Fundamentos Biblicos Sinodalidad Iglesia
Fundamentos Biblicos Sinodalidad Iglesia
Fundamentos Biblicos Sinodalidad Iglesia
Resumen:
En marzo de 2018, la Comisión Teológica Internacional ofrece un Documento llama
do “La Sinodalidad en la Vida y Misión de la Iglesia”. Con él quiere acompañar la ini
ciativa del papa de hacer de nuestra comunidad una Iglesia sinodal, una Iglesia en sali
da, donde todo esté impregnado por el llamado a evangelizar. Este texto no es un
comentario a dicho documento pero se ubica en esa búsqueda.
Esta colaboración del padre Luis Heriberto Rivas propone las claves bíblicas para com
prender la sinodalidad como una clave de la identidad de la Iglesia.
Palabras clave: sínodo, cuerpo, diversidad, identidad.
ANTIGUO TESTAMENTO
"Hagamos al ser humano, como nuestra imagen, a nuestra semejanza, para que
domine (weyredw) a todos los peces del mar, a las aves del cielo, a las bestias, y a los
animales de toda la tierra, y a los reptiles que se arrastran sobre la tierra" (Gen 1,26).
7. Lev 26,17; Num 24,19; 1Re 5,4; Sal 72,8; 110,2; Is 14,6; 41,2; Ezq 29,15; 34,4. Cf. H.-J.
Z obel , rdh, en: Theological Dictionary o f the Old Testament, XIII (G.J. Botterweck - H. Ringgren,
edits.), Grand Rapids, Eerdmans, 2004, 332-333 (citando a Wildberger, W olff y Schmidt).
"dominen (weyredw) a todos los peces del mar, a las aves del cielo, a las bestias,
y a los animales que se arrastran sobre la tierra" (Gen 1,28).
8. Lev 25,43.46.53; 26,17; Dt 20,20; 1Re 5,30; 9,23; 2Cr 8,10; Neh 9,28; Is 14,6; Sal 110,1.
9. H. Gross, msl, en: Theological Dictionary o f the Oíd Testament, IX (G.J. Botterweck - H.
Ringgren, edits.), Eerdmans, Grand Rapids, 1998, 71.
10. J. Scharbert , brk, en: Theological Dictionary o f the Old Testament, II (G.J. Botterweck - H.
Ringgren, edits.), Grand Rapids, Eerdmans, 1988, 294-295.
11. G. W ehmeier , brk, en: Diccionario Teológico Manual del Antiguo Testamento, I (E Jenni -
C. Westermann, edits.), Madrid, Cristiandad, 1978, 532.
12. C. W estermann , Genesis 1-11, Minneapolis, Fortress, 1994, 161.
13. C. W estermann , ibid., 158
14. H.-J. Z obel , rdh, en: Theological Dictionary o f the Old Testament, XIII (G.J. Botterweck -
H. Ringgren, edits.), Eerdmans, Grand Rapids, 2004, 335 (citando a H. Gross , a.c.).
2. El Salmo 8
15. S. Wagner , kbs, en: Theological Dictionary o f the Old Testament, VII (G.J. Botterweck - H.
Ringgren, edits.), Grand Rapids, Eerdmans, 1995, 54.
16. CTI, “ Sinodalidad...", n. 12.
17. C. W estermann , o.c. 158 (citando también a Wildberger y Schmidt).
18. H.-J. Kraus , Los Salmos, vol. I, Salamanca, Sígueme, 1993, 291-292.
19. J.S. Kselman - M.L. Barré , Psalms, en: The New Jerome Biblical Commentary (R.E.
Brown, J.A. Fitzmyer, R.E. Murphy, edits.), Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1990, 528.
20. W. Gross , a.c.
reyes sobre sus enemigos vencidos (cf. Jos 10,24; Sal 110,1). Es el
mismo sentido que también puede tener el verbo rdh: el dominio se
ejerce imponiendo el temor. Pero en el contexto dentro del que se
encuentran estas palabras el autor se está refiriendo a los astros que él
contempla en una noche estrellada. A continuación baja su mirada
hacia el reino animal, sin mencionar, en ningún momento, a los demás
seres humanos. Estas son las “obras de los dedos de D ios” (v.4), y que
han sido puestas “bajo sus pies”. En el Salmo los seres humanos siguen
siendo los “reyes” de toda la creación, y de ninguna manera aparecen
como sometidos a otros seres humanos.
El Documento de la Comisión Teológica Internacional, resu
miendo la enseñanza del Antiguo Testamento, afirma que “Dios creó al
ser humano, varón y mujer, a su imagen y semejanza como un ser social
llamado a colaborar con Él caminando en el signo de la comunión, cus
todiando el universo y orientándolo hacia su meta (Gen 1,26-28)”.
Al respecto, dice R. Guardini:
NUEVO TESTAMENTO
24. Por los distintos sentidos de já ris: V.M. Fernández , "¿Por qué járis?", en: "Donde está el
Espíritu, está la libertad". Homenaje a Luis Heriberto Rivas con m otivo de sus 70 años (J.L. D'Ami-
co-E. de la Serna, coord.), Buenos Aires, San Benito, 2003, 411-422.
25. H. Co n ze lm a n n , járisma, en: Theological Dictionary o f the New Testament, Volume I X (G.
Kittel-G. Friedrich, edits.), Grand Rapids, Mi., Eerdmans, 1979, 393-406. K. Berger, járisma, en:
Exegetical Dictionary o f the New Testament, Volume 3 (H.Balz - G.Schneider, edits.), Grand Rapids,
Eerdmans, 1994, 460-461.
"Cada uno tiene su propia función, como las partes del rostro: los ojos no son
como las orejas, ni cumplen la misma función"30
"Sé un ciudadano del mundo... cada uno debería obrar... como lo harían la
mano o el pie si tuvieran uso de razón y comprendieran el orden natural"31
26. E. Schweitzer - F. Baum gaertel , soma, en: Theological Dictionary o f the New Testament,
Volume VII (G. Kittel, G. Friedrich, edits.), Grand Rapids, Eerdmans, 1979, 1024-1094. E. Schweitzer ,
"Body", en: The Anchor Bible Dictionary, Volume I, (D.N. Freedman, edit.), New York, Doubleday
1992; 767-772. Id ., Soma, en: Exegetical Dictionary o f the New Testament, Volume 3 (H. Balz - G.
Schneider, edits.), Grand Rapids, Eerdmans, 1993, 321-325.
27. “ Todo esto que tú ves, en lo que está incluido lo divino y lo humano, es una sola cosa.
Somos miembros de un gran cuerpo.” (Lucio A nneo Séneca , Ep., XV, XCV, 52)
28. “ Que sea amputado todo lo que hay de pestífero en el cuerpo de la república, para que
todo se salve" (M arco T ullio Cicerón, Orat. Phillip. VIII, 5, 15.)
29. "Lo creó como masa inanimada, que se extendía de un confín del mundo al otro... Lle
nando todo el mundo lo creó" (Génesis R. VIII, 1). Génesis Rabbah I (Génesis 1-11). Comentario
Midrásico al libro del Génesis. (Luis Vegas Montaner, traduct.), Estella (Navarra), Verbo Divino,
1994, 109. Ver también: Levítico Rabba XVIII, 2. Cf. J.W. Rogerson , Corporate Personality, en: The
Anchor Bible Dictionary, Volume I, (D.N. Freedman, edit.), New York, Doubleday, 1992, 1156-1157.
30. Platón , Prot., 330A.
31. Epicteto , II/X, 3.
33. R. Penn a , Un cristianismo posible. Pablo de Tarso, Madrid, Paulinas, 1992, 68.
a) H eb reos y helenistas
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se relata que ya
en sus primeros días la Iglesia recibió el impacto de los conflictos
34. P. Grelot , Le Juda'ísme de lange grecque, en: Introduction a la Bible - Edition Nouvelle.
Le Nouveau Testament, 1 (A.George - P. Grelot, dirs.), Paris, Desclee, 1976, 164-188.
35. P. Borgen , Philo of Alexandria, en: The Anchor Bible Dictionary, Volume V, (D.N. Freed-
man, edit.), New York, Doubleday, 1992, 333-342. E.R. Goodenhough , Philo Judeus, en: The Interpre-
ter's Dictionary o f the Bible, vol.3, Nashville, Abingdon, 1996, 796-799.
36. O.J. Ba a b , Widow, en: The Interpreter's Dictionary o f the Bible, vol.4, Nashville, Abingdon
1996; 842-843. J. J eremías , Jerusalén en tiempos de Jesús, Madrid, Cristiandad, 1985, 150.
37. F.S. Spencer, Neglected Widows in Acts 6, 1-7; CBQ 56 (1994) 715-133.
38. El nombre diákonos se deriva del verbo diakoneo, que designa la acción de 'servir', con
una particular referencia al servicio de la mesa. 'Diácono' es el 'Servidor', y dentro de las comuni
dades cristianas se aplicaba este nombre (diákonos)' a todos los que prestaban algún servicio a los
hermanos. El mismo Jesucristo era diákonos (Rom 15,8), Pablo y sus colaboradores también eran
diákonoi (1 Cor 3,5; 2 Cor 3,6; 6,4...), y una mujer era diákonos de la comunidad de Kencreas (Rom
16,1). En fecha más tardía se dio un nombre particular a cada uno de los ministerios de la Iglesia
(diáconos, presbíteros, epíscopos...) y se llamó 'diáconos' a los que prestaban un determinado ser
vicio; las condiciones para recibir el diaconado se especifican en 1Tim 3, 8-9.12, y consta que desde
los primeros días de la Iglesia se confiaba a los diáconos la responsabilidad de atender las obras
de caridad.
de la tarea específica de atender las mesas de las viudas. Los Doce impu
sieron las manos a los elegidos para otorgarles el ministerio, y de esta
forma mostraron que la comunidad tenía capacidad para decidir un
cambio dentro de las estructuras recibidas como tradicionales.
La comunidad cristiana, en los años que siguieron a los hechos
relatados en el Nuevo Testamento, adoptó la misma forma de proceder
en la elección de los ministros. La Traditio A postólica, una obra breve
que recoge textos litúrgicos de los siglos II y III, y que la tradición pos
terior atribuyó a Hipólito de Roma, atestigua de una manera llamativa
mente insistente, que estos actos se debían realizar con el consentimien
to de toda la comunidad. Indica que «sea ordenado Obispo aquel que ha
sido elegido por todo el pueblo. Cuando sea nombrado y aprobado por
todos, en un día domingo se reunirá todo el pueblo junto con el colegio
de los presbíteros y con todos los obispos presentes, y con el consenti
miento de todos estos le impondrán las m anos...».39
b) Ju d íos y p a ga n os
Otro de los momentos más dramáticos de la primera expansión
de la predicación cristiana está relatado también en el libro de los
Hechos de los Apóstoles. En la comunidad cristiana de Antioquía no
sólo se anunciaba la Buena N oticia de Jesús entre los judíos sino que
también lo hacían entre los paganos e integraban a los gentiles que se
convertían (Hch 11,20-21; Cf. Gal 2,12).
Más tarde, san Pablo, que se desempeñaba en esa misma comu
nidad, recibió del Espíritu Santo el encargo de evangelizar a los paga
nos (Hch 13,2). Junto con Bernabé recorrieron en primer lugar la isla
de Chipre, y después se internaron en los territorios de Panfilia, Pisi-
dia y Licaonia. Al regresar a Antioquía relataron con alegría el éxito
que había tenido la misión entre los que no eran judíos (Hch 14,27).
Pero no todos recibieron esta información con el mismo entusiasmo,
porque algunos cristianos procedentes de la comunidad de Jerusalén
dijeron que aquellos paganos conversos solamente se podrían salvar si
aceptaban la circuncisión y cumplían todas las leyes del Antiguo Tes
tamento. Esto suscitó una áspera discusión (Hch 15,2). Se jugaba en
“La Iglesia cristiana finalmente logró su propia posición y modo de vivir inde
pendientes al emanciparse de su matriz judía [...] los gentiles convertidos de
esas iglesias debían respetar las tradiciones de los judeocristianos entre los cua
les residían, a fin de preservar la unidad de la Iglesia. Y los judeocristianos no
debían pensar que el cumplimiento de tales regulaciones era una garantía de
salvación, porque Dios otorga la salvación sólo por los méritos de la muerte y
resurrección de Jesucristo”.41
Conclusión
41. J.A. Fitzmyer , Los Hechos de los Apóstoles II, Salamanca, Sígueme, 2003, 216-217.
Bibliografía
42. "Quod omnes tangit, ab omibus tractarí et approbari d e b e f (CTI, Sinodalidad..., n. 65).
43. Papa Francisco , Discurso en la Conmemoración del 50 aniversario de la Institución del
Sínodo de los Obispos (17-10-2015), AAS, 107, (2015), 1139.
44. Co m is ió n T eológica Internacional , La Sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia (2
3-2018), Buenos Aires, Agápe, 2018.
' El autor es Doctor Honoris Causa por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Profesor
Emérito de Biblia en la Facultad de Teología. Autor de numerosos libros y con una amplia trayec
toria en la docencia y la investigación. Dicta actualmente clases en el Seminario Arquidiocesano de
Mercedes-Luján.