Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Patria Nueva 2

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 248

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

E.A.P. DE HISTORIA

La Revolución de Chota a través del Tribunal de Sanción


(setiembre de 1930 – mayo de 1931)

TESIS
Para optar el Título Profesional de
Licenciado en Historia

AUTOR
Christian Michel Carrasco Celis

ASESORES
Waldemar Espinoza Soriano

Lima – Perú
2014

1
A MIS PADRES, JUAN CARRASCO SULLÓN
Y DORA CELIS PAREDES; A MIS AMIGOS Y
A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE
HICIERON POSIBLE QUE LA PRESENTE
INVESTIGACIÓN SEA UNA REALIDAD.

2
Índice General Pág.

Prólogo
Introducción

Capítulo 1 La Patria Nueva (1919 – 1930) 23


1. La Patria Nueva (1919 - 1930) 23

Capítulo 2 La regeneración y moralización sanchecerrista (1930 – 1931) 41

2.1. De la Revolución de Arequipa a las elecciones de 1931 41


2.2. El Tribunal de Sanción Nacional 74

Capítulo 3 La insurrección de Chota 103

3.1. Bandidos, rebeldes, revolucionarios y salteadores 106


3.2. La versión oficial y la prensa oficialista y semi-oficialista 142
3.3. La versión no oficial: la visión de los vencidos (1930 - 1931) a través
del Tribunal de Sanción Nacional. 172

Conclusiones. 222

Anexos 224

Anexo 1. Denuncia presentada por Lucila Benel Vda. De Fernández ante el Tribunal de
Sanción Nacional.
Anexo 2. Denuncia presentada por Javier Tantaleán ante el Tribunal de Sanción Nacional.
Anexo 3. Denuncia presentada por Manuel Rufasto ante el Tribunal de Sanción Nacional.
Anexo 4. Volante Ecos de Chota, de 02 de diciembre de 1924.
Anexo 5. Ley N° 5166.
Anexo 6. Decreto Ley N° 6949.
Anexo 7. Decreto Ley N° 7444.
Anexo 8. Titular del Diario “La Prensa” de 02 de diciembre de 1924.
Anexo 9. Titular del Diario “La Crónica” de 04 de diciembre de 1924.

3
Anexo 10. Titular del Diario “La Prensa” de 03 de octubre de 1927.
Anexo 11. Noticia de “El Comercio” de 10 de octubre de 1930
Anexo 12. Diario “El Comercio” de 23 de noviembre de 1930

Fuentes Documentales 239

Bibliografía 241

4
Índice de Cuadros

Cuadro 1. Impacto del Decreto-Ley N° 6910 85

Cuadro 2. Agrupaciones de bandoleros existentes en Cajamarca. 212

5
Índice de Figuras

Figura 1. PATRIA NUEVA. Es muy hermosa la obra/ y el artista hay que exigir/ que no haga

lo que otros:/ empezar…. Y no concluir. 40

Figura 2. La sumisión de los partidos políticos al leguiísmo. 42

Figura 3. Diario “La Crónica”, 28 de agosto de 1930 44

Figura 4. FRENTE AL ESPEJO. A Presidente llegar/ debí campante y gentil/ para poder

confirmar/ que, si bien militar, estoy mejor de “civil” 45

Figura 5. El comandante Sánchez Cerro y el “Hombre de la Calle”. 46

Figura 6.TRAVESURAS. Las criaturas traviesas/ se han metido a componer/ el reloj… ¡qué

van hacer/ si acaso les sobran piezas?.... 47

Figura 7.General Manuel María Ponce, Presidente de la Junta de Gobierno Leguiísta. Diario

“La Prensa”, Primera Edición, de 25 de agosto de 1930 55

Figura 8. Manifiesto de la Junta de Gobierno Leguiísta dirigida por el General Manuel María

Ponce. Diario “La Prensa”, Primera Edición, de 26 de agosto de 1930. 55

Figura 9. Primeras noticias sobre la llegada de Luis M. Sánchez Cerro, Presidente de la Junta

de Gobierno de Arequipa, que desplaza al General Manuel María Ponce. Diario “La Prensa”,

Primera Edición, de 27 de agosto de 1930. 59

Figura 10. Simbología sobre el significado para algunos de la figura de Luis M. Sánchez

Cerro, Presidente de la Junta de Gobierno de Arequipa. Diario “La Prensa”, Primera Edición,

de 28 de agosto de 1930. 60

Figura 11. Primeras imágenes sobre el apoteósico recibimiento al Presidente de la Junta de

Gobierno de Arequipa, Luis Miguel Sánchez Cerro. Diario “La Prensa”, Primera Edición, de

28 de agosto de 1930. 61

6
Figura 12. Recibimiento al Presidente de la Junta de Gobierno de Arequipa, Luis Miguel

Sánchez Cerro, a su paso por el Jirón de la Unión. Diario “La Crónica”, Primera Edición, de

28 de agosto de 1930 62

Figura 13. Juramentación del nuevo Secretario de Guerra, sargento mayor Alejandro del

Barco. Diario “La Crónica”, Primera Edición, de 29 de agosto de 1930 63

Figura 14. El Coronel Luis Sánchez Cerro y el gabinete completo de la Junta de Gobierno.

Diario “La Crónica”, Primera Edición, de 29 de agosto de 1930 63

Figura 15. Marcha de los obreros en huelga durante los sucesos de Malpaso 64

Figura 16. El Comercio. 31 de agosto de 1930 65

Figura 17 y Figura 18. El regimiento N° 5 de Infantería a su salida del cuartel de Santa

Catalina. Diario “El Comercio”, 28 de febrero de 1931 68

Figura 19. Campaña de Víctor Raúl Haya de la Torre en las elecciones de 1931. Revista

Mundial, 28 de agosto de 1931 70

Figura 20. Campaña de Luis M. Sánchez Cerro en las elecciones de 1931. Revista Mundial,

28 de agosto de 1931 71

Figura 21. Votación de Luis M. Sánchez Cerro en la mesa ubicada en el colegio Nuestra

Señora de Guadalupe. Extra N° 22, Semanario de Actualidad, 3 de mayo de 1955 72

Figura 22. Creación del Tribunal de Sanción Nacional. Diario “El Comercio” de 7 de

setiembre de 1930 75

Figura 23. Primeros miembros del Tribunal de Sanción Nacional: el Coronel Enrique F.

Ballesteros-Presidente, Dr. Gregorio Mercado-Fiscal Letrado, Dr. Adolfo Villagarcía-Vocal,

Dr. Germán Aparicio Gómez Sánchez –Vocal, Ingeniero Rodolfo Laynes Lozada-Vocal,

Mayor Armando Aguirre-Vocal, Dr. Pedro Bustamante Santisteban – Secretario Letrado y el

Dr. Edilberto Boza-Relator. Diario “La Prensa”, 06 de setiembre de 1930 76

7
Figura 24. Rada y Gamio, Oliva, Denegri, Forero, Salazar y Martínez, los amos autócratas del

Perú, hoy en fuga vergonzosa. Diario Libertad N° 23, de 27 de setiembre de 1930 77

Figura 25. Diario “El Comercio” de 4 de setiembre de 1930 80

Figura 26. Diario “El Comercio” de 20 de setiembre de 1930 82

Figura 27. En: Rivera; 2005. 95

Figura 28. En: Rivera; 2005 90

Figura 29. Provincia de Cajarmarca Fuente: http://espanol.mapsofworld.com/continentes/sur-

america/peru/peru-mapa.html 103

Figura 29-A. Cajamarca en la geografía peruana 110

Figura 29-B. Principales zonas del desarrollo del conflicto en Cajamarca. 105

Figura 30-A. Mulato carretillero del S. XIX. 112

Figura 30-B. Arriero del S. XVIII. 112

Figura 30-C. Fuente: Gerbi 137

Figura 30. Tropas que persiguen a Eleodoro Benel Zuloeta en 1924 150

Figura 31. Coronel Samuel de Alcázar. 150

Figura 32. Teniente Carlos Barreda. 150

Figura 33. Dr. Arturo Osores Cabrera 151

Figura 34. LO DEL NORESTE – La nueva aparición de un bicho maligno y tropical

condenado a morir de … pisotón. 152

Figura 35. CONTRA SENTIDO – Algo que nadie se explica contrario a lógica y ley: que al

Partido Democrático lo dirija un REY. 154

Figura 36. Coronel Antenor Herrera y oficiales 158

Figura 37. La escuela de Lanche…con caras de infierno repartieron estocadas y balazos. 160

Figura 38. Fusilamiento de un revolucionario en Cutervo. Coronel Antenor Herrera y

oficiales 161

8
Figura 39. Los Vásquez prisioneros. Coronel Antenor Herrera y oficiales 162

Figura 40. Fusilamiento de los Vásquez 163

Figura 41. Eleodoro Benel Zuloeta después de suicidarse en Callayuc, el 28 de noviembre de

1927, es llevado en parihuela a Cutervo. 164

Figura 42. Policías al mando del Teniente Toribio Temoche Chonate, que condujeron el

cadáver de Benel a Cutervo. Coronel Antenor Herrera y oficiales 165

Figura 43. Oscar Arauco. Fuente: Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA.

6/10/1930 190

Figura 44. Señor Luis Panizo, ex funcionario del régimen leguiísta. Fuente: Diario “El

Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 20 de setiembre de 1930. “REFIERE SUS

IMPRESIONES DEL DESTIERRO EL SEÑOR LUIS PANIZO” 193

Figura 45. Fotografía tomada el 12 de octubre de 1924, día en que partió el coronel Samuel

del Alcázar para Cajamarca. Acompañan al coronel del Alcázar en la fotografía, el coronel

Teobaldo González, que se halla sentado, como aquél, el coronel Enrique Ballesteros y el

doctor Teobaldo López, quienes se encuentran de pies. Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE

LA MAÑANA de 20 de setiembre de 1930. “REFIERE SUS IMPRESIONES DEL

DESTIERRO EL SEÑOR LUIS PANIZO” 193

Figura 46 y 47. Aspectos del recibimiento, a cargo del Comité de recepción de deportados

políticos, del doctor Arturo Osores en el Muelle de Guerra en el Callao, entre familiares,

amigos y público en general, recibiendo la bienvenida del señor Oscar Medelius. La persona

encargada de realizar el respectivo pronunciamiento será el señor Manuel F. de Cossio.

Fuente: Diario “La Crónica”. Diario ilustrado de 19 de setiembre de 1930 198

Figura 48. El doctor Arturo Osores, a bordo del “Esequibo” en el cual ha hecho viaje desde

Nueva York. La señora Gálvez de Osores y la señorita Juanita Osores Gálvez, esposa e hija,

9
respectivamente, del doctor Osores, que lo han acompañado en la travesía desde Nueva York.

Fuente: Diario “La Crónica”. Diario ilustrado de 19 de setiembre de 1930 199

Figura 49. Dos aspectos de la manifestación que el pueblo del Callao tributó el 18 de

setiembre de 1930 al doctor Arturo Osores a su regreso al país. Fuente: Diario “La Crónica”.

Diario ilustrado de 19 de setiembre de 1930 200

10
PRÓLOGO

Las primeras ideas de esta tesis surgieron hace 9 años, durante las prácticas de

archivística, desarrolladas en el Archivo General de la Nación y fue una motivación y

experiencia para que después de vincularme al fondo documental del Tribunal de Sanción

Nacional, viera como objetivo a largo plazo, estudiar los orígenes y trayectoria de esta

institución. Posteriormente, después de haber examinado a profundidad los más de 600

expedientes existentes, observé que habían algunos muy particulares, los presentados por

aquellas personas relacionadas de forma directa o indirectamente a los sucesos conocidos

como la Revolución de Chota, y al hacer un paralelo histórico, me di cuenta que muchos

aspectos guardaban relación con nuestra historia presente; por ello decidí delimitar el estudio

con el fin de comprender la reconfiguración, en un nuevo contexto, de lo que se entendía

como la “Revolución de Chota”: el comportamiento revanchista de algunos sectores

oligárquicos y la profunda inestabilidad política como obstáculo para la realización de los

objetivos que se enarbolaron en el Manifiesto de Arequipa (1930) y que estuvo estrechamente

vinculado a los orígenes del Tribunal de Sanción Nacional; así como el hecho de que Luís M.

Sánchez Cerro estuviera influenciado y relacionado con la oligarquía civilista; lo que genró

que la solución de las demandas se diluyeran. Aunque las noticias periodísticas de la época

demuestran en parte un esfuerzo por reinvindicar la memoria de “los caídos” en Chota.

Mi agradecimiento especial al Dr. Waldemar Espinoza Soriano, mi asesor de tesis, por

haberme encaminado en la elaboración y culminación de la presente investigación.

Igualmente, a todos aquellos que colaboraron con la lectura y crítica del proyecto de tesis

con cada uno de los capítulos, y ayudaron a la presente Tesis. En especial a Mario Meza

Bazán, Soenke Hansen, Jorge Luis Benavente Bustamante; Carlos Morales Cerón, Javier

11
Perez Valdivia, Julio Buenaño Olivo, Jesús Chumpitazi Yañez, Jesús Antonio Cosamalón

Aguilar, Maribel Arrelucea Barrantes, Daniel Moran Ramos y Jorge Américo Mendoza.

Asimismo, a cada una de las instituciones públicas como privadas, como el Archivo

General de la Nación, del Archivo del Centro de Estudios Históricos Militares, de la

Biblioteca Central Pedro Zulen y la Biblioteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú,

de la cuales recopilé la documentación y la bibliografía fundamental para la presente

investigación.

12
INTRODUCCIÓN

El estudio del Tribunal de Sanción (1930-1931) y su vínculo con los diversos

acontecimientos que se llevaron a cabo durante el Gobierno de Augusto B. Leguía (1919-

1930) desde una perspectiva descriptiva y explicativa, y su relación con los hechos conocidos

como la “Revolución de Chota (noviembre de 1924 – noviembre de 1927)”, nos permite

apreciar una forma particular, en la que en un contexto distinto al origen de los sucesos, los

vencidos, vinculados a las fuerzas oligárquicas desplazados del poder por el leguiísmo y que

lo retoman con la “Revolución de Arequipa”, encabezado por el coronel Luís M. Sanchez

Cerro; abordan, retoman, reviven y recrean los sucesos experimentados por ellos como parte

de una política represiva contra las autoridades y partidarios del oncenio, desde el discurso

del otro y formas de poder que remueven los cimientos de la forma de desenvolvimiento de

los procesos históricos del país, en el que la lucha política es una constante y que se observa

mediante la asistencia a los tribunales y la prensa, en pos de clamar justicia por todo lo

sucedido. El análisis de las fuentes, muestra un alto grado de división y búsqueda de justicia por

parte de muchos ciudadanos que ya no se encuentran presentes, pero que en alguna oportunidad

clamaron por justicia al ser parte vivencial de los problemas que experimentaba nuestro país,

que desemboca en acciones de confrontación y que plantearon opciones de solución y que no

fueron escuchados y entendidos, por lo que en la actualidad aún se sigue evidenciando muestras

de despotismo, enriquecimiento ilícito, malversación de fondos, maltratos físicos, etc., un

sinnúmero de delitos que como una cadena arrastra la historia republicana reciente.

Salvo, la aproximación realizada por Portocarrero y Camacho (2005), no existe trabajo

que utilice la documentación del Fondo del Tribunal de Sanción, que se encuentra en la

Dirección de Archivo Republicano, de la Dirección Nacional de Archivo Histórico del

13
Archivo General de la Nación; ni tampoco existe algún trabajo que explique desde la visión

del presente como aquel instrumento de persecución, para unos, y de justicia, para otros;

expresó el sentir y anhelo de justicia de todos aquellos que habían sufrido la política represiva

que desencadenó lo que se conoce como “Revolución de Chota” . Muchas de las denuncias

tienen su origen en provincia. Por ejemplo, Manuel Escudero de la provincia de Tayabamba,

fue denunciado el 10 de abril de 1930 por apropiación de dinero, robo y torturas; otro caso es

el de Alberto M. Delgado, de Lima, quien fue denunciado el 11 de setiembre de 1930 por

enriquecimiento indebido. Por ello, la investigación del trabajo que se presenta tiene como

finalidad, aportar algunos datos históricos sobre el acontecimiento que tomó el nombre de

“La Revolución de Chota” (1924-1927), acciones guerrilleras o bandolerismo para otros;

desde la perspectiva de los agentes miembros de las fuerzas represivas durante el segundo

gobierno de Augusto B. Leguía (1919-1930) o los grupos que estaban hegemónicamente en el

poder por aquel entonces; principalmente desde la visión de los que llevaron a cabo el

movimiento armado desde Chota, familias y vecinos de cada una de las comunidades que se

vieron afectadas como Chota, Cutervo, Santa Cruz, Bambamarca, Hualgayoc; entre otras.

Desde éste punto de vista , expresaremos el sentir de las personas que se vieron involucradas

directa o indirectamente en el suceso; además de las consecuencias que tuvieron que resistir y

soportar cada uno de los pobladores y “revolucionarios”. Para ello, tomamos como fuentes

secundarias, periódicos y revistas de la época, el estudio de John S. Gitlitz (1980), trabajos

como el del teniente Coronel (R) Genaro Matos (1968), José Villanueva Díaz (2008), el de

José Pérez Mundaca (s.f.), Jorge Berríos Alarcón (1967) y Lewis Taylor (1993); entre los

más importantes que han tratado el tema de la Revolución de Chota, los que nos ayudarán a

apreciar la historia desde ambas orillas, es decir, desde los actores que iniciaron el “acto

insurgente”, así como el de sus represores. Además, nos apoyamos en tres fuentes

importantes: Las denuncias presentadas ante el Tribunal de Sanción (1930), los documentos

14
de la Prefectura de Cajamarca (1924-1927) y; volantes y periódicos de la época; que nos

permite realizar un aporte histórico para comprender y explicar el proceso que experimentó

nuestro país.

La historiografía sobre el tema, que es reducida, indica que fue “el último levantamiento

dirigido por los terratenientes en contra de un gobierno central…..un hacendado oriundo del

Departamento de Cajamarca en la Sierra Norte del país…en conspiración con importantes

políticos que se encontraban en el exilio en el vecino país del Ecuador…La revolución de

1924 no fue un evento histórico importante. Muy pocos han oído hablar de ella y no cambió

el curso de la historia del Perú, ni influyó sustancialmente en ella” (Gitlitz, 1980: 127). Por

otro lado, señalan que fue consecuencia de la acción de Leguía al granjearse las simpatías

populares al darles por segura la reintegración de Tacna, Arica y Tarapacá, promesa que no

llegó a cumplir y que generó una ola de protestas de los órganos representativos de la

sociedad peruana; y la simpatía de los partidarios leguiístas. Además, de la política represora

que había desplegado, al no permitir oposición política y deshacerse de todo aquel que no le

era incondicional; y por eso se ha dicho que “así vivía el Perú en los momentos en que se

produce en Chota un movimiento destinado a no permitir que Leguía se reeligiera y

continuara en el poder” (Berrios, 1967: 86).

Aunque en esencia, para un mejor conocimiento y entendimiento de lo planteado con

respecto al bandolerismo, no siendo objetivo fundamental de la presente investigación, es

necesario tener en cuenta sus diversas interpretaciones; para lo cual nos hemos valido de una

nutrida y variada bibliografía.

15
En tal sentido, uno de los primeros estudios de principios del siglo XX que abordan de

manera sistemática el fenómeno del bandolerismo son los de Villavicencio (1930),

Varallanos (1937) y López Albújar (1936); que son los puntos de partida, para el caso

peruano, que podríamos decir, dan las principales premisas que caracterizarán al resto de

estudios que se prolongan a través de la presente centuria.

En primer lugar, será Villavicencio (1930) quien lo define como un fenómeno delictivo,

pues señala que “en el panorama de nuestra patología social, no existe un fenómeno delectivo

[delictivo] más grave que el bandolerismo” (p. 80). No obstante indicar que “el bandolerismo

no es típico del Perú” (p. 80). Asimismo, hurgando en sus orígenes y su desarrollo plantea

que “la primeras manifestaciones del bandolerismo las encontramos en la Conquista y

durante los días de la dominación española (…) La acción del bandolerismo se acentúa en los

días republicanos” (p. 81), teniendo como causas “la desorganización política, el desprecio

por la vida y la gente mercenaria que sirve los apetitos del caudillismo, constituye la más

excelente savia de las actividades del bandidaje” (p. 81-82) y que “la guerra con Chile

delineó más claramente la fisonomía del fenómeno” (p. 82).

Por otro lado, aborda su análisis identificando las formas de organización social que ya

hemos conceptualizado, pero desde otra perspectiva, al expresar que “los bandoleros del

Norte del Perú, clasifican sus agrupaciones criminosas en la forma siguiente: bandas,

cuadrillas y pandillas. Las bandas se componen de cinco o seis individuos, la cuadrilla de dos

bandas y la pandilla de varias cuadrillas. La cuadrilla se integra con bandas pertenecientes a

16
dos circunscripciones territoriales diferentes. En la pandilla, en cambio, forman bandas de

distintos departamentos, provincias o distritos. Las bandas de Piura, Huancabamba,

Cajamarca, Chota, Cutervo, Huambo, verbigracia, formarían una pandilla” (Villavicencio,

1930: 82-83). Proponiendo, según el modus operandi, dos tipos de bandoleros: los que roban

y; los que roban y quitan la vida.

En segundo lugar, partiendo de la búsqueda de los orígenes del bandolerismo, Varallanos

(1937) afirma que “los primeros bandoleros del Perú, México, Cuba fueron, pues, españoles;

los de EE. UU. Italianos, etc. Todos ellos descendientes de aquella chuzma de pícaros que,

indultados o expulsados por los Reyes de España, o de Francia o de Italia, vinieron a probar

fortuna, en calidad de inmigrantes, a estas tierras de la «fábula y la promisión» (…) surgiendo

así el mestizaje y con él la herencia morbosa del criminal europeo en las generaciones

americanas”, como también que “la conquista se llevó a cabo por gentes desheredadas –

aventureros, frailes, soldados, vagos- lo que vinieron impulsados por la sola idea de lucro; sin

el deseo de estabilidad que crea derechos y alienta el progreso” (Varallanos, 1937: 10-13).

Por lo que será en la “Colonia” “en la que se encuentra las manifestaciones del bandolerismo

organizado”, encontrando su causa principal en “la mala administración pública y en el

mestizaje” (Varallanos, 1937: 13), “como no dábase el ejemplo de trabajo, ni el de la virtud a

la verdad, la vagancia y el ocio florecieron como consecuencia de esta enfermiza

administración (…) esa atmósfera viciada, esa enfermedad de fin de siglo, al decir de Ferri,

favoreció el desarrollo de la delincuencia”, introduciendo el factor racial en su análisis al

indicar que “favoreció la propagación y arraigo de esta plaga social. La introducción de los

negros (…) fue la que originó ese mestizaje hibrido contribuyendo a la degeneración de las

costumbres de esa época (…) De estos negros consentidos salían muchos ladrones y

17
fascinerosos; y las familias hicieron punto de honor al apañar sus robos (…)” (Varallanos,

1937: 14). Por lo que se puede afirmar que fue herencia foránea, implantada con la llegada de

los españoles al continente americano.

Sugiriendo una conceptualización, en la introducción de dicha obra, el Dr. Juan Marín 1 va

a expresar que “al profundizar las verdaderas causas que influyen en la génesis y desarrollo

del bandolerismo, viene a descubrir los factores económicos-sociales que lo determinaron: el

latifundismo como causante de miseria, la mala administración de justicia, la política

caudillista, el personalismo, la falta de educación, el alcoholismo y las enfermedades, etc.”.

Así mismo, agrega que el bandolerismo “es un morbo cuya etiología fue y sigue siendo

común a todas las naciones hijas del ayuntamiento del fiero español con la dócil nativa o con

la negra sensual”, aunque el mismo Varallanos (1937) dirá que “Siendo el bandolerismo,

según nuestra visión, fenómeno social, producto del medio colectivo en que se produce,

resulta esta forma de delincuencia en matiz de la estructura sociológica del Perú” (p. 11).

Por otro lado, Varallanos (1937) identifica 3 tipos de bandolerismo; el bandolerismo

romántico que “es caballeresco a su modo, cabalgando jaque sobre sus instintos, a

contrapelo de la sociedad, siempre lleno de color local, como dice Fernández Almagro” (p.3),

y tomando el célebre relato de Ricardo Palma titulado Rey del Monte2 enfatiza la idea de que

“solo los ricos eran víctimas de sus robos y su parte del botín lo repartía entre los pobres”

1
Ex profesor de la Historia de la Medicina de la Universidad de Chile, miembro de la
Sociedad Internacional de Historia de la Medicina.
2
Es.wikisource.org,. (2014). El Rey del Monte - Wikisource. Consultado el 19 de octubre
2014, desde http://es.wikisource.org/wiki/El_Rey_del_Monte. También en Biblioteca.org.ar,.
(2014). Consultado el 19 de octubre 2014, desde
http://www.biblioteca.org.ar/libros/300829.pdf

18
(p.17) (idea diferente a la de E. Lopez Albujar), producto de “la mente del pueblo peruano,

fantasista por tropical, por inculto, y por constitución racial, ha contribuido para la fama de

algunos bandoleros” (p.6). El bandolerismo político, que se encuentran en los inicios de la

“Colonia”, “en las guerras de rivalidad entre Pizarristas y Almagristas, por sus saltantes

caracteres externos, vemos en ellas a bandoleros disputándose «el botín o el mando», típica

forma, ya en aquella época, de bandolerismo político de asalto al poder” (p.14) y que para el

S. XIX y S.XX3 mantiene su vigencia por que “estos delitos políticos (…) especialmente las

llamadas «revoluciones» y «el caudillismo», han sido factores primordiales del bandolerismo

en la época republicana”, resaltando el caudillismo, debido a que “las luchas internas que [lo]

provocó (…) trajeron la anarquía del país (…) confundiendo los «ideales» de sus caudillos se

desviaron para caer en bandoleros [encontrando] cierta similitud entre el caudillo peruano y

el jefe de banda” Varallanos (p.19), y sobre las revoluciones en el Perú dirá que “en forma

directa o indirecta, han sido causa del bandolerismo (…) los políticos revolucionarios han

amparado continuamente bandas de malhechores haciéndolos pasar como sus partidarios para

defensa de sus intereses” (p.114), por ejemplo, “bajo pretexto de «política» -de ser

caceristas, pierolistas, etc.- se levantaron partidas de bandoleros por los años del 85 al 900”

(p.115), por lo que “la política y los políticos de entonces [fines del S. XIX y en especial el

caso de la presente investigación] han sido siempre amparados de bandoleros” (p.115),

concluyendo que “esta clase de bandoleros están a la buena o mala suerte de sus patrones”.

Por último, el bandolerismo social, para lo cual se sirve de un análisis criminológico,

caracterizándolo como un delincuente de ocasión, que se sirve de un pretexto para delinquir,

que bajo ciertas condiciones externas hacen que surjan sus inclinaciones delictivas, aunado

3
Para tener un conocimiento sobre las acciones bandoleras durante las dos primeras décadas
del S. XX se puede consultar el trabajo de Flores y Pachas (1973), quienes recogen de forma
cronológica las comunicaciones sobre las acciones de bandoleros realizas durante el periodo
que va desde 1900 a 1920.

19
con su falta de sentido social de la realidad, al tratar de satisfacer una necesidad económica

en épocas de crisis; que a su vez es enmarcada en la forma de criminalidad primitiva, a

diferencia de la evolutiva, al ser realizada por personas poco civilizadas, siendo el grado de

instrucción un factor que determinará su identificación y desarrollo.

En tercer lugar, Lopez Albujar (1936), conceptualiza el fenómeno bandoreril expresando

que “es una protesta, una rebeldía, una desviación o un mero recurso de subsistencia: protesta

contra la injusticia del poderoso o la extorsión del fuerte; rebeldía contra las rudas

determinaciones sociales, hostiles con el débil y contemporizadoras con el fuerte; desviación

de la ética individual por acción de factores biológicos o hereditarios; recurso para satisfacer

necesidades reales o ficticias, malas o buenas, creadas por la pasión o el vicio, la miseria o el

hambre, pero al fin obra de una fuerza imperiosa y decisiva” , además de caracterizarlos al

afirmar que “los bandidos de hoy vienen a ser los caballeros castellanos de ayer” (p.12);

caracterizándolo como “una profesión, una carrera de seres rabiosos, desesperados, histéricos,

como la del torero, la del acróbata, la del domador, la del pirata, la del contrabandista” (p.13)

y que “cualquiera no puede ser bandido. Para serlo hay que carecer, precisamente, de

conceptos éticos sociales” (p.13); además “el tipo de ellos no es el del bandido italiano,

yanqui o francés; es el del caballista andaluz (…) un hombre que para robar necesita hacerlo

sentado sobre algo” (p.14).

Asimismo, critica su forma anti modernista, arcaica, falta de visión para el desarrollo, la

evolución; al expresar que “el bandolero odia la ciudad y la ve con irritación de pirófobo

(…) es en este amor a las tierras libres y al caballo donde puede encontrarse la principal

20
razón de existencia de nuestro bandolerismo (…) Nuestro indio, nuestro zambo., nuestro

cholo desprecian el robo con discursos socaliñas y artimañas (…) y el uso de auxiliares como

la química, la mecánica y la electricidad” (p.14). Sin dejar de mencionar que, cuando hace

referencia a Tacna, la actividad económica como impulso de desarrollo del bandolerismo “sin

vida comercial (…) no seduce” (p.52).

Sin embargo, no hay que dejar de lado, que la fuerte división social existente durante el

periodo estudiado, setiembre 1930 - mayo 1931, influyó en el desenvolvimiento del Tribunal

de Sanción Nacional, mediante la presentación de denuncias de diverso tipo; que configuró la

aparición de una relación entre el Tribunal de Sanción Nacional y los movimientos sociales.

Por lo que la denuncia sobre los sucesos de Chota fue vista como un medio de lucha política

por un sector de la sociedad antes de tomar acciones de confrontación armada. Incluso, todas

aquellas intenciones revanchistas tuvieron eco en el diario El Comercio, la Prensa y la

Crónica, en busca de reconfigurar los hechos y conseguir reconocimiento por la sociedad de

aquel entonces.

Por último, complementamos la presente investigación con trabajos de Aguirre y Walker

(1990), Vivanco (1990), Flores Galindo (1990), Walker (1990), Aguirre (1990), Sanchez y

Meertens (2002), Escajadillo (2009), Fernández (1993), Flores Galindo (1974), Flores

Galindo (1983), Fonseca (2010), Frank (1925), Hunefeldt (1979), Luna (2006). Luna (2007),

Marticorena Estrada, Miguel (2014), Matos (1968), Moreno y Tortella (2006), Muñoz (2009),

Planas (1994), Quiroz (2014), Roca (1978), Sánchez (2009), Taylor (1984), Taylor (1988),

Taylor (1993), Tord y Lazo (1977), Tord y Lazo (1982) Tord y Lazo (2007), Zevallos (2013)

21
y Zubieta (2012); los que nos permite tener una visión global sobre el fenómeno bandolero y

como se entremezcla con factores políticos sociales, la tradición permanente del S. XIX que

aún subsistirá hasta mediados del S. XX, los intereses partidarios y su diversidad

caracterización, que es llevado incluso al plano literario, y que ante una nueva coyuntura

política, la “Revolución de Arequipa” genera el surgimiento de un movimiento de protesta

que utiliza los espacios jurisdiccionales para hacer sentir su voz ante los atropellos que habían

soportado durante los once años de leguiísmo.

22
CAPÍTULO 1 LA PATRIA NUEVA (1919 – 1930)

Desarrollar los aspectos sobresalientes del gobierno de Augusto B. Leguía, y en

especial aquellos que nos permitan comprender los acontecimientos que originaron la

“Revolución de Chota”, es un reto que nos pone en contacto con cada uno de los

agentes históricos que configuraron gran parte del desarrollo de la historia del Perú del

siglo XX. Para ello es importante tener en cuenta a cada uno de los integrantes que

hicieron la historia y configuraron las características del periodo que va desde 1919

hasta 1930, año de crisis, que determina una nueva coyuntura que reestructura las

relaciones de fuerza entre los sectores que se encontraban en pugna. Por un lado, los

representantes del gobierno leguiísta y el aparato de apoyo político, económico y social

que le darán vida al régimen y que en una interrelación constante irán poniendo las

bases para la plasmación de sus intereses, que en un principio será de apertura y

reforma, y después mostrará una faz distinta ante las exigencias sociales; y por otro

lado desarrollando diversos mecanismos de represión contra los grupos que le e xigirán

cambios pero también de sectores que serán perjudicados por la política pro

norteamericana que combina un impulso de la burguesía nacional (Burga y Flores

Galindo, 1984: 115) 4en perjuicio de los grupos oligárquicos. En segundo lugar,

observamos a los grupos afectados política y económicamente durante los once años de

4
Según Cotler (1978: 185-186), “la constitución oligárquica se basó en la implantación de los enclaves
imperialistas, a cuya sombra se expandió relativamente el sector burgués de la clase dominante y se
revitalizaron los grupos señoriales. Este peculiar tipo de estructuración social significó la complementación de las
distintas modalidades productivas y la articulación política de la burguesía con las oligarquías señoriales, bajo la
conducción de la primera. Sin embargo, la misma naturaleza heterogénea de la coalición dominante y la
asociación individual con carácter de clientela que se había establecido entre terratenientes y capitalistas, y
entre estos y los enclaves, determinaron que los propietarios nacionales no se comportaran como un grupo con
intereses comunes y autónomos. Esta disgregación de la clase propietaria impedía, a su vez, ampliar la
participación de la burguesía nacional en el nuevo patrón de desarrollo y centralizar el aparato estatal. Esto
último limitaba la capacidad de arbitraje del Estado con las clases populares, atentando contra la generalización
y dinamización del capitalismo dependiente. Leguía pretendió suplir esas deficiencias desarrollando una activa
política centralista, que acabó por subordinar políticamente la clase dominante al Estado, mientras lo asociaba
con el capital financiero norteamericano que le proporcionaba los recursos económicos para lograr ese
propósito. Así el Estado llegó a su expresión cabal y depurada de los burgueses exportadores ”

23
leguiísmo. En tal sentido, en primer lugar tenemos a la oligarquía civilista. Por ello,

podemos decir que “la dictadura de once años de Augusto B. Leguía se caracterizó,

fundamentalmente, por su acentuado autoritarismo, sus violentas medidas de represión,

por la entrega total de la economía peruana a los dictados del imperialismo

norteamericano y por la corrupción política y administrativa en todos los niveles. La

política internacional entreguista y el menosprecio que se tuvo por el ejército, fueron

asimismo características del oncenio” (Villanueva, 1975:11). Aunque resulta sugerente

lo planteado por Villanueva (1962, 1975, 1973; y 1971), Burga y Flores Galindo

(1984)5, Miro Quesada (1946, 1959 y 1961), Caravedo (1977) 6 y Balbi (1980) 7 respecto

al régimen. El régimen leguiísta ha sido uno de los regímenes que más

interpretaciones y caracterizaciones ha tenido en las ciencias sociales 8.

5
Quienes afirman que “en 1919 con el acceso inesperado de Augusto B. Leguía al poder, se interrumpe
bruscamente el proceso que hemos denominado la República Aristocrática [aunque Chirinos, 1985:449, indica
que el término fue acuñado por Jorge Basadre Grohmann]. A partir de este año, y por un breve periodo de tres
aproximadamente, corrientes democráticas y actitudes en defensa del indígena, nacidas en el clima inicial de la
demagogia leguiísta, recorren el territorio…En este periodo del 1919-1922, la “Patria Nueva” del gobierno
leguiísta parece encaminarse a desarrollar un programa de enfrentamiento con el gamonalismo andino, con los
rebeldes poderes regionales” (…). Incluso “el oncenio de Leguía, de 1919 a 1930, fue el intento sistemático, a
veces temerario y maquiavélico, de construir la “Patria Nueva” quitando el poder político a la antigua oligarquía
civilista y entregándolo a un nuevo grupo que iba surgiendo y ampliándose a medida que avanzaba el proceso
leguiísta” (…); ya que la República Aristocrática había significado “el control absoluto y casi permanente del
Estado por la oligarquía civilista”.
6
Donde se afirma que “en mayo de 1919 la contienda electoral se había organizado como cada 4 años. Dos
fueron los candidatos básicamente en pugna. De un lado, Aspíllaga, auspiciado por el civilismo, representando
la alianza básica entre la burguesía monopólica agroexportadora, los terratenientes y el capital británico; de otro
lado Leguía, apoyado por los sectores medios y artesanales, y utilizando el descontento del proletariado como
un elemento de presión muy importante”. Aunque más sugerente resulta la propuesta de dividir el oncenio en
dos fases políticas, “la primera entre 1919 y 1922 caracterizada en lo político por el intento de destruir todos los
mecanismos de control que poseía el civilismo para romper así su hegemonía. Se trató, indudablemente, de una
etapa más democrática en el sentido que nuevas fuerzas sociales tuvieron una relativa mayor influencia en la
política, cosa que no habían disfrutado bajo la República aristocrática…La segunda fase política (1923-1930),
luego de desarticular en lo fundamental el aparato civilista, y luego de romper con las fuerzas radicales de la
pequeña burguesía se caracterizará porque Leguía, apoyado por el capital norteamericano, busca apoyo en la
burguesía y pequeña burguesía agraria e industrial. Naturalmente, que los elementos democráticos serán
reemplazados por un burocratismo represivo acentuado”Caravedo, 1977: 55-60.
7
Quien afirma que “el leguiísmo se gesta al compás del profundo deterioro que sufría el régimen
oligárquico conocido como la “república aristocrática”…A diferencia del civilista José Pardo, Leguía
decidió asumir el poder de agente de esa transformación capitalista ” Balbi, 1980: 17.
8
En todos los textos se habla del inicio del régimen de 1919, los tratos que tuvo que realizar con el
Partido Constitucional y el Partido Liberal, catalogándolo de dictadura burocrática o caudillismo civil.

24
1. La Patria Nueva (1919 - 1930)

El punto de partida del régimen 9, fue un Golpe de Estado el 4 de julio de 1919 en el

que aprehende al Presidente José Pardo, lo exilia y se hace del gobierno, “apoyado por

los tradicionales partidos constitucional, liberal y demócrata y por los sectores populares

que habían sido capaces por el embrujo de la demagogia anticivilista y democrática [que]

se instaló en el palacio de gobierno”(Burga y Flores Galindo, 1984:127).Por otro lado,

Leguía había ganado las elecciones celebradas poco antes, pero lo que sucedía es que

había la sospecha de que todo estaba preparado para impedir que Leguía volviera al

gobierno y por ello realizó un Golpe de Estado preventivo, Según Chirinos (1985):

A la Corte Suprema corresponde calificar el proceso. El más alto tribunal ya ha anulado

millares de votos leguiístas. Existe el peligro, por lo menos teóricamente, de que, en caso

de invalidarse la mayor parte de los resultados, el problema de la elección del Presidente

se traslade al Congreso, donde los adversarios de Leguía están en mayoría. Dos son, por

lo tanto, las teorías para explicar el golpe del 4 de julio. Leguía aduce que se halla en

marcha una maniobra palaciega para arrebatarle la presidencia. Esta le ha sido otorgada

por una clara mayoría de votos populares. Desde el destierro, don José Pardo rechaza con

vehemencia esa imputación (p.1-3).

Por otro lado, la acción tomada por los leguiístas respondía no sólo a anular la acción

de Pardo sino también la acción del Congreso, el cual le dio fuertes dolores de cabeza

durante su primer gobierno, especialmente los diputados civilistas del “bloque”. esta vez

Leguía quería gobernar sin impedimentos.

9
Ver Villanueva (1975); Chirinos (1985); Quijano (1978) y Sulmont (1980).

25
El mismo 4 de julio, Riva-Agüero lanza un manifiesto en el que defiende

vigorosamente el orden constitucional. Es una aislada voz de protesta. En el acto, marcha

a Europa. Su autoexilio se prolonga a todo lo largo del oncenio. Víctor Andrés Belaúnde,

a quien el Presidente Pardo ha confiado el cargo de Ministro en Uruguay, renuncia tan

pronto como se entera del golpe. Se da el asalto e intento de incendiar los locales de “El

Comercio” y “La Prensa”. En sus memorias, dice Belaúnde: “Nada puede coho nestar la

revolución del 4 de julio. Las conjeturas sobre la posible actitud del Congreso por

vehementes que fueran no podrán excusar jamás un acto que rompía el orden

constitucional, destruía la unidad y la armonía del país y echaba por tierra el prestigio

internacional del Perú en los instantes en que más lo necesitábamos” (Chirinos, 1985: 3).

El nuevo escenario político, en comparación con el de la República Aristocrática, al

comenzar la "Patria Nueva", quedaba configurado de la siguiente manera:

Muerto Piérola, el Partido Demócrata no existe. El Partido Civil no da y no dará señales de

vida. Don José Pardo no volverá a intervenir en política, salvo para apoyar en 1945 al Frente

Democrático Nacional. El Partido Constitucional y su jefe, el general Cáceres, acompañan a

Leguía, y han colaborado en el golpe. Cáceres será ascendido a Mariscal. Pronto, el Partido

Liberal perderá de muerte natural a su romántico caudillo: don Augusto Durand. Los amigos

de Leguía organizarán, a su vez, su propio partido: el Democrático-Reformista. En la

izquierda, fuera de los esquemas tradicionales desarrollados sobre política en aquel momento

con el desarrollo de luchas muy particulares hasta que darán que hablar y que pensar; así la

pluma de José Carlos Mariátegui, como el verbo y la actitud de Víctor Raúl Haya de la Torre

(Chirinos, 1985: 3).

26
Chirinos (1985) señala que “hace falta una precisión de carácter histórico. Se ha

creído que, en el golpe contra Pardo, tuvieron participación los hermanos Prado y

Ugarteche” (p.3). Miró Quesada, C. (1946), por ejemplo, repite esa versión. Según

Chirinos Soto, “el Presidente Manuel Prado afirmó, categóricamente, que él y sus

hermanos, si bien distanciados de don José Pardo, en nada colaboraron a la caída de

dicho mandatario” (Chirinos, 1985: 3).

Aunque para los leguiístas el significado es otro; ya que para ellos

Leguía tiene, como todos los grandes hombres, su Calvario. El 24 de Julio de 1913

defiende en persona y revólver en mano, su casa que es atacada a balazos. Luego es

conducido preso. Más tarde se le destierra. Su destierro coincide con el abatimiento

material y moral del país. Y su nombre se convierte en un símbolo cuando la agonía de

la Patria parece llegar a su fin. El pueblo, entonces, le invoca, lo llama. Los

universitarios lo aclaman su Maestro. Y la Nación entera lo recibe, lleno de júbilo, y le

urge con el voto popular. El 4 de Julio de 1919 la clara percepción de las multitudes

hallo en él al espíritu superior que, en momento solemne de la República, fue llevado a

ocupar su más alta dignidad” (Mac-Lean, 1928: 127).

Incluso “la anarquía política, la pobreza nacional y el caos revolucionario recl aman

salvación. Llega Leguía a Lima, y el día 4 de Julio asciende al Poder. Convoca al

pueblo, dicta otra Constitución, renueva el Parlamento. Inicia el progreso público, la

27
paz y el porvenir de la nacionalidad” (Delgado, 1928: 144), como también que

constituyó “el advenimiento del gobierno nacional surgido el 4 de Julio, corresponde,

así, no a un azar del juego político, sino a un movimiento espontáneo, a un impulso

vital, biológico y ascendente del organismo nacional” (Lorente, 1927: 32).

Sin embargo Planas (1994) nos brinda otro punto de vista, debido a que

Al revisar el proceso electoral de mayo de 1919 surge, sin duda por causa del golpe del 4 de

julio, cierta duda respecto a la normatividad bajo la cual éste finalmente rigió. Como el

golpe de Leguía fue dirigido contra dos los tercios del Congreso que aún quedaban, legal y

constitucionalmente, después de 1919, no parece posible referirse seriamente a determinado

sistema electoral en la elección parlamentaria, máxime cuando el golpe afectó también al

nuevo tercio, elegido en esa misma fecha (p. 100-101).

En julio de 1919, Leguía tuvo numerosas dificultades, para explicar o justificar los motivos

del golpe, máxime cuando era públicamente reconocido como mandatario electo, esto es, como

el próximo Presidente Constitucional de la República. Aunque mínima o precaria, aquella

conciencia ciudadana forjada desde inicios de la República Aristocrática, hubo de hacerle

inmediata resistencia. Pese al golpe, todavía no quedaba claro si se trataba sólo de un nuev o

gobierno o si se produciría, más bien, un cambio en el régimen político. Fueron las posteriores

medidas represivas y las nuevas reglas de juego (…) [que indicarían] (…) la inauguración de

un sistema autocrático (p. 76).

28
E n el plano económico, el Perú se presenta, en palabras de Quijano (1978), como

una

Sociedad dependiente en el orden capitalista internacional, recibió, como todos los demás países

latinoamericanos, las consecuencias derivadas de la Primera Guerra Mundial o mejor, entre las

burguesías nacionales metropolitanas. La hegemonía británica sobre la economía peruana fue

reemplazada por la hegemonía norteamericana que conllevó a la expansión de la explotación

mineropetrolera y, como resultado, la estructura productiva del Perú pasó de una fase casi

puramente agrícola a una agro-minera. Cristalizó definitivamente la característica forma de

dominación imperialista de la economía peruana, con la organización en gran escala de "enclaves"

económicos controlados y administrados directamente por el capital extranjero, sobre cuya base se

ejercería en adelante el control de la economía dominada en su conjunto, Sobre la base de estas

nuevas formas de dependencia, el comercio exterior peruano tendió a ampliarse considerablemente.

El mercado de Londres era crecientemente sustituido por el de Nueva York para los productos

peruanos de exportación; los productos mineropetroleros emparejaron primero y luego comenzaron

a sobrepasar a los productos de origen agrícola y, junto a todo ello, a la importación de los

tradicionales productos ingleses de vestuario y de ornamento, se añadía ahora la creciente

importación de productos de tipo mecánico, de origen norteamericano. La expansión de la actividad

minera permitió a un importante sector de las regiones serranas del país una ligazón inmediata con

la dominación imperialista, y de ello resultó un primer proceso incipiente de más profunda

articulación de la economía regional costeña con la de las zonas serranas del interior, obligando la

ampliación de las líneas de transporte y de comunicación entre una y otra. La expansión del

comercio exterior dejó sentir bien rápidamente sus efectos en la ampliación del aparato adminis-

trativo del Estado, con la consiguiente expansión de los grupos medios que usaban este canal social;

del mismo modo, la mayor importación de productos y los cambios en la composición de la

29
importación, generaron una rápida expansión del comercio urbano e interregional del país, a través

de lo cual se fortalecieron los grupos comerciales de la burguesía y los sectores medios ligados a esa

actividad. La actividad industrial comenzaba a expandirse también, aunque reducidamente (p. 89-

92)10.

Paralelamente a ello, la crisis política de la oligarquía se agudiza con las elecciones

de 1919 y con las políticas represivas del leguiísmo, crisis que tiene sus antecedentes

en el gobierno de Billinghurst. Por lo que, Quijano (1978) afirma que

La ya vacilante y deteriorada cohesión política de los grupos hegemónicos de la clase

oligárquica, que por un breve interregno había parecido recuperarse con la coalición de

todos los grupos en torno de la figura de José Pardo, después de la dimisión de Billinghurst,

no había hecho sino continuar. Al término de la guerra esos factores generaron una ruptura

abierta, y esta vez definitiva, en la cohesión política de la burguesía terrateniente comer -

cial. Al finalizar el período de Pardo en 1919, los dos principales candidatos a la

presidencia de la República provenían del mismo partido gobernante, el Partido Civil.

Antero Aspíllaga, presidente del partido y representante de los sectores más

característicamente terratenientes, y Augusto B. Leguía11”, líder de los grupos más

10
Véase de Alejandro Garland. Reseña industrial del Perú. Lima, 1905; R. Martínez de la Torre, ob. cit., pp. 11-23.
Según Basadre: "En 1923, publicáronse cifras según las cuales, el capital invertido en las fábricas de tejidos de
algodón, de lana, de harina, de jabones, de velas, de fósforos, cigarrillos, sombreros y otras especies ascendía a
cerca de 29 millones de soles, ocupaba a más de 30,000 obreros, usaba una fuerza de 7,482 HP y producía casi
230 millones de soles". Véase, Jorge Basadre, op. cit., t. x, p. 4721. Debe añadirse que la manufactura textil era la
rama dominante, pero estaba en poder de capitales ingleses y norteamericanos, Duncan and Fox y W. R. Grace.
En Quijano, 1978: 89-92.
11
Nacido en 1863, estudió algún tiempo en Valparaíso en un colegio inglés, combatió en el último
momento de la guerra con Chile en la defensa de Lima y. posteriormente, se dedicó enteramente a la
actividad comercial, en estrecha liga con la burguesía inglesa y norteamericana. Fue, sucesivamente,
exportador de arroz y de cueros a los mercados de Londres y de Nueva York, agente de la New York
Life Insurance Company, a cuyo servicio viajó ampliamente por América del Sur. Casado con una rica
heredera de apellido inglés, Swayne, viajó a Londres en calidad de representante de la Testamentaría
Swayne y arregló con la Casa Lockett la organización de la poderosa empresa agrícola British Sugar
Co. Ltd., que fue propietaria de las haciendas azucareras de Cañete y Nepeña, en la costa.

30
vinculados al comercio y a los intereses de las nuevas formas de dependencia y a la hege -

monía norteamericana. No obstante su manifiesta ventaja electoral, sospechoso de las

intenciones del ala conservadora de su partido y del gobierno, Leguía decidió dar un golpe

de Estado con la complicidad de un sector de las fuerzas armadas, y se adueñó del poder,

era sin duda, el más prominente ejemplo del ascenso de los grupos vinculados al mundo del

comercio y de las finanzas a los primeros rangos de la clase dominante, a pesar de su

carencia de tradición señorial, y también el más definido representante de los intereses del

nuevo eje metropolitano (p. 92-93).

Además de que

el más profundo significado histórico de ese régimen fue la liquidación de los grupos po -

líticos más tradicionales de su clase, por medio de la persecución y el destierro, la más

completa y obsecuente sumisión a los requerimientos del imperialismo norteamericano y el

intento de estimular la expansión de los grupos burgueses comercial -urbanos por medio de

la corrupción administrativa más franca y el usufructo privado de los recursos públicos, al

mismo tiempo que se enfrentaba mediante una represión persistente y decidida a las

primeras movilizaciones populares definidamente antioligárquicas (Quijano, 1978: 94).

Todo ello explicaría el surgimiento de un conjunto de insurrecciones y

confrontaciones armadas, en las que resaltaría la conocida como “la Revolución de

Chota”; incluso

Posteriormente, fue gerente de la Cía. de Seguros de América del Sur, mi nistro de Hacienda de los
gobiernos de Candamo y de Pardo y presidente de la República entre 1908-1912. Dotado de evidentes
habilidades personales, había ascendido muy rápidamente hasta formar parte de los grupos
hegemónicos principalmente comerciales de la clase dominante, y ya desde los años de s u primer
gobierno canalizaba una tendencia cada vez más divorciada del estilo de dominación señorialista de su
clase y más proclive a la sumisión al imperialismo (Capuñay, 1952).

31
en el Perú de ese período, los grupos vinculados a una “burguesía nacional” eran aún

de desarrollo relativamente débil y su diferenciación con los otros era poco visible.

Los grupos que fomentaban un proceso de modernización, no podían tener la

capacidad de atraer bajo su alero a los sectores populares que comenzaban a

movilizarse políticamente en una dirección antioligárquica, sino que tampoco podían

tener una perspectiva política muy claramente diferenciada de la de los otros grupos

de su propia clase. Habiéndose dado un desplazamiento de los sectores civilistas de

las redes de poder político, lo que les impide actuar según sus intereses, pero que

dan cabida a otros sectores medios que se enriquecen y se colocan en una posición

de igualdad y superioridad frente a sus adversarios, por lo que ha Leguía se le hizo

necesario asegurarse una base "propia" de poder para acelerar la desintegración de

las viejas élites políticas por medio de la persecución y del destierro, y trató de

expandir las bases sociales (Quijano, 1978: 89-92).

A consecuencia de la conflictiva y convulsionada situación política, una de las

figuras que ayudarán a consolidar la hegemonía del nuevo régimen, será Germán

Leguía y Martínez 12, quien desde fines de 1919 es designado Presidente del Consejo de

Ministros, y desata una implacable política de persecución contra todos los adversarios

del régimen, reales o imaginarios, tengan o no tengan inmunidad parlamentaria,

desplegando una política represiva en la que se desconocerían las sentencias y resoluciones

de los Tribunales y Juzgados, yendo en contra del art. 121° 13 de la Constitución recién

12
Vocal de la Corte Suprema, primo-hermano del Presidente de la República, historiador y poeta, llamado
"El tigre" —como Clemenceau en Francia— por la energía y hasta la rudeza que imprime a sus actos.
De http://es.wikipedia.org/wiki/Germ%C3%A1n_Le gu%C3%ADa_y_Mart%C3%ADnez .
13
Art. 121º.- Son atribuciones del Presidente de la República:
1°.- Representar al Estado en el interior y exterior;
2°.- Convocar a elecciones generales y parciales;

32
promulgada, surgiendo enfrentamientos entre los poderes del Estado que generarían un

ambiente nada armonioso.

Por ejemplo, uno de los sucesos más analizados por los investigadores, es el que

ocurrió en marzo de 1921. Luís Fernán Cisneros, director del diario “La Prensa”, es

apresado. Víctor Andrés Belaúnde, quien acababa de regresar de los Estados Unidos y

amigo cercano de Cisneros, instiga a la juventud universitaria para que reclame la

libertad del valiente periodista, que ha hecho famosa su columna "Ecos". Asimismo, en

la conferencia que pronuncia en San Marcos, en el patio de la Facultad de Derecho,

hubo un intento de interrumpirla, sin conseguir su cometido. Ante ello, Víctor A.

Belaúnde y Luis Fernán Cisneros son perseguidos, el diario la Prensa expropiada,

3°.- Conservar el orden interior y la seguridad exterior de la República sin contravenir a las leyes;
4°.- Convocar a Congreso Ordinario y Extraordinario;
5°.- Concurrir a la apertura del Congreso presentando un mensaje sobre el Estado de la República y sobre
las mejoras y reformas que juzgue oportunas;
6°.- Tomar parte en la formación de las leyes, conforme a esta Constitución;
7°.- Promulgar y hacer ejecutar las leyes y demás resoluciones del Congreso y dar decretos, órdenes,
reglamentos e instrucciones para su mejor cumplimiento;
8°.-Dar las ordenes necesarias para la recaudación e inversión de las rentas públicas con arreglo a la ley;
9°.-Requerir a los jueces y tribunales para la pronta y exacta administración de justicia,
10º.-Hacer cumplir obligatoriamente las sentencias y resoluciones de los tribunales y juzgados;
11º.-Organizar las fuerzas de mar y tierra; distribuirlas y disponer de ellas para el servicio de la República;
12º.-Dirigir las negociaciones diplomáticas y celebrar tratados poniendo en ellos las condición expresa de que
serán sometidos al Congreso para los efectos de la atribución 18 del artículo 83.;
13º.-Recibir a los Ministros Extranjeros y admitir a los cónsules;
14º.-Nombrar y remover a los Ministros de Estado y a los Agentes Diplomáticos con arreglo al inciso 3º del
Artículo 97º.;
15º.-Decretar licencias y pensiones conforme a las leyes;
16º.-Ejercer el patronato con arreglo a las leyes y practicas vigentes;
17º.-Presentar para Arzobispo y Obispos con aprobación del Congreso, a los que fueren electos según la ley;
18º.- Presentar para las Dignidades y canongias de las Catedrales, para los curatos y demás beneficios
Eclesiásticos a los Sacerdotes de nacionalidad Peruana, con arreglo a las leyes y prácticas vigentes;
19º.-Celebrar concordatos con la Silla Apostólica, arreglándose a las instrucciones dadas por el Congreso;
20º.-Conceder o negar el pase a los Decretos Conciliares, Bulas, Breves y Pescriptos Pontificios, con
asentamiento del Congreso; y oyendo previamente a la corte Suprema de Justicia, si fueren relativos a asuntos
contenciosos;
21º.-Proveer los Empleos vacantes cuyo nombramiento le corresponda según la Constitución y las leyes.

33
apresados, enviados a la prisión de San Lorenzo y exiliados; y no volverían hasta la

caída del régimen encabezado por Leguía (1930).

Sin libertad de prensa, otras acciones represivas fueron implementadas; como el

encarcelamiento, el amedrentamiento, el asesinato y el destierro; aunque algunas

pagadas mediante la figura de becas de estudio.

Por otro lado y de forma paralela, respecto al contexto internacional y su relación

con el desarrollo del movimiento obrero, sector social en crecimiento, Sulmont (1980)

indica que

la coyuntura internacional en la cual se desarrolló el proceso de definición de las

perspectivas políticas de la joven clase obrera peruana corresponde al período posterior

a la primera guerra mundial y a los preludios de la gran crisis del capitalismo mundial

de los años veinte. La primera guerra mundial significó una repartición inestable del

mundo entre las grandes potencias capitalistas, donde los monopolios financieros

empujaban hacia la expansión imperialista para seguir realizando ganancias con sus

crecientes excedentes de capitales. Conjuntamente a esta situación de inestabilidad y de

crisis latente del orden capitalista e imperialista internacional debemos señalar como

elementos importantes de la coyuntura, el avance de los movimientos revolucionarios.

La revolución mejicana, el nacionalismo chino, hindú y los múltiples movi mientos

revolucionarios y anti-imperialistas de los países dominados marcan una creciente

importancia de la lucha de clase a nivel internacional. Uno de los acontecimientos más

34
importantes en esta lucha fue sin duda la revolución soviética en 1917 y la creación del

primer estado socialista, que despertó el entusiasmo de los revolucionarios y abrió una

nueva etapa en el movimiento obrero mundial. En 1919, Lenín y las organizaciones más

partidarias de la experiencia soviética crearon una nueva Internacional, La Tercera

Internacional (llamada también Internacional Comunista o Komintern»). En la mayoría

de los países se formaron los Partidos Comunistas, mu chos de los cuales surgieron en

base a una escisión al interior de los partidos socialistas. En el terreno sindical, la

Tercera Internacional organizó en 1921 la Internacional Sindical Roja, fomentando un

sindicalismo articulado con la dirección política de los Partidos Comunistas. El

desarrollo del Movimiento Comunista Internacional entró en hondas polémicas con

sectores anarquistas y socialistas que no aceptaban el fuerte centralismo de la dirección

de los Partidos Comunistas y su estrategia. Esta situación fomentará una profunda

división en el movimiento obrero internacional. Esta división se reflejará a nivel

latinoamericano. La organización comunista se desarrolló también en este continente,

desplazando el dominio de los anarco-sindicalistas y disputándose la dirección política

de los sectores obreros organizados con las tendencias socialistas y populistas (p. 98-

102).

Asimismo, la situación de la Universidad y el movimiento estudiantil se encuentran

en efervescencia, por lo que aún se mantenían prácticas decimonónicas con fuerte

tradiciones coloniales. En la percepción que concuerdan gran parte de los historiadores

es que tal pensamiento siguió vigente durante el oncenio, no obstante la reforma

universitaria de 1919 que prácticamente se paralizó por decisión de las autoridades

universitarias con mentalidad colonial. La Universidad de San Marcos estuvo

clausurada desde 1921 hasta 1922. Entre 1919 y 1930 el movimiento estudiantil quedó

35
aletargado. De acuerdo con la política del gobierno, la dictadura puso la educación en

manos de norteamericanos, aunque por poco tiempo.

Por lo tanto, la “Patria Nueva” creada por Leguía fue un auténtico Estado

policial,de persecución, en el que las fuerzas preventivas y represivas de la Guardia

Republicana tuvieron la máxima importancia para el sostenimiento del régimen. El

ejército sólo colaboró en las represiones de cierta magnitud.

Todo aquel contexto se desarrolló con la adulación a su personalidad,

prodigándole los más encendidos elogios, agotando las loas que puede merecer un

hombre; por ejemplo en el año 1928 es editado un texto titulado “El Siglo de Leguía”

en el que realizan muestras de “aprecio” hacia su persona. Bautizaron pueblos, calles

y plazas con los nombres del dictador y de todos sus familiares, como los baños

ubicados en la Plazuela de Maravillas, cuyo nombre fue el de su padre, Nicanor

Leguía.

Con la represión de 1927, se promovió una mayor definición ideológica de los

dirigentes intelectuales y políticos de la izquierda peruana del momento, dando paso

a un proceso de reorganización sindical y política de gran importancia en la historia

del movimiento obrero y del proceso político del país.

36
No obstante no haber mejorado los ingresos fiscales, el presupuesto nacional se

triplicó, pasando de los seis y medio millones de libras peruanas gastadas en 1919, a

los 19 millones presupuestados para 1929, aunque la suma gastada en este año llegó a

cerca de 26 millones, incluyendo los créditos obtenidos. Es en esta forma co mo la

deuda pública aumentó de los ocho millones de libras en 1919 a los 31 millones diez

años después, vale decir en un 288%, pero la deuda externa se elevó en 780 % (Quijano,

1978: 102).

La política de Leguía fue avalada en todos sus aspectos por un Parlamento sumiso y

regimentado, lo cual acentuó el rechazo de los militares por la institución

parlamentaria.

Por último, el deterioro de la dictadura de Augusto B. Leguía, se agudizó contacto con la

crisis y la depresión mundial de 192914; ya que el Perú era dependiente del imperialismo

norteamericano, cosa contraria pasó con los países del bloque soviético. “Con el Crack de

Wall Street de 1929 desapareció la imagen de Estado próspero que vivía el Perú en forma

artificial. Renació la desesperanza. Afloraron las contradicciones existentes disimuladas por

la abundancia de dinero”(Villanueva, 1971: 81).

En palabras de Víctor Villanueva, “un sector de la burguesía liberal de Arequipa supo

aprovechar de la megalomanía del comandante Sánchez Cerro que mandaba un cuerpo de

14
Una aproximación de las consecuencias de tal proceso es desarrollado por Thorpy Londoño, 1984: 51-58.

37
tropas en esa ciudad15”(Villanueva, 1975: 21-22) y sobre Leguía indica que “si era verdad

que “el ejército sostuvo a Leguía”, mayormente cierto es que la dilatada permanencia de éste

en el poder se debió al apoyo económico que le prestó el imperialismo norteamericano, tanto

es así que al terminar dicho respaldo cayó la dictadura”(Villanueva, 1975: 23). Caravedo

Molinari señala que “durante 1929 y 1930 la sociedad peruana se va polarizando en dos

frentes. Por un lado, el movimiento popular que avanza, las huelgas se suceden

insistentemente, la pequeña burguesía se radicaliza; y por otro lado, y ante la presión

popular, el conjunto de la burguesía se pliega, aunque con problemas en una línea de acción

(…) la burguesía en su conjunto realiza una alianza con el Ejército en el levantamiento de

Sánchez Cerro en Arequipa en agosto de 1930” (1977: 98). La burguesía nacional, civilismo

y/u oligarquía para otros que Villanueva confunde, desplazada del poder por Leguía, continuó

conspirando, buscando un “hombre de caballo” que le devolviera sus antiguos privilegios

(Villanueva, 1962: 61). Según Miró Quesada Laos “puede decirse que el largo periodo de

Leguía que va desde 1919 hasta 1930 significó el ascenso de la clase media gracias al auge

económico provocado por la Primera Guerra Mundial, que proporcionó ricos mercados a los

productos exportables, y a la contratación de onerosos y burocráticos empréstitos, que

trajeron desprestigio para el crédito del país, la dispersión de la antigua “élite” sin haber

formado otra nueva, y la penosa asfixia de las libertades públicas. Leguía hizo una revolución

político-burgués. Era imposible que pudiera hacer otra clase de revoluciones (…) El oncenio

fue profundamente nocivo para los partidos, dejando al país huérfano de núcleos orientadores

(…) Durante once años se hizo imposible todo intento de organización política” (Miró

Quesada, 1961: 468-470), sin dejar de mencionar que desde 1921 la oligarquía organizó un

conjunto de sublevaciones16 en 1921, 1924, 1925 y 1928.

15
Aunque debemos de aclarar que a través de sus escritos se confunde civilismo con burguesía liberal.
16
En 1921 se lleva a cabo el pronunciamiento del capitán Cervantes en Iquitos contra el gobierno de Leguía, en
1924 la sublevación del coronel Alcázar en Cajamarca, en 1925 se da el motín en el Regimiento de Caballería

38
Para Anibal Quijano significó “una completa desarticulación política d e la clase

dominante, un inmenso descontento popular que se canalizaba en la vía de la

movilización antioligárquica, tanto contra las viejas como contra las nuevas élites, una

absoluta dependencia del Estado de los recursos del crédito extranjero, la colon ización

económica por el imperialismo norteamericano, y un ejército cuyas funciones políticas

se habían modificado totalmente, socializado al servicio del mantenimiento de la

dominación económicosocial y política de la burguesía terrateniente comercial

(Quijano, 1978: 103)”.

Carmen Rosa Balbi afirma que “la situación revolucionaria de 1930 tuvo como telón

de fondo la crisis que se produjo en el sistema capitalista mundial. Es ésta y sus

efectos sobre nuestra sociedad, la que precipita la agudización de l as contradicciones.

El efecto más importante, producto de la división internacional del trabajo, a la que

está inserta nuestra economía, fue la bajada brusca del precio y de la demanda de

nuestros productos de exportación” (Balbi, 1980: 25).

N° 5 de Arequipa y en 1928 la conspiración descubierta en la Escuela Militar de Chorrillos para derrocar a


Leguía.

39
Figura 1. PATRIA NUEVA. Es muy hermosa la obra/ y el artista hay que exigir/ que no haga
lo que otros:/ empezar…. Y no concluir. Revista Variedades, 09 de julio de 1927.Revista
Variedades (1927), Año XXIII, N° 1010.

40
CAPÍTULO 2 LA REGENERACIÓN Y MORALIZACIÓN SANCHECERRISTA
(1930 – 1931)

2.1. De la Revolución de Arequipa a las elecciones de 1931

“La crisis de la economía capitalista en 1929 repercutió tempranamente en la sociedad

peruana”(Burga y Flores Galindo; 1984: 185). Se reavivan las movilizaciones sociales, tanto

para los sectores marginados del poder político durante el oncenio, entiéndase oligarquía

civilista, como para los sectores populares, que engloban a los sectores medios, obreros y

campesinos que habían sido fuertemente reprimidos durante el oncenio leguiísta. Por lo que

el “gobierno de Leguía, cuya principal fuente de recursos eran los empréstitos de los

financieros norteamericanos, se encontró repentinamente imposibilitado de colocar la

segunda serie del empréstito de cien millones de dólares…el propio régimen entró en una

fase de descomposición”(Burga y Flores Galindo, 1984: 185). A consecuencia de todo ello,

se “enfrenta (…) a un doble frente de oposición. Uno, que en ese momento carecía de la

fuerza y de la organización necesaria para tentar el poder, era formado por los movimientos

de los sectores medios y obreros que se orientaban hacia una política antioligárquica. Estos, a

su vez, estaban divididos en dos tendencias: el nacionalismo populista (…) liderado por los

(…) dirigentes que encabezaron la lucha por la reforma universitaria (…) impregnado (…)

por el marxismo (…) y, de otro lado, la tendencia socialista (…) El otro frente…correspondía

a la propia clase dominante, dividido, por una parte, en los restos inorgánicos de las antiguas

élites preleguiístas y, por la otra, en grupos disidentes del propio régimen que hacían parte del

proceso de descomposición de éste”(Quijano,1978: 104).

Desde la década del 30 la vigencia de los partidos “históricos” había terminado. “El

gobierno de Leguía (1919-1930) imposibilitó todo intento de organización política.

41
Desplazados los civilistas del poder, Leguía formó su propio movimiento teñido de una

aureola personal. Pero, hacia el final de su gobierno, surgieron en la escena política peruana

dos partidos de masas: El Partido Aprista y el Partido Comunista”(Kapsoli, 1977:83)17.

Figura 2.La sumisión de los partidos políticos al leguiísmo. En: Rivera; 2005.

17
Ambos participaron en las elecciones presidenciales de 1931 disputándose el poder con la Unión
Revolucionaria. El candidato del P.A.P. fue Víctor Raúl Haya de la Torre, apoyado sustancialmente por la
pequeña burguesía provinciana y limeña. El P.C.P. lanzó al indígena puneño Eduardo Quispe Quispe apoyado
por la clase obrera y campesina. Candidato de la U. R. fue Sánchez Cerro con el auspicio de la oligarquía
tradicional y de los sectores populares desclasados”.

42
Pero en este contexto qué significado tuvo la persona de Sánchez Cerro. En palabras de

Villanueva “si es que se creía a inicios de los 30 que el comandante Sánchez Cerro era la

alternativa de solución a las consecuencias de las crisis y a los cambios profundos que iba

experimentando el país, palabras que se expresarán con el mensaje de que sólo el Ejército

salvará al Perú, conclusión que expresará diciendo: “El Perú se salvará haciendo de la

nación armada y pacífica una verdad viviente”. Cosa semejante sugerida por el jefe del

APRA, conforme a la estereotipada frase “solo el APRA salvará al Perú”(Villanueva; 1975:

28)18. Además Sánchez Cerro rechaza los postulados marxistas: “Hay quienes predican la

lucha de clases, el odio contra determinado grupo o familia, o individuos”, atacando así,

indirectamente la política anticivilista del Apra, pero así mismo inclemente con los leguiístas:

“Yo tengo el orgullo de representar la revolución, limito mi repudio a quienes delinquieron y

exijo su apartamiento de la función pública”(Villanueva, 1975: 28).

De igual forma, el antileguiísmo de los sectores agro-exportadores y terratenientes se

acentúo mucho más y pasaron a organizar su derrocamiento. “La pequeña burguesía radical

que había roto con él hacía varios años, radicalizada ante el relativo avance de la

organización y movilización obrera también tentaba al poder. El soporte que tenía con el

capital norteamericano se quebrantó cuando se produjo la crisis de octubre de 1929. Los

sectores industriales de la burguesía debilitaron notablemente sus alianzas ante la nueva

correlación de fuerzas que se venía gestando”(Caravedo, 1977: 97).

18
Las referencias al programa aprista han sido tomadas del folleto El plan del Aprismo. Editorial APRA,
Guayaquil, Ecuador, 1932; las que se refieren al programa de Sánchez Cerro son extractadas del libro de Pedro
Ugarteche: Sánchez Cerro: Papeles y Recuerdos Editorial Universitaria, T. II, pp. 181-210. En: Villanueva;
1975: 28.

43
Esto se suma a que las actividades productivas de exportación fueron las más severamente

afectadas, provocando en el Perú: 1º la desocupación para el proletariado o 2º la ruina y

quiebra para la burguesía. Por ejemplo, en 1931 había 13,202 desocupados y en 1932 19,058

(Anuario Estadístico, 1944-1945: 362).

Posteriormente y de manera paralela vino el golpe de Estado, que obtuvo un significativo

apoyo de los grupos vinculados al civilismo y como ya se ha dicho, que fueron desplazados

del poder por el leguiísmo.

Figura 3. Diario “La Crónica”, 28 de agosto de 1930

A la vez Sánchez Cerro ganaba un multitudinario respaldo de los sectores populares que se

“identificaron con su color y procedencia social, que hablaba su mismo lenguaje y fue

finalmente captado por el civilismo, al que se subordinó políticamente; este mismo hombre

constituyó durante un tiempo la esperanza de los sectores marginados, tal como lo mostraría

la Revista Mundial en una de sus ediciones.

44
Figura 4.

FRENTE AL ESPEJO
A Presidente llegar/ debí campante
y gentil/ para poder confirmar/ que,
si bien militar, estoy mejor de
“civil” ….
Revista Mundial, 28 de noviembre
de 1930.

Este hecho demuestra hasta qué grado había llegado la desorientación política del pueblo,

cuánta falta hicieron los partidos políticos durante el oncenio, cuán ausente estaba la

conciencia de clase en los sectores trabajadores(Villanueva; 1975: 31.).

“Un sector liberal de la clase media provinciana arequipeña, principalmente

profesional, estimuló los afanes conspirativos revolucionarios del comandante Luis M.

Sánchez Cerro y consiguió que se pronunciara en Arequipa al frente de la guarnición de

esa ciudad el 22 de agosto de 1930. Cayó la dictadura que había durado once años contra

la voluntad popular, con el solo respalda de ese ejército que luego le volvió las espaldas en

forma súbita y violenta”(Villanueva; 1975: 31.).

45
Una imagen vale más que mil palabras, Luis M. Sánchez Cerro y José Luis Bustamante y

Rivero.

Figura 5. El comandante Sánchez Cerro y el “Hombre de la Calle”. En: Rivera; 2005.

Por ello, Sánchez Cerro apoyado por la oligarquía agro-exportadora, encabezó un

movimiento con respaldo de la pequeña burguesía y sectores populares desorganizados.

Según Villanueva (1975: 31), en los primero días del derrocamiento de Augusto B. Leguía,

“nadie salió en defensa del gobernante depuesto, ni aquellos que más favores recibieron del

gobernante”.

46
Aunque, no obstante la insurrección del Sur, el presidente Leguía concurría al hipódromo

como si nada hubiera sucedido, para presenciar las carreras de caballo, deporte al que era

muy aficionado.

Sin embargo, en el estado de convulsión social en el que se encontraba el Perú, el ejército

fue partícipe de todo aquel proceso. Por ello, a finales de agosto de 1930 la guarnición de

Lima se reunía en el Estado Mayor General del Ejército a fin de plantear posición respecto a

su actuación en el reacomodo de fuerzas. Mundial graficará la situación a la que se

enfrentaban los “revolucionarios de Arequipa”.

Figura 6.

TRAVESURAS
Las criaturas traviesas se han metido a
componer el reloj…¡qué van hacer si acaso
les sobran piezas?....
Revista Mundial, 12 de setiembre de 1930

47
Dicha reunión fue el exponente más típico tanto de la desorientación que reinaba en las

fuerzas armadas como de su falta de disciplina, su no saber qué hacer ante la insurrección del

Sur. Los altos jefes del ejército discutían sin que ninguno atinara a plantear alguna solución;

no obstante, tácitamente estaba acordado respaldar el movimiento de Sánchez Cerro, todos

estaban conformes en que la prolongada dictadura de Leguía debía terminar, más no a favor

de ese jefe, un simplemente teniente coronel, sino un jefe de más alta jerarquía, el General

Manuel María Ponce, jefe de Estado Mayor. “Este era el sentir de los jefes de alta

graduación, la opinión de los oficiales subalternos era diferente, ellos creían que el

comandante sublevado “hombre nuevo”, era el llamado a presidir la Junta de Gobierno que

ya se veía llegar como solución al problema” (Villanueva, 1962: 62-63.).

Por otro lado, para congraciarse con Leguía, el diario “La Prensa” mal informaba,

afirmando que Sánchez Cerro habría fraguado la orden general del ejército que anunciaba el

“licenciamiento” de un fuerte porcentaje de oficiales y tropa, y que se reducirían los haberes

de los militares que permanecieran en servicio activo. En palabras de Villanueva “el diario

aseguraba que “la tranquilidad reina en el resto del país”, y a juzgar por lo que sucedía en

Lima, parecía decir la verdad. Se afirmaba que en la misma Arequipa se miraba con cierto

desdén la sublevación militar, que era considerada algo así como una expresión de nuestro

folklore político militar” (Villanueva, 1977: 14). Las imágenes del diario “El Comercio” la

desmiente. Pero cómo se encontraba Lima, el autor manifiesta que “Chorrillos presentaba el

aspecto de siempre. La gente transitaba calmadamente como de costumbre. Ni grupos ni

chismorreos para comentar la para mí trascendental noticia. Parecía que esa gente no había

leído los diarios, tal su pasividad. En la Escuela[militar] era diferente. Los oficiales discutían

acaloradamente en pequeños grupos. El movimiento de Arequipa había conmovido a

48
todos(…) Los más impetuosos sugerían apoyar la insurrección, los cautos, que eran mayoría,

pensaban que era preferible esperar que se aclararan las confusas noticias que publicaba la

prensa” (Villanueva; 1977: 16). Cabe resaltar la opinión que él y sus compañeros tuvieran del

Presidente, “que Leguía fuera o no un dictador nos tenía sin cuidado, pero sí que fuera un mal

gobernante que había corrompido el cuerpo de oficiales instaurando el ascenso militar para

premiar servicios políticos. Nos molestó sobremanera en algún momento, que a un mocetón

de 21 años [Juan Leguía] se le otorgara el grado de coronel porque su papá era Presidente,

mientras nosotros teníamos que sudar cuatro años para ponernos un solo galoncito en la

manga (…) Leguía era merecedor de las más drásticas sanciones” (Villanueva, 1977: 23).

Además que Leguía acababa de entregar la provincia y puerto de Arica a Chile, y para los

militares, Arica y su legendario Morro significaban un símbolo de heroísmo que Leguía no

supo defender como lo prometió en su campaña electoral de 1919. Con ello, la total

incertidumbre campeaba en la capital del país, mientras un diario desinformaba otro mal

informaba.

Mediante sus investigaciones, Villanueva con sus demás compañeros averiguan sobre el

cómo los ciudadanos se dan cuenta que había caído Leguía y expresa, que las personas

afirmaban tal idea por qué habían visto salir del Club Nacional a varios caballeros, gritando

que ya cayó el tirano, la gente de la matiné a la desbandada. Los señores del Club Nacional

carecían, como siempre habría de suceder, de masas populares a quienes movilizar. Luego

supieron, prosigue diciendo, que el señor Leguía pasó por el jirón de la Unión, rumbo a

Palacio, en forma apresurada, sin recibir saludos de los balcones ni aplausos de los

“transeúntes”, que siempre los había allí por donde debería pasar. En este contexto comenzó

el proceso de realineación de los militares por dicha clase (civilismo). Por ejemplo, el Club

49
Nacional, reducto de los sectores que gobernaron durante la República Aristocrática, donde

no ingresó ningún oficial en calidad de socio desde 1914, en 1930 admitió a “diez oficiales

del ejército y la marina, Sánchez Cerro entre ellos. La élite blanca de Lima comenzó a

cortejar al oficial de piel oscura de los barrios bajos de Piura” (Villanueva; 1975: 31). Ante

aquellos acontecimientos, Villanueva, fiel testigo de lo que estaba sucediendo, menciona que

recuerda “quien nos dio la voz. Aquella noche habría una reunión en el Estado Mayor

General del Ejército (E.M.G.M.). Una cita en el Círculo Militar podía ser cosa sólo de

oficiales, pero en el Estado Mayor tenía ya otra connotación, era algo oficial, y en esos

momentos algo serio, sin duda alguna. Aunque no fuera una orden en términos estrictos, era

preciso concurrir, mas no fuera por simple curiosidad. ¡Muera el tirano! ¡Viva la revolución!,

escuchamos en el jirón de la Unión” (Villanueva, 1975: 38).

La noche del 24 de agosto comenzó a conversarse y debatirse sobre el destino del gobierno

de Leguía en el E.M.G.M., la discusión trató de dar solución sobre el cuestionamiento del

derecho de Sánchez Cerro a presidir la Junta de Gobierno que se pretendía elegir. Los más

altos jefes querían imponer el criterio jerárquico del escalafón, que no es naturalmente el que

más valor tiene en una revolución y muchas veces ni en la guerra misma.

Las altas jerarquías militares “no simpatizaron con el sublevado de Arequipa (...) había

cortado sus carreras dentro del sistema corrupto implantado por Leguía. Muchos de ellos eran

piezas importantes en la estructura castrense, los otros pretendían llegar a ese nivel, mediante

los mismos procedimientos, por supuesto. Tales expectativas se derrumbaron al triunfar la

revolución del sur (…) La oposición de los oficialistas jóvenes a los de mayor antigüedad no

50
fue, pues, un fenómeno generacional, fue un rechazo a la escasa capacidad de estos y, sobre

todo, a su falta de calidad moral”(Villanueva, 1975: 32). Los altos jefes pretendían que el

presidente de la Junta de Gobierno que se quería elegir fuera el General Manuel María Ponce,

jefe del Estado Mayor General y máxima autoridad militar de su época, “¡Votación! Se

escuchó entre los asistentes ¡Vamos a votar por quienes deben formar la Junta de Gobierno!

Insistieron. Procedieron a trasladarse a la biblioteca entre roces y griteríos. De lo que se

trataba era legitimar la Junta de Gobierno supuestamente elegida por los oficiales de la

guarnición de Lima. El mecanismo por el cual se iba a pasar a votar era que los señores jefes

y oficiales irían saliendo uno por uno para emitir su voto por el presidente y los miembros de

la Junta de Gobierno. Los coroneles primero, los comandantes después y así por estricto

orden jerárquico”(Villanueva, 1975: 49). Los tenientes Manuel Molero y Víctor Villanueva

se convirtieron en receptores de los votos y escrutadores del sufragio. Se procedió, según lo

indicado líneas arriba, para la votación; en que hubo fraude para que Sánchez Cerro ganara

la Presidencia de la Junta de Gobierno Militar; “de repente alguien (…) exclamó en tono

desabrido: ¡Están metiendo “trinche”! Se armó un pequeño lío”(Villanueva, 1975: 54).. Es así

que se vivía, en el Ejército, un ambiente de anarquía; “la falta de respeto a los superiores

ganaba terreno. Parecía que algo por mucho tiempo contenido se estaba manifestando, algo

que recién encontraba una rendija para desbordarse”(Villanueva, 1975: 54).

Terminó la elección con el triunfo de Sánchez Cerro sin ninguna objeción. Después de la

elección de Sánchez Cerro para la Junta de Gobierno se dirigieron a Palacio de Gobierno.

“encontraron a Leguía rodeado de algunos amigos y parientes (…) Mucho se discutió (…) los

coroneles Vargas y Bueno llevaban la voz cantante, pero Leguía no cedía, trataba de ganar

tiempo, ofreció por fin, renunciar ante el Congreso (…) emergiendo de entre el montón de

51
oficiales, se presentó el capitan Meneses Cornejo, se acerco a Leguía y gritando de forma

destemplada le expreso: ¡lo único que nosotros queremos es que usted renuncie y usted debe

renunciar! ¡y ahora mismo! Hubo conmoción. Había terminado la cortesía que fue

reemplazada por la violencia (…) Leguía (…) debió comprender que había llegado su fin.

Cedió. Poco después se hacia cargo del gobierno la Junta presidida por el general Manuel

María Ponce. El movimiento insurreccional de Arequipa había triunfado”(Villanueva, 1962:

64-65). La antigua oligarquía terrateniente, desplazada por la germinal burguesía industrial

estimulada, apoyada y encumbrada por Leguía, aprobó el golpe que derrocara a su peor

enemigo, dedicándose de inmediato a la conquista de quien detenta el poder(Villanueva,

1962: 64-65).

Haciendo un paréntesis, cómo se sentían los mandos subalternos y los de la alta jerarquía

después de haber elegido a Sánchez Cerro como Presidente de la Junta de Gobierno,

Villanueva señala que “las clases subalternas pensaron que el derrocamiento de Leguía podía

significar su liberación con el cambio de métodos que se suponía impondría el “hombre

nuevo”. Cuando se inició el acercamiento de éste a la oligarquía, cundió el temor (…) para

tratar de sustraer a Sánchez Cerro de tan funesta influencia los oficiales se organizaron en

logias, una de las cuales, formada a base de los pertenecientes a la Escuela Militar y Escuela

Superior de Guerra, se entrevistó con el presidente de la Junta para hacerle algunas

sugerencias y procurar que enmendara rumbos”(Villanueva, 1975: 32). Por otro lado, los

oficiales salieron defraudados, careciendo de ideología sólida y sobre todo de cohesión. La

oposición al civilismo fue en aumento cuando la oficialidad joven del ejército se percató del

giro de timón impulsado por Sánchez Cerro, quien reorganizó la Junta Militar de Gobierno

dando una mayor participación a connotados hombres de dicho grupo político. El director de

52
La Prensa, diario en poder del gobierno y dirigido por el mayor Velásquez, dirigió a Sánchez

Cerro una cruda carta que se publicó en el diario el 24 de noviembre. Renunciaba a su cargo

y advertía al presidente de la Junta que era necesario enmendar rumbos. Velásquez afirmaba

que “los militares jóvenes comunicaron a Sánchez Cerro su resolución de proclamarlo

Presidente Constitucional a condición que gobernara con elementos nuevos, rechazando a los

civilistas”. Fue el último número del periódico que se clausuró por disposición del gobierno.

Sánchez Cerro prefirió al civilismo en vez de sus compañeros de armas. Les faltaba asimismo

formación política. No atacaban al civilismo por lo que significaba como grupo de poder

económico y por tanto político, sólo por ser una clase “corrupta”, sin analizar mucho en qué

consistía tal corrupción. En este tiempo no se hablaba de explotación capitalista, ni de

subordinación al imperialismo, conceptos que aún no habían ingresado en la conciencia del

pueblo peruano, menos aún en el cuerpo militar que estaba en la época de la

nebulosa(Villanueva, 1975: 33).

Aunque no hay que olvidar que en el proceso previo a la salida de Palacio de Gobierno de

Leguía, el 24 de agosto de 1930, institucionalizó un Gabinete, conformado por el General

Sarmiento como Jefe y Ministro de Guerra, al General Gerardo Yáñez como Ministro de

Justicia, Coronel Eurelio Castillo Ministro de Gobierno, el Contralmirante César Bielich

Ministro de Marina y el Capitán de Navío Julio V. Goycochea Ministro de Relaciones

Exteriores. Todos elegidos antes que llegara la comisión del Estado Mayor General, buscando

así una salida política favorable y menos traumática para él, que evitara su brusco alejamiento

y los trágicos momentos que le toco vivir, manteniendo su vigencia en el poder.

53
Prosiguiendo con la descripción de los acontecimientos llevados en Palacio de Gobierno

en presencia de Leguía, el responderá: “Sí, voy a renunciar – admitió en voz apenas audible,

casi con humildad, cansancio, impotencia quizá, tono muy diferente por cierto al arrogante y

prepotente con el que le fue exigida su renuncia”(Villanueva, 1975: 67). Lo único que le

quedaba a Leguía era reconocer su derrota y tomar juramento al nuevo Gabinete ministerial

organizado por el Estado Mayor General en reemplazo del institucionalizado por él. Las

propuestos fueron: el general Manuel María Ponce, el coronel Ricardo Llona, el comandante

Sánchez Cerro, el mayor Eurelio Castro Ríos, el capitán de navío Julio V. Goycochea, el

contralmirante César Bielich, el comandante de la Guardia Civil teniente coronel Arturo

Zapata Vélez y el comandante del Regimiento Escolta el coronel Eurelio Castillo. Ponce iría

como presidente de la Junta y ministro de Guerra, Bielich a Marina y Aviación, Goycochea

a Relaciones Exteriores, el comandante Llona a Hacienda, Zapata Vélez a Justicia, Castillo a

Gobierno y Castro Ríos a Fomento. Sánchez Cerro había sido dejado de lado en una jugada

de los leguiístas y las jerarquías superiores. Con ésta elección, existieron dos Juntas de

Gobierno: la de Arequipa y la de Lima. Los miembros de la Junta de Lima se sentían con

mejores condiciones para manejar la situación, pero se equivocaron; ya que estaban

fuertemente divididos. Se desató la confrontación entre las facciones más fuertes por aquel

entonces, dando como triunfador a Ponce, quien ganó el primer round contra Sarmiento y

Montagne. En este estado de las cosas, los vencidos optaron por apoyar a Sánchez Cerro y

por ende a la Junta de Arequipa.

54
Figura 7.General Manuel María Ponce, Presidente de la
Junta de Gobierno Leguiísta. Diario “La Prensa”,
Primera Edición, de 25 de agosto de 1930.

Figura 8.Manifiesto de la Junta de Gobierno Leguiísta dirigida por el General Manuel María
Ponce. Diario “La Prensa”, Primera Edición, de 26 de agosto de 1930.

55
Luego del golpe de 1930 que llevó a Sánchez Cerro al poder, los conflictos entre los

diversos sectores de la clase dominante tienden a agudizarse… La situación fue caótica,

alternándose la fracción exportadora terrateniente, con otros sectores pequeños burgueses y

burgueses emergentes de provincia, en alianza con sectores industriales en Lima (Caravedo,

1977: 103). Para Villanueva el proletariado conquistó una relativa aunque pasajera libertad,

incrementándose la actividad sindical y política, principalmente del Partido Comunista que se

enfrentaba directamente al ya agotado anarco-sindicalismo; que según el profesor Roger Iziga

Nuñez en una entrevista, sus integrantes pasaron a formar parte del P.C., el APRA y la U.R.,

quedando un grupo reducido de anarquistas.

No le quedaba otra opción a Leguía, que confiar en la Marina, quien mandó dos

submarinos y un buque de guerra para bloquear Mollendo. Además de un avión de guerra

piloteado por el comandante Growe, miembro de la misión naval norteamericana y jefe de

aviación, que dependía del Ministerio de Marina, con la misión de bombardear Arequipa con

una sola bomba para dejarla caer en las afueras de la ciudad y después dejar caer volantes

“negando los rumores de que el gobierno intentaba reducir el ejército”; según la versión de

Growe19, citado en (Villanueva, 1973). Por otro lado, el rechazo de los oficiales subalternos

por las altas jerarquías era absoluto. Como con raras excepciones no existía calidad

profesional ni intelectual, ni ética en los altos jefes, la falta de respeto moral y profesional era

total(Villanueva, 1973: 189).

19
Allen Gerlach Civil-Military Relations in Perú: 1914-1945 (Tesis Universitaria). Universidad of New México (versión Xerox).
1973. En Villanueva, 1973: 189.

56
Por ello, a Sánchez Cerro “se le insinuó a que abandonara su nepotismo y buscara

hombres idóneos para los puestos públicos. Un hermano suyo había sido nombrado

Superintendente General de Aduanas, cargo para el cual no tenía preparación alguna. Sánchez

Cerro, con infantil ingenuidad, respondió que “para gobernar no se necesitan sabios, sólo

hace falta honradez y huevos. ¿Y en quién puedo tener más confianza que en mi

hermano?”(Villanueva, 1975: 33).

La visión era: La Junta de Ponce contra la Junta de Sánchez Cerro, las tropas de Chorrillos

contra las unidades de Lima, la gente del B.A.P. “Almirante Grau”, la única que salió en

defensa del derrocado mandatario, contra Ponce y Sánchez Cerro, los demás oficiales de

marina contra los de su buque insignia y, por último, la Escuela Naval contra sus propios

jefes. A diferencia de la tranquila situación que se vivía en Lima, en Arequipa la tensión era

muy fuerte; ya que los últimos movimientos realizados por las fuerzas proleguiístas buscaron

siempre impedir el golpe de Estado y el ascenso de Sánchez Cerro al poder. Las anécdotas

dan fe de diversos saqueos en las casas de los diputados del Parlamento, realizadas por los

protestantes en Arequipa; además del viaje a Lima del prefecto de Arequipa Enrique

Fernandini para comunicar al Presidente de la República la insurrección que se estaba

preparando en Arequipa. Ante tal situación, los sublevados de Arequipa solicitaron y

recibieron el apoyo de los jefes militares de Cuzco y Puno, dos de las mayores fuerzas del

Ejército después de la de Lima. Toda esta fuerza constituía una buena base para desafiar a la

Junta de Ponce en Lima. Tal seguridad le permitió a Sánchez Cerro responsabilizar a Ponce

sobre la situación del ex dictador y, en abierta oposición a la Junta de Lima, ordenó a todas

las agencias de vapores, en nombre del “Jefe Supremo Teniente Coronel Luís M. Sánchez

Cerro”, que se dispusiera que todos los barcos hicieran escala en Mollendo, desconociendo

57
así el bloqueo decretado por Leguía. Esa resolución estaba firmada por José Luís Bustamante

y Rivero, como Secretario de Asuntos políticos. El 25 de agosto de 1930 la Junta de Lima

había dado una resolución abriendo el puerto de Mollendo al tráfico marítimo. La estrategia

de Ponce era impresionar a Sánchez Cerro comunicándole que la Junta de Arequipa había

sido reconocida por el Cuerpo Diplomático y por la 1ra. Y 5ta. División, que guarnecían la

zona norte y la región de la selva, respectivamente. Sánchez Cerro respondió(Villanueva,

1977: 121).

Al general Ponce, Jefe de la Junta Provisoria:

1. Mis nobles patrióticos ideales hoy más que nunca interésame afianzarlos eficientemente;

2. No me interesa conocer si tropas 1ª, 2ª y 5ª división han reconocido incidental y flojamente

la Junta.

3. No se trata de hacer comprobación efectivos disponibles, sino ver patrióticamente calidad

de elementos que respondan al imperioso llamamiento patria.

4. A Leguía lo llamo grandísimo traidor y los encargados su custodia me responderán caso

necesario.

5. Desbordes comunistas y toda clase de desmanes se reprimen con capacidad y energía.

6. Hago caso omiso reconocimiento Cuerpo Diplomático esa Junta, opinión nacional es la

única tomo en consideración. Toda opinión extranjera asuntos internos mi patria rechazo de

plano.

7. Visto su último capítulo propongo siguiente Junta: (Enumera los componentes de la Junta

que se formó).

8. Espero respuesta hasta una de la mañana. Caso no obtenerla hasta esa hora no deseo

continuar esta clase ajetreos políticos criollos.

58
En esta forma “el jefe de la revolución dio por terminadas las negociaciones, entabladas

por la Junta de Lima, que pretendía asumir la dirección del movimiento, ofreciendo a

Sánchez Cerro , como una dádiva, solamente un cargo secundario, Junta que, además,

mostraba muchos vínculos con el régimen recién depuesto. La posición de Sánchez Cerro ,

fortalecida con la adhesión de las tropas de la 4ª división, se robusteció aún más con el apoyo

que le ofreció la Escuela Militar de Chorrillos y otras unidades de la 2ª división”(Villanueva,

1977: 122).

Por último, Sánchez Cerro viajó a Lima el 27 de agosto de 1930 para hacerse cargo de

la dirección del mando supremo e inaugurar “una de las épocas más trágicas del Perú” en el

siglo XX.

Figura 9.Primeras noticias sobre la llegada de Luis M. Sánchez Cerro, Presidente de la Junta
de Gobierno de Arequipa, que desplaza al General Manuel María Ponce. Diario “La Prensa”,
Primera Edición, de 27 de agosto de 1930.

59
El General Ernesto Montagne refuerza lo dicho por Víctor Villanueva, al señalar que

cuando los oficiales de Chorrillos calcularon que podían contrarrestar a las fuerzas de Lima,

sobre todo al percibir la corriente popular favorable a los revolucionarios de Arequipa,

hicieron un telegrama a Sánchez Cerro, invitándolo a trasladarse a Lima. Anteriormente había

sido enviado un agente especial, “todas estas fuerzas – decía el telegrama refiriéndose a las de

la Escuela y unidades aliadas- esperan la llegada del teniente coronel Sánchez Cerro como el

único llamado a designar a sus colaboradores en el gobierno y reemplazar así a la Junta que

consideran con carácter provisional (…) invitan al teniente coronel Sánchez Cerro a

trasladarse sin pérdida de tiempo a Chorrillos en donde encontrará todas estas fuerzas

reunidas para apoyarlo” (Montagne, 1962: 115). En vista de las garantías ofrecidas, Sánchez

Cerro resolvió viajar el día 27 de agosto. A continuación, dos imágenes que muestran el

significado de lo que sucedía.

Figura 10.Simbología sobre el


significado para algunos de la figura de
Luis M. Sánchez Cerro, Presidente de la
Junta de Gobierno de Arequipa. Diario
“La Prensa”, Primera Edición, de 28 de
agosto de 1930.

60
Figura 11.Primeras
imágenes sobre el
apoteósico
recibimiento al
Presidente de la
Junta de Gobierno de
Arequipa, Luis
Miguel Sánchez
Cerro. Diario “La
Prensa”, Primera
Edición, de 28 de
agosto de 1930.

De igual forma, Felipe De la Barra testimonia que la Junta de Ponce renunció en la tarde

del 27, “quedando desde ese momento el país prácticamente sin gobierno y en las unidades de

guarnición reinando la incertidumbre y alarma ante las voces que corrían, a medida que

pasaban las horas, de que la Escuela Militar marchaba sobre Lima. Para mantener la

disciplina y en previsión de cualquier estallido, y hallándose ya propiamente acéfala la

autoridad militar de Lima, el jefe de servicio en el Estado Mayor General del Ejército teniente

coronel Felipe de la Barra, tomó contacto con el jefe más antiguo, el coronel Cirilo H. Ortega,

y con él se trasladó a diversos cuarteles, Barbones, Santa Catalina y San Lázaro, (…) La

medida fue prudente y así en la tarde del día siguiente, 28, Sánchez Cerro llegaba por avión a

Lima y haciéndole honores las tropas de la Escuela Militar ingresó a Palacio de Gobierno,

siendo objeto a su llegada y en todo el trayecto, de multitudinaria manifestación como nunca

se había visto. A las ocho de la noche juraba la Junta teniendo como presidente al caudillo de

la revolución de Arequipa” (De la Barra, 1967: 162-163).

61
Figura 12.
Recibimiento al
Presidente de la
Junta de Gobierno de
Arequipa, Luis
Miguel Sánchez
Cerro, a su paso por
el Jirón de la Unión.
Diario “La Crónica”,
Primera Edición, de
28 de agosto de
1930.

En siete días, entre el 22 y 28 de agosto de 1930, Palacio de Gobierno había cambiado de

manos rápidamente. Hasta el 24 lo ocupaba Leguía, en los días 25 y mitad del 27, la Junta del

General Manuel María Ponce; entre la noche del 27 y la mañana del 28 no había ocupante y

desde la noche del 28 se instala el teniente coronel Luís M. Sánchez Cerro con el título de

Presidente de la Junta Militar de Gobierno.

62
La Junta queda integrada por el Coronel Ricardo Llona en la cartera de Hacienda; el

Coronel Eulogio Castillo en Fomento; el Coronel Ernesto Montagne en Relaciones

Exteriores; el Mayor Alejandro Barco en Guerra; el Mayor Gustavo Jiménez en Gobierno; el

Teniente Coronel Armando Sologuren en Justicia y el Capitán de Navío Carlos Rotalde en

Marina.

Figura 13.Juramentación del nuevo Secretario de Guerra, sargento mayor Alejandro del
Barco. Diario “La Crónica”, Primera Edición, de 29 de agosto de 1930.

Figura 14.El Coronel Luis Sánchez Cerro y el gabinete completo de la Junta de Gobierno.
Diario “La Crónica”, Primera Edición, de 29 de agosto de 1930.

63
Por otro lado “el movimiento sindical salió también devastado de la crisis. Los mineros de

la sierra central, quienes recién constituían sus primeros sindicatos en 1930, no pudieron

realizar su Congreso convocado en La Oroya al final de ese año, por la represión. El

Congreso Minero se inició en La Oroya el 8 de noviembre de 1930. Pero en la noche, el

Gobierno apreso a todos los dirigentes y los traslado a Lima” (Sulmont, 1980: 55-

56).También la represión a los obreros de construcción de Malpaso que iban apoyar a los

manifestantes de La Oroya (que lograron la libertad de sus dirigentes con el apoyo de la

CGTP que convocó a un paro general), fueron interceptados a balazos por un destacamento

policial, resultando 23 muertos y numerosos heridos.

Figura 15.Marcha de los obreros en huelga durante los sucesos de Malpaso20. En: Basombrío
y Sagástegui, 1985: 20.

20
De: GAMANIEL R. BLANCO (ALCIDES MARIN). ¿?-1931. Trabajador minero y luego en la enseñanza.
Dirigente sindical y escritor revolucionario morocochano. Autor de Apuntes Monográficos de Morococha y la obra
teatral Gloria a la Madre. Precursor de la canción protesta de corte clasista. Tuvo destacada actividad en los
sucesos conocidos por el levantamiento de Malpaso en 1930. Murió con las entrañas destrozadas en la
carceleta de Guadalupe del Callao el 16 de Abril de 1931.

64
La CGTP fue disuelta, muchos comunistas fueron encarcelados, La Cerro de Pasco

despidió trabajadores y luego contrato nuevo personal, en menor cantidad, obligándolo a

prescindir de toda organización y actividad reivindicativa; ya desde el mes de agosto de 1930

los obreros levantaban su voz de protesta ante las acciones represivas, tal como lo atestigua el

diario “El Comercio”.

Figura 16. El
Comercio. 31 de
agosto de 1930.

“La represión contra el Partido Comunista y los sindicatos fue alentada por los gremios

patronales y los órganos de derecha (…) En la región norte, los obreros de la Internacional

Petroleum Company enfrentaron también represión, masacre y despidos masivos a fines de

1930. Al igual que los mineros, los petroleros quedaron sin organización sindical

prácticamente hasta 1945”(Sulmont, 1980: 56).

65
Flores Galindo, en lo que concierne a la participación de los trabajadores mineros advierte

que no obstante estos cambios, “los mineros comenzaron a plantear sus luchas teniendo

presente a la policía nacional y éstas eran más organizadas-, las luchas mineras seguían

siendo propolíticas en la medida en que los mineros carecían todavía de una ideología

moderna, de rudimentos tácticos o estratégicos. Los comunistas, en 1930, trataron de cubrir

este vacío. Emprendieron la tarea de construir los sindicatos y una Federación minera. Pero

llevados por una tendencia ultraizquierdista, que en esos momentos dominaba al interior de

toda la Internacional, pensaron que esto podían hacerse rápidamente, en meses. No

atendieron a las peculiaridades de los mineros. Las ignoraron. Sólo en apariencia penetraron

entre los mineros. Esto se prueba por la rápida caída de los sindicatos ante la represión y por

el largo período de receso que sufrieron hasta 194521”(Flores Galindo, 1974: 112-114).

Por otro lado, Jorge del Prado referirá sobre las actividades de organización sindical,

“cuando en 1929 se inicia la más honda crisis económica del Capitalismo, ella abarcó todas

las ramas de la producción, el comercio, la industria, la banca (quebró el importante Banco

del Perú y Londres), el transporte, diversos aspectos de la vida económica y social de nuestra

patria. El crack se prolongó hasta 1933. Se experimenta una creciente desocupación y

elevación del costo de vida. Jóvenes camaradas de origen pequeño burgués –estudiantes e

intelectuales- actuábamos al lado de los dirigentes sindicales como mecanógrafos, asesores,

redactores o propagandistas de las organizaciones sindicales (Del Prado, 1987: 80).

Asimismo, se ha señalado que los movimientos campesinos entraron en un periodo de

reflujo; ya que “la resistencia campesina no se vio apagada, más bien se mantuvo creando

21
El subrayado y las negritas son mías.

66
nuevas formas de lucha como litigios legales, gestiones para el reconocimiento de las

comunidades y las denuncias contra el abigeato que diezmaba el ganado de las haciendas… la

coyuntura política de esta época, con las dictaduras de Sánchez Cerro y del General

Benavides, en las que se reprimió y persiguió duramente al naciente movimiento obrero y

popular que se forjaba al calor de los nuevos partidos antioligárquicos como el APRA y el

PC, no permitió el desarrollo del movimiento campesino y su sindicalización”(Lópes, 1985:

26).

Por eso, podemos indicar que entre fines de 1930 e inicios de 1931 las contradicciones

existentes entre las jerarquías militares se reagudizaron cuando Sánchez Cerro pretendió

lanzar su candidatura sin abandonar el poder, por lo que los altos jefes esgrimieron conceptos

de ética política, pero la cuestión fundamental fue la jerarquía de Sánchez Cerro. Los

generales y coroneles no aceptaban subordinarse a un teniente coronel. Para otros, el

problema residía en la falta de calidad profesional del candidato, en su carencia de alcurnia

intelectual. Otros, por el color de su piel, su falta de modales y no saber ni siquiera “sentarse

a la mesa”(Villanueva, 1975: 33).

El 9 de febrero de 1931, de realiza la Huelga de trabajadores petroleros de Talara, Lobitos

y Lagunitos, la cual es duramente reprimida.

En 1930, los marinos pretendieron defender a Leguía contra la revolución de Sánchez

Cerro y aún los mismos cadetes de la Escuela Naval tomaron una actitud política a favor de

dicho personaje (Villanueva, 1973: 195), ya todo estaba definido producto del equilibrio de

67
fuerzas resultantes en aquel momento; aunque es sabido que hubo más de una ocasión en la

que Leguía trató de mantenerse en el poder por medio del movimiento de sus últimas fuerzas.

Por ejemplo, la constitución del grupo organizado por Samanéz Ocampo tuvo apoyo

leguiísta, “la oposición militar estallo el 20 de febrero de 1931 con el levantamiento del

general Pedro Pablo Martínez en el Callao; el saldo fue de 40 muertos. El mismo día, por la

tarde, se sublevo la guarnición de Arequipa, apoyado por la Guardia Civil, logrando dominar

la ciudad. Al día siguiente, el 21 de febrero de 1931 se levantaron las guarniciones de Puno y

Cuzco, con apoyo de la Guardia Civil. Acordaron organizar una Junta de Gobierno presidida

por Samanez Ocampo” (Villanueva, 1973: 122).

Figura 17 y Figura 18.El regimiento N° 5 de Infantería a su salida del cuartel de Santa


Catalina. Diario “El Comercio”, 28 de febrero de 1931.

68
Sánchez Cerro envió al coronel Beingolea para reprimir a los sublevados de Piura y al

comandante Jiménez al Sur. La actitud de la marina con el apoyo de la fuerza aérea fue la de

interceptar a Jiménez. El comandante de la marina, Vinces, exigía la renuncia de Sánchez

Cerro a favor de una Junta conformada por el Presidente de la Corte Suprema y algunos

representantes del Ejército y la Marina22. En mayo de 1931, la FOLA, Federación Obrera

Local de Arequipa, formada en 1930, realizó un paro de protesta por el encarcelamiento y

tortura de un dirigente, en la que murió un obrero a manos de la policía, los cuales

destruyeron la prefectura y lograron la destitución del prefecto. Como consecuencia de estos

hechos, las autoridades liberan a los presos, ceden a las exigencias de los trabajadores para

después perseguir a la FOLA hasta disolverla totalmente.

Incluso, el 23 de marzo de 1931 se sublevó el regimiento de infantería Nº 5 acuartelado en

Lima y en el mes de junio de 1931 se sublevaron varias unidades de la 4ª División

acantonada en el Sur. En el mes de diciembre, antes que Sánchez Cerro asumiera el cargo de

Presidente, se dieron más de 4 levantamientos militares con el apoyo del APRA para impedir

que el 8 de diciembre de 1931, asumiera el cargo.Se evidencia que la vigencia de los partidos

“históricos” había terminado.

Como ya se señaló, “el gobierno de Leguía (1919-1930) imposibilitó todo intento de

organización política. Desplazados los civilistas del poder, Leguía formó su propio

movimiento teñido de una aureola personal. Pero, hacia el final de su gobierno, surgieron en

22
El doctor Elías, el coronel Ruiz Bravo y el capitán de navío Vinces; jefes del Estado Mayor del ejército y la
marina respectivamente.

69
la escena política peruana dos partidos de masas: El Partido Aprista y el Partido Comunista”.

Ambos participaron en las elecciones presidenciales de 1931 disputándose el poder con la

Unión Revolucionaria. El candidato del P.A.P. fue Víctor Raúl Haya de la Torre, apoyado

sustancialmente por la pequeña burguesía provinciana y limeña. El P.C.P. lanzó al indígena

puneño Eduardo Quispe Quispe apoyado por la clase obrera y campesina. Candidato de la U.

R. fue Sánchez Cerro con el respaldo del civilismo y de los sectores populares desclasados.

Figura 19. Campaña de Víctor Raúl Haya de la Torre en las elecciones de 1931. Revista
Mundial, 28 de agosto de 1931.

70
.

Figura 20.Campaña de Luis M. Sánchez Cerro en las elecciones de 1931. Revista Mundial,
28 de agosto de 1931.

71
Si en un primer momento en el ascenso al poder, por parte de la agrupación encabezada

por Sánchez Cerro y a la que representaba, los movimientos sociales en ascenso tratan de

organizarse en busca de reconfigurar, organizar la realidad de tal forma que puedan cumplir

los objetivos dirigidos a concretar sus intereses mas no la transformación de la realidad, el

nuevo espectro socio-político peruano, la situación es distinta después de varios meses de

derrocado Leguía. Pero una vez asumido el mando Sánchez Cerro fue ganado por la clase

dominante a cuyo servicio se entregó en forma total, civiles, pero que le prestaban toda clase

de facilidades, incluyendo apoyo económico, social y de prensa, a más de la infaltable

asesoría política. Víctor Raúl Haya de la Torre (APRA), Luís M. Sánchez Cerro (Unión

Revolucionaria), fueron los dos principales candidatos a las elecciones programadas para el

11 de octubre de 1931.

Figura 21.Votación de Luis M. Sánchez Cerro en la mesa ubicada en el colegio Nuestra


Señora de Guadalupe. Extra N° 22, Semanario de Actualidad, 3 de mayo de 1955.

72
Mientras que el APRA con el PAP formuló su “programa mínimo” coherente a la realidad

sociopolítica del país y Haya de la Torre pronunciaba vibrantes y enérgicos discursos por el

interior del país, por su parte, la Unión Revolucionaria de Sánchez Cerro seguía una

tendencia nacionalista con su lema: “El Perú ante todo”. Aunque para algunos las elecciones

se realizaron en un ambiente de sosiego y asombroso orden, propio de una madurez cívica.

Sánchez Cerro obtuvo la mayoría de votos, ganando largamente a Haya de la Torre, quien por

sus partidarios fue nombrado, presidente moral del Perú”.

Si el APRA se refiere en su programa de gobierno, fundamentalmente a los aspectos

económicos y sociales, Sánchez Cerro, de acuerdo a su pensamiento militar, se apoya en

forma netamente subjetivista en los problemas morales: Exaltar el patriotismo, el desinterés,

el optimismo, la acción cívica, el orgullo nacional. Para el candidato militar lo básico es

“conjurar la crisis moral que nos legó la dictadura (…) reaccionar contra todas las prácticas

funestas que caracterizaron el régimen del oncenio”(Villanueva, 1975: 46-47).

Para Sánchez Cerro, el gobierno de Leguía fue responsable de la “crisis moral” que vivía

el país y que él tenía de solucionar; mientras que para Haya de la Torre es solo el “civilismo”

el causante de la “crisis económica y política” en que se encuentra el Perú. Ninguno de los

dos menciona al imperialismo norteamericano, a la situación de dependencia del país del

capital extranjero, a la estructura de clases, como las causas de los problemas económicos,

sociales, y por ende morales que afronta el país.

73
Sánchez Cerro resultó elegido Presidente ocupando el cargo el 8 de diciembre de

1931, repitiendo lo que se ha dicho, “una vez asumido el mando, Sánchez Cerro fue ganado

por la clase dominante a cuyo servicio se entregó en forma total,pero que le prestaban toda

clase de facilidades, incluyendo apoyo económico, social y de prensa, a más de la infaltable

asesoría política.

2.2. El Tribunal de Sanción Nacional

Para poder realizar una descripción y análisis de la creación, organización y

desarrollo del Tribunal de Sanción Nacional (en adelante TSN) es necesario indicar las

normas legislativas que le proporcionará el marco legal para este fin, los decretos-leyes

que indicaron la culminación de sus funciones y los posteriores decretos-leyes que unido

al difícil contexto en el que se desarrolló, nos ayudará a entender mejor el final de

muchas de las causas, que en esta oportunidad guardaron mucha relación con los

acontecimientos del 20 de noviembre de 1924.

En el contexto del “proceso revolucionario” iniciado con el alzamiento militar de

Arequipa y haciendo hincapié en la finalidad moralizadora de la Junta de Gobierno,

acorde al Manifiesto de Arequipa por Decreto-Ley Nº 7040 fue creado en Lima una

institución que tendrá entre sus principales prerrogativas el juzgamiento de aquella

74
personas que hayan lucrado con el Erario Nacional. A esta institución investigadora y

punitiva se le denominará “Tribunal de Sanción Nacional”: “A fin de llevar a cabo en

forma efectiva la labor de moralización del país emprendida por el actual Gobierno, es

necesario realizar las investigaciones pertinentes para determinar la inversión dada a los

fondos públicos por el régimen anterior, y establecer la debida responsabilidad sobre los

ex gobernantes, los funcionarios y empleados públicos y los particulares que hayan

defraudado al Fisco u obteniendo ganancias ilícitas con detrimento de los dineros del

Estado”(Anuario de la legislación Peruana. Leyes 6874-7475; 1930-1931. Archivo

General de la Nación). Con ello, se evidencia una actitud justiciera en salvaguarda del

Erario Público y del Estado sin tener en cuenta un análisis más detallado del porqué de la

“defraudación al fisco” u obtención de ganancias ilícitas. Además, apelando a principios

morales, tal como se expusieron en el Manifiesto de Arequipa y que el TSN recoge, se

trató de justificar un conjunto de mecanismos de investigación, aunque a la postre se

convertirá en un instrumento de persecución, amedrentamiento y represión contra todos

aquellos que habían compartido el poder con Augusto B. Leguía, sin tener como objetivo

verdadero la realización de los principios que se enarbolaban.

75
Figura 27. Creación del Tribunal de Sanción Nacional. Diario “El Comercio” de 7 de
setiembre de 1930

Figura 28. Primeros miembros del Tribunal de Sanción Nacional: el Coronel Enrique F.
Ballesteros-Presidente, Dr. Gregorio Mercado-Fiscal Letrado, Dr. Adolfo Villagarcía-Vocal,
Dr. Germán Aparicio Gómez Sánchez –Vocal, Ingeniero Rodolfo Laynes Lozada-Vocal,
Mayor Armando Aguirre-Vocal, Dr. Pedro Bustamante Santisteban – Secretario Letrado y el
Dr. Edilberto Boza-Relator. Diario “La Prensa”, 06 de setiembre de 1930.

El mismo Decreto-Ley consta de once puntos que plantean los mecanismos de su

funcionamiento, su organización, los tópicos de investigación que abarcará (las apropiaciones

indebidas de inmuebles, muebles, valores o dinero y las comisiones ilícitas percibidas), el

tipo de denuncia que podrán recibirse, implementada mediante la acción popular23, quienes

23
La Constitución Política de 1920 en su Art. 157º hace mención a las causas que lo producen, pero no lo conceptualiza,
al indicar que “producen acción popular contra los Magistrados y Jueces: la prevaricación, el cohecho, la abreviación o
suspensión de las formas judiciales, el procedimiento ilegal contra las garantías individuales y la prolongación indebida de
los procesos criminales”. En el caso de la presente investigación es entendida como “el derecho de reclamar o de impugnar
ante los tribunales judiciales contra los atropellos de las autoridades y las violaciones de la constitución o de denunciar los
abusos. Se ejercitan directamente en el poder judicial por cualquier persona física o jurídica y está exenta en razón de su
carácter de toda formalidad”. Recuperado de http://guidojedatorres.blogspot.com/2006/05/proceso-accion-popular-
peruano.html, que es el sentido que le da el Decreto Ley N° 7040. Actualmente el Tribunal Constitucional lo define como
“un proceso constitucional que tiene como finalidad que las normas jurídicas de jerarquía inferior a la ley (por ejemplo, un
decreto supremo que reglamenta una ley) no contravengan a la Constitución o a la ley. Se presenta a la Sala competente de la
Corte Superior del Poder Judicial y ésta, en su sentencia, declara si la norma que ha sido impugnada contradice o no la
Constitución o a la ley. Si la Sala comprueba que, efectivamente, la norma impugnada infringe alguna de aquéllas, la declara
inconstitucional o, en su caso, ilegal y, por consiguiente, esa norma pierde efecto desde el día siguiente a la publicación de la

76
son las personas que deben colaborar con el Tribunal (ex funcionarios, ex empleados

públicos, los particulares que hayan intervenido directa o indirectamente en operaciones con

el fisco), el carácter inapelable de las sentencias, la duración del funcionamiento del Tribunal

de Sanción Nacional (8 meses, a partir del 31 de agosto de 1930) que podrá ser prorrogado

por disposición de la Junta de Gobierno, la prohibición de salida del país de los implicados

antes de los 8 meses y del congelamiento de alguna actividad económica que tenga que ver

con los bienes muebles e inmuebles de los investigados.

Figura 24. Rada y Gamio, Oliva, Denegri, Forero, Salazar y Martínez, los amos autócratas
del Perú, hoy en fuga vergonzosa. Diario Libertad N° 23, de 27 de setiembre de 1930.

Con el Decreto-Ley Nº 6878, que consta de 28 artículos, se especifican las normas a que

debe sujetarse en su funcionamiento: Se establecerá en Lima; tendrá las mismas

prerrogativas y categoría que la Corte Suprema de Justicia, estará conformada por cinco

vocales, un fiscal, un secretario y un relator; su acción se ejercitará por denuncia de las

autoridades políticas, administrativas y comunales; por parte del Ministerio Fiscal; por acción

popular (siempre y cuando que esta se refiera a cargos concretos y verosímilmente

sentencia, lo que equivale a decir que, a partir de ese momento, deja de existir en el ordenamiento jurídico”. Recuperado de
http://www.tc.gob.pe/procesos/accionpopular.html

77
acreditados y sea hecha por escrito y bajo declaración jurada de tenerse motivos suficientes

para el conocimiento de los hechos) y de oficio. Más adelante se hace referencia al conjunto

de atribuciones que se le asigna con el fin de cumplir de mejor manera su trabajo: Investigar

y descubrir los actos contra el patrimonio del Estado; examinar los contratos de compra-venta

y de cualquier otra naturaleza celebrados por el Gobierno fenecido (Julio de 1919 – 31 de

Agosto de 1930), los empréstitos en que está empeñada la fe nacional no están comprendidos

en esta disposición; expedir fallos, expresándose con toda claridad y precisión los

fundamentos de hecho y derecho en que se apoyan a fin de que satisfagan a la opinión

pública; en los casos en que los actos ilícitos consistiesen en contratos celebrados con

terceros serán elevados al Ejecutivo con una exposición concreta de los vicios legales que

afecten su validez, a fin de que con arreglo a las leyes se ejerciten las acciones de nulidad o

rescisión a que hubiese lugar; en el caso de sentencia absolutoria, ésta se publicará en los

diarios relacionados con el Tribunal y el expediente se remitirá al Archivo General de la

Nación; en el caso de ser una sentencia condenatoria se procederá a su inmediata ejecución,

teniéndose como instrucción concluida; si no tuviese lugar el remate por falta de postores,

los bienes se adjudicarán al Estado por el valor de tasación.

El mismo Decreto –Ley hace referencia al proceso de inicio de la denuncia, los pasos que

debían de seguir y su culminación. Por ello indica que “ingresada la denuncia, el Secretario

del TSN toma razón de ella e informa de su contenido al tribunal, con la asistencia Fiscal, el

que da su opinión sobre su procedencia e improcedencia, se dicta el auto de apertura del

juicio y citación del responsable y “ocupando” sus bienes, libros, papeles y retención de la

correspondencia. En seguida, las personas que tuvieran en su pertenencia bienes y

documentos del enjuiciado y no los entreguen al tribunal serán considerados como

cómplices; se prohibía la entrega o pago de cualquier especie al enjuiciado bajo pena de

78
ser considerados como no realizados; se pedía que los tribunales y Juzgados remitieran

una razón de las causas en que el enjuiciado fuese parte o pudiera derivar algún

provecho económico; los legítimos acreedores del enjuiciado tendrán un plazo para la

presentación de títulos justificativos de sus créditos; se facilitarán todos los mecanismos

judiciales para asegurar los fines del juicio; la Caja de Depósitos y Consignaciones será la

encargada del depósito, intervención y administración de los bienes incautados, los que serán

conservados y seguirán siendo explotados de la mejor forma posible; el auto de apertura del

juicio se publicará por diez días consecutivos en el diario encargado de la publicación de

avisos judiciales”, como el que se muestra a continuación, aspecto que se desarrolla de mejor

manera por medio de la promulgación del Estatuto.

Figura 25. Diario “El Comercio” de 4 de setiembre de 1930

Seguido a todos estos procedimientos descritos, se le solicitará a la Caja de Depósitos y

Consignaciones, a los Bancos e instituciones de crédito para los efectos del artículo once del

Decreto N° 7040 del TSN que no permitan que el enjuiciado extraiga de las cajas de

79
seguridad que tuviese en ellos los documentos, dinero, alhajas, valores y demás objetos de

cualquier clase que se encuentren depositados en dichas cajas; las personas que hallan

ejercido función pública durante 1919-1930, no podrán abandonar el país durante el período

de funcionamiento del TSN o declarado su irresponsabilidad, salvo que presten fianza

hipotecaria o prendaria satisfactoria para el Tribunal, constituyendo apoderado para estar a

derecho dentro del juicio; en el caso de conocerse el paradero del enjuiciado, se le citará

personalmente por medio del telégrafo para que declare según día y hora fijados, gozando del

derecho de defensa y si no concurriera a la primera citación se seguirá el juicio en su

rebeldía; en el caso de los enjuiciados ocultos o que se encuentren fuera del país, se tendrá

como bastante citación la publicación del auto de apertura del juicio y si hasta diez días

después del último de la publicación no se hubiesen puesto a derecho, personalmente o por

medio de un apoderado, se les declarará rebeldes y se continuará el juicio con tal carácter, no

volviendo hacerles ninguna notificación hasta la citación para la vista de la causa que se

publicará por el periódico durante tres días; el Tribunal resolverá en cada caso sobre la

conveniencia de que determinadas declaraciones y diligencias se practiquen ante el Tribunal

o las encomendará a uno de sus miembros (en el primer caso intervendrá el Secretario y en el

segundo un actuario designado por el tribunal); en el caso que la denuncia se realice en

provincia, nombrará delegaciones departamentales o provinciales encargadas de practicar en

el día las investigaciones que juzgue convenientes; el denunciante (es) podrán intervenir, con

permiso del Tribunal, en las diligencias judiciales, correspondiendo igual derecho al

encausado, pero sin ser necesarias citaciones previas ni plazos especiales, enterándose por

medio de Secretaría sobre el estado de la causa, sin poder sacar el expediente, bajo

responsabilidad; no se admitirán ningún tipo de medidas judiciales que entorpezcan las

diligencias decretadas; el Tribunal o Vocal comisionado, inmediatamente de prestada la

declaración del encausado o declarado éste rebelde, ordenará todas las pruebas necesarias

80
para el esclarecimiento de los hechos y las de descargo que el encausado hubiese ofrecido,

haciendo uso de todos los medios necesarios, los peritos nombrados tendrán un plazo

perentorio para la presentación de sus dictámenes; todas las pruebas deben ofrecerse y

actuarse dentro del plazo de 30 días, por la que después de 10 días el Fiscal expedirá

dictamen y se procederá a la inmediata vista de la causa en audiencia pública, pidiendo el

Tribunal prorrogar hasta 20 días más la presentación de las pruebas no pudiendo excederse

los 50 días como máximo que se estaría otorgando como plazo; si el tribunal reconociera los

créditos presentados de cargo de los enjuiciados, reconocerá en la sentencia la legalidad de

ellos y se harán efectivos hasta donde alcancen los bienes incautados. En el caso que los

créditos fuesen falsos, serán denunciados ante el Juez Instructor y si fuera el caso que no

hicieran referencia a ninguno de los dos casos, los documentos o títulos serán devueltos a los

interesados para que ejerciten su derecho ante la jurisdicción ordinaria; la oficina de Lima de

la Caja de Depósito y Consignaciones después de recibir la transcripción del auto de apertura

de un juicio deberá comunicarlo telegráficamente a todas las instituciones de la República, a

fin de que nieguen el pase a las minutas relativas a transferencia de dominio o constitución de

gravámenes que pretendiesen celebrar los encausados; haciéndose extensiva esta prohibición

a los Notarios Públicos, bajo responsabilidad. Terminado un juicio de forma absolutoria se

levantarán todas las medidas preventivas dictadas; el enjuiciado o las personas que de él

dependan con derecho a alimentos, podrán solicitar del Tribunal la asignación de una pensión

mensual mientras dure el juicio, tomando el modo y forma prevista por el Código de

Procedimientos Civiles, para el caso de concurso y quiebra. De esta manera hemos llegado al

final de la síntesis del decreto descrito, lo que nos ayudará a comprender mejor los

mecanismos y las maneras cómo fueron presentadas las denuncias y su posterior proceso, y

del porqué de su improcedencia legal.

81
Figura 26.Diario “El Comercio” de 20 de setiembre de 1930.

82
Después se aprueba el Decreto-Ley N° 6902 que amplía las disposiciones del Decreto-Ley

N° 6878, contra todas aquellas personas que hubieran actuado en detrimento del Erario

Nacional, para asegurar de ésta forma la eficiencia de la sanción ante los reclamos de las

personas perjudicadas. En primer lugar, indicaba que las personas que podrían ser

denunciadas y por ende vinculadas a actos de enriquecimiento ilícito directo e indirecto, en

condición de funcionarios o empleados públicos, aunque no hubieran manejado rentas

fiscales, eran todas aquellas que habían percibido beneficios por el manejo de los empréstitos

de la República, su aplicación o cancelación, la ejecución de obras públicas, compra o venta

de propiedades por el Estado, proveedurías o suministros de materiales, representaciones

comisiones, primas o estipendios y en cualquier otra forma. Por otro lado, el denunciado que

no pudiera demostrar su inocencia sobre las imputaciones levantadas sobre su persona, con

relación al enriquecimiento ilícito o indebido, serían condenados a la restitución de aquellas

sumas o bienes que constituyan el delito señalado. Seguidamente “las denuncias que se

presenten, no requieren ser acompañadas de documentación, siempre que sean dirigidas

contra personas que la opinión pública sindica como culpables de enriquecimiento

indebido o ilícito”; en este tercer artículo se viola el debido proceso de presentación de

pruebas amparándose en el uso de la opinión como prueba irrefutable, hecho que perjudicó

inicialmente a muchos de los implicados y que demuestra lo débil de los mecanismos

aplicados en “la búsqueda de justicia” de muchas personas perjudicadas por el actuar de los

agentes gubernamentales del gobierno depuesto, y que traerá como consecuencia que más del

80% de las denuncias presentadas ante el Tribunal de Sanción fueron declaradas

inadmisibles, debido que no cumplían con los requisitos establecidos en el Decreto Ley N°

6878, el Decreto Ley N° 6910 y el Decreto Ley N° 7040. A continuación, se indica, que las

denuncias a las que hace referencia el 1er artículo deben de formularse por el Fiscal del

Tribunal de Sanción Nacional y por los miembros del Ministerio Público; también podrían

83
ser presentadas por la población ante los Agentes Fiscales de las diferentes zonas de la

República, las Comisiones Departamentales o Provinciales o directamente ante el Tribunal de

Sanción Nacional, quienes solicitarán el Registro de la Propiedad Inmueble, de las

Reparticiones administrativas, de las instituciones de crédito, notarías y de cualquier oficina o

entidad, los datos relativos a los bienes y derechos de los denunciados para formar la lista de

los bienes de los denunciados. En el 5to artículo se precisa que “para asegurar la efectividad

de la sanción, el Ministerio de Gobierno continuará dictando medidas de incautación de los

bienes de todos aquellos que notoriamente se hayan enriquecido ilícitamente o

indebidamente desde el 04 de julio de 1919”. Después se señala que el Tribunal de Sanción

Nacional será el responsable de dar el auto de apertura de los juicios para llevar a cabo el

debido proceso hasta su culminación, con los respectivos resultados. Por último, se indica que

los juicios presentados después del 24 de agosto de 1930 ante los jueces del fuero común para

el pago de créditos de cargo de los encausados ante el Tribunal de Sanción Nacional serían

cortados, a fin de que los interesados presenten al Tribunal, los documentos en que consten

las obligaciones demandadas, para que éste indique su legitimidad.

Con posteridad se aprueba el Decreto-Ley N° 6910, que expresa la síntesis de los dos

decretos anteriores con algunos añadidos en la promulgación del Estatuto del Tribunal de

Sanción Nacional.

Producto de la aprobación del Estatuto del Tribunal de Sanción Nacional lo que se

evidencia es la alteración de las normas legales que afectan su funcionamiento y

específicamente los objetivos que buscaba la población que denunciaban acciones que

habían ido en contra del Erario Nacional. Además imposibilitó que el Tribunal pudiera

84
acopiar todas aquellas denuncias de todas las personas que habían sido abusadas por el

régimen anterior, diferencias que se muestran a continuación de los Decretos Leyes N° 6878

y N° 6910.

ANTES. AHORA (28-10-1930).


Decreto-Ley N° 6878 Decreto-Ley N° 6910

* Acción popular (siempre y cuando que esta se * Constará de 10 Vocales y 4 Fiscales; será

refiera a cargos concretos y verosímilmente presidido por el Vocal-magistrado más antiguo y

acreditados y sea hecha por escrito y bajo se dividirá en dos Salas, cada una 5 Vocales y 2

declaración jurada de tenerse motivos suficientes Fiscales.

para el conocimiento de los hechos) y de oficio.


* La acción popular para la denuncia de los

* Las personas que tuvieran en su pertenencia mismos casos, sólo puede ejercitarse ante el

bienes y documentos del enjuiciado y no los Ministerio Fiscal, autoridades y Comisiones a

entreguen al tribunal serán considerados que se refiere el artículo anterior y en el plazo de

como cómplices; se prohibía la entrega o pago sesenta días a partir de la fecha de este Decreto.

de cualquier especie al enjuiciado bajo pena Deberá formularse por escrito y bajo declaración

de ser considerados como no realizados; se jurada de tenerse motivos suficientes para el

pedía que los tribunales y Juzgados conocimiento de los hechos materia de la

remitieran una razón de las causas en que el denuncia.

enjuiciado fuese parte o pudiera derivar


* Expedido y publicado el fallo con motivo de
algún provecho económico.
este procedimiento, se remitirá el expediente,

* No permitan que el enjuiciado extraiga de las junto con los créditos presentados por los

85
cajas de seguridad que tuviese en ellos los acreedores a la Primera Sala, para que ésta

documentos, dinero, alhajas, valores y demás ejecute el fallo y resuelva sobre la legitimidad o

objetos de cualquier clase que se encuentren preferencia de los créditos. Si con motivo de las

depositados en dichas cajas; las personas que investigaciones practicadas para calificar el

hallan ejercido función pública durante 1919- enriquecimiento, se hubieran descubierto

1930, no podrán abandonar el país durante el elementos delictuosos, la Segunda Sala, antes de

período de funcionamiento del TSN o declarado hacer la remisión a que se refiere el párrafo

su irresponsabilidad. anterior, mandará sacar copia certificada de las

piezas pertinentes y la enviará al Tribunal


* En el caso que la denuncia se realice en
Correccional, para los efectos del juicio penal
provincia, nombrará delegaciones
correspondiente.
departamentales o provinciales encargadas de

practicar en el día las investigaciones que juzgue * Los juicios iniciados con posterioridad al 24 de

convenientes. agosto último [1930], ante los jueces del fuero

común, para el pago de créditos de cargo de los


* El denunciante (es) podrán intervenir, con
encausados ante el tribunal de Sanción Nacional,
permiso del Tribunal, en las diligencias
serán cortados, a fin de que los interesados
judiciales, correspondiendo igual derecho al
presenten al Tribunal los documentos en que
encausado, pero sin ser necesarias citaciones
consten las obligaciones demandadas, para el
previas ni plazos especiales, enterándose por
efecto de que éste se pronuncie sobre su
medio de Secretaría sobre el estado de la causa,
legitimidad. Asimismo, son nulos y sin ningún
sin poder sacar el expediente, bajo
valor todos los contratos de compra-venta,
responsabilidad; no se admitirán ningún tipo de
transferencias, hipotecas y transacciones de
medidas judiciales que entorpezcan las
cualquier género que hubiesen celebrado a partir
diligencias decretadas.
del 22 de agosto del presente año, las personas
* Si el tribunal reconociera los créditos

86
presentados de cargo de los enjuiciados, contra las que se dicten sentencias condenatorias.

reconocerá en la sentencia la legalidad de ellos y


* Iniciados los procedimientos a que se refieren
se harán efectivos hasta donde alcancen los
los Títulos Cuarto y Quinto, las Salas del
bienes incautados.
Tribunal mantendrán, de las medidas de

* En primer lugar, indicaba que las personas que seguridad dictadas por el Ministerio de Gobierno

podrían ser denunciadas y por ende vinculadas a contra las personas sometidas a los

actos de enriquecimiento ilícito directo e procedimientos, las que considere necesarias.

indirecto-en condición de funcionarios o Iniciados los procedimientos ante el Tribunal,

empleados públicos- , aunque no hubieran corresponderá sólo a sus Salas dictar medidas de

manejado rentas fiscales; eran todas aquellas que seguridad contra las personas sometidas a su

habían percibido beneficios por el manejo de los jurisdicción.

empréstitos de la República.
* Los enjuiciados y las personas que de ellos

reciban alimentos, podrán solicitar que se les

asigne con cargo a la renta de sus bienes, y

mientras que dure el juicio, una pensión mensual

que se decretará siguiendo la regla fijada por el

Código de Procedimientos Civiles, para los casos

de concurso o quiebra.

Los expedientes actualmente en curso, sobre

enriquecimiento indebido, pasarán a la Segunda

Sala a fin de que ésta llene los trámites a que

hubiere lugar, con arreglo a lo prescrito en el

Título Tercero.

87
* Declárase en suspenso, mientras funcione el

Tribunal de Sanción Nacional, la jurisdicción

establecida por la ley de responsabilidad de

funcionarios públicos o de cualquiera otra que

establezca jurisdicción incompatible con la

establecida en el presente Decreto.

Cuadro 1. Impacto del Decreto-Ley N° 6910.

Paralelamente se aprueba el Decreto-Ley N° 6932 que estableció, tomando la relajación en

la puesta en práctica del artículo 12º de la Constitución de 1920, tendiente a impedir la

acumulación de cargos y rentas que “produce deficiencia en los servicios administrativos y

desequilibrio económico que se traduce en aumento del número de desocupados” y que fue

una acción tomada por el gobierno para palear ciertas dificultades existentes en aquel

contexto. Por ello, se reiteraba la prohibición de que “nadie podrá gozar más de un sueldo o

emolumento del Estado sea cual fuese el empleo o función que ejerza. Los sueldos o

emolumentos pagaderos por instituciones locales o por sociedades dependientes en cualquiera

forma del Gobierno, están incluidos en la prohibición”; éste artículo precisa que todas

aquellas personas que perciban dos o más sueldos del Estado, o un sueldo y un emolumento,

o un sueldo y una pensión, o una pensión y un emolumento o dos pensiones de igual

naturaleza o dos emolumentos; se encontrarían comprendidas. Inclusive en el siguiente

artículo se precisa que los miembros de los Poderes Constituidos del Estado, militares,

marinos, beneficios y dignidades eclesiásticas, a los funcionarios y empleados de

instituciones públicas de carácter general o local, y a las de las Instituciones o Sociedades

que, por razón de los contratos celebrados por el Gobierno, o de sus estatutos, o por la calidad

88
de los servicios que prestan, o por percibir apoyo económico, dependen en alguna forma del

Erario. Al decreto se añaden los casos de excepción, como que “las personas que se dediquen

exclusivamente a la enseñanza podrán acumular varias asignaturas estrictamente afines hasta

un total de 30 horas semanales. También es permitido a los profesores de Colegios

Nacionales dictar una asignatura y desempeñar un cargo administrativo dentro del mismo

Plantel, y por excepción a los catedráticos de las Universidades y Escuelas Especiales, les es

concedida la franquicia de desempeñar una Cátedra conexa con la función pública que

desempeñan. Finalmente, se derogaron todas las leyes y disposiciones que se le opusieran, sin

dejar de lado que buscaba consolidar los objetivos que se habían propuesto en el “Manifiesto

de Arequipa”, además de delimitar las tareas de todas aquellas instituciones que buscaban

“·moralizar” el “Nuevo Estado” al que estaban dirigidas todas las acciones del Gobierno de

aquel entonces y por ende, aunque no tiene relación directa, aclarar algunos puntos de los

denunciantes que se dirigían al Tribunal de Sanción Nacional para evitar futuros errores.

Asimismo, se dicta el Decreto-Ley N° 6964, que aclara la situación de los créditos

bancarios a cargo de personas encausadas ante el Tribunal de Sanción Nacional, dándoles

preferencia con respecto a los fallos emitidos por el Tribunal que reconoce a favor del

Estado; por lo que toda persona que haya tenido una demanda ante algún encausado por el

Tribunal era favorecida con este decreto, que le daba la preponderancia sobre cualquier fallo;

ya que se buscaba satisfacer la demanda de todas las personas en busca de la “justicia” y el

pago de las responsabilidades crediticias de los enjuiciados. Por otro lado, también se aprobó

el Decreto-Ley N° 6992, que estipula que los inmuebles urbanos de los encausados cuya

incautación esté ordenada o se ordene, si están afectos a préstamos hipotecarios conforme a

89
las leyes Nº 6126 y de 2 de enero de 1889, que reforma la ley de Bancos Hipotecarios, se

entregarán en administración al Banco Central Hipotecario del Perú a fin de que su producto

se aplique al pago de los servicios del préstamo que grava cada inmueble; y lo sobrante será

puesto a disposición del Tribunal de Sanción Nacional, lo mismo que hará con el restante de

su remate. Además, el servicio de los préstamos hipotecarios en que estén relacionados los

inmuebles de los encausados y que estén ocupados por dependencias del Estado, se pagará al

Banco Central Hipotecario del Perú por el Ministerio que corresponda, los que se consignarán

en cada uno de los presupuestos correspondientes.

Por otro lado, a consecuencia de la convulsionada coyuntura en que se vivía ya para los

primeros meses del año 1931, el regular accionar del TSN se vio afectado; por lo que los

procedimientos del Tribunal de Sanción Nacional son simplificados por el Decreto-Ley N°

7043 de 28 de febrero de 1931, indicado en su primer artículo, que funcionará en Sala Única

con los miembros de la Segunda Sala del Tribunal, hasta ese entonces vigente, que se

enterarán exclusivamente de las acusaciones por enriquecimiento ilícito contra funcionarios

públicos, teniendo bajo su dependencia a los 5 Jueces Instructores según el Decreto-Ley N°

6910 y sus fallos se ejecutarán por los Jueces de la Primera Instancia del fuero común.

Además, la graduación de los créditos en las causas resueltas, hasta ese momento, por

la Segunda Sala del Tribunal de Sanción Nacional se verificará por la Segunda Sala de la

Corte Suprema, antes de procederse a la valoración de dichos bienes; las causas que conoce la

90
Primera Sala del Tribunal de Sanción, pasarán a los Jueces Instructores del fuero común,

siempre que no se refieran a revisiones de contratos, y si fueren de ésta naturaleza pasarán a

los Jueces de Primera Instancia, quienes se sujetarán a las disposiciones del Código de

Procedimientos Civiles y Código de Procedimiento en Materia Criminal. Por último, el

Secretario General del Tribunal de Sanción Nacional, continuará en el desempeño de sus

funciones. Complementariamente se aprobó el Decreto-Ley N° 7044, que con artículo único,

precisa que el Tribunal de Sanción Nacional conocerá de las causas que fueron competencia

de la Segunda Sala del Tribunal, sin taxativa alguna, de conformidad con las disposiciones

del inciso “e” del artículo 12 del Decreto-Ley 6910, quedando modificado el artículo 1ro del

Decreto-Ley 7043, que subordina únicamente a funcionarios públicos a la jurisdicción del

Tribunal de Sanción Nacional.

Paralelamente y respondiendo a la situación de crisis política del mes de marzo de 1931,

se aprueba un nuevo Estatuto de Gobierno, el de la 2da Junta de Gobierno, que ha de

responder a los intereses de algunos sectores vinculados al leguiísmo24; por ello indica que

“la Junta de Gobierno es un organismo político indisoluble que está integrado por ocho

miembros; el cargo de miembro de la Junta de Gobierno es irrenunciable, salvo casos de

fuerza mayor debidamente comprobados que incapaciten para la función; los miembros no

podrán postular su candidatura a la Presidencia de la República ni a ninguna representación

parlamentaria; la Junta de Gobierno asume todas las atribuciones propias de los poderes

Ejecutivo y Legislativo; el Presidente de la Junta tendrá las mismas atribuciones del

Presidente de la República y sus demás miembros en las carteras correspondientes…”.

24
Ver Capítulo I.

91
Con posteridad se publica el Decreto-Ley N° 7055, que modifica el art. 5º del Decreto-Ley

N° 6910, en el sentido de que para ser nombrado Fiscal del Tribunal de Sanción Nacional,

basta haber desempeñado, con cualquier carácter, una Fiscalía en la Corte Suprema de la

República, o en su defecto ejercer o haber ejercido la Auditoría General del Ejército o de la

Marina.

A continuación, se aprueba el Decreto-ley N° 7119, que procede a dar por terminadas las

funciones del Tribunal de Sanción Nacional en cuanto a las investigaciones que se

encontraban en proceso, los que pasarán a vista Fiscal, cesando la intervención de los Jueces

Instructores, fecha a cumplirse el 31 de mayo de 1931; pero en el caso de aquellos procesos

faltos de sentencia producto de las dificultades presentadas por el Tribunal de Sanción por la

supresión de la primera Sala, enfermedad o renuncia de los miembros de la Segunda

Sala, se hizo necesario una prorroga de 30 días, los cuales serían remitidos a la jurisdicción

común; y en los casos que después del plazo indicado no hayan culminado ni tenido sentencia

serían remitidos a la Segunda Sala de la Corte Suprema, quien los distribuirá entre los jueces

y Tribunales ordinarios.

Además, el Ministerio Fiscal se apersonará en los indicados procesos, ejecutando y

cumpliendo las atribuciones que le confiere al artículo 275º de la Ley Orgánica del Poder

92
Judicial25, para su culminación y la indicación de las responsabilidades.

Complementariamente se aprueba el Decreto-Ley N° 7122 que aumenta a 4 el número de

Fiscales del Tribunal de Sanción para que culminen sus tareas, debido a la fuerte carga de

expedientes que se encontraban sin solución; “pudiendo nombrarse para dichos cargos no

solo a los funcionarios señalados en las leyes Nº 6910 y N° 7050, sino que también a los

abogados con más de 20 años de ejercicio profesional, en conformidad con los establecido

por la Ley Orgánica del Poder Judicial; los expedientes se repartirán entre los Fiscales

elegidos pasando a dictamen las causas que se encuentren expeditas para ser dictaminadas”;

por ello, para ocupar las dos nuevas Fiscalías son nombrados los doctores Alfredo Barrantes

y Avelino Ochoa.

Asimismo, al haberse cumplido el plazo establecido para la culminación de las funciones

del Tribunal de Sanción Nacional, se dispuso mediante Decreto-Ley N° 7297 que “los Jueces

elevarán a la Corte Suprema todos los procesos que hubieran fallado, de los que quedaron

pendientes en el tribunal de sanción al 31 de mayo de 1931, y continuarán elevando los que

subsiguientemente sigan fallando; debiendo a su vez ese Tribunal elevarlos a la Suprema,

expedido que sea su fallo. Incluso, la Corte Suprema con vista de su Fiscal, revisará los fallos

y resolverá de acuerdo con los fundamentos del presente Decreto”. En el inicio del decreto, se

25
Aprobada por la Ley N° 1510 de 15 de diciembre de 1911. Con el art. 275° se inicia el Capítulo II, de
“Atribuciones, Deberes y Prohibiciones”, que a la letra dice: “Son atribuciones y deberes comunes del ministerio
fiscal (L.O. 126 inc. 5°): 1.° Representar y defender al Estado en las causas en que éste sea parte; 2.° Acusar
por los delitos é intervenir en los juicios criminales, en los casos y formas prescritos por las leyes; 3.° Velar por el
cumplimiento de las leyes, decretos, reglamentos y demás disposiciones que deben aplicar los jueces, pidiendo
el remedio y castigo de los abusos que notaren; 4.° Defender la jurisdicción nacional, el patronato, las obras y
legados píos y los intereses de Beneficencia y de menores; 5.° Excitar directamente á los inferiores que le están
subordinados, para el ejercicio de las acciones ó cumplimiento de los deberes impuestos por la ley; 6.° Exigir de
las autoridades los datos necesarios para desempeñar sus funciones; 7.° Expedir dictamen en los casos
determinados por la ley, con expresión de sus fundamentos”.

93
hace referencia a que en el juzgamiento de las causas carentes de fallos han primado los

principios de la leyes comunes. Ante tal situación de cosas, se aprobó el Decreto-Ley N°

7403 que suspendió el Decreto Ley N° 7297 sobre los juicios de responsabilidad pendientes

de fallo, quedando vigentes las medidas que afecten los bienes de los encausados, dejándoles

la responsabilidad al nuevo Congreso a elegirse por la Asamblea Constituyente.

Para apaciguar el convulsionado contexto existente desde inicios de 1931, el 19 de

noviembre de 1931 es promulgado el Decreto-Ley N° 7414 que buscó indultar a todas

aquellas personas, ciudadanos militares y civiles, que hayan participado en hechos

delictuosos de carácter político contra el Estado y las autoridades políticas subalternas que en

el ejercicio de sus funciones para garantizar el orden público hayan cometido actos que

hubiesen sido materia de juzgamiento en el tiempo que corría desde el 22 de agosto de 1930 a

la fecha, en aras de la paz y la armonía nacional, incluyendo a los participantes del motín y la

asonada ocurrida en Moyobamba el 2 de noviembre de 1930;además de cortar los juicios

iniciados por los acontecimientos contra el Estado y dejando en libertad a los encarcelados y

pudiendo regresar todos aquellos que estuvieran fuera del país sin recibir represalias, pero

esta medida no podía comprender a quienes estaban sometidos a encausamiento, en razón de

responsabilidad nacional derivada del régimen político fenecido el 22 de agosto de 1930, lo

que debía de ser resuelto por el Congreso Constituyente.

94
Figura 27.En: Rivera; 2005.

Para el año 1932 se aprobó el Decreto-Ley N° 7573 que ratificó varios Decretos-Leyes,

especialmente el N° 6875, el N° 6876, el N° 6877, el N° 6878, el N° 6979 y en especial los

números N° 6880, N° 6887, N° 6902, N° 6910, N° 6914, N° 6920, N° 6928, N° 6942, N°

7040, N° 7043, N° 7044 y N° 7055 referentes al Tribunal de Sanción Nacional; acción que

pone en evidencia la intensión que buscaba el Gobierno Constituyente sanchecerrista por

95
contar con un marco legal que le facilitara la culminación de las responsabilidades que habían

heredado de la Junta de Gobierno saliente después de las elecciones del año de 1931.

En el año de 1933 se promulgó la Ley N° 7687, que autorizó al Poder Ejecutivo para

vender en el extranjero o por remate público, los bienes embargados a los acusados por

enriquecimiento ilícito, en los casos que se hubiese expedido sentencia condenatoria,

destinando su producto a la defensa nacional. Asimismo por medio de la Ley N° 7895, se

derogaron los Decretos-Leyes Nº 7297, N° 7403 y el artículo 4 del Nº 7119; igualmente se

señala que en ningún caso procede el cobro contra el estado de costas, daños y prejuicios.

Con esta ley se trato de desconocer las disposiciones que indicaba el Decreto-Ley N° 6910 al

trato de las causas faltantes de fallo, lo que quitaba el marco legal en el momento de

analizar las causas aún en proceso que a su vez se apoyaban por los recursos de la ley

común. Además, dejando sin efecto las revisiones que para aquel entonces se pudiera realizar

sobre los casos investigados hasta ese momento en la Corte Suprema.

Por ello, podríamos indicar que se realiza la desmantelación de todos aquellos mecanismos

que pudieron hasta ese instante, culminar con el trabajo pendiente por el Tribunal de Sanción

Nacional. Aunque deberíamos tener en cuenta que para esa ocasión ya se habían sentenciado

a algunos de los procesados; como Augusto B. Leguía, Jesús M. Salazar, entre otros.

96
Figura 28. En: Rivera; 2005.

En el año de 1936, mediante la Ley N° 8313 se especificó que se comprenden dentro de

los efectos del artículo 2º de la ley Nº 7895 a la Caja de Depósitos y Consignaciones,

Departamento de Recaudación, y a las entidades que hayan administrado bienes de los

enjuiciados ante el Tribunal de Sanción Nacional, por cuenta del Estado; inclusive se

ordenaba cortar los juicios seguidos contra las entidades mencionadas por parte de los

parientes de los enjuiciados por daños y prejuicios. Casos como el de la familia de Marcelino

Zamalloa, Raùl Zavala, Juan Antonio Rivero Tremulle y otros.

97
Para el año de 1938, en virtud a la Ley N° 8463 que el Congreso Constituyente concede

facultades legislativas al Poder Ejecutivo, se aprueba la Ley N° 8632, que crea la Junta

Nacional de Almoneda en el Ministerio de Hacienda para ejecutar los fallos dictados por el

Tribunal de Sanción Nacional. El Presidente sería el Ministro de Estado en el Despacho de

Hacienda y Comercio, el Vice-Presidente sería el Fiscal en lo administrativo de la Corte

Suprema de la República de mayor antigüedad, el Supremo Gobierno designará al Intendente

General de Hacienda, al Director General de Hacienda y el Director de Bienes Nacionales.

También se le transfiere la jurisdicción encomendada a los Jueces de Primera Instancia de

Lima para la ejecución de los fallos de Sanción Nacional dictados por Decreto-Leyes N°

6910 y N° 7573. Por ello se remitieron, según ley, al Ministerio de Hacienda, en el estado en

el que encuentren, todos los procesos en que haya recaído sentencia del Tribunal de Sanción

Nacional estableciendo la responsabilidad civil, por enriquecimiento ilícito del

correspondiente encausado a favor del Estado, sin impedimento a esta remisión recurso

alguno de los interesados ni resolución o trámite de cualquiera naturaleza, proveniente de los

jueces o tribunales distintos del Tribunal de Sanción Nacional que se oponga al fallo dictado

por éste.

Por último, instaurará o continuará los trámites o los ya iniciados por los jueces

respectivos para la simple ejecución de los fallos dictados, observando lo dispuesto en el

Decreto-Ley N° 6910 y sus modificaciones. Por lo que, resulta importante comprender las

consecuencias a que conllevó la aplicación de la Ley N° 7895 que dejaba sin efecto la

aplicación del Decreto-Ley N° 6910. Incluso, los familiares de los encausados Augusto B.

Leguía, Jesús M. Salazar, Dámaso Vidalón, José Antonio Vivanco y otros, van ha persistir en

98
la continuación de estos procesos, presentando documentación ante la Junta Nacional de la

Almoneda, sin recibir respuesta positiva a sus exigencias.

En el año 1945 se aprueba la Ley N° 10220, uno de cuyos artículos, el 1º “que concedió

amnistía e indulto general a todos los militares y civiles sentenciados y procesados por Cortes

Marciales o por fueros privativos, por razones políticas o sociales; y restituyéndoseles los

derechos de que hubiesen sido despojados”; sin brindar facilidades a aquellas personas por

delitos económicos como sucedió con el Decreto-Ley N° 7414.

Finalmente, el 26 de enero de 1956, por medio de la Ley N° 12555, se restituye la

plenitud y el libre ejercicio de sus derechos civiles a las personas, cualquiera sea su estado

civil, que hubieran sido privadas de dichos derechos por fallos o disposiciones dictados por el

Tribunal de Sanción Nacional y demás disposiciones legales ampliatorias o modificatorias.

En tal sentido, el TSN, surgido en 1930, experimenta un conjunto de variaciones que

limitaron su normal funcionamiento, desde recibir denuncias que no tenían relación con sus

objetivos originales, como es el caso presentado por Francisco Quiroga, vecino del distrito de

Imperial, provincia de Cañete; incluso el de Benjamín Hoyos Herrera, quienes solicitan el

pago de cierta cantidad de soles.

99
Sin embargo, el significado, más allá del plano legal, se encuentra dividido. Víctor

Villanueva afirma que “para el militar peruano de 1930 robar era el mayor delito de que se

podía acusar a un gobernante. Sancionar a los ladrones fue uno de los objetivos de la

revolución de Arequipa(Villanueva, 1973:199-200)26. La creación del Tribunal de Sanción

Nacional tuvo ese propósito específico. Era un aspecto en el que todos los oficiales del

ejército estábamos de acuerdo con Sánchez Cerro, aplaudiendo su energía para castigar a los

culpables”, todo ello enmarcado en el proceso revolucionario por lo que “el mismo día 22 se

expidió un decreto dando “amplias garantías a todos los pobladores27” (Villanueva,

1977:152). Desconoció los contratos suscritos por Leguía, suprimió las subvenciones a

diarios y revistas y derogó la ley de Conscripción Vial, ganado, con este sólo hecho, el

aplauso y adhesión de los campesinos y obreros”(Villanueva, 1977:119)., iniciando “una

corta etapa de moralización administrativa para castigar a quienes se enriquecieron

ilícitamente, depura la administración pública y adopta algunas otras medidas con análogos

fines, pero, esto dura lo que la popularidad del comandante que pronto ha de hacer frente

a nuevos problemas de tipo social”(Villanueva, 1962: 66).

26
Asimismo lo volvería a afirmar al indicar que “uno de los primeros decretos que dio la JMG fue sobre la
creación del Tribunal de Sanción Nacional, destinado a descubrir y sancionar los actos contra el patrimonio del
Estado y los casos de enriquecimiento ilícito. Pero, con patológico afán represivo se prescribió que las
denuncias que se presentaran contra los presuntos culpables no requerían estar acompañadas de
pruebas ni documentos, serían los acusados quienes deberían probar su inocencia, invirtiendo en esta forma
un principio universal de derecho…Fueron muchos los denunciados ente el Tribunal de Sanción, pocos los
realmente sancionados, algunos ni siquiera fueron citados. El Tribunal resultó realmente inoperante”.
Villanueva, 1973 :199-200.
27
Villanueva,1977:152. Atestigua que “podría contar cómo un batallón de zapadores fue enviado a construir una
carretera a las minas del señor Málaga Santolalla, Ministro de Guerra, o cómo un comandante (…) etc., y sería
cosa de nunca acabar (…) Lo cierto es que los oficiales no podían más con los abusos de la dictadura, así como
con sus arbitrariedades en los ascensos (…)”. Asimismo, “se acentúa el sentimiento de frustración con diversos
actos de la nueva dictadura, tales como el otorgamiento de grados militares a personas ajenas a la profesión,
pero vinculadas al régimen por lazos familiares o sociales. Los casos de Juan Leguía y Carlos Lembeck son
típicos. El primero, hijo del flamante Presidente, parece que con brevete de piloto aviador civil en alguna parte
del mundo, fue asimilado a la clase de capitán de corbeta el 26 de enero de 1920 y nombrado Jefe de la Escuela
de Aviación de Ancón, un año más tarde era promovido a capitán de fragata para ocupar el cargo de Director
General de Aeronáutica y ascender luego a coronel de aviación (…)”. Villanueva; 1971: 65.

100
En esta misma línea, Quijano, respecto a las medidas implementadas por Luis Miguel

Sánchez Cerro, plantea que “su primer acto fue el establecimiento de un Tribunal de Sanción

contra todos los que directamente habían sido beneficiados por el gobierno de Leguía. Esto

es, la política del nuevo gobierno se dirigía a destruir a los nuevos grupos burgueses urbanos

usufructuarios de las rentas públicas, y a través de ella los grupos terratenientes regresaban a

una posición de poder y de control efectivo del Estado, bajo el amparo del gobierno

militar”(Quijano, 1978: 122).

Otros puntos de vista son los sugeridos por Chirinos Soto, que afirma que el TSN fue

creado “para juzgar o, en verdad, para castigar al ex Presidente Leguía y sus allegados

(…) Tribunal ad-hoc, tribunal revolucionario, pseudo-tribunal por lo tanto, se constituye de

acuerdo con dispositivos legales ulteriores (…) se les da (…) en perjuicio de los reos, el

efecto retroactivo que ofende la sindéresis jurídica más elemental”(Chirinos, 1985: Tomo II,

72.); incluso Federico More afirma que fue “una monstruosidad, bajo un disfraz

jurídico”(Tamariz; 1995: 201) y Oscar C. Barros, manifiesta que fue una acción que

suprimió y rebajó la dignidad de la Corte Suprema de Justicia, al caer en una “censurable

actitud injurídica, por demás reveladora, sólo escuchó a los irresponsables acusadores; y se

negó a oír a tan ilustre víctima”(Barros, 1940: 73), por decir del ex Presidente de la República

Augusto B. Leguía Salcedo; además de definirlo como un “¡Tribunal político–jurídico, de

sanción a la criolla, conforme a la ley del embudo! El tribunal de ¡Sanción! fué, pues, el

Gran Acto teatral, presentado con solemne aparato escénico, en la tragi-comedia de la

revolución”(Barros, 1940: 346).

101
En fin, es así, como el Tribunal de Sanción Nacional pasa de ser entendido como un ente que

centralizará todas aquellas expectativas por alcanzar la justicia de aquellos que habían sentido

de forma directa o indirecta el accionar represivo y/o justiciero del oncenio leguiísta; a ser

entendido como un aparato de venganza, represor, de insignificancia legal, de carácter

inquisitorial, persecutor, un montaje pseudo-jurídico para sostener un tinglado político y de

existencia efímera en el periodo setiembre de 1930 a mayo de 1931, que no cumplirá los

objetivos para los que fue creado ni conseguirá satisfacer las expectativas de todos aquellos

que depositaron su confianza y su fe en su búsqueda de conseguir justicia.

102
Figura 29. Provincia de CajarmarcaFuente:
http://espanol.mapsofworld.com/continentes/sur-america/peru/peru-mapa.html

103
Cajamarca en la geografía peruana. Fuente: Taylor, Lewis (1993: 11).

Figura 29-A.Cajamarca en la geografía peruana. Fuente: Taylor, Lewis (1993: 11).

104
105
Figura 29-B. Principales zonas del desarrollo del conflicto en Cajamarca. Fuente: Taylor, Lewis
(1993: 13)
CAPÍTULO 3 LA INSURRECCIÓN DE CHOTA

3.1. Bandidos, rebeldes, revolucionarios y salteadores

Se conoce como “Revolución de Chota”, al alzamiento armado que iniciaron los

opositores, vinculados al civilismo, contra el gobierno de Augusto B. Leguía (1919 – 1930).

Fue comandado por Arturo Osores Cabrera, el Coronel Samuel del Alcázar y Carlos Barreda;

y fueron secundados por algunos hacendados de la ciudad de Chota, resaltando entre ellos, el

célebre hacendado Eleodoro Benel Zuluoeta, dueño de la Hacienda “La Samana” entre otras.

Hecho histórico que mostró lo fracturada de la sociedad peruana de entonces y la agudización

de las luchas entre dos facciones, la oligarquía civilista; y por otro lado a la incipiente

burguesía pro norteamericana; además de tener en cuenta el proceso de modernización

leguiísta. Sin dejar de lado, las palabras de Bourricaud (1969), al señalar que “la oligarquía es

un núcleo de familias [que no es rígido] y los recién llegados, si son ricos o han sabido hacer

su fortuna” (p.25), que en el caso peruano se distingue por dos rasgos fundamentales, “en

primer lugar (…) el mundo de los negocios y el mundo simplemente se superponen en forma

casi perfecta (…) la segunda particularidad es el carácter limeño de la oligarquía” (p.25), es

decir el centralismo capitalino del poder.

El proceso armado se inició el 20 de noviembre de 1924 y culminó en el año de 1927, con

el suicidio de Eleodoro Benel. Pudiendo citar a Hobsbawm (2001), quien manifiesta que

“Benel fue el más formidable de un gran número de cabecillas que aparecieron con la ruptura

virtual de la autoridad del gobierno, en una compleja combinación de rivalidades políticas y

personales. Venganza, ambición política y económica y rebelión social”(p.114)

106
Para tal propósito, es necesario previamente conceptualizar algunos términos, según el

contexto 1924-1927, para poder comprender la forma de recreación de los acontecimientos y

la forma cómo son entendidos cada uno de ellos, acorde a los diccionarios de la época.

Por lo que, se utilizarán dos diccionarios de suma importancia para ello; el Diccionario de la

Legislación Peruana de Francisco García Calderón(García, 1879) y el Diccionario para el

Pueblo de Juan Espinosa(Espinosa, 1855).

Juan Espinosa conceptualiza los siguientes términos:

 BANDIDOS: El bandido se pone fuera de la ley, hace profesión de no respetarla, y se


priva también de su amparo mientras no cae en poder de la justicia. Mientras el
bandido anda en los campos ejerciendo sus actos de bandalaje, está expuesto a que
cualquiera lo mate, sin responsabilidad judicial; mas desde que cae en manos de la
justicia, tal es la excelencia de ella, las leyes lo amparan, si bien lo castigan.
 CAUDILLOS: Después que sumergen los pueblos en la miseria, les dicen que es
necesario aún más sacrificios para obtener su libertad, el derecho precioso de elegir
sin coacción, de publicar sus pensamientos sin censura, de no pagar mas
contribuciones que las precisas; y las precisas son todas las que se le quieren imponer.
En seguida…¡todo vuelve a las andadas! Se cambian los guardianes, pero e convento
es el mismo.
 COMUNISMO: Sistemas de los que pretenden que todos lo que entren en una
asociación pongan sus bienes en común. En el estado de nuestras sociedades, como
están montadas hoy, aun las mas democráticas, el comunismo es un imposible; nadie
renuncia a la propiedad exclusiva de lo que ha adquirido por cualquier medio que sea,
y el comunismo seria el despojo de toda propiedad particular, para confundirla en una
masa común.
 CONSPIRACIÓN: Una conspiración es mala, es infernal cuando tiene un fin
depravado, como el de traicionar a la patria, o destruir el orden social establecido para
elevar sobre sus ruinas las bastardas ambiciones personales; pero cuando un tirano
domina por medio del terror, en un país cualquiera, y no queda más recurso que
conspirar para librarse de la tiranía, la conspiración es santa y buena, es un deber de
todo buen ciudadano.
 CRIMINALES: ¡Es una aberración! los criminales civiles, los que cometen un
crímen social, que atentan contra la ley, contra la moral y la religión, son oídos y
sentenciados, después de permitírseles su defensa, y de ser juzgados por sus jueces
naturales; y para los delincuentes políticos, se crea tribunales y se nombra jueces ad
hoc, para que, sin sujeción a ley, los juzguen y sentencien con menos caridad y
miramientos que a los que se guardan como salteadores de caminos o como asesinos
famosos.
 DEMOCRACIA: Gobierno esencialmente popular, en el que nadie es ni puede ser
mas que el pueblo, o el conjunto de asociados bajo un mismo régimen; en el que no
cabe superioridad de hombre a hombre, si no es la superioridad que reconoce,
confiesa y venera el pueblo: la superioridad de la virtud y del saber en el hombre en
quien se encuentra, cualquiera que sea su raza, su color, su fisonomía, su creencia, su
nacionalidad. La democracia establece la sociedad en el pleno goce de sus derechos
naturales, y fuera de ella ningún gobierno o sistema gobernativo puede alcanzar tanta
perfección. Para establecer la democracia perfecta basta que cada uno se crea ni mas
ni menos que otro en cuanto hombre; que ninguno pretenda ser superior a otro porque
le hayan premiado con una distinción honorífica por algún servicio hecho a la patria.
 DICTADURA: Poder tremendo que puesto en manos de un hombre lo hace superior
a las leyes y lo faculta a dictarlas él mismo, o a que lo que él ordene pase por ley y se

107
obedezca sin réplica. Solo en los casos supremos de tener que salvar la patria,
amenazada en su independencia, se puede dar semejante autoridad a un hombre.
 FACCIONES: Mientras las facciones no se arman y se hacen mas fuertes que el
poder público nacional, no dan cuidado, son facciones de un todo que pesan menos.
Los facciosos desarmados, meten mas bulla que hacen daño, y cuando se arman,
deber es de la autoridad pública contenerlos; pues nadie tiene derecho de turbar la paz
social por llevar adelante una opinión o un capricho que la mayoría no quiere aceptar:
entonces los furiosos se hacen criminales por fanáticos.
 GENDARMES: Voz francesa que significa gente de armas, es lo que en el antiguo
régimen se llamaba corchetes. Esta es una especie de milicia urbana, destinada a
mantener el orden en las poblaciones, y prestar auxilio a las autoridades locales contra
los malhechores que atacan la propiedad agena y cometen delitos de toda especie.
 INSURRECCIÓN: La insurrección es una rebeldía en los países gobernados
monárquicamente, y el reclamo de un derecho en los que pueden llamarse libres. El
derecho de insurrección no lo niega nadie, cuando a un pueblo se le hace insoportable
su al gobierno y el orden de cosas establecido. Cuando una insurrección es injusta,
con facilidad se le ahoga: los descontentos entonces no hallan eco a sus quejas o
pretensiones; la mayoría está contenta y no presta auxilio a los insurrectos; mas
cuando el descontento se ha hecho general, cuando la situación es tan crítica que, o es
preciso levantarse contra el Gobierno o consentir en la infamia y la pérdida de la
libertad y los derechos adquiridos en buena ley; entonces la insurrección es como el
fuego impelido por un recio viento, cunde, corre, vuela, y de campanario en
campanario se repite el somaten que arma la nación entera, haciendo inútil toda la
resistencia que quiera oponerse a la voluntad de los pueblos.
 REVOLUCIONES: Trastornos políticos o religiosos que cambian la faz de los
estados o el sistema de sus creencias. Cuando un pueblo se levanta simultáneamente,
o sucesivamente en masa con el objeto de cambiar su modo de ser político, es porque
no está contento con su situación; o con el modo como se le gobierna. O es
monárquico y quiere ser republicano, o sin variar la forma de Gobierno quiere
cambiar el personal de este, mudando de dinastía de las personas o de las clases
privilegiadas, quitando unos y poniendo otros individuos que accedan más a sus
exigencias, admitiendo reformas, o dando mas ensanche a las instituciones sociales.
Una revolución no es, en suma, más que la organización del descontento público. Los
mezquinos lamentan los estragos de la revolución, a medida que ven caer añejas
instituciones, de las que ellos sacaban algún provecho, y sacrificarse algunas vidas
más o menos preciosas. Cuando una administración pública, abusa de su poder,
oprimiendo a los ciudadanos; cuando establece por sistema el favoritismo de sus
adeptos o correligionarios en principios, con exclusión del mérito, de la virtud y
capacidad de los que no son de su partido; cuando aumenta sin necesidad las gabelas
y enriquece sin medid a sus paniaguados…: entónces quien la promueve es un héroe,
y los que la defienden han merecido bien de la patria. Al principio se le lama motin,
rebelión, &, sus sostenedores son facciosos, revoltosos, criminales, que van a parar a
un banquillo si se les pilla…pero tomando cuerpo, y haciéndose respetar, yá son
disidente, revolucionarios; ya se empieza a averiguar qué es lo que quieren, se
cede….Si triunfa esta, los primeros que invocan las leyes que no supieron respetar,
son los que cayeron por haber abusado del poder. Entónces las doctrinas de los
escritores que ellos condenaron al silencio, son invocadas. Por un abuso contra el
sentido de la palabra, se ha llamado revolución toda revuelta; todo alboroto, todo
motin de pueblo o de cuartel, y para emplear una palabra americana, todo
bochinche; pero solo es revolución lo que cambia nuestro estado social bajo un
sistema cualquiera.

108
Asimismo, complementando el entendimiento del imaginario del S. XIX, respecto a los

conceptos de la época, y que se mantendrá hasta las tres primeras décadas del S. XX, una de

las fuentes más importantes es la elaborada por Francisco García Calderón.

 BANDIDOS: Se da el nombre de bandidos o bandoleros a los ladrones y salteadores


de caminos.
 BANDO: La facción o partida de gente que separándose del común o masa general de
la Nación, forma un cuerpo separado, en lucha con los demás.
 FACCIÓN: Esta palabra tienes dos acepciones:-significa en primer lugar la
parcialidad de jente amotinada o rebelada; y en este sentido decimos las facciones
políticas.- En segundo lugar se llama facción un acto cualquiera del servicio militar,
como guardia, centinela, patrulla, etc.; y por eso del militar que se ocupa en algo de
esto se dice que está de facción.-El que deserta estando de facción comete un delito
mas grave que cuando la desercion es simple.
 GUERRA CIVIL: “Cuando en el Estado se forma una facción (dice Bello en sus
Instituciones de Der. Inter. Part. 2ª. Cap. 10°) que toma las armas contra el soberano,
para arrancarle el poder supremo, o para imponerle condiciones, o cuando una
república se divide en dos bandos que se tratan mútuamente como enemigos; esta
guerra se llama civil, que quiere decir guerra entre ciudadanos”.
 REBELION: El levanta miento o conspiración de muchos contra la patria o el
Gobierno;-y el acto de impedir con violencia la ejecución de las órdenes emanadas de
la autoridad pública.-La palabra rebelión tomada en este sentido es genérica, y
comprende las asonadas, los asaltos, los tumultos, pronunciamientos, revoluciones,
sediciones, y demás actos que, aunque diversos en los nombres, convienen todos en
ser un levantamiento contras las autoridades constituidas. Las rebeliones dan lugar por
lo común a una guerra civil, en la cual es forzoso observarlas disposiciones del
derecho internacional, para que estas contiendas no se hagan mas desastrosas de lo
que ordinariamente son.
 REVOLUCION: Esta palabra significa actualmente lo mismo que rebelión, alboroto
o asonada.
 SALTEADOR: El que sale a los caminos, y roba a los pasajeros.

Por otro lado, actualmente debemos de tener en cuenta lo recogido por la Real Academia

Española28 y algunos investigadores, para poder comprender los cambios que ha

experimentado cada término a ser utilizado.

 BANDIDO, DA. (Del part. del ant. bandir).1. adj. Fugitivo de la justicia llamado
por bando1. U. t. c. s. 2. m. y f. Persona que roba en los despoblados, salteador de
caminos. 3. m. y f. Persona perversa, engañadora o estafadora. U. t. c. adj. U. t. en
sent. fest. o afect.

28
http://lema.rae.es/drae/

109
 BANDO1.(Del fr. ban, y este del franco ban, con infl. de bando2).1. m. Edicto o
mandato solemnemente publicado de orden superior.2. m. Solemnidad o acto de
publicarlo.echar ~.1. loc. verb. Publicar un edicto o mandato.

 BANDO2.(Quizá del gót. bandwō 'signo,


bandera').1. m. Facción,partido,parcialidad.2. m. bandada (‖ de
aves).3. m. banco (‖ conjunto de peces).del otro ~. 1. loc. adj. Cuba, El
Salv., Méx. y Ur. Dicho de una persona: homosexual.

 BANDOLERO, RA.(De bando2).1. m. y f. bandido (‖ persona que roba en los


despoblados). 2. m. y f. bandido (‖ persona perversa).3. f. Mujer que vivía
con bandoleros.

 CAUDILLISMO.1. m. Sistema de caudillaje o gobierno de un caudillo.

 CAUDILLO.(Del lat. *capitellus).1. m. Hombre que, como cabeza, guía y manda la


gente de guerra.2. m. Hombre que dirige algún gremio, comunidad o cuerpo.

 DEMOCRACIA.(Del gr. δημοκρατία).1. f. Doctrina política favorable a la


intervención del pueblo en el gobierno.2. f. Predominio del pueblo en el gobierno
político de un Estado.

 DICTADURA.(Del lat. dictatūra).1. f. Dignidad y cargo de dictador.2. f. Tiempo que


dura.3. f. Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte,
mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un
país.4. f. Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación
anteriormente vigente.5. f. País con esta forma de gobierno. 6. f. Predominio, fuerza
dominante. La dictadura de la moda.

 GUERRA. (Del germ. *werra, pelea,


discordia; cf. a. al. ant. wërra, neerl. medio warre). 1. f. Desavenencia y rompimiento
de la paz entre dos o más potencias. 2. f. Lucha armada entre dos o más naciones o
entre bandos de una misma nación. 3. f. pugna (‖ entre personas). 4. f. Lucha o
combate, aunque sea en sentido moral. 5. f. Oposición de una cosa con otra.

 GUERRILLA. (Del dim. de guerra). 1. f. escaramuza (‖ pelea de poca importancia).


2. f. Partida de tropa ligera, que hace las descubiertas y rompe las primeras
escaramuzas. 3. f. Partida de paisanos, por lo común no muy numerosa, que al mando
de un jefe particular y con poca o ninguna dependencia de los del Ejército, acosa y
molesta al enemigo. 4. f. Pedrea, combate a pedradas entre dos grupos de muchachos.
5. f. Antiguo juego de naipes.en ~.1. loc. adv. En grupos poco numerosos.2. loc.
adv. Aisladamente, separados unos de otros.

 GUERRILLERO, RA. 1. adj. Perteneciente o relativo a la guerrilla.


2. m. y f. Paisano que combate en la guerrilla.

 INSURGENCIA. 1. f. Levantamiento contra la autoridad. Insurgencia militar,


sindical, urbana. 2. f. Grupo que protagoniza una insurgencia. La insurgencia estaba
dispuesta a reunirse con el presidente.

 INSURRECCIÓN.(Del lat. insurrectĭo, -ōnis).1. f. Levantamiento, sublevación o


rebelión de un pueblo, de una nación, etc.

 LEVANTAMIENTO.1. m. Acción y efecto de levantar o levantarse.2. m. Sedición,


alboroto popular.3. m. Sublimidad, elevación.4. m. Ar. Ajuste, conclusión y finiquito
de cuentas.

110
 MONTONERO.(De montón).1. m. Hombre encargado de apuntar en las eras lo que
cada labrador recolectaba, para saber el diezmo que le correspondía
pagar.2. m. Hombre que, no teniendo valor para sostener una lucha cuerpo a cuerpo,
la provoca cuando está rodeado de sus partidarios. 3. m. Arg. Individuo de la
montonera.4. m. Bol. y Chile. Hombre que lucha en montón, es decir, en grupos
desordenados.

 REVOLUCIÓN.(Del lat. revolutĭo, -ōnis).1. f. Acción y efecto de revolver o


revolverse.2. f. Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales
de una nación.3. f. Inquietud, alboroto, sedición.4. f. Cambio rápido y profundo en
cualquier cosa.5. f. Astr. Movimiento de un astro a lo largo de una órbita
completa.6. f. Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que configura un
sólido o una superficie.7. f. Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre su eje.

 SALTEADOR.1. m. Hombre que saltea y roba en los despoblados o caminos.

En tal sentido podemos añadir que:

 REVOLUCIÓN: De modo general una revolución podría definirse como un


cambiorápido, profundo y violento que afecta a las instituciones políticas,
económicas o sociales de uno o varios niveles. En un proceso revolucionario
normalmente aparecen enfrentadas de forma más o menos nítida dos fuerzas: los
partidarios de mantener las viejas estructuras (reaccionarios) y los partidarios de
derribarlas para crear otras nuevas (revolucionarios). Transformación profunda
que supone una ruptura radical y fundamental con el pasado. Puede ser repentina o
rápida, pero con más frecuencia es un proceso largo.
 BANDOLERISMO: Salteadores de caminos. Surge en la sierra norte, centro y
sur del país. Es un movimiento llevado a cabo por bandoleros, que a su vez son
hombres dedicados al asalto y robo, que siembran el terror en los caminos.
 MONTONEROS: Según Enrique Muñoz Valderrama, “la montonera es un
grupo armado de composición interclasista dirigido por un individuo que tiene
estatus relativamente elevado al nivel regional o local(Muñoz , 2009)”. Fueron
famosos los montoneros de Piérola, Cáceres, Iglesias, Manuel José Becerra Silva,
Andrés Puga y el cura Chuman entre otros.
 GUERRILLEROS: Miembros de las guerrillas, siendo éstas grupos armados
irregulares, que se caracteriza por hostilizar constantemente al enemigo.
 RONDAS CAMPESINAS: Tienen su origen en Chota y son agrupaciones
debidamente organizadas, creadas exclusivamente para combatir el abigeato y
denunciar a las malas autoridades que aprovechando del cargo violan la ley y que
a su vez han sido reconocidas oficialmente por las leyes peruanas.

Sin dejar de mencionar que el Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia

Española (1899) va en la misma línea de García (1979).

111
Figura Nº Fuente: Gerbi (s.f.: 66).

Figura30-A. Mulato carretillero del S. XIX. Fuente: Gerbi (s.f.: 52).

Figura 30-B.Arriero del S. XVIII. Fuente: Gerbi (s.f.: 52).

112
Por lo tanto, podemos plantear un concepto, para el caso particular del presente capítulo,

revolución entendida para las personas de la época como asonada, convulsión social,

escaramuzas del momento, insurgencia, alzamiento armado, mas no cambio de las

estructuras existentes; en cambio sugirieron volver a un estado de cosas a la toma de poder

por Augusto B. Leguía, iniciada en salvaguarda de la “tradición democrática” anterior al

año de 1919, para ello utilizaron a grupos armados, en este caso bandoleros, catalogados

como delincuenciales, bando armado, bandoleros-salteadores, con el fin de concretar su

propósito. Pero que el leguiísmo denominará bandoleros a todos los involucrados con un

propósito político de deslegitimar su lucha.

“Los revolucionarios” no se inscriben dentro de la tradición marxista sino dentro de la

tradición demo – liberal decimonónico, aunque conocerán las concepciones de Lenin sobre la

revolución y su relación con el proletariado y explicaciones similares con relación a la toma

del poder y el reemplazo de un Estado Burgués por uno dirigido por el proletariado. Lo que

se tiene es la concepción propia del S. XIX en torno a lo que se entiende como revolución, a

la que se le identifica con una asonada, un levantamiento armado temporal reivindicativo,

desorden social, muertes y de poca duración; acciones generadas por individuos con

personalidades muy particulares que los van a capacitar para asumir la defensa de la

“democracia aristocrática”. El fin es mostrar toda la complejidad de acontecimientos en la

que se conjugan diversos aspectos. Por ello, vamos observar en parte de este proceso

histórico que no se plantean cambios estructurales significativos sino que constituye la

búsqueda de recuperar los derechos y beneficios perdidos que tenían los hacendados y que

otros estaban gozando, dentro de una nueva estructura económica, política e ideológica, en la

que se planteaban nuevas formas de lucha, de confrontación y de organización social, y que

se muestra en carne viva las contradicciones de la época; lo que lucha por vivir y lo que se

113
niega a morir; en este caso el asistir a las instancias jurisdiccionales, el Tribunal de Sanción

Nacional, para fortalecer aquella atmósfera negativa respecto al significado del oncenio,

abordando, retomando y reviviendo a su manera lo que conocemos como Revolución de

Chota.

Este capítulo tiene como objetivo, aportar algunos datos históricos sobre el

acontecimiento denominado de “La Revolución de Chota” (1924-1927), acciones guerrilleras

o bandolerismo para otros; en un nuevo contexto, 1930-1931, desde la perspectiva no de los

agentes miembros de las fuerzas represivas durante el segundo gobierno de Augusto B.

Leguía Salcedo (1919-1930) o los grupos que estaban hegemónicamente en el poder por

aquel entonces; sino desde la visión de las víctimas y deudos de los que llevaron a cabo el

movimiento armado desde Chota, familias, vecinos de cada una de las comunidades que se

vieron afectadas como Chota, Cutervo, Santa Cruz, Bambamarca, Hualgayoc, entre otras, y

como estos son recreados para aunarse a las sanciones judiciales que se venía gestando con la

Revolución de Arequipa; fortalecer aquella imagen negativa de lo que fue el oncenio,

mediante la presentación de denuncias al Tribunal de Sanción Nacional y la publicación de

petitorios en algunos diarios de Lima.

Desde éste punto de vista, expresaremos el sentir de las personas que se vieron

involucradas directa o indirectamente en el conflicto; además de las consecuencias que

tuvieron que resistir y soportar cada uno de los pobladores y “revolucionarios”. Para ello,

tomamos como fuentes secundarias los estudios de John S. Gitlitz (1980), trabajos como el

del teniente Coronel (R) Genaro Matos (1968), José Villanueva Díaz (2008), el de José Pérez

114
Mundaca (s.f.), Jorge Berríos Alarcón (1967) y Lewis Taylor (1993); entre los más

importantes que han tratado el tema de la Revolución de Chota, también nos ayudará apreciar

la historia desde la otra orilla, es decir, desde los mismos actores que iniciaron el alzamiento

armado. Para ello, nos apoyamos en tres fuentes importantes: Las denuncias presentadas ante

el Tribunal de Sanción (1930), la documentación de la Prefectura de Cajamarca (1924-1927)

y, volantes y periódicos de la época que nos permite realizar un aporte histórico al

entendimiento del proceso que experimentó nuestro país.

La mayoría de la bibliografía sobre el tema, que es muy reducida, indica que fue “el

último levantamiento dirigido por los terratenientes en contra de un gobierno central (…) un

hacendado oriundo del Departamento de Cajamarca en la Sierra Norte del país (…) en

conspiración con importantes políticos que se encontraban en el exilio en el vecino país del

Ecuador (…) La revolución de 1924 no fue un evento histórico importante. Muy pocos han

oído hablar de ella y no cambió el curso de la historia del Perú, ni influyó sustancialmente en

ella”(Gitlitz, 1980: 127). Otros dicen que fue consecuencia de la acción de Leguía al

granjearse las simpatías populares al darles por segura la reintegración de Tacna, Arica y

Tarapacá, promesa que no llegará a cumplir. Inclusive la voluntad de reelegirse para un tercer

periodo como Presidente del Perú. Además el no permitir oposición política y el deshacerse

de todo aquel que no le era incondicional y por otro lado “así vivía el Perú en los momentos

en que se produce en Chota un movimiento destinado a no permitir que Leguía se reeligiera y

continuara en el poder”(Berrios, 1967: 86).

115
Sin embargo, en los inicios del S.XX, el orden de los hacendados empezó a cambiar. “En

la esfera económica, los latifundios azucareros de la costa habían hecho valer sus méritos y

exportaban sus productos a todo el mundo. Este crecimiento de la industria azucarera se vio

reflejado en la sierra en una mayor demanda de alimentos y mano de obra, desarrollándose

una lucha por ver quién abastecía estos mercados. En la esfera política, el gobierno central

extendía lentamente su autoridad a las provincias” (Gitlitz; 1980: 137).

Manuel E. Burgos Cabrejos nos ayuda a entender el contexto indicándonos que

“la economía local, [ligada al desarrollo de la industria azucarera de lo que dependían los

departamentos de la Libertad y Lambayeque fue articulando una dinámica regional

dependiente de] los enclaves capitalistas monopólicos (Casagrande, Cayaltí, Pomalca, etc.)

(…) [Por ello] determinaron en lo fundamental las tendencias de cambio de la sierra norte

del país. El departamento de Cajamarca [en] (…) las primeras décadas [del S. XX] (…)

tenía una economía básicamente agrícola, de carácter semifeudal, orientada al cultivo de

panllevar para el consumo local y el abastecimiento de los enclaves azucareros29. El

régimen latifundista se expresó en “la gran concentración latifundista en 298 haciendas de

propiedad de terratenientes locales y Manos Muertas (instituciones eclesiásticas y

Beneficencia Pública) las que generalmente eran explotadas en forma indirecta a través de

locatarios y administradores. La existencia de minifundios pauperizados, ubicados en un

total de 588 caseríos; así como por la existencia de algunas comunidades indígenas, en

franco proceso de deterioro”(Burgos; 1980: 421 – 443).

29
Cuando hablamos de la articulación del Departamento de Cajamarca a la economía regional de la costa norte,
debemos precisar que se formaron tres circuitos económicos principales. Las provincias de norte (Jaén y San
Ignacio) se articularon con Lambayeque a través de Olmos, las provincias del centro (Chota, Cutervo y Santa
Cruz) también con Lambayeque pero vía Chongoyape; mientras que las provincias del sur (Cajabamba,
Celendín, Hualgayoc, San Miguel, Cajamarca y Contumazá) con La Libertad vía Pacasmayo. A su vez entre
estos circuitos económicos existía muy poca integración, comportándose como si fueran tres departamentos
distintos, esto se explica por cuanto el desarrollo de sus actividades económicas se orientaban a la satisfacción
de las necesidades de la industria azucarera que se articulaba con los centros monopólicos del exterior. Cita de
Burgos;1980.

116
Además, que el desarrollo del latifundismo permitió el fortalecimiento de los

terratenientes en el poder local, aprovechando la debilidad del Estado y constituyendo

ejércitos particulares en las principales haciendas que les permitía tomar acciones en los

constantes y diversos conflictos inter-terratenientes, en la que la base, constituida por

campesinos, eran utilizados como “carne de cañón”. Teniendo en cuenta que esto se inscribe

dentro de una la larga tradición de violencia que existía en Cajamarca desde la

independencia, la revolución liberal de 1854 y las luchas entre hacendados caceristas e

iglesistas durante la Guerra con Chile. Aunque recordemos que Leguía recién había creado la

policía; sería una muy buena pregunta saber qué es lo que sucedía para el periodo que va

desde 1919 hasta 1930 con respecto a las condiciones económicas desarrolladas en

Cajamarca. Para 1920, el orden económico cajamarquino comenzó a experimentar un

conjunto de cambios con el fortalecimiento de los vínculos con los enclaves azucareros de la

Costa, con la consecuente articulación en el abastecimiento de mano de obra y productos

alimenticios; estableciéndose dos grupos fuertemente constituidos con la monopolización de

la propiedad: la sección andina de Casa Grande (hacienda Huacraruco, Sunchubamba,

Salagual y Tambo), y Pomalca (Monteseco y Udima); significando el primer impulso

modernizador para Cajamarca, que facilitó la centralización de la propiedad y la

modernización de los medios de producción existente para aquel entonces; generando el

aumento de procesos de enganche de la mano de obra campesina hacia las haciendas de la

Costa, aunado con la aprobación de la Ley de Conscripción Vial”, propiciando

contradicciones entre los campesinos parcelarios y los colonos de las haciendas

cajamarquinas. En lo político, varios autores coinciden en mencionar la existencia de fuertes

luchas entre aspillaguistas y leguiístas. “Dentro de este contexto se ubican las encarnizadas

luchas que protagonizaron Eleodoro Benel Zuloeta, terrateniente de Cutervo, contra los

Alvarado. Leoncio Villacorta, de Chota, contra Cecilio Montoya y Oswaldo Hoyos Osores.

117
Así como la Montonera que Benel organizó contra el gobierno de Leguía entre 1924 a l 927”

(Burgos, y Gaitán; 1980: 16 y Gitlitz; 1980: 133-135. En Burgos; 1980: 424).

La intensa actividad política local de larga data, cuyo episodio más reciente es su

antileguiísmo se entremezcló con una también larga actividad bandolera. A la que no fueron

ajenos destacados políticos locales.

Aunque en esencia, para un mejor conocimiento y entendimiento de lo planteado en este

capítulo, es elemental tener en cuenta los estudios planteados respecto al bandolerismo, no

siendo objetivo fundamental de la presente investigación, y sus diversas interpretaciones;

para lo cual nos valemos de una variada bibliografía.

Los primeros estudios de principios del S. XX que abordan de manera sistemática el

fenómeno del bandolerismo son los de Villavicencio (1930), Varallanos (1937) y López

Albújar (1936); que son los puntos de partida, para el caso peruano, que podríamos decir, dan

las principales premisas que caracterizarán al resto de estudios que se prolongan a través de la

presente centuria.

En primer lugar, será Villavicencio (1930) quien lo define como un fenómeno delictivo,

pues señala que “en el panorama de nuestra patología social, no existe un fenómeno delectivo

[delictivo] más grave que el bandolerismo” (p. 80). No obstante indicar que “el bandolerismo

118
no es típico del Perú” (p. 80). Asimismo, hurgando en sus orígenes y su desarrollo plantea

que “la primeras manifestaciones del bandolerismo las encontramos en la Conquista y

durante los días de la dominación española (…) La acción del bandolerismo se acentúa en los

días republicanos” (p. 81), teniendo como causas “la desorganización política, el desprecio

por la vida y la gente mercenaria que sirve los apetitos del caudillismo, constituye la más

excelente savia de las actividades del bandidaje” (p. 81-82) y que “la guerra con Chile

delineó más claramente la fisonomía del fenómeno” (p. 82).

Por otro lado, aborda su análisis identificando las formas de organización social que ya

hemos conceptualizado, pero desde otra perspectiva, al expresar que “los bandoleros del

Norte del Perú, clasifican sus agrupaciones criminosas en la forma siguiente: bandas,

cuadrillas y pandillas. Las bandas se componen de cinco o seis individuos, la cuadrilla de dos

bandas y la pandilla de varias cuadrillas. La cuadrilla se integra con bandas pertenecientes a

dos circunscripciones territoriales diferentes. En la pandilla, en cambio, forman bandas de

distintos departamentos, provincias o distritos. Las bandas de Piura, Huancabamba,

Cajamarca, Chota, Cutervo, Huambo, verbigracia, formarían una pandilla” (Villavicencio,

1930: 82-83). Proponiendo, según el modus operandi, dos tipos de bandoleros: los que roban

y; los que roban y quitan la vida.

En segundo lugar, partiendo de la búsqueda de los orígenes del bandolerismo, Varallanos

(1937) afirma que “los primeros bandoleros del Perú, México, Cuba fueron, pues, españoles;

los de EE. UU. Italianos, etc. Todos ellos descendientes de aquella chuzma de pícaros que,

indultados o expulsados por los Reyes de España, o de Francia o de Italia, vinieron a probar

119
fortuna, en calidad de inmigrantes, a estas tierras de la «fábula y la promisión» (…) surgiendo

así el mestizaje y con él la herencia morbosa del criminal europeo en las generaciones

americanas”, como también que “la conquista se llevó a cabo por gentes desheredadas –

aventureros, frailes, soldados, vagos- lo que vinieron impulsados por la sola idea de lucro; sin

el deseo de estabilidad que crea derechos y alienta el progreso” (Varallanos, 1937: 10-13).

Por lo que será en la “Colonia” “en la que se encuentra las manifestaciones del bandolerismo

organizado”, encontrando su causa principal en “la mala administración pública y en el

mestizaje” (Varallanos, 1937: 13), “como no dábase el ejemplo de trabajo, ni el de la virtud a

la verdad, la vagancia y el ocio florecieron como consecuencia de esta enfermiza

administración (…) esa atmósfera viciada, esa enfermedad de fin de siglo, al decir de Ferri,

favoreció el desarrollo de la delincuencia”, introduciendo el factor racial en su análisis al

indicar que “favoreció la propagación y arraigo de esta plaga social. La introducción de los

negros (…) fue la que originó ese mestizaje hibrido contribuyendo a la degeneración de las

costumbres de esa época (…) De estos negros consentidos salían muchos ladrones y

fascinerosos; y las familias hicieron punto de honor al apañar sus robos (…)” (Varallanos,

1937: 14). Por lo que se puede afirmar que fue herencia foránea, española, implantada con la

llegada de los españoles al continente americano. Idea con la que Matos (1968:75) coincide

cuando hace referencia al factor psicológico y su relación con factores externos que genera

exteriorizar el estado natural de violencia del ser humano.

Sugiriendo una conceptualización, en la introducción de dicha obra, el Dr. Juan Marín30 va

a expresar que “al profundizar las verdaderas causas que influyen en la génesis y desarrollo

del bandolerismo, viene a descubrir los factores económicos-sociales que lo determinaron: el


30
Ex profesor de la Historia de la Medicina de la Universidad de Chile, miembro de la
Sociedad Internacional de Historia de la Medicina.

120
latifundismo como causante de miseria, la mala administración de justicia, la política

caudillista, el personalismo, la falta de educación, el alcoholismo y las enfermedades, etc.”,

quien también dice que el bandolerismo “es un morbo cuya etiología fue y sigue siendo

común a todas las naciones hijas del ayuntamiento del fiero español con la dócil nativa o con

la negra sensual”, aunque el mismo Varallanos (1937) dirá que “siendo el bandolerismo,

según nuestra visión, fenómeno social, producto del medio colectivo en que se produce,

resulta esta forma de delincuencia en matiz de la estructura sociológica del Perú” (p. 11).

Por otro lado, Varallanos (1937) identifica 3 tipos de bandolerismo; el bandolerismo

romántico que “es caballeresco a su modo, cabalgando jaque sobre sus instintos, a

contrapelo de la sociedad, siempre lleno de color local, como dice Fernández Almagro” (p.3),

y tomando el célebre relato de Ricardo Palma titulado Rey del Monte31 enfatiza la idea de que

“solo los ricos eran víctimas de sus robos y su parte del botín lo repartía entre los pobres”

(p.17) (idea diferente a la de E. López Albújar), producto de “la mente del pueblo peruano,

fantasista por tropical, por inculto, y por constitución racial, ha contribuido para la fama de

algunos bandoleros” (p.6). El bandolerismo político, que se encuentran en los inicios de la

“Colonia”, “en las guerras de rivalidad entre Pizarristas y Almagristas, por sus saltantes

caracteres externos, vemos en ellas a bandoleros disputándose «el botín o el mando», típica

forma, ya en aquella época, de bandolerismo político de asalto al poder” (p.14) y que para el

S. XIX y S.XX32 mantiene su vigencia por que “estos delitos políticos (…) especialmente las

31
Es.wikisource.org,. (2014). El Rey del Monte - Wikisource. Consultado el 19 de octubre
2014, desde http://es.wikisource.org/wiki/El_Rey_del_Monte. También en Biblioteca.org.ar,.
(2014). Consultado el 19 de octubre 2014, desde
http://www.biblioteca.org.ar/libros/300829.pdf
32
Para tener un conocimiento sobre las acciones bandoleras durante las dos primeras décadas
del S. XX se puede consultar el trabajo de Flores y Pachas (1973), quienes recogen de forma

121
llamadas «revoluciones» y «el caudillismo», han sido factores primordiales del bandolerismo

en la época republicana”, resaltando el caudillismo, debido a que “las luchas internas que [lo]

provocó (…) trajeron la anarquía del país (…) confundiendo los «ideales» de sus caudillos se

desviaron para caer en bandoleros [encontrando] cierta similitud entre el caudillo peruano y

el jefe de banda” Varallanos (p.19), y sobre las revoluciones en el Perú dirá que “en forma

directa o indirecta, han sido causa del bandolerismo (…) los políticos revolucionarios han

amparado continuamente bandas de malhechores haciéndolos pasar como sus partidarios para

defensa de sus intereses” (p.114), por ejemplo, “bajo pretexto de «política» -de ser

caceristas, pierolistas, etc.- se levantaron partidas de bandoleros por los años del 85 al 900”

(p.115), por lo que “la política y los políticos de entonces [fines del S. XIX y en especial el

caso de la presente investigación] han sido siempre amparados de bandoleros” (p.115),

concluyendo que “esta clase de bandoleros están a la buena o mala suerte de sus patrones”.

Por último, el bandolerismo social, para lo cual se sirve de un análisis criminológico,

caracterizándolo como un delincuente de ocasión, que se sirve de un pretexto para delinquir,

que bajo ciertas condiciones externas hacen que surjan sus inclinaciones delictivas, aunado

con su falta de sentido social de la realidad, al tratar de satisfacer una necesidad económica

en épocas de crisis; que a su vez es enmarcada en la forma de criminalidad primitiva, a

diferencia de la evolutiva, al ser realizada por personas poco civilizadas, siendo el grado de

instrucción un factor que determinará su identificación y desarrollo.

En tercer lugar, López Albújar (1936), conceptualiza el fenómeno bandoreril expresando

que “es una protesta, una rebeldía, una desviación o un mero recurso de subsistencia: protesta

cronológica las comunicaciones sobre las acciones de bandoleros realizas durante el periodo
que va desde 1900 a 1920.

122
contra la injusticia del poderoso o la extorsión del fuerte; rebeldía contra las rudas

determinaciones sociales, hostiles con el débil y contemporizadoras con el fuerte; desviación

de la ética individual por acción de factores biológicos o hereditarios; recurso para satisfacer

necesidades reales o ficticias, malas o buenas, creadas por la pasión o el vicio, la miseria o el

hambre, pero al fin obra de una fuerza imperiosa y decisiva” , además de caracterizarlos al

afirmar que “los bandidos de hoy vienen a ser los caballeros castellanos de ayer” (p.12);

caracterizándolo como “una profesión, una carrera de seres rabiosos, desesperados, histéricos,

como la del torero, la del acróbata, la del domador, la del pirata, la del contrabandista” (p.13)

y que “cualquiera no puede ser bandido. Para serlo hay que carecer, precisamente, de

conceptos éticos sociales” (p.13); además “el tipo de ellos no es el del bandido italiano,

yanqui o francés; es el del caballista andaluz (…) un hombre que para robar necesita hacerlo

sentado sobre algo” (p.14). Aunque sus planteamientos han servido para que Taylor y

Dawe(1994), se arriesguen a estudiar su propuesta y plantear una observación sobre su

percepción de la comunidad, al señalar que “la vida dentro de la comunidad campesina nunca

fue en la práctica tan armoniosa como se la retrata en los Caballeros del Delitos” (p.156).

Asimismo, López Albújar (1936)critica su forma anti modernista, arcaica, falta de visión

para el desarrollo, la evolución; al expresar que “el bandolero odia la ciudad y la ve con

irritación de pirófobo (…) es en este amor a las tierras libres y al caballo donde puede

encontrarse la principal razón de existencia de nuestro bandolerismo (…) Nuestro indio,

nuestro zambo., nuestro cholo desprecian el robo con discursos socaliñas y artimañas (…) y

el uso de auxiliares como la química, la mecánica y la electricidad” (p.14). Sin dejar de

mencionar que, cuando hace referencia a Tacna, la actividad económica como impulso de

desarrollo del bandolerismo “sin vida comercial (…) no seduce” (p.52).

123
Por ejemplo, mediante la literatura López Albújar (1957), en el cuento que lleva por título

“El Campeón de la Muerte”, describe dos tipos de criminales con su particular psicología, en

el medio geográfico de las zonas montañosas de Huánuco. Por un lado, Hilario Crispín, de

Patay-Rondos, bandido criminal caracterizado por ser despiadado , sanguinario y sin

remordimientos al cometer alguna maldad, y en este caso, el secuestro, asesinato y

descuartizamiento de Faustina, hija de Liberato Tucto.

Por otro lado, Juan Jorge, de Pampamarca, caracterizado por ser justiciero, vengador de

criminales, tener apoyo de la población y simpatías con las mujeres; expresión que se

desprende del relato del diálogo entre la esposa de Liberato Tucto, padre de Faustina, y Juan

Jorge, a. Illapaco, quién le pregunta, “¿quién es el hombre malo y qué ha hecho, por que tú

sabrás que yo no me alquilo sino para matar criminales. Mi máuser es como la vara de la

justicia…” (p. 54).

Esta misma metodología de trabajo para describir mediante la literatura los procesos y

fenómenos históricos, la podemos apreciar en los planteamientos de Roca (1978), quien

rescatando el tema musical de Juan Bandolero, trata de identificar “los comportamiento de

una determinada clase social” (p.167) en el que los tres elementos, “la cruz, la biblia y la

espada”, se entremezclar en el tiempo para explicar la redención del hombre, que después de

vivir cometiendo daño a la población del Cusco; ya que según una versión, “arrepentido

reconcilió con sus enemigos integrándose a la comunidad como “un buen hombre””(p.173).

Proponiendo a la figura de Juan Bandolero “como la sombra de la clase explotada que,

oportunista y cínicamente recurre a la imagen bíblica para tratar de limpiarse de tanto lodo y

124
sangre en que se halla envuelto para de esta manera quedar impune de sus desmedidos actos y

desmanes incalificables” (p.179).

Por otra parte, serán Moreno y Tortella(2006), quienes mediante el análisis de la literatura

española, rescatan la idea creada de los “caudillos perdidos” (p.38), en la que después de un

tiempo “aquellos perdedores terminaban por convertirse en verdaderos héroes del pueblo”

(p.39) por obra y gracia de la “«literatura» transmitida por los ciegos” (p.39), la leyenda del

«bandolero generoso»; y que en el caso particular de la presente investigación permite

afirmar que si muy bien “la historia es para los vencedores, que son, al fin y al cabo, quienes

la escriben para su propio esplendor y engrandecimiento” (p.131); sin embargo “los

perdedores, con sus actos, con su lucha, con su esfuerzo y con sus derrotas, también «hacen»

historia” (p.131). En esta misma línea, en la que se conjuga la realidad y la fantasía para

explicar de forma sencillas los acontecimientos que se desarrollan en torno a una o varias

figuras encontramos los trabajos de Leonhard (1925) al relatar las aventuras de los personajes

de “Capitán Pálido”, “Duckmäuser”, “Wimmeton”, “Oldshatterhand”, entre otros.

Para el caso peruano, encontramos el trabajo de Zubieta(2012) sobre el “bandolero social”

y su búsqueda de la justicia social desarrollado por “Luis Pardo”, “porque considera injustos

a los poderosos y sus aliados, las autoridades y el propio Estado” (p. 251), en un contexto

donde predomina “las desigualdades sociales, el medio geográfico (…) accidentado, el

desgobierno reinante producto de la posguerra del Pacífico y el medio hogareño donde se

formó y creció” (p.251-252); Carrillo (1976), quien describe el bandolerismo social

encarnado por “Luis Pardo”. Similar es lo que trata de aclarar Escajadillo (2009), quien

125
precisa al tratar de abordar la interrogante sobre la existencia de la figura de Rumi, que “la

literatura, la novela y la poesía son creaciones que pueden tomar algunos aspectos de la

realidad, pero también (…) fantasías e imaginación” (p.39), metodología a tomar en cuenta

en la presenta investigación para recrear los acontecimientos en el marco de la “Revolución

de Chota”, al momento de la conceptualización y determinación de los agentes partícipes.

Otro estudio, bajo el mismo objetivo es el de Zevallos (2013), quien describe la

percepción ambigua sobre el bandolero en la primera novela sobre la inmigración china al

Perú Nurerdín-Kan(1872); por un lado, la seducción, la “energía para hacer justicia ante el

abuso de los terratenientes (…) agente que se enfrenta al poder criollo” (p. 116); y por otro, la

descripción de lo que se considera como lo “feo, lo grotesco” en “la personalidad de ambos

bandoleros [Ñó José y Ñó André]” (p.111), que “contiene rasgos denigratorios y monstruosos

desde la visión jerárquica criolla” (p.111). Por lo que, “la imagen del bandolerismo en la

novela recibe connotaciones aterrorizantes y revela las categorías usuales con que se

describía a este tipo de personajes” (p.112). Sustento similar al de Luna (2006) y Luna

(2007), quien examina la participación negra en delitos, como los relacionados al

bandolerismo, en las figuras del Zambo José Rayo y el negro Pedro León, y a los de carácter

común, conflicto entre castas: “criollos, indios, zambos y negros” (2006:82), entre los que

encontramos el robo, las agresiones, invasiones y de género.

Con posteridad, y con el fin de complementar lo ya estudiado y planteado por

Villavicencio (1930), Varallanos (1937) y López Albújar (1936); Hobsbawm (2001) realiza

un aporte valioso, más allá de las críticas planteados a su propuesta por Aguirre y Walker

(1990: 17) y Sanchez y Meertens (2002: 28), de sintetizar los planteamientos sobre el

126
bandolerismo realizados hasta 1969, año de la primera edición del libro Bandidos en lengua

inglesa, universalizar el objeto de estudio desde varios ámbitos geográficos temporales,

dándole una explicación evolucionista, que tiene un inicio y un final, dependiente de las

condiciones internas y externas existentes.

Hobsbawm (2001), al tratar de conceptualizar del bandolerismo, señala una muy

sugerente, en la que “los «bandoleros», que es el nombre castellano que suele darse a los

bandidos, se derivó del término catalán que servía para denominar a los partisanos armados

que protagonizaban la agitación y los conflictos civiles que azotaron Cataluña entre los siglos

xv y xvii” (p.25) y que “desafía simultáneamente al orden económico, social y político. Este

es el significado histórico del bandolerismo en las sociedades con divisiones de clase y

estados. El bandolerismo social (…) es un aspecto de este desafío (…) como fenómeno

específico no puede existir fuera de órdenes socioeconómicos y políticos a los que se pueda

desafiar de este modo” (p.20).

Haciendo un recuento del desarrollo del bandolerismo, señala primeramente que “como

fenómeno de masas puede aparecer no sólo cuando sociedades sin clases oponen resistencia a

la ascensión o a la imposición de sociedades de clases, sino cuando las tradicionales de clases

rurales se resisten al avance de otras sociedades de clases, otros estados u otros regímenes

rurales (…) urbanos o extranjeros” (p.21). Por lo que podríamos identificarlo “como

expresión de esta resistencia colectiva”. Seguidamente “como fenómeno social (…) tiene que

ver con la clase, riqueza y el poder en las sociedades campesinas” (p.21). Una tercera etapa,

es la relacionada con el “capitalismo plenamente desarrollado”. Diferenciando las dos

127
primeras etapas con la tercera, por la existencia del hambre, que propiciará el surgimiento del

fenómeno estudiado; ya que en el capitalismo “la gente del campo ya no se encontraba bajo la

amenaza de morir de hambre” (p.22).

Procesos que se entremezclan con el carácter funcional del poder en su desarrollo, “la

historia del bandolerismo, incluido el bandolerismo social, no puede entenderse ni estudiarse

bien excepto como parte de la historia del poder político” y en el caso presentado en la actual

investigación es bueno tener en cuenta la semejanza con las practicas partidistas y sectarias

heredadas del Perú del S. XIX, al expresar que “en su mayor parte el poder que tuviera el

propio rey o emperador, aparte de su poder como gran patrón o señor, funcionaba por

mediación de patrones locales o arraigados en las localidades que respondían a la negociación

más que a las órdenes” (p.26). Además del tipo de Estado que subsistía antes y durante el

leguiísmo, quien buscará establecer la concentración del poder y la monopolización de la

coerción, que son características del Estado moderno, que en palabras de Hobsbawm, “acabó

eliminando el bandolerismo rural, endémico o epidémico” (p. 27).

En lo que centra su propuesta en el “bandolero social”, al indicar que es “un tipo de

ladrones (…) de aquellos a los que la opinión pública no considera unos simples criminales

(…) una forma de rebeldía individual o minoritaria dentro de las sociedades campesinas (…)

omitiremos el equivalente urbano del bandido-rebelde campesino” (p.33) y su expresión

fenoménica, “el bandolerismo social”, “es un fenómeno universal que se da en las sociedades

basadas en la agricultura (economía pastoril inclusive) y que se componen fundamentalmente

de campesinos y trabajadores sin tierra oprimidos y explotados por algún otro: señores,

128
ciudades, gobiernos, legisladores o incluso bancos. Se encuentra en una u otra de sus tres

formas principales (…) el ladrón noble o Robín de los bosques, luchador perteneciente a una

forma de resistencia primitiva o miembro de una guerrilla (…) y posiblemente también el

temido vengador” (p.35). Aunque para el caso peruano, Tord y Lazo (1977) presentan una

sugerente propuesta, al señalar que “para los oprimidos no resultaba un criminal sino un

paladín de la justicia” (p.82).

Asimismo, al caracterizarlo señala que los bandoleros “son activistas y no ideólogos (…)

son reformistas y no revolucionarios (…) no constituye en sí mismo un movimiento social”

(p.37-40); aunque no negando que “cuando el bandidaje se incorpora a un movimiento más

amplio, se convierte en parte de una fuerza que puede transformar y que de hecho transforma

la sociedad” (p.45), no siendo en esencia sino que es esta incorporación la que genera en su

interior el cambio de estado existencial que “por su naturaleza desafía al orden establecido de

la sociedad de clases y al gobierno político en principio, sean cuales sean sus componendas

con ambos en la práctica. Por ser un fenómeno de protesta social, puede verse como un

fenómeno precursor o un incubador potencial de la rebelión”, el germen de las futuras luchas,

“sensibles a sus impulsos revolucionarios”, “en cuanto la revolución estalla, pueden fundirse

con la amplia erupción milenarista” (p. 118) y manifestar que “lo esencial de los bandoleros

sociales es que son campesinos fuera de la ley, a los que el señor y el estado consideran

criminales, pero que permanecen dentro de la sociedad campesina y son considerados por su

gente como héroes, paladines, vengadores, luchadores por la justicia, a veces incluso líderes

de la liberación, y en cualquier caso como personas a las que admirar, ayudar y apoyar. Es

esta relación entre el campesino corriente y el rebelde la que confiere su interés y significado

al bandolerismo social. Es también la que lo diferencia de otros dos tipos de delincuencia

129
rural” (p.33) y que “socialmente parece presentarse en todas aquellas sociedades que se

hallan entre la fase de evolución de la organización tribal y familiar y la sociedad capitalista e

industrial moderna” (p. 34), el capitalismo como motor para el surgimiento del bandolerismo

social, aspecto diferenciador de los otros tipos de bandolerismo.

Por otro lado, con respecto al objeto de la presente investigación, es importante tener en

cuenta la función y tipo del Estado existente durante el periodo de 1919 a 1930; ya que la

tradición estatal será la heredada del S.XIX, en la que “ningún estado (…) poseía la

capacidad de mantener un cuerpo de policía rural eficaz que actuase en calidad de agente

directo del gobierno central y abarcara todo el territorio” ( p.28); por lo que “en los tiempos

preindustriales el ojo del gobierno central no penetra demasiado en el sotobosque de la

sociedad rural, a menos que estén en juego intereses suyos muy particulares” (p.110) y “antes

del triunfo del estado nacional el poder estuvo limitado por la incapacidad de los gobernantes

centrales de monopolizar realmente los armamentos, por su incapacidad de mantener y

pertrechar de manera constante un cuerpo de servidores armados y civiles suficientemente

numerosos y (…) por la insuficiencia técnica de la información, las comunicaciones y los

transportes” ( p.28).

En tal sentido, “la característica básica del bandolerismo consiste en que, aparte de la

necesidad que tiene el bandido de contactos comerciales, constituye un núcleo de fuerza

armada y, por ende, una fuerza política. En primer lugar, una banda es algo con lo que el

sistema local ha de llegar a un arreglo” (p. 108); por lo que

130
“un jefe bandolero con éxito está por lo menos tan ligado al mercado y al universo

económico más amplio como un pequeño terrateniente o un próspero granjero. En

regiones económicamente atrasadas, su negocio puede aproximarle al de otros que viajan,

venden y compran (…) no sólo las gentes con riqueza y autoridad de la zona han de

entenderse con los bandidos, sino que en muchas sociedades rurales tienen un interés

específico en hacerlo así. La política de las regiones regidas por terratenientes

precapitalistas gira en torno a las rivalidades y relaciones de las familias propietarias más

destacadas y de sus respectivos seguidores y clientes (… ) Cuanto más atrasada es la zona,

cuanto más remotas, débiles o desinteresadas son las autoridades superiores, tanto más

vital es en la política local (…) esta capacidad de un magnate o señor para movilizar a

«sus» gentes” (p.105).

Por otro lado, y complementariamente siguiendo la línea de Eric Hobsbawm, Aguirre y

Walker (1990) brindan una propuesta innovadora respecto al análisis del fenómeno criminal

en el que se encuentra tipificado el bandolerismo, en el que tratan de dar respuesta a un sin

número de interrogantes, pero en particular “si el delito constituye o no una “guerra de

clases” que enfrenta a grupos sociales antagónicos; o si la comisión de delitos contiene

elementos que apuntan a cuestionar el ejercicio de la dominación y a forjar modelos

alternativos de ordenamiento social” (p.14), sugiriendo dos propuestas metodológicas de

abordar la caracterización y entendimiento del delito; en primer lugar, como “protesta social”

que cuenta con el apoyo de la población; y como “acción adquisitiva” de riqueza sin respaldo

ni aceptación popular.

131
Lo interesante de los estudios recogidos por ellos, y elaborados en la centuria que acabó en

el año 2000, es su diversidad de planteamientos y abordajes, desde el plano de identificar los

factores socio-económicos que lo causaron, el medio gráfico, los determinantes patológicos y

de clases. Por ello, Vivanco (1990) plantea una caracterización con base a causas

económicas, en especial en momentos de crisis, que originó una respuesta popular, al

señalar que “el bandolerismo, dentro de este contexto [el Perú colonial], constituyó una de las

múltiples formas que la mayoría dominada utilizó para mostrar su rebeldía, disconformidad o

protesta contra el orden socio-económico establecido” (p.28). Incluso sugiere 8

caracterizaciones del bandolerismo Vivanco (p. 29-41):

1. Es un fenómeno social a través del cual ciertos sectores de la clase dominada expresan

descontento y reivindicación concreta con la situación social que les ha tocado vivir así

como su disconformidad frente al sistema social todo causante de ella.

2. El factor colonial es un elemento presente. Es una forma de lucha en la cual están

insertos elementos alienantes propios del control social de los grupos gobernantes

correspondientes a los poderes señorial indiano y señorial metropolitano (…) está lejos de

ser la expresión de una voluntad realmente autónoma por ende, portadora de una nueva

concepción social (…) es sólo un movimiento de protesta contra la sobre-explotación no

establecida, contra los abusos, los “excesos” no permitidos ni por la tradición ni por las

leyes.

3. Se caracterizó (…) por tener una organización grupal, es decir, se actuaba en grupos

organizados y numerosos llamados “bandas” o “cuadrillas”

4. [Es] un movimiento corporativo (…) toma la forma de organización corporativa por ser

la única “forma” existente de organización social que se le presenta, y porque en la

sociedad colonial era el único medio eficaz y seguro de actuación, más aún si su campo de

acción estuvo limitado al área rural.

132
5. Tuvo como elemento nutriente el descontento popular.

6. Fue una relación social muy sensible a la idea de fidelidad, honor y homenaje,

característica derivada de modo inmediato de la calidad corporativa bandolera y

medianamente del carácter personal que regía las relaciones sociales en la colonia.

7. Fue una respuesta económica (…) eran hombres de oficio conocido (…) pero la falta de

trabajo los obligaba a ocuparse en cualquier cosa que se les presentase (…) Se roba por

necesidad, para procurarse el alimento necesario al no tener trabajo lo bastante “honrado”

para conseguirlo.

Aunque la respuesta se da de dos formas.

 Cuando hay auge económico: genera un aumento de la explotación hacia los

trabajadores, que a su vez genera rebeldía social que se expresa en el bandolerismo y en la

huida de los centros de explotación.

 Cuando hay crisis económica producto de la falta de liquidez: Genera crisis y

sensación de pobreza, que produce delincuencia, robo y bandolerismo.

Incluso, “estuvo en estrecha relación con estos ciclos coyunturales arrítmicos” (p.48)

8. Fue una respuesta ideológica, una mentalidad de ruptura cuestionadora y crítica de la

sociedad oficial. Pero no logra la conformación de una ideología capaz de una novedosa

construcción social.

Sin embargo, muchas de las ideas de Vivando (1990), las encontramos propuestas por

Tord y Lazo (1977), quienes lo identificaban como una de “las respuesta que según los casos

adoptaron las naciones dominadas para subsistir” (p.61-62). Asimismo, “el movimiento

social fue económico [que tuvo una respuesta desde arriba y desde abajo] (…)desde abajo,

por que significó un cuestionamiento y/o un esfuerzo por cambiar tal estado social (…) las

formas menos representativas que adoptaba el movimiento desde abajo la huida, el suicidio,

133
el homicidio social, etc. (…)”, descubriendo “ el carácter político de la reacción de los

dominados al comprobar que, aún sus formas de acción individuales como el vagabundaje o

el salteador de caminos, respondieron no sólo a una organicidad política enmarcada en el

movimiento social, sino que representaban para los de abajo luchas concretas

institucionalizadas de facto” (p.64). Aunque, también encontramos dichos argumentos en su

estudio del Palenque de Huachipa (Tord y Lazo, 2007: 419-460).

Incluso llegan a diferenciar el bandolerismo Social con respecto a las Cuadrillas de

Bandoleros, que “tildada por las autoridades como una organización criminal, en la práctica

agrupaba a esclavos cimarrones, morenos libres y mestizos [aunque también de blancos y

mulatos] con el fin de realizar depredaciones de varias índoles” (p.80); ya que “gracias a ello

estos equipos podían ejecutar por medio del robo una labor redistributiva que hiciera posible

la subsistencia de sus integrantes. A menudo no fue sino una actividad complementaria

realizada paralelamente con trabajos legales de los que poco se obtenía para vivir” (p.80)

Por otro lado, será Flores Galindo (1990), quien buscará describir a este tipo de personas

al hacer referencia al bandolerismo social, por ejemplo al describir la figura de Ignacio Rojas,

quien “robaba a los ricos y ayudaba a los pobres” (p.60), confundido con el mestizaje, como

característica del bandolero costeño, por ejemplo Manuel Bravo. Además, “no fue un

fenómeno exclusivamente rural” (p.63). Incluso, introduce un tipo de bandolero, “el

reformista”, quien, “en el mejor de los casos, se limita a castigar o sancionar al rico, pero no

desea su abolición como clase (…) no representaba una amenaza directa” (p.66-67). Para

quien “el bandolerismo termina por ser funcional a la sociedad colonial (…) no consigue ser

erradicado, pero tampoco llega a unirse con ningún movimiento de masas. Habrá que esperar

134
a la independencia de 1821 para que las bandas, convertidas en montoneras, realicen algunas

acciones de envergadura y adquieran cierta perspectiva política” (Flores Galindo, 1983:322).

Por ello, “quizás debamos atribuir (…) al bandolerismo y el cimarronaje (…) el que fueran

frecuentes las sublevaciones de esclavos. Al fin y al cabo, el bandolerismo es esencialmente

reformista (…) [como ya se mencionó] no representaba una amenaza directa” (p.322). Sin

dejar de lado su ubicación social, al señalarlo como integrante de la plebe, que “fue así

sinónimo de marginado y vagabundo, sino que, a la postre, terminó incluyendo [a todos

aquellos que no eran miembros de la aristocracia]” (Flores Galindo, 1983:331).

Por su parte, Walker (1990) inicia su disertación señalando que “nuestro argumento (…)

es que los bandoleros o montoneros crecientemente actuaban en contra de representantes del

Estado, hacendados, y otros grupos cercanos al poder. Estos “bandoleros” o “montoneros”

pactaban frecuentemente con movimientos políticos, mayormente liberales en época de

guerras civiles contra gobiernos conservadores (…) se percibe una alianza entre los grupos

liberales y los bandoleros. Esta se basaba no sólo en intereses económicos comunes sino

también en coincidencias ideológicas” (p.107-108), inclusive “los bandoleros constituyen una

excelente fuente para comprender la participación masiva en las luchas políticas del siglo

XIX tanto a nivel ideológico como militar” (p.108); haciendo hincapié que “el análisis del

bandolerismo puede esclarecer la relación entre criminalidad y política, tan importante en el

Perú” (p.109), resaltando la importante participación del bandolero en la Independencia,

constituidos por la plebe, para quien “después de la Independencia (…) la debilidad del

Estado, la crisis económica y el decaimiento de la esclavitud crearon un fecundo contexto

para el bandolerismo” (p.118), percibiendo “tres importantes cambios” (p.118) en su

desarrollo: 1. Sus víctimas eran muchas veces hacendados y funcionarios púbicos; 2.

135
Existencia de vínculos entre bandoleros y movimientos políticos, en especial contra los

conservadores y; 3. En esencia es multiétnico. Además, “las acciones de los bandoleros o

montoneros son la más importante prueba de su politización. Entre los blancos de sus

acciones se encuentra, hacendados, cobradores de impuestos, y durante las guerras civiles, la

oposición” (p. 124). Propuesta compartida por Hunefeldt(1979), Fonseca (2010) y Fernández

(1993). Aunque para un periodo posterior, la recopilación de textos sueltos y recogidos en

Maticorena(2014) nos permite conocer otro tipo de movimiento, “Las Montoneras de

Chalaco”, que a diferencia de los mencionados líneas arriba y con relación al que es materia

de la presente investigación, enarbolaron banderas rojas referentes a la Comuna de París

conjugando principios refundacionistas. Aunque la similitud radica en el “bandolerismo

político” existente, debido al establecimiento de lazos entre bandidos, montoneros y grupos

partidarios locales, vinculados a intereses nacionales, en el contexto de la ocupación chilena

en el norte del país para unos, las guerras de independencia de 1821, los conflictos entre

caudillos después de la independencia y la reelección leguiísta de 1924 para otros.

Por otro lado, la crítica del modelo del bandolerismo social de Hobsbawm, es necesario

señalar que es imprecisa, ya que sí describe el proceso de tránsito de un bandolero hacia la

integración con el Capitalismo. Situación económica de tránsito que es descrita por Sánchez

(2009) y Taylor (1984).

136
137
Figura 30-C. Fuente: Gerbi (s.f.: 59)
Respecto a los procesos judiciales en los cuales se veían inmersos los bandoleros del

S. XIX, Walker señala como estrategia un grado de conciencia sobre su situación social, que

“los bandidos mismos intentaban diferenciarse de los ladrones” (p.131). Idea ya propuesta

por Tord y Lazo (1977) de forma más clara cuando hacen referencia al bandolerismo social,

que “a diferencia [de la cuadrilla de bandoleros] el grupo a instancias del líder, no sólo

actuaba para subsistir, sino a efectos de poder destinar parte de lo robado para ayudar a sus

compañeros en cautiverio, fueses estos siervos o esclavos. El gesto revela tanto en el líder

como en los seguidores que lo comprenden un atisbo de conciencia de clase en el grado de

“lo que somos” ” (p.81)

Sin embargo, Aguirre (1990) centrando su estudio en el S.XIX, propone que “el

cimarronaje (…) [y] el bandolerismo resultan ser un destino recurrente de los esclavos

fugados” (p.141), y que “no habría constituido un elemento perturbador del orden social (…)

si no hubiese sido permanentemente alimentado por los esclavos fugados de las haciendas”

(p. 142).

La iniciativa es la de plantear la relación del bandolerismo con la fuga y la toma de

conciencia, al expresar que “la fuga debe ser entendida como el producto de una serie de

“toma de conciencia” respecto a su legitimidad” (p.148); ya que “les quedaba la opción por la

vida delictiva, en la ciudad o en los campos, solos o formando parte de una de las numerosas

partidas de bandoleros que infestaban la ciudad” (p. 148).

138
Inclusive, Aguirre (1990: 153) sugiere la idea del papel fundamental del sistema legal y la

estrategia del “despertar jurídico”, como forma de reclamo y protesta, que también se observa

para el S. XX en los procesos iniciados por aquellos involucrados directa o indirectamente en

el proceso chotano. Apreciación similar a la de Walker (1990), quien expresa que, respecto a

los procesos judiciales en los cuales se veían inmersos los bandoleros del S. XIX, señala

como estrategia con un grado de conciencia sobre su situación social, que “los bandidos

mismos intentaban diferenciarse de los ladrones” (p.131). Incluso, Sanchez y Meertens

(2002), para quienes “los archivos judiciales son, si se nos permite la expresión,

recopilaciones escritas de testimonios orales, recogidos en la misma época y en el mismo

escenario de los acontecimientos” (p.16). Apreciación ya advertida, con mucha anterioridad

por Tord y Lazo (1982) ya habían planteado esta tesis para el S. XVI, al observar que

“establecidas las instancias judiciales y promulgadas las leyes en favor del indio, éste,

superando las expectativas de los señores, adquirió desde mediados del siglo XVI pronta

fama de pleitista por su asidua concurrencia a los tribunales reales” (p.68), y que por ningún

lado se reconoce.

Asimismo, propone una caracterización (Aguirre, 1990: 156 - 176) donde se

desarrollaban: áreas rurales y urbanas de Lima, composición multiétnica, el jefe impone su

autoridad a través del rigor, cuenta con una serie de redes de solidaridad y de suministro de

especies diversas, Existen rasgos de caballerosidad, furia y violencia, el objetico de su ataque

tiene un carácter indiscriminado, se unían a un caudillo para participar en conflictos políticos

combinado con el robo y la lucha faccional, constituyó un poderoso factor contribuyente al

progreso declinante de la esclavitud y su final abolición, constituyó un importante vehículo

139
de supervivencia para amplios sectores de las clases pobres, es un elemento ambiguo dentro

de la experiencia de las clases populares: portaba contenido de desestabilización y erosión del

poder de los grupos dominantes, pero al mismo tiempo neutralizaba, con sus acciones contra

los pobres, una respuesta colectiva sustentada en la comunidad de intereses entre los grupos

de bandidos y el resto de los sectores populares, con su conducta no buscas ser considerados

reparadores de injusticias (adalides justicieros). Oponiéndose a la idea de la existencia de

bandolerismo social, él prefiere hablar mejor de bandolerismo republicano. Debiendo de

precisar, que Walker (1990), Flores Galindo (1990), Vivanco (1990) centran su estudio en el

bandolerismo costeño.

Por último, una visión complementaria a todas las descritas y más cercana al objeto de la

presente investigación es la presentada por Sanchez y Meertens (2002), planteamiento

innovador al que Eric J. Hobsbawm dedica algunas líneas, expresando que la visión

presentada es “el bandolerismo, no visto simplemente en razón de su naturaleza “criminal”

sino en sus relaciones con la política y la sociedad de una época determinada (…) una

manifestación social y política (…) como fenómeno de masas y la economía, la política y la

protesta social” (p.8), donde se adopta una triangulación entre “bandoleros-gamonales-

campesinos”, por lo que “el bandolerismo de la Violencia colombiana no se puede explicar

sin tomar en cuenta las lealtades partidistas, profundamente arraigadas, que atravesaban las

divisiones de clases y daban a los bandoleros liberales en las áreas liberales (y los

conservadores en las áreas conservadoras) legitimidad, apoyo de los caciques políticos de

nivel local” (p.9).

140
Violencia que engendra una fuerte relación contradictoria respecto con la centralización

política, al expresar que “el repudio que provocaba la centralización creciente del aparato del

Estado” (p.9) será uno de los móviles para el accionar delictivo y bandoleril en épocas de

fortalecimiento de la triangulación “bandoleros-gamonales-campesinos”; contradicción que

se desata al romperse las alianzas tripartidarias cuando “las estructuras locales de poder

abandonaron a los bandoleros no sólo por la progresiva integración de aquellas el nuevo

proyecto político nacional, sino también por la vaga pero discernible radicalización política

de muchas bandas” (p.9).

Por ello, en el caso colombiano, las causas las podemos observar en el contexto que va de

1945 a 1965, donde “el terror gubernamental, la anarquía y la insurgencia campesina se

mezclan con un profundo reordenamiento de las relaciones sociales y políticas” (p.13),

restableciendo “en su unidad contradictoria la relación represión-resistencia” (p.9), en la que

se configura dos tipos de bandoleros, “los bandidos del poder [aristocrático, de los señores,

de las clases dominantes] y los bandidos del pueblo [de los indefensos, de los oprimidos]”

(p.9).

En tal sentido, “el bandolerismo, en lo que tiene de ambivalente y tortuoso, es, pues, la

encrucijada de la resistencia (…) su dinámica interna anuncia o gesta, así sea de manera

larvada, las nuevas modalidades de la violencia, la violencia revolucionaria de la Colombia

revolucionaria” (p.14-15).

141
Por otro lado, después de haber realizado un conjunto de observaciones a las propuestas de

Eric J. Hobsbawm, Sanchez y Meertens (2002: 20-24) llegan a insinuar que “en el fondo (…)

lo que se adivina es la necesidad de caracterizar, analíticamente distinta a la del clásico Robin

Hood, y no especificada como tal por Hobsbawm, ni pos sus críticos: el bandolerismo

político (…) se trata de una categoría de bandoleros cuya aparición misma está determinada

por su relación de dependencia respecto a uno o varios componentes de la estructura

dominante de poder, como los gamonales, los partidos políticos que cumplen una función

legitimadora del orden establecido, o de una de las facciones de la clase gobernante (…) que

por ser político no excluye, sino que presupone, la existencia de una profunda crisis social”

(p. 25-26); llegando a proponer un planteamiento distinto a todos los ya descritos, expresando

que “un bandolero políticamente subordinado (…) puede transformarse en un bandolero

social, e incluso en un revolucionario (…) el estudio del caso colombiano nos permitirá

mostrar algunos ejemplos ilustrativos de ello” (p.27), como el caso de Roberto Gonzáles

Prieto, a. “Pedro Brincos”, “quien habiéndose iniciado como guerrillero liberal y

estigmatizado luego como “bandolero” a fines de los años 50, pasa a ser en los años 60 un

adalid de la revolución social, abanderado de la alianza obrero-campesina-estudiantil y

soldado de la lucha antiimperialista” (p.27).

3.2. La versión oficial y la prensa oficialista y semi-oficialista

La prensa de la época cumplió un papel propagandístico, y de fuerza de apoyo al

fortalecimiento del régimen al relatar cada uno de los procesos y campañas desarrolladas por

142
las fuerzas represivas leguiístas desde 1924 a 1927. Por lo que, la primera noticia que se tuvo

en Lima, fue la expuesta por el diario “El Comercio” el 02 de diciembre de 1924, donde

informa que “en cuanto tuvimos conocimiento, ayer, de la moción que en la tarde aprobara el

senado (…) por la cual la cámara “expresa su aplauso á los señores ministros de gobierno, de

guerra y de marina por la debelación del referido movimiento”, en la provincia de Chota”,

para posteriormente brindar un recuento resumido de los sucedido, “según se relata, ha sido

lo siguiente; Los señores Arturo Osores, Manuel Alcázar y algunos otros de los deportados

peruanos que se encontraban en Guayaquil, pasaron a territorio peruano y á la cabeza de

partidas armadas, de quienes se hicieron reconocer como jefes, dándoles bandera política,

ocuparon á mano armada Chota, el 20 de noviembre. El gobierno (…) dictó las medidas

necesarias (…) destacó algunas tropas al mando del Comandante Zavala, con las cuales

cooperaron las fuerzas de gendarmería de esa región (…) Chota cayó (…) el 29, á la una del

día, fugando los sediciosos en partidas y dejando en el campo 130 de los suyos (…) después

fueron capturados el señor Alcázar y el teniente Barreda (…) “unidos en consejo de guerra

(…) los oficiales (…) acordaron por unanimidad (…) condenarlos a muerte. La sentencia fue

aprobada por el de la fuerza y ejecutada á las 5 de la tarde en la plaza principal de Chota,

frente a la Municipalidad” (…) no podemos abstenernos de expresar la dolorosa impresión

que ellos [los tristes acontecimientos] dejan en nuestro espíritu33”.

Al día siguiente, comunicará sobre las acciones tomadas en la Cámara de Diputados,

quienes buscarán conocer sobre los pormenores de las acciones represivas desplegadas por

las fuerzas leguiístas, que bajo la presidencia del señor Foción A. Mariátegui y actuando

como secretarios los señores Basadre y Cobián, en sesión de las 5 y 40 p.m. del 02 de

33
Diario “El Comercio”. Sucesos Deplorables. De 02 de diciembre de 1924.

143
diciembre de 1924, el señor Luna Iglesias solicitó llamar al Ministro de Gobierno para que

informe sobre “los sucesos de carácter revolucionario” realizados últimamente en Cajamarca;

incluso los señores Valverde y Rey se adhieren al pedido, que inmediatamente es acordado 34.

Por esa misma fecha, se informó sobre la exposición realizada por el Ministro de Gobierno

Jesús M. Salazar, al señalar que el señor Devescovi se suma al pedido que la cámara acordó

en la sesión anterior, el voto de aplausos á los ministros de gobierno, de guerra y de marina;

por sus gestiones represivas contra los sucesos de Cajamarca. Al respecto dice el señor

Devéscovi, que ha recibido comunicaciones de la sociedad “Tacna y Arica” solidarizándose

con el gobierno35. Más adelante, el 05 de diciembre de 1924, se publica la noticia referente a

la participación del Sr. Villacorta en los sucesos de Chota: “el diputado por Cutervo, señor

Villacorta, ha telegrafiado á palacio comunicando su participación activa y eficaz, según dice,

en los sucesos últimos de Chota36”.

Asimismo, el diario La Prensa, desplegará un conjunto de esfuerzos por obtener y

comunicar las noticias acorde a las informaciones que les proporcionaban. En tal sentido, se

habla de la paz, como una acción restaurada emprendida por el Gobierno en el ambiento

convulsionado por un conjunto de malhechores, “empecinados e irreflexivos adversarios de

este Régimen que hace un tiempo se habían establecido en Guayaquil, al asecho de una

oportunidad para atentar contra el orden público en nuestro país, decidieron utilizar con tal

propósito las bandas de salteadores que desde tiempo inmemorial merodean por el

departamento de Cajamarca, especialmente en la provincia de Chota y comarcas vecinas,

34
Diario“El Comercio”, 03 de diciembre de 1924. En la Cámara de Diputados. Sesión del día 2 de diciembre de
1924. Los sucesos de Cajamarca. Exposición del Ministerio de Gobierno. Moción de aplausos.
35
Diario“El Comercio”, 04 de diciembre de 1924. En la Cámara de Diputados. Sesión del día 3 de diciembre de
1924. La carretera a Ayacucho. Adhesiones a un voto político. Otros pedidos.
36
Diario“El Comercio”, 05 de diciembre de 1924. Por Palacio.

144
favorecidas por la tortuosa topografía de aquellos territorios. Con tal propósito, los señores

Arturo Ossores, Manuel del Alcázar y otros salieron del Ecuador y penetraron en el territorio

peruano para ponerse al habla con los jefes de las bandas con quienes de antemano habían

iniciado negociaciones a fin de ponerlas de acuerdo, según acta firmada por los bandoleros y

sus aliados37”.

Con el fin de alcanzar una explicación detallada de los sucesos comienza, poco a poco, a

relatar cada uno de los hechos más resaltantes de la “Revolución de Chota”, señalando que

“el resultado de esta actividades culminó en la ocupación a mano armada de Chota y

destitución de sus autoridades, el 20 de noviembre de 192438”, a consecuencia de que “el

Gobierno (…) destacó tropas al mando del comandante Zavala, con las cuales cooperaron

(…) muchos elementos particulares organizados en Lambayeque, Cajamarca y otros lugares

que, de modo espontáneo volaron en defensa del orden legal39”; ya que “el día 27 los

soldados de Zavala se presentaron a la entrada de la ciudad de Chota [y combatieron hasta el

28 ] (…) el 29 recibieron el golpe de gracia: Chota cayó en poder de las fuerzas legales a la 1

de la tarde (…) dejando en el campo a 130 de los suyos (…) a eso de las 3 p.m., cayeron en

poder de las tropas legales el segundo jefe del movimiento, señor del Alcázar, y su ayudante,

el teniente Barreda, quien también había tomado parte en forma siniestra en el motín de

Iquitos en 192140”. Más adelante relata cómo fue tomada la decisión de fusilamiento del

coronel Samuel del Alcázar y del teniente Carlos Barreda, ya que la sentencia fue aprobada

37
Diario“La Prensa”, de 2 de diciembre de 1924, p. 14.
38
Diario“La Prensa”, de 2 de diciembre de 1924, p. 14.
39
Diario“La Prensa”, de 2 de diciembre de 1924, p. 14.
40
Diario“La Prensa”, de 2 de diciembre de 1924, p. 14.

145
por el jefe de las fuerzas y ejecutada a las 5 de la tarde en la plaza pública de Chota, frente a

la Municipalidad, con lo que la intentona de Cajamarca ha sido pulverizada41.

Ante las noticias propaladas, las primeras acciones tomadas por los representantes

nacionales fue la de brindar un voto de aplauso a todos aquellos que habían tomado

participado en el develamiento del movimiento revolucionario. Por ejemplo, se reproduce

cada una de las medidas tomadas: “El Senado: Que habiéndose producido el día 20 del mes

que acaba de terminar, un movimiento subversivo en la provincia de Chota, el Gobierno ha

logrado mediante una acción tan rápida como eficaz extirparlo totalmente, volviendo la

expresada provincia a la plena normalidad (…) acuerda “votar la presente orden del día, por

la cual el Senado de la República expresa su aplauso a los señores Ministros de Gobierno, de

Guerra y de Marina, por la debelación del referido movimiento42”, acto que reproduce

repetidamente al día siguiente con la noticia siguiente: “Abierta la sesión a las 5 y 30 p.m., la

cámara, después de escuchar una lucida exposición del Ministro de Gobierno sobre los

sucesos de Chota, le otorga un voto de confianza43”.

Del mismo modo, trata de generar un ambiente de cohesión y respaldo en torno al

gobierno y de rechazo contra los grupos levantados en armas, informando que “la opinión

pública condena la intentona revolucionaria de Chota, que ha sido debelada

41
Diario“La Prensa”, de 2 de diciembre de 1924, p. 14.
42
Diario “La Prensa”. Sesión del 1° de diciembre de 1924. Presidencia del general don José Ramón Pizarro. Por
una moción de orden del día se aprueba por unanimidad un voto de aplauso a los ministros de Gobierno, Guerra
y Marina, por la manera rápida y eficaz como fue debelado el movimiento sedicioso del norte. De 2 de diciembre
de 1924.
43
Diario“La Prensa”- CAMARA DE DIPUTADOS (Sesión del 2 de diciembre de 1924), de 3 de diciembre de
1924.

146
oportunamente44”. Asimismo, rebota una noticia proveniente de Huacho, expresando que “la

debelación del movimiento sedicioso que se produjo en Chota y comarcas vecinas, a mano

armada y en nombre de una fementida regeneración, ha producido en esta ciudad inmenso

júbilo, porque la conservación inalterable de la paz interna asegura la proficua labor ilustre

mandatario a quien los pueblos le han encomendado su bienestar45”.

Por último, la noticia más relevante es la que informa sobre la disertación del Ministro de

Gobierno, doctor Jesús M. Salazar, que asiste al Congreso de la República el 3 de diciembre

de 1924, al llamado del señor diputado por Hualgayoc Luna Iglesias; quien expresó que el

objeto de esa llamado es el de escuchar la información con relación al movimiento

revolucionario producido en la provincia de Chota, las atinadas disposiciones dictadas por su

Despacho y por los Ministros de Guerra y Marina, que han debelado dicho movimiento, el

origen, el desarrollo y las proporciones de ese movimiento, así como las medidas tomadas por

el Gobierno para restablecer la normalidad. Para tal propósito, el Ministro de Gobierno va

describiendo aquel proceso por el cual van tomando conocimiento de los hechos, sus inicios y

de quienes lo encabezaban. En tal sentido, dirá que alrededor de mediados del mes de

noviembre de 1924, el Gobierno tuvo conocimiento que “dos enemigos políticos habían

logrado introducirse al través de la frontera y penetrar al territorio nacional”; se refería a don

Arturo Osores y el coronel don Samuel del Alcázar, político el uno, militar el otro,

pertenecientes “al grupo, limitado, felizmente muy limitado, en la República, de los que, no

pudiendo resistirse a los estímulos de la ambición y de la pasión, viven una vida de inquietud,

empeñados en perturbar el orden”, expresando que de “esta limitada falange de conspiradores

44
Diario“La Prensa”. Segunda Edición, de 3 de diciembre de 1924. Condenación del movimiento revolucionario.
45
Diario“La Prensa”. Segunda Edición, de 3 de diciembre de 1924. Informaciones telegráficas de la República.
HUACHO. El movimiento sedicioso de Chota.

147
crónicos no es extraño que se desarticularan dos de ellos, que creyéndose los más audaces,

quisieran realizar una aventura que no podía concluir sino como ha concluido”.

Al hablar sobre el desenvolvimiento de los hechos señala que “el 20 del mes pasado,

irrumpió una banda armada, relativamente apreciable, sobre la provincia de Chota, y se

enseñoreó de ella, creando una situación de profunda anormalidad (…) contó con elementos

cuya calidad por sí sola basta a poner en relieve todos los caracteres reprobables de la

intentona! Ha servido de base (…) una multitud de pequeños grupos de individuos que,

movidos acaso en parte por impulsividades sicológicas propias, o acaso principalmente

estimulados y alentados por las condiciones topográficas (…)”. Asimismo, haciendo

referencia a la forma de cómo los levantados en armas utilizaron sus vínculos amicales para

logar el apoyo de la comunidad, cita una carta para demostrar todos los preparativos que se

llevaban a cabo, días previo al inicio de la asonada, dirigida al bandolero Fortunato Alvarado

por Arturo Osores el 11 de noviembre de 1924, en la que indica su carácter absolutamente

íntimo y confidencial, en la que en su calidad de delegado de todos los partidos y con la

misión especial de salvar al país de la dura tiranía que estaba matando al Perú: “Tú siempre

me has ofrecido tu concurso; y en esta obra de regeneración nacional lo espero amplio y

decidido. Estoy en perfecto acuerdo con nuestro común amigo de Anselmo Díaz”. Incluso,

desde la Hacienda “El Triunfo”, el 13 de noviembre envía una carta al coronel Samuel del

Alcázar, donde le confirma que ha obtenido el compromiso de Benel, de Anselmo y sus

hermanos, y los Vargas, en el movimiento: “la obra que hemos realizado es buena y después

del triunfo compraremos los intereses de cualquier de los bandos, a fin de que no siga la

horrible situación en que viven (…) Dígale a Anselmo que toda revista la más firme y franca

148
seriedad (…)46”. Por ello, toda acción se justificaba en pro de la unión de los sectores en

disputa en busca de la derrota de las fuerzas leguiístas; Eleodoro Benel Zuloeta, Anselmo

Díaz y hermanos, y Misael Vargas y hermanos.

Prosiguiendo con la descripción de los sucesos de Chota, indica que “apenas entraron a

Chota (…) la presencia de esta banda dejó sentir su acción por la perpetración de todo género

de abominaciones y brutalidades (…) pretendían regenerar al país, derrocando al Gobierno”

Después del develamiento del movimiento y capturados sus principales dirigentes se les

juzgó y ejecutó. El primer Ministro expresa que “por acuerdo unánime de todo el personal de

oficiales, atendiendo a que había razón para juzgarse a los cabecillas de ese movimiento

como individuos que se hallaban fuera de la ley, se resolvió que fueran ejecutados, y la orden

fue cumplida, a la luz del día, en la plaza de Chota, frente a la casa municipal”.

Al culminar su intervención el Ministro de Gobierno, el diputado Luna Iglesias solicita un

voto de confianza, del cual el señor Guillermo Rey y Lama, diputado por la provincia de

Chota, se adhiere junto al Congreso Nacional, a brindar su voto de confianza. Es así como el

Sr. Jesús M. Salazar expone de forma particular, los relatos de los acontecimientos que

habían llegado a su despacho.

46
Diario“La Prensa”. Documentos Parlamentarios. Cámara de Diputados. El Movimiento Subversivo de Chota.
Versión taquigráfica del debate producido, con asistencia del señor Ministro de Gobierno, doctor Jesús M.
Salazar. De 4 de diciembre de 1924.

149
Figura 30.Tropas que persiguen a Eleodoro Benel Zuloeta en 1924. Fuente: Villanueva;
2008: 93.

Figura 31.Coronel Samuel de


Figura 32.Teniente Carlos
Alcázar. Fuente: Berríos, 1967:
Barreda. Fuente: Villanueva;
94.
2008: 68.

150
Figura 33.Dr. Arturo Osores Cabrera. Fuente: Berríos, 1967: 94.

Asimismo, trata de definir y enmarcar al movimiento, que se caracterizó por ser dirigido

por ilusos y mal aconsejados odios o apetitos y engaños por los empresarios, realizando una

acción aventurera. Además, más que una acción de eliminación de los opositores, la

ejecución de Alcázar y Barreda, fue una acción ejemplarizadora para todos aquellos que

osaran seguir sus pasos, mensaje que se sintetiza en la frase: dolorosa “y triste, sirva la

lección para detener a quienes arrastran a los pueblos a este genero de empresas”. Una

imagen que expresa lo sucedido y la acción emprendida por el Gobierno Leguiísta, es la que

aparece en la portada de la revista Variedades, del 29 de noviembre de 1924.

151
Figura 34. LO DEL NORESTE – La nueva aparición de un bicho maligno y tropical
condenado a morir de … pisotón.Fuente: Revista Variedades (1924), Año XX, N° 874.

Incluso, con el titular “Documentos Parlamentarios. Cámara de Diputados. El movimiento

revolucionario de Chota”, se reproduce la exposición del Ministro de Gobierno, Jesús M.

Salazar en el Senado, que fue de igual forma comunicado por el diario “El Comercio” y el

diario “La Prensa”, observándose la acción unísona de la prensa limeña para plantear en

bloque una particular forma de ver e interpretar los acontecimientos.

152
Ya para el 19 de diciembre de 1924, se trata de plantear la existencia de un estado estable

con el titular: “DE ACTUALIDAD. Paz, trabajo, progreso”; en la que se hace resonancia de

la Exposición Industrial desarrollada en Lima, dejando de lado los temas relacionados a la

violencia política desatada en el país por los sectores opositores al leguiísmo.

Aunque desde la misma Chota la propaganda antileguiísta no dejó de existir, tal como se

menciona en un volante de 2 de diciembre de 1924, haciendo referencia al heroísmo del

coronel Samuel del Alcázar y el teniente Carlos Barreda: “en éste jirón del suelo Peruano que

tiene dadas pruebas inequívocas de heroísmo patriótico (…) acaban de cometer las fuerzas

del gobierno –que vinieron a sofocar el movimiento regenerador que estalló en ésta

provincia- aleves asesinatos, vergonzosas violaciones, incendios y saqueos sin nombre, en las

personas y bienes de los sindicados –por una mano criminal- de reaccionarios contra la tiranía

estúpida que, por desagracia se está entronizando en el Perú47”.

Por ello, la lucha a través de la propaganda fue fundamental para ambos bandos, con el fin

de defender su punto de vista de los sucesos, para ello nos apoyamos en la portada de la

revista Variedades de 19 de abril de 1924; referente a una de las causales de los hechos: la

política reeleccionista y el entornillamiento en el poder.

47
Fondo Ministerio del Interior. Prefectura Cajamarca. 1924. Paq. 255. Archivo General de la Nación.

153
Figura 35. CONTRA SENTIDO – Algo que nadie se explica contrario a lógica y ley: que
al Partido Democrático lo dirija un REY. Revista Variedades (1924), Año XX, N° 842.

Aunque, para el año 1925, si bien la prensa no brinda información sobre la “Revolución de

Chota”, en el mensaje presidencial de julio de 1925 el presidente Augusto B. Leguía se

pronunciará sobre los acontecimientos de 20 de noviembre de 1924: “En el mes de noviembre

de 1924, un grupo encabezado por el doctor Arturo Osores y el coronel Samuel del Alcázar

154
se levantó en armas en la provincia de Chota. Este movimiento fue sofocado rápidamente por

las fuerzas del orden. El doctor Osores, prófugo después del fracaso revolucionario, fue

capturado por las autoridades del departamento de La Libertad y se halla aún en reclusión48”.

Expresando sus felicitaciones a las fuerzas policiales y militares; ya que “merece una

mención especial la honrosa conducta del personal de oficiales y tropa del Regimiento de

Artillería Número 1 y del Regimiento de Gendarmes de Infantería de Lima que hicieron la

defensa de la ciudad de Chota, atacada por los facciosos el día 20 de noviembre del último

año. El Gobierno, considerando que era un deber de estricta justicia enaltecer y premiar la

conducta sobresaliente de esos heroicos defensores de la nación, expidió un decreto con fecha

12 de mayo del presente año, otorgándoles recompensa y concediendo a los deudos, de los

que sucumbieron, los goces de montepío correspondiente. Igual mención debe hacer del

Regimiento de Infantería Número 11 por su enérgica y abnegada conducta durante las

operaciones que se llevaron a cabo para reducir a los que intentaron trastornar el orden

público49”.

Por ello, una de las primeras medidas a tomar en favor de todos aquellos que habían

contribuido a develar el movimiento insurgente fue la emisión de la Ley N° 5166, de 27 de

julio de 1925, que en su artículo único resolvió mandar cortar los juicios seguidos contra las

autoridades civiles y militares con motivo de las medidas dictadas para mantener el orden en

Cajamarca.

48
Mensaje del Presidente Del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, Ante el Congreso Nacional, el 28 de
julio de 1925.
49
Mensaje del Presidente Del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, Ante el Congreso Nacional, el 28 de
julio de 1925.

155
Otra acción fue la de brindar una gratificación de sueldo de la plaza que desempeñaban los

telegrafistas Alejandro B. Ríos, Gustavo Cárdenas Mesones, Ysaias Montenegro y Juan

Gamarra, pertenecientes a las oficinas de Bambamarca, Hualgayoc, Chota, Cutervo y

Callayuc; además de los ayudantes de la central de telégrafos Lorenzo Quevedo, Marcelino

Perez, Moisés Gayoso B. y Auvin Becerra de la de Cajamarca, mediante resolución suprema

del Ministerio de Gobierno, por su extraordinaria prestación y meritorio servicio durante el

tiempo de duración del movimiento revolucionario.

Para 1926 no se tendrá noticia alguna sobre lo de Chota, pero sí sobre las medidas

antibandolerismo que había emprendido el Gobierno leguiísta, puesta la mira en evitar el

brote nuevamente de este tipo de acciones. Por lo que en el mensaje de 28 de julio de 1926 se

dirá que “Se ha perseguido con tesón el bandolerismo en la República. Las disposiciones

represivas tomadas al respecto han dado buen resultado y, con la implantación de la Guardia

Civil en todo el territorio, se logrará extirparlo50”.

En 1927, la situación cambia, tanto en el discurso por parte de los leguiístas como en las

noticias que brindará la prensa. En el discurso de 28 de julio de 1927 el Presidente de la

República resalta que “la represión del bandolerismo en la República se lleva a cabo con

satisfactorios resultados. Las zonas amagadas que aún quedan son ya pocas. En las de Chota,

Cutervo, Jaén y Hualgayoc, actúa con eficacia, desde hace pocos meses, con todos sus

efectivos, la Segunda Comandancia de la Guardia Civil. La Segunda Comandancia de

Guardia Civil, no ha podido destinarse al servicio de los resguardos, pues, por razones de

50
Mensaje del Presidente Del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, Ante el Congreso Nacional, el 28 de
julio de 1926.

156
orden público, fue trasladada al departamento de Cajamarca, en cuyo territorio actúa,

devolviendo la tranquilidad a los habitantes de esas regiones amenazadas frecuentemente por

partidas organizadas de bandoleros51”.

De tal manera que el diario La Prensa al hacer eco de las campañas llevadas a cabo por las

fuerzas leguiístas desde julio de 1927 rebota una nota periodística del diario “El Perú”: “ el

público lector (…) estará deseoso de saber algunos detalles de la campaña realizada

últimamente, en Cutervo, por las tropas que comanda el pundonoroso como valiente jefe de

nuestro ejército, señor coronel don Antenor Herrera, primer jefe de la 2a. Comandancia de la

Guardia Civil, en misión especial de saneamiento social y extirpación del bandolerismo, en

las provincias de Chota, Cutervo y Hualgayoc (…) voy a narrar el hecho mas saltante de la

acción combinada, día a día, que se ha llevado a cabo, en cooperación conjunta, de las tropas

de la Guardia Civil y el Reglamento de infantería N°. 9, a cuya cabeza se encuentra el hábil

como esforzado jefe teniente coronel don Manuel E. Valdeiglesias, que en años atrás, fue el

chicote del bandolero Benel, del mismo criminal que acaba de sufrir una derrota completa y

aplastante, en sus reductos de Sedamayo y Callayúc, que los creyó inexpugnables 52”. El plan

de operaciones ideado, se hizo en reunión de Jefes y en concilio secreto, que nadie supo sino

hasta después de haberse llevado a feliz término. Con los datos recogidos sobre la situación

de los bandoleros de la región de Callayúc, encomendada al tino y preparación especial, del

mayor don Alberto Zamalloa, recopiló por medio de espías mandados a la zona, todos los

51
Mensaje del Presidente Del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, Ante el Congreso Nacional, el 28 de
julio de 1927.
52
Diario“La Prensa”. Actuación de las tropas enviadas a Chota, Cutervo y Hualgayoc para extinguir el
bandolerismo. Cuatro días de campaña fueron suficientes para ahuyentar completamente a los bandoleros de
Cutervo – Detalles del encuentro armado entre las fuerzas del orden y los malhechores que capitaneaba Benel
de 28 de setiembre de 1927. Reproducción de noticia publicada por el diario “El Peruano” de Cajamarca el 20 de
agosto de 1927.

157
datos que en estos casos se requiere. Se iniciaron las operaciones que tenían como fin,

terminar con los últimos reductos insurgentes.

Este plan, llamado en lengua militar “De Tenaza”, consistió en atacar por dos puntos: El

primer ataque con la columna principal al mando del coronel don Antenor Herrera, operó

desde Querecotillo, siguiendo el itinerario, Sill que buscabanangate, Minas, Yerbabuena,

Viluco, Llangua, Callayúc, Cuchea y Silugán, con 257 hombre y 4 ametralladora: la segunda

columna, al mando del mayor don Emilio Vega, operó desde el distrito de Pinpicos, con el

itinerario siguiente: Haciendas, Supayacu, Sedamayo y Silungán, con 132 hombres y 2

ametralladoras. Concebido así el plan, las tropas se movieron con anticipación para preparar

el ataque; la columna del teniente Vega salió de Cutervo el 14 de julio, la columna del

coronel Herrera, el 24, con la consigna al comenzar las operaciones, “el día 28 de julio día de

la Patria”, haciendo la conjunción en Silugán, el 31 del mismo mes.

Figura 36. Coronel Antenor Herrera y oficiales. Fuente: Villanueva; 2008: 89.

158
Con la misma intención, expresa la moral con la que iniciaban sus acciones las fuerzas

conjuntas del Ejército y la Guardia Civil, en la que “los muchachos marchan alegres,

entonando un Himno a la Patria y hurras al Presidente (…) nuestro esclarecido mandatario, se

lanzan vivas a sus jefes. Guardia Civil y Regimiento N° 9, que marchan abrazados a cumplir

un solo pensamiento destruidor de la canalla, que deshonra a Cajamarca y retrograda el

progreso de esta fértil región, digna de mejor suerte53”.

Lo que resulta confuso es la mención, entre líneas, de que quienes incendiaban el lugar

donde se llevaba a cabo las batallas eran los bandoleros; ya que es sabido que una estrategia

emprendida por las fuerzas militares leguiístas era la de arrasar con casi todo lo que se

encontraban a su paso. Así informó La Prensa: “Antes de retirarse [ de Sillangate], el famoso

bandolero Misaél Vargas y Andrés Bazán le prenden fuego a la hacienda que en pocos

minutos es consumida por las llamas, claro está, que así lo hicieron, porque se imaginaron

que las tropas iban a pasar la noche allí (…)”. Situación distinta es la que describe Salomón

Vilchez Murga(Vilchez; 1960) cuando hace referencia a la masacre de Lanche.

53
Diario “La Prensa”. Actuación de las tropas enviadas a Chota, Cutervo y Hualgayoc para extinguir el
bandolerismo. Cuatro días de campaña fueron suficientes para ahuyentar completamente a los bandoleros de
Cutervo – Detalles del encuentro armado entre las fuerzas del orden y los malhechores que capitaneaba Benel
de 28 de setiembre de 1927. Reproducción de noticia publicada por el diario “El Peruano” de Cajamarca el 20 de
agosto de 1927.

159
Figura 37. La escuela de Lanche…con caras de infierno repartieron estocadas y balazos.
Fuente: Vilchez; 1960: 109.

Lo principal de esta primera actuación de la prensa es describir los enfrentamientos

armados realizados durante el 28, 29, 30 y 31 de julio de 1927, por los dos frentes descritos y

siguiendo el itinerario que plantearon. Además, los ataques se caracterizaron por aplicar una

estrategia de fuego neutralizador de las ametralladoras, la maniobra de la infantería y el

160
reconocimiento de la caballería, “existiendo una falta de bajas y carencia de heridos”, que en

realidad sí existían, pero era parte de la propaganda exponer una visión inalterable de las

fuerzas combinada que luchaban contra los hombres alzados en armas.

Para el mes de octubre de 1927 las palabras de la prensa son de elogio a las acciones

emprendidas por los leguiístas. En la segunda entrega que realiza de la correspondencia

enviada a “El Perú” de Cajamarca, por el corresponsal de ese diario que acompañaba a las

fuerzas encargadas de perseguir y batir a los bandoleros de Chota, Cutervo y Hualgayoc.

Figura 38. Fusilamiento de un revolucionario en Cutervo. Coronel Antenor Herrera y


oficiales. Fuente: Villanueva; 2008: 103.

161
Asimismo, prosigue con su relato: “Por noticias que se nos alcanzan recientemente de

Cutervo (…) se sabe que, el 20 de agosto (…) reapareció en Callayúc el famoso cabecilla del

bandolerismo, Eleodoro Benel, acompañado de miembros de su familia y algunos de sus

íntimos secuaces, habiendo procedido de hecho a incendiar dicho lugar (…) por las

facilidades que supieron prestar a las fuerzas del orden (…) igualmente (…) pasó al sitio

denominado “Cuchea”, en donde trata de rehacerse, con el propósito de internarse a la zona

de Iquitos”. Para tal propósito la Comandancia de las tropas que operaban en la zona de

Cutervo destacó una columna volante a las órdenes del Mayor Incháustegui, compuesta de

120 hombres y una sección de ametralladoras, con la consigna de batirlo donde lo encontrase.

La orden ya estaba dada, de ir a matar.

La propaganda proleguiísta no para de halagar y resaltar a todos aquellos que tuvieron a su

cargo la persecución y aniquilamiento de quienes se atrevieron a levantarse en armas, tanto

los líderes como a partidarios civilistas. En tal sentido se describe el recibimiento en Cutervo

del coronel Herrera el domingo 7 de agosto, que fue aclamado como el redentor ante el

“bandalaje cruel y asesino, que los oprime y asfixia”.

La finalidad de concentrar sus fuerzas en Cutervo era prepararse y organizar la estrategia

de ataque hacia el Oeste, persiguiendo a Avelino Vásquez y Misaél Vargas, ya que “los

bandoleros fugitivos (…) se habían refugiado a esa zona [Oeste de Cutervo]: Benel, Epifanio

Arrascue, Alberto Bazán, Pedro Flores y otros, que ocupan la región Callacate, haciendas

Mamabamba, Sinchí, Machí, las Pampas y Romero”.

162
Por lo que finalmente se establecieron las columnas, al mando de quienes iban a estar y los

pertrechos con lo que contarían, para atacar por diversos flancos. La columna del Mayor

Vega sale el 11 de agosto, iniciando ataque el 14 de agosto, con 37 hombres del Regimiento

N° 9 y 38 hombres de la Guardia Civil, al mando del capitán don Félix Núñez y una sección

de ametralladoras de la Guardia Civil con 16 hombres, con el itinerario de atacar

Mamabamba, Came y Payac; la columna del Mayor don Isaías Incháustegui caería sobre

Came, tomando el itinerario, Mirador, Las Pampas, Camse, N.O. de Cutervo. Una compañía

de 43 hombres del Regimiento N° 9 y 32 hombres de la Guardia Civil, al mando del capitán

Chávez y una sección de ametralladoras de 9 hombres y la columna del Mayor don Enrique

Beleván, se encargará de atacar Payán, de frente por el camino real que se encontraba

destruido y atrincherado.

Con la Columba de Beleván marchó el Coronel Jefe de las tropas y el Comandante

Valdeiglesias, jefe de las tres columnas, con 46 hombres del Regimiento N° 9 y 24 hombres

de la Guardia Civil; además el comandante de compañía, Teniente Gómez Sánchez con 48

hombres de la Guardia Civil al mando del capitán Alfaro, con una sección de ametralladoras

del Regimiento N° 9. Asimismo, recibirán el apoyo de la caballería de 40 jinetes de la

Guardia Civil el mando del Capitán Duncan. La prensa informa las acciones con el

significado del sacrificio por la nación, la segunda prueba de fuego para todos ellos.

Producto de los enfrentamientos en Colacate es captura el bandolero de apellido Altamirano,

que se encontraba herido. Después de extraerle toda la información posible es fusilado. La

prensa informo señalando que fue un pedido del mismo Altamirano quien dijo que “(…) “si

163
me van a fusilar, máteme de una vez”. Como las heridas eran graves, una de ellas le había

perforado el intestino otra la ingle; se procedio a fusilarlo por humanidad. Se le dio sepultura

cristiana”.

Figura 39. Los Vásquez prisioneros. Coronel Antenor Herrera y oficiales. Fuente:
Villanueva; 2008: 106.

Después de la contienda, el resultado triunfal para las fuerzas leguiístas conllevó a que

sufrieran 3 heridos, los soldados Domingo Medina, Amadeo Oré y Alejandro Mendieta; y

una baja, el guardia civil Alberto Rojas, quien recibió en Cutervo eterna sepultura con los

respectivos honores que el contexto ameritaba. Asimismo, la captura y fusilamiento de los

Hermanos Vásquez.

164
Figura 40. Fusilamiento de los
Vásquez. Fuente: Vilchez; 1960: 50.

La última noticia que se tiene sobre los sucesos y el final esperado fue la presentada por el

diario la Crónica, quien reproduce el comunicado oficial que firma el Ministro de Gobierno y

Policía, Manchego Muñoz, quien señala que “con motivo de la extirpación del bandolerismo

en el norte del país, el señor Ministro de Gobierno, ha dirigido a los prectos [prefectos] de la

república, la siguiente circular telegráfica: Prosiguiendo la enérgica campaña, emprendida por

el gobierno, para extirpar el bandolerismo, se acaba de obtener su destrucción definitiva.

Bandoleros organizados y en número considerable legaron [llegaron] a ocupar en las

provincias de Cota [Chota] y Cutervo, extensa zonas. Los bandoleros asesinando a unos y

despojando a otros, se apoderaban de las tierras (…) Tomados los centros de concentración

165
de los bandoleros, por las fuerzas combinadas del ejército y de la guardia civil (y destruidas

las trincheras levantadas en sitios estratégicos) huyeron los bandoleros a los bosques (…) En

varios encuentros realizados en montañas, los bandoleros fueron destruidos. Finalmente, el

Teniente Temoche, de la Guardia Civil, después de cuatro días de persecución, trabó

combate, en el sitio denominado “El Arenal”, pereciendo junto con principales secuases el

cabecilla Eleodoro Benel, jefe de los bandoleros (…) se asegura tranquilidad definitiva en las

provincias de Chota y Cutervo. Habitantes dichas provincias vuelven a recuperar no sólo su

tranquilidad, sino la seguridad de su vida, de su honor y de sus propiedades que los

bandoleros ultrajaron con el crimen (…) La actuación valerosa y eficaz de las fuerzas

combinadas de ejército y de la Guardia Civil (…) satisface ampliamente el sentimiento

patriótico y responde a las tradiciones gloriosas de nuestros institutos armados54”. La misma

nota periodística en reproducida por el diario El Comercio el 03 de diciembre de 1927.

Figura 41. Eleodoro Benel Zuloeta después de suicidarse en Callayuc, el 28 de


noviembre de 1927, es llevado en parihuela a Cutervo.Fuente:Matos, 1968: 383.

54
Diario “La Crónica”. Información oficial de la campaña contra el bandolerismo en el Norte de la República. De 3
de diciembre de 1927. Firmado por el Ministro de Gobierno y Policía, Manchego Muñoz.

166
Figura 42.Policías al mando del Teniente Toribio TemocheChonate, que condujeron el
cadáver de Benel a Cutervo. Coronel Antenor Herrera y oficiales. Fuente: Villanueva;
2008: 164.

Para 1928, el Presidente de la República expresará con satisfacción los resultados

obtenidos en su política de eliminar el bandolerismo y por ende de todo aquel opositor que

ose seguir su ejemplo, al expresar que “el bandolerismo, que venía alarmando en pequeños

sectores del país, ha sido extinguido. Después de destruidos los grupos que se pusieron al

margen de las leyes en Chota, Cutervo y Jaén, solo se presentan casos aislados que se

reprimen con presteza55”.

Aunque no culminará su política represiva contra el bandolerismo, expresará los aspectos

positivos que para ellos significaban aquellas medidas, que resueltamente manifiesta en su

55
Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, ante el Congreso Nacional, el 28 de
julio de 1928.

167
mensaje, previa a su intención de reelegirse nuevamente, haciendo un recuento sobre la

situación de cómo encontró este fenómeno político social: “al ascender al poder, los

bandoleros, organizados en cuadrillas, y los conspiradores políticos, eran los constantes

perturbadores del orden social. Como es natural yo no podía consentir que el país continuara

dando el bochornoso espectáculo de la anarquía. Por eso, para reprimir el bandolerismo di al

país una nueva Policía y para conjurar las conspiraciones castigué, con mano firme, a los que

padecían la contagiosa manía de las revoluciones. Extirpado el bandolerismo y aplacadas las

pasiones políticas, merced a las medidas dictadas por mi Gobierno, ha renacido el respeto a la

ley y la obediencia a los Poderes del Estado se arraiga, cada vez más, en la conciencia de

nuestro pueblo. Puedo deciros que, en general, el orden público se ha mantenido en todo el

territorio, permitiendo así al Gobierno ejercer su acción bienhechora y a la República ganar la

realidad de un progreso evidente, que se traduce en nuestra prosperidad económica y en el

auge de nuestra situación internacional56”.

De manera asertiva se describen las contradicciones que generó el proceso de

modernización y el desarrollo, aunque incipiente que ya vimos en el capítulo I, de nuevas

ideas en el plano político y económico, en el establecimiento de los nuevos puntos de

referencia en el intercambio comercial y el agrupamiento y organización de los nuevos

sectores que buscaban ser hegemónicos en el control del Estado.

Para el año 1922, “el Presidente Leguía inició la organización de la Guardia Civil, una

fuerza policial con alcance al área rural y mucho más eficiente. Fue este mundo

56
Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, Al Congreso Nacional, El 12 de
octubre de 1929, Al concluir su periodo de gobierno.

168
cambianteel que dio origen a Eleodoro Benel”(Gitlitz, 1980: 129).Otras causas que se

podrían mencionar son el incumplimiento de la promesa de recuperar Tacna, Arica y

Tarapacá para el Perú; la política represiva hacia la oposición y las intenciones

reeleccionistas de Leguía.

Podríamos describir de la siguiente forma las causas que propiciaron todo aquel proceso

lleno de contradicciones.

• Civilistas (Eleodoro Benel Zuluoeta, Los Vargas, Leoncio Villacorta, Antero

Aspíllaga, Los Prado, Samuel del Alcázar, Carlos Barreda, Arturo Osores y otros)

↔“burguesía incipiente” (Augusto B. Leguía, Marcial y Fortunato Alvarado, los

Hermanos Luna Iglesias, Anselmo Díaz, Raimundo, Domingo y Baltasar Ramos y

otros).

• Autoridades locales ↔ Gobierno Central.

• Terratenientes (aristocracia, oligarquía, civilistas) ↔Leguiístas (plantean el

desarrollo de un mercado interno y su protección para impulsar una economía propia

con ayuda del capital norteamericano).

• Sierra (Cajamarca) ↔Costa (Lambayeque).

• Modernización de la economía y lucha por el mercado; producto de desplazamiento

de un sector por otros.

• Conflictos electorales (lucha por el poder): Lucha por el control de Santa Cruz

(Leoncio Villacorta ↔ Fortunato Alvarado).

169
Muy aparte de lo mencionado, de manera resumida también se trata de interpretar los

acontecimientos, con respecto al bandolerismo social, entendido como la “expresión

rudimentaria de la lucha campesina [que] ha sido un hecho cotidiano a lo largo de toda la

historia republicana de Cajamarca, no obstante adquirió intensidad notable durante las

primeras décadas del presente siglo y particularmente entre los años 1919 a 1930”(Burgos,

1980: 428-432).Asimismo, se caracterizaba al bandolerismo como “bandas que estaban

compuestas principalmente por familias enteras de campesinos parcelarios (los Vásquez, los

Díaz, los Mego, etc.) las que en su generalidad habían sufrido algún abuso por parte de los

hacendados o autoridades. Este es el caso de Anacleto Hoyos mediano propietario, que

había sufrido la usurpación de sus tierras por parte de la Sección Andina. Los Vásquez a su

vez también sufrieron atropellos de la gendarmería, que provocó hechos de sangre,

obligándolos a dedicarse a la vida delictiva”(Burgos, 1980: 428-432).

Complementariamente a este tipo de acciones y sus respectivas relaciones familiares y de

poder; las que se establecen entre los “revolucionarios” van a tener otro matiz en la que

comprobamos una alta jerarquía; por lo que la participación de los bandoleros en el

movimiento se enmarcaba en el uso de su fuerza de ataque a cambio de permitirles después

de los enfrentamientos adueñarse del botín y las riquezas que encontraban, inclusive destruir

e incendiar los lugares atacados como también movilizar una gran cantidad de combatientes.

Además de brindarles protección y hospedaje en las haciendas de los miembros que estaban

en la cúspide de esta jerarquía, en caso que estuvieran en peligro.

170
Por ejemplo “Don Germán [Luciche] portaba un mensaje de importantes personajes

políticos contrarios al gobierno de Leguía, que se hallaban empeñados en organizar un

sigiloso complot revolucionario en el que Benel debía jugar importante papel. Casi nadie

supo entonces quiénes enviaron a Luciche, ni cuáles fueron los asuntos tratados en la

pintoresca entrevista, pero es verídico que, so pretexto de haber perdido cuantiosa suma en

varias horas de “mala suerte”, don Eleodoro envió su personal contribución a los

complotados consistente en mil libras esterlinas, valiosas joyas y dos mulas de alta estima

que Luciche llevó consigo a título de ganador”(Sánchez, 2009).

Hasta esta parte, señalamos que el “movimiento revolucionario” conjugó múltiples

aspectos que cohesionaron por un lado y dividieron por otro la sociedad peruana, tanto en

provincias como en la capital.

En tal sentido, ya para setiembre de 1930, la prensa informará el sentir de una parte de la

población respecto al significado del “Golpe de Estado Sanchecerrista”; al expresar que “el

gran acto verificado por Sánchez Cerro no es para “el reparto”(…) Es, sinceramente

hablando, para que el Perú vuelva a vivir(…)Yo les recomiendo, a mis camaradas de AYER

que no olviden que en el momento histórico de HOY hay que salvar al Perú(…)Nada de

“comunismo”(…)Fundemos en el Perú, camaradas, al frente de un hombre, la escuela del

Trabajo, de la Honradez, de la Lealtad..Volved, pues, hoy a las labores y esperad los

próximos días de ese gran Futuro que es Salvación Nacional!!57”. El nuevo contexto, como ya

se ha dicho, surge con un halo de “redención nacional”, de búsqueda del cambio renovador.

57
Diario “La Crónica”. 01 de setiembre de 1930. “VIA OBRERA. A MIS CAMARADAS”. Presentado por
Octaviano SanchezRios el 01 de setiembre de 1930.

171
3.3. La versión no oficial: la visión de los vencidos (1930 - 1931) a través del Tribunal
de Sanción Nacional.

La primera versión distinta a la voz oficial , respecto de los acontecimientos, fue la

emprendida por el diario La Crónica, que asume una actitud más reflexiva de los

acontecimientos, aunque es tardía su preocupación de informar sobre los sucesos, en la que

“sobre el movimiento revolucionario en Chota: El Senado acuerda un voto de aplauso al

Gobierno por haber debelado el movimiento58”; sin dejar mostrar asombro por la virulencia

de las confrontaciones y las consecuencias negativas para el país en un contexto complejo,

debido a que Chile y Colombia no eran nada favorables, al expresar que “penosísima

impresión sin duda han causado en el país los acontecimientos de orden político que se han

efectuado en una provincia del departamento de Cajamarca y que han obligado a las fuerzas

del gobierno a seguir un procedimiento sumario de escarmiento en la persona de un

revolucionario de alta graduación militar que, arrastrado por rencorosas pasiones, se puso a la

cabeza de bandas de foragidos vulgares para alterar el orden público, enarbolando una

bandera política (…) los facciosos no obstante su número considerable, fueron aniquilados

por las tropas regulares comandadas por el tenientes coronel R. Zavala (…) Muchas vidas ha

costado esta alocada aventura revolucionaria de los que juzgando por su odiosidad o rencor

personal se imaginan que hoy todo el país participa de esos deplorables sentimientos y

prestará ayuda y estimulo a los levantamientos y subversiones del orden59”.

58
Diario“La Crónica”, 04 de diciembre de 1924. Legislación Ordinaria de 1924. Senado. La sesión de ayer.
59
Diario“La Crónica”, 04 de diciembre de 1924. DE ACTUALIDAD. Los Sucesos del norte.

172
Seguidamente, la pregunta que cabe hacernos es el cómo los “vencidos” abordan y reviven

en el contexto de 1930 a 1931 estos acontecimientos, principalmente vinculados en torno a

los sucesos de 1924 a 1927 y la figura de Eleodoro Benel Zuloeta, quien dirigió parte de las

fuerzas que participaron del alzamiento armado, y que aportan a consolidar la política

enarbolada en el Manifiesto de Arequipa, y de manera paralela desacreditar lo hecho por el

oncenio, a través del Tribunal de Sanción Nacional, en adelante TSN.

En ese sentido, percibimos que las denuncias presentadas ante el TSN, por las personas

vinculadas directa o indirectamente con el “movimiento insurgente armado”, hay un alto

grado de revanchismo y escarnio para con Leguía, que propicia una variedad de acusaciones

que a continuación describimos y analizamos.

Por ejemplo, Lucila Benel Vda. De Fernández presenta ante el Subprefecto de la

Provincia de Chota60, en base al artículo 4° del Reglamento del TSN, una denuncia fechada

desde Chota el 9 de setiembre de 1930, sobre homicidio consumado en las personas de su

padre don Eleodoro Benel Zulueta, sus esposos Juan Fernández/ Zulueta y César Araujo;

robo de dinero, de alhajas, de documentos de valor, destrucción de sus casas, robo de 500

cabezas de ganado vacuno, 50 mulas, 20 caballos,200 chanchos gordos, 180 latas de

manteca, mercaderías, 80 quintales de café, 50 quintales de cacao, dos trapiches de fierro,

uno de bronce, tres peroles de cobre de ocho arrobas cada uno, un alambique de/ cobre con

todos sus útiles y otros objetos; además de saqueos y destrucción de viviendas a cargo del

Teniente Coronel Raúl Zavala y el médico doctor Hermógenes Coronado Vigil y su gente

60
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 14. Doc. 593. Archivo General de la Nación.

173
compuesta de Marcial, Fortunato, Leopoldo, Jerónimo y Aureliano Alvarado, Juan, Noé,

Créspulo y Carlos Aguinaga, Manuel, Jesús y Sebastián Fernández, Daniel, Manuel y Tomás

Orrego, Tomás Chirinos,Anselmo Díaz, Bernardino, Loreto, Pablo, Wenceslao,Vicente y

Domingo Díaz, Rogelio, Raúl, Eloy, GabrielCruz Mondragón, Sixto, FlorianoeYsabel

Vargas,Gabriel, Julio y Domingo Cubas, Mariano Mondragón,Vidal, Fisdegundoy Eduardo

Avellaneda, Hipólito, César y Juan Meza, Tristán, Juan y Aledias Cabrejos, Ysidro, Froilán y

José Vásquez, Anaximandro Avellaneda, Aurelio Estela, Leopoldo Terrones, Francisco

Vera, Dolores Becerra, YdelsoGimenes, Ruperto Vásquez, Juan Flores, Paulo y Celso Celis,

Santos Feliz Nuñez, Ysabel Ventura,Rafael Variartes, Froilán Rodas, Visitación y Segundo

Garcia, vecinos del distrito de Santa Cruz y la gente de Chetilla al mandodel Capitán Víctor

Abad.

Inclusive se acusan las actividades de motivar el asesinato, al señalar que el Dr.

Hermógenes Coronado Vigil “dirigió una Carta al Dtto [distrito] de Callayuc, ofreciendo una

cantidad de dinero al que asesinaba á mí padre esposo ó á mí padre.- Carta que la llevó el

Mayor Matos cuando fue a investigar sobre el homicidio de mi esposo-Con tal propuesta

aprovecharon los criminales del apoyo que los ofrecía Coronado Vigil y asesinaron á mi

referido esposo Juan Fernández Zulueta el 6 de setiembre de 1925, siendo autor principal/ el

médico Coronado y los ejecutores del crimen Justiniano Olivera, Mauricio Linares, Gabriel

Gaviria, Li/ vicio Rivera, Manuel Coronado, Abel Cámpos Pérez, Dario Guevara y Santiago

Altamirano, siendo testigos Eloy i Luis Guevara, María Rodríguez y otros”, sin olvidar que

estas acciones fueron producto de la revolución estallada el 20 de noviembre de 1924 en

Chota. Líneas más adelante se describe el asesinato de Eleodoro Benel Zuloeta,

testimoniando que “después de tres año de persecución á mí padre D. Eleodoro Benel

174
Zulueta y llegada la Guardia Civil al/ mando del Coronel Herrera, consiguieron al fin de

asesinarlo, con la ayuda de los criminales de la Provincia de Cutervo, el 28 de noviembre de

1927, siendo los autores los siguientes: Jesús Cotrina, Antonio é Ysidro Cotrina, Santiago

Altamirano, Grimaniel Rios, Juan Alejandria, Octavio, Juan y Eliseo Tocto, Santos

Bustamente, Pedro Salmón y Dedicación Ramirez, Zoila Espinoza, Juan Toro, Zenón

Leoncio Arteaga, José Mercedes, Juan y José Salazar, Eurelio Contreras, Juan y Ernesto

Avellaneda, Eliseo Loiza é hijos, Eliseo Arbaiza, Zenón y Juan Heredia, Alejandrino

Fonseca, Custodio y Alberto Fonseca, Maximo y Antonio Olivera, Práredes Rimarachín,

Natalio Piedra, Godofredo/Calderón i Manuel Barboza; siendo testigos don Rubén Carranza,

Leovigildo Piedra, Armando Pio Augusto Vásquez y otros”. Sin dejar de lado el buscar

respaldar la denuncia solicitando telegrafiar al Sr. Presidente del Tribunal de Sanción

Nacional haciéndole conocer la denuncia que interponía, por los homicidios de su padre

Don Eleodoro Benel, de su esposo Juan Fernández Zulueta y de César Asenjo, robo,

destrucción de las casas de La Samana, Silugán y Sedamayo, robo ylos demás delitos

enunciados; y que no procedía por calumnia sino por alcanzar justicia, indicando además que

el robo ylos daños ocasionados ascendían a más de quinientos mil soles.

Siendo la denuncia telegrafiada el mismo día de su presentación. Para el mes de

noviembre ampliará su denuncia, acusando en esta oportunidad a Crepúsculo Aguinaga61 por

ser“ (…) uno de los autores del homicidio de mi herma/ no Castinaldo Benel, asesinado en

Santa Cruzel 26 de Setiembre de 1923, según el expediente/ iniciado ante el Sr. Juez

Instructor de Hualgayoc, pero como tanto el referido Crespúculo Aguinaga como los demás

acusados han sido protegidos por el régimen pasado a cuya sombra se han acogido los

61
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 04. Archivo General de la Nación.

175
criminales que tengo nombrados en mi anterior denuncia, no ha sido posible corregir que

recaiga contra ellos el castigo que merecen. El acusado que se halla detenido es autor del

homicidio de mi hermano en referencia, de los robos hechos en La Samana, incendio y

destrucción de las casas de aquella hacienda, pues nada menos que tiene actual/ mente en su

poder dos peroles de cobre, uno del valor de ochenta soles y otro, de ciento cincuenta soles,

diez quintales de calamina a razon de veinte soles quintal, cuarenta chanchos gordos que los

remató en Santa Cruz- Ademáz es uno de los que incendieron mí casa que tengo en el fundo

La Samana, aparte de las que ocupaban mis padres, del robo practicado en mis intereses

como son chanchos gordos y cuanto había en mi habitación; desde luego solicito de su

autoridad que el acusado Créspulo Aguinaga continue en detención hasta que sea juzgado

por el Tribunal de Sanción Nacional, dando aviso telegráfico al Presidente de esta

Ynstitución, así como al Juez Ynstructor de Hualgayoc para que ordene la detención

definitiva del reo puesto que hay instrucción pendiente por el homicidio de mi hermano

Castinaldo Benel i asi mismo solicito que dé/ Ud. Aviso al Administrador de Correoz de

Cajamarca y Chiclayo sobre la grave responsabilidad que pesa contra Aguinaga por ser este

empleado, en la/ conducción de valijas de Chiclayo á Santa Cruz á fin de que sea

reemplazado por una persona responsable y/ sin acusaciones como la que tiene éste (…) Por

tanto y jurando no proceder por calumnias, solicito me atienda Ud. En justicia, remitiendo la

pte. Al tribunal referido y avisando la detención al juez del Hualgayoc”.

En esta ocasión se aprovecha la convulsionada realidad existente para traer a colación un

suceso de 1923, el que también es mencionado por Pérez Mundaca (s.f.). La orden de

telegrafiar es emitida el mismo día pero la denuncia es remitida al Tribunal de Sanción

Nacional el 5 del mismo mes. Respondiendo el Tribunal: “Refiriéndose la anterior denuncia

176
formulada contra don Crepúsculo Aguinaga, a un delito del fuero común, la declararon

inadmisible62”.

Con este mismo espíritu es que la prensa dio gran cobertura a la exposición que hacían

muchos de los involucrados sobre los acontecimientos de la “Revolución de Chota”. Se da

testimonio al comunicar que “en la edición de la mañana del 15 del presente, en el diario de

su digna dirección, se publica la denuncia que presenta la señora Zoila viuda de del Alcázar

el Consejo de Oficiales Generales en la que se me hace aparecer como haber sobornado para

que entregasen al coronel del Alcázar, imputación que motiva mi más inmensa protesta. Los

mismos oficiales que apresaron al citado coronel de cuya hidalguía no dudo, pueden

confirmar que no tuve ninguna participación en ese suceso y también, los mismos testigos

que nombra la señora denunciante, los que no creo se presten a faltar a la verdad, lo que sería

una calumnia y ésta envilece más al que la ejercita que al que quiere hacer su víctima (…)

También me he informado de la denuncia que presenta ante el ministerio de gobierno doña

Domitila viuda de Benel, denuncia que me ha causado la más profunda sorpresa. Esta señora

estuvo aquí el anteaño pasado y fué mi cliente, curé a su hija Armantina de un tifus grave, a

uno de sus menores hijos de paludismo y atendí a ella en muchas ocasiones tanto en su

alojamiento como en mi consultorio y entonces se mostró cordialmente agradecida, sin que

jamás me haya atribuido la destrucción de su casa, lo que habría sido una grosera calumnia,

pues ella más que nadie está convencida que eso no es cierto y el señor ministro de gobierno

puede convencerse fácilmente por intermedio de los oficiales que comandaban la tropa de

línea que por aquella fecha estuvieron en el distrito de Santa Cruz. Al pasar su hijo Segundo

por Salaverry le hacen un reportaje que publicó “La Industria” de Trujillo y allí señala a

62
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 04. Folio 3. 15 de noviembre de 1930. Archivo General de
la Nación.

177
quienes acusa, pero llega a Lima y se torna mi enemigo y acusador. Lo mismo pasa con

Tomás Castañera, a quien no conozco, vive en distinta provincia, pero en compañía de su

amigo se vuelve mi acusador. Estas personas han creído que la revolución se ha hecho para

saciar su sed de venganza y de odio y se aprovechan del momento para calumniarme63”.Nota

periodística que reproduce los descargos del conocido leguiísta José H. Coronado Vigil,

quien busca por ese medio limpiar su nombre y alejarse de cualquier tipo de vínculo que lo

relacionase con los que en algún momento fueron sus partidarios, sin dejar de mencionar que

de todas maneras será denunciado ante el Tribunal de Sanción Nacional por su participación

en apoyo de las acciones de eliminación del bandolerismo, como les gustaba llamar a los

leguiístas a los “revolucionarios” de Chota.

Asimismo, se informará sobre las acciones de exhumación de los restos del coronel

Samuel del Alcázar y el teniente Carlos Barreda, que es respuesta al clamor de la ciudadanía

que exigía reinvindicar a todos aquellos que habían luchado contra el leguiísmo; al relatar las

tareas tomadas en pro de la reivindicación de la memoria de los fusilados en 1924, indicando

que “a las 11 del día jueves 30, con motivo de la exhumación de los cadáveres del coronel

Samuel Alcázar y teniente Carlos Barreda, vilmente asesinados el de 30 noviembre de 1924,

por los sicarios del aciago régimen fenecido, numeroso público y todas las autoridades

locales se dieron cita en el cementerio, a fin de presenciar, poseídos todos de profunda

emoción y de la más viva curiosidad, el descubrimiento de los cadáveres. LOS PERITOS. El

juez instructor, doctor Guerra García que conoce del proceso había nombrado peritos a los

señores farmacéuticos Antonio Soto Burga y odontólogo Benjamín Basauri, para el

reconocimiento de los cadáveres (…) todos en esa oportunidad, como ahora, protestaron

63
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA del 13 de noviembre de 1930. “Sobre los sucesos de Chota”.
Carta dirigida desde Chota al director del Comercio, el 25 de octubre de 1930 por José H. Coronado Vigil.

178
íntimamente de la manera vil como se le asesinó, sin tener en cuenta su alta graduación y sus

condiciones de héroe de varias campañas memorables durante la guerra con Chile, de las que

conservaba honrosas cicatrices (…) se han enterrado, a la apresurada, en una misma fosa, tres

cadáveres. Los restos de los infortunados que perdieron la vida combatiendo a la tiranía, en

un hermoso gesto de rebeldía, fueron trasladados a un nicho provisional, mientras llega la

comisión que debe llevarlos a la capital, para hacerlos descansar definitivamente al lado de

los suyos64”.

Además de hacer honor a los “Mártires de Chota”, definidos así todos aquellos que habían

buscado defender los derechos que vieron pisoteados por el leguiísmo, así “tócanos ahora

hacer otro tanto en honor de los Mártires de Chota, en el aniversario de su inmolación

heroica, cuyo recuerdo constituye un timbre de orgullo para los peruanos libres, pero sobre

todo un ejemplo luminoso para las generaciones de mañana. Los protagonistas de aquella

magna jornada cívica, ante cuya evocación nos inclinamos reverentes, fueron dos soldados de

los más brillantes de nuestro ejército (…) para lanzarse a la conquista de nuestras libertades

conculcadas por la enfermiza ambición de un réprobo, que especuló con los intereses

nacionales, pisoteó nuestros derechos y que nada dejó en pie al impulso de su influencia

corruptora (…) no les impulsaba ningún propósito egoísta, no querían nada para ellos, ni

obraban bajo el estímulo de sugestiones bastardas: hombres puros y austeros, no sentían otra

obsesión que la de la libertad al país del régimen nefasto, cuyos secuaces, embarcados en

orgías y festines, no hacían otra cosa q' succionar al pueblo, para locupletarse con el dinero

fiscal y entregarse a los brazos de un lujo desenfrenado y de la soberbia sin bordes. Fue en

64
Diario “El Comercio”. SUPLEMENTO ILUSTRADO de 16 de noviembre 1930. “La exhumación de los restos del
coronel Alcázar y teniente Barreda”. Reproducción de la nota periodística redactada por el diario “La Honda”, del
02 de noviembre de 1930.

179
circunstancias dolorosas para el país, cuando la dictadura se hallaba en auge con todo el

cortejo de sus males y cuando nadie osaba protestar por encogimiento o por cobardía, que

estos dos ciudadanos altivos desnudaron sus espadas, no para asesinar al pueblo indefenso

como lo hacían los sayones del leguiísmo, sino para blandirlas en defensa de los sagrados

derechos del ciudadano, desconocidos y maltratados por la tiranía, que no respetaba talentos

ni virtudes, pero ni siquiera la inviolabilidad de la vida humana. Y fue en la consecución de

este noble empeño, que el coronel Alcázar y el teniente Barreda cayeron fulminados por el

plomo de la dictadura(…)¿A qué referir los detalles de este martirologio heroico? Lo

indispensable es saber que las nobles víctimas fueron, si se quiere, los únicos ciudadanos

dignos y altivos en un ambiente de turiferario servilismo. Varones justos, prefirieron el

destierro a vivir contemplando injusticias y atropellos; el sacrificio antes que asistir y la

muerte, antes de asistir al triunfo de las inmoralidades y escándalos sobre la majestad de la

verdad y del derecho (…) gracias a estos mártires de nuestra democracia, saben en todo

mundo que la tiranía sólo pudo vivir en el Perú, respaldada por la fuerza de las bayonetas y

alimentada por la sangre de sus víctimas; y no por que faltasen ciudadanos valientes, que en

todo momento dijeron su verdad, cueste lo que cueste, aún corriendo el riesgo de caer en las

encrucijadas bajo la sorda conspiración de asesinos mercenarios(…)El coronel Alcázar y el

teniente Barreda fueron(…)de aquellos ciudadanos sin mácula que siempre caminaron con la

frente levantada, sin doblegarse ante la amenaza ni venderse por el oro

envilecedor(…)rechazaron gajes y ofrecimientos, y antes que transigir con los impúdicos

hombres del poder, los combatieron con energía y rectitud, concitándose así la terrible cólera

del tirano(…)los persiguió con saña, los fusiló sin piedad, gozó con el sufrimiento de sus

familias desamparadas, y no contento aún, tuvo la complacencia de profanar la memoria de

sus víctimas, apostrofándoles de bandoleros, cuando no eran sino ciudadanos justos que

desearon para su patria el advenimiento de tiempos mejores(…) solicitamos del Estado, si

180
no la estatua reparadora, por lo menos la erección de un mausoleo común, a donde

descansen definitivamente sus restos y a donde acudan los ciudadanos de todos los

tiempos (…)65”.

Otra acusación fechada el 16 de octubre de 1930, fue la presentada por Benjamín Hoyos

Herrera, quien fue conducido preso a Lima en 1927, ante el Subprefecto de Chota, Demetrio

Vega, indicando que “el 17 de Diciembre de 1924, el Capitán Víctor Abad, perteneciente a la

oficialidad que ocupó ésta población, á órdenes del Coronel Raúl Zavala, asaltó mi domicilio,

situado en la “Calle de Grau” nº 76 (antes de Cajamarca) y rompiendo las cerraduras ingresó

al interior, acompañado de un grupo de soldados”. Se violentaron sus Cajas, extrayéndose de

ellas seiscientos soles, en monedas de plata, ciento veinte Libras de Oro sellado y todas las

prendas de valor que guardaba su esposa, de su uso personal y del de sus menores hijas, con

un valor de más de doscientas cincuenta libras. Además, sus muebles fueron quemados, entre

otros útiles; crímenes que fueron perpetrados por las fuerzas que apoyaron al leguiísmo. La

razón que esgrimió fué la de haberse “alistado en las filas restauradoras” del doctor Arturo

Osores y del Coronel Alcazar, porque “tal fue el deber de quienes conociamos nuestras

obligaciones para con la Patria (…) El terror, campeando, en todas sus formas; la delación

convertida en arma; el véjamen con el cortejo de sus mas reprobados métodos y la impunidad

en la que se dejaron los crímenes y los atropellos cometidos por los sometidos al Leguiismo”.

Incluso, a través del diario “El Comercio” se dirá que el movimiento antigobiernista de

Chota, fue una chispa más que iluminó el ambiente de la ansiada liberación. Fue el

65
Diario “El Comercio”. SUPLEMENTO ILUSTRADO de 30 de noviembre de 1930. “Los mártires de Chota”.
Escrito dirigido el 30 de noviembre de 1930 por Fausto M. Sotomayor.

181
levantamiento valiente y optimista sin ponderación que en noviembre de 1924, se declaró

bajo la dirección de los caudillos talentosos y comprobadamente heroicos, Dr. Arturo Osores,

coronel Samuel del Alcázar y teniente Carlos Barreda. Este movimiento no fué una

montonera como se esforzó en hacerle aparecer el leguiísmo, sino que fue la protesta y la

reacción más enérgica contra la deshonra de la patria y la ambición implacable de los tiranos;

“fue el gesto vigoroso de la indignación pública. Fue el intento decidido para el

derrocamiento de un régimen trágico-lamentable y funesto que al fin tuvo su término(…)

Merece mención especial la forma brutal como fue ocupada la casa de la Sra. Emelinda

Osores, hermana del Dr. Arturo, por las fuerzas con la consigna de proceder en la forma que

más corresponda al espíritu de venganza y odiosidad que reinaba. Es así como destruyeron

todo, lo arrojaron y se apoderaron de lo que más les gustó66”.

Denuncia distinta es la expuesta por Diodoro Gaviria67, quien dirigiéndose al Subprefecto

de Chota, y en base al artículo 4° del Reglamento del TSN, presenta cargos por torturas,

tentativa de homicidio y secuestro fechada el 9 de octubre de 1930; perpetrados en su

persona, y la mancilla al nombre de su madre, manifestando que en el mes de noviembre de

1924, su co provinciano Dr. Arturo Osores, el Coronel Samuel del Alcázar y el Teniente

Carlos Barreda y otros hombres que veían en el Gobierno del Expresidente don Augusto B.

Leguía, una tiranía absoluta y un desfalco grosero de los intereses nacionales, se levantaron

en armas en la Ciudad de Chota, “proclamando la caída del tirano” y la reivindicación de los

intereses de la Nación, y que traicionados “esos esclarecidos hombres” por la ambición de

algunos secuaces del “Gobierno Dictador”, fracasó ese movimiento y los que habían “actuado

66
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 14 de octubre de 1930. “La revolución de Chota.
Revelaciones de uno de los que participaron en ella”.
67
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 04-02. Archivo General de la Nación.

182
por los intereses sagrados de la Patria”, entonces fueron presas de las venganzas del

Gobierno, tiranamente secundados por los jefes, /Mayor Daniel Flores, Capitán Juan Rivera

Santander, Subprefecto (adhoc), Manuel Bertrán y representantes de la política Dr.

Hermógenes Coronado Vigil y “como especial torturador y desalmado ejecutor”, Cesar

Antón Moreno, quien en recompensa detales servicios prestados, obtuvo el cargo que

desempeña por aquel entonces; además de ser el alcaide de la cárcel pública.

A continuación, describe las desgarradoras torturas que sufrió a manos de sus captores, al

relatar que “a los cuatro meses de tenaz persecución que nos hicieran las fuerzas, el 23 de

mayo de 1925, tuve la desgracia de caer en manos de mis persecutores, conducido a la

Subprefectura, el citado Bertraniva a disparar sobre mi su revolver y un Alferes de los Rios lo

reprimio como cobarde y miserable; depositado en un cuarto oscuro, lugar de torturas etc. fui

objeto de insultos y vejámenes. A los dos dias de mi prisión como a las 12 ó una de la

mañana, se presentaron al cuarto que me servia de presidio los citados Flores, Santander,

Bertran, Antón Moreno y Cuatro Soldados armados; me condujeron al patio y amenazáronme

fusilar en diversas formas; entonces Antón Moreno, sacó de bolcillo unos clavos gruesos

amarrados con una piola como maestro que era de las torturas y tomándome de las manos las

coloco a mi espalda y juntándola interpuso entre las parejas de mis dedos dichos clavos y/ los

ajusto tan cruelmente que me hacia dar gritos desesperados; no contentos con estos martirios,

pasó una soga mi verdugo por una viga de la casa y atándola a mis manos que se hallaban a

mi espalda y con los clavos me levantó a la altura de la viga procediendo en seguida, para

arrancarme los brazos, a colgarse de mis pies, meciendose, como si estuviera haciendo su

acto de acróbata. Con tan inhumanos martirios, me sobrevino la asfixia mis miembros se

183
desmayaron, permaneciendo en estado de agonia ya sin habla, en medio del llanto de los

soldados que acompañaban a Antón y de las risas de estos y de los ya referidos magnates.

Después de describir las desgarradoras torturas y maltratos a las que fue expuesto, también

reseña las medidas de “trabajo psicológico” que sufrió para extraerle las confesiones con las

que buscaban obtener información valiosa sobre el paradero de sus cómplices, así dirá que

“no contentos, todavía de esto, esos tiranos hicieron levantar a mi anciana madre de su lecho,

para que presenciando mis martirios se terminan/ sus dias, de su muy querida existencia; en

efecto en medio de mi desvanecimiento, tube el horrible pesar de presenciar que mi

desventurada madre, me miró y cayó al suelo víctima de un vértigo, sin secuello. Viendo ese

cuadro desgarrador mis verdugos me decian repetidas veces: “Que les parece la manera como

se ha vengado de ustedes el Dr. Hermógenes Coronado”, esa es la forma que pagan los

enemigos de Ylustre Gobierno del Sr. Augusto B. Leguía. Viendo pues pues mis verdugos

que estaba exánime cortaron la soga, dejándome caer en tierra, no curando, precipitadamente,

volverme en vida; condujeron á mi madre á su casa en estado de completo desvanecimiento,

quedando yo preso primero en la Subprefectura por ocho dias hasta que pudiera manejar los

brazos, donde el siguiente día de mis martirios me encontró el secretario don Arturo Gasco

con los brazos inmanejables mis manos inchadas y mis dedos virtiendo sangre. Despues

trasladado a la carcel donde permaneci cuatro meses consecutivos y me hubieran tenido

indefinidamente al no ser que mi señora madre constituyendose á Cajamarca consiguió mi

libertad previo el enjuiciamiento del malvado Mayor Flores por desacato á la Corte. Cuando

ya libre, comprobé no tener motivos para para ser torturado ni preso por tal tiempo; pero

como desde aquella fecha se carecía de libertad para reparar los daños sufridos hasta la

actual, he permaneci en silencio y ahora gracias al altísimo y civismo de la Junta de

184
Gobierno, precidida por el Comandante Sr. Luis Sanches Cerro, se ha establecido el Tribunal

de Sanción nacional, para esos tiranos despilfarror es de los intereses nacionales y para los

que amparados han torturado y asesinado a los Ciudadanos. Amparado por los artos. 24 de la

Constitución del Estado, el 52 y 223 del Código de Procedimientos en Materia Criminal los

denuncio ante Ud. Á fin de que mis torturadores y especialmente el desalmado ejecutor César

Anton Moreno, quien con mi denuncia debía ser destituido y puesto dentro de rejas, para que

cumpla con la pena que le señala el art. 165 del Código Penal.

En la misma línea, la prensa escrita publica un conjunto de apreciaciones en las que resalta

la forma particular de concebir, por parte de la ciudadanía, los hechos y los personajes que se

vieron involucrados directa e indirectamente en los acontecimientos de la “Revolución de

Chota”. Es de resaltar el testimonio de la viuda del teniente Barreda, quien manifiesta que su

“situación por demás desesperada, [la] obligó a venir a esta capital, a reclamar los sueldos

que a mi esposo le adeudaba el Gobierno, habiendo solamente conseguido me asignarán una

pensión mensual, mientras aparejaba mi expediente para los efectos del montepío, pensión

que me ví obligada a aceptar en la esperanza de salvar a uno de mis tiernos hijos que estaba

gravemente enfermo (…) Después de 4 años de completa lucha y no habiendo conseguido la

partida de defunción de mi finado esposo, la que me impedía obtener montepío por la

exigencia q´ de esta hacia el Tribunal Mayor de Cuentas, conseguí después de tantos ruegos y

andanzas, se me diera la suma de Lp. 5.0.00 mensuales, como consta de mi cédula legal”68.

68
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA TARDE de 19 de setiembre de 1930. “Carta de la viuda del teniente
Barreda”. Carta de 17 setiembre de1930 presentada por Rosalía N. Vda. De Barreda

185
Asimismo, Rosalía Negrini vda. De Barreda se dirige expresando que “con fecha 13 del

corriente se ha presentado ante ese Consejo la señora viuda del coronel Samuel del Alcázar

denunciando su asesinato y haciendo extensiva su denuncia al de mi finado esposo, teniente

don Carlos Barreda, ayudante del citado coronel, en el movimiento de Chota, y de otros

civiles que, como es sabido, se consumó en esta ciudad a fines del año 1924(…) En mi

condición de viuda del referido teniente Barreda, sólo tengo que hacer mías todas las

afirmaciones que se hacen en la denuncia indicada(…)La señora Alcázar ha manifestado que

no hubo Consejo de Guerra, tal como manifestó dicho ministro [Jesús M. Salazar]. Esto es

efectivamente cierto, y reforzando lo dicho por la referida señora, debo agregar que el famoso

Consejo fue fraguado en Lambayeque, mucho tiempo después de los asesinatos, con

documentos preparados y enviados de esta capital, pretendiendo darle así visos de legalidad y

en previsión, seguramente, de la tremenda responsabilidad que los autores de dichos

asesinatos debían asumir ante la Justicia y la Historia. En virtud de los expuesto…denuncio

también el asesinato de mi querido esposo, teniente Carlos Barreda, haciendo responsable de

tan vituperable delito a todos los sindicados en el escrito aludido69”; que coincide con las

afirmaciones que hicieran otros respecto al fusilamiento del coronel Samuel del Alcázar y el

teniente Carlos Barreda, que sin juicio sumario fueron ejecutados; aunque ya se ha dejado

claro, mediante los testimonios leguiístas que si se realizó una acción destinada a resolver la

situación de los prisioneros de guerra capturados después de iniciarse el levantamiento

armado en noviembre de 1924 .

Simultáneamente, Zoila A. viuda del coronel Samuel del Alcázar con motivo del asesinato

de su esposo testimonia que “el crimen perpetrado por los carniceros de Chota ha revestido

69
Diario “El Comercio”. SUPLEMENTO ILUSTRADO de 26 de octubre de1930. “Denuncia presentada por la
viuda del Teniente Barreda”, mediante carta de 24 de octubre de 1930.

186
caracteres más claros aún que los de flagrancia, y la ley no permite, tratándose de crímenes

graves , que cuando ha habido flagrancia se siga un juicio con los reos en libertad(…) En el

proceso Alcázar hay más aún que todo esto: hay la ostentación, la glorificación, la apoteosis

del crimen, oficializado solemnemente por uno de los poderes del estado, el Ejecutivo, ante

otro de ellos, el Legislativo, y todo esto profusamente detallado en las versiones de las hojas

informativas y consignado en el Diario de los Debates (…) no debe permitir que pase un día,

ni un instante, sin disponer la captura de los delincuentes(…)hace tres semanas que he

formulado esta acusación y los criminales continúan administrando justicia, ejerciendo

autoridad o disfrutando altas plazas –más o menos prebendarias- que les brindan el vivir

regaladamente en París(…) El artículo 63970 del Código de Juicio Militar en su inciso

primero dice: ”los enjuiciados permanecerán siempre presos”.- Pido(…)ordene usted la

prisión de los reos, tomando las más eficaces precauciones para evitar que sea burlada por

medio de la fuga, y que en el caso del coronel Zavala, que es funcionario del Estado

actualmente a órdenes del Ministerio de Guerra71”.

70
La tramitación del juicio extraordinario se arreglará a la del juicio ordinario, en todo aquello que no esté
modificado por las reglas siguientes: 1ª Los enjuiciados permanecerán siempre presos. 2ª Las declaraciones de
los enjuiciados se recibirán sin intervalo alguno, en cuanto sea posible, aunque siempre separaciones. 3ª Las
declaraciones de los testigos y los reconocimientos que estos verifiquen para identificar a las personas
detenidas, se harán constar en acta breve, que suscribirán éstas y sucesivamente, según vayan declarando, los
testigos; autorizándola, por último, el instructor y el secretario.4ª Cuando asistan varios testigos presenciales,
solo se consignará las declaraciones de los más importantes. 5ª El Juez instructor, si lo creyese necesario,
podrá carear a los testigos entre sí, o alguno de estos con el procesado. 6ª Cuando no pueda obtenerse
inmediatamente la hoja de servicio o libreta de los procesados, se suplicará con declaraciones o informes de los
jefes inmediatos, acerca de la conducta y antecedentes de aquellos. 7ª En caso de lesiones, no se aguardará el
resultado de éstas para la continuación de la causa, siempre que no fuere de necesidad absoluta para la
calificación del delito. Título I, “Juicio extraordinario por delito flagrante”, Parte Tercera, “Juicios extraordinarios y
en campaña”, del Código de Justicia Militar, aprobado por Ley de 20 de diciembre de 1898.
71
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 31 de octubre de 1930. “Recurso presentado por la viuda
del coronel Alcázar”.

187
Va a complementar su intervención en base a lo dispuesto en el artículo 1372 del Código

de Justicia Militar de 1898, “denunciando uno de los crímenes más horrendos que registra la

historia del Perú, perpetrado en la persona de mi esposo el coronel Samuel del Alcázar, su

ayudante teniente Barreda y un grupo de hombres del pueblo, con motivo de haberse

levantado en armas mi esposo juntamente con el doctor Arturo Osores a fines de 1924 contra

el régimen de Augusto B. Leguía(…) La reelección del presidente Leguía, atentado

monstruo sin precedentes en nuestra historia, contrariando los preceptos de la Carta,

modificada mediante el acuerdo írrito de un parlamento cohechado, esclavizado y envilecido

era un nuevo motivo que imponía una nueva actitud, aún en el caso de haber estado antes

supeditados los pasos del coronel Samuel del Alcázar por esta palabra de honor a que sólo

hipotéticamente puede referirme73”. Ya para este momento, las acusaciones no solo son por

las acciones represivas desplegadas por las fuerzas militares al servicio del oncenio sino que

también plantear las causas de aquel movimiento armado, en lo que podemos observar como

tal, la reelección en 1924 de Augusto B. Leguía Salcedo, que atizó el espíritu de la lucha

política de sus adversarios.

Las denuncias no sólo provendrán de las viudas de los fusilados, sino también de

familiares, en esta oportunidad, de Juan del Alcázar, hermano de Samuel del Alcázar, quien

declaró que después de residir largos años, en las regiones de las selvas del norte y sur de la

república, dedicado al comercio, decidió regresar a Lima al conocer de la deportación de que

había sido víctima su hermano Samuel, en su deseo de acompañar a su señora madre, la cual

por la ausencia de su hermano Pedro, residente también en la montaña, se encontraba privada

72
La jurisdicción de guerra conoce también de los delitos y faltas cometidos por militares en acto de servicio,
aunque fuesen comunes. Capítulo I, Jurisdicción en materia penal, Título II, “De la Jurisdicción de Guerra”, Libro
Primero del Código de Justicia Militar, aprobado por Ley de 20 de diciembre de 1898.
73
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 15 de octubre de 1930. “La viuda del coronel Alcázar
denuncia el asesinato de su esposo”. Carta de 13 de octubre de 1930 presentada por Zoila A. de Alcázar.

188
de su compañía en Lima; al mes de su regreso, su hermano Samuel del Alcázar caía en la

ciudad de Chota, víctima de las acciones de las fuerzas leguiístas, manos criminales según

Juan, de que en funesto contubernio se valieron, para hacerlo desaparecer, el sanguinario

tirano, en unión de uno de sus más despreciables secuaces: Jesús M. Salazar. Fue así como

casi a raíz del asesinato de su hermano, fue detenido en la calle de Malambo, por uno de los

famosos torturadores del régimen fenecido, Fernando Muñiz, el cual estaba acompañado por

otro individuo de sospechosa catadura. Permaneció por espacio de quince días en la

intendencia, fue trasladado a la isla de San Lorenzo, permaneciendo en ese lugar por espacio

de seis meses. Fui trasladado después al Hospital Militar, nuevamente fue conducido a la isla

de San Lorenzo, en donde después de dos días fui embarcado en compañía de otros

detenidos, a bordo del “Oroya”. Una vez a bordo se le entregó su pasaporte y pasaje hasta

Panamá, sin habérsele permitido entrevistarse con su familia, con el fin de que viajara, sin

tener un solo céntimo en el bolsillo; por ello “nuestra familia ha nombrado a uno de sus

miembros como apoderado, a fin de reclamar la acción de los Tribunales en contra de quienes

dentro del gobierno y del ejército, mancharon sus honrosos antecedentes, con el abominable

crimen de Chota, del que resultaron entre otras víctimas mi hermano Samuel y el teniente

Barreda74”; lo que demuestra que las consecuencias no solo fueron económicas sino que

también se persiguió y castigó a las personas vinculadas a ellos, con la persecución y el

encarcelamiento injustificado.

74
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 10 de octubre de 1930. “Declaraciones del señor Juan del
Alcázar. ESPERA QUE HAYA SANCION POR EL CRIMEN DE CHOTA”.

189
Seguidamente se describe la apreciación particular de algunos ciudadanos sobre los

personajes más sobresalientes del conflicto, así como de todo el proceso conocido como la

“Revolución de Chota”, que estuvieron relacionados directa o indirectamente con los hechos.

Por ejemplo, “La actuación del coronel Alcázar”, escrito presentado por Oscar

Arauco, quien expresa que “cuando me conducían a Lima, me bajaron del tren en la Oroya y

fui llevado fuera de la población y a orillas del Mantaro, diciéndoseme que si no explicaba las

relaciones que había entre el levantamiento de Chota y ciertos ajetreos de algunos políticos

adversos al gobierno debía ser fusilado. Para el efecto y en vista de mi silencio se me colocó

delante de una peña indicándoseme que expresara mi última voluntad, a lo que les respondí:

digan a mi familia que estoy preso en la isla de San Lorenzo y no muerto cobardemente y en

despoblado, Como réplica dispararon los soldados que habían sido convenientemente

dispuestos. Creí que había muerto y dudé, por un momento, de la realidad de mi existencia.

Terminada esta comedia ruin, fui trasladado a la intendencia de Lima (…)75”

Figura 43.Oscar Arauco. Fuente: Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA.


6/10/1930.

75
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA. 6/10/1930. “La actuación del coronel Alcázar.
DECLARACIONES DE DON OSCAR ARAUCO, AYUDANTE DEL CORONEL DEL ALCÁZAR EN LAS
ACTIVIDADES REVOLUCIONARIAS DE LOS DEPARTAMENTOS DEL CENTRO” Carta de 05 de octubre de
1930 presentada por Oscar Arauco.

190
Otro ejemplo es el escrito de Loredo Cépeda, quien recoge los comentarios sobre la forma

cómo murieron, el fusilamiento, del coronel Samuel del Alcázar y el teniente Carlos Barreda,

diciendo que “El coronel del Alcazar, de pie junto al banco. “hasta el ultimo militar sabe que

se le concede al que se le matar de esta manera alguna gracia, yo no deseo recibir de ustedes

ni una sola gota de agua y sólo pido me dejen fumar un cigarro; cuando me despoje de mis

lentes apunten bien, y cuando arroje al suelo el residuo del cigarro hagan su presa”. El

teniente Barreda en el banco “dejadme fumar un cigarro; cuando yo quite la ceniza

apuntadme y cuando haya terminado disparad en vuestro blanco; los tildo de cobardes, a todo

hombre que desea una patria soberana no se le da muerte de esta manera76”.

Aunque hay que resaltar un escrito presentado por el Centro Chotano, que busca

reivindicar la memoria de los caídos, al informar que muchos sus miembros fueron testigos

presenciales de la entrada en Chota de los jefes del movimiento, la que se realizó dentro del

más perfecto orden y sin que, en ningún momento, se hubiesen cometido los atropellos y las

depredaciones a que se aluden en una nota publicada días atrás, “durante los pocos días de la

ocupación de la ciudad por los revolucionarios, fueron respetadas las vidas y propiedades de

los habitantes y si hay que decir la verdad, debe declararse que su derrota se debió

precisamente a su excesiva escrupulosidad y honestidad en la dirección del movimiento (…)

Se indica también en la nota que la ciudad de Chota fue reducida a escombros, lo que es

completamente falso puesto que la entrada, de los jefes, en la misma se realizó sin resistencia

alguna de sus habitantes (…) Lo que el señor ex - ministro uruguayo ha debido decir es que

76
Diario “El Comercio”. SUPLEMENTO ILUSTRADO de 21 de setiembre de 1930. “Cómo murieron el coronel
Alcázar y el teniente Barreda”. Comentario de Loredo Cépeda al escrito de 13 de setiembre de 1930 de J.L.
Camell del Solar.

191
las depredaciones y los atropellos fueron cometidos no por los revolucionarios sino por las

tropas encargadas de combatirlas77”.

Otra práctica a tener en cuenta es la de mencionar a algunos personajes cuando se hace

referencia a hechos relacionados con otras personas que no tuvieron nada que ver con los

sucesos, tal como son los desterrados por el leguiísmo, como fue el señor Luis Panizo, que a

su llegada despertó gran interés al público lector por saber las circunstancias y situaciones

que debieron de experimentar para sobrevivir fuera del país, al revelar que “entre los

caballeros que llegaron de Guayaquil, en el Vapor “Santa Rita”, figura el señor Luis Panizo,

antiguo funcionario en el ramo de justicia. Juzgamos de interés [sus] impresiones durante los

diez años que ha permanecido en el destierro78”, primeras impresiones que quizás no tengan

mucho contenido, pero que después describirán un conjunto de penurias que deberá

experimentar, al señalar que “fueron muchas las hondas impresiones de mi agitada vida de

deportado (…) pero debo capítulo especial a la desesperación que sufrí, al conocer la muerte

de mi hermano Manuel, como consecuencia de los atropellos y vejámenes de que fue víctima

por parte del sicario Rivero y Hurtado, por el delito de haber cumplido altivamente con su

deber como juez del Callao. El asesinato del doctor Augusto Durand a bordo del “Grau” fué

otra de las manifestaciones de la tiranía que me conmovió profundamente. También recuerdo

siempre con indignación el cobarde asesinato de mi querido antiguo amigo, el caballero

coronel Alcázar y el de su digno ayudante teniente Barreda en el pueblo de Chota (…) Y no

77
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 11 de octubre de 1930. “LA REVOLUCIÓN DE CHOTA”.
CARTA DE 5/10/1930. CENTRO CHOTANO. JUAN A. FERNÁNDEA (PRESIDENTE) – SERGIO ORDÓÑEZ
(SECRETARIO)
78
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 20 de setiembre de 1930. “REFIERE SUS IMPRESIONES
DEL DESTIERRO EL SEÑOR LUIS PANIZO”.

192
menos el asesinato del esforzado idealista Benel, ante el cual la tiranía, para justificar su

crimen, pretendió calumniarlo presentándolo como un vulgar y desalmado bandolero79”.

Figura 44. Señor Luis Panizo, ex funcionario del régimen


leguiísta. Fuente: Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA
MAÑANA de 20 de setiembre de 1930. “REFIERE SUS
IMPRESIONES DEL DESTIERRO EL SEÑOR LUIS
PANIZO”.

Asimismo, la llegada del doctor Teobaldo González López, desde Guayaquil, será de un

fuerte impacto para la opinión pública; ya que fue uno de los personajes vinculado a los

dirigentes de la “Revolución de Chota”.

Figura 45. Fotografía tomada el 12 de octubre de


1924, día en que partió el coronel Samuel del
Alcázar para Cajamarca. Acompañan al coronel
del Alcázar en la fotografía, el coronel Teobaldo
González, que se halla sentado, como aquél, el
coronel Enrique Ballesteros y el doctor Teobaldo
López, quienes se encuentran de pies. Diario “El
Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 20 de
setiembre de 1930. “REFIERE SUS
IMPRESIONES DEL DESTIERRO EL SEÑOR
LUIS PANIZO”.

79
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 20 de setiembre de 1930. “REFIERE SUS IMPRESIONES
DEL DESTIERRO EL SEÑOR LUIS PANIZO”..

193
Prosiguiendo con la descripción y análisis de los casos, en una denuncia presentada por

Alberto Artidoro Cadenillas, Notario Público de Chota, el 15 de Octubre de 1930 se

mencionan las “penas” que tuvo que sufrir por haber sido partícipe del movimiento armado

de 1924, quien dice que “producido el movimiento revolucionario, cuyo centro de

operaciones de mira reivindicadora fue esta ciudad y encabezada por el doctor Arturo Osores

y Coronel Samuel del Alcázar, que trajo por consecuencia el asesinato del segundo, en unión

del Teniente Carlos Barreda y la prisión por debelación, del primero, en cuya compañía fui

capturado en la Hacienda “Chumbil” y conducidos a la Isla de San Lorenzo; durante cuya

época mi hogar fue víctima de crueles escenas y robos”80, acusando a Wenceslao Villacorta,

el Capitán Víctor Abad, Alfares Celso Butrino y otros, a quienes los denunció civil y

criminalmente.

Otro hecho vinculado a las denuncias presentadas ante el TSN y que guardó relación con

los sucesos de 1924 fue el proceso electoral por el cual Leguía consiguió reelegirse; por ello

el 14 de Octubre de 1930 Matías Díaz81, vecino del distrito de Llama, y de tránsito por Chota

indica uno de los móviles que propiciaron aquel levantamiento, al revelar que con motivo de

llevar a cabo las elecciones generales para la reelección del ex Presidente Leguía, el 5 y 6 de

julio del año 1924; don Eleuterio Cabrejo de Carrizal invadió el pueblo de Llama con 70

hombres armados, y dando principio a sus instintos criminales, comenzó a sitiar su casa, la de

su señor padre D. Epifanio Díaz donde se encontraban sus hermanos José y Neptalí Díaz, a

quienes los tuvo secuestrados por tres días sin consentir que se les alcanzara sus alimentos;

enseguida y después de tenerlos en esta condición apresaron a su referido Señor padre, el

Gobernador Lorenzo Saavedra y Eleuterio Cabrejo, imponiéndole el cupo de S/. 2000xx ó la

80
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 04. Folio 15. Archivo General de la Nación.
81
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 04. Folio 11. Archivo General de la Nación.

194
entrega de ocho carabinas, amenazándolo matar sino cumplía con una de las entregas, á cuya

amenaza y de temor que los criminales realizaran el hecho, accedió su padre en entregarles 8

carabinas y no contentos con esto, penetraron a su casa y a la de su padre y hermanos

entregándose al saqueo de ellos, esto fue el 9 de julio de 1924. El mismo día, al penetrar al

Corral de la Casa donde funcionaba la oficina de Correos, encontraron a dos peones suyos

llamados Emetrio y Agustín Bravo, procediendo inmediatamente á la captura y remisión de

estos a la Cárcel pública, sin tener motivo alguno que pudiera haber dado lugar para su

prisión, siendo castigados cruelmente y conducidos a Carrosal a las 12 de la noche del mismo

dia. En esta hacienda fue asesinado Emetrio Bravo por Eleuterio Cabrejo, salvándose

milagrosamente Agustin Bravo por haberse fugado burlando la custodia.

Otro es el referido al del 15 de noviembre de 1924, donde Eleuterio Cabrejo, acompañado

de las tropas al mando del Mayor Rosas atacaron su casa de la Hacienda Huarimarca donde

se encontraba su señora Ocurea Espejo y más familia, ordenando la búsqueda en las casa y

haciendas sacar 8 mulas de las mejores que tenía, las que las entregó al referido jefe Rosas.

Sin que le fueran devueltas, pues no tenía acusación alguna, tan solo por el hecho de

apropiarse de lo ajeno y de impedir que protestaran del sinnúmero de abusos y crímenes que

el citado Eleuterio Cabrejo cometía a diario, aprovechando del régimen pasado. Así, “el 4 y 5

de diciembre del año 1924, el Capitán Rivera Santander insistido por Eleuterio Cabrejo,

Zenón Osenjo…[y otros]…que lo acompañaron á mi casa hacienda “Granero”, saquearon

cuanto hubo en élla, en laque tenía un molino de trigo y en la de mis arrendados,

reduciéndolas en seguida a cenizas.- El día 5 del mes y año indicados, regresaron á Llama

llevándose 52 reses, 16 bestias-80 ovejas, 22 chanchoz ingleses y cinco burros, cuyos

animales fueron trasladados al Carrizal y Caruaquero, donde son locatarios Eleuterio Cabrejo

195
y Zenón Osenjo, respectivamente, ascendiendo el valor de los animales sustraídos á las suma

de Cuarenta mil soles. Como los hechos narrados Constituyen los delítos de homicidio,

incendio, robo y daños de mis propiedades tengo á bien denunciarlos por intermedio de su

autoridad ante el Tribunal de Sanción Nacional que les corresponde, sin perjuicio de la

responsabilidad civil por la cantidad á que ascienden el robo y los daños ocacionados-

Suplicándole avise mi denuncia por estar al expirar el término y remitir la pte. por el Correo.-

Justicia”.

Complementariamente a esta denuncia, Neptalí Díaz acusó a Eleuterio Cabrejo, Zenón

Asenjo y otros, por los delitos de asalto, robo de dinero y otros; suma ascendente a dos mil

trescientos Soles Oro; acusaciones asumidas por pequeños grupos organizados y

familiarizados que tuvieron la posibilidad de hacer sentir su voz de protesta por aquel

entonces.

Todo este movimiento se verá atizado con el arribo al Callao del deportado Arturo Osores,

al que la prensa le dedica algunas líneas. El Comercio reproducirá el escrito de Luis Teobaldo

Ibarra, quien informa que “dentro de breves horas arribará al puerto del Callao, la nave que

conduce a su bordo al doctor Arturo Osores, una de las figuras más destacadas y de efectivo

relieve político en el momento actual. Vuelve este ilustre ciudadano al seno de la patria al

amparo de las libertados públicas de que gozamos desde el 25 de agosto y por las que él tanto

lucho utilizando el consejo primero, la protesta después y las armas finalmente 82”, pero

respecto a su relación con los sucesos de Chota expresa que “fruto de su esfuerzo personal, de

82
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 18 de setiembre de 1930. “El retorno al país del doctor
Arturo Osores”, escrito por Luis Teobaldo Ibarra.

196
su patriotismo y de su pujanza de cruzado, fue la revolución que en Chota estallara en

noviembre de 1924 donde fue hecho prisionero merced a una infame celada83”. Páginas más

adelante se precisa que “en el vapor «Essequibo», que debe fondear en el Callao, hoy, a las

3.30 de la tarde, regresa el doctor Arturo Osores, quien como se recordará fué compañero del

coronel Alcázar, en el movimiento revolucionario de Chota. Apresado después de ese

movimiento fue conducido a la isla San Lorenzo donde estuvo preso desde marzo de 1925

hasta abril del presente año, en que fue deportado84”; y al día siguiente se informa que “en el

vapor “Essequibo”, llegado ayer, ha regresado de Nueva York el doctor Arturo Osores,

acompañado de su esposa señora Filomena G. de Osores y de su hija señorita Juana

Osores…Desde temprano se congregó considerable cantidad de gente en la Plaza San Martín

y sus inmediaciones, a fin de tributar una cariñosa recepción al doctor Arturo Osores(…)

Constantemente se lanzaban vítores en honor del comandante Sánchez cerro, del doctor

Osores y de la libertad85”.

Un caso particular es el arribo del vapor “Santa Rosa”, donde venían Luis Panizo,

Oswaldo Hoyos Osores y Teobaldo González López, quienes recibirán una gran bienvenida

por parte de la comisión de recepción de deportados políticos presidida por el Manuel Diez

Canseco.

83
Íbim.
84
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 18 de setiembre de 1930. “Llegada del Doctor Arturo
Osores”.
85
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 19 de setiembre de 1930. “El regreso del doctor Osores”.

197
Figura 46 y 47. Aspectos del recibimiento, a cargo del Comité de recepción de
deportados políticos, del doctor Arturo Osores en el Muelle de Guerra en el Callao,
entre familiares, amigos y público en general, recibiendo la bienvenida del señor Oscar
Medelius. La persona encargada de realizar el respectivo pronunciamiento será el
señor Manuel F. de Cossio. Fuente: Diario “La Crónica”. Diario ilustrado de 19 de
setiembre de 1930.

198
Asimismo, aunándose a la algarabía que originó una noticia como la que estamos

mencionando, el diario La Crónica informará: “Como anunciamos oportunamente en la tarde

de ayer llegó al Callao a bordo del “Esequibo” procedente de Nueva York, el doctor Arturo

Osores, prestigioso hombre público de destacada figuración en la política del país. Es bien

conocida la actuación del doctor Osores durante el régimen pasado. Combatiendo la dictadura

cayó prisionero en el Norte, después del revés que sufrieron las fuerzas en Chota y en cuya

acción fuera asesinado el Coronel Samuel del Alcázar y el teniente Barreda”. Resaltando las

principales característica de su personalidad, ya que según se testimonia, “en todo momento

el doctor Osores supo mantener su hombría de bien y su rebeldía inflexible. Soportó las

amarguras del confinamiento con altivez y energía y no se doblegó jamás ante los desmanes

aquel poder. Los enconos y venganzas contra él, llegaron hasta el ultraje de su hogar,

arrancando de él a su esposa e hija para aprisionarlas también en la Isla de San Lorenzo (…)

supo simbolizar la resistencia altiva de los hombres libres que aun quedaban en el Perú, en

los momentos que todo parecía doblegarse ante la tiranía reinante”.

Figura 48. El doctor Arturo


Osores, a bordo del “Esequibo”
en el cual ha hecho viaje desde
Nueva York. La señora Gálvez
de Osores y la señorita Juanita
Osores Gálvez, esposa e hija,
respectivamente, del doctor
Osores, que lo han acompañado
en la travesía desde Nueva York.
Fuente: Diario “La Crónica”.
Diario ilustrado de 19 de
setiembre de 1930.

199
Aprovechando la gran atención que estaba generando su arribo, no perderá la oportunidad

para expresar sus ideas respecto al momento que vivía el Perú, cuando señala que se deben de

cumplir los deberes cívicos “con alma recta, libre de todo prejuicio, incontaminada de bajas

pasiones, sin odios y sin espíritu de venganza, que tanto ofuscan, que tanto daño producen,

que tanto empequeñecen a quienes no tienen valor para sacudirse de ellos”. Incluso solicitará,

como muchos ciudadanos, las sanciones para todos aquellos que la merecen, al señalar que

“sanción; si, sanción.- Ella es indispensable y la opinión pública lo exige, porque la

impunidad, esa quiebra fraudulenta de la justicia y la ley, ha sido el incentivo más enérgico,

la condición de vida, el estímulo reproductor de todas las tiranías.- Pero la opinión pública

exige señores, la sanción de alta y legítima ley, que es la única ejemplarizadora y fecunda,

sanción serena y austera”, todo aquel llamado a la sanción pensando y calmada en busca de

“la reconstrucción nacional que (…) requiere toda nuestra abnegación patriótica y todo

nuestro esfuerzo esclarecido”.

Figura 49. Dos aspectos de la manifestación que el pueblo del Callao tributó el 18 de
setiembre de 1930 al doctor Arturo Osores a su regreso al país. Fuente: Diario “La
Crónica”. Diario ilustrado de 19 de setiembre de 1930.

200
Por otro lado, también es importante mencionar las denuncias presentadas por Fermín

Arrascue y César Ulises Delgado, de la razón social “Arrascue y Delgado”, quienes

denunciaron al Teniente Coronel Raúl Zavala por los delitos de incendio y robo; María

Mercedes Heredia y Florencia Campos denuncian los delitos de tortura cometidos por Víctor

Abad y secuaces. Así, como la presentada por Heriberto A. Benel Zulueta.

Mención aparte son las denuncias relacionadas a delitos contra el Erario Nacional, y

vinculados a personajes que se vieron beneficiados con los hechos de la “Revolución de

Chota”. Por ello, Carlos Oyos Osores, de profesión dentista, presenta, el 30 de setiembre de

1930, la denuncia por peculado, exacciones, robos, delación y otros; contra el Comandante

Luis Obry y como delatores a D. Francisco Iglesias y D. Edilberto Castro Pol. Afirmando que

“ (…) después que fracaso la revolución que encabezo el Coronel Alcazar, el Dr. Osores se

refujio en la Hacienda de los Castro Pol. Quienes por intermedio de Iglesias que es pariente

201
de los Malaga Santolaya, pusieron este hecho en conocimiento del tirano Leguía, lo que dio

por inmediato resultado la captura del Dr. Osores. Después de estos hechos y en pago de tal

vil servicio el delator Iglesias fue nombrado Subprefecto de Cajamarca, sitio en donde

cometio todo genero de abusos, todavía muchos recuerdan flagelamientos sufridos y el asalto

que dio al Club Social de ese lugar, llegando al extremo de meter el caballo al salon de actos

del mencionado Club86”.

Asimismo, el 19 de noviembre de 1930, Manuel Rufasto denuncia a José Aniceto

Fernández, ex-Gobernador del distrito de Cachen, por los delitos de peculado, maltratos y

robos, al señalar que “…éste individuo de pésimos antecedentes, de acuerdo con el

Subprefecto de aquel entonces don Manuel Bertran confabularon mi prisión haciendome

responsable de diez carabinas que jamas las conservé puesto que no hera bandolero ni menos

tenia el dinero para comprar ese Nº de armas que demandaba un fuerte gasto que estaba en

pugnas con mis economías, sin embargo el referido Subprefecto de comun acuerdo con mi

adbersario Fernández me presionaron de tal forma que, hasiendo el sacrificio mas supremo

reuni Quinientos soles y se los entregue al Subprefecto Bertran y á Fernández87”.

Por otro lado, Miguel J. Coronado Hoyos, vecino de Chota y residente en el Caserío-

Haciendo de Chacal, denunció a José Hermógenes Coronado Vigil, expersonero del

exdiputado Señor Guillermo Rey y Lama y gestor político del leguiísmo, por defraudación de

las rentas fiscales y abuso de poder en el año de 1925, expresando que “en el año de 1925

imputó a los que acompañaron al Dr. Arturo Osores y al Coronel SanuelAlcazar, haberle

86
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 02. Doc. 23. Folio 01. Archivo General de la Nación.
87
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 03. Doc. 48. Folio 01. Archivo General de la Nación.

202
“saqueado su domicilio” y reclamó del Gobierno el pago de S/. 5000, pago que se hizo por el

Ministerio respectivo con la intervención del exdiputado Guillermo Rey y Lama…Además de

acusar de conspiración contra el leguiismo a Pedro Coronado, Antonio Soto Burga, Alberto

Cadenillas, Benjamín Hoyos Herrera, Alejandro Castro Linares y Esteban Gaviria, los cuales

fueron llevados a la capital88”.

De igual forma, Rosaura Bautista Vda. De Delgado el 15 de octubre, denuncia civil y

criminalmente los delitos de homicidio consumados en las personas de su esposo Roberto

Delgado, perpetrado en la población de Huambos el 16 de Agosto del año 1925, por los

hombres que servían a Hermógenes Coronado Vigil, personero del leguiísmo desde 1919.

Trayendo a colación un suceso de 30 de agosto del año de 1923, donde encargó el

Gobierno al Mayor Daniel Flores, para que con el batallón de Caballería Nº 3, persiguiese á

los bandoleros de Olmos, Montán y Utiyaco, capitaneados por Anselmo Díaz, Wenceslao y

Emilio Barturén, según relata, la persecución no dio resultado y las fuerzas decomisaron una

gran cantidad de ganado y de bestias, que se encontraban en las propiedades de los

bandoleros. Aquellos ganados, que fueron reclamados por sus dueños, una vez comprobada la

propiedad, se hicieron devolver y los que no fueron devueltos se trasladaron a Cajamarca,

obligándose a su hijo Absalón Delgado, para su conducción.

88
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 06. Doc. 94. Folio 01. Archivo General de la Nación.

203
Su citado hijo tuvo que cumplir la orden del Mayor Flores y en ese Viaje, fue asaltado y

muerto por los conocidos criminales José Mercedes y Amadeo Gonzales y N. Salaverry, los

que se robaron dinero, apero de montar y cuanto poseía.

Su esposo reclamó castigo y las autoridades políticas como judiciales no supieron

escucharla o no quisieron hacer justicia; son aquellas circunstancias, en la que los victimarios

de su hijo eran dueños de la situación, en que se impuso el terror en Lajas, y en esas

condiciones, de falta de garantías, de impunidad y de desorden, se inició el movimiento del

Dr. Arturo Osores, al que acompaña su esposo Roberto Delgado, justamente indignado contra

el régimen por la falta de Sanción para el crimen cometido contra su hijo y la protección

dispensada á sus verdugos. Además, por la vieja amistad con el caudillo, Doctor Osores.

Asiste al enfrentamiento de Churicancha y protege, su esposo Roberto, con los hombres que

habían puesto á sus órdenes, las retiradas del Doctor Osores, del Coronel Alcázar y del

Teniente Barreda y después que había puesto á salvo á estos Jefes se plega al Dr. Osores y le

acompaña, hasta el Caserío de “Perlamayo”, separándose de él en obedecimiento a las

instrucciones que recibiera para proseguir la Campaña contra el leguiísmo.

Permanecieron en Lajas a salto de mata, escapando de la persecución de las fuerzas del

Gobierno y el 27 de junio de 1925, un grupo de hombres atacan a su esposo, a las siete de la

mañana, salvándose milagrosamente. Los atacantes frustrado su plan, incendian su casa de

Lajas; matan a una mula que costo $ 300 y se llevan, dos caballos, tres mulas y dos reses,

ganados que equivalen a sesenta libras.

204
Apresado el Dr. Arturo Osores, perseguidos sin descanso su esposo, amenazadas sus

vidas, se retiraron a Huambos, pueblo en el que realizaban actividades comerciales.

El 16 de Agosto del año de 1925, sale su esposo del hospedaje donde se encontraban y se

encamina en busca de los víveres para su consumo, pues es sabido que en esos lugares las

provisiones se hacían los días domingos; “y acercándose a un campesino…le pide venderle

“Yucas”, las que se inclina mi esposos á escoger y en ese preciso momento otro desconocido

le asesta una puñalada por la espalda y el vendedor, le dispara dos balazos. Al oirse las

descargas, ingresan á la población un bandalaje de mas de sesenta hombres que á los gritos de

“VIVA LEGUÍA”, “VIVA EL DOCTOR CORONADO” se ensañaron en el cadáver de mi

infortunado esposo haciéndole heridas de puñal y armas de fuego, el que había caido muerto

en la puerta de la casa de Don Diego Peralta.

Los victimadores arrastran su cuerpo y el Párroco Doctor Manuel Rivera Piedra, con el

crucifijo, en las manos, pide que se le deje, librándose de ser “quemado” y arrastrado por las

calles de Huambos. Siendo Juan Lopes Rojas Rojas y Rosas Gaviria dos de los autores del

crimen. Consumido el hecho se ván en busca de mi hija Graciela, de mi hijo Roberto y de la

suscrita; atacan a la Casa de la señorita Getrudis Arrascue, causando multiples destrosos y

robos de las propiedades que habían alli. Destrucción de muebles, robo de doneros, máquina

de 7 gabetas, ropa de la señorita, 3 mil soles en cheques, una alcancía de medios y de reales,

vestidos de casimir y seda89”; así queda sentado que no era tan cierto lo que la prensa de la

época (1924-1927) informaba sobre los hechos desatados producto de la “Revolución de

89
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 06. Doc. 95. Folio 01. Archivo General de la Nación.

205
Chota”, en los que se entremezclan la persecución, la tortura, el seguimiento, el asesinato, la

venganza, etc.; como también el apoyar en tal aventura motivado por razones de

resarcimiento y vínculo político.

Con posteridad, el 17 de noviembre el TSN les responde, indicándoles que al tratarse la

imputación de delitos del fuero común, haga uso de su derecho ante la autoridad que

corresponde.

Por otro lado, Leoncio Perales, vecino de Santa Cruz, denunció también al Coronel

Herrera, al Comandante Valdiglesias y el guardia Arróspide por el homicidio de su padre

Narciso Maximiliano Perales y el robo de dinero, alhajas y cuatro mulas. Denuncia que dirige

al Subprefecto de Chota el 17 de Noviembre de 1930, afirmando que “estallada la revolución

en el año 1924, y desalojado el Señor Teodoro [Eleodoro] Benel de sus propiedades de “La

Samana”, se refugió en su hacienda “Sedamayo”, desde donde fue llamado mi referido padre

para que atendiese a su familia, en caso de enfermedad, en vista de sus conocimientos

prácticos en medicina, haciéndose constituído en el año de 1926 (…) Interesado el gobierno

de Leguía en hacer desaparecer al señor Benel, su familia y los que lo acompañábamos,

ordenó la persecución continua hasta que el 28 de Julio de 1927 penetró la Guardia Civil al

mando del Coronel Herrera en la hacienda Silugán, donde después de robar cuanto había

incendiaron la Casa Hacienda y la de todos los arrendatarios; en seguida pasaron a

Sedamayo, donde hicieron lo mismo….no contentos con tenerlo prisionero ordenó el

206
Comandante Valdiglesias le hicieran los castigos más terribles a mi infortunado padre,

fusilándolo en seguida, acto que fue ejecutado por el guardia Arróspide (…)90”.

Un caso especial, respecto a las acciones conspirativas durante el año 1925, es la denuncia

presentada por Oscar Mavila contra el Teniente Coronel Carlos Montoya Batanero por estafa

y felonía; la que siendo un tema del fuero común, es aceptada e inclusive en una respuesta del

20 de setiembre se le solicita comparecer. Aceptación excepcional; ya que gran parte de las

acusaciones presentadas hasta el momento habían sido declaradas inadmisibles por pertenecer

al “fuero común”. Ésta denuncia nos muestra lo complicado que resulta el mismo proceso de

búsqueda de justicia y lo complejo del contexto; ya que muchas son ignoradas al presentar

“mejor” sus descargos y la aceptación de “denuncias con poco sentido” resultaba más

sencillo, acusación que se basa en que “el referido Montoya Batanero a principios del año

1925, siendo aun Capitan 2º Jefe accidental del “Regimiento Guardia Republicana”,

manifestó a varios amigos mios, su firme resolución de tomar parte en una acción

revolucionaria destinada a derrocar la tiranía reinante, contribuyendo para ello con su persona

i con el “Regimiento Guardia Republicana”. Puesto en contacto con el suscrito, se pronunció

con tanto calor acerca de la necesidad de concluir con el gobierno de Leguía, que me inclinó

a pensar que sus palabras i sentimientos eran sinceros. I esta creencia mia se afirmo cuando le

oí atacar, con fingida indignación patriótica, los tratados con Colombia y Chile…Admitido a

nuestra conspiración para derrocar el régimen de la tiranía, se entró de lleno en los

preparativos.

90
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 09. Doc. 194. Folio 01-02. Archivo General de la Nación.

207
Las acciones de intrigas, infiltración y de juego político en la convocatoria en la

organización de un movimiento armado conlleva al aprovechamiento en la solicitud de

prestaciones económicas para unos y pérdida para otros; por lo que en dicha denuncia se

puntualizó aquel aspecto, testimoniando que“ fue entonces que Montoya Baterano comenzó

con sus pedidos de dinero, el que le fue entregado en la siguiente forma.

Lp. 500…………So pretexto de agasajar a oficiales y clases.

Lp. 400…………A un Capitán de la Guardia Republicana, entregadas en

presencia de Montoya quien me lo presentó y garantizó.

Lp. 2,500………Entregados el12 de Marzo de 1925, víspera del golpe, en

manos propias al referido Montoya y en presencia del Teniente Coronel de

Artillería Sr. Beingolea encargado de dirigir la acción militar.

De esta cantidad, Lp. 500.-, estaban destinadas, según me dijo Montoya, para

otro Capitán del mismo Regimiento.

Al otro día, denunciados oportunamente, fui apresado y conducido a la

Intendencia. Al salir de ella, con destino a la Isla de San Lorenzo, el mismo día

a las cuatro de la tarde, pude ver a Montoya Batanero en los altos acompañado

de sus oficiales dirigiendose al despacho prefectural ó del Ministro de

Gobierno.

El Comandante Beingolea, permaneció en su puesto, que los soplones no

pudieron descubir, esperando el aviso de que el “Regimiento Guardia

Republicana” se encontraba en las calles, como se había convenido. Este aviso

jamas llegó por que sencillamente, habiamos sido traicionados.

De junio de 1925 es que salí de mi prisión en la Isla de San Lorenzo, a la fecha,

van transcurridos cinco años y Montoya Batanero no se ha dignado dar una

208
explicación de las causas que le impidieron acudir a su cita de honor, ni

devolver el dinero el cual perdió todo derecho por no haber cumplido su

palabra empeñada91”.

Prosiguiendo con la presentación de denuncias, el 12 de octubre de 1930, Aurea espejo de

Diaz, vecina de Llama de la Provincia de Chota, dirige una denuncia contra Lorenzo

Saavedra y otros, vinculada principalmente con el proceso electoral de 1924; ya que en julio

del año 1924 el Gobernador del Dr. Distrito don Lorenzo Saavedra, con Eleuterio Cabrejo,

Zenón Asenjo, Luis Raúl Sánchez, Ruperto Bravo Perales, Augusto Bravo y otros, todos

vecinos de Llama y enemigos gratuitos de su esposo don Matías A. Díaz, elaboraron

combinadamente un plan para asesinarlo, y con el pretexto de la elección presidencial

ocuparon la población con setenta hombres amados con carabinas del Estado y gendarmes

mandados de Chota por el Subprefecto don José Martínez. El Gobernador Saavedra puso esta

tropa a órdenes del Comisario del distrito.

El día 6 de julio sitiaron su casa, la de su padre político don José Epifanio Díaz y la de sus

hermanos, permanecimos encerrados hasta el 9 de julio, privados hasta de agua y de luz

natural, sufriendo hasta la última desesperación, pues su hija de un año de edad estaba casi en

agonía y su octogenario padre iba a ser muerto por una bala que el universitario don César

Augusto Bravo le disparó desde lo alto de un poste al interior de las habitaciones donde se

encontraban. La condición para levantar el sitio era que entregaran 8 carabinas, impuesto por

Eleuterio Cabrejo bajo pena de muerte, medida saldada por Josefino Epifanio Díaz, “una vez

91
Fondo Tribunal de Sanción Nacional. Caja 14. Doc. 313. Folio 01-02. Archivo General de la Nación.

209
suspendido el sitio se nos hizo abrir….las puertas pará que penetren en nuestras casas

Gobernador con toda la gente de la casa de mi hermana se llevaron dos muchachos

campesinos que por temor a la gente armada se refugiaron; estos muchachos fueron

conducidos al fundo Carrizal del oficial es locatario Eleuterio Cabrejo, en el que fue muerto

por manos de este el menor llamado Emetrio Bravo.

Por último, culminamos describiendo dos últimas denuncias, las presentadas por

Mordoqueo Calderon, amigo de Eleodoro Benel, quien denuncia a Fortunato Alvarazo y el

Comandante Raúl Zavala; y la presentada por Javier Tantaleán, quien reclama el pago de S/.

204.40 por los medicamentos entregados durante los años de 1926 y 1927 al Mayor Daniel

Flores del Regimiento de Caballería.

Como se evidencia, la totalidad de denuncias presentadas ante el TSN, vinculadas a la

“Revolución de Chota”, correspondían al fuero común, como son los de homicidios, torturas,

abuso de poder, robos, secuestros, deudas sin pagar, abigeato, apropiación ilícita y asociación

ilícita para delinquir; sino que muchos actuaron en base al artículo del Reglamento y

obtuvieron respuestas acorde al contexto que les tocó vivir; una institución con nobles

ideales, con variaciones estructurales (orgánicas y funcionales) en un contexto político

polarizado impidió que sus objetivos primigenios se concretizaran; sino veamos el cambio del

artículo 4° del Decreto Ley N° 6878 y el artículo 3° del Decreto Ley N° 6902 , que anuló la

acción popular simple por una compleja, según el artículo 16° del Decreto Ley N°

6910.Muchos de los delitos que son las consecuencias que soportaron las personas que tenían

una relación con “los revolucionarios”, desde familiares o amigos hasta las de pertenecer a un

210
pueblo de origen de los miembros insurgentes, responden a la política represiva y de

persecución que emprende el gobierno leguiísta y que los grupos encargados de llevar a cabo

a pie juntillas esas órdenes han de ser la Guardia Civil o hasta el mismo Ejército, que a su vez

se vinculan a los conflictos locales ya mencionados anteriormente; en este caso estos sectores

responden a los intereses del Gobierno Central; mientras que las acciones de aquellos que se

autodenominaban y que así la misma población lo entiende, “los revolucionarios”, son

producto de la organización de todos aquellos que se proclaman defensores de la Patria, del

Régimen Democrático, de la dignidad del pueblo, en contra de la reelección del gobierno;

para el año de 1924, muestra que los conflictos locales se llevaron a experimentar a nivel

nacional, acciones tomadas en contra de la dictadura y el autoritarismo que había implantado

Augusto B. Leguía. Por otro lado, cabe resaltar que las luchas emprendidas son producto de

los conflictos originados dentro de las dos facciones que existieron en un determinado

momento en el Partido Civil, y que caben verdades, muy poco se ha estudiado y que no es fin

del presente trabajo.

Así, por ejemplo, para poder entender mejor este proceso, Pérez Mundaca (s.f.) señala que

“Zenón Burga y Eleodoro Benel eran, pues enemigos “capitales”. “Con respecto a las

amenazas que hace Eleodoro Benel Z. a don Zenón Burga, es cierto, por ser enemigos

capitales hace tiempo. En efecto, desde hace tiempo tengo conocimiento de la marcada

separación que existe entre don Zenón Burga y don Eleodoro Benel Zuloeta: ambos con

mandamiento de prisión, y que el uno y el otro tratan de hacerse cuanto daño puedan”(ADC-

LSH-15-06-1920)”(Pérez, s.f.: 135).“En última instancia, las facciones eran dos: Una

liderada por Eleodoro benel Zuloeta, propietario de las haciendas El Triunfo (en La Samana),

Santa Rosa de Achirimayo, parte de Polulo, Silugán y Sedamayo; también integraban esta

211
facción los Arrascue de Lajas, los Hoyos, los Osores y los Villacorta. La otra liderada por

Fortunato Alvarado de Santa Cruz e integrada por Zenón Burga, hacendado de Litcán,

Manuel Santa Cruz Romero de Santa Cruz”(Pérez, s.f.: 136).

Sin embargo estos conflictos, que se muestra en la documentación citada, no eran nuevos

sino que tenían raíces muy fuertes, como ya lo ha demostrado en su excelente trabajo José

Pérez Mundana y José Villanueva Díaz. Para tener una visión clara de las facciones

existentes veamos el siguiente cuadro.

PRINCIPALES GRUPOS DE BANDOLEROS DE LA JURISDICCIÓN DE CHOTA Y


HUALGAYOC DESDE 1900 HASTA 1927
AÑO O JEFES DE GRUPO PROCEDENCI ACTIVIDAD OTROS
LAPSO92 A PRINCIPAL COMO
BANDIDOS
1900 Carmen Paredes Hda. Chetilla Salteadores Ex miembros de
Montonero Villacorta

1904 ---------------- Hda. Chetilla Salteadores Ex miembros de


Montonero Villacorta

1905 - Pedro y Valentín ------------------- Salteadores Ex miembros de


1907 Vargas Montonero Villacorta

1908 Carmen Tirado y otros Tacabamba Escaladores de casas y


vengadores93
1910 “Los Bardales” Iraca ---- ----
1911 ---- “La Punta” Salteadores puna, Chapín
1911 Los Saldaña Iraca Compra ganado robado Abigeos
1914 NoviadoAzurre, Tacabamba Homicidas, vengadores Uno es autoridad

92
El año genéricamente indica el tiempo en que se hizo el documento (oficio) en el que se da fe de los bandidos.
93
“Vengadores”: grupo que roba, saquea, incendia, asesina, etcétera. Preferentemente en el interior del bando
de sus enemigos

212
Salomón Díaz
1914 Ruperto Bravo LLama Roba a través de su gente Hacendado
1916 “Los vengadores Niepos Robo y asesinato Grupo de 60 hombres
Nietos y Millones”

1916 Bonifacio Medina Olmos Vengadores Enemigo principal:


Eloy Vásquez

1916 Eloy Vásquez Lajas Vengadores Enemigo: Bonifacio


Medina
1916 Tomás Díaz Ninabamba Vengadores Enemigo: Benel
Zuloeta
1912-1927 Eleodoro Benel La Samana Vengadores Enemigo Principal:
Fortunato Alvarado
1917 Misael Vargas Sta. Cruz Vengadores Aliado de Benel
1917 Hermanos Ramos Hda. LLaucán Vengadores 50 hombres enemigos
de Benel
1917 Hnos. Ventura y M. Hda. Quilcate Vengadores Enemigos de Benel
LLalli
1917 Hnos. García y R. Hda. Litcán Vengadores Enemigos de Benel
Mondragón
1918 Agustín Calderón Sta. Cruz Vengadores Aliado de Benel
1918 Toribio Murillo Niepos Vengadores 50 hombres enemigos
de Benel
1918 Eloy Torres Niepos Vengadores 50 hombres enemigos
de T. Murillo
1918 Hnos. Vargas Ushushque Vengadores Enemigos de los Díaz
de Utigyacu
1918 Hnos. Díaz Utigyacu Vengadores Enemigos de los
Vargas de Ushushque.
Le siguen 200
hombres.
1920 Zenón Burga Litcán Vengadores Enemigo de Benel
1920-21 Hnos. Zuloeta y Juan Mitopampa Vengadores Aliados de Benel
Villalobos
1922 “Los Díaz” Cochabamba Vengadores Enemigos de Asenjo
1922 “Los Asenjo” Cochabamba Vengadores Enemigos de los Díaz
1922 ------------ LLama Salteadores ----------------

213
1922 Eloy Marchena Cerrillo Ladrones ganado vacuno -----------------------
1923 Roberto Delgado y Lajas -------------- Aliados de Benel
Paulino Díaz
1923 Zenón Flores Yanayacu Vengador Enemigo de Benel
1923 Gabriel Cubas Hda. Chancay Salteador ------------------
1924 “Los Mejía” Tacabamba Roban ganado Aliados de bandidos de
Utigyacu
1924 Luis Mesones Cachén Vengadores Hacendado jefe de 25
bandidos
1925 ------------------- Paccha Vengadores Grupo de 25 bandidos
1925 Gabriel Pérez Pacopampa Vengador Enemigo de Los
Barnuevo de
Querocoto
1925 “Los Barnuevo” Querocoto Vengadores Enemigos de los Pérez
de Pacopampa
1926 “Los Monteza” Lajas Vengadores Enemigos de los Díaz
de Lajas
1926 “Los Díaz” Lajas Vengadores Enemigos de los
Monteza de Lajas
1926 Gaspar Villalobos Lajas ---------------- ----------------
1927 Eustaquio Oblitas Pión Vengadores Autoridad de Pión
1914 - Los Alvarado Sta. Cruz Vengadores Enemigos de Benel
1927
CUADRO 2. FUENTE: Elaborado por José Pérez Mundana (s.f.) : “a partir de información dispersa contenida en
documentos (oficios) enviados a Prefectura de Cajamarca por subprefectos de Chota y Hualgayoc entre 1900 y 1927. El
cuadro pone de manifiesto que la violencia bandolera tuvo una red de actores bastante desarrollada que se expresa en la
importante cantidad de grupos de bandoleros y en el significativo número de miembros de algunos de esos grupos. Reitera
ideas centrales expuestas en otras partes del trabajo como la relación entre montoneros y bandidos que puede percibirse en
los datos concernientes a los años inmediatamente posteriores a 1900, o la vendetta asociada a un caso más bien selectivo y
discriminado de los blancos de la violencia provocada por el bandolerismo chotano”(Pérez, s.f.: 164-166).

Muchas de las personas que sirvieron a las fuerzas leguiístas recibieron su recompensa en

moneda; por ejemplo las asignaciones de gratificaciones con un sueldo de la plaza que

desempeñaban; son los casos de los telegrafistas Alejandro B. Ríos, Gustavo Cárdenas

Mesones, Ysaias Montenegro, Juan Gamarra y otros, pertenecientes a las oficinas de

214
Bambamarca, Hualgayoc, Chota, Cutervo y Callayuc; además de cuatro ayudantes de la

central de telégrafos, como ya se ha mencionado con anterioridad.

Por otro lado y complementando a lo antes dicho, Villanueva Díaz(Villanueva, 2008: 171)

nos indica que: “Integraban el bando de Anselmo Díaz (Jefe de la Recaudadora de Chancay),

su hermano Tomás, Paulino Díaz, Eliseo Risco, Juan Barturén, Juan Pérez, Pedro y Juan

Zuloeta, Tomas Risco, Juan Maldonado, Santiago Risco, Nicolás Flores, Humberto Sánchez

“El Bombo”, Nemesio Torres “Chicha Fuerte”, Juan Hidrovo, Rafael Dávila, Rosario Vega,

Ambrosio Sánchez (a) Cachurro y Zenón Centurión entre otros (…) El otro grupo que

acompañaba a Benel lo conformaban: Misael Vargas y familiares, los Orrego, Asenjo,

Galarreta, Cotrina, Mego, Roncal, Vera, etc.” por ejemplo.

Reconociendo que también hubo denuncias que se referían a cuestiones sencillas como la

entrega de cierta cantidad de carabinas o prestamos económicos; aunque se retomaban

conflictos que se remontaban a más de 3 años atrás, como fue el asesinato de Castinaldo

Benel.

No podría culminar sin dejar de mencionar, de forma complementaria a lo que se ha

realizado párrafos arriba, las acciones reivindicativas a la memoria del coronel Samuel del

Alcázar y el teniente Carlos Barreda, realizadas por familiares y personas que se vieron

identificadas con su lucha. Así tenemos que complementariamente a la presentación de

denuncias, existió un movimiento que se expresó a través de la prensa limeña, en especial el

215
diario El Comercio y el diario La Crónica. Por ejemplo en el diario El Comercio del 29 de

agosto de 193094, se reproduce una carta dirigida por el Sr. Calmell Del Solar, en la que

realiza un conjunto de pedidos: “En esta hora magna de liberación y de justicia, levanto mi

voz para reclamar un homenaje, que la patria debe, a la memoria del que fue benemérito

señor coronel don Samuel del Alcázar, victimado cobardemente en Chota, por las fuerzas de

la dictadura (…) Pido: 1°. Que se ponga su nombre a alguna plaza o avenida del barrio

del Rímac, donde vivió; por ejemplo, a la avenida llamada por los aduladores “Del

Carácter”. 2°. Que por decreto supremo se le dé el nombre de Samuel del Alcázar a la plaza

de Chota, donde rindió la vida, colocándose un bronce conmemorativo. 3°. Que se trasladen

sus restos, así como los del teniente Barreda, a la cripta de los héroes, con los

correspondientes honores. 4°. Que se acuerde una pensión de gracias a la familia del teniente

Barreda y se dé su nombre a una calle del pueblo donde murió y a la Avenida Nicanor

Leguía. 5°. Que en el día se mande abrir un proceso por el crimen de Chota y castigar

ejemplarmente a los culpables, y poder así conocer y honrar el nombre de las otras víctimas

que permanecen ignoradas”.

En la misma línea, un artículo titulado “Por la memoria del coronel Alcázar y teniente

Barreda95”, que busca “expresar de forma representativa”, lo que muchos pensaban por aquel

entonces, al señalar que “los peruanos que se levantaron en Chota tuvieron el mismo ideal

que hoy patrocina el comandante Cerro, y que por este motivo merecen en bien de la patria

(…) Sería muy laudable que los actuales dirigentes de la nación, teniendo presente los

méritos de estos militares, trasladaran a Lima los restos de ellos para darles honrosa

94
Diario “El Comercio”, edición de la tarde, “Por la memoria y la familia del coronel Samuel del Alcázar”. CARTA
DEL 28 de agosto de 1930 dirigida por J.L. Calmell Del Solar.
95
Diario “El Comercio”, edición de la mañana, del 30 de agosto de 1930. Carta del 30 de agosto de 1930 dirigida
por M. Esperanza Panizo.

216
sepultura, y que el estado atendiera a los deudos del teniente Barreda para mitigar el dolor

que hasta hoy sufren. A raíz de la muerte de este militar, su hermana se volvió loca, por cuyo

motivo se halla todavía en el manicomio”.

Una de las primeras acciones fue el saludo y felicitación que el señor Enrique García

Frías, hermano político de la señora Zoila viuda de Del Alcázar, presentó al Presidente de la

Junta de Gobierno, en nombre de ésta, a quien “el Presidente de la Junta Comandante

Sánchez Cerro abrazó fuertemente al señor García Frías y agradeció emocionado el saludo

de la viuda del pundoroso y valiente coronel Del Alcázar que fuera fusilado en Chota cuando

cayera preso en aquel lugar96”. Seguidamente fue la realización de la exhumación los restos

del Coronel Alcázar y del Teniente Barreda, informando El Comercio de la siguiente:

“Cajamarca. 31 de noviembre.—“El Comercio”.- Lima.- Con motivo de la denuncia de la

prefectura de Cajamarca ante la Corte Superior de Justicia para la instauración de la instrucción

correspondiente por los asesinatos, en la provincia de Chota, del coronel Alcázar y el teniente

Barreda, perpetrados en el año de 1924, comunica el subprefecto de Chota: - “Hoy se realizó la

exhumación de los cadáveres del coronel Alcázar y el teniente Barreda, llenando el trámite de

instauración del sumario el juez Guerra García. Se realizaron exequias de conmemoración de

difuntos”(…)El acto comenzó a las diez de la mañana, terminando a las tres de la tarde(…)Los

despojos del coronel fueron encontrados casi intactos, a excepción del cráneo, totalmente

deshecho, lo que revela ensañamiento después de consumado el asesinato. Presenta heridas en la

traque arteria y el corazón y viste traje civil color cabritilla; parece que usaba barba; la dentadura

se halla en perfecto estado, con algunas muelas tapadas con platino. Para mayores detalles se han

tomado diferentes fotografías. Primero se exhumó el cadáver del teniente Barreda, colocado sobre

el ataúd del coronel (…)Presenta el cráneo facturado sobre la ceja derecha, faltándole el parietal

96
Diario “La Crónica”, 01 de setiembre de 1930. “SALUDO DE LA VIUDA DEL CORONEL ALCAZAR”

217
derecho y mostrando rotas algunas vértebras…la ciudad se declara en duelo cerrando el comercio

y paralizando sus actividades.- Subprefecto Vega. Prefecto Alva97”.

Acto que propicio el traslado de sus restos a Lima, acontecimiento de suma importancia

para aquel contexto, que la prensa se ocupó de informar; ya que se decidió “el traslado a

Lima de los restos del coronel Samuel del Alcázar, mártir por nuestra libertad ciudadana y la

corriente que hay entre los diversos círculos de este departamento(…) a fin de que todas las

clases sociales de Lambayeque rindan el homenaje que se merece, a quien en vida simbolizó

la más legítima aspiración de los buenos peruanos, frente a la oprobiosa tiranía y que llevó

patriótico esfuerzo hasta sacrificar su propia vida por la libertad de sus conciudadanos(…)

esclarecido patriota y tan valiente militar(…) Yo, como hijo de este departamento, no puedo

menos que aplaudir tan laudable iniciativa y ofrecer mi concurso personal y el de todos los

servidores de la Hacienda Cayaltí para realzar en cuanto nos sea posible, el paso de los restos

del patriota Alcázar, por este pedazo de la patria, que supo ser tan altiva y tan resuelta frente a

los desmanes de la tiranía98”.

Asimismo, en el ámbito legal se ordenó el enjuiciamiento de los autores de la muerte del

coronel Samuel del Alcázar, en que el Consejo de Oficiales, en el auto expidió la audiencia

de 20 octubre de 1930 “(…) mandaron se remita la denuncia de doña Zoila viuda de Alcázar

97
Diario “El Comercio”, 02 de noviembre de 1930. “Exhumación de los restos del Coronel Alcázar y del Teniente
Barreda. El acto se realizó en Chota y revistió gran solemnidad”.
98
Diario “El Comercio”. EDICIÓN ILUSTRADA de 19 de octubre de 1930. “Honrando la memoria del coronel
Samuel del Alcázar, que fue asesinado en Chota”. Carta dirigida por Ismael Aspíllaga A., reproducida por El
Comercio, del diario El País de Chiclayo de 28 de setiembre de 1930, dirigida al Director Juan F. Vilchez, desde
la Hacienda Cayaltí.

218
al Jefe de la Segunda Zona Militar para que proceda conforme a sus atribuciones99”; y con

posteridad mediante Decreto-Ley N° 6949100, se deroga la Ley N° 5166 de 26 de julio de

1925, que fue mencionado páginas atrás, y quedando “expeditos los Tribunales de Justicia

para conocer de todos los juicios derivados de tales sucesos”.

Por lo que el Centro Chotano agradecerá las acciones desplegadas para tal fin, mediante un

comunicado y que es reproducido por el diario El Comercio: “4°.- Agradecer al director del

periódico “El País” de Chiclayo por las gestiones que viene haciendo en su diario a fin de que

los restos del coronel Alcázar y teniente Barreda, fusilados en Chota, y que deben ser traídos

a esta capital pasen por aquella ciudad para rendirles el homenaje póstumo

correspondientes101”.

La última medida reivindicativa será la inauguración de la placa artística de bronce que

ostentará el nombre y busto del que fue señor coronel don Samuel del Alcázar y la

designación con su nombre de la Avenida que la Municipalidad acordó, invitación que se

extendió a toda la ciudadanía y que la prensa la publicó señalando que “el próximo jueves, a

las once de la mañana, se inaugurará el busto erigido en memoria del coronel Samuel del

Alcázar, para cuyo acto está circulando la siguiente invitación: El alcalde municipal del

Rímac, tiene el agrado de invitar al señor cronista social de “El Comercio” a la ceremonia

pública que de inauguración de la placa artística de bronce que ostentará el nombre y busto

del que fue señor coronel don Samuel del Alcázar, en la Avenida que la Municipalidad que

99
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 21 de octubre de 1930. “Enjuiciamiento de los autores de
la muerte del coronel Samuel del Alcázar”.
100
Decreto Ley N° 6949 de 29 de noviembre de 1930.
101
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 13 de octubre de 1930. “CENTRO CHOTANO”

219
presido ha acordado designar con el esclarecido nombre de este, en homenaje a las altas

virtudes civicas y militares que caracterizaron su actuación en defensa de las libertades

públicas. Dicha ceremonia tendrá lugar en el crucero formado por la última cuadra del jirón

Trujillo y la referida Avenida, y se efectuará el próximo jueves 30 del corriente a las 11 de la

mañana102”.

Todas esas acciones legales se verán truncadas por el Decreto Ley N° 7444103, que corta

los juicios iniciados contra militares y civiles por los sucesos que tuvieron lugar en

Cajamarca y particularmente en las provincias de Chota y Cutervo, procediendo poner en

libertad, por los jueces competentes, a los enjuiciados por tal motivo. Aunque por última vez

sea mencionado después de la realización de las elecciones de 1931, en la que se realiza una

comparación entre del Alcázar y Sánchez Cerro, ya que “(…) el pueblo soberano espera la

reparación de los males que sufrió bajo la dictadura de Leguía (…) frente al delincuente que

ha de ser condenado o absuelto, están los pueblos y los hombres que aguardan la reparación

de los males que han sufrido (…) entre los hombres levantiscos, dignos de la historia, hay

unos ya inmortalizados por el bronce, como el coronel del Alcázar (…) Para del Alcázar,

Chota es holocausto. Para Sánchez Cerro, Arequipa es pedestal histórico…Los hechos no se

discuten. Solo hay que reconocerlos (…) El congreso constituyente tiene la altísima misión

de pronunciar el veredicto inapelable (…) a ese tribunal supremo le toca escribir la página

inicial de la historia del Perú libre, página bajo el título hecho antorcha: Justicia104”; sino que

lo que se llevó a cabo de los años fue una diferencia en la tipificación de los delitos; ya que

102
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 27 de julio de 1931. “En memoria del coronel Alcázar.
Rimac, 25 de julio de 1931. Invitación de Pedro Malatesta”
103
Decreto Ley N° 7444 de 23 de noviembre de 1931. Dado por David Samanéz Ocampo, eran ya otros tiempo
convulsionado por otros motivos y no los generados por la euforia de la “Revolución de Arequipa”.
104
Diario “El Comercio”. EDICIÓN DE LA MAÑANA de 29 de diciembre de 1931. “La hora de la justicia. EL
CONGRESO CONSTITUYENTE HECHO TRIBUNAL SUPREMO DEL PERÚ, por Eladio Límaco”

220
mientras para el leguiísmo estos fueron de carácter político, para los sanchecerristas eran de

carácter ordinario.

221
Conclusiones

1. La “Revolución de Chota” es entendida y enmarcada mediante el discurso presente en

la prensa del contexto de 1930 – 1931, y las denuncias presentadas ante el Tribunal

de Sanción Nacional, como una lucha reivindicativa de los principios democráticos

frente al autoritarismo dictatorial que venía aplicando el leguiísmo, un antecedente

redentor de tantas injusticias que se venían dando en el territorio nacional, cambiando

el imaginario sobre lo que realmente se vivió por aquel entonces.

2. Es en ese sentido, que se busca impedir la pérdida de la memoria colectiva respecto a

los acontecimientos desatados, mediante la recreación de los hechos históricos de

1924 a 1927.

3. Ante las diversas denuncias presentadas, ninguna produjo una sentencia sancionadora,

debido a los diversos cambios políticos y jurisdiccionales que experimentaba el país,

pero sí logró poner en la palestra la temática, los personajes y su significado para el

convulsionado momento que le tocaba vivir al país. Explicación de cómo “los

vencidos”, vinculados a las fuerzas oligárquicas desplazados del poder por el

leguiísmo y que lo retoman con el golpe de Arequipa, “Revolución de Arequipa”,

encabezado por Luís Sanchez Cerro; abordan, retoman y reviven los sucesos

experimentados por ellos en la ejecución de la política represora del oncenio, desde el

discurso del otro, mediante las denuncias presentadas ante el Tribunal de Sanción

Nacional

4. Sin embargo, logros reivindicativos los hemos visto en la inauguración de la avenida

Samuel del Alcázar en el distrito limeño del Rímac; así como las menciones

honoríficas de saludos de las viudas del coronel Samuel del Alcázar y del teniente

Carlos Barreda; sin dejar de lado la apoteósica bienvenida del Doctor Arturo Osores

222
Cabrera por el Comité Pro desterrados. Habiendo logrado resarcir, en parte, de todo lo

que tuvieron que soportar por la política represora leguiísta

223
ANEXOS

224
Anexo 1. Denuncia presentada por Lucila Benel Vda. De Fernández ante el Tribunal de
Sanción Nacional.

225
226
227
Anexo 2. Denuncia presentada por Javier Tantaleán ante el Tribunal de Sanción Nacional.

228
Anexo 3. Denuncia presentada por Manuel Rufasto ante el Tribunal de Sanción Nacional.

229
Anexo 4. Volante Ecos de Chota, de 02 de diciembre de 1924.

230
Anexo 5. Ley N° 5166.

231
Anexo 6. Decreto Ley N° 6949.

232
Anexo 7. Decreto Ley N° 7444.

233
Anexo 8. Titular del Diario “La Prensa” de 02 de diciembre de 1924.

234
Anexo 9. Titular del Diario “La Crónica” de 04 de diciembre de 1924.

235
Anexo 10. Titular del Diario “La Prensa” de 03 de octubre de 1927.

236
Anexo 11. Noticia de “El Comercio” de 10 de octubre de 1930

237
Anexo 12. Diario “El Comercio” de 23 de noviembre de 1930

FUENTES

238
Fuentes Documentales

Expedientes del Fondo Tribunal de Sanción Nacional (1930 - 1931).

Expedientes del Ministerio del Interior. Prefectura Cajamarca. 1924.

Discursos del ex Presidente Augusto Bernardino Leguía Salcedo:

1. Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, ante el

Congreso Nacional, el 28 de julio de 1925.

2. Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, ante el

Congreso Nacional, el 28 de julio de 1925.

3. Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, ante el

Congreso Nacional, el 28 de julio de 1926.

4. Mensaje del Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía Salcedo, ante el

Congreso Nacional, el 28 de julio de 1927.

Periódicos

1. La Crónica. Octubre de 1924 – Febrero de 1931.

2. El Comercio. Octubre de 1924 – Febrero de 1931.

3. La Prensa. Octubre de 1924 – Febrero de 1931.

239
ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS

1. Archivo General de la Nación de Lima, Perú.

2. Biblioteca del Congreso de la República del Perú.

3. Biblioteca Nacional del Perú.

4. Centro de Altos Estudios Históricos Militares

5. Biblioteca Central Pedro Zulen de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

6. Fondo Reservado de la Biblioteca Pedro Zulen de la Universidad Nacional Mayor de

San Marcos.

7. Club Departamental Cajamrca.

240
BIBLIOGRAFÍA

1. Aguirre, Carlos (1990). Cimarronaje, bandolerismo y desintegración esclavista. Lima,

1821 – 1854. En Aguirre, Carlos y Walker, Charles (Eds.). Bandoleros, abigeos y

montoneros. Criminalidad y violencia en el Perú, siglos XVIII – XX (p. 137 – 182).

Lima. Instituto de Apoyo Agrario. Instituto de Estudios peruanos.

2. Aguirre, Carlos y Walker, Charles (Eds.). (1990). Bandoleros, abigeos y montoneros.

Criminalidad y violencia en el Perú, siglos XVIII – XX. Lima. Instituto de Apoyo

Agrario. Instituto de Estudios peruanos.

3. Balbi, Carmen Rosa (1980). El Partido Comunista y el Apra en la crisis

revolucionaria de los años treinta. Lima. G. Herrera Editores.

4. Barros, Oscar C. (1940). Por la Justicia y por la Patria: “Devolveremos al poder

Judicial su excelsitud”. Lima. Taller de Linotipía.

5. Basombrío I., Carlos y Sagástegui L., Wilson (Eds.). (1985) El Movimiento Obrero.

Historia Gráfica N° 2. La Gran Crisis de los Años 30. Lima. Editorial Tarea.

6. Berrios Alarcon, Jorge (1967). Monografía Histórica de Chota. Lima. Editorial

Litográfica “La Confianza”.

7. Bourricaud, Francois (1969). Notas acerca de la oligarquía peruana. En Matos Mar,

José (comp.). La oligarquía en el Perú (p.13-44).Buenos Aires. Amorrortu editores.

8. Burga, Manuel y Flores Galindo, Alberto (1984) Apogeo y Crisis de la República

Aristocrática. Lima. Ediciones Rikchay Perú.

9. Burgos Cabrejos, Manuel E. (1980). Los Movimientos Campesinos en Cajamarca

(1900-1964).Lima.

10. Capuñay, Manuel A. (1951). Leguía. Vida y obra del constructor del Gran Perú.

Lima.

241
11. Caravedo Molinari, Baltazar (1977). Clases, lucha política y gobierno en el Perú

(1919-1933). Lima. Editorial Retama.

12. Carrillo Ramirez, Alberto (1976). Luis Pardo: El Gran Bandido. Lima.

13. Chirinos Soto, Enrique (1985). Historia de la República (1930-1985). Tomo II.

Lima. Editores Importadores S.R.l.

14. Cotler, Julio (1978). Clases, Estado y Nación. Lima. Instituto de Estudios Peruanos.

15. De la Barra, General Felipe (1967). Objetivo: Palacio de Gobierno. Lima. Editorial

Juan Mejía Baca.

16. Del Prado, Jorge (1987). Cuatro Facetas de la Historia del PCP. Lima. Ediciones

Unidad.

17. Delgado, Luis Humberto (1928). Las Tres Épocas. En: El Siglo de Leguía (pp.143-

146). Lima.Imprenta T. Scheuch.

18. Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Española (1899). Madrid.

Imprenta de Hernando y compañía.

19. Escajadillo, Tomás G. (2009). Rumi, ¿existió alguna vez?. Letras, 80 (115), 39-46.

20. Espinosa, Juan (1855). Diccionario para el Pueblo. Imprenta del Pueblo. Recuperado

de https://archive.org/details/diccionariopara00espigoog

21. Fernández Alonso, Serena (enero, 1993). Las montoneras como expresión política

armada en el camino hacia la constitucionalidad del Perú republicano. Siglo XIX”.

Anuario de Estudios Americanos, 50 (1), 163-180.

22. Flores Galindo, Alberto (1974). Los mineros de la Cerro de Pasco 1900-1930. Lima.

Editora Popular.

23. Flores Galindo, Alberto (1990). Bandidos en la Costa. En Aguirre, Carlos y Walker,

Charles (Eds.). Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia en el

242
Perú, siglos XVIII – XX (p. 57 – 68). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. Instituto de

Estudios peruanos.

24. Flores Galindo, Alberto (diciembre, 1983). Los rostros de la plebe. Revista Andina, 2,

315-352.

25. Flores Marín, José Antonio y Pachas Castilla, Rolando (Eds.). (1973). Luchas

campesinas en el Perú, 1900-1920. Lima. UNMSM, Seminario de Historia Rural

Andina.

26. Fonseca Ariza, Juan (2010). ¿Bandoleros o patriotas? : Las guerrillas y la dinámica

popular en la independencia del Perú. Revista Histórica, 34 (1), 105-128.

27. Frank, Leonhard (1925). La Partida de bandoleros. Madrid. Calpe.

28. García Calderón, Francisco (1879) Diccionario de la Legislación Peruana. Tomo I y

II. París. Librería de Laroque.

29. Gerbi, Antonello (s.f.). Caminos del Perú. Lima. Banco del Crédito del Perú.

30. Gitlitz, John (1980). Conflictos políticos en la sierra norte del Perú. La montanera de

Benelcontra Leguía, 1924. Revista Estudios Andinos, 16 – Año IX, 127-138.

31. Hobsbawm, Eric (2001). Bandidos. Barcelona. Editorial Crítica.

32. Hunefeldt, Christine (1979). Cimarrones, bandoleros y milicianos: 1821. Revista

Histórica, 3 (2), 71-88.

33. Kapsoli, Wilfredo E. (1977). Los Movimientos Campesinos en el Perú (1879-1965).

Lima. Selva Editores.

34. Leguía Salcedo, Augusto B. (s.f.). «Yo tirano, yo ladrón». Memorias del Presidente

Leguía. Lima: Editorial Ahora.

35. Lópes Aedo, Carlos A. (1985). Apuntes para una historia de la tierra en Puno

durante el S. XX. Lima. Instituto de Apoyo Agrario.

243
36. López Albújar, Enrique (1957). Los mejores cuentos. Lima. Patronato del libro

peruano.

37. López Albújar, Enrique (1973). Los Caballeros del delito. Lima. Editorial Mejía

Baca.

38. López Leiva, Francisco (1930). El Bandolerismo en Cuba : contribución al estudio de

esta plaga social. La Habana. Academia de la Historia de Cuba.

39. Lorente y Patrón, Sebastián (1927). Influencia del Movimiento político del 4 de julio

en la evolución de la República. Lima. Imprenta Americana.

40. Luna Obregón, Julio ( 2006). De bandoleros a comandantes : el zambo José Rayo y el

negro Pedro León. Historias, 1 (1), 57-64.

41. Luna Obregón, Julio (enero-junio, 2007). Participación negra en delitos comunes :

Trujillo, 1800-1810. Historias, 1 (1), 81-92.

42. Mac-Lean, Percy. (1928). Leguía. En: El Siglo de Leguía (pp.143-146). Lima.

Imprenta T. Scheuch.

43. Maticorena Estrada, Miguel (2014). La Comuna de Piura y Chalaco. Montoneras,

1883. Lima. Editado por el Departamento de Relaciones Corporativas de Petróleos del

Perú.

44. Martínez de la Torre, Ricardo (1974). Apuntes para una interpretación marxista de la

historia del Perú. 4 vols. Lima. Empresa Editora Peruana.

45. Matos Mar, José (comp.). (1969). La oligarquía en el Perú. Buenos Aires. Amorrortu

editores.

46. Matos, Teniente Coronel (r) Gerardo (1968). Operaciones Irregulares al Norte de

Cajamarca: Chota, Cutervo y Santa Cruz, 1924-1927. Lima. Imprenta del Ministerio

de Guerra.

244
47. Miro Quesada Laos, Carlos (1946). Pueblo en Crisis. Buenos Aires. EMECÉ

EDITORES S.A.

48. Miro Quesada Laos, Carlos (1959). Radiografía de la Política Peruana. Lima.

Ediciones “Páginas Peruanas”.

49. Miro Quesada Laos, Carlos (1961). Autopsia de los Partidos Políticos. Lima.

Ediciones “Páginas Peruanas”.

50. Montagne Markholz, Ernesto, General de Brigada E.P. (1962). Memorias. Lima.

Imprenta Colegio Militar Leoncio Prado.

51. Moreno, Manuel y Tortella, Jaime (2006). Los bandoleros. Los perdedores políticos.

Disidentes, desafectos, oponentes y expatriados. Barcelona. Debolsillo.

52. Muñoz Valderrama, Enrique (2009) Montoneros y Bandoleros Cajamarquinos de

fines del siglo XIX e inicios del XX. Lima. CIPDES.

53. Novísimo Diccionario de la Lengua Española (1868). París. Librería de Garnier

Hermanos.

54. Pérez Mundaca, José (s.f.). Montoneros, Bandoleros y Rondas Campesinas: Violencia

política, abigeatoy autodefensa en Cajamarca, 1855-1990. Cajamarca – Perú.

55. Planas, Pedro (1994). La República Autocrática. Lima. Fundación Friedrich Ebert.

56. Portocarrero S., Felipe y Camacho S., Luis (2005). Impulsos moralizadosres: el caso

del Tribunal de Sanción Nacional 1930-1931. En Portocarrero S., Felipe (Ed.). El

pacto infame: estudios sobre la corrupción en el Perú (p. 35-74). Lima. Red para el

Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú.

57. Quijano, Aníbal (1978). Imperialismo, Clases Sociales y Estado en el Perú, 1909-1930.

Lima. Mozca Azul Editores.

58. Quiroz, Alfonso W. (2014). Historia de la corrupción en el Perú (2da. edición). Lima.

Instituto de Estudios Peruanos.

245
59. Rivera Escobar, Raúl (2005). Caricatura en el Perú: el periodo clásico, 1904-1931.

Lima. Fondo Editorial de la Biblioteca Nacional.

60. Roca W., Demetrio (diciembre, 1978). El Tema de Juan el Bandolero. Crítica Andina,

Revista del Instituto de Estudios Sociales Cusco, 2, 167-182.

61. Sánchez, Gonzalo y Meertens, Donny (Eds.). (2002). Bandoleros, gamonales y

campesinos. El caso de la violencia en Colombia. Bogotá. El Áncora Editores.

62. Sánchez, Hernán (2009). Revoluciones, Revueltas y Montoneras en Cajamarca: Siglos

XIX – XX. Boletín de Lima, VOL. XXXI, 157, Año 31, 46-88.

63. Sulmont, Denis (1980). El Movimiento Obrero Peruano (1890-1980). Reseña

Histórica. Lima. Tarea Editores.

64. Tamariz L., Domingo (1995). Historia del Poder: Elecciones y Golpes de Estado.

Lima. Jaime Campodónico Editor.

65. Taylor, Lewis (1984). Cambios Capitalistas en las haciendas cajamarquinas. Apuntes,

número 14, 79-110. Recuperado de

https://www.up.edu.pe/revista_apuntes/SiteAssets/Lewis%20Taylor%20Apuntes%20

14.pdf

66. Taylor, Lewis (1988). Economía y sociedad en la provincia de Hualgayoc: 1870-1900.

Revista de Indias, Vol. XLVIII, núms. 182-183, 567-592.

67. Taylor, Lewis (1993). Gamonales y Bandoleros. Violencia social y política en

Hualgayoc-Cajamarca, 1900-1930. Cajamarca. Asociación Editora Cajamarca-

Asociación “Obispo Martínez Compañón”.

68. Taylor, Lewis y Dawe, John (setiembre, 1994). Enrique López Albujar y el estudio

del bandolerismo peruano. Debate Agrario: Análisis y alternativas

Centro Peruano de Estudios Sociales – CEPES, 19, 135-172. Recuperado de

http://www.cepes.org.pe/debate/debate19/07_Articulo.pdf

246
69. Thorp, Rosemary y Londoño, Carlos (1er semestre, 1984). El efecto de la gran

depresión de 1929 en las economías de Perú y Colombia. HISLA-Revista

Latinoamericana de Historia Económica y Social, 3, 51-78.

70. Tord Nicolini, Javier y Lazo García, Carlos (1977). Del negro señorial al negro

bandolero. Cimarronaje y Palenques en Lima, Siglo XVIII. Colección Colonia Vol.

VI. Lima. Biblioteca Peruana de Historia Económica y Sociedad.

71. Tord Nicolini, Javier y Lazo García, Carlos (1977). Movimiento Social en el Perú

Virreinal. Revista Histórica, 1 (1), 61-92.

72. Tord Nicolini, Javier y Lazo García, Carlos (1982). Economía y Sociedad en el Perú

Colonial. Movimiento Social. Lima. Editorial Juan Mejia Baca.

73. Tord Nicolini, Javier y Lazo García, Carlos (2007). Hacienda, Comercio, Fiscalidad y

Luchas Sociales (Perú Colonial). Historia de la Economía Colonial, tomo II, Obras

Escogidas de Carlos Lazo García. Lima. Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos.

74. Ugarteche, Pedro (s.f.). Sánchez Cerro: Papeles y Recuerdos de un Presidente del

Perú, 4 vols. Lima. Editorial Universitaria.

75. Varallanos, José (1937). Bandolerismo en el Perú. Lima. Editorial Altura.

76. Vargas Tarrillo, Segundo (1994). Crisis, Violencia y Rondas Campesinas, Chota-

Cajamarca. Tacna. Fondo Editorial de la Universidad Privada de Tacna.

77. Vilchez Murga, Salomón (1960). Fusiles y machetes. Lima. Imprenta “Amauta” S.A.

78. Villanueva Díaz, José (2008). Los Tiempos de Benel. Chiclayo. Ediciones Acunta.

79. Villanueva, Víctor (1962) El Militarismo en el Perú. Lima. Empresa Gráfica T.

Scheuch.

80. Villanueva, Víctor (1971). 100 AÑOS DEL EJÉRCITO PERUANO: Frustraciones y

Cambios. Lima. Editorial Juan Mejia Baca.

247
81. Villanueva, Víctor (1973). Ejército Peruano. Del caudillaje anárquico el

militarismo reformista. Lima. Editorial Juan Mejía Baca.

82. Villanueva, Víctor (1975). El APRA en busca del poder. Lima. Editorial Horizonte.

83. Villanueva, Víctor (1977). Así cayó Leguía. Editorial Retama. Lima.

84. Villavicencio, Víctor Modesto (1930). Algunos aspectos de nuestra sociología

criminal. Lima.

85. Vivanco Lara, Carmen (1983). Bandolerismo Colonial Peruano: 1760 – 1816. Lima.

Biblioteca Peruana de Historia, Economía y Sociedad. Colección Colonial, Vol. VIII.

86. Vivanco Lara, Carmen (1990). Bandolerismo Colonial Peruano: 1760 – 1810.

Caracterización de una respuesta popular y causas económicas. En Aguirre, Carlos y

Walker, Charles (Eds.). Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia

en el Perú, siglos XVIII – XX (p. 25 – 56). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. Instituto

de Estudios peruanos.

87. Walker, Charles (1990). Montoneros, bandoleros, malhechores: Criminalidad y

política en las primeras décadas republicanas. En Aguirre, Carlos y Walker, Charles

(Eds.). Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia en el Perú, siglos

XVIII – XX (p. 105 – 136). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. Instituto de Estudios

peruanos.

88. Zevallos Estupiñán, Johnny Eduardo (2013). Culíes, hacendados y bandoleros:

etnicidad y género en Nurerdín-Kan (1872), primera novela sobre la inmigración

china al Perú (Tesis de Licenciatura). Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Facultad de Letras y Ciencias Humanas. EAP de Literatura, Lima.

89. Zubieta Núñez, Filomeno (2012). Luis Pardo: de bandolero social a héroe popular.

Investigaciones Sociales, UNMSM-IIHS, Vol. 16, 29, 249-253.

248

También podría gustarte