furia opuesto,/ sin temor te desprecia i te resiste?». ietl1o

[ 22] Quizá por gracia o por desgracia mía:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Esta imagen del dios Amor, que decide vengarse con sus flechas de la in dife
­
rencia con la que, hasta ese momento, le ha tratado el poeta, posiblem ente 1
recoge Salazar del soneto II del Canzoniere. No obstante, el orden en el qu:
el poeta ha organizado el inicio de su historia de amor sigue más de cerca
el modelo de Bembo: 1- invocación a las musas; 2- encuentro con la amada;
3- herida de amor provocada por el dios arquero, que el de Petrarca, quien
coloca el encuentro con la amada en el soneto III mientras que describe la
venganza de Amor en el II.
9: Es significativa la elección del término «gesto», el mismo utilizado por
Garcilaso en el soneto V, «Escrito 'stá en mi alma vuestro gesto», para des­
cribir el proceso del enamoramiento.
[23] Puerto galano por quien tanto peno:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[24] Ya nueva ley es dada a mis sentidos:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
apostilla: La disposición de este soneto aquí, a pesar de haber sido escrito,
como indica la glosa tachada, en función de un momento posterior de su
historia de amor, nos indica claramente la voluntad de Salazar de organizar
el corpus poético que compone esta parte de la Silva. Por otra parte, la ca­
pacidad ennoblecedora del amor que el poeta resalta en los cuartetos es un
tópico propio de la literatura de base neoplatónica que se pueden rastrear
en gran cantidad de autores y géneros del Renacimiento, empezando por la

898
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

literatura pastoril. Algo semejante se podría decir del tópico del placer que
el poeta recibe por el dolor y una muerte que tienen su origen en la amada.
12: Defender: Vedar, prohibir (DRAE).
1
¡ 25] Amor, cómo permite tu derecho:
s soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

e ¡ 26] Quién fuera aquel tan bien aventurado:


J soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
¡2 7 J Altas ventanas de aquel paraíso:
soneto: ABBA:ABBA CDE:CDE
Este soneto es un claro ejemplo de la mezcla que se produjo en la lírica espa­
ñola del Siglo de Oro entre la poesía italianizante y la tradicional castellana.
a Salazar retoma el tema, es decir, la alabanza de la ventana de la casa de la
e amada a la que esta se asoma, ya presente en el soneto C del Canzoniere, y lo
a desarrolla en el segundo cuarteto retomando imágenes ( el halcón, la garza
t; y el amor como caza de altanería) de larga y fructífera fama en la lírica can­
1 cioneril, y que él mismo tratará en verso castellano en otros momentos de la
a
Silva. Por otra parte, hay que destacar el hecho de que Salazar recurra en el
poema al nombre verdadero de su mujer, olvidando el pastoril de Carilia con
r el que se la había designado hasta este momento. Evidentemente, el recurso
a la senhal, es decir, al ocultamiento de la verdadera identidad de la dama,
que en poetas como Garcilaso o Herrera podía justificarse por la necesidad
de defender su honor, en el caso de Salazar no era más que una convención
literaria que, aunque estaba muy arraigada , podía saltarse por tratarse de
su esposa.
6: Sacre: Halcón (DRAE).
[28] Pilar ilustre que para su arrimo:
J soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
r [29] La pena rigurosa:
canción petrarquista:
1
r estancias: abC,abC:cdeeDfF
3 commiato: cdeeDfF

899
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

ºn.-
60: Vado: Lugar de un río con fondo firme, llano y poco profundo, por d
de se puede pasar andando o cabalgando (DRAE).
71: «Yo acabaré, que me entregué sin arte/ a quien sabrá perder me y acab
me», Garc1·1aso, soneto 1, vv. 9-10. ar,
83: Excusarse: Eximirse dando razón, como no puede uno hacer lo que
1
piden [...] Excusable, la cosa que tiene causa para no ser condenada, y e
xi�
mirla de culpa (Covarrubias).
[30] Tended, señora, por este occidente:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
El tema de los ojos es uno de los más característicos de la lírica petrarquista
de ahí la importancia a todo lo que se relaciona con ellos: mirada, vista, e tc.
3: tendeldos. «Juan de Valdés, refiriéndose a los imperativos poneldo, embial­
do, dice: «no sé qué sea la causa porque lo mezclan desta manera ... ; tengo
por mejor que el verbo vaya por sí y el pronombre por sí»; sin embargo, la
lucha entre dalde y dadle, teneldo y tenedlo se prolongó hasta la época de
Calderón» (Lapesa, 1986: 391).
9-11: El empíreo es el lugar donde los bienaventurados gozan de la contem­
plación divina. La «esfera» del v. 9 hace referencia al sistema tolemaico-cris­
tiano del universo, según el cual este se dividía en una serie de esferas la
última de las cuales era, precisamente, el empíreo.
[31] Amada frente honesta y muy serena:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
De nuevo un tópico petrarquista que podemos encontrar en Garcilaso, Bem­
bo, etc: el soneto en el que se describe la belleza de la amada. El esque­
ma habitual exigía que la descripción física de la amada se organizase en
modo descendente tal y como, por ejemplo, la realiza Góngora en su famoso
«Mientras por competir con tu cabello ... ». Salazar sigue bastante fielmente
esta norma: en los cuartetos enumera las diversas partes de la fisionomía de
la dama (frente, cabello, ojos, boca, dientes, color del rostro, cuerpo), mien­
tras que en los terceros insiste en el carácter divino de esa belleza. Con este
soneto parece iniciarse una serie de composiciones que tienen en común el
hecho de elogiar la belleza de la amada centrándose en alguna parte de su
cuerpo: sonetos 32 y 33, las manos; 34 y 35, los ojos; 37, la frente.
4: Rosicler: Rosa claro y suave semejante al de la aurora (DRAE).

900
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

5: «En tanto que de rosa y azucena...», Garcilaso, soneto xxm.


10: El uso de expresiones religiosas con carácter profano era típico de la li­
teratura sentimental del siglo xv y de ahí pasó a los petrarquistas españoles.
Preciosa mano de lindezas llena:
[ 3 2]
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
¡ 3] Manos preciosas, blancas, delicadas:
3
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
3: Herrera, comentando el soneto VIII de Garcilaso, define los espí itus de la
r

siguie nte manera: «Un cuerpo sutil causado y producido de la más delgada
y tenue y apurada parte de la sangre del corazón, y es el que da la virtud y
fuerza de la alma a los miembros espirituales para que puedan ejercitar sus
propias acciones. Otros lo nombran vapor sanguíneo, y algunos instrumento
de la ánima, y asiento del calor natural». Por su parte, Antonio Prieto resalta
la importancia que se encierra en este concepto en cuanto es índice de un
conocimiento de la teoría amorosa y de una línea poética que tiene un punto
fundamental en los «spiriti» de Cavalcanti y que estará presente en autores
como Garcilaso, Francisco de Figueroa, etc. (1984: 1, 86 y 246-247).
14: Los nueve de la fama: a principios del siglo XIV se fijó una lista de nueve
héroes a los que se consideraba compendio de todas las virtudes caballeres­
cas. Formaban parte de ella tres personajes de la antigüedad: Héctor, Alejan­
dro y César; tres de la Biblia: Josué, David y Judas Macabeo; y tres cristianos:
Arturo, Carlomagno y Godofredo de Bouillón.
[34] Rasgados ojos donde más contento:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[35] Ojos que escurecéis a las estrellas:
soneto: ABBA:ABBA CDE:CDE
[36] De todos amadores he notado:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[37] Gallarda dama cuya altiva frente:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

901
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

En este soneto Salazar desarrolla el tema de la fugacidad del


la belleza dentro del esquema tradicional del Carpe diern, qu tielllpo )'
1
por numerosos poetas del Siglo
· de Oro, entt·e ellos Garcilaso Ge :ne t(atadl:
Juana Inés de la Cruz, etc. El mismo lo había tratado con ante' . Ong
rtor1. d ta, s r
0 I>

Égloga IV, vv. 207-256 . ad e,l 1


11: Solemnizar: Engrandecer, aplaudir, autorizar o encarecer alg
o (D.RAE
).
Si puedo no temer el no quereros:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[39] Cuando mi amor y fe bien considero:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
1-4: El primer cuarteto de este soneto está construido sobre el mod
elo
soneto I de Garcilaso: «Cuando me paro a contemplar mi 'stado ¡ y a v tel
er
pasos por do m' hari traído, / hallo, según por do anduve perdido, / os
que a
mayor mal pudiera haber llegado».
[ 40] ¿Podreisme vos vedar que yo no os ame?:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[41] Ya tengo el escribir por sin provecho:


Epístola en tercetos encadenados
48: Cuyo: Galán o amante de una mujer (DRAE).
53: «Que diese amargo fin a mis amores», Garcilaso, Égloga I, v. 287.
60: Parece una paráfrsis de las palabras del Padre Nuestro:« ... hágase en mí
tu voluntad ...»
62: La gradación temporal con finalidad expresiva es una fórmula muy del
gusto de Petrarca, como puede verse en el s. LXI: «Benedetto sia ' l giorno, e 'l
mese, et l'anno, / et la stagione, e ' l tempo, et l'ora, e 'l punto» y en el v. 76 del
Triunfo del tiempo: «ché volan l'ore, e' giorni, e gli anni, e' messi».
67: La imagen de la cadena de amor, una de las más usadas por Salazar en su
poesía amorosa, también pertenece a la lengua del petrarquismo.
72: Esta interpelación a la amada, intentando convencerla de la maldad de
su dureza, alegando que es contraria a la ley de Dios, recuerda la de Garci­
laso en la Canción I, v. 17, «mirá bien qu 'el amor se desagrada», en donde el

902
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

autor toledano rehacía en términos amorosos los versos de Torres Naharro:


«Sabéis que nuestro Señor,/ no quiere la gente altiva ...»
10 5: La unión de la perífrasis del futuro y de la del condicional no se hizo
definitiva hasta el siglo xvn por lo que la lengua siguió admitiendo hasta
ese momento incluso la interposición de pronombres y de la negación entre
ambos elementos.
144: De nuevo se puede percibir aquí la presencia de Garcilaso: «la voz a ti
debida», Égloga 111, v. 12.
146: Lumbroso: Que despide luz (DRAE).

¡42] Sacome vuestro amor de mi sosiego:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
La descripción de los efectos del amor en el amante a través de un juego de
contrarios era habitual en la lírica del Siglo de Oro. Véase, por ejemplo, el
soneto de Lope de Vega: «Desmayarse, atreverse, estar furioso ... »

¡43] S i ser agradecida:


canción alirada con estancias en forma de lira-sextina con conmiato:
estancias: aBaBcC
com:BcC
[44] Maravillado estaba Amor un día:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
llÍ [45] En gran cuidado está el Amor metido:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
2: Cuento: Cuento se llama el puntal que se arrima a lo que amenaza ruina,
y de allí se dijo andar o estar en cuentos, estar en peligro y sustentarse con
lel artificio ( Covarrubias).
5: Aunque en la teoría amorosa, y poética, el amor solía iniciarse a través de
su la mirada, no era desconocido, sin embargo, el concepto del amor de oídas,
es decir, el que se iniciaba antes de la contemplación física de la amada solo
de por oír su voz o, incluso, por sentir hablar de ella.
;i­ n: Pasador: Flecha o saeta muy aguda que se disparaba con ballesta (DRAE).
el
12: Ay me: ¡Ay de mí! (DRAE).

903
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

[46] Al cielo, hijo, ya nos recojamos:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[ 47] De gracias y virtudes una idea:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Esta composición desarrolla el tema, conocido ya desde la antigüed
ca, de la dama como obra maestra de la Naturaleza. Pet rarca habi ad clás¡.
este argumento al menos en dos sonetos: el CCXLVIII, <<Chi vuoI ved:;nnado
tumque po Natura ... » y el CLIX, en donde recurre, como Salazar, al co qua,,.
platónico de la «idea»: «In qual parte del ciel, in quale ydea ... ». ncepto

[48] Escribe, escribe, Amor me dijo un día:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
1: El primer endecasílabo de esta composición está tomado de los versos
2 del soneto XCIII de Petrarca: «Piú volte Amor m'aveva gia detto: Scrivt �
scrivi. .. », que ya había sido recogido para la tradición española por Boscán
en su canción CIII, «Gran tiempo ha que amor me dize: 'scrive, /scrive ... >>
[49] Caer podrá a la tierra el .firmamento:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[50] Un solo bien me ha hecho el dios de amores:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DEE
El tema del sueño como alivio de los males del amante recorre, con variantes,
toda la poesía del Siglo de Oro. Una de las más frecuentes es la que presenta
aquí Salazar, es decir, el conforto que ofrece al amante no correspondido al
permitirle vivir, aunque sea de esa manera, el cumplimiento de sus deseos.
Así, por ejemplo, en Garcilaso, Égloga 11, vv. 73-94.
8: Se refiere a la teoría médica de la época sobre el amor como un desajuste
físico causado por un desequilibrio de los diversos humores que situaban en
el interior del cuerpo y de los que podía depender no solo la salud física, sin o
incluso la mental.
[51) Hízome Amor de quien no quiere verme:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD

904
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

5-6: Según la mitología clásica, Cupido usaba dos tipos de flechas: con las de
oro provocaba el amor y con las de plomo conseguía que la persona alcanza­
da fuese totalmente ajena a este sentimiento.

¡ 52] Dentro en mí tengo lo que busco fuera:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD

¡ 53] Tienes licencia tú, mosca importuna:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
¡ 54] Jugáis, señora, al ajedrez conmigo:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
5: Arfil: Piedra del ajedrez, el alfil (DRAE).
7: Roque: Torre del ajedrez (DRAE).
9: Las imágenes relacionadas con el ajedrez, aplicadas a la relación amorosa,
habían sido utilizadas ya por Boscán en dos composiciones: una en metro
castellano, «Muy satisfecho de veras», y otra en italiano, en la canción «Des­
pués que perdí la dulce libertad».
13: Rescatar: Recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha co­
gido (DRAE).
14: El caballo, como el poeta sutilmente indica a través de la rima de los vv. 11
y 14, tenía este en la época varios significados simbólicos, pero en general se
le atribuía un carácter masculino por su utilidad en la guerra: «Il cavallo sos­
titui il toro come animale sacrificale; entrambi rappresentavano i cielo e gli
dei della fertilita maschile» (Cooper, 1987). Este significado aparece recogido
por Covarrubias. Además, en la poesía a menudo podía significar la pasión
amorosa, caracterización esta que ha perdurado incluso hasta la poesía del
siglo xx, como se ve claramene en Lorca.
[55] Para cualquier oído delicado:
canción ballata:
estribillo: YzZ
mudanza: Ab,Ab:BzZ
31: Acerina: Acerado, de acero (DRAE).
41: Templar: Moderar, entibiar o suavecira la fuerza de algo (DRAE).

905
JAIMB rosá MARTÍNEZ MARTÍN

52: Este endecasílabo aparece repetido, con una ligerísima variante, l


a ti
del soneto sucesivo: «¡oh dulce nombre de mi Catalina!». llal

[56] El jabalí que en monte fue herido:


soneto: ABBA:ABBA CDE:ECD
10: Sonada: El son o cantarcico que corruptamente llaman tonada, aunque
puede decir de tono ( Covarrubias). se
14: Ver la nota al v. 52 del poema anterior.

[57] Si disparates llamas mis razones:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[58] Ya, dama, estáis muy hecha a mis fieros:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
1: Fiero: Bravata, amenaza o presunción (María Moliner).
14: Nonada: Cosa de insignificante valor (DRAE).

[59] ¿Adónde estás, oh corazón de aquella:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
6: Superno: Supremo (DRAE).
12: Parecer: Aparece, dejarse ver (DRAE).
[ 60] En mí estáis vos y cuanto en vos florece:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
1: Este verso parece estar constuido a partir del modelo del soneto V de
Garcilaso del que concentra la idea expresada en los dos primeros del poeta
toledano: «Escrito 'stá en mi alma vuestro gesto / y cuanto yo escribir de
vos deseo».
[61] Si dije,¡ay, triste!, yo jamás tal cosa:
canción petrarquista:
estancias 1ª y 2ª: ABBA:AccA - ABBA:AccA
estancias 3 ª y 4ª: BCCB:BaaB - BCCB:BaaB
estancias 5ª y 6ª: CAAC:CbbC - CAAC:CbbC
comm:CbbC

-
906
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

Imitación de la canción CCVI, «S'i' 1 dissi mai, ch'i' vegna in odio a quella»
de Petrarca en el tema y en la particularísima forma de las rimas del autor
aretino. Se trata, en efecto, de un esquema métrico en el que las sucesivas
estancias comparten la rima dos a dos. Salazar introduce, no obstante, varias
novedades sobre el paradigma del toscano: reduce, en primer lugar, el núme­
ro de versos de las estancias de 9 a 8 y, en segundo lugar, rompe el esquema
recopilativo del commiato ya que en Petrarca se recuperaban de nuevo las
tres rimas reduplicadas (para lo cual tiene que introducir en el verso quinto
una rima en medio que recoge la del verso anterior), mientras que en Salazar
una de las rimas se pierde.
[62] ¿ Yo dije tal?¿Estaba yo privado:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Marco Santagata (1979, 30-31) ha señalado la íntima relación estructural que
existe en la RVF entre el soneto CCV y la canción CCVI. Es evidente que
Salazar ha querido reproducir en su «cancionero» la misma secuencia. En
efecto, resulta clara la continuidad temática representada entre el «si dije tal»
del poema anterior y el «¿ Yo dije tal?» de este.
[63] Creer o no creer, si bien se acierta:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[64] Varias y lindas flores:
canción Petrarquista:
estancias: abC,abC:cdeeDfF
com: deeDfF
Antonio Prieto (1984: 11,659) ha resaltado la comunicación con la naturaleza
que caracteriza esta canción.
5: Librea: Trajes que los príncipes, señores y algunas otras personas dan a sus
criados (DRAE).
39: Acteón descubrió a Diana mientras se bañaba desnuda en una fuente.
La diosa, enfadada, lo convirtió en ciervo, por lo que fue devorado por los
perros de su jauría.
40: Petrarca, CXXVI, v. 10: «aere sacro, sereno».

907
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

[65] Llevome por un paso la ventura:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
8: Apurar: Purificar, santificar (DRAE).
[66] Mano preciosa, rica y excelente:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[67] Resplandeciente sol del alma mía:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DEE
Nótese cómo se define en la apostilla esta composidón, y la siguiente, corno
«epigrama». Es sabido que durante el Renacimiento este género, que carecía
de una forma métrica precisa, se asimiló al soneto en función de su caracte­
rística brevedad y concisión. Herrera señalaba en las Anotaciones a Garcilaso
que el soneto «sirve en lugar de los epigramas y odas griegas y latinas, y res­
ponde a las elegías antiguas de algún modo».
[68] Fuerte es mi amor yfuerte mi deseo:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[69] En fuerte punto, bella dama, alzaste:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[70] El que los ciegos llaman dios de amores:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
Se inica con este una serie de composiciones, que llega hasta el soneto 74, en
la que Salazar presenta un momento de grave crisis amorosa provocada por
la dureza de la amada. Incluso parece que llega a renunciar a su sentimiento
y que está dispuesto a olvidar a doña Catalina.

[71] Siempre te he sido, Amor, muy obediente:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[72] Hacéis donaire de mi retirada:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
7: Allegar: Llegar (DRAE).

908

---
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

pe v uestra casa y gracia despedido:


[731
son eto: ABBA:ABBA CDC:DCD
4: «hasta morir a vuestros pies tendido», Garcilaso, Canción 1, v. 13.

l La gloria se cantaba el día santo:


[J4
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
De nuevo el autor nos presenta una fecha sagrada, en este caso el sábado san­
to, para enmarcar cronológicamente un nuevo encuentro con la amada y la
contemplación de su rostro. Con este soneto se intenumpe la serie anterior,
no en la que el autor se presentaba desengañado y dispuesto a sustituir su amor
.:ía profano por otro de naturaleza religiosa.
te­ 1-2: El sábado santo.
!so 3-7: Nótese el paralelismo entre el momento en el que se descubre el altar
y el sagrario y el rostro de la amada. La tradición de representar el amOl'
profano recuxriendo a imágenes extraídas del culto religioso había tenido en
España su punto culminante a finales del siglo XV y principios del XVI con
la literatura cortés.

[75] A lo que en mí voy conociendo y siento:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[76] Ojos cuya beldad esclarecida:
glosa en octavas: ABABABCC
en [77] Viéndome estáis y no queréis mirarme:
or soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
.to
A. Prieto resalta el tono madrigalesco de este soneto (1984: 11, 659). En efec­
to, resultan evidentes las semejanzas temáticas y de tono con el célebre ma­
drigal de Cetina «Ojos claros, serenos», si bien hay que pensar más que en
una fuente concreta en toda la larga tradición que sea en verso italiano, sea
en castellano se había desarrollado sobre este mismo tema.
[78] Si por amarte tanto me desamas:
epístola en tercetos encadenados: ABA BCB CDC ... YZYZ
12: En peso: En duda, sin inclinarse a una parte o a otra (DRAE).

909
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

[79] Si con razón se teme el caballero:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
apostilla: Vista: Ir a vistas es propio de los que tratan casamien to, para
uno se satisfaga del otro, y no se diga lo que comúnmente anda en prov��. el
«El novio no vio», cuando no ha visto la novia hasta que se la ponen delr lO:
y fea o hermosa se ha de casar con ella ( Covarrubias). ante
14: Refrán: «A los osados ayuda la fortuna» (Correas).

[ 80] Trescientos y once lustros acabados:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[81] Ya hizo Amor de mí lo que quería:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[ 82] Si quieres, cruda esposa, que yo muera:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
1-4: Es evidente el tono cancioneril del primer cuarteto con los juegos de
palabras de acaba, acabases, acabaría y muera, muriendo y matarme.
2: Espacioso: Lento, pausado, flemático (DRAE).

[83] Polido, lozanico, amado guante:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[ 84] Dulces ciruelas, peras olorosas:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[85] Lustrosa y blanda cinta colorada:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[86] Agua suave, limpia y olorosa:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[87] Cuando se muestra en el sereno cielo:
sextina doble.
50: Argos: Según algunas versiones tenía un solo ojo, según otras cuatro y,
la más famosa, le atribuye una gran cantidad repartidos por todo el cuerpo.
Debido a que sus ojos siempre permanecían atentos, ya que dormían por

910
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

turnos, Hera le encargó que vigilara a lo, de quien estaba celosa. Hermes re­
cibió de Zeus el encargo de liberar a su amante, para lo cual durmió a Argos
y posteriormente lo mató. Hera, para inmortalizar a quien le había servido,
transportó sus ojos a las plumas del pavo real.
69: Cojijo: Inquietud moral apremiante (DRAE).

¡88] Para encordar su arco, hilos tiene:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Se inicia una serie de quince sonetos «Al cuerpo y facciones de su Catalina»
en los que ensalza la belleza de su mujer siguiendo el esquema descendente
característico en la descripción física de la dama petrarquista. El soneto ini­
cial recupera la imagen del dios Amor que teje una red para amadores con el
cabello de la dama, tema clásico de la poesía amorosa del Siglo de Oro que
podemos encontrar, entre otros, en Herrera y Francisco de Terrazas.
[89] Amor un día a debujar se puso:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
6: Aljaba: El carcaj donde se llevan las saetas (Covarrubias).

[90] Dos globos hizo el hacedor del cielo:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[91] Las flechas y arco, Amor consideraba:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[92] En la alta torre del mayor tesoro:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
3: Acera: Cada una de las piedras con que se forman los paramentos de un
muro (DRAE).
6: Tronera: Abertura en el parapeto de una muralla [ ... ] para disparar con
seguridad (DRAE).
8: Garrocha: Vara para picar toros (DRAE).
13: «Las formas parné, verné, terné sucumbieron, tras un periodo de alter­
nancia que duró hasta finales del siglo XVI, ante pondré, vendré, tendré»
(Lapesa, 1986: 392).

911
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

[93] Un vivo rosicler obró Natura:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
5: Barrueco: Perla irregular (DRAE).
[94] La chica y agraciada boca vuestra:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
3: Las sirenas son monstruos marinos, mitad mujer y mitad pájaro
atraían con su canto a los incautos marineros que pasaban cerca de 1� �1 �e
en la que vivían. De esta manera conducían a los inadvertidos a la tnt a
6

te, porque la nave acababa hundiéndose como consecuencia de l os esco�t;�


de la costa.
[95) La arpa dulce del divino Orfeo:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[96] A la figura do no hay punto feo:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
4: Asear: Adornar (DRAE).
[97] De hermosura un molde soberano:
soneto: ABBA:ABBA CDE:CDE
Barba: Parte de la cara que está debajo de la boca (DRAE).
[98) La caja rica de oro y marfil hecha:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[99] Aquel alto escultor que en todo acierta:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCC
[100] Viendo lo mucho que hacer tenía:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
14: Prisa: Aprieto, conflicto (DRAE).

[101] El que desea ver adónde mora:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

912
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

¡ 102] Si cuando París en el monte vido:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
Sorprende el «atrevimiento» de Salazar al incluir en esta serie composiciones
dedicadas a su amada un soneto dedicado «A los pechos» y, sobre todo, al ce­
rrarla con otro «A lo encubierto». Ambos poemas dan a su poesía amorosa,
aunque solo sea por un momento, un cierto tono de erotismo que contrasta
con la castidad predominante. En un cierto sentido, parece seguir más la tra­
dición italiana que la española, más recatada a la hora de recrear este tópico.
Véase, por ejemplo, cómo en la prosa IV de la Arcadia, Sannazaro alaba el
cabello, los ojos, la cara, los labios, los dientes, la garganta para terminar con
las «giovenili mammelle» y «le secreti partí». A. Prieto (1984: 11, 659-660 ),
resalta la coincidencia de la mención al juicio de Paris en este soneto con la
que usará Lope años más tarde para alabar a Juana en sus Rimas humanas y
divinas del licenciado Tomé de Burguillos.
1: Paris, hijo de Príamo y Hécuba, fue el encargado de decidir a cuál de las
tres diosas - Atenea, Hera o Afrodita - pertenecía la manzana de oro que la
Discordia había dejado caer en medio de los dioses para la más hermosa.
Paris concedió el triunfo a la última y como premio le fue otorgado el amor
de Helena, reina de Esparta. La huida de ambos amantes dio origen a la
guerra de Troya.
8: Cfr. los versos 3-4 del soneto «Sabido tienes desleal olvido»: «que amo
aquella Fénix tan preciada/ que dentro de mi alma tiene el nido».
[103] Cuando en el occidente:
canción petrarquista:
estancias: aBC,aBC:cDEEdD
com: cDEEdD
Acerca del esquema métrico del commiato, conviene tener en cuenta que
si consideramos los vv. 135 y 136 riman entre sí, es decir, que sabes I llaves
se pronuncian igual, repite el esquema de la sirima de las estancias, pero si
aceptamos las propuestas de la carta inicial ( a pesar de las contradicciones
que presenta el texto al respecto), en este caso su esquema métrico sería aBC­
DeE. Personalmente me inclino por la primera de las posibilidades porque
responde al modelo más habitual en las canciones petrarquistas de Salazar.
29: En el sistema tolemaico, el cuarto cielo corresponde al sol.

913
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

38: Alejado en su niñez de Troya a causa de un presagio que preveía 1


trucción de la ciudad, París vivió su juventud en las montañas, donde ª des,
la ninfa Enone. Tras el célebre juicio, la abandonó por Helena, cuyo an<l:llló a
había sido prometido por Afrodita. Enone le advirtió que cuando lo hir� le
ºr

tendría que volver con ella, ya que sería la única que podría cm-arlo gr:s:n
a su conocimiento de las plantas medicinales. Efectivamente, hacia el fcias
de la guerra de Troya, París fue herido y recordó la profecía de la ninfa ;i al
a buscarla (o envió mensajeros), pero ella se negó a curarle como vengat . ue
lza
por haberla abandonado. París murió y Enone se suicidó.
49: Hace referencia a la historia de Hero y Leandro. Este cada noche atrave­
saba a nado el Helesponto para encontrar a su amada, Hero, que vivía en la
orilla contraria. Para ayudarlo en esta peligrosa travesía, la joven encendía
una antorcha en lo alto de su casa, que servía a su amante corno guía. Una
noche el fuego se apagó y Leandro murió ahogado. Al día siguiente, Hero se
suicidó al ver su cadáver en la costa.
61: Dernofonte, de regreso de la guerra de Troya, llegó a las costas de Tracia;
allí fue acogido por el rey de la ciudad, cuya hija, Filis, se enamoró de él. El
joven se casó con ella, pero al poco tiempo la dejó para volver a Atenas pro­
metiéndola que regresaría. Desesperada por el abandono de Dernofonte, que
en tanto se había vuelto a casar, Filis se ahorcó.
86: El sol.
[104] ¡Oh bella vista tanto deseada:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
12: Tres veces tanto dura.
14: «cuán presto se va el plazer.. . Pues si vernos lo presento / como en un
punto se es ido/ y acabado ... », Jorge Manrique, Coplas por la muerte de su
padre, vv. 7 y 13-15.
[105] Ahora que mis ojos han llegado:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[106] No puedo desviar el pensamiento:
canción «distessa»: AbCD(y)EF(z)g
Salazar en su Suma ... la describe de la siguiente manera: «Esta canción lla­
mada distesa es muy galana y grave y artificiosa y aun difícil. Hácese de

914
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

rnuchas estancias y cada estancia de muchos pies al arbitrio del autor, aun­
que no se ha de pasar de siete pies en la estancia. Esta manera de canción
usaron primero los proenzales; ha de llevar cada estancia dos pies rotos, el
segundo y el postrero, y los demás han de ser enteros. Los consonantes han
de ser de esta manera; que en la primera estancia no ha de haber consonante
en alguno, sino que cada verso termine en diverso consonante, y todas las
demás han de ir respondiendo por su orden en los consonantes en la prime­
ra estancia, que por eso se llama distesa, como de sí misma, pues todas las
estancias siguientes van en los consonantes de la primera. O dícese distesa
como extendida, porque los consonantes de la primera estancias se extien­
den a los demás y corresponden de esta manera: al primero verso el primero
verso de todas las otras y al segundo el segundo, y así por su orden; y aunque
todas han de ir en el consonante de la primera, ha de huir el poeta de acabar
en el mismo vocablo.
Lleva otro secreto esta canción: que en el cuarto verso en la tercera sílaba
hace cesura, y así se ha de hacer en todas las estancias, y respondiendo al
consonante de aquella cesura; y lo mismo es en el sexto verso en la quinta
sílaba, y en el consonante de la cesura del cuarto verso ha de ser diferente de
la del sexto» (Salazar, 2010: 177-178).
33: Trayo: traigo. Forma arcaica que perduró hasta finales del siglo XVI.

[107] Triste dolor y triste desconsuelo:


soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[108] Sabido tienes desleal olvido:
soneto: ABBA:ABBA CDC:DCD
[109] En pago de mi amor tan sin medida:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[no] Amor te llama el mundo inadvertido:
soneto: ABBA:ABBA CDE:CDE
[m] De ti quiero sentirme:
canción petrarquista:
estancias: abC,abC:cdeeDfF
comm: deeDfF

915
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

1: Sentirse: Formar queja o tener sentimiento de alguna cosa (Autor·d


¡ Clcfes) •
6: Carnicero: Cruel, sanguinario, inhumano (DRAE).
Alano: Especie de perros muy corpulentos, bravos y generosos que sirv
las fiestas de toros [ ... ]y en las monterías (Autoridades). en en
79-80: Se trata de una forma típica de la comunicación epístolar que a .
pa
por ejemplo, en la «Carta de los catarriberaS>): «Por una suya me enV'Ía �ece,
tra Merced a mandar le escriba el estado de mis negocios, y muy por ex� es.
t

so» (Salazar, 1968: 89). Como tal fórmula, podemos encontrarla tambiéne l­
t

el Lazarillo de Tormes: «Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y rel:t:


el caso muy por extenso...».
[112] Los cuerpos, dos; el alma ha de ser una:
soneto: ABB:ABBA CDE:DCE
[113] Ya que me tienes en el destierro amargo:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
8: Embargar: Dificultar, impedir, detener (DRAE).
[114] Si amor con fatigarme:
canción petrarquista:
estancias: abC,abC:cdeeDff
com... : deeDff
72: Avezar: Acostumbrar (DRAE).
90: Higa: Es una manera de menosprecio que hacemos cerrando el puño y
mostrando el dedo pulgar por entre el dedo índice y el medio; es disfrazada
pulla. La higa antigua era tan solamente una semejanza del miembro viril
[ ...] También es cosa usada al que ha parecido bien darle una higa, diciendo:
Toma, porque no os aojen [ ...] en cuanto la figura es supersticiosa, derivada
de la gentilidad, que estava persuadida tener fuerza contra la fascinación la
efigie priapeya, que como tenemos dicho era la higa (Covarrubias). Aunque
el contexto parece aceptar la expresión «armar una higa» como una especie
de conjuro de carácter supersticioso, no deja de sorprender el uso de una
forma tan baja como esta en una composición de tono elevado como es la
canción petrarquista.

916
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

¡ 115) Aunque tiene la sangre corrompida:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

¡116) Del poco amor se causa el frío olvido:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[117] Cuando de amor procede el crudo celo:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[ 118] Centelleaba una luciente estrella:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE

[119] Después que el Verbo Eterno en carne vino:


soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
apostilla: Velación: Ceremonia instituida por la iglesia católica para dar so­
lemnidad al matrimonio, y que consistía en cubrir con un velo a los cón­
yuges en la misa nupcial que se celebraba, por lo común, inmediatamente
después del casamiento (DRAE).
9: El sexto día.
10: Lejos: En un cuadro, grabado o dibujo, cosa que se representa distante de
la que es principal en el asunto (DRAE).
[ 120] La castidad y honestidad corridas:
soneto: ABBA:ABBA CDE:DCE
[121 y 122] Véame tan sin remedio[... ] Dama, habéis ahora dado:
glosa en coplas reales:
cabeza de canción glosada.........: abba
quintillas.......................: abaab:cdccd
[123] Entre mil notables cosas:
coplas reales: abaab:ccddc
1-15: Intercesión a las musas.
135: Gozque: perro pequeño muy sentido y ladrador (DRAE).

217: Grita: Confusión de voces altas y desentonadas (DRAE).


235: Hollar: Comprimir algo con los pies (DRAE).

917
ji!►,

JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

Acocear: Dar coces (DRAE).


249: Contagión: Contagio (DRAE).
288: Amohinarse: Enojarse, tomar cólera (Covarrubias).
Estr. XXXII (apostilla): Apretado: Estrecho, mezquino, miserable (DRAE
).
350: Abiltar: Envilecer, menospreciar, afrentar (DRAE).
362: Jaspear: Pintar imitando las vetas y salpicaduras del jaspe (DRAE).
Estr. XXXVII (apostilla): Estrado: Lugar o sala de estar alfombrada don
de se
sentaban las mujeres y recibían las visitas (DRAE).
[124 y 125] Quiero tanto al ansia mía [ ... ] Cuando el corazón ansiado:
glosa en coplas reales:
cabeza de canción glosada: abab
quintillas: abaab:cdccd
40-45: Nótese el concepto del sufrimiento como mérito amoroso y, sobre
todo, el gozo en el dolor tan característico del mundo cancioneril.
[126] Pues no me quieres, amor:
canción trovadoresca en coplas castellanas:
cabeza de canción: abba
redondillas: cddc:aeea
[127] Al Conde Fernán González:
romance
Gallardo al final de este poema escribe: «Es de presumir que lo escribiese
novio de Doña Catalina; de consiguiente es anterior al año de 1557, en que se
casó con ella por Mayo».
Según la tradición, Fernán González fue encarcelado dos veces y en ambos
casos fue su mujer la que, con astucia, logró liberarle. En el primer caso, el
Conde fue hecho prisionero por el rey don García el Tembloroso de Navarra
mediante el engaño de atraerle para concertar su boda con su hija, doña
Sancha. Aprovechando esta circunstancia, lo encarceló pero la infanta, sa­
biendo que era la cuasa de su desgracia, le prometió liberarlo a cambio de su
promesa de matrimonio. La segunda, la que relata Salazar, fue con ocasión
de la trampa que le tendió el rey de León, don Sancho I.

918
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

9-12: Véase cómo el autor usa el mismo estilo que había usado en las compo­
siciones anteriores. En este caso recurre a los mismos juegos de palabras que
ha usado hasta ahora para la poesía italianizante y para la castellana.
[128] El insufrible tormento:
epístola compuesta de 49 redondillas (abba) más 1 quintilla (abbaa) final.
164: Este tipo de hipérbole sagrada provocó durante el siglo x v y principios
del XVI una respuesta por parte de religiosos y moralistas, como puede ver­
se en los preliminares de la Celestina, escrita «en reprehensión de los locos
amadores que, vencidos de su desordenado apetito, a sus amigos llaman y
dicen ser su dios».
201: En la praxis poética del siglo xv, la estructura fonética de la palabra
se podía alterar en función de las necesidades métricas (cómputo silábico,
rima, etc.) del verso. Este hecho que hoy puede resultar sorprendente era
habitual tanto en el verso de arte mayor como en el de arte real, tal y como
ha demostrado Fernando Lázaro Carreter (1979: 75-111).
[129] Después que Amor y la Fortuna y Hado:
octavas: ABABABCC
Gallardo indica que Salazar lo compuso para perpetuar su matrimonio, ocu­
rrido en mayo de 1557.
30-48: El principio de este poema recuerda al de la Oda ad florem Gnidi de
Garcilaso. También ahí el poema inicia con una larguísima oración subordi­
nada (en este caso una condicional, en Salazar una temporal) que encuentra
solo la principal a partir de este verso 29 y en ambos casos esta oración prin­
cipal es una explicación primero en negativo de lo que no cantará y luego en
positivo (no cantaré ... sino cantaré... ).
48: Bel: Bello (DRAE).
1 68: Copia: Vale abundancia [ .. . ] El cuerno de la copia; el mismo que de la
l Amaltea (Covarrubias). Según el mito clásico cuando era niño, Zeus sobre­
l vivió gracias a los cuidados de la ninfa Amaltea (según otras versiones era
una cabra). Durante uno de sus juegos el dios rompió uno de sus cuernos de
1 la cabra gracias a la cual se nutría y lo regaló a Amaltea, asegurándole que se
1 llenaría de todo aquello que desease. De esta leyenda nace el mito del cuerno
de la abundancia.
73-88: Flores de diversos colores.

919
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

85: Quizá se trate del cempasúchil (del azt. cempoalli, veúite, y Xo ·


h
planta herbácea mexicana, de las familias de las compuestas, que pi:�tl, ílo1,)1
res amarillas muy usadas para adornar la tumbas. Llámase también Uce Oo.
flor de muerto, y en España, clavel de Indias (Diccionario de rnexic P�r esto
· an1sn-, Os).'
96: Granate: Piedra preciosa, de especie de ru bí (Covarrubias).
107: Pámpano: El sarmiento verde y tierno y delgado, o pimpol!
vid (DRAE). º�la
108: Broslador: Bordador (DRAE).
115: Camaleón: [ ...]El Ruscelo, en el lib.3 de sus Empresas hero icas, pinta
de Andrea Menechino, con un camaleón en un campo, y sobre él un sol una
co
una letra toscana: Nel suo bel lum.e me transformo; mote amoroso tmnad0 n
de
Petrarca (Covarrubias).
129: Los granos de cacao servían de moneda en el mundo prehispánico.
140: Cinamomo: Especie de árbol preciosísimo, que algunos piensan se r
el
de la canela (Covarrubias).
147-148: El sol recorre el signo de Tauro a mediados de la primavera y el de
Géminis durante el último tercio de la misma estación por lo que se consi­
deran dos signos favorables para las cosechas.
150: El sol.
150-151: Durante el siglo xvn es posible encontrar aún sustantivos termina­
dos -a, que en latín solían ser masculinos, con la concordancia analógica en
femenino propia de la Edad Media: la espía, la cisma, etc.
155: Reciura: Rigor del tiempo o de la estación (DRAE).
168: Prieto: Muy oscuro y que casi no se distingue del negro (DRAE).
169: Sirguero: Jilguero (DRAE).
174: Cenzonte (Del nahua centzontli, cuatrocientas voces): pájaro semejante
al mirlo (DRAE). En este poema, como vemos, empiezan a aparecer las pri­
meras referencias a la naturaleza americana en la poesía de Salazar.
183: Exento: Libre [ ...] no sometida a jurisdicción ordinaria (DRAE).
184: De cuenta: De importancia (DRAE).
196: Bada: Rinoceronte (DRAE).
213: Tritón: Por este nombre la mitología clásica conoce en sentido estrictoª
un dios marino, y en sentido general a unos seres marinos que tenían forma

920
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

de hombre en la mitad superior de su cuerpo y de pez la inferior. Solían re­


presentarse tocando las conchas que les sirven de trompeta.
z35: Según la mitología clásica, después de su nacimiento, Venus fue llevada
ito,
s) . pdmero a Citerea y luego a Chipre.
23 s: Cupido, el dios del amor, solía representarse con una venda en los ojos.
2 48: Enherbolar: Poner veneno en algo, más comúnmente en las lanzas o
saetas (DRAE).
294: Hito: Blanco [ ... ] adonde se dirige la vista o puntería para acertar el
tiro (DRAE).
Zorrear: Perseguir o cazar zorros con jauría (DRAE).
296: El Mantuano: El poeta latino Virgilio, natural de Mantua.
322: Durante el Siglo de Oro, la norma admitía la anteposición del pronombre
cuando acompañaba al infinitivo, gentndio e imperativo si otra palabra les
precedía en la frase en casos en los que la norma actual exige la posposición.
333: Jorge MANRIQUE: «Con dolorido cuidado, / desgrado, pena y dolor, / par­
de to yo, triste amador, / d' amores desamparado, / d' amores, que no d' amor».
si-
352: Refrán que recoge entre otros Juan de Mal Lara con una ligera variante:
«Quien adelante no mira, atrás se halla» (Mal Lara, 2013: 663).
366: Capeador: El ladrón que sale de noche a quitar capas a los que andan
ta­ por la calle (Autoridades).
en
372: «Ni roso, ni belloso: lo que ni grudo, ni menudo; no dejar nada de todo»
(Correas).
387: Patán: Aldeano o rústico (DRAE).
435: Al momento, en seguida, pronto.
442 y 449: Los antiguos geógrafos distinguían entre la Arabia desierta, que
Lte ocupaba la zona arenosa al sur de Palmira, y la Arabia Feliz, que ocupaba la
ri- mayor parte de la península arábica, en especial la zona costera del golfo pér­
sico. Sucesivamente, Tolomeo añadió la Arabia petrea, cuyo nombre deriva
de la ciudad de Petra, en la actual Jordania, y que incluía hasta la península
del Sinaí.
444: Adén: Península en la costa medirional de Arabia.
,a 447: El mar Bermejo: El mar Rojo.
451: Moisén: Forma antigua de Moisés.

921
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

458: Monte Líbano: Cordillera del Asia mediterránea que se exti e


nd
mentalmente por la zona sur del Líbano y en la que nace el río Jor� ,funda,
es la corriente fluvial más importante de Palestina. an, qu
e
Apostilla: Aunque la tradición más común considera que las siete in
de la antigüedad eran las pirámides de Egipto, los jardines colgante: :villas
r

bilonia, las murallas de Babilonia, la estatua de Júpiter de Fidias, el col : Ba.


o
Rodas, el templo de Diana en Éfeso y el sepulcro del rey Mausoleo d 0 de
licarnaso, a veces los jardines y las murallas de Babilonia se unificaba: Ba­
añadía el faro de Alejandría o el Obelisco de Semíramis, como explica/ se
Mexía en su Silva de varia lección (1990: n, 234-255). ero
462: El Coloso de Rodas, que se levantaba a la entrada del puerto, represen­
taba a Helios, dios del Sol.
465: Jonia, región de cultura griega en la costa oriental del Asia M enor. Un
_ a
de sus ciudades más importantes era Efeso.
467: Frigia: Región del Asia Menor.
469: Troya: ciudad antigua situada en Asia Menor, en Frigia, cuyo cerco y
destrucción narró Homero.
471: Aunque es difícil poder decir con seguridad a quién se refiere, ade­
más de a Helena, me inclino por Polixena. En efecto, aunque no aparece
en la !liada, la leyenda asegura que Aquiles se enamoró de Polixena, hija
menor de Príamo y Hécuba, cuando esta acudió a solicitar, junto a su padre
y a Andrómaca, el cadáver de Héctor. Con este enamoramiento se relaciona
la traición de Aquiles, quien, según algunos autores, a cambio de la mano
de Polixena habría prometido abandonar la guerra contra Troya o, incluso,
cambiar de bando. Con independencia de esta leyenda, otras fuentes ase­
guran que la muchacha fue sacrificada sobre la tumba de Aquiles con el fin
de procurar un buen viaje a las naves aqueas. Petrarca menciona a Polixena
en la rima CCLX como ejemplo de mujer hermosa junto a Helena, Lucrecia,
Isifile y Argía.
473: Armenia es una región de Asia que actualmente se encuentra dividida
entre Rusia, Turquía e Irán. Los antiguos la dividían en Armenia menor Y
mayor, con el río Éufrates como frontera entre ambas.
474: Ríos que nacen en el monte Tauro y que, tras atravesar Turquía, Siria Y
el Kurdistán, se adentran en Iraq.
474: Eufrates, según la pronunciación clásica.

922

-
NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

la antigüedad se designaba con este nombre a diversas cordilleras


75: En
:el Asia anterior que se extendían entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico.
he podido 1ocalizar ninguna referencia al monte Sila relacionada
77: No
:on Noé (normalmente es el Monte Ararat donde se sitúa el Arca); quizá
podría tratarse de una confusión con Silo, lugar de Palestina en donde Josué
hi.ZO eregir el tabernacu.lo para el Arca de la Alianza.
43 1: Colcos: Región situada entre el Cáucaso, Iberia, Armenia y el Pon­
to. En la mitología destaca por ubicarse allí la historia de Medea y de los
Argonautas.
482: El vellocino de oro consagrado a Ares y custodiado por un dragón que
fueron a buscar los argonautas, según el mito clásico.
483: Meotis o Meótide: Laguna de la Escitia europea que se indentifica hoy
'ª día con el mar de Azov.
484: Tanais: El actual Don.
485: Getas: Pueblo guerrero que ocupó la actual Bulgaria, si bien posterior­
y mente atravesaron el Danubio y se extendieron por la región que va desde
el mar Negro hasta las llanuras húngaras. Hacia finales del siglo I desapare­
cieron absorvidos por los godos con los que, a veces y equivocadamente, se
:e les confunde.
ja 489: Sarmacia: Región situada entre el Vístula y el Volga. Desde la antigüe­
:e

dad se dividía en la Sarmacia europea y la asiática.
.o
490: Tartaria: Durante la antigüedad se daba este nombre a toda el Asia in­
terior, donde habitaban los pueblos tártaros y mongoles.
491: La ubicación del célebre pueblo mitológico de las amazonas sufrió nu­
n merosas modificaciones de tal manera que de tener un origen caucásico pa­
1a saron a situarse en África, Asia, entre los escitas o en una isla cerca de Japón,
3., y en América.
497: Nombre con el que se designan las antiguas regiones del NE de Europa
a y NO de Asia habitadas por los escitas
y 498: El Volga, cuyo antiguo nombre era Rha, es el mayor río europeo y atra­
viesa Rusia para desembocar en el mar Caspio.
y 503: La Hircania era el país colocado en la parte meridional del Mar Caspio.
512: Indo y Ganges, ríos de la India.

923
JAIME JOSÉ MARTÍNEZ MARTÍN

515: Comorín: Cabo del extremo sur de la península índica. Cons


n1 u
ye la
extremidad de los montes Gates.
Quersonese: La actual Cherson o Kherson, ciudad de Ucrania, en la
de sen-i.
bocadura del Dnieper.
521 y nota: Suntún, en nota denominada también Paquin, es Pequi
n
lo indica Joao De Liébana (1952: u, 868): «Cuja parte mais septéntrio�c�111.o
China] he a mesma poruincia do Paquim, et a propria cidade a mais eª [de
.
ra aos Tartaros, com quem os Chijs ten perpetua guerra, que foy taml0nt ei
causa do Rey passar a ella sua corte do anno de mil et quinhentos et ..
b� 11 ª
' vltlte
et hum a esta parte, tendoa antigamente em Nanquim».
528: Meaco: Antiguo nombre de Kioto. Fue la capital del imperio desde
,el
794 hasta el 1868.
532: Capital de Filipinas, fundada por Legazpi oficialmente en 1571 sobr
e
asentamientos indígenas previos que ocupaban la bahía. La ciudad tuvo du­
rante años una débil defensa. La fortaleza de piedra de la Virgen de la Guía,
que disponía también de cañones, se construyó solo durante el mandato de
Santiago de Vera (1584-1590). A pesar de ello, no siempre era capaz de hacer
frente a las incursiones piratas y a las revueltas que pusieron en peligro el do­
minio español sobre la ciudad. Sucesivamente se construyeron las murallas
de la ciudad y el fuerte de Santiago (1590).
534: Las islas Molucas (o Malucas) o de las Especias, situado en Oceanía, for­
man parte de Malasia. Los portugueses llegaron a sus costas a principios del
XVI, pero ya desde la Edad Media los árabes comerciaban con ellas.

536: El estrecho de Anián era el nombre que recibía el actual estrecho


de Béring.
Cabo Mendoza o Mendocino: Extremo de la costa de California que mira al
mar del Sur. Recibió su nombre en honor del virrey de la Nueva España don
Antonio de Mendoza.
542: Moctezuma: emperador de los aztecas a la llegada de Hernán Cortés.
544: Cabo de Cotoche o Catoche, promontorio de México en el extremo NE
de la península de Yucatán.
545: La ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala fue fundada en
1524 por Pedro de Alvarado. En 1527 la ciudad se trasladó al valle situado
entre los volcanes de Agua y de Fuego. Destruida la ciudad por un terremoto

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NOTAS A LA SILVA DE POESÍA DE EUGENIO DE SALAZAR

l)lla terrible inundación, fue de nuevo trasladada en 1541 al emplazamiento


�e la actual ciudad de Antigua.
47: La
ciudad de Panamá fue fundada en 1518 por Pedrarias Dávila en el
� trnº al que da nombre, pero en 1570, después de ser incendiada por los
'�ratas ingleses, se trasladó. Durante el periodo colonial constituyó el paso
fotermedio para el tráfico comercial entre Perú y España, antes de que se
usase la navegación por el cabo de Hornos.
saguadero: Río de San Juan, en Nicaragua.
549: De
calar: Penetrar (DRAE).
550: Papagayo: Golfo de la costa del Pacífico de la América Central. Se ex­
,de el tiende entre las repúblicas de Nicaragua y Costa Rica. Su situación geográfi­
ca le deja muy expuesto a las marejadas y a las fuertes brisas.
sobre 552: Lima: Fundada en 1535 por Francisco Pizarra, a la que bautizó como
o du. Ciudad de los Reyes, en honor de los monarcas españoles, fue desde el pri­
Guía' mer momento la capital del Virreinato de la Nueva Castilla.
to de
556: Pariacaca, cordillera del Perú.
hacer
�1 do­ 558: Cuzco: La antigua capital de los incas.
rallas 560: Callao, región de Perú.
561: El lago Titicaca está situado entre Perú y Bolivia.
t, for­ 562: La cilldad de La Paz fue fundada en 1548 por orden de Pedro de La Gas­
lS del
ea (1485-1567), quien había sido enviado por Carlos V para pacificar el Perú
después del levantamiento de Gonzalo Pizarra contra la imposición de las
·echo Leyes Nuevas. En un primer momento, La Gasea intentó convencer a Piza­
rra de que se sometiese a la autoridad de la corona, pero al no ser posible en
ira al entendimiento ambos ejércitos se dispusieron para el combate en la batalla
tdon de Xaquixaguana donde, antes de empezar el enfrentamiento, la mayor parte
de las tropas rebeldes desertaron y se pasaron al bando realista.
és. 566: Potosí: Cerro de Bolivia famoso por sus minas de plata.
JNE 572: Marañón: Uno de los principales afluentes del Amazonas.
575: Latitud: Es lo mismo que anchura (Autoridades).
la en Altura viva del agua: La perpendicular tirada desde la superficie del agua a la
1ado profundidad del río o canal que se mide (Autoridades).
noto 578: Pedro de Valdivia: Conquistador español de Chile (1498-1554), donde
fundó la ciudad de Santiago, en 1541.

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