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Componente Fonológico, Semantico, Etc.

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MEDIOS DIAGNÓSTICOS DE LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE

DOCUMENTO DE REFERENCIA No.3


Lcda. Karin J. Padilla G.

COMPONENTES LINGUISTICOS

Bloom presenta el lenguaje como la intersección de tres vertientes o componentes:


 Contenido (cognición)
 Forma (gramática)
 Uso (pragmática)

El componente del contenido o de la semántica incluye el conocimiento de los objetos, las relaciones
entre objetos y las relaciones de sucesos. Este componente evoluciona a partir de la interacción entre los
componentes biológicos, psicológicos y sociales del individuo (Zanón, 2007; Quintero, 2005). Se puede
observar como las primeras realizaciones fonéticas de los niños: gritos, llantos, balbuceos… no tienen un
contenido semántico diferenciado. Son producciones sonoras que acompañan a las emociones y la mayor
parte de los autores consideran que forman parte del comportamiento motor.

A partir del tercer mes, se desarrolla el denominado “analizar auditivo”, en el que el niño comienza a
diferenciar los ruidos exteriores de sus propias emisiones, lo cual es un paso muy importante y
fundamental para el desarrollo de la comunicación.

Aunque los niños emiten la primera palabra en torno al noveno mes, es entre los dos y dieciocho meses,
cuando los niños empiezan a comunicarse mediante emisiones “mamá”, “fue”, “papá”, etc. Los estudiosos
del lenguaje infantil denominan estas emisiones de dos maneras: holofrases o palabras-frases. Se llaman
así porque funcionan como si fueran clases y no se pueden considerar solamente palabras. En cada caso,
transmitirá una intención; son verdaderos actos de habla (es un término con el que nos referimos a
enunciados que tienen una intención comunicativa y se pueden categorizar).

A los dos años, los niños van aprendiendo a utilizar las preposiciones de lugar a medida que van
comprendiendo las distintas relaciones espaciales y utilizar normalmente la preposición “en”. Los niños de
tres años comienzan a producir y comprender un número muy alto de significados y hacen uso de los
verbos. No obstante, hay que tener en cuenta que los procesos de atribución y comprensión de
significados no los realizan igual que los adultos y los niños mayores. Normalmente a esta edad, los niños
aprenden a utilizar las partículas interrogativas, las relaciones temporales, las preposiciones de
localización, los términos de parentesco y el uso de pronombres.

A partir de los cinco años, los niños definen los sustantivos y los verbos de forma muy similar a los niños
de tres y cuatro, pero un poco más completas. Respeto a los términos de parentesco, los niños en torno a
los cinco años empiezan a adquirir los términos, tío/a, primo/a, sobrino/a y nieto/a. En esta edad, los
niños amplían el uso de pronombres, empezando a utilizar los del plural, de primera, segunda y tercera
persona, teniendo en cuenta que algunos de ellos ya utilizan la primera persona del plural con cuatro años.
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DOCUMENTO DE REFERENCIA No.3
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En síntesis, podemos decir que el período infantil se caracteriza por un desarrollo léxico muy rápido. Se
ha estimado que los niños añaden aproximadamente cinco palabras a su repertorio todos los días de su
vida entre el año y medio y los seis años. Este ritmo tan rápido de adquisición indica que los niños, al
tiempo que aprenden significados que los adultos les enseñan, infieren por sí mismos otro buen número de
significados.

En cuanto al componente de la forma, el lenguaje se presenta como resultado de un desarrollo


progresivo basado en habilidades naturales de dominio general, que se va construyendo de manera que
llega a organizarse como un conjunto de procesos autónomos o específicos, es decir, llega a
modularizarse. De tal modo, que uno de los módulos del sistema cognitivo sería el lenguaje, en el que está
integrado, una serie de módulos o submódulos lingüísticos como el sistema sintáctico, morfológico, léxico
y fonético, que surge en torno a los dos años, cuando se empieza a combinar las palabras para expresar
significados, ya sea por el habla telegráfica (“nene come”) o hiperregulación de los verbos (“dijió”)
(Fernández, 2007).

En lo que respecta al componente fonológico, es imposible establecer un orden de adquisición que se


pueda generalizar. Lo único que se puede afirmar, con bastante seguridad, es que al finalizar el tercer
año de vida, los niños recurren a los procesos fonológicos sólo esporádicamente.

Entre los dieciocho y veinticuatro meses, la mayor parte del esfuerzo del niño en lo que respecta a su
desarrollo morfosintáctico, se destina a la combinación de palabras. Aprenden combinaciones de dos
palabras que luego no son capaces de separar. Ejemplo: “No ta” (No está). Las combinaciones de tres
palabras empiezan a aparecer a partir de los dos años, cuándo más o menos la mitad de las emisiones de
los niños constan de dos palabras.

Las estructuras más frecuentes van a ser las siguientes:


 Agente + acción + objeto: alguien hace algo con algo. Ejemplo: “nene mome keka”: el nene come
galleta.

 Agente + acción + localización: Ejemplo: “mamá muerme cama”: mamá duerme en la cama.

En torno a los treinta meses, la mayoría de los niños son capaces de construir oraciones simples que
tengan un nombre que funciona como sujeto y un verbo que funciona como predicado. A partir de este
momento, empiezan a experimentar para modificar este patrón básico, desarrollando cada uno de los
constituyentes, por un lado, el sintagma nominal (SN) y por otro lado el sintagma verbal (SV). A esta edad
se inicia la ampliación al sintagma nominal. En cuanto a la ampliación de los determinantes, al principio los
niños no añaden a los nombres determinantes, usan el sujeto sin determinantes. Ya, hacia los dos años,
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comienzan a utilizar lo que se denominan predeterminantes, que son formas vocálicas habitualmente con
las cualidades a/e/o.
En torno a los treinta-treinta y un mes aparecen las oraciones coordinadas, por ejemplo: ya lo hemos
bañado y ahora está limpio. En torno a los treinta y dos- treinta y tres meses aparecen las oraciones
finales. Además, desde esta edad, se pueden encontrar expresiones de relativo imperfectas. Primero,
construyen relativas subordinadas a un complemento directo y, luego, relativas subordinadas al sujeto.

A partir de los tres años, la mayor parte de los niños comienzan con la formación del plural, la ampliación
del sintagma nominal y verbal, adquisición de las oraciones compuestas y a dominar el uso de los
aumentativos y diminutivos.

En síntesis, el desarrollo morfosintáctico se evidencia cuando el niño es capaz de utilizar las relaciones
formales que se establecen entre las palabras para comprender el significado de una frase.

La vertiente del uso es el componente pragmático del lenguaje que está compuesto por el contexto y el
uso del lenguaje. El contexto comprende los aspectos cultural y social, natural (espacial, temporal y
personal), cognitivo y lingüístico; en cambio, el uso subsume aspectos como intenciones, clave de
significación, cooperación e implicación entre hablantes. Estos aspectos, en el proceso de adquisición y
desarrollo del lenguaje se manifiestan a partir de los doce meses, cuando los niños comienzan a introducir
un tema de conversación.

Entre los dos y tres años, además de conservar esa capacidad de introducción del tema conversacional,
adquieren la capacidad de mantenerlo durante dos o tres turnos. Hacia los tres años y medio,
normalmente ya son capaces de introducir el tema y mantenerlo durante más de tres turnos y de
finalizarlo conscientemente. A partir de los cuatro o cinco años, el niño ha adquirido los aspectos más
relevantes del lenguaje (comprensión y expresión), los cuales se van incorporando, activando y haciendo
que surjan nuevas habilidades y conocimientos para expresar significados, inicialmente gestuales y
gradualmente lingüísticos. (Altamirano, 2007; Clemente, 2000).

Esto significa que los aspectos del contexto y del uso, relacionados con los conocimientos, principios y
reglas no lingüísticos y lingüísticos, influyen en la construcción de significados mediante sonidos.

En suma, el componente pragmático está constituido por aquellos conocimientos que relacionan tanto los
contextos como los usos comunicativos con el lenguaje. (Altamirano, 2007). Estos elementos (contexto y
uso), a su vez, incluyen aspectos vinculados con conocimientos y reglas, tanto lingüísticas como también
cognitivas y sociales. En este sentido, Serra et al., (2000) define el componente pragmático del lenguaje
como el conjunto de conocimientos y habilidades, de naturaleza cognitiva y lingüística, que facilitan el uso
de la lengua en un contexto específico para la comunicación de significados.
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Uno de los aspectos del componente pragmático, que se adquiere y desarrolla paralelamente con los otros
en el proceso de adquisición, son las funciones del lenguaje: instrumental, reguladora, de interacción,
personal, heurística, imaginativa e informativa. (revisar documento de referencia NO.2)

A MODO DE RESUMEN:

El componente fonológico se ocupa del aspecto sonoro del lenguaje, tanto las reglas de su estructura,
como la secuencia de sonidos. Ya en el primer año de vida los niños comienzan a desarrollar este
componente fonológico, balbuceando hasta llegar a formar palabras.

La partícula más sencilla que estudia la fonología es el fonema, que puede ser un solo sonido. En español,
por ejemplo, existen 22 fonemas diferentes.

Semántica
La semántica da un paso más y se ocupa del significado que adquieren las distintas combinaciones de
sonido, esto es, las palabras. Estas son las unidades fundamentales del lenguaje.

Como pasaba con la fonología, la semántica también comienza a desarrollarse desde muy pronto. Ya con un
año el niño sabe que las palabras sirven para comunicarse y, poco a poco hasta los 6 años, va adquiriendo la
habilidad de repetirlas.

Para que estas palabras signifiquen algo, la mente humana las asocia a las representaciones mentales de
su significado.

Gramática: morfología y sintaxis


Este componente del lenguaje es fundamental para que la comunicación sea efectiva, ya que incluye dos
partes muy importantes.

Por una parte, la sintaxis se define como el conjunto de reglas para formar las oraciones. Va a ayudar a
colocar correctamente las palabras para formar oraciones que tengan sentido y expresen lo que queremos
comunicar.

Por otra parte, la morfología está estrechamente relacionada con la anterior, por lo que a su unión se le
conoce como gramática. El morfema es la unidad más simple de la palabra, que no se puede dividir más.

Con la morfología se puede construir nuevas palabras usando esa raíz y añadiéndole componentes. Por
ejemplo, a la raíz “niñ” se le puede añadir el marcador de género y crear “niño” y “niña”.
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Pragmática
El último de los componentes del lenguaje es el que adapta el lenguaje de cada uno a la sociedad en la que
vive para hacerlo comprensible. Se suele dividir en tres habilidades diferentes:

• Primera: el uso correcto del lenguaje para que sea útil


• Segunda: sirve para hablar con cada interlocutor adaptándonos a su personalidad. No hablamos
igual a una persona mayor que con un hermano pequeño
• Tercera: son las normas de educación a la hora de conversar, como esperar a que la otra persona
termine o no irnos por las ramas

BIBLIOGRAFÍA

Clemente, R. A. (2000). Desarrollo del lenguaje. Barcelona: Octaedro.

Berki, J., & Bernstein, N. (2000). Psicolingüística. Madrid: McGrawHill. Clemente, R. A. (2000). Desarrollo
del lenguaje. Barcelona: Octaedro.

Herrera, J., Borges, S., Guevara, G., & Román, I. (2008). La estimulación del desarrollo del lenguaje en la
edad preescolar, una propuesta desde su componente léxico-semántico. REVISTA Iberoamericana de
Educación, (47), 3, 1-12.

Owens, R. E. (2003). Desarrollo del lenguaje. Madrid: Pearson.

Quintero, M. P. (2005). El desarrollo del lenguaje. REVISTA digital “INVESTIGACIÓN y Educación2 (2),
20. http://www.csicsif.es/andalucia/modules/mod_revistaense/archivos/N_20_2005/desarrollo_len-
guaje.pdf

Serra, M., Serrat, E., Solé, R., Bel, A., & Aparici, M. (2000). Adquisición del lenguaje. Barcelona: Ariel.
Zanón, J. (2007).

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