Reale, G. - Génesis de La Filosofía
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Orígenes del pensamiento occidental
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Génesis de la filosofía griega
dioses. Y puesto. que muchos dioses coinciden con partes del universo y
con fenómenos cósmicos, la teogonía se convierte asimismo en cosmogó-
nía, es decir, en una explicación mítico-poética y fantástica de la génesis
del universo y de los fenómenos cósmicos, a partir del Caos originario,
que fue el primero en aparecer. Este poema allanó el camino ala cosmolo-
gía filosófica posterior, que -abandonando la fantasía- buscará median-
te la razón el primer principio de origen a todo.
El propio Hesíodo, con su otro poema Los trabajos y los días, pero
sobre todo los poetas posteriores, imprimieron en la mentalidad griega
algunos principios que serán de gran importancia para la constitución de la
ética filosófica y, más en general, del pensamiento filosófico antiguo. Se
exalta la justicia como valor supremo. «Presta oídos a justicia y olvida del
todo la superchería», afirma Hesíodo. «En la justicia ya están incluidas
todas las virtudes», dice Focílides. «Iré, sin desviarme por aquí o por allá,
por el camino recto: porque sólo debo pensar cosas justas», escribe Teóg-
nides y agrega: «...sé justo, nada hay mejor». Para Solón el pensamiento
de la justicia es un factor central. Y la justicia se convertirá en concepto
ontológico, además de ético y político, en muchos filósofos y especialmen-
te en Platón.
Los poetas líricos también fijaron de modo estable otra noción: el
concepto de límite, es decir, del «ni demasiado ni demasiado poco»,
el concepto de la justa medida, que constituye el rasgo más peculiar de la
mentalidad griega. «Y goza de las alegrías, y duélete de los males, pero no
demasiado», dice Arquíloco. «No demasiado celo: lo mejor está en el
medio; y permaneciendo en el medio, alcanzarás la virtud», dice Teógni-
des. «Nada en exceso», dice Solón. «La mesura es lo mejor», afirma una
de las sentencias de los Siete Sabios, que recapitularon toda la sabiduría
griega, cantada sobre todo por los poetas gnómicos. El concepto de «me-
sura›› constituirá el centro del pensamiento filosófico clásico.
Recordemos una última máxima, atribuida a uno de los sabios anti-
guos y grabada en el templo de Delfos dedicado a Apolo: «Conócete a ti
mismo.›› Esta máxima, que fue célebre entre los egipcios, no sólo se trans-
formará en el lema del pensamiento socrático, sino también en el principio
básico del saber filosófico griego hasta los últimos neoplatónicos.
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Orígenes del pensamiento occidental
Por estas razones podremos repetir junto con Aristóteles que, no sólo
en los orígenes, sino ahora y siempre, tiene sentido la vieja pregunta
acerca del todo y tendrá sentido mientras el hombre experimente admira-
ción ante el ser de las cosas y ante su propio ser.
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La filosofía antigua
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