ENSAYO La Importancia de Los Valores en La Sociedad
ENSAYO La Importancia de Los Valores en La Sociedad
ENSAYO La Importancia de Los Valores en La Sociedad
I. INTRODUCCIÓN
El ser humano, para comportarse como tal, ha de tender al bien que la razón le propone
como objetivo de su natural tendencia a la felicidad. Toca a cada persona hacer una
valoración de las cosas y establecer una jerarquía de importancia. Así comprenderá que
hay valores que deben ser sacrificados en aras de valores más altos: la integridad es
más importante que el dinero.
La diferente jerarquización de los valores es lo que otorga la talla moral a cada individuo.
Es evidente que la educación de una persona dependerá de esta "escala moral" que
haya interiorizado y se encuentra en congruencia con su propio proyecto de vida.
¿Qué son los valores?, La persona como sujeto histórico – social hace valoraciones y
al hacerlo crea los valores, y los bienes en los que aquellos se representan. Es decir,
los valores son construcciones que subsisten y se realizan en el ser humano, por y para
éste. En consecuencia, las cosas naturales o creadas por el sujeto, sólo adquieren un
Los valores son cualidades peculiares, que poseen ciertas cosas llamadas bienes, y se
originan en la relación que se establece, entre el sujeto valorante y el objeto valorado.
Sin embargo, es necesario reconocer la existencia de valores con respecto a los actos
representativos de la conducta humana, esencialmente de la conducta moral. Todo acto
humano implica la necesidad de elegir entre varios actos posibles, por ende, hay
selección, pues preferimos uno a otro acto, el cual se nos presenta como un
comportamiento más elevado moralmente. Según Zambrano de Guerrero, A (2003): La
persona expresa su elegibilidad, mediante la captación de realidades éticas percibidas
del mundo exterior, a través de los sentidos genuinamente selectivos, que siempre la
realiza de diversos estímulos, aceptando sólo aquellos, vinculados con los esquemas
sensorio- motrices y los esquemas no éticos que el ser humano ha construido o está en
vías de construcción.
El ser humano es una subjetividad entretejida de socialidad, pues vive condicionado por
la cultura que asimila a través del proceso socializador de los grupos a los cuales
pertenece. Dicho proceso favorece el aprendizaje de valores, actitudes, creencias,
hábitos necesarios en la persona para participar eficazmente como miembro: individual
y/o grupal.
El aprendizaje de los valores se alcanza en la vida de relación con los demás; de esta
manera, las relaciones interpersonales se convierten en la plataforma del proceso de
formación de los mismos, por medio de las interacciones que se crean con personas
significativas, es decir, aquellas que dejan improntas importantes en la personalidad de
sus alteregos.
La vida de relación con los demás surge originalmente en el grupo familiar y se amplia
progresivamente con los demás grupos estructurantes de la sociedad. Moleiro, M (2001)
identifica al menos cuatro colectivos que tienen gran influencia en la formación de
nuestros valores: “la familia, la escuela, los medios de comunicación y el grupo de los
iguales que varían según la edad” (Pág. 12). Los valores son parte del acervo cultural
de nuestros mayores. Es la verdadera herencia que nos legaron nuestros: padres,
maestros, o quienes ejercieron un rol significativo en nuestras vidas.
El sujeto valora las cosas que le rodean en función de sus circunstancias. Un plato de
comida adquiere mayor valor para una persona que se muere de hambre que para una
que se ha saciado a conciencia. Nuestros valores siempre están influidos por nuestras
motivaciones y necesidades. Hablar de valores humanos significa aceptar al hombre
como el supremo valor entre todas las realidades humanas.
La valoración que hacemos de las cosas no la efectuamos solo por la razón, sino por la
emoción que nos produce, las actitudes, las obras... es decir, con todo nuestro ser.
Cuando contemplamos una obra de arte, con frecuencia sentimos que nos conmueve,
y nos lleva a pronunciarnos con emotivas exclamaciones admiración.
El cuadro de “Los Lirios” de Vincent Van Gogh, pueden venderse por miles de millones,
pero una cosa es lo que cuestan y otra lo que valen. ¿Acaso no poseían el mismo valor
el día que los pinto que hoy? Tal vez esté ahí uno de los problemas de nuestra sociedad:
una gran sensibilidad para lo económico y una escasa sensibilidad para los otros
valores.
Las virtudes humanas fundamentales son, desde Aristóteles, las siguientes: prudencia,
justicia, fortaleza y templanza. Una de ellas, la prudencia, es la virtud que dispone la
razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los
medios rectos para realizarlo. Como dice el libro de los Proverbios "El hombre cauto
medita sus pasos" (Prov 14, 15) o según escribe Santo Tomás de Aquino, “la prudencia
es la regla recta de la acción" (S.Th. 2-2, 47, 2). No se confunde ni con la timidez o el
temor, ni con el doblez o la simulación, es llamada la "auriga virtutum": Conduce las
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otras virtudes indicándoles regla y medida. Es la prudencia quien guía directamente el
juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio.
Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares
y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.
VIII. CONCLUSIONES
IX. BIBLIOGRAGÍA