Etapa Lingüística
Etapa Lingüística
Etapa Lingüística
Alrededor de los 12 meses el niño emite secuencias, generalmente de dos silabas iguales, que el adulto
suele reconocer como palabras. El niño utiliza emisiones performativas acompañando a sus acciones.
Han sido negociadas por el adulto por lo que el niño emite tales expresiones en el mismo lugar del
formato en que lo uso el adulto. Son reforzadas, estabilizándose y sistematizándose su pronunciación
en un determinado contexto. Se relacionan con el contexto, son componentes de la acción. Sirven para
compartir la experiencia mas que hablar de ella. Según Nelson esta etapa se llama prelexica.
Pocos meses mas tarde, el niño emplea esas palabras en otros contextos distintos, lo que significa que
dichas palabras se tienen de convencionalidad y arbitrariedad.
El hecho de que el uso temprano de las palabras por parte del niño se produzca según el uso frecuente
mostrado por la madre, y que posteriormente aquel se ajuste a los usos menos frecuentes, se puede
explicar a partir de la autonomía conseguida por el niño respecto a sus propias propuestas de
transacción en la ZDP.
Etapa o sucesión de etapas conocida como etapa de la “holofrase”. Hace referencia a lo que los padres
dicen entender cuando oyen la emisión de la palabra de su hijo (de un año): el niño “quiere decir” una
frase- padres actúan como si el pequeño expresara una intención, y a está le damos forma de frase. Pero
esto no quiere decir que el niño esté expresando una parte de dicha frase.
Razones que se esgrimen a favor de esta concepción se basan: 1- en la asimetría entre la comprensión y
la expresión. 2- El niño emite partes opcionales de la estructura superficial, manteniendo una estructura
profunda completa derivada de la gramática universal con la que todos nacemos. Razones tienen en
cuenta la adquisición de unas reglas que no nos dicen nada respecto al hecho esencial de la
comunicación, del uso del lenguaje, etc. Se podría decir que el niño parte del hecho comunicativo y
llama en su ayuda a las reglas para hacer más efectiva la relación entre las formas empleadas y el
contexto.
De la referencia primitiva se formarán las primeras frases a base de predicar algo de referencia.
Desde esta óptica el niño no necesita reglas sintácticas; solo precisa las comunicativas que le permiten
expresar intenciones, deseos etc. Se comunica con otro y entre los dos negocian el significado- basta con
que uno de los dos posea el sistema de reglas.
Nelson por su parte plantea una explicación diferente a la holofrase. Las palabras comentadas por el
niño en la etapa pre léxica, no tienen un referente convencional, se refieren más bien a una secuencia
de acontecimientos completos. El paso al uso lingüístico de esa palabra se produce cuando el niño es
capaz, cognitivamente, de analizar la secuencia de acontecimientos y puede aplicar la palabra a una de
las partes resultantes. Incluso sobregeneralizara su uso a otros referentes de aspecto parecido porque el
niño desde muy pequeño es capaz de categorizar y aplicar la palabra a una palabra entera. Palabra
entendida entonces como una denotación (relación palabra-objeto) desgajada de una secuencia de
acontecimientos, a partir de este momento precisamente el niño podrá hacer frases, cuando para dos
conceptos tenga disponibles dos palabras diferentes y aquellos se evoquen juntos ante una situación
determinada.
La imitación, mecanismo esencial para la incorporación de palabras nuevas al vocabulario del niño.
Ya que el input son estas interacciones sociales en el aprendizaje de los usos del lenguaje, no pueden
considerarse unas sencillas menciones en los primeros pasos del niño como lenguaje con las
características de arbitrariedad, convencionalidad y creatividad.
Como ya sabemos la imitación es muy importante en la adquisición de las primeras palabras. El niño
utiliza código para sus transacciones con el medio más útil es el negociado con su principal interlocutor y
valedor en el entorno humano. Es la intención comunicativa del niño y su madre la que le atribuye una
emisión guía que le ayuda a reconocer qué rasgo del contexto es relevante para el significado de la
expresión.
Está influencia se considera en triada por el input paterno que es distinto al materno. El padre muestra
mayor petición de aclaración, menos compresión de los enunciados del niño, preguntas más
inespecíficas con las que se hace más difícil resolver los malentendidos, lo que genera una especial
preparación para la comunicación con adultos. Mientras mayor sea el input adulto, mayor va a ser el
crecimiento del vocabulario del niño.
Respecto al desarrollo de la sintaxis depende de la eficacia con la que el niño se engancha en las
conversaciones, es decir que se produce a causa de la atención del niño al input y a la motivación para
analizarlo. Manifestando este segundo factor de desarrollo en cómo adquieren estas preguntas reales
que provocan más atención por parte del niño.
El papel fundamental del adulto en la adquisición es la habilidad de cohesionar su discurso para que se
persona con claridad en las protoconversaciones de los niños de 2 a 5 años.
Desarrollo funcional:
El texto aborda el desarrollo funcional del lenguaje en niños de alrededor de 2 años, señalando la
diversidad de taxonomías propuestas para clasificar este desarrollo. Resalta que estas taxonomías
(clasifican las etapas y funciones del lenguaje) reflejan interpretaciones personales y carecen de
consenso, variando en su enfoque entre la relación forma-contenido y la observación directa de la
interacción.
A los 16 meses, los niños empiezan a adquirir una gramática básica que se superpone a las funciones
primitivas del lenguaje. Estas funciones se combinan en funciones más complejas: la función pragmática,
relacionada con el aprendizaje del diálogo, y la función matética, relacionada con el desarrollo cognitivo
y el aprendizaje del vocabulario.
El texto también menciona que en esta etapa surge la función informativa, dependiente de la gramática.
Las funciones pragmática y matética permiten desarrollar modos dialógicos imperativos y declarativos.
El modo imperativo implica demandas de acción o información, mientras que el modo declarativo
implica la observación y confirmación de la realidad compartida.
Finalmente, hacia los dos años, las emisiones de los niños se vuelven plurifuncionales, integrando
funciones interpersonales, ideativas y textuales, estas últimas necesarias para realizar las otras
funciones lingüísticas. Se mencionan varias taxonomías de otros autores que han intentado clasificar las
funciones lingüísticas de los niños, destacando la complejidad y variedad de enfoques en este campo.