Viviendo en Lo Sobrenatural
Viviendo en Lo Sobrenatural
Viviendo en Lo Sobrenatural
Introducción:
1. Este mundo está lleno de desconfianza, escepticismo e incredulidad.
La fe existe, pero rara vez es la norma cultural. Como resultado, la
mayoría de los creyentes son más conscientes de la oscuridad a su
alrededor que del Reino Celestial del que son ciudadanos.
2. Esta falta de reconocimiento de que nuestra ciudadanía actual está
en el cielo nos cuesta enormemente.
3. Si aspiramos a experimentar la vida sobrenatural se necesita lo
siguiente:
I. Se necesita fe
A. La fe nos conecta con el asunto del poder. La fe es lo que permite
que la obra de Dios se realice a través de nosotros de manera
eficaz.
1. Todas las personas hemos recibido una medida de la fe. Lo
que hacemos con lo que tenemos determina el grado en el que
nos movemos en el poder. Sin fe no podemos agradar a Dios
(Heb 11:6).
B. La fe no viene por el esfuerzo, viene por la entrega.
1. Debemos elegir vivir una vida de entrega, creyendo que Dios
será glorificado en lo que somos y en todo lo que hacemos.
Podemos vivir de esta manera porque somos altamente
favorecidos por el Señor. Su paz, la atmósfera del cielo, es
nuestra porción (Sal 16:5-6).
C. Debemos elegir meditar en las promesas de Dios para para
nosotros. Por eso hoy declaremos que nuestra confianza está sólo
en Dios, ya que Él dispuso todo lo necesario para que seamos
exitosos en este desafío.
1. Confiar en Dios es un privilegio. Vale la pena todo el esfuerzo
que hagamos para exponernos y memorizar las promesas de
Dios para nuestra vida.
D. La presencia del Señor en nosotros nos posiciona para recibir el
milagro.
1. El Espíritu del Señor Dios está sobre cada creyente por la misma
razón que descansó sobre Jesús. Aceptemos el llamamiento a lo
imposible, para que Dios sea glorificado en toda la tierra (Lc 4:18,
Ef 1:18-19).
E. Nuestro nivel de fe no limita la bondad de Dios. Fuimos concebidos
para creer en Dios. Esa es nuestra naturaleza.
1. Jesús se refirió con frecuencia al tema de la fe, dejando al
descubierto la incredulidad y luego exhortando a la gente a
creer.
2. Sin embargo, Él nunca negó un milagro debido a la pequeña
medida de la fe. Sanó a todos los que acudieron a Él, sin
importar la condición del corazón de la persona (Mt 17:20).
3. Cuando Jesús abordó la poca fe, nunca lo hizo para humillar ni
condenar. Siempre fue para posicionar a la persona para que
creciera en la fe, porque sin fe no podemos agradar a Dios.
4. Los milagros hicieron que las personas fueran más conscientes
de sus momentos divinos y garantizaron que le respondieran a
Dios con mayor confianza, y el resultado de lo que
experimentaron fue una mayor fe (Mr 9:23-24).
5. La mayoría de nosotros leemos nuestras Biblias con prejuicios
religiosos y culturales más de lo que pensamos. Pero Jesús lo
sabe y por eso los milagros siempre se han dado `por Su amor
y para que crezcamos en la fe (Juan 4:48).
F. Jesús no hizo milagros para mostrarnos lo que Dios puede hacer. Él
vino para revelar lo que podía hacer el hombre que estaba
correctamente relacionado con Dios. Su certeza al respecto era tal,
que afirmo que podríamos hacer cosas mayores que las que El hizo
(Jn 14:12).
G. La fe es lo que no se aparta de nosotros cuando encontramos la
plenitud en Dios.
1. Cada persona ha recibido una medida de la fe. Nuestra
confianza en Él aumenta, cuando esa fe la utilizamos para
disfrutar de Dios y Sus maravillas. La fe bien administrada
aumenta la misma fe.
2. Muchos cometen el error de tratar de hacer crecer su fe a
través del esfuerzo y de la autodeterminación. Esto siempre
conduce a la decepción y a la frustración. También puede dar
lugar a la presunción, que es una fe fingida y devastadora.
3. Utilice la medida de fe que tiene para descubrirlo a Él en aras
de conocerle. El resultado es una mayor fe.
4. Servimos a Aquél que es fiel y verdadero. Él no puede mentir.
Hoy será un día de grandes descubrimientos de quién es Él,
más allá de todo lo que pueda imaginar o pensar. ¡Él es la
alegría de mi vida! Yo soy un creyente verdadero, que vive
para darle gloria.
H. Debemos declarar la bondad de Dios cuando las cosas se vean bien
y sobre todo cuando se vean mal. Dios nunca cambia. ¡Él es un
Padre perfectamente maravilloso, uno, en el que podemos
deleitarnos en celebrar! (Job 1:21-22, 2:10).
I. Dios hace que todo obre para Su gloria, y para mi bien. ¡Podemos
encomendarle todas nuestras debilidades, fracasos, triunfos y éxitos,
para que Él sea glorificado! (Ro 8:28)
J. Necesitamos desarrollar el corazón para escuchar la voz de Dios
mas que la capacidad de oír Su voz (Stg 1:21).
1. Todos nosotros escuchamos la voz de Dios. No podríamos ser
salvos de otra manera. Él nos llamó a sí mismo, y nosotros
respondimos y volvimos a nacer. Esa es la única manera en
que ocurre la conversión (Ro 10:17).
2. Jesús describió nuestra capacidad dada por Dios, cuando dijo
que Sus ovejas conocen Su voz. Escuchar la voz de Dios es
una gracia divina concedida (Jn 10:27-28).
3. El corazón para escuchar es más importante que nuestra
capacidad de oír. ¿La razón? Dios asume la responsabilidad de
ser escuchado, cada vez que Él encuentra a alguien que desea
escuchar.
4. La humildad es la condición del corazón que atrae la voz de
Dios a su situación. Y cuando Dios habla, Él siembra la
respuesta en el corazón tierno de Sus hijos.
5. La semilla es la Palabra. La Palabra tiene la capacidad de
salvarnos. Dicho de otro modo, Su palabra tiene la capacidad
de cumplirse en y a través de nuestro corazón. Los corazones
humildes oyen bien.
6. Fuimos creados con la capacidad de oír la voz de Dios. Esa
capacidad está en nuestra nueva naturaleza que nos fue dada
en Cristo.
7. Incluso en nuestra debilidad, Él es fuerte y es más que capaz
de hablar lo suficientemente alto para que le oigamos.
Dispongamos nuestro corazón para ser oidores de Su voz.
K. La fe crece mediante su uso (Stg 2:26).
1. La fe es para nuestro corazón/ser interior lo que los músculos
son para nuestro cuerpo. La fe es lo que permite que la obra de
Dios se haga con eficacia a través de nosotros.
2. Nuestra fe a veces se estanca porque nos quedamos
atascados en una rutina. Nos acostumbrados a hacer las cosas
de cierta manera, en nuestro caminar con Cristo. El ejercicio
de ayer que sacudió a nuestro sistema para un mayor
crecimiento se convierte en la rutina de hoy.
3. En todos los milagros de Jesús registrados en las Escrituras,
ninguno de ellos se realizó de la misma manera que el anterior.
Eso ejemplifica el dinamismo de la fe.
4. Somos personas de fe. Nacimos para creer en Dios. Debido a
esto, no hay necesidad de que en algún momento nos
estanquemos en nuestra fe. Dispongamos nuestro corazón
para glorificar a Dios al depender en Su voz para nuestra vida.
L. Lo imposible es posible, porque nuestro Padre así lo hace.
Aceptemos Su Palabra y esta alianza con un corazón humilde para
que podamos ver manifiesta la gloria de Dios (Ez 2:1-2, Stg 1:21)
M. La fe se evidencia a través de la obediencia (Heb 11:1-2).
1. La falta de fe nos conduce a la desobediencia (Heb 11:6)
2. La fe me fue dada como un regalo. Es algo que yo
simplemente poseo porque Dios lo quiso así. Es un honor en la
vida demostrar Su fidelidad a través de nuestra fe. ¡Aceptemos
este privilegio para que Dios sea honrado en toda la tierra!
3. La fe es el resultado de la rendición, no de la determinación. La
fe es la respuesta normal de un creyente hacia Aquél que es
perfectamente fiel.
4. La obediencia entonces se convierte en la forma más práctica
para descubrir la fe en la vida de una persona.
5. La obediencia es la expresión de la fe auténtica, porque la
obediencia es lo que demuestra la confianza, ya que todas las
relaciones se basan en la confianza.
N. La fe no niega que exista un problema. Simplemente le niega al
problema un lugar de influencia.
1. Si somos verdaderos creyentes forma parte de nuestra
naturaleza creer en Dios. Debemos negarnos a ser
impresionado por los logros o las amenazas que vienen de los
poderes de las tinieblas o las situaciones mundanas.
O. La fe trae respuestas, pero la fe que perdura trae respuestas con
carácter.
1. Dios responde a las oraciones de forma diferente para cada
persona y cada ocasión.
2. Pero si no somos capaces de entender cómo obra Él, podemos
terminar frustrados en medio de un gran avance
potencialmente enorme.
3. Los creyentes con frecuencia desistimos de la respuesta por la
que hemos orado, porque ignoramos la manera como obra
Dios.
P. Un momento de aprender a responder a Su voz hará más para
desarrollar mi fe que un millar de años de mirar hacia adentro.