Hume analiza el conocimiento humano como percepciones que se presentan en dos tipos: impresiones intensas y claras, e ideas más débiles que derivan de impresiones. Las percepciones se asocian siguiendo tres leyes: semejanza, contigüidad espacio-temporal y causalidad. Hume distingue conocimientos de relaciones entre ideas y conocimientos de hechos. Mientras las relaciones entre ideas son verdaderas, los conocimientos de hechos dependen de la causalidad, la cual Hume niega que sea un conocimiento real sino una creencia basada
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Hume analiza el conocimiento humano como percepciones que se presentan en dos tipos: impresiones intensas y claras, e ideas más débiles que derivan de impresiones. Las percepciones se asocian siguiendo tres leyes: semejanza, contigüidad espacio-temporal y causalidad. Hume distingue conocimientos de relaciones entre ideas y conocimientos de hechos. Mientras las relaciones entre ideas son verdaderas, los conocimientos de hechos dependen de la causalidad, la cual Hume niega que sea un conocimiento real sino una creencia basada
Hume analiza el conocimiento humano como percepciones que se presentan en dos tipos: impresiones intensas y claras, e ideas más débiles que derivan de impresiones. Las percepciones se asocian siguiendo tres leyes: semejanza, contigüidad espacio-temporal y causalidad. Hume distingue conocimientos de relaciones entre ideas y conocimientos de hechos. Mientras las relaciones entre ideas son verdaderas, los conocimientos de hechos dependen de la causalidad, la cual Hume niega que sea un conocimiento real sino una creencia basada
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Mapas conceptuales de David HUME
Hume se sitúa, como Locke, en el campo del empirismo psicológico: nuestra
experiencia más inmediata es la experiencia de nuestra mente. Y en ella y desde el la aborda la explicación de todo nuestro conocimiento. Como para Descartes y para Loc ke, conocer es también para él tener ideas: pero considera que la palabra "idea" es poco precisa y puede llevar a confusión. La sustituye, pues, por la de percepción Conocer es, por consiguiente, tener percepciones. La primera tarea que se plantea es estudiar estas percepciones. Encuentra que hay dos tipos de percepciones marcadamente distintas. Unas, las impresiones , de gr an viveza e intensidad, en las que se perciben con facilidad los detalles. Otras la s ideas propiamente dichas, más apagadas y difusas, y a las que siempre acompaña alguna impresión. De este hecho deduce Hume que toda idea tiene que tener alguna impresión de la que se derive. Las percepciones se presentan también con orden y regularidad. Atribuye Hume este orden y regularidad a la asociación , que sería el equivalente mental a la ley de la gravitación universal de Newton. Esta asociación sigue tres leyes: 1) asociación por semejanza, 2) asociación por contigüidad espacio-temporal y 3) asociación por causalidad. De acuerdo con este planteamiento distingue Hume dos tipos de conocimientos: a) relaciones entre ideas, y b) conocimientos de hechos. Las relaciones entre ideas están asociadas por semejanza. Es el reino de la lógica y de las matemáticas. En ellas se obtienen conocimientos verdaderos, válidos universalmente. Su validez depende sólo del principio de contradicción. Los conocimientos de hechos presentan más dificultad. Vienen dados por las relaciones espacio-temporales y por la causalidad. Las primeras, las relaciones espacio- temporales, pueden ser percibidas y son, por tanto, impresiones. La causalidad, en cambio, no proporciona directamente hechos y en ella la mente va más allá de lo que está inmediatamente presente. En virtud de la causalidad pasamos de un hecho a otr o. ¿Pero cómo? Para el racionalismo la relación causa-efecto era una relación necesaria. Encontraba su justificación en el principio de causalidad: todo lo que empieza a ex istir tiene que tener una causa . Este principio era considerado evidente y una de las l eyes de la mente de las que no se podía realmente dudar. Pero Hume tiene un planteamiento diferente. Para él, la última referencia es la experiencia, y ¿qué experiencia -impresión- justifica en último término la validez de este principio? La causalidad, afirma Hume, lo que en el fondo hace es suponer una conexión necesaria entre la causa y el efecto. Pero ¿dónde está la impresión que justifica esta conexión necesaria ? Hume no la encuentra y, por consiguiente, niega a la causalidad ese pretendido valor de conocimiento. ¿En qué queda entonces la causalidad? En una creencia , fruto de la costumbre y del hábito psicológico de haber encontrado hasta el presente siempre unidas la causa y el efecto. Eliminado el valor cognoscitivo del principio de causalidad, los tres grandes ámbitos sustanciales de la realidad quedan sin soporte: el mundo externo, al que L ocke llegaba como causa de nuestras ideas; la idea de Dios, que aparecía como causa de la realidad; incluso el propio yo, la sustancia pensante cartesiana, se viene también abajo. No existe impresión del yo, y el principio de causalidad no permite ir más allá de las percepciones. El yo queda reducido a un haz de percepciones .